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Universidad Andrés Bello

Escuela de Psicología
Psicopatología y Psiquiatría II

TRABAJO FINAL: EXAMEN MENTAL

Profesor: Gonzalo Donoso

Ayudantes: Claudia Gaete y Alex Balada


Instrucciones:

Se debe realizar un examen mental con todos los antecedentes brindados en el caso
clínico que se encuentra al final de este documento. Pueden utilizar todo el material
brindado durante el semestre. (Semiología: los textos de J. Vallejos y R. Capponi;
Hipótesis diagnostica: DSM V). Recuerden utilizar un lenguaje formal y académico;
y por sobre todo recuerden que este ejercicio debe estar comandado por la ética
profesional, ya que como se revisó en clases y en ayudantía, el acto diagnóstico es
también un acto de “poder” que supondría decisiones en la vida de una persona,
por lo tanto, el ejercicio debe ser realizado con la seriedad requerida.
- El examen mental se realiza en tríos. (las excepciones deben ser
debidamente justificadas y autorizadas)
- Debe enviarlo resuelto una de las personas de la triada a los siguientes correos:

Cla.gaetec@gmail.com

abaladac@gmail.com

- El nombre del archivo (word) deben ser los apellidos de la conformación del trío.
EJ: Soto_Perez_Fernandez

- El asunto del mail debe ser EXAMEN MENTAL + LOS APELLIDOS DEL TRIO (EN
MAYUSCULA) Ej: EXAMEN MENTAL SOTO_PEREZ_FERNANDEZ - Tienen plazo para
enviar el trabajo final resuelto hasta las 20:00 hrs del día Martes 17 DE
NOVIEMBRE (si algún trabajo llega después del día y la hora asignada no será
revisado).
La extensión máxima es de 5 planas; letra Cambria; tamaño 12; interlineado 1,5.
Justificado. - Deben incorporar una portada en la que indiquen sus nombres,
asignatura, nombre de lxs ayudantes y fecha.
ítems evaluados.

1. Identificación.

2. Motivo de consulta.

3. Antecedentes relevantes.

4. Descripción general.

5. Descripción específica (semiología).

6. Juicio de realidad y consciencia de enfermedad.

7. Hipótesis diagnóstica Descriptiva. (Preliminar para fines académicos).

8. Hipótesis diagnóstica diferencial.


Caso Clínico

La paciente es una mujer chilena de 30 años, casada, madre de un hijo de 1 año y 3 meses.
Es enfermera en una unidad pediátrica.

Fue llevada al hospital de madrugada por su marido debido a que estaba muy agitada, le
latía el corazón muy rápido y refiere haber tenido la sensación de que le daría un ataque
cardiaco. Descartan toda afectación médica y le proporcionan un tranquilizante
intravenoso. Al día siguiente regresan a casa.

Cinco días después tiene una grave discusión con su esposo, luego de que este encontrara
múltiples conversaciones eróticas con distintos hombres y mujeres en su celular.
Posterior a dicha discusión ella se retiró enojada y permaneció rezando toda la noche en
una iglesia cerca del hogar. Cuando regresó a la mañana siguiente su marido estaba
enojado con ella y le dijo que si quería pasar toda la noche en la iglesia podía irse a vivir
allí. Comenta que en este último tiempo se sorprende del comportamiento tan errático
que tiene su esposa.

Más tarde el mismo día, la paciente va a la casa de su madre, dejando a su hijo al cuidado
de una vecina, mostrándose con un ritmo acelerado de habla y comportamiento. Al llegar
a la casa le menciona a su madre que está muy agotada con los cuidados hacia su hijo, y
que incluso ha dudado de si tiene deseo de seguir viviendo en su casa, por lo que le
informa que se quedara unos días con ella. Refiere además que no podía dormir, hablaba
casi incesantemente y se negaba a comer durante el día, solo en la noche vivenciaba lo
que ella relata como atracones de energía, momento en que el que ingería gran cantidad
de alimentos.

Permanece dos días en la casa de su madre, rezaba fervientemente, pero mezclaba


palabras, aparentemente sin darse cuenta. Su interminable conversación era
principalmente sobre temáticas religiosas y sobre su hijo, comentando que cree que va
creciendo muy lentamente. Interrumpiendo su perorata acelerada sólo para cantar
plegarias en las que acusaba a numerosas personas cercanas a su familia de cometer
pecados y les ordenaba rezar. Su madre la refuta comentándole que no tenía sentido
acusar a todas las personas de ser pecadores, a lo que la paciente respondía “puede ser,
quizás no todos son pecadores, pero prefiero ordenárselos por si acaso”. Ante esto, la
madre llama al marido expresando que él era responsable de ella por el estado en que se
encontraba tras discutir con ella, por lo que debía hacerse cargo.

Días después la paciente continúa con conductas agitadas, con ganas de salir de casa a
pesar de su comuna encontrarse en cuarentena, por lo que su marido decide llevarla a
consultar a un psiquiatra. Como la paciente se negó a ser tratada, su esposo la llevó a una
clínica psiquiátrica por la fuerza.

Como antecedentes del caso, la paciente y su marido contraen matrimonio dos años
antes de ocurrir los sucesos recién relatados. Su esposo tenía 34 años y era miembro de
la iglesia a la que ella asistía de hace 5 años. La paciente había tenido un primer
matrimonio a los 21 años que duró sólo unos pocos meses ya que ella refiere haberse
casado de forma impulsiva en un momento de su vida en que se sentía como en “un
sueño”.

Como antecedentes familiares, comentan que el hermano menor de la paciente de 22


años había sido diagnosticado de esquizofrenia hacía un año.

Como elementos de su personalidad, se destaca que se integraba adecuadamente con la


gente y le era fácil hacer amigos, disfrutando el hecho de que su canto -y también el baile-
a menudo la convertían en el centro de atención. Era una mujer enérgica y por lo general
optimista, aunque admitió estar a veces deprimida.

A la edad de 22 años tuvo un largo episodio de depresión al disolverse su primer


matrimonio. Estaba triste e insegura, se retrajo y no quería estudiar, trabajar, ni ir a
fiestas. Tenía dificultad para dormir, se despertaba temprano y se sentía cansada; además
no tenía ganas de comer y perdió peso. De todas maneras, logró continuar con sus
estudios con sólo unos pocos días de licencia por enfermedad. No volvió a consultar a un
médico y después de unos pocos meses gradualmente mejoró y recobró su estado de
ánimo habitual y su nivel de actividad.

Al momento de la entrevista La paciente estaba prolijamente vestida y aún más, era


elegante. Se la notaba excitada e irritable y gritaba agresivamente. Hablaba demasiado y
su conversación era difícil de seguir porque iba demasiado rápido, cambiando de un tema
a otro. Se creía superior a los demás, los que estaban celosos de ella por su voz y belleza.
Refería que su inteligencia era superior a la normal y se sentía más fuerte y saludable que
nunca. Se distraía con facilidad, pero estaba totalmente orientada con respecto al
tiempo, al espacio y a su persona. No mostraba falla en la memoria u otras funciones
cognitivas. Los exámenes físico y neurológico, EEG y pruebas de laboratorio, incluyendo
las de función tiroidea, eran normales.

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