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Hubertus R.

Drobner, ​Manual de Patrolog​ìa

El concepto de ​padre​.
El pater familias romano era el sacerdote del culto domèstico. En el AT, los
padres son los representantes de Dios en la familia; los patriarcas son los
depositarios de la promesa y los garantes de la alianza con Dios (cf. Eclo
44-50).
Dicho concepto se extendió a los “Padres”, es decir, a los antepasados;
pero también al padre intelectual, o al padre espiritual. Los apóstoles de
Cristo (cf. 1 Cor 4,14s) y los obispos de la iglesia son, es dicho sentido, los
padres de los creyentes. La iglesia antigua, hasta el s. IV, va a reservar dicho
título solo a los obispos. De allí, también lo aplicó, a los sacerdotes (S.
Jerónimo) y a diáconos ( Efrén de Siro).

El concepto padre de la Iglesia


A​quí se presenta al obispo como auténtico transmisor y garante de la fe
verdadera que, en la sucesión ininterrumpida de los apóstoles y en la
comunión con la Iglesia, conserva la continuidad y unidad de la fe. Esto no lo
hace infalible, pues debe atenerse a la SE y a la ​regula fidei de la Iglesia
Universal. Por eso, los obispos que se habían significado de manera especial
en la transmisión, explicación y defensa de la fe –comenzando por el C. de
Nicea- recibieron el título de ​Padres de la Iglesia​ o ​Santos Padres.
Basilio el Grande adjuntó a su obra ​De spiritu sancto (374/375)) una
lista de Padres de la Iglesia en apoyo de su opinión doctrinal (cap. 29).
Agustín empleó el argumento patrístico a partir del 412. Cirilo de Alejandría
en el C. de Efeso , para demostrar su ortodoxia, mandó leer públicamente
extractos de las obras de los padres.

Criterios para definir a los Padres de la Iglesia.


1.Doctrina ortodoxa: toda su teología debe estar en comunión doctrinal con
la Iglesia.
2. Santidad de vida: en el sentido de la iglesia antigua: reconocimiento y
veneración de la vida ejemplar por el pueblo fiel.
3. Aprobación de la Iglesia.
4. Antigüedad:

El P. Bonifacio VIII en 1295 confirió , por vez primera, a Ambrosio,


Jerónimo, Agustín y Gregorio Magno, el titulo honorífico de ​Doctor de la
Iglesia. El P. Pío V en su breviario de 1568, elevó al mismo rango a los Padres
griegos Atanasio, Basilio Magno , Gregorio de Nacianzo y Juan Crisóstomo.
Se les venera como los cuatro grandes doctores de la Iglesia de
Occidente y de Oriente. El título de ​doctor no está sujeto al cuarto criterio de
la antigüedad y es suplido por el de ​eminens doctrina.
Otros doctores son: Isidoro de Sevilla, Pedro Crisólogo, León Magno, Hilario
de Poitiers, Cirilo de Alejandría, Cirilo de Jerusalén y a Juan Damasceno, y
Efrèn de Siro.
A los escritores xtnos. Antiguos que no cumplen uno o varios criterios,
pero son de la Iglesia Católica, se le denomina ​escritores eclesiásticos​.

Los manuales tradicionales cierran para Occidente con Isidoro de


Sevilla (636) y para Oriente con Juan Damasceno (h. 750).

Patrística: Designa desde el s. XVII la teología patrística, es especial, la


dogmática de los Padres, en contraposición a la teología bíblica, escolástica,
etc.
El término ​Patrología lo usó por vez primera el teólogo protestante
Johannes Gerhard (1637), en el sentido de estudios históricos y literarios de
los Padres. En el siglo pasado con la pujanza de las ciencias históricas y qde la
literatura universal, como ​literatura cristiana primitiva o cristiana antigua. En
general, hoy se utilizan de modo más o menos indiferenciados los tres
nombres para la especialidad.
En esta obra se utiliza el término ​Patrística/o para el tiempo de los
Padres/para el tiempo perteneciente a los escritos, al pensamiento, etc. De la
literatura cristiana antigua; ​y Patrología = ​ciencia de la literatura cristiana
antigua.

Los libros apócrifos.

La intención originaria de los primeros escritos fue fijar por escrito la doctrina
auténtica de Cristo. Como ​criterio definitivo se impuso la apostolicidad de los
escritos. Cuando se ponía una obra como escrita por un apóstol, la intención
era mostrar que contenía una verdad de fe garantizada. A mediados del S. II,
cuajó el primer consenso basado en la Tradición y que constituyó un criterio
decisivo en la fijación del cánon del NT. Esto se hizo, pues aparecieron
corrientes heréticas, como los gnósticos, que publicaron libros bajo la
autoridad apostólica con el fin de legitimar sus opiniones. La consolidación
definitiva del ​cánon del NT ​quedó hasta el s. IV.

La Iglesia llama ​apócrifos a todas las obras restantes que en virtud de


su título, contenido y forma están en relación con el NT y reclaman
igualmente autoridad apostólica pero no pertenecen al cánon. Este término
adquirió en la iglesia ortodoxa el sentido de “falso, herético, reprobable”, en
especial en su lucha contra la gnosis, la cual le daba al término un sentido
sumo de valoración. Hay que tener en cuenta que muchos escritos apócrifos
contienen fundamentos fiables de teología y espiritualidad eclesial, entre
otras de mariología.
Los libros bíblicos, incluídos los apócrifos, forman parte, en cuanto a su
género, de la historia de la literatura cristiana. Los libros canónicos de la SE,
por su importancia sin par, como fundamento de la fe cristiana, no cuentan
para la patrología, pero sí los apócrifos.

En cuanto al cánon del AT, se fijó a finales del s. I. El xtmo del s. II,
marcado en buena medida por la lengua griega, utilizaba como su auténtico
texto bíblico del AT la ​Septuaginta (LXX), ​nacida en la diáspora helenística del
judaísmo desde el s. III hasta el s. I a.C..

No vamos a mencionar los diferentes géneros literarios que se


agruparon en torno a este tema: por ejemplo el de ​evangelios​. Entre los
evangelios apócrifos de la infancia, sobresale el ​Proto-evangelio de Santiago​,
luego el Evangelio árabe de la infancia de Jesús, el Evangelio de
Pseudo-Mateo y la Narración de la infancia de Jesus. Estos escritos tuvieron
gran repercusión en la liturgia, en la piedad popular y en el arte.

Hechos de los Apóstoles apócrifos.​ Género literario.


Datan de los ss. II y III y son: ​Acta Andreae, Ioannis, Pauli, Petri y Thomae. A
partir del s. IV se redactaron otros Hechos de los Apóstoles, donde todos
tienen un tema común: la persona, la vida (viajes, acciones) y doctrina de uno
o de varios apóstoles. Con ello se ofrece el punto de partida para la
hagiografía posterior.
Sobresalen los ​Hechos de Pedro​. La primera parte se desarrolló en
Jerusalèn, donde Pedro permaneció, según la tradición durante doce años y
chocó por vez primera con Simón el Mago(cf. Hech. 8,18-24). La segunda
parte habla del viaje de P a Roma por orden directa de Dios, y cuenta su
actuación en la ciudad eterna. Allí tuvo una nueva confrontación con Simón
el Mago, que quiso volar y se partió la pierna. La parte final nos presenta a P
que, ante la amenaza de ser apresado, huye de Roma por la Via Appia, donde
se encuentra a Cristo que le pregunta: Quo vadis.
Acta Pauli dependen de los Hechos de Pedro, y fueron escritos entre los años
185 y 195, por un presbítero de Asia Menor y narran los hechos de Pablo en
el marco de un gran informe de sus viajes. No están conservados en su
totalidad.

Apocalipsis​.
El nombre “apocalipsis” proviene de las palabras iniciales del primer escrito
xtno de este tipo. El género literario proviene del judaísmo, cuyo apocalipsis
veterotestamentario más sobresaliente es el ​Libro d​e Daniel.
Características de todas las apocalipsis: *Todos son escritos pseudónimos. *El
apocalíptico recibe su mensaje en forma de una visión tenida en un estado de
éxtasis o en sueños. *Las visiones acaecen en forma de imágenes y constituye
alegorías que un mediador de la revelación, Dios o Cristo explica al vidente.
*Las apocalipsis sistematizan la caótica plenitud de los fenómenos
contemplados, sobre todo mediante números, para demostrar así su
comprensión del orden divino. *La finalidad del a. no es esotérica, sino
práctica, la de fortalecer y guiar al creyente para que supere las apreturas del
tiempo final, las parénesis y las oraciones son elementos fijos de ellas.

En este marco nacen a partir del s. II las apocalipsis cristianas y las


refundiciones xtnas de a. judías, entre las que se cuentan, por ejemplo, el
Testamento de Abraham, la Apocalipsis de Esdras y el libro eslavo de Enoc.
Temas capitales de las a. del s. II son la explicación del retraso de la parusía,
el fin del mundo y el más allá. A partir del s. IV el interés se desplaza a la
descripción del cielo y del infierno para fortalecer la moral y la ortodoxia de
los xtnos, o desemboca en un curiosos afán de conocer detalles sobre el
juicio final y el ocaso del mundo.
Entre los apocalipsis xtnos más importantes se cuentan ​el Apocalipsis
de Pedro, la Ascensión de Isaías, el Apocalipsis de Pablo y el Apocalipsis
deTomás​.
PADRES APOSTOLICOS.
Pastor de Hermas.
Es el escrito extracanònico más apreciado durante los primeros siglos del
xtmo.
El autor, que nació entre el 130 y 140 fue un liberto y pequeño comerciante
llamado Hermas. El nombre de ”Pastor”​, l​ e viene al libro de la segunda
persona reveladora que aparece en él.
La obra se divide : 5 visiones; 12 mandamientos; y 10 semejanzas. Nacieron
todos como libros independientes, pero son obra del mismo autor.
En cuanto a su forma literaria, el Pastor es un apocalipsis. Lo indican, entre
otras cosas, los elementos estilísticos de la narración en primera persona del
singular, de las visiones, de los raptos y de la carta del cielo. Hermas sigue la
tradición de la apocalíptica judía; sin embargo, en la figura de la anciana y del
pastor refunde modelos romanos de la literatura hermética.
El tema e importancia principales del Pastor residen en su doctrina sobre la
penitencia, que anuncia la posibilidad de un único perdón de los pecados
después del bautismo y que, según la opinión xtna general, representa el
perdón básico de los pecados. Esta doctrina sobre la penitencia ha dado lugar
a enconadas controversias.
La historia posterior de la p. en la iglesia antigua indica que, hasta el s.
V, en el caso de pecados graves se practicó la penitencia pública, posible sólo
una vez después del bautismo. Fue a partir del s. V cuando los irlandeses que
misionaban en el continente pusieron en marcha en la Iglesia latina la
evolución hacia una penitencia privada y repetida de modo ilimitado.

CAP. II LA LITERATURA POSTAPOSTÓLICA


La literatura postapostólica nació en el lapso de tiempo comprendido entre el
año 90 y 160 d.C., y acuñó cuatro géneros literarios. Se mandaron cartas a
comunidades verdaderas; mientras que la liturgia y vida de las comunidades
crearon las nuevas formas de instrucciones, homilías y la primera poesía
xtrna. Los autores tratan de exponer con palabras sencillas a los fieles el
significado de la salvación aparecida en Xto y de confortarlos con la
esperanza de la parusía del Señor. Exigen obedecer a los pastores de las
comunidades y ponen en guardia respecto de herejías y de cismas.
Bajo este título se incluye a siete autores o escritos de ellos: Carta de
Bernabè, de Clemente de Roma, de Ignacio de Antioquía, de Policarpo de
Esmirna y el Pastor de Hermas. Más tarde se añadieron los fragmentos de
Papías de Hierápolis y la carta a Diogneto; otras veces también la Didajé y el
fragmento de Cuadrato. El grupo de Padre Apostólicos, según categorías
histórico-literarias, no constituyen un grupo homogéneo de escritores.

1. CARTAS;;
La Primera Carta de Clemente.
Junto con los escritos bíblicos, la más antigua de las obras de la literatura
xtna. Conservadas es una carta que tanto en los mss como por la tradición
unánime más temprana de la Iglesia, es atribuída a Clemente, que, según la
lista de obispos de Ireneo, fue el tercer sucesor de Pedro en la sede episcopal
de Roma (90/92-101), aunque el texto no menciona nombre alguno.
La carta podría haber sido escrita en los años 96/97. Nada sabemos
acerca del autor. Se desconoce si hay que identificarlo con Clemente,
acompañante de Pablo (v.Fil 4,3), como quieren Orígenes y Eusebio. Esta
carta es obra de un solo autor, aunque él se refiere de continuo a sí mismo,
utilizando el plural, y a pesar de que la totalidad de la comunidad romana
debe ser considerada como remitente. El ​motivo de la carta fueron las
disensiones surgidas en la comunidad de Corinto porque algunos presbíteros
mayores habían sido sustituidos por jóvenes. La comunidad romana tuvo
noticias de la situación y decidió intervenir por su propia cuenta.

División de la carta​: Consta de 65 cc. La cuestión se aborda en los cc. 40-58.


Allí se condena la deposición de los presbíteros y se exhorta a los rebeldes a
que se conviertan. Los cc. 1-3 constituyen el proemio; mientras que los cc.
4-39 son exhortaciones extensas contra los celos y la envidia como detonante
del revuelo; también se exhorta a la humildad, apacibilidad, a la unidad y a la
armonía según el modelo bíblico, el ejemplo de Cristo, de acuerdo con el
orden del cosmos, de la sociedad y del cuerpo humano, poniendo la mirada
en la meta escatológica del cristiano. La carta termina con una oración (cc.
59-65), con el resumen del contenido , con una recomendación y con el
saludo final.

Las cartas de Ignacio de Antioquia.


Ignacio, cristiano de la gentilidad y, según Eusebio, segundo sucesor de Pedro
en la sede episcopal de Antioquía de Siria, escribió siete cartas durante su
viaje a Roa como prisionero.
La costumbre de la época era navegar cerca de las costas, el itinerario
condujo a lo largo de la costa de Asia Menor hacia el norte, hasta Cilicia o
Panfilia. El viaje continuó por tierra, deteniéndose por algún tiempo en
Filadelfia. En Esmirna tomaron de nuevo una nave que, como estaciones
próximas, atracó en Troas y en la Neápolis griega, junto a Filipos. Durante la
estancia en Esmirna, más larga, acudieron a Ignacio los obispos de Efeso,
Magnesia y Tralia, con delegaciones de sus comunidades. Ignacio les entregó
un escrito para sus respectivas comunidades.. Además, él envió una carta a la
comunidad de Roma, adonde había viajado directamente desde Antioquía
una embajada (cf. Rom 10,2). En Troas, antes de emprender el viaje en barco
a Grecia, Ignacio escribió otras tres cartas: a Filadelfia, a la comunidad de
Esmirna y a Policarpo, obispo de ésta. Él padeció el martirio en Roma, como
atestiguan Policarpo, Orígenes y Eusebio.
No se disponen de más datos sobre la persona y la vida de Ignacio. La
hagiografía bizantina lo identificó con el muchacho al que Jesús puso como
ejemplo a sus discípulos (Mt 18,2 par.) Jerónimo lo hizo discípulo del apóstol
Juan. Ambas teoría caen en la hipotético; pero lo que sí es indudable, que
Ignacio, por su cronología y por su teología, está muy próximo a los
apóstoles.
Durante largo tiempo se tuvo por seguro que el martirio de Ignacio,
como informa Eusebio, se había producido durante el reinado del emperador
Trajano (98-117), entre los años 107 y 110. La tradición decía que él había
sido condenado por el nombre de Cristo a morir en el circo, y que fue
conducido bajo vigilancia a Roma para la ejecución de la sentencia.
Cabe destacar que las cartas, según el contexto histórico, son escuetos
escritos de circunstancias redactadas según las reglas de la epistología y de la
retórica antiguas, pero sin divisiones o estructura amplia.
Temática de las cartas:
A. Advertencias contra las doctrina falsas, principalmente contra el
docetismo. La encarnación, muerte y resurrección de Cristo, así como
su presencia en la eucaristía, acaecieron no mediante una forma
externa tan sólo aparente, sino en la realidad de la encarnación del
Hijo de Dios.
B. La unidad de la teología del monoteísmo trinitario, de la eclesiología y
del episcopado monárquico, testimoniado por primera vez aquí. Según
Ignacio, el orden de la Iglesia terrena está estructurado
jerárquicamente según el modelo de la Trinidad bajo la autoridad del
obispo, al que asisten en subordinada jerarquía presbíteros y diáconos.
Según Ignacio, la comunidad está sometida al obispo como cabeza de
ella, al igual que la Iglesia entera está sometida a Cristo como cuerpo
de él y como Cristo mismo está sometido al Padre. El ideal supremo es
la concordia entre todos. En virtud de su cargo, el obispo preside el
bautismo, la eucaristía y la celebración del matrimonio; y garantiza la
ortodoxia, lo cual obliga al obispo a lleva una vida especialmente
ejemplar, pero el ejercicio válido de su ministerio no depende de ella.
C. La teología e intenso afán del martirio. La carta a los Romanos, en la
que Ignacio pide a la comunidad romana que no emprenda nada que
pueda impedir su martirio, pone de manifiesto el ansia del martirio,
típica de los primeros siglos del cristianismo, que no se basa sólo en un
afán ascético y ético de alcanzar la perfección, sino que hunde sus
raíces en la teología del seguimiento de Cristo. Para Ignacio, ese afán
adopta incluso rasgos eucarísticos: “Trigo soy de Dios y por los dientes
de las fieras he de ser molido, a fin de ser presentado como limpio pan
de Cristo” (Rom 4,1).

Las cartas de Policarpo de Esmirna.

II. TEXTOS DE LA COMUNIDAD.

Los fragmentos de Papías.


De la “Explicación de las sentencias del Señor”, del obispo Papías de
Hierápolis, en cinco libros, sólo se han conservado fragmentos;
principalmente en la ​Historia Eclesiástica​, de Eusebio de Cesarea, y en
Adversus haereses​, de Ireneo de Lyon. Poco se sabe de la persona de P,
salvo que fue amigo de Policarpo de Esmirna. Ireneo y Eusebio
discrepan entre sí en cuanto si Papías formó parte o no de los
discípulos del apóstol Juan. Las dataciones de su obra se mueven entre
los años 90 y 140. Actualmente se fecha entre 130/140.

“El libro era una colección y comentario de noticias de diversa


procedencia sobre sentencias y hechos de Jesús. Pretendía cribar la
tradición de Jesús desde el punto de vista de su autenticidad, y
asegurar mediante una explicación su comprensión correcta”
(Vielhauer, 761).
Papías lleva a cabo esa tarea guiado por una tendencia antignóstica;
por eso él no se apoya en libros bíblicos, tales como el evangelio de
Juan o de Lucas o en las carta de Pablo, libros apreciados también por
los gnósticos, sino en las tradiciones orales y en las tradiciones
recogidas en Marcos y en Mateo.

LA DIDAJE​.

El libro de la ​Instrucción de los doce apóstoles gozó de alta estima en la


Antigüedad . Se conoció de él por las listas del canon y a menciones
recogidas en los Padres de la Iglesia. En 1873 Filoteo Byrennios dio con
el texto completo en Constantinopla.

En ​Didajé ​se trata de un orden de la comunidad nacido a principios del


s. II en Siria/Palestina (Egipto?).

Contenido de la obra: La obra tiene 16 cc., divididos en 5 partes.


Trata de la conducta de la comunidad respecto de la ética (1-6), de la
liturgia (7-10), del trato con los profetas itinerantes y con los cristianos
vagabundos (11-13), de la vida de la comunidad (14-15) y de la
escatología (16).

La obra se convierte así en un testimonio importante, aunque no


global de una estructura temprana de la comunidad. Los cc 1-6
contienen –como la carta de Bernabé- una doctrina de los dos
caminos. Cabe suponer que ambas beben de una fuente común de
signo judío.
La D difiere de la Carta de Bernabé en que define los dos caminos
como caminos de la vida y de la muerte (mientras que en la Carta se
habla de luz y oscuridad); ofrece una estructura más amplia y más
ordenada. Extraordinaria para nuestro conocimiento de las
ordenanzas litúrgica y comunitaria a principios del s. II, destaca la
todavía muy fuerte posición de los ministerios carismáticos (apóstoles,
profetas, maestros) junto a los comienzos de los ministerios del obispo
y del diácono, elegidos por la comunidad por medio de la ordenación.
El verdadero apóstol es el profeta itinerante, que sólo tiene derecho a
permanecer en una comunidad un día, dos a lo sumo; y le asiste el
derecho al sustento. Al parecer, se celebraba la Eucaristía como
comida para saciar el apetito, con oraciones de bendición y de acción
de gracias, pero sin citar las palabras de la institución.

APOLOGISTAS GRIEGOS.

Dado que el xtmo debió debatir desde un principio, primero con su


entorno judío y helenístico, encontramos elementos apologéticas ya en
los escritos neotestamentarios: por ejem.: el reproche a los judíos de
no haber reconocido al Mesías y, por tanto, de haber perdido el
derecho hereditario a la promesa , que había pasado a los xtnos;
también el discurso de Pablo en Atenas (Hech 17,19-34), que,
empalmando hábilmente con la extendida idea del “Dios
desconocido”, proclamó al único Dios verdadero en contraposición a
todos los demás.

Fue en el s.II que, en virtud de la nueva situación de la Iglesia,


elevó a la apologética a la categoría de género literario propio. Por eso,
se da el nombre de “apologistas griegos” (apologein=defender) al
primer grupo de autores de la segunda mitad del s. II cuya obra
literaria conocida consta principal o exclusivamente de apologías.
Además, en la iglesia griega y latina se escribieron apologías durante
todo el tiempo de los Padres, pero más tarde ese género de escritos no
jugó un papel tan general y básico como en el s. II.

Por su origen y por su entorno del xtmo primitivo, la apologética


apunta a dos grupos : a los judíos y a los gentiles. La polémica antijudía
persigue un doble objetivo:
1. Deslindar el xtmo respecto del judaísmo en el que nace. Se
reconoce a Jesús como el Mesías, y la interpretación del AT como su
anuncio. La apologética corrobora en los xtnos la conciencia de ser
la consumación de la voluntad de Dios preparada en el judaísmo, y
previenen de las tendencias judaizantes en el xtmo.
2. También quiere convertir a los judíos convenciéndolos de que el AT
mismo afirma la validez de la fe en el Mesías. Debido al pequeño
número de adversarios, la apologética antijudía ocupa un espacio
relativamente pequeño en la literatura xtna primitiva.

Desde la vertiente helenística y estatal, la represión más peligrosa del xtmo


consistía en la persecución de los xtnos, que se desataba una y otra vez.
Todo esto los golpeaba con virulencia, debido a la envidia, la calumnia, los
malos entendidos y las inculpaciones injustificadas. Como no había una base
jurídica romana clara para las persecuciones, en la mayoría de los casos, la
condición misma de xtno, el ​nomen christianorum,​ parecía ser la base que
justificaba el castigo. El único que podía establecer una situación jurídica
uniforme en todo el imperio y proteger a los xtnos frente a una persecución
injustificada era el emperador. Por eso, los apologistas se dirigían al
emperador o a los emperadores y llamaban la atención, en especial, sobre
dos incongruencias: si ser xtno fuera punible en sí mismo, entonces el Estado
debería perseguir a todos los xtnos, y no sólo en respuesta a denuncias,
como dijo Trajano a Plinio el Joven en 112. Por otro lado, había que
demostrar qué crimen punible subyacía en la condición de xtno. Se les
acusaba de muchas cosas: pplmte. Impiedad, incesto, canibalismo y de
asesinar a niños, pero nunca se habían probado. Ser cristiano es compatible
con el bien del Estado u de la ley, pues oran por el emperador, participan en
la vida pública, observan cuidadosamente el derecho en virtud de las
obligaciones morales que derivan de su condición de xtnos. El verdadero
detonante era: a los xtnos les impedía participar en la culto público a los
ídolos, su convicción de adorar al único Dios verdadero.
El ​objetivo último de la apologética xtna era hacer comprensible el
carácter racional y superior de su fe. Y eso llevó además, en la evolución
intraeclesial, a la fundamentación de la teología.

La ​apologética no tuvo mayores dificultades a la hora de ofrecer a los


no xtnos una fundamentación de la fe, pues hacía tiempo que los
contemporáneos ilustrados y con formación filosófica no creían ya en los
mitos de los dioses, sino que había desarrollado una concepción
trascendente de Dios que determinaba su visión del mundo y el
comportamiento ético. Aunque mucha gente no creyera en los dioses, eso no
los apartaba de la participación en el culto estatal. Por eso resultaba
incomprensible la pretensión de validez absoluta de la “filosofía” xtna que
hacía que los xtnos se mantuvieran alejados de los sacrificios en favor del
Estado y de la participación en fiestas públicas en honor de los dioses. Por
eso, había que demostrar que el xtmo es la única filosofía racional, la
suprema y la más antigua de todas. El argumento de la ​antigüedad gozaba de
un papel especial, pues la verdad goza de validez eterna.
La apologética xtna primitiva cumplía tres cometidos: A. Defender el
xtmo contra ataques de palabra y de obra, demostrando que eran
injustificados o que carecían de poder de convicción. B. Desenmascarar las
concepciones equivocadas sobre el xtmo exponiendo la verdadera realidad.
C. Fundamentar y justificar de modo racional la fe xtna demostrando la
inferioridad de las convicciones de fe de los adversarios. Esto último solía ir
de la mano del celo misionero para convertir al xtmo al adversario.

Los apologistas griegos (Moliné).


Ya entrado el s. II, los xtnos, a pesar de que eran una minoría insignificante,
eran bastante conocidos, o más bien, mal conocidos. Por ejem. Se les acusó
del incendio de Roma en tiempos de Nerón. Esta acusación oficial y maliciosa
apunta a la difusión previa de otras calumnias en los ámbitos palatinos.
Tácito describe a los xtnos como gente culpable de muchos crímenes, que se
pueden resumir, dice, en el desprecio por el género humano. La imagen
pública que se extenderá a partir de este momento va a ser de este estilo: los
xtnos son gente reclutada entre lo peor de la sociedad que, llevados de su
misantropía, se retiran de la vida ordinaria y normal; desprecian los ideales,
costumbres y religión de sus mayores y se convierten, por tanto, en un
cáncer para la sociedad; viven, además, de una manera desarreglada; y por
todas estas cosas han de engendrar la ira de los dioses sobre la sociedad que
los tolera en su seno.

La imaginación popular añadió otros adornos: orgías, incesto, crímenes,


adoradores de un asno.
Entre los ​intelectuales , Frontón de Cirte (Cirene), preceptor de los
emperadores Antonino Pío y Marco Aurelio, repetía las mismas habladurías,
como si él hubiera sido testigo presencial. ​Luciano de Samosata en su ​Sobre
la muerte del Peregrino se burla de los xtnos. El Peregrino es un vividor que
se introduce entre los xnos; con sus supercherías, se convierte en un gran
personaje de la secta; y acaba por pasar como confesor de la fe, rodeado del
fervor popular; cuando en realidad el motivo por el que está en la cárcel es el
asesinato de su padre; sin embargo, los xtnos lo abandonan cuando ven que
ha incumplido una de sus reglas. En suma, dice Luciano, los cristianos no son
gente peligrosa, sino unos pobres infelices. De hecho, Luciano, no sabe casi
nada de ellos. ​Marco Aurelio​, el emperador filósofo, iba a ser más o menos
de la misma opinión que Luciano, aunque fue más allá, y su desprecio lo llevó
a decir que estos hombres eran merecedores de la muerte por su espíritu de
rebeldía y por su tonta terquedad.
El ataque más serio contra el xtmo, en las últimas décadas del s. II, va a
ser el ​Discurso de la doctrina verdadera de ​Celso. Esta obra fue conocida por
Orígenes (70 años más tarde), al refutarla párrafo por párrafo en su obra
Contra Celso​. Este fue un ataque muy meditado, aunque no consta que haya
tenido una gran difusión. Celso conoce mejor el xtmo; ha hablado con xtnos;
ha leído los Evangelios y parte del AT, y está familiarizado con otros escritos
xtnos.; expone la doctrina de esos hombres y lo que que, según él, se deduce
de ellas; y su juicio es completamente negativo y lleno de agresividad. Jesús y
sus apóstoles no eran más que unos vagabundos hinchados con su propia
importancia, sus doctrinas son un desafortunado revoltijo de verdades ya
sabidas, y su actitud no deja de ser un peligro para la sociedad. Es absurdo
que el mundo haya sido creado de la nada, o que Dios hable a los hombres, y
aún más que baje a la tierra, pues Dios es absolutamente trascendente e
inmutable; Jesús era, como mucho, un mago que conocía la magia de Egipto.
Además, los xtnos se niegan a razonar, y muestran su propia insensatez al
creer firmemente en cosas indemostrables; hacen sus prosélitos entre lo más
bajo e ignorante de la población; ridiculizan la religión de sus mayores; su
palabra solo la escuchan los criminales, que así se animan a seguir con sus
crímenes y, por tanto, no hay que tenerles ninguna compasión cuando el
poder los persigue.
Este es más o menos el ambiento en el que surgieron los apologías.
Éstas se dirigen a los paganos o, en ocasiones, a los judíos. Los temas que
defienden: los xtnos no son ateos, sino que adoran al único Dios, el mismo
que los mejores de los filósofos paganos llegaron a descubrir; no son infieles
al Estado, aunque se nieguen a adorar a los dioses falsos o al mismo
emperador, a quien, sin embargo, pagan los impuestos y sirven; no atraen
males a la sociedad por no adorar a los dioses, pues éstos no son nada o son
demonios, ya que enseñan y fomentan el mal con el culto a menudo
depravado que se les da; por el contrario, atraen bienes, al orar al verdadero
Dios por el mismo Estado y sus autoridades. El comportamiento de los xtnos
es mucho más elevado que el de los paganos; no son gente rara que huye del
mundo, sino que comparten todos los afanes de sus conciudadanos, a
quienes procuran ayudar en todo. También se protesta por la inicua ley que
condena a los xtnos por el solo hecho de serlos; esto no es un
comportamiento ilustrado, digno de emperadores que cultivan la filosofía. A
todo esto suelen unir los apologistas, de manera y con intensidad variada, la
acusación de que a menudo entre los paganos sí que se dan los vicios de que
ellos acusan a los xtnos y aún peores; otras veces, su actitud es más amable o
procuran, en cambio, convencer al lector pagano sin herirle; y otras, hacen
ambas cosas.
La actitud de los apologistas varía ante la filosofía pagana, ante el saber
en general y el arte; unas veces es de aprecio, como en S. Justino; otras veces
es de rechazo, como en Taciano. Las apologías griegas, son griegas hasta en
su concepción, y tratan de demostrar que el xtno no solo se conforma con los
ideales aceptado por el helenismo, sino que el xtno es el único capaz de
encarnar de verdad ese ideal. Lo que tratan de conseguir es una actitud de
comprensión y benevolencia hacia el xtmo, con la esperanza, a veces
claramente manifestada, de su posterior acercamiento a la fe. La forma más
usual de las apología dirigidas a los es la de un alegato dirigido unas veces al
pueblo, otras al emperador o a la suprema autoridad local o provincial,
aunque siempre con la intención de que sea ampliamente leído. Las
apologías dirigidas al mundo judío, toman, en cambio, la forma literaria de un
diálogo.
Todo lo dicho anteriormente se puede ilustrar mejor con una obra ​La
epístola a Diogneto,​ que puede ser un nombre propio, pero también un título
dado al emperador (“conocido de Zeus”), para responder a su interés por
conocer la doctrina y la vida de los xtnos.
Comienza refutando la idolatría: las imágenes a las que se adora no son
dioses, sino objetos hechos por los hombres y que no pueden valerse por sí
mismos; también los judíos están equivocados, pues, aunque adoran al Dios
verdadero, lo hacen con ritos innecesarios y ridículos, a los que conceden
gran importancia. Los xtnos, en cambio, que viven en este mismo mundo sin
huir de él, que usan el mismo vestido y la misma lengua y viven en las mismas
ciudades, están en el mundo como si no fueran de él; son como el alma del
mundo, aborrecidos por éste y, sin embargo, dándole vida. Sus convicciones
son tan firmes que no vacilan en dar la vida para no abandonarlas; pues no se
han inventado su doctrina, sino que la han recibido de Dios, que se ha
manifestado últimamente, enviando a su Hijo amado para que nos revelara lo
que desde un principio tenía preparado para nosotros; además el Hijo de
Dios nos ha librado de nuestra culpa sufriendo por nuestros pecados.
Exhorta después a Diogneto a conocer a Dios Padre y a amarle a Él y al
prójimo para que, viviendo en la tierra, pueda contemplar al Dios del cielo.
IV. LITERATURA HERÉTICA Y ANTIHERÉTICA.

Introducción: Ortodoxia y herejía en la Iglesia Antigua.

Desde un punto de vista ortodoxo posterior, ​en una herejía subyace una
verdad de fe aceptada sólo de modo selectivo, su parcialidad o exageración
radical. La h. se puede dar de modo progresivo, es decir, en el desarrollo de
nuevos theologumena, o de modo regresivo, es el aferramiento rígido a
aseveraciones antiguas superadas entre tanto.
La h. como la teología ortodoxa, ​nacen al calor del esfuerzo por
profundizar e interpretar con la mayor precisión y perfección posibles el
depósito de la fe, transmitido para captar mejor y con mayor riqueza la fe y,
de ese modo, imitar cada vez mejor en la vida a Cristo.
Desde el punto de vista objetivo, la herejía se diferencia de la
ortodoxia en que en la h. se ponen el peligro o incluso se abandonan
aseveraciones de fe irrenunciables o en que sus consecuencias llevan a eso.
El criterio para discernir entre h y o es ​la regula fidei​, es decir, el depósito de
la fe basado en la SE, transmitido por la tradición de la Iglesia y aprobado por
ésta. La trascendental pregunta de quién decide en último término sobre la
interpretación y aprobación auténticas conduce a la autoridad del ​ministerio
de Pedro​; no en el sentido de una arbitrariedad de la decisión , sino en la
unidad y sintonía de las iglesias miembros con la Iglesia de Roma. Durante los
primeros siglos se comprende más y más esta definición y recibe una
formulación teológica.

Corrientes heréticas.
A. El gnosticismo. Fue el movimiento más poderoso y amenazador al que
la Ig de los ss. II y III se tuvo que afrontar; el cual se plasmó en diversos
sistemas que diferían mucho entre sí en lo concreto. ​Básicamente se
trataba de una doctrina de la redención que se desarrolló en paralelo y
en competencia con el cristianismo tomando elementos más antiguos
y cuyo interés principal era explicar el mal en el mundo, la situación del
hombre en él y su posibilidad de salvación.

Doctrina: Dios es desconocido, totalmente trascendente, que no tiene


relación directa con la creación. ​El mundo fue creado por un demiurgo
que se separó de Dios al caer en el pecado antes de que el mundo
existiera y al que hay que identificar con el Dios del AT. Por eso, el
mundo creado por él es malo por naturaleza. ​El hombre ​, por su
verdadera naturaleza, es esencialmente igual que el Dios verdadero,
sólo que la chispa de luz divina que hay en él está sometida al
demiurgo a través de su cuerpo material, íntimamente ligado al
mundo. El anhelo del hombre es liberarse de la materia y retornar al
verdadero Dios, lo cual se consigue por medio del conocimiento
verdadero que está reservado para los elegidos. Cristo no redime del
pecado al hombre mediante su muerte en cruz, pues él no es culpable
del mal en el mundo, sino que se limitó a revelar en su evangelio el
saber necesario para la redención del hombre.
De los escritos gnósticos sabemos por los padres de la iglesia
antagónicos: Ireneo, Hipólito, Clemente de Alejandría, Tertuliano y
Epifanio. Hasta 1948 Henri-Charles Puech y Jean Doresse dieron a
conocer a la opinión pública el descubrimiento de una amplia
biblioteca gnóstica en Egipto (Nag Hammadi, a unos 100 kms. al norte
de Luxor). Se trata de 52 escritos, principalmente gnósticos griegos, en
traducción copta, evangelios, hechos de los Apóstoles, diálogos,
apocalipsis, libros de sabiduría, cartas, homilías, etc. El ​Evangelio de la
Verdad y el Evangelio copto de Tomás ​son considerados las dos obras
capitales de la colección. Los escritos de Nag Hammadi han ampliado
considerablemente nuestros conocimientos acerca del gnosticismo y
han confirmado, entre otras cosas, la fiabilidad de Ireneo, aunque
siguen siendo insustituibles los documentos originales que faltan. El
movimiento gnóstico no nació antes del s.I , sino que se desarrolló en
paralelo y en competencia con el cristianismo. El gnosticismo tienen
elementos de la filosofía platónica, de la mitología, del judaísmo y de
las religiones orientales. Hoy se distingue entre la gnosis como doctrina
del conocimiento y el gnosticismo como una doctrina de la redención
que presupone todo un sistema gnóstico, no solo elementos sueltos o
mitos de ella. Este gnosticismo alcanza su desarrollo pleno en el s. II en
una serie de sistemas tanto cristianos como no cristianos, y no conoce
una conceptualidad común a todos ellos. El gnosticismo alcanzó su
culmen en dos sistemas muy diversos del s. II: el de Basílides y el de
Valentín.

Reacción de la Iglesia​ frente al gnosticismo.


De dos maneras: Desde el punto de vista organizativo, la Iglesia debió
excluir a los partidarios de esa doctrina, pues su teología socavaba los
cimientos de la fe cristiana: atentaba contra el Dios del AT como
creador del mundo y Padre de Jesucristo, contra la redención del
hombre mediante la muerte sacrificial de Cristo y contra el
llamamiento de todos a la salvación. La lucha literaria contra el g.
desenmascaró la falsedad de su doctrina y, por otro lado, desarrolló de
modo positivo una “verdadera gnosis” del cristianismo, insertó en la
teología bíblica y tradicional de la Iglesia el conocimiento filosófico y
racional de la fe.
Como principales representantes de la primera corriente en la Iglesia
de lengua griega del s. II y del s III actuaron Ireneo de Lyon e Hipólito
de Roma. Figuras de la segunda corriente fueron los primeros grandes
teólogos de la escuela alejandrina: Clemente de Alejandría y Orígenes.
Pero ellos lucharon además contra algunas otras influyentes herejías
del s. II y III: Marción, montanismo y monarquianismo.

Marción
Su obra: ​Antítesis (entre AT y ​NT), y las obras de sus discípulos
inmediatos, nada se ha conservado. Lo que se conoce de su persona y
doctrina, se debe a las obras de sus adversarios, pplmte. Ireneo,
Tertuliano, Hipólito y Clemente de Alejandría.
Marción nació en Sínope, en el Ponto, en la costa meridional del Mar
Negro. El obispo de la ciudad, su padre, lo excomulgó, según Epifanio
(Panarion 42,1), por haber violado a una virgen, aunque esto puede ser
una leyenda para desprestigiarlo. Otras fuentes apuntan a que se debió
a enfrentamientos dogmáticos. Luego M se fue a Roma en 138, donde
fue acogido por la comunidad xtna., pero ésta lo excomulgó de nuevo
en 144, a causa de sus doctrinas. Fue así, que él hizo su propia iglesia,
según Justino (I Apol. 25,6), y que tuvo gran difusión diez años
después, y que duró hasta el s. V. M murió en 160.

Su error parte de la cuestión: ¿Cómo puede identificarse con el Dios


recto y justiciero que encontramos en el AT al Dios bondadoso que
Jesús proclamó?. Marción absolutiza al Dios bondadoso y no lo
compagina con el Dios del AT, por lo cual rechaza que ambos sean
idénticos, y repudia en su totalidad el AT, así como todos los pasajes
del NT que hacen referencia a aquél. Sólo acepta a Lucas y las cartas de
Pablo, excepto a Heb., y sin las cartas pastorales. En el plano teológico
eso lleva a afirmar que el mundo y el hombre no fueron creados por el
Dios bondadoso, sino –como dicen los gnósticos- por un demiurgo. Por
lo tanto, hay que rechazar el mundo, y para ser redimido debemos
mantenernos alejados del mundo, viviendo con rigor ascético. Marción
llegó a prohibir la degustación del vino, aún en la Misa; también
prohibió contraer matrimonio y procrear.
Marción niega que Cristo haya nacido de María, pues tal
nacimiento hubiera mancillado con el mundo al Hijo de Dios; también
se niega la redención del pecado de Adán, y sólo se acepta que Cristo
traiga a la humanidad el mensaje del Dios bondadoso, hasta entonces
desconocido.
Los padres encasillaron a M entre los gnósticos, pues algunos rasgos de
su doctrina apuntan hacia allá, especialmente la separación de ambos
dioses, el rechazo del mundo y el papel de Cristo como heraldo del
saber salvífico. La creación de una iglesia propia, no van con el
gnosticismo.
Montanismo​.
El movimiento llamado hoy M se autodenominó atinadamente, en
consonancia con su cometido principal, ​La Nueva Profecía para indicar
que ella se había desligado de la tradición eclesiástica; o de
denominaban “Montanismo”, por su fundador, o “herejía de los
frigios”, por su lugar de origen. En el año 170 Montano se declaró en su
pueblo natal, portavoz del Paráclito prometido en evangelio (Jn14,26;
16,7) que quiere llevar ahora a toda la cristiandad a la verdad plena. Se
le unieron dos profetisas, Priscila y Maximila, de las que se han
transmitido indirectamente una serie de oráculos, pero ninguna obra
original. Por lo tanto, lo que se sabe del M, se lo debemos , sobre todo
a Eusebio y Epifanio, a algunas actas sinodales y en los escritos
montanistas de Tertuliano.
Montano quiso hacer frente a un problema candente en la Ig del s. II:
la creencia de la inmediatez de la parusía del Mesías y el entusiasmo de
las primeras generaciones, manifestado en profetas y pneumáticos,
había desaparecido y comenzaba a ceder puesto a una Iglesia
institucional. M y seguidores quisieron revitalizar ese entusiasmo
proclamando de nuevo el inminente fin del mundo y exhortando a los
xtnos a prepararse para tal evento. Por eso ​recomendaban un ayuno
riguroso, el celibato, la continencia sexual, abundantes y generosas
limosnas y anhelo del martirio​, aunque con el tiempo se mitigaron
estas exigencias reduciendo los días de ayuno y rechazando sólo las
segundas nupcias. La nueva Jerusalén aparecerá en Pepuza o en
Tymion (Frigia); en concreto, anunciaba Maximila, inmediatamente
después de su muerte.
Dado que el montanismo buscaba objetivos claramente eclesiales, en
un principio no fue considerado como herejía. Los mártires de Lyon
incluso enviaron en 177 a Roma a Ireneo con una carta para que
intercediera allí en favor de los montanistas. A la larga no pasaron
inadvertidas las peligrosas consecuencias del rigorismo montanista, en
concreto: la autoridad única de los profetas, que excluía a los jerarcas
eclesiásticos; las exigencias rigoristas a todos los xtnos; el rechazo de la
autoridad de la SE respecto de los profetas. El M se concentró luego
en exigencias morales rigoristas, y echó raíces en Occidente a partir del
año 200, sobre todo, porque Tertuliano se adhirió a la secta. Poco a
poco fue desapareciendo, aunque se pueden encontrar restos en
Oriente hasta el s. IX.

CLEMENTE DE ALEJANDRIA. José Vives, ​Los padres de la Iglesia.

1. El cr​istianismo y la filosofía.
El miedo de los cristianos a la filosofía y a la cultura.
El que está bien instruido ha de aspirar a proveerse de todos los
auxilios que pueda, con tal de que no se entretenga en ellos más en
lo que le sea útil: si toma esto y lo atesora, podrá volver a su casa, a
la verdadera filosofía, habiendo conseguido para su alma una
convicción firme, con una seguridad a la que todo habrá
contribuído… (Str. VI, 11, 89,1)

El vulgo, como los niños que temen al coco, teme a la filosofía


griega por miedo a ser extraviado por ella. Sin embargo, si la fe que
tienen –ya que no me atrevo a llamarla conocimiento- es tal que
puede perderse con argumentos, que se pierda, pues con esto sólo
ya confiesan que no tienen la verdad. Porque la verdad es
invencible: las falsas opiniones son las que se pierden… (Str
VI,10,80,5.

2. La filosofía, preparación para el Evangelio


Antes de la venida del Señor, la filosofía era necesaria a los griegos
para la justicia: ahora, en cambio, es útil para conducir las almas al
culto de Dios, pues constituye como una propedéutica para aquellos
que alcanzan la fe a través de la demostración…. Dios es la causa de
todas las cosas buenas: de unas lo es de una manera directa, como
del AT y NT; de otras indirectamente, como de la filosofía. Y aún es
posible que la filosofía fuera dada directamente (por Dios) a los
griegos antes de que el Señor los llamase… La filosofía es una
preparación que pone en camino al hombre que ha de recibir la
perfección por medio de Cristo (Str I,5,28)

Fides quaerens intellectum.​ Afirmamos que la fe no es inoperante y


sin fruto, sino que ha de progresar por medio de la investigación.
No afirmo, pues, que no haya que investigar en absoluto. Está dicho
: “Busca y encontrarás” Mt 7,7. Es evidente que el investigar acerca
de Dios, si no se hace con espíritu de disputa, sino con ánimo de
encontrar, es cosa conducente a la salvación. (Prot. 67ss)

La gnosis cristiana​. La gnosis es, por así decirlo, un


perfeccionamiento del hombre en cuanto hombre, que se realiza
plenamente por medio del conocimiento de las cosas divinas,
confiriendo en las acciones, en la vida y en el pensar una armonía y
coherencia consigo misma y con el Logos divino. Por la gnosis se
perfecciona la fe, de suerte que únicamente por ella alcanza el fiel
su perfección. Sin embargo, afirmamos que la gnosis difiere de la
sabiduría que se adquiere por la enseñanza; porque, en cuanto algo
es gnosis será también ciertamente sabiduría, pero en cuanto algo
es sabiduría no por ello será necesariamente gnosis.

La fe es, por así decirlo, como un conocimiento en compendio de las


cosas más necesarias, mientras que la gnosis es una explicación
sólida y firme de las cosas que se han aceptado por la fe, construida
sobre ella por medio de las enseñanzas del Señor. A mi modo de
ver, se da una primera conversión salvadora, que es el tránsito del
paganismo a la fe, y una segunda conversión, que es el paso de la fe
a la gnosis. Cuando ésta culmina en la caridad, llega a hacer al que
conoce amigo del amigo que es conocido… Str.VII,10,57,3.

II. Escritura, gnosis, tradición.

Las Escrituras tienen un sentido escondido


Acerca de nuestras Escrituras, se dice claramente en los Salmos que
están escritas en parábolas… “Abriré mi boca en parábolas y
hablaré sentencias desde el comienzo” Sal 77,2. Y lo mismo dice
aproximadamente el ilustre apóstol: “Hablamos la sabiduría entre
los perfectos: una sabiduría que no es de este mundo, ni de los que
gobiernan este mundo, que son aniquilados, sino que hablamos la
sabiduría de Dios, que está oculta en el misterio, Dios la determinó
antes de los siglos para gloria nuestra, y ninguno de las que
gobiernan este mundo la conoció, porque si la hubieran conocido,
no hubieran crucificado al Señor de la gloria” 1 Cor 2,6-8. La base de
la fe es Jesucristo.

Profundidad del sentido de la Escritura.

Los que sabemos bien que el Salvador no dice nada de una manera
puramente humana, sino que enseña a sus discípulos todas las
cosas con una sabiduría divina y llena de misterios, no hemos de
escuchar sus palabras con un oído carnal, sino que, con un religioso
estudio e inteligencia, hemos de intentar encontrar y comprender
su sentido escondido. …hay en sus palabras una plenitud de sentido
que sobrepasa nuestra inteligencia….. hay que penetrar con la
mente hasta el mismo espíritu del Salvador y hasta lo secreto de su
mente… (Clemente, Quis dives, 5,2-4).

El misterio cristiano está reservado a pocos y a la palabra viva.

El Señor no reveló a muchos lo que no estaba al alcance de muchos,


sino a unos pocos, a los que sabía que estaban preparados para ello,
a los que sabia que podían recibir la palabra y configurarse con ella.
Los misterios, como el mismo Dios, se confían a la palabra (viva), no
a la letra.

La paradosis-gnosis no está al alcance de todo el mundo.


Puesto que la tradición (paradosis) no es cosa vulgar y al alcance de
todos –al menos cuando uno es capaz de ver la sublimidad de su
enseñanza- hay que mantener velada “la sabiduría que se expresa
en el misterio” (1 Cor 2,7) la cual enseñó el Hijo de Dios. Nosotros
hemos de purificar no sólo nuestra lengua (como Isaías), sino
también nuestros oídos si es que intentamos participar en la
verdad.
Para el vulgo nada hay más ridículo que esta suerte de lecciones, así
como, por el contrario, nada más maravillosos y más inspirado para
los espíritus nobles. Str. I,55.

Gnosis cristiana y tradición.

Si admitimos que el mismo Cristo es sabiduría que actúa mediante


la actuación de los profetas, por medio de la cual puede uno
aprenderla tradición gnóstica de la misma manera con que Él
durante su vida enseñó a los santos apóstoles, la gnosis será una
sabiduría que consiste en un conocimiento y una comprensión de
realidades presentes, futuras y pasadas, con la seguridad y firmeza
que le confiere el hecho de haber sido entregado y revelado por el
Hijo de Dios. Si el fin del sabio es la contemplación, el que es
todavía filosofo –aspirante a sabio- tiende hacia la sabiduría divina,
pero no la ha alcanzado todavía, a no ser que reciba como discípulo
la voz profética aclarada para él, mediante la cual llegue al
conocimiento de cómo son, fueron y serán las cosas presentes,
futuras y pasadas. (Str VI, 7,61).

Clemente Alejandrino, transmisor de una tradición apostólica.

Esta obra no es un escrito compuesto con arte para ostentación,


sino unas notas para el recuerdo, tesoro para mi vejez, remedio
contra el olvido, un simple reflejo y esbozo de aquellos discursos
brillante y llenos de vida de aquellos hombre bienaventurados de
escuchar… Ellos conservaron la tradición verdadera de la enseñanza
bienaventurada que procedía directamente de Pedro y Santiago, y
Juan, y Pablo, de los santos apóstoles, recibida de padres a hijos,
aunque son pocos los hijos semejantes a sus padres.

III. El Logos revelador e iluminador.

Dios es en sí incomprensible, pero llegamos a conocerle por gracia y


por su palabra.

Dice Jn el apóstol, refiriéndose al invisible e inexpresable seno de


Dios: “A Dios nadie le vio jamás, pero el Dios unigénito, el que está
en el seno del Padre, éste lo explicó” Jn 1,18ss.

El Hijo es uno y todo, principio y fin.

Dios, no siento objeto de demostración, no es tampoco objeto de


ciencia; en cambio el Hijo es sabiduría, y ciencia, y verdad y todo lo
que es afín a estas cosas, y así es objeto de demostración y de
explicación.

El Hijo está sobre todas las cosas.

La naturaleza del Hijo es perfectísima, santísima, absolutamente


soberana, llena de autoridad, real y benefactora: es lo más afín al
Único todopoderoso. Él es la suma preeminencia, que ordena las
cosas según la voluntad del Padre, que guía debidamente todas las
cosas y actúa en todas ellas con poder eficaz e infatigable,
penetrando en los más ocultos pensamientos a través de su
actividad. Porque el Hijo no abandona jamás su atalaya
observadora: no está dividido ni partido, ni anda de lugar en lugar,
sino que está siempre en todas partes, y no está circunscrito a
ningún lugar determinado.

El Logos, médico del alma


El Logos, nuestro pedagogo, cura con sus consejos las pasiones del
alma que son contra naturaleza. En sentido propio, se llama
medicina al cuidado de las enfermedades del cuerpo, y se trata de
un arte que se enseña por sabiduría humana. Pero el Logos del
Padre es el único médico de las enfermedades morales del hombre,
facultativo y sagrado encantador del alma enferma…. El Logos del
Padre, y creador del hombre, cuida de su creatura en su totalidad, y
cura lo mismo su cuerpo que su alma, como médico del género
humano capaz de curarlo todo.

Dios es amor, y el Hijo es engendrado por el amor.

Contemplad los misterios del amor, y podréis contemplar el seno


del Padre, que sólo su Hijo unigénito ha revelado. Porque la esencia
de Dios es amor, y fue por amor como se hizo manifiesto a
nosotros…. Por su amor, el Padre se hizo mujer, como se muestra
por el hecho de que engendró de sí mismo a este hijo único, ya que
el fruto que nace del amor es amor.

La pedagogía del Logos.

El Pedagogo es el Logos que nos conduce a nosotros, niños, a la


salvación. El mismo Logos lo ha dicho claramente acerca de sí
mismo por boca de Oseas: “Yo soy vuestro educador” (5,2). Ahora
bien, la pedagogía consiste en la vida piadosa, que es un
aprendizaje de cómo servir a Dios, una instrucción para el
conocimiento de la verdad y una recta educación que conduce
hasta el cielo. Hay muchas clases de pedagogía….. pero la
pedagogía de Dios es la que indica el camino recto de la verdad que
lleva a la visión de Dios, la que indica las obras santas que
permanecen eternamente.
El Logos iluminador.​

Desde el cielo brilló una luz sobre nosotros, que estábamos sumidos
en la oscuridad y encerrados en la sombra de la muerte; luz más
pura que el sol, más dulce que la vida de aquí abajo. Esa luz es la
vida eterna y todo lo que de ella participa vive, mientras que la
noche teme a la luz y, ocultándose de miedo, deja el puesto al día
del Señor.

El Logos salvador.

El cantor de que yo hablo no se hace esperar: viene a destruir la


amarga esclavitud de los demonios que nos tiranizan, cambiándola
por el dulce y amable yugo de la piedad para con Dios. Él llama de
nuevo a los cielos a aquellos que habían sido arrojados a la tierra. Él
es el único que ha logrado jamás domesticar a los más fieros de los
animales, los hombres.

Tit 3,3-5: “​También nosotros en otro tiempo insensatos, indóciles,


extraviados, esclavos de toda suerte de placeres y de apetitos,
viviendo en el mal y en la envidia, aborrecidos y odiándonos los unos
a los otros. Pero cuando se puso de manifiesto la bondad y el amor a
los hombres de nuestros Salvador, Dios, obtuvimos la salvación, no
por las obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su
misericordia”.

El hombre.

El hombre, fin de la creación de Dios.

El Señor viene con todo a nuestra ayuda, en todo nos es beneficioso,


lo mismo como hombre que como Dios. Como Dios perdona nuestos
pecados; como hombre, es nuestro educador para que no
pequemos. Es natural que el hombre sea objeto del amor de Dios,
pues es creatura suya. Las demás cosas las hizo con su mero
mandato: pero al hombre lo modeló con sus propias manos y le
infundió su soplo algo particular propio.

El hombre hecho para conocer a Dios..

¿Cómo podré subir hasta los cielos? El camino es el Señor (cf. Jn


14,6). Es un camino estrecho, pero viene del cielo y lleva al cielo. Un
camino estrecho, que es despreciado sobre la tierra, pero un
camino ancho que es adorado en los cielos. El hombre ha sido
hecho por naturaleza para tener familiaridad con Dios. Apelamos a
lo que es más propio del hombre y más excelente, lo que le
distingue de los demás animales, y le aconsejamos que se provea de
una viático suficiente para la eternidad, viviendo piadosamente.

El pecado del hombre y la salvación por el Logos de Dios.

Considera, si te place, los beneficios divinos, remontándote a los


comienzos. El primer hombre, cuando jugaba libremente en el
paraíso, era todavía un niño pequeño de Dios. Pero, cuando
sucumbiendo al placer –porque la serpiente significa el placer que
se arrastra sobre el vientre, el vicio terrenal vuelto hacia la materia-
se dejó seducir por la concupiscencia, el niño se hizo hombre con la
desobediencia y se rebeló contra su padre, y se sintió avergonzado
delante de Dios. Tal fue la fuerza del placer. Y el hombre que en su
simplicidad vivía en libertad, se encontró encadenado por sus
pecados. Pero entonces el Señor quiso liberarlo de estas cadenas, y
haciéndose él prisionero de la carne –eso sí que es un misterio
divino- domó a la serpiente y esclavizó al tirano, es decir la muerte,
y –cosa increíble- al hombre extraviado por el placer y encadenado
a la corrupción, con sus manos extendidas (en la cruz) lo puso en
libertad. He aquí una maravilla llena de misterios. Es abatido el
Señor, pero el hombre es levantado: y el que en el paraíso había
caído, recibe una recompensa mayor que la que hubiera tenido
obedeciendo, a saber, los cielos.
Los escritores de Roma y de Africa del s. III.

En Occidente no se dio un fenómeno comparable al de la escuela de


Alejandría; pero sí hubo algunas personalidades que nos legaron
una importante obre literaria. Todos ellos pertenecen a Roma o a
África, dada la estrecha relación entre ambas iglesias.

Antes de comenzar este siglo, tenemos dos apologías famosas;


una fue escrita por Minucio Felix, y la otra por Tertuliano.

Contemporáneo de Tertuliano es ​Hipólito​, teólogo romano, tal


vez de origen alejandrino, y que sigue escribiendo en griego. Fue un
escritor muy prolífico. Luego, a mediados del siglo, Novaciano en
Roma y especialmente Cipriano en Cartago, contribuirán a la
literatura xtna de Occidente.

Tertuliano en Africa, y Novaciano y Minucio Feliz en Roma, son


los primeros escritores que utilizan el latín, que entra con ellos en la
literatura xtna. Tertuliano escribió cinco de sus obras en griego,
aunque cuatro de ellas las tradujo al latín.

Hacia la segunda mitad del s. II se traduce al latín la carta de


Clemente de Roma a los Corintios, y a través de esta traducción
sabemos de la existencia de una versión latina de al menos algunos
de los libros de la Escritura. El latín que se usó fue el hablado
comúnmente y no el latín culto escrito. A Tertuliano se le adjudica
como el creador del latín cristiano.

Minucio Felix

Fue un abogado de Roma, y nos legó la única apología en latín y en


Roma, el ​Octavio.​ Esta apología es la mejor escrita de las que
tenemos, y ha sido objeto de numerosos estudios; su lenguaje es
elegante, su exposición serena, su pensamiento claro. Algo que es
usual en las apologías les que no aparecen citas de la SE, pues no
tenían ningún valor para los paganos, y lo que se explica de la fe de
los xtnos se limita a las verdades que podemos conocer con la razón
natural. Tiene la forma de diálogo entre tres amigos: Octavio,
Cecilio y el autor. Cecilio dice que el conocimiento de la verdad es
sumamente incierto y es mejor hacer caso a las enseñanzas de los
mayores y seguir la vieja religión pagana, cuyos dioses han dado la
prosperidad a Roma; es inaudito que hombres sin cultura se atrevan
a pensar lo contrario y que en su orgullosa ignorancia quieran
suplantar a los dioses al paso que viven en la mayor inmoralidad y
proponen doctrinas inverosímiles. Octavio le responde que esta
pretendida incultura y la humildad de los cristianos esconden la
verdadera sabiduría, de manera que hasta los filósofos antiguos
estuvieron de acuerdo en muchas de las cosas que ellos enseñan; la
antigua religión es una mezcla de leyendas y supercherías, y es
razonable abandonarlas; los cristianos, lejos de ser inmorales, se
esfuerzan por vivir de acuerdo a normas muy elevadas, de manera
que su comportamiento es casi su mejor defensa. Al final Cecilio es
convencido.

Tertuliano

Es el primero de los escritores de África y uno de los más notables.


Hasta su tiempo, es poco lo que se sabe de la iglesia de A. La
primera noticia es de poco antes del año 180, y nos la da el acta de
los mártires de Scillium. Esta iglesia está, ya para entonces, muy
organizada.

Tertuliano nació en Cartago, probablemente hacia el año 155, de


padres paganos. Fue hijo de un centurión, con una buena formación
en derecho, y se hizo famoso en Roma como abogado. Se hizo
cristiano hacia el 193 y se estableció en Cartago. Aunque san
Jerónimo dice que se ordenó sacerdote, persisten las dudas. Sus
escritos se extienden desde el 197 hasta el 220; y fue hacia el
207cuando se pasó al montanismo, del que fue la cabeza en África.
Su muerte debió ocurrir hacia el 230.
Dejando a un lado a san Agustín, Tertuliano es el escritor latino
más importante. Fue notable su conocimiento de la filosofía y de la
literatura latina y griega; su estilo es vivo, de frase breve, aficionado
a la paradoja. Valiente hasta la temeridad, probablemente, fue el
heroísmo de los mártires lo que más le acercó a la fe. Sus
argumentos son, a veces, poco convincentes por exceso: trata de
probar demasiado, de deshacer completamente al adversario, y una
apariencia de recurso al sofisma puede oscurecer su amor
apasionado por la verdad.

Sus primeras obras son ​apologías​; una consecuencia inmediata


de su conversión. Dice: ​los que con vosotros antes ignoraban y con
vosotros odiaban, así que comienzan a conocer dejan de odiar lo
que dejaron de ignorar; es más, se hacen aquello que odiaban y
comienza a odiar aquello que eran. Dos obras muy importantes
abordan este objetivo: La primera está dirigida ​Ad nationes​, a los
paganos; y la segunda, el ​Apologeticum​, se dirige a los
gobernadores provinciales romanos. Esta segunda obra es la más
conocida, y pronto fue traducida al griego. También se puede
clasificar como apologética un alegato dirigido ​A Scapula​, procónsul
de Africa desde el 211 al 213, que perseguía cruelmente a los
xtnos.; también el escrito ​Contra los judíos donde expone las
relaciones entre la ley antigua y la nueva, y cómo aquélla fue
abrogada; y el ​Testimonio del alma en que desea mostrar cómo el
alma que no ha sido aún pervertida por la filosofía, manifiesta una
tendencia natural a conocer al Dios de los cristianos y las principales
verdades de esta religión.

Junto a estas obras, se pueden poner los que defienden la fe


contra la herejías. Se trata de obras no muy extensas, a excepción
de una de ellas que lo es en extremo: el tratado ​Contra Marción​,
que es la obra más voluminosa de Tertuliano¸; también ​Contra
Hermógenes​, gnóstico de Cartago; C​ ontra los valentinianos.
Sobre el bautismo​, escrito contra una objeciones de tipo
racionalista, es el primer tratado conocido sobre un sacramento, y
de importancia teológica considerable. En ​Scorpiace defiende el
martirio contra los gnósticos, y en ​Sobre la carne de Cristo y sobre
la resurrección de la carne​, defiende la realidad de ambas,
íntimamente ligada tanto en la mente de Tertuliano como en lo de
los que las negaban. ​Contra Praxeas​, que identificaba al Padre con
el Hijo, escribió con gran acierto, de manera que muchas de las
fórmulas de la Santísima Trinidad son semejante a las utilizada por
el Concilio de Nicea, y fueron recogidas por escritores posteriores,
entre ellos, san Agustin´. Finalmente tiene interés su tratado ​Sobre
la prescripción de los herejes​, a quienes les niega el recurso a las
SSEE, pues fueron confiadas a la Iglesia.

 
El último grupo de obras de Tertuliano, lo formas aquellas que
versan sobre problemas prácticos, ya sean sobre la disciplina o
sobre la moral y la perfección cristianas. Es en ellas donde se
acusará su inclinación creciente al montanismo.

Obras prácticas

A los mártires​, una de las primeras, breve, sencilla, admirable,


dirigida a confortar a los que ya en la cárcel esperaban el martirio;
Sobre los espectáculos​, donde condena los juegos públicos (circo,
anfiteatro) tanto por su origen y su significado religioso, como por
su contenido inmoral; ​Sobre el vestido de las mujeres​, rigorista;
Sobre la oración​, dirigido a los catecúmenos, con la más antigua
explicación conocida del padrenuestro, y con una serie de consejos
prácticos sobre cómo orar, en los que se ve una concepción
realmente cristiana de la vida; ​Sobre la paciencia​, la manera de
sufrir las contradicciones de la vida y el sentido de éstas; ​Sobre la
penitencia​, que comprende tanto la preparación al bautismo como
a la segunda penitencia.
A mi mujer, sobre el matrimonio, un tema en el que insistirá con
menos acierto mas adelante, cuando comience a deslizarse hacia el
montanismo, y de nuevo ya cuando lo sea plenamente. ​Exhortación
a la castidad​, dedicado a un amigo cuya esposa acaba de morir,
para persuadirle que no se case de nuevo. ​Sobre la monogamia​, en
que se sigue mostrando enemigo de las segundas nupcias, escrito
en un tono brillante y amargo a la vez. ​Sobre el velo que han de
llevar las vírgenes. Sobre la corona​, en que sostiene que el
cristiano no puede servir en el ejército y en el que ya critica a los
católicos.

Sobre la huida en la persecución​, que , según él, en ningún caso


está permitida por Dios, lo cual significa otro paso hacia el
montanismo. ​Sobre la idolatría​, donde expone cómo el cristiano
queda excluido de muchas ocupaciones y profesiones por la
relación que tienen, en mayor o en menor grado, con el culto a los
ídolos. ​Sobre el ayuno de los psíquicos​, de los católicos, a los que
ahora ataca violentamente porque no están de acuerdo con su
actitud rigorista. ​Sobre la modestia​, también muy violento, en el
que sostiene que el poder de perdonar no pertenece a la jerarquía
de la Iglesia, sino a una jerarquía espiritual y profética. ​Sobre el
palio​, un manto griego que usaban los filósofos, en que se defiende
de las críticas por haberlo comenzado a usar, y que tanto puede ser
una obra primeriza como una de las últimas.

Quizá debido, en parte, por su desliz hacia la herejía, Tertuliano


fue poco leído por la posteridad; con excepción del ​Apologeticum​,
sus obras nos han llegado en mal estado y algunas se han perdido.

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