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LA EDUCACIÓN FILOSÓFICA URUGUAYA

Mauricio Langon

1.

Comenzaré transmitiendo el saludo de la Inspección Nacional de Filosofía del Uruguay,


que comienza con esta cita:

“La filosofía es un imperativo de no ingenuidad en un universo socio-político


articulado en torno a estrategias mediáticas de aturdimiento irreversible (Iván de
los Ríos, Madrid, 2019)

Y culmina así:

“Saludamos a quienes reivindican su valor en la práctica necesaria de su


enseñanza”

Éste es mi primer disparador, pues se plantea en el marco de una concepción de lo


filosófico, su enseñanza y su aprendizaje que venimos elaborando y sosteniendo
profesores de filosofía de enseñanza secundaria en Uruguay. Yo ampliaría el saludo y lo
haría extensivo a todos quienes encarnan en sus prácticas y actividades cotidianas y
situadas, el valor y la necesidad de lo filosófico.

La educación filosófica, no se puede limitar a la enseñanza, ni tampoco a la


segmentación curricular de educación secundaria llamada “Filosofía”.

Una educación filosófica exige, por un lado, abarcar los modos de enseñanza y del
aprendizaje de la filosofía y del filosofar, en todos los niveles educativos formales e
informales “durante toda la vida”.

Esto es condición necesaria, pero no suficiente de la realización efectiva de función


filosófica de la educación, que no puede ser cumplida por una “asignatura”, sino que es
un imperativo que debería impregna todo el currículo de educaciones “no ingenuas” y
que no quieren ser “cómplices” del señalado proceso de “aturdimiento irreversible”, al
que hace referencia la cita de la Inspección.

2.

Nos mueve identificar algunos rasgos (y también criterios de necesidad y valoración) de


aquello que llamamos filosófico en tanto calificativo de acciones, prácticas o
instituciones humanas.

Lo filosófico no es atributo necesario de la “enseñanza de la filosofía”: ésta puede no ser


filosófica si se hace limita a dar a conocer algunos filósofos, sus obras o sus métodos.
Lo filosófico no está en la extensión de ese conocimiento ni tampoco en la profundidad
de lo sabido.
Más bien lo filosófico que cabe exigirle a la educación1 puede ser pensado como efecto
de las acciones de filosofar, sus obras o productos (la filosofía), sus actitudes y prácticas
(incluidas las de enseñarlos y aprenderlos).

3.

Hemos intentado esbozar rasgos, características o criterios de un rigor específicamente


filosófico2 criterios de un rigor específicamente filosófico. En las aulas, pero que quizás
valga para toda actividad filosóficas. Presento algunos rasgos de lo filosófico que me
gustaría discutir:

Quizás sea su anormalidad su característica más distintiva. Su no aceptación acrítica de


ninguna normalidad o normativa. Su cuestionamiento de lo dado obvio, natural o
indiscutible. Su capacidad de dudar. Su insatifacción constitutiva.

Su radicalidad es la característica de replantearse las cuestiones de fondo, de llevar a


fondo los problemas que encara la propia filosofía y su enseñanza que son problemas
filosóficos.

Su rigor crítico se ejerce antes, durante y después de la práctica de aula (o la producción


Jamás como censura o autocensura, sino con cuidado de los otros y con precaución).
Como criterios para preparar las actividades, para realizarlas y para valorarlas hay que
tomar en cuesta estos rasgos.
Su particular rigor técnico y procedimental: implica la utilización crítica de múltiples
técnicas y métodos. Una didáctica filosófica recurre a todo aquello de que dispone.
Inventa, crea y promueve eso. Incita a la discusión crítica de lo que se está haciendo. En
este sentido es exigente de constante revisión y cambio.
Cada evento filosófico es original; cada obra, cada acción, cada aula son irrepetibles
pero también viven cada nuevo diálogo, clase, creación, también originales. Lo
filosófico es un movimiento creativo. En este sentido, no es obsolescente nunca : ideas,
conceptos, obras, técnicas o métodos, pueden ser revisitados, traídos de nuevo al debate.
La fermentalidad (Vaz Ferreira) consiste en la capacidad de promover el deseo de
filosofar en los jóvenes: que queden fermentando ideas aun inacabadas; que tengan un
carácter seminal pero no en el sentido de reproducir lo mismo, sino en el sentido de
desarrollar la creatividad y solidaridad de los participantes. En este sentido la idea de lo
proteico de Rodó, de trabajar en lo cambiante y nunca cerrado.

1
Posiblemente lo filosófico no sea exclusivamente exigible a la educación, pero aquí me limito a este
asunto.
2
Distinguimos el rigor filosófico del de las normas de control de calidad técnica que rigen la fabricación
de productos para usos determinados. También del rigor en la ciencia que ha adoptado ese modelo de un
modo que asegura su productividad, al mismo tiempo que se desliga de sus usos y efectos. Al menos para
la filosofía (pero, presumiblemente, para la literatura, algunas ciencias sociales o matemáticas, las artes, y
otros muchos campos actividad humana, y quizás todos los no estrictamente técnicos) criterios de ese tipo
operan como formas de poder institucionalizado, como dispositivos de una sociedad de control o como
censura previa de personas, creaciones y acciones.
A lo filosófico todo lo humano le compete. Se mete con todo. No excluye temas, ni
problemas, ni textos.
No selecciona interlocutores. Todos son competentes para lo filosófico,
Trabaja en lo incierto; no tiene “garantía” ni “fecha de caducidad.
Es apertura al diálogo imperecedero. Sin cierre. Sin fin. Sin tribunal.

4
Preguntas:

 ¿La práctica docente solo es valiosa y necesaria si es ella misma filosófica, y no otra
cosa? Porque Vaz Ferreira, dedicado a la educación y al bien, consideraba que eso
castró su vocación filosófica: “la vida no me dejó”.
 Lo filosófica en un aula filosófica emancipadora, des-alienadora: ¿está en el texto
enseñado o aprendido o en lo que hacen con él docentes y alumnos? El problema del
texto en el aula: riesgo de enseñar por “filosofía” algo no-filosófico. ¿Hay modos
filosóficos de encarar textos?
 ¿Qué relación hay entre lo filosófico y los vínculos educativos que se tejen en el
aula?
 El uso de preguntas: ¿en qué medida son filosóficos?
 Las aulas, actualmente inter-culturales ¿qué problemas filosóficos plantean al
imponer por la educación un tipo de conocimientos que implica renunciar a su
cultura y a lo filosófico como “condición para ganarse la vida”?
 ¿Minimizamos existencia de los interlocutores?.
 ¿Cómo lograr debates en el aula de alta calidad argumentativa?
 ¿La promoción de la competencia entre estudiantes y entre docentes, es obstáculo a
una educación filosófica en diálogo intercultural?
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