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Universidad Nacional Experimental

De los Llanos Occidentales


“Ezequiel Zamora”
UNELLEZ
Programa de Estudios Avanzados
VPDR
Doctorado en Ambiente y Desarrollo

Profesor(a):
Dra. Belsy Montilla
Doctorante:
Zaraiza Del Carmen Ríos Salazar
C.I. 18.146.171

San Fernando de Apure, Julio 2020


La delgada capa de aire, agua y suelo de la Tierra es el hábitat del hombre,
tal como lo es de todos los demás seres vivientes. Al igual que cualquier otro
organismo, el hombre depende para vivir de lo que proporciona la biosfera:
agua, oxigeno, alimento y abrigo. El hombre y sus obras no podrán sobrevivir si
la biosfera no continua satisfaciendo estas necesidades; esto es cierto en
cuanto al hombre, visto solamente como un animal.

Pero el hombre es mucho más que un animal que necesita agua, respira
aire, junta alimentos y busca techo. Su inteligencia le ha dado la facultad de
tomar más recursos de la biosfera que los que implica el mero mantenimiento
del cuerpo. Para ejemplificar, los seres humanos gastan en energía corporal
unos 1.000 Kilovatios-hora por año, esto significa la multiplicación del impacto
de los seres humanos sobre la biosfera, desde luego consecuencia de la
tecnología.

Por lo tanto, la tecnología amplía poderosamente el efecto de los seres


humanos sobre la biosfera. El hombre prehistórico tomaba de la atmosfera solo
oxigeno necesario para respirar, el hombre tecnológico consume una cantidad
mucho mayor de oxigeno para mantener combustiones, para producir energía
eléctrica y alimentar procesos químicos. De acuerdo a Rodríguez, 2007:

Casos notorios de la contaminación ambiental tienen sus inicios a finales


del siglo XVIII con la revolución industrial, como consecuencia de la
creciente cantidad de producción y el uso de la máquina a vapor movida
por la combustión de carbón. Se conoce que la cantidad de bióxido de
carbono liberado por los motores de combustión construidos por el
hombre ha aumentado alarmantemente en las últimas décadas, sobre
todo después de la revolución industrial. En las ultimas 3 décadas los
niveles han aumentado de 315 a más de 400 (el promedio de C02 actual)
partes por millón (ppm. Antes de la revolución industrial los niveles eran
de 280 ppm, en el año de 1900 ya eran de 300 ppm.
El bióxido de carbono producido en procesos tecnológicos, ha alterado en
cierta medida su concentración en la atmosfera. Además de la multiplicación de
dichos procesos en la biosfera, la tecnología ha introducido en ella sustancias
que le son totalmente nuevas: el hombre creo radioisótopos y una amplia
colección de materiales sintéticos tales como plásticos, insecticidas, herbicidas
y numerosos materiales industriales. También estos alteran la biosfera, por lo
cual se refiere a los cambios en la naturaleza de la biosfera que han sido
producidos por la actividad huma, como la contaminación ambiental.

En los últimos años, esta se ha convertido en una cuestión de gran


preocupación pública, aunque el problema se ha intensificado en los países
altamente desarrollados, tiene ahora alcance mundial. La mayor parte de la
contaminación se origina en el uso urbano, industrial y agrícola, sin embargo,
esta se ha clasificado para su mejor comprensión en dos grupos de acuerdo a
su área de impacto: contaminación puntual y difusa.

Por su parte, la contaminación puntual de acuerdo a Fraume (2014), la


esclarece como: “Contaminación cuyo origen está bien definido, casi siempre la
salida de una tubería, una chimenea o sitio de acopio de residuos”. Mientras
que el mismo autor, define a la contaminación difusa como: “Contaminación
proveniente de una gran área territorial indefinida, en relación con el punto
desde el que se mide la variable. A mayor distancia, más difusa se hace la
fuente, con relación al lugar de interés o evaluación”.

Se denota claramente, la diferencia entre los dos tipos de contaminaciones


de acuerdo a su origen y relación de área, por lo que la primera se puede
controlar con acciones especificas, mientras que la segunda como se produce
en general a lo largo de extensas superficies, son mucho más difíciles de
controlar dado que no tienen una fuente única o fácilmente identificable.

Ahora bien, si se refiere al origen de la fuente de contaminación, pudiéramos


detonar otra clasificación según los desechos si son de origen urbano o rural;
se habla entonces de contaminación rural y contaminación urbana. Desde
el punto de vista urbano, algunos estudios (Sadik, 1991),citado por
Maldonado(2007) muestran cómo, en promedio, una ciudad de un millón de
habitantes consume diariamente 625.000 mts³ de agua, 2.000 toneladas de
alimentos y 9.500 toneladas de combustible; lo que a su vez genera 500.000
mts³ de aguas residuales, 2.000 toneladas de desechos sólidos y 950
toneladas de contaminantes atmosféricos; esto sin tomar en cuenta los
procesos industriales.
Por su parte, la contaminación rural las principales fuentes de contaminación
son la sedimentación, los fertilizantes, los pesticidas, el estiércol (de cerdos y
ganado o gallinas), además que el 60% de estas poblaciones reciben aguas no
tratadas, es decir, no distribuidas por tuberías.

Contaminación del aire

La contaminación atmosférica procedente de las actividades humanas


constituye uno de los problemas ambientales más importantes que afectan al
desarrollo en todo el mundo, señala el cuarto informe Perspectivas del Medio
Ambiente Mundial de las Naciones Unidas (GEO-4, 2007). La contaminación
del aire en lugares cerrados, procedente de la quema de biomasa o de carbón
para cocinar, afecta especialmente a mujeres y a niños.

La contaminación en lugares abiertos, en las ciudades o en puntos cercanos


a industrias importantes, causa un número desproporcionado de fallecimientos
o de problemas de salud entre los sectores de la población menos favorecidos.
Aproximadamente la mitad de la población mundial vive en grandes ciudades
que día a día crecen y se expanden, y que generan unos niveles de
contaminación que causan la muerte prematura de más de 2 millones de
personas cada año, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS,
2009).

Plantarse el problema de las emisiones contribuirá a la conquista de los


Objetivos de Desarrollo de Milenio (ONU, 2007), especialmente de objetivos
como la erradicación del hambre, garantizar la salud para todos y garantizar
una sostenibilidad ambiental. Los problemas ambientales relacionados con la
atmósfera son muy complejos.

Contaminación del agua

Los recursos de agua dulce disponibles cada vez son menores: para el año
2025, 1.8 millones de personas vivirán en países con absoluta falta de agua.
Para entonces, se prevé que los cortes de agua se incrementen en un 50% en
los países en vías de desarrollo y en un 18% en el mundo desarrollado. El
cuarto informe “Perspectivas del Medio Ambiente Mundial” de las Naciones
Unidas (GEO-4, 2007) afirma: “El creciente peso de la demanda de agua será
intolerable en los países con escasez de agua.” Los ecosistemas acuáticos
están perdiendo su capacidad de proporcionar agua dulce, alimentos y otros
servicios. Las actividades humanas implican también una reducción de la
calidad del agua, al contaminarla con patógenos microbianos y excesivos
nutrientes.
Para mejorar las condiciones de salud y saneamiento en las regiones en
vías de desarrollo, se necesitan plantas de tratamiento eficientes para el
manejo de agua potable y aguas residuales. Sin embargo, dichos esfuerzos
requieren inversiones sustanciales de capital

Contaminación del suelo

La contaminación ha empezado a afectar el suelo, en especial en las zonas


más desarrolladas por el uso de plaguicidas, fertilizantes y otros productos
químicos resultado de vertimientos industriales y producción agrícola. Aunque
no se poseen registros sistemáticos sobre la contaminación de suelos y aguas
ocasionados por el uso de fertilizantes y plaguicidas, un país agricultor, tiene
un alto consumo de plaguicidas y fertilizantes.

Efectos de la contaminación

Pese a los esfuerzos para afrontar la contaminación del aire desde 1987, la
emisión de los diversos contaminantes del aire a la atmósfera todavía causa un
impacto grave sobre la salud humana, sobre las economías y los modos de
vida, así como sobre la integridad y productividad del ecosistema.

Las emisiones de sustancias reductoras del ozono, como los


clorofluorocarbonos, llevan a un adelgazamiento de la capa de ozono
estratosférico, lo que produce un incremento en la radiación ultravioleta (UV-B)
que alcanza la superficie de la Tierra. Se sigue produciendo el agujero del
ozono o la desaparición estacional del ozono sobre el Antártico.

El incremento en la radiación UV-B afecta las tasas de cáncer de piel, los


sistemas oculares y el sistema inmunológico, y por tanto tiene implicaciones
importantes para la salud pública (OMS, 2006). También es preocupante el
efecto de los rayos UV-B en los ecosistemas, por ejemplo, mediante el impacto
en el fitoplancton y en las cadenas tróficas marinas.

La contaminación del ozono troposférico (a nivel de tierra) está produciendo


una reducción significativa en el rendimiento y la calidad de las cosechas. La
transferencia de contaminantes a lo largo del Hemisferio Norte, especialmente
del ozono troposférico, se está convirtiendo en un problema cada vez más
importante. Entre las enfermedades ocasionadas en relación a la
contaminación del aire se encuentran las infecciones fúngicas como la
aspergilosis, infecciones bacterianas, tales como la legionelosis, tuberculosis,
tosferina, difteria, meningitis bacteriana y enfermedades víricas como la gripe,
el sarampión, las meningitis virales y resfriados comunes.

Algunos expertos opinan que la escasez de agua podría ser una de las
principales causas de conflictos bélicos entre países en el futuro,
especialmente en las zonas más áridas. Sólo usándola en forma adecuada y
equitativa se podrían prevenir los efectos catastróficos de esta situación.

Los cambios en la forma en la que se usa el agua, tienen efectos negativos


importantes que requieren una atención urgente que garantice la sostenibilidad.
Se ha pronosticado que para el 2050 la escasez de agua será del 50% en los
países en vías de desarrollo y del 10% en los países desarrollados (WWAP,
2006).

El rápido crecimiento de los sistemas urbanos e industriales, como ya se ha


mencionado, ha traído consigo diferentes problemas ambientales relacionados
con la producción de desechos, la afectación de los ecosistemas acuáticos y
terrestres, las numerosas emisiones atmosféricas con sus impactos sobre la
calidad del aire y la atmósfera, la acumulación de ruido, la contaminación visual
y, más recientemente, la afectación por ondas electromagnéticas.

Efecto invernadero, calentamiento global y ruptura capa ozono

Para comprender del como resulta el impacto del uso de combustibles


fósiles sobre el balance energético del planeta, es necesario comprender como
se maneja efectivamente este sistema.
Según Pérez y Vallejo (2010), describen el proceso de balance
energético de la siguiente manera:

La Tierra absorbe la radiación del Sol, sobre todo en la superficie, esta


energía es redistribuida luego por las circulaciones atmosférica y
oceánica, y es irradiada nuevamente al espacio en longitudes de onda
más largas (infrarrojas). Para la media anual y para la Tierra en su
conjunto, la energía de la radiación solar que ingresa se equilibra
aproximadamente con la radiación terrestre saliente. Cualquier factor
que altere la radiación recibida del Sol o perdida en el espacio, o que
altere la redistribución de energía dentro de la atmósfera y entre
atmósfera, tierra y océano, puede afectar el clima.

Con el uso de combustibles fósiles, se produce un fenómeno


denominado forzamientos radiativos, y este mide el incremento calorífico que
experimenta la atmosfera de la tierra debido a la proporción de gases de efecto
invernadero. Por ende, al generarse aumentos en las concentraciones de los
gases de efecto invernadero (GEI) se reducirá la eficiencia con la cual la
superficie de la Tierra irradia energía al espacio. Esto ocasiona que la
atmósfera absorba más radiación terrestre que se desprende de la superficie y
vuelve a emitirla en altitudes superiores y temperaturas más bajas. Así se
produce un forzamiento radiativo positivo que tiende a calentar la atmósfera
inferior y la superficie. Como se desprende menos calor hacia el espacio, se
refuerza el efecto invernadero, es decir que se intensifica un efecto que ha
ocurrido en la atmósfera de la Tierra durante miles de millones de años.

Por consiguiente, al introducirse cambios en el equilibrio radiativo de la


Tierra, alterara el ciclo hidrológico natural mundial y la circulación atmosférica y
oceánica, afectando por ende las pautas meteorológicas, así como las
temperaturas y precipitaciones regionales. Se deduce entonces que, todo
cambio en el clima inducido por los seres humanos se añadirá a las variaciones
climáticas naturalmente preexistentes.

La capa de ozono impide que estas radiaciones nos alcancen. Entre los
responsables de la pérdida de la capa de ozono estratosférico figuran
compuestos clorados como los clorofluorocarbonados (CFC). Éstos, hace
algunos años, eran muy utilizados como refrigerantes y como gases de
propulsión en botes de spray, entre otras aplicaciones. Los CFC además
poseen una gran capacidad para retener el calor procedente de la Tierra,
favoreciendo el efecto invernadero.

Referencias bibliográficas

Fraume J.(2014). Manual Abecedario Ecológico, guía de términos ambientales.


Editorial Hogares Juveniles Campesinos.
GRUPO INTERGUBERNAMENTAL DE EXPERTOS SOBRE EL CAMBIO
CLIMÁTICO, (2004) Cuarto Informe de Evaluación. Cambio climático: informe
de síntesis. Resumen para responsables de políticas. 2007Ginebra, Grupo
Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático.
Maldonado, J.M.(2007). Dossier, CIUDADES Y CONTAMINACION
AMBIENTAL. Obtenido de http://www.redalyc.org/articulo.oa?
id=121015710002
Pérez J., Vallejo M.(2010) Contaminación Ambiental en Colombia I. Problemas
ambientales, globales y nacionales.
Programa Naciones Unidas para el Medio Ambiente. (2007) Informe de
evaluación de las Perspectivas del Medio Ambiente Mundial para el desarrollo
(GEO- 4). ____________(2000) Perspectivas del Medio Ambiente Mundial.
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. (2008) Objetivos del
Milenio –2015.

Rodríguez, J. (2007) El palimpsesto de la ciudad: ciudad educadora. En: www.


eumed.net/libros/2007a/.

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