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PROGRAMA No.

0807

ISAÍAS

Introducción - (Continuación)

En nuestro programa anterior, amigo oyente, comenzamos a hablar acerca de las


profecías del profeta Isaías. En realidad no mencionamos nada en cuanto a lo que Isaías
profetizó. Lo que hicimos fue poder ver las bases de esta nueva sección de las Sagradas
Escrituras, a la cual hemos llegado. Hablamos entonces del profeta y de la profecía. No
mencionamos nada en particular acerca del profeta Isaías. En nuestra próxima
oportunidad vamos a hablar más acerca de él, en el aspecto personal, y también nos
referiremos en algo a su ministerio profético, y luego entonces comenzaremos nuestro
estudio de este Libro.

En el día de hoy vamos a hablar algo acerca de lo que se menciona en el capítulo 7 de


Isaías y lo que concierne al nacimiento virginal de nuestro Señor Jesucristo. Usted
recordará que mencionamos en nuestro estudio anterior, que el profeta tenía que hablar
acerca de una situación local para probarle a la gente que era un profeta de Dios. Así es
que, él tenía que decir algo en cuanto a una situación local, y cuando eso se había cumplido,
entonces las profecías que estaban relacionadas con el futuro más lejano, también serían
ciertas. Por este medio Dios probaba a sus profetas.

Isaías hizo la profecía del nacimiento virginal y lo mencionó ante toda la casa de Israel,

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y dice: Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a
luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel. (Isa. 7:14) Ahora, alguien podría haberle
dicho en aquel día: “Bueno, mira, hermano Isaías, ¿nos puedes aclarar un poco esto?
¿Cuándo tendrá lugar eso?” Y nos imaginamos que él podría mirar a través de los siglos
venideros y decir: “Probablemente pasará mucho tiempo”. Y entonces, aquella gente
diría: “Y, ¿cómo sabemos que eso va a cumplirse?” Bueno, la forma en que ellos sabrían
que eso iba a acontecer era por el hecho de que Dios había hablado a través de Isaías, en
muchas otras cosas que habrían sido cumplidas durante los días de esa gente.

Una de esas cosas fue la siguiente. Cuando Ezequías era rey, los asirios rodearon los
muros de Jerusalén y tenían más de 185.000 soldados, y por cierto que las cosas no
parecían muy buenas para la ciudad de Jerusalén, e indicaba que caería en manos del
enemigo. Así es que el rey Ezequías se dirigió al templo, se arrodilló, y postró su rostro
ante Dios, y clamó para que Él los librase. Y Dios entonces, envió a Isaías y éste le dijo al
rey: “No tienes por qué preocuparte. Los asirios no entrarán a esta ciudad. No se
apoderarán de ella. Y no sólo eso, ni siquiera arrojarán una saeta en ella”.

Bien, allí se encontraban más de 185.000 soldados, cada uno de ellos con su aljaba llena,
y se encontraba llenas de flechas, por supuesto. Y cada uno tenía su arco, y uno pensaría
que de todos estos soldados habría uno al que le gustaría disparar una flecha por gusto,
nada más. Este hombre podía decir: “Bueno, creo que puedo lanzar una flecha para ver
qué pasa del otro lado de la muralla”. Y si cualquiera de esos soldados hubiera lanzado
una flecha en esa ciudad; entonces este hombre Isaías hubiera llegado a ser un profeta
falso. Pero ningún soldado lanzó una sola flecha, y esa ciudad no fue tomada por los
enemigos; esos asirios fueron derrotados.

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Pues, bien, esta profecía y otras que él había dado ya se habían cumplido. Pero ésta en
referencia al nacimiento virginal, para la mayoría de la gente estaba muy lejos en el futuro.
Pero, amigo oyente, para nosotros en el día de hoy, eso ya ha ocurrido. Siempre ha habido
mucha discusión en cuanto a esto y quisiéramos repasar un poco lo que ha ocurrido, y más
adelante en nuestro estudio vamos a tomar el capítulo 7 y vamos a analizarlo con muchos
más detalles.

Debemos recordar que Acaz había llegado al trono de Judá, y que éste era un rey muy
malvado. Su padre, el rey Jotán, había sido un buen rey, también lo había sido su abuelo,
el rey Uzías. El hijo de este rey malvado fue un rey bueno, pero Acaz era algo terrible. Y
Dios quería animarlo un poco, quería ayudarle. Así es que en ese entonces tenía lugar una
guerra civil. El reino del norte se había aliado con Siria, y eso hoy quizá nos parezca
extraño, con la situación tan tensa en el medio oriente, entre árabes y judíos que existe en el
presente. Pero entonces, Siria y el reino del norte se unieron y estaban preparados para
luchar contra Acaz. La situación era por demás comprometedora para Acaz, así es que
Dios envió a Isaías a que le hablara al rey.

El profeta viene a darle ánimo, y le dice al rey que no tiene por qué preocuparse, que
Dios le librará de esa situación. Y el profeta le dice que para estar seguro le pida una
señal a Jehová. Que le pidiera una señal a Dios. Bueno, el rey Acaz era un fraude; y
leemos en el versículo 12 del capítulo 7, de Isaías lo siguiente: No pediré, y no tentaré a
Jehová. Podemos apreciar que él aparentaba ser piadoso, pero era un fraude en realidad.
Y uno escucha mucho en el día de hoy acerca de una piedad falsa.

Cierta señora se burla de aquellos que tienen temor de viajar en los aviones. Ella dice
que debe ser falta de fe, el tener ese temor. Y esa señora dice que cuando ella y su esposo

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tienen que viajar, siempre oran antes de subir al avión y saben de seguro que ese avión no
se va a caer. Bueno, amigo oyente, eso no es fe en realidad. Eso es insensatez. Porque
usted no sabe lo que va a suceder. Luego, otra señora que estaba muy enferma fue ante
uno de estos personajes que dicen que pueden sanar a cualquiera, y ella dijo que había sido
curada de un cáncer que tenía. Y ella siempre se burlaba de aquellos que en lugar de
hacer eso, iban a un médico para que él tratara de curarlos. Bueno, debemos agregar que
esta mujer fue sepultada hace no mucho tiempo. Diremos que murió de cáncer. Eso,
pues, era insensatez. Opinamos que ella debería haber ido al mejor especialista que
hubiera encontrado. Eso es lo que hacemos nosotros, vamos al médico pero por supuesto,
primero vamos a Dios y confiamos en el Señor. Ponemos nuestra vida en Sus manos.
Entregamos nuestro caso al Gran Médico Amado, y creemos que cuando nosotros hacemos
todo lo que podamos, Él hace todo lo que puede. La fe nunca, amigo oyente, es algo
insensato.

Así es que, Dios le dijo al rey Acaz: “Yo sé lo que tú sientes”. Dios conocía su
corazón, y él estaba muy atemorizado. Sin embargo, este hombre dice: “Yo no le voy a
pedir ninguna señal a Dios. No quiero tentar a Dios”. Él era lo que podíamos llamar, un
sinvergüenza, amigo oyente. La fe nunca es como un salto en las tinieblas. No es algo que
por casualidad sucede. No es el cerrar los ojos y esperar que las cosas se resuelvan por sí
mismas. La fe siempre descansa en los hechos. Debo confiar en Cristo porque sé que Él
es un hecho histórico. Dios le había pedido a la gente antes de eso, presentar un pequeño
sacrificio. Eso les ayudaba a la fe de ellos. Pero en el día de hoy, amigo oyente, usted y yo
miramos a lo que sucedió en la historia y sabemos que Él vino. Y eso ya ha sido cumplido.

Notemos ahora lo que Dios le dice a Acaz. Dios dice en el versículo 13, de este capítulo
7 de Isaías; dijo entonces Isaías: Oíd ahora, casa de David. ¿Os es poco el ser molestos a los
hombres, sino que también lo seáis a mi Dios? Dios está diciendo: “Ustedes ya me tienen

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cansado. Ustedes me cansan mucho hablando de esa manera”. Por tanto, el Señor mismo
os dará señal. He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre
Emanuel. Este es el versículo que queremos estudiar por unos momentos. Este capítulo
7, a causa de este versículo 14, se ha convertido en uno de los capítulos de más controversia
en las Escrituras.

Los incrédulos lo han dejado de lado precisamente. Ellos habían buscado


desesperadamente, pero en vano, encontrar alguna causa para rechazar el nacimiento
virginal. Se ha batallado mucho en cuanto al significado de la palabra en hebreo que
significa “virgen”. En hebreo la palabra es “almah”, y esa palabra se traduce como
“virgen”. En algunas otras secciones, esa palabra había sido traducida como una “joven
mujer”, y luego en las notas se indicaba que era la palabra “virgen”. Y por supuesto que
eso tendría que ser cambiado. Y el argumento tenía que ver con el significado de la
palabra “almah”, y se insistía en que todo lo que significaba era nada más que una “joven
mujer”. Y es cierto que en otros lugares es traducido como “joven mujer”, y no se traduce
como “virgen”. Pero, uno puede estar seguro de una cosa: que siempre significa “virgen”.

Ahora, podríamos ilustrar esto. Para hacerlo, vamos a leer allá en el Libro de Génesis,
capítulo 24, versículo 43. Pero, antes de hacerlo, permítanos mencionar que en esta
situación se encontraba el siervo de Abraham, quien había ido a buscar una esposa para
Isaac. Él está aquí contando lo que había ocurrido cuando había llegado a esa tierra.
Él se había encontrado con Rebeca. Y en este versículo 43 leemos: he aquí yo estoy junto
a la fuente de agua; sea, pues, que la doncella que saliere por agua, a la cual dijere: Dame de
beber, te ruego, un poco de agua de tu cántaro, Ahora, se puede comprender muy bien la
clase de esposa que el siervo está buscando para el hijo de su amo, Isaac.

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Regresemos un poco en este mismo capítulo 24 de Génesis y leamos lo que dice el
versículo 16: Y la doncella era de aspecto muy hermoso, virgen. Esta es una palabra
diferente, se podría haber traducido como “doncella” o “joven mujer”. A la que varón no
había conocido. Y no creemos que ninguna persona pueda comprender mal lo que se está
diciendo aquí. Aún cuando se haya utilizado esta palabra “almah”, que en otros lugares es
traducida como “joven mujer”, en este caso tiene que ver con el hecho de que se trataba de
una “virgen”, y eso quiere decir que ningún varón la había conocido.

Hay veces que me da qué pensar cuando un liberal dice que la Biblia no nos enseña
nada acerca del nacimiento virginal. Sin embargo, amigo oyente, podemos ver que esto
aquí está muy claro. Usted puede negar el nacimiento virginal, pero usted no puede negar
que Isaías y Mateo están hablando de una forma muy clara y explícita acerca del
nacimiento virginal. Así es que, esta palabra que tenemos aquí nos indica con toda
claridad que significa una joven mujer soltera. Y usted puede notar que la traducción de
la Biblia, en la revisión del año 1960, utiliza la palabra “virgen”.

Así es que, algunos se sintieron obligados a cambiar eso, pero las versiones más
antiguas, no fueron cambiadas. Trataron de hacer algún cambio, pero no lo encontramos
allí. Es bueno para nosotros saber, y creo que es algo que ha sido comprobado, que
cuando se cita en el evangelio de San Mateo esto mismo, la palabra griega que se utiliza allí
no da lugar a ninguna controversia, ya que se utiliza la palabra griega “parthenos”.
Ahora, Partenón, eran ruinas que se encontraban en Atenas, del templo dedicado a Atenea
Partenos, diosa griega de la Sabiduría, de las Artes, de las Ciencias y de la Industria.
Amigo oyente, los griegos daban mucho énfasis al hecho de que ella era una virgen. Y no
había ninguna controversia en cuanto a eso. Y esa es la forma en que el Espíritu Santo lo
ha interpretado en el griego.

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Creo que para aclarar esto podemos observar lo que dice el evangelista Mateo, en el
capítulo 1, de su evangelio, versículo 18; dice ahí: El nacimiento de Jesucristo fue así: Es
decir, esto es lo que sucedió, porque había sucedido algo bastante extraño. Antes se decía
que fulano de tal había engendrado a fulano de tal, y así en adelante. Pero, aquí leemos: . .
. y Jacob engendró a José, marido de María, de la cual nació Jesús llamado el Cristo. (vs.
16) Algo ha cambiado aquí. José no es el padre, y eso es lo que se recalca aquí. Ahora,
el evangelista Mateo va a decirnos aquí: Estando desposada María su madre con José,
antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo. José su marido, como
era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente. Y pensando él en esto, he aquí
un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a
María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es.

Ahora, ese es el testimonio del ángel. Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre
JESÚS, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados. Todo esto aconteció para que se
cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo: He aquí, una virgen
concebirá y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con
nosotros. Ahora, esta palabra que se utiliza aquí refiriéndose a la virgen: He aquí, una
virgen concebirá, es la palabra griega “parthenos”. Y el Espíritu Santo había elegido esta
palabra porque antes Él le había dado la palabra “almah” a Isaías, y “almah” significa
virgen.

Un experto en materias hebreas nos dijo en cierta ocasión: “Es posible que un hombre
tenga tres hijas, y si alguien le pregunta a él: ¿Cuántas hijas tiene usted? – él puede
contestar: “Tengo tres hijas pero dos de ellas están casadas, y tengo una muchacha en
casa”. Ahora, si usted le hiciera algunas preguntas cuando él utiliza esta palabra
“muchacha” preguntándole lo que quería decir con eso, usted diría: “Bueno, ¿no quiere
decir usted que es una virgen?” Estoy seguro que ese hombre le podía dar a usted un

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golpe, porque eso es exactamente lo que él quiere decir. Y ese experto en asuntos hebreos
dice: “Los liberales no entran en el sentir del idioma”. Y eso es algo muy interesante, y
aquí lo vemos que es bastante claro.

Una de las cosas que nos sorprende es la siguiente: Él nunca fue llamado Emanuel.
Aquí se nos dice y es muy claro: Y llamarás su nombre Emanuel. Y yo no puedo
encontrar ningún lugar en el Nuevo Testamento donde Él sea llamado Emanuel. Emanuel
significa “Dios con nosotros”. ¡Ah!, dice usted, pero le llamaron Jesús. ¡Y así es! porque
él salvará a su pueblo de sus pecados. Pero, amigo oyente, Él no puede salvar a Su pueblo
de sus pecados a no ser que Él sea Emanuel, Dios con nosotros. En cada vez que usted le
llame Jesús, le guste o no le guste, usted está diciendo: “Dios con nosotros”. Porque
Jesús significa que Él va a salvar a Su pueblo de sus pecados, y Él no puede salvar al
pueblo de sus pecados a no ser que Él sea Emanuel. Así es que esa persona liberal que
dice: “Jesús” hoy, está diciendo que Él es Salvador. Él salvó a Su pueblo de sus pecados.
Y eso quiere decir que Él es Emanuel, Dios con nosotros. Y ningún hombre siendo sólo
hombre podría haber hecho eso. ¡Cuán maravilloso es esto, amigo oyente!

En este día Él es Emanuel. Él es Dios. Y Él es Dios con nosotros hoy. Y es un Dios


para nosotros. Y Él es el Dios que le puede salvar hoy, porque nosotros tenemos un
Salvador, nacido de una virgen. ¡Y cuán importante es esto!

Y aquí nos detenemos por hoy. Y como es nuestra costumbre, le sugerimos leer
detenidamente el primer capítulo de este libro de Isaías para estar al tanto de lo que
trataremos en nuestro próximo estudio. De esta forma le será más fácil comprender lo
que trataremos en nuestro próximo programa. Por hoy, gracias por su fiel sintonía y
esperamos encontrarnos en esta misma frecuencia y a la misma hora de hoy en nuestra

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próxima visita. Al despedirnos, es nuestra oración ¡que las incontables misericordias del
Señor sean con usted ahora y siempre!

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