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¿CUESTA MUCHO CAMBIAR LOS HÁBITOS?

“Generalmente las personas se convencen más por las razones que


descubren ellas mismas, que por las que les explican los demás”
Blaise Pascal (1623-1662)

Aristóteles dijo hace 25 siglos que somos seres de hábitos. Todo lo que pensamos, decimos y
hacemos es el resultado de hábitos profundamente arraigados en nuestra mente y de nuestro
comportamiento repetitivo a lo largo de los años. Son esos mismos hábitos los que nos ayudan a
avanzar o limitan nuestro progreso. De hecho, la calidad de nuestra vida actual es el reflejo directo
de esos hábitos diarios. Los hábitos son una parte innegablemente poderosa e integral de nuestra
psicología conductual que le da forma a nuestra vida. Son tan importantes que un estudio determinó
que aproximadamente 45 por ciento de todo lo que hacemos en el día está dictaminado por nuestros
hábitos.

Pero vemos que tenemos hábitos buenos como malos, pero reemplazarlos por unos mejores no es
nada fácil, pero tan poco imposible. Para lograr extinguir o transformar un habito, se requiere que la
persona sea consciente de la necesidad de modificarlo, compromiso, voluntad y un deseo de ir
mejorando ciertas tendencias, en apariencia naturales, de sentir, hablar y actuar de determinada
forma, pero a su vez debemos también tener claridad de que tan repetitiva es esa conducta.

Sin embargo, la mayor parte del tiempo seguimos con esos malos hábitos. No estamos seguros de
nosotros mismos ni de por dónde empezar a desarrollar buenos hábitos. Pero vemos que los hábitos
se forman por la repetición constante sobre el tiempo. Si somos persistentes en la rutina esta se
grabará en nuestro cerebro en forma de hábito. Por un lado, resulta mucho más fácil sustituir un
hábito por otro que tratar de adquirir un hábito de cero o de eliminar un hábito indeseable.

Por otro lado, para que un hábito sea bueno, es decir, flexible y mejore nuestra conducta, tiene que
estar dirigido a un fin; más aún, un hábito bueno nos ayudará a alcanzar fines cada vez más
complejos, que al principio parecían inalcanzables.

Para cambiar un hábito se necesita aplicar la siguiente formula: Intención (por deseo u obligación) +
saber cómo hacerlo + frecuencia.

Para hacer esos cambios le sugerimos tener en cuenta los siguientes aspectos:

El valor de los pequeños pasos. Estos primeros pasos podemos verlos como el sembrado de un
fruto que recogeremos en un futuro. Es importante que sembremos con cuidado, prestando atención
a cómo lo estamos haciendo, y reconociendo los sentimientos que nos despiertan. Sabemos que la
recompensa no será inmediata, por lo que tenemos que hacerlo despacio y sin perder de vista
nuestro objetivo.
La necesidad de practicar, practicar y practicar. Puede que desde el sembrado hasta la recolecta
sea un proceso largo y complicado, pero no tenemos que desesperar. Una de las herramientas más
importantes para conseguir nuevos hábitos en nuestra vida es la Constancia. Mantener una actitud
de ánimo respecto a un propósito nos ayudará a mantenernos firmes en la consecución de nuestros
objetivos. Por ejemplo: “Si quiero aprobar el curso, tengo que estudiar durante todo el año”.
La importancia de la experimentación con nuevas técnicas. Probablemente sea la primera vez que
nos enfrentamos solos a algo que desconocemos, y por ello hay que darle valor a cada paso que
damos, porque todo es nuevo y estamos aprendiendo a lo largo del camino.
Pero para alcanzar los cambios debemos ver ¿Qué influye en un cambio de conducta? Sin duda
alguna, existen dos herramientas que todos conocemos y que seguro que hemos utilizado alguna
vez: la motivación y la fuerza de voluntad.

La motivación. Estar motivado significa ser movido a hacer algo. Es un estado de deseo de cambiar
que puede variar de un momento a otro o de una situación a otra influenciada por diferentes
factores. La motivación es clave para el cambio, y es un estado dinámico y fluctuante, es decir, se
puede modificar y no siempre tiene la misma intensidad. Existen dos tipos de motivación:
Motivación extrínseca: está provocada desde fuera de la persona, depende del exterior, de alguien
que genere esa motivación.
Motivación intrínseca: aquella que activa a la persona por sí mismo, no depende del exterior.

Hay numerosos aspectos que pueden influir en nuestra motivación, y una de ellas es la Teoría de la
Automotivación (Deci y Ryan, 1985): la persona está más motivada para hacer cambios cuando se
basan más en sus propias decisiones que en una figura de autoridad que le dice lo que tiene que
hacer. Es decir, si somos libres de decidir y escoger, nos sentiremos con menos necesidad de
resistirnos al cambio. Cuando entendemos que somos responsables de nuestro propio proceso de
cambio, nos sentimos con más fuerza y produce mejores resultados.

Fuerza de voluntad: Es una facultad psíquica que tenemos las personas para elegir entre hacer o no
algo concreto. Depende directamente del deseo y la intención de realizar un acto en concreto. Se
usa la fuerza de voluntad para establecer un plan para conseguir aquello que se quiere. En este
caso, la fuerza de voluntad la emplearemos para planificar nuestros objetivos y metas.

Pero este tipo de tema reflexivo va encaminado a lo que hemos vivido hace más de un año, la
pandemia que nos ha cambiado a cada uno de nosotros, en nuestros hábitos y que ha afectado
creencias sociales, científicas o trascendentales que parecían intocables unos meses atrás. Aunque
es cierto que la pandemia nos está cambiando: Por una parte, nos ha obligado a cambiar
conscientemente hábitos que teníamos bien asentados, con el impacto cerebral que eso conlleva;
por otra, puede que haya cambiado nuestras creencias acerca del mundo, alterando nuestra forma
de abordar la realidad. Lejos de alarmarnos, debemos ser optimistas ante estos cambios y verlo
como una oportunidad para hacer cambio de hábitos que podríamos considerar malos, así, casi sin
darnos cuenta, habremos adquirido hábitos buenos que nos ayudarán a crecer como seres
humanos. De la misma manera, las experiencias vividas pueden convencernos de que, por encima
de ideologías enfrentadas, nosotros como seres humanos estamos en la capacidad de adaptarnos y
hacer de nuestros entornos situaciones positivas.

Yamile Gómez S.
Coordinación Académica

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