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“Cuando empiezo a 

notar mis rasgos maniacos, mi mente es

como un árbol en otoño, al que irremediablemente se le van

cayendo las hojas, como la antesala de una tormenta”.

FASE MANÍACA

Como hemos hablado anteriormente, la bipolaridad genera una

oscilación entre manía y depresión. Como es de suponer,

cada persona vivencia de distinta manera estas etapas.

Aquellos que suelen inclinarse más hacia la manía pueden

desarrollar ideas de grandeza, comprar compulsivamente,

sentir mucha más energía de lo habitual, tener insomnio e,

incluso en algunas personas, provocar psicosis. Esta fase

puede durar semanas o un mes y poco más. Suelen ser

diagnosticados como Bipolar Tipo I.

Vuelvo a repetir de manera enfática que, al hablar de

bipolaridad, manía, depresión o cualquier tema relacionado

con alguna patología o trastorno del ánimo, jamás debemos

olvidar que hablamos de personas, y que cada individuo es un

universo único y complejo; sin embargo, para profundizar e

intentar acercarnos a un entendimiento de los mismos, es

necesario partir de una generalidad. Es por eso que quizás

parte de las descripciones pueden no hacerte sentido y otras


resonar en tu experiencia.

Como he explicado antes, yo presento Bipolaridad II, la cual

caracteriza por presentar episodios más depresivos que

maniacos. En mi caso, las fases maníacas son menos intensas

y también tienden a ser episodios más mixtos que separados.

Unas semanas antes de sentir los primeros síntomas

depresivos, me siento con mucha energía, me cuesta dormir

(cabe señalar que sufro de insomnio crónico), soy capaz de

hacer varias cosas a la vez y tiendo a iniciar nuevos

proyectos. Mi mente funciona a muchas "Revoluciones" y me

cuesta disfrutar el momento. Hablo más de lo habitual y más

rápido, además de saltar de una idea a otra y sentirme muy

dispersa.

Este es el momento en que comprendo que debo estar muy

atenta a los cambios y que comienza un proceso de auto

cuidado especial que consiste, entre otras cosas, en

respetar los momentos de ejercicio físico (trotar, gimnasio,

yoga, danza, etc. ), hacer cosas que me tranquilicen (pintar

mándalas, hacer mosaicos, rompecabezas, sembrar, darme baños

de tina, masajes, entre otros) e intentar mantenerme en el

Aquí y el Ahora, es decir, mantenerme lo más posible en el

presente. He descubierto que este último punto es mi cable


a tierra en todo momento. La manera de vivir que más me

ayuda en todo momento, a estar en paz, sentir calma y

encontrar un sentido a cada pequeña cosa que hago día a día.

Hacer sentido, buscar aquello que te resuena, que te da paz.

Puedes leer mucho al respecto, investigar y conseguir los

mejores consejos para sentirte mejor, pero de nada sirven

los conocimientos si no hacen eco en tu interior. La vida

no es una fórmula, y no existe una receta para ser feliz.

Busca la tuya, tu propio camino.

Como siempre, un abrazo afectuoso,

Mariel

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