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El Bosque Del Fenix Laura Herrera - 4 Ejemplares
El Bosque Del Fenix Laura Herrera - 4 Ejemplares
LAURA HERRERA
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SEGUNDA EDICIÒN 2016
ESTUDIANTES GRADO 10º B
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“Novelas”
Laura Herrera
Edición y Coordinación
Lic. Elda Ramírez
Segunda Edición Palabras Caminantes
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Agradecimientos:
Primero que todo, gracias a Dios por darme las mejores palabras para es-
cribir este libro. A mi Odontólogo y gran amigo Bladimir Hurtado Hernán-
dez por sus buenos deseos y por tener mucha fe en mi y sobre todo, por
hacer un excelente trabajo con mi sonrisa de por vida. Inevitablemente a
la licenciada Elda Ramírez, mi profesora que con tanta paciencia y dedica-
ción nos ayudó a terminar nuestras expectativas. También a un buen ami-
go Igor Briceño , que creyó en esta historia desde el principio y me moti-
vó a seguir, en dar lo mejor de mi. No creas que me olvido de ti Nelson
Pérez, muchas gracias por su buena vibra y por pasar sus conocimientos
hacia mi, no sabe lo mucho que me han servido. Por último pero no me-
nos importante, a mis padres Yamile Rodríguez y Julián Herrera, por ayu-
darme cuando los necesito y por tenerme mucha paciencia, amor y de
nuevo, paciencia, los quiero mucho y agradezco que me apoyen tanto.
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Nació el 15 de noviembre del 2000, en el departamento de Arauca, Colom-
bia. Desde pequeña siempre se interesó por la literatura y las bellas artes.
En su primaria, siempre se destacó académicamente. Actualmente, esta
estudiando su secundaria en la Escuela Normal Superior María Inmacula-
da en grado decimo, y este año formo parte de la Segunda Edición de
“Palabras Caminantes”, se propuso a escribir su primer libro “El bosque
del Fénix” y finalmente lo termino con éxito, tiene pensado escribir la con-
tinuación del Fénix, “De vuelta a la Vida”.
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EL BOSQUE DEL FÉNIX
El cielo estaba nublado. Me encanta que llueva, que las gotas caigan en
mi piel y saquen todo lo malo de mí. Pero curiosamente aparecen en un
momento inoportuno los demonios de mi infierno, ese infierno que por el
momento está lejano, sereno y calmado, como un desierto sin lenguas ni
bocas que lo puedan soplar, y forman una estampida de viento y arena que
se lleva todo, es irónico que aquello pase, más aún, cuando en aquel de-
sierto no hay nadie, solo hay una boca que sopla frecuentemente incons-
ciente, aquella que puede destruir todo aquello que podría valer la pena,
llega el momento de soplar y... Se lleva todo.
Todo eso que nos hizo feliz alguna vez en nuestras vidas, es increíble la
forma en la que podemos arruinar todo, por aquella parte indispensable de
nuestro cuerpo, llamada boca, esa lengua viperina que no se cansa de ha-
blar y opinar... hoy está lloviendo, lamento y acepto decir, que por un ins-
tante, sé que he perdido todo y me he quedado con nada y por una vez en
mi vida, pude sentirme libre.
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Me gusta tanto venir a este lugar, siempre puedo pensar bien las cosas,
pero ya es tarde, ya debo irme, debo dejar los árboles secos y las flores co-
loridas para después, otro día vendré y pensaré un poco más sobre qué
haré con mi vida.
Amo este bosque, me encantaría poder vivir allí, sola, tranquila, en paz sin
que nadie me pueda decir absolutamente nada, sin problemas, sin preocu-
parme por nada ni por nadie, pero ya es tarde... Y debo volver a mi reali-
dad.
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computador redactando documentos y mi mamá viendo televisión, no se
pierde su novela.
Cosa que en realidad no tengo, mi madre pensó por un momento, creí que
me diría algo, pero no me dijo nada, volteo la cara y siguió viendo su nove-
la, me pareció extraño, creí que me preguntaría quien era, pero no lo hizo.
Subí a mi cuarto y mientras escuchaba música me puse a pensar en las
cosas que he hecho mal, aquellas cosas que por algún motivo no reaccio-
ne de la forma correcta, en las cosas que hice por diversión, por pasar el
momento... Cierro los ojos y trato de quedarme dormida para no pensar
más.
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Sin que él me viera entré rápidamente a la escuela y me dirigí a mi salón,
tenía clase de historia, como odio esta clase, siempre me quedo dormida...
de repente recordé una imagen de mi crush, ¡Oh Dios, no puedo creer lo
hermoso que es!, mi compañera de al lado me escuchó y se rió, yo quedé
anonadada, después me reí.
Me reí, me dio mucha vergüenza que ella me hubiese escuchado, que ton-
ta Anastasia, aprende a guardarte tus propios comentarios para ti, me de-
cía a mí misma.
―¿Cuál?
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―Con la condición de que me guardes el secreto y no le vayas a decir na-
da.
Me volví a reír.
―¿Eduar qué?
―¿Ya le hablaste?
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―Aún no Ally
Salí con Ally del salón y en el salón de al lado, vi que Eduar estaba salien-
do, dije en voz alta: ¡Dios, que lindo es!, de inmediato Ally fijó la mirada a
Eduar y se rio muy fuerte, llamó mucho la atención, me dio vergüenza to-
dos se nos quedaron viendo.
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conversar llegamos a nuestras casas, pues Ally vive al lado de mi casa, así
que acordamos que nos iríamos todos los días juntas a la escuela.
De repente, alguien me escribió en el chat, creí que era Ally, pero era
Eduar, a lo que vi el mensaje, casi me caigo de la silla con todo y almuerzo
de la emoción, no podía creerlo, rápidamente me repongo y leo el mensaje
mientras almuerzo.
Qué raro, cuando me dijo "chica misteriosa" las únicas que me dicen así es
Ally, y eso, ella no me conoce muy bien que digamos, pero lo más extraño
es que me considero así, una chica extraña, no entiendo cómo o porque
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me llamo así... Piensa Anastasia, tal vez le pareciste misteriosa, no te ma-
tes la cabeza pensando en bobadas, él no te conoce aún.
Y me respondió Eduar: Tal vez si, tal vez no, solo se, que quiero conocerte
mejor...
Anastasia Steele: ¿cómo crees que no voy aceptar un capuchino?, son mis
favoritos.
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Anastasia: Yo no lo llamaría espiar... Simplemente conozco unos cuantos
libros ingleses y el que estás leyendo es muy bueno.
Eduar: Por lo visto te gusta leer, tienes un muy buen pensamiento crítico.
Eduar: Que extraño ver a una chica de por allá aquí en Francia―París
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Eduar: Bueno, en ese entonces, nos veremos en donde quedamos y a la
hora que quedamos.
Anastasia: Por supuesto, allí estaré, adiós, que tenga un buen día.
A lo que llegué al lugar, pude ver que Eduar ya estaba allí, esperándome
en la entrada del restaurante "Le Jules Verne", lo vi un poco distraído, al
parecer me estaba buscando entre tanta gente, cuando me acerqué, me
reconoció al instante.
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―El gusto es mío y sonreí. Me puse a pensar lo guapo que se ve con esos
pantalones vino―tinto, la camisa blanca junto con una corbata azul oscura,
casi negra que llevaba, le quedan muy bien.
―Me gusta estar solo, pero la mayoría del tiempo me la paso con mis ami-
gos, ellos son buenas personas, pero tienen muchos problemas.
―¿Y tú?
―A mí me gusta también estar sola, hay cosas que me han llevado a que-
rer gustar estarlo, porque me han fallado muchas veces y yo lo tolero, pero
cuando yo fallo, es remotamente diferente, a veces no me apetece conocer
personas, pero... contigo fue diferente.
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Me sonrojé mucho, él lo notó, sintió que debía ir más despacio y dejó mi
mano en su puesto, de donde la había tomado, justamente en ese momen-
to, llegó la mecerá y dejó el capuchino en compañía con el pan crujiente,
nos devoramos el banquete entre los dos, era el pan más grande y crujien-
te que he visto en mi vida, además tiene un exquisito y delicioso sabor,
mientras que lo comíamos, notaba que Eduar se quedaba viéndome disi-
muladamente al comer, yo hacia la que no me daba cuenta, pero en reali-
dad me encantaba que lo hiciera. Cuando terminamos de comer, la mecerá
trajo la cuenta y Eduar pagó de inmediato, mientras ella se iba, al igual que
nosotros.
―En ese entonces iremos para allá, quiero conocer de qué lugar tan mara-
villoso te hace sentir todo eso.
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Llegamos por fin al Fénix, bajamos del auto y Eduar estaba boca abierta
con el lugar, pero ¿cómo no enamorarse de tan hermoso lugar?, el Fénix
parecía una ciudad abandonada, con estatuas que tenían rostros agrada-
bles, de felicidad, amor y compasión, y alrededor de esto un montón de na-
turaleza que los invadía, es tan magnifico como se crea este tipo de belleza
en medio de un bosque.
Nos pusimos a dar vueltas sujetados de la mano, sentía como su mano ás-
pera tocaba la mía, me sentía bien, muy bien, dábamos giros, hasta que
nos caímos alrededor de un mar de flores en el suelo, nos quedamos un
buen rato allí viendo hacia el cielo, viendo algún rastro de señal del ave Fé-
nix, no tardó mucho para que se hiciera un arco iris en el cielo, empezamos
a hablar de nuestros miedos más profundos, de quien pensamos ser en el
futuro, del como reaccionaremos para lo que la vida nos tendrá previsto.
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Ya eran las 6 de la noche, ya era tarde, ya el sol se estaba ocultando entre
los árboles secos, se podía ver el reflejo del sol en el lago del otro lado del
Fénix, nunca he ido hacia el otro lado del bosque, siempre me han dicho
que no es seguro allá, que hay criaturas peligrosas, algo que siempre he
querido hacer, es ir al otro lado del bosque y sé que algún día iré y presien-
to que es pronto. Recogimos nuestras cosas y nos subimos al automóvil,
Eduar le aplicó un poco de velocidad al automóvil, para llegar a tiempo a
mi casa, para que mis padres no se enojaran conmigo, ya que ellos no sa-
bían que yo iba a salir. En todo el recorrido hablamos de lo estupendo que
la pasamos, luego, al llegar, Eduar me acompañó hasta la puerta de mi ca-
sa y me dio un gran abrazo de despedida, por un instante nos quedamos
viendo fijamente, y no pudimos resistir las ganas de besarnos, casi a medio
minuto mi madre llamó a la puerta y pronunció mi nombre:
Acerté con la cabeza y le sonreí con gesto de darle a entender que también
la había pasado muy bien, me dirigí adentro, subí a mi cuarto y cuando iba
por las escaleras, mi madre me preguntó
―Estuve con Eduar en el lugar más bonito de París. —Le sonreí y luego
subí rápidamente las escaleras para no darle oportunidad de preguntarme
absolutamente nada de aquel muchacho.
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― ¿Quién es ese muchacho? — Preguntó.
― nada padre,
― ¿Quieres ir de compras?
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― Si padre, pasa por mí a las 2 de la tarde. Mi padre asintió con la cabeza
y se subió al auto, y me dirigí rápidamente a mi aula, me organicé en mi
asiento y noté que todos estaban raros, yo no socializaba con la mayoría
del curso, porque hacía poco había entrado a esta escuela, aunque pen-
sándolo no extraño para nada mi antigua escuela.
― Si señor ya lo guardo.
El profesor empezó a llamar lista y noté que Ally no había asistido a clase,
que extraño hay estaba su bolso debajo de su asiento, el profesor cuando
pronunció su nombre, notó que no estaba y pensó que no había ido a cla-
ses, me quedé callada y no dije nada, el profesor siguió llamando a lista, a
lo que terminó, empezó a dictar la clase común y corriente, estuve muy
atenta en la clase de él, y cuando se terminó la clase, el profesor se acercó
y me pregunto:
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Pensé que a lo mejor era Eduar, ¿por qué quien más me traería algo así?
yo no le gusto a nadie... El profesor con cara de que no se lo creyó se alejó
y se despidió del salón y nos dijo que nadie se podía quedar en el salón,
que salieran al descanso, dejé mi asiento organizado junto al ramo de flo-
res, saqué los chocolates y me fui del salón, cuando iba por los pasillos vi a
Ally hablando con Eduar muy cerca, como discutiendo, se me hizo real-
mente extraño verlos juntos, no pensé que se conocieran, me escondí y
traté de escuchar lo que hablaban, pero no pude escuchar nada, estaban
afuera en la sala de música y como había música, no se podía entender
nada, de un momento a otro ella le dio una cachetada, le gritó ¡eres un im-
bécil! y se fue llorando, a Eduar se le aguaron los ojos y se quedó allí por
unos segundos, luego entró a clase de música y yo seguí a Ally, ella se diri-
gió para el baño, se puso a llorar, de inmediato entré al baño como si no
supiera que ella estaba ahí, justo cuando alce la mirada, Ally se estaba la-
vando la cara, le pregunté:
La acompañé hasta la enfermería para que comprara una pastilla para los
cólicos, la enfermera se la dio y ella se la tomó sin pensarlo, no dejó de
pensar porque Ally no me había dicho que conocía a Eduar, no entiendo
porque lo habrá abofeteado, no puedo sacarme de la cabeza por que ella
estaba llorando y que era lo que le reclamaba a él.
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le de Eduar, del porque estaba afuera del salón esta mañana, pero no le
dije nada, deje pasar por alto lo que vi, pero aun así lo tuve muy en cuenta,
el profesor empezó a hablar sobre las ramas de personalidad y los tipos de
trastornos mentales.
― Sabes que me gusta ir a comprar ropa donde Zara, por la calle Rue de
la Monnaie.
— Agárrate bien del asiento, que llegaremos pronto.— Dijo mi padre con
voz malévola y tenia una sonrisa de pícaro.
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Me fui súper contenta de aquel lugar, le agradecí a mi padre una y otra vez
por haberme regalado la ropa, nos fuimos para la casa en el gallardo y le
mostré a mi madre toda la ropa que habíamos comprado, a mi madre le
gustó que él me hubiera llevado a comprar ropa y que hubiese compartido
momentos alegres conmigo, ya eran casi las 4:30 y subí a alistarme, me
iba a ver con Eduar, el me viene a recoger, me alisté en un abrir y cerrar de
ojos, cuando tocaron a la puerta era él, bajé las escaleras corriendo y mi
madre me preguntó:
― ¿A dónde iras?
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Se quedó pensando y me respondió: bien.
― ¿Sólo bien?
― Sí.
Allí lo abracé y lo besé, pasaron las horas muy rápido, cuando vi, ya eran
las 6, nos vestimos rápido, ya se estaba ocultando el sol y me daba miedo
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que algún animal nos ataque, nos fuimos al auto y Eduar me llevó a mi ca-
sa, me despedí de él y le di un gran beso y abrazo.
― No me invitaron a la fiesta.
― ¿cómo qué no?, claro que sí, yo le di la tarjeta a Ally para que se la diera
a ti.
En ese momento entendí algunas cosas que había visto, tal vez Ally se
sentía celosa, aun así se me hacía extraño que ella se portara de esa for-
ma.
― bueno yo iré.
Entre a mi hogar y mis padres no estaban, me habían dejado una nota que
decía que se fueron a cenar y que no demoraban, yo estaba un poco can-
sada así que me dirigí a mi cuarto, quería acostarme a dormir ... a media
noche entró mi madre a mi cuarto, yo ya estaba dormida, pero cuando ella
entró me despertó el ruido que causó la puerta, me hice la que estaba dor-
mida y mi madre cerró la puerta, esperé 15 minutos y me dirigí a la habita-
ción de mis padres, cuando la abrí no hice ruido, los encontré muy entrete-
nidos a esta hora de la noche jugueteando debajo de las sabanas, cerré la
puerta cuidadosamente y me dirigí a mi habitación, me traté de concentrar
en dormir y lo conseguí.
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de inmediato y me lo sirvió, le pregunté que a donde estaban mis padres,
ella me dijo:
― ¿En la piscina?
― ¿Cómo amanecieron?
Se les hizo raro que hubiese dicho eso pero no le prestaron mucha aten-
ción.
― Pero papá, Eduar se ofreció a llevarme, por favor déjame que me lleve
él.
Mi madre interrumpió y le dijo a mi papá que me dejara ir, que Eduar era un
buen muchacho.
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― No, pero se dónde vive y quien es la familia de él, conozco a la mamá y
es una muy buena mujer, es un ejemplo a seguir esa señora.
Le sonreí y le insistí a mi padre que por favor me dejara ir con Eduar, al fi-
nal aceptó con inseguridad, pero me dejó ir, los besé a ambos en la frente y
me fui a mi cuarto a arreglar todo para en la noche, a medio día, bajé al-
morzar a la piscina, mis padres estaban muy alegres al parecer ese día, no
les mencioné lo que había visto ayer por la noche, pero cuando terminé,
volví a mi cuarto, no les hice la conversa a mis padres, subí y me puse a
escuchar música y a adelantar tareas, a las horas me desperté, no me di ni
cuenta a qué horas me había dormido, ya era de noche, ya debía empezar
a alistarme para la fiesta, le escribí a Eduar.
Eduar: bueno ¿sabes?, la pasé muy bien ayer y antier, realmente eres una
persona magnifica, no puedo explicar lo feliz que me hace haberte conoci-
do.
Eduar: Me gustas Anastasia, siento que quiero estar contigo cada vez más,
me gusta todo de ti, tus labios, tus ojos, tus cejas, tu cariño, tu cuerpo, tu
forma de hablarme, me siento importante, me haces sentir bien.
Anastasia: Soy así contigo, porque contigo siento que puedo ser diferente
que con el resto.
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Eduar: Bueno Anastasia, me alegra saberlo, me alegra saber que tu tam-
bién te sientes bien conmigo, te dejo Anastasia, iré a alistar, en una hora te
recogeré, ¿bueno?
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Nos subimos al auto y nos dirigimos hacia la fiesta, Eduar estaba muy bien
vestido, tenía un traje de gala muy elegante, cuando nos bajamos del auto,
algunas personas que estaban afuera se nos quedaron viendo, de inmedia-
to entramos a la fiesta y había mucha gente y muy buena música, empeza-
mos a bailar Eduar y yo, bailábamos muy sensual, muy juntos, Eduar puso
una mano en mi cuello y la otra en mi espalda descubierta, yo empecé a
mover mi busto en círculos para motivarlo a bailar más sensual, luego él
acercó sus labios a los míos y nos besamos, después de bailar por 30 mi-
nutos, Eduar me dio un trago y me lo tomé, luego volvimos a la pista y se-
guimos bailando, noté que ya la gente estaba muy concentrada en el baile,
había mucha gente tomando y un poco loca, por ahí una que otra mujer
borracha exhibiendo su cuerpo.
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Eduar me daba cada 5 minutos un trago y yo los tomaba porque vi que to-
do el mundo lo estaba haciendo, nunca había tomado en exceso, no nece-
sariamente quería llegar a emborracharme, de repente cuando bailaba me
sentí un poco mareada, no entendía lo que pasaba, nunca me había senti-
do así, no se me pasó por mi mente que Eduar probablemente me pudo
haber echado algo en el trago y el notó que estaba en ese estado y me sa-
có de la pista y me llevó al segundo piso, nos empezamos a besar y entra-
mos a un cuarto, allí me acostó en una cama, yo estaba balbuceando co-
sas, no recuerdo que cosas eran, él se estaba desvistiendo, cuando es que
entro Patrick a la habitación, me vio a mi balbuceando y borracha y me sa-
có inmediatamente de allí y se puso a discutir con Eduar:
― ¿Por qué le haces eso?, para estar con ella no necesariamente debía
hacerlo de esa forma, ella no es ningún objeto sexual, respétela.
― ¿fuiste tú?, sí, me encanto Patrick, gracias, pero... ¿por qué me lo diste?
Al otro día me desperté y traté de recordar todo lo que pasó, estaba furio-
sa por lo que Eduar me quería hacer, como ya habíamos salido a vacacio-
nes, no vería más a Eduar Goulding, a menos de que viniera a mi casa, pe-
ro él ya no tenía ni esa confianza, ni ese derecho de venir y decirme o in-
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ventar "un mal entendido", en la tarde recibí un mensaje de Eduar Goul-
ding.
Cerré los ojos y me quedé dormida no sé por cuanto tiempo, pero me des-
perté porque sentí que algo me estaba lamiendo la nariz, cuando abrí los
ojos, note que era un conejo, me levanté lentamente y lo acaricié, no que-
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ría asustarlo, quería que se quedara, me pareció tan tierno que este peque-
ño conejito me despertara de esta forma, me recordó a mi padre, a él le
gusta despertarme de beso en la frente, siempre que él lo hace me llena de
felicidad, me siento a gusto, me siento en paz, creo por un instante se me
olvido todo lo que había pasado y me concentré en mi.
Solté al conejito y se fue por un camino que se dirigía a las estatuas, lo per-
seguí y mientras lo perseguía, pasábamos por medio de cientos de esta-
tuas, me preguntaba cómo estas podían estar allí, si hacer una estatua de
piedra no es tan fácil y estas estaban muy bien hechas, seguí persiguiendo
al conejito y me di cuenta que todas las estatuas, absolutamente todas te-
nían una buena reacción en la cara, cuando el conejito dejó de correr, bajé
la mirada, lo vi y se quedó en frente de una estatua gigante que había al
otro lado del Fénix, parecía un demonio con cachos y cola, esta estatua te-
nía un color oscuro, más que las demás y al lado de él, había una estatua
rota, pero era pequeña, me dio por bajar la mirada, quería ver si el conejo
aun seguí ahí, pero él ya se había esfumado, no vi por donde cogió, ya
eran las 6 de la tarde y los pedazos de la estatua rota se tornó de un color
claro, casi blanco, me dio un poco de miedo y corrí hacia el otro lado del
bosque en medio de las demás estatuas.
Pasé por el lado de un edificio abandonado, había visto una niña allí, volví
a mirar para rectificar si era una niña o era un niño, cuando vi, ya no esta-
ba, creí mirar una niña allí, no me detuve, seguí caminando, me devolví a
casa y cuando iba llegando, vi que Eduar salía de mi casa en compañía de
mi padre, ¿pero qué coños hace él con mi padre?, rompí en ira, no quiero
que este gilipollas me siga molestando la vida, ya bastante me sacó de qui-
cio.
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Tomé aire y seguí caminando, mi padre sacó de la casa a Eduar y cuando
iba llegando a la cera de mi casa, Eduar me vio y me dijo:
― ¡deje de ser ridículo y lárguese de mi casa que no quiero verlo más, us-
ted no es bienvenido aquí!
― Ya se todo, sé que fue tu decisión confiar en él, pero a pesar de todo hi-
ciste lo correcto, te quiero hija y no quiero que nada malo te pase, por eso
me preocupo por ti, porque me importas.
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Abracé a mi padre con lágrimas en los ojos y le dije lo mucho que lo ama-
ba y lo mucho que le agradecía que me apoyara tanto en mi vida, mi padre
me dijo:
― Siempre estaré para ti, así yo este peor que tú, siempre te escucharé, te
ayudaré y te protegeré de la vida, porque yo quiero que tu salgas adelante
hija mía. Mi padre me acompañó a mi cuarto y me arropó en la cama, me
dio un beso en la frente y apagó la luz, siempre he dicho que no pude ha-
ber tenido mejores padres en mi vida.
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Doulas me hizo mi desayuno preferido panqueques con miel y un vaso de
leche, mi padre se tomó un capuchino de chocolate y mi madre un capu-
chino de fresa y Doulas la sirvienta, ella siempre come en otra mesa, mu-
chas veces le insistimos que coma con nosotros, creo que se siente un po-
co incomoda, supongo que se siente menos preciada, mis padres me han
enseñado que siempre hay que ser sencilla, es cierto que a veces nos gus-
ta llamar la atención con cosas materiales, pero lo hacemos jugando, noso-
tros no le ponemos mucha atención a valernos por cosas materiales, si es
cierto que estas son necesarias, pero cuando tenemos estas cosas, noso-
tros no se las echamos en cara a la gente, hay muchas personas que están
en la calle, muchas personas que no tienen dinero, que no están bien eco-
nómicamente, que tienen tantas dificultades, no me gusta hacer sentir mal
a la gente, supongo que por eso, la gente intenta pisotearme, intentan va-
lerse por cosas, pero ellos no pueden hacerlo, porque yo no le pongo im-
portancia a eso, siempre he dicho que prefiero ser pobre y con amor a su
familia, que ser rica, sola y amargada.
Doulas se sonrojó y nuevamente dio las gracias, ella se había hecho unos
huevos revueltos acompañado con panquecas, al terminar de desayunar,
todos nos paramos del comedor y le ayudamos a Doulas a llevar los platos
a la cocina, ella insistió en recogerlos, pero no le hicimos caso, de vez en
cuando, se debe ser humilde y dejar el ego a un lado.
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Doulas se puso a lavar los platos del desayuno y mis padres me vendaron
los ojos y me llevaron afuera, cuando me quitaron la venda y tenía al frente
en mis ojos un Alfa Romeo 4C negro.
Mi madre dijo: hija te dimos este auto, porque sé que lo necesitas, te lo iba
a dar después, pero creo que lo necesitas ahora, quiero que lo manejes
con mucha precaución y que no le vuelvas a pedir a ningún gilipollas que te
lleve.
Me reí a carcajadas y una vez más les di las gracias a mis padres, estaba
admirando el auto y mi padre me dijo:
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― ¿ahora Anastasia?
― No, vayámonos. Mientras cerraba la puerta pude ver a Eduar sin cami-
sa, con una mujer rubia, que por cierto, era muy parecida a Ally, no le pres-
te atención, al fin y al cabo, a mí no me debería de importar, lo que haga o
deje de hacer Eduar.
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gra, la que parece un demonio y los pedazos de la piedra que están al la-
do de la que parece un demonio, parecía como si algo hubiera salido de
esa piedra, algo vivo, no precisamente un humano.
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― Saltar de un avión en paracaídas.
― Claro, seria genial Anastasia, ¿pero de a dónde vas a sacar dinero para
pagarlo?
― ¿con paracaídas?
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— Me reí a carcajadas.— Patrick, en la vida nada es gratis, nadie da algo
gratis, nadie daría la vida por ti gratis, a menos de que fuera Dios, nadie da
nada por nadie.
Le dije al señor del avión: Hola señor mucho gusto, Anastasia Steele.
― Esta bien, recuerden que después de saltar del avión, lo que les pase de
ahí en adelante es responsabilidad de ustedes.
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Ricardo nos llamó y nos avisó de que el avión ya estaba listo junto con los
paracaídas, proseguimos a subir al avión y el piloto nos ayudó a ponérnos-
los paracaídas, cuando ya estábamos listos para sacar el avión del aero-
puerto, el piloto nos recalcó que debíamos ponernos los cinturones por se-
guridad. A pocos segundos se empezó a sentir el avión como avanzaba po-
co a poco, se sentía la fuerza de gravedad con la que el avión despegaba,
recuerdo la reacción de Patrick en el avión, se puso muy pálido, lo toque y
estaba frio.
― ¿Por qué no me dijiste antes?, ¿por qué esperaste hasta ahorita en de-
círmelo?
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Fèderico nos estaba esperando al otro lado de las montañas para recoger-
nos y regresar de nuevo al aeropuerto, ya que allí había dejado mi automó-
vil y después de esto, debía volver a casa, ya había salido bastante tiempo,
ya era tiempo de regresar, en ese entonces, Fèderico piloteó hasta el aero-
puerto y nos dejó allí, le di las gracias por el favor y me despedí de él.
Bajé del avión con Patrick y nos dirigimos al parqueadero del aeropuerto
donde había dejado mi vehículo, saquè las llaves y nos subimos al coche y
nos fuimos para la casa de Patrick, ya era hora de que el también volviera
a la casa, lo dejè en puerta, me estuve afuera hasta que el entrara, y cuan-
do tocó la misma mujer rubia que había visto antes con Eduar, le abrió la
puerta a Patrick, no le pude ver bien el rostro, Patrick entró no miró hacia
atrás y la mujer de pelo rubio, cerró la puerta.
Me preguntaba quién sería esa mujer, tenía un cierto parecido a Ally, pero
no creería que fuera ella, después de todo, Ally es mi amiga... Encendí el
auto y me fui para mi casa, parqueé el auto afuera y entré a mi hogar.
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― Muy bien madre
― Me fascinó madre
― ¿Dónde estuviste?
Mi madre con cara de asombró me dijo: Ten cuidado con esos deportes ex-
tremos, muchas personas lo hacen por diversión y terminan muertas.
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Le dije a Patrick que manejará al gran bosque de Ucrania, la carretera es-
taba sola y el día soleado, nos fuimos a toda velocidad escuchando "She
child of mine" a todo volumen.
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― "Quiero tener mil aventuras contigo".
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haya sido en compañía de mis padres. Intenté llamar a mis padres para in-
formar que nos demoraríamos pero el celular se quedó sin batería, por lo
tanto estábamos obligados a devolvernos a la cabaña, llegamos nueva-
mente al sitio y logramos alquilar una cabaña, cuando nos establecimos en
la cabaña logre comunicarse en con mi familia e informar lo ocurrido, los
padres aceptan con inseguridad lo sucedido, pero yo ya estaba más tran-
quila porque pude hablar con mis padres.
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Cuando por fin nos acostamos para dormir, suena la alarma del desperta-
dor, ya habían pasado horas, nunca me había pasado esto, compartir
nuestros gustos y aventuras aparte de eso que el tiempo se pasará volan-
do, nos levantamos y alistamos todo para salir de la cabaña, nos dirigimos
a desayunar a un restaurante de Vikingos, llamamos a la mesera y le entre-
ga el menú a Patrick, el pide huevos revueltos y yo solo pedí un chocolate
caliente, llega nuestra orden y mientras desayunábamos empezaba de
nuevo con otra maravillosa historia de su niñez, definitivamente para ser un
niño francés era muy travieso de pequeño, tenía cara de cansancio, pero
me llegó una imagen a la mente de Patrick y yo juntos como pareja, por fin
había encontrado una persona que me pudiera escuchar y al mismo tiempo
hacerme reír, él tiene ese don de hacerme feliz con cosas insignificantes,
hace mucho estaba buscando una persona que me quisiera por mi forma
de ser y no por mi familia o los lujos que mi familia me heredan; al terminar
de comernos el desayuno, salimos del restaurante y decidimos ir hasta el
derrumbe a mirar si ya lo habían quitado.
Al llegar fuimos a dar una gran caminata por todo el bosque sujetados de la
mano, podría decirse que me sentía en el lugar indicado con la persona co-
rrecta, sentía que éramos el uno para el otro y tenía el placer de estar uni-
dos, sentirme por primera vez como uno solo, en ese momento les comen-
tan que hay una parte del bosque el cual suelen ir las parejas enamoradas
y tiene el ritual de marcar sus iniciales en un gran árbol de roble el cual es-
tá ubicado en toda la mitad del bosque pero, lo que hacía especial este ri-
tual, es que la piedra con la cual marcaban sus iniciales debía ser sacado
de una parte del bosque la cual denominaban misteriosa, ya que era la par-
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te más difícil era encontrarla, encantados aceptamos la dicha propuesta de
amor y aventura, era el toque que nos faltaba, habíamos iniciado con el ob-
jetivo de un día y la fecha ya eran 2 y con la obligación de quedarnos en la
cabaña por 2 o 3 días más, nos alistamos y salimos en busca de la piedra
misteriosa, lo peculiar de aquella piedra era que debía ser color negra y de-
bía ser sacada de una de las ramas de una árbol, el pensado era ir y volver
lo más rápido posible debido a los animales salvajes de aquel lugar y por
último en esta misión tenía que estar todo el tiempo sujetados de la mano,
empezamos esta linda aventura, cuando íbamos por mitad del camino yo
ya estaba cansada con hambre y mucha sed, Patrick saca de mi bolso un
crujiente pan de jamón y queso que había hecho para mí, me recuperé en
unos minutos, tomé aire y seguimos nuestra aventura...
Al llegar a la parte del bosque empezamos observar cual árbol se nos atra-
vesaba y es ahí donde tengo la voluntad como mujer de defender mis
creencias y exigir respeto, yo no estaba para nada de acuerdo con las pie-
dras que estaban allí en el árbol tiradas, Patrick quería agarrar cualquier
piedra y seguir la aventura, mientras que yo si quería una piedra especial la
cual significara esta nuestra relación, cuando estábamos en esa disputa,
me resbale por la corriente del río, estaba muy asustada, a lo que Patrick
vio que me llevaba la corriente, me tiende el brazo para que me sujete de
él, cuando lo tomo él me abraza y me saca del río, a la orilla y me dio pri-
meros auxilios, recuerdo que él decía:
― ¡Anastasia despierta!
Abrí los ojos y vi a Patrick muy asustado y noté lo preocupado que estaba,
él se puso contento al ver que yo ya estaba bien y me dijo:
― Amor, te confieso que te has vuelto en tan poco tiempo en una persona
muy importante para mí, prometo siempre cuidarte en cualquier circunstan-
cia.
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En ese momento Patrick se acerca y me da un amoroso y cariñoso beso de
amor y justo en ese momento cae algo en mis piernas, cuando siento caer
esto pego el grito, Patrick se ríe y dice:
― Es solo una piedra amor... ¡Oye amor! Es la piedra negra que estába-
mos buscando.
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da al caer en cuenta que tal vez exageró un poco con el tema de las histo-
rias, después pensé en mis padres, deben de estar muy preocupados al no
saber como me encuentro, por fortuna me habían dado suficiente dinero
para el hospedaje.
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a la habitación y tratamos de conciliar el sueño después de un día tan fuer-
te.
Al despertar juntos, esta vez mas que los días anteriores, nos dirigimos al
restaurante y antes de entrar recibimos la gran noticia de que la vía ya es-
taba lista y segura para volver a casa, de inmediato Patrick compró algo
rápido en el restaurante y nos fuimos para la habitación a alistar todo y lar-
garnos de una vez por todas de este sitio.
Nos montamos al coche y nos dirigimos para la ciudad, el viaje se nos hizo
un poco largo por lo que esta vez la carretera estaba un poco ocupada, es-
ta vez si había tráfico, luego de unas horas llegamos a la ciudad, luego pro-
seguí a dejar a Patrick en su casa, a lo que llegamos me despedí de él y
me fui para mi casa, estaba un poco cansada y sobre todo quería ver a mis
estupendos padres.
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― ¡Dios mío! Gracias a Dios llegaste sana y salva
― Hija hubo otro derrumbe y las personas que iban pasando murieron con
el impacto de las piedras gigantes.
Yo no lo podía creer, hacia unos pocos minutos había pasado por ahí,
¿Cómo era posible?
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Cuando abrí los ojos la estrella fugaz ya había desaparecido del cielo, re-
cogí el plato donde había comido y me dirigí a la cocina para dejarlo allá,
después de lavarme las manos, subí a mi habitación y trate de reconciliar
el sueño, ya que al otro día, debía ir a clases y ese mismo día, mis padres
se irían de viaje a Roma por la mañana, imagino que les tocará irse en
avión por el derrumbe, ojala les vaya bien...
― ¡MAMÀ! ¡PAPÀ!
― ¿Qué soñaste?
― Soñé que estaba en unas montañas y que había un mar de muertos, co-
mo si fuese un accidente, pero no vi que clase de accidente, solo vi gente
muerta y sangre.
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gusta que expresen sensualidad en mí, mientras me alistaba mis padres
esperaban a que Doulas terminara de hacer el desayuno.
― Claro hija, todo el dinero está en la caja fuerte, ya sabes donde esta y
ten cuidado que hay están todos los ahorros.
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la bendición y me puse mis lentes negros, encendí mi automóvil y me fui
para mi escuela... minutos después a lo que llegué , parqueé mi auto en to-
do el frente de mi escuela, todos se me quedaron viendo, me sentí genial al
bajarme de mi coche, me sentía con autoridad, entre a la escuela y me diri-
gí a mi salón, cuando entre mis compañeros se me quedaron viendo, me
organicé en mi puesto como si no supiera que me estaban vigilando, me
dio por ver al puesto de Ally y había dejado nuevamente el bolso debajo del
asiento, imaginé que otra vez cacharía clase, llego el profesor de bellas ar-
tes, tomo lista y también noto que Ally no había asistido a clase, después
nos puso a pintar un retrato de la mona lisa, al tocar para descanso, salí a
buscarla por los pasillos de la escuela, me llegó una imagen a la mente de
ella y Eduar discutiendo, me pregunté si quizás estaría con él, fui a buscar-
la por todos los pasillos y no la encontré, a los únicos lugares que no había
ido, era al baño y al salón de Eduar, definitivamente no pasaría por el salón
de Eduar, no lo quiero ni ver, no después de eso...
Me dirigí al baño y cuando entré no había nadie, me dio por lavarme las
manos y de repente sentí una mujer llorando dentro de un baño, me acer-
qué y reconocí la voz de Ally, de inmediato toque la puerta del baño y le di-
je Ally sal cuéntame que te pasa por favor, ella salió llorando y le pregunté
― Es de Eduar.
De inmediato Salí furiosa del baño, Ally se fue detrás de mí, iba para el sa-
lón de Eduar y en el camino me encontré a Patrick, le comenté lo que Ally
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me había dicho, de inmediato me frenó y me dijo que hablaría con él, para
solucionar el problema.
― Si, ya lo sabía.
― ¡Eres un imbécil!, ¿planearon todo esto entre los dos?, ¿o qué carajos?
― El hizo todo solo, déjame explicarte, como Eduar vive conmigo, el apro-
vechó la oportunidad y drogó a Ally el día de la fiesta, él lo hizo después
de que te llevé para la casa, Ally y Eduar ya habían tenido algo antes de
que él te conociera a ti, por eso cuando te vi en la habitación drogada te
saque del cuarto, porque tu realmente me importas, y mucho, él no me hizo
nada porque él es mi mejor amigo y el sabía que yo estaba loco por ti, por
eso te llevé el ramo y los chocolates al salón, no le puse de parte de quien
porque quería sorprenderte, perdóname anastasia por favor...
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que consiguiendo a otras personas ira a calmar su laguna de depresión e
ira, es irónico la forma en que tratamos y en la que creemos que es la solu-
ción, para nada, es demasiado ignorante tratar de arreglar las cosas de esa
forma, lo único que esas personas ignorantes y desubicadas lo que causan
es dañarse a sí mismos aún más de lo que ya están, puesto que el "para
siempre" nunca dura, y el "te amo" ya no tiene sentido, porque él te amo
está lleno de deseo fornical y las únicas pasiones que conocen, se llama
sexo... Es muy irónico como nos podemos creer todo ese cuento de las
personas, pero es más estúpido decir que es cierto y saber en el fondo,
que debimos prepararnos para esto, puesto que se sabía, que no valía la
pena y aun mas estúpido, que nos haríamos daño así mismos sentimental
mente, supongo que a veces nos gusta que nos usen, o simplemente será
la idea de satisfacción de estar con alguien y creernos que somos parte de
la vida de aquella persona.
No podía creerlo, ese era el avión en el que viajaban mis padres, rompí en
llanto, ¿Por qué mis padres? Dios, me faltaba la respiración, Salí del res-
taurante, saque el móvil y llame a mis padres, si era cierto lo del accidente,
se fue al buzón de voz y rompí en llanto al escuchar la voz de mis padres
en el buzón de voz, empecé a gritar ¡Dios porque mis padres!, me tembla-
ban las manos, tenía un nudo en la garganta, me sentía derrotada, perdida.
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De repente suena mi teléfono, es mi tía, la que vive en California, me pre-
guntó:
― Bueno tía.
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― Anastasia, baja que llegó tu tía.
Salimos del edificio y manejé hasta la casa, dejé a mi tía con la familia y
me fui a una agencia de funerales, a lo que llegué le pagué a un sacerdo-
te para que les rezara la muerte a mis padres, para que pudieran ascen-
der al cielo, dejé todo organizado y pago, después volví a casa y les avisé
a mi familia sobre la misa, les dije que se debían encargar de llamar a la
gente y decirles que debían asistir, les di una lista de quienes debían invi-
tar, me fui para mi habitación y traté de dormir. Al despertarme al día si-
guiente, se me salieron las lágrimas, porque ya no volvería a escuchar a
mi madre decir: "Anastasia levántate que se te va a hacer tarde", ni volve-
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ré a sentir los besos en la frente de mi padre al despertarme, pareciese
como si todo fuera un sueño, no puedo asimilarlo, me sentía sin amor, sin
vida, pérdida, me sentía muerta en viva, porque mis padres eran los que
iluminaban mi sendero, ellos eran mi combustible para seguir adelante,
eran los grandes acertijos que pasaban por mi mente.
― Gracias, igualmente.
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"Hija mía si lees esto significa que ya no estoy contigo,
La consentida de la casa,
Te amo, papá.
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Ya no me salían las lágrimas de tanto llorar, entre en una profunda depre-
sión, nunca disfruté a mis padres como lo debía haber hecho, hacía poco
había salido con mi padre en el gallardo, desearía devolver el tiempo y po-
der abrazarlo, en vez de ir de compras haber pasado tiempo con él, no im-
porta si no fuese divertido, solo con estar una vez más con mis padres,
sería bastante para mí.
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“Recuerdo que eran arrugadas y un poco grandes, pero lo cierto era que
siempre que él me abrazaba y me decía que todo iba a estar bien, que si-
guiera mi camino, que fuera una gran profesional, que hiciera lo que el no
pudo hacer, y que siempre estuviera orgullosa de eso. ¿Dios por qué se
tiene que llevar siempre a las personas más geniales y grandiosas?,¿ jus-
tamente a las que más queremos?, ¿por qué ?, ¿por qué mis padres?, se
ha llevado de mi lado a muchas personas valiosas e increíbles, es cierto y
justo decir que la vida es dura, y que todo ser humano sigue su camino y
su ciclo de vida, pero no con mis padres, no quiero que se los lleve de mi
lado, desearía que Dios me los devolviera a la vida, sería mi último de-
seo... Un deseo que no puede cumplir”.
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verdadero valor de la amistad y sobre todo aprendí a valorar a las perso-
nas que me quieren.
De repente escuché un ave cantar, pero no era un ave normal, nunca ha-
bía escuchado ese cantar, me dio curiosidad y seguí el canto del ave, pro-
venía del otro lado del bosque, aun así seguí, pasé entre las estatuas de
piedra, hasta que llegué a la estatua donde estaba el demonio, pero cuan-
do llegué, el ave ya había dejado de cantar y la estatua donde estaba el
demonio, ya no tenía la misma forma, parecía una persona, se parecía a
mi...
Del cielo bajó un ave gigante con llamas en las alas y un aspecto muy en
particular, de inmediato lo reconocí, era el ave Fénix, aterrizó en los peda-
zos de piedra que estaban rotos y me convirtió en estatua, desde ese mo-
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mento, comprendí todo, el ave Fénix tenía el poder de convertir a las per-
sonas en estatuas, aquellas puras de alma y corazón, el utilizaba la ener-
gía necesaria del humano puro y el resto lo convierte en piedra y el alma
de la persona la asciende al cielo, por eso es que hay tantas estatuas,
porque cada una, fue el renacimiento del ave Fénix cada 500 años y el al
ver mi alma pura decidió ascenderme al cielo, cuando el ave Fénix, vuelve
renacer, mi alma encarnará en otra vida.
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