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Profesor: P.

Gerson Fabricio Mejía Cerrato Materia: Pueblo de Dios (libro II)


Alumno: Ely Saúl Rivera Fecha: 22 de febrero de 2021

EL LAICO Y LA CURA ANIMARUM


ESTADO DE LA CUESTIÓN
El canon 150 dice: «El oficio que lleva consigo la plena cura de almas, para cuyo
cumplimiento se requiere el ejercicio del orden sacerdotal, no puede conferirse válidamente
a quien aún no ha sido elevado al sacerdocio». Mientras que el canon 274, §1 dice: «Sólo
los clérigos pueden obtener oficios para cuyo ejercicio se requiere la potestad del orden o la
potestad de régimen eclesiástico». Pero en el canon 517, § 2 hace excepciones en lo que a
la cura pastoral se refiere, al decir que, en la escasez de sacerdotes, puede encomendarse
una participación de la cura pastoral de una parroquia a un diácono o a otra persona que no
tenga el carácter sacerdotal, o a una comunidad. Se puede decir que, si hay un problema de
interpretación en estos cánones, sería un problema interdisciplinar.
VATICANO II Y ALGUNOS ELEMENTOS ECLESIOLÓGICOS SOBRE EL
SEGLAR
Acudir al manantial del Vaticano II, es de referencia obligatoria para así conocer las
nuevas corrientes eclesiológicas y de ahí la importancia de todo fiel bautizado que participa
del Sacerdocio de Cristo.
El Concilio Vaticano II abre las puertas a los seglares al mundo y trabajo de la Iglesia.
¿Hasta dónde? El hecho es que la realidad del Pueblo de Dios nos superó en los laicos o
seglares.
ESCRITOS Y DOCUMENTOS POSTCONCILIARES ACERCA DE LOS
SEGLARES
Lo interesante de los documentos pontificios es la participación del laico en la potestad
de régimen. Las famosas facultades concedidas en los documentos de Viladrich, Bahima,
Hervada, Ledesma y otros; inician con los Institutos clericales de derecho pontificio,
aunque terminan incluyendo a los institutos laicales, y, entre ellos, por supuesto a las
mujeres.
Con el tiempo se hablará de niveles en los que los fieles laicos pueden participar. El
primer problema que encontramos en su disquisición teológica, no son los niveles, sino la
diferenciación de niveles, pues mientras uno es fundamental y constitucional, es decir,
ontológicamente necesario para distinguir el sacramento del orden, el segundo es no
fundamental ni constitutivo, sino técnico y de cooperación.
A según como se ve esta discusión, seguía en torno a la participación de los laicos en la
potestad de régimen o de jurisdicción. El problema era si se mantenía la doctrina de la
unidad donde se cree, todavía en la actualidad, que están indefectiblemente unidos el
sacramento del orden y el de la jurisdicción, o el doble origen de uno y otro, mientras que
otros creían que simplemente bastaba participar del sacerdocio bautismal.
EL CONCEPTO DE OFICIO ECLESIÁSTICO SEGÚN LOS CÓDIGOS DEL 17 Y
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En el CIC 17 canon 145, § 1 dice acerca que Oficio eclesiástico, en sentido amplio, es
cualquier que se ejerce legítimamente para un fin espiritual; pero en sentido estricto, es un
cargo constituido de una manera estable por ordenación divina o eclesiástica, que se ha de
conferir según las normas de los sagrados cánones y lleva aneja una participación de la
potestad eclesiástica, sea de orden, sea de jurisdicción. § 2 En derecho, el oficio eclesiástico
se entiende en sentido estricto, a no ser que por el contexto de la frase conste otra cosa.
Por otra parte K. Mörsdorf en los años sesentas, daba su comentario sobre el tema,
aunque la participación de los laicos todavía estaba lejos de ser real. Habría de cambiar el
concepto en el mismo Concilio Vaticano II.
Finalmente, los laicos podían participar de los oficios eclesiásticos, no de aquellos que
requieren el sacramento del orden, pero sí de otros que no lo requieren el sacramento del
orden, pero sí de otros que no lo requieren, como veremos más adelante. En el Magisterio
de la Iglesia encontramos el apoyo al laico para su participación activa en el anuncio del
evangelio, con características eclesiales, o para decirlo mejor desde el derecho eclesiástico,
Y es en el caso de la Curia diocesana encontramos oficios eclesiásticos que pueden
desempeñar cualquier fiel cristiano; el ecónomo puede ser un laico o sacerdote, pues nada
específico dice el perfil que presente el canon 494.
COMENTARIOS E INTENTOS DE INTERPRETACIÓN A ALGUNOS CÁNONES,
COMO EL 129, §2 Y 274, §1.
La lectura que habrá de tomar en cuenta, según Provost, son los conceptos siguientes:
«habes sunt», los sellados por el sacramento del orden, «requeritur potestas ordinis». Otra
solución que él presenta al invocar el canon 14 es para decir que hay una duda de derecho,
por lo que no obliga seguir el c. 274, § 1, y los laicos sí pueden participar en los oficios
eclesiásticos, como es el caso del juez laico. Huels tendrá una semejante postura que la de
Provost, al decir entonces que se debe considerar el canon 17.
EL LAICO Y LA CURA ANIMARUM
Se puede decir que el CIC 17 ya distinguía entre oficios curados y no curados. Sin
embargo, e los oficios o beneficios no curados, como por ejemplo la figura del canciller,
debía participar del sacramento del orden del presbiterado. En general, podíamos distinguir
los oficios curados y no curados de la siguiente manera: los primeros se refieren
directamente a la atención pastoral de los fieles, como es el caso de los obispos diocesanos,
de los párrocos, capellanes, mientras que los segundos tienen funciones o encomiendas de
carácter administrativo.
Si se entiende a la cura animarum como una atención espiritual a los fieles, además de
comunicarles algunos sacramentos, podemos decir que los laicos están en ese nivel, al
poder en situaciones especiales y por falta de clérigos, dar atención pastoral y espiritual.
Los laicos pueden bautizar, dar la comunión, ejercer el ministerio de la palabra, presidir las
oraciones litúrgicas, ser testigos cualificados para la celebración del matrimonio, exponer y
reservar el santísimo, administrar algunos sacramentales, predicar. Además, en ocasiones y
por falta de sacerdotes, participar en el ejercicio de la cura pastoral de una parroquia.
CONCLUSIÒN
Ciertamente el Concilio Vaticano II fue un gran propulsor de cambios para toda la
Iglesia, pero, sobre todo, a nivel pastoral. Es de destacar que este Concilio fue para fines
pastorales y no dogmáticos en cierta medida, y fue así como lo expusieron los Padres
Conciliares. Con todo esto, se avanza en la medida pueda cambiar aquellas cosas que son
modificables y que deje en su integridad a aquellos elementos que, por su razón de ser, pues
o se pueden cambiar porque perdería su esencia a la cabalidad. A la vez se revisa los
cambios de épocas, y que, desde aquellas décadas, a la Iglesia le rodeaban muchas
circunstancias muy diferentes a las que estaban en concilios anteriores.
El Código actual, al ser un fruto directo del mismo Concilio, pone por ley tales
cambios. Y ha sido tan tales que, la participación de los seglares en la vida de la Iglesia
que, en tiempos anteriores tal participación sólo era para aquellos que se entregaban por
entero a la vida clerical. Ahora ya no es así, la inclusión seglar es un hecho, debido a las
circunstancias de nuestros tiempos y también en referente a su participación del sacerdocio
de Cristo por medio del bautismo. Pero, aun así, hay que decir que no todo les competería a
ellos, porque se reduciría la mismísima voluntad de Cristo, y esta fue el dejar para su
Iglesia, pastores, apóstoles y sucesores de los mismos para el buen orden pastoral en los
días venideros para con ella. En algunas regiones o países del mundo católico se ha
practicado a su cabalidad tales leyes, en otros, para nada (por que puede ser que no han sido
necesarias hasta el momento), en otros lugares, de una manera parcial. Nuestro país en su
Conferencia Episcopal, se ve reflejado que los obispos postconciliares han puesto en
práctica casi de inmediato todas estas nuevas disposiciones, creándose así, Los Delegados
de la Palabra de Dios, Los Ministros extraordinarios de la Sagrada Comunión, creación de
Movimientos laicales de apostolado, y la lista puede seguir. Tales sucesos han sido más que
un apoyo para el tema muy difícil y que, aún sigue en vigencia aquí, y este es el de la
Evangelización cristiana católica para todo hondureño.
Por otro lado, es laudable decir que la fe se ha mantenido un poco más estable y con
fundamentación en nuestro país debido a la participación de los laicos, aun encontramos
fieles que son muy respetuosos para con sus pastores, seglares que, han dado más que su
tiempo de familia para entregárselo a la Iglesia, me atrevo a decir que hasta han entregado
su misma vida para la edificación de la Iglesia, y todo ello lo han hecho sabiendo que, no
pueden ser clérigos, pues solo tienen que hacer los que les corresponde como fieles
seglares, lo han realizado con fe y amor.

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