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FUNDAMENTOS DE ANTROPOLOGIA

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la armonía psíquica es la educación de los sentimientos, que es la ética; 3) luego 3. La persona


el único modo de ser feliz es vivir éticamente, lo cual equivale a alcanzar la pleni-
} tud humana.
Es importante añadir que este camino hacia la plenitud humana en que con-
siste la ética necesita unas normas orientadoras, cuyo cumplimiento permite alcan-
zar los bienes y valores en los que radica esa plenitud, entre los cuales está la feli-
cidad. Así pues, la ética consiste en: adquirir unos hábitos llamados v_irt.l!9es (6.4),
mediante el respetó a unas normas (3~~:~) que capacitan para poseer_ ~s bienes
que hacen feliz al hombre (8.3).
Hemos llegado a esta sorprendente conclusión después de explicar de m?do
muy sumario, en los dos primeros capítulos, los rudimentos de la estructura psico-
lógica del hombre. Lo que sucede es que la plenitud humana implica ya libe:tad,
y al nombrarla tocamos el núcleo de la col!dición humana, aquella profundidad,
siempre insondable, que culmina lo dicho hasta ahora y que justifica lo que segui-
rá: el carácter personal del hombre, que constituye a cada ser humano en algo úni-
co e irrepetible, dentro del cual encontramos el secreto de su _libertad y el sentido 3.1. RELEVANCIA DEL CONCEPTO DE PERSONA
de ésta. Es éste el tema que debemos abordar en el capítulo· siguiente.
Nuestra cultura ha ido descubriendo paulatinamente Ja importancia y la digni-
dad de la persona humana. Por ejemplo, el concepto de persona tiene una gran re-
levancia jurídica. Por eso el derecho lo estudia con amplitud, y apoya en él toda la
legislación positiva acerca <le los dcrec/10sf111ula111c11tales, los principios jurídicos
conocidos como derechos humanos', etc. L_a ciel!.cia d_¡::l_g~echo (l l.6) desarrolla
y
las implicacionesj1:1rídicas del carácter perso~~i"del hombre, edifica· sobre ellas la
S~g):!rid_acU!.¡::Ja v_Íd<_!._social (11.9). Y es que la fuente última de la dignidad del hom-
bre,_e_!l}a_c~~l-~e_ap?yan muchos ordenamientos jurídicos, todo el derecho natural,
Unª1J!l:!!(!_Í!1)portante del derecho civil, etc., es, pues, su condición de persona.
Del mismo modo, esta noción es básica en otras ciencias humanas, y espe-
cialmente en la filosofíúecfo-ñte; en la ética profesional, etc. La explicación es
bien sencilla: es un con_cep_t_o_gue apunta a lo que constituye el núcleo más e_specí-
fico de ca_cf.<u_er_/111ma_r1q indiv_idual. Nuestro propósito aquí es abordar la cuestión
haciendo una descripción antropológica de ese núcleo, que sirva en primer lugar
para entender de modo gráfico su dignidad propia, es decir, por qué es inviolable
y, en consecuencia, fundamento de derechos inalienables (3.3). Pero además, al
trazar el perfil de la persona (3.2) saldrán a la luz los aspectos más profundos de
su ser, y esto tendrá una inmediata aplicación (3.4). Se trata por tanto de una des-
cripción, que apunta sólo a destacar sus rasgos f1111da111entales 2 en orden a com-
prender lo más relevante e inédito que hay en cada ser humano.

1. Los principios del derecho se basan en la realidad de la persona. Otra cosa es cómo se fonnu -
lan esos principios. Una de las maneras de hacerlo es hablar de derechos humanos, a los que más ade-
lante nos referiremos.
2. Se puede ver un resumen de la historia del concepto de persona, y su origen jurídico en el de-
recho romano, en J. CHOZA, A111ropologíafilosófica, cit., 403-408.
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Una vez descritos esos rasgos, podremos abordar algunas definiciones del
decir, ll!_!!.lfPWo que c_~·l!_c;e, de!__~~~l_ brotan realidades inéditas, que _no estaban an-
hombre y de su naturaleza basadas en su condición personal (3.5, 3.6), Ja cual, t~s.: son la_s c;o_sas_qµt;!__se_11Qs ocurren, planes que ponemos en práctica, invencio-
por otra parte, arroja nueva luz sobre lo dicho en los dos primeros capítulos. Se
nes, cte. La i11timidad tiene c~p_~<;fJlqg cr<;g{iJ!a. Por eso, la persona es una inti111i-
trata de obtener así una visión global del hombre a partir de su ser personal.
dad de la que brotan novedades, una intimidad creativa, capaz de crecer.
Desde ella se puede acceder fácilmente a los muchos y muy diferentes ámbitos de
Ja vida humana, al conjunto de los cuales se dirige la antropología y se dedica el Ahora bien, las novedades que brotan de dentro (p.e., una novela que a uno
resto de este libro. En definitiva, como ya se dijo en la Introducción, la noción de se le ocurre que podría escribir) tienden a salir fuera. La persona tiene una segun-
persona constituye el punto nuclear de todo cuanto vamos a tratar. da y sorprendente capacidad: sacar de sí lo que hay en su intimidad. Esto puede.

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~ ,.._.i._,tv\, </..,. J -) ('.e"'-\;.;''' ,;.._J llamarse manifestación f!!J_a intimidad. La persona es u11 ser que se 111anifiesta ,
".Jf) -" c¡-v~J · J~.,,o~"::>a
-' i puede mostrarse a sí misma ymosirar-fas «novedades» que tiene, es «u-n ente que
3.2. NOTASQUEDEFINENALAPERSONA l :) ,,,, º~º

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habla», que se expresa, que muestra lo que lleva dentro.
La intimidad Y.1.<!JI1ª1Jife_sJªfjQ_11_indican qut?__~~ h9l)!bre es dueño de ambas, y
Como las notas características de la persona no se pueden separar, primero al serrO, es d~eño de s_í mismo y de sus actos, y por tanto principio de éstos. Esto
las describiremos muy brevemente en su conjunto. Después, nos detendremos en nos indica que la libertad es la tercera nota definitoria de la persona y una de sus
cada una _de ellas 3• Se trata por tanto de un «prólogo», seguido de un análisis. características niá's--riidicales : fo persona Úlibre, yj_ve _y se realiza libremente, po-
Dijimos más atrás ( 1.1. l) que la inmanencia era una de las características de sey~~~a.~s}~ini§in~. si-~ndodueña de sus _act~s.
los seres vivos, y que significaba permanecer dentro, pues inmanente es lo que se Mostrarse a uno mismo y mostrar lo que a uno se le ocurre es de algún modo
guarda y queda en el interior. Se pusieron también ejemplos de operaciones inma- darlo: otra nota característica de la persona es la capacidad de dar. La r.erso1_1a hu-
nentes, tales como dormir, comer, llorar y leer, en las cuales lo que el sujeto hace mana es, ante todo, efusiva, es decir, capaz de sacar de sí lo que tiene, para dar o
queda en él. Las piedras no tienen 1111 dentro . re~. S~~ l?~ persona~ ~º~ capaces de dar. Pero, para que haya posibilidad de
Asimismo dijimos (1.1.2) que hay diversos grados de vida, cuya jerarquía dar o de regalar (7.4.4), es necesario que alguien acepte, que alguien se quede con
viene establecida por el distinto grado dé inmanencia operaciones que se delas lo que damos. A la capacidad de dar de la persona le corresponde la-capacidad de
aceptar, y aceptar es acoger en nuestra propia intimidad lo que nos dan. Por eso no
realizan en cada uno de ellos: comer es menos inmanente que refunfuñar (esto
no es sólo una función orgánica), y refunfuñar es menos inmanente que pensar hay dar sin aceptar; y no hay aceptar sin dar. Es decir, lo más alto de lo que es ca-
«Fulanito no me ha saludado». Los animales realizan operaciones más inmanen- paz la persona, el dar (7.4.5), exige otra persona que acepte el don . En caso con-
trario, el don se frustra.
tes que las plantas, y el hombre realiza operaciones más inmanentes que los ani-
males . Dar no es sólo dejar algo abandonado, sino que alguien lo recoja. Abandonar
El conocimiento intelectual y las voliciones, por ser inmateriales (2.3), no se un niño debajo de un puente no es lo mismo que llevarlo a un hospital infantil
( manifiestan orgánicamente: son «interiores». Sólo las conoce quien las tiene, y donde lo cuiden. Si nadie recibe el niño, se muere: alguien tiene que quedarse con
sólo se comunican mediante el lenguaje, o mediante la conducta: nadie puede leer lo que damos. Si no, no hay dar; sólo dejar. Si no hay un otro, la persona queda-
los peilsamientos de otro. Porque están dentro de ella, queda a la decisión de la ría frustrada , porque no podríamos dar nada a nadie. Se da algo a alguien. Por
persona comunicarlos. tmito, _oú·;¡ nota característica de la persona es el diálogo con otra intimidad, el
yo doy y tú recibes, yo hablo y tú escuchas, yo te pregunto y tú me contestas; tú
La primera nota queda clara con lo que acabamos de decir: es la intimidad, me llamas y yo voy. Una persona sola no puede ni manifestarse, ni dar, ni dialo-
que indica un dentro que sólo conoce uno mismo. Mis pensamientos no los cono- gar: se frustraría por completo (7 .1). El hombre no puede pasarse sin manifes tar
ce nadie, hasta que los digo. Tener i11terioridad,_1m mundo interi_or abi~I1Q_p-ªIa mí su intimidad, dando, dialogando y recibiendo. Veamos ahora un poco más despa-
y oculto para los demás, es intimidad: una apertura hacia dentro'. La intimidad es cio estas notas.
el grado 111úxi1110 de inmanencia, porque no es sólo un lugar donde las cosas que-
dan guardadas para uno mismo sin que nadie las vea, sino qü·é-adémás_es,-por-así
3.2. l. LA INTIMIDAD : EL YO Y EL MUNDO INTERIOR

3. Cuanto sigue es una interpretación libre de L POLO, La libertad, Curso de Doctorado, Intimidad significa un ámbito interior a cubierto de extraños. Lo i'llfi1110 es lo
Pamplona, 1990, pro 111a1111scrip10, 120 y ss. que sólo:Conoce unÓ -rnismo : lo más propio. Lo íntimo es «lo persona l» (co-ino
cuan-do se dice: esto es algo «muy personal »). lntimic_!!!_~ significa 11111ndo i111erior.
4. L POLO, La 1·0/11111ad y sus acros. Curso de Doctorado, Pamplona, 1994, pro ma11uscri¡no, 183.

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el «santuario» de lo humano, un «lugar» donde sólo puede entrar uno mismo, del «La noción de persona va ligada indisociablemente al nombre, que se adquie-
re o se recibe después del nacimiento de parte de una estirpe qu e junto con otras
que uno es dueño~.
constituye una sociedad, y en virtud del cual el que lo recibe queda reconocido, y
Lo íntimo es tan central al hombre que_hny_ un _sentimienta.nat.ur:aJ_q¡1e lo facultado con unas capacidades, es decir, queda constituido como «actor» en un
( p1:QJ~g~:- la vergüenza o ptt!_Íor, que es, por así decir, la protección nat~ral de la in- «escenario» -la sociedad-, de forma que puede representar o ejercer las funcio-
\ timidad, el cubrir u ocultar espontáneamente lo íntimo frente a las mi.radas .extra- nes y capacidades que le son propias en el ámbito de la sociedad»ª- Ser p_f!_!S01l!J
ñas. Existe el derecho a la intimidad, que asiste a la gente que es espiada sm que significa ser reconocido por los demás como tal, y como tal persona concreta. Así
lo sepan, o que es preguntada públicamente por desgracias o asuntos muy perso- esprecisame-ñi-e corño-surgi6 el concepto de persona: como respuesta a la pregun-
nales. ta ¿quién eres?, respuesta que consiste en capacitarle para «ser alguien » en la so-
Ln vergüenza o pudor es el sentimiento que surge cuando vem~s hoi:_q~qda o ciedad: él mismo.
desrnbierta nuestra intimidad sin nosotros quererlo: ser sorprendido realizando Las personas no son intercambiables: no son como los pollos. Y esto lo sabe-
algo íntimo que no queremos que se sepa, o que no no~ gust~ ~ue se sepa (p.e.: ~ mos porque cada uno tiene conciencia de sí mismo : yo no puedo cambiar mi per-
uno Je molesta un poco que entre otro y mire lo que esta cscnb1endo, o lo que esta sonalidad con nadie. Quién significa: intimidad única, un yo interior irrepetible,
leyendo) . consciente de sí. L~rse>11_a_es un absoluto, en el sentido de algo únic_o,_irreducti-
La vergüenza o pudor (un sentimiento muy acusado en los adolescentes Y ble a cualquier otra cosa. Mi yo no es intercambiable con nadie. Este carácter úni-
atenuado en los ancianos) da origen al coñcepto de privacy, lo «privado»6. un re- co de-cada persoña -alude a esa profundidad creadora que es el núcleo de cada inti-
ducto donde no se admiten extraños (a la casa propia no entra cualquiera). La ver- midad: es un «pequeño» absoluto. La palabra yo apunta a ese núcleo de carácter
1 güenza o pudor se refiere a todo lo que es propio de la persona, porque ésta posee irrepetible: yo soy yo, y nadie más es la persona que yo soy, ni lo será nunca. Nadie
todo lo suyo,desde sí misma y por eso, todo lo que·es propio del~ p~r~onaforma puede usurpar mi personalidad, ni ocupar mi puesto bajo el Sol.
parte de su i1itimidad._1:9<;lo l_o que el hc_>mbre tiene_pertenec_e ll._~____l_l!!!~~-~d; ~uan­
to mús _i11_t_c_11.fu1~1te se tiene, más ín_timo _~s: el cuerpo, la ropa, el armano, la ~a­
bitación, la casa ... 3.2.2. La manifestación: el cuerpo
La cqrt;1_c__teIÍstica má~ importante de)a _in_tjmidad es qu_f:!_!!QJ<UStát~c~, sino Hemos dicho que la manifestación de la persona es el mostrarse o expresar-
aloo viv(;" fuente de cosas nuevas, creadora: siempre está como en ebulhc16n, es se a sí misma y a las «novedades» que ella saca de sí. Manife~_tar:_ la_i1_ztimidad es
wi;;z-ii~"te; del que brota el mundo interior1 (6.2, 12.1). Por. ahí se. pue~e ver qu~ la segunda nota de la persona. Se realiza a través del cuerpo (1.4) ._ y_g~acia~_!!,_~_g~
ninguna intimidad es igual a º!~•__porque cada una es_algo 1rrepet1bl~,. mcamY1t1- t<t_Il}lilé_ii a tr ayis del lepguaje (2.1) y de la acción (5.2) . La manifestación de la
cabie: nacfle.puede- sei- efyo-qúe yo soy. La persona es única e irrepet1ble •.~orque persona a través del lenguaje y de la acCión 'es la ºcultura (12.2), y a ella se dedica-
es un alguien; no es sólo un qué, sino un quién. La persona es la contestacwn a la rá un capítulo específico. Ahora conviene aclarar por qué la manifestación se rea-
pregunta ¿quilileres-? Pejsona significo, inmediatamente quién, y qui~n significa liza a través del cuerpo, y de qué manera, lo cual nos obligará a hablar del ":_e~ti!!_o :
1111 ser que tiene nombre, que es alguien ante los demás: los hombres siempre.han
puesto un nombre propio a sus hijos, a sus semejantes, porque el nombre designa 1) La persona humana experimenta mu_cJrns veces que, precisamente por te-
la persona, y es propio, personal e instransferible.
I\ ner una interioridad, no se identifica con su cuerpo, sino que se encuentra a sí mi -
1 ma en él, «como cuerpo en el cuerpo». «Un hombre siempre es a Ja vez organi -
) mo (cabeza, tronco y extremidades, con todo lo que esto contiene) _.. y tiene st
5. A los efectos aquí buscados, no es necesario insistir en dos caracterizaciones de la persona ha- organismo, como este cuerpo»9. que es el suyo. _S.9!l!Q1i__nuestro cuerpq, y al mi m
bituales en la filosofía : conciencia y yo. Mediante la primera se desarrolla lo que en 2.3 se llamó refle-
tiempo lo teneIE_os_~_p_()dei::ios us_arlo como instrumento, porque tenemos un denrro,
xividad del pensamiento. Mediante la segunda se desarrolla el tema de la identidad personal: J. VICENTE-
J. C llOZ A, Filosofía del lrombre, cit., 427-433. , _ .
una con«i~n_cia desde la que go~emarl9. El cuerp9_n9 _~e i~_entif.~ca co n la intimi
6. Cuando lo privado es visto como un ámbito incomunicable y separado de ~o «publico». la in- dad de la persona, pero al mismo tiempo no es un añadido que se pon al alm;1,
timidad no se comparte: aparecen así formas de individualismo diferentes y más radicales de lo que se- como_~_i fuera u_n apén9ic_e _(l.4): forma parte de nosotros mi smos, yo so r 1111/J1' 1l11
ría un simple carácter reservado (9.9). . . .
7 _ En la intimidad se distingue el núcleo personal del yo y el mundo mtenor e íntimo que mana m~~!:!!!P-2 ·
de él y. en el que, por así decir, ese núcleo «mora». Esto es ~o que indica K. Woj_tyla: "7.'
té.rn_iino 'per-
so na' se ha escogido para subrayar que el hombre no se deja encerrar en la noción de md1v1duo de la
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Se trata de una dualidad que 11os_ . c.0~1for:ma .de raíz (15.2): hay «una posición tendencia espontánea a proteger la intimidad de miradas extrañas envuelve tam-
interna» de nosotros mismos en nuestro cuerpo, y de él dependemos. Precisamente bién al~o. que es parte de mí: és_te n_o se __muestra de cualquier manera, como
por eso, «la <:_~js_!_e!lcjadel_ hombre en el mundo está determinada por la relaci<j]i no se muestran de cualquier manera los sentimientos más íñiimos; pQ!:._~so el_hom-
COll SU cue-; p0» 1º, puesto que Úes midiador°entr~-eJ de)i~ro yerfÜera,entreJaper- br~ se vj~t_E?J'. .~~j.'.:_ al descu.?ierto s~ ros.tro.
sona y el mundo. y así, el cu~s la condición de p~sibilida-·rdila manifesta- EljlJ}Jnbre se viste para protege_r su indigencia corporal del 111edio exterior
ción humana. La persona expres.a y manifiesta su intimidad preéisamente. a"tráVé~ ( 4.1). Pero ta111bié11 lo hace porque su .c.uerpo forma parte de :Su intimidad, y no
del cuerpo: Por eso tenemos 1111 cuerpo configurado de tal modo qÜe·p-ue~re­ está disponlblip.a(¡i=~~alquie_r1t, asi.
c,:ol!.1_~-así. En primer Jugar, el vestido proteje Ja
sarla, como ya se explicó (1.3). intimidad del anonimato: yo, al vestirme, me distingo ' de los otros, dejo claro
2) Esto se ve sobre todo en ej !PS.tro., que es «una singular abr~viatura de la quién soy, pues no somos todos iguales: el vestido contribuye a identificar el
realidad personal en su i11tegrfdad»". El rostro represeñta exiernamente-afa-per- quién, incluso en su función social o «rol» (las azafatas, los uniformes, etc.)._e_/
sona. Se suele de-cir que «la cara es el espejo del alma» porque en Ja cara se aso- vestido también 111e identifica como persona. La personalidad se refleja también
ma la persona, el quién, no sólo en lo que es y parece, sino en lo que ve, oye y eñel -~º?O:~e::~~sti !::~~s-~~--~<es~!~~?>_( 14.4): . .
dice, puesto que esas tres cosas se hacen «por» el rostro. «La persona está presen- En segundo lugar, efrestido ma!_l_!jene_el C1:!_~1J!.<!.. <f.e1!t(Q_de la i1~timid~d 14 ._f;,_1
te en su cara, está viviendo en ella ... La cara es Ja persona misma, vista» 12 • «En la nudismo no es natural, RQf_q ue no es natural renunciar a la intimidad. Al que no Ja
cara, abreviada y resumida en los ojos, es donde sorprendemos a Ja persona, don- guarda se le lla~a-impúdic~. -L·a variación de las modas y los modos del vest1cfo,
de Ja descubrimos y hallamos por primera veZ» 13, porque en ella se expresa el pro- y
según-las épo<;as ·ios_puebios~ son variaciones en la intensidad y el modo en que
pio ser personal. se vive el sentido del pudor o la vergüenza:_unos pueblos lo viven en grado muy
3) La expresión de la intimidad se realiza tambié_ n me_di_~E!~_z:¡j~I_l~ de intensO,como ciertos países islámicos donde las mujeres deben cubrirse el rostro.
acciones que se llaman <!..P!.f!!}!!_~s. comunicativas o relacionales, y que más ade- Y otros, como los eur_opeos actuales, no Je ven tanta importancia al pudor, también
lante se analizarán ( 12.3). A través de .ellas el hoz:nbre-11abla-CT!enguaje de los ges- en la mujer' 5•
tos, del cual ya se habló tambi~n (2.5): cx1iresiones del rostro, de las manos, ele. Esta diferencia de intensidad en el sentido del pudor tiene que vpr con dife-
A través de los gestos el hombre expresa sus sensaciones, imaginacion~...§~_rlti ­ rencias de intensidad en la relación entre sexualidad y familia: cuando el ejercicio
mientos, pensamientos, deseos, e incluso la conciencia que tiene de sí mismo (el de la sexualidad queda reservado -a: Ja intimidad familiar, entonces es «pudorosa»,
enfermo que no puede hablar asiente con Jos ojos). Reírse, llorar, fruncfr .éf ceño, no se muestra fácilmente (10.11). Cuando el individuo dispone de su propia se-
echar una mirada de indignación, o desviarla, incluso «tener mala cara», son ex- xualidad a su arbitrio individual, y llega a considerarla como un intercambio oca-
presiones de Jo que uno lleva dentro. sional con la pareja, el pudor pierde importancia y el sexo sale de Ja intimidad con

4) Otra forma de manifestación de Ja intimidad es hablar. Es un acto median- mayor facilidad; es .menos pudoroso que en el primer caso. Así pues, la s~uali­
te el cual exteriorizo Ja intimidad, y Jo que pien_so se-hace pú~lic_~ •.-~l!· ID,o(lo que dad tiene una relación intensa con la intimidad y la vergüenza. La sexualidad pe r~
puede ser comprendido por otrqs. La_palabra nació para ser compartida. Lo qu_e mlSIVá_!i.~ÍiJll!~¡y~(_c_Q.~ ~fd~hi!jta_mi_ento de la familia; la pérdida del sentido del
expreso no qu.edii"sólo en un gesto, sino que es comprendido en su significado por pudÓ.r corporal, con la aparición del erotismo-y la pornografía. En 10.11 se anali-
los .demás. La persona es, ante todo, un ente que habla, un habf.W1J:;como ya se zará este problema. · ··
dijo (2.1). Por último, el hombre encauza la creatividad de su intimidad a través_de
la acción, mediante la cual trabaja (4.3), modifica el medio, y d~ oflg~1uua1:J!.ltu­
~ª· que en su conjunto, puede definirse como la ma11ifestació11 J.~z_~re ( 122}. 3.2.3. El diálogo: la intersubjetividad
5) Junto a todo lo anterior, hay que añadir ahora que el cuerpo forma 1?.!1..rJ..e
de la intimidad, porque la persona es también su cuerpo, como se ha dicho. La Hemos dicho que una forma de manifestar la intimidad es hablar. Esta mani -
festación íntima, decir lo que uno lleva dentro, se dirige siempre a un interlocutor:
el hombre ~~~!_~{ta_ dialogar . ~a ne:_e~idad de diálogo es_una .de las e.osas de las
JO. Id.. 27 . El descubrimiento de esta relación, y el aprender a manejarla. ocupa Jos primeros
años de Ja niñez. en los cuales uno aprende a conocer su propio cuerpo y las posibilidades que tiene.
1 J. J. MARÍAS . A11tro¡wlogía metafísica, cit., 156. 14. J. CHOZA. La supresión del pudo r y otros ensayos. EUNSA (2.' ed. ). Pamplona, 1990. l 5· J5 .
12. Id.. 158. 15. Lo específico de Ja sexualidad femenina parece ser la causa de que hasta ahora ;e hny a w li·
13. Id.. 163. do atribu ir, en casi todas las culturas, una especial importancia al pudor de la muj er.

1..... Uih,•&Ul&J.UUUUUtiUUUUU1.U.11UihaiUHUlit.Uii.Ulil.i..llhlililiU.U.AUidii.i.11i..&HiiiiU1.11tUUii1tH1iUiliuluiUUiiiiiilllitiijj¡iHiliiiiilUUiUiUiiUIUiHt1UiiiUIHU1iliiUiiii:::::u.~::~~~:::::::~::::~~::~~:~:.iiiiiiiii::-iiiH:t:::.:Hi::~H:::::~.::~ii::.¡¡¡¡¡iJ.iliui;¡j,i.i.¡jiiiiiiiUiiliii~iii~iiiiiiiiiii
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82 FUNDAMENTOS DE ANTROPOLOGlA LA PERSONA 83

que más se habla hoy en día. Tenemos necesidad de explicarnos, de que alguien Este proceso es lafo.r_m ación de la personalidad humana'•, mediante el cual
nos comprenda. Las persoñas hablan para que alguien las ·esccrche; no se dirigen se modula el prop~Q.~!J.rá~ter, ~~-asimilan el idioma, las costumbres y las institucio-
al vacío (7 . 1) . La necesidad de desahogar la intimidad y compartir el mundo inte- nes de la COlf;!C:fü:'idad _en_que l_¡e nace;·_sijf!_cÓrporan SUS vaiores comunes, SUS pau-
rior con alguien que nos comprenda es muy fuerte en los hombres y las mujeres. tas, etc.2{), y s_e_Jlega así a ser alguien en la sódedad, a tener una identidad propia
Se pu_ede uno pasar sin ello, pero la inclinación a abrirse es natural y radical, siem- y una personalidad madura e_integrada con el entorno, de modo que se pueden es-
pre que ese alguien nos escuche (si nos comprende o no, sólo lo sabremos al ter- tab~r unas rela~J9n~~ iriterpersonales adecuada~._ Se abre aquí una amplia línea
minar de hablar). de consideraciones: sin los demás, no seríamos nada, pues todo ese proceso es 1111
El hombre no puede vivir sin dialogar porque es un ser constitutivamente diálogo educativo constante. En capítulos siguientes se desarrollarán estas ideas.
dialoga11te 1•. Y así, el que no dialoga con otras personas: lo haC"e.con-SígomiSrño,
o adopta ciertas formas de diálogo con la naturaleza, con los animales, etc. En
esos casos se personaliza un ser natural, como hace Walt Disney con los anima- 3.2.4. El dar
les, los poetas con la naturaleza y los hombres primitivos con las fuerzas cósmicas
que eran divinizadas ( 17 .6). Por ser persona,. el hombre 11ecesita.el.encu.entr.o_co11 Que el hombr~__es un ser capaz de .dar, quiere decir que se realiza como per-
el tú, alguien que nos escuch~-nos comprenda y nos anime (7.4). Ellipguaje no soaa.c.uando_extrae.algo.de.su.intimidad y lo entrega a otra persona corrio-vaÍioso,
y_tis.taJo_recibe..como_suy_o.~En esto consiste el uso de la voluntad que llamaremos
tiene sentido si no es para esta apertura a los demás. --
aDUJ..' (6.1, 7.4). Tal es el caso, por ejemplo, de los sentimientos de gratitud hacia
Esto se comprueba porque laja/ta de diálogo es lo que motiva casi todas las los padres: uno es consciente que Je han dado la vida, la nutrición, la educación, y
discordias (7.4.3) y la falta de co1111111icació11 lo que arruina las ccimuri_íd.ad~sJiu­ muchas cosas más. Y uno queda, por así decir, en del\da: ha de dar algo a cambio.
manas (matrimonios, familias, empresas, instituciones políticas, etc.), pues la co- ~a int_Lrrüc,l<i!f__se__constituye y se nutre con aquello que los demás nos dan, con lo
municación es uno de los elementos sin los que no hay verdadera vida social (9.3). que...recibimos_ ~.Q_~o regalo (13.6), como sucede en la formación de la personali-
Esto es una experiencia tan corriente que muchos estudiosos 11 (sobre todo de éti- dqd humat¡a. Por eso nos sentimos obiigaélos a corresponder a·lo recibido (7.4.5) .
ca, filosofía política y derecho) conciben hoy la sociedad ideal (14.6) como aque-
lla en la cual todos dialogan libremente para ponerse de acuerdo sobre las reglas Cuantos más intercambios de dar y recibir tengo con otros, más rica es mi in-
de la convivencia. La preocupación teórica y práctica por el diálogo es hoy más ti~d.Ño hay.. nada más «enriquecedor» que una persona con cosas que enseñar }
viva cjue nunca, tanto en la ciencia como en .la vida social, en la política, en las re- y que decir, con una intimidad «llena», rica . El fenómeno del maestro y el discí-
laciones interpersonales, etc.: cuando una sociedad tiene muchos y grandes pro- pulo radica en transmitir un saber teórico y práctiéo, y también una experiencia de
blemas, hay que celebrar muchas y largas conversaciones, para que la gente se la vida. La misi<?_'!_q_!_la universidad (12.11) se podría explicar a partir de aquí: es, ·
ponga de acuerdo y encuentre soluciones. Que el diálogo y la comunicación exis- debería ser, una comunidad de diálogo entre maestros y discípulos, y de intercam-
tan no es algo que esté asegurado (6.7, 9.5). bio 'de conocimientos entre personas, y no sólo un Jugar donde aprender unas téc-
nicas. El maestro congrega porque tiene algo que dar a los discípulos, no sólo
Todo esto se puede decir de un modo más profundo: no hay yo sin tú. Una científico, sino también vivido, experimentado, sapiencial (5 .7).
persona sola no existe como persona, porque ni siquiera llegaría a reconocerse a
sí misma como tal. El conocimiento de la propia identidad, la conciencia de uno La efusión, el_~aúr.4.1t_.l!llO núsmo, es lo más propio de la persona. El dar tie-
mismo, sólo se alcanza mediante la intersubjetividad18 , es decir; gracias·a:r~eur- ne ta!1~~~_ar.i~tes que se hará necesario dedicarle lll! capítulo específico (7), don-
so de los otros (padres, etc.) (7 .1 ). - de trataremos de lo común, las relaciones interpersonales, el amor y la amistad.

3.2.5. La libertad
16. Para un desarrollo de antropología personalista parecido al que se hace aquí, y en 7.3 y 7.4,
cfr. P. LAiN ENTRAl.GO, Teoría y realidad del o/ro, Alianza, Madrid, 1983, 577-613, 620 y ss. La libertad es una nota de la persona tan radical como las anteriores, e inclu-
17. Por ejemplo. J. RAWLS, en A Thcory o/ Justice, Harvard, 1971, 11, que recoge una larga tra- so más. La personq_ ~s lii?_r_e_,_ p_9!que, como ya dijimos (1.2), es dueiia de sus actos,
dición proveniente del iusnaturalismo racionalista y de Rousseau, y cuyas limitaciones se señalarán en - - - ------ -·-----·-· - .
9.1y9.9.
18. Esta tesis es la base de la teoría social de una antropología pcrsonalista, y por ello se cxpon-
dní con más detalle (7 . 1, 9.1 ). Para fundamentarla y comprobar su amplia aceptación hoy en día, se pue- 19. A. MlLLÁ...,-PUELLES, la formación de la personalidad humana, Rialp, Madrid, 1987. 28. 52
de consultar, además de los escritos ya citados, Ch. TAYLOR, Etica de la autenticidad, Paidós, y SS.
Barcelona. 1994. 68-70. · . 20. J. VICEl\JE-J. CHOZA, Filosofía del hombre, cit., 434-445.
11 FUNDAME!VTOS DE A!VTROPOLOGTA LA PERSONA 85

porque es también dueiia del principio de sus actos, de su interioriQ_é!9 y de la ma- _s!j_Q_para ser usado por esta o aquella vol~!_!_t~'!_>>u. Según nos dice aquí Kant, usar )
11 i festEión de é~ta. ·Al ser dueña de sus actos, también lo es de.1-desacrg-fiO- de su a las personas es instrumentalizarlas, es decir: .
vida y de su destino: elige ambos. Definimos más atrás (2.6) lo voluntario como a) tratarlas como seres no libres, mediante el empleo de la fuerza o de la vio-
or¡uello cuyo principio está en uno mismo. Lo voluntario es lo libre: s~fe si __uno lencia, que no son legítimas en cuanto las rebajan a la calidad de esclavas. Nun ca
qu iere ; si no, no. La libertad es una nota tanracHcal de la persona qu_e~.igir{Ün es lícito negarse a reconocer y aceptar la condición perso11al, libre y plenamente
ap ítulo propio· (6). hf!mana de los demás. Esto no suele negarse nunca teóricamente, pero sí en la
De todos modos, puede aquí plantearse una delicada pregunta: ¿para ser per- práctica, mediante cualquier forma de imposición mediante la fuerza física, la pre-
;ona es preciso ejercer actualmente o haber ejercido las capacidades o dimensio- sión psicológica, quitando a otros la libertad de decisión, etc. (6.9, 9.5, 14.4).
nes recién mencionadas? ¿Es persona el hombre dormido, o el que éstá en coma b) servirse de ellas para conseguir nuestros propios fines. Esto es manipula-
profundo, el niño no nacido, o discapacitado, incapaz de hablar? En pocas pala- ción, y consiste en dirigir a las personas como si fueran autómatas o instrumentos,
bras, ¿quien no tiene conciencia de sí (3.2.1) es ya o todavía persona? procurando que no sean conscientes de que están sirviendo a nuestros intereses, y
No se trata de discutir si es persona a efectos jurídicos, sino si en sí mismo es no a los suyos propios, libremente elegidos.
o no es persona quien no ejerce las cápacidades propias de ella. ¿Un feto de tres La actitud de respeto a las personas es el reconocimiento de su dignidad. Este
se manas es una mera vida humana, pero no una persona? La respuesta más senci-
lla dice que el hecho de no ejercer, o no haber ejercido aún, las capacidades pro-
reconocimiento se basún el hecho de
q~e -tod~~ las _¡z_er_~_g!}~s son ii"uá1iileizte dig-
nas y merecen ser tratadas como tales. El reconocimiento no-es-Ún·a .déclaración
pias de la persona no conlleva que ésta deje de serlo, puesto que quien no es per- jurldjca abstracta, siñ-6 un-tipo .de comportamiento práctico hacia los demás que .
sona n1111ca podrá actuar como tal, y quien sí puede llegar en el futuro a actuar cumpla lo señalado por Kant. Todas las personas tienen derecho a ser reconoci- \
como tal tiene esa capacidad porque es ya persona . Quienes dicen que sólo se es

~
das, no sólo como seres humanos en general, sino como personas concretas, con 1
persona una vez que se ha actuado como tal, reducen al hombre a sus acciones, y una identidad propia y diferente a las demás (3.4), nacida de su biografía, de su
no explican de dónde procede esa cap;tcidad: es la explicación materialista ( 16.6). situación y modo de ser, y del ejercicio de su libertad. «Ú1 nc¡;ac:i<ín del reconoc:i-
miento puede constituir una forma de opresió11» 2'; puesto que significa despojar a
la persona de aquello que le hace ser él mismo y que le da su identidad específica
3.3. LA PERSONA COMO AN EN SÍ MISMA
e intransferible. Por ejemplo: a nadie se le debe cambiar su nombre por un núme-
Las notas de la persona que se acaban de mostrar (intimidad-ser un alguien, ro, negarle derecho a manifestar sus convicciones, a hablar su propia lengua, etc.
manifestar, dar, dialogar, ser libre) nos hacen verla como lo que es: una realidad La forma hoy más universal de expresar el reconocimiento debido a todo hombre )
en cierto modo absoluta, 110 condicio11ada por ninguna realidad inferior .o del son los derechos humanos (5.8, 11.6).
mismo rango. Siempre debe ser por eso respetada. El derecho ( 11.6) y la autoridad Hemos dicho que la perso11a tiene u11 cierto carácter absoluto respecto de
( 11 . 11 ), en cualquiera de sus formas, nunca pueden perder de vista este carácter de sus_ igu_g{!!.}_~_üif_<:dores. Pue-s-bien, para que este carácter absoluto no se convierta
la persona (6.9). Respetarla es la actitud más digna del hombre, porque al hacer- en una mera opinión subjetiva, es preciso afirmar que el hecho de q_ue dos perso-
lo, se respeta a sí mismo; y al revés : cuando la persona atenta contra la persona, se n_<!_s _S~-~-~QllQ?:~_<!1!.111Ut~'!_m_e_!l~e como absolutas y respetables -eii° -sí -mfsmas SÓio
\ prostituye a sí misma, se degrada. pu~cie S!JC_e der si hay wz_a_il}sfq_11cia sÜpÚior qiie las reco11ozca a ambas como ta-
Dicho de otro modo : la persona es un fin en sí mis111a 21• Esto lo supo decir les: un-Absoluto
- -- --del ---cual
· ·· ·-·dependemos
- ···- - .ambos de algún modo.
. . . ---·- ·- -
Kant con acierto: «Obra del tal modo que trates a la humanidad, sea en tu propia No hay ni11gún _'!]_oti1!_o__s_yficie11teme11te ser)o f!q~l!_r_e!_p_!_t__a_E p l_o!_ eje más si no
persona o en la persona de otro, siempre como un fin , nunca sólo como un me- se !!!Conoce que, respetando a los demás, respeto a Aquel que me hace a mí riij- _
dio »22; «el hombre existe como un fin en sí mismo y no simplemente como un me- petablefrente a elfos. Si sólo estamos dos iguales, frente a frente, y nada n:iás, qui -
zá puedo decidir no respetar al otro, si me siento más fuerte que él (8 .8.6) . Es ésta
una tentación demasiado frecuente para el hombre como para no tenerla en cuen-
2 t. Según J. Seifell. et principio fundamental de una ética y un a antropología pcrsonali sta se ta. Si, en cambio, reconozco en el otro la obra de Aquel que me hace a mí resp"-
puede afirmar así: "I'ª""'ª est affirma11da (aJJinnabilis) proptcr seiprn111». «la persona ha de ser afir-
m;ida (es afirmablc) por sí mi sma», citado por M.J . FRANQUET, Persona, acción y libertad en K.
Wojtyla. Pampl ona. 1995. pro 111an11scripto, 124_
22. l. K A ST. F111ulamc11tos para 1111a metafísica de las cost11111brcs. 429. Ver un comentario en F. 23. ld., 428.
CARPINTERO. Una i11trod11ccitin a la cic11ciaj11rídica. Civitas. Madrid, 1988. 192. 24. Ch_TAYLOR. Etica de la a111enticidad, cit., 84.

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111111

86 FUNDAMENTOSDEANTROPOLOG!A LA PERSONA 87

table, entonces ya no tengo derecho a maltratar/e y a negarle mi reconocimiento, temporal y lo intemporal conviven juntos en el hombre: no se oponen, sino que se
porque maltrataría al que me ha hecho también a mí: me estaría portando injusta- complementan y le dan su perfil característico2•. 1_ . ,-
mente con alguien con quien estoy en profunda deuda. En resumen: la persona es e' 1~ f'> 1"0
El primer modo def superar e]J_i_emp_o'.es guardar memoria del pasado, ser ca-
un absoluto relativo, pero el absoluto relativo sólo lo es en tanto depende de- un paz de volverse hacia él y aqvertir hasta qué punto dépendemos de lo que hemos
Absoluto radical, que está por encima y respecto del cual todos dependemos; Por sido. La segunda manera é¿'Clesear convertir eLP.resen~, y todas las realidades que
aqúí podemos plantea-r unaj\úúi~ción ética y antropológica de una <;!_y !ª§}eilCfen- en él se contienen, en algo que permanezca, que no pase, que quede, por decirlo
cias humanas más importantes: el reco11ocimie11to de Dios, I~ ~e-~~g_~ón ( 17.8). así, a salvo del transcurso inexorable del tiempo, que todo se lo lleva. Y así, el
hombre desea que las cosas buenas y valiosas duren, que el amor no se marchite,
que los momentos felices «se detengan», que la muerte no llegue, que la verdad
3.4. LA PERSONA EN EL ESPACIO Y EN EL TIEMPO
sentida, conocida e imaginada se salve por medio del arte. A este afán de superar
el tiempo lo llamaremos pretensión de inmqrtalj!f.Ed, pues constituye una de las
)'_,a persona no~-~ sólo un «alguien», sino un «_~i¿i_c_l}_ c_o_rpQml» (J. Marías) : demostraciones de la condición inmortal de la persona humana ( 17.3).
somos también nuestro cuerpo; somos mate.r:ia-viva,_y_ por tanto n~~e!]~n~ ''"
instalados en el espacio y__en el _tiempo, enjQ_s__c_ualesJlivimas_nue.rrca__ridaJLo pe- La tercera manera de situarse por encima del tiempo es ill_1ticipar el fwuro,
c\)Íiar-:;;-propio -dél hombre es justamente esto: ser personas que viven Sil vidaen proyectarse con la inteligencia y la imaginación hacia él, para decidir lo que :;a:
wi mund_o material, configurado espaciotemporalmente. Este vi1!_i!:_ _ ".n se expresa mos a ser y hacer. Esta capacidad de futuro del hombre es tan intensa que incluso
muy bien con el verbo éás"tellano estar: yo estoy en el mundo; vivo y me muevo se puede decir que vive hacia delante: «La vida es una operación que se hace ha-
en él, y transcurro con él. Estoy instalado dentro de esas coordenadas, me encuen- cia delante. Yo soy futurizo: orientado hacia el futuro, proyectado hacia él» 27 • Y
< troy me.voy a seguir encontrando en ellas. así, además de instalación en una fonna concreta de estar en el mundo, el hombre
tiene proyección, pues está abierto al futuro y vive el presente en función de lo que
La situación o i11stalació11 en el tiempo y en el espacio es una realidad que va a venir: «ahora estoy viviendo en vista de lo que voy a hacer por la tarde, pero
afecta muy profundamente a la persona en su ser y"su e.i·/(ff:la viéfa humana se la tarde no está ahí, no está dada, no puedo percibirla en modo alguno, y sin ella,
despliega desde esa instalación y contando siempre con ella. Más -t arde (4.l) ana- sin esa tarde irreal, mi vida actual de este momento no sería inteligible, no podría
lizaremos someramente lo que se refiere a la dimensión espacial y a los seres de ser»'ª. -
los que el hombre se encuentra rodeado. Ahora debemos indicar los rasgos de la
dimensión temporal de la persona. SL!fflJ(,l de una instalación que va cambiando Esto quiere decir que_ Ífl_JZJt~s_olJ_{_l, porque es libre, es proyecto, pretensión o
COI! Sil pr<)pÍO tra/ISCttrrir y en la cual _el homb_re se vá en/re1Íiando al futuro míen~ programa vital, y_ que éste, una vez realizado, da lugar a una biografía qu_e es dis-
tras proyecta y realiza su propia vida. Y así, mi estar en el Í-Ímnd-o-tfene una es- tinta en cada caso. La biografía es la manera en que se ha vivido, la vida que se ha
tructura biográfica. tenido. Por ser cada persona singular e irrepetible, cada biografía es diferente, por-
que es la de cada uno. No hay dos vidas humanas iguales, porque no hay dos per-
Lo primero que conviene advertir es que el hombre, gracias á su inteligencia, sonas iguales. Para captar lo que una persona es no basta describirla de una mane-
tiene la singular capacidad y la constante tendencia a sitiú1i-se-po~-~~""iiina del ra abstracta: hay que conocer su vida, contar su biografía. La persona se realiza
tiempo", y desde luego por encima~del espacio_(14.2). El hombre Lucha contra el biográficamente, porque su vida transcurre en el tiempo y se proyecta y lleva a
tiempo, tra_ta de dejarlo atrás, de estar por encima de_éy-Esalüclrlnro-sería posi- cabo de una determinada manera, que cada uno tiene que decidir. Así es como
ble si 110 existiera en el hombre algo efectivamente intfmporaL; y'eri-coñSecüencia cada uno llega a ser quien es: la identidad o quién de cada uno nos la da su bio-
inmaterial (2.3) e inmortal (17 .3), puesto que la materia es lo espacio-temporal: se grafía, en la cual se vive la propia vida a partir de lo que uno ya es (es la síntesis
trata del núcleo espiritttal de la persona, dotado de pensamiento y libertad~ Ló pasiva: 2.7) y proyectando lo que uno va a ser. Esta capacidad proyectiva es quizá

25. En el siglo XX esta posibilidad ha sido negada de modo taxativo por Heidegger, en Ser y
tiempo, su primera obra capital, ya citada (&5 y 65). Según él, el tiempo clausura el horizonte de la vida 26. El prejúeio dualista (1 .4) tiende a contraponer la dimensión temporal de la vida humana con
humana de una manera insuperable (cfr. 15.1 ). La consecuencia inevitable es la angustia (Id., &30) y el la extratemporal, como si ambas estuviesen separadas, y la intemporal fuese 1mafáb11/a extraiia. Pero
11ihili-'1110, del que se hablará en 8.8.1. La visión de Heidegger (cfr. 4. I y ss), aunque sumamente inno- de hecho ambas conviven, y dan lugar a las paradojas de la vida humana. El dualismo siempre obli ga a
vadora e iníluyente en el análisis de la existencia humana y en la filosofía del siglo XX, es sumamente elegir: o lo intemporal o lo temporal. La realidad humana no admite estas simplificaciones. En el hom -
reductiva y agnóstica en lo que se refiere a la libertad, la felicidad y el destino: cfr. 6.5, nota 36; 8.8. l, bre hay mucho de uno y de otro. En caso cc)ntrario, no podría superar el tiempo de ninguna manera.
notas 43 y 44; 17. 1, nota 4. Se puede consultar un comentario a Ser _v tiempo en L. POLO, Hegel y el 27. J. MARIAS, Antropología metafísica, cit., 91.
posthege/ia11is1110, Universidad de Piura, I 985, 286-365. 28. Id.• 48 .
ruNUAMENTOS DEANTROPOLOGIA V. PERSONA 89

' I más importante uso de la libertad (6 .5), pues con él cada uno llega a ser, o no, el orden del universo también es cíclico (la idea de un universo lineal ha de se r
"qucl que quiere ser. abandonada3 ').
n relació n con lo que se acaba de decir, e_l transc11r_so tempor_al de_!a vida Los rit111o_s_§Ol~!!_fgo__dir<eq_la!!lente ligado al tiempo . Pueden definirse como
h.!!.!.!.!!!!' ~P.Jlede ser contemplado como una unidad gracias a la memori~q~~ for- Y Ul1flj_llCesión c(cl(<;a deJqrwas (1 .5. i)~bs cuales EUeden ser naturales (el ritmo de
ma con los acontecimientos sucesivos una serie que se presenta como historia, na- las olas, que van y vienen), _¡¡_c.ús.ticas. (los so11ido.s ñ-áturaiés o-Ínusicales )Sf..9J10 l.ó-
rración o bi<?gra¡íti)(bio-grafía significa escritura de la vida, es decir, relato) ,_Q gigls (el día y la noche), bjQl.ógic.as..(las funciones intestinales o el sueño), C..2!]?_9-
modo humano de dar cuenta de lo oc.urrido a lo largo del tiemp_q es la narración, 1}!.Les (el movimiento de un ave al volar, el caminar del hombre), etc. La vida hu-
una forma especial de saber diferente al conocimiento propio de la-Ciencia-(5-:Ti) mana está sumergida en los ritmos32 , los suyos propios y los de la naturaleza. y·la
y cercano al arte ( 12.7), pues la narración es una historia contada, es decir, recrea- armoñía-deelfos entre.sí y con el alma, incluso la armonía del alma misma. tienen
da, más tarde escrita y depositada como objeto cultural transmisible. ft<i nan:ación la mayor importancia para su equilibrio y plenitud (4.8, 15.2).
biográfica es el enunciado adec_u ado para la realidad de la p~[~OtlfF a la pregun- El conjunto de todos los ritmos naturales forma «la música del universo»,
ta ¿quién eres? se contesta contando la propia historia. que el hombre es capaz de oír e «interpretar» (es decir, conocerla y expresarla).
Por otra parte, el sentido de la vida humana (8.5) y de las cosas en general, Esta «razón musical» del universo se basa en algo muy sencillo: los ritmos signi-
y la propia identidad personal, sólo aparecen cuando se relaciona con un princi- fican repetición y regularidad, y ·por tanto semejanza de los ciclos, de las situacio-
pio y un final temporales (12.8), es decir co_n sus orígenes y su destino. Y los orí- nes y de los seres entre sí: «el rriundo ya no es un teatro regido por el azar y el ca-
genes sólo se pueden conocer de forma narrativa(-; ya se trate del mundo, de un pricho (1.8, 8.8. 1), las fuerza i ciégas de lo imprevisible: lo gobiernan el ritmo y
<f pueblo, de una familia o de una persona. Por tantoLla memoria es la que ha.E!:..Po- sus repeticiones y conjunciones» 33 • Ese ritmo y medida constituye la ley de las co-
sible la jdentidad de_las p~r_§onas e institucionesJnos dice quiénes..s_OJP..9.s. de dón- . sas humanas y naturales (11.1 ).
de venimos, dónde estamos, etc. Esto explica el constante afán del hombre de re-
cuperar, conocer y conservar sus propios orígenes. Sin ellos, se pierde la
iuentiuau, y con ella la posibiliuat.! Je ser reconm:iuo (3 .3) y ue reconocerse a uno 3.5. LA PERSONA COMO SER CAPAZ DE TENER
mismo. Si yo no sé quién es mi padre, me falta algo decisivo, y no puedo recibir
nada de él. Así se ve la articulación de lo que el hombre es con la situación pasa- Hasta aquí .hemos hablado de las notas o rasgos de la persona (3 .1-3.4).
da de la que proviene. Todas ellas, por así decir, están en el orden del ser, son completamente radicales y
Sin embargo, el hp¡11l}reno depende d_el.t_o do del pasado, porque tiene capaci- profundas. La pregunta ¿quién es el hombre? se dirige a su mismo ser, que es un
dad creador'!J(en 3.2.1 se dijo que la intimidad es un guardar deJ qu-e brofüñn ove- ser personal, un quien, un alguien. En los siguientes epígrafes (3 .5 y 3.6) tratare-
dades) . A lo largo del tiempo pueden aparecer asuntos nuevos, que no están precon- mos en cambio de responder a esta otra pregunta: ¿qué es el hombre?, y por eso
tenidos en el pasado: la int~ligencia tiene carácter creador, es capaz de inventar, de hablaremos más bien de las dimensiones esenciales de la persona, es decir, aque-
producir innovaciones. La creatividad de la inteligencia es otro modo de salirse del llas que expresan su operar, su actividad, en suma, su naturaleza o esencia.
flujo monótono de la temporalidad. «La estructura de la vida consiste en ser radical ¿Quién es el hombre? es una pregunta que se dirige a su ser personal, singular e )
innovación: la vida es siempre nueva .. . El hecho decisivo es que en cualquier fase irrepetible; ¿qué es el hombre? se plantea su naturaleza o esencia, aquello que to- /.
de ella se inician nuevas trayectorias, y por tanto surgen novedades» 29 • dos tenemos en común.
Pero en la temporalidad de l<i~ _vi_da humana no todo es novedad 30 • Según se
dijo ( 1.1 . 1), es _![cjf ca y rítmicq: en ella se suceden movimientos y acciones que
vuelven a comenzar, a los cuales les acompañan sentimientos que forman «la mú- 31. J. Rof Carballo ha subrayado enérgicamente que nuestra imagen del mundo ha recuperado la
sica del alma» (2.5).[Los ritmos de la vida humana son, en pdmerlugar._orgáni- idea de la armonía y el Iiempo cíclico, tan abandonada en el positivismo. y ha puesto en juego las fun-
cos, pero además están ligados a los ciclos cósmicos,J:omo en todo ser vivo ciones «holistas», propias del hemisferio derecho del cerebro, que atienden a la visión global. frente a
la lógica abstracta, más propia del hemisferio izquierdo. En este sentido, los valores ecológicos y femi -
( 15 .2): la sucesión de los días, las estaciones y los años tiene un origen astral, pues nistas (4.8) son un desarrollo de esa tendencia, frente a la tecnocracia y el machismo: cfr. J. Ror-
CARBAU.O, El camino inexorable de la nueva cultura, Atlántida, 9, 1992, 77-82.
32. La temporalidad rítmica del cosmos es el fundamento del reloj, con el cual el hombre mide
29. J. MARlAS, La feli cidad lt11111a11a. Alianza, Madrid, 1988, 270. el tiempo. Pero el ritmo es natural, el hombre se lo encuentra ya dentro de la vida.
:10. El .:apítulo 15 se dedicar;\ a una a111rnpalogía de la temporalidad en la cual se amplían las in- 33. O. PAZ. los hijos del limo. Del romanticismo a la vanguardia, Scix Barral, Barcelona, 1974.
dicaciones de este epígrafe. 95. Citado por A. LLAKO, la nueva sensibilidad, cit., 216.
1111
1 1

FUNDAMENTOS DE ANTROPOLOGIA U PERSONA 91


90

1 Para responder ahora a la segunda pregunta, hemos de comenzar aludiendo corporalmente, agarrándolo con la mano o poniéndolo encima de su cuerpo: se tie-
al ~spíriw ( 17 .1O), el cual Sy define por tres n_()~asl4: apertura, actividad YJ?!!!!: ne un martillo, se tiene puesto un vestido, etc. El poseer con el cuerpo se refiere a
si_ó.n.. Las dos primeras han sido descritas al hablar de la intimidad, la manifesta- cualquier instrumento técnico de los que el hombre necesita para cocinar, cazar,
~ión, el diálogo y el dar, que son el modo en que el hombre se abre y actúa. La per- hacer fuego, viajar en un vehículo, domesticar animales, cultivar la tierra, etc.
sona posee mediante el conocimiento, del cual también s~, habló (1 .6, 2.~) : Pero Como veremos, la relación del hombre con el medio físico en el que vive (4.1) se
una consideración más detenida de la posesión (que tamb1en conlleva act1V1dad), realiza mediante estos instrumentos, que son como prolongaciones del cuerpo hu-
nos permite acceder a 1111a nueva definición del hombre. mano (4.2).
Suele definirse a éste como el animal raciona/35 • Esta definición es válida, El segundo nivel del tener es la aprehensión cognoscitiva de objetos. Es, por
pero quizá algo insuficiente, porque resume demasiado. El hombre ti~!'!~ ~a__z<jn,_es tanto, el tener cognoscitivo (l.6.1 ). Si el hombre no conociera, no sería capaz de
racional, y la razóo_es he.ge.lltónica__en él (2:7). Pero ta_mb~l) -~~ne_Q!_~as d1mens10- fabricar instrumentos. Por tanto, el primer nivel del tener depende del segundo.
nes, que hemos llamado facultad~]cl.l): voluntad, sentim!~_l1t_9.~_ !"..'!<!~cias Y Esta es una observación obvia, pero importante. Aunque en los dos primeros ca-
apetitos, conocimiento sensible ... Por tanto[e~~'!.S._ll!l __S.l?:~~~az cj_c:_ te!zer, un pítulos ya se describieron las facultades cognoscitivas, en el capítulo 5 trataremos
poseedor. Las dimensiones operat!vas o esenciales de la persona_J.su capac:~dad _de de los distintos tipos de conocimiento.
acción -y operación&ay que entenderlas a pa~ir de esta capacidad de poseer.su_s El tercer nivel del tener es el hábito. Al hablar de la plasticidad de las tenden-
acciones y operaciones dentro de sí;Ile modo inmanente. Por eso, podemo~_ def1- cias dijimos (l.7 .3) que es una inclinación o tendencia 1w natural, sino adquiri-
e~ ~- d d · '
1 . , nir a la persona humana ..S~-º un ser capaz de tener, «el ser capaz e e~t~!~w» da. También se dijo (2.2) que hay un pensar habitual, como saber multiplicar o
(L. Polo). hablar francés . Asimismo, al hablar de la educación como camino para lograr la
.La ~ªpac!~_ad humam1_de tener se puede despleg~r a ~~'!".'~~ d~l ~1:1egi~ "'! de ~a armonía psíquica, dijimos que ésta se puede lograr mediante el acostumbramien-
in~~ljge.n~ia . ;\fI!.bas maneras culminan en _una tercera, que es una poses~o~__mas to: hábito y costumbre son casi lo mismo. Pues bien, tener hábitos es el modo más
permanente y estable: los hábitos. Así pues, son tres escalones, ordenados de infe- perfecto de tener, porque los hábitos perfeccionan al propio hombre, quedan en él
3
rior a superior, pues cad·aüñO de ellos es más perfecto que el anterior •: 1) !e.ner de modo estable. Cuando el hombre actúa, lo que hace le mejora o le empeora, y
con _q]_<;Itf!_!po; 2) tener según la. inteljgerg:ia; 3) tener enfo~f!l_<! 4e_. ~áb!t_C?!:. Estos en definitiva le cambia. La acción humana es el medio por el cual la persona se
últimos, por su importancia, requieren una explicación especiaP •
1
realiza como tal3 8, porque con ello adquiere hábitos. Hablaremos aquí brevemente
de éstos, aunque saldrán a colación muchas otras veces (6.4, 12.11 ).

3.5. l . Los tres niveles del tener: técnica, conocimiento y hábito


3.5.2. Los hábitos en la vida humana
El primer nivel es el tener físico . El verbo tener s_e emplea normalmente para
expresar este tener con el cuerpo. Esta expresión significa que uno «tiene» algo Un hábito se puede definir como una disposición estable que inclina a deter-
minadas acciones, haciéndolas más fáciles. Un hábito sólo se adquiere por repeti-
ción de actos, pol'que produce un acostumbramiento y un fortalecimiento que da
34. «los rasgos característicos del espíritu son los mismos que los de toda vida, pero llevad~s ~ facilidad para su acción propia. Las observaciones que hay que hacer aquí son
su grado más alto. Son: apertura, aclividad y posesión . Son, al mismo ti~m.po •. l~s ra~gos caractenst1-
principalmente tres:
cos de la libertad. Ser espíritu significa estar abierto, trascender la propia md1v1dua/1dad en forma de
enriquecerse con otros seres. Significa, en segundo lugar, tener una aclividad Jan poderosa que esté por 1) Hay varias clases de hábitos, al menos tres:
encima del mero desplazamiento, del cambio. Y, en tercer lugar, significa capacidad de poseer, espe-
cialmente de poseerse a sí mismo», R. ALV!RA, Reivindicación de la voluntad, EUNSA, Pamplona, a) Hábitos técnicos, manuales, que consisten en ciertas destrezas en el mane-
1988,202. . jo de instrumentos o en la producción de determinadas cosas. El término «a rte»
35 . Aristóteles lo define más bien diciendo que «el hombre es el único animal que posee razón», ( 12.7), aplicado en sentido coloquial, puede expresar esta destreza: el arte de fa-
Política, 1253a 10, aunque se le atribuye también la expresión «animal racional'.". cfr. l. ~EKKER,
bricar zapatos, cerámicas, etc. También puede expresarla la palabra «técnica»: la
Aristotclis Opera, Bcrlin, Gruyter, 1961, vol V. Index Aristotelicus, 60b. Esta defimc16n ha s1~0 reto-
mad a y ampliada por L. POLO, en Elica, ci1., 109. Como ya se ha dicho, las notas de la persona md1ca_n técnica de dominio del balón, la del piloto de aviones, etc.
su ser. su libe rtad ; el desarrollo del hombre como ser capaz de tener indica su naturaleza: ambas consi-
deraciones no pueden separarse.
36. L. POLO, Tener l ' dar, en Estudios sobre la Laborem Exercens, cit., 201-230. 38. Esta es la idea básica de la antropología personalista de K. Wonv1 A Pn P o • M•· - ·· , --"
37 . Cfr. L. POLO, EÍica, cit.. 112-113. cil.. 110· In ront:---'~- , _ ·-
FUNDAMENTOSDEANTROPOLOGIA LA PERSONA 93
92

b) Hábitos intelectuales, a los cuales ya nos hemos referido (2.2) llamándo- «El hombre no hace 11ada sin que al hacerlo no !Je produzca alguna mod(fi-
los pensar habitual, por ejemplo, saber multiplicar, hablar francés, etc. cación de su propia realidad»". Esto quiere decir que las acciones que el hombre
lleva a cabo repercutén siempre sobre él mismo, aunque sea en pequeña escala:
c) Hábitos del carácter. Son los que se refieren a la acción, a la conducta: «nada funciona sin que al funcionar no se modifique: la máquina, el animal, el se r
inclinan a comportarse de una determinada manera porque nos hacen ser de un de- humano, en tanto que la acción repercute en él»". Por ejemplo: un coche, cuando
terminado modo (2.5). Por ejemplo, el hábito de sonreír con frecuencia; el hábito hace un viaje, se desgasta, aunque sea poco. Del mismo modó, el ser humano re-
de fumar un cigarro después de comer; el hábito de recrear mundos imaginarios sulta afectado por sus propias acciones: lo que hace no es un producto que él arro-
mientras damos un paseo; el hábito de avergonzarnos por cualquier cosa, por je de sí de modo indiferente, sino que le afecta. «El hombre es aquel ser que no
ejemplo, hablar en público; el hábito de mentir... El carácter, de hecho, está for- puede actuar sin mejorar o empeorar>>43 •
mado por una serie de hábitos de conducta y modos de reaccionar que tienen su
base en la síntesis pasiva (2.8) y en la educación que uno haya ido adquiriendo." Dicho de otro modo: no se puede considerar el fruto del trabajo y de la ac-
ción humana sin considerar en qué estado queda el hombre que lo reali:::.a .
Parte de estos hábitos se refieren aldominio de los sentimientos y de las ten- También él sufre un desgaste o una mejora. Cuando uno desprecia, se convierte
dencias. Son aquellos de los que tratamos al hablar de la armonía psíquica (2.8). 1 en un despreciador; cuando uno comete una injusticia, se convierte en injusto",
1
La ética trata sobre ellos, y los divide en positivos y negativos. A los primeros los · cuando uno hace una chapuza, se ha empezado a convertir en un chapucero. No
llama virtudes, y a los segundos vicios. Cuando tratemos del crecimiento de la li- basta preocuparse de si un productor fabrica un buen producto (unos zapatos) :
bertad (6.4), precisaremos su concepto y lugar en la vida humana, aunque por lo hay que preocuparse del productor mismo (su preparación técnica para fabricar
1
ya tratado se puede concluir que proporcionan armonía o disannonía del carácter 1
los zapatos, su estado anímico, su identificación con la empresa, su situación
1
y de la conducta. moral, familiar y cultural). La preocupación por los recursos humanos en el
2) ¿Cómo se adquieren los hábitos? Se ha dicho ya que, sobre todo, median- mundo de la empresa (13 .9) apunta en esta dirección: ¿qué les pasa a los hom-
te el ejercicio de las acciones correspondientes: ¿cómo se aprende a conducir? bres cuando realizan determinadas acciones o cuando trabajan en tales o cuales
1
conduciendo; ¿cómo se aprende a no ser tímido? no siéndolo, etc. Es muy impor- 1 condiciones?
¡
tante ser consciente de que los hábitos se adquieren con la practica. No hay otro i p¿;.- tanto, la acción humana repercute sobre el hombre, lo modifica, para
modo·". Y la repetición de actos se convierte en costumbre, y la costumbre es l
mejorarlo o empe()r<lrlo. A esto se le ha llamado carácter cibemético de las accio-
como una segunda naturaleza, según reza el dicho. El hombre es un animal de cos- nes lzumanas•s: En efecto, el hombre se parece en cierto modo a un sistema infor-
tumbres, porque m naturaleza se desarrolla mediante la adquisición de hábitos. mático o cibernético, en el cual hay un circuito de salida y otro de entrada. Lo que
La importancia de las costumbres en la vida humana es enorme (9.4, 11.8), el sistema produce (circuito de salida) incide de nuevo en el propio sistema (cir-
porque no son otra cosa que los hábitos de una comunidad humana determinada . cuito de entrada), modificándolo. Esto es conocido como efecto feed-back o efec-
Una vez que se adquiere una costumbre, resulta difícil cambiarla, incluso aunque to de retroalimentación : por ejemplo, en la Segunda Guerra Mundial ya se expe-
se desee hacerlo (basta recordar cuánto cuesta dejar de fumar): el hábito crea una rimentaron cañones que corregían el tiro automáticamente (circuito de entrada),
inclinación o condicionamiento natural, físico y psicológico, que puede llegar a según los impactos conseguidos (circuito de salida). Este modelo cibernético, apli-
ser muy fuerte. cado al hombre y a la sociedad, tiene gran importancia. Más adelante volveremos
sobre él (5.2). ·
· 3) Como se ha dicho, los hábitos so11 importantes porque modifica11 al suje-
to que los adquiere, modulando su naturaleza de una determinada manera, hacién-
dole ser de un determinado modo . Por ejemplo, el hábito de fumar produce cáncer
de pulmón, según parece, en muchos casos. Construyendo casas o tocando la cíta- 41 . L. POLO, El conocimiento habitual de los primeros principios, Universidad de Navarra .
ra unos se hacen buenos constructores o citaristas y otros malos'°. Cometiendo in- 1993, 55.
42. Id.
justicias o actos cobardes, uno se hace injusto y cobarde.
43. L. POLO, t:tica, cit., 102.
44. Toda la ética de Platón, inspirada en la actitud de su maestro Sócrates ante la mucne. na<"C de
esta pregunta: ¿es mejor sufrir injusticia o cometerla? Cfr. Gorgias, 469d. Aunque pare7.ca una par:iuo·
39. i\RISTÓTl' l.l'S. frica" Nictimaco. l 103a 25 y ss.: «lo que hay que hacer después de haber ja. es mejor sufrirla. porque al cometerla, nos hacemos injustos , y nuestro crimen nos acornpaíln ~ i ~ 111 -
pre, cosa que no sucede en caso de sufrirla. De esta pregunta pende todo el problema del mal y de In JU~ ·
aprend ido. lo aprendemos haciéndolo; por ejemplo, nos hacemos constructores construyendo casas, y
ticia en el mundo ( 16.6. 16.9).
citaristas tocando la cítara. Así también. practicando la justicia nos hacemos justos,..
45. L. POLO, E1ica, cil., 98.
40. ltf.. ) JQJb ) y SS.

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94
FUNDAME!VTOS DE A!VTROPOLOGIA LA PERSONA
95
3.6. LA NATURALEZA HUMANA
La teleología parte del hecho de que existe un orden en el universo ( 11 .2), en
La pregunta¿ qué es el hombre? busca, como dijimos (3.5) aquello que to- los seres vivos. Ese orden no está dado todavía en las condiciones iniciales, sino
dos tenemos en común. A esto se le suele llamar esencia o naturaleza, términos que es aquello hacia lo cual tienden los seres. Es 1111 orden dinámico, y lleva con-
que resultan siempre problemáticos, por su complicado contenido filosófico. De sigo despliegue y plenitud o perfección. Esto es especialmente claro en el caso de
hecho, el debate acerca de qué sea la «naturaleza humana» ha dado lugar a inter- los seres vivos: su plenitud se alcanza tras el crecimiento. El orde11 significa armo-
pretaciones tan variadas y polémicas tan inacabables que, antes de estudiar en qué nía y belleza, plenitud y perfección de las cosas (7.5) 49 • Aquí estamos tratando de
consiste, se hace preciso esclarecer los conceptos de naturaleza en general, y na- mostrar desde el principio que lo más importante en el hombre son los fines, es de-
turaleza humana en particular. Para ello hemos de volver sobre conceptos ya cir, aquellos objetivos o estados plenamellte desarrollados hacia los cuales el
mencionados al principio. Estamos en un terreno donde conviene despejar los hombre tiende y se inclina. Esos estados «finales» o teleológicos son bellos, her-
equívocos. mosos, como se dijo al hablar de la armonía del alma, porque constituyen la per-
fección humana.

3.6. l. La teleología natural


3.6.2. Dificultades del concepto naturaleza humana
Una de las características de los seres vivos es la tendencia a crecer y desa-
rrollarse hasta alcanzar su te los ( 1.1. I ), que significa al mismo tiempo fin y per- Para entender correctamente qué es el hombre y qué es Ja naturaleza humana
fección . Por otra parte, el bien es aquello que es conveniénte para cada cosa es importante evitar, de nuevo, la tentación del dualismo. Sería dualismo, en efec-
( 1. 7 .1 ), por¡¡ u e la completa, la desarrolla, la lleva a su plenitud: «el bien final de to, pensar que en el hombre hay una naturaleza abstracta, intemporal, definibl e
cada cosa es sU perfección última» 46 • Así pues, el bien tiene carácter de fin, y am- mediante unos axiomas científicos o unas leyes generales, como las matemáticas.
bos significan perfección. · Este ha sido un modo frecuente de explicar al hombre durante los siglos XVII-
XIX. Todavía hoy se tiende a contraponer ese modelo al modelo historicista o re-
Este es un planteamiento clásico que se aplica principalmente al hombre: la
lativista, según el cual lo que el hombre es no lo vamos a encontrar en una teoría
naturaleza del hombre es precisamente el despliegue de su ser /~asta alcqnzar ese
general, abstracta, intemporal, sino, por el contrario, en cada situación históri ca
bie11final que constituye su perfecció11. Todos los seres alcanzan su verdadero ser
concreta, y sólo ahí: la verdad del hombre sería relativa a cada época, a cada cul -
cuando culminan el proceso de su desarrollo, pero esto se da especialmente en el tura, etc.
hombre. Aristóteles decía que la naturaleza de algo es Jo que una cosa es una vez
cumplida su génesis". Así pues, la naturaleza de todos los seres, y especialmente Tan dualista es el racionalista que pretende hacer una ciencia exacta del hom-
del hombre, tiene carácter final o teleológico (de «lelos», lo «teleológico» es lo bre, como el que dice que la verdad de éste es esencialmente histórica, relativa, y
perteneciente al «lelos »). que lo que «el hombre» es sólo se puede responder diciendo lo que es Fulanito o
Menganito, y no el hombre en general. Para unos, la naturaleza humana está, por
La teleología ha sido muy criticada desde el racionalismo y el vitalismo por-
así decir, por encima del tiempo y del espacio, impertérrita. Para otros, no existe
que se ha interpretado como una imposición exterior a los seres, que les impide ser
«espontáneos» y libres. Se interpreta entonces «teleología» como algo extraño a
las cosas, impuesto o introducido en el interior de ellas, y que las violenta secre-
jican a lo largo del proceso, y aparecen variables que no estaban al pdncipio. Esta idea de condicio11 ·s
tamente. Sin embargo, la interpretación correcta de Ja teleología es simplemente iniciales totalmente determinantes pertenece a un paradigma científico hoy ya insuficiente ( 1. 1. I , n w
ésta: despliegue, desarrollo de las propias tende11cias hasta perfeccionarlas. La 3): aquel que inauguró la ciencia físico-matemática del siglo XVII, y que se basa en una física de tip
teleolnRía de 1111 ser es su dirección hacia la plenitud de la que es capaz••. mecánico, cfr. L. POLO, Introducción a la filosofía, cit., 122-123. Actualmente la consideración teleoló-
gica está siendo utilizada profusamente en la biología y en otras ciencias, sobre todo mediante la noción
de sistema, que es un conjunto de elementos interrclacionad~s. La Teoría General de Sistc111a.1· estu(li11
los elementos y leyes de los sistemas, y puede aplicarse a muy diveros ámbitos, tanto físicos. rnmo quí-
46. TOMÁS DE AQUINO, In I Ethic., lect. X: «Bonumfinale cuiuslibet rei est eius ultima perfectia». micos, biológicos, sociales, etc.
47 . Política, 1252b 35.
49. Los equívocos acerca de la teleología se aclaran cuando se identifica causa fin al y orden: " i11
48. Esta noción de teleología se contrapone a la de condiciones inciales, propia de la concepción orden el universo se viene abajo; por tanto, la influencia causal del orden se ha de tener en cuern a... Ln
científica positivista, según la cual todo lo que un ser puede llegar a ser ·está determinado o preconte- causa final no es la causa posterior, sino la ordenación. Si influye poco, se va del orden al desordc11 : i
nido en los inicios. La idea de que las condiciones iniciales influyen de modo constante a lo largo de influye mucho se va del desorden al orden. Hoy se investiga bastante sobre si stemas ordenado : ¿po r
todo el proceso de despliegue de un ser es una idea inexacta, porque esas condiciones iniciales se modi- qué se ordenan o desordenan los ·sistemas? Se pregunta por la causa final», L. P OLO, lntrod11cció11 o /11
Filosofía, cit., 123-124.
% FUNDAMENTOS DE ANfROPOLOGIA LA PERSONA 97

,,1110 e11 los individuos concretos: lo que es verdadero y bueno para unos, no lo es dad, que es el bien propio de la inteligencia: abrirse a lo real" . Por tanto, lo natu-
p 111t1 otros (5 .8); la naturaleza humana sería distinta en cada caso, todo es relativo, ral en el hombre es alcanzar la verdad y el bien, a los cuales le inclina su natura-
porq ue el hombre es relativo a su propia situación . En un caso, racionalismo; en leza. Cuando decimos alcanzar, estamos indicando un largo camino, un proceso
·I otro, relativismo. trabajoso: «lo natural en el hombre no se alcanza al principio, sino al final »"'.
Ambas posturas comparten una visión dualista, según la cual la naturaleza Lo natural en el hombre, como en todos los demás seres tiene carácter de fin ,
vida) y la libertad (razón) son dos esferas separadas cuya relación es problemáti- es algo hacia lo cual nos dirigimos. Esto es muy importante captarlo bien . Se in-
n: cuando se afirma la una, la otra se nos escapa'º· El conflicto entre naturaleza y siste, si Jo natural en el hombre es alcanzar el desarrollo de sus capacidades, esto
libertad se agudizó en Europa en torno a 1800, y ha sido frecuente en algunas es- se consigue al final: al principio es sólo una aspiración, un programa, una tenden-
uelas científicas y filósoficas modernas, para las cuales, el hombre o es materia cia, deseo o inclinación. Ya se dijo (3.6.1) que, según Aristóteles, la naturaleza de
volucionada, o una libertad desarraigada, que se enfrenta a la naturaleza. Desde algo es «lo que cada cosa es, una vez cumplida su génesis»", es decir, una vez que
~ t a dicotomía, la naturaleza humana, en realidad, se identifica con la historia y la está «terminada», crecida, desarrollada, completa.
ultura . La pregunta ¿qué es el hombre? se contesta entonces diciendo: su histo- Por tanto la pregunta ¿qué es el hombre? se transforma más bien en esta otra:
rin. Lo universal pierde entonces la mayor parte de su valor. ¿qué es capaz de llegar a ser? «¿Qué hace el hombre a partir de sí mismo, como
Pl anteadas así las cosas, no se supera verdaderamente el dualismo. Sin em- ser que actúa libremente, o qué puede y debe hacer?»". Y así, descubrimos que la
bargo, el hombre tiene una dimensión i11temporal y otra temporal, y no podemos naturaleza humana lleva más allá de sí misma: «la naturaleza se. trasciende a sí
presc indir de ninguna de las dos (3.4). Los modelos explicativos anteriores tien- misma en el hombre» 56 , «el hombre supera infinitamente al hombre» (B . Pascal).
de n a afirmar uno de los dos polos en detrimento del otro. Intentaremos exponer La naturaleza humana es autotrascendencia, que es otro modo de decir apertura,
el asunto de un modo no dualista, de modo que se empiece a ver que la naturale- actividad y posesión (3.5) de aquellos fines que le son propios: «el hombre es el
za humana es libre: naturaleza y libertad se coimplican en el hombre, no pueden ser que sólo es él mismo cuando se transciende a sí mismo»n, es decir cuando va
separarse, como tampoco alma y cuerpo (17.1 O). mas allá de lo que es, hacia lo que todavía no es. Esto es libertad. Lo que el hom-
bre es hay que verlo a la luz de lo que puede llegar a ser. O dicho de otra manera :
el hombre se define más por sus necesidades, aspiraciones y requisitos que por lo
.6.3. Los fi11es de la 11aturaleza humana que de ellos posee efectivamente: «la realidad humana sólo está incoativamente
dada»58 •
Primero vamos a definir lo 11at11ral como lo propio del ser humano. ¿Qué es
lo natural en él? Lo que le es propio. Y ya hemos visto que lo propio del ser hu-
mano es ejercer sus facultades o capacidades. Lo natural en el hombre es, por tan- 3.6.4. La naturaleza humana y la ética
to, el desarrollo de sus capacidades. Ese desarrollo se dirige a un fin: conseguir Jo
que es objeto de esas facultades. Lo natural y propio del hombre es alcanzar su La naturaleza humana radica en alcanzar libremente la verdad y el bien, es
fi11. Y el fin del hombre es perfeccionar al máximo sus capacidades, en especial las decir, Jos objetos de sus facultades superiores: esto es lo que el hombre puede y
superiores: Ja inteligencia y la voluntad. Lo que corresponde a ambas es Ja verdad debe hacer. Por tanto, se insiste de nuevo, Ja naturaleza humana radica en alean-
(para la razón), y el bien (para Ja voluntad).
Ya definimos el bien (1.7 .1) como lo co11ve11iente, el objeto de una inclina-
ción, sea racional o apetitiva. Ahora definimos la verdad como la realidad cono- 52. «La verdad es el bien del entendimiento porque en ella encuentra su perfecci ón», To~1 As DE
cida". Puede parecer una definición ingenua y simple, pero de momento, hasta AQUINO, Summa Theologica, 11-11, q. 4, a. 5, ad l.
53. J . YiCENTE-J . CHOZA, cit., 448.
que hablemos por extenso de ella (5 .6), nos sirve, por una razón muy sencilla: la 54. ARISTÓTELES, Política, 1252b 32.
inteligencia busca el conocimiento de la realidad. Cuando lo logra, alcanza la ver- 55. R. SPAEMANN, lo natural y lo racional, cit., 51 .
56. Id., 43 .
57. R. ALYIRA, Reivindicación de la voluntad, 83.
50. Cfr. O. lNNERARITY , He¡:cl y t'I ro111<111ticis1110. Madrid , Tccnos. 1993. 52-53; R. SrAEMANN, 58. J. MARiAs, La felicidad humana, cit., 380. Si se unen las afirmacio nes reci én tran ~c ri tns con
Lo 11a111ral y lo racio11al. Rialp. Madrid, 1989, 24-25. Sobre esta escisión. cfr. 6.2 y 14.5, nota 41 . Sobre Ja condiciónf11turiza del hombre señalada en 3.4 se entenderán las bellas palabras de este nut or. cuyo
el racionalismo, dr. 5.1. nota l. sentido se verá más adelante (6.5, 15.2): «La realidad humana es primariamente pretensión. proyecto. y
51 . Esto puede verse en la frase coloquial : «¡Dime la verc.Jad!». Se inc.Jica ahí, simplemente, que en esto consi ste su extraño carácter de ser a Ja \ 'CZ real e irreal. El element o de irrenl idnd. de 11n nc in n·
1¡11cn ·111os .wi>cr lo q1u· rc11/111c11/<' t'.WÍ .wccilii•111/11. Eso es l~l vc rc.J~d . ción, de futuri ción, e.Je proyecto o pretensión, form a parte de la reali dad humana».

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FUNDAM/;,vros DE ANTROPOLOGIA LA PERSONA 99
98

zar el fin que te es más propio. En esta definición se ha introducido la palabra «li- je. la ética estudia cómo y de qué modo son obligatorias las normas morales. y
bremente». ¿Por qué? Porque el hombre es Libre: ya vimos (3.2.5) que es una nota cuáles son en concreto esas normas o leyes.
radical de la persona. Esto quiere decir varias cosas: De todo lo anterior interesa destacar las siguientes conclusiones:
1) que el bie11 y La verdad sólo se pueden alcanzar Libremente. Nadie que no 1) la naturaleza h11111a11a radica en un desarrollo de la persona, tal que per-
quiera puede llegar a ellos a base de obligarle. mita alcanzar los fines de nuestras facultades inteligentes o s11periores.
2) que alcanzarlos no está asegurado, porque no so11 algo necesario, sino li- 2) Ese desarrollo es libre, no está asegurado: uno colabora con las tendencias
bre; uno tos alcanza si quiere; si no, no. Es decir, los fin.es de la naturaleza _huma~ de su naturaleza sólo si quiere; de hecho puede rechazar los fines naturales, elegir
na se pueden conseguir o no. Depende. ¿De qué? De la libertad, de que me de ª.';11 otros en su lugar, etc.
fa gana. El hombre puede favorecer las tendencias naturales, pero tam?1~n. puede
ir contra ellas, como en el caso de una huelga de hambre o de un smc1d10. Por 3) Es necesario que existan unas normas morales que recuerden a la libertad
ejemplo, mentir es un acto voluntario que no favorece la búsque.da de la verdad. el camino hacia los fines naturales.
Como decía A. Camus: «el hombre es la única criatura que se mega a ser lo que 4) Aunque esas normas tienen carácter preceptivo, esas normas tampoco se
ella es»~ •
9 cumplen necesariamente: solamente si uno quiere. Pero está11 ahí porque la reali-
3) Los modos co11cretos de alcanzar la verdad y el bie11 no están dados, por- dad humana está ahí, y «tiene sus leyes», es decir, sus caminos• 1•
que es la libertad quien tiene que elegirlos. Está d~do e~ fin gen~ral d~ la natura.Ie- Como se ve, para explicar la naturaleza humana ha sido preciso aludir a las
za humana (ya se ha dicho cuál es), pero no los fmes mter~~d1os, ~1 los i:ned10s normas morales. El motivo, ya se ha visto, es muy claro: el desarrollo de la per-
que conducen a esos fines. Es decir, hay muchísimo por dec1d1r; la. onentac1~~ ge- sona y el logro de sus fines naturales tienen un carácter moral o ético. La ética,
neral está gada por nuestra naturaleza, pero ésta n~cesita que_la libertad el1{a los como ya se señaló al hablar de la armonía psíquica (2 .8), es algo intrínseco a la
fines secundarios y fos medios ( 1.7 .3). Es como. s1 todos t~v1éramos una cita ~n persona, a su educación, y, como se ve ahora, a s11desarrollo11at11ral. la ley de
Orlando: hay que llegar allí, pero cada uno debe 1r como qmera y por donde qme~ la libertad l111111ana es la ética ( 11.1, 11.3), puesto que es el crilerio de uso de esa
ra, pero tollos desde Europa. · ._ - libertad (6.3). .
4) Dado que no está asegurado que alcancemos los fines naturales ~el hom- Es imposible hablar del hombre sin aludir a las nonnas éticas : la ética no es
bre (es decir, que lleguemos a Orlando: pueden ocurrir muchas d~sgracias por el un «reglamento» que venga a molestar a los que viven según les apetece. Sin éti-
camino, nos podemos perder, cansamos, entretenemos, tener avena... ), la ~at~ra­ ca no hay desarrollo de La persona, ni armo11ía del afma. A poco que se conside-
leza humana tiene wws referencias orientativas para la libertad, es decir, t1~11e re quién es el hombre, enseguida surge la evidencia de que, por ser persona, es ne-
unas normas, una «guía de viaje». Si se cumple lo indicado en eUa, vamo~ bien, cesariamente ético. Es algo que, por decirlo así, surge del hombre mismo en
estamos un poco más cerca del objetivo de nuestras tendencias naturales. S1 no se cuanto éste se pone a actuar: es su «guía de viaje» para la acción; «la ética es aquel
cumple, .nos alejamos de él. modo de usar el propio tiempo según el cual el hombre crece como un ser comple-
La primera de las normas de esta «guía de la naturaleza humana» se puede to»". la ética ayuda a elegir aquellas accio11es que contribuyen a nuestro desa-
formular así: «¡desarrólfate, logra los bienes de que eres capaz! ¡Sé el q~e puedes rrollo natural. la naturaleza humana se realiza y perfecciona mediante decisio-
llegar a ser! ¡Sé tú mismo!» (A) . Tradicionalmente se ha formulado as1: «Haz el nes libres, que nos hacen mejores porque desarrollan nuestras capacidades, como
bien y ~vita el mal» (B) . Lo que estamos tratando de explicar en este .epígrafe es se vio en el caso de los sentimientos y la armonía del alma (2.8).
que (AJ y (B) so11 eq11ivale11tes. Como se ve, los principios (A) y (B) tienen el ca- La ética no es un prejuicio religioso ( 17.9), o una norma organizativa, p::ira
rácter de una norma moralw. Las normas morales tienen como fin establecer unos que la sociedad funcione. Es algo que está intrínsecamente metido en la natural ,_
cauces para que la libertad elija de tal modo que contribuya a los ~ne.s Y tend~n­ za humana, y sin lo cual el hombre no sabe desarrollarse como hombre: «I, ti n
cias naturales, y no vaya contra ellos, es decir, para que llegue al termino del via- hace acto de presencia desde el fondo mi smo de lo humano»'\ por eso Ja <ti n s
«la conducta emergiendo del núcleo del ser espiritual de la pcr ona». ·l '10111 /n l',
59. A. CAMUS, L'l!omme revoleé, Gallimard, Paris, 1951. 22, citado por A. MILLÁN-PuELLES, La
Ji/Jre ll{trmaciÚll tfe lllll'Sfro ser, Cit., 194. . . , . f •imhi n c nn nri -
6
60. El primer principio moral aquí mcncmnado no es el umco. Existen ntros °''" ·
100 FUNDAMENTOS DE ANTROPOLOGIA
1
o es ético, o 110 es hombre. La conexión de la ética con la naturaleza humana será 4. Técnica y mundo humano
un asunto al que habremos de volver en adelante con alguna frecuencia (6.3, 6.4).

3.6.5. La naturaleza humana como perfectibilidad intrínseca


1
Ahora sólo nos queda recoger la conclusión de los apartados anteriores. 1
Hemos dicho que los hábitos son importantes, porque modifican al sujeto que los
1
adquiere, modulando su naturaleza de una determinada manera. Acabamos de de-
cir que la naturaleza humana radica en un desarrollo de la persona, tal que permi-
ta alcanzar los fines de nuestras facultades inteligentes.
Entonces está muy claro que la 11aturaleza humana se perfecciona con los
hábitos, porque hacen más fácil alcanzar los fines del hombre. Está claro también
que el hombre se perfecciona a sí mismo adquiriéndolos: es entonces «el perfec-
cionador perfectible»"', en cuanto que se perfecciona a sí mismo.
Asimismo está claro que la naturaleza humana radica en la capacidad de
perfeccionarse a sí mismo que el hombre posee, hasta alcanzar ·su fin . Por tanto, 4.1. EL HOMBRE Y EL MUNDO NATURAL
podemos definir al hombre como un ser intrínsecamente perfectible. En esta defi-
nición el término «intrínsecamente» alude a que el hombre se perfecciona a sí mis- La persona humana está instalada en el espacio (3.4). El ámbito y horizonte
mo desde dentro, desde la libertad: o se perfecciona él mismo, o no se puede per- deñtro del cual los seres se le muestran forman su mundo circundante (2.3), den-
fcccio11ar de 11i11.~1111a manera. Por tanto, es de la libertad de quien depende tro del cual se encuentra ya existiendo. El «mundo» es el «ámbito o dónde en que
alcanzar la plenitud humana que se llama felicidad. · están las éosas y en que estoy yo»'. El mundo exterior en el cual el hombre vive es
Con todo lo dicho quizá ha empezado a quedar claro qué es el hombre. De to- físico, material, y considerado en su conjunto recibe el nombre de Naturaleza: el
dos modos se trata de una respuesta muy general, incluso demasiado abstracta, planeta Tierra es quizá su más visible y global unidad. La persona humana no es
puesto que, por ejemplo, el bien y la verdad 11osotros los e11carna111os siempre en concebible fuera de esa instalación material, corpórea y espacial que es su mundo
los valores y modelos (5.5) que realmente nos importan y nos mueven a actuar: na- circundante: su vida se despliega en ese medio y a través de él.
die actúa «por el bien», sino porque le gusta el vino, el fútbol (15.8) o la música La peculiar síntesis de corporalidad e inteligencia (1.5) que es el hombre le
rock ( 15.9), que son para él valores principales. Por tanto, si queremos ver lo que da una relación también peculiar con ese mundo exterior. El no es una simple par-
el hombre es a la luz de lo que puede llegar a ser, es preciso entrar cuanto antes te de la Naturaleza y de los seres y lugares que ésta contiene, sino que puede dis-
en un planteamiento más concreto de su actividad. Empezaremos por el tener cor- 1
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tanciarse de ella, trascenderla, moverse a su través y a sus anchas, y también usar-
poral y la situación física en la que el hombre vive. Más tarde nos referiremos al ·I la como medio y como fuente de recursos : «para el modo humano de vivir, lo que
lugar del conocimiento en la vida humana, y después trataremos de la libertad con llamamos naturaleza no es tan sólo una circunstancia material, sino también -y
la que actúa, lo cual nos enfrenta con los grandes temas de la antropología: las re- ello es más decisivo- un conjunto de «disponibilidades». Cierto que, al mi smo
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laciones interpersonales, el sentido de la vida, la vida social, etc. Así discurren los 1
tiempo, es la naturaleza para el hombre un enraizado sistema de resistencias. En
siguientes capítulos, que constituyen la parte central de este libro. ! cualquier caso, representa algo con lo que hay que contar para hacer nuestra
vida ... Para vivir, tenemos que agregar a nuestras disponibilidades naturales nues-
tros propios recursos ... La naturaleza se nos muestra como el ámbito universal y

1. J. MARÍAS, Antropología metafísica, cit., 110. Como se dijo en 3.4, «el hombre» no e~ un Clll l'
abstracto e intemporal, sino una persona situada o instalada en un lugar y en un 1iernpo dc1c1111 !1111d11,,
dentro de un mundo natural y humano. Una parte importante de la filo so fía del siglo XX . ~ i ~ 11 1 c 11d o In
in spiración de S. Kierkegaard y E. Husserl, se ha acercado a la realidad humana dc ~ dc csrn r c • ~ PC• lll ,\
e,.¡. Id.. :no. cfr. M. HEIUEGGER, Ser y tiempo, cit.• & 12-13. &29-30.

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