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Manual de

Historia Constitucional Argentina


(1492 - 2011)
Manual de
Historia Constitucional Argentina
(1492 - 2011)

GUILLERMO RAÚL MORENO

DIRECTOR
Moreno, Guillermo Raúl
Manual de historia constitucional argentina,
1492-2011 / Guillermo Raúl Moreno. - 1a ed. -
La Plata : EDULP, 2021.
Libro digital, PDF

Archivo Digital: descarga y online


ISBN 978-987-8348-89-6

1. Derecho Constitucional. I. Título.


CDD 342.009

Edición
Guillermo Raúl Moreno

Corrección
María Paola Zuluaga

Diseño de tapa
Leticia Rodríguez

Diseño de interior
María Soledad Ireba

Editorial de la Universidad Nacional de La Plata (Edulp)


48 Nº 551-599 4º piso / La Plata B1900AMX / Buenos Aires, Argentina
+54 221 644-7150
edulp.editorial@gmail.com
www.editorial.unlp.edu.ar

Edulp integra la Red de Editoriales de las Universidades Nacionales (REUN)

Primera edición, 2021


ISBN 978-987-8348-89-6
Queda hecho el depósito que marca la Ley 11723
© 2021 - Edulp
Se trata pues de considerar el derecho de una manera
nueva y fecunda: como un elemento vivo y continuamente
progresivo de la vida social y de estudiarle en el ejercicio
mismo de esta vida social; esto es verdaderamente conocer
el derecho, conocer su genio, su misión, su rol. Es así como
las leyes mismas nos mandan comprenderle, porque es el
alma, la vida, el espíritu de las leyes. Saber pues leyes, no es
saber derecho; porque las leyes no son más que la imagen
imperfecta y frecuentemente desleal del derecho que vive en la
armonía viva del organismo social.

JUAN BAUTISTA ALBERDI


Fragmento preliminar al estudio del derecho
Imprenta de la Libertad, Buenos Aires, 1837
PRESENTACIÓN Y AGRADECIMIENTOS

El presente trabajo es producto de la decisión y el esfuer-


zo mancomunado de un grupo de docentes de la Facultad
de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional
de La Plata. A través de esta obra, nos propusimos poner al
alcance de los alumnos y las alumnas un material accesible
para ser utilizado como una herramienta más en el estudio
de la historia constitucional de nuestro país.
Quiero dejar expresado mi sincero agradecimiento por el com-
promiso y la dedicación de todos y cada uno de los autores y las
autoras que hicieron posible este Manual de cátedra. En el mismo
sentido no puedo dejar de agradecer a quienes tuvieron la respon-
sabilidad del cuidado en la corrección y el diseño de este libro:
Leticia Rodríguez, María Paola Zuluaga y María Soledad Ireba.
Asimismo, mi especial reconocimiento y gratitud a la Editorial
de la Universidad Nacional de La Plata, y a través de ella, a su
director, el Dr. Facundo Abalo por la confianza dispensada en
esta obra que hoy ve la luz.
Por último, muchas gracias a la Revista Derechos en Acción
(ReDeA), por permitir, acompañar y promover proyectos edi-
toriales como el presente que tienen como único objetivo di-
fundir el conocimiento de manera libre, abierta y gratuita. En
particular, muchas gracias a su Director, Prof. Pablo Octavio
Cabral, y a todo su staff editorial.

Prof. Guillermo Raúl Moreno


La Plata, verano de 2021
TABLA DE CONTENIDO

PRÓLOGO……………………………………………………….................... 14

CAPÍTULO I: HISTORIA Y CONSTITUCIÓN 

Por Guillermo Raúl Moreno ......................................................................... 31

1) Historia. Historia constitucional. Ciencia política. Derecho Constitucional


2) Historiografía. Historiografía argentina. Diferentes corrientes
3) El Constitucionalismo. Concepto. Postulados. Etapas
4) Poder constituyente y poderes constituidos. Constitución, concepto.
Tipologías
5) Supremacía constitucional y Estado Federal. Sistemas de control de
constitucionalidad
BIBLIOGRAFÍA

CAPÍTULO II: DOMINACIÓN HISPÁNICA 

Por Guillermo Raúl Moreno ......................................................................... 78

1) Significado de la dominación hispánica en América. Títulos de domi-


nio. Bases jurídicas de la dominación. Situación de los aborígenes
2) Principales instituciones de la época de dominación hispánica en
América
3) Sistemas de control de los funcionarios. Juicios de visita y residencia
4) Características de la legislación indiana
5) El cabildo. Concepto. Clases. Integración. Funciones
6) Las reformas borbónicas. Incidencia en la relación económica y polí-
tica entre España y América
7) El Virreinato del Río de la Plata. Causas de su creación
BIBLIOGRAFÍA
CAPÍTULO III: LA REVOLUCIÓN DE MAYO

Por Guillermo Raúl Moreno ........................................................................ 156

1) Situación europea en la época previa a la Revolución de Mayo. Las


invasiones inglesas. Causas. Consecuencias
2) Crisis de legitimidad española. La Junta Suprema Central de Sevilla.
Política británica en relación al Río de la Plata: Tratado Apodaca-Caning
3) Génesis de la Revolución. Causas. Sectores enfrentados. Congreso
General del 22 de Mayo. Debate. Votación. Junta del 24. El 25 de Mayo
4) Primera Junta de Gobierno. Circulares a las Provincias. Sectores enfren-
tados. El Plan de Operaciones de Moreno. Legislación más importante
5) La Junta Grande. Formación. Juntas Provinciales. Reglamento sobre
libertad de imprenta
6) El Primer Triunvirato. Estatuto Provisional. Decreto de Libertad de
Imprenta. Decreto de Seguridad Individual. Reformas judiciales 
BIBLIOGRAFÍA

CAPÍTULO IV: LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII

Por Guillermo Raúl Moreno.......................................................................... 218

1) La Logia Lautaro. Revolución del 8 de octubre de 1812. El Segundo


Triunvirato
2) Convocatoria a la Asamblea. Obra legislativa. Soberanía. Derechos
individuales. Unificación del Poder Legislativo
3) El federalismo. El pensamiento político de Artigas. Instrucciones
Orientales
4) Proyectos Constitucionales
5) El Directorio. Sublevación de Fontezuelas. Disolución de la Asamblea
BIBLIOGRAFÍA
CAPÍTULO V: EL CONGRESO DE TUCUMÁN

Por Carlos Raúl Goyena ............................................................................... 255

1) Convocatoria del Congreso de Tucumán


2) El contexto internacional. El Congreso de Viena. La Santa Alianza
3) El Congreso de Oriente. La Declaración de la Independencia
4) La Declaración de la Independencia
5) El debate sobre la forma de gobierno. Negociaciones monárquicas
6) Constitución de1819. Fuentes. Análisis. Caracterización del Senado
7) La Batalla de Cepeda. Tratado del Pilar. Los pactos interprovinciales.
Los pactos preexistentes
BIBLIOGRAFÍA
 

CAPÍTULO VI: PERÍODO RIVADAVIANO EN LA PROVINCIA


DE BUENOS AIRES 

Por Martín Machado .................................................................................... 320

1) Bustos y el Congreso de Córdoba de 1821. Causas de su fracaso


2) El Tratado de Benegas
3) El pensamiento Rivadaviano
4) Reformas en la provincia de Buenos Aires. Políticas, económicas, re-
ligiosas, sociales. El empréstito con la Baring Brothers
5) Derrota de Ramírez. Tratado del Cuadrilátero
6) Convocatoria al Congreso de 1824/1827. Comisionados. Ley provin-
cial del 13 de noviembre de 1824
BIBLIOGRAFÍA

CAPÍTULO VII: CONGRESO DE 1824-1827

Por Diego Gabriel Presa ............................................................................... 384

1) Tratado con Inglaterra


2) Ley Fundamental. Principal Legislación del Congreso
3) Constitución de 1826. Análisis. Pronunciamiento de las Provincias
4) Convención Preliminar de Paz con el Brasil. Renuncia de Rivadavia
5) Tratados interprovinciales. Huanacache. Ley del 3 de julio de 1827
6) Convención Nacional de Santa Fe
7) Restablecimiento de la provincia de Buenos Aires. Dorrego. Tratado
definitivo de Paz con el Brasil
8) Motín del 1 de diciembre de 1828. Fusilamiento de Dorrego. La Con-
vención de Santa Fe como autoridad soberana. Pactos de Barracas y
Cañuelas
BIBLIOGRAFÍA

CAPÍTULO VIII:  LA LIGA DEL INTERIOR Y EL PACTO FEDERAL

Por Jorge Enrique Amorín ............................................................................ 445

1) La asunción de Rosas a la gobernación. Las facultades extraordina-


rias y la suma del poder público
2) Liga del Interior. Conformación. Análisis del Tratado del 31 de agos-
to de 1830
3) El Pacto Federal. Polémica Ferré-Roxas y Patrón. Análisis del trata-
do. La Comisión Representativa
4) Ideología rosista. La Carta de la Hacienda de Figueroa. Asesinato de
Facundo Quiroga
5) Generación del 37. Posición ideológica. Acción político-institucional
6) Ley de Aduanas
7) Bloqueos al Puerto de Buenos Aires
8) El Pronunciamiento de Urquiza. Conformación del Ejército Grande
9) Batalla de Caseros. Consecuencias
BIBLIOGRAFÍA

CAPÍTULO IX: LA CONSTITUCIÓN DE 1853 

Por Juan Paulo Gardinetti ............................................................................ 508

1) Protocolos de Palermo. Misión Irigoyen


2) Acuerdo de San Nicolás. Análisis
3) Jornadas de Junio en la Provincia de Buenos Aires
4) Secesión de Buenos Aires
5) Constitución de 1853. Fuentes. Estructura. Principales debates. Aná-
lisis. Aprobación. Actitud de Buenos Aires
6) Presidencia de Urquiza. Capital Provisoria. Relaciones con Buenos
Aires. Aduana
7) Batalla de Cepeda. Pacto de San José de Flores
BIBLIOGRAFÍA

CAPÍTULO X: INCORPORACIÓN DE BUENOS AIRES.


PRESIDENCIAS FUNDACIONALES

Por Gabriela Silvana Martínez ................................................................... 562

1) Reforma de 1860. Análisis


2) Rechazo de los diputados por Buenos Aires. Nueva separación. Acti-
tud del Congreso 3) Batalla de Pavón
4) Bartolomé Mitre. Poder Ejecutivo de facto. Límites. Jurisprudencia
de la Corte
5) Presidencias fundacionales: Mitre, Sarmiento y Avellaneda. Caracte-
rísticas comunes 6) Legislación más importante. Ley de Compromiso.
Ley de Acefalía. Segundo gobierno de facto
7) Reforma Constitucional de 1866
BIBLIOGRAFÍA

CAPÍTULO XI: EL ORDEN CONSERVADOR 

Por Carlos Marucci ...................................................................................... 606

1) Campaña al Desierto
2) Federalización de Buenos Aires
3) Generación del 80
4) El unicato y el Régimen. Consagración del fraude electoral
5) Los gobiernos conservadores. Legislación laica
6) El modelo agroexportador
7) Reforma constitucional de 1898
8) Inmigración. Movimiento obrero. Partidos políticos
BIBLIOGRAFÍA
CAPÍTULO XII: EL RADICALISMO

Por Miguel Oscar Berri ................................................................................. 681

1) Formación de la Unión Cívica. Abstención revolucionaria. Revolu-


ción del 90
2) El convenio Roca Mitre. División de la Unión Cívica. Revoluciones
radicales
3) La reforma electoral. Antecedentes. Ley de circunscripciones unino-
minales. Ley Sáenz Peña
4) Presidencias radicales del período 1916-1930
5) El golpe militar de Uriburu. Acordada de la Corte. El corporativismo
6) La década infame. La Concordancia. El Tratado Roca Runciman
7) El plan Pinedo y la sustitución de importaciones
BIBLIOGRAFÍA

CAPÍTULO XIII: EL PERONISMO

Por Pablo Castelli .......................................................................................... 743

1) Antecedentes. La FORJA. El GOU. El golpe militar de 1943. El nuevo


sindicalismo. El 17 de octubre. El partido laborista
2) Los planes quinquenales. La tercera posición ideológica. El voto fe-
menino
3) El constitucionalismo social. Pensamiento de Arturo Sampay
4) La reforma constitucional de 1949. Cuestionamiento a su constitu-
cionalidad
5) Derrocamiento de Perón. Derogación de la Constitución de 1949.
Proscripción del peronismo
6) La reforma de 1957. Tramitación. Análisis. Cuestionamiento a su
constitucionalidad
BIBLIOGRAFÍA
CAPÍTULO XIV: ¿DEMOCRACIAS CON PROSCRIPCIÓN? 

Por Agustina Pilar Cuerda ........................................................................... 808

1) Frondizi y el fallido compromiso con Perón. Derrocamiento


2) Elección de Illia y derrocamiento
3) La expansión militar. Revolución Argentina. Represión
4) La enmienda de 1972
5) Regreso a las urnas. El FREJULI y la asunción de Perón. Los grupos
revolucionarios de izquierda y de derecha. La represión
6) El autodenominado Proceso de Reorganización Nacional
7) Las desapariciones forzadas como metodología
8) Organizaciones de Derechos Humanos
9) Guerra de Malvinas. Consecuencias
10) Doctrina de facto. Interpretación jurisprudencial de los actos de los
gobiernos de facto a lo largo del tiempo. Supremacía constitucional y
estatutos de los gobiernos de facto
BIBLIOGRAFÍA

CAPÍTULO XV: EL RETORNO A LA VIDA DEMOCRÁTICA 

Por Agustina Pilar Cuerda y Pablo Castelli ................................................. 859

1) Presidencia de Alfonsín. Juicio a las juntas militares. El Consejo para


la Consolidación de la Democracia
2) Las leyes de Punto Final y Obediencia Debida. Jurisprudencia. De-
rogación
3) El Mercosur
4) Presidencias de Menem. El neoliberalismo económico
5) La Reforma Constitucional de 1994. Pactos previos. Núcleo de Coin-
cidencias básicas. Principales características de la reforma. La jerarquía
constitucional de los tratados sobre derechos humanos
6) Resolución institucional de la crisis del 2001
7) El kirchnerismo. Nuevo impulso a la política de defensa de los dere-
chos humanos
BIBLIOGRAFÍA
PRÓLOGO

La materia Historia Constitucional forma parte del plan


de estudios de la carrera de abogacía desde los primeros
años de la fundación la Facultad de Ciencias Jurídicas y
Sociales de la Universidad Nacional de La Plata en 1906.
Su implementación recogió los lineamientos fundamenta-
les trazados por los documentos iniciales de nuestra Facul-
tad que indicaban como objetivos básicos para su Plan de
Estudios el estudio de la historia con materias tales como
Historia del Derecho, Historia de las Instituciones e Histo-
ria Constitucional. Se seguía así el criterio humanista que
impregnó la fundación de la Universidad de acuerdo con
las ideas de Joaquín V. González, exponente de concepcio-
nes renovadoras que avanzaban notablemente sobre el con-
servadorismo hegemónico al que él pertenecía. Al estudio
de los textos jurídicos debía dársele un complemento que
se manifestó, también, en el estudio de otras materias como

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 14


Filosofía, Economía o Sociología, que permitiesen superar
el dogmatismo predominante en el estudio del Derecho.
Historia Constitucional fue entonces una cátedra funda-
da en nuestra facultad, que separó su estudio del Derecho
Constitucional y desde entonces se convirtió en una ver-
dadera tradición en la enseñanza que se impartió, con un
contenido muy parecido al que se le da en la actualidad y al
que se le ha agregado, claro, el estudio de un nuevo siglo de
nuestra historia política. Otras facultades del país, fundadas
con posterioridad, siguieron ese ejemplo e incorporaron a
sus planes de estudio la Historia Constitucional. No ocurrió
lo mismo con las facultades que le antecedieron, la de Cór-
doba y Buenos Aires, que continuaron aferradas a la materia
Historia del Derecho.
La historia argentina del siglo XIX tal como la escribieron
nuestros primeros historiadores consistía en una crónica po-
lítica y militar que subestimó el estudio de sus aspectos insti-
tucionales. Los primeros programas de Historia Constitucio-
nal contemplaban el estudio de la historia argentina en forma
similar a los programas de enseñanza de esa materia en otras
facultades o institutos de formación docente a los que les aña-
dían el estudio de sus aspectos institucionales (por ejemplo
los programas de la carrera de Historia en la Facultad de Fi-
losofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, cuya fun-
dación precedió a nuestra Facultad de Derecho). A tal punto
era así, que en la Universidad Nacional de La Plata la carrera

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 15


de Historia dependió en los años siguientes a su fundación
de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales con materias
comunes, entre ellas Historia Constitucional.1
La mayor complejidad de los estudios históricos, que agre-
gó a los aspectos políticos y militares el estudio de la eco-
nomía y de la sociedad a tal punto que hoy la historia es
historia social, contribuyó a la especialización de la materia
delimitando su objeto, en el caso de la Historia Constitucio-
nal Argentina, al estudio de los pactos, estatutos, congresos,
proyectos de constituciones, constituciones y leyes de na-
turaleza constitucional. Entonces se presuponía el conoci-
miento por parte de los alumnos de los hechos de la historia
argentina para poder encarar, sobre esa base, el estudio de
la Historia Constitucional.2 Es posible que ello haya sido
así en los primeros años en los que se dictó la materia, ya
que efectivamente la historia argentina era estudiada en la
1 
AAVV. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación: Documentos y notas para
su historia. La Plata: Ediciones Al Margen, 2001.
2
El Programa de Historia Constitucional vigente durante la dictadura militar de 1976-
1983, aprobado en 1978 decía: “se sobreentiende que el alumno debe tener conocimientos
básicos de historia argentina. A dichos efectos podrá recurrir a los textos generales de his-
toria argentina”. Citaba a continuación a Mitre, López y la Historia de la Nación Argentina
de la Academia Nacional de Historia. Acorde con los criterios impuestos en la época que
lógicamente eran contrarios al principio de libertad de cátedra, ese programa exigía cierto
contenido para el desarrollo de los temas. Por ejemplo: La tiranía de Rosas o El Partido
Comunista y otras tendencias deshumanizadas y totalitarias. No contemplaba el estudio
del peronismo ni de la Reforma Constitucional de 1949, salvo que el peronismo hubiese
sido considerado como tendencia deshumanizada y totalitaria. Ver Programa y Bibliogra-
fía. 1978. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, La
Plata, 1984. En 1984, con la restauración democrática, se retocó rápidamente el programa
eliminando esas distorsiones y se creó la Cátedra II de Historia Constitucional de la que
formé parte desde su fundación. En ese entonces los alumnos llamaron a la Cátedra II la
cátedra democrática. Ver Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Ciencias Jurídi-
cas y Sociales. Edición Oficial. Programa (1984), La Plata, 1991.

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escuela secundaria; pero sobre todo existía una incorpora-
ción social de la historia a través de la familia, los partidos
políticos y las organizaciones sociales y sobre la base de ese
conocimiento se estudiaban los aspectos especializados que
definen a la Historia Constitucional. Si se tiene en cuenta
que Joaquín V. González publicó su Manual de la Constitu-
ción Argentina: Escrita Para Servir de Texto de Instrucción
Cívica de los Establecimientos de Educación Secundaria en
18973 (tal era el título completo de la obra), indudablemen-
te se exigía una sólida base para iniciar los estudios univer-
sitarios. Probablemente eso funcionó durante las primeras
décadas, pero cuando se perdió ese conocimiento previo se
corrió el riesgo de que una materia mal enseñada se trans-
formase en el estudio normativo de un catálogo de textos
que no se comprendían, que no eran explicados en su géne-
sis política ni en su dimensión histórica, que se olvidaban
porque no existía un contexto teórico al cual incorporar-
los. Entonces fue necesario volver al estudio de los hechos,
los que explican la creación de las normas; las que a su vez
tienen consecuencias que se manifiestan en otros hechos,
teniéndose siempre presente que la formación de nuestra
institucionalidad está precedida por cruentas luchas que
dejaron miles de muertos en los campos de batalla y en las
calles de nuestras ciudades. Paradójicamente, esas muertes

3
González Joaquín V. Manual de la Constitución Argentina. Buenos Aires: Ángel Estrada
y Ca. 1897.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 17


fueron las que dieron vida a las normas cuya génesis e interpre-
tación son el objeto de estudio de la Historia Constitucional.
El estudio de la Historia Constitucional exige un enfoque
interdisciplinario. Participan la historia, la ciencia política y
el derecho pero cada una de estas disciplinas la consideran
como una extensión de sus propios estudios. Muchas veces
hemos visto exponerla como un resumen introductorio del
Derecho Constitucional tal como lo hizo Joaquín V. Gonzá-
lez en su Manual dedicándole treinta y ocho páginas, con-
siderando que era tal vez el primer contacto que tenían los
alumnos, a través de su obra, con los antecedentes que lle-
varon a la sanción de nuestra Constitución.4 También, Juan
Antonio González Calderón en su Derecho Constitucional
Argentino dedicó la primera parte de su obra, publicada ori-
ginariamente en 1923, a la historia de nuestra organización
constitucional.5 Otras veces fue confundida con una historia
de la constitución, con el análisis del texto constitucional y
la explicación de sus fuentes, eliminando hechos, doctrinas
y prácticas políticas, enfoque al que son muy afectos los es-
pañoles.6 La historia de la constitución es efectivamente un
capítulo en el estudio de la Historia Constitucional, pero no

4
González Joaquín V. Op. cit., p. 12.
5 
González Calderón, Juan Antonio. Derecho Constitucional Argentino. Buenos Aires:
Lajouane, 1923, tomo I.
6
Ver por ejemplo: Las constituciones de España. Edición y estudio preliminar de Jor-
ge de Esteban. Madrid: Taurus, 1987. Cuadro comparativo de las constituciones espa-
ñolas. Junta de Andalucía. Disponible en: www.juntadeandalucia.es consultado el 10
de agosto de 2020. Vera Santos, José Manuel. Las constituciones de España. Madrid:
Thomson, 2008.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 18


se confunde con su objeto, más amplio como ya se encargó
de señalarlo Emilio Ravignani.7 Los historiadores del dere-
cho, por su parte, hacen un estudio de las normas, sean o
no de naturaleza constitucional, con un enfoque positivista
desvinculado de los orígenes históricos de esas normas. Para
los historiadores, en cambio, puede constituir un resultado
de los hechos que dieron origen al texto normativo sin su
análisis jurídico. Todas esas interpretaciones han prescindi-
do del real objeto de estudio de Historia Constitucional que
es el estudio de la gestación y análisis de las normas de natu-
raleza constitucional. No prescinde de los hechos que dan ex-
plicación a las normas, tampoco del derecho ya que hace un
análisis jurídico. Se complementa con la teoría política que,
mediante doctrinas e ideas, da sustento al sistema normati-
vo constitucional y al proyecto político que una constitución
expresa permitiendo su explicación. La Historia Constitucio-
nal es, entonces, una disciplina autónoma correspondiendo
a nuestra Facultad la primacía de haberla iniciado como tal
en Argentina.
El estudio de los textos objeto de la historia constitucional no pue-
de hacerse mediante una hermenéutica actual ya que se corre el
riesgo de concluir en una interpretación anacrónica. El sentido de
las normas está dado por el lenguaje de la época, pero sobre todo
por el contexto histórico y las doctrinas políticas y jurídicas que

Ravignani, Emilio. Prenociones para el estudio de la historia constitucional de la República


7 

Argentina. Buenos Aires: Peuser, 1930, p. 165.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 19


dieron sustento a las normas. Es diferente, entonces, a un análisis
textual, lógico deductivo, con criterios interpretativos actuales. Se
suele decir que una generación utiliza un lenguaje parcialmen-
te diferente a la generación anterior. Ello se ha acentuado con la
globalización y el uso habitual de palabras de origen extranjero,
por ello el estudio de la Historia Constitucional, que debe poner
al alumno en contacto con las fuentes, exige un esfuerzo en la
comprensión del lenguaje utilizado en los primeros años del siglo
XIX o en la época colonial para darle a las normas el sentido que
tuvieron cuando ellas fueron establecidas. El lenguaje de la época
y su contexto histórico permiten su interpretación. No es posible
entonces la interpretación de textos históricos con los mismos cri-
terios hermenéuticos que utilizamos para el derecho actual.
El mismo año en que González publicó su Manual, Aristóbu-
lo del Valle dio a conocer una obra en que llevaba en su tapa
el equívoco nombre de Derecho Constitucional y que en su
interior decía Nociones de Derecho Constitucional.8 Indicaba
que el objeto de su estudio era la constitución misma, que era
la primera fuente del Derecho Constitucional, pero que detrás
de esa fórmula estaba la vida de la nación, por lo que había que
estudiar su historia y sus antecedentes.9 En realidad, lo que es-
cribió Del Valle fue el primer texto de Historia Constitucional
Argentina con los temas tradicionalmente desarrollados en la

8
Del Valle A. Nociones de Derecho Constitucional. Notas tomadas de las conferencias
del Dr. A. del Valle por Máximo Castro y Alcides V. Calandrelli, Buenos Aires, Impren-
ta, Papelería y Encuadernación La Buenos Aires, 1897.
9
  Del Valle A. Op. cit., p. 5.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 20


materia, comenzando con los antecedentes coloniales hasta
llegar a la Reforma Constitucional de 1860, tratando temas
específicos que se mantuvieron en los programas de enseñan-
za hasta hace pocos años. Excluyó, conforme con los criterios
de su tiempo, el estudio de la época de Rosas a la que definía
como tiranía.10 A principios de la década de 1920 era un libro
utilizado por los alumnos para el estudio de la materia.11
La conmemoración del centenario de la Revolución de Mayo
promovió la elaboración de varios estudios sobre nuestra
historia. Un decreto del gobierno de la provincia de Buenos
Aires encomendó a Luis V. Varela y Adolfo Saldías la redac-
ción de una obra que debía llamarse Un siglo de instituciones.
Buenos Aires en el centenario de la Revolución de Mayo. Decía
el decreto que cada uno de los autores debía hacer su traba-
jo en forma independiente debiendo encargarse Varela de la
parte constitucional, jurídica y administrativa y Saldías de la
parte política y episódica de la provincia de Buenos Aires.12
Entonces, de acuerdo con el decreto, Varela debía escribir
una Historia Institucional o Historia Constitucional y Saldías
una Historia, y ambas debían estar referidas a la provincia de
Buenos Aires. Saldías elaboró su trabajo y le dio el título que

10 
Del Valle A. Op. cit., p. 475.
11
Conservo un ejemplar de la primera edición de la obra con subrayados, comentarios
y cuadros sinópticos manuscritos que perteneció a mi abuelo materno José Villa-Abri-
lle, dirigente conservador, que entre otros cargos que desempeñó fue secretario de la
Convención Constituyente de la Provincia de Buenos Aires en 1934, quién estudió en
la Facultad en la década de 1920.
12
Decreto del 10 de abril de 1909 en: Saldías, Adolfo. Un siglo de instituciones. Buenos Aires
en el centenario de la Revolución de Mayo. La Plata: Taller de impresiones oficiales, 1910, p. 6.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 21


establecía el decreto, pero en realidad no escribió una His-
toria Institucional sino una Historia Política de la provincia
de Buenos Aires que, en la visión porteña de la historia se
confundía, muchas veces, con la Historia Argentina. Escribió
entonces una Historia de la Provincia de Buenos Aires que
llega hasta 1852, con lógicas referencias nacionales ya que la
provincia representaba a las restantes en el ejercicio de las re-
laciones exteriores. Se basó, en su obra, en lo que ya había
escrito en la Historia de Rosas y su época.13
Luis V. Varela, excediéndose en el objetivo marcado por
el decreto, escribió Historia Constitucional de la República
Argentina en cuatro tomos, tomando así como objeto de su
estudio el mismo contenido de la materia que se enseñaba
en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Univer-
sidad Nacional de la Plata.14 Varela señalaba que la Historia
Argentina había sido estudiada principalmente en su faz mi-
litar con descuido de sus aspectos institucionales,15 indican-
do que había escrito una historia de la República Argentina
y no exclusivamente de la Provincia de Buenos Aires como
eran la mayor parte de textos sobre historia argentina.16 Luis
V. Varela nos dio, entonces, una obra con un título que se
corresponde con el objeto de su estudio que, a través de los
13
Nombre original de la obra publicada en 1881 que a partir de su segunda edición se
llamó Historia de la Confederación Argentina. Puede consultarse la edición de Hys-
pamérica, Buenos Aires, 1987.
14
Varela, Luis V. Historia Constitucional de la República Argentina. La Plata: Taller de
impresiones oficiales, 1910.
15
Varela Luis V. Op cit., T. I, p. 1.
16
Varela Luis V. Op cit., T. I, p. 13.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 22


hechos analizados exhaustivamente, explica el origen de
las normas de carácter constitucional, extendiéndose en el
estudio hasta 1880. El tomo cuarto incorpora un detallado
apéndice documental que llega hasta la Ley Fundamental
de 1825, considerando que la documentación posterior era
de fácil consulta según las referencias indicadas en las notas
respectivas.17 Es una obra esencial en el estudio de la Histo-
ria Constitucional Argentina que seguramente fue el texto
que recomendaron los profesores para el estudio de la mate-
ria que continuó el camino abierto por Aristóbulo del Valle
aunque con un contenido interpretativo diferente.
En 1923 fue designado, como profesor de Historia Constitu-
cional, Emilio Ravignani quien elaboró un nuevo programa
para el estudio de la materia,18 publicándose, pocos años des-
pués, su Historia Constitucional.19 Ravignani a través de su
vasta obra y especialmente con su monumental Asambleas
Constituyentes Argentinas, en siete tomos,20 fue el gran in-
vestigador de la historia constitucional argentina marcando
con sus obras y su actividad docente lo que fue el contenido
del estudio de la historia constitucional a partir de entonces.

17
Varela Luis V. Op cit., T. IV, p. 382.
18
Historia Constitucional. Programa y Bibliografía. Edición Oficial, Universidad Na-
cional de La Plata. Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, La Plata, 1924.
19
Ravignani, Emilio. Historia Constitucional de la República Argentina. Notas tomadas
por los alumnos Luis R. Praprotni y Luciano M. Sicard, T. I, Buenos Aires, Peuser, 1926.
Posteriormente aparecieron los T. II y III.
20
Ravignani, Emilio. Asambleas Constituyentes Argentinas seguidas de los textos cons-
titucionales, legislativos y pactos interprovinciales que organizaron políticamente la
nación. Buenos Aires: Instituto de Investigaciones Históricas de la Facultad de Filosofía
y Letras de la Universidad de Buenos Aires, 1937.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 23


Ravignani también desarrolló su tarea docente en la Facul-
tad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires
dictando, entre otras materias, Historia de América. Se ad-
vierte, entones, con relación a Historia Constitucional, que
la docencia la ejercía en La Plata, pero la investigación era
realizada en la Sección de Historia de la Facultad de Filoso-
fía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. A mediados
de la década de 1930 se incorporó a la cátedra José María
Rosa quién en 1942 publicó Defensa y pérdida de nuestra
independencia económica21 y en 1955 Nos los representantes
del pueblo.22 Después de haber sido separado de su cátedra
por el golpe de Estado de 1955, publicó una extensa obra, la
Historia Argentina en diecisiete tomos, que lo convirtió en el
principal difusor del revisionismo histórico.23
Como consecuencia de los cambios que se produjeron en las
universidades argentinas a partir de 1955, la cátedra de His-
toria Constitucional de la Universidad Nacional de La Plata
sufrió la influencia de orientaciones provenientes del Derecho
Constitucional; hasta que Alfredo Galetti, Profesor Titular
desde 1961, nos dio su Historia Constitucional Argentina que
recuperó la tradición histórica que había tenido la materia
desde su fundación.24

21
  Rosa, José María. Defensa y pérdida de nuestra independencia económica. Buenos
Aires: A. Peña Lillo Editor, 1980.
22
  Rosa, José María. Nos los representantes del pueblo: historia del Congreso de Santa Fe
y de la Constitución de 1853. Buenos Aires: Huemul, 1963.
23
  Rosa José María. Historia Argentina, Buenos Aires, Granda, 1964.
24
  Galetti, Alfredo. Historia Constitucional Argentina. La Plata: Editora Platense, 1972.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 24


Durante la dictadura militar de 1976-1983 se observa la in-
fluencia de los constitucionalistas en la cátedra a tal punto
que un proyecto de programa para la materia que no en-
tró en vigencia la transformaba en algo así como de teoría
constitucional, lo que no dejaba de ser una paradoja ante
las condiciones políticas existentes en el país. La Facultad
de Ciencias Jurídicas de la Universidad Nacional de La Pla-
ta puede exhibir entonces, con orgullo, a Emilio Ravigna-
ni, José María Rosa y Alfredo Galetti como los profesores
quienes desde sus clases e investigaciones contribuyeron a
consolidar, desde distintas posiciones teóricas y políticas,
el contenido de una materia que se dicta en gran parte de
las facultades de derecho del país. También un importan-
te aporte a la materia lo hizo Arturo Sampay, profesor de
Derecho Político, en varias de sus obras, especialmente Las
Constituciones Argentinas.25 Con la creación de la cátedra II
de Historia Constitucional y posteriormente con la cátedra
III se observa una mayor diversidad de enfoques de la mate-
ria a través de una variada bibliografía que la ha enriquecido
en su contenido.
Muchas veces se ha señalado la importancia de los pri-
meros estudios sobre historia constitucional argentina en
la revalorización del federalismo y el aporte de los caudi-
llos a la organización constitucional del país. 26 Los textos
25
Sampay, Arturo. Las constituciones argentinas. Buenos Aires: EUDEBA, 1975.
26 
Chiaramonte, José Carlos y Buchbinder, Pablo. Provincias, caudillos, nación y la his-

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 25


de Derecho Constitucional que se publicaron a fines del
siglo XIX y principios del XX siguieron en la interpreta-
ción de nuestra historia a las obras de Mitre y López, es
decir, fueron tributarios de la historia liberal más orto-
doxa. Cuando comenzaron a desarrollarse los estudios de
historia constitucional, que tomaron en consideración los
documentos que en definitiva llevaron a la organización
constitucional del país se produjo un replanteo de esa in-
terpretación. Las obras de Derecho Constitucional de José
Manuel Estrada, 27 Lucio V. López, 28 Manuel A. Montes de
Oca29 y Aristóbulo del Valle (éste último con su libro sobre
historia constitucional)30 se apoyaron en las interpretacio-
nes liberales clásicas de nuestra historia sin ningún recono-
cimiento hacia los protagonistas de las luchas federales. En
cambio, cuando fueron apareciendo los primeros estudios
sobre historia constitucional argentina con las obras de Luis
V. Varela, Juan A. González Calderón y Emilio Ravignani,
entre otros, se produjo en forma progresiva una revalori-
zación de las corrientes federales que a través de los pactos
interprovinciales, que culminaron con el Facto Federal de

toriografía constitucionalista argentina. En: Anuario del IEHS. Tandil, 1992, p. 93.
27
Estrada, José Manuel. Curso de Derecho Constitucional. Segunda edición. Buenos Ai-
res: Editorial Científica y Literaria Argentina Atanasio Martínez, 1927.
28
  López, Lucio V. Curso de Derecho Constitucional. Buenos Aires: Compañía Sud-Ame-
ricana de Billetes de Banco, 1891.
29
  Montes de Oca, Manuel A. Lecciones de Derecho Constitucional. Buenos Aires: La
Buenos Aires, 1902.
30
  Del Valle, A. Op cit.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 26


1831, posibilitaron, en forma progresiva, la organización
constitucional de la república.
Juan Agustín García llamó a esa corriente renovadora de la
historia argentina que complementó los estudios de historia
constitucional, integrada entre otros por Diego Luis Molinari,
Ricardo Levene, Emilio Ravignani y Enrique Ruiz Guiñazú,
surgida en las primeras décadas del siglo XX, la Nueva Escue-
la Histórica; denominación que ha perdurado a través de los
distintos estudios de historiografía argentina.31 Esos estudios
históricos contribuyeron en realidad a una atenuación de los
excesos de la historiografía liberal, ampliando su contenido
interpretativo, sin cuestionar las bases ideológicas fundamen-
tales en que se apoyaron las obras de Mitre y López. Constitu-
yó, entonces, una continuidad de la historiografía liberal, con
diferentes derivaciones que hizo una revalorización del fede-
ralismo argentino fundamentalmente a través de los estudios
de historia constitucional.
Hasta 1984 Historia Constitucional fue una materia del
segundo año en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Socia-
les de La Plata. A partir de ese año comenzó a dictarse en
primer año. Cuando era una materia de segundo año te-
nía como correlativa previa a Derecho Político, relación
que se invirtió a partir de 1984. El alumno que inicia sus
estudios de historia constitucional debe analizar ahora

García, Juan Agustín. Advertencia. En: Anales de la Facultad de Derecho y Ciencias


31 

Sociales. Buenos Aires: Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, 1916.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 27


doctrinas políticas y jurídicas o conceptos básicos sobre el
constitucionalismo con los que difícilmente haya tenido
contacto con anterioridad. Cuando se discutió el nuevo
Plan de Estudios implementado desde 2016 (Plan 6) los
profesores titulares de la materia propusimos que se volviese
al anterior régimen de correlativas, es decir que Derecho
Político fuese una materia previa a Historia Constitucional,
sugerencia esta que no fue atendida. Entonces, además de
los conceptos básicos sobre historia argentina que deben ser
estudiados para comprender el origen y significado de las
normas de naturaleza constitucional que son el objeto de la
materia, deben desarrollarse también elementos básicos de
derecho constitucional y derecho político que permitan su
comprensión. No ha resultado suficiente la incorporación de
la materia Introducción al estudio de las Ciencias Sociales
como materia previa al conjunto de la carrera.
Aunque en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la
Universidad Nacional de La Plata se han podido mantener
durante más de cien años los criterios tradicionales sobre la
enseñanza de la historia constitucional, no ha ocurrido lo
mismo con el impulso que debió darle a la investigación en
los temas relacionados con la materia. No existió un polo que
las impulse como lo fue el Instituto de Investigaciones Histó-
ricas de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de
Buenos Aires en la década de 1930 bajo la dirección de Emi-
lio Ravignani. Las investigaciones que han sido publicadas

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 28


fueron iniciativa de sus profesores. El Instituto de Derecho
Constitucional de la Facultad al que pertenecen los integran-
tes de las cátedras de Historia Constitucional solo ocasional-
mente ha tratado temas relacionados en forma directa con la
materia. Es una tarea pendiente la creación del Instituto de
Historia Constitucional en la Facultad de Ciencias Jurídicas
y Sociales. También fracasaron los intentos de nuclear a los
profesores de Historia Constitucional en un ámbito que los
represente. En 2004 se fundó la Asociación de Profesores de
Historia Jurídica que organizó dos jornadas pero que los di-
ferentes criterios existentes entre los profesores de Historia
Constitucional e Historia del Derecho impidieron su conti-
nuidad.32 En definitiva, no se ha podido constituir un ámbito
como el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales de
Madrid y el Seminario de Historia Constitucional “Martínez
Marina” de la Universidad de Oviedo que editan la revista
electrónica Historia Constitucional.33
El Manual de Historia Constitucional que se publica bajo la
dirección del Profesor Titular de la cátedra III de la Facultad
de Ciencias Jurídicas y Sociales, Guillermo Raúl Moreno, que
cuenta con la participación de los integrantes de la cátedra;
recoge las mejores tradiciones de la enseñanza de la Facultad
y será sin duda un aporte para los alumnos a quienes les facili-
32
Primer Encuentro de Profesores de Historia Jurídica, Rosario, 14 y 15 de mayo de
2004. Segundo Encuentro de Profesores de Historia Jurídica, Córdoba, 8 y 9 de octubre
de 2004.
33 
Revista Electrónica de Historia Constitucional. Disponible en:
www.historiaconstitucional.com

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 29


tará el estudio de la materia. Es un verdadero trabajo en equi-
po que trata todos los temas del Programa de Enseñanza de la
Cátedra III que sigue en cuanto a su sistematización las pautas
usuales de la enseñanza de la materia en las que se combinan
hechos y normas y que llega en sus análisis hasta los primeros
años del siglo XXI. Es, también, un ejemplo de colaboración de
los docentes de una cátedra que debería ser imitado.

Pergamino, enero de 2021

Ramón Torres Molina


Profesor de Historia Constitucional
UNLP (1984-2019)

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 30


CAPÍTULO I
HISTORIA Y CONSTITUCIÓN

Por Guillermo Raúl Moreno

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 31


CAPÍTULO I*

HISTORIA Y CONSTITUCIÓN

Por Guillermo Raúl Moreno1**

Sumario:
1) Historia. Historia Constitucional, Ciencia Política y Dere-
cho Constitucional 2) Historiografía. Historiografía argenti-
na. Diferentes corrientes 3) El Constitucionalismo. Concepto.
Postulados. Etapas 4) Poder Constituyente y Poderes Cons-
tituidos. Constitución, concepto. Tipologías 5) Supremacía
constitucional y Estado Federal. Sistemas de control de cons-
titucionalidad. Bibliografía

*El presente capítulo está basado en el artículo de nuestra autoría: “Introducción al es-
tudio de la Historia Constitucional”, publicado en la Revista Derechos en Acción. 2020,
Vol. 16, núm. 16, p. 447. https://doi.org/10.24215/25251678e447
**Profesor. Titular de Historia Constitucional (int.). Facultad de Ciencias Jurídicas y
Sociales de la Universidad Nacional de La Plata. Contacto: guillermoraulmoreno@
yahoo.com.ar

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 32


1) Historia. Historia Constitucional, Ciencia Política
y Derecho Constitucional

Historia
La historia se la ha definido de múltiples maneras desde los
tiempos más lejanos, pero seguramente todas esas posibles
definiciones coincidirán con que estamos en presencia de un
tipo de investigación sobre hechos ocurridos en el pasado.
Pues ya desde la antigüedad el término fue utilizado como
sinónimo de “narración de los hechos humanos”.
El hombre, como homo sapiens (del latín, “hombre sabio”
u “hombre que piensa”), es de muy reciente aparición en la
tierra si lo comparamos con el milagro del surgimiento de
la vida en nuestro planeta.
Hace unos 3800 millones de años, determinadas moléculas se
combinaron para formar estructuras más grandes y comple-
jas llamadas organismos. Luego de una maravillosa transfor-
mación de miles de siglos apareceremos nosotros, los seres
humanos (solamente 300 mil años atrás), para disfrutar de la
fabulosa herencia que nos ofrece la tierra.2
Si nos comparamos con las otras especies que habitan
nuestro planeta, veremos que somos extremadamente frá-
giles. Nuestras limitaciones son enormes: imposibilidad
de una vida extrauterina durante los primeros años de vida

HARARI, Yuval Noah. De animales a dioses. Breve historia de la humanidad. Buenos


2 

Aires: Debate, 2019.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 33


sin ayuda de otros seres para satisfacer las cuestiones más
básicas de supervivencia, escasa fuerza física, imposibili-
dad de volar o permanecer bajo el agua, etc.
Pero la sabiduría del hombre estuvo siempre en haber intuido
sus flaquezas y sus limitaciones. Procurará en otros animales
la fuerza que la naturaleza no le dio, y así descubrirá nuevos
territorios e infinitas posibilidades de conseguir el sustento
diario para él y su prole.
El hombre siempre ha sido un animal social, su espíritu grega-
rio hizo que se uniera con otros ejemplares de su especie para el
logro de fines comunes. Desde sus más remotos orígenes tuvo
curiosidad de saber qué había ocurrido en su mundo antes de su
propia existencia. Preguntó a sus mayores, investigó sobre vesti-
gios que pudieron haber dejado sus antepasados, en fin; indagó
sobre sus orígenes y los de su comunidad. Así nacerá la “historia”.
Se suele considerar como el “padre de la historia” a Heródoto
(pensador de la antigua Grecia que vivió entre los años 484
y 424 a. C.) a partir de su recordada obra Historia, en la cual
narró con cierta precisión las guerras entre Grecia y Persia,
con especial atención a ciertos aspectos de los pueblos invo-
lucrados en la contienda. Continuará dicha tarea su discípulo
Tucídides, pero con una cuota de mayor rigurosidad en la re-
colección y análisis de las fuentes.
Henri Marrou, uno de los grandes historiadores que dio el si-
glo XX, definió la historia de una manera muy clara y sencilla
(hecho usual en las mentes elevadas, explicar algo complejo

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 34


de manera sencilla). Para él, la historia es el conocimiento del
pasado humano.3
En razón de todo lo hasta aquí expuesto, nos atrevemos a en-
sayar una suerte de definición general del término historia,
al que identificamos como aquella ciencia social encargada
del estudio y el relato de los acontecimientos ocurridos en el
pasado de la humanidad.
A esta altura podríamos preguntarnos ¿para qué sirve la his-
toria? (si es que sirve de algo). En primer lugar, como ya lo
hemos dicho anteriormente, la historia satisface la necesidad
de los seres humanos de conocer el pasado de su especie y,
así, tratar de explicar el origen del tiempo actual en el que
vive. Pero además de ello, y como una especie de conclusión
final, estamos convencidos de que conocer el pasado nos dará
una abundancia de elementos que nos permitirán desarrollar
nuestro juicio y direccionar la voluntad. No olvidemos que,
como sucede en otros órdenes de la vida, tener experiencia
sobre algo nos hará más prudentes para una próxima vez y
más sabios para siempre.

Historia constitucional
Si tomamos los dos términos que componen la denominación
de nuestra asignatura: “Historia” y “Constitución”, podría in-
ducirnos a pensar que el contenido de la misma se refiere solo

3
MARROU, Henri. El Conocimiento Histórico. París: Le Seuil, 1954, p. 23.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 35


a la historia de la Constitución. Esa mirada tendría un alcance
muy limitado y desactualizado de la disciplina.
Es así toda vez que Historia Constitucional se aboca al estudio
del proceso histórico vinculado a la organización política e
institucional de un Estado. Así, en nuestro país, podríamos
dividir ese proceso histórico en dos etapas diferenciadas: la
primera que se extiende desde los inicios de la conquista en
América, a fines del siglo XV hasta 1853, año en el cual se
sanciona y entra en vigencia la Constitución Nacional; y una
segunda etapa desde ese año hasta nuestros días.4
En esa primera etapa podríamos incluir el estudio de: las
instituciones de la dominación hispánica; el movimiento
emancipador y sus fundamentos doctrinarios; las primeras
autoridades patrias; todos los reglamentos, estatutos, pactos;
los proyectos constitucionales; las Asambleas y Congresos
convocados; las constituciones malogradas que no llegaron
a entrar en vigencia;5 los diferentes enfrentamientos que,
desde los primeros años, postularon posiciones antagó-
nicas sobre la forma de organizar el Estado, los caudillos,
los conflictos internacionales que debimos afrontar y sus
consecuencias; entre otros temas. En la segunda etapa, que
comenzaría con el dictado de la Constitución Nacional en
1853, se podrían mencionar: las diferentes reformas consti-
tucionales, los grandes pactos que terminaron de consolidar

4
  Esta división de la materia en dos etapas fue postulada en su momento por Emilio
Ravignani en su obra Prenociones para el estudio de la historia constitucional de la Repú-
blica Argentina. Buenos Aires: Peuser, 1930.
5
  Como fueron la Constitución de 1819 y la de 1826.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 36


la unión nacional, las presidencias fundacionales, la fede-
ralización de Buenos Aires, el surgimiento de los primeros
partidos políticos, la conquista de los derechos políticos, los
gobiernos de facto, la incorporación de los instrumentos in-
ternacionales de derechos humanos; etc.
En fin, como se puede apreciar, nuestra materia es mucho
más que la historia de la Constitución. Esa mirada integral,
que hoy nos proponemos al iniciar el estudio de nuestra
asignatura, nos dará herramientas para comprender, desde
una perspectiva amplia e interdisciplinaria, cómo surgieron
nuestras instituciones locales y los contextos políticos, eco-
nómicos y sociales que rodearon esos acontecimientos.
Por lo tanto, entendemos la Historia Constitucional como el es-
tudio de todo el proceso histórico-político referido a la génesis,
desarrollo y funcionamiento institucional de nuestro Estado.

Ciencia política
La política es la actividad humana destinada a ordenar la vida
social.6 Su origen debe ser buscado en las más lejanas y pri-
mitivas formas de convivencia humana, pues su objetivo será
ordenar la vida en sociedad de los seres humanos.
Los pensadores griegos de la antigüedad detuvieron su aten-
ción en el estudio de la política, a la que identificaban con
la organización y funcionamiento de la polis, la ciudad-Esta-
do, (la palabra política deriva del término polis). Aristóteles,
partiendo del instinto social del hombre, consideraba al ser
6
FAYT, Carlos S. Derecho Político. Buenos Aires: Depalma, 1985, p. 9.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 37


humano como un “animal político”, que solo alcanzaba su ple-
nitud en la polis. Pues, a su juicio, solo un Dios o una bestia
podrían tener existencia fuera de esa realidad.7
Por su parte, la ciencia política se nos presenta como aquella
disciplina, enrolada en las ciencias sociales, que tiene por ob-
jeto el estudio las formas de organización y gobierno de las
comunidades humanas, las instituciones, doctrinas, hechos y
acontecimientos vinculados a las relaciones de poder.8
Si nos detenemos a pensar acerca de los vínculos entre la ciencia
política y la historia constitucional, veremos de inmediato mu-
chos puntos en común. No debemos olvidar que la formación
institucional de la Argentina se nos presenta como el resultado de
un complejo y arduo proceso histórico de marchas y contramar-
chas durante sus primeros cincuenta años de vida independiente.9
Como en casi todas las naciones, en nuestro país, la reflexión
sobre la política es tan antigua como los conflictos políticos
mismos. La crisis de legitimidad en España con la invasión
napoleónica y el confinamiento del Rey Fernando VII, las
guerras de independencia, los primeros estatutos, reglamen-
tos y ensayos que intentaron organizar el nacimiento del nue-
vo Estado, y los largos años de disputa por la organización
constitucional dieron lugar a encendidas polémicas sobre los
fundamentos del orden político.10
7
ARISTÓTELES. Política. Madrid: Editorial Gredos, 1988, p. 50.
8
FAYT, Carlos S. Op. cit., p. 13.
9
MORENO, Guillermo Raúl. La Asamblea del Año XIII. Artigas y el surgimiento del
federalismo en el Río de la Plata. En: Derechos En Acción. 2018 Vol. 9, núm.9.https://
doiorg/10.24215/25251678e215
10 
LEIRA, Marcelo, ABAL MEDINA, Juan Manuel y D´ALESSANDRO, Martín. La

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 38


Derecho constitucional
En cuanto a la definición del derecho constitucional, no será sen-
cillo encontrar un único concepto que abarque las posiciones de
los autores que se han propuesto definirlo.
Para la doctrina clásica o tradicional, el derecho constitu-
cional será, sin más, la disciplina jurídica referida al estudio
de las constituciones. En ese sentido se pronunció uno de
los primeros y más conocidos constitucionalistas de nuestro
país, Joaquín V. González, en su recordada obra Manual de la
Constitución Argentina, publicada a fines del siglo XIX.11
Un enfoque más moderno y actualizado del derecho constitu-
cional, no podría limitarse solo al estudio de los textos consti-
tucionales. De allí, que hoy en día se lo identifique, no solo con
la Constitución, sino con todo el sistema de normas y princi-
pios que deben regir a un Estado de derecho12 y que procuren
el amparo de la libertad y la dignidad de todo ser humano.13

ciencia política en Argentina: el camino de la institucionalización dentro y fuera de las


aulas universitarias. En: Revista de Ciencia Política. 2005, Vol. 25, núm. 1, pp. 76-91.
11
GONZÁLEZ, Joaquín V. Manual de la Constitución Argentina. Buenos Aires: Ángel
Estrada y Cía. Editores, 1897, p. 15.
12
Por su parte, Bielsa define al derecho constitucional como “la parte del derecho públi-
co que regla el sistema de gobierno, la formación de los poderes públicos, su estructura
y atribuciones, y las declaraciones, derechos y garantías de los habitantes”. BIELSA,
Rafael. Derecho Constitucional Buenos Aires: Depalma, 1954, p. 43.
13
Como señala Linares Quintana: “El derecho constitucional es el derecho de la Cons-
titución y de las instituciones políticas, estén o no en aquella”- Continúa: “Si la concep-
ción estricta y tradicional, que llegó a prevalecer durante muchos años, circunscribía
el ámbito de la disciplina nada más que al contenido formal de la Constitución, hoy es
generalizada la idea de que el derecho constitucional rebasa ampliamente el contorno
de la ley fundamental de un país”. LINARES QUINTANA, Segundo V. Tratado de la
Ciencia del Derecho Constitucional. Buenos Aires: Editorial Plus Ultra, p. 279.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 39


El derecho constitucional es la base de todas las demás es-
pecialidades jurídicas. El maestro Ferreyra nos invita a re-
flexionar sobre este punto con una interesante comparación:
si pensáramos a todo el derecho como un árbol, sus raíces
serían la Constitución, su tronco sería el derecho constitu-
cional; y las ramas que nacen de su tronco, cada una de las
disciplinas jurídicas o especialidades (derecho civil, derecho
penal, derecho administrativo, etc.).14
El derecho constitucional, como disciplina autónoma, co-
menzó a ser enseñado poco después de la aparición de las
primeras constituciones escritas de finales del siglo XVIII.15
Fue por entonces que quedaron establecidas las primeras cá-
tedras en Italia (universidades de Ferrara, Bolonia y Parma).16
En nuestro país la primera cátedra de derecho constitucio-
nal surgió en la Universidad de Córdoba en 1834, a cargo de
Santiago Derqui, quien años más tarde, en 1860, llegaría a ser
presidente de la Nación.17
¿Cómo se vinculan entonces la historia constitucional con el
derecho constitucional? Creemos que aquella, al acercarnos

14
FERREYRA, Raúl Gustavo. Fundamentos Constitucionales. Buenos Aires: Ediar,
2015, p. 187.
15
Fuentes apunta que el estudio del derecho constitucional, que se funda en el de las
tradiciones de los Estados y en sus constituciones escritas, es de tanta y tan elevada
importancia que no solo debieran cultivarlo el publicista, el jurisconsulto y todos los
que aspiran a servir a su país en la legislatura, en el orden judicial, en la administración
y en la enseñanza del derecho; sino todo ciudadano a quien le sea posible. FUENTES,
Manuel Atanasio. Derecho constitucional filosófico. Lima: Centro de Estudios Constitu-
cionales, Tribunal Constitucional del Perú, 2018, p. 53.
16 
RAMELLA, Pablo A. Derecho Constitucional Buenos Aires: Depalma, 1986, p. 1.
17
TANZI, Héctor José. La enseñanza del derecho constitucional en la Facultad de Bue-
nos Aires. En: Academia. Revista sobre la enseñanza del derecho, núm. 17, 2011.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 40


a los contextos político-sociales de un tiempo determinado,
nos permitirá la plena comprensión del derecho constitucio-
nal vigente.18

2) Historiografía. Historiografía argentina. Diferentes


corrientes

El término historiografía se identifica, en su acepción prima-


ria, con el “arte de escribir correctamente la historia”.19 Es de-
cir, con la manera en la que esta se ha escrito. De allí que se la
identifique con el conjunto de técnicas y teorías relacionadas
con las formas de interpretar y difundir la historia.
A su vez, la reconstrucción histórica se basará en una discipli-
na de suma importancia para el logro de sus objetivos como
es la heurística, relacionada con las técnicas de hallazgo, acu-
mulación y ordenamiento de testimonios, documentos y ob-
jetos materiales que den cuenta de la veracidad de los hechos
pasados. La heurística, entonces, perseguirá la transforma-
ción de los testimonios en fuentes históricas.
Las diferentes corrientes historiográficas surgirán a partir de
las diversas interpretaciones de los hechos del pasado, como
también de las distintas, y a veces opuestas, formas de narrar

18 
Sobre la relación entre historia constitucional y derecho constitucional, nos pareció
muy enriquecedora la entrevista hecha al profesor Alemán E-W. Böckenförde, llevada
a cabo y traducida por Benito Aláez Corral en la Revista Historia Constitucional. 2004,
núm. 5. http://hc.rediris.es/05/indice.html
19 
Así lo hace, al aludir a Tomás Campanella. GALLETTI, Alfredo. Historia Constitucio-
nal Argentina. La Plata: Librería Editora Platense, 1987, p. 33.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 41


o difundir ese conocimiento. Ello es así por la sencilla razón
que los historiadores tienen, y han tenido siempre, diferentes
posturas ideológicas a la hora de llevar adelante sus investiga-
ciones y darlas a conocer.20
En nuestro país, surgirán una gran variedad de corrientes
historiográficas a partir de las distintas interpretaciones en-
sayadas sobre los hechos y procesos de nuestro pasado como
nación. Con el objeto de no excedernos sobre los límites de
nuestro trabajo, pasaremos a mencionar solo dos de ellas que,
por sus características propias, son representativas de visiones
antagónicas sobre la historia argentina. La historia oficial y el
revisionismo histórico. Veamos.
La historia oficial, también llamada “liberal” o “mitrista”,21
será la historia que nos ofrece una visión de nuestro pasado
desde la óptica de una clase dominante, de aquellas elites re-
presentativas de los intereses de estancieros, terratenientes y
grandes comerciantes. Será “oficial” ya que se enseñó durante
más de un siglo en nuestros establecimientos de enseñanza
de todos los niveles, estuvo presente en discursos y en actos
20
  Coincidimos con Feinmann cuando sostiene que: “Una historia de hechos, inerte,
seca, definitiva, ajena a toda posibilidad de ser re-asumida, re-creada, vivificada por el
presente, sería una historia muerta. Y peor aún: un insulto a todos quienes en su trans-
curso lucharon apasionadamente por aquello que creyeron justo. Porque es en nuestras
interpretaciones, en las distintas y enfrentadas interpretaciones, que los hombres de
hoy hacemos sobre los de ayer, donde estos continúan viviendo, diciendo las mismas
palabras pero con un acento nuevo, inédito, mostrando facetas distintas, que otras gen-
eraciones no pudieron ver o no apreciaron debidamente y que esta de hoy, quizás la
nuestra, llega a descubrir desde su estricto presente”. FEINMANN, José Pablo. Filosofía
y Nación. Estudios sobre el pensamiento argentino. Buenos Aires: Planeta, 2012, p. 27.
21
  GALASSO, Norberto. De la historia oficial al revisionismo rosista. Corrientes histo-
riográficas en Argentina. publicado en Cuadernos para la otra historia, Centro Cultural
Enrique Santos Discépolo, Buenos Aires, 2004.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 42


oficiales, sus próceres son reconocidos por sus nombres en
ciudades, calles, avenidas y plazas públicas de todo el país.
Tuvo, en general, una concepción elitista y antipopular, posó
su mirada (de admiración) en Europa y dio la espalda a la
Argentina profunda y a sus verdaderas realidades. Desde esta
concepción, los caudillos y lo que ellos representaban (las cla-
ses populares) significaron atraso, ignorancia y barbarie.
Como fiel exponente de la historia oficial podemos nom-
brar a Bartolomé Mitre (1821-1906), a quien se lo identifica
con el nacimiento de esta corriente historiográfica, de allí
que también se la conozca como historia mitrista. Sus dos
obras más conocidas darán el puntapié inicial para esta co-
rriente: Historia de Belgrano y la independencia argentina,
publicada por primera vez en su versión completa en 1876,
e Historia de San Martín y la emancipación sudamericana
(1877). Asimismo, se puede mencionar como otro autor
representativo de la historia oficial a Vicente Fidel López
(1815-1903), quien publicó, entre otras obras, Introducción
a la historia de la revolución argentina (1861) e Historia de
la República Argentina, de 10 tomos, entre 1883 y 1893.
En contraposición a la historia oficial, el revisionismo histórico
aportará un discurso y una visión nacionalista y popular de la
historia argentina. Destacará las figuras de los caudillos y la im-
portancia del federalismo en las luchas civiles por la organiza-
ción nacional. El surgimiento de esta corriente historiográfica
llegará de la mano de algunos autores que, si bien enrolados en

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 43


la historia oficial, tuvieron algunas inquietudes nacionalistas en
sus investigaciones. Es el caso, por ejemplo, de Adolfo Saldías
(1850-1914), quien se dedicó a estudiar la época de Rosas.22
Como resultado de esas investigaciones publicó su obra Historia
de la Confederación Argentina, la que tendrá una nueva visión
sobre aquel período histórico. Así, Saldías dejará el camino alla-
nado para que luego otros autores continúen con lo que luego se
conoció como el revisionismo histórico. Dentro de esta corriente
historiográfica se suelen mencionar a Ernesto Palacio (1900-1979),
Raúl Scalabrini Ortiz (1898-1959), Arturo Juaretche (1901-1974),
José María Rosa (1906-1991), entre otros.

3) El Constitucionalismo. Concepto. Postulados. Etapas

Compartimos la opinión que identifica al constitucionalismo


con el proceso histórico a través del cual se van incorporando,
a las leyes supremas de los Estados, disposiciones tendientes a
proteger los derechos fundamentales del ser humano y limitar
razonablemente el poder público.23
22 
Saldías logró acceder para sus investigaciones al archivo personal de Rosas que, luego
de su muerte, quedó en la casa de su hija Manuelita en la ciudad de Londres. José María
Rosa nos cuenta, al escribir el prólogo de la edición de la Historia de la Confederación
Argentina, de Adolfo Saldías, que “la noche de Caseros, la gran preocupación del vencido
había sido salvar sus papeles, como si comprendiera que los vencedores darían fuego para
rehacer la historia con absoluta impunidad. En varios cajones los hizo llevar —su único
tesoro— a la legación inglesa de la calle Defensa, y de allí al Conflic, donde marchó al
exilio. Había cuidado esos papeles con veneración”. SALDÍAS, Adolfo. Historia de la Con-
federación Argentina. Buenos Aires: Editorial Juan Carlos Granda, 1967, p. XXII.
23
Este tema, el constitucionalismo, nos llevó a pensar en la obra del profesor Adolfo
Gabino Ziulu, a quien, agradecidos, recurrimos para el desarrollo y análisis que aquí
efectuamos. ZIULU, Adolfo Gabino. Derecho Constitucional. Buenos Aires: Abele-

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 44


El constitucionalismo (o movimiento constitucionalista) sur-
girá a partir del siglo XVIII, y tendrá entre sus objetivos y
postulados: establecer en cada Estado un documento norma-
tivo escrito (la Constitución), con supremacía jurídica, que
organice el funcionamiento racional de los poderes y a la vez
reconozca y tutele los derechos y garantías de sus habitantes.
Como todo proceso histórico, atravesó distintas etapas a lo lar-
go de su evolución en el tiempo. Hay quienes sostienen que el
constitucionalismo comprende toda la historia de la humani-
dad, ya que no deja de reflejar la verdadera historia del hombre
en su lucha por la libertad.
Los distintos períodos en la evolución del constitucionalismo
pueden ser resumidos en las siguientes etapas:

1) antecedentes
2) constitucionalismo liberal
3) difusión del constitucionalismo liberal
4) crisis del constitucionalismo liberal
5) constitucionalismo social
6) constitucionalismo actual

1) Antecedentes
Esta etapa abarca el extenso período anterior al adveni-
miento de las primeras grandes constituciones de finales

do-Perrot, 2014.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 45


del siglo XVIII. Allí encontraremos las primeras e inci-
pientes normas de organización de la antigüedad, como el
Código de Hammurabi24 del año 1750 a. C., o las Leyes de
Manú,25 siglo II a. C..
También ubicaremos en este período algunos documentos
aparecidos durante el feudalismo, como los Fueros españo-
les26 o la Carta Magna. Esta última, rubricada por el rey Juan
sin Tierra en Inglaterra en el año 1215, y que de alguna ma-
nera limitó ciertas potestades del monarca (en especial la
de crear impuestos sin el consentimiento de los barones y
los eclesiásticos), adquirió tal importancia, que el término
comenzó a ser utilizado como sinónimo de “constitución”.
Más tarde aparecerán dos conocidos documentos en el siglo
XVII: el Agreement of the People o Pacto popular27 (1647) y el Ins-
trument of Government o Instrumento de Gobierno28 (1653), im-
portantes antecedentes del constitucionalismo norteamericano.

24 
Fue un conjunto de normas, las más antiguas que se han encontrado, y llevan el nom-
bre del rey de Babilonia que mandó a dictar el código.
25
Texto de la antigua India con algunas reglas de conducta que debían ser aplicadas por
los individuos.
26
Los fueros constituían estatutos jurídicos otorgados por el rey a un grupo de vasallos.
De alguna manera, representaron las primeras limitaciones al poder real de los monar-
cas. Se pueden mencionar los fueros de León (1020), Burgos (1073), de Aragón (1283),
entre otros.
27
Elaborado en Inglaterra, buscaba “proteger mediante un documento escrito que fuera
norma suprema (’paramount law’), los derechos y libertades fundamentales de los in-
gleses, así como el entramado institucional y democrático en el que podrían hacerse
valer”. CUEVA FERNÁNDEZ, Ricardo. Los “agreements of the people” y los levellers:
la lucha por un nuevo modelo político en la Inglaterra de mediados del siglo XVII. En:
Historia Constitucional [en línea]. 2008, núm. 9. Disponible en: http://hc.rediris.es/09/
index.html
28
En este documento de efímera vigencia (rigió solo cuatro años) aparecerán delimit-
ados las funciones de cada uno de los órganos de gobierno y se resguardarán los dere-
chos fundamentales del pueblo del Inglaterra, Escocia e Irlanda.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 46


2) Constitucionalismo liberal
Surgió en la segunda mitad del siglo XVIII, a partir de las
grandes revoluciones de la época: la norteamericana de 1776
y la francesa de 1789. Con él quedarán establecidos los ci-
mientos del Estado constitucional.
Este periodo dejará como legado la necesidad del pueblo, en
tanto titular de la soberanía, de darse una Constitución con
jerarquía de ley suprema, escrita, codificada y sistémica.
Comentando sobre las características del constitucionalismo
liberal, también llamado constitucionalismo clásico, tuvimos
oportunidad de afirmar que el mismo tuvo como una de sus
principales preocupaciones la defensa de la libertad del hom-
bre frente a las formas de organización política propias del
absolutismo. Los textos constitucionales de esta etapa se pro-
pusieron proteger los derechos individuales frente a un Esta-
do que se comprometía a no violarlos, a no impedir su goce ni
a interferir en el ejercicio de los mismos. Las constituciones
liberales organizaron Estados liberales, diseñados para abs-
tenerse de intervenir en las relaciones económicas-sociales
(Estados gendarmes).29
Las primeras constituciones que respondieron a las caracte-
rísticas antes señaladas, con valor positivo, plena vigencia y
eficacia; serán las que se dieron las colonias inglesas radicadas
en el norte de América durante el movimiento emancipador,

MORENO, Guillermo Raúl. Textos Completos de la Constitución Nacional y de la Pro-


29 

vincia de Buenos Aires de 1949. La Plata: Edulp, 2005, p. 11

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 47


que concluyó con la declaración de independencia de 1776.30
La Constitución de los Estados Unidos será sancionada en 1787
en la ciudad de Filadelfia, entrando en vigencia el siguiente año
al contar con la necesaria ratificación de un mínimo de nueve
estados para que tuviese vigor. Durante ese breve tiempo se pu-
blicará El Federalista, un compendio de varios artículos de opi-
nión favorables a la ratificación del nuevo texto constitucional.
Se trató de una obra clásica en la materia y de enorme difusión,
cuya autoría pertenece a Hamilton, Madison y Jay.31
La Constitución norteamericana se componía de tan solo
siete artículos y no contaba con una declaración de derechos
(omisión suplida luego con las primeras enmiendas sanciona-
das en 1789).32 El valor de este texto constitucional es innega-
ble, a tal punto que será modelo a seguir por muchos países
del mundo, entre ellos, el nuestro.
Por su parte, la Revolución francesa de 1789, hecho sobresa-
liente en la historia occidental, generó un cambio abrupto y
profundo en la Francia de entonces, pero sus efectos tuvieron

30 
Para la exposición de este punto referido al constitucionalismo surgido de la Revo-
lución norteamericana, acudimos en ayuda a la obra de Linares Quintana, quien ha
desarrollado una profunda investigación sobre el tema. LINARES QUINTANA, Se-
gundo V. Tratado de la Ciencia del Derecho Constitucional. Buenos Aires: Editorial Plus
Ultra, p. 78.
31
HAMILTON, Alexander; MADISON, James y JAY, John. El Federalista [en línea].
Disponible en: http://libertad.org/media/El-Federalista.pdf
32
Señala Montes de Oca que “en la Constitución de los Estados Unidos, tal como la
sancionó la Convención de 1787 y fue ratificada por los diversos Estados de la Unión,
no existía un Bill, y fue este, precisamente, uno de los vicios más serios y más graves
que los opositores al régimen que se creaba hicieron notar en la obra de la convención”.
MONTES DE OCA, M.A. Lecciones de Derecho Constitucional. Buenos Aires: Tipo-Li-
tografía La Buenos Aires, 1917, p. 53.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 48


una proyección universal.33 El derrumbe aristocrático se hizo
realidad, pues la Revolución francesa rompió de manera vio-
lenta con el antiguo régimen.34
La crítica situación económica, sumada a la debilidad del mo-
narca Luis XVI, desembocaron en la convocatoria a los Estados
Generales (equivalentes al parlamento), ausentes desde 1614.
Allí estaban representados los tres sectores que componían la
población: el clero, la nobleza y el estado llano (o tercer estado).
A partir de ese momento, la agitación, el estallido y la extrema
violencia se apoderaron de Francia. Bandas armadas tomaron
por asalto la prisión oficial donde se alojaban detenidos sin
proceso, llamada la Bastilla, símbolo del poder real.35
Los diputados de los comunes, el tercer estado, se auto-
proclamó Asamblea Nacional Constituyente dictando la
primera Constitución de Francia en 1791. La monarquía
quedó abolida y el rey Luis XVI fue ejecutado en la guillo-
tina en 1793.
Entre tanto, la Asamblea había aprobado la Declaración de
los Derechos de Hombre y del Ciudadano en 1789 como ex-
presión más genuina del pensamiento ideológico de la Re-
volución. En él se condensaron los derechos fundamentales
33
A tal punto fue esto así, que como señala Hobsbawm: “Si la economía del mundo
del siglo XIX se formó principalmente bajo la influencia de la Revolución industrial
inglesa, su política e ideología se formaron principalmente bajo la influencia de la Re-
volución francesa.” HOBSBAWM, Eric. La Era de la Revolución. 1789-1848. Buenos
Aires: Grupo Editorial Planeta, 2007, p. 61.
34
Ampliar acerca de las causas y consecuencias de la Revolución en: SOBOUL, Albert.
La Revolución Francesa. Madrid: Ediciones Orbis, 1986.
35 
BIDART CAMPOS, Germán. Manual de Historia Política. Buenos Aires: Ediar, 1994,
p. 230.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 49


del hombre, cualquiera sea su condición, edad o nacionali-
dad.36 Este documento, que tendrá una amplia difusión en
el mundo entero, bien podría ser la parte orgánica de cual-
quier constitución.37 Compartimos la opinión de conside-
rarla como la más importante de las declaraciones de dere-
chos básicos, por lo menos hasta la de las Naciones Unidas
de 1948, que se inspira en aquella. De hecho, ha sido tomada
como modelo por la mayoría de las declaraciones posterio-
res hasta la actualidad.38

3) Difusión del constitucionalismo liberal


La creencia en una constitución escrita como garantía de la liber-
tad e instrumento de limitación al poder estatal, rápidamente se
proyectó por todas las naciones del mundo a partir de los mode-
los de los Estados Unidos de Norteamérica y de Francia. De esa
forma el constitucionalismo liberal entró en su etapa de difusión
durante todo el siglo XIX.
Como ejemplo de este período se pueden mencionar: la
Constitución de Cádiz, España, (1812); Noruega (1812);
Bélgica (1831); Chile (1813), Perú (1823); Uruguay (1830),
entre tantas otras.

36
  Comienza estableciendo en su primer artículo que “los hombres nacen libres e igua-
les en derechos”.
37 
SANGUINETTI, Horacio. Historia de las ideas políticas universales y argentinas. Bue-
nos Aires: Cooperadora de Derecho y Ciencias Sociales, 1977, p. 131.
38
  RABINOVICH-BERKMAN, Ricardo D. Manual de Historia del Derecho. Buenos
Aires, Bogotá, Puerto Alegre: Astrea, 2016, p. 429.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 50


La Constitución argentina sancionada por el Congreso de
Santa Fe en 1853 también debe ser incluida en este período
de difusión del constitucionalismo liberal. Su demora en
ver la luz encuentra su fundamento en las luchas internas,
protagonizadas por unitarios y federales, quienes pugna-
ron por imponer la forma de organización institucional.

4) Crisis del constitucionalismo liberal


Esta etapa del proceso histórico que hemos denominado
constitucionalismo transcurre en la primera mitad del siglo
XX, fundamentalmente entre la primera y la segunda guerra
mundial. En efecto, durante ese período surgieron regímenes
totalitarios en algunos países de Europa que significaron un
verdadero retroceso en los principios y postulados del cons-
titucionalismo.
En este momento de involución del constitucionalismo, al que
también se lo suele denominar período de “desconstituciona-
lización”, aparecieron tendencias totalitarias y dictaduras de
partidos negatorias de aquellos postulados elementales del de-
recho constitucional. Claro ejemplo de estas tendencias fueron
la Revolución Rusa de 1917 (con el acceso del comunismo al
poder); el advenimiento del fascismo con Benito Mussolini en
Italia (1922); el nacional-socialismo en la Alemania de Adolf
Hitler (1933), el falangismo español en cabeza del General
Francisco Franco (1939) y el Estado totalitario portugués ini-
ciado por la dictadura de Oliveira Salazar (1926).

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 51


5) Constitucionalismo social
Identificamos al constitucionalismo social con aquella etapa
dentro del proceso histórico en el cual fueron incorporadas
cláusulas de contenido económico y social en las leyes funda-
mentales de los Estados.
El constitucionalismo social no derogó las conquistas obte-
nidas por el constitucionalismo liberal, por el contrario, vino
a complementarlo con una mirada más humanitaria, hacien-
do foco en el hombre como ser vulnerable ante contingencias
que muchas veces a lo largo de su vida se ve en la necesidad
de enfrentar (necesidad de vivienda, condiciones dignas de
trabajo, previsión social, acceso a la salud, alimentación ade-
cuada, etc.) como miembro de grupos desaventajados que
requieren una tutela especial por parte del Estado (niños, an-
cianos, enfermos, discapacitados, etc.). Así, los derechos in-
dividuales, consagrados por el constitucionalismo liberal, se
vieron complementados por los derechos de contenido social.
Al hablar de los orígenes del constitucionalismo social, no po-
demos dejar de mencionar la incidencia que tuvo en su génesis
y evolución la llamada Doctrina Social de la Iglesia. La agudiza-
ción de las consecuencias sociales de la Revolución Industrial se
hizo sentir en el siglo XIX. Así, el proceso de industrialización,
sumado a la veneración de la ideología liberal, comenzó a ha-
cer estragos en la población más excluida: migraciones masivas
del campo a la ciudad, concentraciones en centros urbanos en
rededor de las fábricas, deficiencias sanitarias y habitacionales,

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 52


condiciones indignas de trabajo, hacinamiento, crisis económi-
cas, etc. De esta forma, la cuestión social pasó a ser una de las
grandes preocupaciones de la Iglesia católica, y dentro de sus
filas se alzaron voces reclamando cambios en las condiciones
de los más necesitados.
En este contexto aparecieron numerosos documentos pontifi-
cios referidos a temas políticos y sociales, mereciéndose des-
tacar la encíclica Rerum Novarum39 del papa León XIII, dada
a conocer en 1891.40 En ella se expuso la preocupante situa-
ción de los obreros y la necesidad de la intervención estatal en
protección de los trabajadores, niños y mujeres.
Las primeras expresiones del constitucionalismo social surgi-
rán en los inicios del siglo XX con la sanción de la Constitu-
ción de México de 191741 y la Constitución de Weimar (Ale-
mania) en 1919.
Resulta necesario destacar que estas constituciones, como
otras que luego seguirán el mismo camino, no hicieron más
que jerarquizar los derechos sociales que ya existían a nivel
infraconstitucional. Es decir, en esta etapa son ubicados en la
cúspide del ordenamiento jurídico (la propia Constitución)

39 
Del latín “cosas nuevas”.
40
Cuarenta años después, en 1931, el papa Pío XI conmemoró aquel acontecimiento
con su encíclica Quadragesimo anno, continuando y profundizando la doctrina ini-
ciada por León XIII. Otras encíclicas seguirán luego con el camino iniciado en esta
doctrina: Mater et magistra, de Juan XXIII (1961); Centesimus annus, de Juan Pablo II
(1991), entre otras.
41
Como señala el maestro Bonavides, el constitucionalismo social tendrá su certificado
de nacimiento en el campo de la positividad a partir de la promulgación de la carta
magna de México, de 1917. BONAVIDES, Paulo. El carácter pionero de la Constitución
de México de 1917. En: Revista Derechos en Acción, núm.8, 2018, pp. 587-599.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 53


derechos con contenido económico-social ya vigentes en le-
gislaciones inferiores.42
En nuestro país, las primeras apariciones de cláusulas cons-
titucionales con contenido social se harán efectivas en el De-
recho Público Provincial (San Juan, 1927; Entre Ríos, 1933;
Santiago del Estero, 1939; etc.).
En el orden federal, toda vez que la Constitución de 1853 se
adscribe al constitucionalismo liberal43, no se contó con este
tipo de disposiciones (tampoco fueron incorporadas en sus
posteriores reformas) hasta 1949, año en que la ley funda-
mental experimentó una profunda trasformación en materia
económica y social durante el primer gobierno del general
Juan Domingo Perón.

6) Constitucionalismo actual
El nacimiento del constitucionalismo liberal a fines del siglo
XVIII, y su expansión al mundo entero durante el siglo XIX,
dio inicio a la lucha por la protección de los derechos civiles
y políticos frente a posibles arbitrariedades de las autoridades
públicas. Se trata de los denominados derechos de “primera

42 En similares términos se pronuncia el profesor Vanossi, a quien recurrimos para el


desarrollo de esta temática. VANOSSI, Jorge Reinaldo. El Estado de Derecho en el Cons-
titucionalismo Social. Buenos Aires: Eudeba, 1982.
43
Su adhesión a las doctrinas liberales es clara e inequívoca: preámbulo (asegurar los
beneficios de la libertad), arts. 14, 17, 20, 25, 26, 27, 31 y concordantes de la parte
orgánica. Como señala Durante: “Particularmente, cabe destacar el derecho de propie-
dad individual, verdadero paradigma de la noción liberal de la libertad”. DURANTE,
Alfredo. Orden Socioeconómico y Derecho Constitucional. En DURANTE, Alfredo
(coord.). La Constitución Real. Enfoques Multidisciplinarios. Buenos Aires: La Ley,
2001, p. 9.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 54


generación”, distintos tipos de libertades: de expresión, de en-
trar, permanecer, circular y salir del territorio, de religión, de
peticionar a las autoridades, de ejercer toda industria lícita, de
usar y disponer de la propiedad privada, etc.
Luego el constitucionalismo social, con una visión menos
individualista, puso atención en los grupos vulnerables de la
sociedad y en sus necesidades más elementales. Surgieron así
los “derechos de segunda generación”, de clara naturaleza eco-
nómica, social y cultural.
El constitucionalismo actual se nos presenta como un pro-
ceso que enfoca no solo al hombre en su individualidad (de-
rechos personales o de primera generación) o en su dimen-
sión social (derechos sociales o de segunda generación), sino
que además se plantea nuevos desafíos vinculados con una
visión universal, teniendo en cuenta no solo a quienes hoy
habitamos este planeta, sino a las generaciones que nos su-
cederán. Así, adquieren relevancia las normas incorporadas
a las constituciones que procuran tutelar el medio ambiente,
los recursos naturales, la paz a escala planetaria, la manipula-
ción genética, los derechos de usuarios y consumidores, etc.
Serán los “derechos de tercera generación”, derechos difusos o
de incidencia colectiva.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 55


4) Poder Constituyente y Poderes Constituidos.
Constitución, concepto. Tipologías

Poder constituyente y Poderes Constituidos


Toda Constitución tiene un acto de creación, de nacimiento.
Será el pueblo, titular de la soberanía, quien lleve adelante este
acto inicial tendiente a organizar el poder político y dejar es-
tablecidos sus derechos fundamentales.
La teoría del poder constituyente fue elaborada en tiempos de
la Revolución francesa de finales del siglo XVIII. Se adjudicó al
abate Sieyès la paternidad de dicha teoría, desde el momento
que fuera expuesta en su célebre ensayo ¿Que es el tercer Esta-
do? publicado en 1789.44 Allí identificó al poder constituyente
con una fuerza política que “crea” la Constitución de un Estado
en una instancia racional, voluntaria y deliberativa.45
En razón de lo expuesto, podemos definir al poder constitu-
yente, en líneas generales, como la capacidad o potestad con
que cuenta el pueblo para dictar una Constitución, o modifi-
car una ya vigente.46
44
  Sieyès, uno de los más importantes pensadores de la Revolución francesa, comienza su
obra con tres sencillas preguntas: “¿Qué es el tercer estado? Todo. 2. ¿Qué ha sido hasta
el presente en el orden político? Nada. 3. ¿Cuáles son sus exigencias? Llegar a ser algo”.
SIEYÈS, Emmanuel-Joseph. ¿Qué es el Tercer Estado? 1789. Biblioteca Omegalfa, 2019.
45
MURUA, Ignacio Colombo. Límites a las reformas constitucionales. Teoría de las
cláusulas pétreas. Buenos Aires: Astrea 2011, p. 114.
46
Según el maestro Bidart Campos, sería la “competencia, capacidad o energía para
constituir o dar constitución al estado, es decir, para organizarlo, para establecer su
estructura jurídico-política”. BIDART CAMPOS, Germán. Manual de la Constitución
Reformada. , Buenos Aires: Ediar, 2005, tomo I, p. 373. Por su parte, Juan Vicente Sola
se pregunta: ¿cuál es el fundamento de la Constitución?, ¿quién puede crear normas
constitucionales? La legitimidad de una Constitución supone una conformidad necesa-
ria y sustancial con los intereses aspiraciones y valores de una sociedad en determinado
momento de su historia. De esta manera una Constitución no representa una simple

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 56


Como señala el profesor Sagües, al referirse al tema que esta-
mos tratando, la expresión “poder constituyente” tiene un do-
ble carácter, ya que refiere tanto a la facultad o potencia para
establecer y alterar la Constitución (poder- función) como a
quien lo hace (poder-persona). El establecimiento de la Cons-
titución comprende tanto a su sanción (elaboración y aproba-
ción) como a su promulgación (acto de mandarla a ejecutar,
ponerla en vigencia y publicarla).47
El Poder constituyente puede ser “originario” o “derivado”. El
poder constituyente originario es aquella potestad suprema
que tiene el pueblo para dictarse su primera constitución,
de allí que también se lo conozca como poder constituyente
fundacional. Por su parte, será poder constituyente derivado
aquel ejercitado para reformar o modificar una constitución
ya existente, por tal motivo es usual que también se lo llame
poder constituyente reformador.
Asimismo, en Estados federales como el nuestro, se pueden di-
ferenciar el poder constituyente “federal” (o de primer grado)
y el poder constituyente “provincial”48 (o de segundo grado).49
legitimación del poder es también hacer positivos ciertos valores jurídicos”. SOLA,
Juan Vicente. Tratado de Derecho Constitucional. Buenos Aires. La Ley, 2009, tomo I,
p. 223. Según Carl Schmitt, una Constitución puede tener nacimiento de dos maneras
distintas: mediante una decisión política unilateral del sujeto del Poder constituyen-
te o mediante convención plurilateral de varios de tales sujetos (surgirá entonces una
constitución pactada o convenida). SCHMITT, Carl. Teoría de la Constitución. Madrid:
Editorial Revista de Derecho Privado, 1934, p. 50.
47
SAGÜES, Néstor Pedro. Manual de Derecho Constitucional. Buenos Aires: Astrea,
2014, p. 54.
48
Ampliar en HERNÁNDEZ, Antonio M. Derecho Público Provincial. Capítulo V. El
Poder Constituyente en las Provincias. Buenos Aires: Lexis Nexis, 2008, p. 155.
49
  También se podría mencionar la existencia de un poder constituyente municipal o
de “tercer grado”. En este sentido señala Atela que: “El poder constituyente municipal

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 57


Las provincias argentinas son Estados que conforman una
unión federal; por ello, en ejercicio de la autonomía que de-
tentan, pueden dictarse sus propias constituciones. Es más,
según el artículo 5 de la Constitución Nacional tienen la obli-
gación de hacerlo, pues allí el constituyente dejó establecido
que “cada provincia dictará para sí una Constitución”.
Debemos señalar que el poder constituyente provincial, sea
originario o derivado, tendrá limitaciones impuestas por la
propia Constitución Nacional, ya que por el principio de su-
premacía constitucional no podrían contradecirlas en sus as-
pectos centrales. Las provincias en sus respectivas constitucio-
nes deberán asegurar el sistema representativo republicano,
de acuerdo con “los principios, declaraciones y garantías de
la Constitución Nacional”, debiendo asegurar la “administra-
ción de justicia, su régimen municipal y la educación prima-
ria” (art. 5 de la Constitución Nacional).
Uno de los principios básicos surgidos del constitucionalismo
clásico o liberal fue la distinción entre “poder constituyente” y
“poderes constituidos”. Estos últimos resultan ser una creación
del poder constituyente; por lo tanto, se encuentran en una
puede describirse como una fuerza creadora de la voluntad social para organizarse po-
lítica y jurídicamente, estableciendo cómo se han de establecer los poderes constituidos
del estado municipal, determinando sus límites y organización, así como la definición
de la materia local (competencia municipal)”. ATELA, Vicente Santos y CAPUTTO,
Juan Manuel. Poder constituyente municipal y cartas orgánicas, Facultad de Ciencias
Jurídicas y Sociales de la UNLP, 2008, p. 16.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 58


grada jerárquica inferior que aquel. Los identificamos con los
órganos de poder creados y reglamentados en el texto cons-
titucional. Así, los poderes constituidos solo tendrán las atri-
buciones y competencias delimitadas por la Constitución. En
nuestro sistema institucional, son poderes constituidos: el Po-
der Ejecutivo, el Poder Legislativo y el Poder Judicial.

Constitución
La palabra constitución es utilizada desde tiempos muy
antiguos, pero con distintos sentidos. Por esta razón, nos
resultaría imposible reunir en un solo concepto la totali-
dad de los posibles significados que ha tenido a lo largo de
los años. No obstante, como bien se ha señalado, todas las
acepciones del término giran alrededor del poder político
y del aparato que se sirve de él, el Estado.50
Cuando se afirma, en un sentido llano, que un país está
constituido de tal o cual manera, no se hace más que ha-
cer una descripción de su realidad. Es como si dijéramos
que el aire que respiramos está constituido básicamente
por dos elementos: el nitrógeno y el oxígeno. Desde esta
perspectiva, la constitución es el conjunto de caracteres
específicos de algo,51 es decir la esencia o cualidad de una
cosa que la constituye como es, y por lo tanto, la diferencia
de las demás.

50 
EKMEKDJIAN, Miguel Ángel. Tratado de Derecho Constitucional. Buenos Aires: De-
palma, 2000, tomo I, p. 43.
51 
Definición prevista en el Diccionario de la Real Academia Española.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 59


La afirmación “todo Estado precisa una constitución” es ver-
dadera, porque toda asociación permanente de hombres, para
que fuese tal, requiere un principio de ordenación conforme
el cual se constituya y desenvuelva su voluntad.52 Entonces,
al referirnos en estos términos, hacemos alusión a la consti-
tución fáctica, real o material, la que responderá a la realidad
social, política, económica de un pueblo determinado.
En otro sentido, nos apunta Ekmekdjian, el vocablo constitu-
ción, designa a un conjunto de normas jurídicas que regulan
y determinan el modo en que debe ser ejercido el poder polí-
tico. En otras palabras, establece cómo debe ser la estructura
del Estado. Esta es llamada por diversos autores la constitu-
ción formal, normativa, política o simplemente constitución
sin ningún aditamento.53
Con el advenimiento de las revoluciones de finales del siglo
XVIII surgirán las primeras constituciones escritas, codifica-
das y rígidas que, además de organizar la estructura y funcio-
namiento de los poderes, incluirán declaraciones, derechos
y garantías. Antes de este momento histórico, no podemos
decir que existieron constituciones en el sentido que actual-
mente le otorgamos.
Pasaron muchísimas generaciones antes de entender que solo
se podrían garantizar los derechos individuales si existían lí-
mites a los detentadores del poder, y que esos frenos que la
52 
JELLINEK, Georg. Teoría del Estado. México D.F. Oxford University Press, 1998, p.
302. Citado por FERREYRA, Raúl Gustavo. Op. cit., p. 190.
53 
EKMEKDJIAN, Miguel Ángel. Op. cit., p. 44.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 60


sociedad deseaba imponer a los gobernantes deberían plas-
marse en un sistema de normas fijas: la Constitución.54
Hechas todas estas aclaraciones previas, ahora sí podemos
aventurarnos en una suerte de definición:
La Constitución es la norma suprema de un Estado por medio
de la cual se reglamenta el ejercicio de todo el poder político y
se reconoce los derechos fundamentales de sus habitantes. Será
el cimiento sobre el cual se base todo el ordenamiento jurídico.

Tipologías de Constitución
La doctrina constitucional ha llevado adelante la tarea de cla-
sificar a las constituciones de acuerdo a sus características par-
ticulares, agrupándolas en diversas clasificaciones o tipologías.
Una Constitución podrá ser escrita o no escrita, incluso pue-
de ser parcialmente escrita (como el caso del Reino Unido
y de Nueva Zelanda, donde coexisten leyes constitucionales
emitidas por el Parlamento con costumbres constitucionales
que también tienen fuerza obligatoria).55
Teniendo en cuenta los procedimientos para ser reformada,
una constitución podrá ser: rígida, flexible o pétrea.
Será rígida aquella constitución que para ser reformada ne-
cesite acudir a procedimientos especiales, diferentes a los
trámites ordinarios para la formación y sanción de leyes. De
esta forma, se persigue una mayor dificultad para modificar el
54 
Ver el desarrollo sobre el tema en LOEWENSTEIN, Karl. Teoría de la Constitución.
Barcelona: Editorial Ariel, 1983, p. 149.
55 
EKMEKDJIAN, Miguel Ángel. Op. cit., p. 52.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 61


texto constitucional exigiendo mayorías especiales o la con-
vocatoria a órganos diferentes para tal cometido. Pues, como
señala Sánchez Viamonte, toda reforma constitucional es un
acontecimiento de trascendencia indudable.56 Por su parte,
una constitución será flexible cuando se pueda reformar a
través del mismo procedimiento utilizado para la sanción de
leyes ordinarias. Por último, las constituciones pétreas (deri-
vación de la palabra “piedra” o “roca”) serían aquellas en las
cuales estaría vedada una reforma, es decir, las irreformables
o eternas. Estas clases de constituciones se limitan en la ac-
tualidad a una categoría teórica o académica, inexistente en el
plano de la realidad. Pues si bien las constituciones pretenden
durar en el tiempo, jamás se podría pensar en una Ley Supre-
ma que nunca se modifique desconociendo la lógica evolu-
ción de toda sociedad.
Si nos atenemos a la clasificación mencionada, nuestra Cons-
titución Nacional la debemos ubicar dentro de las catalogadas
cómo rígidas. Ello es así, toda vez que para su modificación
deben ser utilizados procedimientos distintos a los previstos
para la sanción de leyes comunes. En su artículo 30 establece:
“La Constitución puede reformarse en el todo o en cualquiera
de sus partes. La necesidad de reforma debe ser declarada por
el Congreso con el voto de dos terceras partes, al menos, de
sus miembros; pero no se efectuará sino por una convención
convocada al efecto”.

  SÁNCHEZ VIAMONTE, Carlos. Manual de Derecho Constitucional. Buenos Aires:


56

Editorial Kapeluz, 1959, p. 347.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 62


Como se puede advertir de la lectura del mencionado artí-
culo 30, la Constitución solo puede ser reformada por un
órgano distinto al Congreso de la Nación, se trata de una
convención nacional constituyente, la que debe ser convo-
cada para esos efectos y se integrará por ciudadanos elegi-
dos por el cuerpo electoral. Además, se estableció que será
el Parlamento Nacional el que deba declarar la necesidad de
la reforma, siempre que se cuente con suficiente consenso
político para ello (se exige una mayoría calificada de las dos
terceras partes de la totalidad de los legisladores que inte-
gren las Cámaras del Congreso).
Además, podríamos afirmar que en nuestra constitución for-
mal no existen cláusulas pétreas, pues quedó establecido que
la Constitución puede reformarse en “todo o en cualquiera de
sus partes”.57
También resulta conocida la tipología efectuada por Lasalle
en un ciclo de disertaciones llevadas a cabo en Berlín en el
año 1862, las que luego dieron lugar a una conocida obra ti-
tulada ¿Qué es una Constitución? Allí, Lasalle diferenciaba
la “constitución formal” (escrita), a la que el jurista alemán
denominaba “tira de papel”, y la “constitución real”, asociada
a los factores efectivos de poder. Al inicio de sus conferencias
preguntaba a su auditorio: que ocurriría, si por caso (muy im-
probable, por cierto), se quemaran todas las constituciones

Ampliar en el capítulo de la obra del profesor Quiroga Lavié ¿Cómo se reforma la


57 

Constitución argentina? QUIROGA LAVIÉ, Humberto. Lecciones de Derecho Constitu-


cional. Buenos Aires: Depalma, 1995, p. 41.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 63


del país. Pues en lo concreto nada pasaría al día siguiente,
pues los factores reales y efectivos de poder seguirían siendo
los mismos.58

5) Supremacía constitucional y Estado Federal. Sistemas


de control de constitucionalidad

Supremacía Constitucional y Estado Federal


Desde el surgimiento del constitucionalismo liberal se tiene a
la Constitución como a la “ley de leyes”,59 es decir con carácter
supralegal, será la ley suprema entre las demás, pues estará
por encima de todas las normas que integren el ordenamiento
jurídico positivo.60
En líneas generales podemos definir como supremacía consti-
tucional al principio mediante el cual se reconoce a la Consti-
tución el carácter de norma superior de todo el ordenamiento
normativo del Estado.

58 
LASALLE, Ferdinand. ¿Qué es una Constitución? Barcelona: Ariel Derecho, 2002, p. 84.
59
Al referirse a este tema, Alberdi, el gran ideólogo de la Constitución Nacional sos-
tenía que: fuera de la Constitución no existe, ni puede, ni debe existir ley alguna que
de algún modo no sea reglamentaria de los principios, derechos y garantías privados
y públicos, que la dicha Constitución establece como base fundamental de toda ley
en la República. Según esto, todas las leyes del derecho civil, comercial y penal, todos
los reglamentos de la administración en sus diferentes ramos de gobierno, guerra, ha-
cienda, marina, etc., no son más que leyes y decretos orgánicos destinados a poner en
ejercicio los derechos del Estado y de sus habitantes, consagrados expresamente por
la ley fundamental de las otras leyes. ALBERDI, Juan Bautista. Sistema Económico y
Rentístico de la Confederación Argentina [en línea]. P. 39. Disponible en: http://www.
hacer.org/pdf/sistema.pdf
60
BIDEGAIN, Carlos María. Curso de Derecho Constitucional. Buenos Aires: Lexis
Nexis, Abeledo-Perrot, 2005, tomo I, p. 27.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 64


El principio de supremacía de la Constitución es consecuen-
cia natural de la estructura jerárquica del ordenamiento ju-
rídico, pues en él conviven normas ubicadas en diferentes
niveles o peldaños. Resulta oportuno, al analizar lo que esta-
mos comentando, tener presente la teoría gradualista del or-
denamiento jurídico elaborada por el maestro Hans Kelsen a
principios del siglo XX. La misma se encuentra representada
en su famosa “pirámide jurídica”, en cuyo vértice superior se
encuentra la norma fundamental que otorga validez a todo el
ordenamiento jurídico.61
Resulta habitual encontrar en las propias constituciones algu-
na cláusula que consagre expresamente el principio de supre-
macía mencionado. En nuestra Ley Fundamental, por caso, la
hallamos en su artículo 31 cuando establece: “Esta Constitu-
ción, las leyes de la Nación que en su consecuencia se dicten
por el Congreso y los tratados con las potencias extranjeras
son la ley suprema de la Nación; y las autoridades de cada
provincia están obligadas a conformarse a ella, no obstante
cualquiera disposición en contrario que contengan las leyes o
Constituciones provinciales”.

61
El destacado jurista, formado en la Universidad de Viena, sostenía: “Un orden ju-
rídico no es un sistema de normas yuxtapuestas y coordinadas. Hay una estructura
jerárquica y sus normas se distribuyen en diversos estratos superpuestos. La unidad del
orden reside en el hecho de que la creación, y por consecuencia la validez, de una nor-
ma está determinada por otra norma cuya creación a su vez ha sido determinada por
una tercera norma. Podemos de este modo remontarnos hasta la norma fundamental
de la cual depende la validez del orden jurídico en su conjunto”. KELSEN, Hans. Teoría
Pura del Derecho. Buenos Aires: Eudeba, 2010, p. 118.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 65


Por último, debemos señalar que en los Estados de organiza-
ción federal, como lo es el nuestro, existe una supremacía del
derecho federal (Constitución Nacional, leyes de la Nación y
tratados internacionales) sobre el derecho creado por las pro-
vincias, ello conforme las disposiciones contenidas en los ar-
tículos 5, 31 y 128 de la Constitución Nacional.

Sistemas de control de constitucionalidad


El principio de supremacía constitucional, analizado en el
apartado anterior, necesariamente tendrá que contar con al-
gún mecanismo que lo haga efectivo. Pues, para que aquel
principio no se torne solamente en una mera expresión de de-
seos, deberá contar con instrumentos que —a modo de guar-
dianes de la constitución— protejan la Ley Fundamental ante
posibles ataques de normas inferiores.62
Ahora bien, del carácter supremo de la Constitución se des-
prende lógicamente la invalidez de cualquier acto contrario
a sus disposiciones, el que, por esa razón, pasará a ser “anti-
constitucional” o “inconstitucional”.
Teniendo en cuenta el órgano encargado de efectuar aquella
tarea, se han diferenciado, en líneas generales, dos sistemas de
control de constitucionalidad: el político y el judicial.
Los sistemas de control político de constitucionalidad, como su
62
  En términos más categóricos se pronuncia el profesor Quiroga Lavié al sostener que
“si la supremacía constitucional no tiene una garantía efectiva es como si no existiera”.
QUIROGA LAVIE, Humberto. Constitución de la Nación argentina comentada. Buenos
Aires: Zavalía, 2007, p. 148.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 66


enunciado lo indica, están a cargo de organismos de naturaleza
política, por fuera del ámbito del poder judicial. Un ejemplo
histórico de este mecanismo lo encontramos en la Constitución
francesa de 1852, la que instituyó al Senado como “guardián” de
la Constitución. Todas las leyes debían necesariamente ser so-
metidas antes de su promulgación al Senado, las que eran exa-
minadas desde el punto de vista de su constitucionalidad. Otro
caso fue el de la Constitución rusa de 1924, en la que el control
era esencialmente político, en manos de un Comité Central
Ejecutivo de la Unión.63 Como un dato poco recordado, pode-
mos señalar que nuestra Constitución histórica de 1853 tam-
bién contenía un tipo de control político de constitucionalidad
con características especiales: las Constituciones provinciales
debían ser aprobadas por el Congreso Nacional para poder en-
trar en vigencia,64 exigencia que fue acertadamente suprimida
en la reforma constitucional de 1860.65
Por su parte, en los sistemas de control judicial de constitu-
cionalidad los encargados de llevar adelante aquella tarea de
protección de la ley fundamental ante posibles embates de nor-

63
LINARES QUINTANA, Segundo. Tratado de la Ciencia del Derecho Constitucional.
Buenos Aires: Editorial Plus Ultra, 1978, tomo III, p. 361.
64 
El artículo 5 disponía: “Cada provincia confederada dictará para sí una Constitución
bajo el sistema representativo republicano, de acuerdo con los principios, declaraciones
y garantías de la Constitución nacional, y que asegure su administración de justicia,
su régimen municipal y la educación primaria gratuita. Las constituciones provinciales
serán revisadas por el Congreso antes de su promulgación. Bajo estas condiciones el Go-
bierno federal garantiza a cada provincia el goce de sus instituciones”. (La cursiva me
pertenece, indican las partes del artículo suprimidas en la reforma de 1860).
65
Ampliar en TRIONFETTI, Víctor. Tratado de Derecho Procesal Constitucional. cap.
VII. El Sistema de Control de Constitucionalidad en Argentina, Rubinzal-Culzoni, Santa
Fe, 2010, T I, p. 449.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 67


mas o actos inconstitucionales serán los magistrados judiciales.
Como fiel legado del constitucionalismo norteamericano, este
sistema pronto será difundido y adoptado por la mayoría de los
países de América, entre ellos el nuestro.66
Se impone aclarar que los jueces, al efectuar el control de cons-
titucionalidad de los actos de los otros poderes del Estado,
no poseen la atribución de derogar norma alguna. Ello es así,
toda vez que se limitarán a cumplir sus funciones específicas
de decidir una controversia o contienda aplicando el derecho
positivo vigente, y en esa función, se abstendrán de aplicar
una norma inferior que contradiga a una norma superior.
Por lo tanto, si en el marco de una contienda judicial, el juez
considera que una ley se opone a la constitución, no la aplica-
rá al caso concreto que está decidiendo, pero ello de ninguna
manera significará que la ley quede derogada o que su deci-
sión tenga efectos erga omnes (del latín, “efectos para todos”).
A su vez, los sistemas de control judicial de constitucionali-
dad pueden ser concentrados o difusos dependiendo si aquel
se encuentra reservado en forma exclusiva a un solo órgano
judicial o a cualquier juez de la nación.

66
El artículo VI, segundo apartado de la Constitución norteamericana, establece: “This
Constitution, and the Laws of the United States which shall be made in Pursuance the-
reof; and all Treaties made, or which shall be made, under the Authority of the United
States, shall be the supreme Law of the Land; and the Judges in every State shall be bound
thereby, any Thing in the Constitution or Laws of any state to the Contrary notwithstan-
ding”. (Esta Constitución, y las leyes de los Estados Unidos que se expidan con arreglo
a ella, y todos los tratados celebrados o que se celebren bajo la autoridad de los Estados
Unidos, serán la suprema ley del país y los jueces de cada Estado estarán obligados a
observarlos, a pesar de cualquier cosa en contrario que se encuentre en la Constitución
o las leyes de cualquier Estado).

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 68


Como ejemplo de los sistemas concentrados se pueden men-
cionar los Tribunales Constitucionales, organismos especial-
mente creados para cumplir la función de controlar la cons-
titucionalidad de las leyes. Este tipo de tribunales surgirán
en las constituciones de principios del siglo XX a partir del
modelo austríaco.67 Luego será tomado por varios países de
Europa como Alemania, Francia, España, Italia, entre otros.
Por su parte, los sistemas judiciales de control de constitu-
cionalidad difusos son aquellos que admiten ejercer dicha
función en forma descentralizada a todos los tribunales ordi-
narios, sin ningún tipo de distinción. Es decir, cualquier juez
puede efectuar el control de constitucionalidad en el marco de
la causa o juicio en el cual interviene como magistrado.
Como señala Celotto, el verdadero momento fundador de la
moderna idea de la revisión de constitucionalidad se remonta,
más bien a lo ocurrido en los Estados Unidos de América al
inicio del siglo XIX.68 Con dicha afirmación, el jurista italiano
se está refiriendo al famoso caso resuelto por la Suprema Corte
de Justicia norteamericana en 1803, Marbury vs. Madison, a
partir del cual se puede afirmar que nació el control constitu-
cional de las leyes. Pues, fue la primera declaración de incons-
titucionalidad por el Poder Judicial recordada en la historia del

67 
La Constitución de Austria de 1920, cuya autoría intelectual se le adjudica a Hans Kel-
sen, fue la primera en el mundo en confiar a un tribunal especial la justicia constitucional.
68 
CELOTTO, Alfonso. Formas y modelos de justicia constitucional [en línea]. Círculo
Doxa de la ciudad de Buenos Aires. Disponible en: http://www.circulodoxa.org/docu-
mentos/Circulo%20Doxa%20-20Formas%20y%20modelos.pdf

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 69


constitucionalismo.69 En dicha oportunidad quedó establecido
el siguiente razonamiento: “Dado que la Constitución es ley,
ella debe ser interpretada y aplicada por los jueces en los casos
regidos por la misma, y desde que esa ley es suprema, los jueces
deben darle preferencia sobre cualquier otra ley”.70
Para concluir, debemos señalar que en nuestro país el control
de constitucionalidad es ejercido por el Poder Judicial y de
manera difusa. Ello es así, ya que no existe un solo y único
tribunal para pronunciarse sobre la constitucionalidad de las
leyes; sino que todo juez, de cualquier fuero y jurisdicción, se
encuentra facultado para hacerlo.71
En 1862, al sancionarse la Ley 27 de Organización de la jus-
ticia federal quedó establecida la obligación de los tribuna-
les de “sostener la observancia de la Constitución Nacional,
prescindiendo, al decidir las causas, de toda disposición de
cualquiera de los otros poderes nacionales, que esté en opo-
sición con ella”.72 Un año más tarde, en 1863, mediante la Ley
48 fue atribuida a la Corte Suprema de Justicia de la Nación
la función de intérprete final de la Constitución Nacional.

69
Ver los comentarios y el análisis de las circunstancias históricas que rodearon al caso
Marbury vs. Madison en MILLER, Jonathan M., GELLI, María Angélica, CAYUSO,
Susana. Constitución y poder político. Jurisprudencia de la Corte Suprema y técnicas para
su interpretación. Buenos Aires: Astrea, 1995, T. I, p. 3.
70
Citado por YMAZ, Esteban y REY, Ricardo. El Recurso Extraordinario. Buenos Aires:
Abeledo-Perrot, 2000, p. 18.
71 
El artículo 116 de nuestra Constitución Nacional establece que “Corresponde a la
Corte Suprema y a los tribunales inferiores de la Nación, el conocimiento y decisión
de todas las causas que versen sobre puntos regidos por la Constitución y por las leyes
de la Nación”.
72
Ver art. 3 de la Ley 27 (13/10/1862).

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 70


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Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 77


CAPÍTULO II
DOMINACIÓN HISPÁNICA

Por Guillermo Raúl Moreno

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 78


CAPÍTULO II

DOMINACIÓN HISPÁNICA

Por Guillermo Raúl Moreno1*

Sumario:
1) Significado de la dominación hispánica en América. Títu-
los de dominio. Bases jurídicas de la dominación. Situación de
los aborígenes 2) Principales instituciones de la época de do-
minación hispánica en América 3) Sistemas de control de los
funcionarios. Juicios de visita y residencia 4) Características de
la legislación indiana 5) El cabildo. Concepto. Clases. Integra-
ción. Funciones 6) Las reformas borbónicas. Incidencia en la
relación económica y política entre España y América 7) El Vi-
rreinato del Río de la Plata. Causas de su creación. Bibliografía

* Profesor Titular de Historia Constitucional (int.). Facultad de Ciencias Jurídicas y


Sociales de la Universidad Nacional de La Plata. Contacto: guillermoraulmoreno@
yahoo.com.ar

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 79


1) Significado de la dominación hispánica en América.
Títulos de dominio. Bases jurídicas de la dominación.
Situación de los aborígenes

La dominación hispánica
Identificamos la dominación hispánica en América con aquel
extenso período histórico transcurrido entre las primeras
expediciones europeas de fines del siglo XV hasta el adveni-
miento de los nuevos países surgidos de las antiguas colonias
españolas en nuestro continente.
Fueron cerca de 400 años de historia en los que la Corona
conquistó y colonizó estos extensos dominios, desde la pri-
mera expedición de Colón, en 1492, hasta la pérdida definiti-
va de sus últimos territorios en Cuba y Puerto Rico, en 1898.
En los tramos finales del siglo XV (momento en el cual se
inicia este período), Europa se encontraba atravesando años
de profundas transformaciones en el plano político. El feuda-
lismo, que hasta entonces había sido un sistema estructurado
sobre comunidades agrarias y el poder fragmentado, dio paso
a la concentración de la autoridad bajo la figura del monarca.
La crisis feudal desembocó en el surgimiento del rey quien,
legitimado por las teorías del origen divino de su potestad,
ejercería el poder absoluto en representación de Dios.
Por su parte, la España que llegó al nuevo mundo era para
aquella época la nación rectora de Europa, la primera en lle-
gar a la unidad. Repasemos este proceso de unificación.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 80


La península ibérica fue invadida por los árabes durante casi
siete siglos, desde el año 711 hasta 1492. En ese extenso período
de tiempo se llevó adelante una denodada lucha para expul-
sar definitivamente al invasor. De la resistencia a la ocupación
musulmana, nacerá la nación española. De esa reconquista del
territorio surgirán los distintos reinos cristianos, apareciendo
como protagonistas de la disputa por la hegemonía geopolítica
los reinos de Castilla y Aragón. Pero esa puja por el dominio
del territorio, en vez de enfrentar a ambos reinos, los terminó
uniendo. Dicha unión se logró a partir del casamiento de los
príncipes herederos de ambos tronos.
En 1461 se unirán en matrimonio Isabel de Castilla y Fernan-
do de Aragón. Los objetivos perseguidos por ambos monarcas
procuraban la concentración del poder real. El reinado se ca-
racterizó por la unificación religiosa en torno al catolicismo,
de allí que pasaran a la historia como los Reyes Católicos.2

El “descubrimiento” de Colón
Cristóbal Colón, tal vez uno de los marinos más conocidos
de todos los tiempos, se instaló en Lisboa hacia 1477 con el
objetivo de trabajar como cartógrafo junto a su hermano Bar-
tolomé. Se supone que fue durante estos años que el entonces
joven Colón comenzó a diseñar una idea disparatada para
aquella época, llegar al lejano oriente atravesando el océano
2 
Los Reyes Católicos llegaron a decretar la conversión compulsiva al cristianismo de
los judíos y musulmanes que habitaban sus reinos. Incluso se llegó a establecer la expul-
sión o ejecución de aquellos que se negasen a convertirse al catolicismo.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 81


Atlántico. Cierto es que la ruta habitual que había permitido
los intercambios comerciales entre Asia y Europa permane-
cía cortada desde hacía algunos años, cuando Constantino-
pla cayó en poder de los otomanos. Oriente era por entonces
el gran mercado de donde provenían todas las riquezas del
mundo. El oro, las piedras preciosas, y sobre todo las codicia-
das especias, venían de Asia. El proyecto de Colón consistía
en encontrar una ruta alternativa navegando hacia el ponien-
te en el inconmensurable océano.3
Desde tiempos antiguos se tenía conocimiento cierto de que
la tierra era una esfera, incluso se sabía (conocían) sus exactas
dimensiones. De allí, que descartamos de plano aquel error
muy común según el cual en el siglo XV se creía que la tierra
era plana y Colón tuvo el valor de suponerla redonda. Nada
más alejado de ello, el gran matemático y geógrafo griego Era-
tóstenes ya había llegado a esa conclusión casi dos mil años
antes, en el siglo III a. C.
Colón estaba errado en cuanto al tamaño de la tierra, pues
tenía el convencimiento, por cierto equivocado, de que era
mucho más pequeña de lo que es en realidad. De no haberse
3 
No se descarta la posibilidad de que navegantes osados de la antigüedad hayan cru-
zado el océano Atlántico hasta las costas orientales de América, pero de ser así, se tra-
taría de viajes originados principalmente por el azar de las tormentas y las corrientes
marinas. Como señala Gandía: “En la práctica no hay ningún obstáculo en admitir la
llegada accidental de navíos europeos a las costas americanas. La dificultad consiste en
el regreso. Más improbable es suponer la realización de viajes organizados con el fin de
ir a las tierras occidentales del océano Atlántico y volver al Viejo Mundo. Los primeros
navegantes a quienes se han supuesto capaces de una empresa semejante es a los feni-
cios”. GANDÍA, Enrique. Viajes marítimos anteriores a Colón. En: LEVENE, Ricardo
(director). Historia de la Nación Argentina. Desde los orígenes hasta la organización
definitiva en 1862. 3raedición. Buenos Aires: El Ateneo Editorial, 1961, Vol. II, p. 200.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 82


chocado, sin pretenderlo, con un continente desconocido en
su travesía, jamás hubiese podido llegar a destino con los me-
dios que por entonces contaba.
Una vez que el rey de Portugal desechó el proyecto, por consi-
derar que el mismo adolecía de groseros errores técnicos y exi-
gencias desmedidas, Colón se dirigió al encuentro de los Reyes
Católicos a probar suerte con su “disparatada” idea a cuestas.
Los monarcas españoles sometieron la propuesta de Colón a
una junta de expertos, integrada por letrados y cosmógrafos,
la cual aconsejó a los reyes desestimar el proyecto por simila-
res razones a las esgrimidas en Portugal. La junta encargada
de estudiar las proposiciones del marino al dar su veredicto
juzgó que sus promesas y ofertas eran imposibles y vanas, dig-
nas de toda repulsa.4
Colón no se dará por vencido y logrará, a partir de contactos
influyentes, una nueva audiencia con los monarcas, pero esta
vez no se discutiría la viabilidad del proyecto, sino las exigen-
cias del marino para ponerlo en marcha.
Luego de una negociación que llevó algunos meses, final-
mente fueron firmadas las Capitulaciones de Santa Fe el 17
de abril de 1492, mediante las cuales se ponía en marcha el
proyecto de Colón.
La historia que sigue es conocida por todos. Colón, luego de una
escala en las islas Canarias y ayudado por los vientos alisios, que

4 
MOLINARI, Diego Luis. La Empresa Colombina y el Descubrimiento. En: LEVENE,
Ricardo (director). Historia de la Nación Argentina. Desde los orígenes hasta la organi-
zación definitiva en 1862. 3ra edición. Buenos Aires: El Ateneo Editorial, 1961, Vol. II,
p. 311.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 83


lo empujaron hacia el poniente, llegó a un pequeño islote del ar-
chipiélago de las Bahamas, al que llamó San Salvador.5 Creyó ha-
ber llegado a las Indias en el continente asiático. Por ello, al tomar
posesión de la tierra en nombre de los Reyes Católicos, llamó
“indios” a esos “seres desconocidos” que lo contemplaban a una
distancia prudencial.
Luego de hallar otras islas y recorrer el archipiélago al que
había llegado con su histórica expedición, Colón decidió em-
prender el regreso a España el 16 de enero de 1493. El trayecto
de vuelta transcurrió sin ahorrar sobresaltos. La embarcación
del almirante fue alcanzada por un temporal de tal magni-
tud que se temió un seguro naufragio. De haber ocurrido tal
desgracia, hoy no estaríamos recordando a Cristóbal Colón,
quien hubiese pasado a ser un ignoto navegante perdido en
una aventura osada y sin sentido.6

5 
DE LA CRUZ, Eduardo Matías. Los Reinos de Indias. La Plata: Universidad Católica
de La Plata, 1999, p. 77.
6
Molinari nos reseña las desventuras de Colón de la siguiente manera: “Tan grande fue
el peligro de naufragar que Colón, temeroso que se ignorase la noticia de su portentoso
viaje, redactó una descripción del mismo, y arrojó al mar, en un tonel, el pergamino en
que la había escrito, preparándose todos a bien morir, y haciendo peregrinos votos, si se
salvaban. El 18 de febrero, a Dios gracias, dieron sobre la isla Santa María del grupo de
las Azores. El gobernador portugués de estas islas, adivinando que Colón traía nuevas
de tierras antes nunca vistas, intentó apresarlo, pudiendo éste, a duras penas, retomar
el curso de su viaje, el 24 de febrero. Otra tempestad se desencadenó en el mar y, sin
gobierno del navío, Colón fue empujado a las costas lusitanas. El 4 de marzo de 1493
anclaba en aguas del Tajo, a la vista de Lisboa”. MOLINARI, Diego Luis. Op. cit., p. 336.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 84


El conflicto desatado entre España y Portugal. Interven-
ción de la autoridad papal. Tratado de Tordesillas
Luego de siete meses de su partida, Colón regresó, primero a
Lisboa y de allí partió rumbo al encuentro donde Fernando e
Isabel con la “buena nueva”. Llevaba consigo algunos nativos
tomados como rehenes, aves autóctonas, metales preciosos,
tabaco, entre otras cosas. Ello para dar pruebas fehacientes del
éxito de su empresa. Los reyes católicos al conocer la noticia
y recibir a Colón, decidieron de inmediato la organización de
un nuevo viaje a cargo del almirante, para así consolidar la ti-
tularidad en el dominio de la ruta oceánica hallada. Desde en-
tonces, los monarcas consideraron que la “ocupación efectiva”
sería el título más conveniente a la hora de discutir derechos
sobre los territorios descubiertos, de allí el apuro por volver a
la tierra de las especias.
En total serán cuatro los viajes que Colón realizará hacia “las
Indias” (como se comenzaron a llamar estos territorios desde
entonces). Creyó que había llegado al continente asiático (is-
las Molucas, Java, Ceilán y la India) y con esa falsa creencia
continuará su existencia hasta el día su muerte en 1506.
Desde hacía más de un siglo que castellanos y portugueses ve-
nían disputándose el dominio del océano Atlántico al sur de
la península ibérica. Debemos tener presente que durante el
siglo XV aumentó considerablemente la demanda de produc-
tos en Europa, situación que motivó a los comerciantes a salir
del conocido mar Mediterráneo en búsqueda de nuevas rutas

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 85


hacia el este, en dirección al gran mercado de las especias.
Esta carrera marítima entre España y Portugal llevó a ambas
coronas al establecimiento de colonias y puntos comerciales
con anterioridad a la histórica hazaña del gran almirante. Por
todos estos motivos, el descubrimiento de la nueva ruta abier-
ta por Colón y los nuevos hallazgos, hacían suponer inminen-
tes tensiones entre ambas coronas.7 Fernando e Isabel estaban
convencidos de la necesidad de contar con algún título que los
legitimara en sus pretensiones frente a sus históricos rivales.
Es por ello, que decidieron acudir a una concesión papal que
les atribuyera en las islas y tierras del Atlántico los mismos
privilegios otorgados por otros papas a los reyes de Portugal
en las tierras africanas.8
Aprovechando que el pontificado en Roma era ocupado por
un aragonés, llamado Rodrigo Borgia, los Reyes Católicos re-
currieron a él para obtener un “justo título” que pusiera fin
a las exigencias de los portugueses. Fue así entonces que en
1493 el papa Alejandro VI dictará un conjunto de documen-
tos pontificios de carácter arbitral que otorgaban a España el
derecho de conquistar los nuevos territorios y la consiguiente
obligación de evangelizarlos. Se trata de las llamadas Bulas
7
  En ese sentido, debemos mencionar que en septiembre de 1479, para poner término
a sus disputas, ambas coronas debieron firmar el Tratado Alcaçobas-Toledo. Mediante
este documento se le reconocieron a Portugal sus derechos exclusivos en el litoral afri-
cano, desde el Cabo de Bajador hacia el sur, quedando las Islas Canarias en manos de
los castellanos. Este Tratado fue puesto en consideración del papa Sixto IV, quien lo
convalidó a través de la bula aeterni regis (rey eterno) en 1481.
8 
BEJARANO ALMADA, María de Lourdes. Las Bulas Alejandrinas: Detonantes de
la evangelización en el Nuevo Mundo. En: Revista de El Colegio de San Luis. San Luis
Potosí: 2016, Vol. 6, núm. 12, pp. 224-227.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 86


Alejandrinas,9 en total fueron cinco los documentos emitidos,
que dividieron salomónicamente el mundo a la mitad, repar-
tiendo a cada una de las coronas su correspondiente parte en
esa distribución.
Mediante las dos primeras bulas (llamadas genéricamente
como bulas Inter caetera)10 el papa Alejandro VI adjudicó tie-
rras y demarcó los límites del reparto entre ambas coronas.
Así, a través del primero de esos documentos (conocido como
bula de donación con fecha el 3 de mayo de 1493) concedió
a los Reyes Católicos las tierras descubiertas y por descubrir
hacia las Indias que no pertenecieran a ningún príncipe cris-
tiano. Por su parte, mediante la segunda bula (llamada Bula
de Partición, emitida el 4 de mayo de 1493) se dispuso la di-
visión del océano Atlántico en dos partes a través del trazado
de una línea imaginaria que iba de polo a polo a 100 leguas
al oeste de las Islas Azores11 y Cabo Verde.12 Las tierras que

9 
Las bulas son un tipo de documento emitido por la autoridad papal sobre asuntos
políticos o religiosos.
10 
Del latín “entre otros”. Se encuentran copias oficiales de estos documentos pontificios
en el Archivo General de Indias de la ciudad de Sevilla. (Sección “Patronato”: 1.- BU-
LAS Y BREVES PONTIFICIOS. 1493-1703. Legajos 1-7.).
11
Las islas Azores están situadas en el océano Atlántico a unos 1400 kilómetros de
Lisboa, capital de Portugal. En 1439 este archipiélago, compuesto por un conjunto de
nueve islas, comenzó a ser colonizado por los portugueses al encontrarlas totalmente
deshabitadas. Hoy en día estas, las islas Açores, son una comunidad autonómica de
Portugal, que forman parte de la Comunidad Económica Europea
12
Las Islas de Cabo Verde se hallan en el océano Atlántico frente a las costas africa-
nas de Senegal. Son en total diez islas que comenzaron a ser colonizadas por Portugal
en 1462 al encontrarlas deshabitadas. Los portugueses hallaron en este archipiélago
un punto estratégico en su comercio de esclavos como lugar de recepción y posterior
distribución en el repudiable “negocio negrero”. Con el correr de los años nuestro país
recibió algunos contingentes de inmigrantes de la República de Cabo Verde (sobre todo
en el período entre guerras), los que se instalaron principalmente en Dock Sud (Ave-
llaneda) y Ensenada.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 87


se encontraran al Oeste de esa demarcación pertenecerían a
España, en tanto que las que estaban al Este, a Portugal.
Una vez emitidas las bulas por Alejandro VI, los portugueses
no aceptaron las concesiones otorgadas por la autoridad pa-
pal a los Reyes Católicos,13 pues alegaban mejores derechos
sobre los territorios en disputa, lo que motivó una creciente
tensión entre ambas partes. Fue así, que España y Portugal
decidieron entablar negociaciones tendientes a solucionar el
conflicto desatado. Como consecuencia de las mismas, termi-
narán firmando el Tratado de Tordesillas en 1494 (lleva ese
nombre en alusión al lugar donde se desarrollaron las delibe-
raciones. Tordesillas es una pequeña localidad situada en la
provincia de Valladolid, en el centro geográfico de España).
El Tratado de Tordesillas, suscripto por España y Portugal el
7 de junio de 1494, modificó el trazado de la línea imagina-
ria de demarcación establecida por las bulas alejandrinas. De
esta manera, se dispuso su desplazamiento hacia el oeste, es
decir hacia el continente americano, a 370 leguas de las más

13
Hay quienes sostienen que el rechazo a las bulas papales por parte del rey de Portugal,
Juan II, encuentran fundamento en el hecho de que Portugal ya tenía un conocimiento
secreto de las tierras del Brasil a partir de viajes y expediciones clandestinas. En ese
sentido, De Gandía señala: “El conocimiento secreto que Portugal tenía de las tierras
del Brasil —quizás desde antes del primer viaje de Colón— dio origen al rechazo que
don Juan II hizo de la línea fijada por el papa Alejandro VI mediante las bulas de junio,
julio y septiembre de 1493. Esta línea dividía el mundo con un meridiano trazado a cien
leguas de las islas Azores y de Cabo Verde. La actitud de Juan II produjo la reunión de
Tordesillas, del 7 de junio de 1494, en la cual los plenipotenciarios españoles y portu-
gueses convinieron en trasladar la línea de Alejandro VI trescientas cincuenta leguas al
oeste de las Azores. De este modo el Rey de Portugal se aseguró la posesión de parte del
continente americano, aún no descubierto oficialmente”. DE GANDÍA, Enrique. Des-
cubrimiento del Río de la Plata, del Paraguay y del Estrecho de Magallanes. En: LEVENE,
Ricardo (coord.). Op. cit., p. 363.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 88


occidentales de las islas de Cabo Verde. Con esta nueva de-
marcación, Portugal suponía (por cierto, de manera acertada)
que estaría en condiciones de poner pie en las nuevas tierras
por descubrir.
Mucho se debatió acerca de la autoridad del papa para efec-
tuar concesiones territoriales (en referencia a las Bulas Ale-
jandrinas), y si las mismas podían considerarse “justos títu-
los de dominio” en la conquista de América.
El profesor Tau Anzoátegui, a cuya obra recurrimos para
ilustrarnos sobre este período que estamos analizando, se
pregunta: ¿cuál era el carácter y el alcance de la donación
pontificia?, ¿podía el papa donar territorios que, además,
estaban habitados por aborígenes? ¿Era una donación te-
rritorial perpetua o solo una concesión para la prédica del
evangelio? Todas estas preguntas fueron analizadas y deba-
tidas en su momento por los teólogos y juristas españoles
del siglo XVI.14 Más allá de las distintas controversias entre
los intelectuales que se abocaron a debatir sobre este tema,
la Corona española, sin dudarlo, admitió como “Justos Tí-
tulos de dominio” (con basamento jurídico suficiente) a las
donaciones efectuadas por el papa Alejandro VI en las bulas
de 1493. Las Leyes de Indias reivindicaron la donación pon-
tificia como justo y legítimo título de dominación.

TAU ANZOÁTEGUI, Víctor y MARTIRÉ, Eduardo. Manual de Historia de las Insti-


14 

tuciones Argentinas. Buenos Aires: Cathedra Jurídica, 2012, p. 29.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 89


Situación de los aborígenes
Como señala el maestro De la Cruz, las conquistas territo-
riales en todos los tiempos no han sido otra cosa que simples
usurpaciones, puesto que consisten en la ocupación de tierras
ajenas sin derecho alguno. La invasión genera, siempre, una
relación injusta en la cual los pueblos invadidos quedan bajo
sometimiento del invasor.15
Consideramos que resulta necesario tener en cuenta el co-
mentario señalado en el párrafo anterior a la hora de analizar
la situación de los aborígenes en América y el sometimiento
recibido por parte de los conquistadores europeos.
Tampoco podemos dejar de advertir que la historia preco-
lombina (es decir, la anterior a la llegada de Colón) se nos
presenta como una sucesión interminable de luchas, despla-
zamientos, invasiones y de conquistas de unos pueblos sobre
otros. A tal punto fue así, que los primeros conquistadores se
encontraron con la existencia de verdaderos imperios al llegar
a estas tierras.
La cuestión referida a la condición de los indígenas, al igual
que lo ocurrido con las Bulas Alejandrinas, generó encendi-
dos debates y posiciones encontradas entre filósofos, teólogos
y juristas de aquellos tiempos. Se llegaron a hacer preguntas
como ¿son personas los aborígenes?, ¿tienen el don de la ra-
cionalidad?, ¿qué trato hay que dispensarles?, ¿pueden vivir
en libertad?, ¿es posible evangelizarlos?

15 
DE LA CRUZ, Eduardo Matías. Op. cit., p. 235.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 90


Todas esas preguntas que hoy nos resultarían impensadas, en
su momento generaron dos posiciones opuestas. Una de ellas,
cuya figura más destacada fue fray Bartolomé de Las Casas,16
consideraba a los aborígenes como seres pacíficos y virtuosos.
En tal sentido, proponía que fueran tratados como personas
libres. En clara oposición se alzaron voces sosteniendo todo
lo contrario. Era el caso de Juan Ginés de Sepúlveda;17 se-
gún su visión, debido a la rudeza natural y el limitado enten-
dimiento, “los indios” debían estar bajo el sometimiento de
los españoles. La disputa entre estas dos personalidades de la
época quedará reflejada en una obra del propio Bartolomé de
las Casas salida a la luz en 1552. Ese escrito llegará a nosotros
como fiel testimonio de aquella controversia histórica.18

16
Bartolomé de las Casas fue un destacado jurista, filósofo y teólogo que vivió en los
años de las primeras expediciones españolas en nuestro continente, a finales del siglo
XV (de hecho, su propio padre integró el segundo viaje de Cristóbal Colón en 1493).
Había nacido en Sevilla en 1484, su fuerte personalidad sumada a un espíritu inquieto y
aventurero lo llevaron a incorporarse a las expediciones indianas. Llegó a ser obispo de
Chiapas, en la zona sur de México. Desde allí, tomó contacto directo con esa realidad
de sometimiento y abusos que prontamente se encargó de denunciar. Fue uno de los
más destacados defensores de los derechos indígenas. De las Casas fue un pensador
muy prolífico en cuanto a su actividad intelectual y dejó una gran cantidad de ensayos
escritos. El lector interesado podrá acceder a una de sus obras más conocidas, que le
llevó más de treinta años de trabajo, Historia de las Indias. Sus manuscritos fueron
publicados por primera vez recién en 1875 en Madrid. DE LAS CASAS, Bartolomé.
Historia de las Indias. Madrid: Imprenta de Miguel Ginesta, 1875.
17
  Fue un sacerdote católico nacido en Córdoba (España) en 1490. Se destacó como fi-
lósofo, jurista y teólogo, habiéndose formado en la prestigiosa Universidad de Bolonia.
Su pluma estuvo al servicio de la Corona española para justificar la legitimidad de la
conquista en América. Se convirtió así en una suerte de defensor oficial de la coloniza-
ción y evangelización de los pueblos aborígenes.
18
DE LAS CASAS, Bartolomé. Disputa o controversia con Ginés de Sepúlveda conten-
diendo acerca de la licitud de las conquistas de las Indias [en línea]. Sevilla, 1552. Dispo-
nible en: www.cervantesvirtual.com

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 91


Más allá de las diferentes opiniones vertidas en aquella opor-
tunidad sobre esta cuestión, debemos destacar que el derecho
indiano reconocía al aborigen su condición de ser humano y
de persona libre. Es decir, nunca se lo consideró formalmen-
te como un esclavo y, por tal razón, la Corona española dejó
establecido en reiteradas disposiciones la prohibición de cual-
quier tipo de comercialización de indígenas (vender, donar,
dar en préstamos, etc.).
Ahora bien, partiendo de aquella premisa general, también
hay que señalar la elaboración de toda una doctrina jurídi-
ca mediante la cual se estableció que los aborígenes tenían
restringida su capacidad de actuar. Puesto que fueron con-
siderados como lo que se denominó “personas miserables”:
menores, viudas, enfermos, débiles, etc., y como tales, debían
ser protegidos y amparados por el derecho.19
En síntesis, desde el punto de vista de la condición jurídica,
los aborígenes fueron considerados personas libres, pero al
mismo tiempo, sometidos a la tutela de un protector por con-
siderárselos incapaces de obrar por sí mismos.

19
En este punto hemos seguido a Cebreiros Álvarez, quien sostiene que “la construc-
ción del concepto jurídico de personas miserables ha sido elaborado por los juristas
medievales sobre las categorías del derecho común. Asimismo, diferentes juristas in-
dianos han contribuido a la conformación de su significado tomando como base la
autoridad tanto de los textos bíblicos como de filósofos y juristas de ius commune.”
CEBREIROS ÁLVAREZ, Eduardo. La condición jurídica del indio y el derecho común,
un ejemplo del “favor protectionis”. En CEBREIROS ÁLVAREZ, Eduardo. Panta rei:
Studi dedicati a Manlio Bellomo [en línea]. Repositorio Universidad de Coruña, 2004.
p. 469-489. (Repositorio Universidad de Coruña). Disponible en: https://ruc.udc.es/
dspace/bitstream/handle/2183/15730/condici%C3%B3n%20jur%C3%ADdica%20
del%20indio.pdf?sequence=2&isAllowed=y

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 92


Utilizando esta construcción legal la Corona dispuso sobre
el destino de los indígenas. Con la excusa de una supuesta
protección, los pueblos originarios pasaron a convertirse, de
hecho, en la mano de obra esclava de los colonos españoles.
Con el correr de los primeros años de conquista comenzaron
a surgir duras críticas a los encomenderos por los constantes
malos tratos y abusos de aborígenes. Ello dio lugar a denun-
cias e insistentes peticiones a la Corona para que se decida a
modificar el régimen de la encomienda en América. Uno de
los más enérgicos detractores de esta forma de trabajo forza-
do fue el ya mencionado fray Bartolomé de las Casas.
Resulta cierto también que las autoridades de la península re-
comendaron especialmente el buen tratamiento y amparo de
los aborígenes, y en función de ello establecieron organismos
con competencia para la protección de los mismos.20 El pri-
mer conjunto orgánico de disposiciones oficiales tendientes
a la protección del aborigen fueron las conocidas Leyes de

20
Como prueba de ello, el libro sexto, título primero de la Recopilación de las Leyes de
los Reinos de Indias (1680) estableció en relación a este tema que “Habiendo de tratar
en este libro la materia de indios , su libertad, aumento y alivio, como se contiene en los
títulos de que se ha formado: Es nuestra voluntad encargar á los virreyes, presidentes
y audiencias el cuidado de mirar por ellos y dar las órdenes convenientes para quesean
amparados favorecidos y sobrellevados, por lo que deseamos, que se remedien los da-
nos que padecen y vivan sin molestia ni vejación, quedando esto de una vez asentado ,
y teniendo muy presentes las leyes de esta Recopilación, que les favorecen, amparan y
defienden de cualesquier agravio, y que las guarden y hagan guardar muy puntualmen-
te castigando con particular y rigurosa demostración á los transgresores. Y rogamos y
encargamos a los prelados eclesiásticos, que por su parte lo procuren como verdaderos
padres espirituales de esta nueva cristiandad, y todos los conserven en sus privilegios
y prerrogativas, y tengan en su protección”. Recopilación de las Leyes de los Reinos de
Indias: Mandadas imprimir y publicar por la Majestad católica del Rey Don Carlos II.
Madrid: Boix Editor, 1841, tomo II, p. 217.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 93


Burgos, de 1512. Este conjunto normativo dictado por el rey Fer-
nando, “el Católico”, se integraba por 35 ordenanzas cuyo deno-
minador común fue la función protectora y humanizadora de los
indígenas, con sustento en la dignidad, el trabajo y la libertad.21
La encomienda fue una de las de las formas más utilizadas
para el ordenamiento del trabajo forzado de los aborígenes.
Repasemos los aspectos generales de esta institución jurídica
generadora de derechos y deberes recíprocos entre las partes
intervinientes.
Se formalizaba a partir de un acto de la Corona mediante el
cual se adjudicaba un grupo de indígenas a un conquistador.
Este último debía prometer bajo juramento protegerlos y en-
señarles el cristianismo. A cambio, el encomendero recibía los
tributos del vasallaje en especies o en prestaciones de trabajo.
Salvo contadas excepciones, esta institución fue desvirtuada y
sirvió, en la práctica, como una herramienta legal de someti-
mientos y abusos.22
Además de la encomienda, en lo que hoy es Hispanoaméri-
ca existieron otras formas de sometimiento utilizadas con los

21
Como señala Rafael Sánchez Domingo, se trata de un cuerpo general legislativo —el
primero de las Indias— que reúne una serie de preceptos fundamentales que, al ser
impreso, gozó de la máxima publicidad y de distribución. Las “Reales ordenanzas dadas
para el buen Regimiento y Tratamiento de los indios” (tal su verdadera denominación)
fueron sancionadas por el rey Fernando el 27 de diciembre de 1512 y poseen un valor
extraordinario, por cuanto constituyen el primer cuerpo legislativo de carácter univer-
sal que se otorgó para los pobladores del continente americano, siendo consideradas
como la primera declaración de Derechos Humanos. SÁNCHEZ DOMINGO, Rafael.
Las leyes de Burgos de 1512 y la doctrina jurídica de la conquista. Revista jurídica de
Castilla y León. 2012, núm. 28, p. 55. ISSN 1696-6759
22
Ampliar en ZAVALA, Silvio A. La encomienda indiana. Madrid: Centro de Estudios
Históricos, Sección Hispanoamérica, 1935.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 94


mismos objetivos, como fueron la “mita” o el “yanaconazgo”.
La mita ya existía en las zonas andinas del continente mu-
cho antes de la llegada de los españoles. Se trataba de una
institución de origen incaico que obligaba a la prestación de
servicios personales en favor del emperador. Era una especie
de “carga pública”, que pesaba solo para las clases bajas de la
sociedad, consistente en poner la fuerza del trabajo personal
a disposición de la realización de obras públicas (como cami-
nos, puentes, templos, etc.) como así también a trabajar por
turnos en minas de oro, plata y estaño. Los conquistadores no
hicieron más que adoptar este sistema ya existente en benefi-
cio propio llevándolo al máximo de la explotación.23
En el Imperio inca también existieron los yanaconas. Eran jóve-
nes escogidos entre la clase plebeya para ser puestos a disposición
del emperador, quien los empleaba como criados, servidores de
templos, etc. El conquistador español ampliará el yanaconazgo a
trabajos forzados en fincas rurales, allí los nativos eran tomados
como peones; así también en la explotación de las minas, donde
eran sometidos a una especie de esclavitud.24
Las reales audiencias fueron las instituciones encomendadas
por la legislación de la época para la protección de los indíge-
nas. La Audiencia de Charcas, en razón del área en que ejercía
su jurisdicción (se situaba en la zona del alto Perú, actual te-
rritorio de Bolivia, con una gran actividad minera), tuvo una
23
Ver PASO, Leonardo. Compendio de Historia Argentina. Desde la colonia hasta 1943.
Buenos Aires: Ediciones Directa, 1982, p. 45.
24
DE LA CRUZ, Eduardo Matías. Op. cit., p. 304.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 95


intensa participación en la cuestión indígena. En 1591 se in-
corporó a la misma el licenciado Francisco de Alfaro, quien
puso especial énfasis en la función tutelar del indio. Desde su
cargo de fiscal difundió su permanente preocupación sobre el
trato abusivo hacia los aborígenes y en reiteradas ocasiones
alzó su voz denunciando los atropellos a los que era sometida
la población originaria. Así, en 1611 dio a conocer sus célebres
ordenanzas, consistentes en una serie de disposiciones que re-
gulaban aspectos que hacían al trabajo, justicia y adoctrina-
miento de los indígenas. Allí, entre otras cosas, se estableció:
la supresión del trabajo servil de los indios, la imposibilidad
de ser trasladados de su residencia habitual, la nulidad de la
compraventa de indios, el pago de una tasa anual.25 Más tarde,
en 1618, las Ordenanzas del Alfaro, como se conocerán este
conjunto de disposiciones que intentaron humanizar el trato
de los aborígenes, fueron convertidas en ley para todo el reino
de Indias. A decir verdad, más allá de las buenas intenciones
de esta normativa, la explotación y las formas abusivas conti-
nuaron siendo una constante realidad.26

25 
Ampliar en JURADO, M. Carolina. Un Fiscal al servicio de su Majestad: Don Fran-
cisco de Alfaro en la Real Audiencia de Charcas, 1598-1608. Población & Sociedad.
2014, Vol. 21, núm. 1. pp. 99-132. ISSN 0328-3445.
26
Incluso hay autores que consideran que existieron verdaderas situaciones de esclavi-
tud, como es el caso de Gastiazoro cuando afirma que: “Bajo la hegemonía del modo
de producción y las relaciones feudales, se esclavizó y comercializó como esclavos a
cientos de miles de indios”. GASTIAZORO, Eugenio. Historia Argentina. Introducción
al análisis económico-social (1536-1880). Buenos Aires: Editorial Ágora, 1980, p. 55.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 96


Los años posteriores al descubrimiento y el cambio de
objetivo de la Corona española
Antes de pasar a analizar las instituciones de gobierno del pe-
ríodo hispano, objeto de estudio del próximo capítulo, con-
viene tener presentes algunos aspectos vinculados con los
años que siguieron a la llegada de las primeras expediciones
al continente americano.
Cuando ya no quedó ninguna duda de que Colón, lejos de
arribar a la tierra de las especias en el Lejano Oriente, había
encontrado un continente desconocido para los europeos de
entonces, la corona persistió con el objetivo de abrir una ruta
oceánica comercial con Asia. Con dicho fin, se propuso encon-
trar el paso que uniera los dos océanos, sin detenerse a evaluar
las potencialidades que le ofrecía el Nuevo Mundo. Pero todo
cambiará a partir de la conquista de México en 1521.27 En efec-
to, el triunfo de Cortés sobre los aztecas colocó a los españoles
ante inesperadas riquezas; en especial, oro, plata y piedras pre-
ciosas. Fue así entonces, que se produjo un cambio de objetivo,
emprender la verdadera conquista de América.

27
El 13 de agosto de 1521 fue el día en el que, destruida su capital y capturado Cuauh-
témoc, su último tlatoani, el llamado Imperio azteca se “eclipsaba” definitivamente. Ver
ÁLVAREZ, Salvador. Cortés, Tenochtitlan y la otra mar: geografías y cartografías de la
Conquista. Hist. Graf. México: 2016, núm. 47, pp. 49-90.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 97


2) Principales instituciones de la época de dominación
hispánica en América

Al hacer referencia a las instituciones de la época hispánica, se


está haciendo mención a los diversos y múltiples órganos que
integraron la organización política y las estructuras adminis-
trativas que la Corona española debió implementar en miras a
ejercer la autoridad sobre territorios muy distantes de la metró-
polis; y con realidades completamente distintas. En definitiva,
en el presente capítulo nos dedicaremos al estudio de las dife-
rentes autoridades que tuvieron residencia tanto en América
como en España para el gobierno de las Indias.28
A principios del siglo XVI, momento en que comienza la ver-
dadera conquista de América, no era aplicable al sistema polí-
tico de entonces lo que hoy conocemos como el principio de
“división de poderes”. La mayoría de las autoridades ejercieron
funciones de distinta naturaleza al mismo tiempo (ejecutivas,
legislativas y judiciales). Había sí, en aquella organización ins-
titucional, funciones que comprendían en líneas generales cua-
tro grandes categorías: gobierno, justicia, guerra y hacienda.29
28
Acudimos a varias obras para apoyarnos en el tema del régimen político-adminis-
trativo durante la dominación hispánica. Pero entre ellas, tomará especial relevancia
para nosotros la obra de Zorraquín Becú por su profundidad y rigurosidad científica.
Ver ZORRAQUÍN BECÚ, Ricardo. La Organización Política Argentina en el período
hispánico. Buenos Aires: Editorial Perrot, 1981.
29
Dentro de la función de gobierno se incluían las más variadas atribuciones (dictado
de legislación, comercio, navegación, nombramiento y remoción de funcionarios rea-
les, tratamiento de indígenas, como así también se encontraban incluidas las cuestiones
religiosas); la función de justicia no estaba exclusivamente en manos de magistrados
(tal como ocurre hoy); la función de guerra atendía todo lo concerniente a la organiza-
ción militar (terrestre y naval); y la función de hacienda se vinculaba con la administra-

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 98


Seguidamente, nos abocaremos al análisis de las distintas ins-
tituciones existentes en la época hispana. Debemos aclarar que
nuestro estudio se ajustará solo a aquellas instituciones que, a
nuestro criterio, han tenido mayor relevancia. Hecha esta salve-
dad, comencemos señalando una clásica distinción de las auto-
ridades que vamos a estudiar, teniendo en cuenta la residencia
territorial de las mismas, es decir el lugar donde funcionaban:
en la metrópolis (España) o en Indias (América).
Las instituciones residentes en España claramente fueron las
de mayor jerarquía, pues allí se encontraba el centro del poder
y, en consecuencia, desde allí se impartían las decisiones de
gobierno más importantes. Entre tanto, las autoridades que
residían en América, si bien alcanzaron a tener algún margen
de libertad de acción, se encontraron subordinadas a las insti-
tuciones de rango superior situadas en la península.
Las instituciones residentes en España que pasaremos a de-
sarrollar seguidamente son: el rey, El Consejo Supremo de
Indias y la Casa de Contratación, en tanto que las que se si-
tuaban en América serán: los adelantados, los virreyes, los go-
bernadores, las Audiencias y el Cabildo.

ción de los recursos fiscales (impuestos, regalías, etc.).

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 99


Instituciones residentes en España

I - El rey
El rey era el “soberano”, quien detentaba la autoridad supre-
ma. Fue el símbolo de la nación y, como monarca30, también el
jefe del Estado. Ejercía el poder absoluto por mandato divino,
pues se lo consideraba la representación misma de Dios para
gobernar. Como máxima institución, tenía la última palabra
en cualquier decisión que se debiera tomar, no existía autori-
dad alguna que pudiese ejercer control sobre el monarca.
Tres casas reinantes ocuparon el trono durante el extenso pe-
ríodo colonial:
Los Reyes Católicos: Isabel de Castilla y Fernando de Aragón
(1479-1516)
La dinastía de los Habsburgo, o Casa de Austria (1516-1700):
Carlos I de España y V de Alemania (1516-1556); Felipe II
(1556-1598); Felipe III (1598-1621); Felipe IV (1621-1665);
Carlos II (1665-1700).
La dinastía de los Borbones (1700-hasta la actualidad): Feli-
pe V (1700-1746); Luis I (1724); Fernando VI (1746-1759);
Carlos III (1759-1788); Carlos IV (1788-1808); Fernando VI
(1808-1833); Isabel II (1833-1868); Alfonso XII (1874-1885);
Alfonso XIII (1886-1931); Juan Carlos I (1975-2014); Felipe
VI (2014).

  Monarca, del griego monarkhes: monos (uno solo, único), y arkhes (poder).
30

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 100


II - El Consejo Real y Supremo de Indias (1524)
El Consejo de Indias fue la institución de más alto rango (des-
pués de la autoridad del monarca) para el gobierno y adminis-
tración de todas las colonias hispanoamericanas.
Se trataba de un organismo colegiado (integrado por varios
miembros) especialmente creado, en 1524, para entender en
todos los asuntos de Indias. Su gran jerarquía quedó demos-
trada desde el momento en que se estableció que el Consejo
de Indias debía residir junto al monarca.31
Durante los primeros años que siguieron al descubrimiento,
los Reyes Católicos se ocuparon de manera personal de las
cuestiones referidas a las Indias. A medida que aumentaron
y se complejizaron las decisiones en torno a los nuevos terri-
torios, los monarcas comenzaron a convocar a “juntas” co-
nocidas como “plenum de Indias” o “concilios de Indias” con
el fin de evacuar alguna consulta en particular. Allí podemos
encontrar los orígenes de la institución en estudio.32

31
Comenta Galletti que “diferentes cédulas reales de Carlos V, Felipe II y Felipe IV,
determinan que el Consejo resida en la corte, teniendo la suprema jurisdicción en las
Indias”. GALLETTI, Alfredo. Historia Constitucional. La Plata: Librería Editora Platen-
se, 1987, T. I, p. 107.
32 
Como se ha sostenido, no existe unanimidad en cuanto a la fecha exacta en la que se
puede decir que se fundó el Consejo Supremo de Indias. En este sentido, Pérez Cantó
señala que “es sobradamente conocida la falta de consenso sobre la fecha de fundación
del Consejo de Indias”. En relación a su origen, sostendrá que “entre 1520 y 1524 se
produce una mutación en la dirección de los asuntos de lndias por el aumento de los
territorios conquistados y la variedad de los problemas planteados. Se creará, por tan-
to, una Junta Especial dentro del Consejo de Castilla formada por el obispo Fonseca,
cuatro ministros del Consejo, un relator y un portero”. PÉREZ CANTÓ, María Pilar. El
Consejo de Indias ante los Decretos de nueva planta, 1714. Boletín americanista. 1988,
núm. 38, pp. 227-245. ISSN 0520-4100.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 101


En el año 1524, mediante cédula real de Carlos I, se terminó
de establecer definitivamente el “Consejo Real y Supremo de
Indias”, al tiempo que se le otorgó una alta jerarquía y autoridad
suprema en materia administrativa, judicial, militar y religiosa
para todos los asuntos del nuevo mundo. Durante sus primeros
años, no tendrá una residencia fija, puesto que por lo general
acompañaba a la corte en sus constantes desplazamientos. En
1609 quedará radicado en Madrid, capital del reino.
Sus integrantes, cuyo número fue variando a lo largo de los
años, eran designados directamente por el rey. En líneas ge-
nerales el Consejo Supremo de Indias se componía de un
presidente, varios consejeros (al principio fueron cinco, pero
luego llegó a alcanzar el número de diecinueve), un Fiscal,
dos secretarios y todo un plantel burocrático compuesto por
funcionarios de menor jerarquía.
Antes de analizar las competencias o funciones que se le enco-
mendaron al Consejo de Indias en particular, debemos desta-
car que el mismo cumplió una función esencial para la Corona;
pues fue el órgano de confianza y permanente asesoramiento
en todas las decisiones que debía tomar el monarca referidas
a los asuntos de Indias. Si bien es cierto que el rey, como au-
toridad suprema, tenía la última palabra, no debemos olvidar
que el monarca acudía en consulta al Consejo para la toma
de decisiones de trascendencia. Las funciones del organismo
abarcaban todas las materias en que se dividía por entonces la
administración, aunque, en lo fundamental, se encargaría prin-
cipalmente en cuestiones de gobierno y de justicia.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 102


Funciones de gobierno
Expedía todas las leyes, disposiciones y providencias para la
administración de las Indias en nombre y con aprobación del
rey; proponía al monarca el nombramiento de los funciona-
rios indianos, impartía las instrucciones para el desempeño de
sus tareas y llevaba adelante el control de los mismos. Además,
dentro de las funciones de gobierno, el Consejo Supremo tenía
competencia en aspectos religiosos, ya que se ocupaba del ejer-
cicio del real patronato.
El patronato era una concesión efectuada por la autoridad pa-
pal a favor de algunos monarcas cristianos a partir de la cual,
el papa, como máxima autoridad espiritual, les delegaba a los
reyes en sus respectivos territorios algún tipo de injerencia
en las decisiones que hacían al funcionamiento de la Iglesia
católica (proponer los candidatos a ocupar los altos cargos je-
rárquicos eclesiásticos, creación de nuevas diócesis, construc-
ción de conventos, monasterios, etc. En muchas oportunida-
des el patronato generó en la práctica un sometimiento de la
Iglesia a un estricto control del poder político). El ejercicio
del patronato, luego del movimiento emancipador, pasará a
ser ejercido por nuestro país como un atributo de la soberanía
estatal. Más tarde, será plasmado en el texto constitucional y
mantenido en sus posteriores reformas hasta el año 1994.33
33
Recomendamos al lector acceder a la obra de Padilla en este tema, en especial a PA-
DILLA, Norberto. Los Acuerdos de la Santa Sede con la República Argentina. Revista
General de Derecho Canónico y Derecho Eclesiástico del Estado. 2010, núm. 22. ISSN-e
1696-9669. Y del mismo autor: PADILLA, Norberto. Crisis del Patronato (1900-1966).
Investigaciones y Ensayos. 2015, núm. 61 pp. 50-96.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 103


Funciones de justicia
En materia judicial, el Consejo Supremo de Indias, ejercía el
control sobre todas las decisiones judiciales tomadas en terri-
torio de las Indias. En ese sentido, constituía la última instan-
cia en grado de apelación de todos los pleitos tramitados en
América, ya sea en materia civil o criminal, como así también
en aquellos suscitados en España por razones vinculadas al
gobierno indiano.
Los recursos extraordinarios ante el Consejo Supremo, tanto
el de “segunda suplicación” como el de “injusticia notoria”, no
resultaban de fácil acceso para los litigantes de entonces por
sus rigurosas exigencias formales y las abultadas fianzas que
había que depositar para acceder a su jurisdicción.
Por último, señalemos también que el Consejo de Indias ac-
tuaba como tribunal de alzada (superior) en las apelaciones
provenientes de la Casa de Contratación.

Funciones de guerra
El Consejo de Indias en menor medida también tuvo a su car-
go atribuciones en materia de guerra. Así, sobre todo en los
primeros años de su existencia,34 se encargó de temas milita-
res, tanto terrestres como navales. Intervendrá en cuestiones
que hacían a las expediciones bélicas y a la defensa de las po-
sesiones ultramarinas.

34 
Todas estas funciones militares, a partir del siglo XVII, pasarán a ser competencia de
la Junta o Consejo Supremo de Guerra.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 104


Funciones de hacienda
Desde los primeros tiempos de la conquista de América, la
Corona puso especial atención sobre las cuestiones relacio-
nadas con la administración fiscal y financiera en sus nuevos
dominios. Sobre todo, luego de la creación de los virreinatos
de Nueva España y del Perú en función de ser los principales
proveedores de metales preciosos.35
En un principio, el Consejo de Indias tuvo entre sus funcio-
nes la administración de fondos de la corona destinados a la
cuestión del nuevo mundo, pero prontamente perderá estas
atribuciones que pasarán al Consejo Supremo de Hacienda.
Para concluir, señalemos que el Supremo Consejo de Indias
fue un organismo de una extensa vida institucional que pro-
longó su vigencia durante siglos. Pero también hay que decir
que, en este derrotero, debió atravesar momentos de esplen-
dor y de decadencia. Luego de llegar a la cima de su trascen-
dencia, en el siglo XVII, irá perdiendo sus atribuciones po-
líticas más importantes hasta convertirse en una institución
casi sin peso propio en los años que rodearon los procesos
emancipadores en América.36

35 
ACHDJIAN, Rubén Manasés. Hacienda y Nación. Una historia fiscal y financiera de
la Argentina. De la hacienda colonial a la Revolución del Parque (c. 1630-1890). Buenos
Aires: Eudeba, 2017, p. 76.
36 
Según Rosa, en alusión al Consejo de Indias, “en 1810 es apenas un fantasma de lo
que había sido”. ROSA, José María. Historia Argentina. Buenos Aires: Juan C. Granda
Editor, 1967, tomo I, p. 279.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 105


III - La Casa de Contratación (1503)
Organismo rector del comercio entre la metrópolis y las In-
dias. Fue el primer órgano de gobierno creado en España por
los Reyes Católicos para atender los asuntos de sus dominios
en América. Se instaló en Sevilla, en el año 1503, con el claro
objetivo de asegurar la participación de la Corona en todos
los negocios con el Nuevo Mundo.
En sus inicios, la Casa de Contratación será tan solo una auto-
ridad de tipo administrativo donde se preparaban las expedi-
ciones de ultramar y se acopiaban los pertrechos y pertenen-
cias de navegantes y mercaderes.
Como antecedente de esta institución, se suele mencionar
que, desde los primeros viajes de Colón, existió en Sevilla lo
que se conocía como la “casa del océano”, encargada de vigilar
y controlar las expediciones a las Indias.
Con el paso de los primeros años, la Casa de Contratación,
además de servir como lugar de despacho de flotas y depósito
de mercaderías, comenzó a desarrollar tareas vinculadas a la
fiscalización absoluta por parte la Corona de todo lo que pro-
venía de las Indias o salía con ese destino.
Las funciones de la Casa de Contratación podrían resumirse
en los siguientes ámbitos de competencia:
Control y registro de las expediciones conquistadoras (se lle-
vaba un libro oficial donde se asentaba las embarcaciones, las
tripulaciones, mercaderías, etc.)

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 106


Desarrollaba estudios náuticos, teniendo a su cargo una es-
cuela de navegación donde eran instruidos y adiestrados los
marinos y pilotos que emprenderían las travesías oceánicas.
Tenía a su cargo la confección de una suerte de mapa oficial,
producto de la información aportada por los navegantes que
regresaban a Sevilla, que se iba modificando con los nuevos
accidentes geográficos descubiertos en América. Más tarde
también tendrá a su cargo funciones judiciales.
En materia civil intervenía para resolver controversias deriva-
das de las relaciones contractuales entre comerciantes y mer-
caderes. En temas criminales tuvo competencia para conocer
los delitos cometidos en ocasión de las expediciones o duran-
te la travesía a bordo de los buques. La Casa de Contratación,
en un principio, estaba integrada por solo tres oficiales: un
tesorero, un contador y un factor. Luego, a medida que fue
acumulando más funciones, se tornó necesario dotarla de un
numeroso plantel burocrático de funcionarios y empleados.
A partir de fines del siglo XVI se podían advertir nítidamente
dos clases de altos funcionarios dentro de esta institución. Por
un lado, los administrativos, a cargo de las funciones de tipo
comercial que eran las tradicionales del organismo, y, por el
otro, los jueces letrados, que constituían el Tribunal de Jus-
ticia de la Casa, conocido como la Audiencia de la Casa de
Contratación.
Como ya lo comentamos anteriormente, la Casa de Contra-
tación se encontraba subordinada a la autoridad del Consejo

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 107


Supremo de Indias. En función de ello, todas las decisiones de
aquella podían ser dejadas sin efecto por orden del Consejo.
En 1717 se dispuso su traslado de Sevilla a Cádiz, decisión
que no vino más que a ratificar una situación que de hecho ya
existía. Finalmente, en el año 1790, la Casa de Contratación
fue disuelta a causa de la sustitución del régimen de monopo-
lio comercial, por el de libre comercio.37

Instituciones con sede en América


La organización política y administrativa de las Indias no res-
pondió a un plan preconcebido, es decir, no fue pensada con
precisión de antemano para su posterior implementación. Por el
contrario, se inició y desarrolló ajustándose a las particularidades
que la Corona española debió ir afrontando a medida que avan-
zaba con la conquista y colonización de los nuevos territorios.
En ese sentido, antes de iniciar el análisis de las diferentes ins-
tituciones que tuvieron su sede en América, debemos tener en
cuenta que desde los primeros momentos la monarquía espa-
ñola trató, en lo político, de afianzar su predominio y organizar
un fuerte control sobre las autoridades indianas.38 Así, una vez

37
Las causas del proceso de decadencia y posterior disolución de la Casa de Contratación
fueron muchas y variadas. Como bien señala Serrera, “corrupción en el seno de la insti-
tución, hipertrofia funcionarial, venalidad de sus oficios, drástica contracción del tráfico
legal con las Indias, problemas en la navegabilidad del río, aumento del tonelaje de los
buques, entreguismo por parte del Consulado sevillano, desplazamiento a Cádiz del nú-
cleo grueso del poder mercantil representado por los comerciantes extranjeros, etc. Todo
contribuyó, efectivamente, a la definitiva postración institucional de la Casa. SERRERA,
Ramón María. La Casa de la Contratación en el alcázar de Sevilla (1503-1717). Boletín de
la Real Academia Sevillana de Buenas Letras. 2008, núm. 36, pp. 141-176.
38
  ZORRAQUIN BECÚ, Ricardo. Op. cit., p. 52.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 108


transcurrida la primera etapa de conquistadores y adelantados,
se dio paso a la conformación de un sistema burocrático regu-
lar fundado en el predominio estatal. Fue entonces que, desde
la metrópolis, se diagramó una vigilancia permanente sobre los
organismos y autoridades del Nuevo Mundo.

Los adelantados
Fue la primera forma de autoridad que se implantó en América.39
Se trató de una institución identificada con la etapa inicial de las
primeras expediciones y descubrimientos de fines del siglo XV y
principios del siglo XVI.40
Los adelantados fueron súbditos particulares, podríamos decir,
una especie de “concesionarios” que se hicieron cargo de las pri-
meras travesías ultramarinas y expediciones al Nuevo Mundo.
Durante los primeros años posteriores al descubrimiento de
Colón, la Corona se vio obligada a conceder a los jefes de las
expediciones las más amplias facultades y prerrogativas para
llevar adelante tan dificultosos emprendimientos. De esta for-
ma, se procuró convencerlos y alentarlos con privilegios es-
peciales y poder de mando suficiente para enfrentar las duras
condiciones de aquellos primeros viajes.

39 
El propio Cristóbal Colón desembarcó en las Islas del Caribe en 1492 con el título
de “adelantado”.
40 
La figura del adelantado ya existía en Castilla desde mucho tiempo atrás. El adelan-
tamiento fue una institución típicamente medieval, cuyos orígenes pueden ser encon-
trados en el siglo X. Con el descubrimiento de América y la necesidad de conquistar
los nuevos territorios muy distantes de la metrópolis reflotará esta institución que en
Europa ya estaba languideciendo.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 109


El adelantado representaba a la figura del propio rey en los nue-
vos dominios, y al hacerlo “adelantaba” tierras para la Corona.
Así surgió la función y el título del “adelantado”.
Eran designados por el monarca, quien al nombrarlo le concedía
funciones gubernativas, militares y judiciales. El acto de designa-
ción se formalizaba a través de un documento llamado “capitula-
ción”. Este consistía en una convención o contrato de carácter pú-
blico celebrado entre la Corona y un particular (el conquistador)
donde se dejaba estipulado que el adelantado debía conquistar
una región determinada en nombre de la Corona con beneficios
compartidos. Además, se solía estipular la obligación del adelan-
tado de fomentar la evangelización del indio y fundar ciudades.
Habida cuenta de que la ayuda real fue muy escasa o direc-
tamente nula, los adelantados debieron costear los gastos de
las expediciones. Esta situación no privó de modo alguno que
las mismas estuviesen autorizadas, dirigidas y fiscalizas por la
Corona, la que, en definitiva, era la que concedía el permiso o
licencia correspondiente.41
Transcurrido el primer siglo de conquista, la figura del adelan-
tado (de clara ascendencia medieval) terminará desaparecien-
do definitivamente para dar paso a otras autoridades e insti-
tuciones dentro de una organización política y administrativa
regular con un marcado predominio del Estado monárquico.
41 
Acota Lorenzo que la principal obligación del adelantado consistía en financiar la
expedición y que, a decir verdad, “detrás de la figura del adelantado se configuraban
verdaderas sociedades comerciales integradas por capitalistas que eran los verdadera-
mente aportaban los medios económico-financieros”. LORENZO, Celso Ramón. Ma-
nual de Historia Constitucional argentina. Rosario: Editorial Juris, 2000, p. 18.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 110


Los Virreyes
Los virreyes fueron los funcionarios de mayor jerarquía en
América, pues representaban a la propia persona del rey. Su
denominación proviene de visorrey, derivado de bis-rey, es
decir, “repetición del rey”.42 Tenían trato de excelencia y se les
debía idéntico respeto que a los mismos monarcas. Se suele
decir que estos altos funcionarios estaban investidos de toda
la representación real en Indias.43
Los virreyes eran designados directamente por la Corona a
propuesta del Consejo Supremo de Indias. En sus primeros
tiempos los cargos fueron vitalicios (de por vida), más tarde
comenzaron a ser nombrados por un período de tiempo fijo.
Finalmente se estableció que estuviesen en sus puestos hasta
que una decisión del rey dispusiere lo contrario. Ello signi-
ficaba que en la práctica un funcionario nombrado como
virrey duraría en su cargo mientras, a criterio de la Corona,
durara su lealtad y eficiencia en el desempeño de su puesto.44
Se procuraba nombrar personas de mucho prestigio y, de
ser posible, desarraigadas del lugar donde cumplirían sus
funciones, estando prohibido para ellos todo tipo de vincu-
lación con intereses económicos y comerciales en su juris-
dicción territorial.

42 
Ver DE LA CRUZ, Eduardo M. Op. cit., p. 425.
43 
Ver DEL VALLE, Aristóbulo. Nociones de Derecho Constitucional. Editorial Albatros.
Buenos Aires, 1953, p. 46.
44 
El título de virrey ya existía desde hacía mucho tiempo atrás en los reinos de Aragón,
Castilla, Portugal, entre otros. No olvidemos que el propio Cristóbal Colón detentaba
el cargo de virrey al arribar a las Indias en 1492.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 111


Los virreyes, además de su investidura política, tuvieron fun-
ciones gubernativas, militares y judiciales.
Como jefe de la Administración nombraba y removía a todos
los funcionarios y empleados de su dependencia. Como con-
secuencia de ello, promulgaba toda la normativa e instruccio-
nes necesarias para el buen desempeño de todo su personal;
tenía a su cargo la obra pública (apertura de caminos, cons-
trucción de acueductos, puentes, instalaciones portuarias,
etc.); promovía la fundación de ciudades y villas; etc.
Los virreyes, además de ejercer su autoridad en el orden político
en todo el territorio del Virreinato bajo su mando, también se
desempeñaban como gobernadores en el distrito capital donde
residían. En ese carácter también dictaban leyes y ordenanzas
locales, mantenía el orden, atendía la salud pública, etc.
Desempeñaban a su vez la presidencia del Cabildo de la capi-
tal del Virreinato, con lo cual, a sus numerosas funciones se
le sumaba tener algún tipo de injerencia en el gobierno de la
ciudad en la que residía y ejercía su cargo.
En materia militar, detentaba el cargo de capitán general con
mando efectivo sobre todas las fuerzas militares terrestres y
navales. En uso de esas atribuciones podía disponer el reclu-
tamiento de tropas, la provisión de armas y municiones, man-
dar a construir y supervisar cuarteles, fortalezas y hospitales
militares, entre otras cuestiones.
En materia judicial, el virrey ejercía la presidencia de la Real
Audiencia de su sede, es decir, la que estaba radicada en la

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 112


capital del virreinato (que por esa razón de la denominaba
Audiencia principal o pretorial). Además, en su calidad de re-
presentante directo del monarca, estaba facultado a conceder
gracia a los penados (perdonar o conmutar penas). Asimis-
mo, asistía a todos los juicios de residencia; inspeccionaba las
cárceles e intervenía en causas sobre indios y militares.
En el aspecto religioso, los virreyes ejercían el patronato in-
diano (o vicepatronato). En función de ello, proponían la
creación de nuevas diócesis, la construcción de templos, mo-
nasterios, conventos y seminarios. Tuvieron vinculación di-
recta con la organización y funcionamiento de las órdenes
religiosas, obras de beneficencia y educación.45
Por último, debemos recordar que a lo largo de toda la épo-
ca de dominación hispánica en América fueron creados solo
cuatro Virreinatos: Nueva España en 1535 (México); Perú en
1544 (con capital en Lima); Nueva Granada en 1717 (como
desmembración de una parte del virreinato del Perú, con ca-
pital en Santa Fe de Bogotá) y del Río de la Plata en 1776 (con
capital en Buenos Aires).

Los gobernadores
Los gobernadores fueron funcionarios nombrados por la Co-
rona para estar a cargo de las provincias en territorio india-
no. Si bien eran designados por el monarca, dependían de la

Ver LÓPEZ ROSAS, José Rafael. Historia constitucional argentina. Buenos Aires:
45 

Editorial Astrea, 1984, p.17.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 113


autoridad del virrey de su jurisdicción, pues debían cumplir
sus directivas y consultarlo sobre los asuntos principales de la
provincia bajo su mando.
El cargo de gobernador ya existía desde mediados del siglo
XIV en la Península. Recordemos que, mediante las capitu-
laciones de Santa Fe del 17 de abril de 1492, se le concedió al
propio Colón el cargo de “Gobernador General en todas las
dichas tierras firmes e islas que descubriere o ganare”.46
Durante el período colonial existieron dos tipos diferentes
de provincias: las mayores y las menores. Mayores fueron las
provincias en las cuales se había creado y funcionaba una au-
diencia. Allí el gobernador ejercía la presidencia de la misma.
En tanto que las provincias menores, ya sea por su menor im-
portancia, reducidas extensiones o ubicaciones menos estra-
tégicas, carecían de audiencia.
Como rasgo característico de las instituciones de la época,
el “gobernador-Capitán General” (tal su denominación)
detentaba varias funciones, de diferente naturaleza a la vez.
Gobierno (educación, salud, abastecimiento, orden y segu-
ridad, obra pública, etc.); militares (en su condición de Ca-
pitán General tenía el mando sobre las fuerzas militares de
su provincia, llevaba la guerra contra el indio, etc.); justicia
(actuaba como juez en lo civil y criminal, sus fallos eran re-
curribles ante la audiencia, entendía en grado de apelación
contra las sentencias de los cabildos).
46
ZORRAQUIN BECÚ, Ricardo. Op. cit., p. 144.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 114


En un primer momento se los nombraba por un plazo perento-
rio de tres a cinco años, luego esto se dejó de cumplir para pasar
a ocupar sus cargos todo el tiempo que la Corona lo decidiera.
Al igual que a otros altos funcionarios reales de la época, a los
gobernadores se les imponían ciertas restricciones que hacían
al decoro y prestigio de la institución. No podían intervenir
en negocios particulares, nombrar parientes suyos en cargos
públicos bajo su dependencia, casarse con mujeres de la zona
y, al ser designados en su cargo, debían presentar un inventa-
rio con todos los bienes que componían su patrimonio (lo que
hoy conocemos como declaración jurada patrimonial).
El cargo de gobernador fue tal vez la única institución que lo-
gró sobrevivir a lo largo de los siglos. Después de la indepen-
dencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata, los gober-
nadores continuarán al mando de sus jurisdicciones. Es más,
aún siguen vigentes (con otras funciones) en nuestra realidad
institucional de hoy en día. Conforme lo dispuesto por el artí-
culo 128 de nuestra Constitución Nacional, “Los gobernado-
res de provincia son agentes naturales del Gobierno Federal
para hacer cumplir la Constitución y las leyes de la Nación”.

Las Reales Audiencias


Las audiencias fueron organismos colegiados de suma importan-
cia en la estructura institucional en Indias. A decir verdad, ocupa-
ron un lugar de jerarquía similar al de los virreyes, ya que al igual
que estos detentaban la representación misma del monarca.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 115


Fueron los más altos tribunales de justicia en América, aun-
que, como veremos más adelante, sus funciones no se limi-
taron a las desarrolladas por los tribunales ordinarios. Pues
tuvieron gran importancia como órganos gubernativos y de
consulta permanente por parte de la Corona.
Estuvieron establecidas en las ciudades más importantes de
los territorios hispanoamericanos, siendo la primera en crear-
se la audiencia de Santo Domingo, en la Isla La Española (ac-
tual República Dominicana) en 1511. Llegado el siglo XVIII,
la Corona ya había establecido trece reales audiencias en sus
bastos dominios americanos.47 La audiencia de Buenos Aires
quedó definitivamente constituida en 1785, teniendo jurisdic-
ción en todo el virreinato del Río de la Plata.48

47
Solo en el virreinato del Perú (jurisdicción a la cual pertenecía nuestro actual territo-
rio nacional) “llegó a haber ocho audiencias. Nos referimos al territorio que compren-
dió el virreinato desde el siglo XVI hasta inicios del XVIII, y que se extendía desde el
istmo de Panamá hasta el extremo sur del continente. La primera de las audiencias fun-
dadas en el territorio virreinal fue la de Panamá (1538), seguida por las de Lima (1543),
Santa Fe de Bogotá (1549), La Plata o Charcas, en el Alto Perú (1559), Quito (1563),
Chile (cuya primera fundación fue en 1563), Buenos Aires (fundada por primera vez
en 1661) y Cuzco (1787)”. DE LA PUENTE BRUNKE, José. Las reales audiencias del
Perú. Pontificia Universidad Católica del Perú. Conferencia impartida en la Facultad
de Derecho de Sevilla, 2010. http://grupo.us.es/selloindias/uploads/publicaciones/n%-
C2%BA%2004%20JOS%C3%89%20DE%20LA%20PUENTE%20CONFEconfaudien-
cianov2010[1].pdf
48
La Real Audiencia con sede en Buenos Aires, en verdad, fue creada con anterioridad
a la formación del virreinato de Río de la Plata por expresa decisión del rey Felipe IV
en 1661. Tuvo una vida efímera, pues diez años más tarde, en 1671, la Corona mandó
a disolverla. Cuenta Busaniche que “la Real cédula de creación de la audiencia se dio el
14 de abril de 1873 en tiempo de Vértiz, y pasaron algunos años antes de proceder a su
inauguración. Viajes, trámites, diligencias de toda especie llevaron mucho tiempo. En
julio de 1875, todavía no estaba la audiencia inaugurada. Debía celebrarse el acto con
el riguroso ceremonial señalado en las cartas del rey y en las leyes preceptivas (…) y el
acto no se llevó a cabo hasta el 9 de agosto de 1785”. BUSANICHE, José Luis. Historia
Argentina. Buenos Aires: Taurus, 2005, p. 284.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 116


Los integrantes de las audiencias recibían el nombre de “oido-
res” (la principal función que tenían era “oír o escuchar” a las
partes litigantes en los procesos judiciales, para luego tomar
las decisiones correspondientes) y su número fue variando en
función de la jerarquía o importancia de cada una de estas
instituciones. A los jueces oidores se les exigía ser graduados
en Derecho, requisito más que entendible, si consideramos las
tareas que tenían que desarrollar.
En tiempos de la colonia, los oidores fueron tal vez los funcio-
narios reales de mayor prestigio y de los más respetados. Se
les prohibía tener intereses económicos, casarse con mujeres
del lugar, ser padrinos o “amistades íntimas” donde desempe-
ñaban su oficio).
En el plano político o gubernativo, las audiencias tenían en-
tre sus funciones la de informar al monarca sobre todos los
asuntos de importancia en el distrito en que intervenían. Esta
obligación podía llegar incluso a la obligación de avisar a la
Corona sobre quejas o cuestionamientos sobre los virreyes. A
su vez, se les había encomendado prestar el “real acuerdo” en
ciertos actos o decisiones asumidas por el virrey. Se trataba de
un acompañamiento institucional de la audiencia en la toma
de ciertas decisiones frente situaciones graves y excepcionales
(cómo podría ser: asumir gastos extraordinarios). Otra de las
atribuciones encomendadas a las audiencias fue la de asumir
de manera interina la vacancia por ausencia, imposibilidad o
fallecimiento del virrey. (En ese supuesto, el juez oidor más

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 117


antiguo ocupaba el puesto hasta la llegada del reemplazante).
La materia judicial fue sin dudas la más importante, ya que
hacía a la naturaleza misma de la institución. Fueron los su-
periores tribunales en las Indias, convertidas en organismos
judiciales de última instancia en todas las causas civiles y cri-
minales que tramitaran en América.
Las audiencias tuvieron una doble competencia jurisdiccio-
nal: entendían por vía de apelación frente a decisiones de ins-
tancias inferiores y además tenían competencia originaria en
causas donde la Corona tenía algún tipo de interés especial.
A estas últimas se las conocía como "casos de Corte", causas
sobre encomiendas de indios o en aquellas donde eran parte
en el pleito los cabildos o funcionarios reales.
Si bien es cierto que la inmensa mayoría de los juicios se iniciaban
y finiquitaban en territorio americano, también debemos señalar
que las decisiones de las audiencias podían ser recurridas ante el
rey para que, a través del Consejo Supremo de Indias, revisara el
fallo emitido por las Audiencias indianas.
De acuerdo a la jerarquía y a las atribuciones conferidas, se suele
clasificar a las audiencias en virreinales, pretoriales y subordinadas.
Las audiencias virreinales funcionaban en las capitales de los
virreinatos. Por tal razón, fueron presididas por quien ejercía
el cargo de virrey. Estas audiencias, debido a la alta jerarquía
que tuvieron, detentaron las más importantes atribuciones de
gobierno y de justicia. Las hubo en Lima, México, Santa Fe de
Bogotá y Buenos Aires; las cuatro ciudades capitales.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 118


Las audiencias pretoriales tenían su sede en las ciudades ca-
pitales de las gobernaciones. La presidencia de las mismas era
ejercida justamente por el gobernador, quien por esa razón
se lo denominaba presidente-gobernador (presidente de la
audiencia y gobernador de la provincia). Estas instituciones
formalmente no se encontraban bajo la dependencia del vi-
rrey, razón por la cual gozaban de autonomía en su funciona-
miento y podían establecer relaciones directas y fluidas con la
metrópolis. Como ejemplo de este tipo de audiencia podemos
mencionar la de Panamá o la Santiago de Chile.
Por su parte, las audiencias subordinadas fueron institucio-
nes de menor jerarquía, dependientes del virrey, en las cuales
un miembro del mismo cuerpo ejercía la presidencia del or-
ganismo. Tuvieron atribuciones sensiblemente menores a las
demás (por ejemplo, las de Quito o Charcas).
Tradicionalmente, las reales audiencias indianas se compo-
nían de un presidente (que según cual fuere la sede podía ser
el virrey o el presidente-gobernador); varios jueces oidores
(de acuerdo a su importancia podían tener un número que
iba de tres a diez oidores); y dos fiscales (uno en materia civil
y otro en cuestiones penales).
Las audiencias funcionaban todos los días hábiles. De mañana
atendían al público y a los litigantes: se tomaban denuncias,
quejas, audiencias, interrogatorio de testigos, etc.); por la tar-
de los jueces oidores celebraban exclusivamente sus acuerdos.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 119


Los cabildos
Por la enorme trascendencia que tuvo a lo largo de todos los
años de dominación hispánica, esta importante institución de
gobierno local será desarrollada in extenso en el punto 5 del
presente capítulo, a cuyas páginas remitimos al lector para su
lectura y estudio.

3) Sistemas de control de los funcionarios. Juicios de visi-


ta y residencia

Desde un primer momento la Corona española comprendió


la necesidad de ejercer un férreo control sobre los funciona-
rios reales en América. Pues, las enormes distancias entre
la metrópolis y el Nuevo Mundo, la escasez y dificultad de
las comunicaciones propias de la época, como las tentacio-
nes que podían generar en los ánimos de los funcionarios las
inmensas riquezas que ofrecían estas tierras; llevaron a los
monarcas a instrumentar todo un sistema de fiscalización y
control dentro del aparato administrativo indiano.
Es por ello que, además de implementarse controles recípro-
cos entre los distintos organismos y autoridades, también
resultó necesario establecer procedimientos que tendieran a
desalentar abusos e irregularidades por parte de los funciona-
rios que se encontraban a miles de kilómetros de quien ejercía
el poder absoluto desde la metrópolis, el rey. Pensemos, por

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 120


un momento que, en casi quinientos años de historia, jamás
un monarca español pisó sus dominios en América.49
Entre los sistemas de control de funcionarios merecen desta-
carse, por la importancia que revistieron durante el período
de la dominación hispánica, los juicios de visita y los juicios
de residencia.
El juicio de residencia consistía en un procedimiento destina-
do a evaluar la conducta del funcionario antes de que aban-
donara su puesto. Es decir, se trataba de una especie de rendi-
ción de cuentas a la que era sometida, de manera ineludible, la
autoridad que dejaba el cargo en el que había sido nombrado.
De esta forma, se buscaba asegurar la lealtad y el buen des-
empeño del funcionario indiano, quien desde el comienzo
mismo de su gestión sabía fehacientemente que sería objeto
de un juicio de residencia cuando concluyera su oficio.50 Por
49
El primero en hacerlo fue el rey Juan Carlos I recién en 1976 cuando, en una gira
oficial, visitó República Dominicana. Resulta interesante acceder a las crónicas de la
época que daban cuenta de este hecho histórico. Por caso, el diario El País informaba
la noticia a sus lectores en su edición del día 1° de junio de 1976: “Los Reyes en Santo
Domingo. A las 10,26 de la mañana de ayer, Su Majestad el Rey de España desembarcó
en el aeropuerto de Santo Domingo, iniciando así una histórica visita a la pequeña
República Dominicana, que es a un tiempo la primera que realizan al extranjero los
Monarcas españoles, don Juan Carlos y doña Sofía, y la primera de un jefe de Estado
español a este continente descubierto y colonizado por España”. Más adelante, el pe-
riódico cita textual las palabras del discurso que pronunció el rey de España en aquella
oportunidad. “En el momento de pisar el suelo de las Américas doy gracias a Dios por
haberme deparado la honra de ser el primer Rey de España que cruza el Atlántico para
visitarlas”. 1976. El País. 1° de junio. Madrid, España).
50
  El origen de la residencia es muy anterior a su implementación en las colonias ame-
ricanas. Su origen más remoto se encuentra en el derecho romano (pensado para ser
utilizado con funcionarios judiciales). Luego será tomado por los juristas castellanos,
para luego implementarse en todos los funcionarios indianos. Ampliar COLLANTES
DE TERÁN DE LA HERA, María José. El juicio de residencia en Castilla a través de la
doctrina jurídica de la Edad Moderna. En: Historia. Instituciones. Documentos. 1998,
núm. 25, pp. 151-184. ISSN 0210-7716.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 121


lo general, el funcionario residenciado no podía abandonar
el lugar ni desempeñarse en nuevos cargos, hasta tanto no se
hubiese demostrado cómo había sido su conducta y, de ser
necesario, responder por los perjuicios ocasionados.
Como bien señala Tau Anzoátegui, el juicio de residencia no
procuraba solamente el castigo de posibles abusos y arbitra-
riedades. También, a través del mismo y en caso de corres-
ponder, se destacaba la buena conducta del residenciado, lo
que en la práctica podía significar un valioso antecedente en
su carrera para aspirar a nuevos cargos.51
El juicio de residencia se desarrollaba en el propio lugar donde
se había desempeñado el funcionario. De esta forma se pro-
curaba darle al proceso la ventaja de un contacto directo con
los hechos y las circunstancias que se iban a investigar. Con
ese objetivo era enviado al lugar un magistrado especial de-
nominado “juez de residencia” o “juez residenciador”, quien
era nombrado por la misma autoridad que había designado al
funcionario que se iba a investigar (para los que nombraba el
rey, los enviaba el Consejo de Indias, y para los que nombraba
el Virrey, los enviaba éste con acuerdo de la audiencia).
Una vez constituido en la ciudad, el juez residenciador se en-
cargaba de dar la mayor difusión posible a su presencia en
el lugar y al objeto de su cometido, haciendo saber en todo
el territorio bajo la jurisdicción del funcionario en cuestión

51 
TAU ANZOÁTEGUI, Víctor y MARTIRÉ, Eduardo. Op. cit., p. 70.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 122


el inicio del juicio de residencia. Se buscaba así, generar un
acontecimiento público de grandes dimensiones para que
toda la comunidad pudiera participar del evento.
A grandes rasgos, el juicio de residencia contaba con dos eta-
pas bien diferenciadas. En la primera, de carácter secreto, el
juez se dedicaba a investigar de oficio la conducta del funcio-
nario. Así, recibía quejas y denuncias, escuchaba a testigos,
revisaba papeles y documentos públicos, pedía información a
otros organismos, en fin, llevaba adelante lo que hoy conoce-
mos como una etapa sumarial. No solo se indagaba sobre los
aspectos públicos del residenciado, sino también la conducta
en su vida privada, moralidad y costumbres. Una vez reuni-
da toda esa información se pasaba a una segunda etapa en la
cual el funcionario, haciendo uso de su derecho de defensa,
se encontraba habilitado para hacer sus descargos e incluso
promover demandas y querellas por eventuales agravios in-
fundados en su contra.
Luego de ello, el juez debía emitir una sentencia por medio de
la cual absolvía de los cargos o condenaba al funcionario. Las
penas impuestas, teniendo en cuenta la gravedad de las faltas
imputadas y el criterio del juzgador, iban desde multas, inha-
bilitaciones (temporales o permanentes), destierro y traslado.
Las resoluciones del juez residenciador podían ser recurridas
ante el Consejo Supremo de Indias o la audiencia de la juris-
dicción correspondiente, dependiendo de qué autoridad hu-
biese enviado al juez de residencia.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 123


Por su parte, el Juicio de Visita actuaba como una institución
similar al juicio de residencia, pero de manera anticipada. Es
decir, no se sustanciaba al final, sino durante la gestión del
funcionario en el desempeño de su cargo. En efecto, se trataba
de una inspección destinada a controlar las autoridades reales
sin que el funcionario afectado dejase de actuar en el lugar.
El juez visitador tenía prácticamente las mismas atribuciones
que el juez residenciador y el proceso se desarrollaba de la
misma forma que la residencia.

4) Características de la legislación indiana

Se suele identificar a las leyes de Indias con todas las disposi-


ciones normativas surgidas de las autoridades y órganos ofi-
ciales durante el período de dominación hispánica. Así, fue-
ron dictadas durante siglos cientos de leyes por las más altas
autoridades residentes en España, como también por organis-
mos con sede en América.
El Derecho vigente en Castilla no pudo ser trasladado íntegra-
mente al Nuevo Mundo, puesto que la Corona se enfrentó a
situaciones completamente diferentes a lo conocido hasta ese
momento. Así, teniendo en cuenta las condiciones geográfi-
cas, humanas, de producción y de organización institucional;
se comenzaron a dictar, desde los primeros años, una copio-
sa cantidad de disposiciones para reglamentar y ordenar esa

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 124


nueva realidad. De esta manera, fue surgiendo paulatinamen-
te un conjunto normativo conocido como “derecho indiano”.
Las leyes de Indias fueron dictadas como normas para casos
particulares, intentando así dar soluciones jurídicas casuísti-
cas a los más variados y complejos problemas surgidos en los
dominios españoles en América52. En general, estas soluciones
no eran todas iguales para los vastos y extensos territorios, de
allí que con el paso del tiempo se fue generando un inmenso
cúmulo de leyes y disposiciones sin orden ni sistematización.
Por este motivo, llegó un momento en el que se tornó impres-
cindible recopilar las leyes y agruparlas por materias en un
texto ordenado.
En el año 1680, durante el reinado de Carlos III, se decidió re-
unir toda la inmensa y dispersa legislación indiana en un solo
cuerpo normativo. Se trataba de una especie de código que
se conoció como la Recopilación de las leyes de los Reinos de
Indias, o simplemente, Recopilación de 1680 (se dividía en
nueve libros, conteniendo en su interior 218 títulos y 6.358
leyes).53

52 
Como señala Rosa, estas normas dictadas para casos particulares luego eran elevadas
a disposiciones generales si cumplían el efecto perseguido. “Más que una legislación, en
la acepción contemporánea del término, era una jurisprudencia en constante perfección:
prudente, jurista y casuística”. También destaca el recordado abogado e historiador que
“las leyes de Indias no pretendían imponerse sobre la realidad, sino interpretarla; de allí
que no fueran coercitivas, sino recomendativas. Los funcionarios y magistrados podían
dejar de cumplirlas si las consideraban perjudiciales. Tenían un derecho de veto, que hoy
no se comprendería en subordinados: ‘Reverencio, pero no cumplo’, era la fórmula sacra-
mental del incumplimiento”. ROSA, José María. Op. cit., p. 267.
53
SOLÓRZANO PEREIRA, Juan. Recopilación de las cédulas, cartas, provisiones y orde-
nanzas reales Buenos Aires: Instituto de Historia del Derecho. Universidad de Buenos
Aires, 1945.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 125


Las principales materias contenidas en la Recopilación de
1680 fueron las siguientes:54
Libro I: Descubrimientos, poblaciones, adoctrinamiento de
indígena, Iglesia católica, real patronato, colegios.
Libro II: Consejo Supremo de Indias, virreyes, audiencias,
abogados.
Libro III: Juicios de visita y residencia, alcaldes.
Libro IV: Conquistadores, normas de poblamiento, reparti-
miento de tierra, encomiendas, negros y esclavos.
Libro V: Cuestiones de guerra como armamentos y fortifica-
ciones; flotas y navíos, licencias para el ingreso a las Indias.
Libro VI: Tratamiento del indígena, encomiendas, tributos y
tasas de los indios.
Libro VII: Normas de orden moral y policial (juego, vagabun-
dos, gitanos, cárceles, delitos y penas).
Libro VIII: Organización rentística (hacienda pública, tribu-
tos e impuestos).
Libro IX: Temas vinculados al comercio indiano (Casa de
Contratación, consulados, puertos, etc.).

Por último, destacamos que en el año 1802 el rey Carlos IV


decidió que ya era necesario aprobar un nuevo código que
contuviese condensada a toda la legislación indiana. Fue así,

54
Se puede acceder a documentos históricos referidos a la dominación hispánica (entre
ellos al contenido de la Recopilación de 1680) en BERNAT, Gabriel. Disponible en:
http://www.gabrielbernat.es/

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 126


que dio a conocer la Novísima Recopilación, documento que
no llegó a promulgarse a raíz de los conflictos que sobrevinie-
ron en España a principios del siglo XIX.55

5) El cabildo. Concepto. Clases. Integración. Funciones

El cabildo fue la institución que tuvo a su cargo el gobierno y


la jurisdicción de la ciudad. Su ámbito de competencia territo-
rial abarcaba tanto el casco urbano como la zona rural aleda-
ña. Tras ser fundada una ciudad, el conquistador procedía en
acto solemne a nombrar a los integrantes del primer cabildo.
En lo sucesivo, las elecciones de los cabildantes se realizaban,
de forma periódica, el primero de enero de cada año cuando
los salientes designaban a los entrantes.
Para poder comenzar el análisis de esta fundamental insti-
tución durante la época de la dominación hispánica, no po-
demos dejar de remarcar la importancia de la fundación de
ciudades en el Nuevo Mundo.
En efecto, la instalación de los españoles en América se hizo
exclusivamente en forma de colonización urbana. Las ciuda-
des sirvieron durante mucho tiempo de defensa contra los
indígenas, de centro político, social y económico, fueron for-

Estamos haciendo referencia a la invasión napoleónica a la península ibérica y a toda


55 

la crisis institucional que surgirá en España como consecuencia de la abdicación de


Carlos IV, la asunción de Fernando VI y la irrupción de José I en los años posteriores
a dicho conflicto.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 127


taleza, mercado, sede gubernativa, centro cultural y núcleo de
donde partía la expansión militar, religiosa y económica.56 La
fundación de una ciudad nunca fue un hecho fortuito, por el
contrario, respondía a un acto de creación deliberadamente
planificado por la Corona, pues se las dotaba de las herra-
mientas institucionales indispensables para su autogobierno.
Como acertadamente se ha señalado, la ciudad tenía una base
humana y otra jurídica. La primera estaba compuesta por la
reunión de los pobladores, la segunda era el cabildo. En defi-
nitiva, no había en la organización indiana ciudad sin cabildo,
porque este era precisamente el símbolo institucional de la
existencia de aquella.57
El cabildo indiano no fue una institución novedosa para la
época, pues al ser implantado en América ya contaba con
antecedentes muy antiguos en la península ibérica. También
debemos señalar que, al no existir una legislación uniforme
que reglamentara la integración y el funcionamiento de los
cabildos, la evolución de los mismos no fue igual en todas
las regiones de América. Como rasgo típico de todos ellos,
se podría afirmar que el cabildo indiano nunca llegó a tener
carácter popular. Por lo general, representaba los intereses de
un grupo o clase social de perfil aristocrático, los llamados
“vecinos”, personajes de mayor prestigio, como eran los con-
quistadores y sus descendientes.

56 
Ver ZORRAQUÍN BECÚ, Ricardo. Op. cit., p. 309.
57
Ibíd., p. 310.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 128


Los Cabildos estaban integrados por: alcaldes, regidores y
funcionarios especiales.
Los alcaldes ejercían las funciones judiciales en materia civil y
criminal. Constituían la primera instancia jurisdiccional, pu-
diendo sus fallos ser apelados ante la audiencia. Fueron car-
gos electivos y de renovación periódica anual.58 En la mayoría
de los cabildos había dos alcaldes, de primer y segundo voto,
en tanto que en los de menor importancia se desempeñaba
uno solo. Fueron los funcionarios de mayor jerarquía en los
cabildos indianos (en señal de su investidura usaban un bas-
tón o “vara de justicia” y tenían un lugar preferencial en las
ceremonias). El alcalde de primer voto tenía la atribución de
ocupar la vacante interina en caso de muerte o ausencia del
gobernador.
Los regidores tenían a su cargo las funciones de gobierno
(de regimiento o acción de regir la ciudad). Entre ellas pode-
mos mencionar, por ejemplo, el cuidado edilicio y sanitario,
la conservación de los espacios públicos, la atención de la
enseñanza primaria, el mantenimiento del orden público, el
control de abastecimiento de la ciudad, los temas referidos
al comercio y a la fijación de precios y salarios, la tutela de
los pobres, entre tantas otras. El número de regidores fue
variando con el tiempo y con la importancia de cada ciudad,
pero por lo general no superaba los seis. Durante casi todo
58
Según refiere Del Valle, si bien la ley no exigía la condición de letrados a los alcaldes, era
conveniente que lo fueran ya que la naturaleza de las funciones que desarrollaban muchas
veces requerían conocimientos jurídicos. DEL VALLE, Aristóbulo. Op. cit., p. 40.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 129


el período colonial, estos cargos también fueron electivos y
anuales, pero existieron épocas que, por las dificultades eco-
nómicas padecidas por la Corona, se recurrió a la venta de
estos oficios.
También integraron los cabildos indianos los funcionarios es-
peciales, quienes eran nombrados por la Corona (aunque en
algún momento también fueron otorgados mediante remate
público). Dentro de esta categoría se pueden mencionar, en-
tre otros: el alférez real (encargado de llevar el estandarte de
la ciudad en las ceremonias y campañas militares), el algua-
cil mayor (ejecutaba las decisiones judiciales, custodiaba los
detenidos y mantenía el orden en la ciudad), el fiel ejecutor
(vigilaba la exactitud de los pesos y medidas y controlaba los
mercados), el procurador general (también conocido como
síndico procurador general, era el portavoz de los intereses
comunes de la ciudad y quien formulaba las peticiones al ca-
bildo en nombre de los intereses colectivos), los alcaldes de
barrio (funciones policiales y judiciales menores), el defensor
de pobres (protección jurídica de los más necesitados y caren-
tes de recursos económicos), el escribano (confeccionaba las
actas del cabildo), etc.59
Los cabildos abiertos fueron reuniones del vecindario que
se convocaban a la sala capitular con el objetivo de deli-
berar sobre situaciones extraordinarias. Debían tener la

59
Cabe advertir que no siempre los cabildos tuvieron todos estos funcionarios especia-
les. En esos supuestos, muchas de esas tareas las pasaban a desempeñar los regidores.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 130


autorización previa y el consentimiento de la máxima au-
toridad política del lugar (virrey, gobernador, teniente-go-
bernador, etc.). Tampoco en este tipo de acontecimientos
podemos encontrar una participación democrática en
asuntos de interés público. Además de requerir la autoriza-
ción, tal como lo acabamos de señalar, solo podían partici-
par de un cabildo abierto los vecinos que fueran invitados
especialmente a este tipo de eventos extraordinarios y muy
poco frecuentes.
Los cabildos de las villas fueron las instituciones de gobier-
no que funcionaron en las poblaciones menores y, por consi-
guiente, de menor jerarquía. En razón de ello, se componían
de un reducido número de integrantes.
Por último, nos limitamos a mencionar los cabildos de indios.
Estas instituciones fueron creadas mediante las célebres Or-
denanzas de Alfaro (1611). Si bien en dicha normativa no fue
definida con precisión la competencia y las funciones de los
mismos, podría decirse que fueron instituciones similares a las
existentes en las ciudades y villas fundadas por los españoles,
pero claro está, limitadas al ámbito de la población aborigen.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 131


6) Las reformas borbónicas. Incidencia en la relación eco-
nómica y política entre España y América

Las llamadas Reformas borbónicas constituyeron una serie de


transformaciones políticas y económicas que fueron imple-
mentadas, de manera gradual, dentro del imperio hispánico a
lo largo de todo el siglo XVIII. Se las conoce con esa denomi-
nación toda vez que fueron llevadas a cabo por los monarcas
pertenecientes a la Casa de Borbón.

Guerra de sucesión española y el advenimiento de la casa


de Borbón (1700-1713)
Antes de desarrollar el contenido de las reformas borbónicas,
creemos conveniente tener presente las circunstancias que ro-
dearon el fin del reinado de los Habsburgo y el advenimiento
de la Casa de Borbón en el trono español.
En 1665 Felipe IV murió y lo sucedió su único hijo varón, el
débil Carlos II, quien en ese momento contaba tan solo con
cuatro años de edad. A este último, lo llamaban “El hechiza-
do” pues, según la creencia popular, la discapacidad mental y
motriz que padecía Carlos II se debía a algún tipo de brujería.
Contra todos los pronósticos, que auguraban una corta vida,
el monarca se mantuvo durante treinta cinco años en el trono
de España. En el año 1700 murió Carlos II, quien (como era
de suponerse) no dejó descendencia que lo sucediera en la
Corona. Esta situación de falta de heredero motivó una guerra

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 132


conocida como la guerra de sucesión española, que enfrenta-
rá a Francia contra toda una alianza antiborbónica opositora
en la disputa del trono vacante.60 Luego de varios años de con-
tienda, las partes enfrentadas logran la paz mediante la firma
del Tratado de Utrecht (1713). A través de este, se procedió a
reconocer el acceso de Felipe V al trono español, dándose así
inicio al reinado de la dinastía de los Borbones en España.61

Las Reformas borbónicas (siglo XVIII)


Las Reformas borbónicas consistieron en una serie de medidas
tendientes a lograr una reorganización, en materia política y eco-
nómica, en el imperio español durante el siglo XVIII. Con estas
medidas los Borbones procuraron mejorar el funcionamiento del
aparato estatal y dotar de una mayor eficiencia en la administra-
ción de sus dominios.
En líneas generales, las reformas procuraron establecer un mayor
control político, comercial y administrativo a través de un sistema
burocrático centralizado desde Madrid, capital del Imperio. Se
suele dividir en dos etapas sucesivas el período de reformas: una
inicial (más moderada) que transcurre durante la primera mitad
del siglo XVIII abarcando los reinados de Felipe V (1700-1746)
60
Antes de morir, Carlos II dejó un testamento mediante el cual designaba como here-
dero a la Corona española a Felipe, duque de Anjou (nieto de Luis XIV, rey de Francia).
Al hacerlo, impuso como condición que España y Francia no se unieran en una sola
corona.
61
A través del Tratado de Utrecht (el que lleva el nombre de la ciudad holandesa en que
se llevaron a cabo las deliberaciones) también se dispuso el reparto de los dominios
españoles. Así, Inglaterra se quedará con el peñón de Gibraltar en la puerta de acceso
al mar Mediterráneo, Austria recibirá posesiones en Flandes, Portugal recuperará por
un tiempo la Colonia del Sacramento, en tanto que Francia se quedará con el resto del
imperio español, poniendo en el trono al príncipe Felipe de Anjou.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 133


y Fernando VI (1746-1759); y una segunda etapa, más intensa y
ambiciosa, identificada con el período en el cual estuvo Carlos III
en el trono de España (1759-1788).
Para esta época, España había comenzado a experimentar una
marcada decadencia. Francia se consolidaba como una potencia
hegemónica en Europa continental, mientras que Inglaterra se
hacía fuerte con su armada en el plano naval.
Frente a este declive del Imperio español, los intelectuales y cor-
tesanos que asesoraban a la Corona comenzaron a diagramar la
implementación de algunos principios que respondían a la doc-
trina conocida como despotismo ilustrado. Esta corriente política
procuraba la exaltación del poder real (con su consecuente cen-
tralismo), apoyándose en los postulados de la Ilustración, propia
del siglo XVIII (conocido como el Siglo de las Luces por su reno-
vación intelectual y tecnológica).
Fue así entonces que el despotismo ilustrado suministró el ar-
gumento teórico necesario para que los reyes mantuviesen el
poder absoluto apelando al argumento de que el Estado tenía
que asumir el rol de un “padre protector de sus hijos súbditos”,
ello bajo el lema: “Todo para el pueblo, pero sin el pueblo”.
El representante más genuino del despotismo ilustrado, y
quien llevó sus principios de manera más contundente en
España y sus dominios, fue Carlos III. Durante su reinado se
implementaron las reformas burocráticas y económicas más
profundas tendientes a repotenciar la grandeza perdida del
Imperio español.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 134


La Corona advirtió la importancia estratégica de sus domi-
nios americanos (amenazados por potencias extranjeras y el
permanente contrabando), y por ello resolvió implementar
los cambios que creyó necesarios para fortalecer sus territo-
rios en las Indias.
Seguidamente abordaremos las reformas borbónicas en los si-
guientes aspectos: 1) Políticas y administrativas, 2) económicas
y comerciales, 3) militares y 4) religiosas.
En el plano político y administrativo, las reformas apuntaron
a una remodelación del aparto institucional con el objetivo de
profundizar el centralismo. En este aspecto podemos mencio-
nar como las medidas más salientes, la creación de dos nuevos
virreinatos (Nueva Granada en 1717 y Río de la Plata en 1776) y
la implementación en América del régimen de las intendencias.
El régimen de intendencias tuvo por objetivo gobernar desde
España de manera más directa y efectiva. El intendente era
nombrado directamente por el rey y tenía bajo su mando los
nuevos distritos que los Borbones copiaron de Francia, las
intendencias. Fue puesto en vigencia a partir de la Real Or-
denanza de Intendentes de ejército y hacienda (1782), y en el
caso de nuestra región, el Virreinato del Río de la Plata, fue di-
vidida en ocho intendencias y cuatro gobernaciones militares;
reemplazándose así a las viejas gobernaciones.62
62
Las ocho intendencias en el Río de la Plata fueron: Buenos Aires, Córdoba del
Tucumán, Salta del Tucumán, Asunción del Paraguay, Charcas, Potosí, Cochabamba,
La Paz. En tanto, que las cuatro gobernaciones militares (dependientes de las inten-
dencias en cuyos distritos se encontraban) fueron: Montevideo, Misiones, Moxos y
Chiquitos.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 135


Como ejemplos de las Reformas borbónicas en materia econó-
mica y comercial mencionaremos: el dictado del Reglamento
de libre comercio (1778); y la creación de la Aduana (1778) y
del Consulado de Buenos Aires (1794). En líneas generales,
las reformas en materia económica tendieron al aumento de
los impuestos y a un mayor control de las tasas aduaneras.

El Reglamento de libre comercio (1778)


Los Borbones se encontraron ante la imperiosa necesidad de
recuperar los vínculos económicos, para entonces casi inexis-
tentes, con sus colonias en América. La primera medida en
ese sentido fue la de eliminar, en 1740, el obsoleto sistema de
flotas y galeones dispuesto desde el inicio de la Conquista y
que solo generaba a esta altura la proliferación del contraban-
do y el beneficio exclusivo de los monopolistas de Cádiz. Lue-
go de ello, ya en 1778, la Corona dictó el Reglamento de libre
comercio, por medio del cual se habilitaron catorce puertos
en España y diecinueve en América (entre ellos los de Buenos
Aires y Montevideo).63

63
El viejo sistema de flotas y galeones fue una medida que se adoptó en su momento
para evitar los ataques de navíos que trasportaban el oro y la plata de las Indias al viejo
continente. Los barcos venían de la península con mercaderías y regresaban con los
deseados metales extraídos de las minas americanas. Al hacerlo, venían en convoyes
escoltados por buques de guerra, partiendo únicamente del puerto español de Cádiz, y
teniendo como destinos obligados los puertos de Veracruz (Nueva España) o Portobelo
(Panamá). Estas formas de transporte custodiado se tornaron necesarias desde que co-
menzaron a reiterarse los ataques de piratas y corsarios a las embarcaciones en alta mar.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 136


Creación de la Aduana de Buenos Aires (1778)
A la par que se dictó el Reglamento de libre comercio que,
entre otras cuestiones, dispuso la apertura del puerto de Bue-
nos Aires a la actividad comercial; fue necesaria la creación
e instalación de su correspondiente Aduana. Este organismo
tendría como principal función la recaudación de todos los
impuestos y gravámenes derivados del tráfico comercial, es
decir, tendría en sus manos la tarea de exigir los derechos de
importación y exportación.
Con el paso del tiempo, la Aduana del puerto de Buenos Aires
se convertirá en fuente de innumerables conflictos internos
entre los porteños y los pueblos del interior en la eterna dis-
puta por el reparto de sus cuantiosos ingresos.

Consulado de Buenos Aires (1794)


Otra de las reformas borbónicas que se hicieron sentir en
el plano económico y comercial en nuestro territorio, fue la
creación del Consulado de Buenos Aires en 1794. Este orga-
nismo colegiado tuvo básicamente dos funciones: por un lado
actuaba como tribunal de justicia en los pleitos derivados de
la actividad comercial; y, por otro, como órgano promotor del
desarrollo económico de la región, llevando adelante activi-
dades de fomento de la agricultura, la industria y el comercio.
Sus integrantes eran designados por la Corona para el cum-
plimiento de sus funciones.
Se recuerda en este sentido la designación y el paso de Manuel
Belgrano como secretario del Consulado de Buenos Aires. Su

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 137


gravitación en el mismo se basó en su destacada labor y en ser
el portavoz de las más avanzadas ideas en materia política y
económica.
Las reformas borbónicas en el plano militar se centraron en la
ampliación y modernización de las fuerzas terrestres y marí-
timas. La Corona decidió dotarlas de mayor y mejor equipa-
miento, como también, poner en marcha un proceso de pro-
fesionalización de sus tropas.
Los ejércitos fueron reorganizados sobre la base de la discipli-
na, el honor y el valor como cuestiones básicas en la formación
e instrucción de las milicias. En este sentido, fueron creadas
academias y escuelas militares (en espacial durante el reinado
de Carlos III) para un mejor adiestramiento de sus cuadros.
Asimismo, se aumentó el número de las fortificaciones en los
dominios americanos, se mejoraron las ya existentes y fueron
enviados numerosos regimientos desde España a las colonias
en procura de reforzar la presencia militar.64
En materia de religión, las reformas borbónicas procuraron en
líneas generales, establecer un riguroso control de la Iglesia ca-
tólica por parte de la Corona. El regalismo (teoría que susten-
taba los derechos o “regalías” del rey sobre la Iglesia) se tornó
un elemento esencial para justificar las medidas adoptadas por

64 
Según Andújar Castillo, no se debe olvidar —al momento de analizar las reformas
borbónicas en materia militar— la promulgación de las nuevas Ordenanzas Militares
de 1768 que tan larga vida iban a tener en el Ejército español. ANDUJAR CASTILLO,
Francisco. El reformismo militar de Carlos III: mito y realidad. En: Cuadernos de Histo-
ria Moderna. Ediciones complutenses, 2016, Vol. 41, núm. 2, pp. 337-354.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 138


la Corona en cuestiones religiosas.65 Para ellos, se debían hacer
prevalecer los derechos inherentes a la soberanía y potestad de
los reyes sobre las atribuciones de la Santa Sede. A esas premi-
sas se debió la recordada expulsión de los jesuitas de todos los
dominios de España en 1767.66

7) El Virreinato del Río de la Plata. Causas de su creación

El primero de agosto de 1776, el rey Carlos III tomó la de-


cisión de crear un nuevo virreinato en el extremo sur del
continente americano. Así nació el virreinato del Río de
la Plata, génesis y embrión de lo que hoy es la República
Argentina.
Antes de avanzar en el estudio de las causas de la creación
del virreinato del Río de la Plata, nos proponemos una bre-
ve reseña sobre los primeros expedicionarios que llegaron
a nuestro actual territorio. ¿Qué sabemos de ellos?, ¿qué

65
  Nos recuerda Durán que “la regalía es en sí misma un derecho de la Corona, un
derecho regio, algo que corresponde al rey por el simple hecho de serlo. En el presente
caso se trata de los derechos de los monarcas en el terreno eclesiástico, pero no en
virtud de concesiones pontificias sino en base a su propia condición de soberanos”. DU-
RAN, Juan Guillermo. El regalismo borbónico en vísperas de la Revolución de Mayo.
En: Revista Teología. 2012, núm. 107, tomo XLIX, pp. 9-31.
66
Reder Gadow señala al referirse a la expulsión de los jesuitas que, “La clave de la
expatriación de la Compañía de Jesús se debe a la ideología política dominante en la se-
gunda mitad del siglo XVIII, la del despotismo ilustrado, potenciado por el regalismo,
que atribuía al monarca competencias incluso en asuntos religiosos en detrimento de
las competencias del papa. La Compañía de Jesús era contraria a estos pensamientos,
por lo que fue percibida por el monarca Carlos III y sus consejeros como un peligro”.
REDER GADOW, Marion. La odisea de la expulsión. El extrañamiento de los jesuitas
de Andalucía. En: Revista Andalucía en la Historia. 2016, núm. 54, p. 12.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 139


suerte corrieron en nuestra tierra?, ¿cuáles fueron las pri-
meras impresiones acerca del territorio que hoy es nuestra
patria? Veamos.

Las primeras expediciones en arribar al Río de la Plata


Expedición de Solís (1516)
La primera expedición que llegará al territorio que actualmente
es la Argentina fue encabezada por Juan Díaz de Solís a prin-
cipios del año 1516. Este hecho se produjo veintitrés años des-
pués del arribo de Cristóbal Colón al continente americano.
Para entonces, ya no había ninguna duda de que el almirante
no había llegado a las Indias (como él supuso hasta el día de
su muerte), sino que estas tierras pertenecían a un continente
desconocido ubicado entre Europa y el Lejano Oriente.
Poco se sabe de su itinerario exacto, pero lo cierto es que So-
lís salió del puerto de Lepe, España, el 8 de octubre de 1515.
Venía al mando de sesenta hombres distribuidos en tres cara-
belas.67 Su objetivo era hallar el paso que se suponía existente
entre los dos océanos. Su viaje fue breve y con un trágico final.
Solís llegó entre fines de enero y principios de febrero de
1516 a la desembocadura de lo que él creyó un mar interior
de aguas dulces de color canela, al que lo bautizó como “mar
dulce”. Lleno de entusiasmo supuso haber encontrado el paso
que lo conduciría al otro lado del continente. Se detuvo en

67
Ver FREGEIRO, C.L. Juan Díaz de Solís y el descubrimiento del Río de la Plata.
Buenos Aires: Imprenta del Porvenir, 1879, p. 54.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 140


una isla a dar cristiana sepultura a uno de sus marinos muerto
a bordo, Martín García. Bautizó la isla con ese nombre en
honor al tripulante fallecido.
Solís se internó en el Río Uruguay, en cuyas orillas decidió
desembarcar junto a algunos de sus subordinados para efec-
tuar un reconocimiento del terreno. Los esperaban, ocultos
entre los cañaverales del lugar, un grupo de nativos que no
dudó en recibirlos a flechazos ante la mirada desconcertada
del resto de la tripulación que permanecía en cubierta. Solo
quedó vivo un joven grumete a quienes los indios le perdo-
naron la vida (tal vez por su corta edad) quedando prisionero
entre ellos. El resto de los atacados, entre ellos el propio Solís,
fueron descuartizados y comidos en un ritual practicado en el
mismo lugar.68
Desmoralizados por lo ocurrido y sin jefe, la expedición de-
cidió volver a España. Para completar el infortunio, estando
frente a las costas de Santa Catalina (hoy Brasil) una de las
naves naufragó, unos pocos sobrevivientes lograron llegar na-
dando hasta la costa.

68
Es de suponer que este trágico suceso, la muerte de los expedicionarios y la posterior
antropofagia (del latín “antro”, hombre, y “phagia”, acción de comer) respondía a la
creencia según la cual de esta forma se absorbían las virtudes e inteligencia del enemi-
go caído en combate. Nos cuenta Fregeiro que “al pisar por primera vez la tierra que
debía guardar para siempre los restos del infortunado capitán, Solís y sus compañeros
lo hacían confiados en el carácter bondadoso y hospitalario que atribuían a sus mora-
dores; pero ni bien se separaron alguna distancia de la ribera cuando cayó súbitamente
sobre ellos una lluvia de flechas. Al ver aquello, los de la carabela pusieron en juego los
cañones que traían a bordo. Empero todo fue inútil: Solís había perecido en la refriega,
combatiendo quizá al lado de sus compañeros. Cuando los tripulantes de aquella se
convencieron de la realidad del hecho se prepararon para partir, no sin un profundo
dolor porque creyeron ver a los salvajes descuartizando a los infortunados viajeros y
comiéndoselos luego en medio de un bárbaro festín”. FREGEIRO, C.L. Op. cit., p. 58.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 141


Viaje de Magallanes (1520)
Fernando de Magallanes, navegante y militar portugués al
servicio de la Corona española, será recordado en la historia
universal por encabezar la expedición que logró dar la vuelta
al mundo (circunnavegar la Tierra) por primera vez. En ese
periplo recorrerá parte de nuestra actual geografía, en espe-
cial el Río de la Plata y nuestras costas patagónicas.
Magallanes partió de Sanlúcar de Barrameda, España, el 20
de septiembre de 1519 al mando de cinco naves y doscientos
treinta y siete hombres. Su objetivo era encontrar el ansiado
paso en el continente americano que permitiera continuar la
ruta oceánica a las tierras de las especias.
Luego de escalar en algunos puntos de la costa de lo que hoy
es Brasil, llegó al ancho río de aguas dulces que bautizó como
Río de Solís en recuerdo del piloto mayor fallecido en estas
tierras unos pocos años antes. Permaneció allí unos días to-
mando nota de las características del lugar hasta que llegó a la
conclusión (por cierto, correcta) que por allí no estaba el paso
que buscaba hacia el mar de Balboa.69
Continuó su navegación bordeando las costas patagónicas, las
que, según sus testimonios, se trataban de tierras “áridas y de-
soladas”. Finalmente, en octubre de 1520, Magallanes ingresó a
un estrecho que llamó Estrecho de Todos los Santos, divisando
hacia el sur una gran extensión de tierra con fogatas encendidas

69
De esa manera denominaban los españoles a lo que hoy conocemos como el
océano Pacífico. Por entonces, la enorme cantidad de agua del otro lado del conti-
nente llevaba el nombre de su descubridor, Vasco Núñez de Balboa, quien lo divisó
por primera vez desde un acantilado en Panamá en el año 1513.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 142


por los nativos del lugar (la llamó Tierra del Fuego) y, empuja-
do por un temporal, logró llegar a un mar abierto que, por la
presencia de sus aguas calmas, lo bautizó Pacífico”.70
Finalmente había encontrado el paso en la ruta al continente
asiático que tanto interés había despertado en la Corona. La
expedición continuó rumbo al destino fijado, las islas Molucas.
Magallanes morirá en Filipinas en circunstancias de enfren-
tarse con un grupo de aborígenes el 27 de abril de 1521. Debió
ocupar su lugar Sebastián Elcano como jefe de la cruzada. Por
último, señalamos que la expedición (o lo poco que ya queda-
ba de ella) logró retornar a España luego de tres largos años y
con tan solo un puñado de hombres de los más de doscientos
treinta que habían partido en su momento de la península.71

70 
Según el diario que llevaba Pigafetta a bordo de la nave capitana, el “miércoles 28 de
noviembre, desembocamos por el Estrecho para entrar en el gran mar, al que dimos en
seguida el nombre de Pacífico, y en el cual navegamos durante el espacio de tres meses
y veinte días, sin probar ni un alimento fresco”. PIGAFETTA, Antonio. Primer viaje al-
rededor del mundo. La crónica en vivo de la expedición Magallanes-Elcano (1519-1522).
Sevilla: Fundación Civiliter, 2012.
71
Para el desarrollo de este tema hemos tenido como gran ayuda las crónicas de Anto-
nio Pigafetta, caballero italiano que partió con Magallanes en 1519 y regresó a Sevilla
con Sebastián Elcano y el reducido grupo de sobrevivientes en septiembre de 1522.
Pigafetta logró registrar con detalles las distintas vicisitudes de la histórica expedición,
para luego redactar un informe que fue elevado al rey Carlos I. Esos escritos fueron
luego editados en forma de libro mucho tiempo después, en el año 1800, por el ar-
chivero de la Biblioteca Ambrosiana, Carlo Amoretti. PIGAFETTA, Antonio. Primer
viaje alrededor del globo. (Título original: Primo viaggio in torno al Globo Terracqueo).
Sevilla: Fundación Civiliter, 2012.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 143


Expedición de Gaboto (1526)
La expedición comandada por Sebastián Gaboto (o Caboto) par-
tió el 3 de abril de 1526 con el objetivo de llegar a las Islas Mo-
lucas, atravesando el estrecho descubierto por Magallanes, para
cargar oro, plata, piedras preciosas, perlas, especias y sedas.
Pero ocurrió que, durante el trayecto, Gaboto cambió de idea.
En efecto, al tocar las costas de lo que hoy es Brasil, llegaron
a sus oídos noticias sobre las maravillosas riquezas de plata
existentes al norte del río descubierto por Solís. Atraído por
estos relatos, Gaboto decidió un cambio de rumbo: ¿para que
ir hasta las Molucas (que implicaba una larga navegación llena
de dificultades), si los inmensos tesoros de plata se hallaban
tan cerca? A través de los nativos del lugar le llegó la informa-
ción de que en las sierras del norte habitaba un emperador
que lo llamaban el “Rey Blanco” por vivir rodeado de plata.72
En abril de 1527 ya se encuentra en el río de Solís que, a partir
de este momento se lo comenzará a llamar Río de la Plata.
Gaboto se encontró con Francisco del Puerto, el joven grume-
te sobreviviente de la matanza de Solís, que se había quedado
viviendo con sus captores, quien le confirma las versiones de
enormes riquezas de plata río arriba.
La expedición se internó en el Paraná, donde este se une con el
río Carcarañá, Gaboto fundó el primer establecimiento español
en territorio argentino. El fuerte fue llamado Sancti Spíritus.73

72 
Ampliar en ROSA, José María. Op. cit., p. 91.
73 
Se situaba a unos kilómetros de la actual ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 144


Desde allí continuó navegando hacia el norte sin lograr dar con
ninguna riqueza de plata y, mucho menos, encontrarse con el tan
comentado Rey Blanco.
La expedición y su frustrada búsqueda de tesoros en oro y plata,
comenzó su final cuando las relaciones con los indígenas, bue-
nas al principio, se volvieron hostiles y de franco enfrentamiento
contra los conquistadores. El fuerte Sancti Spíritus fue incendia-
do y saqueado. Los pocos que lograron escapar subieron a las
naves y emprendieron el regreso a España con las manos vacías.
De esta expedición, a los argentinos nos quedarán dos cues-
tiones históricas a tener en cuenta: la primera, como ya hemos
señalado, fue la fundación del primer establecimiento europeo
en el territorio nacional-; la segunda cuestión tiene que ver
con el nombre de nuestra nación. “Argentina” deriva del latín
argentum, que significa “plata”. Fue durante estos años que se
consolidó la idea (errónea) de la abundancia de plata en estas
regiones. Nada más equivocado. El territorio de nuestra pampa
y del litoral carecen definitivamente de yacimientos de plata.
Pero las creencias, impulsadas muchas veces por mitos o leyen-
das, generaron en estos primeros expedicionarios la ilusión de
encontrarse con ese codiciado mineral por estas playas.

Don Pedro de Mendoza (1536)


Luego de la firma de las capitulaciones con el rey Carlos I, por
medio de las cuales se le otorgaron los títulos de adelantado y
capitán general, Pedro de Mendoza llegará al Río de la Plata con

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 145


el compromiso de poblar y organizar estas tierras para su ma-
jestad, el monarca, ubicadas en el extremo sur del continente.
Una vez arribado, el 2 de febrero de 1536, fundó un fuerte al
que llamó Santa María del Buen Aire. El mismo fue emplaza-
do junto a un brazo de agua que ofrecía reparo a las embarca-
ciones (actual riachuelo).
Como señala Palacio, ni bien llegados los más de mil quinien-
tos hombres a nuestro actual territorio, empezó a preocuparlos
el delicado problema de la alimentación.74 Teniendo cuenta esta
situación, se buscaron tener buenas relaciones con las tribus
querandíes de la zona. Durante los primeros días el plan dio
resultado, ya que de forma diaria llegaban al fuerte provisio-
nes de carne y pescado en cantidades suficientes. Luego todo
cambió. Las relaciones se volvieron hostiles con los indios y no
hubo más entrega de alimentos. Comenzó un sitio que llevó a
los conquistadores a padecer el tormento del hambre.75
Finalmente, azolado por la hambruna y los constantes ataques
de los aborígenes, Pedro de Mendoza decidió emprender el
regreso el 22 de abril de 1537. Morirá en la travesía a Europa
por causa de una avanzada enfermedad.

74
  Palacio y su creativa e incisiva pluma hacen la siguiente observación: “Las provisio-
nes embarcadas en España se habían calculado para seis meses. Con simpática impre-
visión andaluza e hidalga, se habían cargado suficientes caballos de guerra, pero ni una
vaca, ni una oveja, ni una gallina, ni una bolsa de trigo para sembrar”. PALACIO, Er-
nesto. Historia de la Argentina 1515-1943. Buenos Aires: Peña Lillo Editor, 1979, p. 31.
75 
Cuentan las crónicas que tuvieron que comer ratas y hasta los cueros de los zapatos.
PALACIO, Ernesto. Op. cit., p. 32.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 146


La creación del virreinato del Río de la Plata (1776)
Durante años, el territorio donde hoy se asienta nuestro país
no revistió mayor interés para la Corona. A decir verdad,
España se concentró en aquellas zonas de explotación de
metales preciosos, en espacial de oro y plata.
Pasados los primeros dos siglos de conquista, el Río de la Pla-
ta había empezado a experimentar una época de prosperidad
económica a partir de su producción pecuaria. Buenos Aires
había crecido y en consecuencia empezó a tener cierta rele-
vancia política y militar en la región.
Mucho antes de la creación del virreinato del Río de la Plata
ya se había instalado con fuerza la idea de crear una nueva
estructura administrativa en el extremo sur del continente.
Las grandes distancias que nos separaban de Lima (capital del
virreinato del Perú, al cual pertenecían estos territorios) y la
importancia que había logrado la zona rioplatense, aconseja-
ban la creación de un nuevo virreinato.
Pero la causa determinante para la creación del virreinato del
Río de la Plata fue, sin dudas, la profunda preocupación de la
Corona ante los avances expansionistas de los portugueses.
Pues, Portugal significaba un peligro latente para los domi-
nios españoles en Sudamérica. En efecto, la monarquía lusi-
tana había decidido la creación del virreinato de Brasil unos
años antes (1763), además de reforzar sus guarniciones e in-
cluso invadir en varias oportunidades la zona de Río Grande
(perteneciente a España).

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 147


El rey Carlos III, decidido a retener sus dominios americanos
e impedir el avance portugués, envió una importante expe-
dición militar al Río de la Plata a cargo de don Pedro de Ce-
vallos. El monarca nombrará a Cevallos como nuevo virrey,
gobernador y capitán general. De esta forma, el primero de
agosto de 1776 quedaba formalmente creado el virreinato del
Río de la Plata con capital en Buenos Aires.
La expedición militar fue todo un éxito, se recuperaron terri-
torios que estaban en manos de los portugueses, entre ellos la
isla de Santa Catalina y la Colonia del Sacramento.
La jurisdicción del nuevo virreinato abarcaba una extensión
territorial mucho mayor a lo que hoy es nuestro país (lo com-
ponían los territorios actuales de Argentina, Paraguay, Uru-
guay, Bolivia y parte de Brasil).
Con la creación del virreinato se inició una nueva época para
el Río de la Plata. Ya no seremos una dependencia adminis-
trativa alejada de Lima, sino una flamante entidad política,
génesis de una futura y nueva nación. 76

76 
Acertadamente, apunta Ravignani, en relación al nacimiento del virreinato del Río
de la Plata, que: “con su creación y con el régimen de intendencias, dio contornos y
fronteras a un nuevo país, de donde saldrá en un comienzo, esta gran comprensión que
se llamará Provincias Unidas del Río de la Plata. La «antigua unión» virreinal perdurará
en los primeros diez años de vida independiente: factores internacionales, de política
interna y de índole económica, resquebrajaron esa «antigua unión», y dieron nacimien-
to a cuatro países independientes entre sí, quedándole a nuestra República Argentina
la parte territorial más importante y la Capital de la vieja división político-administra-
tiva”. RAVIGNANI, Emilio. El Virreinato del Río de la Plata (1776-1810). Op. Cit., Vol.
IV, Cap. I, p. 192.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 148


BIBLIOGRAFÍA

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CAPÍTULO III
LA REVOLUCIÓN DE MAYO

Por Guillermo Raúl Moreno

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 156


CAPÍTULO III

LA REVOLUCIÓN DE MAYO

Por Guillermo Raúl Moreno1*

Sumario:
1) Situación europea previa a la Revolución de Mayo. Las
invasiones inglesas. Causas. Consecuencias 2) Crisis de legi-
timidad española. La Junta Suprema Central de Sevilla. Po-
lítica británica en relación al Río de la Plata: Tratado Apo-
daca-Canning 3) Génesis de la Revolución. Causas. Sectores
enfrentados. Congreso General del 22 de mayo. Debate. Vota-
ción. Junta del 24. El 25 de mayo 4) Primera Junta de Gobier-
no. Circulares a las Provincias. Sectores enfrentados. El Plan
de Operaciones de Moreno. Legislación más importante 5) La
Junta Grande, Formación. Juntas Provinciales. Reglamento
sobre libertad de imprenta 6) El primer Triunvirato. Estatuto
Provisional. Decreto de libertad de imprenta. Decreto de segu-
ridad individual. Reformas Judiciales. Bibliografía.

1*
Profesor Titular de Historia Constitucional (int.). Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales
de la Universidad Nacional de La Plata. Contacto: guillermoraulmoreno@yahoo.com.ar

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 157


1) Situación europea previa a la Revolución de Mayo.
Las invasiones inglesas. Causas. Consecuencias

Situación europea previa a la Revolución de Mayo


A principio del siglo XIX Europa contempla azorada la irrup-
ción del industrialismo. En efecto, los adelantos y descubri-
mientos mecánicos revolucionan el mundo de la economía y,
a la par, toda una forma de vida. Las primeras innovaciones
tecnológicas vinieron de la mano de la máquina de vapor y el
telar mecánico. Estas nuevas formas de producción, surgidas
de la llamada Revolución Industrial, dejarán de lado los me-
dios artesanales, para así pasar a una producción en masa, a
gran escala (gran cantidad de productos idénticos, es decir,
“en serie”), que en los hechos significaba decuplicar los resul-
tados con la misma cantidad de mano de obra humana.
La Revolución Industrial fue un proceso de gran importancia
en la evolución de la humanidad por el impacto que causó,
primero en algunos países de Europa (en especial en Ingla-
terra), y luego en el mundo entero. Se lo suele ubicar entre
los años 1760 y 1830, y también se señala que a partir de este
proceso algunas naciones se transformaron en productoras
de bienes de consumos elaborados de manera industrial y
otras en consumidoras de estos y, a la vez, proveedoras de las
materias primas.2

2
VAN DER LAAT ULLOA, Hernán. Revolución Industrial: Una Revolución Técnica.
En: Revista Estudios, Universidad de Costa Rica. 1991, núm. 9, pp. 66-77. ISSN-e 1659-
3316, ISSN 1659-1925.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 158


Más tarde, la máquina del vapor será utilizada no solo para
la producción industrial, sino que también se la comenzará a
emplear con otros fines. Por caso, los medios de transportes
comenzaron a funcionar de manera mucho más rápida (como
el ferrocarril y el impulso de embarcaciones) y de esta forma
se logró distribuir en grandes distancias mercaderías y perso-
nas en tiempos impensados para aquella época.
Paralelamente a estos avances, la Revolución Industrial gene-
ró como efectos no deseados algunas cuestiones sociales que
con el tiempo comenzaron a profundizarse paulatinamente.
Ejemplo de ello fueron las grandes migraciones del campo a
las ciudades en busca de trabajo, la concentración de una cla-
se obrera pauperizada en cercanías de las fábricas, los bajos
salarios, las condiciones indignas de trabajo y el comienzo de
la polución a gran escala, entre otras cuestiones.
En otro orden de ideas, por estos años también surgió una
nueva fisonomía en el campo político y filosófico de la mano
del liberalismo. En materia política, la Revolución francesa
brindará nuevas ideas que buscaron amparar los derechos
fundamentales del hombre frente a los absolutismos del anti-
guo régimen. Reclamaban para los habitantes de la nación los
atributos propios de la soberanía popular.
Por último, debemos mencionar en este sintético análi-
sis sobre la situación europea anterior a la Revolución de
Mayo que, para finales del siglo XVIII, comenzaron a gene-
rarse distintos factores que producirían la fragmentación

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 159


de la monarquía española y la consecuente crisis del régi-
men indiano.
En el año 1788 fallece Carlos III y asume el trono de Es-
paña el príncipe heredero Carlos IV, a quien no se la han
ahorrado críticas en el manejo de los asuntos de gobierno
durante su reinado.3
Desde fines del siglo XVIII y, muy especialmente a partir de
la derrota sufrida por la escuadra española en la conocida ba-
talla de Trafalgar4, la integridad de la monarquía fue seria-
mente amenazada al interrumpirse el intercambio comercial
y las comunicaciones con sus dominios en América. Pues, a
la destrucción de la Marina en aquella contienda, se le debe
sumar el excluyente dominio de los mares por parte de Ingla-
terra a partir de ese momento. Como veremos seguidamente,
el cuadro se terminará de agravar con la invasión de las fuer-
zas napoleónicas a toda la península ibérica a partir de 1807.

3 
Al decir de Martínez Ruíz: “El cuestionamiento de la naturaleza del régimen entre
los contemporáneos se ve desfavorecido por la indiferencia, sino el desprestigio, que
rodea a los detentadores de la monarquía en esos momentos. Ni el rey, Carlos IV, ni
su esposa, María Luisa, ni el heredero, el príncipe Fernando, el futuro Fernando VII,
supieron o pudieron estar a la altura de las circunstancias ni de lo que se esperaba de
ellos”. MARTÍNEZ RUIZ, Enrique. La España de Carlos IV. Madrid: Pere Molas Ribalta
Editor, 1991, p. 148.
4 
Es considerada una de las grandes batallas navales del siglo XIX. Fue librada entre la
escuadra inglesa, al mando del Almirante Nelson, y la flota franco-española, con el al-
mirante Francisco Gravina a la cabeza. Tuvo lugar el 21 de octubre de 1805 frente a las
costas del Cabo Trafalgar en cercanías de Cádiz. El contundente triunfo de los británi-
cos otorgó a Inglaterra el dominio absoluto de los mares frente al resto de las naciones.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 160


Las invasiones inglesas
Inglaterra, la “dueña de los mares”, tenía el claro propósito de
aprovechar la decadencia y la depresión española de princi-
pios del siglo XIX. En tal sentido, anhelaba ocupar el lugar de
España en el manejo de sus colonias ultramarinas.
La hábil diplomacia británica fue ideando un plan consistente
en una simultánea penetración comercial e ideológica en los
dominios hispanoamericanos.
Como hemos señalado en el punto anterior, a partir del ma-
quinismo y la producción en serie, Inglaterra necesitará nue-
vos mercados donde colocar sus excedentes y abastecerse de
materias primas.
Desde el plano ideológico exportará a las colonias americanas
un pensamiento en contra del absolutismo, ello con el pro-
pósito de exaltar los ánimos en oposición al poder de la me-
trópolis, el rey. De esta forma, bajo el ropaje de una cruzada
por la “libertad de los pueblos oprimidos”, no hacía más que
disfrazar sus codiciosas ambiciones por el botín americano.5
Desde esta mirada deben analizarse lo que en nuestra historia
se conocen como las Invasiones Inglesas” En efecto, estas con-
sistieron en dos expediciones militares por parte del Imperio
británico en contra del virreinato del Río de la Plata a prin-
cipios del siglo XIX. A decir verdad, se trató de una invasión
con dos desembarcos, el primero de ellos en 1806, y el segun-
do, al año siguiente 1807.

Ampliar en PALACIO, Ernesto. Historia de la Argentina 1515-1943. Buenos Aires:


5 

Peña Lillo Editor, 1979, p. 49.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 161


La primera invasión tuvo lugar en junio de 1806 cuando en
la ciudad de Buenos Aires desembarcó un Ejército inglés de
aproximadamente mil seiscientos hombres, al mando del Ge-
neral William Carr Beresford.6
Luego de recorrer las costas, ante la mirada desconcertada de
los habitantes de la entonces capital virreinal, los ingleses de-
cidieron tocar tierra a la altura de Quilmes. De allí, se dirigie-
ron a la ciudad y rápidamente la tomaron.
En ese momento se encontraba ocupando el cargo de virrey
del Río de La Plata el marqués de Sobremonte; quien, frente
a la invasión de los ingleses decidió retirarse a Córdoba con
el fin de organizar desde allí el rescate de la ciudad tomada.7
El 27 de junio de 1806 fue aceptada la intimación de los in-
vasores y la ciudad fue enteramente entregada a los ingleses.
Para completar el cuadro de humillación, ese mismo día las
tropas británicas desfilaron con sus coloridos uniformes por
la Plaza Mayor (hoy Plaza de Mayo) para luego izar la bande-
ra del Reino Unido en el fuerte.8 Entretanto, fue ordenado el
juramento de lealtad a su majestad británica para todos los
funcionarios civiles, militares y eclesiásticos.

6
Ver ROSA, José María. Historia argentina. Buenos Aires: Juan C. Granda Editor, 1967,
tomo II, p. 25.
7
En su retirada, Sobremonte llevará consigo los caudales públicos. Una partida de sol-
dados ingleses logró interceptarlo en cercanías de Luján. El virrey logró continuar su
camino a Córdoba, el dinero que llevaba quedó en manos del invasor y fue tomado
como “botín de guerra”.
8
El pabellón británico quedó enarbolado durante 46 días seguidos. Nuestro territorio
fue rebautizado con el nombre de “Nueva Arcadia”.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 162


El general Beresford, jefe de la expedición, tomó posesión del
Gobierno en nombre del rey Jorge III para, acto seguido, dic-
tar una proclama a la población de Buenos Aires; mediante la
cual se estableció que se respetaría la religión católica, la pro-
piedad privada y se autorizaría el libre comercio. Al mismo
tiempo, solicitaba a Inglaterra refuerzos militares y el envío de
pobladores y mercaderías.9
La facilidad con la que fue tomada la ciudad de Buenos Aires
generó en los ingleses la falsa idea de que habían ganado el vi-
rreinato del Río de la Plata para su imperio. Los periódicos bri-
tánicos de la época informaban a sus lectores: “Buenos Aires
en estos momentos forma parte del Imperio británico”.10 Pero,
con el paso de los días, comprenderán que los habitantes de la
ciudad estaban dispuestos a luchar en defensa de su territorio.
Pasados los primeros momentos de estupor y consternación,
los porteños comenzaron a conspirar activamente contra el
ejército extranjero. Las circunstancias apremiaban, ya que era
conveniente actuar con rapidez antes de la llegada de los re-
fuerzos solicitados a la Corona inglesa.
Fue en esos días que surgió como líder natural de la resis-
tencia, don Santiago de Liniers, quien hasta ese momento se
desempeñaba como jefe del Fuerte de la Ensenada. Así, logró
reunir las fuerzas suficientes como para intimar a Beresford a

9 
Ver PALACIO, Ernesto. Op. cit., p. 154.
The Times. 13 de septiembre de 1807. Citado por DE URBINA, Antonio. Las invasio-
10 

nes inglesas en el Río de la Plata (1806-1807). Revista de Estudios Políticos. 1948, núm.
37-38, p. 173.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 163


que se rindiera el 10 de agosto de 1806. Ante la negativa de los
ingleses, Liniers avanzó hasta sitiar al enemigo en el fuerte.
Al día siguiente se combatirá durante toda la jornada hasta
que, en horas del atardecer, el Ejército británico, totalmente
derrotado, levantará la bandera blanca en señal de rendición
el 11 de agosto de 1806.
El júbilo y la alegría popular se hicieron sentir en toda Bue-
nos Aires luego de la victoria y la recuperación de la ciudad.
Por su parte, el nombre de Liniers estaba en boca de todos,
pues, se decía, que era el gran conductor, el caudillo necesa-
rio en tan difíciles circunstancias. Desde ese momento nada
será igual en Buenos Aires. Según refiere Mitre, en alusión a la
reconquista, “estos sucesos, aparte de la importancia militar,
dieron origen a un cambio radical en el orden político de la
colonia”.11
En ausencia del virrey, el Gobierno había recaído de forma
interina en la Real Audiencia, pero el 14 de agosto de 1806
(a pocos días de la victoria frente a los ingleses), un Cabildo
Abierto bajo presión popular se pronunció en contra del vi-
rrey ausente, el marqués de Sobremonte, y procedió a desig-
nar a Liniers como jefe militar.12
11 
MITRE, Bartolomé. Historia de Belgrano y de la independencia argentina. Buenos
Aires: Biblioteca de la Nación, 1902, tomo I, p. 106.
12
  Resulta interesante para un mejor análisis de los días que sobrevinieron a la derrota
de los ingleses, volver a las palabras de Palacio: “Liniers desplegó una extraordinaria
actividad, dando muestras de sus grandes dotes de organizador (…) en once meses
convirtió a una población de comerciantes en una república militar. Formó distintos
cuerpos, agrupándolos por sus orígenes locales o raciales (…) organizó además seis
escuadrones de caballería y un cuerpo de artilleros. Se ocupó de la instrucción, a me-
nudo, personalmente. PALACIO, Ernesto. Op. cit., p. 156.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 164


Entretanto, la escuadra inglesa continuaba dueña del Río de la
Plata. En lugar de retornar a Europa, los británicos fondearon
sus naves frente a las costas de la ciudad en espera de los refuer-
zos necesarios para intentar el desquite.
La segunda invasión inglesa se produjo el 28 de junio de 1807
al efectuarse el desembarco en la ensenada de Barragán (actual
partido de Ensenada, provincia de Buenos Aires) de un ejército
de doce mil hombres, al mando del general John Whitelocke.
Una vez en tierra, al igual que lo ocurrido el año anterior, los
ingleses emprendieron el camino a la ciudad de Buenos Aires.
Las primeras escaramuzas resultaron favorables al ejército in-
vasor, pero a medida que fueron ingresando al casco urbano,
las fuerzas británicas sufrieron una histórica derrota.
Whitelocke cometió un grave error táctico pues, al llegar a
la ciudad, dividió su numeroso ejército en tres columnas, las
cuales fueron recibidas por una lluvia de proyectiles arroja-
dos desde las casas. Todos los habitantes participaron heroi-
camente en la defensa de la ciudad. Los instruidos ejércitos
británicos no venían preparados para ese tipo de combate de
guerrillas. Perderán la mitad de sus hombres en tan desastro-
sa acción militar.13

13 
De la heroica participación de los habitantes en aquella jornada se ha dicho que “jun-
to a las tropas veteranas y las milicias lucha en masa el pueblo de Buenos Aires con
toda clase de armas, con cuchillos, con palos y aun sin ellos, arrojando agua hirviendo,
piedras desde los parapetos de las terrazas, arrastrando carros y muebles para cerrar
el paso de las calles detrás de las columnas inglesas, acorralándolas en una infernal
encerrona. Se espera caiga el enemigo o el amigo, y a la mano aún caliente se arranca el
fusil para ametrallar al inglés. Los viejos y los niños, las mujeres que quieren emular la
gloria de Manuela Pedraza, la Tucumana, heroína de la reconquista, luchan junto a las

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 165


Finalmente, el 7 de julio de 1807, se firmó el convenio de paz me-
diante el cual se dispuso que los derrotados debieran reembar-
carse y abandonar el Río de la Plata en el término de diez días.14
La acción militar desplegada por los británicos en Buenos Aires
fue un verdadero desastre. La Corona inglesa señaló como único
responsable al general Whitelocke en su carácter de jefe de las
fuerzas operativas. Se le dio de baja en el consejo de guerra, se lo
privó del uso de uniforme e incluso se lo llegó a declarar indigno
de servir a su majestad británica en cualquier empleo que fuese.
Está claro que Inglaterra necesitaba un “chivo expiatorio” a quien
responsabilizar por el tremendo fracaso sufrido en Río de la Pla-
ta, pues dolía aceptar la verdad: que el temible ejército británico,
numeroso y bien armado, no pudo imponerse en Buenos Aires.15
La futura política inglesa en el Río de la Plata tendrá un vuelco
significativo después de los acontecimientos de 1806 y 1807.
Lo que se intentará, de allí en adelante, es ganar los mercados
de consumo y de producción de materias primas a través de
un control indirecto; es decir, sin tener que acudir a opera-
ciones militares. Las invasiones, además de costosas, gene-
raban el rechazo unánime de la población (tal como ocurrió
en Buenos Aires). El plan consistió en incitar sentimientos de
independencia y libertad (frente a la Corona española), y así
lograr los beneficios comerciales buscados.16

tropas y milicias”. DE URBINA, Antonio. Op. cit., p. 171.


14
Ver ABADIE-AICARDI, Oscar. En los 200 años de la invasión inglesa al Plata. En:
Revista Humanidades, Año VI, número 1, Montevideo, diciembre de 2006, p. 91.
15 
Ver ROSA, José María. Op. cit., p. 68.
16
Nos apunta Scalabrini Ortiz que “…donde hay un pequeño interés presente o futuro,

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 166


Terminados los sucesos que acabamos de narrar, el prestigio
de Liniers crecerá a tal punto que el rey Carlos IV lo nombra-
rá virrey interino del Río de la Plata.
También resulta necesario destacar que en Buenos Aires nada
volverá a ser lo mismo. En esas gloriosas jornadas de lucha
frente al invasor inglés (dicho sea de paso, la Corona no pres-
tó ninguna ayuda a los invadidos), se despertó una personali-
dad de carácter local en la reconquista y defensa del terruño,
antesala del movimiento emancipador que vendrá algunos
años más tarde.17

2) Crisis de legitimidad española. La Junta Suprema Cen-


tral de Sevilla. Política británica en relación al Río de la
Plata: Tratado Apodaca-Canning

Para llegar a comprender cabalmente la crisis ocurrida en


España durante los primeros años del siglo XIX, la que a
la postre llevará al inicio de los movimientos emancipado-
res en América, no puede dejar de analizarse el período de
expansión de Napoleón Bonaparte y el bloqueo continental
que decretó contra Inglaterra.
la diplomacia inglesa tiende sus redes invisibles de conocimiento, de sondeo, de pre-
paración o de incautación (…) más influencia y territorios conquistó Inglaterra con su
diplomacia que con sus tropas y flotas”. SCALABRINI ORTÍZ, Raúl. Política británica
en el Río de la Plata. Barcelona: Editorial Plus Ultra: 2001, p. 43.
17 
Al concluir los combates, se tomó real dimisión de lo ocurrido. Se calcula que las ba-
jas en la población civil llegaron a los dos mil muertos. Un número más que considera-
ble si tenemos en cuenta que la población no llegaba a las 30 000 almas. Según el censo
del año 1810, en Buenos Aires vivían 28 258 personas. Ver en Población de Buenos Aires.
2010, núm. 11, pp. 75-85. ISSN 1668-5458.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 167


Para el año 1806, el emperador de Francia se sentía dueño
de Europa. Es la época del inicio de las guerras napoleónicas,
que se extenderán hasta 1815, año de la derrota definitiva de
Napoleón en la histórica batalla de Waterloo.
Con el objetivo de perjudicar a su principal rival en la disputa
geopolítica en Europa, Napoleón estableció el bloqueo conti-
nental contra Inglaterra. Dicha medida consistió en prohibir
el comercio con productos británicos en todo el continente
europeo.18 El propósito del emperador de Francia consistía en
asfixiar económicamente a Gran Bretaña, necesitada de colocar
sus excedentes de producción en todos los mercados de consu-
mo posibles. El bloqueo continental fue establecido por dos de-
cretos emitidos por Napoleón: Decreto de Berlín (21 noviem-
bre de 1806) y Decreto de Milán (17 de diciembre de 1807).
La medida dispuesta por Napoleón no podía hacerse efectiva
en su totalidad ya que Portugal, histórica aliada de Inglate-
rra, no prestaba ninguna colaboración al respecto. Por el con-
trario, los productos ingleses continuaban ingresando a los
puertos portugueses y, desde allí, se distribuían por tierra al
resto del continente europeo.
Con el objetivo de invadir Portugal, Napoleón firmó con Espa-
ña el Tratado de Fontainebleau (27 de octubre de 1807),19 me-
diante el cual se selló una alianza entre Francia y España para

18 
Si bien es cierto que el bloqueo perjudicó a Inglaterra, a decir verdad, sus buques
mercantes y la poderosa Royal Navy lograron rápidamente ampliar sus mercados a
lugares muchos más distantes como India o China, por ejemplo.
19 
Lleva ese nombre toda vez que las negociaciones se llevaron a cabo en la ciudad de
Fontainebleau, distante unos 50 kilómetros al sureste de París.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 168


llevar adelante, de manera conjunta, el avance contra Portugal
y luego repartirse sus dominios. Conforme a lo dispuesto en
Fontainebleau, la Corona española autorizaba el paso por su
territorio de las tropas francesas que se desplazarían hasta el
objetivo fijado.20
La crisis de legitimidad en España se desencadenó durante
el reinado de Carlos IV (hijo de Carlos III), quien había ac-
cedido al trono de España tras la muerte de su padre el 14 de
diciembre de 1778. Durante su gobierno, España terminó de
perder su antiguo prestigio y pasó a ser tan solo una sombra
del gran imperio español de otros tiempos. Como ya lo hemos
señalado anteriormente, el reinado de Carlos IV fue objeto de
constantes críticas, no solo hacia él, sino que también hacia
la camarilla de favoritos, ministros y cortesanos que lo acom-
pañaban. Dentro de ellos merece una mención especial Ma-
nuel Godoy, ministro del rey, conocido como el “príncipe de
la paz” y señalado como el dueño absoluto por largo tiempo
de los destinos de España en el traumático tránsito a la con-
temporaneidad.21

20 
De acuerdo al art. 1 de la convención anexa al Tratado: “Un cuerpo de tropas impe-
riales francesas de veinticinco mil hombres de infantería y tres mil de caballería entrará
en España y marchará en derechura a Lisboa. Se reunirá a este cuerpo, otro de ocho mil
hombres de infantería y de tres mil de caballería de tropas españolas, con treinta piezas
de artillería”. (Se puede acceder al texto completo del Tratado en el Museo de las cons-
tituciones, UNAM, [en línea]. Disponible en: http://museodelasconstituciones.unam.
mx/1917/wp-content/uploads/1807/08/27-agosto-1807-Firma-del-Tratado-de-Fontai-
nebleau.pdf
21  Como señala Vilar, refiriéndose a Godoy “…fue sin duda una de las personalidades
más determinantes, y al propio tiempo enigmáticas y controvertidas, en la historia es-
pañola. Desde luego pocos de nuestros hombres de Estado han sido más vituperados y
objeto de persecución más sañuda y tenaz que el Príncipe de la Paz, el omnipotente mi-

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 169


Entretanto, el Ejército francés (al mando del General Junot)
entró en territorio español en su marcha hacia Portugal. Ante
la proximidad de las tropas aliadas, la Corte portuguesa se
embarcó en una escuadra británica rumbo a sus posesiones
en Brasil, dejando así el camino allanado para el ingreso a la
capital lusitana, la que fue inmediatamente ocupada por las
tropas invasoras. La Corte, luego de llegar a Salvador, se ins-
talará en Río de Janeiro hasta el año 1821.22
Pero una vez ocupada Portugal, las fuerzas napoleónicas con-
tinuaron ingresando a la península ibérica, instalándose en
territorio español. Rápidamente fue posible advertir cuales
eran las verdaderas intenciones del emperador de Francia.
Por si quedaban dudas, Napoleón hizo saber al rey Carlos IV
y a su ministro Godoy, que Portugal quedaría bajo el control
exclusivo de Francia, en una clara señal de incumplimiento de
lo pactado en el Tratado de Fontainebleau.

nistro de Carlos IV”. VILAR, Juan B. Manuel Godoy o la reivindicación de un ilustrado.


En: Anales de Historia Contemporánea. 2004, núm. 20. ISSN 0212-6559.
22
Junto con el príncipe regente, quien luego pasaría a ser Juan VI, viajaron a América
unas 15 000 personas pertenecientes a la alta jerarquía civil, religiosa y militar. La colo-
nia se transformó en metrópolis. En este sentido, reseña Calmon que “en vista de que
carecía de elementos bélicos suficientes, don Juan adoptó el sabio arbitrio de ordenar
un traslado general a Brasil. No se limitó a viajar con las principales figuras del Estado.
En esa extraordinaria transmigración se hizo acompañar por quince mil personas y por
todo el mobiliario que pudo transportar, desde los libros de la Ayuda (génesis de la Bi-
blioteca Nacional de Río de Janeiro) y los archivos de los ministerios, hasta sus tesoros,
la riqueza mueble de la aristocracia y del alto clero, todos los miembros de la familia
real, desembargadores, generales, burócratas y servidumbre. Y lo hizo muy a tiempo,
porque el 27 de noviembre de 1807, cuando la armada trasponía la barra, escoltada
por una flota inglesa, Junot entraba en Lisboa para apresar al gobierno de Portugal”.
CALMON, Pedro. Síntesis de la historia del Brasil hasta 1808. En: Historia de la Nación
Argentina. Desde los orígenes hasta la organización definitiva en 1862. 3ra edición.
Buenos Aires: El Ateneo Editorial, 1961, Vol. III, p. 105.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 170


Los hechos desencadenantes (1808)
Teniendo presente los sucesos que acabamos de reseñar, pasemos
entonces al análisis de los hechos que desencadenaron la crisis de
legitimidad en España y a su impacto en el Río de la Plata.
La política de sometimiento de Carlos IV hacia Napoleón,
junto al clima de corrupción generalizado de la corte, fueron
generando en muchos sectores de España una enconada opo-
sición al monarca, la que se agrupaba e identificaba con el
príncipe heredero al trono, don Fernando.
Con la excusa de la invasión a Portugal, Francia siguió ingre-
sando sus tropas a territorio español. Los numerosos contin-
gentes de soldados que el emperador francés enviaba a España
no hicieron más que confirmar su vocación de invadirla tam-
bién, al igual que Portugal. A ello se debe sumar el desconten-
to que provocaba en las poblaciones civiles los vejámenes y
atropellos de los ejércitos franceses frente a la pasividad de la
Corona española. Todo este cuadro de situación desembocó
en una revuelta popular en contra de la política “afrancesada”
llevada adelante por el rey y su ministro Godoy.
El 18 de marzo de 1808 se produjo el recordado Motín de
Aranjuez, donde manifestaciones populares tomaron el Pa-
lacio Real y fueron saqueadas sus instalaciones en un clima
de extrema tensión23. Producto de los acontecimientos de

Todo tipo de rumores corrieron por esos días en España, que los reyes (Carlos IV y su
23 

esposa María Luisa habían huido a sus dominios en América, tal como había ocurrido
con la corte portuguesa; que el príncipe heredero, don Fernando, podía ser asesinado,
que la entrega a los franceses era total, entre otros). Ampliar en CALVO MATURANA,
Antonio. Dios nos libre de más revoluciones: el Motín de Aranjuez y el Dos de Mayo

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 171


esa jornada, Carlos IV, carente de todo apoyo y sumido en el
desprestigio, debió abdicar el trono de España en favor de su
hijo Fernando (a quien sus seguidores comenzaron a llamar
“el Deseado”) que, a partir de ese momento, pasará a ser Fer-
nando VII.24
En toda España se celebró con algarabía la llegada al trono
del nuevo monarca. El pueblo, a partir del advenimiento de
Fernando, el Deseado; esperaba con marcadas expectativas el
fin de la presencia francesa en el territorio.25
A partir de ese momento, los acontecimientos se precipitaron.
Carlos IV le escribió a Napoleón para explicarle, o mejor di-
cho, para darle su versión, de todo lo ocurrido en Aranjuez.
Según contó en esa oportunidad, su hijo Fernando habría sido
el responsable de su abdicación forzada y su salida anticipada
del trono de España. En lo concreto, pedía el apoyo del empe-
rador francés para recuperar el trono arrancado por la fuerza.

vistos por la condesa viuda de Fernán Núñez. Pasado y Memoria. Revista de Historia
Contemporánea. 2011, núm. 10, pp. 163-193.
24
  En esos días, Carlos IV, su esposa María Luisa y el ministro Godoy se encontraban
en la residencia de verano que los reyes tenían en la villa de Aranjuez, ubicada a unos
50 kilómetros al sur de Madrid. En tiempos de Felipe II (1560), la Corona decidió
establecer allí un “real sitio” con la construcción de un Palacio a orillas del río Tajo. El
palacio y los jardines que lo rodean fueron declarados patrimonio de la humanidad por
la Unesco en el año 2001.
25
Refiriéndose a este momento señala Rosa: “El nuevo rey era muy popular, como lo
expresa elocuentemente su sobrenombre “el Deseado”. No debe verse solamente una
oposición a Godoy y los escándalos familiares de la corte; la verdad es que Fernando,
dejando sus defectos de carácter aparte, era muy español en sus gustos. Tenía pasión
por las corridas de toros, que un decreto de Godoy, inspirado en el racionalismo, había
abolido por contrarias a la agricultura y el comercio; su vestimenta y gustos eran espa-
ñoles; le repelía el afrancesamiento que tuvieron sus antecesores. Hubiera sido un gran
rey si a esa inclinación nacional de sus gustos, hubiese unido la hidalguía, generosidad
y coraje del carácter español”. ROSA, José María. Op. cit., p. 79.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 172


El emperador de Francia mandó a llamar a los dos monarcas
enfrentados. Padre e hijo fueron convocados por Napoleón a
Burgos, en el norte de la península ibérica, pero ante el temor
de nuevas irrupciones populares (como ocurrió en Aranjuez),
el encuentro se desplazó a la ciudad de Bayona, ya en territo-
rio francés.26
Los acontecimientos reseñados muestran claramente la crisis
del antiguo régimen y la descomposición política de los bor-
bones, situación que decidió a Napoleón hacer de España un
estado satélite de Francia.27
En los encuentros de Bayona, Napoleón pondrá fin a la disputa
de la familia real. Obligó tanto a Fernando como a Carlos a ab-
dicar el trono a favor de su persona para, acto seguido, coronar
a su hermano José Bonaparte como “José I”, nuevo rey de Espa-
ña. Entre tanto se dispuso el confinamiento de Carlos IV, su es-
posa María Luisa, Godoy y Fernando VII en territorio francés.
A estos hechos que rodearon las abdicaciones de los monar-
cas españoles se los conoce como “la farsa de Bayona”, ya que
Napoleón, montando una escena para atraer a una amable
reunión familiar, desplegó sus verdaderos propósitos de que-
darse con el trono español.

26
  Sin eufemismos, Eslava Galán nos señala que “Carlos IV y Fernando VII, padre e
hijo, bobo el uno y canalla el otro, entregaron España a Napoleón en 1808. Y Napoleón
traspasó la Corona española a su hermano José I (paradójicamente uno de los mejores
reyes que hemos tenido). ESLAVA GALAN, Juan. Sobre la batalla de Bailén. En: Alca-
zaba. 2014-2015, núm. 14-15, pp. 61- 71.
27 
Ver SÁNCHEZ SILVA, Daniel. Crisis de la monarquía española (1808-1814). In-
fluencia de Manuel Godoy. En: Tiempo y Espacio. 2014, núm. 61, pp. 413-422.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 173


Todas las decisiones tomadas en aquellas jornadas de Bayo-
na fueron plasmadas en un estatuto conocido como Cons-
titución o Carta de Bayona, que el propio Napoleón mandó
a redactar rápidamente por una junta de notables españoles
convocada al efecto el 6 de julio de 1808.28
La Constitución o Estatuto de Bayona organizó a España bajo
la forma institucional de una monarquía hereditaria, donde el
rey ocupaba el centro del poder político, con la obligación de
respetar ciertos derechos fundamentales contemplados en el
propio texto. Se suele sostener que debido al origen (fuera del
territorio español) y al irregular proceso de sanción (no fue
elaborada por los representantes de la nación) no puede ser
considerada como una verdadera Constitución.
José Bonaparte, el nuevo rey de España, suponía, con buen
criterio, que no sería nada sencillo gobernar en contra de la
voluntad del pueblo español, que, en su mayoría, se alzó en
defensa de su rey cautivo, Fernando VII.
José I gobernará con buen tino los dominios españoles entre
1808 y 1813, pero a la vez será uno de los monarcas más
28
Como advierte Fernández Sarasola, el “estatuto sólo tuvo una vigencia muy limitada,
puesto que las derrotas militares, especialmente la de Bailén, impidieron la vigencia
efectiva del texto. Por otra parte, el propio artículo 143 del texto expresaba que la Cons-
titución entraría en vigor gradualmente a través de decretos o edictos del Rey, de modo
que el texto requería para su eficacia de una intermediación normativa del Monarca
que no llegó a verificarse. (…) A pesar de su carácter autoritario, el Estatuto de Bayona
reconocía una serie de libertades dispersas por su articulado, entre las que destacan
la libertad de imprenta, la libertad personal, la igualdad (de fueros, contributiva y la
supresión de privilegios), la inviolabilidad del domicilio y la promoción funcionarial
conforme a los principios de mérito y capacidad”. FÉRNADEZ SARASOLA, Ignacio.
La Primera Constitución Española: El Estatuto de Bayona. En: Revista de Derecho:
División de Ciencias Jurídicas de la Universidad del Norte. 2006, núm. 26, pp. 89-109.
ISSN 0121-8697.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 174


odiados y calumniados en toda la historia. Lo llamarán des-
pectivamente el tuerto Pepe Botella.29
Ni bien se conocieron las abdicaciones de Bayona y el corona-
miento de un nuevo monarca de la dinastía Bonaparte, estalló
la reacción popular en Madrid. El alzamiento popular contra
el nuevo régimen se propagará con velocidad desde la capital
del reino a toda España. De esta forma comenzaba una pro-
longada y sangrienta lucha del pueblo español por su inde-
pendencia, muestra de coraje y sacrificios como pocas veces
vista, que se extendió hasta el año 1813.30
Al llegar los ejércitos franceses a Madrid, en marzo de 1808,
llevaron a cabo una terrible matanza contra el pueblo de la
capital del reino que se encontraba decididamente sublevado
contra los invasores.31

29
Al momento en que Napoleón decide coronar a su hermano mayor, José se encontra-
ba gobernando el reino de Nápoles. Rápidamente es llamado a que se dirija a Bayona,
donde el emperador de Francia lo aguardaba para ungirlo como nuevo rey de España.
La propaganda política implementada en contra de los Bonaparte se hizo sentir con
intensidad.
30
Ampliar en MARTÍNEZ RUIZ, Enrique. La Guerra de la Independencia Españo-
la: planteamiento nacional y repercusión internacional. En: Monte Buciero. Santander,
2008, núm. 13, pp. 17-43. ISNN 1138-9680.
31
Como fiel testimonio de aquella tremenda sangría nos ha quedado la obra del pintor
Francisco Goya titulada Los fusilamientos del 3 de mayo (o Los fusilamientos en la monta-
ña del Príncipe Pío), que actualmente se encuentra en exposición en una de las salas del
Museo del Prado (Madrid). Con la genialidad que lo caracterizaba, el pintor retrató en
su obra (óleo sobre lienzo) los horrores del inicio de la guerra de la independencia que él
mismo, en persona, contempló en aquella fatídica jornada en las calles de Madrid.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 175


La Junta Central de Sevilla
Luego de las abdicaciones de Bayona, en gran parte de Es-
paña se propagó y consolidó la siguiente idea: la renuncia de
Fernando VII al trono, y la posterior entrega de la Corona a
Napoleón, no podía ser tenida como válida.
En efecto, la abdicación a favor de los franceses fue considera-
da como un acto nulo, puesto que aquella había sido el resul-
tado de la coacción desplegada por una potencia extranjera.
En una palabra, para el pueblo español, Fernando "el deseado”,
continuaba siendo el rey legítimo de España, en tanto que Na-
poleón era un tirano y José I un monarca intruso a quien no se
le debía reconocer ninguna autoridad.
En honor a la verdad, Fernando VII, durante su confinamien-
to en Francia, lejos estuvo de ser un hombre comprometido
con su pueblo, el que se desangraba en lucha contra el invasor
invocando fidelidad hacia su persona. Se supo que una vez
alojado en las comodidades de un castillo en territorio fran-
cés, felicitó en reiteradas oportunidades al emperador Bona-
parte por las victorias que obtuvo contra los españoles.32 Fue
un rey “deseado” y “detestado”.33
Al calor de las rebeliones populares contra el invasor fran-
cés, comenzaron a crearse en cada ciudad de España Juntas de
32
  Ver BUSANICHE, José Luis. Historia Argentina. Buenos Aires: Alfaguara, 2005, p. 307.
33
  La mayoría de los historiadores españoles lo consideran como una figura ruinosa,
tirana y cambiante. Por Caso, La Parra señala que “…fue el peor de los monarcas de
las dinastías Habsburgo y Borbón. Fue tirano, solo miró en beneficio propio e impuso
sin miramientos su autoridad, exigiendo a todo el mundo suma fidelidad a su persona”.
LA PARRA, Emilio. Fernando VII. Un rey deseado y detestado. Barcelona: Tusquets
Editores, 2018.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 176


Gobierno con la finalidad de ejercer el poder que se encontra-
ba vacante por falta de un rey legítimo. Estas juntas manifes-
taron reasumir la soberanía y, en consecuencia, se declararon
independientes de la autoridad de José I radicado en Madrid.
Pues pasarían a gobernar en nombre de Fernando VII, por
entonces, como hemos visto, confinado en Francia.
Al poco tiempo se tornó necesario reconocer a una junta
superior o central con jurisdicción en todo el territorio. Así
fue que el 25 de septiembre de 1808 se estableció en Aran-
juez la Junta Central Suprema y Gubernativa de España e In-
dias compuesta por treinta y cinco miembros. Rápidamente
la Junta Central fue reconocida como máxima autoridad en
toda España y América.
Más tarde, en diciembre de 1808, ante el avance de las fuerzas
napoleónicas, la Junta Central debió trasladarse de Aranjuez
a la ciudad de Sevilla en el sur de la península ibérica. Allí
funcionará hasta enero de 1810, momento en que el adelan-
tamiento de los victoriosos ejércitos franceses, obligó a que la
misma sea disuelta para ser trasladada a Cádiz.

El Tratado Apodaca-Cannig (1809)


Ante la crítica situación que afrontaba España en 1808, Ingla-
terra (enemiga de Napoleón) no dudó en alinearse y ponerse
decididamente del lado de las Juntas de Gobierno, en contra
el emperador francés.
Además, hay que destacar que la invasión francesa había de-
jado a España en una muy difícil situación económica, pues

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 177


necesitaba recursos para poder enfrentar al enemigo y para
ello debió recurrir a Inglaterra para conseguirlos. Con ese ob-
jetivo, la Junta Central enviará a Londres a su embajador ante
el Reino Unido, Juan Ruíz de Apodaca, quien firmará con el
ministro de Relaciones Exteriores británico, George Cannig,
un tratado de paz, amistad y alianza el 14 de enero de 1809.
A través de lo pactado en el Tratado Apodaca-Cannig, Ingla-
terra ayudaría a la resistencia española con todos los recursos
necesarios para enfrentar a los ejércitos franceses (dinero, ar-
mas, municiones, buques, etc.). A cambio, España les otorgó a
los británicos facilidades comerciales, entre ellas, la apertura
de los puertos americanos a las producciones inglesas.34

3) Génesis de la Revolución. Causas. Sectores enfrentados.


Congreso General del 22 de mayo. Debate. Votación. Junta
del 24. El 25 de mayo

Para indagar acerca de las causas que generaron la Revolución


de Mayo, proponemos efectuar una mirada integral sobre el
tema. De esta forma podremos advertir la existencia de algu-
nas causas lejanas, profundas y, por ende, mediatas, y otras
inmediatas o desencadenantes.

34 
Tal como señala Rosa, a cambio de la independencia política, España entregaría su
independencia económica. ROSA, José María. Op. cit., p. 111.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 178


Causas indirectas o mediatas de la Revolución de Mayo
La Revolución de Mayo está afiliada a los movimientos
emancipadores del siglo XIX, por tal motivo se la considera
el resultado de una lenta transformación que venía gestán-
dose desde tiempo atrás. Todo ese proceso de descomposi-
ción y decadencia de la monarquía española y su régimen
colonial terminará desembocando en el movimiento revolu-
cionario de 1810. Repasemos en líneas generales algunas de
las causas indirectas del movimiento emancipador de mayo
en el Río de la Plata.

Influencias ideológicas de las revoluciones francesa y nor-


teamericana
Con estas dos grandes revoluciones de finales del siglo XVIII,
el principio de autoridad inicia su declinación. Los derechos
absolutos del hombre, nacidos bajo la tutela del liberalismo,
dan nueva fisonomía al campo político y filosófico.35
La Revolución francesa surgirá al amparo de las nuevas ideas,
sustentando la libertad del hombre frente a la estructura an-
terior, quebrantando el principio de autoridad de los absolu-
tismos reinantes y reclamando para el pueblo los atributos de
la soberanía.36

35
Lewin destaca, por ejemplo, la influencia del pensamiento de Rousseau en los movimien-
tos emancipadores de Hispanoamérica. Al referirse en especial al movimiento de mayo de
1810, señala que “…es sabido que la Argentina produjo el más caracterizado exégeta ameri-
cano de las doctrinas de Rousseau. Me refiero a Mariano Moreno”. LEWIN, Boleslao. Rous-
seau en la independencia de Latinoamérica. Buenos Aires: Depalma, 1980, p.15.
36 
Ver LÓPEZ ROSAS, José Rafael. Historia Constitucional. Buenos Aires: Astrea, 1984, p. 68.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 179


Por su parte, los principios de la Revolución norteamerica-
na de 1776 y el constitucionalismo liberal que acompañó el
nacimiento de los Estados Unidos, fueron tomados como
ejemplos en gran parte del continente.

Levantamientos y manifestaciones en contra del régimen


colonial
También se suelen mencionar como causas indirectas de la
Revolución de Mayo las primeras manifestaciones que se alza-
ron contra las autoridades reales durante el período colonial.
En efecto, a lo largo de todos esos años hubo levantamientos
indígenas, asonadas y puebladas en todo el continente.
Como idea general, podemos afirmar que la mayoría de los
alzamientos indígenas que se originaron durante la época co-
lonial encontraron fundamento en los tratos crueles y las pe-
sadas cargas tributarias que les eran impuestas a los aboríge-
nes. Es decir, no tuvieron realmente un sentido de soberanía
o independencia.
Merece destacarse como movimiento libertario y precursor
de soberanía, la rebelión encabezada por Tupac Amaru en la
zona de Cusco, Perú, hacia 1780.37 Los sometimientos y abu-
Garmendia Lorena, al referirse al tema, señala que “El levantamiento de José Gabriel
37 

Condorcanqui Noguera, Marqués de Oropesa, que tomó el nombre de Túpac Amaru II,
se desarrolló de 1870 a 1871, constituyó el levantamiento indígena más extenso surgido
contra todos los abusos como las alcabalas, tributos indígenas, las mitas mineras, la
esclavitud, en el que se abogaba por primera vez la independencia política, económica y
social de todas las Américas. Sofocada por el ejército realista culminó con su ejecución
en la plaza mayor del Cusco, junto a su esposa la valerosa Micaela Bastidas y sus hijos,
en la forma más cruel”. GARMENDIA LORENA, Fausto. Contribución al conocimien-
to de la historia de la violencia en el Perú. En: Anales de la Facultad de Medicina. 2016,

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 180


sos sufridos por el pueblo indígena de la región motivaron
una insurrección generalizada que, luego de acusar al régi-
men colonial español, proclamará a su jefe como el nuevo
“Rey Inca”. El alzamiento fue salvajemente aplastado por las
autoridades de Lima y su responsable será brutalmente ejecu-
tado como forma de imponer una sanción ejemplificadora. Se
intentó así desalentar nuevos alzamientos en el futuro. Pero la
semilla de la libertad ya se había sembrado en el surco fértil de
Hispanoamérica y, tarde o temprano, daría sus frutos.
Existieron otras rebeliones en los años finales del virreina-
to del Río de la Plata que, no obstante haber sido aplastadas
por las autoridades, presagiaban los tiempos por venir, tales
fueron: la Revolución de los comuneros del Paraguay (1721 a
1735); el alzamiento de Chuquisaca (1809) y el levantamiento
de La Paz (1809).

Las invasiones inglesas al Río de la Plata (1806-1807)


Las expediciones militares desplegadas por el Imperio britá-
nico en contra del virreinato del Río de la Plata a principios
del siglo XIX, se las puede considerar como otra de las causas
indirectas o mediatas de la Revolución de mayo de 1810. Las
mismas ya fueron analizadas detenidamente con anteriori-
dad, pero lo que ahora importa destacar es que el pueblo de
Buenos Aires, en su heroica resistencia contra el invasor, de-
mostró que podía defenderse y tomar decisiones sin la ayuda

Vol. 77, núm. 1, pp. 45-50. http://dx.doi.org/10.15381/anales.v77i1.11552

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 181


ni la intervención de la metrópolis. Recordemos que hasta el
propio virrey (el marqués de Sobremonte) se había retirado
de la ciudad. Un Cabildo Abierto repudió esa actitud y desig-
nó como jefe de las fuerzas militares a don Santiago de Liniers
en 1806 ante la ausencia de la autoridad virreinal.

Decadencia de la monarquía española a principios del


siglo XIX
Como ya lo hemos señalado anteriormente, el reinado de
Carlos IV (1778-1808) llevó al desprestigio y a la decadencia
de España, en especial en los últimos años de su gobierno.
A esa situación de crisis interna, se le deben sumar las gue-
rras que España comenzó a librar contra Inglaterra, las que
afectaron el tráfico normal entre la metrópolis y las colonias
americanas. Si a ello le agregamos la invasión napoleónica a
la península ibérica a partir de 1807, el confinamiento de Fer-
nando VII en Francia y la imposición de un nuevo monarca
repudiado por la mayoría del pueblo español; se comprende-
rá por qué para la época de la Revolución de Mayo de 1810,
los vínculos entre España y sus dominios en América estaban
virtualmente cortados. Como bien se ha señalado, este aban-
dono de sus posesiones condujo a un aislamiento precursor
de los movimientos emancipadores.38

ZORRAQUÍN BECÚ, Ricardo. La Organización Política en el Período Hispano. Bue-


38 

nos Aires: Editorial Perrot, 1981, p. 304.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 182


Causas directas o inmediatas de la Revolución de Mayo
Las causas directas de la Revolución de Mayo de 1810 las en-
contramos, sin dudas, en los hechos ocurridos en España du-
rante la invasión de los ejércitos franceses y la grave crisis ins-
titucional que significó la abdicación de sus monarcas a favor
de Napoleón Bonaparte (primeramente Carlos IV y luego su
hijo Fernando VII). La coronación de José I y la ausencia de
un monarca legítimo hicieron surgir lo que se conoció como
el movimiento juntista.
Las juntas de gobierno local, que ejercerán el poder en nom-
bre de Fernando VII, comenzaron a reconocer la autoridad
de una Junta Superior o Central. Mientras duró la resistencia
contra el invasor, la Junta Central radicada en Sevilla ejerció
la autoridad soberana en todo el territorio español y sus res-
pectivas colonias.
Los enfrentamientos contra la invasión francesa se mantuvie-
ron durante todo 1809. Pese a la resistencia heroica y alguna
victoria parcial de la rebelión española,39 resulta cierto que
Francia tenía prácticamente todo el territorio bajo su dominio.
Los acontecimientos ocurridos en Europa, como era de su-
ponerse, generaban todo tipo de especulaciones en el Río de
la Plata en la medida en que llegaban noticias sobre los su-
cesos en España. Pero la situación comenzó a definirse des-
de los primeros días de 1810, cuando empezaron a llegar las

  Como lo fue la recordada batalla de Bailén, librada el 19 de julio de 1808, don-


39

de las fuerzas españolas se impusieron a los ejércitos del General Dupont.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 183


novedades sobre los últimos acontecimientos sucedidos en la
“madre patria”. Algunos periódicos, traídos en buques ingle-
ses procedentes de Europa, daban cuenta de los desastres en
España: los ejércitos de Napoleón habían logrado avanzar ha-
cia el sur, obteniendo a su paso resonantes victorias (Ocaña,
Gerona, Córdoba) hasta llegar y tomar Sevilla.
La Junta Central, autoridad soberana en ausencia del rey, cayó
ante el avance del enemigo. Algunos de sus miembros logra-
ron llegar a la Isla de León, junto a Cádiz, buscando la protec-
ción de las escuadras inglesas. Días más tarde se formará un
Consejo de Regencia.40 España parecía perdida.
La llegada de la noticia a Buenos Aires, informando la caída
de la Junta Central de Sevilla, generó alarma, especulaciones
de todo tipo, reuniones de diferentes sectores y, en general, un
clima de incertidumbre en la población.
En un primer momento se intentó mantener en reserva la
noticia de lo ocurrido en España y así procurar calma hasta
tener mayores precisiones, pero la novedad trascendió en el
vecindario y los ánimos comenzaron a exaltarse.
Ya para los días previos a la Revolución de Mayo se podía
advertir la existencia de tres grupos enfrentados: el Partido

40 
Al disolverse la Junta Central el 29 de enero de 1810, delegará sus poderes en un
Consejo de Regencia sin tener facultades para ello. Como señala Tau Anzoátegui, “la
regencia, integrada por cinco miembros, fue discutida por su origen y por su escasa
representatividad, pero en general se la aceptó, debido a la delicada situación impe-
rante, como único órgano gubernamental hasta la reunión en ese mismo año de las
Cortes en la Isla de León”. TAU ANZOÁTEGUI, Víctor y MARTIRÉ, Eduardo. Manual
de Historia de las Instituciones Argentinas. Buenos Aires: Ediciones Cathedra Jurídica,
2012, p. 286.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 184


Patriota, el Conciliador y el Metropolitano. Según lo señala
Galletti, el Partido Conciliador creía en un gobierno surgido
mediante la elección por los cabildos, con carácter transitorio y
sin dejar de pertenecer a la Corona española; el Partido Metro-
politano buscaba la continuidad de la administración española
con el virrey y la Audiencia a la cabeza y los patriotas impulsa-
ban romper los vínculos definitivamente con la madre patria.41
Antes de pasar al desarrollo de los debates y la votación del
Cabildo Abierto del 22 de mayo de 1810, conviene señalar que
en los meses previos a la Revolución se produjo la apertura
del puerto de Buenos Aires al comercio extranjero. En verdad,
luego del Tratado Apodaca-Cannig (14 de enero de 1809),
por medio del cual se le otorgaban a Inglaterra “facilidades”
comerciales, varios buques arribaron a Buenos Aires solici-
tando al virrey Cisneros autorización para desembarcar sus
mercaderías. El Virrey, necesitado de los ingresos económicos
que generaría el cobro de los derechos de importación de las
mercaderías inglesas, elevó el pedido en consulta al Cabildo
y al consulado de Buenos Aires. En esas contestaciones se ex-
ponen las ideas de los hombres de aquella época en relación a
continuar con el monopolio o abrirse al libre comercio.
En el marco de aquellas actuaciones se presentó el apoderado
del consulado de Cádiz, Don Miguel Fernández de Agüero,
quien se manifestó en abierta oposición al pedido formulado

41
GALLETTI, Alfredo. Historia Constitucional Argentina. La Plata: Librería Editora
Platense, 1987, p. 196.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 185


al virrey. Según sostuvo, de acceder a la petición y permitir
el libre comercio, se destruirían las producciones locales y el
mercado quedaría en manos extranjeras, las que en definitiva
fijarían los precios, aún de los productos locales.
Más tarde fue presentada en aquel expediente la “Represen-
tación de los labradores y hacendados de la Banda Oriental y
Occidental del Río de la Plata”, más conocida en nuestra his-
toria como la Representación de los Hacendados. Si bien el
documento llevaba la firma del apoderado de los recurrentes,
la autoría intelectual correspondía al joven abogado Mariano
Moreno. En la representación de los hacendados se hace un
firme alegato por la libertad de comercio.
Finalmente, el 6 de noviembre de 1809, luego de recibir los
dictámenes favorables del Cabildo y el Consulado, el virrey
Cisneros dictó el decreto de libre comercio por el cual se ad-
mitía en el puerto de Buenos Aires cualquier buque amigo o
neutral con cargamentos procedente de puertos extranjeros.42

Congreso General o Cabildo Abierto del 22 de mayo. Debates


y votación
Llegada la noticia de la caída de la Junta Central de Sevilla, un
grupo de vecinos, con el apoyo militar necesario, exigieron al
entonces virrey Cisneros la celebración de un Cabildo Abier-
to con la finalidad de analizar la comprometida situación y
adoptar las medidas que fuesen necesarias.
42
  Como bien lo indica Tau Anzoátegui, la licencia fue otorgada más allá del pedido
originario y abarcó no solo los buques ingleses, sino los de toda otra nación amiga
o neutral. TAU ANZOÁTEGUI, Víctor y MARTIRÉ, Eduardo. Op. cit., p. 185.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 186


A mediados de julio de 1809 la Junta Central había designado en
el cargo de virrey del Río de La Plata a don Baltazar Hidalgo de
Cisneros, un general de destacada carrera militar en España.43
La autoridad que había designado a Cisneros y de quien él de-
pendía (la Junta Central) ya no existía. ¿Qué decisión debería
tomarse con respecto a la permanencia en su cargo? Como ve-
remos seguidamente, será el último virrey del Río de La Plata.44
Cisneros, presionado por grupos radicalizados, terminó au-
torizando la reunión a un Cabildo Abierto en la ciudad de
Buenos Aires.45 Ello, con la expectativa de ser mantenido en
su puesto y, de esa forma, consolidarse en el ejercicio del po-
der en momentos tan tumultuosos.
Una vez concedida la autorización, se fijó la celebración del
Cabildo Abierto para el día 22 de mayo en horas de la ma-
ñana. En consecuencia, fueron distribuidas 450 invitaciones
entre los vecinos más prominentes de la ciudad, de los cuales
43
Se lo recuerda por su destacada actuación en la batalla de Trafalgar contra los in-
gleses, en 1805. En aquella oportunidad se encontraba a bordo de la nave insignia de
la escuadra española, la Santísima Trinidad donde resultó gravemente herido y con la
secuela de una discapacidad auditiva permanente. Lo llamaban el Sordo de Trafalgar”
44 
Fue el último con poder efectivo en todo el virreinato, ya que Francisco Javier de
Elío, nombrado por el Consejo de Regencia en 1810, ejercerá sus funciones de virrey
solo por unos meses y limitado al territorio de la Banda Oriental.
45
De ser cierto lo manifestado por Beruti en sus memorias, el virrey Cisneros al verse
presionado optó por autorizar el cabildo abierto, pero pidió que, de ser destituido, se le
siga pagando el sueldo, vaya ideales tan nobles el del último virrey en el Plata. Cuenta
Beruti refiriéndose a Cisneros: “…a Saavedra y demás comandantes suplicó lo mirasen
como era debido, considerando tenía familia, y por lo mismo le señalasen un sueldo
para poderse sostener retirado con su mujer e hijos, en caso de no dársele mando algu-
no; a cuya súplica se le dijo que no tuviera cuidado que se le señalaría su correspondien-
te renta para que se pudiera mantener con su familia con la decencia que su persona
y carácter merecía en caso de no ocupársele: con lo que quedó conforme y allanado”.
BERUTTI, Juan Manuel. Memorias Curiosas. En SENADO DE LA NACIÓN. Bibliote-
ca de Mayo. Buenos Aires: Senado de la Nación, 1960. tomo IV, p. 3760.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 187


se calcula que participaron de los debates unos 250 del total
de invitados.
Aquella histórica jornada del 22 de mayo de 1810 se inició
con la lectura de un discurso inaugural mediante el cual se
sugería a los asistentes adoptar posturas moderadas, evitando
toda “innovación y mudanza, pues generalmente son peligro-
sas y expuestas a división”.46
Los debates de aquel Cabildo Abierto del 22 de mayo fue-
ron extensos y por momentos confusos. No ha quedado de
aquellos una versión fidedigna ya que las actas capitulares
no hacen referencia expresa de los oradores ni de los argu-
mentos expuestos.
Por testimonios de los distintos asistentes, se ha podido re-
construir la existencia, en líneas generales, de dos posturas
enfrentadas. Los que buscaban la continuidad del virrey en
su cargo (postura conservadora) y aquellos que procuraban

46
“¡Fiel y generoso pueblo de Buenos Aires! Las últimas noticias de los desgraciados
sucesos de nuestra metrópolis comunicadas al público de orden de este Superior Go-
bierno, han contristado sobre manera vuestro ánimo, y os han hecho dudar de vuestra
situación actual y de vuestra suerte futura. Agitados de un conjunto de ideas, que os
han sugerido vuestra lealtad y patriotismo, habéis esperado con ansia del momento
de combinarlas, para evitar toda división; y vuestros representantes, que velan cons-
tantemente sobre vuestra prosperidad y que desean con el mayor ardor conservar el
orden y la integridad de estos dominios, bajo la dominación del Sr. D. Fernando VII,
han obtenido del Exmo. Sr. virrey permiso franco para reuniros en un Congreso. Ya
estáis congregados: hablad con toda libertad, pero con la dignidad propia, haciendo ver
que erais un pueblo sabio, noble, dócil y generoso. Vuestro principal objeto debe ser
precaver toda división, radicar la confianza entre el súbdito y el magistrado, afianzar
vuestra unión recíproca y la de todas las demás provincias, y dejar expedita vuestras
relaciones con los virreinatos del continente. Evitad toda innovación y mudanza, pues
generalmente son peligrosas y expuestas a división”. Ver en Acta y votación del Cabildo
Abierto del 22 de mayo de 1810, Archivo Histórico. Disponible en: https://cdn.educ.ar/
repositorio/Download/file?file_id=ffc941b6-5bc0-48b2-b62d-53d65373f0d9

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 188


un cambio de situación, removiendo a Cisneros de su puesto
(postura renovadora). Resumiremos esas distintas posicio-
nes analizando los discursos más sobresalientes del Cabildo
Abierto del 22 de mayo de 1810.

Opinión del Obispo Lué (postura conservadora)


Benito Lué y Riega era el obispo de Buenos Aires desde 1803.
Su discurso en el Cabildo Abierto del 22 de mayo se ubica
claramente en una posición conservadora. Llamó a los asis-
tentes a mantener el orden y a no generar cambio alguno, en
consecuencia, sostuvo que nada había que decidir sobre la
continuidad del virrey.
El obispo fue categórico en sus afirmaciones: “Mientras existie-
se en España un pedazo de tierra mandado por españoles, ese
pedazo de tierra debería mandar a las Américas, y que mien-
tras existiese un solo español en las Américas, ese español debía
mandar a los americanos (…) y que solo el mando podía venir
a manos de los hijos del país cuando ya no hubiese quedado un
solo español en él”.47
Cuando un grupo de patriotas quisieron contradecir al religio-
so, el obispo Lué se limitó a señalar que él no estaba allí para de-
batir, sino que lo habían convocado para expresar su opinión. 48

47 
Ver LÓPEZ ROSAS, José Rafael. Op. cit., p. 100.
48
Durante los primeros años de la revolución el obispo Lué fue objeto de hostigamien-
tos y persecuciones por sus enemigos adictos al movimiento revolucionario. Será des-
terrado al pueblo de San Fernando, lugar donde morirá en 1812, se supone de manera
no natural.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 189


Discurso de Castelli (postura renovadora)
El doctor Juan José Castelli, recordado por sus capacidades de
oratoria (razón por la cual se lo suele llamar la “voz de la Re-
volución”), fue uno de los espíritus más inquietos en los días
previos al Cabildo Abierto y uno de sus grandes impulsores.
Castelli fue quien tomó la palabra para rebatir la opinión
conservadora del obispo de Buenos Aires. En su discurso de-
sarrolló entre sus argumentos la doctrina de la “retroversión
de la soberanía al pueblo”. Así, sostuvo que, ante la caída de
la autoridad en España, las Indias tenían el derecho de velar
por su seguridad. Pues ante la falta de autoridad soberana, el
poder debía volver al pueblo, quien detentaba la potestad y el
libre ejercicio de instalar un nuevo gobierno.49

Palabras del fiscal Villota (opinión conservadora)


Dentro de la opinión conservadora ubicamos el discurso del
fiscal de la Real Audiencia, el doctor Manuel Genaro Villota,
quien salió a oponerse a la postura desarrollada por Castelli.
Villota era un hombre de leyes, un alto funcionario judicial con
una extensa trayectoria y muy respetado por sus conocimien-
tos jurídicos. Formaba parte del aparato burocrático virreinal,
de allí que se comprenda su postura conservadora y de apoyo a
la continuidad del virrey Cisneros en sus funciones.
49 
Las palabras de Castelli se basaban en las teorías contractualistas, desarrolladas en sus
orígenes por el padre jesuita Francisco Suárez, autor de una teoría según la cual el poder
provine de Dios, pero no llega de forma directa al gobernante, ya que entre ambos se
encuentra la comunidad como sujeto primario del poder. Luego el pueblo, a través de
una especie de contrato de sujeción, lo delega al gobernante. El poder podría revertir al
pueblo en dos situaciones: en caso de acefalía o cuando el gobernante deviene en tirano.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 190


El hábil fiscal Villota, al hacer uso de la palabra, comenzó por
manifestar su acuerdo con lo expresado por Castelli. Pues se-
ñaló que el virreinato tenía el derecho de velar por su seguri-
dad y tomar las decisiones que considere más convenientes
frente a la caducidad de la autoridad legítima en España. Pero
señaló de manera enfática que esas decisiones no podían ser
tomadas solo por los vecinos de Buenos Aires. Advirtió a los
presentes que la continuidad o no del virrey no era asunto
que debía decidirse de manera unilateral por el cabildo de esa
ciudad. Por lo tanto, sostendrá la necesidad de convocar a un
Congreso General donde estén representados todos los pue-
blos del interior del virreinato.
La inteligente intervención de Villota desbarataba los planes de
los patriotas. De esa forma no se hacía más que ganar tiempo,
para así dilatar cualquier medida drástica. Entre tanto, se podría
pensar con más calma en preparar una “contrarrevolución” con
el apoyo de los sectores más conservadores del interior.
La contundencia del discurso de Villota hizo pensar que nada
más había para decir y que, por lo tanto, todo había termina-
do aquel día.

Palabras de Paso (postura renovadora)


Luego del discurso de Villota todo pareció concluido para
los patriotas que concurrieron al Cabildo Abierto con la
clara intención de destituir al virrey Cisneros. En esas cir-
cunstancias tomó la palabra el doctor Juan José Paso, un

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 191


destacado abogado de la ciudad, doctorado en Leyes de la
Universidad de Córdoba y reconocido por su destacada ac-
tividad como letrado.
Paso comenzó aceptando la tesis de Villota, puesto que los
vecinos de Buenos Aires no eran todo el virreinato y, por
lo tanto, carecían de legitimidad para resolver una cuestión
de interés general. Pero allí fue que, en una hábil maniobra,
introdujo a la discusión una teoría del derecho privado que
pondría fin a los debates.
Se trataba de la teoría de “gestión de negocios ajenos”. La mis-
ma es aplicable cuando alguien, de manera voluntaria, asume
los negocios o asuntos de otra persona ausente sin tener una
autorización expresa por considerar que existen razones ex-
traordinarias para hacerlo. Así, en caso de peligro o urgencia,
y estando ausente el interesado, cualquiera puede (máxime si
es un amigo o familiar) atender los asuntos con la obligación
de rendir cuentas con posterioridad. De esta forma, el sujeto
que actúa sin mandato expreso lleva adelante acciones y de-
cisiones hasta que el ausente pueda encargarse de su asunto.
Según Paso, la caída de España era una situación extraordi-
naria, grave y urgente que no admitía demoras. Explicó que
por analogía podían aplicarse las disposiciones de la gestión
de negocios ajenos del derecho civil. Por lo tanto, debía ad-
mitirse que Buenos Aires como capital del virreinato, como
“hermana mayor en ausencia de las menores” se arrogara la
representación de las ciudades del interior y pudiese decidir

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 192


por ellas en esas apremiantes circunstancias. Sostuvo que más
tarde un Congreso General con amplia representación de
todo el virreinato podría aprobar o desechar lo actuado por
el Cabildo porteño.
Un aplauso cerrado siguió al discurso del doctor Paso, la con-
tundencia de sus palabras no pudo ser replicada y así, final-
mente, se pasó a la votación de los presentes.
Una última moción de los conservadores para que se votara
en secreto fue rechazada, por lo tanto, el voto fue nominal,
a viva voz y fundado. La fórmula puesta a consideración del
Cabildo fue muy concreta: si debía o no continuar el virrey
en funciones y, en su caso, quien lo reemplazaría.50 El pro-
cedimiento fue largo, cada uno de los votantes se acercaba al
escribano y emitía su voto en voz alta. Al final de la jornada,
la que se extendió hasta la medianoche, quedó decidido por
mayoría que el virrey Cisneros no continuaría en su cargo, y
que su autoridad sería ejercida por el Cabildo hasta la crea-
ción de una Junta, la que debería formar el mismo Cabildo de
la manera que estimara más conveniente.

50
  Según el acta capitular la fórmula fue la siguiente: “Si se ha de subrogar otra autori-
dad a la superior que obtiene el Exmo. Sr. Virrey, dependiente de la soberana; que se
ejerza ilegítimamente a nombre del Sr. D. Fernando VII, ¿y en quién?” habiendo sido
generalmente aprobada, se resolvió por los Señores del Exmo. Ayuntamiento que los
Señores Vocales entrasen a la Sala de acuerdos a poner su voto cada uno de por sí; y
que rubricándolo solamente, por simplificar el acto en lo posible, lo publicase después
el escribano. Acta y votación del Cabildo Abierto del 22 de mayo de 1810. Archivo His-
tórico. Disponible en: https://cdn.educ.ar/repositorio/Download/file?file_id=ffc941b6-
5bc0-48b2-b62d-53d65373f0d9

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 193


La Junta del día 24 de mayo (continuidad del virrey)
La votación en el Congreso General o Cabildo Abierto del
22 de mayo fue clara y no admitía dudas. El virrey cesaba
en sus funciones y el Cabildo debía constituir una Junta que
habría de reemplazarlo en el cargo. Pero, sorpresivamente,
el día 24 reapareció el ex virrey depuesto como presiden-
te de una nueva Junta Gubernativa, acompañado de cuatro
vocales (dos criollos: Saavedra y Castelli; y dos españoles:
Inchaúrregui y Solá).
La junta presidida por Cisneros causó una pésima impresión
puesto que, en una clara maniobra contrarrevolucionaria, in-
cumplía lo decidido por el pueblo dos días antes. A ello se
debe sumar que el virrey destituido, ahora en su nuevo rol de
presidente de la Junta de Gobierno, mantenía el tratamiento,
el sueldo, los honores y lo más importante, el mando efectivo
de las tropas.
La indignación popular que causó la creación de esta Junta
llevó a una crisis de tal magnitud que ese mismo día fue di-
suelta y dejada sin efecto. Se exigió la creación de una nueva
junta y el Cabildo se vio obligado a ceder ante la agitación del
vecindario y la presión de los jefes militares.51
Al día siguiente, 25 de mayo de 1810, el Cabildo se reunió
ante una multitud agolpada frente a sus puertas y procedió a
proclamar la nueva Junta Gubernativa bajo la presidencia de
Cornelio Saavedra. Nacía así el primer gobierno patrio.

51
  Ver PALACIO, Ernesto. Op. cit., p. 179.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 194


4) Primera Junta de Gobierno. Circulares a las Provincias.
Sectores enfrentados. El Plan de Operaciones de Moreno.
Legislación más importante

La mañana del 25 de mayo de 1810 se presentó ante el Cabildo


un petitorio firmado por un “considerable número de vecinos,
los comandantes y varios oficiales de los cuerpos voluntarios de
esta capital, por sí y a nombre del pueblo”.52 A través de aquel,
se solicitaba tener por nula la Junta creada el día 24, como así
también, proceder a constituir una nueva Junta de Gobierno.
De esta forma se creaba la ilustre Primera Junta de Gobier-
no bajo la presidencia de Cornelio Saavedra,53 quien sería
acompañado por seis vocales: Juan José Castelli (abogado);
Manuel Belgrano (abogado); Miguel de Azcuénaga (militar);
Domingo Matheu (comerciante); Juan Larrea (comerciante)
y Manuel Alberti (sacerdote). Como secretarios asumieron
Juan José Paso y Mariano Moreno (ambos abogados). Todos
ellos juraron “desempeñar legalmente el cargo, conservar
íntegra esta parte de América a nuestro augusto soberano,
52 
Ver Reproducción del Acta del Cabildo del 25 de mayo de 1810 en Actas Capitulares
desde el 21 hasta el 25 de Mayo de 1810. Primera edición. Buenos Aires: Imprentas del
Estado, 1836. Disponible en: http://www.cervantesvirtual.com/
53 
La primera autoridad patria con el título de presidente (nos referimos a la presidencia
de la Primera Junta) fue un hombre nacido en territorio de la actual República de
Bolivia. En efecto, Saavedra, como él mismo lo cuenta en sus memorias, provenía del
Alto Perú: “…desde el año 1767 en que fui trasladado a Buenos Aires de la Villa impe-
rial de Potosí, en que residía mi finado padre Don Santiago Saavedra, he permaneci-
do en dicha ciudad”. SAAVEDRA, Cornelio. Memoria Autógrafa. Buenos Aires, 1º de
enero de 1829. En: Biblioteca de Mayo. Colección de obras y documentos para la historia
argentina. Buenos Aires: Senado de la Nación, 1960, tomo II, p. 1025.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 195


el Sr. D. Fernando VII y sus legítimos sucesores, y guardar
puntualmente las leyes del reino”. Según cuentan las cróni-
cas de la época, el flamante presidente de la Junta, en una
actitud que luego se repetirá a lo largo de la historia, en
nuestro país, salió al balcón del cabildo a saludar al pueblo
reunido en la plaza aquella histórica mañana.54
El acta capitular del día 25 de mayo contiene disposiciones re-
feridas a las atribuciones de la Junta Provisional Gubernativa
de la capital del Río de la Plata (tal su verdadero nombre).55
En líneas generales se estableció que:
a) La Junta tendría carácter provisional (hasta tanto se reunie-
ra la Junta General del virreinato).
b) Sus miembros se limitarían a gobernar en nombre de Fer-
nando VII, conservar la integridad de los dominios y cumplir
las leyes del reino.
c) Pasaba a ser depositaria de la autoridad superior del virreinato
d) La propia Junta designaría a sus miembros en caso de vacan-
cia por renuncia, muerte, ausencia, enfermedad o remoción.
e) Debería preservar el orden, la tranquilidad pública y velar
por la seguridad de todos los vecinos.
f) No podría ejercer funciones judiciales.
g) Sería enviada una expedición de 500 hombres para auxiliar
a las provincias del interior.

54
“Luego que juraron sus empleos los vocales de la Junta: salió al balcón del cabildo el
presidente Saavedra, arengó al pueblo a la fidelidad, paz y armonía, y lo remató el grito
del pueblo viva la junta…” BERUTI, Juan Manuel. Op. cit., p.3763.
55
 Se puede acceder al texto completo del acta en http://sedici.unlp.edu.ar/hand-
le/10915/21485

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 196


h) Debería despachar circulares al interior para que los cabil-
dos convocaran a la parte más sana y principal del vecindario,
y así elegir representantes que habrían de reunirse a la bre-
vedad en la capital para establecer la forma de gobierno más
conveniente.

Circulares a las provincias (27 de mayo)


El primer acto llevado a cabo por la Junta Provisional Guber-
nativa (Primera Junta) el 27 de mayo de 1810, fue anoticiar a
las ciudades y pueblos del interior del virreinato del Río de la
Plata sobre los acontecimientos ocurridos en Buenos Aires.
Fue así que a través de una circular,56 emitida y despachada
por la propia Junta, se daba a conocer a las autoridades del in-
terior sobre la destitución del virrey, la instalación del nuevo
gobierno provisorio y el propósito de mantenerse al margen
de lo que estaba ocurriendo en España.
Mediante las circulares enviadas a las provincias, se solicitaba a
estas el envío de diputados a Buenos Aires para que, a medida
que fueran llegando, se incorporaran a la Junta de Gobierno.57

56 
Una circular es un tipo de documento formal utilizado por alguna autoridad para dar
a conocer una información.
57 
Según lo dispuesto en la circular del día 27 de mayo: “… los Diputados han de irse
incorporando en esta Junta conforme y por el orden de su llegada a la capital, para que
así se hagan de la parte de confianza pública que conviene al mejor servicio del Rey y
gobierno de los pueblos; imponiéndose, con cuanta anticipación conviene a la forma-
ción de la general, de los graves asuntos que tocan al gobierno. Por lo mismo, se habrá
de acelerar el envío de Diputados; entendiendo deber ser uno por cada ciudad o villa
de las Provincias”. Actas Capitulares desde el 21 hasta el 25 de mayo de 1810. Primera
edición. Buenos Aires: Imprentas del Estado, 1836. Se puede acceder a la versión digital
en http://www.cervantesvirtual.com

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 197


Resulta claro advertir que la Junta necesitaba legitimar su au-
toridad a través del consentimiento y la aceptación del resto
del virreinato, pues la misma había surgido de una decisión
puramente local o municipal.

Los primeros movimientos contrarrevolucionarios


La caída del aparato administrativo y burocrático virreinal,
como era de suponerse, no podía efectuarse sin ningún tipo de
resistencia. El virrey destituido, los miembros de la Audiencia y
todo un grupo de funcionarios vinculados a ellos, aguardaban
el apoyo de los gobiernos del interior, a quienes no dudaron
en enviar emisarios secretos en busca de alianzas. A los pocos
días comenzaron a surgir los primeros focos contrarrevolucio-
narios. Así, Córdoba, Montevideo y Paraguay hicieron saber su
rechazo a la constitución de la Junta de Gobierno porteña y su
acatamiento al Consejo de Regencia surgido en España.
Las circunstancias obligaron a los miembros de la Junta a
actuar con rapidez y energía. Se resolvió el envío de una ex-
pedición militar de 500 hombres a las provincias del interior
con el objeto de “auxiliarlas”, de allí que haciendo gala de un
verdadero eufemismo, se la llamó Expedición Auxiliadora,
cuando en realidad el objetivo no fue otro que imponer el
reconocimiento de la Junta y su aceptación por parte de los
pueblos del interior.58

58 
El lector interesado en la expedición de auxilio a las provincias interiores entre 1810
y 1812 podrá ampliar sobre el tema en BIDONDO, Emilio. La Expedición de Auxilio
a las Provincias Interiores (1810-1812). Buenos Aires: Círculo Militar, vol. 728, 1987.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 198


Sectores enfrentados: Saavedra-Moreno
Desde las primeras jornadas que rodearon la instalación de
la Primera Junta se destacaron dos figuras sobresalientes y
opuestas en su seno: Cornelio Saavedra y Mariano Moreno.
Cornelio Judas Tadeo Saavedra era militar, se desempeñaba
como jefe del Regimiento de Patricios, criollo, nacido en Po-
tosí, Alto Perú (hoy República de Bolivia). Para mayo de 1810
tenía cincuenta años, edad que para la época lo ubicaba como
un hombre mayor, maduro y con experiencia. Al ser designa-
do como presidente de la Primera Junta contaba con el apoyo
de las dos grandes fuerzas de la revolución: pueblo y ejército.
Desde un primer momento Saavedra advirtió la influencia
preponderante de Moreno y fue consciente de la energía arro-
lladora del secretario de la Junta como foco y centro del pen-
samiento renovador. Por el contrario, Saavedra representaba
la posición más moderada y conciliadora del nuevo Gobierno.
Mariano Moreno, principal ideólogo e impulsor de la Revolu-
ción de Mayo, abogado, egresado de la Universidad de Chu-
quisaca (Alto Perú), había nacido en Buenos Aires el 23 de
septiembre de 1778. A los veinte años emprendió su travesía
al Alto Perú para hacerse cura, pero una vez allí tomó contac-
to con libros de autores clásicos de la modernidad (Montes-
quieu, Locke, Rousseau, etc.) que, al generarle tal fascinación
en su ánimo, decidió cambiar de vocación. En 1802 se graduó
en la carrera de Derecho, ejercerá su profesión por un tiempo,
se casará y tendrá un hijo. Es ahí cuando decide regresar a

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 199


Buenos Aires, no solamente no retorna como clérigo, sino que
se ha hecho abogado, esposo y padre.59
Contaba con tan solo 31 años de edad para mayo de 1810.
Fue tal vez uno de los pocos que tuvo un exacto sentido de la
revolución y una clara visión de la pronta independencia. A
partir del impulso de sus medidas drásticas y a veces violen-
tas, Moreno fue provocando una división interna dentro del
gobierno frente a las posturas más conservadoras que se incli-
naban por un mayor equilibrio y temperamentos más dóciles.
No fue un líder ni un caudillo. Moreno fue un intelectual, un
pensador con firmes convicciones que utilizó todos los me-
dios que tuvo a su alcance para llevarlos a la acción. En su bre-
ve paso por el primer gobierno patrio desplegará una múltiple
labor organizativa y teórica, imprimiendo así su sello a toda la
gesta emancipadora.60
Esta puja interna entre los sectores que respondían a ambas
figuras fue incrementándose hasta fines de 1810, momento
en el que Moreno, al sentirse derrotado por el ingreso de los
diputados del interior, aliados a Saavedra, se alejó del gobier-
no para llevar adelante una misión diplomática en el exterior.

59 
Ver FEINMANN, José Pablo. Filosofía y Nación. Buenos Aires: Estudios sobre el pen-
samiento argentino. Planeta, 2012, p. 34.
60 
Ver NOVAYO, Julio. Mariano Moreno, Secretario de Guerra. Buenos Aires: Editorial
Cartago, 1984, p. 5.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 200


El plan de operaciones de Moreno
A mediados de julio de 1810, la Junta —en sesión secreta—
le encomendó a Moreno la redacción de un plan de acción
revolucionario, es decir, un método de cómo deberían imple-
mentarse las operaciones que organizaran las acciones polí-
ticas del nuevo gobierno. El documento estará listo el 30 de
agosto de ese año y pasará a conocerse luego como el Plan de
Operaciones.
En apretada síntesis, podría decirse que el Plan de Operacio-
nes contenía los siguientes lineamientos generales:
Firmeza y rigurosidad con los enemigos de la causa; asegurar
la presencia de partidarios incondicionales de la Revolución
en los organismos de gobierno; remoción de todos los funcio-
narios corrompidos, en especial dentro de la justicia y el ejér-
cito; otorgamiento de facilidades y empleos a los extranjeros,
así serían fieles a la causa por interés; uso de la propaganda
oficial para dar noticias atractivas y evitar que se conocieran
los errores; en el plano económico se llamaría a promover la
creación de fábricas, ingenios y otras industrias.
En definitiva, en el Plan se aconseja el empleo de cualquier
medio contra el enemigo de la causa —incluso conductas
crueles y sanguinarias— para hacer triunfar la Revolución.
En uno de los pasajes más elocuentes en ese sentido, Moreno
sostiene que “los cimientos de una nueva república nunca se
han cimentado sino con el rigor y el castigo, mezclado con la

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 201


sangre derramada de todos aquellos miembros que pudieran
impedir sus progresos”.61
Como legislación más importante emitida por la Primera Jun-
ta se pueden mencionar, además de la circular a las provincias
del 27 de mayo (la que ya fuera desarrollada anteriormente),
el Reglamento del 28 de mayo y el Decreto de Supresión de
Honores del 8 de diciembre.
El Reglamento Interno del 28 de mayo de 1810 fue un docu-
mento breve en el cual se establecieron las reglas para el des-
pacho de los asuntos de la Junta y las cuestiones ceremoniales
en los actos públicos. Al decir de Sánchez Viamonte, será el
“primer documento de carácter institucional emanado de los
gobiernos argentinos.62 Entre otras cuestiones, se dispuso que
el presidente debía residir en la fortaleza, también se fijaba el
horario de reuniones de la Junta, el quorum para su funciona-
miento, se crearon dos secretarías: Hacienda (Paso) y Guerra
(Moreno). Por último, señalamos que este documento esta-
bleció el derecho de petición a la Junta al afirmar que “Todo
Vecino podrá dirigirse por escrito o de palabra a cualesquiera
de los Vocales, o a la Junta misma, y comunicar cuanto crea
conducente a la seguridad pública y felicidad del Estado”.63

61 
MORENO, Mariano. Plan de Operaciones. Primera edición. Buenos Aires: Biblio-
teca Nacional, 2007.
62
  SÁNCHEZ VIAMONTE, Carlos. Manual de Derecho Constitucional. Buenos Aires:
Editorial Kapelusz, 1959, p. 27.
63
PRADO Y ROJAS, Aurelio (comp.). Leyes y Decretos promulgados en la Provincia
de Buenos Aires desde 1810 a 1876. Buenos Aires: Imprenta del Mercurio, 1877, p. 33.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 202


El Decreto de Supresión de Honores (8 de diciembre de 1810)
fue un documento cargado de principios libertarios en sus
fundamentos y cuya autoría se le adjudica a Moreno. En con-
creto, se estableció la supresión de los honores que se le tri-
butaban al presidente de la Junta. Así dispuso que, a partir de
su dictado, hubiera absoluta igualdad entre el presidente y los
demás vocales del cuerpo. Se dejó establecida la prohibición
de honores a las esposas de los funcionarios y se modificaron
algunas formalidades de protocolo, entre otras cuestiones.
Asimismo, dispuso que todo decreto, oficio y orden de la Jun-
ta debería llevar la firma del respectivo secretario.64
El Decreto de Supresión de Honores al presidente, verdade-
ro código de moral republicana, debió ser aceptado de mala
gana por el afectado directo, Saavedra, y significó en la prác-
tica una profundización del conflicto ya latente entre las dos
posiciones dentro del Gobierno.65

64 
Acceder a texto completo en PRADO Y ROJAS, Aurelio. Op. cit., p.74.
65
Un hecho menor, casi intrascendente, fue el motivo que llevó a Moreno a redactar el
Decreto de supresión de honores al presidente de la Junta. Se trató de un brindis im-
prudente en homenaje a Saavedra y a su esposa en un banquete ofrecido en el Cuartel
de Patricios. En aquella ocasión, donde se festejaba el triunfo del ejército del norte en la
batalla de Suipacha, el oficial Atanasio Duarte, tal vez con algunas copas de más, brin-
dó por Saavedra y su esposa, quien se encontraba presente esa noche, como “futuros
monarcas de América”. Ese hecho rápidamente llegó a oídos de Moreno, quien utilizó
el incidente para impulsar el Decreto de supresión de honores. En cuanto a Duarte, se
le perdonó la vida por su estado de embriaguez, pero se lo condenó al destierro ya que
ningún habitante “ni ebrio ni dormido debe tener impresiones contra la libertad de su
país” (art. 11). Ver PRADO Y ROJAS, Aurelio. Op. cit., p. 78.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 203


5) La Junta Grande. Formación. Juntas Provinciales.
Reglamento sobre libertad de imprenta

La Junta Grande (18 de diciembre de 1810)


El gobierno provisorio, surgido el 25 de mayo de 1810 en
Buenos Aires, debía ser legitimado con el consentimiento del
resto del virreinato. En ese sentido, conviene recordar que la
creación de la llamada Primera Junta fue una decisión ex-
clusivamente local tomada por los porteños. Es por ello, que
como ya lo hemos explicado, fueron enviadas circulares a las
provincias para que las ciudades y pueblos del interior envia-
ran representantes a la capital.
Para fines de junio de 1810 ya habían comenzado a llegar a
Buenos Aires los diputados del interior, quienes exigieron
el ingreso al gobierno. Esa decisión se fue demorando, pues
hubo resistencias de algunos miembros de la Junta, en espe-
cial del secretario Moreno, por entender que los representan-
tes de las provincias debían formar un Congreso General y no
sumarse a un gobierno provisorio.
Para esa altura los conflictos internos entre Saavedra y More-
no ya estaban planteados y profundizados (mucho más aún
después del dictado del Decreto de Supresión de Honores). El
presidente advirtió la necesidad de aliarse con los diputados
del interior para deshacerse de su rival. De esa forma, Saave-
dra accedió al pedido de los representantes de las provincias
para ser incorporados a la Junta. En la reunión del día 18 de

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 204


diciembre se votó por la ampliación del gobierno. Así nace-
rá el organismo que en nuestra historia será llamado la Junta
Grande, en clara alusión a la cantidad de sus integrantes.
Entre tanto, Moreno al verse derrotado en su disputa interna
por la fracción que respondía a Saavedra, presentó su renuncia
al cargo de secretario, la que no le fue aceptada. Fue así, que se
lo designó para cumplir una misión diplomática a Europa. Mu-
rió en alta mar, el 4 de marzo de 1811. Tenía 32 años de edad.
La Junta Grande no tuvo plan ni objetivos concretos, resultó en la
práctica un organismo lento e inoperante.66 A la falta de claridad
en sus acciones se le sumó, para empeorar su situación de debi-
lidad, la llegada a Montevideo de don Francisco Javier de Elío,
flamante virrey del Río de la Plata, nombrado por el Consejo de
Regencia, a quien, presurosamente, la Junta procedió a descono-
cerle su autoridad mediante oficio del día 22 de enero de 1811.

Juntas Provinciales (10 de febrero de 1811)


Una vez conformada la Junta Grande dictó un reglamento
a instancia del representante de Córdoba, el Deán Gregorio
Funes, mediante el cual se dispuso la creación de Juntas de
Gobierno en las ciudades y villas del interior. Según este do-
cumento pasaría haber dos tipos de Juntas Provinciales: las
principales y las subordinadas.

Sanguinetti al referirse a la Junta Grande la califica como un organismo “pesado e


66 

inoperante, donde se desatacó una gran figura: El Deán Gregorio Funes…”. SANGUI-
NETTI, Horacio. Historia de las ideas políticas universales y argentinas. Buenos Aires:
Cooperadora de Derecho y Ciencias Sociales, 1977, p. 236.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 205


Las Juntas Principales debían funcionar en las capitales
de las provincias (por eso también fueron llamadas Juntas
Provinciales), se integrarían con cinco miembros: cuatro
vocales elegidos por el pueblo y el gobernador como pre-
sidente de la Junta. Dependerían de la Junta Superior de
Buenos Aires.
Las Juntas subordinadas funcionarían en las demás ciuda-
des y villas. Estarían compuestas por tres miembros: el co-
mandante de armas como presidente y dos vocales elegidos
por el vecindario. Dependerían de las juntas principales.
Como se ha señalado, esta decisión respondió a la necesidad
de legitimar el nuevo orden político y constituyó un intento
de evitar la eclosión de Juntas en el interior del territorio que
disputaran la soberanía de la Junta Grande.67 Las tensiones
generadas con la creación de la Juntas Provinciales, a partir
de la pluralidad de instituciones (juntas principales, juntas
subordinadas, cabildos, audiencias, etc.); determinaron que
sean suprimidas por decreto del 23 de diciembre de 1811.
La experiencia de las Juntas Provinciales no significó en abso-
luto un intento federalista, toda vez que, lejos de implementar
un sistema de libertad y autonomía, hubo una clara subordi-
nación entre las ciudades menores y las capitales de provin-
cias; y entre estas últimas y la Junta Grande de Buenos Aires.

67 
Ver VARELA, María Florencia. La experiencia de las Juntas Provinciales y Subalter-
nas en el Río de la Plata en 1811. Una mirada hacia los problemas de gobernabilidad en
las Provincias Intendencias. En: Anuario del Centro de Estudios Históricos “Prof. Carlos
S. A. Segreti”. Córdoba (Argentina). 2011, núm. 11, pp. 153-171. ISSN 1666-6836.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 206


Reglamento sobre libertad de imprenta. Junta Grande, 20
de abril de 1811
Fue una de las primeras resoluciones tomadas por la Junta
Grande, el 20 de abril de 1811. Se trató de un documento de
veinte artículos a través del cual se estableció el derecho de
publicar las ideas sin censura previa.
Conforme a sus disposiciones, todas las personas, de cualquier
condición y estado que sean, tenían la libertad de escribir, im-
primir y publicar sus ideas políticas, sin necesidad de licencia,
revisión ni aprobación alguna anterior a la publicación.
Al mismo tiempo, el Reglamento estableció sanciones para
los casos de escritos calumniosos o contrarios a la decencia
pública, como también la revisión previa de las publicaciones
en materia religiosa.68

6) El primer Triunvirato. Estatuto Provisional. Decreto


de libertad de imprenta. Decreto de seguridad individual.
Reformas Judiciales

El Primer Triunvirato (23 de septiembre de 1811)


La Junta Grande, mediante el bando del 23 de septiembre de
1811, decidió la creación de un Poder Ejecutivo colegiado
compuesto por tres miembros, conocido luego en nuestra

68
Conf. arts. 1,4 y 6 del Reglamento de Libertad de Imprenta. PRADO Y ROJAS, Aurelio.
Op. cit., p. 88.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 207


historia como el Primer Triunvirato. Los tres vocales que
integraron el nuevo organismo fueron: Feliciano Chiclana,
Manuel de Sarratea y Juan José Paso.
En los propios fundamentos del acto de creación se hizo refe-
rencia a la necesidad de contar con una autoridad que pudiera
actuar con la rapidez y energía que los negocios y asuntos de la
patria demandaban en esos momentos, también fue señalado
que la multitud y variedades de opiniones en la Junta aconseja-
ban la creación del triunvirato.69
Entre tanto, la Junta pasaría a denominarse Junta Conservado-
ra, actuando como un cuerpo legislativo y representativo de la
soberanía. En ese carácter, la nueva Junta Conservadora que-
daba como autoridad suprema ante quien deberían responder
los miembros del Poder Ejecutivo por sus respectivas acciones.
Al mismo tiempo, fueron designados tres secretarios sin voto:
José Fabián Pérez (Gobierno); Bernardino Rivadavia (Guerra)
y Vicente López (Hacienda). De estos tres, Rivadavia pasará a
tener un predominio en el funcionamiento del nuevo gobierno.
Entre tanto, la expedición de Belgrano al Paraguay no ha-
bía tenido el éxito esperado; Elío (el virrey designado por el
Consejo de Regencia establecido en Montevideo) le declaró
la guerra a Buenos Aires y tildó a la Junta y sus partidarios de
traidores; más tarde se supo la derrota del Ejército del Norte
en la Batalla de Huaqui, situación que motivó la partida de

69 
Se puede acceder al texto completo del Bando del 23 de septiembre de 1811 en PRADO
Y ROJAS, Aurelio. Op. cit., p. 100.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 208


Saavedra al norte con el fin de evitar una invasión realista.70
El surgimiento del primer triunvirato fue tomado como una re-
acción de la capital contra el predominio provinciano que exis-
tía en la Junta, razón por la cual su creación fue considerada de
manera auspiciosa en Buenos Aires; y con desconfianza en el
interior. Ninguno de los vocales ni de los secretarios fueron di-
putados del interior, todos ellos fueron porteños que buscaron
neutralizar la influencia de los representantes de las provincias.
A los pocos días de ser creado el Primer Triunvirato, la Junta
Conservadora dictó el Reglamento Orgánico del 22 de octu-
bre, conocido también como Reglamento de Poderes, ya que
fue el primer instrumento en establecer la clásica división de
poderes constituidos fijando, en consecuencia, las atribucio-
nes del Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
La Junta obró de manera unilateral pues promulgó el Regla-
mento del 22 de octubre por su sola voluntad, para luego en-
viar una copia al Triunvirato a los fines de su cumplimiento.
Los miembros del Ejecutivo al recibir el reglamento lo pasa-
ron en consulta al Cabildo de Buenos Aires. Esta decisión mo-
tivó el malestar de la Junta Conservadora pues, para esta, no
correspondía que un órgano de carácter local o municipal se
expidiera sobre un documento emitido por una autoridad so-
berana como lo era la Junta. La tensión generada por esta si-
tuación dará lugar a una abierta contienda que terminará con
70
  Según López, el alejamiento de Saavedra debilitó a la Junta, dando origen a la forma-
ción del Primer Triunvirato. LOPEZ, Antonio. Historia de las Instituciones Argentinas.
Buenos Aires: Talleres Gráficos Buschi SRL, 1962, p. 162.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 209


la desaparición de la Junta Conservadora unos días más tarde.
El 7 de noviembre de 1811 el Primer Triunvirato procedió a
disolver la Junta Conservadora, la que para entonces carecía
de poder real y apoyo para actuar. Además, dispuso que sus
miembros retornaran a sus respectivas provincias ya que la
permanencia en la capital no tenía sentido alguno.

Estatuto Provisional (Primer Triunvirato, 22 de noviembre


de 1811)
Una vez disuelta la Junta Conservadora, el Triunvirato se dio
a la tarea de redactar su propio estatuto. Fue así que el 22 de
noviembre de 1811 dictó el llamado “Estatuto Provisional
para el Gobierno Superior de las Provincias Unidas del Río de
la Plata a nombre del Señor Don Fernando VII”, más conoci-
do como el Estatuto Provisional de 1811.
El documento comienza con un extenso preámbulo donde
el Triunvirato señala los motivos que lo llevaron a disolver la
Junta Conservadora. Seguidamente, y a lo largo de nueve ar-
tículos procedió a establecer la organización provisional del
Gobierno.71 En líneas generales estableció que: los miembros
del Triunvirato durarían un año y medio en sus funciones
(renovándose uno cada seis meses); serían elegidos por una
Asamblea General formada por el Cabildo de Buenos Aires, un

  Se puede acceder al texto completo del Estatuto Provisional en RAVIGNANI, Emilio.


71

Asambleas Constituyentes Argentinas: seguidas de los textos constitucionales, legislativos y


pactos interprovinciales que organizaron políticamente la Nación. Tomo sexto, segunda
parte, 1810 – 1898. Buenos Aires: Talleres SA Casa Jacobo Peuser Ltda., 1937, p. 603.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 210


representante por cada pueblo y un número considerable de
ciudadanos elegidos por el vecindario de la capital (claro pre-
dominio porteño); los secretarios serían inamovibles; el esta-
tuto tendría vigencia hasta la reunión de un Congreso General
ante quien deberían responder los miembros del triunvirato.

Decreto de libertad de imprenta (Primer Triunvirato, 26 de


octubre de 1811)
Fue un instrumento dictado por el Primer Triunvirato el 26
de octubre de 1811, cuando aún no había sido disuelta la Jun-
ta Conservadora y sin tener en cuenta el Reglamento de Li-
bertad de Imprenta emitido por la misma Junta el 20 de abril
de ese año, al que ni siquiera lo menciona como antecedente.
En relación a su contenido, posee similares disposiciones que
el reglamento sobre la materia de la Junta, pues se basa en
análogos principios.
Comienza con un breve preámbulo donde se señala que “tan
natural como el pensamiento es al hombre la facultad de co-
municar sus ideas”.72 En su articulado se estableció que todo
hombre podía publicar sus ideas sin censura previa, la crea-
ción de una junta protectora de la libertad de imprenta, que
las obras sobre temas religiosos no podían publicarse “sin pre-
via censura eclesiástica”,73 entre otras cuestiones.

72 
Ver RAVIGNANI, Emilio. Asambleas Constituyentes Argentinas. Op. cit., p. 606.
73
  Conf. art. 8º del Decreto.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 211


Decreto de seguridad individual (Primer Triunvirato, 23
de noviembre de 1811)
Fue dictado por el Primer Triunvirato el 23 de noviembre de
1811, consta de un preámbulo y nueve artículos. En este do-
cumento quedaron plasmados una serie de derechos funda-
mentales y, en especial, las garantías del debido proceso. Ya
en el preámbulo se dispuso que “todo ciudadano tiene un
derecho sagrado a la protección de su vida, de su honor, de
su libertad y de sus propiedades”.74 Además, se estableció que
ningún ciudadano podía ser penado sin que haya proceso y
sentencia legal; que nadie podría ser arrestado sin pruebas;
que la casa de un ciudadano es sagrada y que solo podría ser
allanada por orden de un juez; que las cárceles eran para se-
guridad y no para castigo de los reos; entre otras cuestiones.75

Reformas Judiciales (primer Triunvirato, 23 de enero de 1812)


El Primer Triunvirato dictó el “Reglamento de institución y
administración de justicia del Gobierno Superior Provisional
de las Provincias Unidas del Río de la Plata”, más conocido
como Reglamento de Justicia”. Consta de un preámbulo y 56
artículos. Entre las cuestiones de mayor relevancia se destaca
la supresión de la Real Audiencia, creándose en su lugar un
organismo superior denominado Cámara de Apelaciones.76

74
  PRADO Y ROJAS, Aurelio. Op. cit., p. 104.
75 
Ver texto completo en RAVIGNANI, Emilio, Asambleas Constituyentes Argentinas.
Op. cit., p. 605.
76 
Conf. art. 12 del Reglamento. Ver en PRADO Y ROJAS, Aurelio. Op. cit., p. 114.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 212


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CAPÍTULO IV
LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII

Por Guillermo Raúl Moreno

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 218


CAPÍTULO IV**

LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII

Por Guillermo Raúl Moreno1*

Sumario:
1) La Logia Lautaro. Revolución del 8 de octubre de 1812. El
Segundo Triunvirato 2) Convocatoria a la Asamblea. Obra
legislativa. Soberanía. Derechos individuales. Unificación del
Poder Legislativo 3) El federalismo. El pensamiento político de
Artigas. Instrucciones Orientales 4) Proyectos Constituciona-
les 5) El Directorio. Sublevación de Fontezuelas. Disolución de
la Asamblea. Bibliografía

1*
Profesor Titular de Historia Constitucional (int.). Facultad de Ciencias Jurídicas y So-
ciales de la Universidad Nacional de La Plata. Contacto: guillermoraulmoreno@yahoo.
com.ar
El presente capítulo fue redactado teniendo como base otro trabajo del autor: La Asam-
blea del año XIII. Artigas y el surgimiento del federalismo en el Río de la Plata, publi-
ca-do en la Revista Derechos en Acción. 2018, Vol. 9, núm. 9, pp. 120-147.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 219


1) La Logia Lautaro. Revolución del 8 de octubre de 1812.
El Segundo Triunvirato

A principios del año 1812 llegó a Buenos Aires el teniente coro-


nel de caballería don José de San Martín, quien luego de varios
años al servicio de la Corona española, solicitó su retiro para
regresar a la tierra donde había nacido. Junto con él, llegaron al
Río de la Plata otros militares de marcada trayectoria en el Ejér-
cito de la madre patria (Alvear, Zapiola, Chilavert, entre otros).
Al poco tiempo de su llegada, San Martín, a quien se le reco-
noció su grado militar, se le encomendó la formación de un
escuadrón de caballería de línea. Entre tanto, formaba e ins-
truía personalmente a sus Granaderos a Caballo, San Martín
junto a sus compañeros de viaje crearon la “Logia Lautaro”, una
entidad secreta que tuvo como propósito ejercer influencia en
los medios militares y políticos de la Buenos Aires de entonces.
Poco se sabe de la Logia Lautaro, ya que su funcionamiento
fue secreto y quedó oculto por voluntad de quienes la inte-
graron. Se supone que fue establecida en Buenos Aires entre
mayo y junio de 1812, funcionando en domicilios privados;
y que existían en la organización cinco grados en sus com-
ponentes. En los primeros se los iniciaba en los principios de
fraternidad y mutua cooperación, pero en los grados supe-
riores se los advertía de los verdaderos objetivos de la logia:
independencia y constitución.2
2 
ROSA, José María. Historia Argentina. Buenos Aires: Juan J. Granda Editores, 1967,
tomo II, p. 364.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 220


Según nos cuenta Mitre, el objeto declarado de la Logia Lau-
taro era “trabajar con sistema y plan en la independencia de
la América y su felicidad, obrando con honor y procediendo
con justicia”.3
El 8 de octubre de 1812 se desató una revolución promovida
por la logia Lautaro y la Sociedad Patriótica.4 Esa mañana ama-
necieron formados en la Plaza Mayor un regimiento de infante-
ría al mando de Francisco Ortiz de Ocampo y el de Granaderos
a Caballo formado por San Martín. Así, con el apoyo de esas
fuerzas militares, un grupo numeroso de personas se reunió
frente al Cabildo y exigió la renuncia del gobierno.

Revolución del 8 de octubre (1812)


La Revolución del 8 de octubre tuvo por objetivo enderezar
el rumbo de los acontecimientos. Como consecuencia de la
misma, se disolvió el primer triunvirato y se procedió a for-
mar un gobierno de transición, conocido luego como el Se-
gundo Triunvirato. Los electos fueron: Juan José Paso, Nico-
lás Rodríguez Peña y Antonio Álvarez Jonte, a quienes se les
encomendó como primera medida convocar a una asamblea
soberana que finalmente organizara el país.5

3 
MITRE, Bartolomé. Historia de San Martín y de la Emancipación Sud-Americana.
Buenos Aires: Imprenta de La Nación, 1887, tomo I, p. 162.
4  La Sociedad Patriótica, con Monteagudo a la cabeza, se constituyó como la cara
pública y visible de la Logia Lautaro, cuya actuación siempre estuvo oculta.
5  Conforme acta capitular de Buenos Aires del día 8 de octubre de 1812 por medio de
la cual se procede a crear el Gobierno de transición. PRADO Y ROJAS, Aurelio. Leyes y
Decretos promulgados en la Provincia de Buenos Aires desde 1810 a 1876. Buenos Aires:
Imprenta del Mercurio, 1877, tomo I, p. 151.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 221


De esta forma se llegó a la formación de la Asamblea Ge-
neral Constituyente de 1813, más conocida en nuestra his-
toria como la Asamblea del Año XIII. Sus objetivos fue-
ron la declaración de independencia y el dictado de una
Constitución. Por dificultades internas, falta de una ge-
nuina representación popular y las noticias que más tarde
llegarían de Europa (vuelta al trono de Fernando VII), la
Asamblea no logró ninguno de sus dos objetivos. No obs-
tante, la Asamblea Constituyente de 1813 tomó decisiones
soberanas que claramente allanaron el camino a la inde-
pendencia nacional. En cuanto a su labor constituyente, si
bien no sancionó una Carta Magna, si fueron presentados
proyectos constitucionales con un innegable valor como
antecedentes en la materia.

2) Convocatoria a la Asamblea. Obra legislativa. Soberanía.


Derechos individuales. Unificación del Poder Legislativo

El decreto de convocatoria fue dado a conocer el 24 de octu-


bre de 1812, expresándose el modo y la forma de la elección
de los diputados que debían integrar la asamblea. La elec-
ción sería indirecta. Los gobernadores o tenientes pasarían
orden a los alcaldes de barrio para que, citando a todos los
vecinos libres y patriotas, se designara un elector a plurali-
dad de sufragios. Los electores designados debían concurrir

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 222


al ayuntamiento del lugar para proceder a elección del dipu-
tado. Las votaciones serían públicas y a viva voz.6
El decreto también dejaba establecida la cantidad de diputa-
dos que debían concurrir a la Asamblea: cuatro por la capital;
las demás capitales de provincias designarían dos y uno cada
ciudad de su dependencia. En cuanto a los poderes que de-
bían llevar los diputados, serían otorgados sin limitaciones.
El objetivo de la convocatoria no admitía dudas, se esperaba
de la Asamblea la declaración de independencia, para luego sí
sancionar una Ley Fundamental que rigiera el nuevo Estado.
Según se señaló, “la constitución que se sancione alentará la
timidez de unos, contendrá la ambición de otros, acabará con
la vanidad inoportuna, destruirá pasiones atrevidas, destruirá
pasiones insensatas y dará en fin a los pueblos la carta de sus
derechos y al gobierno la de sus obligaciones”.7
La Asamblea quedó formalmente inaugurada el 31 de enero
de 1813 en la ciudad de Buenos Aires. Ese mismo día, según
lo dispuesto por el bando del Poder Ejecutivo Provisorio, se
resolvió que en la Asamblea “residía la representación y so-
beranía de las Provincias Unidas del Río de la Plata”. Esto sig-
nificaba otorgarle el carácter de autoridad soberana, es decir,
que la misma no reconocería autoridad superior alguna. Esta

6 
Ver GALLETTI, Alfredo. Historia Constitucional Argentina. La Plata: Librería Editora
Platense, 1987, p. 270.
7 
Decreto de convocatoria del 24 de octubre de 1812. Ver RAVIGNANI, Emilio. Asam-
bleas Constituyentes Argentinas. Seguidas de los textos constitucionales, legislativos y
pactos interprovinciales que organizaron políticamente la Nación. Buenos Aires: Casa
Jacobo Peuser Ltda., 1937, tomo I, p. 3.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 223


decisión, sumada a la fórmula de juramento de los diputados,
donde se excluía toda mención a Fernando VII, nos señala la
firme vocación de los diputados de romper los vínculos con
la monarquía española. Ese mismo día fueron designadas las
autoridades de la Asamblea: Carlos Alvear (presidente), Hi-
pólito Vieytes y Valentín Gómez (secretarios).8
La Asamblea adoptó algunas medidas que comenzaron a per-
filar elementos de una futura identidad nacional. Así, entre
otras cuestiones: estableció un sello oficial que tenía el diseño
del actual escudo nacional; decretó tener como única marcha
nacional la pieza musical compuesta por el diputado López y
Planes la que se debería entonar en todos los actos públicos;
mandó acuñar una moneda con la leyenda “Provincias Uni-
das del Río de la Plata, en unión y libertad”; declaró el 25 de
mayo como día de Fiesta Cívica.
Si se toman en cuenta algunos decretos y resoluciones dic-
tados por la Asamblea del Año XIII, desde el punto de vis-
ta de los derechos individuales, se llega a la conclusión que
sus integrantes respondieron al pensamiento liberal surgido
de las grandes revoluciones de finales del siglo XVIII. Eran
tiempos de consagrar derechos y garantías pertenecientes al
ser humano por su condición de tal, que nace libre e igual a
los demás, con derechos intransferibles que hacen a su propia
esencia. En ese sentido, se destaca la abolición del mayorazgo,
de los títulos de nobleza, de los trabajos forzados de los indios

8
Ver RAVIGNANI, Emilio. Op. cit. tomo I, p. 5.

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(encomienda, mita, yanaconazgo y cualquier otro servicio
personal). Asimismo, fue prohibido el uso de tormentos para
el esclarecimiento de la verdad y la investigación de crímenes,
ordenándose la destrucción de los instrumentos de tortura en
la Plaza Mayor.9
A su vez la Asamblea del Año XIII es recordada por haber
sancionado la Ley de Vientres, mediante la cual se declararon
libres todos los nacidos y que nacieran desde el 31 de enero
de 1813, día de la instalación de la Asamblea. Dos días más
tarde se decretó que todos los esclavos de países extranjeros
que, de cualquier modo, se introduzcan en territorio de las
Provincias Unidas, pasarían a ser libres por el solo hecho de
pisar su territorio. Sin embargo, esta última iniciativa tuvo que
ser dejada sin efecto tiempo después, a partir de las presiones
del Brasil que consideró como un acto hostil el propiciar la
deserción de los negros de su territorio.10
Debemos destacar que la libertad de vientres no significó la
abolición de la esclavitud en nuestro país, hecho que sí ocu-
rrirá algunos años más tarde. La decisión de la Asamblea del
Año XIII estableció que los hijos de esclavos nacidos a par-
tir de la fecha mencionada serían personas libres. Recién en
1853, al sancionarse la Constitución Nacional, se dispuso que
“En la Nación Argentina no hay esclavos: los pocos que hoy

9 
Ley del 21 de mayo de 1813. RAVIGNANI, Emilio. Op. cit., tomo I, p. 44.
10 
Ver CALA, Laura Alejandra. Asamblea del Año XIII: Comentarios de una breve
compilación. Homenaje a sus 200 años. En: Revista Anales. 2013, núm. 43, p. 19.

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existen quedan libres desde la jura de esta Constitución”.11
En relación al Poder Legislativo, la Asamblea estableció que los
diputados de las Provincias Unidas serían diputados de la nación,
y que una vez constituidos en Asamblea General, su representa-
do pasaría ser el “todo de las provincias unidas colectivamente,
no pudiendo obrar en comisión”.12 Ello significó la unificación
del Poder Legislativo, ya que sus diputados no representarían
solo a la provincia de origen, sino a todo el pueblo de la nación.

3) El federalismo. El pensamiento político de Artigas. Ins-


trucciones Orientales

José Gervasio Artigas nació en Montevideo en 1764. Era des-


cendiente de una de las familias tradicionales fundadoras de
esa ciudad.13 Desde muy joven dejó la ciudad para ir al campo,
allí trabajará en estancias propias y ajenas. Al mismo tiempo,
ingresará al Cuerpo de Blandengues, una especie de policía
rural para defender la campaña.
Cuando en mayo de 1810 se produjo la destitución del virrey
Cisneros y la instalación de la Primera Junta en Buenos Aires,
Artigas no dudó en ponerse del lado de los revolucionarios,
ofreciendo sus servicios al nuevo Gobierno.
11
  Art. 15 de la Constitución Nacional.
12
  Según lo dispuesto por el Decreto del 8 de marzo de 1813. Ver RAMELLA, Pablo.
Derecho Constitucional. Tercera edición. Buenos Aires: Depalma, 1986, p. 37.
13 
Según nos cuenta Félix Luna, su abuelo había venido con el fundador de Montevideo
a estas tierras. LUNA, Félix. Los Caudillos. Buenos Aires: Planeta, 1988, p. 33.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 226


En poco tiempo Artigas pasará a ser el caudillo de mayor pres-
tigio en la Banda Oriental y en las provincias litorales. Con su
liderazgo y carisma personal infundirá un aliento popular a la
Revolución. Fue el primero en alzar su voz exigiendo la decla-
ración formal de independencia de las Provincias Unidas, para
así romper definitivamente los vínculos con la Corona española.
Pasado los primeros años del movimiento de mayo de 1810, al
centralismo porteño se le opondrá la figura y el pensamiento del
caudillo oriental. Inspirado en las enseñanzas de Montesquieu
y el constitucionalismo de la Revolución norteamericana, Arti-
gas propondrá un pacto entre las diversas entidades territoria-
les para acordar, entre todas las provincias, la formación de un
nuevo Estado, pero manteniendo cada una su propia identidad.
Será el caudillo oriental el primero en reclamar en el Río de la
Plata la existencia de gobiernos provinciales autónomos que,
uniéndose entre sí mediante pactos recíprocos, procuraran
entre las provincias del antiguo virreinato la formación de
una verdadera unión federal.
Este pensamiento se verá reflejado claramente en las célebres
“instrucciones orientales”, un documento de innegable valor
en la formación de la corriente federal en nuestro país.
Las “instrucciones” fueron una suerte de directivas que los di-
putados de la Banda Oriental llevaron a la Asamblea General
Constituyente reunida en Buenos Aires.
El 5 de abril de 1813, Artigas convocó a las ciudades y villas de
la Banda Oriental a un congreso en Montevideo (luego cono-
cido como el “Congreso Oriental de Peñarol” o “Congreso de

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 227


Tres Cruces”). Fue allí donde el caudillo oriental pronunció
una de sus frases más conocidas y que demuestran el verda-
dero sentido que para él tenían la soberanía popular y la re-
presentación política: “Mi voluntad emana de vosotros, y ella
cesa por vuestra presencia soberana”, sostuvo Artigas ante los
asistentes al inaugurar formalmente el congreso.
Allí comunicará a los diputados intervinientes que la anun-
ciada Asamblea ya había comenzado a sesionar en Buenos Ai-
res y que su reconocimiento había sido ordenado. El objetivo
del congreso estuvo en decidir si se reconocía la Asamblea
y, de ser así, designar a los diputados que representarían a la
Banda Oriental en la misma. “La Asamblea tantas veces anun-
ciada empezó ya sus sesiones en Buenos Aires (…) su recono-
cimiento nos ha sido ordenado. Resolver sobre este particular
ha dado motivo a esta congregación (…) examinad si debéis
reconocer la Asamblea por obedecimiento o por pacto”.14
Una vez resuelto el reconocimiento de la Asamblea, se proce-
dió a elegir los diputados que serían enviados a Buenos Aires
en representación de la Provincia Oriental.15

14
ROSA, José María. Op. cit., tomo III, p. 59.
15 
En total fueron elegidos seis diputados: Dámaso Larrañaga y Mateo Vidal por Mon-
tevideo; Dámaso Fonseca, por Maldonado; Felipe Cardozo, por Canelones; Martín Sal-
cedo, por San José, y Francisco Bruno de Rivarola, por Soriano. ROSA, José María. Op.
cit., p. 60.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 228


Instrucciones orientales (13 de abril de 1813)16
Los diputados de las provincias concurrieron a la Asamblea
Constituyente del año XIII munidos de instrucciones que
concretaban las aspiraciones de sus representados. Ya el de-
creto de convocatoria surgido del segundo triunvirato, fe-
chado el 24 de octubre de 1812, facultaba expresamente a los
pueblos a conferir instrucciones a sus diputados. Esto era una
práctica habitual de la época. Los diputados en principio de-
bían ajustarse a las directivas o instrucciones en el desempeño
de sus funciones de acuerdo a la voluntad de quienes estaban
representando.
En las instrucciones orientales se resume el pensamiento po-
lítico de Artigas. Sus ideas básicas serán: independencia, re-
pública y federación.
Para su elaboración, el caudillo oriental tomó diversas fuen-
tes vinculadas con el proceso de la Revolución norteameri-
cana (Artículos de Confederación de 1781; Constitución de
Filadelfia de 1787; las enmiendas constitucionales norteame-
ricanas dictadas hasta 1811; Constituciones territoriales de
los Estados norteamericanos)17. El autor no se limitó a copiar
16
Sostiene la Prof. Aramburú que en realidad se conocen tres instrucciones emanadas
del pueblo oriental: las del 5 y 6 de abril; las de Artigas del 13 de abril y las de Soriano.
Ver ARAMBURÚ, Julia Edith. Artigas y las instrucciones orientales del 13 de abril de
1813. En: Anales. 2011, núm. 41, p. 358.
17
Nos cuenta Demicheli que a fines de 1811 Artigas recibe la versión en castellano de
diferentes constituciones norteamericanas, publicadas poco antes en Filadelfia por el
venezolano Manuel García Sena. Al final del libro, el traductor inserta: la declaración
de independencia del 4 de junio de 1776; los Artículos de Confederación y Perpetua
Unión; la Constitución de los Estados Unidos de 1787; las primeras doce enmiendas
a la Constitución norteamericana; la Constitución de Massachusetts, la Constitución
de Connecticut; la Constitución de New-Jersey; la Constitución de Pennsylvania y la

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 229


literalmente estos textos, por el contrario, mediante una in-
teligente selección de sus disposiciones y tomando en cuenta
sus propias conclusiones, basadas en su realidad y su tiempo,
elaboró las célebres instrucciones.18
Pasemos ahora al análisis del texto completo de las Instruc-
ciones Orientales de 1813:
Instrucciones que se dieron a los representantes del pue-
blo oriental, para el desempeño de su cargo en la Asamblea
Constituyente fijada en la ciudad de Buenos Aires. Delante de
Montevideo, 13 de abril de 1813.19
Primeramente pedirá la declaración de la independencia
absoluta de estas colonias, que ellas están absueltas de toda
obligación de fidelidad a la corona de España y familia de los
Borbones y que toda conexión política entre ellas y el Estado
de la España, es y debe ser totalmente disuelta.

Art. 2 - No admitirá otro sistema que el de Confede-


ración para el pacto recíproco con las provincias que
formen nuestro Estado.
Art. 3 - Promoverá la libertad civil y religiosa en toda
su extensión imaginable.
Constitución de Virginia. DEMICHELI, Alberto. Formación Nacional Argentina. De-
recho Público Preexistente, Pactos Interprovinciales y su constitucionalización. Buenos
Aires: Depalma. 1971, tomo I, p. 77.
18
De acuerdo a lo informado en la página web oficial de la Presidencia de la República
Oriental del Uruguay existen al día de hoy por lo menos cinco manuscritos originales
de las Instrucciones del año XIII, de los cuales uno de ellos es una copia autenticada por
el propio Artigas y se encuentra en el Museo Histórico Nacional de dicho país.
19 
Texto según documento original que obra en el Archivo General de la Nación de
Montevideo. Fondo del ex Archivo y Museo de Historia Nacional, caja 196, carpeta IV,
año 1813. Citado por DEMICHELI, Alberto. Op. cit., p. 411.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 230


Art. 4 - Como el objeto y fin del Gobierno debe ser
conservar la igualdad, libertad y seguridad de los ciu-
dadanos y de los Pueblos, cada Provincia formará su
gobierno bajo esas bases, a más del Gobierno Supre-
mo de la Nación.
Art. 5 - Así este como aquel se dividirán en poder le-
gislativo, ejecutivo y judicial.
Art. 6 - Estos tres resortes jamás podrán estar unidos
entre sí y serán independientes en sus facultades.
Art. 7 - El Gobierno Supremo entenderá solamente en
los negocios generales del Estado. El resto es peculiar
al gobierno de cada Provincia.
Art. 8 - El territorio que ocupan estos Pueblos de la
costa oriental del Uruguay hasta la fortaleza de San-
ta Teresa, forma una sola Provincia, dominante: LA
PROVINCIA ORIENTAL.
Art. 9 - Que los siete pueblos de Misiones, los de Bato-
vi, San Rafael y Tacuarembó, que hoy ocupan injusta-
mente los portugueses y a su tiempo deben reclamar-
se, serán en todo tiempo territorio de esta Provincia.
Art. 10 - Que esta Provincia por la presente entra se-
paradamente en una firme liga de amistad con cada
una de las otras, para su defensa común, seguridad de
su libertad y para su mutua y general felicidad, obli-
gándose a asistir a cada una de las otras contra toda
violencia o ataques hechos sobre ellas, o sobre algunas
de ellas, por motivo de religión, soberanía, tráfico o
algún otro pretexto cualquiera que sea.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 231


Art. 11 - Que esta Provincia retiene su soberanía, li-
bertad e independencia, todo poder, jurisdicción y de-
recho que no es delegado expresamente por la Confe-
deración a las Provincias Unidas juntas en Congreso.
Art. 12 - Que el puerto de Maldonado sea libre para
todos los buques que concurran a la introducción de
efectos y exportación de frutos, poniéndose la corres-
pondiente aduana en aquel pueblo; pidiendo al efecto
se oficie al comandante de las fuerzas de S.M.B. sobre
la apertura de aquel puerto para que proteja la navega-
ción o comercio de su nación.
Art. 13 - Que el puerto de la Colonia sea igualmente
habilitado en los términos prescriptos en el artículo
anterior.
Art. 14 - Que ninguna tasa o derecho se imponga so-
bre artículos exportados de una provincia a otra; ni
que ninguna preferencia se dé por cualquiera regula-
ción de comercio o renta, a los puertos de una provin-
cia sobre los de otra; ni los barcos destinados de esta
provincia a otra serán obligados a entrar, a anclar o
pagar derecho en otra.
Art. 15 - No permita se haga ley para esta Provincia
sobre bienes de extranjeros que mueren intestados,
sobre multas y confiscaciones que se aplicaban antes al
Rey y sobre territorios de éste, mientras ella no forma
su reglamento y determine a qué fondos deben apli-
carse, como única al derecho de hacerlo en lo econó-
mico de su jurisdicción.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 232


Art. 16 - Que esta Provincia tendrá su constitución
territorial; y que ella tiene el derecho de sancionar la
general de las Provincias Unidas que forme la Asam-
blea Constituyente.
Art. 17 - Que esta Provincia tiene derecho para levan-
tar los regimientos que necesite, nombrar los oficiales
de compañía, reglar la milicia de ella para la seguridad
de su libertad, por lo que no podrá violarse el derecho
de los pueblos para guardar y tener armas.
Art. 18 - El despotismo militar será precisamente ani-
quilado con trabas constitucionales que aseguren in-
violable la soberanía de los Pueblos.
Art. 19 - Que precisa e indispensable sea fuera de
Buenos Aires donde resida el sitio del Gobierno de las
Provincias Unidas.
Art. 20 - La constitución garantirá a las Provincias
Unidas una forma de gobierno republicana y que ase-
gure a cada una de ellas de las violencias domésticas,
usurpación de sus derechos, libertad y seguridad de
su soberanía, que con la fuerza armada intente algu-
na de ellas sofocar los principios proclamados. Y así
mismo prestaría toda su atención, honor, fidelidad y
religiosidad, a todo cuanto crea, o juzgue, necesario
para preservar a esta Provincia las ventajas de la liber-
tad, y mantener un gobierno libre, de piedad, justicia,
moderación e industria. Para todo lo cual, etc.
Delante de Montevideo, 13 de abril de 1813.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 233


A manera de síntesis, las instrucciones contenían los siguien-
tes lineamientos generales: declaración de independencia ab-
soluta de España; instauración de un sistema de confedera-
ción; libertad civil y religiosa; igualdad, libertad y seguridad;
separación e independencia de poderes (tanto en los gobier-
nos de las provincias como en el de la nación); las provincias
ejercerían todo el poder no delegado a la nación; consagra-
ción de libertades económicas; fijación de límites al territo-
rio de la Banda Oriental; apertura de dos puertos orientales
(Colonia y Maldonado); instauración de una liga de amistad,
ofensiva y defensiva entre todas las provincias; cada provin-
cia dictaría su propia constitución y participaría junto con las
demás de sancionar una constitución nacional; el autoritaris-
mo militar se debía aniquilar con trabas constitucionales; la
capital no podía residir en Buenos Aires; forma republicana
de gobierno.
La Asamblea rechazó los poderes de los diputados artiguistas
electos aduciendo falta de legalidad y cuestiones formales: “di-
plomas absolutamente nulos por incontestables principios”.20
Tal afirmación no hizo más que ocultar una maniobra del Go-
bierno para impedir la participación de los representantes de
la Banda Oriental en la Asamblea.21
20
Ver en PALACIO, Ernesto. Historia de la Argentina 1515-1943. Buenos Aires: A. Peña
Lillo Editor, 1979, p. 205.
21
Como señala Orsi, “…el motivo realmente determinante el rechazo de la delegación
oriental debemos encontrarlo, más que las disidencias internas del organismo, en el pro-
pósito de los oficialistas de ahogar desde los primeros pasos cualquier planteo de eman-
cipación definitiva, organización institucional confederativa y coparticipación de los
resultados económicos del Estado”. Ver en ORSI, René. San Martín y Artigas. Colección

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 234


4) Proyectos Constitucionales
La Asamblea fue convocada como General Constituyente, es
decir con el objetivo de sancionar una Constitución. Como ya
lo adelantamos anteriormente, dicho propósito no fue alcan-
zado y ello se debió, entre otras razones, a no haberse declara-
do previamente la independencia de España.
No se sancionó una Constitución en aquella oportunidad,
pero si fueron presentados en el seno de la Asamblea cinco
proyectos constitucionales de innegable importancia como
antecedentes en el largo proceso de organización institucional
de nuestro país. Estos fueron:
1) Proyecto de la Comisión Oficial (unitario)
2) Proyecto de la Sociedad Patriótica (unitario)
3) Proyecto anónimo (unitario)
4) Proyecto de Constitución Federal para las Provincias Uni-
das (federal)
5) Proyecto de Constitución Territorial para la Provincia Orien-
tal (federal)

Proyecto de la Comisión Oficial22 (unitario)


Este proyecto fue redactado por una comisión especial de-
signada por la propia Asamblea.23 Constaba de 276 artículos

Pensamiento Nacional, Subsecretaría de Cultura. La Plata: Dirección de Impresiones del


Estado y Boletín Oficial, 2001, p. 6.
22
Se puede acceder al texto completo en: https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/
libros/5/2113/9.pdf
23
La misma estaba formada por Chorroaquín, Gómez, Vieytes, Herrera, Somellera y Agre-
lo. Por renuncia de Chorroaquín, se sumará Posadas. SÁNCHEZ VIAMONTE, Carlos.
Historia Institucional de Argentina. Ciudad de México, Buenos Aires: Fondo de Cultura
Económica, 1948, p. 111.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 235


distribuidos en 22 capítulos.24 Si bien fue presentado, no llegó
a tratarse.
No tiene preámbulo. Comienza con tres grandes declaracio-
nes: “Las provincias del Río de la Plata, forman una Repú-
blica libre e independiente”; “La soberanía del Estado reside
esencialmente en el pueblo”; “El pueblo es la reunión de todos
los hombres libres de la República”. Adopta a la católica como
religión de Estado (al mismo tiempo garantiza la libertad de
culto). Consagra los “derechos del ciudadano” (igualdad ante
la ley, libertad civil, seguridad individual). Adopta la clásica
división de los poderes constituidos: Poder Legislativo, Eje-
cutivo y Judicial.
El Poder Legislativo era bicameral, compuesto por un Senado
y una Cámara de Representantes; el Poder Ejecutivo colegia-
do compuesto por tres miembros (triunvirato) elegidos por
ambas cámaras legislativas con una duración de seis años en
sus cargos. En cuanto al Poder Judicial, el proyecto disponía
que el mismo debía ser independiente; que los jueces conser-
vaban sus cargos mientras obraran bien (inamovilidad) y que
habría una Corte Suprema de Justicia para todo el Estado, tri-
bunales superiores en cada provincia, jueces letrados en cada
partido y alcaldes en todos los pueblos.

Tiene la particularidad que los artículos no son correlativos, es decir, no tienen una
24 

numeración corrida. Se enumeran capítulo por capítulo.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 236


Proyecto de la Sociedad Patriótica25 (unitario)
Fue elaborado por los miembros más representativos de la So-
ciedad Patriótica26. Se componía de 213 artículos, divididos
en 25 capítulos. Inspirado en la Constitución francesa de 1795
y la norteamericana de 1787. Carece de un preámbulo. Deno-
mina al Estado como Provincias de la América del Sur. Dedi-
ca un capítulo a los derechos del hombre (vida, honra, liber-
tad, seguridad, igualdad y propiedad). Adopta como religión
de Estado a la católica.27 Contiene disposiciones referidas a la
ciudadanía. Adopta la división de poderes: Poder Legislativo
bicameral (cámara de representantes y cámara de senadores);
Poder Ejecutivo unipersonal a cargo de un Presidente con tres
años de duración en funciones, también prevé la figura de un
vicepresidente, quien ejercería la presidencia del Senado. Dedi-
ca un capítulo al “gobierno ejecutivo de cada provincia”. Tal vez,
sea en estas disposiciones en las que se muestre más claramente
la concepción centralista de este proyecto constitucional, en la
cual las provincias no tenían ningún derecho, ni siquiera el de
nombrar a sus propias autoridades. Se estableció que en cada
provincia habría un prefecto, nombrado por el Poder Ejecuti-
vo Nacional, el que “deberá cumplir en ella todas las órdenes
que le comunicará para su ejecución el Presidente”. Establecía
un Supremo Poder Judicial compuesto por nueve magistrados,
también contenía disposiciones referidas al poder judicial en
25
Se puede acceder a su texto completo: https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/
libros/5/2113/6.pdf
26
Monteagudo, Larrea, Planes, Valle y Cosme Argerich.
27
Según establecía su artículo 12: “La Religión Católica es y será siempre la del Estado”.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 237


cada provincia. Contaba con una sección destinada a la libertad
de imprenta y otra a las municipalidades.

Proyecto anónimo28 (unitario)


Se desconoce la autoría del proyecto. Se supone que se trata
de un trabajo realizado por algún integrante de la Asamblea
teniendo en cuenta y tomando en parte los otros dos proyec-
tos anteriores: el de la Comisión Oficial y el de la Sociedad
patriótica. Viene a completar la serie de proyectos unitarios
presentados en la Asamblea del Año XIII. Se compone de 187
artículos divididos en 13 capítulos.
A diferencia de los dos anteriores, este proyecto comienza con
un preámbulo bajo el título: Declaración de los derechos y
deberes del hombre en sociedad. Denomina al Estado como
Provincias Unidas del Río de La Plata, demarca su territorio,
adopta a la católica como la religión del Estado; sigue la divi-
sión tripartita de los poderes constituidos: Poder Legislativo
Bicameral (Senado y Sala de Representantes); el Poder eje-
cutivo en manos de un Directorio Ejecutivo de tres miem-
bros (triunvirato) elegidos por el poder legislativo. El Poder
Judicial compuesto por un Supremo Tribunal de Justicia, Tri-
bunales Superiores de provincia y jueces criminales y civiles
para todo el país. Este proyecto no contiene disposición algu-
na referida a las provincias, ni siquiera las menciona.

28
RAVIGNANI, Emilio. Asambleas Constituyentes Argentinas, seguidas de los textos
constitucionales, legislativos y pactos interprovinciales que organizaron políticamente la
Nación. Buenos Aires: Talleres S.A. Jacobo Peuser Ltda. 1939, Tomo VI, p. 623.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 238


Proyecto de Constitución Federal para las Provincias Uni-
das29 (federal)
Este proyecto de Constitución federal contiene el pensamiento
de Artigas, volcado en las Instrucciones Orientales que ya he-
mos analizado anteriormente. Tanto el presente, como el pro-
yecto territorial elaborado por la Banda Oriental, son comple-
mentarios. Uno fue pensado para organizar el Estado Nacional
(constitución nacional) y el otro para uno de los estados pro-
vinciales que lo integraban (constitución provincial).
El proyecto de constitución de carácter federal para las Provincias
Unidas de la América del Sur se denomina “Artículos de confe-
deración y perpetua unión entre las provincias de Buenos Ai-
res, Santa Fe, Corrientes, Paraguay, Banda Oriental del Uruguay,
Córdoba, Tucumán, etc.”. Resulta claro que la fuente de inspira-
ción fueron los Artículos de Confederación y Unión Perpetua de
los Estados Unidos de Norteamérica de 177730 y la Constitución
norteamericana sancionada en Filadelfia en 1787.31
A nuestro criterio, este proyecto constitucional presentado por
los diputados artiguistas en la Asamblea del Año XIII, si bien
no fue tratado ni aprobado, resulta ser una de las fuentes más

29
  RAVIGNANI, Emilio. Op. cit., tomo VI, p. 633.
30 
Constituyeron el primer documento de gobierno de los Estados Unidos, aprobados
en 1777 y ratificados en 1778. Se establece una confederación entre los trece estados
independientes para la defensa común, seguridad de sus libertades y bienestar general y
recíproco. En 1787 la confederación se extinguirá para dar paso al primer Estado fede-
ral moderno con la constitución de ese mismo año, que adoptará la forma de gobierno
republicana presidencialista y la forma de Estado democrático y federal. Ver BIDART
CAMPOS, Germán. Manual de Historia Política. Buenos Aires: Ediar, 1997, p. 224.
31
A su vez, toma principios económicos de la constitución de Virginia y de la de Massa-
chusetts las bases del constitucionalismo local. También el proyecto contiene los dere-
chos incluidos en las diversas enmiendas a la constitución norteamericana hasta 1811.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 239


importantes de la Constitución Nacional sancionada en 1853.
De acuerdo a este proyecto constitucional, cada provincia
retenía su soberanía, libertad e independencia y todo poder,
jurisdicción y derecho que no fuera expresamente delegado.
Las provincias entraban en una liga de amistad para la defen-
sa común y para su mutua y general felicidad. Se obligaban a
asistirse entre ellas en caso de violencia o ataques.32 Estableció
el principio de igualdad absoluta entre todos los habitantes de
las distintas provincias.33
En cuanto a la organización de los poderes, consagró un Poder
Legislativo Bicameral, con dos cámaras separadas: una Sala de
Representantes (diputados de la nación, elegidos por el pueblo
de las provincias por dos años, en proporción de uno por cada
veinte mil habitantes y debían ser mayores de 25 años) y un
Senado compuesto por dos senadores por provincia mayores
de 30 años. Los legisladores serían remunerados por el tesoro
nacional y no podrían ser arrestados por sus discursos o de-
bates, tampoco podían recibir empleos ni funciones de otros
poderes. Este proyecto es el primero en organizar un Congre-
so federal siguiendo el modelo norteamericano, el que luego
tendrá su consagración definitiva en la Constitución de 1853.

32 
Art. 3. Ver RAVIGNANI, Emilio. Asambleas constituyentes argentinas. Op. cit., tomo
VI, p. 634.
33 
El art. 4 estableció que para asegurar la unión entre las distintas provincias, los ha-
bitantes libres de cada una de ellas tenían el privilegio e inmunidades inherentes a los
ciudadanos de las demás, libre entrada en todas las provincias y mismos privilegios
con referencia al tráfico y al comercio y mismos deberes y restricciones (igualdad ci-
vil y económica entre los habitantes de las distintas provincias). RAVIGNANI, Emilio.
Asambleas constituyentes argentinas. Op. cit., tomo VI, p. 634.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 240


El Poder Ejecutivo estaba en manos de un presidente, quien
duraba dos años en su cargo sin poder ser reelegido. Este pro-
yecto estableció un curioso mecanismo rotativo de designa-
ción: se debía sortear un candidato entre todas las provincias.
La provincia que salía beneficiada debía ser excluida del si-
guiente sorteo para que, de esta forma, todas pudieran nom-
brar al presidente de la República.34
Fueron establecidos principios del debido proceso: inviolabili-
dad de “casas, papeles y efectos”; prohibición de arresto sin orden
previa (art. 47); imposibilidad de doble juzgamiento por el mis-
mo hecho (art. 48); protección de la vida, libertad y bienes (art.
48), juez natural (art. 50); prohibición de penas crueles (art. 51).
Se instituye un poder judicial doble; uno para los asuntos de
carácter nacional (federal) y otro para las cuestiones de las
provincias (organizado en la constitución provincial). En
cuanto a la justicia federal, este proyecto faculta al Congreso
en su art. 35 la creación de tribunales inferiores a la Corte
Suprema de Justicia. De acuerdo a los principios clásicos, ni el
Poder Legislativo ni el Poder Ejecutivo podrán ejercer funcio-
nes propias del Poder Judicial (art. 63).
Asimismo, el proyecto establece la posibilidad de que la
Constitución pudiera ser reformada. Para que ello ocurriera
debería declararse la necesidad de la reforma por las dos ter-
ceras partes de ambas cámaras o a solicitud de las dos terceras
partes de las legislaturas provinciales (art. 62).
34
Ver art. 41 del proyecto.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 241


La última parte está dedicada a los “puntos principales de la
Constitución provincial”. Allí, en cuatro artículos, quedan
formuladas las bases sobre las cuales las provincias dictarían
sus respectivas constituciones locales (soberanía popular,
igualdad en el ejercicio de las funciones públicas, libertad de
comicios y elecciones, entre otras).

Proyecto de Constitución Territorial para la Provincia


Oriental35 (federal)

Como fue expresado con anterioridad, el pensamiento fede-


ral de Artigas se ve reflejado en los dos proyectos de Consti-
tución (uno nacional y otro provincial) que necesariamente
deben complementarse. De allí que los diputados orientales,
además del Proyecto de Constitución federal para las Provin-
cias Unidas, llevaron a la Asamblea un proyecto de Constitu-
ción territorial para la Banda Oriental.
El proyecto comienza con un capítulo dedicado a los derechos
y declaraciones de carácter general. Allí se establecen los “dere-
chos naturales” (vida, libertad, seguridad, felicidad); libertad de
cultos; enseñanza primaria obligatoria y gratuita; derecho a la
igualdad; derecho de la provincia oriental a gobernarse como
un Estado libre, soberano e independiente en ejercicio de todo
el poder no delegado a las Provincias Unidas. Se estableció que
35 
Se puede acceder a su texto completo en DEMICHELI, Alberto. Formación Nacional
Argentina. Derecho Público Preexistente. Pactos Interprovinciales y su Constituciona-
lización. Buenos Aires: Depalma, 1971, tomo I, p. 415.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 242


el Gobierno es instituido para el bien común y felicidad de los
pueblos y no para el interés privado de hombre ni familia algu-
na; se instauró el derecho de acceso a la justicia en defensa de
la persona o la propiedad; se consagraron las reglas del debido
proceso; libertad de imprenta; elecciones libres, independencia
del poder judicial y división de poderes.36
Seguidamente, el proyecto se refiere a la parte orgánica de la
Constitución. Adopta la clásica división tripartita de los po-
deres constituidos. Poder Legislativo bicameral, compuesto
por una Sala de Representantes y un Senado. Poder Ejecu-
tivo a cargo de un “Gobernador de la Provincia Oriental del
Uruguay”, 37 elegido por ambas cámaras y con una duración
de un año en su cargo. En cuanto al Poder Judicial, estaría a
cargo de los cabildos de las ciudades y villas. El proyecto con-
templaba una justicia rápida, eficiente y gratuita.38 Por último
destacamos la firme intención, plasmada en el proyecto, de
fomentar la enseñanza media y superior.39

36 
Ver capítulo 1, arts. 1 a 21 del proyecto.
37
  Capítulo 4, art. 1 del proyecto.
38 
En estos términos se refiere GALLETTI, al analizar el poder judicial en este proyecto
de constitución territorial. Ver GALLETTI, Alfredo. Op. cit., p. 306. Por nuestra parte
creemos encontrar algo referido a la gratuidad del proceso judicial en el art. 8 del capí-
tulo 5 del proyecto bajo el título “Poder Judiciario”, en donde se establece la prohibición
de papel sellado para pleitos.
39
El art. 5 del capítulo 5 textualmente reza: “Art. 5 [Enseñanza media y superior] Y
respecto a que nuestros sabios y piadosos europeos-españoles nos han mezquinado las
artes, ciencias y bellas literaturas, con el fin depravado de que viviéramos en la vege-
tación de la oscuridad, ignorancia y desinterés de las ventajas que contribuyen al gran
beneficio de los pueblos, preservación de sus derechos y libertad: será una ley precisa
para el poder legislativo y demás magistrados presentes y venideros de esta provincia, el
fomentar y levantar los seminarios para las ciencias, artes, aulas de gramática, filosofía,
matemáticas y lenguas; fomentar las sociedades (privadas) y públicas e instrucciones
para la promoción de la agricultura, comercio, oficios, manufacturas e historia natural

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 243


5) El Directorio. Sublevación de Fontezuelas. Disolu-
ción de la Asamblea

En enero de 1814, la Asamblea decidió la concentración del


poder ejecutivo en una sola persona, creando así el cargo de
director supremo de las Provincias Unidas.40 Como conse-
cuencia de ello, quedó abolido el triunvirato. Así, en su sesión
del 22 de enero de 1814 fue designado para el nuevo cargo
don Gervasio Antonio Posadas, quien desempeñará sus fun-
ciones hasta su renuncia un año más tarde, el 9 de enero de
1815. El Director estaría acompañado por un Consejo de Es-
tado integrado por nueve miembros encargados de asistirlo y
asesorarlo en los asuntos de gobierno.
Los acontecimientos en Europa ante las derrotas sufridas por
Napoleón en sus campañas y el inminente regreso del monar-
ca Fernando VII al trono de España, quien se suponía no du-
daría en sofocar las revoluciones americanas, determinaron
que la Asamblea concentre el gobierno en una sola persona.
A esta delicada situación externa se sumaban las derrotas del
ejército patriota en las batallas de Vilcapugio y Ayohuma.41

del país, y todo afectos social y sentimiento generosos que acrediten las virtudes de un
pueblo bien civilizado entre las Naciones cultas”. Ver en DEMICHELI, Alberto. Forma-
ción Nacional Argentina. Derecho Público Preexistente. Op. cit., p. 430.
40 
Mediante resolución de la Asamblea se dispuso: “Concentración del Poder Ejecutivo.
Sesión del Sábado 22 de enero de 18 14. La Asamblea General Constituyente ordena,
que la Suprema Potestad Ejecutiva se concentre en una sola persona, bajo las cualidades
que establecerá la ley. Valentín Gómez, Presidente. Hipólito Vieytes, Secretario. Nota—
En virtud de esta ley fue nombrado en el mismo día Supremo Director del Estado D.
Gervasio Antonio Posadas”. Ver en PRADO Y ROJAS, Aurelio. Leyes y Decretos pro-
mulgados en la Provincia de Buenos Aires desde 1810 a 1876. Op. cit., p. 233.
41
Batalla de Vilcapugio, el ejército de Belgrano es derrotado por los realistas al mando
de Pezuela el 1 de octubre de 1813. En Ayohuma, Belgrano es derrotado por segunda

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 244


Entre tanto, la figura de Artigas se había consolidado en la Ban-
da Oriental y en las provincias del litoral, convirtiéndose en un
verdadero caudillo entre sus seguidores. Su prestigio y lideraz-
go, indiscutido en las poblaciones, encontraba fundamento en
su espíritu localista, en su sentimiento de libertad contra sus
enemigos realistas y portugueses, como así también en su firme
postura contra la política centralista de Buenos Aires.
La sola posibilidad de una federación propuesta por Artigas
resultaba para los hombres del Gobierno una idea anárqui-
ca, bárbara o salvaje, opuesta al criterio llevado adelante por
los dirigentes porteños desde el inicio de la Revolución. Por
todo ello, es que no transcurrirá mucho tiempo para que las
relaciones entre las autoridades porteñas y Artigas llegaran
a deteriorarse y entraran en una franca tensión. A tal punto
llegará dicho enfrentamiento, que Posadas, al asumir como
director supremo, lo declaró infame, traidor y enemigo de la
patria, lo puso fuera de la ley y ofreció recompensa a quien lo
entregara vivo o muerto.42
En junio de 1814 cae Montevideo, último reducto realista
en el Río de la Plata. Será el tiempo de Artigas que, insta-
lado hacia el litoral del río Uruguay en su campamento La

vez por el Ejército realista el 14 de noviembre de 1813 dando por finalizada la segunda
expedición auxiliadora al Alto Perú.
42
En efecto, Antonio Gervasio de Posadas emitió un decreto fechado el 11 de febrero de
1814, mediante el cual dispuso declarar a “Don José de Artigas infame, privado de sus
empleos, fuera de la ley, y enemigo de la patria…”. “…Será perseguido, y muerto en caso
de resistencia”, para concluir, finalmente, poniendo precio a la cabeza del caudillo orien-
tal: “… Se recompensará con seis mil pesos al que entregue la persona de D. José Artigas
vivo o muerto”. RAVIGNANI, Emilio. Asambleas constituyentes argentinas. Op. cit., p. 72.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 245


Purificación, gobernará su territorio hasta que se produzca
la invasión portuguesa de la Provincia Oriental. El caudi-
llo, que comienza a ser llamado el “Protector de los pueblos
libres”, se encuentra en la cúspide de su carrera política.
Comienza a recibir apoyo de los pueblos de las provincias
litorales, produciéndose una verdadera expansión del fede-
ralismo artiguista por toda la región.
Durante su breve gobierno, Artigas se mostró preocupado
por la situación de la campaña oriental: inseguridad, dismi-
nución de la riqueza ganadera y latifundios improductivos.
En este contexto da a conocer el 10 de septiembre de 1815
el Reglamento de Tierras,43 un documento de gran trascen-
dencia política que contiene aspectos sociales, económicos y
productivos. En él se propone un proceso de distribución de
tierras entre los más vulnerables. “Negros libres, zambos, in-
dios, criollos pobres, viudas pobres con hijos” podrían verse
beneficiados con la asignación de tierras para ser trabajadas
propendiendo a la felicidad de la provincia y de sus habitantes.
Será en el artículo 6 del Reglamento de Tierras donde quedará
plasmada una de las frases más famosas del ideario artiguista:
“Los más infelices serán los más privilegiados”.44
43
El documento llevaba el título de “Reglamento Provisorio de la Provincia Oriental
para el fomento de la Campaña y seguridad de sus Hacendados”. Se puede acceder al
mismo en Biblioteca Virtual Universal: http://www.biblioteca.org.ar/libros/158184.pdf
44 
El artículo 6 textualmente rezaba: “Por ahora el señor alcalde provincial y demás
subalternos se dedicarán a fomentar con brazos útiles la población de la campaña. Para
ello revisará cada uno, en sus respectivas jurisdicciones, los terrenos disponibles; y los
sujetos dignos de esta gracia con prevención que los más infelices serán los más pri-
vilegiados. En consecuencia, los negros libres, los zambos de esta clase, los indios y
los criollos pobres, todos podrán ser agraciados con suertes de estancia, si con su tra-

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 246


La Liga de los Pueblos Libres. Congreso de Oriente (1815)
El 29 de junio de 1815 se reunieron en el llamado Congreso de
Oriente, en Arroyo de la China (actual ciudad de Concepción
del Uruguay, provincia de Entre Ríos), los representantes de
las provincias que respondían al caudillo oriental. Allí con-
currieron Misiones, Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, Corrien-
tes y la Banda Oriental. Ese mismo día quedó conformada
una alianza federal, que de hecho ya existía, conocida como la
“Liga de los Pueblos Libres” bajo el protectorado de Artigas.
Su primer acto fue declarar solemnemente la independencia
de la monarquía española.45
La liga federal de 1815 impondrá en nuestro país no solo sus
principios federativos, sino también la técnica de los pactos
interprovinciales como base previa a toda posible organiza-
ción nacional.
El 9 de enero de 1815 Posadas presentó la renuncia a su cargo
de director supremo. Ese mismo día la Asamblea designó al jo-

bajo y hombría de bien propenden a su felicidad, y a la de la provincia”. En tanto que


el artículo 7 disponía: “Serán también agraciadas las viudas pobres si tuvieren hijos.
Serán igualmente preferidos los casados a los americanos solteros, y estos a cualquier
extranjero”.
45
Como señala José María Rosa, “no se llevaron actas del Congreso de Oriente, o fue-
ron destruidas. Sus resoluciones se inducen de la correspondencia de Artigas y sus
integrantes”. ROSA, José María. Op. cit., tomo III, p. 144. Es por ello que no existiría
certeza de tal declaración de independencia. Señala O´Donnell que el propio Artigas, al
enterarse de la declaración del Congreso de Tucumán un año más tarde, le escribe una
carta al Director Supremo Juan Martín de Pueyrredón recordándole que “Ha más de
un año que la Banda Oriental enarboló su estandarte tricolor y juró su independencia
absoluta y respectiva. Lo hará V.E. presente al Soberano Congreso para su Superior
conocimiento”. Ver O´DONNELL, Pacho. 1815, La primera declaración de indepen-
dencia argentina. Buenos Aires: Editorial Aguilar, 2015.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 247


ven general Carlos María de Alvear para reemplazarlo. Su go-
bierno fue muy breve, tan solo estará tres meses en funciones.
Alvear intentará un acuerdo con Artigas quien se opondrá
a un entendimiento con las nuevas autoridades centrales.
Como el artiguismo no quiso pactar, entonces decidió enfren-
tarlo. Alvear tomó la determinación de enviar un ejército al
mando del brigadier Ignacio Álvarez Thomas para enfrentar
a las tropas de Artigas en Santa Fe. Pero ocurrió que en el tra-
yecto, al arribar a la posta de Fontezuelas el 3 de abril de 1815,
la columna enviada contra las montoneras del litoral (con su
jefe a la cabeza) se sublevó. Desde allí las tropas sublevadas
intimaron al director a que abandone el mando, en un claro
apoyo al caudillo oriental. Frente a tal situación, y sin apoyo
de sus propios aliados, Alvear presentó su renuncia ante la
Asamblea el 14 de abril de 1815.46

Disolución de la Asamblea
La caída de Alvear arrastró la suerte de la Asamblea, la que es
formalmente disuelta por el Cabildo de Buenos Aires el 15 de
abril de 1815.47 El cabildo reasumió así de manera provisoria
la autoridad soberana y pasó a dictar en consecuencia algunas
disposiciones referidas a la creación de un gobierno provisio-
nal. Resolvió convocar al pueblo de Buenos Aires para que

46 
Ampliar en PALACIO, Ernesto. Historia Argentina 1515-1955. Buenos Aires: A. Peña
Lillo Editor S.A., 1979, p. 216.
47
Ver LÓPEZ ROSAS, José Rafael. Historia constitucional argentina. Tercera edición.
Buenos Aires: Astrea, 1984, p. 219.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 248


eligiese un grupo de electores con facultades para nombrar
un gobierno provisorio hasta la reunión de un Congreso Ge-
neral de las Provincias. Así, una vez efectuado el escrutinio, se
nombró al general Rondeau como director supremo ´proviso-
rio, quien por encontrarse al frente del ejército del norte, sería
reemplazado por Álvarez Thomas en calidad de suplente.
Al mismo tiempo, el cabildo dispuso la creación de un orga-
nismo colegiado de carácter moderador: la Junta de Observa-
ción, compuesta por cinco ciudadanos “virtuosos” que daría
al nuevo gobierno un Estatuto provisional.48
A la hora de analizar los sucesos que rodearon la crisis de la
Asamblea del Año XIII, en tanto que no logró sus objetivos
de independencia y constitución, debemos tener presente la
situación europea de aquellos años. Europa había cambiado
radicalmente en los primeros meses de 1814. Con la abdica-
ción de Napoleón y la vuelta al trono en España de Fernando
VII, desapareció la causa que justificaba la revolución ameri-
cana. Los pueblos de las colonias se habían levantado en nombre
del rey cautivo, de allí que su liberación y regreso al poder no les
daba más chances que recibirlo con beneplácito y deponer las ar-
mas. Pero la partida estaba demasiado avanzada para retroceder.
El regreso del rey Fernando VII al trono de España trastocó
los planes del grupo dirigente, llevando a la Asamblea al des-

Los electos resultaron ser: Esteban Gascón, Pedro Medrano, Antonio Sáenz, Mariano
48 

Serrano y Manuel de Anchorena. Como suplentes fueron designados: Manuel Obliga-


do y Domingo Zapiola. Ver en IBAÑEZ, José. Historia de las Instituciones Políticas y So-
ciales en América y en el actual territorio argentino. 6ta edición. Buenos Aires: Editorial
Troquel S.A., 1962, p. 78.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 249


concierto y a la improvisación, para terminar disolviéndose
a poco más de dos años de su creación sin poder cumplir su
cometido inicial.
El Estatuto Provisional de 1815 dado por la Junta de Obser-
vación estableció que el Poder Ejecutivo debía convocar a las
ciudades y villas de las provincias interiores para que envíen
diputados a un Congreso a reunirse en la ciudad de Tucumán.
Dicho Congreso logró cumplir los dos objetivos que no pudo
la Asamblea del Año XIII: declaró la independencia en 1816 y
sancionó una Constitución en 1819.49

49
La Constitución de 1819 fue sancionada por el Congreso una vez que este se había
trasladado a Buenos Aires.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 250


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CAPÍTULO V
EL CONGRESO DE TUCUMÁN

Por Carlos Raúl Goyena

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 255


CAPÍTULO V

EL CONGRESO DE TUCUMÁN

Por Carlos Raúl Goyena1*

Sumario.
1) Convocatoria del Congreso de Tucumán 2) El contexto in-
ternacional. El Congreso de Viena. La Santa Alianza 3) El
Congreso de Oriente. La Declaración de la Independencia 4)
La Declaración de la Independencia 5) El debate sobre la for-
ma de gobierno. Negociaciones monárquicas 6) Constitución
de1819. Fuentes. Análisis. Caracterización del Senado 7) La
Batalla de Cepeda. Tratado del Pilar. Los pactos interprovin-
ciales. Los pactos preexistentes. Bibliografía

1 
*Profesor Adjunto Interino Cátedra III de Historia Constitucional de la Facultad de Cien-
cias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional de La Plata. Abogado. Especialista en
Derecho Penal y Criminología. Magister en Derechos Humanos UNLP (tesis en prepara-
ción). Auxiliar Letrado Relator del Tribunal de Casación Penal de la Provincia de Buenos
Aires. Colaboraron en el presente capítulo: Sofía Bouchoux y Manuel Estaban Carames,
abogados (UNLP) y auxiliares docentes de Historia Constitucional Argentina de la Facultad
de Ciencias Jurídicas y Sociales de la UNLP.

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1) Convocatoria del Congreso de Tucumán

En 1815 la situación política era extremadamente compleja lue-


go de la caída de Alvear y la disolución de la Asamblea de 1813
sin cumplir sus objetivos de independencia y constitución.
El contexto internacional era contrario a la Revolución. La
derrota de Napoleón, iniciada en 1813 y definitiva en 1815,
reacomodó la política europea que se volvió conservadora y
monárquica conforme los dictámenes del Congreso de Viena
y la Santa Alianza. Por su parte, Fernando VII retomó el tro-
no español y fijó entre sus objetivos recuperar los dominios
americanos. Serán años de embestida contrarrevolucionaria
en América, sufriendo el país sucesivas invasiones en el nor-
te, mientras que San Martín cruza los Andes en su campaña
libertadora.
A partir de 1815, el Directorio (Gobierno central con sede en
Buenos Aires que aún no es provincia) buscó consolidar su
autoridad. Se dictaron dos textos provisorios para organizar
el Gobierno (en 1815 y 1817) y se convocó a un nuevo Con-
greso en Tucumán, que el 9 de julio de 1816 declaró la inde-
pendencia. El mismo Congreso, trasladado a Buenos Aires,
intentó organizar el país, dictando una Constitución en 1819,
e instaurar una monarquía. Ambos proyectos fracasaron.
Durante estos años, se profundizó el conflicto entre el poder
central (Directorio y Congreso ya trasladado a Buenos Aires)
y Artigas, que desde la Banda Oriental extendió su influencia

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 257


y puso bajo su protección las provincias de Santa Fe, Entre
Ríos, Corrientes, Misiones e incluso Córdoba; dando naci-
miento a la Liga de los Pueblos Libres.
El conflicto fue aprovechado por los portugueses que, desde
el Brasil, invaden la Banda Oriental. La guerra civil entre el
Directorio y la Liga de Los Pueblos Libres culminó cuando las
montoneras al mando de López y Ramírez (en representación
de Los Pueblos Libres) derrotaron a las fuerzas del Directorio
en la batalla de Cepeda, se hicieron presentes en Buenos Aires
y se firmó el Tratado del Pilar (año 1820), sucesos que produ-
jeron cambios profundos y duraderos en la historia política
de nuestro país.
El levantamiento de Fontezuelas, la caída de Alvear y la diso-
lución de la Asamblea de 1813, hicieron necesario reacomo-
dar rápidamente el poder en Buenos Aires. Para ello, y bajo la
tutela del Cabildo, la Junta de Observación (organismo pro-
visorio que surgió en ese contexto) entre los meses de abril y
mayo de 1815 reorganiza el poder central en Buenos Aires,
dictando el 5 de mayo de ese año el “Estatuto Provisional para
la dirección y administración del Estado”.
El Estatuto es un instrumento extenso (es más largo que la
Constitución Nacional) y meticuloso que aborda numerosos
temas divididos en un preámbulo, secciones y capítulos.
En la primera sección que lleva el título: El hombre en socie-
dad, se establecen los derechos de los habitantes (vida, honra,
libertad, igualdad, propiedad y seguridad); la religión católica

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 258


apostólica romana es la religión del Estado a la que todo hom-
bre deberá respetar y cuya infracción será mirada como una
violación de las leyes fundamentales del país; regla los derechos
de ciudadanía e instaura el sufragio calificado pues su ejercicio
se suspendía “por ser doméstico asalariado, por no tener pro-
piedad y oficio lucrativo o útil para el país”.
Establecía una división tripartita de poderes. El ejecutivo conti-
nuaría a cargo del Director de Estado, aunque se buscaría limitar
su poder bajo un mayor control de la Junta de Observación y el
Cabildo de Buenos Aires. Se designa a Rondeau como director,
pero como se encontraba con el Ejército del Norte, el cargo será
ocupado por Álvarez Thomas hasta abril de 1816. El poder le-
gislativo quedaba a cargo de la Junta de Observación, hasta que
el Congreso decidiera sobre el tema. Las funciones de la Junta
eran múltiples, pues además de su labor legislativa, se reservaba
competencia constituyente de modificar el Estatuto. Asimismo,
se proyectaba el establecimiento del poder judicial en cabeza de
un Tribunal de Recursos extraordinarios y otros tribunales de
menor rango.
El Estatuto contenía complejas disposiciones electorales (in-
cluía disposiciones sobre la elección de los gobernadores de
provincias que no tendría mayor acatamiento); regulaba el
funcionamiento del Ejército y la Marina y se reproducían las
leyes de seguridad e imprenta.
La consecuencia más importante del Estatuto será que facul-
taba al director del Estado a invitar a “todas las ciudades y

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 259


villas” a nombrar diputados a un congreso a celebrarse en Tu-
cumán que debía dictar la Constitución.
La elección en Tucumán, y no en Buenos Aires (sede del Di-
rectorio y de la Junta que dictó el Estatuto), tuvo varias razo-
nes: primero la necesidad de mostrar un cambio político ante
el fracaso de la Asamblea de 1813 y el directorio de Alvear que
muchos autores califican de dictadura; demostrar presencia
en el norte, donde se desarrollaba la guerra por la indepen-
dencia y se soportaban las invasiones realistas (contrarrevolu-
ción de españoles o americanos que apoyaban la continuidad
de la dependencia con el rey de España); otro factor muy im-
portante fue que en las afueras de Tucumán (en La Ciudade-
la) se encontraba asentado el Ejército del Norte que brindaría
seguridad y apoyo al Congreso.
El Estatuto únicamente tendrá vigencia en Buenos Aires bajo
la órbita del director de Estado. En las provincias no tendrá
una acogida favorable, salvo en lo relativo a la convocatoria
al Congreso, iniciativa a la que se sumarán las provincias
cuyanas, del nordeste y algunas alto peruanas.
Si bien inicialmente el nuevo Directorio buscó distender la
tensión con Artigas, la relación vuelve a deteriorarse rápi-
damente dada la contradicción total de ambos proyectos
políticos. La Junta de Observación, el Cabildo local y el Di-
rectorio (todos con sede en Buenos Aires) se volverán más
conservadores. Los posteriores intentos de instaurar una
monarquía europea en el país harán inevitable el conflicto

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 260


entre las posiciones centralistas-unitarias de Buenos Aires y
las provincias federales de la Liga.

2) El contexto internacional. El Congreso de Viena. La San-


ta Alianza

Durante el final del siglo XVIII y principios del XIX, en Eu-


ropa se producen grandes cambios políticos impulsados por
la Revolución francesa bajo su consigna de Liberté, Egalité,
Fraternité (libertad, igualdad y fraternidad); que, aún con sus
contradicciones, tuvo un enorme impacto y sus consecuen-
cias se extendieron hasta el presente.
Las victorias en las guerras napoleónicas (1799-1815) expan-
den el territorio francés y el ideario revolucionario de Rous-
seau, Voltaire y Montesquieu (por nombrar algunos); lo cual
hace temblar el absolutismo monárquico en todo el conti-
nente europeo y americano, como lo demuestran los sucesos
acaecidos en España (Aranjuez y Bayona 1808, caída de la
Junta Central de Sevilla y Revolución de Mayo de 1810).
Pero el contexto internacional cambiaría drásticamente y en
1815 se volvería contrario a la Revolución americana.
Hasta el año 1812-1813, Napoleón dominó el continente derro-
tando la resistencia de las sucesivas colaciones en un sinfín de
victorias. Sin embargo, nunca pudo doblegar a Gran Bretaña que
mantuvo su política de resistir y combatir a Napoleón en todos

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 261


los frentes, organizando y solventando alianzas contra el Impe-
rio, entre ellas el movimiento juntista español. Además, desde la
batalla de Trafalgar (1805) el predominio naval inglés era incues-
tionable y estaba a salvo de cualquier intento de invasión.
La segunda excepción a la hegemonía continental napoleóni-
ca es su relación con Rusia. Tras los enfrentamientos iniciales,
luego de la victoria francesa en Friedland, los imperios por
medio del Tratado de Tilsit (1807), acuerdan la paz y se divi-
den sus influencias al oeste (Francia) y al este (Rusia) del río
Niemen (actualmente corre por Lituania y Bielorrusia). Esa
frágil paz se deteriora debido a las crecientes imposiciones de
Bonaparte, quien no cejaba en su ambición imperialista.
En el verano de 1812 Napoleón invade Rusia (con un ejérci-
to de más de 500 000 hombres, la Grand Armée). Los rusos
optan por no dar una batalla decisiva, retrocedían y dejan de-
trás de sí un territorio arrasado. Finalmente, los ejércitos cho-
can en la sangrienta batalla de Borodinó, que significaría un
triunfo pírrico2 para los franceses, pues los rusos abandonan
la ciudad y preservan lo que quedaba de su ejército. Si bien los
franceses pudieron tomar Moscú, no pudieron consolidar su
situación ante la negativa de los rusos a firmar la paz. Moscú
sufre un gigantesco incendio del cual se culparon mutuamen-
te rusos y franceses (septiembre de 1812).

2 
Es una victoria por la cual se paga tan alto precio que no compensa el esfuerzo reali-
zado y el costo. La expresión alude a Pirro, rey de Epiro, quien derrotó en batalla a
los romanos (año 279 a. C.), pero sufrió tantas bajas que luego no pudo continuar
la guerra.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 262


En ese momento la defensa rusa se ve fortalecida por el inicio
del crudo invierno (según Napoleón fue derrotado por el “ge-
neral invierno”) dejando aislado al extenuado ejército francés,
sin una línea de suministro efectiva y sin estar preparada para
los rigores de una campaña bajo ese clima, por lo cual Napo-
león se ve forzado a abandonar Moscú, renunciar a la toma de
San Petersburgo (ciudad en la que se encontraba el zar Ale-
jandro I) y comenzar la penosa retirada hacia occidente. Las
tropas rusas, mejor preparadas para las frías temperaturas y
alentadas por la defensa de su patria, comienzan a perseguir
y atormentar al ejército invasor. Ante la crítica situación Na-
poleón abandona sus tropas y escapa hacia París. La “Grand
Armèe” será liquidada estimándose que menos del diez por
ciento del ejército logró regresar.
El desastre de la campaña rusa da pie para armar una nueva coa-
lición (la sexta coalición) contra Napoleón conformada por Ru-
sia, Prusia, Austria y el Reino Unido. Esta coalición lo derrota en
la batalla de Leipzig (octubre de 1813).
La necesidad de Napoleón de restarse enemigos produjo un
cambio transcendente en España, pues por medio del tratado
firmado en el castillo de Valençay (diciembre de 1813), donde
Fernando VII se encontraba prisionero, se estipuló su liberación
y regresó al trono español a cambio del cese de hostilidades y la
concertación de un tratado de comercio entre España y Francia.
Al regresar a España, Fernando VII buscó concentrar y forta-
lecer su autoridad, para lo cual disolvió el Consejo de Regencia

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 263


(organismo que regía en su nombre y organizaba la resistencia
a la ocupación francesa).
Otras de las medidas de Fernando VII fue derogar la consti-
tución liberal de Cádiz de 1812, que había establecido que la
soberanía radicaba en la Nación y no en el rey, instauraba una
monarquía constitucional con separación de poderes, sufragio
universal (masculino) y numerosos derechos civiles y políticos
que serán fuente habitual de la posterior legislación americana.
La negativa de Fernando VII a cualquier cambio fue tan ta-
jante que ordenó fusilar a los autores de esa Constitución. La
vuelta al trono de Fernando VII significó la reinstauración en
España de un obsoleto y anacrónico absolutismo, lo que gene-
raría posteriores revoluciones liberales en aquella península.
A partir de ese momento, las revoluciones americanas supie-
ron que el objetivo español sería reconquistar sus dominios y
que no habría ningún reconocimiento de libertad o autono-
mía de parte de los Borbones españoles.
Volviendo al plano continental, ante las sucesivas derrotas,
Napoleón renunció como emperador de Francia (mayo de
1814) y fue exiliado en la isla de Elba (situada en el mar Tirre-
no entre las costas de Italia y Francia). En Francia se restauró
la monarquía, volvieron los Borbones con Luis XVIII como
rey, quien tuvo dificultades para consolidar su poder al per-
sistir un sentimiento nostálgico que anhelaba las glorias mili-
tares del Imperio. Las grandes potencias vencedoras comen-
zaron a reorganizar la política continental, pero en marzo de

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 264


1815 todo quedó en pausa cuando Napoleón escapó de Elba
y desembarcó en el sur de Francia, comenzando el Gobierno
de los Cien Días.
Si bien Napoleón ingresó triunfalmente en París (el rey de-
bió huir hacia Bélgica), su ejército ya no era invencible y
se encontró rodeado de enemigos que se preparaban para
invadir Francia. Decidido a no esperar, buscó enfrentarse al
ejército conjunto de británicos y prusianos, siendo derrotado
en junio de 1815 por las fuerzas al mando de Wellington. A
Napoleón le había llegado su Waterloo.  Esta vez los vencedores
lo encarcelaron en la solitaria isla de Santa Elena en el medio
del océano Atlántico sur, donde morirá en mayo de 1821.
Ante la derrota definitiva de Napoleón, los vencederos vuelven
a reunirse en Viena. Wellington y Castlereagh por Gran Bre-
taña; el emperador Francisco I y su canciller Metternich, por
Austria; el zar Alejandro I, por Rusia; y el rey Federico Guiller-
mo III, por Prusia; tomarán las grandes decisiones, más allá de
la participación de España y el resto de los reinos europeos.
El Congreso reorganizó la política y el territorio del conti-
nente. Políticamente buscó restaurar las monarquías y abolir
el ideario revolucionario liberal. Se defendió el legitimismo
dinástico que implicaba restituir en cada una de las coronas
europeas a los herederos de las respectivas dinastías gober-
nantes y retrotraer la política a la situación previa a la Revolu-
ción francesa (lo que efectivamente sucedió en España).

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 265


Asimismo, una política de consolidación (o equilibrio con-
tinental) que implicó el reparto de territorios en favor de los
vencederos sin respetar nacionalidades o etnias, sin perjui-
cio de lo cual, será una división que forjará una cohesión
duradera y evitará por mucho tiempo una nueva guerra to-
tal en el continente. A grandes rasgos podemos señalar que
Francia, España y Portugal quedaron con su territorio an-
terior a 1792; Rusia anexó Polonia; Gran Bretaña, Malta y
Ciudad del Cabo; Austria expandió su hegemonía hacia el
norte de la actual Italia y sobre la Confederación Germáni-
ca. Por su parte, Prusia ganó territorio en Renania y Sajonia
(actualmente son Alemania, el primero se encuentra en la
zona de la frontera con Francia y Países Bajos y el segundo
limitaría con la actual República Checa).
Los objetivos del Congreso, estabilidad monárquica y sen-
timiento antiliberal, fueron reforzados por el accionar de la
Santa Alianza, que nació como un pacto sagrado de los tres
grandes monarcas reunidos en Viena (Francisco I de Austria;
el zar Alejandro I de Rusia y el rey Federico Guillermo III de
Prusia) quienes eran profundamente religiosos, de allí su auto
denominación de “Santa”. Se vinculó la defensa de la monar-
quía con la defensa de la fe cristiana (más allá de que Austria
era católica, Rusia ortodoxa y Prusia protestante).
Las potencias se comprometieron solidariamente y en con-
junto a apaciguar cualquier revolución que pusiera en duda
los principios señalados. La Santa Alianza además sostuvo el

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 266


derecho divino de los reyes a gobernar, contrariando así de
plano el ideario impulsado por la Revolución francesa. Gran
Bretaña y Francia se adhirieron a la Alianza en 1818.
Si bien la Santa Alianza en los hechos se disolvería pocos años
después y fracasaría en su intento de impedir cambios libera-
les en la mayor parte de Europa (habrá revoluciones liberales
en 1830 y, fundamentalmente, en 1848); al momento de ini-
ciar el Congreso de Tucumán en las Provincias Unidas (1816),
la coalición europea aparecía como una fuerza inmodificable.
El nuevo panorama europeo muestra a Fernando VII como
rey de España, reconocido por todas las potencias de Europa;
la monarquía ratificada como único sistema de organización;
las revoluciones liberales o nacionales serían combatidas por
la Santa Alianza en Europa y eran condenadas en todos los
territorios bajo su influencia, entre ellos la América española.
En ese contexto internacional tan desfavorable, se debía con-
tinuar con la guerra por la independencia, que ni siquiera ha-
bía sido formalmente declarada.

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3) El Congreso de Oriente. La Declaración de la
Independencia

Por encima de los nombres y gobiernos, el conflicto entre el


centralismo de Buenos Aires y el federalismo de Artigas era
inevitable, dado sus objetivos e ideas incompatibles. Fueron
antecedentes de esas desavenencias, la firma del tratado de paz
del Primer Triunvirato con los realistas de 1811; el rechazo de
los diputados orientales a la Asamblea de 1813; los conflictos
entre las tropas directoriales y artiguistas durante el sitio de
Montevideo, que culminaría en la declaración de Artigas
como “infame y enemigo de la Patria” (decreto de Posadas en
1814), situación que persistirá (más allá de breves y frágiles
acercamientos) hasta 1820.
A partir de 1815 el conflicto se hizo más intenso en razón
a que el ideario de Artigas se expandió por todo el litoral,
promovió las autonomías provinciales y se conformó la Liga
de los Pueblos Libres.
Durante el virreinato, Santa Fe dependía de la gobernación-
intendencia de Buenos Aires. Luego de la Revolución de Mayo
de 1810 las autoridades santafecinas continuaron siendo
elegidas por el gobierno central en Buenos Aires, privándola
de cualquier autonomía, lo que explica lo bien recibidas que
serían las ideas de Artigas de soberanía provincial. En marzo
de 1815 se produjo una revolución apoyada por fuerzas
artiguistas llegadas desde Entre Ríos, que derrotaron al

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 268


teniente-gobernador Eustaquio Díaz Vélez, siendo designado
Francisco Candioti como gobernador. Santa Fe pasó a integrar
la Liga de los Pueblos Libres y sufrió numerosas invasiones
ordenadas desde el poder central (Buenos Aires). A partir
de 1817 el poder provincial quedó en cabeza de Estanislao
López, quien será caudillo indiscutido de los santafesinos
hasta su muerte en 1838.
El impulso de autonomía provincial llegó a Entre Ríos,
Corrientes, las Misiones e incluso Córdoba, que durante esos
años lograron diversos grados de organización y se adhirieron
a la Federación propuesta por los orientales, sembrando el
ejemplo que seguirán el resto de las provincias luego de 1820.
En junio de 1815, bajo el liderazgo del Protector de Los
Pueblos Libres, José Gervasio Artigas; se celebró el Congreso
de Oriente realizado en el actual territorio de Concepción
del Uruguay (en aquel momento Arroyo de la China, como
también se conoce al Congreso), con la participación de la
Banda Oriental, Entre Ríos, Santa Fe, las Misiones (más
tarde iba a constituirse como provincia) e incluso hubo
representación cordobesa.
Allí se consolidó la unión de la Liga y se presentó un proyecto
de revolución alternativo al de Buenos Aires. Del Congreso
de Oriente se posee escasa documentación: la misma fue
perdida u ocultada, pero será un acontecimiento importante
para comprender el afianzamiento de la causa federal. Como

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 269


explica José María Rosa3, las resoluciones del Congreso
se inducen de la correspondencia de Artigas y los demás
integrantes. Sus principales expositores fueron José García de
Cossio, por Corrientes; Pascual Diez de Andino, por Santa Fe;
José Antonio, por Córdoba (luego diputado en Tucumán) y
Miguel Barreiro, por la Banda Oriental.
Acerca del temario del Congreso, se idearon distintas
conjeturas. La principal es que allí se declaró la primera
independencia de la Provincias Unidas. Sin embargo, no existe
certeza sobre si se declaró en forma expresa la independencia
en tanto sus partícipes no lo explicitaron en sus memorias, a
excepción de una carta de José Gervasio Artigas al director
supremo de Buenos Aires, Juan Martín de Pueyrredón, en la
cual —con motivo de los sucesos del Congreso de Tucumán
en 1816— aquel manifestaba al director que “ellos ya habían
declarado su independencia un año atrás”; circunstancia que
lleva también a considerar distintas probabilidades acerca
de lo que aconteció en 1815. Es posible que se considerasen
independientes sin haberlo declarado formalmente.
Son muchos los antecedentes que vuelven indubitable el
objetivo independentista de la Liga de los Pueblos Libres,
programa que Artigas ya había establecido en las célebres
instrucciones a sus diputados para la Asamblea del Año XIII,
consensuadas previa y democráticamente en el Congreso de

3 
ROSA, José María. Historia Argentina. Buenos Aires: Editorial Oriente S.A., 1974,
tomo III, p. 146.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 270


las Tres Cruces, en las que pedían la independencia absoluta
de la Corona de España, la familia de los Borbones y toda
dominación extranjera.
Otro dato relevante es que a excepción de Córdoba —que
envió diputados a ambos Congresos—, las provincias que
asistieron al Congreso de Oriente no concurrieron al de
Tucumán, lo que podría evidenciar que daban por saldada la
declaración de independencia.
Cabe resaltar que la independencia enarbolada por la Liga de
los Pueblos Libres fue con relación a cualquier dominación
exterior, pero no buscó crear un país separado del resto
de las Provincia Unidas, como lo demuestran las palabras
y actos de los caudillos federales. Por ello, se habló de la
“independencia absoluta” de cualquier dominación extranjera
e “independencia relativa” que marcó la autonomía respecto
del poder central pero sin renunciar a una nación común.
Por fuera del debate si hubo o no una formal declaración de la
independencia, el Congreso de Oriente será muy importante,
pues no hay dudas de que:
(…) fue una ratificación tácita de las independencias
provinciales por reconocimiento mutuo y recíproco entre
los asistentes al Congreso, y consecuentemente también una
reafirmación colectiva de la vocación por la Independencia
“absoluta y respectiva”, y por la Confederación, en forma
igualmente tácita. En este sentido fue, sin dudas, el primer
Congreso independentista, republicano y federal, y

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 271


también fue un auténtico encuentro de los Pueblos Libres,
independientes de Buenos Aires, de España y de todo
poder extranjero. Forzó a Buenos Aires a decidirse por la
Declaración de Independencia, sin perjuicio de las presiones
que por su lado ejerció San Martín y del resultado de las
negociaciones realizadas en 1815 en España, Italia y Londres
por los enviados del Directorio porteño. La actitud de Artigas
frente al Congreso de Tucumán, además, impidió que se
concretara la idea monarquista unitaria, que hubiera sido
inevitable porque era mayoritaria en ese momento, y con ella,
la “legitimación” del patriciado porteño como “aristocracia”
centralizadora.4
Las provincias de la Liga de los Pueblos Libres constituirán
una verdadera Liga Federal organizada en su defensa que
buscará imponer su idea de organización. La Liga adoptará
la bandera creada por Artigas que añadía a la celeste y
blanca, creada por Belgrano, una franja roja que la cruzaba
en diagonal y que representaba la sangre derramada y el
color federal en la Argentina (actualmente es la bandera de
la Provincia de Entre Ríos).
Desde ese momento, la Liga de los Pueblos Libres se constituyó
en una alternativa viable a los gobiernos centralistas de Buenos
Aires, multiplicándose las razones del conflicto.

4 
UMPIÉRREZ, Alberto. Las independencias provinciales y el Congreso de los Pueblos
Libres [en línea]. p. 28. Disponible en: https://www.academia.edu/37671041/Las_independen-
ciasprovincialesyelCongresodelosPueblosLibresde1815

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 272


El hecho de que este Congreso haya sido ocultado o pasado por
alto por la historiografía tradicional o fundacional argentina,
va en línea con la visión del líder oriental como “rebelde” y
“anárquico”, circunscribiéndolo a la condición de “caudillo
uruguayo” que buscó independizar a su patria de la nuestra,
cuando rechazó ofertas de segregar el territorio de su provincia.
En tal sentido, el centralismo porteño buscó evitar la
conformación y actuación conjunta de la Liga, para lo cual
ofreció a Artigas la “independencia” de la Banda Oriental. En
la reunión celebrada en mayo de 1815 en el río Uruguay, frente
a Paysandú, los representantes de Buenos Aires enviados por
el entonces director, Ignacio Álvarez Thomas, ofrecieron la
cesión de la Banda Oriental a Artigas, en estos términos:

1. Buenos Aires reconoce la independencia de la Banda


Oriental del Uruguay, renunciando los derechos que por el
anterior régimen le pertenecían.
2. Habrá paz y amistad eterna entre las provincias contratantes
por haber ya desaparecido los motivos de discordia. Se echará
un velo sobre todo lo pasado y será un deber de ambos
gobiernos castigar con rigor a los que quisieran hacer valer
sus venganzas o resentimientos particulares, ya sean muchos
o un individuo solo.
3. Las provincias de Corrientes y Entre Ríos quedan en
libertad de erigirse o ponerse bajo la protección del gobierno
que gusten.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 273


Esta propuesta fue rechazada por Artigas, quien descartó la
secesión oriental. Redoblando la apuesta, propuso un “Tratado
de Concordia entre el Ciudadano Jefe de los Orientales y el
Gobierno de Buenos Aires” de catorce puntos, en los que
proclamaba el federalismo, requiriendo indemnizaciones y
armas para su provincia. Ante este panorama, Buenos Aires
dio por fracasada la negociación.
Es evidente la divergencia política de ambos bloques. Los
Pueblos Libres exigen autonomía provincial y únicamente
aceptan la república para organizar el Gobierno. Por otro
lado, el centralismo busca instaurar una monarquía, mientras
defiende el derecho del gobierno central de Buenos Aires
de manejar exclusivamente las relaciones internacionales,
monopolizar el control del puerto único y consecuente
apropiarse íntegramente de los ingresos de la aduana que eran
(por lejos) la principal fuente de recursos fiscales.
De manera simultánea comienzan a gestarse cambios. Buenos
Aires sin perjuicio de ser la ciudad capital, puerto y sede
directoral, poseía (y posee) una enorme extensión rural, cuyos
habitantes empezarán lentamente a no sentirse representados
por las élites gobernantes del puerto, que establecen la leva
forzosa sin conceder a cambio derechos políticos ni mejorar
sus paupérrimas condiciones de vida. Esas razones en pocos
años harán florecer el federalismo en la campaña de Buenos
Aires. Explica Lorenzo que:

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 274


Los sectores más necesitados y humildes de la población
bonaerense son puestos prácticamente en situación de
servidumbre, fuera de la ley, a pesar de las declamaciones de
libertad, igualdad y fraternidad que llenaban las bocas de los
gobernantes porteños. Esta masa de desposeídos cada vez
más numerosa era arrastrada a situaciones desesperantes en
tanto que por el otro, vemos un esbozo de lo que ha sido
calificado como la primera ‘reforma agraria’ de América
Latina tendiente a dotar de tierras precisamente a los sectores
más humildes de la Banda Oriental. Queda claro, pues, que
los antagonismos entre directoriales y artiguistas superaban
la esfera de lo político y de lo económico, para ingresar
también en forma directa en la esfera de lo social. No será
pura casualidad que el futuro Partido Federal argentino
disfrutase de la simpatía y apoyo de los sectores populares
de la sociedad de aquellos tiempos5.
En tal situación, el centralismo porteño miró con buenos ojos
la invasión portuguesa a la Banda Oriental, al considerar más
importante acabar con la influencia de Artigas que conservar
la unidad territorial de las Provincias Unidas.

LORENZO, Celso Ramón. Manual de Historia Constitucional Argentina. Rosario:


5 

Editorial Juris, 1997, tomo I, p. 219.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 275


4) La Declaración de la Independencia

Al conflicto con la Liga de los Pueblos Libres y la política de


la Santa Alianza en Europa, se sumaban otros interrogantes
al celebrarse el Congreso de Tucumán. Veamos el panorama
militar, territorial y poblacional para contextualizar el momento.

Las campañas militares


La guerra por la independencia se encontraba en 1815-1816 en
una situación muy frágil. En Lima, capital sede del virreinato
del Perú, no se había producido ninguna revolución luego de
1810, los realistas mantenían intacto su enorme poder militar.
Las campañas libertadoras en Colombia y Venezuela habían
fracasado y Bolívar se hallaba en el exilio. También en Chile la
revolución había sido derrotada por los españoles, obligando
a los jefes patriotas chilenos a emigrar hacia Mendoza.
Paraguay, desde 1811, se había cerrado y se conducía de
manera autónoma sin participar de las campañas contra los
españoles. La revolución en México también era derrotada. El
panorama continental era poco auspicioso.
En las Provincias Unidas el peso de la guerra se produjo en el
norte. A grandes rasgos, desde 1810 en adelante, el plan militar
para asegurar la revolución consistió en forzar la invasión
del Perú por el camino del Alto Perú (actualmente Bolivia),
territorios que delimitaban con el Río Desaguadero (es uno de
los actuales límites de Perú con Bolivia). Para que el plan fuera

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 276


exitoso, se requería el levantamiento de los pueblos del Alto
Perú en favor de la revolución, lo que se logró parcialmente.
Figuras como Padilla, Juana Azurduy, Warnes y muchos otros,
se encuentran entre aquellos destacados patriotas.
Desde el plano militar, la Primera Junta de Mayo ordenó una
expedición al mando de Castelli que logró sumar a Córdoba,
Tucumán y Salta en favor de la revolución. Esa fuerza
expedicionaria ingresó en el Alto Perú, triunfando en la batalla
de Suipacha (noviembre de 1810) lo que permitió continuar la
campaña. Pero en junio de 1811 el ejército patriota sufrió una
grave derrota en Huaqui (cerca al lago Titicaca a las puertas
del Perú). La derrota o “desastre” será tan contundente que
implicó la pérdida del Alto Perú y puso a los realistas a la
ofensiva. Además, se perdió el control de las minas de Potosí
fuente extraordinaria de ingresos que lo hacían un enclave de
suma importancia estratégica para la continuidad y éxito de la
revolución. Belgrano se hizo cargo del maltrecho Ejército del
Norte y ordenó el éxodo del pueblo jujeño.
En 1812 Belgrano recibió la orden del Primer Triunvirato de
replegarse a Córdoba, lo que dejaba vía libre a la invasión de
todo el norte. En esas difíciles circunstancias, Belgrano con
el apoyo de toda la población resolvió dar batalla y, contra
los pronósticos, obtuvo las victorias de Tucumán (24 de
septiembre de 1812) y de Salta (20 de febrero de 1813).
El camino al Perú estaba otra vez abierto. Las nuevas campañas
volverán a fracasar tras las derrotas de Vilcapugio (octubre de

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 277


1813), Ayohuma (noviembre de 1813) y Sipe-Sipe (noviembre
de 1815) por lo que el norte quedó nuevamente expuesto a
nuevas invasiones realistas (que se sucederán una tras otra en
los años venideros). Desde ese momento, el Alto Perú no volverá
a conformar efectivamente parte de las Provincia Unidas, más
allá de la representación de diputados alto peruanos en el
Congreso de 1816 (luego de la batalla de Ayacucho de 1824,
Bolivia se declarará independiente en 1825).
Luego de Sipe-Sipe, el Ejército del Norte ya no puede emprender
ninguna campaña ofensiva de gran escala. Además, es muy
mala la relación entre Rondeau, jefe del ejército, y Güemes,
a cargo de las milicias salteñas, existiendo desconfianzas
mutuas que impiden la coordinación de las fuerzas.
En tal contexto, el plan alternativo de San Martín logró
imponerse (lo analizaremos luego), pero para crear el ejército
de Los Andes se necesitaba tiempo y era necesario contener las
invasiones realistas. La heroica defensa quedó a cargo de salteños
y jujeños bajo la conducción de Güemes (gobernador salteño
desde 1815), destacándose, por su capacidad y conducción,
Macacha Güemes, hermana y mano derecha del caudillo. El
ejército del norte, con el tiempo a cargo de Belgrano, quedará a
la retaguardia sin participar y acantonado en Tucumán.
La defensa de la patria por medio de la Guerra gaucha será
extraordinaria, debiendo destacar que:
Desde 1816 hasta su muerte por heridas en combate, el general
Güemes comandó a su ejército gaucho en la epopeya que

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 278


contuvo siete invasiones realistas a la provincia de Salta (que
incluía Jujuy) provocando en algunos casos —como en el año
1817— severas bajas al enemigo. Cinco veces la ciudad de Jujuy
y tres veces la de Salta fueron ocupadas. En los quince años de la
guerra de la independencia (1810-1825), once veces fue invadida
la provincia, lo que motiva a reflexionar sobre la cuantía de vidas
sacrificadas en aras de la libertad de las Provincia Unidas y,
también, sobre la ingente cantidad de bienes y recursos, de toda
clase, consumidos en la guerra por la heroica provincia. Importa
destacar que el ejército gaucho salteño-jujeño, protagonista de la
hazaña, organizado sobre la base de los paisanos de la campaña
que constituyeron la masa de sus efectivos.6

El territorio y la población
Hay que destacar que las distintas delimitaciones
del período de dominación hispánico, simplemente
demarcaban la competencia territorial de las diversas
instituciones coloniales como virreinatos, reales audiencias,
gobernaciones, cabildos y demás. Dichas líneas no deben
confundirse, sin más, con las actuales fronteras de los estados
sudamericanos, las que se irán forjando conjuntamente con
la creación y constitución de esos países.
Será el devenir político y el resultado de las batallas lo que
va a crear la nación argentina y no su simple pertenencia al

GOYRET, José Teófilo. La Guerra de la Independencia. Nueva Historia de la Argentina.


6 

Buenos Aires: Planeta, 2000, tomo IV, p. 309.

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viejo virreinato del Río de la Plata. Como vimos, Paraguay
desde 1811 proclamó su autonomía, sin existir durante esos
años conflictos por los límites que se saldarán años más
tarde luego de la triste guerra de la Triple Alianza. Los malos
resultados de las campañas al Alto Perú y la posterior batalla
de Ayacucho (1824) harán de Bolivia un país independiente.
Por su parte, en 1818 Chile proclamará su independencia
luego de la campaña libertadora de San Martín y O’Higgins
(el conflicto por los límites se suscitará décadas más tarde).
En cuanto al Uruguay (en ese momento la Banda Oriental) el
tema será tratado en detalle al ver la ocupación portuguesa, la
campaña de los 33 Orientales, la primera guerra con Brasil y
el nacimiento de la República Oriental del Uruguay en 1828.
En cuanto a la creación de las provincias argentinas, fue un
proceso que maduró durante los primeros años de revolución.
Puede señalarse que: “Durante el proceso de la independencia,
fueron las ciudades —y no las grandes jurisdicciones
coloniales— las entidades soberanas (Chiaramonte 2007).
A medida que las autoridades y estructuras coloniales eran
desarticuladas o resignificadas, las ciudades —representadas
políticamente por sus Cabildos o Ayuntamientos— reasumían
el ejercicio de la soberanía”.7
La autonomía provincial fue inicialmente postulada por
Artigas en la Banda Oriental y de ahí se propagó a las litorales:
7
TOURRES, Luisina Inés. El movimiento revolucionario rioplatense y los pueblos indíge-
nas. Buenos Aires: Colección Periplos, 2017, p. 76.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 280


Entre Ríos, Corrientes, Misiones (con los años volverá a
depender políticamente de Corrientes) y Santa Fe.
El centro, nordeste y norte del actual territorio argentino,
se organizaba por medio de las gobernaciones de Salta y
Córdoba. Luego de la Revolución de Mayo, alrededor de las
ciudades principales se construirá la identidad de las futuras
provincias. Fueron esas ciudades las que remitieron diputados
a los congresos.
Durante la década de 1810 comenzarán a exigir una mayor
autonomía, proceso que luego de 1820, decantará en la
conformación de las provincias tradicionales y fundacionales
de nuestro país: Buenos Aires, Catamarca, Córdoba, Corrientes,
Entre Ríos, La Rioja, Mendoza, Salta (Jujuy en pocos años
obtendría su autonomía de Salta), San Luis, San Juan, Santa Fe,
Tucumán y Santiago del Estero (la ciudad más antigua del país
fundada en 1550 y conocida como madre de ciudades porque
de allí partieron las expediciones que fundaron Tucumán,
Salta, La Rioja, San Salvador de Jujuy y Catamarca).
Por su parte, luego de la Revolución de Mayo, la clase dirigente
de Buenos Aires se veía como la autoridad legítima y natural
que debía dirigir la revolución, las relaciones internacionales y
dar forma al nuevo Estado (más allá de sus matices, existe una
continuidad en la política o visión en la Junta de Mayo, los
Triunviratos, la Asamblea de 1813, la Junta de Observación, el
Directorio o el Congreso de 1816-1820). Buenos Aires, cuna de
la revolución, se consideró heredera de la autoridad virreinal y

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 281


defendió esa organización unificada y estratificada, para lo cual
necesitaba imponer la obediencia al resto de las ciudades y villas.
El proyecto centralista es incompatible con la idea de considerar a
Buenos Aires una provincia, pues ello la pondría en igualdad con
las otras, al menos desde el plano jurídico. De ahí, la resistencia
al reclamo artiguista de que Buenos Aires se constituyera como
una provincia (una de las instrucciones a los diputados orientales
en 1813). Finalmente, es pertinente señalar que el control
del Gobierno se limitaba a la zona norte del actual territorio
bonaerense, encontrándose el territorio central y sur bajo el
control de los pampas y otros pueblos originarios.
Por fuera de las provincias nombradas, el resto del territorio
de la futura nación argentina estaba habitado por los pueblos
originarios: matacos, tobas, chorotes y guaraníes habitan en
el nordeste, la Mesopotamia y Gran Chaco. Los ranqueles,
pampas, pehuenches y tehuelches hacia el sur (Patagonia).
Como consecuencia de ello, las poblaciones de esos territorios
se encuentran invisivilizadas de la historia política.

Población
Las Provincias Unidas era un extenso territorio escasamente
poblado. Se estima que hacia 1810 la población era de 638.000
en las diferentes provincias y 190.000 en los diversos pueblos
originarios8. Esta escasa población motivará décadas más
tarde el lema y la política de “gobernar es poblar”.

8 
CELTON, Dora. La población. Desarrollo y características demográficas. Nueva Histo-
ria de la Argentina. Buenos Aires: Planeta, 2000, tomo IV, pp. 45 y 47.

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La Declaración de la Independencia
En ese contexto, el 24 de marzo de 1816 comenzó a sesionar
el Congreso en Tucumán con diputados de Buenos Aires,
Catamarca, Córdoba, Jujuy, La Rioja, Mendoza, Salta, San
Juan, San Luis, Santiago del Estero y Tucumán, como también
de los territorios alto peruanos de Charcas, Chichas, La Plata,
Cochabamba y Mizque.
Como principio general podemos decir que la mayoría
de los diputados eran conservadores, estaban a favor de
instaurar una monarquía y eran fuertemente religiosos (se
debía jurar la defensa de la fe católica). Entre los diputados
más destacados al momento de dictar la independencia
podemos citar a Francisco Narciso de Laprida (diputado
por San Juan, que presidiría la sesión el 9 de julio), Juan
José Paso, Pedro Medrano y Tomás de Anchorena (Buenos
Aires), Juan Martín de Pueyrredón (porteño, pero diputado
por San Luis que es electo director), Fray Justo Santa María
de Oro (San Juan, y cercano a San Martín), Tomás Godoy
Cruz (Mendoza, aliado y amigo de San Martín), José Malabia
(Charcas), Pedro Aráoz (Tucumán) y Pedro Ignacio Castro
Barros (La Rioja).
Una de las primeras medidas del Congreso fue la designación
de Juan Martín de Pueyrredón como director del Estado, lo
que robustecía la autoridad del Congreso. La designación de
Pueyrredón implicó un fuerte apoyo al plan de San Martín
y a la vez acrecentó el distanciamiento con la Liga de los

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 283


Pueblos Libres, dada la intransigencia del nuevo director
con relación a Artigas.
A pesar del ruinoso estado general de la economía, la
desunión, los conflictos internos, el escenario adverso a la
revolución en Europa y los malos presagios para la guerra de
la independencia en todo el continente, el 9 de Julio de 1816
en sesión presidida por Laprida, el Congreso declarará por
aclamación que “es voluntad unánime e indudable de estas
provincias romper los violentos vínculos que las ligaban a
los reyes de España, recuperar los derechos de que fueron
despojadas, e investirse del alto carácter de una nación
libre e independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y
metrópoli”. Finalmente se había declarado la Independencia.9
Algunas consideraciones sobre la redacción del acta. Las que
se declaraban independientes eran “las Provincias Unidas de
Sud América, reunidos en Congreso General”, fórmula mucho
más amplia que “las Provincias Unidas del Río de la Plata” para
no cerrar la posibilidad de crear un gran Estado americano.
Por otra parte, nos declarábamos libres de “Fernando VII” (rey
de España), sus sucesores (de toda la casa de Borbón o quien
fuese el rey de España) y metrópoli (de España como Estado,
continuara siendo una monarquía o pasara a ser una república).
Como todo documento político, el acta también habla

9
Para un análisis detallado del contenido del acta ver: CORREA, Fabiana. Acta de de-
claración de la independencia: contenido e interpretaciones [en línea]. Disponible en:
https://www.academia.edu/33816844/ACTA_DE_DECLARACI%C3%93N_DE_LA_
INDEPENDENCIA_TUCUMAN_1816_CONTENIDO_E_INTERPRETACIONES.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 284


por sus silencios. El más evidente es que la declaración de
independencia no alcanzaba a la dominación de otro reino
europeo, lo que podía generar sospechas. Para evitar ello,
en sesión secreta del 19 de julio de 1816, se agregó que la
independencia alcanzaba también a “toda otra potencia
extranjera”, agregado con el cual se comunicaría la novedad
a los pueblos para su juramento. Otra salvedad, es que el acta
no hablaba de “revolución” lo que puede explicarse por la
raigambre conservadora del Congreso.
El Congreso dictará el 25 de octubre de 1817 un extenso
manifiesto dirigido a las naciones en el cual se daban los
fundamentos por las cuales se declaró la independencia y que
vendría a completar la misma.
Para reafirmar la estrenada soberanía, el Congreso adoptó
la bandera celeste y blanca creada por Belgrano y dispuso
hacer impresiones del acta de Independencia, unas 1500 en
castellano y además 1000 versiones bilingües del documento
en quechua-castellano, y 500 en aymará-castellano, lo que se
condice con el propósito de continuar la guerra en el Alto
Perú y la representación de dichos diputados.
La historiografía en general señala como una de las causas de la
declaración de la Independencia, la urgencia de San Martín y los
suyos de llevar adelante su campaña libertaria bajo la bandera
de una nación libre y soberana y no como provincias rebeldes.
Desde el punto de vista jurídico, la declaración constituye una
herramienta poderosa que pone las bases para conformar con

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 285


esas “Provincias Unidas” una nación, lo que dependerá en
buena medida del resultado de la campaña sanmartiniana.
Más allá de las críticas realizadas, no hay duda de que
la declaración de la independencia constituye un paso
trascedente y constitutivo de la patria y la nación. El 9 de
julio junto al 25 de mayo son las fechas que en el imaginario
colectivo nos identifica como una patria soberana. Al
respecto reflexiona Entin:
Sin embargo, el acta del 9 de julio de 1816 permaneció
como un horizonte para la acción en momentos de división.
Recordaba no solo la declaración de independencia,
sino la existencia de la Nación que se había creado con
ella. El acta se convertía en el mito fundacional de esa
nación que comenzaría a llamarse Argentina… esta
fugaz independencia que permaneció incólume desde la
declaración como símbolo de identificación nacional, aún
ante la ausencia o crisis de la nación.10
Durante sus cuatro años de funcionamiento, el Congreso
ejercerá funciones constituyentes (dicta la Constitución
de 1819), legislativas (Reglamento de 1817 y otras leyes
sin impacto duradero) y políticas como la designación
del director y el manejo de las relaciones exteriores que se
visualiza en la designación de los enviados diplomáticos a
Brasil, Estados Unidos y fundamentalmente a Europa.

ENTIN, Gabriel. Crear la independencia. Historia de un problema argentino. Buenos


10 

Aires: Capital intelectual, 2016, p. 23.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 286


Los otros objetivos que la época exigía no serán alcanzados.
El Congreso y el Directorio representaron el último intento de
mantener el orden virreinal, para lo cual buscarán instaurar
una monarquía que, conforme el Congreso de Viena y la Santa
Alianza, era la forma de gobierno propia de la civilización y la
que aseguraba, además, la defensa de la fe católica.
Dicha visión, plasmada en la Constitución de 1819 y las
tratativas monárquicas del Congreso, daba la espalda a un país
que, desde la Liga de los Pueblos (cuyas ideas influyen cada
vez más en todo el país, campaña de Buenos Aires incluida),
reclamaba una mayor participación política, económica y
que se pronunciaría de manera íntegra por la conformación
republicana.
Como vimos, la principal obra legislativa del Congreso
será la sanción del Reglamento de 1817, que no modifica
sustancialmente la arquitectura del poder establecida por el
Estatuto de 1815, repitiéndose lo relativo a los derechos y
deberes de los hombres, la religión del estado, el ejercicio de la
ciudadanía. El ejecutivo seguía siendo ejercido por el director
de Estado elegido por el Congreso, pero se le concedían mayores
facultades militares y políticas, conservando la facultad de
designar los intendentes-gobernadores de las provincias,
lo que va a contramano del proceso descentralizador.
El Congreso preservaba su competencia legislativa y
constituyente. Respecto a la organización del Ejército y la
Armada, se buscaba garantizar una mayor dependencia del

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 287


poder central y restar importancia a las milicias cívicas que
también quedaban bajo el mando del director de Estado.

5) El debate sobre la forma de gobierno. Negociaciones


monárquicas

La mayoría de los diputados del Congreso consideraba que


la monarquía era la mejor forma de gobierno que podía
adoptar el país en formación. La centralidad, indivisibilidad,
estabilidad, clasismo, religiosidad y natural inclinación al
conservadurismo de ese régimen, era por lejos el más com-
patible con el ideario de los directoriales. Asimismo, consi-
deraban que era el gobierno que mejor se adaptaba a nuestra
tradición forjada en la monarquía española y era una garan-
tía para armar los ejércitos necesarios, que garantizarían la
victoria en las guerras de la independencia y contra la Liga
de los Pueblos Libres o a quien no aceptase el nuevo orden.
Por lo demás, la monarquía, con sus muchos matices, era
una institución prestigiosa con un profundo arraigo político
y muy aceptada desde tiempos remotos en todas las geogra-
fías. Finalmente, la instauración de una monarquía era vista
como la mejor herramienta para conseguir el reconocimiento
internacional, conforme la política del Congreso de Viena y
la Santa Alianza, pues las naciones a las deseábamos imitar
eran monarquías. Así, la valoración de esos proyectos no debe
olvidar los fuertes condicionamientos reseñados.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 288


En contraposición, la república federal defendida por Arti-
gas y sus partidarios, rompía con la estructura del régimen
colonial, creaba la autonomía y descentralización provincial,
postulaba la división de poderes, la igualdad política, el au-
mento de la participación ciudadana, mayores libertades cívi-
cas y religiosas. Dichos postulados, para los directoriales eran
sinónimo de anarquía, desunión, desestabilización y descom-
posición estatal. Hay que destacar, que la forma republicana
de gobierno no contaba en ese momento con una mayor tra-
dición internacional, pues sólo se había implementado en los
Estados Unidos y en la Francia posterior a la revolución.
Decididos a instalar una monarquía, inmediatamente le sur-
gía al Congreso un problema de dificilísima solución, como lo
era encontrar un rey para el Río de la Plata. ¿Quién poseía la
legitimidad para asumir la corona? ¿Cuál era la dinastía que
debía instaurarse? ¿Debía ser un americano? ¿Un habitante de
las Provincias Unidas? ¿Convenía buscar un rey en Europa?
¿O en la Corona portuguesa con su presencia en Brasil?
Una de las primeras propuestas fue la de Belgrano, que acaba-
ba de volver de su misión diplomática en Europa e informó a
los diputados del Congreso las novedades de aquel continen-
te. Al respecto explica Tourres que Belgrano propuso:
La forma de gobierno más conveniente para estas Provincias
sería la de una Monarquía temperada [sic], llamando la Dinas-
tía de los Incas… Conocido como “Plan del Inca”, dicho pro-
yecto fue a nuestro entender la expresión políticamente más

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 289


pragmática del pensamiento incaísta. Asimismo, tenía como
antecedente el propósito de poner al frente del gobierno de His-
panoamérica a un “Inca hereditario”… Con posterioridad, el
Plan del Inca también sería mencionado reiteradamente por
la historiografía argentina como una “curiosidad” del pensa-
miento de Belgrano —uno de los principales próceres nacio-
nales— y desvinculado de su contexto histórico y sociopolíti-
co de producción. En el pensamiento de comienzos del siglo
XIX, la idea de una monarquía como forma de gobierno no
era para nada una ocurrencia absurda, sino una opción per-
fectamente razonable.11
La propuesta de instaurar un rey incásico y designar a la
ciudad de Cusco como capital del futuro Estado, se ajusta-
ba mejor a los postulados de “legitimidad” y “restauración”.
Además, tenía la ventaja táctica y militar de despertar nue-
vamente la población indígena alto peruana en contra del
virrey español. Vale recordar que el Himno Nacional Ar-
gentino proclama: “Se conmueven del Inca las tumbas/ Y en
sus huesos revive el ardor/ Lo que ve renovando a sus hijos/
De la Patria el antiguo esplendor”; aunque dicha estrofa será
cortada de la parte que todos cantamos.
La idea incásica no prosperará en el seno de un Congreso cla-
sista y con la mirada puesta en Europa. A partir de ese mo-
mento, como si fuera la solución más natural, se decidió que
el futuro rey de las Provincias Unidas debía ser un europeo

11 
TOURRES, Luisina Inés. Op. cit., p. 59.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 290


miembro de algunas de las dinastías que allí gobernaban.
Para que el plan directoral fuera exitoso, el futuro rey debía
reunir las siguientes condiciones: aportar un ejército para
asegurar la independencia; derrotar a la Liga de los Pue-
blos Libres y a cualquier otra resistencia republicana; lograr
el reconocimiento de las monarquías europeas, lo que no se
presentaba fácil, pues podía resquebrajar el equilibro que las
mismas acordaran en Viena; tener el visto bueno de Gran Bre-
taña, es decir que no se afectaran sus intereses comerciales en
la región; y asegurar la repuesta militar y diplomática contra
España, dispuesta a reconquistar sus dominios americanos.
Desde la distancia, es fácil advertir que el proyecto tenía pocas
posibilidades de ser concretado. No sólo por la dificultad de en-
contrar un monarca que reuniera esas condiciones, sino porque
chocaba de bruces con la realidad que se gestaba en nuestro país,
donde más allá de los doctores del Congreso (los diputados en su
mayoría eran abogados), se asentaba un fuerte sentir republica-
no que no podría entender que estuviéramos en guerra para li-
brarnos del yugo español, para luego sujetarnos a un rey francés,
ruso, portugués o inglés.
Lo cierto es que se remitieron diversas misiones diplomáticas a
Europa para tener conocimiento directo de los sucesos de aquel
continente, y también en busca del futuro rey de las Provincias
Unidas, destacando las misiones de Belgrano y Rivadavia, la de
Sarratea y la de Valentín Gómez; siendo esta última la que más
cerca estaría de obtener un resultado concreto. El objetivo inicial

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 291


era encontrar un noble influyente y con un fuerte aval, siendo
elegido Luis Felipe Duque de Orleans, pero la cuestión fracasará
ante la negativa de Inglaterra y la falta de entusiasmo del propio
Luis Felipe (será futuro rey de Francia de 1830 a 1848).
Finalmente, entre lo esperado y lo posible, a fines de 1819 se
dio luz verde al proyecto de coronar como rey a Carlos Luis,
príncipe de la pequeña ciudad italiana de Luca (reino creado
luego de las guerras napoleónicas en la región Toscana), de
linaje borbón y emparentado con Luis XVIII, rey de Francia
y sobrino de Fernando VII. El proyecto contaría con el apoyo
económico y militar de Francia que organizaría un ejército
para acompañar al rey y consolidar su poder mediante el ma-
trimonio con una infanta portuguesa si esa Corona renunciaba
a sus pretensiones territoriales. El Congreso debía modificar la
Constitución de 1819, lo que no representaba ningún obstáculo.

Campaña libertadora de San Martín


José de San Martín nació el 25 de febrero de 1778 en Yapeyú, ac-
tualmente Provincia de Corrientes, hijo del capitán Juan de San
Martín y Gregoria Matorras. En 1783 toda la familia se mudó
a España. A los once años el joven San Martín ingresó como
cadete al Ejército español en el Regimiento de Murcia, don-
de realizó una destacada carrera militar que incluyó combatir
contras los ejércitos de Napoleón en 1808, siendo condecorado
por su actuación en la batalla de Bailen. Al tomar conocimiento
de la revolución producida en mayo de 1810 en Buenos Aires,

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 292


en 1811 pidió el retiro del Ejército español y previo estar cua-
tro meses en Londres se trasladó a Buenos Aires. Al arribar en
1812 a Buenos Aires se puso a las órdenes de la revolución y fue
reconocido en su rango militar. Cofundó la Logia Lautaro para
lograr sus objetivos de independencia y libertad.
Probablemente no alcanzaría el capítulo para analizar las mu-
chas explicaciones que se dieron sobre la motivación de San
Martín para volver a América y sumarse a la revolución, que
van desde que “ya había pagado con usura su deuda a la madre
patria” (Mitre), el “llamado de la selva misionera”, el deseo de rea-
lizar carrera militar o, simplemente, que era un agente inglés.
La interpretación de la cual participo, es que San Martín com-
partía el ideario de libertad de la Revolución de Mayo y era ene-
migo del absolutismo borbónico, principios que compartían no
solo los patriotas americanos, sino muchos españoles que se
opondrán a la tiranía tardía de Fernando VII. No fue San Mar-
tín un conquistador, sino un libertador. Se negará a participar
en las guerras civiles entre americanos y no dudará en correrse
a un lado cuando su figura podía comprometer la suerte de la
independencia americana. En igual sentido dice Galaso:
La Revolución de Mayo, a la que dispuso sumarse, significa,
por ahora, reivindicar los derechos del pueblo y concluir con
los abusos y privilegios. Años después dirá: “Nuestra lucha
no era una guerra de conquista y gloria, sino enteramente de
opinión, guerra de principios modernos y liberales contra los
prejuicios, el fanatismo y la tiranía”. Y en otra oportunidad

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 293


afirmará “La revolución de España [liberal de 1820] es de la
misma naturaleza que la nuestra: ambas tienen a la libertad
por objeto y la opresión por causa”. Sólo cuando la revolución
en España fracasa —1814— San Martín se decide por la in-
dependencia, pues de otro modo se caería nuevamente en el
absolutismo. 12
San Martín tuvo participación activa en la Revolución de oc-
tubre de 1812 y propiciará la convocatoria a la Asamblea de
1813. Creó el cuerpo de Granaderos a Caballo y en febrero de
1813 obtuvo el triunfo en la batalla de San Lorenzo (Santa Fe)
contra las fuerzas españolas que aún dominaban Montevideo,
desde la cual organizaban expediciones contrarrevoluciona-
rias. Se le asignó el mando del Ejército del Norte, reuniéndose
con Belgrano, con quien mantuvo una relación de respeto y
admiración mutua.
San Martín cambiará el plan maestro de la guerra de la indepen-
dencia, renunciando a la vía por el Alto Perú, que como vimos
traerá nuevos fracasos militares. El Plan Continental de San Mar-
tín implicaba defender la frontera norte de la invasiones realistas
del Alto Perú (labor a cargo de Güemes y los suyos), crear de la
nada un ejército en Cuyo, cruzar los Andes, enfrentar y derrotar
al ejército realista, liberar Chile, crear una armada patriota en el
Pacífico, desembarcar por mar en Perú, derrotar al poderoso y
bien organizado ejército del virrey, liberar Perú y finalmente en

12
GALASSO, Norberto. Historia de la Argentina. Desde los pueblos originarios hasta el
tiempo de los Kirchner. Buenos Aires: Editorial Coihue, 2012, tomo I, p. 169.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 294


un movimiento de pinzas terminar la resistencia en el Alto Perú
(San Martín bajando de Perú y el Ejército del Norte ingresan-
do por la quebrada). Asimismo, se debía estar a la espera de los
acontecimientos en Venezuela, Colombia y Ecuador; también
bajo dominio español.
Sin desconocer la discusión que existe sobre si San Martín
conocía o no planes similares (el más conocido es el plan
Maitland de los ingleses), lo cierto es que la obra a realizar
resultaba descomunal, más aún si tenemos en cuenta la situación
de pobreza del país y los continuos enfrentamientos internos.
A mediados de 1814 San Martín es nombrado gobernador
de Cuyo (Mendoza, San Juan y San Luis con unos 40 000
habitantes aproximadamente). Su labor es extraordinaria,
conformando en dos años el Ejercito de los Andes de 5000
hombres perfectamente adiestrados y pertrechados, con
ayuda de Pueyrredón desde Buenos Aires pero esencialmen-
te con el apoyo de todos los cuyanos (forman parte del Ejér-
cito todos los esclavos liberados) y los emigrados chilenos al
mando de Bernardo O’Higgins. Claramente se trató de un
ejército americano. Al mismo tiempo fomentó la industria,
la educación y la economía cuyana.
En enero de 1817, el ejército al mando de San Martín, cruzó los
Andes por diferentes pasos entre las más altas cumbres ame-
ricanas e inmediatamente obtuvo un importante triunfo en la
batalla de Chacabuco (17 de febrero de 1817). Pero la guerra
estaba lejos de terminar, pues durante todo el año continuará

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existiendo una fuerte resistencia realista en el sur de Chile, que
desembocará en la derrota patriota en la batalla Cancha Rayada
(19 de marzo de 1818). La victoria definitiva del ejército liber-
tador se produjo en la batalla de Maipú (5 de abril de 1818) que
aseguró la independencia de Chile (declarada el 17 de febrero
de 1818), abrió el camino al Perú, vigorizó la guerra americana
y supuso el principio del fin de la dominación española, aunque
quedaran años de cruentas luchas.
Durante sus campañas estuvieron bajo las órdenes de San
Martín nombres destacados como Soler, Las Heras, Balcarce,
Alvarado, Fray Luis Beltrán, Godoy Cruz, Arenales, Montea-
gudo, Lavalle, Guido, Necochea, Freire y muchos otros.
Como veremos, en 1820 la negativa de San Martín a partici-
par en la guerra civil contra los caudillos federales lo distan-
ciaron definitivamente de los gobiernos de Buenos Aires, que
le quitarán todo apoyo en la futura campaña contra el Perú.

6) Constitución de 1819. Fuentes. Análisis. Caracterización


del Senado

El Congreso, ya en Buenos Aires, demoró dos años en redac-


tar el proyecto constitucional, que no entrará en vigencia más
allá de su jura simbólica en algunas provincias. La caída del
Directorio y el Congreso luego de Cepeda, sellarán definiti-
vamente su fracaso político, causado por dar la espalda a la
realidad republicana y federal que se gestaba en el país. No

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pasó de un intento fallido, pero será un antecedente mediato
de la futura Constitución de 1853.
Es obligada la cita del Manifiesto, redactado por el propio
Congreso, que al autoevaluar su tarea decía:
(…) que la presente Constitución no es ni la democracia fo-
gosa de Atenas, ni el régimen monacal de Esparta, ni la aris-
tocracia patricia o la efervescencia plebeya de Roma ni el go-
bierno absoluto de Rusia, ni el despotismo de la Turquía, ni
la federación complicada de algunos estados. Pero es sí un
estatuto que se acerca a la perfección; un estado medio entre
la convulsión democrática, la injusticia aristocrática, y el abu-
so del poder ilimitado.
Tan elogiosos conceptos no advertían el divorcio con la rea-
lidad que los rodeaba, aunque hay que destacar que el texto
constitucional posee una cuidada redacción, obra de la Co-
misión integrada por Juan José Paso, Sáez, Serrano y Zavaleta.
La Constitución establece la clásica división tripartita de po-
deres (legislativo, ejecutivo y judicial), pero no define su for-
ma de Estado ni de gobierno (si lo hará la Constitución de
1826 al adoptar en su artículo 7: “(…) para su Gobierno la
forma representativa republicana, consolidada en unidad de
régimen”; o el artículo 1, en 1853, al adoptar “para su Go-
bierno la forma representativa republicana federal”). En los
hechos era fuertemente unitaria y se concuerda que esa in-
definición facilitaría adoptar el texto al régimen monárquico
que se buscaba. Está dividida en seis secciones.

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La sección primera establece que: “La Religión Católica,
Apostólica, Romana, es la Religión del Estado (...)” y “La
infracción del artículo anterior será mirada como una vio-
lación de las leyes fundamentales del país” (artículos 1 y 2),
el conservadurismo religioso se manifiesta con claridad.
La sección segunda organiza un legislativo bicameral. La Cá-
mara de Representes, compuesta por diputados elegidos en
proporción a la población, en el caso: uno cada 25 000 ha-
bitantes o fracción mayor a 16 000 (el principio de que los
diputados representan al pueblo de la nación se mantendrá
en las constituciones de 1826 y 1853). Para ser diputado se
exige tener veintiséis años de edad; siete años como ciudada-
no y ciertos recursos económicos (fondo de 4000 pesos o arte,
profesión u oficio útil). Duraban cuatro años y se renovaban
por mitades cada dos años. Se exigía ser del fuero común en
contraposición a la organización del Senado.
Es justamente en la conformación del Senado cuando se
advierten las características aristocráticas, conservadoras y
la jerarquización estamentaria de la sociedad. El Senado se
componía de un senador por provincia (de compleja elección
indirecta); tres senadores militares cuya gradación mínima
sería de coronel (designados por el director de Estado); un
senador obispo y tres senadores eclesiásticos (designados por
los colegios eclesiásticos); un senador por cada universidad
(en ese momento existía la Universidad de Córdoba y Char-
cas) y el director de Estado saliente. Los senadores duraban
doce años en su cargo, se renovaban por tercios cada cuatro

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años y eran electos por medio de un complejo sistema indirec-
to, siendo requisitos tener treinta años, nueve de ciudadano y
un fondo de ocho mil pesos o renta o profesión equivalente.
Se advierte una profunda conformación conservadora (igle-
sia Católica Apostólica Romana, militares, universidades), a
la par del poder político (provincias y director saliente) lo que
estaba de acuerdo con la ideología de los congresales, alejada
de los principios de igualdad republicana.13
Los diputados tenían iniciativa en materia impositiva y acusa-
ban en el juicio político, actuando el Senado como Tribunal.
Esta disposición, conjuntamente con las atribuciones comu-
nes de las cámaras y el proceso de formación de las leyes se
repetirán en buena medida en la Constitución de 1853.
Son funciones del cuerpo legislativo: sancionar leyes, decretar
la guerra y la paz, recibir empréstitos, establecer los procedi-
mientos judiciales y los tribunales de justicia inferiores, crear
y suprimir empleos, reglar el comercio interno y externo, de-
marcar el territorio del Estado y delimitar el de las provincias,
habilitar nuevos puertos, formar planes de educación pública,
recibir, analizar y juzgar anualmente las cuentas públicas que
remite el ejecutivo, asegurar la propiedad intelectual y reglar
la moneda, pesos y medidas
13
La pompa y boato se observan en el apéndice de la Constitución (obra del Deán Fu-
nes), al establecer: “Los tres altos Poderes reunidos tendrán el tratamiento de Soberanía
y Soberano Señor (…). El Congreso Nacional (…) tendrá el de Alteza Serenísima, y
Serenísimo Señor”. “Los Senadores y Representantes (…) usarán de insignia un escudo
de oro que en el centro tenga grabado este lema —ley— orlada con dos ramos de oliva
y laurel (…). Lo traerán pendiente del cuello los Senadores con un cordón de oro, y los
Representantes con uno de plata”.

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La tercera sección reglaba el Poder Ejecutivo a cargo de un direc-
tor de Estado, elegido por el Congreso. Se debía ser natural de la
“Unión”, tener treinta y cinco años de edad y seis, de residencia
inmediata. Al no existir el cargo de vice-director, en caso de ace-
falía, el cargo lo cubría el presidente del Senado. Tenía amplias
facultades, como ser jefe supremo de las fuerzas militares, pro-
poner leyes, ejecutar las mismas, abrir las sesiones del Congre-
so, nombrar los generales del Ejército, embajadores y cónsules,
firmar tratados de paz con las potencias extranjeras con acuerdo
del Senado, nombrar los empleos, indultar y conmutar penas.
La sección cuarta ponía en cabeza del poder judicial a una
Alta Corte de Justica compuesta de siete jueces y dos fisca-
les, elegidos por el director con el consentimiento del Senado,
siendo los cargos vitalicios (el mecanismo de elección e ina-
movilidad en el cargo también se mantendrá en la Constitu-
ción de 1853). La Corte tenía competencia originaria en las
causas concernientes a los enviados y cónsules de las naciones
extranjeras, cuando fuera parte una provincia, o entre provin-
cias o pueblos de una misma provincia. Tendría competencia
como último recurso en “todos aquellos [casos] en que según
las leyes haya lugar a los recursos de segunda suplicación, nu-
lidad o injusticia notoria” (artículos 97 y 98).
La sección quinta titulada “Declaración de Derechos” se divi-
día en dos capítulos. El primero establecía los “Derechos de la
Nación” en “quien originariamente reside la soberanía”.

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Cabe aquí, resaltar el choque con la concepción federalista de
Artigas, que sostenía que la soberanía originaria residía en los
pueblos de cada provincia. Justamente, son las provincias las
relegadas en el diseño constitucional, más allá de la existencia
de un senador por cada una de ellas. No se les concede ningu-
na autonomía, siendo esa mirada absolutamente centralista,
motivo principal de su fracaso.
En el segundo capítulo se establecen los nombrados como
“derechos particulares”, en los que se plasma el ideario consti-
tucional de su tiempo. En tal sentido, se proclama el derecho
a la vida, reputación, libertad, seguridad y propiedad; igual-
dad ante la ley; la libertad de publicar las ideas por la prensa;
el principio de reserva y de autonomía personal (“Las accio-
nes privadas de los hombres que de ningún modo ofenden el
orden público, ni perjudican a un tercero, están solo reser-
vadas a Dios, y exentas de la autoridad de los Magistrados”;
corresponde al artículo 112, similar al actual artículo 19 de
la Constitución Nacional); el principio de legalidad (“Ningún
habitante del Estado, será obligado a hacer lo que no manda la
ley, ni privado de lo que ella no prohíbe”); la garantías de juez
imparcial; la inviolabilidad de la correspondencia y domicilio;
las garantías en juicio penal; el derecho a peticionar a las au-
toridades; la igualdad de indios y la abolición de la esclavitud.
La sección sexta establecía el procedimiento de reforma de
la constitución, que podía ser reformada por medio de un
mecanismo flexible a cargo del propio Congreso, aunque se

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 301


requería la mayoría calificada de las 2/3 partes de votos de
los miembros de ambas Cámaras. En caso que el Ejecutivo
presentara objeciones, el Congreso podía insistir con el voto
de las 3/4 partes de ambas Cámaras. La hipótesis de tener que
adoptar una monarquía hacía más útil ese mecanismo directo
y expeditivo para futuras reformas.

6) La Batalla de Cepeda. Tratado del Pilar. Los pactos


interprovinciales. Los pactos preexistentes

Al conflicto entre la Liga de los Pueblos Libres y el Directo-


rio se incorporará el Imperio de Portugal, que tenía entre sus
objetivos históricos expandir Brasil hasta el Río de la Plata, lo
que habilitaría la libre navegación de río Uruguay (o tal vez
incluso hasta Entre Ríos y navegar el Paraná), que resultaban
las vías principales de comunicación.
A ello se suma que la Corte portuguesa temía la expansión
de las ideas de república, libertad civil y religiosa, federa-
ción y abolición de la esclavitud que sostiene la Liga de los
Pueblos Libres. En ese punto, Artigas, es un enemigo co-
mún de Buenos Aires y lusitanos. En tal contexto, será Ma-
nuel José García, el representante diplomático de Buenos
Aires en Río de Janeiro (el mismo que en 1827 entregará
nuevamente la Banda Oriental a Brasil), ideólogo de pro-
mover la invasión portuguesa a la Banda Oriental con el

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 302


único objeto de derrotar a Artigas y eliminarlo de la ecua-
ción política.
A mediados de 1816 (ya funciona el Congreso en Tucumán)
las tropas portuguesas al mando del general Lecor invaden
la Banda Oriental, ante la complicidad del Directorio y el
Congreso, que como vimos, buscaban la instauración de una
monarquía, siendo posible entre esos planes la protección del
Imperio portugués. El Directorio abandona la Banda Oriental
y se conforma con la promesa portuguesa de no invadir Entre
Ríos. Desde ese momento, Artigas y sus montoneras orien-
tales deben presentar una desigual batalla contra al invasor
y no podrán evitar la caída de Montevideo en enero de 1817.
Igualmente, la resistencia contra el invasor luso continúa en el
resto de la Provincia.
La invasión a la Banda Oriental será aprovechada por el Direc-
torio para organizar diversas campañas militares en contra de
Santa Fe y Entre Ríos, poniendo a la Liga de los Pueblos Libres
en una “guerra de dos frentes”. Como vimos, Estanislao López,
caudillo y gobernador de Santa Fe, resistirá y rechazará todas
las invasiones porteñas realizadas durante las guerras civiles
(su bandera provincial consigna “Provincia Invencible de Santa
Fe”). Por su parte, Entre Ríos aún no se conforma formalmente
como provincia, pero Francisco “Pancho” Ramírez es el caudi-
llo indiscutido y actúa como lugarteniente de Artigas.
A fines de 1818 llega a Buenos Aires la noticia de que Fernan-
do VII está ultimando en Cádiz (España) un poderoso ejér-
cito de 20 000 hombres para reconquistar Buenos Aires. La

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 303


situación es grave para todos. San Martín14 cruza los Andes
y, desde Mendoza, una comisión diplomática del Gobierno
de Chile, que lo acompaña, se ofrece a mediar entre la Liga
de los Pueblos Libres y el Directorio, lo cual es rechazado en
Buenos Aires.
Ante lo apremiante de la situación, en abril de 1819, Bel-
grano "como jefe del Ejército del Norte" y Estanislao López
acuerdan una paz transitoria para organizar la defensa
conjunta contra los españoles (se conoce al tratado como
el Armisticio de San Lorenzo). También resulta claro que
Buenos Aires se encontraba en una situación de debilidad
si no contaba con los ejércitos nacionales.
El desgaste lleva a Pueyrredón a renunciar, designando el
Congreso al general José Rondeau como director provisorio
en junio de 1819. La esperada embestida de España contra
el Río de la Plata se fue demorando con el correr de los me-
ses. De esta forma, la expedición española a nuestro territo-
rio nunca sucederá debido al estallido de la revolución liberal
contra el rey Fernando VII.
Para el mes de septiembre de 1819 se hace público que en
realidad el Directorio buscaba prorrogar la paz con el único
objetivo de permitir la organización y llegada del príncipe de
14 
De esa época es la célebre proclama de San Martín: “Sin duda alguna los gallegos
creen que estamos cansados de pelear, y que nuestros sables y bayonetas ya no cortan
ni ensartan: vamos a desengañarlos. La guerra se la tenemos que hacer del modo que
podamos; si no tenemos dinero, carne y un pedazo de tabaco no nos ha de faltar; cuan-
do se acaben los vestuarios nos vestiremos con la bayetita que nos trabajen nuestras
mujeres y si no, andaremos en pelota como nuestros paisanos los indios: seamos libres
y lo demás no importa nada (...). La muerte es mejor que ser esclavos de los maturran-
gos. Compañeros, juremos no dejar las armas de la mano, hasta ver el país enteramente
libre, o morir con ellas como hombres de coraje”.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 304


Luca con el apoyo del Ejército francés, por lo cual se rompe el
Armisticio de San Lorenzo.
En la urgencia, Buenos Aires ordena a los ejércitos de los An-
des y del Norte que acudan en su auxilio con el único objeti-
vo de combatir contra los federales y aplastar a la Liga de los
Pueblos Libres. Pero San Martín15 desobedecerá las órdenes al
negarse a participar con el Ejército Libertador de los Andes en
la guerra civil, pues ello implicaba abandonar la guerra por la
independencia americana para dar muerte a los federales con
quienes mantenía respetuosa relación; y todo ello para defen-
der un rey que vendría de Francia. Desde Mendoza regresa
a Chile, donde todos los oficiales lo ratificarán como general
por medio del acta de Rancagua (abril de 1820). A partir de
ese momento, San Martín será enemigo político de Buenos
Aires donde ya no podrá regresar.
La connivencia directoral con los portugueses para invadir la
Banda Oriental, las expediciones militares contra las provin-
cias de la Liga de los Pueblos Libres, la Constitución de 1819,
las tratativas de traer un monarca europeo y la mala fe para
cumplir la paz firmada en San Lorenzo, son las razones por
las cuales Artigas ordena a López y Ramírez (como represen-
tantes de la Liga de los Pueblos Libres y subordinados suyos)

15
Más tarde, San Martín se justificará diciendo: “Mi ejército era el único que conserva-
ba su moral y me exponía a perderla (…). En tal caso era preciso renunciar a la empresa
de libertar al Perú, y suponiendo que la de las armas me hubiese sido favorable en la
guerra civil, yo habría tenido que llorar la victoria con los mismos vencidos. No, el
general San Martín jamás derramará la sangre de sus compatriotas, y solo desenvainará
la espada contra los enemigos de la independencia de Sud América”.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 305


la invasión a Buenos Aires, con el objetivo de poner fin al Di-
rectorio y al Congreso; que Buenos Aires se constituya como
una provincia más y firmar un pacto bipartito (Liga Pueblos
Libres y Provincia de Buenos Aires), en que se la obligase a
Buenos aires a declarar la guerra contra los portugueses. Ar-
tigas se quedará en la Banda Oriental pues es inminente la
batalla decisiva contra los lusos.
En ese contexto, movidos por la negativa de San Martín, los
oficiales del Ejército del Norte16 se niegan a participar de la
guerra civil y liderados por Juan Bautista Bustos (futuro go-
bernador federal de Córdoba), Alejandro Heredia (futuro go-
bernador federal de Tucumán) y José María Paz (futuro gene-
ral unitario) se sublevan el 5 de enero de 1820 en la posta de
Arequito (Santa Fe). A Buenos Aires solo le queda para su de-
fensa el Ejército de Observación acantonado en San Nicolás.

La batalla de Cepeda
El primero de febrero de 1820 las fuerzas porteñas al mando de
Rondeau serán derrotadas fácilmente por las montoneras de
López y Ramírez en la Cañada de Cepeda (límite entre Buenos
Aires y Santa Fe), bastando una carga de la caballería federal para
que el Ejército de Observación de Buenos Aires se desbande17.
Las fuerzas federales acampan en Pilar (en las afueras de Bue-
nos Aires) desde donde intiman la disolución del Directorio,

16 
El ejército estaba al mando del general Cruz, pues Belgrano ya muy enfermo había
renunciado y morirá meses más tarde, el 20 de junio de 1820.
17
Son habituales con relación a la primera batalla de Cepeda las referencias a la “batalla
de un minuto” que cambiaría cincuenta años de historia.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 306


la conformación de Buenos Aires como provincia y la “elec-
ción popular” de un gobernador. Mientas esperan allí, llega la
noticia de que Artigas había sido definitivamente derrotado
en la batalla de Tacuarembó (22 de enero de 1820) quedando
la Banda Oriental en manos portuguesas. Al perder el control
del territorio de la provincia oriental, Artigas se quedó sin su
base de sustento y debió refugiarse en Corrientes.
En la ciudad se viven días de temor y desorden, pero no habrá
ningún exceso de parte de los vencedores. El 11 de febrero de
1820 se disuelve el Directorio y el Congreso, pues los caudillos
se muestran inflexibles en el punto. Explica Moreno: “Confor-
me a las instrucciones que Artigas había ordenado a Ramírez,
la guerra era entre “los pueblos libres” y el Directorio y no
contra el pueblo de Buenos Aires. Por lo tanto, al desaparecer
la autoridad directorial el 11 de febrero y surgir una nueva
entidad (la provincia de Buenos Aires), el pueblo debería ele-
gir libremente un nuevo gobierno y con éste se concertaría la
paz”18. De esta forma nace la Provincia de Buenos Aires como
entidad autónoma de Derecho Público.
El Cabildo, que era la única autoridad sobreviviente, se trasformó
en un Cabildo-Gobernador y convocó a un cabildo abierto en el
cual se elige a la primera Junta de Representantes (Legislatura) de
la Provincia de Buenos Aires compuesta por doce representan-
tes, que designará a Manuel de Sarratea como primer goberna-
dor de la Provincia, quien como primera medida firmará la paz.

MORENO, Guillermo Raúl. Breve historia constitucional de la Provincia de Buenos


18 

Aires. Análisis de las Cartas Bonaerenses (1820-1994). Revista Derechos en Acción. Vol.
11, núm. 11, 2019, p. 96.

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El Tratado del Pilar
La habilidad diplomática porteña quedará patente en el Tra-
tado del Pilar, firmado el 23 de febrero de 1820. El primer
logro es que el acuerdo es tripartito y no bipartito, siendo
firmado por los gobernadores de las provincias de Buenos
Aires (Sarratea), Santa Fe (López) y Entre Ríos (Ramírez se
autodesigna gobernador de la provincia). El Tratado tiene
doce artículos que analizamos a continuación.
El artículo 1 establece: “Protestan las partes contratantes, que el
voto de la Nación y muy en particular el de las Provincias de su
mando, respecto al sistema de Gobierno que debe regirlas, se ha
pronunciado a favor de la federación, que de hecho admiten”.
Cada provincia elegiría popularmente un diputado para reunirse
en Congreso en el Convento de San Lorenzo (Santa Fe) pasados
sesenta días. Como vemos, se reconoce una nación preexistente
y la federación como sistema de gobierno, que de hecho admiten.
De esta forma, serán las provincias representadas en un Congre-
so las que decidan sobre el futuro. Sin perjuicio de lo acordado,
cabe aclarar que el congreso de San Lorenzo no se realizó dada la
continuidad del conflicto durante todo 1820.
Ponen fin a la guerra y los ejércitos de Santa Fe y Entre Ríos
regresarán a sus respectivas provincias de manera ordenada
(artículos 2 y 11). Lamentablemente, la paz entre las provin-
cias durará pocos meses.
Ello se complementó con una ley de olvido general para los
que hubieran participado en la guerra y serían liberados los

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 308


prisioneros de guerra. Asimismo, se estableció la libertad para
comerciar armas entre las provincias (artículos 5, 8 y 9).
Los ríos Uruguay y Paraná serían navegados únicamente por
los buques de las provincias costeras a esos ríos (artículo 4).
Este principio de río cerrado en los hechos reforzaba el mo-
nopolio del puerto de Buenos Aires.
Los límites entre las provincias, se resolverían en el futuro
congreso (artículo 6).
Se responsabilizaba de la guerra al Directorio y al Congreso,
“por la repetición de crímenes con que comprometía la liber-
tad de la Nación con otros excesos de una magnitud enor-
me” (se refieren al proyecto del príncipe de Luca). Por ello, los
miembros del Directorio y el Congreso deberían “responder
en juicio público ante el Tribunal que al efecto se nombre”
(artículo 7). El juicio nunca se realizó, pues meses más tarde
Sarratea será derrocado y los integrantes del partido directo-
rial se reacomodarán en el poder bajo el liderazgo unitario de
Rivadavia.
En cuanto a la invasión portuguesa a la Banda oriental, en el
Tratado se le recuerda a Buenos Aires, “cuna de la libertad de
la Nación (…) el estado difícil y peligroso a que se ven redu-
cidos aquellos pueblos hermanos por la invasión con que los
amenaza una potencia extranjera”; y dejan a la reflexión de
Buenos Aires que en su “generosidad y patriotismo” auxilien
a los orientales (artículo 3). Es claro que la noticia de la de-
rrota de los orientales en Tacuarembó será utilizada a su favor

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 309


por Buenos Aires, pues no se la obliga a declarar la guerra a
los portugueses (y no lo hará). Sin desconocer que, ante la
derrota consumada de los orientales, la guerra contra Brasil
hubiera significado un enorme esfuerzo que los porteños no
estaban dispuestos a asumir, es claro que López y Ramírez se
desmarcan de Artigas y no cumplen con sus instrucciones,
que exigían la ayuda concreta en la guerra. La no realización
del Congreso en San Lorenzo y los nuevos enfrentamientos
impedirán de momento cualquier auxilio a los orientales.
Ello se complementa con el trato que recibe Artigas en el pac-
to (artículo 11) al establecer:

(…) aunque todas las partes contratantes están con-


vencidas que todos los artículos arriba expresados son
conformes con los sentimientos y deseos del Exmo.
Señor Capitán General de la Banda Oriental Don José
Artigas; según lo ha expuesto el señor Gobernador de
Entre Ríos que dice aliarse con instrucciones privadas
de dicho señor Exmo., para este caso, no teniendo su-
ficientes poderes en forma, se ha acordado remitirle
copia de esta acta, para que siendo de su agrado enta-
ble desde luego las relaciones que puedan convenir a
los intereses de la Provincia de su mando, cuya incor-
poración a las demás federadas se miraría como un
dichoso acontecimiento.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 310


Se comunicará lo resuelto a Artigas, no obstante haberse des-
atendido sus instrucciones, pues no se declaraba la guerra a
Portugal e incluso se desconocía su rango de “Protector de los
Pueblos Libres” y quedaba reducido a simple “capitán” de los
orientales. El conflicto entre Ramírez y Artigas será inevita-
ble, por eso en Pilar, de manera reservada, se le entregarán ar-
mas a Ramírez que las utilizará meses más tarde para derrotar
definitivamente a Artigas.19
Analicemos las múltiples e importantísimas consecuencias de
la batalla de Cepeda y el Tratado del Pilar.
Con la disolución del Directorio y el Congreso desaparece la
autoridad de un Gobierno central, por ello muchos autores
denominan este período como la época de la anarquía o ace-
falía nacional.
Es el fin definitivo de los proyectos monárquicos. Desde ese
momento, habrá consenso para instaurar una república. Asi-
mismo, se consolidará la idea de que ya existe una nación in-
dependiente que nos aglutina, sin perjuicio de las profundas
desavenencias que existían.

19
Luego de ser derrotado por Ramírez, meses más tarde Artigas se exilia en Paraguay
donde morirá en 1850, sin nunca regresar, a pesar de la Independencia uruguaya de
1828, pues nunca fue su objetivo la separación. Sus restos serán trasladados a Mon-
tevideo muchos años después. La visión de Artigas como traidor, insubordinado, an-
tiguo contrabandista, dictador, déspota, anarquista, asesino o sanguinario, es decir la
barbarie, quedará plasmada en la historiografía oficial argentina de Mitre y Vicente
Fidel López que menospreciaba al caudillo. Su mayor logro será presentarlo como un
caudillo uruguayo y marginarlo de nuestra historia, como el propio Mitre reconoce en
carta a Vicente Fidel López “Los dos, usted y yo, hemos tenido la misma predilección
por las grandes figuras y las mismas repulsiones contra los bárbaros desorganizadores
como Artigas, a quienes hemos enterrado históricamente”. (O’DONNELL, Pacho. Cau-
dillos federales. El grito del interior. Buenos Aires: Grupo editorial Norma, 2008, p. 71).

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 311


La Provincia de Buenos Aires nace como entidad de dere-
cho autónomo, condición que, jurídicamente, la ponía en
pie de igual con la demás. Ahora bien, sin perjuicio de la
derrota en Cepeda, Buenos Aires saldrá fortalecida en los
meses venideros. No es obligada a declarar la guerra contra
Brasil y además logra eliminar a Artigas, su más enérgi-
co opositor. Ello así puesto que la hábil política porteña
conseguirá la ruptura entre Ramírez y el caudillo oriental.
Artigas será derrotado y desparecerá de la vida política.
Meses más tarde, Buenos Aires se acercará a López (Trata-
do de Benegas) y logrará que López sea quien derrote (de
muerte) a Ramírez.
Luego de meses de inestabilidad política en Buenos Aires, Mar-
tín Rodríguez asumirá como nuevo gobernador en septiembre
de 1820. En ese contexto, el mismo grupo directorial volverá al
control de la Provincia bajo el liderazgo de Rivadavia. El mono-
polio del puerto y de la aduana, su importante mercado interno y
la expansión de sus saladeros, aseguran a Buenos Aires una total
preeminencia económica por encima del resto de las provincias,
por lo cual su voluntad de centralizar el poder por medio de una
organización unitaria no tardará en reaparecer.
Más allá del artículo 1 del Tratado de Pilar, lo cierto es que
estaba lejos de solucionarse el conflicto sobre si organizar el
país por medio de una federación de provincias autónomas o
bajo un sistema unitario con la centralidad de Buenos Aires,
por lo cual la guerra civil continuará incluso de modo más
sangriento y sin cuartel.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 312


La quiebra del poder central también permite la aparición y
consolidación de las provincias como entes autónomos cons-
tituidos a partir de las ciudades principales y sus jurisdiccio-
nes circundantes. Al respecto, dice López Rosas:
En 1820 y de ahí su importancia, se quiebra la estructura colonial
y cada pueblo, cada provincia, pasa a ejercer sus legítimos dere-
chos, a gozar abiertamente y sin dependencias extrañas su propia
autonomía. Por ello se sostiene, y no equivocadamente, que la
auténtica revolución se produce y consagra en 1820. Levene, que
ha sostenido este criterio a través de sus obras expresa:

Esta llamada descomposición social no es sino la Revolu-


ción de Mayo en marcha, que recobra su ritmo originario
después de los períodos de abatimiento o de transacción
con el pasado virreinal superviviente en la historia patria,
pero que hace su crisis fecunda diez años después, des-
truyendo las jerarquías políticas de las Intendencias, de
cuyo seno nacen las provincias.20

La mayoría de las Provincias dictan constituciones provincia-


les, lo que constituye un enorme avance institucional y norma-
tivo, aunque su implementación no será plena por los conflic-
tos civiles de la década. La primera constitución provincial será
la de Santa Fe, en 1819. Sin perjuicio de dichas constituciones,
el poder político y militar se organiza generalmente en torno al

20
LÓPEZ ROSAS, José Rafael. Historia Constitucional Argentina. Buenos Aires: Edito-
rial Astrea, 1996, p. 262.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 313


caudillo que ejerce un mando con rasgos autoritarios, a la vez
que posee fuerte aceptación popular. Así, con las nuevas pro-
vincias surgen los liderazgos de Bustos (Córdoba), Felipe Iba-
rra (Santiago del Estero), Bernabé Araoz (Tucumán), Ramírez
(Entre Ríos), entre otros.
La figura de los caudillos será uno de los motivos de mayor
debate en la historia argentina. Sobre la de Facundo (el gran
caudillo riojano), Sarmiento estructura su dicotomía de civi-
lización y barbarie. En las antípodas de dicha ponderación,
sostiene Galasso:21

Que en la década del veinte, los pueblos se expresan


a través de estos hombres, provenientes de familias
de hacendados o de prestigio militar, quienes lide-
ran una alianza de clases (sectores altos provincia-
nos en decadencias, con desocupados, peones, etc.).
Nace así el caudillo y la montonera (los que pelean
en montón) que con escasísimos recursos se levan-
tan una y otra vez contras las imposiciones de la
burguesía comercial porteña aliada al capital inglés,
cuyo modelo es una economía de exportación cen-
trada en el puerto y cuya concepción ideológica se
resume en ‘civilización o barbarie’; del otro lado, un
frente social de estancieros y pueblos, en sentido
amplio, que aspiran a sobrevivir, a tener recursos
para mantener

21
GALASSO, Norberto. Op. cit., tomo I, p. 242.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 314


sus economía en funcionamiento y reconstruir su
estructura económica (carretas en Tucumán, pe-
queños astilleros en Corrientes, tejidos en el Alto
Perú, vinos y cultivos en Cuyo).

La capacidad diplomática de Buenos Aires logra la ruptura


de la Liga de los Pueblos Libres, al fomentar la lucha entre
Ramírez y Artigas. La falta de unidad y la ausencia de un li-
derazgo como el que ejercía Artigas es un factor importante
para permitir a Buenos Aires ocupar el centro de la escena.
Buenos Aires se desentiende de la continuidad de la guerra
por la independencia, que entra en la fase crítica al iniciarse
la campaña contra el Virreinato del Perú. San Martín coman-
dará la expedición argentina-chilena, pero ya sin el apoyo de
su patria, negándole la política rivadaviana cualquier auxilio
y motivando su posterior exilio a Europa.
Se consolida la invasión portuguesa y la Banda Oriental es
incorporada a Brasil como provincia cisplatina.

Los Pactos interprovinciales


En 1820 se inicia la tradición de los pactos interprovinciales,
mecanismo que las provincias utilizarán para lograr poner fin a
la guerra, tejer alianzas, convocar a congresos o buscar formas
de organización. Durante 1820 se firmará el Tratado del Pilar;
la “Liga Federal de Ávalos” firmado por Corrientes, Misiones y
la Banda Oriental por la cual Artigas intentó sin éxito oponerse

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 315


a Ramírez; el pacto de Benegas entre Santa Fe y Buenos Aires.
En los años venideros, y ante la ausencia de una autoridad
central (con excepción del período 1824/1827), las provincias
en ejercicio de su soberanía, recurrirán a estos pactos inter-
provinciales en numerosas ocasiones según las necesidades
políticas o militares lo aconsejen. A modo de ejemplo, po-
demos citar el Tratado del Cuadrilátero, el Pacto de Huana-
cache, el Tratado del 31 de agosto de 1830 (Liga unitaria), el
Pacto Federal o el Acuerdo de San Nicolás.

Los pactos preexistentes


El preámbulo de la Constitución de 1853, cuyo texto se man-
tiene en la actualidad, establece:

Nos los representantes del pueblo de la Nación Ar-


gentina, reunidos en Congreso General Constituyente
por voluntad y elección de las provincias que la com-
ponen, en cumplimiento de pactos preexistentes, con
el objeto de constituir la unión nacional, afianzar la
justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defen-
sa común, promover el bienestar general, y asegurar
los beneficios de la libertad, para nosotros, para nues-
tra posteridad, y para todos los hombres del mundo
que quieran habitar en el suelo argentino: invocando
la protección de Dios, fuente de toda razón y justicia:
ordenamos, decretamos y establecemos esta Constitu-
ción, para la Nación Argentina.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 316


Las preguntas a responder son cuáles serían esos pactos y qué
características tendrían. En el punto, Galletti22 señala que el
propio texto indica que los pactos son plurales (más de uno) y
que existían antes de la Constitución (la pre-existían).
Dicho autor, considera que para ser “preexistente”, los pac-
tos deben cumplir con el resto de los objetivos que el propio
preámbulo establece y por tanto: “podrían ser considerados
preexistentes aquellos pactos que reconocieron en su contex-
to; a) la existencia de un concepto de nación también preexis-
te; b) que llamaran a reunión de Congreso, por elección de las
provincias componentes (o pactantes en su caso); c) fueran
de carácter general y constituyente para ordenar al país fede-
rativamente”.23
De tal modo, se puede sostener que el Pacto del Pilar es el
primero de los pactos preexistentes, en tanto cumple dichos
requisitos, pues se reconoce una nación que ya existe, se con-
voca a los representantes de las provincias a congreso para
organizar el país y se hace referencia al sistema federal.
Para otra parte de la doctrina, los únicos pactos preexistentes
a los que refiere el preámbulo son el Pacto Federal y el Acuer-
do de San Nicolás, siendo el resto de los pactos antecedentes
de la Constitución.

22 
GALLETTI, Alfredo. Historia Constitucional. La Plata: Editorial Librería Editora Pla-
tense S.R.L., 1987, tomo I, p. 398 y ss.
23 
GALLETTI, Alfredo. Op. cit., p. 400.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 317


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Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 319


CAPÍTULO VI
PERÍODO RIVADAVIANO EN
LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES
Por Martín Machado

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 320


CAPÍTULO VI

PERÍODO RIVADAVIANO EN
LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES

Por Martín Machado1*

Sumario:
1) El Tratado de Benegas 2) Bustos y el Congreso de Córdoba
de 1821. Causas de su fracaso 3) El pensamiento Rivadaviano
4) Reformas en la provincia de Buenos Aires. Políticas econó-
micas, religiosas, sociales. El empréstito con la Baring Brothers
5) Derrota de Ramírez. Tratado del Cuadrilátero 6) Convoca-
toria al Congreso de 1824-1827. Comisionados. Ley provincial
del 13 de noviembre de 1824. Bibliografía

Abogado, Facultad de Ciencias Jurídicas de la UNLP, con la colaboración de Agustina


1*

M.J. Balbín (Abogada, Facultad de Ciencias Jurídicas de la UNLP).

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 321


1) El tratado de Benegas

El final del Directorio se alcanza con la firma del Tratado del


Pilar en el cual, entre otras cosas, se ordena enjuiciar a los
miembros del Congreso y de los directorios supremos acu-
sados de cometer crímenes contra la libertad de la nación.2
Según González Calderón, el proceso fue iniciado y algunos
excongresistas3 llegaron a ser detenidos, pero recuperaron
su libertad enseguida y el juicio finalmente no tuvo mayores
consecuencias.4 Curioso dato para tener presente, el Con-
greso que declaró la independencia termina perseguido en
busca de justicia, las negociaciones con potencias extranje-
ras para nombrar un príncipe y la Constitución centralista
de 1819 acabaron con sus días de gloria.
Esta introducción es necesaria para entender el nuevo conflicto
entre Buenos Aires y Santa Fe. La causa de este nuevo enfren-
tamiento se puede analizar desde dos aristas diferentes. Para
algunos el origen del enfrentamiento fue el incumplimiento
del Tratado del Pilar por parte del Gobierno bonaerense y la
restauración de los directorales al poder con Ildefonso Ramos
2
Acuerdo del Pilar: Artículo 7:
La deposición de la antecedente administración ha sido la obra de la voluntad general
por la repetición de crímenes con que comprometía la libertad de la Nación con otros ex-
cesos de una magnitud enorme; ella debe responder en juicio público ante el Tribunal que
al efecto se nombre: esta medida es muy particularmente del interés de los Jefes del Ejérci-
to Federal que quieren justificarse de los motivos poderosos que les impelieron a declarar
la guerra contra Buenos Aires en noviembre del año próximo pasado y conseguir con la
libertad de la Provincia de Buenos Aires la garantía más segura de las demás unidades.
3 
Se refiere al Congreso de Tucumán.
4 
BIANCHI, Alberto B. Historia de la formación constitucional argentina: 1810-1860.
Buenos Aires: Editorial Lexis Nexis Argentina, 2007, p. 95.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 322


Mexia5. Para otros, el conflicto fue originado por el intento de
Estanislao López de nombrar a Carlos María de Alvear como
gobernador de Buenos Aires, lo cual constituye, según Alberto
Bianchi, una contradicción de la historia argentina. Estanislao
López, el vencedor de Cepeda y causante de la caída del Direc-
torio, propone como gobernador al ex director Alvear, quien
en 1815 estaba dispuesto a poner el territorio argentino bajo el
gobierno británico.6
Es decir, según una u otra posición historiográfica quien pro-
voca el nuevo conflicto bélico será Buenos Aires o Santa Fe.
Mencionadas las raíces del nuevo enfrentamiento nos posi-
cionamos en la primera de ellas y agregamos que la postura de
López era clara en un aspecto, no compartía las medidas 7 que
se estaban tomando en la provincia de Buenos Aires y la Junta
de Representantes intenta acordar8 puntos de vista que no son
aceptadas por aquel. La guerra es inminente.
Mientras discute con López, en mayo de 1820 la Junta de Re-
presentantes dicta la Ley de Instrucciones y Consejo de Go-
bierno, por la cual se regulaba el funcionamiento del poder
ejecutivo bonaerense y de la propia Junta.

5 
Luego de la renuncia de Sarratea Ramos Mexía, fue electo gobernador interino por la
Junta de Representantes hasta que se designase gobernador titular. Previo a ser electo
gobernador estaba al frente del Cabildo de Buenos Aires.
6
BIANCHI, Alberto B. Op. cit., p. 96.
7 
López exige el proceso de “alta traición” y alejamiento de los ex diputados de Tucumán
de los cargos públicos.
8 
Para demostrar el cumplimiento de Pilar, la Junta de Buenos Aires nombra un repre-
sentante para el Congreso de San Lorenzo.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 323


Era un reglamento de carácter constitucional que disponía:
1) Ramos Mexía sería gobernador propietario (antes había
sido elegido “provisorio”);
2) tendría el lleno de facultades “en lo político, económico y
militar” durante ocho meses;
3) Junto al gobernador actuaría un Consejo de Gobierno de
tres miembros titulares elegidos por la Junta. Entendería con
voto resolutivo (indispensable) en las cuestiones financieras,
y consultivo (optativo) en los demás asuntos;
4) la Junta de Representantes se reservaba las facultades de:

a) Declarar la guerra (“sólo en el caso de una invasión


o amago imprevisto podrá —el gobernador— adoptar
las medidas de seguridad y defensa dando inmediata-
mente cuanta a la Corporación”);
b) hacer tratados de paz o de alianza;
c) crear empleos militares;
d) dar grados de coronel mayor o brigadier general
(los más altos del escalafón).

Serían consejeros titulares Passo, Tomás Anchorena y An-


drade; y suplentes, Azcuénaga y Manuel Aguirre.9
A principios de junio, López ha terminado los preparativos,
y a su solicitud la Junta de Comisarios de Santa Fe declara la
guerra a Buenos Aires. El 16 de junio el ejército santafesino,

9 
ROSA, José María. Historia Argentina. Buenos Aires: Editorial Oriente S.A., 1974,
tomo III, p. 279.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 324


reforzado con los regimientos de Carrera y el batallón de
Alvear, atraviesa el Arroyo del Medio.10

Gobierno de Soler
Mientras tanto, en Buenos Aires reinaba el desconcierto. La
relación del gobernador electo Idelfonso Ramos Mexia con su
comandante de mar y tierra, Estanislao Soler, no era sencilla.
El ego por el poder culmina con la renuncia de este último
que es aceptada por el gobernador.11
Esta situación irritó a Soler quien no esperaba que su renun-
cia fuera aceptada, y se traslada a la Villa de Luján, donde
se hace proclamar gobernador por los jefes y oficiales de las
tropas a su mando ante el cabildo de esa ciudad. Previo, los je-
fes y oficiales del ejército, invocando la voluntad general de la
campaña, repusieron a Soler en el cargo de Capitán General.
Las actas de ese nombramiento fueron remitidas a la Junta
de Buenos Aires. Esta no tuvo más remedio que someterse y
reconoció a Soler como gobernador12. Ramos Mexia presentó
su renuncia y la Junta, sin expedirse, le ordenó que depositase
el bastón de mando en el cabildo y pidió a esa corporación
que hiciese comunicar a Soler que podía entrar a la ciudad sin
hallar resistencia, después de lo cual se disolvió.13
10 
Ídem p. 279.
11
Ramos Mexia (o Mejía) aceptó el mando de supremo de las fuerzas militares (capitán
general), en perjuicio de Soler, quien lo ejercía con el apoyo del ejército. COSMELLI
IBAÑEZ, José L. Historia de la Instituciones políticas y sociales argentinas desde 1810).
Buenos Aires: Editorial Troquel S.A., 1962, p. XXX.
12 
Contra la fuerza militar de Soler no había cuerpo que le pudiera oponer resistencia.
13
DE SANTILLAN, Diego Abad. Historia Argentina. Buenos Aires: Editorial Tipográfi-

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 325


El 23 de junio Soler juró como nuevo gobernador14 de Bue-
nos Aires luego de que la disuelta Junta de Representantes
(obligada a reunirse por los capitulares) lo erigiera “libre-
mente” como máxima autoridad bonaerense. El 24 de ese
mes dejó el mando de la ciudad al coronel Manuel Dorrego,
que acababa de llegar del destierro15, y se dirigió nuevamen-
te a Luján a organizar el ejército16 para salir en la búsqueda
de Estanislao López.
Tengamos presente que el día anterior a la jura como goberna-
dor le había escrito a López desde Luján en busca de un ave-
nimiento, pero no tuvo respuesta. Luego de asumir marcha a
contener la invasión. Como prenda de paz hacia López arras-
tra tras su ejército a los ex congresales (de Tucumán) apresa-
dos en Buenos Aires. El 24 destaca ante López una comisión
para concertar un arreglo. La comisión estaba parlamentando
cuando Soler ataca inesperadamente el campamento de Ca-
ñada de la Cruz (28 de junio de 1820). Pero el coraje de los
dragones santafesinos y un hábil movimiento de Alvear pro-
vocan la derrota porteña.17
Soler informó del desastre al Cabildo y, considerándolo todo
perdido, se dirigió a la Colonia del Sacramento.18 De esta ma-
nera la provincia de Buenos Aires queda acéfala.
ca Editora Argentina, 1965, tomo II, p. 98.
14
Su gobierno duró cinco días.
15 
Pueyrredón había ordenado su arresto y destierro.
16
Incorporó oficiales sin destino y los Diputados del Congreso de Tucumán que se
encontraban presos. DE SANTILLÁN, Diego Abad. Op. cit., p. 99.
17
ROSA, José María. Op. cit., p. 282.
18
DE SANTILLÁN, Diego Abad. Op. cit., p. 99.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 326


Nuevamente el poder provincial es delegado en el Cabildo,
empero se originarán una serie de inoportunos sucesos en los
que varios reclamarán el bastón de mando.

Gobierno de Dorrego
En estas circunstancias, la figura de Manuel Dorrego trae
esperanzas para instaurar el orden. Consiguiendo el apoyo
de algunas fuerzas y de las milicias de la campaña (Martín
Rodríguez y Juan Manuel de Rosas), es designado goberna-
dor provisorio por la nueva Junta de Representantes que fue
conformada parcialmente19 y de manera secreta por los capi-
tulares hasta reunirse la representación de toda la provincia.20
Dorrego propuso a López la paz, sobre la base de la evacua-
ción inmediata de sus tropas de la provincia; y, entre otras
cosas, la promoción de un Congreso de las Provincias Unidas.
Si bien el acuerdo estaba en marcha, Dorrego ataca sorpresi-
vamente en San Nicolás al ejército santafesino.
Envalentonado por la victoria, Dorrego persigue al ejército
federal que termina refugiándose en Santa Fe.
Mientras tanto, Marcos Balcarce —gobernador delegado— ha
convocado por indicación de Dorrego, a la ciudad y a la cam-
paña de Buenos Aires para elegir una nueva Junta de Repre-
sentantes (la cuarta en pocos meses) la cual el 8 de septiembre
se instala y confirma a Dorrego como gobernador provisorio.

19 
Solo estaba integrada por los doce representantes de la ciudad
20 
DE SANTILLÁN, Diego Abad. Op. cit., p. 99.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 327


Tanto Martín Rodríguez como Juan Manuel de Rosas le indi-
can al gobernador provisorio que no ingrese al territorio de
la provincia de Santa Fe, pero este decide continuar con su
marcha y es llevado hábilmente por López hacia la cañada de
Gamonal donde florecen pastos malignos que diezmaron la
caballada del general bonaerense.
El desastre de Dorrego en Santa Fe lo debilita para ocupar la
titularidad de la gobernación y así es que —por presiones de
López para lograr la paz y el apoyo del antiguo partido direc-
toral, y por los hombres de la campaña a través de Rosas—
la nueva Junta de Representantes elige gobernador titular a
Martin Rodríguez.

Gobierno de Martín Rodríguez


La asunción de Martin Rodríguez no es bien recibida por los
seguidores de Dorrego e inmediatamente se ponen como ob-
jetivo terminar con el nuevo gobierno, como siempre la solu-
ción se presenta con el uso de la fuerza militar.
La revuelta fue encabezada por el coronel Manuel Págola,
quien provoca la huida de Rodríguez al sur de Barracas. Tam-
bién impulsa a desconocer por parte del cabildo y de la Junta
de Representantes al gobernador titular y a que aquel (el ca-
bildo) asuma el mando. En definitiva, un golpe de estado.
La decisión tomada por Martin Rodríguez posibilita que el
cabildo decrete la cesantía del gobernador por “haberse ale-

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 328


jado de la ciudad” 21 y reasume el mando “hasta conocerse el
resultado del solemne cabildo abierto” al que se invita a con-
currir a “todo el pueblo sin excusa ni pretexto”.
Al auxilio del gobernador irán los Colorados del Monte, al mando
de Juan Manuel de Rosas, que terminarán con la sedición reesta-
bleciendo la disuelta Junta de Representantes que ratificará a Mar-
tín Rodríguez en el cargo y le otorgará el “lleno de facultades”.22
Puede el lector observar los distintos vaivenes de los órganos
de gobierno ante las presiones efectuadas por quienes deten-
tan la fuerza militar.
Como decíamos anteriormente, la Junta de Representantes le
otorga a Martín Rodríguez el “lleno de facultades” con tiempo
limitado de tres meses y necesarias según el órgano colectivo
para el “logro de la unión y suprema ley de los Estados que es
la salud del Pueblo”.
El gobernador acepta el ofrecimiento brindado por la Junta, pero
solicita compartir semejante responsabilidad. Para ello necesita
un cuerpo que lo asista, y así lo solicita a la Junta de represen-
tantes que dictará la Ley de Consejo de Gobierno que establecía:

1) La creación de un Consejo de tres miembros para


asesorar al gobernador “con calidad de ser libre a V.E.
seguir o no los dictámenes en los asuntos que tenga a
bien consultarle”;

21 
Era la doctrina del extrañamiento propia del derecho eclesiástico. Según ella, un obis-
po no puede dejar sin autorización la sede de su diócesis, e incurriría —de hacerlo— en
el cese automático. ROSA, José María. Historia Argentina. Op. cit., p. 289.
22
Dorrego, señalado como traidor al nuevo gobierno, manifestó que las fuerzas a su man-
do estaban al servicio del orden. Martín Rodríguez no tomó ninguna represalia sobre él.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 329


2) los consejeros serán designados por la Junta a pro-
puesta del Gobernador;
3) terminado el período del lleno de facultades la Junta
resolvería la continuación o no del Consejo.23

Acuerdo con Santa Fe


Si bien el gobernador tenía la suma de facultades, la Junta inter-
vino en las relaciones con las otras provincias y sobre todo en
las negociaciones con Santa Fe.
Para arribar a un acuerdo, interpusieron sus buenos oficios dos
comisionados cordobeses enviados por la Junta de Represen-
tantes de Córdoba por expreso pedido del gobernador Bustos24.
Martín Rodríguez, ante la eventualidad de un fracaso de las
negociaciones, reunió tropas al límite de la jurisdicción de la
provincia.25 La realidad es que ninguno de los gobernado-
res está dispuesto a continuar con el enfrentamiento.
López y Rodríguez se reúnen en San Nicolás el 11 de no-
viembre y echan las bases de una alianza “sólida y dura-
dera” y la concurrencia de ambas provincias al Congreso
Nacional en Córdoba como quiere Bustos. Disponen que
una comisión de dos porteños y dos santafesinos, conjun-
tamente con los mediadores cordobeses, formalice el docu-
mento del acuerdo.26

23 
ROSA, José María. Op. cit., p. 292.
24
Luego veremos a qué se deben las buenas intenciones de Bustos.
25 
DE SANTILLÁN, Diego Abad. Op. cit., p. 100.
26
En esos momentos López desconfiaba de la República Federal Entrerriana que Ra-
mírez acababa de crear, junto a Misiones y Corrientes, y que técnicamente no tenía

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 330


No obstante, surgen algunos inconvenientes. Santa Fe re-
clama la indemnización debida del pacto de Pilar (25 000
cabezas de ganado27) y Buenos Aires pretende el desarme de
parte del ejercito santafecino a cargo de Carreras.
La reanudación de las hostilidades parece inminente. Final-
mente, Martín Rodríguez está dispuesto a cumplir con lo re-
querido por Santa Fe, pero a condición de que esa exigencia
no forme parte del acuerdo expreso. Estanislao López aceptó
la garantía personal de Juan Manuel de Rosas para la entrega.
La exigencia de Buenos Aires se veía satisfecha en el tratado,
al expresar en su artículo quinto que Santa Fe se comprometía
“a remover los obstáculos que pudieran hacer infructuosa la
paz” sin mencionarse expresamente a Carreras.
Los comisionados cordobeses firmaron el tratado. En caso
de incumplimiento, pues la provincia violadora debería
afrontarse con Córdoba, obligada a proteger a la damnifi-
cada. Esta cláusula motivará, en enero de 1822, la misión
del general Cruz a Santa Fe —que dará origen al Tratado
del Cuadrilátero—, ya que Buenos Aires no había cumpli-
do lo pactado en Benegas al retirar sus diputados del Con-
greso de Córdoba.28

nada de federal ya que el jefe supremo (Ramírez) elegía directamente a los delegados
a cargo de cada provincia. López temía que Santa Fe corriera la misma suerte. ROSA,
José María. Op. cit., p. 293.
27
Rosas comenzó con las entregas de ganado comprometidas en 1821 y terminaron a
principios de 1823. La suma de ganado vacuno superó las 30 000 cabezas. Santa Fe otorgó
beneficios a Rosas en reconocimiento a su actuar. El ganado no era para satisfacer per-
sonalmente a López, sino para distribuirlo entre los pobladores afectados por las luchas.
28 
ROSA, José María. Op. cit., p. 296.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 331


Por último, podemos resaltar que la aprobación por las Juntas
no era necesaria: el Estatuto de Santa Fe no la establecía ex-
presamente, y el lleno de facultades del gobernador de Buenos
Aires le permitía prescindir del cuerpo legislativo.29
El 24 de noviembre de 1822 en la estancia de Benegas Rodrí-
guez y López firman el acuerdo que queda redactado en los
siguientes términos:

Tratado solemne definitivo y perfecto de paz entre Santa


Fe y Buenos Aires deseosos de transar las desavenencias
desgraciadamente suscitadas, poniendo término a una
guerra destructora entre pueblos hermanos, los infras-
criptos, ciudadanos de una parte, los Drs. Don Mariano
Andrade y Don Matías Patrón, Diputados por Buenos
Aires y de la otra el Dr. Don Juan Francisco Seguí y Don
Pedro Tomás de Larrachea, Diputados por Santa Fe, han
acordado y convenido en los artículos que subsiguen,
canjeados previamente los respectivos poderes:
Artículo 1: Habrá paz, armonía y buena corresponden-
cia entre Buenos Aires, Santa Fe y sus Gobiernos, que-
dando aquellos y estos en el estado en que actualmente
se hallan sus respectivas reclamaciones y derechos sal-
vos ante el próximo Congreso Nacional.
Artículo 2: Los mismos promoverán eficazmente la re-
unión del Congreso dentro de dos meses, remitiendo
sus Diputados a la ciudad de Córdoba por ahora, hasta
que en unidad elijan el lugar se su residencia futura.

  Idem, p. 295.
29

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 332


Artículo 3: Será libre el comercio de armas, municiones
y todo artículo de guerra entre las partes contratantes.
Artículo 4: Se pondrán en plena libertad todos los pri-
sioneros que existiesen recíprocamente pertenecientes
a los respectivos territorios con los vecinos hacenda-
dos extraídos de ellos.
Artículo 5: Son obligados los gobiernos a remover,
cada uno en su territorio, todos los obstáculos que pu-
dieran hacer infructuosa la paz celebrada, cumplien-
do exactamente las medidas de precaución, con que
deben estrecharse los vínculos de su conciliación y
eterna amistad.
Artículo 6: El presente tratado obtendrá la aprobación
de los Señores Gobernadores en el día y dentro de ocho
siguientes será ratificado por las respectivas Honorables
Juntas Representativas.
Artículo 7: Queda garante de su cumplimiento la Pro-
vincia mediadora de Córdoba, cuya calidad ha sido
aceptada, y en su virtud suscriben los señores que la
representan, que tanto han contribuido con su opor-
tuno influjo a realizarlo.
Hecho y sancionado en la estancia del finado Don Ti-
burcio Benegas a las márgenes del Arroyo del Medio, el
día 24 de Noviembre del año del Señor de 1820, undé-
cimo de la libertad de Sud América. Mariano Andrade.
Matías Patrón. Juan Francisco de Seguí. Pedro Larre-
chea. Dr. Saturnino de Allende. Lorenzo Villegas. Cuar-
tel General en Ramallo, Noviembre 24 de 1820.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 333


2) Bustos y el Congreso de Córdoba de 1821. Causas de su
fracaso

Recordemos nuevamente que, por el acuerdo del Pilar, debía


reunirse un Congreso Constituyente en el Convento de San
Lorenzo (Santa Fe) en los plazos establecidos por el propio
pacto. El congreso tenía como objetivo no solo la organiza-
ción nacional sino también elegir a Ramírez como jefe su-
premo de la República.
Empero, la intervención de Córdoba en el acuerdo entre Santa
Fe y Buenos Aires generó un cambio de epicentro geopolítico.
Córdoba era una provincia central que facilitaba una mejor
vinculación con las demás, de esta manera el gobernador Bus-
tos alza su protagonismo en la vida institucional del país.
Si bien, tanto Buenos Aires como otras provincias tenían la
intención de organizar el tan deseado congreso constituyen-
te, el 18 de septiembre el Cabildo de Córdoba disponía me-
diar entre Buenos Aires y Santa Fe, e invitarlas a integrar el
congreso, cuyas primeras reuniones tendrían lugar en Cór-
doba. Una habilidad del Gobierno cordobés, que consideraba
imprudente una reunión en el litoral por cuanto la asamblea
podía caer bajo la influencia de Carreras y Alvear. Además,
quitaba a Buenos Aires la posibilidad de predominio.30 De
esta manera, Bustos y su provincia pasarían a convertirse en
el principal actor político.

30
COSMELLI IBAÑEZ, José L. Op. cit., p. 184.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 334


Martín Rodríguez y su ministro de Luca estuvieron desde un
principio a favor del nuevo congreso, pero al ser sustituido
este último en agosto de 1821 por Bernardino Rivadavia, la
posición bonaerense cambió radicalmente.
Se sabía, de antemano, que el acuerdo y la mediación era un
recurso necesario para establecer la paz.
A fin de cumplir con el acuerdo de Benegas y tras la difícil
elección de los diputados por la provincia de Buenos Ai-
res,31 la Junta de Representantes les asignó determinadas
instrucciones, unas públicas y otras reservadas, que tenían
como principal objetivo obstaculizar y llevar al fracaso la
reunión cordobesa.
Las públicas establecían, entre otras cosas, que los diputados
debían velar por la vigencia de la Constitución de 1819 y la
defensa del sistema de unidad.
Las instrucciones reservadas eran más duras; así, por ejemplo,
se pedía a los diputados que de votarse el sistema de federa-
ción, se reclamase la dependencia de Santa Fe como antes de
1815 “por lo odiosas que son las subdivisiones”.32
Como decíamos anteriormente la asunción en el gabinete de
Martín Rodríguez de Bernardino Rivadavia provocó un giro
de 180 grados en la posición bonaerense respecto al Congreso
de Córdoba. El flamante secretario nunca estuvo a favor y a

31
Nadie quería asumir el cargo. Los procesos y encarcelaciones de los ex congresistas
sentaban un difícil precedente.
32
ROSA, José María. Op. cit., p. 307.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 335


través del diario Argos33 expresaba su conspiración y repudio
y, al igual que posteriormente lo hiciera Dorrego o Juan Ma-
nuel de Rosas, pretendía que el congreso se transformarse en
convención,34 acordando la base y forma que deberá seguir
en adelante la reunión de todas las provincias en un congreso
general. Don Bernardino consideraba que la organización de-
bía realizarse primariamente en las provincias, para luego sí,
organizar el país.35 La Gaceta de Buenos Aires también atacaba
las ideas federales.
No solo Buenos Aires se oponía públicamente al Congreso de
Córdoba, también lo hacía Francisco Ramírez, quien para enton-
ces había creado la República Federal Entrerriana conformada
por Entre Ríos, Corrientes y Misiones. Empero la nueva “repú-
blica” inquietaba no solo a Buenos Aires sino también a Córdoba
y a Santa Fe.

Diputados en Córdoba
Ya en Córdoba los diputados se hallaban en una posición am-
bigua, la mayoría instaba a la apertura del Congreso, mientras
que las instrucciones36 de los diputados bonaerenses tendían a
dar largas al asunto y a trabarlo por todos los medios.37

33 
Diario de Buenos Aires fundado en 1821.
34
En ese entonces, convención y congreso no eran sinónimo: la primera consistía en
una asamblea preparatoria del congreso. ROSA, José María. Historia Argentina, Buenos
Aires: Editorial Oriente S.A., 1974, tomo IV, p. 84.
35
  DE SANTILLÁN, Diego Abad. Op. cit., p. 174.
36
Nuevas instrucciones habían llegado de Buenos Aires que les recomendaban retar-
dar la reunión.
37 
DE SANTILLÁN, Diego Abad.Op. cit., p. 174.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 336


Los periódicos cordobeses, influenciados por Bustos, habla-
ban abiertamente de nombrarlo a San Martín director supre-
mo del reconstituido Estado, con Bustos de interino mientras
aquél estuviese en el Perú, lo que molestaba a los logistas de
Buenos Aires.38
El 19 de septiembre de 1821 los diputados de Buenos Aires
recibían la orden de retirarse a pedido de Rivadavia.
Lo único que habían hecho en tres meses de permanencia en
Córdoba era un convenio sobre diligencias y correos. El Con-
greso, que había fijado como fecha de inauguración el 4 de
octubre, no pudo hacerlo.

3) El pensamiento de Rivadavia

Tras la crisis del año XX Buenos Aires entra en un estado de tran-


quilidad propio de quien usa “anteojeras” y mira su ombligo. La
desconexión39 con el resto del país era absoluta. A ese mundo de
fantasía ingresó Bernardino Rivadavia para pintar sus ideas.
Don Bernardino Rivadavia tuvo una activa participación en
la vida política de nuestro país desde las invasiones inglesas,
cuando se alistó como teniente y fue ascendido a capitán por
su heroico comportamiento durante su participación en la Se-
mana de Mayo, donde votó por la causa revolucionaria el 22 de
38
  ROSA, José María. Historia Argentina. Buenos Aires: Editorial Oriente S.A., 1974,
tomo III, p. 307.
39 
Lo decimos a nivel institucional, político, económico. En fin, de integración.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 337


mayo. Así pues, don Bernardino había sido militar, diplomáti-
co, secretario, traductor, ministro y presidente de la Republica.40
La persona de don Bernardino Rivadavia es tan polémica
como la de Juan Manuel de Rosas, pero a diferencia de este
último fue un ferviente defensor de las ideas unitarias, un
apasionado del centralismo porteño.
Como decíamos, Bernardino actuó en la vida política argen-
tina desde los orígenes. Como secretario del primer triun-
virato, tuvo en sus manos la organización institucional del
país, pero por razones absolutamente personales, creyente
de que perdía poder, cuando la primera asamblea general41
de abril de 1812 se manifestó soberana —el mismo día de su
inauguración— la declaró “nula, ilegal y atentatoria la au-
toridad que se había concedido la asamblea”. En junio con-
vocó a una nueva asamblea, ahora sí constituyente, pero la
influencia de Rivadavia y el rencor de diversos sectores que
afloraban con la idea de independencia y constitución pro-
vocaron la disolución del cuerpo colectivo y del triunvirato,
tras un golpe de estado.
Luego de su paso por Europa como diplomático regresó en
mayo de 1821 para ocupar el cargo de ministro de gobierno
de Martín Rodríguez, desde el cual intentó imponer las ideas
políticas y económicas42 que admiró en Inglaterra.
40
PIÑEIRO, Alonso. La historia Argentina que muchos argentinos no conocen. Buenos
Aires: Editorial Depalma, 1976, p. 213.
41
Si bien no fue una asamblea constituyente, la intervención de Rivadavia frustró cual-
quier intento de organización institucional.
42
Las ideas de Jeremías Bentham a quien pudo conocer.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 338


Su primer acto de gobierno fue frustrar el Congreso de Cór-
doba y así lo presenta en un manifiesto dirigido a la Junta de
Representantes en el cual expresa el desorden institucional
de las provincias. En el mismo, admitiendo que el Congreso
legislara, se pregunta si “los pueblos, desorganizados como
están, acatarán las decisiones de ese Congreso. Para la ejecu-
ción de sus proyectos, el Congreso habría de depositar la au-
toridad en un magistrado supremo, o sea, un poder ejecutivo
nacional, para hacer respetar las decisiones del poder legis-
lativo, también nacional, y hacerlas cumplir en todo el país;
y en aquellas circunstancias el país no lo habría admitido”.
Recomienda, pues, superar una etapa previa por las provin-
cias, formando y perfeccionando sus propias instituciones
locales, organizando al mismo tiempo la fuerza para man-
tener el orden interior. Quiere que se celebren previamente
“pactos de alianza ofensiva y defensiva con todas y cada una
de las provincias contra todo enemigo común. Un compro-
miso de no resolver negocios que interesen a la comunidad
de las provincias, sin el acuerdo y consentimiento de ellas”.43
Es decir que, como primeramente Moreno, luego Dorrego y
finalmente Rosas; ponderaba los pactos y las constituciones
provinciales previos a la organización nacional.
Sin dudas, don Bernardino fue un excelente jefe de gobierno
porteño, toda su energía estuvo centrada en mejorar la ciudad
portuaria y sin dudas lo logró; claro, sin pensar que el logro de

43
DE SANTILLÁN, Diego Abad. Op. cit., p. 175.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 339


sus objetivos se realizó merced al ingreso que generaba la aduana
(nacional). Las autoridades provinciales se lo incautaron sin es-
crúpulos porque (para ellos) “no había nación”.44
En fin, sus grandes ideas no tomaron en cuenta al país, sino a
la ciudad y esas ideas no fueron perdonadas por las provincias
cuando ocupó la presidencia y quiso imponerse al resto del país.
Su admiración hacia Inglaterra nos sometió a un coloniaje fi-
nanciero que tiene su máxima expresión en la deuda contraí-
da con la Casa Baring.
Para que no queden dudas, las reformas rivadavianas que
veremos a continuación se hicieron con el objetivo de me-
jorar la ciudad de Buenos Aires y las pudo realizar siendo
ministro gobierno de la provincia de Buenos Aires y mane-
jando las arcas nacionales.

4) Reformas en la provincia de Buenos Aires. Políticas, eco-


nómicas, religiosas, sociales. El empréstito con la Baring
Brothers

Gobierno de Martín Rodríguez: el “lleno de facultades”


Martín Rodríguez había sido electo gobernador con el “lleno
de facultades” por el término de tres meses, al expirar le fue
nuevamente renovado a petición del primer mandatario. Esta
renovación se efectuó sin establecer límite de duración.

44 
ROSA, José María. Op. cit., p. 369.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 340


A través de esas facultades el Gobierno podía actuar por sí para
prevenir u oprimir conspiraciones (Pagola), y tomar las medi-
das necesarias para que prime la tranquilidad y el orden. Tam-
bién, a través del uso de sus facultades, pudo controlar aquellos
medios de comunicación que abusaban en sus derechos.
Tras el fallecimiento de Ramírez45 y la tranquilidad a nivel
nacional, en julio de 1821 Rodríguez devuelve las facultades
extraordinarias.
Es de resaltar que desde las jornadas de mayo no existió un
período de tiempo con suficiente tranquilidad para organizar
institucionalmente la provincia y fue Bernardino Rivadavia el
artífice de las grandes reformas que se efectúan durante el go-
bierno de Martín Rodríguez en la provincia de Buenos Aires.

Junta extraordinaria y constituyente


La Junta de Representantes46 fue la que tomó la iniciativa de or-
ganización institucional de la provincia junto al poder ejecutivo.
El punto de partida para el nuevo orden jurídico era dictar una
constitución provincial que estableciera las bases del nuevo or-
den y, para ello, la junta designó una comisión que integraron
Rivadavia, García y Paso.
La comisión no redactó la constitución, pero sí aconsejó que
la Junta incrementara sus facultades y duplicase su número de
miembros. Siguiendo esas recomendaciones, la Junta dictó el
45
Más adelante analizaremos la derrota de Ramírez.
46
Órgano que, recordemos, nació de un Cabildo Abierto convocado luego de la batalla
de Cepeda.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 341


3 de agosto de 1821 la ley por la cual se declaró extraordinaria
y constituyente.
A través de esa ley, la Junta duplicaba sus miembros y suma-
ba un representante de Patagónicas,47 se ponía plazo para el
cumplimiento de su objetivo y establecía que los integrantes
de la Junta prestaban sus servicios sin recibir compensación
alguna por parte de fondos públicos.
La Junta Extraordinaria y Constituyente no dictó ninguna
constitución provincial, pero en uso de sus facultades dictó
una numerosa legislación de orden constitucional que organi-
zó institucionalmente la provincia. El objetivo de esas normas
fue organizar los tres poderes del Estado provincial: Ejecuti-
vo, Legislativo y Judicial

Ley del 3 de agosto de 1821


I. La Junta de Representantes se declara extraordinaria
y constituyente.
II. La Representación constituyente será elevada a un
número doble del actual.
III. La población de Patagones concurrirá a la Represen-
tación extraordinaria por medio de un Representante.
IV. Ningún miembro de la Junta constituyente, mien-
tras dure en ejercicio, gozará por sus servicios de Re-
presentante, de sueldo o compensación alguna de los
fondos públicos.

47
Carmen de Patagones

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 342


V. Todos los Representantes y los que deben ser ele-
jidos, continuarán en servicio, hasta la realización
de la reforma y establecimiento de la constitución.
VI. Por decreto separado se fijará la época, y se
prescribirá el orden de la elección de Representan-
tes que faltan para integrar la Representación.
VII. Si al vencimiento de un año desde el día en que
la Representación constituyente se integre, no se ha
realizado la reforma, ni por consiguiente establecido
la constitución, se podrá tomar en consideración, si
conviene renovar parte de los Representantes.
VIII. Toda disposición contraria al tenor de los siete
artículos anteriores queda sin efecto.48

Ley ministerial
Sin esperar a duplicar los representantes de la Junta, Rivada-
via hizo aprobar el 18 de julio la ley ministerial que repartía
en tres las carteras del gabinete: gobierno, hacienda y guerra.
Se llamaría, en adelante, ministros a los secretarios, facultán-
dolos a concurrir a la Sala de sesiones cuando y cada vez que
lo consideren conveniente para ilustrar e ilustrarse sobre los
negocios de interés público de que están encargados.49

48
VARELA, Florencio. Tratados de los Estados del Río de la Plata y Constituciones de las
Repúblicas Sud-Americanas. Montevideo: El Comercio del Plata, 1848, tomo IV, p. 433.
Colección formada por las publicaciones oficiales hechas en los Estados respectivos, con
los textos en inglés, francés, italiano y portugués, en frente del texto español, en los trata-
dos concluidos con potencias extranjeras. Compilada y publicada por Florencio Varela.
49 
ROSA, José María. Op. cit., p. 338.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 343


Ley del 18 de julio de 1821, Departamento de Go-
bierno. División de los Departamentos de Gobier-
no y Hacienda

Enterada la Honorable Junta de la nota de V.E. de fe-


cha 13 del corriente, acompañando otra del Secreta-
rio de Gobierno y Hacienda, reducida a manifestar
la necesidad de separar aquellos Departamentos, y
elegir sujeto que desempeñe el segundo, ha acordado
en sesión de anoche, aprobar la separación de dichos
Ministerios; en cuya virtud podrá V.E. proceder a la
elección, y nombramiento del que ha de ejercer aquel.
Igualmente, y con motivo de la referida nota, ha
acordado declarar responsable del puntual y acerta-
do desempeño de su respectivo Departamento a los
individuos que sirvan las Secretarías de Gobierno,
Hacienda y Guerra como también que estos pueden
concurrir a la Sala de Sesiones de esta Honorable
Junta, cuando y cada vez que lo consideren conve-
niente para ilustrar e ilustrarse sobre los negocios del
interés público de que están encargados. Todo lo que
se comunica a V.E. de orden de la Honorable Junta
para su inteligencia y objetos respectivos. Dios guar-
de a V.E. muchos años. Sala de Sesiones, Buenos Ai-
res, Julio 18 de 1821.
Ildefonso Ramos Mexia, Presidente. Pedro Medrano,
Vocal Secretario.50
50
Registro Oficial de la Provincia de Buenos Aires Año 1821. Buenos Aires: Imprenta de
José y Luis Rossi editores, 1873, p. 5.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 344


Ley electoral
Tras la sanción de la ley que convertía a la Junta de Represen-
tantes en extraordinaria y constituyente, ampliando el núme-
ro de miembros, la legislatura sanciona la ley que establece el
mecanismo de elección de los integrantes que debían sumarse
al cuerpo. Del texto de la ley podemos inferir que se sanciona
para ese único objetivo.
Establecía un claro mecanismo diferenciando entre los represen-
tantes que debían ser electos por la ciudad y los de la campaña.
Para algunos autores la ley consagra “el sufragio universal”,
aunque ello no es así ya que más allá de lo que podamos incluir
dentro del concepto de universalidad, la calidad de hábil o
inhábil para votar y de quienes podían ser electos quedaban a
merced de la mesa; podemos decir que estamos en presencia
de un voto amplio, pero no universal.
A diferencia de hoy día, las elecciones se desarrollaban en las
parroquias.
El voto era oral, los escrutadores asentaban los votos y al fi-
nalizar la elección procedían al escrutinio parcial. Posterior-
mente, se hacía el recuento general en la sala capitular.
La elección de los representantes era directa y los electores vo-
taban a sus candidatos “armando” sus propias listas. Los doce
candidatos más votados integrarían la Junta.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 345


Ley de agosto de 1821. De Elecciones
Capítulo I
Art. I. Será directa la elección de los Representantes,
que deben completar la representación extraordinaria
y constituyente.
Art II. Todo hombre libre, natural del país, o avecin-
dado en él, desde la edad de 20 años, o antes si fuere
emancipado, será hábil para elejir.
Art III. Todo ciudadano, mayor de 25 años, que posea al-
guna propiedad inmueble o industrial, puede ser elejido.
Art IV. La Ciudad elejirá doce diputados.
Art V. Las elecciones de la Ciudad se celebrarán en
ocho asambleas.
Art VI. Las Asambleas se tendrán en las Parroquias,
Catedral, vice-parroquia Colegio, San Nicolás, Soco-
rro, Piedad, Monserrat, Concepción y San Telmo.
Art VII. Un miembro de la municipalidad hará la
apertura de cada asamblea.
Art VIII. Los alcaldes de barrio y sus tenientes quedan
obligados a asistir a la apertura de las Asambleas, y
a invitar para ello a todos los individuos hábiles para
elejir que habiten en sus respectivas manzanas.
Art IX. El primer acto de las Asambleas, subsiguiente
a la apertura, será el nombramiento a pluralidad por
los presentes, de presidente y cuatro escrutadores.
Art X. El presidente electo y los cuatro escrutadores
prestarán juramento del desempeño de su cargo ante
el miembro de la municipalidad: el que poniéndolos
en posesión cesará en sus funciones.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 346


Art XI. El presidente y los cuatro escrutadores, forma-
rán la mesa de la asamblea electoral.
Art XII. Las atribuciones de la mesa son el excluir al
que no sea hábil para elejir, conforme al artículo se-
gundo; prevenir la nulidad de los votos por personas
que no sean elejibles con arreglo al artículo tercero, y
observar los siguientes.
Art XIII. Los votos serán verbales, y dados por los
mismos sufragantes.
Art XIV. Dos de los escrutadores llevarán, cada uno
por separado, un rejistro: en que se escribirá el nom-
bre, apellido, y domicilio del sufragante, y el nombre
y apellido solamente de las personas por quienes vota.
Art XV. En cada Asamblea de la Ciudad se votará por
los 12 representantes.
Art XVI. La votación se abrirá a las diez de la mañana,
y se cerrará a las cuatro de la tarde.
Art XVII. De las cuatro a las cinco, la mesa de cada
Asamblea, y los individuos de ella que quieran asistir
harán su respectivo escrutinio, lo asentarán al pie del
rejistro y firmarán.
Art XVIII. Las diferencias que pueda haber entre los
dos rejistros, serán dirimidas por el presidente y los
otros dos escrutadores.
Art XIX. De las cinco a las seis, los presidentes de las
asambleas, con un escrutador de cada uno de ellas, con-
currirán a la sala capitular; donde formarán la mesa cen-
tral, a la que presidirá el alcalde de primer voto, y en la
que actuará el secretario de cabildo.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 347


Art XX. La mesa central escrutará el resultado de los
ocho escrutinios, proclamará por electos a los que ob-
tengan la pluralidad de sufragios, y en caso de igual-
dad decidirá también por pluralidad de los individuos
que la forman; y firmada el acta se disolverá.
Art XXI. El alcalde de primer voto hará sacar dos tes-
timonios de la acta, de los que uno se depositará en el
archivo del Cabildo, con el otro dará cuenta al Gobier-
no, y pasará los rejistros y acta orijinal a la secretaria
de la Junta de Representantes.
Art XXII. El Gobernador poniéndose previamente de
acuerdo con el Presidente de la Junta Representativa,
instruirá a las personas electas de su respectivo nom-
bramiento, y les designará el día y hora en que deban
presentarse a tomar posesión.
Art XXIII. La Junta de Representantes conocerá de las
renuncias.
Art XXIV. Las subrogaciones para renuncias admi-
tidas y otros incidentes, se harán por las asambleas
primarias en los mismos términos prevenidos para la
nominación jeneral.
Capítulo II
Art. I. Las elecciones de la campaña se arreglarán al
tenor de los artículos del capítulo anterior, en todo lo
que no exceptúan los artículos siguientes.
Art. II. La campaña elejirá once representantes por las
mismas jurisdicciones que están nombrados los actuales
representantes.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 348


Art. III. Los presidentes de las asambleas electorales
de campaña, serán los alcaldes de sus respectivas ju-
risdicciones, que harán igualmente la apertura, y reci-
birán el juramento de los escrutadores.
Art. IV. Para la elección que corresponde a dos juris-
dicciones, habrá una asamblea en cada una de ellas, y
la mesa central se reunirá en la parroquia más antigua;
en la elección a que concurran tres o más jurisdiccio-
nes, la mesa central tendrá lugar en la que esté situada
más al centro entre ellas.
Art. V. El término dentro del cual deben reunirse los
miembros de la mesa central, para las elecciones de
campaña que demanden dos o más asambleas, lo fijará
el gobernador.
Art. VI. El Gobernador librará las órdenes correspon-
dientes para que el establecimiento de Patagones elija un
representante: y este decreto tenga entero cumplimiento.
En su consecuencia he venido en señalar el día domin-
go 19 del corriente para las elecciones que deben ha-
cerse en esta Ciudad a las horas y según los términos
expresados en los artículos anteriores, y en la campaña
el 26 de dicho mes. El gobierno de la provincia espera
que todos y cada uno de los ciudadanos consideran el
valor de un acto, en cuyo buen éxito se interesa la cau-
sa pública y el bien general del país, y que se esforzarán
en concurrir a él con todo el empeño y exactitud que
demanda su importancia y suma delicadeza. Al efec-
to publíquese por bando en toda la provincia: fíjense

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 349


ejemplares en los parages acostumbrados, y circúlese
a quienes corresponde. Buenos Ayres 14 de agosto de
1821. Martín Rodríguez. Bernardino Rivadavia.51

Ley del Poder Legislativo


Como bien se indicó, la ley que declaraba a la Junta como
extraordinaria y constituyente era transitoria, pero como la
Junta no dictó la constitución en el tiempo que se había es-
tablecido, decidió conservar la cantidad de sus miembros y
proceder a la renovación de la misma. Para ello, dictó la ley
del 28 de noviembre de 1822 que establecía la forma en que
se iba a efectuar la renovación, anualmente y de acuerdo al
procedimiento indicado en la ley de agosto de 1821.
En definitiva todos los representantes iban a durar dos años,
se renovaban por mitad anualmente y serían electos directa-
mente por el pueblo habilitado a sufragar.

Ley del 28 de noviembre de 1822. Renovación de los


miembros de la Sala de Representantes
La Honorable Junta de la Provincia, usando de la sobe-
ranía ordinaria y extraordinaria que reviste, ha acorda-
do y decreta con todo el valor y fuerza de ley, los artí-
culos siguientes.
I. La Sala de Representantes de la Provincia será reno-
vada en la mitad de sus miembros, al principio de la
sesión de cada año.
51 
VARELA, Florencio. Op. cit., pp. 434-436.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 350


II. En la sesión próxima, empezará a tener efecto lo dis-
puesto en el artículo anterior.
III. La renovación se hará proporcionalmente entre los
representantes por la capital, y los nombrados por los
partidos de su jurisdicción.
IV. En esta primera renovación saldrán once repre-
sentantes por la campaña; en la segunda doce, y así
sucesivamente.
V. Por ahora la renovación empezará por los que hayan
entrado primero a desempeñar el cargo de representantes.
VI. En igualdad de tiempo decidirá la suerte.
VII. Se pasará al gobierno la razón de los que deben
cesar, para que la publique; y convoque a nueva elección
con arreglo a la ley de 11 de agosto de 1821.
Lo que de orden de la referida Honorable Junta se co-
munica a V.E. para su inteligencia y cumplimiento. Dios
guarde a V.E. muchos años. Sala de sesiones en Buenos
Aires, y noviembre 28 de 1822. Manuel de Arroyo Y
Ponedo, Presidente. José Severo Malavia, secretario.”52

Supresión de los cabildos. Poder Judicial


A raíz de un conflicto suscitado entre los vecinos de Luján con
su cabildo, Rivadavia solicitó la supresión del cabildo de esa villa
con sólidos argumentos que se extendían para todos los cabildos
existentes en la provincia.
A don Bernardino la institución capitular le traía pésimos re-
cuerdos, sobre todo tras lo ocurrido el 8 de octubre de 1812,

52
  VARELA, Florencio. Op. cit., p. 436.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 351


pero en su análisis olvidaba que, cuando le convino, se apro-
vechó de sus servicios; como cuando impidió la puesta en
funcionamiento del Reglamento Orgánico de la Junta Con-
servadora.53
En su discurso ante la Junta sostuvo que el “derecho revolu-
cionario” que se atribuían era el mal para los nacientes go-
biernos. Recordó la elección de Soler por parte del Cabildo de
Lujan y manifestó que eran un “resabio de los viejos tiempos
coloniales, e incompatible con el sistema de gobierno repre-
sentativo en América”. En fin, pretendía suprimir las revolu-
ciones, suprimiendo los cabildos.
A consideración de Alberto Bianchi, es uno de los hechos más
nefastos del gobierno de Martín Rodríguez.54
Finalmente, la posición rivadaviana se impuso y el 24 de di-
ciembre de 1821 quedaron suprimidos los cabildos de la pro-
vincia de Buenos Aires.
Sus facultades edilicias, sociales, económicas, educativas,
quedaron provisoriamente a cargo del Gobierno.
La justicia que llevaba adelante los cabildos se organiza a tra-
vés de diferentes decretos. El primer decreto55 (diciembre de
1821) establece que la justicia ordinaria será administrada por
cinco jueces letrados: dos en la capital y tres en la campaña.56

53
Se valió de un órgano municipal para desautorizar a un órgano nacional.
54
BIANCHI, Alberto B. Op. cit., p. 102.
55
Aquí también se organizan las funciones del defensor de pobres y menores. También
el juez de paz.
56
Por el decreto del 28 de diciembre se dividió la campaña en tres departamentos, aquel
fue modificado nuevamente el 7 de febrero de 1822.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 352


Posteriormente y con fecha noviembre de 1824 se re-
organiza la justicia de primera instancia pasando a
funcionar con cuatro jueces, de los cuales dos se avo-
carían a las causas civiles y dos, a las causas criminales.
Estos jueces van a residir en la capital. Por la misma
normativa se dejaba sin efecto los tres juzgados de la
campaña.
No se estableció expresamente la inamovilidad de los
jueces letrados, pero fue la práctica.57

Ley del 24 de diciembre de 1821 suprimiendo los cabil-


dos y organizando los tribunales inferiores de justicia
La Honorable Junta de Representantes de la Provincia,
usando de la soberanía ordinaria y extraordinaria que
reviste ha acordado y decreta, con todo el valor y fuer-
za de ley lo siguiente:
Art. I. Quedan suprimidos los Cabildos hasta que la
representación crea oportuno establecer la ley general
de las municipalidades.
Art. II. La justicia ordinaria será administrada por cin-
co letrados denominados Jueces de Primera Instancia.
Art. III. Dos de los cinco jueces administrarán justicia
en la capital, y tres en la campaña.
Art. IV. La dotación de los jueces de la capital será de
mil y quinientos ps.; y de los de la campaña, de dos
mil pesos anuales; sus atribuciones hasta el estableci-
miento de los códigos serán las mismas en lo civil y

57
ROSA, José María. Op. cit., p. 342.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 353


criminal, que las de los Alcaldes llamados ordinarios.
Art. V. En la imposibilidad de establecer una división
bien proporcionada del territorio de la Provincia, has-
ta obtener el padrón y plano topográfico, el Gobierno
designará en interin a los tres jueces de campañas sus
respectivas jurisdicciones.
Art. VI. Se nombrará un letrado que desempeñe las
funciones de Defensor de pobres, menores y Procu-
rador jeneral de la Provincia, con la dotación de mil
doscientos pesos anuales.
Art. VII. Habrá en cada parroquia un Juez de Paz.
Art. VIII. En las parroquias de campaña el Gobier-
no establecerá los que considere necesarios según su
extensión.
Art. IX. Las atribuciones de los Jueces de Paz, interin
se publiquen los códigos respectivos, serán juzgar en
todas las demandas que las leyes y práctica vijente de-
claran verbales; arbitrar en las diferencias; y en la cam-
paña reunirán las de los Alcaldes de hermandad, que
quedan suprimidos.
Art. X. La Policía alta y baja, inspección de mercados,
y abastos en todo el territorio de la Provincia, estará a
cargo de un Gefe de Policía, de seis comisarios para la
capital y ocho para la campaña.
Art. XI. La dotación del Gefe de Policía será de dos mil
pesos anuales; de los seis comisarios para la capital,
cuatro tendrán el sueldo de ochocientos pesos anuales,
los otros dos serán Inspectores de mercados y abastos,

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 354


con la dotación de seiscientos pesos anuales, y la misma
tendrán los comisarios de campaña.
Art. XII. Las atribuciones del Jefe y Comisarios de la
Policía, serán designadas por el Gobierno, hasta la
sanción de las leyes correspondientes.
De orden de la Honorable Junta se comunica a V.E.
para su publicación y efectos consiguientes.
Dios guarde a V.E. muchos años.

Decreto diciembre 28 de 1821 “División de la cam-


paña en tres departamentos”
De conformidad con lo que se prescribe en el artículo
5 de la ley del 24 del corriente sobre la supresión de los
Cabildos de la Provincia, el Gobierno ha acordado y
decreta lo siguiente:
I. La campaña se dividirá en tres departamentos.
II. El primer departamento será del río de Matanza al
Sur, y comprenderá Quilmes, Ensenada, Magdalena,
San Vicente, Cañuelas, Monte, Ranchos y Chascomus.
III. El segundo departamento estará entre los ríos de
Matanza y Areco, y comprenderá Moton, Lobos, Pilar,
Villa del Lujan, Navarro, Guardia de Lujan, Capilla del
Señor, San Antonio de Areco, y el fortín de ese nombre.
IV. El tercer departamento estará desde el rio de Areco
hasta el Arroyo del Medio, y comprenderá San Pedro, Ba-
radero, Arrecifes, Salto Pergamino, Rojas y San Nicolas.
V. Quedan agregados a la Ciudad, Flores, San isidro,
San Fernando y Conchas.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 355


VI. El ministro secretario de gobierno queda encarga-
do de hacer efectivo el cumplimiento de este decreto,
que se insertará en el Registro Oficial.
Firma Rodríguez y Manuel José García

Decreto 7 de Febrero de 1822. Modificación del De-


creto del 28 de Diciembre de 1821.
Juzgados de 1° instancia
Consultando al Gobierno la más pronta y exacta ad-
ministración de justicia, de que están particularmente
encargados los jueces de 1° instancia, ha acordado y de-
creta lo siguiente.
I. Los jueces de 1° instancia en la capital, administra-
rán indistintamente la justicia sin división de distritos
o departamentos.
II. El partido de Quilmes queda agregado a la capital
para todo lo concerniente a la administración de justi-
cia; quedando por consiguiente sin efecto la disposición
de 28 de Diciembre último en la parte contraída a com-
prender el expresado partido de los Quilmes en la juris-
dicción del 1er departamento de campaña.
III. El juez de 1° instancia del 1er. departamento, debe-
rá precisamente residir en la Guardia de Chascomus.
IV. El juez de 1° instancia del 3er. departamento, debe-
rá residir en el pueblo de Arrecifes, como punto cén-
trico de su jurisdicción.
V. Por el tenor de los dos artículos anteriores, queda
derogada la disposición de 28 de diciembre último en

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 356


la parte contraída a fijar la residencia del juez del 1er.
departamento en el partido de San Vicente, y la del 3°
en el pueblo de San Nicolas de los Arroyos.
VI. El ministro secretario de gobierno, queda encarga-
do de la ejecución de este decreto que se insertará en
el Rejistro Oficial.
Firma RODRIGUEZ y Bernardino Rivadavia

Decreto del 1° de julio de 1822. Apelación para ante


los jueces de primera instancia.
En virtud de justas consideraciones que se han ex-
puesto con oportunidad, el gobierno ha acordado de-
clarar, y decreta:
I. Las aplicaciones de los pronunciamientos de los jue-
ces de paz corresponden, y se harán para ante los jue-
ces de primera instancia.
II. El ministro secretario de Gobierno queda encarga-
do de la ejecución de este decreto, que se insertará en
el Rejistro oficial.
Firma Rodríguez y Bernardino Rivadavia

Ley del 22 de noviembre de 1824. Administración de


justicia
La Honorable Sala de Representantes de la Provincia,
usando de la soberanía ordinaria y extraordinaria que
reviste, ha sancionado y decreta con todo valor y fuer-
za de ley lo siguiente:
“Art. 1. Desde el 1° de Enero del año próximo de 1825,
la justicia ordinaria será administrada en la Provincia
por cuatro letrados.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 357


II. Dos de los cuatro jueces entenderán exclusivamen-
te en las causas civiles, y los otros dos en las causas
criminales.
III. La residencia de los jueces será en la capital de la
provincia.
IV. Se autoriza al Gobierno para los gastos que deman-
de el establecimiento de los expresados juzgados.
V. Los tres juzgados de campaña, que establece la ley
de 24 de Diciembre de 1821, quedan suprimidos.
Lo que tengo el honor de comunicar a V.E. de orden
de la misma, Honorable Corporación, saludándole
con la consideración que siempre. 58

Ley del poder ejecutivo


El proceso de elección, la duración en el cargo y los requisitos
para ser electo gobernador de la provincia de Buenos Aires no
se encontraban reglamentados.
Para salir de esa incertidumbre y formalizar la designación de
tan prestigioso cargo la Junta de Representantes procedió a su
reglamentación.
Según la normativa, el gobernador durará en el cargo tres años,
pudiendo reelegirse indefinidamente.59 La Junta por mayoría
absoluta de votos es la encargada de proceder a la elección;60 el
electo debería ser mayor de treinta y cinco años, natural de la

58
VARELA, Florencio. Op. cit., pp. 446-449.
59
No existe la figura del vicegobernador.
60
Elección indirecta del gobernador.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 358


provincia61. El gobernador no podía alejarse de la ciudad más
de treinta días ni ausentarse de la provincia sin consentimiento
de la Junta y si lo hacia los ministros asumían el gobierno.
En caso de fallecimiento la ley establece el mecanismo para la
designación de un nuevo gobernador.62

Ley de diciembre 23 de 1823 para la elección del go-


bernador
La Honorable Junta de Representantes de la Provincia,
usando de la soberanía ordinaria y extraordinaria que
reviste, ha sancionado y decreta con valor y fuerza de
ley los artículos siguientes.
Art. I. El Gobernador de la Provincia será elejido por
la Sala de Representantes de ella.
II. Deberá ser natural de su territorio, y mayor de
treinta y cinco años.
III. La Sala deberá reunirse tres días antes de que ex-
pira el Gobierno, y dentro de ellos deberá precisamen-
te hacer la elección.
IV. La elección se hará a pluralidad absoluta de sufragios.
V. Si hecha la primera votación, no resultase la expre-
sada pluralidad, se repetirá por tres veces.
VI. Si aún así no resultase, se votará por los dos que
hubiesen reunido mayor número de sufragios.

61
Esta condición tiene trascendencia por dos razones: la primera es para evitar que José
de San Martín pueda ocupar ese lugar (Rivadavia no olvidaba que el libertador había
salido a la calle con sus tropas para derrocarlo el 8 de octubre de 1812, por eso lo per-
siguió tenazmente), y la segunda en razón de que será una condición que figurará en el
Pacto Federal para determinar quién podía ser gobernador en las provincias firmantes.
62
La acefalia provincial se encontraba regulada.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 359


VII. Si en este caso no la hubiese, se repetirá por tres veces
la votación y en caso de empate, decidirá el presidente.
VIII. Hecha la elección, la Sala acordará el día en
que el Gobierno ha de recibirse del mando.
IX. Lo ejecutará prestando en la sala el siguiente ju-
ramento.
¿Juráis desempeñar fielmente el cargo de gobernador,
dar ejemplo de obediencia a las leyes, ejecutar las que
ha sancionado y sancione la Sala de Representantes,
especialmente las de la seguridad individual e inviola-
bilidad de las propiedades?
Sí juro.
¿Juráis sostener la independencia del Estado y su li-
bertad, bajo el sistema representativo republicano?
Sí juro.
Si así lo hiciereis, Dios y la patria os ayuden, y sino, os
lo demanden.
X. La duración del Gobierno será por tres años, que
deberán contarse desde el día en que tome posesión
del mando.
XI. No podrá salir fuera de la Provincia, ni ausentar-
se de la Capital por más de treinta días, sin consenti-
miento expreso de la sala.
XII. Durante estas ausencias o en caso de enfermedad,
sustituirá el Gobierno en los ministros.
XIII. En caso de muerte, quedará en el presidente de
la sala.
XIV. En el caso de que habla el artículo anterior, si la
sala está reunida, deberá proceder a nueva elección
dentro de ocho días.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 360


XV. Si estuviesen suspendidas las sesiones, el primer
vice-presidente la convocará extraordinariamente
dentro de quince días a más tardar y se hará la elección
dentro de los tres inmediatos precisamente.
Lo que se pone en el conocimiento de V.E. de orden
de la misma honorable corporación a los efectos con-
siguientes. Dios guarde a V.E. muchos años. Sala de
sesiones en Buenos Aires. Diciembre 23 de 1823.63

Reformas económicas
Desde la firma del Tratado del Cuadrilátero, Buenos Aires
vive una etapa de crecimiento, la ciudad de Buenos Aires pre-
senta una etapa de tranquilidad, no existen frentes de guerra
(se había entregado la Banda Oriental) y no había adversarios
políticos.
En esta etapa merced al comercio exterior y entre provincias
logra un crecimiento sostenido. Ante este nuevo panorama,
fue el ministro Manuel J. García quien desde la cartera de ha-
cienda organizó minuciosamente las finanzas de la provincia
proyectándose a su petición la primera ley de presupuesto. A
través de esa ley se destina a cada cartera una determinada
partida sobre la que no podía invertirse en otra y no se podía
exceder en su gasto. También comenzó a registrar el estado de
la deuda pública.
En este período de “esplendor”, la “ciudad” de Buenos Aires
contrajo la primera deuda externa y fundó el primer banco.

63
VARELA, Florencio. Op. cit., p. 438.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 361


El Banco de Descuento fue una iniciativa privada formada
básicamente con capitales ingleses. Se fundó a mediados de
1822 con un capital de un millón de pesos plata, que serviría
como “encaje” de la emisión de billetes pagaderos al portador
y a la vista por el metal que representaban.64 El Banco nace
para suplir la falta de circulante metálico que se había fugado
y que, por esta iniciativa, según los ministros Rivadavia y Gar-
cía, regresarían al país65.
Para 1823 el Banco inició una emisión descontrolada y sin
respaldo metálico, y para 1825 no pudo hacer frente al cambio
de papel en oro y se determinó, en enero de 1826,66 el curso
forzoso de los billetes liberando la obligación de canjearlos
a la vista.67
Para salvar el Banco, García (que siguió como ministro de
hacienda en el gobierno de Las Heras) proyectó inyectar al
mismo parte del préstamo de la Casa Baring. Esta idea dará
inicio al Banco Nacional.
En tres años de vida, el Banco de Descuento empapeló la pro-
vincia, pero hasta fines de 1825 no se notaron los efectos de
la operación.68

64
LANATA, Jorge. Argentinos. Buenos Aires: Editorial Ediciones B Grupo Zeta, 2002,
tomo I, p. 197.
65
Simples deseos de los ministros.
66
Gobierno de Las Heras
67
ROSA, José María. Op. cit., p. 391.
68
LANATA, Jorge. Op. cit., p. 198.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 362


Reformas sociales
Gestionada en un principio por Juan Martín de Pueyrredón,
cuando fue director supremo de las Provincias Unidas del Río
de la Plata, la Universidad de Buenos Aires sentó sus bases
durante el gobierno de Martín Rodríguez.
El proyecto fue elaborado por el doctor Antonio Sáenz69 y
acompañado por un apasionado Bernardino Rivadavia. Con
fecha 9 de agosto de 1821 se firmó el edicto de creación y
para el día 12 se había realizado el acto de inauguración.
Para 1822 la Universidad de Buenos Aires contaba con 6
departamentos (Facultades) de estudio: Primeras Letras,
Medicina, Jurisprudencia, Ciencias Sagradas, Matemáticas y
Ciencias Preparatorias; a lo que se sumó a pedido de Rivada-
via el de Economía Política y el de Derecho Civil.
El 8 de febrero de 1822 la enseñanza primaria —antes con-
trolada por el cabildo— había pasado a depender de la Uni-
versidad de Buenos Aires formándose el Departamento de
Primeras Letras. El sistema Lancasteriano, iniciado por Juan
Thompson, se difundió con apoyo del Gobierno en la ciudad
y la campaña.70 El sistema pedagógico sólo requiere un maes-
tro por escuela, sin tener en cuenta el número de alumnos que
concurren. Este maestro-director, instruye suficientemente a
varios alumnos —elegidos entre los más capaces y dotados—
a fin de que cada uno de ellos enseñe a su vez a un número de-

69
Planificó el funcionamiento de la nueva Universidad. Fue el primer rector.
70
A mediados de 1821 existían dieciséis escuelas de ese tipo.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 363


terminado de alumnos sobre la base del método seguido por
el director. Era en realidad una “enseñanza mutua” efectuada
por medio de “instructores”.71
Por decreto del 2 de enero de 1823, fue creada la Sociedad de
Beneficencia, la que se instaló poco después bajo la presiden-
cia de Mercedes Lasala de Riglos. El citado organismo contro-
ló todos los establecimientos creados en beneficio de la mujer;
es decir, el Colegio de Huérfanas, el Hospital de Mujeres, la
Casa de Expósitos; aunque su aspecto más destacado fue la
creación de escuelas para niñas en la ciudad y en la campaña.
Esto significó extender los beneficios de la enseñanza a todas
las clases sociales, por cuanto, hasta esa época, la instrucción
de la mujer estaba muy descuidada.72
En resumen, durante este período se fundaron escuelas que
impartían enseñanza obligatoria, gratuita y religiosa, a decir
por Rivadavia, “la instrucción es el secreto del engrandeci-
miento y prosperidad de las naciones”.

Reforma militar
Desde las invasiones inglesas hemos vivido constantemente en
guerra y por ello no hubo tiempo suficiente para organizar es-
tructuralmente un ejército. Al igual que lo dicho para la refor-
ma educativa, fue el gobierno de Pueyrredón quien proyectó la
reforma que recién en el año 1822 se podrá encarar y concretar.

71
COSMELLI IBAÑEZ, José L. Op. cit., p.195.
72
Ídem, p. 195.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 364


La intención de la reforma militar en la provincia de Buenos
Aires puede estudiarse desde dos puntos de vista diferentes.
Una posición sostiene que el objetivo fue moralizar al ejér-
cito, imponer justicia en los premios y luchar contra el uso
indebido del uniforme en la retaguardia;73 de esta manera se
buscaba establecer un ejército provincial con estructura re-
gular; para otros como José María Rosa, la intención que se
buscaba con las reformas era hacer frente al déficit que gene-
raba mantenerlo a través del dictado de leyes que invitaban al
retiro voluntario o bien al retiro forzado, esto último para los
que generaban desconfianza para el gobierno.
En definitiva, las reformas posibilitaron establecer un ejército
provincial compuesto de tropas permanentes y milicias.
Por último, debe saber el lector que, a través de la Ley de vagos
de 1822, se facultaba al jefe de Policía en la ciudad y a los jueces
de paz en la campaña a “apoderarse de los vagos cualquiera que
sea la clase a que pertenezcan”, para mandarlos al ejército.

Reforma religiosa
Durante el gobierno de Martín Rodríguez y por la inspiración
de Bernardino Rivadavia se continuó con la legislación en
materia religiosa como lo haría en su momento la Asamblea
del Año XIII; así, en diciembre de 1822 se sancionaba la ley de
Reforma General del Orden Eclesiástico.
Rivadavia decidió introducir reformas organizativas en un

73
DE SANTILLÁN, Diego Abad. Op. cit., p. 122.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 365


clero que se encontraba muy dividido en cuanto a la Indepen-
dencia. Así, mientras había curas criollos que la favorecían,
los estamentos eclesiásticos más conservadores se oponían a
ella. A todo esto, se sumaba que el papa Pio VII, con fecha
30 de enero de 1816, habían emitido la encíclica etsi longis-
simo, en la cual exhortaba a los católicos de Hispanoaméri-
ca a aplastar la sedición “que el hombre enemigo sembró en
esos países”. En ella incitaba asimismo a defender a “Nuestro
Carísimo Hijo de Jesucristo, Fernando, Vuestro rey Católico”.
Naturalmente el elemento en disputa era el ejercicio del regio
Patronato, que Fernando VII pretendía continuar ejerciendo
en América, el cual había sido proclamado por los gobiernos
argentinos desde la Asamblea de 1813.74
La reforma, sostiene José María Rosa tuvo dos objetivos: in-
cautarse de los bienes de las congregaciones religiosas para
eliminar o disminuir la influencia de los sacerdotes regulares,
y hacer efectivo el control del Estado sobre la Iglesia.
La reforma tuvo referentes de la Iglesia a favor y otros en contra,
quienes prepararon una revolución que estalló en la madrugada
del 20 de marzo de 1823, cuando ocupaba el gobierno el ministro
Rivadavia, pues Rodríguez se hallaba en la campaña. La asonada
fracasó no sin pasar desapercibida.
Llamar a esto con el título de “reforma religiosa” es demasiado
pretensioso, por no decir absurdo. Una reforma religiosa sólo es
posible llevarla a cabo desde la máxima autoridad del cristianis-
mo, es decir desde el papado, a través de un Concilio. Un simple

74
BIANCHI, Alberto B. Op. cit., p. 106.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 366


ministro de gobierno de una provincia perteneciente a un estado
aún no reconocido como nación independiente no puede refor-
mar absolutamente nada. Cambiar las designaciones de algunos
institutos, suprimir el diezmo y confiscar bienes a las órdenes re-
ligiosas es sólo imponer una injerencia estatal inaceptable.

El empréstito con la Baring Brothers


Tengamos presente que la América que luchó por la inde-
pendencia contra la España de Fernando VII, ahora sería
“colonizada” por los ingleses a través del comercio y del
préstamo a los gobiernos de las nacientes naciones. La Ar-
gentina no fue ajena a ello.
El dolor de cabeza que genera la deuda externa tiene un parti-
cular origen, la provincia-ciudad de Buenos Aires. El endeu-
damiento tenía objetivos determinados: construir el puerto y
dotar de agua potable a la ciudad de Buenos Aires, fundar tres
ciudades sobre la costa y levantar pueblos en la frontera con
los aborígenes. Para adelantar al lector diremos que ninguno
de los proyectos fue realizado y que el dinero sirvió, como
dijimos anteriormente, para fundar el Banco Nacional.
La deuda para muchos legisladores era innecesaria y traería
dolores de cabeza para afrontar su pago, para ello el ministro
García se vio en la necesidad de explicar a los disidentes que
no debían preocuparse respecto a su cancelación, ya que se
esperaba un crecimiento económico sostenido para los próxi-
mos años. Si bien su argumento se volvió en contra (si íbamos

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 367


a crecer, para qué endeudarnos), la necesidad de contar con
metálico garantizó la aprobación.
Por ley sancionada el 19 de agosto de 1822, la Junta de Re-
presentantes autoriza al Gobierno a solicitar el préstamo re-
querido dentro o fuera del país, pero por ley de noviembre
de 1822 se establece que la deuda debe ser contraída en el
extranjero estableciéndose las pautas de garantías como así
también el tipo mínimo de colocación que sería del 70 por
ciento, quedando el ministro de Hacienda, García, encargado
de la negociación. Se autorizaba endeudarse hasta cinco mi-
llones de pesos.
La negociación, que correspondía llevar adelante García, pasó
a estar a cargo de un consorcio privado formado por destaca-
das figuras (John y William Parish Robertson, Braulio Costa,
Miguel Riglos y Juan Pablo Sáenz Valiente) que, como casi
toda América, negoció con Inglaterra a través de la casa ban-
caria Baring Brothers & Co.
La deuda será contraída por 1 millón de libras esterlinas (5
millones de pesos argentinos).
Los primeros estafadores fueron los intermediarios que nego-
ciaron solicitando a la casa Baring que el empréstito debería
colocarse al tipo de 85, pero “girarse a Buenos Aires” sola-
mente al tipo de 70, repartiéndose la diferencia entre banque-
ros y comisionistas.75 Es decir que al país llegarían 700 000
libras esterlinas. De esta suma, la casa prestamista retendría

75 
ROSA, José María. Op. cit., p. 383.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 368


130 000 en concepto de adelanto del pago de intereses por dos
años más 10 000 en concepto de gastos. Llegarían 560 000 y
estábamos endeudados por 1 000 000.
Para 1824 se habían girado solo 140 000 libras, la mayoría
en papel y escasamente en oro que, como anteriormente
vimos, era la idea.
Se informó que se obraba así por prudencia, pues mandar
tanto oro a tanta distancia era “exponer a pérdidas” al Gobier-
no de Buenos Aires. Proponía que el medio millón de libras
remanente quedase depositado en su banco, abonando a Bue-
nos Aires “un interés del 3% anual, que es todo lo que pode-
mos dar”. ¡Se pagaba el 6 por ciento para ganar el 3!76
En definitiva, el resto que debía ser enviado se hizo de manera
espaciada y se envió poco metal (lo que, reitero, se requería).
No hay acuerdo respecto al año en que terminamos de saldar
la deuda. Para algunos se terminó de pagar entre 1901 y 1904,
para otros bajo la presidencia de Figueroa Alcorta, pero en lo
que sí están todos de acuerdo es que se terminó de pagar una
suma que equivalía siete veces más de lo que efectivamente
llego. El discurso de optimismo impartido por García ante la
Legislatura bonaerense terminó derrumbado.

El gravamen de la tierra pública: la enfiteusis


Durante el gobierno de Martín Rodríguez se estableció el al-
quiler de la tierra pública, porque la habían gravado con una
76
Idem, p. 384.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 369


hipoteca; lo que impedía su venta o donación. Era la garantía
para el pago de la deuda externa. En consecuencia, las tierras
públicas no podían ser entregadas en propiedad, su dominio
debía conservarlo el Estado.77
Los sucesivos decretos provinciales entre abril de 1821 y julio
de 1822 establecen los objetivos de la política referida a la tie-
rra pública que eran: a) garantizar la deuda pública, b) reunir
recursos para el estado, c) impulsar la prosperidad del país.78
Como decíamos, el Gobierno constituyó especial hipoteca so-
bre toda la propiedad mueble e inmueble de la provincia (Art.
2 ley del 11 de junio de 1823) para garantizar el pago de la
deuda pública contraída con la casa bancaria Baring Brothers
& Co. La mencionada ley fue muy criticada, ya que la hipote-
ca de las tierras afectaba la soberanía y dignidad del Estado en
caso de no poderse cumplir con la deuda contraída.
La afectación de la tierra obligó a Rivadavia a tomar una me-
dia: dictar la ley de enfiteusis, que consistía en el arrenda-
miento a largos plazos, mediante el pago de un canon de tasa
reducida, variable y proporcional al rendimiento o valor de la
tierra. De esta manera la tierra que no salía del dominio del
Estado, se aprovechaba, sin dejar por ello de continuar res-
pondiendo al pago de la deuda exterior.
Para acceder a la enfiteusis, cualquiera podía denunciar la exten-
sión que quisiese de tierras baldías y obtener el título, quedando al

77 
TORRES MOLINA, Ramón. Historia Constitucional Argentina. Buenos Aires: Edito-
rial Scotti, 2008, p. 111.
78
  Idem, p. 111.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 370


arbitrio del Gobierno el monto del canon, la extensión, y la dura-
ción del contrato. Nada se decía sobre la obligación de poblarla.79
No fueron muchas las solicitudes de enfiteusis entre 1821 y
1825, apenas las de algunos vecinos por baldíos contiguos a
sus estancias.

5) Derrota de Ramírez. Tratado del Cuadrilátero

Vencido y muerto Ramírez en julio de 1821 en Río Seco, las


provincias litorales se alinean con Buenos Aires, principal-
mente Entre Ríos, donde Martín Rodríguez coloca como go-
bernador a Lucio Mansilla.
Luego de la batalla de Pilar y eliminado Artigas, Ramírez ha-
bía formado la República Federal Entrerriana (Entre Ríos,
Corrientes y Misiones). Para entonces el supremo contaba
con fuerzas militares merced al apoyo brindado por el Go-
bierno bonaerense para enfrentar a Artigas, pero su ambición
para controlar Buenos Aires y el resto de las provincias lo lle-
vó a una guerra contra Santa Fe, Córdoba y “los porteños”;
que acabó con su vida tras pretender defender a su “amiga” la
Delfina, quien había caído en manos del enemigo.
En ese sentido, y según manifiesta Diego Abad de Santillán,
Ramírez proyectó ir contra Buenos Aires por haber suprimi-
do en el pacto de Benegas la palabra “federación” que sí se

79
ROSA, José María. Op. cit., p. 393

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 371


encontraba expresada en el pacto de Pilar, como así también
su malestar por la inacción de aquella provincia contra la in-
vasión portuguesa.
Para ir contra Buenos Aires, pidió a López que sume sus fuer-
zas y también le solicitó autorización para pasar por Santa Fe,
pero el gobernador santafesino se opuso por temor a un golpe
de Estado por parte de aquel.
Sabido Martín Rodríguez de las intenciones de Ramírez, orga-
nizó el ejército bonaerense y reforzó el de López. Disputadas
algunas batallas, el supremo entrerriano entró en tierras cordo-
besas donde, como se dijo anteriormente, cayó muerto en julio
de 1821.
La cabeza de Ramírez fue embalsamada y exhibida en una
jaula de hierro por orden de López.
La provincia de Entre Ríos perdía a su caudillo y su lugar sería
ocupado transitoriamente por Ricardo López Jordán, pero la
sublevación del porteño Lucio Mansilla y la intervención de
Buenos Aires terminaron con su corto gobierno.
Ante este nuevo panorama político, la suerte del Congreso de
Córdoba estaba echada, ya que la influencia de Buenos Aires
sobre las provincias del litoral y sobre Santa Fe, potenciará
la idea de Bernardino Rivadavia: proyectar un Congreso en
Buenos Aires80 con ideas unitarias. Así, la firma del Tratado
del Cuadrilátero labrará el acta de defunción del congreso

80
En este congreso se pondrá énfasis en la situación de la provincia oriental que seguía
en manos de los portugueses.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 372


cordobés al decir en su artículo 13 que era necesario retirar
los diputados del “diminuto” Congreso cordobés, en tanto
que por el artículo 14 se expresaba que si alguna de las fir-
mantes consideraba que llega la oportunidad para organizar
un congreso, debiera cursar las invitaciones necesarias al res-
to. Buenos Aires así lo hizo, dando lugar al Congreso de 1824,
con sede necesariamente en esa ciudad.
En ese sentido, el nuevo acuerdo pondrá énfasis en que la
única con capacidad81 para organizar un Congreso, es Buenos
Aires. Para lograr la firma del tratado y posicionarse política-
mente, negoció con Corrientes y Misiones.82 Nuevamente el
centro geopolítico migró a la ciudad portuaria.
La firma del acuerdo83 se llevó adelante en la provincia de
Santa Fe y fue firmado por Fernández de la Cruz (ministro
de guerra de Buenos Aires); Seguí Juan Francisco (ministro
de gobierno de Santa Fe)-, Calderón Casiano (presidente del
Congreso provincial entrerriano) y por Goytia Juan Nepo-
muceno (cura de Ensenadas, Corrientes). Posteriormente fue
ratificado por los gobiernos de cada provincia.
Como consecuencia del Tratado del Cuadrilátero, el Con-
greso de Córdoba no pudo inaugurarse, los diputados se re-
tiraron y se perdió la oportunidad de organizar el Estado
bajo las ideas federales.

81
Económica y política.
82 
El final de la República Entrerriana las independizó. Ver artículos del Tratado del
Cuadrilátero.
83
Las bases del acuerdo fueron presentadas por Lucio Mansilla.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 373


Si bien el Tratado es considerado, jurídicamente hablando, de
menor importancia84 en relación al de Pilar y Benegas (ambos
con lineamientos claramente federales); no es menor aclarar
y tener presente que dio origen a uno de los congresos más
importante y polémico que tuvo vigencia en nuestro país, al
punto que para algunos será el Congreso que designe al pri-
mer presidente argentino.

Tratado solemne de paz entre las provincias que se


indican. 25 de enero de 1822
Reunidos los representantes de las cuatro; Buenos Ai-
res, Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes, a saber: el co-
ronel mayor, ministro de guerra, D. Francisco de la
Cruz; el secretario de gobierno en todos ramos de la
segunda, Dr. D. Juan Francisco Segui; D. Casiano Cal-
derón, presidente del congreso provincial entrerriano,
y el Dr. D. Juan Nepomuceno de Goytia, cura de las
Ensenadas de Corrientes, con el digno e importante
objeto de solemnizar la paz saludable que disfruta de
un modo firme y permanente, fijándola en principios
sólidos, y recíprocamente ventajosos, que sirvan de
base a la mejor amistad y más duradera armonía úni-
ca fuente perenne de donde deduce su vertiente toda
apetecida felicidad: después de reconocidos y cangea-
dos los respectivos poderes amplios hemos convenido
y acordado los artículos que subsiguen.

84
El Cuadrilátero suprimió la palabra federación.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 374


Artículo I: Queda sancionada una paz firme, verda-
dera amistad y unión permanente entre las cuatro
provincias contratantes, cuya recíproca libertad, in-
dependencia, representación y derechos, se reconocen
y deben guardarse entre sí en igualdad de términos,
como están hoy de hecho constituidas, sin que por
este acto solemne se gradúen renunciados los que de-
fiende Santa Fe sobre el territorio de Entre Ríos por
documentos legítimos y amparos superiores, cuya
reclamación legal, como las competentes a las demás
de los suyos respectivos, son reservados al Soberano
legítimo Congreso General de todas las provincias, en
la oportunidad que presente el orden de los sucesos
americanos en su perfecta tranquilidad y absoluta ce-
sación de oscilaciones políticas, cuyas innovaciones
convenientes, serán obedecidas como emanadas de la
Soberanía Nacional.
Artículo II: Si los españoles, portugueses, o cualquier
otro poder extranjero invadiese o dividiese la integri-
dad del territorio nacional, todas inmediatamente pon-
drán en ejercicio su poder y recursos para arrojarlo de
él, sin perjuicio de hacer oficialmente al Gobierno agre-
sor las reclamaciones que se estimen justas y oportunas.
Artículo III: Subsiste la misma liga contra cualquier
poder de los designados, que incida en igual defecto
contra el territorio particular o jurisdicción que cada
una de las cuatro provincias disfruta de buena fe en
pacífica posesión, según las demarcaciones y términos
respectivos, quedando divisorios provisoriamente de

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 375


la de Entre Ríos y Corrientes, los arroyos Guayquira-
ró, Miriñay y Tranquera de Loreto, con el territorio de
Misiones, sin perjuicio del derecho que defiende Santa
Fe, de las cincuenta leguas que su representante dice
corresponderle por su fundación, y fueron deslinda-
das hasta los mojones, o al menos hasta el río Corrien-
tes, como los que tenga esta Provincia a su favor, cuya
decisión queda al Soberano Congreso General.
Artículo IV: Ligan los mismos deberes contra todo
poder americano que pretenda usurpar por las ar-
mas los sagrados derechos detallados en el artícu-
lo I; en cuya virtud, si alguna o todas las demás
provincias de la nación atacaren con fuera a cual-
quiera de las cuatro amigas, se les harán por todas
en unión las más serias y formales protestas sobre
su agresión, y caso de ser desatendidas, irán en su
auxilio las otras tres, facilitando más a la invadida
todos los recursos que necesite, que deberán satisfa-
cerse por esta, concluida la guerra, a los plazos que
se estipulen.
Artículo V: Si la provincia invadida hubiese dado
mérito a ello, en juicio de las tres, estas entonces
interpondrán su mediación para con la agresora, a
fin de que se evite la guerra, si esta se presentase
en conformidad, estará obligada aquella a darle la
satisfacción necesaria, y de no, correrá la suerte que
ella misma ha provocado; más si este caso fuese a la
inversa, obrarán las tres provincias consecuente a lo
acordado en el artículo anterior.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 376


Artículo VI: Ninguna de las provincias contratantes
podrá declararse guerra u hostilidad, ni a otra alguna
de las del territorio de la nación, sin acuerdo ni con-
sentimiento de las otras tres por medio de Diputados
autorizados a este objeto, que a presencia y examen de
las causales que puedan ocurrir, la decida; y sin que
antes de verificarse un evento tan funesto, se pidan las
satisfacciones correspondientes a las que se sospechen
haber faltado a sus deberes respectivos.
Artículo VII: La de Buenos Aires facilitará en cuanto lo
permita su estado y recursos, el armamento, municiones
y demás artículos de guerra que a cualquiera de las otras
que los necesite y pida, cuyo importe de los renglones
que se suministrasen será satisfecho en la especie, modo
y tiempo que contratasen los respectivos Gobiernos,
quedando a más libre comercio de aquellos entre las cua-
tro provincias.
Artículo VIII: Queda igualmente libre el comercio
marítimo en todas su direcciones y destinos en buques
nacionales, sin poder ser obligados a mudarlos, abo-
nar derechos, descargar para vender sus mercaderías
o frutos, por pretexto alguno, por los gobiernos de las
cuatro provincias cuyos puertos subsisten habilitados
en los mismos términos, solo sí para obviar el perju-
dicial abuso del contrabando podrán ser reconocidos
por los guarda-costas respectivos como sus licencias,
guías y demás documentos con que deben navegar,
siendo decomiso lo que venga fuera de ellos.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 377


Artículo IX: Buenos Aires por un principio de gene-
rosidad y buena correspondencia con el actual gober-
nador de Entre Ríos y el de Corrientes, da por con-
donados, cedidos y chancelados cuantos cargos puede
hacer, y reclamaciones justas por los enormes gastos
que le obligó causar la temeraria invasión del finado
Ramírez, consagrando gustoso todos sus sacrificios al
inestimable ídolo de la paz entre hermanos america-
nos unidos con tan íntimas como sagradas relaciones,
y esperando solo la paga de la gratitud a los esmeros
que ha prodigado a su logro.
Artículo X: La provincia de Entre Ríos, devolverá a la
de Corrientes todas las propiedades de esta, o de algu-
nos particulares de la misma, que sacadas por D. Fran-
cisco Ramírez existen a la disposición del gobierno, y
sea notorio pertenecerle, y solo en las que necesiten
justificación, se producirá brevemente.
Artículo XI: Todos los prisioneros correntinos, de los
que condujo de Corrientes, Ramírez, que se hallen
sirviendo en alguna de las provincias, o que sin esta
calidad estén de soldados, serán restituidos a aquella
siempre que ellos lo quieran voluntariamente.
Artículo XII: Los desertores que de una provincia se
pasaren a otra, serán devueltos recíprocamente luego
que sean reclamados.
Artículo XIII: No considerando útil al estado de in-
digencia y devastación, en que están envueltas las
provincias de Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes, por

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 378


dilatadas guerras civiles que han soportado a costa
de sangre desembolsos, ruinas y sacrificios de todo
género, su concurrencia al diminuto congreso reuni-
do en Córdova, menos conveniente a las circunstan-
cias presentes nacionales, y a la de separarse Buenos
Aires, única en regular aptitud respectiva para soste-
ner los enormes gastos de un congreso, sus empre-
sas marciales, y en sostén de su naciente autoridad;
quedan mutuamente ligadas a seguir la marcha po-
lítica adoptada por aquella en el punto de no entrar
en congreso por ahora, sin previamente reglarse,
debiendo en consecuencia la de Santa Fe retirar su
diputado de Córdova.
Artículo XIV: Si consiguiente a la marcha política
que se adopta, alguna de las provincias contratantes
creyere después ser llegada la oportunidad de insta-
larse el congreso general, se harán entre sí las invita-
ciones correspondientes.
Artículo XV: El territorio de Misiones queda libre
para formarse su gobierno y para reclamar la pro-
tección de cualquiera provincia de las contratantes.
Artículo XVI: En consecuencia se devolverán to-
das las propiedades que reclame en conformidad
a lo acordado en el artículo X, con respecto a Co-
rrientes, luego que haya nombrado legítimamente
su gobierno.
Artículo XVII: Los presentes artículos serán ratifi-
cados por los gobiernos de Santa Fe y Entre Ríos en

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 379


el término de dos días, y en el de veinte por los de
Buenos Aires y Corrientes.
Acordados y sancionados en la ciudad capital de la
provincia de Santa Fe de la Vera Cruz desde el 15 de
Enero hasta hoy 25 del mismo año del Señor 1822,
y 13 de la libertad del Sud.85

6) Convocatoria al congreso de 1824-1827. Comisionados.


Ley provincial del 13 de noviembre de 1824
El Congreso de 1824-1827: misiones al interior, instalación

Como dijimos anteriormente, por el Tratado del Cuadrilátero


se dejaba abierta la posibilidad de que cualquiera de las pro-
vincias firmantes podría convocar a un nuevo Congreso (art.
14). La que tomó la iniciativa en ese sentido fue Buenos Aires.
Para ello, a mediados de 1823, Diego Zavaleta, Juan García
de Cossio y Gregorio de Las Heras se dirigieron a las dis-
tintas provincias para trabajar en la proyección y ejecución
del Congreso. El objetivo era simple, convencer a todas las
provincias, incluida la golpeada Córdoba,86 de que era nece-
sario organizar la nación bajo el sistema representativo y en
un solo gobierno nacional y un cuerpo legislativo.
Zavaleta trabajó las provincias de Córdoba, Mendoza, San
Juan, La Rioja y San Luis. Cossio fue a las provincias del
85
VARELA, Florencio. Op. cit., pp. 22-25.
86
La provincia no se opuso.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 380


litoral Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes y Paraguay. Las He-
ras se dirigió al norte poniéndose en contacto con los go-
biernos de Santiago del Estero, Tucumán, Catamarca y Salta.
En todas partes se quiere el Congreso, menos en Paraguay
donde se le niega la entrada a García de Cossio.87
Sin encontrarse concluidas las misiones, pero sabido de la
buena aceptación por los distintos gobiernos provinciales, el
ministro Rivadavia solicita que oficialmente se convoque al
Congreso, para ello presenta en febrero de 1824 ante la Junta
de Representantes un proyecto de ley en el cual se convocaba
a un Congreso nacional.88 Tras la rápida sanción de la ley, se
procede a comunicar a las distintas provincias.
Los diputados serían elegidos conforme al reglamento provi-
sional de 1817, es decir, 1 por cada 15 000 habitantes, la resi-
dencia del congreso debía ser fijado por las provincias y en ese
sentido la mayoría se inclinó por la ciudad de Buenos Aires.
El 16 de diciembre de 1824 quedó solemnemente inaugurado
el Congreso Nacional Constituyente.

Las Heras gobernador


De acuerdo a la reciente ley, que regulaba la elección del go-
bernador de la provincia, el período de Martín Rodríguez cul-
minaba en abril de 1824; se buscaba sucesor. Para sorpresa de
muchos, la elección no recayó ni en Bernardino Rivadavia89 ni
87
ROSA, José María. Op. cit., p. 414.
88
Desde 1820 nos encontramos sin autoridad nacional.
89
No tenía intenciones. Había planificado un viaje a Londres.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 381


el mismísimo gobernador Martín Rodríguez, sino en el gene-
ral Juan Gregorio Las Heras.
El nuevo gobernador mantuvo el mismo gabinete que venía
trabajando con Martín Rodríguez, a excepción de don Ber-
nardino que fue reemplazado por García, ocupando este últi-
mo la cartera de Hacienda y Gobierno.

Ley de Buenos Aires del 13 de noviembre de 1824


Estando los diputados del interior en la ciudad de Buenos Ai-
res, se temió el dominio de los provincianos en las decisiones
que tomara el nuevo Congreso, para lograr una cobertura le-
gal la provincia dicta a través de la legislatura la ley del 13 de
noviembre de 1824 que establece lo siguiente:
1) La Provincia de Buenos Aires se regirá del mismo modo y
bajo las mismas formas que actualmente se rige hasta la pro-
mulgación de la Constitución que dé el Congreso Nacional;
2) la Provincia de Buenos Aires se reserva el derecho de acep-
tar o desechar por su parte la Constitución que presente el
Congreso Nacional;
3) la aceptación se hará por la Junta de Representantes de la Pro-
vincia íntegramente renovada, siendo elegidos sus representan-
tes con ese objeto especial fuera de sus atribuciones ordinarias.
La tendencia federal se advierte claramente en el contenido
de esa ley, y la misma provincia que hacia la convocatoria y
que propiciaba la instalación del Congreso, se adelantaba a
manifestar su desconfianza ante los resultados del mismo.90
90
DE SANTILLÁN, Diego Abad. Op. cit., p. 178.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 382


BIBLIOGRAFÍA

BIANCHI, Alberto B. Historia de la formación constitucional


argentina: 1810-1860. Buenos Aires: Editorial Lexis Nexis
Argentina, 2007.

COSMELLI IBAÑEZ, José L. Historia de la Instituciones polí-


ticas y sociales argentinas desde 1810. Buenos Aires: Editorial
Troquel S.A., 1962.

DE SANTILLÁN, Diego Abad. Historia Argentina. Buenos


Aires: Editorial Tipográfica Editora Argentina, tomo II, 1965.

LANATA, Jorge. Argentinos. Buenos Aires: Editorial Edicio-


nes B Grupo Zeta, tomo I, 2002.

Registro Oficial de la Provincia de Buenos Aires Año 1821. Bue-


nos Aires: Imprenta de José y Luis Rossi editores, 1873.

ROSA, José María. Historia Argentina. Buenos Aires: Edito-


rial Oriente S.A., tomo III, 1974.

TORRES Molina, Ramón. Historia Constitucional Argentina.


Estudio Histórico sobre la génesis política y jurídica de la Cons-
titución de 1853. Buenos Aires: Editorial Scotti, 2008.

VARELA, Florencio. Tratados de los Estados del Río de la Plata


y Constituciones de las Repúblicas Sud-Americanas. Montevi-
deo: El Comercio del Plata, tomo IV, 1848.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 383


CAPÍTULO VII
CONGRESO DE 1824-1827
Por Diego Gabriel Presa

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 384


CAPITULO VII

CONGRESO DE 1824-1827

Por Diego Gabriel Presa1*


Dedicatoria**

Sumario:
1) Tratado con Inglaterra 2) Ley Fundamental. Principal Legis-
lación del Congreso 3) Constitución de 1826. Análisis. Pronun-
ciamiento de las Provincias 4) Convención Preliminar de Paz
con el Brasil. Renuncia de Rivadavia 5) Tratados interprovin-
ciales. Huanacache. Ley del 3 de julio de 1827 6) Convención
Nacional de Santa Fe 7) Restablecimiento de la provincia de
Buenos Aires. Dorrego. Tratado definitivo de Paz con el Brasil
8) Motín del 1 de diciembre de 1828. Fusilamiento de Dorrego.
La Convención de Santa Fe como autoridad soberana. Pactos
de Barracas y Cañuelas. Bibliografía

1*
Abogado, egresado de  Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de UNLP. Docente
de Historia Constitucional Cátedra III. Asesor Legal del Consejo General de Cultura y
Educación de la Provincia de Buenos Aires 2002 a 2003. Director de Determinación y
Liquidación de Haberes Instituto de Previsión Social de la Provincia de Buenos Aires
2014 a 2016 y Relator de la Comisión de Asuntos Constitucionales y Justicia de la Ho-
norable Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires.
**
A mi gran amor Jimena; a mis tres faros Benito, Francisco y Bautista; a Pilar, mi
madre; a Darío mi hermano y a mi padre que ya no está.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 385


1) Tratado con Inglaterra2

El 12 de mayo de 1825 fue ratificado por las Provincias Uni-


das el Tratado de Amistad y Comercio con Gran Bretaña, el
mismo estipuló una serie de artículos que establecían: la per-
petua amistad entre los Dominios y Súbditos de su Majestad
el Rey del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda y las Pro-
vincias Unidas del Rio de La Plata y sus habitantes (art. 1);
Libre circulación de buques y cargas y libre comercio entre
ambas naciones (art. 2 y 3); se destaca del tratado la cláusula
de nación más favorecida (art. 9) en la cual cualquier ventaja,
favor, privilegio o inmunidad concedido por las Provincias
Unidas, a un producto originario de otro país, será concedido
inmediata e incondicionalmente a todo producto o súbdito
de Gran Bretaña, además de la igualdad entre súbditos bri-
tánicos y ciudadanos de las Provincias Unidas. Esta cláusula
de nación más favorecida es una ventaja comercial para Gran
Bretaña por el volumen de productos británicos de consumo
en las Provincias Unidas frente a las exportaciones minorita-
rias de estas hacia Gran Bretaña.
Había una excepción a los súbditos ingleses y ciudadano de
las Provincias Unidas de prestar servicios militares, pagos de
empréstitos forzosos o impuesto mayores a los que se pagan.

2
Extraído del sitio web del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Argenti-
na. Disponible en: https://tratados.cancilleria.gob.ar/busqueda.php?consulta=si&mo-
do=c&pg=2

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 386


Se nombraban cónsules en Londres y Buenos Aires estable-
ciendo formalmente las relaciones entre ambos Estados, y
esta acción es la que más favoreciwó a las Provincias Unidas
al ser reconocidas como Estado a nivel mundial —Gran Bre-
taña potencia militar y política del momento otorga el trato de
igual a Argentina— más allá de que el tratado no era favorable
económicamente. El tratado entró en vigencia luego de pasa-
dos cuatro meses de cajeadas las ratificaciones.

2) Ley Fundamental. Principal Legislación del Congreso3

En enero de 1825, el Congreso Nacional instalado en Buenos


Aires, dictó la denominada Ley Fundamental: significando la
ratificación del pacto por el cual se ligaban las Provincias Uni-
das en contra de la dominación española y se determinaban
medidas para la reorganización nacional.
El proyecto de ley fue presentado por el Diputado Juan Fran-
cisco Acosta,4 de Corrientes, contaba con dieciocho artículos,
pero fue reducido en su tratamiento a solo ocho artículos.
1) Como primera medida se ratifica la independencia de Es-
paña. Esta decisión no es caprichosa, pues al Congreso de

3
Las leyes del Congreso de 1824-1827 son extraídas de RAVIGNANI, Emilio. Asam-
bleas constituyentes argentinas, seguidas de los textos constitucionales, legislativos y
pactos interprovinciales que organizaron políticamente la Nación (1825-1826). Buenos
Aires: Jacobo Peuser, 1937.
4
(1783-1880), Jurisconsulto argentino, ejerció varios cargos públicos en la provincia de
Corrientes y fue diputado al Congreso General de 1824-1827.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 387


Tucumán de 1816 no asistieron todas las provincias del anti-
guo virreinato. Recordemos que un año antes, el 29 de junio
de 1815 en el llamado Congreso de Oriente, habían concurri-
do las provincias denominadas litorales, que estaban bajo el
protectorado de José Gervasio de Artigas,5 esta era la primera
vez que un Congreso de carácter nacional reunía a todas las
provincias, por ello la ley ratifica la independencia.
2) En segundo lugar, el Congreso se declaraba de carácter
constituyente; es decir que tendría la facultad de discutir, re-
dactar y dictar una Constitución Nacional.
3) El artículo tercero determinaba que las Provincias se re-
girán por sus propias instituciones, hasta la reorganización
del Estado Nacional como tal. Este artículo tiene un carácter
relevante, reconociendo las autonomías provinciales, hasta el
surgimiento de un Estado Nacional, donde los Estados fun-
dadores —las provincias— deberían ceder soberanía —pode-
res— en dicho Estado Nacional a crearse y de acuerdo a la
forma de gobierno que se adoptara.
4) El artículo cuarto y quinto determinaba como asuntos pri-
vativos del Congreso la independencia, integridad, seguridad,
defensa y prosperidad nacional y autorizaba al Congreso a
sancionar las leyes para cumplir los objetivos.

5
José Gervasio de Artigas (1764-1850). Militar, caudillo y político rioplatense que lu-
chó en la guerra civil, portador de la voz federal de las Provincias interiores sobre el
predominio o centralismo porteño.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 388


5) El artículo sexto sometía la Constitución a sancionar a con-
sideración de las provincias y no podía ser promulgada ni es-
tablecida hasta no haber sido aceptada.
6) El artículo séptimo encargaba a Buenos Aires de las rela-
ciones exteriores.
7) El artículo octavo encomendaba las tareas —de un poder
ejecutivo nacional que no existía— al gobernador de Buenos
Aires, quien quedaría a cargo de: comunicar a las demás pro-
vincias las resoluciones y leyes que dictara el Congreso, elevar
al Congreso las medidas convenientes para la marcha de los
negocios del Estado Nacional y celebrar tratados con poten-
cias extranjeras, nombrando cónsules al efecto.

Ley del Banco Nacional


El 28 de enero de 1826 se creó el Banco Nacional, el objetivo era
solucionar los problemas económicos surgidos del conflicto in-
ternacional con el Imperio de Brasil y fomentar el crédito para
el desarrollo del Estado, es decir que fuera fundamentalmente
un instrumento de desarrollo para todas las Provincias.
El diputado Julián Segundo de Agüero,6 sostenía que la crea-
ción de un Banco Nacional era de vital importancia para pro-
mover la industria, facilitar el comercio y dar un valor real al
crédito. Además, se suponía que atraería el capital extranjero,
se discutió aquí si los extranjeros debían integrar el directorio
del banco o debían cumplir algún tipo de residencia mínima,

6
(1776-1851) Sacerdote y político unitario argentino, perteneciente al grupo rivadaviano.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 389


o si tendría que tener una intervención activa del Gobierno;
aunque el diputado Agüero mantenía una posición contraria
a que el banco fuera integrado en su directorio por extranje-
ros, dejó abierta esa posibilidad ante la dificultad que tendrían
las Provincias Unidas de cubrir el capital accionario del mismo.
Finalmente, la ley de creación del Banco Nacional se sancionó:

1) Se autorizaba al Poder Ejecutivo para establecer un Banco


Nacional bajo el nombre Banco de las Provincias Unidas del
Río de la Plata, con un capital de 10 millones de pesos.
Dicho capital se componía de 3 millones del empréstito Ba-
ring Brothers, 1 millón proveniente del Banco de Descuentos
—de la Provincia de Buenos Aires— y una suscripción de 200
pesos por el plazo de un año que se abría a nivel nacional para
integrar el resto del capital.
2) Al gobierno le correspondía el número de acciones pro-
porcionales al capital aportado para la fundación del banco,
pudiendo ser transferibles o negociables dichas acciones.
3) Se establecía una asamblea de accionistas, a la cual se acu-
día personalmente o por apoderados, con el número de votos
proporcionales que determinaba la ley; había juntas cada seis
meses y se podían convocar reuniones extraordinarias de los
accionistas.
4) La administración del Banco estaría compuesta por un di-
rectorio de dieciséis miembros, mientras el capital no exceda
de pesos seis millones; excediendo dicho monto el número de

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 390


directores se elevaba a 20, para ser director debía poseerse un
mínimo de veinte acciones, duraban un año en su mandato y
podían ser reelectos.
5) El presidente del Banco y sus directores no entraban en
funciones sin la autorización del Gobierno.
6) La junta de directores, nombraba las comisiones de cuen-
tas y tesorería, el contador, tesorero y secretario, así como sus
empleados y dependientes designados a propuesta de sus jefes
por ternas.
7) El Banco realizaba operaciones de descuento y giro de le-
tras, dentro del Estado o fuera del mismo, recibía sumas en
depósito de moneda local o extranjera, ya fuere de personas
físicas o jurídicas; se encargaba de cobranzas propias como de
particulares; podía acuñar moneda de oro y plata bajo el tipo
y valor que determinara el Congreso —desaparecido este por
la Sala de Representantes de la Provincia de Buenos Aires—;
el banco estaba exento del pago de sellados, podía usar e es-
cudo nacional y la exclusividad de emitir moneda en todo el
territorio nacional.

Ley de Consulta
Esta ley llevaría la consulta a las provincias sobre la consti-
tución a dictarse por el Congreso, fue dictada el 21 de junio
de 1825, a fin de determinar la forma de estado —unitario
o federal— pronunciando cada provincia por cuál adhería.
La ley era simple, en su artículo primero, se establecía la

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 391


consulta a las provincias “sobre la forma de gobierno que
crean más conveniente para afianzar el orden, la libertad y la
prosperidad nacional”.
Esta opinión, establecía el artículo segundo, se expresaría
por sus Asambleas o Salas de Representantes; y por el ar-
tículo tercero establecía que las opiniones que expresaren
las representaciones provinciales, autorizaban y dejaban a la
autoridad nacional, es decir al Congreso, para sancionar la
constitución más conforme a los intereses nacionales.
Las representaciones provinciales debían expresarse y co-
municarlo a la brevedad al Congreso.
Los estados provinciales comenzaron a expresar su opinión
y comunicarlo al Congreso Nacional, el 19 de octubre de
1825, la Provincia de Salta adhirió al sistema republicano,
representativo y bajo el sistema de unidad.
La provincia de Mendoza lo hizo el día 16 de noviembre de
1825 por el sistema federal, instruyendo que sea similar al de
Estados Unidos, con las modificaciones para la adaptación a
las Provincias Unidas.
San Luis lo hizo el día 5 de diciembre de 1825, adhiriéndose
al sistema republicano, dejando la forma de Estado a cargo
del Congreso Nacional.
La provincia de Tucumán se expresa el día 12 de enero de
1826 adhiriéndose a la forma republicana, representativa y
de unidad de régimen; aunque si se adoptara la federal, de-
jaba su voluntad librada al Congreso Nacional.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 392


El 21 de enero de 1826 lo hizo la provincia de San Juan por la
forma republicana, representativa y federal.
La provincia de La Rioja hará lo propio el día 24 de enero de
1826, por la forma representativa, republicana y con un go-
bierno de unidad.
Santiago del Estero se expresará el 17 de febrero de 1826, por
el sistema federal, y la forma republicana y representativa.
La provincia de Corrientes, el 27 de febrero de 1826; lo deja-
ba al arbitrio del Congreso Nacional, aunque en el mismo año
cambio de parecer adhiriendo al sistema federal, bajo apercibi-
miento de retirar sus diputados del Congreso Nacional.
Entre Ríos, Córdoba y Santa Fe adhirieron al sistema federal. El
pueblo de Jujuy lo hizo por el sistema unitario. Buenos Aires y
las Misiones, lo dejarían al arbitrio del Congreso Nacional.
El dejar librado por parte de varias Provincias al Congreso la
voluntad sobre la forma de gobierno, dejaría en libertad de ac-
ción a los diputados del grupo rivadaviano, para influir sobre la
forma unitaria de gobierno, que no sería aceptada por las Pro-
vincias, máxime teniendo presente la ampliación del número
de diputados que integraban el Congreso y que los primeros en
incorporarse fueron los de Buenos Aires por la cercanía, obte-
niendo una mayoría abrumadora sobre los del interior.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 393


Poder Ejecutivo Permanente
El Congreso trató y aprobó un proyecto del Diputado Elías
Bedoya,7 por el cual se creaba un Poder Ejecutivo Permanente
y una Ley de Ministerios. En la reunión del 3 de febrero de
1826 comenzó la discusión en la Comisión de Asuntos Cons-
titucionales del Congreso —de 1824 a 1827— de ambas ini-
ciativas, Poder Ejecutivo y Ley de Ministerios.
El diputado Valentín Gómez8 fue el miembro informante, fun-
damentando la necesidad de la aprobación de los proyectos de
presidencia y ministerios bajo las circunstancias que hacían
necesaria su instalación, debido a la guerra con el Imperio de
Brasil era necesario contar con un Poder Ejecutivo fuerte.
El Diputado Manuel Moreno9 fue el encargado de fundar lo
inoportuno del proyecto y fuera de tiempo, quien no veía la
urgencia y oportunidad del dictado de tamaña ley, debido a
que el Poder Ejecutivo —PEN— era un órgano de la Consti-
tución que se debía sancionar junto con ella, y no de una ley.
La constitución a dictar debía consagrar las facultades que
tendría el PEN y, a lo sumo, lo que se lograría con el proyecto
de ley presentado era otro Poder Ejecutivo provisorio como el
que ejercía el Gobernador de Buenos Aires.
El diputado Manuel Vicente Mena10 también se sumó a las críti-
cas al proyecto, debido a que el Congreso no había completado
7
(1798-1870) Abogado, periodista y político argentino.
8
(1774-1839) Sacerdote y político unitario argentino integrante del grupo rivadaviano.
9
(1782-1857) Político y médico argentino, hermano de Mariano Moreno y uno de los
fundadores del partido federal de la provincia de Buenos Aires.
10
(1778-1835) Clérigo argentino de participación en la política de la provincia de San-
tiago del Estero y diputado del Congreso que sancionó la constitución de 1826.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 394


su representación por todas las provincias; por lo cual decía que
era extemporáneo e inoportuno debido a que sin ser tenidas en
cuenta las provincias faltantes en el Congreso, su voluntad sería
burlada, esto con motivo de que el 19 de noviembre de 1825 el
Congreso había ampliado su base de representación.
Por lo tanto, surgían dos argumentos fuertes en contra del
proyecto de Poder Ejecutivo:
1) La materia a decidir debía ser tratada en un texto consti-
tucional que determinaría las funciones y atribuciones de ese
Poder Ejecutivo,
2) La falta de representatividad de muchos Estados provin-
ciales, que no habían completado sus diputados, lo que, en los
hechos, daba una mayoría abrumadora a Buenos Aires que ya
lo había hecho.
Igualmente el proyecto fue aprobado por treinta votos a favor y
cinco en contra en general, en lo que fue la discusión en particu-
lar; es decir, artículo por artículo, algunos diputados que apoya-
ron el proyecto votaron en forma negativa parte del articulado,
no logrando igualmente el cambio del proyecto original.
La ley se transcribe a continuación y analizaremos sus artículos:
El 6 de febrero de 1826 se aprobó igualmente la ley de minis-
terios, creando cinco ministerios: 1) de gobierno; 2) de nego-
cios extranjeros; 3) de guerra; 4) de marina y 5) de hacienda,
en los cuales fueron designados respectivamente Julián Se-
gundo de Agüero, Manuel García11; guerra y marina a Carlos

11
1784-1848, abogado, político y diplomático argentino.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 395


María de Alvear12 y hacienda a Salvador María del Carril.13
Al mismo tiempo el General Juan Gregorio de Las Heras,14
como gobernador de Buenos Aires, había transmitido el man-
do a Bernardino Rivadavia15 y ordenado su reconocimiento
mediante circulares a las provincias, asimismo el coronel
Francisco de la Cruz se hacía cargo del ejército de la provincia
de Buenos Aires que se transformaba en el Ejército Nacional.
El 7 de febrero de 1826 fue elegido Bernardino Rivadavia por
treinta y cinco votos contra uno de Juan Antonio Lavalleja,16
uno de Carlos María de Alvear17 y uno a Juan Antonio Álva-
rez Arenales.18

Ley de Consolidación de la deuda del Estado


La ley de consolidación de deudas consolidaría toda la deuda
interior del Estado con fecha anterior al primero de febrero de
1820 por los servicios o suplementos nacionales, dicha fecha
era la batalla de Cepeda que había disuelto las autoridades
nacionales y el nacimiento de la Provincia de Buenos Aires.

12
1789-1852, militar, político y diplomático argentino. Director Supremo en 1815, ha-
bía llegado en 1812 junto con San Martín a Buenos Aires.
13
1798-1883, jurista y político argentino, vicepresidente de la Nación entre 1854 a 1860,
ministro de la Corte Suprema de la Nación entre1 863 a 1877.
14
1780-1866, militar y político argentino, integró el Ejército de los Andes participó en
la independencia de Chile y Perú, fue gobernador de la Provincia de Buenos Aires entre
1824 a 1826.
15
1780-1845, político argentino y primer jefe de Estado de las Provincias Unidas del
Río de la Plata con el título de presidente con mandato entre 1826 a 1827, de ideas
centralistas y unitarias.
16
1784-1853, militar y político argentino-uruguayo.
17
1789-1852, militar, político y diplomático argentino, fue director supremo en 1815 y
embajador ante los Estados Unidos.
18
1770-1831, militar y político argentino, gobernador de Salta.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 396


Los acreedores tenían que presentar sus créditos dentro del
término de un año y el Poder Ejecutivo Nacional, determina-
ría la forma de liquidación de la deuda, quedarían sin pagarse
las deudas que no pudieran determinarse su monto, a fin de
facilitar el pago se hipotecaban las tierras y de más bienes in-
muebles de propiedad pública, prohibiendo su venta sin auto-
rización del Congreso Nacional.
Entre los puntos en contrario de esta ley encontramos que:

1) Consideraba deuda pública solo la contraída por el Estado


Nacional teniendo en cuenta la fecha límite del primero de
febrero de 1820.
2) Se perjudicaba a la parte más indefensa de la sociedad, más
si tenemos presente que las deudas anteriores a esa fecha co-
rresponden principalmente a la guerra de la independencia;
perjudicándose comerciantes, soldados sin pagas, viudas e hi-
jos sin pensión, entre otros.
3) Se entregaban en pago tierras y demás bienes inmuebles de
propiedad pública, materia que debía ser organizada por la
constitución, y que solo se podría disponer si fueran faculta-
des delegadas, dado que las tierras y bienes que dispone la ley
son propiedad de las provincias, violando la ley fundamental
dictada por el mismo Congreso que estipulaba respetar las
autonomías provinciales.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 397


El diputado Manuel Moreno fue quien fundamentó el proyecto
para su rechazo, argumentando que “las provincias que fueron
dueñas del territorio y que tenían el dominio soberano, y se
convinieron en establecer este congreso, permanecen con este
derecho hoy día porque la Constitución no se lo ha quitado”.
El diputado Valentín Gómez expresó: “La Nación debe aún
sumas cuyo monto no entra en la liquidación de esta ley. Se ha
hecho distinción entre deudas nacionales y provinciales. Por
esta y otras leyes la Nación se ha apropiado todas las propie-
dades públicas existentes en las provincias”.
La ley fue aprobada convirtiéndose en un avasallamiento más
del poder central sobre las autonomías provinciales.

La ley de capital
Asumido Bernardino Rivadavia, el día posterior es decir 9 de
febrero de 1826, envió al Congreso un proyecto de ley para de-
clarar capital de la nación a la ciudad de Buenos Aires, se am-
pliaban sus límites que quedaban bajo la inmediata y exclusiva
dirección de la legislación nacional y del presidente de la Re-
pública, es decir se federalizaba la Provincia de Buenos Aires.
Se declaraban nacionales todos los establecimientos de la Ca-
pital, todas las acciones, deberes y empeños contraídos por
la Provincia de Buenos Aires, y se organizaban dos nuevas
provincias con el resto del territorio bonaerense.
El Presidente pedía una pronta discusión y aprobación del
proyecto a fin de poder llevar adelante la tarea para la cual se
lo había elegido.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 398


El proyecto no solo relegaba a la Provincia de Buenos Aires,
sino que la hacía desaparecer como sujeto jurídico, por lo cual
generó una enorme reacción, no solo en el interior del país
que no querían que Buenos Aires fuera la capital, sino tam-
bién entre los porteños o bonaerenses que no querían que su
provincia desapareciera.
La discusión del proyecto comenzó el 22 de febrero de 1826, y
aunque fue aprobado en general por 25 votos, 14 en contra, la
discusión fue fuerte en argumentos en oposición al proyecto.
Entre las objeciones o argumentos de los diputados se detallan:
1) La ley no podía dictarla el Congreso, sino que debía regu-
larse en una Constitución.
2) La Provincia de Buenos Aires debía mantenerse al igual
que sus instituciones hasta que una ley constitucional deter-
minara la forma de su reemplazo en caso de corresponder.
3) La federalización del territorio no era otra cosa que la des-
aparición de Buenos Aires como provincia, los diputados Ma-
nuel Antonio Castro,19 Mateo Lucas Vidal.20 Manuel Moreno,
entre otros, argumentaron para el rechazo del proyecto.
Valentín Gómez utilizó los argumentos de la necesidad y la ur-
gencia en la sanción del proyecto, de la utilidad general para el
propio Estado en crecimiento, además de las provincias y fun-
damentalmente para la de Buenos Aires —que era disuelta—
fundando que no se contraponía a la ley fundamental, así esta
19
1772-1832, abogado y político argentino.
20
1780-1855, sacerdote y político oriental. Fue electo diputado por la Banda Oriental
ante la Asamblea del Año XIII y luego del Congreso de 1824.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 399


estableciera que se respetarían las instituciones provinciales.
El 25 de febrero Provincia de Buenos Aires elevó una queja al
Congreso Nacional por el proyecto, manifestando que se viola-
ba el artículo 3 de la ley fundamental y el 1 de la ley provincial,
dictada el 13 de noviembre de 1824; el proyecto sería aprobado
y las quejas de la provincia no se tomarían en cuenta, conti-
nuando el programa rivadaviano de reforma a cualquier costo,
inmediatamente se nacionalizó la aduana y sus ingresos.
Para la representación de los diputados por Buenos Aires ante
el Congreso Nacional se estableció que de los 18 diputados,
10 representarían a la flamante Capital y el resto, 8, serían de
la nueva Provincia.
Asimismo, se comenzó la discusión y tratamiento para dividir
el territorio de la ex provincia de Buenos Aires en dos nuevas
provincias, una al norte que se llamaría Provincia del Paraná,
cuya capital seria San Nicolás; y la otra, al Sur que se denomi-
nó Provincia del Salado con capital en Chascomús. A partir
de la resistencia que generó en la población, el proyecto será
finalmente desechado.

Ley de Enfiteusis
Lo primero que tenemos que saber es que es la enfiteusis vie-
ne de los origines griegos, cuyo significado era plantación, y
de allí pasó al latín, usándose en Roma para nombrar en un
primer momento a las cesiones de tierras públicas que hacía el
Estado; para que los ciudadanos las cultivaran a cambio de un

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 400


canon pagadero en forma anual, que duraba todo el tiempo
en que se cumpliera con el pago, siendo también este derecho
transmisible por herencia.
En las Provincias Unidas de 1826, el Congreso lleva adelante
este derecho real, surgido como consecuencia de avalar, ga-
rantizar por medio de la tierra pública el pago de empréstitos
que contraía el Estado, principalmente el pago del llamado
empréstito Baring Brothers.
La Ley Nacional de Enfiteusis fue sancionada el 18 de mayo
de 1826, determinó que las tierras de propiedad pública, cuya
enajenación se había prohibido, se darían en enfiteusis por un
término no menor de veinte años a contarse desde el primero
de enero de 1827.
En los diez primeros años el enfiteuta debería pagar un canon
(precio) de un 8 por ciento anual sobre el valor que se considere
a dichas tierras si son de pastoreo; y un 4 por ciento anual sobre
el valor a considerarse si son de panllevar, es decir de siembra.
La valuación de la tierra sería fijada por un jury de cinco pro-
pietarios, y el Gobierno reglamentaría su forma de composi-
ción. A los diez años la legislatura reglaría el nuevo valor del
canon en la forma que la legislatura estipulara.
Esta ley dictada por el Congreso de 1824-1827, que tenía ca-
rácter nacional, dejaba de lado nuevamente la ley fundamen-
tal en cuanto a respetar las autonomías provinciales, al dispo-
ner sin previa autorización de las tierras públicas provinciales.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 401


Sociedades Mineras y de Colonización
Por iniciativa de Bernardino Rivadavia se logra concretar la ex-
plotación de minas en el Río de la Plata, fue así como el 4 de
diciembre de 1824, se firmó el tratado de la Sociedad de Minas
del Río de la Plata, el único contratiempo fue que las minas, de
las cuales Rivadavia disponía libremente, no eran propiedad de
la nación, sino en este caso de la Provincia de La Rioja.
Exactamente la explotación de las minas de oro de Famatina,
en la Provincia de La Rioja; por lo que el primer inconvenien-
te que encontraron los capitalistas ingleses era la oposición de
la Provincia de La Rioja a ceder la explotación de las minas sin
su autorización; segundo, para una empresa de esta magnitud
hacía falta una ley nacional; y el tercer punto era que ya se
había constituido una sociedad formada por Braulio Costa,21
Guillermo Robertson, Ventura Enrique Vázquez Feijoo,22 en-
tre otros; quienes estaban apoyados por Facundo Quiroga.23
Cuando el inglés, Francis Bond Head,24 llega a Buenos Aires se
encuentra con la realidad de que su empresa no era dueña de
Famatina, por la cual había pagado treinta mil libras esterlinas,
además de que el Gobierno de Buenos Aires no tenía jurisdic-
ción sobre el lugar. Head encontró que la explotación estaba a
cargo de la empresa de Quiroga y que los yacimientos no eran
lo extraordinario que había planteado Rivadavia en Europa.
21
1794-1855, financista argentino.
22
1790-1826, militar argentino-uruguayo.
23
1788-1835, político, militar y caudillo argentino de la primera mitad del siglo XIX,
asesinado en Barranca Yaco.
24
1793-1875, ingeniero militar inglés.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 402


3) Constitución de 182625. Análisis. Pronunciamiento de
las Provincias26

El proyecto de Constitución tiene origen en la Comisión de


Asuntos Constitucionales o Negocios Constitucionales, el mis-
mo se encontraba redactado sobre la base de un gobierno re-
presentativo, republicano y consolidado en unidad de régimen.
El cual va a ser aprobado por 42 votos positivos y 12 votos
negativos, apartándose varios diputados de las instrucciones
emanadas de sus provincias.
Entre los argumentos de los diputados, se pregonaba el régi-
men unitario de gobierno, por distintas razones entre las que
podemos citar:
1) La gran extensión territorial del país y la escasa población
de las provincias interiores.
2) La pobreza que tenían algunas provincias, si bien todas
tenían potencialidades para desarrollarse como tales, a ese
momento eran escasas de producir como para proporcionar
un fondo rentístico que fuera capaz de subvenir a la propia
administración pública.
3) En cuanto a la despoblación, se esgrimía también que no
podría ejercer su representación política en forma adecuada o
conveniente por la falta de habitantes capaces.
25
Texto constitucional extraído de la página del Ministerio de Justicia y Derechos Hu-
manos de la Nación, http://www.saij.gob.ar/docs-f/ediciones/libros/Constituciones_
argentinas.pdf
26
GALLETTI, Alfredo, Historia Constitucional Argentina, Editorial Platense, La Plata,
1987, T. I.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 403


4) La falta de instrucción pública y de escuelas que sufrían las
provincias del interior.
5) La carencia de tribunales de justicia.

Así un gobierno de unidad de régimen salvaría estos defectos,


gobernando la nación por sí misma, la incapacidad de unos
para gobernarse se suplía con la capacidad de los otros.
La Constitución de 1826, tenía por base la Constitución de
1819, se dividía en diez secciones con un total de 121 artículos:
Sección primera: dejaba en claro que no se establecería una for-
ma monárquica de gobierno o abierta a tal como lo había hecho
la de 1819: y se declaraba libre e independiente de toda nación
extranjera. Adoptaba la católica como religión del Estado.
Sección segunda: Trataba de ciudadanía, de sus formas de ad-
quirirla o perderla, quienes eran ciudadanos y distintas formas
de suspensión; como por ejemplo, por no haber cumplido vein-
te años, por no saber leer y escribir, por adoptar la naturaliza-
ción de otro país, por ser deudor fallecido y declarado como tal,
por ser peón, jornalero o soldado de línea, entre otros motivos.
Sección tercera: establecía que la forma de gobierno sería
representativa, republicana y consolidada en unidad de régi-
men, delegando las facultades en los tres poderes del Estado.
Sección cuarta: Poder legislativo bicameral, diputados elegi-
dos a simple pluralidad de sufragios, 1 cada 15 000 o fracción
de no menor de 8000. Los diputados duraban cuatro años,
renovables cada bienio.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 404


Los diputados para la primera legislatura se nombrarán en la
proporción siguiente:
Por la capital, cinco; por el territorio desmembrado de la ca-
pital, cuatro; por la provincia de Córdoba, seis; por la de Ca-
tamarca, tres; Corrientes, tres; por la de Entre Ríos, dos; por
la de Montevideo, cuatro; por la de Mendoza, dos; por la de
Misiones, uno; por la de La Rioja, dos; por la de Salta y Jujuy,
tres; por la de Santiago del Estero, cuatro; por la de San Juan,
dos; por la de San Luis, dos; por la de Santa Fe, uno; por la de
Tucumán, tres; y por la de Tarija, dos.
En total 49 diputados integrarían el futuro Congreso fijando
un censo para el próximo congreso a renovarse y arreglar el
número definitivo de acuerdo a la población. Podrían votar los
ciudadanos que no estuvieron afectados en su ciudadanía —ar-
tículo 13 de la Constitución Nacional de 1826—. Serían diputa-
dos los ciudadanos con veinticinco años, siete de ciudadanía y
cuatro mil pesos de renta. La Cámara baja tenía facultad exclu-
siva en la creación de contribuciones —impuestos—, además
del derecho exclusivo de acusar ante el Senado en caso de juicio
político. Eran pagados con un sueldo que fijaría la ley.
El Senado se regulaba a partir del artículo 23. Los requisitos para
ser senador es la edad de treinta y seis años (36) cumplidos, nue-
ve (9) de ciudadano, un capital de diez mil pesos, o una renta
equivalente, o profesión científica capaz de producirla. Duran
nueve años renovables cada tercio. Correspondía juzgar en caso
de juicio político a los acusados de la Cámara de Diputados.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 405


Atribuciones comunes a ambas cámaras
En lo que respecta ambas Cámaras se reunirían del 1 de mayo
al 30 de septiembre de cada año en sesiones ordinarias. Cada
sala era juez en calificar —aceptar o no— a sus miembros.
Nombraban su presidente y vice y se dictaban su reglamento.
Tenían fueros o inmunidad por sus discursos. Puede llamar a
los ministros del Poder Ejecutivo para interpelarlos.
Entre las atribuciones del Congreso en materia de legislación
delegada, podemos citar la siguiente, entre los artículos 40 a
58 de la Constitución:

(Art. 40) Declarar la guerra, oídos los motivos que ex-


ponga el Poder Ejecutivo. (Art. 41) Recomendar al mis-
mo, cuando lo estime conveniente, la negociación de la
paz. (Art. 42) Fijar la fuerza de línea de mar y tierra
en tiempo de paz y guerra. (Art. 43) Mandar construir
o equipar las escuadras nacionales. (Art. 44) Fijar cada
año los gastos generales con presencia de los presu-
puestos presentados por el Gobierno. (Art. 45) Reci-
bir anualmente la cuenta de la inversión de los fondos
públicos, examinarla y aprobarla. (Art. 46) Establecer
derechos de importación y exportación y por un tiem-
po, que no pase de dos años, imponer, para atender a
las urgencias del Estado, contribuciones proporcional-
mente iguales en todo el territorio. (Art 47) Ordenar los
empréstitos que hayan de negociarse sobre los fondos
del Estado. (Art. 48) Fijar la ley, valor, peso y tipo de la

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 406


moneda. (Art. 49) Establecer tribunales inferiores a la
alta corte de justicia y reglar las formas de los juicios.
(Art. 50) Acordar amnistías cuando grandes motivos de
interés público lo reclamen. (Art. 51) Crear y suprimir
empleos. (Art 52) Reglar el comercio interior y exterior.
(Art 53) Demarcar el territorio del Estado y fijar los lí-
mites de las provincias. (Art 54) Habilitar puertos en las
costas del territorio cuando lo crea conveniente y elevar
las poblaciones al rango de villas, ciudades o provincias.
(Art 55) Formar planes generales de educación públi-
ca. (Art 58) Hacer, en fin, todas las demás leyes y orde-
nanzas de cualquier naturaleza, que reclame el bien del
Estado; modificar, interpretar y abrogar las existentes.

En cuanto a la formación de las leyes, los proyectos podían te-


ner origen en cualquiera de las cámaras, salvo los exclusivos de
cada una. Aprobado por una Cámara se remitía para su trata-
miento a la otra, si el proyecto era desechado no podría repetir-
se en el año legislativo.
Aprobados por ambas cámaras se remite al Poder Ejecutivo,
quien si no lo observa en diez días se convierte en ley. Si el Eje-
cutivo lo observaba, serían reconsiderados en ambas Cámaras,
con presencia de aquellos, dos tercios de sufragios en cada una
de ellas harían su última sanción.
Sección quinta: Poder Ejecutivo, duraba cinco años en el car-
go, se le exigían las mismas calidades para ser senador, no po-
día ser reelecto. La elección era indirecta a través de un colegio

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 407


electoral, por los dos tercios de los votos, en caso de no reunir
esta mayoría se seguiría el procedimiento para la elección de
senadores.
De las atribuciones del Poder Ejecutivo: (Art 81) El Presidente
es el jefe de la administración general. (Art 82) Publica y hace
ejecutar las leyes y decretos del Congreso. (Art 83) Convoca
al Congreso a la época prefijada por la Constitución, o ex-
traordinariamente, cuando graves circunstancias lo deman-
den. (Art 84) Hace anualmente la apertura de sus sesiones.
(Art 85) Expide las órdenes convenientes para que las eleccio-
nes; (Art 86) es el jefe supremo de las fuerzas de mar y tierra,
(Art 87). Provee a la seguridad interior y exterior del Estado;
(Art 89) hace los tratados de paz, amistad, alianza, comer-
cio y cualquier otro tratado; pero no puede ratificarlos sin la
aprobación y consentimiento del Senado. (Art 90) Nombra y
destituye a los Ministros; (Art 91) Nombra los Embajadores,
Ministros plenipotenciarios, Enviados, Cónsules generales y
demás agentes, con aprobación del Senado; (Art 93) Recibe,
según las formas establecidas, los Ministros y agentes de las
naciones extranjeras; (Art 94) Expide las cartas de ciudada-
nía; (Art 95) Ejerce el patronato general respecto a las igle-
sias, beneficios y personas eclesiásticas, con arreglo a las leyes:
nombra a los arzobispos y obispos a propuesta en terna del
Senado; (Art 97). Provee todos los empleos; (Art 99). Puede
indultar de la pena capital (Art 101). Recibirá por sus servi-
cios la dotación establecida por la ley, que ni se aumentará

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 408


ni se disminuirá durante el tiempo de su mando. El artículo
102, enumera los ministros del Poder Ejecutivo a saber: de
Gobierno, de Negocios Extranjeros, de Guerra, de Marina y
de Hacienda.
El artículo 107, establecía las funciones de los Ministros, quie-
nes no podrían por sí solos, en ningún caso, tomar delibera-
ciones sin previo mandato o consentimiento del Presidente
de la República, a excepción de lo concerniente al régimen
especial de sus respectivos departamentos. Asimismo, el artí-
culo 108, fijaba una incompatibilidad en cuanto, no podrían
ser diputados ni senadores sin hacer dimisión de sus empleos
de ministros.
Sección sexta: Poder Judicial, era organizado como Corte Su-
prema de Justicia, que fue denominada Alta Corte de Justicia,
su organización estaba pautada entre los artículos 110 a 129,
respectivamente.
En el artículo 111, se fijaba el número de miembros de la Cor-
te de Justicia compuesta de nueve Jueces y dos Fiscales y ejer-
cería el supremo Poder Judicial.
Los requisitos para ser juez de la Corte se establecían en el ar-
tículo 112, requiriéndose ser letrado recibido con ocho años
de ejercicio, cuarenta de edad y demás calidades necesarias
para ser senador, en este sentido hablamos de la renta o pro-
fesión que asegure tal renta.
Eran nombrados por el Presidente con noticia y consenti-
miento del Senado. La presidencia de la Alta Corte de Justicia

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 409


duraría en el ejercicio de las funciones de tal por el térmi-
no de cinco años; pero todos sus miembros permanecerán
en sus respectivos cargos mientras dure su buena conducta.
(Art. 118) Conocerá originaria y exclusivamente en todos los
asuntos en que sea parte una provincia o que se susciten en-
tre provincia y provincia o pueblos de una misma provincia
sobre límites y otros derechos contenciosos promovidos; de
modo que deba recaer sobre ellos formal sentencia. (Art. 121)
En las que conciernen a los Embajadores, Ministros Plenipo-
tenciarios, Enviados, Cónsules y Agentes diplomáticos de las
Cortes extranjeras; (Art 123) Conocerá en último grado de
los recursos que en los casos y forma que la ley designe se
eleven de los tribunales subalternos, y de las causas del Al-
mirantazgo, de todos los negocios contenciosos de Hacienda
y de los crímenes cometidos contra el derecho público de las
naciones; (Art 124) Dirimirá las competencias que se susciten
entre los demás tribunales superiores de la Nación; (Art 126)
Conocerá de los recursos de fuerza de los tribunales superio-
res eclesiásticos de la capital.
Sección séptima: Era una sección dedicada a los Gobiernos
Provinciales, legislada en los artículos 130 a 136.
El artículo 130 establecía en cada provincia un gobernador,
bajo la inmediata dependencia del presidente de la república.
Entre los requisitos, el artículo 131 fijaba la edad de treinta
años y las calidades necesarias para senador. El artículo 132
establecía que el presidente nombraba a los gobernadores

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 410


de las provincias a propuesta en terna de los Consejos de
Administración.
Entre las atribuciones que regulaba el artículo 133, se en-
contraban la de ser encargados de ejecutar en ellas las leyes
generales dadas por la legislatura nacional, los decretos del
presidente de la república y las disposiciones particulares
acordadas por los Consejos de Administración.
El artículo 135 legislaba sobre la duración del mandato que
era por tres años y no podían ser reelectos.
El Capítulo III de la sección VII, regía lo concerniente a los
Concejos de Administración, establecido en cada capital de
provincia, integrado por siete miembros como mínimo y
quince como máximo.
En cuanto a su elección, el artículo 142 decía que serían elegi-
dos popularmente por nombramiento directo, en los mismos
términos y bajo las mismas formas que los representantes na-
cionales, tenían fueros por sus opiniones, duraban dos años
en sus funciones y se renovaban por mitades, no tenían suel-
do alguno, eran ad honorem.
Entre sus atribuciones, el artículo 143 citaba las siguientes:
todo lo concerniente a promover la prosperidad y el adelan-
tamiento de las provincias, su policía interior, la educación
primaria, obras públicas.
En la sección VIII se enumeraban los derechos y garantías, bajo
el título de Disipaciones Generales, desde el artículo 159 al 181.
Encontramos garantías de protección a todos los habitantes

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 411


del Estado, los que deben ser protegidos en el goce de su vida,
reputación, libertad, seguridad y propiedad. Nadie puede ser
privado de ellos sino conforme a las leyes.
Se establecía la igualdad ante la ley (Art. 160); La libertad de
publicar ideas por la prensa (art 161); la protección a las ac-
ciones privadas de los hombres, que de ningún modo ofenden
al orden público ni perjudican a un tercero, están sólo reser-
vadas a Dios y exentas de las autoridades de los Magistrados,
(Art 162). De legalidad (Art 163), ningún habitante del Esta-
do será obligado a hacer lo que no manda la ley ni privado de
lo que ella no, prohíbe.
Procesales de carácter penal (art 164): “Es de interés y del de-
recho de todos los miembros del Estado el ser juzgados por
Jueces los más independientes e imparciales que sea dado a la
condición de las cosas humanas. El cuerpo legislativo cuida-
rá de preparar y poner en planta el establecimiento del juicio
por jurados en cuanto lo permitan las circunstancias”; Jueces
naturales (art 165), “…Queda absolutamente prohibido todo
juicio por comisión…”.
El artículo 166 garantizaba que todo ciudadano debe estar se-
guro contra las requisiciones arbitrarias y apoderamiento in-
justo de sus papeles y correspondencias. La ley determinará en
qué casos y con qué justificación pueda procederse a ocuparlos.
El artículo 167, la presunción de inocencia, ningún individuo
podrá ser arrestado sin que preceda al menos declaración con-
tra él de un testigo idóneo o sin indicios vehementes de crimen

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 412


que merezca pena corporal, cuyos motivos se harán constar en
proceso informativo dentro de tres días perentorios. En el caso
de haber impedimento, el Juez pondrá constancia de él, que-
dando responsable de toda omisión por su parte.
Establecía un procedimiento de flagrancia en el artículo 168:
“Cualquier individuo sorprendido in fraganti puede ser arres-
tado, y todos pueden arrestarlo y conducirle a la presencia del
Magistrado con arreglo al artículo anterior (…)”.
Orden de arresto librada por juez competente en el artículo
169: “…Para el arresto de un individuo fuera del caso de deli-
to in fraganti debe preceder un mandamiento firmado por el
Magistrado, a quien la ley conceda esta facultad, que exprese
el motivo de este arresto, que debe notificársele en el acto de la
prisión y del cual se le debe dar copia si la pidiere…”.
Garantía que las cárceles no son para castigo sino para re-
educar, artículo 170, “Las cárceles sólo deben servir para la
seguridad y no para castigo de los reos. Toda medida que a
pretexto de precaución conduzca a mortificarlos más allá de
lo que aquélla exige será corregida según las leyes”.
La protección del principio de inocencia, hasta que medie
sentencia judicial, artículo 171: “(…) ningún habitante del
Estado puede ser penado ni confinado sin que preceda jui-
cio y sentencia legal”.
La protección de la propiedad privada, según el artículo 172:
“… la casa de todo habitante del Estado es un sagrado, que no
puede violarse sin crimen, y sólo podrá allanarse en caso de
resistencia a la autoridad legítima…”.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 413


El artículo 175 protege la propiedad la cual no puede ser afec-
tada sino por ley, “…siendo la propiedad un derecho sagrado
e inviolable, los habitantes del Estado no pueden ser privados
de ella ni gravados en sus facultades, sino en los casos estable-
cidos por la ley…”.
En el artículo 179, el derecho a peticionar; en el artículo 180,
la prohibición de títulos de nobleza; en el artículo 181, se rati-
ficaba la ley de libertad de vientres y las que prohíben el tráfico
de esclavos y su introducción al país, bajo cualquier pretexto.
Por último, en la sección IX se establecía el procedimiento
para reformar la constitución con mayorías calificadas, en su
artículo 182 decía que: “En ninguna de las Cámaras del Poder
Legislativo será admitida una moción para la reforma de uno
o más artículos de la presente Constitución sin que sea apo-
yada por la cuarta parte de los miembros concurrentes”; ade-
más de esta mayoría, el artículo 183 fijaba una nueva mayoría:
“Siempre que la moción obtenga dicha calidad, discutida en
la forma ordinaria, serán necesarias las dos terceras partes de
votos en cada una de las salas para sancionarse que el Artículo
o los Artículos en cuestión exigen reforma”.
Producida la aprobación, el artículo 184 preveía que se elevara
al Poder Ejecutivo para que emitiera opinión fundada y la de-
volviera con ella a la sala de origen. Si no existía acuerdo en la
reforma, el artículo 185 establecía una mayoría de tres cuartas
partes de las cámaras para sancionar la necesidad de reforma, en
caso de ser aprobada, el artículo 186 ordenaba el pase al Poder

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 414


Ejecutivo para su publicación o para que exponga los reparos que
encontrare. En caso de devolverla, aún con reparos, tres cuartas
partes de sufragios en cada sala harían su última sanción.
Finalmente, la denominada sección última, daba un mecanis-
mo para la aceptación y observancia de la constitución, don-
de se presentaría al examen y libre aceptación de la capital
y provincias por el órgano de las Juntas, Legislaturas; ahora
bien, la aceptación de las dos terceras partes de las provincias,
incluida la capital de la nación, serían suficientes para que se
ponga en práctica entre ellas, conservando relaciones de bue-
na inteligencia con las que retarden su consentimiento.
El Congreso, una vez aprobado el texto constitucional, nom-
bró rápidamente comisionados para ir a presentar la nueva
carta magna a aquellas provincias que se habían mostrado en
contra de la misma.
Juan Ignacio Gorriti se dirigió a la Provincia de Córdoba,
donde la Legislatura no consideró siquiera el tratamiento de
la misma. Diego Zabaleta fue comisionado a la Provincia de
Entre Ríos; Mariano Andrade, a Santa Fe; Manuel Castro, a
Mendoza (quienes fueron escuchados por las Legislaturas,
pero no recibieron respuesta alguna); Francisco Castellanos,
a la Provincia de La Rioja; y Dalmacio Vélez Sarsfield, a San
Juan; estas provincias se encontraban en conflicto con Facun-
do Quiroga, quien había ocupado la Provincia de Tucumán
y amenazado a Catamarca, disponiendo iniciar operaciones
militares. Las autoridades de San Juan se habían fugado hacia

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 415


Mendoza con motivo de esta guerra civil, por lo cual Vélez
Sarsfield le manifestó en carta a Quiroga que dejara volver a
las autoridades a fin de que pudieran evaluar la Constitución,
lo cual fue rechazado por Quiroga; Vélez Sarsfield retornó a
Buenos Aires y su gestión fracasó.
En cuanto al comisionado asignado a La Rioja, Francisco
Castellanos, fue recibido por el gobernador Silvestre Galván y
este le expreso que ejecutaría la Constitución en cuanto no se
opusiera a los intereses provinciales.
El comisionado Manuel de Tezanos Pinto27 se dirigió a San-
tiago del Estero, donde fue recibido por Felipe Ibarra, go-
bernador y caudillo de la provincia, a quien le presentó la
Constitución y se la expuso; una vez terminada la entrevista
y retirado el comisionado, un soldado de Ibarra devolviendo
la Constitución con una nota del gobernador y ordenándole
abandonar la Provincia de Santiago del Estero en veinticua-
tro horas, bajo apercibimiento de ser fusilado.
Las provincias interiores no estaban dispuestas a aceptar la
Constitución, siendo rechazada por todo el interior; esta
afectaba la soberanía y autonomía de los Estados Provincia-
les, siendo avasallados por Buenos Aires nuevamente, moti-
vando el desprestigio y socavando el poder del presidente, lo
que hacía su situación insostenible en el cargo.
El Presidente Bernardino Rivadavia entiende que necesitará
las tropas en guerra con el Imperio de Brasil para sofocar

27
1760-1836, político argentino.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 416


la rebelión de las provincias y así imponer la Constitución
sancionada.

4) Convención Preliminar de Paz con el Brasil. 28 Renuncia


de Rivadavia

La guerra con Brasil fue un lento transcurrir desde la ocupa-


ción gestada e instigada por Buenos Aires ante los portugueses
(1816) para derrotar al caudillo José Gervasio de Artigas, una
vez ocupada la Banda Oriental —actual República Oriental
del Uruguay— por los portugueses, se dio el hecho en 1822,
en el que el Imperio del Brasil, (debido a su declaración de
Independencia de Portugal el 7 de septiembre, asumiendo Pe-
dro I29 como su emperador) se anexiona la Banda Oriental,
como la Provincia Cisplatina.
Entre los planes de expansión del Imperio brasileño estaba la
invasión al litoral de las Provincias Unidas. La ausencia de un
Gobierno nacional facilitaba las cosas a los brasileños, sumada
a la derrota definitiva de Artigas y su ejército a finales de 1820.
En 1825 se produce un hecho que Buenos Aires no tenía pen-
sado, la marcha de Los Treinta y Tres Orientales, que con-
sistió en una expedición de dos lanchones con treinta y tres

28
RUIZ MORENO. Campañas militares Argentinas. La Política y la Guerra. Buenos
Aires: Editorial Emecé, 2007.
29
1798-1834, monarca de origen portugués, proclamó la independencia de Brasil y se
convirtió en el primer emperador siendo el primer jefe de Estado.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 417


personas que habían embarcado en las costas de San Isidro y
que desembarcarían en la localidad de Soriano en la costa de
la Banda Oriental el 19 de abril de 1825, cuyo líder era Juan
Antonio Lavalleja, encontrándose entre ellos Manuel Oribe30
y a los que se sumaría más adelante Fructuoso Rivera.31 La
acción consistió en desplegar la bandera roja, blanca y azul,
insignia federal usada desde tiempos de Artigas por sus gau-
chos, y afirmar así la pertenencia de la Banda Oriental a las
Provincias Unidas del Río de la Plata.
El 25 de agosto de 1825, se produce el Congreso de la Flori-
da, que declara la independencia del Imperio del Brasil y la
solicitud de pertenecer nuevamente a las Provincias Unidas
del Río de la Plata, lo cual motivó la declaración de guerra del
Imperio a las Provincias Unidas.
Aunque la guerra contra el Imperio de Brasil se venía desarro-
llando en forma favorable a las armas de las Provincias Uni-
das, la victoria de Ituzaingó dio un respiro al presidente Ber-
nardino Rivadavia en lo que respecta a la guerra y le posibilitó
traer tropas del frente para sofocar la rebelión provincial por
la Constitución de diciembre de 1826, así tenía la oportuni-
dad de acomodar el frente interno, pero para la vuelta de las
tropas había que negociar una tregua o un tratado de paz con
el Imperio de Brasil, Rivadavia confió esta misión a Manuel

30
1792-1857, militar y político uruguayo, presidente constitucional de Uruguay entre
1835 y 1838 y fundador del Partido Nacional o Blanco.
31
1784-1854, militar y político de Uruguay, fue el primer presidente constitucional en-
tre 1830 a 1835, fundo el Partido Colorado.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 418


García, quien el 24 de mayo de 1827 logró firmar en Río de
Janeiro un tratado de paz entre ambas naciones.
La paz con el Imperio posibilitaría la vuelta del ejército re-
publicano al territorio nacional y aplastar así la sublevación
de las Provincias del interior. Por esta razón fue comisionado
Manuel García, quien firmó una convención preliminar de
paz entre el Imperio de Brasil y las Provincias Unidas, por la
cual se convenían los siguientes puntos:
1) Las Provincias Unidas reconocían la integridad del Impe-
rio de Brasil y renunciaban a todos los derechos sobre la Pro-
vincia Cisplatina o Banda Oriental.
2) El Imperio de Brasil se comprometía a darle un régimen
adecuado a las necesidades y costumbres del Uruguay; y las
Provincias Unidas, a retirar sus tropas del territorio Imperial.
3) Se pagaría una indemnización por el empleo de corsarios
contra el Imperio y se determinaba un canje prisioneros.
4) El artículo 8 fijaba como mediador, a fin de no violar la Paz
al Rey de Inglaterra.
La presentación ante el Congreso de esta convención moti-
vó su rechazo tanto por el Congreso como por el presidente,
quien se vio obligado, dadas las circunstancias, a poner en
consideración su renuncia al cargo que fue aceptada por el
Congreso con cuarenta y ocho votos a favor y dos en contra.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 419


5) Tratados interprovinciales. Huanacache. Ley del 3 de
julio de 1827

El pacto de Huanacache fue firmado en Mendoza el 27 de


marzo de 1827 y ratificado en Huanacache, provincia de San
Juan, el 1 de abril de 1827; por este tratado las provincias de
Cuyo se comprometían a conservar la paz, a mantener el or-
den interior y a colaborar en la guerra contra Brasil, man-
teniendo buenas relaciones con las otras provincias. Por este
tratado no se establecía una forma de gobierno, la cual queda-
ría abierta al futuro congreso a reunirse.
Las provincias firmantes ofrecían su mediación a las demás
provincias a fin de terminar con la guerra civil.
El texto de la Ley del 3 de julio de 1827 establecía en sus prin-
cipales puntos:

(…) Exmo. Señor Presidente de la República


Buenos Aires, Julio 3 de 1827
El Congreso General Constituyente de las Provincias
Unidas del Río de la Plata, ha acordado y sancionado
la siguiente ley:
Artículo 1: Se procederá al nombramiento de Pre-
sidente de la República con la calidad de Provisorio,
hasta la reunión de la Convención Nacional de que
trata el artículo 7 (…).
Artículo 2: Sus funciones se limitarán a lo que con-
cierna á paz, guerra, Relaciones Exteriores y Hacienda
Nacional (…).

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 420


Artículo 5: El actual Congreso General se abstendrá de
tratar de otros negocios que no sean los expresados en el
artículo segundo, á no ser en algún caso urgentísimo…
Artículo 6: Si las Provincias que se han pronunciado
por la separación de sus Diputados, después de haber
tenido conocimiento de la presente ley, insisten en su
remoción, cesarán desde luego en el ejercicio de sus
poderes…
Artículo 7: El Ejecutivo Nacional Provisorio procede-
rá á invitar á las Provincias á la más pronta reunión
de una Convención Nacional, que podrá componerse
por ahora de un Diputado por cada una en el lugar
que ellas eligieren…
Artículo 8: Los objetos de la Convención serán, re-
glar su misma representación en sus formas y en el
número de sus miembros según las instrucciones que
reciban de sus Provincias, nombrar Presidente de la
República, proveer cuanto estimen conveniente en las
actuales circunstancias de la Nación, y recibir los vo-
tos de las Provincias, sobre la aceptación ó repulsa de
la Constitución, ó sobre diferir su pronunciamiento en
esta materia hasta mejor oportunidad…
Artículo 9: El presente Congreso quedará disuelto en
el momento que tenga un conocimiento oficial de es-
tar instalada la Convención…
Pone por este artículo punto final a la labor del Congre-
so a partir de la instalación de la Convención Nacional,
en los hechos el Congreso se disolvería antes debido a

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 421


la falta de representatividad y legitimidad del mismo.
Artículo 10 La Ciudad de Buenos Aires, y todo el te-
rritorio de su antigua Provincia se reunirá por los Re-
presentantes que deja, en el modo y forma en que lo
hacía anteriormente, para deliberar sobre su carácter
político y demás derechos, según las actuales circuns-
tancias y para nombrar su diputación para la Conven-
ción Nacional…

Con la ley del 3 de julio de 1827 se procedió a nombrar un


Poder Ejecutivo Provisorio, por el cual fue designado Vicente
López y Planes el 5 de julio de 1827, quien forma gobierno y,
en cumplimiento del artículo 10 de la ley del 3 de julio, convo-
ca a elecciones para restaurar la Legislatura y autoridades de
la Provincia de Buenos Aires, la cual se reúne por primera vez
el 11 de agosto, nombrando el 12 de agosto de 1827 a Manuel
Dorrego32 como gobernador.
El 17 de agosto de 1827, la Sala de Representantes retiró a los
diputados de la Provincia de Buenos Aires ante el Congreso de
1824-1827, motivando la renuncia de Vicente López y Planes,
con estos acontecimientos el Congreso se autodisolvió confiando
antes en el gobernador de Buenos Aires las relaciones exteriores
y la dirección de la guerra, disolviéndose como Congreso Gene-
ral el 18 de agosto de 1827.
El mismo 18 de agosto de 1827 la Legislatura de Buenos Aires
32
1787-1828, militar y político argentino, participó en la guerra de independencia y en
las guerras civiles, gobernador de Buenos Aires en 1820 y entre 1827 a 1828, represen-
taba al partido federal.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 422


comunicó a las demás provincias su reinstalación y el ejerci-
cio de los plenos poderes como provincia.
Buenos Aires, como provincia, llevó desde ese momento dos
tareas: uno, resolver el tema de la guerra con el Imperio de
Brasil, debiendo conseguir los recursos humanos y materiales
para continuar la guerra; y dos, lograr una vez más el orden
interno, pero a base de acuerdos con las demás provincias, sin
imponer por la fuerza sus ideas.
Así, Dorrego inicia una serie de acuerdos y pactos interprovin-
ciales que se citan como ejemplo de su labor de pacificación:

Tratado entre Buenos Aires y Córdoba firmado el 21 de


septiembre de 1827
El Pacto tenía una serie de pautas: 1) la paz entre Buenos Aires
y Córdoba y extenderla a las Provincias interiores; 2) cordiali-
dad y confianza entre ambos estados firmantes; 3) La libertad,
derechos y deberes de los pueblos; 4) aceptar y mantener las
instituciones de ambos estados en carácter de iguales; 5) for-
mar una nación con las demás provincias; y 6) la cooperación
en la guerra contra el Imperio de Brasil. Además, Buenos Ai-
res nombraba dos diputados para la Convención Nacional a
reunirse en Santa Fe.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 423


Tratado entre Buenos Aires y Santa Fe firmado el 3 de
octubre de 1827
Este tratado o convención ratificaba la amistad sólida entre
ambas provincias, dejando de lado los problemas que hubie-
ran tenido en el pasado, Santa Fe se comprometía a colaborar
con tropas para la guerra contra el Imperio de Brasil y a utili-
zar su influencia para la reunión de la Convención Nacional.

Tratado o Convención entre Buenos Aires y Entre Ríos fir-


mado el 27 de octubre de 1827
Ratifica la amistad entre ambos Estados, compromete a Entre
Ríos al envío de tropas para la guerra contra el Imperio de
Brasil, confirma en Buenos Aires la delegación de las relacio-
nes exteriores, ambos Estados se reconocen en igualdad de
condiciones y se compromete a elegir diputados a la Conven-
ción Nacional a reunirse en Santa Fe.

Pacto entre Buenos Aires y Corrientes firmado el 11 de


diciembre de 1827
No solo restablecía la amistad entre ambos Estados, sino
también la confianza mutua, el compromiso de Corrientes
de enviar tropas para la guerra contra el Impero de Brasil, la
defensa entre ambos Estados del territorio de las Provincias
Unidas y la recuperación de la Banda Oriental del dominio
brasilero, delegaba en Buenos Aires las relaciones exteriores,
la participación de Corrientes en la Convención Nacional y la
adhesión a un sistema federal.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 424


De estos cuatro pactos firmados, tres fueron con las provin-
cias litorales y uno con Córdoba, muestran la intención de
Manuel Dorrego de llevar adelante una posición de pacifica-
ción, de comprometer a las provincias con el envío de dipu-
tados en base a igualdad a la Convención Nacional a reunirse
en Santa Fe, a colaborar con tropas en la guerra con el Brasil, a
la adhesión como sistema de organización federal, respetando
las autonomías provinciales y sobre todo a lograr la paz y la
confianza mutua entre las provincias y Buenos Aires, que ha-
bía sido resquebrajada en el período de Rivadavia.

6) Convención Nacional de Santa Fe

Las Provincias lograron reunirse a mediados de 1828 en Santa


Fe, en una Convención de carácter nacional, que empezó a
sesionar en los primeros meses realizándose reuniones entre
los diputados a medida de su incorporación.
El origen a esta Convención se da con la crisis de la renuncia
de Bernardino Rivadavia, cuando el Congreso General (de
1824 a 1827) dictó la Ley del 3 de julio de ese año, autorizan-
do al vicepresidente a invitar inmediatamente a la provincias
“(…) a la más pronta reunión de una convención nacional,
compuesta por ahora de un diputado por cada una, en el lugar
que ellas eligiesen” (art. 7).
Se definió como objetivos de la convención: “(…) serán reglar
su misma representación en su forma y en el número de sus

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 425


miembros según las instrucciones que reciban de sus provin-
cias; nombrar presidente de la República; proveer cuanto esti-
me conveniente en las actuales circunstancias de la Nación; y
recibir los votos de las provincias sobre la aceptación o repul-
sa de la constitución o de diferir su pronunciamiento en esta
materia hasta mejor oportunidad”.
Manuel Dorrego, gobernador de Buenos Aires, se compro-
mete por pactos firmados entre la provincia y sus hermanas,
a asistir a la mencionada convención; reconociéndose entre
las partes “iguales y con los mismos derechos”, además de ga-
rantizar sus instituciones y cooperación en la guerra contra
Brasil, que continuaba.
Los diputados de Buenos Aires llevaron instrucciones que
fueron avaladas por una ley de la Sala de Representantes, las
mismas establecían:
1) La reunión de la Convención sería en el lugar surgido por
votación de la mayoría de las Provincias.
2) Los objetivos de la reunión serán los alcanzados en los pac-
tos, haciendo reserva de su aceptación o no.
3) Se reconocería al Poder Ejecutivo provisorio que nombrara la
Convención Nacional en temas de relaciones exteriores y guerra.
4) El Poder Ejecutivo enviaría a la Convención un proyecto de
reglamento de sus funciones.
5) Se pedía que el Poder Ejecutivo provisorio no pudiera dis-
poner de los bienes y tierras de las Provincias.
6) Pedir a las demás Provincias que colaboren en la guerra
con Brasil.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 426


Instalada la Convención Nacional, debía lograrse la conforma-
ción del Congreso Constituyente, bajo los siguientes puntos:
1) La representación en este caso volvía a la proporcionalidad
de un diputado cada quince mil habitantes.
2) El Congreso se asentaría en el lugar determinado por la
Convención Nacional.
3) El Congreso debía presentar un proyecto de constitución
con formato de República Representativa y Federal.
4) Las Provincias debían aceptar o no el proyecto, en caso de
que 2/3 de las Provincias no estuvieran de acuerdo, el Congre-
so Constituyente haría las modificaciones acordes.
5) Las provincias disidentes podrían organizarse bajo otra for-
ma de gobierno permaneciendo separadas del nuevo gobierno,
pero conservando los vínculos de amistad, unión y fraternidad,
comprometiéndose a no unirse a otro Estado extranjero.
La Convención Nacional quedó instalada definitiva y oficial-
mente en Santa Fe el 25 de septiembre de 1828, con la repre-
sentación de cinco provincias.
El Cuerpo logró tomar algunas decisiones importantes. Uno
de los principales temas fue ratificar los tratados prelimina-
res de paz con Brasil, hecho ocurrido el 29 de septiembre de
1828; dando nacimiento a la independencia oficial de la Ban-
da Oriental, como República Oriental del Uruguay.
El siguiente hecho que marcó la Convención fue la revolución
del primero de diciembre de 1828, encabezada por el general

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 427


Juan Galo Lavalle,33 la cual cambió el momento político, y se
acentuó ese cambio con el fusilamiento del gobernador Ma-
nuel Dorrego, convirtiéndose en un magnicidio (Delito con-
sistente en dar muerte a una persona relevante por su cargo
o posición institucional), tal hecho produciría el surgimiento
de Juan Manuel de Rosas.34
El fusilamiento de Dorrego, el 13 de Diciembre de 1828, pre-
cipitó el avance del ejército del general Juan Galo Lavalle. En-
tretanto, la Convención aprobó el proyecto de ley presentado
por el diputado Oro, que expresaba lo siguiente:

Artículo 1: La representación nacional de las provin-


cias unidas existente en Santa Fe inviste la autoridad
soberana de la República en los asuntos generales.
Artículo 2: La representación nacional tomará las me-
didas gubernativas que considere indispensable hasta
que establezca el Poder Ejecutivo de la Nación.
Artículo 3: Se encarga al Exmo S. Gobernador de San-
ta Fe que comunique esta ley a los señores ministros
de las potencias extranjeras cerca de la República.
Artículo 4: Comuníquese a los Exmos SS. Gobernado-
res de las Provincias y publíquese (…).

El proyecto fue aprobado el 19 de febrero de 1829, del cual


surge el no reconocimiento del Gobierno de facto encabezado
33
1797–1841, militar y político argentino.
1793-1877, estanciero, militar y político argentino, gobernador de Buenos Aires entre
34 

1829 a 1832 y de 1835 a 1852, representante del Partido Federal.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 428


por el general Lavalle, encargar al general Estanislao López35,
el mando de los ejércitos, la asunción de las relaciones exte-
riores por parte de la Convención Nacional y además comu-
nicarles a esta la novedad.

7) Restablecimiento de la provincia de Buenos Aires. Do-


rrego. Tratado definitivo de Paz con el Brasil36

La llegada al gobierno de Manuel Dorrego se dio en un mal


momento provincial, contaba con una provincia restablecida
y que empezaba de nuevo su vida institucional cargada con
una deuda contraída con la banca inglesa, las arcas del Estado
vacías de dinero para afrontar dicha deuda, y una guerra que,
favorable en las armas, había sido perdida en la diplomacia
con el acuerdo preliminar firmado por Manuel García.
El coronel Manuel Dorrego, tenía dos objetivos fundamen-
tales como gobernador de Buenos Aires y encargado de las
Relaciones Exteriores, uno era consolidar la paz interior entre
las provincias y Buenos Aires; y dos, terminar la guerra con el
Imperio de Brasil. El primer punto lo lograra con los tratados
de carácter bilateral firmados con las provincias.

35
1786-1838, caudillo y militar federal argentino, gobernador de la provincia de Santa
Fe entre 1818 a 1838.
36
GALLETTI, Alfredo, op. cit., T. II.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 429


El 27 de junio de 1828, el Gobernador Manuel Dorrego de-
signó a Juan Ramón Balcarce37 y a Tomás Guido38 como en-
viados plenipotenciarios ante la Corte de Brasil para empezar
a negociar un tratado de paz, el acuerdo se lograría el 27 de
agosto del mismo año.

Fin de la guerra con Brasil. Tratado de paz


El 29 de septiembre de 1827 se firmó una convención prelimi-
nar de paz entre las Provincias Unidas y el Imperio de Brasil,
en la que se acordaron los siguientes puntos:
1) La provincia de la Banda Oriental se constituirá en Estado
libre e independiente de toda y cualquier otra nación, organi-
zándose bajo la forma de gobierno que creyera conveniente.
Así se establecía un Estado “tapón” entre la República Argen-
tina y el Imperio de Brasil; y el Río de la Plata se convertía en
un río internacional abierto a la navegación y dejaba de ser un
río interno y cerrado, favoreciendo el comercio inglés.
2) Tanto el Imperio de Brasil como las Provincias Unidas eran
garantes de la independencia del nuevo Estado de Uruguay.
3) Se fijaron los términos para el retiro de tropas.
4) Luego de canjeadas las ratificaciones de la Convención
Preliminar de Paz, las hostilidades no podrían renovarse an-
tes de cinco años, y pasado ese tiempo debían notificarse
con una antelación de seis meses en caso de querer reiniciar
37
1773 -1836, militar y político argentino. Gobernador de la Provincia de Buenos Aires
entre 1832 a 1833.
38
1788-1866, militar, diplomático y político argentino

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 430


hostilidades, previa notificación de la potencia mediadora
que era Gran Bretaña.

8) Motín del primero de diciembre de 1828. Fusilamiento


de Dorrego. La Convención de Santa Fe como autoridad
soberana. Pactos de Barracas y Cañuelas

La paz con el Imperio de Brasil sería considerada lesiva para los


intereses nacionales, los oficiales y tropas que volvían del cam-
po de batalla, se veían humillados y defraudados en los papeles,
debido a que habían ganado todas las batallas terrestres.
A esta situación se sumó la antipatía que les despertaba Ma-
nuel Dorrego al cónsul inglés, Parish, y a Lord Ponsonby,
quienes de, fomentaro su descrédito como gobernante.
Una de las medidas que les resultó más incómodas a las clases
hacendadas y a los comerciantes argentinos e ingleses, fue la fi-
jación del precio de la carne; Juan Ramón Balcarce, ministro de
gobierno de Dorrego, decía: “Las personas dedicadas a la ma-
tanza de ganados para el abasto del pueblo continúan en hacer
una resistencia tenaz, con todos los visos de complotada, para
proveer el mercado del ganado necesario al consumo”.
El tema no fue sencillo, fue necesaria la revisión semestral de
los aranceles y el compromiso de ingresos mínimos de gana-
do a los mercados. La medida sería nuevamente implemen-
tada por Juan Manuel de Rosas, quien justificaría la misma

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 431


debido a que “en el comercio de compra y venta de dichos
artículos —carne— no hay esa igual libertad en los consu-
midores y los abastecedores que fijan el justo precio de las
cosas: estando aquellos obligados por necesidad a comprarlos
a cualquier precio que se les pida, por exorbitante que sea, y
pudiendo éstos dejar de venderlos toda vez que no se les dé el
que pidan arbitrariamente”.39
La ley de abusos de prensa, dictada por Manuel Dorrego en
mayo de 1828, fue considerada como una ley que perseguía
la difusión de ideas. La verdad era que los unitarios hacían
oposición desde la prensa, pidiendo terminar el mandato de
Dorrego. Diarios como El Mensajero Argentino, El Tiempo, El
duende de Buenos Aires, El Porteño y El Liberal llevaban las
quejas opositoras a la gestión de gobierno.
Manuel Dorrego, publicaba sus ideas en los diarios El Tribuno,
y luego con El Correo Político y Mercantil; la Ley de Libertad
de Imprenta castigaba con multas y sanciones las calumnias e
injurias que se publicasen.
A todo esto, los comicios para diputados de mayo de 1828 ha-
bían dado una mayoría a los partidarios de Dorrego, pero di-
cho acto eleccionario fue violento y hubo acusación de fraude.
Igualmente, Manuel Dorrego, como administrador, lograría
modificaciones y mejoras en la vieja Ley de Enfiteusis, logran-
do recaudar dinero para las arcas del tesoro provincial.

39
GALARZA, Antonio, (investigador del Conicet), artículo publicado en Página 12 con
fecha 22 de junio de 2014.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 432


Todos estos hechos llevaron a que el primero de diciembre de
1828, cuando el general Juan Galo Lavalle se reveló frente al
gobernador e hizo su entrada sobre la Plaza de la Victoria —
actual Plaza de Mayo—, Dorrego ante la actitud pasiva de Bal-
carce y Guido se refugió en el campamento de Juan Manuel
de Rosas en el interior de la Provincia, Lavalle declaró caduco
el gobierno y fue declarado gobernador en una elección atípi-
ca llamada “De los sombreros” en la Iglesia de San Roque, la
elección fue presidida por Julián Segundo de Agüero.
El general Juan Lavalle fue apoyado en ese momento por el gru-
po unitario integrado por ex rivadavianos. Acusó al gobierno
de Dorrego de desorden en el manejo de las cuentas públicas,
entrega del territorio nacional con la firma de la paz con Brasil.
Dorrego, auxiliado por fuerzas de Rosas, se dirige hacia el norte
buscando el apoyo de las tropas del coronel Ángel Pacheco,40 Ro-
sas le aconseja ir hacia el sur del territorio de Santa Fe en busca
del apoyo de Estanislao López, pero Dorrego desoye este consejo
y es capturado por las tropas de Lavalle, quien ordena su fusila-
miento el 13 de diciembre de 1828 en la localidad de Navarro.
Lavalle como gobernador había unificado todos los ministe-
rios, reuniéndolos todos bajo un solo ministro, José Miguel
Díaz Vélez;41 Lavalle se enredó en una guerra contra Juan Ma-
nuel de Rosas que se extendió sin resultado alguno.

40
1793-1869, militar argentino, oficial del ejército de San Martín y uno de los princi-
pales comandantes de las tropas de la Confederación Argentina, alcanzaría el grado de
general.
41
1773-1832, abogado y político.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 433


Tratado de Cañuelas
Lavalle se dirigirá personalmente a la estancia de Rosas en
Cañuelas para buscar un acuerdo entre ambos; aunque los
dos eran dos poderes de facto (para la provincia) firman este
tratado que luego será ampliado por el Tratado de Barracas.
El Tratado de Cañuelas es firmado el 29 de junio de 1829, es
un tratado atípico entre dos poderes de facto, se puede descri-
bir como una convención interna entre partes integrantes de
una misma provincia, quienes acuerdan los siguientes puntos:
1) Poner fin a los disturbios que han afligido a la provincia.
2) Restablecer el orden y la tranquilidad, volviendo a permitir
la comunicación entre la campaña y la ciudad y la elección de
representantes de acuerdo a las leyes.
3) A Juan Manuel de Rosas se le conferían las siguientes atri-
buciones:
a) Mantener y conservar la seguridad de la campaña;
b) tomar las medidas que juzgara convenientes para el logro
de tales fines;
c) proveer con noticia del gobierno los empleos establecidos
por las leyes, hasta la instalación del Gobierno permanente;
d) el Gobierno le auxiliaría con los recursos necesarios para
estos servicios.
4) Tanto Lavalle como Rosas, someterían sus fuerzas militares
al gobernador que se eligiera legalmente.
5) El Gobierno pagaría los sueldos y reconocía las distincio-
nes de los oficiales y soldados de Rosas.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 434


6) Ningún individuo de cualquier clase o condición que fuere
podía ser molestado ni perseguido por su conducta u opinio-
nes públicas anteriores.
7) Por cláusulas secretas se convenía evitar la lucha entre am-
bos partidos, así la dirección de los negocios públicos debía
caer en personas moderadas y que no causaran irritación en
ninguno de los bandos, por lo que se confeccionó una lista de
nombres de ambos partidos.
Los partidarios de Lavalle, al enterarse de la firma del tratado,
se sintieron defraudados por las cláusulas acordadas con Juan
Manuel de Rosas, a su vez este último desconfiaba, pensando
que los unitarios aprovecharían las elecciones para imponer-
se, pese a las cláusulas secretas.
Así, Rosas trató de ganar tiempo y afirmar cada paso que
daba, pero los unitarios aceleraron el proceso eleccionario y
conformaron una lista de personas que no se encontraban en-
tre las acordadas, tal hecho irritó al Partido Federal y Lavalle,
sintiéndose fiel a la palabra dada, volvió a acordar con Rosas
y ambos firmaron lo que se denominó el Tratado de Barracas.

Tratado de Barracas
El 24 de agosto de 1829 se firmó en Barracas este tratado, por
este se establecería un Gobierno provisorio, eligiendo un “ciu-
dadano entre los más distinguidos del país”, este gobernador
provisorio debía garantizar el voto de los ciudadanos y se lo
investía de facultades extraordinarias, necesarias para el cum-
plimiento del presente tratado.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 435


El gobernador provisorio juraría ante el Presidente de la
Cámara de Justicia comprometiéndose a:
1) Hacer cumplir el tratado de Cañuelas y el de Barracas.
2) Proteger la libertad, seguridad y propiedad de las personas.
3) Promover el restablecimiento de las instituciones.
4) Cultivar la paz con las demás provincias.
5) Desempeñar los deberes inherentes a su cargo.
La designación recaía por voluntad de ambos firmantes en
Juan José Viamonte,42 a quien se sometían las fuerzas milita-
res de mar y tierra de ambos bandos.
Por el Tratado de Barracas se creaba un Senado Consultivo,
de veinticinco miembros, integrado por personas notables de
la provincia, en las clases militares, eclesiásticos, hacendados
y comerciantes.
A pesar de que el Tratado de Barracas comprometía a ambas
partes a garantizar comicios libres, Rosas logrará imponer su
tesis de que había que restituir la Legislatura disuelta por los
decembristas, debido a que no habían cumplido su mandato
constitucional y se encontraba vigente; por lo cual se evitaba
el llamado a elecciones para formar una nueva Legislatura o
Sala de Representantes.
Tengamos en cuenta que en mayo de 1828 la Sala de Repre-
sentantes se renovó; y en diciembre de 1828, se disolvió por
el golpe de Estado de Lavalle. En Agosto de 1829 —unos 8

42
1774-1843, militar y político argentino, gobernador de Buenos Aire en 1829 y de
1833 a 1834.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 436


meses y medio después— Lavalle renunció y entregó la go-
bernación a Viamonte, quien decidió restablecer la Sala de
diciembre de 1828.
Con la Sala de Representantes repuesta en sus funciones (pri-
mero de diciembre de 1829), el día 5 de diciembre de 1829
sancionó una ley, ordenando se procediese a la elección del
gobernador; por una nueva ley se le confiaría al futuro gober-
nador las Facultades Extraordinarias que juzgase necesarias
hasta la reunión de la próxima Legislatura, a la cual debía ren-
dir cuentas, esto es mayo de 1832.
Votada esta ley, el coronel Ángel Pacheco propuso que de in-
mediato se eligiera un nuevo gobernador por el mandato de
tres años. Los opositores hicieron notar que faltaban diputa-
dos, por lo cual se pasó a cuarto intermedio hasta las 19 horas
cuando se reunió nuevamente la Legislatura, que eligió a Juan
Manuel de Rosas por treinta y dos votos a favor, sobre treinta
y tres votos; uno solo, el diputado Terrero, amigo íntimo de
Rosas quien votó por Viamonte para no hacerlo por su amigo.
Se fijó el 8 de diciembre de 1829 para la asunción del mando.

Convención Nacional y Liga del Interior


Con la invasión del general José María Paz43 a la Provincia de
Córdoba, se provocó la destitución de su gobernador, Juan
Bautista Bustos,44 derrotado en la batalla de San Roque el 22

43
1791 -1854, militar argentino
44
1779-1830, político, militar y caudillo argentino, gobernador de Córdoba entre 1820
a 1829.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 437


de abril de 1829. Inmediatamente, Facundo Quiroga fue en
su auxilio militar, pero Paz lo derrotó dos veces, primero en la
Batalla de La Tablada, librada entre el 22 y 23 de junio de 1829,
y nuevamente lo derrotará en la Batalla de Oncativo o Batalla
de Laguna Larga, que se produjo el 25 de febrero de 1830.
El general Paz logra afianzar su poder en Córdoba e invade
otras provincias como Mendoza, San Juan, San Luis; así como
las Provincias del norte, Catamarca, Tucumán, Santiago del
Estero, Salta y Jujuy.
Paz firmó, entre el 3 de abril y el 5 de julio de 1830, distintos
pactos con cada provincia ocupada y con sus nuevas autori-
dades, el de fecha 5 de julio de 1830 dice en su texto:

Artículo 1: Habrá paz, amistad y toda armonía entre las


provincias de Catamarca, Córdoba, San Luis, Mendoza
y la de La Rioja, obligándose sus respectivos gobiernos
á cultivarla, continuando las relaciones amigables en
que han entrado desde la terminación de la guerra.
Artículo 2: Hacen causa común, la que fuese de cual-
quiera de las provincias de los gobiernos contratantes:
ligándose como se ligan mutuamente en la más firme
alianza ofensiva y defensiva, para sostener los dere-
chos de sus provincias, contra cualquier enemigo que
invada su libertad, seguridad y reposo.
Artículo 3: Cualquiera de las partes contratantes que se
halle en caso del artículo anterior, dará cuenta instruida
a las otras de las causas y motivos que hayan influido en

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 438


la discordia, conocimiento y concurso a la defensa o a la
invasión que exija el honor y la justicia con que se han
de emplear las armas.

Hasta aquí podemos ver un tratado de paz, y una alianza


ofensiva defensiva, ante cualquier ataque militar.

Artículo 9: Las partes contratantes miran desde hoy


como causa común la Constitución del Estado y orga-
nización de la República.
Artículo 10: Por esta vez el Exmo Sr. Gobernador de la
Provincia de Córdoba, hará la convocatoria a las demás
provincias, cuando y en la forma que tenga por conve-
niente, incitando previamente a los demás gobiernos de
Buenos Aires y Santa Fe, a llenar sus compromisos en
el artículo 79 del tratado de amistad celebrado con el
Gobierno de Córdoba, fecha 27 de octubre de 1829, y
los miembros de esta alianza se obligan a concurrir con
los diputados, luego que se haya hecho la convocación.

El texto en ningún momento habla de sistema unitario, solo ha-


bla de la Constitución del Estado y organización de la República,
pero por sus integrantes y las ideas del general Paz se intuye que
el sistema a implementar será el unitario.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 439


Artículo 12: Las partes contratantes declaran formal-
mente no ligarse a sistemas políticos y se obligan a recibir
la Constitución que diere el Congreso Nacional, siguien-
do en todo la voluntad general y el sistema que prevalez-
ca en el Congreso de las Provincias que se reúnen.
Artículo 13: Cualquier otro Gobierno que quiera adhe-
rirse al presente tratado será admitido con la misma fra-
ternidad en que se reúnen los presentes (…)
(…) Fecho en Córdoba, a 5 días del mes de julio de 1830.
Francisco Delgado - José María Bedoya - Andrés Ocam-
po - Enrique Araujo - Dr. Juan Antonio Sarachaga.45

El 31 de agosto de 1830 se firmará un nuevo pacto entre las


nueve provincias ocupadas por el general Paz, estableciendo un
Supremo Poder Militar, al cual quedaban sujetas todas las fuer-
zas provinciales, las cuales se confiaban al general Paz, quien
estaría en sus funciones hasta la designación de una autoridad
nacional, se formaba una caja militar a la cual contribuiría cada
provincia, el jefe supremo daría cuenta de la inversión de los
fondos (90.000 pesos) pudiendo requerir más fondos aun a
costa de los sacrificios de todo género que fueran necesarios.
Este tratado regulaba una situación específica y militar contra
las provincias del litoral —Buenos Aire, Santa Fe, Corrientes y
Entre Ríos— quienes habían sido sorprendidas por la velocidad
de Paz en ocupar provincias y organizar una liga contra ellas.

45
  https://www.elhistoriador.com.ar/liga-unitaria/ de Felipe Pigna. Asambleas Consti-
tuyentes Argentinas T. VI, 2da parte, p. 203.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 440


La Convención Nacional, establecida en Santa Fe, que había lo-
grado reunir Dorrego con los distintos pactos firmados entre
las Provincias; llegó a reunir a nueve provincias con sus respe-
tivos diputados. La invasión a las provincias que la integraban
por las fuerzas unitarias, provocó el vacío de la Convención
Nacional; y el 14 de octubre de 1829 la Convención se declaró
en receso sin posibilidades de que pudiera volver a reunirse.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 441


BIBLIOGRAFÍA

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Edición 2. Buenos Aires: Editorial Marea, 2013.

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GALLETTI, Alfredo. Historia Constitucional Argentina, La


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Ateneo, tomo II, 1935.

LEVENE Ricardo y LEVENE Ricardo (h) Historia Argentina


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Editores, 1996.

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O´DONNELL, Mario “Pacho”. Caudillos Federales. El grito del


Interior. Madrid: Editorial Aguilar, 2012.

PASQUALI, Patricia. Juan Lavalle, un guerrero en tiempos de


revolución y dictadura. Edición 5. Buenos Aires: Editorial Pla-
neta, 1998.

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PIGNA, Felipe. Libertadores de América, vida y obra de nuestros


revolucionarios. Edición 6. Buenos Aires: Editorial Planeta, 2015.

RAVIGNANI, Emilio. Las leyes del Congreso de 1824-1827


fueron extraídas de Asambleas constituyentes argentinas,
seguidas de los textos constitucionales, legislativos y pactos
interprovinciales que organizaron políticamente la Nación
(1825-1826). Buenos Aires: Universidad de Buenos Aires. Fa-
cultad de Filosofía y Letras. Instituto de Investigaciones His-
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Los tratados internacionales fueron extraídos del sitio web del
Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Argen-
tina [en línea].Disponible en: https://tratados.cancilleria.gob.
ar/busqueda.php?consulta=si&modo=c&pg=2

Texto constitucional de 1826. Página del Ministerio de Justi-


cia y Derechos Humanos de la Nación [en línea]. Disponible
en: http://www.saij.gob.ar/docs-f/ediciones/libros/Constitu-
ciones_argentinas.pdf

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 444


CAPÍTULO VIII
LA LIGA UNITARIA DEL INTERIOR
Y EL PACTO FEDERAL DE 1831

Por Jorge Enrique Amorín

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 445


CAPITULO VIII

LA LIGA UNITARIA DEL INTERIOR


Y EL PACTO FEDERAL DE 1831

Por Jorge Enrique Amorín1*

Sumario:

1) La asunción de Rosas a la gobernación. Las facultades


extraordinarias y la suma del poder público 2) Liga del
Interior. Conformación. Análisis del Tratado del 31 de agosto
de 1830 3) El Pacto Federal. Polémica Ferré-Roxas y Patrón.
Análisis del tratado. La Comisión Representativa 4) Ideología
rosista. La Carta de la Hacienda de Figueroa. Asesinato de
Facundo Quiroga 5) Generación del 37. Posición ideológica.
Acción político-institucional 6) Ley de Aduanas 7) Bloqueos
al Puerto de Buenos Aires 8) El Pronunciamiento de Urquiza.
Conformación del Ejército Grande 9) Batalla de Caseros.
Consecuencias. Bibliografía

1
*Jorge Enrique Amorín. Profesor Adjunto de Historia Constitucional. Facultad de
Ciencias Jurídicas y Sociales Universidad Nacional de La Plata. Ex Profesor Titular de
Historia Constitucional Argentina, Universidad Católica de La Plata.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 446


1) La Asunción de Rosas a la Gobernación. Las facultades
extraordinarias y la suma del poder público

Luego de la derrota de Lavalle y la firma de los Pactos de
Cañuelas y Barracas surgió electo como gobernador de la
Provincia de Buenos Aires el general Juan José Viamonte que
se hizo cargo del gobierno el 26 de agosto de 1829. Llegado el
momento de llamar a elecciones para la Junta de representantes
se plantea la discusión de si debía elegirse una nueva Junta o
reponer la que tenía Manuel Dorrego antes de ser derrocado
por la revolución de Lavalle.
Finalmente, y previa consulta a Juan Manuel de Rosas,
Viamonte repone la Junta de Representantes que había
asumido con Manuel Dorrego. Se debía ahora pasar a la
elección de gobernador de la Provincia ya que el cargo de
Viamonte era interino. Se debate también si debía otorgarse
al nuevo gobernador el uso de las “facultades extraordinarias”
que juzgara indispensables, de las que posteriormente debería
dar cuenta a la Legislatura.
Era esta una institución que ya se había aplicado anteriormente
en varias oportunidades y se usaba para robustecer las propias
del Poder Ejecutivo cuando los poderes ordinarios resultaran
insuficientes. Se habían otorgado al gobernador Ramos Mejía y
también a Martín Rodríguez, pero denominándolas “Lleno de
Facultades”. Como se observa, daban al gobernador poderes que
superaban los comunes de su cargo y llegaban a la posibilidad

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 447


de suprimir algunas garantías de las que hoy llamaríamos
constitucionales. También permitían injerencia en temas que
son propios del poder judicial. Cabe aclarar que en aquella época
no existía una Constitución de la Provincia de Buenos Aires que
se manejaba por leyes dictadas por su Legislatura Provincial. La
limitación que se les ponía era que tenían un tiempo de duración,
luego del cual el gobernador debía concurrir a la Legislatura y
rendir cuentas de cómo las había usado.
Por la misma ley del 6 de diciembre de 1829, que establece
las facultades, se nombra a Juan Manuel de Rosas gobernador
y capitán general. Fue electo por treinta y dos votos sobre
treinta y tres presentes (hubo un voto favorable a Viamonte).
Asume así su primer gobierno gozando de amplias facultades
que luego fueron ampliadas por la ley del 2 de agosto de 1830.
Este primer gobierno de Rosas se caracterizó por su empeño
en lograr el orden administrativo y fortalecer el partido federal
porteño. La Legislatura le otorgó el grado de brigadier y el
título de Restaurador de las Leyes, siendo una de sus primeras
acciones rendir homenaje a Manuel Dorrego.
Algunas de sus medidas principales fueron dirigidas a ordenar la
provincia pudiéndose observar que en su gabinete de ministros
se encontraban Balcarce, Guido y García con antecedentes
unitarios, lo que habla de su intención de pacificación.
En materia internacional reanudó las relaciones con la Santa
Sede, designó a Alvear como representante diplomático en
Estados Unidos y a Manuel Moreno como encargado de negocios

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 448


en Inglaterra. Estableció la conscripción obligatoria y la extendió
a los extranjeros, lo que posteriormente trajo problemas con
Francia que pretendía hacer valer un tratado —realizado por
Lavalle y el comandante de la flota francesa en el Río de la Plata,
Venancourt— que los eximía de servicios militares.
Rosas había dejado sin efecto esta disposición y los exceptuó
de participar en enfrentamientos, pero podían ser llamados
a realizar tareas auxiliares y de cuidado del orden. Pese a las
reclamaciones, tratando por parte de Francia de equipararse
a los Ingleses que estaban exentos de esas tarea; el encargado
por Rosas de las relaciones exteriores que era Tomás Manuel
de Anchorena dio razones de la diferencia de criterios, ya que
Inglaterra había firmado un tratado en el año 1824 en el cual,
entre otros temas, se convenía la excepción a servicios de
milicia, no existiendo por parte de Francia un tratado similar.
En el mes de mayo de 1832 Rosas devolvió las facultades
extraordinarias, lo que dio lugar a un debate en la legislatura.
Varios diputados estuvieron de acuerdo en aceptar esa
renuncia. Por diecinueve votos contra siete fue aceptada
la devolución. Rosas, quien probablemente esperaba que
no aceptaran, rechaza la reelección pese a los intentos de
convencerlo (lo hizo en tres oportunidades).
Ante esta situación se elige gobernador a Juan Ramón Balcarce,
ministro de guerra de Rosas y hombre de su confianza. En
esas circunstancias inicia Rosas la llamada Expedición al
Desierto contra las tribus de la frontera sur, que culmina

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 449


con la creación de nuevas guarniciones y el adelantamiento
de la misma. La Expedición contaba, además de la de Rosas,
con dos columnas al mando de Aldao y de Facundo Quiroga
que debían cubrir el centro del territorio y los pasos de la
cordillera, pero las dificultades del terreno impidieron que
cumplieran su objetivo, logrando solo la columna de Rosas
avanzar según lo planeado.
La campaña finalizó en enero de 1834 retornando Rosas a Buenos
Aires luego de despedirse de las tropas con la proclama del arroyo
Napostá cercano a Bahía Blanca el 25 de marzo de 1834.
Después de la llamada Revolución de los Restauradores,
la caída de Balcarce, el fin de los gobiernos de Viamonte y
Maza, y el asesinato de Facundo Quiroga en misión al norte
de nuestro país; finalmente es nuevamente electo gobernador
Juan Manuel de Rosas por Ley del 7 de marzo de 1835. En
la ley que lo designa se establece asimismo que se le otorga
la “Suma del Poder Público”. Al respecto, José Rafael López
Rosas nos dice: “No eran ya las facultades extraordinarias,
quizá necesarias en el primer gobierno de Rosas cuando
Buenos Aires se encontraba ante la inminencia de la guerra
con el general Paz y acababa de salir de los tumultuosos
sucesos de 1828 después del fusilamiento de Dorrego; ahora
la suma del poder público se entregaba cuando la provincia
estaba en paz y su situación distaba mucho de aquella
posterior al motín del 1° de diciembre”.1
1
LÓPEZ ROSAS, José Rafael. Historia Constitucional Argentina. Buenos Aires: Editorial
Astrea, 1981, p. 45.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 450


Al analizar la suma del poder público, Alfredo Galletti observa:
“Ello significaba lisa y llanamente, no solo dotarlo de facultades
extraordinarias y legitimar lo que se llamaba el ‘lleno de facultades’,
sino depositar en su persona todos los poderes, desapareciendo
de tal manera hasta el último atisbo de equilibrio o división de
poderes que se reunían en una sola mano y sin contralor de
ninguna naturaleza. Era la suma de poder, ejercido en el modo y
forma que mejor pareciere al elegido.2
José María Rosa no obstante señala: “Las facultades de Rosas
eran absolutas; pleno poder de legislar y juzgar en el orden
provincial. Eso no quería decir que se prescindiera de la junta
de representantes y de los tribunales de justicia, sino que el
gobernador podía abocarse a dictar leyes y firmar sentencias,
sin tener que dar cuenta a nadie”. Expresa también que “durante
los diecisiete años que seguirán la junta de representantes siguió
renovándose por mitades cada año como lo disponía la ley de
1821. Era la legislatura que sancionaba las leyes. En los contados
casos que el gobernador dictó leyes por motivos de urgencia y
encontrándose en receso la junta (como la ley de aduanas) las
sometió a ratificación del cuerpo deliberante”. También señala
que la posibilidad de abocarse a juicios fue ejercida en delitos
políticos, delitos comunes in fraganti o confesos, bandoleros en
la campaña y causas que hoy serian llamadas federales como el
sumario y sentencia de los asesinos de Facundo Quiroga.3
2
GALLETTI, Alfredo. Historia Constitucional. La Plata: Librería Editora Platense
S.R.L., 1987 (reimpresión), tomo II, p. 256
3
ROSA, José María. Historia Argentina. Buenos Aires: Editorial Oriente, 1979, p. 230.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 451


Sin perjuicio de lo señalado por José María Rosa en cuanto a
la prudencia con la que Rosas —según el historiador— habría
ejercido la suma del poder público, la sola institución en sí
misma, al hacer desaparecer la división e independencia de
poderes, dejando al arbitrio de una sola persona la facultad
de realizar actos de gobierno, legislar y juzgar, importa una
situación más similar al absolutismo de algunos monarcas
europeos que a las pautas de un sistema republicano.

2) Liga del Interior. Conformación. Análisis del Tratado


del 31 de agosto de 1830

Revolución del 1 de diciembre de 1828


Terminada la guerra contra Brasil con el acuerdo definitivo
de paz, el Ejército que se encontraba en la Banda Oriental
retornó a Buenos Aires. Existía entre sus hombres la sensación
de que en los acuerdos se había perdido una guerra ganada en
el campo de batalla.
El Partido Unitario o “La Logia”, como también lo
denominaban, vio una oportunidad para retomar el poder
perdido con la renuncia de Rivadavia a la presidencia y
la posterior disolución del Congreso que había dictado
la Constitución de 1826, cuyo rechazo por las provincias,
agregado a la Convención Preliminar de Paz que el ministro
García realizó en Río de Janeiro, precipitaron la caída del
Presidente y de su partido.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 452


La Provincia de Buenos Aires se había vuelto a organizar con
un gobernador, Manuel Dorrego, y una Sala de Representantes.
No era un secreto que el Ejército que retornaba de la Banda
Oriental estaba sublevado, y el gobernador Dorrego recibió
diversas advertencias, pero no las consideró importantes.
El partido Unitario contactó a prestigiosos jefes del Ejército
encontrando respuesta positiva, especialmente en el general
Juan Lavalle y el general José María Paz. El primero de ellos
fue quien llevó adelante el movimiento en Buenos Aires
logrando que en una elección muy particular en la Capilla
de San Roque (se realizó con los concurrentes levantando su
sombrero ante el nombre del candidato a votar que preferían)
resultara electo el general Lavalle para el cargo de gobernador.
Ante la revolución, Dorrego junto con Juan Manuel de Rosas
intentan llegar a Santa Fe donde esperan conseguir ayuda de
Estanislao López, su gobernador, y de la Convención Nacional
que estaba comenzando a funcionar en esa Provincia y que,
en definitiva, era al momento la única institución de carácter
nacional que existía. Dorrego se demora y es apresado y
fusilado en la localidad de Navarro.

El general Paz y la Liga Unitaria del Interior


El general Paz era un militar que había intervenido en las
campañas del Ejército del Norte y combatió en las batallas de
Tucumán y Salta junto a Belgrano. En la acción de Venta y
Medía resultó herido de bala (por una partida realista) en su

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 453


brazo derecho que le quedó inutilizado, siendo popularmente
conocido desde entonces como “El Manco Paz”. Durante la
guerra contra el Brasil se distinguió en varios de los combates
en los cuales triunfaron las armas de las Provincias Unidas,
especialmente en la batalla de Ituzaingó el 20 de febrero de
1827, en la que su accionar fue decisivo para lograr la victoria
y le valió el ascenso a coronel mayor.
Con la sublevación del primero de diciembre de 1828,
Paz interviene activamente en la misma junto a Lavalle, es
designado ministro de Guerra, pero su verdadero interés era
marchar a Córdoba, su provincia natal, y tomar el poder que
se encontraba en manos del gobernador Juan Bautista Bustos.
Después de llegar a Córdoba, finalmente Paz se impone
en la batalla de San Roque, resultando dueño del poder.
Posteriormente se consolida esta situación cuando Paz logra
vencer a Facundo Quiroga, el caudillo federal del norte del
país en las batallas de La Tablada y Oncativo.
Lograda su consolidación en Córdoba, Paz comienza a realizar
un plan para dominar también otras provincias del norte, La
Rioja, Catamarca, San Juan, San Luis, Mendoza, Santiago del
Estero, Tucumán y Salta.
Fueron sus lugartenientes militares quienes comenzaron a
invadir las distintas provincias: Lamadrid ocupó San Juan y
La Rioja; Videla Castillo dominó San Luis y Mendoza; López
Tucumán, Santiago del Estero y finalmente Salta.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 454


Más que alianzas políticas, Paz conseguía el poder del norte
de nuestro país con expediciones militares que, según surge
de memorias y documentos de la época, fueron violentas y no
ahorraron ejecuciones y castigos para lograrlo.
El general Paz escribió unas Memorias Póstumas sobre su vida
militar y política en las que no entra en demasiados detalles
sobre la formación de esta llamada “Liga Unitaria”, pero en las
memorias de Lamadrid y de Domingo Arrieta, subalternos
suyos, hay detalles de los métodos utilizados para dominar
las provincias del norte. Comienza en esta época la firma de
una serie de pactos que involucran Córdoba, las provincias
del norte y Cuyo; como el de la Represa de Peñaloza, entre
Córdoba y Mendoza; y el de la hacienda de Alta Gracia, entre
Córdoba y San Juan.
El 5 de julio de 1830 Catamarca, Córdoba, San Luis, Mendoza
y La Rioja celebran un tratado de amistad y alianza; y en
sus artículos iniciales establecen pautas de defensa común,
económicas y de solución de posibles conflictos entre
provincias. Es de particular importancia lo establecido en
el artículo 9 y 10 del tratado, en el cual se determina como
causa común de las provincias firmantes la constitución del
Estado y la organización de la república. La convocatoria a un
futuro Congreso se le encargaba al gobernador de Córdoba
y se declaraba que los firmantes no se sujetaban a ninguna
forma de gobierno y aceptaban la Constitución que surgiera
del Congreso. Permitía que al tratado se adhirieran las demás

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 455


provincias que no estaban entre las firmantes. Es importante
señalar que estas disposiciones diferencian claramente la
postura de la Liga Unitaria del Interior con la del Partido
Unitario de Buenos Aires que pretendía imponer a todo
trance la solución centralista. Al respecto, Luis R. Longhi
manifiesta: “Pero aleccionadas las provincias del interior con
el ejemplo de lo ocurrido en las dos últimas tentativas de
1819 y 1826, declaraban expresamente que sin sujetarse por
adelantado a determinada forma de gobierno, se sometían
desde ya al pronunciamiento de la mayoría resuelto por el
voto del Congreso”.4 Posteriormente, Paz llama a reunión de
un Congreso agregándose las provincias de San Juan, Santiago
del Estero, Salta y Tucumán.
El 31 de agosto de 1830, con representantes de todas las
provincias, ahora bajo su mando, este Congreso finalmente le
dio el cargo de “supremo poder militar”. Este cargo no tenía
solo el alcance que parecería surgir de su propio nombre, es
decir, la jefatura militar de la coalición, sino que significaba
un traslado del centro de poder, habitualmente ejercido desde
Buenos Aires, hacia el norte del país. De hecho, luego de la
derrota de Lavalle, los unitarios de Buenos Aires enterados
de los triunfos de Paz en La Tablada y Oncativo, creyeron que
podrían recibir auxilios por parte de la Liga Unitaria. La idea
de Paz era otra. En sus Memorias el propio general aclara que

4
LONGHI, Luis R. Génesis del Derecho Constitucional e Historia Constitucional Argentina.
Buenos Aires: Editorial Bibliográfica Argentina, 1945, tomo II, p. 487.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 456


su plan era mantenerse en buenas relaciones con las provincias
y que evidentemente sus intereses no eran los mismos que
los del Partido Unitario de Buenos Aires. En ese sentido, Tau
Anzoátegui manifiesta: “El tratado establecía un supremo
poder militar entre las Provincias firmantes. Si bien a través de
su denominación este poder aparecería como exclusivamente
militar, en cambio las funciones encomendadas le concedían
una perspectiva mayor. No se trataba de un simple brazo
ejecutor, sino que tenía poder decisorio”.5
Así, entre otras atribuciones, se le encargaba la defensa y
seguridad interna y externa de las provincias pactantes, se le
facultaba a intervenir en las provincias para sofocar tumultos
o sediciones, a invertir libremente los recursos financieros
allegados por las provincias sin perjuicio de rendir cuentas a
la futura autoridad nacional”, y “ejercería sus funciones hasta
la instalación de la misma.
El general Paz comunicó el tratado a las provincias del litoral,
incluida Buenos Aires, con la esperanza que aceptaran su
convocatoria. No obstante, estas ya se encontraban de tiempo
atrás en tratativas para formar una Liga que les permitiera
enfrentar a la creada en Córdoba. Sin embargo, las mismas eran
lentas y ello se debía a que, a diferencia de la Liga Unitaria no
había una coincidencia total de criterios entre las provincias
litorales. Cabe aclarar que la coincidencia doctrinaria de la

TAU ANZOATEGUI, Víctor. Formación del Estado Federal Argentino. Buenos Aires:
5 

Editorial Perrot, 1965, p. 51.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 457


Liga Unitaria era producto más de las intervenciones militares
a las provincias que del propio criterio de las mismas.
Los gobernadores López de Santa Fe y Ferré de Corrientes
estaban en algún momento inclinados a negociar con el
general Paz, mientras que Juan Manuel de Rosas, gobernador
de Buenos Aires estaba totalmente en contra de entrar en
negociaciones. También Rosas se diferenciaba en su postura
respecto a la convocatoria de congresos y creación de algún
tipo de organismo de carácter nacional.
No obstante, la necesidad de defenderse hizo que finalmente,
y con la preponderancia de la posición de Rosas, se lograra
un acuerdo. Mientras tanto, Paz al frente de su Liga Unitaria
había llegado también a la conclusión de que no habría arreglo
posible con Buenos Aires y el litoral; y, en consecuencia, inició
rápidamente las primeras maniobras militares tendientes a
invadir, comenzando por Santa Fe.
En esas circunstancias ocurre un hecho que cambia el
panorama militar completamente. El 10 de mayo de 1831 la
confusión de un baqueano llevó al general Paz a chocar con
una partida de soldados federales que lo tomaron prisionero.
En sus memorias comenta que sus captores llevaban insignias
blancas en lugar de las de color, punzó que habitualmente
usaban lo que contribuyó a aumentar su confusión creyendo
encontrarse entre soldados de su ejército. En realidad, eran
hombres de la división de Reinafé, leales al gobernador
Estanislao López, que le impidieron su huida ya que uno de

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 458


ellos le boleó el caballo y cuando cayó fue tomado prisionero
y llevado ante el gobernador López que lo puso en prisión en
el edificio de la Aduana de Santa Fe.
Lamadrid, que había quedado desempeñándose como
gobernador interino de Córdoba ante la ausencia de Paz, se
hizo cargo también, del mando militar de la Liga Unitaria.
No obstante, la prisión de Paz resultó un duro golpe para sus
hombres, ya que gran parte de sus éxitos militares eran debidos
a la capacidad y habilidad de este jefe militar para dirigir sus
tropas, conforme señalan diversos autores y memorias de
soldados de la época.
Lamadrid buscó defenderse en Tucumán abandonando
Córdoba, donde quedó como gobernador Mariano Fragueiro
que, ante la amenaza de las fuerzas de Estanislao López y de
Balcarce con hombres de Buenos Aires, firmó el Tratado de
Calchín, en el que aceptaba integrarse al Pacto Federal pero
con condiciones como la pronta reunión de un Congreso
Federativo. Finalmente, no fue aceptada esta postura de
Córdoba, ya que la adhesión al Pacto Federal no podía ser
condicionada como pretendía esta provincia.
Mientras tanto, Lamadrid se había atrincherado en Tucumán
donde finalmente fue vencido en la batalla de La Ciudadela
por el ejército de Facundo Quiroga. Se refugió en Bolivia y de
esta manera desapareció la llamada Liga Unitaria del Interior,
quedando triunfantes las provincias que habían firmado
originariamente el Pacto Federal. Posteriormente, todas ellas
se fueron adhiriendo al mismo.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 459


3) El Pacto Federal. Polémica Ferré-Roxas y Patrón. Análisis
del Tratado. La Comisión Representativa

Antecedentes. Diferencias entre Corrientes y Buenos Aires.


Análisis del Pacto
Hemos visto cómo se desarrolló y finalizó la llamada Liga Unitaria
del Interior, iniciando ahora el análisis de lo ocurrido con Buenos
Aires y las provincias litorales ante la amenaza que significaba esa
unión de provincias del norte dirigida por el general Paz.
Juan Manuel de Rosas, gobernador de Buenos Aires, había
comprendido el peligro que enfrentaban y creía que debían
formar también una liga para defenderse en forma conjunta.
Sin embargo, era consciente de la desconfianza que en las
provincias litorales existía respecto a las intenciones de Buenos
Aires surgidas en las conductas adoptadas por esa provincia
en los últimos años. A ello se deben agregar las diferentes
consideraciones acerca de la manera de lograr ese entendimiento
que existía entre el Litoral y Buenos Aires, especialmente
con la Provincia de Corrientes, que determinarían luego
enfrentamientos entre los representantes de ambas.
Los primeros pasos entonces son dados por Santa Fe y Buenos
Aires que firman el 18 de octubre de 1829 un tratado, que es el
primero de una serie de pactos bilaterales que desembocarán
luego en el definitivo de 1831, seguido por el que firmaron
Santa Fe y Corrientes el 23 de febrero de 1830; Buenos Aires
y Corrientes, el 23 de marzo de 1830; Corrientes y Entre Ríos,
14 de mayo de 1830.

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De aquellos pactos surge la convocatoria a una reunión de
representantes de las provincias litorales y Buenos Aires. El
doctor Emilio Ravignani se refiere a estas reuniones y nos
dice: “Las negociaciones oficiales primeras que fracasaron,
transcurren desde el 20 al 30 de julio concurriendo a ella
los diputados Rojas, Ferré, Cullen y Diego Miranda que,
como es sabido, representaban a Buenos Aires, Corrientes,
Santa Fe y Entre Ríos, respectivamente. De esta primera
deliberación se convino encomendar a Rojas y Ferré la
redacción del proyecto del tratado para ser sometido a
nuevas deliberaciones de la comisión”.6
Nace aquí una serie de discrepancias entre los enviados de
Corrientes y Buenos Aires conocida en nuestra historia
como la “Polémica Ferré-Roxas y Patrón”. Cabe aclarar que
el apellido del enviado por Buenos Aires se escribía Roxas
con la letra x que en el castellano antiguo era equivalente a
nuestra actual j. Es por lo tanto válido escribirlo de una u otra
manera, siendo que algunos historiadores utilizan la escritura
original y otros como Ravignani la moderna.
El enviado por Corrientes era Pedro Ferré, de quien José María
Rosa en su libro Nos los Representantes del Pueblo, nos brinda
una biografía en la que señala el fuerte carácter del mismo que
lo llevaba a enfrentarse tanto a amigos como enemigos. Ocupó
la Gobernación de Corrientes en cinco oportunidades y llegó

RAVIGNANI, Emilio. Asambleas Constituyentes Argentinas. Buenos Aires: Jacobo


6 

Peuser, 1937, tomo VI, segunda parte, p. 47.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 461


a ser miembro de la Convención Constituyente de 1853, de
la cual terminaría siendo expulsado por sus opiniones acerca
del tema religioso, que defendió con un lenguaje irónico
y burlón que le valió la sanción que lo llevó de nuevo a su
provincia. Esta forma de defender sus opiniones lo convertía
en un adversario temible y tenaz.
Puntualizó en su proyecto que debía existir un órgano
permanente de representantes de las provincias y establecerse
sus atribuciones, que debía avanzarse para lograr la definitiva
organización del país y por último que debían establecerse las
pautas para la navegación de los ríos Paraná y Uruguay y lo
relativo al comercio exterior.
El enviado de Bueno Aires manifiesta en principio no tener
facultades como para entrar a analizar lo propuesto por Ferré,
posteriormente produce un memorial en el que expresa sus
reparos al proyecto. En lo económico se opone a un régimen
de protección y a considerar las rentas de la aduana de Buenos
Aires de carácter nacional.
Dice Rojas y Patrón que es Buenos Aires la que paga la deuda
nacional proveniente de las guerras de la independencia y
la librada contra el Brasil, guarda la seguridad en las costas,
mantiene agentes y cónsules en el extranjero y paga los
distintos empréstitos contraídos por el país. Ferré contesta
oponiéndose al librecambio considerándolo la causa de
muchos de los problemas de nuestro país, proponiendo se
prohíba la importación de productos que se fabriquen en

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 462


nuestro territorio por no poder soportarse la competencia
con productos extranjeros.
Como se advierte, existía entre las dos propuestas una
diferencia acerca de la manera de organizar la nación,
pero fundamentalmente está presente el tema económico.
Buenos Aires no quería perder la ventaja que le otorgaba el
percibir las rentas de la aduana y compartirla con el resto
de las provincias. Era una postura de su gobernador Rosas
compartida en general por los porteños y así se reflejaba en
los diarios de la época en Buenos Aires.
Esta posición acerca de la forma en que debía organizarse el país
oponiéndose a una reunión de un congreso en lo inmediato
y la intención del mantenimiento de las ventajas económicas
había sido manifestada por Rosas en diversas ocasiones
especialmente en su correspondencia con Estanislao López y
con otros gobernadores del Litoral. La seguiría manteniendo
posteriormente al Pacto y está reflejada en la llamada Carta
de la Hacienda de Figueroa, en la cual explicitó claramente su
postura al caudillo Facundo Quiroga.
Rojas y Patrón no era sino el intérprete y expositor del
pensamiento de Juan Manuel de Rosas. Arturo Sampay
incorpora un fragmento de una carta de Rosas a López en
su libro Ideas Políticas de Juan Manuel de Rosas, sobre cómo
organizar la república, en él sostiene que se “debe guardar el
orden lento, progresivo y gradual con que obra la naturaleza
ciñéndose para cada cosa a las oportunidades que presentan

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 463


las diversas estaciones del tiempo y el concurso más o menos
eficaz de las demás causas”.7
Rojas y Patrón fue uno de los hombres que más tiempo mantuvo
su amistad con Rosas y ocupó diversos cargos durante su
gobierno, inclusive una vez derrotado Rosas siguió manteniendo
activa correspondencia con el mismo y proporcionándole
ayuda económica en el exilio. Es por eso, sin duda, uno de los
funcionarios del gobernador de Buenos Aires que mejor conocía
su pensamiento e intenciones. Siguiendo a Sampay en la obra
citada, también manifiesta: “El allegado que coincidió de manera
más cabal con las ideas políticas de Rosas fue José María Roxas y
Patrón porque plegó su mente a la de aquel”.8
Las diferencias apuntadas y el rechazo por el enviado de Buenos
Aires de los proyectos de Ferré hicieron que este abandonara
las deliberaciones y se retirara a su provincia. No obstante, la
estructura y alguna de las disposiciones de los mismos fueron
tomadas por los representantes de Buenos Aires, Santa Fe y
Entre Ríos para la redacción definitiva del pacto.
Resulta interesante observar que la propuesta de Ferré contiene
algunas disposiciones que coinciden con el pensamiento de
José Gervasio Artigas en sus instrucciones a los diputados
ante la Asamblea del año XIII, por ejemplo en cuanto a que
Corrientes pretendía que se reuniera un Congreso pero que
no fuera en Buenos Aires, mientras que Artigas pretendía que
7 
SAMPAY, Arturo Enrique. Las Ideas Políticas de Juan Manuel de Rosas. Buenos Aires:
Juárez Editor, 1972, p. 78.
8
SAMPAY, Arturo. Op. cit.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 464


la capital del país no fuera en Buenos Aires, tratando ambos
de limitar la influencia porteña en la política del país. En
igual sentido, Ferré pretendía que se habilitaran más puertos,
además del de Buenos Aires, para el comercio internacional
coincidente con el deseo de Artigas que se habilitaran los
puertos de Colonia y Maldonado.
La propuesta de Ferré era importante para el interior y sus
intereses y para lograr una organización nacional, pero
venció el punto de vista de Buenos Aires a lo que ayudó la
urgencia por lograr una unión para defenderse del general
Paz y su Liga Unitaria.
Vuelto Ferré a su provincia se allanó el camino a la postura de
Buenos Aires, que no incluiría la discusión de temas económicos,
y sobre la posible reunión de un Congreso Nacional.

El Pacto Federal y los Artículos de Confederación y Unión


Perpetua de los Estados Unidos
El Pacto de Estados Unidos dio nacimiento a los Estados
Unidos de América y se aprobó el 15 de noviembre de
1777, siendo ratificado el 9 de julio de 1778. Cada Estado
conservaba su soberanía, libertad e independencia así como
su poder, jurisdicción y derecho no delegados expresamente
por esta Confederación a los Estados Unidos cuando actúen
por medio de su Congreso.
Existen desde ya analogías entre el documento norteamericano
y nuestro Pacto Federal y podemos señalar, entre otras,

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 465


la obligación de no entrar en alianzas o tratados con otros
Estados por fuera del pacto, la alianza militar tanto para
defenderse como para realizar operaciones, la igualdad legal
de los ciudadanos de los firmantes sin importar a que Estado
o provincia pertenecieran, la extradición de criminales. No
obstante, como diferencias importantes podemos señalar que
el documento de Estados Unidos instituyó como organismo
común un Congreso, mientras que el Pacto Federal lo hizo
con una Comisión Representativa que además tuvo muy corta
duración antes de ser disuelta.
El doctor Alfredo Galletti en su obra Historia Constitucional,
señala como diferencias las distintas características existentes
entre la Comisión Representativa del Pacto Federal y el
organismo creado por el documento norteamericano, que
establecía que ante el receso del Congreso actuaría el Comité
de los Estados, compuesto por un delegado por Estado, ya
que nos encontraríamos con representantes de los mismos;
mientras que la Comisión Representativa estaba compuesta
por simples delegados de los Gobiernos Provinciales.
Para el citado autor hace diferencia que:

Los Estados signatarios de los Artículos de


Confederación debían observarlos en forma inviolable
por tratarse de una unión perpetua, sin poder alterar
sus normas a menos que tal reforma fuera aprobada
en un Congreso de los Estados Unidos y confirmada
enseguida por las legislaturas de todos los Estados.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 466


Se trataba de un proceso cumplido, en tanto el Pacto
Federal era abierto, ya que admitía la incorporación de
las otras provincias siempre que se decidieran por el
sistema federal y, por demás, resultaba provisorio hasta
la reunión de un Congreso general constituyente.9

No obstante en la práctica y luego de vencida la Liga Unitaria,


la adhesión de las provincias se realizó sin que se permitieran
modificaciones al Pacto, Primero Corrientes y, posteriormente,
Córdoba intentaron concretarlas con propuestas; pero
finalmente se adhirieron sin realizarlas cuando se les hizo
saber que la incorporación era sin condicionamientos.
A pesar de su nombre, el Pacto Federal resulta ser en realidad
un “pacto confederacional” siendo aceptado en forma general
que en una Federación las Provincias o Estados mantienen su
autonomía pudiendo, por ejemplo, elegir sus autoridades; pero
no son Estados Soberanos, mientras que en la Confederación
se unen Estados o Provincias que conservan su soberanía e
independencia.
La doctora Julia Edith Aramburu en su trabajo sobre el Pacto
Federal, publicado en la Revista Anales de la Facultad de
Ciencias Jurídicas y Sociales de La Plata, señala características
que hacen al Pacto ser confederacional:

9
GALLETTI, Alfredo. Historia Constitucional. La Plata: Librería Editora Platense,
1987, tomo II, p. 149.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 467


No importa la aparición de una nueva persona de
derecho público —No hace perder la personería
política y jurídica de cada uno de los Estados
confederados—. Importa un centro de concentración
de representaciones de estados soberanos que pueden
poseer distintas estructuras políticas y jurídicas en
materia de forma de estado y de gobierno. Las personas
jurídicas vinculadas por el pacto confederal son cada
uno de los estados soberanos y en consecuencia lo que
acaezca fronteras adentro de cada estado no afecta
al todo confederal. Presupone intervinculaciones
entre estados soberanos y no entre miembros de
estados. Hace a su esencia, la no existencia de un
órgano decisorio, como norma jurídica abierta, con
capacidad de imperio, la capacidad para normar
(poderes constituidos) con fuerza decisoria. La
norma jurídica cerrada confederal no crea capacidad
decisoria; todo vale y se da dentro del Pacto es por
lo que ni el Congreso Continental (que dura nueve
años) del “Pacto de Confederación y Perpetua Unión
y la Comisión Representativa (arts. 15 y 16 del “Pacto
Federal”); han sido normas jurídicas abiertas. Estos
organismos se asemejan a reuniones de embajadores
o representantes diplomáticos sin capacidad decisoria.
Cada Estado soberano conserva el derecho de
nulificación y el de secesión (sin embargo, algunos
interpretan que al denominarse “perpetuas” no lo
reconocen. Existe confederación cuando dos o más

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 468


Estados soberanos renuncian a hacer la guerra entre sí
y se comprometen a hacer la guerra en común contra
terceros cuando cualquiera de ellos es atacado.10

Respecto a los alcances del pacto, hay en general coincidencia


en distintos autores acerca de su condición de pacto
preexistente de los mencionados por el preámbulo de
nuestra constitución. Algunos lo consideran una auténtica
“preconstitución” y señalan que fue el instrumento que creó
la Confederación Argentina y rigió la organización del país
hasta la caída de Rosas y el nacimiento de la Constitución de
1853. En tal sentido, José Rafael López Rosas nos dice:

En él se dan las bases definitivas sobre las que habrá de


constituirse el país, bajo los principios del federalismo.
Y es en virtud de su mandato que caída la dictadura
habrá de organizarse la república. Su valor radica no
solo en el contenido de sus cláusulas, sino que no fue la
actitud aislada de una o dos provincias, sino la expresión
unánime de todas, que posteriormente a su sanción se
fueron paulatinamente adhiriendo. En él se consagra la
aspiración legítima del pueblo argentino a abandonar
la anarquía y organizarse constitucionalmente, bajo
los principios de un sistema político por el que habían
luchado desde los primeros años de la revolución.11

10
ARAMBURU, Julia Edith. Tratado del 4 de enero de 1831 (Pacto Federal). Revista
Anales de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de La Plata.
2007, Año 4, La Ley, p. 582.
11
ROSA, José María. Rosas Nuestro Contemporáneo. Buenos Aires: Editorial La Can-
delaria, 1970, p. 13.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 469


José María Rosa le atribuye una importancia aún mayor que
la propia Constitución de 1853 al decir que: “El Pacto Federal
es el documento más importante de nuestra historia política.
Fundaba la Confederación Argentina por la unión estrecha
y permanente de provincias plenamente autónomas en lo
interno pero que se reconocían solidarias ante el exterior”.12
Otros autores, en cambio, advierten que el Pacto no tiene esas
características toda vez que la Comisión Representativa, que
era en definitiva lo más parecido a una institución de carácter
nacional, fue prontamente disuelta y las relaciones exteriores
fueron encargadas al gobernador de Buenos Aires, Juan
Manuel de Rosas, que las ejerció hasta el pronunciamiento de
Urquiza y su posterior caída.
El doctor Julio Lafont lo caracteriza diciendo:

Este pacto fue el arreglo más trascendental que


concertaron las provincias desde 1810 para conseguir
la organización definitiva conforme a los principios de
más arraigo en el país, es una verdadera constitución,
delineada a grandes rasgos que arranca de los
antecedentes políticos creados en las provincias litorales
por las aspiraciones o las necesidades locales y les daba
sanción legal en la forma y latitud más convenientes
para perdurar en el tiempo. La idea de nacionalidad
predomina en el pacto, pero en forma distinta a lo que
hicieron los unitarios; estos vieron siempre un todo

12
Rosa, José María. Op. cit., p. 13.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 470


—la Nación— donde debían ellos mandar, con las leyes
que dictasen, sin tomar en cuenta la opinión de las
partes aisladas; los federales en cambio se apoyaron en
las partes para llegar a armonizar el conjunto.13

González Calderón, a su vez, nos dice:

El Pacto Federal dio forma orgánica a la Confederación


de las provincias y corresponde en nuestra historia
constitucional a los Artículos de Confederación y
Perpetua Unión de 1781 en la de los Estados Unidos.
Cierto es que la comisión representativa establecida aquí
en 1831 tuvo existencia efímera y no puede compararse,
como poder central de la Confederación con el
Congreso continental de los Estados norteamericanos,
pero no es menos cierto que las organizaciones políticas
establecidas por ambos pactos —el americano de
1781 y el nuestro de 1831— fueron sustancialmente
semejantes, con esta circunstancia: La Confederación
Norteamericana duro nueve años, mientras que la
argentina duro veinte años. De esto resulta obviamente
que si el régimen confederal robusteció la vitalidad de
los Estados de la Unión americana, ese mismo régimen
en nuestro país también fortaleció la autonomía de las
provincias en tan largo periodo de tiempo.14

13
LAFONT, Julio. Historia de la Constitución Argentina. Buenos Aires: Editorial F.V.D.,
1953, tomo II, p. 119.
14 
GONZÁLEZ CALDERÓN, Juan. Derecho Constitucional Argentino,. Buenos Aires:
Lajoune y Cía. Editores, 1930, p. 184.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 471


El doctor Alfredo Galletti no coincide en la consideración del
Pacto Federal como creador de la Confederación y manifiesta:

Por otra parte la “confederación” por él creada no era


tal en la realidad de los hechos, ya que las instituciones
propias de la “confederación” no se llegarían a dar
reemplazándoselas por una vuelta al sistema ensayado
con anterioridad, es decir, mediante la entrega del
manejo de las relaciones exteriores y la conducción de
los negocios de paz y guerra a una de las provincias
en tanto se eliminaba una menguada Comisión
representativa de inocua gravitación.

No obstante, le reconoce ser el Pacto “preexistente por


antonomasia”, pone de resalto su vigencia por veinte años
y agrega: “En ese tiempo se constituye en algo así como ley
fundamental. Si bien cada provincia se seguía rigiendo por sus
propias instituciones (todas, menos Buenos Aires que lo hizo
mediante leyes), demarcadas por estatutos o constituciones, el
Pacto resulta el elemento jurídico-político ordenador”.15
El pacto finalmente se firmó por los representantes de Buenos
Aires, Santa Fe y Entre Ríos, no haciéndolo en un primer
momento Corrientes ya que como hemos visto Pedro Ferré se
retiró de las deliberaciones luego de su enfrentamiento con el
enviado de Rosas, José María Rojas y Patrón. En un principio
el gobernador de Santa Fe, Estanislao López, pareció coincidir
15
GALLETTI, Alfredo. Op. cit., p. 80.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 472


con los puntos de vista de Ferré, pero finalmente resultó
convencido por los argumentos de Rosas a lo que se agregó
la urgencia por la amenaza de Paz y por una sublevación que
ocurrió en la provincia de Entre Ríos que ponía en peligro la
concreción de la alianza.
La versión definitiva constaba de dieciséis artículos y
comienza con una introducción en la que se hace referencia
a los antecedentes que dieron origen al Pacto, nombrando
específicamente el Tratado Preliminar del 23 de febrero de
1830 entre Santa Fe y Corrientes, la invitación de Santa Fe
a Buenos Aires del 24 de febrero de 1830, la Convención
Preliminar entre Buenos Aires y Corrientes del 23 de marzo
del mismo año y por último el Tratado del 3 de mayo entre
Corrientes y Entre Ríos.
A pesar del retiro de su enviado y de no haber firmado
originariamente el Pacto, resulta ser la provincia de Corrientes
la única que realizó acuerdos preliminares con la totalidad de
las otras provincias de la Liga.
El Pacto estableció que se reconocían con “vigor y fuerza” los
tratados bilaterales firmados entre las provincias a los que ya
hemos hecho mención. Se estableció un acuerdo de paz, amistad
y unión permanente reconociendo su libertad, independencia,
representación y derechos con igualdad entre los firmantes.
Se constituye una alianza ofensiva defensiva tanto para
defenderse de una posible agresión del extranjero como la
proveniente de otras provincias que no integraran el Pacto,

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 473


estableciéndose la obligación de auxiliar con toda clase de
recursos para cumplimentar esa obligación. La dirección de
las operaciones militares quedaría en cabeza del Gobierno de
la provincia auxiliada.
Se comprometieron además a no celebrar tratados en forma
individual sin “previo avenimiento expreso de las demás
provincias que forman la presente federación”, pero dejando
a salvo que no podían oponerse a aquellos tratados que no
perjudicaran a los intereses de la república o de las provincias
en particular.
Se estableció la obligación de extraditar a cualquier criminal
que se refugiara en una de ellas huyendo de las otras dos por
cualquier tipo de delito, aclarándose que no se aplicaría en forma
retroactiva por delitos cometidos antes de la firma del Pacto.
Se reconoció la posibilidad de que los habitantes de las
provincias firmantes pudieran transitar con sus buques y
cargas en todos los puertos, ríos y territorios de cada una de
ellas y de poder ejercer su industria con los mismos derechos
que los naturales de la provincia. Con respecto a la exportación
e importación de productos entre las provincias se establecía
la igualdad de impuestos para todos los habitantes, fueran
naturales o no del lugar donde se realizaba la transacción.
Dedica también el pacto un artículo al tema de la nacionalidad
de los gobernadores estableciendo que, si alguna provincia
hacia excepción a la regla que establecía que debía ser natural
de la misma, la excepción comprendería a la totalidad de las
provincias aliadas.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 474


Contempla la posibilidad del ingreso de otras provincias al Pacto
pero sujeta su incorporación a que se ajuste a lo convenido en la
convención preliminar celebrada en Santa Fe el 23 de febrero de
1831. Esto significaba que debería pronunciarse expresamente
por la adopción del sistema federal, dando garantías de su
intención de cambiar de política para el caso de que hubiera
adoptado otra, a lo que se agregaba la necesidad de contar con
el consentimiento de las demás signatarias.
Se advierte que estas disposiciones estaban dirigidas a las
provincias dominadas por el general Paz que habían formado
la Liga Unitaria del Interior, previendo que en el futuro pudiera
lograrse su incorporación, como realmente ocurrió caído Paz
en prisión y derrotado su ejército al mando de Lamadrid, lo
que llevó a la disolución de la Liga.
También el Pacto dispuso la creación de una Comisión
Representativa de los Gobiernos de las Provincias Litorales
de la República Argentina. Denominó a sus integrantes
diputados, pero en realidad eran representantes de sus
gobiernos, pudiendo ser removidos en cualquier momento, lo
que claramente determina que no tenían las facultades de un
congreso estando sujetos a los mandatos de las autoridades de
las mismas. Sus decisiones debían contar con la aprobación o
rechazo de las legislaturas provinciales.
Los comisionados podían celebrar tratados de paz y declarar
la guerra, pero siempre conforme a las instrucciones y
ratificaciones de sus respectivos gobiernos. En caso de

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 475


aprobarse una declaración de guerra, podían ordenar el
levantamiento de un ejército, estableciendo la cantidad de
tropas y la designación del general que lo comandaría.
Analizaremos otra de sus atribuciones, tal vez la de mayor
importancia, la de poder llamar a la reunión de un Congreso
General de carácter federativo. Su objetivo era claramente
organizar el país bajo la forma federal. No obstante, lo
condicionó a que las provincias que se adhirieran al Pacto se
encontraran en plena libertad y tranquilidad. Sus funciones
eran arreglar la administración general del país bajo el sistema
federal y ordenar su comercio exterior e interior. Asimismo,
el cobrar y distribuir las rentas generales y el pago de la
deuda de la república reafirmándose la soberanía, libertad e
independencia de cada una de las provincias firmantes.
Como ya hemos dicho, el Pacto fue firmado originariamente
por los enviados de Buenos Aires (José María Rojas y Patrón),
Santa Fe (Domingo Cullen) y Entre Ríos (Antonio Crespo); y
posteriormente fueron agregándose las demás provincias que
componían entonces a nuestro país.
En la práctica y en sus comienzos, el Pacto funcionó con el
manejo de las relaciones exteriores por parte del gobernador
de la Provincia de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas; y
el manejo de los negocios de guerra y paz, por la Comisión
Representativa. El Pacto no otorgó el manejo de las Relaciones
Exteriores a Rosas, sino que las provincias en forma individual
lo fueron haciendo a medida que se incorporaban al Pacto.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 476


El Pacto no incorporó los temas oportunamente expuestos
por Ferré tal como quería Rojas y Patrón, pero logró establecer
la posibilidad de llamar a un Congreso federativo para
organizar al país. No obstante, lo condicionó a la situación
de tranquilidad y paz en las provincias resistiéndose Rosas
a convocarlo durante todo el período en que gobernó la
Provincia de Buenos Aires.
El doctor Dardo Ramírez Braschi en su libro La provincia de
Corrientes y el Pacto Federal de 1831, señala que: “A pesar de que la
firma del Pacto no efectivizó la inmediata organización nacional,
fue uno de sus más valiosos antecedentes, transformándose
en el acuerdo de mayor relevancia en la política institucional
de las provincias del Río de la Plata, formando parte de un
conjunto de tratados que —según Alberdi— constituyeron los
antecedentes más sólidos del Federalismo Argentino”. Realiza
luego una síntesis de lo que considera ideas centrales del Pacto
y su relevancia en nuestra materia:

Del articulado del pacto surgen las siguientes ideas


que significarán un mojón dentro de la Historia
Constitucional Argentina: 1) pacto de unión
permanente, paz y amistad; 2) alianza ofensiva y
defensiva; 3) obligaciones recíprocas entre las partes; 4)
igualdad de derechos entre los firmantes; 5) derechos
comunes recíprocos; 6) adhesión de las demás provincias
al Pacto; 7) organización, composición y facultades
de la Comisión Representativa. Su firma constituyó el

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 477


fundamento sustancial del Acuerdo de San Nicolás de los
Arroyos y uno de los andamiajes más importantes por el
cual se erguiría la Constitución Nacional de 1853.16

La Comisión Representativa
La Comisión Representativa comenzó sus primeras reuniones
el 5 de febrero de 1831 con los representantes de quienes
habían firmado el Pacto en su inicio. Su primera medida fue
la de realizar una declaración de guerra contra el general Paz
y su Liga Unitaria, encomendando al gobernador de Santa Fe,
Estanislao López, la dirección del ejército federal.
Lograron reunirse treinta y una veces, siendo solamente Santa
Fe y Entre Ríos las provincias que estuvieron presentes en
todas las sesiones. En sus reuniones, en principio, no hubo
enfrentamientos hasta que el diputado correntino Leiva volvió
a poner en discusión las ideas que había puntualizado Ferré
en los comienzos de las deliberaciones para llegar al pacto. La
postura de Buenos Aires seguía siendo inflexible y se recordó
que no se podían hacer modificaciones al contenido del pacto,
incluso se discutió si una provincia que originariamente no lo
había firmado, como era el caso de Corrientes, podía indicar
una reforma al pacto. Se volvió a generar el enfrentamiento
entre la provincia de Corrientes y Buenos Aires, además por
la posibilidad de convocar a un Congreso, al cual se resistía
Rosas existiendo numerosa correspondencia entre este,
RAMÍREZ BRASCHI, Dardo. La Provincia de Corrientes y el Pacto Federal. Corrientes:
16

Moglia Ediciones, 2016, p. 69.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 478


Facundo Quiroga y Estanislao López; en la cual explicita su idea
de la conveniencia de no convocar en forma inmediata al mismo.
La actitud de los miembros de la Comisión Leiva (Corrientes) y
Marín (Córdoba), cuya correspondencia criticando la actitud
de Buenos Aires en contra de la reunión de un Congreso cayó
en manos de Rosas, precipitó la disolución de la Comisión
que finalmente dejó de reunirse el 18 de julio de 1832.
Disuelta la Comisión, las atribuciones que le había otorgado
el Pacto quedaron en cabeza del gobernador de Buenos Aires.
José María Rosa en su obra Historia Argentina sostiene que la
Comisión, antes de disolverse, delegó esas atribuciones a Juan
Manuel de Rosas:

Sus poderes se trasladaron al Gobernador de Buenos


Aires por resolución de la Comisión en su último
acuerdo, confirmada por todas las provincias. El
Gobernador de Buenos Aires pasaba por lo tanto
a detentar, además del manejo de las relaciones
exteriores, la jefatura suprema de la Confederación
que el artículo 16 daba a la Comisión con las facultades
de declarar la guerra o hacer la paz, determinar los
contingentes que formarían el ejército nacional,
nombrar sus jefes e invitar a la reunión de un congreso
federativo cuando se estuviera “en plena libertad y
tranquilidad”.17

17
ROSA, José María. Historia Argentina. Buenos Aires: Editorial Oriente, 1979, tomo
IV, p. 172.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 479


Otros historiadores, como Dardo Ramírez Braschi, son de
opinión contraria, citando a Enrique M. Barba en su artículo
sobre “Los Poderes de Rosas y el Pacto Federal”, publicado en
el Anuario del Instituto de Historia Argentina de la Facultad
de Humanidades de la Universidad Nacional de La Plata,
concluye que nunca hubo una delegación expresa de dichos
poderes, sino que la propia provincia de Buenos Aires fue la
que se los atribuyó.18
En consecuencia, la Comisión Representativa se disolvió y
las posibilidades de analizar las propuestas de cambios en
materia económica y convocatoria a la reunión de un congreso
quedaron definitivamente suspendidas hasta la caída de Rosas.
Tanto Estanislao López como Facundo Quiroga, que en
algún momento se habían pronunciado por la necesidad de
un congreso, se plegaron a la opinión de Rosas condenando
las posturas de los integrantes de la comisión Leiva y Marín.
Solo Pedro Ferré, consecuente con sus ideas, defendió al
representante de Corrientes, Leiva, manifestando que solo
había opinado sobre la necesidad de llamar a un congreso
para lograr la organización del país bajo un régimen federal
que no era otra cosa que lo establecido por el propio Pacto
Federal. No obstante, sin el apoyo político y sustancialmente
económico de Buenos Aires, la Comisión con el retiro de su
representante estaba condenada a desaparecer.
Sin duda alguna, y por encima de las discusiones acerca de su

18
RAMÍREZ BRASCHI, Dardo. Op. cit., p. 84.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 480


mayor o menor importancia entre diversos historiadores, fue
el antecedente más determinante al que referencia el Acuerdo
de San Nicolás. Logró finalmente aunar a todas las provincias,
que anteriormente solo se ligaban mediante acuerdos de
tipo bilateral o con la participación de solo algunas de ellas.
Se estableció finalmente la aceptación del sistema federal
de gobierno y sirvió durante veinte años para reglar la vida
institucional del país. No obstante, no logró como vimos,
establecer una igualdad entre sus integrantes ya que la Provincia
de Buenos Aires mantuvo una situación de preponderancia en
lo político y fundamentalmente en lo económico con las rentas
de la aduana, que se extendió por muchos años más

4. Ideología Rosista. La Carta de la Hacienda de Figueroa.


Asesinato de Facundo Quiroga

Fue Rosas un hombre más de acción que de pensamiento. Sus


ideas han sido plasmadas en su correspondencia personal,
especialmente en la mantenida con Estanislao López y con
Facundo Quiroga. Su federalismo fue más que nada empírico
y se iría dando conforme ocurrieran los hechos en el país.
Este federalismo era diferente al propugnado por Artigas y
Dorrego, ya que atendía, en un primer término, a los intereses
de la provincia de Buenos Aires y sus beneficios económicos.
Fue contrario a la reunión de un congreso y al dictado de una

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 481


Constitución argumentando que era preciso primero lograr la
pacificación y la organización de las provincias.
César Alberto Floria y César García Belsunce en su obra Historia
de los Argentinos caracterizan al estilo de gobierno de Rosas
diciendo: “Despreciaba la pedantería doctoral y sentía una
instintiva repugnancia por las teorías. Tenía un temor visceral
por el caos, del que derivaba una predilección casi obsesiva
por el orden y el principio de autoridad. No fue casualidad que
su proclama de octubre de 1820 terminara con estas palabras:
¡Odio eterno a los tumultos! ¡Amor al orden! ¡Obediencia
a las autoridades constituidas!”. Los autores agregan: “Las
características de su gobierno se pusieron en evidencia casi
inmediatamente: orden administrativo, severidad en el control
de los gastos, exaltación del partido gobernante y liquidación
de la oposición”.19
Arturo Enrique Sampay en su libro Las ideas Políticas de Juan
Manuel de Rosas dice: “En el ostracismo y ya anciano Rosas
definió su sistema de gobierno absolutista con insuperable
precisión: ‘Durante el tiempo que presidí el gobierno
bonaerense, encargado de las relaciones exteriores, con la suma
del poder por la ley goberné puramente según mi conciencia’”.
Ateniéndonos a lo demostrado en este estudio podemos añadir
y conforme a sus propias ideas políticas condicionadas solo por
los intereses de la clase latifundista de Buenos Aires a la cual
perteneció como el miembro más conspicuo.20

19
FLORIA, Carlos Alberto y GARCÍA BELSUNCE, César. Historia de los Argentinos.
Buenos Aires: Larousse, tomo II, 1996, pp. 14 y 17.
20 
SAMPAY, Arturo. Op. cit., p. 81.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 482


La Carta de la Hacienda de Figueroa. Asesinato de Facundo
Quiroga
Es en esta famosa carta escrita por Rosas y dirigida a Quiroga,
en la que se desarrolla en forma explícita su opinión sobre su
pensamiento institucional y la organización del país.
Durante el gobierno de Maza se le encargó a Facundo Quiroga
la misión de dirigirse al norte y mediar en el problema que
existía entre las provincias de Salta y Tucumán.
El doctor Enrique M. Barba en su libro Quiroga y Rosas detalla:

El 18 de diciembre fueron firmadas las Instrucciones y


extendido el certificado que acreditaba a Quiroga en el
carácter de comisionado de Buenos Aires. Después de
dos días de conferencias, Quiroga se puso en viaje el 19
al alba; fue alcanzado en la plaza de Flores por Rosas y
siguieron juntos hasta la estancia de Figueroa en San
Antonio de Areco. Al terminar las conversaciones,
Rosas prometió resumir la idea dominante sobre lo
hablado: conflicto del Norte y organización del país y
enviarle una carta que mostrada a los gobernadores les
hiciera conocer su opinión al respecto. El pensamiento
de Rosas a que aludimos está expuesto en la famosa
carta del 20 de diciembre de 1834 escrita en la “Hacienda
de Figueroa”, cuyo original llevado por Quiroga en su
trágico trayecto, conserva los rastros de su sangre.21

21
BARBA, Enrique M. Quiroga y Rosas. Buenos Aires: Editorial Pleamar, 1974, p. 79.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 483


Rosas analiza en ella la necesidad de que las provincias se
den sus constituciones como situación previa a la obra de
realizar una de carácter nacional. Considera que el remedio
para nuestro país no es precipitar la misma. Cree que para
formar un todo ordenado previamente deben estar arregladas
en forma regular y permanente las partes que lo componen.
Pone como ejemplo un ejército que sin jefes, sin oficiales, sin
disciplina sin subordinación y todos acechándose y peleando
entre sí, pretendiera ser ordenado. Considera que los intentos
para imponer un sistema de unidad lo único que han dejado
es anarquía siendo absolutamente necesario el sistema
federal, pero este sistema puede ser desastroso si no existen
Estados bien organizados. Habla luego de las dificultades
para celebrar un congreso federativo en ese momento, en el
estado de pobreza y agitación política en que se encuentran
las provincias. Si se forma un gobierno nacional, se pregunta
con qué fondos va a atender el pago de la deuda exterior y los
gastos de administración. Pone el acento en la falta de hombres
adecuados para los gobiernos provinciales lo que se replicará
cuando se determine quiénes deberán dirigir la república.
Examina luego qué debería convenirse previo a la reunión de
un congreso y señala que debe establecer las bases de la unión
federal. Lo primero que debería tratar el Congreso que se
reuniera no debe ser la creación de un gobierno general y el
nombramiento de un jefe supremo de la república, eso debe
ser lo último de todo. Lo primero es determinar dónde debe

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 484


continuar sus sesiones el Congreso, después la Constitución
General con la organización de gobierno, su composición y
atribuciones, pero dejando a salvo la soberanía e independencia
de cada uno de los estados federales, forma de elección,
residencia del gobierno y fuerzas armadas en tiempos de paz.
Sobre el tema de la capital recuerda los problemas que traen
la determinación del lugar, los celos y emulaciones entre los
pueblos. También reflexiona sobre los problemas a producirse
con las autoridades del Estado donde se radique. Pone de ejemplo
el caso de Estados Unidos donde tuvieron que fundar la ciudad
de Washington sin adoptar otra que perteneciera a alguno de
los Estados federados. Cada Estado federado deberá contribuir
a formar un fondo nacional que cubra los gastos ordinarios del
Gobierno y el pago de la deuda nacional. Asimismo, se deberán
establecer los contingentes de tropa con que cada Estado
contribuiría a la formación del ejército nacional.
Solo una vez que queden establecidos estos puntos y el
modo en que cada Estado cree sus rentas particulares podría
procederse al nombramiento del presidente de la república y
la creación del gobierno nacional.
Analiza luego el estado triste y lamentable en que se halla nuestro
país y no cree que en esas condiciones se pueda comenzar
una empresa tan difícil, que en tiempos más tranquilos y
con hombres de patriotismo, capacidad y prudencia no pudo
realizarse. Un gobierno general no impedirá las disensiones
internas de los pueblos. El solo grito de Constitución no

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 485


soluciona los problemas expuestos. Agrega que el gobierno
general de una república federativa no une a los pueblos
federados, los representa unidos; no es para unirlos es para
representarlos en unión ante las demás naciones.
Considera que la unión y la tranquilidad crean al gobierno
general; mientras que la desunión, lo destruye. No habiendo
entre nosotros unión y tranquilidad, es mejor que no exista
una Constitución antes que sufrir los estragos de su disolución.
Finalmente, cree que es un grave error insistir en el momento
con la idea de Constitución y agrega que si lo logran,
envolverían a la república en una espantosa catástrofe; no
debiendo prestarse a lo que él llama un delirio, debiendo
esperarse hasta que llegue la verdadera oportunidad que
permita hacerlo con resultados que produzcan la felicidad de
la nación.
Hemos visto que el general Quiroga había partido hacia el
norte en misión encomendada primero por Maza y ratificada
por Rosas para mediar entre el gobernador de Salta, Latorre,
y el de Tucumán, Heredia.
Cuando llega, se encuentra con que Latorre había sido
asesinado, asumiendo el gobierno Fernández Cornejo.
Quiroga reúne a Heredia, Ibarra (gobernador de Santiago del
Estero) y a Moldes en representación de Fernández Cornejo
y al doctor José Santos Ortiz, secretario de Quiroga; les lee la
carta que enviara Rosas y habiendo finalizado las hostilidades
retorna a Buenos Aires acompañado de su secretario.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 486


Siguiendo a José María Rosa en este tema, el mismo sostiene
que: “En su viaje de ida Rosas le había advertido que sus
enemigos podían muy bien jugarle una mala pasada. Rechazó
la escolta ofrecida por Rosas porque su persona era la mejor
escolta para contener cualquier cobarde”.22
También llegaron rumores de un posible atentado a Santiago
del Estero que hicieron que Ibarra le aconsejara cambiar
de itinerario, volviendo a Buenos Aires por las provincias
andinas, pero nuevamente no hizo caso de los consejos.
El 16 de febrero de 1835 en Barranca Yaco, provincia de
Córdoba, una partida al mando de Santos Pérez da muerte
a Quiroga y a todos los que viajaban con él, a los efectos de
no dejar testigos. No obstante, dos correos que seguían, a
cierta distancia, el coche donde viajaba Quiroga pudieron
presenciar lo ocurrido y dar aviso. Desaparecía así la figura
más importante de los federales en el norte de nuestro
país, quedando Rosas y Estanislao López como principales
referentes de ese partido.
La investigación de lo ocurrido comenzó en Córdoba, donde
justamente gobernaban los hermanos Reinafé, quienes
resultarían luego ser los autores intelectuales del asesinato,
especialmente José Vicente que era gobernador. No obstante
los esfuerzos por desviar la investigación, insinuando
que el crimen era obra de bandoleros; la declaración del

22
  ROSA, José María. Op. cit., tomo IV, p. 21.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 487


correo, Agustín Marín, al describir la partida que ultimó a
Quiroga, hablaba de gente con uniforme y no de salteadores.
Finalmente, Rosas intervino y logró la detención de tres de
los hermanos Reinafé, mientras que el cuarto alcanzó a huir
refugiándose en Uruguay. Las provincias delegaron en Rosas
el juzgamiento a los hermanos detenidos y a Santos Pérez,
capitán de la partida que dio muerte a Quiroga y los soldados
intervinientes. Rosas consideró que el general Quiroga estaba
cumpliendo una misión oficial en nombre de las provincias
y en consecuencia, por la delegación que le habían hecho,
se juzgaba en Buenos Aires como un delito federal y no en
Córdoba donde ocurrieron los acontecimientos.
Finalmente son condenados a muerte los asesinos de Quiroga;
es decir, los hermanos Reinafé que habían sido detenidos (uno
de ellos murió en la cárcel), Santos Pérez y algunos soldados
de la partida que había consumado el crimen.
Se ha especulado que Estanislao López y el mismo Rosas
habrían tenido que ver con el crimen e inclusive uno de
los defensores de los Reinafé, el doctor Gamboa utilizó el
argumento nacido de un diario unitario de Montevideo que
le achacaba a Rosas responsabilidad en la muerte de Quiroga
para recusar su intervención, pero nada de esto pasa de
especulaciones y lo concreto es lo actuado primero en Córdoba
tratando de desviar la investigación y lo actuado en Buenos
Aires. Al respecto, el Archivo Histórico de la Provincia de
Buenos Aires conserva la documentación del proceso judicial
a los asesinos de Facundo Quiroga.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 488


5) Generación del 37. Posición ideológica. Acción Político
Institucional

Se denominó generación de 1837 al movimiento de jóvenes


intelectuales iniciados en los postulados del movimiento
romántico nacido en Alemania y Gran Bretaña y, posteriormente,
desarrollado en el resto de Europa. Sintéticamente sus
postulados indicaban una postura diferente al clasicismo en las
diversas manifestaciones del arte, una valoración de lo propio y
de las características especiales de las diferentes naciones, una
toma de posición individual del artista donde sus emociones
jugaban un papel principal en su obra.
Quien primero tomó contacto con esta corriente fue Esteban
Echeverría que viajó a Francia y allí conoció diversas
manifestaciones del nuevo movimiento; y a su regreso a Buenos
Aires lo comunicó a otros jóvenes de la época. Integraron
esta llamada generación de 1837: Juan Bautista Alberdi,
José María Gutiérrez, Félix Frías, Vicente Fidel López, José
Mármol, José Rivera Indarte, Miguel Cané, Santiago Viola
y los uruguayos Juan Carlos Gómez y Andrés Lamas, entre
otros. Más jóvenes que los nombrados, se agregaron también
Domingo Sarmiento y Bartolomé Mitre.
Comenzaron sus reuniones en el Salón Literario que funcionaba
en la librería de Marcos Sastre, donde en un principio solo
abordaron temas literarios en consonancia con la novedad del
Romanticismo. Posteriormente, comenzados sus problemas

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 489


con Rosas iniciaron una nueva organización de carácter secreto
copia de las que estaban funcionando en Europa, especialmente
en Italia, a la que llamaron Joven Argentina.
José Luis Lanuza en su libro Esteban Echeverría y sus amigos
expresa: “Ya que no podían reunirse públicamente, lo harían en
la clandestinidad. Crearían una sociedad secreta como la de los
revolucionarios de la Joven Italia o de la Joven Europa. Echeverría
confió su programa a Alberdi y Gutiérrez. Estos se ocuparon de
invitar a “lo más notable y mejor dispuesto de la Juventud”.23
William H. Katra en su obra La generación de 1837 al abordar
esta etapa de la Joven Argentina expresa: “En contraste con
la orientación académica del desaparecido salón literario,
los jóvenes militantes que constituían la Joven Argentina
se comprometieron desde un principio con el activismo
cultural y político”.24
En las primeras reuniones de la Joven Argentina Echeverría
enunció quince palabras simbólicas que sintetizaban un
programa a seguir o declaración de principios: 1. Asociación
2. Progreso 3. Fraternidad 4. Igualdad 5. Libertad 6. Dios 7. El
honor y sacrificio, móvil y norma de nuestra conducta social. 8.
Adopción de todas las glorias legítimas, tanto individuales como
colectivas de la Revolución, menosprecio de toda refutación
usurpadora o ilegítima. 9. Continuación de todas las tradiciones
progresivas de la Revolución de Mayo. 10. Independencia de las
23
LANUZA, José Luis. Esteban Echeverría y sus amigos. Buenos Aires: Editorial Raigal,
1951, p. 83.
24 
KATRA, William H. La Generación de 1837. Buenos Aires: Emecé Editores, 2000, p. 72.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 490


tradiciones retrógradas que nos subordinan al antiguo régimen.
11. Emancipación del espíritu americano. 12. Organización de
la patria bajo el sistema democrático. 13. Confraternidad de
principios. 14. Fusión de todas las doctrinas progresivas en un
centro unitario. 15. Abnegación de las simpatías que puedan
ligarnos a las dos grandes facciones que se han disputado el
poderío durante la revolución.
Estas palabras se encontraban dentro del escrito de Echeverría
denominado Creencia que dio a conocer ante los integrantes
de la Joven Argentina. Para algunos autores carece de
originalidad y es copia de conceptos de Giuseppe Mazzini,
creador de la Joven Europa. Otros, en cambio, creen ver
originalidad en sus conceptos. Sin perjuicio de ello algunas
de sus ideas no parecen estar muy claras en la mente del
autor y siguiendo la obra de Katra ya citada este expone como
ejemplo la opinión de Echeverría sobre la democracia y la
igualdad, conceptos que aparecen en sus palabras simbólicas.
Hablando de Creencia dice:

Por ejemplo el texto defiende retóricamente la


democracia y la igualdad y después justifica no dar
el voto a las masas porque su participación no estaba
guiada por “la Diosa razón”. También resultaba
contradictorio que condenara a los unitarios por haber
permitido la participación electoral de las masas y
después por haber abandonado a la población rural a
su propia suerte. ¡Por debajo de sus ímpetus retóricos,

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 491


la intrincada argumentación del texto, parecía ser que
los jóvenes militantes atraerían a las masas a su causa
quitándoles el poder votar!25

Enfrentados finalmente con Rosas, parte de los integrantes de


esta llamada generación de 1837, parten al exilio. La mayoría
a Uruguay, estableciéndose en Montevideo; otros a Chile y
Bolivia. Los residentes en Montevideo forman la llamada
Asociación de Mayo con los mismos principios y fundamentos
de la Joven Argentina. Es allí donde publican la obra de
Echeverría, a la que denominó Dogma Socialista, en ella se
reiteraron conceptos ya vertidos en Creencia, agregando lo
que llamó Ojeada Retrospectiva”. Las opiniones respecto a la
importancia del Dogma Socialista han pasado de considerarlo
simple copia de ideas de Europa sin originalidad a establecer que
es un antecedente de nuestra constitución. Los principios que
sustentaba hablaban de una vuelta al espíritu de la Revolución
de Mayo con un concepto idealizado de la misma, una síntesis
superadora de los postulados de unitarios y federales, y una
visión optimista del progreso indefinido de la humanidad.
Otra obra de los autores de esta generación producida en la
época del Salón Literario fue el llamado Fragmento Preliminar
al Estudio del Derecho de Juan Bautista Alberdi que tiene
relación con la realizada por un compañero de estudios
del tucumano Manuel José Quiroga Rosas, Tesis sobre la

25
KATRA, William H. Op. cit., pp. 68-69.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 492


Naturaleza Filosófica del Derecho. Ambos coincidían en la
necesidad de superar los intentos doctrinarios de la generación
anterior queriendo realizar la organización del país sobre
bases no aceptadas por el pueblo. Alberdi hablaba de una
Constitución que contemplara la realidad del lugar en que iba
a ser aplicada, teniendo en cuenta sus valores, tradiciones y
costumbres. Desde este punto de vista, Rosas era un ejemplo
de comprensión de un gobernante de las realidades propias de
su pueblo. Eso lo diferenciaba con las autoridades del partido
unitario que habían teorizado sobre la organización del país
sin conocer sus realidades, y allí estaba la razón de su fracaso.
Este análisis del gobierno de Rosas, a quien no escatimó
elogios, le valió la crítica de varios de sus compañeros como
Florencio Varela y Andrés Lamas. Posteriormente, Alberdi se
exilaría en Montevideo donde renegó de esta interpretación
del Fragmento Preliminar.
En su enfrentamiento con Rosas los hombres de la generación
de 1837 se convirtieron en hábiles propagandistas en su contra
y cuando se produjo el bloqueo anglo-francés en contra
de Rosas tomaron partido apoyando la causa de Francia,
circunstancia que fue criticada severamente aun por antiguos
unitarios, también exilados, que lo interpretaron como una
traición a la patria. Varios de sus integrantes eran excelentes
escritores y usaron esta habilidad para atacar a Rosas, siendo
los ejemplos más conocidos el Facundo debido a la pluma de
Sarmiento, El Matadero de Esteban Echeverría, Amalia de José

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 493


Mármol y las Tablas de Sangre del cordobés Rivera Indarte.
Echeverría mandó ejemplares del Dogma Socialista al
gobernador de Entre Ríos, Justo José de Urquiza, y al de
Corrientes, Joaquín Madariaga. No llegó a ver el derrocamiento
de Rosas ya que murió en 1851.
En síntesis, podemos decir que las ideas principales de esta
generación de 1837 están tomadas de modelos europeos,
especialmente de Francia. Que se enrolaron en el liberalismo
en cuanto a la representación popular y a la confianza en
el progreso humano. Adoptaron el Romanticismo que
rechazaba las antiguas formas clásicas de abordar las ciencias
y las artes y de valorar las características propias de cada
sociedad. Conocieron y tomaron elementos del Socialismo
Utópico de Saint Simon en cuanto a los derechos de quienes
trabajaban para protegerlos de los excesos del capitalismo,
que comenzaba a ser cada vez más importante en Europa.
Tras la caída de Rosas intervinieron activamente en
la organización nacional apoyando algunos de ellos al
autonomismo de la provincia de Buenos, y otros a la
Confederación con Urquiza. Alberdi con su obra Bases y con
su proyecto de Constitución influyó en los constituyentes de
1853. Dos de sus miembros más jóvenes, Bartolomé Mitre y
Domingo Sarmiento, llegaron a ser presidentes de la república
pasando entonces a desarrollar sus ideas en la práctica.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 494


6) Ley de Aduana de 1835

La ley de Aduana fue dictada el 18 de diciembre de 1835 y


debía comenzar a regir a partir del primero de enero de 1836.
Debemos tener en claro que era una Ley de la Provincia de
Buenos Aires, que debía tener efecto sobre los productos
que en ella entraran. César Alberto Floria y César A. García
Belsunce en su obra Historia de los Argentinos realizan una
síntesis de la misma:

La Ley del 18 de diciembre de 1835 aumentó las


tasas aduaneras a la importación en general, liberó
totalmente de tasas a los productos que Buenos Aires
producía con un alto nivel de calidad y prohibió
totalmente la introducción de ciertos productos
—trigo, harina, etc.— producidos en el país, rompiendo
así por primera vez con la tradición librecambista. La
nueva ley favoreció a los agricultores que pasaron a
apoyar al general Rosas. Los productores de vinos,
textiles y lanas del interior también se beneficiaron, y
tuvieron la impresión de que Buenos Aires empezaba
una política económica de interés nacional.26

No obstante, las dificultades económicas provenientes


fundamentalmente del bloqueo anglo-francés derivaron en
que paulatinamente se fueran modificando las pautas de la ley y

26 
FLORIA, Carlos Alberto y GARCÍA BELSUNCE, César A. Op. cit., pp. 35-36.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 495


abandonando sus principios de un incipiente proteccionismo.
Debe aclararse que pese a la Ley de Aduanas no había una
situación de igualdad entre las provincias y Buenos Aires, toda
vez que esta conservaba la aduana y sus rentas. En un trabajo
realizado por el doctor Ramón Torres Molina y colaboradores,
denominado Estudios de Historia Constitucional se realiza una
comparación de las leyes aduaneras del año 1822 y 1835; y
analizando la última de las nombradas a modo de conclusión
nos dice: “En primer lugar toda política proteccionista
resulta positiva, pero su mayor grado de profundización, se
logra cuando se concibe en un pie de igualdad entre todas
las regiones económicas. Esta característica no se da en la
ley del año 1835, por que el localismo, aunque atenuado, no
desaparece. Tal afirmación, encuentra fundamento en que las
rentas de la aduana no fueron nacionalizadas, a pesar de los
reclamos del interior”.27
Sin desconocer los problemas que arrastraba la Ley de
Aduanas, la misma fue bien vista en las provincias que veían
una señal por parte de Buenos Aires de atender, parcialmente,
sus intereses; varias legislaturas provinciales manifestaron su
agradecimiento a Rosas por las nuevas disposiciones.

27
TORRES MOLINA, Ramón y colaboradores. Estudios de Historia Constitucional.
Leyes Aduaneras de los años 1822 y 1835. Comparación y Vigencia. La Plata: Centro
de Investigaciones en Ciencias Políticas, 1989, p. 44.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 496


7) Bloqueo del Puerto de Buenos Aires

El conflicto que da origen al bloqueo del puerto de Buenos


Aires comienza por una cuestión menor que, indudablemente,
esconde el problema real. Francia reclama por la prisión del
súbdito francés Hipólito Bacle. Asimismo, pretendía ser
tratada como Inglaterra, que había firmado un tratado al que
ya hemos hecho mención, en el cual recibía el trato de nación
más favorecida y eximía a los ingleses de todo servicio de
carácter militar. La contestación de Rosas a través de Arana, su
ministro, fue desconocer al representante francés por carecer
de poderes diplomáticos (estaba a cargo provisoriamente
del consulado). Asimismo, justificó la detención de Bacle
por espionaje (se le imputó también la venta de planos a la
Confederación Peruano Boliviana del Mariscal Santa Cruz,
confeccionados por orden de la Confederación Argentina).
Al no hacerse caso a las reclamaciones a las que se agregaban
problemas con la justicia de otros súbditos franceses, y por
tener que integrar la milicia de Luján para custodiar al general
Paz (quien se encontraba preso en dicha localidad); finalmente
Francia se consideró agraviada e inició el bloqueo del puerto
de Buenos Aires, declarado por el Almirante Leblanc el día
28 de marzo de 1838. Se bloqueaba el puerto de Buenos Aires
y todo el litoral del río perteneciente a la República Argentina.
En realidad, los motivos de las reclamaciones francesas eran
comerciales y Rosas se mantuvo inflexible en su postura. El

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 497


bloqueo trajo perjuicios económicos a la Confederación y
una intervención mediadora del cónsul de Inglaterra fue
rechazada por el representante francés. A ello se agregaba que
los exilados en Montevideo, donde la flota francesa fondeaba,
hicieron causa común con ellos en su afán de combatir a
Rosas. En estas circunstancias los franceses toman la Isla de
Martin García, luego de una heroica resistencia comandada
por su jefe, el teniente coronel Jerónimo Costa, rendido
ante la enorme superioridad de hombres y medios con que
lo atacaron. No obstante los intentos de la flota francesa de
desembarcar en Zárate y Magdalena fracasan. También fueron
fracasando diversas acciones como la de Berón de Astrada en
Corrientes, la llamada conspiración de Maza en Buenos Aires,
la campaña de Lavalle en Entre Ríos, la sublevación de Los
Libres del Sur en la zona de Chascomús y la Coalición del
Norte, dirigida por Marco Avellaneda, esta última derrotada
en el combate de Quebracho Herrado.
Ante esta situación, Rosas finalmente logra un triunfo
diplomático cuando el 29 de octubre de 1840 se firma
el Tratado Mackau-Arana que pone fin al conflicto. Por
él, la Confederación reconoce las indemnizaciones que
correspondían a los franceses por los perjuicios sufridos. Se
levantaba el bloqueo y se procedía a la devolución de la Isla
Martín García reponiéndose el material de guerra que existía
en la isla antes del conflicto. Se concedía la posibilidad de
repatriación de los argentinos que abandonasen su actitud

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 498


hostil frente al gobierno de la confederación con la mediación
de Francia. Se reconocía a ciudadanos de ambos países el trato
correspondiente a nación más favorecida. Una vez aprobado
el tratado por el rey Luis Felipe y por el Gobierno argentino,
el plenipotenciario de Francia mandó enarbolar a bordo del
buque Alemene de la flota francesa la bandera de nuestro país
y la saludó con una salva de veintiún cañonazos.
Sin lugar a dudas estos sucesos ampliaron el prestigio de Rosas
tanto en el ámbito nacional como en el internacional. Es uno
de los hechos de su gobierno que ha merecido en general una
opinión favorable.
Posteriormente, en 1845, una intervención —ahora de
Francia e Inglaterra aliadas— volvió a bloquear el puerto de
Buenos Aires. Se oponían a la política de Rosas de ayuda a
Oribe en Uruguay, que había sitiado a Montevideo. También
pretendían se les permitiera navegar libremente los ríos Paraná
y Uruguay. El bloqueo fue resistido incluso por súbditos
franceses e ingleses que vivían en Buenos Aires y a los que
afectaba en sus operaciones comerciales. El episodio más
recordado de esta intervención anglo-francesa fue la batalla
de la Vuelta de Obligado, que pese al esfuerzo de las tropas de
la Confederación no pudo evitar el paso de la escuadra anglo-
francesa. No obstante y a pesar de las diferencias existentes
en armamento (los ingleses ya tenían barcos a vapor que no
dependían del viento para navegar y artillería moderna con
precisión en sus disparos) no pudieron desembarcar porque

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 499


eran atacados por partidas del ejército que seguían a los
barcos e impedían el descenso. La razón de la expedición
era comercial, ya que a los barcos de guerra los seguían una
gran cantidad de naves mercantes y el no poder desembarcar
frustró el sentido de la operación.
Finalmente, pasados cinco años, la opinión de los comerciantes
ingleses y franceses (que veían impedidas sus transacciones),
el enorme costo de mantener un bloqueo a tanta distancia
de los países que lo efectuaban y la negativa tenaz de Rosas
de acceder a los pedidos hicieron que las naciones europeas
consintieran en dar por terminado el bloqueo. Es así que
en 1848 se firma el tratado Arana-Southern con Inglaterra
y posteriormente en 1850 el tratado Arana-Lepradeur con
Francia, que ponen fin al bloqueo y a las hostilidades. Como
en la anterior oportunidad del bloqueo francés Rosas salió
fortalecido y con prestigio en toda América. El general San
Martín elogió su conducta al defender sin titubear la soberanía
nacional contra dos potencias como Inglaterra y Francia; y
le donó el sable que lo había acompañado en la guerra de la
Independencia Americana.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 500


8) El Pronunciamiento de Urquiza. Conformación del
Ejército Grande

Los inconvenientes entre Urquiza y Rosas habían comenzado


tiempo antes del pronunciamiento y alcanzaron su punto
máximo cuando Urquiza, luego de derrotar al general Paz,
firmó con el gobernador de Corrientes un tratado el 15 de
agosto de 1846, denominado Tratado de Alcaraz. En su parte
pública, el documento parece estar de en consonancia con el
pensamiento de Rosas al reincorporarse Corrientes al sistema
del Pacto Federal y reconocer el manejo de las relaciones
exteriores por Rosas; pero en su parte secreta, se autorizaba a
Corrientes a no intervenir en la guerra en la Banda Oriental
ni contra la agresión anglo-francesa, permitiéndosele manejar
sus relaciones exteriores; todo esto firmado sin conocimiento
de Rosas. Señala a Urquiza que su arreglo con Madariaga es
contrario al Pacto Federal y finalmente este lo deja sin efecto
y derrota a Madariaga en la “batalla de Vences” o “Potrero de
Vences”, el 26 de noviembre de 1847.
Urquiza y Rosas no volvieron a mantener buenas relaciones,
el primero desairado por haber tenido que dejar sin efecto
lo acordado en Alcaraz y el segundo por entrever el plan de
Urquiza de formar un bloque en el litoral para terminar con
su hegemonía en la Confederación.
Así llegamos al año 1851, cuando se produce el llamado
Pronunciamiento de Urquiza. En un diario de Entre Ríos,

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 501


La Regeneración, aparece un artículo en el cual se expresa
que el año 1851, que acababa de comenzar, iba a ser el de
la organización nacional. Si bien no entraba en demasiados
detalles acerca de cómo se realizaría esa organización, su
contenido estaba en contra de la conocida política de Rosas
sobre el tema. Este último se molestó al conocerlo, pero
Urquiza no tomó medida alguna al respecto.
Rosas, como hacía todos los años, renuncia al ejercicio de las
relaciones exteriores de la Confederación y era costumbre,
desde hacía varios períodos, que las provincias no aceptaban
esta renuncia y le confirmaban la delegación. En esta
oportunidad, la provincia de Entre Ríos, en un bando leído el
primero de mayo, acepta la renuncia y retoma el ejercicio de
sus relaciones exteriores. En el escrito en el cual comunican
la decisión manifiestan, en forma irónica, que sería una
falta de consideración no atender las razones de salud que
da Rosas para renunciar y suponer que no hay personas en
la Confederación con capacidad para suplir la ausencia del
general Rosas y ponerse al frente de las relaciones exteriores.
Paralelamente, y para iniciar la campaña contra Rosas, firman
un tratado de alianza ofensiva defensiva el 29 de mayo de
1851 con Brasil y con la república Oriental del Uruguay.
La provincia de Corrientes se adhiere al pronunciamiento
en contra de Rosas; y Urquiza comienza las hostilidades
ingresando a Uruguay, donde vence a Oribe quien era aliado
del gobernador de Buenos Aires.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 502


Comienza entonces a formarse el llamado Ejército Grande,
entre cuyos integrantes se encontraba, como boletinero (quien
registraba y daba a publicidad las novedades del ejército),
Domingo Faustino Sarmiento, quien posteriormente publicó sus
experiencias en un libro que tituló Campaña del Ejército Grande.
Por el tratado realizado con Brasil y Uruguay, el primero de estos
países se comprometía a enviar 3000 infantes y entregar una suma
de 100 000 patacones mensuales para el ejército. Se devolverían
a un interés del 6 por ciento mensual; y la garantía de su pago
estaba dada por las rentas de las provincias de Corrientes y Entre
Ríos, y por sus tierras fiscales. Entre las figuras históricamente
contrarias a Rosas que se habían incorporado al Ejército Grande,
se encontraban el general Lamadrid, Madariaga, Bartolomé
Mitre y el ya mencionado Sarmiento.

9) La Batalla de Caseros

Terminada la campaña en Uruguay, derrotado Oribe y


levantado el sitio de Montevideo; Urquiza avanza y logra la
adhesión de Santa Fe, cruza el Arroyo del Medio ingresando
a la Provincia de Buenos Aires y luego de algunos combates
menores —en los que sus tropas de avanzada vencen a las de
Rosas—, el 3 de febrero en la batalla de Caseros finalmente
derrotan en forma definitiva al ejército del gobernador de
Buenos Aires, quien renuncia a su cargo refugiándose en

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 503


la embajada de Inglaterra, país en que finalmente se exila
hasta su muerte.
Los historiadores que se han referido al pronunciamiento
han adoptado posturas diferentes conforme su adhesión a
una u otra corriente historiográfica. Los hay como José María
Rosa con sus obras El Pronunciamiento de Urquiza e Historia
Argentina, que entienden que la actitud de este es una traición,
poniendo énfasis en su alianza con una potencia extranjera,
el Brasil, para derrocar a Rosas. Otros, como Luis R. Longui
con su obra Historia Constitucional Argentina, interpretan
que la postura de Urquiza no fue una traición; sino que obró
por un imperativo de conciencia. También los hay que creen
ver problemas de tipo económico que perjudicaban a Entre
Ríos y que ayudaron a decidir la actuación de su gobernador.
La historiografía clásica, en cambio, ha visto en la actitud de
Urquiza con el pronunciamiento una intención de llevar a la
Confederación por el camino de la Organización Nacional,
logrando finalmente el cumplimiento del Pacto Federal con
la reunión de un Congreso y el dictado de una Constitución.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 504


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CAPÍTULO IX
LA CONSTITUCIÓN DE 1853

Por Juan Paulo Gardinetti

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CAPITULO IX

LA CONSTITUCIÓN DE 1853

Por Juan Paulo Gardinetti1*

Sumario:

1) Protocolo de Palermo. Misión Irigoyen 2) Acuerdo de San


Nicolás. Análisis 3) Jornadas de Junio en la Provincia de Buenos
Aires 4) Secesión de Buenos Aires 5) Constitución de 1853.
Fuentes. Estructura. Principales debates. Análisis. Aprobación.
Actitud de Buenos Aires 6) Presidencia de Urquiza. Capital
provisoria. Relaciones con Buenos Aires. Aduana 7) Batalla de
Cepeda. Pacto de San José de Flores. Bibliografía

1*
Juan Paulo Gardinetti. Abogado y Escribano, títulos obtenidos en la Universidad Na-
cional de La Plata. Especialista en Derecho Penal por la Universidad de Buenos Aires.
Especialista en Docencia Universitaria por la Universidad Nacional de La Plata. Profesor
ordinario adjunto en las asignaturas Historia Constitucional e Introducción al Estudio de
las Ciencias Sociales, ambas en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la UNLP.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 509


1) Protocolo de Palermo. Misión Irigoyen1

Una vez producida la caída de Rosas, merced al resultado de la


batalla de Caseros, el general Urquiza debió planificar y llevar
adelante distintas estrategias a fin de pacificar el país y generar
el ambiente propicio para la instalación de un futuro Congreso
constituyente que sancionara la demorada carta constitucional,
pues tal había sido uno de sus objetivos declarados. Si bien la
actitud de Urquiza fue, en general, de tolerancia y apertura ha-
cia los diversos actores políticos, también es cierto que existie-
ron, en los primeros días después de Caseros, severas represa-
lias con algunos seguidores del gobernante vencido.
Ese proceso que se inicia, casi inmediatamente, no estu-
vo exento de obstáculos; y los realineamientos políticos no
se dieron en función de antiguas pertenencias partidistas o
ideológicas, sino de cara al posicionamiento en la relación en-
tre Buenos Aires y las provincias. Esa relación —altamente
conflictiva— entre porteños y provincianos marcará el año
1852. Como iremos estudiando en el presente capítulo, en su
estrategia organizadora, Urquiza convocará a una reunión de
gobernadores en San Nicolás de los Arroyos, donde se firmará
un acuerdo que, retomando los principios del Pacto Federal
1
Los acápites 1 y 2 de este capítulo han sido confeccionados a partir de
textos elaborados por el autor del mismo en GARDINETTI, Juan Paulo
Urquiza y el camino hacia la organización constitucional. En: Anales.
Revista de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universi-
dad Nacional de La Plata. 2012, núm. 42, pp. 440-452.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 510


de 1831, servirá de base y fundamento jurídico-político a la
Constitución de 1853.
Como decíamos, Urquiza hubo de enfrentar dos grandes de-
safíos. Por un lado, el reto de la organización —siquiera pro-
visoria— de la provincia de Buenos Aires, conmocionada y en
expectativa ante la caída de un gobierno como había sido el de
Rosas, quien —con un breve interregno— llevaba más de dos
décadas en el poder. Esta situación era, seguramente, la más
delicada de atender por Urquiza, pues pronto adquiriría una
dinámica vertiginosa en la acción y confrontación de los anti-
guos actores de la política porteña con aquel, y de estos entre sí.
La restante cuestión —en principio tan álgida como la prime-
ra; pero, en los hechos, de más fácil resolución— era la nueva
relación a entablarse con los gobernadores del interior. Cla-
ramente, se presentaban a consideración de Urquiza dos ca-
minos antagónicos a este respecto. Uno, la vía militar directa
contra los jefes provinciales, encabezada tal vez por el propio
gobernador entrerriano con su mismo ejército; la opción por
esa vía suponía, como lógica secuencia, la instalación directa
de nuevos mandatarios afines a Urquiza.
La segunda opción era entablar una política de seducción y
convencimiento de ese heterogéneo grupo de dirigentes, a fin
de convocarlos y atraerlos a la construcción de una nueva for-
ma de relación política entre los componentes de la confedera-
ción, bajo una condición novedosa: la no hegemonía de Buenos
Aires, colocada junto a las demás provincias —al menos en los

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 511


planes urquicistas— en la calidad de pares inter se, condición
necesaria para una estructura constitucional que ofreciera ga-
rantías al interior de que los antiguos privilegios porteños se-
rían anulados. La situación objetiva de la derrota en su pro-
pio territorio, a una distancia relativamente corta de la antigua
capital, y el comando del proceso político por un hombre del
litoral; parecían señales auspiciosas.
Sin embargo, y a este respecto, determinadas circunstancias
parecen no haber sido suficientemente valoradas por Urqui-
za. Desde este punto de vista, podría computarse como un
factor no sopesado correctamente por el vencedor, el rápido
reacomodamiento de los antiguos dirigentes porteños simpa-
tizantes de Rosas en una impensada alianza (impensada solo
en principio) con los viejos emigrados de Montevideo, de re-
greso tras la noticia de Caseros; el abrazo entre el rosista Lo-
renzo Torres con Valentín Alsina —por citar sólo uno de los
ejemplos más notorios— permite graficar la cuestión.
Quedará establecida en 1852 una nueva divisoria de aguas
que ya no tendrá tanto en cuenta antiguos lineamientos po-
lítico-ideológicos —la vieja antinomia entre unitarios y fe-
derales—, sino el posicionamiento en la siempre conflictiva
relación entre Buenos Aires y las provincias. En este sentido,
quedan ya delineados los dos grandes abroquelamientos que
disputarán la próxima década: los defensores de los derechos
de las provincias en la futura organización (entre los que mi-
litan incluso hombres de la ciudad-puerto, como Francisco
Pico), y los que abogarán por el mantenimiento del privilegio

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 512


aduanero en manos de Buenos Aires. Resultaría, entonces, un
error pensar las alternativas que se dan en esta época especial-
mente conflictiva como una reedición de antiguas querellas
partidarias: es un nuevo punto de referencia el que permite
reagrupar a los actores del vertiginoso drama.
Urquiza debe, pues, decidir su actuación en ambos temas con la
mayor premura. Con respecto a la situación interna de Buenos
Aires, coloca al frente de su gobierno a Vicente López y Planes,
reconocida personalidad con actuación pública desde la gesta
revolucionaria de 1810, autor de la letra del Himno, y —tal vez
el punto más importante en esa coyuntura— un hombre sin
partido propio y sin ambiciones de permanencia en el sillón de
gobernador. Será designado, primero en carácter provisorio, y
luego ratificado por la Sala de Representantes como goberna-
dor propietario; es decir, de acuerdo a la normativa institucio-
nal de diciembre de 1823, mandatario titular y efectivo.
Sin embargo, desde los primeros tiempos de su gobierno, debe-
rá hacer frente a un entramado opositor que se gesta desde su
propio gabinete, en el que Valentín Alsina, notorio líder de la
facción antiurquicista, ocupaba el ministerio de Gobierno.
Urquiza, instalado en la residencia de Rosas en Palermo, se re-
uniría el 6 de abril con Vicente López, B. Virasoro y el doctor
Manuel Leiva (quien actúa en la emergencia representando al
Gobierno de Santa Fe); es decir, en esa reunión están presentes
tres gobernadores y un representante (ad hoc)2 de un cuarto
2
El preámbulo del Protocolo menciona a Leiva como “revestido de Plenos Poderes
para representar al Excmo. Señor Gobernador y Capitán General de la Provincia de
Santa Fe, ciudadano don Domingo Crespo”. Los autores han diferido respecto de su
carácter y poderes: así, se ha señalado que el santafecino actuó con poderes sub sperati

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 513


mandatario. Las provincias son las firmantes originarias del
Pacto Federal del 4 de enero de 1831 más Corrientes.
Allí se resuelve: en primer término, autorizar a Urquiza “para
dirigir las Relaciones Exteriores de la República, hasta tanto
que, reunido el Congreso Nacional, se establezca definitiva-
mente el Poder a quien competa el ejercicio de este cargo”. Esta
es una decisión capital, pues, como veremos, apuntaba a dejar
consolidada —en la persona de Urquiza— la única función y
autoridad nacional de la confederación; es decir, el manejo de
las relaciones exteriores de la misma. Ello es una consecuencia
política, por demás lógica, atento el resultado de la batalla. Esta
delegación parece estar, entonces, fuera de discusión.
Sin embargo, es interesante detenerse un momento en la apa-
rente premura con que se llevó a término la resolución de Paler-
mo. La respuesta podría encontrarse en la necesidad de Urquiza
de contar con algún soporte normativo (de tipo convencional)
que acompañara su sola condición —hasta ese momento— de
jefe victorioso y lo fortaleciese, sobre todo, frente a Buenos Ai-
res: “(…) Solo Buenos Aires discutiría esa legalidad. Si Urquiza
se avino a aceptar esta casi furtiva delegación era porque veía
cómo la opinión porteña se le escapaba de las manos”.3

(ROSA, José María. Historia Argentina. Río de Janeiro: Juan C. Granda editor, 1970,
tomo 6, p. 25 y nota 20). Barba, analizando documentación hallada por F. Palma en el
Archivo Histórico de Santa Fe, concluye que “Leiva no era Plenipotenciario ni nada que
se le pareciese” (BARBA, Enrique M. El Acuerdo de San Nicolás. En: Humanidades.
La Plata, 1948, núm. 31, p 129). De todos modos, su actuación en Palermo nunca fue
desautorizada por su gobierno, lo cual se puede interpretar como una ratificación tácita
de su actuación como gestor.
3
BARBA. Op. cit., p. 131.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 514


Hay, además, un punto que no fue objeto de disimulos: “y ale-
jar todo motivo de duda y ansiedad, dando garantías positivas
a los Poderes Extranjeros, que se hallan o pueden hallarse en
relaciones con la República, y que sus compromisos y estipu-
laciones revistan un carácter obligatorio para la misma Con-
federación”. Sin hesitación, la “duda” y “ansiedad” serían las
emanadas del Brasil, potencia que había colaborado militar y
pecuniariamente desde 1851 con Urquiza en su cruzada con-
tra Rosas. La frase del primer párrafo de la parte resolutiva
del Protocolo parece querer indicar que esos “compromisos”
y “estipulaciones”, contraídos por el entrerriano en su carácter
de gobernador y capitán general de su provincia, serían con-
sideradas deudas nacionales.
La segunda resolución adoptada en Palermo era la convocato-
ria según la cual las provincias debían designar sus represen-
tantes para la conformación de la Comisión Representativa del
Pacto Federal. Ahora bien, resulta interesante señalar aquí la
opinión de Rosa, para quien este llamado a resurgir la Comi-
sión era “extemporáneo e inoperante”. Y seguidamente explica:

Extemporánea, porque la Comisión Representativa


fue legalmente disuelta en 1832; inoperante, porque
sus poderes y atribuciones pasaron, por acuerdo de la
misma Comisión ratificado por leyes de todas las pro-
vincias, al gobernador de Buenos Aires (no, a la per-
sona de Rosas). En abril de 1852, don Vicente López

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 515


tenía facultades para convocar por sí solo el congreso
constituyente.4

Analizar este argumento exige recordar que, efectivamente, la


Comisión Representativa había sido disuelta el 13 de julio de
1832, a instancias de Rosas y con la pasividad de Estanislao
López, quien hasta ese momento pulseaba con el jefe porteño
por mantener aquel órgano. El dato de la disolución obra in-
serto, además, en el comienzo del considerando 5° del Proto-
colo. Ergo: nadie lo desconocía. ¿Cuál podía ser, entonces, el
sentido de lo mandado en el segundo párrafo de la parte reso-
lutiva?; es decir, proceder “inmediatamente al nombramiento
del Plenipotenciario que debe concurrir a formar la Comisión
Representativa de los Gobiernos, para que, reunida ésta en
la Capital de la Provincia de Santa Fe, entre desde luego en
el ejercicio de las atribuciones que le corresponden según el
artículo 16 del mismo Tratado”.
Una explicación posible reside en considerar que, tal como las
provincias que la integraban —a través de sus diputados— ha-
bían tenido la potestad de disolver la Comisión en 1832; esas
mismas provincias tenían ahora la potestad de reconstituirla, o
sea, hacerla resurgir. Ningún impedimento existía a tal efecto.
Empero, sí fue un llamado inoperante, pero no por el argu-
mento dado por Rosa, sino por haberse expedido la circu-
lar fechada el 8 de abril de 1852, pues como sintetiza Torres
4
ROSA. Op. cit., p. 26.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 516


Molina, “[e]ste último punto [la convocatoria a conformar el
órgano disuelto] no se cumplió porque la Comisión Repre-
sentativa fue reemplazada por la reunión de gobernadores
convocada en San Nicolás”.5
Urquiza podía resolver las cuestiones atinentes a la prepara-
ción de un futuro congreso por vías más expeditivas y direc-
tas, ello habría implicado una toma unilateral de decisiones
de semejante magnitud. Optó por otra vía, claramente: la per-
suasión, la explicación de los objetivos y el convencimiento,
lo que indudablemente revestía al proceso pre-constituyente
de una dosis de legitimidad mucho mayor que la que podía
obtenerse por la primera vía.
La segunda cuestión arriba mencionada, o sea, el marco de
relaciones con los gobernadores del interior, será encarada
por Urquiza mediante la vía política, los buenos oficios y la
presión en algunos casos, tendientes a atraer y convencer a
los mandatarios provinciales de sumarse a la nueva estructura
política que habría de desembocar en la organización consti-
tucional del país (“… atraer al pensamiento de la Constitución
todas las influencias preponderantes del interior”, según las
propias palabras de Urquiza en las instrucciones que dará).
La utilización de esta vía política y de buenos oficios irá
acompañada, como veremos en seguida, de una alta dosis
de tolerancia ante las resoluciones internas de cada situación

5
TORRES MOLINA, Ramón. Historia constitucional argentina. La Plata: Scotti 2008, p. 182.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 517


provincial, marco en el que algunas provincias cambiarán de
gobernador, a veces de modo violento.
Para ello echará mano de una misión que se encargará —en
gesto hacia el pasado rosista— a un exfuncionario del Res-
taurador, don Bernardo de Irigoyen, a quien le cabría, en el
futuro, una importante actuación como tribuno, legislador y
hombre de Estado. En 1852 es joven (no ha cumplido aún
treinta años) pero con una buena foja de servicios. La misión
que se le encomienda es transmitir a los dirigentes del interior
los propósitos de Urquiza en orden a la estructuración cons-
titucional futura, y las seguridades de que se respetarían las
situaciones provinciales establecidas.
En este orden de cosas, en el centro y norte argentinos, en los
primeros meses de 1852, las situaciones que se vivían en las pro-
vincias eran muy disímiles. Había cierto ordenamiento y conso-
lidación de las jefaturas gubernamentales en San Luis (Lucero),
Catamarca (Navarro), Santiago del Estero (Taboada) y Tucumán
(Gutiérrez). En San Juan, el gobernador Nazario Benavides tuvo
que enfrentar una conjura de tinte liberal, de la que salió airoso.
Empero, hubo cambios de gobernador en Mendoza (Segura),
Salta (Arias), Córdoba (Guzmán) y, en el suceso más trágico,
pues se fusiló al antiguo mandatario, Jujuy también asistió a un
cambio de gobernador mediante una revuelta (Bárcena).
En el litoral, en cambio, los aires eran —al menos en los pri-
meros meses— más calmos: se había consolidado un nuevo
Gobierno decididamente urquicista en Santa Fe al mando de

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 518


Domingo Crespo; el de Corrientes continuaba en manos de
Benjamín Virasoro, alto jefe del ejército que peleó en Caseros,
también de la confianza de Urquiza; y el de Entre Ríos, obvia-
mente permaneciendo en manos de este.
La situación nacional de esos meses ha sido resumida por
Scobie de la siguiente forma:

En el resto de la Argentina se experimentó escasa


agitación y no reinaba esa actividad febril que había
caracterizado la escena porteña en los meses que si-
guieron a Caseros. En la mayoría de las provincias la
población estaba bajo el control de los caudillos loca-
les y menos dividida en sus simpatías políticas y eco-
nómicas. El abrupto cambio que significó para estos
gobiernos dejar de obedecer a Rosas y obedecer a Ur-
quiza demostraba la aceptación pasiva del cambiante
estado de los asuntos en el distante litoral. En Córdo-
ba, Mendoza, Jujuy y Salta es cierto que los goberna-
dores rosistas habían sido reemplazados en marzo y
abril a instigación de Urquiza o por revoluciones lo-
cales. Esto, sin embargo, no representaba un cambio
radical del antiguo orden.6

6
SCOBIE, James R. La lucha por la consolidación de la nacionalidad argentina. 1852-1862.
Trad. de Gabriela de Civiny. Segunda edición. Buenos Aires: Hachette, 1979, p. 51.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 519


Sintetizando, entonces, podríamos reformular lo expuesto di-
ciendo que hubo cambios internos, y en ciertos casos de ma-
nera violenta, pero aun así la situación general del conjunto
de las provincias no se modificó, y se aceptó el nuevo orden
propuesto y encabezado por Urquiza tal como antes se había
aceptado el orden rosista.
Respecto de esta mansa aceptación de una nueva jefatura,
recordaba Rodolfo Rivarola, en 1908, la actitud del cuerpo
legislativo cordobés (representativo de una actitud más o me-
nos similar a las de otras provincias) y escribía que: “Legisla-
turas que habían declarado a Urquiza traidor, y protestado su
adhesión a Rosas, se apresuraban a protestársela a Urquiza.
(…) Suscribir la adhesión a Rosas en noviembre de 1851, no
impedía entusiasmarse por Urquiza en febrero. Se precisaban
entonces noventa días para un cambio de opinión”.7
Empero, justamente aquello constituía de por sí una impor-
tante novedad: por primera vez en décadas se aceptaba un po-
der y un liderazgo que no provenía de la antigua ciudad-puer-
to, y que suponía que ese nuevo orden —el encabezado por
Urquiza— implicaba los componentes de igualdad y cierta
equidad entre las provincias.
Urquiza dio instrucciones un tanto genéricas pero que con-
tenían un mensaje de pacificación a Irigoyen, quien partió a
comienzos del mes de marzo de 1852:

7
RIVAROLA, Rodolfo. Del régimen federativo al unitario. Buenos Aires: Jacobo Peuser
ed., 1908, p. 34.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 520


Es preciso modificar y templar prudentemente las ideas
de los que pretenden inaugurar una época de vengan-
za y desolación. Mi política necesita explicarse a los
gobiernos, porque de la fusión, del olvido y de la tole-
rancia que proclamamos, creo que debemos esperar la
realización de los grandes bienes que anhelamos para el
país. Es conveniente estudiar el estado de la opinión pú-
blica en las provincias, investigar las más o menos pro-
babilidades de una pronta organización, allanar las difi-
cultades que pudieran aparecer y atraer al pensamiento
de la Constitución todas las influencias preponderantes
del interior. Evitar la guerra civil, promover la paz y la
unión es una suprema necesidad de las circunstancias,
a cuya realización debemos consagrar los argentinos
toda clase de esfuerzos y de sacrificios.8

La gira emprendida por el enviado, buscaba, en suma, tran-


quilizar los ánimos y ansiedades de los Gobiernos provincia-
les, evitar los conflictos entre las diversas facciones dentro
de cada jurisdicción y, obviamente, de los distintos caudillos
entre sí (algo bastante corriente, sobre todo en el ámbito del
noroeste), y tratar de sumarlos a la causa constituyente. Con
las salvedades ya señaladas, la situación política del interior
estaba controlada; y en cuanto al segundo objetivo —sumar
voluntades en el proceso de construcción pre-constituyente—
la recepción de los mandatarios fue de expectante cautela.
8
El texto de las instrucciones a B. de Irigoyen ha sido consultado en LÓPEZ ROSAS,
José Rafael. Historia constitucional argentina. Quinta edición act. y ampl. Buenos Aires:
Astrea, 1998, p. 437.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 521


El día 8 de abril de 1852 el flamante ministro de Relaciones
Exteriores de la Confederación, Luis J. de la Peña, remitió por
orden de Urquiza una circular a los gobernadores de las pro-
vincias, invitándolos a concurrir a San Nicolás de los Arroyos,
el próximo día 20 de mayo, a efectos de formar “el preliminar
de la Constitución Nacional” y “aunar sus pensamientos polí-
ticos y tratar de cerca los intereses generales (…)”.9 Una nota
adicional (que no obra publicada en el Registro Oficial) fue
enviada a los mandatarios encareciéndoles que concurrieran
a la reunión con plenos poderes.

2) Acuerdo de San Nicolás. Análisis

Una vez instaladas las delegaciones provinciales en San Nico-


lás, se decidió la conformación de una comisión compuesta
por los ministros de los Gobiernos presentes a fin de proce-
der a la redacción del proyecto definitivo que se sometería
a la firma de los mandatarios. En esas circunstancias, Juan
Pujol volvió a presentar una propuesta anterior suya, con el
espinoso tema de la capitalización de Buenos Aires incluido.
Francisco Pico hizo lo propio con la que —presuntamente—
había consensuado con Vélez Sársfield. Entre los diferentes
borradores había puntos de acuerdo y notorias discrepancias.
Se resolvió, en la urgencia, reducir la comisión con resultados

9
Registro Oficial de la República Argentina. Buenos Aires, 1882, tomo III, p. 9.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 522


infructuosos; ante lo cual se decidió sumar a Leiva para tratar
de zanjar diferencias. Finalmente, se arribó a un proyecto que
fue sometido a la firma de los gobernadores.
El documento principia con el listado de los mandatarios pro-
vinciales que lo suscribieron, el 31 de mayo de 1852, a saber:
Justo José de Urquiza, representando a su provincia y a la de
Catamarca, por expresa delegación efectuada por ley de la Le-
gislatura de ésta última en virtud del reciente fallecimiento
del gobernador Navarro; Vicente López, por Buenos Aires;
Benjamín Virasoro, por Corrientes; Pablo Lucero, por San
Luis; Nazario Benavides, por San Juan; Celedonio Gutiérrez,
por Tucumán; Pedro Pascual Segura, por Mendoza; Manuel
Taboada, por Santiago del Estero; Manuel Vicente Bustos, por
La Rioja; y Domingo Crespo, por Santa Fe.
Siempre dentro de la parte preliminar, continúa el Acuerdo
mencionando los dos grandes objetivos que se pretendían
cumplir, en primer lugar:

(…) la reunión de un Congreso General, que con arreglo


a los tratados existentes, y al voto unánime de todos los
Pueblos de la República ha de sancionar la constitución
política que regularice las relaciones que deben existir
entre todos los Pueblos Argentinos como pertenecientes
a una misma familia; que establezca y defina los altos po-
deres Nacionales y afiance el orden y prosperidad inte-
rior y la respetabilidad exterior de la Nación.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 523


En segundo término, la consideración relativa a que era “ne-
cesario allanar previamente las dificultades que pueden ofre-
cerse en la práctica para la reunión del Congreso, proveer a los
medios más eficaces de mantener la tranquilidad interior, la
seguridad de la República y la representación de la Soberanía
durante el período constituyente”; es la fundamentación de la
autoridad nacional provisoria que se encomendaría a Urquiza.
Están allí, entonces, presentadas las dos grandes cuestiones de
que trata el Acuerdo de San Nicolás.
Por la primera de las cláusulas (o “resoluciones”, así las de-
nomina el texto), se declaraba al Pacto Federal de 1831 como
“ley fundamental de la República”, debería ser “religiosamente
observado” y, a tal fin, se facultaba a Urquiza (llamado aquí
simplemente “Encargado de las Relaciones Exteriores”) a eje-
cutarlo en todo el territorio nacional.
Según la siguiente disposición, “ha llegado el caso previsto en
el artículo 16 del precitado tratado de arreglar por medio de
un Congreso General federativo la administración general del
País bajo el sistema federal (…)”. Esta es, con seguridad, la dis-
posición más importante de las adoptadas en San Nicolás, pues
se estaba convocando, formalmente, la reunión del congreso o
convención constituyente, demorada por más de veinte años.
He aquí plasmada la concatenación lógica y normativa en-
tre el Acuerdo de San Nicolás y el Pacto Federal de 1831: en
sus normas se revela la continua aspiración de las provin-
cias a la organización constitucional definitiva, y en ambos

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 524


documentos están establecidas claras disposiciones que
estructuraron la etapa pre-constituyente de nuestro país.
Con toda justicia, es que merecen ser considerados estos
dos como los pactos preexistentes más importantes de los
aludidos en el Preámbulo de la Constitución histórica.
La cláusula tercera, de carácter económico, eliminaba los de-
nominados derechos de tránsito, garantizando la libre circu-
lación de bienes, productos y transportes entre las distintas
provincias, reiterando en este sentido lo previsto ya en el Pac-
to de 1831. Como veremos más abajo, este principio debió ser
forzosamente recortado al producirse la separación de Bue-
nos Aires y decretarse el pago de aranceles aduaneros a los
productos que procedieran de la ciudad porteña.
Por el artículo cuarto, se ordenaba que el congreso constitu-
yente se reuniera en el próximo mes de agosto, para lo cual se
mandaba hacer elecciones de los diputados que lo integrarían
según las normas locales de cada provincia.
La quinta cláusula es especialmente importante en el desarrollo
de este proceso previo a la labor constituyente, pues, al estable-
cer la representación igualitaria de las provincias con dos dipu-
tados por cada una de ellas, se enervaba la hegemonía porteña
y se eliminaba la posibilidad de que la ciudad-puerto dominara
una vez más un congreso nacional; era, indudablemente, una
lógica consecuencia del sistema federal proclamado.
Por el artículo sexto, se prohibía a los diputados portar ins-
trucciones especiales y se estipulaba que el texto constitucional

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 525


sería sancionado “a mayoría de sufragios”; es decir, con una
mayoría simple. Una vez efectuada la votación, se deberían su-
jetar “a lo que la mayoría resuelva, sin protestas ni reclamos”.
Los diputados contarían con una amplia prerrogativa de in-
munidad a efectos de expresarse y actuar libremente; la pro-
vincia a la que representaran, podía retirar “cuando lo creyere
oportuno” a su diputado, pero debía mandar otro inmediata-
mente en su reemplazo (cláusula octava). Se encargaba a Ur-
quiza abonar las dietas y demás gastos de los diputados (art. 9).
El jefe entrerriano quedaba comisionado, además, para la ins-
talación del Congreso y apertura formal de sus sesiones, lo que
podía hacer personalmente o por medio de un delegado; y para
custodiar “la seguridad y libertad de sus discusiones” (cláusula
décima). En cumplimiento de esta cláusula, Urquiza ordenó,
mediante un decreto firmado en Paraná, fijar el día 20 de no-
viembre de 1852 para la instalación del cuerpo constituyente.
Asimismo, y de acuerdo a lo establecido en la última parte de
la cláusula (libramiento de fondos para la organización de las
oficinas del cuerpo y la adopción de “todas aquellas medidas
que creyere oportunas para asegurar el respeto de la Corpora-
ción y sus miembros”), Urquiza proveyó la planta de oficiales
y empleados de aquel (decreto de 3 de septiembre de 1852).
El lugar determinado para la reunión del Congreso era la
ciudad de Santa Fe, aunque el propio cuerpo podría luego
decidir su residencia en otro (art. 11). Una vez que se san-
cionara la Constitución y las leyes para ponerla en práctica,

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 526


sería comunicada por el presidente del cuerpo a Urquiza, “y
este la promulgará inmediatamente como ley fundamental
de la Nación, haciéndola cumplir y observar”. A continua-
ción, sería designado el primer presidente de la República,
de acuerdo al texto constitucional, y el Congreso daría por
culminada su labor (cláusula décimo segunda).
A partir de la cláusula décimo cuarta en adelante, se insertan una
serie de atribuciones y potestades de importante calibre, de las
que se inviste a Urquiza, amén de las que ya fueron señaladas.
Repasemos algunas de ellas: se lo autorizaba al empleo de “todas
las medidas que su prudencia y acendrado patriotismo le sugie-
ran” (es decir, sin límites demasiado visibles) a fin de “restablecer
la paz sosteniendo las autoridades legalmente constituidas”, para
lo cual contaría con la colaboración de los gobernadores.
Esta era una medida que, como recién expresamos, dejaba
en manos del vencedor de Caseros un recurso abierto a su
propio criterio que, obviamente, incluía el uso de la fuerza
(lo que se refuerza con lo establecido en el artículo siguiente
en relación al mando militar) en un contorno bastante im-
preciso. Era —además y con mucha evidencia— un reaseguro
que tomaban los mismos mandatarios provinciales respecto
de su propia situación, habida cuenta los sucesos ocurridos
en varias provincias y los que ocurrirían en los momentos en
que ellos estaban reunidos en San Nicolás (v. gr., sendas re-
voluciones en Tucumán y San Juan, vencidas ambas por los
gobernadores a su regreso).

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 527


En concordancia con lo recién expuesto, también se le otorga-
ba a Urquiza (art. 15 del Acuerdo) el mando supremo de las
fuerzas militares, considerándolo general en jefe de los ejércitos
de la Confederación. Por esta misma cláusula, se establecía que
todas las fuerzas provinciales serían a partir de ese momento
“partes integrantes del ejército nacional”; es decir, simples com-
ponentes de un organismo militar único e indivisible.
Urquiza, como jefe supremo de las fuerzas, podía aumentar o
disminuir su número y destinarlas “del modo que lo crea con-
veniente al servicio nacional”. En uso de la comandancia supre-
ma conferida y del consiguiente poder general administrativo
en el área militar, Urquiza dictó diversas medidas tendientes a
una reorganización contable y financiera del Ejército: así, v. gr.,
el restablecimiento de los comisarios pagadores de haberes de
las tropas; conformación de fondos para atender los gastos de
indumentaria y aseo en las guarniciones, y eventos extraordi-
narios; asignación de fondos para la manutención (“rancho”)
de las tropas, supresión de adicionales superfluos, etc.
Continuando con las atribuciones y poderes delegados, ve-
mos que también se confiaba a Urquiza la reglamentación de
la navegación fluvial, la administración de los correos, y la
mejora de los caminos públicos (art. 16).
La otra atribución fundamental que se le otorgaba era la con-
tenida en el artículo 19, según la cual, para afrontar los gastos
nacionales, las provincias aportarían “proporcionalmente (…) el
producto de sus aduanas exteriores, hasta la instalación de las

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 528


autoridades constitucionales, a quienes exclusivamente compe-
tirá el establecimiento permanente de los impuestos nacionales”.
Este era el otro embate a los privilegios porteños. En efecto, se
disponía no sólo que la provincia debería aportar el tesoro de su
aduana para solventar los gastos nacionales que demandara la
administración de esos asuntos en manos de Urquiza, sino que,
en un futuro muy cercano, con la instalación de las autoridades
designadas conforme el texto constitucional, aquella fuente in-
agotable de recursos le sería quitada irremediablemente.
Esto pretendía ser, ni más ni menos, que la finalización de
un ciclo que hundía sus raíces en el pasado colonial y que
había hecho la opulencia de Buenos Aires en desmedro de
las restantes jurisdicciones, colocadas —sobre todo en épo-
cas anteriores— en una situación mendicante. Era el triunfo
del verdadero federalismo, el encarnado por don Pedro Ferré,
veintidós años después.
Por el artículo 18 se confería a Urquiza, de acuerdo a las pre-
rrogativas y funciones encomendadas, el título de “Director
Provisorio de la Confederación Argentina”, con el cual des-
empeñó el Ejecutivo nacional en dicho carácter hasta su pro-
pia asunción como primer presidente constitucional de la
República organizada, aunque dividida. Según lo dispuesto
en la cláusula décimo séptima, se había facultado a Urquiza a
designar los miembros de un Consejo de Estado, cuerpo que
tendría carácter meramente consultivo.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 529


No llegaron a las deliberaciones y firma a tiempo las repre-
sentaciones provinciales de Salta, Jujuy y Córdoba; pero pos-
teriormente las dos primeras, mediante sus gobernadores, y la
tercera, vía un ministro plenipotenciario, adhirieron (de con-
formidad a la invitación establecida en el artículo adicional)
en fecha primero de julio de 1852, al Acuerdo, por ser este “la
expresión de la voluntad de las Provincias que representamos,
y prepara de un modo seguro e inmediato la reunión del Con-
greso General que ha de organizar la nación, sancionando la
Carta Fundamental de las Provincias Confederadas. Que pro-
vee a la paz y tranquilidad de toda la nación, y a su seguridad
y respetabilidad exterior. (…) Y finalmente, que establece una
Autoridad Nacional durante el lapso de ha de preceder a la
promulgación de la Constitución y organización de los pode-
res constitucionales”.
Para finalizar este acápite, deseamos resumir nuestra opinión
al respecto diciendo que, más allá de su caracterización como
el asiento jurídico de la Constitución de 1853, para seguir las
palabras de Spota10, hay allí una nota distintiva en orden a la
búsqueda de consensos y coincidencias de objetivos, lo cual
no es un dato menor, como dijimos más arriba, en una histo-
ria que abunda en ejemplos de diferencias irreconciliables y
terribles luchas civiles. Asimismo, sus disposiciones, claras y
concretas, en torno al proceso constituyente futuro, permitie-

10
SPOTA, Alberto Antonio. Lo político, lo jurídico, el Derecho y el poder constituyente.
Buenos Aires: Plus Ultra, 1975, p. 122.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 530


ron que el Congreso de Santa Fe pudiera cumplir su cometido
en un tiempo breve. He allí, entonces, sus principales méritos.
Sin embargo, no es posible desconocer que este instrumento
organizador actuó como disparador, a su vez, de las tensiones
que se venían acumulando entre los porteños y el resto de la
Confederación, tensiones que liberarían su carga en los célebres
debates de junio de 1852, prolegómenos de la revolución del 11
de septiembre de ese año. En amarga paradoja, el basamento ju-
rídico-político de la organización constitucional sirvió paralela-
mente como excusa para el inicio de una nueva —y larga— etapa
de desencuentros con la separación de Buenos Aires. Es lo que
estudiaremos en los acápites que siguen.

3) Jornadas de Junio en la Provincia de Buenos Aires

Como dijimos, Vicente López había firmado, junto a los de-


más gobernadores de provincias, el texto del Acuerdo de San
Nicolás. Sin embargo, antes de la reunión no había recabado
plenos poderes para la suscripción del mismo, como sí, en
cambio, habían llevado sus pares. López envió el documento
firmado a la Sala de Representantes de Buenos Aires, donde
sus opositores habían logrado formar un bloque mayoritario.
Los ataques por medio de la prensa periódica, alineada con
las posturas contrarias al Gobierno, arreciaron y, a la llegada
del gobernador a la ciudad, los ánimos se caldearon.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 531


El gobernador, entonces, encargó la defensa de lo actuado en
San Nicolás a dos de sus ministros —su propio hijo Vicente
Fidel López, a cargo de la cartera de Instrucción Pública, y a
Juan María Gutiérrez, que dirigía la de Gobierno—, quienes
comparecieron a la Sala a respaldar a los pocos diputados que,
como Francisco Pico, apoyaban a aquel. El debate que se sus-
citó fue creciendo en intensidad desde que los opositores al
Gobierno, encabezados por Mitre, Estévez Saguí y Vélez Sárs-
field, comenzaron los ataques al mismo.
Suelen recordarse, sobre todo los enfervorizados argumentos del
primero de los nombrados: “Mi conciencia (…) está irremisible-
mente formada: Mi voto por la no admisión del tratado que va a
discutirse”, cuestionando —sobre todo— el cúmulo de atribucio-
nes que por el Acuerdo se habían concedido a Urquiza:

¿Qué nombre merece una autoridad semejante? Yo la


llamo dictatorial. Yo la llamo irresponsable. Yo la llamo
despótica. ¡Yo la llamo arbitraria! (…) la autoridad del
general Urquiza puede disponer de las rentas nacionales,
declarar la guerra, reglamentar la navegación de los ríos,
y ejercer por sí y ante sí la soberanía interior y exterior,
sin necesidad de previa o posterior sanción (…) En la
esfera de lo posible (…) no sé qué otra cosa le sea dado
poder hacer a una autoridad humana, a la cual se le pone
en una mano la plata y en la otra las bayonetas; y a cuyos
pies se pone el territorio, los hombres y las leyes.11

11
Extractado de LÓPEZ ROSAS. Op. cit., p. 450.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 532


Queda claro, entonces, que lo medular del discurso de Mitre
estaba enfocado a cuestionar los poderes que los gobernado-
res habían depositado en Urquiza.
La respuesta al joven coronel fue dada por Francisco Pico,
como dijimos, uno de los pocos porteños urquicistas y miem-
bro de la Legislatura que apoyaba al gobernador López. Pico,
en resumidas cuentas, planteó que lo que los firmantes del
Acuerdo habían decidido era, simplemente, admitir en un
plano convencional los poderes que Urquiza, como vencedor
de la batalla de Caseros, ya poseía. Además, desacreditó la te-
sis mitrista en el sentido de que se trataban de atribuciones
dictatoriales y, por fin, limitó el alcance de las potestades de la
Legislatura de Buenos Aires y la necesidad de que se respetara
lo acordado por los demás Gobiernos de provincias.
Coinciden los autores en señalar que, seguidamente, sobrevi-
nieron los dos discursos más importantes de las célebres jor-
nadas: los pronunciados por Dalmacio Vélez Sárfield y por
Vicente Fidel López.
El futuro autor del Código Civil atacó centralmente lo que
consideraba era la ausencia de potestades por parte de los go-
bernadores para decidir en torno a un proceso pre-constitu-
yente y, en el caso particular del gobernador de Buenos Aires,
en la falta de autorización para comprometer a la provincia
del modo en que lo había hecho. En efecto, en la sesión del día
22 de junio de 1852, dijo el brillante jurista cordobés, ahora
portavoz de las posturas porteñas más radicalizadas:

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 533


(…) Ninguna autoridad de la provincia ha fijado las
bases de tal tratado [se refiere al Acuerdo de San Nico-
lás], ni nombrado al que debiese negociarlo. El señor
gobernador [Vicente López] no podía por la esencia
y naturaleza del poder que investía, convertirse en
simple negociador de un tratado que él mismo debie-
ra ratificar con la autoridad de la Sala. ¿Quiénes eran
las partes contratantes? ¿Quién le nombró para pleni-
potenciario y de qué poder se originaban sus faculta-
des? ¿Cómo esos gobernadores, reunidos para hacer
un tratado, lo celebran y se separan sin dar lugar a las
actas ulteriores que todo tratado exige? (…) No ha de-
bido, pues, hacerse un tratado con los gobernadores
para reunir un Congreso Nacional, ni menos pode-
mos aceptar que ese tratado sea la condición necesaria
para organizar la república (…) si el Acuerdo no fuese
aprobado por la Sala, como lo espero, yo propondré
los medios que puedan adoptarse para que, cuanto an-
tes aparezca organizada la Nación. He dicho.12

El debate fue cerrado por el discurso del ministro de Ins-


trucción Pública, Vicente Fidel López, como ya dijéramos,
hijo del gobernador, en el que contestó a la argumentación
de Vélez, diciendo que: “El Acuerdo de San Nicolás es un
acto del gobierno emanado de la obligación que él tiene de

12
VÉLEZ SÁRSFIELD, Dalmacio. “El Acuerdo de San Nicolás. Discurso pronunciado
en la sesión del 22 de junio de 1852, en la Sala de Representantes”. En: Páginas magis-
trales. Buenos Aires, Jackson,1944, pp. 8-30.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 534


cumplir religiosamente leyes anteriores, leyes fundamentales y
vigentes hasta la fecha, leyes sancionadas por el sentimiento de
todos los pueblos de la República; leyes, en fin, que ninguna pro-
vincia puede contradecir sin caer en un acto de rebelión contra el
pacto fundamental que constituye la Nación Argentina”13.
Esta parte del discurso está enfocada, evidentemente, en la
defensa de los compromisos asumidos por el Gobierno de la
provincia derivados del Pacto Federal de 1831, documento
que —precisamente— había sido declarado “pacto funda-
mental de la Confederación Argentina” en el protocolo de
Palermo (considerando octavo) y “ley fundamental de la Re-
pública” por la primera cláusula del Acuerdo de San Nicolás.
Finalmente, el ministro López lanzó una vibrante arenga en
defensa de la unidad nacional que el Acuerdo de San Nicolás
procuraba lograr, intentando que se depusieran los intereses
meramente localistas:

Y he aquí señores, me honro con la declaración que


hago: ¡Que amo como el que más al pueblo de Buenos
Aires, en donde he nacido! Pero alzo mi voz, también,
para decir ¡que mi patria es la República Argentina y no
Buenos Aires! Quiero al pueblo de Buenos Aires dentro
de la República y en la República, y por eso me empeño
en que salga del fango de las malas pasiones que lo pos-
traron en la tiranía en que se ha mecido por veinte años.
Tengamos sensatez para entrar cuanto antes en la ley.14

13
Los fragmentos del discurso de V. F. López han sido tomados de LÓPEZ ROSAS. Op.
cit., p. 454.
14
Idem, pp. 454-455.
Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 535
La sesión terminó en graves incidentes y los enviados del Go-
bierno casi fueron alcanzados por la borrasca opositora.
Desautorizado el gobernado Vicente López por los legislado-
res de la provincia, presentó su renuncia al cargo, reponién-
dolo en el mismo el propio Urquiza, haciendo uso de la atri-
bución conferida por la cláusula décimo cuarta del Acuerdo.
Se produjeron algunas clausuras de periódicos opositores y se
arrestó a dirigentes del mismo sector, como Mitre, Portela y al
propio Vélez Sársfield. Sin embargo, la tensión, lejos de dismi-
nuir, aumentaba a pasos agigantados. El anciano gobernador
no soportó tanta presión política y volvió a renunciar, pero ya
de manera irrevocable, motivo por el cual el jefe entrerriano
se hizo cargo del gobierno provisorio de la provincia de Bue-
nos Aires (decreto del 26 de julio de 1852).

4) Secesión de Buenos Aires

Como dijimos más arriba, el clima en Buenos Aires era de


extrema tensión. El sector porteño que más resistía la figura
de Urquiza aprovechó la partida de este al Litoral para cum-
plir con la inauguración solemne de las sesiones del Congreso
Constituyente —por lo que efectuó una delegación del mando
del gobierno provincial en el general Galán—, para lanzar a
las calles el movimiento revolucionario del 11 de septiembre
de 1852, que escindió a Buenos Aires del resto de las provin-
cias que componían la Confederación.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 536


El líder más notorio del movimiento revolucionario fue Va-
lentín Alsina, quien pasó a ocupar el cargo de ministro del go-
bierno provisional encargado al general Pinto (el gabinete lo
completaban el general José María Pirán y el doctor Francisco
de las Carreras). Tiempo después, el propio Alsina fue desig-
nado gobernador, actuando Bartolomé Mitre como ministro
de Gobierno y Relaciones Exteriores.
Se tomaron medidas que claramente mostraban una abierta
hostilidad contra la política dirigida por Urquiza en el resto
de la Confederación: se declaró públicamente que no se reco-
nocería ningún acto proveniente del Congreso instalado re-
cientemente en Santa Fe; se ordenó el regreso de los diputados
constituyentes elegidos en el mes de agosto por la provincia
de Buenos Aires y se revocó la delegación del ejercicio del
manejo de las relaciones exteriores a aquel.15
El Congreso Constituyente sancionó, por su parte, en fecha
22 de enero de 1853, una autorización a Urquiza, como direc-
tor provisorio de la Confederación, a fin de que “haga cesar la
guerra civil en la Provincia de Buenos Aires, y obtenga el libre
asentimiento de ésta al Pacto Nacional de 31 de Mayo de 1852”.
Inmune a esos actos, el sector porteño triunfante se dispuso
a organizar a Buenos Aires como una entidad estatal distinta
de la Confederación, aunque sin renunciar a la nacionalidad
argentina, que ambos bloques seguían defendiendo.
15
Gorostegui de Torres, Haydée. La organización nacional. Tercera edición. Buenos
Aires: Paidós, 2000, p. 33.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 537


El conflicto se planteó en todos los ámbitos y esferas posi-
bles: en lo político desde luego, pero también en lo jurídico,
en lo diplomático, en lo económico-financiero y, consecuente
y desgraciadamente, también en el terreno militar.
En este contexto, se llegó a sancionar —en 1854— la primera
Constitución de Buenos Aires que reclamaba para sí el título de
“Estado de Buenos Aires”. Es interesante destacar que, para el
dictado de la mencionada carta constitucional, la hasta enton-
ces denominada Sala de Representantes manifestaba recuperar
el ejercicio del poder constituyente que se había dado dicho
cuerpo legislativo al declararse extraordinario según una ley
dictada en el año 1821, es decir, más de treinta años atrás.
En cuanto a la organización de los poderes del gobierno, la
Constitución de 1854 mantenía el Poder Ejecutivo a cargo de
un gobernador; respecto del legislativo, incluía una innova-
ción ya que, por primera vez, la provincia adoptaba el sistema
de dos cámaras en su ahora llamada Legislatura; por supues-
to se establecían también las atribuciones del poder judicial.
Otras de las novedades importantes, como se ha destacado,
estaba en la inclusión del régimen municipal en el texto su-
premo, dejándose en manos de una ley posterior la respectiva
reglamentación de tan importante tópico.16

16
FASANO, Juan Pablo y Marcela TERNAVASIO. “Las instituciones: orden legal y ré-
gimen político”. En: Marcela Ternavasio (directora del tomo) Historia de la provincia de
Buenos Aires. De la organización provincial a la federalización de Buenos Aires (1821-
1880). Buenos Aires: Edhasa, 2013, tomo 3, p. 63.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 538


Mientras que —como veremos más adelante— las provincias
que se habían mantenido dentro de la Confederación sopor-
taban diversas penurias de índole económico-financiera, el
Estado de Buenos Aires conoció una época de gran prospe-
ridad en esta esfera, situación que se debía en gran medida
al monopolio portuario y aduanero que seguía detentando.
La campaña bonaerense, gran productora de riqueza agrope-
cuaria, hizo posible que la ciudad de Buenos Aires avanzara a
ritmo incansable y conociera los adelantos que la ciencia y la
tecnología ponían a su disposición, modernizara el transpor-
te con el desarrollo incipiente del ferrocarril y, en definitiva,
mejorara la calidad de vida de sus habitantes. La realidad de
las provincias era, como se dijo, penosamente muy diferente.

5) Constitución de 1853. Fuentes. Estructura. Principales


debates. Análisis. Aprobación. Actitud de Buenos Aires

Conforme lo estipulado en el Acuerdo de San Nicolás, las


provincias eligieron y enviaron a Santa Fe a los diputados
constituyentes que debían representar a cada una. Entre ellos
estaban los nombres de Santiago Derqui, Juan del Campillo,
Pedro Ferré, Pedro Centeno, José Ruperto Pérez, Martín Za-
pata, Salvador María del Carril, Ruperto Godoy, Pedro Díaz
Colodrero, Facundo de Zuviría (que presidiría la conven-
ción), Manuel Leiva, Juan Francisco Seguí, José Manuel Pérez,

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 539


Salustiano Zavalía, Juan María Gutiérrez y un joven jurista
destinado a una actuación descollante: José Benjamín Goros-
tiaga, diputado por Santiago del Estero.
El Congreso Constituyente instalado a finales de 1852 tuvo
una labor intensa y fecunda, que sobresale más si tenemos en
cuenta que, a escasos meses de su puesta en funcionamiento,
produjo el texto de la carta constitucional. Para una actuación
tan rápida fue determinante que se conformara una Comisión
de Negocios [Asuntos] Constitucionales para la redacción del
proyecto constitucional, que integraron Leiva, Gutiérrez, Díaz
Colodrero, Ferré y Gorostiaga. Este último dio un impulso
enérgico a la labor de la comisión y, como dijimos más arriba,
fue una de las figuras centrales de todo el congreso.
El informe confeccionado por dicha comisión expresaba: “El
proyecto que la Comisión tiene el honor de someter a examen
de Vuestra Honorabilidad [se refería al pleno de los diputa-
dos constituyentes], no es obra exclusivamente de ella. Es la
obra del pensamiento actual argentino, manifestado por sus
publicistas y recogido en el trato diario que los miembros de
la Comisión mantienen con sus dignos colegas”.17
Con respecto a las fuentes, suelen distinguirse entre las de ori-
gen nacional y las extranjeras. En relación a las primeras, no
cabe duda que la Constitución de 1826 que, a su vez, recogía
gran cantidad de sus cláusulas de la de 1819, fue una fuente de

17
Citado en Linares Quintana, Segundo V. El espíritu de la Constitución. Buenos Aires:
Ad Hoc., 1993, p. 59.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 540


primerísima importancia. Al respecto, de los estudios y com-
paraciones de los textos que se han practicado, se ha arribado
a la conclusión de que la Constitución de 1853 toma sesenta
y seis artículos de la de 1826 y que, a su vez, cuarenta y seis
de los mismos provenían de la de 1819, aunque haciéndose la
salvedad de que no se trata de cláusulas incorporadas textual
ni totalmente.18
El derecho público de origen convencional o surgido de los pac-
tos y tratados suscriptos por las provincias argentinas en las dé-
cadas anteriores reviste también el carácter de fuente constitu-
cional. En este sentido, sobresalen el Pacto Federal de 1831 y el
Acuerdo de San Nicolás de 1852 y, en un segundo escalón, el del
Pilar (1820), el Tratado del Cuadrilátero (1822) y otros que los
Estados provinciales fueron firmando en los decenios previos.
Han sido fuentes de primer orden, asimismo, el Proyecto
de Constitución elaborado por Juan Bautista Alberdi y que
acompañaba la segunda edición de su libro Bases y puntos de
partida para la organización definitiva de la República Argen-
tina (Valparaíso, Chile, septiembre de 1852), la Constitución
norteamericana sancionada por la Convención de Filadelfia
en 1787 y los escritos recopilados en la obra El Federalista,
cuyos autores fueron Alexander Hamilton, James Madison y
John Jay. La influencia del constitucionalismo norteamerica-
no en la organización constitucional argentina fue sostenida
18
Pérez Guilhou, Dardo. El pensamiento conservador de Alberdi y la Constitución de
1853. Buenos Aires: Depalma, 1984, p. 162. Dicho autor sigue un estudio anterior de
Carlos E. Colautti.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 541


desde el propio congreso constituyente nada menos que por
uno de sus redactores, como lo fue Gorostiaga, quien expresó
que el proyecto presentado “estaba vaciado en el molde de la
Constitución de los Estados Unidos”.19 También Domingo F.
Sarmiento, poco tiempo después, defendió esta tesitura que, sin
embargo, debe ser matizada. Explicaremos ello seguidamente.
La influencia del texto norteamericano —sin bien poderosa—
no debe ser tomada como una verdad absoluta. Es cierto que
ese influjo se hizo sentir en aspectos importantes de la organi-
zación constitucional, como por ejemplo, en la conformación
del poder judicial federal. Sin embargo, en otras esferas su in-
fluencia fue mucho menor.
Desde esta óptica, cabe recordar la impronta, sobre todo en
lo referente a los poderes y las atribuciones del poder ejecu-
tivo, de la Constitución chilena de 1833, según lo admitió
el propio Alberdi en sus escritos.20 Al respecto, cabe tener
en cuenta que en las Bases, el tucumano preconizaba: “Este
[la conformación del ejecutivo] es uno de los rasgos en que
nuestra Constitución hispano argentina debe separarse del
ejemplo de la Constitución federal de los Estados Unidos”.21

19
BIANCHI, Alberto B. Historia de la Formación Constitucional Argentina (1810-1860).
Buenos Aires: LexisNexis, 2007, p. 188.
20
Hemos abordado el estudio de este tema, con más detalle, en GARDINETTI, Juan
Paulo. “El ‘Ejecutivo vigoroso’: una indagación acerca de la influencia del pensamiento
alberdiano en la configuración constitucional del Ejecutivo en la Argentina”. En: Revista
Jurídica. Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad de Ciencias Em-
presariales y Sociales. Buenos Aires, 2012, núm. 16, pp. 143-155.
21
Alberdi, Juan B., Bases y puntos de partida para la organización política de la República
Argentina. Buenos Aires: La Cultura Argentina, 1915, p. 169.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 542


Correlativamente, aconsejaba imitar la conformación del
ejecutivo chileno según la carta trasandina de 1833: “La
Constitución ha dado el orden y la paz, no por acaso, sino
porque fue ese su propósito, como lo dice su preámbulo. Lo
ha dado por medio de un poder ejecutivo vigoroso; es de-
cir de un poderoso guardián del orden, misión esencial del
poder, cuando es realmente un poder y no un nombre. Este
rasgo constituye la originalidad de la Constitución de Chi-
le que, a mi ver, es tan original a su modo como la de Es-
tados Unidos”.22 Más tarde, en sus Estudios sobre la Consti-
tución argentina de 1853, decía: “Ha resultado de ahí que el
Poder Ejecutivo argentino, que forma la facción prominente
de la Constitución de 1853 y determina toda su fisonomía, es
completamente diferente del Ejecutivo de los Estados Unidos
de Norte América. No hay más que colocar uno enfrente de
otro y contar sus atribuciones, para ver que se asemejan tan-
to como un huevo a una castaña”.23 En sus Estudios, expresó
que el ejecutivo establecido en la carta argentina de 1853 “mil
veces más se asemeja al de Chile que al de Estados Unidos”.24
Los proyectos y reglamentos constitucionales, así como los de-
cretos y leyes sancionados desde 1810 en adelante forman un
grupo importante de fuentes cuyo valor no puede desconocerse.

22
Alberdi, Juan B. Bases…, p. 174.
23
Alberdi, Juan Bautista. Estudios sobre la Constitución Argentina de 1853. Buenos Ai-
res: El Ateneo, 1929, pp. 33-34.
24
Alberdi, Juan B. Estudios…, p. 34.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 543


En menor medida, también se pueden reconocer, en aspec-
tos puntuales, influencias de otras constituciones extranjeras,
como la de Cádiz de 1812.
En cuanto a su estructura, pueden distinguirse claramente
dos partes, no sólo por las temáticas que abordan sino por el
origen de las mismas. Una primera parte, denominada por
la doctrina “parte dogmática”, en cuya preparación intervino
Juan María Gutiérrez siguiendo el influjo de Alberdi,25 don-
de se condensan los grandes principios constitucionales, las
declaraciones, derechos y garantías de los individuos; y una
segunda parte, que establece —principalmente— el diseño
de los poderes del gobierno federal, sus atribuciones y lími-
tes, denominada también por la doctrina “parte dogmática”,
cuyo esbozo fue redactado por José Benjamín Gorostiaga y
donde se nota, además, de las mentadas ideas alberdianas, la
influencia del constitucionalismo norteamericano, como diji-
mos, entre otros aspectos en el diseño y la configuración de la
Corte Suprema de Justicia y del poder judicial federal.
En cuanto a los principales debates, seguramente el que más
ocupó al Congreso de Santa Fe de 1852-1854 fue el que tuvo
que ver con la relación entre Iglesia y Estado.26

25
Pérez Guilhou. Op. cit., p. 161.
Hemos dedicado un estudio a la referida cuestión en GARDINETTI, Juan Paulo.
26 

Breves notas históricas y doctrinarias relativas a la cuestión religiosa en la Constitución


federal argentina, en especial acerca del sostenimiento del culto católico. El Derecho,
suplemento de Derecho Constitucional. Buenos Aires, núm. 13 362, 12 de noviembre de
2013, pp. 16-18.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 544


En efecto, al presentarse al pleno del cuerpo para la discusión
particular del articulado del código supremo, la Comisión
presentó el texto del artículo 2 tal como había sido convenido
en las sesiones de esta (“el Gobierno Federal sostiene el cul-
to Católico Apostólico Romano”), levantando la oposición de
diputados enrolados en el sector más conservador del Con-
greso como el catamarqueño Centeno. Otras redacciones, con
variantes respecto de la expresada por este, fueron presenta-
das por Leiva y por fray Manuel Pérez, sumándose luego otra
formulada por Zuviría.
Sin embargo, la refutación vino por el lado de los liberales san-
tiagueños, quienes defendieron el texto consensuado en la Co-
misión de Asuntos Constitucionales; así, Benjamín Lavaysse
manifestó su apoyo al artículo 2 propuesto pues “(...) la Cons-
titución no podía intervenir en las conciencias, sino reglar sólo
el culto exterior. Que el gobierno federal estaba obligado a sos-
tenerlo, y esto era lo bastante”. A su vez, Gorostiaga insiste en la
obligación de sostener puesta en cabeza del Gobierno nacional,
lo que reconocía como fundamento un hecho incontestable y
evidente: la profesión de la fe católica por parte de la mayoría
del pueblo de la Confederación, mas oponiéndose al reconoci-
miento y entronización como religión oficial pues no todos los
habitantes participaban de la comunión romana.
Ahora bien, el texto del artículo 2 de la Carta Constitucional
finalmente fue votado por mayoría y mantenido intacto a lo
largo de los procesos de reformas constitucionales operados

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 545


sobre aquella; ello así, pues los intentos más serios de enmen-
dar la letra de la referida cláusula fracasaron.
Se advierte en la escueta fórmula adoptada, en primer lugar, la
superación de las antiguas normas que establecían una relación
entre Iglesia y Estado de sacralidad, con la adopción de una reli-
gión oficial o religión de Estado, mantuvieran o no la tolerancia
a los demás cultos, para pasar a un esquema de confesionalidad.
No se adopta, entonces, una religión sino que se obliga a las
autoridades públicas de la federación a sostener a una en es-
pecial, por motivos diversos pero que, fundamentalmente,
tienen anclaje en el factor social de la época y en el peso de las
tradiciones heredadas de España y mantenidas, con variantes,
durante la época revolucionaria y el naciente derecho patrio.
Lo que sí quedaba absolutamente claro era la posición de pre-
eminencia o preferencia en que ha quedado ubicada la reli-
gión católica, en relación a las demás cuya libertad de cultos
sin embargo se garantiza vía los artículos 14 y 20 de la Consti-
tución Nacional, insertos en el texto originario de 1853.
Los artículos 1 al 31 (Parte Primera, Capítulo Único) estaban
dedicados a las declaraciones, derechos y garantías; como diji-
mos antes, la denominada parte dogmática de la Constitución.
En el artículo 1 se establecía tanto la forma de gobierno (repu-
blicana representativa) como la forma de Estado (federal). Ya
hemos visto lo prescripto por el artículo 2 en cuanto al sosteni-
miento del culto católico. El artículo 3 establecía, por su parte,
que la capital del Estado sería la ciudad de Buenos Aires, que se

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 546


declaraba tal por una ley especial. El artículo 14 contenía una
generosa enunciación de derechos y libertades civiles.
En cuanto a la organización de los poderes nacionales (la parte
orgánica), se establecía que el legislativo estaría en cabeza de
un congreso, compuesto de dos cámaras: de diputados y de se-
nadores (art. 32, texto de 1853). Los diputados serían elegidos
directamente por el pueblo (art 33). Por su lado, los senadores
—dos por provincia y dos por la Capital— serían designados
por las legislaturas provinciales y por el sistema de colegio elec-
toral (en el caso de los senadores por la Capital), art. 42.
El poder ejecutivo se confiaba a una sola persona, quien ten-
dría el título de Presidente de la Confederación Argentina
(art. 71), elegido por juntas de electores de las provincias y
de la Capital (art. 78). El mandato tenía una duración de seis
años y no podía ser reelecto a continuación (art. 74). En caso
de muerte, enfermedad, renuncia o destitución, era reempla-
zado por el Vicepresidente de la Confederación.
El poder judicial de la Confederación estaba encabezado por
una Corte Suprema de Justicia, compuesta por nueve jueces y
dos fiscales. Integraban este poder, asimismo, los demás tri-
bunales inferiores que el Congreso estableciera en el territorio
nacional (art. 91).
La Constitución de la Confederación Argentina, sancionada
el primero de mayo de 1853 (segundo aniversario del Pronun-
ciamiento), y las leyes orgánicas, fueron comunicadas al direc-
tor provisorio en fecha 9 de mayo. Urquiza la promulgó como

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 547


“ley fundamental en todo el territorio de la Confederación
Argentina”, mediante decreto firmado el 25 de mayo de 1853,
y ordenó fuera jurada por los pueblos el 9 de julio de ese año.27
En el interior del país la carta constitucional sancionada por el
Congreso de Santa Fe tuvo una muy favorable recepción, me-
reciendo recordarse el sermón del sacerdote franciscano fray
Mamerto Esquiú, quien desde la iglesia catedral de Catamar-
ca, exhortaba a los pueblos a la observancia fiel de la misma.
Ello contrastó con la actitud asumida por el Gobierno del Es-
tado de Buenos Aires, a cuyas autoridades se dirigió una co-
mitiva de diputados constituyentes (del Carril, Gorostiaga y
Zapata) acompañando un ejemplar del texto sancionado, ob-
teniendo una dura respuesta por parte de aquellas. El rechazo
de Buenos Aires fue contundente.28

27
Los textos de la comunicación del presidente del Congreso, de la Constitución de la
Confederación Argentina, y de los decretos de promulgación y juramento de la misma,
pueden ser consultados en el citado Registro Oficial de la República Argentina [1882],
pp. 63-65, 65-73, 76 y 77.
28
BIANCHI, Op. cit. p. 187.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 548


6) Presidencia de Urquiza. Capital provisoria. Relaciones
con Buenos Aires. Aduana

Entre la firma del Acuerdo de San Nicolás en mayo de 1852 y


su elección como Presidente de la Confederación Argentina en
1854, el general Justo José de Urquiza desempeñó su cargo de
director provisorio de la misma, título que —como vimos— le
había sido otorgado por las provincias a través de sus gober-
nadores. Una de sus atribuciones, según ya vimos, era la de re-
glamentar la navegación de los ríos interiores, lo que se hizo
mediante decreto de fecha 28 de agosto de 1852, junto a un Re-
glamento de Aduanas; días más tarde se nombró, en el cargo de
inspector general de las Aduanas Exteriores, a Francisco Pico.
Debido a la secesión de Buenos Aires, producida en septiem-
bre de 1852, se debió dictar un nuevo decreto reglamentando
las aduanas nacionales y la navegación del Paraná y del Uru-
guay, en reemplazo del anterior, inaplicable por la circunstancia
mencionada. En este nuevo reglamento se habilitaba una serie
de puertos, en uno y otro río,29 a efectos de atraer y facilitar la
llegada de los navíos mercantes; asimismo, se eliminaba toda
referencia al tonelaje de los mismos, como establecía el dictado
en agosto. Cabe apuntar, por último, que para evitar mayores
perjuicios a las rentas confederales, se ordenaba que las merca-
derías de procedencia extranjera y los productos fabricados en

29
Se mencionan como nuevos puertos habilitados, entre otros, el de Santa Fe, Guale-
guaychú, Concordia, Federación, Bella Vista y Goya.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 549


Buenos Aires que se introdujeran por tierra, deberían pagar los
derechos aduaneros correspondientes en Rosario.
Más adelante, ya contando con el texto constitucional sancio-
nado, fueron llevadas a cabo elecciones en todas las provin-
cias pues, conforme a lo prescripto en aquél, se debían reunir
los electores designados en colegio electoral a fin de votar por
la fórmula presidencial. De esta forma, el general Urquiza fue
elegido primer presidente constitucional de la Confederación
Argentina, siendo acompañado por un antiguo dirigente del
Partido Unitario, el doctor Salvador María del Carril.
Ambos asumieron sus cargos el 5 de marzo de 1854, por un
período de seis años, tal como lo mandaba la carta reciente-
mente dictada. El gabinete ministerial estuvo integrado por
José Benjamín Gorostiaga (ministerio del Interior), Facundo
de Zuviría (de Hacienda), Mariano Fragueiro (Relaciones Ex-
teriores), Juan María Gutiérrez (Justicia, Culto e Instrucción
Pública) y el general Rudecindo Alvarado (Guerra y Marina).
El salteño Zuviría, quien renunció, fue reemplazado por Gu-
tiérrez y el ministerio de este se depositó en Santiago Derqui.30
Respecto a la cuestión de la capital del Estado recordemos
que, si bien el texto sancionado por el Congreso Constituyen-
te de Santa Fe establecía en su artículo 3 que “[l]as autorida-
des que ejercen el gobierno federal residen en la ciudad de
Buenos Aires, que se declara capital de la Confederación por

30
GOROSTEGUI DE TORRES. Op. cit., p. 37.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 550


una ley especial”; la separación de la provincia homónima, el
11 de septiembre de 1852, había tornado impracticable esta
disposición. Por tal motivo, Urquiza decidió el traslado de las
autoridades nacionales (el presidente, vice, gabinete y las cá-
maras del Congreso) a la ciudad de Paraná que fue federaliza-
da a tales efectos. Más adelante, se federalizó todo el territorio
de la provincia de Entre Ríos.
En relación a la cuestión aduanera, la separación de Buenos
Aires había privado a la Confederación de la casi privativa
fuente de ingresos fiscales. Urquiza y el Congreso reunido en
Paraná intentaron remediar esa situación dictando diversas
medidas, la más importante de las cuales fue la llamada “Ley
de derechos diferenciales” (19 de julio de 1856), por la cual se
buscaba que la introducción de mercaderías fuera hecha en
puertos habilitados de la Confederación, sin pasar por Buenos
Aires. Dicha ley tuvo modestos resultados, ya que los agentes
comerciales (los importadores de productos) tenían sus depó-
sitos y agencias establecidas en Buenos Aires, con lo cual, pese
a los recargos advertidos, no hubo una desviación significativa
del comercio hacia los puertos fluviales de las provincias. Con
todas sus limitaciones, la ley logró traer algo de progreso para el
puerto de Rosario (que se buscaba compitiera con el de Buenos
Aires), mejorando en alguna medida su actividad.31

31
SCOBIE, James R. La lucha por la consolidación de la nacionalidad argentina. 1852-
1862. Traducción de Gabriela de Civiny. Segunda edición. Buenos Aires: Hachette,
1979, p. 161.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 551


En cambio, otras medidas adoptadas en la esfera económi-
co-financiera por el gobierno de la Confederación (funda-
mentalmente la impresión de papel moneda) fracasaron de
manera estrepitosa al no estar garantizado su respaldo ni en
metálico (oro) ni en las principales rentas aduaneras que se-
guían en manos de Buenos Aires. Ello mismo obstaculizaba
la obtención de créditos (empréstitos) en el exterior por parte
del gobierno de la Confederación que llegó a atravesar mo-
mentos dramáticos en aquel plano.

7) Batalla de Cepeda. Pacto de San José de Flores

En los años transcurridos desde la separación de Buenos


Aires en septiembre de 1852 se habían vivenciado diversos
momentos de tensión e incluso, amén de las hostilidades
políticas y económicas, varios enfrentamientos derivados de
invasiones habían tenido lugar (entre 1854 y 1856 se pro-
dujeron al menos tres intentos en este sentido por parte de
tropas de la Confederación, todos repelidos por las fuerzas
porteñas). Sin embargo, la situación se hizo insostenible y,
hacia octubre de 1859, el desenlace en el campo de batalla
pareció inevitable. Ambos ejércitos chocaron de esta forma
en la batalla de Cepeda, el 23 de ese mes y año, resultando
victorioso el de la Confederación, comandado por el propio
Urquiza. Mitre, jefe del ejército porteño derrotado, logró, no

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 552


obstante, minimizar pérdidas y embarcar gran parte de sus
tropas de regreso a Buenos Aires en San Nicolás.
Así las cosas, comenzaron las tratativas para formalizar un
acuerdo de paz entre ambos bloques, pese a la tenaz resistencia
del gobernador Valentín Alsina. Ante las advertencias urquicis-
tas de avanzar sobre la propia ciudad de Buenos Aires, los con-
tactos se agilizaron y, con la mediación del Gobierno de la Re-
pública del Paraguay, a través de Francisco Solano López, hijo
del presidente Carlos Antonio López, se arribó a un acuerdo: el
Pacto de San José de Flores, también llamado pacto de Unión o
Pacto de Familia,32 suscripto el 11 de noviembre de 1859.
Entre sus cláusulas más importantes se encontraba la decla-
ración de que Buenos Aires formaba parte integrante de la
Confederación Argentina y que esa incorporación se verifi-
caría por la aceptación y jura solmene de la Constitución Na-
cional (artículo 1). Para ello, se convocaría a una Convención
Provincial que examinaría el texto sancionado y vigente en las
demás provincias, otorgándose la posibilidad de proponer re-
formas al articulado. En el caso de hacerlo así, esas propuestas
de reformas serían comunicadas al Gobierno Nacional para
que, presentadas al Congreso, se decidiera la convocatoria
de una Convención ad hoc, que las tomara en consideración;
obligándose la provincia de Buenos Aires a enviar a sus di-
putados (artículo 5): estas cláusulas fueron las que hicieron

32
Bianchi. Op. cit., p. 205.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 553


posible la reforma constitucional del año 1860, materia que
será abordada en el capítulo siguiente.
En síntesis, y como lo ha expresado el profesor Herrero Du-
cloux: “En estos términos, la Provincia de Buenos Aires se
comprometía solemnemente a reintegrarse al resto de la Con-
federación, reservándose, como se ha dicho, el derecho de
aceptar la Constitución tal como fuera sancionada en 1853
o, en caso contrario, disponer reformas. Como es sabido, se
adoptó el último temperamento”.33
Según los restantes compromisos, mientras tanto, Buenos
Aires se abstendría de mantener relaciones diplomáticas con
las potencias extranjeras (artículo 6). Se garantizaba a Buenos
Aires la pertenencia de sus propiedades y establecimientos
públicos (artículo 7), salvo la aduana. Sin embargo, dado que
los ingresos procedentes de esta fuente conformaban la casi
totalidad de los ingresos fiscales de aquella, la Confederación
se obligaba a garantizar el presupuesto provincial de gastos de
1859 y hasta cinco años después de su incorporación (artícu-
lo 8). La República del Paraguay actuaba como garante de lo
acordado (artículo 14).
La cuestión de la aduana y de los derechos que allí se genera-
ban tuvo, todavía, una discusión en los meses posteriores. A
tales efectos, el nuevo Gobierno de Buenos Aires (Mitre era el

HERRERO DUCLOUX, Juan José. Del Pacto de San José de Flores a la jura de la
33 

Constitución por parte de la Provincia de Buenos Aires, con motivo de la reforma de


1860. El Derecho, suplemento de Derecho Constitucional. Buenos Aires, 22 de octubre
de 2019, Núm. 14.738, p. 11.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 554


nuevo gobernador) envió una misión negociadora a Paraná
encabezada por Vélez Sársfield. Este se entrevistó con las au-
toridades de la Confederación y se llegó a un acuerdo comple-
mentario de lo firmado en San José de Flores meses antes: así
se suscribió en Paraná el Pacto del 6 de junio de 1860. Según
la cláusula principal de este nuevo convenio, la aduana segui-
ría por el momento siendo administrada por Buenos Aires y,
a cambio, ésta adelantaría fondos para atender los gastos del
gobierno de la Confederación.34 Como puede observarse, la
ventaja obtenida por Buenos Aires respecto de lo suscripto en
noviembre del año anterior era evidente.

34 
ROSA. Op. cit., pp. 296-298.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 555


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Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 561


CAPÍTULO X
INCORPORACIÓN DE BUENOS AIRES.
PRESIDENCIAS FUNDACIONALES

Por Gabriela Silvana Martínez

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 562


CAPÍTULO X

INCORPORACIÓN DE BUENOS AIRES.


PRESIDENCIAS FUNDACIONALES

Por Gabriela Silvana Martínez*

Sumario:

1) Reforma de 1860. Análisis 2) Rechazo de los diputados


por Buenos Aires. Nueva separación. Actitud del Congreso
3) Batalla de Pavón 4) Bartolomé Mitre. Poder Ejecutivo de
facto. Límites. Jurisprudencia de la Corte 5) Presidencias
fundacionales: Mitre, Sarmiento y Avellaneda. Características
comunes 6) Legislación más importante. Ley de Compromiso.
Ley de Acefalía. Segundo gobierno de facto 7) Reforma
Constitucional de 1866. Bibliografía

* Abogada UNLP. Especialista en Integración Latinoamericana (UNLP). Ex subdirec-


tora de Planificación IPS (PBA). Ex profesora adjunta ordinaria y profesora titular
interina Cátedra III Historia Constitucional Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales
(UNLP). Profesora adjunta interina Cátedra III Historia Constitucional Facultad de
Ciencias Jurídicas y Sociales (UNLP).

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 563


1) Reforma de 1860. Análisis
En cumplimiento de lo pactado en San José de Flores el 11
de noviembre de 1859, la convención constituyente de la pro-
vincia de Buenos Aires procedió a analizar la Constitución
jurada por las restantes provincias y elaborar su plan de refor-
mas. Dichas propuestas dieron lugar a la convocatoria de una
Convención Constituyente Nacional a efectos de considerar
las reformas sugeridas. La misma fue convocada por ley 234,
de 24 de junio de 1860, con los dos tercios de los miembros
presentes en la cámara de diputados, antecedente utilizado
por quienes validan la constitucionalidad del proceso de re-
forma de 1949, como se verá más adelante.
Sin embargo, el artículo 30 de la Constitución de 1853 esta-
blecía que no se la podía reformar “hasta pasados diez años
desde el día en que la juren los Pueblos”. Evidentemente, esta
petrificación temporal no fue respetada. Este hecho ha mo-
tivado un debate doctrinario acerca de la naturaleza jurídica
del acto constituyente de 1860 que, esencialmente, se enrola
en cuatro criterios1:

1
ZÍULU, Adolfo Gabino. Libro Constituciones Argentinas. Compilación his-
tórica y análisis doctrinario. Primera Edición. pp. 159/161. Buenos Aires:
Infojus, 2015. Id SAIJ: DACF160121.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 564


a) Es la primera reforma de la Constitución de 1853: la
Convención Nacional ad hoc reunida en Santa Fe ejerció
el poder constituyente derivado, conforme su propia ex-
presión, cuando el 23 de septiembre de 1860 “sanciona
las siguientes reformas”. No se respetó la intangibilidad
temporal priorizando la unidad territorial con Buenos
Aires. Este criterio es el adoptado por González Calde-
rón, Linares Quintana, Ziulu y la Academia Nacional de
Derecho en 1938.
b) La Constitución originaria es de 1853-1860: No se trata
de una reforma, sino de un proceso originario iniciado
en 1853 y concluido en 1860, con la incorporación de
Buenos Aires. Esta concepción es abrazada por Sánchez
Viamonte, Bidart Campos, Vanossi y Joaquín V. Gonzá-
lez, entre otros, [criterio que comparto].
c) El poder Constituyente originario es el de 1860: Consi-
dera que el acto constituyente es originario y autónomo,
porque no deriva de imposición constitucional alguna.
Deriva de la ejecución del Pacto de San José de Flores, in-
tegrando dos Estados independientes y constitucionali-
zados: la Confederación Argentina y el Estado de Buenos
Aires. Esto sostienen Lazzarini y Dumm.
d) Existen dos poderes constituyentes originarios, el
de 1853 y el de 1860: Alberto Spota sostiene: “Que-
da claro que en 1860 el poder constituyente se ejer-
ció en forma originaria y original, como en 1853. Y
ello es así porque las reformas sustanciales que se
introdujeron quebraron el principio jurídico básico

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 565


del cumplimiento de la lógica de los antecedentes”.2
Constituiría, entonces, una revolución en sentido
jurídico en los términos kelsenianos.

Cualquiera sea el criterio que se adopte, motivos prácticos in-


ducen a analizar la labor de la Convención Constituyente de
1860, como reformas introducidas al texto original. A fin de
no sobredimensionar este texto, se limitará dicho análisis a las
reformas efectivamente sancionadas; omitiendo las propues-
tas por la Convención Provincial, aprobadas sin modificacio-
nes relevantes por la Convención Nacional Constituyente de
Santa Fe. Incluso debe destacarse que las reformas introduci-
das fueron ampliamente debatidas durante cuatro meses en la
Convención Provincial, mientras que se aprobaron, casi sin
debate y con mínimas correcciones, en la Convención Nacio-
nal Constituyente de Santa Fe, que luego de sólo tres días de
sesiones ordinarias sancionó las reformas.
Debe tenerse en cuenta que la Convención Nacional Consti-
tuyente de 1860, conforme lo decidido en San José de Flores y
en el acuerdo complementario del 6 de junio de 1860, estuvo
integrada por representantes de cada provincia en proporción
a la población, conforme el número determinado en el artí-
culo 34 de la Constitución vigente, a diferencia de la Conven-
ción de 1853 que, por imperativo del Acuerdo de San Nicolás,
otorgó a las provincias representación igualitaria.

2
ZÍULU, Adolfo Gabino. Libro Constituciones Argentinas. Compilación histórica y aná-
lisis doctrinario. Primera Edición. Buenos Aires: Infojus, 2015, p. 161.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 566


Otra nota de color es que las reformas propuestas por Buenos Ai-
res otorgan un matiz notoriamente más federal al texto constitu-
cional que el consagrado en 1853. La aparente paradoja de que la
provincia históricamente aferrada al unitarismo, que había fraca-
sado en las tentativas constituyentes de 1819 y 1826 por aferrarse
a la idea de organización unitaria, propusiera reformas federales,
se entiende si lo interpretamos como la manera de conservar la
mayor autonomía posible ante la irreversibilidad de la forma de
Estado adoptada por la Constitución de 1853. La idea era conser-
var su supremacía, por el medio que fuera.
La Convención se reunió entre el 14 y el 25 de septiembre de
1860, sancionando, el 23 de septiembre, las siguientes reformas:
Con relación a la capital de la República se dispuso suprimir
la cláusula que determinaba que sería Buenos Aires, estable-
ciendo que habría de designarla el Congreso —previa cesión
hecha por una o más legislaturas provinciales— del territorio
que fuera a ser federalizado (art. 3).
Se hizo más restrictiva la intervención federal (art. 6º).
Se suprimió del artículo 4 la expresión “de las aduanas” y se
agregó, después de “exportación”, la frase: “hasta 1866, con
arreglo a lo estatuido en el inc. 1º del art. 64”. Se estableció, en
consecuencia, que los impuestos a la exportación seguirían
siendo federales hasta 1866, fecha en la cual cesarían como
impuestos nacionales y no podrían ser provinciales (arts. 4 y
67, inc. 1). Esta cuestión será analizada con mayor amplitud al
explayarnos sobre la reforma constitucional de 1866.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 567


Se suprimió la exigencia referida al sostenimiento de la gra-
tuidad de la enseñanza primaria por parte de las provincias
(art. 5), como requisito sine qua non para hacer efectiva la
garantía federal.
Se agregó al final del artículo 12 la expresión: “sin que en nin-
gún caso puedan concederse preferencias a un puerto respec-
to de otro, por medio de leyes o reglamentos de comercio”.
Clara referencia a los derechos preferenciales o diferenciales
sancionados durante la presidencia de Urquiza.
También se incorporó al final del artículo 15 la expresión: “y
los esclavos que de cualquier modo se introduzcan quedan
libres por el solo hecho de pisar el territorio de la República”,
ratificando el fallido intento de abolición absoluta de la escla-
vitud por parte de la Asamblea del año XIII.
En el artículo 18 se suprimió “las ejecuciones a lanza y cuchillo”
y se colocó la partícula “y” después de la palabra “tormento”.
Esta supresión no implica que se autoricen dichas ejecuciones,
sino que fueron consideradas un anacronismo, ya que no eran
un mecanismo de ejecución utilizado en este territorio.
Se derogó la cláusula de intangibilidad temporal contenida en
el artículo 30, que prohibía la reforma constitucional hasta
“pasados diez años desde el día que la juren los pueblos”.
Al final del artículo 31 se agregó: “salvo para la Provincia de
Buenos Aires, los tratados ratificados después del Pacto del 11
de noviembre de 1859”. Con esta enmienda quedaba claro que
la Provincia de Buenos Aires no quedaba obligada a cumplir los

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 568


tratados internacionales firmados por la Confederación duran-
te su separación, a menos que la Legislatura local los aprobase.
Fueron establecidos como nombres oficiales e indistintos del
Estado las denominaciones adoptadas sucesivamente desde
1810: “Provincias Unidas del Río de la Plata”, “República Ar-
gentina” y “Confederación Argentina”. Se dispuso, asimismo,
que en el trámite de formación y sanción de las leyes se debía
emplear la expresión “Nación Argentina” (art. 35).
Se tuteló de toda injerencia federal la libertad de imprenta es-
tableciéndose en una cláusula nueva que “el Congreso federal
no dictará leyes que restrinjan la libertad de imprenta o esta-
blezcan sobre ella la jurisdicción federal” (art. 32).
Se incorporó la cláusula de los derechos y garantías implícitos,
estableciendo que “las declaraciones, derechos y garantías que
enumera la Constitución no serán entendidos como negación
de otros derechos o garantías no enumerados, pero que nacen
del principio de la soberanía del pueblo y de la forma republi-
cana de gobierno” (art. 33). Este inciso se convirtió en la base
de la legislación atinente a partidos políticos, hasta la reforma
constitucional de 1994.
Se consagró la incompatibilidad de desempeño simultáneo de
la judicatura provincial y federal (art. 34).
Se suprimió el control político previo del Congreso de la Na-
ción respecto de las constituciones provinciales (art. 5); tam-
bién, la posibilidad de realizar el juicio político del Congreso
Nacional a los gobernadores de provincia.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 569


Se adicionó a los requisitos para ser electo diputado o ser se-
nador el ser natural de la provincia que lo elija o con dos años
de residencia inmediata anterior en ella.
Se eliminó la exigencia según la cual le correspondía a la Cá-
mara de Senadores iniciar el proceso de declaración de ne-
cesidad de la reforma constitucional (art. 51), con lo cual la
declaración de necesidad de la reforma podría iniciarse en
cualquiera de las cámaras del Congreso.
Se consagró el ius soli (nacionalidad conforme el lugar de na-
cimiento) como principio en materia de ciudadanía (art. 67
inc.11) y se aclaró que la aplicación de los códigos de fondo
no alteraría la jurisdicción que correspondiera (mismo inci-
so). Esto último implica que el hecho de aplicar una ley na-
cional (código civil, penal, etc.) no determina la intervención
de la justicia federal, sino que se aplican las reglas generales
en materia de jurisdicción competente (federal o provincial,
conforme la materia, personas o territorio que corresponda).
Se dispuso, también, suprimir la fijación constitucional del
número de miembros de la Corte Suprema de Justicia, que
el artículo 91 (actual 108) de la Constitución de 1853 había
establecido en nueve jueces y dos fiscales. En adelante, su
determinación sería facultad del Congreso de la Nación.
Sancionada la reforma y jurada el 21 de octubre, parecía
quedar allanado el camino para la unificación definitiva de
la Nación. Pero no sería así.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 570


2) Rechazo de los diputados por Buenos Aires. Nueva
separación. Actitud del Congreso

Aprobada la reforma, Buenos Aires debía sumar sus legisla-


dores al Congreso Nacional. Sin embargo, cuando los dipu-
tados electos pretendieron asumir sus cargos, la Cámara no
convalidó sus títulos. ¿Por qué? Buenos Aires interpretó que,
conforme los artículos 38 y 41 de la Constitución Nacional,
era su primera legislatura y eligió doce representantes apli-
cando la ley electoral provincial. Por otra parte, era el mismo
mecanismo electoral que había utilizado para elegir conven-
cionales constituyentes en 1860, conforme lo pactado en San
José de Flores y el acuerdo complementario de Paraná. Para la
Comisión de títulos de la Cámara debió aplicar la ley nacional
de elecciones de 1857, ley vigente aunque Buenos Aires no
hubiera participado en su sanción. Con ese argumento recha-
zó sus diplomas, disponiéndose que la provincia realizara una
nueva elección. Buenos Aires se negó a cumplir el requeri-
miento. El planteo excedía la mera interpretación constitu-
cional encubriendo un conflicto político subyacente entre los
máximos referentes nacionales: el presidente Derqui y los go-
bernadores Mitre (Buenos Aires) y Urquiza (Entre Ríos). La
reanudación de la guerra civil era un hecho.
El 26 de junio de 1861 el vicepresidente en ejercicio del Poder
Ejecutivo, general Pedernera, en Acuerdo de Ministros, pidió
al Congreso la sanción de un proyecto de ley que consideraba
rebelde al Gobierno de Buenos Aires.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 571


El Congreso Nacional reemplazó el proyecto del Ejecutivo y
sancionó una ley, el 5 de julio, por la cual:

1) Declara que Buenos Aires rompió el Pacto de San


José de Flores y su acuerdo complementario, por lo cual
perdió todos los derechos por ellos ganados.
2) Declara sediciosa a Buenos Aires.
3) Autoriza al Poder Ejecutivo para intervenir la Pro-
vincia.
4) Declara en estado de sitio la Provincia mientras
dure la sedición.
5) El Ejecutivo no aceptará proposiciones de paz sin
consentimiento del Congreso.

La guerra quedaba nuevamente declarada.

3) Batalla de Pavón

El 17 de septiembre de 1861 se enfrentan nuevamente en


Pavón los mismos protagonistas de Cepeda: Mitre, esta vez
como gobernador de la Provincia de Buenos Aires; y Urquiza,
gobernador de Entre Ríos y designado por el presidente Der-
qui como comandante de las fuerzas nacionales. Esta es una de
las batallas más polémicas de nuestra historia. Desde la historia
oficial, que sostiene el triunfo legítimo del ejército mitrista ba-
sado en la superioridad de la caballería; a la historia revisionista

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 572


que considera una batalla ganada en el campo en apenas dos
horas, pero perdida por el ejército “confederal” ante el retiro
inusitado, fundado en beneficios económicos, de Urquiza.
Lo cierto, es que el argumento de Urquiza ante el presidente
Derqui fue su estado de salud que no le permitía sostenerse
en combate y a pesar de la insistencia presidencial, el caudillo
entrerriano desistió de retomar el combate. Pedernera intentó
organizar otro ejército con tropas santafesinas y cordobesas,
pero fue inútil. Pavón quedó en la historia como un triunfo de
Mitre sobre Urquiza, de Buenos Aires sobre la Confederación.

4) Bartolomé Mitre. Poder Ejecutivo de facto. Límites.


Jurisprudencia de la Corte

Como consecuencia de la Batalla de Pavón, el Presidente Der-


qui abandona su cargo, embarcándose hacia Montevideo el 5
de noviembre de 1861; asume su vice, Pedernera, quien el 12
de diciembre de 1861 declara en receso el Ejecutivo Nacional
en un contexto en el cual ocho provincias ya habían expresa-
do -bajo un claro condicionamiento por parte del ejército
mitrista- su rechazo al Gobierno nacional, reasumiendo sus
soberanías y retirando diputados del Congreso. A su vez auto-
rizan con diferentes alcances al gobernador de Buenos Aires
a la convocatoria de un nuevo Congreso (no constituyente,
sino constituido), confiriéndole además el ejercicio del Poder
Ejecutivo Nacional.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 573


Dos aclaraciones. En primer término, las provincias reasu-
men algo que ya no tenían: soberanía. Las provincias inte-
graban una federación, por lo cual eran autónomas, no sobe-
ranas. Correspondía que el Congreso nacional resolviera la
acefalía, conforme lo establecido por la Constitución de 1853,
reformada en 1860 y jurada por todas ellas. En segundo lugar,
las provincias rechazaron al Gobierno nacional con condi-
cionamiento directo del ejército de Mitre. No extenderemos
el análisis en beneficio de las características de este Manual,
pero existe profusa bibliografía que describe este momento
histórico inmediatamente posterior a Pavón disponible para
el lector interesado. Sólo señalar que en esta etapa vuelve a
imponerse la hegemonía porteña sobre los anhelos de equi-
dad provincianos. El poder del puerto y de la provincia de
Buenos Aires se fundirá con el Estado nacional, asumiendo
la Nación el rol que antes ejercía la provincia, cercenando el
desarrollo provincial. La unidad nacional sería sostenida por
todos los métodos, incluyendo el soborno y las represiones
sangrientas frente a cualquier intento de diferenciación local.
Por decreto del gobernador de Buenos Aires, el 12 de abril
de 1862, Mitre autolimita sus funciones como encargado del
Poder Ejecutivo nacional. Así se aceptan las delegaciones pro-
vinciales a efectos de convocar al Congreso nacional y ejercer
-hasta tanto dicho Congreso resuelva- las atribuciones ne-
cesarias para proveer al orden y reorganización de la Repú-
blica, con arreglo a la Constitución reformada. En materia de

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 574


relaciones exteriores, se limitaría a mantenerlas con las na-
ciones amigas, observando los tratados y procurando la so-
lución de cuestiones vigentes que no requiriesen el concurso
de la Legislatura, sin comprometer la soberanía exterior de la
nación. En cuanto al régimen interno, se limitaría al mante-
nimiento del orden, seguridad de las fronteras, percepción de
las rentas nacionales y otros asuntos que no pudieran poster-
garse sin grave inconveniente. Se ordenó que la autoridad se
ejerciera bajo la denominación de “gobernador de la Provin-
cia de Buenos Aires, encargado del Poder Ejecutivo Nacional”.
A pesar de que la historia oficial argentina intente fundar
la autoridad creada en “la Ley Fundamental de 1825 y en el
Acuerdo de San Nicolás de 31 de mayo de 1852”,3 lo cierto es
que esta etapa de gobierno por parte del general Mitre consti-
tuye el primer gobierno nacional de facto de nuestra historia
constitucional. Conforme señala Quiroga Lavié, las provin-
cias le delegaron las relaciones exteriores (no las ejercían des-
de 1853, no se puede delegar lo que no se tiene) y la legislatura
provincial lo autoriza a ejercer atribuciones nacionales, con
las que tampoco contaba.4
Tengamos presente que se define como gobierno de facto
aquel que no adapta su funcionamiento a una Constitución,
sino a la voluntad discrecional de quien detenta el uso de la

3 
ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA. Historia Argentina. Contemporánea.
Vol. I. Buenos Aires: Librería y Editorial El Ateneo, 1965, p. 13.
4
QUIROGA LAVIÉ, Humberto. Derecho Constitucional. Buenos Aires: Ediciones De-
palma, 1984, p. 903.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 575


fuerza del Estado. En este caso, Mitre asume el ejercicio del
Poder Ejecutivo nacional sin cumplir con el mecanismo dis-
puesto por la Constitución para ejercer dichas competencias.
Ese defecto de origen no puede sanearse con la autolimitación
de funciones. Dicho límite no surge de una norma constitu-
cional preexistente sino de la voluntad discrecional de quien
ejerce las funciones. Por lo tanto, no puede considerarse un
gobierno de jure o conforme a derecho.
En 1864 la Corte Suprema de la Nación es llamada a expedirse
sobre la validez de unos pagos realizados a la Aduana de Ro-
sario, convalida la autoridad del gobierno de Mitre basándola
en el derecho de la revolución triunfante y asentida por los
pueblos y en virtud de los graves deberes que la revolución le
imponía (caso Martínez, Baldomero, Fallos, 2:142). La Corte
reconoce así la potestad legislativa del Poder Ejecutivo, sin de-
finir hasta cuándo dicha atribución tendría validez. Se inicia
así un largo camino en el cual el máximo tribunal convalida
la actuación de los gobiernos de facto, que se haría recurrente
a lo largo del siglo XX.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 576


5) Presidencias fundacionales: Mitre, Sarmiento
y Avellaneda. Características comunes

Llamamos presidencias fundacionales a las que se extienden en


el período 1862-1880, vale decir Bartolomé Mitre - Marcos Paz
(1862-1868), Domingo Sarmiento - Adolfo Alsina (1868-1874) y
Nicolás Avellaneda - Mariano Acosta (1874-1880). Es un perío-
do que solía denominarse “presidencias históricas” por la rele-
vante formación intelectual de los jefes de Estado; pero, tomando
en cuenta su importancia en el fortalecimiento institucional, se
adopta el concepto de fundacional. En este amplio período se
sentaron las bases necesarias para poner en ejecución las cláusu-
las de la Constitución de 1853, reformada en 1860.
Obviamente trazaron un camino donde no faltaron desacier-
tos y dubitaciones. El federalismo estuvo fuertemente distor-
sionado por la imposición del sector ilustrado porteño -aún
encarnado por provincianos como Sarmiento y, en menor
medida, Avellaneda- por encima de los resabios del caudi-
llismo local. Otro tanto sucede con la forma republicana de
gobierno, restringida por la escasa participación popular en
las elecciones nacionales y locales, y la directa intervención de
los gobiernos nacionales en los distintos procesos electorales.
Podemos afirmar que con Mitre se inaugura el largo perío-
do de los presidentes electores, que sólo se interrumpe con la
sanción de la denominada Ley Sáenz Peña, en 1912.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 577


Bartolomé Mitre, en su etapa de facto, convoca a elecciones
de diputados para la integración del Congreso nacional. Se
realizan en abril de 1862, bajo influencia de los gobernadores
provinciales y de las fuerzas de ocupación mitristas. Salvo en
Córdoba y en Buenos Aires, las mismas se desarrollaron sin
mayores problemas. En Córdoba, si bien el gobernador logró
imponer sus candidatos, sus diplomas fueron observados por
el Congreso. En Buenos Aires los autonomistas se opusieron
al mitrismo por su iniciativa de federalización de Buenos Ai-
res y concurrieron con candidatos propios.
El 25 de mayo Mitre inauguró las sesiones del Congreso, provi-
soriamente reunido en Buenos Aires, y el 12 de junio convocó a
elecciones de presidente y vicepresidente. Mitre se impuso por
unanimidad, mientras que el provinciano Marcos Paz (tucu-
mano) obtuvo mayoría de electores como vice. El 12 de octubre
asumieron sus funciones. Asimismo, por primera vez, el 10 de
octubre de 1862 se integra la Corte Suprema de Justicia de la
Nación con jueces electos por Mitre con acuerdo del Senado,
ellos fueron: Valentín Alsina, Francisco de las Carreras, Sal-
vador María del Carril, Francisco Delgado, José Barros Pazos,
Francisco Pico y José Benjamín Gorostiaga que reemplazó a
Alsina ante el rechazo de la designación por parte de este.
La Corte comenzó a funcionar el 15 de enero de 1863, que-
dando así integrados los tres poderes del Estado. La Corte
tuvo como misión el control de constitucionalidad de las le-
yes nacionales y provinciales, dejando de lado el control del

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 578


Poder Ejecutivo, rol asumido por el máximo tribunal nacio-
nal en los Estados Unidos.
Mitre contaba con el apoyo de núcleos unitarios, parte de los
románticos de la generación del 37 y algunos federales. Sobre
esa base se constituyó el liberalismo, rápidamente escindido
en dos sectores ante el rechazo -por una parte de ellos (el
autonomismo, dirigido por Adolfo Alsina)- a la federaliza-
ción de Buenos Aires. Luego de que Urquiza se recluyera en
su provincia, abandonando ambiciones nacionales en el par-
tido federal, Mitre debió decidir entre despreocuparse por lo
que hicieran las provincias del interior, o imponer allí el libe-
ralismo a “sangre y fuego”. Eligió este camino en vez del más
extenso, pero menos sangriento, el de la persuasión; y con-
dujo una suerte de guerra santa contra los caudillos federales
del interior. Como descripción nítida del período basta la he-
cha por el senador liberal Nicasio Oroño, quien durante una
sesión del cuerpo expresó que en dicha presidencia se pro-
dujeron 117 revoluciones, 91 combates y la muerte de 4.728
hombres,5 sin contar con las producidas por la guerra contra
el Paraguay (25 000) y las epidemias padecidas en consecuen-
cia. Del holocausto federal sólo sobrevivieron los federales de
Entre Ríos, recluidos en el feudo de Urquiza que comienza a
ser peor mirado por sus antiguos compañeros de lucha.

5
MATIENZO, J. El gobierno representativo federal en la República Argentina. Madrid
1917, p. 130. Disponible en: http://www.argentinahistorica.com.ar/intro_libros.php?-
tema=1&doc=57&cap=130

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 579


Al término del gobierno de Mitre -y en guerra contra el Pa-
raguay- el presidente propicia la candidatura de Rufino de
Elizalde, y no la de Sarmiento. Frente al partido presidencial
se levanta el autonomismo “aparaguayado” por su postura
contra la guerra, propiciando la candidatura de Adolfo Al-
sina. En el litoral, Urquiza; en el norte, Manuel Taboada. La
candidatura de Sarmiento parecía contar con pocas chances;
sin embargo, cuando De Elizalde es apoyado desde Río de Ja-
neiro, el periódico La Tribuna la fulmina y señala la necesidad
de candidatos independientes como Sarmiento y Alsina. Ini-
cialmente, solo propician la candidatura de Sarmiento grupos
selectos de amigos y admiradores. Cuando De Elizalde entra
en negociaciones con Urquiza, Alsina negocia la fórmula Al-
sina-Sarmiento o Sarmiento-Alsina, según surja de las prefe-
rencias provinciales. Cuando el Partido Liberal de seis provin-
cias y el ejército sostienen al cuyano, la suerte de la fórmula
queda echada. El domingo 16 de agosto el Congreso proclama
los resultados definitivos, sentando el precedente conforme
el cual la mayoría absoluta que establece la Constitución es
la obtenida, no sobre la totalidad del cuerpo electoral, sino
sobre los votos declarados buenos y válidos. Sarmiento obtie-
ne 79 votos, sobre 131 de los sufragios declarados válidos; 13
más que la mayoría absoluta y 1 de exceso sobre la totalidad
de los miembros de los colegios electorales. Alsina obtuvo 83
para vicepresidente. Vale decir que Sarmiento recibió la noti-
cia de su consagración por vía telegráfica, hallándose en Río

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 580


de Janeiro en escala de su tarea diplomática como embajador
en Estados Unidos de América. Si bien estaba al tanto de su
candidatura, no participó en forma directa en la consagración.
La presidencia de Sarmiento puede ser caracterizada como
autoritaria. En todas sus salidas utiliza los atributos del man-
do y no permite que nadie se dirija a él sin el tratamiento
como “excelentísimo señor presidente”, considerando que, de
este modo, custodia el prestigio de la función que encarna.
Envió soldados al Congreso para mantener el orden. Despidió
empleados públicos por ser mitristas. Ordenó fusilamientos.
Clausuró diarios como La Nación y La Prensa. Tuvo escaso
acompañamiento popular.
La relación con su vicepresidente no era de las mejores. Si
bien lo despreciaba en su carácter de caudillo popular porte-
ño -es conocido el encono de Sarmiento hacia los caudillos
en general- lo prefería a Mitre, a quien se oponía a pesar de
compartir numerosas ideas y estrategias de imposición de la
“civilización” por sobre la “barbarie”.
En lo que hace a las provincias, continuó la línea represiva de
su antecesor. No dudó en intervenir en contra de la “barbarie”
provincial: declarar el estado de sitio, utilizar el fraude, ordenar
incursiones del ejército. Incrementó en casi un 25 por ciento el
presupuesto de Mitre para reprimir la federación provinciana,
aunque también reprimió a los catalogados como mitristas.
En el año 1868 Urquiza es reelegido gobernador de Entre
Ríos. Sin embargo, después de treinta años, el otrora caudillo

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 581


federal había perdido mucho de su prestigio. En febrero 1870,
la visita del presidente Sarmiento al Palacio San José pareció
ser el detonante de la revolución de López Jordán, que culmi-
na el 11 de abril con el asesinato de Urquiza y dos de sus hijos.
Con dicho asesinato estalló una guerra civil en Entre Ríos de
grandes dimensiones.
Si bien el gobierno de Sarmiento se inició con un Congreso en
franca oposición, su habilidad política y el aumento de miem-
bros en la cámara de diputados, como consecuencia del incre-
mento demográfico registrado en el censo de 1869; le permitió
validar la victoria de Avellaneda. La anterior mayoría del inte-
rior frente al litoral (30 a 20), se redujo sensiblemente (44 a 42),
iniciando una tendencia en la distribución demográfica nacio-
nal y, consecuentemente, en la integración en la Cámara Baja.
La presidencia de Sarmiento estuvo caracterizada por un fuer-
te crecimiento del gasto público y del endeudamiento, sobre
todo interno. Su fuerte política de obras públicas se financió
con un nuevo empréstito con la banca británica, garantizado
por derechos aduaneros. La deuda externa se incrementó de
40 millones de pesos fuertes en 1869, a 68 millones en 1874.
En ese año el pago de los servicios de la deuda ascendía casi al
tercio de la renta fiscal. Se creó un Banco Nacional de capital
mixto, el del Río de la Plata; y se establecieron dos bancos
privados de capital extranjero: el Alemán y el Banco de Italia.
La balanza comercial, netamente desfavorable por el liberalis-
mo irrestricto y la falta de control de importaciones, mereció

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 582


alguna medida proteccionista en la Ley de aduana de 1870, a
favor de la industria vitivinícola y azucarera, incorporándose
luego aranceles protectores a la industria textil, serícola (seda
natural), salitrera, etc. La mayoría de los productos importados
eran suntuarios, destinándose un bajo porcentaje a insumos
productivos. Las exportaciones, casi exclusivamente productos
ganaderos sin valor agregado alguno: cueros, sebo, lana, crines
y plumas. Sólo la carne salada contaba con algo de transforma-
ción a fin de permitir su exportación. Esta alta dependencia del
exterior motivó un consecuente alto impacto en la economía
nacional de la crisis económica mundial de 1873.
Los ferrocarriles continúan expandiéndose a la par que el
endeudamiento con capitales británicos. En 1870 Sarmiento
debe abonar 209 000 pesos fuertes en garantía, porque sus ga-
nancias no llegaron al 7 por ciento estipulado. Así continuó
los años siguientes.
Como hombre de Estado, Sarmiento tuvo dos pasiones, la
educación y el desarrollo material: telégrafo, correo, Oficina
de Estadística, Oficina Meteorológica, fomento a la navega-
ción de los ríos, mejoramiento de puertos, canalización de
ríos, construcción de edificios públicos, Departamento de In-
migración, adquisición de buques de guerra; son muestras de
esta obsesión sarmientina, para lo cual no dudó en incremen-
tar la deuda interior y exterior de la nación.
Cuando se acercaba el final del mandato de Sarmiento comen-
zaron las disputas por la sucesión presidencial. Los primeros

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 583


candidatos fueron Mitre y Alsina. Alsina, viendo que tenía
escasa popularidad en las provincias como caudillo porteño
y además, siendo cuestionable constitucionalmente su candi-
datura dada la prohibición de reelección inmediata, se acerca
a Nicolás Avellaneda, con prestigio en la oligarquía del inte-
rior. Sarmiento se suma al apoyo. Avellaneda cuenta con diez
provincias, mientras Mitre cuenta con Buenos Aires, San Juan,
Santiago del Estero y Corrientes. En febrero de 1874 se realizan
las elecciones de diputados nacionales previas a las presiden-
ciales de abril. El mitrismo gana en la ciudad y en la campaña
de Buenos Aires, impera un clima de violencia. Sin embargo,
la junta electoral, adulterando actas, transforma el triunfo en
derrota. En las presidenciales, la fórmula Mitre-Torrent solo
triunfa en Buenos Aires, San Juan y Santiago del Estero. En los
demás distritos se impone la fórmula Avellaneda-Acosta. A fi-
nes de septiembre Mitre se levanta en armas contra el Gobier-
no nacional denunciando el fraude, pero gran parte del ejército
respalda al Gobierno. Sarmiento decreta el estado de sitio y el
12 de octubre, en un clima de convulsión, asume Avellaneda.
En noviembre Mitre y nueve mil hombres son derrotados en
La Verde; en diciembre Roca derrota a Arredondo, y Taboada
se rinde sin dar pelea.
Sofocada la sublevación, el principal problema que se le pre-
sentaba a Avellaneda era el rol pretendido por Adolfo Alsina.
Se reservó el Ministerio de Guerra, pero digitó el resto del
gabinete.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 584


Mientras tanto Mitre conspiraba amagando con revoluciones
y absteniéndose de participar en comicios. En julio de 1875 el
Gobierno impulsa la sanción de una ley de amnistía a favor de
quienes se sublevaron en el año anterior contra el Gobierno
nacional, con lo cual Mitre es liberado de prisión. Sus segui-
dores, sin embargo, continuaron conspirando.
En mayo de 1877 Avellaneda y Alsina deciden pactar con
Mitre, iniciándose así la llamada “conciliación”. Así, Mitre y
su tropa son reincorporados al ejército, hombres de Mitre se
suman al gabinete de Avellaneda (Rufino de Elizalde y José
María Gutiérrez) y acuerdan impulsar como candidato de los
conciliados al Gobierno de la provincia de Buenos Aires a
Carlos Tejedor. Esta acción se replicaría en las provincias del
interior. Se supone que el beneficio que obtenía Alsina de esta
conciliación era ser el candidato presidencial para 1880.
Un sector de jóvenes autonomistas: Del Valle, Alem, Rocha y
Romero se oponen a la conciliación y fundan el Partido Repu-
blicano, derrotado en las elecciones de diciembre por la fór-
mula de los conciliados, Tejedor-Moreno.
A fines de diciembre de 1877 muere Adolfo Alsina, quedando
trunco el proyecto conciliador, hecho que incidiría tanto en la
resolución de la cuestión capital como en las elecciones presi-
denciales de 1880.
En materia económica, la crisis mundial de 1873 impactó
fuertemente en nuestra economía. Descendieron las expor-
taciones y, por falta de divisas, también descendieron las

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 585


importaciones. A raíz de ello, durante el mandato de Ave-
llaneda, se alcanzó un superávit comercial (exportaciones
menos importaciones) de 25 millones de pesos oro en total.
Naturalmente, se impulsaron ciertas industrias elementales
para reemplazar las importaciones no concretadas.
La política de austeridad de Avellaneda se centró en restringir
los gastos internos incluyendo salarios, obra pública y pagos de
deuda interna, sin suspender pagos de la deuda externa. Las re-
servas en metálico de la Caja de Conversión fugaron al exterior.
Comenzó a expandirse un nuevo discurso: el industrializa-
dor, en contra de la clásica defensa de nuestra economía pas-
toril. En 1877 se sancionó una ley de aduana marcadamente
proteccionista. Resurge la exportación de trigo, iniciada por
Rosas en 1850 y luego suspendida. El descubrimiento de la
congelación de carnes permitió entre 1876 y 1878, la primera
experiencia exportadora.
En 1880 las líneas férreas se extienden 1150 kilómetros más
de los que existían en 1874. Del total de 2474 kilómetros en
1880, 1198 fueron de capital nacional; y 1276 de capital ex-
tranjero. Esa extensión de vías férreas ya evidencia el diseño
radial que hace que las vías confluyan en la ciudad puerto a
fin de facilitar el proceso de exportación de materias primas.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 586


La educación
La obra de Mitre en lo que respecta a la educación se centra
en la educación media, creándose seis colegios nacionales en
el interior del país (Buenos Aires, Catamarca, Tucumán, Men-
doza, San Juan y Salta), no así en la educación primaria, siendo
notoria la desproporción de recursos asignados a subsidiar a
las provincias en esa materia (56 739 pesos fuertes), comparán-
dolo con lo asignado a la represión de las montoneras federales
(3 500 000 pesos fuertes), todo ello en el período de seis años.
Esta orientación pone en evidencia la idea de formar una
minoría ilustrada capaz de gobernar en las provincias difun-
diendo el plan liberal de Gobierno, una suerte de revigoriza-
ción del despotismo ilustrado.
El primer censo nacional (1869) reveló que el 78 por ciento
de la población era analfabeta. Sarmiento intentó, mediante
un régimen de subvenciones, estimular la inversión de las
provincias en la materia. Téngase presente que, conforme la
Constitución, el sostenimiento de la educación primaria era
de competencia provincial. Dichos aportes fueron irrisorios,
aún más bajos que los destinados por Mitre en su presupuesto
de 1868. Se calcula que en 1874 existían en el país un tercio
de las escuelas primarias públicas necesarias para educar a los
niños entre 6 y 14 años de edad.
Sarmiento crea en 1870 la primera Escuela Nacional Nor-
mal en Paraná; y en 1873, otra en Buenos Aires; tomando
como modelo y trayendo como formadoras a educadoras

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 587


norteamericanas. Si bien este modelo ha generado nume-
rosos cuestionamientos en cuanto a la orientación extran-
jerizante de la formación, lo cierto es que impactó fuer-
temente en el nivel de analfabetismo: se pasó del 78 por
ciento en 1869, al 54 por ciento en 1895, y al 35 por ciento
en 1914. También implicó la incorporación de la mujer al
mercado laboral.
Sarmiento inaugura cinco colegios nacionales más, crea bibliote-
cas populares, cursos nocturnos para artesanos y empleados, fun-
da el Observatorio Astronómico de Córdoba, el Colegio Militar y
la escuela Naval Militar. Crea la Academia de Ciencias, realiza el
primer censo escolar y funda la primera escuela de minas.
En el período de Avellaneda, quien había sido ministro de edu-
cación de Sarmiento, se fundan nuevas Escuelas Normales en el
interior del país. Se suprimió el sistema de internados en los co-
legios nacionales, lo que colaboró a su multiplicación; aunque
existieron complicaciones en cuanto al nivel académico, atento
la insuficiencia de profesores, en su mayoría, extranjeros.

Inmigración
Si bien el tema será desarrollado en el capítulo siguiente, du-
rante la presidencia de Mitre ingresaron 100 000 inmigrantes;
durante la de Sarmiento, 280 000 y durante la presidencia de
Avellaneda, 268 000.
La mayoría eran italianos (70 por ciento), españoles (15 por
ciento), luego franceses, alemanes, ingleses y suizos. Entre el

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 588


60 y el 70 por ciento eran agricultores y entre el 10 y el 20 por
ciento, jornaleros.
La falta de planificación hizo que esas masas se radicaran
principalmente en las ciudades; salvo en Santa Fe, Entre Ríos
y sur de Córdoba, donde se impulsaron políticas en materia
de colonización, sobre todo a partir de 1880. En Buenos Aires
la mayoría se radicó sobre el Litoral, con lo cual se intensificó
la contradicción entre el este, rico y poblado; con el oeste y el
interior, pobres y despoblados.
Durante la presidencia de Avellaneda se sanciona una ley de
inmigración (Ley 817) y se crea el Departamento General de
Inmigración. Se estableció un Hotel de Inmigrantes y hubo
compañías que financiaron los pasajes de los inmigrantes.
Se omiten referencias a la Campaña al Desierto, realizada du-
rante el período presidencial de Avellaneda, por corresponder
al desarrollo del capítulo siguiente.
Podemos resumir, como características generales del período,
las siguientes:
En materia económica eran fisiócratas, consideraban que la
riqueza del Estado se basaba en la explotación de recursos na-
turales, especializándose en aquello que el territorio produ-
jera y así competir en el mercado internacional, con mínima
intervención del Estado en la economía.
Continuaron incorporando tierras pertenecientes a los aboríge-
nes en campañas persecutorias, con menor o mayor éxito, lle-
gando al punto cúlmine durante la presidencia de Avellaneda,
con la campaña liderada por Roca.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 589


Impulsaron la inmigración, particularmente europea, preten-
diendo el poblamiento con ellos, desplazando a indios y gauchos
absolutamente despreciados por los hombres de esta generación.
Dieron estímulo a la educación en todos sus niveles, Mitre
se centró en la educación media, con el establecimiento de
nuevos Colegios Nacionales en todo el país, replicando el mo-
delo del Nacional Buenos Aires; Sarmiento, en la educación
primaria y los Colegios Normales, para la formación de maes-
tras (además del Colegio Militar y la Escuela Naval); Avella-
neda, por último, en la educación universitaria (hecho que se
plasmó en su gestión como ministro de educación durante la
presidencia de Roca). Una mención especial: la inserción de
las mujeres en el mercado laboral durante la presidencia de
Sarmiento, a partir de los roles como educadoras.
Fuerte expansión de la obra pública: particularmente el esta-
blecimiento y extensión de las redes ferroviarias, con diseño
radial y financiamiento británico, y telegráficas.
Para realizar inversiones no dudaron en contraer empréstitos,
fundamentalmente con el Imperio británico, continuando y pro-
fundizando la dependencia establecida durante la gobernación
de Martín Rodríguez, en virtud del empréstito con la Baring Bro-
thers, impulsado por Rivadavia. Preocupado por las obligaciones
impuestas por la deuda, Avellaneda priorizó los compromisos
por ella generados, en relación al bienestar de la población; por
lo que durante su período de gobierno se restringieron gastos y
salarios para cumplir con la deuda internacional.

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Restricciones al federalismo, utilizando al ejército como he-
rramienta de sojuzgamiento a las autonomías y de disciplina-
miento a la voluntad del poder central, sobre todo durante las
presidencias de Mitre y Sarmiento. También se acudió al me-
canismo de la intervención federal a las provincias. No hubo
un solo día durante la presidencia de Mitre que no rigiera el
estado de sitio en algún lugar de la nación. Estas restriccio-
nes se fundaban en el sentir, fuertemente arraigado, de que la
“civilización” del Partido Liberal Porteño debía doblegar a la
“barbarie” del Partido Federal.
Utilización del fraude electoral, distorsionando la forma re-
publicana de gobierno bajo el argumento de modernizar y
desarrollar el Estado.
En materia de política internacional, se destacan el Tratado
Definitivo de Reconocimiento, Paz y Amistad con España
(1863) y la Guerra del Paraguay. Esta última afectó todo el
período: se inicia durante la presidencia de Mitre, en 1865,
con la conformación de la Triple Alianza; finaliza durante
la presidencia de Sarmiento en 1870 con la derrota del Pa-
raguay; sus últimas consecuencias para nuestro país ocurren
en 1878 (presidencia de Avellaneda) con el laudo arbitral del
presidente de Estados Unidos, Hayes; quien otorga en forma
inapelable a Paraguay el territorio del llamado “Chaco para-
guayo”. No nos extenderemos en el desarrollo del conflicto;
únicamente decir que fue una larga guerra fratricida, que solo
dejó pérdidas para todos los países en conflicto.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 591


6) Legislación más importante. Ley de Compromiso. Ley
de Acefalía. Segundo gobierno de facto

Como se señala en el apartado anterior, el período que se ex-


tiende entre 1862 y 1868 tuvo una importante producción le-
gislativa, tanto en cantidad como en calidad.
Por medio de la Ley del 20 de agosto de 1862 se federalizó la
provincia de Buenos Aires, sustentando el proyecto en la ne-
cesidad de extinguir el caudillaje. Por esta ley se decidía que
el Congreso, en el próximo período legislativo (1863), deter-
minaría el lugar de capital permanente; pero que durante tres
años las autoridades nacionales continuarían residiendo en la
ciudad de Buenos Aires, quedando la provincia federalizada
en todo el territorio. Un mes y medio después Mitre (encar-
gado del Poder Ejecutivo Nacional) comunica al Congreso la
resolución de la Asamblea Provincial de Buenos Aires, por la
que no prestaba su conformidad a la federalización de toda
la provincia. Esta cuestión divide al Partido Liberal porteño
en dos facciones: los autonomistas, conducidos por Adolfo
Alsina (hijo de Valentín), contrarios a la federalización; y los
nacionalistas, seguidores de Mitre, partidarios del proyecto.
A partir de esta negativa, se negocia con Buenos Aires per-
mitiendo que la provincia establezca las bases sobre las cuales
establecer la capital en su territorio. La Legislatura se expresa
dispuesta a aceptar una ley que determinase la capital provi-
soria de la República en la ciudad de Buenos Aires, con juris-

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 592


dicción del Gobierno nacional en todo su municipio, hasta
tanto el Congreso sancionara una ley de capital permanen-
te. Las autoridades provinciales continuarían residiendo en
la capital, si no determinaban otra cosa. Los habitantes de la
ciudad tendrían representación en la Legislatura y la provin-
cia conservaría su Banco, establecimientos públicos, juzgados
y municipio. Esta ley sería revisada cada cinco años por el
Congreso de la Nación y la Legislatura Provincial. Esta Ley, co-
nocida como Ley de Compromiso, sancionada por el Congre-
so el 3 de octubre, fue promulgada por el encargado del Poder
Ejecutivo Nacional el 8 de octubre de 1862, cuatro días antes de
asumir como presidente de la república. Como consecuencia
de la sanción de esta ley se fracturó el Partido Liberal Porteño,
en el Nacionalista, bajo inspiración de Mitre y el Autonomista,
liderado por Adolfo Alsina. En 1862 también se sancionó la ley
sobre el establecimiento del Poder Judicial Nacional.
Si bien Urquiza impulsó la redacción de Códigos, de confor-
midad con lo normado en el artículo 64 inc. 11 de la Consti-
tución de 1853, no se habían alcanzado resultados. El nuevo
Congreso autorizó al Poder Ejecutivo a designar Comisiones
Redactoras. Como consecuencia, Mitre designó a Dalmacio
Vélez Sársfield para redactar el Código Civil, el cual concretó
en 1869 y fue sancionado como tal en 1871 bajo la presidencia
de Sarmiento, de orientación liberal; modernizado por Borda
en 1968, durante la presidencia de facto de Onganía; y reem-
plazado en el año 2015.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 593


En 1863 se promulgó el Código de Procedimientos en lo
Civil y Comercial. También ese año se sancionó la Ley de
Aduanas, que otorgaba franquicias comerciales a países eu-
ropeos. Se nacionalizó el Código de Comercio de la provin-
cia de Buenos Aires (1862) redactado por Vélez Sársfield y
Acevedo; código sancionado con el objetivo de brindar se-
guridad a los comerciantes, particularmente a los británicos.
Se sancionó en la provincia de Buenos Aires el Código Penal
(1866), redactado por Carlos Tejedor, que, si bien no obtuvo
sanción nacional hasta 1886, durante la presidencia de Mi-
guel Juárez Celman rigió en once de las catorce provincias.
En 1876, Avellaneda encargó a Enrique Rodríguez la redac-
ción de un Código de Minería, que fue sancionado mucho
después, en 1886. Establecida la capital en Buenos Aires en
1880, el Congreso sancionó sus códigos de procedimientos,
aplicables también a los territorios nacionales.
El 2 de enero de 1868 falleció en San José de Flores el vicepre-
sidente en ejercicio del Poder Ejecutivo Nacional, Marcos Paz,
víctima de la epidemia de cólera.6 Como el presidente se ha-
llaba al comando de la Guerra de la Triple Alianza, se configu-
ra la acefalía, prevista en el artículo 75 de la Constitución de
1853, con su reforma de 1860 (hoy art. 88 de la Constitución
Nacional): “En el caso de enfermedad, ausencia de la Capital,
muerte, renuncia o destitución del Presidente, el Poder Ejecu-
6
Otra paradoja histórica: Marcos Paz había cuestionado fuertemente el rol asumido
por Mitre como conductor de la Guerra de la Triple Alianza, por los riesgos que impli-
caba su exposición en el conflicto.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 594


tivo será ejercido por el Vicepresidente de la Nación. En caso
de destitución, muerte, dimisión o inhabilidad del Presidente
y Vicepresidente de la Nación, el Congreso determinará qué
funcionario público ha de desempeñar la Presidencia hasta
que haya cesado la causa de la inhabilidad o un nuevo Presi-
dente sea electo”.
Vale decir, la acefalía sólo se configura si faltan simultánea-
mente ambos integrantes de la fórmula presidencial. Si sólo
falta el presidente es reemplazado por el vicepresidente (pri-
mera parte del artículo transcripto). Es la segunda parte del
artículo la que prevé el remedio a la acefalía, depositando en
manos del Congreso la determinación del funcionario que
desempeñará la presidencia, sin establecer si dicha deter-
minación debe ejercerse en forma puntual al producirse la
acefalía o en forma general mediante la sanción de una ley
que la prevea.
Lo cierto es que al producirse la acefalía en enero de 1868
no existía norma alguna que la contemplara. El ministerio, al
frente del gobierno que había continuado Paz, comunicó el
deceso al presidente y resolvió, en acuerdo general, que toma-
rían las decisiones indispensables para la marcha regular de
la administración, de la que darían cuenta oportunamente al
jefe de Estado, ejerciendo por sí solos las correspondientes al
régimen económico del respectivo ministerio.
Al hacerse cargo Mitre, el 18 de enero de 1868, aprobó la labor
realizada por los ministros, convalidando el segundo y último

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 595


gobierno de facto del siglo XIX. En este caso, no existió juris-
prudencia alguna que analizara su validez.
Recién el 19 de septiembre de 1868, el Congreso sancionó la
Ley 252 de acefalía por falta de presidente y vicepresidente.
Esta ley define el orden sucesorio ante la ausencia de presi-
dente y vicepresidente: en primer lugar el presidente provi-
sional del Senado, a falta de éste, el presidente de la Cáma-
ra de Diputados y a falta de ambos, el presidente de la Corte
Suprema de Justicia de la Nación; que deberán convocar a
elecciones generales dentro de los treinta días subsiguientes
y entregar el mando al presidente electo para que finalice el
mandato inconcluso.
El orden sucesorio se mantiene a la fecha (Ley 25716 del 28
de noviembre de 2002), que agrega que ejercerán el cargo en
forma provisoria y mantendrán su título con el agregado “en
ejercicio del poder ejecutivo” y reemplazan la convocatoria
a elecciones por la reunión de la Asamblea legislativa (am-
bas Cámaras en un solo recinto) dentro de las 48 horas subsi-
guientes, debiendo elegir al nuevo presidente entre senadores,
diputados y gobernadores de provincia. Si hubiera presidente
y vicepresidente electos, estos asumirán el cargo.
Otras leyes importantes del período fueron: la Ley de telégra-
fos nacionales (octubre de 1875); la Ley 817 de colonización
e inmigración y la Ley de correos (octubre de 1876): 845 de
pesas y medidas (julio de 1877) y la Ley de federalización de
Buenos Aires (septiembre de 1880).

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 596


7) Reforma Constitucional de 1866

Durante el proceso fundacional del Estado argentino en el


siglo XIX, el debate sobre la organización federal ocupó ex-
tensos debates doctrinarios y numerosos enfrentamientos bé-
licos. Este debate fue esencialmente político y evidenció las
tensiones entre el puerto y las provincias.
La construcción del federalismo argentino se centró en los as-
pectos políticos, postergando el aspecto económico. Si bien la
cuestión de la navegación de los ríos interiores ya había sido
debatida y zanjada temporariamente, en las negociaciones del
Tratado del Pilar de 1820, le correspondió a Pedro Ferré en las
reuniones previas a la firma del Pacto Federal de 1831 poner
sobre la mesa la cuestión del federalismo económico. Según
el correntino, no existiría genuino federalismo político sin fe-
deralismo económico. Las provincias deben administrar los
recursos necesarios para salvaguardar sus derechos federales;
de lo contrario, el federalismo será solo una construcción for-
mal, sin consecuencias reales.7 Es así que determina en el ar-
tículo 14 de su proyecto de Pacto Federal, que la recaudación
aduanera debía ser nacional y los ingresos por derechos de
exportación e importación, distribuidos entre todas las pro-
vincias. El proyecto fue desechado y la cuestión se mantuvo
7
FERRÉ, Pedro. Cuestiones Nacionales. Corrientes: Imprenta del Estado, 1832-1833. En:
RAMÍREZ BRANCHI, Dardo. Una década de hegemonía porteña y las vicisitudes de la
Provincia de Corrientes (1860- 1870). Publicado en Anales de la Junta de Historia de la
Provincia de Corrientes. Corrientes: Moglia Ediciones, 2011. ISBN .978-987-619-126-5.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 597


vigente en el tiempo y alimentó las cuestiones de la propuesta
de reforma de 1866.
La reforma constitucional de 1866 se gestó en el marco de la
Guerra de la Triple Alianza; si bien aparece como una peque-
ña modificación (alcanza solo un artículo y un inciso de la
Constitución vigente), pretendió determinar el sistema fede-
ral argentino, desde el punto de vista económico.
La Constitución de 1853, en cuyo debate no había participado
Buenos Aires, como ya vimos, abordó la cuestión de los de-
rechos de importación y exportación, siguiendo el criterio de
Benjamín Gorostiaga y desoyendo los argumentos de Manuel
Leiva. A partir de allí, la Convención de Santa Fe sancionó:
“Artículo 4.- El Gobierno federal provee a los gastos de la Na-
ción con los fondos del Tesoro nacional, formado del produc-
to de derechos de importación y exportación de las Aduanas
(…). Artículo 64.- Corresponde al Congreso 1. Legislar sobre
las aduanas exteriores, y establecer los derechos de importa-
ción y exportación que han de satisfacerse en ellas (…).”
O sea, para los constituyentes de 1853, tanto las aduanas
como los aranceles de importación y exportación pertenecían
a la Nación, y no a las provincias, y con ellos se satisfacían las
necesidades propias del Estado nacional. Nótese la diferencia
entre las ideas de Ferré que, si bien consideraba que los de-
rechos de importación y exportación debían ser recaudados
por la nación, debían repartirse entre las provincias -además
de impulsar aranceles de importación proteccionistas para la

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 598


producción nacional-; la postura de Leiva, quien argüía la
titularidad provincial de los derechos aduaneros, y la fórmu-
la consagrada en 1853, en la cual la nación no sólo recauda-
ba los aranceles aduaneros, sino que con ellos solventaba los
gastos nacionales.
Dada la secesión de la provincia de Buenos Aires, que contaba
con la histórica aduana nacional, la Constitución de 1853, en
esta materia, se tornó de difícil, por no decir de imposible cum-
plimiento. Recuérdense, al respecto, los derechos diferenciales
sancionados durante la presidencia de Justo José de Urquiza.
Por el Pacto de San José de Flores (art. 8) y el Acuerdo comple-
mentario de Paraná, del 6 de junio de 1860 (art.12), el Estado
Nacional se hallaba comprometido a garantizar a la provin-
cia de Buenos Aires su presupuesto de 1859 por cinco años a
partir de su incorporación, hasta tanto esto último sucediera
y el Congreso resolviera cómo hacer efectiva dicha garantía
la provincia continuaría administrando su aduana, abonando
un millón y medio de pesos moneda corriente mensuales a
partir de la fecha de ratificación del segundo convenio men-
cionado (8 de junio de 1860).
La convención reformadora de 1860 aceptó la propuesta de
Buenos Aires, por lo cual los artículos 4 y 67 inciso 1 (nueva
numeración del anterior 64), debían ser reformados. Confor-
me dicha reforma, los artículos quedaron redactados:

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 599


Artículo 4.- El Gobierno Federal provee a los gastos de
la Nación con los fondos del Tesoro Nacional, formado
del producto de derechos de importación y exportación
hasta mil ochocientos sesenta y seis, con arreglo a lo es-
tatuido en el inciso 1 del Artículo 67(…) . Artículo 67.-
Corresponde al Congreso: 1. Legislar sobre las aduanas
exteriores y establecer los derechos de importación (...).
Establecer igualmente los derechos de exportación has-
ta 1866, en cuya fecha cesarán como impuesto nacional,
no pudiendo serlo provincial (…).

Una aclaración: la prohibición de establecer derechos de ex-


portación por parte de las provincias, no fue propuesta por
Buenos Aires, sino incorporada en la convención reforma-
dora nacional, obedeciendo a la sugerencia de Rufino de
Elizalde quien temía por el establecimiento de derechos de
exportación interprovinciales. Temor basado en antecedentes
históricos, pero insostenible en atención a la prohibición de la
creación de otras aduanas que las nacionales, consagrada por
el artículo 9 de la Constitución Nacional y, en forma concor-
dante, los artículos 10 a 12 de la misma norma.
Es decir, los derechos de exportación formarían parte del Te-
soro nacional hasta el año 1866, cuando debían cesar como
impuestos nacionales; pero tampoco podrían ser provincia-
les en el futuro. En otras palabras, a partir de aquel año, los
derechos de exportación no formarían parte del Tesoro na-
cional, ni el Congreso Nacional ni las legislaturas provincia-

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 600


les podrían legislar en la materia, por lo que el destino de lo
recaudado por ese concepto debería ser destinado a las pro-
vincias, sin que estas puedan recaudarlo directamente. Un
impuesto que no lo recaudan las provincias, pero se debería
destinar y distribuir entre ellas.8 A nuestro entender, desapa-
recía la potestad de recaudar aranceles de exportación.
Llegado el año 1866 resurge el debate sobre la interpretación
constitucional. En 1865 se había iniciado la guerra contra el
Paraguay, y la tercera parte del Tesoro nacional estaba for-
mada por los derechos de exportación. Caducaba también
la garantía del presupuesto de la provincia de Buenos Aires
consagrada por el Pacto de San José de Flores. La provincia
de Buenos Aires se mostraba públicamente prescindente,
aunque negociaba una reforma que permitiera recuperar los
aranceles de exportación para las provincias, eliminando sólo
la mención “no pudiendo serlo provincial” del artículo 67
inciso 1. El Estado Nacional pretende mantener para el Te-
soro Nacional los derechos establecidos sobre las exportacio-
nes. Los sectores más liberales (diputado Ugarte), proponían
no reformar la Constitución, cuestionando la imposición de
aranceles a la exportación, considerándolos perjudiciales para
el crecimiento de la economía nacional.
Fue el senador Valentín Alsina quien presentó el proyecto de
reforma, sosteniendo que el desfasaje que produciría en el

8
RAVIGNANI, Emilio. Asambleas Constituyentes Argentinas. Buenos Aires: Instituto
de Investigaciones Históricas de la Facultad de Filosofía y Letras, tomo IV. 1937.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 601


presupuesto nacional la supresión de aranceles a la exporta-
ción, más en el contexto de los gastos derivados de la guerra,
sería imposible de ser suplido por otros impuestos.
En junio de 1866 se aprobo la Ley nacional, estableciendo la
necesidad de la reforma de los articulos 4 y 67 inciso 1.9 La
ley llevó el número 171 (recuerdese el reinicio de la numera-
cion legislativa a partir de 1862) y fue sancionada con los dos
tercios presentes de los miembros de cada camara como su
precedente, que convocaba a la reforma de 1860. Sin embargo,
si bien se formularon multiples objeciones al tramite, ninguna
de ellas incluyó el debate del quorum para aprobarla, como
luego sucediera en 1949.10 Entra en debate el problema de
fondo: si los derechos de exportación continuarían formando
parte del Tesoro nacional, o si las provincias los recuperarían
para sus propias finanzas. En tan solo tres días, 10, 11 y 12
de septiembre de 1866, se aprueba la reforma por 22 votos
contra 19. Votaron en contra los convencionales de Buenos
Aires (12), Córdoba (3), Entre Ríos (2), Salta (1) y Tucumán
(1), mientras que estuvieron ausentes Catamarca, Corrientes
y Santiago del Estero. Puntualmente, la Convención cons-
tituyente logró aprobar la modificación de los artículos 4 y
9 
La propuesta original de Valentín Alsina pretendía también modificar la responsa-
bilidad ministerial y la competencia originaria de la Corte Suprema de Justicia, pero
careció de apoyo en el Senado.
10
El proyecto, con media sanción de senadores, fue incluido y luego extraído de la
convocatoria a sesiones extraordinarias de la Cámara de Diputados. Las modificaciones
introducidas por diputados fueron consideradas por el Senado como Cámara revisora
y no como originaria, y unificando, además, dos proyectos de la Cámara Baja como un
único proyecto de ley.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 602


67 inciso 1. La supresión del artículo 4 fue: “hasta 1866, con
arreglo a lo estatuido en el inciso 1 del artículo 67”; y la parte
final del Artículo 67 - Inciso 1, que dice: “hasta 1866, en cuya
fecha cesarán como impuesto nacional, no pudiendo serlo
provincial”. Vale decir, se vuelve en la materia, a la redacción
adoptada en 1853.
Esta reforma constitucional selló definitivamente el destino
económico del federalismo argentino en materia aduanera,
otorgando también, en forma definitiva, los impuestos de im-
portación y exportación al Estado nacional.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 603


BIBLIOGRAFÍA

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gentina Contemporánea. 1862-1930. Vol. I. Buenos Aires: Edi-
torial y Librería El Ateneo, 1965.

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Nación Argentina. Desde los orígenes hasta la organización de-
finitiva en 1862. Segunda Edición. Vol. VIII. Buenos Aires:
Editorial y Librería El Ateneo, 1947.

GALLETTI, Alfredo. Historia Constitucional Argentina. Tomo


2. La Plata: Editora Platense, 1974.

PETROCELLI, Héctor B. Historia Constitucional Argenti-


na [en línea]. Capítulos 6 y 7. Rosario, 1988. Disponible en:
http://www.argentinahistorica.com.ar/

QUIROGA LAVIÉ, Humberto. Derecho Constitucional. Bue-


nos Aires: Ediciones Depalma, 1984.

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porteña y las vicisitudes de la Provincia de Corrientes (1860-
1870). Publicado en Anales de la Junta de Historia de la Pro-
vincia de Corrientes. Corrientes: Moglia Ediciones, año 2011.
ISBN 978-987-619-126-5.

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RAVIGNANI, Emilio. Asambleas Constituyentes Argentinas
[en línea]. Tomos 4 y 5. Proyecto Patrimonio Histórico. Insti-
tuto Revignani. Disponible en: http://ravignanidigital.com.ar/.

ZÍULU, Adolfo Gabino. Libro Constituciones Argentinas.


Compilación histórica y análisis doctrinario. Primera edición.
Buenos Aires: Infojus, 2015 Id SAIJ: DACF160121.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 605


CAPÍTULO XI
EL ORDEN CONSERVADOR

Por Carlos Marucci

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 606


CAPÍTULO XI

EL ORDEN CONSERVADOR

Por Carlos Marucci1*

Sumario:

1) Campaña al Desierto 2) Federalización de Buenos Aires


3) Generación del 80 4) El unicato y el Régimen. Consagración
del fraude electoral 5) Los gobiernos conservadores. Legislación
laica 6) El modelo agroexportador 7) Reforma constitucional
de 1898 8) Inmigración. Movimiento obrero. Partidos políticos.
Bibliografía

1  ∗
Abogado (Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales. Universidad Nacional de La Plata).
Profesor Titular interino de Historia Constitucional, Cátedra II; profesor adjunto interino
de Introducción al Estudio de las Ciencias Sociales, Cátedra II; Jefe de Trabajos Prácticos
ordinario de Derecho Político, Cátedra III. Ex director ejecutivo con el cargo de coordi-
nador de las materias de primer año de la carrera de Abogacía de la Secretaría de Asuntos
Académicos, Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, en el período 2007-2013.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 607


1) Campaña al desierto

La incorporación de Argentina a la división internacional del


trabajo implicaba, a la vez, incorporar vastos territorios de
los pueblos originarios al sistema productivo que demanda-
ban los países centrales, tanto en la Pampa-Patagonia como
en el Chaco. Así, durante el gobierno de Avellaneda comenzó
la campaña que en varias etapas acabará con la presencia fí-
sica de dichos pueblos1. En definitiva, entre las presidencias
de Avellaneda y Roca se definirá uno de los elementos cons-
titutivos del Estado, su territorialidad. Desde una perspectiva
racial suele denominarse esta cuestión como el “problema del
indio”, que por cierto no era nuevo, entre la Revolución de
Mayo y la campaña de Roca se sucedieron por lo menos vein-
ticinco operaciones de guerra sobre la Pampa y el Chaco.2 Los
años que median entre la derrota de Cafulcurá, en la actual
ciudad de San Carlos de Bolívar (1872) y la campaña de Roca,
fueron de guerra constante.
El ministro de guerra, Adolfo Alsina, propuso en 1875 un plan de
acción que consistía en avanzar la línea de frontera sur, ocupando

1
Ya lo había anticipado Juan Bautista Alberdi: “(…) el indígena no figura ni compone
mundo en nuestra sociedad política y civil”. En ALBERDI, Juan Bautista. Bases y Puntos
de Partida para la organización política de la República Argentina. Buenos Aires: Libre-
ría Platero, 1991, p. 49. Quitarles toda entidad humana a los pueblos originarios fue el
paso previo al genocidio, y ello, como se puede apreciar figura en el texto que se con-
vierte en el programa político y económico implantado después de Caseros. También,
mucho antes, Martín Rodríguez dejará asentado en el Diario del Ejército que: “(…) la
guerra con ellos debe llevarse hasta su exterminio”.
2
CAMOGLI, Pablo. Batallas entre hermanos. Buenos Aires: Aguilar, 2009.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 608


lugares estratégicos y levantando poblaciones y fortines.3 Su plan
pasó a la historia como la “zanja de Alsina”, consistía en ir ga-
nando zonas por líneas sucesivas que iban desde Italó (Córdoba)
hasta Puán, el ingeniero francés, Alfredo Ebelot, proyectó una
zanja4 que pretendía dificultar el paso de los malones.
El cacique Namuncurá, al ver los aprestos del Gobierno, lanzó
una ofensiva en diciembre de ese año que duró hasta marzo del
76, cuando el ministro Alsina tomó la iniciativa logrando ins-
talar el límite con los originarios casi donde hoy se encuentra la
frontera entre las provincias de La Pampa y Buenos Aires. Con
ello, y a pesar de las críticas, el plan de Alsina cumplió sus ob-
jetivos, desde la campaña de Rosas ninguna había sido exitosa.
Alsina muere en diciembre de 1877, mientras inspeccionaba
la línea de fortines cerca de Caruhé. Avellaneda designó en
el Ministerio de Guerra al coronel mayor, Julio Roca; quien
el 14 de agosto de 1878, presentó su plan en el Congreso, en
principio solicitó fondos para ejecutar la Ley 215 (1867)5 y en
agosto se sancionó la Ley 947 para financiar la campaña, que
consistió en la emisión de títulos que luego serían canjeados
por las tierras que se conquistaran. El resultado fue que unos
391 suscriptores de los títulos de deuda se adueñaron, a muy
bajo costo, de 8 548 817 hectáreas.6
3
La línea de fortines no era una novedad, en 1810 ya existía la que iba de Mercedes a Chas-
comús. En aquella época fue el coronel Pedro García quien logró un acuerdo de paz con
siete caciques, que entre otras cuestiones le garantizaban a la ciudad su provisión de sal.
4 
La zanja era de 2 metros de profundidad por 3 de ancho; y de los 730 kilómetros pro-
yectados solo se construyeron 374 que cubrían la zona de Caruhé y Guaminí.
5
Dicha ley establecía el límite con las naciones originarias en el río Negro.
6
Algunos de los que se quedaron con esas tierras fueron: Cassey E. y Moss, J. 270.000

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 609


La campaña fue una operación bélica de seis años de dura-
ción, en tres etapas. La primera, entre enero de 1878 y enero
de 1879, cuando se quebró la resistencia de los originarios. La
segunda, entre abril y junio de 1879, fue la liderada por Roca
hasta el río Negro. Y la tercera, ya cuando Roca estaba en la
presidencia, abarcó hasta el total dominio de la Patagonia y
la región andina en 1884, se caracterizó por las matanzas, los
campos de concentración y la esclavitud de los originarios.
Los prisioneros, después de largas travesías a pie y en barco
—si sobrevivían— eran remitidos al campo de detención de
Martín García, mientras que miles de mujeres y niños fueron
repartidos por la Sociedad de Beneficencia entre las familias
de Buenos Aires.
Como resultado de esas campañas militares, las actuales pro-
vincias de La Pampa, Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz
y Tierra del Fuego fueron incorporadas como “Territorios na-
cionales” a través de la sanción de la Ley 1532 en 1884, que de-
pendían política y administrativamente del Gobierno nacional.
En 1885 se sancionó la “Ley de premios”, para los oficiales y
soldados que participaron de la campaña bélica, pocos con-
servaron sus tierras, la mayoría las malvendió; y el Gobierno,
para facilitar la operación, emitió los títulos al portador y no
nominativamente, negocio redondo de la élite en el poder.

hectáreas, Carlos Martínez 250 000, Saturnino Unzúe 250 000, Marcelino Ugarte 177 500,
Juan Shaw 147.500, Salvador del Carril 130 000, Torcuato Alvear 97.500, Victorino de la
Plaza 47.500, etc. En MALLO, Silvia C. ¿Quién se quedó con el desierto? En Revista Todo
es historia, 1979, núm. 144.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 610


Llegados a este punto, podrán esgrimirse miles de justificacio-
nes respecto de esta etapa, y no es el caso detenernos en ellas
porque excede los fines del texto, pero esas justificaciones no
podrán borrar jamás el hecho de que los pueblos originarios
fueron exterminados para el enriquecimiento de nuestra oli-
garquía semicolonial.
La otra región que fue objeto de conquista fue la chaqueña,7
comprendida por centro norte de la actual provincia de Santa
Fe, la mitad oriental de Santiago del Estero, Chaco y Formo-
sa. Sin remontarnos muy atrás en los antecedentes, podemos
decir que la guerra con Paraguay puso en alerta al Estado ar-
gentino respecto de su frontera norte. En 1870 el presidente
Sarmiento inició acciones para correr 150 kilómetros esa lí-
nea de frontera, estas tierras eran destinadas al desmonte y la
industria maderera, los indígenas prisioneros eran utilizados
en los obrajes en condiciones de semiesclavitud. Entre agosto
de 1879 y septiembre de 1883 se realizaron seis expediciones
y en 1884 el Congreso autorizó la conquista del Chaco que,
nuevamente, se puso en cabeza del ministro de guerra, en este
caso el general Benjamín Victorica.
El objetivo era establecer la frontera en el río Bermejo, em-
pujando a los originarios a la actual provincia de Formosa.
Finalmente, en 1911 se organizó la “División de caballería
independiente”, con el objeto de correr la línea de frontera
hasta el río Pilcomayo, en esa campaña tomaron a seis mil
indígenas prisioneros, quienes fueron sumados a la mano de
7
Caracterizada por su riqueza forestal, principalmente por el quebracho.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 611


obra semiesclava. En 1914 fue disuelta esta División; con lo
que, de alguna manera, daban por terminada la campaña.8

2) Federalización de Buenos Aires

Este capítulo de la historia argentina podría titularse de varias


maneras: la caída de Buenos Aires, la consolidación del Esta-
do nacional, etc., pero mantendremos el dato objetivo como
cabeza del relato, “la federalización de Buenos Aires”.
Ya hemos visto las distintas alternativas de la cuestión capital,9
los porteños no tenían ninguna intención de ceder su ciudad
y, además, se resistían a perder el protagonismo que su bur-
guesía había adquirido desde Pavón. La elección de Avella-
neda y el inmediato levantamiento sedicioso del candidato
vencido, el general Mitre, fueron la primera manifestación de
que un cambio se había producido en la relación nación-pro-
vincias. Afirma Oszlak que “el gobierno de Buenos Aires, y
la burguesía porteña, fueron quizá los últimos en reconocer
que el Estado [nacional] había desplazado definitivamente a
la provincia como centro de la actividad social. Esto puede so-
nar paradójico si se tiene en cuenta que fueron esa provincia y
esa burguesía quienes gestaron el nuevo Estado”.10

8
Durante la década de 1920 y 1930 resurgió la lucha entre los tobas y el ejército, que ter-
minó con una gran represión al sur del río Pilcomayo. Para concluir, mencionaremos
las matanzas de Napalpí en 1924 y de Rincón Bomba en 1947.
9
RUIZ MORENO, Isidoro J. La federalización de Buenos Aires. Buenos Aires: Hys-
pamérica Ediciones Argentinas S.A., 1986.
10
OSZLAK, Oscar. La formación del Estado argentino. Buenos Aires: Emecé Editores,
2009, p. 172.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 612


En el año 80 confluirán dos acontecimientos que forman par-
te de la misma cuestión, por un lado la sucesión y, por otro, la
capitalización de Buenos Aires. Cuestiones que enfrentarán a
las burguesías del interior, nucleadas políticamente en la “liga
de gobernadores”, con el ultra localismo porteño represen-
tado por su gobernador y candidato a la presidencia, Carlos
Tejedor. Las burguesías del interior se estaban apropiando del
Estado nacional y solo debían definir con la burguesía porte-
ña los términos de la nueva legitimidad. Ello se dirimió en la
última guerra civil, lamentablemente, la cuestión no enfrentó
modelos económicos antagónicos como lo hizo la guerra de
secesión norteamericana; aquí ninguna sostuvo un modelo
industrial, las dos coincidían en posicionarse como oligar-
quías subalternas de Inglaterra.
Concentrémonos en los acontecimientos. Desde su asunción,
en 1877, el gobernador Tejedor llamaba “huésped” al presi-
dente Avellaneda. El presidente esperó hasta el último año de
su mandato, al clausurar las sesiones ordinarias del Congreso,
para anunciar que propondría que Buenos Aires se convirtie-
ra en la capital definitiva del país.
La campaña electoral por la presidencia dejó de lado por
un momento la cuestión capital. Tejedor organizó y armó
la Guardia Nacional bonaerense, para enfrentar la futura
imposición del triunfo del general Julio Roca, ello en abier-
to desafío al gobierno nacional que prohibiría los ejercicios
militares de las fuerzas porteñas.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 613


A pesar del anticipo que había realizado Avellaneda, en la cum-
bre de las filas oficialistas se propiciaba la federalización de Ro-
sario. Fue la rebeldía de Tejedor a reconocer el triunfo de Roca
como presidente lo que decidiera al Gobierno nacional y a las
provincias a terminar con el foco de perturbación porteño.
En febrero del 80, el Gobierno porteño envió al coronel Lisan-
dro Olmos sobre Córdoba para desarticular la Liga de gober-
nadores, por un breve lapso mantuvo capturado al goberna-
dor Viso y a su ministro Juárez Celman, pero fue derrotado
por las fuerzas oficiales y con ello fracasó el intento de convul-
sionar el interior del país.
A principios de abril se realizaron las elecciones de electores
para presidente, una semana después la residencia del presi-
dente Avellaneda fue tiroteada por los “rifleros” del gobierno
provincial. Incluso, diputados nacionales eran detenidos por
la policía local sin respetar los fueros parlamentarios. A pesar
de ello, Avellaneda se negaba a actuar, llamando al ejército de
línea para sostén de las autoridades nacionales.
Podría decirse que el colmo de la cuestión llegó el 7 de mayo, en
el recinto de la Cámara de diputados, cuando se incorporaron
varios diputados del interior, partidarios de Roca. Las galerías
superiores del recinto habían sido tomadas por los rifleros por-
teños que esperaban la orden del diputado Rivero para disparar
sobre los diputados del Partido autonomista; afortunadamente,
Mitre evitó con su intervención lo que podría haber sido el he-
cho más trágico de nuestras instituciones.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 614


A los diez días del mes de mayo, una marcha por la paz de la
que participan Alberdi, Mitre, Sarmiento, entre otros; llegó a la
Casa de Gobierno donde los espera Avellaneda con la divisa de:
“Viva la paz, un rémington no es un argumento”. Ese mismo día
se reunieron Roca y Tejedor para solucionar el conflicto, pero el
gobernador exigió que Roca decline su candidatura triunfante
en casi todo el país, las negociaciones dieron al traste.
El 2 de junio la provincia adquiere cinco mil fusiles que fue-
ron paseados en desfile por la ciudad. Avellaneda temió ser
capturado, por lo que abandonó la ciudad hacia los cuarteles
de la Chacarita, donde se encontraba el regimiento primero
de caballería a las órdenes del coronel Manuel Campos. En
una proclama del día siguiente, el presidente denunció la in-
surrección del gobernador al alzarse en armas contra “las le-
yes de la Nación y sus Poderes Públicos”. Sin embargo, aún
no procedía a la intervención federal. Por su parte, Tejedor
contestó con otra proclama negando el alzamiento.
Por decreto del 4 de junio se designó a Belgrano como residen-
cia de las autoridades nacionales: “No pudiendo los Poderes de
la Nación funcionar con seguridad y libertad en el recinto de la
ciudad de Buenos Aires, mientras dure el estado de insurrección
armada en que se ha colocado el Gobernador de esta Provin-
cia (…). Artículo 2: Comuníquese esta resolución al Honorable
Congreso y a la Suprema Corte de Justicia (sic), para su conoci-
miento”. La mayoría del Senado y treinta y cinco diputados11 —

11
El quorum legal para sesionar era de 44 diputados.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 615


pero no la mayoría— siguieron al presidente.12 El vicepresidente
Mariano Acosta —exgobernador porteño— permaneció en la
ciudad apoyando a Tejedor. La Corte Suprema también perma-
neció en la ciudad, tratando infructuosamente de mediar en la
contienda.13
La Cámara de diputados, para poder sesionar, se constituyó en
minoría el 11 de junio; y el 24, declaró vacantes los puestos de
cuarenta diputados, encomendando a las provincias respectivas
la elección de sus reemplazantes con fundamento en el artículo
43 de la Constitución Nacional. Se hicieron las nuevas elecciones
de los diputados —excepto en la provincias rebeldes— y al incor-
porarse quedó constituido el Congreso de Belgrano.
Mientras tanto, en el resto del país —excepto Corrientes—,
se reunían los colegios electorales que votarían a Julio Roca
como presidente de la Nación (13 de junio).
Por su parte, Tejedor decretó la movilización de la guardia
nacional a las órdenes de Julio Campos. Asimismo, Bartolo-
mé Mitre, olvidando la marcha por la paz y en otro bochorno
de su vida pública, asumió la representación de la provincia
de Corrientes para concretar una alianza militar con Buenos
Aires, a fin de evitar que Roca fuese proclamado presidente
y, además, enviar dinero y armamento a Corrientes para in-
vadir Entre Ríos.14

12
Los congresales se encontraban vigilados por la policía de Tejedor para que no sa-
lieran de la ciudad, pero muchos lograron escapar llegando al río y tomando lanchas
hasta Belgrano.
13
Esas negociaciones fueron sobre la base de la renuncia de Roca a su candidatura y
proponiendo la de Sarmiento como solución.
14 
Por supuesto, la operación fracasó.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 616


La guerra era inminente. El presidente movilizó la guardia
nacional de Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos y Santa Fe.
En las proximidades de Luján se produjo el primer enfrenta-
miento (17 de junio), las fuerzas porteñas salieron perdien-
do y retrocedieron hasta la ciudad. El día 20 se produjo un
cruento enfrentamiento en Barracas, el coronel Levalle pre-
tendió entrar por el sur, pero fue rechazado. Esto llevó a un
ataque masivo al día siguiente, se combatió en Puente Alsina
y en los barrios altos del Riachuelo (la meseta de los Corra-
les), la victoria nacional se llevó aproximadamente tres mil
vidas de uno y otro bando.
Avellaneda decretó el estado de sitio (22 de junio), puesto que
aún no funcionaba el Congreso, la medida era por cien días y
comprendía la provincia de Buenos Aires. Previamente (17 de
junio), había intervenido la provincia designándose al gene-
ral José Bustillo para atender los intereses administrativos de
los departamentos de la campaña que secundan la acción del
Gobierno nacional.
Se estableció un cese del fuego, y el general Mitre se presentó
ante el presidente como comisionado del Gobierno de Buenos
Aires (25 de junio); de esta conferencia resultó la renuncia
del gobernador Tejedor y el acatamiento al Gobierno de la
Nación de las autoridades provinciales que quedaban subsis-
tentes. Del contenido de esta conferencia, nada supo oficial-
mente el Congreso, se guardó absoluta reserva. La renuncia
de Tejedor —efectivizada el 30 de junio—, declarando que

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 617


solo él sería el sacrificado y que las demás autoridades de la
provincia serían respetadas, fue la única noticia del acuerdo.15
Ello abriría una brecha entre el presidente, por un lado; y el
Congreso y Roca, por el otro.
En la sesión del 8 de julio en el Congreso se trató el decreto del
estado de sitio e intervención del 22 de junio y, dado el tardío
levantamiento correntino, el estado de sitio en el Litoral como
la intervención a Corrientes. En esa sesión, el senador Pizarro
preguntó al ministro de Guerra, Pellegrini, si continuaría sien-
do reconocida la Legislatura rebelde y los demás poderes de
la provincia; si esos poderes habían desaparecido o si, por un
pacto, están sujetos a ser respetados. El ministro contestó que
no había pacto, sino un arreglo cuyas bases no dio a conocer.16
Entonces, el Congreso designa una comisión presidida por
el diputado Tristán Achával Rodríguez para que se entreviste
con el gobernador de Buenos Aires, José María Moreno, a los
fines de sondear su voluntad de cooperación en la federaliza-
ción de Buenos Aires. Lo máximo que obtuvieron de Moreno
fue una propuesta de dividir la ciudad por la calle Piedad (hoy
Mitre), cediendo la parte de la ciudad norte, cuyo municipio
llegaba hasta Belgrano, y quedando la parte sur hasta el Ria-
chuelo como capital de la provincia.
El Congreso comprendió que no había más alternativa que disol-
ver la legislatura porteña, aunque ello lo enfrente con Avellaneda.
Primero, se sanciona la ley (27 de julio) por la cual Belgrano sería
15
YOFRE, Felipe. El congreso de Belgrano. Año 1880. Buenos Aires: Ciudad Argentina, 1999.
16
  YOFRE. Op. cit., p. 94.

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la capital provisoria, hasta tanto se concrete el procedimiento que
establece el artículo 3 de la Constitución Nacional. Y luego, el
11 de agosto, el Congreso ordenó al interventor federal, coronel
Bustillo, haga cesar en sus funciones a la Legislatura rebelde de
la provincia de Buenos Aires. Sobrevino la crisis en el Gobierno
nacional. El presidente Avellaneda, al no poder cumplir los com-
promisos asumidos con el gobernador Moreno, dada la actitud
del Congreso, presentó su renuncia al día siguiente.
El Congreso, reunido en Asamblea general, rechaza la renuncia
de Avellaneda (13 de agosto). Aceptar la renuncia hubiera signi-
ficado que el vicepresidente Acosta,17 partidario del porteñismo,
asumiera la presidencia; situación inadmisible para el Congreso.
Avellaneda decidió, entonces, continuar de acuerdo con los
resortes constitucionales, vetando la ley de disolución de la
legislatura (17 de agosto), el Congreso insiste con los dos ter-
cios requeridos y la ley se promulga (19 de agosto). La Le-
gislatura quedó disuelta, el general Bustillo asumió el mando
gubernativo y, al amparo de la intervención, se reorganizaron
los poderes de la provincia.
Días después (24 de agosto), repuesto de los contratiem-
pos que debió enfrentar y dispuesto a retomar la iniciativa,
Avellaneda envía al congreso el proyecto de ley para con-
vertir el municipio porteño en sede del Gobierno federal,
con jurisdicción exclusiva sobre el mismo.
17
Acosta había hecho abandono de sus compromisos institucionales sin presidir una
sola vez el Senado desde que se trasladara a Belgrano, habiendo ocupado su lugar el
senador Aristóbulo del Valle.

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En el Senado, el futuro gobernador de la provincia, Dardo Ro-
cha, fundó el dictamen favorable a la federalización. El 20 de
septiembre se convirtió en ley (1029), veamos alguna de sus
disposiciones:

Declárese capital de la República el municipio de la


ciudad de Buenos Aires, bajo sus límites actuales (art.
1). Todos los establecimientos y edificios públicos (…)
quedarán bajo la jurisdicción de la Nación (art. 2). Se
exceptuaba al Banco Provincia, los ferrocarriles pro-
vinciales y el telégrafo (arts. 3 y 4). La Nación tomará
sobre sí la deuda exterior de la Provincia de Buenos
Aires (art. 5). Hasta su traslado el Gobierno de la Pro-
vincia seguirá funcionando en la ciudad (art. 6). Esta
ley sólo regirá una vez que la Legislatura de Buenos
Aires haya hecho la cesión competente, prestando
conformidad a sus cláusulas, con arreglo a lo dispues-
to en el artículo 3º de la Constitución Nacional (art. 8).

Como puede observarse de la lectura del artículo 8, la ley


se sancionó sin previa cesión de la legislatura provincial
tal como lo prescribe la constitución reformada en 1860. Y
como si todo ello fuese poco, el mismo día se aprueba la ley
1.030, que declara la necesidad de la reforma constitucional
“al objeto de reformar el art. 3º de la Constitución, desig-
nando en él la capital permanente de la República, y a más el

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artículo 104 de la misma en su segunda parte18 (art. 1º)”.19 El
propósito coercitivo del texto es bien claro, orientado a noti-
ficar a la legislatura de Buenos Aires (cuyos nuevos compo-
nentes se elegirían ocho días después, el 27 de septiembre)
que, si no votaban favorablemente la cesión del municipio,
esta se formalizaría por la vía de la reforma constitucional.20
La Legislatura de Buenos Aires consumó la cesión el 26 de
noviembre. Los oradores de fondo fueron Leandro Alem y
José Hernández, en contra y a favor respectivamente. Tocó al
presidente Roca promulgar la ley sancionada por el Congreso,
por la cual se cerraba el ciclo de constituir el Estado nacional,
al dotarse de capital permanente al país.

3) Generación del ochenta

Utilizaremos la palabra “generación” para referirnos a la élite21


de políticos e intelectuales que dirigió el país entre 1880 y 1916.
Esta elite compartía una ideología económica y política, eran
tributarios del liberalismo económico y del Estado gendarme,

18
Esto es la cláusula que la provincia de Buenos Aires había hecho adicionar a la Cons-
titución Nacional en 1860, cuando agregó “… y el que expresamente se hayan reservado
por pactos especiales al tiempo de su incorporación”.
19
En el proyecto original preveía que el Ejecutivo convocaría a la convención nacional,
si la legislatura porteña no cedía la ciudad para el 30 de noviembre.
20 
Respecto de la Ley 1.030, ella fue votada con los dos tercios de los miembros pre-
sentes en la sesión: 15 votos afirmativos, contra 6 en el Senado y, 48 votos positivos y 1
negativo en Diputados.
21
Una minoría que detenta el poder en sus diversas formas, frente a una mayoría que
carece de él.

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asimismo su fe en el progreso provenía del positivismo en auge.
Suele caracterizárselos como conservadores en lo social y polí-
tico, mostrando un total desprecio en cuanto a la posibilidad de
consultar limpiamente la opinión de la mayoría en los procesos
eleccionarios.
También es común referirse a este grupo como “oligarquía”,
que en términos aristotélicos cuadra perfectamente, un Go-
bierno de pocos en su propio beneficio y el de Inglaterra. Aso-
ciarse al imperio significaba, de alguna manera, participar de
su grandeza y nivel de progreso.
El lema de Roca al asumir la presidencia fue “paz y administra-
ción” —en la interpretación de Sarmiento: “empréstitos y réming-
tons”—, en clara alusión al “orden y progreso” de Augusto Comte,
quien señalaba su total repulsión a cualquier modificación social
que implicara alterar el orden establecido. Juárez Celman, en su
discurso de asunción, hizo directa alusión a Herbert Spencer —
mezcla de darwinismo social y racismo—22 del que frecuente-
mente se valiera de citas del libro El hombre contra el Estado.
Una breve enumeración de las figuras que se destacaron en
la corriente positivista puede brindar una idea de la inciden-
cia cultural que alcanzó esta orientación, especialmente en
las universidades. Florentino Ameghino enseñaba Filogenia,
Antonio Dellepiane enseñaba Sociología, Carlos Ibarguren
inauguró la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad
de Buenos Aires con un discurso explícitamente spenceriano,
Prueba de ello puede consultarse el artículo Las razas inferiores, que escribiera una de
22 

las figuras más descollantes del positivismo argentino, José Ingenieros.

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etc. Cuando Spencer murió (1903), el país intelectual se con-
movió, las asociaciones y foros compitieron en homenajes,
como antes había sucedido con Darwin.23
Promovieron un Estado laico —algunos por convicción otros
por táctica política—, respondiendo a la necesidad de crear
condiciones favorables a los inmigrantes y capitales prove-
nientes de países no católicos, y el poder político de la colo-
nia inglesa tenía la suficiente capacidad de presión como para
asegurarle la aprobación legislativa.
Ahora bien, no compusieron un corpus homogéneo, algunos
se caracterizaron por su anticlericalismo, como Eduardo Wil-
de y Onésimo Leguizamón, aunque algunos autores tildan ese
anticlericalismo de inconsecuente, pues nunca se planteó la
separación de la Iglesia y el Estado, como lo hicieron en la
misma época México y Uruguay. Otros eran abiertamente li-
berales y no confiaban en el Estado, tal el caso del presidente
Juárez Celman. En cambio, Carlos Casares, Pellegrini, Civit y
Magnasco, bregaron por la defensa de producción nacional.
Mientras se consumaba el genocidio indígena, el defensor de
la federalización de Buenos Aires, José Hernández, condena-
ba esa política, y así, podríamos seguir.
Es un lugar común decir que esta generación tuvo una ob-
secuencia intelectual hacia el modelo eurocentrista entonces
vigente, pero ello no era una novedad, ya lo habían hecho
los unitarios con la Ilustración, la generación del 37 con el

23
ELBERT, Carlos A. Manual básico de criminología. Buenos Aires: Eudeba, 2001, p. 60.

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socialismo utópico y el historicismo, no obstante había una
continuidad. El trasfondo ideológico esencial seguía siendo
el liberalismo con democracia restringida o controlada, que
permitiera mantener el poder político en manos de una mi-
noría, de la elite supuestamente esclarecida. No había sido
otro el programa de los constituyentes en 1826, de Echeverría
en la Ojeada retrospectiva, de Sarmiento en Conflictos y armo-
nías de las razas en América y de Alberdi en Bases; quienes se
manifestaban adversarios del sufragio universal.24
Como buenos positivistas aborrecían los cambios revolucio-
narios, como muestra podemos transcribir lo que Vicente
Fidel López decía de la Revolución francesa en el prefacio
de Historia de la Revolución Argentina (1881): “Porque so-
mos sinceramente liberales, no somos ni podemos ser pane-
giristas de los extravíos democráticos con que la Revolución
francesa de 1789 se salió de los límites del gobierno libre,
evidentemente incompatibles con el sufragio universal y con
la soberanía brutal del número, que es siempre ignorante de
los deberes que impone y que exige el orden público”.
Asimismo, como modelo económico implementaron el pasto-
ril-exportador. La incorporación de la Argentina a la división
internacional del trabajo limitó fuertemente sus posibilidades
futuras, al avocarse a una producción de bienes primarios que
solo tenía como objetivo proveer a Gran Bretaña de aquellos

24
SEBRELI, Juan J. Crítica de las ideas políticas argentinas. Buenos Aires: Editorial
Sudamericana, 2003, p. 34.

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productos que ya no recibía de los Estados Unidos. Pues los ci-
clos económicos de las economías periféricas estaban subordi-
nados a los de los países industrializados. El capitalismo finan-
ciero comienza a manejar la movilidad del capital a través de las
tasas de interés de los grandes centros financieros, en el caso,
el Banco de Inglaterra. El flujo o retorno del capital a su país
de origen, motivado por la suba de la tasa de interés, provoca
crisis en las economías periféricas y al insertarse en el mercado
mundial de forma asimétrica profundiza su dependencia.
Esa inserción se produjo primero como abastecedor de lana
y luego, de carnes y cereales a la potencia económica de la
época; así, la Argentina logró alcanzar elevados niveles de in-
greso a comienzos del siglo XX. Ingresos que permanecieron
concentrados pues temas como el reparto del excedente de
la renta agraria o diferencial no estaban en la agenda. Así se
explica cómo unos vivían en palacios traídos desde Francia o
Inglaterra y otros no conocían el agua para el aseo.
Argentina siguió entonces una dirección diferente a la que
iniciaron otros países como Alemania, Francia, Estados
Unidos; que comenzaron a practicar una política proteccio-
nista, desarrollar industrias e incrementar su participación
en el comercio mundial; amenazando la, por entonces indis-
cutida, supremacía británica.
Alberdi, principal mentor ideológico del liberalismo argenti-
no, criticaba los sistemas económicos en los cuales se basaban
los dos modelos más importantes de democracia política que

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existían entonces: el francés y el norteamericano. Del prime-
ro criticaba su política aduanera protectora de la industria
francesa. En cuanto al segundo, sostenía que tampoco era un
ejemplo por seguir ni en materia económica ni en política ex-
terior, pues protegía su industria y su marina contra la com-
petencia externa, mientras que en la Argentina —sostenía—
no había “fabricas ni marinas”. Pregonaba un seguimiento a
ciegas de Adam Smith, sosteniendo que no hay medio más
poderoso y eficaz de hacer la grandeza del cuerpo social, que
dejar a cada uno de sus miembros individuales el cuidado y
poder pleno de labrar su personal engrandecimiento.25
El comercio exterior, las inversiones extranjeras —incluido el
fantástico endeudamiento—, la migración de mano de obra y
el libre cambio fueron los factores que modelaron la econo-
mía de los nuevos países exportadores. Por ejemplo, en 1889
Argentina absorbió entre el 40 y 50 por ciento del total de las in-
versiones externas inglesas y, entre 1857-1914 se establecieron
efectivamente en el país 3 300 000 inmigrantes. Las inversio-
nes en ferrocarriles fueron solo para facilitar el transporte a los
puertos exportadores y no para promover el desarrollo parejo
de un país enorme. Los empréstitos se emplearon en extender
y fortalecer el aparato estatal en armamento, en satisfacer los
servicios de deudas anteriores (verdadero círculo vicioso) y so-
bre todo en satisfacer otras obligaciones del Estado, como era el

25
RAPAPORT, Mario. Historia económica, política y social de la Argentina (1880-2003).
Buenos Aires: Emecé, 2008, p. 31.

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caso de las garantías ferroviarias, en algunos casos fueron des-
tinadas a obras como el puerto y las aguas corrientes de Buenos
Aires (no exento de despilfarro, por cierto, como el depósito/
palacio de agua sobre la calle Córdoba). Asimismo, debieron
emplearse en el pago de las crecientes importaciones.
Respecto al esquema tributario, fue organizado de acuerdo con
la clase que dirigía el país. Los derechos sobre las importacio-
nes y los impuestos al consumo constituían entre el 80 y 90
por ciento de lo recaudado. En cuanto a las exportaciones, la
tendencia siempre fue la desgravación; es decir, quienes más se
beneficiaban con la renta agraria y con los subsidios del Estado
a los ferrocarriles y puertos, nada pagaban (como siempre). A
ello hay que agregar que el impuesto territorial era muy bajo.26
De esta forma, se fijó la matriz económica y productiva de
nuestro país,27 que consolidó la relación subordinada hasta
impedir totalmente el crecimiento de una economía que logre
un desarrollo capitalista autónomo. Y así nos fue.

4) El unicato y el régimen. Consagración del fraude electoral

Siendo presidente Juárez Celman (1896-1890), este asumió


la presidencia del Partido Autonomista Nacional, PAN; lo
que derivó en el nombre de “unicato”, gobierno del único,

26 
GALLO, Ezequiel y CORTÉS CONDE, R. La república conservadora. Buenos Aires:
Hyspamérica, 1986, p. 149.
27
Que aún hoy vastos sectores políticos, económicos y mediáticos se empeñan en mantener.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 627


pareciera algo exagerado el mote. Ello traerá como conse-
cuencia el alejamiento con Julio Roca; a su vez, el círculo
que rodeaba al presidente promovía dicho distanciamiento.
Con el tiempo y el liderazgo de Hipólito Yrigoyen, este esta-
blecerá dos categorías dicotómicas: la causa (la UCR) y el ré-
gimen (el gobierno del PAN); pero como si no bastara, para
dejar en claro el antagonismo, el radicalismo era la “causa
de la nación” contra “el régimen más falaz y descreído”,28 “la
heroica resistencia que el pueblo argentino hiciera a la más
odiosa de las imposiciones”.29 La síntesis de estos antagonis-
mos dialécticos será para Yrigoyen la “reparación” que ejer-
cerá el radicalismo (yrigoyenismo) en el Gobierno.
Este régimen de fuerza, como lo llamara la convención que
dio nacimiento al radicalismo en 1892, estableció un sistema
para perpetuarse en el poder. En principio, debemos aclarar
que las maniobras tendientes a perpetuarse en el poder —que
pueden ser técnicamente fraude o no— ya sea cambiando la
voluntad del electorado, empleando la violencia para impedir
que los adversarios voten o coaccionando a estos; es lo que
suele caracterizar a este período y contra lo que luchó el yri-
goyenismo, propiciando elecciones limpias y masivas.
Dice Pigna, el uso del fraude electoral esta facilitado por el
sistema de “voto cantado” y el ejercicio de la intimidación y
la violencia. Esto alejaba a la gente de la política, a la que veía

28 
Mensaje de apertura del Congreso nacional, junio de 1917.
29
Primera carta al doctor Pedro Molina, septiembre de 1909.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 628


como una farsa, sin partidos que la representen y sin posibili-
dades de expresar libremente su opinión.
Por su puesto que ello no comenzó en el 80, ya hemos visto
como Mitre se alzó contra el Gobierno nacional en el 74, o
como el propio Mitre obtuvo la unanimidad de los colegios
electorales en 1862, habiendo exterminado después de Pavón
al partido federal. Luego el mitrismo conspiró para finales de
1875 y se abstuvo en las elecciones de 1876. En realidad, eran
trampas que se hacían entre ellos, recordemos a Alem y Man-
silla, ambos autonomistas, que se enfrentaron en el Congreso
y se echaron en cara mutuamente los vicios electorales en que
habían obtenido sus respectivas bancas, debate que ilustra so-
bre las prácticas que tenían vigencia desde Pavón.
A partir de 1880, en Buenos Aires, la concurrencia a las urnas
excepcionalmente superaba el 30 por ciento de los habilita-
dos, ello representaba por su parte, entre el 3 y el 4 por ciento
de la población.30 Recordemos que el voto no era obligatorio
y debían inscribirse previamente en el registro de electores.
El diario La Tribuna decía en 1864: “Entre nosotros se sabe
cómo se ganan las elecciones, el que tiene la fuerza, toma las
mesas y el que toma las mesas, gana las elecciones”.31 El Parti-
do Autonomista Nacional fue perfeccionando y burocratizan-
do los mecanismos de control electoral. Muchos de los viejos
métodos siguieron funcionando y se agregaron otros, como el
30
SÁBATO, Hilda y otros. Historia de las elecciones en la Argentina. Buenos Aires: Editorial
el Ateneo, 2015, p. 97.
31
SÁBATO. Op. cit., p.115.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 629


comercio de libretas y la compra de votos, lo que dio al partido
hegemónico mayor capacidad de volcar resultados a su favor.
El sistema electoral fue, a partir de 1889 (por tomar un año
en el que comienzan a manifestarse masivamente las disiden-
cias), el centro de las críticas. Los nuevos partidos que apare-
cieron en la escena reclamaron cambios en el régimen electo-
ral para ser parte de la comunidad política.

5) Los gobiernos conservadores. Legislación laica

a) El gobierno de Julio A. Roca


Desde Córdoba, su gobernador, Antonio del Viso, es el con-
ductor de un pacto no escrito denominado Liga de gober-
nadores, estos se reservarán la potestad de ser los únicos
electores del próximo presidente de la República. Los gober-
nadores controlan el aparato electoral de cada provincia que
con el sistema electoral plurinominal, por el cual los votan-
tes debían elegir el total de electores correspondientes a su
distrito (provincia), bastaba ganar por un voto para quedar-
se con la totalidad de la representación. Entonces, quienes
controlaban las provincias elegirían al presidente.
El ministro de guerra y marina del gabinete del presidente
Avellaneda, apuntala militarmente a los Gobiernos provin-
ciales de la Liga, y se prepara para ser el candidato del PAN,
para ello renuncia al gabinete. Del otro lado, el gobernador de

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 630


Buenos Aires, Carlos Tejedor. Ya hemos visto las circunstan-
cias en las que se produce la elección y los acontecimientos
del 80, pasemos a la obra de Gobierno.
Roca asume el 12 de octubre de 1880 en la flamante capital del
país. Su vicepresidente fue Francisco Madero.
Durante su gestión se sancionó la ley orgánica del municipio
de la capital (1882), estableciendo que el presidente nombra
al intendente con acuerdo del Senado, además se estable-
cía un Concejo deliberante surgido de elección popular. Fue
designado como primer intendente municipal, Torcuato de
Alvear, quien se encargó de remodelar la ciudad y comenzó
a darle el aspecto moderno que iría consolidando.
En esta presidencia se iniciaron un conjunto de leyes laicas
que pusieron bajo la competencia del Estado cuestiones que
venía desenvolviendo la Iglesia católica. El 25 de octubre de
1884 se sanciona la ley de creación del Registro Civil para
Buenos Aires y territorios nacionales,32 importante medida
administrativa; ahora las personas desde su nacimiento hasta
su muerte dejan de estar controladas por las autoridades ecle-
siásticas, para ser competencia exclusiva de las autoridades
civiles. A esto debemos agregarle que el Estado también había
asumido en 1881 la administración de los cementerios.
En materia educativa, los ministros Manuel Pizarro y Eduar-
do Wilde cumplieron una destacada labor. Además, se creó el

Luego las provincias legislaron en el sentido de la Ley nacional de 1884, siendo la


32 

primera Córdoba, a la que siguieron Mendoza, Santa Fe y Entre Ríos.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 631


Consejo Nacional de Educación (1881), para el gobierno y ad-
ministración de las escuelas primarias públicas ubicadas en la
ciudad de Buenos Aires, cuyo primer superintendente fue Do-
mingo Sarmiento. Por iniciativa de este organismo, se reunió en
Buenos Aires el primer Congreso Pedagógico Sudamericano.
Durante las sesiones de 1883, el senador Onésimo Legiza-
món33 presentó un proyecto que desarrollaba un plan de ins-
trucción primaria en el que se destacaban tres características
fundamentales: laicidad, gratuidad y obligatoriedad.
El proyecto dividió a la sociedad, Roca hubiera deseado no
tener que encontrarse en esta situación, el proyecto de edu-
cación que había presentado en 1881 evitaba la cuestión re-
ligiosa. El proyecto tampoco contaba con mucho apoyo en el
Senado. Pero la torpeza y virulencia de los grupos católicos,
además de las presiones del Vaticano, hicieron que el Gobier-
no se decidiera por apoyar el proyecto,34 que finalmente se
aprobó en 1884 como la Ley 1420.
La ley establecía: la obligatoriedad para los niños de 6 a 14
años, las materias que componían el mínimo de instrucción,
la educación religiosa quedaba para antes o después de clases,
la enseñanza primaria se dividía en seis o más grados y, pre-
ferentemente, debía ser mixta. Preveía jardines de infantes,
escuelas para adultos y escuelas ambulantes. También regu-
laba la diplomatura docente, el fondo escolar permanente, las
bibliotecas populares y las escuelas particulares.
33
Ex ministro de educación de Nicolás Avellaneda.
34
Roca se declaró laico, ganó la batalla y aumentó su prestigio.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 632


Las leyes de registro civil nacional y provinciales, y de educa-
ción; prolongaron la discusión con el clero aún después de su
sanción. Varios obispos llamaron a desobedecer las “leyes ateas”
y a no enviar los niños a las escuelas normales porque había
maestras protestantes. El representante del Vaticano también
intervino en la campaña, actitud que fue criticada por el diario
La Tribuna de Buenos Aires; el nuncio pidió al Gobierno la re-
tractación del diario y excusas oficiales. El ministro de Relacio-
nes Exteriores respondió el 18 de octubre de 1886, devolviendo
la nota de queja con los pasaportes e intimando al nuncio a que
abandonara el país; de esta manera quedaron suspendidas las
relaciones con el Vaticano hasta 1900, cuando el propio Roca
las reanudaría en su segunda presidencia.
Así como se reguló la educación elemental, la educación univer-
sitaria fue objeto de atención por parte del Estado, en 1885 se
sancionó la ley conocida como “Estatuto de la universidades na-
cionales”, o también conocida por el nombre de su autor, “Avella-
neda”. Fijó las bases a las que debían ajustarse los estatutos de las
universidades nacionales y fue de tal ductilidad que sobrevivió a
la Reforma de 1918. Recién fue reemplazada en 1947.
No es el propósito de este trabajo examinar en profundidad
los aspectos económicos de este gobierno, pero debemos ha-
cer notar que las persistentes políticas de endeudamiento y
el desequilibrio financiero llevaron a la crisis de 1884, de la
que solo se salió con más endeudamiento y con emisiones de
pesos no convertibles.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 633


Para la sucesión presidencial, la liga de gobernadores seguía
funcionando perfectamente y le respondía al presidente. Dar-
do Rocha había dejado la gobernación de Buenos Aires en
1885, con lo cual ya no contaba con recursos para su campaña
presidencial y tampoco con el apoyo de Roca.
En julio de 1885 es proclamado Miguel Juárez Celman, con-
cuñado de Roca y senador por Córdoba, candidato a presi-
dente, le acompañará como vice una figura del autonomismo
porteño, amigo y ministro de Roca, Carlos Pellegrini.
En la oposición aparecerá Partidos Unidos, un rejunte de ro-
chistas, irigoyenistas y liberales que, apoyados en la Asocia-
ción Católica, esperan el apoyo de la mayoría religiosa.
Las elecciones se desarrollaron como era de preverse, la liga
de gobernadores operó en forma precisa,35 el Gobierno se en-
cargó del fraude en la capital, y en Buenos Aires ganó la opo-
sición. De esta forma los colegios electorales le dieron a Juárez
168 votos contra 32 de Manuel Ocampo.

b) El gobierno de Juárez Celman


Juárez asumió la presidencia dispuesto a acentuar la política
liberal de su antecesor. Continuó con la obra pública, inaugu-
ró la primera sección del puerto de Buenos Aires y se abrieron
los puertos de Rosario y La Plata. Se realizaron importantes

35
Lobato le da el nombre de “máquina electoral”, control de las listas de electores y de
las mesas receptoras de votos, así como el uso de diversos mecanismos de fraude, que
garantizaban la elección de los candidatos oficiales y el control político de la elite. LO-
BATO, Mirta Z. Nueva historia argentina. Tomo V. Buenos Aires: Sudamericana, 2010.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 634


obras en la capital, como la construcción de la Casa de Go-
bierno, el Palacio de Salubridad, el Departamento Central de
Policía y se abría la Avenida de Mayo.
Se incorporaron a la capital federal los partidos de San José de
Flores y Belgrano (1887). También se continuó la obra codifica-
dora que iniciara Mitre, se sancionó el primer Código Penal (Ley
1920, 7 diciembre de 1886), sobre la base del proyecto36 de Carlos
Tejedor que entraría en vigor el primero de febrero de 1887.
La ola secularizadora continuó con la Ley de matrimonio ci-
vil.37 El 2 de noviembre de 1888 se sancionó la ley 2 393, es-
tableciendo que en adelante el matrimonio se celebraría ante
el oficial público encargado del Registro Civil, entre otras
disposiciones. La resistencia de amplios grupos católicos hizo
que en el artículo 118 de la ley, se estableciera un tipo penal
para aquellos “ministros, pastores y sacerdotes de cualquier
religión, que procedieran a la celebración de un matrimonio
religioso sin tener a la vista el acta de celebración del matri-
monio” en el registro civil, según el artículo 147 del Código
Penal, que establecía la pena de arresto de hasta tres meses.
En tres años de gobierno, la oposición seguía sin aparecer, eso
parecía demostrar la elección de diputados de 1888, por lo
menos hasta la crisis financiera del año siguiente.
Desde el punto de vista económico-financiero, se dio paso a la
36
El proyecto sigue, en gran medida al Código Penal de Baviera de 1813, obra de Paul
von Feuerbach.
37
En 1869 el código preveía un régimen de validez del matrimonio emparentado con
el matrimonio religioso, regulado de distinto modo según los contrayentes fueran ca-
tólicos, cristianos no católicos o personas que no profesaran el cristianismo (arts. 167,
180 y 183 Código Civil 1869)

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 635


especulación con las cédulas hipotecarias38 y a los negociados
con la privatización de los ferrocarriles y su garantía de míni-
ma rentabilidad, como así también con los bancos garantidos
que dejaron al país sin reservas de oro.
La tasa de crecimiento anual de la deuda externa fue del 26
por ciento durante el período 1886-1890. El endeudamien-
to creciente dotaba al sistema de una marcada vulnerabilidad
externa. Y por supuesto, —la vulnerabilidad mayor— en 1889
se produjo una caída del orden del 25 por ciento del valor de
las exportaciones, deteriorando aún más la capacidad de pago
de los servicios de la deuda.
La emisión descontrolada —por la banca pública y privada,
Ley 2216— y el desequilibrio de las cuentas públicas provoca-
ron un frenesí especulativo que presionó sobre la cotización
del oro. A su vez, la drástica disminución de los depósitos
bancarios realimentaba el drenaje de reservas. Los capitales
comenzaron a emigrar hacia plazas que se consideraban más
seguras.39 Era la bancarrota. El capitalismo abandonaba al
presidente más liberal, enseñanza de la historia.
La crisis económica provocó las primeras huelgas en el país, y
la exteriorización de la oposición política liderada por el mi-
trismo, republicanos del 77 y los grupos católicos. El único
responsable era el presidente, esa fue la solución al desastre,
de ninguna manera un análisis racional del modelo que se

Objetivo de la especulación de los capitales ingleses.


38

RUBINZAL, Diego. Historia política y económica de la Argentina. Tomo I. Buenos


39 

Aires: Punto de encuentro, 2018, p. 105.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 636


había adoptado y de la relación con el capital británico.
Ni el mea culpa ni el anuncio de la reforma al sistema electo-
ral del último de sus mensajes ante el Congreso (mayo 1890),
detendrán su caída. Roca y Pellegrini verán con satisfacción
el deterioro de Juárez.
La oposición primero se manifestó en septiembre del 89, con-
vocada por el diario La Nación, formando la Unión Cívica de
la Juventud en el jardín Florida. Y en julio de 1890, devenida
en la Unión Cívica, protagonizarán un frustrado golpe cívi-
co-militar que provocará la renuncia de Juárez Celman.
La Asamblea legislativa, presidida por Roca, pide al presiden-
te su renuncia; la presenta (6 de agosto) y es aceptada por 61
votos contra 22. Lucio Mansilla, quien forma parte de los 22,
dirá: “Si el presidente es culpable no puede renunciar, debe ser
sometido a juicio político; si es inocente, debemos sostenerlo.
Aceptar su renuncia es una cobardía de todos, porque si hay
culpa, todos somos culpables”.

c) El gobierno de Carlos Pellegrini


El vicepresidente asumía la presidencia, conformó un gabi-
nete que incluía mitristas y autonomistas nacionales, incluso
el propio Roca lo integró como ministro del interior. El “régi-
men”40 desplegaba todo su poderío intelectual y político para
salvarse.

40 
Así lo llamaría Hipólito Yrigoyen, quien se convertiría en el principal adversario de
la elite gobernante.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 637


No fue tan sencillo, Pellegrini, que sabía de economía no asu-
mió a la ligera, exigió de los banqueros la suscripción de un
empréstito para asumir la presidencia.41 La razón de ello era
que el 15 de agosto vencían diez millones de pesos entre ser-
vicios de la deuda y garantía de los ferrocarriles. Las medidas
se complementaron con un ajuste fiscal que elevó los tributos
aduaneros, creó impuestos internos sobre los depósitos ban-
carios, el tabaco y las bebidas alcohólicas. Con el derrumbe
de las importaciones y el consumo, logró un saldo comercial
favorable, aunque se mantuviera el déficit presupuestario.
El Gobierno envío a Victorino de la Plaza a negociar la deuda
con el barón de Rothschild, presidente del comité de acree-
dores. La deuda se consolidaría tomando como garantía la
recaudación aduanera, con un plazo de gracia de tres años,
y Argentina se comprometía a no tomar nueva deuda y a no
otorgar nuevas garantías a los ferrocarriles.42 Así de ruinosa
era la política ferroviaria de la oligarquía.43
La situación financiera fue tan acuciante que se decretó la
suspensión de la devolución de los depósitos de los Bancos
Nacional y Provincia de Buenos Aires, que luego se extendió

41 
Era nula la posibilidad de obtener nuevos empréstitos internacionales. Corrían ru-
mores de que la banca Baring se declararía en quiebra si Argentina no pagaba sus com-
promisos de corto plazo.
42
Ley 2770 del 23 de enero de 1891. Se endeudaba al país en 75 millones oro, de los cuales
50 millones se destinaban a salvar a la banca Baring. Razón por la cual, el mercado argen-
tino se queda sin reservas de oro y tendrá que implementar un “corralito” a los depósitos.
43
Se crea una comisión parlamentaria que investigará las garantías a los ferrocarriles, su
miembro informante es Osvaldo Magnasco -olvidado por la historia mitrista-, quien
concluye que los ferrocarriles no han sido ningún factor de desarrollo económico para
el país. La ley 2873 tratará de enmendar la nefasta política de subsidios a los ferroca-
rriles británicos.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 638


a los bancos privados.44 En términos mediáticos de hoy día,
diríamos que se implementó un “corralito” a los depósitos.
Pellegrini decidió reemplazar el Banco Nacional por la crea-
ción del Banco Nación, mientras la Caja de Conversión se en-
cargaría de la emisión del circulante.
La recuperación productiva basada en la cosecha triguera y
la producción lanera, permitieron la lenta recuperación del
sistema financiero.
Volviendo al escenario político, el nuevo gabinete golpea a la
Unión Cívica, Vicente Fidel López, que integró los sucesos
de julio, ahora forma parte del gabinete, pero lo que aún des-
concierta más a Alem es la presencia de dos mitristas como
Gutiérrez y Costa. Constituía una ingenuidad política pensar
que Mitre adhería a un movimiento popular y democrático.
La Unión Cívica (UC) reunió su convención nacional45 en Ro-
sario (enero de 1891) y proclamó la fórmula presidencial Bar-
tolomé Mitre-Bernardo de Irigoyen. Cuando Mitre regresó de
Europa fue recibido por el ministro del interior, Julio Roca,
quien desplegará toda su intriga para desmembrar a la UC.
Un dato alentador para la oposición es el triunfo en la capi-
tal (marzo de 1891) para la elección de electores de senadores,
pese a la violencia oficial. Ello lleva a Roca a renunciar y a ofre-
cerle a Bernardo de Irigoyen un lugar en el Gobierno. Irigoyen

44
La única excepción fue el Banco de Londres y del Río de la Plata, por obvias razones
explicadas en la nota 41.
45
Formulación innovadora, el nuevo partido se organiza de forma representativa y
toma sus decisiones en forma institucional.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 639


se mantiene firme en su oposición al Gobierno; ahora era el
turno de probar con Mitre para evitar el triunfo de los cívicos.
Es un momento de mucha inestabilidad, los cívicos conspiran
en Córdoba y Corrientes, siendo reprimidos por el Gobierno
nacional, deponen a los gobernadores de Catamarca y San-
tiago del Estero, que serán repuestos por las fuerzas armadas,
intervención federal y estado de sitio mediante. Parecía que la
guerra civil estaba a las puertas.
Mitre llega a un acuerdo con Roca para que la fórmula presi-
dencial que triunfe en el 92 sea apoyada por el oficialismo y la
oposición para calmar los ánimos políticos. Pero las autorida-
des nacionales de la UC rechazaron el acuerdo con el Gobier-
no. La oposición se divide, los mitristas forman la Unión Cí-
vica Nacional (UCN) y los antiacuerdistas (Irigoyen y Alem),
la Unión Cívica Radical (UCR).
Los radicales proclamaron la fórmula Bernardo de Irigoyen–
Juan Garro para enfrentar al oficialismo. Este último convoca
una “junta de notables” para decir la fórmula —nótese como
el PAN sigue con formas no institucionales—, los mitristas
acuden con el nombre de José Evaristo Uriburu y el presiden-
te sugiere el nombre de Luis Sáenz Peña.
Pese al estado de sitio, se hace campaña. En realidad, los radicales
hacen campaña, pues traen un cambio de paradigma político, el
ingreso de las masas a la política y para ello fomentan su parti-
cipación electoral. Su plataforma o bandera, como las llamaba
Alem, se sintetizan en libertad política, honradez administrativa,
impersonalidad de la coalición y sentimiento nacional.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 640


Los opositores se inscriben para votar en forma numerosa,
hay cierto fervor cívico, el “régimen” peligra. Pellegrini perci-
be que el fraude habitual no alcanzará para detener a la opo-
sición. Entonces sobreviene el golpe el 2 de abril, cinco días
antes de las elecciones, denunció una conspiración subversiva
(fraguada obviamente), decretó el estado de sitio y arrestó a la
dirigencia radical, incluyendo a los candidatos. Un verdadero
escándalo que alcanza para tachar toda la vida política de Pe-
llegrini, nunca desde el 62 se había visto algo semejante.
En sesión clandestina, porque el estado de sitio la prohibía,
el comité nacional de la UCR proclamó la abstención electo-
ral. El estado de sitio se levantó por veinticuatro horas el día
de los comicios; estos tuvieron el resultado previsible —salvo
Mendoza— el oficialismo obtiene la unanimidad. Un bochor-
no, esa era la generación del 80.
Los colegios lectorales le dan 210 votos a Luis Sáenz Peña para
presidente, 5 a Bernardo de Irigoyen, 5 a Mitre y 1 a Roca. El
vicepresidente electo es José E. Uriburu.

d) El gobierno de Luis Sáenz Peña


Luis Sáenz Peña asumió la presidencia el 12 de octubre de
1892. Estuvo marcado por los vaivenes del acuerdo Roca-Mi-
tre; las constantes revueltas provinciales de uno y otro signo
determinaron la inestabilidad de su gabinete. Un presidente
sin partido y sin apoyo en el Congreso que pretendió termi-
nar con la “máquina electoral” del régimen, debió renunciar
un tiempo después de las revueltas radicales del 93.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 641


Un personaje singular de la serie de presidentes del “orden
conservador”, por su avanzada edad había vivido la época
de Rosas, era federal y católico, los radicales lo habían pro-
puesto para la presidencia pero prefirió ser candidato del
acuerdo para hacer la reforma electoral “desde arriba”, al
momento de renegociar la deuda externa con los ingleses
en 1893, se estableció que el país lo haría de acuerdo con
su capacidad productiva y no a través de la toma de nue-
vos empréstitos, mecanismo que había reproducido durante
décadas esa misma crisis. Así afrontó Sáenz Peña el primer
default de la Argentina. Intentó, asimismo, revisar las cuen-
tas de los ferrocarriles, a los cuales el Estado había garanti-
zado el 7 por ciento de ganancias. Pero, como dice Fermín
Chávez, en esos tiempos era sumamente difícil defender los
intereses nacionales.
Durante su presidencia pudieron verse elecciones limpias en
la capital federal y la provincia de Buenos Aires, donde los
radicales obtuvieron sendos triunfos.
Para fines de 1894 el Congreso desconoció la autoridad presi-
dencial, todo ha concluido para el presidente Luis Sáenz Peña,
pasado el cimbronazo revolucionario del 93, ya nadie lo apoya
ni mitristas ni roquistas ni radicales ni el Ejército. El 22 de
enero de 1895 presentó su renuncia, que fue aceptada por la
asamblea legislativa casi unánimemente. Solo un voto por la
negativa, el del diputado por Salta, Indalecio Gómez; coinci-
dencia o no, este sería, diecisiete años después, ministro de

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 642


Roque Sáenz Peña,46 con gravitante participación en la refor-
ma electoral, anhelo incumplido del mandatario renunciante.

e) El gobierno de José E. Uriburu


Ahora, es el turno de que el vicepresidente ocupe la primera
magistratura. José Uriburu formó su gabinete con el consenso
de las tres figuras que con su influencia dirigían el país: Roca,
Mitre y Pellegrini.
Debido al conflicto limítrofe con Chile, el país vivió una especie
de tregua política durante la presidencia de Uriburu. Al otro
día de asumir la presidencia, envió al Congreso de la Nación un
proyecto de amnistía,47 “Ley de olvido” para los revolucionarios
de 1893. Efectivamente el proyecto es convertido en ley el día
24 de enero de 1895. Así iniciaba su presidencia Uriburu.
Por una ley del presidente renunciante, el 10 de mayo de 1895
se realizó el segundo censo nacional que arrojó 4 044 911 ha-
bitantes, más de 1 millón eran extranjeros.
El año 1896 fue testigo de la desaparición física de dos de los
protagonistas de la revolución de 1893. El 29 de enero murió,

46
Hijo de Luis Sáenz Peña.
47
En general, significa el olvido de los delitos políticos, otorgado por la ley. En nuestro sis-
tema, la acción penal se extingue, entre otras causas, por la amnistía, sin especificar sobre
qué delitos puede ella recaer (art. 59 Código Penal). Esta facultad le fue otorgada al Poder
Legislativo (art. 67 inc. 17 de la Constitución Nacional según la numeración de 1860), a fin
de resolver los enconos políticos que preceden y conforman las secuelas de las luchas civiles
armadas. Las amnistías son siempre generales para delitos comunes, políticos o cometido
por razones políticas y comprende a todas las personas que estén incursas en esos hechos.
Consiste en la concesión de la impunidad, mediante una ley, de determinadas conductas,
aunque estas continúan siendo delitos pues la ley penal respectiva no se deroga.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 643


de un ataque cardíaco, Aristóbulo del Valle;48 y en julio se sui-
cidó Leandro Alem.49
El Partido Radical quedó divido en bernardistas (seguidores
de Bernardo de Irigoyen50) e hipolistas (partidarios de Hipó-
lito Yrigoyen).51 La radiografía política del país nos muestra
que, en la capital y la provincia de Buenos Aires, los cargos se
repartían por un “acuerdo” entre Pellegrini, Emilio Mitre52 y
el gobernador Udaondo. En el interior, el control lo tenía el
expresidente Roca, con excepción de Corrientes que perma-
necía gobernada por el Partido Liberal de adhesión mitrista.
Por 1896, Europa salía de la “gran depresión”, la primera gran
crisis general del capitalismo, que había comenzado por 1873.
Esta crisis perjudicó notablemente a aquellos países, cuyo co-
mercio exterior se basaba en la venta de productos primarios.
La caída de los precios en los principales mercados mundiales,
efectivamente, tuvo mayor incidencia en ese tipo de produc-
tos, deteriorando así los términos de intercambio53 para países
como la Argentina. Pero a partir de esta fecha, los precios co-
menzaron a recuperarse, generando una bonanza económica

48
Había nacido en 1845, abogado, diputado y senador. Ministro de guerra de Luis Sáenz
Peña. Proveniente del autonomismo, formó con Alem el Partido Republicano. Apoyó la
revolución de 1890 y fue uno de los fundadores de la Unión Cívica Radical.
49
Nacido en 1844, de familia federal, integró el autonomismo, se opuso en el 80 a la
federalización de Buenos Aires, integró la Unión Cívica, encabezó la revolución del 90,
fundó y presidió la UCR hasta 1893.
50
Quien fuera ex diplomático de Juan Manuel de Rosas, después de Caseros ayudó a
Urquiza a lograr el consenso de los gobernadores, como así también, el ministro del
exterior de Nicolás Avellaneda.
51
Sobrino de Leandro Alem, todos ellos de familia federal.
52
Hijo del general Bartolomé Mitre.
53
Relación entre los precios de los bienes primarios y los industriales.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 644


sobresaliente para los países agroexportadoras hasta la gran
guerra de 1914 (la primera guerra mundial).
Los cambios tecnológicos de fin de siglo y comienzos del siglo
XX transformaron todo lo conocido: la electricidad, la utiliza-
ción del petróleo y de los motores a combustión, la aparición de
nuevos transportes, el telégrafo, la máquina de escribir, el frigo-
rífico, etc. Ello adicionado a las nuevas formas de organización
del trabajo, que contribuyeron a aumentar la productividad.
El mundo europeo presencia el desarrollo de las organizacio-
nes obreras, al influjo de las nuevas ideologías: socialismo,
anarquismo y corrientes sindicalistas propiamente dichas. El
descenso de los salarios y el aumento de la desocupación en-
volvieron a los principales países del viejo continente en un
sinnúmero de conflictos y huelgas.
La nueva fase del desarrollo capitalista se iba a caracterizar en este
período por el abandono del librecambio, comenzando a practi-
car una política económica abiertamente proteccionista. La eco-
nomía mundial se manejaba con el patrón oro,54 completando el
cuadro de fin de siglo con la expansión colonial55 y la formación
de grandes empresas, que fueron transformando el capitalismo
de libre competencia en uno oligopólico o monopólico. Este pro-
ceso comienza a conocerse como imperialismo.

54
Inglaterra había establecido una equivalencia entre el oro y su moneda en 1816. Para
fines de siglo (1870-1890) el resto de los países establecieron este patrón o el bimetálico
(oro y plata). Este “patrón” permitía establecer un mecanismo de cambios fijos entre
las distintas monedas sobre la base de su correspondencia con el oro (cfr. Rapoport).
55
Inglaterra, Francia, Alemania, Holanda y Bélgica se expanden por Asia y África. Estas
posesiones aseguraban la colocación de los productos metropolitanos y una fuente segura
de aprovisionamiento. Un esquema que por cierto no era nuevo, pues la España del siglo
XVIII ya lo había implementado en América con las recordadas “reformas” de Carlos III.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 645


Al aproximarse las elecciones presidenciales de 1898, se
daba por descontado que el nuevo presidente sería del Par-
tido Autonomista Nacional (PAN), la cuestión era Roca o
Pellegrini. Pero éste último decide retirarse de la contienda.
Sin sorpresas, la convención del PAN proclamó el 11 de julio
de 1897 la candidatura de Roca. La vicepresidencia se dejaba
para el ministro de interior Quirno Costa, de antigua filia-
ción mitrista.
Pero la oposición a una segunda presidencia de Roca se ma-
nifestó en la concentración popular de la Plaza Libertad el
15 de agosto. El Comité de la Juventud organizador estará
presidido por Manuel Montes de Oca. Algunos trazaron un
paralelismo entre esta manifestación y aquella de 1889, que
diera nacimiento a Unión Cívica, sin percibir que faltaba el
fervor popular del 89, y que la situación económica impe-
rante era otra.56 Como señala José María Rosa, Roca ya no
era el mismo del 80.
Pero en la plaza no estaban todos, faltaban los cívicos y los
radicales hipolistas. Ni siquiera Emilio Mitre siguió a su pa-
dre. No era el pueblo el que se congregó en esa plaza, era
solo la expresión antirroquista de la élite.
Mientras tanto, no todos estaban en contra de la candidatu-
ra de Julio Roca. Así, el 25 de agosto fue organizado en la ca-
pital un acto en su apoyo en el cual Carlos Pellegrini fustigó

56
Prosperidad financiera al ascender el peso, y económica gracias a las óptimas cose-
chas y al aumento de los precios internacionales.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 646


duramente a Mitre y a Bernardo de Irigoyen en su discurso.
Para oponerse a la candidatura de Roca, se propuso una coa-
lición de mitristas, modernistas y radicales sobre la base de la
candidatura de Bernardo de Irigoyen.57 Pero esa táctica estaba
destinada al fracaso porque, como veremos, el radicalismo de
la provincia de Buenos Aires, que respondía a Hipólito Yrigo-
yen, se opuso. La intransigencia de éste frente a las expresio-
nes conservadoras de la política argentina fue contundente.
Desde la conducción del comité de aquella provincia se resis-
tió a todo tipo de arreglo con el mitrismo. Creemos que en esa
oportunidad percibió con claridad la cuestión. Pues si bien
repudiaba el sistema que Roca encarnaba, de ninguna manera
adhirió jamás a lo que Mitre representaba.
El 5 de septiembre el comité nacional del radicalismo aprueba
la “acción paralela”. Para Yrigoyen el radicalismo se ha desvir-
tuado, no lo permitirá, de ahí su expresión: “¡Sí, que se rompa,
pero que no se doble!”. El 29 de septiembre, el comité radical
de la provincia de Buenos Aires se reúne en casa de Marcelo de
Alvear y decide disolver el partido. Increíble gesto, hacer desapa-
recer en la principal provincia del país, al Partido Radical.
Así sobrevino la primera división del radicalismo, los acuerdistas,
partidarios de participar en los comicios en coalición con fuer-
zas de la oligarquía; y los intransigentes, de Hipólito Yrigoyen,
que no participarían de las elecciones hasta que se garantizase
la transparencia del acto eleccionario. Don Hipólito comprende

57 
Ya no estaba Alem, el argentino intransigente, presidiendo el radicalismo, ahora do-
minaba don Bernardo y su círculo. Los modernistas están encabezados por Roque
Sáenz Peña, sector del PAN antirroquista.
Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 647
que participar lo haría cómplice del régimen; y que el acuerdo
directamente sería participar de la interna del bloque en el poder
con el sector más retardatario que representa el mitrismo.
La política de “paralelas” entre cívicos y radicales consistía en que
ambos votasen por Bernardo de Irigoyen para la presidencia, y a
un mitrista para gobernador de Buenos Aires. Pero la disolución
del Partido Radical en la provincia hará fracasar el acuerdo. A los
mitristas ya no les interesa sostener la candidatura presidencial
de un radical si no se les compensa con la gobernación. Así, ni el
mitrismo ni los bernardistas proclamaron candidato a la presi-
dencia. Solo habría uno, Julio Argentino Roca.

f) El segundo gobierno de Julio Roca


Los colegios electorales de 1898 se pronunciaron mayorita-
riamente por el tucumano, quien obtuvo 218 votos sobre un
total de 256; los restantes 38 votos correspondieron al casi oc-
togenario Bartolomé Mitre. Para la vicepresidencia Norberto
Quirno Costa obtenía 217 sufragios.
El 12 de agosto el congreso de la Nación realizó el escrutinio
y proclamó a los electos; y el 12 de octubre Bartolomé Mitre,
quien presidía el Senado, tomó juramento a Roca. Su gabinete
se estructuró conforme a la reciente reforma constitucional, y
de acuerdo con la ley 3.727 de ese año, estuvo integrado por
ochos ministros.
Así, se iniciaba su segunda presidencia, durante la cual no se
produjeron revoluciones del Partido Radical. En el área social

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 648


reprimió con dureza los movimientos obreros de origen anar-
quista, pero también propició —por primera vez en el país—
una legislación laboral de avanzada, como así también permitió
el funcionamiento legal del Partido Socialista. La oposición es-
taría en manos de los principales diarios: La Prensa de José C.
Paz y La Nación de Emilio Mitre.
Roca produjo un afianzamiento de las relaciones internacio-
nales, de su prolífica presidencia data la Ley 3759, que aprue-
ba el primer tratado de extradición con los Estados Unidos
(1896). De igual modo, por Ley 3950 (1900), se aprueba el
tratado de extradición con Portugal. Al año siguiente se for-
maliza, por el Congreso de la Nación, el convenio de extradi-
ción con los Estados Unidos de Brasil (Ley 4027).
En 1901 el Congreso ratificó el Tratado de amistad, comercio
y navegación con Japón; ahora los ciudadanos y súbditos de
las dos potencias gozarán de los mismos privilegios, inmu-
nidades y exenciones que se conceden o concedieren a los
súbditos o ciudadanos de naciones europeas o de los Estados
Unidos de América.
También puso fin al conflicto de 1884 (durante su primera
presidencia) con el Vaticano, intercambiando representantes
diplomáticos.
Para el año 1902, cuando Venezuela decidió suspender el
pago de los servicios de la deuda externa; Alemania, Inglate-
rra e Italia bloquearon los puertos de ese país y bombardea-
ron las ciudades de la Guayra y Maracaibo. Allí se origina

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 649


la doctrina del ministro de relaciones exteriores argentino,
Luis María Drago, quien desautoriza el empleo de la fuerza
para exigir el pago de la deuda pública.
La situación era alarmante para los países de la región pues
todos tenían deudas con los países europeos, y tuvieron la
sensación de que también podían ser pasibles de semejantes
represalias. El Gobierno argentino se propuso llamar la aten-
ción del norteamericano, pues el hecho aparecía como viola-
torio de la doctrina Monroe.58
El Gobierno norteamericano no tomó medida alguna ante la
presentación argentina, pero la nota en la que Drago expresa-
ba que la deuda pública no puede dar lugar a la intervención
armada “ni menos a la ocupación material del suelo de las na-
ciones americanas por una potencia europea”, trascendió en el
campo internacional y fue debatida en Congreso de Río de Ja-
neiro de 1906 y en la Conferencia de la Haya de 1907.
A pesar de lo loable que resulta esta doctrina, el hecho de pedir
la intervención del Gobierno de Estados Unidos nos colocaba
en una posición de dependencia inaceptable con respecto a ese
país. Resulta tan imperialista la intervención europea en Amé-
rica, como la doctrina del presidente Monroe.
En el año 1900, por la Ley 3906, se decidió que el territo-
rio incorporado a la República Argentina, en virtud de la

58
Esta doctrina que proclama la no intromisión de EE.UU. en los asuntos europeos, ni
permite la de ningún Estado europeo en los asuntos americanos o la creación de colo-
nias en América, fue pronunciada por el presidente James Monroe el 2-XII-1823, por
iniciativa del secretario Adams.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 650


delimitación hecha el 24 de marzo de 1889 por la comisión
internacional —siguiendo el criterio de Francisco More-
no—, el territorio de Atacama correspondiente a nuestro
país, se denominará Territorio de los Andes y estará bajo la
autoridad exclusiva del Gobierno federal.
Pero la frontera con el hermano país trasandino constituía, en
la época, una zona caliente. El conflicto de límites con Chile
permitió a Roca demostrar nuevamente sus habilidades po-
líticas. Los Pactos de Mayo —1902— impidieron la guerra,
pero significaron el renunciamiento a una verdadera política
internacional que velase por los intereses del país.59 Argentina
se comprometía a limitar nuestro armamento; mientras Bra-
sil, por ejemplo, no tenía ningún compromiso de esa índole.
Estanislao Zevallos definió esa política como “la improvisa-
ción impuesta al general Roca por los banqueros de Londres,
apoyados por la credulidad romántica del general Mitre”.
En esa época apareció “la otra historia”, opuesta a la versión de
los vencedores en Caseros. Ernesto Quesada, durante 1898,
publica su libro La época de Rosas, convirtiéndose en el se-
gundo trabajo de revisión histórica sobre el período de la con-
federación.60 Después de la caída de Rosas, los vencedores
construyeron un imaginario social sobre la base de una histo-
ria que encumbraba la tradición unitaria y liberal, condenan-
do al Partido Popular (federal) y a sus jefes (Artigas, Quiroga
y Rosas, fundamentalmente). Así, los vencedores justificaban
el presente a través del discurso histórico.
59
CHÁVEZ, Fermín. Historia del país de los argentinos. Buenos Aires: Ed. Theoría, 1991.
60
  El primero había sido el de Adolfo Saldías publicado en 1881.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 651


En diciembre de 1901, los preparativos bélicos por la cuestión
andina convencieron a Roca de reorganizar el ejército. Fue el
ministro de guerra, Pablo Ricchieri, quien fijó la estructura
definitiva y moderna al Ejército nacional, orientado hacia dos
objetivos claramente perceptibles: la defensa nacional ante el
inminente conflicto con Chile y el mantenimiento del orden
interno (represión del movimiento obrero de incipiente orga-
nización). El Ejecutivo se inspiró en los modelos prusiano y
francés, apartándose de las tradiciones locales y también de
otros ejemplos posibles, como los de Estados Unidos, Suiza o
Inglaterra, que la oposición invocó en sus propuestas.
El ministro de guerra y autor del proyecto lo defendió sostenien-
do que el servicio militar obligatorio se convertiría en un pode-
roso instrumento de moralización pública e incluso aceleraría “la
fusión de los diversos y múltiples elementos étnicos que están
constituyendo a nuestro país en forma de inmigraciones”.
Finalmente, a través de la ley 4031, toma cuerpo la nueva or-
ganización del Ejército, con un servicio militar obligatorio
para todos los argentinos varones de veinte años cumplidos,
por seis meses la gran mayoría y por dos años la quinta parte,
que pasaba a servir en la Armada.
Durante esta presidencia se llevará a cabo una reforma al
sistema electoral. Según la Ley 416161 (1902), la capital y las

61 
Esta ley modifica el sistema electoral, entendido como el método utilizado para el
cómputo de los votos y la elección de los candidatos (cfr. Fayt). O el procedimiento
institucionalizado para la atribución de los cargos basado en elecciones y surgido con
el Estado democrático.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 652


provincias, como distritos electorales del país, se dividirían
en circunscripciones electorales, a los efectos de la elección
de diputados nacionales, electores de senadores nacionales
por la capital y electores de presidente y vice de la Nación.
La capital y cada una de las provincias eran divididas en un
número igual al de diputados que elegían. Cada circuns-
cripción elegía un diputado nacional, y del mismo modo
dos electores para presidente, de allí que será conocido
como sistema de “circunscripciones uninominales”.
El registro o padrón era permanente y se ampliaba cada
cinco años, independientemente de la acción que tenía
cada elector para pedir su inclusión en cualquier tiempo y
la eliminación de otro indebidamente inscripto. Disponía
que para ser elector se requería ser argentino o naturaliza-
do mayor de dieciocho años. La documentación para votar
consistía en la partida cívica, extendida por el registro civil
en una libreta.
Cada elector presentaba al presidente de la mesa receptora
de votos su partida cívica, y debía dar el nombre o nombres
de las personas por quienes votaba de viva voz (voto can-
tado) o por escrito.
Por este sistema, Alfredo Palacios llegó a diputado de la nación,
por la circunscripción de la Boca en Capital Federal, convir-
tiéndose así en el primer socialista en ocupar una banca de re-
presentación en el parlamento. Las circunscripciones subsistie-
ron hasta la sanción de la Ley 4578 del año 1905, que las deroga,
volviendo al sistema de lista completa.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 653


Ante la proximidad de las elecciones presidenciales, el radica-
lismo, que no ha producido revolución alguna en seis años, re-
afirmó su abstención electoral. Y ello mientras recibía todo tipo
de propuestas para concurrir a la elección. La fuerza política
que conducía Yrigoyen se expresó en el histórico manifiesto de
febrero de 1904, repudiando todo tipo de participación.
Esta situación, de alguna manera, le aportaba a Roca cierta
tranquilidad. Pero la ruptura con Pellegrini debilitó al PAN.
Roca convocó entonces a una reunión de notables, de la cual
surge la candidatura de Manuel Quintana, mitrista y abogado
del Banco de Londres. José Figueroa Alcorta no es bien visto
por Roca por sus antecedentes juaristas y “modernistas”, a pe-
sar de ello ocupó el segundo término de la fórmula.
En las elecciones de 1904 se volvió a plasmar todo ese des-
precio que el régimen conservador y oligárquico sentía por la
república representativa. Los métodos fraudulentos del PAN
para conservar el poder se simbolizaron en la figura de don
Cayetano Ganghi, verdadero acopiador de libretas cívicas. Se
jactaba de que Roca era poca cosa en comparación suya, que
poseía dos mil libretas. Si se tiene en cuenta que en 1907 en la
capital votaron 3583 ciudadanos, se comprenderá que la jac-
tancia tenía alguna base.
Reunidos los colegios electorales el 12 de junio de 1904 arro-
jaron los siguientes resultados que, por cierto, no sorprendie-
ron a nadie: sobre 295 electores, 240 votaron por Quintana;
y 34 lo hicieron por José Evaristo Uriburu, candidato de un
sector del mitrismo.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 654


Hasta el momento, Julio Roca es el único que ha ocupado la
presidencia de la Nación en dos períodos completos de seis
años; añadiendo que cuando era presidente provisorio del Se-
nado, durante la presidencia de José Evaristo Uriburu, ocupó
el despacho presidencial durante más de cien días.

g) El gobierno de Manuel Quintana


Este mitrista era un auténtico producto de la oligarquía vin-
culada a los intereses ingleses en el Río de la Plata. De familia
unitaria, nunca acompañó los procesos populares, podría de-
cirse que fue un antidemócrata convencido.62
Durante la presidencia de Quintana, en enero de 1905, se pro-
dujo un intento revolucionario del Partido Radical para de-
rrocarlo, que, por supuesto, fracasó. Los radicales que partici-
paron de la insurgencia serán amnistiados por una ley votada
a iniciativa de Carlos Pellegrini, promulgada por el presidente
Figueroa Alcorta en 1906.63
Un acontecimiento de magnitud para la cultura y la ciencia
se produce en la joven capital de la provincia de Buenos Ai-
res: la fundación de la Universidad Nacional de La Plata. La
nueva casa de estudios se erigió sobre la alicaída Universidad
Provincial (1905). El 17 de marzo de 1906 asumía como pri-
mer presidente de la alta casa de estudios, el doctor Joaquín V.
González, quien la presidiera hasta 1918.
62 
SABSAY, Fernando y Casablanca, Adolfo. La sociedad argentina. En busca de la vo-
luntad popular. Buenos Aires: Ed. La ley, 1974.
63 
En el debate parlamentario Pellegrini dijo: “¿Quién perdona a quién?... ¿Es el que
usurpa los derechos del pueblo o el pueblo que se levanta en su defensa? ¿Quién nos
perdonará a nosotros?”

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 655


Como tema estrictamente constitucional recordaré que Quin-
tana delegó en diciembre de 1905 la presidencia, por razones
de salud, en el vicepresidente Figueroa Alcorta; la retomó por
pocos días en febrero de 1906 para abandonarlo definitiva-
mente el 25 de ese mes. Quince meses ejerció la presidencia.
Su desaparición física64 y su sucesión en Figueroa Alcorta ini-
ciaron el camino a la apertura electoral. Consecuencia segu-
ramente no prevista por Roca, Mitre y Ugarte al momento de
designar la fórmula presidencial.
La derrota en algunas circunscripciones de la capital en las elec-
ciones de 1904 llevó al ministro del interior, Rafael Castillo, a
enviar al congreso el proyecto derogatorio del sistema electoral
de las circunscripciones que diseñara Joaquín González.
En enero de 1906 muere Bartolomé Mitre, en marzo moría el
presidente Quintana. A mediados de ese año, julio, la agonía
de Carlos Pellegrini llega a su fin. El año VI no cerrará sin
ver desaparecer a una generación; el 27 de diciembre moría
Bernardo de Irigoyen

h) El gobierno de Figueroa Alcorta


El presidente Figueroa era una autonomista no roquista, debió
gobernar con la mayoría legislativa de esa tendencia, mientras
modificaba algunas situaciones provinciales para lograr que
sus partidarios los “modernistas” lleguen al Congreso.
Del radicalismo logró cierto grado de paciencia en su gestión,
prometiendo a Yrigoyen la reforma electoral, que obviamente
se obstaculizaría en el Congreso.
64
El Presidente Quintana murió el 12 de marzo de 1906.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 656


El receso parlamentario de 1906-1907 fue aprovechado por el
presidente para decretar la intervención de San Juan y volcar
la situación en su favor. Con San Luis la intervención llegó por
ley y se le entregó la gobernación a un “modernista”. La próxi-
ma en ser intervenida sería Corrientes que, de esta forma, le
fue arrebatada a los liberales.
Concluido el período parlamentario de 1907 el Congreso fue
convocado a sesiones extraordinarias a fin de que sancionara la
ley de presupuesto para 1908, pero la oposición se negaba a tra-
tarlo. Figueroa interpretó la disposición constitucional que au-
torizaba al presidente a convocar a sesiones extraordinarias y, a
contrario sensu, se atribuyó la facultad de darlas por concluidas.
El presupuesto fue aprobado por decreto.65 Algunos lo acusaron
de “golpe de Estado”, lo cierto es que en las elecciones parlamen-
tarias de 1908, el oficialismo obtuvo un triunfo importante que
le permitió controlar las cámaras. Algunos gobernadores fueron
amenazados con la intervención sino apoyaban al oficialismo.
Otro saldo lamentable de su gestión fue la sanción de la “Ley
Mitre”, que renovaba, por cuarenta años, las prebendas para
los ferrocarriles ingleses y los exoneraba de pagar cualquier
clase de impuestos.66
Como dato positivo, podemos señalar el decreto del 14 de mar-
zo de 1907, por el que se creó el Departamento Nacional del
Trabajo, con la misión de “recoger, coordinar y publicar todos
SABSAY. Op. cit., p. 317.
65 

En 1947 lo único que hubiese caducado era la exoneración de impuesto, la liberación


66 

de los derechos aduaneros y el control contable por parte del Estado. Pero los ferroca-
rriles hubiesen seguido en manos inglesas.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 657


los datos relativos al trabajo de la República, especialmente en
lo que concierne a las relaciones del trabajo y del capital y a las
reformas legislativas y administrativas capaces de mejorar la si-
tuación material, social, intelectual y moral de los trabajadores”.
Sus funciones fueron ampliadas en 1912 por iniciativa de los
diputados José Cantilo y Alfredo Palacios. Debemos recordar
que la ley 4661 (1905), había establecido el descanso dominical
obligatorio en la capital y los territorios nacionales y, en 1907 se
reglamentó el trabajo de los niños y mujeres.
Por otro lado, se sancionó la Ley de defensa social 7029 (1910),
de represión al anarquismo, se les prohibía la entrada al país
(art. 1) y el funcionamiento de toda asociación o reunión de
personas que tenga por objeto la propagación de las doctri-
nas anarquistas (art. 7), para los argentinos reincidentes de los
delitos allí previstos podían perder los derechos políticos y la
ciudadanía (art. 28), incluso preveía la pena de muerte (art. 15
y 16), todo en procesos sumarios que no podían durar más de
diez días y que tenían como base el informe policial (art. 32).

i) Los gobiernos de Roque Sáenz Peña y Victorino de la


Plaza
Las provincias se volcaron hacia el presidente después del
triunfo en 1908, con lo cual, sin dificultad, colocó a su can-
didato en la presidencia sin otra oposición que los socialistas.
Roque Sáenz Peña fue unánimemente votado en los colegios
electorales. Asumió en octubre de 1910 en compañía de Vic-
torino de la Plaza como vicepresidente.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 658


No son muchos los hechos destacados de su presidencia, sal-
vo la sanción de la Ley Electoral de 1912, que lo dejó en la
historia dándole su nombre a la reforma electoral.
El presidente gravemente enfermo pidió siete licencias, en oc-
tubre de 1913 delegó el mando en el vicepresidente y falleció
el 9 de agosto de 1914.
En julio de 1914 comienza en Europa la Primera Guerra Mun-
dial, el presidente De la Plaza se apresuró a declarar la neutra-
lidad argentina en el conflicto, como respuesta a las notas de
las cancillerías que le comunicaban el estado de guerra. No
obstante, los dos acontecimientos que involucraron a nuestro
país, el fusilamiento de un vicecónsul argentino en Bélgica
por tropas alemanas y la captura del buque de bandera na-
cional “Presidente Mitre” por los ingleses. En el primer caso,
el procurador de la Nación dictaminó que no había ofensa a
nuestra soberanía, en tanto un vicecónsul carece de la inves-
tidura diplomática y por tratarse de un ciudadano francés. En
el segundo caso, se reclamó ante el gobierno inglés, que lo
terminó devolviendo condescendientemente, a pesar de estar
convencido de su derecho a la captura.
Los sectores más conservadores piden a V. de la Plaza que de-
rogue la reforma electoral, pero se mantiene firme, a pesar de
que temía el auge de radicales y socialistas. La próxima reno-
vación presidencial terminará con el partido que hegemonizó
el poder en el país.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 659


7) La Reforma Constitucional de 1898

Habían transcurrido treinta y un años desde la última re-


forma constitucional. El censo de 1895 imponía la adecua-
ción del artículo 37 de la Constitución Nacional que fijaba
el número de diputados que cada provincia mandaría a la
Cámara baja.
El diputado Lucas Ayarragaray proyectó la reforma del artí-
culo 37, elevando el cociente a 33 000 habitantes, que daría
un total de 120 diputados. Del debate surgió la convenien-
cia de dar elasticidad a la norma, estableciendo que, después
de cada censo, una ley fijaría el cociente. Para esto último se
tomó como fuente la Constitución de Estados Unidos, que así
lo ordena en su artículo 1, sección 2, inciso 3.
También se convino en aumentar los cinco ministerios (es-
tablecidos en el artículo 87), insuficientes ya para las tareas
administrativas, y la reforma del artículo 67 inciso 1 (que es-
tablecía aduanas “uniformes en toda la Nación”) a fin de crear
puertos libres.
El Congreso, en el período parlamentario de 1897 (20 de sep-
tiembre), votó la Ley 3507, que declaró la necesidad de re-
formar la Constitución Nacional, en ella se precisaba muy
cuidadosamente el objeto de la reforma a introducir: a) el nú-
mero de habitantes que el artículo 37 fijaba como base para la
elección de diputados al Congreso Nacional; b) la disposición
del artículo 87 relativa al número de ministros del poder eje-
cutivo; c) el inciso 1º del artículo 67 en cuanto a la restricción

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 660


para la instalación de aduanas libres en los territorios del sur
de la República.
La ley establecía, por primera vez, el funcionamiento de la con-
vención constituyente en la capital federal. Y, volviendo al crite-
rio utilizado en 1860, se fijó un plazo de treinta días después de
su apertura para que la convención cumpliera su cometido. La
convención estaría compuesta por 120 constituyentes.
La elección se hizo el 15 de enero de 1898, sin contienda al-
guna, sin entusiasmo, sin debate. En la provincia de Buenos
Aires, por ejemplo, en el partido de Arrecifes, no votó nadie.
Incluso, el escrutinio general de la provincia se hizo sobre la
base de solo 50 actas sobre un total de 97 partidos en que
se encontraba dividida la provincia. Otro escándalo que pasó
como si nada al evaluar los títulos de los convencionales de
esa provincia en la convención.67
La convención constituyente duró quince días, el primero de
marzo eligió sus autoridades y el 15 había cumplido su come-
tido votando la reforma. Si bien esta convención no se carac-
terizó por el contenido de la reforma introducida, cabe des-
tacar la relevante discusión acerca de cuál es la competencia
reformadora que podía ejercer el poder constituyente llama-
do derivado o “poder constituido extraordinario”.
Así, la convención se pronunció en el siguiente sentido: pri-
mero, que no estaba obligada a reformar todos los puntos

67
RAVIGNANI, Emilio. Asambleas constituyentes argentinas. Tomo 5. Buenos Aires:
Talleres S.A. Casa Jacobo Peuser Ltda., 1938, p. 761.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 661


indicados por la ley de declaración de la necesidad de la re-
forma parcial de la Constitución. De tal modo que quedara
afirmada claramente la supremacía del poder constituyente
sobre la función preconstituyente del Congreso. Con este
criterio, la convención descartó el punto referido a las adua-
nas en los territorios del sur de la República.
Segundo, que la convención no tenía más competencia que
la nacida del objeto de su convocatoria, sobre cuyas bases y
límites el pueblo se había pronunciado al votar a los conven-
cionales. Este último pronunciamiento se debió al pedido for-
mulado por el ciudadano Juan Gutiérrez, apoyado por 22 000
habitantes de la República, solicitando se suprima de la Cons-
titución toda disposición sobre religión determinada.
También se rechazó el pedido de algunos convencionales para
abocarse a la concesión de representantes del pueblo a los te-
rritorios nacionales en la Cámara de Diputados de la Nación,
por vía de una reforma al artículo 37. Esto último a pesar de
que el artículo estaba incluido entre los que podían ser re-
formados, pero se argumentó que la Ley 3.507 solo había se-
ñalado la reforma en cuanto al número de habitantes que el
artículo 37 fijaba como base para la elección de diputados al
Congreso Nacional. El origen de ello fue el pedido que varios
ciudadanos del territorio nacional de Misiones habían solici-
tado a la convención.
A su vez, el convencional Antonio Bermejo cuestionó la posibi-
lidad de concretar la reforma del artículo 67 inciso 1º, ya que ella

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 662


implicaba modificar el artículo 12 de la Constitución Nacional,
que es correlativo del primero, pero que no estaba incluido en
aquella convocatoria. Recordemos que en el 60 se agregó que “en
ningún caso pueden concederse preferencias a un puerto respec-
to de otro, por medio de leyes o reglamentos de comercio”.
El camino trazado por la Convención sirve de base para la doctri-
na, según la cual, nuestras convenciones reformadoras son sobe-
ranas en la órbita de su competencia, establecida por el Congreso
de la Nación al votar la declaración de necesidad de la reforma.
Esta convención fue la menos controvertida de la historia
constitucional argentina, pero sus aportes fueron también los
menos trascendentes —como dice Vanossi—,68 ya que pre-
cisamente la limitación a sus objetivos provocaba la imposi-
bilidad de cualquier innovación sorprendente. Se trataba de
dos pequeñas enmiendas encaminadas a poner término a la
transitoriedad del régimen de elección de diputados y de la
composición del gabinete ministerial, concebida así:

Primero: Quedan reformados los artículos 37 y 87 de


la Constitución Nacional, en la siguiente forma:
Artículo 37: La Cámara de Diputados se compondrá
de representantes elegidos directamente por el pueblo
de las provincias y de la Capital, que se consideran a
este fin como distritos electorales de un solo estado

VANOSSI, Jorge Reinaldo. Las reformas constitucionales. En Todo es historia. Buenos


68

Aires, 1993, núm. 316, p. 17.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 663


y a simple pluralidad de sufragios. El número de re-
presentantes será de uno por cada treinta y tres mil
habitantes o fracción que no baje de diez y seis mil
quinientos. Después de la realización de cada censo, el
Congreso fijará la representación con arreglo al mis-
mo, pudiendo aumentar, pero no disminuir la base
expresada para cada diputado.
Artículo 87: Ocho Ministros Secretarios tendrán a
su cargo el despacho de los negocios de la Nación y
refrendarán y legalizarán los actos del presidente por
medio de su firma, sin cuyo requisito carecen de efica-
cia. Una ley especial deslindará los ramos del respec-
tivo despacho de los ministros.
Segundo: No hacer lugar a la reforma del inciso 1, art.
67 C.N.

En referencia al artículo 87, el proyecto original ingresado al


plenario de la Convención, no establecía el número de mi-
nistros, pues como bien lo señaló el miembro informante,
convencional José Álvarez: “podría suceder que mañana se
encuentren insuficientes los que ahora se establecieren; pue-
de suceder también que sea excesivo el número, como puede
suceder que nos encontremos después de diez, de veinte años,
de cien años si se quiere, con que el modo como están distri-
buidos los ramos sea inconveniente. Las naciones cuentan su
existencia por siglos, y no hay, me parece, para que dejar la

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 664


posibilidad de vernos en el caso de una nueva reforma…”.69 El
tiempo le daría la razón.70
Debemos recordar que al momento de sancionarse la Consti-
tución no se disponía de datos que, con certeza, establecieran
el número de la población argentina, de modo que los cons-
tituyentes de 1853 tomaron como fuente la Constitución de
1826, en la cual se establecía en su sección IV, artículo 10, que
se elegiría un diputado cada quince mil habitantes, o de una
fracción que iguale el número de ocho mil.
La alteración de la representación política establecida por la
Constitución de 1853 al Congreso Nacional produjo la neta
preeminencia de las provincias de Buenos Aires, Córdoba,
Santa Fe y la Capital Federal, en el panorama político del país.
El partido político que se impusiera en ellas, vigente el siste-
ma electoral de lista completa y simple mayoría, garantizaba
dicha preeminencia, incluso en los colegios electorales a la
hora de elegir el Poder Ejecutivo.

8) Inmigración. Movimiento obrero. Partidos políticos

Fue a partir de la presidencia de Mitre que se fomentó una in-


migración masiva sin ningún tipo de planificación. Antes de la
presidencia de Avellaneda ingresaron más de 400 000 europeos,
de los que solo se radicaron definitivamente la mitad.
69
RAVIGNANI. Op. cit., p. 781.
70
La reforma constitucional de 1994 estableció que el número de ministros y secretarios
se establecerá por ley (cfr. Art. 100 Constitución Nacional).

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 665


Con la llegada de Avellaneda se pretendió reglamentar la inmi-
gración europea y volcarla a las actividades agrícolas. Recorde-
mos que la Constitución Nacional, en su artículo 25, declara que
el Gobierno federal debe fomentar la inmigración europea, ello
como mandato explícito de la generación que venció en Caseros
y que quedara plasmado en el libro Bases… de Juan B. Alberdi.
Aunque el inspirador de la Constitución hubiese preferido in-
gleses antes que “gallegos” y “tanos”, como resulto en la realidad.
La ley que definió la política del presidente es la 817 por la que
se la conoce como Ley Avellaneda de inmigración y coloniza-
ción. Esta ley creó el Departamento General de Inmigración,
la Oficina de Tierras y Colonias, estableció la forma de alojar a
los recién llegados y, en Europa, colocó agentes con la misión
de publicitar las bondades de nuestro país. También preveía el
funcionamiento de empresas privadas de colonización, aspecto
que a la postre fue muy criticado por los abusos a que dio lu-
gar. No obstante, al llegar 1880, existían diez colonias oficiales y
cuatro particulares, habiéndose radicado, a pesar de la desocu-
pación, unas 150 000 personas inmigrantes.

Entre 1857 y 1914, 4 665 72371 personas llegaron al país y, se-


gún el tercer censo nacional, para 1914 en la Argentina vivían
2 357 952 extranjeros. Otro dato extraíble de ese censo, fue el
rápido proceso de urbanización, un 58 por ciento de los habi-
tantes se hallaba en conglomerados urbanos. Sin embargo, la

71
Aunque no todos llegaron a establecerse.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 666


Primera Guerra Mundial (1914-1919) convirtió el balance in-
migratorio en negativo hasta su finalización.72

Movimiento obrero
En 1891 se formó la Federación de Trabajadores de la Repú-
blica Argentina. Su órgano de prensa fue El Obrero, que en su
primer número anunciaba su inspiración en la doctrina del so-
cialismo científico.
Veamos los antecedentes. En 1864 se había fundado en Londres
la Asociación Internacional de Trabajadores (primera internacio-
nal), donde predominan Marx y sectores prudhonianos france-
ses, hasta su extinción después del congreso de Londres de 1881.
Los inmigrantes europeos trajeron las diversas ideologías (socia-
lismo marxista, reformista, anarquismo y sindicalismo), que lle-
varán a la conformación de la organización obrera. El anarquismo
se desarrollará entre los obreros sometidos a las peores condicio-
nes de trabajo. Estos, seguidores de Proudhon o Kropotkin, pro-
piciaban la destrucción del aparato estatal por la acción directa.73
Un desprendimiento del anarquismo, es el sindicalismo que,
como doctrina política, se vale de la organización obrera para
la lucha de clases tomada del marxismo, pero sin renunciar a
la acción directa.
En 1889 se lleva a cabo en París el Congreso Obrero Interna-
cional.74 A él concurrió, de Argentina, un delegado del Club
72
Fuente: Informe del tercer censo nacional, ordenado por la ley 9108, Tomo I, 1916.
73 
Habían dado sus primeros pasos guiados por Enrique Malatesta, quien estuvo en la
Argentina entre 1885 y 1889. La llegada de Pietro Gori, escritor y jurista italiano, da
auge a este movimiento social, a partir de 1898. Gori permaneció en el país hasta 1902.
74 
Es lo que se conoce como la segunda internacional.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 667


Socialista Vorwärts.75 En este congreso predominaban los so-
cialistas que no desdeñaban la vía parlamentaria para lograr
mejoras en las condiciones de vida y trabajo de la clase obre-
ra. Es debido a la Segunda Internacional que el primero de
mayo, fecha anarquista en conmemoración de los colgados en
Chicago, se convirtió en el día del trabajo, proponiendo su
celebración en todo el mundo.
El primero de mayo de 1890 la policía permitió la realización
del acto conmemorativo que se desarrolla en el Prado Español.
Discursos en varios idiomas reclamaron una ley protectora del
obrero, donde se establezca la reducción de la jornada laboral y
el descanso continuo por treinta y seis horas.
Once años después (1901) surgió la Federación Obrera Argen-
tina (FOA). Los socialistas, minoría dentro de la federación, se
separaron de los anarquistas y formaron la Unión General de
Trabajadores en 1903. Esta última recomendaba a sus trabaja-
dores el apoyo a los partidos políticos obreros, naturalmente al
Partido Socialista.
Las condiciones laborales distaban mucho de ser aquellas que
Alberdi profetizara en sus Bases para los obreros, al imple-
mentar el liberalismo económico a ultranza. Por aplicación
de esas políticas pasó lo que tenía que pasar, lo que Alberdi
no advirtió que sucedía en la Inglaterra de los años cincuenta,
tal vez por desconocimiento o porque no tuvo a su alcance los
escritos de Karl Marx reflexionando sobre la cuestión social.

75
  Fundado en 1882 por inmigrantes alemanes.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 668


La situación era muy lejana a la del “obrero inglés que trabaja,
consume, vive digna y confortablemente”.76 Las condiciones
de trabajo en la época podrían sintetizarse así: la jornada la-
boral oscilaba entre las nueve y las diez horas, sin descanso
hebdomadario pago y sin norma alguna de previsión social
que morigerara esta terrible situación.
La cuestión obrera alarmó al Gobierno cuando las huelgas ame-
nazaron paralizar la economía agroexportadora. Sobre todo las
acciones adoptadas por los trabajadores portuarios de Rosario,
acompañados por los de la refinería de azúcar de la misma ciu-
dad en los meses de noviembre y diciembre de 1901. La violen-
ta represión policial, que causó víctimas entre los trabajadores,
quienes reclamaban un aumento de cincuenta centavos en el jor-
nal y la disminución de una hora en la jornada, provocó la huelga
general en la ciudad, extendiéndose la protesta de los portuarios
a Villa Constitución, San Nicolás, San Pedro y Baradero.
Para la clase dominante los obreros habían llegado demasiado
lejos, pusieron en peligro el embarque de la cosecha, fuente de
riqueza para unos y origen de las desgraciadas condiciones de
vida para otros. Decidido a tomar parte en el conflicto, el Go-
bierno reaccionó dictando en 1902 la Ley de residencia 4144 del
23 de noviembre,77 para terminar con los “agitadores” extran-
jeros entre la clase obrera. Esta ley facultaba al Ejecutivo a ex-
pulsar del país a los extranjeros cuya conducta comprometiera

76
ALBERDI. Op. cit., cap. 15, p. 56.
77 
Iniciativa del diputado Miguel Cané.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 669


la seguridad nacional o perturbara el orden público (art. 2), o
bien, estuviese perseguido o condenado por tribunales extran-
jeros (art. 1). Asimismo, podía impedir la entrada al territorio
de todo extranjero cuyos antecedentes autoricen a incluirlo en-
tre aquellos a que se refieren los dos artículos anteriores.
Esta ley, claramente inconstitucional, desconoció el juicio pre-
vio y habilitó a que el Poder Ejecutivo imponga penas.
Pero ¿cuál fue la interpretación de la Corte Suprema al respec-
to? El máximo tribunal de la Nación, muchos años después,
en 1932, tuvo oportunidad de expedirse sobre la constitucio-
nalidad de la Ley de residencia, en el recurso de habeas corpus
deducido a favor de los treinta y tres extranjeros deportados en
el Transporte Chaco de la Armada Nacional.78 Los recurrentes
fundaron su petición en la violación de los derechos consagra-
dos en los artículos 14, 16, 18 y 95 de la Constitución Nacional.
En esa ocasión, la Corte se pronunció por la constitucionali-
dad de la norma, con el voto afirmativo de tres de sus jueces
(Roberto Repetto, Julián Pera y Rodolfo Ferrer) y dos por la
inconstitucionalidad (Antonio Sagarna y Guido Lavalle).
Esta norma ponía bajo amenaza de detención y expulsión al
80 por ciento de los obreros urbanos, que por aquellos tiem-
pos eran extranjeros; y obviamente la huelga era considerada
una perturbación del orden público. La sanción y aplicación
de la Ley de residencia, juntamente con el estado de sitio, fue
78
  Fallos 164:344, 6/5/1932. Simón Scheimberg y Enrique Corona Martínez s/habeas
corpus en representación de treinta y tres extranjeros detenidos en el Transporte Chaco
de la Armada Nacional. Recomendamos la lectura del fallo.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 670


el resultado de la agudización del conflicto entre los trabaja-
dores y los empresarios. Así, como la crisis económica de los
noventa deterioró las condiciones de vida de las clases popu-
lares y agudizó el conflicto con la patronal, esta pretendió dis-
ciplinar a la masa obrera recurriendo a los resortes estatales
que dominaba.
La represión del movimiento obrero fue la constante en la po-
lítica gubernamental durante las primeras décadas del siglo
XX, a pesar de la implementación de una moderada legisla-
ción social que comenzaba a manifestar una tendencia inte-
gradora de los trabajadores al sistema.
No obstante esta actitud refractaria del bloque en el poder ha-
cia el movimiento obrero, en 1903 se realizó el primer congre-
so de la Unión General de Trabajadores (UGT) que, alejada
del sectarismo de la FOA, netamente gremial, admitía que los
trabajadores participaran y votaran a los partidos políticos.
Esta organización estaba dominada por el socialismo. Y en
1904, en su IV Congreso, la FOA cambia su nombre por Fe-
deración Obrera Regional Argentina (FORA), que se inclina
por el comunismo anárquico. El movimiento obrero seguía
sin unificarse en una central poderosa, restándole fuerza a
los reclamos parcializados, que casi siempre eran reprimi-
dos por la policía.
Las grandes huelgas desatadas por el movimiento obrero anar-
co-sindicalista de la época, habían aterrado a la oligarquía. Se
veía aparecer en Buenos Aires el temido espectro del “Viejo

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 671


Mundo”. La intelectualidad socialista sugirió a Roca la creación
de una legislación integral del ramo, condensada en un código
(1904). Su ministro del interior, Joaquín V. González, tuvo a
cargo la elaboración del proyecto de ley. Compartieron la re-
dacción del proyecto: Manuel Ugarte, Augusto Bunge, Enrique
del Valle Iberlucea, Jesús Paz, Bialet Massé y Leopoldo Lugo-
nes; Palacios e Ingenieros apoyaron la iniciativa.
El poder ejecutivo planteaba en su proyecto de código labo-
ral la sanción de una ley que establecía: la jornada de ocho
horas, la supresión del trabajo nocturno, el descanso sema-
nal de treinta y seis horas (“sábado inglés”), la prohibición de
trabajar para los menores de 14 años, el salario mínimo para
los trabajadores del Estado, la responsabilidad patronal por
accidentes de trabajo, el reconocimiento de las organizacio-
nes obreras, los tribunales mixtos de obreros y patrones, y la
inembargabilidad del sueldo hasta una quinta parte.
No obstante, el Partido Socialista, de Juan B. Justo y Nicolás Re-
petto, se lanzó a una campaña contra el proyecto, y unidos a la
bancada conservadora, el proyecto fue rechazado.
Por cierto, no fueron los únicos, para la Unión Industrial Ar-
gentina la sanción del código “nos colocaría en pleno régimen
de socialismo de Estado” y, para la FOA, el proyecto era un ar-
did tendido a los trabajadores para destruir su organización. A
izquierda y derecha el proyecto era atacado y nuestro país se
vio privado de una ley que hubiese mejorado las terribles con-
diciones laborales de la época. El proyecto no logra salir de las

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comisiones legislativas, a diferencia de la Ley de residencia que
se aprobó en 48 horas.
Resulta llamativo que ni el mismísimo Julio Roca haya podido
imponer esa legislación laboral. Una cosa quedaba clara, el in-
terés de clase de la oligarquía era tan fuerte que desbordaba el
liderazgo político de aquel e incluso de los partidos.
En forma concomitante, se presenta un informe que ilustra
sobre el estado de las clases obreras argentinas. El médico, in-
geniero agrónomo y abogado catalán Juan Bialet Massé pre-
sentó un informe encargado por el Gobierno nacional acerca
de la situación laboral y social de principio de siglo (1904).
El documento, se yergue irreverente, ante las verdades alber-
dianas como en el siguiente párrafo: “Uno de los errores más
trascendentales en que han incurrido los hombres de gobier-
no de la República Argentina, ha sido preocuparse exclusiva-
mente de atraer el capital extranjero, rodearlo de toda especie
de franquicias, privilegios y garantías, y de traer inmigración
ultramarina, sin fijarse sino en el número y no en su calidad,
su raza, su aptitud y adaptación, menospreciando el capital
criollo y descuidando al trabajador nativo, que es insuperable
en el medio”. Y más adelante, como respondiendo a ese ra-
cismo de menosprecio por los criollos, dice: “De otro lado, el
obrero criollo, menospreciado, tildado de incapaz, se ve como
un paria en su tierra, trabajando más, haciendo trabajos en
los que es irremplazable, y percibiendo un salario como para

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 673


no morirse…”.79 Hablaba de la inicua distribución de los im-
puestos y ejemplificaba como el pobre pagaba más impues-
tos al consumo que el rico (eso no ha cambiado desde aquel
entonces). Se preguntaba, al analizar el Territorio Nacional
del Chaco, “¿Cómo vive la mujer del peón? En medio de la
inmundicia; el agua sólo entra en el rancho para la alimenta-
ción; nunca para la higiene…”.
Como conclusión aconsejó una ley del trabajo, la abolición
del vale y de la proveeduría, la jornada racional y el descanso
dominical absoluto, la prohibición del trabajo de los niños an-
tes de los quince años, y el trabajo nocturno para ellos, como
asimismo el trabajo nocturno para la mujer.
“Un ciudadano argentino que trabaja y no le dan para man-
tener la vida, es una injusticia que clama, una iniquidad que
ofende a las instituciones”, sentenció Bialet Massé.

Partidos políticos
Ya hemos visto cómo el entendimiento entre Alsina y Avella-
neda terminó conformando el Partido Autonomista Nacional,
que con la llegada de Roca al Gobierno se convierte en un “par-
tido único” que coaligaba a todos los gobernadores bajo la au-
toridad presidencial. No obstante, debe resaltarse que no pasa-
ba de un verdadero “partido de tendencias”. Cualquier tipo de
79
La clásica cita de Bases de Alberdi en el formidable capítulo 30: “Con tres millones
de indígenas, cristianos y católicos, no realizareis la república ciertamente. No la reali-
zareis tampoco con cuatro millones de españoles peninsulares (…) es necesario fomentar
en nuestro suelo la población anglosajona”. Sacando las dudosas fuentes acerca de la
cantidad de habitantes, el desprecio por nuestra gente es total.

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institucionalidad, declaración de principio o formulación de un
programa, le era ajeno.
Posteriormente, la crisis del 90 dio surgimiento a partidos opo-
sitores al PAN, en 1892 queda constituida la Unión Cívica Ra-
dical, como el primer partido moderno que, para los primeros
años del siglo XX, se acerca a las características del modelo de
“partido burocrático de masas”.80 El radicalismo será estudiado
en detalle en el capítulo siguiente.

El partido socialista
En abril de 1894 apareció el periódico socialista La Vanguardia
y, en el mismo mes, se convocó una reunión de grupos socialis-
tas para formar el partido. Estaban presentes la Agrupación So-
cialista, el grupo de Les égaux de socialistas franceses y el Fascio
dei Lavatori de socialistas italianos. Se encomendó la redacción
del programa partidario a Esteban Jiménez y, a Juan B. Justo,
la dirección del periódico La Vanguardia. Quedó fundado así,
en forma provisoria, el Partido Socialista Obrero Internacional.
Al año siguiente se incorporan otras dos agrupaciones, el Club
Socialista Alemán Vorwärts y el Centro Socialista Universitario
y, el mismo año —1895—, se procedió a elegir un Comité Cen-
tral formado por tres delegados por agrupación que elige, a su
vez, el primer secretario general, José Ingenieros, delegado por
el Centro Socialista Universitario.

80 
ABAL MEDINA, Juan M. Manual de ciencia política. Buenos Aires: Eudeba, 2010,
p. 253 ss.

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El partido quedó definitivamente constituido al realizarse el
primer congreso en 1896, que aprobó el programa mínimo y
la declaración de principios, que comienza por afirmar “que
la clase trabajadora es oprimida y explotada por la clase capi-
talista gobernante” y que esta, “dueña como es de los medios
de producción y disponiendo de todas las fuerzas del estado
para defender sus privilegios, se apropia de la mayor parte de
lo que producen los trabajadores” pero que por esa misma ra-
zón se forman “los elementos materiales y las ideas necesarias
para sustituir el actual régimen capitalista con una sociedad en
la que la propiedad de los medios de producción sea colectiva
o social. Que esta revolución puede ser llevada a cabo por las
fuerzas del proletariado organizado”.
En cuanto al “Programa mínimo”, también estaba destinado a
durar muchos años, dado que constituyó, con distintas varian-
tes, la base de las plataformas electorales: jornada de trabajo de
ocho horas, mejoramiento de las condiciones de trabajo (de
mujeres y niños), supresión de los impuestos indirectos (al con-
sumo), gravamen a la gran propiedad y a la herencia, separa-
ción de la Iglesia del Estado, divorcio, y algo que no se retomó
después: disolución del ejército y entrega de las armas al pueblo.
En el partido socialista dominaron las tendencias no marxistas,
inspiradas en el teórico alemán Bernstein, jefe del ala llamada
revisionista de la Segunda Internacional Socialista. El principal
exponente de esta tendencia es Juan B. Justo.81 Su figura tuvo

81
Médico nacido en 1865, diputado en 1912 y senador en 1924, muere en 1928.

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perfiles fuertes, lo que le permitió ser el jefe indiscutido del par-
tido durante décadas, hasta su muerte.
Del Partido Socialista se desprenderá un ala marxista en 1918,
que formará el Partido Socialista Internacional, cuya base doc-
trinaria responde a la Tercera Internacional (de Lenin), dando
origen, en 1920, al Partido Comunista.
El socialismo realizó su primera experiencia electoral en las
elecciones parlamentarias de marzo de 1896, encabezando la
lista en la capital Juan B. Justo, seguido de Petroni, Lallemant,
Schaefer y Abad. En la ocasión obtuvo un magro resultado.
Ya hemos mencionado la elección de 1904 que consagró a Pa-
lacios como el primer socialista en llegar al Congreso Nacional.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 677


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CAPÍTULO XII
EL RADICALISMO

Por Miguel Oscar Berri

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 681


CAPÍTULO XII

EL RADICALISMO

Por Miguel Oscar Berri1*

Sumario:
1) Formación de la Unión Cívica. Abstención revolucionaria.
Revolución del 90 2) El convenio Roca Mitre. División de la
Unión Cívica. Revoluciones radicales 3) La reforma electoral.
Antecedentes. Ley de circunscripciones uninominales. Ley Sáe-
nz Peña 4) Presidencias radicales del período 1916-1930 5) El
golpe militar de Uriburu. Acordada de la Corte. El corporati-
vismo 6) La década infame. La Concordancia. El Tratado Roca
Runciman 7) El plan Pinedo y la sustitución de importaciones.
Bibliografía

Profesor adjunto de Derecho Constitucional en la Facultad de Ciencias Jurídicas y


1*

Sociales de la UNLP; profesor Titular de Derecho Constitucional II en la carrera de


Abogacía de la Universidad Nacional del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires
(Unnoba); Especialista en Derecho Constitucional, actual Decano de la Facultad de
Ciencias Jurídicas y Sociales, Universidad Nacional de La Plata.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 682


Aclaración preliminar

El presente trabajo se realiza con el objeto de colaborar en el


estudio de la materia Historia Constitucional Argentina. Su
objetivo es solamente darle a los/as alumnas/os una visión ge-
neral de la época de acuerdo con el programa de la materia,
sin pretensiones de carácter científico. Se ha recurrido ade-
más de las fuentes tradicionales a fuentes que se encuentran a
disposición en Internet a los fines de que el/la estudiante pue-
da recurrir inmediatamente a ellas. Espero que pueda servir
como instrumento de estudio para quienes cursan o rinden la
materia. Agradezco al profesor Guillermo Moreno el haber-
me invitado a colaborar en este capítulo.

Miguel Oscar Berri

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 683


1) Formación de la Unión Cívica. Abstención revolucionaria.
Revolución del 90

Antecedentes del surgimiento del radicalismo


Luego de las denominadas presidencias históricas (Mitre,
Sarmiento, Avellaneda) comienza a dar forma la organización
nacional y el sistema político de partidos. Este último va a ser
el resultado de diversas crisis, conflictos de ideas e intereses
que desembocarán en revoluciones y movimientos populares
hasta que se obtenga el voto universal, secreto, obligatorio. El
resultado que cristalizara este reclamo será la ley 8871 deno-
minada “Sáenz Peña”.
La crisis de 1889, primera crisis económica y política profun-
da después de la sanción de la Constitución, va a tener origen
en diversas causas. Una de ellas, la política, fue la forma de
elección del gobierno de Juárez Celman, que era cuñado del
expresidente Julio Argentino Roca y que fue elegido por este
último como su sucesor. Esta decisión había causado descon-
tento dentro del propio Partido Autonomista Nacional que
conducía el expresidente y perfeccionaba el sistema del unica-
to que se había establecido a partir de su fundación.
A la situación mencionada se le sumaba la crisis económica,
que había sumido al país en una profunda deuda externa e in-
terna dando surgimiento incluso a una burbuja financiera que
trajo como consecuencia una situación difícil para los capita-
les ingleses, principales inversores, (por eso algunos autores

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 684


dicen que la Argentina era parte del Commonwealth inglés
como una colonia más) en nuestro territorio, y una situación
insostenible para los sectores de menores recursos y la inci-
piente clase media que comenzaba a nacer.
A estas circunstancias se le agregaba la exclusión del gobierno
de dirigentes del antiguo Partido Autonomista como así tam-
bién del Partido Nacional. Lo que traía como consecuencia
una fuerte resistencia al presidente, que aunque era minorita-
ria en ese momento fue lo suficientemente intensa para con-
vertirse en mayoría después.
Esta es una muy escueta síntesis de lo que sucedía desde el
punto de vista económico, social y político. Sabemos que los
fenómenos que analizamos son multidimensionales pero ex-
cede a este trabajo su análisis en particular.

Las revoluciones de 1890, 1893 y 1905


Fruto de la mencionada crisis, comienzan a reunirse sectores
de diferentes orígenes con el objeto de confrontar al Gobierno
y al sistema político instaurado por él.
De este modo, personas que pertenecían al Partido Fede-
ral de origen rosista, disidentes del Partido Autonomista, se
unen a personas del Partido Nacional de origen unitario y
otros que tenían antecedentes en uno u otro partido pero
opiniones superadoras participan de reuniones con el objeto
de terminar con la ilegalidad, la corrupción y el elitismo que
expresaba ese régimen.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 685


Las principales figuras de este movimiento, que finalizó for-
mando la coalición política que comenzó la revolución, fueron:
Bartolomé Mitre, Leandro Alem, Aristóbulo del Valle, Pedro
Goyena, Vicente Fidel López, Bernardo de Irigoyen. Entre los
más jóvenes podemos mencionar a Francisco A. Barroetaveña,
Emilio Gouchón, Juan B. Justo, Martín Torino, Marcelo T. de
Alvear, Tomás Le Breton, Manuel A. Montes de Oca y otros.
Una buena descripción del origen de la Unión Cívica Nacio-
nal la realiza Felipe Pigna:

… Tras varios mítines, la Unión Cívica decide pasar


a la acción directa. El 26 de julio se pone en marcha,
y fuerzas militares dirigidas por el general Manuel J.
Campos toman el Parque de Artillería, en la actual
Plaza Lavalle, mientras se subleva un sector de la Ma-
rina. El general Mitre se ausenta del país y toda la res-
ponsabilidad recae sobre Alem, quien encabeza una
Junta Revolucionaria que trata de encauzar la lucha
que se prolonga por tres días. Los civiles que integran
las fuerzas revolucionarias se identifican con una boi-
na blanca. El Gobierno logra controlar la situación y
las fuerzas leales, comandadas por el ministro de Gue-
rra, general Levalle, Carlos Pellegrini y Roque Sáenz
Peña obtienen la rendición de los rebeldes.

Un factor decisivo para el fracaso de la revolución fue la ac-


titud del general Campos quien, alterando el plan original

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 686


que comprendía el avance de los revolucionarios sobre las
posiciones oficiales, permanece a la defensiva, permitien-
do que las tropas del Gobierno tomen la iniciativa. Es muy
probable que esta actitud estuviera motivada por un pacto
secreto de Campos con Roca, con el objetivo de provocar
la caída de Celman, pero evitar el ascenso de Alem. De esta
forma, los conservadores se deshacen del “burrito cordobés”
y recuperan para sí todos los resortes del poder.
La revolución es derrotada, pero Juárez Celman, sin apoyos,
debe renunciar. El sector conservador de la Unión Cívica,
encabezado por Mitre traiciona la revolución y negocia con
Roca la asunción del vicepresidente Pellegrini.

2) El convenio Roca - Mitre. División de la Unión Cívica.


Revoluciones radicales

Los objetivos de Alem y Mitre son notablemente diferentes.


Sólo coinciden en expulsar a Celman del Gobierno. Pero
mientras Alem quiere elecciones libres y transparencia guber-
nativa, el mitrismo aliado con el roquismo, pretende recupe-
rar el poder para colocarlo en manos confiables que aseguren
que nada cambiará.1

1
PIGNA, Felipe. Miguel Juárez Celman y la Revolución de 1890 [en línea]. En: El
Historiador. Disponible en: https://www.elhistoriador.com.ar/miguel-juarez-cel-
man-y-la-revolucion-de-1890/.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 687


Lo cierto es que Mitre empezó a negociar la caída del Gobier-
no con Roca para llegar al objetivo de una fórmula de uni-
dad nacional cuyo candidato sería el propio Bartolomé Mitre
(la fórmula será Bartolomé Mitre Bernardo de Irigoyen). El
resultado fue la asunción de Pellegrini quien pasa a ser pre-
sidente y Julio Roca como ministro del interior. Se divide la
Unión Cívica Nacional en acuerdistas y radicales. De esta ma-
nera nace la Unión Cívica Radical (UCR).

La Revolución de 1893
La revolución de 1893 va a ser la primera revolución condu-
cida por Hipólito Yrigoyen. Tanto Aristóbulo del Valle como
Hipólito Yrigoyen coincidían que la UCR no debía asumir el
gobierno a través de un golpe de Estado. Esto los separaba
de otros militantes del partido. La idea era producir diversos
levantamientos en las provincias de manera tal que solo que-
dara como salida su intervención y convocatoria a elecciones
libres luego de ello.
La revolución es derrotada y ello trae como consecuencia la re-
nuncia al ministerio de guerra de Aristóbulo del Valle, quien
había sido convocado por Luis Sáenz Peña a formar su gabinete.
Poco tiempo después se levanta en el mismo año Alem en Co-
rrientes. Ese levantamiento no tiene el apoyo del radicalismo de
Buenos Aires. Lo cierto es que las relaciones entre tío y sobrino
ya estaban prácticamente rotas (Alem era tío de Yrigoyen).
Pocos años después, el primero de julio de 1896, Alem se sui-
cida a la salida del Club del Progreso.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 688


Hipólito Yrigoyen se convierte en el jefe indiscutido del ya
armado partido nacional Unión Cívica Radical. Su lucha será
fundamentalmente contra el sistema oligárquico que había
establecido el unicato a través de Roca fundándose en el su-
fragio universal secreto y obligatorio.
Para ese objetivo comienza un plan estratégico que se canaliza
en la abstención revolucionaria y movimientos de insurrec-
ción en las provincias, a los fines de lograr la participación
popular en la formación de la voluntad del Estado.
En 1905 se produce otro movimiento revolucionario. Cabe
destacar que en 1904 el régimen roquista había llegado al
punto de inflexión superior de su concepción elitista de la re-
pública. En julio de 1903 se elige como candidato, por un con-
sejo de notables, a Manuel Quintana, un político y abogado de
origen mitrista que en su momento amenazó con bombardear
Rosario con una cañonera inglesa sino le pagaban una deuda
a capitales de ese origen. La fórmula Quintana (mitrista) Fi-
gueroa Alcorta (roquista) llega al poder.
Quintana no estaba de acuerdo con el sistema uninominal,
establecido por la ley electoral de 1901, ya que no se ha-
bía modificado el sistema de clientelismo ni la presión sobre
los votantes. De modo que envió al Congreso un proyecto
de ley, proponiendo un padrón único y universal -basado
en los registros del servicio militar- y la obligatoriedad del
voto. El proyecto original fue tan modificado, que lo único
que tuvo en común con el presentado por el presidente fue

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 689


la eliminación del sistema uninominal; resultó un completo
regreso al sistema anterior, con todos sus defectos.
La UCR reapareció mostrando una organización política y te-
rritorial muy superior a la del oficialismo, y una gran vocación
revolucionaria. En la revolución radical de 1905 estuvieron im-
plicadas varias unidades del Ejército. Estallada el 4 de febrero de
ese año, tuvo un éxito relativo en Buenos Aires, Rosario, Cór-
doba, Bahía Blanca y Mendoza, pero fue rápidamente sofocada.2
Luego de esta revolución en 1906 fallecen Bartolomé Mitre y el
presidente Manuel Quintana. Asume la presidencia José Figue-
roa Alcorta. De origen roquista se aleja del mitrismo y comien-
za a llevar una presidencia relativamente independiente, ya que
Roca estaba prácticamente retirado de la política.
Figueroa Alcorta tiene un fuerte enfrentamiento con el Roquis-
mo. Como consecuencia de ello buscó un acercamiento con los
radicales, indultó a los detenidos por la revolución de 1905 y se
entrevistó en secreto con Hipólito Yrigoyen. Su idea era evitar
nuevas revoluciones e incitar al radicalismo a levantar la absten-
ción electoral, pero Yrigoyen condicionó esta segunda medida a
la sanción de una ley de reforma política. Figueroa Alcorta envió
sucesivos proyectos de reforma electoral al Congreso, pero estos
fueron ignorados; el radicalismo continuó en la abstención.3
Debido a estas circunstancias una de las figuras que se acerca al
presidente será Roque Sáenz Peña, liberal modernista alejado
2 
Manuel Pedro Quintana. En Todo Argentina [en línea]. Disponible en: https://www.
todo-argentina.net/biografias-argentinas/manuel_quintana.php?id=773
3
ver: Cárdenas y Payá. 1980, pp. 131-135.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 690


de Roca que será presidente e impondrá una impronta refor-
mista a su gobierno.
En 1910 asume la presidencia Roque Sáenz Peña. El acto elec-
toral fue un clásico de la época plagado de irregularidades.
El presidente al momento de ser elegido se hallaba en Italia
como embajador. Poco tiempo antes de asumir se reúne con
Yrigoyen a los fines de lograr que el radicalismo dejara de lado
la abstención electoral. Durante su presidencia se produce la
reforma electoral.
Sáenz Peña como lo describe Martín Castro:

Sáenz Peña era un demócrata convencido; pensaba


que, libre de los políticos profesionales, el pueblo iba a
elegir a los mejores para su gobierno. También estaba
preocupado por la cuestión social, es decir, por la po-
sibilidad de que -alejados de la política- los obreros
pudieran adherir al anarquismo o al socialismo. Por
último, temía que la enorme proporción de población
extranjera, que no participaba de ningún modo en la
política, pudiera caer en posturas maximalistas o per-
manecer como un cuerpo extraño en la sociedad. Por
todas estas razones apoyó la reforma política basada
en el voto universal y libre.4

4
CASTRO, Martín O. El ocaso de la República Oligárquica: poder, política y reforma
electoral. Buenos Aires: Edhasa, 2012, pp. 297-304.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 691


La ley del voto universal secreto y obligatorio estaba por san-
cionarse con este presidente. El proyecto se presentó con estas
palabras del presidente: “He dicho a mi país todo mi pensa-
miento, mis convicciones y mis esperanzas. Quiera mi país es-
cuchar la palabra y el consejo de su primer mandatario, quiera
el pueblo votar”. Y fue sancionado el 13 de febrero de 1912.

3) La reforma electoral. Antecedentes. Ley de


circunscripciones uninominales. Ley Sáenz Peña

El primer antecedente importante desde el punto de vista le-


gislativo fue la ley 4161 de circunscripciones uninominales,
dado que el contexto generado por la inmigración y los enfren-
tamientos con el Partido Radical, generan la necesidad de una
reforma electoral. Nos remitimos a las palabras del ministro del
interior Joaquín V. González profesor de derecho constitucio-
nal y fundador de nuestra Universidad para describirla:

El sistema de lista tiende a la unidad, desde que es la


unidad su mayor base de acción; tiende a centralizar,
y lo hemos visto en la actuación de todos los partidos
políticos que han actuado en la República Argentina.
El escrutinio uninominal, como lo dice su nombre,
distribuye el ejercicio del sufragio colectivo en tan-
tos centros de acción, como determina un cociente
electoral, constitucionalmente establecido. Su acción

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 692


natural y lógica es por tanto dar vida, fomentar la for-
mación de centros locales, distribuir el ejercicio de las
fuerzas sociales en tantos centros de acción, como lo
determina aquel cociente electoral. Luego es el que
realiza en la forma más fácil y práctica la tendencia
federativa, que es la división, la descentralización y,
por un efecto de conjunto general, viene a formar la
nacionalidad orgánica y atómicamente más fuerte.

Esta ley constituía un avance pero no resolvía los problemas. Se


establecía un sistema mayoritario ya que se elegía un diputado
por circunscripción. La minoría no tenía representación. Los
partidos de la oposición solo la lograban con mayoría en las cir-
cunscripciones establecidas y se planeaba su inconstitucionali-
dad, por parte de algunos, porque las provincias constituyen un
solo distrito. En definitiva, fue un progreso que permitió que Al-
fredo Palacios fuera elegido primer diputado socialista de Amé-
rica, a los veinticuatro años por la circunscripción de La Boca.

La Ley 8871. Conocida como Ley Sáenz Peña


El primer análisis que resulta necesario hacer es que esta ley fue
el resultado de un conjunto de luchas populares por el recono-
cimiento de los derechos del pueblo de elegir libremente a sus
gobernantes. A lo que se le agregó la muerte de dos hombres que
lucharon para impedirla: Mitre y Roca.
La elite argentina se veía constantemente cuestionada por las
bases populares, el cambio social y la necesidad de mostrar un

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 693


avance en la materia. Más allá que muchos de sus integrantes
creían que la reforma debía hacerse, me refiero entre otros al
Presidente Roque Sáenz Peña y su ministro del Interior Inda-
lecio Gómez.
Luego de un profundo debate en el que participaron conser-
vadores y modernistas. Dejemos en claro que el debate fue
entre las elites, ya que el pueblo no participaba por el fraude y
el radicalismo se abstenía.
Se sanciona la ley, sus principales cambios los tenemos en los
artículos siguientes:

Artículo 1: Son electores nacionales los ciudadanos


nativos y los naturalizados desde los dieciocho años
cumplidos de edad, siempre que estén inscriptos unos
y otros en el padrón electoral.
Artículo 2: Están excluidos los dementes declarados
en juicio. Por razón de su estado y condición: los ecle-
siásticos y regulares, los soldados, cabos y sargentos
del ejército permanente, los detenidos por juez com-
petente mientras no recuperen su libertad, los de-
mentes y mendigos, mientras estén recluidos en asilos
públicos. Por razón de su indignidad: los reincidentes
condenados por delito contra la propiedad, durante
cinco años después de la sentencia.
Artículo 5: El sufragio es individual, y ninguna autori-
dad, ni persona, ni corporación, ni partido o agrupa-
ción política puede obligar al elector a votar en grupos,
de cualquier naturaleza o denominación que sea.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 694


Artículo 6: Todo elector tiene el deber de votar cuantas
elecciones nacionales fuesen convocadas en su distrito.
Artículo 7: Quedan exentos de esta obligación (de vo-
tar) los electores mayores de 70 años.
Artículo 39: Si la identidad (del elector) no es impug-
nada, el presidente del comicio entregará al elector
un sobre abierto y vacío, firmado en el acto por él de
su puño y letra, y lo invitará a pasar a una habitación
contigua a encerrar su voto en dicho sobre.
Artículo 41: La habitación donde los electores pasan a
encerrar su boleta en el sobre no puede tener más que
una puerta utilizable, no debe tener ventanas y estará
iluminada artificialmente en caso necesario.

Estos son los artículos que, según la doctrina mayoritaria,


muestran el espíritu y objetivo de la ley.
Otro presupuesto importante es el sistema de lista incom-
pleta que fue uno de los puntos que tuvo mayor delibe-
ración en el debate parlamentario. La minoría roquista y
mitrista opositora a la ley sostenía que el que gana debe
llevar toda la representación fundando su posición en el
concepto de que la mayoría se identifica con la posición de
la Constitución. Sin embargo, no sostenían el sistema de
lista completa sino de circunscripciones uninominales de
la Ley 4161 de 1902. También otros legisladores se oponían
a este sistema de lista incompleta porque favorecía a una
minoría (el radicalismo).

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 695


Es necesario recordar que el sistema de lista incompleta dis-
tribuía los cargos así: dos terceras partes para la mayoría, una
tercera parte para la minoría. Este mecanismo de distribución
favorecía al bipartidismo. Idea que tenían en mente sus autores.
La primera elección se va a celebrar en vigencia de la nueva
Ley electoral 8871 (Sáenz Peña) el 7 de abril de 1912, para
escoger a 60 de los 120 diputados nacionales y 10 de los 20
senadores. Fueron unas elecciones históricas, ya que eran el
primer proceso electoral celebrado bajo la Ley Sáenz Peña,
que garantizaba el sufragio universal masculino, directo y se-
creto. Constituyeron, por lo tanto, las primeras elecciones de-
mocráticas de la historia argentina. El resultado fue una victo-
ria para el Partido Conservador, que obtuvo 14 diputados y 4
senadores. Sin embargo, destaca el avance de la Unión Cívica
Radical, que abandonó su habitual abstencionismo y obtuvo 11
diputados y 1 senador. La participación electoral fue del 68.5
por ciento.5 El resto de las bancas se distribuyó entre los distin-
tos partidos provinciales que participaron en la elección.

5
MINISTERIO DEL INTERIOR. Historia Electoral Argentina
(1912-2007). Buenos Aires: Subsecretaría de Asuntos Políticos y Electorales, 2018. Dis-
ponible en: https://web.archive.org/web/20130308214426/https://www.mininterior.
gov.ar/asuntos_politicos_y_alectorales/dinap/publicaciones/HistoriaElectoralArgenti-
na.pdf

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 696


4) Presidencias radicales del período 1916-1930

El primer gobierno elegido por el voto universal secreto y


obligatorio. Hipólito Yrigoyen, presidente.
El triunfo electoral significó la llegada a la conducción de
diferentes ámbitos estatales, de un amplio sector social que
hasta ese momento estaba excluido de los cargos públicos de
dirección. Se trataba de sectores medios, sin grandes recursos
económicos ni conexiones con las clases altas. La presencia de
funcionarios “sin apellido”.​
Su primer gobierno fue de difícil ejercicio. En casi todas las
provincias los radicales eran oposición ya que estaban contro-
lados sus gobiernos por conservadores.
En el Congreso, los radicales estaban en minoría: en la Cáma-
ra de Diputados, hasta 1918, y en el Senado también ya que
las Legislaturas provinciales eran controladas por conserva-
dores, dado que la renovación de senadores era cada 9 años.
(Recordemos que los Senadores Nacionales eran elegidos por
las legislaturas provinciales)
Durante su gobierno, Yrigoyen impulsó una serie de políticas
que en conjunto implicaban una tendencia transformadora
Entre las que podemos mencionar:
En 1922 Yrigoyen creó YPF, bajo la dirección del general En-
rique Mosconi, puesto que ocupó entre 1922 y 1930, cabe des-
tacar que su crecimiento se produjo durante la presidencia
de Alvear. La empresa creció, multiplicando su capacidad de

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 697


explotación y exploración. En 1925 se finalizó la destilería La
Plata que fue un fuerte competidor de las empresas privadas que
importaban petróleo y explotaban algunos yacimientos desde
1916. La cuestión del autoabastecimiento y el petróleo se convir-
tieron en temas de campaña en 1928. En 1928, bajo la segunda
presidencia, se se propuso la nacionalización del petróleo.
En 1917 se modificó el régimen electoral en la Carta Orgánica
de la Municipalidad de Buenos Aires, aplicándose el sistema
de sufragio universal y la representación proporcional en el
Consejo Deliberante.
En 1920 comenzó la construcción del Ferrocarril Trasandino
que uniría a la Puna con Chile, permitiendo al noroeste ar-
gentino la comunicación con el Pacífico.
Las dificultades comerciales generadas por la Primera Guerra
Mundial inspiraron un proyecto para crear una Flota Mercan-
te Nacional. Su aprobación se demoró un tiempo porque fue
obstaculizada en el Congreso.
Firmó convenios con Inglaterra, Francia e Italia para la co-
mercialización de granos; en aquellos el Estado argentino fija-
ba los precios de los cereales vendidos.
Se sancionaron leyes laborales sobre: jubilación en empresas
privadas. Se celebraron los primeros convenios colectivos de
trabajos y salarios.
Al respecto se presentó un proyecto de ley por el Poder Ejecutivo
de los llamados contratos colectivos de trabajo (hoy convenios
colectivos) no fue tratado por el Congreso. Si perjuicio de ello,

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 698


el 3 de septiembre de 1920 se firmó un convenio colectivo entre
La fraternidad y los concesionarios de ferrocarriles nacionales.6
Se presentó un proyecto de Código del Trabajo y el Estado
actuó como mediador en diversos conflictos.
Se creó la Universidad del Litoral y el Patronato de Menores.
Yrigoyen tuvo una fuerte la oposición interna en el Partido
Radical y externa de los socialistas y conservadores.

Reforma universitaria de 1918
En 1918, en la Universidad de Córdoba, se inició un movi-
miento reformista que exigió: cambios en los programas de
estudio, concurso para acceder a las cátedras, renuncia de
ciertos docentes, modernización pedagógica y gobierno tri-
partito (profesores, estudiantes y egresados).
La movilización cordobesa se extendió a otras universidades.
En octubre de 1919, la Universidad de La Plata se adhirió a la
reforma. Ya lo habían hecho la Universidad de Buenos Aires y
la de Tucumán, entre otras.
El 23 de junio de 1918 Alfredo Palacios encabezó una ma-
nifestación de unos diez mil estudiantes convocados por la
Federación Universitaria de Córdoba. Las manifestaciones se
transformaron en huelgas, tomas de facultades y choques con
la policía y autoridades eclesiásticas.

6
GARGUÍN, Enrique. Relaciones entre Estado y sindicatos durante los Gobiernos ra-
dicales, 1916, 1930 [en línea]. En PANETTIERI, José (compilador). Argentina: trabaja-
dores entre dos guerras. Buenos Aires: Eudeba, 2000, pp. 87.117. Disponible en: http://
www.historiapolitica.com/datos/biblioteca/garguin1.pdf

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 699


El gobierno de Yrigoyen no ocultó su simpatía hacia los refor-
mistas, bulló al crear nuevas universidades que ampliaron las
oportunidades de acceso de la clase media a los altos estudios.
La reforma se extendió hacia otras Universidades.

La neutralidad argentina
Al estallar la Primera Guerra Mundial el gobierno de Victori-
no de la Plaza declaró la neutralidad argentina ante el conflic-
to; e Yrigoyen, pese a las presiones inglesas, la mantuvo.
Alemania se proponía evitar el aprovisionamiento de víveres
de su enemigo. Buques argentinos fueron agredidos por aque-
lla nación e Yrigoyen hizo los reclamos correspondientes que
obtuvieron satisfacción.
Honorio Pueyrredón tras ser ministro de Agricultura se des-
empeñó como ministro de Relaciones Exteriores y como tal
encabezó la delegación argentina que asistió a las reuniones
preparatorias de la Liga de las Naciones celebradas en Ginebra.
El presidente decidió el retiro de la delegación argentina ante
la Liga de las Naciones reunida al finalizar la guerra, porque
consideraba que no se garantizaban los derechos de los países
menos poderosos. Convocó a un Congreso Latinoamericano
para conseguir apoyo a su postura, pero no tuvo eco.

Intervención a las provincias


Ante la dificultosa tarea de imponer su autoridad a nivel na-
cional, el presidente intervino casi todas las provincias. Para

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 700


justificar su actitud argumentó que existían gobiernos elegi-
dos al amparo del fraude electoral.
En 1917 fue intervenida la Provincia de Buenos Aires, contro-
lada hasta el momento por Marcelino Ugarte.
Al final de su primera presidencia, Yrigoyen logró establecer
gobiernos radicales en varias provincias.

Conflictos obreros en épocas de Yrigoyen


En esta nueva etapa se produjeron numerosas huelgas, el año
1919 fue muy significativo en este aspecto. El presidente des-
empeñó un rol conciliador ante los conflictos sociales.
Las protestas fueron alentadas por la difusión de las ideas socia-
listas y anarquistas, el mayor desarrollo sindical, la influencia de
ciertos hechos internacionales revolucionarios (la Revolución
bolchevique en Rusia y la mexicana) y el aumento del costo de
vida como consecuencia de la Primera Guerra Mundial.
Entre los primeros conflictos fue el del gremio marítimo que
paralizó en 1916 los puertos argentinos. Yrigoyen intentó que
los armadores aceptasen los reclamos obreros, pero sin éxito.
La dura represión policial agravó la situación

Huelgas en los quebrachales de La Forestal


En noviembre de 1919 se fundó la Federación Obrera de San-
ta Fe, adherida a la FORA V Congreso, Federación Obrera
Regional Argentina. Ese año empezaron las luchas obreras en
La Forestal, en el Chaco santafesino.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 701


Al comienzo, la represión estuvo a cargo de los guardianes de
la empresa denominados “los cardenales”; luego intervino el
Ejército, el conflicto se resolvió, pero se pagó un fuerte costo
por la intervención militar.

La semana trágica
En diciembre de 1918 estalló una huelga en los talleres meta-
lúrgicos de Pedro Vasena e hijos, situados en Nueva Pompe-
ya. Los obreros reclamaban mejores salarios y mejora en las
condiciones de trabajo. El 7 de enero una emboscada policial
terminó con varios trabajadores muertos.
Su sepelio se transformó en una gran manifestación que tam-
bién fue reprimida. Las organizaciones sindicales convocaron
a una huelga general, se sucedieron choques callejeros y las
barricadas se extendieron por toda la ciudad.
En la represión intervino el Ejército, la Policía y grupos de
civiles armados que constituyeron la “Liga Patriótica Argenti-
na” que estaba controlada por los conservadores.
Hubo numerosos muertos y heridos; el presidente Yrigoyen
obtuvo una solución favorable a los huelguistas.
Los sucesos de 1919 desbordaron a Elpidio González quien
era el jefe de Policía del momento y uno de los más leales
amigos de Yrigoyen, que por sus funciones estaba encargado
de negociar con los huelguistas; ante estas circunstancias, el
general Luis Dellepiane, comandante de Campo de Mayo, se
encargó de restablecer el orden.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 702


Muchos esperaban y lo alentaron a que encabezara un golpe de
estado, pero Dellepiane era radical y simpatizante de Yrigoyen.
Este episodio, junto con lo sucedido en la Patagonia, produ-
cen una fuerte crítica al gobierno de Yrigoyen

Conflicto en Patagonia
En la zona patagónica, dedicada a la producción lanar, se
concentraba en tiempos de esquila gran cantidad de mano de
obra itinerante; muchos de origen europeo con experiencia
sindical, y también chilenos.
A fines de 1920 se originó una huelga en Río Gallegos (pro-
vincia de Santa Cruz) en reclamo de mejoras a las condiciones
de trabajador rural.
Se produjeron actos de violencia entre los manifestantes y
la policía.
El Gobierno nacional envió como mediador al teniente coro-
nel Héctor Varela, del regimiento 10º de Caballería, pero un
grupo no aceptó las condiciones y reinició la huelga.
En agosto de 1921 se declaró huelga general en el territorio. Se
tomaron rehenes y se incendiaron estancias.7
La liga Patriótica Argentina (fundada por los estancieros, ac-
tuó como grupo de choque parapolicial contra los manifestan-
tes y grupos patronales de la capital) participó violentamente
en los dos hechos represivos. El Gobierno envió nuevamente
a Varela, quien realizó una férrea y brutal represión.

7
Ver https://www.todo-argentina.net/historia/radicales/Yrigoyen1/index.html

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 703


La represión incluyo fusilamientos masivos, torturas e incen-
dios a graneros llenos de huelguistas. Aunque no hubo cifra
oficial sobre los muertos, se calculan más de dos mil.
Para evitar el desprestigio de las fuerzas armadas, Yrigoyen no
quiso juzgar la acción criminal de Varela y sus subordinados
(entre los cuales tuvieron también gran responsabilidad los
oficiales Anaya y Viñas Ibarra).
Tanto la Semana Trágica como la Patagonia Trágica oscurecen
el gobierno de Yrigoyen y llevan a algunos autores a sostener:

La Semana Trágica es el nombre con el que se cono-


ce la represión y masacre sufrida por el movimiento
obrero argentino, en la que fueron asesinadas cientos
de personas en Buenos Aires, en la segunda semana
de enero de 1919, bajo el gobierno radical de Hipólito
Yrigoyen. La misma incluyó el único pogromo (ma-
tanza de judíos) del que se tiene registro en América.
Diferentes historiadores, han sostenido que fue uno
de los primeros actos de terrorismo de Estado come-
tidos por el gobierno radical presidido por Hipóli-
to Yrigoyen, junto con​los fusilamientos de miles de
huelguistas en la Patagonia trágica de 1921 ocurridos
también bajo su gobierno.8

8 
ver BAYER, Osvaldo. Los Vengadores de la Patagonia Trágica, o una versión más su-
cinta en: BAYER, Osvaldo. Los héroes y la carroña, Página/12. 25 de octubre de 2008.
[consult. 24-feb-2009].

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 704


La presidencia de Marcelo T. de Alvear
Hipólito Yrigoyen eligió para sucederle en la presidencia a
Marcelo Torcuato de Alvear, quien se desempeñaba en ese
momento como embajador en Francia. El candidato estuvo
vinculado al radicalismo desde sus orígenes y pertenecía a
una familia patricia porteña.

Política económica
Su período de gobierno comenzó justo cuando terminaba la
crisis mundial de la posguerra, lo cual permitió mejorar la
economía y las finanzas sin mayores contratiempos. La eco-
nomía argentina alcanzó durante su gobierno la situación
más próspera que jamás haya tenido en su historia: el PIB por
habitante para 1928 alcanzó el sexto puesto entre los más altos
del mundo, y la renta aumentó en pesos oro. Además, durante
tres años, el intercambio comercial había sido positivo.​Estas
condiciones se dieron fundamentalmente gracias al favorable
frente externo: la reactivación posterior a la Primera Guerra
Mundial produjo que los países europeos compraran las co-
sechas argentinas. Por ello, el gobierno de Alvear se centró
en las políticas agroexportadoras, sobre todo en carnes y ce-
reales. Hubo un gran crecimiento en las áreas sembradas con
cereales, especialmente en la pampa húmeda.
Pese a los favorables indicadores económicos, su gestión des-
pertó críticas entre los yrigoyenistas, quienes pensaban que
Alvear no seguía el legado de Yrigoyen, al no intentar restituir

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 705


aquellas tierras fiscales ocupadas al Estado nacional, o al no
nacionalizar el petróleo.​La deuda pública externa creció no-
toriamente en comparación a la gestión radical anterior.
El ministro de Hacienda, Rafael Herrera Vegas, presentó un
proyecto de ley para promover la producción industrial local,
mediante la subida de un 25 por ciento de todos los aranceles
aduaneros. El proyecto logró ser aprobado, aunque no estuvo
exento de la oposición de legisladores liberales. El ministro
había intentado sin éxito elaborar una ley para crear un im-
puesto sobre la renta de carácter provisorio. Tras la renuncia
de Herrera Vegas lo sucedió Víctor M. Molina, quien también
fracasó en un nuevo intento de poner el impuesto a la renta.
No obstante, llevó adelante una política librecambista, abier-
tamente liberal. Este giro político sería una de las causas de
la división de la Unión Cívica Radical entre yrigoyenistas y
antipersonalistas. En 1927 Molina decidió reabrir la caja de
conversión que había estado cerrada desde 1914.

Planta de producción de Ford en Argentina


El ministro de Agricultura, Tomás Le Breton, dio un gran
impulso a la investigación científica aplicada a la producción
agraria. Fue especialmente importante la contratación de es-
pecialistas extranjeros como Thomas Bregger y William Bac-
khouse para el mejoramiento genético del trigo y el maíz en
Pergamino. Asimismo, fue decisiva su acción para promover
el cultivo del algodón en el Chaco.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 706


Además del crecimiento en el agro, también se propagó
—aunque en menor medida— el desarrollo industrial, insta-
lándose en 1922 la primera planta de producción automotriz
Ford de Latinoamérica, con una inversión de 240 000 dólares
para la construcción de la misma. Tan solo un año después, la
estatal YPF instaló el primer surtidor de nafta, en la esquina
de Bartolomé Mitre y Rosales, en la ciudad de Buenos Aires.
En 1925 salió a la venta el popular Ford T; a los dos años la
producción llegó a las 100 000 unidades.​En 1923 Hampton
y Watson alquilaron un galpón en la calle Garay, y al año si-
guiente comenzaron a producirse las primeras unidades del
automóvil Doble Phaeton de la General Motors Argentina.
Durante la gestión de Alvear fue muy notable el crecimiento
del parque automotor, tanto por la fabricación de los automo-
tores como por su importación: en 1920 había en Argentina
48 000 automotores, un promedio de 187 habitantes por au-
tomotor; para 1930 había aumentado a 435 822 unidades, a
un promedio de 27.6 habitantes por automotor. Ejemplo del
crecimiento automotriz fue la producción de Ford: la empresa
logró vender en sus primeros nueve meses 6663 unidades.
A partir del año 1925 se registró un fuerte aumento en las
inversiones extranjeras provenientes de los Estados Uni-
dos, realizadas a través de las empresas relacionadas con la
industria frigorífica, con las organizaciones de distribución
y producción de energía, y de bienes de consumo. Esta “in-
vasión” repentina de capitales estadounidenses provocó una

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 707


competencia con los capitales provenientes del Reino Uni-
do. Aquella rivalidad se vio reflejada en áreas tales como los
transportes, ya que los productos automotores exportados de
Estados Unidos competían con los ferrocarriles ingleses. Pero
también se agudizó la competencia con empresas frigoríficas
vinculadas con estos dos países. Estos conflictos llevaron al
deterioro de las relaciones con los ingleses.
En el tiempo en que Alvear asumió la presidencia, existía
en el país una crisis en el sector ganadero, ya que las car-
nes congeladas que producía Argentina no servían para
una economía de guerra, de modo que en años anteriores
las exportaciones de carne congelada habían mermado. Los
criadores que tenían ganado en exceso tuvieron que vender
sus animales a precios bajos, por lo que se vieron obligados
a pedir en 1921 protección por parte del Gobierno argenti-
no hacia los manejos de los trusts de la carne. Ante ello, el
Gobierno sancionó en 1923 las leyes 11226, 11227 y 11228:
la primera establecía un régimen de control del comercio
de carnes; la segunda fijaba los precios mínimos y máximos
para la venta; y la tercera instauró un régimen de control
para las transacciones comerciales de ganado vacuno para
evitar los vales, comunes en el interior. Se creó así un fri-
gorífico estatal, años más tarde bautizado con el nombre de
Lisandro de la Torre. Se procuró evitar las especulaciones, y
establecer formas de comercialización y control asegurando
con ello el abastecimiento a precios razonables.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 708


Política social y educativa
Si bien hubo menos conflictos y apuros en comparación al Go-
bierno anterior, durante los seis años de Alvear se declararon
519 huelgas, también ocurrió la masacre de Napalpí, perpetra-
da por policías del Chaco y milicias civiles, donde se produjo la
matanza de 200 indígenas de las etnias qom y mocoví a manos
de la policía chaqueña y grupos de estancieros, acaecida el 19
de julio de 1924 en la Colonia Aborigen Napalpí.
El Gobierno adoptó varias medidas de previsión social,
como la sanción de la Ley 11289 en 1923, que creaba varias
cajas de previsión social; aunque significó un avance hacia la
jubilación universal y obligatoria, la Unión Industrial conse-
guiría anularla más tarde en 1926, argumentando que sería
muy costoso mantenerla. El movimiento obrero también se
quejó de ella, ya que no querían que se descontara de sus sa-
larios el 5 por ciento correspondiente a los aportes obreros.
La Ley 11 317, sancionada en 1924, reglamentó el trabajo de
mujeres y menores en la Capital Federal y en los territorios
nacionales; Pablo Troncoso destacó que el artículo 23 de di-
cha ley facultaba a las sociedades gremiales a denunciar y acu-
sar criminalmente cualquier infracción a sus disposiciones.
La ley que declaraba feriado el Primero de Mayo, enviada al
Congreso por el Poder Ejecutivo en 1924, no recibió sanción
legislativa en 1926. El texto decía que era “deber de los pode-
res públicos propender a que fuese ese día sereno y auspicio-
so, de solidaridad social y paz espiritual”, bajo la forma de Día

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 709


del Trabajo reconocido por el Estado. Tal fecha enlazaba la
conmemoración obrera con la fecha de sanción de la Consti-
tución de 1853. En 1926 una comisión encabezada por el so-
cialista Mario Bravo logró elaborar y sancionar la Ley 11388,
llamada Régimen Legal de las Sociedades Cooperativas, cuyo
segundo artículo expresaba los principios de asociación libre
y voluntaria, fomento de la educación y eludir privilegios para
los fundadores de las mismas. Casi paralelamente se promul-
gó la Ley 11 380, llamada de “fomento cooperativo”, la cual
autorizaba al Banco de la Nación Argentina como al Hipote-
cario a gestionar créditos a las entidades cooperativas, además
de liberar a estas sociedades de aquellos impuestos naciona-
les de papel sellado, como también del valor de los edificios e
instalaciones, y de patentes.​Las dos normas significaron un
apoyo para el desarrollo de las cooperativas agrarias.
También se sancionaron leyes previsionales como la jubila-
ción para los bancarios (Ley 11232) y maestros primarios
(Ley 11312); la ya mencionada Ley 11289, que creaba la Caja
de Previsión Social para jubilaciones a empleados y obreros;
la Ley 11275, de identificación de mercancías de industria ar-
gentina; con la Ley 11278 se reglamentó el pago de sueldos
en moneda nacional, para evitar el uso de vales de cambio;
gracias a la Ley 11287 se estableció el impuesto a la herencia
que produjo una mayor redistribución, y sirvió para reforzar
la educación popular. En el año 1924 se aumentó la jubilación
de los maestros, ya que la anterior se consideró muy baja. Se
reguló el cierre de los comercios a las 20 horas.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 710


Sin embargo, el Gobierno prácticamente atenuó el proceso de
la reforma universitaria, cuando intervino las Universidades
de La Plata y del Litoral, además de sancionar un estatuto an-
tirreformista para la Universidad de Buenos Aires.
La crisis en la industria azucarera tucumana desembocó en
una huelga por parte de los cañeros —amparados por la Fe-
deración Agraria Argentina— a la que se sumaron los obreros
de los ingenios, que además incluyó el asalto a trenes de carga,
cañaverales e instalaciones industriales. Al año siguiente, Al-
vear intervino a través de un laudo, que estableció un precio
promedio de venta de la caña al ingenio, e instituyó un orga-
nismo provincial para resolver los conflictos de allí en adelan-
te; a esto se lo conoció como el “laudo Alvear”. El resultado
fue apreciado como abiertamente favorable para los cañeros.
Durante sus giras políticas en la década de 1930, tomaría esta
política como ejemplo de justicia social.
Con el radicalismo dividido, el sector yrigoyenista logró
triunfar en los distritos más importantes en las elecciones de
diputados nacionales de 1926, pero el Gobierno logró man-
tener su iniciativa, y el Congreso pudo sancionar con éxito
varias leyes. Entre ellas se encontraban: la Ley 11338, que pro-
hibía el trabajo nocturno en las panaderías; la Ley 11357 de
reconocimiento de los derechos civiles de las mujeres; la que
dejaba sin efecto la reglamentación sobre jubilaciones (expre-
sada anteriormente); la que regulaba la actividad de las so-
ciedades cooperativas; la que destinaba una importante suma

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 711


para renovar el armamento naval; y la que disponía un nuevo
enrolamiento general y el Registro Electoral.​Además, en 1924
surgió la reglamentación conocida como “profilaxis de la le-
pra”, con la cual se crearon colonias de leprosos en Formosa,
Corrientes y Chaco, con la finalidad de atender a las personas
que padecieran esta enfermedad, evitando así una epidemia.

Política internacional
Durante la gestión de Alvear se firmaron acuerdos fronterizos
con Bolivia.​Se intentó cancelar la deuda que tenía Paraguay
con Argentina por la Guerra de la Triple Alianza. También se
intentó implementar un programa de limitación de tonelaje
para los barcos de guerra junto a Chile.​
El 30 de octubre de 1922 se firmó, entre el embajador argen-
tino Horacio Carrillo y el canciller boliviano Severo Fernán-
dez Alonso, un acta en la cual se acordó revisar el Tratado de
1889 para modificar la frontera entre ambos países. En 1924
asumió Román Paz su cargo como nuevo canciller de Bolivia,
por lo que se tuvo que acordar de nuevo la revisión del trata-
do entre la autoridad boliviana y Carrillo. Paz propuso que la
ciudad de Los Toldos permaneciera en el dominio boliviano.
Esta discusión duró todo el año 1924, hasta que se pudo lle-
gar a un acuerdo con el nuevo canciller boliviano en el cargo,
Eduardo Díez de Medina, quien no pretendía mayores cam-
bios en el límite. El presidente de Bolivia aceptó modificar al-
guna línea limítrofe con tal de compensar a Argentina y sellar

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 712


el acuerdo. El Tratado Carrillo-Díez de Medina fue firmado
el 9 de julio de 1925 y cedió la localidad de Yacuiba a Bolivia.
El Gobierno decidió a partir de 1922 rechazar la correspon-
dencia postal telefónica y telegráfica desde y hacia las islas
Malvinas con el fin de añadir presión concreta al reclamo
diplomático sobre el archipiélago que estaba siendo ocupa-
do por los ingleses. El Gobierno de las islas intentó paliar la
acción argentina mediante la contratación de vapores monte-
videanos, y la protesta británica no tardó en llegar. Buenos Ai-
res respondió alegando que la medida no era oficial, sino que
se trataba de iniciativas a título personal de los funcionarios.
En todo caso, para marzo de 1928 se volvieron a restablecer
plenamente las comunicaciones con las islas, después de ha-
berse hecho la aclaración de que la reanudación del servicio
de ninguna manera implicaba renunciar al derecho argentino
de reclamarlas.
En 1923 falleció el arzobispo de Buenos Aires, monseñor Ma-
riano A. Espinosa. Para su reemplazo, el Senado eligió una
terna, y de ella el presidente escogió a monseñor Miguel de
Andrea para proponerlo al papa. El Vaticano —presionado
por sectores católicos argentinos conservadores que conside-
raban a De Andrea como muy liberal y cercano a los sectores
obreros— no lo aceptó, y Alvear insistió con su postulación.
El conflicto se hizo público y la opinión se dividió entre los
que apoyaban al presidente y a De Andrea, y los que concor-
daban con la posición del Vaticano. El nuncio Giovanni Beda

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 713


Cardinale anunció el nombramiento de Juan Agustín Boneo
como administrador de la sede vacante del arzobispado, pero
Alvear se opuso a la designación y la Corte Suprema de Jus-
ticia declaró la ilegalidad de ese nombramiento. El ministro
de Relaciones Exteriores, Ángel Gallardo, propuso como so-
lución el retiro de la candidatura de monseñor De Andrea, la
renuncia del nuncio Cardinale y la designación como suce-
sor de Espinosa del obispo José María Bottaro, un candidato
aceptado tanto por Alvear como por el Vaticano.
Durante la V Conferencia Panamericana reunida en Santiago de
Chile en 1923, el país anfitrión propuso a la Argentina limitar el
armamentismo de ambos países. La delegación chilena aceptó
una primera propuesta de los Estados Unidos del Brasil, que con-
sistía en un límite de 80 000 toneladas para los barcos de guerra,
pero Argentina la rechazó y respondió con una contrapropuesta
de 55 000 toneladas como tope para las naves bélicas. Esta nue-
va propuesta tampoco llegó a prosperar, y por ello las relaciones
diplomáticas con Chile se enfriaron durante la corta administra-
ción del presidente chileno Emiliano Figueroa. Además, Chile se
rearmó militarmente en 1926, como respuesta a lo propio que
había hecho Argentina en 1924. Hubo otro intento chileno de
desarme por parte del nuevo presidente, coronel Carlos Ibáñez
del Campo, pero también fue rechazado por Argentina. Visitaron
nuestro país importantes figuras, el príncipe de Gales (heredero
de trono británico), el príncipe Humberto de Saboya (heredero
del trono de Italia), maharajá de Kapurthala y Albert Einstein.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 714


El presidente intentó reincorporar al país a la Sociedad de las Na-
ciones durante la VI Conferencia Panamericana acontecida en
La Habana, pero no se llegó a aprobar en el Congreso el Pacto
Constitutivo 58​. Logró mediar ante un posible conflicto entre
Paraguay y Bolivia, gracias a una reunión de delegados de ambas
naciones llevada a cabo en Buenos Aires el 29 de septiembre de
1927. El 31 de agosto de 1928, el Gobierno anunció que no rea-
nudaría relaciones diplomáticas con Rusia, bajo el régimen de la
Unión Soviética.

Política petrolera
Enrique Mosconi, director general de Yacimientos Petrolífe-
ros Fiscales (YPF), emprendió una fuerte política de desarro-
llo petrolero impulsada por el presidente.
El principal objetivo era alcanzar el autoabastecimiento de
petróleo, vital para el desarrollo autónomo del país, y promo-
vió medidas tendientes a disminuir la competencia entre YPF
y las empresas extranjeras. Logró la construcción del Com-
plejo Industrial La Plata, estrenada para la refinación del pe-
tróleo en 1925, lo que independizó al país de la compra de
naftas. Cinco meses después de su habilitación comenzó la
producción de nafta para aviones.​Esta planta industrial fue la
décima destilería más grande del mundo.
El vocal del directorio de YPF, Carlos Madariaga, solventó
con dinero de su propia fortuna algunas obras para la petro-
lera estatal durante la presidencia de Alvear. Gracias a ello,

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 715


mientras en 1922 la producción de naftas era inexistente, en
1928 YPF logró vender 100 000 000 de litros de ese combusti-
ble, además de 25 000 000 de litros de queroseno. La Standard
Oil logró en 1925 obtener concesiones por parte del conser-
vadurismo en la provincia de Salta, pero el gobernador yri-
goyenista Julio Cornejo las anuló en 1928. En virtud de los
decretos promulgados en 1924, el Gobierno fue restringien-
do las concesiones de explotación que tenían las compañías
privadas, y simultáneamente se fueron delimitando extensas
áreas con reservas petrolíferas para ser explotadas por el ente
nacional que dirigía Mosconi. Varios legisladores, en su ma-
yoría radicales yrigoyenistas, pensaban que el petróleo debía
nacionalizarse, y por ello se debía establecer un monopolio
estatal para su explotación. Finalmente, la nacionalización del
petróleo fue votada por yrigoyenistas, antipersonalistas, so-
cialistas, socialistas independientes e incluso ciertos sectores
conservadores. En 1929, casi al final de la segunda presiden-
cia de Yrigoyen, las empresas privadas que producían petró-
leo eran la Compañía Ferrocarrilera y la Anglo-Persian Oil
Company, ambas de capital inglés; la Standard Oil de capital
estadounidense; Astra, de capital alemán y argentino; y la Ro-
yal Dutch, de capital neerlandés. YPF producía prácticamente
la misma cantidad de petróleo que todas las empresas juntas
citadas anteriormente.
Mosconi logró durante sus ocho años de gestión casi tripli-
car la producción de petróleo, de 348 888 metros cúbicos en

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 716


1922, a 872 171 metros cúbicos en 1929. La petrolera estatal
YPF inauguró el primer surtidor de queroseno el 22 de febre-
ro de 1923 en Buenos Aires; tres meses más tarde se instala-
ron otros seis más. El 20 de junio se construyó en Mitre y la
Avenida Rosales el primer surtidor de nafta para vehículos,
fabricado por el industrial Torcuato Di Tella tras consultárse-
lo a su amigo, el general Mosconi. ​YPF llegó a tener cincuenta
mil empleados. Tanto el petróleo como el autoabastecimien-
to, se convirtieron en temas de campaña durante el año 1928,
cuando comenzó la explotación del petróleo en la provincia
de Salta; en 1933 se descubriría petróleo en Tranquitas, en la
misma provincia.

Política armamentística
Alvear con Agustín Pedro Justo visitando el primer cuerpo de
artillería.
El ministro de Guerra, Agustín Pedro Justo, aumentó los gas-
tos en equipamientos de guerra para modernizar las Fuerzas
Armadas; entre otras cosas compró quinientos cañones Sch-
neider de 155 mm.107​
El ministro de Marina, Manuel Domecq García, fue autor del
anteproyecto de formación de la Marina Mercante argenti-
na de ultramar y de la remodelación del puerto de Quequén.
También por iniciativa de Domecq se instaló la base de sub-
marinos en Mar del Plata y se renovaron las unidades de la
flota argentina. Tanto el presidente Alvear como el almirante

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 717


Domecq alentaron la construcción de submarinos en el país,
por lo que se construyó un astillero, bautizado Astillero Mi-
nistro Manuel Domecq García. Actualmente se encuentra en
la costanera sur de la ciudad de Buenos Aires.
Por medio de la ley secreta 11 266, sancionada en 1923, se orde-
naba la compra de material de artillería antiaérea y municiones
por un valor de 33 000 000 de pesos, mientras que se establecía
desembolsar 19 000 000 para lo relativo a equipamiento de in-
fantería, como armas portátiles y elementos protectores contra
gases; adquirir equipamiento de radiocomunicaciones y teléfo-
nos para todas las armas y servicios a un valor de 10 000 000;
conseguir vehículos especiales para alimentación por un valor
de 25 000 000, y a su vez emplear ese monto para fomentar la
industria aeronáutica; comprar material de aviación e instalar
talleres por un valor de 15 000 000; destinar 25 000 000 para
construir altos hornos, fábricas de pólvora, municiones, gases,
y modernizar material de guerra existente; y finalmente, inver-
tir 20 000 000 a la organización y sanidad del Ejército. Por un
decreto firmado por el presidente en 1923 se cambió el nombre
del Puerto Militar de Bahía Blanca a Puerto Belgrano, en honor
al creador de la bandera argentina.
En 1924 se fundó la Escuela de Mecánica de la Armada. El
predio había sido cedido por el Concejo Deliberante de la
Ciudad de Buenos Aires al Ministerio de Marina​y allí había
funcionado años atrás el Aeropuerto Rivadavia. El 12 de oc-
tubre de 1928 se inauguró el complejo de edificios principal.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 718


En octubre del año 1927 se construyó la Fábrica Militar de
Aviones en Córdoba. Esta fue la primera fábrica de alta tecno-
logía en Argentina. Sin embargo, estos gastos en equipamiento
militar despertaron muchas críticas por parte de la oposición.

Obras públicas y culturales


Durante esta gestión se construyeron una gran cantidad de
monumentos y obras públicas y privadas; a diferencia de su
antecesor, Alvear siempre procuró estar presente en las cere-
monias, inauguraciones y en toda clase de eventos sociales.
En materia de obras públicas se inició la construcción del Mi-
nisterio de Hacienda, de Obras Públicas, de Guerra y Marina
y el edificio del Banco Nación en Plaza de Mayo. Fomentó
también la cultura, con la construcción de teatros, museos y
varias instituciones artísticas. Según varios historiadores, se
inauguraron más obras públicas durante su gestión que du-
rante la de cualquiera de sus antecesores, y se celebraron tan-
tas ceremonias oficiales con la participación del jefe de Estado
como nunca antes se había visto.​
En 1923 se inauguró el Museo de Luján. En la ciudad de Bue-
nos Aires el intendente Carlos Noel tuvo un destacado man-
dato; entre sus obras realizadas figuraron la finalización del
paseo de la Costanera Sur, la construcción de hornos para la
incineración de basura y la compra de la finca de Lezica para
construir el parque Rivadavia. Noel también mandó asfaltar
muchas calles de la ciudad.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 719


En 1923 el presidente envió al Congreso Nacional un proyec-
to para formar una delegación nacional que participase de los
Juegos Olímpicos de París 1924, pero la iniciativa no prospe-
ró. El 31 de diciembre de ese año se firmó un decreto crean-
do el Comité Olímpico Argentino y así se resolvió la concu-
rrencia de Argentina a los Juegos Olímpicos, contándose para
solventar los gastos con 250 000 pesos provenientes de una
cuantía no cobrada en la Lotería Nacional, con base en la Ley
11067. De esta forma, se produjo en 1924 la primera participa-
ción oficial en unos Juegos Olímpicos por parte de Argentina.​
Alvear resolvió, ante la diferencia que había entre la hora que
proporcionaban a la población y la que usaban las distintas ofi-
cinas públicas e iglesias, establecer por decreto, en 1923, la hora
oficial, que debía ser dictaminada por el Observatorio Naval.
En 1925 se inauguró la bajada de la calle Maipú y el Paseo de
Julio, además de un monumento en conmemoración a Lean-
dro N. Alem. En este acto fue una de las pocas ocasiones en
que aparecieron juntos Alvear e Hipólito Yrigoyen que, de he-
cho, se habían separado en distintas líneas del radicalismo.
Alvear fue desde su juventud un admirador de la cultura y de
las artes, y durante su gestión de gobierno se crearon varias
instituciones para la propagación de las mismas. En 1925 se
creó el Conservatorio Nacional de Música y Declamación,​y
por medio de un decreto se fundó el Departamento de Ar-
tes Musicales y Sonoras en 1924. Se crearon además los cuer-
pos estables del coro, orquesta y ballet para el Teatro Colón.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 720


Por iniciativa de su esposa, Regina Pacini, y motivada por los
recuerdos de los tiempos difíciles que tuvieron que pasar sus
padres. Así se dio nacimiento a la Casa del Teatro. De forma
similar por iniciativa de Pacini, Alvear autorizó por decreto la
creación de la Radio Municipal 710 KHz, dedicada a trasmi-
tir oficialmente la temporada de óperas y conciertos desde el
Teatro Colón, para que la gente que no podía asistir al teatro
pudiese escuchar música clásica. La primera transmisión fue el
23 de mayo y se irradió la ópera Rigoletto de Giuseppe Verdi.
Alvear inauguró el Monumento de los españoles el 13 de mar-
zo de 1927.​Contó con la presencia del conde de Amalfi, quien
en nombre del rey Alfonso XIII hizo la simbólica entrega del
mismo al presidente.
El 5 de septiembre de 1927 se fundó Aeroposta Argentina S.A.
—filial de la Compagnie Générale Aéropostale de Francia—
para transportar correspondencia desde y hacia la Patagonia y
países vecinos. Desde marzo de 1928 prestó también servicios
hacia Europa.
En 1928, poco antes de asumir Yrigoyen por segunda vez la
presidencia, Alvear inauguró el Palacio de Correos y recibió
el primer avión construido por la Fábrica Nacional de Aero-
planos, un Avro Gosport. El 6 de septiembre de ese mismo
año comenzaron las obras de construcción del subterráneo
Lacroze, que une Lacroze, Plaza de Mayo con Chacarita (ac-
tual línea B del Subte).

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 721


En septiembre de 1928 se llevó a cabo por primera vez una
Feria del Libro de Buenos Aires, antecedente remoto de la
posterior Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, in-
augurada por el presidente, acompañado por sus ministros
Roberto Marcelino Ortiz y José Tamborini.9

Segunda presidencia de Yrigoyen

Yrigoyen asume su segunda presidencia el 12 de octubre de


1928. El contexto mundial había cambiado y comienza una
situación económica que desembocará en lo que conocemos
como la crisis de 1930. La argentina en esa década tendrá su
primer golpe de estado. Primero con un intento fascista y lue-
go con una vuelta a liberalismo capitalista en manos de las
viejas elites que volvían al poder.

Obra de Gobierno

Se puso en práctica con un fuerte control del Gobierno la Ley


11170, sancionada en 1923, sobre explotación agropecuaria, con
ella se reformaron los mecanismos tradicionales de arrenda-
miento al fijarse la obligatoriedad del contrato escrito y la dura-
ción de los contratos.
A fines de 1929 llegó a Buenos Aires la misión D’Abernon para

LUNA, Félix, Alvear, Sudamericana, 2012. Ver también LUNA, Félix, Conflictos y ar-
9 

monías en la historia argentina, Editorial Belgrano, 1980, p. 308.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 722


tramitar la firma de un convenio recíproco de créditos con Gran
Bretaña. Ambos países abrieron líneas de créditos por la suma
de 100 millones de pesos cada uno durante dos años. Argen-
tina adquirió material ferroviario y Gran Bretaña productos
agropecuarios.
En materia de salud pública se creó el Ministerio de Salud
Pública, el Instituto de Nutrición y se otorgaron varias sub-
venciones para investigaciones médicas.
Otras medidas estuvieron vinculadas a la educación, creó el Ins-
tituto de Pedagogía para perfeccionamiento del profesorado.

YPF
Para asegurar la expansión de YPF. Mosconi encargó a los in-
genieros Gerardo Linderburg y Enrique Cánepa y al doctor
Luis Landaburu comprar terrenos próximos al puerto de La
Plata para construir una destilería.
Ordenó que se continúen las obras del Ferrocarril Transandi-
no del Norte, abandonadas durante siete años y la continua-
ción de otras obras ferroviarias en la zona mesopotámica y
chaqueña.
Un hecho muy conflictivo durante su mandato lo constituyó
el proyecto de ley sobre nacionalización del petróleo, que li-
mitaba la concesión de zonas petrolíferas a empresas extran-
jeras. Fue sancionado por diputados en 1927 pero la Cámara
de Senadores se negó a tratarlo. Algunos periódicos de la épo-
ca señalaron que la negativa de algunos senadores se debía

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 723


a su vinculación con empresas petroleras extranjeras (Stan-
dard Oíl y del grupo Inglés). YPF no satisfacía la demanda
del mercado interno por lo que necesitaba la producción y
venta de ambos grupos, si estos se negaban a venderle a YPF,
la situación sería grave. Para evitar este inconveniente Yrigo-
yen inició tratativas, a principios de 1930, con una petrole-
ra soviética, la Luyamtorg. Esta proveería 250 000 toneladas
de petróleo a trueque de cueros, extracto de quebracho, lana,
ovinos y caseína.
La oposición calificó a Yrigoyen de “Bolchevique”. Algunos
historiadores ven en este proyecto del petróleo una de las cau-
sas de la caída de Yrigoyen y consideran que fue determinante
la acción de los trust internacionales.

Herbert Hoover. Relaciones con Estados Unidos


A finales de 1928, el presidente electo de los Estados Unidos,
el republicano Herbert Hoover, antes de tener que enfrentar
la gran crisis de 1929, visitó la Argentina. Entonces, ambos
países no mantenían relaciones demasiado amistosas a cau-
sa, en parte, de la tradicional política exterior neutralista del
radicalismo, que había llevado al primer Gobierno popular
de la historia del país a oponerse a ciertas intervenciones
norteamericanas en países latinoamericanos. Por tal motivo,
Hoover había sido recibido en el puerto porteño al grito de
“¡Nicaragua, Nicaragua!”.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 724


Asimismo, con gestos de indiferencia o de oposición, Yrigo-
yen había dejado pasar varias oportunidades para renovar
la cordialidad. Por ejemplo, cuando tras asumir su segundo
mandato presidencial, el líder radical retuvo en Buenos Ai-
res al embajador argentino en Washington, Manuel Malbrán.
Asimismo, cuando decidió no enviar a los delegados designa-
dos por su antecesor Marcelo T. de Alvear, a la Conferencia
de Washington sobre Conciliación y Arbitraje, convocada por
Estados Unidos.
Durante el encuentro que mantuvieron ambos presidentes, el
líder radical transmitió a su par norteamericano su preocupa-
ción por el desconocimiento de la soberanía de los países de
la región. Hoover respondió que las intervenciones no se ha-
bían decidido en función de intereses económicos, sino para
proteger los derechos de sus ciudadanos, pero aseguró que esa
política era impopular en su país y que no se repetiría, dejan-
do la sensación de que las relaciones bilaterales mejorarían.10
Cabe recordar que Yrigoyen fue un impulsor del principio de
autodeterminación de los pueblos y solidaridad latinoameri-
cana. Claro ejemplo de ello es en 1919, cuando la Armada
argentina, teniendo que reaprovisionarse en la República Do-
minicana, le pregunta a qué pabellón saluda, si al de Estados
Unidos o al Dominicano; el presidente ordena saludar al pa-
bellón dominicano. Otro ejemplo es su conversación con el

Herbert Hoover o Hipólito Yrigoyen [en línea]. En El Historiador. Disponible en:


10 

https://www.elhistoriador.com.ar/herbert-hoover-o-hipolito-yrigoyen/

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 725


presidente Hoover donde le expresa: “Los hombres son sa-
grados para los hombres y los pueblos para los pueblos. No
estamos con nadie sino con todos por el bien de todos”. Esta
frase se refiere a que los militares norteamericanos todavía
mantenían su ocupación en la República Dominicana.

El Golpe de José Félix Uriburu

Crisis económica de 1929


La crisis económica y financiera se inició con el crack de la
Bolsa de Wall Street el 29 de octubre de 1929. Provocó en Eu-
ropa y Estados Unidos la quiebra de numerosas entidades fi-
nancieras. En la Argentina no se llegó a la quiebra de bancos
pero sí de numerosos comercios e industrias.
Se paralizó la construcción, disminuyeron las ventas, baja-
ron los valores inmobiliarios y aumentó de manera alarman-
te la desocupación.
Otro elemento que acentuó los efectos en nuestro país fue el
deterioro de nuestra balanza comercial. Argentina exportaba
exclusivamente productos agropecuarios e importaba manu-
facturas, mientras los primeros perdían valor los segundos
aumentaban vertiginosamente.
La gravedad de la crisis fue tal, que obligó a los países cen-
trales a cambiar las reglas de intercambio. Europa y Estados
Unidos impusieron fuertes medidas proteccionistas trabando
las exportaciones para estimular así su producción local, evi-

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 726


tar la salida de divisas y ocupar más trabajadores. También
empezaron a retirar oro y dólares de nuestro país. El método
era sencillo, obtenían préstamos bancarios a bajo interés para
comprar aquí dólares y oro que luego transferían a Nueva
York, salieron así 200 millones de pesos oro (equivalentes a
las inversiones norteamericanas durante 1927 y 1928).
Para impedirlo, Yrigoyen cerró la Caja de Conversión, impi-
diendo la salida de oro del país. También colocó títulos públi-
cos en el sistema bancario y autorizó el cambio de papeles co-
merciales por billetes. Esto provocó la crítica de la oposición
que consideró excesivas las medidas adoptadas.

El crack del 29
El crack del 29 fue una crisis financiera que tuvo lugar en oc-
tubre de 1929 y fue la caída más devastadora de la bolsa en
Estados Unidos. Tuvo terribles consecuencias sociales no solo
sobre los norteamericanos, sino sobre todo el mundo. Tal fue
su repercusión, que provocó un duro período de crisis econó-
mica conocido como la “Gran Depresión”.

La acción militar del 6 de septiembre de 1930


En 1930 el país vivía un momento clave. La crisis internacional
con sus secuelas sociales de desocupación y miseria se sumaron
a los inconvenientes de la última etapa de la gestión presidencial.
Yrigoyen, ya anciano y enfermo se empeñaba en resolver perso-
nalmente todas las cuestiones de Estado ocasionando demoras e

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 727


ineficiencia en su resolución. También se lo acusó de rodearse de
ineptos obsecuentes que obstaculizaban su gobierno.
Se inició así una acción opositora en la que intervinieron
miembros del Congreso, la prensa, el Partido Socialista in-
dependiente y grupos nacionalistas, estos grupos constituían
una nueva fuerza desprendida del conservadurismo, que
simpatizaba con las ideas fascistas de Mussolini. Postulaban
sustituir el sistema político constitucional por uno nuevo de
corte corporativo y derogar la ley electoral vigente (Ley Sáenz
Peña). Encontraron partidarios en las filas del Ejército y en
algunos intelectuales como Leopoldo Lugones, autor de La
Hora de la espada (1927).
El 9 de agosto se da a conocer el “Manifiesto de los 44” al que
adhirieron parlamentarios de distintos sectores. Este mani-
fiesto alteró aún más los ánimos y las críticas se hicieron más
virulentas. Mítines políticos opositores, grupos universitarios
y grupos nacionalistas provocaron disturbios reclamando la
renuncia de Yrigoyen. Solo los socialistas auténticos y los de-
mócratas progresistas reclamaron calma.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 728


5) El golpe militar de Uriburu. Acordada de la Corte. El
corporativismo

Golpe de Estado
El Golpe de Estado de Argentina de 1930 se refiere al ocurri-
do el 6 de septiembre de 1930 en el cual un grupo de militares
encabezado por el general José Félix Uriburu se apoderó del
Gobierno, derrocando al presidente Hipólito Yrigoyen y esta-
bleciendo una dictadura militar.
El Ejército también manifestó su disconformidad con la gestión
de Gobierno. Pero había dos sectores con distintas propuestas.
Uno encabezado por el general José Félix Uriburu proponía la
reforma total del sistema y la eliminación del sufragio universal
para reemplazarlo por un sistema corporativo.
El otro sector, liderado por el ex ministro de Guerra general
Agustín P. Justo sostenía la necesidad de derrocar a Yrigoyen
pero manteniendo el sistema vigente.
El golpe ya era un hecho, pero Yrigoyen no creía en él, Dellepia-
ne, ministro de Guerra renunció al sentirse impotente frente a
la situación. El 5 de septiembre Yrigoyen delegó el mando en el
vicepresidente Martínez, su salud era muy débil. Este declaró el
estado de sitio, pero la revolución ya estaba en marcha.
Uriburu llegó a la casa de Gobierno sin resistencia alguna.
Horas después el vicepresidente entregaba el mando. Yrigo-
yen se entregó en la ciudad de La Plata donde fue arrestado y
enviado a Martín García.11
11
Características segunda presidencia de Yrigoyen. En Todo Argentina. Disponible en:

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 729


Con el objeto de validar este golpe de Estado (primero de una
gravísima serie que impedirá el regreso definitivo a la demo-
cracia hasta 1983) la Corte Suprema de Justicia de la Nación
dicta una acordada famosa por su validación del golpe.
Ya en la época de Mitre la corte había dicho en el caso Baldo-
mero Martínez “(…) el derecho de la revolución triunfante
acatada por los pueblos”. En esta fue más allá, ante una noti-
ficación de las autoridades que habían tomado el poder por
la fuerza. Es decir, sin caso, en clara violación del artículo 2
de la Ley 27 dicta esta acordada. Transcribimos la parte que
consideramos substancial:

En Buenos Aires, a diez días de septiembre de mil nove-


cientos treinta, reunidos en acuerdo extraordinario los
señores Ministros de la Corte Suprema de Justicia de la
Nación, doctores don José Figueroa Alcorta, don Roberto
Repetto, don Ricardo Guido Lavalle, y don Antonio Sa-
garna y el señor Procurador General de la Nación doctor
Horacio Rodríguez Larreta, con el fin de tomar en consi-
deración la comunicación dirigida por el señor Presiden-
te del Poder Ejecutivo Provisional, Teniente General don
José F. Uriburu, haciendo saber a esta Corte la constitu-
ción de un gobierno provisional para la Nación, dijeron:
1º Que la susodicha comunicación pone en conoci-
miento oficial de esta Corte Suprema la constitución
de un gobierno provisional emanado de la revolución
triunfante de 6 de septiembre del corriente año.

https://www.todo-argentina.net/historia/radicales/Yrigoyen2/index.html

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 730


2º Que ese gobierno se encuentra en posesión de las
fuerzas militares y policiales necesarias para asegurar
la paz y el orden de la Nación, y por consiguiente para
proteger la libertad, la vida y la propiedad de las per-
sonas, y ha declarado, además, en actos públicos, que
mantendrá la supremacía de la Constitución y de las
leyes del país, en el ejercicio del poder.
Que tales antecedentes caracterizan, sin duda, un go-
bierno de hecho en cuanto a su constitución, y de cuya
naturaleza participan los funcionarios que lo integran
actualmente o que se designen en lo sucesivo con to-
das las consecuencias de la doctrina de los gobiernos de
facto respecto a la posibilidad de realizar válidamente
los actos necesarios para el cumplimiento de los fines
perseguidos por él.
Que esta Corte ha declarado, respecto de los funciona-
rios de hecho, “que la doctrina constitucional e inter-
nacional se uniforma en el sentido de dar validez a sus
actos, cualquiera que pueda ser el vicio o deficiencia de
sus nombramientos o de su elección, fundándose en ra-
zones de policía y de necesidad y con el fin de mantener
protegido al público y a los individuos cuyos intereses
puedan ser afectados, ya que no les será posible a éstos
últimos realizar investigaciones ni discutir la legalidad
de las designaciones de funcionarios que se hallan en
aparente posesión de sus poderes y funciones.12

12
Constantineau, “Public Officers and the Facto Doctrine” - Fallos: tomo 148, p. 303.
Consultar en: http://www.saij.gob.ar

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 731


El corporativismo
El corporativismo era el régimen que propiciaba Benito Mussolini
en Italia contra el sistema republicano democrático. En breves pa-
labras consistía en reemplazar la representación política a través
del voto popular, por una representación funcional. Se representa
al hombre por lo que hace y no en la integridad de su vida. No
por lo que es, su trabajo, su familia, sus ideas, su plan de vida, etc.
Se representaban intereses y no el desarrollo humano integral.
En este sistema los intereses más fuertes siempre predominan.
En este sentido, ya durante los preparativos revolucionarios,
el general José Félix Uriburu y sus asesores dejaron en claro
que perseguían el propósito de cambiar el orden institucio-
nal. A su primo Ibarguren, le dijo el jefe revolucionario que
buscaba reformar la constitución para acabar con el desquicio
producido por la demagogia. Uriburu visitó antes de la re-
volución a su amigo Lisandro de la Torre, y le invitó a tomar
parte de la intentona, aclarándole que se perseguía “reformar
la Constitución, reemplazar el Congreso por una entidad gre-
mial y derogar la ley Sáenz Peña”; testimonio válido a los fi-
nes de elucidar los propósitos revolucionarios. Juan P. Ramos,
uno de los próximos al jefe revolucionario, recordaría pocos
años después del golpe, que el grupo conductor tenía la idea
decidida de cambiar el sistema democrático, suprimir el pro-
fesionalismo político y modificar el régimen parlamentario,
de acuerdo a la ideología de la “democracia funcional”.13

13 
SEGOVIA, Juan Fernando. El modelo corporativista de Estado en Argentina, 1930-

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 732


6) La década infame. La Concordancia. El Tratado Roca-Ru-
cinman

La década infame
En general se denomina década infame a la restauración del mo-
delo político elitista anterior a la Ley Sáenz Peña. El presidente de
facto Uriburu es reemplazado rápidamente por el general Agus-
tín P. Justo. Ello era el resultado del enfrentamiento de los grupos
nacionalistas-facistas con los grupos liberales que existían dentro
de las fuerzas armadas, especialmente el Ejército.
En este período retornará el fraude y la expulsión de las clases
medias y bajas del Gobierno. Se anularán elecciones ganadas
por el radicalismo (5 de abril de 1931 en la Provincia de Bue-
nos Aires gana la fórmula Pueyrredón Guido) y se proscribirá
a los radicales (formula Alvear-Güemes en 1931).
El sistema democrático recién retornará en 1946, año en el
que se celebrarán elecciones libres y voto universal y secreto
en los que será vencedor el general Juan Domingo Perón.
Atento la vuelta del sistema de la oligarquía (gobierno de po-
cos) la Argentina profundizará sus lazos con el Imperio bri-
tánico y se dedicará a una economía agropecuaria. La expre-
sión más clara de esto fue el tratado conocido como Pacto
Roca-Ruciman sobre las carnes.

1945. Entre el derecho, la política y la ideología. En Revista de Historia del Derecho.


Buenos Aires, 2006, núm. 34, pp. 269-355. Disponible en: https://ri.conicet.gov.ar/
bitstream/handle/11336/38655/CONICET_Digital_Nro.b3daf4df-8142-4574-98ef-
1a24741d926b_A.pdf?sequence=2

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 733


El tratado tenía como contenido cláusulas que favorecían a los
sectores privilegiados y beneficiaba fuertemente a los ingleses.
Se firmó entre el vicepresidente de la República Argentina,
Julio Argentino Roca (hijo) y el encargado de negocios bri-
tánico, Walter Runciman, por el cual el Reino Unido se com-
prometía a continuar comprando carnes argentinas en tanto
y en cuanto su precio fuera menor al de los demás provee-
dores mundiales. Como contrapartida, Argentina aceptó la
liberación de impuestos para productos británicos al mismo
tiempo que tomó el compromiso de no habilitar frigoríficos
de capitales nacionales. Paralelamente se creó el Banco Cen-
tral de la República Argentina con competencias para emitir
billetes y regular las tasas de interés bajo la conducción de un
directorio con fuerte composición de funcionarios del Impe-
rio británico. No obstante todas estas concesiones, se le adju-
dicó además al Reino Unido el monopolio de los transportes
de Buenos Aires. Finalmente, el Pacto Roca-Runciman fue
aprobado por el Congreso de la Nación Argentina mediante
la sanción de Ley 11693.
El Pacto Roca-Runciman aseguraba cuotas de exportación de
carne argentina estables equivalentes a la adquirida en 1932
(punto más bajo de la crisis del 30), afianzando el vínculo co-
mercial con el Reino Unido.
La Argentina se aseguraba una cuota de exportación no me-
nor a 390 000 toneladas de carne enfriada. El 85 por ciento
de las exportaciones de este país debían realizarse a través de

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 734


frigoríficos extranjeros. El Reino Unido “estará dispuesto a
permitir” la participación de hasta un 15 por ciento de frigo-
ríficos argentinos en la cuota de carne (ya cubierta en su casi
totalidad por el Frigorífico Gualeguaychú y el Municipal de
Buenos Aires).
La Argentina dispensaría a las empresas británicas “un trata-
miento benévolo que tendiera a asegurar el mayor desarrollo
económico del país y la debida y legítima protección de los
intereses ligados a tales empresas”.
Mientras hubiera control de cambios en la Argentina (límite
del capital dispuesto para importaciones), todo lo que Gran
Bretaña pagara por compras en la Argentina, podía volver al
país deduciendo un porcentaje para pagos de deuda externa.
La Argentina mantendría libres de aranceles el carbón y de-
más mercaderías que se importaban en ese momento exentas
de impuestos, comprometiéndose a comprar en Gran Bretaña
el total del carbón que consumía.
La Argentina se comprometía a no aumentar los aranceles
aduaneros.14 Quizá la frase que mejor lo resume le pertenece
al Vicepresidente de la Argentina y firmante del pacto Julio
Argentino Roca (h): “La Argentina es, por interdependencia
recíproca, desde el punto de vista económico, una parte inte-
grante del Reino Unido.”

14
Ver Pacto Roca - Runciman (1 de mayo de 1933) (enlace roto disponible en Internet
Archive; véase el historial y la última versión). (https://es.wikipedia.org/wiki/Pacto_
Roca-Runciman#Acepto)

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 735


La Concordancia y el Plan Pinedo
Se denomina concordancia al acuerdo de los sectores conser-
vadores con los radicales antipersonalistas (opuestos a Yrigo-
yen). La concordancia va a perdurar desde 1931 hasta 1943.
Dando origen a dos presidentes: Agustín P. Justo y Roberto
M. Ortiz. Durante esta etapa retornaran los peores vicios en
relación a sistema democrático. Voto cantado y fraude tiñen
toda esta etapa de la Argentina.
A pesar de tratarse de Gobiernos de postura conservadora, se
verán obligados, como consecuencia de la crisis internacional,
a que el Estado tome una mayor intervención en el proceso eco-
nómico. La intervención del Estado tenderá a regular, pero no a
distribuir. Se producirán fuertes cambios económicos como la
sustitución de importaciones y la consecuencia de ello sería el
desarrollo de la industria y los cambios migratorios.
El mundo ingresaría en un largo período de proteccionismo,
con desarrollo de los Estados de bienestar y generalización
del fordismo.
En ese contexto los Gobiernos de la Concordancia desarro-
llaron una política económica novedosa en la que tuvieron
gran influencia el economista socialista Federico Pinedo y
Raúl Prebisch, quien años después formularía las bases del
desarrollismo latinoamericano desde la Comisión Económica
para América Latina y el Caribe (CEPAL).
La política económica de la Concordancia se caracterizó por
un gran desarrollo del Estado y la creación de múltiples or-
ganismos públicos para la regulación de los mercados, entre

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 736


ellos la Junta Nacional de Granos, la Junta Nacional de Car-
nes, el Banco Central, la Corporación Argentina de Produc-
tores de Carnes (CAP), la Corporación del Transporte, etc.
Durante los años en que la Concordancia gobernó la Argenti-
na, el país transformó completamente su estructura económica
y social. Por un lado, se inició un gran desarrollo de la industria,
creándose un gran cordón industrial alrededor de la Ciudad de
Buenos Aires y en menor medida Rosario y Córdoba. En 1943,
el mismo año en que el último gobierno de la Concordancia fue
derrocado, la producción industrial argentina por primera vez
en la historia superó la producción agropecuaria.
El desarrollo de la industria produjo una gran migración in-
terna del campo a la ciudad que transformó completamente
la composición de la clase obrera, hasta ese momento con una
influencia cultural mayoritaria de los inmigrantes europeos.

El Plan Pinedo
Al asumir Pinedo por segunda vez como ministro de Hacien-
da el 2 de septiembre de 1940, los efectos de la guerra ya se
hacían sentir sobre la economía argentina. Francia había sido
derrotada y Alemania había iniciado la guerra submarina en
el Atlántico, con el objeto de bloquear los vitales suministros
que Gran Bretaña requería para sostener el esfuerzo bélico.
El impacto de la guerra sobre las importaciones de maquina-
rias, equipos y combustibles que sostenían el desarrollo del
sector industrial fue inmediato. El país le seguía vendiendo

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 737


principalmente a Gran Bretaña, que no estaba en condiciones
de proveer insumos industriales tal como lo hacía antes de la
guerra y tampoco pagaba sus compras, quedando bloqueadas
las libras adeudadas.
En su reemplazo, apareció Estados Unidos como proveedor
de insumos industriales; pero aquí el problema de la falta de
divisas lo sufría nuestro país, que no podía disponer de las que
generaban las ventas a los británicos. Este triángulo comercial
anunciaba un nuevo orden internacional, que fue justamente
el que se impuso en la posguerra. Pinedo y su equipo supieron
comprender el escenario que se estaba gestando; para apro-
vechar sus oportunidades, el flamante ministro propuso en
noviembre de 1940 su Plan de Reactivación Económica, que
más tarde sería conocido como el “Plan Pinedo”.
El Plan Pinedo constituyó un intento integral de continuar con el
fomento de las exportaciones como motor económico del país.
A pesar de contener medidas orientadas al fomento de la cons-
trucción de viviendas y la industria, el Plan es definido por su
concepción exportadora y, en consecuencia, la adapta a los pro-
blemas del comercio exterior argentino creados por la guerra.
En sus propias palabras, Pinedo no cree “que vaya a restaurarse
íntegramente el comercio exterior, piedra angular de la econo-
mía argentina” para luego reiterar: “La vida económica del país
gira alrededor de una gran rueda maestra que es el comercio
exportador. Nosotros no estamos en condiciones de reempla-
zar esa rueda maestra por otra, pero estamos en condiciones

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 738


de crear al lado de ese mecanismo algunas ruedas menores que
permitan cierta circulación de la riqueza, cierta actividad eco-
nómica, la suma de la cual mantenga el nivel de vida de este
pueblo a cierta altura”.
El principal instrumento de la estrategia exportadora fue la
creación de la Corporación para el Promoción del Intercam-
bio S.A. (CPI), que tendría el virtual monopolio de las opera-
ciones de promoción del comercio exterior. El CPI vendería
las divisas provenientes de las exportaciones no tradicionales,
favorecidas con un tipo de cambio más alto, a quienes desea-
ban comprar bienes con importación restringida por la es-
casez de divisas. Se promovían las exportaciones de origen
industrial y se facilitaba el incremento de las compras a los Es-
tados Unidos. A ello se sumó la financiación de proyectos in-
dustriales a quince años de plazo con financiamiento del Ban-
co Central. La estrategia produjo resultados muy alentadores:
en 1939 las exportaciones de productos manufacturados no
tradicionales alcanzaba el 2,9 por ciento de las exportaciones
totales. En 1943 habían trepado al 19,4 por ciento.
El Plan de 1940 contenía otras medidas destinadas a apunta-
lar la demanda interna para los productos tradicionales que
ahora no se podían exportar, la financiación de construcción
de viviendas por el BCRA a treinta años de plazo, revisar las
tarifas aduaneras, promover la adquisición por parte del Go-
bierno de los saldos exportables agrícolas no colocados, fo-
mentar la unión aduanera con Brasil (adelantándose más de

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 739


cuarenta años al Mercosur), obtener financiación de los Esta-
dos Unidos e incluso considerar la amortización de la deuda
que mantenía Gran Bretaña con el país mediante la entrega en
parte de pago de los ferrocarriles de propiedad de compañías
de ese origen.

El fracaso
La coalición de conservadores representados en la Sociedad
Rural Argentina y algunas figuras políticas como el propio Pi-
nedo, retenía mayor poder que la que se estaba gestando entre
la Unión Industrial Argentina (UIA), sectores de las fuerzas
armadas y grupos nacionalistas. Sin embargo, demostrando
una mejor comprensión de los acontecimientos mundiales,
fue esa coalición hegemónica la que impulsó el Plan Pinedo,
con el apoyo explícito de la UIA.
Fue otra oportunidad perdida, como lo señaló Juan J. Llach:

El Plan fue derrotado políticamente. Este fracaso no


fue el producto de las virtudes o defectos del Plan, ni
de sus evidentes vacilaciones, ni de nada que le fuera
intrínseco. Por el contrario, fue el elevado precio que
la elite gubernamental debió pagar por su incapaci-
dad para forjar en su momento una alianza social y
política más amplia y capaz de dar respuestas más
tempranas a las dificultades de tipo estructural que
afrontaba el desarrollo de la economía argentina.15

15
Alejandro Poli Gonzalvo. La Prensa. 23/7/17

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 740


BIBLIOGRAFÍA

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Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 742


CAPÍTULO XIII
EL PERONISMO

Por Pablo Castelli

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 743


CAPÍTULO XIII

EL PERONISMO

Por Pablo Castelli*1

Sumario:

1) Antecedentes. La FORJA. El GOU. El golpe militar de 1943.


El nuevo sindicalismo. El 17 de octubre. El partido laborista
2) Los planes quinquenales. La tercera posición ideológica. El
voto femenino 3) El constitucionalismo social. Pensamiento de
Arturo Sampay 4) La reforma constitucional de 1949. Cuestio-
namiento a su constitucionalidad 5) Derrocamiento de Perón.
Derogación de la Constitución de 1949. Proscripción del pero-
nismo 6) La reforma de 1957. Tramitación. Análisis. Cuestio-
namiento a su constitucionalidad. Bibliografía

1*
Profesor adscripto de Historia Constitucional Facultad de Ciencias Jurídicas y Socia-
les de la UNLP.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 744


En este capítulo vamos a abordar el período histórico que se
inició con el golpe militar de 1943, a partir del cual se conso-
lidó la figura de Juan Domingo Perón como líder de un mo-
vimiento de trabajadores que luego confluirían en el Partido
Peronista, junto a un sector proveniente del radicalismo y
aparte del Partido Conservador.
La conquista formal del poder mediante las elecciones de
1946 permitió a Perón desplegar una política económica y
social que modificó el esquema de reparto existente hasta el
momento, dando participación en los ingresos de la renta na-
cional al sector obrero, que hasta ese momento había estado
históricamente retrasado.
La institucionalización de esos cambios, junto a la sanción del
voto femenino dos años antes, se instrumentó mediante una
reforma integral de la Constitución Nacional en el año 1949.
A través suyo tuvo desarrollo en nuestro país la corriente del
constitucionalismo social, que avanzaba en distintos lugares
del mundo y que, algunos años después, vería consagrados
varios de sus institutos en el denominado Estado de bienestar.
Una férrea y creciente oposición -por parte de diversos sec-
tores dominantes- al esquema verticalista y personalista de
conducción de Perón y a las reformas introducidas durante
sus mandatos presidenciales, condujo a un violento golpe
de Estado en el año 1955. Con esta nueva suspensión de la
democracia y del Estado de derecho, se derogó la referida
reforma constitucional del 49 y se repuso su versión original

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 745


de 1853, manteniendo apenas un mínimo esbozo de los de-
rechos sociales incorporados con la versión anulada.
La imposición a través de la fuerza militar de un nuevo pro-
yecto político, económico y social se lograría solamente por
medio de la proscripción del partido mayoritario de la Argen-
tina durante un lapso de dieciocho años.

1) Antecedentes. Forja. El GOU. El golpe militar de 1943. El


nuevo sindicalismo. El Partido Laborista. El 17 de octubre.

FORJA
Las ideas y objetivos que perseguían los militares que a través
de un golpe de Estado tomaron el poder en 1943, y que en
gran medida serían quienes luego dieran cuerpo a las políti-
cas desarrolladas hasta el triunfo electoral de 1946, se nutrie-
ron de distintos grupos que a lo largo de la década anterior
habían madurado una línea de pensamiento nacionalista, de-
mocrático y emancipatorio.
Meses después de consumado el golpe conservador del año
30, la Unión Cívica Radical volvió a la ya probada estrategia
de la abstención electoral como forma de reclamo contra las
políticas sociales y económicas de los gobiernos de Uriburu y
Justo, y en oposición al régimen eleccionario fraudulento que
habían instalado para conservar el poder.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 746


Mantuvieron esa postura hasta el año 1935 cuando, después de
participar en los comicios provinciales de Tucumán, decidieron
volver a presentarse en las elecciones a nivel nacional. Diversos
sectores del radicalismo, cercanos al pensamiento yrigoyenis-
ta, plantearon entonces su disconformidad con esa decisión y
comenzaron a alinearse en distintos grupos con ideas naciona-
listas afines. Sostenían que la participación en los comicios era
una velada convalidación de los gobiernos fraudulentos y sus
políticas de empobrecimiento.
Uno de esos grupos, conformado por varios jóvenes cuyos
nombres comenzarían a asociarse a las nuevas posturas nacio-
nalistas -Fleitas, Dellepiane, Jauretche, Manzi, Scalabrini Or-
tiz, entre otros-, salió a la arena pública con el nombre FORJA
(Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina).
A través de publicaciones regulares se dedicaron a la denuncia
de las políticas de extranjerización de las riquezas nacionales
llevadas a cabo por el régimen, haciendo profundos análisis
de la realidad económica imperante. Su intención era influir
en la formación de la conciencia nacional para terminar con
las políticas que calificaban de entreguistas porque, como sos-
tenían en su manifiesto constitutivo, “Somos una Argentina
colonial; queremos ser una Argentina libre”.
En sus comienzos, la filiación al Partido Radical era con-
dición indispensable para pertenecer a FORJA, requisito
que luego fue dejado de lado y permitió la incorporación
orgánica de Raúl Scalabrini Ortiz, quien junto a Arturo

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 747


Jauretche llevarían adelante una vehemente oposición al
régimen de Castillo.
Mantuvieron posturas distintas en relación con el golpe de
Estado de 1943 pero convergieron luego frente a las políti-
cas sociales desarrolladas desde la Secretaría de Trabajo y
Previsión, bajo la dirección de Perón.
Con el llamado a elecciones realizado por el presidente de
facto, Edelmiro Farrel, en octubre de 1945; FORJA conside-
ró cumplido su objetivo histórico y anunció su disolución.
Aunque el destino de sus miembros no fue unánime, dado que
mientras algunos de ellos se inclinaron por el peronismo otros
lo hicieron por la coalición de la Unión Democrática, tuvie-
ron una marcada contribución al desarrollo de un pensamiento
nacionalista democrático, cercano a los intereses de las clases
populares, lo cual los diferenció de las posturas elitistas del vie-
jo nacionalismo local y les permitió influir en la concepción
ideológica de quienes accedieron al poder a partir del año 45.

El GOU
El posicionamiento de Argentina en la Segunda Guerra
Mundial es uno de los ejes que atraviesa este período y que
tiene especial gravitación sobre el desarrollo de los hechos
a nivel local. Nuestro país, al igual que muchos países de
la región, mantuvo desde sus inicios una política de neu-
tralidad como lo había hecho anteriormente frente a otros
conflictos armados.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 748


Sin embargo, el desarrollo de la guerra y, sobre todo, el ingre-
so de Estados Unidos al conflicto a fines de 1941 redoblaron
la presión regional para romper relaciones con los países del
Eje. Estados Unidos, en una clara intención de convertirse en
la potencia influyente del continente, donde hasta ahora ha-
bía primado Inglaterra, comenzó una política de entrega de
armas y dinero a aquellos países que declararan la guerra y
alinearan su política exterior con la norteamericana.
Para las elecciones de 1943, más allá de las preferencias per-
sonales que cada quien guardara, el grueso de oficiales del
Ejército era neutralista. Esto se contraponía tanto a las inten-
ciones del candidato oficialista, Patrón Costas, como a las de
los partidos opositores que intentaban conformar una alianza
electoral amplia.
Patrón Costas, elegido por Castillo para sucederlo en el poder,
era un senador salteño -exgobernador de esa provincia-, ha-
cendado, conservador y simpatizante de la causa aliada. Su de-
signación para continuar el gobierno de la Concordancia había
sido producto de arduas negociaciones por parte del presidente
-luego de la repentina muerte de Justo, quien se perfilaba de
manera innegable como futuro presidente- y, junto al radical
antipersonalista santafesino Manuel de Irondo como compa-
ñero de fórmula, parecían garantizarle la victoria.
Por el lado de la oposición se agrupaban los partidos políticos
democráticos, que incluían a la UCR, el Partido Socialista y el
Partido Demócrata Progresista, y que igualmente pretendían

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 749


abandonar la neutralidad en favor de los Aliados, como así
también terminar con el sistema del fraude electoral.
La designación de Patrón Costas generó unánime rechazo
en las fuerzas de la oposición por cuanto implicaba necesa-
riamente la continuidad del régimen amañado, a través del
cual la restauración conservadora se mantenía en el poder.
Es decir, su presencia descartaba la opción de llevar adelante
elecciones libres.
De modo imprevisto para Castillo, ese rechazo también se hizo
presente en las filas del Ejército, que vieron en el candidato
oficialista el fin de la política de neutralidad y la obligación de
avalar una vez más un Gobierno basado en la trampa electoral.
La alianza opositora tampoco generaba adeptos dentro del
Ejército ya que a su postura en favor de los aliados se sumaba
el hecho de estar integrada por grupos socialistas y comunis-
tas. Hecho que cobraba mayor relevancia si se tiene en cuenta
que, desde el año 1917, una de las potencias mundiales se de-
sarrollaba bajo el sistema comunista y que, más allá de cual-
quier otra característica, el anticomunismo era el elemento
más aglutinante de las fuerzas armadas.
En ese contexto, la designación de Patrón Costas aceleró los
planes de un grupo de oficiales que desde hacía varios meses
se estaban organizando y que desde el 10 de marzo de 1943
habían conformado formalmente una logia militar secreta de-
nominada Grupo de Oficiales Unidos (GOU).

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 750


Entre sus fundamentos y objetivos principales, estaba la opo-
sición al ingreso de Argentina a la Segunda Guerra Mundial,
impedir el avance del comunismo y evitar la injerencia políti-
ca en la organización y unidad del Ejército.

El golpe militar de 1943


El 4 de junio de 1943 se produjo entonces el segundo golpe de
Estado militar del siglo XX en nuestro país. Un régimen con-
servador y fraudulento era depuesto por las fuerzas armadas,
bajo la doble consigna de restaurar las instituciones políticas
y detener el avance comunista.
No obstante, más allá de la necesidad de impedir la continuidad
del gobierno de la Concordancia y frustrar simultáneamente
un eventual triunfo de los partidos políticos agrupados en la
Unidad Democrática, no existían grandes consensos ni planes
de acción entre quienes tomaron el poder en ese momento.
Esto quedó plasmado con el apartamiento del general Raw-
son, que debía asumir al frente del nuevo Gobierno en la tar-
de del día 7 de junio, pero se vio forzado a renunciar incluso
antes de tomar posesión del cargo. El anuncio de los nombres
que ocuparían los ministerios, muchos de ellos cercanos o
pertenecientes al derrocado gobierno de Castillo, generó gran
conflicto entre los oficiales -especialmente los pertenecientes
al GOU- y obligó al general a dar un paso al costado.
En su lugar asumió el cargo el general Pedro Pablo Ramírez
quien, a pesar de haber sido ministro de Guerra de Castillo,

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 751


tenía una postura de corte más neutralista que lo diferenciaba
de Rawson. Este cambio en la dirección posicionó aún más
fuertemente al GOU dentro del nuevo Gobierno.
Lejos de cumplir con su finalidad y mandato constitucional,
la Corte Suprema de Justicia de la Nación, reeditó lo hecho
trece años antes mediante la tristemente célebre Acordada del
30; y ese mismo día 7 de junio dictó la Acordada en la que
sostuvo una vez más:

Que ello no obstante, si normalizada la situación, en el


desenvolvimiento de la acción del gobierno de facto,
los funcionarios que lo integran desconocieran las ga-
rantías individuales o las de la propiedad u otras de las
aseguradas por la Constitución, la Administración de
Justicia encargada de hacer cumplir ésta las restablece-
ría en las mismas condiciones y con el mismo alcance
que lo habría hecho con el Poder Ejecutivo de derecho.

Nada de ello sucedió y en los meses siguientes, distintos gru-


pos de la sociedad irían viendo caer sus expectativas respecto
a este Gobierno castrense que, mediante las políticas imple-
mentadas, fue mostrando que sus intenciones iban más allá
de ser un simple eslabón hacia unas elecciones legítimas.
Desde la toma del poder en junio del 43 hasta fines de ese
mismo año, el nuevo Gobierno de facto clausuró el Congreso,
colocó interventores militares en todas las provincias, restau-
ró la enseñanza católica obligatoria en los colegios públicos,

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 752


intervino universidades, ilegalizó a los partidos políticos,
clausuró la CGT N°2 (Confederación General del Trabajo),
allanó los locales partidarios y redobló la represión sobre los
obreros y los sectores comunistas.
La cartera de Guerra fue asumida por el general Edelmiro
Farrell, quien puso entre sus asesores al entonces coronel y
amigo personal, Juan Domingo Perón.
Luego de algunos meses en el cargo, en octubre de ese año
Perón fue designado al frente del Departamento Nacional del
Trabajo, una dependencia gubernamental sin mayor relevan-
cia, a la que en apenas un mes elevó a la categoría de Secre-
taría de Trabajo y Previsión. Sin perjuicio de no ser hasta el
momento un área sensible del Estado, será desde allí donde
Perón comience su acercamiento a los sectores que finalmen-
te habrán de colocarlo en la cúspide del poder estatal.
A principios de 1944 la postura argentina frente a la guerra era
políticamente insostenible. Desde hacía años la neutralidad ha-
bía dejado de ser un posicionamiento frente a un conflicto bélico
extranjero, para pasar a representar un pronunciamiento
ideológico y geopolítico a nivel regional y global, lo cual signifi-
caba un “parte aguas” en cualquier discusión y era utilizado por
la oposición para atribuirle una postura pro-fascista al Gobierno.
La presión de Estados Unidos continuó en aumento y cobró
mayor relevancia en el terreno armamentístico, puesto que
había cancelado la venta o suministro de material bélico a
Argentina por considerarlo un país “no confiable”.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 753


En ese escenario, flanqueado por las circunstancias, Ramírez
rompió relaciones con los países del Eje y produjo un cismo hacia
el interior de su propio Gobierno. La decisión, que no implicaba
consecuencias bélicas sino solamente diplomáticas, importó sin
embargo la salida del Gobierno de la facción más reaccionaria y
germanófila del golpe juniano, identificada a su vez con posturas
católico-nacionalistas, y provocó días más tarde la renuncia del
propio Ramírez. En su lugar asumió el hasta entonces ministro
de Guerra y vicepresidente de la Nación, Edelmiro Julián Farrel.
Este desplazamiento implicó a su vez la designación de Juan
Domingo Perón para el cargo de ministro de Guerra, el que
acumuló al de secretario de Trabajo y Previsión. Sin que nada
detuviera su avance, apenas cuatro meses más tarde emerge-
ría triunfante del conflicto desatado en el seno del GOU como
producto del victorioso avance aliado en la guerra, por un
lado, y la propia falta de propuestas del régimen, por el otro, y
sería designado vicepresidente de la Nación.
Simultáneamente, Perón fue colocado al frente del Consejo
Nacional de Posguerra, un organismo recientemente crea-
do, mediante el cual se buscaba generar las propuestas eco-
nómicas y sociales necesarias para la crisis que, producto de
la experiencia de la Primera Guerra Mundial, se sabía que
surgiría con la finalización de la guerra. Allí se encontraban
representados distintos grupos y diversas ideas sobre cómo
debía desarrollarse la economía y, fundamentalmente, sobre
qué pilares debía sostenerse la progresión industrial.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 754


En ese cuádruple rol, Perón se convertía en la figura más fuer-
te de la administración y aportaba al Gobierno dos cuestiones
que, según Juan Carlos Torre, lo distinguieron por encima de
cualquier otro: un programa social y económico y una aper-
tura hacia grupos estratégicos de la sociedad1.

El nuevo sindicalismo
Las condiciones de vida de una amplia mayoría de la clase traba-
jadora eran para 1943 deplorables. Durante la década anterior,
como producto de la caída del precio de las exportaciones y la
consecuente reducción del trabajo, sumado a la crisis del 29, ese
sector había iniciado una fuerte corriente migratoria interna ha-
cia la Capital Federal y el Gran Buenos Aires, y se encontraba
ahora en una situación de extrema pobreza y opresión.
En el plano sindical, se suma el hecho que la CGT se encon-
traba dividida al momento del golpe, y la denominada CGT
N° 2 había sido calificada de comunista por el régimen cas-
trense y, consecuentemente, intervenida desde sus inicios.
El primer indicio de cambio de rumbo en la relación de los
grupos sindicales con el nuevo régimen se vio a partir del mes
de agosto de 1943, como producto de la intervención de un
grupo de militares en el conflicto desatado entre los trabaja-
dores de la carne y el sector patronal.

TORRE, Juan Carlos. Introducción a los años peronistas. En TORRE, Juan Carlos
1 

(Dir.). Los años peronistas (1943-1955). Nueva Historia Argentina. Tomo VIII. Buenos
Aires: Sudamericana, 2002, pp. 11-77.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 755


Farrell, Mercante, Domínguez y Perón fueron designados por
el Gobierno para llevar adelante las negociaciones en el marco
de la huelga, la cual se levantó como resultado de la interven-
ción de este último en favor de liberación del líder del sindica-
to -que se encontraba detenido en Neuquén- y el aumento
de los salarios exigidos por los huelguistas.
Este nuevo lineamiento coincide con un proceso que se ve-
nía desarrollando en ciertos sectores del sindicalismo y por el
cual consideraban que debía profundizarse el diálogo con el
Estado y sus Gobiernos, con la finalidad de conseguir ciertos
beneficios que no habían podido ser alcanzados aún por otros
medios. Este hecho, sumado a las habilidades personales del
coronel, su posición dentro del influyente GOU y su estrate-
gia de acercamiento a los sindicatos; lo colocó prontamente al
frente de la política social que caracterizaría al régimen.
Al posicionamiento en favor de los trabajadores al momento
de intervenir en los conflictos laborales, Perón sumó la es-
trategia de habilitar sindicatos paralelos en aquellos casos de
líderes gremiales opositores -principalmente anarquistas y
comunistas, por considerar que actuaban en detrimento de
la unidad obrera-, desplazándolos luego de la conducción y
garantizando el apoyo al Gobierno.
Con dicha dinámica y el fortalecimiento sindical que esto ge-
neró, en poco menos de dos años se convirtió en el líder de
ese nuevo grupo de trabajadores. Su objetivo manifiesto era
lograr un equilibrio distributivo entre la clase trabajadora y

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 756


la clase empresarial, el cual consideraba roto por los excesos
del capital. El sometimiento de la clase obrera a condiciones
indignas de vida no hacía otra cosa que fomentar las condi-
ciones necesarias para el avance del comunismo. “Buscamos
suprimir la lucha de clases, suplantándola por un acuerdo
justo entre obreros y patrones, al amparo de la justicia que
emana del Estado”, sostendría Perón.

El 17 de octubre
La política social llevada a cabo por la Revolución del 43 a ins-
tancias de la Secretaría de Trabajo y Previsión tuvo su prueba
de fuego durante el año 1945, cuando quedó demostrado en
los hechos que el masivo apoyo obrero del cual se jactaba Pe-
rón, era cierto.
La Segunda Guerra Mundial mostraba un fin inevitable. Los
ejércitos aliados tomaban la capital alemana y el poderío nazi
se desplomaba, lo único que resistía de las fuerzas del Eje era
el imperio japonés luchando en occidente.
De la mano de ese desenlace un nuevo orden mundial emer-
gía, en el cual los Estados Unidos de Norteamérica aparecían
como los claros vencedores de nuestro hemisferio. Durante
febrero, en la Conferencia de Yalta, los líderes de las potencias
aliadas habían comenzado a delinear un nuevo organismo in-
ternacional que reemplazara a la desaparecida Sociedad de las
Naciones: la Organización de las Naciones Unidas.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 757


Condición indispensable para su ingreso sería haber comba-
tido a las antidemocráticas fuerzas nazi-fascistas; con lo cual,
a fines de marzo de ese año, Argentina le declaró formalmente
la guerra a Alemania y Japón.
Un mes más tarde llegaría a nuestro país el nuevo embajador de
los Estados Unidos, Spruille Braden, un empresario antisindi-
cal que a través de su injerencia en los asuntos políticos internos
argentinos jugaría un rol preponderante en los futuros sucesos.
En efecto, desde su llegada y hasta las elecciones de febrero
de 1946, su principal actividad en nuestro país pasó por orga-
nizar y coordinar a la oposición contra las políticas laborales
y sindicales peronistas. Los ejes de su discurso estaban cen-
trados en la problemática intervención estatal en la relación
entre trabajadores y empleadores, por un lado, y en el carácter
fascista antidemocrático que atribuía al Gobierno, por el otro.
La tensión sobre las medidas del Gobierno fue escalando y las
actividades de la oposición fueron ganando terreno a lo lar-
go del año, sumando a diversos partidos y empresarios, hasta
que el 19 de septiembre de ese año se organizó la “Marcha de
la Constitución y la Libertad”, movilizando a más de 200 000
personas en contra del régimen y, puntualmente, con la finali-
dad de logar la renuncia incondicional de Perón.
El posicionamiento de las clases medias y altas urbanas y de
los sectores patronales en la oposición generó un aumento del
capital político que la clase trabajadora representaba en los pla-
nes originales de Perón y, de ser un elemento de importancia

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 758


dentro de un armado policlasista, pasó a ocupar el rol central
de su proyecto.
Las consecuencias de la marcha no se hicieron esperar. El Go-
bierno reaccionó retrocediendo en la apertura política, restau-
ró el estado de sitio e intervino universidades. Como contra-
partida, comenzaron una serie de intentos de levantamientos
militares que culminaron el día 9 de octubre con el alzamiento
de la base militar de Campo de Mayo, que exigió la renuncia de
Perón a todos sus cargos. Tres días después era trasladado en
calidad de detenido a la isla Martín García; y Farrell firmaba el
decreto convocando a elecciones para abril de 1946.
El reclamo de la triunfante oposición, además de la ya lograda
renuncia de Perón, era que los militares cedieran el Gobierno
a la Corte Suprema de Justicia de Nación. En este punto gran
parte de la historiografía contemporánea coincide, al indicar
la impericia y falta de lectura de los tiempos políticos de los
grupos opositores. Su excesivo afán antimilitarista y la exi-
gencia de entrega del poder implicaban para el cuerpo cas-
trense el reconocimiento de su propia incapacidad, algo que
no estaban dispuestos a hacer.
En lugar de ocupar el espacio desplazando a los militares por
civiles, los partidos movilizados perdieron la iniciativa políti-
ca a la espera de la conformación de un gabinete por parte de
la Corte, mientras los barrios obreros de la Capital y el Gran
Buenos Aires empezaban a generar su propia respuesta.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 759


El 12 de octubre fue viernes feriado, el siguiente lunes 15 ya
había grupos de trabajadores declarados en huelga y otros en
plena manifestación. Al día siguiente, tras una extensa reu-
nión, la cúpula de la CGT convocó a la huelga general para el
jueves 18. Pero el miércoles 17 las bases obreras sobrepasaron
a la dirección sindical y comenzaron a movilizarse en forma
autónoma hacia el epicentro simbólico del poder.
La afluencia de trabajadores movilizados a Plaza de Mayo
comenzó desde temprano y fue en aumento durante toda la
jornada. El comandante militar de Campo de Mayo, general
Eduardo Avalos, recientemente ascendido a ministro de Gue-
rra, se negó a movilizar a sus fuerzas para reprimir la manifes-
tación y evitar así hechos de violencia. Con el transcurrir del
día y el aumento de las y los manifestantes, la opción repre-
siva se alejó cada vez más y en horas de la tarde Avalos se vio
obligado a negociar una salida. Inicialmente trasladó a Perón
desde la isla Martín García hasta el Hospital Militar, sin que
ello calmara los ánimos ni mucho menos desalojara la plaza.
Ante la evidente derrota de su posición se vio forzado a renun-
ciar, bajo la promesa del nombramiento de un nuevo gabinete
por parte de Farrell, con nombres de confianza de Perón.
Los trabajadores se habían movilizado por quien representa-
ba el triunfo de muchas conquistas laborales, ya que, como
indica Lorenzo:

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 760


(…) en pocos meses aquel obscuro militar había llevado
a cabo una intensa tarea por la cual los trabajadores ar-
gentinos obtuvieron el cumplimiento efectivo de viejas
leyes obreras promovidas por los socialistas, y nuevas
conquistas sociales otorgadas por decreto. Así, y a solo
título ejemplificativo, pueden mencionarse los siguien-
tes decretos que establecieron: el reconocimiento de la
personería de los sindicatos; el cobro del salario los días
feriados; el Estatuto del Peón de Campo; la creación de
los Tribunales del Trabajo; las vacaciones pagas; el sueldo
anual complementario; el laudo gastronómico; la nego-
ciación colectiva de convenios laborales e innumerables
Estatutos Profesionales; así como mejoras salariales en
general; la caída de Perón era una clara señal que todo ese
conjunto de conquistas estaba en peligro de desaparecer.

El Partido Laborista
El punto de inflexión que marcó el 17 de octubre de 1945 ge-
neró una alianza entre el sector laboral y militar que se exten-
dería durante los próximos diez años. Para unos, representaba
el reconocimiento de clase y el acceso a una participación en
la renta nacional como nunca se había visto hasta entonces;
para los otros, implicaba la posibilidad de mantener el plan
industrial-nacionalista y convertirse en el único golpe de Es-
tado que lograra la legitimación de su accionar mediante el
triunfo electoral posterior.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 761


La fecha de los comicios se adelantó al 24 de febrero del si-
guiente año y cada grupo se lanzó en pleno al desarrollo de la
campaña electoral.
La oposición logró finalmente el armado de la gran coalición
electoral que había intentado en 1942, y se agrupó en la de-
nominada Unión Democrática. En ella confluyeron la Unión
Cívica Radical, el Partido Socialista, el Partido Demócrata
Progresista y el Partido Comunista.
Perón, por su parte, carecía de un aparato partidario que pu-
diera brindarle la estructura necesaria para afrontar las elec-
ciones, pero la solución se presentó una vez más de la mano
de los trabajadores y trabajadoras. En fecha 23 de noviembre,
con inspiración en su homónimo inglés, un grupo de dirigentes
sindicales, entre quienes destacan María Bernaviti de Roldán,
Cipriano Reyes, Luis Gay, etc., formó el Partido Laborista.
Junto a ese partido los otros grupos que sostuvieron la candi-
datura de Perón fueron la Unión Cívica Radical Junta Reno-
vadora -que era un desprendimiento de distintos sectores de
la UCR- y el Partido Independiente.
Una serie de hechos fueron inclinando la balanza en favor del
nuevo entramado partidario obrero. Por un lado, la negativa
radical al ingreso de los conservadores a la Unión Democráti-
ca provocó una fractura entre los rechazados, producto de la
cual muchos de ellos, sobre todo viejos dirigentes políticos del
interior del país, volcaron sus votos hacia el grupo del coronel.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 762


Por otro lado, el 12 diciembre de 1945 a instancias de Perón, el
presidente de facto, Farrel, dictó el decreto-ley 33302/45 me-
diante el cual se estableció la creación del Instituto Nacional
de las Remuneraciones. Junto a la formación de este nuevo
organismo se dispuso un aumento generalizado de salarios,
la estabilidad laboral de los empleos, el derecho a vacaciones
pagas, el aumento de la indemnización por despido y, punto
central de la disputa próxima, la obligatoriedad del pago del
aguinaldo o sueldo anual complementario, el cual debía ha-
cerse efectivo ese mismo mes.
Bajo el argumento de su inconstitucionalidad, los empleado-
res se negaron a pagar la suma obligatoria y, en consecuencia,
las y los trabajadores protestaron ocupando los lugares de tra-
bajo. La resistencia empresarial no se hizo esperar y a media-
dos de enero iniciaron un lock out2 en rechazo a la medida.
Luego de varios días sin actividad comercial y productiva,
finalmente cedieron y cumplieron con al pago del aguinaldo.
Durante ese tiempo la Unión Democrática denunció la fina-
lidad electoralista del decreto y cuestionó las medidas adop-
tadas. Ello implicó un posicionamiento que licuó su perfil so-
cial y redujo la base obrera de sus votantes.
Otro hecho destacable del período de la campaña fue la ince-
sante participación del norteamericano Spruille Braden, con-
vertido ahora en Secretario de Estado adjunto para Asuntos
de las Repúblicas Americanas. Desde esta posición tuvo una

2 
Paro de actividades por decisión patronal.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 763


activa injerencia en la campaña electoral que culminó con la
publicación del Libro Azul a mediados de febrero. La publica-
ción constituía una acusación sobre la postura de los sucesivos
gobiernos argentinos, en el cual incluía a Perón, e intentaba de-
mostrar la vinculación de estos con el nazismo y el fascismo.
Como contramedida, el grupo encolumnado tras Perón pu-
blicó el Libro azul y blanco, mediante el cual se denunciaba e
intentaba demostrar la injerencia de los Estados Unidos en los
asuntos internos de nuestro país.
La situación fue aprovechada por Perón para acuñar el famo-
so slogan “Braden o Perón”, a través del cual se planteaba la
elección en términos dicotómicos: o a favor del nacionalismo
o a favor del imperialismo.
Se suma a ello que el frente electoral opositor centró la cam-
paña en su carácter democrático, haciendo eje en la necesi-
dad de combatir la postura fascista que representaba Perón, y
descuidó el aspecto económico, en el que hizo eje la campaña
oficialista. Las políticas desarrolladas en los últimos años ha-
bían producido una modificación en el electorado, haciendo
ingresar a la escena un nuevo actor político, el sector obrero,
cuya representación no fue captada por el mensaje opositor.
Por último, el apoyo que la Iglesia hizo desde los púlpitos ter-
minó de inclinar el fiel de la balanza en favor del partido ofi-
cialista. A través de la postura nacionalista católica de los mi-
litares había logrado la restauración de la enseñanza religiosa
obligatoria en la educación pública. Esto no solo contrastaba

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 764


con la laicidad liberal de la oposición, sino que hacía pasar a
un segundo plano el riesgo que representaba para la Iglesia el
llamado de Perón a la movilización de masas.
La fórmula Perón-Quijano se impuso sobre la de Tambori-
ni-Mosca por 52 por ciento sobre 42 por ciento, consiguiendo
todas las gobernaciones provinciales salvo la de Corrientes,
109 diputados sobre 158 del total; y 28 de los 30 senadores.
El 4 de junio de 1946 Juan Domingo Perón asumió por pri-
mera vez la presidencia de la Nación, iniciando un nuevo ci-
clo de legitimidad democrática que, más allá de no lograr su
continuidad en las décadas venideras, representó un ideario
político cuya gravitación en el escenario nacional duraría has-
ta nuestros días.
Desde antes de iniciar su gobierno sostuvo que los partidos
que habían conformado su frente electoral debían ser disuel-
tos y fusionarse en una sola y única representación política.
El grupo de radicales renovadores no presentó objeción y di-
solvió rápidamente su organización, mientras que el Partido
Laborista se mostró renuente e intentó evitarlo durante un
tiempo. Sus dirigentes deseaban un partido más independien-
te, que brindara el apoyo laborista al líder, pero ofreciendo
una línea de crítica interna.
En breve, los líderes partidarios, sobre todo Luis Gay y Ci-
priano Reyes, se quedaron sin los apoyos necesarios y debie-
ron ceder. Días después de la asunción, los partidos fueron
disueltos; Gay volvió a la dirección de su sindicato y Reyes, en

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 765


soledad, sufriría un atentado un año más tarde y, acusado de
un intento de asesinato sobre Perón y Evita, terminaría encar-
celado hasta el año 55.
Tras ello se formaría el Partido Único de la Revolución (PUR),
que tuvo una breve existencia ya que en enero de 1947 se di-
solvería y se formaría el Partido Peronista, signo bajo el cual
continuaría durante los años siguientes.
Su estructura se adecuó al ideario de su líder y adoptaría las
formas que caracterizarían luego al Gobierno. De organización
vertical y centralista, con una fuerte impronta personalista.

2) Los planes quinquenales. La tercera posición ideológica.


El voto femenino

Los planes quinquenales


El programa económico de la política peronista se estructuró
en un primer plan quinquenal que abarcaba los años 47 al 52,
organizado en base a las ideas y aportes realizados desde el
Consejo Nacional de Postguerra.
El énfasis de su propuesta estaba anclado en el desarrollo de
una industria nacional liviana, y pesada en ciertos rubros; que
permitiera la continuación y profundización de la sustitución
de importaciones. Bajo dicho esquema se persigue reemplazar
los productos importados por otros de producción nacional,
incrementando en forma simultánea la producción industrial
y las tasas de empleo.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 766


Ello se lograría mediante una mayor transferencia de recursos
a los sectores trabajadores, que permitiera aumentar su capaci-
dad de consumo y, consecuentemente, se ampliara el mercado
interno; clave en el esquema peronista. Las y los trabajadores
no solamente debían contar con la calificación necesaria para
producir los bienes y servicios, sino que también debían contar
con condiciones materiales suficientes para poder consumirlos
La financiación del proyecto se lograría de manera interna; es
decir, sin necesidad de acceder a préstamos internacionales,
dada la excelente posición argentina en materia de deuda, que
había pasado -gracias a su postura neutralista en la segunda
guerra mundial- de ser una nación históricamente deudora
a una acreedora. Esa ventaja, sumada al excedente provenien-
te de las importaciones agroproductivas, permitiría volcar el
dinero suficiente para la expansión del mercado.
Tal proyecto se puso en marcha mediante la nacionalización
del Banco Central de la República Argentina y la creación en
su interior del Instituto Argentino para la Promoción del In-
tercambio (IAPI), que absorbió las funciones de la Junta Na-
cional de Granos, creada una década antes.
La función del IAPI consistía en concentrar la compra de
productos exportables, directamente de los productores, a un
precio común establecido por el Estado y pagadero en mone-
da nacional. Luego de destinar el porcentaje de la producción
requerido por el mercado interno, se dedicaba a la negocia-
ción del excedente exportable, permitiendo disociar los pre-
cios internos y externos.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 767


La transferencia de recursos generada por dicho sistema fue
uno de los elementos clave de la política peronista desarrolla-
da durante su primer gobierno. Más allá de no haber concre-
tado todos los objetivos planteados, el plan quinquenal fue
desarrollado de manera exitosa durante al menos los prime-
ros tres años del mandato.
El proyecto implicaba la planificación necesaria e imprescin-
dible del Estado, no solo como regulador de precios; sino en
su carácter de interventor y director de la economía. Era des-
de la cosa pública donde se decidía la necesidad y orientación
de las inversiones, fijando metas de crecimiento a alcanzar en
los distintos momentos.
El rol que el Estado jugaba en el diseño político-económico
peronista; es decir, las funciones que desde su visión debían
estar a cargo de la organización colectiva, se evidencian en el
carácter estatista del proyecto y a través de las múltiples ad-
quisiciones y estatizaciones de bienes y servicios públicos que
se llevaron a cabo en este período.
Testigo de ese ideario nacionalista que nutría a la ideología pe-
ronista, es que durante el primer plan quinquenal el Estado ar-
gentino procedió a la compra de diversas empresas, como las de
trenes, teléfonos, gas, entre otras; las cuales previamente eran pri-
vadas y en su mayoría pertenecían a capitales extranjeros.
A partir de su implementación, el Estado comenzó a hacerse car-
go de diversos sectores considerados estratégicos en la economía
y la producción nacional, transformándose así en el centro y eje

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 768


del desarrollo económico. La producción de energía, de gas, de
transporte fluvial, marítimo y urbano, pasaron a estar en manos
del Estado y desde allí se administraba en función de su utilidad
y las necesidades generales del programa económico.
La repatriación de la deuda externa fue otro de los ejes cen-
trales del esquema, a fin de lograr la independencia econó-
mico-financiera que permitiera darle continuidad y susten-
tabilidad al proyecto. Para ello, dependía del mantenimiento
de los altos precios que en ese momento tenían los productos
primarios que Argentina exportaba y de su adquisición por
parte de las potencias europeas cuyas economías habían sido
prácticamente destruidas por la guerra.
La estimación sobre la capacidad de recuperación de los
países europeos estaba calculada en aproximadamente una
década, lo cual permitiría a nuestro país alcanzar las metas
establecidas. Sin embargo, la acelerada recuperación de esas
economías, como resultado de diversas variables, y la conse-
cuente baja en los precios internacionales generó una nueva
escasez de divisas para nuestro sistema, que devino en la im-
posibilidad de continuar el camino trazado.
Ello se tradujo en una crisis económico-financiera que, su-
mada al alto nivel que había alcanzado la inflación para el año
49, obligó a reformular el plan del Gobierno y establecer un
nuevo rumbo en la materia.
Los años 50 y 51 fueron especialmente duros para la economía,
registrando fuertes retracciones del PBI, que había sostenido

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 769


altas tasas durante los años previos, y obligando a una política
de austeridad que castigó particularmente a los sectores traba-
jadores. Ello se vio agravado por dos temporadas de sequías
que conllevaron la reducción de la capacidad productiva y ex-
portadora nacional agraria.
A mediados de 1952 falleció Eva Duarte de Perón, sumando
a la crisis económica la pérdida de un sostén político funda-
mental del movimiento peronista. El rol de articuladora del
diálogo y el consenso con las clases populares y los sindicatos
que ejerció Evita era especialmente necesario en esta etapa de
recortes, lo cual provocó una ausencia que fue suplida con la
profundización del estilo verticalista en la toma de decisiones
y el ejercicio autoritario del poder.
Superado el grueso de la crisis económica, a partir del año 52
se implementó el segundo plan quinquenal, que distaba en sus
puntos centrales de los lineamientos establecidos en su antecesor.
Este nuevo proyecto privilegió el alcance de una situación de
equilibrio fiscal por sobre el aumento permanente de la pro-
ducción, recortando la facilidad crediticia, que era uno de los
puntos elementales para el crecimiento planteado inicialmen-
te. La exclusiva financiación interna de las inversiones fue de-
jada de lado y el mercado de capitales se abrió con el objeto
de recibir aportes extranjeros. A tal fin se implementaron una
serie de modificaciones legales que permitieron y fomentaron
la llegada de capitales extranjeros, con el consiguiente rease-
guro de poder girar anualmente un determinado porcentaje
de las inversiones a sus países de origen.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 770


El sector agrícola volvió a ser colocado en un punto de centra-
lidad, del cual había sido desplazado por el espíritu industria-
lista del primer programa, y recuperó parte del porcentaje de
la renta que había perdido en los años previos. La expansión
de la actividad industrial se centró en el área pesada, redu-
ciendo sensiblemente la gravitación que tenía anteriormente
el desarrollo de la industria liviana.
El fomento al consumo decreció y en su lugar se alentó la aus-
teridad necesaria para alcanzar el ansiado equilibrio. Para ello
se recurrió a una disminución en el nivel de puja entre traba-
jadores y empresarios, a fin de que los aumentos salariales no
presionaran aún más sobre la inflación. El congelamiento de
precios y la suspensión de las negociaciones colectivas fueron
herramientas utilizadas a tal efecto.
En el plano político sindical esto se tradujo en una fuerte pre-
sión a las organizaciones de trabajadores para frenar las pro-
testas que tales medidas implicaban.
Estabilizada la situación para el año 53, el recambio guber-
namental en Estados Unidos permitió la profundización del
nuevo esquema económico de apertura de las inversiones,
que se vio acompañado con una serie de acuerdos comercia-
les con múltiples países.
No obstante, la reapertura de las negociaciones colectivas al
año siguiente, la intención de reformular las relaciones entre
trabajadores y empresarios generaría un conflicto que no se-
ría resuelto sino mediante el nuevo golpe de Estado de 1955.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 771


La tercera posición ideológica
Los lineamientos políticos y económicos indicados previa-
mente tuvieron lugar en un contexto internacional sumamen-
te complejo, signado en forma permanente e insalvable por el
desarrollo de la Guerra Fría.
En efecto, el conflicto político-estratégico no bélico entre las
dos principales potencias del globo, suscitado a partir de la
finalización de la Segunda Guerra Mundial, tuvo consecuen-
cias para todo el sistema de relaciones internacionales.
Para la Argentina, tuvo la carga extra de haber llegado al inicio
de la Segunda Guerra como tradicional aliado de la declinan-
te potencia inglesa y haber concluido la misma con Estados
Unidos como nuevo líder mundial, país con el que histórica-
mente había sostenido conflictivas relaciones.
En ese marco, el planteo peronista intentó transitar un cami-
no que no implicara el posicionamiento con ninguna de las
potencias, pero sin perder la clara pertenencia al mundo occi-
dental y cristiano. Es decir, mantener una política occidental
sin que ello importara un alineamiento automático con los
designios norteamericanos.
El día 6 de julio de 1947 Perón brindó un discurso radiofó-
nico dirigido “a los pueblos del mundo”, del que se pueden
extraer los lineamientos implicados en esta tercera postura.
Uno de los pasajes indicaba:

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 772


La labor para lograr la paz internacional debe realizarse
sobre la base del abandono de ideologías antagónicas y
la creación de una conciencia mundial de que el hom-
bre está sobre los sistemas y las ideologías, no siendo
por ello aceptable que se destruya la humanidad en ho-
locausto de hegemonías de derecha o de izquierda.

En términos regionales el peronismo fomentó el desarrollo de


las relaciones comerciales con los países del Cono Sur y bregó
por la unidad iberoamericana. Durante los años 1946 a 1948,
Argentina negoció convenios bilaterales con Ecuador, Perú,
Venezuela, Bolivia, Chile, Paraguay, Brasil y Uruguay; con la
finalidad de estrechar lazos y adquirir los insumos básicos re-
queridos por el programa económico, a la par que bregó por
una posible unión aduanera en Sudamérica.
Con el devenir de la crisis interna a partir del año 49 y debido a la
necesidad de reformular los objetivos económico-financieros, la
pretensión de este posicionamiento equidistante de las potencias
en pugna fue corriéndose hacia el lado norteamericano.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 773


El voto femenino3
A la par del desarrollo en materia económica y social, se li-
braba dentro de las fuerzas políticas una lucha que llevaba
años en nuestro país pero que recién durante el peronis-
mo vería materializados sus efectos: la igualdad política de
hombres y mujeres.
En nuestro país, la participación política de las mujeres tiene
una larga historia y si bien el derecho al sufragio femenino
fue una consigna que tomó fuerza en las primeras décadas
del siglo XX, tuvieron que pasar varios años para que sea ley.
Partidos políticos como el Partido Socialista, cuya máxima
referente fue la militante feminista Alicia Moreau,4 pero tam-
bién sectores no ligados a la política partidaria comenzaron a
organizarse y a reclamar por el sufragio femenino. Se desta-
can el Partido Feminista Nacional, impulsado por Julieta Lan-
teri,5 y la Asociación Pro Derechos de la Mujer, presidida por
Elvira Rawson de Dellepiane.
Previo a introducirnos en el proceso de sanción de la ley, de-
bemos mencionar el contexto internacional de principios de
siglo, en el cual varios países instituyeron el voto a las mujeres:
Rusia y Polonia lo hicieron en 1918; Alemania y Países Bajos
en 1919; EE.UU. en 1920; Gran Bretaña en 1928 (desde 1918
3
La autoría de este punto del capítulo corresponde a Agustina Pilar Cuerda, profesora
de Historia Constitucional, Coordinadora del Área de Género de la Secretaria de Re-
laciones Institucionales de la FCJyS-UNLP e Integrante de la Red de Profesoras de la
FCJyS-UNLP.
4 
Alicia Moreau de Justo, médica, política y figura destacada del feminismo y socialismo.
5 
En 1911 solicitó a la justicia su inscripción en padrón electoral, convirtiéndose en la
primera mujer en votar en Argentina y Latinoamérica.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 774


podían votar las mujeres mayores de treinta años) y España
en 1931, son algunos ejemplos. En Latinoamérica podemos
señalar el caso de Brasil y Uruguay en 1932 (en este último,
votaron por primera vez en 1938).
En la Argentina del centenario dos importantes sucesos im-
pactan en la escena política. Por un lado la sanción de la Ley
8871 en el año 1912, conocida como “Ley Sáez Peña”, con mo-
tivo de ser impulsada bajo su presidencia, establecía el sufragio
secreto y obligatorio para los ciudadanos argentinos, nativos o
naturalizados, mayores de dieciocho años de edad, habitantes
de la nación, que estuvieran ya inscriptos en el padrón electo-
ral; es decir: solo los varones podían ejercer ese derecho. Por
otro, el primer Congreso Feminista Internacional en la ciudad
de Buenos Aires, convocado por la Asociación de Mujeres Uni-
versitarias. Si bien no fue el congreso oficial, lo fue el Congreso
Patriótico de Señoras, de tendencias más conservadoras, la de-
manda por los derechos políticos estaba en marcha.

El camino hacia la Ley


Fueron varios los proyectos de ley presentados durante esos
años. En 1919, por iniciativa de la Unión Cívica Radical, se pre-
sentó en el congreso el primer proyecto de ley. En 1932 el pro-
yecto se discutió e incluso aprobó en la Cámara
de Diputados, pero no logro su aprobación en el Senado. Se
volvió a presentar durante los años: 1933, 1934, 1935; y luego
en el 1938, 1939 y 1942. En todos esos años el proyecto no tuvo

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 775


el apoyo de los legisladores conservadores que durante la lla-
mada “década infame” gozaban de la mayoría en el Congreso.
Luego de varios proyectos, debates y cuestionamientos, es du-
rante el primer Gobierno peronista que finalmente se sancio-
na la ley. Una iniciativa en la que tuvo un destacado papel Eva
María Duarte6 -quien representaba un fuerte símbolo de cons-
trucción de poder- y que reconoce antecedentes en la larga lu-
cha iniciada años antes por el movimiento feminista argentino.
El proyecto “derechos políticos de la mujer” que no solo habi-
litaba al voto, sino que permitía a las mujeres ser electas para
cualquier cargo público, fue presentado por el senador Loren-
zo Soler y se debatió en el Senado en agosto de 1946. Un año
más tarde llegaría a la Cámara de Diputados, para finalmente
ser aprobado el 9 de septiembre de 1947 y promulgada unos
días después, la Ley 13010, consagrando así el derecho al su-
fragio femenino.
Párrafo aparte merecen los argumentos en contra de la aproba-
ción de la ley, en algunos casos vinculados a reafirmar estereo-
tipos de género, como los referidos a la “debilidad mental” de
las mujeres para ejercer el derecho o las negativas consecuen-
cias sociales que tendría sancionar una ley que “fomenta la di-
solución de la familia y el matrimonio”. En otros se sostenía la
supuesta manipulación que buscaba el peronismo otorgando
el derecho para fines propios, como perpetuarse en el poder.

6
Para 1946 “Evita” se había convertido en primera dama. En 1949 fundaría el Partido
Peronista Femenino.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 776


Lo cierto es que las elecciones del 11 de noviembre de 1951
quedaron en nuestra historia por ser el primer año en el
que el voto femenino fue ejercido en el país. En aquella his-
tórica elección, sobre un total de 8 623 646 empadronados,
4 225 467 eran mujeres (48,9 por ciento del padrón) y votó
el 90,32 por ciento de las ciudadanas inscriptas.7 El resulta-
do marcaría el triunfo de la fórmula Perón-Quijano sobre la
de Ricardo Balbín y Arturo Frondizi, logrando casi el 64 por
ciento de los votos. Terminaba así un siglo y medio de historia
argentina, en el cual las mujeres habían sido excluidas en la
representación política por parte del Estado. Comenzaba una
democracia plena.

3) El constitucionalismo social. Pensamiento de Arturo


Sampay

El constitucionalismo social
El desarrollo económico y político iniciado en la Secretaría
de Trabajo y Previsión fue instrumentado legalmente a través
de decretos-ley; y luego, desde la asunción del 4 de junio de
1946, mediante leyes constitucionalmente sancionadas.
Desde la lectura peronista esto implicaba una debilidad para
las reformas, puesto que eran fácilmente modificables por

7  Eva Perón votó, por única vez, en la sala del Policlínico de Avellaneda, donde se
encontraba internada producto de una enfermedad hasta su fallecimiento el 26 de julio
de 1952.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 777


nuevas leyes en contrario. El proyecto que el Gobierno desa-
rrollaba pretendía modificar un esquema de reparto y distri-
bución social de manera tal que perdurara en el tiempo. Es
decir, el objetivo era reconfigurar estructuralmente la socie-
dad, garantizando al grupo trabajador un esquema de dere-
chos que le permitiera hacer frente al poder empresario, inde-
pendientemente del cambio de los vientos políticos; al tiempo
que pretendía mantener las garantías sobre la propiedad pri-
vada y los derechos individuales.
En la ideología peronista, mantener el justo equilibrio entre
las clases sociales para que exista la paz entre ellas y no la
lucha; objetivo que solo era alcanzable si se reformulaba el
andamiaje jurídico sobre el cual reposaba todo el sistema.
Consideraron necesario entonces modificar la Constitución
Nacional con el objetivo de consagrar mediante una novel ley
suprema el ideario de la justicia social. El plexo normativo
debía responder a la nueva realidad social y al esquema de
derechos dictado en consecuencia.
La Constitución Nacional sancionada en 1853 -con sus su-
cesivas reformas parciales- consagra un esquema político
y social clásico del liberalismo burgués. De su articulado se
desprende la preponderancia de los derechos individuales
por sobre los colectivos y el rol acotado, en términos de in-
tervención, que debe cumplir el Estado dentro de ese dise-
ño. La función de este último, básicamente, es la de asegu-
rar las condiciones marco para que cada persona desarrolle

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 778


sus actividades libremente, en un plano de igualdad jurídica
formal.
Desde dicha óptica, esos individuos son personas ahistóricas,
es decir que carecen de un trasfondo histórico que les define
y les coloca en un determinado lugar del entramado social.
Las personas no son individuos desprovistos de coyunturas
y trayectorias, de historias de vida y circunstancias, sino que
se ubican en un punto de la realidad social como producto
de una incontable cantidad de variables sobre las cuales no
tienen capacidad de incidir. Igual tratamiento para quienes se
encuentran en desigualdad de condiciones, lejos de implicar
una intervención igualitaria, se traduce en un agravamiento
de la desigualdad preexistente.
Desde la ideología peronista, la nueva concepción que debía
guiar a la Carta Magna estaba representada en la doctrina del
constitucionalismo social; la cual ya había sido plasmada en
algunos ordenamientos provinciales, como la provincia de
Santa Fe; y nacionales, como las de la República de Weimar,
Austria y México, entre otras.
Esta corriente de pensamiento sostiene la necesidad de la inter-
vención estatal en la economía a fin de asegurar una distribu-
ción de recursos que garantice el real acceso de las personas a
condiciones de vida igualitarias. Ese objetivo se logra mediante
el reconocimiento de una serie de derechos en favor de diversos
grupos de la sociedad, cuyo deber de cumplimiento recae en el
propio Estado. Es este último el que se encarga de generar un

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 779


desarrollo equitativo en el acceso a derechos como la salud, la
educación, el trabajo, la vivienda, la alimentación, etc.

El pensamiento de Arturo Sampay


El representante jurídico de esta línea de pensamiento dentro
del movimiento peronista fue el, por ese entonces, fiscal de
Estado de la Provincia de Buenos Aires, Arturo Sampay.
Sampay era un abogado nacido en Concepción del Uruguay,
que había realizado sus estudios en la Facultad de Ciencias
Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional de La Plata,
donde luego se doctoró y fue docente de la materia Derecho
Político hasta el año 1952.
Durante el año 1945 fue designado asesor del interventor de la
Provincia de Buenos Aires, Juan Atilio Bramuglia, quien luego
lo promovería al cargo de fiscal de Estado provincial. Al iniciarse
el gobierno de Domingo Mercante, tras las elecciones del 46, fue
confirmado en dicho cargo, el cual ejercería durante seis años.
Luego de las elecciones de 1952 y, tras el distanciamiento en-
tre Perón y Mercante, Sampay debió partir al exilio. Inició su
largo periplo en Paraguay, continuó en Bolivia y finalizó en
Uruguay, donde residió hasta el año 1958.
Luego del golpe de Estado del año 55, lejos de mejorar su si-
tuación, comenzó su persecución por parte de los Gobiernos
de facto que proscribieron al peronismo, anularon la Consti-
tución y demonizaron a sus ideólogos. No pudo volver a dic-
tar clases en el país ni ocupar cargos públicos sino hasta el
retorno al Gobierno del Partido Justicialista en 1973.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 780


A lo largo de todos esos años continuó con la producción jurí-
dico-académica; sin embargo, serían sus obras de las décadas del
30 y 40 las que marcarían el eje de su producción intelectual y que
lo ubicarían entre los grandes nombres del derecho argentino.
Entre ellas se destaca la que se convertiría en su tesis docto-
ral: Crisis del Estado de derecho liberal-burgués. Allí expuso
en forma más acabada su postura jurídico-política que le lle-
varía, años después, a la enorme tarea de redactar el proyecto
para la reforma de la carta magna.

Conforme plantea Sampay:

El Estado es un ente de cultura y una estructurante for-


ma de vida, como tal, una realidad social que lo es en la
historia y a quien informa un contenido de finalidad. A
esta estructura social-histórica la formulan, la soportan y
la sustancializan, hombres de vida conjunta, que obran y
hacen de acuerdo a un sistema ideal conformado por la
visión del mundo y de la persona que ellos poseen, cons-
ciente o inconscientemente, como una verdad absoluta.8

Contrapone con ello la idea naturalista de que la conforma-


ción del Estado responde a una estructura de tipo inmanente
y exógena al ser humano, una causa dada cuyo desarrollo es
simplemente el cumplimiento de un designio previo.

8
SAMPAY, Arturo. Crisis del Estado de derecho liberal-burgués. Buenos Aires: Losada,
1942, p. 27.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 781


Y en ese sentido, sostiene la imperiosa necesidad de un cam-
bio en la estructura estatal a fin de adaptarla a su actual reali-
dad, dado que:

(…) el Estado de Derecho liberal-burgués ya corrió su


curso, que es un imposible intentar su absolutización
valiosa, porque siendo elemento de una determinada
estructura histórica de Cultura que alcanza a su fin, se
consuntan los presupuestos mentales y los datos reales
que lo conformaban; y en consecuencia, se le escapa
su realidad, deviene una forma vacía, que queda afue-
ra y detrás, del nuevo complejo histórico que engarza
nuestra existencia.9

4) La reforma constitucional de 1949. Cuestionamiento a


su constitucionalidad

La reforma constitucional de 1949


La Constitución de 1853 (con sus reformas de 1860, 1866
y 1898), conforme al diseño que imperaba en la época, está
compuesta por tres bloques distintos. Por un lado, el preám-
bulo, en el cual se expresan los deseos y objetivos generales; es
decir, los fines que se esperan alcanzar mediante su sanción; la
parte dogmática, en la cual se enumeran los diversos derechos
y garantías de las personas sometidas a su jurisdicción; y la
  SAMPAY, Arturo. Op. cit., p. 55.
9

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 782


parte orgánica, en la cual se establece el diseño institucional
de organización del poder a nivel federal, optando por la clá-
sica división tripartita: Legislativo, Ejecutivo y Judicial.
La Constitución Nacional, sancionada por la Convención
Constituyente en 1949, modificó el texto preexistente en mu-
chos aspectos, ya que introdujo cambios a su preámbulo, a la
parte dogmática y a la parte orgánica.
En el preámbulo se produjeron dos modificaciones. Se agregó
la referencia a la promoción de la “cultura nacional” y “la irre-
vocable decisión de constituir una Nación socialmente justa,
económicamente libre y políticamente soberana”; llevando así
a la carta magna los principios proclamados por la ideología
peronista como elementos fundamentales de su doctrina.
En cuanto a la parte dogmática, se agregó la actividad del pro-
pio Estado como uno de los recursos del Tesoro Nacional; se
prohibió otorgar superioridad a un puerto sobre otro; se es-
tableció la ausencia de libertad para atentar contra la libertad
como así también la de conformar organizaciones opuestas a
las libertades individuales o el sistema democrático; se acla-
ró que la exigencia de votos necesarios para la reforma de la
Constitución es de dos tercios sobre los presentes; se estableció
el fuero militar; se agregó el recurso de habeas corpus; se dispu-
so la obtención automática de la nacionalidad para los extran-
jeros que residieran cinco año consecutivos en el país; se sumó
al existente estado de sitio, el estado de prevención y alarma, a
fin de limitar temporalmente las garantías constitucionales en

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 783


caso de alteración del orden público, habilitando la detención
de personas por hasta treinta días; se incorporó la prohibición
del abuso del derecho al orden constitucional.
Mediante el agregado del artículo 37, compuesto por cuatro
acápites y numerosos incisos, se establecieron los entonces
denominados derechos de segunda generación o derechos
sociales, a saber: del trabajador, de la familia, de la anciani-
dad, y de la educación y la cultura.
A modo ejemplificativo, vale destacar: el derecho a una re-
tribución justa, a la capacitación, a condiciones dignas de
trabajo, al bienestar (vivienda, indumentaria y alimentación
adecuadas), a la seguridad social, a la preferente protección
estatal de la familia como núcleo primario de la sociedad, a
la enseñanza primaria gratuita y obligatoria, a la autonomía
universitaria, entre muchos otros.
Por último, mediante los artículos 38, 39 y 40 se incorporaron
los preceptos de corte político-económico más trascendenta-
les y controvertidos de la reforma, a través de los cuales se fijó
el modelo nacionalista e intervencionista del Estado. Los dos
primeros establecían la función social de la propiedad y del ca-
pital, como así también la prerrogativa estatal para fiscalizar la
utilización y distribución del campo, en aras de bien común.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 784


Específicamente sostenían:

Artículo 38: La propiedad privada tiene una función


social y, en consecuencia, está sometida a las obliga-
ciones que establezca la ley con fines de bien común.
Incumbe al Estado fiscalizar la distribución y la utili-
zación del campo e intervenir con el objeto de desa-
rrollar e incrementar su rendimiento en interés de la
comunidad, y procurar a cada labriego o familia la-
briega la posibilidad de convertirse en propietario de
la tierra que cultiva. La expropiación por causa de uti-
lidad pública o interés general debe ser calificada por
ley y previamente indemnizada. Sólo el Congreso im-
pone las contribuciones que se expresan en el artículo
4°. Todo autor o inventor es propietario exclusivo de
su obra, invención o descubrimiento por el término
que le acuerda la ley. La confiscación de bienes que-
da abolida para siempre de la legislación argentina.
Ningún cuerpo armado puede hacer requisiciones ni
exigir auxilios de ninguna especie en tiempo de paz.
Artículo 39: El capital debe estar al servicio de la
economía nacional y tener como principal objeto el
bienestar social. Sus diversas formas de explotación
no pueden contrariar los fines de beneficio común del
pueblo argentino.

El artículo 40, por su parte, determinaba la potestad del


Estado para intervenir en la economía, monopolizando

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 785


ciertas actividades y organizando la explotación de las ri-
quezas. Dispuso la nacionalización de las fuentes naturales
de energía y de los servicios públicos, y determinó que las
actividades económicas de importación y exportación es-
tarían a cargo del Estado.
En su redacción final sostenía:

Artículo 40: La organización de la riqueza y su explo-


tación tienen por fin el bienestar del pueblo, dentro
de un orden económico conforme a los principios de
la justicia social. El Estado, mediante una ley, podrá
intervenir en la economía y monopolizar determinada
actividad, en salvaguardia de los intereses generales y
dentro de los límites fijados por los derechos funda-
mentales asegurados en esta Constitución. Salvo la
importación y exportación, que estarán a cargo del
Estado de acuerdo con las limitaciones y el régimen
que se determine por ley, toda actividad económica
se organizará conforme a la libre iniciativa privada,
siempre que no tenga por fin ostensible o encubierto
dominar los mercados nacionales, eliminar la compe-
tencia o aumentar usurariamente los beneficios.
Los minerales, las caídas de agua, los yacimientos de pe-
tróleo, de carbón y de gas, y las demás fuentes naturales
de energía, con excepción de los vegetales, son propie-
dades imprescriptibles e inalienables de la Nación, con
la correspondiente participación en su producto, que se
convendrá con las provincias.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 786


Los servicios públicos pertenecen originariamente al
Estado, y bajo ningún concepto podrán ser enajenados
o concedidos para su explotación. Los que se hallaren
en poder de particulares serán transferidos al Estado,
mediante compra o expropiación con indemnización
previa, cuando una ley nacional lo determine.
El precio por la expropiación de empresas concesiona-
rias de servicios públicos será el del costo de origen de
los bienes afectados a la explotación, menos las sumas
que se hubieren amortizado durante el lapso cumplido
desde el otorgamiento de la concesión, y los excedentes
sobre una ganancia razonable, que serán considerados
también como reintegración del capital invertido.

En cuanto a su parte orgánica, la Constitución de 1949 mo-


dificó la base representativa de los diputados, aumentando la
duración de sus mandatos y reduciendo la de los senadores;
se otorgó rango constitucional a la nacionalización del Banco
Central; se eliminó el número limitado de ministerios; se dis-
puso la obligatoriedad de las decisiones de la Corte Suprema
en cuestiones de interpretación constitucional; se estableció
la elección directa del presidente y el vice; y se consagró la
reelección ilimitada para el primer mandatario y su vice.
En definitiva, como indica Lorenzo: “La reforma constitucional
de 1949, si bien mantuvo la estructura básica de la constitu-
ción de 1853, introdujo doce (12) supresiones, ochenta y seis
(86) modificaciones, siete (7) agregados y seis (6) disposiciones

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 787


transitorias. Pero básicamente lo que cambió fue el espíritu o
filosofía de la carta constitucional”.10

Cuestionamiento a su constitucionalidad
Desde el comienzo mismo del proyecto de reforma, la opo-
sición cuestionó la intención y la necesidad de llevar a cabo
ese cambio. Se acusaba al partido oficialista de promover una
reforma innecesaria, ocultando los reales intereses que subya-
cían a la propuesta.
En forma inicial, la crítica estuvo centrada en que bajo los
argumentos de la protección que era necesario brindar a los
nuevos derechos consagrados, se ocultaba la verdadera inten-
ción del Gobierno que era lograr la continuidad de Juan Do-
mingo Perón en el cargo de presidente de la Nación.
Hasta ese momento, el artículo 77 de la Constitución Nacio-
nal establecía la imposibilidad de reelección inmediata del
cargo de presidente y/o vicepresidente; es decir que, una vez
finalizado el período para el cual había sido designado, debía
transcurrir un mandato intermedio antes de poder volver a
ser candidato a dicho cargo.
La reforma fue defendida como necesaria por los peronistas
y atacada como int ento de perpetuación por la oposición. La
discusión ganó la calle y los argumentos y la virulencia de las
acusaciones cruzadas llegaron a un punto irreconciliable.

10
LORENZO, Ramón Celso. Manual de Historia Constitucional Argentina. Rosario:
Editorial Juris, tomo III, 1999, p. 178.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 788


En ese marco se envió al Congreso el proyecto de ley para la
reforma, cuyo texto sostenía:

Declarase necesaria la revisión y reforma de la Constitu-


ción Nacional, a los efectos de suprimir, modificar, agre-
gar y corregir sus disposiciones, para la mejor defensa de
los derechos del pueblo y del bienestar de la Nación.

Tal redacción fue la que finalmente se consagró en el artículo


1° la ley de reforma 13233 de 1948.
En este punto los argumentos de la oposición se centraron
en nuevos carriles. Por un lado, se criticó que el artículo 30
de la Constitución preveía que el Congreso debía “declarar”
la necesidad de reforma, y una ley no era una declaración.
Se sostenía que la ley podía ser objeto de veto presidencial e
interrumpir así la voluntad de los congresistas.
Debido a la práctica utilizada en las reformas previas de 1860,
1866 y 1898, que habían sido dispuestas mediante ley del
Congreso de la Nación, era un argumento que carecía de
peso real; máxime teniendo en cuenta que había sido el pro-
pio Ejecutivo el que había enviado el proyecto de reforma.
Por otro lado, se criticó que la ley 13233 no determinaba
puntualmente cuáles eran las reformas que la Convención
Constituyente se encontraba habilitada a tratar, lo cual sig-
nificaba en los hechos una libertad demasiado amplia a los
fines de la reforma.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 789


El argumento, a pesar de ser más fuerte que el indicado ante-
riormente, tampoco resultaba de gran consistencia dado que
el propio texto de la Constitución no establece la necesidad de
determinar los puntos de reforma, sino que solo indica que la
reforma podrá darse “en el todo o en cualquiera de sus partes”.
Por último, se criticó que la ley no había sido sancionada por
las mayorías agravadas establecidas en las disposiciones cons-
titucionales pertinentes. Este fue el fundamento más sólido de
la oposición y sobre el cual versó ampliamente la discusión.
El artículo 30 de la Constitución Nacional establece que “La
necesidad de reforma debe ser declarada por el Congreso con
el voto de dos terceras partes, al menos, de sus miembros (…)”.
El peronismo contaba en ese momento con la totalidad de los
miembros de la Cámara de Senadores, con lo cual el proyecto fue
aprobado por unanimidad, y no representó problema alguno.
Por el lado de la Cámara de Diputados, al momento de sancio-
narse la ley, contaba con un total de 152 diputados -el total de
bancas era de 158 pero cinco diputados habían fallecido y uno
había sido expulsado-, con lo cual los dos tercios del total era
101. El proyecto, no obstante, fue aprobado por 96 legisladores,
que representaban las dos terceras partes de los miembros pre-
sentes, es decir, de los miembros necesarios para conseguir el
quorum requerido para sesionar, pero no del total de miembros
que componían la Cámara en ese momento.
Existen distintas interpretaciones sobre la letra de la norma
en este punto, cuyo estudio preciso escapa al objeto de nuestra
materia y excede los objetivos de este libro.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 790


Sin perjuicio de ello, puede resumirse que el debate se centra
en si la exigencia de la Constitución consiste en que los dos
tercios requeridos deben computarse sobre el total de ban-
cas que componen la Cámara; sobre el total de miembros que
efectivamente ocupan las bancas; o, por último, si dichos dos
tercios se calculan sobre los miembros requeridos para habi-
litar su funcionamiento, o sea, miembros presentes una vez
alcanzado el quorum.
Los partidos de la oposición sostenían que la letra de la Cons-
titución era clara, solo hablaba de miembros y no de miembros
presentes. En aquellos casos en que el texto constitucional se
refiere a miembros presentes, lo hace de manera expresa, por
ello su ausencia en este artículo es indicador de que se trata de
la totalidad de miembros.
Desde el peronismo, por otra parte, se sostenía que se estaba
forzando la interpretación de la norma, agregándole una exi-
gencia no contenida en el texto, y que además se estaba yendo
en contra de la práctica sostenida en las anteriores reformas
constitucionales, puesto que las reformas de 1860 y 1866 ha-
bían sido convocadas con la misma mayoría que la Ley 13233
y en ningún momento había sido cuestionada su validez.
Independientemente de las conclusiones que puedan ensayar-
se al respecto, lo cierto es que el partido peronista contaba
con los 101 legisladores necesarios que hubieran tornado in-
discutible el proceso formal de sanción de la ley. La decisión
de no posponer la votación a una próxima sesión en que se

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 791


encontrara alcanzada la mayoría agravada, sería un defecto de
origen con el que la Constitución del 49 debió lidiar duran-
te toda su vigencia y fue uno de los argumentos utilizados al
momento de su derogación.
Más allá de esto, difícilmente pueda concluirse que el problema
real se encontraba en la letra del llamado a la reforma. No exis-
tía el consenso político de fondo necesario para llevar a cabo
una reforma de las características planteadas. Las críticas de
forma representaron, simplemente, el medio a través del cual
se materializó la disidencia a dicho cambio, el cual finalmente
se impondría años después mediante la violencia de las armas y
la interrupción, una vez más, del Estado de derecho.
La fecha para la elección de convencionales constituyentes se es-
tableció para el día 5 de diciembre de 1948 y puso a los partidos
opositores en la disyuntiva de su participación. La concurrencia
implicaba la convalidación de la reforma, la no concurrencia im-
plicaba habilitar la vía para cualquier tipo de cambios.
Los partidos Conservador, Demócrata Progresista y Socialis-
ta, decidieron abstenerse y rechazaron cualquier tipo de par-
ticipación. Dentro del Partido Comunista, contrariamente, se
decidió participar de los comicios.
Por el lado de la Unión Cívica Radical existieron dos postu-
ras enfrentadas. El ala conservadora -representada por los
unionistas como José P. Tamborini, Enrique Mosca, Ernesto
Sammartino, Arturo Mor Roig, Miguel Ángel Zavala Ortiz,
etc.-sostuvo que no debían presentarse bajo ningún pretexto.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 792


El ala progresista -representada por los intransigentes como
Moisés Lebensohn, Arturo Frondizi, Ricardo Balbín, Arturo
Illia, Amadeo Sabattini, Crisólogo Larralde, etc.- sostuvo
que debían presentarse a fin de denunciar el atropello en la
misma Convención y desde allí lograr la difusión.
Cabe recordar en este punto que el grupo intransigente del
radicalismo tenía no pocos puntos en común con las políticas
sociales y económicas del peronismo. Ambos grupos abreva-
ban en la doctrina nacionalista y de justicia social que propi-
ciaba el yrigoyenismo, sobre todo a través del grupo Forja, del
cual ambos partidos tenían miembros entre sus filas.
Finalmente, los radicales decidieron en Convención Nacional
que presentarían lista de candidatos para las elecciones, pero
los miembros electos debían abstenerse de participar en cual-
quier tipo de reforma o modificación.
El resultado de las elecciones fue de un 60 por ciento de los
votos para el partido oficialista, consiguiendo de tal modo
la mayoría y, consecuentemente, dos tercios de los constitu-
yentes; mientras que la minoría opositora conseguía el tercio
restante, esto así de acuerdo al sistema de representación es-
tablecido por las leyes electorales de 1912.
Los argumentos expuestos anteriormente fueron reeditados
por la oposición al inicio de la Convención Constituyente y
rechazados por el voto de la mayoría. Días más tarde, al rea-
nudarse las sesiones y luego de un arduo debate en torno a la
inconstitucionalidad del llamado a reforma y la acusación de

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 793


que solamente se pretendía lograr la continuidad de Perón en
el cargo de presidente, el radicalismo abandonó la sala.
El resto de la Convención transcurrió con la sola presencia
del oficialismo, concluyendo su tarea el día 16 de marzo y san-
cionando el nuevo texto de la Constitución Nacional.

5) Derrocamiento de Perón. Derogación de la Constitución de


1949. Proscripción del peronismo. Derrocamiento de Perón

Como todo suceso histórico-político, los motivos que lleva-


ron al derrocamiento de Perón no pueden buscarse en un he-
cho puntual, se trata de situaciones pluricausales en las que
concurren múltiples actores y conflictos.
Sin perjuicio de ello, se pueden trazar ciertas líneas generales
que permiten interpretar las razones que llevaron al golpe de
Estado cívico-militar-eclesiástico con el cual se dio fin al se-
gundo Gobierno peronista.
La situación del Gobierno para el año 1955 mostraba el des-
gaste de más de diez años de estar al frente de la administra-
ción, con los múltiples frentes de conflicto que consecuente-
mente se habían ido abriendo.
La muerte de Evita en el año 52 había significado la desapa-
rición de un vaso comunicante entre las políticas estatales y
amplios grupos de trabajadores. Su rol de articuladora y su
profunda llegada a sectores sociales que hasta ese momento

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 794


habían sido mantenidos al margen de los beneficios económicos
del Estado, no pudo ser reemplazado por el partido gobernante.
Había ocupado un importante espacio político en la relación
del Gobierno con los asalariados gremialmente organizados,
como así también con los grupos de trabajadores informales
no organizados y los sectores más excluidos de la sociedad.
Esto último fue principalmente materializado a través de la
profunda acción social llevada a cabo desde la Fundación Eva
Perón, que ocupó espacios históricamente reservados a la Iglesia
católica y las acciones asistenciales de las clases más acomodadas.
En su lugar se estableció la imposición no negociada de las
decisiones, lo cual provocó una tirantez en las relaciones del
Gobierno y sus bases.
La verticalización del Gobierno y el recambio de sus principales
figuras por otras de menor talento, pero mayor obsecuencia que
se fue dando a lo largo de toda la década, implicó una burocrati-
zación del movimiento que atentó contra su propio dinamismo.
A ello corresponde sumar la compleja coyuntura económica
que, más allá de que para el año 55 ya había transitado su peor
parte, las decisiones tomadas a fin de atravesarla y el estadio
actual de la relación obrero-patronal, habían incidido negativa-
mente en las relaciones de fuerza hacia el interior del Gobierno.
En ese sentido, el desarrollo del movimiento obrero implicaba
a los ojos de las clases dominantes un peligroso avance ha-
cia la autonomización de dicho movimiento que, de no ser
correcta y oportunamente contenido, podía devenir en una

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 795


independización de su accionar, con serios riesgos de encami-
narse hacia posturas de tipo socialistas.
Por otro lado, resulta insoslayable señalar el peso de las refor-
mas incorporadas al texto constitucional mediante la modifi-
cación de 1949 y la elevación al rango máximo de las disposi-
ciones relativas a la intervención del Estado en la economía.
El nuevo rol asignado a la propiedad privada y la nacionaliza-
ción de los recursos y fuentes de energía implicó una amenaza
para ciertos sectores de poder cuyo rol en la caída del peronis-
mo no se puede desconocer.
Por último, la inestable pero mutuamente necesaria relación
entre el peronismo y la Iglesia, que había tenido lugar desde el
año 1946, fue sufriendo un silencioso pero inevitable desgaste.
El discurso obrerista y la presencia estatal en funciones sociales
y asistenciales que siempre habían sido terreno indiscutido de
la Iglesia católica fueron deteriorando el vínculo que los unía.
El agravamiento del conflicto suscitado con la Iglesia a partir
del año 1954 generó un distanciamiento entre ambos grupos
que para el año 55 los colocaba en posturas irreconciliables.
Las acusaciones cruzadas no hicieron más que escalar la dis-
puta y para el momento en que Perón advirtió la gravedad
del problema, la Iglesia ya se había convertido en el elemento
aglutinante de todos los sectores opositores al peronismo.
La procesión del Corpus Christi del 11 de junio de 1955 fue
el punto culmen de esa contienda, transformándose en una
movilización política en la que no faltó la representación de

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 796


ninguno de los grupos contrarios al Gobierno. Los conflictos
desatados posteriormente serían presagio de la espiral de vio-
lencia que ya estaba desatada.
El día 16 de junio de 1955, en un acto sin precedentes en nues-
tra historia, las Fuerzas Armadas nacionales bombardearon y
ametrallaron la Plaza de Mayo y la Casa Rosada, asesinando
a más de trescientas personas e hiriendo a varios cientos. El
objetivo militar de asesinar a Perón no fue alcanzado, dado
que fue refugiado en el edificio del Ministerio de Guerra.
Finalmente, el 16 de septiembre de 1955 en la ciudad de Cór-
doba inició el golpe de Estado que derrocaría al segundo Go-
bierno peronista y daría inicio a un período de sucesiones
militares y pseudo democracias.

Derogación de la Constitución de 1949


Ejecutado el golpe de Estado, la autodenominada Revolución Li-
bertadora colocó al frente del Poder Ejecutivo al general del Ejér-
cito Eduardo Lonardi y al contraalmirante Isaac Francisco del
Ángel Rojas como vice. Entre las primeras medidas, se dispuso la
clausura del Congreso Nacional, la intervención de las provincias
y, algo novedoso en relación con los golpes de Estado previos, la
disolución de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Haciéndose eco de las palabras de Urquiza, “sin vencedores ni
vencidos”, Lonardi intentó llevar adelante un discurso mode-
rado, planteando la necesidad de mantener un diálogo con los
grupos trabajadores, respetando las conquistas alcanzadas, y

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 797


dejando que el peronismo se diluyera por sus propios medios,
a fin de no convertir en mártires a los recién derrocados.
Su objetivo era en cierto modo reeditar el pacto entre milita-
res y sindicalistas que había tenido lugar con el golpe de Esta-
do de 1943, y cuyo producto había sido la alianza que permi-
tiera el desarrollo de las políticas sociales implementadas por
Perón. La situación, sin embargo, era distinta.
Las tensiones internas producidas por los dos principales gru-
pos que conformaban el nuevo Gobierno, una línea más libe-
ral, antiperonista y asociada a los partidos políticos de la opo-
sición -encabezada por Rojas-, y otra nacionalista, católica
y que había sido más cercana al peronismo -encabezada por
Lonardi-, tornaron imposible la continuidad de esa postura
y llevaron a su renuncia a menos de dos meses de asumir la
presidencia de facto.
Su lugar fue ocupado por el general Pedro Eugenio Aram-
buru, representante de la corriente liberal dentro del Gobier-
no de facto. Su objetivo excedía la sola deposición de Perón y
apuntaba a desarmar la estructura política y social construida
por el peronismo desde el Estado. En ese sentido fue cobran-
do fuerza la idea de que era necesario sustituir la normativa
que daba lugar institucional a ese reparto de poder.
El día 27 de abril de 1956, mediante una “proclama” del Poder
Ejecutivo de facto se dispuso:

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 798


Declarar vigente la Constitución Nacional sancionada
en 1853, con las reformas de 1860, 1866, 1898 y exclu-
sión de la de 1949, sin perjuicio de los actos y procedi-
mientos que hubiesen quedado definitivamente con-
cluidos con anterioridad al 16 de septiembre de 1955.

Se daba inicio así al proyecto de modificación constitucional,


derogando plenamente el texto sancionado en 1949, como
primer paso para desandar el camino recorrido en materia de
constitucionalismo social y retornar al espíritu liberal deci-
monónico de la Carta Magna.
La supresión de la Constitución se mostraba para el nuevo Go-
bierno como un paso imprescindible para el restablecimiento
de un esquema de reparto de poder y de ingresos nacionales
que había sido trastocado durante la década precedente.

Proscripción del peronismo


La segunda etapa de la Revolución Libertadora, abierta con
la llegada de Aramburu al poder, marcó el triunfo del sector
más antiperonista y su intención de eliminar todo vestigio del
régimen depuesto se llevó a cabo de manera literal.
La postura de avanzar “sin vencedores ni vencidos” fue dejada
de lado y en su lugar se inició un proceso tendiente a desmon-
tar los aparatos políticos creados por el Gobierno peronista,
a la par de intentar suprimir la identificación que las clases
trabajadoras y sindicales tenían con dicho movimiento.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 799


La disolución del partido peronista, tanto en su rama mascu-
lina como femenina, la inhabilitación para ingresar a puestos
del Estado por quienes habían sido sus miembros, la interven-
ción de la CGT, la prohibición de ser representantes gremiales a
quienes habían ocupado cargos sindicales en el período inme-
diato anterior; fueron algunas de las medidas dispuestas para
eliminar las presencias peronistas de los lugares de conducción.
Ellas fueron acompañadas en el plano simbólico con el dicta-
do del Decreto-Ley 4161 de 1956, a través del cual se estable-
ció la prohibición de utilizar:

Imágenes, símbolos, signos, expresiones significati-


vas, doctrinas artículos y obras artísticas” peronistas,
como así también la “utilización de la fotografía re-
trato o escultura de los funcionarios peronistas o sus
parientes, el escudo y la bandera peronista, el nombre
propio del presidente depuesto, el de sus parientes, las
expresiones “peronismo”, “peronista”, “justicialismo”,
“justicialista”, “tercera posición”, la abreviatura PP, las
fechas exaltadas por el régimen depuesto, las compo-
siciones musicales “Marcha de los Muchachos Pero-
nista” y “Evita Capitana” o fragmentos de las mismas,
y los discursos del presidente depuesto o su esposa o
fragmentos de los mismos.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 800


En el plano material, tales prohibiciones se castigaban:

a) Con prisión de treinta días a seis años y multa de


m$n 500 a m$n 1.000.000; b) Además, con inhabilita-
ción absoluta por doble tiempo del de la condena para
desempeñarse como funcionario público o dirigente
político o gremial; c) Además, con clausura por quin-
ce días, y en caso de reincidencia, clausura definitiva
cuando se trate de empresas comerciales. Cuando la
infracción sea imputable a una persona colectiva, la
condena podrá llevar como pena accesoria la disolu-
ción. Las sanciones del presente decreto-ley no serán
susceptibles de cumplimiento condicional, ni será
procedente de excarcelación.

El disciplinamiento social instrumentado con tales medidas


y la persecución de quienes habían ocupado lugares de poder
dentro del peronismo, tuvo su punto culmen con los fusila-
mientos de León Suárez en 1956.
En fecha 9 de junio de 1956 un grupo de militares encabezado
por el general Valle llevó a cabo un alzamiento que tenía por
finalidad derrocar al Gobierno de facto. Si bien el accionar
fue controlado rápidamente, se dispuso la aplicación de un
castigo que resultara ejemplar, lo cual se cumplió mediante la
ejecución sumaria de Valle, 15 militares y 18 civiles.
En el plano económico, la modificación respecto a las políticas
peronistas se llevó a cabo mediante la disolución del IAPI, la

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 801


eliminación de controles de cambio, la desregulación de ingre-
so de capitales extranjeros, la apertura de las importaciones, la
unificación de los tipos de cambio en un valor de 18 pesos por
dólar y su posterior devaluación a 36 pesos11 y la reducción del
salario real en un 17,9 por ciento durante el año 1957.
La desnacionalización de los fondos bancarios, la toma de
deuda en el exterior,12 el ingreso al Fondo Monetario Inter-
nacional y al Banco Mundial fueron algunas de las propuestas
del por el entonces asesor económico del Gobierno, Raúl Pre-
bisch, que terminaron de completar el nuevo esquema finan-
ciero que se aplicaría en el país.
La proscripción del partido peronista y la imposibilidad de
regreso al país de Juan Domingo Perón se mantendría incólu-
me durante los siguientes dieciocho años, en los que la alter-
nancia en el poder se dio entre militares y Gobiernos pseudo
democráticos cuyo margen de acción se encontraba fuerte-
mente condicionado por los primeros.

6) La reforma de 1957. Tramitación. Análisis Cuestionamiento


a su constitucionalidad

La reforma de 1957: tramitación y análisis


Consecuentemente con la proclama de abril del 56 y el en-
durecimiento de la posición antiperonista, en el mes abril de
11 
RAPAPORT, Mario Daniel. Historia económica, política y social de la Argentina
(1880-2003). Buenos Aires: Crítica, 2020, p. 451.
12
Argentina pasó de ser un país acreedor en 1955 a deber más de mil millones de dóla-
res hacia el fin del gobierno de Aramburu.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 802


1957 se dispuso mediante el Decreto-Ley 3838/57 la convoca-
toria de una Convención Constituyente que sesionaría en la
ciudad de Santa Fe.
Su misión era analizar la necesidad de una reforma con el fin
de asegurar: a) El establecimiento del régimen electoral más
adecuado; b) el afianzamiento del sistema federal de gobier-
no; c) el afianzamiento de la libertad individual y de expresión
y de los derechos individuales y sociales; d) el fortalecimiento
de las autonomías municipales; e) el equilibrio interno entre
los poderes del Gobierno Federal, dando al Poder Legislativo
independencia funcional y poder de contralor, y fijando las
facultades del Poder Ejecutivo, inclusive en la designación y
remoción de los empleados públicos. El robustecimiento inte-
gral del Poder Judicial; y f) el régimen adecuado de dominio y
explotación de las fuentes naturales de energía”.
Para marzo de ese mismo año la fractura entre las dos princi-
pales líneas de la Unión Cívica Radical estaba formalizada y
quienes habían sido compañeros de fórmula en las elecciones
presidenciales de 1951 encabezaban ahora dos grupos dife-
renciados por su postura con relación al peronismo.
La Unión Cívica Radical del Pueblo (UCRP), liderada por
Balbín, se posicionaba más cerca del Gobierno mientras que
la Unión Cívica Radical Intransigente (UCRI), conducida
por Frondizi, se alejaba y endurecía su crítica, sosteniendo la
necesidad de llevar a cabo algún tipo de negociación con el
peronismo, dado que su apoyo, explícito o al menos tácito,

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 803


era necesario para alcanzar a la clase trabajadora, de amplia
mayoría peronista.
Las elecciones convencionales de julio de 1957 dieron la ra-
zón a Frondizi: el voto en blanco se alzaba con la primera mi-
noría cosechando un 24,31 por ciento del total, por sobre el
24,20 por ciento de la UCRP y el 21,23 por ciento de la UCRI.
La Convención Constituyente tuvo un infructuoso desarrollo
dado el abandono de la misma por parte de la UCRI, el cual
fue seguido luego por otros bloques menores. Finalmente, de-
bido a las propuestas antiliberales que pretendían mantener
una cierta estatización de la economía privada y la supervi-
vencia de un esquema como el del vilipendiado artículo 40,
los conservadores también abandonaron la Convención.
Con esa estocada final, los reformadores que quedaron ter-
minaron por aprobar un texto constitucional que solamente
incorporó el artículo 14 bis al texto original de 1853 (con sus
reformas de 1860, 1866 y 1898), dejando el resto inalterado.

Cuestionamiento a su constitucionalidad
Como surge evidente del desarrollo histórico expuesto, la
Constitución Nacional emanada de la Asamblea Nacional
Constituyente de 1957 adolecía de numerosas falencias.
En primer término, la proclama de derogación de la Cons-
titución de 1949 había sido realizada por un gobierno sur-
gido de la violación del Estado de derecho, por lo cual su
aceptación implicaba la consagración de la superioridad de
la fuerza por sobre la ley.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 804


En segundo lugar, la necesidad de la reforma no solo padecía
de ese mismo problema, sino que además había sido dispues-
ta a través de un decreto ley y no declarada por el Congreso
Nacional -clausurado en septiembre del 55- mediante el
voto de dos tercios de sus miembros. Es decir, tenía una con-
vocatoria aún más discutible que la del 49, lo cual había sido
uno de los argumentos para disponer su derogación.
En tercer lugar, la elección de los convencionales constituyen-
tes se había llevado a cabo bajo la proscripción del partido
político mayoritario y en la cual el voto en blanco había resul-
tado ganador. La legitimidad de sus miembros se encontraba
claramente menoscabada.
En palabras de Oscar Alende, portavoz del bloque de la UCRI
durante la Asamblea, “no estamos sentados aquí en calidad
de constituyentes sino como simples ciudadanos que niegan
validez al mandato de los señores convencionales”.
Concluye así un período que, como tantos otros, implicó un
profundo debate en torno al rol del Estado en la sociedad y
los esquemas de distribución de poder y riqueza, al rol de la
política y respecto al modo en que ello debe, o no, ser mate-
rializado a través de un texto constitucional ordenador de la
actividad política sustantiva.
La permanente tensión entre el juego democrático y la utili-
zación de la fuerza como justificación del derecho es un eje
que atraviesa por completo el espacio temporal comprendido
entre los años 1943-1957, cuyo resultado va a signar de modo
indeleble el desarrollo posterior de los hechos.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 805


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Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 807


CAPÍTULO XIV
¿DEMOCRACIAS CON
PROSCRIPCIÓN?

Por Agustina Pilar Cuerda

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 808


CAPÍTULO XIV

¿DEMOCRACIAS CON PROSCRIPCIÓN?

Por Agustina Pilar Cuerda1*

Sumario:

1) Frondizi y el fallido compromiso con Perón. Derrocamiento;


2) Elección de Illia y derrocamiento 3) La expansión militar.
Revolución Argentina. Represión 4) La enmienda de 1972 5)
Regreso a las urnas. El FREJULI y la asunción de Perón. Los
grupos revolucionarios de izquierda y de derecha. La represión
6) El autodenominado Proceso de Reorganización Nacional
7)Las desapariciones forzadas como metodología 8) Organiza-
ciones de Derechos Humanos 9) Guerra de Malvinas. Conse-
cuencias 10) Doctrina de facto. Interpretación jurisprudencial
de los actos de los gobiernos de facto a lo largo del tiempo. Su-
premacía constitucional y estatutos de los gobiernos de facto.
Bibliografía

1∗
Profesora de Historia Constitucional y Coordinadora del Área de Género de la Se-
cretaría de Relaciones Institucionales de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de
la Universidad Nacional de La Plata.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 809


Breve introducción

Con lo abordado hasta aquí, podemos decir que resulta im-


prescindible analizar los aspectos centrales de la materia, el
estudio de nuestra historia constitucional, entendiéndola des-
de una perspectiva integral, interdisciplinaria y en clave de
género, que permita vincular el surgimiento de las institucio-
nes locales, su contexto ideológico, económico y político, tan-
to nacional como internacional. Entender la historia como eje
fundamental para la comprensión de las características de las
instituciones políticas que conformaron y conforman nuestra
nación. A partir de allí adquirir las herramientas conceptuales
que permitan prever el desarrollo institucional futuro, tenien-
do presente el contexto en el que se vive, considerando fun-
damental la defensa del orden constitucional y el respeto a los
derechos humanos. La invisibilización de la participación y el
rol de las mujeres en numerosos episodios de la historia uni-
versal y argentina es una constante que desde hace un tiempo
se viene revirtiendo gracias a los movimientos feministas que
cuestionan y desarman los papeles tradicionalmente asigna-
dos por la cultura machista.
Veremos en esta unidad una etapa de la historia argentina de
mucha oscuridad y dolor. Palabras como proscripción, vio-
lencia, represión, dictadura, desaparecidos, guerra, recorre-
rán este capítulo tan necesario de conocer para reflexionar
sobre todo lo ocurrido durante estos años, teniendo como

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 810


horizonte el fortalecimiento de la democracia, promoviendo
la memoria, la búsqueda de la verdad y la justicia. Como so-
ciedad seguimos transitando ese camino, con mayores avan-
ces que retrocesos y con la plena consciencia de asumir como
meta histórica el valor indeclinable del pluralismo.
Por último y no por eso menos importante mi especial agra-
decimiento a Guillermo Raúl Moreno, profesor titular de la
cátedra III por dejarme ser parte de esta hermosa obra co-
lectiva para todas y todos las y los estudiantes de la querida
Universidad Nacional de La Plata.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 811


1) Frondizi y el fallido compromiso con Perón.
Derrocamiento

Arturo Frondizi fue abogado, periodista, docente y presidente


de la Argentina durante el período 1958-1962. Afiliado a la
Unión Cívica Radical durante la década del 30, su liderazgo
político emergió rápidamente a partir del proceso político
inaugurado por la autodenominada “revolución libertadora”.
Desde ese momento, la vertiente radical que lideraba había
mantenido un discurso hacia la conciliación con el peronismo,
proponiendo la construcción de un frente popular, nacional y
democrático que comenzó a ser bien visto en algunos sectores
peronistas. La imagen política que Frondizi había construido
reposaba en dos acciones concretas, por un lado, se presentaba
como una oposición firme, pero no excesivamente agresiva
hacia el peronismo y por el otro, la defensa de una política
económica antiimperialista, tal como lo había expuesto en
su libro Petróleo y política en 1954 al oponerse a la firma del
contrato con la California Standard Oil.
El 9 de marzo de 1956, la dictadura de Pedro Eugenio Aram-
buru, que unos meses antes había derrocado a Perón, firmó
el Decreto-Ley 41611 de prohibición de elementos de afirma-
ción ideológica o de propaganda peronista.

1
El Decreto-Ley 4161 fue derogado por la Ley 16648, sancionada por el Congreso
Nacional el 30 de octubre de 1964 y promulgada por el presidente Arturo Illia el 18 de
noviembre de 1964.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 812


Su texto prohibía varias cosas:

Se decreta que queda prohibido en todo el territorio de


la Nación: La utilización con fines de afirmación ideo-
lógica peronista o de propaganda peronista –de las imá-
genes de símbolos, signos, expresiones significativas,
doctrinas, artículos y obras artísticas, que pretendan ese
carácter o pudieran ser tenidas por alguien como tales,
pertenecientes o empleados por individuos representa-
tivos y organismos del peronismo. Se considera viola-
torio de esta disposición, la utilización de la fotografía,
retrato o escultura de los funcionarios peronistas o de
sus parientes, el escudo y la bandera peronista, el nom-
bre del presidente depuesto, el de sus parientes, las ex-
presiones peronismo, justicialismo, justicialista, tercera
posición (…) las composiciones musicales denomi-
nadas “Marcha de los muchachos peronistas” y “Evita
Capitana” (…) el artículo 3 establece que: a quienes in-
frinjan este decreto les corresponde de 30 a días a 6 años
de prisión”. Ese era el contexto político de la Argentina
de los años 50. Las FFAA intentaban “desperonizar” la
sociedad, proscribiendo el partido peronista.

En julio de 1957 la dictadura convoca una Convención para


reformar la Constitución Nacional. Perón llamo a sus segui-
dores a votar en blanco, resultando el voto mayoritario. Este
hecho resurgió las discusiones dentro del radicalismo en tor-
no a la actitud que debían adoptar frente al peronismo que

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 813


demostró un caudal electoral que seguía siendo decisivo.
Frondizi, a diferencia de la mirada de Ricardo Balbín,2 que
era partidario de no vincularse con el movimiento peronis-
ta, propone un acercamiento al líder -exiliado en Venezue-
la- para insertar al peronismo en el esquema político actual.
Este hecho trajo como consecuencia directa la ruptura de la
UCR en dos fracciones: la Unión Cívica Radical Intransigente
(UCRI), liderada por Frondizi, y la Unión Cívica Radical del
Pueblo, conducida por Balbín. Así es como Frondizi envió a
Caracas a su secretario Rogelio Frigerio para llevar adelante
las negociaciones que concretarían un pacto con Perón, por
el cual, a cambio de los votos peronistas, Frondizi se compro-
metió a desarrollar un programa económico, social y popular
afín al peronismo.
La fórmula de la UCRI Arturo Frondizi-Alejandro Gómez re-
sultó ganadora en las elecciones de 1958; y los gestos hacia la
masa trabajadora que posibilitó su llegada a la presidencia no
se hicieron esperar. La ley 14436 de “Amnistía para los presos
políticos peronistas” y la 14455 de Asociaciones Profesiona-
les, que en la práctica restituía las modalidades de organiza-
ción gremial implementadas durante el gobierno de Perón.
El acuerdo se estaba cumpliendo, no sin generar un fuerte re-
chazo de la UCRP (Unión Cívica Radical del Pueblo), de las
Fuerzas Armadas y de representantes de los grandes grupos

2
https://www.argentina.gob.ar/secretariageneral/museo-casa-rosada/iconos-argentinos/balbin

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 814


económicos nacionales y extranjeros que veían con preocu-
pación el rumbo “demasiado populista” que parecía tomar
el Gobierno. Las presiones se materializaron a mediados de
1959 con el reemplazo del ministro de Economía por Álva-
ro Alsogaray, aliado a los grupos de poder económico,
avalado por los militares, quien orientó la política econó-
mica a promover las exportaciones, limitar el proceso de
industrialización y liberalizar las restricciones impuestas
a las importaciones disminuyendo notablemente la capa-
cidad expansiva de la industria nacional. En sintonía con
el cambio radical del rumbo económico, la política de
concesión del petróleo a las empresas extranjeras terminó
por evidenciar la ruptura3 de la alianza con el peronismo,
abriendo un período de gran agitación social, paros, pla-
nes de lucha sindical y ocupaciones de fábricas al que el
Gobierno respondió con la aplicación del Plan de Conmo-
ción Interna del Estado (CONINTES). El plan, que prime-
ro fue secreto y luego se hizo público, implicó un régimen
de represión estatal contra la protesta sindical y política,
miles de personas fueron detenidas, intervenidos sindica-
tos y clausurados locales partidarios. Un período de per-
secución y violaciones de los derechos humanos contra
la población en general que es preciso comprender, sobre
todo, frente los años que se sucederán.

3
El 22 de junio de 1959, ante el incumplimiento de Frondizi, Perón ordenó publicar el
texto completo del Pacto.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 815


A nivel regional, cabe mencionar que el primero de enero de
1959 las fuerzas del Ejército Rebelde encabezadas por Fidel
Castro, Camilo Cienfuegos y el “Che” Guevara, ingresan vic-
toriosas en Santiago de Cuba y el dictador Fulgencio Batista
huye hacia los Estados Unidos, dando inicio a la Revolución
cubana4 en América Latina.
Finalmente, los partidos que respondían al peronismo triun-
fan en las elecciones legislativas de marzo de 1962 y Frondizi
es presionado por los grupos militares, quienes le exigen su
renuncia. Frente a su negativa, en la mañana del 29, un gol-
pe de Estado cívico-militar destituyó al presidente quien es
detenido en la isla Martín García. Ese mismo día, la Corte
Suprema de Justicia tomó juramento al presidente provisional
del Senado, José María Guido, quien asumió el cargo vacante
durante un año. De esta manera, una nueva etapa se abrió en
el país. Los militares, después de derrocar a Frondizi en 1962
e instalar el gobierno interino de Guido, habían acordado la
salida electoral, aunque manteniendo la proscripción del par-
tido peronista para las elecciones presidenciales y de goberna-
dores, lo que hizo posible el triunfo de la fórmula compuesta
por Arturo Illia-Carlos Perette de la Unión Cívica Radical del
Pueblo; y con ello también se modificarían las oportunidades
políticas para la manifestación de la protesta.

4 
Como resultado del movimiento revolucionario cubano de izquierda, entre sus trans-
formaciones radicales estuvieron la expropiación de monopolios locales y norteameri-
canos, la reforma agraria, la extensión de servicios sanitarios y campañas de alfabeti-
zación masiva.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 816


2) Elección de Illia y derrocamiento

Arturo Umberto lllia asumió la presidencia de la República el


12 de octubre de 1963. En su mensaje de asunción manifestó
su propósito de promover el crecimiento económico y una
más justa distribución de la riqueza a través de la intervención
del Estado en la economía. También expresó su decisión de
eliminar la desocupación, defender la moneda y los salarios
de los trabajadores, y sancionar un Código de Trabajo y Se-
guridad Social. Las medidas se alejaban del rumbo económi-
co basado en el libre juego del mercado, como el distribuidor
de los recursos. Distintas medidas económicas como la del
nuevo régimen cambiario que fijó límites y requisitos para las
operaciones de cambio o la sanción del régimen de salario
mínimo, vital y móvil para reactivar la economía.
En enero de 1965 el Partido Justicialista obtuvo la personería
jurídica que le permitía presentarse a elecciones en todo el
país. Así, estuvo en condiciones de presentarse en las elec-
ciones a diputados nacionales, legisladores provinciales y
autoridades municipales. Las elecciones del 14 de marzo se
realizaron con total normalidad. En el conjunto del país la
elección se polarizó entre la Unión Popular —nombre con el
que finalmente participó el peronismo— y la Unión Cívica
Radical del Pueblo. En el marco de la crisis económica y so-
cial, la nueva composición del Congreso, con diputados pero-
nistas, agravó la situación del Gobierno: exigían leyes a favor

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 817


de los trabajadores. Por otra parte, la modificación de la Ley
de Asociaciones Profesionales, que limitaba la participación
de los sindicatos en la política, multiplicó entre octubre y di-
ciembre los enfrentamientos entre los sindicatos y el Gobier-
no. La situación se complicó aún más luego de la sanción de
una ley de medicamentos, que establecía preferencias para los
laboratorios farmacéuticos de capital argentino frente a los
extranjeros. Estos comenzaron a participar activamente en el
derrocamiento del Gobierno.

3) La expansión militar. La autodenominada Revolución


Argentina

El 28 de junio de 1966 los comandantes en jefe de las tres Fuer-


zas Armadas destituyeron al presidente Arturo Illia, al Parla-
mento, a la Corte Suprema de Justicia y disolvieron todos los
partidos políticos. Juan Carlos Onganía, asumió la presidencia
jurando “observar fielmente los fines revolucionarios, el Estatu-
to de la Revolución5 y la Constitución de la Nación Argentina”.
La autodenominada y planificada “Revolución Argentina” te-
nía objetivos claros y se pensaba, no como un gobierno de
transición, sino con miras a perpetuarse en el poder durante

5
En su artículo 3 establecía: “El gobierno ajustará su cometido a las disposiciones de este
Estatuto, a las de la Constitución nacional y leyes y decretos dictados en su consecuencia,
en cuanto no se opongan a los fines enunciados en el Acta de la Revolución Argentina”.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 818


un largo lapso. Se destacaban como “fines revolucionarios”6
la necesidad de “consolidar los valores espirituales y morales”
que eran “patrimonio de la civilización occidental y cristia-
na”. Pero, además, este objetivo iba acompañado de otro, en
respuesta a los deseos de los empresarios que se habían visto
afectados por las luchas obreras de los años anteriores y que
implicaba “alcanzar adecuadas relaciones laborales”. Sectores
económicos, la Unión Industrial, las asociaciones de bancos,
la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, la Sociedad Rural o las
Confederaciones de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y
La Pampa respaldaron de inmediato al nuevo presidente. Lo
mismo hizo gran parte de la prensa, dedicada a justificar la
ruptura del orden institucional en virtud del “vacío de poder”.
Algunos partidos políticos —con la excepción de la UCRP y
los partidos de izquierda— omitieron crítica alguna a las nue-
vas autoridades. Por su parte, el sindicalismo observó los fines
del Gobierno con crecientes expectativas, varios representan-
tes sindicales asistieron a la ceremonia de asunción, incluso el
propio secretario general de la CGT, Francisco Prado.
Acompañaban el Acta de la Revolución Argentina tres ane-
xos. En el primero de ellos, el mensaje de la Junta Revolucio-
naria al pueblo argentino se exponía el “único y auténtico fin
de salvar la República y encauzarla definitivamente por el ca-
mino de su grandeza”. Señalaba también otras consideracio-
nes referidas a la necesidad de la intervención militar, entre

6
Acta de la Revolución Argentina.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 819


ellas: el electoralismo que impidió la incorporación de todos
los sectores representativos al quehacer nacional, la anarquía
imperante caracterizada por la lucha entre sectores antagó-
nicos de la sociedad, la imposibilidad de subsistencia de una
economía sana, el estatismo insaciable incorporado como sis-
tema y la imagen lamentable que había creado el Gobierno
en el exterior. A un mes de instaurada la dictadura militar,
el presidente de facto firmó el Decreto Ley 16192 por el cual
se suprimía el Gobierno tripartito y la autonomía de las
universidades nacionales, que regían desde finales de la
década de 1950. Además, se subordinaba a las autoridades
de las ocho casas de altos estudios del país al Ministerio de
Educación, nombrándolas administradoras o instándolas
a renunciar en un lapso de treinta días. Esto generó el re-
chazo de parte la Universidad de Buenos Aires, cuyas au-
toridades presentaron inmediatamente sus renuncias y en
cinco Facultades -Ciencias Exactas y Naturales, Arqui-
tectura, Ingeniería, Filosofía y Letras y Medicina - grupos
de estudiantes y docentes decidieron tomar los edificios.
El Gobierno decidió resolver la situación mediante la re-
presión policial y esa misma noche7 desalojó violentamen-
te de los edificios a estudiantes, profesores y graduados,
resultando cientos de personas detenidas y otras tantas
heridas. El año 1969 marcó el inicio de la descomposición
del régimen de la Revolución Argentina. Diferentes cir-
7
Este hecho es conocido como “La Noche de los Bastones Largos”.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 820


cunstancias terminarán en convertir las protestas obreras
en rebelión popular destacándose: el Cordobazo8 y el Rosariazo.

El Cordobazo
En mayo de 1969 el Poder Ejecutivo nacional había dictado
el decreto por el cual se derogaron los regímenes especiales
sobre el descanso del sábado -en Mendoza, San Juan, Tucu-
mán y Córdoba -. También se anunció el congelamiento de
los convenios colectivos y de los salarios. En la ciudad de Cór-
doba los sindicatos de SMATA —el Sindicato de los Mecáni-
cos de Automotores y Transportes de la Argentina, conducido
por Elpidio Torres—, de Luz y Fuerza —cuyo secretario re-
gional era Agustín Tosco— y la Unión Tranviarios Automo-
tor —UTA, liderada por Atilio López -; convocaron a una
asamblea general. El 29 de mayo cientos de jóvenes, obreros
y estudiantes marcharon unidos por las calles, abriendo un
profundo debate, que se expresó abiertamente en toda la so-
ciedad que se planteaba un interrogante: ¿cómo debía seguir
la lucha contra la dictadura y para qué? La movilización que
además reunió amplios sectores medios de la sociedad ocu-
pó la ciudad y forzó la intervención del Ejército. Para las or-
ganizaciones populares, el Cordobazo marcaba un camino:
oponerse a la dictadura y su apuesta violenta para imponer
un modelo de estrangulamiento económico que trababa el

8
Fue la mayor protesta obrera latinoamericana de posguerra, que provocara cambios
sociales, políticos y sindicales en todo el país.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 821


desarrollo nacional y regional a costa de los trabajadores, la
violencia revolucionaria y libertadora de quienes no estaban
dispuestos a ser explotados. Ante el volumen de la movili-
zación, Onganía ordenó que las Fuerzas Armadas se hicieran
cargo de la represión, dejando como resultado cientos de pre-
sos, decenas de heridos y dieciséis muertos. Resulta interesan-
te referenciar que, si bien la protesta social y la guerrilla coin-
cidieron en el tiempo como fenómenos del pos-Cordobazo,
es necesario diferenciarlos y no ver en la primera el origen de
la segunda. Nos encontramos en un momento histórico de la
Argentina en el cual la vía armada se configuraba como una
opción -una forma de acción directa - producto de la cul-
tura política en que el adversario se convierte en el enemigo.
Sumado a ello, la debilidad del sistema de partidos políticos
desvalorizaba la democracia representativa. Así es como las
organizaciones armadas comienzan a ocupar el escenario pú-
blico presentándose como una alternativa política más para el
acceso al poder. Las organizaciones armadas de raíz marxista,
como el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) y el Frente
Argentino de Liberación (FAL), surgidas antes de 1969 -lue-
go del Cordobazo - fueron ganando espacios hacia el interior
de los sindicatos a través de su inserción dentro de las fábricas.
Un año después, aparecerá en la escena política la organiza-
ción armada más importante de la Argentina por el volumen
de personas que movilizó: la organización de la izquierda pe-
ronista, Montoneros.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 822


Mónica Gordillo al referirse a la Organización Montoneros
señala:

Varios de sus jóvenes fundadores provenían de gru-


pos nacionalistas católicos, muchos de ellos inclu-
so habían militado en la agrupación nacionalista de
derecha Tacuara en los 60, pero luego de expandirse
el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo
tuvieron un acercamiento a los sectores desposeídos
sobre todo por la influencia del sacerdote Carlos Mú-
gica y los escritos de Juan García Elorrio publicados
en la revista “Cristianismo y Revolución”. Su primera
aparición pública tuvo un alto contenido simbólico: al
cumplirse un año del Cordobazo —fecha coincidente
con la del Día del Ejército— secuestraron a quien se
identificaba como el primer “verdugo” de la resisten-
cia peronista por el fusilamiento del general Valle en
junio de 1956 y por la expatriación del cadáver de Eva
Perón: el teniente general Pedro Eugenio Aramburu.9

Tres días después de su secuestro, el general Pedro Eugenio


Aramburu fue asesinado luego de ser sometido a un juicio re-
volucionario. Tan significativo fue el hecho, que produjo con-
secuencias inmediatas en la estructura de poder: la remoción
de Onganía y su reemplazo por Marcelo Roberto Levingston,
quien asumió la suma de los poderes Ejecutivo y Legislativo.
9
GORDILLO, Mónica B. Nueva Historia Argentina 1955-1976. Buenos Aires: Editorial
Sudamericana, vol. IX, 2003, p. 364-365.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 823


Sobre la Corte Suprema de Justicia de la Nación se regis-
tra un dato trascedente en lo que hace a la participación de
las mujeres en los poderes públicos. Durante su gobierno de
facto, Levingston designó en la Corte a Margarita Argúas,
convirtiéndose en la primera mujer en llegar a ese cargo en
nuestro país y, además, en integrar un máximo tribunal en
toda América.
La permanencia de Levingston en el Gobierno encontraría
límites frente a la agudización de la rebelión social que, entre
fines de 1970 y 1971, aumentó en varias provincias del inte-
rior. Otras de las limitaciones tuvo que ver con el remplazo
del ministro de Economía por Aldo Ferrer, un economista
nada vinculado a las empresas extranjeras ni a los organis-
mos financieros internacionales, todo lo contrario, sostenía
la necesidad de que el Estado liderara el proceso del desarro-
llo nacional, de acotar la influencia del capital transnacional,
de elevar los aranceles a las importaciones y de aumentar el
crédito para los medianos y pequeños industriales. Sin solu-
ciones para los graves conflictos sociales y políticos que se
extendían por todo el país y ante el descontento que produ-
cía la orientación de la política y la economía de su gobierno
entre los sectores de mayor poder económico, Levingston
terminó enfrentándose con la Junta de Comandantes que
exigió su renuncia siendo sucedido por el teniente general
Alejandro Agustín Lanusse.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 824


4) La Enmienda de 1972

El 3 de mayo de 1972, bajo la presidencia de facto de Agustín


Lanusse, se sanciona la Ley 19608,10 estableciendo que la Jun-
ta de Comandantes en Jefe -en poder de facto desde 1966
-declara necesaria la enmienda parcial de  la Constitución
Nacional que comprenderá los artículos 1, 5, 42, 45, 46, 48,
55, 56, 67 (inciso 7), 68, 69, 72, 77, 81, 87 y 96.
El 24 de agosto de 1972 la Junta de Comandantes en Jefe, “para
cumplir los fines de la Revolución Argentina, y en ejercicio
del Poder Constituyente”, sanciona el Estatuto Fundamental,
de carácter transitorio, que modificaba varias disposiciones
de la Constitución Nacional. En su artículo 4 dispone que re-
girá hasta el 24 de mayo de 1977 si una Convención Consti-
tuyente no decidiere acerca de la incorporación definitiva al
texto constitucional. Dentro de dicho plazo no hubo ninguna
convención constituyente, con lo que dejó de tener vigencia
en 1976, cuando se produjo una nueva ruptura institucional.
Sin embargo, hay que señalar que una vez en funciones, el
Gobierno que llevó a la tercera presidencia a Juan Domingo
Perón en 1973, no se pronunció de manera expresa sobre la
validez o vigencia del Estatuto Fundamental, dándole cumpli-
miento a algunos aspectos y a otros no. Esta situación dudosa
no permite afirmar con certeza si el Estatuto Fundamental es-
taba vigente o no en el momento de iniciarse el autodenomi-
nado Proceso de Reorganización Nacional.
10
https://www.argentina.gob.ar/normativa/nacional/ley-19608-302218/texto

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 825


Entre otras reformas constitucionales el estatuto estableció: la
reelección del presidente por una vez; la reducción del man-
dato del presidente, vicepresidente, diputados y senadores a
cuatro años; la reelección indefinida de diputados y senado-
res; obligatoriedad de que el presidente resulte elegido por la
mayoría absoluta de los votos válidos emitidos; la simultanei-
dad de las elecciones para cargos nacionales; la reducción del
quorum para sesionar; un mecanismo de aprobación automá-
tica de proyectos de ley presentados por el Poder Ejecutivo
si no es tratado en un plazo determinado; un mecanismo de
aprobación de leyes directamente por las comisiones internas
de las Cámaras; un organismo especial para realizar el juicio
político a los jueces integrado por miembros del Poder Judi-
cial, del Poder Legislativo y de los abogados.
En el plano electoral, convencido de que nada podía esperarse
de Perón, Lanusse optó por asegurar la condición mínima:
que Perón no sería candidato y dictó una cláusula que impe-
día ser candidato a quien no estuviera en el país antes del 25
de agosto.11 Tácitamente, Perón aceptó las condiciones, no sin
antes regresar al país por unos pocos días para comenzar a
organizar su estrategia electoral.

11
Esto significaba una proscripción encubierta, ya que Perón se encontraba exiliado
desde 1955.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 826


5) Regreso a las urnas. El FREJULI y la asunción de Perón. Los
grupos revolucionarios de izquierda y de derecha. La represión

En un clima enrarecido por la violencia política y por los ru-


mores de un posible golpe de Estado, que tendría por objeto
impedir la candidatura de Perón, en julio de 1972 este organizó
con otros partidos el FRECILINA (Frente Cívico de Liberación
Nacional), el que ampliado un poco más tarde se convirtió en el
FREJULI (Frente Justicialista de Liberación Nacional) y desde
el cual exigió al Gobierno el establecimiento de un calendario
electoral sin proscripciones ni condicionamientos.
Esta alianza electoral estaba integrada por el partido justicia-
lista con otros partidos como el Movimiento de Integración
y Desarrollo y el Partido Conservador Popular, entre otros.
El FREJULI se presenta a elecciones en dos oportunidades, en
marzo y septiembre del año 1973. En el primer caso llevando al
triunfo a la fórmula Héctor Cámpora (delegado de Perón) y Vi-
cente Solano Lima durante el breve lapso entre el 25 de mayo
y 13 de julio de 1973. En el segundo, consagrando la formula
Perón-Perón, donde el líder peronista iniciaría su tercer y último
mandato, junto a su cónyuge María Estela Martínez, como vice-
presidenta, hasta el fallecimiento del general, el primero de julio
de 1974, asumiendo “Isabel” -como era conocida - el mayor
cargo institucional del país y de esta manera, convirtiéndose en
la primera mujer presidenta de la historia argentina.12

12
Ejerció el mandato presidencial hasta su derrocamiento el 24 de marzo de 1976 por el
último golpe de Estado cívico-militar del país.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 827


El eje de la campaña electoral de 1973, desafiando abierta-
mente la cláusula restrictiva de Lanusse, fue “Cámpora al
gobierno, Perón al poder”. Desde el triunfo electoral hasta la
asunción13 el 25 de mayo de 1973, se vivió un clima de gran
movilización popular. El breve gobierno de Cámpora se ca-
racterizaría por el recrudecimiento de la violencia y los deba-
tes en torno a las diferentes concepciones del peronismo.

El retorno definitivo y la asunción de Perón


El 20 de junio de 1973 Perón regreso definitivamente al país,
luego de 18 años de exilio. Dispuesto a consolidar el ordena-
miento institucional y el programa económico puesto en mar-
cha por el ministro Gelbard, su llegada va a estar precedida
por una gigantesca movilización popular que se dirigió a su
encuentro en el aeropuerto de Ezeiza. Fue la mayor moviliza-
ción de la historia argentina, con más de un millón de perso-
nas, revelando así la expectativa que gran parte de la sociedad
había depositado en la figura de Perón. El acto a cargo de sec-
tores vinculados a servicios de inteligencia y aparatos de se-
guridad de algunos sindicatos agrupados en la CGT, concluyó
con un elevado número de muertos y heridos.
Con Perón en el país, estos sectores comenzaron a presionar
para forzar la renuncia de Cámpora, invocando la necesidad
de realizar de inmediato nuevas elecciones, sin ningún tipo
13
De la asunción, participaron representantes de Gobiernos latinoamericanos, entre los
cuales se destacaban el presidente chileno Salvador Allende y su par cubano, Osvaldo
Dorticós.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 828


de proscripción. Luego de su renuncia, fue reemplazado pro-
visionalmente por Raúl Lastiri, presidente de la Cámara de
Diputados y yerno de José López Rega,14 quien convocó a las
elecciones que se desarrollaron el 23 de septiembre de 1973.
La fórmula Perón-Perón logró un masivo respaldo en las urnas:
obtuvo el 62 por ciento de los sufragios frente al 21 por ciento
de la fórmula Balbín-De la Rúa que presentó el radicalismo.
Dos días después de la elección, el 25 de septiembre, es asesi-
nado uno de los hombres más cercanos al presidente electo,
el secretario general de la CGT, José Ignacio Rucci. Fue un diri-
gente sindical perteneciente a la Unión Obrera Metalúrgica
(UOM), que había ascendido políticamente de la mano de
Augusto Vandor15 y tuvo una gran participación en el retorno
de Perón. El crimen de Rucci provoca mayor tensión política
entre Perón y la organización guerrillera Montoneros que es
señalada como la responsable del asesinato.16
La idea de afianzar el ordenamiento institucional y liderar una
política de pacificación que ayudara a consolidar el programa
económico se vio obstaculizada por la profundización de la pug-
na entre fracciones antagónicas dentro del movimiento peronis-
ta y por las debilidades del propio programa, además de las resis-
tencias tanto de las organizaciones obreras como empresariales.

14
Fue ministro de Bienestar Social y secretario privado de Perón, lo apodaban “el Brujo”
y aparecía como la principal figura del ala derecha del movimiento.
15 
Militar y líder sindical peronista, asesinado el 30 de junio de 1969.
16
Recién dos años más tarde la organización guerrillera asumirá públicamente la au-
toría del hecho.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 829


Los grupos revolucionarios de Izquierda y de derecha. La
Represión

El período de la Argentina entre los años 1973-1976 fue una


de las etapas más complejas y controvertidas de nuestra his-
toria reciente. Un momento en el cual se observa una socie-
dad comprometida con nuevas ideas de cambios, movilizada,
sobre todo en sus sectores juveniles, aunque también atrave-
sada por la inquietud social y  la violencia política. Una ju-
ventud volcada hacia la militancia política revolucionaria. La
autora Maristella Svampa lo expresa así:

Los repertorios de acción abarcaban desde las tradi-


cionales manifestaciones populares  hasta la violencia
guerrillera, pasando por la guerra  de consignas y  las
pintadas. De modo que la experiencia política de los
militantes juveniles fue desarrollándose dentro  de es-
tructuras bastante organizadas, generalmente cerradas,
siempre jerárquicas.  En suma, la acción política de los
militantes juveniles se forjó al calor de las movilizacio-
nes, en el enfrentamiento con la dictadura, pero, sobre
todo, por contraposición con los “viejos” militantes sin-
dicales, identificados con el aparato burocrático y  las
estrategias de negociación y presión vandorista.17

17
SVAMPA, Maristella. Nueva Historia Argentina 1955-1976. Buenos Aires: Editorial
Sudamericana, 2003, vol. IX, pp. 390-391.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 830


Como ya hemos adelantado, la juventud se encontraba abier-
tamente lanzada a la arena de la protesta dando aparición a
organizaciones políticas y armadas como Montoneros, Fuer-
zas Armadas Revolucionarias (FAR), Fuerzas Armadas Pe-
ronistas (FAP) y Descamisados; bastantes exitosas en lograr
la inserción de la organización entre la población en general.
Svampa agrega:

En 1971, agrupación Montoneros implementaría una


estrategia política dirigida a la captación y encuadra-
miento de la juventud, que habría de tener hondas con-
secuencias. Se formó un frente de masas, sintetizado en
la denominación “La Tendencia Revolucionaria”, que
incluía, además de la Juventud Peronista, el Movimien-
to de Villeros Peronistas (MVP), la Unión de Estudian-
tes Secundarios (UES), la Juventud Universitaria Pero-
nista (JUP), la Agrupación Evita de la Rama Femenina
(AE) y el Movimiento de Inquilinos Peronistas (MIP).18

Ya en el Gobierno, la figura del ministro López Rega va en


ascenso y, bajo sus órdenes, comienza a afianzarse una estruc-
tura represiva ilegal desde principios de 1974: la organización
de un grupo parapolicial, conocido como la “Triple A”, cuyas
siglas referían a la Alianza Anticomunista Argentina. Entre
sus acciones más resonantes estuvieron: atentados con bom-
bas contra 19 locales de la Juventud Peronista; los asesinatos

18
SVAMPA, Maristella. Op. cit., pp. 390-391.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 831


del sacerdote Carlos Múgica —quien desarrollaba su acción
pastoral en la villa de Retiro de la Capital Federal—; del di-
putado de la izquierda peronista, el abogado Rodolfo Orte-
ga Peña; del profesor universitario y teórico marxista Silvio
Frondizi; y de numerosos militantes y dirigentes gremiales en
diferentes lugares del país.
En este contexto de creciente violencia los diputados nacio-
nales del bloque de la JP (Juventud Peronista) renuncian a
sus bancas, varios artistas abandonan el país luego de recibir
amenazas de muerte y la organización Montoneros comienza
a cuestionar abiertamente la orientación política del gobier-
no de Perón. Sumado a ello, el contexto económico interna-
cional se tornó desfavorable a raíz del aumento del precio
del petróleo decidido por la OPEP19 afectando la economía
mundial y repercutiendo sobre la economía argentina, ya que
la industria continuaba dependiendo de la importación de
insumos y esto derivó en una fuerte presión sobre los precios
internos. Sumado a ello, la inversión privada no crecía —de-
mostrando la reticencia del empresariado a apoyar el plan
del Gobierno—, siendo la inversión pública la que sostuvo la
expansión de la actividad económica. El 12 de junio de 1974,
en un intento de dar respaldo al plan económico, Perón pro-
nunciará —primero por radio y televisión y luego desde los
balcones de la Casa Rosada— su último discurso. Entre las
frases más relevante se destaca: “Yo sé que hay muchos que

19
Organización de Países Exportadores de Petróleo.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 832


quieren desviarnos en una o en otra dirección; pero nosotros
conocemos perfectamente bien nuestros objetivos y marcha-
remos directamente a ellos, sin dejarnos influir por los que ti-
ran desde la derecha ni por los que tiran desde la izquierda”.20
Unos días después, el primero de julio, fallece en Olivos a
los 78 años.
Su fallecimiento aceleró el proceso de deterioro del Gobierno.
El programa económico perdió su sostén político; y su ausencia
llevó a un primer plano la lucha social y el enfrentamiento vio-
lento entre las fracciones antagónicas del movimiento. En medio
de la crisis y el clima de violencia, la vicepresidenta María Estela
Martínez asumió la presidencia y para satisfacer los reclamos de
orden y seguridad, otorgó a las Fuerzas Armadas un papel cada
vez más importante en la “lucha antisubversiva”. De este modo,
suponía el Gobierno, los militares se conformarían y aceptarían
continuar subordinados a las autoridades constitucionales.
Luego de varias concesiones que solo demostraban a empre-
sarios y militares la debilidad del Gobierno, los sectores ca-
pitalistas y de las Fuerzas Armadas consideraron necesario
asumir el control de la situación. Con una opinión pública
preparada por los medios de comunicación, que anunciaban
la inminencia de un golpe militar, se dio un marco propicio
para que el 24 de marzo de 1976 las Fuerzas Armadas inte-
rrumpieran el ciclo constitucional e instauraran una nueva
dictadura cívico militar.

20
Fragmento del último discurso de J. D. Perón.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 833


6) El autodenominado Proceso de Reorganización Nacional

En los años cincuenta, con el objetivo de combatir el comu-


nismo, el Gobierno de Estados Unidos impulsó una línea de
acción llamada  Doctrina de Seguridad Nacional. Esta polí-
tica exterior le permitía brindar ayuda económica, militar o
técnica a países que compartieran los intereses económicos
estadounidenses.
El mundo se encontraba atravesado y dividido por la Guerra
Fría, por un lado el bloque occidental liderado por Estados
Unidos y las banderas del liberalismo y el capitalismo; y por
el otro lado, la Unión Soviética que se erigía como ejemplo
del socialismo. América Latina no fue ajena al conflicto in-
ternacional, testimonio de ello fueron los países21 que vieron
interrumpido el orden democrático y constitucional a través
de dictaduras que hicieron suyas la lucha internacional contra
el comunismo, el socialismo o cualquier cosa que se le pare-
ciera,  violando sistemáticamente durante años los derechos
humanos de sus ciudadanos. 
El autodenominado Proceso de Reorganización Nacional22
fue conducido por los representantes de las tres Fuerzas Ar-
madas del país: Jorge Rafael Videla, comandante general del
Ejército; Emilio Eduardo Massera, comandante general de la

21
Uruguay, con Juan María Bordaberry; Chile, con Augusto Pinochet.
22
Su autodenominación respondía a dos conceptos, por un lado se presentaba como un
“proceso” que no tenía plazos concretos sino objetivos; y por el otro, “reorganización”
del país, lo que implicaba reformas en todos los aspectos.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 834


Armada; Orlando Ramón Agosti, comandante general de la
Fuerza Aérea; en una clara actitud de buscar evitar los pro-
blemas de personalización del poder y las dificultades para
la sucesión que había enfrentado el anterior gobierno militar
entre 1966 y 1973. Para ello, las tres armas se repartieron se-
gún un criterio aritmético —el 33 por ciento cada una— el
control de las distintas jurisdicciones e instituciones estatales
(ministerios, gobernaciones, intendencias) garantizando en
“La Junta” el ejercicio conjunto del poder político.
Como en 1966, una gran parte de la población —sobre todo
sectores capitalistas— esperaban que frente a la aguda cri-
sis que atravesaba la sociedad argentina, el nuevo gobierno
militar reimplantaría el orden y normalizaría la economía.
Pero hubo profundas diferencias entre los mecanismos, las
metodologías y las políticas implementadas por los gobier-
nos militares anteriores y la dictadura que tomó el gobierno
el 24 de marzo de 1976. El régimen dictatorial se propuso un
disciplinamiento generalizado de la sociedad argentina para
modelarla a su imagen y semejanza. Para alcanzar este obje-
tivo ejerció dos tipos de violencia sistemática: la violencia del
Estado y la violencia del mercado.
Innumerables autores y autoras han reflexionado sobre el
avance que alcanzó la violencia del Estado durante esta épo-
ca hasta transformarse en Terrorismo de Estado. Hablamos
de Terrorismo de Estado cuando el monopolio de la fuerza
y la portación de armas -que los ciudadanos consienten en

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 835


un Estado de derecho para que garanticen la vigencia de sus
derechos individuales-23 se vuelven en su contra. Es decir, el
terrorismo de Estado comienza cuando el Estado utiliza sus
Fuerzas Armadas contra los ciudadanos y -controlando la tota-
lidad de las instituciones que dependen del Gobierno- los des-
poja de todos sus derechos fundamentales y también de la vida.
El Estado se convierte en un terrorista cuando hace uso de
la violencia, la tortura, oculta información, crea un clima de
miedo, margina al Poder Judicial, produce incertidumbre en
las personas y confunde deliberadamente a la opinión públi-
ca. Frente a este Estado, las ciudadanas y los ciudadanos se
encuentran totalmente indefensos y sujetos al arbitrio de la
voluntad de quienes se han arrogado la autoridad.
El autor Eduardo Luis Duhalde afirma:

No se trata sólo ya del Estado militarmente ocupado,


asaltado por su brazo militar, donde la coerción ha re-
emplazado a las decisiones democráticas y donde el au-
toritarismo se configura en el manejo discrecional del
aparato del Estado y en la abrogación de los derechos y
libertades de los ciudadanos. Por el contrario, implica un
cambio cualitativo y profundo en la propia concepción
del Estado, una nueva forma de Estado de Excepción.24

Teoría del Contrato Social.


23

DUHALDE, Eduardo Luis. El Estado terrorista argentino. Quince años después, una
24

mirada crítica. Buenos Aires: Eudeba, 1999.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 836


En su faz económica la dictadura produjo cambios profun-
dos en la estructura que terminaron consolidando un nuevo
modelo económico basado en la apertura comercial, en detri-
mento de la industria local. Y como si fuera poco, se registró
un fuerte impulso a la política de acumulación financiera y la
restricción de la participación del Estado.25
Con la designación del ministro de Economía, José Alfredo
Martínez de Hoz, —un representante del liberalismo econó-
mico ortodoxo y muy relacionado con los organismos y cen-
tros financieros internacionales— se presentó su “Programa
de recuperación, saneamiento y expansión de la economía
argentina”, siendo sus bases fundamentales el saneamiento
monetario y financiero entendido como necesario para la ex-
pansión del aparato productivo del país. La transformación
regresiva de la economía tuvo como beneficiarios inmediatos:
el sector agropecuario, los grandes grupos económicos y fi-
nancieros locales. El Gobierno propuso un fuerte retroceso en
el poder adquisitivo de los salarios. Martínez de Hoz dispuso
como medida el congelamiento de salarios por tres meses, lo
que significó la pérdida de más del 30 por ciento del poder
adquisitivo de los y las trabajadores. Esta medida fue com-
plementada por más disposiciones tendientes a garantizar el
disciplinamiento de ese sector de la sociedad: las reformas a la
Ley de Contrato de Trabajo y la eliminación de las convencio-
nes colectivas. Cambios económicos y sociales acompañados

25 
Teorías económicas basadas en el concepto de libre mercado. Neoliberalismo económico.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 837


del terrorismo de Estado que, a través de la tortura, desapari-
ción y muerte; impidió toda resistencia social, garantizando el
éxito del rumbo económico impuesto.
El plan del régimen militar incluyó que centenares de bebés,
secuestrados con sus madres y padres, o nacidos durante el
cautiverio de sus madres embarazadas fueran apropiados,
ocultadas sus identidades, entregados a otras personas, en
algunos casos vecinos o incluso a instituciones públicas que
daban en adopción.
A fines de 1977 el Gobierno reconoció —aunque no lo di-
fundió públicamente— haber alcanzado la victoria militar en
su “guerra antisubversiva”. Al interior de las fuerzas, con el
objetivo de diseñar las bases del orden político futuro, busca-
ron un acercamiento político con sectores de la sociedad civil
de los cuales necesitaban el apoyo para cerrar definitivamen-
te los cuestionamientos sobre las violaciones de los derechos
humanos. El camino elegido por el Gobierno se tradujo en la
invitación al país de un organismo internacional: la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la Organi-
zación de Estados Americanos (OEA). Con esta estrategia, la
Junta Militar estaba convencida de que la visita serviría para
mostrar al mundo y al país, no solo que la represión en la
Argentina había sido producto de una guerra necesaria pero
acotada, sino también que esa guerra ya era una cuestión del
pasado. El resultado no fue el esperado por el gobierno mili-
tar. Luego de la visita, la Comisión produjo un informe que

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 838


fue conocido en abril de 1980 y en contra de los deseos es-
perados por el Gobierno, terminó legitimando en los planos
nacional e internacional los reclamos de los organismos de
derechos humanos.
Veamos algunos de los números que nos dejó la última dicta-
dura cívico-militar.26 hubo 4 presidentes de facto: Videla, Vio-
la, Galtieri y Bignone. Más del 50 por ciento de las personas
desaparecidas eran jóvenes entre veintiún y treinta años. La
mayoría integraban el sector obrero (30 por ciento); estudian-
tes (21 por ciento); empleados (17 por ciento) y profesionales
(10 por ciento). Funcionaron más de 300 Centros Clandesti-
nos de Detención. La dictadura se apropió de 500 hijos e hijas
que nacieron en cautiverio, siendo recuperados a la fecha solo
130. Se cerraron 20 000 fábricas. La deuda externa se mul-
tiplicó por 6 pasando de 8 mil millones a 46 mil millones.
Se prohibieron más de 200 canciones de artistas argentinos y
extranjeros y más de 600 libros; entre ellos, muchos infantiles.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobó un Crédito
Internacional de 110 millones de dólares el mismo día del Gol-
pe Militar, aun cuando las nuevas autoridades no habían sido
reconocidas por ningún país en el mundo y se estatizó la deuda
privada de más de 70 grandes empresas, entre ellas el Grupo
Macri, Techint, Fiat, Ford, City Bank, IBM, Banco Francés.

26
Ministerio de Educación de la Nación. La última dictadura: mejor hablar de ciertas
cosas, 2011.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 839


7 ) Las desapariciones forzadas como metodología
Hemos reiterado que durante el siglo XX Argentina atravesó
seis golpes al orden institucional, coincidiendo en varias de
sus características. El golpe de 1976 incorporó la desaparición
de personas y el campo de concentración-exterminio como
modalidad represiva del poder estatal organizada desde y
dentro de las Fuerzas Armadas.
La desaparición de personas es una mención literal: una per-
sona que a partir de un determinado momento no se encuen-
tra más, se esfuma, desaparece, sin que quede rastro de su
vida ni de su muerte. Al no aparecer el cuerpo, no se configu-
ra delito. Si bien pueden existir testigos del secuestro o de su
permanencia en algún centro de detención, no hay un cuerpo
material que dé testimonio del hecho.
En nuestro país, durante 1976 y 1982, funcionaron 340 centros
clandestinos de detención (CCD), distribuidos en todo el terri-
torio nacional, donde miles de personas permanecieron secues-
tradas y torturadas. No es posible precisar el número exacto de
desapariciones porque además de que la represión era clandesti-
na, generaba un mayor terror social y muchos de los familiares
no realizaban a las autoridades u organismos las denuncias de los
secuestros.27 En palabras de la autora Pilar Calveiro:

27
La Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas, creada en 1983 por el pre-
sidente Alfonsín con el objetivo de investigar las violaciones a los derechos humanos
durante el terrorismo, recibió 8 960 denuncias.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 840


Los campos de concentración, ese secreto a voces que
todos temen, muchos desconocen y unos cuantos nie-
gan, sólo es posible cuando el intento totalizador del
Estado encuentra su expresión molecular, se sumerge
profundamente en la sociedad, permeándola y nu-
triéndose de ella. Por eso son una modalidad represi-
va específica, cuya particularidad no se debe desdeñar.
No hay campos de concentración en todas las socieda-
des. Hay muchos poderes asesinos, casi se podría afir-
mar que todos lo son en algún sentido. Pero no todos
los poderes son concentracionarios.28

Es a partir del testimonio de los sobrevivientes que comienza


a desprenderse el dispositivo montado por la dictadura para
acallar voces y consciencias. Desde los grupos de inteligencias
que recolectaban información, los secuestros por las pato-
tas, los guardias, hasta los interrogadores y torturadores dan
cuanta de la fragmentación en las tareas, pensada como una
maquinaria del poder y eliminación que se asemeja mucho
a experiencias totalizantes, como los campos de concentra-
ción de la Alemania nazi. Es importante saber qué hizo esta
maquinaria en el cuerpo y en la mente de las personas para
entender cómo se las aterrorizaba, además de querer quebrar
la voluntad de resistencia. Fueron utilizados distintos méto-
dos entre los que se encontraban: la picana eléctrica, técnicas
de asfixia, ya fuera por inmersión en agua o por carencia de
28
CALVEIRO, Pilar. Poder y Desaparición. Buenos Aires: Editorial Colihue, 2008, p. 28.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 841


aire, golpes con todo tipo de objetos, palos, látigos, varillas,
golpes de karate, así como palizas colectivas, colgamiento por
las extremidades, quemaduras con agua hirviendo, alambres
al rojo, cigarros y les practicaron cortaduras de todo tipo. Los
llamados “vuelos de la muerte” con el fin de eliminar los cuer-
pos de las personas detenidas se los arrojaba desde un avión
al mar. Otro de los métodos utilizados fue todo tipo de abuso
sexual, violaciones múltiples tanto a mujeres como a varones.
A partir del 2003, la reapertura del proceso de justicia por
las violaciones a los derechos humanos cometidos durante el
terrorismo de Estado ha permitido el reconocimiento de un
aspecto en las detenciones que habían sido invisibilizado du-
rante la experiencia de justicia de los años ochenta: el ejercicio
de la violencia de género. Muchas veces la violencia sexual
—un delito— era ocultada por parte de las mujeres ya sea por
vergüenza o para proteger a sus seres queridos de alguna par-
te del horror vivido. Con esta nueva reconstrucción surge que
las agresiones sexuales no se presentaban de manera aislada,
sino que formaron parte del plan general de aniquilamiento y
degradación de la subjetividad de las personas.

8) Organizaciones de Derechos Humanos


En plena dictadura cívico militar, familiares de los desapa-
recidos comenzaron a pedir respuestas a las autoridades.
Un grupo de mujeres —madres— empezaron a reunirse en
la Plaza de Mayo como punto de encuentro y desde allí se

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 842


organizaron en el reclamo por sus hijas e hijos desapareci-
dos. Como respuesta sufrieron una constante persecución,
incluyendo secuestros y desapariciones.29 Nada impidió que
con el paso del tiempo emerjan diferentes organizaciones de
derechos humanos, actualmente vigentes, entre ellas Madres
y Abuelas de Plaza de Mayo, que durante todos estos años
recuperaron cientos de nietos/as y reclamaron al Estado la
aparición con vida de sus hijos/as y el juzgamiento y la con-
dena a los responsables de los hechos. Mujeres que trascen-
dieron el horror, el miedo, la angustia y se afianzaron a la
lucha por la memoria, verdad y justicia.
En el año 1987 varias de estas organizaciones impulsaron la
iniciativa para una Convención contra las Desapariciones
Forzadas de Personas. Como consecuencia de esta iniciativa
argentina, la Asamblea General de las Naciones Unidas apro-
bó en el año 1992, la Declaración sobre la Protección de Todas
las Personas contra las Desapariciones Forzadas, que no era
obligatoria para los Estados pero contenía una definición de
desaparición forzada:

(…) que se arreste, detenga o traslade contra su vo-


luntad a las personas, o que éstas resulten privadas de
su voluntad de alguna otra forma por agentes guber-
namentales de cualquier sector o nivel, por grupos
organizados o por particulares que actúan en nombre

29
Entre ellas, Azucena Villaflor y María Ponce de Bianco.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 843


del gobierno o con su apoyo directo o indirecto, su au-
torización o su asentimiento, y que luego se niegan a
revelar la suerte o paradero de esas personas o a reco-
nocer que están privadas de la libertad, sustrayéndoles
así de la protección de la ley.

Con la reforma constitucional de 1994 fueron incorporados


con jerarquía constitucional instrumentos del derecho inter-
nacional de los derechos humanos. Recién en el año 2006 las
Naciones Unidas aprueban una Convención Internacional
para la protección de todas las personas contra las desapari-
ciones forzadas, aprobada por el Estado argentino en el año
2007 a través de la Ley 26298, cuya definición es incorporada
en su artículo segundo.
Además de las Madres y Abuelas, se formaron otras organi-
zaciones que agruparon a personas que estaban directamente
afectadas por la represión, como los Familiares de Detenidos
y Desaparecidos por razones políticas y el Centro de Estudios
Legales y Sociales (CELS).

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 844


9) Guerra de Malvinas. Consecuencias

En busca de la estabilidad política el 24 de marzo de 1981,


cinco años después del golpe, Roberto Viola reemplazó a Jor-
ge Videla en el cargo de presidente. El cambio fue sin éxito
y acentuó el debilitamiento del Gobierno. En diciembre de
1981, el comandante en jefe del Ejército, Galtieri, desplazó a
Viola y se hizo cargo de la presidencia. Se agudizaba la cri-
sis económica por nuevas devaluaciones, aumento de la in-
flación, la recesión y la deuda externa se volvía inmanejable.
Sumado a ello, el aumento de la capacidad de movilización de
los sectores opositores, tanto los sindicales como los relacio-
nados con la defensa de los derechos humanos.
En 1982 irrumpe en la escena nacional una preocupación cen-
tral para el gobierno militar: la recuperación de la soberanía so-
bre las islas Malvinas, ocupadas por el Reino Unido desde 1833.
La guerra de Malvinas es uno de los episodios más difíciles
de abordar de nuestra historia reciente. La experiencia resulta
compleja por diferentes razones. En primer lugar, fue la deci-
sión de un gobierno de facto que desde 1976 implementaba el
terrorismo de Estado. Por otro lado, una buena parte de la so-
ciedad, incluso de grupos opositores al Gobierno apoyaron la
decisión militar. Y, por último, se trata de una reivindicación
histórica y absolutamente justa ya que, salvo una situación ex-
cepcional ocurrida en el 1842, la Argentina nunca renunció a
su derecho de soberanía sobre las islas.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 845


En enero de 1982 la Junta decidió retomar las negociaciones
diplomáticas y emplear la fuerza armada en caso de fracaso de
la primera opción. La operación militar prevista inicialmente
era pacífica y solo consistía en el desembarco, la ocupación y
el retiro inmediato de las islas. Con ello, se buscaba obligar al
Gobierno inglés a iniciar una negociación. Sin embargo, una
vez producido el desembarco, la Junta decidió no retirarse de
las islas porque advirtió que la campaña militar por la recupe-
ración de la soberanía sobre las Malvinas podía generar im-
portantes beneficios políticos internos.
La mañana del 2 de abril de 1982 el gobierno militar a través
del Comunicado 1 se dirigió a la población por cadena nacio-
nal anunciando: “La República, por intermedio de las Fuerzas
Armadas, mediante la concreción exitosa de una operación
conjunta, ha recuperado las islas Malvinas y las Georgias y
Sándwich del Sur...”; dando inicio al único conflicto bélico del
país durante el siglo XX.
La decisión militar fue apoyada por la mayoría de los parti-
dos políticos y las organizaciones sindicales, solo Raúl Alfon-
sín expresó su oposición a la guerra. Sin embargo, parte de la
oposición política diferenció su acuerdo con la recuperación
de las islas de sus críticas a la dictadura militar.
Para las Fuerzas Armadas esta acción, que estaba relacionada
con un reclamo histórico, generaba la adhesión de la pobla-
ción y una nueva legitimidad política para el Gobierno. Co-
metieron el error de considerar improbable que el Gobierno

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 846


británico intentara recuperar militarmente las islas, por lo
cual la Junta no tenía previsto un plan de defensa de sus posi-
ciones en las islas tomadas. En los días siguientes un clima de
euforia se generalizó en el Gobierno, en los medios de comu-
nicación y en una gran parte de la ciudadanía. Los militares
argentinos confiaban en que Gran Bretaña no entraría en una
contienda bélica en territorios que se encontraban tan aleja-
dos y que suponían sin importancia para los intereses británi-
cos. Por otra parte, confiaban también en que, en caso de un
enfrentamiento armado, las fluidas relaciones que la Argen-
tina tenía con el Gobierno de los Estados Unidos, presidido
por Ronald Reagan, servirían para asegurar, por lo menos, la
neutralidad de ese país en la guerra.
Pero la reacción británica no fue la prevista. Los grupos con-
servadores de aquel país liderados por la primera ministra
Margaret Thatcher también consideraron que la guerra del
Atlántico Sur generaría consenso hacia su política interna.
Rápidamente los británicos enviaron gran cantidad de bu-
ques de guerra hacia la zona austral, al mismo tiempo que
lograban la solidaridad de la Comunidad Económica Europea
y el apoyo del Consejo de Seguridad de la Organización de
las Naciones Unidas. La Argentina, por su parte, había con-
seguido un tibio respaldo de la Unión Soviética y la solidari-
dad total, aunque no armada, de los países latinoamericanos,
comprometidos por el Tratado Interamericano de Asistencia
Recíproca (TIAR), aunque no el de los Estados Unidos (que
también integraban esa alianza defensiva).

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 847


Luego de varios intentos de mediación, inicialmente el
Gobierno de los Estados Unidos y posteriormente las pro-
puestas de mediación de varios jefes de Estado latinoame-
ricanos y del secretario general de la Organización de las
Naciones Unidas, las negociaciones fracasaron y los britá-
nicos recuperaron sin mayores dificultades las Georgias.
A principios de mayo de 1982 comenzaron el ataque mili-
tar contra las Malvinas. Se vivía un clima de euforia hasta
que, a comienzos de junio, los partes oficiales comenzaron
a tener un tono más cuidadoso. Las bajas de los inexper-
tos jóvenes conscriptos ascendían a decenas. La despro-
porcionada infraestructura de combate entre ambos países
era considerable, ello sumado a la tecnología bélica de los
ingleses y las pésimas condiciones alimentarias de los sol-
dados argentinos.
Con el transcurso de los días la guerra iba mostrando la
cruda realidad de la derrota argentina, y la sociedad tran-
sitó de la euforia a la desmoralización. Los partes oficiales
y los medios de comunicación lentamente informaron la
verdad de lo que estaba ocurriendo.
La rendición definitiva tuvo lugar el 14 de junio de 1982. Al
día siguiente, Galtieri convocó a la población en Plaza de
Mayo para anunciar la rendición y realizar un balance del
conflicto. Una multitud colmó la plaza, pero esta vez repu-
dió a la dictadura militar y también criticó la irresponsable
conducción de la guerra por parte de los militares.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 848


Lo mismo sucedió con los partidos políticos de la oposi-
ción, desde peronistas, radicales, y hasta sectores de iz-
quierda hicieron responsables a la Junta Militar de haber
utilizado la excusa del conflicto para frenar las presiones
sociales y mantenerse en el poder. También criticaron la
falta de una correcta evaluación de la situación internacio-
nal y la actitud negligente con la que los comandantes mili-
tares habían enviado a jóvenes conscriptos sin experiencia
a una guerra contra una potencia europea superior arma-
mentística y tecnológicamente. La concentración en Plaza
de Mayo terminó con una violenta represión de las fuerzas
de seguridad contra todos los presentes. En el plano polí-
tico, la derrota provocó una profunda crisis en el régimen
militar y la renuncia de Galtieri en julio de 1982. Todo el
arco político y social opositor comenzó a reclamar el fin de
la dictadura, la convocatoria a elecciones y la aparición con
vida de los detenidos-desaparecidos por la dictadura militar.

Con Malvinas ocurre algo muy curioso, una tensión


muy fuerte entre memoria y olvido; memoria de la
guerra, de los muertos, de los derechos argentinos; ol-
vido de la inescindible relación entre Estado Terroris-
ta de Seguridad Nacional y declaración de guerra, que
fue un hecho no desconectado de los crímenes de lesa
humanidad y la desaparición de millares de hombres y
mujeres y de apropiación de centenares de niños. Allí
radica el nudo de la cuestión: toda reivindicación del

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 849


2 de abril es, necesariamente y mal que pese, una rei-
vindicación de un acto de la dictadura (no digo de la
dictadura, sino de un acto de ella, algo bien distinto),
independientemente de la intención de quienes la pro-
movieron y mantienen.30

Para finalizar, en la reconstrucción colectiva del episodio Mal-


vinas, uno de los más tristes de nuestra historia reciente, hubo
mujeres que jugaron un rol fundamental y que, sin embargo,
continúan sin ser reconocidas. Enfermeras,  instrumentado-
ras quirúrgicas y especialistas en terapia intensiva estuvieron
presentes en mar y tierra, brindando atención sanitaria a los
heridos que regresaban de las Islas Malvinas. Recién en el año
2014, el Ministerio de Defensa condecoró y reconoció a die-
ciséis mujeres, todas ellas son veteranas de guerra, que fueron
parte de las tripulaciones de los buques argentinos que parti-
ciparon en el conflicto.

30
ANSALDI, Waldo. La memoria y el olvido como cuestión política a propósito de
Malvinas. Malvinas Argentinas y Latinoamérica. En: Revista de la Facultad de Ciencias
Sociales, UBA. 2012, núm. 80.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 850


10) Doctrina de facto. Interpretación jurisprudencial de los
actos de los gobiernos de facto a lo largo del tiempo. Supre-
macía constitucional y estatutos de los gobiernos de facto

Durante el siglo XX, la Argentina sufrió seis interrupciones al


sistema democrático y al orden constitucional. Esos episodios
dieron comienzo a la doctrina de origen jurisprudencial para
validar los actos jurídicos de esos Gobiernos, elaborada por el
máximo órgano judicial de país: la Corte Suprema de Justicia
de la Nación.
La Constitución de la Nación Argentina establece en una pri-
mera parte, denominada dogmática, la forma de gobierno y
Estado; y reconoce los derechos y garantías de la persona hu-
mana como sujeto del sistema político democrático. En una
segunda parte, denominada parte orgánica, establece y or-
ganiza los poderes constituidos, atribuyéndoseles funciones.
Los tres poderes que recoge son el Poder Legislativo, Poder
Ejecutivo y Poder Judicial. Nos detendremos en este último.
La Corte Suprema de Justicia de la Nación es el más alto tri-
bunal de la República Argentina. Es el órgano máximo dentro
de uno de los tres poderes del Estado y su misión consiste en
asegurar la supremacía de la Constitución, custodiar los dere-
chos y garantías en ella enunciados y participar en el Gobier-
no de la República. Asimismo, la función de control político
que desempeña es la de un poder llamado a equilibrar el sis-
tema político. Tiene como fin garantizar la eficacia en el logro

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 851


del bien común, la legitimidad y juridicidad de la actuación
estatal y la activa defensa de los derechos humanos.
Luego del golpe del 6 de septiembre de 1930, que derrocara
al gobierno radical de Hipólito Yrigoyen, la Corte Suprema
de Justicia resolvió por unanimidad dictar la Acordada, cuyo
contenido dio origen a la doctrina de los gobiernos de facto.
En ella expresaron que tomaban conocimiento la constitución
de un gobierno provisional emanado de una revolución triun-
fante del 6 de septiembre del 1930. Que ese gobierno en pose-
sión de las fuerzas militares y policiales con el fin de asegurar
la paz y el orden de la nación, declaró en actos públicos, que
mantendrá la supremacía de la Constitución y de las leyes del
país, en el ejercicio del poder. Entre sus párrafos se destaca:

Que la doctrina constitucional e internacional se uni-


forma en el sentido de dar validez a sus actos, cual-
quiera que pueda ser el vicio o deficiencia de sus nom-
bramientos o de su elección, fundándose en razones
de policía y de necesidad y con el fin de mantener
protegido al público y a los individuos cuyos intereses
puedan ser afectados, ya que no les será posible a éstos
últimos realizar investigaciones ni discutir la legalidad
de las designaciones de funcionarios que se hallan en
aparente posesión de sus poderes y funciones.

De esta manera, apelando a antecedentes doctrinarios y juris-


prudenciales que no resultaban aplicables al caso y mediante

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 852


una simple acordada, la Corte Suprema de Justicia admitió el
derrocamiento de un Gobierno constitucional sobre la base de
que los golpistas detentaban el uso de la fuerza militar y policial.
En 1943, luego de la revolución del 4 de junio, convalidó el
Gobierno replicando en forma íntegra aquella decisión de la
Acordada de 1930.
En cambio, doce años después, en septiembre de 1955, con
la autoproclamación de Lonardi como presidente provisional
de la Nación, la situación tomó un giro diferente y por pri-
mera vez desde su organización, directamente los miembros
de la Corte Suprema fueron depuestos y se nombraron —por
decreto— nuevos integrantes. Y así, el órgano fue renovado
sin respetar el procedimiento establecido en la Constitución
Nacional, en contra del sistema democrático. La doctrina
en cuestión legalizó y reconoció como Gobiernos a sucesi-
vos grupos armados ilegítimos con el único fundamento de
que tenían el control fáctico de las fuerzas represivas. Con
la decisión de Aramburu, dispuesta mediante proclama, de
dejar sin efecto la Constitución Nacional de 1949 e impo-
ner el texto de la Constitución de 1853 con las reformas de
1860, 1866 y 1898; generó una crisis en la Corte que si bien
había aceptado la legitimidad el gobierno militar, tenía esta-
blecido que un régimen así debía ser provisorio y mantener la
Constitución como norma suprema.
Al asumir la presidencia Onganía, luego del golpe de 1966,
que destituyera al presidente Arturo Illia y a los miembros de

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 853


la Corte Suprema, juraría “observar fielmente los fines revolu-
cionarios, el Estatuto de la Revolución y la Constitución de la
Nación Argentina”. El Estatuto Argentino dictado por el go-
bierno militar estaba integrado por diez artículos que tenían
preeminencia sobre la Constitución Nacional de 1853, con las
reformas de 1860, 1866, 1898 y 1957; que permaneció vigente,
aunque sin el carácter de norma suprema. En su artículo 3
establecía que “el gobierno ajustará su cometido a las dispo-
siciones de este Estatuto, a las de la Constitución Nacional y
leyes y decretos dictados en su consecuencia, en cuanto no se
opongan a los fines enunciados en el Acta de la Revolución
Argentina”. Al asumir Héctor José Cámpora como presidente
constitucional el 25 de mayo de 1973, el Estatuto quedó, de
hecho, sin efecto.
El 24 de marzo de 1976, las Fuerzas Armadas derrocaron al
gobierno constitucional de Isabel Perón y firmaron un acta
disolviendo el Congreso nacional y las legislaturas de las pro-
vincias, y removiendo a los miembros de la Corte Suprema, al
procurador general y a los integrantes de los tribunales supe-
riores de justicia provinciales.
La Corte seguiría consolidando la doctrina de facto frente a
cada golpe militar, y el golpe de 1976 no sería la excepción.

Considerando que un verdadero estado de necesidad


reinante en el país obligó a las Fuerzas Armadas a tomar
a su cargo el Gobierno de la Nación, no olvidando, por

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 854


cierto, el deber de proteger los derechos individuales.
En tal sentido fijó el propósito y los objetivos básicos
para el “proceso de reorganización nacional”, lo que se
asentó en acta que lleva fecha 24 de marzo próximo pa-
sado, jurando cumplir y hacer cumplir dichos objetivos,
el “Estatuto para el Proceso de Reorganización Nacio-
nal” y la Constitución de la Nación Argentina.

El rol que jugó la Corte durante ese período también tuvo


un efecto devastador en términos de garantías individuales,
no solo para las personas que recurrían directamente al ór-
gano buscando amparo frente a la violencia del terrorismo
de Estado; además estableció criterios en el mismo sentido,
utilizados por los tribunales inferiores. Además del mensaje
político para la sociedad en su conjunto que veía las accio-
nes de un Gobierno respaldado y protegido por los jueces.
Con el retorno de la democracia, el presidente electo, Alfon-
sín, renovó la Corte Suprema, comenzando un proceso de
reconstrucción jurídico-política, siguiendo la conocida doc-
trina que elaborara el autor Carlos Nino en materia de validez
de las normas de facto. Con la reforma constitucional de 1994
zanjaría definitivamente la cuestión al establecer en el artí-
culos 36 que: “Esta Constitución mantendrá su imperio aun
cuando se interrumpiere su observancia por actos de fuerza
contra el orden institucional y el sistema democrático. Estos
actos serán insanablemente nulos”.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 855


Si bien la doctrina de facto nació aquel 10 de septiembre de
1930 junto con la década infame, fue sostenida por los jueces
durante sesenta años, aun en tiempos de democracia.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 856


BIBLIOGRAFÍA

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Quince años después, una mirada crítica. Buenos Aires: Eu-
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Revista Anuario IEHS: Instituto de Estudios histórico sociales.
1991, núm. 6, pp. 333-347.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 858


CAPÍTULO XV
EL RETORNO A LA
VIDA DEMOCRÁTICA

Por Agustina Pilar Cuerda y Pablo Castelli

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 859


CAPÍTULO XV

EL RETORNO A LA VIDA DEMOCRÁTICA

Por Agustina Pilar Cuerda1* y Pablo Castelli2*

Sumario:

1) Presidencia de Alfonsín. Juicio a las juntas militares. El Con-


sejo para la Consolidación de la Democracia 2) Las leyes de
Punto Final y Obediencia Debida. Jurisprudencia. Derogación
3) El Mercosur 4) Presidencias de Menem. El neoliberalismo eco-
nómico 5) La Reforma Constitucional de 1994. Pactos previos.
Núcleo de Coincidencias básicas. Principales características de la
reforma. La jerarquía constitucional de los tratados sobre dere-
chos humanos 6) Resolución institucional de la crisis del 2001
7) El kirchnerismo. Nuevo impulso a la política de defensa de los
derechos humanos Bibliografía

1 ∗
Agustina Pilar Cuerda. Profesora de Historia Constitucional y Coordinadora del
Área de Género de la Secretaría de Relaciones Institucionales de la Facultad de Ciencias
Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional de La Plata.
2∗∗
Pablo Castelli. Profesor adscripto de Historia Constitucional de la Facultad de Cien-
cias Jurídicas y Sociales de la UNLP. Candidato a magister en DDHH por la misma
Universidad. Ha sido investigador visitante en la Universidad de Yale, EE.UU. Correo
de contacto: pablocastelli@yahoo.com.ar

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 860


En este capítulo abordaremos el último período histórico del
desarrollo político-institucional de nuestro país, que com-
prende desde el retorno a la democracia en 1983 hasta prácti-
camente la actualidad.
Con la finalización de la dictadura autodenominada Proceso
de Reorganización Nacional, se inició en nuestro país un nue-
vo proceso democrático que conllevaría, no solo el desafío de
la restauración institucional del Estado en todos sus niveles,
sino también la inmensa tarea de lograr la recuperación de
una economía prácticamente en ruinas.
Es un período signado por cíclicas crisis económicas y la bús-
queda de una legitimidad política que será puesta en tensión
en más de una ocasión. La desarticulación del aparato de
bienestar social y la consecuente pugna por el rol del Estado
en la economía, serán ejes que atraviesan de manera perma-
nente este período y que, lejos de presentar un desarrollo li-
neal, observa avances y retrocesos de manera constante.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 861


1) Presidencia de Alfonsín. Juicio a las juntas militares. El
Consejo para la Consolidación de la Democracia

El 10 de diciembre de 1983 asumía la Presidencia de la Na-


ción Raúl Ricardo Alfonsín, y finalizaba la violenta dictadu-
ra que gobernó inconstitucionalmente el país desde el 24 de
marzo de 1976.
Alfonsín había resultado electo en los comicios que se lleva-
ron a cabo el día 30 de octubre de ese año, en los cuales la
Unión Cívica Radical se alzó con el 51 por ciento de los votos
frente al 40 por ciento de su opositor, Ítalo Argentino Luder,
candidato del Partido Justicialista.
Las consecuencias sociales, políticas, económicas e institucio-
nales de la dictadura eran muchas y muy graves, pero la cues-
tión sobre las violaciones sistemáticas a los derechos huma-
nos, cometidas durante ese período por parte de las fuerzas
armadas nacionales, se encontraba en el centro de la escena.
Durante la campaña electoral, el candidato del Partido Justi-
cialista, Ítalo Luder, había mantenido una postura poco críti-
ca hacía el accionar represivo y se había manifestado en favor
de la validez jurídica de la Ley de Autoamnistía dictada por el
gobierno militar en septiembre de 1983.1
1
La ley 22924, denominada “Ley de Pacificación Nacional” y conocida como “Ley de
autoamnistía”, fue sancionada el 22 de septiembre de 1983 y en sus primeros dos artí-
culos sostenía:

Artículo 1º — Declárense extinguidas las acciones penales emergentes de los


delitos cometidos con motivación o finalidad terrorista o subversiva, desde el
25 de mayo de 1973 hasta el 17 de junio de 1982. Los beneficios otorgados

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 862


De forma opuesta, el candidato radical Raúl Alfonsín se había
pronunciado en contra de dicha ley y había sostenido que, de
resultar electo, la misma sería anulada por su carácter incons-
titucional, debiendo los militares responder judicialmente
por los crímenes cometidos.
Sostenía que tanto quienes habían dictado las órdenes como
quienes se habían “excedido” en su cumplimiento, debían
ser juzgados a los fines de determinar su responsabilidad,
quedando por fuera de dicho esquema quienes “solamente”
las habían cumplido.
De ese modo, además de quedar configurado como uno de los
ejes centrales a los cuales debería abocarse el próximo Gobier-
no, se fue perfilando la política que Alfonsín intentaría llevar
adelante en esa materia. Su idea se basaba en la investigación
de lo sucedido y el juzgamiento de los principales responsa-
bles de las Fuerzas Armadas y de los grupos guerrilleros.
Esa tarea debería ser llevada a cabo en un período de tiem-
po relativamente corto, a fin de generar un mensaje de fuerte
contenido simbólico hacia el interior de las Fuerzas Armadas
por esta ley se extienden, asimismo, a todos los hechos de naturaleza penal
realizados en ocasión o con motivo del desarrollo de acciones dirigidas a pre-
venir, conjurar o poner fin a las referidas actividades terroristas o subversivas,
cualquiera hubiere sido su naturaleza o el bien jurídico lesionado. Los efectos
de esta ley alcanzan a los autores, partícipes, instigadores, cómplices o encu-
bridores y comprende a los delitos comunes conexos y a los delitos militares
conexos.
Artículo 2º — Quedan excluidos de los beneficios estatuidos en el artículo pre-
cedente, los miembros de las asociaciones ilícitas terroristas o subversivas que,
a la fecha hasta la cual se extienden los beneficios de esta ley, no se encontraren
residiendo legal y manifiestamente en el territorio de la Nación Argentina o en
los lugares sometidos a su jurisdicción o que por sus conductas hayan demos-
trado el propósito de continuar vinculadas con dichas asociaciones.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 863


y el conjunto de la sociedad, respecto a la superioridad de la
norma por sobre la fuerza, y de ese modo poder dar por con-
cluido el conflicto.
Consecuentemente, una vez asumido el Gobierno, el día 13 de
diciembre de 1983, a través del decreto 158/83, se dispuso el
enjuiciamiento de las tres cúpulas militares que habían ocu-
pado ilegalmente el poder entre 1976 y 1983, como así tam-
bién de los líderes de las organizaciones guerrilleras armadas,
Montoneros y ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo), co-
menzando de ese modo lo que luego se conocería como “teo-
ría de los dos demonios”.
Según ese planteo, fuertemente atacado por los organismos
de derechos humanos, la responsabilidad de los hechos acae-
cidos durante la dictadura se encontraba igualmente en cabe-
za de los militares y de los guerrilleros, cuyos actos violentos
en definitiva habrían ocasionado la “desmedida” reacción de
las Fuerzas Armadas.
El día 15 de diciembre, mediante el decreto 187/83 se dispuso
la creación de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de
Personas (CONADEP). Su conformación fue dispuesta por el
propio Poder Ejecutivo y consistía en una serie de personas
con trayectorias reconocidas en diversas áreas.2
2
La Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas estuvo conformada por:
Ricardo Colombres, René Favaloro, Hilario Fernández Long, Carlos T. Gattinoni, Ho-
racio Hugo Huarte, Gregorio Klimovsky, Santiago Marcelino López, Marshall Meyer,
Jaime F. de Nevares, Hugo Diógenes Piucill, Eduardo Rabossi, Magdalena Ruiz Gui-
ñazu y Ernesto Sábato. Asimismo, contó con la colaboración de Graciela Fernández
Meijide, Daniel Salvador, Raúl Peneon, Alberto Mansur, Leopoldo Silgueira y Agustín
Altamiranda, en calidad de secretarias/os.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 864


De acuerdo con lo dispuesto en artículo primero del decreto,
la CONADEP tenía por objeto “esclarecer los hechos relacio-
nados con la desaparición de personas ocurridos en el país”.
Su función debería resultar complementaria al accionar judi-
cial y no sustitutiva de este.
En tal sentido, durante un plazo de 280 días, los miembros
de la Comisión recorrieron el país recibiendo denuncias, re-
cabando testimonios, inspeccionando lugares y recopilando
documentación respaldatoria.
El 20 de septiembre de 1984 presentaron un voluminoso in-
forme en el cual se dio cuenta del carácter sistemático y plani-
ficado con que los militares habían utilizado la desaparición
de personas. Entre sus conclusiones, pudieron constatar la
creación de más de trescientos centros clandestinos de deten-
ción y la prueba que produjeron respecto a las miles de des-
apariciones que comprobaron; fue un material fundamental
para la realización del Juicio a la Juntas. Posteriormente, una
versión del informe fue publicado en forma de libro bajo el
título Nunca más.
En fecha 22 de diciembre de 1983, el Congreso de la Nación
sancionó la primera ley del nuevo período democrático esta-
bleciendo la nulidad insanable, por inconstitucionalidad, de
la ley de autoamnistía militar.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 865


Juicio a las juntas militares

De ese modo, comenzó a desarrollarse el juzgamiento por los


delitos cometidos entre 1976 y 1983. De acuerdo con la idea
del Gobierno sobre la necesidad de auto depuración de las
Fuerzas Armadas, el proceso fue inicialmente dejado en ma-
nos de la Justicia Militar argentina.
A tal efecto, se modificó el Código de Justicia Militar estable-
ciendo entre otras cosas que la Cámara Nacional de Apelacio-
nes en lo Criminal y Correccional Federal de la Capital Fede-
ral sería la instancia de revisión de las resoluciones alcanzadas
por el tribunal militar.
Asimismo, entre las reformas incorporadas se dispuso que en
caso de advertirse una demora injustificada, la Cámara revi-
sora pudiera quitar el proceso del ámbito militar y continuar
el desarrollo ante sus propios estrados.
La causa tuvo inicio ante el fuero militar y en lo sucesivo tuvo
un avance prácticamente nulo de la investigación: aduciendo
la imposibilidad de cumplir los plazos dispuestos, la Justicia
Militar comenzó a sostener la legalidad de las órdenes emiti-
das -y su cumplimiento- durante la represión.
La Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correc-
cional Federal de la Capital Federal advirtió ese infundado
retraso en el desarrollo del proceso y, de acuerdo con lo es-
tablecido en el nuevo artículo 10 de la ley 23049 -modifica-
ciones al Código Militar-, asumió la continuidad de la causa

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 866


y llevó a cabo el juzgamiento de los acusados en un proceso
conocido como “Juicio a las Juntas”.
Un total de 833 personas, entre víctimas, familiares y miem-
bros de las Fuerzas Armadas y de Seguridad, declararon en el
debate que se llevó a cabo entre el 22 de abril y el 9 de diciem-
bre de 1985, fecha en que se dictó la sentencia mediante la
cual se condenó a cinco de los nueve integrantes de las juntas
militares y se absolvió a los restantes cuatro.
La sentencia del Juicio a las Juntas es de suma trascendencia his-
tórica y representa un hito a nivel mundial, dado que fue la pri-
mera oportunidad en que una nación llevó a cabo el juzgamiento
de graves violaciones a los derechos humanos cometidas por sus
propios militares a través de la utilización del aparato estatal.
Además de las condenas por los delitos de homicidio, priva-
ción ilegítima de la libertad e imposición de tormentos, la im-
portancia del fallo radica en haber logrado demostrar a través
de las pruebas producidas, el carácter sistemático y organiza-
do de la represión estatal contra la población civil.
Se acreditó que las graves violaciones a los derechos huma-
nos cometidas por el Estado dictatorial terrorista argentino,
a través de sus Fuerzas Armadas y de Seguridad, nada tuvo
de espontaneidad (o de “excesos” en el cumplimiento de las
órdenes) sino que se trató de la ejecución de un plan previa-
mente concertado, mediante el cual se persiguió, secuestró,
torturó, abusó, asesinó y desapareció a miles de ciudadanas y
ciudadanos considerados peligrosos por el régimen de facto.

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La creación simultánea de una red de centros clandestinos de de-
tención a lo largo de todo el país, donde las personas secuestra-
das eran vejadas de forma oculta y sin posibilidades de defensa
alguna, sumado al hecho de la organización y coordinación de
los agentes de las fuerzas que lo llevaron a cabo y la similitud en
el tipo de prácticas utilizadas, resulta una demostración incon-
frontable del referido carácter sistemático y planificado que tuvo
el plan represivo dispuesto entre los año 1976 y 1983.

El Consejo para la Consolidación de la Democracia


Al igual que sobre las políticas relacionadas a las violaciones
a los derechos humanos, el gobierno de Alfonsín trazó otros
ejes que desde su punto de vista resultaban de suma impor-
tancia para revertir los pesados condicionamientos dejados
por los años dictatoriales.
En ese sentido, mediante el Decreto 2446 del 24 de diciembre
de 1985, el entonces presidente dispuso la creación del Con-
sejo para la Consolidación de la Democracia.
Se trataba de un proyecto estratégico de reformas políticas,
sociales e institucionales, que estaba “integrado con persona-
lidades políticas e intelectuales, caracterizadas por su trayec-
toria pública al servicio de la Nación, para generar un ámbito
de discusión y participación que contribuya con proyectos y
asesoramiento a la tarea del Gobierno (…)”3.

3
De los considerandos del Decreto 2446/1983.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 868


Como coordinador de este órgano ad honorem ideado para
el estudio y diseño de reformas institucionales, fue elegido el
jurista Carlos Santiago Nino, de destacada trayectoria en el
campo de la filosofía jurídica y la enseñanza del Derecho.
Al respecto, Roberto Gargarella recuerda:

El Consejo para la Consolidación de la Democracia se


convirtió, bajo su dirección, en un órgano deliberativo en
el cual se convocaban puntos de vista muy distintos para
discutir temas de interés común. Luego se procuraba
llevar las discusiones más importantes al resto del país,
donde se volvían a poner a prueba los frágiles acuerdos
a los que se había llegado puertas adentro. Nino fue, du-
rante toda su gestión, un funcionario público de puertas
abiertas al que cualquiera podía acceder. Uno puede re-
cordar, por ejemplo, las convocatorias deliberativas que
se hacían dentro del Consejo y que llevaban a todos -to-
dos- sus integrantes, desde consejeros superiores hasta
el personal de limpieza, se reunieran en la sala principal
a escuchar y opinar sobre la marcha, posibilidades y difi-
cultades que afrontaba el Consejo.4

La actividad del Consejo se centró en las necesidades y po-


sibilidades de una reforma constitucional, el traspaso de
la Capital Federal a otra ciudad, la modificación de la Ley
de Radiodifusión, la reforma del Poder Judicial y aspectos
4 
NINO, Carlos Santiago. Una teoría de la justicia para la democracia: Hacer justicia, pen-
sar la igualdad y defender libertades. Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores, 2013, p. 14.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 869


vinculados a la posibilidad de generar un espacio de inte-
gración regional junto a países vecinos.
En relación con el primero de los temas, es decir, la reforma
constitucional, el Consejo tuvo su actuación más prominente,
publicando una serie de materiales con las conclusiones al-
canzadas y sus propuestas concretas sobre el tema.
Entre las más importantes, que además resultaron anteceden-
tes para la reforma de 1994 y que se encuentran actualmente
materializadas en nuestra Carta Magna, se pueden señalar: la
necesidad de atenuación del sistema presidencialista, la reduc-
ción del mandato presidencial, la incorporación del jurado de
enjuiciamiento, la elección directa del ejecutivo y la posibilidad
de su reelección, como así también modificaciones en la distri-
bución de competencias entre la Nación y las Provincias.
La negociación de la reforma constitucional tuvo notables
avances, existía un principio de acuerdo sobre la necesidad
y los puntos a reformar entre Raúl Alfonsín y Antonio Cafie-
ro, principales líderes de los dos partidos políticos más im-
portantes. Sin embargo, debido a la crisis desatada hacia el
final del mandato, y al hecho de que Cafiero perdió la interna
frente a Carlos S. Menem y, consecuentemente, su carácter de
principal figura del justicialismo; el proyecto quedó perma-
nentemente suspendido.
Por otro lado, el traspaso de la capital de la Nación, incluido
luego dentro de un plan más amplio de proyectos destinados
al sur del país, fue postergado y paulatinamente abandonado.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 870


La resistencia de los grupos de poder afincados en la ciudad
de Buenos Aires imposibilitó la ejecución de la propuesta,
que formalmente fue tildada de costosa e innecesaria.
Junto al Consejo para la Consolidación de la Democracia,
existían otros ejes que el radicalismo consideraba necesarios
para desarrollar su plan de Gobierno, los cuales versaban
sobre diversos aspectos de la realidad post dictatorial.
Uno de esos frentes estaba dado por el ámbito sindical, el cual
presentaba a la vista del Gobierno un alto nivel de burocrati-
zación y una dirección demasiado vinculada al Partido Justi-
cialista, que teñía toda su actuación de política partidaria.
Con el objetivo de modificar esas características, a instan-
cias del ministro de Trabajo, Antonio Mucci, se envió al
Congreso un proyecto de ley de “reordenamiento sindical”.
Se contemplaba allí un contralor estatal sobre los sindicatos,
mucho más amplio al existente; el cual se llevaría a cabo me-
diante la fiscalización de las elecciones, la limitación de las
reelecciones, la representación de las minorías y el estableci-
miento del voto secreto, directo y obligatorio.
La falta de búsqueda de consenso por parte del Gobierno,
que creía contar con los apoyos necesarios para la sanción
de la norma, implicó el rechazo del proyecto y un duro golpe
en términos políticos, no solo por la imposibilidad de mo-
dificar el escenario gremial; sino también porque la derrota
unificó al sector peronista en derredor de su frente sindical.
En el plano económico, el saldo de las políticas implemen-
tadas durante la dictadura era altamente negativo. Durante

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 871


ese período, en forma coincidente con lo que sucedía a nivel
internacional, se había dado inicio a un nuevo ciclo de con-
centración de capitales en nuestro país; que implicaba un re-
ordenamiento de las funciones estatales y la desmembración
del remanente del Estado de bienestar. Era el comienzo de las
políticas neoliberales que alcanzarían su punto máximo du-
rante la década siguiente.
A través de un proceso de alto endeudamiento externo por parte
del sector público y privado durante la dictadura -el cual a su vez
había sido absorbido por el Estado- se llevó a cabo una profun-
da modificación en el esquema de reparto de la renta nacional.
La deuda externa argentina pasó de 7 000 millones de dólares en
1976 a 46 200 millones en 1983 (casi el 70 por ciento del PBI), y
la participación del sector asalariado en la distribución del PBI se
redujo en ese mismo período en un 13 por ciento.
Esta situación se vio acompañada por una baja en la recauda-
ción fiscal, con su consecuente aumento del déficit y un apa-
rato productivo que se encontraba diezmado. Las reservas del
tesoro nacional eran prácticamente nulas y, desde mediados
del 83, los compromisos internacionales de deuda no podían
ser afrontados.
La primera etapa del Gobierno alfonsinista fue conducida en
términos económicos por el ministro de Economía Bernar-
do Grinspun. Durante su gestión se intentó llevar a cabo un
ajuste gradual de diversas variables económicas a través de
medidas de tipo estatistas. Tales medidas, que formaban parte

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 872


de las coincidencias entre radicales y peronistas, apuntaban
a un cierto redistribucionismo que ya había sido puesto en
práctica en otras oportunidades.
Se dispuso una suba salarial y de servicios fija, se fijaron pau-
tas de incremento de precios, créditos blandos para ciertos
sectores, control del Estado del mercado de créditos y de cam-
bio, unido a diversas medidas de corte social bajo el Plan Ali-
mentario Nacional (PAN).
Tales medidas, sin embargo, pronto se mostraron incapaces
para alcanzar los objetivos fijados como así también para con-
formar a los nuevos sectores económicos concentrados surgi-
dos durante la dictadura militar.
La salida de Grinspun a principios de 1985 condujo a la desig-
nación de Juan Vital Sorrouille al frente de la cartera econó-
mica y la implementación del Plan Austral a partir del mes de
junio de ese mismo año.
El Plan Austral implicó una serie de medidas de ajuste, conge-
lamiento de precios y salarios, y cambio de la moneda del Peso
Argentino al Austral; que llevó a una drástica reducción inicial
de la inflación, pasando del 30 por ciento mensual al 2 por ciento.
La dependencia del plan respecto a una alta demanda de los
productos exportables de Argentina y a un elevado nivel de
precios, quedó de resalto a los pocos meses, cuando la baja de
la demanda y los precios a nivel internacional obligó a llevar a
cabo un nuevo plan de ajuste.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 873


El aumento sostenido del déficit y la inflación llevaron a la
implementación del Plan Primavera a mediados de 1988, que
implicaba un desdoblamiento del mercado cambiario y una
nueva paralización de las negociaciones paritarias. El plan fue
rechazado por los sectores agrarios y tenuemente acompaña-
do por algunos sectores industriales.
El efecto antiinflacionario fue más corto aún que con el plan
predecesor y a principios del año 1989, como producto de una
corrida especulativa contra el austral y una fuerte fuga de ca-
pitales, comenzó un proceso de hiperinflación que tuvo como
resultado un aumento de precios del 460 por ciento en el mes
de abril y del 764 por ciento en mayo, llevando la inflación
anual de 1989 a un orden superior al 3000 por ciento a la par
que el PBI se redujo en un 4.4 por ciento.
Los cambios en la conducción económica, junto a algunas me-
didas implementadas, el anuncio por parte de Menem de quién
sería su ministro de Economía y el anuncio de Alfonsín de la
entrega anticipada del poder, permitieron una reducción en la
suba del dólar que, sin impedir la acelerada evolución de pre-
cios, permitió contener en cierto modo la dramática situación.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 874


2) Las leyes de Punto Final y Obediencia Debida. Jurispru-
dencia. Derogación

La sentencia de la causa 13/85, es decir el “Juicio a las Juntas”,


dispuso la necesidad de avanzar sobre la responsabilidad pe-
nal de todos los jefes de zonas y subzonas en que había sido
dividido y organizado el plan de exterminio a nivel nacional.
Consecuentemente, comenzaron a radicarse múltiples de-
nuncias por los delitos cometidos durante la dictadura en dis-
tintos tribunales del país. Tanto los familiares como las pro-
pias víctimas dieron inicio a un proceso de investigaciones
sobre cuadros medios y altos de las Fuerzas Armadas y de
Seguridad, que excedía el objetivo inicial de juzgamiento.
Tal situación generó un estado de malestar al interior de
las Fuerzas Armadas, y presiones por parte de estas sobre
el avance de la Justicia respecto a esos nuevos cuadros que
comenzaban a ser penalmente perseguidos.
Frente a dichas presiones se llevó a cabo el dictado de la Ley
23492, más conocida como “Ley de punto final”. En esta norma
se estableció la imposibilidad de perseguir penalmente a todo
aquel “que no estuviere prófugo, o declarado en rebeldía, o que
no haya sido ordenada su citación a prestar declaración inda-
gatoria, por tribunal competente, antes de los sesenta días co-
rridos a partir de la fecha de promulgación de la presente ley”.
El dictado de la ley tuvo un efecto contrario al buscado y los
tribunales, previo levantamiento de la feria judicial de enero,
se abocaron afanosamente al avance de las causas en trámite.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 875


Los más de 500 procesamientos dictados por la justicia antes del
cumplimiento del plazo establecido en dicha ley y la continuidad
de los procesos contra los militares responsables de la comisión
de delitos, generaron a partir del año 1987 una serie de levan-
tamientos militares armados contra el Gobierno constitucional.
Las Fuerzas Armadas presionaban una vez más, amenazando
con una nueva interrupción del orden constitucional en caso
de continuar el proceso de juzgamiento contra sus miembros.
Esta sucesión de sublevaciones e intimidaciones culminó en
el mes de junio de 1987 con la sanción de la Ley 23521, más
conocida como “Ley de obediencia debida”.
La “Ley de obediencia debida” dispuso como presunción iuris
et de iure -es decir, una presunción legal que no admite prue-
ba en contrario- que por haber obrado en virtud del deber de
obediencia no serían punibles “quienes a la fecha de comisión
del hecho revistaban como oficiales jefes, oficiales subalter-
nos, suboficiales y personal de tropa de las Fuerzas Armadas,
de seguridad, policiales y penitenciarias”.
De ese modo, en un claro retroceso con respecto al avance lo-
grado mediante el “Juicio a las Juntas” y las causas posteriores,
se dio inicio a un nuevo período de impunidad respecto a los
delitos cometidos durante el período de la última dictadura.
Tal cuadro de impunidad se completó tiempo después a tra-
vés de los indultos presidenciales dictados por el sucesor de
Alfonsín, Carlos Saúl Menem, entre el mes de octubre 1989 y
diciembre de 1990, a través de los cuales se dispuso el perdón
total a los militares condenados hasta ese momento.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 876


En fecha 7 de octubre de 1989 se dictaron cuatro decretos y en
fecha 29 de diciembre de 1990 se dictaron otros seis decretos
mediante los cuales se dispuso el indulto de aproximadamen-
te 1200 personas.
De los considerandos de tales normas resulta relevante citar
al menos algunos párrafos que aparecen como ilustrativos del
espíritu y los fines que con ellos se perseguía. Los dos prime-
ros, comunes a todos los decretos, sostenían:

Que pese al tiempo transcurrido desde la reinstau-


ración plena de las instituciones constitucionales, las
medidas hasta ahora instrumentadas (no obstante el
importante número de encausados que ellas alcanza-
ron), han sido insuficientes para superar los profun-
dos desencuentros que persisten en el seno de nuestra
sociedad, y cuya responsabilidad última debe ser asu-
mida por todos, como integrantes y partícipes de una
comunidad jurídicamente organizada.
Que frente a los hechos que generaron esos desen-
cuentros, la debida conducta social no ha de ser la de
negarlos o fingir cínicamente que no existieron; mas
tampoco ha de ser -en el extremo opuesto- una
actitud que someta la vida comunitaria al cotidiano,
depresivo y frustratorio influjo de ellos y mantenga
abiertas las heridas que causaron, y nos coloque a to-
dos bajo un signo fatalmente divisionista. Se trata de
tener la grandeza de ánimo que supere el sentimiento
de rencor -por comprensible que sea- y lo reemplace

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 877


por la magnanimidad, sin cuya presencia nunca logra-
remos la paz interior y la unión nacional que la Consti-
tución nos impone como un mandato.

De tal modo, hacia fines de 1990 el sistema jurídico argentino


había avanzado hacia un escenario que obturaba el enjuicia-
miento de los responsables. Muchos autores han coincidido
en denominar a este período como etapa de impunidad: no
se permitía la radicación de nuevas denuncias; las que habían
sido interpuestas no podían prosperar en virtud del principio
de obediencia; y quienes habían sido juzgados -o muchos de
ellos, solo investigados- quedaron en libertad por disposi-
ción presidencial.
El impedimento de acceder a la vía judicial penal local sellado
por las leyes de punto final y obediencia debida, junto a los
indultos de los responsables, lejos de generar una paralización
de los reclamos produjo la activación de diversos mecanismos
por parte de las víctimas, sus familiares y los organismos de
derechos humanos, que se tradujeron en el reposicionamien-
to del tema en la agenda pública, desde distintos ejes.
Entre otras medidas, se comenzó la vía de reclamos en el or-
den internacional y a fines de la década del 90 se dio inicio a
los denominados “Juicios por la Verdad”.
Estos fueron procesos judiciales sui generis, sin consecuen-
cias penales, es decir, sin posibilidades de alcanzar objetivos
sancionatorios, en los cuales se tomó declaración a una gran

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 878


cantidad de personas involucradas de distinto modo en los
múltiples delitos durante la dictadura militar.
El primero de ellos se llevó a cabo en la Cámara Federal de
Apelaciones de la ciudad de La Plata, iniciándose la primera de
las audiencias en fecha 30 de octubre de 1998 y teniendo lugar
la última de ellas el día 30 de octubre de 2015. A lo largo de esos
más de quince años, se recibieron un total de 1754 testimonios.
Las audiencias eran públicas, estando permitido el acceso a
cualquier persona mayor de dieciocho años -e incluso me-
nores, con expresa autorización de sus responsables- como
así también a la prensa en general. Se realizó un registro fílmi-
co de las audiencias, que actualmente conforma un vasto ar-
chivo que puede ser consultado con diversos fines. El mismo
cuenta con un total de 1616 testimonios.
Durante el año 1998, tanto la Cámara de Diputados como la
Cámara de Senadores de la Nación aprobaron un proyecto de
ley sobre la derogación de las leyes de impunidad.
Luego de un consensuado debate que tuvo lugar en fecha 24
de marzo de ese año, exactamente 22 años después de la con-
sumación del golpe de Estado, la Cámara de Diputados dio
media sanción al proyecto por una abrumadora mayoría y lo
giró a la Cámara de Senadores. El proyecto fue aprobado ape-
nas una semana después a través de una breve sesión y pasó
al Poder Ejecutivo que, a pesar de haber sostenido que el pro-
yecto sería vetado, promulgó la ley de derogación.
Inicialmente se había sostenido la intención de dictar la
anulación de las leyes, pero la falta de consenso frustró esa

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 879


proposición. Frente a tal imposibilidad se modificó la pro-
puesta original y se planteó en debate la derogación de las
normas que fue finalmente aprobada.
Dado que la derogación no tiene efectos sobre el pasado, en
función del principio de irretroactividad de las leyes penales,
su sanción implicó un importante gesto político y simbólico,
que dio la pauta del cambio de postura que se estaba gestando,
mas no tuvo efectos jurídicos prácticos a los fines del juzga-
miento de los delitos.
Tres años después, el día 6 de marzo de 2001, el Juez Federal
Gabriel Cavallo se pronunció en el conocido caso “Poblete”
respecto a las leyes de impunidad. En un fallo que significó
un paso crucial en materia judicial hacia el enjuiciamiento de
los responsables, luego de un profuso repaso sobre el derecho
penal internacional y su vinculación con el caso argentino,
declaró la inconstitucionalidad y la nulidad insanable de las
leyes de obediencia debida y punto final.
Su resolución fue confirmada ese mismo año por la Sala II de
la Cámara Federal de Apelaciones de la Capital Federal me-
diante un fallo unánime de sus miembros, que sostuvieron:
“en el caso, el obstáculo para que el Estado argentino pueda
cumplir acabadamente con sus obligaciones internacionales
lo constituye la vigencia de las leyes”.
En fecha 12 de agosto de 2003, la diputada de Izquierda Unida,
Patricia Walsh, presentó un proyecto de ley para que las refe-
ridas leyes de impunidad fueran declaradas “insanablemente
nulas”. Luego de un profuso debate, el proyecto obtuvo media

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 880


sanción y fue girado para su tratamiento a la Cámara de Sena-
dores de la Nación. En fecha 21 de agosto de ese mismo año, la
iniciativa fue convertida en ley (Ley 25779, B.O. 3/9/03).
Su promulgación días después importó el pronunciamiento
por parte de todos los poderes del Estado, que marcaban así
un cambio de época y una nueva apertura en materia de juz-
gamiento por los delitos cometidos durante la etapa dictato-
rial. En la misma jornada, por unanimidad, se elevó al rango
constitucional la Convención sobre la Imprescriptibilidad de
los Crímenes de Guerra y Delitos de Lesa Humanidad, con lo
cual se dotó al ordenamiento jurídico de una herramienta que
resultaría fundamental en términos de persecución penal de
los responsables.
El proceso de anulación de las leyes de Punto Final y Obe-
diencia Debida se completó dos años después, cuando la Cor-
te Suprema de Justicia de la Nación declaró la inconstitucio-
nalidad de las mismas en el conocido fallo “Simón”.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 881


3) El Mercosur

Durante la década del 80, en el marco de la reconfiguración


del escenario internacional, signado por la crisis económica
y política de la Unión Soviética y el fracaso de los gobiernos
militares latinoamericanos impulsados por los Estados Uni-
dos, comenzó un proceso de acercamiento entre la República
Argentina y la República del Brasil.
Con motivo de la inauguración del puente internacional Tan-
credo Neves en noviembre de 1985, se llevó a cabo un en-
cuentro entre los presidentes Alfonsín, de Argentina; y Sar-
ney, de Brasil. Allí, mediante el Acta de Iguazú acordaron la
creación de una comisión mixta para estudiar las posibilida-
des de coordinación e integración entre ambas naciones.
A mediados del año siguiente se firmó el Acta para la Integra-
ción Argentino-Brasileña, cuyos objetivos centrales se basa-
ban en el establecimiento de un espacio comercial común que
redundara en beneficios para ambos países.
Como consecuencia de esta serie de acuerdos surgió el Progra-
ma de Integración y Cooperación Económica (PICE), el cual
constaba de múltiples protocolos que abarcaban diversas áreas
de la economía sobre las cuales se haría hincapié inicialmente.
Durante el año 1987 fueron suscriptos otros protocolos secto-
riales, y en abril del año siguiente se firmó el Acta Alborada,
mediante la cual tuvo lugar el ingreso de Uruguay al proceso
de integración regional.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 882


A partir de allí, el proceso fue profundizándose hacia una ma-
yor integración de las economías, mediante la eliminación de
trabas arancelarias, la conciliación de legislaciones, la modifi-
cación de medidas aduaneras y comerciales, y la coordinación
de políticas macroeconómicas.
Finalmente, el 26 de marzo de 1991, Argentina, Brasil, Pa-
raguay y Uruguay suscribieron el Tratado de Asunción; me-
diante el cual se dispuso la creación de un mercado común
denominado Mercado Común del Sur (Mercosur).
Conforme se estipula en su artículo primero, este mercado
implica:

- La libre circulación de bienes, servicios y factores pro-


ductivos entre los países, a través, entre otros, de la eli-
minación de los derechos aduaneros y restricciones no
arancelarias a la circulación de mercaderías y de cual-
quier otra medida equivalente.
- El establecimiento de un arancel externo común y la
adopción de una política comercial común con relación
a terceros Estados o agrupaciones de Estados y la coor-
dinación de posiciones en foros económico-comercia-
les regionales e internacionales.
- La coordinación de políticas macroeconómicas y sec-
toriales entre los Estados Partes: de comercio exterior,
agrícola, industrial, fiscal, monetaria, cambiaria y de
capitales, de servicios, aduanera, de transportes y co-
municaciones y otras que se acuerden, a fin de asegurar

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 883


condiciones adecuadas de competencia entre los Esta-
dos Partes.
- El compromiso de los Estados Partes de armonizar sus
legislaciones en las áreas pertinentes, para lograr el for-
talecimiento del proceso de integración.

A lo largo de los años y como producto de los cambios de


Gobierno que fueron dándose durante ese lapso, el proceso de
integración fue variando tanto en sus aspectos centrales como
en sus líneas rectoras.
El esquema planteado durante la década del 80 tenía como
principal planteo la coordinación de problemas de orden na-
cional que afectaban a ambos países, primando el aspecto po-
lítico sobre otros órdenes.
En ese sentido, temas como el nivel de endeudamiento exter-
no y el condicionante que ello representaba para el desarrollo
local, eran aspectos centrales de la propuesta. Se consideraba
que un posicionamiento conjunto podía fortalecer las capaci-
dades de negociación frente a la vulnerabilidad externa.
Durante la década del 90, sin embargo, el eje viró hacia un as-
pecto más comercial y la conducción del proceso pasó a estar
en manos del “mercado”. El peso de las decisiones políticas se
redujo notablemente en las negociaciones bilaterales.
El objetivo de fortalecer las economías durante la etapa de
despliegue y diversificación; es decir, la posición de pro-
tección de esos espacios; fue modificada en favor de una

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 884


utilización del grupo como plataforma para potenciar de-
terminadas ventajas comparativas.
Ello se dio, por ejemplo, a través de privilegiar el levantamien-
to de las barreras internas por sobre la fijación de restriccio-
nes a las importaciones de países ajenos al bloque.
Como producto de ese enfoque, la falta de coordinación de las
políticas macroeconómicas y la reducción de la industria -que
trajeron las políticas neoliberales desarrolladas en el período-,
hacia fines de la década del 90 el desequilibrio comercial entre
Argentina y Brasil se vio fuertemente acentuado. Una fuerte
devaluación del real a principios del año 1999 llevó esa situa-
ción al punto máximo, implicando para Argentina una reduc-
ción del 90 por ciento de su saldo comercial favorable.
A comienzos de la década siguiente, gracias a diversos acuer-
dos alcanzados, ese efecto comenzó a ser contrarrestado y en
los años sucesivos el aspecto político de la integración fue to-
mando impulso nuevamente, dándose lugar a la creación de
distintas instituciones comunes.
Desde su creación hasta la actualidad, diversos países de Amé-
rica del Sur se han incorporado al Mercosur en distintas con-
diciones. La República Bolivariana de Venezuela se incorporó
en el año 2006 como miembro pleno, aunque actualmente se
encuentra suspendida en todos los derechos y obligaciones.
El Estado Plurinacional de Bolivia se encuentra en proceso de
adhesión desde el año 2015; mientras que Chile, Colombia,
Ecuador, Guyana, Perú y Surinam son Estados asociados.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 885


4) Presidencias de Menem. El neoliberalismo económico

La referida crisis de 1989 y el denominado “golpe de mer-


cado” dado con posterioridad al retiro de confianza de los
acreedores internacionales en relación con el plan económi-
co del Gobierno y su capacidad de acción, llevaron a una
situación de profunda inestabilidad política, social y econó-
mica que no pudo ser resuelta por el Gobierno radical.
En fecha 14 de mayo de 1989 tuvieron lugar las elecciones,
en las que resultó vencedor el candidato justicialista Carlos
Saúl Menem.
En el escenario descrito y ante la imposibilidad de hacer fren-
te a los múltiples frentes de conflicto a los que se enfrentaba
el Gobierno, Alfonsín dispuso la terminación anticipada de su
mandato y el traspaso del Ejecutivo al presidente electo, seis
meses antes de lo previsto.
Menem representaba a un sector del peronismo que se consi-
deraba la renovación del movimiento y que había surgido fren-
te a la vieja dirigencia del partido, derrotada en las elecciones
de 1983. Había logrado consagrarse candidato junto a Eduardo
Duhalde luego de derrotar en las internas partidarias a la fór-
mula integrada por Antonio Cafiero y José Luis De La Sota.
Bajo un discurso de campaña en que prometía una revolución
productiva, salariazos y la unidad latinoamericana, logró al-
zarse con un 47 por ciento de los votos, superando en diez
puntos porcentuales a la fórmula radical compuesta por el

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 886


gobernador de Córdoba, Eduardo Angeloz, y el candidato a go-
bernador de la provincia de Buenos Aires, Juan Manuel Casella.
La designación de los miembros del gabinete y principales fi-
guras del Gobierno, entre quienes se encontraban Domingo
Felipe Cavallo, Miguel Ángel Roig y Álvaro Alsogaray, antici-
paba el carácter liberal que habría de adoptar el rumbo eco-
nómico de la nueva administración.
El adelantamiento del traspaso del Ejecutivo no implicó la
asunción anticipada de los nuevos integrantes del Poder Legis-
lativo, por lo que durante los meses en que debió gobernar con
la preexistente conformación de las cámaras, Menem inició una
práctica que sería fuertemente utilizada durante sus dos man-
datos: el dictado de decretos de necesidad y urgencia (DNU).
Con anterioridad a la reforma constitucional de 1994, este
tipo de normas excepcionales por parte del Ejecutivo no se
encontraban previstas en nuestra Carta Magna. Su utilización
contaba con pocos antecedentes y, en su amplia mayoría, ha-
bían versado sobre temas de poca trascendencia institucional,
en situaciones extraordinarias.
La importancia de esta observación está dada no tanto por la
cantidad de DNU dictados durante esta presidencia, los cua-
les igualmente son numerosos; sino fundamentalmente por la
trascendencia de las cuestiones que se dispusieron a través de
este mecanismo y porque muchas de ellas implicaban potes-
tades exclusivas del Congreso, en situaciones que nada tenían
de excepcionales o urgentes.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 887


En efecto, se estableció una práctica ordinaria de toma de de-
cisiones por la sola disposición presidencial, que versaba sobre
temas de suma relevancia. A modo de ejemplo, puede indicarse
que con dicha herramienta se dispusieron los indultos a los mi-
litares condenados por los delitos cometidos durante la dicta-
dura, se dispusieron privatizaciones de servicios y venta de em-
presas públicas, se legisló en materia impositiva, deuda pública,
relación entre Nación y Provincias, energía, transporte, etc.
En relación con la Corte Suprema de Justicia de la Nación, el
gobierno de Menem intentó inicialmente presionar a algunos
de sus miembros con la finalidad de lograr su renuncia. Ante
la imposibilidad de conseguirlo, envió al Congreso un pro-
yecto de ley para ampliar la composición de la Corte y elevar-
la de cinco a nueve miembros.
Una vez aprobada la ley y contando con la mayoría necesaria
en la Cámara de Senadores para obtener el acuerdo, el ejecutivo
designó a cuatro nuevos miembros en el máximo tribunal y se
aseguró el aval judicial para las medidas que luego implemen-
taría a lo largo de sus mandatos, incluidos los referidos DNU.
Mediante la modificación constitucional del 94 el instituto fue
incorporado dentro de las atribuciones del Poder Ejecutivo, a
través del artículo 99 inciso 3.5 Sin perjuicio de ello, ninguno
5
Constitución Nacional. Art. 99.El Presidente de la Nación tiene las siguientes atribuciones:

Inc. 3. Participa de la formación de las leyes con arreglo a la Constitución, las


promulga y hace publicar.
El Poder Ejecutivo no podrá en ningún caso bajo pena de nulidad absoluta e
insanable, emitir disposiciones de carácter legislativo.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 888


de los decretos de necesidad y urgencia dictados por Menem a
lo largo de sus dos mandatos fue convalidado por el Congreso.

El neoliberalismo económico
Las presidencias de Carlos Saúl Menem implicaron en térmi-
nos político-económicos una profunda reestructuración del
Estado y un reposicionamiento en cuanto a los roles y funcio-
nes de las cuales este debe hacerse cargo.
La implementación de políticas de tipo neoliberal implicó el
desarme de la estructura benefactora del Estado y su retiro
como motor del desarrollo económico. Su función directriz
y reguladora fue igualmente desmantelada, y su lugar fue re-
emplazado por “las fuerzas del mercado”, lo cual fue acom-
pañado por la desregulación de diversas áreas y la apertura
indiscriminada de las importaciones.
Como indica Rapoport: “De esta manera, priorizando el re-
torno a la estabilidad, se produjo un rápido viraje hacia un
programa económico neoliberal, que reflejaba los intereses

Solamente cuando circunstancias excepcionales hicieran imposible seguir los


trámites ordinarios previstos por esta Constitución para la sanción de las le-
yes, y no se trate de normas que regulen materia penal, tributaria, electoral
o de régimen de los partidos políticos, podrá dictar decretos por razones de
necesidad y urgencia, los que serán decididos en acuerdo general de ministros
que deberán refrendarlos, conjuntamente con el jefe de gabinete de ministros.
El jefe de gabinete de ministros personalmente y dentro de los diez días some-
terá la medida a consideración de la Comisión Bicameral Permanente, cuya
composición deberá respetar la proporción de las representaciones políticas
de cada Cámara. Esta comisión elevará su despacho en un plazo de diez días
al plenario de cada Cámara para su expreso tratamiento, el que de inmediato
considerarán las Cámaras. Una ley especial sancionada con la mayoría abso-
luta de la totalidad de los miembros de cada Cámara regulará el trámite y los
alcances de la intervención del Congreso.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 889


del establishment, es decir, las grandes empresas nacionales y
extranjeras radicadas en el país, la gran banca nacional y los
representantes de los acreedores externos”.6
La concentración y centralización de la economía es otra de las
variables económicas que pueden advertirse durante este pe-
ríodo. En efecto, la comparación de la evolución del PBI con
relación al crecimiento de las principales 200 empresas, mues-
tra que sus beneficios duplicaron de manera casi sistemática a
la evolución del conjunto de la economía. Es decir, los sectores
económicamente dominantes lograron incrementar sus benefi-
cios a una tasa muy superior a la del resto del país.
Luego de un nuevo pico hiperinflacionario en 1990, a partir
de marzo del año 1991, asumió como ministro de Economía,
Obras y Servicios Públicos de la Nación, el hasta entonces
ministro de Relaciones Exteriores, Domingo Felipe Cavallo.
Su estrategia económica consistió en el denominado Plan
de Convertibilidad, mediante el cual se sustituyó la mone-
da nacional austral por el peso y estableció su equivalencia
nominal con el dólar norteamericano, es decir, desde su im-
plementación se determinó una tasa de cambio fija: un peso
equivalía a un dólar.
Junto a esa medida se dispuso la obligación del Banco Central
de la República Argentina de contar con reservas por igual
monto que el total circulante, a fin de garantizar la referida

6
RAPAPORT, Mario Daniel. Historia económica, política y social de la Argentina
(1880-2003). Buenos Aires: Crítica, 2020. p. 785

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 890


equivalencia. El sistema bancario estaba igualmente obligado
al canje de pesos por dólares, y viceversa, frente a las necesi-
dades y requerimientos del mercado. La emisión de moneda
se encontraba restringida y solo podía darse en caso de contar
con el correspondiente respaldo en moneda norteamericana.
La financiación de ese programa económico se dio a través de dos
aspectos fundamentales. Por un lado, mediante la privatización
y venta masiva de los servicios públicos y empresas del Estado.
Es decir, los capitales para lograr el requerido stock de dólares,
se consiguieron mediante la enajenación de los bienes públicos.
Durante este período se produjo la privatización de telefonía,
electricidad, gas, petróleo, puertos, astilleros, difusoras de radio
y televisión, aerolíneas, etc. Los procesos de privatización fue-
ron fuertemente cuestionados, dado que en la gran mayoría de
casos los precios establecidos se encontraban muy por debajo
de su valor real, cuadro que se completó posteriormente con la
mínima o nula intervención de las agencias reguladoras.
Durante las presidencias menemistas, a través de la toma de
deuda y los planes de reestructuración del pasivo existente, se
pasó de un total de endeudamiento -público y privado- de
alrededor de 60 000 millones de dólares en 1989 a cerca de
145 000 millones de dólares en 1999.
El resultado de estas políticas, traducido en inmensas trans-
ferencias de recursos hacia los grupos concentrados, tuvo
especial impacto en el sector asalariado e industrial, media-
no y pequeño. Al finalizar el primer mandato menemista la

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 891


desocupación había trepado de un 6 por ciento a casi un 18
por ciento.
Las protestas sociales y gremiales signaron el período, ca-
racterizado por una fuerte conflictividad debida a los altos
niveles de exclusión generados por las políticas señaladas.

5) La Reforma Constitucional de 1994. Pactos previos. Nú-


cleo de Coincidencias básicas. Principales características
de la reforma. La jerarquía constitucional de los tratados
sobre derechos humanos.

La década de 1990 va a estar signada por la reforma cons-


titucional más amplia de todas las registradas en la historia.
Antes de profundizar en sus aspectos más centrales, es ne-
cesario decir que para 1993 Carlos Menem y Raúl Alfonsín
eran los líderes de las principales fuerzas políticas del país,
representantes de los partidos políticos Justicialista y Unión
Cívica Radical. Ambos habían expresado su voluntad política
de realizar una reforma a la Constitución Nacional.
El 4 de noviembre de 1993 Raúl Alfonsín y Carlos Menem se
reunieron en la casa de Dante Caputo en la localidad bonae-
rense de Olivos. El ex canciller de Alfonsín, y en ese momento
diputado nacional, se encontraba en Chipre integrando una
misión de Naciones Unidas; por lo que ambos representantes
y sus acompañantes fueron recibidos por Anne Morel, esposa
de Dante Caputo.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 892


Por el lado la UCR, con el ex presidente Raúl Alfonsín a la
cabeza; participaron de aquel encuentro: Mario Losada, por
entonces presidente de la Convención Nacional de la Unión
Cívica Radical; y Enrique “Coti” Nosiglia, figura clave no solo
del partido, sino de los armados políticos en la Argentina.7 Por
el Partido Justicialista asistieron, el entonces presidente Carlos
S. Menem, acompañado por el secretario general de la pre-
sidencia, Eduardo Bauzá; el gobernador bonaerense Eduardo
Duhalde y otra figura clave para lo que se iba a acordar ese
día, Luis Barrionuevo, líder de la Unión de Trabajadores del
Turismo, Hoteleros y Gastronómicos de la República Argen-
tina de trato fluido y acuerdos con Enrique Nosiglia. Fueron
varios los encuentros que constituyeron antecedentes a la re-
forma, dando origen al denominado “Pacto de Olivos”,8 en el
que las fuerzas políticas acordaron una serie de aspectos a los
fines de generar el consenso entre los dos partidos políticos
para avanzar hacia una reforma constitucional. Esos acuerdos
tuvieron el nombre formal de Núcleo de Coincidencias Bási-
cas.9 El PJ buscaba decididamente permitir la reelección para
permitirle al entonces presidente presentarse en las próximas
elecciones. El Partido Radical atenuar algunos aspectos del
esquema presidencialista argentino y, a su vez, obtener ciertas

7
“Coti” Nosiglia, referente del partido y principal instrumento político de Alfonsín en
situaciones de crisis.
8
El 14 de noviembre de 1993 se sella el Pacto de Olivos en un encuentro entre Carlos
Menem y Raúl Alfonsín realizado en la residencia presidencial de Olivos.
9
Ley 24309. Declaración de la necesidad de la reforma parcial de la Constitución Na-
cional.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 893


concesiones institucionales que redundaran en favor del par-
tido que quería volver a acceder al poder en el país.
El 10 de abril de 1994 se llevaron a cabo las elecciones de con-
vencionales constituyentes. Fueron elegidos 305 representan-
tes. El PJ resultó ganador con 35.50 por ciento y obtuvo 137
bancas. Por su parte, la UCR alcanzó un 19.74 por ciento y
logró 74 lugares. La tercera fuerza fue el Frente Grande, quien
obtuvo 31 lugares.
La Convención Constituyente fue integrada por destacados
y destacadas referentes políticos y personalidades jurídicas,
entre ellos el ex presidente Raúl Alfonsín,  Eduardo Duhalde,
Néstor Kirchner y Cristina Fernández -que luego llegarían a
la primera magistratura-, el ex gobernador bonaerense An-
tonio Cafiero, Raúl Zaffaroni y Juan Carlos Maqueda -quie-
nes más tarde pasarían a integrar la Corte Suprema de Justicia
de la Nación-; Carlos Barra -exministro de la Corte-, Juan
Carlos Hitters -Juez de la Suprema Corte Bonaerense-, René
Orsi -ex camarista Federal de La Plata- y los reconocidos
abogados Eduardo Barcesat, Alberto García Lema, Enrique
Paixao y Horacio Rosatti. Sesionó en las ciudades de Santa Fe
y Paraná, y las deliberaciones duraron tres meses. Finalmente,
el 22 de agosto de 1994 se sancionó la reforma constitucional
que modificó 44 artículos.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 894


Principales características de la reforma. La jerarquía
constitucional de los tratados sobre derechos humanos

La reforma de 1994 introdujo importantes cambios que enu-


meraremos seguidamente. Estableció la elección directa del
presidente de la Nación, el ballotage, acortó su mandato a
cuatro años y permitió una reelección. Creó el cargo de jefe de
Gabinete de Ministros; estableció nuevos derechos y garantías
como son el derecho al medio ambiente sano, los derechos
para los consumidores, la protección de los datos personales,
estableció la acción de amparo y el habeas data. Introdujo sen-
sibles modificaciones sobre la naturaleza del Poder Judicial
de la Nación al crear el Consejo de la Magistratura; también
introdujo, como órgano extrapoder independiente al Minis-
terio Público; intentando mejorar los controles incorporó el
defensor del pueblo y la Auditoría General de la Nación; se le
reconoció calidad de ciudad autónoma a Buenos Aires, incor-
poró un Senador Nacional por la minoría y que las provincias
tienen el dominio de sus recursos naturales, definió la auto-
nomía municipal y trazó bases rectoras para la integración
con otros Estados soberanos.
Por último, nos referiremos a la incorporación con jerarquía
constitucional de los instrumentos internacionales de dere-
chos humanos. El artículo 75 establece:

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 895


Corresponde al Congreso: (...) 22. Aprobar o desechar
tratados concluidos con las demás naciones y con las
organizaciones internacionales y los concordatos con
la Santa Sede. Los tratados y concordatos tienen jerar-
quía superior a las leyes. La Declaración Americana
de los Derechos y Deberes del Hombre; la Declara-
ción Universal de Derechos Humanos; la Convención
Americana sobre Derechos Humanos; el Pacto Inter-
nacional de Derechos Económicos, Sociales y Cultu-
rales; el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Po-
líticos y su Protocolo Facultativo; la Convención sobre
la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio;
la Convención Internacional sobre la Eliminación de
todas las Formas de Discriminación Racial; la Con-
vención sobre la Eliminación de todas las Formas de
Discriminación contra la Mujer; la Convención con-
tra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhuma-
nos o Degradantes; la Convención sobre los Derechos
del Niño; en las condiciones de su vigencia, tienen
jerarquía constitucional, no derogan artículo alguno
de la primera parte de esta Constitución y deben en-
tenderse complementarios de los derechos y garantías
por ella reconocidos. Solo podrán ser denunciados,
en su caso, por el Poder Ejecutivo Nacional, previa
aprobación de las dos terceras partes de la totalidad
de los miembros de cada Cámara. Los demás tratados
y convenciones sobre derechos humanos, luego de ser
aprobados por el Congreso, requerirán del voto de las

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 896


dos terceras partes de la totalidad de los miembros de
cada Cámara para gozar de la jerarquía constitucional.

Con posterioridad a 1994 tres nuevos tratados de derechos hu-


manos adquirieron jerarquía constitucional: Convención Intera-
mericana sobre Desaparición Forzada de Personas, la Conven-
ción sobre la Imprescriptibilidad de los Crímenes de Guerra y de
los Crímenes de Lesa Humanidad y la Convención Internacional
sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad.
De esta manera se modificó la pirámide de jerarquía de las
normas, al establecer que “los tratados y concordatos tienen
jerarquía superior a las leyes” (art. 75, inc. 22). Hasta ese mo-
mento los tratados internacionales y las leyes habían sido consi-
derados con la misma jerarquía y, en caso de conflicto entre
ambos, predominando el último sobre el anterior.

Los derechos de la mujer en la Constitución reformada


Párrafo aparte merece el artículo 37 y “la garantía del pleno
ejercicio de los derechos políticos, con arreglo al principio
de la soberanía popular y de las leyes que se dicten en conse-
cuencia. El sufragio es universal, igual, secreto y obligatorio.
La igualdad real de oportunidades entre varones y mujeres
para el acceso a cargos electivos y partidarios se garantizará
por acciones positivas en la regulación de los partidos políti-
cos y en el régimen electoral”.10 Se incorpora expresamente a

10
Artículo 37 de la Constitución Nacional.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 897


nuestro ordenamiento jurídico y dentro del rango de mayor
jerarquía -constitucional- el derecho a la igualdad real de
oportunidades entre varones y mujeres para el acceso a los
cargos electivos. A su vez, en su segundo párrafo, cuando
refiere a la igualdad establece que la misma se garantizará
por acciones positivas. Es la consagración del principio de
igualdad real en materia política; es decir, tanto para el ac-
ceso a los cargos electivos, como a los partidarios, y tam-
bién expresamente en materia de género, siendo un artículo
claramente operativo, que “ordena” (manda a hacer algo) al
poder público -Estado- a impulsar acciones positivas para
garantizar esa igualdad. Hemos mencionado que la reforma
constitucional jerarquizó tratados internacionales en mate-
ria de Derechos Humanos, entre ellos la Convención sobre
la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Con-
tra la Mujer (CEDAW).
Según el artículo 75, “corresponde al Congreso: (…) 23. Le-
gislar y promover medidas de acción positiva que garanticen
la igualdad real de oportunidades y de trato, y el pleno goce y
ejercicio de los derechos reconocidos por esta Constitución y
por los tratados internacionales vigentes sobre derechos huma-
nos, en particular respecto de los niños, las mujeres, los ancia-
nos y las personas con discapacidad”. Aquí se determinan las
competencias del Congreso en el sentido de legislar y promo-
ver medidas de acción positiva que garanticen la igualdad real
-nuevamente- de oportunidades entre hombres y mujeres. Y

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 898


entonces aparecen las acciones positivas o medidas de diferen-
ciación o discriminación positiva. Herramientas de diferencia-
ción para igualar a los desiguales, para garantizar derechos a
ciertos grupos y convertir la igualdad formal en igualdad real
(artículo 37 de la Constitución Nacional). Estas medidas se en-
marcan en la “redistribución de oportunidades”, que opera para
grupos que han sido y son histórica y negativamente discrimi-
nados, promoviendo la diversidad y pluralidad.
Por último, en la Cláusula Segunda expresa: “Las acciones
positivas a que alude el artículo 37 en su último párrafo no
podrán ser inferiores a las vigentes al tiempo de sancionarse
esta Constitución y durarán lo que la ley determine”. Lo que
establece la cláusula es el piso mínimo e inderogable de igual-
dad desde donde deberán partir las acciones positivas para
mejorar de manera progresiva el derecho, como así también
la temporalidad de la acción positiva concreta.

6) Resolución institucional de la crisis del 2001

El 24 de octubre de 1999 se celebraron las últimas elecciones


nacionales del siglo XX en la Argentina. Las principales fuer-
zas que se enfrentaron fueron: la Alianza UCR-Frepaso,11 con
la fórmula integrada por Fernando de la Rúa y Carlos “Cha-
11
El Frente País Solidario integrado por diversos partidos políticos: Frente Grande,
el partido PAIS, la Unidad Socialista integrada por los partidos Socialista Popular y
Socialista Democrático, y el Partido Demócrata Cristiano.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 899


cho” Álvarez; el Partido Justicialista, con la fórmula Eduardo
Duhalde y Ramón “Palito” Ortega; y Acción por la República,
con Domingo Cavallo como candidato a presidente. La cam-
paña electoral estuvo, en gran medida, centrada en la difu-
sión de spots televisivos y despertó escaso entusiasmo entre
la población. En el marco de una fuerte despolitización de la
sociedad civil, los partidos con más posibilidades de triun-
far en las elecciones intentaron diferenciarse del menemismo
desde diferentes perspectivas. La Alianza centró su discurso
en cuestionar la “corrupción” del equipo de Gobierno salien-
te, mientras que Duhalde procuró retomar las banderas tradi-
cionales del peronismo, afirmando que el “ajuste menemista”
había sido necesario y que ahora debía avanzarse hacia una
mayor “justicia social”. El resultado de las elecciones dio el
triunfo a la Alianza que obtuvo el 48.5 por ciento de los votos,
convirtiendo a Fernando de la Rúa en presidente. El nuevo
mapa político dejó establecido un cierto equilibrio de fuerzas.
La Alianza, además del Poder Ejecutivo, logró la mayoría en
la Cámara de Diputados, mientras que el Justicialismo man-
tuvo su predominio en el Senado y en las gobernaciones de las
provincias más pobladas. Carlos Ruckauf se consagró como
gobernador de la estratégica provincia de Buenos Aires.

La política económica. El 19 y 20 de diciembre de 2001


A poco de iniciado el Gobierno se hizo evidente que la orien-
tación de la economía iba dirigida a continuar e, incluso, a

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 900


profundizar las políticas neoliberales y el plan económico
aplicado durante la gestión anterior. En ese sentido, impulsó
medidas de ajuste fiscal que le permitieran al Estado soste-
ner la recaudación. La medida más dura a la que se denomi-
nó “el impuestazo”, fue la reducción en un 13 por ciento de
los salarios de los trabajadores estatales y de las jubilaciones,
anunciada en enero de 2000. Otra de las medidas que agravan
la crisis económica y política fue la reforma de la legislación
del trabajo que profundizó aún más la flexibilización laboral.
Coincidiendo con las demandas de los grupos empresaria-
les que pretendían abaratar los costos de la mano de obra, el
Gobierno propuso extender el período de prueba de los tra-
bajadores que se iniciaban en un empleo, reducir montos de
las indemnizaciones por despido y descentralizar las negocia-
ciones salariales por fábrica para evitar que interviniesen las
centrales sindicales. Este conjunto de propuestas generó un
fuerte debate en el Congreso y la oposición de la mayoría de
las organizaciones obreras. En agosto de 2000, se conocieron
denuncias sobre sobornos que habría pagado el Gobierno de
De la Rúa a senadores de diferentes partidos para que aproba-
ran las leyes de flexibilización laboral. El escándalo provocado
por estas denuncias llevó a renunciar al vicepresidente de la
Nación, Carlos Chacho Álvarez, y el gobierno de la Alianza
quedó muy debilitado.
En marzo de 2001, con la intención de obtener el apoyo del
conjunto de los sectores capitalistas locales, de los centros

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 901


financieros internacionales y del electorado que se había
identificado con la gestión menemista, el presidente De
la Rúa designó como ministro de Economía a Domingo F.
Cavallo.
El 3 de diciembre, el ministro Cavallo anunció una medida
extrema, cuyo objetivo declarado era frenar el derrumbe del
sistema financiero: la retención forzada de los depósitos que
tenían los ahorristas en los bancos. Esta medida, conocida
como “el corralito”, provocó el estallido de una crisis eco-
nómica con derivaciones políticas que se aceleró de manera
dramática en pocos días. La decisión paralizó la actividad
económica del país. Con el fin de mantener en equilibrio
las cuentas fiscales, se decidió retener las partidas de dine-
ro para Salud y Educación. Algunos Gobiernos provincia-
les decidieron emitir bonos para reemplazar la escasez de
pesos; las llamadas “cuasimonedas” (patacones y los lecop)
comenzaron a ser utilizados como medio de pago. Los nú-
meros eran alarmantes, un país con más del 50 por ciento
de sus habitantes por debajo de la línea de la pobreza y con
más del 20 por ciento de desocupados. El 19 de diciembre
vecinos de los barrios más pobres del Gran Buenos Aires y
de otros comenzaron a realizar saqueos a los comercios. El
Gobierno nacional ordenó el estado de sitio en todo el país y
el presidente se dirigió a la población por medio de un men-
saje televisivo que, lejos de calmar los ánimos, concentró la
irritación social contra el propio presidente y su Gobierno.

Manual de Historia Constitucional Argentina (1492 - 2011) 902


De manera espontánea y sin que hubiese una organización
anterior, miles de personas salieron a las calles para protes-
tar contra el Gobierno, pidiendo la renuncia de De la Rúa
y Cavallo. En las primeras horas del jueves 20, mientras se
difundía la noticia de la renuncia de Cavallo, la policía fe-
deral reprimió con gases lacrimógenos y balas de goma a
los ciudadanos reunidos en la Plaza de Mayo, se generalizó
la violencia en las calles céntricas y en la Plaza de los Dos
Congresos. Hacia las 14:00 horas de ese día, nuevamente
comenzaron a llegar a la Plaza de Mayo miles de personas.
Esta vez, también participaron en la movilización muchos
ciudadanos organizados en partidos políticos y organizacio-
nes sindicales y de desocupados. La orden del Secretario de
Seguridad Interior Enrique Mathov de desalojar la Plaza de
Mayo desencadenó una represión aún más violenta que la
del día anterior, y dejó como saldo cientos de heridos y cinco
muertos por las balas policiales. La imposibilidad de resta-
blecer el orden en las calles llevó al presidente Fernando de
la Rúa a presentar su renuncia.
Durante los últimos días de diciembre de 2001 hubo una
fuerte inestabilidad política. El 20 de diciembre, cuando de
la Rúa dimitió, el cargo de vicepresidente estaba vacante de-
bido a la renuncia de Carlos “Chacho” Álvarez el año ante-
rior. Por este motivo, quedó al frente del Poder Ejecutivo
el senador por Misiones Ramón Puerta, en su carácter de
presidente provisional del Senado. El 23 de diciembre, una

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Asamblea Legislativa designó como sucesor al gobernador
de San Luis, Adolfo Rodríguez Saá. Además de declarar la
suspensión del pago de la deuda externa y de levantar el
estado de sitio, Rodríguez Saá prometió revocar el recorte
salarial que había decretado De la Rúa y mantener el régi-
men de convertibilidad cambiaria. Cinco días después, un
nuevo y masivo cacerolazo exigía “que se vayan todos”. Ante
la evidente falta de apoyo, en la noche del 30 de diciembre
de 2001 anunció su renuncia por televisión desde San Luis.
Se hizo cargo del Poder Ejecutivo el presidente de la Cáma-
ra de Diputados, Eduardo Camaño. Durante su brevísima
gestión, de apenas 42 horas, y siguiendo lo prescrito por la
Ley de Acefalia, convocó a una nueva Asamblea Legislativa
para elegir presidente. La Asamblea se reunió el 1 de enero
de 2002 con la intención de encontrar una salida a la pro-
funda crisis política e institucional. Luego de un largo de-
bate y muchas negociaciones, una amplia mayoría designó
como presidente de la Nación al senador Eduardo Alberto
Duhalde. Se estableció que su mandato sería hasta el 10 de
diciembre de 2003, por lo que debía completar el período de
cuatro años para el que había sido elegido De la Rúa.
Luego de la represión en el puente Pueyrredón, ocurrida en
junio de 2002, Duhalde decidió anticipar seis meses el llama-
do a elecciones nacionales y apoyó al gobernador de Santa
Cruz, Néstor Carlos Kirchner, para encabezar la fórmula pre-
sidencial del peronismo.

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7) El kirchnerismo. Nuevo impulso a la política de defensa
de los derechos humanos

El 25 de mayo de 2003 asumió la presidencia Néstor Kirch-


ner. Tras prestar juramento en el Congreso Nacional como
presidente, Kirchner dio un discurso que contenía indicios
de un cambio de época. “Concluye en la Argentina una forma
de hacer política y un modo de gestionar el Estado”. Al mis-
mo tiempo, la presencia en la ceremonia de los presidentes
de doce países latinoamericanos —el venezolano Hugo Chá-
vez, el brasileño Lula da Silva y el cubano Fidel Castro, entre
otrosAgustina Pilar Cuerda. Profesora de Historia Constitu-
cional y Coordinadora del Área de Género de la Secretaría
de Relaciones Institucionales de la Facultad de Ciencias Ju-
rídicas y Sociales de la Universidad Nacional de La Plata. fue
una señal del avance en un proceso de integración regional
inédito y de que la recuperación de la institucionalidad en la
Argentina tenía un fuerte respaldo internacional.
A nivel interno, el Gobierno basó su estrategia en el pro-
yecto “transversal”: sin dejar de lado su vinculación con el
Partido Justicialista, buscaba tejer alianzas extrapartidarias
con dirigentes políticos de diversas organizaciones, muchas
de ellas provenientes de los movimientos sociales surgidos
durante los años anteriores. Así lo expreso en su discurso:
“Hay que reconciliar a la política, a las instituciones y al go-
bierno con la sociedad”.

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La política económica se basó en dos ejes centrales: el des-
endeudamiento y crecimiento con inclusión social. El 15 de
diciembre de 2005, el presidente Kirchner informó que se pa-
garía la totalidad de la deuda que el país tenía con el FMI, lo
que significaba un desembolso de 9810 millones de dólares. A
la vez, el Estado ahorraría 842 millones de dólares en concep-
to de intereses. Para favorecer las exportaciones y promover la
reactivación de la actividad industrial, se mantuvo la devalua-
ción del peso frente al dólar. Y con el propósito de expandir el
consumo en el mercado interno, hubo una mejora progresiva
de los salarios de los trabajadores y de las jubilaciones. Impulsó
varias políticas tendientes a reconstruir el Estado como la re-
estructuración de la Corte Suprema de Justicia. A través de un
decreto estableció mecanismos de transparencia e idoneidad
para la designación de los futuros ministros de la Corte Supre-
ma. En 2004 designó a Elena Highton de Nolasco y de Carmen
María Argibay, las primeras mujeres que integraron el máximo
tribunal en un Gobierno democrático. El restablecimiento de
las negociaciones paritarias; la reconstrucción del sistema edu-
cativo nacional con la sanción de leyes que redefinieron el rol
del Estado en la política educativa: la Ley de Educación Técnica
Profesional (2005), la Ley de Financiamiento Educativo (2006),
y la Ley de Educación Nacional (2006); la integración latinoa-
mericana, la política de derechos humanos, entre otras.

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Nuevo impulso a la política de defensa de los derechos
humanos
A los pocos días haber asumido, Néstor Kirchner recibió en
la Casa Rosada a los organismos de derechos humanos. Fue el
segundo presidente en dar audiencia a las Madres de Plaza de
Mayo, el primero fue Adolfo Rodríguez Saá.
El 21 de agosto de 2003 el Senado aprobó la anulación de
las leyes de punto final y de obediencia debida, que habían
sido sancionadas durante el gobierno de Alfonsín. Conocidas
como las “leyes de impunidad”, constituían un freno en el in-
cipiente proceso de juzgamiento de los crímenes cometidos
por los responsables del terrorismo de Estado. El 24 de marzo
de 2004, en el aniversario del último golpe de Estado, Kirch-
ner participó de una ceremonia en el Colegio Militar de la
Nación. Durante la recorrida por el edificio, en su carácter de
comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, ordenó al titular
del Ejército, general Ernesto Bendini, quitar los retratos de los
dictadores Videla y Bignone de la galería donde se exhibían
los cuadros de los presidentes argentinos. Ese mismo día se
concretó el traspaso del predio de la Escuela de Mecánica de
la Armada (ESMA) al Gobierno de la ciudad de Buenos Ai-
res y se determinó que allí funcionaria el Espacio Memoria
y Derechos Humanos. A partir de entonces, el Estado y los
organismos de derechos humanos quedaron a cargo del lugar
donde había funcionado uno de los principales centros clan-
destinos de detención, tortura y exterminio. En su discurso, el

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presidente Kirchner pidió “perdón en nombre del Estado” por
los crímenes de la última dictadura cívico-militar. El 14 de ju-
nio de 2005 la Corte Suprema de Justicia resolvió en la causa
“Simón” que las leyes de punto final y obediencia debida eran
inválidas e inconstitucionales. Este fallo de la Corte -votado
por todos sus integrantes con la sola excepción del juez Car-
los Fayt- permitió la reapertura de los juicios por crímenes
de lesa humanidad. El máximo tribunal también declaró in-
constitucionales los indultos concedidos por el ex presidente
Carlos Menem. El primer represor sometido a juicio oral y
público fue el excomisario Miguel Osvaldo Etchecolatz, ex-
director de Investigaciones de la Policía Bonaerense durante
la dictadura y principal colaborador de Ramón Camps. Entre
otros delitos, estaba acusado por la detención ilegal y torturas
de Jorge Julio López, un albañil de La Plata que estuvo desa-
parecido en distintos centros clandestinos entre 1976 y 1979.
López fue uno de los querellantes en el juicio a Etchecolatz
y declaró como testigo. El 18 de septiembre de 2006, día de
lectura de los alegatos, el testigo fue nuevamente desapare-
cido. Desde entonces, el crimen permaneció impune. Al día
siguiente de la desaparición de López, Etchecolatz fue conde-
nado a reclusión perpetua.
En diciembre de ese año, ante la presunta desaparición de
otro testigo de un juicio por delitos de lesa humanidad, el
presidente Kirchner uso por segunda12 vez en su gestión la
12
La primera vez fue para pedirle al Congreso que pusiera en marcha el mecanismo de
juicio político contra algunos miembros del máximo tribunal de justicia.

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cadena nacional para dar un mensaje a las fuerzas represivas
en actividad: “No vamos a ceder ante la extorsión, no per-
mitiremos que paren los juicios”. La desaparición de López
en democracia fue interpretada por muchos como un intento
de obstaculizar el proceso de reapertura de los juicios a los
represores. Sin embargo, la búsqueda de “verdad y justicia”
no se detuvo: muchos juicios culminaron con sentencias de
cárcel, y se elevaron a juicio causas nuevas. Los juicios más
resonantes fueron los seguidos contra los represores Julio Si-
món, Cristino Nicolaides, Christian Von Wernich, Santiago
Riveras, Luciano Benjamín Menéndez; contra los responsa-
bles de la “masacre de Margarita Belén” y la llamada “mega-
causa ESMA” por el robo sistemático de niños recién nacidos.
En octubre de 2007, las elecciones presidenciales se definie-
ron en primera vuelta. La lista del Frente para la Victoria,
encabezada por la senadora Cristina Fernández de Kirchner,
obtuvo el 45.29 por ciento de los votos. La fórmula Fernández
de Kirchner-Cobos superó por más de 20 puntos a la segun-
da fuerza: la Coalición Cívica de Elisa Carrió, que obtuvo el
23.04 por ciento de los sufragios. Por segunda vez en la histo-
ria del país una mujer accedía al más alto cargo institucional
y por primera vez elegida para el cargo de presidenta. A los
pocos meses de asumir el Gobierno dictó la resolución 125
que proponía un sistema de retenciones móviles: esto signi-
ficaba que los porcentajes de retención variaban en más o en
menos según las fluctuaciones de los precios internacionales

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en relación con un precio tomado como base para cada uno
de los productos alcanzados por el gravamen. La medida pro-
vocó un enfrentamiento con las entidades agropecuarias. Las
cuatro entidades más representativas de la producción agra-
ria conformaron la llamada “Mesa de Enlace Agropecuario”
y anunciaron un paro patronal que suspendió, por 48 horas,
la comercialización de carne y granos en todo el país. La re-
acción de las patronales rurales contó con el apoyo sectores
urbanos. Medidas como las reestatizaciones del sistema ju-
bilatorio y Aerolíneas Argentinas, la Asignación Universal
por Hijo, la nueva ley de comunicación audiovisual, la ley
de Matrimonio Igualitario, el Programa Conectar Igualdad,
la celebración del Bicentenario de la Patria en el año 2010;
fueron algunas de las acciones que caracterizaron el primer
mandato de Gobierno hasta octubre del 2011 donde asumirá
su segundo mandato con el 54 por ciento de los votos hasta el
9 de diciembre de 2015.

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BIBLIOGRAFÍA

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