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El Arte de La Meditación
El Arte de La Meditación
EL ARTE DE LA
MEDITACIÓN
POR JOEL S. GOLDSMITH
EL ARTE DE LA MEDITACIÓN
POR JOEL S. GOLDSMITH
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-SALMO 127
EL ARTE DE LA MEDITACIÓN
POR JOEL S. GOLDSMITH
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EL ARTE DE LA
MEDITACIÓN
EL ARTE DE LA MEDITACIÓN
POR JOEL S. GOLDSMITH
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PRACTICANDO LA PRESENCIA
UN PARÉNTESIS EN LA ETERNIDAD
ELEVÁNDONOS EN CONCIENCIA
TRANSFORMACIÓN DE LA CONCIENCIA
EL MAESTRO HABLA
LA VIDA CONTEMPLATIVA
RECONOCIMIENTO DE LA UNICIDAD
EL CAMINO INFINITO
EL ARTE DE LA MEDITACIÓN
POR JOEL S. GOLDSMITH
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CONTENIDO
PRIMERA PARTE
MEDITACIÓN - LA PRÁCTICA
I El Camino
II El Propósito
III La Práctica
IV La Unión Indisoluble
V Las Dificultades
SEGUNDA PARTE
MEDITACIÓN - LA EXPERIENCIA
IX Mía es la Plata
XIII No Temáis
XV La Hermosura de la Santidad
TERCERA PARTE
MEDITACIÓN - LOS FRUTOS
EL ARTE DE LA MEDITACIÓN
POR JOEL S. GOLDSMITH
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PRIMERA PARTE
MEDITACIÓN-
LA PRÁCTICA
EL ARTE DE LA MEDITACIÓN
POR JOEL S. GOLDSMITH
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CAPÍTULO I
EL CAMINO
"Haya en vosotros esa mente que hubo también en Cristo Jesús. Aquél
que levantó a Cristo de los muertos, avive también vuestros cuerpos
mortales con Su Espíritu que mora en vosotros". Debemos esforzarnos por
obtener ese mismo Espíritu que levantó a Jesús de la muerte; no diciendo ni
declarando que eso es así, no enseñándolo ni predicándolo -sino debido a
que contamos con 'esa mente'. Obtener o contar con 'esa mente' requiere
esfuerzo, aunado a la gracia de Dios. La gracia de Dios es el factor más
importante, porque sin ella, ninguno tendría la fuerza para continuar en la
senda que lleva a la concientización de Dios. Sin la gracia de Dios ninguno
podría tener ni siquiera el deseo de comenzar la búsqueda, dejando por la
paz los arduos pasos que hay que dar.
Existe un área en la conciencia, revelada por medio de la meditación, a
través de la cual nos volvemos instantáneamente uno con Dios, con todo ser
espiritual y con la creación, y por medio de la cual hallamos todas las formas
de bien, disponibles al instante. Esta área de la conciencia ha sido descrita
como: un Mar del Espíritu, el Alma universal o divina, el Padre interior. Al
alcanzar el contacto consciente con este Mar del Espíritu o Padre interior,
hallamos al Amor divino vertiéndoSE en expresión, para que ya no vivamos
más sólo por esfuerzo personal, sino por gracia. En lugar de buscar nuestro
bien en personas o cosas, aprovechamos esta Alma universal y nos
convertimos en espectadores de Su actividad que vierte aquellas ideas que
se convierten en formas humanas de bien, necesarias para nuestra
experiencia presente. Sólo a medida que aprendemos a mirar adentro,
hacia esto Infinito Invisible, es que comenzamos a entender la naturaleza de
la gracia.
En lugar de buscar o desear algo que ya existe como forma o efecto,
aprendamos a volvernos hacia el interior y dejar que el bien se revele desde
la Fuente divina, desde lo Infinito Invisible. Que el hombre de negocios y el
profesional vean a la Divinidad interior; que el enfermo y el pecador busquen
curación y perfección, desde el interior; que cada uno de nosotros esté
siempre alerta, observando la revelación de la conciencia como formas
nuevas y más ricas, de bien, experimentando la abundancia de la vida -por la
gracia. Comprender que el Alma es el almacén eterno de todo bien, es
permitir que la actividad del Cristo actúe en nuestra experiencia.
Atraigamos nuestro bien desde la infinitud de nuestro propio ser, desde el
reino interior. Al tocar ese centro, el Padre revela nuestra herencia de
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LOS CAMINOS
-John Oxenham*
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De Poemas Selectos, de John Oxenham.
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POR JOEL S. GOLDSMITH
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CAPÍTULO II
EL PROPÓSITO
Una sola cosa he deseado: que pueda yo conocerte a Ti. ¡Una sola
cosa! Mi corazón clama: "Dios, ábreTE a mí, revélaTE a mí. No importa
cómo Te reveles a mí, si en la riqueza o en la salud, en la pobreza o en la
enfermedad; sólo revélate a Ti Mismo. En Tu presencia hay seguridad,
protección, paz y gozo".
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infinito, Dios es todo cuanto hay. Dios nos constituye a 'ti' y a 'mí'; Dios
constituye nuestra vida, mente, alma y ser, tal como el oro constituye el
anillo. El oro es la substancia; el anillo es la forma. Dios es la substancia; el
individuo es la forma como Dios aparece. Dios es la esencia de nuestro ser -
la vida, alma, mente, espíritu, ley, continuidad y actividad. Dios es el todo, y
el todo del ser individual, ya sea santo o pecador. El grado en que la
santidad es expresada por un individuo, depende por completo del grado del
reconocimiento consciente de unicidad con el Padre. La capacidad para
pecar en un individuo depende del grado del sentido de separación de Dios.
Por cierto, este sentido de separación es todo cuanto constituye la
naturaleza humana.
No somos seres humanos como parecemos; somos seres puros y
espirituales. No es que haya dos seres separados, el ser humano y el ser
espiritual; tan sólo es que un ser humano está admitiendo un sentido de
separación de Dios. No podemos ser separados de Dios, pero podemos
aceptar un sentido de separación de Dios. En el instante en que ese sentido
de separación comience a desaparecer, la naturaleza de el Cristo o la filiación
divina, será revelada. El retorno del hijo pródigo tiene lugar sólo dentro del
propio ser como una actividad en la conciencia, y en el momento en que
pone sus pies en dirección a la casa del Padre, en ese instante ha entrado a la
senda espiritual.
No nos pre-ocupemos por estar en la senda espiritual. Si no fuera por
la gracia de Dios, no estaríamos alcanzando el reconocimiento de nuestra
filiación divina. En la experiencia de toda persona llega cierto momento
cuando es penetrada por un rayo de Dios, cuando un toque de Dios irrumpe
en su conciencia, no debido a la persona en sí, sino a pesar de ella. Desde el
instante en que el rayo la toca, el fin es inevitable: encontrará su camino
junto al trono de Dios.
Para el sentido humano el camino espiritual de vida parece imposible,
efímero e intangible de alcanzar. Pero en realidad es lo más tangible; lo
más real en todo el mundo es el Espíritu o Dios. Una vez que esto es
percibido, las cosas del mundo -el dinero que usamos para comerciar,
nuestras casas y relaciones -tomarán su justo lugar como símbolos externos
de la gracia o efectos del Espíritu. Son estos símbolos o efectos, lo que
cambia. Mientras los hombres y las mujeres vivan sólo de pan, por el
esfuerzo y la lucha que implica la actividad humana; en tanto que dependan
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una luz para todos aquéllos que tocan nuestra conciencia. Este es el
propósito de la meditación: que cada uno pueda alcanzar un grado mayor de
esa luz por medio de la experiencia de el Cristo.
Una vez que hayamos alcanzado este contacto con nuestro Ser interno,
seremos libres: ya no estaremos más bajo la esclavitud de ningún hombre,
circunstancia ni condición. Seremos libres en Cristo y entonces es que
podremos decir:
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CAPÍTULO III
LA PRÁCTICA
nuestras escalas musicales, que algo ocurre tanto en la mente como en los
músculos. Quizá se requiera de todo un año de práctica antes de que
alguna habilidad sea alcanzada. La habilidad final no puede medirse en
horas, días, o inclusive meses, de práctica.
Lo mismo sucede con la meditación. Hemos hecho un comienzo desde
el primer instante en que cerramos nuestros ojos y reconocimos:
"Yo nada puedo por mí mismo... El Padre que mora en mí, Él hace las
obras". El significado de la primera parte es inmediatamente evidente; pero,
¿qué significa la declaración de que: "el Padre que mora en mí hace las
obras"? ¿Qué es el Padre dentro de mí? ¿Quién es este Padre dentro de
mí? Sabemos que cuando Jesús hizo esa declaración se estaba refiriendo a
Dios. Entonces debe significar que Dios, dentro de mí, hace las obras. Jesús
habló de su Padre y de mi Padre, así que pareciera estarnos diciendo que hay
un poder-Dios -algo adentro que hace las obras. El mismo Padre que estaba
en Cristo Jesús, también está en mí. Este Padre dentro de mí, este Ello, es
mayor que el que está en el mundo, mayor que los problemas del mundo. La
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Vida, Inteligencia y Sabiduría que están dentro de mí, son mayores que
aquello que está en el mundo; son mayores que mis enemigos, mayores que
mis enfermedades, mayores que mi ignorancia, mayores que mis temores,
mayores que mis dudas, incluso mayores que mis pecados.
"Yo todo lo puedo por medio de Cristo que me fortalece". Este Cristo es
el Padre dentro de mí, el Poder divino interior del que Jesús dijera: "Jamás te
dejaré ni te abandonaré". El Padre interior, el Cristo que me fortalece, jamás
me dejará ni me abandonará. Antes que Abraham fuera, este Padre ya
estaba dentro de mí y estará conmigo incluso hasta el fin del mundo. Es una
Presencia y Poder que han estado conmigo desde el principio de los tiempos,
incluso cuando yo no sabía que Ello estaba ahí, y que Ello estaría conmigo
por toda la eternidad.
Estará conmigo sin importar donde esté yo: Si hiciera mi lecho en el
infierno,. si caminara por el valle de sombra de muerte,. este Padre estaría
siempre conmigo. Es una Presencia que jamás me deja, un Poder que
siempre me fortalece, que va delante de mí para enderezar lo torcido y para
suavizar lo áspero. Siento Su mano en la mía. Lo sé. Yo sé que hay un
Poder que todo lo puede. Yo sé que hay una Presencia que puede vivir mi
vida por mí, tomar mis decisiones, y mostrarme el camino de la vida. Todo el
reino de Dios está dentro de mí. Tú jamás me dejarás ni me abandonarás;
yo jamás podría dudar de Tu Presencia. Todo esto Tú me lo has revelado
dentro de mí mismo.
Te doy gracias a Ti, Padre, ya que Tú has escondido esto de los sabios y
prudentes, y me lo has revelado, siendo un bebé en la verdad, un principiante
en la senda espiritual.
Tal vez el significado de la palabra "Alma" no nos sea claro. Muy pocos
saben lo que Alma verdaderamente significa; es uno del los misterios más
profundos de la sabiduría espiritual. Para comprenderlo, volvámonos al
Padre para la revelación acerca del tema de Alma. Tarde o temprano, al
mantener un estado de receptividad, comenzaremos a recibir impartición
sobre la naturaleza de Alma. De esta forma es como aprendemos a llevar a
nuestra conciencia, cualquier palabra o tema acerca del cual estemos
buscando comprensión, esperando, en un estado de expectación, por la luz
que brille sobre aquello, y que nos revele su significado.
La mayoría de nosotros estamos familiarizados con el pasaje: "Sea Mi
gracia suficiente para ti". Conocemos las palabras, pero a menos que su
significado interior sea revelado por medio de la meditación, tendrán poco o
ningún significado en nuestras vidas. Sólo entonces es cuando estas
palabras viven para nosotros y se convierten en El Verbo o El Palabra.
Cuando despertemos por las mañanas debiéramos recordar
conscientemente la declaración de que "la gracia de Dios es nuestra
suficiencia en todo". No la repitamos una y otra vez como una repetición o
afirmación vana, sino más bien llevémosla a la conciencia y moremos en ella:
Puede llevarnos cerca de dos o tres minutos el percibir que "Tu gracia"
no está lejos, sino que está dentro. Por el momento eso pudiera llegar a ser
toda la revelación. Sin embargo dos o tres horas después llevemos de
nuevo esta declaración a un recuerdo consciente. Esta vez pudiéramos
recordar que estábamos considerando la palabra "gracia". No pasará
mucho tiempo antes que comencemos a darnos cuenta que hemos oído que
gracia se describe como un don de Dios; como aquello que procede de Dios
sin habérnoslo ganado, merecido o trabajado por ello; algo que llega sin
esfuerzo personal. Por eso esta gracia que es nuestra suficiencia en todo, es
una actividad de Dios dentro de nosotros.
Al meditar en el significado de la palabra gracia, su significado pudiera
ser revelado de cierta forma para algunos de nosotros, y en forma
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completamente distinta para otros; pero para ambos puede llegar con tal
fuerza, como para abrir las ventanas de los cielos y verter "una bendición
para la cual no haya suficiente espacio para ser recibida". Para cada uno se
desplegará algo distinto de aquello que se revele para otro.
Si somos sinceros tomaremos en conciencia muchas veces durante el
día la declaración: "Mi gracia es suficiente para ti". Si moramos en esa
declaración de la verdad, la estaremos meditando y cumpliremos así una de
las más importantes enseñanzas que se haya dado jamás a la raza humana:
"Si moráis en Mí, y si Mis palabras morasen en vosotros, pedid todo lo que
queráis, y os será hecho". Si mantenemos el Verbo o Palabra vivo en
nuestra conciencia, morando en él cuatro, cinco, ocho, diez o doce veces al
día, incluso también cuando despertemos a media noche, encontraremos
que estaremos meditando. Estaremos dejando que el Verbo more de
verdad en nosotros y que el Cristo se convierta en la actividad de nuestra
conciencia.
¿Qué es el Cristo? Si verdaderamente desean saber lo que el Cristo es,
comiencen con este reconocimiento verdaderamente humilde: "Padre, yo sé
muy poco acerca de el Cristo; ayúdame a entender a el Cristo". Luego
cierren sus ojos y mantengan su atención en la idea de el Cristo. Cada vez
que la mente trate de vagar, regrésenla gentilmente. Mantengan su
atención centrada en el Cristo. Finalmente captarán la visión del verdadero
significado de el Cristo, un significado que ustedes jamás serán
suficientemente capaces de explicarle a ningún otro; pero ustedes, ustedes
mismos, lo sabrán. El Cristo será una presencia real en su conciencia; Ello
será un poder, una influencia, un ser. Y aun así, será algo que no podrán
definir. No importa lo que puedan decir acerca de el Cristo, Ello no será
aquello.
Sin embargo, si persisten en esta meditación, un día el Cristo estará vivo
en su corazón y entonces escucharán:
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CAPÍTULO IV
LA UNIÓN INDISOLUBLE
de nosotros cree que Dios posee ese bien, pero que por alguna razón
inexplicable nos lo niega, por lo que oramos a Dios para que nos otorgue
aunque sea un poco de ello. En ocasiones, cuando nuestras oraciones no
son respondidas con suficiente rapidez, hacemos toda clase de promesas en
un intento inútil de negociar con Dios -promesas que a menudo no tienen la
menor intención de ser cumplidas.
A menudo nos culpamos en un esfuerzo vano por reconciliar a un
supuesto Dios amoroso con un Dios de oídos sordos a nuestras súplicas,
creyendo que algún acto malo cometido u omitido, es la causa por la que
Dios nos niega el bien. Algunos médicos sostienen que la mayoría de las
enfermedades en el mundo, tanto mentales como físicas, son el resultado de
los complejos de culpa. Incontables gentes viven en un estado de
atormentada auto-culpa, consumidas por ese sentido de culpa; en ocasiones
debido a una seria ofensa cometida en su pasado, pero más a menudo por
algún hecho pequeño o que no tuvo la menor importancia. Si creemos que
vamos a ser castigados por un Dios vengador, nuestro concepto de Dios es
por completo erróneo, porque Dios no tiene memoria de nuestras faltas y
fallas; Dios es demasiado puro para ver el mal; Dios no ha castigado ni
castiga a los pecadores. El pecador es castigado por su propio pecado, pero
no por Dios. Aún el pecador empedernido sabe que hay ciertas leyes de
Dios que no deben ser violadas. Sabe que si las viola se hace merecedor al
castigo, pero lo que no sabe es que este castigo no es infligido por Dios, sino
que es auto-infligido.
Dios no es un Dios de venganza; Dios no es un Dios que retenga; pero
tampoco es un Dios que otorgue. Dios es Amor y Él no retiene ni castiga; no
hay amor en retener ni hay amor en castigar. Si Dios esperara que fuéramos
buenos o merecedores, si Él esperara que encontrásemos las palabras
adecuadas con las cuales Lo apaciguáramos, si esperara que utilizáramos una
forma de meditación o un método de tratamiento con los cuales fuéramos
gratos a Sus ojos antes de que estuviera dispuesto a otorgarnos Sus
bendiciones, sería un Dios cruel y caprichoso. Dios jamás dará más de lo
que ya está dándonos ahora. Dios siempre está siendo Dios: Dios está
siendo vida; Dios está siendo amor; y Dios está expresando por siempre Su
vida y Su amor.
Santiago dice: "Pedís y no recibís, porque pedís mal". Cada vez que nos
volvemos a Dios por algo esperando obtenerlo de Él, pedimos mal. Nadie
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tiene que decirle a Dios que haga verde el pasto o rojas las rosas; nadie tiene
que decirle a Dios cuándo hacer que brillen las estrellas o cuándo cambiar las
mareas. ¿Debiéramos entonces atrevernos a decirle a Dios que tenemos
necesidad de algo? Dios es la Inteligencia infinita de este universo. Si
nuestro Dios sabe cómo producir las perlas en una ostra, o petróleo en la
tierra, si nuestro Dios sabe cómo dirigir a las aves en su vuelo y cómo cubrir
la tierra con Su maravilla y gloria, ¿no será capaz esta misma Inteligencia
infinita de ser la influencia gobernante y guiadora en nuestra experiencia, sin
necesidad alguna de que Le demos consejos, información o sugerencias?
La base de toda meditación y oración debe ser una comprensión de la
naturaleza de Dios y de nuestra relación con Dios. Dios es Vida eterna,
Inteligencia infinita, Amor divino, pero "Yo y mi Padre uno somos. Y aquél
que me ha visto, ha visto al que me envió". Es Dios, el Padre; y Dios, el Hijo;
eternamente uno. Cuando descansamos en tal comprensión, Ello se hace
cargo y actúa armoniosa, gozosa y abundantemente. Sin embargo en el
instante en que nos volvemos a Dios con algún sentido de obtener, desear o
incluso esperar, impedimos la acción de Dios en nuestra experiencia porque
estamos incluyendo nuestros conceptos y expectativas finitos, que
interfieren con el flujo de Dios. Cuando nos rehusamos a aceptar algún
concepto de lo que la voluntad de Dios debiera ser; cuando estamos ante la
Presencia divina puros de corazón, sin voluntad finita, sin deseos, esperanzas
ni ambiciones personales; entonces es que vamos a Dios con manos limpias y
con corazón puro, y podemos decir con convicción y confianza: "Hágase Tu
voluntad en la tierra como en el cielo. Yo soy Tuyo; Tú eres mío. Yo estoy
en Ti, y Tú estás en mí. Hágase Tu voluntad en mí".
Demasiadas personas en el mundo dudan del amor de Dios; de lo
contrario no pasarían tanto tiempo orando por la prodigalidad de Dios. Si
realmente creyeran que Dios es la Inteligencia y el Amor divinos, ¿por qué
sería necesario tratar de aconsejar o influenciar a Dios? Dios es. ¿Qué
mayor oración hay que esas dos palabras? ¿Qué otra cosa podría
conducirnos mejor al interior del reino de nuestro propio ser? La
meditación satisfactoria surge de la convicción absoluta de que Dios es: que
Dios es Inteligencia y Amor; que no hay otro poder aparte de Dios; y ningún
poder opuesto a Dios. No hay nada que interfiera con la expresión del amor
de Dios por Sus hijos. 'Tu gracia es mi suficiencia en todo', es el
reconocimiento de la presencia, la sabiduría, el amor y el poder de Dios en
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ley o sus efectos. Cuando entendamos a Dios como Vida, sabremos que hay
una sola Vida y jamás tendremos una vida que salvar, una vida que sanar o
una vida que redimir; hay sólo una Vida.
Ahora que sabemos todo esto de Dios, mirémoslo como puntos de
referencia en el camino que hemos estado recorriendo, pero puntos de
referencia que hemos recorrido desde tiempo atrás; y olvidémoslos por
completo. Nadie va a encontrar a Dios hasta que haya sido desnudado de
todos los conceptos de Dios, hasta que haya dejado atrás todos los sinónimos
para Dios que haya escuchado, y se embarque hacia lo desconocido para
descubrir al Incognoscible. No hay algo así como un pensamiento acerca de
Dios o un concepto de Dios que sea correcto, puesto que un concepto
siempre permanecerá como concepto.
¿Entonces cómo vamos a llegar a la comprensión de lo que Dios es?
Luego que nos hayamos establecido bien en la letra de la verdad, llegará un
momento en el cual deberemos estar dispuestos a admitir que todo nuestro
conocimiento acerca de Dios ha sido en el reino del intelecto, y que nada
que conozcamos con la mente es absolutamente cierto. Nada que podamos
pensar acerca de Dios, es verdad; nada que podamos leer en un libro sobre
Dios, es verdad; porque éstas representan simples opiniones humanas
limitadas acerca de Dios. Para Juan, Dios fue revelado como Amor; pero no
podemos aceptar eso como verdad, ya que no conocemos el sentido que
Juan tuvo acerca del amor ni cómo aplicó dicho término. Para Jesús, Dios
era el Padre, porque el significado más profundo de esa palabra fue revelado
dentro de la conciencia de Jesús. La comprensión de Dios tiene que llegar
como una revelación individual para cada aspirante en la senda espiritual.
Durante los años de mi propio despliegue fue necesario que yo
renunciara, uno por uno, a esos sinónimos comúnmente aceptados para
Dios, puesto que no era posible que yo supiera lo que quisieron decir con su
uso, aquéllos a quienes les fueron revelados. Cuando cada concepto fue
ignorado, me quedé con el término "lo Invisible Infinito". ¿Por qué lo
"Invisible Infinito"? Porque lo Invisible Infinito no significaba algo que yo
pudiera entender. Ni ustedes ni yo podemos captar lo Infinito; ni ustedes ni
yo podemos ver lo Invisible. Lo Invisible Infinito es un término que denota
algo que no puede ser comprendido por la mente finita. Sin embargo, esto
no quiere decir que lo Invisible Infinito sea el término correcto para Dios. Es
correcto para mí, porque me proporciona un término que mi mente no
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En esta meditación nos damos cuenta que Dios está dentro de nuestro
propio ser, pero no confinado dentro de los límites de nuestra carne.
Ningún cirujano podría operar y encontrar a Dios; pero aun así, Dios está
dentro de nuestra propia conciencia; más cerca que la respiración, las manos
y los pies. Si alguna vez estuviéramos en un lugar discordante, no olvidemos
nunca que nuestra salvación, está más cerca que la respiración, puesto que
Yo y el Padre uno somos.
Miremos la declaración: "Yo y mi Padre uno somos". Visualicen una
figura y vean contenida en ella al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Esa sola
figura es Dios, el invisible Principio creativo; esa figura única es el Hijo,
apareciendo como la única figura; esa figura única es el Espíritu Santo
invisible, que mantiene y sostiene al Hijo por toda la eternidad. La figura
única jamás se vuelve dos; nunca se convierte en nada menos que uno,
porque hay algo inherente en ella que mantiene su unicidad.
Del mismo modo cada persona es una con Dios. Esa unicidad incluye a
Dios, el Padre; al Hijo, la identidad individual; y al Espíritu Santo, la actividad
de Dios que mantiene y sostiene esa unicidad: la identidad individual
llamada Rut, Roberto o Joel. Lo que vemos no es todo lo que constituye a
Rut, a Roberto ni a Joel; hay más que lo que los ojos contemplan, porque
justo donde la forma aparece, está el Principio creativo, la Actividad
sostenedora. Hay una identidad individual llamada Roberto: Roberto, el
Hijo; más Roberto, el Padre; más el Espíritu Santo -Dios, el Padre; Dios, el
Hijo; Dios, el Espíritu Santo. Esto derriba todo sentido de separación de
Dios. La actividad de Dios mantiene a cada identidad individual hasta la
eternidad: la sostiene, la alimenta, la sustenta y le confiere Su abundancia,
éxito y gracia. Acallémonos y seamos alimentados, mantenidos,
sustentados y dirigidos por esta Fuerza invisible cuya función es, ser el
Mesías.
El propósito de esta meditación es llegar al significado verdadero de la
unicidad, al significado interno de la declaración: "Yo y mi Padre uno somos".
Centremos nuestra atención en esta declaración. En ocasiones pudiéramos
encontrar difícil el mantener por algún tiempo una sola línea de
pensamiento, pero si la perdiéramos podemos regresar gentilmente, de la
siguiente manera:
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"Yo y mi Padre uno somos". Tal como la ola es una con el océano, así
yo soy uno con Dios; tal como el rayo de sol es una emanación del mismo sol,
así yo soy uno con Dios. Por ello nunca puedo estar extraviado; jamás puedo
estar solo. La presencia de Dios está aquí donde yo estoy, en este mismo
lugar donde me encuentro, aunque lo llamare infierno. En el valle de sombra
de muerte no he de temer, porque Dios está conmigo.
Yo nunca te dejaré ni te abandonaré. Antes que Abraham fuese Yo soy.
Antes que Abraham fuese Yo estaba contigo, y estaré contigo hasta el fin del
mundo. Yo en medio de ti, Soy poderoso; Yo en ti y tú en mí, y somos uno.
Dondequiera que vayas Yo iré; dondequiera que vayas -al este u oeste, al
norte o al sur, arriba al cielo o abajo en el mar -dondequiera que vayas, Yo
iré. Yo jamás te dejaré ni te abandonaré. Si caminaras sobre las aguas no
te ahogarás, porque Yo estoy contigo. Si pasaras por el horno ardiente, las
flamas no te quemarán, porque Yo estoy contigo.
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Dios es mi ser individual. Todo cuanto el Padre es, Yo soy; todo cuanto
el Padre tiene, está incorporado dentro de mi conciencia. No viene a mí; yo
soy sólo el instrumento por medio del cual Ello fluye hacia aquéllos que no
están conscientes todavía de esta gran verdad de su relación con Dios.
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CAPÍTULO V
LAS DIFICULTADES
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Por esa razón no nos asociemos con el reino psíquico, sino elevémonos sobre
él hacia la atmósfera pura del Espíritu.
En muchas ocasiones alcanzamos en la meditación una sensación de
paz o armonía -la conciencia de la presencia de el Cristo. Éstas son
experiencias inspiradoras, pero debemos estar dispuestos a renunciar hasta
esa paz profunda, con objeto de elevarnos al siguiente nivel de conciencia en
el cual carece de significado o importancia el haber alcanzado dicha paz.
Habiendo realizado la presencia eterna de el Cristo, ¿necesitamos tener
alguna clase de reacción emocional? El sentirnos emocionalmente
satisfechos o emocionalmente hambrientos, no afecta en nada, puesto que
habremos comprendido que la actividad de el Espíritu es algo eterno,
siempre con nosotros.
Una de las grandes dificultades al meditar es el temor a no tener
suficiente entendimiento con el cual comenzar esta práctica. El Salmista se
hizo cargo para siempre del temor y la duda cuando, en el Salmo 147, su
corazón y labios cantaron alabanzas a Dios: "Grande es nuestro Señor y de
mucho poder; Su entendimiento es infinito". Lo que importa es Su
entendimiento, no el nuestro. Abandonemos todas esas tonterías acerca de
que no tenemos suficiente entendimiento o de que lo tenemos en gran
medida. Debemos recordar que es Su comprensión. Por tanto, en quietud
y confianza, volvámonos al interior para permitir que la verdad se revele.
No habrá límites para la comprensión, si nuestra dependencia se basa en la
comprensión de Dios, y no en la nuestra. No hay ninguna persona que lea
este libro que no tenga el suficiente entendimiento para comenzar la
práctica de la meditación y con ello entrar al reino de Dios. Por gracia, aun
el ladrón en la cruz fue capaz de entrar al paraíso "este día"; y nosotros,
también por gracia, podemos entrar por las puertas del cielo en este preciso
instante.
Por supuesto que la mayor dificultad en relación con la meditación, es
la falta de habilidad para sostener el pensamiento en una sola dirección. No
es culpa de ustedes ni mía, sino que en parte es resultado del tiempo
acelerado de la vida moderna. Al niño se le da una sonaja, y en cuanto
crece, se le da otro juguete. Toda su atención, desde la infancia hasta la
adolescencia y la madurez, está centrada en la gente y las cosas, por lo que
cuando se encuentra a solas se sobrecoge de temor. La mayoría de la gente
jamás ha aprendido cómo sentarse y estar en silencio; incluso algunos jamás
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"Callad y sabed que Yo soy Dios". ¿Qué significa eso? Claro, 'fulanito',
tú sabes que no eres Dios. Así que, ¿qué es lo que quiere decir? Dice: "Yo
soy Dios", y no dice que 'fulanito' sea Dios. ¡Qué diferencia! Yo, sí, "Yo y mi
Padre somos uno". Dios en medio de mí es poderoso... Yo y el Padre uno
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somos". Sí, 'fulanito' y Yo, el Padre, uno somos. El Padre y 'fulanito' son
uno; justo donde yo estoy, Dios está -más cerca que la respiración, más cerca
que las manos o los pies. Calla, 'fulanito', porque el Yo en ti, es Dios. No
tienes que buscar protección, ayuda o curación en otro lado. Yo estoy
contigo. Calla y sabe que ese Yo es tu protección, tu salvación, tu seguridad.
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SEGUNDA PARTE
MEDITACIÓN-
LA EXPERIENCIA
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PRÓLOGO
LA MEDITACIÓN DE MI CORAZÓN
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CAPÍTULO VI
CUANDO VEO TUS CIELOS, OBRA DE TUS DEDOS, LA LUNA Y LAS ESTRELLAS QUE TÚ
FORMASTE;
DIGO: ¿ Q U É ES EL HOMBRE, PARA QUE TE ACUERDES DE ÉL, Y EL HIJO DEL HOMBRE,
PARA QUE LO VISITES?
PORQUE LE HAS HECHO POCO MENOR QUE LOS ÁNGELES, Y LE HAZ CORONADO
CON GLORIA Y HONRA.
LE HICISTE SEÑOREAR SOBRE LAS OBRAS DE TUS MANOS; TODO LO PUSISTE DEBAJO
DE SUS PIES.
SALMOS 8 : 3 - 6
y de la ley de Dios: el sol que nos calienta y la lluvia que alimenta nuestras
plantas y árboles. Todas las estrellas, las mareas y la luna cumplen con la
acción de Dios, y sin embargo aparecen como una bendición para el hombre.
No pudo haber sido accidente el que Dios pusiera el sol arriba en el cielo a
millones de kilómetros de la tierra; lo suficientemente lejos como para darnos
el calor y la frescura, adecuados. Verdaderamente Dios es la inteligencia de
este universo -una Inteligencia plena de amor y sabiduría. El sol, la luna y las
estrellas se mueven en sus respectivas órbitas de acuerdo a un plan divino
que hace que la luna y las estrellas sean visibles de noche, y que la luz del sol
nos sea dada durante el día.
Dios es el origen de todo cuanto es. El amor de Dios se hace evidente
en el hecho de que antes que el hombre apareciera en la tierra, todo lo
necesario ya estaba aquí para su desarrollo, para su crecimiento y para su
bienestar. Incluso los minerales en la tierra fueron dados para el uso de los
hombres. El proceso de la naturaleza que formó el acero, el petróleo, el oro,
el uranio -todos estos procesos, son de Dios. Dios tuvo que haber conocido
hace millones de años que estos minerales serían necesarios en esta era de
industrialización y de automatización, porque desde hace tiempo se extraen
de la tierra. Hace millones de años Dios tuvo que haber previsto los billones
de gentes que iban a poblar la tierra, porque Él creó la tierra fértil en la cual
crecerían árboles, arbustos, flores, frutos y vegetales:
Y dijo Dios: Produzca la tierra hierba, hierba que dé semilla; árbol de fruto que
dé fruto según su género, cuya semilla esté en él, sobre la tierra.
Dios llenó los océanos con peces y elementos que aún no se extraen del
mar, que quizá algún día vayan a sustentar a todas las naciones:
granos; las aguas con peces; los aires con aves. Todo este bien, plantado en
la tierra incluso antes que la necesidad de ello fuese aparente, es la evidencia
de la gracia de Dios. El Amor y la Sabiduría divinos que han previsto para
toda necesidad de esta tierra, es mi suficiencia. ¿Puedo pedir algo más que
saber que la Inteligencia que gobierna este universo está gobernando mis
asuntos individuales? ¿Debiera pedir algo más que la comprensión de que el
amor demostrado en la creación y conservación de este universo está
gobernando mi vida, mi mundo, mis negocios y mi hogar? Tu gracia basta
para llenar la tierra; basta para toda mi necesidad.
Contemplo a Dios en todo, y especialmente contemplo a Dios en Su ley y
en Su amor. Dios ama los peces en el mar y los provee de su alimento y
propagación. Dios ama las aves en los aires y Se ocupa de ellos. Dios provee
la suave brisa y las aguas frescas. Dios me ama y ha manifestado ese amor
al encarnar Su propio ser, Su propia vida, Su propia sabiduría y Su propio
amor, como yo. Sólo necesito obedecer la ley -la ley de un solo poder, y la
ley del amor -y entonces, todo esto será añadido. Son los dones de Dios; sin
precio alguno. Lo de Dios es mío, otorgado libremente en la medida de mi re-
conocimiento de Dios como su origen. Dios es el gran dador del universo, el
gran dador de Sí Mismo a este universo, dando Su amor, inteligencia,
sabiduría, dirección y fuerza, a todo.
EL ARTE DE LA MEDITACIÓN
POR JOEL S. GOLDSMITH
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suplicar a Dios, no cambiará la ley de Dios. La obra de Dios está hecha; la ley
de Dios está en operación.
Al contemplar las maravillas del universo de Dios trascendemos el deseo
de informar o pedir algo a Dios. Tal contemplación nos eleva a las alturas de
la visión del Salmista de que la tierra es del Señor y su plenitud. En nuestra
soledad, paseando tranquila y silenciosamente por el parque, a la orilla del
mar, de un lago o río, captamos dicha visión. Miramos hacia las colinas,
hacia las montañas, hacia las alturas de la conciencia, y contemplamos sólo
aquello que Dios contempla, y conocemos sólo lo que Dios conoce. Todo lo
que nos eleve en conciencia por sobre el clamor de los sentidos y por sobre el
ruido de este mundo, servirá para llevarnos a la presencia de Dios. Cuando
alcanzamos las alturas divinas de la inspiración, encontramos a Dios. Dios,
es un silencio profundo; Dios, es una quietud, la quietud de todo lo que es
humano.
Se me concedió la soledad.
Ya fuera en la calle Obispo al medio día,
O en Kalakaua;
Sobre Waikiki en el crepúsculo,
Sobre la arena en Kailua
Antes del amanecer,
Yo estoy solo.
Camino solo entre la multitud
Y siento el Ser solitario
A la luz de la luna sobre la playa.
Se me concedió la Soledad.
Para caminar con los hombres,
Para volar por los cielos,
Y para navegar por los mares,
Dondequiera que el corazón se eleve a Él -
Yo camino a solas.
Al calor del día,
O en el frescor del anochecer,
En la ribera o en las calles de la ciudad,
El Ama anhelante recibe mi Soledad.
EL ARTE DE LA MEDITACIÓN
POR JOEL S. GOLDSMITH
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Se me concedió la Soledad,
Me siento a solas tras las paredes de la
prisión;
A solas recorro el cuarto del enfermo;
Cualquier daño que amenace,
Su encanto rompe mi soledad;
Donde la miseria ansía compañía,
Mi Soledad pueden ellos compartir.
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CAPÍTULO VII
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"Yo he venido para que puedan tener vida, y para que puedan tenerla
con mayor abundancia". Yo he venido para que puedan tener vida -Mi vida,
-Mi vida, su vida individual. Mi vida es la vida del ser individual que no
conoce edad, ni cambios, ni deterioro alguno de su estado-Dios. Pero deben
vivir y moverse y tener su ser en esta conciencia de nuestra unicidad. Yo
nunca los voy a dejar ni a abandonar, pero ustedes deben morar en Mi
Palabra, y deben dejar que Mi Palabra more en ustedes. Ustedes deben
buscarME y ser salvos.
Hay una gloria del Padre preparada para el Hijo. Hay una paz -Mi paz -
la paz que sobrepasa todo entendimiento. Esta paz está incorporada en el
Alma del hombre: jamás depende de ninguna condición externa; existe como
el don de Dios en medio de nosotros. Nuestro error ha sido buscar la paz en
los demás, creyendo que otros tienen el poder de dar o de retener, la paz, o
en depender de otros para nuestra armonía. En esta dependencia de gente
y de circunstancias externas, ha estado nuestro error y el error del mundo.
Sólo en Dios puede ser encontrada la paz. Dios nos ha dado a cada uno de
nosotros Su paz infinita, Su dominio eterno y Su amor que todo lo abarca.
Dios no nos ha dado espíritu de temor, sino de poder, de amor, y de
una mente sana, porque Dios es la verdadera mente de nuestro ser. No
tenemos mente aparte de Dios. Nuestra ignorancia, nuestro temor y
nuestra locura han estado en la creencia de una mente aparte de Dios; en la
creencia de un alma separada de Dios, un alma que puede pecar. El Ser de
Dios es ser individual, y cuando miramos a través de la visión espiritual, sólo
las cualidades y la naturaleza de Dios abarcan el ser individual.
"Yo y mi Padre uno somos. .Aquél que me ha visto, ha visto Al que me
envió. . Y o estoy en el Padre, y el Padre en mí". El discernimiento
espiritual revela a Dios como el Padre, y a Dios como el Hijo. En la
comprensión de esta unidad están nuestra compleción y nuestra perfección.
No puede haber paz, seguridad o gozo, separados ni apartes de Dios. La
paz, la seguridad y el gozo son inherentes en Dios y por esta razón deben ser
innatos en nosotros por medio de la comprensión de Dios como nuestro
propio ser.
El gran secreto de las Escrituras es: En el principio -Dios. En el principio
todo cuanto había, era Dios; ahora y para siempre, todo cuanto es, es Dios.
Dios está apareciendo como la infinitud, la gloria y la fuerza de Su propio Ser.
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POR JOEL S. GOLDSMITH
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EL ARTE DE LA MEDITACIÓN
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CAPÍTULO VIII
propia voluntad? ¿No hay algo llamado "Yo" que actúe a través de este
cuerpo? ¿No existe algo llamado "Yo" que camine por las calles a través de
estas piernas o por medio de estas piernas? ¿No hay un "Yo" que actúe por
medio del instrumento de este cuerpo?
Yo soy ser; mi ser no depende del cuerpo: mi cuerpo depende de mi ser.
El Yo que yo soy gobierna mi cuerpo. Mi cuerpo no tiene voluntad propia, ni
inteligencia ni acción, propias. Mi cuerpo me responde; está gobernado por
mí. Mi cuerpo es la imagen y semejanza mías; mi cuerpo es mi
manifestación, el yo que Yo soy. Hay un Espíritu en mí; el aliento del
Todopoderoso me dio vida. La actividad de Dios en mí gobierna mis
funciones corpóreas, órganos y músculos. Un Espíritu invisible actúa sobre
cada órgano y función de mi cuerpo para mantenerlo y sustentarlo hasta la
eternidad. Nada de fuera puede penetrar este templo del Dios viviente para
engañarlo o hacerlo mentir. Todo cuanto es de Dios, Dios lo mantiene y
sustenta. Todo lo que sea un concepto mortal de mi cuerpo, pasará; pero la
verdad acerca de mi cuerpo vivirá por siempre, porque mi cuerpo es el templo
del Dios vivo.
Todo poder es en Dios actuando como la ley de mi cuerpo. Dios es la
única ley, tal como Dios es el único dador de la ley. Toda ley, por lo tanto, es
espiritual; y mi cuerpo está gobernado por la ley espiritual. La ley espiritual
no vence ni nulifica la ley material, porque la ley espiritual revela que el
sentido material de la ley no tiene efecto. "Callad y ved la salvación del
Señor... no por fuerza ni por poder, sino por Mi Espíritu". Este cuerpo es el
templo de Dios. No necesito luchar; no necesito buscar curación. La batalla
no es mía, sino de Dios, y correctamente entendida, no es una batalla. Es
una revelación de que este cuerpo es el templo del Dios vivo y está
gobernado por la ley espiritual. Todo concepto mortal o material que he
aceptado acerca del cuerpo, se disuelve en el re-conocimiento de que mi
cuerpo es el templo del Dios vivo: sin edad, sin tiempo, sin enfermedad, sin
muerte. Dios el es tema central de mi ser; Dios es el tema central de mi
cuerpo.
Dios es la substancia y la fuerza de mi cuerpo. "Yo todo lo puedo por
medio de Cristo que me fortalece... El Señor es mi fuerza y mi canto... Dios es
mi fuerza y poder; y Él hace perfecto mi camino... el Señor es la fuerza de mi
vida; ¿de quién temeré?" Si busco fuerza en mi cuerpo, encuentro
enfermedad, muerte y debilidad. Si acepto que Cristo es mi fuerza, que mi
EL ARTE DE LA MEDITACIÓN
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CAPÍTULO IX
M Í A ES LA PLATA
"A menos que el Señor edifique la casa", a menos que Dios sea
entendido como el origen de nuestra provisión, no habrá provisión
permanente. Esta "casa" es nuestra conciencia individual. Cuando la
conciencia es una conciencia humana no iluminada, es una conciencia
estéril: carece de la substancia espiritual de la cual fluye la provisión.
"Habéis sembrado mucho y cosechado poco; coméis pero no estáis
satisfechos; bebéis, pero no os saciáis con la bebida; os vestís, pero no sentís
calor; y aquél que trabaja por un sueldo, devenga un sueldo que pone en una
bolsa agujerada". Todo esto es cierto de ustedes -de "vosotros", la
conciencia no iluminada. Como seres humanos todos hemos sembrado
mucho y cosechado poco; hemos trabajado arduo, y las más de las veces no
hemos logrado nada; hemos devengado un sueldo, y a menudo nada nos
queda; debido a que todo esto proviene de una conciencia no enriquecida y
estéril. De la esterilidad de la conciencia humana, sin importar lo que
construyamos, nuestros esfuerzos no son permanentes ni duraderos.
Comemos, y de nuevo tenemos hambre; bebemos, y de nuevo estamos
sedientos; nos comprometemos en todas las actividades de la vida humana,
pero nada dura. "En vano e s , levantarse temprano, acostarse tarde",
tratando de demostrar provisión.
Entonces se nos dice: "Esto dice el Señor de los Ejércitos: considera tus
caminos". Con esta amonestación llega la indicación de subir a la montaña;
de subir a un estado superior de conciencia; de ir a los lugares altos, y de ahí
EL ARTE DE LA MEDITACIÓN
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Porque así dice el Señor de los Ejércitos: Sin embargo de aquí a poco Yo haré
temblar los cielos y la tierra, el mar y la tierra seca;
Y haré temblar a todas las naciones, y vendrá el deseo de todas las naciones; y
Yo llenaré con gloria esta casa, ha dicho el Señor de los Ejércitos.
Mía es la plata, y Mío es el oro, dice el Señor de los Ejércitos.
La gloria de esta última casa será mayor que la de la anterior, ha dicho el
Señor de los Ejércitos; y Yo daré paz a este lugar, dice el Señor de los Ejércitos.
HAGEO 2 : 4 , 6 - 9
Antes de esto, todo era "vosotros"; era 'nuestro', y sin importar cuánto
teníamos, se volvía poco. Ahora volvámonos y reconozcamos que del Señor
es la plata y del Señor el poder. Comencemos a entender que la tierra es del
Señor y su plenitud. El Yo, dentro de nosotros, está multiplicando, de los
recursos invisibles del Espíritu, -sin quitar nada de nadie, sin dividir aquello
que ya está en el mundo, y sin utilizar los recursos visibles de la tierra.
Ahora la provisión está multiplicada dentro de nosotros. Ahora estamos
sacando de la bodega invisible de nuestro ser. Nuestra conciencia espiritual
es la bodega de la revelación espiritual infinita. En el momento en que
empezamos a sacar de este almacén inextinguible, el cual jamás lleva
recuento de aquello que está en el mundo visible, dejamos de estar pre-
ocupados de si tenemos poco o mucho, o de si la economía mundial actual
es de prosperidad o de depresión. Dios nos ha dado abundancia infinita; y
es ilimitada en su expresión, en tanto reconozcamos que del Señor es la
tierra; que del Señor es la plata; y que del Señor es el oro. Estamos
limitados sólo cuando estamos tratando de obtener 'nuestra' parte de
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POR JOEL S. GOLDSMITH
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aquellos bienes del mundo, creyendo que la tierra, la plata y el oro son
posesiones personales que le pertenecen a los seres humanos. Ahí se
desliza un sentido de finitud, e independientemente del monto o del número
de posesiones personales adquiridas, a menudo nada queda. Al
comprender que la plata es Mía y que el oro es Mío, extraemos de una
fuente tan infinita, que cuento más usamos, más queda. Cuando tenemos a
Dios, tenemos la infinitud de la provisión.
Experimentamos carencias o abundancia, de acuerdo a nuestro estado
de conciencia. Lo que tenga que aparecer en nuestra vida, deberá aparecer
como resultado de la actividad de la verdad en nuestra conciencia. Si
mañana mantenemos la misma conciencia que tenemos hoy, no podremos
esperar tener resultados distintos para el día de mañana. Para disfrutar
mañana de una experiencia más satisfactoria, debe haber una actividad
expandida de la verdad, en nuestra conciencia actual.
Cuando comencemos a entender que Dios es nuestra conciencia
individual, y que Dios es infinito, percibiremos la verdadera naturaleza de
provisión como aquello que es: invisible; ya no juzgaremos más por las
apariencias en cuanto al monto de nuestra provisión, ni llegaremos al punto
donde haya ausencia de provisión. Un individuo con una conciencia de
provisión, jamás podrá carecer de las formas de provisión. Durante las
guerras o ante depresiones súbitas, o durante periodos de estrés y presión,
tal como la que experimentaron los hebreos en su viaje de Egipto a la Tierra
Prometida, pudiera haber una ausencia temporal de las formas de provisión,
mas con la visión de que la provisión es: lo Invisible Infinito apareciendo
como forma, "los años de la langosta" se restablecerán rápidamente, y la
provisión se revelará como omnipresente y abundante.
Podemos extraer todo de nuestra naturaleza-Cristo; todo de todo, hasta
el grado de nuestra comprensión de esta verdad. Pudiera haber una
multitud clamando ser alimentada y ningún almacén o bodega de los cuales
sacar alimento -sólo unos cuantos panes y peces. ¿Cómo podrían ellos ser
alimentados? Como seres humanos no hay alternativa, excepto la inanición;
pero como seres-Cristo nos volvemos al Padre interior, y extraemos de las
profundidades de la infinitud de nuestro propio ser, abundante provisión, de
comida o de aquello que sea necesario. De nuestra naturaleza-Cristo, la
naturaleza infinita de nuestro ser, pueden fluir millones de palabras,
millones de ideas, y ¿por qué no?, millones en dinero. ¿Cuál es la
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Dios es; la infinitud es; el bien infinito ya es. La abundancia infinita está
llenando todo el espacio, sólo esperando mi reconocimiento. Todo cuanto es
necesario para mi despliegue ya está establecido en este preciso momento en
mi conciencia. El Alma invisible de mí, es la substancia de toda forma.
Nunca jamás pueda yo volver a depender de persona alguna; nunca
jamás pueda estar a merced de mi propia fuerza o de mis recursos
financieros. Hay un Algo más allá de mi propia sabiduría y de mi propio
poder. Hay un soporte del cual puedo depender en completa fe y confianza,
y del cual recibo todo aquello necesario para mi satisfacción. La presencia
de ese Espíritu en mí, aparece como agua cundo la necesito; o como pan.
Ese Espíritu es la substancia de todo lo que debe ser manifestado; es una ley
invisible operando como una ley de multiplicación y como una ley de
atracción. Me relajo en confianza y en seguridad dentro de lo íntimo del
Cristo.
"Mía es la plata; Mío el oro". Dios es el almacén eterno de todo bien.
Me vuelvo al interior, a ese almacén infinito, y permito que el bien de Dios
fluya en expresión. No me importa cómo fluya ni trato de dirigir su flujo,
porque mi Padre celestial sabe todo aquello de lo que tengo necesidad antes
que Le pida. Es Su placer proveerme de todo bien. Extraigo mi provisión de
las arcas infinitas dentro de mi propio ser; Yo, dentro de mí, está
multiplicando de los recursos invisibles del Espíritu. Dios es Ser infinito; e
infinito en expresión, vertiéndoSE a través de mí como provisión ilimitada.
El bien está aquí y ahora, donde yo estoy. No vivo del maná de ayer.
La carencia o la abundancia del maná de ayer no determinan el monto de mi
provisión para este día. Tampoco vivo del maná del mañana. En la
conciencia de la presencia eterna de Dios, no hay mañanas; ni tiempo ni
espacio; sólo existen el eterno ahora y la tierra santa de la infinitud de Dios.
En este momento y en este lugar el maná cae abundantemente. Todo el
bien fluye desde el centro de mi ser, supliendo todas mis necesidades,
llenándome con las aguas vivas, con el pan de vida y con la carne que no
perece.
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CAPÍTULO X
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"Yo puedo hacer todo por medio de Cristo que me fortalece... Vivo Yo,
aunque no yo"; en verdad es Dios viviendo en mí y como yo. Dios hace
aquello que me es dado hacer. Yo soy ese centro del ser-Dios por medio del
cual Dios vierte Su bien infinito a este universo; Dios me usa como Su
instrumento. Mi único propósito en la tierra es dar testimonio de la gloria de
Dios, de la grandeza de Dios y de la infinitud de Dios: mostrar la obra de las
manos de Dios.
Dios es mis padres; Dios es mi ambiente; y Dios es mi herencia. Este Yo
que yo soy, no está limitado por ningún sentido personal de conciencia, sub-
conciencia o supra-conciencia. Sólo está limitado a cualquier limitación que
se imponga a Dios; y puesto que Dios es infinito, no hay limitación alguna.
Todo cuanto la conciencia universal es, Se vierte en mí. Dejo que Dios me
inunde, a través de mí, y hacia afuera, hacia este vasto mundo.
Yo he venido para que podáis ser plenos. Yo voy a preparar un lugar
para ustedes. Yo voy: ese Yo de mi ser, ese Ego divino, prepara el camino.
Mi Padre celestial sabe yo que tengo necesidad de 'esto', y Le place dármelo
-no para inquietarme, no para pelear, no para luchar o trabajar, ni para
suplicar o implorar por 'esto'. Mi bien es mío por derecho de herencia
divina.
Me despierto en las mañanas con confianza, regocijándome en
cualquier labor que se me haya asignado. Cualquiera que sea esa tarea, yo
la hago; no para ganar el sustento ni con la intención de hacerla para ser
remunerado; sino con gozo y alegría dejo que 'se revele' tal tarea, como la
'actividad de Dios', expresándose 'a través de mí'.
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CAPÍTULO XI
PARA QUE TODOS ELLOS PUEDAN SER UNO: COMO TÚ ERES EN MÍ Y YO EN Ti,
PADRE; QUE TAMBIÉN ELLOS PUEDAN SER UNO EN N O S O T R O S .
JUAN 1 7 : 2 1
Las presiones del mundo no sólo nos separarían de Dios, sino también
separarían al hombre del hombre, al marido de la esposa, a los padres de los
hijos, al amigo del amigo, a los empleados de sus empleadores. El mundo
nos ha hecho enemigos naturales unos de otros. Un animal se alimenta de
otro; y el animal mayor, el hombre, se alimenta de todos los otros animales.
La norma del mundo es: separación; la de Cristo es: unicidad. Isaías captó
esta visión de unicidad cuando dijo: "El lobo también morará con el cordero,
y el leopardo yacerá junto al cabrito; y el becerro, el león joven y la bestia
doméstica, andarán juntos. . N o dañarán ni destruirán en todo Mi santo
monte".
El ingrediente esencial de toda relación satisfactoria es: el amor.
Nuestro amor por Dios se hace manifiesto en: nuestro amor por el hombre.
No sólo somos uno con Dios, sino somos uno con los hijos de Dios: con
nuestras familias y familiares; con los miembros de nuestra iglesia; con
nuestros asociados; con nuestros amigos. Cuando reconocemos a Dios
como: nuestro prójimo, nos volvemos miembros de la casa de Dios, santos
en el reino espiritual; hay una total sumisión del yo dentro del Mar infinito
del Espíritu. El bien de Dios fluye a nosotros por medio de: todos los que se
vuelven parte de nuestro universo. Para aquéllos que viven en comunión
con Dios, sirviendo a Dios a través de su prójimo, la promesa se cumple
literalmente: Todo cuanto Yo tengo, es tuyo.
Ya no existe más una necesidad o un deseo por: algo o alguien. Toda
cosa y toda persona se vuelven: parte de nuestro ser. A lo que
renunciamos, lo tenemos; a lo que nos apegamos para poseerlo, lo
perdemos. Todo aquello que liberamos, lo atraemos a nosotros; todo lo que
perdemos, lo tenemos; todo lo que dejamos libre, lo atamos a nosotros para
siempre. "Libéralo y déjalo ir". Dejemos que todos sean liberados en Cristo.
Confiamos a todos al Dios de su propio ser. No retenemos a nadie en
esclavitud por deudas de amor, odio, temor o duda. Ni siquiera le exigimos
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amor a alguien. Estamos de acuerdo en que ningún hombre nos debe nada.
Sólo cuando no sentimos la deuda por obligación, y sólo cuando no
retenemos a nadie por deuda de obligación, es que somos: libres y ponemos
a nuestro mundo en libertad.
Si mantenemos conscientemente reconocida nuestra relación de
unicidad con Dios, siempre estarán aquéllos en nuestra experiencia quienes,
como instrumentos de Dios, compartirán con nosotros a la vez que nosotros
compartimos con ellos, atrayendo la misma ilimitable Unicidad. Si
esperamos amor de otro, obstruimos y limitamos su flujo hacia nosotros.
Pero si mantenemos nuestra unión consciente con Dios, por medio de: un
reconocimiento constante de que Yo y el Padre uno somos, entonces
abrimos la vía para que la actividad de Dios fluya a nosotros, a través de, y a
todo aquél, receptivo para responder al impulso de Dios. Nuestro contacto
con Dios es: nuestro contacto con toda persona o lugar que pueda, en
cualquier forma, jugar una parte en la revelación de nuestra experiencia
diaria, incluyendo no sólo personas y lugares dentro del rango de nuestro
entorno inmediato, sino en todo el universo. Dondequiera que haya bien
para nosotros en el mundo, éste hallará su camino hacia nosotros.
Nuestro bien llega por medio de la gracia. Esta gracia aparecerá como
caminos o canales normales y cotidianos, siempre y cuando no interfiramos
con su operación al planear cómo debiera ser expresada. Comprendiendo a
Dios como siendo el dador de todo bien, no miramos a los otros ni siguiera
por aquello que constituya nuestro derecho humano o legal. En
circunstancias que justifiquen acción legal, naturalmente daríamos los pasos
humanos necesarios para obtener asesoría legal competente y para
presentar nuestro caso de la mejor manera posible. Sin embargo nuestra fe
y confianza no van a descansar en los tecnicismos del procedimiento legal,
sino en Dios como la fuente de toda justicia. El juicio, jurado, abogados y
testigos serán considerados como: instrumentos que expresen la justicia de
Dios.
La actitud de otros hacia nosotros, es estrictamente su propia
demostración. Si actuaran de acuerdo al bien, así será para ellos; si por el
contrario sus acciones fueran opuestas al bien, la cosecha de la discordia
será así también para ellos. Sólo en la medida en que busquemos a otros
para bien cabe la posibilidad de que no nos hagan mal. Nadie puede
hacernos bien ni mal, puesto que nos hemos sometido al gobierno y control
EL ARTE DE LA MEDITACIÓN
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de Dios. Buscamos sólo al Padre interior, así que los pensamientos y las
obras del hombre jamás podrán tocarnos. Somos responsables sólo: de
nuestra propia conducta hacia todos, y esa conducta debe estar de acuerdo
al gran mandamiento: Ama a tu prójimo como a ti mismo; ama a tus
enemigos; perdona setenta veces siete; ora por los que te ultrajan. Jamás
temas ni odies a aquéllos que actúan en contra de la ley divina del Ser único;
pero regocíjate en aquéllos que dejan que Dios los use como instrumentos
para bien.
Somos confrontados con la humanidad en muchos niveles: algunos
buenos, otros malos, y otros más, intolerables. Como humanidad, el género
humano se clasifica y cae dentro de varios estados de conciencia. La vida
para algunos se vuelve una lucha sin esperanza contra insuperables misterios
-mala salud, ingresos magros, impuestos altos, al vivirla sólo como seres
humanos, sin explotar los recursos internos; ignorantes de la verdadera
identidad. Para encubrir sus fallas y el sentido de inadecuación, algunas
personas asumen bravuconadas o aparentan una exuberante alegría exterior
tratando de ocultar su desilusión y frustración. Pero el hecho es que esa
gente, como toda la gente, se muere de hambre de amor. ¿Y cómo quieren
ser amados? Tal como nosotros: primero, siendo comprendidos. Muchos
de nosotros estamos convencidos de que ninguno nos comprende; si
nuestros amigos y familiares nos comprendieran verdaderamente, nos
perdonarían más. Siempre que tengamos contacto con diferentes grados de
humanidad, nuestra actitud debiera ser: la misma del Maestro: "Padre,
perdónalos; porque no saben lo que hacen"; no han sido despertados a su
naturaleza-Cristo. La vara de medir siempre debiera ser: sin importar las
apariencias, Dios es su verdadero ser; Dios es la única ley que los gobierna; y
sus únicas cualidades son conferidas por Dios.
Sólo hay un Uno -únicamente un Ser infinito. Sólo hay una Persona,
puesto que Dios es uno y Dios es infinito. Tal como sólo hay una sola vida, la
vida-Dios inundando nuestro jardín, aunque dicha vida pudiera aparecer en
doce especies diferentes; así es que a pesar de que nuestros amigos y
conocidos pudieran contarse por cientos, hay sólo una vida manifestada en
expresión individual. Jamás debiéramos temer a una persona si
recordáramos que: Dios es uno, que hay un solo Uno, y que ese Ser único es
Dios. En esa unicidad no puede haber discordia, desarmonía o injusticia
para nadie.
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CAPÍTULO XII
Y ÉSTA ES LA VOLUNTAD DE AQUÉL QUE ME ENVIÓ: QUE TODO AQUÉL QUE VEA AL
HIJO Y CREA EN ÉL, PUEDA TENER VIDA E T E R N A .
JUAN 6 : 4 0
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CAPÍTULO XIII
NO TEMÁIS
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Yo estoy contigo, y Yo estaré contigo hasta el fin del mundo. Suelta tus
cargas a Mis pies; suelta tus cargas con la seguridad de que todo bien está
incorporado y abarcado dentro de tu ser. Yo nunca Te dejaré ni Te
abandonaré. Si hicieras tu cama en el Seol, ahí estaré Yo contigo. Si
caminaras por el valle de sombra de muerte, Yo estaré contigo -sólo camina
en quietud, en confianza y en seguridad; 'camina sin buscar'.
No hay paz; no hay descanso para aquéllos que están buscando fuera de
su propio ser. El reino de Dios está dentro. Acepta Mi reino y queda en paz.
Acepta Mi promesa: Ahora sois los hijos de Dios. Ahora sois Mi herederos,
co-herederos con Cristo; y todas las riquezas celestiales son vuestras ahora -
ahora, no mañana; ahora, no ayer. No hay nada que obtener mañana; no
hay arrepentimientos por el ayer; sólo existe este ahora viviente, este
momento de descanso en Mí, de confianza en Mí.
ustedes. Jamás teman ningún efecto; jamás teman aquello que es creado:
confíen en el Creador. Para ustedes, ¿lo creado significa más, que su
Creador? ¿Aman más aquello que ha sido creado, que a su Creador?
¿Temen aquello que Dios ha creado? ¿Hay otro creador aparte de Dios?
¿Existe otra creación, una creación separada de Dios? "He aquí, sólo esto
he hallado: que Dios hizo al hombre recto; pero ellos buscaron muchas
perversiones". No teman lo que el hombre pueda pensar, decir o hacer. No
teman las mentiras o maquinaciones de la mente humana.
El pensamiento del hombre no es poder. "Porque Mis pensamientos
no son vuestros pensamientos. dice el Señor". Jamás esperen una
bendición ni teman una maldición, del pensamiento del hombre. El mal que
los hombres hacen, no se eleva más allá de ellos mismos. Todo mal es:
auto-destructivo. Destruye sólo a aquéllos que lo idean, pero jamás a
aquéllos hacia quienes es dirigido. El mal es poder sólo para aquéllos que le
confieren poder.
Cualquier cosa que acepten como un poder, aparte de Dios, puede
dañarlos; pero en sí mismo no tiene más poder que una sombra sobre la
pared. Si creen que otro puede dañarlos o que ustedes pueden dañar a
otro, entonces sufrirán; no por lo que alguien más haya hecho, o por lo que
ustedes hayan hecho, sino por su creencia de que hay un poder 'aparte de su
propia conciencia'. El daño llega, no por medio de otro, sino a través de
ustedes, por su desviación de la verdad. Ustedes deben salir y ser apartados
de la creencia de que el mal o el bien pueda llegar a ustedes.
No teman ningún pensamiento o acción malos que se dirija contra
ustedes o contra alguien más. No teman a ninguna persona, y sobre todo,
no se ofendan ni la odien; de lo contrario la atan a ustedes con las
repugnantes cadenas del odio. Deben entender que el mal sólo puede tocar
a la persona que lo acepta: por ello jamás teman al mal; nunca lo odien;
jamás se ofendan; sino respondan siempre, con compasión.
De su bien podría "hablarse mal"; incluso se podría considerar
debilidad; pero no dejen que eso los importune. No tienen la
responsabilidad de probar nada, y nada tienen que probar. Dejen que el
mundo acepte sus propios conceptos de Dios y del hombre, de la religión y
de la oración. "Bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os
odian, y orad por los que os ultrajan y os persiguen". Oren por su despertar;
¡pero jamás les teman; y nunca se ofendan!
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POR JOEL S. GOLDSMITH
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CAPÍTULO XIV
EL TABERNÁCULO DE DIOS
¡CUÁN AMABLES SON TUS MORADAS, OH SEÑOR DE LOS EJÉRCITOS! MI ALMA ANHELA Y AUN
ARDIENTEMENTE DESEA LOS ATRIOS DEL SEÑOR; MI CORAZÓN Y MI CARNE CLAMAN POR EL DIOS
VIVO.
SALMOS 84:1,2
UNA COSA HE DESEADO DEL SEÑOR, ÉSTA BUSCARÉ: QUE PUEDA YO ESTAR EN LA CASA DEL
SEÑOR TODOS LOS DÍAS DE MI VIDA, PARA CONTEMPLAR LA HERMOSURA DEL SEÑOR, Y PARA
INQUIRIR EN SU TEMPLO.
SALMOS 27:4
una fuente hecha de bronce donde los sacerdotes del templo se lavaban sus
manos y pies, antes de ofrecer sacrificios o antes de entrar al templo.
El lugar sagrado tenía acceso sólo para los sacerdotes. En su lado
norte había una mesa de madera. Esta era la mesa del pan de la
proposición, sobre la cual ponían doce hogazas de pan sin levadura, divididas
en dos montones separados. Este pan era la muestra de la abundancia y la
gracia de Dios, y cada semana era puesta sobre la mesa una provisión fresca.
La palabra "pan de proposición" significa "pan de la Presencia", y es
interpretada por algunos de los estudiosos bíblicos como el símbolo de la
presencia de Dios. En el lado opuesto del templo, al otro lado de la mesa
del pan de la proposición, estaba el candelero de oro; un pie de metal con
tres ramas a cada lado, sobresaliendo tres copas en forma de flor de
almendro, las cuales formaban los receptáculos para las siete lamparillas.
En estas lamparillas se quemaba de continuo aceite de oliva. Cerca de la
entrada al Lugar Santísimo, y similar en construcción al altar de bronce en el
patio, había un altar dorado en el cual el sacerdote principal quemaba por la
mañana y por la tarde, incienso consagrado para este propósito.
El punto más sagrado en todo el tabernáculo era el Lugar Santísimo,
localizado justo delante del lugar sagrado. En este recinto eran depositados
los símbolos del más alto valor y significado para el ritual, y sólo una vez al
año se les permitía a los sacerdotes entrar en este sagrado recinto. Ahí
reposaba el arca de la alianza: un arcón de madera de acacia cubierto de oro.
Se creía que ahí, la verdadera presencia de Dios podía ser hallada; pero sólo
aquéllos con manos limpias y corazón puro podían tener acceso a esta
Presencia.
Ahora bien, por medio de la meditación, intentemos comprender el
significado espiritual del simbolismo de este templo de adoración.
Comencemos con el patio. En el altar de bronce que saludaba a todo el que
entraba, dejaban su sacrificio aquellos que adoraban. En esos primeros días,
el sacrificio consistía normalmente en consignar al fuego, algún objeto
material de valor intrínseco, probando con ello la sinceridad de la devoción
de uno, así como la voluntad de renunciar a todo por alcanzar a Dios. El
buscador tenía que liberarse de todo aquello que se interponía como una
barrera, en su comunión con Dios; y tenía que estar dispuesto a lanzar al
fuego ardiente todo aquello que impidiera su progreso. Esta práctica
simbolizaba el sacrificio del sentido personal, porque nadie puede acercarse
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gracia, la salud o las riquezas; sino sólo Tu gracia. Renuncio a todo deseo
por gente, lugar, cosas, circunstancias o condiciones -incluso mi esperanza
del cielo. Entrego todo deseo por reconocimiento, recompensa, gratitud,
amor o comprensión. Yo estoy satisfecho con Tu gracia. Si tan sólo pudiera
sentarme aquí y tomarme de Tu mano, jamás pediría ni siquiera el desayuno
de mañana; ayunaría el resto de mis días. Tan sólo déjame tomarme de Tu
mano, y jamás volveré a sentir hambre; jamás volveré a sentir sed. Sólo
déjame tomarme de Tu mano; permíteme estar en Tu Presencia.
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cabo fielmente, estaremos justo detrás del altar del incienso, frente al velo a
semejanza de niebla, el cual finalmente será descorrido, revelando el arca
de la alianza.
Si nuestra meditación ha sido gentil y serena trayéndonos a esa
comprensión espiritual de nuestro ser-Dios; si nuestros ojos están abiertos a
la realidad espiritual; contemplaremos el gran misterio: la niebla
desaparecerá; el velo será descorrido; y nos hallaremos ante la presencia de
Dios. Ya no habrá más oscuridad mental ni más oscuridad espiritual. La
presencia de Dios Se anunciará a Sí Misma, recordándonos:
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CAPÍTULO XV
LA HERMOSURA DE LA SANTIDAD
HE AQUÍ: EL CIELO, Y EL CIELO DE LOS CIELOS SON DEL SEÑOR TU DIOS; TAMBIÉN
LA TIERRA CON TODO LO QUE EN ELLA HAY.
DEUTERONOMIO 10:14
¿Pueden imaginar cuán amorosamente acarició esta masa inerte hasta que
su forma definitiva comenzó a delinearse en su mente? ¿Pueden ver más
allá del hombre mismo, y discernir la belleza del alma, la pureza de la mente,
la inteligencia divina que lo guió y le dio la destreza a sus dedos?
Recuerden, él no estaba creando simplemente la figura de un hombre; el
Buda representa: iluminación, un estado de conciencia divino, aquello que el
occidente llaman el Espíritu de Dios en el hombre, el Cristo o el Hijo
espiritual. En la mente del artista está el deseo de compartir con otros su
concepción de este espíritu de Dios en el hombre. Al comprender el amor
del escultor por su obra, se despierta en nosotros un aprecio más profundo
por el tema y por el arte expresado en esta figura.
Tal como el artista se ha expresado por medio de esta figurita o tal
como la naturaleza se ha expresado como la hermosa flor, del mismo modo
nosotros vivimos por la gracia de una Presencia y Poder invisibles, el cual
está expresándose a Sí Mismo como creación. En esta forma de meditación
no sólo nos deleitamos en atardeceres espectaculares, en montañas
imponentes, o en cielos estrellados; sino que viéndolos, vemos más allá de
ellos hacia el amor, la habilidad y la integridad de lo Invisible, manifestado
como la obra de las manos de Dios. La actividad incesante del Amor divino
garantiza la continuidad de esta creación magnífica llamada: hombre y el
universo.
Meditando en la actividad de Dios apareciendo como fenómenos
naturales o como cualquier otra forma de belleza, se nos enseñará a mirar a
través del hombre hacia su origen divino, sin considerar sus errores ni sus
éxitos. Dios Se ha expresado; Sus propias cualidades aparecen como todo
hombre, mujer y niño. Todas estas fuerzas de lo Invisible están unidas para
formar la expresión visible de la inteligencia, la vida, el amor y el gozo. Esto
no se aprecia a través de la observación superficial de una persona, así como
tampoco la causa invisible de una planta o de una obra de arte se aprecia
con los sentidos. Sólo mirando a través de la apariencia, hacia lo Invisible,
es que Su esencia es discernida.
A la luz de dicha percepción, todo individuo es re-conocido como una
expresión del divino Ser infinito, expresándoSE en manifestación. La crítica
y la condenación son transformadas en un amor profundo por este universo
y su gente. Con esta transformación llegará la compasión por aquéllos que
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TERCERA PARTE
MEDITACIÓN:
LOS FRUTOS
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CAPÍTULO XVI
tenía sentido que los hombres justos fueran apedreados, lanzados a los
leones o quemados en la hoguera. Desde el punto de vista humano esto
jamás tendrá sentido; pero cuando el Espíritu de Dios ha tocado a uno, éste
entiende que en realidad a nada se ha renunciado, nada se ha perdido ni
sacrificado. Representa martirio sólo para aquéllos que no entienden. Para
el iluminado espiritualmente, es el cumplimiento de su destino y experiencia
espirituales, y aquello que es ganado, compensa con creces aquello que el
mundo considera como pérdida.
Hoy en día la actitud del hombre del mundo es similar a la de aquellos
paganos de hace mil novecientos años. Contempla con asombro y
desconfianza a todo aquél quien, deliberadamente, elige dedicar su tiempo y
dinero al desarrollo de su naturaleza espiritual, más que en perseguir
placeres, fama y fortuna -los 'dioses' de este mundo. Tal elección, a los ojos
del materialista, se asemeja al sacrificio de los mártires Cristianos; pero para
la persona que incluso sólo haya vislumbrado la naturaleza de la senda
espiritual, y especialmente para quien ya haya experimentado al Cristo, lo
ganado compensa en creces aquello que ha sido abandonado.
En esta vida todo son subidas y bajadas -todo son montañas y valles.
Algunos días vemos al mundo desde la cima de una hermosa montañita y el
mundo entero parece gentil y bondadoso; pero antes que nos demos cuenta
hemos descendido al valle. Hay otros días cuando vamos cuesta arriba a la
cumbre de la montaña más alta, sólo para encontrarnos al siguiente día, con
que le dimos paso a la desilusión y a la desesperanza. Estos períodos no
tienen importancia alguna y son de poca valía; forman parte del ciclo rítmico
de la vida humana. Las experiencias del valle no son más que una
preparación para las experiencias en la montaña. Siempre hay un valle
entre dos montañas; uno no puede ascender la siguiente montaña sin
primero haber cruzado por el valle que yace en medio. En términos bíblicos,
ningún hombre puede hallar su vida hasta que la pierde. Es en el valle
donde uno suelta las cargas del yo humano con sus deseos, necesidades y
anhelos. Así, liberado de cargas, se está libre para subir la siguiente
montaña más alta. Conforme continúa el viaje, las experiencias de la
montaña serán de mayor duración, en tanto que las del valle se acortarán.
Esto continúa año tras año hasta que se alcanza un punto de transición
donde las alturas se vuelven la morada permanente.
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Hoy puede ser ese día de transición para nosotros. Si recordamos este
día como el momento cuando tomamos la decisión de olvidar "aquello que
queda atrás y [extendernos] hacia lo que está delante, [prosiguiendo] hacia
la meta del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús", al cabo de un año
no podríamos sino admitir que está en marcha una transformación de
nuestra vida. El sentido humano de la vida jamás volverá a tocarnos tan
profundamente: jamás volveremos a ser capaces de odiar o amar con la
intensidad de antaño; tampoco nos enojaremos ni nos regocijaremos con la
misma intensidad de la emoción humana. La profundidad de nuestra visión
continuará trayendo mayor luz espiritual, sabiduría y guía, por lo que cada
día será un día de discernimiento más profundo, un día de mayor vida que el
día anterior, en la atmósfera de Dios. Esta experiencia servirá como
fundamento sobre el cual podremos edificar el templo de nuestro cuerpo y
hogar, el templo de nuestra experiencia individual -un templo no hecho con
manos, eterno, en los cielos.
En este trabajo estaremos en ese lugar de la conciencia donde el Cristo
debe ser experimentado. Por años hemos hablado y escuchado acerca de la
belleza de el Cristo, del poder de el Cristo y de la influencia sanadora de el
Cristo -ese Espíritu del Señor dentro de nosotros. Muchos de nosotros
también hemos sido bendecidos por medio de los logros de otros, de este
Espíritu de Dios. Ahora el tiempo ha llegado cuando ya no deberemos
depender más de charlas o de la iluminación de otros. Nosotros mismos
debemos tener la experiencia para poder estar en este mundo, más no ser
de él; para caminar este mundo de aquí para allá y ni así ser parte de él;
entrar y salir de las discordias y desarmonías, así como de los placeres y
armonías, de este mundo, y con todo ello mantener nuestra integridad
espiritual. Perderemos todo sentido de 'tener' que hacer algo, o 'tener' que
saber algo, o 'tener' que entender algo. Hay una liberación de la
responsabilidad personal, y descansaremos en silencio y en quietud en la
conciencia de que donde el Espíritu del Señor esté, ahí hay libertad. Seamos
espectadores observando a Dios en acción en Su universo, re.conociendo al
Ser trascendental cuando lleva a cabo Su labor por medio de nuestra
conciencia.
Algunas personas han tenido una experiencia de Dios, sin la
consecuente transformación exterior. Ellos han vivido tan sólo de ese
recuerdo, porque no sabían lo que significaba; no supieron cómo se alcanzó
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poner las palabras en nuestra boca y revelar cuál acción debiera tomarse. El
maná cae día tras día; día tras día nos son dadas la sabiduría, guía y dirección
necesarias para ese día. Por lo regular Dios no nos avisa con una semana de
anticipación; recibimos la dirección cuando la necesitamos. Hemos
adquirido el hábito de impacientarnos, y el resultado es que en lugar de
esperar para que sea manifestada la decisión de Dios, dejamos que el miedo
se deslice y después, asustados por los posibles efectos infortunados de la
indecisión, nos precipitamos y actuamos sobre la base de 'nuestro mejor
juicio humano'.
En el vivir espiritual no dependemos de nuestras evaluaciones
'humanas' correctas de la situación. Sin importar cuán buenos puedan
parecer nuestros juicios, nos apartamos de ellos y vamos al Padre: "Padre,
muéstrame cuándo moverme; muéstrame si debo o no dar el siguiente paso,
y cuándo darlo". Con paciencia y práctica desarrollamos la conciencia de un
espectador, de esperar en el Señor, la cual nos conduce al milagro de la vida
en la que descubrimos no sólo que hay un Dios, sino que Ello se ha
convertido en el factor gobernante en nuestra vida: Ello se ha hecho cargo
de nuestra experiencia. Al no esperar hemos impedido la actividad y
operación de Dios en nuestros asuntos, al no ser espectadores, al no
sentarnos, por así decirlo, apartados de nosotros hasta sentir que el Padre Se
está haciendo cargo. Si tan sólo hiciéramos eso, hallaríamos el milagro de
una Presencia divina yendo delante de nosotros para hacer, todas las cosas,
nuevas. Cuando nosotros tomamos una decisión, a menudo encontramos
obstáculos infranqueables en el camino; pero cuando Dios toma la decisión,
Dios va delante de nosotros y remueve todo obstáculo. Todo lo necesario
para facilitar la tarea, es provisto.
Hagamos del ser espectadores, una práctica diaria:
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CAPÍTULO XVII
hacer algo o ser algo. Esa también tendrá que ceder, finalmente, ante el
Cristo resucitado.
No hay límites para la profundidad de la naturaleza-Cristo. La
iluminación conduce a la comunión, en la cual se da un intercambio
recíproco; algo fluyendo desde Dios hacia nuestra conciencia, y retornando
de nuevo desde nuestra conciencia hacia Dios. Se trata de una meditación
llevada a un grado más profundo de la que se haya experimentado hasta
aquí, pero nosotros no somos quienes la llevamos -Dios es quien la lleva.
No puede hacerse gracias a algún esfuerzo de nuestra parte; no puede ser
forzada. Sólo podemos ser pacientes y esperar por Ello, y después hallar
que Ello Se hace cargo; y habrá un intercambio pacífico y gozoso en el cual
sentiremos el amor de Dios tocándonos, y nuestro amor por Dios retornando
a Dios.
En la comunión, la actividad del Cristo se convierte en una experiencia
continua -una experiencia re.conocida no sólo en raros intervalos, sino
siempre presente. Gradualmente es alcanzado un punto de transición en el
cual se da un cambio radical. Ya no vivimos más nuestra propia vida; Cristo
vive nuestra vida por nosotros y a través de nosotros; nos convertimos nada
más y nada menos, que en un instrumento para esta Actividad divina: ya no
tenemos voluntad personal; ya no tenemos deseos propios; vamos cuándo y
dónde, somos enviados; ya no tenemos provisión propia; ni siquiera tenemos
salud propia. Dios está viviendo Su Vida como nosotros. Cuando Dios vive
nuestra vida, el manto del Espíritu nos envuelve. Entonces, cuando alguna
vez alguien toque nuestra conciencia, tocará el manto del Cristo, y aunque
sólo el borde del manto sea tocado, habrá curación y redención. Envueltos
en este manto, resulta innecesario el ir a algún lado para llevar el mensaje-
Cristo al mundo; el mundo llegará hacia Ello dondequiera que estemos -pero
debemos estar revestidos con la conciencia de el Cristo.
La comunión, llevada a su última instancia, tiene como resultado la
relación final, la cual es: unión con Dios. En la comunión se alcanza tal altura
de conciencia, que resulta posible volverse al interior en cualquier momento
del día o de la noche, y sentir la presencia del Señor. Es como si Ello
estuviera diciendo: "Yo estoy caminando a tu lado"; y de nuevo Ello podría
decir: "Hasta aquí Yo he caminado a tu lado, pero ahora Yo estoy dentro de
ti". Pero finalmente escucharemos que Ello dice: "Hasta aquí Yo he estado
dentro de ti, pero ahora Yo soy tú -Yo pienso como tú; Yo hablo como tú; Yo
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CAPÍTULO XVIII
LA ILUMINACIÓN DISUELVE TODAS LAS ATADURA MATERIALES Y UNE A LOS HOMBRES CON LAS
CADENAS DORADAS DE LA COMPRENSIÓN ESPIRITUAL; RECONOCE SÓLO LA GUÍA DEL CRISTO; NO TIENE
RITOS NI NORMAS, SINO AMOR DIVINO, IMPERSONAL Y UNIVERSAL; NINGUNA ADORACIÓN, MÁS QUE LA
DE LA FLAMA INTERIOR QUE BRILLA SIEMPRE EN EL ALTAR DEL ESPÍRITU. ESTA UNIÓN ES EL ESTADO
LIBRE DE LA HERMANDAD ESPIRITUAL. LA ÚNICA RESTRICCIÓN ES LA DISCIPLINA DEL ALMA, POR ELLO
CONOCEMOS LA LIBERTAD SIN PERMISO; SOMOS UN UNIVERSO UNIDO SIN LÍMITES FÍSICOS; UN SERVICIO
DIVINO A DIOS SIN CEREMONIAS NI CREDOS. EL ILUMINADO CAMINA SIN TEMOR - P O R GRACIA.*
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