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? Núm.

23
: /

Mayo 1968

A propósito de Baudelaire
Octavio Paz
La Amanda muerta
Luis Harss
De París a la Pampa
Pierre Kalfon
Burroughs y el futuro de la novela
Susan Sontag
Los engranajes
Carlos Germán Belli
REVISTA
El

IBEROAMERICANA
REVISiA
DE

Organo del Instituto Internacional


REOAceIO:
de Literatura Iberoamericana

Director: Alfredo Roggiano


Editores

Av. Jim
Be
Número 64 dedicado a Rubén Darío
I

colaboran:

David H. Afien Juan Loveluck


Giuseppe Beflini Ernesto Mejia Sánchez
Rubén Benitez Antonio Olivera
Alberto J. Carlos Otto Olivera
Boyd G. Carter Allen W Phil/ips
Keith Ef/is Alfredo A. Roggiano BAUI
John M. Fein Emilia Romero de Valle
Jorge Guiflén George O. Schanzer
Richard L. Jackson Boris Gaidasz
Isaac Jack Levy Raúl Silva Castro
Raimundo Lida Charles A. Watland LA I

University of Pittsburgh
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1617 C.L.

Pittsburgh, Pa. 15213

97, rue Sto Lazare, París (9). Teléfono: 744.23.20

Director: Emir Rodríguez Monegal


Administrador: Ricardo López Borrás

Se publica en asociaclOn
con el Instituto Latinoamericano de Relaciones Internacionales (ILARI)

[Dibujo de Nelson Blanco]


Número 23 Mayo 1968

ideas
Presencia y presente Octavio Paz 4

poemas
Nueve poetas nuevos 45
Tres poemas Carlos Germán Bellí 68

valoraciones
Burroughs y el futuro de la novela Susan Sontag 27

relatos
La Amanda muerta Luis Harss 11
Los caníbales inocentes Guillermo Cuevas Carrión 70

notas
¿Machismus moribundus? Wolfgang A. Luchtíng 61

así nos ven


De París a la Pampa Pierre Kalton 34

testimonios
Encuentros con Nicanor Parra Emir Rodríguez Monegal 75

entrevistas
El libro en la calle Manuel Scorza 84

libros y autores
Cortázar cuentista Jean L. Andreu 87
Segovia: el doble reconocimiento Ulises Carrión 90
Nuevas publicaciones 93

revistas
Una muestra del relato peruano Julio Ortega 95

colaboradores 96
aGTAVIO PAZ

Presencia y presente
objetos que reviste. Mi comentario comenzará por
A propósito de Baudelaire
un análisis de esta afirmación.

En el seno de la experiencia sensible la analo-


En su primer texto sobre las artes plásticas (Sa- gía entre pintura y lenguaje es perfecta. Este
lón de 1845), ante una tela que representa al em- consiste en la combinación de una serie limitada
perador Marco Aurelio en el momento en que, de sonidos; aquélla en la combinación de una
moribundo, confía el joven Cómodo a sus amigos serie de líneas y colores. La pintura obedece a
estoicos, Baudelaire escribe con su natural impe- las mismas reglas de oposición y afinidad que rí-
tuosidad: "Nous sommes ici en plein Delacroix, gen al lenguaje; en un caso la combinación pro-
c'est-a-dire que nous avons devant les yeux I'un duce formas visuales y en el otro formas verbales.
des spécimens le plus complets de ce qui peut Como la palabra, depositaria de una gama de sen-
le génie dans la peinture». Unas líneas después, tidos virtuales, uno de los cuales se actualiza en
con una sola frase, explica la razón de su fascina- la frase de acuerdo con su posición dentro del
ción ante este cuadro del género histórico-filosó- contexto, el color no posee valor por si mismo:
fico: "Cette pondération du vert et du rouge plait no es sino una relación, "I'accord de deux tons».
a notre ame». No el tema ni las figuras sino la Por esto no puede definirse de manera absoluta:
relación entre dos colores, uno fresco y el otro <<les couleurs n'existent que relativement». Otro
cálido. La presencia que convoca la pintura no es tanto debe decirse del dibujo, que no es sino un
la imagen de la historia ni la de la filosofía sino sistema de líneas, un conjunto de relaciones. Aho-
ra bien, en cuanto se abandona la esfera de ro~
el acorde entre un azul y un encarnado, un ama-
rillo y un violeta. El cuerpo y el alma -o sea: sensible -sonido en el lenguaje, color y dibujo
la tradición pagana y la cristiana- reducidos a ~intura- se--ádvierte una diferencia notable:
una vibración visual: música para los ojos. Diez una frase (combinacíón de palabras) se traduce por \
años más tarde, otra vez ante la pintura de De- otra frase; un cuadro (combinación de colores y \
lacroix, es aún más explícito y terminante: "D'abord líneas) se traduce por una frase. El tránsito de lo '
iI faut remarquer, et c'est tres important, que vue sensible a lo inteligible no se realiza en el inte-
a une dístance trap grande pour analyser ou mame rior de la pintura sino fuera de ella: el sentido se
comprendre le sujet, un tableau de Delacroix a déja despliega en un universo no-pictórico. O dicho
produítsur I'ame une impression riche, heureuse de otra manera: el lenguaje de la pintura es un
ou mélancolique... 11 semble que cette couleur, sistema de signos que encuentran su significación
qu'on me pardonne ces subterfuges de langage en otros sistemas. El mismo Baudelaire lo dice:
pour exprimer des idées fort délicates, pense pour el color es una vestidura o, para emplear de nue-
elle-mame, indépendamment des objets qu'elie ha- vo la metáfora musical, un acompañamiento.
bille». Ver un cuadro es oirlo: comprender lo que
dice. La pintura, que es música, también y sobre .Todas las obras pictóricas de todas las cíviliza-
todo es lenguaje. La idea de lenguaje contiene a ciones, salvo las puramente ornamentales y las del
la de traducción: pintor es aquel que traduce la .2.§ríodo moderno, presentan dos niveles: uno pro-
palabra en imágenes plásticas; el crítico es un poe- piamente pictórico y otro extra o meta-pjctóD.QOJ,
ta que traduce en palabras las líneas y los colores. El primero está compuesto por las relaciones entre¡
El artista es el traductor universal. Cierto, esa tra- los colores y las líneas; esas relaciones cons-I
ducción es una trasmutación. Esta consiste, como truyen o, más exactamente, tejen el segundo nivel: \
es sabido, en la interpretación de signos no lin- un objeto real o imaginario. El nivel pictórico nos
güísticos por signos lingüísticos -o a la inversa. remite a una representación y ésta a un mundo
Ahora que cada una de esas traducciones es real- que ya no es el de la pintura. Por supuesto, toda
mente otra obra, no tanto una copia como una rmt- representación es simbólica y de ahi que el objeto
táfora del original. Más adelante tocaré este tema; pintado no sea nunca ni una copia ni una repro-
por el momento señalo que, con la misma vehe- . ducción del original. Otra particularidad notable:
mencia con que sostiene que la analogía es la a medIda que el objeto es menos representativo,
única vía de acceso al cuadro, Baudelaire afirma la pintura tiende a ser menos pictórica y a con·
que el color piensa, independientemente de los fundirse más y más con la. ~scritu[a. Por-eJemplo,
PRESENCIA Y PRESENTE 5

el arabesco en la civilización islámica, los colores somete las certidumbres, sistemas y creencias
en los muros de Teotihuacán y en los códigos me- tradicionales a un análisis radical; los antiguos
xicanos, la pintura tántrica en la India hindú y significados se disgregan y, con ellos, las repre-
budista. En esta última los colores y las líneas sentaciones. A partir de Baudelaire la relación
piensan y hablan por si mismos porque, en la se rompe: colores y líneas cesan de servir a la
frontera entre la palabra y la pintura, se articulan representación y aspiran a significar por sí mis-
como un discurso. Al contemplar un rollo de pin- mos..La pintura no teje una presencia: ella misma
turas tántricas. a la inversa de lo que ocurre con es presencia. Esta ruptura abre un camino doble
uno de pintura china, no vemos una sucesión de que es también un abismo. Si el color y el dibujo \)
escenas y paisajes sinbque leemos un ritual. L~ son realmente una presencia. cesan de ser len-
pintura se libera de la tiranía de la representación .guaje y el cuadro regresa al mundo de las cosas.
sólo para caer en la servidumbre de la escritura. Tal ha sido la suerte de una buena parte de la
Así. pues, .los valores plásticos no son autónomOS:-j pintura contemporánea. La otra dirección, presen-
siempre están adheridos a un objeto. Sin ellos, tida por Baudelaire, se condensa en la fórmula: el
no habría representación; sin ella, la pintura no color piensa, la pintura es lenguaje. Es la otra
significaría. vía del arte moderno, la via purgativa.
La presencia nunca aparece tal cual es: entre Al renunciar a la representación que la signifi-
ella y nosotros se interpone el signo. La forma de caba, la pintura se convierte en un haz de signos
aparición de la presencia es la representación. El proyectados en un espacio vacio de significacio-
ser es invisible y estamos condenados a verlo a nes. El antiguo espacio habitado por la represen-
través de una vestidura tejida de símbolos. El mun- tación se despuebla o, mejor dicho, se cubre de
do es un racimo de signos. La representación sig- enigmas: ¿qué es lo que dice la pintura? Las
nifica la distancia entre la presencia plena y nues- relacjones entre el esoectador y la obra sufren
tra mirada: es la señal de nuestra temporalidad una inversión radical: la obra ya no es una res-
cambiante y finita. la marca de la muerte. Asimis- puesta a la pregunta del espectador sino gue ella
mo. es el puente de acceso, ya que no a la pre- misma se vuelve interrogación. La respuesta (o, OA
sencia pura y llena de sí. a su reflejo: nuestra res- sea, la significación) depende del que contempla
puesta a la muerte y al ser, a lo impensable y a el cuadro. La pintura nos propone una contempla-
lo indecible. Si la representación no es abolición ción - no de lo que muestra sino de una presen-
de la distancia -el sentido jamás coincide entera- cia que los colores y las formas evocan sin jamás
mente con el ser- es la transfiguración de la pre- manifestar del todo: una presencia realmente in-
sencía, su metáfora. visible. La pintura es un lenguaje incapaz de decir,
Ninguna civilización puso en duda la relación salvo por omisión y alusión: el cuadro nos presen-
entre lo pictórico y lo meta-pictórico, los valores ta los signos de una ausencia. La primera conse-
plásticos y la representación. La conciencia más o cuencia de la ruptura fue la sustitución de la in-
menos clara de esa relación impedía, me parece, terpretación literal por la analógica. el fin de la
la confusión entre uno y otro nivel: .lo distintivo, crítica como juicio y el nacimiento de la crítica
lo "dígno de verse", no eran ni el asunto ni el ob- poética. No menos decisiva fue la ocultación de la
jeto representado sino la pintura misma, aunque presencia. La pintura antigua no sólo aludía a una
invariable y necesariamente en relación con aque- presencia sino que, al representarla, tejía una
llo que representaba. El color y la línea constituían transparencia: no la encarnación de la presencia
a la representación y ésta los significaba. Pero sino su transfiguración. Si la representación otor-
apenas la pintura comienza a conquistar su auto- gaba sentido a la pintura, ésta animaba a la pri-
nomía. esta relación se vuelve contradictoria. A mera: le infundía vida. Al darle forma, la transfor-
pesar de que el proceso se inicia en el Renaci- maba en imagen visible y palpable. Desde Baude-
miento, desde el punto de vista de la crítica el laire la pintura piensa y no habla, es lenguaje
principio de la escisión es la estética de Kant: la y no significa; es materia y forma resplandecientes,
contemplación de lo bello carga el acento sobre pero ha dejado de ser imagen. Concluyo: la origi-
Jo pict9rigo. Al mi:;;mo tiempo. la filosofía moderna nalidad de B¡:¡udelaire no consiste únic¡:¡mente en
6 OCTAVIO PAZ

haber sido uno de los primeros en formular una Y lo bizarro son realidades cambiantes e imprevisi-
estética del arte moderno; hay que agregar que bles, aunque presentes siempre, todo sistema es
nos propuso una ¡estética de la desencarnación.l quimérico, sin excluir a los que pretenden fundarse
en un canon etemo. El sistema es «une espece
* de damnation qui nous pousse a une abjuration
perpetuelle... Pour échapper a la horreur de ces
Toda la obra critica de Baudelaire está habitada apostasies philosophiques, je me suis orgueilleu-
por una tensión contradictoria. La oposición entre sement résigné a la modestie: je me suis contenté
lo pictórico y lo meta-pictórico, resulta al fin en de sentir". ¿Una estética que renuncia a la re-
beneficio de lo primero, se reproduce en la rela- flexión, un arte acéfalo? Más bien una estética in-
ción también contradictoria entre «lo eterno y lo clinada sobre los horrores y las maravillas de la
transitorio», el modelo ideal y la belleza singular. sucesión, un arte fascinado por la renovada apa-
Como en el caso del color, lo eterno y lo transi- rición del signo de la muerte en toda forma vi-
torio se rehusan a toda definición por separado. viente.
Lo eterno es lo indefinido por antonomasia, aque- Puesto que la modernidad es indefinible, Baude-
llo que sirve de fondo a lo moderno para destacar- laire nos da una enumeración. Lo antiguo es la
se. Las descripciones de Baudelaire son negativas pompa pública; lo moderno es la vida privada. En
y tienden a subrayar el carácter estático e indife- un caso, jerarquía y ceremonia; en el otro, demo-
renciado tanto de lo eterno como del ideal clásico cracia y sencillez. Por su color y su corte, los
de belleza. En cambio, lo moderno y su equiva- trajes antiguos hacen de la vida un espectáculo y \ 1
lente en el espacio: lo singular y lo bizarro, son exaltan al que los viste; los modernos, negros o ~
dinámicos y afirmativos. Son la ruptura -una ruptu- pardos, son la expresión de la igualdad universal
ra que asegura la continuidad; son la novedad y sirven no para exponer sino para ocultar. La.;
-una novedad que reintroduce en el presente un moda antigua separa, señala: distingue; la moder-
principio inmemorial. La actitud de Baudelaire im- na es «une Iivrée uniforme de désolation... une im-
plica de nuevo una inversión de la perspectiva mense défilade de croque-morts, croque-morts po-
tradicional. Antes el pasado, supuesto depositario Iitiques, croque-morts amoureux, croque-morts bour-
J de lo eterno, definía el presente; y lo definia de geois. Nous célébrons tous quelque enterrement".
un modo estricto: la creación artística era una Aquí interviene de nuevo la ley del contraste u
imitación de los arquetipos, fuesen estos las obras oposición complementaria: en una sociedad uni-
de la antigüedad o la naturaleza misma. Ahora lo formada, los seres que concentran la singularidad
eterno depende del presente: por una parte, el no son los individuos representativos, como en la
presente es la crítica de la tradición, de modo que antigüedad, sino los excéntricos y los marginales:
cada momento es, simultáneamente, una refuta- el dandy, el artista, los criminales, «les filies entre-
ción de la eternidad y su metamorfosis en una tenues", el solitario perdido en la multitud, el men-
ovedad transitoria; por la otra, lo eterno no es digo, el hombre errante. No los hombres notables:
uno sino plural y hay tantas bellezas como razas, los seres excepcionales. La hermosura moderna es
épocas y civilizaciones: «tout peuple est acadé- la extrañeza. (De paso, ¿qué diría Baudelaire ante
migue en jugeant les autres, tout peuple est bar- la socialización del dandismo en Carnaby Street?
bare guand iI est ¡ugé». Redención del arte de los Nuestra modernidad es el reverso de la suya: 'he-
pueblos no-europeos: <<le beau toujours est bi- mas convertido a la exce'ptricidad en un valor de
zarre". Pero ¿qué es lo bizarro? Otra vez: no es consumo popular. I res' momentos de Occidente:
nada, excepto una relación. No es difícil com- en el antiguo régimen. la vida privada vivida como
prender la reticencia de Baudelaire ante las defi- ceremonia; en el siglo XIX. vivida como noyela
niciones: es imposible edificar un sistema fundado secreta; en el XX, la vida privada vivída en públi-
en el Valor de lo transitoria.y lo particular porque ·co...) Para Baudelaire lo moderno es lo contrario
uno y otro, por naturaleza, son aquello que escapa de la publicidad; es lo insólito, a condición de
a la definición, la cantidad incógnita que disgrega que sea privado y aún clandestino. De ahí la im-
a los sistemas. Precisamente porque lo moderno portancia de afeites y máscaras que, a un tiempo,
PRESENCIA Y PRESENTE 7

revelan y ocultan. En las mujeres, lo moderno es lochista» de su obra, semejante a un cehimno triun-
la cedistinción secreta», una suerte de ceheroísmo fal» del incendio. Las manchas de color de Dela-
infernal o divino»: la alcoba como cueva de hechi- croix suscitan en el espíritu la ferocidad de ciertos
cera o santuario de sacerdotisa sangrienta. Tam- crepúsculos tropicales, la densidad de la ceniza
bién son modernos el cehumor», la melancolía; el caliente sobre las ruinas... Pero el instante original
desdén, la sensibilidad desollada, las sinestesias; no detiene al tiempo: es la otra cara de la actua-
la espiritualidad, el gusto por los infinitos, la en- lidad, como la barbarie es el anverso de la civi-
soñación, el viaje -no para conquistar tierras lización. Prisioneros de la relación, uno depende
sino para fugarse del mundo del progreso. En su- del otro: el salvaje no es sino el punto de vista
ma: la subjetividad, la belleza interior. Hecha· de del civilizado. Además, como no tardarían en com-
contrarios, la modernidad es también la actualidad probarlo los descendientes de Baudelaire, el cesal-
callejera, la multitud heteróclita y las modas. Hay vajismo» no es menos diverso que la modernidad:
una muerte antigua y otra moderna. Hércules se hay tantos estilos artísticos como sociedades pri-
suicida porque celes brOlures de sa robe devien- mitivas, Así, pues, el salvajismo es otro espejismo
nent intolérables», Catón porque ceil ne peut plus de la modernidad. Al mismo tiempo -y de ahi su
rien faire pour la liberté» y Cleopatra porque ceperd eficacia- es una crítica de la modernidad. Salva·
son trone et son amant... mais aucun ne se dé- jismo, modernidad y tradición son manifestaciones
truit pour changer de peau en vue de la métemp- del arte crítico, es decir, del arte polémico e his-
sycose», como el héroe de Balzac. ¿Qué es en- tórico. Al introducir las nociones de modernidad y
tonces la modernidad si no es el apetito por el salvajismo en el arte, Baudelaire inserta la critica
cambio -y más: la conciencia del cambio? Los en la creación, inventa el arte crítico. Antes la crí-
antiguos tenían una idea del pasado y desde ella tica precedía o 'sucedía ala creación; ahora la
juzgaban los cambios del presente; los modernos acompaña y es, diría, su condición. Del mismo
tienen una idea del cambio y desde ella juzgan al modo que la crítica se vuelve creadora por la ana-
pasado y al presente. Esa conciencia tiene otro logía, la creación también es crítica por ser his-
nombre: desdicha. Es la marca que llevan grabada tórica. En lucha constante con el pasado, el arte
en la frente los elegidos y en ella se resumen lo moderno está en lucha consigo mismo. El arte de
bizarro, lo irregular y lo disforme, todos los atri- nuestra época vive y muere de modernidad.
butos de la belleza moderna. El signo de la mo- Lo mismo desde la perspectiva del lenguaje que
dernidad es un estigma: la presencia herida por desde la de la historia, la reflexión de Baudelaire
el tiempo, tatuada por la muerte. desemboca en una paradoja insostenible y que,
En la antigüedad, destino pagano o provídencia no obstante, es la realidad misma de la pintura
cristiana, el hombre no podía escapar de la eter~ moderna: el triunfo de lo pictórico equivale a la
nidad; el hombre moderno está condenado al aho- desencarnación de la presencia, la victoria de la
ra, a la inestabilidad. No hay reposo. No importa: modernidad es su ruina, el instante original no di-
hay un instante en el que el tiempo, ya que no suelve sino que afirma a la historia, la estética de
puede detenerse, se vuelve sobre sí mismo; un lo particular se niega a sí misma y el accidente
instante no fuera del tiempo sino antes de la his- creador se convierte en repetición mecánica. Des-
toria y que es el reverso del presente. Es el ins- garrado por la enemistad de los contrarios, Baude-
tante original y en él la modernidad se descubre laire busca en la analogía un sistema que, sin su-
como antigüedad sin fechas: el tiempo del sal- primir las tensiones, las resuelva en un concierto.
vaje. Al destruir la idea de belleza eterna, la mo- La analogía es la función más alta de la imagIna-
dernidad abre las puertas al mundo de los bár- ción, ya que conjuga el análisis y la síntesis. la
baros: el arte más moderno será así el más an- traducción y la creación. Es conocimiento y, al
tiguo. De ahí la grandeza de Delacroix: su pintura mismo tiempo, trasmutación de la realidad. Por una
es cepintura de caníbal». Con una suerte de entu- parte, un puente entre lenguajes distintos: poesía,
siasmo rabioso, Baudelaire exalta el cesalvajismo» música, pintura. Por lo primero, si no es «lo eter-
del pintor, su afinidad con el sacerdote azteca y su no» es aquello que articula todos los tiempos
cuchillo de obsidiana, el carácter destructor y cemo- todos los espacios en una imagen que, al
OCTAVIO PAZ

sin cesar, se prolonga y se perpetúa. Por lo se- verdad es invisible e inconcebible: el no-espacio,
gundo, convierte la comunicación en creación: lo el no-tiempo. Y en esta anulación consiste el éxta-
que dice sin decir la pintura, se transforma en lo sis del conocimiento: anegado en el espacio flotan-
que pinta, sin pintar, la música y que, sin mencio- te, el poeta se desprende de su identidad y se
narlo nunca expresamente, la palabra poética enun- funde con la extensión vacia. El arte crítico culmi-
cia. La difere.ncia con la antigua analogía reside en_ na en una última negación: Baudelaire contempla,
literalmente, nada. Mejor dicho: contempla una
r de
10siguiente:\Sl1 artista medieval pose••i. •.a un
signos compartidos por todos y regido
univerSOj
por una metáfora de la nada. Una transparencia que, si
clave única: el Libro Santo; el artista moderno ma- nada oculta, tampoco nada refleja -ni siquiera su
neja un repertorio de signos heterogéneos y, en rostro interrogante. La estética de la analogía es,
lugar de sa!i)radas escrituras, se enfrenta a una comé> las otras, la estética de la aniquilación de la
,multitud de libros y tradiciones contradictorias. Por presencia.
tanto, la analogía moderna desemboca también en
la dispersión del sentido. La traducción analógica *
es una metáfora en rotación que engendra otra
metáfora que a su vez provoca otra y otra: ¿qué El pensamiento de Baudelaire otorgó una con-
dicen todas esas metáforas? Nada que no haya ciencia critica y estética a casi todos los movi-
dicho ya la pintura: la presencía se oculta a me- mientos artísticos de nuestra época, desde el im-
dida que el sentido se dísuelve. presionismo hasta nuestros días. La idea de la
En muchos de sus poemas y reflexiones críticas, pintura como un lenguaje autónomo y autosuficien-
Baudelaire ha dicho de manera inequívoca cuál es te, ha sido compartida por la mayoría de los artis-
el sentido final de la analogía. Particularmente ex- tas de nuestro tiempo y fue el fundamento de la
plícitas son las páginas que dedica a la música pintura abstracta. Otro tanto debe decirse del va-
de Wagner. Más que una reflexión sobre la anslo- lor, a un tiempo polémico y mágico, de la palabra
,gía, esas páginas son el relato de una experiencia modernidad y de sus descendientes: lo nuevo, la
única y que no hay más remedio que llamar: la vanguardia (aunque Baudelaire no ocultaba su re-
desencamación de la presencia. Al escuchar la pulsión por estR última). Apenas si vale la pena
obertura de Lohengrin, el poeta se siente desenca- recordar que una nota constante del arte moderno
denado «des Iiens de la pesanteur», de modo que, ha sido el empleo de procedimientos y estilos cada
mecido por la música, se descubre «en une soli- vez más alejados de la tradición renacentista y
tu de avec un immense horizon et une large lu- grecorromana, del arte negro al precolombino y de
miere diffuse; I'immensité sans autre décor qu'el- la pintura infantil a la de los esquizofrénicos: plu-
le-meme. Bientót j'éprouvai la sensation d'une clar- ralidad de las ideas de belleza. La preeminencia
té plus vive, d'une intensité de lumiere croissant de la espontaneidad, la comunicación entre la vigi-
avec une telle rapidité, que les nuances fournies lia y el sueño, la nostalgia de una palabra perdida
par le dictionnaire ne suffiraient pas a exprimer ce en el origen de los tiempos y la exaltación de la
surcroit toujours renaissant d'ardeur et de blan- infancia son temas que reaparecen en el impresio-
cheur. Alors je con9us pleinement I'idée d'une nismo, el surrealismo y el expresionismo-abstracto.
ame se mouvant dans un milieu lumineux, d'une La reducción de la belleza a lo singular, lo carac-
extase faite de volupté et de connaissance...» Las teristico o lo disforme: expresionismo. La función
sensaciones de altura y voluptuosídad se asocian creadora de la analogía, la estética de la sor-
estrechamente a las de pérdida del cuerpo y a esa presa...
luz blanca que es la abolición de todos los colo- En cierto modo podría decirse que el arte mo-
res. Vacío de sí mismo, su ser reposa en una in- derno ha realizado a Baudelaire. También sería
mensidad que nada contiene excepto ella misma. legítimo decir que lo ha desmentido. Las dos afir-
Una y otra vez la noción de tiempo se transforma maciones no se excluyen; más bien son comple-
en la de un espacio que se extiende «jusqu'aux mentarias: la situación en 1967 es tanto la negación
dernieres limites concevables». Una experiencia de la de 1860 como su resultado. En las últimas
de frontera: el espacio se extiende tanto que en décadas la aceleración de los cambios ha sido
PRESENCIA Y PRESENTE 9

tal que equivale prácticamente a la refutación del colecciones privadas: son la contrapartida de los
cambio: inmovilidad y repetición. Lo mismo ocu- bancos y los almacenes. El fetichismo de las co-
rre con la producción cada vez más numerosa de sas es distinto a la idolatría de las imágenes. El
obras que se pretenden excepcionales y únicas: primero es una pasión de propietario esclavo de
aparte de que la mayoría son hijas de la imitación aquello que posee, independientemente de la sig-
industriosa y no de la imaginación, el conjunto da nificación del objeto; la segunda es una pasión
ra5ensación de un enorme amontonamiento de ob- religiosa por lo que representa el objeto. Las obras
jetos heteróclitos -la confusión de los desechos. de arte son únicas pero, asimismo, son intercam-
Marcel Duchamp se pregunta: «nous sommes de- biables: se venden; los ídolos no son únicos ni
vant un océan de tableaux... oÍ! sont les grainiers intercambiables: una imagen puede cambiarse por
qui pourront les contenir?, oÍ! les caves?". La mo- otra sólo mediante el rito apropiado. N~o­
dernidad termina por negarse a sí misma: la van- ciedad exalta al pintor y a sus obras a condición
guardia de 1967 repite las gestas y los gestos de de transformarlos en objetos d€l cambiD.
la de 1917. Vivimos el fin de la idea de arte mo- La crítica de la estética de la modernidad exige
derno. Así, lo primero que tendrían que hacer los igualmente una crítica del mercado y del carácter
artistas y los críticos es aplicar a esa idea la crí- mágico-mercantil de la obra. Una y otra vez los
tica rigurosa que Baudelaire hizo a la de tradición. artistas se han rebelado contra esta situación. Dadá
La estética de la modernidad es contemporánea minó la noción de obra y mostró el carácter irri-
de ciertos cambios en la producción, distribución sorio del culto al arte; el surrealismo resucitó a la
y valoración de las obras. La autonomía de la pin- imagen y desvalorizó a lo pictórico. No obstante,
tura -su separación de las otras artes plásticas los ready-made de Duchamp y las visiones de
y su pretensión de constituirse como un lenguaje Ernst y Miró figuran en los museos. En los últimos
autosuficiente- es paralela al nacimiento del mu- años, desde una perspectiva distinta, otros artistas
seo, la galería comercial, el crítico de profesión y jóvenes se esfuerzan por escapar de la jaula del
el coleccionista. Es un movimiento que, como mercado. Entre esas tentativas destaco, por el ra-
todos sabemos, comienza en el Renacimiento y dicalismo de su programa, la del Groupe de re-l
cuyo apogeo coincide con el del capitalismo y el cherche d'art visue/. Estos artistas se han atrevido
mercado libre. Otro tanto hay que decir de la a meterse en el terreno del toro, como dicen los
evolución de las formas de producción artística, aficionados a la tauromaquia. O sea: atacan al
desde los talleres renacentistas y del período ba- sistema en sus principios. En primer lugar, vuel-
rroco hasta el productor individual de nuestrcs ven al trabajo de equipo. Ya Baudelaire, ante el
días. Pero lo que me ínteresa destacar es un fe- espectáculo de cientos de pintores en busca de
nómeno doble: por una parte, los cuadros dejaron una imposible y al fin de cuentas inane originali-
de pertenecer a un sistema de significaciones y dad, señalaba que más les hubiera valido trabajar
creencias comunes para convertirse en expresiones honorablemente en el taller de un maestro. La
más y más individuales tendientes a satisfacer a pintura también habría ganado: «une large produc-
consumidores también individuales: por la otra, tion n'est qu'une pensée a mille bras". El Groupe
arrancados del antiguo espacio colectivo, templo o de recherche d'art visuel substituye el taller por el
palacio, se constituyeron por sí mismos en espacio laboratorio, la producción artesanal por la investi-
autónomo. Lo mismo en el sentido espiritual y so- gación, la idea del maestro-patrón por la asocia-
cial que en el material, los cuadros se volvieron ción de artistas y coloca en el centro de sus preo-
objetos trans!?ortables. Esta circunstancia facilitó cupaciones a ese pensamiento de que habla Bau-
su ingreso en la circulación mercantil. Ambivalen- delaire y que no es sino otro nombre de la imagi-
cia del cuadro: es arte, objeto único; es mercan- nación. Fin de la superstición del oficio: «celui
cía, cosa que podemos transportar y colgar en qui ne possede que de I'habilité est une bete". Fin
esta o aquella pared. Nada más natural que una der fanatismo de la cosa única,.Ja~o por la mlJ1;
sociedad que adora a las cosas y que ha hecho típhcación de ejemplares de cada obra cuanto ar-
del intercambio económico la forma más alta de que ca a uno de ellos es un objeto que nos invita
la comunicación,,,edifigue museos y multiplique las a completarlo y transformarlo, Fin de la idea de
10 OCTAVIO PAZ

'. espectador en beneficio de la de juego creador: el extremos, la querella entre lo eterno y lo transito-
\~ Grupo propone situaciones que provocan la reac- rio. Pero de las cenizas de la fiesta renace la dis-
ción conjunta de los participantes. La obra se cordia entre lo pictórico y lo meta-pictórico. ¿Hay
disuelve en la vida pero la vida se resuelve en la otra vía? A tientas y guíado por el principio de
fiesta. Esta palabra evoca inmediatamente a uno analogía, que es también el de oposición comple-
de los mitos de la modernidad: el salvaje de Bau- mentaria, aventuro una hipótesis: el otro polo de
delaire, «el hombre de la lejanía» de Breton. Sólo la fiesta es la contemplación. Si la primera satis-
que ahora no se trata de volver al arte de los face una carencia en nuestra sociedad de masas,
primitivos ni de resucitar sus creencias sino de la segunda satisface otra en nuestra sociedad de
encontrar, gracias precisamente a nuestras máqui- solitarios. El arte de la contemplación produce ob-
nas, una forma colectiva de consumir y consumar jetos pero no los considera cosas sino signos:
el tiempo. Le Parc ha dicho que un cuadro dura puntos de partida hacia el descubrimiento de otra
lo que dura una mirada. Es verdad, si esa mirada realidad, sea ésta la presencia o la vacuidad. Es-
es un signo de inteligencia que cruzamos con la cribo hacia el descubrimiento porque en una so-
obra... Ignoro si los productos del Groupe termina- ciedad como la nuestra el arte no nos ofrece sig-
rán en los museos, como los de sus predecesores. nificados ni representaciones: es un arte en busca
Es lo más seguro. No importa: he citado la tenta- del significado. En busca de la presencia o de
tiva de estos jóvenes artistas porque su programa la ausencia, reverso del significado. Este arte de
me parece un síntoma, entre otros, de la desapa- la contemplación rescataría la noción de obra sólo
rición de la «idea de modernidad», tal como la que en lugar de ver en ella un objeto, una cosa,
concibieron Baudelaire y sus sucesores, de los le devolvería su verdadera función: la de ser un
impresionistas a los pintores abstractos. Estoy cier- puente entre el espectador y esa presencia a Ja
to de que asistimos al fin del «objeto de arte» y que el arte alude siempre sin 'amás nombrarla del
al de la concepción del arte como mera produccióñ to o. Después de más de cien años de moderni-
de objetos. La noclon de sustancia se disgrega no aaa;-nuestra situación es semejante a la del perso-
sólo en la física y en la filosofía contemporáneas naje de Kantan, esa pieza de teatro No traducida
sino aún en el mundo de la economía: el valor de admirablemente por Waley: un joven caminante se
uso desplaza más y más al valor de cosa durable. hospeda en un mesón y, fatigado por el viaje, se
Diré finalmente que mi idea de la fiesta difiere de tiende en una estera; mientras la mesonera le pre-
la que nos proponen estos jóvenes artistas. La para un puñado de arroz, sueña que asciende al
fiesta que sueño no sólo sería repartición y consu- trono de China y que vive, como si fuese inmortal,
mación del objeto sino que, a diferencia de la de cincuenta años de gloria: los pocos minutos que
los primitivos, no tendria objeto: ni conmemoración tardó el arroz en cocer y él en despertar. Como
de una fecha ni regreso al tiempo original, sería el peregrino budista, podemos preguntarnos: ¿algo
-no hay más remedio que forzar el lenguaje para ha cambiado? Si respondemos: nada ha cambiado
decirlo- disipación del tiempo, producción de porque todos los cambios están hechos de la sus-
olvido. tancia del sueño, afirmaremos implícitamente que
La resurrección de la fiesta es uno de los de- hemos cambiado. Antes de soñar ese sueño no hu-
senlaces del arte contemporáneo, lo mismo en el biéramos podido contestar así; para saber que los
dominio de las artes visuales que en el de las cambios son quimeras, debemos cambiar. Si res-
sonoras y verbales: disolución de la cosa artística pondemos por la afirmativa, también incurriremos
en la corriente temporal y cristalización del tiempo en contradicción: nuestro cambio consiste en dar-
histórico en un espacio cerrado. La fiesta supri- nos cuenta de que todos los cambios son iluso-
me, por un instante, la oposición entre la presen- rios, sin excluir al nuestro. El arte y la crítica del
cia y la representación, lo atemporal y lo histórico, siglo XX han vivido prisioneros de esta paradoja.
el signo y el objeto significado. Es una presenta- Tal vez la única respuesta consista en no hacerse
ción pero asimismo es una consumación: la pre- la pregunta, levantarse y echarse a andar de nue-
sencia encarna sólo para repartirse y consumirse vo en busca de la presencia, no como si nada hu-
entre los comensales. Se cierra así, en uno de sus biese pasado sino como si hubiese pasado-nada. O
LUIS HARSS

La Amanda muerta
Lo de Merlita, la de los ojos de azabache, no se que no aflojan las riendas ni cuando duermen
explica fácil, pero venía de lejos. Ya de niña, en la siesta en la hamaca del patio, enchufados en
el almacén de Boedo, la aburria estar siempre con una corriente continua de trabajo y previsión. Ha-
la misma gente, aunque cambiara de cara veinte bía tenido sus altibajos, en los cafetines, pero aho-
veces al día, y hacía milagros para salir corriendo ra que saltaba la banca, le tiraba el poncho al
y no volver. Parecía que la habían traído a la diablo. Cinco años de pulpero de barrio y ya ha-
fuerza, para no ser de nadie. Hasta Damiano, que blaba del retiro en la chacrita plácida. Así, por ins-
se desentendía de esas cosas, la notó rara y dijo tinto, y otro poco de ciencia portátil, se iba aho-
que a lo mejor había estado antes y le bastaba rrando contra los embates de la fortuna y del
con una vez. Era un tipo sin fundamento, pero a fisco, y qué más se podía pedir. Entre la mucha-
veces bromeando se le escapaban las verdades, chada había corredores de bolsa, tahures, maes-
y la Eulalia se dio por aludida y le dijo que era tros de polla y quinieleros que le daban fijas infa-
cierto que de él no tenía nada, y que la mandaría libles. Se juntaban en la carbonera a hacer cálcu-
de vuelta si supiera de donde había venido, pero los ramplones, y después a celebrar con una par-
que mientras tanto había que recibirla con los tida de pato entre las damajuanas. Salía la luna
brazos abiertos porque era medio huérfana y traía grávida en el cielo retinto, soplaba un aire liviano
recuerdos siameses de su otra mitad. Es que pri- por los cuartos abiertos, y con los faroles y la
mero nació la melliza, Amanda, que largó el sus- ropa encendida en las buhardillas, parecía medio-
piro, y después llegó Merlita, aullando, y le dolió día. Entonces Damiano, que se afeitaba tarde para
la Amanda muerta, como que las dos fueran una desvelarse, hacía sonar fuerte el agua del retrete,
y se hicieran falta para mirarse y no tener que ir como lengua de campanario, y si no se había ar-
a pescar caras al río. Por eso, sola, Merlita, pa- mado el fandango en el depósito, se ponía a ron-
recía que se había equivocado de familia, y hasta dar con ojos huecos por la casa vacía, sintiéndose
de nombre, que había llegado atravesando las pa- triste y chambón. Se lI~aba por delante, sin darse
redes, de paso a otro barrio, o a la casa de al cuenta, como si estuviera tomado, y entre tamba-
lado. Lloraba a gritos, buscándose por todas partes leos y temblores iba perdiendo pie hasta tumbar-
sin encontrarse, o respiraba apenas, como si estu- se en algún recodo, bajo la escalera o en las bal-
vieran por llevársela, y cuando la llamaban se que- dosas de la despensa. Allí lo llegaba a ver el so-
daba como escuchando voces en el cuarto de cio, como le decía, con noticias de lo que la
atrás. Eulalia llamaba el otro yo. Era una imagen difusa
Por la tienda de las cuatro esquinas pasaban en un lente roto, con cara de galgo flaco, que
evangelistas, vendedores ambulantes de toda es- pasaba lamiendo el piso y repitiéndose en sombras
tirpe, tratantes de blancas y reyes del hampa que gemelas. Desviando la mirada, se iba, pero que-
cazaban palomas con hondas en los balcones. Se daban reflejos en los vidrios. Había tremolina afue-
reunía la patota para jugar al póker o hablar del ra, donde seguía la juerga, pero a Damiano ya le
fraude electoral. Damiano se hacía bolas con todo, había entrado la culpa desconocida.
pero salía adelante, tirando contra las dudas y las
pérdidas. Era petiso y duro y no se dejaba abollar A Merlita la habrán traído de contrabando en al-
así no más. La Eulalia sería pizpireta pero para guna de esas noches de francachela con juegos
qué romperse la cabeza cuando ya se hablaba de de lengua en el espejo del aljibe. Cayó en medio
sus veleidades como del costo de la vida. La cara de la fiesta, cuando tomaban grapa en el patio,
lapidosa de Damiano, que aparecía sonriente entre bajo el emparrado, payando a la luna, y a Damiano
los salchichones de la bodega o hacía muecas for- se lo comían los piojos de la madrugada. Entre
nidas detrás del mostrador, era seña de que corrían los parroquianos que estuvieron de reyes magos,
tiempos prósperos, de tráfico agitado y mucho ne- había un flautista salteño con joroba y pata de
gocio imaginario, que rendía bien. Se probaba pale>, que hacía de acto vivo en el cine, un conde
suerte, como decía, con paso macizo, y después ruso con sombrero de copa, que vendía alcaparras
no había más que frotarse las manos llenas y dar españolas, y un turco con mocos en los ojos, que
el pecho al mundo. Era uno de esos ilusos sólidos bailaba el pericón.
12 LUIS HARSS

A las cinco de la mañana ya nadie se acordaba maglcas. Desde el último pálpito, comía píldoras
de la bella Eulalia, encerrada arriba con tranca y vitamínicas para calcificarse, esperando la remesa,
aldaba, entre sus gitanerías, hablando con los es- que tardaba, y que no le iba a caber. Adónde po-
píritus. Entraban por la lumbrera a verle la linda nérsela en la carne tierna, que reventaba hasta con
piel blanca de lapona, que pasaba horas lánguidas los encajes. No era por echárselo en cara al res-
con cremas nutritivas, estirada bajo una sombrilla ponsable, que se contrariaba de verla tan madu-
en el jardín. Había querido ser actriz, para ir de rita y sufridora, pero se podía tener alergia a los
mano en mano y no estarse nunca en lo que era, falsos presupuestos, y la verdad que completar el
pero sacó mal las cuentas y se quedó con los repertorio de esta manera era como escabullirse
dengues y remedos de artista sin estrella. La finoli, a la tara de uno para heredar la del prójimo. La
le decía Damiano, por los arranques de tempera- bronca fue verlo con denuedo de deudo al Damia-
mento y el aire de nenita caca que no servía más no, que ya se creía gente bien y entraba repican-
que para mantenida. Si alguna vez puso el hom- do los taquitos iAlto! "Ni pariente sos", le decía
bro en el negocio, fue para que la atendieran a la Eulalia, emperrada en duchas y ayunos y rebo-
ella. Damiano no le perdonó nunca los humos con tes por las escaleras. Pero después no hubo más
que entró a la tienda una tarde, los primeros tiem- que prepararse con frascos de ungüentos contra
pos, diciendo que era un boliche de mala muerte el roce de las sábanas, que le daban úlceras. A
y que ella había hecho sus compras en Florida. punta de recetas fortificantes la tenía el médíco,
Al día siguiente, la gente pedía rebajas del ochen- para que no entrara en coma, y echaba ronchas y
ta por ciento, y cuando quedó encargada un rato, espinas, y en seguida por días enteros no probaba
regaló todo lo que le hacía falta en la casa, como bocado si no llegaba en botellas de a litro, con
para que le sobrara, y después alegó que había pajita, y aunque fuera agüita dulce de fuente clara
ganado en la pérdida. Tejió una sarta de embus- le sentía gusto a corcho y cada dos minutos tenían
tes de bruja loca que nadie entendió, y la rabieta que retirarle la chata de los cálculos y los cólioos.
de Damiano la puso histérica por una semana, que A las cinco y media, la partera ceñuda, doña
se fue en remiendos. Dijo que no trataba más con Lis del Valle, espeoialista en funciones de trasno-
el medio pelo, y si faltaba algo para certificarla che, daba vueltas como una matraca por el cuar-
de inepta, pronto le empezó a fallar la vista, con to, con ruidito de frufrú. Entre sobas, le aflojaba
el eclípse, que la dejó cegata cuando en vez de la piltrafa de un trácate que le hacía crujir las vér-
embotarse en el sótano, como la plebe, le dio por tebras. Había que forjarse un plan de lucha adus-
subir a papar luz invisible a la azotea. Desde en- ta, como habrá escrito Solano Luna, maestre de
tonces, por engorro o despecho, andaba a tientas, ceremonías del lama del ojo vidente, para la tene-
con ojos saltones, volcando los muebles. Tenía brosa lid. Flexiones, hondeas, masajes japoneses,
fama de adivina, porque le robaba pensamientos a respiros de fakir, y después de treinta y ocho ho-
la gente, dícíendo que le pertenecían, y les daba ras de espasmo, que tendrían que ser por lo me-
otros que no podían devolver. A la Nacha Espinola, nos veintitrés curvas antes de llegar a la salida,
por ejemplo, cuando estaba en el cambio de vida, y doña Lis ahuyentaba el monstruo de dos cabezas
le predijo el Tadeo, que fue nonato, y a Tancre- quemando espirales. Recító múltiplos de raíces
do, el cartero, que después mató al sereno, por ouadradas y puso un cirio de llama corpulenta en
un binomio, le metió la idea de que era hijo ilegíti- el antepecho de la ventana, que lo hizo volar con
mo de un Intramuca que había por ahí, con una un golpe de la celosía.
Santuntún. Era cosa de repartirse los papeles del La Eulalia estaba a las patadas en la cama,
elenco para curarse del aborto de ser única, como echando pestes contra los espantos. Decía que le
si no hubiera más remedio que pasar por todo iban a birlar la cría, o que se iba a fugar. Hizo
rápido, lo propio y lo otro, hasta agotarse, para correr el cerrojo y encender candiles en los rin-
estar de vuelta y seguir con lo demás. cones, además de la luz eléctrica, que tenía pa-
Sería de tanto trueque y préstamo que le había ohorra, y entre trombas desparramaba los pétalos
quedado el alma postiza a la Eulalia, y los males caídos. Parecía farsa, pero eran arcadas resecas,
adoptivos ya no se le quitaban ni con las fórmulas de tantas veces que había salido de compras, como
LA AMANDA MUERTA 13

decía, y vuelto sin nada, hasta que tuvo a la ta que el parto doble la agarró jadeante como un
Lastenia el año paso y quedó maltrecha y des- derviche y la reventó de una pataleta. Al primer
pués no quiso aceptarla porque creía que la ha- coágulo, hubo una calma chicha de asombro y
bían confundido en el hospital. No era para menos, pavor. Se llevaron a la Amanda muerta en un
con el pegote que le entregaron, medio turulata, la trapo. y la otra salió rebosante del vientre ham-
pobrecita, del sobresalto, o por el susto de los briento y se le pegó como una sanguijuela a la
retortijones, con un ojo bizco, la boca chueca y mama. Entró Damiano, todo pisoteado, con su lápi-
el labio partido, y así también la trató. "Mía no da, arrastrando al socio, para afilar los cuernos
es», le dijo a Damiano, que la acusaba de aban- contra el borde de la mesa, y era una pena tosca
dono, y cerró el caso, como la otra vez, el año que tendía una mano burda a quien se la tomara
de los miíagros, no hacía tanto, cuando oía mú- y quedaba en el aire. Se tragó el bochorno, pero
sica sacra en la fábrica de chorizos del negro Acos- no la ímpresión, ni la amenaza que sintió cuando
ta, que resultó suicida, y una noche que ponía la la Eulalia le tiró una cruz diablo y lo echó ojero-
mesa le brotaron flores en las manos, entre los so y amorrado. Corría la voz, y cargaban las fuer-
dedos frágiles, y en vez de plantarlas o llenar los zas de choque, la chusma de las damas cataplas-
floreros, para que se vieran, las dejó olvidadas en mas, con sales y calmantes, las comadronas chis-
la cocina hasta que se marchitaron y alguien las mógrafas, que se repartían la caña, y hasta la Las-
tiró. Les llevaba poco apunte a esas cosas que le tenia, en pollerita de tul, morisqueando, como si
caían de arriba, como para no sacar provecho in- tuviera pelos en la lengua, para decir: "Hermiso».
justo de lo que no le correspondía. La botaba por Tener que abrirse paso así en el mundo cuando
la calle cuando salía de veleta al centro, con el no se había estado por un tiempo era como para
parasol, y se lo arrebataba el viento de las oca- extrañar a cualquiera, y con razón la niña se trajo
siones perdidas. Aunque a veces, en los últimos esa carita de mono sabio que decía: «Salgo un
tíempos que trajinaba menos, por el embarazo, rato a ver si me gusta, y si no me voy».
se le volvía cargo de conciencia, y entonces an- La Lastenia había sido querendona, a pesar de
daba como clueca por la casa, pujando, hasta que la mala leche, pero Merlita se desquiciaba de sólo
le daba la tos convulsa y había que atarla en la mirarla, y desde el principio hubo que montar guar-
cama con ligamentos y oírla maldecir las cuatro es- dia contra los meneos, porque el coco andaba
taciones y los lazos de familia. Los chillidos baja- cerca y ya la metía en la bolsa o le dejaba la
ban hasta la tienda, donde se le caía la cara a yeta en la capucha. Un minuto que le quitaban la
Damiano, que tenía pasta de moribundo, y que vista de encima y tiraba los envoltorios, y ya esca-
subía andrajoso o lisonjero, escupiendo tinta de seaba. Si le armaban pleito, se le inflaba un sapo
calamar. En el camino se le aparecía el socio son- en la panza, y daba un soplo flácido a la Eulalia,
riente, asomado a todas las puertas, y llegaban que pasaba la noche con carcomas, contando las
juntos, a las zancadillas, con la batata, a gritar horas menguantes, y cuando andaban de malas
cuchi cuchi y salir retaqueando. De dónde la ha- juntas, borboteando como sordomudas, no se les
bía sacado con su paquete de nervios y sus dotes encontraba ni de frente ni de filo. Era la época
de firulete, nadie sabía. Ella decía como con nos- etérea de la Eulalia, que hacía gestos transparen-
talgia que había sido de muchas partes y dejado tes y echaba una luz de espectro y se apoyaba en
algo en cada una, para la próxima. Hablaba a ve- el aire. Y casi no distinguía las cosas qué no te-
ces de un misterioso rapto en taxi, años atrás, de nía en el fondo de los ojos, mirando como para
una casa cuca en los suburbios, con huerta y pis- adentro y para atrás, y el alboroto que dejaba por
cina y vista sobre la bahía, y al rato, virando, se donde había estado era la única seña de que an-
las tiraba de mujer alquilada que en cualquier mo- daba filtrándose de un lado a otro como un hálito.
mento podía volver a callejear. La tos de tísica le daba una opulencia huraña de
Estaba de boca en la cama revuelta, arqueada, falso bienestar. Podía quedarse parada sobre una
con ojos ahumados, esperando las contorsiones, sola pierna por horas en medio de un cuarto sin
que le partían la espalda. Se aguantó lo que pudo que la notaran, o romper cosas de un toqueteo sin
la mole ardiente en las tripas, arisca y ávida, has- ruido, o perder la sombra detrás de la puerta. Por
14 LUIS HARSS

ahí se aparecía de espaldas en la tienda, en bata fue presa política, por andar en huelgas ajenas,
y penacho, partiendo velos con una mano asusta- y de la tía Tatiana, que se mandó un futbolero,
da, para colárseles como un pelo en la sopa a correteando el estadio, hasta que lo vendieron a
los clientes, que salían disparando. Le metía quién un club de Avellaneda, que le quedaba a trasmano,
sabe qué cuentos lejanos a la recién nacida, entre y lo cambió por un paracaidista que la llevaba en
arrullos de tórtolas. El sonsonete trémolo se le helicóptero a ver la cruz del sur. Ya la abuelita
volvía gorjeo cuando la llamaban los rumores de uruguaya, divorciada en México, volaba en zepe-
la cuna siempre inquieta, donde se inclinaba bam- lín, y se había casado en terceras nupcias con un
boleante, con los brazos cruzados sobre el busto marinero -Chon, se llamaba, como un estornu-
salido, como para sostenerse el aliento, y de pron- do- que la naufragó en una tormenta en el Cari-
to le tiraba una caricia abrupta que sacudía las pare- be. Veleidosas, habían sido, todas iguales, de ojo
des. "Si está aquí, por algo será, pero que no le errante y alma vagabunda y traicionera. Les pro-
pase como a mí, que llegué antes de tiempo», metían el cielo, y aceptaban, y les crecía la afi-
le decía a Damiano, como si recordara haber sido ción y la gana de embarcarse, hasta que en una
sietemesina y no terminara de adelantarse. Ella de ésas se dejaban montar detrás de las vías o
también había tenido su melliza o tocaya muerta salían de bellas durmientes a rondar por algún
en algún canje antes de nacer; desde entonces no arrabal y amanecían haciendo buches en una ca-
le bastaba ser nada más que ella misma y perdía naleta. Así fue que Merlita, apenas pudo caminar
terreno para no irse alcanzando en los desvíos. recto, se fugó con el hijo de un vecino, un Remi-
A Merlita había que protegerla de entrada, por eso gio siniestro, con cara de inquina, que le dio una
la ristra de nombres que sacó en el bautismo de la en el cruce y la dejó tirada bajo un camión. Si
niña prematura vació tres hisopos de agua ben- no la corría la Lastenia con los zapatos ortopédi-
dita. para que tuviera de donde escoger, y si cos, que despertaron a medio municipio, a lo mejor
quedó Merla fue sólo porque era más fácil de de- no la veían más. Ya se le paspaban los pómulos
cir que Engracia, Azucena o Remedios. Con esa cuando la trajeron de la oreja al castigo. La pu-
primera hostia que le hizo tragar, tenían que fra- sieron a ayudar en la tienda, y se vengó comiendo
casar todos los recibimientos. Damiano puso de su hormiguicida. Estuvo grave, con calambres y ga-
parte cuando trincó con la mafia en la bodega y ses delictuosos que parecían hipos festivos, y risi-
llegó violento y pálido a ganársela con los buenos tas esqueléticas que hacían chocar los dientes. La
tratos, que olían a aguardiente y que no sirvieron pompa fúnebre de la Eulalia, que era el otro lado
más que de atropello, porque ya la había picado de la curda de Damiano, la convirtió en revancha
el bagre de la ausencia. diaria, como dulce casero. La amonestaban en
El caso es que a Merlita no le faltaron ni cui- misa, por desvariada, y faltó a la escuela, que en-
dados, ni cintas de colores histéricos, ni muñecas señaba las tradiciones, para hacer patria con los
con cascabeles, ni cachirulos, para que estuviera reos del monobloc. Se iba pedaleando en el ca-
contenta y se quedara, y la verdad que cuando no rrito del heladero, que llegaba hecho una tarán-
tenía achaque, parecía que se chupaba con gusto tula; y traía aplazas, o no figuraba en las listas,
la cola para que se sintiera dolorosa y feliz. Pero y ni hablar de deberes, y cuando el padre arre-
en cuanto podía, sacaba una pata regordeta por metía rabiando, daba vueltas a la cuadra para no
entre los barrotes de la cuna y rasqueteaba en el entrar.
aire. «Es el encierro», decía la Eulalia; «La san- «Dejala que se acostumbre», le decía la Eulalia
gre», decía Damiano, que se lavaba las manos con a Damiano, que bufaba contra la carrera intem-
una mueca augusta, aunque pensándolo bien, los pestiva de la suerte aciaga, la marchanta de los
anticipos estaban de los dos lados de la familia Iie- contratiempos, la ruleta de los impuestos al rédito.
ra y taimada de herencia. O no la habían agarra- Parece que había bucos en el negocio, coimas a
do hacía poco en flagrante delito a una primita har- los gordos empresarios, mayoristas cada vez más
pía del mismo socio, con un pinche del bar ale- exigentes, y una polizonería general. La tarde que
mán, que era buzo y la iba a sacar a pasear en estuvo en el barrio el tano inspector de asistencia
la flota mercante. Y qué hubo de la Clorinda, que y salud, que vació la caja del fármaco y se llenó
LA AMANDA MUERTA 15

los bolsillos de chocolatines en la confitería, la a tirar besos por la ventana a los desconocidos que
casa parecía un centro de refugiados. Se oían pasaban por la calle sin verla.
voces bruscas en el sótano y eran los compadres, Las temporadas de bonanza de la Eulalia ha-
en cónclave, presidiendo el socio taciturno, de bían sido como esos parpadeos fatales que duran
gestos hirsutos y ronquera de soñador despierto treinta años, aunque parece un minuto descarrila-
que muere boqueando. Respiraba una canosa in- do, y se pagan con la vida, y si era el riesgo lo
sidia, el pobre, antes tan bien plantado y ahora que tentaba a Merlita, se lo buscó pronto, en vein-
con un chucho que se le caían los lentes, con ticuatro horas de vacaciones que se tomó el día
pedazos de facciones en los vidrios, y se llevaba de los muertos resucitados, ese año de gracia que
las bombillas cuando salía de los cuartos, para ir causó revuelo, por los asuetos, cuando tanta gente
dejando la casa a oscuras, como si esperara un aprovechó para hacerse una escapad ita del ca-
bombardeo. lendario y aumentó la delincuencia, y hubo miles
de atracos, y después no se hablaba más que de
Sonaba el timbre, y la Eulalia creía que era para vacantes y despidos. Se clausuró la escuela, y la
ella, y corría a abrir, y era otra recua de conde- sorna de la Lastenia, que cumplía años, cantándose
nados, echando sombras agónicas, y los recibía el Apí Tuyú, hacía peso en la casa, como zumbido
rauca, como beata maligna, cuando empezaba el de mosco beodo. Las gangas de Damiano, parece
desfile con la puesta del sol. Los quedaba viendo que habían sido a crédito, y se compraban a pla-
entrar con parches en los ojos y muecas esquivas zos, con interés compuesto. Le escamoteaban las
de fundidos bajo el ala del sombrero siempre hipotecas, y pasaba el tiempo en traqueteos y trá-
grande o chico, nunca el número exacto o la marca mites, y mientras, la Eulalia, cuando no la arrastra-
debida o siquiera la moda funesta que tenía que ban les pies, se le iban las manos, que se movían
ser para quedarles bien. Siempre había dicho la por los alrededores de las cosas, casi sin tocarlas,
Eulalia que la facha no correspondía al daño, ni asomándose a las paredes como trepadoras o tan-
la pinta al emigrante, ni la calavera al marqués. teando bordes y contornos con dedos tembleques
Mateaban abajo, en banquetas, o toneles, con los que levantaban polvaredas en los rincones. Dormía
bártulos, como en tránsito afligido por un camino parada, a cualquier hora de desidia, con un brillo
que no arrancaba para ningún lado, y allí los sor- de fiebre en los ojos abiertos, que giraban buscan-
prendía Merlita, acurrucados en el silencio gaucho do la luz. En las mañanitas tenues, se le contagiaba
de las visitas de pésame, y de miedo se le tiraba el tinte fluorescente del cartel de neón que chispo-
llorando al cuello a Damiano, que la ponía a rebo- rroteaba frente a la ventana, y ardía echando res-
tar en una rodílla escarpada o le daba esas palma- plandores de llama azul o verdes gangrenosos de
ditas robustas de tristeza meditabunda que la invernadero. Amanecía con manchones de sombra
hacían cambiar de piel. Era la misma violencia ca- amoratada en la cara absorta, al acecho de ecos
riñosa, de hosco inexpresivo, que le notó aquella que parecían estar lejos y cerca al mismo tiempo,
vez que le abrió los agujeros en las orejas con como si hora que no tenía imagen todo le sirviera
hilito encerado y alfiler, para los primeros aretes, de reflejo. A Damiano, que no se la encontraba más
y después la corrió por veinte cuadras de solane- que en pesadillas, y después llegaba haciendo méri-
ra y se ligó un mordisco cuando le arrancó el dien- tos, le metía bochinche y aspaviento. Le encomen-
te de leche, atándolo con piolín a la puerta, que daba las hijas, con la Amanda a la cabeza de la
cerró de un manotón. Acogía igual a los falsos in- lista, le pedía prórrogas, como clienta morosa, y
vitados que desembocaban por un momento en la hacía rezos y conjuros, diciendo que era noche
casa para tomárselas por las cloacas a otros con- perpetua afuera y que oía silbar los murciélagos.
fines, que a las visitas de familia. Y podía ser in- Cuando le entraba la zozobra, con los golpes de tos
vitada o visita, Iísta y empacada día y noche para palpitante y saltos del corazón en la boca, se ma-
mudarse a otra vida, ella también. Era como si reaba sola dando vueltas en la punta de un vér-
anduviera recordando algo que nunca había tenido, tigo. Lo último, desde que no se veía venir hasta
o la llamaran y tuviera que contestar, aunque no que se tenía encima, era la manía de estar siem-
fuera nadie, y en cuanto le hacían la seña se iba pre con la luz encendida, como para que la víe-
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ran mejor. A Damiano le daba catalepsias el gasto, alerta a los fantasmas de turno, que hacían vigilia,
y por poco hacía saltar los tapones, para economi- con zancos y muletas, rodando dados en las vigas.
zarse los veinte watts, entonces salia lo de los Podían ser los descalabros del socio arriba, re-
alumbramientos. Eran relámpagos que se le pren- botando en la punta de un resorte, o bailes de
dían por dentro a la Eulalia, en ángulos obtusos, comodines que clavaban estacas en el techo y
radiantes de las ochenta personalidades que nunca dejaban tropeles de pasos chirriantes en las es-
se pudo inventar. De poco le servían a estas altu- caleras.
ras, y había que encandilarse rápido, para apagar- Un golpe de la baraja, y Merlita echaba pie en
las en una llamarada de olvido y volver a extraviar las pantuflas y salía coleando. Dormia en la tras-
la mirada en el vacío. El truco se lo había ense- tienda, bajo la caldera, con la Lastenia, en un
ñado el santo pícaro del cuadro sobre la cama, catre de eje roto, la cabeza a pique y las patas
que antes la seguía por todas partes con ojos en alto, por los corcovos. Se repartían el espacio
traviesos, copiándole las expresiones, y ahora se tirándose tijeras con las piernas, que volaban
había vuelto miope y aunque lo piropearan se que- como cuerdas locas entre los túmulos. Para tener-
daba mirando fijo adelante, sin enfocar. Estaría en se a flote, había que agarrarse de la ropa sulfu-
huelga, desde que no le colgaban sus ramitos de rosa como de un alambre de púas y hacer la plan-
lauro, decía la Eulalia, un poco extrañada, recor- cha en un borde de escarola, y entonces se en-
dando que lo había puesto de cara a la pared. traba cabeceando a los ambages de algún sueño
Pero a lo mejor se habia calcado para no darle conjunto que acababa en torniquete o estampida.
la espalda y guiñaba para los dos lados. Peores La Lastenia tenía carraspera y chasqueaba los bem-
trastornos podía causar la fatiga del recuerdo en bos, y largaba cuetes y erizos. Estaba en vilo un
la mañana límpida, que giraba como aspa de mo- minuto, y después escalaba el poste de la cabecera
lino lento contra el celeste del cielo. A la primera y se iba a merodear a la despensa, gimiendo como
pitada de claraboya empezaban los retumbos, que chirimía cuando pisaba una ratonera o se caía a
debían ser transmisiones de pensamientos, por- la pileta. La santa tarad ita, le habían dicho siempre,
que atraían a la Merlita. que llegaba con escalo- por opa inocente, pero ahora era piel de Judas,
fríos y se encontraba a la Eulalia voceando muda, desde que hizo votos a Satán y se le destrabó la
con cantos de chicharra en el pelo de medusa y lengua y cacareaba en sueños recordando como
tambores en los tímpanos. La recibía una gala de le había puesto una culebra en el upite a la maes-
gestos furtívos, y entraba en embrollos, como dos tra. Llegó gacha y chapina el último día de clase
o tres o diez personas juntas, todas tirando en a contar la historia en bajo bufo, con puntadas en
distintas direccíones, y era saltar vallas y romper el paladar. Fue en una de ésas que salió a tomar
umbrales y de pronto salirse al encuentro en un aire de émbolo a la calle y la pescó el rodillo de
espejo donde ya se estaba antes, presentida, o una aplanadora y volvió dragando. Le habrá hecho
rezagada desde la última vez. Había un intercam- mal la yanta de croquetas, que le daba revuelcos,
bio de sonrisas entendidas con la Eulalia, y un al- y despertó con plétora y tuvo que ir a soltarse las
ternarse en los desmanes, que llenaba la casa de costuras al baño, y entre sal titos bisiestos, traspa-
murgas de esqueletos sin médula. só la verja y acabó gateando en la avenida. La res-
Damiano, en desgracia, se había llevado la tari- cataron a tiempo, pero quedó como con arrastre,
ma al altillo, donde roncaba con boca de megá- y el ruido de pala afuera de la puerta, seguro que
fono, y les sobraba tiempo para devanear. Eran era el nudo que traía en el dedo gordo para
noches de confabulaciones, con estrépito de en- acordarse de no dejar los codos sueltos en el
tierro. La Eulalia hablaba de comprarse un lote en pasillo.
el cementerio, para ir dejando Un brazo o Una Merlita estaba hecha una maraña en el fondo del
pierna cada día en la tumba, hasta encontrarla ocu- catre, oyendo bramar el mongólico de la casa de
pada, y poder legar los restos al burdel. «Así hay' la otra cuadra que la esperaba mansito en la reja
para todos", decía, con trompetazos de encono por las tardes para mostrarle las amígdalas. Era
sordo que hacían tronar los tablones del piso rubio y tenía los ojos en blanco y la requería in-
como tapas de féretro. Reía opaca en su rueca, vitándola a jugar con los bloques del alfabeto en
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el pasto, y si se le negaba se ponía fulo y le tira- y rodó por la vereda y cruzó el nuevo semáforo
ba motes crocantes o le mandaba la sombra mo- de la esquina, donde esperaba el zorro gris. Fue
rrocotuda a tocarle la bocina de macho viejo en todo un espéctaculo cuando el socio mocho apa-
la noche. Se paseaba por el techo, frotándose un reció en piyama, abriéndose paso entre la turba
ojo diáfano, como el de la Lastenia, de la mano con una escopeta. Merlita lo vio a media cuadra,
con el hermanito Aparicio, que todavía no había y allí no más plantó a la Eulalia y se largó con
tanto de la tumba para unirse al corso, y veces las mechas al viento. Parece que después el día
Con el hermnito Aparicio, que todavía no había entero anduvo picándoselas por calles perdidas,
nacido y ya hacía valer sus derechos de benja- hasta que la recogió el celular y tuvieron que ir a
mínorinándose en las tejas. Se podía recibir a buscarla a la seccional. Damiano se arrancaba los
las hordas bohemias con trabuco y máuser, igual pelos, por el escándalo, pero la Eulalia llegó eu-
se le posaban en la frente a Merlita, que se sa- fórica. Se calmó en seguida que supo que había
caba la cabeza todas las noches antes de acostar- nuevo comisaría y que usaba monóculo y hablaba
se y la dejaba en una percha o bajo la almohada, alemán. Se despistó un poco cuando resultó ser
y a la mañana siguiente se la encajaba de cual- el mismo negro trompudo de siempre, que ahora
quier manera distinta, como si ya no fuera la no se llamaba Toribio Cosa" sino Fritz y Franz, pero
mísma. Lo que pasaba entremedio no lo sabía el igual entró con tocado y antorcha, tratándolo "de
cuerpo" inerte, que quedaba de contrapeso en la López y Planes y cantando himnos de loas al uni-
cama mientras la dueña andaba moviendo el piso. forme, en frondoso homenaje a las glorias de la
Ya la Eulalia había dicho que si le iban a prestar nueva adminístración. Era como para ponerse en
una vida que igual era de ella, no la quería, y joda, y no en llanta, como el socio, molesto, que
arrancaría todos los muebles antes de" dejarse fi- daba bostezos de alarma y no levantaba la vista.
char. Ver que a Merlita se le había pegado la Quería llevarle la corriente a la Eulalia, y hasta le
misma ansia de jubilada tenía que darle nuevos hizo unas cuantas venias al Toribio, con los ojos
ánimos, y juntando fuerzas se podía más. La hues- virados, pero no podía contra los celos y las sos-
te nómada en el techo era el galope del pensa- pechas. Levantó acta de protesta muda frotándose
miento por la cancha libre de la primera alborada. la barbilla y ajustándose el corbatín. Empezaron los
Para entonces la noche de citas había producido papeleos, y le temblaba la mano, y llenó los quin-
su cuota de variantes contra el tráfago del día. ce formularías con letra triple de una pluma raspo-
La Eulalia últimamente se había hecho la idea de sa que se le clavó al pie de la página cuando
abrir cuenta aparte, para independizarse, y tenía quiso fírmar.
su plan. Mientras el socio seguía roncando arriba, Hubo que pedir audiencia para dentro de media
se vestían rápido y bajaban en puntillas a la tien- hora, que se fue en conciliábulos. Se sentaron bajo
da a robar cosas que después trataban de vender un altoparlante a oir golpear las rejas en los corre-
en el montepío. Salían palpando nichos y resqui- dores, y Damiano tiraba para la puerta, diciendo
cías al estrépito de las calles céntricas, la Eulalia que era tiempo de irse, y la Eulalia, que sentía las
con la carga y Merlita de lazarillo. El chiste era chispas del monóculo en las mejillas, como si la
dejar los abarrotes, "que se comercíaban mal, y luparan, sacudía el penacho para darse charol. El
dedicarse a los cachorros. Se reemplazaba una asunto se hacía largo y tendido, y no había que
cosa con otra, para llenar los baches, y el merca- comprometerse a nada sin prevía aviso, y al fín
do se hacía cada vez más negro, y el manejo- más aparecieron las candidatas, que eran más de vein-
sutil. Estaba el problema de la Lastenia, que po- te, lagrimeantes y pecosas en sus telitas de alam-
día espiarlas, pero como era caso fronterizo, bas- bre, a formar contra la pared. Había de todos los
taba taponearlacon somníferos y cambiarla de tamaños y para cada gusto, y más en las celdas,
cuarto en Carriola. Damiano, que: estaba como los que no terminaban de vaciarse, por las fiestas, que
chanchos con el otro yo, no sospechó nada por siempre eran época de cuantía, explicaba Toribio,
meses, hasta que se les fue la mano y trataron de y este año mejor que nunca. Las iba alineando de
llevarse una báscula con brazos de maniquí y les a dos o tres, como para pasar lista, y a Damiano,
retintineó en la puerta. La ladearon y se les soltó, que había estado escuchando con cara de circuns-
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tancia, se lo comenzaba a notar vacilante y ner- llamándolo Aparicio, por aparecido, como si no
vioso, y hasta la Eulalia se quedó pasmada un mo- viera que iba a ser patán. Porque justamente era
mento, pero después le entró la crisis de entusias- el único de marca conocida, no como las hijas me-
mo. Ni en los anuncios de los diarios, ni en los teretas, que habían sido producto importado, por
asilos se había imaginado tantas grasitas juntas, eso le dio doble cuota de ahogos a la Eulalia, que
y no veía y se le entupía la lengua y se le pincha- dejó las últimas tripas en el parto. Lo triste fue
ba la voz. A Damiano se le habrá ocurrido que verla delirante de tos y catarro y que él creyera
para salir de una sola tendría que ensartarse las que era la misma urticaria de siempre y no llamas
veinte, y la retenía con una mano torva, pero la de hoguera. Y sin embargo ardía en los fulgores
Eulalia ya se abalanzaba coreando. Alargaba los enfermizos de una llama escamosa que no era
brazos agualotosos como sopa chirle, con son- lumbre de ninguna lámpara. Anduvo congestiona-
riente amargura de madre tierra, y palpaba caras da un tiempo, cada vez más a los tanteos, partien-
sin distinguirlas. Había flores de fango, chinitas do esas lagañas de aire espeso que le cortaban
amazónicas y rastrojos de todos los campos, pero el aliento y que le hacían dar volteretas de trompo
ni seña de Merlita, que se escondía detrás de una en las tinieblas. El amor sempiterno del socio no
gorda Popof. La pasó por alto cuatro o cinco ve- había podido nunca contra sus ritos ufanos, y
ces, y armó un batifondo diciendo que no estaba menos ahora que se dedicaba al culto de las des-
y que las quería a todas por las dudas, y lloraba pedídas. Llamó a la prole para darles consejos con-
a moco tendido para no tener que escoger. Damia- tra las falsas promesas de la rutina y la variedad.
no seguía indeciso, y cada vez más compungido, A la Lastenia le leyó la suerte en el belfo, a Mer-
y el Toribio se impacientaba, y le crecía la altíso- lita en los desplantes. "Hay que ser todo y nada»,
nancia y se le endurecía la pose militar. Tanto decía con voz de buho y golpes en los pulmones.
se ofuscaron que ya nadie veía claro, salvo la Estrechaba una mano y otra, y el tierno ya daba
Merlita, que mantuvo las distancias hasta el final. los primeros pasos inciertos en el fondo de la
La verdad que no se rompió nada para que la des- misma mala estofa del padre, que empezó a lle-
cubrieran, y si no se hubiera entregado en un varlo en andas por la casa, como sambenito. Por
momento de descuido o fastidio, se habrían ido suerte las hijas bacantes seguían siendo astillas
con las manos vacías. Recibió altanera los besos de tantos palos que perdían la cuenta. La Eulalia
y lloros, apestada de un nuevo aplomo infuloso ya no era más que puro frunce y tufo de difunta. In-
que era como una consagración. Lo tomó todo a sistía entre sofocos en la nobleza rancia de su
la chacota, como descarada máxima. "Son unos vena andariega, pero no se puso más las botas
crotos bárbaros», le dijo al comisario a la salida, de siete leguas. Soñó una noche con ceño, y a
y esa noche tuvieron que ponerle ventosas a la la mañana siguiente el tiempo estaba raro, como
Eulalia para calmarle los fragores. inestable, o intermitente, o fuera de toda estación.
Los años flacos siguieron rotando hasta esa otra Había sol con bruma, y nubes de amianto, y un
noche en que volvió a quemar sus budas doña Lis viento afónico que no traía ni seca ni aguacero.
contra la tormenta de escarcha que anunció al Para la fecha en que estaba la Eulalia no convenía
hermanito pateta. Parecía mentira que hubiera to- ninguna época del año. Salió un rato al patio a
davía cosecha, y en pleno invierno, si no fuera asolarse, y no sentía más que un silencio, y vol-
por algún talento especial que debía tener la fa- vió con baba blanca de perro rabioso, diciendo
milia para producir frutos tardíos. Así y todo, no que en ese clima no podía vivir. Murió palmotean-
se podía esperar mucho, a pesar de los santia- do una tarde de marzo entre Ramos y Pascuas, y la
menes de la encinta y los ruegos del socio, que velaron en una caja mortuoria garantizada contra
pedía gaucho malo para la tienda, y gracias que cresa y termite, por si seguía póstuma. Dicen que
la bocha cruda que asomó entre las matas fue un Merlita robó flores de todos los jardines del vecin-
brote de carne viva, aunque tan enclenque que- dario para llevárselas, a cambio de la trenza more-
apenas se sabia si era hembrita o varón. Damiano na que ella le había regalado la víspera y que le
lo encontró poco rústico y lo miró con cara áspe- colgaba delante como lágrima. De vuelta por la
ra, y al rato no más le sacó el cuerpo al delito calle angosta, pasó por la casa del mongólico, que
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le hizo un berrinche en la reja y después le tendió quehacer. Llevaba cuentas y hacía inventarios y
una madreselva y se quedó tartamudo y tiritón. despachaba a ochenta clientes por día. La creían
En el velorio, había coronas marchitas, y olor a ya casi instalada en haberes, y resuelta a gozar
ajenjo, y todos se estiraban los morros, y el socio para siempre de los frutos de la hacienda, cuan-
disponía de acuerdo con las últimas voluntades de do le vino esa maldita costumbre de ponerle cual-
la santa finada. Era un día oscurecido, lleno de quier cara a la gente, como si no la viera. Se le
cantos de grillos, y el hermanito tenía payuelas, y confundía la clientela de toda la vida, y la lista
fue esa misma noche que Merlita lo sacó de farra, de las encomiendas con la de los pagarés. Subía
para celebrar los quince abriles, y le dio tanta lás- los precios y recibía las quejas con impaciencia,
tima que trató de venderlo por veinte pesos a un o se entonaba. Decían que por el padre ricacho,
extraño en el parque, y después lo fletó a casa que volvía a llenarse de oro después de la merma
con una estampilla en la capota, y se tomó un y cerraba cada quince días por ampliaciones y no
tranvía hasta el fin de la línea y nunca supo don- daba ni la hora sin cobrarla, pero la fachenda se-
de se bajó. guía fuera del almacén. La Lastenia, que no tenía
Después pasó seis meses chochos esperando expectativas, ya de novia, a pesar de los ojos
una buena noticia que estaba justo a la vuelta de corridos, y Merlita andaba por un par de meses
las cosas. La calesita carnaval era de la Eulalia se- con un tipo y de pronto una mañana no le recono-
guía haciendo su gira de alerta diaria a la hora cía la voz en el teléfono. Lo mismo con los ami-
de la gente ida, con galopa a bordo, y el socio, gos, que se le perdían por el camino. Empezaba
cada vez de peor calaña, oía malones, y no ter- con uno, y seguía con otro, igual. El ñata Figue-
minaba de enviudar. Una vez que se puso los res, que leía cristales y había estado en la Santa
lentes de la muerta, para no mercar otros nuevos Sede, se le gastó tan rápido como la china Tin-
que costaban un ojo y no le darían nunca la mis- kermann, que vendía barquillas en Luján. Se me-
ma perspectiva, la vio tocando un gongo de vi- tía así de pasada en las cosas, a divertirse un
drio en la cocina. Tenía que ser ella por el porte rato, y después andaba desprendida otra vez. La
de gitana y el pulso de india brava que partía yeta era la mala suerte de estar y no estar al
imágenes en el aire vibrante. Pero era la Merla, mismo tiempo, ni de un lado ni del otro, como un
con silueta esbelta de hada imprevista, hecha una reloj sin manos que marca para adelante y para
reina de la ceca y de la meca desde que le sopla- atrás. Por eso se cobraba entrada a todos parejo,
ron el chisme de que era de la ilustre estirpe de sin fijarse en nombres o apellidos. Tan íntima que
un cierto cholo Godoy. había estado últimamente con la Lastenia, por
Se decía de todo, y no había por qué tomárselo ejemplo, hasta que se casó con el organista de la
a pecho, pero también podía servirle de golpe de paroquia y se mudó a Lomas y la enterró viva de
gracia en cualquier momento de maleficio. La Eu- un día al otro. Le regaló un loro marica que se
lalia en su gloria la inspiraba seguro que por obra llamaba Jesús María y cantaba como chorlito, y
de algún espíritu santo, porque a cada rato en- la extrañó un poco los primeros tiempos, por la
contraba un piolín en el aire y tiraba y se le ve- cama vacía, pero después ni se acordó. Fue el
nía el cielo abajo. Le daban como nubarrones, con momento del Abundio, que llegaba con boina la-
un aleteo adentro, y era apagar la luz y quedarse deada y le decía Luzbel. Estuvo a la vera de algo
hecha un agüita turbia en el fondo de un espejo. con el Venancio, el hijo del fiambrera, que la es-
La miraban atravesado, y en seguida estaba en el piaba a medianoche con binóculo y la seguía a
punto ciego, al borde del resbalón. Si fue la yeta, diez pasos en la calle, tragando aguaje de estela.
ella se la cortó a medida, y le quedaba linda, También el Cayetano, cuando lo operaron del híga-
como un retrato. Con esa fachada quietita y fresca, do, se le murió en las manos. Decían que le ha-
no se sospechaba que podía haber puerta trasera. bía chupado la sangre como un vampiro, pero no
Los barruntos de disturbio pasaban por tufos, o fue' asf. Simplemente lo cuidó día y noche, hasta
estirones de la edad. Era tan atenta con la familia olvidarlo. Lo esperó mufada a la salida del hos-
que despistaba. Se había vuelto vendedora mode- pital, y parecía que ya se entendían, cuando una
lo, y hasta medio ama de casa y amante de todo vez que iban juntos bajo una lunita de miel, de
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pronto la Merla dio la vuelta a la esquina y desa- lengua, donde tendría que haber estado el be-
pareció. A la semana, le mandó una carta distraí- sito chupón. La agarró de los bucles, y no em-
da de la provincia, donde le decía que nunca más. bocaban. Los frunces que le hacía Merlita eran
Lo peor fue con el bolche de la esquina, el de para que no viera que tragaba plomo y empe-
las hombreras, que la llevaba a las juntas del co- zaba la caída, en el recuerdo, en los lugares por
mité en el triciclo de la panadería, con los mani- la soga de los olvidos. Mejor que ser algo fijo en
fiestos. Era un tipo rasca, con borra y mucha pa- la maraña de los momentos muertos era descol-
tarra, pero bien visto en la familia por la pinta de garse del último nudo y largar el estribo. «No pe-
gremialista y la chiva de príncipe galán. A la gamos», le decía Merlita, cerrándole el puño en
Merla le gustó el airecito que tenía de conocer- la cara, frente a los ojos saltarines. «No te siento
las todas y no andar diciendo. Todo un invierno más». Y en realidad que el único efecto que le
le cebó el mate y le sacudió la felpa al Ciprión, y hacían los besuqueos desabridos era como de re-
hasta le aguantó los chancros en las asentaderas. lajamiento. Ducha y fría estaba, viéndolo de rodi-
Se encontraron en algún baile de esos donde se llas al Cipriól1, todo endomingado, y con olor a
va para estar en otra cosa, y bonita la pareja, a ajo y lavandina. La abusó, y después creyó que
rienda suelta, dejando una mecha en cada poste. se hacía pagar caro la niña, y le trajo regalos. La
Se tenían locos, como si de tocarse no más se invitó al fútbol, la llamó mascota, le iba a dedicar
les fuera algo entre los dedos y hubiera que de- un campeonato, y hasta la amenazó con echarle
rrocharlo rápido, antes de que se empañara, y la barra encima, pero para montar en pelo, como
daba gusto verlos trepados a las astas con los queria ella, hacía falta una labia alegre y no esa
volantes, o braceando en los mitines de barrio, flema bronquítica .
envueltos en esa aureola de sonrisas que les en- La última vez que se vieron fue un sábado a la
viaba el público de las bocacalles. Fue un tiempo noche, en la bodega, sobre un barril, empinando
de fastos y farándolas y noches de complotes en una damajuana. Había microbios y gualicho en el
los albañales. El negro Antuña. que pisaba fuerte aire grueso. Merlita recordó otros tiempos de cor-
desde que hacía carrera en la gendarmería, se tejo cuando el Ciprión la esperaba en el fondo
subía fanfarreando a la garita de la avenida y pa- del baldío, entre la cicuta, y la traía el viento, vo-
raba el tráfico para que pudieran cruzar. Se jura- lando como un barrilete o patinando por las vías
mentaron, un día que el Ciprión se hizo podar del tren. Ahora, en cambio, los brazos le colga-
la melena y volvió con flecos y brocado de pelu- ban en hilachas, como los flequillos del Ciprión,
sita en las sienes. Llegó a anunciarse el compro- que había recogido puchos por la calle para llenar
miso, y hasta a prepararse el puchero y los almi- la pipa y humeaba en silencio, piojoso y arruina-
dones del ajuar. Y sin embargo, cuando se lo llevó do. Soplaba una brisa triste en el patio, hinchando
la barriada al Ciprión, la Merla ya andaba como en el toldo, que se sacudía como una llama de foga-
rodeos. Lo fue a visitar una sola vez al calabozo, ta suelta a la luz del farol. A Merlita le pesaba
una tardecita, a la hora de la canóniga, para de- el bloque de la noche como pechera, pero ya ha-
volverle la sortija, y cuando el guaso atrevido le bía echado raíces en otro día. El Ciprión le hacía
metió la mano en el escote salió ronca y aporrea- señas de lejos, y no llegaban. Se removieron las
da a la calle oscura. cortinas de piola, y parecían cadenas rotas. Era
Así pasó un mes de caspa y sarro para el Ci- como si ya se hubieran tirado todos los cacharros
prión, y falso duelo para Merlita, que no enlutó. por la cabeza y no les quedara más que pedazos
Le echó el malojo, decían, y algo de eso hubo, de jaqueca. Para qué enchincharse cuando ni con
porque cuando lo soltaron, había perdido la para- patillas ni chivita ni los ojitos de macaco le veía ya
da. Andaba rengo, con parches de tiña, y tenía la gracia al Ciprión. El la miró fuerte y como des-
gripe y lumbago. Llegó expectorando, y hablaba pachurrado, y no sabía si probar la súplica o la
cocoliche, y Merlita lo vio todo borroso, como a' desfachatez. Al final se portó como un energú-
través de una catarata, y poco quedaba del milon- meno. Le echó un brazo rotundo al cuello a la
guero que había parecido tan tarambana. En cuan- Merla airada y le babeó en la oreja. Le peló un
to la tocó, le brotó una roncha en la punta de la hombro de un manotazo, y rodaron entre los ba-
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rriles, ena con la arañita del asco en la ingle. No como que no fuera suyo, y anduvo un rato deján-
se habia esperado semejante embestida, ni las co- dolo entre los muebles, y oía voces que chistaban
mezones en las piernas, que le aguaron la fuga por en las cómodas. Se acostaba por cuarta o quinta
el piso empinado. Dieron tres vueltas lentas al cuarto, vez, esperando que clareara afuera, cuando la vi-
con acechos y cambios de velocidad. Merlita partía sitó el angelito regalón que andaba de rebote por
gajos de salchichones como bejucos, y el otro pa- las casas dormidas y llegaba siempre justo a tiem-
saba en trapecio, colgado de una longaniza. Era po para recordarle lo que ya sabía y olvidaba y
como bailar un vals jaspeado y botar la ropa a volvía a saber. Batiendo alas de hojaldra, la hizo
cada paso, hasta quedarse a flor de piel. Un buen saltar de la cama, partida por un rayo de madru-
chasco se llevaron los dos cuando la Merla tropezó gada. Cantó el gallo cacarero que se hacía torcer
en una ranura, ya con un pie en el peldaño de la el pescuezo todas las mañanas en la azotea de
escalera, que le rebotó como un trampolín. El Ci- enfrente, y había que largarse rápido, con el pri-
prión la atrapó justo, y se le viciaba el aliento. La mer albor.
tenía bien apretadita del muslo, clavada en el um- Medio vestida, juntó los fardos, y ya agarraba
bral. «Largate, que hacés carambola", le decía viaje por los techados como una velita loca hin-
entre jadeos, y Merlita, harta, se retorcía y grita- chada a los cuatro vientos. No tendría sentido eso
ba: «No puedo, si me largo no vuelvo más". Así de irse a la bartola por el filo de la mañana, pero
se recordó luego, ausente y despavorida, alejando qué había de más lindo, aunque fuera pura paz-
las distancias, que la borroneaban en la media guatería, que empinarse por una calle asoleada
luz. Fue por la pena de tanto quererlo que tuvo que corría siempre adelante, y dejarse llevar. Si
que mandarlo a pasear, sombrero en mano, y ella la paraban, ni ojos para mirar, ni manos para dar-
en cuerpito gentil, para la despedida, que había le nada a nadie. Oyó cascos en el aire ralo, y
comenzado con el primer adiós. pasó claqueteando el lechero, y después sólo se
Para entonces rompía con todos, y el padre no movieron los árboles.
hacía más que retirarle la dote, y andaba casi La cargoseaba menos la valija que el brazo
limosneando por las calles, en busca de su Aman- suelto, el que había ganado unos cuantos pesos
da muerta. Cierto que se le conocían estas sali- el día antes vendiendo unos litros de sangre al
ditas de antes, y le habían costado más de un hospital. Le había dado el dato una vez la Las-
escarmiento, pero había sido pura jauja y no como tenia, que tenía malpartos y vivía afiliada a ligas
ahora que hacía cualquier cosa para llevarles la de fomento y beneficiencia desde que su santo
contra a los fósiles del hábito, y además tenía vo- de alcoba había resultado ser miembro de los al-
cación. Se sentía fresquita y potable para lo que cohólicos anónimos. Ocho pinchazos le valió la dá-
fuera, como la Eulalia cuando empollaba entre diva, y un callo en la vena, pero con la plata en
boldos y tisanas. El momento ahito, que llegó con el corpiño y la (aldita corta que le parpadeaba
un viejo arrullo de tórtolas, no lo notó nadie. Entró entre las rodillas, se sentía más que nunca erran-
una bruma de tantas, con las ganas de dejarse te y peregrina. Podía andar cerca el Ciprión, que
embaucar por el primer venido, y parecía vagan- ya sólo servía para recordar lo que no fue, y pa-
cia, pero fue el gusto a la dicha plena, a la vida saría de largo sin verlo. Sería como una de esas
en flor. sombras que atraen a media cuadra y a último
Se fue llevando una valija, con la faja y los momento se vuelven caras equivocadas y se evitan
sostenes, el sombrero de encaje de la tía Mencha, con una crispadurita de recato o disimulo. Así
con la rosa de trapo al centro, y una sonrisa en llegó a la esquina, ajustándose la liga negra que
el ojal. Había pasado la noche con un cuarto de llevaba en la pierna derecha, la más sílfide y apta
luna entre los párpados. Dejó puesta la luz, para para los vistazos, que daban buena suerte, y es-
quedarse pensando, hasta que se le enroscó un peró ondulante la alerta en el cruce. Pensó que
rulito de tedio en el ombligo. Lo que sigue no si no la recogía una barredora, se iría en el ca-
sirve, se decía, y corrían las horas sin irse. Hacía mión de la perrera, o en taladro. Lo curioso era
calor, y se asomó a la ventana, y vio tucos y tiz- haber estado aquí mil veces antes y no acordar-
nes, y tiró el camisón. Se le pegaba el cuerpo se de lo que vendría, como si el mundo fuera re-
22 LUIS HARSS

dondo pero no diera toda la vuelta, ni al derecho diente. Afilaban tanto que era como para tentar-
ni al revés. Cara o ceca, se contaba siempre la se. Le tiraban de la manga, le ofrecían caricitas
misma historia, pero cada vez más complicada y lampiñas y pañitos de lágrimas. El garbo del éxito
menos completa. Ahora que creia andar en una era miel de enjambre, y a los cinco minutos de
sola cosa, se le juntaban todas. Por ahi le grita- bola tenía séquito. Se ponia de un lado y del
ron modosa de una rama de palo borracho en la otro, y oía espuelas, y veía puro biceps y bragueta.
vereda opuesta. Podía ser rebuzno del hermanito Había un Adonis tatuado y un flaco payaso con
taraleti, o el gurdo de la reja que soltaba el mirlo, cola de burro. Para tirarse un lance espeluznante
o algún vago que tocaba timbres, y todo a golpes estaba el tuerto de las boleadoras, que hacía ca-
de teléfono. listenias. Lo recibían aplausos y vítores y risas de
Contestó una monjita con bigotes que hacía repi- picaflores, y de pronto boqueos de labios torcidos
car las campanas para no llamarse María del Pilar. que sonaban tarde, como voces mal dobladas. La
Se sonaba fuerte en misa de gallo y aguaba las solteronería relamida de la gente era un estertor
fiestas del convento con sus bemoles, y había es- alegre, y pensar que había prendas que se llevaban
tado en el ruido, hasta que le arrancaron la muela hasta el fin del mundo. Pero para eso había que
del juicio y se quedó planchando. Le pidieron una quedarle bien a alguien antes, y no andarse siem-
ofrenda para una buena causa, y le decían Eulalia, pre moviendo, como la Merla, que cambiaba de
y se defendía diciendo que era Mitsou. Se lo con- sitio por tercera vez. Con tanta pandereta, lástima
tó una franchuta secreta que perdió la vena en que no se había traído la gemela para regalarla a
Burzaco, por un sacramento, cuando pudo ser la algún extraño desprevenido, y no estar sola de
Reina del Plata. Hacía tiempo ya de esa otra boda casta diva. Le picó una tripa, y se acordó que
de sangre en que perdió el botoncito divino que tenía provisiones, y se puso a roer una galleta.
llaman la joya de familia. Si la invitaban a ser la Peló una banana fofa que se le desparramó en la
bella del baile ahora, la encontrarían escondida mano. Se limpió en cuclillas, y le rasgaba la fren-
detrás de la puerta, en el cuarto de los corazo- te una corbata. No sabía si era desaire, o tributo, o
nes partidos. Cuando la vinieran a sacar, toda em- gesto salvavida, y estuvo corta y seca. Al toque
plumada, giraria como un aro. Atravesaría en siete de las cuatro, se la trabajaban en tandas. El mo-
redondeles la sala de los altares, abiertas en aba- mento que los lobos de mar se iban ladrando
nico las veintitrés enaguas. Lástima cómo se le contra la perra suerte, llegaba algún viejo chulo a
corría la cintura, y el moño caído. Tan patona que darle sombra con el panamá.
era, en realidad, dando tumbos en el aire, con re- Medio adormilada, vio rodar a diez pasos un
voloteos de las manotas descascaradas que pare- canasto vacío, redondo como una pelota a rayas,
cían flores del empapelado. Si se apretaba las con nene adentro, y se alzó crepitante y bajó en
sienes, se le apagaba el zumbido en el copete, pero piernas al agua, aferrada a la valija, para patear
seguía el farfullo como de cascarudo en el hueco la espuma. Visto de lejos una vez, el río le había
del hombro, y había que arrancar cables del muro, parecido azul marino, pero ahora era un fango que
y colgó. le comía el tobillo. Había nubes de brea afuera, y
Era verano, o casi, y la primera tarde la pasó cerca, un fuego sin resplandor. De vuelta, cuesta
tirada como una chancleta en la playa de la cos- arriba, entre pitos y chiflidos, la cegó un momento
tanera. Se sentía tierna en la brisa, porosa al sol. la falsa lumbre. Pisó brasas, y el día respiraba
Le habló un Caledonio, en tirantes, y se le erizó hondo y soplaba al garete. Raro como pegaba fuer-
la espalda, de tan rica que se sentía, tostadita, con te y se iba, en apagones. Había chamusco en el
flor de ceiba, y en seguida un Boris, en blusa, aire, que brillaba y después largaba un humito
bombacha y bonete, que le decía, hincado en la oculto, como que bajaran la luz.
arenisca, entre los cascotes: ..A ver, sacá la len- . Se acostó otra vez en una toalla empapada de
gua y decí Ah ... No le daban tiempo ni de tender salmuera, y se le derretían los dedos cuando de-
los petates, que ya la abordaba otro empalagoso, sempacó cuatro pilchas de la valija para hacerse
con mota y cara de bombón. Hijo único de madre un bollo de almohada. Se arrebujó la falda y le
viuda, había sido, y chau, bambina, que estás al chispeó el calzón. Ahora le daba de lleno el sol,
LA AMANDA MUERTA 23

un roce de astillas que le encendra una mecha hunde el barco les mando la receta. Se bate la
en el ala del sombrero. Estiró una pierna de melaza clara y la yema aparte. Se mezcla en un bol y
para sujetar una puerta, que se abrra. Tendría que parece nieve cuajada. Tres cuartas partes de leche,
haberlo notado antes de estar al tope, pero se pero cuidado que no se corte. Ron cubano, tiene
distrajo, y entró y salió alguien, a paso lento, de- que ser, o no sirve, es el más dulce y parejo.
jándole una pizca de espanto. Si no es molestia, Le goteaban las axilas, le venía otra vez el galo-
parece que decía, pero era el vecino que hacía pe en las venas, y golpeó la puerta. Un brazo suel-
zalemas, como los santiguamientos del socio pos- to encendía la luz y se quedaba colgando como
trado y jurando que no faltaba más. Se le cruza- una manga vacía. La rozó una mano vellosa en
ban las imágenes en la resolana. La invitaron a el cuartucho raído. Parecía un chorrito de absceso,
tomar una copita, y se le licuó una basura en el y se deja al fuego lento, o en baño de María,
ojo, y oyó pasos en la acera. Todo fue tacto leve hasta que largue un hervor. El sol le ponía un iris
de una cosa que estaba a ras de otra. Una gavio- en los ojos, bajo el bronce de los párpados. Ano-
ta ronca daba vueltas arriba con ala de buitre y che bailamos hasta la tres, si me vieran chapo-
pico de urraca. Los pasos, apedreantes, venían de teando en la piscina y tirando la chancleta con el
lejos, pisoteándose. Ahora sonaban a fuetes, y capitán. Es chamorro, y usa pajarita, y ya esta-
no podra esquivarlos en la calle angosta. Había mos de nombres de pila. Le hice buñuelos, y nos
visto al hombre en la luna hacra tres noches, a bajamos en Jamaica a ver los canrbales.. Pero no
través de un vidrio opaco, y se aplastó contra la hablemos de comida, que engorda. Los quiero
pared. tanto, y un viento aterciopelado le infló los paña-
Estaba en el recodo, o cómo llamarlo, si no hay les. Había turba en la playa, gente que saltaba el
palabra, robando horas al flujo. La varita mágica parapeto, otros que corrían gritando por el borde
de las combinaciones mezclaba santos y señas de del agua. Le dolfa el buche emplastado en la
antes y después. La arena crespa era una fárfara, greda, y no podía mover la nuca paralítica. Aun-
como en la carta de la abuelita Pía, la del Chon, que no vuelva a verlos, decía la abuelita agitada
cuando dio la vuelta al mundo en sus últimos y pasposa. Se apoyó en los codos, de espaldas al
ochenta dras y tuvo que andar descalza en cu- agua, para mirar por entre las piernas, mostrando
bierta, entre cáscaras de huevos, cruzando el ecua- el rabo pelón. Se oía cada vez más fuerte el zapa-
dor. Así se iniciaban los turistas del alma a los teo en el fondo del pasaje estrecho, como mala
cambios de hemisferio y las otras mil maravillas siembra. Un ahogado, sería, por el despatarro,
de los que iban hacia el puerto del viajero. Tanto y la gente que salía vadeando a buscar el cuer-
había querido síempre conocer otros rumbos, y an- po, que se debatía en la cresta de una ola.
dar en góndola, y ver las pirámides, y morirse con- Era el mismo que colgaba del fundillo en el
tenta en una borrasca en cualquier costa lejana, ropero, sacando la cabeza entre los ripios. La Mer-
de cara al poniente, en medio de la gran gira. Le la iba y venía como péndulo. Dio unos pasos en
plugo a Dios oírla, la nochebuena, justo cuando pre- blanco, un poco para todos lados, como arriando
paraba el ponche rompopo que hacía todas las navi- redes. Pensó un momento que forcejeaba contra
dades y que daba patatús. Tenía gusto a nuez mos- el Ciprión, que la embestfa en la puerta. Le sopló
cada, decía la Merla, que sentía latidos. Notó apenas un pánico que le empañó las pupilas, pero se-
que subía la marea, trayendo rumores de algas y los guían dilatándose las pisadas en la calleja. Es-
suspiros espumosos del oleaje, y la carta que de- peraba, reverberante, agolpada en el umbral.
cía, nos pusimos todos un poco alegres, que ni les El gentío abajo chocaba entre visos y sombri-
cuento, de la emoción. Un mes en alta mar, y tan llas. El sol era un pegote en las nubes difusas,
divertida la vida a bordo, y lo que le hace a uno el la playa un chorro de malta y caramelo. Parecía
trópico. La Merla sudaba, en retazos de falda y una noche de jarana, con rondas y juegos de ar-
blusa abierta. Se había estado quitando la ropa de a tifiéio y el Momo que pasaba en calesa y casca-
poco, casi sin fijarse, y la abuelita largaba la risotada beles, Un balde daba vuelcos en el viento, que
y decía, hay luna y estrellas todas las noches, hoy vi- hacía serpentinas de arena y arrastraba papeles
mos unos tiburones, debe ser el rompopo, por si se muertos. Todo fue ensueño y patraña y ladrido
24 LUIS HARSS

de foca al crepúsculo. A la abuelita le temblaban cuantas a esos peleles que le pisaban los taman-
los cachetes cuando decía que no importaba no gas. Cualquiera hubiera bastado para el malenten-
tener donde caer muerta porque el mar era un dido, pero tenía que ser uno que llegara a la
gran camposanto que recibía igual a héroes y tim- deriva, o de silueta, a engancharla de sorpresa y
beros. Había que nadar a pecho Iimpío para no por la espalda. La Eulalia, palpando caras, decía
salir a la costa o quedarse en los bajíos. La are- que había que pararse siempre detrás de la gente
na dura iba en declive, como ascuas de alfombra, para identificarla, y le pareció digno el método
hacia una boca de horno. El miedo era una gra- para acto de tan alta gracia y santa fe. Si le ti-
sita en la papada, una mano larga cubierta de raban del pelo, recordaría a la Lastenia cantu-
ven itas reventadas, como várices. La Eulalia siem- rreando en falsete cuando les lavaba la cabeza
pre había visto moverse los médanos. Igual las a las muñecas en la bañera. Le había gastado tres
formas de la calle, las sombras de cada edificio, o cuatro pelucas a cada una, hasta dejarlas cal-
los· ecos de zapato, con sus menguas y crecidas, vas, y a las más fieras les decía Merla. Una.me-
su canto de guijarros, que se iba vaciando en la dio descosida parece que la regaló a los chicos
acera desierta. La Merla llegó con la marea y en- pobres del barrio, que enamoraban a las virgenci-
tró oscilante al griterío. Se abrió paso hasta la tas de trapo. Gustó el vestidito de los floripondios
rompiente, entre aleluyas, por los bultos que traía y la valija, que parecía neceser. A varios tuvo
sin breteles, a la yira yira. Los cubrió, nalguean- que cortarles la línes por guarangos, y a otros por
do, y oyó' bravo, y respiros de fuelles. Acaba- los afanes y quebrantos. No era cuestión de darle
ban de sacar un cuerpo púrpura, con babas de los plenos poderes a cualquier gil. El de la ojea-
aguaviva en la cara, y parecfan las crenchas del da fulminante sería cauto y sereno, y no bambo-
Ciprión. Un bicho de tan mal agüero no se había che o pateta. Resultó un pintudo que la miró con
visto en el río desde los últimos temporales de desapego. Era entrecano, como dicen, y cuarentón.
otoño, y causó tumulto. Se había hecho tarde, Lo dejó pasar dos veces para otearlo bien de cabo
como si se salteara el tiempo, y le entró apuro a rabo, y todavía se mantuvo firme en la duda de
de estar en otra parte, y se le volvieron a correr que sí y que no. La atrajo de entrada el saludo
las imágenes, y era como remontar una cascada, paquete que le hizo con el fedora, y los alambi-
a remo, y echar ancla y cadena ,lejos, bajo un ques del ojo etéreo cuando dijo todo soso que
farol encandilado. Era la calle donde ya estaba, tenía una hija de su edad. "No me cachés.. ,
flotando como una boya, con la luna roja arriba, dijo la Merla, humilde y melosa, como para excu-
en un torbellino. sarse de ser otra, aunque parecida en las quince
Fue entonces que pasó rodando en molinete el poses que sabía de frente, y las tres de perfil. Es-
pulpo del sueño. Vino con una regadera "de faros taban los dos ya con la lengua afuera de tanto
y guiños de escaparates y traspiés. Bombeando halago, y se querían hasta el disparate. "Te la
contra el julepe, había salidG desbordada a una muestro.., decia el Facundo, sacando la billetera.
esquina chillona de tráfico. La senda oscura de Se le escaparon unas fotos bacanas de morochitas
antes se había disipado con el incienso del río. estrafalarías, y una tarjeta que decía Atilio Acosta,
El sueño era ese alboroto de bulla eléctrica que su seguro servidor.
le estallaba adentro, en sopor atento. No oyó más Para entonces estaban del brazo que incita. Do-
las trancadas de titán. La asombró en vez el blaban la quinta esquina, por una calle que los
lustre de las cosas, llenas de un trotecito sordo iba estrechando, lejos del ruido. La cancha de la
de mersa patoja a rastras por la medianoche. Se Merla parecía de veterana de montonera. "La prác-
veía en su charco de modorra como en una vidrie- tica.., se decía. "Te imaginaba distinta.. , acababan
ra. Feucha y añeja estaba, con sus greñas y ojeras, de soplarle al oído unos labios rociados. Era
a pesar de los lujosos convites que le hacían cada como ese exceso de afluencia indeseada que in-
tres pasos, a golpes de frenos. Anduvo con colá vadía la tienda en épocas de aguinaldo, cuando
de paja una cuadra, esperando la chamba, y llegaba la tía Pepa del norte a preguntar por la
paró y picó rechinando un convertible, y le dio Eulalia y el socio le decía con gesto ladino que
la lata un cordobés. Les hubiera cantado unas estaba evolucionando paulatinamente bien, gracias
LA AMANDA MUERTA 25

a Dios. No por nada había andado siempre en roce del aire, hipaba, soltándole la corbata, aflo-
aprietos. Por eso lo escogió al Facundo, que era jándole el cinturón. Era apabullante verla irse
caso urgente, y tan aguerrido. De vos la trataba, vahando como para echar las tripas por la ven-
como padrino de bodas con otro que era él mismo. tana. Pero volvía arrecha, con los lindos brazos
Se· quejaba del insomnio, que le subía el tono, dolientes plegados como lombrices sobre el vien-
y, movía 1,Iaves en el bolsillo. "Si no lo habré visto tre blanco. Tiró la última pilcha y se quedó en
antes", pensaba la Merla, pero no le reconoció las peineta, y no había que mortificarse. Al Facundo,
pisadas hasta que entraron a la calleja escueta y ya medio enarbolado, le había entrado congoja y
zumbona y le -confesó la tarde de rubores que desgano, pero no era para tanto. Lo mandó desnu-
había pasado gaJanteándola a cada vuelta del darse en el ropero, y mientras, se untó poma y bra-
camino. Casualmente iban siguiendo un mismo sil. Se le fue la náusea con el trance de verse de
rastro, que desembocó en .una plazoleta. Allí se reojo en una ranura del espejo del tocador. Estaba
quedaron pimpantes y pensativos. La brama em- sentada, pero si se fijaba bien, de cierto ángulo,
sombrecía al Facundo,que parecía palomo de entornando los ojos, entraba con bufanda por la
grueso calibre. Encendía negros pestíferos y so- puerta o se estiraba en la cama revuelta, borbo-
plaba oropeles de humo. "Vamos, querés", decía, teando.
apremiado. Sacó unas gafas que se le resbalaron. El Facundo ahora leía esquelas en la cartelera de
Se había puesto lloroso de recordar seres queri- enfrente. Se habría aparecido obeso en bragas
dos. A la Merla le dijo un instinto que lo agarrara abiertas y mofletes y la barriga completamente
de la solapa brincona para que no se fuera taco- afuera, a contar sus penas floridas. Hacía treinta
neando. Se le arrimó con un trino de. chicharras, años que no iba al Roxy con alguna Amanda muer-
y formalizaron, y ya estaban con un pie en la ta y enterrada que le dio primicias entre las bam-
escalinata del Hotel Paradiso, que tenía rosetas balinas. Le echaban chufletas de los bastidores,
en los vidrios. Sonaba un teléfono adentro, y al pero les puso las astas a unos cuantos cuando
Facundo le pareció llamativa la entrada arabesca dejó los choclos en la puerta del camarín. Se sen-
y la placa que decía todo confort. Estuvo irónico tía grandioso, recordando tiempos lelos, y la Merla
y conceptuoso en la oficina, pidiendo aposento. que le tiraba de la lengua. Le encajó las anti-
Firmó con un brillo de gemelos, y la Merla a todo parras, para que tomara confianza, y le hizo el baile
atuendo. Los asignaron al sexto piso, con vista a de los siete velos, con una sábana. Lo lindo, ahora
un teatro apagado. Se oían carriles, y fue mal que habian pasado las grullas, era abandonarse al
portento cuando el ascensor se atascó a medía vaivén. E! Facundo había sacado bono para to-
camino y descorrieron la reja sobre una pared. das las noches, que eran una. Se la conocía de
La Merla se puso claustrofóbica, y empezó a abrir- memoria, y más de la cuenta, en cuanto se encen-
se la ropa, y el otro a arrobarse. Por suerte había dían las candilejas. Estaba muy chusco en su
salida arriba, cuando llegaron con golpes de ca- palco, y no lo bochaban por mirón. La quiso tanto
bles y rodetes, Soplaba viruta en el pasillo, como en el sainete que llegó zarandeándose. Las veces
viento sonda, y cada paso era una estridencia, y que la había esperado en última fila, en una buta-
se partían arpilleras en las puertas, con ruido de ca chueca, a la sombra de los reflectores que gi-
crines, pero los esperaba un cuarto charro, con raban desorbitados sin encontrarla. Cerró la ven-
camastro y palangana y una chispa de fósforos tana, y la seguía viendo en el bosque de sátiros.
en la mesa. La bufanda, que parecía cabellera, se la había re-
Brindaron, con colonia, y la Merla se sentía a galado para un estreno, con el ramo de camelias.
toda prueba, como si hubiera llegado intacta a la La usaba en la tormenta del primer acto, contra
primera vez. Ün tipo lince como el Facundo valía la pulmonía, y a la salida, en el cupé. Era justo
por veinte novatos, y había que darle mucho jue- la suerte estar manco y surdo cuando podía fle-
go. Tenía maña para los ganchos y cierres, y lo charla. Fue el peso de todos esos años de vida y
dejó hacer, hasta con las hebillas. "No seás res- milagros que le guardó el asiento vacío. Le dio
pingona", le decía el maula, cuando se enredaba pique la carota inmensa y sonriente que se despa-
en los cortinados. Se le descascaraba el lomo al rramaba en la almohada. Había ambiente de cine
26 LUIS HARSS

mudo en el cuarto carrasposo. y se pegaba a la palangana. y no se le iba el calambre. La Merla le


alfombra. "Esperate un poco». decía. sin decidirse. echaba pullas que eran encantos. "Dale», le decía,
Iba y venía, y no sabía si estaba hastiado o frito. amasándolo, "que ya viene». A ella también se lb
Cómo no hacerse problemas con la Merla de oda- habían dicho no hacía tanto. que las cosas vienen
lisca, soltándose el pelo, que le cayó en chuzos con el tiempo, cuando no se van. Se lo repetía
por los hombros. Le mostraba el hopo, como para ahora. desafiante y drástica. La que no podía era
decirle pajarito. y animarse. La sacaba con cáma- ella. aunque se cortara el otro, por eso le gritaba
ra lenta, y salía movida. Por eso parecían fotos de macana. anímate. si la noche es larga. Tiraban
quiosco. esas tomas de amor del álbum de los de las dos puntas de la misma yeta. El Facundo
recuerdos. Había una sola que lo veía con pepita ya ni con poleas. Le volvían las bascas. a cada
de pavo y no le decía pajero. "A meterle. a fondo, pujo. que le exprimía otra gota seca. Era como
servicio completo», le decía. entre vapuleos. y es- para darle una buena purga, y tomá que hacés
taba lívida. Tendía la gola, oyendo la cháchara en dura y abundante. no te digo, si justo se tiró de
los cuartos vecinos. Quién sabe de dónde le vi- cabeza a largar un chorro caliente en el bidet.
nieron las artes plásticas que eran algo más. Lo Pedía emplastos y bálsamos y bolsa de híelo. y
sentía impaciente y lerdo al Facundo encaramado. quedó hecho un pelmazo en la cama. divagando,
«Date vuelta mejor. así», le decía, y lo ponía del mientras la Merla. medio vestida. se resquebrajaba
otro lado. y nada. Los mismos zarpazos le había en el espejo. Allí parecía que recién llegaba. so-
conocido ya a alguno que no era ni mocho ni nante y contante. y ya se iba de refilón. Se guardó
capón. Fue toda una gama y surtido variado de el fajo de billetes en la manga y salió despabilada.
gestos inútiles.' Le veía hasta las agallas al Fa- Llovía, y había una ducha en el pasillo, y lianas
cundo en cada clinch. y pronto lo tuvo en postri- en el ascensor. Oía altas frecuencias. y veía todo
merías. Se levantó con pústulas a vaciarse en la en colores afuera. en la mañana blanca y negra.

Dibujo de Nelson Blanco


SUSAN SONTAG

Burroughs y el futuro de la novela


Hay entre los escritores, los críticos y los lectores de los primeros años del siglo, elevada ahora al
de habla inglesa un curioso estado de opinión status de clásicas y estudiadas respetuosamente
sobre la novela. Según este consenso la novela en las aulas universitarias, recula hacia el pasado.
se entiende no tanto como obra de arte que como Picasso es a duras penas un pintor «moderno»;
espejo de la realidad. Para la mayoría, el interés toda una tradición lo siguió y esta tradición misma
de la novela está en «de lo que trata», qué quiere ha sido superada por variados y nuevos moder-
decir la zona de la vida real en que está situada nismos. Pero Joyce es todavia «moderno», todavía
la acción. Así, la primera medida aplicable a la está a la vanguardia; y la tradición literaria seria
novela es qué cantidad de precisión, de detalles derivada de la obra de Joyce o de cualquiera de
hay en las noticias que ofrece sobre personajes y los escritores que mencioné, no ha evolucionado.
ambientes (tanto familiares como no familiares) y La novela inglesa y la norteamericana, en gran
cuan sabia es la «posición» que adopta ante su medida, han vuelto a las premisas estéticas del
materia. Si la novela tiene un propósito serio realismo del siglo XIX, según las cuales los artis-
(algo más que mera diversión, entretenimiento o tas dan «forma» a un determinado «asunto». Se-
escape) se piensa que es esto: un responsable, gún esta concepción, las demandas de la ñovela
inteligente dramatizar de problemas psicológicos, como forma de arte sólo pueden considerarse como
sociales y éticos, y un acopio de información. La un auxilio a la labor del novelista cuando dice la
mayoría de las novelas escritas hoy en Inglaterra verdad.
y USA son de concepción reporteril (1). Me gustaría explorar como criterio para la nove-
El hecho es que no existe en inglés una con- la la preocupación por la forma solamente. Es
tinua tradición formalista de la novela -una tra- obvio que por forma no quiero decir esa crasa
dición que provea una alternativa a la principal opinión según la cual, digamos, se distingue la no-
tradición del realismo. A pesar de muchos ejem- vela corriente contada en tercera persona de na-
plos de obras que son «experimentales», la novela rraciones en primera persona como las novelas
en Inglaterra y en USA es conservadora en extre- hechas con cartas o la novela a guisa de diario.
mo. Los comienzos o embriones de una tradi- ~or for[@ quiero decir estructura, la obra literaria
ción formalista aparecen en la obra de Joyce análoga, aunque no del todo igual, a los cálculos
Virginia Woolf, Beckett, Gertrude Stein, Laura que tradicionalmente entran en la composición
Riding, Nathanael West y John·· Dos Passos (a musical o en la composición de un cuadro. De
quien usualmente se agrupa junto a naturalistas seguro que parece difícil imaginar formas para la
como Farrell y Dreiser). En los años 20 y al novela que sean totalmente cuantificables, abstrac-
principío de los años 30 parecía como sí la prác- tas -como ocurre en la música y en la pintura.
tica de ese largo retazo de ficción que segui- El uso primario del lenguaje conecta con algo que
mos llamando «la novela» por falta de nombre se entiende que está más allá del lenguaje (la
mejor, había sido decisivamente renovada. Luego llamada «realidad»), y parece improbable que cual-
a finales de los años 30, el gusto regresó a lo quier empleo del lenguaje en arte quiera desestí-
que parecía haber sido declarado obsoleto por las mar totalmente esa conexión. Sin embargo, que las
innovaciones de estos escritores. Desde entonces obras de literatura se refieran a la «realidad» en
la mayoría de las novelas críticamente respetables un sentido más crudo no es obstáculo para una
(no hablo de los best-sellers ordinarios) están es- aproximación formalista de la novela. Que las obras
critas como si estos escritores nunca hubieran literarias tengan un "asunto» o cuenten «cuentos»
existido. ~a obra de los escritores experimentales PlJede tomarse como .una _c!e-la.S -. convenéiones
formales más interesantes y decisivas del arte Ii~
(1) Este consenso no debe interpretarse estrecha-
mente. No quiere ello decir naturalismo -ese confina- terario.
miento a las leyes de la probabilidad y a las mundanas --Ydescubrimiento de la forma. como tal, en la
y prosaicas lascas de la experiencia cotidiana. De aquí novela (que equivale al descubrimiento de la no-
que la reciente proliferación de la sátira y del «hu- vela como un objeto estético)) es definidamente
mor negror» en la literatura norteamericana, no sIgnifIca
moderno. Es, realmente, el jalón del modernismo
iJlí1lenuino reto al consenso sobre la novela que ahora
describo. en literatura en prosa. Joyce. en Ulíses, fue
28 SUSAN SONTAG

el primer escritor que vislumbró claramente un ri- artes. En el nuevo lenguaje de la mus/ca (los
guroso y extenso diseño formal en la novela. doce tonos, etc.), una nota es tan privilegiada
Proust debe ser citado por su noción de las es- como cualquier otra. Ciertos cuadros contempo-
tructuras "musicales" del recuerdo (la tarea de na- ráneos -por ejemplo, los lienzos a rayas de Frank
rrar igualada a la tarea de recordar). Pero, por Stella, las "banderas» de Jasper Johns- estable-
.supuesto, hay predecesores. Uno de ellos es Lacios cen bien claro que cada porción de la tela tiene
en Les Liaisons Dangereuses (1782). Cito esta no- el mismo trabajo, valor, inflexión, etc., que otra
vela como la primera que conozco organizada se- parte cualquiera. Análogamente, por lo menos una
gún la aplicación y la exfoliación de una sola, dirección para la literatura en prosa, tanto como pa-
dirigente metáfora -es decir, de la vida (yen par- ra el cine, que ha estado mayormente confinado a
ticular las emociones, el erotismo) considerada la narración novelistica (3) sería la de descartar la
como una guerra y un problema de táctica militar. tradicional supremacía del «cuento" o "asunto».
Herry James es otro -y mejor conocido- pre- Otra nueva forma de orden procede por el cul-
decesor, por su noción (desplegada en los famo- tivo del azar o los medios de composición casua-
sos Prefacios) de la novela bien-formada según les. El ~scubrimiento del~como elemento llá-
la unifica el punto de vista o la conciencia di- "do de la composición litera~ia parece ir a con-
rectora de un observador situado dentro de la tracorriente de toda noción establecida sobre el
historia. formalismo literario. ':fü.0 la estética del azar pue-
La alineación de estos ejemplos se hace para de ser vista no como un movimiento hacia el de-
indicar que la elección está todavía abierta y por sorden, sino como un medio hábil para lograr una
desarrollar. Una idea discernible en muchos de ~stracción en el objeto artístico. Lo alea-
los esfuerzos para articular formas complejas para torio puede alcanzar muchos de los objetivos esté-
la novela es la de hacer la forma, o estructura, ticos más rígidamente planeados por los neo-mate-
visible. Esta tendencia de la novela es paralela a máticos. El elemento añadido al azar es que la
la que ha venido tomando lugar (mucho más rápi- obra de arte se vuelve no sólo abstracta sino
damente) en arquitectura, pintura, música, escul- abierta a todos los fines. Aceptar el azar o las
tura y las otras artes -la voluntad de subrayar el decisiones casuales al construir una oQra de arte
~tificio en el arte (2). COñfra el viejo sentir de que
la técnica de un artista debe ser invisible (o por
lo menos inconspicua), muchos de los que pre-
~, e~, de poner en cuestión la misma(5í
idea de la obra de arte limitada, completa, auto-
suficiente. Fundamental a la estética mOdernist~ _
9
sionan en favor de la "forma» en literatura insis- -que llega hasta los románticos- es la noción
ten en dejar ver los andamios y parte de la car- de que no puede haber una obra de arte completa
pintería. Por ejemplo, el escritor puede ofrecer
«notas al pie», de un carácter erudito o meramente (2) Aquí se puede comparar el carácter conserva-
personal, idiosincrático, que quedan como apéndices dor de la novela norteamericana contemporánea con
el de las académicas técnicas del cine enseñadas en
de la obra. Ejemplos: Watt, de Beckett; el Cuarte- USA -hasta hace poco. El principio básico era que
to de Alejandría, de Durrell: Naked Lunch, de Bur- la técnica cinemática (cámaras, etc.) debía ser siem-
roughs. (Parece que fueron los poetas -el Eliot pre tan inconspicua como fuera posible; la técnica
de La tierra baldía, Marianne Moore- los que ofre- sirve a la narración. Orson Welles en El Ciudadano
[Kane] (1941) fue el primer c woo , du-
cieron el modelo moderno de este artificio.) Otra rante el periodo del cine hablado, en insistir en un
invención es presentar un texto en el que algunas modo de narrar la historia deliberadamente artificial.
palabras y frases han sido tachadas. Ejemplo: una go
reciente novela corta del poeta James Merrill, así como una recapitulación abigarrada de los doscien-
tos o más años de historia de la novela. Por ejemplo.
The (Díablos) Notebook.
en Griffith, el cine liene a su Samuel Richardson. El
Pero \.!.§S nuevas formas del orden tienden por director del Nacimiento de una nación (1915), Intole-
supuesto, a parecer un desorden voluntario. Uno' rancia (1916) y cientos de otras películas, propagó los
de los filones que se han mostrado más atractivos mismos conceptos morales y ocupó una posición apro-
ximadamente similar con respecto al desarrollo del
para los artistas contemporáneos es ese de abolir arte del cine, que el autor de Pamela y Clarissa con
las jerarquías establecidas que han ordenado las respecto al desarrollo de la novela.
BURROUGHS y EL FUTURO DE LA NOVELA 29

A principios del siglo XIX, Novalis ¡:>rofetizó el ad- formas de la prosa. Pero los escritos de Burroughs
venimiento de una nueVa obra de arte literaria Que tienen prioridad. William Burroughs, que nació en
c~ b~n en un «libro total» o en una serie 1914 en San Luis, Missouri, publicó una novela
de fragmen~ Creyó que lo último seria más pro- pseudónima y convencional, Junkie: Confessions of
bable. El arte del fragmento. Que incluye la soli- an Unredeemed Drug Addict, en 1953, que él no
citud deun «discurso» fragmentario, está conce-j considera parte de su obra de escritor serio. Pero
bido no para impedir la comunicación sino para desde la publicación de Naked Lunch, en 1962, ha
hacerla absoluta. Explicando la profecía de No- sido sin duda la más controversial y a la vez más
valis, Maurice Blanchot ha escrito: interesante figura de las letras norteamericanas.
«Una forma discontinua es la única adecuada a (A Naked Lunch siguieron Nova Express, en 1964,
la ironia romántica, ya que solamente ésta puede y The Soft Machine, en 1966. Un cuarto libro, lIa-
hacer coexistir el discurso y el silencio, tanto mádo The Ticket That Exploded, publicado ya por
como el juego y lo serio, la necesidad de declara- la Olympia Press en Paris, no ha salido todavia
ciones, aun de lo profético, y la indecisión de un en USA).
pensamiento a la vez inestable y desunido; en fin, Todos los libros de Burroughs son fragmentos,
una mente obligada a la vez a ser sistemática y a en más de un sentido. Burroughs escribe una serie
sentir horror de los sistemas.» de entregas de una obra gigantesca, interminable.
- Las palabras de Novalis fueron de veras proféti- (Hasta ahora la primera entrega, Naked Lunch,
01\ cas porque el fragmento, a veces en proporciones resulta la más poderosa y compleja.) Y cada uno
enormes, es una importante forma literaria de nues- de los libros está hecho de fragmentos, cuya longi-
tro tiempo. (Cf. El proceso y El castillo, de Kafka; tud, desarrollo y orden no siguen una secuencia
El zafarrancho ese de Via Merulana, de Gadda; discernible. «Se puede entrar en Naked Lunch por
Notre Dame des Fleurs, de Genet; las narraciones cualquier intersección», escribe Burroughs en su
~ Burroughs). «Prefacio atrofiado», que está al final del libro. En
I y sin embargo no seria correcto decir que sólo otra parte ha dicho: «La forma final de Naked
el fragmento, la obra trunca o el libro sin terminar Lunch y la yuxtaposición de las secciones se de-
vienen bien a la ironia que impregna nuestro tiempo terminaron por el orden en que el material fue
r~o. Hay q~e mencionar otra estrategia ca- -al azar- a la imprenta». (Es de hacer notar
racteristicamente moderna: 1el uso deliberado. en quizá que The Soft Machine, originalmente publi-
parte irónico y en parte serio, de las formas narra- cada por Olympia Press, es más larga que el libro
tivas pasadas de moda. Muchos escritores contem- de ese mismo titulo que salió después en USA, y
poráneos buscando revivificar formas para uso de el material está ordenado de diferente forma.)
la novela, se han confinado precisamente en los Es claro que uno no puede leer los libros de
tipos de narración más calcificados, familiares y Burroughs en el sentido convencional. No hay
«cerrados». (Lo que es trivial se vuelve aún más «argumento» (aunque hay resmas de «cuentos»).
disponible para lo origínal.) Un ejemplo es el uso y no hay «personajes» (aunque hay «figuras»).
qUe da Burroughs a los cuentos de ciencia-ficción. De este aspecto de su obra ha escrito Burroughs
Otro ejemplo: el uso de la «novela de espias» en en Naked Lunch, un tanto despistantemente:
V, de Thomas Pyncheon, donde los moldes conven- «Hay una sola cosa de la que un escritor puede
cionales de suspense y extraña conducta, carac- escribir: lo que está ante sus sentidos en el mo-
teristicos del género, se completan con mistifica- mento de escribir... Soy un instrumento grabador...
ciones histórico-filosóficas. (Los directores de cine No presumo de imponer «argumento», «cuentos»,
franceses han empleado el film de gangsters de «continuidad»... En la medida en que tengo éxito
Hollywood y el formato de las peliculas clase B en grabar directamente ciertas áreas del proceso
de manera similar, como en Tirez sur le Pianiste, psiquico, tengo una función limitada... No soy un
de Truffaut.) entertainer... »
No hay quizá un libro reciente que ejemplarice Llamo a esta relación despistante porque, aun-
de manera central, como hizo el Ulises de Joyce, que pueda describir lo que Burroughs siente
las nuevas posibilidades de alargar y complicar las escribir, no describe lo que ha escrito.
30 SUSAN SONTAG

de Burroughs es una empresa onJrlca. En Naked Y, sin embargo, al final, las voces vienen juntas
Lunch, una subestructura de narraciones, caracteri- para hacer sonar la más seria, urgente y original
zación y descripción de lugares se funde en «ru- nota que se ha oído en las letras norteamericanas
tinas» -exaltadas proyecciones de gentes, luga- en mucho tiempo.
res y acciones, de una parte y eruditas notas so- La obra de Burroughs no se puede leer como un
bre drogas, enfermedades y sabidurías de nación ejemplo de "prosa espontánea». Burroughs es un
por otra parte. Pero el conjunto no es ni con mu- artista consciente y extremadamente complejo que
cho el caos que Burroughs quiere hacernos creer exhibe la confluencia de dos aparentemente opues-
que es. Ausencia de argumento no guiere decir tas posiciones que surgen durante la búsqueda de
ausencia de narr~ón. Buroughs ha dispuesto su
narración bajo un principio no lineal ,1
infinito número de variaciones y repeticiones.
de un
formas rigurosas apropiadas para la "novela». Una
posición es que las obras extensas de prosa, ima-
ginativa, se han constreñido a ser meramente <<lite-
La mayor parte de los admiradores de Burroughs, rarias» y es necesaria una infusión de las técnicas
la mayoría de los que no son rechazados por lo de otros medios (que conduzca a una eventual sín-
desagradable del «material» de Burroughs o por tesis de las artes). La otra posición es que la tarea
la mera dificultad de leer sus libros, lo vindican de la ficción es la de auto-purificarse y perfeccio-
como «satirico» de la vida norteamericana y de nar los medios de expresión estrictamente litera-
la norteamericanización del mundo- de nuestra rios, medios que son peculiares a la literatura (di-
deshumanización por la tecnologia, la represión ferenciada del entretenimiento, la exhortación y la
sexual, el exceso policiaco y la amenaza de la «comunicación»).
Bomba. Una visión similar toma los temas recu-
Con la primera tendencia estamos lidiando con
rrentes de Burroughs -metamorfosis, orgías ins-
un viejo mandato. El rompimiento de las distincio-
tantáneas, invasiones interplanetarias- como cien-
nes rígidas de géneros es uno de los más ricos
cia-ficción demente y abigarrada. Mientras que ni
legados del Romanticismo. (Este es el «libro total»
las intenciones satíricas ni el recurso de las con-
de Novalis y la idea de Wagner de la "obra de
venciones de la ciencia-ficción se pueden negar
arte del futuro», que él llamó la Gesammtkuns-
o deben ser olvidadas, me parece que tales lec-
twerk, la obra-de-arte-total.) En la novela, dejando
turas apenas hacen justicia a los dones de Bur-
a un lado las atracciones que la poesía ha ejer-
roughs. El principal interés de la obra de Burroughs
cido de tiempo en tiempo, las formas de arte aje-
está en la nueva, inmensamente poderosa voz que
nas que se han probado más subyugantes son la
~ Hablando estrictamente, no es una sola voz,
pintura y el cine.
como en logros literarios anteriores, sino un flujo de
voces fragmentadas, entrecortadas gue derivan de Fue el intento de reorganizar las formas de la
loS magazines baratos, la cháchara de los locu- ficción de acuerdo con las formas de la pintura lo
tores, cintillos de los periódicos, las obscenidades que inspiró el arte de Gertrude Stein, como lo
callejeras, los reclamos sexuales, la ofuscación dice ella bien claro en sus Lectures in America
científica, jerga burocrática, los comics y los diá- (1935) y en The Autobiography of Alice B. Toklas.
logos de películas de Hollywood. De The Soft Ma- La estética caracteristica de la pintura moderna
chine: depende del énfasis de la pintura como objeto fí-
«Doblamos los escritores de todos los tiempos sico, como una superficie plana; esto constituye
juntos y grabamos programas de radio, bandas so- una nueva evaluación de la diferencia entre el
noras de películas, sonidos de televisores y toca- espacio «pictórico» plano y el espacio «real». Ger-
discos todas las palabras del mundo revueltas en trude Stein es quizá el único escritor que trabajó
una mezcladora de cemento y echando el mensaje sistemáticamente para extender esta estética a la
de la resistencia llamando a todos los partidarios prosa literaria, su búsqueda de una «presentitud»
-Corten por la línea de palabras-Cambien Iin-· en la narración es análoga a la acogida que hace
guales-Dejen la puerta libre-Vibren «turistas»- el pintor moderno a lo plano, a la bidimensionali-
Palabra cayendo-Foto cayendo- Brecha en el dad del lienzo. (Los intercambios posibles entre
Cuarto Gris.» escritura y pintura han sido importantes también
BURROUGHS y EL FUTURO DE LA NOVELA 31

para ciertos poetas norteamericanos recientes, lidad se revelan. «Implícita en Nova Express», dice
notablemente John Ashberry, Kenneth Koch y Burroughs, «aparece una teoria sobre que eso que
Frank O'Hara.) llamamos realidad es verdaderamente una película.
Pero más común como modelo para las nuevas Es un film, lo que yo llamo un film biológico».
nociones de la literatura que la pintura, es el cine. The Soft Machine, también puede ser descrita
Escritores tan diferentes como Ronald Firbank, Dju- como una visión del mundo controlada por una
na Barnes (en Nightwood), Horace McCoy (en metáfora de la realidad considerada como cine. El
They Shoot Horses, Don't They?) y Faulkner (tome- libro, cuyo título recuerda a H. G. Wells y a su

o
mos, como solo ejemplo, su historia «Red Leaves..) Máquina del tiempo es un manual de lo que Bur-
adaptan los principios de composición y el com- roughs describe como «entrenamiento básico para
pás del cine a la narración literaria y a la descrip- viajar por el tiempo... Describe una serie de via-
ción. Más reciente, Robbe-Grillet (y muchos de los jes hechos por el hombre (la máquina blanda del
más nuevos novelistas franceses, como Claude título) a través de un mundo desorientado en
Ollier) ha intentado, como se ha anotado a menudo, que uno ha «aprendido a hablar y a pensar al
una más radical emulación de los ritmos del revés en todos los niveles. Esto se hace dándole
cine y los movimientos de cámara en la ficción para atrás a la película y a la banda sonora--.•
literaria. Como en Naked Lunch y en Nova Express, mu-
Con Burroughs, también, la evidencia de los mo- chas de las «acciones.. de The Soft Machine son
delos cinemáticos está en todas partes. Por su- acciones vistas y experimentadas como en el cine.
OA. puesto, Burroughs alude a una inspiración que vie- Ejemplo:
ne de la pintura; habla de usar una «técnica de
collage... Durante un tiempo, en asociación con el I «Caminaron a través de una ciudad de películas
en blanco y negro disolventes calles de caras de
pintor Brion Gysin, ha escrito ensamblando tiras
de palabras escogidas al azar de libros dispares,
periódicos y textos de revistas. (Se puede trazar un
I humo proyectadas mil veces. Figuras del mundo en
cámara lenta se detienen en piedra de cantería
catatónica. Manzanas enteras de casas corren de-
paralelo entre este «método del recorte.., como lla- saparecen en un flash. Vestíbulos de 1920 se lle-
ma Burroughs al procedimiento, y el famoso juego nan de lenta gris fílmica lluvia activa.....
y arte inventado por los surrealistas, le cadavre \ Los hechos ocurren en «estaciones de acción...
\ exquis.) Pero llamar a esta técnica «collage.. es Pueden llamarse San Luis o Ciudad México o Nue-
I fracasar en hacer justicia a Burroughs y a su drás- va York o Tánger, pero no importa; todo el espa- _
'tico compromiso con la dimensión de tiempo en \ cio se ha convertido en tiempo. El principio del
la experiencia. En los libros de Burroughs viajar movimiento, o de la narración, es que el escritor
por el espacio aparece invariablemente descrito puede «cortar.. (como en las películas) de un lu-
como viajar vertiginosamente en el tiempo. Una \ gar a otro a voluntad y sin transición. Como dice
técnica cinematográfica, el montaje, provee una Burroughs en Naked Lunch:
analogía más próxima a la técnica de Burroughs «¿Para qué gastar tanto papel en llevar La
que cualquier analogía que se pueda derivar de Gente de un lugar a otro? ¿Quizá para dispensar
la pintura. al lector del tirón de súbitos cambios de espacio
Escribe en Naked Lunch: «...estrambóticos pa- y tenerlo contento? Y así se compra un boleto,se
sados y futuros cambian fotografías atravesando su llama un taxi, se aborda un avión...
espectral substancia vibrando en silentes vientos' «No soy el American Express... Si una de mis
de tiempo acelerado... Coge una foto... Cualquier gentes es vista en Nueva York dando vueltas en
foto..... Desde Naked Lunch las preocupaciones ci- ropas ciudadanas y en la próxima oración un mu-
nematográficas se han reforzado, desarrollado. En chacho simulando Timbuktu habla con joven de
una entrevista reciente en la Paris Review, Bur- ojos de gacela, debemos asumir que él (el no re-
roughs asimiló la experiencia a una serie de «fo- sidente en Timbuktu) se transportó allá por los me-
tografías de la realidad». Y «el cuarto gris», una dios de comunicación usuales.....
imagen recurrente en Nova Express, es el cuarto No es necesario decir que al reconocer las me-
oscuro de la fotografía donde las fotos de la rea- táforas cinematográficas en los libros de Burroughs
32 SUSAN SONTAG

no agotamos su interés. Pero sin entender esto (su el arte y la verdad. No hay ninguna. El arte no
persistencia y su variedad), es imposible aprehen- debe nada a la vida ni a la verdad.
der lo que hace Burroughs. Pero, ¿pueden ser las cosas tan simples? De ser
Hay que hacer notar que aunque Burroughs es- así habría más credibilidad en la tesis opuesta:
cribe un libro interminable en fragmentos o en- que la literatura no es un arte·y que la responsa-
tregas, cualquiera interesado en su lectura debe bilidad del novelista es para con la vida y lá ver-
tomar el buen consejo de no empezar por sus dad. Se puede argüir que son precisamente tales
últimos libros. Aunque parte del elenco (como sobresimplificaciones del problema las responsables
"Kid Subliminal", Doc Benway, "Mr Bradley Mr de la actitud impaciente u hostil hacia la novela,
Martin,,) como frases claves recurrentes (como compartida hoy por mucha gente inteligente. Esta
"Palabra cayendo-Foto cayendo,,) continúan de un hostilidad y condescendencia hacia la n.ovela no
libro a otro, los libros de Burroughs son explícitos se disipará hasta que el viejo shibboleth de arte
en grados bien diferentes. Naked Lunch y Nova vs. vida descanse en paz. Quiero decir, especifi-
Express son libros muy reflexivos. (Cf. las seccio- camente, las acusaciones de que en tanto que la
nes en Nova Express que demandan "silencio" del novela se dedica a perfeccionarse como arte, ine-
lector, las de la idea de la «emergencia total", y la vitablemente pierde contacto con la "realidad;, y
de las "unidades de palabras".) The Soft Machine y con el papel edificante que la literatura jugó en el
The Ticket That Exploded son considerablemente pasado. Esencialmente, éste es el cargo levantado
menos explícitos. Aquí Burroughs parece asumir una por H. G. Wells contra Henry James en 1915: ha
familiaridad con sus métodos y sus justificaciones. sido regularmente esgrimido contra toda literatura
Así, a pesar de sus compromisos con una "forma "experimental" o de "vanguardia" desde entonces.
abierta" basada en la libertad del soñar (incluyen- y se le ha dado nuevo curso por contra-declaracio-
do "sueños retroactivos,,) y en las discontinuida- nes tales como la que Nabokov hizo acerca de su
des de la narración fílmica, la obra de Burroughs arte. Nabokov alardea regularmente de que sus li-
es más gratificante cuando se la lee en su secuen- bros están "benditos por una total ausencia de
cia actual, por muy arbitraria que ésta sea. significación social". No contienen ningún "men-
saje político,,; están "también a prueba de mitos".
Una pregunta final: si Burroughs es valioso como
La única función propia a la literatura, insiste Na-
artista por sus logros en la esfera del arte y por
bokov en el prefacio a Lolita, es procurar para
los que estos sugieren sobre nuevas formas po-
el lector un "puro nirvana estético".
sibles para la novela, ¿significa esto que sería ina-
propiado para nosotros ocuparnos de lo que pare- Sin embargo, pese a las limitaciones de Nabo-
ce decirnos, con acentos de la mayor urgencia, kov, pese al pronunciamiento de los ensayos de
sobre nuestro mundo? Robbe-Grillet de que el arte .no puede servir a
ninguna «verdad", el problema es más complica-
De acuerdo con Robbe-Grillet,. las demandas de
do de lo que tanto los amigos como los enemigos
las novelas como arte y las demandas hechas al
de la literatura moderna están dispuestos a ~d­
arte para que sea a la vez espejo y crítica de la
mitir.
realidad, se excluyen mutuamente. Robbe-Grillet
cita a Heidegger, que dice: «La condición humana Esto m\'l parece.a mí que es el interés último de
es estar ahí". Lo que sigue a. esto es· una con- la obra de Burroughs.
cepción de la literatura que no apunta hacia nada Burroughs no reconoce contradicción alguna en-
que esté más allá de lo descrito, "nada de lo que tre los aspectos no-comunicativos (puramente ex-
tradicionalmente puede llamarse un mensaje". Para presivos) de su prosa -en otras palabras, su au"
Robbe-Grillet, el hombre es un testigo; y la no- tonomía como arte- y la función moral, veraz de
vela como cualquier artetes· una creación pura, la literatura. Si, para Robbe-Grillet, el hombre es
que no refiere a nada fuera de sí. Por tanto, "el un testigo, para Burroughsel hombre es un su-
único compromiso posible del escritor es con la friente. El hombre está ahí, sufre, comparte su an-
literatura". Es así que Robbe-Grillet se deshace de gustia con otros, trata de influiLa esos otros. En la
la espinosa relación entre el arte y la vida, entre. entrevista .de Paris Review, Burroughs dice:
BURROUGHS y EL FUTURO DE LA NOVELA 38

«Definitivamente quiero que tome literalmente lo ratura, una literatura que rechace la «inferioridad»,
que digo, si, para hacer a la gente consciente de que discuta el prestigio de la «experiencia trágica
la verdadera criminalidad de nuestro tiempo... Toda de la vida», claramente sugiere que los seres hu-
mi obra está dirigida contra esos inclinados, por manos estarían mejor sin estas concepciones. Y
estupidez o designio propio, en hacer volar el pla- la propuesta en sí (tanto como el cuerpo de la
neta o volverlo inhabitable. Como los publicitarios... obra de Robbe-Grillet) apunta a acercar un tal me-
Me concierne la precisa manipulación de la pa- jor estado de las cosas.
labra y de la imagen para crear una alteración en Pero lo que está implícito en el análisis de Rob-
la conciencia del lector... be-Grillet debe hacerse explícito. Las persuasivas,
La noción del arte como algo eficaz nadie quie- didácticas y regenerativas funciones del arte se-
re negarla -ni aun Robbe-Grillet, cuya teoría crí- rio no están separadas de la manera en que el
tica declara que no le conciernen asuntos tales, arte funciona como distracción, como entreteni-
pero cuyos deseos substantivos para la literatura miento, como autónomo juego de la mente y los
implican que sí le conciernen. La propuesta de sentidos. Necesitamos más exactas vías de dis-
Robbe-Grillet de una nueva dirección para la Iite- cutir cómo el arte altera la conciencia. O

Dibujo de Na/son B/anco


PIERRE KALFON

De París a la Pampa
Como continente incorporado tardiamente a la suburbano a quien basta el nombre de un auditor
cultura occidental, América está destinada por de- para descargarle una décima- un mero sintoma
finición a recibir viajeros de los otros y, especial- de la riqueza del pais, que los importa anual y
mente, de Europa, el más ostensible responsable suntuosamente para que conjeturen quiénes so-
de esa cultura occidental. La Argentina no ha sido mos, y (sobre todo) quiénes seremos».
una excepción a esta regla: sus visitantes comien- Por mi parte, en La realidad y los papeles, he
zan, lato sensu, en el siglo XVI, en la persona de clasificado más benignamente a estos visitantes: "El
los descubridores, conquistadores, colonizadores; siglo XIX admite tres etapas de viajeros. En la pri-
aunque también es cierto que un flujo ininterrum- mera, el/os descubren con alguna ingenuidad nues-
pido de viajeros estrictamente curiosos afluye al tra existencia y por eso, con cierta exageración,
pais ni bien es descubierto. esta etapa podria denominarse cosmológica. Va
En el siglo XIX se acentúa la corriente de viaje- hasta el comienzo de la guerra de 1944: son los
ros, británicos en particular, que comienza a cono- visitantes del centenario de nuestra revolución de
cer la realidad argentina y a dar razón de el/a en mayo». Estos barbudos de 1910 I/egaban todavia a
sus paises de origen. Se generan asi pintorescos la Argentina para ver algo completamente fuera de
relatos, que I/egan, en ocasiones, a gran perfección serie, en el sentido de no incorporado aún total-
literaria, como en el caso del más célebre de esos mente a esa cultura occidental de la cual el/os tan
viajeros, el gran Carlos Darwin; y se origina toda ampulosamente provenian. "Envueltos todavia en
una veta de realismo que ha enriquecido la breve la prestigiosa bruma finisecular, ante las puertas
historia de la literatura argentina, y que subsiste entreabiertas del mundo moderno, interesa espe-
hoy bajo diversas formas. cialmente recordar los hechos y dichos de aque-
Los viajeros del siglo XX, los continuadores con- l/os talentos que nos visitaron la patria al cum-
temporáneos de aquel espiritu descubridor, no pa- plir su primer (y hasta ahora único) siglo, y co-
saron en su mayoria de Buenos Aires, es cierto, y menzaron a repartír su imagen actual por el mun-
a casi todos esta ciudad les hizo acordar a la do entero. Predomina en el/os el asombro ante
suya: a Jules Huret y Jules Romains, Paris; a las cosas magnificas que el continente americano
Irwin S. Cobb, New York; salvo a Vicente Blasco les expone, y el correlativo desdén hacia las mi-
Ibáñez, quien la encontró parecida a Rio de Janeiro serables; por lo general las magnificas son las na-
y a iConstantinopla! Borges, gran defensor de su turales, y las miserables (naturalmente) las cul-
Buenos Aires mitológico, estigmatizó a estos via- turales. Triunfa el asombro en Vicente Blasco Ibá-
jeros en los siguientes términos: "Pocas ciudades ñez, Santiago Rusiñol, Adolfo Posada, Jules Huret;
hubo en el tiempo, o hay sobre la faz de la tierra, el desdén en Anatole France; una intermedia, ama-
tan vaticinadas o descifradas como la nuestra. ble y política complacencia en Georges Clemen-
Cada invierno trae su conferencista: cea u».
augur de nuestro equívoco futuro "Una segunda etapa, que se prolonga hasta el
porque ha dado unos pasos por Florida comienzo de la guerra española ·de 1936, se ca-
según lo definió -y aniquiló- [Baldomero] Fer- racteriza por la búsqueda de un principio que ex-
nández Moreno. El tal augur, por lo demás, nos plique aquel cosmos: la integran un español como
suele definir a su imagen. Si es español, descubre José Ortega y Gasset, un alemán como er conde
que también lo somos nosotros, y formula la pre- Hermann Keyserling, un norteamericano como Wa/-
visible ecuación: Meseta de Castilla = Pampa. do Frank». El/os nos ayudaron a analizarnos sin
Corolario frecuente: Don Quijote = Martín Fierro. miedo, y suscitaron en nosotros un deseo de auto-
Esos parecidos impresionantes hieren con menos conocimiento del cual no es el menor fruto la
fuerza la imaginación del augur francés o italiano, Radiografía de. la pampa, de Martinez Estrada.
que, tout bonnement, prefiere declararnos latinos Posteriormente, los viajeros a la Argentina se
y asimilarnos de ese modo a las glorias de la han habituado a ir y volver con más faci/ídad: el
metafórica pasión de Racine o de los tercetos in- mundo va siendo tino, y todo viajero lo es cada
fernales y paradisiacos. Es fácil ver en esos inte- vez menos. "Se abandonan el afán turistico y las
resados intérpretes -tan equiparables al payador fotografias pintorescas; se habla y se escribe me-
-_ __ _----------------

DE PARIS A LA PAMPA 35

nos, pero se vive más; admitese corrientemente la el continente que parece haberlo conquistado para
interdependencia entre ambos continentes, y Amé- siempre, hemos creido oportuno dialogar con él
rica impone su vector de futuro. Se inaugura esta acerca de su libro, desde nuestra propia perspec-
tercera etapa con la pléyade de intelectuales que tiva argentina.- César Fernández Moreno.
visitó Buenos Aires en el Congreso del PEN Club
de 1936. Luego, la diáspora española proyecta
figuras que pasan dejando una estela de admira- El tono de «Argentine»
ción y de imitadores, como Federico Garcia Larca;
otras se quedan, como Rafael Alberti, Ramón Gó- CFM: Como argentinos, la lectura de su libro nos
mez de la Serna y Juan Larrea". suscita una continua aprobación o, más exacta-
Decia Ortega y Gasset en su ensayo sobre la mente, una continua corroboración. Casi todo lo
pampa, coincidiendo en alguna forma con el re- que dice es cierto, es verdad, nos decimos a nos-
chazo expresado por Borges: "No es fácil que un otros mismos página a página, retomando con-
extraño acierte con los secretos de un terruño. ciencia de lo que ya habiamos tomado, o inaugu-
Estos secretos se absorben con las raices del ser, rándola si no lo habíamos hecho aún. Su libro
y exigen, por tanto, radicación ... Hay plena incon- nos da la sensación de que pocas veces habíamos
gruencia en esperar de un extranjero la verdad leído tantas verdades juntas sobre la Argentina...,
sÓbre nosotros mismos. Lo más probable es que tal vez, tal vez, desde Radiografía de la pampa en
ésta brote en una mente autóctona, saturada por adelante. Pero esta reacción de asentimiento, ten-
dentro y por fuera del hecho que se analiza". La go entendido, no ha sido la de todos los argen-
madurez critica de Martinez Estrada pareció dar la tinos. ¿Es así, Kalfon?
razón a Ortega, pero tampoco debemos descono- PK: Sí, en parte, es así. Hay algunos argentinos
cer que la disponibilidad del visitante, su misma que no asintieron totalmente al leer el libro. A
desprotección ante la nueva circunstancia que vi- pesar de que está escrito en francés, tuvo alguna
sita y lo domina, lo remite a sus condiciones bá- difusión inmediata en la Argentina. Pero ya en
sicas de aprehensión de la realidad: su intuición, Francia hubo reacciones de unos argentinos que
su olfato. Y entonces se dan golpes de conoci- me dijeron que, a la primera lectura, por lo menos
miento como los del propio Ortega, como los de fueron chocados o sorprendidos; pero que después,
Roger Caillois y Witold Gombrowicz. leyéndolo más atentamente, empezaron a darse
La corriente de viajeros contemporáneos culmina cuenta que no había cosas que pudieran rechazar
asi con algunos que llegan a comprender la Ar- profundamente, sino que al fin y al cabo se trata-
gentina en su integridad, abandonando virtualmen· ba de la verdad. Lo que tal vez les molestó, y
te su extranjeria en una verdadera consustancia· eso lo comprendo perfectamente, es que haya sido
ción; advirtiéndose que el predominio de viajeros no un argentino, sino un extranjero, el que se
ingleses en el siglo XIX es reemplazado en el XX haya permitido decir tales cosas.
por la racionalizadora visita de los franceses. A CFM: Recuerdo que cuando usted hizo la pre-
esta última categoria -en consustanciación y en sentación de su libro en un anfiteatro de la Sor-
cultura- pertenece sin duda Pierre Kalfon. Nacido bona me dijo que temía alguna reacción en su
en 1930 en Orán (Argelia), fue profesor de letras contra, preparada en el público preferentemente
en Par{s. Entre 1958 y 1965 vivió en la Argentina, argentino que ese dia se reunió.
como director de la Alliance Franc;:aise en Rosa- PK: Si, es verdad también. Yo no sabía nada
rio, Mar del Plata y Mendoza; de esta larga esta· de qué grupos se trataba, pero muchos amigos y
d{a surgió su primer libro, Argentine (Le Seuil, col· muchas personas me habían anticipado que algu-
lection Petite Planete, Paris, 1967), quepP1JStituy<e na que otra patota de muchachos, digamos conser-
uno . . delg!>~[Jlá§,)L1cl~o~ . Rqnomr1'lJJ§.liii:n~r1p'a se vadores, para no decir derechistas, que existen en
h~y'a~:~ig[jt?· . . ;~~~i~re:~j~:}~~~r1.E~g~e~a~a· Fran· Par(s, tenían la intención de ir para provocar al-
cia--en 1965;-;;- d7;$ años después, vuefve a Amé· gún disturbio durante la conferencia. Y yo estaba
rica Latina, con un cargo en el servicio cultural contentísimo de 6S0, lo tengo que confesar, por-
francés en Chile. Antes de esa nueva partida hacia que estoy impaciente, y totalmente a la disposición
36 PIERRE KALFON

de cualquier argentino para discutir el libro punto también subyacente que hay en su libro, detrás de
por punto, para saber si es verdad o no es verdad ese tono que a veces puede parecer por lo menos
lo que digo. Además no considero mi libro como juguetón. ¿Nos podría hacer la historia de ese pro-
un manifiesto ni como un panfleto, ni mucho me- ceso de amor, que como todo amor debe haber
nos. A veces, el solo hecho de decir la pura ver- venido mezclado con otro de! odio, que usted tuvo
dad es de por sí polemico. Y hay algunas cosas frente a esa realidad llamada Argentina?
cílieSüéñan mal a oidos oficiales, eso también hay PK: Me di cuenta que tenía amor por la Argen-
que admitirlo; no siempre el retrato que uno tiene tina casi cuando me fui de ella, o poco antes de
de su propio país corresponde a la realidad. irme. Durante los primeros años de mi estadía,
CFM: En estos disentimientos que ha provocado cuando llegué, en el 68, justo cuando Frondizi as-
su líbro, ofíciales o extraoficiales, ¿usted recuer- cendía al poder, no conocia muchas cosas del
da puntos concretos o faltas concretas de infor- pais. La verdad es que el contacto inicial con
mación o de ínterpretación de que se lo haya acu- la ciudad de Rosario, donde yo viví los tres pri-
sado? ¿O han sido reacciones epidérmicas, de meros años de mi vida argentina, fue al principio
sensibilidad general? algo decepcionante. Me acuerdo muy bien que el
PK: Creo que son más bien reacciones super-
primer día que llegamos a Rosario, lo recorrimos
ficiales. Estoy tratando de recordar algunos puntos todo, mi mujer y yo, preguntándonos dónde esta-
precisos. ba el centro. Pensábamos que seguramente nos
CFM: El hecho de que esté tratando de recor-
habíamos equivocado, que estábamos en un su-
dar, o no recuerde, me indica que no han sido burbio, que, por fin, ibamos a topar con alguna
muchos esos puntos precisos. Que ha sido una otra cosa. Y poco a poco me di cuenta de que
reacción más bien al tono del libro. Ahora bien: detrás de esta apariencia gris, monótona, tal vez
¿qué nos podría decir del tono de su libro? ¿Qué fea, de este conglomerado de casas pegadas unas
tono adoptó para escribirlo? con otras, detrás de ese conjunto enorme que re-
PI<: Para contestar esas preguntas debo hablar presenta Rosario, anónimo, chato y sin persona-
de la colección donde se ha publicado, "Petite lidad, y que los mismos argentinos desconocen,
Planete», que la editorial du Seuil lanzó cuando el detrás de todo eso había una cosa profundamente
cirt~~~JaCl1risMarkElEef!)PEl;¡;Q."a,oc;~parse .de~qué­ argentina, casi diría típicamente argentina. Rosa-
lIa. Está"e~fOcac¡a~~par~ ~p~ese·irta~ ·unpaís~~"pero
rio representa para mí la ciudad argentina de hoy,
;~ro~~¡~p~~~I;i~i~~rl~~1 los conocimientos actuales con su mezcla de inmigrantes y de vieja cepa
criolla, mezcla de italianos, esencialmente, y de
sobre tal país. Que no sea ni guía, ni libro de his- antiguos argentinos. Si así se puede decir, porque
toria, ni folleto de propaganda, ni tampoco im- también creo que el argentino típico es muy difí-
presión de viaje. O sea, como dice la definición cil de encontrar. ~
de la colección, un equivalente de la conversación
que a uno le gustaría tener con otro hombre que CFM: :rodas las ~ típicas son difíciles de I
conoce bien el país y lo sabe presentar. Entonces, ~ar. ~ tipicidad es un prQ9uctlLo1ental.
el tono general de la colección era un poco, no PK: Por supuesto. Lo que quería decir es que,
propiamente humorístico, pero con un humor sub- después de este primer encuentro más bien negati-
yacente. Yeso me venía muy bien a mí, ya que, vo que tuve con Rosario, me di cuenta después,
creo, es algo propio de mi temperamento profun- cuando fui a vivír a Mar del Plata y luego a Men-
do. Cuando empecé a escribir sobre la Argentina, daza, que casi todo lo que yo había aprendido so-
directamente me venían las cosas en este marco bre la Argentina, o lo esencial, me venía de Ro-
general. sario. En Rosario sufrí mucho, además de las di-
ficultades profesionales en la Alianza Francesa,
que yo dirigía. Tenía que pelear contra mucho
La amistad como refugio conservadorismo para abrir las ventanas y para
impulsar un poco lo cultural. Tuve que pelear tam-
CFM: Sé que Julio Cortázar ha señalado el amor bién contra una visión del mundo, contra una ma-
DE PARIS A LA PAMPA 37

nera de enfocar la realidad, contra toda una men- de armonía o desarmonía qUIsIera agregar algo
talidad curiosa, mezcla de señoras gordas, que se sobre mi primer período pampeano, porque el libro
agrupaban alrededor de la Alianza, y de un conser- arranca de él. Rosario significa una ciudad enorme
vadorismo, hasta diría de un cierto puritanismo pegada a la pampa, a orilla de la pampa. Por su-
en la vida social, una falta de apertura hacia el puesto, yo nunca había visto la pampa, y esa an-
mundo, que me llamaba la atención. Después me gustia que tenía en Rosario se acrecentaba cuando
dí cuenta de que las cosas no eran tan sencillas, iba a tomar exámenes o a recorrer toda la zona
y que todo eso encajaba en una estructura casi que yo debía inspeccionar, la zona pampeana hú-
armoniosa. meda, la más rica del país, que se extiende entre
CFM: iQué prometedor! Por lo que usted relata Rosario y Santa Fe, entre San Lorenzo y San Ni-
sobre todo ese primer encuentro con Rosario, se colás. No me podía acostumbrar a este horizonte,
desprendería que su punto emotivo de partida ha- no podía aceptar que la mirada pueda perderse
bría sido, en alguna forma, el clásico sentimiento en lo lejano sin encontrar ninguna casa, níngún
de superioridad del europeo en los países colo- relieve, ni una altura, ni una colina.
niales o semicoloniales. CFM: Usted participó de la impresión de los
PK: Puede ser, puede ser, porque después de viajeros del siglo XIX y también de los filósofos y
volver a París me di cuenta, tratando de reflexionar ensayistas del siglo XX. Esa ausencia de paisaje,
sobre cómo era yo antes de irme, que, sin adver- sobre todo en el primer plano, es completamente
tirlo, tal vez porque nunca me consideré colonia- inconcebible para un europeo; debe de ser into-
lista, tenía una cierta conciencia colonialista, y, lerable.
por lo menos intelectualmente, de superioridad. PK: Creo además que a la pampa no se acos-
Eso duró algún tiempo y hasta el momento en que tumbrará nadie que no haya nacido en la misma
conseguí la unidad necesaria para interiorizarme a pampa. Uno podrá aceptar el hecho pampeano,
fondo de la realidad argentina, y sacarme de en- podrá acomodarse con él, pero «desangustiarse»
cima esta piel de intelectual europeo y francés, de la pampa, si se puede permitir el neologismo,
heredero de una cultura enorme, de dos mil años es imposible si uno no ha brotado de la misma
de Civilización y del siglo XVII, de Corneille y pampa.
Racine y todo eso, tipo de cultura que era justa- CFM: De manera que a usted, como francés, la
mente el que me pagaban para difundir. Pero des- pampa siempre le sigue produciendo angustia.
pués, sin rechazar totalmente esa cultura de la
PK: Todavía, todavía.
cual soy heredero, pero sin imponerla tampoco
CEM: y esa angustia, ¿no quedaría fuera de esa
como una marca de superioridad, después, por
armonía que usted encontró en la Argentina?
fin, se desplegó el velo, se mostró una nueva
PK: No. La armonía argentina, para mí, viene del
Argentina que hasta entonces no había advertido.
conjunto de las varias desarmonías que existen
CFM: Esa que usted llama una Argentina «armo- en el paisaje y en el mísmo hombre argentíno. Creo
niosa». que, más que del tango, esa armonía viene de la
PK: Esa Argentina armoniosa. amistad argentina. Tuve, sin darme cuenta, el pri-
CFM: Vamos a ver si podemos determinar cuál vilegio de tener excelentes amigos argentinos, ami-
es esa armonia. ¿Tal vez sea la del tango? gos más fuertes, más indisolubles, que los que
PK: No precisamente, tal vez todo lo contrario. ahora tengo acá. La amistad argentina es algo que
El tango es, sin duda, uno de los elementos de esa no sé si se puede encontrar en otro país, porque
armonía, en la medida que refleja el sentimenta- tal vez sea una especie de refugio que buscan
lismo profundo del ser argentino; pero el tango- los mismos argentinos para protegerse, o defender-
tango ya sabemos todos que se acabó. Además se, o reencontrarse, con respecto al paisaje y la
parece que bastantes argentinos rehusan ahora sociedad, que son muy oprimentes. La sociedad,
identificarse con él, aún cuando se emocionan es- todos los tabúes sociales y todos los cuellos
y corbatas negras y «tutti quanti» y otra
.cuchando a Gardel, como cuando uno hace una -
visita al museo. Para aclarar mejor este asunto mentalidad y...
38 PI ERRE KALFON

CFM: La amistad seria el refugio y la salida CFM: Borges me dijo una vez que todo lo que
para todo eso. él ha escrito son unos cuantos borradores casua-
PK: Creo que sí. les [Mundo Nuevo, núm. 18]. Pero esa modestia no
CFM: Julio Mafud (sociólogo que usted cita en significa demasiado: el hecho que usted mismo
la bibliografía de su libro), opina que ese predo- no se considere escritor, no significa que deje de
minio que el argentino da a la amistad es una de serlo. Eso lo dirá el público, la crítica. Vuelvo,
las formas del machismo y que, correlativamente pues, a mi pregunta: ¿qué es lo que lo impulsó
a la capacidad de perdonar todo al amigo, existe a escribir este libro? Siempre hay una causa, un
un rechazar todo a la mujer. ¿Estaría usted de motivo profundo.
acuerdo con esta interpretación? Es decir, que la PK: Cómo no. Me impulsó la "bronca".
acentuación de la amistad entre los hombres im-
CFM: Ese es un vocablo muy argentino: la ra-
plicaría correlativamente un rechazo o una nega-
bia, la indignación. Es tal vez el más válido com-
tiva a una relación afectiva profunda con la mujer,
bustible que tengamos los argentinos.
un cierto desprecio por la mujer. El sobreaprecio
PK: Sí, me impulsó la bronca, volcando sobre
del hombre implicaría un menosprecio por la mu-
el papel las cosas que más me indignaban o que
jer: es la teoría de Mafud [Mundo Nuevo, núm. 16].
más me llamaban la atención. Me acuerdo de cuán-
PK: Sí, creo que Mafud tiene razón, como casi
do empezó eso, un momento preciso. Estaba toman-
siempre, porque... no sé si es muy atrevido decir
do un examen de francés en un pueblito, y la chica
una cosa así. Me van a «dar leña" todas las amis-
(digo la chica porque casi siempre tuve un públi-
tades femeninas que tengo, porque yo... no estoy
co femenino; en la Alianza hay muchísimas más
profundamente en contra del machismo.
mujeres que varones), estaba, digamos, un poco
CFM: Entonces, usted ha encontrado una afini-
aburrida. Yo pensaba en bueyes perdidos, mien-
dad esencial en la Argentina.
tras ella buscaba su contestación, y empecé a
PK: Por supuesto que socialmente, humanamen-
anotar cosas que hay en la Argentina y que no
te, es un escándalo la posición inferior de la mu-
hay en otras partes. Diez o doce cosas, ahora no
jer en la sociedad actual, y más aún, tal vez, en
me acuerdo, pero yo sé que había anotado lo
la sociedad de América Latina. Además, estoy to-
típico: los delantales blancos de los colegiales, y
talmente de acuerdo para luchar en contra de esta
el dulce de leche, y el asado; cosas que los mis-
posición inferior y de esta desubicación de la mu-
mos argentinos extrañan cuando están de viaje, y
jer en la sociedad. Pero, mientras las cosas estén
consideran como propias del suelo argentino.
así, tengo que confesar que aprovecho la circuns-
tancía, nada más. CFM: Un método bien francés. Estaba buscando
CFM: Llegamos entonces a esta conclusión, bas- lo que se llama en lógica la "diferencia específi-
tante peligrosa: que la armonía de la Argentina ca" de la Argentina con respecto a los otros
consiste en una desarmonía entre los sexos. países.
PK: Sí, y además se agregaron otras cosas, en-
tre ellas una que especialmente me daba bronca.
Cuando llegué a Buenos Aires me llamaba la aten-
De fa bronca a fa fraternidad ción la lentitud de los dependientes de los nego-
cios para atender: nadie me lo puede creer, y
CFM: ¿Qué fue lo que lo impulsó a escribir ese sin embargo es totalmente sincero. Unos años
libro? Aparte de la existencia de la colección Pe- después, cuando volvía a Buenos Aires desde el
tite Planete, ¿qué fue lo que interiormente lo llevó interior, entonces era la precipitación de los por-
a escribir este libro sobre la Argentina? Según en- teños la que me llamaba la atención. Pero hay que
tiendo, usted no había publicado ningún libro considerar que yo pasé directamente de París, pre-
antes. . cisamente de la "rive gauche", a Rosario: el cam-
PK: No. Y además no me considero un escritor, bio fue bastante brutal. Pero lo que me impulsó
no creo tener bastante pasta para ser un buen es- profundamente a escribir este libro fue la impresión
critor. de que no había sido dicho todo sobre la Argen-
DE PARIS A LA PAMPA 39

tina, según pude comprobar en mis lecturas. A famosa «industria argentina». Cuando llegué me
partir del momento en que empecé a meterme a causaba risa ver «industria argentina» grabado en
fondo en la vida argentina, no solamente a es- cualquier lápiz, en cualquier pequeño juguete de
cuchar todos los tangos posibles; sino a: bailar o plástico, en cualquier cosita... Era una especie de
tratar de bailarlas danzas folklóridas y las milon- satisfacción honorífica que los mismos argentinos
gas, a ir a la cancha de fútbol el domingo para se daban. Debe haber una ley, por supuesto... Pero
desahogarme un poco del ambiente 'femenino en cuando empecé a leer desde el principio, desde la
un 95 % que tenía en la Alianza Francesa, por llegada de Salís al Río de la Plata hasta los últi-
ejemplo para escuchar por lo menos a la gente mos intentos económicos y hasta las generaciones
usar malas palabras y estar contento de entrar en de los ingenieros, que también quieren hacer algo
el coro... a partir de ese momento, entonces, la importante, me di cuenta que era enorme el tra-
Argentina me pareció una cosa que yo entendía, bajo que se había realizado. También me di cuen-
que entendía del todo: por fin estaba en mi salsa, ta que había sido enorme la cantidad de errores
como un pez en el agua. Los argentinos mismos económicos y sociales que habían sido cometidos
estaban disconformes, pero esta disconformidad a lo largo del siglo XIX.
entraba, encajaba en el conjunto, en el marco ge- CFM: De manera que, a medida que comenzó
neral. No quiero citar nombres, pero algunos es- a explicarse la Argentina a sí mismo, y a explicar
critores amigos, o dibujantes, siempre estaban cri- a sus amigos la causa de la bronca que usted
ticando al país:' yo estaba contentísimo porque tenía, comenzó a sentirse bien con respecto a
compartía la «buena conciencia» como ellos. Me sus amigos.
explicaba por fin de dónde venía esa bronca o PK: Exacto.
ese resentimiento, que sentía ya como un verda- CFM: y a ese sentimiento de bronca, ¿qué sen-
dero argentino. timiento lo reemplazó?
CFM: Sin embargo, a través de lo que usted PK: Un sentimiento de fraternidad, creo. Un sen-
mismó me dice, veo un poco confusa esta bronca timiento de fraternidad varonil, volviendo al tema.
suya. No sé hasta qué punto era con la Argentina
CFM: Ese sentimiento, lo manifiesta en las dos
y 'hasta qué punto con la Alianza Francesa.
últimas páginas de su libro, que son un verdadero
PK: ,No, la Alianza Francesa era una cosa que poema que titula «Amica Argentina», y donde, va-
yo trataba de poner un poco aparte, de mi vida, ronilmente, usted se refiere a la Argentina como si
de separar un poco de mi vida argentina. La Alian- fuera una mujer. Sabemos por cierto, ya que nos
za Francesa es una sociedad algo curiosa, una lo ha dicho, que la imprenta omitió dos líneas de
sociedad dentro de la socied¡;¡d. Pero aparte de ese poema final. Si quiere restituirlas ahora, ésta
eso, no hay duda de que yo tenía bronca contra es la oportunidad de una fe de erratas.
la vida cotidiana argentina. Había detalles, peque-
PK: Le agradezco la oportunidad. Sí, yo hablaba,
ños como digo: los come¡rcios, la dificultad para
en esas dos líneas, sobre todo del parque Lezama.
conseguir cualquier cosa que escaseaba, esta di-
Traté de dominar el lirismo en todo el libro, para
ferencia enorme que hay entrl? lo que ofrecen y lo
ser objetivo y un poco impersonal a veces. Pero
que dan, el artículo importado y el artículo nacio-
en esa última página dejé correr un poco el liris-
nal. Claro que todo esto, realmente, son pavadas.
mo, y además de hablar de la Argentina dedicada
CFM: Son pavadas, pero son sintomáti,cas de un al blanco y al celeste y a los granaderos de San
estado general de subdesarrollo o cosa análoga, Martín y al perfume de jazmín que hay en no-
usted, como proveniente de un país superde- viembre cuando me iba a viajar a través de todo
sarrollado, tenía que. registrar. el territorio, también quise evocar el crepúsculo
PK: Tal vez al principio, pero eso lo eché a vo- sobre la calle Florida, y la melancolía y la poesía
porque confieso que participa de una " actitud del'parque Lezama, que es uno de los lugares de
Cuando estudié la economía y la his- Buenos Aires donde iba preferentemente a pasear.
argentinas, al contrario, empecé a sentir ad- CFM: Esas dos sensaciones poéticas suyas so-
mil'ación por los productos argentinos y por la bre el parque Lezama y sobre el crepúsculo en la
40 PI ERRE KALFON

calle Florida, quiero corroborarlo, son de las más mente falso si uno profundiza la cosa. Es mucho
intensas que pueden sentirse en Buenos Aires. más blanco respecto a Brasil, respecto a Perú,
respecto a Bolivia, por supuesto, y aún respecto a
Estados Unidos, ya que allí tienen diez millones de
negros. Pero adentro de la misma Argentina hay
Antes y después de la inmigración que bajar a la calle para darse cuenta que los
«cabecitas negras» son mestizos, o tienen algo de
mestizo, y esto dicho, por supuesto, sin ninguna
CFM: Una observación suya sin duda fundamental crítica racial.
y por eso mismo tal vez no muy novedosa, pero CFM: Por supuesto. Es una comprobación demo-
sí dicha con un énfasis que es novedoso, es ésta: gráfipa, puramente. ¿La sobrevivencia, de esa Ar-
que todo se explica en la Argentina por el hecho gentina pre-inmigratoria estaría solamente en esta
de ser un país inmigratorio. Estoy de acuerdo con característica nacional que usted apunta, oen otros
esa afirmación, pero me gustaría saber qué queda sectores también?
entonces, a su juicio, de toda la Argentina anterior PK: Le voy a contestar contándole otra anéc-
a la inmigración, de toda la Argentina colonial y dota: la sorpresa que tuve cuando asistí a unos
de la independencia. Es decir, si tomamos como espectáculos folklóricos en las escuelas primarias
literalmente exacto que todo se explica en la Ar- donde iban mis chicos. Cada final de año se or-
gentina por ser un país inmigratorio, ello impli- ganizaba la fiesta criolla, y yo no podía dejar de
caría partir de la base que en 1880 no habia nada ver con cierta ironía que todos esos hijos de in-
en la Argentina, hasta que fueron los inmigrantes migrantes y los mismos inmigrantes bailaban la
a poblarla. Pero como no era así, ¿qué ha pasado chacarera o estaban disfrazados de gauchos, rei-
con todos esos seres y todos esos hechos ante- vindicando como una cosa profundamente suya el
riores al fenómeno inmigratorio? ¿Han sido absor- gaucho, la pampa, el carnaval ita del norte, la zam-
bidos, aniquilados, liquidados, o subsisten, en al- ba. Todas esas cosas que vienen de una Argentina
guna forma, en la sociedad argentina actual? pre-inmigratoria y que, sin embargo, ellos chu-
PK: No, por supuesto que no han sido aniqui- paron con la enseñanza hasta que llegó a formar
lados. Las cifras, si mal rÍo recuerdo, son, en parte de su propio ser. Entonces, uno comprueba
1852, a la caída de Rosas, de 4 % de la población, que los extranjeros, las colonias extranjeras, son
digamos, blanca, y la demás mestiza. Y en 1914 las más bien nucleadas, aglomeradas y un poco sepa-
cifras casi estaban a la inversa: habia el 90 % radas entre sí; de eso no cabe duda. Hay los tur-
de población blanca y 10 % más o menos de po- cos, hay los judíos, hay los franceses, y los nor-
blación, digamos mestiza. Son cifras aproximadas, teamericanos. Eso no impide que todos estos nú-
pero ese sólo hecho permite darse cuenta del im- cleos de distintas partes del mundo se fundan y
pacto inmigratorio. se mezclan en una sola cosa. Cuando uno habla
del «melting pot» norteamericano, del crisol nor-
CFM: No obstante estas cifras, que usted mismo
teamericano, olvida que, en realidad, la Argentina
destaca, en su libro rebate con firmeza ese bas-
fue un crisol más potente aún, según las propor-
tante común alarde de los argentinos de ser el
ciones, en el período 1880-1914.
único gran pais blanco al sur del Canadá. Si bien
CFM: Todo esto contesta a una parte de mi pre-
la sobrevivencia india y mestiza son claras en mu-
gunta. Es decir: esa masa inmigratoria, siendo in-
chas zonas del país, la contundencia de estas ci-
migratoria, se habría modelado, acrisolado con
fras, el 90 % Y el 10 OJo, ¿no le parece que hace
todo ese pasado que aceptó como suyo. En cuanto
procedente en alguna medida aquella pretensión
a los contigentes sociales anteriores a la inmi-
de los argentinos?
gración, ¿cómo ve que operan actualmente en la
PK: Sí, pero yo no estoy tan seguro de la serie- . Argentina? ¿O, a su vez, ellos se han asimilado a
dad de la estadística del 14. Porque el hecho que la masa inmigratoria?
Argentina pretenda ser el único país blanco al sur PK: Antes había la clase alta, la clase enrique-
de Canadá es verdadero en general, pero total- cida por el suelo, el territorio o los cargos im-
DE PARIS A LA PAMPA 41

portantes entre comillas, y los trabajadores rura- de la radio, de la televisión, para no hablar de las
les. O sea: la peonada y la clase alta. Actual- películas. La ciudad-puerto sigue siendo una ciu-
mente, basta con ver lo que dice José Luis de lmaz dad cosmopolita, pero hay que darse cuenta de
sobre la clase alta, en su excelente estudio, para la importancia que toma Córdoba, por ejemplo, que
darse cuenta de cómo evolucionó la situación. Evo- es un buen ejemplo óe ciudad importante del in-
lucionó, siguió su propio rumbo y quedó casi, casi terior. Hay que darse cuenta del empuje que re-
«telle qu'enelle meme», en fin, «I'éternité I'a chan- cién empieza a tener la zona cuyana, con Mendoza
gée». En cuanto a la peonada, el gauchaje, fue en y San Juan, y también San Rafael. Puede enton-
parte aniquilado por los inmigrantes en el campo. oes llegarse a pensar que aquella separación tra-
Pero hubo una dialéctica bastante curiosa, del amo dicional que hubo en Argentina, y que tanto mal
y del siervo. Antes de ser completamente aniquila- le hizo, está empezando a desaparecer. De la mis-
dos, los gauchos infundieron a los dominadores, ma manera que el hombre oiudadano, «que está
a los recién venidos, una mentalidad, una manera solo y espera» también está ahora desapareciendo.
de ver las cosas, una cierta nobleza del campo
CFM: Hay otro esquema: el que trazó Martínez
que todavia existe. Por supuesto, el gaucho ya
Estrada en La cabeza de Goliath, en 1941, acerca
no existe más, diga lo que diga Güiraldes, pues
de esa ciudad devoradora, que era Buenos Aires
todos sabemos que el Don Segundo Sombra es un
y ese ouerpo exánime que era el resto del país.
poema más que una novela realista. Ahora queda
En este momento, a su juicio, ¿tampoco tiene vi-
el paisano, queda, en algún lugar perdido tierra
gencia?
adentro, algún que otro heredero del gaucho. Pero
por supuesto, el gaucho dejó ya de existir. PK: Tiene vigencia: este fenómeno del creci"
CFM: Esta división histórica, lo previo a la in- miento de las ciudades capitales es un fenómeno
migración y lo posterior a la inmigración, ¿podría que más y más se ve confirmado por la realidad
tener una traducción geográfica en el sentido de en todos los países del mundo, y Argentina es
que el interior del país es lo pre-inmigratorio, lo co- uno entre otros casos de este fenómeno: Tal vez
lonial, y la ciudad de Buenos Aires (y Rosario, don- el fenómeno porteño, propiamente porteño, haya
de usted vivió) son el espíritu y la mentalidad inmi- sido mucho más brutal, por eso llamó entonces la
gratoria? Entonces, ¿podría identificarse una zona, atención. Este crecimiento enorme y exagerado de
la provinciana, con el atraso pre-inmigratorio y Buenos Aires... exagerado en realidad implica un
otra zona, la capitalina, con el adelanto inmigra- juicio de valor que no quiero emitir porque no se
torio? ¿Usted lo ve así, o esto le parece un es- puede condenar o tachar a un fenómeno socioló-
quema demasiado simplificado? go por ser bueno o malo: es asi y nada más. Pero
PK: El esquema, por supuesto, es simple, aun- adentro de este juego normal, de este juego irre-
que rico y fecundo en posibilidades de estudio. Es versible del cambio, desplazamiento y crecimiento
el antiguo esquema de Sarmiento, que tuvo la ge- de población, Argentina está ahora unificándose,
nialidad de enfocar la realidad de una manera ya no oon el esquema viejo de la oposición ciu-
clara. Pero creo que los mismos argentinos lo han dad-campo. Ahora la Argentina está urbanizándo-
simplificado demasiado a Sarmiento. El Facundo se más y más.
es mucho más complejo de lo que uno cree, y esa
CFM: ¿Toda la Argentina?
dicotomía entre civilización y barbarie no es so-
lamente la oposición entre ciudad y campo, sino PK: Toda la Argentina no; por supuesto que no.
que Sarmiento explicó que adentro de la misma Pero usted sabe muy bien que la ambición del más
ciudad existían los polos diversos de civilización pequeño pueblo es ser urbe. En el libro, anoto la
y barbarie. Este esquema es el verdadero. y a cosa un poco cómica que es ver en pleno campo
grandes rasgos es justo, creo, hasta hace diez un cartelito diciendo «Zona urbanizada», donde no
años, hasta el momento en ·que los medios audio- hay' ni signo de urbe.
visuales empezaron a difundirse a gran esoala en CFM: Salvo el cartelito.
la Argentina. Hay actualmente una espeoie de ma- PK: Salvo el cartelito, y además...
nifestación de la Argentina muy importante a través CFM: y con un nido de hornero encima.
42 PI ERRE KALFON

Argentina y el Tercer Mundo ser una isla, que está fundado de todas maneras
en sólidos datos estadisticos.
CFM: Este aspecto más moderno de la Argentina PK: Los muchachos de veinte años son el primer
que usted nos ofrece, ¿cómo la coloca, a su juicio, conjunto generacional que está de acuerdo para
en comparación con el resto de los países de echar puentes desde la isla hacia el resto del con-
América Latina? tinente. Recién ahora.
PK: Ayer estaba con el agregado cultural de CFM: No le quiero pedir que se transforme en
Chile; me hablaba de la Argentina y me decía: mago, que prediga el porvenir, pero ¿qué cosa
"¿cómo puede ser que un país tan rico, tan in- cree usted que triunfará en un futuro más o menos
mensamente rico como la Argentina. tenga tantos inmediato: la continuación de esa fuerza aislacio-
problemas, económicos y políticos?» Y yo le con- nista o la afirmación de esa fuerza juvenil que tien-
testaba: «Señor, para eso hay que ver la historia de puentes?
de la Argentina». Cuando alguien dijo que las vacas PK: Pienso que a los jóvenes de ahora les va a
sostenían al país, ese lema tuvo vigencia hasta la llevar su vida, por lo menos veinte años, para cons-
época casi inmediata contemporánea. Entonces. el truir esos puentes, para soldar Argentina al Tercer
porvenir de la Argentina tiene, tendría que ser, Mundo. El destino de Argentina, a mi criterio. es
como lo deseaba Mitre en el 1880, creo, producir pertenecer al Tercer Mundo. No salvarse sola como
otra cosa que pasto, otra cosa que carne pura. en un juego donde cada uno toma sus baJillas y
Argentina tiene todo para ser un país enorme, en se va egoístamente, sino' que tiene una posibilidad
punta y más adelantado que toda América Latina... enorme, que es la de ubicarse en la punta pero
Bueno, creo que sería delicado ir al fondo del quedando dentro de ese Tercer Mundo. Argentina
tema, porque uno toca cosas quemantes... no tendría que ambicionar pertenecer y pegarse a
CFM: Precisamente las cosas quemantes son las Europa o a Estados Unidos. Eso sería su drama. su
que nos interesan. Esa situación diferencial que pérdida entera: Perdería su cuerpo, quiero decir
usted marca en la Argentina, ¿opina que la mar- económicamente. Y su alma, quiero decir: mental-
gina, o la coloca en alguna forma fuera del pro- mente.
ceso revolucionario que indudablemente se vive CFM: Ya que hablamos del Tercer Mundo, la
en América Latina, como integrante del Tercer atención que conquistan el arte y la literatura ar-
Mundo? gentina últimamente en el público europeo, ¿a qué
PK: Argentina no formó parte nunca de América la atribuye? ¿A esa pervivencia aislacionista que
Latina, casi hasta ahora. Siempre digo que Argen- hace de la Argentina casi un pais europeo o a
tina fue una isla; por el desprecío de Lima y de esos elementos de integración con América Latina
los peruanos y de los españoles, antes de la in- o con el Tercer Mundo, que resultan atractivos para
dependencia, pero también después y durante la el europeo por su exotismo, por su fuerza de no-
época rosista, siguió siendo isla por la riqueza vedad y de creación?
que tenía respecto a sus países hermanos. Recién PK: Creo que hay que contestar esta pregunta
ahora se dan cuenta que empieza a brotar una con- en dos partes. Primero: que efectivamente estoy
ciencia propiamente americana en la Argentina. Es de acuerdo en subrayar la importancia enorme de
una cosa embrionaria, que se nota en los jóvenes, los intelectuales y de los artistas argentinos en el
en la generación de los muchachos que ahora extranjero, y en particular de los plásticos. Y cuan-
tienen veinte años. do hablo de plásticos casi incluiría a muchachos
CFM: Se ha señalado precisamente el hecho como Jorge Lavelli o como Víctor García, que son
de que la conciencia revolucionaria del Tercer directores de teatro, pero cuyo genio es justamen-
Mundo está fundada en gente de menos de veinte te la plasticidad de su mise-en-scéne y su direc-
años. De manera que esta observación suya coin- ción. Estos muchachos, y digo muchachos, in-
cide exactamente con la situación mundial. Y esto' cluyendo a los grandes, hasta el decano Pettorutti,
lleva a una especie de contradicción entre el na- tuvieron la suerte de no tener casi una tradición
ciente sentimiento argentino de pertenecer al que los oprimiera, de no tener unos prejuicios de
Tercer Mundo y el sentimiento que subsiste aún de «lo bien» y de «lo mal» en materia de arte. En-
"""" .".....-----...,.-...,-----------------_._--_ _._---------------------

DE PARIS A LA PAMPA 43

tonces se largaron enteros, tuvieron la posibilidad Argentina: los tres primeros capítulos sobre la
de expresar su fuerza vital de una manera que no pampa, el capítulo histórico y el capítulo sobre
tienen los europeos hoy en día. Y segundo: que el hombre. Lo demás, lo escribí aquí.
esta fuerza vital fue acrecentada por el mismo CFM: ¿Cuándo regresó usted de la Argentina?
paisaje argentino, el mismo, entre comillas otra PK: A mediados del 65.
vez, telurismo argentino. Adentro de esa sociedad CHM: Hace más de dos años. ¿Después de una
chata (y cuando digo sociedad chata pienso no estadía allí de cuánto tiempo?
solamente en la sociedad pampeana sino en la
PK: De ocho años.
sociedad argentina en general); adentro de esas
CFM: y, ¿en qué situación se sintió más cómo-
normas y de esos marcos rígidos de las cosas
do escribiendo este libro, en la Argentina o aquí
qUe se hacen y de las cosas que no se hacen,
en Francia?
de; la manera de decir y de la manera en que no
PK: Creo que en Francia. Y sin embargo, en
hay que ir, adentro de los tabúes de toda esta
sociología, adentro de todo eso, surgieron estos la Argentina me sentía cómodo también, porque
creadores para reaccionar en contra. Y creo que cuando me faltaba un dato tenía a mano a cual-
otra vez empezaron con la bronca estos mucha- quier amigo que podía explicarme lo que se me
chos que se jugaron enteros en sus libros, en escapaba en el momento. y además tenía todos los
sus mises-en-scéne, y sobre todo en una pintura libros allá. Pero después, la distancia me permitiÓ
violenta y en una escultura desgarrada. suavizar muchísimas cosas. Si yo hubiera entre-
CFM: De manera que la Argentina que triunfa
gado el primer manuscrito, digamos, de la pluma
en Europa se identificaría para usted con la Ar- a la editorial, creo que ya no existiría porque todos
gentina del futuro. los argentinos se me hubieran venido encima.
PK: No cabe duda. CFM: Hubiera suscitado demasiada "bronca".
PK: Sí, y con razón, porque yo habría sido to-
talmente injusto.
CFM: Esto me consuela, y pienso que voy a po-
La bronca con Francia der tener algo de esa objetividad que usted ha
tenido al terminar su libro en Francia. Sus planes
inmediatos, ¿son quedarse aquí en Francia? ¿Cómo
CFM: Ahora que vamos acercándonos al final de se siente aquí después de una larga estadía en
esta entrevista, quiero hacerle una confidencia. la Argentina?
Poco antes de salir en este viaje que ahora me PK: Muy mal. Muy mal.
tiene en París, o sea a fines del año 1966, firmé CFM: Esta es una novedad que conviene q¡je
contrato con la editorial Destino, de Barcelona, sepamos todos los argentinos que nos sentimos
para escribir una presentación o guía de la Ar- mal en la Argentina.
gentina, proyecto que estaba en mis carpetas PK: ¿Sabe por qué? Porque a mi regreso me
desde hacía muchísimo tiempo. Y cuando llegué di cuenta de lo que era Francia, la vi con ojos
a París, donde paradojalmente pensaba escribirla totalmente distintos. Creo que puse a Francia en
(para escribir las cosas a veces hay que tomar un marco general donde los franceses a veces no
distancia, me encontré con que esa guía, que debo la ubican. Un francés está persuadido que
escribir, ya estaba en cierta forma escrita por cia está realmente en el centro del mundo, y
usted. De modo que lo que he oído hasta ahora los franceses son los seres más
son ampliaciones de su trabajo, que me interesan mundo, y que a todos los demás los franceses
enormemente como autor de esa guía que tendré den enseñarles algo. Una falta de
que escribir a pesar de que ya usted la ha escrito. menda que, como decíamos al principio
Desde este ángulo quería preguntarle, a mi vez, si lesto, me dificultó mucho mi trabajo
escribió su libro en la Argentina o en Francia. bién me siento mal por otra cosa.
PK: Empecé a escribir el principio del libro, cia, que tantos creen un país 0plulentc>;
lo más sólido y que necesitaba documentación, en Iidad, un país que recién
44 PI ERRE KALFON

que todavía en este país, superdesarrollado como ses ante las cosas, "les choses». palabra tan de
decía usted, un asalariado sobre cuatro gana me- 'moda ahora: el coche los Miles del hogar, la te-
nos de 550 francos al mes, o sea 110 dólares? Es ~isión, etc... Y, por encima, esa buena concien-
Uña cifra oficial q;¡:¡;¡eído en Le Monde. Sin cia que es lo que más me irrita entre mis compa-
eñiBargo, la ciVilización del consumo le hace a triotas. Están persuadidos que están bien, que
uno la vida intolerable, lo enloquece, lo obliga al actúan bien y que tienen razones para tener esa
surmenage perpétuo, y lo tiene siempre malhu- buena conciencia. Están olvidando la miseria, y
morado. Además, el principio de prosperidad que están olvidando que dos hombres sobre tres están
efectivamente se nota en estos diez últimos años, hundidos en esta miseria. Entonces, me siento
en vez de fomentar una dinámica creadora, man- mucho más cómodo actuando, no digo luchando,
tierie los viejos reflejos malthusianos· del conserva- pero por lo menos actuando dentro del Tercer
dorismo. En vez de domínar esta prosperidad, vi- Mundo. Y por eso he aceptado un cargo en Chile,
vímos una época de aburguesamiento comparable donde pienso ir en noviembre o a fin de este año.
a la de Luis Felipe en 1840, que fue un período CFM: Nos alegramos por Chile, y esperamos que
feísimo en la historia social del país. He decidido un día escriba sobre Chile un libro tan justo y tan
irme· otra vez porque es un poco difícil y a la vez sagaz, tan verdadero y tan lleno de amor y "bron-
triste aguantar ~ esclavitud actual de los france- ca» como el que ha escrito sobre la Argentina. O
Nueve poetas nuevos
América Latina sigue rindiendo sus cosechas de y siempre sin pretensión antológica, Mundo Nuevo
poesía. Pero no son ya los tiempos, todavía cer- presenta hoy otros nueve poetas latinoamericanos.
canos, en que Antonio de Val buena, aquel cáus- Sería inoportuno pretender establecer vínculos en-
tico polemista español, ridiculizaba en sus famosos tre los nuevos poetas. Están reunidos aquí por una
Ripios ultramarinos la facundia tropical de los poe- sola circunstancia común: ser poetas actuales y
tas de allende el Atlántico. El desborde continúa actuantes de un mismo mundo latinoamericano,
por lugares y por momentos, pero en los más iné- mundo que se les presenta simultáneamente pero
ditos poetas de la región se advierte ya esa sabi- que asimilan y trasmutan de maneras muy distintas.
duría, ese dominio del arte que ha colocado a Los une, también, el afán de la búsqueda expresi-
sus mayores -jóvenes, sin embargo- a la cabeza va, la intolerancia frente a los moldes sabidos, la
de la poesía de habla hispana. Continuando con la inquietud permanente. Esos son suficientes es-
selección de originales iniciada en el número 17 tímulos. D

UBALDO NICCHI

EL EXTASIS EN EL CORREDOR DEL FONDO

Ropa usada guardamos en cerrados anaqueles encima de las puertas


En esta casa en la que todos nuestros vestidos y vistosas corbatas
y zapatos nuevos amarillos con flamante suela de carnero
Conservamos amorosamente en armarios embutidos
Entre pared y ventana
Entre discoteca y acceso al éxtasis en el corredor del fondo.

Los niños abandonan sus juguetes sobre pequeñas repisas


Decoradas con fotografias familiares y estatuillas supuestamente antiguas;
Todo luce de una manera provocativamente impersonal:
La familia está de viaje y la soledad ha invadido lentamente el corredor
[del fondo.

Nos hemos ausentado de la ciudad. ¿Por cuánto tiempo?


La casa ha quedado cerrada y no penetrará oxigeno en el/a
Que pueda oxidar el metal de la bañera· o desgastar el costoso mobiliario
[funcional;
Cuadros penden en la penumbra; ni la luz ni el sonido de las bocinas per~
[turban la tranquilidad
En la tristeza del corredor del fondo.

La familia se ha marchado a Europa dice el vecindario,


Guardaron su pasión y su lenguaje en maletas blancas
46 NUEVE POETAS NUEVOS

¿Por cuánto tiempo? pregunta la rama a la sombra. Porque en las noches


La memoria sacude sus collares de locura
En la ciega oscuridad del corredor del fondo.

Prometieron escribirnos, sin embargo. La inevitable postal.


El aviso telegráfico (llegamos bien: poco faltó para que muriéramos en
[el océano)
Arrojado desganadamente por una mano anónima

Debajo del dintel de la puerta definitivamente clausurada.


(¿Por cuánto tiempo?) Preciso era que el eco del saludo
El beso húmedo de encuentro y despedida
Se alojaran en esta casa ahora ciertamente abandonada
En el espacio que resta entre puerta y ventana
Entre pared y maletas blancas de memoria inflamable
Huyendo en el océano del corredor del fondo.

Los pájaros no hacen la luz sino que olvidan en ella.


El éxtasis permanece como roca
sólo en la llama.

LIMONES

lo, per me, amo Je strade...


ed e rodare dei limoni.
MontaJe: I Iimoni

Eugenio Montale es nombrado senador vitalicio


por el gobierno de Italia, por la magnífica cali-
dad de su obra y el alto valor nacional que
ella significa.
Junio 1967.
Aqui no hay olor de limones en otoño
solamente el encierro en grandes edificios
y risas en las radios y ternura en los ojos
y un soneto de Borges para los amantes.
Olores de limones, mi querido Montale,
no hay en estas tierras.
Solamente en las siestas
cuando la luz nos duerme
una luz amarilla y cargada de magia
puede olerse a través de ventanas cerradas
de puertas clausuradas y labios sin palabras
un aroma a cerezos
a cáscara de nueces
a avellanas partidas y verdes troncos rotos.
NUEVE POETAS NUEVOS 47

y por qué no limones, dirás VlelO poeta,


bardo de lejanas tierras de Liguria.
Por qué aquí los limones ocultan tormentas
y el corazón se mece entre el rayo y el árbol.

MI HIJO

Se asoma al descanso de la escalera y me observa con fijeza.


Jonathan le digo Jonathan ven baja.
Desciende con mirada concentrada y se detiene cada dos escalones.
Jonathan le digo acompáñame a la biblioteca para sacudir mis libros.
Quitaremos el polvo de mis libros para que tú puedas leerlos algún dia.

Jonathan los sacude pasa el plumero por sus lomos de cuero


Huele sus páginas y me observa con fijeza.
Las ventanas entreabiertas sacuden las cortinas.
La casa respira el aire de la siesta.

Mi hijo digo
Este es mi hijo Jonathan que ha separado la palabra del signo
El dolor de la fiebre.
Cuando muera nos encontraremos en la brisa de esta ventana
Flotando en las cortinas
Entre el aire que entra y el que sale.

UBALDO NICCHI. Nació en Santa Fe (Argentina) en 1944. Publicó Cita en


mitad del siglo (ed. Zona, Buenos Aires, 1965). Ha escrito una novela, y
obras para el teatro y la televisión.
48 NUEVE POETAS NUEVOS

MANUEL RUANO

ESTA RARA BITACORA

Me he estado años y años


dando vueltas y vueltas,
pisoteándome la carne y el pellejo sin sentido.
y no basta.
Para volver a descargar las mismas sombras
y estirarme la piel desde las cuencas.
Sin pasar más allá del iris con que veo.
y no basta el chapuzón.
y me avizoro.
Para volverme a ubicar en la claridad más bríllante,
hacia la luz más luz,
hacia el viento más viento,
hacia el color más color.
Me he pasado años y años
deteniendo soles por arterias,
esquivando sangre detenida ...
y no basta.
De nada vale el arco iris,
ni de volverme asi hacia la noche;
porque lo justo es justo
como el aire es aire.
Porque no basta descubrirme diariamente
el rostro alero y multiforme
en esta piel que yo no quise
y que ahora tengo.
Extiendo mis venas como ramas
con este monólogo de veinticuatro años
que sostengo.
Sin saber siquiera
por qué de un cielo de amatista huyo
ni por qué estoy en el mismo,
desequílíbrado lugar,
del que aún no he vuelto.
NUEVE POETAS NUEVOS 49

SOBRE LOS ESPEJOS NOCTURNOS

Hoy me he visto
con otro rostro.
Me he encontrado a mi,
a mi mismo.
en otro sitio sin tentáculos.
Encandilado en sombra
y sin nada que decirme.

Vacio de mi.
Caminante indescifrable.
Frecuentador celestial y delirante siempre.
Hoy,
ahora,
sin posible deserción ni huida agria.
Hubiese querido hablarme
con la misma cara de niño inexplicable,
el mismo gesto,
la misma flor,
los mismos ojos dentro de sus órbitas pero aún distantes,
como en profundos laberintos.
Queriendo reirme inútilmente
desde un pozo
y contestarme efebo en la oblación constante.
Hubiese querido interpelarme a solas;
pero me he visto indiferente,
me he guardado,
me he sentido hueco,
altisonante,
quieto.
Hoy que estuve cerca mío,
teníéndome delante como si tal cosa.
Me he visto en una pared y no me explico cómo.
Si hoy he estado hueco,
siempre aquí,
encandilado en sombra.
Si no estuve para mí ni para nadie.

MANUEL RUANO. Argentino. No ha publicado libro, pero ha ganado algunos


premios de iniciación en concursos literarios. Colabora en El Escarabajo de
Oro y SolcamO, de Buenos Aires.
50 NUEVE POETAS NUEVOS

NELSON MARRA

LA ISLA

Actos de destrucción
las olas dejan en el costado negro de la roca,
una grieta perenne cae en la superficie
prolongando la estria:
nada vuelve.

Tu casa-soledad
se yergue exhausta al costado
del mar,
allí escribes tus versos
allí no llega el hombre
allí todo es de verde o de gris-roca
allí miras constantemente el mar.

Allí la piedra es piedra, la espuma es sólo espuma,


el sol jalona el vuelo
de extrañisimos pájaros:
gaviotas cinceladas por paletas audi;'lces,
arena blanca, hirviente,
que aprisiona tu casa de la isla.

La casa se acomoda
en el pico más bajo del bajo promontorio
a la orilla del mar,
acariciando el fuego de un sol constante y lerdo:
la cresta verde (o azulo roja o negra)
toca tu sien, tu frente,
tu pecho de salitre, brisa y viento
se prolonga a tus dedos
hasta inundar la mesa gris de piedra
donde escribes.

Carreteras de sol y de silencio


llegan hasta la isla,
mantienen un aparente idilio
con la zona menos hosca del mar,
te inundan lentamente,
se establecen,
mimetizan su aliento con tu aliento.
NUEVE POETAS NUEVOS 51

De noche
llegan peces extraños:
el mar devuelve sus figuras distintas,
sus figuras heridas
que manchan de
sangre, gris y escamas
tu escenario.

El sol abre tus párpados


el salitre te quema,
hallas rastros, murmullos
de especies nunca humanas,
la negra madrugada te abandona,
vuelves al sitio sei'íalado de piedra,
miras el mar
y un cielo azul-celeste
protector y distante.

TIEMPO DE LA MEMORIA

Sólo queda la sombra


de los que aqui danzaron,
de los que bailaban melodias interminables,
bajo una luna de verano como un foco
registrador y clínico,
sólo queda la sombra
porque ellos ya no están,
asi como tampoco están aquellos
a los que este sol cubria y dilataba,
aquellos que paseaban de la mano
y no pensaban en la muerte
sólo en la fiesta dominical (sin lunes a la vista).

Quedan muy pocas cosas


de aquel tiempo perdido
reconstruido, paulatinamente, a partir de la palabra
a partir del esfuerzo vigilante de la memoria,
a partir de la reflexión (música suave).

En el recuerdo está
Alicia con su gatita,
los hijos del doctor preparándose
para conmemorar algún aniversario,
los ojos del enamorado, y
el cuerpo de la amada
52 NUEVE POETAS NUEVOS

achicándose
para entrar en ellos.

Tímidamente, el reino vegetal fue creciendo


para imponer sus leyes
y los constructores se entregaron sabiamente
a sus misiones
de saqueo y urbanismo,
a preparar la extinción del mundo idilico
del mundo sin calendario, sin citas, sin opciones,
del mundo de pequeñas escenas
donde no habia aparecido aún
el cuerpo de la muchacha ahogada
en el fondo del rio.

Quedaron solamente
algunos ocultos baldios, los locales desiertos
donde bailó felicidad,
los sitios donde quedó el recuerdo de la música,
que ahora es sólo recuerdo del recuerdo,
algunas lámparas sucias
que suplantaban a la luna y al sol
cuando a la tierra comenzaron
a descender objetos
que registraban medidas, colores y distancias
ostentando su oscura pasión
por la sustancia de los hombres,
su avidez
por aprisionar los momentos felices
y delimitarlos y convertirlos en cuotas
y asi
comenzaron a desaparecer el diálogo,
las danzas, las luces distintas de la luna,
los paseos bajo el sol, el
recuerdo de Alicia y su gatita
y las escenas cotidianas
donde sólo la memoria
estructura y ordena y olvida.

NELSON MARRA. Nació en Montevideo (Uruguay) en 1942. Ha publicado


crítica literaria en revistas y en el diario Epoca, de Montevideo. En 1964
fue editado su primer libro de poemas.
NUEVE POETAS NUEVOS 53

MAX NEIRA GONZALEZ

LOS MALOS

Además
estaban los malos todos los malos
y yo no sabia si era bueno o
malo
Entre grupos de hombres
estaban las fogatas encerando los bigotes

y estos largos bocados de nada


o girasoles sobre el cuero del lobo
Largos
como los domingos sin tarde
cortados a pico y
botones
y no eran las palmas de los hombres malos

y estaban todos
y para no esconderme de otro que no fuera yo
mismo
echábame a caminar desesperado
y los hombres
y los hombres
y todos los hombres
y los lobos
y los malos.

VASOS

y se llenan los vasos


Observad
cómo se llenan los vasos
las vitrinas de aire
y las necesidades de pensar en otras bebidas de
fuego

Un rio de voces parpadea las esquinas


y los vasos
niebla en los vasos de vino y en los cigarrillos
mortales
54 NUEVE POETAS NUEVOS

y no el obtuso de los pisos resplandes


cien tes
Los vasos y el polvo untado
de sueños
de vida
de vientre cuestional en una palabra
Los cráneos
La asamblea de gargantas y una
flor
desde el fondo del vaso

Oh vaso húmedo de sed


Vacio siempre
por la melena sexuada de mujer desnuda.

HETERODOXIA DEL ZAPATO

Caminar la distancia entre restos de


calle
y una misma lata vieja
Supercuero destinado a ser orbe.

O el acaso de una pregunta sobre una escoba rala


El suspiro de cigarro inútil
El parche del panta.lón
Telas y puntas
El aullido del excremento y las nalgas
La mirada de mujer violada
El grito La soledad
El fuego
El sabor de una lágrima
Otros niños
La mimica de los huesos
Psicosis
El ojo duro
El brazo astillado en hijos
El ocio El poema La herida
La sangre El. espermatozoide
El pañuelo sucio Afgún dios
La vida
Otro canto
y el aliento del zapato.

MAX NEIRA GONZALEZ. Nació en Ayacucho (Perú) en 1939. Publicó en


1964 un libro de poemas, Tierra adolescente; dirige la revista Jornada Poética.
NUEVE POE:TAS "NUEVOS
55

DUKARDO HINESTROSA

EXPOSICION DE MOTIVOS DEL HOMBRE ORGANICO DE COLOMBIA

Le hablo esta vez a usted hermano


de Colombia, que ha perdido su fe;
tal vez en alguna alcantarilla,
a usted
que muy pronto tendrá un corazón
transistorizado, su cerebro limpio y lavado por supuesto,
ya que desde largo tiempo atrás denota
una carencia de la vitamina C
y una falta de glucosa.

Quiero informarle por ahora que existe


una confabulación en su organismo
creada previamente por agentes provocadores
externos e internos.

¿Sabia usted que para evitar la explosión demográfica


le serán reemplazados sus genitales,
por un tubito plástico debidamente esterilizado... ?
¿y que unas cuantas células de su sangre
fueron politizadas por un gran número de glóbulos roíos... ?

A esta misma hora alguien


podria estar planeando trastornos en el higado,
o cortar la irrigación sanguinea
y después· escapar furtivamente por las vias respiratorias.

Es posible que se presentan tres cosas:


o una erupción cutánea,
o un levantamiento de la masa encefálica,
o de un miembro aislado.

Todo podria comenzar muy fácilmente, si alguien


quebrara tan s610 los vasos capilares,
o quisiese soltar el nudo de su ombligo,
o forzar la clave de la caja tbrácica,
o derramar la bilis,
o atrasar el tic tac del corazón,
o crear el pánico en la bolsa estomacal.
56 NUEVE POETAS NUEVOS

Esté alerta, tenga usted cuidado,


que internamente se puede estar formando
una quinta columna vertebral,
para producir un ataque al corazón,
originar un derramamiento de sangre,
dislocar sus fémures,
desafinar las cuerdas de su voz,
violarle las niñas de sus o;os
o envasarle quizá sus ;ugos gástricos.

No olvide que el aire que ust$d respira


ha sido intencionalmente enrarecido
y se halle oxidado ya el orin de su ve;;ga;
y en el momento actual
el vello de sus piernas esté contaminado.

Antes que sea muy tarde, evite


que le pongan sendas lápidas con epitafio
al pie de sus dos fosas nasales,
o le desclaven su clavícula
o le construyan un puente a sus pies planos.

Como su valor intrínseco


me;or que entero
se cotiza usted desvíscerado,
haga con tíempo un nuevo empréstíto
en cualquíer banco de sangre,
porque le van a devaluar otra vez su peso físico
y al subírse a la báscula
puede quedar usted sobregirado.

DUKARDO HINESTROSA. Colombiano (1933). Ha publicado Salmos para


bautízar un huracán (Los Angeles, 1967), y un ensayo político: La rebelión
de los machetes (México, 1966).
NUEVE POETAS NUEVOS
57

ROBERTO FERNANDEZ IGLESIAS

TRES POEMAS

y el rencor vestido
de marinero
Le di espacio al reloj lucho a vida
hasta que el tiempo contra mis sueños
se llenó de hastio

Lo aplasté con el tacón


de mi zapato
y salí 11/

Siempre debo salir Este es el dia


Dirigirme de pedir
El labio campanero
se adelanta
a la mano introvertida
/1 Dame la ilusión
y una calavera bizantina
Con entusiasmo de reloj rellena de almendras sagradas
lleno de cuerda loca Pido pescados peras paisajes
Sin llegar puntual No compro nada
ni al beso ni puedo
ni a la muerte Sólo tengo un pedazo de vida
Con la palabra en estampida a media muerte
subiéndose a los árboles al centro
y el amor llevado de la mano de la profecia
a comprar caramelos y de los candados del sueño
¿A dónde vas Iímosna
Con el tiempo de árbitro si todavia no te alcanzo?

ROBERTO FERNANDEZ IGLESIAS. Panameño (1941). Inédito en libro, ha


dirigido la revista tunAstral.
58 NUEVE POETAS NUEVOS

RENE RIVERA APONTE

MUERTE PIEDRA

Bajo la tierra Piedra eterna


cae la última vibración sorbida por la imagen
y las palabras que declina
enviarán palomas en el horizonte
a decir que en su vida del corazón.
todo fue hermoso
o a esconder en el corazón
que representa un viejo drama El tiempo cifrado
los lunares vividos. no avanza
y nada vuelve
Luego golpes al silencio original.
secos, calientes y duros
a la entrada
del túnel abierto Sólo el corazón
con sudor y metal que gusta de la muerte
y las miradas recogidas lo ordena todo
como tristes payasos con los dias ca idos
en un circo olvidados. en las aguas imaginadas.
el olvido que apaga emociones
Final de pasos cautelosos y nivela los días.
y la rutina ciega

RENE RIVERA APONTE. Nació en Bayamón (Puerto Rico), en 1929. No ha


publicado libros; colaboró en la revista Asomante.
NUEVE POETAS NUEVOS 59

JOSE ANTONIO ARCOCHA

CINCO POEMAS

Tu ombligo es el ojo ciego de una diosa en destierro


Tu ausencia es tinieblas de salones pretéritos
Son las aves del alba las mariposas del sueño
El castillo deshabitado donde noche a noche me oculto
Aniquila el paisaje que amenaza envolverme
Mi camarada es un buitre que se afeita a diario
Durante años he evitado tu espejo
Anhelo desintegrarme en tu opacidad ululante
Mis ojos son dos abejas mi corazón es un cactus.

11 Quién sabe de las enigmáticas combinaciones del cinco y del ocho


En lo más profundo del bosque encantado
El inexistente olor de la madreselva
Protege tu sexo de amianto al rojo vivo
Las tinieblas de tu entrecejo
Estremecen el abismo sobre el cual planeo como una avispa
El grito es tan antiguo que ya nadie lo escucha
La noche ha triunfado en su conspiración de extinguirme.
11I De sangre coagulada y de terror en ascenso
Puñales lujuriosos en la inocencia del alba
Las flores de tu mirada sobreviven el reto
Quién adivinará las trazas de esta lucha implacable
Las paredes y el lecho silenciosamente nos niegan.
IV Los tambores de niebla ya devoran mis dedos
Una antorcha en el alba: mi palacio incendiado
Las saetas de la pl'¡labra son un tenue murmullo entre la llovizna y la niebla.
El poema acaricia los limites del silencio.
V Fui el náufrago frente a los dientes del tiburón
Fui el rio inencontrable de las cavernas sagradas
y fui la muerte que venia a mi encuentro
y fui yo mismo
y nada soy.

JaSE ANTONIO ARCOCHA (Sayama, Cuba, 1929) ha residido


en España y, luego, en Nueva York, dondé dirige actualmente
literatura en español de la Librería Rizzoli. Es
Letras de la Universidad Central de Madrid. Los
camas pertenecen al libro inédito, El reino impe,net'raJ':J/é.
60 NUEVE POETAS NUEVOS

MERCEDES CORTAZAR

POEMA

la noche construida por variados cristales


cuyos centros se han estriado como la escarcha
la noche que despide un olor en remolino
que ha atravesado siglos
y que se mueve con su cuerpo espumoso
rodeándolo todo y ascendiendo
en particulas diminutas
que contienen un inusitado fulgor
la noche huele a tigre después de la lluvia
y su aliento bestial envuelve a la ciudad
como una túnica o un féretro
dentro de sus entretejidos puentes
los hombres se pasean llevando en las pupilas
un paisaje de ruinas

como una demente con los ojos desorbitados


asi pasa la noche
coronada con espigas de trigo recién cortado
y de su frente se desprende un antiguo rumor
como rozar de piedras al pie de la cascada
o como el chasquido de la piel
cuando la serpiente avanza

sobre tejados que se multiplican al llegar la noche


oscilando entre el violeta y el rojo
aparece la luna
como ala de insecto color de azufre
la luna con su red de venas azules
es como una garra prendida en la garganta de la noche
a través de ella viene el recuerdo como un silbido lejano
que nos devuelve la imprecisión de los dias de infancia
de las tardes que se diluian
en una tierna bruma gris

MERCEDES CORTAZAR. Cubana (1940); es completamente inédita.


WOLFGANG A. LUCHTING

¿Machismus moribundus?
Para un no-latino, el fenómeno del machismo es hecho de que el autor colombiano haya escogido,
cómico. Así por ejemplo, en Time (septiembre 6, también, la actividad sexual como uno de los ele-
1963) se observa: «El latinoamericano está cons- mentos maravillosos que él baña en la luz mágica
tantemente obligado a probar su masculinidad de su novela- es cuestión aparte y pertenece a las
agresiva mediante un fenómeno compulsivo llama- conclusiones a las que espero llegar. Pero -y tanto
do machismo. En su forma más elemental, machis- puedo anticipar por ahora- creo que no puede ha-
mo es el desplante ostentoso del torero, la vida ber duda alguna de que García Márquez en cierto
al aire libre, independiente e impulsiva del gau- grado está mofándose del fenómeno del machismo,
cho [«the outdoor he-manliness of the gaucho ..], pues es altamente improbable que líneas como las
la heterosexualidad sin rodeos del «playboy... (El que he citado y como las que citaré a continuación,
subrayado es mío, en ésta como en las citas si- no tengan por objeto distanciarse del concepto po-
guientes.) Sin embargo, no sólo a los no-latinos el pular del machismo, distanciarse de él a fuerza de
machismo resulta cómico, o sobrevalorado. En uno elevarlo, juguetonamente, a la región de la leyenda,
de sus cuentos, Jorge Luis Borges observa que su de lo que Alejo Carpentier llama «lo real maravi-
personaje, Pedro Damián, "como gaucho, tenía obli- lloso» (prólogo de El reino de este mundo). Efec-
gación de ser Martín Fierro», pero también obser- tivamente, un personaje como José Arcadio o el
va que «un hombre acosado por un acto de co- coronel Aureliano Buendía, son «realmente mara-
bardía es más complejo y más interesante que un villosos»; pues, primero: «Una noche Ursula entró
hombre meramente animoso. El gaucho Martín Fie- en el cuarto cuando [José Arcadio Buendía] se qui-
rro, pensé, es menos memorable que Lord Jim o taba la ropa para dormir, y experimentó un con-
que Razumov.» (ver «La otra muerte», El Aleph, fuso sentimiento de vergüenza y piedad: era el pri-
p. 73-4.) mer hombre que veía desnudo, después de su es-
También en las obras de Gabriel García Már- poso, y estaba tan bien equipado para la vida, que
quez es posible encontrar referencias como ésta le pareció anormaL..». «Ursula le habló [a Pilar
de La mala hora: Ternera] de su hijo. Pensaba que su desproporción
«El juez Arcadio, que se vanagloriaba de haber era algo ... desnaturalizado. La mujer soltó una risa
hecho el amor tres veces por noche desde que lo expansiva... 'Al contrario', dijo. 'Sería feliz' ...
hizo por primera vez...» (p. 27). "De pronto [Pilar] extendió la mano y lo tocó.
O esta otra de Cien años de soledad: 'Qué bárbaro', dijo, sinceramente asustada, y fue
[Arcadio y Rebeca] «pasaron una luna de miel todo lo que pudo decir (p. 29)>>. Y luego: «El coro-
escandalosa. Los vecinos se asustaban con los gri- nel Aureliano Buendía promovió treinta y dos le-
tos que despertaban a todo el barrio hasta ocho vantamientos armados y los perdió todos. Tuvo
veces en una noche, y hasta tres veces en la diecisiete hijos varones de diecisiete mujeres dis-
siesta...» (p. 86). tintas...» (p. 94).
A nosotros, los no-latinos, frases como éstas nos Ahora Ulor qué García Márquez presenta estos
causan gran hilaridad. El que Garcia Márquez ejemplos de machismo de esta manera burlona?
también las vea cómicas -como documentan: a) Creo que una de las razones es ésta: hay una
en la primera cita, el empleo del verbo vanagloriar ruptura entre la aceptación acostumbrada del valor
y las líneas que siguen a la frase citada (y que llamado machismo y su aceptación nueva, reciente,
no voy a citar); b) en la segunda cita, la aclara- quizá hasta futura. Así como, hoy en día, es impo-
ción «y hasta tres veces en la siesta.. , y c) el mero sible presentar al público, ya sea al que lee li-
bros o al que va al teatro o al cine, héroes al es-
tilo antiguo, así tampoco es posible ya retratar
en serio heroicidades sexuales. Si no, nosotros
(*) Estas pagmas representan una versión bastante los 'consumidores' de esos géneros de arte, nos
ampliada y mucho mejor documentada de una conte- reiríamos. Queda tan sólo una solución: sazonar
rencia casi "impresionista.. leída en la Universidad Na-
el plato con los condimentos de la ironía, del hu-
cional Mayor de San Marcos en Lima, Perú, el día 4
de agosto de 1967. [La segunda parte se publicará en mor, de la comicidad, producir pastiches. Pero esto
el próximo número.] lo sabemos desde hace ya bastante tiempo, por lo
62 WOLFGANG A. LUCHTING

menos desde James Joyce o desde Thomas Mann. Segundo, porque el empleo que se da al voca-
El mecanismo es un ingrediente de la vida retóri- blo macho o machismo, es de una variedad se-
ca, es decir, de la vida pública (no-púdica), de la mántica tan amplia que al final pierde todo signi-
vida de café, de la 'patota' de la Gran Boca. ficado preciso. Quizá sea ello ya un indicio de lo
Leyendo algunos de los textos latinoamericanos moribundo que está el machismo. Por ejemplo, el
que celebran el machismo o que describen fenóme- otro día, en mi departamento en Lima se malogró
nos 'machistas', creo advertir que sus autores, al el calentador eléctrico de la ducha. Al informar
celebrar y describir esas manifestaciones, han ve- a los porteros del edificio, estos se compadecieron
nido a ser vagamente conscientes de la actitud in- de mí. Les contesté que no era para tanto, puesto
crédula e irónica de los no-latinos frente a las que usaba agua caliente sólo para lavarme el pelo.
proezas machistas (1). Han tomado conciencia «¿ y para ducharse?» preguntó uno. «Agua fría»,
de que aquello a lo que, inocentemente, ellos atri- contesté. «¿De puro macho?» comentó el otro, no
buían un determinado valor cuando escribían litera- muy serio, me imagino. El pensaba, seguramente,
tura machista, no encuentra la resonancia deseada que todos los días por la mañana yo me sometia
y esperada en las almas y palmas de los lectores de nuevo a la prueba de si todavía resistía el agua
no-latinos. Alejo Carpentier en El reino de este fría, cual un San Jorge al dragón. Si ducharse con
mundo parece ofrecer un síntoma de esta to- agua fría es una proeza, lo es solamente en la
ma de conciencia: «En el Atrica, el rey era gue- mente del que lo interpreta así (y muy probable-
rrero, cazador, juez, y sacerdote; su simiente mente no se atrevería de ninguna manera a du-
preciosa engrosaba, en centenares de vientres, una charse con agua fría) -en la mente de un limeño,
vigorosa estirpe de héroes. En Francia, en España, pues (2).
en cambio, el rey enviaba a sus generales a com- Otro ejemplo: «¿No tiene miedo al cáncer?»
batir; era incompetente para dirimir litigios, se ha- «Sí». «¿Pero sigue fumando?» «Si». «¿De puro
cía regañar por cualquier fraile confesor, y, en macho?» Conclusión: el fumar es comportarse
cuanto a riñones, no pasaba de engendrar un como un macho. Conclusión adicional: el fumar
príncipe debilucho, incapaz de acabar un venado cigarrillos sin filtro, lógicamente, debe ser un com-
sin ayuda de sus monteros...» (p. 17: IV Festival del portamiento más macho todavía. No es por nada
libro, Editorial Latinoamericana). que los cigarrillos con filtro, al menos en el Perú,
Estas palabras, sin duda, quieren ser entendidas se llaman «castrados», y que fumar cigarrillos con
como serias. Claro, se refieren al negro de Haití; filtro se compara a fornicar con preservativo.
sin embargo, contienen una cierta agresividad di- Un tercer ejemplo: En El lugar sin limites, de
rigida, no contra los latinos blancos, sino contra
los no-latinos en general. Una patada semejant~
en el traste de Europa, si bien mucho más simpá-
(1) He aquí, resumidas, las opiniones de un -latino»,
tica y, ciertamente, mucho menos seria, la encon- el escritor francés Dominique Fernández, sobre otros
tramos en Cien años en la casi trágicamente có- -latinos», en este caso descendientes de los -latinos»
mica figura del italiano Pietro Crespi, que es un originales, los italianos: -Honor, sí, pero pasión en re-
latino. lación con el sexo, no. (Aun el sexo, si debemos creer
en M. Fernández, apenas si entra sus vidas, salvo en
la cama matrimonial, para producir más bambini para
la mamma mia). Las extranjeras [es decir, sajonas] es-
Algunas posibles razones tarán ofendidas al notar que los Italianos las persiguen
solamente para incrementar su 'virilidad' en la opinión
de sus amigos hombres.» (Ver el New Statesman, 27
Es muy difícil explicar por qué el machismo nos de octubre de 1967, p. 561).
parece cómico a los no-latinos. Enumero, a conti- (2) Los limeños, en general, parecen, en la mente
nuación, algunas de las posibles razones: de los escritores, asociarse extrañamente con virtudes
Primero, me imagino, simplemente porque no' y apariencias femeninas: su manera de hablar: «[Don
Anselmo] no tenIa el habla dubitativa y afeminada de
sabemos exactamente qué es el machismo. Al mis- los limeños» (p. 55, La casa verde); y sus preferencias
mo tiempo, tenemos siempre la impresión de que alcohólicas: .EI pisco es para limeños, mujeres y chu-
los latinos tampoco saben exactamente qué es. rres, no es como el cañazo» (p. 64, op. cit.)
José Donoso, los peones y chacareros cada cierto Chápiro Seminario (<< [en] Huancabamba, Ayabaca,
tiempo, casi ritualmente, le deparan una tremenda Chulucanas, de todas partes salen orgullosos de
paliza a la "Manuela». El Times Literary Supplement haber dormido con... Chápiro. Tuvo lo menos mil
(12 de octubre de 1967) señala que la "Manuela» bastardos'», (p. 274), si "mil bastardos»jndican lo
es "un retrato sensitivo de un homosexual en un macho que fue Chápiro Seminario en aquel en-
país donde el machismo reina supremo.» La con- tonces, ¿qué pueden hacer estos descendientes
clusión sería que pegarle a un maricón es ser suyos para emularlo? ¿Hoy que hay La Píldora? O
macho. sea, el número de criaturas producto del machis-
Tercero, porque, como se comprobó hace algu- mo no es un índice de machismo, pues, como
nos años, estadísticamente visto, el machismo es Don Anselmo, en La casa verde, no deja de infor-
necesariamente una leyenda. Esto es, si lo interpre- marnos sobre el legendario Chápiro: «...y qué resis-
tamos tal como lo analiza Julio Mafud en su libro tencia, subía, bajaba, más timba, más tra.go, subía
Psicologia de la viveza criolla (p. 68 Y 69): "El de nuevo, con una, con dos, y así la noche en-
amor en la Argentina [y esto vale para toda la tera y al amanecer se volvía a su chacra, a traba-
América criolla] siempre ha estado imbricado al jar, sin haber pegado un ojo. era un hombre de
culto nacional del coraje o al culto del machismo. hierro...» (p. 276).
Dice Bunge en Nuestra América: "En la pampa Y estas subidas, "con una, con dos, y asl...»,
predomina el culto del coraje. En la ciudad el ¿las emprendía Chápiro para producir criaturas,
culto de la potencia sexual.» El culto del coraje es decir pruebas vivientes de su condición de
en la ciudad se 'civilizó' en el culto de la potencia macho?
sexual.» Y "el ser macho coincide más con el Queda como característica del machismo, entre
sexo que con el amor.» De ser correcta esa defi- otras, la de la potencia sexual. Volveremos sobre
nición -mejor dicho, circunlocución-, debería de ésta después.
haber, como corolario del machismo, una admira- Cuarto, a nosotros los no-latinos, el machismo
ción para con el macho que sería tanto más gran- nos parece cómico, en vista de que el vínculo que
de cuanto más hijos, preferiblemente ilegítimos, parece tener, según Mafud, con el coraje nos re-
produjera. Efectivamente, así es: siempre y cuando sulta un poco enigmático. «En su estado puro», re-
ese macho sexual mente tan potente se encuentre sume Time, "machismo está vinculado con valor,
en una posición de poder que le permite valerse ¡;:oraje, honor y dignidad...». ¿Cómo es posible que
de este poder, como el coronel Aureliano Buen- el coraje (y valor, honor, dignidad) se exprese en
día, para acaparar aquellas "diecisiete mujeres lapotencia sexual? Y no sólo eso, SinO, como
distintas» de las que tendrá aquellos «diecisiete Mafud lo tormula,-;;§i uno POSEE a una mujer es
hijos varones.» Así nos cuenta Time que Fulgen- un hombre. Pero si uno la AMA es un flojo y hasta
cio Batista fue respetado, entre otras cosas, por un 'gil' hablar del sexo... corresponde más a la
su "camada de hijos ilegítimos». Pero, en este virilidad El hombre es más macho en la medida
contexto, ¿qué hay del macho de la esquina, del que muestra su ansiedad de sexo. Hasta hace poco
café, de la patota? «Los machos insisten en que amar sin violencia se consideraba de poco hom·
las mujeres que desposan sean vírgenes, y defen- bre... El amor con violencia compensaba en cierto
derán hasta la muerte el honor de sus hermanas modo el haber caído en la debilidad de amar»
-todo lo que revela sus interminables cuentos (p. 69). O sea, que también la violencia entra en
de conquistas amorosas como una imposibilidad la composición complicada del fenómeno del ma-
estadística» (Time). Además, el que un macho chismo. Me parece sumamente importante este in-
produzca muchos hijos no demuestra en absoluto grediente pues posiblemente permite explicar
que otro hombre que no produce tantos -por el vínculo entre machismo y coraje.
ejemplo en países que no conocen el fenómeno del Así habría todavía muchas dimensiones más que
machismo- sean menos machos: demuestra única- se poélrían explorar si uno quiere hacerse una idea
mente que éste emplea un mayor cuidado. Y, si de lo que constituye el machismo. Voy a mencionar
el número de criaturas desparramadas por todas solamente una reacción más del no-latino frente
partes, como leemos en La casa verde, del viejo al machismo. Es esta:
64 WOLFGANG A. LUCHTING

Quinto: Quien tanto habla de ser macho, obvia- turales» del criollo, como los llama Bourricaud,
mente no lo es, porque si lo fuera, actuaría y no parecen más bien femeninos que viriles.
hablaría. 0, como Time lo formula maliciosamente Hay un cuento de Díez Canseco, «El Gaviota»,
en la continuación de la cita que di más arriba: que gira sobre estas características: el grumete
«... pero demasiado a menudo [el machismo] es Gaviria, que ha sabido ganarse la simpatía y la
más bien 'gun-toting' jactancia que 'performance'.» compañía de don Charles, capitán del buque Al-
Hemingway, pues. Cabrera Infante, en Tres tristes batros, escucha una conversación de sus compa-
tigres (p. 349), observa: «Un hemingwayano, hace ñeros:
femenino lo masculino." «-Don Charles lo quiere: debe ser su hijo ...
«-iQué hijo! Lo que tiene es que se le ha aco-
A la observación de Time, quisiera yo ahora agre-
«derao al gringo con cariñitos y aceite...
gar, con no menos jactancia, una conjetura mía:
«-iNo frieguen! Ese muchacho es un buen gru-
¿No será que todo ese fenómeno del machismo
«mete...
constituye tan sólo una especie de compensación
psicológica por el hecho de que el latino (aquí:
criollo) a menudo, por su estatura, su felinidad, su
(3) Sobre esta novela, véase Hispania, setiembre
gracia, su gesticulación, parece al 'sajón' (en la
1967, p. 421, donde, dicho sea de paso, el autor del
acepción que dio Vasconcelos a este término) un estudio, R. J. Callan, investiga, además, el contexto mi-
poco femenino? Esto es un clisé, es claro; pero lo tológico, más amplio, de los protagonistas de la novela.
es también el atributo que se les suele aplicar a Otro ejemplo del latino "bonito.. es la conocida des-
los 'sajones' -tosco. cripción del físico y de las costumbres personales de
aquel legendario estudiante peruano de arquitectura en
En El Señor Presidente, de Miguel Angel Astu- The Black Book de Lawrence Durrell (un sajón). Me
rias, novela en la que pululan lo que, me imagino, refiero a «the Lobo.. (¿ the wolf?): aparte de ciertas
un latinoamericano criollo consideraría como pro- características anatómicas que lo definen como pertene-
ciente al género masculino (cf. p. 25) Y aparte de sus
totipos de machos, hay la siguiente descripción
actividades cómicas, Durrell lo dota de una apariencia
de Miguel [¿símbolo del dios de fertilidad?] «tez y de hábitos que, para un 'sajón' son decididamente
de dorado mármol, cabellos rubios, boca pequeña los de una mujer (cf. p. 25-26). Pero en esto no hay
y aire de mujer en violento contraste con la ne- que hacer demasiado caso a los «gringos.. , pues, en
The Gal/ery, famosa y excelente novela de guerra del
grura de sus ojos varoniles... iUn ángel. .. ! [-dijo-]
norteamericano John Home Bums, éste, muy sarcásti-
el leñador.. (p. 29) (3). camente, hace un sacerdote del Ejército de los EE. UU.
en Italia rumiar sobre la sospechosa y vergonzosa idea
En Poder y sociedad en el Perú contemporáneo,
que se le insinúa, que Cristo y su actitud tienen algo
de Fran<;:ois Bourricaud, leemos sobre el «criollo.. sospechosamente femnino. En cuanto a tales sospechas
(aquí: «...el costeño opuesto al serrano»): «...crio- entre los "toscos.., los norteamericanos superan a to-
110 se toma como sinónimo de delicadeza y de sen- dos los otros «sajones": Tengo delante mío una «Orien-
tación Handbook.. para estudiantes norteamericanos que
sualidad; una sensualidad nostálgica, un poco ex- tienen intención de estudiar en América Latina. Bajo el
tenuada, una pereza voluptuosa que se complace subtítulo 'Algunas costumbres y tabúes importantes', se
en la contemplación de su propia esterilidad. Por les informa (y no me atrevo a traducir a fin de no
otro lado, el criollo es... 'vivo', taimado, astuto, in- quitar a las advertencias su sabor fascinante)', (2) «Gon-
versational distance: The Colombian, like other Latin
trigante, y en el límite, cobarde. Esta segunda ima- Americans, tends to carry on a conversalion at a much
gen se expresa en lo que los limeños llaman cun- closer range (about 13 incnes) than does the North Ame-
deria, es decir la aptitud de introducirse con maña, rican. Often the North American interprets this tendency
para hilar por lo delgado el instinto de combina- to come «too close.. as a sign of aggressiveness or of
unwarranted intimacy... (4) Physical contact... For exam-
ción...» (p. 79-80). Bourricaud se apresura en se- pie, it is pertecUy normal for two Latin American men
guida a debilitar las implicaciones de su repaso to walk down the street with their bodies touching,
de características criollas, pero es significativo ver with an arm on the other's shoulder, or with elbows
los términos que usa: «No tendría mucho sentido . interlocked. In conversation, male friends may slap the
other on the back or the front of the thigh... In the
el encerrar la cultura peruana en la alternativa: United States su eh behavior would arose suspicions of
virilidad ostentosa -afeminamiento estetizante..." a homosexual relationship between two males.. El
(p. 80). Ahora, para un «tosco», esos «rasgos cul- "Handbook.. sigue luego con un análisis del "abrazo...
¿MACHISMUS MORIBUNDUS? 65

«-¿Grumete? iAyayay! ¿Grumete? Demasiado Díez Canseco remata este tableau con las pala-
«bonito pa' grumete.:.» bras del Gaviota: «iLa gran perra!» Supongo que
(1" Festival del Libro; Los mejores cuentos pe- se refiere a «la mar».
ruanos, 1958, p. 98). ¿y don Charles? El tiene, al final del cuento,
Como buen macho que debe ser, el Gaviota, cla- en la pared «guardado como una reliquia, mohoso
ro está, saca su cuchillo de muelle, ataca al chis- y sucio, el cuchillo con que él, el Gaviota, hiriera
moso primero y después -ivaya sorpresa!- «aca- al pobre gringo» (p.118).
so con el vago deseo de probar que con ese gringo
no tenía nada, se precipitó sobre él, montando el
pulgar sobre el lomo de la hoja, para rajarlo de Los ingredientes en la literatura
abajo a arriba. Don Charles... lo recibió en la mano
tatuada -ancla con dos corazones-, que en un Entonces, ¿qué es el machismo?
instante se tiñó de...sangre» (p.99). Al regresar el Quizá esto: la expresión de una larga serie de
Albatros al Callao, el muchacho es desembarca- impulsos, temores, compensaciones, convicciones
do. Pero antes nos enteramos de que, en el «pa- casi arcaicas y virtualmente irracionales e incon-
ñol ~dl?~c~adenas» donde estaba recluído, el Gavio- trolables, de orgullos también conscientes, que,
ta de tanto en tanto inquiría sobre el corte que todos juntos, han venido, a través de varios siglos,
le causó en la mano al capitán don Charles. Pues, a conformar, en el mundo latino, un juego de va C
he aguí el progreso hacia la recuperación que lores que es aceptado por la sociedad. Puede que,
experimenta esa mallO: «...al juntarse la boca de como sostienen los sociólogos, el machismo sea
la herida, se habían, también, juntado, por sobre una "perseguidora» de aquellos días en que los
el ancla tatuada, los dos corazones que el gringo conquistadores españoles invadieron el conti-
llevaba como la enseña de una inquietud lejana y nente en el siglo XVI. Engendraron una primera
perdida» (p. 100). Al despedirse de don Charles y generación de mestizos. Estos crecieron inseguros
al recoger su paga, el macho Gaviria irrumpe en de su status y, por ende, se inclinaron hacia la
lágrimas y no puede terminar la frase que ha co- imitación de la «hombría» de los españoles pode-
menzado: «Disculpe y adios. Yo siempre...» (pá- rosos que habían conquistado a sus antepasados.
gina 101): «No, pl}do continuar. 'Algo se le anudó Sería interesante estudiar cómo ese afán de· imita-
en la garganta al muchacho, que le estranguló la ción se acomoda con las luchas de independen-
voz 'y se la hizo femenina y flaca. El gringo volvió cia que experimentaron las colonias a principios
a otra esquina la cabeza... los olas le bri¡'labán del siglo pasado. Según- una teoría, las guerras de
extrañadamente, y la barba... le temblaba con algo independencia se deberían a que, en la Corte de
que era -iapuesto lo quequieran!- una cosa así Carlos IV en 1803, Simón Bolívar fue considerado
como llanto. El Gaviota... llorando, llorando se tiró como un mestizo, se resintió y encabezó las gue-
al chinchorro...» (p. 101). rras contra España. Quizá más interesante todavía
En la página 108, el Gaviota, borracho, está re- sería un estudio que investigara qué paralelos exis-
costado sobre el muro del Muelle de Guerra del ten entre aquella época y la actitud de hoy hacia
Callao, mirando a "la mar» y -recordando: «Allá los Estados Unidos.
viviría siempre don Charles, ese don Charles que De todos modos, desde entonces hasta hoy día,
tanto lo quiso y a quien tanto amara. Ese viejo el machismo parece haberse diluído y desparrama-
que supo tener con élternuras que nunca gustara do en tantas direcciones que ya, en verdad, no se
antes. Ese viejo que le regalaba prendas y se equi- puede comprobar su existencia con ninguna preci-
,!ocaba a la hora del pago con unos soles. de sión. Es Un mito, como lo es el cowboy del Oeste
más ( ... ). Ese viejo, ese gringo peruano que -le de -los Estados Unidos (4).
mandaba acostarse porque suponía que estaba Pero es menester destilar algunos ingredientes
mareado y que luego le llevaba té y limón que le de esa «larga serie» mencionada arriba, ingre-
pas¡isén las náuseas. E$e~ g'ringo tan bueno y tim dientes que circunscriben el machismo. Quisiera
nobi6n, ese gringo. ( ... ) Los ojos del Gaviota se destacar entre los que están siempre presentes en
humedecieron tontamente.» expresiones literarias del machismo, los siguientes:
66 WOLFGANG A. LUCHTING

1) la potencia sexual de un hombre; -El coraje: Romilio Llanca, en Punta de rieles,


2) su coraje; de Manuel Rojas, es un hombre que cíertamente
3) el pavonearse de (1) Y (2); no puede ser alabado por su agresividad hacia
4) una cierta falta de circunspección, es decir, las mujeres (como no lo puede ser ninguno de los
el machismo, en la mayoría de sus manifes- protagonistas de la obra de Rojas), pero de ese
tacíones, se coloca en la dimensión de la mismo Romilio leemos, en las palabras de su
estupidez; y, como ésta, conlleva un cierto pendant futre, que es .un hombre que vive preo-
goce, una cierta irresponsabilidad satisfecha; cupado [como sindicalista] de sus compañeros...»
5) un intenso individualismo. y .Don Romilio no tiene [un apellído resonante] y
Estos ingredientes componen lo que quisiera no le hace falta; vale por él mismo..., nunca hizo
denominar el .machismo clásico», el que, a mi otra cosa que buscar a quien arreglarle la vida.
ver y en la literatura hispanoamericana reciente, Siempre irá más allá que yo y me pasaría de ma-
está en trance de transformarse. ricón si no me decrestara por ayudarlo en lo que
Algunos de estos ingredientes merecen ser deta- pueda. Puchas...» (p. 24-5). Un personaje así ¿no
llados un poco más detenidamente.
-¿Qué quiere decir exactamente «potencia se-
xual»? Hemos visto que el engendrar .díecisíete
hijos varones de diecisiete mujeres distintas», a- (4) La ética social, en los EE. UU., según Geoffrey
parte de ser estadísticamente poco probable (aun Gorer (The American Peoplej siempre ha sido deter·
minada por mujeres, especialmente durante las épocas
cuando García Márquez lo tomase en serio), no es en que, efectivamente, había cowboys. Para Julio Mafud,
necesariamente un indicio comprobatorio de que la ética social de los conquistadores era estrictamen-
uno sea macho, pues muy bien puede indicar nada te masculina. En esto reside toda la diferencia entre
más que un grado de descuido técnico mayor que el cowboy y el gaucho. Solamente en las clases altas
surgió en las décadas del siglo pasado lo que se po-
el que ejerce un .tosco». O, como lo expresa el dría llamar una cierta similitud entre la ética social
escritor A. Maldonado en su cuento. A la deriva»: norteamericana y la suramericana. Nos informa Victor
•...que para eso estaban los preservativos». En- Andrés Belaúnde en Arequipa de mi infancia, (p. 217 Y
tonces ¿cómo se manifiesta la .potencia sexual»? siguientes), entre otras cosas, que .La mujer que tenía...
un triple papel: era la depositaria de las tradiciones
Definiéndola muy primitiva y biológicamente, se po- éticas ... encarnaba al mismo tiempo las virtudes de la
dría decir, con Ulrich Enzensberger, miembro, por abnegación y de la pureza y el encanto de la gracia.
así decir, de la .Mao-Kommune» de Berlín, .10 im- En nuestras familias, regia, pues, como en España, un
portante es que uno pueda cuando quiere» (o, a matriarcado de valor ético y estético al mismo tiempo.»
Claro que para el cowboy no se trataba, de manera
la inversa, que uno quiera cuando puede). O, más alguna, de un sometimiento a un matriarcado en el
biológicamente aún, «potencia sexual, en el fondo, sentido de V. A. Bel~únde; pero es indudable que la
no es sino la potencia de la simiente (A. Car- .directedness" (Riesman) que lo guió -y esto tiene
que ver con la historia de la frontera (del Oeste) en 105
pentier) y la frecuencia con que ésta se arroja.
EE. UU.- se originó en 105 standards de comporta-
Todos recordamos aquella figura legendaria que miento femeninos: había escasas mujeres en la fron-
presenta el Kinsey Report, de un hombre de ne- tera, de alli que conquistar a una requería conformar-
gocios norteamericano que, casado y con hijos, se a los valores de ella. El hombre del Oeste no se
juntaba (o muy escasamente) con las indígenas: mien-
admitió en las entrevistas con el equipo del doc-
tras el Conquistador lo era sobre todo con respecto a
tor Kinsey que, diariamente, se masturbaba hasta las indígenas a quienes, según Mafud, consideraba como
cinco o seis veces. Como yapa. ¿Es macho? cosas, como propiedad personal a la manera de un
En Geniecillos dominicales, de Ribeyro, leemos caballo o un rifle. Si vemos, por ejemplo, las películas
del Oeste, nos damos cuenta muchas veces, y oímos,
de Lima que es .una ciudad de masturbadores o
que la mujer insta al bueno a que no se exponga al
putañeros» (p. 10, Populibros peruanos). Nótese la peligro del famoso encuentro final en la calle central
«o». Los primeros, ¿no son machos? O pensemos del pueblo con los malvados. El bueno entonces con-
61"1,' un homosexual que logre divertirse con gran- testa: .Tengo que hacerlo." Dudo intensamente que un
gaucho escuche siquiera a su mujer o la mujer, tout
frecuencia y muchos -¿.diecisiete distintos»?-
court; tampoco parece probable que la mujer de un
amigos. ¿Es macho? .Potencia sexual» no le fal- gaucho se atreva a meterse en los asuntos .de los
taría. hombres".
tiene coraje? Sobre todo si «este hombre [entre- la Ley en sus propias manos? En los casos de in-
gándose por haber matado a su conviviente] irá a justicia y contra los que la perpetran; por ejemplo.
la cárcel y saldrá como es. don Romilio Llanca, en la literatura indigenista. contra los patrones.
carpintero, socialista o sindicalista, no sé qué..." Pero veamos cómo son considerados estos pa-
(p. 24). Tiene coraje. definitivamente: pero, eso sí, trones. quienes también toman la Ley en sus pro-
no es coraje del «machismo clásico,,; es, más bien. pias manos, si bien para darle la vuelta que les
el coraje de un machismo «interiorizado". al que conviene. Franyois Bourricaud, en su libro, investi-
la literatura hispanoamericana reciente nos pre- gando, en términos sociológicos, la figura del pa-
senta cada vez más. Es un coraje que no se sa- trón (a base de textos de Ciro Alegría y José
tisface con pavonadas. María Arguedas), habla de este poderío a la vez
-En cuanto a la falta de circunspección. paso social y físico -sentiría la tentación de decir viril
la palabra a Octavio Paz, que dijo esto del ma- para indicar el contexto sexual evocado por el
chismo «clásico» -y traduzco del inglés, ya que vocablo «macho», que estos individuos gustan de
no tengo disponible el texto original: «Una palabra oír aplicado a sí mismos- (p. 31).
resume la agresividad, insensibilidad. invulnerabi-
Y los que lo aplican a «estos individuos" son
lidad y otros atributos del macho: poder. Es una
los mismos oprimidos que. como machos, toman
fuerza sin disciplina o cualquier noción de orden;
poder arbitrario. la voluntad sin frenos y sin nin-
la Ley en sus propias manos. ° sea, machos contra
machos. «...fuerza sin disciplina... poder arbitrario...
guna dirección determinada."
sin dirección determinada". En el cuento de Díez
0, como dice Mafud. «se visualizaba al otro
Canseco, el Gaviota. al final. tiene que morir -es
sexo por la ley del más fuerte" (p. 68).
asesinado- porque es policía. Conclusión: un ma-
-Con esto hemos entrado ya en el terreno del
cho nunca debe ser policía (de policía se lo califi-
individualismo. la característica quizá más simpáti-
caria más bien como «un bruto..). En una palabra:
ca del machismo «clásico" y una, además. que so-
la Leyes anti-macho, anti-individualista.
brevive. con toda razón, en el machismo «interio-
rizado". Es el individualismo que no confía en la Ahora. como todos sabemos, en América Latina
Ley, sino en lo que Díez Canseco describió como «la injusticia es ley, [sus naciones son] paraisos...
sigue: «...no había conocido más derecho ni más de explotación. de desigualdades cegadoras, de
protección que la que le daban sus golpes" (p. 90). miseria..." (Mario Vargas Llosa en su discurso en
Es el individualismo que o toma la Ley en sus pro- Caracas. al recibir el Premio de la Novela «Rómulo
pias manos (el gaucho. por ejemplo, o el indígena Gallegos". 4 de agosto de 1967), de manera que
en la literatura de protesta), o confia en las rela- «En su realidad histórica estas actitudes de desa-
ciones personales, en el «amigo". para obtener su mor y desconfianza están plenamente justificadas"
«derecho" y su «protección". «El hombre de aquí (Mafud, Mundo Nuevo, octubre 1967, p. 76). Y por
no confia en la Ley (como el hombre norteameri- eso aquel individualismo intenso. ingrediente del
cano), ni tampoco ama a su sociedad...• si confiara machismo «clásico". sobrevivirá aún en el nuevo
en la Ley no recurriría al amigo como en un modo machismo, probablemente tan «sin disciplina" y
de encontrar equidad..., en [la Ley] confia única- «arbitrario.... sin dirección" como en el machismo
mente por azar. En el fondo no confia en absoluto moribundo. Un indicio de esta supervivencia y de
en ella" (J. Mafud. en Mundo Nuevo. núm. 16. oc- la necesidad de que tiene que encontrar por fin
tubre 1967. p. 76). «una dirección determinada". ¿lo puede acaso ser
¿En cuáles casos y contra quiénes es general- el surgimiento. se diria históricamente necesario.
mente que el hombre latinoamericano suele tomar de Régis Debray? D
GERMAN CARLOS BELLI

Tres poemas
LOS ENGRANAJES aguardando que algún herrero engrane
un borde mio al hemisferio ajeno,
para que vuele, corra o nade al fin,
A Enrique Molina entorni!lado yo
al aire, tierra o aguas. Asi sea.
Por ningún lado puedo mirar aún
los modales del engranaje finos,
aunque más dia y noche aqui los busque
entre miles de máquinas flamantes,
que la fábrica cada rato engendra
por aliergar el trajin del globo;
mas en vano ya fuera
si acaso descubriera acá en la vida LOS ESTIGMAS
el perfecto engranaje codiciado,
tarde sería para ensamblar todo,
que como piezas sueltas, En los retrovisores espejuelos
del cuerpo y alma cuánto quedaria. de mi flamante coche dia a dia,
Estas grandes máquinas ya dos sig/os por el arrabal del burdel al paso,
sus invenciones nunca ceder quieren, de mudanzas un gris camión horrible
ocultando a los austros celosísimas llamado ..Los Estigmas" yo diviso,
la cerúlea mecánica que gira cuyos focos cual mortecinos ojos,
cada sinfín tornillo del planeta, por entre la neblina de la noche,
bien de hierro inoxidable, bien de carne; en perseguirme nunca cejan fieros,
y a quién elegirán cual si mi chasis óptima región
éstas que esquivas son hasta la muerte, y convenible como pocos fuera
más que virgenes bellas pudorosas, a las atrocidades del defecto
guardando bajo tutelares niqueles o al tirano motor envejecido,
el pubis del píñón, que bajo su gobierno asi se yace
que no engrana con desdentada rueda. ya fuera de la pista, ya sin ruedas.
Así me paso dia y noche siempre,
tentando por doquier de coronar
los .actos cotidianos intrincados,
y alguna vez en el mundano vientre
de un simple mecanismo entrar feliz
para alimentar yo también al globo;
y si andando los años,
las tuercas mias no embragaren nada,
AL OTOÑO
cómo. quedaré -iay Dios!- desconectado,
más mísero que bruto, piedra, planta,
quienes ufanos viven,
cada cual cuán seguros en sus reínos. El primaveral éter convulsivo,
Ya poquito siquíera engargantarme tal un advenedizo,
a la invisíble rueda de los astros, de gozo ajeno yo habité mal grado,
al fin a la par del tornillo aquel, mientras de acá remoto tú girabas
que nace, vive y muere inoxidable, entre locos y locas de otro valle,
suavemente cual amarilla seda, que desdeñan tus hojas amarillas,
por ordenanza de los cielos ciega; del mundo por el vendaval caidas;
pues soy acá cuán célibe, y tanto tu dolor,
LOS ENGRANAJES Y OTROS POEMAS 69

cuanto el mio por verme en otro seno, incrédulo de que el sublunar cuerpo,
como el agua al aceite litigante. como del alma humana rasgos luzca
que ni una vez en semejanza estuve, cada año eternamente.
hasta junio apacible en que llegaste,
cuando desde los antros de mi cuna Del mundo algo, al fin no lejos era,
te divisé mi espejo. tras la voraz canicula,
que el Orión de las cosas mudó todo,
Cual si toda la vida hubiera estado pasando del confin allá del éter,
en tu insondable salsa, al central punto de las entretelas,
desde el primer momento asi me vi, tal cual yo penetrado del planeta,
á las anchas sin par enteramente, ya de aire, ya de fuego, ya de agua;
cual campal o volátil o montés, y de otro modo no,
en el campo, los aires o los montes; del suelo al cielo fácilmente andando,
y a su origen ligado cada cual; como en la propia salsa encastillado,
que en efecto tal fue que no veo si desprendido he sido
cuando de grandes brios impelido, por los céfiros de tu grave paso,
de incurables mil hospital partí, o alma del mundo eres solamente
donde naciera bajo un cielo ofusco, tú, otoño, y nada más.

[Dibujo de Ne/son Blanco]


GUILLERMO CUEVAS CARRION

Los caníbales inocentes


Una margarita es una margarita es una margarita pasa y es un tiempo mucho más cercano de
y nada más que una margarita. cuando yo salía en el verano a la puerta de la
La terraza-aqui-y la luz morada del mar y de la casa y veía las montañas a la derecha y la luz,
calle que baja hasta el mismo borde del mar-del la sombra morada de las montañas y el café claro
sueño-y la luz también morada del. cielo-el res- con pan que mi abuela preparaba para mí y para
plandor, el rayo -iRaAAaaaAAASHI- de la calle todos mis amigos los muchachos del barrio que
hirviendo, los pies de Garrafones que se queman venían y se sentaban en el patio en el suelo mo-
de pisar sin zapatos la pendiente calcinada y la jando el panconmantequilla en el café bien claro
avenida calcinada y las aceras y Garrafones con y fue muy triste cuando yo salí un día y vi de
los salvajes, yo lo miro y le grito también- y le nuevo las montañas moradas y mirando al otro
tiramos piedras-y le gritamos: «Garrafones huevo'e lado la luz rojo coral intensa del sol de los últi-
toro» y Garafones sigue caminando vendo bote- mos dias de agosto, y que yo me dije: «Debería fo-
llas viejas cintas peinetas Garrafones con sus hue- tografiarse esto" y alguna vez lo pensé pero no
vos inmensos de toro balanceándosele detrás de no no no no no, ya todo había perdido la magia,
los pantalones de rayas los pantalones de franela, por eso es que yo odio que me cago cien veces
mugre y polvo y fango y chapapote-y yo me río sobre la partida de comemierdas esos pintadores
de él que me grita, que nos grita iSalvajes!-y de paisajes que ven un árbol hermoso rojizo y la
ahora recuerdo que la terraza y Garrafones perte- sinfonía de las hojas en el suelo, y ven, si yo
necen a dos casas y dos edades-y dos-porque", veo también las distintas tonalidades de verde
dos, sí, recuerdo el cuarto de desahogo-que así mientras van por la carretera o un bohío humilde
llamaba mi abuela y mi mamá-y yo también-y aho- a lo lejos o van al mar y el espacio abierto les da
ra la casa está, pero ese cuarto después lo trans- una bofetada de amor, de belleza, le dice: «PERO
formaron y ahí dormía mi hermana -y yo recuerdo- DIOS MIO, COMO QUEDAR CALLADO ANTE MI,
no no recuerdo más, porque no es allí en la me- TANTA BELLEZA ¿QUIERES VENIR A MI Y COR-
moria sino aquí, ahora mismo camino por él, y TAR MIS OLAS Y PISAR MI ARENA Y PENETRAR-
las duelas, y los tablones polillosos del piso se ME? Yo soy el mar, inmenso y verde como un
tambalean, es decir, yo me tambaleo, mea culpa alba al oriente de los hombres..." Y lo único que
mea culpa mea culpa... se les ocurre es -iay, que lindo!, mañana voy
Dando a la calle hay un vitral, ¿o es que los a venir a pintarlo, o si no-viejo, Francisco, que
hados se empeñan en transformarlo en la máquí- IIstima que se nos quedó la camarita; como si
nademolercafé (que yo me empeño en darle vuel- no fuera cien veces mil veces quinientos millones
tas y vueltas tío vivo déjame máa déjame a mí, de veces más hermoso el recuerdo brumoso del
anda, abuela) en la máquina del tiempo, en trans- árbol recostado contra los muros del insomnio,
formar una ventana redonda con cristales de co- dando sombra a la lucha por el aumento de sa-
lores, o una ventana semi-círculo, o un agujero. lario al dios mío mi niño se me muere al qué va-
en su vitral? y yo miraba al gigante Garra... tam- mos a comer mañana, si mucho más maravilloso
baleándose, no sobre los tablones, no, nunca lo es el árbol, el mar, el verde y el otro verde arriba
llamé para que mirara para que compartiera mi en la loma o hacia abajo en la hondonada que
escondite, tan s610, y tan s610 yo con mis fantas- todas las mierdas de paisajitos que pudiera haber
mas, con el hombre-goma, con el monstruo de la pintado Van Gogh.
laguna negra, con el Spirit, tan solo yo y miro y es muy triste, porque ahora yo me doy cuen-
por un rato en el cristal a la acera denfrente el ta que las cosas todas las cosas bellas de la tie-
niño que ahora muerde a Garafón por un pie y el rra son simbolos religiosos (y por eso es que yo
perro que muerde al-moviendo la cola-niño por respeto mucho más las religiones primitivas y a
el zapato, y esto no es el recuerdo de la terraza aquél indígena que tomaba una piedra una pie-
y la luz morada, y quizá la luz morada sea otra dra cualquiera sisequiere o quizá una piedra parti-
visión de-sí, la luz morada es la morada de las cularmente hermosa y llena de misterio del misterio
montañas que se veían desde mi casa, la misma orígínal de las piedras y el místerio profano
casa cuando Garrafones que ahora él ya no pero también misterio del hombre que toma una
LOS CANIBALES INOCENTES 71

piedra... y el indigena tomaba una piedra y la ponía cuales se acumulaba el polvo, que con el agua de
en un lugar más alto y ya POR ESO la piedra de- trapear la casa iba formándose fanguito-y cuando
jaba su esencia particular de piedra para conver- yo me mudé a la casa de Santa Lucía todavía Abel
tirse en un vehículo en una comunícación con no se había mudado a la casa de la terraza, que
dios, y este acto era más auténtico y más poético también quedaba en Santa Lucía, en la misma
que·dejemos a los decoradores de iglesias en paz, calle, pero a dos cuadras, al bajar la loma (y
para siempre, quemándose en una caldera barroca ahora yo pienso en las tantas veces que al subir
del infierno) y es una traición a la naturaleza a la loma yo le dije a él o a otro, pero más bien a
dios al hombre '.cometemos digo una traición al él, que yo sé que me conprendía: -Mira, fijate
decirle a la naturaleza, que en fin de cuentas lo si hace calor que al final de la loma, queriendo
sabe porque en ello reside toda su razón de ser referirme yo a la parte de la calle que se miraba
creada, cometemos traición y sacrilegio al nomo perpendicular a uno al subir la loma. que al final
brarla como bella, y aún más al tratar de represen- de la loma se ve un... nunca encontré la palabra
tarla amén de su, de la misma maravilla, ay, y, en- pero era como una agitación de gases, como
tonces ¿qué queda para nosotros los cronistas de cuando uno ve en el suelo la sombra de una
los hombres los cronistas del reflujo del mar del llama...) y antes de vivir él en esa casa nunca es-
flujo y reflujo de los hombres? ¿qué queda sino tudiamos juntos, y además voy a confesár que yo
integrarnos a la gran marejada de lo que está, de lo conocí un año antes de mudarse él, es decir.
lo que pasa, de lo que se transforma? porque la su familia, para la casa de la terraza yeso fue
terraza está suspendida amarrada por sogas dos cuanto teníamos doce u once años y que el Abel
sogas una al sol y otra a las estrellas y ya yo de cinco años es toda una invención mía o más
no sé si he de hurgar y atormentarme más porque bien reconstrucción a base de datos que desorde-
la terraza está ligada a Abel, y no el Abel aquél nadamente él me fue facilitando, pero no importa,
de cinco años que se embarraba el pelo con goma el recuerdo es tan real o quizá más real que si
de pegar y luego se chupaba el dedo y con esa hubiera sido realmente vivido y yo sé que aquel
misma mano sucia que se arrascaba el pipí cogía Abel de cinco años me recuerda a mr. Caín de
y escribía en la pizarra venía conmigo al café de cinco años, y recuerda como yo, las muchas veces
la esquina de la escuela y comprábamos galleti- que me invitó a jugar pelota con él y sus amigos
cas y con esa misma mano me agarraba el brazo del barrio, es decir no de nuestro barrio. sino del
y me decía al oído mira esa es noviecita mía y barrio donde él vivía antes de mudarse para la
cogía y se soplaba la nariz y se limpiaba la casa de la terraza, y yo pienso que quizá yo ha·
mano en la pared-Y esa es la terraza la casa ble de todo esto y recuerde todo esto y aun
donde Abel y yo estudiábamos, es decir cuando mucho más de aquella época o mejor dicho de
no estudiábamos en mi casa, la misma casa de aquellas épocas, de aquellos paréntesis es que
siempre, del cuarto de desahogo de los hoyitos no me duelen no me duelen tanto como otros re·
en el piso entre mosaico y mosaico y que yo me cuerdos más próximos o más lejanos o quizá de
ponía con un palito duro a remover el polvo que esa misma época, pero que ya no son ni recuero
se acumulaba en los hoyitos-y esa es una cualidad dos sino un ligero resquemor que aún queda en
muy especial porque siempre los pisos de mosai- algún tejido del alma -pero no, no son menos
cos son una cosa rígida, cuando no tocas mosai- dolorosos los recuerdos, porque toda relacitln es-
co tocas entre mosaico y mosaico el hilo de ce- tablecida en los recuerdos es arbitraria y los pa-
mento los diseños cuadrados de cemento pero yo peles son intercambiables y a veces yo era Caín
recuerdo que eso fue lo primero que descubrí al y Abel era Abel, y otras veces yo era Abel y Abel
mudarme a la casa de Santa Lucía. junto con la era Caín, y aún en otras ocasiones Abel era Abel
primera visión de Julio en la ventana, encaramado. y yo .también era Abel o quizá alguna vez ambos
con una mancha de mercurocromo y una postilla nos tratamos de asesinar con sendas quijadas de
en la rodilla izquierda, y digo que eso fue lo pri- burro.
mero Que descubrr, Que habra pedazos entre mo- Pero no sólo he de hablar aqur de los hijos de
saico y mosaíco que no tenían cemento y en los Adán, y ahora vuelvo al recuerdo de Julio en la
72 GUILLERMO CUEVAS CARRION

ventana, encaramado en la ventana, el mismo pri- la mamá de Reina vive de hacer eso (<<eso») con
mer día que nos mudamos a la casa de las monta- los hombres, y yo recuerdo que nada más estába-
ñas moradas, mejor dicho lilas, que él estaba en mos nosotros y las criadas en la casa y nos fui-
la ventana, ese niño huraño, el pelo rizado y la mos a un cuarto que estaba junto a la cocina y
eterna rasguñadura y la mirada (¿será un lugar que no tenía ningún uso aparente porque siempre
común?) huidiza y al mismo tiempo penetrante y estaba cerrado, pero que era el cuarto donde ha-
no sólo me viene a la boca su nombre, vienen bía una mesa y se suponía que en él comieran la
otros nombres, Reina, su mamá, Belén, la señora cocinera y la muchacha que lavaba y planchaba,
de enfrente, Elda, que ya había estado trabajando aunque este uso nunca se llevó a la práctica, por-
de sirvienta en mí casa (ay, icoño! ¿por qué esa que ellas siempre comían en la cocina, de pie,
división de categorías?, ahora me duele todavía, o en una silla a la entrada de la cocina, y nos
no, no quiero decir todavía, ahora me duele más fuimos al cuartico, que siempre estaba cerrado, y
esa frase aparentemente benévola «ella es como entonces, ¿qué será de tí ahora?, yo recuerdo que
de la familia, imagínate, lleva trabajando con nos- eras linda.
otros quince años;», y que volvió al poco tiempo y ella se levantó la falda y no tenía pantalones
de estar nosotros viviendo en Santa Lucía, y a los y entonces ella me dijo que me la sacara, y nos
otros además a todos, mis santos, los apóstoles de veo tumbados en el piso, dudando del poder de
una causa perdida, señor. los demonios, y ella me dijo que me la sacara,
Los fantasmas de esa primera comarca, donde pero yo me puse a mirarle entre las piernas, y
todavía quedan huellas de los linchamientos sim- yo recuerdo que no tenía pantalones y yo no
bólicos, la quemazón de judíos de paja en Semana sentí el olor a queso que decían Julio y Reji y
Santa, esos primeros fantasmas son los que mue- los otros muchachos que decían que los bollos
ven las' hojas de palma ellos, ellos mismos, cuan- olían a queso y que casi era un mito popular, pero
do aparentemente es el víento el que las mueve y yo me puse a mirarle entre las píernas y no quise
la niña reaparece como un fantasma más, la niña, abrirme la portañuela porque me dio asco y lo que
que era negra, y era amiga mía y venía a veces hice fue apretarme muy duro contra ella y sentí
a mi casa y se quedaba maravillada con la gran como una cosquilla como un empalagamiento pero
lámpara de lágrimas de la sala y jugaba conmigo no quise abrirme la portañuela porque me dio
y con Un amigo mío julio, julio, que vivía al lado asco, o porque quizá yo pensaba que me la iba a
de mi casa, y la niña cantaba una cancioncita manchar de negro-avemaría purísima (sin pecado
chirle temple vino a cuba concebida) padre, yo me confieso pecador (eres
guan tu tri perdonado, hijo mío) no, padre, no...
en un barco americano y no ha de aparecer mi hermana, eternamente
guan tu tri- de pupila en la escuela de monjas-no ha de apa-
a enseñarle a los cubanos recer, sepultada por la sombra de Abel, no ha de
guan tu tri- aparecer en estas impulsadas páginas, ni ella. ni
el fútbol amerícano Adam, ni Eva, porque lo que yo quiero decir ahora
guan tu tri es que siempre recordaré mis primeras lecturas.
que servía de acompañamiento al juego de manos los muñequitos, los comics, las historietas ilustra-
ése del «un gato cayó... en un pozo», la niña, yo das. también los films de aventuras, Tarzán, los
recuerdo, se llamaba reina y se reía con la zeta poemas de La Fontaine, las aventuras de Bertoldo
y yo recuerdo la primera vez que hicimos eso, Bertoldino v Cacaseno, Dick Turpin y Arsenio Lu-
porque yo sé, yo sabía, que ella ya lo había he- pín. Rudvard KioHna. mi bisabuela que leía que
cho varias veces con los otros muchachos del ba- me prestó que me recomendó La Vorágine. siem-
rrio, y con Julio, va lo sabía, y también sabía que . pre levendo-Ia recuerdo, a ella Therése, leyendo sin
una vez su mamá la había cogido haciendo «eso» espeiuelos a los setenta años cualquier cosa que
con Regi detrás de un tablado, y que la mamá le le cavera E'n sus manos, Bohemias vieias, La Ca-
había dado una paliza, pero que no tenía razón baña del Tia Tom. El Tesoro de la Juventud que
porque según dice mi mamá, su mamá, es decir, nunca leí aunque ella me dejó su gastada estro-
LOS CANIBALES INOCENTES 73

peadarota edición leída y releída cien veces, El compañía es uno mismo, esos momentos en que
Quijote, del que yo hubiera querido que ella me los personajes de casi todas las malas novelas, y
leyera sus pasajes favoritos, pero lo único que me aún en algunas buenas, cogen y van caminando
contaba era de las leyendas de los emigrados «por las oscuras callejuelas» y pasan revista a su
franceses esos que vinieron a Cuba huyendo de la vida o nada más a lo vivido últimamente, bueno,
insurrección de los esclavos haitianos, y de los pues decía yo que el supuesto personaje pasa re-
esclavos que vinieron con sus amos, como los es- vista a su vida (y casi siempre llega a la terrible
clavos que vinieron con mi tatarabuela, y de lo conclusión de que toda su vida ha sido inútil o que
mucho que se había llorado a su madre y del día míra que yo siempre me dejo arrastrar a las situa-
que ella, mi bisabuela, se había escapado de la ciones más escabrosas de las cuales yo no sé
casa y se había pasado tres días en el pleno cam- nunca cómo escapar y bueno, todo lo demás) pero
po come naranjas come naranjas come naranjas lo que yo confieso es que yo nunca me pongo a
y come más naranjas y que fue-cansada de dormir conversar conmigo mismo porque quizá me abu-
al raso y hambrienta hambrienta de solo comer rra o quizá sea un personaje, no de las malas no-
naranjas-y se trató de colocar de criada en una velas esas de que yo hablaba. sino de las aún
finca vecina, pero mira, si es la señorita Mans- peores (aunque siempre se da el caso, no quiero
Lamothe-y la devolvieron al hogar renegado-y tam- hablar de papá Hemingway) en las que los perso-
bién recuerdo las otras aventuras vividas estas, najes se limitan a decir lo que está necesariamen-
de Abel y de los otros-y recuerdo los prejuicios y te estipulado que él diga. y nada más, y por su-
las arrogancias y la denigración que demuestran puesto no sea un personaje, de esos brillantes per-
ciertas actitudes de mis ángeles y mías también. sonajes de Stendhal, o de esos supuestamente
y yo recuerdo la tarde que Abel de dijo a Chicha, "brillantes» personajes de Oscar Wilde. porque
la muchacha que vino a trabajar después que Elda no es que yo mismo me vaya ahora a decir torpe,
se había ido porque creo que el marido había con- pero es que yo siempre me he aterrado en esas
seguido una botella o algo así, y además ya Elda suarés en que se presume que cada vez que al-
no era una muchacha, y Abel le dijo a Chicha que guien de los presentes abra la boca se diga la
él le daba un medio si ella se dejaba agarrar aque- frase adecuada. la frase más brillante, la frase del
llo (yo digo que recuerdo, pero lo que recuerdo año, Y LOS RECUERDOS NO SON SOLO LOS
es que Chicha me lo contó, porque en ese mo- MIOS
mento yo me estaba bañando y también recuerdo sino también los de los demás
que en el baño me estaba mirando los escasos porque ayer un amigo mío me hizo una historia de
pelitos que me estaban saliendo en la región del cuando él era chiquitico y yo lo veía a él, niño
pubis) y Chicha le dijo que estaba bien, que le distante con la misma posiblemente la misma na-
diera primero el medio, y él se lo dio, y entonces ricita de ratón de ahora, él mirándose a sí mismo
ella agarró una olla en la que estaba hirviendo distante en los años, distante en los recuerdos,
agua y le salió corriendo detrás a Abelito, gritán- distante con todos los personajes que ya no están
dole "corre cabrón, coño, que si te agarro te voy y los que ya no se les recuerda si no es en la
a pelar como un pollo» y él salió corriendo por la anécdota, y todo aún más envuelto quizá, en la
puerta y luego me llamó por teléfono y me dijo bruma, más envuelto en la bruma. porque a sus
que Chicha le había robado un medio;-y es enton- recuerdos se unían los míos. y los de los presen-
cen por qué, sí, es por eso que yo le digo que-en tes, y cuando él la terminó. es decir, la anécdota,
lo que puedan valer mis recuerdos de infancia-o se desarrolló el siguiente diálogo:
que yo los escriba -es decir... etc. etc etc., miren Narrador-Y nosotros no hemos hablado nunca más
la cosa es que no soy yo sólo él que recuerda de eso (se refiere al suceso narrado) pero cada
y aún más el que en las caminatas de regreso a vez que yo veo a X o a Y, me acuerdo de las
casa todavía tiene es decir tengo yo y tienen otros hojas de... (yo no me acuerdo de qué tipo de hojas
o sea esa es mi teoría. que no soy yo solamente eran, lo que recuerdo es que eran hojas de un
el que tiene miedo de conversar consigo mismo. árbol muy poético. yo debiera llamar ahora al na-
es decir, que se teme cuando la única posible rrador y preguntarle... pero es que no tiene te-
74 GUILLERMO CUEVAS CARRION

léíono, bueno, qué se va a hacer)... las hojas de Narrador- A lo mejor alguno de ustedes escribe
A verde, del juego de la hoja machacada (la anéc- un cuento sobre eso.
dota era muy a lo Señorita Julia, con un patio, un
El otro- Mira a Pepe (ése soy yo: J. L. C.) cómo
excusado, en el cual se encerraba uno de los per-
le brillan los ojos.
sonajes, una niña supersexuada, la que se escan-
dia en el excusado, como dije, y esperaba, que por Yo me rei y no pensé escribir un cuento sobre
turno, fuesen pasando los otros personajes, que si los recuerdos de mi amigo, pero es que ahora lo
juzgamos por lo que recuenta el narrador suso- he dicho aquí, y si lo he dicho es porque yo creo
dicho sobre su caso particular, ya que nunca con- que si estas páginas tienen alguna importancia,
sultó a los otros sobre sus experiencias, se res- ésta vendrá dada por lo que tengan de común
tregaban contra el cuerpo, el vientrecito de la Lo- mis recuerdos con los recuerdos de los otros, de
lita, mientras ellas se levantaba su faldita, y daba los que lean mis recuerdos o alguno de mis re-
y obtenía placer de los otros cuerpos, cuerpecitos, cuerdos, que se ha logrado filtrar a través de esta
tan poco desarrollados como el de ella. La hoja catarata de palabras mal ordenadas, porque ahora
verde servía en el caso dado como reloj rudimen- yo recuerdo que hace unas páginas yo hablaba de
tario mientras estaba uno de ellos encerrado en mí como un personaje odiado de novela, y lo que
el excusado con Annabel Lee, otro machacaba, con quiero añadir es que yo odio esas novelas en las
una piedra, una hoja bien verde del árbol ese del que hay un escritor que está escribiendo una no-
que no recuerdo el maldito nombre, y cuando la vela (a no ser que sea una sucesión infinita; por
hoja estaba bien machacada, piedra contra piedra, ejemplo: una novela, digamos «La margarita.. , en
gritaba, le avisaba al otro, iYa!, y que pase el si- la cual hay un personaje que escribe una novela
guiente) y yo (sigue hablando mi amigo el narra- -la misma anterior- llamada «La margarita», en
dor) siempre he pensado que es un buen tema la cual hay un personaje que escribe una novela
para un cuento. llamada «La margarita» y así sucesivamente, pero
Yo-Sí, es un buen tema para un cuento. ese caso no se da y además no se puede estirar
Otro de los personajes- Lo que deberías apurarte la trama para llenar el tamaño de una novela) y
y escribirlo tú, no vaya a ser que alguien te robe yo nunca seré ese personaje porque esto no es
la idea. una novela, y además yo creo ciegamente que el
Narrador- No, si a mí no me importa, en fin de verdadero valor de los recuerdos radica en los
cuentas yo no soy un escritor. recuerdos, y no en la literatura sobre los recuer-
El otro- Sí, es verdad, porque si no ya lo hubieras dos, y por eso es que al comenzar anoche a lle-
escrito. nar estas once cuartillas no me movió el deseo
Un tercero- Bueno, eso no se sabe, porque aquí de hacer literatura, sino el simple deseo de co-
los escritores siempre están pensando en temas municarme, de evocar y de ayudar a evocar y
geniales para escribir, pero nunca se deciden y además, lo que deseo hace tanto tiempo, enterrar
lo escriben. el pasado de la mejor manera, escribiendo so-
El otro- Pero yo sigo pensando que es un buen bre él.
tema. José Lorenzo Cruz, 1962
EMIR RODRIGUEZ MONEGAL

Encuentros con Nicanor Parra


Primero, los desencuentros. Durante un año (se- resignado a no conocer al poeta chileno, cuando
tiembre 1950 / agosto 1951), Nicanor Parra y yo descubro en la lista de pasajeros del Andes que él
compartimos el mismo aire húmedo, el mismo cli- también viajaba de regreso al Nuevo Mundo.
ma verde, los mismos coletazos del racionamiento, Pude verlo entonces: pequeño, compacto, con
en la pobladísima Inglaterra. Ambos estábamos be- una cabeza de enorme frente despejada y unas
cados por el Consejo Británico: él para estudiar arrugas simiescas, cavadas sin duda desde la in-
matemáticas superiores en Oxford, yo para realizar fancia, que le dan una mueca permanente de feroz
una investigación literaria (sobre Andrés Bello y el alegria, los ojos intensos y algo fijos en los que
romanticismo) en Cambridge. Hasta teníamos un también baila una risa; en la boca, en cambio,
amigo en común: John Adams, uruguayo de naci- una sonrisa triste, casi de dolor y tierna. Viajaba
miento, inglés de extracción, persona muy inquieta acompañado de una rubia hermosísima, su segun-
y curiosa por todo lo hispanoamericano. Adams da mujer, encontrada en Inglaterra pero de origen
lo había conocido en 1949, cuando el poeta viaja- sueco. Hacian una linda pareja, reservados, autár-
ba hacia Oxford; se habían hecho amigos en el ticos, con un aire de visible luna de miel. En el
barco, habían llegado a componer (con la entonces mismo barco, viajaban otros becarios, algunos de
señora de Adams) unos imposibles hermanos Marx ellos chilenisimos, como Eduardo y Marisol Pinto.
para la fiesta del cruce del Ecuador. Cuando lle- Pronto estábamos todos componiendo un grupo
gué a Londres, conocí a Adams y éste pronto em- más o menos homogéneo de turistas intelectuales.
pezó a hablarme de Parra, o Paara, como pronun- Se hablaba mucho de literatura, de arte, de polí-
ciaba él con inconfundible acento. Yo sabía algo tica, de América y Europa, de teatro, de sociología.
del poeta chileno. Recordaba haber visto unas Todos sabíamos quién era Parra y queríamos acer-
lineas (muy cáusticas) de Carlos Poblete en su carnos, decirle que admirábamos su obra o sen-
mediocre Exposición de la Poesia Chilena (Bue- tíamos curiosidad por ella, que su fama había lle-
nos Aires, 1941); recordaba haber leído allí y en gado hasta nosotros. Pero habia algo en la pareja
la excelente Antologia de Poesia Chilena, de Ser- que nos detenía. En los momentos más frívolos
gio Atria (Santiago, 1946) algunos versos de Parra. atribuíamos esa paralización a la luna de miel; el
El poeta que reflejaban esos recuerdos, era un motivo, sin embargo, era insuficiente. En la sonrisa
joven nacido en 1914, muy dotado para el verso, de Parra, en la dolorosa sonrisa de Parra, desmen-
melancólico y sentimental, en que apenas si algún tida por el patetismo de sus ojos, había otra ex-
rasgo de humor venía a cortar la incontenible vena plicación que (demasiado superficiales o tontos)
lírica. La imagen que me ofrecía John Adams a no supimos comprender. A los catorce días de
través de su caótico retrato oral parecía inconci- viaje el Andes llegó a Montevideo y tuve que de-
liable: un hombre lleno de humor y agresivi- sembarcar sin haber conocido a Parra.
dad, capaz de personificar a Harpo Marx, de lucir
toques latinos de Don Juan, y enormemente versa-
do en matemáticas. Más que su poesía, esta ima- Unos ojos sin párpados
gen trunca despertó mi curiosidad. Durante el largo
año de mi residencia en Cambridge, se habló mu- Después habrían de llegarme noticias de él. Algu-
cho de conocer a Parra. Muchos fines de semana nas literarias, otras personales porque a pesar de
pasaron sin que pudiera concretarse un encuen- la incomunicación hispanoamericana los chismes
tro en el dos veces centenario cottage que tenía corren y se saben cosas. Todo no andaba bien con
John Adams en Shepreth, delicioso pueblito a vein- la deliciosa Inge que había entrevisto en el Andes;
te minutos de Cambridge. Una vez (Mahoma va Parra había debido suspender sus clases por un
hacia la montaña) hasta organizamos con John una par de años al haberse quedado totalmente afóni-
excursión a Oxford para visitar a Parra. No fue co; en uno de sus poemas (Autorretrato) pude leer
posible localizarlo por razones misteriosas que entonces:
(ahora comprendo) tenían más que ver con la ca- Mirad aqui, muchachos,
pacidad de desorganización de John que con las Esta lengua roida por el cáncer;
artes elusivas de Parra. Ya me iba de Inglaterra Soy profesor de Fisica:
76 EMIR RODRIGUEZ MONEGAL

Se me ha destruido haciendo clase. Cuando volví a Montevideo, me apresuré a pu-


Después de todo o nada blicar en Marcha (cuya sección literaria entonces
Hago cuarenta horas semanales. dirigía) una nota sobre la vida literaria en Chile
¿Qué os parece mi lengua? (Quiénes son los jóvenes y dónde se les encuen-
¿ Verdad que da terror mirarla? tra, abril 23, 1954) que iba ilustrada por un poema
Aunque el poeta no crea sólo con la materia de de Nicanor Parra (el Soliloquio) y otro de Gon-
su vida, esos versos me asaltaron con una verdad zalo Rojas. Meses más tarde recibía su segundo
que iba más allá del propósito deliberado de meta- libro de versos, publicado después de un silencio
forizar la angustia. Sentí en ellos ese hálito trágico de más de quince años. Parra había estado prepa-
que había creído entrever también en los ojos de rando morosamente su libro en el destierro inglés,
Parra. Algunos meses más tarde, en diciembre de en la muda soledad de su regreso a Chile, en su
1953, estuve en Santiago por una temporada. Otra angustia y dsesperación. Se iba a llamar Oxford
vez, el benemérito Andrés Bello y su discutido en- 1950 porque ese nombre y esa cifra indican el
tronque con el famoso Romanticismo me hacían preciso instante en que el poeta más o menos
salirme de cauce. Pasó mucho tiempo antes de garcialorquiano de Cancionero sin nombre (1938)
lograr contacto con Parra. Un día, creo que por sufre la crisis terrible de la que emergería el ver-
intermedio de otro Bello (Enrique, descendiente dadero Parra. Pero el libro que llegó a mis manos
del ilustre caraqueño) pude conocer personalmen- decía, con increíble acierto: Poemas y antipoemas.
te a Parra. Entonces ocupaba un pequeño apar- Por este libro, Parra ingresaba a la gran corriente
tamento moderno cerca de la Biblioteca Nacional de poesía de la lengua española.
donde yo trabajaba. Ya habia recuperado el ha-
bla y seguía viviendo con lnge. Lo ví un par de
veces y me impresionó por el calor de su trato. Violeta la cantora
No recuerdo de qué hablamos aunque es seguro
que de poesía. No me dejó ir de su casa sin al- Hay algunos encuentros más. Son relativamente
gunos libros (le encanta regalarlos), entre ellos recientes y sirven para precipitar del todo la ima-
una hermosa edición del Vasauro, del gongorino gen que había sido revelada con tan morosos pla-
don Pedro de Oña, que me recomendó con mucho zos. En enero de 1962 fui invitado por la Univer-
énfasis justificado. sidad de Chile, junto con Carlos Martínez Moreno,
También me regaló un apartado de los Anales a participar en un Seminario de Literatura Hispano-
de la Universidad de Chile, en que Enrique Lihn americana que tuvo lugar en Santiago, bajo la
escribía una Introducción a la poesia de Nicanor dirección de don Arturo Torres Ríoseco. En dicho
Parra (diez páginas de vaguedades con alguna ca- Seminario volví a encontrar a Parra. Nos vimos
racterizacíón acertada de tanto en tanto) y se reco- muchas veces pero quiero hablar ahora de una
gían trece de sus mejores poemas. Allí (al fin) pu- noche memorable en su casa prefabricada, de ma-
de conocerlo. Porque esa compacta antología reco- dera, que desde lo alto de La Reina domina la
ge algunas de sus obras maestras: el Autorretrato, vasta extensión luminosa de Santiago. Allí pude
La vibora, La trampa, Los vicios del mundo moder- medir en un solo golpe de intuición lo que era
no, el Soliloquio del individuo. En esos versos du- Parra. O mejor dicho, Nicanor. Porque esa casa
ros, agónicos, vitriólicos, y a la vez tiernos y constituye su mundo más íntimo, allí el poeta se
desamparados, pude reconocer esa cualídad heri- abre por completo. No faltó (como no falta nunca
da de los ojos de Nicanor Parra, esa mirada que en Chile) buena comida y mejor bebida, pero lo
traspasa, esa risa fúnebre, ese humor juguetón y que hizo la noche fue la presencia de Violeta
a la vez ardido. El poeta hablaba de sí mismo, Parra, hermana del poeta y cantora (no cantante,
despotricaba contra las mujeres, contra la tiranía aclara Nicanor) de melodías populares. Ella misma
del teléfono, contra la corrupción del mundo, con: las recoge en su fuente, las canta con una voz que
tra el yo que nos encierra en su cárcel, pero lo no requiere otra escuela que su intensa intuición
hacía sin piedad para sí mismo, con dolor, con la artística y las acompaña con una guitarra que
horrible lucidez de unos ojos sin párpado. también canta. Oscura, vestida de negro, el pelo
ENCUENTROS CON NICANOR PARRA 77

negro lacio escuetamente recogido, los rasgos in- con que separa nítidamente cada verso y una cier-
dios acentuados, Violeta Parra no gasta palabras ta alegría sardónica que le desborda por los ojos,
ni" cortesías. Vive pendiente de su guitarra. Cuando principalmente cuando descubre en la risa incon-
. la tiene en los brazos se transfigura. Empieza a tenible del oyente que el verso ha dado en el
cantar y se forma un círculo incantatorio: la voz blanco. Cuanto más duro y arbitrario el verso,
es pesada como el sueño, se entra por los resqui- cuanto más cómico y desgarrado, más ferozmente
cios del cuerpo y cuando queremos acordar la vo- alegre se pone Nicanor. Pero es la suya la alegría
luntad nos falla. Sólo podemos escuchar, vivir pen- de quien sabe que está haciendo bromas con la
dientes de ese hilo de voz que nos domina. La vida y la muerte.
voluntad férrea de la cantora nos posee. Sólo una cosa es clara:
Había una muchacha de esas que no saben es- Que la carne se llena de gusanos,
tarse en su sitio y que se mueren si todos no dice uno de sus Versos de salón. Esa claridad
están pendientes de sus encantos. Interrumpía para últiina inunda su poesía y le da, paradójicamente,
hacer comentarios, se movía en el asiento, buscaba una fuerza increíble de vida. Porque lo que mis
cosas en la pieza de al lado, hasta que Violeta ojos pudieron comprobar esa noche de enero de
la echó con una sola palabra seca, como la que 1962 fue la plenitud de Parra. El poeta en su
se dirige a un perro molesto, a un niño estúpido. habitat, conseguido al final de tanta peregrina-
La dijo y siguió cantando. No se rompió el hechi- ción, de tanto dolor, de dos matrimonios deshe-
zo sino que esa pequeña demostración de vigor chos, adquiría al fin sentido completo. Así como
sirvió para que se cerraran aún más las aguas ne- la lectura de los Poemas y antipoemas me había
gras de la hipnosis sobre nuestras cabezas. Los permitido descifrar los signos de aquella máscara
ojos concentrados y hasta doloridos por el foco entrevista en el Andes, ahora la sesión en su casa
de luz que daba sobre la guitarra, el oído puesto de La Reina, me permitía reconocer la plenitud
en el alma de esa voz, todos sentíamos que Violeta, interior que ya había alcanzado Parra y de la
esa Viola, era una bruja ejecutando un conjuro, que el poema contra Freud era un admirable sín-
revelando misterios, abriendo caminos en los sub- toma. Yo conocía estos versos que habían sido
terráneos del alma. publicados en la revista chilena Alerce (julio-
Detrás de ella, con la sonrisa perenne que ya agosto 1961). Recuerdo con qué gusto había leído
me hacía acordar la máscara dolorosa de Lon y hecho leer en Montevideo sus irreverentes es-
Chaney, o el Conrad Veidt de El hombre que ríe, trofas que satirizan la manía del psicoanálisis, uno
Nicanor Parra escuchaba y absorbía cada nota. de los vicios del mundo moderno que ya había
Algunas de las cosas que Violeta cantaba eran denunciado Parra:
de él, de esa Cueca larga que yo había leído en Vemos un automóvil.
Londres, 1959, traída por la mano de John Adams Un automóvil es un símbolo fálico.
(otra vez), y que en el contexto británico de mi Vemos un edificio en construcción.
apartamento de la calle Ossington, con bibliotecas Un edificio es un simbolo fálico.
victorianas, negra chimenea, y grandes ventana- Nos ínvitan a andar en bicicleta.
les, casi no tenía sentido. Ahora, cantadas por La bicicleta es un símbolo fálico.
Violeta o recitadas por Nicanor, las poesías de Vamos a rematar el cementerío.
la Cueca larga adquirían su ritmo, su entonación, El cementerio es un simbolo fálico.
su acento. Vemos un mausoleo.
Esa noche, Nicanor leyó para Martínez, para Un mausoleo es un símbolo fálico.
mi mujer y para mí, algunos de sus mejores poe- Vemos un dios clavado en una cruz.
mas. Esa voz que él creyó perdida, roída por un Un crucifijo es un simbolo fálico.
cáncer que estaba mordiendo realmente su alma, Nos compramos un mapa de la Argentina
se levantó nítida y escueta para decir el Solíloquio Para estudíar el problema de limites.
del individuo, La víbora, el poema a Siegmund Toda Argentina es un símbolo fálico.
Freud. La voz de Nicanor es asardinada y seca; Nos invitan a China Popular.
cuando lee no pone otro énfasis que la intensidad Mao Tse-Tung es un símbolo fálico.
EMIR RODRIGUEZ MONEGAL

Para normalizar la situación gente amiga. En esos pocos días, tratamos de


Hay que dormir una noche en Moscú. aclarar los encuentros y desencuentros. Se habló
El pasaporte es un simbolo fálico. mucho de poesía porque la poesía es el alime~to
La plaza Roja es un simbolo fálico. de Parra. Pero se habló con la seriedad, con el
Las carcajadas de Martínez Moreno deben es- ahinco, con el sentido profesional, con que él
tar resonando todavía en La Reína. Porque esta siempre habla de todo. Para él, la poesia es un
poesía no es sólo cómíca por lo que dice sino que quehacer, es una faena, es el resultado de una
la voz de Nicanor la hace más cómica, con un operación consciente del poeta sobre sí mismo.
sentido íncreíble del timing, una sobriedad en el Pude saber muchas cosas que algún día habrán de
énfasis, una socarronería de la dicción que deri- aparecer en un estudio que me prometo sobre
van simultáneamente de la experiencia ancestral Parra: circunstancias biográfícas menudas que acla-
del índio y de sus dos años en Oxford. El poeta ran la intensídad de algún poema (el Soliloquio,
lee con el papel iluminado por una lámpara y escrito de un tirón mientras se espera una maldita
envuelto él mismo en la penumbra. Al fondo la llamada telefónica), ideologías que explican el
mesa de trabajo, abarrotada de libros, papeles, nuevo rumbo de su poesía (en Siegmund Freud
cacharros y objetos de cerámica. Forrando las hay una apasionada defensa de China comunista),
paredes de madera, está la madera de las biblio- rasgos de humor o aforismos que iluminan su con-
tecas y la madera de los libros revueltos en una ducta creadora (..Me puse a descargar las palal
heterogeneidad que demuestra bien a las claras bras para poder escribir poesia, a descargarlas de ~
las dos vocaciones de Parra: alta matemática, los significados ajenos, para poder cargarlas des-
Mecánica Racional, compartiendo el mismo espa- pués de los significados mios» j, proyectos para el
cio vital con los poemas de Ezra Pound o la lírica futuro inmediato (un Manifiesto que servírá de base
de Lope de Vega. En las demás habitaciones para las publicaciones de un Taller de poesía, tal
abiertas, las enormes telas oníricas de Violeta vez un viaje al Río de la Plata).
Parra miran con sus mismos ojos de hechicera. La semana larga que estuve con Parra confirmó
En ese marco escenográfico encaja perfectamente la visión del año anterior y la documentó en mil
Nicanor, como no encajaba en el apartamento pequeños detalles. Lo volví a ver entero y cen-
funcional cerca de la Biblioteca, como no enca- trado. Descubrí al mismo tiempo que se encuen-
jaba en la sonrisa pálida de equívoca luna de tra en un momento crucial de su vida poética.
miel del Andes. Ahora lo veo, lo encuentro, lo re- La publicación de los Versos de salón en 1962
conozco. cierra el ciclo de la antipoesía. Ahora, desde el
viaje a China, Nicanor no quiere hacer poesía
sólo para poetas y críticos. Quiere hacer poesía
que sea para todos. El poema a Siegmund Freud
El lenguaje de todos los días es como una despedida de las complejidades del
mundo moderno, es decir del mundo occidental.
A principios de 1963 vuelvo a estar con él en Val- En su Manifiesto, Parra busca expresar la poesía
paraíso y en Santiago. Otra vez la Universidad de usando el lenguaje más llano, el rítmo más ím-
Chile ha servido de enlace; otra vez una mesa re- perceptible, la dicción menos notable. No es poe-
donda sobre la literatura hispanoamericana, nos ha sia, dijo Ida Vitale al oirlo recitar y hasta cierto
acercado. He pasado unos días de enero viviendo punto su juicio es válido porque representa la
en La Reina, en ese cuarto que dominan las telas reacción de un poeta y un crítico dedicado por
superrealistas de Violeta Parra, abrumado por los entero a la poesía. Pero lo que busca ahora, hon-
monstruos que sueña su pincel, por los colores de- damente, calladamente, empecinadamente, Nica-
tonantes, por la ciega explosión de vida subterrá- nor es una poesía que no sea "poesía». O que no M
nea que emerge de estos cuadros como emergE! lo parezca. Una poesía que se haya depurado de
de la oscura voz de su guitarra. He compartido tal modo de todo lo que es moda, estilo, manera,
con Parra mesas redondas y cuadradas, conversa- que pueda surgir con una inmediatez, lina vibra-
ciones a solas, mano a mano, largos viajes con ción absolutamente inéditas. Es decir, una poesía
ENCUENTROS CON NICANOR PARRA 79

\ que vuelva al punto mismo en que el lenguaje de línea o líneas que el poeta recoge se inserta casi
~dOS los días es ya poesía. siempre la palabra propia, el giro único, el efecto
que una súbita aproximación de voces produce
finalmente. Así, por ejemplo, en «Far West», unas
frases que podrían haber sido recogidas literal-
El poeta recopila mente de bocas espontáneas, adquieren un sentido
suprarrealista en la línea final. He aquí el texto:
Corriamos a tal velocidad
Un año después, hacia octubre 1964 y en el mar- Perseguidos de cerca por los pieles rojas
co para ambos exótico de las ruinas mayas de Que las ruedas de nuestra diligencia
Yucatán, pude volver a hablar largo y tendido con Comenzaron a girar en sentido contrario.
Parra sobre su nueva teoría poética. El pretexto Otras veces, no es la visión suprarreal, sino la
que nos había convocado en Chichén-ltzá era un mera yuxtaposición de textos lo que produce el
simposio de la Fundación lnter-Americana para las estallido poético, como pasa en «Aviso»:
Artes al que también asistían Carlos Fuentes y Estudiantes de Humanidades
José Donoso, Sebastián Salazar Bondy y Dalmiro En vez de escribir palabrotas
Sáenz, Jorge Ibargüengoitia y Ulises Chocrón, Juan En los muros de las letrinas
Rulfo y Marta Traba, José L. Cuevas y Fernando Escriban Dios
Szyslo. En medio de reuniones formales e informa- Escriban Virgen Santisima.
les, de paseos por las ruinas y de excursiones a Pero, siempre, la poesía se alcanza por un pro-
Mérida, sostuve con Nicanor una conversación llena ceso que ha descrito admirablemente Guillermo
de hiatos pero de increíble continuidad temática. Sucre en su presentación de estos Artefactos. «En
El motivo era su concepción actual de la poesía. ellos su poesía anterior alcanza mayor acuidad y
El centro se hallaba en una teoría de la recopila- despojamiento. Queda roto todo hilo discursivo:
ción que poco a poco fue poniendo en claro Nica- el lenguaje no existe sino como frases sueltas y
nor y que asoma ahora, transparente, en su última simples notaciones. Como Beckett en el teatro,
colección de versos, esos sorprendentes Artefactos este poeta tiende a una reducción total de los me-
que la revista Imagen de Venezuela ha presentado dios expresivos. Y por este camino nos enfrenta
como suplemento a su número 13 (noviembre al absurdo de la vida moderna. Estos poemas
1967). más que textos son pretextos: el lector debe re-
~- El poeta no produce realmente poesía, viene a solver la aventura que ellos implican y le pro
decir Parra. La recopila. El poeta es un oído aler-
ta que recoge la poesía de boca de los hablantes.
ponen. Son, finalmente, una gran em¡:¡res a de des-
'iñffi1Téación a través del ~ Desmitificación
+1
ek Esa poesía espontánea sólo requiere una mínima ~do, pero también del lenguaje y. del hom-
\J operación de poda, o de fina reordenación de sí- bre que lo expresan.»
labas, para convertirse en poesía total. Por eso, Pero volvamos al Simposio de la Fundación In-
en la imagen sugerida por Parra, el poeta viaja ter-Americana.
por el mundo con el oído abierto y un cuaderno Hace calor en el ómnibus que nos lleva de Chi-
de apuntes a mano, cuaderno que se va llenando chén-Itzá hasta las ruinas casi babilónicas de
de toda la poesía que produce la colectividad. Uxmal. Atravesados por el aire cálido, por los fogo-
En Artefactos hay algunas muestras de endecasí- nazos del sol, hablamos con Parra de esa poesía
labos naturales, como estos: colectiva, de ese poeta único que subyace los es-
fuerzos de los miles de poetas individuales que
La muerte es un hábito colectivo.
en el mundo han sido. Cuando llegamos a Uxmal,
Tú no me dices nunca la verdad. el sol nos abruma. Nicanor corre a comprar unos
sombreritos de paja, muy a la moda norteameri-
Dime si te molesto con mis lágrimas.
cana, que venden en plena arqueología los descen-
Esto no quiere decir, es claro, que toda la poe- dientes de los mayas. Compra tres: uno para él,
sía de Artefactos sea mera recopilación. Sobre la otro para mí y el tercero para Sebastián Salazar
80 EMIR RODRIGUEZ MONEGAL

Bondy, el inolvidable autor de Lima, la horrible, caras orientales que acechan todo desde la ranu-
que ya estaba enfermo del mal que lo mataría al ra de sus ojos oblicuos. No le digo nada porque
año siguiente pero que todavía nos parecía lleno sé que la realidad de Chinatown es muy otra. Lo
de amístad y humor y vida. Dejamos por un rato dejo que vaya descubriendo que todas las pagodas
de hablar de poesía para sumergirnos en ese la- se reducen a una pagoda superpuesta sobre un
berinto de arquitectura preborgiana, creado (como edificio moderno y ella también bastante moderna
la poesía con que sueña Parra) por el esfuerzo de aspecto a no ser que se quiera contar como
colectivo de un pueblo. Subimos escaleras, acce- pagodas a los kioskos telefónicos que terminan
demos a galerías y avizoramos desde las terrazas en techitos orientales; que los inescrutables asiáti-
uno de los paisajes humanos más deslumbrantes. cos ya visten a la manera occidental y tienen más
Todo el tiempo entonces no pude evitar el senti- cara de aburridos que de misteriosos; que el opio
miento de reconocer una continuidad profunda y no se ve ni huele por ningún lado. Nos conformamos
subterráñea entre la piedra de Uxmal y esta otra con un restaurant de los de aire acondicionado en
arquítectura de sonídos que recopila infatigable que la comída, al estilo de Cantón, es excelente.
Nicanor. Pronto, olvidados de todo exotismo, discutimos sin
parar sobre América Latina y creamos, por la mera
obsesión y la lengua, un ambiente distinto. Ya no es
más Chinatown sino una chifa peruana. A la vuel-
Canciones en Nueva York ta, subimos hasta mi habitación en el Hotel de la
Quinta Avenida y mientras tomamos algo fresco,
Parra nos lee una secuencia de poemas que ha
Después de ese encuentro lo he vuelto a ver va- compuesto en 1964 y en la Unión Soviética. Las
rias veces más y en muy distintos escenarios: en llama Canciones rusas porque fueron escritas du-
Nueva York, 1966, con motivo del Congreso del rante una estadía de unos seis meses, o recogen
P. E. N. Club; un año después en Puerto Azul, Ve- un estado de ánimo que tiene sus raíces en aquel
nezuela, en otra reunión de la Fundación lnter-Ame- viaje y aquel distanciamiento.
ricana para las Artes; luego en París, hace apenas Las canciones son independientes pero tienen
unos meses, cuando iba de paso para Cuba; y como un hilo subterráneo que las atravíesa: un
también lo he visto en Santiago de Chile, en va- hilo hecho de nostalgia, de lejania, de exotismo
rías ocasíones memorables. De esos encuentros y al mismo tiempo de una profunda soledad, ilumi-
quisiera evocar sólo dos, pero alterando un poco nada lúgubremente aquí y allá de premoniciones
el orden cronológico para que se entiendan mejor muy graves. El poeta que las ha escrito está lle-
las cosas que quiero decir. Empiezo con el en- gando a zonas terribles de si mismo. Nicanor ha-
cuentro en Nueva York, del que quedan unas no- bla de sus canciones como si fueran poemas muy
tas redactadas por mí entonces en forma de diario ligeros, y en cierto sentido lo son porque están
y que ahora reproduzco con algún mínimo retoque. escritos en un tono menor, liviano y con un humor
Martes 14. De noche vamos a Chínatown, con los superficial que puede llegar incluso a la comicidad,
Vargas Llosa, Martínez Moreno y Nicanor Parra. La Pero es lo que está debajo de ese humor lo que
ídea es de María Vargas, que como buen peruano golpea al oyente. Sin la dureza terrible de los Anti-
admira la comida oriental y suele frecuentar las poemas pero también sin la vena cordial y muy
chifas (como llaman en Lima a los restaurantes chi- chilena de La Cueca larga, esta nueva secuencia
nos). El tiene una idea completamente cinema- suya parece combinar la levedad de trazado con
tográfica de Chinatown y mientras atravesamos la la gravedad de los sentimientos que el poeta
pobre barriada de Canal Street, con sus escuá- practica, el tono menor con una presencia invaso-
lidas casas, las leprosas fachadas de sus comer- ra de la fatalidad, el recuento de lo externo con
cios, los chubascos que nos azotan y dispersan, los golpes más implacables de la soledad. Nicanor
Mario Vargas va contando como en trance lo lee con una voz precisa y algo neutra; apena::.
que espera ver: pagodas que se recortan contra si apoya los pasajes irónicos y hasta consigue la
el cielo, antros en que se fuma opio, inescrutables carcajada en muchos casos, carcajada que' él
ENCUENTROS CON NICANOR PARRA 81

mismo acompaña con una risa corta, fuerte, que trucción entera parece hermosa y frágil, cálida por
le hace abrir la boca como una mueca. Lo escu- el color y olor de la madera pintada, con una
chamos leer con cierta reverencia porque Parra impermanencia que se traduce en ciertos crujidos
es un poeta muy entero. Y porque esas Canciones ocasionales, en las junturas demasiado visibles,
rusas, a pesar del tono casual, ponen cosas muy en la ausencia de esos artefactos que nos hemos
al desnudo. Para Vargas Llosa, que lo conocía resignado por identificar con la vida misma. No
poco, esta lectura es una sorpresa: Martínez y yo hay teléfono; el cartero no llega hasta allí: a menos
lo habíamos oído leer en varias ocasiones y sa- de tres cuartos de hora del centro de Santiago,
bíamos cómo su voz grave y su tono mesurado Nicanor parece vivir en otro planeta. Vive, sin em-
pueden transmitir impecablemente las tensiones bargo, muy metido en éste.
interiores de un verso aparentemente límpido. En Ver a Nicanor en La Reina es verlo en un ha-
estas Canciones la sentenciosidad del discurso bitat perfecto, construido por su mano y deco-
no impide que el poeta aparezca siempre conmo- rado por su inteligencia: el habitat elegido por este
vido. "Son tus Rimas», le digo en una pausa de la hombre que ha venido de Chillán y que tiene mu-
lectura, y Nicanor se sonríe con un pequeño gesto cho de indio debajo de su sobriedad británica.
de complicidad. Como las otras de Bécquer, éstas Porque Nicanor echa sus raíces muy hondamente
también tienen un pudor contenido, una melodía en la tierra de Chile y donde mejor se ven esas
sutil, una emoción desgarrada. raíces es en su hermana Violeta. En esos días en
que visito Santiago, Violeta se ha instalado en una
carpa de la Exposición Internacional de la Pro-
ducción; allí canta poemas compuestos por ella
Para las autoridades misma, vende vino y empanadas. Vamos a visitarla
una noche con Fernando Alegría, el crítico y na-
rrador chileno que está pasando ahora unas sema-
El otro encuentro que ahora evoco ocurrió casi un nas en la patria. (Está de profesor en Berkeley).
año antes, en Santiago de Chile, setiembre de Llegamos en el Volkswagen gris de Parra y baja-
1965. Yo estaba haciendo una jira por América mos como la imagen misma del desarraigo latino-
Latina y a mi llegada a la capital chilena traté de americano: Parra con un impermeable oscuro de
ponerme en contacto con Nicanor, lo que no es nylon y un sombrero de paja, de gruesa cinta vio-
siempre fácil. Parra vive en La Reina, en los flan- leta, muy a la gringo; Alegría totalmente occiden-
cos mismos de los Andes. Por lo general, los taxi- tal izado en traje y corbata norteamericanos; yo, con
metristas se niegan a subir hasta allí: alegan (lo el invisible, oscuro, uniforme masculino que la
que es cierto) que el viaje es largo y que no siem- vieja tradición británica ha impuesto hace décadas
pre consiguen clientes para la vuelta al centro; en el Río de la Plata. La Exposición ya está ce-
o simplemente declaran no saber cómo llegar y rrando y sólo quedan algunos rezagados. En la
efectivamente se pierden. Todo se arregla prome- carpa vacía están Violeta, con un amigo suizo que
tiéndoles el doble de la tarifa, pero la experiencia la acompaña con su quena, y un par de huasos.
tiene su significado. Porque el poeta chileno ha Hace frío y han prendido un frágil fueguito de as-
elegido un sitio que le asegura al mismo tiempo tillas en torno del cual nos sentamos. Para poner-
el contacto humano y la soledad, un lugar que lo nos a gusto nos ofrecen un poco de vino tinto y
lo acerca al mundo y lo protege de él. La casa, esas empanadas chilenas, sabrosas y picantes. Vio-
edificada sobre un cerro desde el que se domina leta conversa lentamente con los huasos que han
todo Santiago, rodeada de árboles y a la que se venido a traer ganado a la Exposición y que cul-
accede sólo por una empinada rampa para auto- tivan una lenta cortesía española para saludar, para
móviles o por unos escalones tallados sobre la servir el vino o servirse, para pedir algo. Violeta
tierra misma, es de madera prefabricada. Como es morena oscura, el pelo renegrido, la cara cu-
profesor de Mecánica Racional en el Instituto Pe- bierta de finas arrugas. Tiene ojos incandescentes.
dagógico, Parra está muy seguro de la solidez de Viste de negro como mujer de pueblo, con gran-
su casa pero para el inexperto visitante la cons- des faldas que caen sobre copiosas enaguas. Aun-
82 EMIR RODRIGUEZ MONEGAL

que Nicanor es su hermano mayor, ella parece más cantamiento que Violeta ha creado con su voz, con
antigua, como fuera ya del tiempo. Tiene cara de su fueguito (cada tanto arroja con la mayor lenti-
india aunque Nicanor insiste en que la nariz es tud una astilla al temblor de la llama), con su pre-
judía. Hay una curiosa y profunda relación entre sencia oscura. Violeta nos está dando una gran
los hermanos. Fue Nicanor el que la puso en la lección de arte popular y, sin saberlo, todos he-
pista del folklore chileno, el que la incitó a dedi- mos sido convertidos en los más sumisos discí-
carse a la creación, el que ha escrito para ella pulos.
algunas cuecas. Ahora Violeta ha superado en este
terreno al hermano. "Tiene un libro publicado en
edición bilingüe en Paris», me dice con cierto es-
cándalo afectuoso Nicanor. Y es cierto: Franc;:ois Cortesías que merecen palos
Maspéro ha publicado en un volumen que se titula
Poésie populaire des Andes, 1965, los cantos de
Violeta. No hay nada de celos en las palabras de El año pasado alguien (ya no recuerdo quién) me
Nicanor. De alguna manera muy sutil, él continua dijo que Violeta Parra se había suicidado. Parece
velando sobre Violeta como cuando la inCitó a irse que se pegó un tiro en la cabeza. Sólo meses más
al campo a recoger de labios ya muy viejos las tarde pude hablar con Nicanor de la muerte de
más primitivas canciones, las músicas más inau- Violeta. No sé bien qué le dije pero sé que él no
ditas. La ternura de Nicanor, ese hombre tan reser- quiso aceptar mi piedad, por más sincera que fue-
vado, se vierte sobre Violeta, desde el silencio se, porque Violeta podrá haberse borrado de este
con que escucha y observa. Una sutilísima ironía mundo por un acto voluntario pero para Nicanor
impregna cada una de las palabras con que Violeta sigue tan viva como antes. Hablamos de ella y de
se dirige a nosotros. Dice: "Vamos a cantar para cómo su vida se teje y desteje con la de él. Re-
las autoridades», como si Nicanor, Fernando Alegría cordamos algún encuentro, le di a leer las notas
y yo constituyéramos un ancestral jurado. Para esas que había hecho sobre ella. Más tarde, encontré
autoridades canta ella y la pureza de su canto pa- entre los Artefactos algunos que me iluminaron
rece venir de lo más hondo de la voz humana. mejor todo. Allí hay uno (el número doce) que se
No es lo telúrico, no; ese concepto resulta aquí titula agresivamente "Hay cortesías que merecen
bastante sospechoso. Sino lo esencial humano lo palos" y que pide:
que reconozco en esa voz fina, a veces demasiado Digan abiertamente se mató
aguda, pero siempre admirablemente entonada. Le
Se suicidó de un tiro en la sien.
digo que alguna de sus canciones me parecen me-
dievales y ella se sonríe con cierta picardía. Por- También encontré allí este otro, en que el negro
que esta mujer que parece una bruja del Sur (una del humor apenas si asordina la voz. Se llama
bruja buena y cortés, es claro) ha viajado mucho, 31 de Octubre" y marca una fecha:
conquistó París con su arte refinado de folklorista,
Entonces nos vemos mañana
ha recreado las canciones más primitivas con un
Punto de reunión:
conocimiento que es tan sabio y tan instintivo
Pabellón 31-Nicho 339
como el de su hermano en la poesía culta. Violeta
Peña de Violeta Parra.
hasta tiene sus ribetes de maestrita. Cuando al-
guien se equivoca en una alusión al estrecho de Pero el último poema que quiero citar, porque
Behring, lo corrige sin vacilaciones. También pone es el que me ha quedado sonando en la cabeza
en su sitio al acompañante suizo, que recogió en desde hace meses y porque me parece cierra me-
sus viajes, y que traicionado por su origen se ha jor esta zona del testimonio, es el que lleva el
puesto a hacer fiorituras con la quena: "Nada de número 13 de los Artefactos y se titula simple-
temblores», le dice: "La nota pura». Mientras tanto· mente «Aclaración,,:
las autoridades sorbemos nuestro vasito de vino Fallecer es un acto denigrante
tinto y mordisqueamos nuestras empanadas hacien- Suicidarse es actuar
do lo posible por no romper ese círculo de en- es estar vivo.
ENCUENTROS CON NICANOR PARRA 83

Entre poesía y no poesía viene pronunciarse todavía. El tiempo y sus poe-


mas dirán si la empresa es posible o si con este
Los Artefactos se publicaron en Imagen de Vene- nuevo avatar poético, no ha practicado un segundo
zuela al mismo tiempo que empezaba a circular suicidio simbólico más definitivo que el primero.
en todo el mundo anglo-sajón una edición bilin- Porque cuando el joven poeta dejó atrás a García
güe de Poemas y antipoemas hecha en Nueva York Larca, se desembarazó del lírico y melancólico
por la prestigiosa editorial New Directions y mien- que llevaba fuera, para dar curso en una poesía a
tras continuaba difundiéndose en toda América contrapelo y ríspida al poeta verdaderamente lírico
Latina la edición popular de La cueca larga y otros y melancólico que llevaba dentro, creando los po-
poemas, impresa en Buenos Aires por EUDEBA lémicos Antipoemas, muchos de sus mejores crí-
(1964), y en tanto que desde Chile, la Editorial ticos lamentaron la muerte del otro. Ahora, Parra
Universitaria difundía sus Canciones rusas (1967), vuelve la espalda a los Antipoemas pero no para
que había anticipado un año antes Mundo Nuevo retomar el gran énfasis lírico de sus primeros tiem-
(Núm. 3, setiembre 1966). En todos estos textos pos, sino para despojarse aún más, para esencia-
hay varias imágenes de Parra, desde la que ofrece Iizarse en una poesía que opera sobre el filo mismo
esa agresividad de muchos antipoemas hasta el de la nada poética. La empresa es terrible y está
lirismo contenido de las Canciones rusas. Pero es siendo jugada con los ojos bien abiertos, en un
sobre todo el Parra de los Artefactos el que me esfuerzo último y supremo por descargar com-
parece más aventurado, oscilando siempre en el pletamente las palabras. Un nuevo Parra está na-
límite mismo entre poesía y ausencia de poesía. ciendo. Habrá que esperar la hora de salir de una
Aquí asoma un nuevo Parra, sobre el que no con- vez por todas a su encuentro. O

APORTES
Revista trimestral de Ciencias Sociales
publicada por el ILARI
Número 8

LITERATURA Y SOCIEDAD
Colaboraciones de: JACQUES LEENHARDT, FERNANDO ALEGRIA, IBER H.
VERDUGO, JOSE GUILHERME MERQUIOR, GUILLERMO YEPES BOSCAN,
RUBEN BAREIRO SAGUIER

Suscripción anual: 4 dólares US

Redacción y administración:
23, rue de la Péplnlére
Parls-S'
MANUEL SCORZA

El libro en la calle
Perú, Venezuela, Colombia y Cuba conocieron en- por la dictadura de Odría. Volvimos como todos
tre 1958 y 1966 una experiencia sin precedentes: los desterrados: con un montón de manuscritos.
miles de libros editados en colecciones populares Ingenuamente creíamos que la gente se iría a preci-
que se agotaban en pocas horas en plazas y ca- pitar sobre nuestras publicaciones, pero la desilu-
lles: tiradas fabulosas de hasta 300.000 ejemplares sión fue inmediata: nadie logró vender más de 50
que se vendían en una semana. Esos famosos Fes- ejemplares. Entonces empecé a efectuar un son-
tivales del Libro tuvieron un hábil gestor: el poeta deo. Entrevisté a cientos de personas en fábricas,
peruano Manuel Scorza. Del "milagro Scorza» ha- cafetines, escuelas y casas. A todos les planteaba
blaría Alejo Carpentier, con razón. la misma pregunta insolente: a usted, ¿por qué no
El fervoroso espectáculo de la Plaza San Martín, le interesa la cultura?, ¿por qué odia los libros?
de Lima, atiborrada por una muchedumbre que se Casi todos respondieron que los libros eran muy
disputaba colecciones de libros, hoy ha concluí- caros y la gente más sencilla confesó su temor
do: el desaforado experimento de Scorza debe ha- de entrar a las librerías. Era un círculo vicioso:
ber creado miles de nuevos lectores y debe haber no se editaban libros porque no había lectores
abierto varios caminos entre el escritor y su públi- y no había lectores porque no se editaban libros.
co, pero al mismo tiempo ha dado la medida de Entonces pensé: hay que llevar el libro a la calle,
la realidad cultural, por lo menos del Perú, con- llevarlo a las mismas fábricas. Las librerías son el
virtiendo a Scorza en una suerte de víctima cata- el único lugar donde no es posible vender libros:
lizadora. Ocurre que su última versión de esos amedrentan a las mayorías. Entonces nació el Pa-
Festivales, Populibros Peruanos, fue arruinada por tronato del Libro Peruano.
directa intervención oficial, al ser prohibida la J. O.: Eso fue en 1958. ¿Qué pasó con este
venta de las colecciones en plazas y calles. Esta Patronato?
prohibición, a la que dio curso la Municipalidad de M. S.: Empezamos con una serie de diez libros,
Lima, culmina una serie de presiones contra los de Palma a Mariátegui, de González Prada a Va-
planes de Scorza: sus ediciones, por ser masivas, llejo. Propuse editar 100.000 ejemplares para ven-
fueron consideradas "peligrosas», pues estaban di- der a 10 centavos de dólar cada ejemplar. Los li-
fundiendo la violenta y rebelde literatura peruana breros peruanos rieron a coro. Pero Manuel Mu-
de los últimos años. El titular de un matutino lo- jica Gallo, intelectual y hombre de recursos, aco-
cal sintetizó el punto de vista oficial: "Municipali- gió mis planes. 100.000 libros era todo lo que en
dad clausura Populibros y prostíbulos». el Perú se había editado en los últimos diez años.
Económicamente arruinado, Scorza no pierde el Pero ya sabes lo que ocurrió: en la Plaza San Mar-
buen humor que se le conoce. Ahora que ha de- tín una muchedumbre peleó seis horas y en un día
jado de ser un hombre rico -lo fue por etapas no quedó un solo libro.
intermitentes- tiene mejores motivos para sonreir J. O.: Sí, la colección de diez ejemplares se
de su papel aventurado de gerente de una edito- vendía a cincuenta soles. Y ese experimento, se
rial cuyo mejor capital fueron a veces sus abultadas multiplicó inmediatamente, ¿no?
deudas. Sin compromisos de tipo alguno, está aho- M. S.: Fue un verdadero "boom». En un año
ra dispuesto a contar a fondo los vaivenes de su surgieron, nada menos, quince editoriales y se lan-
intensa experiencia editorial: una experiencia rica zaron 4 millones de libros. Ediciones tan fabulo-
por cierto, que tal vez económicamente estaba sas como los 750,000 ejemplares de las Obras
destinada al fracaso (Scorza era un hombre-or- Completas, de José Carlos Mariátegui, preparada
questa en su editorial), pero que de todos modos por sus hijos. Así, en un año se editó siete veces
constituye uno de los grandes momentos de la más que el total de libros de la Biblioteca Na-
vida del libro latinoamericano.- Julio Ortega. cional. Todo eso está consignado en un número
de Correo de la Unesco.
J. O.: Quisiera que me hablaras un poco del ori-' J. O.: Pero todo ese .. boom» no fue más allá
gen de los Festivales del Libro. del año. ¿Qué ocurrió realmente?
M. S.: Hace una década un grupo de escritores M. S.: Las razones están en el chauvinismo.
retornamos de un exilio de siete años impuesto La mayoría de los editores insistió en publicar
ENTREVISTAS 85

sólo libros peruanos, resucitando autores de las haberse concretado en una de las grandes edito-
margues literarias. Hubo incluso una prédica con- riales para Latinoamérica. ¿por qué se detuvie-
tra las editoriales que lanzaban «libros extranjeri- ron?
zantes», y los mismos periódicos se sumaron a M. S.: Será la primera vez que lo hago público.
ese chauvinismo. Por otro lado, tuve que soportar Nosotros llevamos todos nuestros recursos a Cuba,
también la arremetida de los escritores que se en- pero entonces sobrevino la conocida crisis: los
frascaron en una guerra civil, creyendo que yo batistanos huyeron del país llevándose todo el di-
había descubierto petróleo en la Plaza San Martín. nero y el gobierno prohibió la salida de dólares.
El mismo gobierno intervino en el asunto; negati- Nuestras cuentas fueron bloqueadas. El gobierno
vamente, claro. En un reportaje, yo cometí la tor- peruano, sumamente deseoso de amparar un re-
peza de jactarme de haber publicado más libros clamo contra Cuba, me ofreció su intervención di-
que todos los gobiernos juntos. El propio Minis- plomática. Pero yo hablé con Guevara, entonces
tro de Educación, el historiador Jorge Basadre, Ministro de Industrias, quien me dijo: "Cuba no
encabezó un manifiesto contra los Festivales del tiene ni para comprar penicilina para los niños;
Libro proclamando, "en nombre de la libertad de escoge si procederás como editor o como escri-
expresión», que eran un monopolio funesto. tor». Por cierto, volví a Lima con la camisa. Y lo
J. O.: Fue una guerrilla literaria que todavía se peor: conmigo naufragaron los derechos de varios
recuerda: de genio de la lámpara pasabas a ser escritores que nunca supieron que no teníamos ni
el lobo feroz. Pero ya habías editado cuatro se- para estampillas.
ries en un año y el 59 dejabas el país. ¿Qué ocu- J. O.: Se ha dicho que el éxito de los Festi-
rrió entonces? vales era el impacto sobre el público, que com-
M. S.: En Caracas conocí a dos personas extraor- praba por curiosidad pero no más de una vez,
dinarias: el novelista Alejo Carpentier (25.000 ejem- ¿o tú crees que nuestro público podría sostener
plares de El reino de este mundo se habían ago- indefinidamente esas cifras?
tado en una semana en Lima), y al poeta Juan Lis- M. S.: Para resolver esa pregunta y pagar deu-
cano; gracias a la colaboración de ambos se efec- das (es muy interesante leer la biografía de Bal-
tuó un Festival venezolano. En una sola semana zac pero espantoso vivirla) me lancé a otro expe-
vendimos 300.000 ejemplares. Después fui a Bo- rimento: Populibros. Tú has visto cómo fue eso:
gotá y el éxito fue idéntico, agotamos el mismo publicamos una serie de cinco libros (tres autores
tiraje; conté allí con la ayuda de Jorge Zalamea internacionales y dos peruanos) cada mes. El éxi-
y Eduardo Caballero Calderón. Me satisface re- to fue fulminante: doce series en un año, y un
cordar que en esa serie colombiana se editó la millón de libros vendidos. Pero como dice el
primera novela de un escritor entonces desconoci- Buscón, "fuéme peor». En nuestros países la lite-
do: La Hojarasca, de Gabriel García Márquez. Ale- ratura es una literatura anticonformista, pero el
jo Carpentier me invitó luego a ir a Cuba. En La gran público ignora este hecho. Ignora que los li-
Habana editamos tres series, con un total de un bros peruanos le revelan su realidad, hecha de
millón de ejemplares. miseria, explotación, corrupción, abuso. Pues bien,
J. O.: ¿Qué proporciones hay entre esos increí- la venta de 100.000 ejemplares mensuales comen-
bles tirajes y la situación normal de un libro? zó a crear un profundo malestar en las clases di-
M. S.: El tiraje normal de un libro en español rigentes y la publicación de ciertos libros convirtió
oscila entre 5.000 y 10.000 ejemplares que, se ese malestar en persecución. La publicación de
distribuyen y venden en un año en veinte países. La eiudas y los perros, de Vargas Llosa (el re-
Naturalmente, de ese tiraje se espera vender 100 presentante de Barral había vendido antes
ejemplares en el Perú. Bien, nosotros habíamos ven- 1.000 ejemplares) encolerizó al ejército. Lima la
dido 100.000 libros en una semana en un país horrible de Sebastián Salazar Bondy (que era ase-
donde los libreros vendían 100 en un año. Una sor de Populibros) y el terrible libro Lima en Rack
simple operación aritmética te indica qué tirajes de Oswaldo Reinoso, enfurecieron a los moralis-
es posible alcanzar en América Latina. tas. El éxito de El amante de Lady Chatterley
J. O.: Pues bien, todo ese éxito fantástico pudo rebalsó el vaso: el Opus Dei nos declaró la gue-
86 ENTREVISTAS

rra. En todos los púlpitos de Lima los sacerdotes masa vive pues, incluso por esa razón, al margen
lanzaron sermones contra Populibros; en las puer- de la cultura. La solución está en llegar a ella por
tas de las iglesias se vendieron ejemplares de una otros medios. El experimento de la editorial Ren-
edición contra Populibros del periódico católico contres en Francia, que está vendiendo cientos de
Actualidad.,Simultáneamente los cronistas literarios miles de Balzac completo, lo prueba: hay que)
d~ los periódicos recibieron orden de no nombrar vender de casa en casa. Para interesar al lector
más la editorial. Y ni siquiera se aceptaron avisos es preciso enterarlo del contenido del libro. El
pagados. Y el golpe de gracia: el Alcalde de Lima, lector-masa está perdido en una especie de templo
mi antiguo profesor de literatura, me comunicó a donde lo cunfunden nombres mágicos; hay por eso
través de la Policía Municipal que el Concejo ha- que explicar el contenido del libro. Pero si com-
bra acordado suprimir el permiso para la venta de paramos la publicidad que recibe, por ejemplo, un
Populibros en las calles de Lima. Así, una buena campeonato sudamericano de fútbol, resulta que
mañana el Alcalde completó la obra que años los Festivales, que congregaron la quinta parte
antes inició el Ministro de Educación del Perú. de los espectadores de un campeonato (hablo de
Pero el público probó que puede sostener esta Lima), utilizaron sólo la 36' parte de la publicidad
experiencia indefinidamente. que tuvo ese campeonato. Es un problema de co-
J. O.: De alll a la actual quema de libros había municación. Es por eso que la reacción se ríe dD
un paso. los libros mientras no circulan; si circulan se
M. S.: La quema de libros empezó realmente vuelven locos. Por eso acabaron con Eudeba, con
con Populibros. En el Colegio Militar se quemaron el Fondo de Cultura, con Populibros.
públicamente ejemplares de La ciudad y los perros. J. O.: ¿Piensas continuar estas batallas o te has
Es importante que la opinión latinoamericana co- retirado definitivamente?
nozca este hecho; cientos de libros son incinera- M. S.: Ya cumplí mi cuota: me cortaron la co-
dos directamente en las oficinas de Correos. Hace leta. Pero no es una batalla perdida, queda una
unas semanas un editor peruano (Juan Mejía Baca) gran experiencia. Y ahí están las nuevas editoria-
devolvió sus condecoraciones al gobierno como les que amplían cada vez más su gravitación lati-
protesta. noamericana: Milla, Alvarez, Díez Canedo con
J. O.: Ahora se sabe que el origen «legal" de Mortiz, la gente de Era, de Siglo XXI, etc. Yo creo
esta medida es un Decreto de la última Junta Mi- que en en nuestros paises -que son un cemen-
litar que ordenaba la censura de «libros subversi- terio de gente que deserta a los treinta-, el es-
vos". y bueno, ¿cuáles son los mecanismos que critor fracasa porque la sociedad lo silencia, "im-
tú atribuyes al éxito de venta del libro popular? pidiendo su vocación que es decir la verdad. El)
M. S.: El problema es complejo. Escarpit de- escritor sólo puede conquistar la libertad a tra-
muestra una cosa interesante: la ubicación de las vés de sus libros. Y hay que romper con el viejo
librerías en las príncipales cíudades del mundo mito de la burguesía: el escritor confinado a su
prueba que el 80 por ciento de la población de buhardilla. Ese mito es una trampa que intenta
esas urbes sólo para llegar a las Iibrerlas necesita alejarnos de la realidad.
dos o tres horas de puro transporte. Esta inmensa J. O.: Tu largo trabajo con editoriales creo que
fue una tregua en tu trabajo de escritor. ¿Qué hay
ASOMANTE de tu poesía?
Revista trimestral M. S.: Tengo ahora dos libros en México en
trance de publicación. Un largo poema épico acer-
Directora: ca de la rebelión de Túpac Amaru, que se llama
NILlTA VIENTOS GASTaN Balada de la Guerra de los Pobres, y otro que se
Administradora: titula El Falso Peregrino, que prologará Jorge Za-
María Teresa C. Díaz García lamea. Este libro incluye mi poema Déborah que,
como sabes, obtuvo el segundo lugar en el con-
Apartado 112
curso Poesia Portugal que auspició la Alianza de
San Juan de Puerto Rico Escritores de Roma. O
JEAN L. ANDREU

Cortázar cuentista
Después de Bestiario (1951), Final del juego (1956 las principales constantes de Cortázar las encon-
y 1964), Y Las armas secretas (1959), Todos los fue- tramos sobre todo en su talento de cuentista, en
gos el fuego (Buenos Aires, Editorial Sudameri- su manera de desarrollar una acción en vaso her-
cana,1966) es el cuarto libro de cuentos de Julio méticamente cerrado y de jugar hasta el vértigo
Cortázar (1). Por encima de las vicisitudes de la con espejos de doble faz
inspiración o de ia edición, Cortázar no abandona
Como en Bestiario y en ciertos cuentos de Final
este género literario en el que se convirtió en maes-
del juego, Cortázar se destaca creando microcos-
tro y en el que es reconocido como tal, en tanto
mos humanos, pequeños mundos minuciosamente
que su obra propiamente novelística (Los premios,
arreglados, estrictamente aislados y rodeados de
1960; Rayuela, 1963) le ha valido elogios más mi-
fuerzas amenazadoras y misteriosas. Mundo ce-
tigados. Habría algo que decir sobre esta prudente
rrado como el de "La autopista del sur», crónica
reserva del público y de la crítica, pero no es aquí
de un embotellamiento monstruoso en las puertas
nuestro propósito. Los nuevos cuentos de Cortá-
de París, una noche de verano y que se eterniza
zar (uno de los cuales da título al libro) son ocho.
hasta el absurdo. Prisioneros de la autopista y de
Consideramos fastidioso analizar estos cuentos uno
sus vehículos, los personajes se organizan para
por uno y establecer entre ellos distinciones de va-
sobrevivir. Las estaciones se suceden; se vive, se
lór necesariamente subjetivas. Tanto más que a través
muere, se nace sobre una autopista bordeada de
de los temas, los lugares y los personajes se abre
presencias hostiles e inalcanzables que vuelven
paso una cierta unidad, la unidad misma del universo
aleatoria cualquier evasión:
"cortazariano». También sería vano y arbitrario juz-
gar este libro haciendo referencia a una cronolo- "En plena noche alguien tiró una guadaña que
gía estricta de los cuentos anteriores para intentar golpeó sobre el techo del DKW y cayó al lado del
descubrir y definir la evolución, los progresos del Dauphine... El americano del De Soto... vino a la
escritor. No nos apresuremos por ello a concluir carrera y después de revolear la guardaña la de-
que el universo poético de Cortázar está inmovi- volvió campo afuera con todas sus fuerzas, mal-
lizado y es intangible y que nuestro autor está diciendo a gritos. Sin embargo, Taunus no creía
condenado a la repetición. En verdad la obra de que conviniera ahondar la hostilidad» (pág. 32).
Cortázar se extiende como el aceite: a partir de un Igual procedimiento de concentración en "La sa-
núcleo central de constantes, se difunde una fran- lud de los enfermos», en el que toda una familia
ja movible que gana nuevos dominios y este en- establece una barrera protectora alrededor de una
riquecimiento por absorción se efectúa sin que madre cardíaca para impedir por todos los medios
haya interrupción o trastorno radical del conjunto. que le llegue la noticia de la muerte de su hijo
En este nuevo libro, las constantes de Cor1ázar preferido, que podría resultarle fatal; en "La seño-
son inmediatamente perceptibles. Antes que nada rita Cora», en el que un adolescente, aislado en
el estilo, ese estilo tan particular, bonachón, sa- una pieza de clínica y luchando contra la muerte,
biamente descuidado, apropiado para tranquilizar es víctima de las perturbaciones afectivas propias
al lector ingenuo. Desde el comienzo del cuento de su edad, agravadas por la presencia antitética
estamos apresados por esta manera de escribir de una madre abusiva y de una joven enfermera
maliciosamente desenvuelta que nos arrastra, quie- inconscientemente cruel; en "Todos los fuegos el
ras que no, hacia situaciones poco ordinarias. Pero fuego», en el que una parte del cuento transcurre
en el recinto de un circo romano en donde se en-
frentan unos gladiadores ante la mirada diferente-
(1) El texto francés del presente artículo fue publi- mente interesada del procónsul y de su esposa:
cado en Carave/le (Núm. 8, Toulouse, 1967). Agradece-
mos al autor y al traductor, Rubén Bareiro Saguier, la todos serán atrapados en la ratonera del circo en
autorización para reproducir esta versión en castella- llamas. La otra parte del cuento, íntimamente mez-
no. Sobre Todos los fuegos el fuego, ya había publica- clada a la primera, transcurre a varios siglos
do Mundo Nuevo una reseña de Anibal Ford (Núm. 5, distancia, en un apartamento parisino mOlde'rnc),
noviembre 1966). El enfoque del profesor Jean L. An-
dreu agrega una valiosa perspectiva a las sutilmente el que dos amantes mueren, también
indicadas por Ford. (N. de la R.) incendio. Tocamos aquí uno de los
88 LIBROS Y AUTORES

Cortázar: el doble rostro de la realidad, el espejo mo si cuando lleguen las elecciones votaré por
de dos caras. Perón o por Tamborini, si votaré en blanco o sen-
Ya en cuentos como "Lejana" (de Bestiario), "La cillamente me quedaré en casa tomando mate y
noche boca arriba» y "Axolotl" (ambos de Final mirando a Irma y a las plantas del patio" (p. 197).
del juego), Cortázar había jugado con este proce-
dimiento mágico consistente en provocar el enfren-
tamiento, por encima del espacio y del tiempo, de Che Guevara como fuente
dos estados de un mismo personaje, de dos si-
tuaciones idénticas y reversibles. Esto es cierto Se hizo particular ruido alrededor de "Reunión",
para "Todos los fuegos el fuego", y a título signi- que había sido publicado antes (3), y que ocupa
ficativo. Igualmente para "La isla al mediodia", en un lugar especial en el libro. La narración tiene
el que un steward, fascinado por una isla griega por tema el desembarco castrista en Cuba, el 2 de
que sobrevuela regularmente a mediodía decide ins- diciembre de 1956. Semejante tema, inhabitual en
talarse en esta isla perdida. El día en que desem- el autor, ha conducido a la critica, algo sorpren-
barca allí, ve llegar por encima de su cabeza y dida, a reconsiderar su juicio sobre Cortázar. No
hundirse en el mar, cerca de su isla, el avión en era solamente el esteta, el fantasista, el imagina-
que servía, su avión de mediodía. En "Instruccio- tivo: con "Reunión" nos ofrece por el contrario
nes para John Howell", Rice, una noche de abu- "uno de los relatos más comprometidos -para ser
rrimiento en Londres, va al teatro. Allí se le intima más claros: políticamente comprometidos- de es-
para que represente, de improviso, el papel de tos últimos años" (4). Cabe preguntarse si "Reu",;
John Howell y se le explica someramente el papel: nión" solo basta para hacer de Cortázar lo que i
"Pero yo no soy actor"... "Precisamente", dijo ordinariamente se llama un "escritor comprome- I
el hombre alto. "Usted se da muy bien cuenta de tido". Sea como fuere, lo cierto es que Cortázar I
la diferencia. Usted no es actor, usted es Howell" utiliza en este cuento acontecimientos históricos \
(p. 131). recientes y de candente actualidad. ..J
A partir de ese momento Rice está preso en el El tono está dado por el epígrafe de Ernesto
engranaje de la ilusión cómica, y él no sabe, no Che Guevara que abre la narración. En seguida
más que el lector o el espectador, dónde está la uno se da cuenta de que Cortázar se ha inspirado
realidad y dónde la ilusión, si él es Rice o Howell, directamente en los recuerdos de guerra de su
o los dos a la vez. Esta duplicidad la encontramos compatriota (5). Descubrimos entonces que el hé-
magistralmente desarrollada en "El otro cielo". En roe y narrador de "Reunión" es el Che Guevara
este cuento, el protagonista argentino frecuenta el mismo, que Luis es Fidel Castro, que Pablo es
Pasaje Güemes del Buenos Aires de los años 40 Raúl Castro, que el Teniente es Camilo Cienfue-
hasta entrar como cosa natural en "el otro cielo", gas... Pero Cortázar no es historiador, es escritor
en su sueño vuelto realidad. Y, "aceptando sin re- y recurre a la historia para tomar allí un hecho
sistencia que se pudiera ir así de una cosa a preciso que tratará con su sensibilidad y su ta-
otra" (p. 167), se encuentra en la Galería Vivienne lento particulares. A este propósito, es significati-
a fines del Segundo Imperio, en París bajo la
amenaza prusiana, en el barrio de La Bolsa en
(2) Cada una de las dos partes de El otro cielo
donde se cruza con la figura famélica de Lautréa- lleva como epígrafe una cita de los Cantos de Maldoror,
mont, "el sudamericano" (2). Ese París "tan suyo", (3) En la revista Universidad de México, mayo 1946,
ese París en el que es agradable vivir y en donde y en Crónicas de América, Buenos Aires, J. Alvarez,
vive efectivamente en plenitud, cálido y libre, mien- 1965.
(4) Manuel Durán, "Julio Cortázar y su pequeño
tras que por el otro lado está condenado al exilio mundo de cronopios y famas». En Revista Iberoameri-
de un Buenos Aires familiar, apático y aburrido, cana; Pittsburgh, Pennsylvania, XXXI, Núm. 59, 1-6-1965.
un Buenos Aires terriblemente real: Artículo interesante y lleno de agudeza sobre el libro
de Cortázar, Historias de cronopios y de famas, Bue-
"y entre una cosa y otra me quedo en casa
nos Aíres, Ed. Minotauro, 1962.
tomando mate, escuchando a Irma que espera para (5) Ernesto Che Guevara, Pasajes de la Guerra Re-
diciembre, y me pregunto sin demasiado entusias- volucionaria, La Habana. Edic. Unión, 1963, 128 p.
LIBROS Y AUTORES 89

va que haya elegido entre las naraciones del Che Cortázar toma de Ernesto Guevara (peripecias del
Guevara la de «Alegría de Pío», la del «primer desembarco, indicaciones topográficas, etc.), pero
combate, o sea, el único en que participará Fidel entre esos hay algunos que, por la elección que
que fuera adverso a nuestras armas» (6). Podrían supone y por la transcripción que se hace, son re-
enumerarse los múltiples detalles concretos que veladores de la manera de Cortázar:

Alegría de Pío Reuníón

... casi todo el mundo mareado por falta de cos- -pero al menos ya no estábamos en la maldita
tumbre de navegación... (p. 7). lancha, entre vómitos y golpes de mar... (p. 67).
- ..• Y medía mundo enfermo, doblándose para vo-
mítar como si fueran a partírse por la mitad. Hasta
Luís, la segunda noche, una bilis verde que le
sacó las ganas de reírse (p. 67).
-... Y llamarle a eso una expedícíón de desem-
barco era como para seguír vomítando pero de
pura trísteza (p. 68).

mis condiciones fisicas eran deplorables des- - ... yo con un asma del demonío (p. 67).
pués de un largo ataque de asma soportado durante -... Y yo como un ídíota con mí pulverizador de
toda la travesia maritima ... (p. 9). adrenalina para poder seguír adelante... (p. 68).
- ..• Y me ahogaba todavía más, y Roberto me lle-
vaba el Spríngfíeld para que yo pudíese ínhalar
adrenalina con la naríz casí al borde del agua...
(p. 69).
-Tengo tanta fiebre que se me va pasando el
asma... pero píenso de nuevo en la cara de Rober-
to dejando los cínco pesos en la choza vacía, y
me da un tal ataque de risa que vuelvo a aho-
garme y me maldigo (p. 72).

Arbentosa, vomitando sangre por la nariz, la boca -... pero atrás se quedaron dos serranos, y el
y la enorme herida de la bala cuarenta y cinco ... segundo de Pablo con la cara hecha un embudo
(p. 9). por una bala cuarenta y cínco (p. 82).

Alguien, de rodillas, gritaba que había que rendir- - .... y sobre todo me acuerdo de ése que se puso
se y se oyó atrás una voz, que después supe per- a grítar que había que rendírse, y de la voz que
tenecía a Camilo Cíenfuegos, grítando: «Aquí no le contestó entre dos ráfagas de Thompson, la voz
se rinde nadie...» y una palabrota después (p. 10). del Teníente, un bramido por encima de los tíros,
un: "iAquí no se rinde nadíe, caraja!» (p. 83).

... en medía de escenas a veces dantescas y a - ... En esos momentos hay tonterías que se fijan
veces grotescas, como la de un corpulento com- para siempre; me acuerdo de un gordo, creo que
batíente que quería esconderse tras de una caña ... tambíén del grupo de Pablo, que en lo peor de la
(p. 10). pelea quería refugiarse detrás de una caña, se
ponía de perfíl, se arrodíllaba detrás de
(6) Ernesto Che Guevara. o. C., p. 5. (p. 82).
90 LIBROS Y AUTORES

Se ve, Cortázar sigue su fuente de cerca, pero desusada de la familia para cuidar a una enferma
la elección que realiza, su manera de desarrollar querida; solidaridad pasional y tácita de la mujer
miertos detalles, de insistir en otros, todo va en del procónsul y del gladiador condenado; solida-
el mismo sentido: tomar unos personajes desampa- ridad simplemente humana de dos camaradas, se-
rados en medio de una situación por ellos querida; parados un momento, que aspiran a reunirse de
y acentuar y poner al desnudo las miserias huma- nuevo para realizar un ideal común...
nas que seria preciso soportar para obtener un Se podrá afirmar que hay en ello una filosofia
dia el «rescate de tanto romanticismo necesario, bella y buena y que las almas nobles pueden sao
desenfrenado y peligroso" (p. 71), y, en un plazo car provecho. Sería ir exageradamente de prisa.
más largo, para ver brillar esa «estrella pequeña Cortázar tiene demasiado pudor para pretender
y muy azul... una estrella o un planeta... que no dictarnos una linea de conducta y demasiado ta-
era Marte ni Mercurio" (p. 86). lento para estorbar sus ingeniosas y atractivas
No estando en tela de juicio las simpatías de creaciones con algún mensaje. Espíritu libre, ape-
Cortázar, convendria ser prudente antes de hacer nas si sugiere velar sobre la esperanza frágil que
de «Reunión" un ditirambo beato de la revolu- subsiste en el corazón de un mundo a menudo ab-
ción castrista. Cortázar, y era de esperarlo, tiene surdo, pero que es nuestro patrimonio común, y
un lenguaje épico poco ortodoxo. Cuidadosamente en el que es necesario que nos acomodemos. D
guardadas las proporciones, el héroe de su narra-
ción vive el desembarco castrista un poco como
Fabrizio del Dongo asistía a Waterloo, es decir, con
una conciencia más que vaga del acontecimiento
histórico en el que participa. Para él, el importan- Segovia: el doble reconocimiento
te hecho de armas se resuelve en una suma apena-
nas soportable de sufrimientos físicos y de desga-
rramientos morales. La ausencia de todo lirismo de Con Anagnórisis (Siglo Veintiuno, Editores, S. A.,
mala ley hace de esta narración con tema excep- México, 1967), Tomás Segovia nos da el libro más
cional, una especie de contra-epopeya al nivel de importante de este momento. No es poco, porque
los días, un reverso de la medalla tierno y doloro- ha habido y habrá mil momentos sin «su" libro
so, pero de cuya autenticidad no puede dudarse. más importante y más bello.
«Ser valiente es siempre más fácil que ser hom- No trataré aquí de analizarlo, me parece inútil
bre" (7): ésta parece ser la lección moral de y además no sabria hacerlo. Quiero decir simple-
«Reunión". mente mi entusiasmo y cómo, durante los días en
"Lección moral,,: grandes palabras. Se piensa que leía los poemas, a medida que me perdía y
dos veces antes de calificar a Cortázar como mora- me volvia a encontrar en la complicada estructura
lista, y él mismo se rehusa a toda fijación, a toda del libro, todo lo que me rodeaba parecia tener
nomenclatura. El autor permanece fiel, repitámos- resonancias de los versos de Segovia que lo con-
lo, a algunos temas fundamentales que explota firmaban o lo contradecían, poco importa, fuera
dándoles cada vez un poco más de amplitud. Los una carta de Abelardo a Eloisa, fuera una pelí-
cuentos "porteños" de Bestiario, los cuentos "pari- cula de Rock Hudson, fuera un ensayo de Kierke-
sinos" de Las armas secretas dejan sitio a un hori- gaard, lo cual significa que Segovia ha tocado en
zonte más amplio, más «cosmopolita": está siempre su libro algunos temas esenciales, y que los ha
Buenos Aires y Paris, pero también Cuba, Lon- tocado en el centro.
dres, el Mediterráneo... Es cierto que el decorado Anagnórisis: reconocimiento de dos personas,
no es el asunto. Por el contrario, si los pequeños dos personajes. Doble experiencia: Segovia se re-
infiernos humanos que crea Cortázar son siempre conoce a sí mismo, reconoce la dualidad de su
tan crueles y desesperantes, se ve aparecer un no' identlda, niño y hombre, punto de partida y meta,
sé qué, que se parece a la solidaridad. Solidaridad
vital de los prisioneros de a autopista que organi- (7) Julio Corlázar, Las armas secretas, Buenos
zan espontáneamente la supervivencia; solidaridad Aires, Ed. Sudamericana, 1963.
LIBROS Y AUTORES 91

pérdida de la memoria para construir el recuerdo, dad; en este caso, Segovia, con todo y sus viajes
etc.; como consecuencia, reconocimiento del mun- por América del Sur, sus mujeres, sus libros:
do, de los otros, del otro. no tiene todavia nombre amar
Segovia traduce el comienzo de tal experiencia ni ser amado
en un estado de confusión y de caos, y los pri- soy el amor mismo
meros versos, aunque nos introducen de golpe en Que se nos da aquí en infinitivos e imperativos,
el ritmo que prevalecerá a todo lo largo del poe- como una invocación, como una plegaria, ya, im-
ma, dan la impresión de una orquesta que afina personal:
sus instrumentos: hundirme hundirme deshacer mis rasgos
volver a ser el nunca visto el ciego
La ciudad amanece entre los brazos de la niebla
el anunciado virgen de memoria
Destrucción de sí mismo sólo provisional, unlca-
¿estamos al principio o en el fin de los tiempos?
mente provisional, porque al valor de reconocer
El verso final será en cambio un estallido de luz
la vanidad del mundo sigue el valor de seguir
admirablemente sereno:
viviendo:
Abre los ojos soy yo
atrévete a mirar ya pasó todo
Entre comienzo y fin, se construye el accidenta- o nada ha sucedido o era un sueño
do proceso que es ante todo una lenta depuración
de la memoria: lo vamos a soñar otra vez todo
este puño de polvo rojizo el corazón
disuélvelo fusión dilúyete memoria
no es esto lo que busco pero es bueno
El alma se resiente de tales exigencias, su des-
entro en las aguas de un blanco Leteo nudez total, su orfandad puesta al descubrimiento;
Despojamiento, destrucción de la persona para y expresa este desgarramiento y sus contradiccio-
encontrar el ser, pérdida voluntaria de la identi- nes en juegos de palabras (que no son juegos):

munDO
nuevo publicará en los próximos números:

relatos de Max Aub, Haroldo Conti, Fernando Ainsa, J. M. Fernández Vázquez, Juan
José Hernández, Marta Lynch, Juan Carlos Onetti, Elvira Orphée y Nélida
Piñón.
poemas de W. H. Auden, Héctor Bianciotti, Cecilia Bustamante, Humberto Diaz Casa-
nueva, Miguel Angel Fernández, Charles Olsen y Ted Hughes.
ensayos de Vicente Barretto, Roberto Burle-Marx, Arturo Echavarría, Anthony
Herbert Luthy, Paul de Man, Adolfo de Obieta, Julio
Severo Sarduy.
entrevistas Francisco Ayala, Guillermo Cabrera 'Infante, Beatriz Guido, VI~ldirnir
kov, George Pendle y William Styron.
92 LIBROS Y AUTORES

pero cómo avanzar hacia el origen aceptamos intelectualmente, el poeta perdido para
que cada nuevo paso aparta nosotros, encontrado de sí mismo en el infinito de
despertar para verme cómo duermo su espacio y su tiempo recobrados. La música y
desde aqui inmóvil ver cómo me alejo la letra de las canciones, en cambio, se nos pe-
y salir a mirarme desde afuera gan, nos acompañan terminada la lectura, las can-
cómo me quedo dentro tamos al mismo tiempo que el poeta. Pero una
Espiral, laberinto del lenguaje que no basta para cosa es impensable sin la otra. Segovia ha encon-
expresar una experiencia que lo pone, a él mismo, trado en la sabia, coordinada, armoniosa yuxtapo-
en tela de juicio, y al que a veces el poeta suelta sición de los dos lenguajes, la mejor solución a la
las riendas para que también él se quede solo, doble tendencia (<<espiritual .. o «intelectual .. y «car-
para que cante, solo, su tralalá: nal .. para nombrarlas de algún modo) que su poe-
En un infierno de orfandad Orfeo Infiel sía manifiesta. Toda su obra es un esfuerzo para
inmerso en su marisma y más misero que conciliar la forma y el contenido de esos dos
[el mismo Marsias mundos, para llegar al punto de encuentro que
apela al limpio Apolo apenas en un soplo sus libros anteriores (Luz de aqui, 1958; El sol y su
¿irá a decir Euridice la certidumbre? eco, 1960), anuncian, proponen, pero que no alcan·
será de sal si sale al sol ilesa za plenamente hasta Anagnórisis.
y el áureo hilo de un aria delirante hilará la Decía:
[lira es desnuda la carne un pensamiento
la-Ia·ra-Ia-li-ra... materia que arde en expresión
Pero hay momentos en que el alma logra dejar
oír su verdadera voz, logra salir a flote en medio oh carne de la luz
del naufragio, apoyada precisamente en el len-
guaje, y es entonces cuando se expresa en versos sólo el mundo del alma tiene peso
de una claridad y una sencillez enceguecedoras:
siento que cruzo el espacio más triste El cuerpo de las horas
La impotencia antes declarada del lenguaje es
milagrosamente vencida gracias, por ejemplo, a En su irreal fulgor
tres y griegas de piernas abiertas: tanta tibieza de carnal blandura
la tierra yace gris y yerta como un asesinado
memoria imán del tiempo
oh fiel lastre carnal
Los dos lenguajes Decía. Eran momentos solitarios, vIsiones fugiti·
vas. En Anagnórisis, Segovia, sin decirlo, traduce
En Anagnórisis conviven dos lenguajes que corres- ese estado de lucidez poética en que todos los
ponden a la doble estructura del libro: un poema milagros son posibles, la luz, la memoria, el alma,
central sembrado aquí y allá de canciones. Aquél, el pensamiento, devienen carnales, adquieren peso:
narración de un proceso espiritual, exige un tono la carne, el peso de un poema redondo, perfecto.
intelectual, frío, casi áspero a veces, en que cada Porque simultáneamente las piedras, las ciudades,
palabra va cargada de significaciones culturales, los ríos, el pan, la carne, gracias a un lenguaje
exige un ritmo concienzudamente construido y llevado a su más alto grado de abstracción y de
sostenido, lo que hace su lectura tensa, difícil. En poder sugestivo, se vuelven transparentes, inter·
las canciones, por el contrario, variedad de ritmos cambiables, se diluyen en el espacio.
y tonos igualmente bien logrados, de una manera
más directa y más profunda emotivamente, el poe- Hacia la madurez
ta nos va dejando en herencia (su calidad emotiva
nos hace recibirlos como si se tratara de una he- Anagnórisis es un poema fundamentalmente alegre
rencia) esos pedazos de vida de los que su me· (no digo optimista). Que no nos engañen algunos
moria se despoja. Lo que narra el poema central lo acentos nostálgicos, elegíacos. porque:
LIBROS Y AUTORES 93

Soy yo quien pone el pie en la trampa gido díecisiete relatos de Julio Cortázar, seleccío-
Segovia nos transmite minuciosamente las vicisi- nadas entre los distintos libros del célebre narrador
tudes y las flaquezas de su alma, pero desde la argentino.
otra orilla, y hay una alegre aceptación del desa-
fio más allá de todos los peligros: Aguilar, de Madrid, nos ha hecho llegar algunas
Las tormentas corrieron al capricho del de sus últimas novedades. Entre ellas sobresalen
[viento dos nuevos volúmenes de Juan Ramón Jiménez:
mas no es mentira el viento Estética y Etica Estética es una selección a cargo
Pues el proceso espiritual cuyo resultado es de Francisco Garfias, de textos de crítica que abar-
Anagnórisis ha sido cumplido como una vocación. can los más variados temas de (Góngora a Gui-
En el largo camino que lleva a la madurez Sego- lIén) y asumen los más diversos tonos, desde el
via descubre: Pensar que todo el tiempo, en mi aforismo al ensayo; Libros inéditos de poesía, 2,
lugar más quieto, me sentaba en silencio frente a que continúa la recopilación, hecha por el mismo
un niño leal. Garfias, de los volúmenes nunca recogidos por el
Hay por qué estar alegre. Un hombre se ha reco- autor. También dos nuevos títulos de Eugenio D'Ors
nocido a sí mismo, y se ha reconocido se incorporan al catálogo de Aguilar: se trata de
familiar del mundo. las reediciones de Menester del crítico de arte y
Es decir, de nosotros. Mis salones. Ambos volúmenes llevan ilustraciones.
ULlSES CARRION En la Biblioteca de IniCiación Hispánica se desta-
can las Olímpicas, de Píndaro; Los erudítos a la
víoleta, de José Cadalso, y la Antología provisional
de Ramón de Garciasol. La colección de Evocacio-
nes y Memorias dedica un copioso volumen a
Nuevas publicaciones Espoz y Mina, El guerrillero, obra de José María
lribarren. El libro está ilustrado con grabados y
mapas.
Entre los libros sobre temas hispánicos publicados
recientemente en Francia se destaca el estudio de En Montevideo, la Editorial Alfa continúa reeditan-
Marcelle Auclair, Enfances et mort de Garcia Larca do la obra de Mario Benedetti, el autor más po-
(Niñeces y muerte de García Larca), que han pu- pular de aquel país. En su cuarta edición entra
blicado las Editions du Seuil. La obra extensa y La tregua, tal vez su mejor novela, en tanto que
documentada, con abundantes fotografías, explora Inventario 67 (colección de su poesía) y Quíén de
la personalidad de Lorca, que Mme. Auclair cono- nosotros (su primer novela), alcanzan ya la tercera
ció personalmente y cuya obra ha vertido al fran- edición. Entre los nuevos títulos que ha publicado
cés. Desde sus infancias, milagrosamente preser- Alfa sobresalen: Las abejas y las sombras, segun-
vadas en plena vida adulta, hasta su muerte si- da novela del narrador hispano-uruguayo Jesús C.
niestra, la autora francesa arroja nueva luz sobre Guiral, que obtuvo en 1964 el premio Alfa con
un escritor que continúa vivo, a más de treinta Los altos muros, una primera novela; Detrás del
años de su sacrificio. También en París, las Edi- rojo, cuentos de Sylvia Lago que se destacó con
tlons Gallimard han publicado algunas nuevas tra- dos novelas (Trajano y Tan solos en el balneario)
ducciones hispánicas. Pié ces d'idéntité es el título hace algunos años; Crónica de cuatro estacíones,
de iD versión que ha hecho Maurice Edgar Coin- de Juan Carlos Legido que es más conocido por
dreau del último libro de Juan Goytisolo (v. Mundo su obra dramática; La tierra prometída, de Ernesto
Nuevo, n':'·m. 12 y 22); La foire es la versión del Contreras, que obtuvo con este libro el Premio In-
libro homón:mo del destacado narrador mexicano ternacional de Primera Novela en Cataluña; Morir
Juan José Arreola, obra que habia publicado ori- en fa ciudad, primer libro de poemas de Carlos
ginariamente Joaquín Mortiz, de México, en 1964; Mario Fleitas, que se había revelado hace
con el título de Gité'S (Yacimientos, en el más am- de dos décadas con una colección de
plio y ambíguo sentidc de la palabra), se han reco- publicada hebdomadariamente en
94 LIBROS Y AUTORES

tevideo; El desarrollo del Uruguay en la post- dez-Santos y José Martínez: 512 páginas de gran
guerra, estudio del conocido sociólogo Aldo So- formato, limpiamente diagramadas y ampliamente
lari, y Uruguay 67, El paisaje uruguayo, del escri- ilustradas con fotografías y dibujos. "La idea de
tor Daniel Vidart. Con estos titulas Alfa continúa este libro -explica Fernández-Santos- nació el
difundiendo lo mejor y más nuevo de las letras pasado mes de febrero [se refiere a 1966] (...) la
uruguayas. Casa de las Américas me había invitado como ju-
rado de sus premios. En conversaciones mantenidas
Desde México, Joaquín Mortiz nos envía sus últi- con dirigentes de la Casa (...), les expuse el interés
mas novedades. Entre ellas se destaca una hermo- fraternal de Ruedo Ibérico por la revolución cu-
sa edición del último poema de Octavio Paz, bana, y la conveniencia de que ese interés, apar-
Blanco, del que Mundo Nuevo anticipó un frag- te de servir de base para establecer una relación
mento en su núm. 16 (octubre 1967). Se trata de permanente de colaboración entre el Ruedo y la
uno de los intentos más arduos y logrados del Casa, se materializara inmediatamente en algo
gran poeta mexicano por alcanzar una poesía de concreto ( ... ). Sin ellos, nuestra tarea habría re-
gran intensidad conceptual y de pasión perfecta- sultado mucho más ardua, dada la dificultad, y a
mente gobernada. En la Serie del Volador, lv10rtiz veces la imposibilidad, de obtener aquí una serie
incluye la novela de José Emilio Pacheco, Morirás de textos y de documentos que en cambio era fac-
lejos, que constituye una de las revelaciones narra- tible conseguir en La Habana ( ... ). Hemos de pun-
tivas del año; Perséfone, novela-poemática de Ho- tualizar, no obstante, que la selección efectuada
mero Aridjis de la que también se anticipó aquí es, tanto en su sentido positivo como en el negati-
un largo fragmento (núm. 16); La memoria de Ama- vo, exclusiva responsabilidad de los editores".
dis, de la fecunda escritora Luisa Josefina Her-
nández, y El mar bajo la tierra, de Juan Tovar, nue- Se abre el volumen con dos textos de Ernesto
vo narrador mexicano. También en la misma serie "Che» Guevara, del que dicen los editores: "Pue-
y bajo el título de Del surrealismo a Machupicchu, de decirse que él es, con Fidel Castro, el prota-
se han recogido algunos ensayos del poeta espa- gonista esencial de esta obra". Desde ese pórtico,
ñol Juan Larrea que tienen como móvil visible se desarrolla el volumen, que está dividido en sie-
una defensa del surrealismo pero como impulso te secciones. La primera, Los origenes, se centra
secreto la demolición de Pablo Neruda. Persuadido en la figura pre-revolucionaria de José Martí; la
tal vez de que América Latina no soporta otro segunda, La guerra revolucionaria, recoge textos
poeta contemporáneo de Vallejo y por lo menos de los dirigentes centrales de esa guerra: Fidel y
de igual talla, Larrea está empeñado en demos- Raúl Castro, el "Che» Guevara, Camílo Cíenfuegos;
trar que la poesía de Neruda no cuenta. Hasta la y la tercera, también a base de textos de los dos
fecha parece haber convencido a muy pocos. En dirigentes máximos, a los que se une Régis De-
la serie de poesía, Las dos orillas, Mortiz ha re- bray, explica y desarrolla El castrismo: teoria y
cogido Yuria, de Jaime Sabines, y Como Dios práctica de la revolución cubana. La cuarta, Un
manda, de Alejandro Romualdo, dos importantes socialismo en construcción, debate, a través de
volúmenes de sendos poetas mayores de América varios ensayos, aspectos políticos, económicos y
Latina. educacionales de la revolución cubana. La quinta,
El nuevo pensamiento cubano, explica los proble-
Cuadernos de Ruedo Ibérico, la importante revista mas de los intelectuales frente a la nueva situa-
que los españoles en el exilio -físico o intelec- ción. La sexta sección, El arte y la literatura, se
tual- publican en París, había dedicado su pri- especializa en lo que la revolución ha producido
mer suplemento anual, en dos tomos, a su pro- en estos aspectos, incluyendo dos antologías, una
pía patria: Horizonte español 1966: Ahora ha con- de poesía, con introducción del poeta y crítico Gui-
sagrado el segundo a Cuba, una revolución en llermo Rodríguez Rivera, y otra narrativa que está
marcha. a su vez prolongada por Salvador Bueno. Por último,
La selección, montaje y notas de este nuevo su- la sección Testimonios recoge escritos de algunos
plemento ha estado a cargo de Francisco Fernán- destacados visitantes. O
JULIO ORTEGA

Una muestra del relato peruano


Cuadernos Semestrales de Cuento es una revista o que las ánimas me celan porque no hago nove-
dedicada a la ficción que aparece en Lima. Está nas o será mala suerte de perro o qué será, yo
dirigida por el narrador Eugenio Buona y por Mar- no lo sé, pero mi vida es pena sobre pena y có-
co Antonio Corcuera, escritor; son asesores Al- lera sobre cólera. Yo, la más bonita de Huamanga,
berto Escobar, Jorge Pucinelli y Alfonso La Torre, la reina que he sido de la Primavera, cuando ven-
conocidos críticos; el poeta Juan Gonzalo Rose día conservas en mi tiendecita, allí en el portal y
actúa como coordinador. El primer número, en una venían los mozos, el hijo del Prefecto y hasta el
hermosa presentación gráfica del pintor Jesús Ruiz, canónígo Salas, todos ellos venían a decirme piro·
trae textos inéditos de Ciro Alegría, Julio Ramón pos, yo la reina, ¿por qué ahora no tengo un día de
Ribeyro, Eduardo González Viaña (peruanos), Jesús fiesta y todos me escarnecen y me sacan la len-
López Pacheco (español), Fabián Dobles (costarri- gua? Mi tío el Presidente Prado, tengo las cartas,
cense) y dos relatos traducidos: de Ray Bradbury vendrá para vengarme de todos esos malos hom-
y Alex La Guma, ambos vertidos por Alfonso La bres, les cortará la verga y los colgará de la ca-
Torre. Despertó curiosidad sobre todo el texto de tedral. Mi tío el Presidente me manda cajones con
Ciro Alegría, extraído de una novela inédita, Lá· cubiertos, servicios completitos me manda, acá
zaro. Se ha anunciado en Lima que Alegría dejó tengo la carta en la cartera, pero los ladrones del
una vasta obra inédita, tres novelas por lo menos, correo, el Jojosho y otros más, todos ellos son los
y varios textos inconclusos. Este que se pu- ladrones, los verdaderos zorros, que se lo roban
blica ahora revela sus habituales mecanismos; por todo. Mil millones de dólares me mandó mi tío, de
eso habrá que esperar la publicación de la novela dólares en oro, en tres cofres... »
para valorarlos. (La Editorial Aguilar está tramitan- Cuadernos Semestrales de Cuento, en suma, es
do la publicación de todos los inéditos.) Aquí va una revista que cumple su cometido en el Perú y
un ejemplo: que promete seguir cumpliéndolo. O
«-Fuimos a fajarnos con los rompehuelgas cuan-
do estaban por subir a los carros. A golpes, a pe-
dradas, a palos, a cuchilladas. Peleamos como pu-
dimos. Yo me encontré en la trifulca con Julio
Mendieta, entérate, un amigo de años. Pero de una
Cadernos
sola mirada vimos que ya no éramos amigos. Esa
mañana, después de ocho días de huelga, nos en-
contramos frente al tren que nos había lIevao a
Brasileiros
los cañaverales año tras año y él quería subir y yo
no. Nuestra amistad estaba muerta y yo me le fui DIRETOR: Afranio Coutinho
a golpes y él sacó una cuchilla. Por nuestro lao,
gritaban y se insultaban y me parecía que todo EDITOR: Vicente Barretto
pasaba lejos Así se pone la cabeza cuando se
pelea. Lo único que atina es a acabar con el que
EDITOR·ASSISTENTE:
está adelante. Yo saqué mi cuchilla también y que-
ría matarlo. Me lanzó un puntazo a fondo que le Clarival Valladares
paré aquí en el brazo, y la cuchilla pasó ya sin
fuerza y mi cinturón de cuero me acabó de de·
fender. Aventé todo mi brazo en ese rato justo Assinaturas
y sentí que mi cuchilla se le hundía en el estó·
Por un ano (6 números): US $ 11
mago... »
El texto de J. R. Ribeyro (Los predicadores) reve-
la una muy fina aprehensión de mecanismos verba·
.RUA PRUDENTE DE MORAIS,
les y una pintura grotesca de personajes provin-
cianos. Una muestra: n° 129 • RIO DE JANEIRO
«Será pues que los ángeles ya no me quieren
Colaboradores
JEAN L. ANDREU es profesor de la Universidad de GUILLERMO CUEVAS CARRION, (Cuba, 1946) ha publi-
Toulouse y colaborador habitual de la importante pu- cado en La Habana un libro de cuentos, Ni un si ni un
blicación Caravelle, de dicha Universidad. no (1961) y tiene actualmente en preparación otro, en
CARLOS GERMAN BELLI (Perú, 1927) ha alcanzado en que la continuidad del volumen está dada por la rea-
poco tiempo un lugar de privilegio entre los poetas parición de los mismos personajes. Se titulará Fauna
latinoamericanos. Además de varias plaquetas de ver- sfatus y a él pertenece el relato que publicamos en este
sos y un libro de poemas, Oh Hada Cibernética (1963), número. Hace algunos años que Cuevas Carrión reside
con el que ganó el Premio Nacional de Poesía del en París.
Perú, Belli ha recogido su obra en un volumen, El pie WOLFGANG A. LUCHTING (Alemania, 1927) es profe-
sobre el cuello, que publicó en Montevideo la Editorial sor asociado de la Washington State University. Se ha
Alfa (1967). Este conjunto de poemas inéditos que hoy destacado como critico de la literatura latinoamerica-
damos a conocer pertenecen a una nueva obra en na, en particular de la peruana (país donde ha residido
preparación. largo tiempo y al que vuelve todos los años); también
LUIS HARSS (Chile, 1936) es un escritor verdadera- es notable su obra de traductor al alemán de escritores
mente americano. Nacido por azar en Valparaiso, edu- como Borges, Vargas Llosa y Ribeyro.
cado en los Estados Unidos, residente en la Argentina OCTAVIO PAZ (México, 1914) es uno de los poetas
y porteño por vocación, Harss ha publicado ya dos no- y ensayistas más importantes de la lengua española.
velas en inglés (The Blind, 1963, The Little Men, 1964) Su colaboración en Mundo Nuevo abarca la poesía y
y un libro de entrevistas a narradores latinoamericanos, el ensayo. El trabajo que hoy publicamos fue leido por
Los nuestros (1967), del que Mundo Nuevo anticipó dos Paz en un simposio sobre la crítica de arte, celebrado
capítulos: sobre Julio Cortázar y sobre Gabriel García en enero 1968 en Paris, como homenaje a Baudelaire.
Márquez. Actualmente, Harss está dedicado a la novela. SUSAN SONTAG (Estados Unidos, 1933) es una de las
El texto que publicamos pertenece a un relato más escritoras más brillantes de la más reciente promoción
extenso en el que el autor ensaya una forma de ha- norteamericana. Sus ensayos críticos, reunidos en el
blar por escrito. La Editorial Sudamericana anuncia volumen Against Interpretations (1966), han renovado los
una nueva novela suya para el otoño. temas y los puntos de vista de la crítica de hoy. Ya se
ULiSES CARRION (México, 1941) es colaborador regu- ha dado a conocer en esta revista un trabajo de ese
lar de Mundo Nuevo, en uno de cuyos últimos números libro, precisamente el que le da título (v. Mundo Nuevo,
anticipó unos admirables relatos con el título común núm. 7, enero 1967). El que se publica hoyes más
de Los Reyes Magos (núm. 21, marzo 1968). reciente y estudia la significación de uno de los más
extraños y originales narradores norteamericanos ac-
tuales, William Burroughs.

ORDEN DE SUSCRIPCION NOTA SOBRE LAS ILUSTRACIONES


NELSON BLANCO (Argentina, 1934) reside hace algu-
Envío a ustedes la cantidad de _ _ nos años en París, después de haber realizado una
intensa labor en la Argentina, donde creó el grupo
SI, de Buenos Aires (1960). Ha expuesto en Lima (Es-
importe de mi suscripción anual a "MUNDO NUEVO" cuela de Bellas Artes, 1961), en París (Museo de Arte
Moderno, 1966, 1968; Galería Zunini, 1966; Galería
a partir del número Claude Levin, 1967), en La Haya (1965). Sobre su pin-
tura ha escrito el poeta argentino Saul Yurkievich:
Nombre y apellidos "Blanco posee un temperamento barroco. En general,
tiende hacia la composición exuberante, hacia las for-
mas orgánicas, arremolinadas y complejas. No obstante,
Dirección completa _ _ _ _ _ . su lenguaje está voluntariamente restringido a unas
cuantas imágenes: gatos, desnudos femeninos, figuras
de baraja, frutas y motivos florales se reiteran con in-
sistencia y sufren infinitas metamorfosis. La ejecución
aparentemente candorosa, los contrastes de colores
muy cálidos y complementarios, el costado anecdótico
y popular de su imagineria inducen a pensar en un
pintor ingenuo. Todo lo contrario: Blanco conoce bien
Pago mediante cheque bancario a la orden de la historia de la pintura, es especulativo con respecto
"MUNDO NUEVO" o giro postal (C. C. P. París al color y sus complejidades formales corresponden a
2-710-19) a nombre de Ricardo López Borrás, 97, un sabio tratamiento del espacio multifocal, poblado
rue Saint-Lazare, París IX·. por objetos que se descomponen e interpenetran. La
factura rápida, su actitud lúcida y ese humor irreve-
Suscripción anual:
rente que lo aparta de toda solemnidad no son más
Francia: 35 F - Otros países europeos: 40 F que la manifestación, irónica, de un universo plástico
plagado de trampas, de antítesis, de sugerencias, de
U.S.A.: 8$ - América Latina: 6 $ tensiones lineales, espaciales y cromáticas. No debe-
mos detenernos en la primera impresión de espontanei-
(Para pago en moneda nacional informarse con dad, de vitalidad y de frescura que nos producen sus
el agente de cada país. Véase la lista en la página obras; detrás de ella, Blanco ha entrelazado toda una
tercera de la cubierta.) intrincada trama de formulaciones visuales como para
entretenernos y halagamos largamente." O
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Francia: 35 F
América Latina: 6 $
* Otros paises europeos: 40 F * u. S. A.: 8 $
(Para pago en moneda nacional informarse con el agente de cada país)

Ilos poetas AGENTES


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Libro, Calle Perú, esq. España, Casilla 450. ­ HONDURAS
lidos en el
LA PAZ: Universal Bookstore, Mercado 1507, Ca­ SAN PEDRO SULA: Dolores de Dávila, Agencia
'enovado los
silla 1548. - Gisbert y Cia., Comercio 1270/80. Paragón, Apartado postal 560.
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Jajo de ese Casilla 195. MEXICO
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l0Y es más RIO DE JANEIRO: Distribuidora y suscripciones. Rubén Darlo 102. Coi. Moderna. - Suscripciones:
de los más Librerla Hachelte, 229/4°, Av. Erasmo Braga, Caixa Librairie Franc;;aise. Paseo de la Reforma, 12.
•ricanos ac­ postal 1969.
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BOGOTA: Distribuidora: Libreria Buchholz. MANAGUA: Distribuidora: Guillermo Bo,ge, la Calle
MEDELLlN. Antioquia. Librerla Aguirre. Calle 53 Nor-Este n° 717.
W 49-123. - CALI. Libreria Nacional LId. Apartado PAN AMA
hace algu­ Aéreo 4431. - BARRANQUILLA. Librería Nacional PANAMA: Suscripciones: José Menéndez, Agencia
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SAN JOSE: Distribuidora: E. Calvo Brenes, Apar­
seo de Arte ASUNCION: Distribuidora y suscripciones: Enrique
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26, rue Monsieur-Ie-Prince. - Lib. Larousse, 58. rue Cosmos, Pasaje Río Apure, Local 200, Sótanos
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O Directeur·Gérant de la publication : Jean-Yves Bouédo Imp. Moderne Gelbard, 20, 1. F.-Duval, Paris-4°

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MIGUEL ANGEL ASTURIAS

PREMIO NOBEL 1967

OBRAS ESCOGIDAS

3 vols. de la colección Joya

INDICE

l. Prosa: Leyendas de Guatemala. El seflor Presidente. Hombres de malz. Poesla:


Sien de alondra. Ejercicios poéticos en forma de soneto sobre temas de Horaclo.

11. Viento fuerte. El Papa verde. Week-end en Guatemala.

111. Mulata de tal. Los ojos de los enterrados. El alhajadlto.

La extrafla y mágica belleza del mundo de las tradiciones Indlgenas unida a la


humana y social preocupación por el destino del hombre en América, son las dos caras
del quehacer literario y de la personalidad de este gran novelista. poeta y dramaturgo
guatemalteco. en el que ahora se centra el más reciente y máximo honor a la literatura
hispanoamericana.

AGUILAR

Apartado núm. 1 F D. MADRID

El número: 3.50 F Printed In France

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