Lo político de los números

Consideraciones sobre las cifras producidas para narrar el conflicto armado en Colombia

Laura Rincón López

Investigación III – Periodismo

El relato del conflicto armado en Colombia siempre estará permeado por los intereses
ideológicos del narrador; en el campo político ‘la paz’ va más allá de la memoria colectiva
de los actores involucrados, se trata de una herramienta poderosísima para generar
discursos y movilizar intereses económicos. Es por eso, que los estudios, datos, cifras y
conclusiones que cada investigación arroja tienen el potencial para aportar al enorme tejido
de verdades que componen la historia de la violencia en el país, pero también están
expuestos a ser manipulados para excluir a los personajes más vulnerables.

Sin duda, uno de los factores que agudiza el riesgo es la falta de educación de los
colombianos sobre la naturaleza de estos estudios: el ciudadano del común desconoce que
la metodología utilizada implica unos sesgos en el producto final. Lo que sucede
cotidianamente es que los medios de comunicación titulan, como verdades, cifras extraídas
de investigaciones complejas y con infinitos matices, las cuales son reproducidas por los
consumidores según sus afinidades políticas, acomodando los datos a sus argumentos, sin
detenerse a pensar que los realizadores tomaron decisiones en cuanto fuentes, categorías e
instrumentos de medición que afectan la esencia de la información.

No obstante, la convivencia de organizaciones gubernamentales, no gubernamentales y

académicas produciendo cifras sobre el conflicto garantiza que exista un relato diverso,
polifónico, en el cual dialogan diferentes verdades. No se puede condenar a una
organización por tener una filiación política, la objetividad absoluta no existe, pero sí se le
puede exigir rigurosidad en sus métodos y transparencia con el público que pretende
informar, esto con el fin de enfrentar la instrumentalización de la guerra y la violencia.

Por lo tanto, es importante que en paralelo con la publicación de cifras que narran el
conflicto armado, se entregue a los ciudadanos información sobre cómo leerlas, qué
significan, qué hay detrás de ellas, cuántos matices se esconden detrás un número. Los
comunicadores y periodistas tenemos como responsabilidad social brindar información
clara para que la opinión pública pueda debatir responsablemente sobre memoria colectiva
y que estas conversaciones sean prolíficas, bien argumentadas y, sobre todo críticas ante las
amenazas de quienes buscan monopolizar la verdad a través de la palabra, o en este caso,
los números.