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(Hechos 28) Pablo en la isla de Malta

Hechos 28-1
1
Estando ya a salvo, supimos que la isla se llamaba Malta.

Malta es una isla a 100 kilómetros de Sicilia, fue una colonia fenicia.
Desde el 800 a.C. Malta perteneció a los fenicios, que usaban
las islas como parada de aprovisionamiento en sus rutas comerciales por
el Mediterráneo. Fueron sustituidos por los cartagineses del norte de
África, que ocuparon la isla durante 250 años.

¿Quiénes fueron los fenicios? Se conoce con el nombre de fenicios a


los antiguos pobladores de la región ubicada en el Oriente Próximo,
en la costa oriental del mar Mediterráneo. Su territorio se extendía a
lo largo del Levante mediterráneo. También se les conoce como
civilización fenicio-púnica.

En las dos semanas la tormenta los había desviado 960 kilómetros.

Hechos 28-2
2
Y los naturales nos trataron con no poca humanidad; porque
encendiendo un fuego, nos recibieron a todos, a causa de la lluvia
que caía, y del frío.

La hospitalidad de los nativos fue evidente al encender fuego para


que los náufragos se calentaran.

Hechos 28: 3-4


3
Entonces, habiendo recogido Pablo algunas ramas secas, las echó
al fuego; y una víbora, huyendo del calor, se le prendió en la mano.
4
Cuando los naturales vieron la víbora colgando de su mano, se
decían unos a otros: Ciertamente este hombre es homicida, a quien,
escapado del mar, la justicia no deja vivir.

Los nativos creían en dioses griegos, muy seguramente pensaron


que la diosa dike, quien era la diosa de la justicia, estaba trayendo
juicios a Pablo, ya que a pesar de ser salvo del naufragio, ahora iba
a morir por la mordida de una serpiente.

Los naturales pensaron que era un pecador que estaba recibiendo


justicia y lo mismo se dice cuando un santo pasa tribulaciones, pero
sabemos que las tribulaciones nos fortalecen en fé y paciencia.
En el frio las serpientes se vuelven lentas y el calor del fuego las
saca del letardo.

En lo espiritual sucede lo mismo, cuando hay fuego del Espíritu


Santo, el enemigo ataca más, por eso nos ponemos la armadura de
Dios para repeler el enemigo.

Entre más unción más persecución.

Hechos 28: 5-6


5
Pero él, sacudiendo la víbora en el fuego, ningún daño padeció.
6
Ellos estaban esperando que él se hinchase, o cayese muerto de
repente; más habiendo esperado mucho, y viendo que ningún mal
le venía, cambiaron de parecer y dijeron que era un dios.

Se cumplió la palabra de nuestro Salvador en Marcos 16: 17-18


17
Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán
fuera demonios; hablarán nuevas lenguas;
18
tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no
les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.

(Lc 10:19). 19 


He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre
toda fuerza del enemigo, y nada os dañará.

Entonces el apóstol Pablo, pasó de ser juzgado a ser tratado como


un dios

El Padre protege a los creen, nada puede causar daño a sus


enviados.

Hechos 28: 7-10


7
En aquellos lugares había propiedades del hombre principal de la
isla, llamado Publio, quien nos recibió y hospedó solícitamente tres
días.
8
Y aconteció que el padre de Publio estaba en cama, enfermo de
fiebre y de disentería; y entró Pablo a verle, y después de haber
orado, le impuso las manos, y le sanó.
9
Hecho esto, también los otros que en la isla tenían enfermedades,
venían, y eran sanados;
10
los cuales también nos honraron con muchas atenciones; y cuando
zarpamos, nos cargaron de las cosas necesarias.
Las señales son para los incrédulos y los gentiles para que crean en
Nuestro Mesías

Publio hospedó un profeta. Él Padre se lo hubo haber tenido en


cuenta para su salvación.

Nuestro Creador siempre tiene cuidado de su pueblo, y vemos como


se manifestó a través de la vida de Pablo con este pueblo
hospitalario con un siervo de Dios,

Sus síntomas son bien indicados por el médico Lucas. Disentería


Enfermedad infecciosa que se caracteriza por la inflamación y ulceración del intestino
grueso acompañada de fiebre, dolor abdominal y diarrea con deposiciones de
mucosidades y sangre. Son ataques de fiebre que duran varias semanas
y una diarrea que no termina.

Y entró Pablo a verle, y después de haber orado, le impuso las manos, y le


sanó: Dios sanó a este hombre; aunque sucedió a través de la disposición y
actividad de Pablo. Dios hizo la obra, pero Pablo se preparó y se dispuso para el
trabajo.

ambién los otros que en la isla tenían enfermedades, venían, y eran sanados :
Pronto, la obra de Pablo había llegado a muchos otros. Esta palabra sanados no es
la palabra que usualmente se usa para sanidad milagrosa. La palabra literalmente
significa, “recibir atención médica.” Es posible que Lucas (quien era un médico de
acuerdo con Colosenses 4:14) sirviera como médico misionero en Malta.

— ¡Qué horror! ¡Una víbora lo ha mordido!

El hombre con las ropas empapadas por la lluvia no pierde la


calma. Los isleños quedan paralizados. Sus ojos se abren
con pavor. Saben que la mordedura de esa víbora es
siempre mortal. Nadie jamás se ha salvado. Todos han visto
o escuchado el caso de un familiar o amigo que tuvo esa
muerte tan temida.

Conocen muy bien los síntomas no por haberlos leído sino


por haberlos visto con sus propios ojos. Muy a menudo a la
persona mordida se le hincha toda la cara y el cuello en
pocos minutos. Después viene la agonía. No puede respirar.
Esta es la peor parte. Debido a la hinchazón (edema) de la
vía respiratoria (laringe) se ahoga como si lo estuvieran
ahorcando y hace enormes esfuerzos para poder respirar. El
color de los labios cambia al violeta. Los ojos desesperados
parecen que salen de su órbita. Luego vienen las
convulsiones brutales y después la quietud final de la
muerte.

Los isleños y los náufragos observan la escena como si fuera


en "cámara lenta".

Con la serpiente todavía colgada de su mano, Pablo


rápidamente recorre con su mirada la multitud a su
alrededor. Por el temor al reptil se han apartado varios
metros. Los hombres y las mujeres están paralizados. Los
soldados acostumbrados a escenas violentas están pálidos.
Nadie se anima a acercarse para ayudarlo.

— ¡Está loco! —dice uno a su compañero— no se da cuenta


de que va a morir.

— Creo que es un "inconsciente"— expresa otro.

Todo el mundo en la isla conoce muy bien esa serpiente. Los


padres les han enseñado a sus hijos que ni aún después de
matarlas se deben acercar a ellas.

Un pequeño hilo de sangre corre de la mano del apóstol. El


reptil ha clavado sus colmillos inyectando todo su veneno
con saña diabólica. Sus mandíbulas han quedado como
trabadas. Pablo sacude ahora su mano con fuerza y rapidez.
La víbora desorientada afloja sus mandíbulas, y Pablo,
haciendo un movimiento brusco, la hecha en el fuego. En
vano el reptil trata de evitar la hoguera. Ha sido echada en
el medio de una gran fogata. La víbora se retuerce y
finalmente queda inmóvil. Nunca más va a hacer daño a un
ser humano.

Los presentes no pueden entender cómo se puede tener


tanta calma en una situación tan grave.
Uno de los hombres le dice a otro:

— ¡Mira, ahora se va a hinchar todo y se muere!

— Este hombre tiene que ser un criminal, casi se muere


ahogado en el naufragio y ahora esto... ¿Será posible que
sea un malhechor y le haya alcanzado la justicia de los
dioses para no dejarlo vivir?

Pablo tose y todos creen que pronto caerá muerto pero no


pasa nada. La lluvia ha parado. Pablo se sienta en un tronco
de árbol y comienza a comer de los alimentos traídos por los
nativos.

Los isleños esperan en vano los síntomas mortales.


Jesucristo, ahora resucitado, ha cumplido la promesa del
Señor Jesús "He aquí os doy potestad de hollar serpientes y
escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os
dañará" (Lc 10:19).

Aún los mismos que sospecharon que era un criminal ahora


lo quieren venerar como un enviado de los dioses trayéndole
presentes y tratando de adorarle. El apóstol con energía lo
impide diciendo "yo soy un hombre como ustedes".

Unos días después se enteran que el padre de Publio está


enfermo.

Sus síntomas son bien indicados por el médico Lucas. Son


ataques de fiebre que duran varias semanas y una diarrea
que no termina. El hombre está muy débil. Sus ojos están
hundidos por la deshidratación. A veces la fiebre le provoca
delirio. Publio se entera que hubo un gran naufragio y que
uno de los sobrevivientes puede hacer milagros. Pero no es
a Lucas al que le recomiendan. Es a Pablo a quien llaman. La
voz se ha corrido por toda la isla. ¡Hay un hombre que ni el
veneno de las víboras más peligrosas le puede hacer daño!

Esa noche en un lecho cómodo provisto por el principal de la


isla Pablo medita en lo que le ha sucedido en tiempos
recientes. ¿Por qué estoy yendo a Roma? ¿Por qué esa
tormenta terrible y el naufragio? ¿Por qué esa víbora que
parecería que lo estaba esperando para matarlo?

Recordando esta experiencia más tarde escribirá desde


Roma a los filipenses: "Porque a vosotros es concedido a
causa de Cristo, no sólo que creáis en él, sino también que
padezcáis por él" (Fil 1:29).

La historia bíblica y nosotros


La imagen de una víbora colgando de la mano de un hombre
que luego la arroja al fuego sin experimentar daño nos
sugiere el cumplimiento de la promesa hecha por el Señor
Jesús: "Tomarán en las manos serpientes, y si bebieran cosa
mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus
manos, y sanarán" (Mr 16:18).

Esta escena tiene para el creyente un valor simbólico


importante. Muestra que finalmente la serpiente no puede
dañar al hombre de Dios. Pablo, quizás representando a un
miembro de la iglesia del segundo Adán, no solamente
elimina el peligro que la víbora representa, sino que la pone
en un lugar donde no cabe la menor duda de que ya no
podrá hacer más daño. Nos hace pensar en el día en que el
mismo Satanás va a ser echado en el lago de fuego y nunca
jamás será el acusador de los hermanos (Ap 20:10).

En Romanos la idea de la victoria sobre el enemigo es


claramente expresada en la frase "el Dios de paz aplastará
en breve a Satanás debajo de vuestros pies" (Ro 16:20).

Reparemos en la secuencia de eventos. Primero un


naufragio. Luego la mordida de una víbora venenosa. Sigue
con la curación del padre del principal de la isla. Después,
una gran cantidad de enfermos. En este caso, es muy
probable que algunos de los pacientes tuvieran la misma
dolencia que el padre de Publio. Cuando un médico tiene
éxito en el tratamiento de cierta enfermedad, enseguida se
"corre la voz" y muchos que padecen ese mal tratan de ser
curados.
Es interesante ver la reacción de los isleños. Primero han
sido hospitalarios dándoles refugio por el frío y la lluvia
intensa. Un poco después cuando ven la serpiente colgando
de la mano de Pablo dicen: "éste sin duda es un homicida".
¡Qué fácil nos es apresurarnos ante evidencias
circunstanciales! Aquí se podría argumentar que había algo
para sospechar. Sin embargo, ellos ignoraban que Pablo no
solo no era un homicida, sino que de hecho era un siervo del
Dios Altísimo. ¡Era el hombre más santo de los 276
náufragos y la persona más recta de los miles que vivían en
la isla!

En relación al milagro hecho por Pablo al padre del


gobernador podemos observar:

Primero, Pablo "entró donde él estaba". Tuvo un contacto


directo. Nosotros a menudo no queremos tener ese contacto
tan cercano especialmente si se trata de alguien que está en
tal situación de enfermedad terminal. Es mucho más fácil
tomar un café con un amigo y hablar de cosas triviales y
"positivas" que estar visitando a alguien que tiene un
padecimiento grave.

En segundo lugar, Pablo oró. No fue presumido y no trató de


hacer el milagro con su propia fuerza. Mostró con esto su
total dependencia en el Eterno.

Ignoramos las palabras que pronunció, pero dado que


conocemos algunas de sus oraciones nos podemos hacer
una idea de lo que probablemente dijo.

En tercer lugar, le impuso las manos. Aquí el contacto se


hace más íntimo. Luego el texto nos dice: "lo sanó".
Sugeriría esto que Pablo no dudó y pronunció la curación del
enfermo.

Sin duda que habiendo allí muchos enfermos, esta secuencia


de eventos se repetiría docenas de veces.

Supongo que había muchos casos de fiebre y disentería en


esa isla dado que es una enfermedad contagiosa.
En esa isla del mar Mediterráneo a 250 km. al sur de Sicilia,
el apóstol y sus compañeros iban a pasar 3 meses. La isla
tiene 316 km2 y actualmente una población de más de 400
mil habitantes. Por supuesto, el número sería muchísimo
menor cuando Pablo estuvo allí.

Sin duda que el agradecimiento de los familiares de


muchísimos enfermos que fueron curados va a significar que
el apóstol y demás náufragos van a ser muy bien tratados y
alimentados.

Dios ha provisto este "descanso especial" antes de la tensión


emocional que significarán dos años en prisión (la mayor
parte domiciliaria), y el comparecer en los tribunales legales
que concluirá con su injusta condena a muerte.

Aquel Pablo que llegara a Malta apenas con la ropa puesta,


se ha transformado en poco tiempo en uno de los hombres
más conocido y respetado en la isla. Esto no lo logra con
una campaña de publicidad bien organizada sino por su
servicio práctico a la comunidad.

Estos enfermos curados por el poder de Dios, son la manera


que el Omnipotente utiliza para validar el mensaje de su
siervo a esos gentiles. Si bien esto no está específicamente
mencionado, no nos cabe la menor duda que ha sucedido.

A veces sentimos que problemas o dificultades vienen uno


tras otro. Primero es el arresto y el viaje como prisionero a
Roma después de que Pablo apelara a César. Luego viene el
naufragio con todas sus consecuencias. Y por último la
mordedura por la serpiente. Nos preguntamos: ¿Por qué
Dios permite que ciertas personas padezcan tanto? Es obvio
que hay individuos que sufren mucho más que otros. Pablo
es un buen ejemplo. Ha sido acusado falsamente. Ha sido
sometido a juicios con pronunciamientos que no fueron
justos ni imparciales. Esto ha sido seguido por un naufragio
y luego por una mordedura de una serpiente altamente
venenosa.
A veces, como Pablo cuando tenía la serpiente colgando de
su mano, sentimos que el enemigo nos está atacando.
Vemos dificultades y hostilidades por todas partes. Gran
consuelo es para el creyente saber que el Señor Jesús "está
con nosotros todos los días hasta el fin" (Mt 28:20).

Es interesante que Pablo iba a estar en esta pequeña isla


por tres meses. El Eterno le había proporcionado
"vacaciones" en un lugar de mucha tranquilidad. Esto es
para prepararlo para la parte final de su viaje a Roma donde
estará primero en prisión domiciliaria con cierto grado de
libertad pero al final será ejecutado. Allí en la isla de Melita
(Malta) no había religiosos fanáticos que lo persiguieran todo
el tiempo. Sin duda que el principal de la isla (Publio) se
quedó muy agradecido por la curación de su padre y de
otras personas.

Es probable que Pablo se preguntara por qué Dios lo ha


colocado en esta pequeña isla cuando su mira estaba en una
gran ciudad como la capital imperial. Indudablemente que
tendría más oportunidades en la populosa Roma para
predicar y enseñar. La respuesta es que el Señor tiene un
plan perfecto para cada uno de los suyos.

El líder que hay en cada uno


Volvamos al episodio inicial, cuando Pablo trata de juntar
leña para ayudar con el fuego, sin percatarse que hay una
víbora escondida. El apóstol está dispuesto a colaborar en lo
que sea necesario y no conserva su privilegiada posición de
rabino, absteniéndose de labores no intelectuales.

Es interesante ver los cambios de opinión con un viraje de


180 grados tan común en los seres humanos. Los isleños
tienen compasión de los náufragos y los atienden con
humanidad. No es fácil ayudar a 276 personas que están
hambrientas y con frío. Al ver la serpiente colgada de la
mano de Pablo cambian de inmediato de opinión y piensan
que es un criminal. El líder tiene que estar dispuesto a
aceptar estos cambios de la apreciación de la congregación o
de la organización. Cuando esto sucede debe actuar
sabiamente y con espíritu cristiano. Esto no es siempre fácil
si el "motín" no tiene una motivación bien definida. El
dirigente debe recordar que la fidelidad y gratitud no son
frecuentemente dones que abunden en la congregación.

Debemos recalcar que Pablo no utiliza este milagro para


promocionarse. No se presenta como un superhombre
inmune a las serpientes, alentando a los locales con su
errada idea de que fuese un dios.

Notemos que los habitantes de la isla, que por supuesto


eran súbitos romanos, tienen algunos principios: Saben que
es un deber moral ayudar a los necesitados y creen que hay
una justicia por encima de los hombres que al final va a
castigar a aquellos que han hecho una infracción de la ley
moral. "Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y
su deidad, se hacen claramente visibles desde la creación
del mundo..." ( Ro 1:20).

Es interesante notar que durante el ataque de la víbora al


parecer nadie se acercó para ayudarlo.

Notas al margen
Es muy probable que la enfermedad del padre de Publio
fuera fiebre tifoidea o algunas de las enfermedades
consideradas como "salmonelosis".

El argumento que en la isla de Malta actualmente no hay


víboras venenosas no es sólido. El hecho que los nativos
conocían los síntomas muy bien apoya que sí las había.
Dado que uno de los acompañantes de Pablo era el mismo
médico que dejará registrado el episodio en su relato, nadie
mejor que el propio Lucas para atestiguarlo.

Los síntomas que los isleños conocen muy bien son típicos
de la reacción anafiláctica que es provocado por el veneno
del áspid.
Esta historia no debe usarse para que en una situación
similar yo pueda cantar victoria y que la serpiente no me
dañará si la tomo por la cola. De morderme, clamaría al
Señor y buscaría atención médica inyectándome el suero
anti ofídico correspondiente. No tenemos que olvidar el
versículo: "Sin embargo no os regocijéis de esto, de que los
espíritus se os sujetan, sino regocijaos que vuestros
nombres están inscritos en los cielos" (Lc 10:20). Aunque
aquí no se haga una referencia específica a las serpientes, la
analogía se da por entendida. Nuestro gozo tiene que ser en
el Señor y en esa salvación tan grande que su gracia ha
provisto.

Este mismo concepto de la protección divina se observa en


el hermoso (Sal 91:12-13): "En sus manos te llevaran de
modo que tu pie no tropiece en piedra. Sobre el león y la
cobra pisaras: hollarás al leoncillo y a la serpiente...".

Preguntas para grupo de estudio


1. ¿Por qué Pablo no se asustó de la serpiente? ¿Había
alguna promesa bíblica al respecto?

2. Mencione qué hicieron los isleños mostrando humanidad


hacia los náufragos.

3. ¿Qué creyeron ellos al ver que la serpiente mordía a


Pablo?

4. ¿Por qué Dios permitió esa demora de tres meses en la


isla de Malta?
Co

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