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TEORIAS DE LA MIGRACION INTERNACIONAL:

1
UNA REVISIÓN Y EVALUACIÓN

Douglas S. Massey, Joaquín Arango, Graeme Hugo,


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Ali Kouaouci, Adela Pellegrino y J. Edward Taylor

Durante los últimos treinta años la inmigración ha emergido como una fuerza principal por
todo el mundo. En las sociedades tradicionalmente receptoras de inmigrantes, tales como Austra-
lia, Canadá, y los Estados Unidos creció el volumen de la inmigración, pero su composición se ha
alejado de Europa, origen históricamente dominante, y ahora en cambio provienen de Asia, África
y América Latina. En Europa, mientras tanto, los países que a lo largo de siglos han estado en-
viando emigrantes, se transformaron repentinamente en sociedades receptoras de inmigrantes.
Después de 1945, casi todos los países de Europa Occidental comenzaron a atraer cantidades
significativas de trabajadores del extranjero. Aunque inicialmente los inmigrantes provenían de
Europa Meridional, al final de la década del sesenta venían de países en desarrollo de África,
Asia, el Caribe y el Oriente Medio.
En los años ochenta, incluso los países del sur europeo –Italia, España, y Portugal– que
sólo una década antes habían estado enviando migrantes a países más ricos del norte europeo,
empezaron a importar trabajadores de África, Asia y el Oriente Medio. Al mismo tiempo, el mismo
Japón –con su baja y asimismo declinante tasa de nacimiento, con población envejecida y altos
niveles de vida– se encontró recurriendo crecientemente a migrantes de países pobres de Asia e
incluso de Sudamérica para satisfacer sus necesidades laborales.
La mayoría de los países desarrollados del mundo se han convertido en sociedades diver-
sas, multiétnicas, y las que no han alcanzado este estado se están moviendo decisivamente en tal
sentido. La emergencia de la migración internacional como una característica estructural básica
en casi todos los países industrializados certifica el alcance y la coherencia de las fuerzas subya-
centes. Sin embargo la base teórica para el entendimiento de estas fuerzas es aún débil. El re-
ciente boom de la inmigración ha tomado por sorpresa a ciudadanos, funcionarios y demógrafos,
y cuando se orienta a la migración internacional, el pensamiento popular sigue aún viéndola con
conceptos, modelos y premisas del siglo XIX.
En la actualidad no hay una única teoría coherente de migración internacional, sino sólo un
conjunto fragmentado de teorías generalmente desarrolladas aisladas unas de otras, y algunas
veces –aunque no siempre– segmentadas por límites disciplinarios. Sin embargo, las formas y
tendencias actuales de la inmigración sugieren que una comprensión completa de los procesos
migratorios no se logrará contando sólo con los instrumentos de una única disciplina, o concen-

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Publicado en la revista Population and Development Review, 19(3): 431-466, septiembre de
1993. Traducción realizada en la cátedra de Geografía Social, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de
Buenos Aires, exclusivamente para uso interno: no citar.
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Los autores son miembros del Comité de Migración Sur–Norte de la IUSSP (International Union for
the Scientific Study of Population), que está llevando a cabo actualmente un examen sistemático de teorías
sobre migración internacional y la evidencia que las apoya. El Comité está presidido por Douglas S. Massey,
quien tuvo la responsabilidad principal en la redacción del texto de esta presentación, aunque las ideas, con-
ceptos y conclusiones expresadas en el artículo son el trabajo colectivo de todos los miembros del comité.
Éste dará la bienvenida a comentarios y críticas de lectores interesados.

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trándose en un solo nivel de análisis, sino que su naturaleza compleja y multifacética requiere de
una teoría sofisticada que introduzca una variedad de perspectivas, niveles y supuestos.
El objetivo de este artículo es explicar e integrar las principales teorías contemporáneas de
la migración internacional. Comenzamos examinando los modelos que describen la iniciación de
los movimientos internacionales y luego consideraremos las teorías que dan cuenta de por qué
los flujos transnacionales de población persisten en el espacio y a lo largo del tiempo. Más que
favorecer a priori una teoría sobre otra, buscamos entender cada modelo en sus propias expre-
siones, para intentar iluminar los supuestos e hipótesis claves. Sólo después de haber considera-
do por separado cada teoría, se comparan y contrastan los diferentes esquemas conceptuales
para revelar las áreas de inconsistencia lógica y los desacuerdos importantes. Al acometer este
ejercicio, buscamos brindar una base sólida de evaluación empírica de modelos y colocar el fun-
damento para la construcción de una teoría ajustada y amplia de la migración internacional para
el siglo XXI.

El comienzo de la migración internacional

Una variedad de modelos teóricos ha sido propuesta para explicar por qué comienza la
migración internacional, y a pesar de que cada uno busca finalmente explicar la misma cosa, em-
plean conceptos, supuestos y marcos de referencia muy diferentes. La economía neoclásica pone
el énfasis en los diferenciales de salarios y de condiciones del empleo entre los distintos países, y
en los costos de la migración; generalmente concibe el movimiento como una decisión individual
orientada a maximizar el ingreso. Por el contrario, la “nueva economía de la migración” considera
las condiciones de una variedad de mercados, y no sólo de los laborales. Ve a la migración como
una decisión tomada por un hogar para minimizar los riesgos para el ingreso familiar, o para su-
perar las limitaciones de capital en las actividades productivas familiares. Tanto la teoría del mer-
cado de trabajo dual como la teoría de sistemas mundiales generalmente ignoran estos procesos
de decisión de nivel micro, enfocando en cambio en las fuerzas que operan a un nivel mucho más
alto de agregación. La primera relaciona la inmigración con los requerimientos estructurales de
las economías industriales modernas, mientras que la segunda ve a la inmigración como una
consecuencia natural de la globalización económica y de la penetración del mercado a través de
las fronteras nacionales.
Dado que las teorías conceptualizan los procesos causales en niveles de análisis tan dife-
rentes, tales como el individual, el de los hogares, el nacional o el internacional, no puede asumir-
se, al menos a priori, que ellas sean inherentemente incompatibles. Por ejemplo, es muy posible
que los individuos actúen para maximizar ingresos, mientras que las familias lo hagan para mini-
mizar los riesgos, y que el contexto dentro del cual ambas decisiones son tomadas esté confor-
mado por fuerzas estructurales que actúan en los niveles nacional e internacional. Sin embargo
los diferentes modelos reflejan distintos objetivos de investigación, enfoques, intereses, y formas
de descomponer un asunto enormemente complejo en partes analíticamente manejables; una
base firme para juzgar la consistencia de cada teoría requiere que se especifiquen claramente y
se comprendan bien su lógica interna, sus proposiciones, sus supuestos y sus hipótesis.

Economía neoclásica: macroteoría


La teoría de las migraciones internacionales probablemente más antigua y mejor conocida
fue desarrollada originalmente para explicar la migración laboral en el proceso de desarrollo eco-
nómico (Lewis, 1954; Ranis y Fei, 1961; Harris y Todaro, 1970; Todaro, 1976). De acuerdo con
esta teoría y sus derivaciones, la migración internacional, como también su contraparte interna, es
causada por las diferencias geográficas en la oferta y en la demanda de trabajo. Los países con
una elevada dotación de trabajo en relación al capital, tienen un bajo salario de equilibrio del mer-
cado, mientras que los países cuya fuerza de trabajo es escasa respecto al capital disponible se

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caracterizan por salarios de mercado altos, tal como lo muestran gráficamente las familiares cur-
vas de oferta y demanda de trabajo. Los diferenciales de salarios resultantes, provocan que los
trabajadores de un país con bajos salarios se dirijan a un país con salarios altos. Como resultado
de este movimiento, la oferta de trabajo disminuye y los salarios aumentan en el país pobre en
capital, mientras que la oferta de trabajo aumenta y los salarios caen en el país rico en capital;
esto lleva a un equilibrio, en el que el diferencial internacional del salario es equivalente al costo –
tanto pecuniario como psíquico– del movimiento internacional.
Como contrapartida del flujo de trabajadores desde los países con abundante mano de
obra hacia otros con escasa mano de obra, hay un flujo de capital de inversión desde los países
ricos hacia los países pobres en capital. La escasez relativa de capital en los países pobres pro-
duce una tasa de retorno superior a la media internacional, atrayendo las inversiones. El movi-
miento de capital incluye también capital humano, con trabajadores altamente calificados dirigién-
dose desde los países ricos hacia los países pobres en capital, con el fin de obtener altas retribu-
ciones a sus calificaciones en un medio con escaso capital humano; esto conduce a un movimien-
to paralelo de ejecutivos, técnicos y otros trabajadores calificados. La circulación internacional de
la fuerza de trabajo, por lo tanto, debe ser diferenciada conceptualmente del flujo internacional de
capital humano asociado a ella. Incluso en los modelos de nivel macro más agregados, debe re-
conocerse claramente la heterogeneidad de los inmigrantes según sus calificaciones.
La explicación simple y convincente de la migración internacional ofrecida por la macroe-
conomía neoclásica ha modelado fuertemente el pensamiento público, y ha provisto la base inte-
lectual de gran parte de la política inmigratoria. La perspectiva contiene varias proposiciones y
supuestos implícitos:
1. La migración internacional de trabajadores es causada por diferencias en las tasas salariales
entre los países.
2. La eliminación de los diferenciales de salarios acabaría con el movimiento de trabajadores y la
migración no ocurriría en ausencia de tales diferenciales.
3. El flujo internacional de capital humano –esto es de trabajadores altamente calificados– res-
ponde a diferencias en la tasa de retorno del capital humano, la cual puede ser diferente a la
tasa general salarial, arrojando un patrón distinto de migración, que puede ser opuesta a la de
los trabajadores no calificados.
4. Los mercados de trabajo constituyen los mecanismos básicos por los cuales se inducen las
corrientes internacionales de trabajadores; otros tipos de mercados no tienen efectos importan-
tes en la migración internacional.
5. La forma de controlar los flujos migratorios que tienen los gobiernos sería regulando o influen-
ciando los mercados de trabajo de los países emisores y/o receptores.

Economía neoclásica: microteoría


El modelo microeconómico de la decisión o elección individual (Sjaastad, 1962; Todaro,
1969, 1976, 1989; Todaro y Maruszko, 1987) es paralelo al modelo macroeconómico. En este
esquema, los actores individuales racionales deciden migrar debido a que el cálculo del co-
sto/beneficio los lleva a esperar un retorno neto positivo, usualmente monetario, de su traslado.
La migración internacional es conceptualizada como una forma de inversión en capital humano.
La gente opta por mudarse adonde pueda ser más productiva, dada su calificación; pero antes de
poder obtener los mejores salarios asociados a una productividad del trabajo superior, deben rea-
lizar ciertas inversiones, que incluyen el costo material del viaje, los costos del mantenimiento
mientras se mudan y buscan trabajo, los esfuerzos que involucran aprender un nuevo idioma y
cultura, la dificultad experimentada en la adaptación a un nuevo mercado de trabajo, y los costos
psicológicos de cortar viejos vínculos y de forjar otros nuevos.
Los migrantes potenciales estiman los costos y beneficios de trasladarse a distintos luga-
res internacionales, y de migrar hacia donde los retornos netos esperados descontados sean ma-

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yores a lo largo de algún horizonte temporal (Borjas, 1990). Los retornos netos en cada período
futuro son estimados teniendo en cuenta los ingresos observados correspondientes a las habili-
dades de los individuos en el país de destino y multiplicándolos por la probabilidad de obtener un
empleo allí (y, para los migrantes ilegales, por la probabilidad de poder evitar la deportación), lo
que permite obtener los “ingresos esperados en el lugar de destino”. A estos ingresos esperados,
se les restan luego aquellos que se esperan en la comunidad de origen (ingresos observados
aquí, multiplicados por la probabilidad de estar empleado) y la diferencia es sumada a lo largo de
un horizonte temporal que va de 0 a n, descontada por un factor que refleje la mayor utilidad del
dinero ganado en el presente que en el futuro. De esta diferencia integrada, los costos estimados
son substraídos para obtener el ingreso neto esperado de la migración.
Este proceso de toma de decisión está resumido analíticamente en la ecuación siguiente:

n (1)
ER(0) = ∫ [P1 (t ) P 2 (t )Y d (t) − P 3 (t )Y 0 (t )] e −rt dt − C(0)
0
donde ER(0) es el retorno neto esperado de la migración calculado justo antes de la partida en el
momento 0; t es el tiempo; P1 (t) es la probabilidad de evitar la deportación desde el área de des-
tino (1.0 para migrantes legales y < 1.0 para migrantes no documentados); P2 (t) es la probabili-
dad de empleo en el destino; Yd (t) son los ingresos si se está empleado en el lugar de destino; P3
(t) es la probabilidad de emplearse en el lugar de origen; Yo (t) son los ingresos si se está em-
pleado en la comunidad de origen; r es el factor de descuento; y C(0) es la suma total de los cos-
tos del traslado (incluyendo los costos psicológicos).
Si la cantidad ER(0) es positiva para algún destino potencial, el actor racional migra; si es
negativa el actor se queda; y si es cero, al actor le es indistinto trasladarse o quedarse. En teoría,
un migrante potencial se dirige hacia donde los ingresos netos esperados de la migración sean
mayores, lo que lleva a varias conclusiones importantes que difieren levemente de las formulacio-
nes macroeconómicas anteriores:
1. Los movimientos internacionales provienen de diferenciales internacionales en las tasas de
ingresos y de empleo, cuyo producto determina los ingresos esperados (el modelo anterior, en
contraste, supone pleno empleo).
2. A igualdad de otras condiciones, las características del capital humano individual que incre-
mentan la probable tasa de remuneración o la probabilidad de empleo en el destino en compa-
ración con el país remitente (por ejemplo educación, experiencia, capacitación, habilidades lin-
güísticas), aumentarán la probabilidad del traslado internacional.
3. Las características individuales, las condiciones sociales, o las tecnologías que disminuyen los
costos de la migración, aumentan los ingresos netos de la migración y, por lo tanto, incremen-
tan la probabilidad del traslado internacional.
4. Debido a 2 y 3, los individuos –dentro de un mismo país– pueden desplegar distintas propen-
siones a migrar.
5. Los flujos migratorios totales entre países son simplemente resultado de la suma de los movi-
mientos individuales, realizados en base a cálculos individuales de costo y beneficio.
6. Los movimientos internacionales no ocurren en ausencia de diferenciales en las tasas de in-
greso y/o de empleo entre países. La migración sucede hasta que los ingresos esperados
(producto de las tasas de ingreso y empleo) hayan sido internacionalmente igualados (neto de
los costos del traslado) y el movimiento no se detiene hasta que este producto haya sido igua-
lado.
7. La magnitud del diferencial en los ingresos esperados determina la magnitud del flujo interna-
cional de migrantes entre los países.
8. Las decisiones para la migración provienen de los desequilibrios o discontinuidades entre los
mercados de trabajo; otros mercados no influyen directamente en la decisión de migrar.

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9. Si las condiciones en los países receptores son psicológicamente atractivas para los migrantes
potenciales, los costos de la migración pueden ser negativos. En este caso, sería necesario un
diferencial negativo de ingresos para detener la migración entre los países.
10.Los gobiernos controlan la inmigración básicamente a través de políticas que afecten los in-
gresos esperados en los países remitentes y/o receptores –por ejemplo, aquellas que intentan
disminuir la posibilidad de empleo o elevar el riesgo del subempleo en el área de destino (por
medio de sanciones al empleador), aquellas que buscan aumentar los ingresos en el origen
(por medio de programas de desarrollo a largo plazo), o las que buscan aumentar los costos
(tanto psicológicos como materiales) de la migración.

La nueva economía de la migración


En años recientes, una “nueva economía de la migración” ha surgido para cambiar mu-
chos de los supuestos y conclusiones de la teoría neoclásica (Stark y Bloom, 1985). Una idea
clave de este nuevo enfoque es que las decisiones de migración no son tomadas por actores indi-
viduales aislados, sino por grandes conjuntos de personas relacionadas entre sí –típicamente
familias u hogares–, en los cuales la gente actúa colectivamente, no sólo para maximizar los in-
gresos esperados, sino también para minimizar los riesgos y aflojar las restricciones asociadas a
una variedad de fallas del mercado, aparte de aquellas del mercado de trabajo (Stark y Levhari,
1982; Stark, 1984; Karz y Stark, 1986; Lauby y Stark, 1988; Taylor, 1986; Stark, 1991).
A diferencia de los individuos, los hogares están en condición de controlar los riesgos a su
bienestar económico mediante la diversificación en la asignación de los recursos hogareños, tales
como el trabajo familiar. Mientras que algunos de los miembros de la familia pueden ser asigna-
dos a actividades económicas de la economía local, otros pueden ser enviados a trabajar en mer-
cados de trabajo extranjeros, donde las condiciones de salarios y de empleo estén negativa o
débilmente correlacionadas con las del área local. En el caso de que las condiciones económicas
locales se deterioren, y las actividades locales no logren proporcionar ingresos suficientes, el
hogar podría contar con las remesas de los migrantes para mantenerse.
En los países desarrollados, los riesgos de los ingresos del hogar están generalmente mi-
nimizados, mediante los seguros privados o los programas del gobierno, pero en los países en
desarrollo estos mecanismos institucionales para manejar los riesgos son imperfectos, no existen,
o son inaccesibles para las familias pobres, lo que las incentiva a diversificar los riesgos a través
de la migración. Además, en los países desarrollados los mercados de crédito están relativamente
bien desarrollados, permitiendo a las familias financiar nuevos proyectos, tales como la adopción
de nuevas tecnologías de producción. Por el contrario, en la mayoría de las áreas en desarrollo, el
crédito generalmente no está disponible, o lo está sólo a un costo muy elevado. En ausencia de
programas públicos o privados accesibles de crédito y seguros, las imperfecciones del mercado
crean fuertes presiones en favor de los movimientos internacionales, como lo muestran los ejem-
plos siguientes.

Mercados de seguros agrícolas. Siempre que los agricultores invierten tiempo y dinero
en la siembra de un cultivo, están apostando a que la inversión les rendirá en el futuro en forma
de un producto que puede ser vendido por dinero para adquirir bienes y servicios deseados, o que
puede ser utilizado directamente para la subsistencia. Sin embargo, entre el momento en que un
cultivo se planta y se cosecha, sucesos naturales o humanos pueden reducir o arruinar la cose-
cha, dejando a la familia con ingresos o alimentos para subsistencia insuficientes. De esa forma,
la introducción de una nueva tecnología agrícola (tal como semillas de alto rendimiento o métodos
nuevos de cultivo) puede alterar los riesgos objetivos y/o subjetivos que enfrentan las familias
agricultoras. Si el experto en desarrollo agrícola está en lo cierto, el utilizar una nueva variedad de
semilla puede aumentar el rendimiento para el agricultor; pero si él o ella está equivocado, el ho-
gar enfrenta la perspectiva de tener insuficientes alimentos o ingresos.

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En los países desarrollados, este tipo de riesgos objetivos y subjetivos se manejan a tra-
vés de contratos de seguros formales, por los cuales los productores agrícolas pagan una cuota a
una compañía o agencia de gobierno para asegurar el cultivo contra pérdidas futuras. La institu-
ción aseguradora asume el riesgo de la cosecha futura, y en el caso de que una sequía o una
inundación destruya la cosecha, o si una nueva técnica fracasa, pagará al productor el valor de
mercado del cultivo asegurado, garantizando así el bienestar económico de la familia. Al no dis-
poner de seguros agrícolas, las familias tienen un incentivo a autoasegurarse enviando uno o más
trabajadores al extranjero para que remitan a casa sus ganancias, garantizando así el ingreso
familiar aunque la cosecha fracase.

Mercados a futuro (Futures markets). Cuando un propietario siembra un cultivo comer-


cial, supone que el cultivo, cuando se coseche, podrá ser vendido a un precio suficiente para sos-
tener a la familia o para mejorar su bienestar. Sin embargo, al hacer esta apuesta, existe el riesgo
de que el precio del cultivo caiga por debajo de los niveles esperados, dejando a la familia con
ingresos insuficientes. En los países desarrollados, el riesgo del precio es manejado a través de
mercados futuros que permiten a los agricultores vender toda o parte de su cosecha, a ser entre-
gada en el futuro, a un precio garantizado. Los inversores asumen el riesgo de las pérdidas en
caso de que los precios caigan por debajo del precio garantizado, y se aseguran las ganancias,
en caso de que los precios aumenten por arriba de ese nivel. La mayoría de los países en desa-
rrollo carecen de mercados futuros, y, si existen, los agricultores pobres no tienen generalmente
acceso a los mismos. La migración les ofrece un mecanismo por el cual las familias de campesi-
nos pueden asegurarse contra los riesgos del ingreso a causa de las fluctuaciones del precio de
cultivos.

Seguro de desempleo. Tanto las familias de los no–agricultores, como también muchos
hogares campesinos, dependen de salarios obtenidos por trabajadores de las familias. En el caso
de que las condiciones económicas locales se deterioren y disminuya el nivel de empleo, o si un
miembro de la familia se accidenta y no puede trabajar, el mantenimiento del hogar puede verse
amenazado por una reducción o por una pérdida del ingreso. En países ricos, los gobiernos man-
tienen programas de seguro que protegen a los trabajadores y sus familias frente a ese riesgo,
pero en países pobres tales programas contra el desempleo o la incapacidad no existen o son
incompletos en su cobertura, dando un nuevo incentivo a las familias para autoasegurarse en-
viando trabajadores al extranjero.
Si las condiciones de empleo en los mercados de trabajo extranjero y local están correla-
cionadas negativamente o no–correlacionadas, la migración internacional provee una forma de
reducir el riesgo de los salarios familiares y garantiza una corriente confiable de ingresos, en la
forma de giros para apoyar a la familia. La migración, incluso, cumple esta función aseguradora
tanto si los giros son efectivamente realizados como si no. Los migrantes, tal como en los contra-
tos formales de seguros, sólo deben pagar si se producen pérdidas. Sin embargo, la existencia de
un acuerdo de seguro implícito o explícito, puede tener un efecto importante en el comportamiento
económico del hogar, y el deseo de conseguir ese seguro puede ser una motivación primaria de
las familias para participar de la migración internacional.

Mercados de capital. Los hogares pueden desear incrementar la productividad de sus ac-
tivos, pero para hacer eso necesitan adquirir capital para realizar inversiones adicionales. Las
familias de agricultores, por ejemplo, pueden buscar regar sus campos, aplicar fertilizantes, com-
prar semillas mejoradas científicamente, o adquirir maquinarias, pero puede faltarles el dinero
para adquirir estos insumos. Las familias de no–agricultores pueden buscar invertir en educación
o en la capacitación de sus miembros, o en adquirir bienes de capital, que puedan ser utilizados
para producir bienes para la venta en los mercados de consumo, pero también puede faltarles
dinero para cubrir esos costos. En los países desarrollados, las inversiones están basadas en
ahorros privados o en préstamos, y ambos están asistidos principalmente por el acceso a un sis-

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tema bancario fuerte y eficiente. Los préstamos pueden también permitir una protección contra
riesgos en el consumo si el ingreso es variable. Sin embargo, en muchos países en desarrollo las
instituciones de ahorro no son de confianza o están subdesarrolladas, y la gente es reticente en
confiarles sus ahorros.
En los países pobres los fondos necesarios pueden ser difíciles de conseguir debido a que
las familias carecen de la calificación necesaria para un préstamo, porque hay una escasez de
capital para préstamos, o porque el sistema bancario le otorga una cobertura incompleta, aten-
diendo principalmente sólo a los pudientes. Para las familias pobres, el único acceso real al sis-
tema de préstamos, es a menudo el de prestamistas que imponen altas tasas de interés, hacien-
do que los costos de las transacciones sean casi prohibitivos. Bajo estas circunstancias, la migra-
ción se torna nuevamente atractiva como fuente de capital alternativa para financiar mejoras en la
productividad y asegurando una estabilidad en el consumo, y las familias tienen un fuerte incenti-
vo para enviar uno o más trabajadores al exterior para acumular ahorros o para transferir capital
en la forma de giros.
Una proposición clave en la discusión anterior, es que el ingreso no es un bien homogé-
neo, como era supuesto en la economía neoclásica. La fuente del ingreso es relevante, y los
hogares tienen incentivos importantes para invertir los recursos familiares escasos en actividades
y proyectos que brinden acceso a nuevas fuentes de ingresos, aun si estas actividades no incre-
mentan necesariamente el ingreso total.
La nueva economía de la migración también cuestiona el supuesto de que el ingreso tiene
un efecto constante sobre la utilidad para un participante a lo largo de los estratos socioeconómi-
cos –que un aumento real de $100 en el ingreso signifique lo mismo para una persona indepen-
dientemente de las condiciones comunitarias locales, como también de su posición en la distribu-
ción del ingreso. Los nuevos teóricos de economía argumentan, en contraste, que los hogares
envían trabajadores al exterior no sólo para mejorar los ingresos en términos absolutos, sino tam-
bién para aumentar los ingresos en relación a otros hogares, y de esa forma, reducir su privación
relativa comparada con algún grupo de referencia (véase Stark, Taylor y Yitzhaki, 1986, 1988;
Stark y Yitzhaki, 1988; Stark y Taylor, 1989, 1991; Stark, 1991).
La sensación de privación relativa de un hogar depende de los ingresos de que se ve pri-
vado en la distribución del ingreso del grupo de referencia. Si F(y) es la distribución acumulada
del ingreso y h[1 - F(y)] la insatisfacción sentida por un hogar con ingreso y, debido a no tener un
ingreso que es levemente superior que y (es decir, y+∆), luego la privación relativa (RD) de un
hogar con ingreso y , puede ser expresada conceptualmente como:
ymax (2)
RD( y ) = ∫ h[1 - F ( z )] dz
y
donde ymax es el ingreso más alto percibido en la comunidad. En el caso simple donde h[1 - F(y)]
= 1 - F(y), esta expresión es equivalente al producto de dos términos: la proporción de hogares
con ingresos mayores que y, y la diferencia promedio entre estos ingresos de hogares más altos
e y (Stark y Taylor, 1989).
Para ilustrar este concepto de ingreso relativo, considérese un aumento del ingreso en los
hogares pudientes. Si los ingresos de los hogares pobres no varían, aumenta su privación relati-
va. Si la utilidad del hogar es afectada negativamente por la privación relativa, luego aunque el
ingreso absoluto de un hogar pobre y las ganancias esperadas de la migración permanezcan
igual, su incentivo a participar en la migración aumenta si, al enviar a un miembro familiar al exte-
rior, esperara obtener una ganancia relativa en los ingresos dentro de la comunidad. La probabili-
dad de migración crece debido al cambio del ingreso en otros hogares. Las fallas del mercado
que limitan las oportunidades del ingreso local para los hogares pobres, pueden aumentar tam-
bién el atractivo de la migración como una vía para concretar ganancias del ingreso relativo.
Los modelos teóricos resultantes de la “nueva economía” de la migración tienen un conjun-
to de proposiciones e hipótesis, que son muy diferentes de las surgidas en la teoría neoclásica, y
conducen a un conjunto muy diferente de prescripciones de política:

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1. Familias, hogares, u otras unidades de producción y consumo culturalmente definidas, consti-
tuyen las unidades de análisis apropiadas para la investigación de migraciones, no así el indi-
viduo independiente.
2. Un diferencial de salarios no es una condición necesaria para que la migración internacional
tenga lugar; los hogares pueden tener fuertes incentivos para diversificar los riesgos a través
de un movimiento internacional, aún sin esos diferenciales.
3. La migración internacional y el empleo o la producción local, no constituyen posibilidades mu-
tuamente excluyentes. Realmente, hay fuertes incentivos para que los hogares se involucren
tanto en actividades migratorias como locales. De hecho, un incremento en los beneficios de
actividades económicas locales puede elevar la atracción de la migración como un medio de
superar las limitaciones de capital y riesgo para la inversión en esas actividades. Por lo tanto,
el desarrollo económico dentro de las regiones remitentes (de los migrantes) no reduciría las
presiones sobre la migración internacional.
4. Los movimientos internacionales no terminan necesariamente cuando los diferenciales de sala-
rios hayan sido eliminados entre distintos países. Los incentivos a la migración pueden conti-
nuar existiendo si en los países remitentes faltan otros mercados, son imperfectos, o están en
desequilibrio.
5. La misma ganancia esperada en el ingreso no tendrá el mismo efecto en la probabilidad de
migración para hogares ubicados en diferentes niveles de la distribución del ingreso, o locali-
zados en comunidades con diferentes distribuciones del ingreso.
6. Los gobiernos pueden influir sobre las tasas de migración no solo por medio de políticas que
influyan en los mercados laborales, sino también a través de aquellas que conforman los mer-
cados de seguros, mercados de capitales y mercados futuros. Los programas de seguro del
gobierno, especialmente los del seguro contra el desempleo, pueden afectar significativamente
los incentivos para los movimientos internacionales.
7. Las políticas de gobierno y los cambios económicos que modelen la distribución del ingreso
afectarán la privación relativa de algunos hogares, y de esta manera modificarán los incentivos
para migrar.
8. Las políticas de gobierno y los cambios económicos que afectan la distribución del ingreso in-
fluirán sobre la migración internacional independientemente de sus efectos en el ingreso pro-
medio. De hecho, las políticas de gobierno que producen un ingreso promedio más alto en las
áreas remitentes de migrantes pueden aumentar la migración si los hogares relativamente po-
bres no participan en las mejoras de los ingresos. A la inversa, las políticas pueden reducir la
migración si los hogares relativamente ricos no participan en la mejora de los ingresos.

Teoría del mercado de trabajo dual


Aunque la teoría neoclásica del capital humano y la nueva economía de la migración con-
ducen a conclusiones divergentes acerca de los orígenes y naturaleza de la migración internacio-
nal, ambas son esencialmente modelos de decisión a nivel micro. Lo que las diferencia son las
unidades que se supone que realizan la decisión (el individuo o el hogar), la entidad que se
maximiza o minimiza (ingreso o riesgo), los supuestos sobre el contexto económico de la toma de
decisión (mercados completos y en buen funcionamiento vs. mercados ausentes o imperfectos), y
la medida en que la decisión de migrar es contextualizada socialmente (si el ingreso es evaluado
en términos absolutos o relativos respecto de un grupo de referencia). Sin embargo, la teoría del
mercado de trabajo dual, ubicada claramente fuera de estos modelos de elección racional, dirige
su mirada fuera de las decisiones tomadas por los individuos y argumenta que la migración inter-
nacional se origina en las demandas intrínsecas de trabajo en las sociedades industriales moder-
nas.
Piore (1979) ha sido el propulsor más fuerte y elegante de este punto de vista teórico, ar-
gumentando que la migración internacional está causada por una demanda permanente de traba-

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jo de inmigrantes, que es inherente a la estructura económica de los países desarrollados. Según
Piore, la inmigración no es causada por los push factors de los países remitentes (bajos salarios o
alto desempleo), sino por los pull factors de los países receptores (una necesidad crónica e inevi-
table de trabajadores extranjeros). Esta demanda “incorporada” de trabajo inmigrante proviene de
cuatro características fundamentales de las sociedades industriales avanzadas y de sus econo-
mías.

Inflación estructural. Los salarios no solo reflejan las condiciones de oferta y demanda;
ellos confieren status y prestigio, cualidades sociales que corresponden a los empleos con que se
relacionan los salarios. En general, la gente cree que los salarios reflejan el status social, y tienen
nociones más bien rígidas sobre la correlación entre status ocupacional y remuneración. Es así
que los salarios ofrecidos por los empleadores no son totalmente flexibles ante cambios en la
oferta de trabajadores. Una variedad de expectativas sociales informales y mecanismos formales
institucionales (tales como contratos sindicales, reglas del servicio público, regulaciones burocrá-
ticas, clasificaciones de los puestos en las empresas) asegura que los salarios correspondan a
jerarquías de prestigio y de status que la gente percibe y espera.
Si los empleadores buscan atraer a trabajadores para empleos no calificados en lo más
bajo de cierta jerarquía ocupacional, no se trata simplemente de aumentar los salarios. Aumen-
tando los salarios en ese nivel de la jerarquía, perturbarían las relaciones definidas socialmente
entre status y remuneración. Si los salarios son elevados en la base, habrá una fuerte presión
para elevar salarios en los montos correspondientes en otros niveles de la jerarquía. Si, por ejem-
plo, los salarios de los asistentes de restaurante son aumentados respondiendo a una carencia de
trabajadores en el nivel de principiantes, los mismos se superpondrán con aquellos de los cama-
reros, amenazando así el status, y socavando la jerarquía social aceptada. Los camareros, por su
lado, exigirán un incremento correspondiente del salario, lo cual amenazará la posición de los
cocineros, quienes también presionarán a los empleadores por un aumento. Los trabajadores
pueden llegar a ser apoyados en sus esfuerzos por representantes sindicales o por sus contratos.
Así, el costo para los empleadores de aumentar salarios para atraer a trabajadores del ni-
vel bajo, es típicamente algo más que solamente el costo de dichos salarios; los salarios tienen
que ser aumentados proporcionalmente a lo largo de la jerarquía de empleos, para mantenerlos
en línea con las expectativas sociales, un problema conocido como inflación estructural. La atrac-
ción de los trabajadores del país mediante el aumento de los salarios más bajos de la escala du-
rante épocas de escasez de trabajo es por ello costosa y perturbadora, dándoles a los empleado-
res un fuerte incentivo a buscar soluciones más fáciles y baratas, tales como la importación de
trabajadores migrantes que aceptarán bajos salarios.

Problemas motivacionales. Las jerarquías ocupacionales son también críticas para la


motivación de los trabajadores, puesto que la gente trabaja no solo por los ingresos, sino también
para la acumulación y conservación del status social. Los problemas motivacionales agudos apa-
recen en la base de la jerarquía social debido al hecho que no existe un status a mantener y a las
pocas vías de ascenso social existentes. El problema es inevitable y estructural porque la base no
puede ser eliminada del mercado de trabajo. La mecanización que elimina la clase de trabajos
más inferiores y menos deseables, va a crear simplemente una nueva fila formada por empleos
que solían estar justamente arriba de los escalones inferiores. Dado que siempre debe existir una
base en cualquier jerarquía, los problemas motivacionales son inevitables. Los empleadores ne-
cesitan trabajadores que vean sus empleos tan solo como un medio para ganar dinero, y para
quienes el empleo consista solamente en el ingreso, sin implicaciones de status o prestigio.
Por una variedad de razones, los inmigrantes satisfacen esta necesidad, por lo menos, al
principio de su carrera migratoria. La mayoría de los migrantes empiezan con el objetivo de ser
remunerados, buscan ganar dinero con un fin específico, el cual mejoraría su status o el bienestar
de su hogar –construyendo una casa, pagando la educación, comprando un terreno o, adquirien-
do bienes de consumo. Además la disparidad en los estándares de vida de las sociedades des-

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arrolladas y las en desarrollo, significa que aún los bajos salarios del extranjero parecen ser mejo-
res debido a los estándares en la comunidad originaria; y aunque un migrante percibe que un
empleo en el extranjero significa allí un bajo status, él no se ve a sí mismo como parte integrante
de la sociedad receptora. Más bien, se ve como miembro de su comunidad originaria, dentro de la
cual el trabajo en el extranjero y los envíos en moneda fuerte son demostraciones considerables
de honor y prestigio.

Dualismo económico. La bifurcación de los mercados de trabajo caracteriza las econo-


mías industriales avanzadas debido a la dualidad inherente entre los factores trabajo y capital. El
capital es un factor fijo de producción que, en el caso de una baja demanda, puede quedar des-
empleado, pero sin ser dado de baja; los propietarios del capital deben asumir los costos por su
falta de utilización. El trabajo es un factor de producción variable que puede ser despedido cuan-
do la demanda cae, de modo que los trabajadores se ven obligados a soportar los costos de su
propio desempleo. Por lo tanto, siempre cuando sea posible, los capitalistas buscan la porción
permanente y estable de la demanda, y la reservan para la utilización del equipamiento, mientras
que la porción variable de demanda es satisfecha mediante una adición del factor trabajo. Por lo
tanto los métodos intensivos en capital son usados para satisfacer la demanda básica mientras
que los métodos intensivos en trabajo se reservan para la componente estacional fluctuante. Este
dualismo genera diferencias entre los trabajadores, derivando en una bifurcación de la fuerza la-
boral.
Los trabajadores del sector capital intensivo “primario” obtienen empleos estables y califi-
cados, trabajando con los mejores equipos y herramientas. Los empleadores están forzados a
invertir en estos trabajadores, facilitándoles un entrenamiento y educación especializados. Sus
tareas son complicadas y requieren conocimiento y experiencia considerable para un buen rendi-
miento, llevando a la acumulación de un capital humano específico de la empresa. Estos trabaja-
dores tienden a sindicalizarse o están altamente profesionalizados, con contratos que exigen que
los empleadores sostengan una parte substancial de los costos por estar ociosos (en la forma de
indemnización por “suspensión” y beneficios por desempleo). En razón de estos costos y obliga-
ciones continuas, los trabajadores del sector capital intensivo primario son valiosos para dejarlos
ir; convirtiéndose así en una especie de capital.
En el sector secundario trabajo intensivo, por el contrario, los trabajadores tienen empleos
inestables y no calificados; se puede prescindir de ellos en cualquier momento con bajo o incluso
ningún costo para el empleador. De hecho, el empleador perderá generalmente dinero al retener
los trabajadores durante períodos de baja. Durante los ciclos de baja, la primer cosa que hacen
los empleadores del sector secundario es suspender sus pagos. Como resultado, los empleado-
res obligan a los trabajadores del sector a afrontar ellos mismos los costos de su desocupación.
Son un factor variable de la producción, y a la vez son prescindibles.
Por ello, el dualismo inherente entre trabajo y capital se extiende a la fuerza laboral en la
forma de una estructura segmentada del mercado laboral: los bajos salarios, condiciones inesta-
bles, y la falta de perspectivas razonables de movilidad en el sector secundario hacen difícil atraer
a trabajadores nativos, quienes –por otro lado– sí son atraídos por el sector primario capital inten-
sivo, donde los salarios son más altos, los empleos más seguros y existe la posibilidad de ascen-
sos ocupacionales. Para satisfacer la demanda dentro del sector “secundario”, los empleadores
recurren a los inmigrantes.

Demografía de la oferta laboral. Los problemas de motivación e inflación estructural in-


herentes a las jerarquías ocupacionales modernas, junto al dualismo intrínseco de las economías
de mercado, genera una demanda permanente de trabajadores, que tienen que estar dispuestos
a trabajar bajo condiciones desagradables, con bajos salarios, mucha inestabilidad y pocas posi-
bilidades de progreso. En el pasado, esta demanda era satisfecha parcialmente por dos grupos
de personas con status sociales y características conducentes a esta clases de empleos: mujeres
y adolescentes.

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Históricamente las mujeres han tendido a participar en la fuerza laboral hasta el momento
de su primer parto y, en menor medida después de que los hijos han crecido. Ellas buscaban ob-
tener ingresos complementarios para sí mismas, o para sus familias. No eran ganadoras del sus-
tento (familiar) básicamente, siendo su principal identidad social aquella de hermana, esposa, o
madre. Estaban dispuestas a conformarse con bajos salarios e inestabilidad, porque veían a su
trabajo como transitorio, y sus ingresos solo como suplementarios; esas ocupaciones no amena-
zaban sus principales status sociales, los cuales estaban ubicados en la familia.
De la misma manera, los adolescentes a lo largo del tiempo han entrado y salido de la
fuerza laboral con gran frecuencia para ganar dinero extra, obtener experiencia, y practicar dife-
rentes roles ocupacionales. No ven problemáticos a los empleos sin objetivos mayores (“dead–
end jobs”), porque esperan obtener mejores empleos en el futuro, después de terminar su educa-
ción, haber ganado experiencia, o habiéndose ya ubicado definitivamente. Además, los adoles-
centes conforman sus identidades sociales por la orientación recibida de sus padres y familias, no
de sus trabajos. Consideran al trabajo instrumentalmente como medio sólo para ganar dinero que
luego gastarán. El dinero y las cosas que con el mismo adquieren, les permiten cierto status entre
sus compañeros; el empleo es solamente un medio para llegar a (otro) fin.
Sin embargo en las sociedades industriales avanzadas, estas dos fuentes de trabajadores
de bajo nivel se han reducido con el tiempo debido a tres factores sociodemográficos fundamen-
tales: el aumento en la participación de la fuerza laboral femenina, que ha transformado el trabajo
de la mujer en una carrera orientada tanto a obtener un status social como a lograr un ingreso; el
aumento de las tasas de divorcio, que ha transformado el empleo femenino en una fuente de in-
greso primario; y la declinación de la tasa de nacimientos y la extensión de la educación formal,
que han llevado a la existencia de cohortes muy pequeñas de adolescentes ingresantes a la fuer-
za laboral. El desequilibrio entre la demanda estructural por trabajadores de niveles bajos y la
limitada oferta local de tales trabajadores, ha incrementado la demanda subyacente y de largo
plazo por los inmigrantes.
La teoría del mercado laboral dual, no afirma ni tampoco niega, que los individuos toman
decisiones racionales, buscando el interés personal, como predecían los modelos microeconómi-
cos. Las características negativas que la gente atribuye en los países industrializados a los em-
pleos con bajos salarios, por ejemplo, puede abrir oportunidades de empleo a trabajadores ex-
tranjeros, elevando así sus ingresos esperados, aumentando sus habilidades para superar las
restricciones por riesgos y crediticias, y permitiéndoles de esta forma a los hogares lograr ganan-
cias relativas de ingresos mediante el envío al exterior de miembros de la familia. El reclutamiento
por los empleadores contribuye a superar las limitaciones informativas y de otro tipo en las migra-
ciones internacionales, aumentando el valor de la migración como estrategia para la generación
de un ingreso familiar o bien para la diversificación de los riesgos.
Aunque no sea inherentemente conflictiva con la economía neoclásica, la teoría del mer-
cado dual de trabajo lleva en sí misma implicaciones y corolarios que son muy diferentes de los
surgidos en los modelos de decisión a nivel microeconómico:
1. La migración laboral internacional está en gran parte basada en la demanda, y es iniciada por
el reclutamiento por empleadores en las sociedades desarrolladas, o por gobiernos que actúan
en su nombre.
2. Debido a que la demanda de trabajadores inmigrantes crece por las necesidades estructurales
de la economía y se expresa a través de prácticas de reclutamiento más que por ofertas sala-
riales, las diferencias de salarios internacionales no constituyen una condición necesaria ni
tampoco suficiente para que suceda la migración laboral. En realidad, los empleadores tienen
incentivos para reclutar trabajadores manteniendo los salarios constantes.
3. Los salarios de bajo nivel en las sociedades receptoras de inmigrantes no responden con un
aumento ante una disminución de la oferta de trabajadores inmigrantes; se los mantiene bajos
mediante mecanismos socio–institucionales, y no responden libremente a los cambios de la
oferta y la demanda.

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4. Sin embargo, los salarios de bajo nivel pueden disminuir como resultado de un aumento en la
oferta de trabajadores inmigrantes, puesto que los mecanismos socio–institucionales que impi-
den el aumento de los salarios de bajo nivel, no impiden su caída.
5. Es improbable que los gobiernos influyan sobre la migración internacional con políticas que
produzcan pequeños cambios en las tasas salariales o de empleo; los inmigrantes responden a
una demanda laboral, que está incorporada estructuralmente en las economías modernas
post–industriales, y para influir sobre esta demanda se necesitan grandes cambios en la orga-
nización económica.

Teoría de los sistemas mundiales


En base al trabajo de Wallerstein (1974), distintos teóricos de la sociología han relaciona-
do los orígenes de la migración internacional, no con la bifurcación del mercado laboral en el inter-
ior específico de las economías nacionales, sino con la estructura del mercado mundial, que se ha
desarrollado y expandido desde el siglo XVI (Portes y Walton, 1981; Petras, 1981; Castells, 1989;
Sassen, 1988, 1991; Morawska, 1990). En este esquema, la penetración de las relaciones eco-
nómicas capitalistas en las sociedades periféricas no–capitalistas, genera una población movible
que tiende a migrar al extranjero.
Llevados por un deseo de mayores ganancias y grandes riquezas, los propietarios y ejecu-
tivos de firmas capitalistas entran a los países pobres de la periferia de la economía mundial en
búsqueda de tierras, materias primas, trabajo y nuevos mercados de consumidores. En el pasa-
do, la penetración del mercado fue asistida por regímenes coloniales que administraban regiones
pobres para el beneficio de los intereses económicos de las sociedades colonizadoras. Hoy en
día, se ha hecho posible por medio de gobiernos neocoloniales y de firmas multinacionales que
perpetúan a las élites nacionales en el poder quienes, o bien participan en la economía mundial
como capitalistas ellos mismos, u ofrecen sus recursos nacionales a las firmas globales en térmi-
nos aceptables.
Según la teoría de los sistemas mundiales, la migración es un resultado natural de ruptu-
ras y dislocaciones que ocurren inevitablemente en el proceso de desarrollo capitalista. A medida
que el capitalismo se ha ido expandiendo fuera de su núcleo en Europa Occidental, Norteamérica,
Oceanía y Japón, porciones crecientes del globo y de la población mundial se han ido incorporan-
do a la economía del mercado mundial. En tanto tierras, materias primas y fuerza laboral de las
regiones periféricas se colocan bajo la influencia y control de los mercados, se generan inevita-
blemente flujos migratorios, algunos de los cuales siempre se han dirigido hacia el exterior (Mas-
sey, 1989).

Tierra. Para obtener el máximo de ganancias con los recursos agrarios existentes y com-
petir dentro de mercados globales de mercancías, los agricultores capitalistas de las áreas perifé-
ricas buscan consolidar la tenencia de la tierra, mecanizan la producción, introducen cultivos co-
merciales, y utilizan insumos producidos industrialmente, tales como fertilizantes, insecticidas y
semillas de alto rendimiento. La consolidación de la tierra destruye los sistemas tradicionales de
tenencia de la tierra basados en la herencia y los derechos comunales de usufructo. La mecani-
zación hace disminuir la necesidad del trabajo manual y vuelve a muchos trabajadores agrarios
redundantes para la producción. Con la substitución de los cultivos tradicionales por los comercia-
les se afectan las relaciones socio–económicas tradicionales basadas en la subsistencia (Chaya-
nov, 1966); y el uso de los insumos modernos produce cosechas de alto rendimiento a bajos pre-
cios por unidad, lo cual coloca fuera de los mercados a los agricultores pequeños no capitalistas.
Todas estas fuerzas contribuyen a la creación de una fuerza laboral móvil, desplazada de la tierra
y con escasa vinculación a las comunidades agrarias locales.

Materias primas. La extracción de materias primas para su venta en los mercados globa-
les requiere métodos industriales que se basan en el trabajo asalariado. La oferta de salarios a

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ex–campesinos afecta las formas sociales y económicas de organización tradicional basadas en
sistemas de reciprocidad y en relaciones de roles establecidos, creando un mercado de trabajo
incipiente basado en nuevas concepciones del individualismo, lucro privado y cambio social. Estas
tendencias promueven asimismo la movilidad geográfica de la fuerza laboral en las regiones en
desarrollo, y a menudo con transferencias internacionales.

Trabajo. Empresas provenientes de países capitalistas centrales penetran en países en


desarrollo estableciendo plantas de ensamble que se aprovechan de los bajos salarios, a menudo
en el interior de zonas especiales de procesamiento de exportaciones creadas por gobiernos be-
névolos. La demanda de trabajadores fabriles fortalece los mercados locales de trabajo y debilita
las relaciones productivas tradicionales. Sin embargo, mucha de la fuerza laboral demandada es
femenina, y así la feminización resultante de la fuerza de trabajo limita las oportunidades para los
hombres; pero como la tarea fabril es exigente y mal paga, las mujeres tienden a trabajar sólo
algunos años, y después de ese tiempo se marchan buscando nuevas oportunidades. El estable-
cimiento de fábricas extranjeras en regiones periféricas debilita la economía agraria al producir
bienes que compiten con aquellos producidos localmente; al feminizar la fuerza laboral no prove-
yendo de oportunidades de empleo fabril a los hombres; y al socializar a la mujer en el trabajo
industrial y consumo moderno, pero sin asignarle todavía un ingreso permanente capaz de satis-
facer esas necesidades. El resultado es la creación de una población que está social y económi-
camente desarraigada y tendiente a la migración.
Los mismos procesos económicos capitalistas que produjeron migrantes en las regiones
periféricas, los atraen simultáneamente a los países desarrollados. Aunque alguna gente despla-
zada por el proceso de penetración del mercado se dirige hacia las ciudades, produciendo la ur-
banización de las sociedades en desarrollo, muchos son inevitablemente impulsados hacia el ex-
terior, porque la globalización crea los vínculos materiales e ideológicos con los lugares donde se
origina el capital. La inversión extranjera que estimula la globalización económica es manejada
desde un pequeño número de ciudades globales, cuyas características estructurales crean una
fuerte demanda de trabajo inmigrante.

Vínculos materiales. A fin de despachar los bienes, enviar la maquinaria, extraer y expor-
tar materias primas, coordinar las operaciones de los negocios y manejar las plantas de ensam-
blado en el exterior, los capitalistas de las naciones centrales construyen y expanden los vínculos
de transporte y comunicación con los países periféricos donde han invertido. Estos vínculos no
sólo facilitan el movimiento de bienes, productos, información y capital; también promueven el
movimiento de personas al reducir los costos del movimiento a lo largo de ciertas rutas interna-
cionales. Dado que la inversión y la globalización están inevitablemente acompañadas por la
construcción de una infraestructura de transporte y comunicación, la movilidad internacional del
trabajo generalmente sigue, en la dirección contraria, a la movilidad internacional de bienes y ca-
pital.

Vínculos ideológicos. El proceso de globalización económica crea lazos entre los países
capitalistas centrales y sus hinterlands en el mundo en desarrollo. En muchos casos, estos lazos
culturales son duraderos, reflejando un pasado colonial en el cual los países centrales establecie-
ron sistemas administrativos y educativos que reproducían a los suyos a fin de gobernar y explo-
tar una región periférica. Por ejemplo, los ciudadanos de Senegal aprenden francés, estudian en
lycées, y utilizan en las transacciones económicas una moneda directamente vinculada al franco
francés. De la misma manera, hindúes, pakistaníes aprenden inglés, realizan degrees al estilo
británico, y se integran con otros en una unión conocida como el British Commonwealth. Incluso
aún sin un pasado colonial, la influencia de la penetración económica puede ser profunda: los
mexicanos estudian cada vez más en universidades de Estados Unidos, hablan inglés y siguen de
cerca los estilos de consumo de los norteamericanos.

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Estas conexiones ideológicas y culturales están reforzadas por las campañas masivas de
comunicación y publicidad dirigidas desde los países centrales. Los programas de televisión des-
de Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, y Alemania transmiten información sobre estilos y es-
tándares de vida del mundo desarrollado, y los comerciales preparados por agencias de publici-
dad extranjeras inculcan gustos modernos de consumo en las poblaciones periféricas. La difusión
de las lenguas y modelos culturales de los países centrales, y la expansión de patrones de con-
sumo modernos interactúan con el surgimiento de una infraestructura de transporte/comunicación
que canaliza la migración internacional hacia países centrales específicos.

Ciudades globales. La economía mundial es dirigida desde un número relativamente pe-


queño de centros urbanos, en los cuales los servicios bancarios, financieros, administrativos y
profesionales, y la producción de alta tecnología tienden a concentrarse (Castells, 1989; Sassen,
1991). En los Estados Unidos, las ciudades globales incluyen New York, Chicago, Los Angeles y
Miami; en Europa incluyen a Londres, París, Francfort y Milán; y en el Pacífico se destacan Tokio,
Osaka y Sydney. En estas ciudades globales, se concentra una gran cantidad de riqueza y fuerza
laboral altamente calificada, creando una fuerte demanda de servicios de trabajadores no–
calificados (ayudantes de restaurantes, jardineros, mozos, trabajadores de hoteles y empleados
domésticos). Al mismo tiempo, el desvío de la producción industrial pesada al exterior, el creci-
miento de la manufacturas electrónicas de alta tecnología, computadoras, y telecomunicaciones, y
la expansión de sectores de servicios tales como los de salud y educación crean una estructura
bifurcada del mercado de trabajo; con una fuerte demanda de trabajadores en los dos extremos,
superior e inferior, pero con una demanda relativamente débil en el medio.
Los nativos del país escasamente educados se resisten a aceptar empleos mal pagos en
el inferior de la jerarquía ocupacional, generando así una fuerte demanda de inmigrantes. Mien-
tras tanto, los nativos bien educados y los extranjeros calificados dominan los empleos lucrativos
en la franja superior de la distribución ocupacional, y la concentración de riqueza entre ellos con-
tribuye a alimentar la demanda por los servicios que los inmigrantes están más dispuestos a reali-
zar. Los trabajadores nativos con educación media buscan empleos en actividades declinantes,
emigran de las ciudades globales, o cuentan con la ayuda de los programas de seguro social.
La teoría de sistemas mundiales argumenta así, que la migración internacional sigue a la
organización política y económica de un mercado global en expansión; esta perspectiva se apoya
en seis hipótesis diferentes:
1. La migración internacional es una consecuencia natural de la formación de un mercado capita-
lista en el mundo en desarrollo; la penetración de la economía global en las regiones periféri-
cas actúa como un catalizador de los movimientos internacionales.
2. El flujo internacional de la fuerza laboral sigue al flujo internacional de mercancías y capital,
pero en dirección opuesta. La inversión capitalista fomenta los cambios que generan una po-
blación desarraigada y móvil en los países periféricos, mientras simultáneamente se forjan
fuertes vínculos materiales y culturales con países centrales que provocan la movilidad trans-
nacional.
3. La migración internacional ocurre especialmente entre potencias coloniales del pasado y sus
antiguas colonias, debido a que los lazos culturales, administrativos, de inversiones, transpor-
tes y comunicaciones fueron establecidos en épocas pasadas, y pudieron desarrollarse duran-
te la era colonial libres de competencia exterior, llevando a la formación de mercados transna-
cionales y de sistemas culturales específicos.
4. Puesto que la migración internacional surge de la globalización de la economía de mercado, la
forma en que los gobiernos pueden influir las tasas de inmigración, consiste en regular las acti-
vidades de inversión en el extranjero de las corporaciones, y controlar los flujos internacionales
de capital y de mercancías. Es poco probable, sin embargo, que tales políticas sean implemen-
tadas pues son difíciles de ejecutar, tienden a incitar disputas comerciales internacionales, im-
plicarían el riesgo de una recesión económica mundial, y enfrentarían a las empresas multina-
cionales contra factores políticos importantes que pueden movilizarse para bloquearlas.

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5. Las intervenciones políticas y militares de gobiernos de países capitalistas para proteger inver-
siones en el exterior y apoyar a gobiernos extranjeros afines a la expansión del mercado glo-
bal, cuando fracasan, producen movimientos de refugiados dirigidos a países centrales especí-
ficos, constituyendo otra forma de migración internacional.
6. En conclusión, la migración internacional tiene poco que ver con los diferenciales de tasas de
salarios o de empleo entre países; ella ocurre debido a la dinámica de la creación de los mer-
cados y a la estructura de la economía global.

La perpetuación del movimiento internacional

La inmigración puede iniciarse por una variedad de razones –un deseo de beneficios eco-
nómicos individuales, un intento por diversificar los riesgos del ingreso del hogar, un programa de
reclutamiento para satisfacer las demandas de los empleadores por trabajadores de bajos sala-
rios, un desplazamiento internacional de campesinos debido a la penetración del mercado en re-
giones periféricas, o alguna combinación de las mismas. Pero las condiciones que inician el mo-
vimiento internacional pueden ser muy diferentes de aquellas que lo perpetúan a lo largo del
tiempo y en el espacio. Aunque los diferenciales de salarios, riesgos relativos, intentos de reclu-
tamiento, y la penetración del mercado pueden continuar ocasionando el traslado de la población,
las nuevas condiciones que aparecen en el curso de la migración actúan como causas indepen-
dientes por sí mismas: las redes de migrantes se amplían, se desarrollan instituciones que apo-
yan movimientos transnacionales, y el significado social del trabajo se modifica en las sociedades
receptoras. El empuje general de estas transformaciones hace que sean más probables los mo-
vimientos adicionales, proceso conocido como causación acumulativa.

Teoría de las redes


Las redes de migrantes están compuestas por lazos interpersonales que conectan a los
migrantes, ex–migrantes y no migrantes de las áreas de origen y destino a través de lazos de
afinidad, amistad y una comunidad de origen compartida. Esto incrementa la posibilidad del mo-
vimiento internacional porque disminuye los costos y riesgos del traslado y aumenta los ingresos
netos esperados de la migración. Las conexiones de redes constituyen una forma de capital social
del que la gente puede disponer para tener acceso a un empleo en el extranjero. Una vez que el
número de migrantes alcanza un umbral crítico, la expansión de las redes reduce los costos y
riesgos del movimiento, que a su vez hace aumentar la probabilidad de migración, lo que trae
movimientos adicionales, lo cual expande más las redes y así consecutivamente. A lo largo del
tiempo el comportamiento migratorio se amplía abarcando mayores segmentos de la sociedad
remitente (Hugo, 1981; Taylor, 1986; Massey y García España, 1987; Massey, 1990a, 1990b;
Gurak y Caces, 1991).

Costos decrecientes. Los primeros migrantes que parten a un nuevo destino carecen de
lazos sociales para conectarse, y para ellos la migración es costosa, especialmente si esto implica
entrar a otro país sin documentos. Sin embargo, después que los primeros migrantes han partido,
los costos potenciales de la migración se reducen substancialmente para los amigos y parientes
que permanecieron en el país de origen. Debido a la naturaleza de las estructuras de afinidad y
amistad, cada nuevo migrante origina un conjunto de personas con vínculos sociales en el área
de destino. Los migrantes están inevitablemente ligados a no–migrantes, y estos últimos se valen
de obligaciones implícitas en las relaciones de afinidad y amistad para tener acceso a un empleo
y ayuda en el lugar de destino.
Una vez que el número de las conexiones de red en un área de origen alcanza un umbral
crítico, la migración comienza a retroalimentarse, en la medida en que cada nuevo acto de migra-

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ción crea la estructura social necesaria para mantenerlo. Cada nuevo migrante reduce los costos
de migraciones posteriores a un conjunto de amigos y parientes, siendo así algunas de estas per-
sonas inducidas a migrar, lo cual amplía aún más el conjunto de personas con vínculos en el exte-
rior, lo cual nuevamente reduce los costos para un nuevo grupo de gente, ocasionando que algu-
nos de ellos migren también, y así sucesivamente.

Riesgos declinantes. Las redes hacen a la migración internacional también muy atractiva
como una estrategia para la diversificación de los riesgos. Cuando las redes de migrantes están
bien desarrolladas, ponen al alcance de la mayoría de los miembros de la comunidad un empleo
en el país de destino y convierten a la emigración en una fuente de ingresos confiable y segura.
De esta forma el crecimiento autosostenido de las redes, que ocurre a través de la reducción pro-
gresiva de los costos, puede ser también explicado teóricamente por la progresiva reducción de
los riesgos. Cada nuevo migrante expande la red y reduce los riesgos del traslado a todos aque-
llos con quienes está relacionado, volviendo eventualmente libre de riesgos y menos costoso di-
versificar la distribución del trabajo hogareño por medio de la migración.
Esta teoría dinámica acepta la perspectiva de la migración internacional como un proceso
de decisión individual o del hogar, pero sostiene que los actos de migración en cierto momento
del tiempo alteran sistemáticamente el contexto dentro del cual serán hechas las decisiones de
migración futura, elevando considerablemente la probabilidad de que nuevas personas opten pos-
teriormente por migrar. Esta conceptualización de la migración como un proceso de difusión auto-
sostenido tiene implicaciones y corolarios que son muy diferentes de aquellos derivados de los
análisis de equilibrio general utilizados usualmente al estudiar la migración:
1. Una vez iniciada, la migración internacional tiende a extenderse en el tiempo hasta que las
conexiones de redes se hayan difundido tan ampliamente en la región remitente, que toda la
gente que desea migrar puede hacerlo sin dificultad; luego la migración comienza a frenarse.
2. El tamaño del flujo migratorio entre dos países no está fuertemente correlacionado con los dife-
renciales de tasas salariales o de empleo, porque cualquiera sean los efectos que tengan es-
tas variables en favorecer o inhibir la migración, son eclipsados progresivamente por los costos
y riesgos decrecientes del traslado provenientes del crecimiento a lo largo del tiempo de las re-
des de migrantes.
3. Cuando la migración internacional se institucionaliza a través de la formación y elaboración de
redes, se vuelve progresivamente independiente de los factores, ya sean estructurales o indivi-
duales, que la causaron originalmente.
4. Cuando las redes se amplían y los costos y riesgos de la migración disminuyen, la corriente
será menos selectiva en términos socioeconómicos y más representativa de la comunidad o
sociedad remitente.
5. Los gobiernos pueden tener grandes dificultades en controlar las corrientes, una vez comenza-
das, debido a que el proceso de constitución de redes se encuentra principalmente fuera de su
control, y tiene lugar sin importar las políticas implementadas.
6. Sin embargo, ciertas políticas de inmigración, tales como aquellas que buscan promover la
reunificación entre los inmigrantes y sus familias en el exterior, actúan con propósitos encon-
trados con el control de las corrientes inmigratorias, puesto que fortalecen redes migratorias al
otorgar derechos especiales de entrada a los integrantes de redes familiares.

Teoría institucional
Una vez que la migración internacional ha comenzado, surgen instituciones particulares y
organizaciones de voluntarios para satisfacer la demanda creada por un desequilibrio entre el
gran número de personas que buscan entrar a los países ricos en capital, y el limitado número de
visas para inmigrantes que generalmente ofrecen esos países. Este desequilibrio, y las barreras
que los países centrales levantan para mantener a la gente afuera, crean un nicho económico

16
para empresarios e instituciones con fines de lucro dedicados a promover el movimiento interna-
cional, estableciéndose un mercado negro de la migración. Dado que este mercado ilegal crea
condiciones que conducen a la explotación de sus víctimas, surgen también organizaciones
humanitarias de voluntarios en los países desarrollados para reforzar los derechos y mejorar el
tratamiento tanto de migrantes legales como de aquellos sin documentación.
Las organizaciones con fines de lucro y los empresarios privados suministran un conjunto
de servicios a los migrantes a cambio de sumas de dinero fijadas en el mercado ilegal: tránsito
subrepticio a través de las fronteras; transporte clandestino a los destinos interiores; contratos de
trabajos entre empleadores y migrantes; documentos y visas falsificadas; matrimonios acordados
entre migrantes y residentes legales o ciudadanos de los países de destino; alojamientos, créditos
y otras ayudas en los países de destino. Los grupos humanitarios ayudan a los migrantes prove-
yéndoles asesoramiento, servicios sociales, protección, asistencia legal acerca de cómo obtener
documentos legítimos e incluso asilo frente a las autoridades de aplicación de las leyes de inmi-
gración. Con el tiempo, individuos, firmas y organizaciones se vuelven conocidos para los inmi-
grantes y estables institucionalmente, constituyendo otra forma de capital social del que los mi-
grantes pueden disponer para tener acceso a los mercados laborales del exterior.
Del reconocimiento de la existencia de instituciones, organizaciones y empresas dedicadas
a preparar la entrada del inmigrante, legal o ilegal, resultan hipótesis nuevamente muy diferentes
de las provenientes de modelos de decisión de nivel micro:
1. A medida que las organizaciones se desarrollan para apoyar, sostener y promover la movilidad
internacional, el flujo internacional de migrantes se institucionaliza cada vez más y se vuelve
independiente de los factores que originalmente lo provocaron.
2. Los gobiernos tienen dificultad en controlar los flujos, una vez que comenzaron, debido a que
el proceso de institucionalización es difícil de regular. Dados los beneficios que pueden obte-
nerse satisfaciendo las demandas de los inmigrantes ingresantes, los esfuerzos policiales sólo
contribuyen a crear un mercado negro de los movimientos internacionales, y las políticas de
inmigración más estrictas se enfrentan a la resistencia de los grupos humanitarios.

Causación acumulativa
Junto al crecimiento de las redes y al desarrollo de las instituciones que apoyan al migran-
te, la migración internacional se mantiene a sí misma por otras formas que hacen a los movimien-
tos adicionales más probables con el correr del tiempo, proceso al cual Myrdal (1957) denominó
causación acumulativa (Massey, 1990b). La causación es acumulativa en la medida en que cada
acto de migración altera el contexto social dentro del cual las decisiones de migración posteriores
son tomadas, generalmente en el sentido de hacer más probables los movimientos adicionales.
Hasta el momento, los científicos sociales han tratado seis factores socioeconómicos que serían
potencialmente afectados por la migración en esta forma acumulativa: distribución del ingreso,
distribución de la tierra, organización de la agricultura, la cultura, distribución regional del capital
humano, y el significado social del trabajo. Los “feedbacks” con otras variables son también posi-
bles, pero no han sido tratados sistemáticamente (Stark, Taylor, y Yitzhaki, 1986; Taylor, 1992).

Distribución del ingreso. Como ya lo hemos notado, las personas pueden ser motivadas
a migrar no sólo para aumentar sus ingresos absolutos o para diversificar sus riesgos, sino tam-
bién para mejorar el ingreso relativo con respecto a otros hogares en sus grupos de referencia.
En tanto aumente el sentido de privación relativa de un hogar, lo hará también la motivación para
migrar. Antes que ninguno haya migrado de una comunidad, las desigualdades de ingresos de-
ntro de los medios rurales más pobres no son grandes porque casi todas las familias viven cerca
del nivel de subsistencia con mínimos ingresos externos. Sin embargo, después que uno o dos
hogares han comenzado a participar en el trabajo asalariado del exterior, las remesas incremen-
tan bastante sus ingresos. Además de ello, dados los costos y los riesgos relacionados con el

17
movimiento internacional, los primeros hogares migrantes están usualmente ubicados en las es-
calas medias o superiores de las jerarquías de ingreso local.
El observar que algunas familias han mejorado considerablemente sus ingresos a través
de la migración, hace que las familias que se encuentran más abajo en la distribución del ingreso
se sientan privadas relativamente, induciendo a algunas de ellas a migrar, lo cual remarca aún
más las desigualdades de ingresos y aumenta el sentido de privación relativa entre los no–
migrantes, induciendo a más familias aún a migrar, y así sucesivamente. Las desigualdades de
ingreso y la privación relativa pasan a través de una serie de fases, siendo primero mínimas y
después altas cuando se acelera la tasa de migración al exterior, luego otra vez bajas cuando una
mayoría de los hogares participan como fuerza de trabajo migratoria, alcanzando un mínimo
cuando prácticamente todas las familias participan del trabajo asalariado en el exterior (Stark,
Taylor y Yitzhaki, 1986; Stark y Taylor, 1989; Stark, 1991; Taylor, 1992).

Distribución de la tierra. Un objetivo importante que ocupa a los migrantes de comunida-


des rurales es la adquisición de la tierra. Pero la tierra es adquirida por migrantes en el exterior
generalmente por su valor de prestigio, o como una fuente de ingreso al retirarse, más que como
una inversión productiva. Es probable que los migrantes internacionales utilicen sus ingresos su-
periores en comprar tierra, pero son más proclives que los no–migrantes a dejar la tierra en bar-
becho, debido a que el trabajo asalariado en el exterior es más lucrativo que la producción agraria
local. Este patrón de uso de la tierra disminuye la demanda por trabajo agrícola local, con lo que
aumenta la presión de migración externa. Cuanto mayor es la migración, más gente tiene acceso
a los recursos necesarios para adquirir tierra, llevando a los migrantes a compras adicionales, de
modo que habrá más tierra excluida de la producción, generando aún mayor presión hacia la mi-
gración externa (Rhoades, 1978; Reichert, 1981; Mines, 1984; Wiest, 1984;).

Organización de la producción agraria. Cuando los hogares migrantes sí trabajan la tie-


rra que poseen, también son más propensos que los no–migrantes a practicar métodos capital–
intensivos (maquinarias, herbicidas, riego, fertilizantes y semillas mejoradas), puesto que tienen
acceso al capital que les permite financiar estos insumos. De esta forma, los hogares de migran-
tes necesitan menos trabajo por unidad de producto que los hogares de no–migrantes, despla-
zando así a los trabajadores locales de sus tareas tradicionales y aumentando de nuevo las pre-
siones para el movimiento hacia afuera (Massey et al., 1987). Cuanto mayor es la migración, ma-
yor será la capitalización de la agricultura y mayor también será la expulsión del trabajo agrícola,
ocasionando todo esto una migración todavía mayor.

Cultura de la migración. A medida que la migración aumenta su prevalencia dentro de


una comunidad, se cambian valores y percepciones culturales en forma tal que se incrementa la
probabilidad de migraciones futuras. Entre los migrantes mismos, las experiencias en economías
industriales avanzadas les cambian los gustos y motivaciones (Piore, 1979). Si bien los migrantes
pueden comenzar con un objetivo de ingresos, buscando hacer un viaje y ganar dinero para un
propósito limitado, después de la migración adquieren un concepto más fuerte de la movilidad
social y un gusto para bienes de consumo y estilos de vida que serán difíciles de lograr por medio
del trabajo local. Una vez que alguien ha migrado, como consecuencia, es muy probable que mi-
gre nuevamente, y las probabilidades de emprender un viaje adicional crecen con el número de
viajes ya realizados (Massey, 1986).
Dentro de la comunidad, la migración se inserta profundamente en el repertorio del com-
portamiento de la población, y los valores asociados con la migración se vuelven parte de los va-
lores comunitarios. Para los varones jóvenes, y en muchos casos mujeres jóvenes también, la
migración se vuelve un ritual de madurez, y aquellos que no intentan elevar su status a través de
la migración internacional son considerados perezosos, poco emprendedores y no–deseables
(Reicher, 1982). Eventualmente, el conocimiento acerca de los lugares y de los trabajos en el ex-
terior se diseminan ampliamente, y los valores, sentimientos y características del comportamiento

18
en las sociedades centrales se difunden mucho en la región remitente (Massey et al, 1987; Alar-
cón, 1992).

Distribución regional del capital humano. La migración es un proceso selectivo, que


tiende, inicialmente al menos, a llevar afuera de las comunidades a gente relativamente bien ca-
pacitada, hábil, productiva y muy motivada (sin embargo, como se señaló anteriormente, con el
transcurso del tiempo la migración tiende a ser menos selectiva, porque los costos y riesgos de-
crecen debido a la formación de redes). Entonces, la migración constante al exterior provoca el
vaciamiento del capital humano en las regiones de origen y su acumulación en las áreas recepto-
ras, fortaleciendo la productividad de las segundas y reduciendo la de las primeras. Por lo tanto,
con el tiempo, la acumulación del capital humano refuerza el crecimiento económico en las áreas
receptoras mientras que disminuye en las áreas remitentes, agravando el estancamiento, y au-
mentando las condiciones para la migración (Myrdal, 1957; Greenwood, 1981, 1985; Greenwood,
Hunt y McDowell, 1987). Los programas de construcción de escuelas y expansión educativa en
las áreas de origen refuerzan este proceso de migración acumulativa, porque al elevar los niveles
educativos en áreas rurales periféricas se incrementan los ingresos potenciales resultantes de la
migración proporcionando a la gente un incentivo mayor para alejarse hacia destinos urbanos,
tanto del país como del exterior.

Etiquetas sociales. Dentro de las sociedades receptoras, una vez que los inmigrantes se
van concentrando en ocupaciones específicas, y en cantidades significativas, esos empleos son
culturalmente denominados como “empleos de inmigrantes”, los trabajadores nativos se vuelven
reticentes a ocuparlos, reforzando la demanda estructural de inmigrantes. La inmigración cambia
la definición social del trabajo, provocando que cierta clase de empleos sean estigmatizados y
considerados como culturalmente inadecuados para trabajadores nativos (Bohning, 1972; Piore,
1977). El estigma se debe a la presencia de los inmigrantes, y no a las características del empleo.
En la mayoría de los países europeos, por ejemplo, los empleos en la industria automotriz son
considerados como “empleos de inmigrantes”, mientras que en Estados Unidos son vistos como
“empleos de nativos”.
Observando la migración internacional en términos dinámicos como un proceso acumulati-
vo, hay un conjunto de proposiciones ampliamente consistentes con las derivadas de la teoría de
la red:
1. Los cambios sociales, económicos y culturales sucedidos en los países remitentes y receptores
debidos a la migración internacional, otorgan al movimiento de gente una fuerza interna, resis-
tente al simple control o regulación, puesto que los mecanismos de retroalimentación de la
causación acumulativa están mayormente fuera del alcance del gobierno.
2. Durante épocas de desempleo, y además de falta de empleos en el país, los gobiernos en-
cuentran difícil limitar la migración laboral, y poder reclutar nuevamente a nativos para empleos
anteriormente asumidos por inmigrantes. El desplazamiento de valores ocurrido entre los tra-
bajadores nativos, que se niegan ahora a aceptar empleos de los “inmigrantes”, hace necesa-
rio retener o reclutar más inmigrantes.
3. La etiqueta social de un empleo como de “inmigrante”, proviene de la concentración de inmi-
grantes en el mismo; una vez que los inmigrantes ocupan ciertos empleos en número significa-
tivo, cualesquiera sean sus características, será difícil reclutar trabajadores nativos nuevamen-
te para esa categoría ocupacional.

Teoría de los sistemas migratorios


Los diferentes postulados de la teoría de los sistemas mundiales, teoría de redes, teoría
institucional, y la teoría de causación acumulativa, sugieren todos que el flujo de la migración ad-
quiere cierta estabilidad y estructura en el espacio y en el tiempo, que permiten una identificación

19
de sistemas migratorios internacionales estables. Estos sistemas están caracterizados por inter-
cambios de mercancías, capital y personas relativamente intensos entre algunos países e inter-
cambios menores entre otros países. Un sistema de migración internacional incluye generalmente
una región receptora central, la cual puede ser un país o grupo de países, y un conjunto de países
remitentes específicos vinculados al mismo por una corriente inusualmente grande de inmigrantes
(Fawcett, 1989; Zlotnik, 1992).
Si bien no como una teoría aislada, como generalización que se sigue de las teorías pre-
vias una perspectiva de sistemas de migración arroja varias hipótesis y proposiciones interesan-
tes:
1. Los países dentro de un sistema no necesitan estar cerrados geográficamente, puesto que los
flujos reflejan las relaciones económicas y políticas más que las físicas. Si bien la proximidad
obviamente facilita la formación de relaciones de intercambio, éstas no están garantizadas por
aquella, así como la distancia tampoco las excluye.
2. Los sistemas multipolares son posibles, debido a que un conjunto de países centrales disper-
sos reciben inmigrantes de una serie de naciones remitentes superpuestas.
3. Las naciones pueden pertenecer a más de un sistema migratorio, pero la pertenencia múltiple
es más frecuente entre los países remitentes que entre los receptores.
4. Al cambiar las condiciones políticas y económicas los sistemas se transforman, de manera que
sus estabilidades no implican una estructura fija. Los países pueden unirse o retirarse de un
sistema en respuesta al cambio social, a fluctuaciones económicas o a cambios políticos.

Evaluación de las teorías

Dado que las teorías propuestas para explicar los orígenes y la persistencia de la migra-
ción internacional identifican mecanismos causales en diferentes niveles de agregación, las distin-
tas explicaciones no son necesariamente contradictorias, a menos que se adopte la rígida posi-
ción de que las causas deben operar en un y sólo un nivel. No encontramos razones a priori para
tal aseveración. Como ya se afirmó, es enteramente posible que los individuos entren en cálculos
de costo–beneficio; que los hogares intenten diversificar las asignaciones de trabajo; y que el con-
texto socioeconómico dentro del cual estas decisiones son tomadas sea influido por fuerzas es-
tructurales que actúan a niveles nacionales e internacionales (Papademetriou y Martin, 1991). Por
ello, somos escépticos tanto en relación a las teorías atomísticas que niegan la importancia de las
limitaciones estructurales a las decisiones individuales, como de las teorías estructurales que nie-
gan la capacidad de decisión de los individuos y familias.
Más que adoptar el argumento limitado de la exclusividad teórica, tomamos la posición
más amplia de que los procesos causales relevantes en la migración internacional operan simul-
táneamente en niveles múltiples, y que seleccionar cuáles de las explicaciones son útiles consti-
tuye una tarea empírica, y no sólo una tarea lógica. Cada modelo debe ser considerado en sus
propios términos, y sus aserciones más significativas examinadas cuidadosamente para inferir
proposiciones verificables. Sólo entonces podremos especificar claramente la información y los
métodos requeridos para evaluarlas empíricamente.
El modelo económico neoclásico tiene una clara predicción empírica que en principio de-
bería ser fácilmente verificable: que el volumen de la migración internacional está directa y signifi-
cativamente relacionado –en el tiempo y a través de los países– con el tamaño de la diferencia
internacional de las tasas de salarios. Los análisis de regresión para probar las teorías de Lewis
(1954) y Ranis y Fei (1961) deberían por lo tanto contener los diferenciales transnacionales de
salarios como el predictor principal, siendo tal vez la distancia geográfica entre los países una
proxy de los costos del traslado.

20
Sin embargo, refinamientos posteriores del modelo neoclásico sugieren que el factor perti-
nente en la toma de decisión de la migración es la diferencia esperada en los ingresos, y no el
diferencial absoluto del salario–real (Todaro, 1969, 1976; Todaro y Maruszko, 1987). En cualquier
momento del tiempo, los ingresos esperados están definidos como los ingresos reales del país en
consideración, multiplicados por la probabilidad de empleo en dicho lugar. Aunque ésta es esti-
mada típicamente como uno menos la tasa de desempleo, probablemente sea más apropiado
medirla como uno menos la tasa de subempleo, dada la preponderancia del empleo esporádico y
part–time en puestos de baja capacitación en las regiones en desarrollo. El predictor clave de los
flujos migratorios internacionales es así un término en el que interactúan salarios y probabilidades
de empleo. Una prueba estadística de la significatividad de este término, comparado con un mo-
delo de regresión donde sólo aparecen los salarios reales, constituye la prueba crítica comparati-
va de las versiones de la teoría neoclásica de Ranis-Fei y Todaro (véase Todaro, 1980, 1980 y
Greenwood, 1985, para revisiones de la bibliografía sobre la investigación empírica substantiva
que testea el modelo de Todaro).
Un corolario lógico de ambos modelos es, sin embargo, que el movimiento internacional no
debería ocurrir ante la ausencia de un diferencial internacional de los salarios, ya sean los obser-
vados o los esperados, y que el movimiento entre países debería agotarse cuando los diferencia-
les de salarios han desaparecido (neto de los costos de movimiento, monetarios y psicológicos).
Los flujos internacionales que ocurren aun sin una diferencia de salarios, o que terminan antes
que la diferencia haya sido eliminada, representan condiciones anómalas que constituyen eviden-
cias prima facie de los desafíos que enfrentan los supuestos de la teoría económica neoclásica.
En el nivel individual, el modelo de Todaro y sus sucesores predice que las características
del individuo y del hogar que están positivamente relacionadas con la tasa de remuneración o con
la probabilidad de empleo en las áreas de destino, aumentarán la probabilidad de la migración al
incrementar los ingresos esperados provenientes del movimiento internacional. Es así que la pro-
babilidad de la emigración se prevé que esté seguramente relacionada con las variables estánda-
res del capital humano, tales como edad, experiencia, educación, estado civil y capacidades. La
tendencia a la migración internacional se espera que varíe también con el acceso a recursos ge-
neradores de ingreso en el lugar de origen (tales como propiedad de la tierra o participación en
una empresa comercial), puesto que estos afectarán el beneficio neto de la migración.
Debido a que las variables de capital humano que afectan las tasas de empleo y remune-
ración en las áreas de destino tienden también a influir las tasas de salarios y empleo en los luga-
res de origen, una cuestión empírica clave es dónde el efecto del capital humano es mayor, si en
el país o en el extranjero. Dado el hecho de que la migración internacional implica un cambio de
lengua, cultura, y sistema económico, el capital humano adquirido en el país de origen general-
mente se transfiere en forma imperfecta al extranjero (véase Chiswick, 1979). En este caso, los
migrantes internacionales pueden ser seleccionados negativamente con respecto a variables
tales como educación y experiencia laboral.
Por ejemplo, entre los mexicanos rurales el beneficio económico por la educación ha sido
históricamente mayor en las áreas urbanas de México que en los Estados Unidos. En tanto que
un migrante indocumentado (sin la visa correspondiente) con educación secundaria obtiene en
Los Angeles el mismo empleo de salario mínimo que otro sin educación alguna, esa educación
califica a la misma persona para un empleo de oficina o de “cuello blanco” en la ciudad de México,
creciendo así la posibilidad de la migración rural–urbana y disminuyendo la probabilidad del mo-
vimiento internacional (Taylor, 1987).
El modelo de selección negativa, sin embargo, no puede ser universalizado ya que la se-
lección a partir de las variables de capital humano depende de la transferibilidad de la capacidad o
habilidad en consideración, que a su vez es determinada por las condiciones sociales, económi-
cas e históricas específicas de los países implicados. En general, cualquier cambio social que
afecte el valor de mercado del capital humano en cada sociedad, puede potencialmente modificar
la medida y la dirección de la relación entre las variables predictivas específicas y la probabilidad
del movimiento internacional.

21
En consecuencia, a priori, es casi imposible predecir la dirección de la relación entre una
variable individual básica y la probabilidad de la migración, y por lo tanto es difícil inferir una prue-
ba convincente de la teoría económica neoclásica en el nivel micro en una forma reducida de re-
gresión –esto es, aquella en que la probabilidad de migración es directamente modelada como
función de variables de individuos y de hogares. En general, la única predicción universal que
puede ofrecerse, es que el capital humano debería estar de alguna forma relacionado claramente
con la probabilidad del movimiento internacional; pero la fuerza y dirección de la relación es impo-
sible de conocer ante la ausencia de información histórica sobre los países implicados. Sólo des-
pués de que las circunstancias históricas hayan sido claramente especificadas y que la influencia
sobre los beneficios sobre formas específicas del capital humano se hayan clarificado, puede ser
formulado un test crítico del modelo microeconómico neoclásico.
Una alternativa más formal consiste en modelar estructuralmente la probabilidad de la mi-
gración como una función del diferencial de ingreso–esperado, y simultáneamente modelar el
diferencial de ingreso–esperado como una función de las variables de los individuos y de los
hogares. De esta forma, los efectos de las variables individuales básicas sobre la migración a
través de su influencia en el diferencial de ingresos–esperados pueden ser testeados explícita-
mente. Adicionalmente, los posibles efectos de estas variables sobre la migración pueden ser
explorados, independientemente de su influencia sobre los ingresos esperados (Taylor, 1986).
Ante la falta de tests estructurales, es difícil refutar la teoría microeconómica examinando regre-
siones individuales. La única evidencia que podría concebiblemente plantear serias dudas sobre
la validez de la teoría del capital humano en la migración, sería la ausencia completa de una rela-
ción entre capital humano y migración.
En contraste con la teoría económica neoclásica, la nueva economía de la migración foca-
liza su atención en el hogar o la familia, antes que en el individuo, como la unidad relevante de la
toma de decisión; y propone que la migración es una respuesta al riesgo de ingresos y a las fa-
lencias en una variedad de mercados (de seguro, crédito, trabajo), que limitan las oportunidades
de ingreso local, e impiden la diversificación del riesgo. El test más directo de esta teoría sería el
de relacionar la presencia o ausencia de tales imperfecciones del mercado con las propensiones
de los hogares a participar en la migración internacional. Si la nueva economía de la migración es
correcta, los hogares que confrontan las mayores imperfecciones del mercado local deberían ser
los más propensos a adoptar una estrategia de migración internacional, a igualdad de otras con-
diciones.
Desgraciadamente, las otras condiciones generalmente no son iguales. Típicamente hay
una correlación alta entre las imperfecciones de mercado y otras variables (a saber, bajos salarios
e ingresos) que constituyen el foco del modelo de migración neoclásico (capital humano). El gran
desafío de este test directo consiste por lo tanto en aislar la influencia de las imperfecciones del
mercado y el riesgo sobre la migración internacional, del rol de otras variables de ingreso y em-
pleo.
Una de las contribuciones más distinguidas de la nueva economía de la migración es la in-
tegración de la toma de decisiones de migración con el comportamiento de las remesas de los
migrantes y el uso de las mismos en los hogares, aspectos de la migración que hasta ahora han
sido tratados separadamente por los autores. Si los riesgos al ingreso y el deseo de superar las
restricciones locales a la producción son las fuerzas impulsoras que están detrás de la migración,
los resultados de la migración (por ej. las formas y usos de las remesas) deberían reflejar este
hecho. Hay disponibles una cantidad de tests indirectos del modelo de la nueva economía.
Si la diversificación del riesgo es la motivación subyacente, luego las remesas del migrante
deberían ser mayores en los hogares más expuestos a los riesgos del ingreso local, y durante los
períodos cuando estos riesgos son más agudos (por ej. durante una grave sequía, como lo de-
mostraron Lucas y Stark, 1985). Si una motivación primaria de la migración es superar los riesgos
y límites al crédito en la producción local originados en las falencias del mercado, luego la migra-
ción y las remesas deberían influir positivamente sobre las actividades locales generadoras de
ingreso (Lucas, 1987; Taylor, 1992). Tales hallazgos darían evidencias a favor de la nueva eco-
nomía de la migración, pues los efectos positivos de la migración en las actividades productivas

22
locales no son admitidos por la teoría económica neoclásica, como lo son los efectos del riesgo.
La teoría neoclásica atiende a la maximización individual del ingreso esperado y supone que los
mercados son completos y de buen funcionamiento.
La nueva economía de la migración también ubica la migración dentro de un contexto co-
munitario más amplio, relacionando específicamente la decisión de migración del hogar con su
posición en la distribución del ingreso local. La teoría de la privación relativa predice que la proba-
bilidad de un hogar de enviar migrantes al exterior es mayor, cuanto mayor es la cantidad de in-
greso obtenida por los hogares que se encuentran arriba en la distribución del ingreso de referen-
cia, y, más en general, cuanto mayor sea la desigualdad del ingreso en la comunidad de referen-
cia. Un test sistemático de esta formulación requiere un modelo estadístico de niveles múltiples,
que no sólo contenga las variables usuales de predicción del nivel individual y del hogar, sino
también que incorpore las características comunitarias de la desigualdad de ingresos, o una me-
dida operacional del ingreso relativo. Stark y Taylor (1989) encontraron que el ingreso relativo era
más significativo que el ingreso absoluto, para explicar la migración laboral internacional dentro de
una muestra de hogares rurales mexicanos, excepto en los dos extremos de la distribución del
ingreso.
El nuevo modelo económico puede también ser probado a un nivel agregado. A diferencia
del modelo neoclásico, la diversificación del riesgo permite los flujos incluso ante la ausencia de
diferencias internacionales en los salarios o en las tasas de empleos, porque vincula la migración
no sólo con las condiciones del mercado de trabajo, sino también con las falencias del mercado
de capital y de seguros. Para comprobar esta conceptualización, las regresiones que pretendan
predecir los movimientos internacionales de población deberían contener, como variables inde-
pendientes, indicadores de la presencia o ausencia de programas de seguro (por ej. seguro de
cultivos y seguro para el desempleo), la presencia o ausencia de mercados claves (por ej. merca-
dos futuros y de capital), niveles de cobertura del mercado (medidas per capita de la participación
en el mercado) y los costos de transacción (por ej. seguros y tasas de interés). En general, las
deficiencias de estos mercados secundarios hacen previsible el incremento de los flujos interna-
cionales y aumentan la probabilidad de que los hogares particulares envíen migrantes al exterior,
suponiendo constantes las condiciones en el mercado laboral.
A pesar de que la teoría del mercado laboral dual presenta una estructura ocupacional bi-
furcada y un modelo dual de organización económica para sociedades industriales avanzadas, la
práctica ha demostrado la dificultad para verificar empíricamente esta estructura de mercado
segmentada (Cain, 1976; Hodson y Kaufman, 1982). Usualmente la distinción entre sectores
“primarios” y “secundarios” es arbitraria, llevando a una gran inestabilidad en las estimaciones
empíricas y a un alto grado de dependencia de los resultados respecto a las decisiones tomadas
para ubicar los empleos en los sectores (Tolbert, Horan, y Beck, 1980; Hodson y Kaufman, 1981;
Horan, Tolbert, y Beck, 1981; pero véase Dickens y Lang, 1985, para una excepción a esta críti-
ca).
Por lo tanto, más que intentar verificar la estructura empírica del mercado laboral, una es-
trategia más eficaz podría ser la de focalizar la atención en las predicciones de la teoría en rela-
ción a los patrones de la movilidad internacional, que son bien específicos y comprobables objeti-
vamente. Piore y otros argumentan que la inmigración es impulsada por las condiciones de la
demanda laboral más que por la oferta. En los modelos estadísticos de regresión que explican
tendencias seculares de la migración internacional a partir de las condiciones cambiantes del
mercado en los países remitentes y receptores, se debería observar un mayor grado de poder
explicativo entre los indicadores de los países receptores comparados con aquellos de los países
remitentes. Si los salarios reales y las condiciones de empleo son utilizadas en una ecuación que
predice el movimiento, por ejemplo, entre Turquía y Alemania, los indicadores de Alemania debe-
rían dominar en términos de poder predictivo.
Estando basado en la demanda, el enfoque del mercado de trabajo dual también prevé
que los flujos internacionales del trabajo comienzan a través de mecanismos formales de reclu-
tamiento, más que a través de esfuerzos individuales. En principio, debería ser fácil verificar esta
proposición, simplemente enumerando los flujos de migraciones internacionales que han surgido

23
desde 1950, y documentando cuáles fueron iniciados por procedimientos formales de recluta-
miento, tanto públicos como privados. Si la mayoría o todos los flujos son atribuibles a alguna
forma de programa de reclutamiento, entonces se habrá corroborado una predicción clave de la
teoría del mercado laboral dual. En su libro, Piore no emprende este ejercicio, se refiere sólo a
varios casos que de hecho son consistentes con su teoría (para un ejemplo de tal ejercicio, véase
Massey y Liang, 1989).
Una última predicción de la teoría del mercado de trabajo dual es que los salarios del sec-
tor secundario son flexibles hacia abajo, pero no hacia arriba. Por lo tanto, con el tiempo las fluc-
tuaciones en las tasas de salarios de los empleos ocupados por los inmigrantes no deberían estar
muy relacionados con las fluctuaciones en la oferta y demanda de trabajo. Durante los períodos
de baja inmigración laboral, pero de alta demanda laboral, los salarios en los países receptores,
debido a las rigideces institucionales, no deberían aumentar para atraer a trabajadores nativos,
pero durante los períodos de alta inmigración y baja demanda no hay nada que impida a los sala-
rios caer en respuesta a la presión competitiva. Se espera así una interacción entre los cambios
de las tasas salariales y la contracción o expansión de la inmigración durante el período: se espe-
ra que el efecto sea cero en el primer caso y negativo en el segundo. También se espera una
ampliación a lo largo del tiempo de la diferencia salarial entre estos empleos y aquellos ocupados
por trabajadores nativos.
Aunque la teoría de los sistemas mundiales constituye una compleja y a veces difusa es-
tructura conceptual, presenta varias proposiciones relativamente directas y comprobables, la pri-
mera de las cuales es que los flujos internacionales de trabajo siguen a los flujos internacionales
del capital, sólo que en la dirección opuesta. De acuerdo a Sassen y otros, los emigrantes son
generados por las inversiones extranjeras directas en los países en desarrollo y por las rupturas
que traen esas inversiones. De esa forma, deberíamos observar que las corrientes de capital ex-
tranjero dirigidas a las regiones periféricas son acompañadas por los correspondientes flujos de
los emigrantes al exterior.
Este proceso migratorio básico debería aumentar por la existencia de lazos ideológicos y
materiales creados por la colonización previa, como también por los procesos en curso de pene-
tración del mercado. Si se tuviera que desarrollar un modelo de flujos de la migración internacio-
nal para probar la teoría de sistemas mundiales, se podrían incluir indicadores de relaciones colo-
niales previas, prevalencia de idiomas comunes, intensidad de las relaciones comerciales, exis-
tencia de vínculos de transporte y comunicación, y la frecuencia relativa de las comunicaciones y
viajes entre los países.
Finalmente, la teoría de sistemas mundiales especifica no sólo que la migración interna-
cional debería fluir desde la periferia hacia el centro siguiendo los pasos de las inversiones de
capital, sino que también está dirigida a ciertas “ciudades globales”, que canalizan y controlan la
inversión extranjera. Aunque la teoría no provee criterios específicos para definir una “ciudad glo-
bal”, un grupo de criterios operacionales podría desarrollarse a partir de la información sobre acti-
vos de capital y las centrales de las corporaciones. Se podría luego examinar la frecuencia relati-
va del movimiento a las ciudades globales, por oposición a otros lugares del mundo desarrollado
o en desarrollo.
La teoría de las redes conduce a una serie de proposiciones directamente comprobables.
Según Piore, Massey y otros, una vez que alguien ha migrado internacionalmente, es muy pro-
penso a hacerlo de nuevo, originando movimientos repetidos en el tiempo. Así la probabilidad de
un viaje adicional, aumentaría con cada viaje realizado; la probabilidad de la migración transna-
cional debería ser mayor entre aquellos con una experiencia internacional previa, que entre aque-
llos sin la misma; y la posibilidad de la migración adicional aumentará cuanto mayor sea la expe-
riencia en el exterior.
Una segunda proposición es que, controlando la experiencia migratoria de un individuo, la
probabilidad de migración internacional debería ser mayor para individuos relacionados con al-
guien que tiene una experiencia internacional previa, o para individuos conectados a alguien que
está viviendo actualmente en el exterior. Además, la probabilidad del movimiento aumentaría con
la cercanía de la relación (esto es, un turco será más propenso a emigrar hacia Alemania si tiene

24
allí a un hermano que si tiene a un primo, un vecino o un amigo); y también aumentará con la ca-
lidad del capital social corporeizado en la relación (tener un hermano que ha vivido diez años en
Alemania es más valioso para un emigrante potencial, que tener sólo a uno que recién ha arriba-
do, y si se tiene uno que es residente legal será mejor que tener uno que carece de los documen-
tos de residencia).
Otra hipótesis proviene del reconocimiento de que el movimiento internacional requiere
que los migrantes superen más barreras que lo que requieren los movimientos internos. Además
de los costos normales del viaje y la búsqueda de trabajo, se agregan los costos de aprendizaje y
adaptación a una nueva cultura, los costos para adquirir la documentación apropiada y, si la ob-
tención de los documentos legales es imposible, los de lograr evadir el arresto y la deportación.
En general, cuanto más grandes son las barreras al movimiento, más importantes deben ser las
redes de vínculos para la promoción de la migración, puesto que reducen los costos y riesgos del
movimiento. Deberíamos así observar que las conexiones en redes son sistemáticamente más
poderosas en la predicción de la migración internacional que de la migración interna. Taylor
(1986) estudia este efecto diferenciado de las redes de migración en una muestra de hogares
mexicanos.
Dentro de los hogares, deberíamos ser capaces también de detectar el efecto del capital
sobre el comportamiento individual migratorio. En general, los miembros de hogares donde al-
guien ha migrado ya al exterior deberían tener una mayor probabilidad de movimiento que aque-
llos provenientes de hogares donde falta la experiencia migratoria. Por ejemplo, si la teoría de las
redes es correcta, un vector común por medio del cual el comportamiento migratorio es transmiti-
do es el de padres a hijos (Massey y otros, 1987). Los hijos dependientes cuyos padres son mi-
grantes activos o ex–migrantes internacionales, deberían ser más propensos a emigrar que aque-
llos cuyos padres carecen de experiencia en el extranjero.
Finalmente, a nivel comunitario debería observarse el efecto de la prevalencia de los vín-
culos de redes. La gente debería ser más propensa a migrar al exterior si proviene de una comu-
nidad donde mucha gente ha migrado y ha acumulado gran cantidad de experiencia en el exterior,
que si fuesen de un lugar donde la migración internacional es relativamente poco frecuente (Mas-
sey y García España, 1987). Además, a medida que aumenta con el tiempo la cantidad de víncu-
los sociales y la experiencia migratoria internacional, la migración debería volverse progresiva-
mente menos selectiva y extenderse desde los segmentos medios a los más bajos de la jerarquía
socioeconómica. Entonces, en general las decisiones de migración individuales o de hogares de-
ben ser ubicadas dentro de un marco local, sugiriendo la necesidad de modelos analíticos de ni-
veles múltiples, que incorporen índices de conexiones de redes dentro de la comunidad.
La teoría institucional argumenta que las disparidades entre la oferta y la demanda por vi-
sas de entrada en sociedades centrales receptoras genera un nicho lucrativo para empresarios
que proveen servicios lícitos e ilícitos de entrada, y que la explotación resultante de esta dispari-
dad impulsará a organizaciones humanitarias a intervenir en defensa de los inmigrantes. El esta-
blecimiento y crecimiento de las instituciones dedicadas a facilitar la inmigración constituyen otra
forma de infraestructura social que se mantiene en el tiempo y aumenta el volumen de los movi-
mientos internacionales de población.
Aunque podría ser factible documentar tales desarrollos institucionales por medio de estu-
dios de casos y sus efectos en la inmigración, es más difícil relacionar a las instituciones con flu-
jos agregados de población o decisiones de migración a nivel micro de una forma analíticamente
rigurosa. En encuestas especiales, los migrantes y no–migrantes podrían ser interrogados acerca
de si están al tanto de las instituciones que facilitan apoyo a los inmigrantes, y las respuestas a
esta pregunta podrían ser utilizadas para predecir la probabilidad del movimiento. La presencia de
tales organizaciones puede ser documentada a lo largo de diversas comunidades, y utilizada para
predecir la tasa de migración al exterior, a nivel comunitario o bien, al nivel individual o del hogar,
la probabilidad de emigración, en un modelo de nivel múltiple.
Por último, la teoría de la causación acumulativa formula la hipótesis general de que la mi-
gración se sostiene a sí misma en forma tal, que ella misma tiende a generar aún más migración.
Esta hipótesis se deriva de la proposición de que las decisiones individuales o del hogar están

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influidas por el contexto socioeconómico dentro del cual son realizadas, y que los actos de migra-
ción en un punto del tiempo afectan el contexto dentro del cual se realizan las decisiones subsi-
guientes. Las decisiones de migración hechas por familias e individuos influyen sobre las estructu-
ras sociales y económicas dentro de la comunidad, lo cual influye en las decisiones posteriores de
otros individuos y hogares. En el balance, los cambios a nivel comunitario aumentan la probabili-
dad de movimientos posteriores, generando una causación acumulativa de la migración en el
tiempo (Massey y otros, 1987; Massey, 1990b).
La comprobación sistemática de esta teoría exige cantidades substanciales de informa-
ción. Para comprobar la causación acumulativa a nivel agregado usando datos cruzados, deben
especificarse complejos sistemas recursivos de ecuaciones estructurales, las cuales requieren
típicamente variables instrumentales que son difíciles de identificar y definir, especialmente en los
conjuntos de datos internacionales. Idealmente la teoría debería ser comprobada usando datos
longitudinales a niveles múltiples, conteniendo variables definidas en los niveles individual, del
hogar, de la comunidad, y quizás también en el nacional; todos medidos en diferentes puntos del
tiempo. Sólo con tales grupos de datos los efectos recíprocos de retroalimentación de decisiones
de individuos o de hogares sobre la estructura social pueden ser separados y medidos.
La teoría de la causación acumulativa, aunque todavía rudimentaria en muchos aspectos
de su desarrollo, coloca a varios factores como particularmente importantes en la canalización de
la retroalimentación entre el comportamiento individual y la estructura comunitaria. El primer factor
es la red de migrantes, sugiriendo la necesidad de reunir información detallada sobre los vínculos
de afinidad y amistad entre migrantes y no–migrantes. Un segundo factor es la igualdad del ingre-
so, que requiere la medición precisa de los ingresos hogareños. El tercero, es la distribución de la
tierra, que requiere información detallada sobre la tenencia y propiedad de la tierra. Un cuarto,
perteneciente sólo a áreas rurales, es la naturaleza de la producción agraria, que requiere infor-
mación sobre el uso del riego, maquinaria, trabajo contratado, herbicidas, pesticidas y semillas
mejoradas por las familias tanto de los migrantes como de los no–migrantes. El último y quizás
más difícil factor para medir en la causación acumulativa es la cultura, la cual requiere información
acerca de creencias, valores, y prácticas normativas.
Idealmente todos estos factores deben ser medidos longitudinalmente, aunque en algunos
casos –por ejemplo, la cultura– sería casi imposible. Dada la dificultad para conseguir información
longitudinal sobre los cambios en la prevalencia de las redes de migrantes, el grado de desigual-
dad de los ingresos, la disparidad en la distribución de la tierra, y el grado de intensidad del capital
en la producción agrícola, una estrategia alternativa podría consistir en basarse en la diversidad
geográfica de estos factores dentro de las comunidades, especificando los sistemas recursivos de
ecuaciones estructurales para modelar las retroalimentaciones, pero este enfoque presenta serias
cuestiones técnicas con respecto a la identificación e instrumentación.
El esquema conceptual que expusimos en último lugar fue la perspectiva de sistemas, que
argumenta que fuerzas causales operantes a una variedad de niveles, prestan cierto grado de
permanencia a los flujos internacionales, y llevan con el tiempo a la aparición de sistemas esta-
bles de migración. Estos sistemas están caracterizados por flujos relativamente grandes de mi-
grantes entre los países miembros, comparados con los flujos provenientes de afuera del sistema.
Comprobar la existencia de tales sistemas es una cuestión empírica bastante directa que estable-
ce algún umbral de intensidad, para la inclusión de un flujo en una estructura sistémica, y luego
se lo aplica para identificar a aquellos prevalecientes en el mundo actual. En estas direcciones ya
se han intentado algunos esfuerzos (Zlotnik, 1992).

Conclusión

Las teorías desarrolladas para comprender los procesos contemporáneos de migración in-
ternacional presentan mecanismos causales que operan a niveles de análisis ampliamente diver-
gentes. Aunque las afirmaciones, premisas e hipótesis derivadas de cada perspectiva no son con-
tradictorias en sí mismas, contienen sin embargo implicaciones muy diferentes para la formulación

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de políticas. Dependiendo de las circunstancias y del modelo en el que se apoye, un científico
social podría recomendar, que los formuladores de políticas intenten regular la migración interna-
cional cambiando las condiciones salariales y de empleo en los países de destino; promoviendo el
desarrollo económico en los países de origen; estableciendo programas de seguro social en las
sociedades remitentes; reduciendo las desigualdades de ingreso en los lugares de origen; mejo-
rando los mercados de futuro o de capital en las regiones en desarrollo, o con alguna combina-
ción de estas acciones. O bien se puede postular que todos estos programas son infructuosos,
dados los imperativos estructurales en favor de la movilidad internacional que surgen de las rela-
ciones económicas de mercado.
Cualquiera sea el caso, dado el tamaño y la escala de los flujos de migración contemporá-
neos, y dado el potencial de incomprensión y conflicto inherente a la emergencia de sociedades
diversas, multiétnicas en todo el mundo, las decisiones de políticas sobre la migración internacio-
nal estarán entre las más importantes a tomarse en las próximas dos décadas. De la misma for-
ma, organizar el apoyo empírico relativo a cada esquema teórico e integrarlos a la luz de esa eva-
luación, constituirá una de las tareas más importantes a llevar a cabo por los científicos sociales
en los años por venir. Esperamos, con la exposición de las teorías principales de la migración
internacional y clarificando sus premisas subyacentes y afirmaciones claves, haber echado las
bases para este necesario trabajo empírico.

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