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Las redes sociales y la problemática público-privado

Pellandini, Florencia; otros

Creación y Producción en Diseño y Comunicación Nº55

Creación y Producción en Diseño y Comunicación Nº55

ISSN: 1668-5229

ENSAYOS CONTEMPORÁNEOS. EDICIÓN XI. ESCRITOS DE ESTUDIANTES. PRIMER CUATRIMESTRE


2013

Año IX, Vol. 55, Septiembre 2013, Buenos Aires, Argentina | 92 páginas

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Introducción

El presente ensayo se propone abordar la temática de las redes sociales y la problemática público-
privado, haciendo especial hincapié en la población de adolescentes y considerando en el análisis
una perspectiva ética que explore si es beneficioso implementar una censura o un control sobre su
uso o si, de lo contrario, se les debe dar un cierto margen de autonomía.

Con tal objeto, se utilizará un marco-teórico referencial de los conceptos provistos por Habermas,
Wolton, Moragas Spá, Luhmann.
La técnica de recolección de datos que se utilizará es una encuesta a adolescentes y jóvenes entre
10 y 20 años, ya que se considera el rango de edad en el que se encuentra una mayor
inconsciencia de la problemática planteada en este ensayo, en tanto son éstos los que se
encuentran una mayor proporción del día conectados a las redes sociales. La encuesta tendrá
como fin investigar si los padres deberían adoptar una postura de control y censura o de
autonomía sobre sus hijos adolescentes, frente al problema planteado.

También se realizará una entrevista a Patricia Buscaglia, coordinadora general del E.P.A. con el fin
de conocer también la postura y conocimiento de los padres sobre el tema planteado ya que este
grupo reflexiona sobre temas relacionados a la comunicación entre padres e hijos.

Actualmente, si bien el tema de qué es público y qué es privado en las redes sociales es un
problema recurrente, se ve más acentuado en los adolescentes; puede afirmarse, en
consecuencia, que el acceso a las mismas es una cuestión de conciencia (problemas morales). Por
esto el desarrollo de este trabajo se enfocará en darle la perspectiva ética al asunto.

En pos de profundizar en estas cuestiones, se partirá de los siguientes interrogantes que


funcionarán a modo de disparadores: el acoso en las redes sociales, como por ejemplo la agresión
verbal ¿debería tener control?; ¿los jóvenes son conscientes de su exposición en las redes
sociales?; ¿cuáles son las consecuencias que puede tener un joven hoy en día por un error en la
información publicada en una red social?; las familias de estos jóvenes, ¿quedarían expuestas
también? En este sentido, se sostiene la hipótesis de que la mayoría de los adolescentes de las
grandes ciudades no es consciente de la multiplicidad de canales por los que circula la información
que se sube a las redes sociales, ni tampoco de la importancia del manejo de la privacidad. El
principal interrogante es, entonces; ¿los padres deberían interferir y controlar el uso que hacen los
adolescentes de las redes sociales?

Desarrollo

Hoy en día en las redes sociales la mayoría de las personas escriben lo primero que se le viene a la
mente. No piensan en cómo el receptor lo puede llegar a interpretar y las posibles maneras en que
puede reaccionar, ni mucho menos comprender si quien lo recibe va a entenderlo de la manera en
que se quiso comunicar inicialmente.
Al mismo tiempo, tampoco pueden concebir el efecto que puede llegar a generar un simple
comentario y hasta qué punto puede llegar en el amplio universo de las redes sociales.

El ser humano históricamente ha construido redes sociales, pero la gran diferencia que surge hoy
en día es que con la aparición de Internet, la red social generada por cualquier persona queda
abierta a que todo el resto del mundo la vea. El hecho de estar expuesto al universo virtual tiene
su ventaja, ya que es más fácil la comunicación entre amigos, familiares o personas que se
encuentran en otras ciudades y/o países.

Esto permite poder subir cualquier tipo de material a la red.

Hay que tener en cuenta también que al estar expuesto mundialmente, uno hace visible su cultura
y sus distintos valores que pueden herir a personas que practican otras culturas.

Moragas Spá (1981) considera que un individuo “hiperconectado” (con mayor acceso a los medios
de comunicación), tanto en el ámbito económico, social o cultural, se encuentra más involucrado
que aquellos que no tienen relación con las redes sociales.

Como ejemplo se puede mencionar a los adolescentes que utilizan dispositivos móviles, en los
cuales aparecen miles de aplicaciones de todo tipo y acceso al universo virtual, que los utilizan
desde tanto para entretenerse como para buscar información para el colegio y/ó facultad. Esto les
permite comprender y manejar a la perfección este tipo de tecnologías y estar actualizadas, al
contrario de aquellas personas que no poseen acceso a estos medios de comunicación.

Siguiendo a Jurgen Habermas (1981) se puede abordar el concepto de espacio público y opinión
pública:

Por espacio público entendemos un ámbito de nuestra vida social, en el que se puede construir
algo así como opinión pública. La entrada está fundamentalmente abierta a todos los ciudadanos.
En cada conversación en la que los individuos privados se reúnen como público se constituye una
porción de espacio público. (...) Los ciudadanos se comportan como público, cuando se reúnen y
conciertan libremente, sin presiones y con la garantía de poder manifestar y publicar libremente
su opinión, sobre las oportunidades de actuar según intereses generales. (p. 221)
Para aplicarlo al tema de este ensayo, espacio público puede considerarse como cualquier red
social utilizada por un adolescente, Facebook, Twitter, entre otras, en donde la opinión pública
serían los comentarios que surjan de las distintas cosas que las personas, en este caso, los jóvenes,
suban a la red. Habermas hace referencia a la publicación libre de opinión que, en este caso,
vendría a ser lo que publican sin mucha censura los jóvenes en las distintas redes que utilizan.

Todo lo que se dice o hace públicamente queda expuesto a que se conforme libremente una
opinión pública. Lo que los jóvenes no se dan cuenta al publicar cualquier tipo de información en
las mismas, es que esto conlleva el riesgo de quedar expuestos a una diversidad de opiniones que
pueden derivar en conflictos.

Como se mencionó anteriormente, los jóvenes de hoy en día se encuentran constantemente en las
redes sociales, accediendo a un conjunto de estímulos y de información que a los padres les es
imposible alcanzar. Los límites ya son difíciles de establecer, y acceder a todo aquello que sus hijos
tienen a su alcance no es nada fácil, ya que por ejemplo no muestran a sus padres qué publican en
Facebook y qué cosas leen en esta red social.

En función de lo expuesto por la coordinadora del grupo EPA, quien informó sobre las pautas que
deben establecer los padres para poder relacionarse con sus hijos adolescentes y jóvenes, se
puede sostener que la comunicación verbal entre padres e hijos es fundamental, ya que es la única
manera de saber en qué andan sus hijos, en tanto sería invasivo controlar las páginas o redes
sociales a las que acceden. Incluso sería casi imposible que un adolescente permita que sus padres
se enteren de todo lo que hace y ve en las redes sociales.

Si bien un padre no va a meterse y controlar directamente lo que cada uno de sus hijos hace
dentro de una red social, lo puede hacer de manera indirecta.

Pero entonces, ¿qué significaría el control directo? Acercarse a sus hijos, hablarles, darles consejos
y hasta incentivarlos a leer las noticias para que se enteren de lo que sucede en sus alrededores. A
veces, si bien es el mismo contenido de información transmitido, no es lo mismo que se lo
transmita un padre a que lo haga alguien externo al contexto familiar.
La idea no es invadirlos, sino darles una cierta autonomía, y sean libres de hacer lo que ellos crean
que está bien pero no en soledad sino con alguien con experiencia que les aconseje sobre lo que
es conveniente y lo que no. Es decir, formarlos con valores que luego le permitirán independizarse
sobre una base que los guíe en su vida.

La mayoría de los padres, por su parte, no comprende aún la importancia que se le debe dar a los
riesgos que generan las redes sociales que se encuentran amenazando tanto a ellos como a sus
propios hijos. En efecto, es posible evidenciar esta problemática no solamente en el ámbito
familiar, sino también en el campo empresarial. Desde las más pequeñas hasta las de mayor
magnitud, las empresas asignan algún profesional al manejo de las redes sociales son muy pocas,
debido a que hoy en día estas redes impactan en gran medida sobre la imagen corporativa.

Esto se ve reflejado en casos como Facebook en el que por ejemplo un día aparece una queja
sobre un producto de la empresa, y al día siguiente ya se creó un grupo en contra de la compañía
con miles de seguidores enterándose de esta falencia. Lo que nunca es posible conocer es hasta
dónde pudo haber llegado.

La importancia de las redes sociales hoy en día es lo que estimula un gran intercambio entre las
empresas y los consumidores.

Si se logra un correcto manejo de las mismas, permite la retroalimentación entre ambas partes.
Pero a su vez, es un espacio de opinión pública que puede surgir como amenaza tanto para el
consumidor como para la empresa. En efecto, la empresa se puede ver severamente afectada por
algún comentario hecho por alguno de sus consumidores (actuales o potenciales), y al mismo
tiempo la empresa puede tener un maltrato con alguno de sus clientes y quedar expuesta
públicamente.

En función de lo antedicho, los padres deben estar alerta, ya que hoy en día sus hijos están
expuestos a estas redes que pueden terminar siendo grandes amenazas, afectando su crecimiento
y formación por la que ellos tanto se esfuerzan por mejorar día a día.

Conclusiones
A lo largo de este ensayo se ha intentado demostrar que la esfera pública y la esfera privada en las
redes sociales es muy difícil de manejar ya que, en este caso, los jóvenes y adolescentes que la
utilizan se encuentran siendo constantemente manipulados por las distintas aplicaciones que las
componen.

Ésta una de las problemáticas principales sobre las que los padres deberían advertir a sus hijos.
Controlar y estarles encima no es la solución, pero sí es importante considerar que hay distintas
maneras de acercase a los jóvenes de modo tal que logren entender cuál es la problemática a la
que se exponen.

Es muy importante entender, como dijo Jurgen Habermas, que en un espacio público queda
abierto a que se genere una opinión pública, la cual puede comenzar simpáticamente como un
chiste, y terminar en algo trágico.

Al haber nacido en la era electrónica los jóvenes de hoy son seres audiovisuales, con todos sus
sentidos en equilibrio. Sin embargo, esta prolongación de sus capacidades psíquicas y físicas puede
ocasionar problemas a nivel sociocultural. Vivimos en un mundo globalizado, en donde una de las
grandes ventajas que las redes nos brindan es que son eficaces, aunque detrás de esto existe la
amenaza de que ninguna es capaz de delimitar qué material es público y cuál privado.

Es importante que todo aquel que utilice una red social sea consciente de lo que sube a la misma,
que preste atención a todos los detalles posibles y que logre darse cuenta que lo que decida hacer
público, no sea algo que lo pueda llegar a perjudicar a él o a alguien más. Habiendo crecido a la par
del crecimiento de las redes sociales, los adolescentes lo ven como algo natural y cotidiano, donde
compartir cosas de la vida diaria es sumamente normal, pero hay que lograr que esto, a pesar de
haberse convertido ya en una costumbre, se utilice con atención y cuidado permanente.
LOS PROBLEMAS QUE CAUSAN LAS REDES SOCIALES

Todos sabemos que con las redes sociales y la tecnología la vida nos resulta mucho más sencilla a
la hora de querer comunicarnos, descubrir situaciones de otros lugares del mundo, informarse de
lo que pasa en el día a día, conocer a más personas…

Es raro que hoy en día la gente no tenga un perfil en alguna red social, Facebook, Instagram,
Twiteer…, sobre todo entre las personas jóvenes y adolescentes.

Pero al igual que somos conscientes de que las redes sociales tienen muchas ventajas, también
debemos saber que tienen muchos inconvenientes y problemas que debemos conocer para poder
utilizar bien y moderadamente una red social.

Conectarse y compartir información hoy en día es más fácil que nunca gracias a las redes sociales,
y por ello, cada vez más jóvenes publican más datos de su vida privada en la red. Si esto se lleva
con moderación y cada uno piensa lo que va a colgar antes de hacerlo, no tiene porque ser un
problema. Pero si no controlas la información que estás subiendo a la red, tan rápido como lo
publicas, esta información se puede volver en tu contra o puede volverse público. Debemos tener
cuidado con lo que publicamos.

Desde hace tiempo estamos enganchados y sentimos la necesidad de vivir conectados


continuamente y creemos que debemos estar todo el rato informados de lo que pasa a cada
momento.

Abusar mucho de las redes, puede provocarnos problemas ya que muchas veces no controlamos
el tiempo que ejercemos en estas. Cada vez más jóvenes sufren adicción a las redes sociales y esto
provoca en ellos, inquietud, falta de concentración y alteraciones del ánimo. Hay gente que se ve
incapaz de pasar un día sin el móvil y la idea de no poder revisar sus redes sociales y actualizarlas
les parece algo imposible y altera su comportamiento. El 40% de los adolescentes se sienten solos
si no tienen disponibles las redes sociales.

Aquellos que han desarrollado un alto grado de dependencia de las redes sociales, pueden
terminar sufriendo estados de ansiedad y estrés. Cuando llegamos a este extremo, es posible que
más adelante nos empiece a afectar a nuestro día a día. Además, cuando pasamos mucho tiempo
conectados, nos olvidamos de lo más importante, que es lo que está a nuestro alrededor.

Aprender a gestionar las redes sociales es algo importante, beneficioso y puede favorecer a
nuestra vida más de lo que creemos. Esto nos puede ayudar a desconectar un poco de estas y
disfrutar más de todo lo que nos rodea.

Algunos consejos son:

Ponernos unos horarios de uso de las redes sociales y del móvil.

Intentar organizar nuestro tiempo de ocio, sin depender de estas.

Ser capaces de olvidarnos, un rato cada día del móvil y nos estar consultándolo continuamente.

Cuando estamos estudiando, no tener el móvil cerca para no distraernos y centrarnos en lo que
estamos haciendo.

Dejar el móvil en silencio para olvidarte un poco de él y que no te suenen todo el rato las
notificaciones. De esta manera no tendremos la necesidad de usarlo tanto tiempo.

Por las noches dejarlo en otro sitio que no sea tu habitación y así no perder tu tiempo de descanso
con las redes sociales.

Debemos pensar y organizar el uso que le hacemos a las redes sociales y de esta manera nos ira
todo mucho mejor de lo que creemos.

http://reporteroescolar.unir.net/2017/blasting-news/noticias/los-problemas-que-causan-las-
redes-sociales/669800172189/#:~:text=Cada%20vez%20m%C3%A1s%20j%C3%B3venes
%20sufren,imposible%20y%20altera%20su%20comportamiento.

Los expertos dicen que los niños están creciendo con más ansiedad y menos autoestima.
Rachel Ehmke

Muchos padres se preocupan por la forma en que la exposición a la tecnología podría afectar a los
niños pequeños desde el punto de vista del desarrollo. Sabemos que nuestros niños en edad
preescolar están adquiriendo nuevas habilidades sociales y cognitivas a un ritmo impresionante, y
no queremos que horas pegados a un iPad se lo impidan. Pero la adolescencia es un período
igualmente importante y de rápido desarrollo, sin embargo, muy pocos de nosotros estamos
prestando atención a cómo el uso de la tecnología de nuestros adolescentes (que es mucho más
intenso e íntimo que el uso de un niño de 3 años jugando con el iPhone de papá ) los está
afectando. De hecho, a los expertos les preocupa que las redes sociales y los mensajes de texto,
que se han vuelto tan esenciales para la vida adolescente, estén promoviendo la ansiedad y
disminuyendo la autoestima.

La gente joven reporta que puede haber una buena razón para preocuparse. En una encuesta
llevada a cabo por la Royal Society of Public Health, se preguntó a jóvenes entre 14 y 24 años de
edad en Gran Bretaña, de qué manera las plataformas de las redes sociales tenían un impacto en
su salud y bienestar. Los resultados de la encuesta encontraron que Snapchat, Facebook, Twitter e
Instagram aumentaban los sentimientos de depresión, ansiedad, mala imagen corporal y soledad.

Comunicación indirecta

Los adolescentes son expertos en mantenerse ocupados durante horas después de la escuela y
hasta mucho tiempo después de la hora de acostarse. Cuando no están haciendo su tarea (y
cuando la hacen) están en línea y en sus teléfonos, enviando mensajes de texto, compartiendo,
provocando, desplazando el cursor de arriba hacia abajo, lo que sea.

Por supuesto, antes de que todos tuvieran una cuenta de Instagram, los adolescentes también se
mantenían ocupados, pero era más probable que hablaran por teléfono o en persona cuando
salían al centro comercial. Aunque pudo haber parecido una gran cantidad de reuniones sin
sentido, lo que estaban haciendo era experimentando, probando habilidades, teniendo éxito y
fracasando en cientos de pequeñas interacciones en tiempo real, que los niños de hoy se están
perdiendo. Por su parte, los adolescentes modernos están aprendiendo a comunicarse
mayormente mientras miran una pantalla, no a otra persona.

No hay duda de que los niños se están perdiendo habilidades sociales críticas.
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“Como especie estamos muy en sintonía con la lectura de señales sociales”, dice la Dra. Catherine
Steiner-Adair, psicóloga clínica y autora de The Big Disconnect. “No hay duda de que los niños
están perdiendo habilidades sociales muy críticas. De alguna manera, enviar mensajes de texto y
comunicarse en línea no provoca una discapacidad de aprendizaje no verbal, pero sí coloca a todos
en un contexto de discapacidad no verbal, donde el lenguaje corporal, la expresión facial e incluso
los tipos más pequeños de reacciones vocales se vuelven invisibles”.

Disminuir los riesgos

Ciertamente, hablar de forma indirecta crea una barrera para una comunicación clara, pero eso no
es todo. Aprender cómo hacer amigos es una parte importante del crecimiento, y la amistad
requiere, en cierta medida, asumir riesgos.

Esto es cierto para hacer un nuevo amigo y también es cierto para mantener amistades. Cuando
hay problemas que hay que enfrentar, grandes o pequeños, se requiere valentía para ser honesto
acerca de sus sentimientos y luego escuchar lo que la otra persona tiene que decir. Aprender a
cruzar efectivamente estos puentes es parte de lo que hace que la amistad sea divertida,
emocionante y también aterradora. “Parte de la autoestima saludable es saber cómo decir lo que
piensa y siente, incluso cuando no está de acuerdo con otras personas o si se siente
emocionalmente arriesgado”, señala la Dra. Steiner-Adair.

Pero cuando la amistad se lleva a cabo en línea y a través de textos, los niños lo hacen en un
contexto despojado de muchos de los aspectos más personales, y a veces intimidantes, de la
comunicación. Es más fácil mantener la defensa alta cuando estás enviando mensajes de texto,
por lo que hay menos en juego. No estás escuchando o viendo el efecto que tus palabras están
causando en la otra persona.

Debido a que la conversación no está sucediendo en tiempo real, cada parte puede tomar más
tiempo para considerar una respuesta. No es de extrañar que los niños digan que llamar a alguien
por teléfono es “demasiado intenso”; requiere una comunicación más directa y si no está
acostumbrado a eso, puede sentirse atemorizado.
Si los niños no practican lo suficiente relacionándose con otras personas y satisfaciendo sus
necesidades en persona y en tiempo real, muchos de ellos se convertirán en adultos ansiosos
acerca del medio principal de comunicación de nuestra especie: hablar. Y, por supuesto, las
negociaciones sociales solo se vuelven más riesgosas a medida que la gente envejece y comienza a
navegar en relaciones románticas y empleo.

Acoso cibernético y el síndrome del impostor

El otro gran peligro que proviene de que los niños se comuniquen más de forma indirecta es que
se ha vuelto más fácil ser cruel. “Los niños envían todo tipo de mensajes que ni de broma
pensarían en decirle a nadie en la cara”, dice la Dra. Donna Wick, una psicóloga clínica y de
desarrollo que dirige Mind to Mind Parent. Ella señala que esto parece ser especialmente cierto en
el caso de las niñas, a quienes generalmente no les gusta estar en desacuerdo con sus amigas en la
“vida real”.

“Esperas enseñarles que pueden no estar en de acuerdo sin poner en peligro la relación, pero lo
que las redes sociales les están enseñando a hacer es estar en desacuerdo de maneras más
extremas que ponen en peligro la relación. Es exactamente lo que no quieres que suceda”, dice
ella.

La Dra. Steiner-Adair concuerda con que las niñas corren un riesgo particular. “Las niñas se
socializan más para compararse con otras personas, en particular con otras niñas, para desarrollar
sus identidades, por lo que las hace más vulnerables a la desventaja de todo esto”. Ella advierte
que a menudo la falta de autoestima sólida es la culpable. “Olvidamos que la agresión relacional
proviene de la inseguridad y de sentirse mal contigo mismo, y el deseo de derribar a otras
personas para sentirse mejor”.

La aceptación entre sus iguales es importante para los adolescentes, y muchos de ellos se
preocupan por su imagen tanto como un político que se postula para un cargo y para ellos puede
sentirse tan serio. Agregue a eso el hecho de que los niños de hoy están obteniendo datos reales
de encuestas sobre cuánto les gustan a las personas o sobre su apariencia, a través de cosas como
“me gusta”. Es suficiente para que alguien no mire. ¿Quién no querría verse “mejor” si puede?
Entonces los niños pueden pasar horas podando sus identidades en línea, tratando de proyectar
una imagen idealizada. Las adolescentes clasifican centenares de fotos, agonizando sobre cuáles
publicar en línea. Los chicos compiten por la atención tratando de superar a los demás,
empujando todo lo que pueden en la ya desinhibida atmósfera en línea. Los niños hacen pandillas
unos contra otros.

Los adolescentes siempre han estado haciendo esto, pero con el advenimiento de las redes
sociales se enfrentan a más oportunidades y más trampas que nunca. Cuando los niños se
desplazan a través de sus muros en redes sociales y ven qué bien parecen todos, solo aumenta la
presión. Estamos acostumbrados a preocuparnos por los ideales poco prácticos que los modelos
de revistas retocados digitalmente le dan a nuestros hijos, pero ¿qué sucede cuando el chico de al
lado también está retocado? Aún más confuso, ¿qué pasa cuando tu propio perfil no representa
realmente a la persona que sientes que eres en tu interior?

“La adolescencia, y en particular el principio de la década de los veinte, son los años en los que
eres muy consciente de los contrastes entre quién pareces ser y quién crees que eres”, dice el Dr.
Wick. “Es similar al ‘síndrome impostor’ en psicología. A medida que envejeces y adquieres más
dominio, empiezas a darte cuenta de que en realidad eres bueno en algunas cosas y luego sientes
que esa brecha, con suerte, se estrecha. ¡Pero imagine que su miedo más profundo y tenebroso es
que no sea tan bueno como parece, y luego imagine que necesita verse tan bien todo el tiempo!
Es agotador”.

Como explica la Dra. Steiner-Adair, “la autoestima proviene de la consolidación de lo que eres”.
Cuantas más identidades tengas, y cuanto más tiempo pases haciéndote pasar por alguien que no
eres, más difícil será sentirte bien acerca de ti mismo.

Relacionado: 13 maneras de mejorar la autoestima de su hija

Acechar (y ser ignorado)

Otro gran cambio que ha llegado con la nueva tecnología, y especialmente con los teléfonos
inteligentes, es que nunca estamos realmente solos. Los niños actualizan sus estados, comparten
lo que están viendo, escuchando y leyendo, y tienen aplicaciones que les permiten a sus amigos
conocer su ubicación específica en un mapa en todo momento. Incluso si una persona no está
tratando de mantener a sus amigos actualizados, nunca estará fuera del alcance de un mensaje de
texto. El resultado es que los niños se sienten hiperconectados entre sí. La conversación nunca
debe detenerse y parece que siempre sucede algo nuevo.
“Independientemente de lo que pensemos sobre las ‘relaciones’ mantenidas y en algunos casos
iniciadas en las redes sociales, los niños nunca obtienen un descanso de ellas”, señala el Dr. Wick.
“Y eso, en sí mismo, puede producir ansiedad. Todos necesitan un respiro de las demandas de
intimidad y conexión; tiempo a solas para reorganizarse, reponerse o simplemente relajarse.
Cuando no tienes eso, es fácil convertirte en alguien emocionalmente agotado y terreno fértil para
que la ansiedad se reproduzca”.

De igual modo, es sorprendentemente fácil sentirse solo en medio de toda esa hiperconexión. Por
un lado, ahora los niños saben con certeza deprimente cuándo se les ignora. Todos tenemos
teléfonos y todos respondemos a las cosas con bastante rapidez, de modo que cuando esperas
una respuesta que no llega, el silencio puede ser ensordecedor. El tratamiento silencioso puede
ser un insulto estratégico o simplemente el desafortunado efecto secundario de una relación
adolescente en línea que comienza intensamente, pero luego se desvanece.

“En los viejos tiempos, cuando un niño iba a romper contigo tenía que tener una conversación
contigo. O al menos tenía que llamar “, dice el Dr. Wick. “En estos días, podría desaparecer de tu
pantalla y podrías nunca llegar a tener la conversación sobre… ¿Qué hice?”. Con frecuencia los
niños quedan imaginándose lo peor de sí mismos.

Pero incluso cuando la conversación no termina, estar en constante estado de alerta puede
provocar ansiedad. Podemos sentir que estamos siendo dejados de lado y nosotros mismos hacer
de lado a los demás, y nuestra necesidad humana de comunicarnos también se delega de manera
efectiva de ese modo.

¿Qué deberían hacer los padres?

Ambos expertos entrevistados para este artículo coincidieron en que lo mejor que pueden hacer
los padres para minimizar los riesgos asociados con la tecnología es reducir primero su propio
consumo. Depende de los padres dar un buen ejemplo de cómo se ve el uso saludable de la
computadora. La mayoría de nosotros revisamos con mucha frecuencia nuestros teléfonos o
nuestro correo electrónico, ya sea por interés real o por el hábito nervioso.

Los niños deberían estar acostumbrados a ver nuestras caras, no nuestras cabezas inclinadas sobre
una pantalla. Establezca zonas libres de tecnología en la casa y horas sin tecnología, en las que
nadie usa el teléfono, incluidos mamá y papá. “No entre por la puerta después del trabajo en
medio de una conversación”, aconseja la Dra. Steiner-Adair. “No camine por la puerta después del
trabajo, diga ‘hola’ rápidamente y luego ‘simplemente revise su correo electrónico’. Por la
mañana, levántese media hora antes que sus hijos y revise su correo electrónico en ese momento.
Préstele toda su atención hasta que salgan por la puerta. Y ninguno de ustedes debería usar
teléfonos en el automóvil hacia o desde la escuela porque ese es un momento importante para
hablar”.

Limitar la cantidad de tiempo que pasa enchufado a las computadoras no sólo proporciona un
contrapunto saludable para el mundo obsesionado con la tecnología, sino que también fortalece el
vínculo entre padres e hijos y hace que los niños se sientan más seguros. Los niños necesitan saber
que usted está disponible para ayudarlos con sus problemas, hablar sobre su día o para darles una
perspectiva realista.

“Son los mini momentos de desconexión, cuando los padres están demasiado concentrados en sus
propios dispositivos y pantallas, que diluyen la relación entre padres e hijos”, advierte la Dra.
Steiner-Adair. Y cuando los niños comiencen a recurrir a Internet en busca de ayuda o para
procesar lo que ocurra durante el día, es posible que no les guste lo que sucede. “La tecnología
puede brindarle a sus hijos más información que usted y no tiene sus valores”, señala la Dra.
Steiner-Adair. “No será sensible a la personalidad de su hijo y no responderá a sus preguntas de
una manera apropiada para su etapa de desarrollo”.

Además, el Dr. Wick aconseja retrasar la edad del primer uso tanto como sea posible. “Utilizo aquí
el mismo consejo que uso cuando hablo de niños y alcohol: trate de llegar lo más lejos posible sin
nada”. Si su hijo está en Facebook, la Dra. Wick dice que usted debe ser el amigo de su hijo y
monitorear su página. Pero ella aconseja no revisar mensajes de texto a menos que haya motivos
de preocupación. “Si tienes una razón para estar preocupado, entonces está bien, pero será una
buena razón”. Veo padres que simplemente espían a sus hijos. Los padres deben comenzar por
confiar en sus hijos. No darle a su hijo el beneficio de la duda es increíblemente perjudicial para la
relación. Tienes que sentir que tus padres piensan que eres un buen muchacho”.

Fuera de los servicios en línea, el mejor consejo para ayudar a los niños a desarrollar una
autoestima saludable es involucrarlos en algo que les interese. Puede ser deportes o música o
desarmar computadoras o ser voluntario, cualquier cosa que despierte interés y les dé confianza.
Cuando los niños aprenden a sentirse bien acerca de lo que pueden hacer en lugar de cómo se ven
y lo que poseen, son más felices y están mejor preparados para el éxito en la vida real. Que la
mayoría de estas actividades también involucren pasar tiempo interactuando con sus compañeros
cara a cara es sólo el merengue sobre el pastel.

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