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\ o o x
^ y ^ r o s
CL A.
DERECHO PENAL,
CRIMINOLOGÍA Y
POLÍTICA CRIMINAL
EN EL CAMBIO
DE SIGLO
CORTE SUPREMA
C A.
18786
BIBLIOTECA
EDITORIAL
JURÍDICA
DE CHILE
www.edjtorialjuridica.cl.
CORTE
¡SUPREMA!
BIBLIOTECA
COLECCIÓN DE CIENCIAS PENALES
DIRECTOR
COMITÉ EDITORIAL
CONSEJO DE REDACCIÓN
El autor
dicha, en este texto mi verdad sólo estaba basada en una intuición, tomada de los
planteamientos de BUSTOS, Manual de Derecho penal, 3a ed., Barcelona, 1989, pp. 45
y 157, recogidos hoy también en BUSTOS/HORMAZÁBAL, op. cit., p. 108, donde se
sostiene que el poder punitivo del Estado se encuentra limitado materialmente por
el principio de lesividad -afectación de los bienes jurídicos-, y por tanto "no se
pueden establecer penas que no tengan su fundamento de existencia en un bien
jurídico protegido, no se pueden establecer delitos que no estén construidos sobre
la existencia de un bien jurídico; es necesario ir a la descriminalización de todos
aquellos hechos que no estén en relación a la defensa de un bien jurídico".
lítica crimínale", en Rivista Italiana diDiritto eProcedura Penale, Nuova Serie, 1982,
N° 1, pp. 42-81, p. 65.
11 TERRADILLOS, op. cit., p. 1 2 4 .
14 EDITORIAL JURIDICA. DE C H I L E
I. SOBRE LA NECESIDAD DE LA EXISTENCIA DE UN BIEN JURÍDICO A PROTEGER POR.
15 EDITORIAL J U R I D I C A DT CHILE
D E R E C H O P E N A L , C R I M I N O L O G Í A Y P O L Í T I C A C R I M I N A L EN EL C A M B I O DE S I G L O
p. 22), la voz "Constitución" se refiere aquí sólo a las cuestiones relativas a la "forma
de la detención" y no a "los casos" en que ésta podría producirse.
17 Al respecto, ver MATUS, op. cit., p. 56.
18 BUSTOS, op. cit., pp. 51s. Igual en BUSTOS/HORMAZÁBAL, op. cit., pp. 117ss.,
aunque unas páginas más allá (p. 121), y tomando en cuenta los aportes de HOR-
MAZÁBAL, op. cit., p. 12, se afirma, algo contradictoriamente, que para establecer
los bienes jurídicos, desde el punto de vista "político-jurídico", se ha de "tomar en
cuenta la respectiva Carta Constitucional".
19 BUSTOS/HORMAZÁBAL, op. y loe. cit. en n o t a anterior, cfr. TERRADILLOS, op.
cit., pp. 130 y 142.
EDITORIAL JURIDICA DE C H I 1 E 20
I. SOBRE LA NECESIDAD DE LA EXISTENCIA DE UN BIENJURÍDICO A PROTEGER POR...
1. INTRODUCCIÓN
2 Es por ello que quedan fuera del ámbito de este análisis las cuestiones re-
lativas al carácter accesorio que, conforme a los artículos 54ss. del Código Penal
español tienen ciertas penas privativas de derechos, carácter que con buenos ar-
gumentos rechazan FERRAJOLI, Derecho y Razón. Teoría del galantismo penal (1989),
T r a d . ANDRÉS et al., M a d r i d , 1 9 9 5 , p. 4 1 8 ; y en E s p a ñ a MANZANARES SAMANIEGO,
"Las inhabilitaciones y suspensiones en el proyecto del Código Penal", en Anuario
de Derecho Penal y Ciencias Penales, Vol. 34, N° 1 (1981), pp. 35-58, p. 53s., y QuiNTE-
RO/MORALES/PRATS, Curso de Derecho Penal. Parte general (Acorde con el Nuevo Código
Penal de 1995), Barcelona, 1996, p. 525, aunque actualmente el automatismo, la
falta de investigación judicial en su imposición y el carácter de "lotería" que tuvie-
ran antes la mayor parte de las penas accesorias, parece que se reserva sólo para
la inhabilitación absoluta del artículo 55, según afirman MUÑOZ CONDE/GARCÍA
ARAN, Derecho Penal. Parte general, 2a ed., Valencia, 1996, p. 524. Sin embargo, la
vinculación más estrecha entre las penas accesorias impuestas y el delito cometido
que hoy exigen los artículos 56 y 57, no sirve para desligarse de la crítica que ve en
estas penas un agregado desocializador que, en modo alguno, es necesario para la
retribución del mal en que consiste el delito o para la intimidación del infractor,
lo que les otorgaría un carácter infamante, en palabras de MlR, Carlos, El sistema de
penas y su medición en la reforma penal, Barcelona, 1986, p. 147, ya que para eso está
la pena principal legalmente determinada.
Tampoco se tratarán aquí algunas de las sanciones mencionadas en el artículo 39
del Código Penal como "privativas de otros derechos", en particular, la privación del
derecho a residir en determinados lugares o acudir a ellos y la sanción de trabajos
en beneficio de la comunidad. La primera, porque no constituye propiamente una
pena privativa de otro derecho distinto a la libertad ambulatoria, sino una pena
restrictiva de esa libertad que, por su propia importancia, ameritaría un análisis
independiente (cfr. VAELLO, "Acerca de la llamada prohibición de residencia", en
Anuario de Derecho Penal y Ciencias Penales, Vol. 34 N° 2-3 (1981), pp. 849-868), e in-
cluso uno en que se tratase conjuntamente con otras posibilidades de restricciones
de libertad, esto es, las antiguas penas de destierro y confinamiento y la moderna
de arresto domiciliario, un aspecto del cual, las posibilidades de controlar la eje-
cución de esta clase de penas a través del Electronic Monitoring, expone ESCOBAR,
"Los monitores electrónicos (¿puede ser el control electrónico una alternativa a la
cárcel?)", en LARRAURL/ClD, op. cit., pp. 197-224. En sentido contrario, cfr. BOLDOVA
en GRACIA MARTÍN/BOLDOVA/ALASTUEY, Las consecuencias jurídicas del delito en el nuevo
Código Penal español, Valencia, 1996, p. 113, para quien la distinción entre penas
restrictivas de libertad y privativas de otros derechos ya no tendría mayor sentido.
Y la segunda, porque ella constituye una de las clásicas "medidas alternativas" a la
prisión, y así pretende ser utilizada por el legislador de 1995, como puede verse en
el artículo de CID, "El trabajo en beneficio de la comunidad", en LARRAURl/ClD,
op. cit., pp. 91-118.
iDiroru-u J U R Í D I C A niniM.i 24
II. PENAS PRIVATIVAS DE OTROS DERECHOS ¿UNA ALTERNATIVA A LAS "MEDIDAS.
Para que la tesis aquí defendida tenga un referente real y sea, por
tanto, contrastable, es necesario preguntarse, en primer lugar, acerca
de la naturaleza de los derechos distintos a la libertad ambulatoria
y los patrimoniales que podrían privarse legítimamente, como san-
ción independiente, principal y única, en un sistema de derecho
27 I J R 1 D I C A DI;chile
DERECHO PENAL, CRIMINOLOGÍA Y POLÍTICA CRIMINAL EN EL CAMBIO DE SIGLO
sido admitida por la doctrina española, aunque sólo respecto a los títulos o grados
académicos, con el argumento de que éstos acreditan capacidades o aptitudes de
las que no se puede privarjudicialmente a quien las posee, ya que su contenido no
se encuentra definido por el honor, así, entre los comentaristas del nuevo Código
P e n a l , c f r . GRACIA MARTÍN/BOLDOVA /ALUSTEY, op. cit., p. 1 1 5 , y MAPELLI / T E R R A -
DILLOS, Las consecuencias jurídicas del delito, 3a ed., Madrid, 1996, p. 181.
6 Así, FERRAJOLI, op. cit., p. 397, y entre los comentaristas del nuevo Código
Luego, por una parte, parece que no pueden admitirse las pri-
vaciones de derechos ad aeternum, ni aun las que impliquen una
privación temporal tan prolongada que impidan toda posibilidad
de rehabilitación, como sería una inhabilitación o privación del
derecho a ejercer una profesión que excediera el tiempo máximo
de prisión admitido actualmente. Y por otra, tampoco pueden ad-
mitirse inhabilitaciones tan extensas que impidan toda posibilidad
de rehabilitación o que lleven a una desocialización inmediata,
aunque tengan una duración temporal mínima, como sucedería si
se privase simultáneamente del derecho a ejercer un cargo público,
el comercio y cualquier profesión.
Aparte de estos límites genéricos, la Constitución española con-
templa algunas reglas específicas, cuya aplicación se opone a la pri-
vación del derecho a que dichas reglas se refieren. Entre esas reglas,
la más significativa, por su consideración en la redacción del nuevo
Código Penal, es la del artículo 11.2 Constitución española, que
impide privar de la nacionalidad española a quien la haya obtenido
originariamente. Una interpretación en el mismo sentido del artículo
23.1 Constitución española parece haber orientado la supresión de
la privación del derecho al sufragio activo -incluso tratándose de
delitos sancionados en al LO 5/85, del Régimen Electoral General,
Disposición Derogatoria 1 f) Código Penal 1995-, anteriormente
considerada tanto una pena independiente como un contenido
de la pena de inhabilitación absoluta, artículos 35.2° y 37 Código
Penal 1944.7
tenido la disposición del artículo 3.1 a) de la también citada Ley Orgánica del Ré-
gimen Electoral General, que establece que los condenados por sentencia judicial
firme a la pena principal o accesoria de privación del derecho a sufragio carecen
del mismo.
33
D E R E C H O P E N A L , C R I M I N O L O G Í A Y P O L Í T I C A C R I M I N A L EN EL C A M B I O DE SIGLO
11 Este parece ser el discurso implícito en el nuevo Código Penal español 1995,
12 Que las penas de arresto de fin de semana son una forma de prisión, aunque
35 í.Dí-:on.u Í U R I D I C \ o í a i :
D E R E C H O P E N A L , C R I M I N O L O G Í A Y P O L Í T I C A C R I M I N A L EN EL C A M B I O DE SIGLO
14 Posibilidad que, conforme sostiene CID, "El trabajo...", cit., debiera ser la
15 Este es el único sentido posible que puede dársele a tan amplia expresión
Código Penal español varios supuestos en que podría darse la hipótesis que se pre-
tende evitar con la recomendación hecha, como por ejemplo sucede en el artículo
204, en relación al 202 y al 203, allanamiento de morada, domicilio de personas
jurídicas y establecimientos abiertos al público, cometidos por funcionario público,
en que la pena de inhabilitación absoluta, seis a doce años, sobrepasa con creces
el máximo de prisión imponible para el más grave de los casos (allanamiento de
morada con violencia o intimidación: 2 a 4 años).
1. INTRODUCCIÓN
E DITORIAL J U R I D I C A DE CHILE 48
III. CRISIS DEL DERECHO E I M P U N I D A D
51 JURIDICA DtcHiü;
IV. LA JUSTICIA PENAL CONSENSUADA EN EL
NUEVO CÓDIGO DE DERECHO PROCESAL PENAL*
1. INTRODUCCIÓN
6 DUCE, op. cit., p. 240, con detalles sobre las modificaciones introducidas a
dichos institutos desde los planteamientos iniciales hasta la aprobación del texto
legal respectivo por parte de la Cámara de Diputados.
7 BECCARIA, De los delitos y de las penas (1764), trad. LAS CASAS (1774), Madrid,
1990, p. 61.
8 Los artículos del Proyecto que se citan, se toman del Boletín N° 1630-07-01 de
la Cámara de Diputados.
9 Sobre el control electrónico, véase ESCOBAR, "Los monitores electrónicos
10 Eso, sin contar con la dudosa constitucionalidad de sujetar a una persona que
prisión preventiva con fijación de plazos máximos de duración. Aquí resulta signi-
ficativo el ejemplo de Italia, donde a partir de las limitaciones temporales legales
de la prisión preventiva, ésta llegó a alcanzar máximos de un 70% de la población
carcelaria en 1982, para descender al 50%, aproximadamente, a partir de 1988. Lo
curioso de estas cifras es que coinciden, al menos las últimas, con nuestras propias
estadísticas judiciales (Según el Compendio Estadístico de la Población Atendida por
Gendarmería de Chile del año 1998, del total de la población recluida en ese año
(23.485 personas), el 5 3 , 4 % (12.514 personas) correspondió a detenidos y procesados
sin condena). Según FERRAJOLI, Derecho y Razón, Madrid, 1995, p. 771, "esto significa
que los plazos han actuado, más que como límite máximo, como límite mínimo de
la detención preventiva y de la duración de la causa, o, lo que es lo mismo, como
autorización implícita para ralentízar los procesos y para mantener al imputado
en prisión durante toda su duración". Más información al respecto, puede verse
en MATUS, "Cultura y transición: las resistencias de una "cultura inquisitiva" en la
transición hacia una justicia penal republicana: oportunidades y amenazas para una
mejor justicia criminal", en Revista Universum, N° 15 (2000), pp. 175-187.
57 JURIDICA
DERECHO PENAL, CRIMINOLOGÍA Y POLÍTICA CRIMINAL EN EL CAMBIO DE SIGLO
12 R I E G O , op. cit., p. 4 2 .
13 R I E G O , op. cit., p. 4 7 .
ternativas se atenta contra la "eficiencia" del sistema penal ( DUCE, op. cit., p. 251),
pues quizás sea cierto que de ese modo se mal utilizarán los recursos destinados a
él, pero no parece ser que el ahorro fiscal sea uno de los objetivos de la reforma,
como sí se plantea la seguridad ciudadana.
17 DONZINGER (ed.), The real war on crimen. The National Report of the National
18 Cabría, por tanto, revisar al alza las optimistas cuentas del análisis de costo-
Chile del año 1998. La diferencia aumenta aún más si el total se compone sólo por la
población penal que está cumpliendo penas o se encuentra bajo algún beneficio. De
ese total, quienes se encuentran beneficiados por la remisión condicional, alcanzan
al 55% de la población condenada, mientras que quienes cumplen en prisión (sin
salida diaria ni libertad condicional) sólo representan apenas el 26%.
[DITOKIAL J U R I D I C A Dí cmu 68
IV. LAJUSTICIA PENAL CONSENSUADA EN EL NUEVO CÓDIGO DE DERECHO PROCESAL...
En primer lugar, resulta casi sin lugar a dudas, por la propia redacción
del artículo 315, que los acuerdos reparatorios procederán en todos los
cuasidelitos, salvo que se trate de un cuasidelito de homicidio o de
lesiones del artículo 397 N° 1 del Código Penal.
Los mayores problemas se generan respecto a los restantes
delitos contemplados en el Código Penal. Desde luego, la expre-
sión "bienes jurídicos disponibles" que empleaba el Proyecto del
Ejecutivo y que durante la tramitación parlamentaria fue limitada
en su alcance añadiéndole la cláusula "de carácter patrimonial
o susceptibles de apreciación pecuniaria", resulta a todas luces
una expresión poco feliz, atendida su "extrema ambigüedad" y las
interminables discusiones que al respecto existen en la dogmática
penal, según oportuna pero ineficazmente lo hiciera ver durante
la preparación del Anteproyecto don Carlos KÜNSEMÜLLER, 35 am-
bigüedad que no disminuye por el entusiasmo de sus redactores
en una supuesta "interpretación progresiva" a que pudiese dar
lugar.36
secretos de fábrica del artículo 284 del Código Penal, pues el Proyecto los considera
con buenas razones, delitos de acción privada (artículo 64 del Proyecto).
EDITORIAL JURIDICA DE C H I L E 76
IV. L A J U S T I C I A P E N A L CONSENSUADA EN EL N U E V O C Ó D I G O DE DERECHO PROCESAL...
1. INTRODUCCIÓN
cuestiones relativas al error y el concurso, han sido examinados en otra parte, por
lo que aquí no se tocarán [cfr. Matus Acuña, Jean Pierre, Aportando a la reforma penal
chilena. Algunos problemas derivados de la técnica legislativa en la construcción de delitos
especiales impropios: el error y el concurso, en Ius et Praxis Año 5 N° 2, pp. 63-114].
en esta clase de delitos -sobre todo en el recién mencionado artículo 366 bis- del
elemento subjetivo conocido como ánimo libidinoso, que permitiría distinguir, aunque
la ley no lo señale expresamente, entre las tocaciones que los padres y los pediatras
realizan en el cuerpo de los niños, y aquellas que constituirían delito (cfr. POUTOFF,
Derecho penal, 1.1, Santiago, 1997, pp. 296s.), y centrémonos en el alcance de estas
disposiciones, en cuanto a los medios empleados para cometer el delito que es lo
que aquí nos interesa. Sólo dejemos apuntando que este ánimo que tiñe con su
aura de ilicitud lo que de otro modo sería un hecho lícito, parece desprenderse
actualmente de la definición del artículo 366 ter, que exige la "significación sexual"
del acto, la que sólo podría provenir de la intencionalidad del agente, si no quiere
confundírsela con la mera objetividad de un hecho valorativamente equívoco.
cia es uniforme en exigir este ineludible requisito (cfr. MAYAUD, Code Penal, París,
2000, p. 271).
8 Ya desde la redacción del artículo 365 del Código Penal 1848-1850, los abu-
sos deshonestos se castigaban sólo si concurrían en ellos las circunstancias del delito de
violación, situación que se mantuvo aun después de las reformas introducidas al
Código de 1944 por la Ley Orgánica 3 / 1 9 8 9 (cfr. MUÑOZ CONDE, Derecho penal,
parte especial, 10 a ed., Valencia, 1999, pp. 428ss.).
9 CANCIO, "Comentario al artículo 181 Código Penal 1995", en RODRÍGUEZ M.
E D I T O R I AL JURIDICA DE C H I I X 84
V. A B U S O S SEXUALES POR SORPRESA: ¿UN C A S O DE A T I P I C I D A D EN EL C Ó D I G O P E N A L .
[DHORUL J U R Í D I C A DCCHIIL 86
V. ABUSOS SEXUALES POR SORPRESA: ¿UN CASO DE ATIPICIDAD EN EL CÓDIGO PENAL.
sentido, BASCUÑÁN V., op. cit., p. 116. La exigencia de la gravedad del engaño en esta
materia parece todavía más necesaria hoy en día, atendida la abundante información
relativa a la vida sexual de que se dispone aún a partir de los doce años de edad.
La disputa acerca de si la "promesa matrimonial no cumplida" sería constitutiva de
esta forma de engaño (aceptada como tal por LABATUT, op. cit., p. 141 y BASCUÑÁN
V., op. y loe. cit., pero muy discutida en el seno de la Comisión Mixta que aprobó el
actual texto legal, Informe, cit., p. 18), debe quedar entregada a la apreciación de
los tribunales de justicia.
16 La cita de ETCHEBERRY se refiere al "robo por sorpresa", alterándose en la
paráfrasis lo que él describe como "algo más que la simple clandestinidad o furti-
vidad propias del hurto" (Derecho penal, cit., t. III, p. 346), puesto que en este caso
no hay un "algo más" punible por la ley.
17 Alejandro FUENZALIDA, Concordancias i Comentarios del Código Penal chileno,
t. III, Lima, 1883, p. 42s., ofrece una interesante jurisprudencia anterior al Código
de 1874, que "castigaba como injurias, en conformidad a la Lei 21, Tít. 9.°, Partida 7 a ,
los abusos deshonestos", citando las penas impuestas "a un reo que al pasar por un
túnel cometió actos deshonestos con una señora"; a otro "por injurias de hecho
87 DiroRi.u J U R I D I C A D; CHILE
DERECHO PENAL, CRIMINOLOGÍA Y POLÍTICA CRIMINAL EN EL CAMBIO DE SIGLO
en las partes jenitales de una niña de cinco años"; a un tercero "por injurias más
graves en dichas partes de una mujer púber"; y a un cuarto "por haber causado
lesiones i derrame de sangre con un cuerpo extraño en las partes jenitales de una
niña de tres i medio años". Aparte de la posibilidad de interpretar de este modo
los hechos aparentemente impunes según la nueva redacción del Código Penal,
es interesante anotar que dos de los cuatro casos mencionados por FUENZALIDA
corresponden, precisamente, a atentados de carácter sexual cometidos, precisa-
mente, "por sorpresa".
2 AMBOS, DerAUgemeine Teil des Vólkerstrafrechts, 2. Aufl. Berlín, 2004. Todas las
citas que se hacen en el texto a números de páginas sin otra indicación correspon-
den a esta obra.
3 AMBOS, DerAUgemeine Teil des Vólkerstrafrechts, Berlín, 2002.
4 Esencialmente, como anticipa el propio autor en su prólogo a la segunda
valor práctico para la aplicación del Derecho Penal Internacional por jueces, fiscales
y defensores, se señala especialmente también por MÓLLER, Journal of International
CriminalJustice, Vol. 1 (2003), pp. 737s.
6 ROXIN, Frankfurter AUgemeine Zeitung, 1.8.2003, p. 38. El carácter fundacional
del libro de AMBOS para el desarrollo del estudio del Derecho Penal Internacional
se destaca también en las recensiones de BOHLANDER, International Criminal Law
Review, Vol. 2 (2002), p. 418; EWALD, NeueJustiz, 2003, p. 135; y FRONZA, Revue de
Science Criminelle el de Droit Penal Comparé, Octobre/Décembre 2003, pp. 960s.
versión en parte no publicada, sino también una versión mejorada del original",
"no sólo porque la versión alemana fue actualizada (jurisprudencia y doctrina
fueron consideradas hasta septiembre de 2004) y complementada en el curso de
la traducción (por ejemplo, con referencias a la doctrina latinoamericana y con la
inclusión -junto al índice analítico- de un índice de personas), sino, sobre todo,
porque Ezequiel Malarino no sólo se ha limitado a traducir las partes correspon-
dientes de la versión alemana -lo que ya es suficientemente difícil-, sino que
también se ha confrontado críticamente con el trabajo. Esto ha conducido a una
fructífera discusión entre autor y traductor, que no en pocas ocasiones condujo a
modificaciones del original alemán".
9 Por tal razón, en la versión castellana su título fue modificado por el siguiente
1989, pp. 21ss, entre los publicistas suele discutirse que este artículo 38 del Es-
tatuto de la Corte Internacional esté correctamente redactado y mencione las
reales fuentes del Derecho Internacional, la discusión se centra en el valor de
cada una de éstas y en la existencia de otras que no se mencionan (como los
principios de equidad), siendo muy minoritaria la opinión, de que sólo consti-
tuirían fuentes del Derecho Internacional los tratados y la costumbre (doctrina
consensualista). Hoy incluso es posible entender el Soft Law como integrado a
los principios generales del derecho, tal como lo señala la Sentencia del Tribunal
Internacional para la Antigua Yugoslavia, en el caso del Proseculor v. Kupreskic
(14.1.2000. IT-95-16-T). Acerca del concepto y características del Soft Law, véase
MATUS/ORELLANA, "Acerca de la existencia de obligaciones internacionales de
establecer delitos medioambientales, contempladas en los tratados suscritos por
la República de Chile", Revista de Derecho y Jurisprudencia, t. XCVIII, N° 4 (2001),
Primera Parte, pp. 93ss.
11 Sobre los aspectos particulares de este Estatuto, en castellano se puede con-
ROL 346) para rechazar este tratado sin previa reforma constitucional, véase Co-
RREA/BASCUÑÁN R., "El Estatuto de Roma ante el Tribunal Constitucional Chileno",
Revista de Estudios de la Justiría, N° 1 (2002), pp. 131ss.
14 ETCHEBERRY, Derecho Penal, 1.1, 3a ed., Santiago, 1998, pp. 132s.
15 BELLO, "El Derecho Internacional", en Obras Completas, Vol. X, Santiago,
1886, p. 21.
16 AMBOS, El Nuevo Derecho Penal Internacional, CIT., P. 41.
93 EOITORIU J U R I D I C A DICHItt
DERECHO PENAL, CRIMINOLOGÍA Y POLÍTICA CRIMINAL EN EL CAMBIO DE SIGLO
17 JIMÉNEZ DE ASÚA, Tratado de Derecho Penal, t. II, 5a ed., Buenos Aires, 1950,
pp. 1091ss. La influencia de las críticas de este gran autor entre nosotros se pueden
sentir leyendo los textos de CURY U., Derecho penal, 7a ed., Santiago, 2005, p. 226; y
GARRIDO MONTT, Derecho Penal, 1.1, Santiago, 1997, pp. 148s.
18 Con un método similar, FLETCHER, Conceptos Básicos de Derecho Penal, trad. de
MUÑOZ CONDE, Valencia, 1997, intenta construir lo que denomina una "gramática
universal del Derecho penal" (p. 19), no siendo por ello casualidad el importante
lugar que a este autor americano tiene entre las citas de AMBOS al explicar el sen-
tido de la terminología y conceptos del common law involucrados en los problemas
que estudia.
EDITORIAL JURIDICA DC C H I I E 94
VI. EL INFORME VALECH Y LA TORTURA MASIVA Y SISTEMÁTICA COMO CRIMEN.
19 En un sentido más amplio, como señala Ambos, suele hoy en día aceptarse
que también forma parte de la macrocriminalidad como objeto del derecho penal
internacional, la ejercida por actores "no estatales", como sucede típicamente con
las atrocidades cometidas por grupos guerrilleros como las FARC en Colombia
(pp. 51s).
20 Entre nosotros, tal como lo denuncia AMBOS (pp. 62s), los peligros de esta
EDITORIAL JURIDICA DE C H I L E 96
VI. EL INFORME VALECH Y LA TORTURA MASIVA Y SISTEMÁTICA COMO CRIMEN...
24 Cfr., por todos NOVOA, Curso de Derecho Penal Chileno, t. II. Santiago, 1966,
pp. 201ss.
25 Cfr., por todos, DRESSLER, Understandig Criminal Law, Nueva York, 1992 (re-
p. 404: "la imputación (imputatio), en sentido moral es el juicio por el cual a alguien
se lo mira como autor (causa libera) de una acción, que es llamada entonces un
hecho (Jacturn) sometido a las leyes".
29 Artículo 32:
"Error de hecho y error de derecho.
1. El error de hecho eximirá de responsabilidad penal únicamente si hace
desaparecer el elemento de intencionalidad requerido por el crimen.
2. El error de derecho acerca de si un determinado tipo de conducta constituye
un crimen de la competencia de la Corte no se considerará eximente. Con todo, el
error de derecho podrá considerarse eximente si hace desaparecer el elemento de
intencionalidad requerido por ese crimen o si queda comprendido en lo dispuesto
en el artículo 33 del presente Estatuto".
30 Esta limitación es consecuencia de considerar los hechos punibles intema-
cionalmente, atendida su gravedad (genocidio, torturas, etc.), como mala in se, una
especie de delitos naturales, consideración que si bien AMBOS no rechaza del todo,
con justa razón reclama que no es aplicable a todos los delitos internacionales - l o
que es particularmente evidente si se analizan algunos de los contemplados como
"crímenes de guerra" en el artículo 8 del Estatuto de Roma.
31 Cfr. POLITOFF/MATUS/RAMÍREZ, op. cit., pp. 328ss.
32 La diferencia de esta solución con la del derecho anglosajón es que la regla
general del common law establece que una persona puede considerarse que actúo
justificadamente, si al tiempo de la conducta "ella creía razonablemente que las
circunstancias fácticas la justificaban (incluso en el caso de que ello no fuera así)"
(DRESSLER, op. cit., pp. 186s.).
33 Que incluía, además, los crímenes contra la paz y los de guerra, y respecto de
99 EDITORIAL JURIDICA DE C H I L E
DERECHO PENAL, CRIMINOLOGÍA Y POLÍTICA CRIMINAL EN EL CAMBIO DE SIGLO
nota 22), lo cierto es que ellos sirven de base mínima para la tipificación
de los crímenes contra la humanidad, al punto de considerárseles parte
del ius cogens (p. 408, nota 17) ,36 o como sostiene más categóricamente
Benadava, "parte del derecho internacional positivo".37 Esto resulta
más claro aún si se estudia la evolución de este concepto a través de los
trabajos preparatorios de la Comisión de Derecho Internacional de la
ONU38 que cristalizaron en el actual artículo 7 del Estatuto de Roma,
y cuyo N° 1 f) declara como "crimen de lesa humanidad" la tortura,
entendida como "causar intencionalmente dolor o sufrimientos graves,
ya sean físicos o mentales, a una persona que el acusado tenga bajo su
custodia o control; sin embargo, no se entenderá por tortura el dolor
o los sufrimientos que se deriven únicamente de sanciones lícitas o
que sean consecuencia normal o fortuita de ellas",39 concepto similar
El Nuevo Derecho Penal Internacional, cit., p. 94s. Para la evolución general del derecho
penal internacional hasta el Estatuto de Roma, entre nosotros, véase CARNEVALI, op.
cit., passim.
39 "Artículo 7. Crímenes de lesa humanidad.
1. A los efectos del presente Estatuto, se entenderá por 'crimen de lesa hu-
manidad' cualquiera de los actos siguientes cuando se cometa como parte de un
ataque generalizado o sistemático contra una población civil y con conocimiento
de dicho ataque:
a) Asesinato;
b) Exterminio;
c) Esclavitud;
d) Deportación o traslado forzoso de población;
e) Encarcelación u otra privación grave de la libertad física en violación de
normas fundamentales de derecho internacional;
f) Tortura;
g) Violación, esclavitud sexual, prostitución forzada, embarazo forzado, esteri-
lización forzada u otros abusos sexuales de gravedad comparable;
h) Persecución de un grupo o colectividad con identidad propia fundada en
motivos políticos, raciales, nacionales, étnicos, culturales, religiosos, de género defi-
nido en el párrafo 3, u otros motivos universalmente reconocidos como inaceptables
con arreglo al derecho internacional, en conexión con cualquier acto mencionado
en el presente párrafo o con cualquier crimen de la competencia de la Corte;
i) Desaparición forzada de personas;
j) El crimen de apartheid;
k) Otros actos inhumanos de carácter similar que causen intencionalmente
101 SNUOPJ.U ¡ U R I D I C Á D I A M .
DERECHO PENAL, C R I M I N O L O G Í A Y P O L Í T I C A C R I M I N A L EN EL CAMBIO DE SIGLO
evoluciones del concepto en este período son, por una parte, destacar
el carácter masivo o sistemático de las violaciones a los derechos de que
se trata, como característica distintiva de estos crímenes (el contexto a
que se refieren los "Elementos del crimen" del Estatuto de Roma) ;41 y
por otra, la renuncia a la exigencia de una situación de guerra como
parte de dicho contexto.42
Como hemos señalado anteriormente al ser la tortura un crimen
contra la humanidad, se encuentra sometida a las reglas del derecho
internacional público, y por tanto, su concepto y particularidades no
están limitados por las regulaciones de los derechos internos de cada
Estado. Es más, ni siquiera la citada Convención Contra la Tortura
y Otros Tratos Crueles, Inhumanos o Degradantes se ha planteado
un propósito semejante al establecer las obligaciones de punición y
los principios de perseguibilidad que, según se señala en el párrafo
final de su Preámbulo, permitan "hacer más eficaz la lucha contra
la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes
en todo el mundo", están referidos a medidas de derecho interno y
no internacional. La modificaciones al derecho interno que a cada
Estado suscriptor imponen las obligaciones de la Convención43 no
pueden, como no puede ni la propia Convención, modificar unilate-
ralmente el derecho internacional,44 y así se establece en su artículo
45 AMBOS/MALARINO, op. cit., p. 14. Entre nosotros, con matices críticos, acepta
50 Este año, las Sesiones del Consejo han estado abocadas especialmente a los
problemas relativos al Oriente Medio, el Norte de Africa, Chipre, Haití, y otros aspec-
tos puntuales, entre ellos, el nombramiento de los jueces permanentes del Tribunal
Internacional para la Antigua Yugoslavia, como puede verse en la colección de Reso-
luciones publicadas por la ONU en www.un.org/spanish/docs/sc04/scrl04.htm.
51 El Tribunal Internacional para la Antigua Yugoslavia se formó por Resolu-
ción 827 de 25.5.1993, y el para Ruanda, por Resolución 955 de 8.11.1994. Ambas
pueden consultarse en www.derechos.org/nizkor/ley.
52 Cfr. POLITOFF/MATUS/RAMÍREZ, Parte General, cit., p. 144.
artículo 9 del Pacto de San José de Costa Rica, es relativamente evidente que un
tratado de vigencia territorial limitada no puede pretender derogar el derecho
internacional común, más aún si la mayor parte de sus suscriptores lo son también
del PIDCP. Como señala GROSS, La Convención Americana y la Convención Europea
de Derechos Humanos: Análisis Comparativo, Santiago, 1991, p. 97: "la referencia al
derecho internacional es necesaria y algún día deberá incluirse en la [convención]
americana, ante las perspectivas futuras del derecho penal internacional, y la rea-
lidad actual de crímenes de lesa humanidad, como son o pueden llegar a ser, por
ejemplo, el terrorismo, la tortura y la desaparición forzada de personas".
54 BELLO, op. cit., p. 21. Es muy significativo este pasaje, sobre el cual el redactor
del Código Civil chileno vuelve más adelante, al punto de considerar "las sentencias
de losjuzgados de presas" (norteamericanos e ingleses) como fuentes para "explorar
e ilustrar las reglas del derecho internacional" (p. 22).
55 En adelante, y para facilitar la lectura, todas las citas a este informe se harán
107
DERECHO PENAL, C R I M I N O L O G Í A Y P O L Í T I C A CRIMINAL EN EL CAMBIO DE SIGLO
57 Informe, p. 26.
58Informe, p. 194.
59Para obtener esta calificación, un relato debía tener el respaldo de fuentes
independientes (Informe, p. 11).
3 . 2 . COLGAMIENTOS Y LESIONES
3 . 3 . APLICACIÓN DE ELECTRICIDAD
Fuerza Aérea de Chile "valora el trabajo efectuado por la Comisión Valech, toda
vez que constituye un avance significativo en el proceso de la reconciliación nacio-
nal", "asume esta dolorosa verdad" y recuerda que "hace ya más de una década,
reconoció la existencia y lamentó las violaciones a los Derechos Humanos que se
informaron en la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación".
69 En su comunicado de prensa de 30.11.2004 (en www.armada.cl), el Co-
importa, que "aceptamos como verdaderos todos los testimonios, aun cuando
dada la naturaleza de la Comisión no es posible exigirle la rigurosidad propia de
un proceso judicial; ni tampoco la Armada posee archivos con informaciones que
permitan ratificar o desmentir las denuncias registradas".
página sin otra indicación corresponden al texto reseñado y citado en ese lugar.
señala: "El Ejército de Chile tomó la dura pero irreversible decisión de asumir las
responsabilidades que, como institución, le cabe en todos los hechos punibles y
moralmente inaceptables del pasado". Por su parte, el General Director de la Poli-
cía de Investigaciones, reconociendo la verdad de los hechos y la existencia en los
mismos de "prácticas institucionales", agrega: "como Director General considero
necesario asumir dichas verdades de la historia social de nuestro país y, consecuen-
temente, solicito el perdón de todos los compatriotas".
77 La alegación que, en estricto rigor se refiere a varios procesos sometidos al
dad natural, esto es, de la conocida conditio sine qua non,M sin que
se hayan reconocido importantes límites normativos a la misma,
conforme a la doctrina dominante en el ámbito del common law,
donde, al igual que en Nuremberg, estos problemas se resuelven
en sede procesal, esto es, a través de la prueba de la existencia de
una planificada y sistemática maquinaria de destrucción masiva de
personas (p. 87). Así particularmente se falló en el proceso US v.
Pohly otros, respecto del mencionado Pohl (encargado del econo-
mato general de las SS), que sus actividades -"operar y mantener
una gigantesca empresa, cuyo resultado fue la muerte injusta de
millones de obreros esclavos, provenientes de los territorios ocu-
pados y prisioneros de guerra"- habían "constituido parte integral
de la malvada maquinaria de destrucción humana", pues sin esa
organización económica (la "maquinaria"), los crímenes denun-
ciados "no habrían sido posibles".
Evidentemente, se trata aquí de una comprensión de la respon-
sabilidad penal internacional que va más allá de la de los meros eje-
cutores de los actos calificables como crímenes contra la humanidad,
en nuestro caso, de las torturas descritas en el Informe Valech. Para
el caso chileno, la cuestión a plantearse sería la responsabilidad de
quienes habrían constituido parte de nuestra propia maquinaria de
destrucción masiva. En los términos del Informe, esta maquinaria
se inserta en lo que allí se denomina "el contexto básico para la
mejor comprensión de la represión política verificada durante el
régimen militar, considerando que ésta tuvo lugar, cobró impulso y
pudo prolongarse debido a una serie de factores de índole social,
política, institucional, jurídica y cultural".85
De los "factores" a que hace referencia el Informe Valech,
dos tienen la suficiente entidad para considerarse en sí mismos
nuestra propia "maquinaria de destrucción humana": los llama-
dos Consejos de Guerra y los Aparatos de Seguridad (DINA, CNI,
principalmente).
toda condición que de, eliminarse hipotéticamente, conduciría a que dicho evento
no se produzca. Con relación al derecho penal chileno y los delitos de resultado,
ver las limitaciones y críticas de esta fórmula, junto con nuestra propuesta de reem-
plazo basada en la teoría de la imputación objetiva, en POLITOFF/MATUS/RAMÍREZ,
Parte General, cit., p. 176.
85 Informe, p. 169.
"En sus inicios contó con personal procedente de todas las ramas
de las Fuerzas Armadas y de Carabineros, y en cuanto primer
organismo de inteligencia del gobierno en su conjunto, tuvo a su
disposición un volumen de recursos que le permitió una capaci-
dad operativa muy superior a la mostrada por sus congéneres...
en su tarea buscó eliminar sistemáticamente a las personas que
intentaban rearticular clandestinamente partidos o los movi-
mientos señalados, según la lógica del enemigo interno, con el
estigma del marxismo: prioritaria pero no exclusivamente, el
MIRy los partidos Socialista y Comunista. Sus cuadros dirigentes,
sus militantes y colaboradores, todos agrupados en la categoría
del "extremista", pasaron a ser las principales víctimas de una
represión más selectiva que la precedente, aunque en ningún
caso menos despiadada. Con frecuencia la tortura culminó en
muertes y, a menudo, en desaparición. A veces, bajo la presión
de la tortura y las amenazas de muerte, el militante se convertía
en colaborador".88
La CNI fue la continuadora "legal" de la DINA, heredó su perso-
nal, recintos e instalaciones y hasta su primer Director (DL N° 1.878
de 13.8.1977). Creada tras la disolución de la DINA por las impli-
caciones internacionales derivadas del asesinato en Washington
del ex Canciller Orlando Letelier, quedó facultada para "arrestar a
personas hasta por el plazo de cinco días en sus propias casas o en
lugares que no sean cárceles" (y hasta por 20 días en ciertos casos).
Como señala el Informe Valech: "verificado el arresto en recintos
secretos, no debe sorprender que la mayoría de los afectados hayan
sido torturados":
"Entre el 17 de julio y el 31 de agosto de 1977 de las 37 perso-
nas que permanecieron detenidas por más de cinco días, 22
denunciaron -o, más bien, se atrevieron a denunciar- apremios
ilegítimos. De este modo, con el resguardo de la sanción oficial,
se fueron estableciendo condiciones jurídicas favorables a la
práctica selectiva pero sistemática de la tortura como uno de los
métodos de gobierno al servicio de una dictadura. No fue ésta
la única forma de cobertura legal otorgada a las actividades de
la CNI. Cuando sus agentes tuvieron que comparecer ante los
tribunales, lo hicieron con identidades falsas o "chapas", medi-
da precautoria para la preservación de sus funciones y tareas,
88 Informe, p. 196.
89 Informe, p. 197.
90 Informe, p. 196. Allí se agrega que la DINA "Contribuyó poderosamente
al afianzamiento del poder personal del general Pinochet, liderando la 'guerra
contra el marxismo', pero también neutralizando a sus posibles rivales al centro
del propio régimen militar".
91 Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, op. cit., p. 68.
ducción a éste. Aunque el accomplice anglosajón abarca todos los casos que nosotros
comprenderíamos en los artículos 15 y 16 del Código Penal (y muchos más, como
el simple "animar" o "aconsejar"), no alcanza a nuestro encubrimiento o "accesory
after the fac" (cfr. DRESSLER, op. cit., p. 410). Sin embargo, en la jurisprudencia de
Nuremberg se consideró a este encubridor igualmente responsable (AMBOS, op.
reseñada, p. 93, nota 92), al no existir en el Estatuto específicamente un delito de
obstrucción a la justicia internacional.
94 Estos procesos fueron conducidos únicamente ante Tribunales Militares
96 Informe, p. 202.
101 Otra cosa es la dictación, una vez hecha efectiva la responsabilidad penal
p. 224.
N° 1020-76 nunca se pudo ejecutar por la negativa del Ministerio del Interior y
del General Pinochet a reconocer que se trataba de un detenido en poder de la
DINA. El kafkiano episodio se relata con detalle en MATUS A., Alejandra, op. cit.,
pp. 259ss.
111 Acuerdo del Pleno de la Corte Suprema suscrito en mayo de 1991, relativo al
en COMISIÓN NACIONAL DE VERDAD Y RECONCILIACIÓN, op. cit., pp. 769ss. Las cifras
de esta comisión son las siguientes: víctimas de "agentes del Estado o personas a su
servicio": 1.068 muertos y 957 detenidos desaparecidos (p. 883).
113 Acuerdo del pleno de la Corte Suprema suscrito en mayo de 1991, relativo al
115 Ibídem.
116 Acuerdo del pleno de la Corte Suprema suscrito en mayo de 1991, relativo al
informe elaborado por la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, anexado
al de 10.12.2004 sobre el Informe Valech, cit., punto 2.
117 AMBOS, op. reseñada, p. 86.
124 Esta es la gran crítica que subyace doctrinariamente a los Tribunales Inter-
nacionales de Nuremberg y Tokio ya desde los tiempos de JIMÉNEZ DE AsÚA, op. cit.,
pp. 1271ss. Sin embargo, la forma de exposición de la crítica por este insigne jurista,
basada en los principios del derecho penal nacional o estatal, no es compatible
con la discusión acerca de su aplicación al derecho penal internacional, como ya
se señaló arriba en el texto.
125 "Una nación victoriosa no puede lícitamente establecer una legislación que
defina un nuevo crimen para hacerla efectiva respecto de hechos que al momento
de su comisión no eran ilícitos... de allí se deriva que es obligación del tribunal...
determinar si los hechos de la acusación eran crímenes al momento de su comisión"
(AMBOS, op. reseñada, p. 114, nota 230).
126 En los casos más dudosos, los Tribunales de Nuremberg, reconociendo el
DL 2.191 de 1978.
129 Ya en la propia LCC 10 de 1945 se eliminó este "requisito", aspecto que es
destacado especialmente por el Informe, p. 223, señalando que tal limitación era
parte del derecho consuetudinario a la época y que se encontraba expresamente
recogida en la Proclamación de Teherán de la Conferencia Internacional de Dere-
chos Humanos, en Teherán el 13 de mayo de 1968. La cuestión acerca de si Chile
había suscrito o no tales declaraciones o si en ese momento se encontraba o no
vigente en la legislación interna el PIDCP puede ser irrelevante pues es un hecho
que el Estado chileno ya estaba en su conocimiento con anterioridad al golpe de
Estado. En efecto, el Pacto fue adoptado el 16.12.1966 por Resolución de la Asam-
blea General 2 2 0 0 / X X I . El Estado chileno lo ratificó constitucionalmente 10 de
febrero de 1972. Sin embargo, debido a los acontecimientos de la época (en parte
atribuibles al gobierno de la Unidad Popular, es cierto) esta ratificación no tuvo
decreto promulgatorio sino hasta el 30.11.1976 (DS N° 778), y el régimen militar
se tomó otros diez años para publicarlo en el Diario Oficial (abril de 1989), lo que
parece parte del mecanismo de "legalización" de la tortura diseñado al efecto.
Tampoco la circunstancia de que la entrada en vigor del Pacto entre sus sus-
criptores se haya diferido hasta el 23.3.1976, según su artículo 49, significa que las
torturas no fuesen al año 1973 consideradas por el ius cogens como delitos contra
la humanidad, pues como hemos señalado, tal hecho ya era punible conforme al
Estatuto de Nuremberg, de 1945.
otra pena que el mismo Tribunal considerarajusta", en tanto, mucho más detalla-
damente. El artículo II. 3 de la LCC 10 señalaba las de muerte, presidio perpetuo o
temporal (con o sin trabajos forzados), multa, confiscación y restitución de bienes,
y la pérdida total o parcial de los derechos de ciudadanía.
133 Artículo 77. Penas aplicables. 1. La Corte podrá, con sujeción a lo dispuesto
8 . 2 . DEFENSA DE LA PRESCRIPCIÓN
137 Cuarto Informe Sobre el Proyecto de Código de Crímenes Contra la Paz y la Seguridad
cierto que las personas tienen derecho a saber lo que está sancionado penalmente
en el momento que deben decidir el curso de sus actos, pero no parece moralmente
admisible sostener que ellos puedan "contar" en ese momento con un cierto derecho
a sustraerse de la acción de la justicia un tiempo determinado.
8 . 4 . O T R A S DEFENSAS. REMISIÓN
1. INTRODUCCIÓN
2 Ver, por todos, ClD, "Notas sobre las definiciones dogmáticas de concurso de
delitos", Anuario de Derecho Penal y Ciencias Penales (1994), p. 34. Sin embargo, el
cambio de orden que se analiza tampoco fue notado por BUENO ARÚS ("La teoría
de la ley penal en el proyecto de Código Penal español de 26 de septiembre de
1994", Actualidad Penal (1995), p. 233), quien sostuvo respecto a la regla 4A del
artículo 8 Proyecto 1994, que "tal como está redactado, este precepto impediría la
estimación de casos de concurso de delitos, si no fuera porque, cautelarmente, el
repetido artículo 8o comienza afirmando que las reglas sobre concurso de normas
son subsidiarias de las reglas sobre habitualidad y sobre concurso de delitos contenidas en los
artículos 74 a 7$del mismo Proyecto [el subrayado es mío]".
3 QUINTERO /MORALES /PRATS, Curso de Derecho penal, Parte General, Barcelona
5 A este criterio recurre VIVES, op. cit., p. 67, y para afirmar la consunción frente
a las reglas concúrsales comunes, MUÑOZ CONDE/GARCÍA ARÁN, op. cit., p. 491, y
QuiNTERO/MORALES/PRATS, op. cit., p. 579; mientras MIR, op. cit., 27/71 recurre a
este criterio en los casos de actos previos copenados que estima en relación de subsi-
diariedad tácita con los principales respectivos.
6 Así, LÓPEZ GARRIDO /GARCÍA ARÁN, El Código Penal de 1995 y la voluntad del
chen, 1900, pp. 64ss. Así también, en España, ORTS, "Inhumaciones ilegales e
infanticidio", en Delitos contra la salud pública, Valencia 1977, p. 431; AGULLÓ, "Non
bis in idem', contrabando y tráfico de drogas", en Boix el al. (Eds.), Problemática
jurídica y psicosocial de las drogas, Valencia, 1987, p. 168; y MlR, "Addenda" a "sobre
la relación entre parricidio y asesinato", en MlR et al., Comentarios a la Jurisprudencia
del Tribunal Supremo, Barcelona, 1992, pp. 180s.
8 Así, antes CID, op. cit., pp. 44s. Sobre los problemas que enfrenta el concepto
plantean en este artículo, sino en otras que no puedo abordar in extenso en este
lugar, como la discusión acerca del carácter concursal o interpretativo del concurso
de leyes, pues sirve de base para argumentar acerca del carácter concursal y no
interpretativo del concurso de leyes, sumándose a los argumentos antes propuestos
por PEÑARANDA (Concurso de leyes, error y participación en el delito, Madrid, 1991, passim)
y que tienen que ver con las ventajas sistemáticas de admitir ese carácter concursal,
por ejemplo, para el estudio del llamado resurgimiento o "vuelta a la vida" de la ley
en principio desplazada, particularmente en lo que respecta a la participación de
terceros y a ciertos problemas relativos al error, argumentos que entre la doctrina
posterior al Código Penal de 1995 ya han sido abiertamente admitidos por MlR
(op. cit., 2 7 / 6 4 y 67). En contra, ver GlMBERNAT ("Concurso de leyes, error y parti-
cipación en el delito (A propósito del libro del mismo título del profesor Enrique
Peñaranda)", Anuario de Derecho Penal y Ciencias Penales (1992), p. 833), quien de-
fiende el carácter "objetivo" y no personal del concurso de leyes, particularmente
en lo referente a la teoría de la participación criminal.
Penal de 1990, Anuario de Derecho Penal y Ciencias Penales (1991), pp. 649ss.; y MlR,
"Addenda", cit., p. 179s.
13 PUPPE, "Funktion und konstitution der ungleichartigen Idealkonkurrenz",
149 U R I D I C A DtcHiu:
DERECHO PENAL, CRIMINOLOGÍA Y P O L Í T I C A CRIMINAL EN EL CAMBIO DE SIGLO
ARÁN, op. cit., p. 489, donde se afirma: "Algo nos dice que desde el momento en
que en el Código Penal vigente hay dos o más preceptos que pueden ser aplicables
a un mismo hecho, teniendo los preceptos concurrentes el mismo núcleo típico funda-
mental (matar, robar, etc.), sólo uno de ellos puede ser aplicable, debiendo excluirse
la aplicación de los otros".
150
VII. LOS CRITERIOS DE DISTINCIÓN ENTRE EL CONCURSO DE LEYES Y LAS RESTANTES...
2.1- ESPECIALIDAD
(artículo 8.1 a )
19 Esta fue la razón que impulsó, a principios de siglo, la reforma del original artí-
2.2. SUBSIDIARIEDAD
(artículo 8.2 a )
ramente otra redacción del precepto más acertada", pues "todas las
definiciones posibles [de subsidiariedad] serían tautológicas: norma
subsidiaria es la que no es preferente ,22
Sin embargo, el que el Código adopte aquí la posición más cómoda
posible y no ofrezca sino una mera descripción de la regla de solu-
ción de los casos de subsidiariedad, no significa que éstos no puedan
definirse sino de ese modo. De hecho, en Alemania hace bastante
tiempo que la existencia de una subsidiariedad material, basada en la
idea de que los grados de afección más próximos al bien jurídico
prefieren a los más lejanos, ha llenado el hueco faltan te a la regla que
aquí se comenta, al punto que sobre esa misma definición se critica
a veces la virtualidad de ciertas cláusulas de subsidiariedad expresa
para desplazar las reglas concúrsales comunes, cuando no se ajustan
a la misma.23 Para llegar a esta conclusión, la doctrina alemana, y
particularmente HONIG, emplearon como método el análisis de las
cláusulas de subsidiariedad expresa existentes en el antiguo Código
Penal alemán 1871, de cuyas características comunes extrajeron el
concepto hoy vigente de subsidiariedad material?*
A mi juicio, el método recién expuesto puede ser apropiado para
descubrir el concepto de subsidiariedad subyacente en el artículo 8.2a
del nuevo Código Penal, conforme a las escasas directrices que el
propio artículo 8.2a nos ofrece.
La primera de ellas es que la regla del artículo 8.2a, por aplica-
ción del principio de vigencia, debiera tener un ámbito de aplicación
independiente de la del artículo 8.1a, esto es, que no es aplicable a
casos de relación de género a especie entre las normas concurrentes,
pues en tal evento una de las dos reglas sería inútil: la de subsidia-
riedad, si sólo viene a confirmar la de especialidad; o ésta, si la regla
de subsidiariedad diera preferencia a la norma general, situación
en que nunca sería aplicable la especial.25
y SAINZ DE ROBLES, "El artículo 240 bis a) del Código Penal", en Estudios penales en
memoria del profesor Agustín Sánchez Fernández Albor, Santiago de Compostela, 1989,
pp. 652ss.
griff der Gesetzeskonkurrenz " Zeitschrift für die gesamte Strafrechtswissenschaft, Vol.
68 (1956), p. 406.
3 3 C I D , op. cit., pp. 46s.
157 I O ¡ ORI AL J U R I D I C A DE CH [ LE
DERECHO PENAL, C R I M I N O L O G Í A Y P O L Í T I C A CRIMINAL EN EL CAMBIO DE SIGLO
casos que el nuestro incluye, es el de VIVES, op. cit., p. 69, para quien hay subsi-
diariedad "cuando, dentro de un mismo género de conductas, una de las normas
contempla una especie y la otra el resto, de modo que del tenor literal de las
mismas pueda desprenderse que la voluntad de una de ellas es aplicarse sólo en
defecto de la otra".
D1TORÍAi J U R Í D I C A DI H 158
VII. LOS CRITERIOS DE DISTINCIÓN ENTRE EL CONCURSO DE LEYES Y LAS RESTANTES.
alternatividad.
38 KLUG, op. cit., p. 412.
DERECHO PENAL, CRIMINOLOGÍA Y POLÍTICA CRIMINAL EN EL CAMBIO DE SIGLO
ción penológica a que llegaban quienes, desde distintas perspectivas, defendían para
estos casos una solución basada en el principio de alternatividad, como RODRÍGUEZ
diiokía:. J U R I D I C A D¡ 162
V i l . LOS CRITERIOS DE DISTINCIÓN ENTRE EL CONCURSO DE LEYES Y L A S RESTANTES...
MOURULLO, op. cit., p. 355s.; GLMBERNAT, "Algunos aspectos...", cit., p. 436ss.; GUA-
LLART, op. cit., pp. 415ss.; y FERNÁNDEZ GARCÍA, op. cit., p. 170; y también es similar a
la que deberían llegar quienes, como MIR, "Sobre la r e l a c i ó n . . c i t , p. 996, y GRACIA
MARTÍN, Delitos contra bienes jurídicosfundamentales, Valencia, 1993, pp. 174s., defendían
la solución del concurso ideal, aplicando la teoría dominante en Alemania, donde
el tratamiento penal de dicha institución concursal es, prácticamente en la mayor
parte de los casos, el mismo que el del concurso (aparente) de leyes, y no importa
una absorción agravada, sino una combinación de los marcos penales enjuego, por lo
que algunos afirman que la diferencia entre ambos institutos "se ha reducido a cero"
(STREE, op. cit., v. § 5 2 / 1 0 3 ) . La única solución penológica verdaderamente divergente
de la nuestra es la propuesta por SANZ, "Alternatividad", cit., p. 672, quien, a pesar de
sostener como nosotros la existencia de una relación de subsidiariedad, concluye, sin
embargo, que ha de ser preferente la figura menos agravada sobre la más calificada,
porque esa es también la solución que se aplicaría al caso similar, de concurrencia
entre figuras privilegiadas y calificadas de una misma básica.
163
DERECHO PENAL, C R I M I N O L O G Í A Y POLÍTICA CRIMINAL EN EL CAMBIO DE SIGLO
El único reparo que, desde el punto legal podría hacerse a la solución que
aquí se plantea, es el de la regla concursal del artículo 164 del Código Penal,
que regula la concurrencia de causales de atenuación y agravación en el delito
de detención ilegal, y cuyo significado penológico es aparentemente diferente
al aquí propuesto, sobre todo en lo que toca al efecto oclusivo de la figura más benig-
na, pues la pena se calcula a partir de una agravación, subiendo en un grado si
concurre otra, y bajando, también en un grado, si concurre la figura privilegiada
del artículo 163.2, siguiendo con ello el sistema propuesto por CUERDA, op. cit.,
p. 862. Sin embargo, este reparo puede ser rechazado por dos razones: primero,
porque, materialmente, la regla del artículo 164 no es contradictoria con el princi-
pio del efecto oclusivo de la figura más benigna, pues de todos modos evita que la
sanción prevista para la figura agravada sea la aplicable en definitiva. Y segundo,
porque se trata de una regla específica, que no tiene la significación general que
las reglas de los artículos 66ss. parecen tener en el sistema penal vigente. Esto
último significa que si bien es cierto la regla del artículo 164 permite solucionar
la situación concursal a que se refiere, la modificación en el marco penal que im-
pone es imposible de trasladar por un recurso analógico al resto de los concursos
entre figuras agravadas y privilegiadas, ya que importa la agravación del marco
penal de la figura más privilegiada, teniendo en tal caso la analogía un efecto in
malam partem, que no se da si de dicha regla se extrae sólo lo que podríamos lla-
mar su núcleo esencial, esto es, su carácter representativo de una manifestación
del principio del efecto oclusivo de la figura más benigna, cuya aplicación al resto de
los casos de concurrencia entre figuras agravadas y privilegiadas de una misma
básica sí es posible recurriendo a las normas generales relativas a la aplicación de
las penas, cuya aplicación analógica produciría, en todo caso, un efecto in bonam
partem, siempre admisible.
2 . 3 . ALTERNATIVIDAD
(artículo 8.4 a )
1992, p. 213.
46 En sentido similar, estiman ahora aÜmwífziráiadQuiNTERO/MORALES/PRATS,
op. cit., p. 580, cuando "el hecho, en todas sus dimensiones antijurídicas, puede ser
indistintamente subsumido en una u otra norma"; y VIVES, op. cit., p. 71, aunque la
denomina consunción impropia, cuando "el injusto es, en ambas figuras, idéntico". Por
su parte, para MUÑOZ ¿ONDE/GARCÍA ARAN, , op. cit., p. 491, habría tal relación,
cuando los preceptos en conflicto tienen "estructura parecida, sino idéntica" [todos
los destacados son míos].
para ello está la regla del artículo 8.3a (y también las concúrsales
comunes de los artículos 73 a 77, cuando no hay una relación de
acto principaly acto acompañante en sentido amplio). Y descartadas estas
relaciones, no queda otra que sea relevante en este contexto que
la de identidad.47
Y por otra, sólo cuando exista esa total identidad entre los ám-
bitos de aplicación de los preceptos concurrentes, podría llegar
a justificarse la perentoria obligación establecida por la regla en
estudio de recurrir al más gravemente penado, ya que aunque esta
total duplicación sea responsabilidad del legislador, no es menos
cierto que él ha valorado el hecho que se trata tanto con la pena que
obliga a aplicar la regla que tratamos como con la otra más benigna.
De ahí que esta doble sanción de un mismo hecho puede ser vista
simplemente como producto de un desfase u olvido legislativo, cuya
solución en esta regla 4a del artículo 8 no atenta contra las garantías
implícitas del principio de legalidad, pues al imponer la pena más
grave no se viola ni el principio de determinación de ésta ni el de su
legalidad, como tampoco se ataca el non bis in idem, sino al contra-
rio, se posibilita su respeto, al impedir la aplicación de la regla del
artículo 77, que impone considerar en la pena del delito más grave
la sanción por el de menor entidad penal.48
Sin embargo, el número de casos en que se da esta relación
es reducido,49 más aún ahora que se eliminó del Código la figura
de delitos en la reforma penal", Cuadernos Jurídicos del Consejo General del Poder Ju-
dicial, Madrid, 1995, p. 119), en cuanto a que con esta regla, si bien se respeta el
bis in idem, parece producirse una fisura en el régimen de favor reí —al que el autor
citado le otorga un rango de garantía constitucional- que domina las relaciones
existentes entre preceptos idénticos, pero promulgados en distintos tiempos, a
través del reconocimiento tanto de la ultractividad como de la retroactividad de la ley
más benigna, artículo 2.2. Código Penal.
49 Lo que, con razón, QuiNTERO/MORALES/PRATS, op. cit., p. 580, califican de
"normal". MlR, "Derecho penal", cit., 2 7 / 8 1 , va mucho más allá, afirmando que, en
verdad, este sería un caso imposible, pues operaría la derogación de la ley más benig-
na, ya que nuncaseríz aplicable. Sin embargo, esta última afirmación es difícilmente
del parricidio, que hacía juego con la del asesinato en este tipo de
relaciones (siempre que se admitiera la posibilidad de configurar
supuestos de hecho idénticos mediante la adición de las circunstancias
de alevosía, por ejemplo, y parentesco, respectivamente), y el resto
de las tradicionales normas que permitían recurrir al antes vigente
artículo 68 del Código Penal de 1944. Un ejemplo podría ser el de
la relación existente entre el artículo 461.2 y los artículos 393 y 396,
en tanto aparece duplicada la descripción como delito de la presen-
tación enjuicio de documentos falsos, además de incorporarse una
cláusula de alternatividad expresa, para el caso de que quien presente
enjuicio tales instrumentos, sea el autor de la falsificación.50
Otro caso, subsistente del Código anterior, parece ser el supuesto
de alternatividad expresa del artículo 383.3, antiguo artículo 340 bis c)
del Código Penal de 1944, pero este no es significativo en lo que toca
a determinación de las relaciones de alternatividad, pues la disposición
que contiene se presenta a su vez como una excepción expresa al
tratamiento concursal común y a la disposición de las ya estudiadas
reglas 2a y 3a del artículo 8o, sin que produzca grandes efectos, salvo
el que consiste en la consagración de esta curiosidad dogmática.51
Pamplona, 1996, p. 1.332, cita a VIVES, op. cit., p. 71, como ejemplo de alternatividad
la relación existente entre el alzamiento de bienes y la celebración de contratos
s i m u l a d o s ; y M U Ñ O Z CONDE/GARCÍA ARÁN, op. cit., 4 9 2 , e l d e l a r e l a c i ó n e n t r e e l
delito de acoso sexual del artículo 184 y el de amenaza condicional del artículo 169.
Sin embargo, en ambos casos estimo podría llegarse a soluciones similares, pero
recurriendo al principio de subsidiariedad en la forma que aquí se entiende.
51 Ver nota N° 28.
loe. cit., para quien, al recogerse en ella el mandato del antes vigente artículo 68
del Código Penal de 1944 - " d e peligrosa tendencia expansiva"-, se perdía una
oportunidad para "restringir" su ámbito de aplicación.
56 BUENO ARÚS, op. cit., p. 2 3 2 .
57 MUÑOZ CONDE/GARCÍA ARAN, op. cit., p. 491; MIR, "Derecho penal", cit.,
2 7 / 8 0 ; QUINTERO/MORALES/PRATS, op. cit., p. 5 7 9 ; y VIVES, op. cit., p. 7 0 .
58BELING, Grundzüge des Strafrechts, 8. Aufl., Tübingen, 1925, p. 104.
59ABELS, Die "KlarsteUungsfunktion" der Idealkonkurrenz, Marburg, 1991, pp. 38ss.
En sentido similar, QUINTERO/MORALES/PRATS, op. cit., p. 579) afirman que, en estos
casos, "el injusto material de una infracción acoge en sí injustos menores, que se sitúan
respecto de ella en una relación cualitativa de inferioridatT [las cursivas son nuestras].
60 La necesidad de unajustificación adicional, como la aquí propuesta, había
sido puesta ya de manifiesto por CID, op. cit., pp. 59s., ofreciendo él mismo una
similar (p. 60 nota 27). En cuanto al principio de insignificancia, su operatividad
en este ámbito la había anticipado GARCÍA ALBERO, op. cit., p. 389. Actualmente,
VIVES, op. cit., p. 67, argumenta también con el principio de proporcionalidad en
favor de la admisión de un concurso de leyes, entendiéndolo como un criterio
63 Aunque ahora VIVES, op. cit., p. 70, afirma expresamente la necesidad de que
la ley preferente contemple mayor pena que la desplazada; MlR, "Derecho penal",
cit., 2 7 / 7 6 , reconoce y admite la posibilidad de que la ley preferente contemple
una pena inferior a la preferida.
64 A una conclusión similar, pero desde otro punto de vista, llega CID, op. cit.,
4. CONCLUSIONES
175
D E R E C H O P E N A L , C R I M I N O L O G Í A Y P O L Í T I C A C R I M I N A L EN EL C A M B I O DE S I G L O
1. INTRODUCCIÓN
* Aparecido por primera vez en Latin American and Caribbean Law andEconomics
Association (ALACDE) Annual Papers (2006), Berkeley Program in Law and Economics,
e-Scholarship. También en Revista de Derecho penal y Criminología, UNED (España),
N° 18 (2006), pp. 533-567.
1 LEVITT, "Understanding Why Crime Fell in the 1990s: Four Factors that Explain
the Decline and Six that Do Not", en Journal of Economics Perspectives, Vol. 18, N° 1
(2004), pp. 163-190. Su traducción aparece en lus et Praxis, Vol. 10, N° 2 (2004),
Trad.Jean Pierre MATUS.
lo que permite un punto de vista macro-social, tomado el conjunto del país como
una unidad, reduciendo las estadísticas a tasas por 100 mil habitantes en unidades
de tiempo de larga frecuencia (anuales). Por lo mismo, he utilizado únicamente
los datos disponibles en fuentes públicas y los recogidos por otras investigaciones,
que permiten una aproximación global a los factores mencionados. De este modo,
los resultados que aquí se exponen pueden considerarse hipótesis de trabajos para
un programa de investigación más amplio. Una crítica a este método macro-social,
aquí asumido como provisional, puede verse en CHAMLIN/COCHRAN, "An excursus
on the Population Size-Crime Relationship", Western Criminology Review, Vol. 5,
N° 2 (2004), pp. 119-130.
3 Esto no significa que carezcan de validez las cifras de denuncias de años
creado en 1929 por la Asociación Interestatal de Jefes de Policía para satisfacer una
necesidad de estadísticas sobre delitos confiable y uniforme para todo el país. El año
1930 se le asignó al FBI la tarea de recolectar, publicar y archivar estos datos. Los
delitos comprendidos en el UCR se dividen en violentos (homicidios, violación, robo
violento, agresiones graves) y contra la propiedad (robo con fuerza en lugar habi-
tado, hurtos, robo de vehículos). Fuente: http://www.fbi.gov/UCR/UCRAitm.
5 Las posibilidades de estas comparaciones sobre la base de estas estadísti-
N° 1 (2004), pp. 6-11. Significativo a este respecto es el reciente editorial del Diario
"El Mercurio" de 8 de abril de 2005, donde - c o m o si se estuviese leyendo un libro
de criminología crítica de principios de los años 70. (Ver al respecto, LARRAURI, La
herencia de la criminología crítica, Madrid, 1 9 9 1 ) - se señala que "deberían descartarse
las denuncias como indicador de la evolución de la delincuencia, porque represen-
tan sólo una proporción de los hechos que ocurren y porque ese porcentaje puede
variar en el tiempo, debido a cambios en los sistemas de registro o en la proporción
de las víctimas que decide denunciar", proponiendo cambiar este indicador por
las "encuestas de victimización".
179
DERECHO PENAL, CRIMINOLOGÍAYPOLÍTICA CRIMINAL EN EL CAMBIO DE SIGLO
pues se espera que los delitos más graves tengan una mayor pro-
babilidad de ser denunciados.7 Por otra parte, existen suficientes
pruebas de que "hay una relación íntima a lo largo de los años
entre la información que surge de las encuestas de victimización
y las cifras oficiales, lo que sugiere una correlación entre los cam-
bios que se dan en el número de delitos conocidos por la policía
y los cambios que se producen en el nivel real de delitos",8 por lo
que cabe esperar que en Chile, donde encuestas comparables a
las National Crime Victimization Survey (NCVS) norteamericana 9 sólo
comenzaron a aplicarse a partir de 2003, 10 su comportamiento no
sea del todo diferente.
La siguiente tabla demuestra que si bien mientras durante los
primeros años de aplicación de la NCVS podían apreciarse diferen-
cias más o menos significativas con los resultados de la UCR, éstas
tienden a disminuir en el tiempo:
7 NÚÑEZ/RTVERA/VILLAVICENCIO/MOLINA, 2 0 0 3 , cit.
8 LEA/YOUNG, Qué hacer con la Ley y el Orden, trads. Gil y Ciafardini, Buenos
Aires, 2001, p. 24.
9 La National Crime Victimization Survey (NCVS) es dirigida por el Bureau ofjustice
Fuente: LEVITT, 2004, p. 166. Los datos del UCR de años recientes están disponibles en in-
ternet en la página http://www.fbi.gov. Los datos de la NCVS están disponibles en la página
http://www.ojp.usdoj.gov/bjs
CORTE
SUPREMA í 181 EDITORIAL JURIDICA DE CHILE
DIOI M T P P A \
DERECHO PENAL, CRIMINOLOGÍA Y POLÍTICA CRIMINAL EN EL CAMBIO DE SIGLO
("Did Criminal Activity Increase During 1980s? Comparisons Across Data Sources",
Social Science Quarterly, Vol. 78, N° 3 (1997), pp. 725-39), a que en las encuestas
de victimización dan cuenta de delitos que el público no considera suficiente-
mente graves para denunciar a la policía, o según LEA/YOUNG (2001, p. 58),
a que las personas, ante una encuesta de victimización, sentirían vergüenza en
declararse víctimas de ciertos delitos o exagerarían otros para favorecer sus
propios intereses.
250
200
• Estados Unidos
150 Chile
100
50
1 1 1 1 1 1 1
1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004
Años
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del UCR 2003, en http://www.fbi.gov y
del Ministerio del Interior, http://www.seguridadciudadana.gob.cl/
Por otra parte, sería posible argumentar que esta visión tan
macrosocial del problema ocultaría las particularidades locales del
mismo. Sin embargo, esta crítica es contraria a la evidencia de que
los factores idiosincrásicos locales no son la primera fuente de las
variaciones en sus tasas delictivas, como lo demuestra precisamente
el caso de los Estados Unidos, donde las tendencias en las tasas de
delitos han mantenido estos últimos años una notable homogenei-
dad, con independencia del tamaño de los Estados y ciudades y
de su ubicación geográfica. Este aserto aparece gráficamente en la
siguiente tabla.
>250000
50000-250000
<50000
Fuente: Elaboración propia sobre los datos contenidos en Serie de Datos Anuales 2001-
2004, Ministerio del Interior, en http://www.seguridadciudadana.gob.cl
T A B L A 5. C O N T R I B U C I Ó N ESTIMADA DE D I F E R E N T E S F A C T O R E S A LA
BAJA EN LA CRIMINALIDAD EN LA DÉCADA DE 1 9 9 0
Solidez de la economía 0 0 -2
Cambios demográficos 0 -2 -5
Aumento en el número de
policías -5,5 -5,5 -5,5
Aumento de la población
penal -12 -12 -8
Pasemos ahora a examinar los seis factores a que LEVITT atribuye poco
o escaso impacto en la disminución de la criminalidad en Estados
Unidos, en comparación con la situación nacional.
4 . 1 . EL DESEMPEÑO ECONÓMICO
pecto de cada uno de los factores mencionados existe bibliografía que se muestra
en desacuerdo con la estimación de LEVITT sobre su real impacto en las tasas de
criminalidad, lo que no impide intentar contrastarlos, como hipótesis de trabajo,
con la realidad chilena, como primera aproximación al problema.
13 BECKER, "Crime and Punishment: An Economic Approach", Journal ofPolitical
Economy, Vol. 7 6 , N° 2 ( 1 9 6 8 ) , p p . 1 6 9 - 2 1 7 .
14 EHRLICH, "Participation in Ilegitímate Activities", Journal ofPolitical Economy,
Vol. 8 1 ( 1 9 7 3 ) , p p . 5 2 1 - 5 6 5 .
1 5 NÚÑEZ/RIVERA/VILLAVICENCIO/MOLINA, 2 0 0 3 , cit.
Fuente: Elaboración propia con datos del FBI (UCR),yeI U.S. Bureau of Labor Statistics,
en http://www.bls.gov/data/home.htm
Fuente: Elaboración propia con datos del Ministerio del Interior y del Instituto Nacional
de Estadísticas.
4 . 2 . CAMBIOS DEMOGRÁFICOS
19 Estas diferencias son las que LEVITR (2004, cit.) expone para afirmar que,
70-74
65-6S
tt«4
55-59
4044
35-39
30-34
25-29
« 20-24
15-19
10-14
5-9
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B-39
Io 70-74 HOMBRES X MUJERES
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a.
58
O 04
4® 200 8 4ca sis
Población (Miles de personas)
% variación
acumulada
1997-2003 +12,8 +99,1
Fuente: Elaboración propia con datos de la Dirección General de Movilización Nacional.
ciones de Derecho Penal Chileno, Parte General, 2a ed., Santiago, 2004, p. 473.
28 Allí se concluye, por una parte, que su poder disuasorio sería escaso, atendidas
hecho de que a partir del año 2001 las estadísticas comienzan a separar los robos
violentos de los con sorpresa e intimidación, lo que hemos debido reagrupar para
efectos de la comparación.
Hemos visto en los apartados anteriores que los factores a los que
LEVITT atribuye poca o ninguna importancia real en las bajas de las
tasas de criminalidad en Estados Unidos parecen jugar en Chile un
rol similar: si están presentes en magnitudes comparables, como las
mejoras en las tasas de empleo, los cambios demográficos, el cam-
bio en las estrategias policiales y la severidad de las leyes de control
de armas, no impiden el alza en los delitos relacionados con esos
factores; si están levemente presentes, como la importante cantidad
de armas en poder de particulares, ello tampoco afecta la sostenida
alza de los delitos relacionados; y finalmente, si están ausentes, como
la pena de muerte, la certeza de que ella ya no se impondría a cierta
clase de homicidios, violaciones y robos, no condujo a un cambio
significativo del comportamiento delictual.
Bajo las mismas premisas, analizaremos ahora los factores a los
que L E V I T T SÍ atribuye gran importancia en la disminución de la
delincuencia en Estados Unidos.
5 . 1 . EL NÚMERO DE POLICÍAS
pp. 1568-1573.
35 ANDRE/PEASE, "Using routine statics in estimating prisión population for
Programs in the Battíe against Crime", Journal of Legal Studies, Vol. 27, N° 1 (1998),
pp. 1-43. Sin embargo, esta afirmación no parece ser cierta para los aumentos
producidos por las leyes de "tres strikes y afuera", como lo demuestran EHLERS/
SCHRIALDl/ZLEDENBERG {Still Striking Out: Tenyears of California's Three Strikes, Justice
Policy Institute, 2004), al comparar los efectos de ésta tras diez años de aplicación
en California con las bajas en las tasas de delitos de condados donde no se aplica.
Esto parece sugerir que, al igual que sucede con la pena de muerte, la imposición
de estas sanciones extremas no producen el efecto esperado en la comunidad. Otra
cosa es su efecto disuasivo al implantarse, como demuestran KESSLER/LEVITT ("Using
Sentence Enhancements to Distinguish between Deterrence and Incapacitation",
Journal ofLaw andEconomic, Vol. 42 (1999), pp. 343-63). En contra de lo anterior,
FUNK/KUGLER, sobre la base de un panel de datos suizos y con un modelo estocásti-
co, concluyen que una pena severa para delitos comunes produce al mismo tiempo
más disuasión e incapacitación, y a un costo menor que aumentar la probabilidad
de imponer penas más suaves ("Identifying efficient crime combating policies by
VAR-estimationes: The example of Switzerland" Contemporary Economic Policy, Vol.
21, N° 4 (2003), pp. 525-538.
37 DlIULIO/PlEHL, "Does Prison Pay? The Stormy National Debate over the
Fuente: Elaboración propia con datos del Ministerio del Interior, Gendarmería de Chile
eINE.
ra reforma penal chilena", Boletín Jurídico del Ministerio de Justicia, N°4-5 (2003),
pp. 187-202.
cia, quienes han sido beneficiados por alguna de las medidas de la Ley N° 18.216
tienen tasas de reincidencia de menos de la mitad de las de los condenados presos
después de su egreso (HOFER, "20 años de aplicación de la Ley N° 18.216", Boletín
Jurídico del Ministerio de Justicia, N° 4-5 (2003), pp. 157-186.
Journal of Criminal Law and Criminology, Vol. 88, N° 4 (1998), pp. 1175-1216.
43 GROGGER/WlLLIS, "The Emergence of Crack Cocaine and the Rise in Urban
Crime Rates", Review ofEconomics and Statistics, Vol. 82 (2000), pp. 519-529.
Economics, Vol. 116, N° 2 (2001), pp. 379-420. Antes fue enunciada en BOUZA (The
Pólice Mystique: An Insider's Look al Cops, Crime, and the Criminalfustice System, Nueva
York, 1990), y se reafirma en DONOHUE/LEVITT, "Further Evidence That Legali-
zed Abortion Lowered Crime: A Reply tojoyc e", Journal of Human Resources, 2003.
Naturalmente, la tesis ha recibido críticas "normativas" acerca de su conveniencia
moral, como lasdeWill (Human Life Review, Vol. 27, N° 2 (2001), p. 127), pero ellas
no pueden desvirtuar el hallazgo empírico.
45 PALMA, "Embarazo en adolescentes: daño psicosocial y proyecto de vida",
205 H M I O M I J U R I D I C A D E CHILE
DERECHO PENAL, C R I M I N O L O G Í A Y POLÍTICA CRIMINAL EN EL CAMBIO DE SIGLO
206
VIII. ¿POR QUÉ NO BAJAN LAS TASAS DE CRIMINALIDAD EN CHILE?
Población Año Año que Total hijos Varones % partici- % varia- Tasa de % varia-
naci- cumple nacidos hijos de sol-pación total ción ilegitimidad ción tasa de
miento 14 vivos teras <24 de nacidos porcentual c/100 mil ilegitimidad
años del total de habitantes c/100 mil
nacidos habitantes
6. CONCLUSIONES
3 Sin embargo, por las reglas que permiten a los Fiscales Regionales controlar
les, recensión del texto: Reforma procesal penal. Oficios del Fiscal Nacional.
Materias penales, 2001-2004, Santiago 2005", Ius et Praxis, Vol. 12, N° 1 (2006),
pp. 305-313.
sición de que las sanciones penales son un factor criminógeno en los primerizos
y un gasto inútil en la mayor parte de los restantes casos, tendría como objetivo
principal disminuir la aplicación de las sanciones penales en todos los casos que sea
posible, reservando los escasos recursos fiscales para la persecución de aquellos en
que la amarga necesidad de la pena fuese inevitable. En aplicación de esta política
podría instruirse estimar que no hay antecedentes conducentes al esclarecimiento
de los hechos cuando no existe una forma rápida y relativamente barata de iden-
tificar a sus responsables (sobre todo de delitos de baja cuantía), y por tanto, que
debe procederse a su archivo provisional; que puede concederse el principio de
oportunidad al responsable de cualquier delito, salvo los casos que la ley expresa-
mente lo impide (que su pena mínima excediere de 540 días o sea cometido por
un funcionario); que deben negarse o tenerse por no acreditadas las agravantes
y concederse todas las atenuantes posibles, si con eso se puede llegar al máximo
permitido para una suspensión condicional o para un procedimiento abreviado;
que todo delito comprendido en el Título IX del CP afecta "bienes disponibles de
carácter patrimonial" y, por tanto, no deben oponerse los fiscales adjuntos a un
acuerdo reparatorio por robo con intimidación; y que todo simple delito debiera
tramitarse en conformidad a las reglas del procedimiento simplificado (acogiendo
atenuantes y negando agravantes de ser necesario), sin oponerse muy seriamente
a la suspensión de la pena.
6 Una política de persecución penal de radical maximización punitiva tendría como
7\T7\
215 ¡IJR1DÍCA
DERECHO PENAL, C R I M I N O L O G Í A Y P O L Í T I C A CRIMINAL EN EL CAMBIO DE SIGLO
pública del Fiscal Nacional del año 2004, donde se lee, bajo el título "El Ministerio
Público y su política de actuación frente a los delitos menores", lo siguiente: "...
Esta sensación de desprotección puede deberse al uso de las salidas alternativas
del conflicto penal, en especial el archivo provisional... Por ello, se ha resuelto
revisar los criterios de actuación en materia de archivos provisionales, en términos
de que los fiscales siempre deben escuchar a la víctima antes de tomar la decisión
de archivar y procurar establecer junto con la policía las conexiones criminales
de los delitos menores para determinar si se está en presencia de organizaciones
o bandas criminales dedicadas a los hurtos y robos de pequeño monto... En ma-
teria de suspensión condicional del procedimiento, se ha instruido a los fiscales
de que si se cumplen los requisitos legales, deben evaluar en cada caso concreto
si el imputado puede rehabilitarse y si las condiciones de la suspensión pueden
cumplirse, antes de tomar la iniciativa de solicitar la suspensión". En http://www.
ministeriopublico.cl.
mente en PlEDRABUENA, Oficios del Fiscal Nacional. Modificaciones al Proceso Penal (Ley
Ns 20.074). Ley de Violencia Intrafamiliar. Responsabilidad Penal Adolescente, Editorial
Jurídica de Chile, 2007, donde se contienen los criterios de actuación para aplicar tres
de las más importantes reformas al sistema penal chileno de estos últimos años:
las realizadas precisamente a propósito de la entrada en vigencia de la Reforma
Procesal Penal en la Región Metropolitana -contenidas en la Ley N° 20.074, que
en principio debía hacerse cargo de las sugerencias realizadas por la Comisión de
Expertos formada el año 2003 al efecto-; las relativas a la nueva Ley de Violencia
Intrafamiliar y las relativas a la nueva Ley de Responsabilidad Penal Adolescente.
9 Los únicos casos donde, según la cuenta pública del año 2007, la política cri-
LD1TORÍA, J U R I D I C A n i . r . . H ; u 220
IX. O C H O AÑOS DE P O L Í T I C A C R I M I N A L : UN LEGADO PARA EL F U T U R O
casos en que el interés público comprometido no haga necesaria una intervención más intensa"
y señalando como ejemplos en que en su lugar convendría al menos la sanción de
"libertad asistida", los casos de "delitos graves en que la extensión de la pena deba
ser igual o inferior a 540 días" o concurra en el adolescente "habitualidad".
T A B L A N° 1
Tipo de término/ año 2001 2002 2003 2004 2005 2006 Total
Sentencia definitiva
condenatoria 1,0% 1,7% 3,2% 4,4% 4,9% 6,2% 5,0%
Sentencia definitiva
absolutoria 0,1% 0,0% 0,1% 0,1% 0,1% 0,1% 0,1%
Suspensión condicional
del procedimiento 0,2% 0,2% 0,8% 0,9% 1,0% 1,8% 1,3%
Facultad para no
invesügar 1,4% 0,6% 0,4% 0,5% 0,3% 0,4% 0,4%
7,0%
6,3%
6,0%
5,0%
4,0%
- Sentencias judiciales
3.3%
3,0% - S a l i d a s alternativas
2,4%
2,0%
1.2%
-ws
1,0%
0,0%
2001 2002 2003 2004 2005 2006
GRÁFICO N° 2
2,5%
2,0%
1,5%
I • • Principio de oportunidad
• Acuerdo reparatorio
1,0%
0,0% i i i i i i
2001 2002 2003 2004 2005 2006
16 Así, en el punto 19 de la cuenta pública del año 2007 se lee: "No debe ante-
GRÁFICO N° 3
100,0%
90.0%
80,0%
70,0%
60,0%
50,0%
40.0%
30,0%
20,0%
10,0%
0,0%
* Archivo provisional
• Salidas alternativas
' Sentencias Judiciales
4. CONCLUSIÓN
1. INTRODUCCIÓN
del que se extrajeron las ideas aquí reproducidas fue elaborado por J.P. MATUS, Ma
Cecilia RAMÍREZ G., Marcelo CASTILLO y Marcos ORELLANA, todos investigadores,
en ese entonces, de la Universidad de Talca.
2 Los estudios referidos son los siguientes: MATUS/ORELLANA, 'Acerca de la existencia
3 En este período, bajo la dirección del profesor Jean Pierre Matus, se terminaron
mida se incorporaron en MATUS, Derecho penal del medio ambiente, cit., pp. 129ss.;
FARALDO, "¿ES la empresa un aparato organizado de poder?", pp. 129-146; VALEIJE,
"De nuevo sobre el delito de contaminación como un delito de peligro hipotético
y sus problemas de prueba", pp. 146-154; BRANDARE, "Sanciones administrativas
y sanciones penales: la problemática del principio ne bis in idem", pp. 154-161; y
PUENTE, "La reparación del daño causado como fundamento para la atenuación
de la pena en el artículo 340 del Código Penal español", pp. 162-170.
5 El proceso señalado explica por qué no se han considerado en este texto las
238
X- FUNDAMENTOS Y PROPUESTA LEGISLATIVA PARA UNA NUEVA PROTECCIÓN PENAL.
b) Protección penal del medio ambiente frente a los peligros de las armas
de destrucción masiva
El artículo 7 de la Convención sobre la Protección Física de los
Materiales Nucleares, Viena/Nueva York, de 3 de marzo de 1980,
establece que "la comisión intencionada" de los actos que se detallan,
relacionados con el tráfico ilícito de materiales nucleares (plutonio
y uranio en su estado no mineral) "(1) será considerada como delito
punible por cada Estado Parte en virtud de su legislación nacional"
y que "(2) cada Estado Parte deberá considerar punibles los delitos
descritos [... ] mediante la imposición de penas apropiadas que tengan
en cuenta la gravedad de su naturaleza". También relacionado con
los materiales nucleares, el artículo I del Tratado que Prohibe las
Pruebas de Armas Nucleares en la Atmósfera, en el Espacio Exterior
y el Mar, Moscú 5 de agosto de 1963, obliga a los Estados a "prohibir"
"el desarrollo, la producción, el almacenamiento, la adquisición o
la retención de los agentes, toxinas, armas [biológicas], equipos y
vectores", por una parte; y realizar una "explosión de prueba de
armas nucleares" u "otra explosión nuclear", por otra. Finalmente,
similares obligaciones establece el Artículo IV de la Convención
sobre la Prohibición del Desarrollo, la Producción y el Almacena-
miento de Armas Bacteriológicas (Biológicas) y Tóxicas y sobre su
Destrucción, Londres/Moscú/Washington, 1972.
16 Ver, por todos, TOCILDO, "Principios básicos del derecho penal y artículo 325
del Código Penal", Revista Penal, N° 8 (2001), pp. 39-52, p.41; LlZAUR, "El delito
ecológico en España", Revista Jurídica Universidad Interamericana de Puerto Rico, Vol.
XXXV, N° 1 (2000), pp. 39-53, p. 43; VERCHER, "Reflexiones sobre las emisiones y
vertidos en los delitos contra el medio ambiente y algunos aspectos determinantes
en los mismos", Revista Penal, N° 7 (2001), pp. 99-108, p.106.
X- F U N D A M E N T O S Y PROPUESTA L E G I S L A T I V A P A R A U N A N U E V A P R O T E C C I Ó N P E N A L .
21 El único delito de esta sección que no tiene relación directa con el tratamiento
22 The United States Code, Ch. 33, § 7413 (33 USC § 7413).
23 33 USC § 1319.
24 42 USC § 6928.
25 42 USC § 9603.
26 26 7 USC §§ 136-136 y 15 USC §§ 2601-2629, respectivamente.
27 Ver SCHROEDER, C., "Cool Analysis Versus Moral Outrage in the Develop-
ment of Federal Environmental Criminal Law", William & Mary Law Review, Vol.
35 (1993), p. 251.
253
D E R E C H O P E N A L , C R I M I N O L O G Í A Y P O L Í T I C A C R I M I N A L EN EL C A M B I O DE S I G L O
de los espacios naturales especialmente protegidos, las normas de la Ley de Bosques, que
se citan en el siguiente apartado. Véase, con detalle, CASTILLO, Régimen jurídico de
protección del medio ambiente, 2a ed., Santiago, 1994.
e) Protección penal del medio ambiente frente a los peligros de las armas
de destrucción masiva
Este es otro aspecto de nuestra legislación en la materia que pue-
de considerarse suficientemente regulado, atendido que, por una
parte, la Ley de Seguridad Nuclear, N° 18.302, castiga penalmente
la realización sin autorización de actividades relativas a la energía y
materiales nucleares (artículo 45); la causación dolosa o culposa de
un "daño nuclear" (artículo 47); el peligro que para el ambiente im-
porta el daño, ataque o sabotaje de instalaciones nucleares (artículo
41); el robo, hurto, sustracción o apropiación ilícita de materiales
radioactivos (artículo 41, inciso I o ); el dar ocasión negligentemente al
robo, hurto, sustracción o apropiación de dichos materiales (artículo
43 inciso 2 o ); y la amenaza condicional de causar un daño nuclear
(artículo 46). Y por otra, la Ley N° 17.798 sobre Control de Armas,
prohibe absolutamente la posesión de armas especiales, esto es, "las
químicas, biológicas y nucleares" (artículo 3o inciso 4 o ), castigando
con severas penas su porte y posesión (artículos 13 y 14), sin ofrecer
siquiera un régimen de permisos sobre ellas, como en el caso de las
armas de fuego comunes.
En resumen, a pesar de la no despreciable cantidad de las nor-
mas penales reseñadas (y de la relativa importancia de cada una de
ellas), su carácter asistemático y de indirecta relación con el medio
ambiente y sus componentes, deriva a la postre en su insuficiencia
para proteger adecuadamente dichos intereses, como veremos a
continuación.
30Hasta el año 2004 se habían dictado sólo las siguientes Normas de Emisión:
a) Respecto de contaminantes en el aire, por fuentes móviles: DSN° 104 de 2000 (Minis-
terio de Transportes y Telecomunicaciones), Normas de Emisión para Motocicletas;
junio de 1998.
38 Artículo I o . "El que contraviniendo gravemente las normas primarias de
agrega la siguiente información que avala lo dicho arriba en el texto: "De acuerdo con
información publicada por el diario 'El Mercurio', de fecha 25 de junio, el valor por
camionada de residuos alcanza la suma de $ 4.000. Es decir, por menos de S 30.000
una persona resuelve su problema de residuos sólidos. En cambio, si las mismas 10
toneladas son depositadas en un vertedero autorizado, la suma se eleva a $ 46.600,
sólo por dejarlos. La estimación publicada considera que la tonelada entregada a
un depósito ilegal tiene un valor de entre $ 1.800 y $ 2.000, lo que explicaría la pro-
liferación de los vertederos ilegales". Además, según la información entregada a la
Comisión por Juan Claudio Godoy, entonces presidente de Emeres, en 1994 existían
en Santiago 101 vertidos indiscriminados de residuos sólidos en lugares no autori-
zados, de los cuales 78 se situaban en el área urbana y 23 en zonas rurales, con una
superficie afectada de 713 hectáreas, ocupando los residuos 10 millones de metros
cúbicos. Por su parte, el doctor José Concha, Director del Servicio Metropolitano
del Ambiente, informó que aunque la prensa ha contabilizado 101 vertederos, en la
práctica "el catastro que tiene SESMA y los que han sido objeto de sumarios, alcanzan
a diecinueve", y que "las multas que al respecto establece el Código Sanitario pueden
aumentarse o duplicarse hasta el infinito, pero en la práctica no se cumplen, aun
cuando también se puede decretar la clausura".
EDITORIAL J U R I D I C A D I Í J U Í . 1 . 266
X. FUNDAMENTOS Y PROPUESTA LEGISLATIVA PARA U N A NUEVA PROTECCIÓN PENAL.
7. CONCLUSIÓN
delito ecológico". También opinó en contra del Proyecto el doctor Concha, Direc-
tor del SESMA Metropolitano, a pesar de reconocer la ineficacia de las sanciones
administrativas que muchas veces no pueden siquiera notificarse o se dirigen a
personas distintas de los operadores de los vertederos clandestinos. Sin embargo,
es importante destacar el apoyo de los representantes de Hidronor, señores Pierre
Servanti y José Javier Irureta, a la idea de imponer sanciones ejemplificadoras en
esta materia, como un mecanismo de protección de las cuantiosas inversiones que
realizan los operadores de vertederos legales.
52 Ver al respecto, LLZAUR, op. cit., pp. 41ss., quien reseña además los condi-
cionamientos propios del sistema de la Unión Europea, que hacen inevitable esta
clase de regulación. Un buen ejemplo de estos condicionamientos de Derecho
Internacional lo constituye la iniciativa de la Comisión Europea que, siguiendo
las indicaciones del Consejo Europeo de Tampere de 15 y 16 de octubre de 1999,
ha propuesto el 13 de marzo de 2001 al Parlamento Europeo la dictación de una
Directiva relativa a la protección del medio ambiente por medio del derecho penal (COM
(2001) 139, final), con la justificación, entre otras, de que "la experiencia ha
mostrado que las sanciones establecidas actualmente por los Estados miembros
no son suficientes para hacer cumplir en su totalidad el Derecho comunitario",
que exige "garantizar un nivel de protección elevado del medio ambiente" (ar-
tículo 174.2 CE).
53 Ver nota 48.
e dirimentes nos crimes ambientáis", Enfoque Jurídico (1997), pp. 16s. En Chile,
el reclamo doctrinal en este sentido lo podemos encontrar ya desde el año 1993,
en el artículo de SHARP, "La necesidad de un derecho penal ecológico", Revista de
Derecho Universidad de Concepción, julio-diciembre de 1993, pp. 86ss.
57 VEGA RUIZ, Delitos contra el medio ambiente, ordenación del territorio, patrimonio
"no se hubiera hecho mejor si, deliberadamente, se hubiese buscado la más absoluta
ineficacia" (RODRÍGUEZ DEVESA/SERRANO, Derecho penal español, parte especial, 17'
ed., Madrid, 1994, p. 1109).
59 CRAMER, op. cit., p. 2 1 7 8 .
60 RANGIER, Strafrecht, Besonderer Teilll, 2a ed., München, 1999, p. 306.
LDITORLA:. J U R I D I C A DI CH 272
X. F U N D A M E N T O S Y P R O P U E S T A L E G I S L A T I V A PARA UNA NUEVA P R O T E C C I Ó N PENAL.
única línea en esta materia. Así, mientras los delitos de grave conta-
minación de los artículos 167 y 168 por su naturaleza son delitos de
resultado, se prevén no obstante reglas especiales para determinar
cuándo se producen los resultados que se pretenden evitar, vinculados
a pruebas objetivas de cantidades de emisiones y de relación causal
(artículos 172 y 232 del Anteproyecto), facilitando así la acción de los
órganos encargados de hacer cumplir la ley. Lógicamente, también
se prevé el castigo de la producción, transporte y almacenamiento
no autorizado de ciertas sustancias contaminantes particularmente
peligrosas para el medio ambiente, respecto de las cuales no re-
sulta adecuado esperar que causen efectivamente un grave daño
ambiental para ser punibles (artículo 171). Aquí, como en muchos
delitos contra la salud pública, se impone la necesidad de establecer
una figura de peligro, cuyo ámbito de punibilidad se limita por la
exigencia de que las sustancias y cantidades de las mismas deben
estar fijadas previamente por el reglamento a que ya se ha aludido.
Por otra parte, en los delitos relativos a la protección del Sistema
de Evaluación Ambiental, se mantiene la técnica tradicional en esta
clase de delitos vinculados a la protección de la administración,
consistente en figuras de mera actividad (artículo 170).
h) Modificaciones estructurales
Por la naturaleza del Anteproyecto de Código Penal, no fue posible
introducir las normas relativas a las necesarias modificaciones estruc-
"TÍTULO I X
DELITOS DE PELIGRO COMÚN
§ 9. Disposiciones comunes
279 U R I D I C A 0L CHILE
D E R E C H O PENAL, C R I M I N O L O G Í A Y POLÍTICA CRIMINAL EN EL CAMBIO DE SIGLO
Art. 232. Sin perjuicio de las reglas generales, podrá tenerse por
probado que la operación de un proyecto o actividad ha producido
efectivamente lesiones graves o la muerte de una o más personas
determinadas, si se cumplen los siguientes requisitos:
a) Que exista prueba de que una o varias personas determinadas
estuvieron expuestas al peligro producido por el proyecto o actividad,
con anterioridad a sus lesiones o muerte;
b) Que exista prueba pericial que aporte una explicación general
sobre los procesos biológicos, químicos o físicos que desencadenan
en las personas la exposición al peligro de que se trate; y
Art. 233. Para los efectos de lo dispuesto en este Título, las ex-
presiones técnicas se entenderán en el sentido de lo dispuesto en
las leyes especiales y reglamentos aplicables".
XI. JUSTICIA, PERDÓN Y COMPROMISO: SOBRE
EL SURGIMIENTO DE LA "MEDIA PRESCRIPCIÓN"
COMO ATENUANTE EN LA SANCIÓN DE LAS
VIOLACIONES A LOS DERECHOS HUMANOS
COMETIDAS EN CHILE ENTRE EL 11 DE
SEPTIEMBRE DE 1973 Y EL 10 DE MARZO DE 1990*
agosto de 1966, relativas al castigo de los criminales de guerra y de las personas que
hayan cometido Crímenes de Lesa Humanidad, del Consejo Económico y Social
de las Naciones Unidas.
1. INTRODUCCIÓN
1 ONU, Chronique mensuelle, Vol. VII, N° 5 (1970), p. 73. Citado por MARTÍ DE
penal y el primer pilar de la Unión Europea", Revista Electrónica de Ciencia Penal y Cri-
minología, Vol. 6, Ñ° 5 (2004). En Alemania, la encendida discusión en HEFENDEHL,
"Europáischer Umweltschutz: Demokratiespritze fur Europa oder Brüsseler Putsch",
ZeitschrififürInternationaleStrafrechtsdogmatik,W 4 (2006), pp. 161-167;y" Europáisches
Strafrecht: bis wohin und nicht weiter?", Zeitschrift für Internationale Strafrechtsdogma-
tik, N° 6 (2006), pp. 229-236; POHL, "Verfassungsvertrag durch Richterspruch. Die
Entscheidung des Hugh zu Kompetenzen der Gemeinschaft im Umweltstrafrecht",
Zeitschrift für Internationale Strafrechtsdogmalik, N° 5 (2006), pp. 213-221. Para una visión
general y menos apasionada del estado de la cuestión, véase AMBOS, Internationales
Strafrecht, München, 2006, pp. 375-403. Sobre la evolución del Derecho europeo en
la materia antes del fallo comentado, véase el pionero trabajo de CARNEVALI, Derecho
penal y derecho sancionador de la Unión Europea, Granada, 2001, pp. 415-424, donde,
conforme al estado de la discusión en ese momento, se afirmaba la inconveniencia de
un derecho penal supranacional, decantándose por favorecer un proceso acelerado
de armonización y un empleo intensivo del Derecho administrativo sancionador.
para la lucha por la modernización y expansión del derecho penal y para la crítica del discurso
de la resistencia, Valencia, 2003, p. 190, en el sentido de que, si este derecho penal
internacional integrase el que denomina "Derecho penal moderno", tendría como
finalidad la "criminalización formal... del sistema de acción ético-socialmente reproba-
ble de las clases socialmente poderosas". Esta idea, que supondría una asimilación del
Derecho penal internacional a una suerte de movimiento socialdemocrático propio
de la Europa continental, carece de base empírica en este ámbito, donde confluyen
los más diversos sistemas económicos y sociales. Al respecto, ver las lúcidas críticas de
PAREDES CASTAÑÓN, "Recensión: GRACIA MARTÍN, Luis, "Prolegómenos para la lucha
por la modernización y expansión del derecho penal y para la crítica del discurso de
la resistencia", Política Criminal, N° 2, R7, pp. 1-27, especialmente pp. 20-24.
Código Penal español de 1848, que castigaba a "los que esparciendo falsos rumores,
o usando de cualquier otro artificio, consiguieren alterar los precios naturales que
resultarían de la libre concurrencia en las mercancías, acciones, rentas públicas o
privadas, o cualesquiera otras cosas que fueren objeto de contratación".
alemana puede verse en HASSEMER, "Viejo y nuevo derecho penal", en DEL MISMO,
Persona, mundo y responsabilidad. Bases para una teoría de la imputación en derecho penal,
Bogotá, 1999, pp. 15-37, especialmente pp. 19-29.
DIIOKIA!. J U R Í D I C A D¡. r . N I U 2 9 8
X I I . P R E S E N T E Y F U T U R O DE LA RESPONSABILIDAD PENAL DE LAS PERSONAS J U R Í D I C A S .
de 2000.
19 Artículo 3.6 de la Convención de las Naciones Unidas contra el Tráfico Ilícito de
ciones de los tratados, véase CAMBACAU/SUR, op. cit., pp. 165-216, y sobre las "técnicas
organizadas" de implementación, particularmente, las pp. 204-207.
301
D E R E C H O PENAL, C R I M I N O L O G Í A Y P O L Í T I C A CRIMINAL EN EL CAMBIO DE S I G L O
Revista de Derecho del Consejo de Defensa del Estado, N° 17, fascículo 1 (2007), pp. 31-
165, pp. 84-87.
29 Véase a título ilustrativo el documentado trabajo de ONFRAY, "Reflexiones
Informe del Consejo General del Poder Judicial al Anteproyecto de Reforma del
Código Penal de 2008", InDret, N° 2 (2009), pp. 1-12, p. 6.
31 Así, antes, en sentido similar: MlR, "Una tercera vía en materia de responsabilidad
32 Para una visión general de los diferentes modelos legislativos arriba resumidos,
www.thecoca-colacompany.com/ourcompany/pdf/COBC_Spanish.pdf [visitado
el 27.05.2009],
1. INTRODUCCIÓN
311 T O I U A l R J R I D I C A . D E CHILE
D E R E C H O PENAL, C R I M I N O L O G Í A Y P O L Í T I C A CRIMINAL EN EL CAMBIO DE SIGLO
fines del siglo XIX del método exegético de los comentaristas españoles
-esto sí muy explicable, dado el hecho de que el Código nuestro fue,
en muchas partes, simplemente copiado del español de 1848-,2 se vivió
un breve dominio del positivismo italiano3 y de la escuela de la técnica
jurídica de ese país.4 Sin embargo, a través de la obra divulgadora de
JIMÉNEZ DE ASÚA y de las traducciones españolas de los tratados de
LLSZT, MERKEL, BELING, MEZGER y MAURACH, 5 "la doctrina alemana
[...] condujo a un notable florecimiento de la doctrina chilena, en
los años 60 y comienzos de los años 70",6 lo que dio pie incluso a la
realización de una traducción nacional de la 1 Ia edición alemana del
Derecho Penal de WELZEL, por parte de los entonces j óvenes profesores
chilenos Juan BUSTOS y Sergio YÁÑEZ.7 Esta "recepción entusiasta" y
la "admiración" "por la elegancia y armonía" de los sistemas dogmá-
ticos alemanes,8 es hoy en día tan asentada en Chile, que no sólo las
"partes generales" actualmente en uso están basadas en variantes de
las propuestas sistemáticas germanas,9 sino que también en los tra-
bajos preparatorios del Anteproyecto de Código Penal de 2005, en
los cuales, particularmente respecto de la Parte General, se adoptó
dos. Análisis diacrónico y sincrónico de la doctrina penal chilena del siglo XIX",
Ius etPraxis, Vol. 12, N° 1 (2006), pp. 31-67.
3 MATUS, "El positivismo en el derecho penal chileno: análisis sincrónico y
tido, como indicador del recíproco interés entre las doctrinas germano e hispano
parlantes, véase el Anexo N° 1.
6 POLITOFF/MATUS/RAMÍREZ, Lecciones de Derecho Penal chileno, 2a ed., Santiago,
2004, pp. 42s., donde agregamos que, lamentablemente, dicha "recepción entu-
siasta" suele hacerse "a menudo sin discriminación" de las diferentes "realidades
históricas, sociales y culturales" que ellas presuponen y, por tanto, no ha ido siem-
pre acompañada de "una comprensión clara de las consecuencias para la política
criminal de una u otra opción".
7 WELZEL, Derecho Penal Alemán, Parte General, 11" ed., Trad. BUSTOS/YÁÑEZ,
Santiago, 1970.
8 POLITOFF/MATUS/RAMÍREZ, op. cit., p. 4 3 .
9 Aparte de la nuestra, que sigue una sistemática "clásica" (POLITOFF/MATUS/
RAMÍREZ, op. cit.), pueden consultarse los textos marcadamente "finalistas" de CURY,
Derecho Penal, parte general, 7A ed., 2005; GARRIDO MONTT, Derecho Penal, parte general,
T. II, Nociones Fundamentales de la Teoría del Delito, 3A ed., Santiago, 2003, 358 pp.; y
el más bien "ecléctico" de ETCHEBERRY, Derecho Penal, 3A ed., Santiago, 1998.
cana (el modelo lógico del derecho penal", en GARCÍA RAMÍREZ (Coord.), Estudios
jurídicos en homenaje a Olga Islas de González Mariscal, t. II, México, 2007, pp. 481-528,
pp. 511ss., donde además se da cuenta de los diversos modelos clásicos, finalistas y
normativistas adoptados por los dogmáticos mexicanos a partir de fines de la década
de 1960. Por su parte, PLASCENCIA VLLLANUEVA, Teoría del Delito, México, 1989, des-
cribe la "evolución" de la teoría del delito en México como un tránsito en diversas
"fases", que describe como "concepciones" "clásica", "neoclásica", "del finalismo" y
el "modelo lógico matemático" de la escuela mexicana de Olga ISLAS y Elpidio RA-
MÍREZ, entendido como una reformulación en proposiciones lógicas o "elementos"
de "la estructura general del tipo penal", a partir de la concepción finalista (pp. 35-
45). Para una explicación resumida del "modelo lógico del derecho penal", como
creación propia de los juristas mexicanos que, procurando distinguir diversos niveles
del lenguaje y de la operatividad normativa, así como los elementos descriptivos de
los valorativos de cada norma penal, véase de ISLAS DE GONZÁLEZ, "Modelo lógico
del D e r e c h o penal", en GARCÍA RAMÍREZ/ISLAS DE GONZÁLEZ MARISCAL (Coords.),
Panorama Internacional sobreJusticia Penal, Política Criminal, Derecho Penal y Criminología,
Culturas y Sistemas Jurídicos Comparados, México, 2007, pp. 385-398, donde se ofrece una
reconstrucción del sistema de la teoría del delito en cinco niveles: el prejurídico, el de
las normas penales generales y abstractas (incluyendo el tipo y la pena o medida de
seguridad aplicable); el del suceso fáctico propiamente tal ("delitos"), que es valorado
de conformidad a las normas de segundo nivel; el de las "puniciones" o imposiciones
concretas de condena por las normas "particualres" y "concretas" dictadas por el juez
en cada caso; y, finalmente, el de la ejecución de esas penas.
HASSEMER/BURKHARDT, op. cit., pp. 235-253, pp. 239s. Como señala FLETCHER,
quizás una diferencia entre ambas "parroquias" sea que, al menos en los Estados
Unidos no se considera una "ciencia" el estudio del Derecho penal, como sí lo
hace la Strafrechtswissenschaft, a pesar de lo "ridículo" que parece ser hablar de una
"ciencia" limitada lingüística y geográficamente.
19 Ver Anexo N° 2.
20 ROXIN, "Die Strafrechtswissenschaft vor den Aufgaben der Zukunft". En
ESER/HASSEMER/BURKHARDT, op. cit., pp. 369-395, p. 381. En todo caso, al menos
para los interesados en la materia en el norte de Alemania, ahora también se cuenta
con la biblioteca de derecho comparado formada en la Universidad de Góttingen
por el profesor Kai Ambos.
24 MOOS, Der Verbrechensbegriff in Ósterreich im 18. Und 19. Jahrhundert. Sinn und
Strukturwandel, Bonn, 1968, pp. 185-267, especialmente pp. 231 y 244. La inter-
pretación de JENULL, recogida por HORROW (Grundriss des ósterreichischen Strafrechts.
Bd. 1, Hálfte 1: allgemeiner Teil, Graz (Austria), 1947, pp. 49s.), en el sentido de
que el texto del Código austríaco citado correspondería a la teoría de FEUERBACH
sólo puede entenderse en la medida que la teoría de la coacción psicológica se en-
cuentra indudablemente dentro del grupo de las teorías de prevención general
y fuertemente emparentada con BECCARIA y BENTHAM, como reconoce el propio
FEUERBACH, Lehrbuch des gemeinen in Deutschland gültigen peinlichen Rechts, 11 a ed.,
Giessen (Alemania, 1832, p. 18).
25 Moos, op. cit., pp. 238s., y 265-267, quien destaca por todo lo anterior el hasta
actuar casi diez años más tarde, como codificador civil, ZEILLER haya procurado
plasmar legislativamente las teorías de KANT, pues las condiciones previas de dicha
codificación fueron bien diferentes a la penal de 1803. Al respecto, véase FERRAN-
TE, "Un ruolo per l'interprete: la scienza giuridica italiana tra Code Napoléon e
ABGB", Forum HistoriaeJuris, N° 9 (2006), con referencias en nota al pie; y HOOP,
"Zur historischen Entwicklung des Vermógensrechts", Beitráge Liechtenstein-Institut,
N° 4 (1996), p. 7. Sin embargo, en estas materias ZEILLER también tenía fuertes
vinculaciones con el Common Law, como puede verse en RAHMATIAN, "Codification
of Prívate Law in ScoÜand: Observations by a Civil Lawyer", Oxford University Com-
parative Law Forum, Vol. 1 (2007).
27 En Perú, en cambio, el Código de 1924 recoge no pocas disposiciones de los
proyectos suizos de 1916 y 1918, y hay por ello al menos una razón histórica para
mirar hacia el mundo germano parlante a la hora de entender el sentido de las
normas importadas, aunque no siempre parece haberse hecho, pues tales disposicio-
nes se importaron "en circunstancias en que juristas y magistrados se encontraban
imbuidos de la cultura jurídica española" (HURTADO, op. cit., p. 128).
28 Véase, por ejemplo, el prólogo del Tratado dejAKOBS (Strafrecht. Altgemeiner Teil:
Die Grundlagen und dieZurechnungstehre, 2' ed., Berlín, 1991, p. vii), donde se declara
el carácter "científico" del "desarrollo de una teoría" como la que propone. En el
extremo, se ha llegado a considerar, que sólo la dogmática alemana sería propiamente
científica (HIRSCH, "Internationalisierung des Strafrechts und Strafrechtswissens-
chaft. Nationale und universale Strafrechtswissenschaft", Zeitschrift für die gesamte
Strafrechtswissenschaft, Vol. 116 (2004), pp. 835-854, p. 847).
29 SILVA SÁNCHEZ, "Straftatsystematik deutscher Prágung: UnzeitgemáB?",
J U R I D I C A !5iG!:l¡ 320
XIII. POR QUÉ CITAMOS A LOS ALEMANES Y OTROS APUNTES METODOLÓGICOS
Das Strafrecht der Staaten Europa, Berlín, 1894, pp. XI-XXVII, p. XXIV: "La ciencia
del derecho penal [...] como aclaración de los elementos generales del concepto
del delito es necesariamente internacional", pues "el concepto de responsabilidad
penal es el mismo en Francia y en Suecia".
31 AMBOS, Derallgemeine Teildes Volkerstrafrechts. Ansátze einerDogmatisierung, Ber-
lista, sobre todo en Latinoamérica. En efecto, dado que las premisas o puntos de
partida dependen de una elección personal, al penalista se le puede escuchar, seguir,
aplicar sus premisas a algún problema concreto no estudiado todavía, o declarar
"incorrectas" las propuestas surgidas con base a otras premisas. Pero "discutir"
con él acerca de la utilidad o practicabilidad de tales teorías en realidad no es
posible: la elección de las premisas es indiscutible y las consecuencias, lógicamente
necesarias. La idea de que sean posibles otros acercamientos a la cuestión debatida
equivale a la idea de que las propias capacidades de elección o deducción lógicas
son defectuosas, esto es, casi a una ofensa personal. Véase al respecto el debate
entre MALAMUD y MAIER, en http://www.pensamientopenal.com.ar/ndp/index.
htm [visitado el 07.03.2008],
las soluciones a los casos concretos); y por otra parte, al pensamiento "binario" de
la dogmática, basado en distinciones categóricas que impedirían ver la gradualidad
de las "valoraciones" (y soluciones) correspondientes en la vida. En contra, FRISCH
afirma que la cuestión acerca de la influencia en la práctica y en la legislación de la
dogmática es sólo un asunto de tiempo y lo que hoy puede no tener consecuencias,
mañana puede tener la fortuna de ser aceptado, pues "abiertamente se debe recono-
cer que, en el largo espacio de tiempo de alrededor de los últimos 100 a 150 años [la
dogmática], ha valido como fundamento de los fallos [de los tribunales alemanes]"
(FRISCH, "Geglückte und folgenlose Strafrechtsdogmatik (Kommentar)", en ESER/
HASSEMER/BURKHARDT, op. cit., pp. 1 5 9 - 1 9 8 , pp. 160s. y 1 6 5 ) .
41 Esto es, "habilitar la Justicia del Cadr (SCHÜNEMANN, op. cit., p. 224).
42 SCHÜNEMANN, op. cit., pp. 2 0 3 y 2 2 0 .
43 SCHÜNEMANN, op. cit., pp. 203 y 220. Las perplejidades de esta forma de
326
XIII. POR QUÉ CITAMOS A LOS ALEMANES Y OTROS APUNTES METODOLÓGICOS
pp. 74s., en ARNOLD et al. (Eds.), Menschengerechtes Strafrecht. Festschrift für Albin
Eser zum 70. Gebwrtstag München, 2005, pp. 61-75. Allí se señala, respecto de la
formulación original de la teoría por WELZEL, que "una significativa parte de los
discípulos de WELZEL la rechazan expresamente o abiertamente han modificado"
sus presupuestos esenciales (especialmente la teoría final de la acción y la teoría
normativa extrema de la culpabilidad), con la consecuencia adicional de que "los
distintos puntos de partida permiten diversas soluciones a las cuestiones particula-
res", y no una única "solución correcta".
45 MELENDO PARDOS, "Recensión", Revista de Derecho Penal y Criminología, 2A
327
D E R E C H O PENAL, C R I M I N O L O G Í A Y POLÍTICA CRIMINAL EN EL C A M B I O DE SIGLO
de los límites del sentido literal posible de los textos legales, sino que ella no
sería una labor estrictamente lógica ni podría hacerse aisladamente
de la finalidad de la ley, y especialmente no de la política criminal que
ha tenido en cuenta el legislador, concluyendo que
"una sistematización teniendo en cuenta los aspectos teleológi-
cos y político criminales es algo que ya está exigido en la tarea
interpretativa de la dogmática [...] el dogmático (sea juez o
científico) debe, por tanto, como el legislador, argumentar po-
lítico criminalmente". 47
No obstante, insiste ROXIN que la argumentación político criminal
está claramente limitada por un "punto de partida", que no es ya
un "principio" o "axioma" ajeno al derecho positivo, sino el "sentido
literal posible de la ley"', y, además, porque el intérprete no estaría au-
torizado a "reemplazar con las suyas las propias finalidades político
criminales del legislador".48
Así, enfrentado ROXIX a la discusión que se ha planteado acerca
de la pertinencia y validez de la distinción entre injusto y culpabilidad,
puesta ahora en duda en Alemania principalmente por la escuela
de JAKOBS,49 y desde hace ya casi 30 años por autores como SCHMI-
DHÁUSER,50 responde con el argumento de que
"la parte general [del SíGB] de 1975 distingue claramente entre
antijuridicidad y culpabilidad (como resulta de comparar, por
una parte, el § 34, y de otra, el § 35) ".51
Naturalmente, no es este el lugar para discutir cuál sería la co-
rrecta interpretación de ciertos parágrafos del StGB, sino sólo para
pp. 348s. y 468. Actualmente, no siendo discípulo de JAKOBS, y desde otro "punto
de partida", el de las garantías constitucionales, también rechaza la distinción
tradicional entre culpabilidad e injusto, RENZIKOWSKI, "Normentheorie und strafre-
chtsdogmatík", en ALEXY (Ed.),JuristischeGrundlagenforschung. TagungderDeutschen
Sektion der Internationalen Vereinigungfür Rechts- und Sozialphilosophie (IVR) vom 23. Bis
25. September 2004 in Kiel. ARSP Beihef Nr. 104, Stuttgart, pp. 115-137, pp. 122-135.
51 ROXIN, Strafrecht I, cit., p. 664.
329 ¡ J U R I D I C A oicHiLi
D E R E C H O PENAL, C R I M I N O L O G Í A Y P O L Í T I C A CRIMINAL EN EL CAMBIO DE SIGLO
NEMANN (Ed.), Grundfragen des Modernen Strafrechtssystems, Berlín, 1984, pp. 1-68,
especialmente pp. 14-18.
55 SCHÜNEMANN, "Ein Gespenstgehtum in Europa-Brüsseler 'Strafrechtspflege' intra
muros", Goltdammer's Archiv, Vol. 149 (2002), pp. 501-516, especialmente pp. 511s.
56 WELZEL, "Die deutsche strafrechtliche Dogmatik der letzten lOOJahre und
Grammar of Criminal Law", Cardozo Law Review, Vol. 28 (2007), pp. 2647-2673,
pp. 2655s.
5 9 A M B O S , Der allgemeine Teil, cit., pp. 44s. y 58.
60 BURKHARDT, op. cit., p. 152, habla de posibilitar la adecuación del derecho a los
61 Esta función "institucional" ha sido descrita antes por DUBBER, pero no res-
333
D E R E C H O PENAL, C R I M I N O L O G Í A Y POLÍTICA CRIMINAL EN EL CAMBIO DE SIGLO
el Prólogo del Quijote, para que así se le tuviese entre los "hombres
leídos, eruditos y elocuentes":
"En lo de citar en las márgenes los libros y autores de donde
sacáredes las sentencias y dichos que pusiéredes en vuestra histo-
ria, no hay más sino hacer de manera que venga a pelo algunas
sentencias o latines que vos sepáis de memoria, o a lo menos que
os cuesten poco trabajo el buscalle, como será poner, tratando
de libertad y cautiverio:
Non bene pro toto libertas venditur auro.
Y luego, en el margen, citar a Horacio, o a quien lo dijo. Si tra-
táredes del poder de la muerte, acudir luego con
Pallida mors aequo pulsat pede pauperum tabernas regumque turres.
[•••]
(1986), pp, 95-121, p. 96. Ver el desarrollo histórico de estas ideas en SCHWEBER,
"The science of legal science: the model natural sciences in nineteenth-century
american education", Law and History Review, Vol. 17, N° 3 (1999).
66 Lochnerv. New York, 198 US 45,76 (1905). Voto disidente del Juez HOLMES (en:
http://supct.law.cornell.edu/supct/html/historics/USSC_CR_0198_0045_ZS.html
[visitado el 15.11.2007]). El caso, referido a la declaración de inconstitucionalidad
de una ley que establecía limitación de horario en el trabajo de las panaderías (60
horas semanales, 10 diarias), tiene gran valor en sí mismo, sobre todo, porque
HOLMES pone claramente en entredicho que la mayoría de la Corte estuviese
defendiendo "la Constitución" al declarar que no se podía limitar la libertad con-
tractual en relación con el horario de trabajo, sino más bien el interés de una
parte de la sociedad norteamericana por mantener una forma de, diríamos ahora,
explotación económica.
67 HOLMES, "The Path of the Law", Harvard Law Review, Vol. 10 (1897), p. 457.
68 HALL, Jerome, General Principies of Criminal Law, 2a ed., Indianapolis/Nueva
6. CONCLUSIONES Y PROPUESTAS
of Legal Reasoning, Legal Theory, and Legal Institutions, Oxford, 1987, pp. 249-257.
70 POUND, "Courts and Legislation", The American Political Science Review, Vol. 7
MERTZ/ NOURSE/WILKINS, "IS It Time for a New Legal Realism?", Wisconsin Law Re-
view (2005), pp. 335-363. Recientemente, véase también MILES/SUNSTEIN, "The New
Legal Realism", University of Chicago Law Review, en prensa, posteado en SSRN.
72 Ver, por ejemplo, para el caso chileno, la recopilación de artículos sistemati-
del libro del mismo título del profesor Enrique Peñaranda)", Anuario de Derecho
Penal y Ciencias Penales, Vol. 45 (1992), pp. 833-854, p. 833.
75 Como lo demuestra, en un ámbito específico del sistema penal, la experien-
76 Como, desde su propia perspectiva, propuso una vez FLETCHER (Basic Concepts
of Criminal Law, New York, 1998), esto es, tratando de hacer aplicable al Derecho
norteamericano las categorías y conceptos de la dogmática alemana. En este texto,
el autor agrupa los diferentes problemas y soluciones que el estudio del derecho
penal enfrenta en doce distinciones básicas: derecho sustantivo v. procesal; castigo
v. tratamiento; sujeto v. objeto; causación humana v. natural; crimen v. criminal;
ofensas v. defensas; intención v. negligencia; legítima defensa v. estado de necesidad;
errores relevantes v. irrelevantes; tentativa v. consumación; autoría v. complicidad;
yjusticia v. legalidad.
77 DUBBER, "Criminal Law", p. 436.
78 WEEZEL, "¿Por qué no citamos más a los alemanes? Réplica aJ.P. Matus",
79 JAKOBS, El derecho penal como disciplina científica. Trad. WEEZEL, Madrid, 2008,
p. 22.
Y dado que, para citar a otro autor de moda, parece que el ci-
mento cognitivo de las normas, "la realidad del Derecho", no es otra
cosa que lo que "los jueces dicen que es el Derecho" (LUHMANN)
en un momento histórico determinado, la constitución normativa
de una sociedad no puede comprenderse haciendo caso omiso
de las regularidades e irregularidades de la aplicación del Dere-
cho por parte de la jurisprudencia. El "dolor penal" no se inflige
automáticamente: requiere que un Tribunal así lo ordene tras un
proceso legal.
Segundo supuesto equívoco: errónea comprensión de las relaciones en-
tre lo universal y lo particular. Otra vez confunde aquí WEEZEL una
descripción con una valoración. En efecto, la descripción que hace
BLECKMANN del método científico alemán no es algo que él critique,
sino al contrario, algo que explícita y hace propio. Yo tampoco me
propongo su crítica, sino únicamente describirlo. Si la descripción
no concuerda con el objeto, quizás no sólo yo esté equivocado, sino
también lo estén BLECKMANN, WELZEL, LAMPE, SCHMIDHAUSER, LESCH
y JAKOBS. Y quizás ahora también SILVA SÁNCHEZ, para quien
"ha de quedar claro que un determinado ordenamiento
jurídico-penal nacional, positivo, no constituye el objeto de la
dogmática de la teoría del delito, sino sólo el límite de su cons-
trucción de lege lata ".80
También se confunde WEEZEL cuando parece interpretar mis
palabras en orden a reconstruir nuestro propio sistema normativo
como una negativa implícita a consultar el derecho comparado. Eso
no está en ninguna parte del texto que WEEZEL critica. Al contrario,
WEEZEL coincide con el texto en cuanto a la necesidad de recurrir
al derecho comparado para tratar de comprender los conceptos de
nuestro sistema normativo, "porque la literatura y la jurisprudencia
no rara vez beben de fuentes 'extranjeras'" (WEEZEL, p. 3). La di-
ferencia es que yo propongo conocer más allá de lo escrito en alemán y
sus derivados y, en cambio, WEEZEL parece conformarse con conocer
menos limitándose a los productos editados en Alemania.
Y el porqué de esta limitación autoimpuesta lo trata de explicar
WEEZEL argumentando sobre el tercer supuesto equívoco en que yo
incurriría: poner de cabeza el proceso de formación del conocimiento. Sin
1 Disponible en http://www.mpicc.de/ww/de/pub/bibliothek/recherche/opac.
351
D E R E C H O PENAI., C R I M I N O L O G Í A Y P O L Í T I C A C R I M I N A L EN EL C A M B I O DE SIGLO
6 Nótese que esto coincide con la apreciación más general contenida en el In-
pondía a una autora colombiana, y dos que consistían en la traducción del texto
del Código Penal alemán, no fueron considerados en la contabilidad.
autores colombianos, y dos a traducciones del texto del Código Penal alemán, no
fueron considerados en la contabilidad.
DÍTOI'IAI f U R I D Í C A DE c i u u : 354
ANEXO N°1
356
ANEXO N° 2
ESTUDIO DE LA INFLUENCIA RECÍPROCA ENTRE
LA DOCTRINA IBEROAMERICANA Y LA ALEMANA,
MEDIDA EN CITAS BIBLIOGRÁFICAS
total, los "Abhandlungen " contenidos en el Vol. 119 (2007) de la Zeitschrift son 23,
y los artículos de la "sección doctrinal" del Vol. 58 (2005) del Anuario son 12, se
generaron los siguientes números aleatorios para cada una de ellas: 11 [11,8],
4, 7 y 12, para la revista alemana; y 6 [6,7], 2, 4 y 7, para la española, de manera
de obtener una muestra de tres y dos artículos, respectivamente, equivalente
al porcentaje buscado. De la muestra debieron retirarse, por tratar temas no
propiamente "dogmáticos", un artículo de la Zeitschrift (BUNG, "Nietzsche über
Strafe", pp. 120-136 [4]) y otro del Anuario (RODRÍGUEZ-MAGARIÑOS, "Crónica
de la vida de John Howard, alma mater del derecho penitenciario", pp. 95-170
[ 4 ] ) ; del cual, además, se retiró un artículo que correspondía a una traducción
de un texto italiano (DONINI, "Jueces y democracia. El papel de la magistratura
y democracia penal", pp. 403-419 [6]).
Contemporáneo (todos sus volúmenes, años 2002 a 2007, los que son
publicados en Bogotá, Colombia) ,3
Según la muestra principal, en la segunda mitad del siglo XX
y principios del actual, la doctrina iberoamericana no ha tenido
ningún impacto en la alemana, la cual, si acaso se preocupa de la
extranjera, preferentemente lo hace de la escrita en inglés, e insig-
nificadvamente de la de algunos otros países europeos. El índice
de autorreferencia, medido como la cantidad de citas a autores
alemanes dentro del total, es en esta muestra bastante decidor del
interés de la doctrina germana en lo que sucede en el extranjero:
0,89 (=239/266). Esto es, prácticamente el 90% de toda la literatura
que utilizaron los autores alemanes en este período es sólo literatura
alemana, en tanto que, de la extranjera, casi todo el 10% restante
corresponde a la escrita en inglés.
arrojó los siguientes números para Derecho Penal Contemporáneo-. 3,6; 1,9; 2,5; 3,7;
5,7; 1,8 [1,86]; 4,5; 2,1; 3,5; 1,6; 1,4; 2,9 (dado que esta revista no tiene volúmenes,
sino una cantidad variable de números por año, el número entero representa
el año y el decimal, el número del artículo, que puede estar comprendido en
alguno de los dos números del año correspondiente. Así, 3,1 es el primer artículo
publicado en el año 3 de la Revista (2004), el cual se encuentra en el número 10
de la misma). Y para el Goltdammer's Archiv, los números son 151,6; 149,9; 150,5;
151,7; 153,7; 149,8 [149,86]; 152,5; 150,1; 151,5; 149,6 (dado que para buscar los
artículos seleccionados se sigue el orden de los índices, y en esta revista ellos se
ordenan alfabéticamente, el número de artículo seleccionado no corresponde
exactamente a su ubicación en el volumen correspondiente, pero se mantiene
el carácter aleatorio de la selección, dentro de las posibilidades del alfabeto).
Siguiendo los criterios expuestos en las notas anteriores, una vez revisados los
artículos seleccionados aleatoriamente, se excluyeron del análisis los números
que hacían referencia a artículos inexistentes (1,9 y 1,8 en Derecho Penal Contem-
poráneo)-, los aparecidos en esa misma revista, pero no elaborados por autores
iberoamericanos (AMBOS, "¿Es el procedimiento penal internacional 'adversarial',
'inquisitivo' o mixto?", Derecho Penal Contemporáneo, N° 10 (2005), pp. 87-152 [4,5];
AMBOS/ WOISCHNIK, "I as reformas procesales penales en América Latina. Resumen
comparativo", Derecho Penal Contemporáneo, N° 10 (2005), pp. 5-56 [3,7]); y los que,
en general, no trataban temas vinculados con la "dogmática penal" (CRUZ REYES,
"El principio de oportunidad: ¿un acto de discrecionalidad judicial en poder de
la fiscalía?", Derecho Penal Contemporáneo, N° 15 (2006), pp. 35-82 [5,7]; FREUND,
"Stellungnahme eines Arbeitskreises der Strafrechtsleherer zum 'Eckpunktepapier'
zur Reform des Strafverfahrens", Goltdammer's Archiv, Vol. 149 (2002), pp. 82-97
[149,8]; GUSY, "Rechtsgrundlagen der Richtervorbehalte nach § 100b StPO",
Goltdammer's Archiv, Vol. 150 (2003), pp. 672-692 [150,5]; MEIER, "Die Reform
des Ermittulgsverfahrens. Zur notwendigen Starkung der Rechtsstellung der
Beteiligten", Goltdammer's Archiv, Vol. (2004), pp. 441-457 [151,6]).
Zeitschrift für die gesamte Strafrechtswissenschaft, Vol. 100 (1988), pp. 485-507.
7 WOLTERS, "Der Entwurf eines 'Gesetzes zur Reform des Sanktionrechts'",
Zeitschrift für die gesamte Strafrechtswissenschaft, Vol. 114 (2002), pp. 63-87.
8 RODRÍGUEZ DEVESA, "Consideraciones generales sobre los delitos contra la
propiedad", Anuario de Derecho Penal y Ciencias Penales, Vol. 13 (1960), pp. 37-65.
9 TERUEL, "LOS delitos contra la Religión entre los delitos contra el Estado",
gen", Zeitschrift für die gesamte Strafrechtswissenschaft, Vol. 119 (2007), pp. 250-289.
14 HAAS, "Kritik der Tatherrschaftslehre", Zeitschrift für die gesamte Strafrechtswis-
putación objetiva del resultado", Anuario de Derecho Penal y Ciencias Penales, Vol. 58
(2005), pp. 421-461.
18 GRUNST, "Moderne Gesetzestechniken in StGB und StPO aus kritischer
Roxin zum Allgemeinen Teil des Strafrechts", Goltdammer's Archiv, Vol. 153 (2006),
pp. 279-284. El texto a que se hace referencia es MLR, "Grenzen des Normativismus
im Strafrecht", en HEFENDEHL/BOTTKE (Eds.), Empirische und dogmatische Funda-
mente, kriminalpolitischer Impetus: Symposiumfür Bernd Schünemann zum 60. Geburtstag
Symposion für Bernd Schünemann zum 60. Geburtstag, Kóln, 2005, pp. 77-103.
21 FREUND, "Materiellrechtliche und prozessuale Facetten des gesamten Stra-
rechtssystems", Goltdammer's Archiv, Vol. 152 (2005), pp. 321-338. En este caso, el
texto referido es SILVA SÁNCHEZ, "Straftatsystematik", cit.
22 BASAK, "Die Tathandlung der Unterschlagung. Die Diskussion um den Zueig-
nungsbegriff seit der Neufassung des § 246 StGB", Goltdammer's Archiv, Vol. 150
(2003), pp. 109-123.
23 HOYER, "Internationales Strafgerichtshof und nationalstaatliche Souveranitát",
1. Introducción 23
2. Posibilidades y límites de las penas privativas de otros d e r e c h o s . . . 25
2.1. Límites internos: los derechos de que puede o no privarse
legítimamente 25
2.1.1. Derechos de que puede privarse legítimamente 26
2.1.2. Derechos de que no puede privarse legítimamente .. 27
2.2. Límites externos: los casos en que se justifica recurrir a las
penas privativas de otros derechos. Criterios de correspon-
dencia 29
3. Las penas privativas de otros derechos como alternativa a las llama-
das "medidas alternativas a la prisión" 32
4. Las penas privativas de derechos en el nuevo Código Penal español
de 1995 34
5. Conclusión: Propuestas de aplicación judicial del nuevo CP 1995
a la luz de un modelo proporcionalista 39
1. Introducción 43
2. La impunidad como meta social: el paradigma abolicionista 46
3. El castigo como meta social: las nuevas demandas al Derecho Penal 48
4. Conclusión: Crisis, impunidad y enseñanza del Derecho 50
1. Introducción 53
2. El contexto de la reforma procesal penal: el problema de los obje-
tivos contrapuestos 54
3. Justicia penal consensuada (I): Posibilidades de una forma de jus-
ticia penal negociada entre el Ministerio Público y el i m p u t a d o . . . . 59
3.1. El procedimiento abreviado 59
3.2. La suspensión condicional del procedimiento 64
4. Justicia penal consensuada (II): Los acuerdos reparatorios entre
la víctima y el imputado 68
5. Los bienes jurídicos disponibles en el proyecto de nuevo Código
Procesal Penal 71
6. Propuestas para un servicio de mediación en el contexto de la
reforma procesal penal 76
1. Introducción 81
2. ¿Son punibles en Chile los tocamientos libinidosos cometidos por
sorpresa ? 85
1. Introducción 145
2. La distinción en los casos de especialidad, subsidiariedad y alternativi-
dad del concurso ideal: El principio non bis in idem 149
2.1. Especialidad (artículo 8.1 a ) 152
2.2. Subsidiariedad (artículo 8.2 a ) 153
2.2.1. La concurrencia de figuras calificadas y privilegiadas
de una misma básica como un caso de subsidiariedad
tácita 161
2.3. Alternatividad (artículo 8.4 a ) 165
3. La distinción entre los casos de consunción y el resto de las figuras
concúrsales: El principio de insignificancia 167
3.1. El principio de consunción (artículo 8.3 a ) 167
3.1.1. De actos anteriores copenados 172
3.1.2. De actos propiamente acompañantes típicos o cope-
nados 173
3.1.3. De actos posteriores copenados 174
4. Conclusiones 175
1. Introducción 177
2. El problema: El aumento de las tasas de criminalidad en Chile en
contraste con su disminución en los Estados Unidos 178
3. Los factores que inciden en la disminución de los delitos en Estados
Unidos. La situación chilena como grupo de control. Hipótesis
de trabajo 186
4. Factores que según Levitt influirían poco o nada en la disminución
de la criminalidad en Estados Unidos. Rol que juegan en Chile . .. 187
4.1. El desempeño económico 187
4.2. Cambios demográficos 190
4.3. Estrategias policiales innovadoras 192
4.4. Leyes de control de armas 193
4.5. Leyes que permiten el porte de armas 194
1. Introducción 233
2. La conciencia de los peligros ambientales y el sistema chileno de
protección del medio ambiente 236
3. Las exigencias impuestas por el Derecho Internacional en materia
penal ambiental 240
4. Los modelos de regulación de la protección penal del medio am-
biente en el derecho comparado 244
4.1. Los delitos contra el medio ambiente en el derecho de tra-
dición continental 245
4.2. Los delitos contra el medio ambiente en el common law. El
sistema norteamericano 250
5. El estado actual de la protección penal del ambiente en Chile. La
inexistencia de una legislación específicamente dirigida a la pro-
tección penal del medio ambiente 252
6. La insuficiencia de la actual legislación penal ambiental chilena
para una adecuada protección del medio ambiente y de la institu-
cionalidad medioambiental 257
6.1. Insuficiencia de las disposiciones penales relativas al medio
ambiente, actualmente vigentes, para cumplir con las obliga-
ciones internacionales contraídas en la materia 257
1. introducción 291
2. El contexto global de la necesidad de establecer sanciones eficaces,
proporcionales y disuasivas para las personas jurídicas 293
3. Antecedentes y fundamentos de la propuesta contenida en el Mensaje
N° 018-357, que establece la "responsabilidad legal" (penal) de las
personas jurídicas para ciertos delitos: nuestras obligaciones en el
plano del Derecho internacional 297
4. La cuestión "dogmática": ¿cómo pueden las personas jurídicas ser
responsables de hechos constitutivos de delitos, independientemente
de las personas naturales que actúan por ella o en su beneficio? . . 302
4.1. La superada discusión acerca de si pueden las personas jurídicas
responder con sanciones que no tengan carácter puramente
civil o vayan más allá del mero ejercicio de la potestad san-
cionadora administrativa 302
1. Introducción 311
2. Una primera respuesta: El alto nivel científico de la dogmática
alemana 314
2.1. Primera objeción a la respuesta inicial: El carácter "parro-
quial" de la dogmática alemana 316
2.2. Segunda objeción: El diferente origen del derecho hispano
frente al germánico 318
3. Segunda respuesta: El carácter científico de la ciencia penal alemana
la hace universal, esto es, independiente de su derecho posiüvo .. 320
3.1. Objeción: Carácter arbitrario de la elección de los "puntos de
partida". Insuficiencia de los mismos y pérdida de univer-
salidad del conocimiento 324
3.1.1. Respuesta a la objeción anterior: El método deductivo
no es el dominante en la dogmática alemana actual.
El "sistema abierto" de ROXIN 328
3.1.2. Pérdida de vigencia del "sistema abierto" de Roxin en
la internacionalización del Derecho Penal 330
4. Tercera respuesta: La funcionalidad del recurso a la dogmática alemana
para obtener propuestas normativas "novedosas" y adaptables a los
cambios sociales, diferenciar a los iniciados de los legos, y producir
argumentos de autoridad 332
5. Otra forma de hacer predecible la aplicación del Derecho: El realis-
mo norteamericano 335
6. Conclusiones y propuestas 337
7. Colofón: Respuesta a una réplica crítica de v. Weezel 341
ANEXOS
CORTE
¡ SUPREMA 1
371 EDITORIAL JURIDICA DE CHILE
'BIBLIOTECA^
Este libro reúne una excelente selección de artículos publicados por
el autor entre 1996 y 2010, que permiten evaluar en su contexto
histórico la evolución de las principales reformas legales y culturales
ocurridas en el cambio de siglo. Entre ellas, las transformaciones de
la política criminal reflejadas en los cambios de la legislación penal
especial, la irrupción de los temas constitucionales y del derecho
penal internacional, la transformación del proceso penal y los
cuestionamientos al actual sistema de penas.
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