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Juan David Bustamante Madariaga

Luz Adriana Sánchez

Análisis de novela

23 de septiembre del 2019

Si bien hay una clara figura central, figura que lleva por nombre el de la novela, hay un
personaje que sustenta la constitución de esa figura, de ese protagonista, Susana San Juan
es pues uno de los pretextos (más influyentes) para que Pedro Páramo se convierta en quien
llega a ser, a pesar de ser un personaje discreto en la totalidad de la novela, son suficientes
sus contadas intervenciones para reflexionar en torno a este personaje enigmático. En
primera instancia vale mencionar que es un personaje discreto debido a su poca
participación explicita en el relato, al principio de la novela nos llega junto con la infancia
de Pedro Páramo, este la anhela fervientemente, sueña estar algún día con ella, luego su
anhelo se cumple y nos llega por boca del mismo Páramo: “Esperé treinta años a que
regresaras, Susana. Espere a tenerlo todo. No solamente algo sino todo lo que se pudiera
conseguir de modo que no nos quedara ningún deseo, sólo el tuyo, el deseo de ti.” P.81

Tal vez de este fragmento pueda inferirse la relevancia de Susana, por ello es un
gran pretexto para Pedro Páramo, sin embargo no puede enmarcarse como el único, creo
que sería inocente ignorar los motivos socio-políticos que trae consigo la figura de un
cacique o terrateniente como se presenta en esta novela, naturalmente, el deseo de poder
siempre está implícito, prueba de ello la misma Susana, pues se convierte en objeto de
deseo de Pedro, y si no resulta esto suficiente pues la orden de Páramo de eliminar al padre
de Susana es un poco más diciente, así que hay en el fondo constante tensión entre el querer
poder y el poder en sí no solo de sendos personajes, todo lo que compone la novela entra en
esta tensión.

Susana es un personaje enigmático no solo por sus escasas apariciones sino por el
contenido de estas, por ejemplo, cuando Bartolomé San juan, su padre, le cuenta que Pedro
Páramo la quiere para sí, más allá de cualquier ganancia que pueda sacar de la mina a la
que se dedica Bartolomé, más allá de las pocas cosas que posee, lo único que quiere
Páramo es a su hija y ella nunca se niega, en este pasaje de la novela es posible imaginar lo
que, tal vez, puede ser la resignación de Susana San Juan, una viuda, hija de un minero
muerto y, para completar, acompañada por la locura que ella misma acepta. Nos queda la
sensación de que no es personaje para nada superficial puesto que se aproxima incluso a la
pregunta por su existencia, “¿Y yo quién soy?” p. 83, pregunta que retumba implícita en
casi todas sus intervenciones y en su relación con los demás personajes.

Sin embargo, su interioridad poco se nos devela, sabemos que mueve y motiva a
Pedro Páramo en muchas de sus empresas pero ni siquiera este logra descifrarla, aunque
piense lo contrario Susana se mantiene hasta el final como un personaje enigmático,
advertimos su desesperación pero se nos mantienen ocultos los motivos exactos,
atestiguamos los sueños que la trastornan pero nunca advertimos de qué tratan estos y la
situación de Susana afectaba también la existencia de Pedro Páramo y puede anotarse de la
siguiente manera: al reaparecer Susana San Juan luego de treinta años, vemos que el
accionar de Pedro se rejuvenece y esto lo sabemos por boca de sus ayudantes, luego,
cuando muere Susana, Páramo se ensaña contra el pueblo hasta que lo deja morir de
hambre, así pues Susana es el auge y el ocaso de Pedro Páramo, lo lleva a sus puntos más
álgidos pero también a sus más profundas desgracias.
Referencias

Rulfo, Juan. Pedro Páramo. Barcelona: Planeta S. A. , 1972. Libro.

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