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¿Qué es la competitividad empresarial?

La competitividad empresarial es un término que hace referencia a la capacidad de un


negocio para producir y vender productos / servicios que cumplan con la calidad de los
mercados, al mismo precio o con precios más bajos, y maximizando los rendimientos de los
recursos consumidos para producirlos.
En relación con sus competidores, una empresa competitiva podría crecer más rápido con el
tiempo.
La competitividad empresarial está relacionada con la efectividad organizacional y su
capacidad para cumplir con los requisitos de desarrollo del desempeño fijados
La competitividad empresarial está relacionada con la efectividad organizacional y su
capacidad para cumplir con los requisitos de desarrollo del desempeño fijados. También
tiene que ver con las políticas y factores, integrados en redes de innovación y emprendimiento,
capaces de determinar el nivel de productividad del negocio, su potencial generador de valor,
su potencial de creación de empleo y el retorno de la inversión de sus estrategias.
De lo que no cabe duda es que cualquier estrategia de competitividad empresarial pasa por
mejorar el control de las operaciones diarias en una compañía, así como la gestión de los
elementos externos que forman parte del contexto.

Qué factores afectan a la competitividad


empresarial?
Desde sus políticas de Responsabilidad Social Corporativa a la precisión de su planificación,
son muchos los factores que afectan a la competitividad empresarial.
El capital de talento, el clima laboral, la marca empleadora, las redes y la eficacia de las
comunicaciones, el posicionamiento en el mercado, las estrategias de productos y servicios, la
estabilidad financiera, el rendimiento del negocio en comparación con sus competidores o los
factores del entorno político, social y financiero son algunos de los más destacables.

Estrategias para aumentar la competitividad


empresarial: ejemplos
El objetivo que persigue cualquier compañía en el momento de impulsar una estrategia
de competitividad empresarial es estar mejor preparada para los retos del mercado en el que
se desempeña y ascender posiciones en él.
Competitividad significa fortaleza, viabilidad de los proyectos, financiación adecuada,
estabilidad, buen clima laboral, innovación y valor agregado en la oferta, proyección,
actualización de objetivos y, claro, productos y servicios más eficaces.
Recientemente, la firma KPMG realizó una encuesta entre directivos de altas empresas en
diferentes sectores a nivel internacional y logró identificar cuáles son las estrategias de
competitividad empresarial que más se implementan en los negocios. Veamos las cuatro
que encabezan la lista de opciones:

1. Incrementar la satisfacción de los clientes:

Casi un 80% de las empresas competitividad han optado y siguen optando por una estrategia
centrada en quienes compran sus productos. Pero ojo, no sólo se trata de aumentar el número de
consumidores; de lo que se trata es de mejorar la calidad de lo que compran, que es lo que
influye en su nivel de satisfacción. Los clientes más satisfechos le darán un voto de confianza a
las marcas y, por ello, éstas serán más competitivas en el mercado.

2. Reducir los costes de operación:

En las temporadas de crisis es cuando más se presentan este tipo de estrategias de


competitividad empresarial. Los costes se pueden reducir de muchas formas, pero siempre sin
que esto suponga una disminución de la calidad de servicios, productos o artículos. Claro, en
este caso la principal arma frente a las marcas de la competencia es el precio, que se reduce
notablemente ante la reducción de materias primas, procesos, etc.

3. Desarrollar nuevos productos y servicios:

Otra forma, aunque sin duda requiere una inversión importante, es apostar por el desarrollo de
nuevos productos o servicios. Esto se puede llevar a cabo de dos formas: perfeccionando o
mejorando un producto que ya circula en el mercado o diseñando uno completamente nuevo
que sea capaz, por ello, de generar una innovación disruptiva y posicione a la marca.

4. Mejorar los procesos y el desempeño:

Formación del personal, actualización de sistemas y tecnología, adecuación de infraestructuras,


entre otros, se incluyen en esta estrategia de competitividad empresarial centrada en los
procesos.

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