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ASIGNATURA: PATOLOGÍA.
PROFESORA:
L.E. MANUELA CONCHA
FECHA: 04/MARZO/2021.
PRESENTACION:
La hipertensión arterial es una enfermedad crónica en la que aumenta la presión con la que el
corazón bombea sangre a las arterias, para que circule por todo el cuerpo.
El sobrepeso y la obesidad pueden aumentar la presión arterial, sube los niveles de glucosa en
la sangre, colesterol, triglicéridos y ácido úrico, lo que dificulta que la sangre fluya por el
organismo.
COMPLICACIONES DE LA ENFERMEDAD.
Arterias dañadas y estrechas. La presión arterial alta puede dañar las células del
revestimiento interno de las arterias, cuando las grasas de los alimentos entran en el
torrente sanguíneo, pueden acumularse en las arterias dañadas. Con el tiempo, las
paredes se vuelven menos elásticas, lo cual limita el flujo sanguíneo que circula por el
organismo.
DAÑO EN
ARTERIAS.
Aneurisma. Con el tiempo, a causa de la presión constante de la sangre que pasa por
una arteria debilitada, se puede agrandar una sección de la pared y formar una
protuberancia que puede romperse y causar una hemorragia interna que pone en riesgo
la vida. Los aneurismas pueden formarse en cualquier arteria, pero son más comunes en
la arteria más grande del cuerpo.
DAÑO AL Enfermedad de las arterias coronarias. Las arterias estrechas y dañadas por la
CORAZON presión arterial alta tienen problemas para suministrar sangre al corazón, cuando la
sangre no puede fluir libremente al corazón, podrías tener dolor en el pecho (angina),
ritmos cardíacos irregulares (arritmias) o un ataque cardíaco.
Corazón izquierdo agrandado. La presión arterial alta obliga al corazón a trabajar más
duro para bombear sangre al resto del cuerpo, esto hace que parte del corazón
(ventrículo izquierdo) se engrose. Un ventrículo izquierdo engrosado aumenta el riesgo
de ataque cardíaco, insuficiencia cardíaca y muerte cardíaca súbita.
Deterioro cognitivo leve. Esta afección es una etapa de transición entre los cambios
en la comprensión y la memoria que generalmente vienen con el envejecimiento y los
problemas más graves causados por la demencia.
Los riñones filtran el exceso de líquido y desechos de la sangre; para este proceso, es
necesario que los vasos sanguíneos estén sanos. La presión arterial alta puede dañar
los vasos sanguíneos que se encuentran en los riñones y que conducen a ellos.
Cicatrización del riñón. Este tipo de daño renal ocurre cuando los pequeños vasos
DAÑO EN sanguíneos del riñón se cicatrizan y son incapaces de filtrar eficazmente los líquidos y
RIÑONES desechos de la sangre.
Insuficiencia renal. La presión arterial alta es una de las causas más comunes de la
insuficiencia renal. Los vasos sanguíneos dañados impiden que los riñones filtren
eficazmente los desechos de la sangre, lo cual permite que se acumulen niveles
peligrosos de líquidos y desechos.
DAÑO EN Daño a la retina (retinopatía). El daño que sufre el tejido sensible a la luz en la parte
LOS OJOS posterior del ojo (retina) puede ocasionar sangrado en el ojo, visión borrosa y pérdida
completa de la visión.
Acumulación de líquido debajo de la retina (coroidopatía). puede provocar visión
distorsionada o, a veces, un proceso de cicatrización que perjudica la visión.
Daño al nervio (neuropatía óptica). La obstrucción del flujo sanguíneo puede dañar el
nervio óptico, lo cual provoca sangrado dentro del ojo o pérdida de la visión.
La incapacidad de tener y mantener una erección es aún más propensa a experimentar
disfunción eréctil. Esto se debe a que el flujo sanguíneo limitado producido por la
presión arterial alta puede impedir que la sangre fluya hacia el pene.
DISFUNCIÓN
SEXUAL
Las mujeres también pueden experimentar disfunción sexual como consecuencia de la
presión arterial alta. La reducción del flujo sanguíneo a la vagina puede generar una
disminución del deseo o la excitación sexual, sequedad vaginal o dificultad para
alcanzar el orgasmo.
En el primer nivel de atención se prestará tratamiento a los pacientes que tengan riesgo bajo o
medio.
Los casos de riesgo alto y muy alto, con complicaciones cardiovasculares, secundaria,
resistente y los casos asociada al embarazo, como la enfermedad hipertensiva del embarazo,
serán referidos al especialista para su atención y en las instituciones públicas de salud al
segundo nivel de atención médica.
También serán referidos al especialista los casos con padecimientos concomitantes, los que
inicien la enfermedad antes de los 20 o después de los 50 años y, en general, todos aquellos
pacientes que el médico de primer contacto así lo juzgue necesario.
El médico, con apoyo del equipo de salud, tendrá bajo su responsabilidad la elaboración y
aplicación del plan de manejo integral del paciente, el cual deberá ser adecuadamente
registrado en el expediente clínico.
Debe ponerse énfasis en el control de peso, la reducción del consumo de grasas saturadas,
colesterol, sal y alcohol, así como en el aumento de la actividad física; para la parte
farmacológica utilizar la Guía de Tratamiento Farmacológico para el Control de la Hipertensión
Arterial.
Los casos con riesgo alto y muy alto, con complicaciones cardiovasculares, secundaria,
resistente y los casos de asociada al embarazo, como la enfermedad hipertensiva del
embarazo, serán referidos al especialista para su atención y en las instituciones públicas de
salud al segundo nivel de atención médica.
Realizar una historia clínica completa y exploración física a todos los pacientes con
hipertensión arterial para confirmar el diagnóstico, detectar causas de hipertensión arterial,
registrar los factores de riesgo cardiovascular e identificar el daño orgánico u otra
enfermedad cerebro vascular.
Buscar con especial atención los signos de afección orgánica, dada la importancia del daño
orgánico asintomático como fase intermedia del proceso continuo de la enfermedad
vascular y como determinante del riesgo cardiovascular total.
Medir el Índice de Masa Corporal (IMC alrededor de 30), y realizar una adecuada valoración
de la circunferencia de cintura a nivel la línea media axilar, en el punto medio entre el reborde
costal y la cresta iliaca, con una cinta métrica plástica no deformable, con el paciente en
posición de pie.
Las medidas recomendadas para el cambio de estilo de vida con capacidad de reducir el
riesgo cardiovascular son:
Restricción en la ingesta de sal de >5g como máximo a 2.4-1.5 g como mínimo
recomendado en 24hr.
Moderación del consumo de alcohol.
Consumo abundante de frutas y verduras mínimo cinco porciones al día y granos
integrales.
Reducir la ingesta de grasas
saturadas y de grasas en general.
Reducción y control de peso,
mantener un peso corporal
saludable.
Para la actividad física se aconseja la
práctica regular de 30 min mínimo de
ejercicio físico aeróbico dinámico
de intensidad moderada como
caminar, correr, montar en bicicleta
o nadar durante 5-7 días a la semana.
Fomentar el dejar de fumar y eliminar la exposición a productos de tabaco, en caso
necesario canalizar a grupos de apoyo y autoayuda para dejar de fumar.
Control del estrés.
Identificar a mujeres y hombres con hipertensión arterial de reciente inicio para
establecer el tratamiento oportuno y evitar o retardar la aparición de complicaciones.
Se recomienda la pronta instauración de tratamiento farmacológico en individuos
con hipertensión arterial de grado 2 y 3 con cualquier nivel de riesgo
cardiovascular.
Explicar y orientar a los pacientes sobre dosis, horarios, vía de administración, efectos
secundarios de los medicamentos antihipertensivos prescritos.
La sensibilización al paciente sobre el control de la enfermedad contribuye a garantizar
el apego del tratamiento farmacológico, los comportamientos saludables y un mejor
control de la enfermedad.
Intervenciones de Enfermería para la Atención Integral del Adulto con Hipertensión Arterial:
Informar y aconsejar sobre los alimentos que contienen un alto contenido en sal, tal
como los embutidos, alimentos enlatados y aquellos que contengan conservadores.
Recomendar la adopción de unos hábitos dietéticos consistentes en un incremento
del consumo de frutas y verduras así como de productos lácteos desnatados y la
reducción del consumo de carnes rojas.
CONCLUSIONES:
Adoptar un estilo de vida saludable es fundamental en los pacientes con riesgo de hipertensión
para mejorar su calidad de vida. Estos hábitos deben ser constantes y perdurar en el tiempo.
En este caso el papel enfermero es fundamental en la instauración y perduración de los hábitos
de vida saludable, ya que a los pacientes crónicos les resulta de gran dificultad mantener a
largo plazo estos hábitos saludables. Para ello animaremos al paciente e involucraremos a la
familia para que tengan una participación activa para el correcto cumplimiento.
El personal de Enfermería llevara a cabo planes de prevención y promoción de la salud, en los
que se creara un grupo de ayuda para llevar a cabo programas de actividad física, control de
peso, detección de casos y la mejora continua del tratamiento de los pacientes.