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Acto de Desagravio
Acto de Desagravio
De rodillas.
Todos: Jesús, Salvador de los hombres, cubiertos de confusión nuestros rostros, nos prosternamos en tu
presencia eucarística, con nuestros corazones llenos de pena y dolor por las ingratitudes de la humanidad
pecadora; pero con infinita misericordia, permite que unamos esta noche nuestros gemidos a los tuyos,
nuestras lágrimas a las que brotaron por nuestra causa de tus ojos en el monte de los Olivos, a la sangre
que amorosamente derramaste en la cruz. Sagrado Corazón de Jesús, te rogamos por los que no ruegan,
te bendecimos por los que te maldicen, te adoramos por los que note adoran; y con toda la energía de
nuestras almas, deseamos bendecirte y alabarle en todos los instantes de esta noche y en todos los
sagrarios de la tierra y con los valiosos afectos de tu amante Corazón. Suba, Señor, hasta ti, el doloroso
grito de expiación y arrepentimiento sincero de nuestros contritos corazones.
V. Por nuestros pecados, por los de nuestros padres, hermanos y amigos, por los del mundo entero.
R. Perdón, Señor, perdón.
V. Señor, perdona todos los sacrilegios eucarísticos.
R. Perdón, Señor, perdón.
V. Señor, perdona todas las comuniones indignamente recibidas.
R. Perdón, Señor, perdón.
V. Señor, perdona todas las profanaciones al Santísimo Sacramento del altar.
R. Perdón, Señor, perdón.
V Señor, perdona todas las irreverencias en la iglesia.
R. Perdón, Señor, perdón.
V Señor, perdona todas las profanaciones, desprecios y abandono de los sagrarios.
R. Perdón, Señor, perdón.
V Señor, perdona todo desprecio de los objetos sagrados.
R. Perdón, Señor, perdón.
V Señor, perdona a todos los que pasaron a las filas de tus enemigos y todos los pecados del ateísmo.
R. Perdón, Señor, perdón.
V Señor, perdona todos los insultos a tu Santo Nombre.
R. Perdón, Señor, perdón.
V. Señor, perdona toda la frialdad e indiferencia contra tu amor redentor.
R. Perdón, Señor, perdón.
V. Señor, perdona todas las irreverencias y calumnias contra el Santo Padre.
R. Perdón, Señor, perdón.
V. Señor, perdona todo desprecio de los obispos y sacerdotes.
R. Perdón, Señor, perdón.
V. Señor, perdona todo desprecio hacia la santidad de la familia.
R. Perdón, Señor, perdón.
V. Señor, perdona todo desprecio a la vida humana.
R. Perdón, Señor, perdón.
Oraremos en acción de gracias por todos los beneficios que hemos recibido de nuestro Señor Dios.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria al Padre.
Oraremos por última vez el Padrenuestro y Avemaría, en sufragio de las ánimas benditas del
Purgatorio.
Padrenuestro y Avemaría.
San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha. Sé nuestro amparo contra la perversidad y las acechanzas
del demonio. Que Dios manifieste sobre él su poder, es nuestra humilde súplica; y tú, príncipe de las
milicias angélicas, con la fuerza que Dios te ha conferido, arroja al infierno a Satanás y a los demás
espíritus malignos que vagan por el mundo para la perdición de las almas. R. Amén.
Una estación mayor al Santísimo Sacramento, por las intenciones de los Pastores mexicanos,
particularmente por el de nuestra arquidiócesis (o diócesis).
ORACIÓN
Un Padrenuestro, Avemaría y Gloria al Padre, por las intenciones de nuestro Consejo arquidiocesano (o
diocesano).
Dios y Padre nuestro, Tú, Señor, eres Todopoderoso, eres nuestra fortaleza. Ante el virus que amenaza
nuestra salud y nuestra vida, hoy, Señor, imploramos tu auxilio: confiamos plenamente en Ti: Tú nos
librarás de la peste funesta; nos cubrirás con el manto de tu compasión, pues eres muestro refugio y
salvación. Enséñanos a no tener miedo al mal que nos acecha, a la peste que avanza entre los pueblos, al
azote del virus que devasta las naciones. Enséñanos también a ser responsables de cuidar nuestra salud,
observando las recomendaciones que favorecen la higiene. Da a los científicos, médicos y todos los
responsables de la salud en el mundo, la luz que necesitan para encontrar el remedio a este mal que
padecemos. Recibe en tu casa a quienes han fallecido a causa de esta enfermedad. Concede, Padre,
serenidad a nuestras mentes, paz y consuelo a nuestros corazones, no nos dejes caer en la tentación del
pánico y líbranos del mal, Amen.