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✞ ✞ ✞ Padre, en Tus manos abandono mi vida y todo mi ser, para que me vacíes de todos
los pensamientos, palabras, obras, deseos e imágenes que me separan de Ti.
Calma mi sed y sacia mi hambre, lléname de Ti. Con humildad te entrego mi intención
de consentir tu Presencia y acción en mí, sáname, transfórmame, hazme de nuevo.
Ahora mismo anhelo y te pido a nombre de tu Hijo Jesús que me des al Espíritu Santo;
pues ya dispuesta mi alma, por tu gracia y misericordia; espera la luz que abra mi
mente y mi corazón para escucharte y ahí en mi meditación dejarme encontrar,
sorprender, seducir, tocar, y guiar por Ti.
Dime lo que quieres de mi para hacer Tu voluntad y no la mía. Dame el don de la
contemplación y la gracia para ver, aceptar y perseverar sin apegos, en este camino
hacia la Gloria.
✞ ✞ ✞ Señor Jesús, que tu Espíritu, nos ayude a leer las Sagradas Escrituras en el mismo
modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús.
Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de
Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía
ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.
Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los
acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren.
Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús,
podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú
estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo
pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu.
Amén
✞✞✞
Jesús, enséñame a gustar la infinitud del Padre. Háblame, Señor Jesús, acerca del
Padre. Hazme niño para hablarme de él como los padres de la tierra conversan con sus
pequeños; hazme amigo tuyo para hablarme de él como hablabas con Lázaro en la
intimidad de Betania; hazme apóstol de tu palabra para decirme de él lo que
conversabas con Juan; recógeme junto a tu Madre como recogiste junto a ella a los doce
en el Cenáculo..., lleno de esperanza para que el Espíritu que prometiste me hable
todavía de él y me enseñe a hablar de él a mis hermanos con la sencillez de la paloma y
el resplandor de la llama (G. CANOVAI, Suscipe Domine).
“JESÚS: PIDO LA GRACIA QUE CADA ALMA TE ORE”
«Jerusalén. Jesús dice –Luego del Lavatorio, revelar el traidor y que Pedro lo negará 3
veces-».
1 RITOS INICIALES
✞ ✞ ✞ Antífona de entrada Cf. 1Pe 2, 9
Pueblo adquirido por Dios, anunciad las proezas del que os llamó de las tinieblas a su luz
maravillosa. Aleluya.
Antífona de entrada Cf. Sal 127, 1-2
Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos. Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien. Aleluya.
Monición de entrada
Conmemoramos a san José obrero, el carpintero de Nazaret, que con su laboriosidad
proveyó la subsistencia de María y de Jesús e inició al Hijo de Dios en los trabajos de los
hombres. Por esta razón, en el día de hoy, en que se celebra la fiesta del trabajo en
muchas partes del mundo, todos los obreros cristianos honran a san José como modelo
y patrono suyo.
Nos reunimos en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
✞ ✞ ✞ Saludo al altar y pueblo congregado
• Gracias, Señor, por llamarme a estar contigo. Quiero acercarme a Ti con la confianza
que me da el saberme que me quieres, que buscas siempre mi bien y que siempre me
escuchas. Que este rato de oración me ayude a confiar más en Ti.
• En este día, Buen Jesús, quiero mostrarte mi amor y mi confianza. Deseo vivir cada
vez más cerca de Ti, porque nos has creado para la comunión y la amistad contigo y sé
que mi corazón está sediento de Ti. Que este momento de oración me ayude a nutrirme
de Ti, que eres el alimento que da la vida eterna.
✞ ✞ ✞ Acto penitencial
El Señor Jesús, que nos invita a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía, nos llama ahora
a la conversión. Reconozcamos nuestra indignidad, debilidad, y nuestros pecados e
invoquemos con esperanza la misericordia de Dios.
Jesucristo, el justo, intercede y nos reconcilia con el Padre. Abramos, pues, nuestro
espíritu al arrepentimiento. … Un poco de silencio…
• Padre Bueno y Misericordioso, sé que me has creado para la felicidad, pero muchas
veces tomo caminos equivocados que me alejan de Ti. Pero sé que tu perdón es más
grande que mis pecados. Te pido que me ayudes a saber perdonar y a vivir la auténtica
reconciliación que Tú me llamas a vivir.
¡Señor, ten piedad! ¡Cristo, ten piedad! ¡Señor, ten piedad!
✞ ✞ ✞ Oración Colecta:
Oh, Dios, que en la solemnidad de la Pascua has dado al mundo los auxilios del cielo,
continúa dispensando el perdón a tu Iglesia, para que lo realizado en el tiempo nos sirva
para la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.
Dios creador del universo, que has establecido la ley del trabajo para toda la
humanidad, concédenos con bondad, por el ejemplo y patrocinio de san José, que
llevemos a cabo lo que nos mandas y consigamos los premios que prometes. Por
nuestro Señor Jesucristo.
Señor Dios nuestro: Tú eres distante y desconocido, y sin embargo eres tan cercano e
íntimo a nosotros que nos conoces, nos amas y nos salvas por medio de tu Hijo
Jesucristo. Que Él esté presente en nosotros y en nuestras acciones para que podamos
realizar las mismas obras de justicia, verdad y amor servicial que Él realizó, y así llegar
a ser el signo para el mundo de que tu Hijo vive y de que tú eres un Dios Salvador,
ahora y por los siglos de los siglos.
2 LITURGIA DE LA PALABRA
Esquema No. 2
Mayo 01. Memoria de San José, Obrero
[Memoria Opcional]
Lecturas del Día
Lectura: 1a.
Llenen la tierra y sométanla (Génesis 1, 26-31; 2, 1-3)
Salmo
Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor. (Salmo 1)
O
Haz prósperas las obras de nuestras manos, Señor.
Evangelio
¿No es éste el hijo del carpintero? (Mateo 13, 54-58)
No hay Reflexión.
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• Se presenta aquí una problemática muy sentida por la comunidad cristiana primitiva:
el rechazo del Evangelio por parte de los judíos y la consiguiente predicación a los
paganos. En nuestros días estamos menos interesados en este tipo de problemas
relacionados con el derecho de precedencia de Israel a la salvación. Sin embargo, en
aquella época estos problemas se consideraban con una gran seriedad y están
presentados con una gran frecuencia en los Hechos de los Apóstoles (13,46s; 18,6;
28,28) y en tres capítulos (9-11) de la Carta a los Romanos. Eran problemas que
planteaban interrogantes y producían angustia en la conciencia de los discípulos: ¿cómo
es posible que el pueblo de las promesas no las haya reconocido una vez cumplidas?
Aquí se subraya la alegría de los nuevos destinatarios, los efectos positivos de la
persecución, el clima de optimismo que invadía a los discípulos -«estaban llenos de gozo
y del Espíritu Santo»- en medio de unos acontecimientos que no se presentaban
ciertamente demasiado tranquilos.
La Palabra, rechazada por los judíos, es acogida con entusiasmo por los paganos. Los
apóstoles, rechazados en un lugar, se sacuden el polvo de los pies y difunden la Palabra
en otros lugares. La persecución les llena de la alegría que viene del Espíritu y da la
seguridad de seguir los pasos de Cristo, el justo rechazado por los hombres y exaltado
por Dios.
El libro de los Hechos de los Apóstoles rebosa de optimismo, de ese optimismo que no
procede de la carne, sino del Espíritu. La alegría no brota de los éxitos, sino de las
tribulaciones; no procede de las realizaciones humanas, sino de sentirse configurados
con Cristo, de sentirse encauzados por el camino hacia Dios.
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Imitación. Hechos 13,44-52. Momento dramático: Pablo acaba de dirigir a los judíos
una palabra de salvación. Ha anunciado que la resurrección de Cristo abría un futuro a
todo hombre creyente; ha recordado la antigua promesa de Yahvé a Abrahán: «En ti
serán bendecidas todas las razas de la tierra». Es la ruptura: una parte de los oyentes
no puede entender ese lenguaje, y se desata la indignación.
Con toda solemnidad y con la libertad del Espíritu, Pablo declara entonces: «Era
necesario anunciaros a vosotros en primer lugar la Palabra de Dios; pero, ya que la
rechazáis y vosotros mismos no os juzgáis dignos de la vida eterna, mirad que nos
volvemos a los gentiles». La decisión está cargada de sentido. Por una parte, revela un
fracaso provisional de la Palabra entre el pueblo de la Promesa; pero, por otra parte,
confirma que los paganos pueden aspirar legítimamente, junto con el Israel fiel, a la
herencia de la vida eterna. El amor de Dios no conoce fronteras.
El salmo 97 canta la alegría de los discípulos, que no conoce eclipse a pesar de las
dificultades de la misión. Es un himno a la universalidad de la salvación.
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Pablo y Bernabé discuten con los judíos que no aceptan la Buena Nueva. Como ellos la
rechazan, se dirigen entonces a paganos o gentiles. La alegría y la alabanza surgen al
constatar que todos podemos ser parte del Pueblo escogido de Dios.
✞ ✞ ✞ Salmo
Sal 97,1-2ab.2cd.3ab.3cd-4
R/. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.
Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas. Su diestra le ha dado la
victoria, su santo brazo.
R/. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.
El Señor da a conocer su salvación, revela a las naciones su justicia: se acordó de su
misericordia y su fidelidad en favor de la casa de Israel.
R/. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.
Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios. Aclama al Señor,
tierra entera; gritad, vitoread, tocad.
R/. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.
✞ ✞ ✞ Aleluya
Aleluya Jn 8, 31b-32
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Si permanecéis en mi palabra –dice el Señor– seréis de verdad discípulos míos y
conoceréis la verdad.
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
✞ ✞ ✞ “Padre, dame tu bendición”: “El Señor esté en tu corazón y en tus labios, para que anuncies
dignamente su Evangelio en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”
Jesús es el camino que conduce al Padre (14, 1-11). Esta sección está enmarcada
por dos vigorosas exhortaciones a creer en Dios y en Jesús (w. 1.11). Razonan que, si
las palabras de Jesús no son motivo suficiente de fe, entonces sus «obras» deberían
mostrar bien a las claras que Jesús y el Padre son uno (cf. 10,37-38).
7. La falta de comprensión por parte de los discípulos es tal, que Jesús puede repetir las
palabras que pronunció contra sus adversarios judíos, desde ahora le conocéis y le veis:
Con la glorificación de Cristo y la venida del Espíritu se hará perfecto, a pesar de todo,
su conocimiento.
8-9. La demanda de Felipe (cf. 1,43s) indica la misma incomprensión; constituye una
expresión de la espera insatisfecha del AT (1,18; cf. Ex 33,18s) que, sin embargo,
debería haber sido superada desde hacía tiempo por el trato continuo con Cristo (cf.
10,30; 12,45). Felipe pide alguna manifestación extraordinaria, pero ha de aprender que
la única visión de Dios concedida en este mundo es a través de Jesucristo.
9. el que me ve a mí, ve al Padre: La petición de Felipe de ver al Padre provoca una
nueva afirmación de la unidad de Padre e Hijo y deja claro que, cuando Juan describe a
Jesús como «el Camino», no se refiere a él como una simple figura celestial que conduce
a los hombres al reino del Padre o, a decir de los gnósticos, los introduce en el pleroma
(como en 1 Ap Sant 33.1-36.1). Jesús es la revelación de Dios (cf. 6,40, «todos los que
vean al Hijo y crean en él, tendrán vida eterna»; 12,45, «y el que me ve a mí, ve
también al que me envió»). La relación entre las palabras de Jesús y las del Padre que lo
ha enviado descansa en la imagen de Jesús como representante del Padre (p.ej., 3,34;
7,17-18; 8,28.47; 12,47-49).
El Paráclito y el retorno de Jesús (14,12-24). La atención se desplaza aquí hacia el
primer grupo de promesas que Jesús dirige a los creyentes.
10-11. Jesús repite casi palabra por palabra lo que ya había afirmado en otras
ocasiones acerca de su relación con el Padre (cf. 7,16; 8,28; especialmente 10,38). yo
estoy en el Padre y el Padre está en mí: Al recibir a Cristo, el cristiano recibe entera toda
la divinidad (cf. 17,21).
12. De aquí se sigue que también el cristiano realizará las obras de Dios, lo mismo que
Cristo y sobre idéntico principio. Estas palabras, por dirigirse a los primeros apóstoles,
se refieren no sólo al hecho de que las obras del fiel cristiano están realizadas dentro del
orden sobrenatural, sino, primero y ante todo, a la Iglesia como poseedora y
continuadora de los poderes divinos de Cristo en orden a la salvación (cf. 20,22s; Me
6,7; Mt 18, 17-20, etc.).
E incluso obras mayores, porque yo me voy al Padre: Esta afirmación
probablemente se refería en un principio a la posibilidad de que los discípulos obraran
milagros en el nombre de Jesús (p.ej., Lc 17,6; Mt 17,20).
• Esto no se refiere primariamente a los milagros, aunque seguirá habiéndolos (cf. Act 5,
12-16), sino al panorama mucho más amplio, geográfica y numéricamente, en el que la
Iglesia ejercerá sus poderes salvíficos; la naturaleza de estas obras mucho más grandes
ya ha sido sugerida por textos como 4,35-38; 10,16s; 11,52; 12,20s.
Porque yo voy al Padre: La condición de esta actividad es que Cristo sea glorificado y
que se otorgue el don del Espíritu.
13. cualquier cosa que pidáis en mi nombre, os la concederé: Esta afirmación
presenta numerosas variantes (Mt 7,7//Lc 9,9; Mt 7,8//Lc 9,10; Mt 18,19; 21,22). En
Juan, aparecen variantes de esta promesa en 14,13.14; 15,16 y 16,23; 16,24 y 15,7;
16,26 y 1 Jn 3,21-22; 5; 14- 15. A veces es Jesús quien responde a la petición; a veces
es el Padre, cuando se le pide en el nombre de Jesús; a veces la petición se dirige
directamente al Padre, y, finalmente, a veces no se especifica ni el Padre ni el Hijo, pero
se presume implícito al Padre. Se ha sugerido que quizás el evangelista añadió a la
afirmación sobre las «obras mayores» una referencia a la glorificación de Jesús y a la
necesidad de actuar en su nombre, a fin de contrarrestar la tendencia hacia la
identificación carismática con el Paráclito presente en la comunidad joánica. La única
significación atribuible a las «obras» de los discípulos es la significación propia de las
obras de Jesús: ser testimonio de la unidad entre Jesús y el Padre.
• Las grandes obras de la actividad cristiana son, a fin de cuentas, obras de Cristo, pues
es él quien otorga el poder para realizarlas. «En mi nombre» (cf. Comentario a 1,12) no
implica, por supuesto, que una oración tenga garantizado su efecto simplemente en
virtud de una invocación mecánica del nombre de Jesús. Orar «en el nombre» de Jesús
implica una comunidad de personas (cf. 14,26); la armonía con la voluntad de Dios y la
obediencia a sus mandamientos son las condiciones indispensables de una oración eficaz
(cf. 1 Jn 3,22; 5,14).
Para que el Padre sea glorificado en el Hijo: La gloria que el Padre recibe mediante
las obras del Hijo (7,18; 8,50.54) continúa en las obras de los seguidores del Hijo.
14-15. Se repite la promesa del v. 13; sin embargo, el v. 14 es el único versículo de Jn
en que se habla de una oración dirigida directamente a Cristo en vez de al Padre por
Cristo (quizá sea ésta la razón de que en algunos manuscritos se omita «me»). Las
condiciones de amor y obediencia que se exigen en la oración pidiendo el Espíritu (vv.
16s) valen también para la eficacia de toda otra oración, como se pone de relieve en el
v. 13.
• Las promesas de esta sección describen la manera en que Jesús permanecerá presente
en la comunidad. El pasaje consta de tres partes: (a) el amor a Jesús (14,15.21a.23a [y
24a, la falta de amor a Jesús]); (b) la recompensa prometida a este amor (14,1-17a.2 1
b.25-26), y (c) la oposición entre los discípulos y el mundo (14, 17bc, 18-29.22). La
inserción del mandamiento del amor en 13,34-35 conduce al lector a identificar la
exhortación de Jesús a «guardar los mandamientos» con el mandamiento del amor
mutuo. Sin embargo, la expresión paralela «obedecer las palabras» de Jesús había
aparecido ya en las primeras controversias a propósito de la condena de la falta de fe
(p.ej., 5,38; 8,51; 12,37). El lenguaje de la presencia íntima de Jesús quizás sea un
reflejo del lenguaje de «amor» y «odio» a Jesús que se desarrolló entre los cristianos
perseguidos por las autoridades judías. La pregunta de Judas en el v. 22: « ¿Cuál es la
razón de manifestarte sólo a nosotros, y no al mundo?» procede también del contexto
de las primeras polémicas cristianas (cf. Hch 10,40-41; se repite en los apologetas del s.
11; véase Orígenes, Contra Celsum 2.63-65).
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El camino para llegar al Padre. El lenguaje del Maestro es oscuro para los discipulos y
por eso Felipe pide ver la gloria del Padre. Para ver al Padre en el Hijo es preciso creer
en la unión recíproca entre el Padre y el Hijo. El Señor, en su llamada a la fe,
fundamenta la verdad de su enseñanza en una doble razón: su autoridad personal, que
los discipulos han experimentado ya en otras ocasiones junto a Jesús, y el testimonio de
sus obras (v. 11). La obra que Jesús ha inaugurado con su misión de revelador es solo
un comienzo. Los discipulos continuaran su misión de salvación; más aún, harán obras
semejantes a él e incluso mayores. El Maestro, por último, pretende animar a los suyos
y a todos los que creen en el a participar en la obra de evangelización y en su misma
misión.
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Oración inicial
Dios todopoderoso y eterno, concédenos vivir siempre en plenitud el misterio pascual,
para que, renacidos en el bautismo, demos fruto abundante de vida cristiana y
alcancemos, finalmente, las alegrías eternas. Por nuestro Señor.
Del Evangelio según Juan 14,7-14
Reflexión
• Juan 14,7: Conocer a Jesús es conocer al Padre. El texto del evangelio de hoy es
una continuación del de ayer. Tomás había preguntado: "Señor, no sabemos a dónde
vas. ¿Cómo podemos saber el camino?" Jesús respondió: "Yo soy el camino, la verdad y
la vida. Nadie va al Padre sino por mí. Y añadió: “Si me conocéis a mí, conoceréis
también al Padre. Desde ahora lo conocéis y lo habéis visto". Esta es la primera frase del
evangelio de hoy. Jesús habla siempre del Padre, pues todo lo que hablaba y hacía era
transparencia de la vida del Padre. Esta referencia constante al Padre provoca la
pregunta de Felipe.
• Juan 14,8-11: Felipe pregunta: "¡Muéstranos al Padre y nos basta!” Era el
deseo de los discípulos, el deseo de mucha gente en las comunidades del Discípulo
Amado y es el deseo de muchos de nosotros hoy: ¿cómo hace la gente para ver al Padre
del que Jesús habla tanto? La respuesta de Jesús es muy bonita y vale hasta hoy:
"¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y aún no me conoces, Felipe? ¡El que me ha
visto a mí ha visto al Padre!" La gente no debe pensar que Dios está lejos de nosotros,
como alguien distante y desconocido. Quien quiere saber cómo es y quién es Dios, basta
que le mire a Jesús. El lo ha revelado en las palabras y en los gestos de su vida. "¡El
Padre está en mí y yo estoy en el Padre!" A través de su obediencia, Jesús está
totalmente identificado con el Padre. En cada momento hacía lo que el Padre mostraba
que había que hacer (Jn 5,30; 8,28-29.38). Por esto, en Jesús, ¡todo es revelación del
Padre! Y las señales o las obras de Jesús ¡son obras del Padre! Como dice la gente:
"¡Este hijo le ha cortado la cara a su padre!" Por esto, en Jesús y por Jesús, Dios está en
medio de nosotros.
• Juan 14,12-14: Promesa de Jesús. Jesús hace una promesa para decir que la
intimidad que él tiene con el Padre no es un privilegio que sólo le pertenece a él, sino
que es posible para todos aquellos que creen en él. Nosotros también, a través de Jesús,
podemos llegar a hacer cosas bonitas para los demás como Jesús hacía para la gente de
su tiempo. Él va a interceder por nosotros. Todo lo que la gente le pide, él lo va a pedir
al Padre y lo va a conseguir, con tal que sea para servir. Jesús es nuestro defensor. El se
va, pero no nos deja sin defensa. Promete que va a pedir al Padre que envíe a otro
defensor o consolador, el Espíritu Santo. Jesús llega a decir que precisa irse ahora,
porque, de lo contrario, el Espíritu Santo no podrá venir (Jn 16,7). Es el Espíritu Santo el
que realizará las cosas de Jesús en nosotros, si actuamos en nombre de Jesús y
observamos el gran mandamiento de la práctica del amor.
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Felipe quiere ver al Padre, pero no ha sabido verlo en Jesús. Ha visto con los ojos la
realidad externa, pero no ha visto la realidad escondida con los ojos, mucho más
penetrantes, de la fe. Juan usa de una manera típica el verbo «ver» para indicar dos
tipos de realidades: la del signo visible y la de la gloria del Verbo o realidad
sobrenatural.
¿Y tú qué ves cuando contemplas las obras de Dios? ¿Ves sólo la realidad sensible, el
signo, o la acción de Dios, la realidad significada? Es bueno plantearse una pregunta
como ésta, porque el secularismo invasor no se preocupa más que de la realidad visible,
empírica, palpable. Aunque está dispuesto, a continuación, a correr detrás de «doctas
fábulas» de tipo astrológico o mágico o pseudorreligioso. El discípulo de Jesús debe
caminar entre el positivismo y la superstición, aceptando lo real de la realidad y
aguzando la mirada de la fe, que nos permite ver la acción -o la «gloria»- de Dios en los
acontecimientos humanos, a menudo intrincados, siempre misteriosos, nunca absurdos.
El Señor ha prometido a su Iglesia la posibilidad de hacer obras incluso mayores que las
que él ha hecho: la grandeza ha de ser medida en el orden de los valores proclamados
por él mismo, esto es, con el signo por excelencia que es la cruz. Se trata del signo del
martirio, de la entrega, del amor que se da, de consumir nuestra propia vida por el
prójimo: lo que exige ver y apreciar otro orden de valores distintos a los apreciados por
el mundo, un orden de valores que, al final, atrae todos a él.
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Juan 14,7-14. «Señor, no sabemos adónde vas; ¿cómo podemos conocer el camino?»
(14,5) ¡Verdaderamente, Tomás, eres de la misma raza que Nicodemo, que Felipe e
incluso que la samaritana! La ingenua pregunta que tú haces es en realidad nuestra
pregunta. ¿Cómo saber el camino? ¿Cómo saber adónde va Jesús?
Jesús va a fundar su Iglesia. Su muerte ya ha sido decidida, y él debe llegar hasta el
final. Entonces estallará el amor del Padre; entonces se verá que Dios ha dado a su Hijo
para la salvación del mundo.
Pero la obra de Cristo no se acaba con él. Los discípulos realizan las mismas obras que
él realizó, y aún mayores. Cristo muere, y los testigos se levantan. Habitados por el
Espíritu, proclaman la resurrección y confirman que el amor es más fuerte que la
muerte.
«Tanto tiempo hace que estoy con vosotros ¿y aún no me conocéis?». Se llamaba
«Emmanuel» (Dios con nosotros). Es el Hijo del Dios que se llama «Amor». Existía desde
el principio como Palabra que engendra los mundos. Pero el mundo enfermó de no saber
amar, y Emmanuel tuvo que conocer la carne del mundo, hasta el extremo de dar su
vida para que renaciera el amor. Y vivió el amor de los mil rostros de principio a fin.
Y nos enseñó la ternura, lenguaje oculto del verdadero amor. Con él, todas las cosas se
hacían nuevas y, sobre todo, el amor no acababa nunca de expresar su inalterable
novedad. Sus últimas palabras tienen el peso de un testamento único: «Os doy un
mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros». ¡Con una sola frase nos confía
la historia y el futuro del mundo! «Tanto tiempo hace que estoy con vosotros ¿y aún no
me conocéis?». Dios no tiene otro rostro que el amor, y el único camino que conduce a
la tierra de Dios es un corazón que se arriesga a amar.
«Creed al menos por mis obras». El amor no tiene más demostración que su propia
existencia. El rostro sólo se descubre cuando se acarician sus rasgos. La ley de la
resurrección no consiste sino en imitar los rasgos del Viviente. Y entonces, en el día del
encuentro, será él quien te diga: « ¡Hace tanto tiempo que estaba contigo...!».
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1. José, un trabajador
1.1 Existe la idea del trabajo como un castigo, debido a una interpretación pobre de
Génesis 3, que habla del pecado original y sus consecuencias. El verdadero sentido de
"ganarás el pan con el sudor de tu frente" (Génesis 3,17) es finalmente un camino de
redención, y no una especie de desquite de Dios.
1.2 En su Encíclica Laborem Exercens el Papa Juan Pablo II elabora dos sentidos
complementarios del trabajo: "objetivo" y "subjetivo." El primero se refiere a la
transformación que acontece en el mundo por virtud de la labor conjunta de aquellos
que trabajan. Es el mundo de la técnica. El segundo sentido, es más profundo, pues
alude a la manera como el acto de trabajar hace distinto al trabajador: obrando en el
mundo está también obrando en sí mismo y en cierto sentido esculpiendo su propia
figura, definiendo su propio ser.
2. Los pobres de Yahveh
2.1 Cuando pensamos en los obreros o la clase trabajadora, la idea de "masa" puede
visitarnos fácilmente. Quizás porque los trabajos más humildes requieren uniformes que
hacen desaparecer las particularidades de cada historia de cada obrero, cuando bajo un
manto de uniformidad es su labor la que brilla y no su vida, su familia o sus creencias y
convicciones.
2.2 La Biblia tiene una expresión favorita para referirse a esta clase de personas, las que
parecen relegadas al último renglón y cuya historia no parece interesar a nadie. A
menudo son ellos y ellas, los postergados, quienes tienen la más firme certeza de que
hay un Señor que está por encima de todos los señores que ellos han conocido. Por eso
la Biblia llama a estas personas los "Pobres de Yahveh," los Anawim.
2.3 Deberíamos recordar a menudo que José y María eran de estos Anawim. Lo extraño
y maravilloso no es que se hayan perdido muchos datos sobre sus vidas sino que se
recuerde alguno. El hecho de que el Hijo Unigénito de Dios venga a la casa del obrero y
se convierta en "hijo del artesano" muestra más que mil discursos cómo es gracia la
gracia y cómo es regalo la salvación.
3. Con los pobres de la tierra
3.1 Cada Eucaristía tiene muchas dimensiones. Existe la dimensión personal y son
importantes la devoción y el espíritu de adoración. Pero existe también la dimensión
social y no debe olvidarse la responsabilidad histórica.
3.2 Celebrar la Eucaristía es partir un pan que por todos y para todos se comparte. La
verdad del dolor de tantos desposeídos de nuestro tiempo no puede estar ausente del
altar en que Cristo renueva su sacrificio por todos ellos.
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En estas pocas líneas Jesús revela el misterio más profundo de toda la existencia
cristiana, la realidad de la Santísima Trinidad. Jesús en el Padre y el Padre en Jesús,
pero lo más asombroso es que, con la fe en este misterio, aceptando que Jesús es
realmente Dios, consustancial con el Padre, podemos nosotros hacer obras incluso
mayores a las que él hizo.
Esto realmente nos sonaría increíble, pero si realmente reconocemos que Jesús es Dios
y que, por lo tanto, su palabra es infalible, por lo que cualquier cosa que pidamos en su
nombre, él la hará. Qué maravilla tener un Dios que todo lo puede y que basta con que
pidamos para que él esté atento a nuestras peticiones. Sin embargo, quizás me dirás:
"Yo ya he pedido mucho en su nombre, y nada se me ha concedido".
Yo te respondo: Es posible que lo hayas recibido de una manera que no esperabas, pues
Dios conoce tu corazón y tu vida y sabe cómo y cuándo darnos lo que pedimos, pues
también es Padre. Recuerda que "todo conviene para los que aman al Señor", de
manera que aun eso que no has recibido se convierte ya en un don de Dios que vela
siempre por nosotros, y que nos da más allá de lo que podemos pensar o necesitar.
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Que no se inquiete tu corazón, me dice Jesús también a mí. Tú lo sabías, Señor, sabías
que también habría de llegar para ml el momento de la inquietud. Para mí y para
muchos junto conmigo. ¿Cómo es posible que haya tantos odios y venganzas? ¿Tanta
corrupción e indiferencia? ¿Tanta hambre de dinero y de poder? ¿Tanta violencia y tanta
prepotencia? Mira cómo nuestras ciudades se han vuelto semejantes a Sodoma y
Gomorra: ¿cómo es posible no inquietarse?
Jesus responde a mi inquietud asegurándome que hay un lugar también para mí allí
donde está el, un lugar preparado para quien, a pesar de la inquietud, persevera con él
en las pruebas y en la tormenta. Porque, en definitiva, también en el siglo XXI sigue
siendo él el camino, la verdad y la vida: con él es cómo podemos y debemos atravesar
los ciclones de la avidez y de la sensualidad sin límites y los vientos gélidos de la
injusticia y del cinismo. Hacer frente a las fuerzas desviadoras, a las tendencias
arrolladoras, requiere permanecer firmemente aferrados a él.
¿Quieren llevarte por otros caminos? Acuérdate de que él es el camino. ¿Quieren
indicarte soluciones más avanzadas, más dignas del nuevo milenio? Acuérdate de que él
es la verdad. ¿Quieren enseñarte cómo vivir de una manera más intensa y más libre?
Acuérdate de que él es la vida. Acuérdate de que con él puedes iniciar una
reconstrucción que no es ilusoria, aunque tampoco fácil.
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10. Es notable que ya en el Antiguo Testamento el Padre (Yahvé) habla del Mesías
llamándolo “el Varón unido conmigo” (Za. 13, 7). Cf. 16, 32.
12. Una de las promesas más asombrosas que Jesús hace a la fe viva, Desde el cielo Él
la cumplirá.
13. En este v. y en el siguiente promete el Salvador que será oída la oración que
hagamos en su nombre. Esta promesa se cumple siempre cuando confiados en los
méritos de Jesucristo y animados por su espíritu nos dirigimos al Padre. Es la oración
dominical la que mejor nos enseña el recto espíritu y, por eso, garantiza los mejores
frutos (Mt. 6, 9 ss.; Lc. 11, 2 ss.).
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Jesús continúa con su discurso de despedida motivando a los discípulos a dar otro paso:
aprender a convivir de una manera distinta con Él, luego de su Pascua. Se hizo hombre
para que viéramos en Él al Padre; de igual forma, al volver al Padre, Jesús nos abre el
camino a Casa.
1. Nadie va al Padre, sino por Mí
Al comienzo del capítulo catorce, (Jn 14,1), Jesús dice: “Crean en Dios y crean también
en mi”. Puesto que ya creen en Dios, que crean también en El; que esa fe en Él se
mantenga y aumente en su ausencia, a pesar de que van a presenciar su muerte de
cruz; que crean en El cómo en el Hijo de Dios, tema del evangelio de san Juan.
En este fragmento de hoy, esta sección se enlaza con este versículo, en el que les habla
de la fe en el Padre y en El. Si va al Padre, lógicamente surge el hablar de quién sea:
que conozcan el término adónde va. A lo que se une la frase del último versículo, Nadie
va al Padre, sino por mí, ya que nadie puede venir al Padre sino por Jesús.
2. "Si ustedes me conocen, conocerán también a mi Padre”
Dice Jesús: "Si ustedes me conocen, conocerán también a mi Padre. Es decir nos
promete para el futuro que sabremos de un conocimiento especial del Padre. ¿Es para
cuando estén en las moradas que va a prepararles? Pero, dice el Señor: “Ya desde ahora
lo conocen”, es decir, desde el tiempo en que Él, durante su ministerio público, les hizo
la gran revelación de Dios Padre, que envió a los seres humanos a su Hijo verdadero.
Por eso, al conocer al Hijo, se conoce al Padre, en el sentido de que lo engendra,
comunicándole su misma naturaleza divina, lo mismo que por comunicarle las obras que
hace.
La insistencia de Jesús en tratar el tema del Padre, ha suscitado en algunos de ellos el
deseo de un conocimiento más profundo y más experimental, es así como Felipe le dijo:
“Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta” La pregunta de Felipe que pide les
muestre al Padre, pensando que Jesús, que hizo tantos milagros, se lo manifestase
ahora con una maravillosa teofanía, al estilo de lo que se pensaba de Moisés o Isaías,
que habían visto a Dios, hace ver, una vez más, la rudeza e incomprensión de los
apóstoles hasta la gran iluminación de Pentecostés.
3. El Padre está presente en Él
De ese conocer al Padre y al Hijo se sigue que también han de saber que están el uno en
el otro. ¿Cómo? Podría pensarse que por la unión vital e inmanencia del uno en el otro,
por razón de la persona divina de Jesús; Pero seguramente se refiere al Verbo
encarnado, como San Juan lo considera en el evangelio. Y así el Padre está presente en
El, aparte de otras presencias, por las obras que le da a hacer. Dice en un texto, que es
la mejor interpretación de éste: Si no me creéis a mí, creed a las obras (milagros), para
que sepáis y conozcáis que el Padre está en mí y Yo en el Padre (Jn 10:38; cf. Jn
14:20). El Padre está por la comunicación que le hace, y Él está en el Padre por la
dependencia que su humanidad tiene de El para realizar los milagros y el mensaje.
Por último, para la garantía de esta mutua presencia y de la verdad de que quien lo ve a
Él ve al Padre, remite a las obras que el Padre hace en El.
4. Les aseguro que el que cree en Mí hará también las obras que Yo hago
Luego Jesús nos hace una promesa, dice: Les aseguro que el que cree en mí hará
también las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al Padre La primera
promesa que nos hace es que no sólo harán las obras que Yo hago sino que aún las hará
mayores. Y la razón es porque Él va al Padre.
La palabra obras, a las que Jesús se remite, es la garantía de su verdad. Ya el anuncio
que Jesús hace a los suyos es de optimismo: su ausencia no los dejará en el fracaso,
porque harán aún obras mayores que las que El hizo. ¿Qué obras son éstas?
5. Si ustedes me piden algo en mi Nombre, Yo lo haré
Cristo dice en otro pasaje: Las obras que el Padre me dio a hacer, esas obran dan
testimonio en favor mío de que el Padre me ha enviado (Jn 5:36). Es toda su obra
mesiánica: su actividad, su enseñanza de las cuales los milagros son signos.
En esta misma línea mesiánica están estas obras que les promete hacer. Son la obra
mayor de la expansión mesiánica, que Jesús tenía circunscrita a Palestina y que ellos
llevarán hasta los confines de la tierra (Hech. 1:8). Harán las obras que El hizo, enseñar
el mensaje y confirmarlo con milagros, y las harán mayores, por la extensión de ese
mensaje y milagros por todo el mundo.
Es la interpretación que ya daba San Agustín: Con la predicación de los discípulos
creyeron no unos pocos, como eran ellos, sino pueblos enteros. Y éstas son, sin duda,
obras mayores. Y esta obra que van a hacer se debe a que Él va al Padre. Es El quien,
por ellos, va a realizar y confirmar su obra de expansión mesiánica.
6. Si ustedes me piden algo en mi Nombre, Yo lo haré
Si ustedes me piden algo en mi nombre, yo lo haré". Lo que pidan al Padre en nombre
de Cristo, eso lo hará Cristo. Podría pensarse que Jesús lo haría como un instrumento
del Padre. Pero parece acusarse deliberadamente la divinidad del Verbo encarnado al
ponerse en una misma línea. Así dijo: Yo y el Padre somos una misma cosa ---san Juan
10:30 --- los judíos consideran que con ello se hacía Dios (Jn 10:33).
A esto mismo lleva el que lo que le pidan a él en su nombre, por él mismo: Yo lo haré.
Se pone en una esfera trascendente, en paralelismo con el Padre. Se acusa en ello la
divinidad del Verbo encarnado
¿Qué significa pedir en mi nombre? Puede tener varios sentidos, ya que, conforme al uso
semita, nombre está por la misma persona. Así podría significar: alegar al Padre que es
su Hijo (Jn 16:23-24); ponerlo por intercesor (Jn 11:12); alegar su poder o autoridad
(Hech 3:6-12); pedir unidos vitalmente a Él (Jn 15:5); o como representantes suyos y
encargados de continuar su obra (Jn 15:16).
7. Una forma de quedarse con nosotros
El contexto inmediato se refiere a las obras mayores, que es su obra de enviados de
Jesús a continuarla. Por eso, el sentido preferente aquí de en mi nombre se refiere a los
apóstoles, que unidos a Él (Jn 14:12; 15:5), le piden a El todo lo que necesitan, como
continuadores de su obra.
Dijo Jesús: Y yo haré todo lo que ustedes pidan en mi nombre, para que el Padre sea
glorificado en el Hijo. Siempre es Jesucristo continuando su obra, a través de sus
apóstoles, para cumplir su misión: glorificar al Padre.
Jesús nos prometió: “Si ustedes me piden algo en mi nombre, yo lo haré.” Esta fue una
forma de quedarse con nosotros, y que sintiéramos su presencia, ya que rezar, es
ponerse en contacto íntimo con Jesús. Nada se resiste a la fuerza de la oración, pero hay
que hacerla como Él nos dijo, en su nombre, es decir en su espíritu, en sus méritos y
sus promesas, y aceptando su voluntad.
3 Para la reflexión personal
– (Haz silencio en tu interior y pregúntate:)
1.- ¿Qué me dice el evangelio que he leído?
2.- ¿Cómo ilumina mi vida?
3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?
4.- ¿Qué me falta para ser más como Él?
5.- Conocer a Jesús es conocer al Padre. En la Biblia “conocer a una persona” no es una
compensación intelectual, sino que implica también una profunda experiencia de la
presencia de esta persona en la vida. ¿Conozco a Jesús?
6.- ¿Conozco al Padre?
4 Oración. ¿Qué le decimos a Dios? La palabra se convierte en Oración.
1 Dios santo, nadie te ha visto jamás, sino tu Hijo amado, Palabra encerrada en nuestra
carne que desvela tu proyecto a los pequeños y les da a conocer tu nombre. Invocando
ese nombre, te pedimos que nos glorifiques en él, pues él dio su vida por nosotros.
Consuma, Señor, lo que has comenzado en nosotros: ¡revélanos al Padre! Haz que,
siguiéndote y escuchando tu palabra, accedamos al conocimiento del amor eterno,
donde vives resucitado, con el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.
www.Dioscadadía.Bastin,Pinkers,Teheux
2 Me doy cuenta, Señor, de que soy un buen compañero de Felipe, es decir, que soy un
poco miope para ver tu acción en el mundo. Ayer me lamentaba de la debilidad de tu
Iglesia, y quizás no consiga vislumbrar tu posible mensaje. Me lamentaba asimismo, con
acentos de nostalgia, del hundimiento de esta «cristiandad», sin lograr ver lo nuevo que
estás haciendo brotar. Me lamento de verte ausente de la historia y no consigo verte allí
donde antes no estabas presente y ahora, en cambio, lo estás.
Veo que no sé leer los «signos de los tiempos», dejándome ir unas veces hacia el
pesimismo y otras hacia el optimismo, es decir, leyendo los acontecimientos humanos o
bien mirando exclusivamente las debilidades de los hombres, o bien abandonándome a
un providencialismo milagrero.
Enséñame tú el arte del discernimiento, concédeme el don de verte allí donde actúas y
el modo en que lo haces. Purifica mi corazón para no sean mis estados de ánimo, sino tu
luz la que me guíe para descubrirte y encontrarte allí donde actúas, para colaborar
contigo, pero, sobre todo, para amarte como tú quieres. www.santaclaradeestella.es
3 Los confines de la tierra han visto la salvación de nuestro Dios. ¡Aclama a Yahvé, tierra
entera, gritad alegres, gozosos, cantad! (Sal 98,3-4) www.ocarm.org
4 ¡Padre en Cristo Jesús! Desde ya te conocemos y te hemos visto, porque Jesús mismo
nos lo ha revelado, y en especial en todas sus obras y palabras. Concédeme Oh Dios
eterno muchísima fe, para creer, confiar y esperar en lo que el Divino Maestro nos
asegura, pues es Él verdad infalible. Y como Él nos enseñó, te lo pido en el Nombre
Santo de Cristo Salvador, para gloria tuya y para la obra redentora de Jesús. Oh Madre
mia intercede por nuestras necesidades y misericordia ante Jesús, que es el mismo Dios.
Amén www.dario.res
5 Me doy cuenta, Señor, de que soy un buen compañero de Felipe, es decir, que soy un
tanto miope con respecto a tu acción en el mundo. Me lamento de la debilidad de tu
Iglesia, del hundimiento de una «cristiandad», y no veo lo nuevo que estás haciendo
surgir entre nosotros. Me lamento de que estás ausente en la historia y veo que no sé
leer los «signos de los tiempos», dejándome llevar unas veces por el pesimismo y otras
por el optimismo, interpretando así los acontecimientos humanos unas veces con las
debilidades de los hombres y otras abandonándome a un providencialismo milagrero.
Señor, enséñame el arte del discernimiento, concédeme el don de ver dónde actúas y
cómo lo haces. Purifica mi corazón con la luz de tu sabiduría. www.evangeliodeJuan.GiorgioZevini
5 Contemplación. ¿Cómo interiorizamos la palabra de Dios? La palabra en el
corazón de los Padres.
En medio de las tinieblas de la vida presente, la Escritura se ha vuelto la luz para
nuestro camino. Por eso dice Pedro: «Hacéis bien en prestar [le] atención, como a
lámpara que luce en lugar oscuro» (2 Pe 1,19). Y, a su vez, dice el salmista: «Lámpara
es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero» (Sal 118,105).
Sabemos, sin embargo, que esta misma lámpara es oscura para nosotros si la Verdad no
la hace brillar en nuestras almas. Por eso dice aún el salmista: «Tú, Señor, eres mi
lámpara, mi Dios que alumbra mis tinieblas» (Sal 18,29). ¿De qué sirve una luz que
arde y no da luz? Pero la luz creada no brilla para nosotros si no es iluminada por la luz
increada. Ahora bien, el Dios omnipotente, que ha creado las palabras de ambos
Testamentos para nuestra salvación, él mismo es el intérprete (Gregorio Magno,
Homilías sobre Ezequiel, 1, 7,17). www.santaclaradeestella.es
Quien está lleno de fervor y de solicitud en la acción de gracias debe meditar ante todo
en el más grande y más excelente de todos los beneficios divinos y dar gracias con toda
la devoción y todo el fervor por el hecho de que, mediante el santísimo misterio de la
encarnación y de la Pasión de Cristo, hayamos sido salvados de la muerte eterna y se
nos haya hecho renacer para ella. En Cristo, efectivamente, ha venido la misma
Salvación a los enfermos, la misma Misericordia a los míseros, la misma Sabiduría a los
insensatos, la misma Vida a los muertos, el mismo Camino para los que yerran, la
misma Verdad a los que simulan, el mismo Redentor a los prisioneros, el mismo Dios a
los hombres.
El altísimo Unigénito del altísimo Padre no tuvo un lugar más bajo al que descender
humillándose que morir como culpable y como condenado a la muerte más infame en
aquel mismo hombre al que se había unido en una sola persona. Del mismo modo,
nuestra naturaleza no ha tenido un lugar en el que ser más ensalzada por el hecho de
tener, al sentarse en Cristo a la derecha del Padre, un nombre que está por encima de
todo nombre y ante el cual se dobla toda rodilla en los cielos, en la tierra y en los
infiernos (cf. Flp 2,6s). Y él nos ha dado la firmísima esperanza de que si nos adherimos
fielmente a Él, le seguiremos allí donde nos ha precedido (Jn 17,24). ¿Quién puede
pensar de una manera digna una gracia tan grande? (Juan de Montemedio, «Lettera a
Ugo sul rendimento di grazie», en Padres cartujos, Una parola dal silenzio, Magnano
1997, 226-228). www.evangeliodeJuan.GiorgioZevini
6 Acción. ¿A qué me comprometo con Dios? Para custodiar y vivir la palabra.
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «Muéstrame, Señor, tus caminos» (Sal
24,4a).
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «Yo soy el camino, la verdad y la vida»
(v. 6).
7 Para la lectura espiritual. Caminar con la palabra.
Te revelaste, Señor, como invisible; eres un Dios escondido e inefable. Pero te haces
visible en cada ser: la criatura es la flor de tu mirada. Tu mirada confiere el ser, Dios
mío, tú te haces visible en la criatura.
Soy incapaz de darte un nombre, estás más allá del límite de toda definición humana.
Socorre a los hijos de los hombres: ellos te veneran en figuras diferentes y eres para
ellos causa de guerras religiosas. Sin embargo, ellos te desean, Bien único, oh Inefable y
Sin Nombre.
No sigas oculto aún, manifiesta tu rostro: así seremos salvos. Responde a nuestra
oración: desaparecerán la espada y el odio, encontraremos la unidad en la diversidad.
Aplácate, Señor, tu justicia es misericordia: ten piedad de nosotros, frágiles criaturas
(Nicolás de Cusa, cit. en G. Vannucci, 1/ libro della preghiera universale, Florencia,
1985, p. 367). www.santaclaradeestella.es
Jesús dice adiós: sabe que ha llegado la hora de su paso al Padre. La palabra «adiós» —
todo el mundo lo sabe— en su significado primigenio significa «a Dios». Este es el
sentido con el que Jesús saluda a sus discípulos. Revela a dónde va y dónde podrán
encontrarle: en la casa del Padre. Y no sólo eso: revela también que en la casa del
Padre, que él demuestra conocer, hay muchos sitios. En consecuencia, no hay ninguna
razón para que los discípulos estén tristes. Y tampoco la hay para que lo estemos
nosotros. Nuestro malestar interior (hablo de ese malestar profundo, existencial) nace,
sobre todo, de la falta de sentido, orientación, dirección. ¿A dónde vamos? ¿Hacia la
nada o hacia otra vida? ¿Hacia un juicio temible o hacia un abrazo de ternura? A esto se
añade, a continuación, que, mientras no sepamos si existe para nosotros un sitio
después de la muerte, a veces se nos niega también un sitio más acá de la muerte, en la
vida de todos los días. No ser aceptados, no ser amados, no encontrar sitio en la estima
y en el acto de quien tenemos al lado, ¿no es acaso uno de los mayores sufrimientos?
Sucede incluso que no encontramos sitio en la estima de alguien que se considera
cristiano y que, en nombre de su fe, se siente autorizado a excluir y a condenar. Jesús
desliza hoy sobre toda esta tristeza, como una mano que acaricia, su Palabra
tranquilizadora. ¿A dónde vamos? Vamos hacia el amor del Padre, que no excluye a
nadie. Ni siquiera a los publicanos y a las prostitutas, ni siquiera al ladrón crucificado.
«En la casa de mi Padre hay muchas estancia»: incluso para aquellos a los que nos
gustaría relegar a otro sitio; incluso para nosotros, si es que hubiera alguien incapaz de
hospedarnos en su corazón (L. Pozzoli, Dio ii grande seduttore, Milan 1998, 138-142,
passim). www.evangeliodeJuan.GiorgioZevini
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Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Créanlo, al menos, por las obras.
Les aseguro que el que cree en mí hará también las obras que yo hago, y aún mayores,
porque yo me voy al Padre.”
Y yo haré todo lo que ustedes pidan en mi Nombre, para que el Padre sea glorificado en
el Hijo.
Si ustedes me piden algo en mi Nombre, yo lo haré.”
🙋 Siguiendo este texto, ¿Cuáles son las palabras o frases o actitudes que atraen tu
atención, tu interés?
Yo sé qué creer en ti no sólo implica percibirte y recibirte desde lo que yo pueda sentir
humanamente, es mucho más allá, es algo que no tiene explicación; en muchos
momentos te siento, que vives en mí, que actúas en mí y me dejas con mucha alegría,
lleno de ti, de tu amor con el deseo de pedir en tu Nombre, porque tu amor me llena y
lo puede todo, así mi Señor, pido en tu Nombre por las necesidades de todos nosotros,
por los enfermos, quienes están en situaciones difíciles, por los perseguidos, los
necesitados, abandonados, y por todo aquel que te busca.
Que deje a un lado mi humanidad, mi mundanidad y deje que actué más mi espíritu,
que así logre solamente dejar que tu amor, que tú fuerza sean las únicas guías de mi
diario andar.
🙋 Siguiendo el mensaje de este texto, ¿Cuál es la palabra o frase o párrafo o actitud que
te ayuda a recordar este texto?
✞ ✞ ✞ Profesión de Fe
Solo los Domingos y Solemnidades.
Oremos a Dios, nuestro Padre, con la certeza de que Jesucristo resucitado intercede por
nosotros.
- Para que Cristo, luz y salvación de todos los pueblos, derrame el fuego del Espíritu
Santo sobre toda la Iglesia. Roguemos al Señor.
- Para que todos los que tienen autoridad en el mundo la ejerciten con espíritu de
servicio a los hombres. Roguemos al Señor.
- Para que la caridad y entrega de los cristianos manifieste a los que sufren el amor que
Dios les tiene. Roguemos al Señor.
- Para que conceda el don de la fe a los que aún no reconocen a Cristo como Hijo de
Dios y Salvador de los hombres. Roguemos al Señor.
- Por la Iglesia -que somos nosotros-, para que escuchemos siempre la palabra de Dios
con atención y alegría, y así lleguemos a conocer mejor al Señor, roguemos al Señor.
- Por todos nosotros, para que no guardemos de modo egoísta al Señor Jesús sólo para
nosotros mismos, sino que lo demos a conocer a otros, sobre todo por la forma cómo
vivimos su Buena Nueva, el evangelio. Roguemos al Señor.
- Por nuestras comunidades cristianas, para que seamos fervientes en la oración y
pidamos insistentemente, en nombre de Jesús, más unidad y amor, roguemos al Señor.
Escucha, Padre Santo, las oraciones que te presentamos en el nombre de Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo por los siglos de los siglos.
• Oremos, hermanos, a Dios Padre, que nos llama a todos a colaborar en su obra
creadora.
- Por la Iglesia, para que reciba la abundancia del Espíritu y sepa expresar su solidaridad
con el mundo del trabajo y anuncie el Evangelio a los trabajadores y los pobres.
Roguemos al Señor.
- Por todos los cristianos, para que cobren conciencia de su vocación al apostolado y
lleven a su trabajo el testimonio de una fe viva y el servicio de una caridad sincera.
Roguemos al Señor
- Por los que dirigen y organizan el mundo del trabajo y de la economía, para que
procedan siempre con sabiduría y justicia, respetando los derechos de todos los
hombres. Roguemos al Señor.
- Por los que sufren por falta de empleo o a causa de la dureza de su trabajo, por los
trabajadores que están en peligro o reciben un salario injusto, para que no se sientan
desesperados y reciban la ayuda que necesitan. Roguemos al Señor.
- Por nosotros, por nuestras familias y por nuestros compañeros de trabajo, para que
encontremos satisfacción en los quehaceres cotidianos y trabajemos siempre como
servidores del Señor. Roguemos al Señor.
Escucha, Señor, la oración de tu Iglesia que san José obrero te recomienda. Por
Jesucristo, nuestro Señor
3 LITURGIA EUCARISTICA
Sacerdote: Orad hermanos para que este sacrificio, mío y vuestro, sea
agradable a Dios, Padre todopoderoso.
Todos: El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria
de su Nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia. (→ Este es el
Compendio de la Misa)
*** Se llevan al altar los dones; el pan y el vino. *** Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y nuestro
espíritu humilde; que éste sea hoy nuestro sacrificio y que sea agradable en tu presencia, Señor, Dios
nuestro. *** Lava del todo mi delito, Señor, limpia mi pecado.
a) Acción de gracias
El Señor esté con vosotros. R/ Y con tu espíritu. Levantemos el corazón R/ Lo tenemos
levantado hacia el Señor. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R/ Es justo y necesario.
Plegaria Eucarística IV.
En verdad es justo darte gracias, y deber nuestro glorificarte, Padre santo, porque tú
eres el único Dios vivo y verdadero que existes desde siempre y vives para siempre; luz
sobre toda luz.
Porque tú solo eres bueno y fuente de vida, hiciste todas las cosas para colmarlas de tus
bendiciones y alegrar su multitud con la claridad de tu gloria.
Por eso, innumerables ángeles en tu presencia, contemplando la gloria de tu rostro, te
sirven siempre y te glorifican sin cesar.
• Gracias Jesús por ayudarme a conocerte a Ti y al Padre cada día más. Gracias por
mostrarme cómo tu Padre es también mi Padre y escucha mis suplicas. Te pido que me
ayudes a responder con generosidad a su amor infinito, amando a mi prójimo, así como
Tú y Él me han amado. Gracias Jesús. Amén.
Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Y con ellos también nosotros, llenos de alegría, y por nuestra voz, las demás criaturas,
aclamamos tu nombre cantando:
b) Santo: con esta aclamación toda la asamblea, uniéndose a las jerarquías celestiales, canta
o recita las alabanzas a Dios.
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu
gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el
cielo.
c) Epíclesis Se implora el poder divino para que los dones se conviertan en el Cuerpo y la
Sangre de Cristo, y para que la víctima inmaculada que se va a recibir en la comunión sea para
salvación de quienes la reciban.
Santo eres en verdad, Padre, y con razón te alaban todas tus criaturas, ya que por
Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro, con la fuerza del Espíritu Santo, das vida y santificas
todo, y congregas a tu pueblo sin cesar, para que ofrezca en tu honor un sacrificio sin
mancha desde donde sale el sol hasta el ocaso. Por eso, Padre, te suplicamos que
santifiques por el mismo Espíritu estos dones que hemos separado para ti, de manera
que se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro, que
nos mandó celebrar estos misterios.
d) Narración de la institución y consagración. Con las palabras y gestos de Cristo, se
realiza el sacrificio que él mismo instituyó en la última cena. Momento más solemne de la Misa;
es la transubstanciación: pan y vino desaparecen al convertirse en el Cuerpo, Sangre, Alma y
Divinidad de Cristo. Dios se hace presente ante nosotros con todo su amor. ¡Bendito Jesus en el
Santísimo sacramento del Altar!
Porque Él mismo, la noche en que iba a ser entregado, tomó pan y dando gracias te
bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: "Tomen y coman todos de él,
porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por ustedes".
Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, y, dando gracias te bendijo, y lo pasó a
sus discípulos, diciendo: "Tomen y beban todos de él, porque éste es el cáliz de mi
Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por
muchos para el perdón de los pecados. Hagan esto en conmemoración mía".
e) Anámnesis. La Iglesia, al cumplir este encargo que, a través de los Apóstoles, recibió de
Cristo Señor, realiza el memorial del mismo Cristo, su Reactualización, recordando
principalmente su bienaventurada pasión, su gloriosa resurrección y la ascensión al cielo.
Atiende los deseos y súplicas de esta familia que has congregado en tu presencia, en el
domingo, día en que Cristo ha vencido a la muerte y nos ha hecho partícipes de su vida
inmortal. Reúne en torno a ti, Padre misericordioso, a todos tus hijos dispersos por el
mundo.
A nuestros hermanos difuntos y a cuantos murieron en tu amistad recíbelos en tu reino,
donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria, por Cristo, Señor
nuestro, por quien concedes al mundo todos los bienes.
Padre eterno, te ofrecemos la Preciosísima Sangre de Jesús, con todas las
Misas celebradas en el mundo en éste día, por las benditas Almas del
Purgatorio. Y Concédeles, Señor, el descanso eterno y brille para ellas la luz
perpetua. Amén.
h) Doxología final. Se expresa la glorificación de Dios y se concluye y confirma con el amen
del pueblo.
Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del
Espíritu Santo, todo Honor y toda Gloria por los siglos de los siglos. Amén
✞ ✞ ✞ Rito de la comunión
Significa "común unión". Al acercarnos a comulgar, además de recibir a Jesús dentro de
nosotros y de abrazarlo con tanto amor y alegría, nos unimos a toda la Iglesia en esa misma
alegría y amor.
a) Introducción al Padrenuestro
Con las palabras de Jesús nuestro Señor oremos al Padre de todos para que su reino venga a
cada persona de la tierra.
• Oremos a nuestro Padre misericordioso nos conceda la gracia de creer que Cristo está
en Tí, y Tú, Padre estás en Él.
• Unidos en el amor de Cristo, por el Espíritu Santo que hemos recibido, dirijámonos al
Padre con la oración que el Señor nos enseñó:
R/ Padre nuestro…
b) Rito de la Paz
Los fieles imploran la paz y la unidad para la iglesia y para toda la familia humana y se expresan
mutuamente la caridad antes de participar de un mismo pan.
Líbranos, Señor.
Líbranos, Señor de todos los males, y concédenos la paz en nuestros días, para que
ayudados por tu misericordia, vivamos libres de pecado y protegidos de toda
perturbación, y aguardando la venida gloriosa de Jesucristo, nuestra esperanza.
R. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una Palabra tuya
bastará para sanarme.
c) El gesto de la fracción del pan: Significa que nosotros, que somos muchos, en la
comunión de un solo pan de vida, que es Cristo, nos hacemos un solo cuerpo (1 Co 10,17)
d) Inmixión o mezcla: el celebrante deja caer una parte del pan consagrado en el cáliz.
Antífona de comunión Jn 17, 24
Padre, este es mi deseo: que los que me has dado estén conmigo donde yo estoy y
contemplen mi gloria, la que me diste. Aleluya.
Antífona de comunión Cf. Col 3, 17
Todo lo que de palabra o de obra realicéis sea todo en Nombre del Señor, dando gracias
a Dios. Aleluya.
Señor, después de recibir el don sagrado del sacramento, te pedimos humildemente que
nos haga crecer en el amor lo que tu Hijo nos mandó realizar en memoria suya. Él, que
vive y reina por los siglos de los siglos.
Saciados con los alimentos celestiales te pedimos humildemente, Señor, que, a ejemplo
de san José, gustemos continuamente el fruto de una paz perpetua, dando testimonio de
la caridad que infundes en nuestros corazones. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Señor Dios nuestro: Por medio de tu Hijo Jesucristo tú viniste a nuestro mundo para
salvar a los hombres en su situación y mentalidad concretas. Por medio de Jesucristo,
que está con nosotros ahora, abre a tu Iglesia, a los misioneros y a todos nosotros para
que sepamos acoger con amor a todos los hombres, hermanas y hermanos nuestros, y
para acompañarlos con humildad desde dentro de su cultura y mentalidad por el camino
que conduce a ti. Estamos seguros, oh Dios Padre, de que escucharás nuestra oración,
ya que te lo pedimos en el nombre de Jesús el Señor.
4 RITO DE CONCLUSION
Consta de saludo, bendición sacerdotal, y de la despedida, con la que se disuelve la asamblea,
para que cada uno vuelva a sus honestos quehaceres alabando y bendiciendo al Señor.
✞ ✞ ✞ Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos
de los siglos. R/ Amén.
¡Cristo, Rey nuestro! R/ ¡Venga tu Reino!
Consagración a María
Pidámosle a María que nos acompañe siempre:
Reina del Cielo, alégrate, aleluya, porque el Señor, a quien llevaste en tu seno, aleluya,
ha resucitado, según su palabra, aleluya. Santa María, Madre de Dios, ruega por
nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén
✞ ✞ ✞ Bendición
Hermanos: Si creemos en Dios y le amamos profundamente, desearíamos verle para
conocerle mejor. Quizás podamos mostrar a los que nos rodean algo del rostro de Dios
por medio de nuestra bondad y amor.
Para ello, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda
sobre nosotros y permanezca para siempre.
R/ Amén
Podemos ir en paz. R/. Demos gracias a Dios.
✞ ✞ ✞ Abba Padre, gracias te doy por enseñarme a Cristo histórico. Y ahora, por tu gracia
y Espíritu Santo concédeme fortalecer la fe, para caminar con Cristo, por Cristo y en
Cristo, ya no histórico, sino Pan vivo bajado del cielo.
«Tú eres Cristo, el Hijo de Dios Vivo» Mt 16, 16