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Glosario.
Sugerencia.
Video.
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MÓDULO 1
EL ADULTO JOVEN COMO ALUMNO.
SUS CARACTERÍSTICAS
CARACTERÍSTICAS PSICOSOCIALES
• afectivo,
• sexual,
• social,
• intelectual y
• físico.
Los criterios según los cuales podemos determinar con mayor precisión el concepto de
adulto son fundamentalmente tres:
La sexta etapa de la vida según Erickson (1980,1982), ubica al adulto joven en la inti-
midad vs el aislamiento. Cuando Erickson habla de la intimidad en esta etapa, se refie- Intimidad es
re a mucho más que el simple hecho de la vida amorosa, a la capacidad de compartir mucho más que
con otra persona y de cuidar de ella sin temor de perderse a sí mismo en el proceso. la vida amorosa.
En el caso de la intimidad, lo mismo que en el de la identidad, el éxito o el fracaso ya
no dependen directamente de los progenitores; solo indirectamente, en la medida que
han contribuido a ello las etapas anteriores.
Buscar independencia de los padres no significa romper los lazos que lo unen a ellos,
sino el desarrollo de otra clase de relación con los progenitores en la cual el adulto
acepta las consecuencias de sus propias actuaciones. Esta es la base para que el
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individuo encuentre su lugar como miembro útil de la sociedad. Se espera que tome
decisiones, sea firme en ellas, soporte sus consecuencias y se enfrente a la realidad.
• Emerge el pensar por pensar mismo. No se opera sobre las cosas sino sobre las
ideas o proposiciones dentro de una lógica reversible.
• Se puede pensar la realidad en términos de relaciones y sistemas, no de ele-
mentos separados. El mundo físico y social aparece como configuraciones di-
námicas.
• Se adquiere así la capacidad de pensar más allá de los límites de lo real. Se ha-
ce presente lo virtual, lo posible, el futuro, con incertidumbres y azares.
• Esta capacidad de pensar favorece el desarrollo de la empatía (ponerse en el
punto de vista del otro) desarrollando la cooperación intelectual, social, aplicati-
va, etc.
LA CULTURA JUVENIL
Las nuevas interpretaciones del mundo son expresadas por los jóvenes a través de la
música, los tatuajes, la vestimenta, la pintura, el trabajo, los movimientos sociales, etc.
En este sentido las culturas juveniles sintetizan su pensamiento, tanto de los incorpo-
rados como de los no incorporados, a los patrones culturales dominantes de una so-
ciedad. En esas construcciones culturales los jóvenes en no pocas oportunidades,
retoman figuras del pasado para justificar sus acciones. Esa capacidad de volver al
pasado para tomar elementos culturales y adaptarlos a sus nuevos contextos sociales
o romper abruptamente con las tradiciones, forma parte de su dinamismo y heteroge-
neidad.
1
Reguillo Cruz, R. Emergencia de culturas juveniles. Estrategias del desencanto. Buenos Aires: Norma, 2000 Grupo Editorial
Norma.
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En una misma década es posible detectar cambios significativos en la música, pintura, Conocer para
vestimenta, simpatías políticas, etc., de los jóvenes. Lo que a muchos adultos puede orientar.
parecer una actitud apática frente a las problemáticas sociales puede ser simplemente
el reflejo de un rechazo hacia las formas tradicionales de protesta y militancia política.
Su aparente actitud antirreligiosa puede ser expresión de un reclamo a la Iglesia, más
que a la negación de la existencia de Dios o el rechazo a las enseñanzas de Jesús.
Los dibujos hechos en las paredes pueden expresar su disconformidad con las injusti-
cias existentes más que constituir simples actos anárquicos.
Resulta imperativo ver estas culturas desde otras perspectivas que nos permitan com-
prender mejor sus mensajes, y a su vez, influir positivamente en su proceso cultural,
siempre y cuando quieran ser influidos. Desde luego, podremos encontrar tanto aspec-
tos social y humanamente positivos como negativos; la tarea de padres y profesores
no es juzgar sino comprender para incidir positivamente, en la medida de lo posible, en
su proceso cultural.
Una consideración fundamental que vale la pena hacer en este sentido, es que a la
universidad le corresponde ser mediadora de la cultura con los adolescentes y los
adultos, conciencia crítica de la sociedad y propiciadora de las profesiones y las disci-
plinas; es decir, que la universidad tiene una responsabilidad especial con la cultura y
con la formación de los jóvenes, que va más allá de la transmisión y generación de
conocimientos.
La universidad debe asumir la cultura como reflejo de los cambios sociales, pero tam-
bién como fundamento de las transformaciones más profundas de una época: Los
valores, las identidades, las creencias, las sensibilidades, las concepciones del mundo
y de la vida, se arraigan en los procesos culturales, los cuales también les dan signifi-
cado y los expresan.
EL JOVEN Y LA UNIVERSIDAD
Este nuevo camino es un desafío que implica ingresar a una organización y a una cul-
tura especial, la cual se va conociendo y aprendiendo en forma gradual. Nadie se reci-
be de estudiante universitario de un día para el otro, ni en dos o tres semanas. Esto
requiere tiempo, aunque no es sólo "cuestión de tiempo". Ingresar a la Universidad
implica cambios y los cambios requieren adaptación y transformación, reorganización
personal, familiar, y social. Estos procesos son propios del crecimiento y se dan en
esta etapa de la vida en la que se modifica el "afuera y el adentro"; es decir, que el
joven asume nuevas maneras de afrontar la vida, pensando sobre el modo de estudiar
y aprender, relacionándose de otro modo con el conocimiento y con los demás, termi-
nado de plasmarse la identidad.
La escuela sirve para aprender, compartir y crecer. Es el espacio que ya se había con- Reglas y códi-
vertido en familiar, en el que las reglas y los códigos son claros y permiten organizar y gos nuevos.
responder en forma segura. Pero, al finalizar la escuela y al comenzar los estudios en
la Universidad, se sienten las incertidumbres de no saber cómo actuar, de qué manera
organizar el tiempo, a quién recurrir, a dónde ir. La sensación a veces es de vacío por-
que "ya no nos sentimos estudiantes secundarios, pero tampoco universitarios".
Pero también es cierto que la Universidad es para muchos una ciudad distinta, y no es
El aprendizaje
suficiente un plano para ubicarse en ella. Desde las cuestiones prácticas que hacen a de lo cotidiano
la vida cotidiana: ¿Dónde queda el aula a la que debo ir? ¿Quiénes son mis profeso- en la universi-
res? ¿Cómo hago para inscribirme? ¿Qué significa ser "alumno regular"? ... Hasta los dad.
temas más profundos como ¿Qué se espera de la participación del estudiante en la
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Alain Coulon (1993) Ethnométhodologie et Education, París. PUF;citado por Teobaldo (1996).
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vida universitaria? ¿Cómo está organizada la institución? Son cuestiones que induda-
blemente muestran un universo institucional desconocido, cuyas pautas rompen el
mundo que se acaba de dejar y se reflejan en algunas expresiones que dan cuenta del
impacto de esta ruptura:
Este tiempo puede extenderse a lo largo de todo el primer año de estudios o más, y se
va resolviendo a medida que se presentan experiencias y oportunidades de participa-
ción, que son diferentes a las ya conocidas: disponer de horarios de consultas con los
profesores, la primera evaluación parcial, la necesidad de compatibilizar y organizar
horarios, tomar decisiones acerca de las materias a cursar, entre otras.
Tiempo de afiliación: este tiempo no siempre es reconocido por los propios protago-
nistas. Pero se advierte cuando el estudiante se involucra en los problemas de la Uni-
versidad, se siente parte de ella. No sólo se adapta, sino que participa en las activida-
des que se proponen en las aulas y más allá de ellas. Sabe que la Universidad le ofre-
ce modos de participación. Construye efectivamente lo que algunos llaman la "ciuda-
danía universitaria".
ACTIVIDAD Nº 1
Lean el texto que se presenta a continuación (ver texto) y anali-
cen si identifican en sus alumnos los rasgos que señala la auto-
ra:
"Ahora bien, es importante que nos preguntemos entonces cuáles son las
dimensiones imaginarias del estudiante sobre la universidad, cuáles son las
significaciones y los sentidos que atribuyen a su condición de ser estudian-
tes universitarios.
1. Un elemento tiene que ver con el mandato social que dice, en este caso
al joven estudiante, qué tiene que hacer, cómo hacerlo y cómo actuar.
Una serie de expectativas y demandas familiares, universitarias y socia-
les son generalmente depositadas para que los estudiantes se hagan
cargo de su ejecución. Los procesos subjetivos, los procesos psicológi-
cos de los estudiantes están fuertemente atravesados por aquello que se
espera del ser estudiante. La institución educativa, pero también la insti-
tución familiar y la sociedad esperan de este sujeto un buen rendimiento,
un comportamiento acorde, una recompensa o una mejora de estatus
social. Estas demandas actúan en conjunto frente a los estudiantes
creando tensiones y ansiedades.
Estas palabras y muchas semejantes que usamos a menudo, pueden mostrar un mo-
do de relación con el conocimiento, en el que se aprende ‘para otro’, a quien ‘le debo’
(para el profesor, los padres, para la institución) o ‘para algo’ (aprobar, ser regular) que
tiene poco de sentido auténtico para quien aprende. El conocimiento se vive así como
algo ‘ajeno’ y que parece que hay que ‘sacarlo’ en lugar de apropiárselo.
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Dado que nuestra formación docente e identidad se ha construido en torno a los con-
tenidos científicos de nuestra asignatura, eso es lo que lo que sabemos. Pero esta
dimensión personal de cómo los alumnos aprenden, cómo transitan por su cabeza los
contenidos que les enseñamos, resulta "ajeno" y fuera de nuestro espacio de preocu-
paciones y saberes.
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Esta suele ser la reacción de muchos docentes a los procesos de aprendizaje de los
alumnos: es algo que es responsabilidad del alumno. Los profesores simplemente en-
señamos.
Una preocupación básica para los que desarrollamos nuestra actividad docente en el
nivel superior (en realidad en cualquier nivel del sistema debería ser una preocupación
central) es la reconsideración constante de los procesos y estrategias a través de los
cuáles los estudiantes llegan al aprendizaje. Solo desde un claro reconocimiento de
estos procesos estaremos en condiciones de poder mejorarlo, reajustando para ello
nuestros métodos de enseñanza.
Pero los métodos de enseñanza y los procesos que los estudiantes ponen en marcha
para realizar sus aprendizajes pertenecen para gran parte de los docentes, a la esfera
de las intuiciones o de las experiencias. Y muy poco de conocimiento pedagógico……
Las estrategias que los alumnos ponen en juego para aprender, los problemas para
afrontar este proceso, la forma en que el aprendizaje es afectado por las nuevas tec-
nologías o las nuevas modalidades de aprendizaje (a distancia, etc.) constituyen ele-
mentos que permanecen en una zona borrosa del conocimiento profesional.
APRENDER EN LA UNIVERSIDAD
Los profesores universitarios hemos construido una determinada imagen sobre que es
aprender y cómo se aprende.
Miguel Zabalza
Síntesis
Metáfora del puzzle: desde esta perspectiva aprender significa que vamos
uniendo las diferentes piezas de conocimientos y habilidades hasta llegar a
construir un aprendizaje más complejo. Es un aprendizaje que se va cum-
pliendo por aproximaciones sucesivas, cada vez de mayor nivel de profun-
didad y complejidad, a los asuntos a aprender o a los objetivos a alcanzar.
Esta visión del aprendizaje es bastante habitual y sirve de base a buena
parte de los modelos de enseñanza. Se parte de la idea de que cualquier
aprendizaje o habilidad compleja está formada por estructuras simples que
uno debe ir asimilando progresivamente hasta alcanzar el dominio de todo
el conjunto.
Enfoques de aprendizaje
La relación que establece un alumno con las tareas de aprendizaje puede asumir dis-
tintas modalidades; algunos investigadores, han caracterizado tres enfoques típicos
que adoptan los universitarios cuando enfrentan el estudio de un texto. Estos enfoques
pueden ayudarnos a pensar que estilos de aprendizaje promovemos en nuestros
alumnos.
Enfoque superficial
El interés está centrado en la evaluación, respondiendo a una exigencia externa sin
tomar conciencia de la relevancia de los conocimientos que se adquieren durante este
proceso de formación. Las metas predominantes son de acreditación (obtener una
nota o un certificado).
Se aprende o desarrolla el trabajo sin especial intensidad, sin ampliaciones, sin rela-
cionarlo con otras cosas. Es un tipo de aprendizaje muy reproductivo. De ahí que su
capacidad de transferencia a otros contextos sea baja.
"Entonces uno tomaba apuntes de todo lo que se trataba en clase [...] y después en la
evaluación respondíamos con eso".
Enfoque profundo
El interés está centrado en comprender el contenido que se está estudiando con el
objetivo de profundizar, establecer relaciones amplias con otros contenidos. Se trabaja
con el material utilizando capacidades cognitivas de alto nivel (síntesis, análisis, com-
paraciones, contrastes, etc.) y tratando de identificar los puntos clave y los principios
subyacentes a las cuestiones planteadas que sirven para integrar las ideas.
1. Edgar Morin (1981) (18) ha sistematizado con mucho acierto las ideas sobre el es-
pacio. Frente al paradigma de la "simplificación" (clásico), propone el paradigma de
la "complejidad espacial", donde se recuperan elementos antes excluidos, tales
como: juegos, acontecimientos, singularidades, etc.
Toda la actividad humana se relaciona con la experiencia del espacio, sus formas
guardan relación con la manera de entenderlo. Una forma es como algo absoluto,
geométrico, independiente, cartesiano, no sujeto a variaciones producidas desde el
exterior.
Es el mero espacio físico. Otra vía para comprender la construcción del espacio es
su entendimiento en términos de relación, de interacción, a través de los vínculos
en redes que establecen los grupos humanos que lo ocupan.
Piensen las interacciones telemáticas por chats que realizan los y las adolescentes.
El espacio escolar no es una caja que se necesita llenar sino un espacio de vida en
el cual suceden los acontecimientos y discurren las historias personales. El espacio
escolar como ambiente de aprendizaje nos remite inevitablemente al tipo de inter-
acción que se llevan a cabo allí.
Los no lugares son espacios que no pueden definirse según los elementos ante-
riores.
• Digital
• Fenomenológico
3. Los ritmos de la realidad virtual es una base de datos gráficos interactivos, explora-
bles y visualizables en tiempo real en forma de imágenes tridimensionales capaces
de provocar una sensación de inmersión (Quéau, 1998) (19). Por ello se puede en-
tender por virtual cualquier relación establecida en tiempo real entre dos emiso-
res/receptores situados físicamente en lugares distintos.
BIBLIOGRAFÍA
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