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En España la herida que generó la Guerra Civil sigue abierta y sin cicatrizar, en parte
porque algunos de los hechos terribles que durante la misma acontecieron son
difíciles de olvidar y también en parte por el empeño de muchos que no conocieron
los horrores de la contienda pero que siguen empeñados en sacar algún tipo de rédito
personal, político o ideológico, basándose en la división de los españoles en un
conflicto que nunca debió producirse y que habría de estar superado totalmente.
En esta ocasión, por suerte, Joaquín Leguina y Rubén Buren han decidido poner en
valor la figura de un personaje de gran trascendencia pero como siempre suele ocurrir
en España muy olvidado. Se trata de Melchor Rodríguez, que ha pasado a la historia
como “El ángel rojo”. Alguno podría pensar que un expolítico de tradición socialista
como Leguina no es la persona más indicada para hablar de una figura con este
apodo, pero no es precisamente él uno de esos que busca la división, la confrontación
o el resurgimiento del odio entre iguales. Al contrario, Joaquín Leguina se ha
caracterizado por ser una persona sensata y cabal con independencia de su ideología
política.
En este libro, que noveliza hechos reales, vamos a encontrar la justificación del
apodo de Melchor Rodríguez, una persona que tuvo bien claro, a pesar de las difíciles
circunstancias que le tocó vivir, que la justicia debe prevalecer sobre los arrebatos de
ira y odio que pueden surgir en ciertos momentos de tensión.
Además del enorme cambio que dio al sistema penitenciario en esos años tan
delicados, ayudó constantemente a personas de credo contrario al suyo y al del
Gobierno. Dio cobijo a multitud de personas y familias que veían amenazada su vida,
les facilitó la huida y hasta mediante falsificación de documentos, les encaminó al
exilio alejándoles del punto de mira de aquellos que pretendían ser sus verdugos.
A Melchor Rodríguez se le atribuye la frase “se puede morir por las ideas, pero nunca
matar por ellas”. Por esto y por su trayectoria merece la pena adentrarse en las
páginas de Os salvaré la vida. Como se repite constantemente con otras figuras
destacadas del discurrir histórico de nuestro país, en cualquier otra nación contaría ya
con innumerables libros, incluso películas, alguien que salvó tantísimas vidas en un
periodo tan complicado de nuestra historia reciente.