Está en la página 1de 12

SISTEMA TEGUMENTARIO

El sistema tegumentario o integumentario está formado por la piel y sus anexos,


es decir, las glándulas sudoríparas y sebáceas, el pelo y las uñas. Se trata del
órgano más grande del cuerpo humano, constituyendo aproximadamente el 16%
del peso corporal total.

Este órgano cubre todo el cuerpo y se continúa con el sistema digestivo a través
de los labios y el ano, con el sistema respiratorio a través de la nariz y con el
sistema urogenital. Cubre también el conducto auditivo externo y la superficie
externa de la membrana timpánica. Además, la piel de los párpados se continúa
con la conjuntiva y cubre la parte anterior de la órbita.

Capas de la piel en zona con y sin pelo.

El sistema tegumentario representa una barrera de protección que protege los


órganos internos, ayuda a mantener la hidratación y la temperatura corporales, es
el asiento de muchos receptores sensoriales que le permiten al sistema
nervioso adquirir información del medio externo.
También produce varias sustancias de importancia metabólica; una de ellas la
vitamina D, esencial para el metabolismo del calcio y otra es la melanina, que
evitan la penetración excesiva de los rayos ultravioletas provenientes del sol.

Muchas enfermedades pueden producir trastornos en la piel, sin embargo, este


tejido también puede sufrir enfermedades propias como verrugas, carcinomas,
infecciones, etc.

Características del sistema tegumentario

El sistema tegumentario está compuesto principalmente por la piel y sus


estructuras accesorias o anexos. En un ser humano promedio, estos tejidos
representan hasta el 16% del peso corporal y pueden tener entre 1.5 y 2 metros
cuadrados de superficie.

La piel no es un tejido uniforme, dependiendo de la región que se observe puede


tener diferentes grosores, texturas y distribución de estructuras accesorias. Por
ejemplo, la piel de la planta de los pies y de las palmas de las manos es gruesa y
no posee pelos, pero sí abundantes glándulas sudoríparas.

Además, la yema de los dedos de las manos y de los pies contiene rebordes y
surcos denominados “dermatoglifos” o “huellas digitales”, que están determinados
genéticamente y se desarrollan durante la vida fetal, permaneciendo inalterados
durante el resto de la vida.

A nivel de las rodillas, los codos y las manos, existen otros surcos y líneas de
plegamiento relacionados con los esfuerzos físicos y el uso habitual. En los
párpados, la piel es blanda, muy delgada y tiene finas vellosidades; la piel y los
pelos de las cejas, en cambio, son mucho más gruesos.

Capas de la piel

La piel se compone de dos capas, que son la epidermis y la dermis, debajo de las
cuales está la hipodermis, un tejido laxo donde se acumulan cantidades variables
de grasas (panículo adiposo) que sustentan a las células de las capas superiores.
Funciones e importancia

El sistema tegumentario es de suma importancia para el hombre y los demás


animales; funciona en la protección del cuerpo frente a irradiación, heridas,
invasión de microorganismos patógenos, desecación o deshidratación y también
funciona en el control de la temperatura corporal.

Control de la temperatura corporal

La función del control de la temperatura corporal es quizá una de las más


importantes, favoreciendo la pérdida de calor al producirse vasodilatación de los
vasos sanguíneos que irrigan la piel, de manera que la sangre caliente se
distribuya en la piel que está más fría y disipe calor.

Además, las glándulas sudoríparas, al secretar sudor y este evaporarse en la


superficie de la piel, eliminan calor. Cuando el ambiente es frío, por el contrario, se
produce vasoconstricción de los vasos dérmicos y la sangre queda “confinada” en
las zonas más calientes, protegiendo al cuerpo de las pérdidas de calor.

¿Cómo está constituido el sistema tegumentario? (partes)

El sistema tegumentario está constituido por la piel y sus estructuras accesorias o


anexas. A continuación, la descripción de cada una de estas partes:

– La piel

La piel tiene dos componentes estructurales, el más externo recibe el nombre de


epidermis (un epitelio superficial) y el más interno corresponde a la dermis (una
capa de tejido conectivo).

La interfase entre la dermis y la epidermis está formada por “digitaciones” de la


dermis que se introducen en invaginaciones presentes en la epidermis y que en
conjunto reciben el nombre de aparato reticular.

Epidermis

Esta es la capa más superficial de la piel. Embriológicamente deriva del tejido


endodérmico y su epitelio es escamoso, estratificado y queratinizado. Mide entre
0.02 y 0.12 milímetros de grosor en la mayor parte del cuerpo, siendo más gruesa
en las palmas de las manos y las plantas de los pies, donde puede tener entre 0.8
y 1.4 milímetros.

La presión y la fricción continua en estas zonas origina incrementos continuos en


el grosor o espesor de la piel.

El epitelio de la epidermis está compuesto por cuatro tipos de células:

– Queratinocitos: son las células más abundantes, responsables de la producción


de queratina, una proteína fibrosa estructural.

– Melanocitos: producen melanina, sustancia que confiere la coloración oscura a


la piel.

– Células de Langerhans: células presentadoras de antígenos, es decir, tienen


funciones inmunológicas y también se conocen como “células dendríticas”.

– Células de Merkel: tienen funciones en la mecanorrecepción, son muy


abundantes en la mucosa bucal, la base de los folículos pilosos y las yemas de los
dedos.

Queratinocitos
Los queratinocitos están ordenados en cinco capas o estratos bien definidos que
se conocen, de adentro hacia afuera, como estrato basal germinativo, estrato
espinoso, estrato granuloso, estrato lúcido y estrato córneo.

El estrato basal o germinativo es una capa aislada de células cúbicas con


abundante actividad mitótica; está separado de la dermis por una membrana
basal. En esta capa se encuentran dispersas también las células de Merkel y los
melanocitos.

El estrato espinoso es la capa más gruesa de la epidermis y los queratinocitos que


pertenecen a la misma se conocen como “células espinosas”, que están
interdigitadas entre sí, formando puentes intercelulares y desmosomas. En dicha
capa también existen células de Langerhans.

El estrato granuloso contiene queratinocitos nucleados y ricos en gránulos de


queratina que recubren su membrana plasmática; pueden haber de 3 a 5 capas de
células en este estrato.
El estrato lúcido posee queratinocitos anucleados y carentes de otros orgánulos
citosólicos. Es una capa muy delgada, que al teñirse en cortes histológicos
adquiere una coloración muy clara, razón por la cual se conoce como “lúcido”. Los
queratinocitos en este estrato poseen abundantes fibras de queratina.

Finalmente, el estrato córneo está compuesto de múltiples capas de células


queratinizadas, planas y muertas, cuyo destino es la “descamación”, pues son
eliminados continuamente de la piel.

Migración de los queratinocitos

Los queratinocitos en la epidermis se forman en la capa germinal o el estrato


basal, a partir del cual son “empujados” hacia la superficie, es decir, hacia los
otros cuatro estratos superiores. Durante este proceso, dichas células van
degenerando hasta morir y descamarse en la parte superficial de la epidermis.

La vida media de un queratinocito, desde que es producido en el estrato basal


hasta que alcanza el estrato córneo es de aproximadamente 20 o 30 días, lo que
quiere decir que la piel está en constante regeneración.

– Dermis

La dermis es la capa de la piel que está situada inmediatamente por debajo de la


epidermis. Embriológicamente deriva del mesodermo y está compuesta por dos
capas: la capa papilar laxa y una capa más profunda conocida como la capa
reticular densa.

Esta capa es, en realidad, un tejido conectivo colagenoso denso e irregular,


compuesto esencialmente por fibras elásticas y colágeno tipo I, que apoyan a la
epidermis y unen la piel a la hipodermis subyacente. Su grosor varía de 0.06 mm
en los párpados hasta 3 mm en las palmas de las manos y las plantas de los pies.

La dermis en el ser humano es generalmente más gruesa en las superficies


dorsales (la parte de atrás del cuerpo) que en las ventrales (la parte de adelante
del cuerpo).

Capa papilar laxa


Esta es la capa más superficial de la dermis, se interdigita con la epidermis, pero
está separada de esta por la membrana basal. Forma los rebordes dérmicos que
se conocen como papilas y está compuesta por un tejido conectivo laxo.
Esta capa contiene células como fibroblastos, células plasmáticas, cebadas,
macrófagos, entre otras. Posee muchos haces capilares que se extienden hasta la
interfase entre la epidermis y la dermis y nutren a la epidermis, que no posee
vasos sanguíneos.

Algunas papilas dérmicas contienen los llamados corpúsculos de Meissner, que


son estructuras en forma de “pera” que tienen funciones mecanorreceptoras,
capaces de responder a las deformaciones de la epidermis, especialmente en los
labios, genitales externos y pezones.

También en esta capa están los bulbos terminales de Kraus, que son otros
mecanorreceptores.

Capa reticular densa


Se considera una capa “continua” con la capa papilar, pero se compone de tejido
conectivo colagenoso denso e irregular, compuesto por gruesas fibras de
colágeno I y fibras elásticas.

En esta capa existen glándulas sudoríparas, folículos pilosos y glándulas


sebáceas, además, posee células cebadas, fibroblastos, linfocitos, macrófagos y
células adiposas en su parte más profunda.

Así como en la capa papilar, la capa reticular posee mecanorreceptores: los


corpúsculos de Pacini (que responden a presión y vibraciones) y los corpúsculos
de Ruffini (que responden a fuerzas de tensión). Estos últimos son especialmente
abundantes en las plantas de los pies.

– Estructuras accesorias de la piel

Las principales estructuras accesorias son las glándulas sudoríparas (apocrinas y


ecrinas), las glándulas sebáceas, el pelo y las uñas.

Glándulas sudoríparas

Estas pueden ser apocrinas o ecrinas. Las glándulas sudoríparas ecrinas están
distribuidas por todo el cuerpo y se calcula que existen más de 3 millones de
estas, las cuales participan importantemente en la termorregulación corporal.

Estas glándulas pueden producir hasta 10 litros de sudor al día en condiciones


extremas (personas que realizan ejercicio vigoroso). Se trata de glándulas
tubulares espirales simples, de unos 4 mm de diámetro que se encuentran en la
profundidad de la dermis o en la hipodermis.

Secretan el sudor a través de un conducto que se abre hacia la epidermis en


forma de “poro sudoríparo”. La unidad secretora de estas glándulas está formada
por un epitelio cúbico, compuesto por células “claras”, que vierten una secreción
acuosa, y “oscuras” (células mucoides).

Las glándulas sudoríparas apocrinas solo se ubican en las axilas, las aureolas de
los pezones y en la región anal; estas se consideran glándulas aromáticas
“vestigiales”. Las glándulas apocrinas solo se desarrollan después de la pubertad
y tienen que ver con los ciclos hormonales.

Se diferencian de las glándulas ecrinas en que sus secreciones drenan hacia el


folículo piloso y no directamente hacia la superficie de la epidermis. Estas
secreciones son viscosas e inodoras, pero cuando las bacterias lo metabolizan
adquiere un olor característico.

Las glándulas ceruminosas del conducto auditivo externo y las de Moll, que se
encuentran en los párpados, son glándulas sudoríparas apocrinas modificadas.

Glándulas sebáceas

Las secreciones producidas por estas glándulas son oleosas y se conocen en


conjunto como “cebo”; estas participan en la conservación de la textura y
flexibilidad de la piel. Se encuentran distribuidas por todo el cuerpo, incrustadas en
la dermis y la hipodermis, excepto en las palmas de las manos, las plantas de los
pies y la parte lateral de los pies, justo por debajo de la línea donde terminan los
vellos de la pierna.

Son particularmente abundantes en el rostro, la frente y el cuero cabelludo. La


composición de sus secreciones en una combinación grasosa, semejante a la
cera, compuesta de colesterol, triglicéridos y desechos celulares secretores.
Pelo y uñas

Uñas y cabello en el ser humano

Los pelos son estructuras filamentosas recubiertas por una proteína llamada
queratina, que surgen desde la superficie de la epidermis.

Pueden crecer en todo el cuerpo, excepto en los labios, en los genitales femeninos
y masculinos (glande del pene y clítoris, así como en los labios menores y
mayores de la vagina), en las palmas de las manos, plantas de los pies y en las
falanges de los dedos.

Cumple funciones esenciales de protección contra el frío (regulación de la


temperatura corporal) y la radiación del sol (al cuero cabelludo); los pelos también
funcionan como estructuras sensoriales y de amortiguación, pero esto es
especialmente cierto para los animales.
El pelo en la piel de los animales también sirve de protección

Las uñas son células epiteliales queratinizadas dispuestas en placas. Se


desarrollan a partir de unas células especiales en la “matriz de la uña”, que
proliferan y se queratinizan; su función principal es la de proteger los “extremos
sensibles” de las puntas de los dedos.

Principales órganos

Los principales órganos del sistema tegumentario son:

– La piel, con su dermis y su epidermis

– Las glándulas sudoríparas, ecrinas y apocrinas

– Las glándulas sebáceas

– El pelo

– Las uñas
Enfermedades

Múltiples enfermedades pueden afectar al sistema tegumentario, de hecho, en


medicina existe una rama dedicada exclusivamente al estudio de las mismas y
esta se conoce como la dermatología.

Acné

Una de las alteraciones más comunes de la piel es el acné, una condición crónica
que afecta las glándulas sebáceas y los folículos pilosos, padecida especialmente
por los jóvenes al comienzo de la pubertad.

Verrugas

Las verrugas son crecimientos epidérmicos benignos causados por infecciones de


los queratinocitos por un papilomavirus; son comunes en niños, adultos y jóvenes,
así como en pacientes inmunosuprimidos.

Carcinoma

La afección maligna más común del sistema tegumentario en los seres humanos
es el carcinoma de las células basales, que suele deberse a la exposición a
radiación ultravioleta. Aunque usualmente no presenta metástasis, esta patología
destruye el tejido local y su tratamiento generalmente es quirúrgico, con un 90%
de recuperación exitosa.

El segundo cáncer más frecuente en el sistema tegumentario del hombre es el


carcinoma de células escamosas, que se caracteriza por ser invasor “local” y
metastásico.

Este invade la piel profundamente y se fija a los tejidos por debajo de esta. Su
tratamiento más común también es quirúrgico y los factores más relacionados con
su aparición son la exposición a rayos X, al hollín, carcinógenos químicos y
arsénicos.
Patologías infecciosas comunes

Entre las afecciones infecciosas más comunes de la piel están las celulitis.
También destacan la lepra y el ataque por protozoarios como Leishmania spp.

Además, enfermedades de diversos orígenes también pueden presentar


manifestaciones cutáneas evidentes como, por ejemplo, el lupus eritematoso.

Higiene del sistema tegumentario

Para mantener el correcto funcionamiento del sistema tegumentario y evitar


enfermedades infecciosas es necesario limpiar la piel corrientemente con agua y
jabón utilizando, de ser posible, esponjas suaves que permitan acelerar el
desprendimiento de las capas superficiales de células muertas sin producir
abrasiones cutáneas.

La rutina higiénica diaria del sistema tegumentario debería incluir baños con
abundante agua y jabón y el secado concienzudo del cuerpo, prestando especial
atención a los espacios interdigitales de los pies y de las manos.

Debe utilizarse un calzado adecuado, que permita la ventilación de los pies,


evitando su excesiva sudoración y la proliferación de bacterias y hongos.

La humedad de la piel es de suma importancia para su buen mantenimiento, por lo


que la aplicación de lociones humectantes es esencial, sobre todo en las zonas
más expuestas; también se recomienda el uso de protectores solares para evitar
quemaduras.
Referencias

1. Di Fiore, M. (1976). Atlas de Histología Normal (2da ed.). Buenos Aires,


Argentina: El Ateneo Editorial.
2. Dudek, R. W. (1950). High-Yield Histology (2nd ed.). Philadelphia,
Pennsylvania: Lippincott Williams & Wilkins.
3. Gartner, L., & Hiatt, J. (2002). Texto Atlas de Histología (2nd ed.).
México D.F.: McGraw-Hill Interamericana Editores.
4. Johnson, K. (1991). Histology and Cell Biology (2nd ed.). Baltimore,
Maryland: The National medical series for independent study.
5. Kuehnel, W. (2003). Color Atlas of Cytology, Histology, and Microscopic
Anatomy (4th ed.). New York: Thieme.
6. Ross, M., & Pawlina, W. (2006). Histology. A Text and Atlas with
correlated cell and molecular biology (5th ed.). Lippincott Williams &
Wilkins.

También podría gustarte