Está en la página 1de 3

CUESTIONARIO PARA RUTH CARRILLO ANDRADE

21 de abril, 2021

1. ¿Cómo descubrió que Dios lo estaba llamando al Ministerio?


Fue un proceso largo que inició con la insistencia de mi madre en acercarme a la iglesia y,
literalmente, "bombardearme" todo el tiempo con la afirmación clara de que me había
ofrecido a Dios para servirle. De muy niño no entendía bien a qué se refería, sino que, hasta
cerca de la mayoría de edad, ya con tantos años en la iglesia, advertí que me dedicaría a la
servir a Dios en la iglesia, aunque no tenía tan claro cuál sería el ministerio en que me
ocuparía.

2. ¿Cuáles fueron las dificultades más significativas que debió superar para entrar al
ministerio?
Seguramente la principal fue la falta de conciencia clara, al inicio, de qué significaría servir
al Señor de manera completa y con una formación previa. Quizá la forma tan esquemática
en que eso se conversaba en la iglesia, aun cuando había personas (pastores y laicos/as) que
funcionaron bien como ejemplos o modelos a seguir. Su vocación probada, su
"consagración", como se subrayaba tanto, fueron pautas que seguramente ayudaron a
superar los eventuales obstáculos personales y otros más que pudo haber en esos años
formativos.

3. ¿Cuál es la enseñanza más importante que podría compartir con alguien que recién
entra al ministerio?
Sin duda alguna debe ser el fortalecimiento de la vocación para el servicio cristiano
mediante la oración, en primer lugar, pero también al observar las reacciones de la familia,
del círculo cercano de la iglesia y de los colegas o compañeros/as de labores. En esos
espacios se define muy bien cómo puede evolucionar lo que uno hace al servicio de Dios y
puede alcanzar a medir los avances (o retrocesos) que se tengan. La constancia es el otro
factor, es decir, no dejarse amedrentar por las objeciones o rechazos que a veces surgen en
esos momentos.

4. ¿Cómo consigue mantenerse actualizado para el ministerio?


Si esta pregunta se hiciera hace 20 años, la respuesta sería mucho más complicada porque
tendría uno que referirse únicamente a libros o revistas que requerían (y aún lo hacen) una
buena inversión económica. Pero con el surgimiento de internet, la cantidad de materiales
disponibles se ha multiplicado de tal forma que es abrumadora y no se alcanza a abarcar.
No obstante, esta disponibilidad de materiales no resuelve el problema de la actualización,
porque es necesario saber qué buscar y dónde buscar, porque el nivel de los mismos no
siempre tiene la misma calidad. Para ello, depende uno de la formación recibida y de la
línea bíblica y teológica hacia la cual se está orientado. Quien no valora las aportaciones
latinoamericanas, por ejemplo, seguirá uncido a las imposiciones de las librerías (best-
sellers) y no apreciará la enorme diversidad de propuestas bibliográficas e informativas que
hay. Sin dejar de mencionar los miles de videos que permiten escuchar a los autores/as de
todas las corrientes de primera mano. Hay también una gran cantidad de sitios en las redes
sociales que acumulan libros completos sobre todos los temas bíblicos y teológicos que se
puedan imaginar.5. ¿Qué es lo que más le gusta hacer del ministerio? Son dos aspectos: en
primer lugar, exponer la Palabra en un sentido apelante y apasionado, tal como recibí la
enseñanza de mis mentores predicadores. Escuchar a varios de ellos fue un notable estímulo
para tratar de hacer algo similar con fuerza discursiva y calidad oratoria. Lo segundo es la
escritura, la capacidad de expresarse y de redactar artículos, ensayos, estudios, sermones y
otros textos, siempre con la orientación teológica aprendida en los años de formación y,
posteriormente, sobre las áreas específicas de interés que se ha podido desarrollar con el
tiempo.

6. ¿Qué es lo que menos le gusta del ministerio?


No respondería así, como "falta de gusto" por hacer, sino más bien por el descrédito que
han tenido con los años de observación del fenómeno. Me refiero a las labores
evangelizadoras a nivel masivo o, incluso, la elaboración de planes de evangelización que
pocas veces "aterrizan" en la realidad eclesial para modificar los enfoques que sobre ella
existen. Las iglesias, en general, se niegan a aceptar que muchos de esos proyectos
corresponden a otras épocas y que ahora el contexto es más complejo y exige ir más allá de
las meras campañas de propaganda, folletos y otras prácticas que ya no le dicen mucho a la
gente de hoy.

7. ¿Cuál es la más grande satisfacción que experimenta o ha experimentado en el


ministerio?
Podría mencionar varias satisfacciones que se han acumulado en la experiencia ministerial.
Por un lado, saber o enterarme acerca de que algunas personas o familias continúan en la fe
o en la iglesia gracias a la labor desarrollada con ellas. Por el lado teológico, haber obtenido
cierto reconocimiento (dentro y fuera del país) por la afición y el interés desarrollados
mediante algunas publicaciones. Así, haber participado en la organización de eventos
relacionados con el Jubileo de Juan Calvino en 2009 (con actividades desarrolladas en
Suiza, Argentina y Colombia) y, más tarde, en una oportunidad que se tuvo de participar en
un congreso en Roma (en 2014), además de una colaboración directa en el Seminario de
Princeton (ese mismo año), han sido tal vez los mayores logros hasta la fecha. Algo
parecido podría decir acerca de la colaboración en la difusión de la obra de Rubem Alves
como parte de la Sociedad Internacional que lleva su nombre.

8. ¿Qué áreas de lo que estudió en el seminario, instituto o escuela teológica, son las
que más utiliza efectivamente en el ministerio?
Definitivamente, la exégesis bíblica latinoamericana, con énfasis liberador, el estudio
teológico de diversos autores y el seguimiento de lo que sigue representando para la iglesia
de hoy la Reforma Protestante en muchas de sus vertientes y desarrollos.

9. ¿Qué áreas de lo que estudió en el seminario, instituto o escuela teológica, son las
que menos utiliza efectivamente en el ministerio?
Quizá aquellas que me parecen menos pertinentes para la situación eclesial de hoy: la
evangelización masiva, por lo que ya se mencionó antes; los aspectos administrativos de
manera teórica, porque la realidad es más exigente de lo que nos enseñaron; y, por último,
el estilo educativo tradicional centrado en la mera repetición de doctrinas, sin situarlas en
los ambientes o contextos de las comunidades de fe.

10. ¿Podría contar si alguna vez ha sentido ganas de dejar el ministerio y cuál ha sido
la razón?
Dado que, en mi caso, me he desarrollado en varias áreas del ministerio cristiano, alejarse
de la tarea eclesial directa es algo que hice durante unos 7 años, tiempo durante el cual
seguí escribiendo, predicando y enseñando, además de que se abrieron otros espacios de
labor que diversificaron aún más la labor ministerial. Es, posiblemente, una tentación que
periódicamente ronda la cabeza de todo ministro/a por causa de achacar a las iglesias
concretas, por un lado, falta de receptividad o aceptación de los proyectos, o por los
eventuales desencuentros que surgen con algunos sectores o personas.

También podría gustarte