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"Una vez al mes, entre los crematorios 4 y 5 de cuando se hace en el nombre de la verdad: lo que

Auschwitz, en un lugar donde se apilaban se es para el deseo del Otro. Antes de despedirse,
montañas de ropa de los prisioneros, Helen Spitzer Helen le pidió a David que le cantara, y él satisfizo
-que entonces tenía 27 años- se reunía con David ese pedido cantando una canción húngara que ella
Wisnia -que tenía 17- para hacer el amor. Algunos le había enseñado susurrándole al oído, mientras se
internos montaban guardia por si era preciso dar la amaban en el refugio fabricado entre las ropas de
voz de alarma en el caso de que se acercase algún miles de infelices.
oficial. Helen era diseñadora gráfica y eso le sirvió
De vez en cuando viene muy bien leer y contar
para que los alemanes la destinaran a una tarea
historias como estas. Historias que demuestran que
burocrática en una oficina. David estaba dotado
aunque la condición humana está atravesada por
para el canto, y pronto se convirtió en un un factor letal ineliminable, el amor puede abrirse
entretenimiento para los asesinos, de tal modo que camino entre los intersticios del mayor espanto. El
lo retiraron de su primera tarea, consistente en amor es así: una criatura caprichosa e impaciente,
acarrear los cadáveres de quienes se suicidaban que nos arrastra a cometer maravillosas y
arrojándose contra las verjas electrificadas. Durante temerarias imprudencias, pero también un animal
dos años, Helen y David fueron amantes y se que aguarda agazapado 72 años para cumplir lo
prometieron mutuamente encontrarse en Varsovia que ha prometido. El amor que tantas veces nos
si lograban sobrevivir. Ambos lo consiguieron, pero salva y que al mismo tiempo puede matarnos.
por diversas circunstancias ese encuentro no se Somos a la vez esa criatura y ese viejo animal.
Ambos tratando de sobrevivir en la más absoluta
produjo. Ella acudió a la cita, pero él no pudo
extrañeza de esa cosa a la que llamamos la vida,
hacerlo. Las vidas de los dos transcurrieron de
porque algún nombre hay que ponerle a lo que no
maneras diferentes, aunque las contingencias los
tenemos ni idea de lo que es".
trasladaron a vivir a los Estados Unidos. Ambos se
casaron, él tuvo hijos, en cambio ella no. Helen se
dedicó a toda clase de causas humanitarias,
mientras que David -tras un período inicial como
trabajador en una compañía- vio realizado su deseo
de ser cantor religioso en una sinagoga. Nunca
volvieron a saber nada el uno del otro, hasta que
una serie de avatares hicieron posible que, solo 72
años más tarde de su primer encuentro, lograran
reunirse. Helen estaba postrada en una cama, casi
ciega y sorda. No obstante, cuando logró reconocer
a David algo de la vida volvió a su rostro y se
hablaron. Ella tenía una pregunta: quería saber si la
esposa de él conocía que ellos habían sido
amantes, a lo cual David respondió que sí. David
tenía a su vez otra pregunta: quería saber si era
gracias a ella que había logrado sobrevivir, y Helen
también contestó afirmativamente. En cinco
ocasiones, valiéndose de su posición en la oficina,
había evitado que lo enviasen a las cámaras de gas.
Cada uno tenía su pregunta, en la que palpitaba lo
que siempre está en el fondo de cualquier pregunta

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