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Artículos de costumbres de Mariano José de Larra

Fue Larra quien se convirtió en el primer español que, desde el punto de vista de un europeo
ilustrado y un patriota ardiente, habló de lo que sucedía en el país. El periodismo se convirtió en
su herramienta. Fue él quien en ese momento fue la única forma de "despertar" a la gente. Y
entre sus páginas tal vez son los artículos de costumbres los que nos permiten captar mejor el
latido de su personalidad. Superando el fácil costumbrismo, Larra analiza en ellos el fondo
mismo del alma española y contrasta la realidad cotidiana de su pueblo con los valores de la
cultura moderna, los ideales de la tradición y su propia sensibilidad personal. En sus artículos,
todo está subordinado al objetivo principal: transmitir su idea al lector. A diferencia de los
románticos, a quienes se suele llamar Larra, en su obra el contenido siempre ha determinado la
forma. El método creativo de Larra es interesante. El autor, perdido en sus pensamientos,
recorrió las calles de Madrid, y allí buscó historias para sus artículos. Luego estudió, resumió y
describió lo que vio en las páginas de los periódicos.
Una característica importante del trabajo de Larra es el uso frecuente de la parodia en sus
artículos. La parodia siempre está dirigida al mundo real, es decir, Larra parodia hechos reales y
la época real. El resultado fue una caricatura que ayudó a comprender mejor la verdadera imagen
del país. En sus artículos, Larra no intentó describir la moral y las peculiaridades de todo un
pueblo, sino que lo dividió en clases. Gracias a este enfoque en sus artículos, logró construir un
enorme "edificio": una sociedad española, que está experimentando cambios dolorosos y
renacimiento. Las clases que aparecen en sus artículos representan y complementan el cuadro
riguroso que nos brinda la historia.
En cuanto a la estructura y contenido de los nueve artículos, podemos decir que todos tienen
la misma estructura y una relación similar con el contenido. Pues cuando se trata de artículos
costumbristas, los nueve se caracterizan por la observación de Larra de los hábitos, costumbres e
intereses de la sociedad española, analizados desde un punto de vista crítico. Cada artículo se
centra en un tema específico: pereza, impaciencia, vanidad y otros. También comparten una
misma estructura, presentan una disposición en tres partes: la primera, introducción: el autor
reflexiona sobre un tema actual o no, de carácter social y popular. La segunda, el núcleo del
artículo, aquí Larra relata la anécdota en este caso costumbrista iniciada con las ideas de la
introducción. Por último, la conclusión del autor, Larra extrae las reflexiones a las que ha llegado
en relación con el tema tratado. El título de cada artículo, además, ya hace referencia sobre el
tema que se va a tratar.
En el artículo "Empeños y desempeños" Larra pretende criticar la alta sociedad de la época,
ya que sólo vivían de las apariencias y eran muy vanidosos. La buena educación recibida, la
instrucción que ellos tenían al alcance era sólo una máscara y el dinero hacía que todos sus más
banales caprichos fueran satisfechos. Pero Larra va más allá y no sólo critica a la alta sociedad,
sino que critica en general la necesidad de las personas de querer aparentar pertenecer a una clase
superior, pero no conseguir ese estatus a base de trabajo duro, sino con “empeños y
desempeños”. El artículo trata de la actitud y el comportamiento de Joaquín el sobrino de Larra.
Que cree que su sobrino no es bastante inteligente, ya que no se comporta como la gente adulta.
Los dos tienen una charla sobre algunos temas del joven. Seguidamente los dos tienen otra
conversación con un corredor, y el joven no se sabe mostrar ante él. Después los dos van a un
sitio donde se cambian objetos personales o de valor por dinero de forma rápida, y el joven que
tiene poco dinero, pues va comerciando con la gente que hay por ahí para conseguir algo de
dinero. Allí hay algunas agitaciones. Finalmente, al despedirse de su sobrino, las cosas ya habían
cambiado, él ya no era el sobrino cariñoso y agradecido de antes, ahora era tenía una actitud fría
con la persona a quien, que al fin y al cabo, le debía su reputación.
"El castellano viejo", uno de los artículos más populares de Larra, pertenece al grupo de los
llamados Artículos de costumbres y en él se pretende satirizar una determinada forma de ser y de
actuar. El autor, que suele aparecer frecuentemente en los artículos bajo el pseudónimo de
Fígaro, relata una experiencia de la que él mismo saca conclusiones de forma explícita. En
introducción Larra reflexiona sobre las convenciones sociales y cómo hay que sacrificarse a
veces en aras de la buena educación: "Un resto, con todo eso, del antiguo ceremonial que en su
trato tenían adoptado nuestros padres, me obliga a aceptar a veces ciertos convites a que
parecería el negarse grosería, o por lo menos ridícula afectación de delicadeza." El núcleo central
de la historia es la escena costumbrista, la anécdota que ejemplifica su visión sobre la falta de
delicadeza de sus anfitriones y de los otros comensales: "Doña Juana, la de los dientes negros y
amarillos, me alarga de su plato y con su propio tenedor una fineza, que es indispensable aceptar
y tragar; el niño se divierte en despedir a los ojos de los concurrentes los huesos disparados de
las cerezas; don Leandro me hace probar el manzanilla exquisito, que he rehusado, en su misma
copa, que conserva las indelebles señales de sus labios grasientos; mi gordo fuma ya sin cesar y
me hace cañón de su chimenea…". En reflexión final Larra extrae las consecuencias morales de
lo que ha ocurrido. Le parece increíble que haya tanta diferencia entre el nivel cultural de los
habitantes de un mismo país: "...reflexionando en mi interior que no son unos todos los hombres,
puesto que los de un mismo país, acaso de un mismo entendimiento, no tienen las mismas
costumbres, ni la misma delicadeza, cuando ven las cosas de tan distinta manera." En este
artículo predomina crítica a un modelo de sociedad en el que reina la incultura, las malas formas
y el intento de mantener las apariencias; una sociedad de valores rancios y caducos que vive
enrocada y feliz en su embrutecimiento.
En el artículo "Vuelva usted mañana" Larra satiriza la imagen que los extranjeros en este caso
Monsieur Sans-Délai, tienen de España y de los españoles. Cree que España está en la misma
situación social, económica y con la misma mentalidad que Francia. Se da cuenta de las excusas
que llega a decir la gente con tal de evitar hacer sus tareas. Larra cree que la actitud perezosa del
español es una de las causas del atraso del país. Monsieur Sans-Délai está en Madrid para hacer
unos trámites. Según él la estancia en la capital se alargará como mucho unos quince días,
tiempo suficiente para dejarlo todo listo. Pero Larra que conoce el carácter de los españoles se ríe
de él diciendo que por lo mínimo tardará unos meses. El francés incrédulo no se lo cree. Larra
acompaña a Sans-Délai a hacer sus gestiones. Larra conocedor de lo que le espera se lo toma con
humor viendo que para realizar las distintas gestiones se sobrepasa de mucho el tiempo que
Sans-Délai había previsto para cada una. Además tienen que ver como la gente se inventa las
excusas más increíbles para eludir sus responsabilidades. El francés no lo acaba de creer como
alguien puede ser tan perezoso, Larra sentenciando dice: "-Pues así son todos. No comerán por
no llevar la comida a la boca." Terminados seis meses Sans-Délai no ha conseguido más que le
digan vuelva usted mañana. Larra sentencia diciendo: "no hay negocio que no pueda hacer hoy
que no deje para mañana; te referiré que me levanto a las once, y duermo siesta."
En "La nochebuena de 1836" como en todos los artículos de costumbres, Larra critica la
sociedad actual, por ser como es y por no darse cuenta, son unos hipócritas. Además él se
considera igual que la sociedad y eso le hace sentir peor. Es día 24 de diciembre y Larra se está
riendo de su criado porque le tiene lástima de ser como es. Le da dinero para que el criado le
diga lo que piensa en realidad de él. Larra se va al teatro aún riéndose del criado, vuelve a casa
pensando que aunque sea día 24, día de la mala suerte según él no le haya pasado nada. Al llegar
a casa se encuentra a su criado borracho con el vino que ha comprado con el dinero dado.
Entonces el criado empieza a hablar diciéndole todo lo que piensa de él. Le dice que en realidad
es él quien siente pena de su señor porque cree que busca la felicidad en el corazón humano, y
para eso lo destroza. Larra se enfurece con su criado porque además cree que tiene razón. Piensa
que es una pieza más de esa sociedad que tanto critica.
En sus artículos de costumbres, Larra adopta las formas costumbristas, dotándoles de una
nueva perspectiva moral y reformadora. El propósito de Larra en estos artículos es proponer el
cambio social e individual. Utilizaba la sátira para retratar los diferentes defectos que observaba,
pero siempre con un afán didáctico y reformador. Sus ideas liberales se observan en los artículos
de asunto político en los que defiende el progreso y la tolerancia, y critica el conservadurismo y
el absolutismo. Era un defensor incansable de la libertad. Su crítica más violenta iba dirigida
contra el absolutismo del gobierno de Fernando VII y los carlistas, que representaba los males
que amenazaban a la patria: el fanatismo y la ignorancia. Debido a su acérrimo espíritu
independiente Larra también criticaba otros aspectos de los gobiernos liberales.

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