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À YÀ GBÒ, À YÀ TÒ

Edan Ògbóni

Un emblema de Ògbóni, una sociedad que venera la Tierra (Ilè), ésta pareja de varas
significan la dignidad y portan la sabiduría y la antigüedad así como la interdependencia
del hombre y la mujer. El pájaro sobre el abdomen de cada figura alude a àse (autoridad
divina) y agbára áwon ìyàmi (“el poder de las madres”), el misterioso poder asociado con
las “mujeres campana” con una cierta dotación especial llamada àjé, que se transforman
en pájaros y vuelan por la noche.

Edan Ògbóni que como podemos apreciar en la fotografía del


encabezamiento de este primer capítulo son un par de figuras de latón de un
hombre y una mujer con hierro echo al vapor, normalmente unidas en su parte
superior con una cadena de hierro . Éstas son un emblema de los miembros de
la sociedad Ògbóni, la cual ejerció poderes políticos, judiciales y religiosos en
tiempos del Yoruba precolonial, y que aún hoy se continúa en algunas zonas.
En el pasado la sociedad (conocida como Òsùgbó en medio del Ègbá y Ìjèbú
 Yoruba) funcionaba como un consejo de aldea, un juzgado municipal, y un
colegio electoral para elegir a los nuevos reyes y destronar a los malos o los
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ejecutaron a serios delincuentes. (Biobaku 19952:38).

Muchas de las autoridades de la sociedad derivan de su papel como unión vital entre la
comunidad y la Tierra que la sustenta. Ser miembro, los cuales tienen poder y prestigio,
está restringido a unos pocos individuos que han llegado a destacar en sus profesiones y
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participación en varias deliberaciones, un miembro gana una considerable intuición de la
naturaleza humana así como de la política local, el saber tradicional, la religión, y la
filosofía. Por encima de todo, un miembro proporciona acceso a ciertos conocimientos
ocultos y poderes para abordar las vicisitudes de la vida. Las mayores, versiones libres
de pie del par de edan (Figura 2)son llamadas Onílé (Dueño de la casa) y, algunas veces,
Onílè (Dueño de la tierra). Ellos representan la divinidad de la tierra sobre altares
especiales dentro del alojamiento de Ògbóni, atestiguando el procedimiento secreto de
la sociedad para hacer respetar la confidencialidad, el juego justo y la auto disciplina. Sin
reparar en tamaño, una pieza del altar es considerada más poderosa que edan debido a
la substancia sagrada usada para consagrarla.

En esencia, el Ògbóni venera la Tierra (Illè) para asegurar la supervivencia


humana, la paz, la felicidad y la estabilidad social de la comunidad. El deseo de
longevidad y bienestar se evidencia en la elección del latón (ide) para las figuras y el
hierro (irin) para el pie de edan. El latón es distintivo por su brillo y duración. Además, es
sagrado y atrae las bendiciones de Òsun, la diosa del río asociada con la salud, la
riqueza, la belleza y la fertilidad. El hierro, por otro lado, es sagrado para Ògún, la deidad
del valor, creadora de la energía, la industria, la caza y las artes militares. Aunque se
oxida con facilidad si se entierra o se abandona en la tierra, el hierro es bastante
duradero cuando se maneja, se cubre, o se mantiene en frecuente uso. Uno de los
metales más fuertes, utilizado para fabricar diferentes herramientas, cortar, asegurar,
reforzar y otros usos. El hierro del pie refuerza las figuras de latón de edan, mostrando la
fuerza, el vigor y “el corte de las aristas” que indican que uno necesita no sólo triunfar
en la vida sino también vivir para madurar. Éste simbolismo se repite en el tópico
Ògbóni Ogbódirin (“Edad, y fuerza como el hierro”), un apodo para Obàlùfòn, uno de
los reyes antiguos de Ilé-Ifè atribuido con la introducción del arte del latón en la ciudad y
supone tener vida para más de un siglo. La resistencia y las cualidades dinámicas del
latón y el hierro y de ésta manera refuerza las funciones de talismán de edan, inspirando
la siguiente encantación:
Edan nunca muere, edan nunca se descompone

El buitre nunca muere joven

Nunca oiremos que

Olódùmarè está muerto

Muchos años se cumplen en edan

Debo crecer, y ser bendecido

Por mucho tiempo caminaré por la tierra.

El Ògbóni que concierne a la longevidad es también evidente en su


nombre. Aunque tiene varios significados y normalmente hace referencia a un
caballero (ògbéni), el término Ògbóni implica una madurez, una persona de
edad: ogbó = edad; eni = persona. Incluso Òsùgbó, es sinónimo de Ègbá e
Ìjèbú, tiene la misma connotación: òsù = mechón de pelo sobre la cabeza; gbó
= viejo/gris. El crucial papel que jugó el principio femenino en los rituales
Ògbóni aparece en la palabra àbíyè, la palabra para el título de los miembros
femeninos de la sociedad. Esto es más o menos un rezo- “Debe el joven vivir
para envejecer” reemplazar a sus predecesores- una idea implícita también en
Ògbóràn, el apodo para los miembros masculinos de Ògbóni, que significa
“Aumentar la edad”. El alto grado de mortalidad infantil Yoruba en el pasado
se refleja en Abíkú (“nacido para morir”)- una creencia en la existencia del
espíritu de los niños que mueren continuamente sólo para volver a la misma
madre (Molade 1973: 62- 64; Houlberg 1973: 20-27, 91- 92). La palabra Àbíyè
(literalmente, “nacido para morir”) identifica a los miembros femeninos de
Ògbóni (Erelú) no sólo como buenas medias esposas sino también como
poseedoras del poder espiritual para disminuir la mortalidad infantil, un poder
que las une directamente con la deidad de la tierra (Ilè), que es tratada
normalmente como Ìyá (madre). Todos los miembros Ógbóni se consideran a sí 
mismos como Omo Ìyá, “hijos de la misma madre” (Daramola y Jeje 1967: 132-
33; Ojo 1973: 51), y como privilegiados, por esa materia, debido a que su
proximidad a Ilè.
La exposición de los genitales acentúa su importancia para la perpetuación de la vida.
Por el significativo motivo en espiral sobre la frente, ver figura 3.

El estilo de vida de los edan se acerca sin duda a las preocupaciones


Ògbóni por la continuidad de la vida y de las instituciones. A diferencia del
estilo Yoruba de tallar en madera, que tiende a proyectar la humanidad
primitiva (Thompson 1973: 56- 57), que en los edan insiste en el digno porte
de la edad, renombrando la frase favorita de los Ògbóni: À yà gbó, À yà tó
(“Para la longevidad y la prosperidad”). La imagen evoca a los primeros
comienzos de la humanidad mientras proyecta a la misma vez la aspiración de
la presente generación de vivir en el futuro, más allá del presente físico dentro
de èhìn-Ìwà, después de la vida. La figura humana es a menudo representada
desnuda, de pie, sentada o de rodillas, exponiendo los genitales (figuras 3)
para hacer hincapié en la importancia de la perpetuidad. Hay un indicio de la
eternidad en la cabeza alargada, la estilizada barba (sin reparar en el género),
la pose frontal y el esquemático cuerpo.
Desde hace mucho tiempo los Yoruba consideran a la tierra femenina, aquí hay
una controversia con las figuras masculinas que la representan. En vista de un mito
Ògbóni que relata una antigua pelea entre el “Cielo” y la “Tierra”, Denis Williams
equiparó la figura del hombre con el primero y a la mujer con la última; para él, la pareja
de edan significan la “unión del cielo y de la tierra en la cual se basa toda la existencia
humana...” (1964: 142; ver también Roache-Selk 1978: 17- 18; Gosline 1991: 31- 45).
Ésta interpretación ignora el hecho de la identificación Yoruba del “Cielo” con el Ser
Supremo (Olódùmarè/Olórun), que es raramente representado en escultura. Peter
Morton-Williams, por otro lado, esta de acuerdo con la explicación dada por sus
informadores de que la pareja de edan representan al hombre y la mujer miembros de la
sociedad (Morton-Williams 1960:369). Ésta explicación, parece basarse en el uso de los
edan como una vara de oficio, no justificándose las grandes figuras alojadas en el altar
de hombre y mujer, ambas tratadas como una sola y conocida como “Ìyá”.

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