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POESÍA ERÓTICA LATINA.

SELECCIÓN
1) CATULO
CARMEN 64 (en archivo adjunto)
CARMEN 5
¡Vivamos, Lesbia mía, y amemos, y todos los rumores de los viejos, demasiado severos, valorémoslos en un solo
céntimo! Los soles pueden morir y renacer; nosotros, cuando haya muerto de una vez para siempre la breve luz de
la vida, debemos dormir una sola noche eterna. Dame mil besos, luego cien, después otros mil, y por segunda vez
ciento, luego hasta otros mil, y otros ciento después. Y cuando sumemos ya muchos miles, los borraremos para
olvidarnos de su número o para que ningún maligno pueda echarnos mal de ojo cuando sepa que fueron tantos
nuestros besos.

CARMEN 7
Me preguntas cuántos besos tuyos, Lesbia, bastarían para saciarme. Pues bien: cuantos granos de arena libia hay
en Cirene, fértil en laserpicio, entre el oráculo del ardiente Júpiter y el venerable sepulcro del viejo Bato, o
cuantos astros, cuando calla la noche, vigilan los furtivos amores de los seres humanos, tantos son los besos,
dados por ti, que le bastan para saciarse al loco de Catulo, de forma que ni los curiosos podrían contarlos ni
hechizarlos una lengua maligna.

CARMEN 51
Aquél me parece que es igual a un dios: aquél, si se me permite, supera a los dioses, el que sentado frente a ti, sin
moverse, te mira y te oye reír con dulzura, cosa que a mí, en mi desgracia, me arrebata los sentidos, pues tan
pronto como te he visto, Lesbia, nada queda de mí (...) Mi lengua enmudece; una leve llama se aviva bajo mis
miembros; con su propio sonido zumban mis oídos y se cubren de noche mis ojos.
El ocio te perjudica, Catulo. Por el ocio te exaltas y te excitas demasiado. El ocio, antes que a ti, perdió a reyes y
ciudades prósperas.

CARMEN 70
Mi amante dice que ella no quiere hacer el amor con nadie, salvo conmigo, ni aunque se lo pidiera el mismo
Júpiter. Eso dice, pero lo que dice una mujer a un amante apasionado hay que escribirlo en el viento y en el agua
corriente.

CARMEN 72
Decías tiempo atrás que tú sólo te entregabas a Catulo, Lesbia, y que en mi lugar no querías tener ni a Júpiter.
Entonces te amé no sólo como la gente quiere a su amante, sino como un padre quiere a sus hijos y a sus yernos.
Ahora te conozco. Por ello, aunque me consuma fuera de toda moderación, sin embargo me resultas con mucho
más vil y frívola. ¿Cómo es posible? me dices. Porque a un amante una traición así obliga a amar más, pero a
querer peor.

CARMEN 75
A tal extremo ha llegado mi alma, Lesbia, por tu culpa y de tal forma ella misma se ha perdido por su fidelidad,
que ya ni puede quererte bien, por muy buena que seas, ni puede dejar de amarte, aunque hagas de todo.

2) POETAS ELEGÍACOS
A. GÉNERO: ANTECEDENTES, CARACTERÍSTICAS Y PRINCIPALES EXPONENTES
También aventajamos a los griegos en la elegía. Según mi parecer el autor más pulido y refinado es Tibulo; hay
quienes prefieren a Propercio. Ovidio es más exuberante que uno y otro, así como Galo es más tosco. (Quint.,
Inst. 10.1.93)

Y el avaro destino no me concedió tiempo para una amistad con Tibulo; él fue tu sucesor, Galo; Propercio fue el
suyo; y yo mismo fui el cuarto después de ellos en el orden temporal (Ov., Tr. 4.10.51-54)
En la unión de versos desiguales se encerró al principio el lamento y luego también la expresión del deseo. Pero
los críticos discuten quién fue el primero en producir delicadas elegías y la disputa esta aún en litigio. (Hor. Ars
75-78)

En el amor tiene más valor un verso de Mimnermo que uno de Homero. Amor, que es apacible, pide poemas
suaves. (Prop. 1.9.11-12)

Manes de Calímaco y ritos de Filetas de Cos, dejadme, os pido, ingresar en vuestro bosque sagrado. (Prop. 3.1.1-
2)

Me bastará agradar entre los libros de Calímaco y cantar en tus ritmos, poeta de Cos. (Prop. 3.9.43-44)

B. TÓPICOS ELEGÍACOS
Pero tú, compón elegías, tarea engañosa, éste es tu campamento, para que los demás autores escriban a tu
ejemplo. Soportarás la milicia de Venus bajo las armas de la seducción y serás un enemigo apropiado para los
jóvenes de Venus. Pues las victorias que obtuviste con tu trabajo, de esas palmas tuyas se burla una sola joven. Y
aunque te hayas quitado el gancho bien agarrado a tu mentón, de nada te servirá: el anzuelo te oprimirá en tu
boca. A capricho de ella verás el día y la noche, y no caerá una gota de tus ojos, si no te lo ordena ella. No te
ayudarán ni mil guardias ni umbrales sellados: una rendija le basta si está decidida a engañarte. Prop. 4.1.135-146

B.1 MILITIA AMORIS

Es soldado todo amante y Cupido tiene su campamento propio; Ático, créeme, es soldado todo amante. La edad
idónea para la guerra, conviene también para el amor. Cosa inútil es un soldado viejo, cosa inútil es el amor de un
viejo. Los años que reclaman los generales en un soldado valiente, ésos mismos los reclama una joven bonita en
el hombre que la acompaña. Ambos están de guardia la noche entera; en el suelo se acuestan uno y otro: uno
vigila la puerta de su dueña; otro, la de su general. El oficio de soldado es un largo camino; pon en marcha a la
joven, y su amante estará pronto para seguirla sin fin. Arremeterá contra los montes que se le pongan por delante,
y contra los ríos crecidos por el aguacero; pisará él por encima de montones de nieve; y si tiene que cruzar el mar,
no pondrá como pretexto para no hacerlo los Euros huracanados, ni buscará para surcar las aguas las
constelaciones propicias. ¿Quién, a no ser un soldado o un amante, es capaz de soportar el frío de la noche, y la
nieve mezclada con lluvia copiosa? Uno es enviado como espía a los odiosos enemigos, el otro tiene los ojos
puestos en su rival, como si de un enemigo se tratase. Uno asedia ciudades poderosas; otro el umbral de su amiga
altanera; uno rompe las puertas de una ciudad, como el otro las puertas de una casa.
Muchas veces fue provechoso atacar a los enemigos cuando estaban durmiendo y degollar con mano armada a la
tropa inerme: así sucumbieron los fieros escuadrones de Reso el tracio y así vosotros, caballos, abandonasteis a
vuestro dueño, al ser capturados. Los amantes, como es lógico, aprovechan el sueño de los maridos y mueven sus
armas contra los dormidos enemigos. Pasar por medio del grupo de centinelas y de la muchedumbre de vigilantes,
tal es la labor del soldado y del mísero que siempre ama. Marte es dudoso y no es segura Venus: los vencidos
tornan al alzarse y aquellos de los que negarías que pudieran alguna vez abatirse, caen. Así pues, cualquiera que
fuese el que llamaba pereza al amor, cállese; el amor es propio de un espíritu activo. Se abrasa Aquiles,
entristecido por Briseida, que le ha sido arrebatada; ahora que podéis, troyanos, quebrantad las fuerzas argivas.
Héctor iba de los brazos de Andrómaca al combate y era su mujer quien le ponía el casco en la cabeza. La flor y
nata de los generales, el Atrida, dícese que quedó pasmado cuando vio a la hija de Príamo con los cabellos sueltos
como una Ménade. Marte también, sorprendido, experimentó las cadenas de artesano: ninguna otra historia fue
más famosa en el cielo. Yo mismo era indolente y nacido para el reposo tranquilo; el lecho y la sombra habían
ablandado mi carácter, pero la preocupación por una hermosa muchacha estimuló mi ociosidad y me ordenó
ganar la soldada sirviendo en su campamento. Desde entonces, me ves ágil y llevando a cabo guerras nocturnas.
El que no quiera volverse perezoso, ¡que se enamore! Ov., Am.1.9

¡Rodead mis sienes, triunfales laureles! He vencido: he aquí que en mi regazo está Corina, a la que un varón, un
guardián, una dura puerta, tantos enemigos preservaban para que ningún arte pudiera capturarla! Ov. Am. 2.12.1-
4

Esta victoria es para mí más importante que una sobre los partos, esto será mi botín, esto mis reyes, esto mis
carros. Prop. 2.14.23.24
Como peleara ella como si no quisiera ser vencida, vencida fue no a disgusto y entregándose a sí misma. Ov. Am.
1.5.13-17

Si arranco sus ropas y desnuda me hace frente, entonces componemos largas Ilíadas. Prop. 2.1.13-14

Permanecen en mí sus dardos [los del dios Amor], permanece también su imagen infantil pero sin duda ha
perdido sus alas pues, ay, nunca se aleja volando de mi pecho y dentro de mi sangre guerrea sin cesar” Prop.
2.12.13-16

¿Por qué a mí, que como soldado nunca abandoné tus estandartes [los del dios Amor], me dañas y en mi propio
cuartel recibo heridas? Ov. Am. 2.9.3-4

Yo no he nacido para el encomio, no he nacido idóneo para las armas; los hados quieren que yo soporte esta
milicia [la del amor] Prop. 1.6.29-30

Entretanto, mientras el destino lo consiente, amémonos. Ya llegará la muerte con su cabeza cubierta de tinieblas,
ya se deslizará la edad de la pereza; no estará bien visto amar, ni decirnos ternezas con al cabeza canosa. Ahora
hay que servir a una Venus alocada, ahora que romper puertas no resulta vergonzoso y andar de peleas gusta.
Aquí soy yo un buen jefe y un buen soldado. Tib. 1.1.69-76

B.1 SERVITIUM AMORIS

Mucho más ferozmente y con más crueldad hostiga Amor a los que se le resisten que a quienes admiten soportar
su esclavitud. Ov. Am. 1.2.17-18

De este modo veo esclavitud y una ama dispuesta para mí: adiós, ya, aquella libertad paterna. Se me impone una
triste servidumbre y soy retenido por cadenas y Amor nunca retira sus lazos al desdichado. Tib. 2.4.1-4

Puesto que a ningún amante le queda libertad, ninguno será libre si quiere amar. Prop. 2.23.23-24

Si alguien piensa que es vergonzoso ser esclavo de una mujer, ante ese juez seré yo culpable de esa vergüenza.
Ov. Am. 2.17.1-2

Y que haya dos versos: QUIEN AHORA YACE COMO HÓRRIDO POLVO ERA EN UN TIEMPO ESCLAVO
DE UN ÚNICO AMOR. Prop. 2.13.35-36

¿Por qué te extrañas si una mujer trastorna mi vida y tiene a su hombre sujeto a su ley e inventas contra mi
persona vergonzosas acusaciones de incapacidad porque no pueda romper las cadenas y el yugo? Prop. 3.11.1-4

B.2 EXCLUSUS AMATOR

Pronuncio magníficas palabras, pero a mí, que con ostentación pronuncio estas magníficas palabras, unas puertas
cerradas rechazan mis altivas frases. ¡Cuántas veces he jurado que nunca volvería a sus umbrales! Aunque lo he
hecho con firmeza, mis propios pies han vuelto. Tib. 2.6.11-14

¿Así pues rechazado tantas veces de tus puertas me he tenido que resignar a extender mi cuerpo de persona libre
sobre el duro suelo? ¿Así que por culpa de no sé quién a quien tú tenías entre tus brazos he montado yo guardia
como un esclavo ante tu casa cerrada? Ov. Am. 3.11.9-12

A mí me retienen, encadenado, las cadenas de una hermosa muchacha y estoy sentado, como un esclavo portero,
ante sus insensibles puertas. Tib. 1.1.55-56

Aprende entonces a aceptar la pesada servidumbre de mi muchacha y qué es regresar a tu casa habiendo sido
excluido. Prop. 1.5.19-20

B.2 FOEDUS AMORIS

Ninguna mujer me apartará de tu lecho: nuestra Venus fue unida desde un principio con este pacto. Tib. 3.19.1-2
En un nuevo amor antes debo establecer los pactos, firmar las normas y redactar la ley. Amor mismo respalda
estas condiciones con su firma y oficia de testigo la curva corona de la diosa sideral. Pues si un lecho se somete
sin pacto seguro, no tiene dioses vengadores la noche, que requiere vigilancia. Prop. 3.20.17-22

¡Oh, por las normas del lecho compartido y por todos los dioses que se entregan a menudo a tus engaños,
abstente! Ov. Am. 3.11.45-46

B.2 PAUPER AMATOR / AVARA PUELLA

Pero tú, abandona cuanto antes los consejos de la rapaz hechicera pues con re-galos es vencido todo amor. El
pobre siempre estará contigo, el pobre será el primero en acercarse y permanecerá fijo junto a tu tierno costado, el
pobre, fiel acompañante, en un apretado tumulto de gente te sostendrá la mano y te abrirá camino, el pobre te
conducirá a escondidas hasta los amigos ocultos y él mismo desatará los lazos de tu níveo pie. ¡Ay! En vano
cantamos y no se abre la puerta, vencida por mis palabras, sino que hay que golpearla con la mano llena. Tib.
1.5.59-68

De nada sirven mis elegías ni Apolo, inspirador de mi poesía: aquella exige continuamente una retribución con
mano sin fondo. Tib. 2.4. 13-14

Encontraré al menos una entre tantas mentirosas que quiera volverse conocida por mi canto y no me insulte con
tan crueles hábitos y te dé celos: tarde llorarás, ay, amada tanto tiempo. Prop. 2.5.5-8

¿Me preguntas por qué he cambiado? Porque me pides que te pague. Por ese motivo no me puedes agradar.
Mientras eras sencilla, amé tu alma junto con tu cuerpo. Ahora por una falta de tu carácter, ha quedado viciada tu
belleza. Y el Amor es niño y desnudo; tiene una edad que no admite mezquindades y, para mostrarse sin
dobleces, no lleva ninguna vestidura. ¿Por qué me mandáis que el hijo de Venus se prostituya por dinero? No
tiene bolsillo donde guardarse el dinero. Ni Venus ni el hijo de Venus están dotados para combates fieros; no
conviene que cobren soldada unos dioses no soldados. La meretriz espera de pie, dispuesta a venderse a
cualquiera por un precio fijado y busca míseras riquezas con el servicio de su cuerpo; sin embargo maldice la
tiranía de su avaro patrón, y aquello que vosotras hacéis voluntariamente, ella lo hace obligada. Ov. Am. 1.10.11-
24

Pague el pobre con su atención, con su afán y con su lealtad: lo que posee, todo lo ofrezca a su dueña. Tengo
también como dote celebrar con poemas a las mujeres que se lo merecen: la que quise, gracias a mi arte es
conocida. Se rasgarán los vestidos, se quebrarán las gemas y el oro, perenne será la fama que proporcionen mis
poemas. Ov. Am. 1.10.57-62

Las estrellas, el rocío de la mañana y la puerta abierta furtivamente para mi desgracia son testigos de que nada en
mi vida fue nunca más querido que tú. Ahora lo serás también, aunque seas mi enemiga. Ninguna mujer pondrá
sus huellas en mi lecho: dormiré solo, puesto que no puedo ser tuyo. ¡Y ojalá, si acaso he vivido piadosamente,
aquel rival se convierta en piedra en medio de su amor! Prop. 2.9.43-48

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