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Andrea Camila Martínez Gordon

Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia

Escuela de Biología

Botánica II

ESTADO CRITICO DE LA SELVA AMAZONICA

La Amazonia es un territorio que comparten ocho países, tiene una extensión


aproximada de 7,4 millones de km2 y es uno de los principales reservorios de
carbono del planeta, y uno de los territorios con mayor biodiversidad. Una porción
importante de su territorio se encuentra bajo figuras de protección, como áreas
protegidas y reservas indígenas; sin embargo, ha enfrentado procesos importantes
derivados de presiones de la colonización, la deforestación y el extractivismo, que
han aumentado la vulnerabilidad del ecosistema ante escenarios de cambio
climático global. La Amazonia colombiana representa más de 40% del territorio
colombiano, casi 20% ya ha sido intervenida (Terborgh, J. & Andresen, E. 1998).
Hoy cuenta con figuras de protección como resguardos indígenas, parques
nacionales y zonas de reserva forestal, mientras las amenazas derivadas de
dinámicas económicas extractivistas y poco productivas no generan la calidad de
vida esperada y destruyen progresivamente los ecosistemas y sus riquezas.

La Amazonia es una extensión de 7,4 millones de km2 que representa 5% del


área continental mundial, y son territorios de Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador,
Guyana, Perú, Surinam y Venezuela. Se estima que los bosques amazónicos
ofrecen la mayor biodiversidad de flora y fauna del planeta, y en su superficie
pueden cohabitar el 50% del total de las especies vivas existentes (Terborgh, J. &
Andresen, E. 1998). La Amazonia cuenta en la actualidad con la mitad de la
biodiversidad mundial, por lo que su destrucción puede significar que las futuras
generaciones no puedan disfrutar del bienestar asociado con la diversidad
genética. La cuenca del río Amazonas tiene una longitud de cerca de 6.600 km, la
más grande del mundo, con un promedio de 230.000 m3 de agua por segundo,
que corresponde a cerca de 20% del agua dulce de la superficie terrestre mundial
(Marshal J & Demos T 2001). Este bioma es reconocido por ser productor de
servicios ecosistémicos y de control climático de alcance planetario. Los servicios
ambientales que pueden suministrar los bosques amazónicos son incontables: la
remoción de los contaminantes del aire, el mantenimiento de nutrientes gracias al
ciclo del agua, la conservación del hábitat de la fauna y flora silvestre, la
generación de suelos, la fijación de carbono a través de la recaptura del CO 2, la
regulación del clima local y global, y como lugar de contemplación de las bellezas
paisajísticas.

La importancia de la región amazónica en el contexto mundial consiste en su


capacidad para regular el clima regional, la zona mantiene grandes extensiones de
selva tropical húmeda virgen y las condiciones climáticas estables ante el cambio
climático (Terborgh, J. & Andresen, E. 1998). En regulación climática, debido a la
gran afluencia de fuentes hídricas y al ciclo del agua, esta área emite vapor de
agua a la atmósfera, el cual circula en los ámbitos regional y global, permitiendo
las precipitaciones dentro y fuera de la misma región. Contiene la mayor cuenca
hidrográfica del mundo. Asimismo, las selvas tropicales de la Amazonia son
fundamentales para la regulación hídrica y de la humedad mesoclimática. La
función reguladora del ciclo del agua de los bosques tropicales implica una
importancia mundial, ya que son un elemento estabilizador del agua y del clima.
También es un enorme albergue de biodiversidad, que se expresa en la presencia
de muchos taxones, incluyendo plantas, insectos, anfibios, pájaros y mamíferos
(Gloor M 2019)., alberga una de cada cinco especies de mamíferos, peces, aves y
árboles del mundo. La Amazonia cumple un papel vital en el balance energético y
acuático global.

El Amazonas ha sido reconocido desde hace mucho tiempo como un importante


depósito de biodiversidad y recursos naturales. No sólo para los pueblos locales y
las comunidades indígenas, sino también para el resto del mundo.
Lamentablemente, a medida que los bosques siguen desapareciendo y los efectos
del cambio climático se convierten en una realidad cotidiana, corremos el riesgo
de perder este gran tesoro natural para las generaciones futuras.

La extracción de madera de los bosques naturales desempeña un papel


económico relativamente menor, pero creciente en la mayoría de la región
amazónica. El cultivo de coca y la lucha contra estos cultivos ilícitos son factores
impulsores de la deforestación en Bolivia, Colombia y Perú (Gloor M 2019).
Durante un periodo de dos décadas, los cultivos ilícitos han conducido a la
destrucción de al menos 2,4 millones de hectáreas de selva tropical. Dada la
riqueza de la región amazónica en reservas de petróleo y gas, muchas de las
cuales están aún sin explotar, la exploración petrolera ha aumentado en forma
considerable. La explotación de petróleo y gas en la Amazonia oriental ha causado
ya significativos impactos (Terborgh, J. & Andresen, E. 1998). que incluyen la
deforestación debido a las vías de acceso, plataformas de perforación y
oleoductos, y contaminación.

Por causa de derrames de petróleo y descarga de agua contaminada. Los efectos


indirectos surgen del acceso a los remotos bosques primarios, a través de las
nuevas carreteras construidas para acceder a los campos petroleros y rutas de
oleoductos, causando un incremento de la tala de árboles, cacería y deforestación
(Blate, G. & Zack, S. 1996). La minería es otra actividad que se ha incrementado
en forma considerable en los últimos años, y una de las principales amenazas a la
estabilidad de los ecosistemas y la biodiversidad. Las zonas con mayor impacto de
la minería son el Escudo Guyanés por extracción principalmente de oro, en las
montañas andinas de Bolivia y Perú, en el piedemonte colombiano y en la región
limítrofe entre Colombia, Venezuela y Brasil, principalmente por la explotación de
coltán (Terborgh, J. & Andresen, E. 1998).). Son conocidos los efectos negativos
por contaminación de químicos en la extracción del oro; el agua es contaminada
por el uso de mercurio y cianuro, los cuales tienen efectos bioacumulativos que
redundan en las cadenas tróficas.

La biodiversidad de la región que rodea al Amazonas se considera además la de


mayor envergadura en todo el mundo, con un recuento de especies animales y
vegetales que incluso podría superar a la descrita para los océanos. Así, la
importancia de la cuenca amazónica abarca las necesidades de sustento
inmediato de la humanidad (agua, oxigenación del medio ambiente, recursos
forestales, así como se define como un componente fundamental de la biosfera
que no puede ser comparada con ningún otro ecosistema conocido. La
importancia de la Amazonía no es cuestionable. Son pulmones del planeta junto a
los océanos ya que generan más del 70% del oxígeno y es un inmenso hábitat
para innumerables especies de flora y fauna. La biodiversidad de la Amazonía es
impresionante pero muchas especies se hallan en peligro de extinción a medida
que las actividades del ser humano degradan el Amazonas sumado a los efectos
negativos del cambio climático.

REFERENCIAS

 Blate, G. & Zack, S. (1996) Null models for assessing ecosystem conservation
priorities: threatened birds as titers of threatened ecosystems. Conservation
Biology 10, (1343–1352).
 Gloor M (2019) El destino de la amazonia. Cambio climático en la naturaleza 9,
(5).
 Marshal J & Demos T (2001) Do we need to devalue Amazonia and other large
tropical forests? (2001). Biodiversity Viewpoint. 7, (249-255).
 Terborgh, J. & Andresen, E. (1998) The composition of Amazonian forests:
patterns at local and regional scales. Journal of Tropical Ecology 14, (645–
664).

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