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Introducción
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Manifestaciones iniciales de daño vascular
Acumulación de monocitos
Vasoconstricción
Activación plaquetaria
Acumulación de lípidos
Proliferación y
migración celular
en el músculo liso
Proliferación de
fibroblastos
2
Los pacientes con síndrome metabólico comienzan con disfunción endotelial manifiesta en
vasos morfológicamente intactos, antes del inicio de la enfermedad vascular macroscópica. El flujo
coronario de los vasos epicárdicos, evaluado por conteo de cuadros TIMI, en sujetos con
coronarias angiograficamente normales, se encuentra alterado en personas con síndrome
metabólico, al compararse con controles sanos4.
Los componentes del síndrome son reconocidas noxas endoteliales, entre otras las
modificaciones de las lipoproteínas en su estructura y composición, lesionan el endotelio y son
rápidamente captadas por los macrófagos de la pared arterial5, la exposición crónica y prolongada a
la hiperglucemia resulta en la glucosilación de las proteínas de la matriz celular, provocando
ligaduras cruzadas del colágeno de la pared arterial 6, la hiperinsulinemia y las moléculas conocidas
como adipocinas (adinopectina, resistina, leptina, factor de necrosis tumoral, interleucina 6, etc.)
demuestran una correlación proporcional entre sus concentraciones séricas y los hallazgos
histológicos de disfunción endotelial y la consecuente ateroesclerosis7. Al vencerse la barrera
protectora de la pared arterial, se desarrollan mecanismos inflamatorios dentro de la misma,
iniciando el proceso ateroesclerótico.
Este proceso fisiopatológico puede ser evaluado desde una perspectiva clínica. La reducción de la
vasodilatación endotelio-dependiente puede comprobarse al estudiar el flujo en la arteria humeral o
en la caída del flujo sanguíneo en los miembros inferiores en respuesta a la metacolina8.
Chambless y col. reportaron que por cada incremento de 190 μm en el índice IMT, en un
seguimiento poblacional a cinco años, el riesgo de enfermedad coronaria es de 70% en la mujer y
de 36% en el hombre14. La extrapolación de estos resultados a un aumento mínimo de 40 μm en el
IMT asociado con síndrome metabólico sugiere que el riesgo de cardiopatía podría aumentar un
17% en la mujer y 9% en el hombre en el mismo período.
Entre los estudios pioneros que establecieron las consecuencias sobre el aparato
cardiovascular el Risk Factors and Life Expectancies Study sobre 41000 personas fue contundente,
los hazard ratios ajustados por edad fueron de 1.95 para mortalidad total, 2.49 para enfermedad
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cardiovascular y 3.01 para enfermedad coronaria para aquellos individuos que reunían al menos
tres criterios del síndrome. En la población femenina fue aún más impactante: 2.54, 15.9 y 17.75
respectivamente15.
El estudio NHANES III encontró en una muestra de 8814 sujetos adultos sanos, una
prevalencia del 23%, que aumentaba con la edad, pero que era similar para ambos sexos 16. De los
cinco factores que componen el síndrome, la obesidad abdominal fue el más frecuente (38%) y la
glucemia elevada el menos frecuente (12%). El síndrome metabólico tuvo una asociación
significativa con el infarto y el accidente cerebro-vascular isquémico 17 .
El estudio europeo conducido por Hu incorporó 11512 pacientes seguidos a más de ocho
años con una prevalencia del síndrome del 15%. Se asoció con un claro aumento de la mortalidad
general y de origen cardiovascular18.
En el Kuopio Ischaemic Heart Diseasse Risk Factor Study con 1209 hombres de edad
media (42 a 60 años), aquellos que presentaban el síndrome (prevalencia 14%) tuvieron 2.6 veces
mayor mortalidad cardiovascular y 1.9 veces un incremento de todas las causas de mortalidad 19.
Este estudio en particular, señala que el punto de corte del perímetro abdominal en 102 cm. es
mejor predictor de mortalidad que el corte en 94 cm.
El estudio Atherosclerosis Risk in Communities (ARIC) con 12089 sujetos de edad media,
en un seguimiento de 11 años, evidenció en hombres y mujeres 1.5 y 2 veces respectivamente,
mayor posibilidad de desarrollar enfermedad coronaria o accidente cerebrovascular en aquellos
sujetos con síndrome metabólico20. Encontraron una asociación positiva entre el incremento del
número de componentes del síndrome y el riesgo de enfermedad vascular, aunque remarcaron que
los 2 mejores predictores de eventos cardiovasculares fueron la presión arterial elevada y las bajas
concentraciones de HDL colesterol.
El estudio dirigido por Wilson, con 3323 personas, aparentemente sanas, seguidas a 8 años,
también jerarquiza los componentes individuales del síndrome, indicando que el mejor predictor en
el desarrollo de diabetes tipo II es la concentración basal de glucosa y los factores de riesgo más
poderosos para enfermedad cardiovascular son la presión arterial y la dislipidemia21.
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Reconocer la presencia del síndrome metabólico en una población sana es clínicamente
beneficioso para facilitar las estrategias de prevención de enfermedad cardiovascular.
El estudio Second Manifestation of Arterial Disease (SMART) con 1117 sujetos, entre 18 y
80 años, detectó el síndrome en el 46%, en aquellos pacientes con enfermedad vascular periférica
la prevalencia fue del 58%, con aneurisma de aorta abdominal 47%, con accidente cerebrovascular
isquémico 43% y 41% en pacientes con enfermedad coronaria22.
En 1045 enfermos vasculares del estudio de Olijhoek y col, encontraron una alta incidencia
de manifestaciones de disfunción endotelial. El IMT estuvo incrementado en los pacientes con
síndrome metabólico (0.98 m vs. 0.92 m), además de alteraciones en los índices tobillo-brazo
(14% vs. 10%) y un incremento en la presencia de albuminuria (20% vs. 15%)23.
La magnitud del daño coronario tiene implicancia pronóstica, como lo evidencia el estudio
Women´s Ischemia Syndrome Evaluation (WISE) con 775 mujeres referidas a cinecoronariografía.
Aquellas que presentaban el síndrome tuvieron peor sobrevida en el seguimiento (94.3% vs.
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97.8%) y la sobrevida libre de eventos (muerte, infarto, accidente cerebro-vascular o insuficiencia
cardíaca) también fue menor (87.8% vs. 93.5%)25.
En nuestro medio, Piombo y col incluyeron 239 pacientes con infarto y angina inestable, la
presencia del síndrome fue del 53%, también con más frecuencia en el sexo femenino 28. Tampoco
presentó correlación con el pronóstico hospitalario, la incidencia de un triple punto final
combinado (angina refractaria, infarto o muerte) fue mayor en los pacientes con síndrome
metabólico (18% vs. 11%), pero sin diferencias estadísticamente significativa.
De los distintos componentes del mismo, solo la presencia de diabetes y/o glucemia
elevada al ingreso han demostrado que poseen valor pronóstico de mortalidad, en particular en
aquellos con infarto agudo de miocardio29. Los infartos extensos y la falla hemodinámica
incrementan los niveles de catecolaminas, cortisol plasmático, glucágon y somatotrofinas,
7
generando una elevación en los valores de glucemia. Hasta un 25% de pacientes no diabéticos
pueden presentar hiperglucemia en el momento de la internación. Este fenómeno llamado diabetes
de estrés se debe diferenciar de la diabetes no diagnosticada (alrededor de un 5% de los pacientes
con infarto son diabéticos no diagnosticados). La determinación de la hemoglobina glicosilada
hace el diagnóstico diferencial. Ésta refleja los valores glucémicos de los meses previos y tarda
semanas en aumentar después del inicio de la hiperglucemia. Existen numerosas referencias sobre
el valor pronóstico de la glucemia al ingreso en los pacientes portadores de infarto, tanto en
diabéticos como en no diabéticos. En una serie de 846 pacientes la mortalidad del grupo diabético
fue del 43.1 % y la de los no diabéticos del 28.2 %, sin embargo, en el mismo estudio, se pudo
establecer que en el subgrupo de los pacientes no diabéticos cuya glucemia fue mayor de 200
mg/dl, la mortalidad fue del 42.6 %30. Cada 18 mg/dl de aumento de la glucemia representaron
una elevación del riesgo del 4% en pacientes no diabéticos y del 5% en diabéticos. Suleiman y col
en 735 pacientes sin diabetes observaron que la glucemia en ayunas mayor a 110 mg/dl, fue mejor
indicador de riesgo de mortalidad a 30 días 31. El 20 % presentó glucemia inicial normal y aumento
de la glucemia en ayunas, el riesgo se incrementó 3.4 veces, contra 0.71 en aquellos con glucemia
inicial elevada y glucemia en ayunas normal.
Reflexión Final
La habilidad para vaticinar los posibles hechos futuros tiene suma importancia para hacer el
diagnóstico, el pronóstico y formular la terapéutica. La investigación médica está impulsada por la
necesidad primaria del profesional de mejorar su capacidad para hacer estas predicciones.
A partir de los datos de seguimiento del estudio Framingham se desarrolló un score, como
un instrumento para ayudar en el conocimiento de futuros eventos cardiovasculares. Tiene la virtud
de integrar el impacto de distintos factores de riesgo que pueden darse concomitantemente en un
único resultado numérico, el cual permite categorizar a los pacientes en bajo – moderado o alto
riesgo de desarrollar angina de pecho, infarto agudo de miocardio, accidente cerebro vascular y
muerte cardiovascular en los próximos años.
9
Independientemente de la controversia sobre si se debe considerar al síndrome metabólico
como entidad clínica definida o como la coexistencia de múltiples factores en un mismo paciente,
es una necesidad imperiosa controlar enérgicamente todos los elementos intervinientes en el
mismo.
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