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EL JUEGO VlVIEN'fE

Indagación sobre las j)(!r/c.r


oc11ltas del objeto l!ídico

por

GABRIEL \VEISZ

~
ve111lil.rno
editores
M[XICQ
ESPANA
ARGENTINA
COLOMOIA
8 PREPACIO

recoger el material inherente al juego y los jugue- INTRODUCCION


tes, ,1provcclrnmos la ayucla que nos brindó la
Mtra. Lilian Schdflcr, investigadora también ele
l:1 Dirccciúr1 General de CulluL.1s Populai\."".s.

El estudio ele la representación centra como obje-


tivo principal a las actividades ·que desarrolla el
hon1brc cuando le da forn1a a su discurso y cuan~
Por su npoyo y aliento para un trabajo inci¡}icnte,
do modifica los objetos naturales para conferir-
agradccc111us _en p3rticular ,1 1n1c0lros as~~:-io1:cs y
les un significado particular. El hombre establece
rnuy CH c~,pcciaI a quienes pcnnilicron el desarro-
una interacción con los objetos por medio de su
llo ele csla labor: Dr. Rubén lloni[az NuíhJ (Direc-
inteligencia y su cuerpo.
tor del Instituto de Invcsligacionc,; Filo]ó¡,icas)
Los ternas que abordarnos cubren áreas ele muy
Dr . .T(isc' IVlmc1w ck Alh:1 (Director de la Fél~L1il:1rÍ
diversa naturaleza. La cslruclura central gira al-
de Filosofía y Letras ele 18 UNA,\!), Dr. Carlos Sir-
\"cnt ( Director ele la Facultad de Cienciéis, Políti- rededor de la representación y las conductas ele
cas y Sociales de la IJNAM). · '
simubción asociadas al mimetismo. En el paraje
de apariencias y semejanzas, el evento ritual pro-
duce uua modificación interna y externa del indi-
viduo, fenómenos que ocupan nuestra atención
por su importancia para el estudio de la represen-
tación. El espacio en donde se realizan los evcn tos
no puede mantenerse inalterado puesto que en él
se desarrollan las aé<iiones del individuo y los
objetos cambian ele significado.
Las estructuras rcprescntacionalcs subyacen a
los diforentes eventos que ocurren en los Jugares
donde se desarrollan las actividades lúdicas y ri-
tuales. Simultáneamente se pretende construir
una realidad valorada en la subjeliviclacl ele cada
espectador y participante. Para ordenar esta rea-
lidad existen temas, narraciones y milos, los pri-
meros dos elcmcn los se localizan en los ju egos y
el último cscncialmcnle en el rito. Sin embargo,
las líneas de demarcación no son tan específicas,
por lo que habremos ele notar graneles fluctua-
ciones. ·
La conducta lúdica y reprcsentacional no se li-
mita a nuestra especie, se observa lathbién en
otros animales como actos que sugieren ¡lifcrentés
grados de simulación. Fenómenos que· también
[9]
¡
_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ ,!!.__. _ _ _ __
l
)
10
surgen cotno 111ccanisn1os alcnu:1ntes nnf.c mncn.1-
zas de otros Ztt1in1alcs y lic1sta de condiciones na-
INT1H)l)C:Cr l (¡cJ
' 1 i -
que' hbonhrerno 1cn el capítulo de j11c;c1s prc-
hispó:nicos.
11

turales que pueden elcscncaclcnar complejas reac- El espacio que reservamos para rcflcxion;:ir so-
ciones ante una multiplicidad ele cstímuios. bre e) juguete se ilustra en la clicotornfo juguete>
Entre los seres humanos el úrea ele la represen- objeto ritual, que nos conduce a ol.ra problcrn~-
tación conjuga diferentes técnicas que se emplean tica: :c1
juego y el rito como ::icLivicbelcs contras-
en l;i rcco11<;.lnicci<'rn de n11cstros deseos n1::1s vcl;i- 1anld; o suplcmcnlarias.
dos y en un lrnlamienlo especial del 1iempo. El El 'obiclo se ubica a clifercn1cs distancias ele\
lugar que ocupm1 ]a ritmicidad, la medición del cuer¡10 cmmclo el Juguete se confecciona con ma-
tiempo y la percepción del mismo, en el complejo teriales ingcriblcs y la pe1·ccptualicbd del im1ivi-
mítico de varias cul!urns, es instn1111cntado en bs du0 es rJtac;:1cl0. por divc.rsós cstín1ulos que abren
técnicas de la rcprcscnt;1ción. La cl;1l1ornción ele la cli111cnsión ele un juguete scnsorialmentc acl ivo,
calcnclarios y procedimientos ele adivinación sólo el juguete vivicn!C'.
tocan 1111,1 parte de t111;1 prcncupctclún dirigi(b a En ln parte fin,11 ele este estudio aborclamos bs
los cil-111r:11lns de ln pcriodicidn,1. De n¡a111Ta m:\s consl,111lc's cnli-c t;vcntos lúrlicos y sacros, q11c im-
gcncrnl, los objetos y bs :,clividaclcs se arrcgbn plican ai individuo en ::ictividncles coq101 :1 les muy
en forma tal que puedan representar c::n11bios en- acentuadas, y juguetes rnoclcrnos, que producen
tre la tcmporaliclacl cotidiana y el tiempo mítico. un c¡¡mbio global en nucs tra forma ele concebir
La n1úska c1fccla nucst.ras ziclil.11dcs emocionales, el rnnnclo.
factor que se aprovcch;i en el rilo par;i :111:cr;ir la Este libro intcnb dcmoslrnr qtJc b.s cstrnclu-
conducta de las personas implic;icbs. ras COf;noscitivas inherentes a toda ac1ivirbd re~
Todo ser vivo rige sus :1cl ivid,Hks con 1111 nJoj prcscnl0cinnr1l son orlgin;icbs y rcglr1111c11!;,clr1s
biológico que permite ;:id:iptacioncs al rncdio am- por procesos bioló¡,icos. Existe rn1a pa:;¡¡rcla vil¡¡]
biente, por afü1cliclun1 exi,,tcn ctnpns en his que entre cncrpo y h{ihitilt, no poclrá y¡¡ri¡¡rsc el sc-
los anl111ales dcsplicg;:u1 conductas pc1ra evitar un gunclo sin implicm· !In cambio en el primero.
desenlace violento. El simulacro se cuenta entre L0s tr;insicionc.s bn;scas que se dan en nuestros
estas actitudes de dcspliegt1e que se evidencian ::il amhicntcs rnodificDn sci-inmcntc las ck1icncl:1s re-
cjccularsc movimientos ele alas y al producirse laciones ccológic:is entre especies biológic1s y
señales que sirven para rclarcl;1r y alc1rn:ir los con- mcclin :1hiól ico. Lo que hc111,1s erigido ,1 n11cstro
tactos con olros anin1;1ks dornín.1.n!csi de n1ancra ::ilrcclcclor ;il"ccta la conslitnción s0111;ilicD de rn1cs-
que se evite 1111 crnii"licto. F.I ser l111rnano conccp· trn n.ilur¡¡lcz;i y por consiguiente el cq11ililwio
1ualiza sus propios rilmos internos y los lleva al cmocion¡¡] ele 1rncslra inclividuD]icbcl.
dominio ele b rcprcscnlación empleando técnicas LD Cff'1ción ele ;imhicntcs m·tifici,1lc.s, clondc b
de despliegue y sin1ulacro que n1uch;is veces c?1111- cfic;1ciD y el ritmo acclcrnclo parecen ocup;ir lll-
bian su percepción del n1t1ndo. garc.s prcfcrcnci,1lcs en nuestra conclnclD moder-
El juego sacro, ,•incul;_Hlo ;i t.0<10. 11118 \OnccrKión na, provoca csl"aclos pcrrn;,1.ncntcs ele l'cnsión.
cos111ogónica en IVTcso;:n11éric8, presenta un clnu11a La.s lecturas qnc hemos realizado en el campo
ubicado al representarse el combate cnlrc el día ele 1a ncmo[isiología hm1 in[lucnciaclo el mane-
y la noche, eviclcnciado en el Juego ele Pclola. En jo c1c conceptos a lo largo ele\ csLuclio. Los eventos
este combate el sol ocupa el motivo central. Ex- lúclicos y sacros rigen los contactos sensoria ks
ploramos otras asociaciones con el sol que se pre- y creativos, mocli[ic¡¡n el tiempo y d csp,1cio y
sentan en el Juego del Volador y el patolli, temas provocDn en el cuerpo una expcricncizt única en la
J-1.'l J.H.UJ.,lU\...-\.•.,_l_Vl'l • 1
INTRODUCCIÓN 13
q_uc los ~stímulos se ven animados por t\ complc-
J ,dad ps1quica y orgánica de los individuos. Con nales. Las estn1cturas de la represenlación defi-
este planlcamicnlo proponemos una rcl,1ción or- nen el cuerpo en procesos sensoriales que reflejan

1 gúnica entre eventos lúdicos y sacros. Con esta


perspectiva es difícil lrazai· una línea divisoria
o el origen ck una actividad en relación jerárqui- 1
aspectos diferentes de la cognición.
En la época prehispánica el Juego ele Pelota, el
del Volador y el patolli consignan los aspectos in-
ca con la otra. · · ternos y externos ele los que se vale el hombre
Entre los autcpasados mús remotos que.tenemos para transportar su cuerpo a una cosmogonía.
se presenta Ho1110 lw/Jilis (S 000 000 a 1600000), El tiempo mítico y el biológico convergen en
con la capacidad ele elaborar instrurncnlqs ele pie- un mismo modelo rítmico, por lo tanto existe un
dra ruclirncntarios ..kan-Pienc Changcux infiere movimiento externo que rescata de manera libre
de Jo ilt1tcrior la capacidad rudimentaria ele con- esos elcmen tos cíclicos y temporales que le son
ccplualizar un objct·o, cou10 condición que debe propios al individuo.
cumplirse antes ele la elabor;:ición del mismo. Aña- Este trabajo busca el curso en donde se esta-
de c¡uc las fr1cul!;¡cks irn;1ginarías y conccptuali~ blece el contacto entre el cuerpo, el instrumento
zacioncs ocllpali,rn u1, ]ligar cunsiclcrablc en el y la actividad lúdica. En este sentido nos interesa
ccn:bro dél Australopithe,:us,1 en vista de lo cual el funcionamiento del cuerpo en relación con el
el objeto mcnlal, ya sea sacro o lúdico, o como rito, el juego y el juguete. Nos interesa reflexio-
combinación ele ambos, pudo haberse dado en él nar en los sistemas ele señales que rodean el jue-
de mm1cra sinrnltcínca. La conceplua!ización de- go y el juguete para desembocar en atmósferas
termina Ja presencia ele etapas sucesivas en las representacionales.
que el infante elabora esquemas racionales, al El criterio que seguimos enfoca el concepto que
principio concretos, p,1ra cxtcnclersc progresiva- tenernos ele! cuerpo y los objetos que derivan de
111cntc a trazos uuivcr.saks y abstractos/ aspectos esta actitud, aclemá~ del traslado del objeto a si-
que se rcpilcn en la con[iguración lúdico-sacra ele tuaciones que iluslr1;:n diferentes aspectos ele la
111ancra paralela. representación.
En este 1rZ1bajo prclcnclcmos plantear eludas La imporlancia que se da a los diferentes facto-
como mecanismos que deben ser explorados por res que convergen en la representación se explica
aquellos que tienen conocimientos mús amplios por el in tcrés ele nuestra disciplina en los eventos
ele los ternas que tocarnos. Más que interpretacio- etnodrarnáticos.
nes, se aplican evaluaciones; los sislcrnas no se La naturaleza del material demanda una aeti-
cierran en ascvcraciollcS absolutas, ya que prefe- tucl intcrdisciplinaria. Esta actitud es indispensa-
rimos obsct-vzu- procesos cambiantes según el des- ble para ampliar nuestros criterios, además de
arrollo ele las úreas ele! conocimiento eic'.nlífico situarse en el seno ele las hipótesis que adelan-
y humanístico. tan10s.
Nu~stra. investigación conücnza en los parajes La actitud intcrclisciplinaria resulta extraordi-
ele! munet1srno porque allí se propicia la transfor- nariamente compleja, puesto que cada disciplina
maciérn prclirn inar a las actividades representado- opera con me toclologías y modelos propios y cada
cspeci,Jlidacl n1antiene reglas y exigencias que
1 Jca.r1-Picrrc Changcux, "1\nlropogé11ic'', L'honw1.e Neu- definen sistemas particulares ele aproximación.
roirnl, Col. Pluricl, núm. 8,110, París, Drodard et Tau_pin, La organización del material no pretende la uni-
1983. p. 315. ficación ele métodos y sistemas, pues resultaría
2 Véase Jean Piagct, citado en ibid,, p. 320.
virtualmente imposible ser especialista en cada

1
14 lNTRODUCCIÓN lNTRCmFCCl (¡ ,I
j,
nar con estos atributos, corno simulacro ele como- ,_,
disciplina. En cambio se requiere de una actitud
selectiva guc pueda ;:iplirnrsc a la preocupación dicbd y bicncstal'. Un juego con c.st;is c,1raclcrísli- 't
G\S adormece los sentidos y clclicnc el movimiento
central que nos ocupa: los n1crnnis111os ele la re- i
presen! rJcíún. innato del cuerpo.
El jucgo'._y el juguete se cirnenl;rn en el nn111clo
de la representación, absorben toda la problcm;'i-
tica del ambiente y muestran ;ictituclcs hacia los
EL JUEGO VIVIENTE de111ás. : 1

Desde la implicacicín introspectiva del objeto


Cua ]quier comentario qlle ridehrntemos sobre la con llll. alto contenido pcrccptm1l l1asta la ar1i[i-
rwlurnlcza ele _jt1cgos y jugt1cles lornliwdos en cli- ciali2¡ación iclcl mismo, que se prcscnla en el uso
[crcnlcs etnias y sobre aquellos que se cncucnlrnn ele !¡) n\aq¡¡ina\'Ía ckctrónicn, los malcrialcs J-,;rn
en nuestra cultura no puede cefiirsc a criterios impedido el contacto con algunos centros senso-
taxonómicos inflexibles, pues siempre cxislirún rialc:;; (el tacto principalmente), proclucicnclo' la
;:ispcclos subjclivos muy ;1_jc11os a las ddi11icio11cs rcducci<'rn irnagin:\liv:, n cspcci;1lización ele la im:i-
rígidas del material investigado. JJ1 juego viviente gen que lenclr{, consecuencias en la conduela emo-
es, por definición, un sistema en proceso ele rea- cional e intelectual del individuo.
lización y no 1111 objeto terminado, por lo cu,1I ],1 El I iu:cgo y el jugu'ete se disponen en la recl lQ-
conccplt1.11iz::,ción del 111is1no debe ser coherente tal ele ;'.icl1lnclcs y cqntaclos soci:,ics en bs c11ll11-
con el proceso y no pretender detenerlo con la ras . .Pot lo tanto no'.se pncclcn sacar de contexto
chsificaci(m lct:il de las c:ilegorhs absolutas. para: in'fcrir consccu~ncbs afectivas ni intclcclna-
El juego en nuestra época parece responder :il ks. En; cambio la ;:ictivielé1cl lóclica siempre debe
tipo de comoclidadcs materiales que nos rodean. consiclórarsc dentro 'c1c J;i aren;i rcprcscntacion:il.
El hombre moderno puede apagar su n;ituralcza La ccjnc\ncla cxplorMoria ele] ser hnmano se des-
afectiva con el uso ele tranquilizantes, pero al mis- arropa. de manera cspectacubr, sobre lodo si nos
mo tiempo se separa del elcmenlo doloroso de su refci:in¡os al intelcctp. El inlelccto, corno ;1ll'ibu10
existencia, tan importante para la reflexión. Ani- que 111slnn11cnla esl\'llcluras ;,soc1:il1vas en doncle
quilamos la expresiviebcl ele un mensaje que po- se construyen conceptos y espacios para cxplornr-
:lríamos situar en el contcxlo de una i11lcligcncia los, Lrnibién produce una síntesis de los cstímlllos
mtcrna que puede ayudarnos a establecer un me- ele J\1;1.1lc.rn sin1t1ltZ\nc:i.. y seriada, rr1sgos que can.1.c·
jor conlaclo con n11cstro cuerpo. tc.ri7ial1: Z\ nucsl·1·;1. especie. La 0rcnc1 rcprcscn\.acio~
En la era de la compul.ación se acentúa un fe- na! cst;í ínti1110mcntc ligc1da ;i nuestras cap;icicla-
nómeno lúdico que se plasm,1 en el j11cgo c¡ue se des cxplornlorias, p11cslo que se presentan espacios
juega a si n1isn10; en este conl.cxl:o se puede. dar divcrsós y ;ictiviefadcs asocialivas q11e van cnrn-
el caso de que el participante quede marginado biando las rnocblidaelcs ele! fenómeno represen-
de su apetito exploratorio. Ocasionalmente el ju- tado.
gador se implica en los programas inl.ernos ele] En lo que concierne a ];is característirns estrpc-
aparato mismo, postergando su propiél vid;:¡ sub- lurnlcs del er6nco, el del hombre se ascmcia; en
jetiva. un principio al cdneo del feto ele clliir/p;:incé. L;-,I1
El .i11g11C'lc :iclirnl aparcnln cfirnci;i, rapidez y morfologí;i ele este' último se modifica clníslica
~-011:~did<ld pero sin1ultónc.1n1cnte nos cntrcg,i ln rnenl.e en el cnrso ele su dcsanollo para 10111,ir las
1lus1on de un mundo que siempre debería funcio- earnctcrísticas si111iesc,1s que lo definen. Olrn par-
16 INTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN 17
ticubricbcl en el clesarrnllo ele! cráneo y del encé- mática y lineal, como unidad que responde me-
fa!~ humano e_s que se P:·olonga largo tiempo eles- diocremente a la complejidad ele eventos dinámi-
pues ckJ nacinnc11 lo. lal aspee lo crítico en el cos que no se reducen a dimensipnes simplistas.
clcsarrollo ele nuestra especie está en el encéfalo Posiblemente las pantallas superpuestas \iÍSuali-
Y en el aumento considerable ele la ncocorteza. 3 zaelas en la ncocorteza puedan ampliarse como
La ncocorlcza puede concebirse corno una serie mapas yuxtapuestos para las actividades lúdicas.
ele pantal)as traslúcidas y superpuestas que cocli- El juego reglamentado sin desarrollo interno Ji.
lican la figura del cuerpo, las actividades motri- mita los elementos significantes, en tanto que la

.l
ces y los complejos elatos del medio ambiente. Si actividad lúdica puede establecer contacto con
pro.lo11gan10s un poco n1ás la n1etáfora se prcsen . . 1
cualquier elemento para incluirlo en el "como si
ta como escenario psicosomático con evidentes fuera". tan amplio como la imaginación del indi-
:amificacioncs al resto ele! cerebro. Recurro a l; viduo.
1,magcn de pan tallas traslúcidas pon¡uc sugiere El juguete liinitaelo al tema consignado por
el plantcarrnento ele referencias múltiples en el quiGn lo fabrica se endurece en la membrana del
n1vcl de :::.oc!iCic;:-iciún y de es! írnulos que ;e rcc.i-
1 símbolo. Por el contrario los materiales que es-
bcn c:1 cli[crcntes zo,ias pcrccptuales con una alta coge el jugador en la elaboración ele un juguete
capac1dad intercon1unicativa. pueden transformarse según el juego, fenómeno
. La actividad lúdica y el largo periodo ele infan- que lo acerca a mayores probabilidades ele abs·
cw,_ caractcrístic!1s de nuestra especie, plantean tracción.
actividades muy rntcnsas en el desarrollo. Eleven- El objeto sacro guarda una definición concreta
to lúdico, tan eficazmc11tc adherido a m1cstra bio- porque representa, y una esencia abierta al co-
logía, expresa rasgos prominentes en la hisloria nectarse con la perceptualidacl del ejecutante y de
nat_ural de las actividades cognoscitivas. Estas quienes lo rodean.
ª:t1v,cladcs surgen con cada revolución tccnoló- En el clescmpefío ele las funciones introspecti-
g1ca, la cual provoca una serie de perturbaciones vas se observan difer~ntes grados ele endureci-
en e) ~onglorncrado social. El invento ele! libro miento ele la imagen. Con los diversos clescubri-
con~1c10na nuestra actilUél lineal y ordenada del micn tos tecnológicos las imágenes sueltas de nues-
mcd,o ambiente; los clcscubrirnicntos más 1·ccicn- tra subjetividad son capturadas y congeladas en
t~s- ,enel campo ele b física moeli[ican nuestra las iruágcnes televisivas y cinematográficas.
vis10n del tiempo y el espacio; el concepto ele la Los matcdales que se emplean en algunas mu-
rclallv1clac! nos ubica en la intcrcs,mtc complcji- fíec::is se parecen cada vez más a la piel y a las
d~1d que tiene la materia y, por tanto, en la rclati- funciones del cuerpo, pero también se endurecen
v1dad ele nuestros conceptos y formas de vicia. en formatos que especiali¡,:an el contacto perccp-
La actividad lúdica intc1prctacla como actitud tual rigiéndose por la naturaleza del material.
hacia el cuerpo y hacia la mente determina una La textura blanda de juguetes menos definidos

t~:
conducta pensantS. El uso y disposición de objc-
en la ~sfcré; luclica y sacr~ desencadena pro-
ce_os s1Hn.1f.Jcat_ivos que funcionan co1110 rnapas
se cncuen tra en relación directa con una soltura
imaginaria menos susceptible al condicionamiento
a través del objeto. La textura blanda no' se re-
para dc!J1iir el cuerpo y la ~11entc. Es ¡;vidente que fiere a la consistencia del material sino a su falta
el concepto de ma¡,a funciona de ma·11era es que-
3
' :

cit., :P[>. 31 ?.J J


1

s!
ele definición. En esta categoría se inclti!rían pe-
dazos ele pkdra, flores, madera y otros. El juga- •
Véase "Antropogénic-", 0¡1. dor se encarga ele dotar al material de la iclcnti-
18 IN11WDUCCIÓN INTRODt:ccri\N l_j

dad q_u~, le sirve en la actividad del juego. La como vehículo entre los designios divinos y el ser
1mpos1c10n ele una representación localiza el fenó- humano. Los chamanes también pueden realizar
111cno in1aginativo; esto no se extiende a una C;}li- acciones que permitan la saturación del objeto
dacl de la inteligencia pues hély l'elizmcnte otros por fuerzas sobrcrniturales y luego aplicarlo en
factores que rompen con c11a lqnicr dcfinici<in pun- diversos niveles para beneficiar mágicamente a la
tual del juguete. La acción del rompirnicato se comunidad.
inscribe en las actividades lúdicas, que siempre Con el progresivo distanciamiento entre un tiem-
han trascendido las escalas del juguete. po ritual y el contacto indiscriminado (anterior-
La pluralidad ele juguetes también devalúa las mente manejado exclusivamente por sacerdotes o
posibilidades ele exploración y aumenta el ruido chamancs), con el rompimiento del teneno espe-
de objetos ri11e rodean .il sujc'to.
ci.iliwclo propio para h1 invornción ele fuerz~s ~~­
Los _juegos trndicionalcs y el juguete nrlcsm1al brcnaturales, el objeto termina por tener s1gm[I-
en!ran en relación directa con una concepción cado para el sujeto que lo utiliza y perder la
abierta del cuerpo. Con el nacimiento del autóma- identidad emblemática que alguna vez tuvo en el
ta p.ircce congel.irse el cuerpo en fnclorcs electró- contexto ritual.
nicos que cnmlm1 la organicidad. Prevalece una El juguete que guarda connotaciones muy pre-
t?r~11cnta e intensidad de estímulos tal que el in- cisas con respecto a un tema sólo puede _jugarse
c11~1dt10 no sabe qtté lo afecta y cómo puede tra- clentn> del mismo. A esta categoría pertenecen los
ba]'11" con estos impc1clos.
sohh1cl'os Uc plástico y sus artefoctos de guerra,
La actividad que desencadena el juego-video el ast(onáuta y su nnvc espacial, y olros t8!11.os.
desarrolla las capacidades de cálculo y la rapidez El tcnfa ele la guerra desarrolla 1.111 enfrenta1111cnto
para resolver problemas. El proceso lento y diges- de dos o 'varios grupos en eonfliclo y el uso de
tivo de la reflexión y aprecic1ción del estímulo ha artefactos destructivos. El tema del espacio se
quedado marginado. No pienso, más bien me en- enfoca en· el equipo necesario para llcgnr a un des-
cuentro emitiendo una serie de reacciones que se tino y conriuistar el lugar. El juego contextualiza-
van yt1xlnponicndo a n1i experiencia.
do dc\,cmlc de reghis Jijas, que s:3 clctc_nrnrnm
La historín del juego y el juguete no se detiene, por·m~a temática bajo h:i forma de_ ciertas mstruc-
y por tanto no pueden encerrarse procesos que cioúes; uha buena parte de los Juegos de mesa
pronto serán abiertos por nuevas formas de ima- entrada en esta catcgorfa..
ginar y, por qué no, nuevas formas de pcns::n·. El drtcsano que entra en contacto con el m~t~-
En el terreno lúdico se comprometen una serie rial q11c 1ralxija pücclc implicarse en_ una activ1-
ele relaciones en las que se incluye la naturnlcz:1 clatl lt'tc\ica. En [orma análoga, el artista que cx-
del ju_cgo sacro, el ritual, el juguete y el objeto perimcnlh con s11s; materiales y se entrega a su
saerc1hzado. El cuadro lúdico se clctcrrnina por inspii'ación siente, 'por 1110111cnt os, el grnn placer
una serie de situaciones rcprcscntacionales y de de la 'actividad lúdica. •
o_bjctos que se disponen en redes significa- El juguete puede qu~dar cl?finiclo por el it;ga-
tivas.
dor; ~quí se abn; ,Ja chmens10n del co~ecc10111~t~
El juego sacro toma su ordenamiento por con- con .tbcla lc1 varicc\acl ele juguetes ext1?nos o d1f1-
ducto ele diferentes disposiciones rituales que de- eilcs de conseguir, en este caso el obJeto adopta
ben cumplirse ¡xira restm1rar un equilibrio cós- un v,i\or extrínseco al i11g11cte mismo. El juguete
mico o in,1ocar 1a acción divina en el dcs:irro1lo que ie ubica en, tsta · categoría pertenece a l.is
del juego mismo. El objeto sacralizado opera úrcc1s! que intcrcsh1) al adulto. Los materiales pue-
' '
INTIWDUCCIÓN
den ser más frágiles y los sistemas de operación
más complejos. l. EL HOMBRE DISFRAZADO
El contraste entre el juguete tradicional y el
electrónico presenta diferentes relaciones y con-
tactos con el cuerpo y con los marcos subjetivos
que derivan en cierta intcncionalidad. Al darse la
especialización en el juguete con la cantidad de
sefiales r¡ue pueden simularse y la aplicación
de técnicas sofisticadas, el juguete tradicional des- Desde los albores de la humanidad se encuentran )
vestigios de la repres~ntació:1·. Po_r este con~ncto ·,
provisto de estas técnicas ofrece en cambio la par-
ticipación corporal del sujeto. No obstante, el di- nace el fenómeno mas sigmf1catJvo en el _Ju~w)
lema entre el juguete tradicional y el electrónico y el rito: el hombre disf~~zaclc. Cuando el 111d1v!-
parte de la relación afectiva entre el nrntcríal lú- duo logra la transforma~10n de su ~specto, 1:_1od1-
dico y el resto de particip,mtes. Notaipos un alar- fica su discurso y cambia el espacio, penet1 a en
mante congelamiento de afectos, no sólo con res- una dimensión fabricada que lo ubica en la repre-
pecto al juguclc sino en las relaciones lúdicas con sentación.
los dcm{1s. Eviclcntcmcntc, esta aseveración es una En la civilización egipcia el disfraz tiene un ca-
generalización y no pretendemos que guarde un rácter sagrado. Diodoro d: Sicilia (60 a. C.),. el
valor absoluto, pero la tendencia hacia e'ste enfria- historiador griego de los t1empo_s de Aug_usto, 111-
miento no parece acciclcnlal en un mpmcnto crí- forma que en ciertas ceremomas los 1 eyes de
tico marcado por la dificultad para relacionarse Egipto se cubrían el rostro con una másc_ara
afcctívamcn le. Sería ilusorio pensar que el jugue- ele león, leopardo o lobo; agrega que los sace1 elo-
te y e! Juego pueden salvarse del ambiente que tes destinados al cuidado de los ammales sagrados
prevalece. jamás aparecían en público sin ~us atuendos c~
rrcspondientes, signó~ emblemáticos de sus cm-
gos; estas marcas e~·ah másc~ras que representa-
ban la fignra del anunal conbado a su c~rgo.
En otra categoría del disfraz se orgamza nu~s-
tro concepto del individuo. Para designar l:1 n:as-
carn, los autores !alinos empleaban. el termlllo
"persona" que deriva del vocab_lo gnego pers~o-
nnando, 0 sea, resonante. Tercnc10 ernp_lea los ter-
minos ele persona o máscara en el sentido de pe1-
sonaje. El material narrativo del drama se -~dluc~·c
tanto al atuendo del actor como a su func10n ch a-
n1ática.
Como vestuario psíquico, el disfraz Pl)ede con-
notar una acción punitiva. Entre los smgula:es
castigos que se aplicab~_:1 en el sig_lo XVI, _Ola_m_s
Magnus relata que el 111110 desobecl1ente ..c1 ~ nd1-
culizado vistiéndole con un saco grotesco, iapán-
dole la cabeza y calzándole un sombrero de pap~l.
El infortunado era situado en un tablado el cha
[21 l
¡ ()() !.OS JIJ!'GOS l'HETHSPÁNT('()S EL V(ll ./\D0\1 l l.! l
1 '

' '
las columnas de El Tajín, en Veracruz, se mues- juego desfilan plantas, animales, ríos, montaiías
tra a la izquierda a un jugador ele pelota derra- y otro~ . elementos, como entidades de cambio,
mando semen sobre un maguey florecido.•' Con corno unidades rítmicas, y como señales de dife-
esta imagen se plasma la unión analógica del rentes topologías sagradas.
agente reproductivo y de la esencia mágica de la
planta.
Durán rcl:il:i que d11r:1ntc b invornción que se
hacía con la pelota se ll:imaba a las montañas, al EL VOLADOR
agua, a los árboles, al Sol, a la Luna y a las cs-
trelbs. Hasta el momento hemos explicado algu- El ordenamiento que rige este juego sacro sigue
nos elementos ele la invocación mencionada, por igualmente un plan maestro.
lo que me concentraré en la figura de la mont<1ña. En primer termino ubicaremos el antecedente
En Cholub, relata el cronista, se encontraba un sacro en la fiesta de Xocotl. Nuestro segundo pro-
volcán: el Tcoc11icr111i o C:intor Divino ;il qne la pósilo será explorar los foctores simbólicos y con-
gente ofrc11d;1ha incienso, h11le, :ilimcntos y lrnst;i vergen les entre la fiesta de Xocotl y el Juego del
juguetes. Las montañas eran temidas y veneradas Volador. Finalmente haremos patente la presen-
corno diosas, se representaban corno modelos co- cia de los dioses durante ambos eventos, con su
mestibles (confeccionadas con masa) para cttrar base rítmica asociada al movimiento solar.
enfermedades. En el Popal Vulz, Cabracan y Zipac- El tema con el que se abre este apartado es mie-
na moldean y trabajan con los montes; los geme- vamente el del ~rbol y el axis 11w11di. Motivo, por
los n;iccn en b mnn1:iií:i. No p11cden resultar ac- cierto, que se repite en muchas tradiciones. Por
cidentales estas correspondencias ya que, como ejemplo, entre los cultos de los chamancs siberia-
planteamos en otra parte, el plan maestro es por- nos de Buriat, el ascenso es la actividad central
tador ele una constelación simbólica. que muchas veces sé acompaiía del éxtasis. Los
En la celebración del Tepei//witl también se ela- indios araucanos (mac'1i) escalan por un árbol
boraban modelos de masa a los que se les agrega- desprovisto <lc'éortcza hasta una plataforma don-
ban ojos y boca. Alrededor se disponían otros de el novicio habla con su dios. También los
rnodcl;is cnt re los que destaca ha Chalchiuhtlic11c, cari/J ( p11joi) ascienden al mundo celeste, para
diosa de ríos y ojos ele agua. Asimismo esta deidad lo cttal trepan sobre una plataforma colgada del
estaba relacionada con el Juego de Pelota."" techo de una choza, cuyas cuerdas torcidas permi-
El Juego de Pelota, por tanto, parece estar en ten un movimiento giratorio y vertiginoso.'ºº Ve-
relación con un plan cósmico y, en corrcsponclcn- rificamos en estos testimonios un universalismo
cia, con un plan corporal donde se incluye el dra- que se distingue por dos técnicas disciíaclas para
ma sacrificatorio para alimentar al sol. Estos te- afectar el cuerpo: el vértigo y la ritmicidacl. Cuan-
mas se repiten en el l'opol 1/11/1, y en el Juego ele do la doble perccptualidacl entra en juego, el
Pelota ambos coinciden en una temática que po- cuerpo y el mundo subjetivo capturan la atención
dernos parafrasear de la siguiente 1nancra: "Jugar
es hacer vivir algo en el interior." Acudiendo al
directa del participante.
La etimología de Xocotl Hnetzi deriva de Xo- •.
pensamiento analógico, el medio natural es acti- cotl (fruta) y Huctzi (que cae). Es el nombre· ele·
vado por fuerzas divinas, por lo que durante el 100 1\1ircca Eiiadc, "Heroic and shamank jnitiations';,
Rite.s a,rd simbols of i11itiatio11s, Nueva York, Ha111cr and
us Macaz.aga Ordoño, op. cit., p. 82. Row, 1965, pp. 93-94.
nn lhid., p. 59.
102 LOS JUEGOS I'REHISP1\NICOS ¡ \
EL °VOLADOR· 103
lc1 c!écirnc1 vcinlcná ele! calendario. El Códice Nll- bcilizan las· esfreilas, inmoladits eJ1' la tierttt por
\all describe la fiesta ele Xo.cotl como él levanta- las flechas solarés, 100 lo cual rio coné:üerda con la
miento de un árbol en cuya parte más alla estaba iclcnticlacl ele los cuatro voladores: ' '
un indio al que le quitaban unos tmnal,;s; otros
indios que subían por cuerdas. 10 L De. acue'.rdo con Acatl: caña
Dunín se confeccionaba una figur¡, de! 6Icclos, Sol, según Chavero
con forma ele pájaro, y se le situaba en la ,punta Oriente
de. un 1nástil. 102 Sahagún agrega u que i to ni po- Agua 1,
Lluvia, en la región nort,:,.
nían clepapclys una cstatu:1, como ele hombre, he- <le los nahuas
cha de masa de semillas ele bledos". 'A esta figuta
se le agregaban alas "donde estaban pint¡ielas Ca//i: casa
imágenes ele gavilanes". Los que estaban: por sa- Sol de fuego
crificarse portaban atuendos hechos de¡ plumas Verano en la región del norte
coloradas de papagayo. 10 " El mismo cronista ex- · Primavera
plica que b fiesta se celebraba en honor del dios· Poniente
del fuego Xiuhteciuli,o Ixcozaultqui . Luna, según Chavcro
. Basándose en el Códice del Palais Bourbon ele Tecpatl: décimo día del mes,
París, Trnncoso describe la ceremonia corno solar; Aire
la celebración de la vuelta ele! sol a su mansión Norle
del sur. En la gran fiesta de H\llcrtos el Sol abaü- Prin1avera
don'1ba el norte y quedaban los difunlos. Tam- Estrella ele la tarde, scgt1n Chavero
bién menciona el mástil sobre el que "ataban á
las víctimas, flcchúndolas después ele asparlas".1°·1 Toclrt/i: tierra, segt1n Chavero
La referencia asociativa con el Volador se en- Sur io1
cuentra en los códices Porfirio Díaz y fc'rnúnclez
Leal. Donde se distingm, (Fcrnúndez Leal, folio Por lo anterior verificarnos que tan sólo uno de
10-11 [ verso l y Porfirio flíaz, folio p) el mástil los voladores, Tecpatl, apoyaría la interpretación
de Strcsscr-Péan.
con su n1arco giratorio y el ritual de flcchan1icti.~
lo. El lema (Fcrnúndcz Leal folio 4-5 y Porfirio , Torqucrnacla _describe cóI110 se traía un ·árbol
Díaz folio 1-K) redunda en lo que acabo de men- al cual se le despojaba de la corteza¡ acto de cul-
cionar, pero agrega las figuras de los volac\o- lo que se efectuaba como prelimiiiar al Juego del
rcs.10" Strcsscr-Péan opina que los voladores sim- Volador y que coincide con la cerembnia a Xo-
cotl.108 Roclncy Gallop piensa que el disfraz ele los
1 0 1 Cccilio Rolwlo, f)iccio11ario de 111Ítología wi/11./(/tl, s.v. voladores se refiere al quetzal sacralizado por
"Xocolrnetzi". 'I'" :·c.-,,,,.,.,~\.
102 Durán, "The fcast o[ tbc god Xocotl Huctzi", Book ria, arte", Los Totonacas, México, SEP, Publicaciones del
of t!ze gocfs a11d rites, cap. xn, cit. Musco Nacional, 1933, p. 73. '
1 0 3 Salwglin, Ilistoria gcueral de las cosas de Nueva 1 DG StrcssCr-Péan, "Les origines du volador et ;c1u co-
Espa1fo, lib. 11, cap. xxrx, núins. 9 y 13. rncbgatoaztc", cit. . ' 1
;
101
francisco del Paso y Trcmcoso, Descripción, hL~toria 107
Diccio!lario de ,nitología nálutatl, cit.; pp.'. 8, .'59,
y exposición del Códice Pictórico de los Antiguos _Nauas, 491-492, 635-636; • . ~, ·' 1 '
Florencia, Tipografía de Salvador Landi [Via dcllc Scggio- ios Juan ele Totqucr~1t:da 1 iH011arrjttl~ iwlia11ai, lil~·o¡ x,
la, 41, 1898, pp. 129 110. · cap. xxxvnr, vol. 3, Mcxico, UNAl\l/It1st1tuto de Invest ga-
105 Waltcr Krickcbcrg, "/\spccto exterior, cultura, mate- ciones Históricas,' 1976, pp. 434-435. '
'
,,
104 LOS JUEGOS PREHISPÁNICOS EL PJ\TOLLl 105
Xoclzipilli. 100 Durán indica que los voladores tmn- Baita con una bJ-eve revisión para enterarse ele
bién aparecían bajo la forma de monos, lo que que ,rlo se ¡mecle cnpturür el fenómeno del juego
explicaría la presencia ele Xochipilli.' 1º Clavijero sagral:!o sin añadir que :el plan maestro conlleva
añade que los voladores representaban águilas, una filosofía transformativa, basada en la práctica
garzas y otras avcs. 111 activi ele la subj'etividad, lo que implica un mo-
Una de las deidades que precedían el juego era vimiento hacia el pensamiento concreto, en eon-
Xiu/ztecutli (dios del fuego), su nombre significa trast<; con la abstracción que puede hacerse al son-
Cuatro Scñor. 112 En este contexto Sahagún men- dear ¡,stos juegos. ~n su 'conformación meramente
ciona la celebración al dios del fuego. La ritmici- simb(>lica. Reflexionamos en estos términos por-
dacl que caracterizaba a este culto se suma al que 1uestra tendencia es considerar lo simbólico
ciclo que se cumple cada 52 aií.os. Los danzantes como: producto cle'tma inera abstracción.
1 ' ' ' ¡

ejecutan 13 circunvoluciones, equivalentes a la tre- é,a ¡;olidificacióh ;presente en el pensamiento con-


cena calendárica. Puesto que son cuatro volado- creto! se da en el :Jüego de Pelota como un diseño
res, se cumplen los cuatro periodos de 13 años arquitectónico habitado por fuerzas sobrenatura-
respectivamente; 1111 quinto volador, comportán- les' qt1e se grabaii. rn el espacio, en las esculturas
dose como eje, tocaba la flaula. 1 " y crt !los cdiricios, En el Ji1cgo del Volador, el di-
Los cronistas parecen acentuar el estado ele seño :solar penetra en las actividades representa-
embriaguez de los voladores, lo que no explica cionales, en esas circunvoluciones emparentadas
realmente nada. La bebida sagrada, el ayuno y la con d astro. El Juego ele Pelota obliga a realizar
música se aprovechaban para inducir 1,111 estado una trayectoria cósmica y un viaje al s4bmunclo.
de vértigo místico que capacitara a los danzantes En e1 Juego del Volador, el diseño solar penetra
a "sentir" el viaje solar. El argumento para con- en las activiclaclcs rcpresentacionalcs, en cs,is cir-
siderar este juego como sagrado es el mismo que cunvoluciones emparentadas con el astro, El Jue-
se presentó para el Juego de Pelota, a saber: la go de Pelota obliga a realizar una trayectoria cós-
presencia del axis 11n111di y el culto al sol; el plan mica y un viaje al slibmundo. En el Juego del
maestro visualizado como patrón rítmico y como Volador se experimenta la trayectoria solar lle-
sinónimo ele movimiento. vando el cuerpo a una precipitación mística.
Nos percatamos ele lo inadecuado que resultan
las conccptualizacioncs para ahoqdar en el pensa-
miento subjetivo. No obstante, la conceptualiza-
ción como instrumento del acercamiento racional TIL PATOLLI
dispone el objeto de estudio como terreno para
ser complementado por nuestra propia mirada El hombre del paleolítico realiza en el juego ele
interna. azar una sustitución metafórica de la captura y
muerte ele la presa. Durante la cacería, el cálculo
109 Rodney Gallop, 1'1 exican mosaic, Londres, London ele riesgos, la configuración del terreno y el tiem-
Univcrsi!y Prc:-.s, Glrisgow, s.f. po ele ataque forman parte de los juicios obligato-
un D11nín, "Thc God of Dance", Hook of t'1e gods and
rites, cit. rios para el buen éxito de la misma. 1" La sínte-
111 Clavijero, Historia antigua de Aféxico, tomo 11, col. sis metafórica de estas actividades también se
Escritores Mcxiccmos, núm. 8, México, Ed. Porrúa, 1958. plasma en el juego; ahora la presa se pei'sigue en
112 Robclo, Diccionario de mitologla 11.álmatl, cit., s.v.
nxiuhtccutli o Xiuhtcuctli". 1.H Lioncl Tigei- y Robh1 Fox; Tire imperial animal, Nue.
11 3 Clavijero, Historia m1tig1ia de México, cit. va York, Del! Publishing Co., 1971.

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