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Actividad N°3

Elabora un resumen sobre el texto “La tercera ola”, de Alvin Toffler, teniendo como
guía el material de apoyo El resumen escrito (PDF). Sigue cuidadosamente las
indicaciones para la construcción del resumen.

LA TERCERA OLA

Cuando la Unión Soviética se disgregó, las repúblicas más ansiosas por separarse fueron
los estados bálticos y Ucrania, los más cercanos a Europa occidental y también los más
ricos y de mayor desarrollo industrial. En tales repúblicas de chimeneas, típicas de la
segunda ola, las élites – compuestas principalmente por dirigentes industriales y
burócratas del Partido Comunista – se sentían paralizadas y sobrecargadas de impuestos
por el gobierno de Moscú. Cuando miraban hacia Occidente podían ver a Alemania,
Francia y otras naciones que ya marchaban hacia metas más allá del industrialismo
tradicional, hacia las economías informáticas de la tercera ola. Y aspiraban a enganchar
sus propios sistemas económicos al cohete de esa nueva Europa.
Como contraste, las repúblicas más reticentes a abandonar la Unión era las más alejadas
de Europa, las más pobres y las más agrícolas. En tales territorios de la primera ola, de
fuerte tendencia musulmana, las élites se autodenominaban comunistas pero a menudo
lucían como corruptos barones feudales que operaban por medio de clanes familiares o
redes municipales. Miraban hacia Moscú en busca de protección y ayuda. De tal modo,
las regiones de la primera y la segunda olas jalonaban en direcciones radicalmente
opuestas.
Pero ambos extremos enmascaraban sus propios intereses tras banderas que proclamaban
reivindicaciones étnicas, lingüísticas y hasta ecológicas y, tras las confrontaciones,
persistieron las respectivas ambiciones económicas y políticas. Cuando tal contradicción
creció, se volvió demasiado grande como para que Gorbachov la conciliase, y la gran
alianza se diluyó. Si se examinan con rayos X las realidades de otras grandes naciones,
siempre se distinguirán las diferencias entre las tres olas.
Tomemos por ejemplo a China, el país más poblado de la Tierra. Hoy por hoy, de sus mil
doscientos millones de habitantes, ochocientos son campesinos de las regiones del interior
que siguen laborando la tierra como lo hiciesen sus antepasados, en condiciones de suma
pobreza. En Guichou, los cinturones de miseria y los niños hambrientos son aún muy
notorios, entre los indicios de la escasez. Tal es la China de la primera ola.
Como contraste, las provincias costeras de China están entre las de más rápido desarrollo
en el mundo entero. En Guandong, ciudad llena de fábricas, el perfil urbano crece hacia
al cielo y todo conduce hacia la economía global. A su alrededor tiene los ejemplos de
Hong Kong. Taiwán o Singapur, que se transforman rápidamente y pasan de la segunda
a la tercera ola, la de la economía altamente tecnológica. Y consideran a los llamados
“Tigres de Oriente” como modelos para su desarrollo, por lo cual orientan su economía
en un sentido similar.
Las nuevas élites, algunas de ellas comprometidas en empresas de la segunda ola, basadas
en la mano de obra barata, y otras que ya están comenzando a sentar la infraestructura de
la tercera, se manifiestan optimistas, altamente comerciales y agresivamente
independientes. Equipadas con telefax, teléfonos celulares y carros de lujo, hablan
cantonés en vez de mandarín y tienden lazos con las comunidades chinas desde
Vancouver y Los Ángeles hasta Yakarta, Kuala Lumpur y Manila. (…).
Con las enormes inversiones que tienen allí, Japón, Corea, Taiwán y otros países se verían
compelidos a tomar partido y por lo tanto involucrados contra su voluntad en la
conflagración que podría suceder. Tal escenario puede sonar especulativo, pero no
imposible. La historia está llena de guerras y levantamientos que parecían altamente
improbables.
India, con 835 millones de habitantes, es el segundo país más populoso del mundo y su
desarrollo es tan dividido como su estructura social. Allí también un gran número de
campesinos siguen viviendo en los siglos pasados, del mismo modo, encontramos un
próspero sector industrial bajo cuyo modelo viven entre 100 y 150 millones de personas,
y así mismo una pequeña élite – que crece rápidamente – perteneciente a la tercera ola,
cuyos miembros están conectados con las redes internacionales de comunicaciones,
trabajan en sus casas con computadores personales, exportan softwares y productos de
alta tecnología, y viven una realidad cotidiana radicalmente diferente de la del resto de la
sociedad. (…).
El principal desafío para la paz mundial en las próximas décadas deriva del principal
conflicto de nuestra era, que consiste en el ascenso de una nueva civilización
revolucionaria que es imposible contener con los esquemas de poder que subsisten desde
la revolución industrial.
Lo que veremos en las décadas por venir será la gradual escisión del mundo entre estados
de la primera ola, que seguirán dependiendo de la agricultura; de la segunda, construidos
sobre la industria de chimeneas, y de la tercera. Cada uno tendrá sus propios intereses,
sus propias élites, sus propias crisis y sus propios objetivos. Tal es el gran contexto
histórico en el cual hoy contemplamos la proliferación de guerras civiles y de armas
nucleares, químicas y biológicas.
Nos precipitamos hacia un nuevo y extraño período de la historia. Quienes deseen
prevenir o limitar la guerra deben tener en cuenta las nuevas realidades, descubrir sus
conexiones mutuas y reconocer las oleadas de cambio que están transformando el mundo.
En el peligroso período de extrema turbulencia que estamos iniciando, la supervivencia
dependerá de que hagamos algo que nadie ha hecho, al menos en los dos últimos siglos.
Tendremos que inventar una nueva “forma de paz”, por así decirlo que utilice la
descentralización del poder y el conocimiento para combatir los nuevos tipos de violencia
de la tercera ola.
Alvin Toffler, Revista Dinners, noviembre, 1993

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