La figura de Napoleón Bonaparte emergió tras la Revolución francesa. Se acabó
haciendo con el poder absoluto, autocoronándose emperador y embarcó a su país en una espiral expansionista: las Guerras Napoleónicas. Más allá del ámbito militar, como gobernante Napoleón forzó a Europa a entrar en la modernidad e incluyó en sus políticas algunas de las ideas surgidas de la ilustración. Promovió un nuevo código civil, que, entre otras cosas, prohibía los privilegios basados en el nacimiento, establecía la meritocracia en el funcionariado y abogaba por la libertad religiosa. Napoleón Bonaparte fue a Italia a dirigir el Ejército francés. Sus soldados no estaban en condiciones de afrontar las batallas que allí se libraban: mal vestido y peor alimentado. No obstante, no se le pasó por la cabeza ser vencido. Tal era la confianza que tenía en sí mismo que, efectivamente, condujo a los franceses a la victoria. Los escenarios donde se impuso el Ejército Francés a los austríacos entre 1796 y 1797 fueron Lodi, Acole y Rivoli. Apodado por sus soldados como el “Pequeño cabo” por su buena relación con ellos, el corso afianzó su condición de francés cambiando su nombre de Napoleón Bonaparte a Napoleón Bonaparte. Tras su campaña en Italia, Napoleón regresó a Francia en diciembre. En la capital fue recibido como un héroe y conquistador. Al año siguiente, se embarcó hacia la conquista de Egipto para cortar la comunicación comercial de Gran Bretaña con la India y Oriente Medio. A pesar de que los franceses ganaron las primeras batallas, pronto noticias de Europa las ensombrecerían. Austria, Gran Bretaña y Rusia se unieron contra Francia, por lo que Napoleón decidió abandonar Egipto y volvió de nuevo a Francia. Allí, además de encontrarse con una enorme inestabilidad política, también conoció las infidelidades de Josefina. Resentido, decidió perdonarla y continuar con su matrimonio. El 9 de noviembre de 1799, Napoleón Bonaparte fue nombrado Primer Cónsul de Francia tras un golpe de Estado. Con este cargo, el corso obtuvo poderes casi dictatoriales. Durante estos años, promovió un nuevo Código Civil y la tolerancia religiosa. Además, puso la educación como prioridad. Pronto consiguió el cariño de todo el pueblo francés. La ambición de Napoleón Bonaparte no frenó y el 2 de diciembre de 1804, en la catedral de Notre Dame, fue nombrado Emperador. Para muchos supuso una enorme decepción. Obsesionado con el poder, Napoleón comenzó a pensar en su descendencia. Su esposa, Josefina, no podía darle más hijos, por lo que se divorciaron. En diciembre de 1809, Josefina volvió a su antigua vida. Su nueva esposa fue la archiduquesa de Austria, María Luisa. En 1811, nació el primer hijo del matrimonio: Napoleón II. Con él, el Emperador de los franceses reafirmó sus ansias de gobernar. Durante esta época, el Imperio francés alcanzó su máximo esplendor.
Las Guerras Napoleónicas: Una guía fascinante de los conflictos que comenzaron entre el Reino Unido y Francia durante el gobierno de Napoleón Bonaparte y cómo surgieron de la Revolución francesa