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Martin Hummel
La dimensión intercultural de la expansión diacrónica de los adverbios en
-mente .......................................................................................................... 15
los significados según las nuevas formas que se van incorporando, cómo determi-
nados elementos pasan de un lenguaje especializado a la lengua oral, de qué
manera se produce la distribución diatópica de las formas documentadas y cómo
la necesidad de expresar nuevas actitudes del emisor ante el enunciado hace que
se formen y se incorporen otras unidades que actualizan diferentes significados.
El artículo de Rafael García Pérez trata de la evolución de los adverbios de
foco en español: adverbios focalizadores de exclusión, inclusión y aproxima-
ción. En el apartado dedicado a los adverbios de foco de exclusión destaca que la
formación de los adverbios de foco solo, solamente y únicamente se produce en
distintos momentos de la historia del español, pero están estrechamente relacio-
nados. Los dos primeros se registran ya a finales del siglo XII, a finales del XV se
incorpora únicamente. En el siglo XIII puramente y simplemente y en el XV mera-
mente. Sencillamente presenta un uso más tardío, en el XVII. Nada más empieza
su proceso de gramaticalización en el XIII y queda completado en el XVI. No más
presenta signos de gramaticalización ya en el XIII y, aunque ha pervivido en el
español de América, en España ha ido desapareciendo desde el XVIII.
En el apartado de adverbios de foco de inclusión establece una distinción entre
escalares y no escalares. Los primeros están formados por una serie de unidades
que se han ido desarrollando progresivamente desde las más tempranas, general-
mente términos patrimoniales –hasta, aun, siquiera–, hasta los cultismos más tar-
díos, incluso e inclusive. Estas formas son positivas y tienen un correspondiente
negativo: ni aun, ni siquiera; la primera es la más antigua y la más frecuente en
los textos hasta el siglo XVIII; a partir del XIX ni siquiera entrará en competencia
con ella para terminar imponiéndose. Los no escalares –también y tampoco– son
el resultado de procesos de gramaticalización de estructuras correlativas previas
que se llevaron a cabo bastante temprano, pues ya se atestiguan todos los contex-
tos de focalización desde el periodo medieval hasta nuestros días.
En el apartado de los adverbios de foco de aproximación, señala que configu-
ran un grupo complejo con numerosas formas de procedencia diversa. El adver-
bio casi que hereda directamente el valor focalizador de la lengua latina. Estruc-
turas sintagmáticas libres que terminan por gramaticalizarse: la más antigua y
más lexicalizada apenas y las que evolucionan con mayor lentitud poco más o
menos, con la variante más tardía más o menos. Adverbios simples que se grama-
ticalizan como adverbios de foco cerca y alrededor, el primero ya plenamente
formado en el XIII, el segundo comienza el proceso en el XV y solo puede consi-
derarse culminado en el XX. Aproximadamente adquiere su valor focalizador en
el XVIII, prácticamente desarrolla previamente un valor oracional desde el que
surge el valor focalizador solo rastreable con seguridad en el siglo XX.
La novedad de este texto consiste en haber presentado propuestas metodoló-
gicas integradoras en el análisis evolutivo de los marcadores del discurso; se ha
14 MARÍA PILAR GARCÉS GÓMEZ
MARTIN HUMMEL
Karl-Franzens-Universität Graz
1. Introducción
los marcadores discursivos que organizan los discursos orales informales casi
desaparecen en la escritura (si no se trata de imitar la oralidad). La teoría del
Sprachausbau o desarrollo de una lengua para objetivos específicos (Kloss
1967, 1978; Maas 2010) proporciona un marco teórico adecuado para el análi-
sis, especialmente en el caso de la escritura donde coinciden los imperativos
naturales del código (e.g., la falta de prosodia) con la función de los textos escri-
tos (comunicación a distancia que exige un alto grado de planificación, explici-
tud e estandarización) y la cultura lingüística (modelos y normas prescriptivas).
En cierto modo, la perspectiva del Sprachausbau es el correlato natural del inte-
rés que despierta la oralidad (cf. Koch/Oesterreicher 2011), en la medida en que
la escrituralidad presupone procesos de creación, de desarrollo, de estandariza-
ción, etc.
En el caso concreto del sufijo -mente, este fue adoptado por la norma de escritu-
ra para la formación de adverbios, en detrimento de la tradición oral de usar direc-
tamente los adjetivos como adverbios (vamos rápido) (Hummel en prensa a). Si
bien los alomorfos -miente y -mientre del español indican su arraigo en la tradición
oral (Company Company 2012: 25-32), los esfuerzos de relatinización durante el
Renacimiento reflejan su incorporación en la lengua culta con la forma -mente.
Dentro de la expansión general de los adverbios en -ment(e) en la tradición escrita
de las lenguas románicas (Company Company en prensa a), y paralelamente a la
del sufijo -ly en inglés (Hummel en prensa b), las funciones discursivas merecen
una atención especial. En la mayoría de los casos, la discursivización se produjo
primero en los textos escritos y en el habla oral culta antes de extenderse, en
algunos casos, hacia los registros más informales.
2. El problema
3. La muestra
Escogí como punto de partida los diez adverbios en -mente que ocurren con
mayor frecuencia token en el subcorpus español de C-Oral-Rom (Cresti/Mone-
glia 2005; véase Kraschl 2008). A primera vista, la selección de un corpus oral
sincrónico puede resultar curiosa en un trabajo que se propone investigar la dia-
cronía de una tradición escrita. Sin embargo, la opción tiene su atractivo porque
18 MARTIN HUMMEL
0,04
formal
Porcentaje de los adverbios en C-Oral-Rom
informal
0,03 0,029
0,027
0,025
0,03 0,021
0,022
0,021 0,020
0,015 0,020
0,02
0,017
0,015
0,02 0,011
0,012 0,012 0,011
0,01 0,009
0,006
0,005
0,01 0,003 0,003
0,00
solamente realmente efectivamente simplemente normalmente prácticamente absolutamente evidentemente exactamente totalmente
pero todos los hablantes que efectivamente tienen una predilección por este tipo
de adverbios pertenecen al grupo culto. Dicho de otro modo, hay hablantes cul-
tos que no cuidan su expresión oral, de tal modo que ello se refleja en la frecuen-
cia de los adverbios en -mente, pero algunos sí lo hacen. En consecuencia, el uso
de los adverbios en -mente se correlaciona con el nivel educacional, pero depen-
de de la persona culta si conserva individualmente esa preferencia culta en el
habla informal o no. Por dar un ejemplo, respuestas afirmativas del tipo eviden-
temente, obviamente, ciertamente, efectivamente, etc. pertenecen a discursos for-
males, se relacionan con la cortesía formal, expresan cierta distancia comunicati-
va, oponiéndose a este respecto a cierto, claro, de acuerdo, pues sí, etc., que son
claramente coloquiales.
En Hummel (2012) relacioné el fenómeno con la famosa klassische Dämp-
fung o ‘contención clásica’ que Leo Spitzer (1931) constató en la literatura clasi-
cista francesa. Los adverbios en -mente arrancan las evaluaciones directas del
tipo natural, horrible, obvio, perfecto, etc., usadas como incisos, de la fuerza
subjetiva emocional directamente atribuible al hablante, para integrarlos en la
manera de presentar y describir algo, es decir: se aprovecha su cualidad de
adverbio de manera para darles un deje más descriptivo y narrativo a las evalua-
ciones. Ello implica, a la vez, un efecto de mayor distancia frente a los hechos
relatados. Es exactamente lo que se observa en oposiciones del tipo cierto/cier-
tamente, sin hablar de otros campos funcionales donde existen dobletes del tipo
bastante/bastantemente, primero/primeramente, etc., que connotan un estilo
esmerado ya pasado de fecha. Si bien no cae en este extremo, el expresidente de
la Academia Mexicana de la Lengua, Moreno de Alba (2003), cultiva un estilo
‘de contención’ en sus “Minucias”, en lugares destacados de la estructura tex-
tual, como por ejemplo, en el inicio (pp. 52, 283, 351, 467, entre otras):
Evidentemente estas notitas tienen siempre como sujeto algún aspecto de la lengua
española (p. 52).
Ciertamente no existen en la lengua sinónimos perfectos.
Excepcionalmente me referiré a un asunto de lexicografía inglesa elemental […].
Recientemente ha venido apareciendo, sobre todo en el lenguaje periodístico […].
4. Aspectos metodológicos
cronía del español. Además, recurrí ocasionalmente al Corpus del Nuevo diccio-
nario histórico del español (CDH) para verificar las primeras atestiguaciones. El
método puede parecer anticuado ante la disponibilidad de corpus diacrónicos,
pero aprovecharé la ocasión para observar de forma crítica las tradiciones lexico-
gráficas. Además, no hubiera sido posible analizar una muestra de diez unidades
diacrónicamente, teniendo en cuenta sus relaciones interculturales y su motiva-
ción por el adjetivo base, en un breve artículo. Obviamente, mi objetivo no puede
ser otro que el de un simple abrir brechas, destinado para orientar la investiga-
ción futura, ofreciendo un complemento a las reflexiones metodológicas en Gar-
cés Gómez (2008). Además, los diccionarios que tienen la cualidad de un OED o
de un TLF deberían darnos resultados y pistas válidos, del mismo modo que
espero sea el caso del futuro NDHE.
5. Análisis empírico
5.2. EL INGLÉS
En primer lugar, cabe subrayar el hecho de que las diez unidades más frecuentes
del español hablado tengan una forma correspondiente con la misma base léxica
en inglés. Este hecho es en sí una prueba de su interculturalidad, ya que la base
del inglés es germánica. Antes de empezar el análisis, conviene recordar que la
clase alta era francófona desde la conquista normanda en 1066, hasta el debilita-
miento del contacto con el continente a raíz de la pérdida de Normandía (1204) y
la guerra de los Cien años (1337-1453), siendo usual, junto con el latín, hasta la
segunda mitad del siglo XIV como lengua administrativa, jurídica y de la gente
educada en general (Baugh & Cable 1986:143-152). A pesar de su uso durante
siglos y su exclusividad como lengua de enseñanza (junto con el latín), no se
implementó ninguna política lingüística destinada a imponer el francés como
lengua general. Era una cuestión de identidad de clase social (Baugh & Cable
1986:113, 117). Sin embargo, su prestigio le otorgó un papel importante en el
proceso de estandarización del inglés como lengua de escritura. A continuación,
me referiré al OED, si no indico otras fuentes. El análisis sigue el orden de fre-
cuencia en el gráfico.
El caso de ingl. sole es peculiar, ya que jamás puso en peligro a su rival ger-
mánico only. Su origen es el francés hablado por la clase alta. Podemos excluir la
tradición escrita del latín donde se prefirió singulariter a la variante más popular
o semiculta solamente (v. 5.3). En este sentido, constituye una excepción dentro
del grupo de adverbios aquí examinados. Pese a ello, la ortografía no adaptó nin-
guna de las muchas variantes del francés, copiándose el modelo del latín solus.
La primera atestiguación de 1386 concierne al sintagma to live sole que com-
prueba, además, que no fue prestado como simple adjetivo, sino como adjetivo-
adverbio, con otras variantes del tipo sole for his sake (1581) ‘solo por su causa’.
Se confirma asimismo que ninguna de las variantes de latín escrito, singulariter
y solamente, originaron este uso, sino el adjetivo-adverbio francés de tradición
oral. Ante la polifuncionalidad de su empleo, podemos suponer un uso estableci-
do pero limitado a la clase alta y a los letrados. No es una casualidad que la pri-
mera atestiguación sea de Geoffrey Chaucer (~1343-1460), quien empezó como
traductor de Le Roman de la Rose de Chrétien de Troyes, distinguiéndose una
‘fase francesa’ (hasta 1371), una ‘fase italiana’ (hasta 1387) y una ‘fase inglesa’
(a partir de 1387), con los famosos Canterbury Tales, en los que seguía el mode-
lo del Decamerone de Boccaccio (1353), pero dotando a sus personajes del len-
guaje que les correspondía, valorizando asimismo el habla popular. En otras
palabras, entramos de lleno en la dinámica de la creación de una escritura en len-
gua vernácula en un contexto intelectual greco-latino-romance. Chaucer, el autor
más destacado del inglés medio (1100-1500), personifica la síntesis de un patri-
LA DIMENSIÓN INTERCULTURAL DE LA EXPANSIÓN DIACRÓNICA 23
monio intelectual ‘europeo’ con el esfuerzo de crear una lengua y una escritura
‘nacional’.
El adverbio con sufijo solely ‘solamente’ se añade más tarde (1539) al adjeti-
vo-adverbio sole, sin duda a consecuencia de la enorme expansión del sufijo
durante el inglés medio, que puso fin al uso del neutro singular del caso instru-
mental de los adjetivos en -e para las funciones adverbiales, como por ejemplo,
en hearde, gode, blinde, etc. (Hummel en prensa b). Si bien el uso del sufijo
adverbial -ly es un desarrollo interno del inglés, hay que tener en cuenta el influ-
jo del modelo francés donde el sufijo -ment conoció la misma expansión, incluso
como símbolo distintivo del francés frente al latín. No hace falta comprobarlo
palabra por palabra. El francés fue la lengua de la gente educada, y no pudo
haber pasado inadvertida una de las marcas más características del francés de la
época. Recuérdese, en este contexto, que el uso de un sufijo como mecanismo
estándar para convertir a los adjetivos en adverbios es una marca que distingue al
inglés del resto de las lenguas germánicas, que siguen usando hasta la fecha la
forma menos marcada o neutra del adjetivo como adverbio de manera, como el
inglés antiguo. El divorcio se produjo en inglés medio, es decir, en la época en la
que el francés era la lengua de prestigio. Además, el latín tardío usaba sistemáti-
camente el sufijo -iter (Hummel en prensa a). En consecuencia, las dos lenguas
modelo se servían de un sufijo como regla estándar.
El adjetivo ingl. real con el significado ‘relacionado con la casa real’ fue
introducido por la clase alta francófona a partir de 1330, desapareciendo luego.
Real con el significado ‘existente’ fue introducido según el modelo francés en la
primera mitad del siglo XIV , tanto en la lengua común como en la lengua del
derecho, con continuaciones ulteriores en las lenguas especializadas de la filoso-
fía y de la ciencia (siglos XVI-XVII). El significado metafórico ‘verdadero’ parece
ser un desarrollo interno que se produce con poco desfase, seguido del uso como
intensificador a partir del siglo XVI. El uso adverbial como intensificador en real
good ‘muy bueno’ surge más tarde, a partir de 1645, en el registro popular con
documentación en varios dialectos. Si se tratase del español, cedería quizá a la
tentación de explicar el fenómeno como visibilidad tardía de un uso más antiguo
en los documentos escritos accesibles para el estudio de la diacronía. En el caso
del inglés, sin embargo, el origen culto de real veda tal posibilidad. Se trata, apa-
rentemente, de un caso típico de aprovechamiento de un préstamo con semantis-
mo adecuado (v. 5.1) como intensificador popular. La novedad de la voz sirve
como efecto de refuerzo en la función de intensificación. Lo que sí es popular es
la continuación de la tradición antigua de usar los adjetivos como adverbios, sin
sufijo, habiéndose perdido la desinencia -e en inglés medio (e.g. to try hard). De
esta forma, el uso adverbial en real good documenta la difusión del cultismo real
en el habla oral informal.
24 MARTIN HUMMEL
La variante culta really se adopta casi al mismo tiempo que su base adjetival,
a partir del siglo XV. No hace falta suponer una función modélica del fr. réelle-
ment, puesto que casi todos los adjetivos que el inglés prestó por vía culta en el
inglés medio pronto aparecieron usados como adverbios con el sufijo -ly (Baugh
& Cable 1986: 178). El uso del sufijo germánico no refleja una situación de
préstamo, sino la rápida integración del préstamo al inglés con los mecanismos
propios de la lengua de acogida. El fenómeno es muy interesante puesto que la
adverbialización con sufijo incide específicamente en las palabras prestadas por
vía culta, que solo conocen esta forma adverbial, mientras que el fondo vernácu-
lo de los adjetivos cortos tradicionales sigue usándose, hasta hoy en día, tam-
bién con la forma no marcada (to speak loud, etc.; cf. Nevalainen 1994:246-
252). En este sentido, la ósmosis de real como intensificador adverbial de la len-
gua culta a la popular constituye una excepción. Parece probable que la búsque-
da de innovación en las funciones de intensificación y énfasis en la oralidad
promueve el uso popular de voces con las propiedades semánticas descritas arri-
ba. No parece ser una casualidad que estas se encuentren sobrerrepresentadas en
el grupo de los diez adverbios más frecuentes del español peninsular hablado. Se
comportan como las moléculas que más rápido avanzan en los procesos de
ósmosis.
Effective es una palabra culta prestada del latín clásico a partir de finales del
siglo XIV y con notable expansión ulterior en el registro culto escrito (tratados,
ensayos, ciencia, técnica, etc.). El OED supone un influjo secundario en algunas
variantes de uso de su equivalente en francés medio effectif. Me parece preferi-
ble considerarlo como manifestación de una misma cultura culta compartida. La
derivación del adverbio sigue las pautas habituales: no hay adverbio corto, pero
effectively se usa a partir de 1425, aproximadamente, con el significado ‘como
causa directa’, directamente transpuesto del adjetivo. En cuanto a las funciones
discursivas, se observa primero la acepción ‘de hecho, realmente’, de 1652 a
1766, fecha de la última atestiguación. A partir de finales del siglo XVIII se docu-
menta su uso algo enfático ‘con eficacia’, que todavía se usa. El OED no nos
permite diferenciar bien los registros de uso, pero está fuera de duda su introduc-
ción inicial en textos de reflexión intelectual. Tampoco me parece arriesgado
interpretar las dos variantes con función discursiva como reflejo de cierta expan-
sión en el discurso de intelectuales y, posteriormente, de la gente culta en gene-
ral. Si bien el OED no recurre a textos orales, el tema y el ductus de las citacio-
nes son compatibles con su realización oral. En la mayoría de los ejemplos se
detecta una deixis personal que implica una dinámica interactiva, al menos retó-
ricamente (I, we, you, he), con temas que siguen siendo ‘cultos’. Habría que refe-
rirse a fuentes orales informales para ver hasta dónde el proceso de difusión
‘hacia abajo’ se extiende. El OED no nos da esas informaciones. En definitiva,
LA DIMENSIÓN INTERCULTURAL DE LA EXPANSIÓN DIACRÓNICA 25
en portugués, puesto que las ortografías solo (siglo XIV) y solamente (siglo XIII)
aparecen después del adjetivo soo (siglo XIII), desapareciendo después ensegui-
da, dando paso a las variantes populares só y somente que se usan hoy (Da
Cunha 1982). Del mismo modo, el uso de afr. tot solement ‘totalmente solo, sin
compañía’ (~1160, TLF, FEW) parece ser una remotivación culta ocasional y
excepcional. Es importante esto porque no podemos suponer, dentro de una
perspectiva romance, una desmotivación diacrónica según el modelo solamente
‘estando solo’ > funciones gramaticalizadas. En este caso, es un proceso que
tuvo lugar mucho antes, en el latín hablado. En cuanto al desarrollo de la poli-
funcionalidad en romance, solo el TLF y el FEW contienen información. El TLF
se contenta prácticamente con documentar la polifuncionalidad en el siglo XX
(es un diccionario de la lengua del XIX y del XX). Afr. sulement ‘únicamente’
aparece desde inicios del siglo XII, con muchas variantes regionales (FEW), cla-
ramente en línea con el ejemplo en las glosas de Reichenau. Seulement ‘con
todo’ en posición inicial de un enunciado está documentado desde principios del
XVI, casi al mismo tiempo que otras funciones conectivas (alors seulement ‘solo
entonces’, non seulement (il m’embête), mais…‘no se limita solamente a,
sino…’). A partir de 1560 se usa después de un verbo con función mitigadora. A
partir de estos datos, ciertamente incompletos, podemos suponer un desarrollo
acelerado de las funciones de organización del texto y de la función pragmática
de mitigación en el umbral del siglo XVI, gracias al significado ya gramaticaliza-
do ‘únicamente’, que aparece en primer lugar y con gran regularidad en las
variedades observadas.
En el caso de esp. real, el DCECH supone que se ha usado realmente antes
que real, apoyándose en cuatro ejemplos del Quijote y la ausencia de real (adj.)
en Covarrubias. Con el CDH se comprueba fácilmente que se usaba ya en el
siglo XIII, primero con el significado ‘perteneciente al rey’, después también
‘verdadero’2. El adverbio realmente le sigue a partir de 1348, ya con el signifi-
cado ‘verdaderamente’, al que pronto se le añade el papel de intensificación
(CDH). La vinculación con la tradición escrita caracteriza también el desarrollo
de los equivalentes en francés, con la diferencia de que el adjetivo pertenecía al
lenguaje jurídico ‘referente a cosas, no a personas’, sin la variante ‘del rey’. El
significado ‘verdadero, existente’ surge a partir de finales del siglo XIV. Es este
el significado que adopta también el adverbio réellement, documentado con las
grafías reaument (1310) y realment (1353). El FEW fecha la primera ocurrencia
de relment ‘verdaderamente, efectivamente’ en 1170. Sería pues anterior al sig-
2 Según González Manzano (2013a), la primera atestiguación “de la forma real” sería del
siglo XV.
28 MARTIN HUMMEL
3 Cf. Sánchez Jiménez (2008: 450) acerca de la movilidad de naturalmente dentro del sin-
tagma verbal, y Octavio de Toledo y Huerta (2003) acerca del impacto de la sintaxis en el de-
sarrollo de las funciones de nuevamente, últimamente y recientemente. Hay que tener en cuen-
ta que la semántica y el contenido del mensaje son primarios para el hablante, que busca
soluciones lingüísticas para expresarlos, mientras que la sintaxis y la forma del enunciado en
general son primarios para el oyente o lector, quienes intentan entender el mensaje a partir de
lo que captan por la vista o el oído.
4 Habiendo aprovechado el análisis de realmente por González Manzano para sacar a la
luz algunos problemas metodológicos, quisiera añadir que su trabajo sobre verdaderamente
(González Manzano 2010) trata de forma modélica el origen del adverbio, tanto respecto de los
géneros discursivos, como de su vinculación con la tradición escrita. Se menciona incluso un
posible antecesor ‘intercultural’, veram(i)ente, como calco del francés o del italiano (es más
probable que sea del italiano, debido a la morfología, y por tratarse de ejemplos del siglo XIII).
LA DIMENSIÓN INTERCULTURAL DE LA EXPANSIÓN DIACRÓNICA 31
italiano y luego en francés, donde aparece junto con effectivement (FEW, DELI).
Los diccionarios no dicen nada acerca del español, pero Machado indica la intro-
ducción del adjetivo en la lengua portuguesa como galicismo del siglo XVII. El
TLF indica el desarrollo del significado ‘real’ después de 1641, a partir del signi-
ficado original ‘que tiene efecto’. La función epistémica del adverbio se combi-
na con la de estructuración del texto en una cita de 1900 (“Effectivement, Mlle
Sergent s’approche de nous”). Un vistazo rápido al CDH aporta un primer ejem-
plo de efectivamente en 1497. El desarrollo ‘que tiene efecto’ > ‘de hecho (con-
forme se podía esperar)’ > ‘estructurador epistémico iniciando una oración’ pare-
ce ser el mismo que en francés, pero habría que comparar los datos en los corpus
para pronunciarse sobre posibles contactos lingüísticos. Se ve claramente que la
documentación en un corpus es esencial para analizar el desarrollo interno y los
posibles influjos externos. La documentación incompleta y algo aleatoria en los
diccionarios disponibles puede sugerir pistas falsas.
Esp. simple es, como sus equivalentes en romance, un semicultismo que fue
introducido al español por Berceo, autor latinizante, a principios del siglo XIII.
Simplemientre aparece poco después, en 1250, ya con función mitigadora
(CDH). El uso del sufijo en su variante, quizá no tanto popular sino simplemente
oral, refleja la integración rápida en la tradición oral. En francés, el adjetivo apa-
rece por primera vez en un documento fechado aproximadamente entre 1125 y
1150, ya acompañado por simplement. La cita es reveladora porque el adverbio
pone de manifiesto su potencial de atenuación: “A la simple gent / Ai fait simple-
ment / Un simple sarmun; / Nel fiz as letrez, / Car il unt assez / Escriz e raisun”
(TLF). De manera general, la dislocación sintáctica y el cambio de la clase de
palabras se manifiestan como motores del desarrollo de la polisemia (simple gent
‘la gente simple, por sus capacidades intelectuales’, simple sarmun ‘no compli-
cado’) y de la polifuncionalidad (simplemente ‘escrito en un estilo sencillo/fácil
de entender’ o ‘sin más’). El FEW indica el significado abstracto simplement ‘sin
más’ desde el siglo XII. El uso abstracto en los primeros documentos del francés
refleja una fase avanzada de gramaticalización. El DELI separa cronológicamen-
te los significados de it. semplicemente ‘de manera simple’ (1292) y ‘solamente’
(1673). La primera atestiguación de pt. simplemente, con la grafía simpremente,
es del siglo XIII con el significado ‘de manera sencilla’ (Machado). Podemos
concluir que los equivalentes de esp. simplemente aparecen muy pronto en los
documentos de las cuatro lenguas examinadas, con ortografías y grados de gra-
maticalización que indican un uso ya bien arraigado. Así las cosas, habrá proba-
blemente que relacionar su diacronía con la del adverbio lat. sempliciter. Si bien
el adverbio sigue estando relacionado con el adjetivo base, al menos para la
gente culta (que tiende a la remotivación), no tendría sentido explicar su desarro-
llo en romance como transcategorización del adjetivo. Este proceso fue anterior.
32 MARTIN HUMMEL
6. Conclusiones
grado de penetración type. Del mismo modo, las funciones epistémicas y evi-
denciales están bien representadas en la muestra, con una tendencia a asumir
también funciones de estructuración del texto. Estas últimas parecen surgir
durante el siglo XIX, estableciéndose como fenómeno generalizado en el siglo
XX (ej. Naturalmente,…; Evidentemente, …; Normalmente,…; Efectivamen-
te,…), integrándose en la dinámica interactiva de la oralidad (cf. Sánchez Jimé-
nez 2008: 463), pero habría que documentarlo mejor (cf. Company Company:
en prensa b, acerca del desarrollo cuantitativo de las funciones discursivas en la
lengua española). En el mismo sentido, finalmente recoge las funciones de orde-
nación temporal y discursiva de al fin a partir del siglo XVIII (Garcés Gómez
2010: 220; Garcés Gómez 2006: 341-342). Es posible que su expansión inter-
cultural no sea tanto un fenómeno explicable a nivel del lexema, sino una técni-
ca de construcción que se generaliza y se extiende a unidades disponibles en
una lengua, sin necesidad de préstamo. Si el interculturalismo concierne a una
regla general, es de esperar que una lengua como el inglés usara no solo los
equivalentes de los adverbios, digamos del francés, sino también otros con base
germánica. En todo caso, como en la diacronía de los adverbios en -mente en
general, cabe suponer el desarrollo pionero de algunas unidades que sirven de
modelo a otras. El análisis diacrónico onomasiológico por grupos funcionales
permitiría la inclusión de las unidades con la misma función en latín clásico o
tardío (Ricca 2010), o la de las unidades con raíz germánica en el caso del
inglés, para ver cómo cambian los paradigmas, diferenciando los cambios según
los registros y códigos.
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LA DIMENSIÓN INTERCULTURAL DE LA EXPANSIÓN DIACRÓNICA 41
Fuentes de referencia
1. Introducción
Afirmaba Sánchez de las Brozas (1976: 102) que “exponer las significaciones de
los adverbios es más propio del filósofo que del gramático, porque la misión del
gramático (según dice Varrón) no consiste en indagar las significaciones de las
voces, sino su uso”. A mitad de camino, pues, entre las tareas encomendadas al
filósofo y las atribuidas al gramático, el propósito del siguiente trabajo se centra
en el análisis de los denominados adverbios de ámbito, llamados por algunos
investigadores “nocionales”, “limitativos”, “relacionales” o “de punto de vista”,
esto es, aquellos que añaden el sufijo -mente a un adjetivo de un ámbito o área
del saber históricamente consolidada. En otras palabras, centraremos nuestro
objeto en piezas tales como históricamente, químicamente, psicológicamente,
gramaticalmente, matemáticamente, etc. con el fin de constatar sus idiosincra-
sias en el marco de la ya polifacética categoría del adverbio2. Conviene, en todo
caso, destacar que nuestra aproximación tendrá en cuenta el uso, pero no podrá
obviar el significado, puesto que en este reside en gran parte la explicación de
los diversos usos que cabe atribuir a algunos de estos adverbios3.
lista y global en lo relativo a los adverbios en -mente, una aproximación imprescindible para el
correcto desarrollo del estudio propuesto. El análisis de los adverbios seleccionados toma en
44 JOAN G. BURGUERA SERRA/MÒNICA VIDAL DÍEZ
2. Estado de la cuestión
consideración la definición aportada por el autor que será, no obstante, pormenorizada con
aspectos a priori no tratados.
USOS Y VALORES DE LOS ADVERBIOS DE ÁMBITO EN ESPAÑOL 45
der que un mismo término, pongamos por caso económicamente, recibe una cate-
gorización determinada si su alcance se asocia al marco de la enunciación y otra
si, por el contrario, se inscribe en el marco del enunciado, concretamente, como
complemento verbal o como complemento adjetival4. Esta postura es la defendi-
da por autores que han abordado piezas idénticas en otras lenguas, así Lonzi
(1991) para el italiano o Greenbaum (1969) para el inglés.
Desde otro prisma, algunos autores señalan que no cabe justificar los diferentes
usos de tales piezas a partir de una doble o triple categorización, puesto que, en
definitiva, lo que se aprecia son sencillamente los distintos niveles de incidencia
sintáctica antes apuntados (González 1997, Garcés 2004). Y, ciertamente, tales
niveles de incidencia existen. Sin embargo, esta explicación debe completarse con
la siguiente apreciación: en ocasiones el adverbio que modifica al verbo o que actúa
sobre un adjetivo tiene como origen un adjetivo calificativo o, mejor dicho, el valor
calificativo de un adjetivo primariamente relacional, lo que presupone un desplaza-
miento semántico anterior. En cambio, el adverbio que actúa sobre el conjunto de la
oración se forja a partir del valor exclusivamente relacional del adjetivo base.
(2) Realmente Cuba es hoy, sin discusión, a pesar de ser un país bloqueado y un país
pequeño, el único rival deportivo que en este hemisferio tiene Estados Unidos
(Discurso de Fidel Castro, oral, CREA).
(3) Dentro de este contexto, la sonrisa se aconsejaba como actitud deportiva ante la
vida, sobre todo en el momento en que se os muestre adversa (Carmen Martín
Gaite, Usos amorosos de la posguerra española, 1987, CREA).
(4) Hay un dato promisorio: el PRI cambia, se civiliza, acepta deportivamente sus derro-
tas y reconoce honestamente las victorias del adversario (Proceso, 1996, CREA).
(5) El Madrid no puede permitirse, deportivamente, un nuevo error (La Razón, 2004,
CREA).
Por otra parte, algunos adverbios presentan el triple alcance señalado sin que
sea posible fijar una dualidad semántica previa en el adjetivo que sirve de base
para su configuración. Veámoslo, sucintamente, con los siguientes ejemplos.
mente se utilizan para ratificar esta clasificación binaria. El hecho de que los adverbios que
inciden sobre el enunciado puedan generalmente parafrasearse a través del sintagma “desde la
perspectiva o punto de vista + adjetivo de ámbito” y que, en cambio, los que desarrollan la
función de complementación verbal o adjetival suelan preferir la paráfrasis “de manera o
modo + adjetivo de ámbito” no responde a un funcionamiento sistemático. En muchos casos,
aquellos que actúan sintácticamente en el seno de la oración también permiten la paráfrasis
“desde la perspectiva o punto de vista + adjetivo de ámbito” sin que tal reformulación supon-
ga una recategorización del adverbio.
46 JOAN G. BURGUERA SERRA/MÒNICA VIDAL DÍEZ
(6) Descartó que el Cerro Mogotón tenga que ver en los movimientos telúricos, sino
que los temblores son producto de la activación de una falla geológica en la cor-
dillera de Dipilto (La Prensa, 1997, CREA).
(7) Los cuerpos donde vemos pocos cráteres son gaseosos como Júpiter y Saturno, o
tienen superficies geológicamente activas, como la Tierra (Daniel Roberto Alt-
schuler, Hijos de las Estrellas, 2002, CREA).
(8) Suiza es, geológicamente, un país complejo (Adolfo Mazariegos, Régimen de
convención, 2004, CREA).
las propiedades semánticas que tiene un adverbio en -mente (que según nuestra pro-
puesta son las que determinan sus posibles usos) son herencia de las propiedades
semánticas del adjetivo con el que se ha formado; luego, ello implica que serán las
propiedades semánticas del adjetivo de base las que restrinjan los usos que puede
tener el adverbio que con él se forme.
6 “La derivación en -mente se forma solo en aquellos adjetivos que por su significado pue-
den también modificar a sustantivos abstractos. Cualidades de forma o de color que solo
corresponden a cuerpos, no la admiten; pero no hay reglas absolutas. El uso admite antigua-
mente, mayormente, pero rechaza viejamente, menormente; así como en los determinativos
admite primeramente, últimamente, mas no acepta cuartamente, etc. […] La clasificación por
el significado de los adverbios calificativos se corresponde, naturalmente, con la de los adjeti-
vos de la misma categoría. Sería, sin duda, interesante clasificar todos los adverbios en -mente,
que se enumeran en los diccionarios castellanos, según las categorías que hemos establecido
para los adjetivos, para ver en los detalles cuáles faltan por completo, cuáles están solo repre-
sentados por ejemplos aislados o usados en sentido figurado. Por ejemplo, entre los adverbios
derivados de adjetivos nominales se encuentra cristianamente, pero no existe ni mahometana-
mente ni búdicamente. La razón es obvia” (Lenz 1935: 241).
48 JOAN G. BURGUERA SERRA/MÒNICA VIDAL DÍEZ
han descrito los adverbios de ámbito. Cabrá, no obstante, tener en cuenta que su
caracterización tiende a no tomar en consideración el triple alcance señalado y
que, por lo tanto, la mayoría de los rasgos apuntados se circunscriben únicamen-
te a sus usos como elementos externos al dictum7.
En este sentido concreto y desde una perspectiva semántico-pragmática, se
destaca, por ejemplo, que tales adverbios no son omisibles. Kovacci (1999) o
Kaul de Marlangeon (2002) apuntan en esta dirección al entender que los adver-
bios de punto de vista –según la terminología de las autoras– precisan el alcance
del dictum presentándolo como válido solo en el ámbito nocional señalado por el
adverbio. En otras palabras, estos actúan como marcas de restricción interpretati-
va. El compromiso del hablante con la veracidad del contenido proposicional se
enmarca en unas coordenadas interpretativas determinadas por el área de conoci-
miento que introduce el adverbio de punto de vista. Podríamos decir, en términos
pragmáticos, que actúan como marcas ostensivas que limitan el conjunto de
implicaturas posibles. Así, al emitir un enunciado del tipo “Jurídicamente, el
razonamiento es válido”, el hablante asume la validez del razonamiento única y
exclusivamente en tanto en cuanto este se incluya bajo los parámetros de análisis
de la ciencia jurídica. Obsérvese, además, que del uso de este adverbio se deri-
van implicaturas varias, a saber, la negación de la validez del razonamiento en
otras coordenadas, con lo cual es posible fijar una correspondencia entre tales
adverbios y los denominados operadores discursivos, ya que facilitan y a la vez
obstaculizan ciertas prosecuciones discursivas. Son, en este sentido, adverbios
que promueven los significados pragmáticos indirectos, con todo lo que ello
implica8.
Se observa, por otra parte, que los adverbios en -mente categorizados como
adverbios de ámbito raramente podrán parafrasearse mediante el sintagma “de
modo o manera + adjetivo” si su alcance es supraoracional. De ahí que resulte
anómala la siguiente reformulación de la muestra anterior “#De manera jurídica,
7Según Kovacci (1999: 744) no pueden ser foco de la paráfrasis de relativo ni guardan
correspondencia parafrástica con el adjetivo correspondiente en función de predicativo. Gar-
cés (2004), por su parte, mantiene que, como modificadores oracionales, pueden actuar tanto
sobre oraciones afirmativas como negativas; son combinables con la modalidad oracional
interrogativa; quedan fuera del ámbito de la negación; no admiten gradación cuantitativa y
resultan coordinables con adverbios del mismo tipo.
8 Afirmar su no omisibilidad no debe conducir a pensar que otros adverbios en posición
(11) Los gemelos de campaña estaban colocados sobre la silla al alcance de la mano.
En esta frase correcta gramaticalmente, e incluso dentro de la más pura ortodo-
xia literaria, encontramos un grave defecto: no tiene fuerza expresiva (Aníbal
Ariaz Ruiz, Radiofonismo. Conceptos para una radiodifusión española, 1955,
CORDE).
(12) Si nos pusiéramos a examinar gramaticalmente las leyes y disposiciones del
IERAC habría para establecer un juicio lógico y razonado con todas las de
ganar si en este país se entendiesen las cosas con relación a la palabra exacta y
a sus rectas combinaciones para que el pensamiento del legislador no diese
ocasión a las discusiones (Luis Moscoso Vega, Hablemos y escribamos, 1972,
CORDE).
9
Este parámetro de estudio se ha demostrado válido en el análisis de los adverbios en
-mente relacionados con el espacio y el tiempo. Véase en este sentido Vidal y Burguera
(2012).
USOS Y VALORES DE LOS ADVERBIOS DE ÁMBITO EN ESPAÑOL 51
3.1. ASTRONÓMICAMENTE
(19) Aunque todo país considerado astronómicamente disfruta las cuatro estaciones
citadas (Manuel Merelo, Nociones de geografía descriptiva, 1865, CORDE).
(20) El caso de las Pléyades es bastante significativo, ya que al ser un cúmulo astro-
nómicamente joven (nació hace aproximadamente un centenar de millones de
años), muestra todavía la presencia entre las estrellas de una densa nebulosidad
que se extiende a lo largo del cúmulo como si fuera un precioso tejido (Josep
María Trigo i Rodríguez, Nosotros en el Universo, 2001, CREA).
(21) Si el cerebro desempeña un cometido notorio es, por supuesto, éste de conferir
el carácter de totalidad bien integrada a un conjunto de elementos tan astronó-
micamente diversos y numerosos que sólo así, bajo la forma de sistema hiper-
formalizado (Zubiri), pueden coexistir en unidad (José Luis Pinillos, Principios
de psicología, 1975, CREA).
(22) Se había retirado muy adentro dejando una playa astronómicamente grande en
donde ya no existía la arena (Louis A.Ducoudray, Los ojos del arrecife 1992,
CREA).
(23) Pero además las diferencias en el interior de Nicaragua se han aumentado astro-
nómicamente, con lo que los 380$ por persona acaba siendo una burla: el 10%
de la población más rica acumula el 44% de la renta nacional (Pueblos. Revista
de Información y Debate, segunda época, 2000, CREA, prensa).
10Se corresponde con la acepción de adverbio de cantidad que consigna Santos Río
(2003: 30) y que define como “inmensamente, extraordinariamente. Supone hipérbole, gene-
ralmente viva”.
USOS Y VALORES DE LOS ADVERBIOS DE ÁMBITO EN ESPAÑOL 53
una especialización semántica, una singularización del adjetivo del cual deriva la
pieza léxica. Apoyan esta lectura los contextos en los que aparece el adverbio,
los cuales guardan relación con términos que implican cantidad, magnitud o
extensión tales como numerosos (21), grande (22) y aumentar (23).
En esta línea, el desplazamiento semántico sufrido por el adverbio corre para-
lelo a la del adjetivo11. Obsérvense los ejemplos (24) (25) (26) y (27).
3.2. MATEMÁTICAMENTE
el ámbito celeste.
54 JOAN G. BURGUERA SERRA/MÒNICA VIDAL DÍEZ
13Resulta interesante observar que, en relación con este adverbio, Santos Río incorpora el
valor de exactitud, pero no lo desvincula del ámbito originario. Así, su segunda acepción
incorpora la idea de “con exactitud matemática” (2003: 107).
USOS Y VALORES DE LOS ADVERBIOS DE ÁMBITO EN ESPAÑOL 55
3.3. QUÍMICAMENTE
(34) Estas delicadas observaciones han permitido creer que era posible encontrar
sustancias químicamente sensibles á una luz que no permita descubrir los obje-
tos á la vista humana (Felipe Picatoste, Manual de fotografía¸1882, CORDE).
15Santos Río (2003: 137) señala que “forma ya, en cierto modo, parte del discurso repeti-
do el sintagma adjetival químicamente puro, aplicable, en principio, a elementos físicos, pero
extensible, con empleo locucional, a realidades de otra índole”.
USOS Y VALORES DE LOS ADVERBIOS DE ÁMBITO EN ESPAÑOL 57
3.4. RELIGIOSAMENTE
(40) Nos enseña también que hemos de practicar buenas obras y que hemos de vivir
religiosamente, esperando la venida gloriosa de Jesús, que un día ha de premiar
a los buenos y castigar a los malos (Luis Ribera, Misalito Regina para jóvenes,
1943, CORDE).
En última instancia vivir religiosamente supone vivir de acuerdo con los pre-
ceptos o normas de la religión. Estamos, en realidad, ante prescripciones norma-
tivas de carácter social, pero con un valor, en el propio marco o ámbito, absoluto,
por una parte, y ritual, por otra. Ello es lo que permite que su funcionamiento se
acabe asemejando a los adverbios de ámbito antes analizados. Véase, en este
sentido, el ejemplo de (41):
(41) El sargento, como un perro grande y torpe, no sabía cómo demostrar su fideli-
dad; un día nos trajo solemnemente una invitación del cuartel de los guardias de
58 JOAN G. BURGUERA SERRA/MÒNICA VIDAL DÍEZ
asalto, nos llevó religiosamente a través de cada habitación y taller, y llenó los
brazos de Ilsa de las flores llamadas “dragones”, amarillos, salmón y escarlata
(Arturo Barea, La forja de un rebelde, 1951, CORDE).
(43) —He hablado con Pablo del Valle, y no estoy disgustado ni creo haber perdido
el tiempo; es un joven decente y de buena familia, como saben ustedes, y si se le
ayuda un poco y logra conseguir una colocación fija cumplirá religiosamente
sus deberes, porque ha pasado grandes miserias, y su ideal es tener casa y plato
seguro, sin pedir más gollerías (Ángel Ganivet, Los trabajos del infatigable crea-
dor Pío Cid, 1898, CORDE).
(44) Los japoneses pagaron las habitaciones de la delegación oficial pero no incluye-
ron a la esposa del presidente; nos pasaron el cargo, pues, y lo abonamos reli-
giosamente (Julio Feo, Aquellos años, 1993, CREA).
16 Es el valor que recoge Santos Río (2003: 140) en su tercera acepción: “Con puntuali-
4. Conclusiones
y religiosamente:
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L O S A D V E R B I O S E VA L U AT I V O S
EMOTIVO-AFECTIVOS: LA FORMACIÓN
D E L PA R A D I G M A 1
puesta de un esquema general del enunciado en el que se incluyen elementos que desempeñan
funciones más o menos periféricas.
4 Además, ahora que se está elaborando un diccionario histórico de nueva planta (bajo la
dirección del profesor José A. Pascual) no está de más reflexionar sobre cómo pueden apare-
cer ordenados los diferentes sentidos de estos adverbios y qué relaciones se establecen entre
66 JOSÉ LUIS HERRERO INGELMO
Barrenechea (1969) abre una ya amplia serie de estudios sobre los adverbios
oracionales. Para ella, “entre las subclases que abarcan los operadores pragmáti-
cos está incluida la que llamamos ‘de actitud oracional’, la cual corresponde a
los indicadores de actitud del hablante con respecto al contenido de su discurso”.
Establece dos grupos: los que expresan una ACTITUD EXPRESIVO-VALORATIVA y los
que expresan una GRADACIÓN EN EL DISCURSO ASEVERATIVO6. En el primer grupo
hay adverbios (felizmente, desgraciadamente, desdichadamente, lamentable-
mente), locuciones adverbiales (gracias a Dios, por desgracia, por suerte) y
construcciones verbales (me alegra –que–, temo –que–…).
Egea (1979: 258), en su amplia monografía sobre los adverbios en -mente en
español, establece los siguientes grupos, siguiendo a Greenbaum7 (1969: 206-
los diferentes elementos del paradigma concreto: ver en este ámbito, en definitiva, cómo se
materializan en los textos las diferentes direcciones del cambio lingüístico. Y ese es el objetivo
del proyecto de investigación en el que se enmarca este trabajo citado más arriba, en la nota 1ª.
5 Un resumen de la evolución de este concepto puede verse en Gutiérrez (1997b: 343 y ss.).
6 Este segundo grupo, a su vez se divide en 1. Suspensión motivada de la aserción (difícil-
1) Son incisos, con inflexiones tonales que los enmarcan. Tienen libertad de
posición, pero a menudo abren la oración.
2) Pueden constituir aisladamente enunciado, en respuestas a la reformula-
ción del resto del enunciado. “¿Todo ha terminado? Lamentablemente”.
3) Admiten paráfrasis con verbos de sentimiento11. “Lamento que todo haya
terminado”.
4) Constituyen comentarios de cómo interpretar el resto del enunciado. Pero,
frente a los marcadores discursivos, sí tienen información conceptual.
5) Presuponen la verdad del enunciado al que se refieren (no es compatible,
por tanto, con el imperativo). La aserción puede ser exclamativa. “Lamen-
tablemente, ¡todo ha terminado!”
9 Por su parte, Fuentes (2009), en su diccionario, describe –de los que voy a estudiar–
por suerte, por desgracia, afortunadamente, desgraciadamente y lamentablemente como ope-
radores modales (modalizadores de emoción). También, describe tristemente como operador
de comentario evaluativo (centrado en un segmento).
10 Una panorámica del comportamiento formal de estos adverbios está en Gutiérrez
Por ventura y por desdicha son los primeros adverbios con valor oracional. El
primero, mucho más utilizado con el sentido modal de ‘por casualidad’, será des-
70 JOSÉ LUIS HERRERO INGELMO
plazado pronto por por suerte y, más tarde, por por fortuna; el segundo, de uso
escaso, será desplazado por por desgracia.
Ventura (del participio de futuro latino del verbo UENIRE), en una de sus acepcio-
nes, es sinónimo de suerte. El DRAE remite la locución a quizás (ya desde Auto-
ridades). Moliner, además de la remisión quizás y acaso12 (con la marca de lite-
rario), recoge el equivalente afortunadamente (“No ocurrieron, por ventura,
desgracias personales”). Seco la marca como literaria y da como equivalentes
también quizá o acaso. Santos (2003) la incluye como locución oracional de
“evaluación factual cualitativa” (igual que casi todos los adverbios y locuciones
adverbiales que incluyo en este trabajo)13, con los equivalentes por suerte y afor-
tunadamente.
En los primeros textos, aparece con el valor de ‘quizás’ y ‘por casualidad’
(sentido frecuente en esta época y ya desaparecido de los diccionarios):
Sal e atyesta el pueblo que por ventura se enfiniran por veer el Sennor, e morran
dellos muchos. E los sacerdotes que se aplegaran al Sennor sanctiguarse an, que non
los desbarate a ellos el Sennor (Almerich, La fazienda de Ultra Mar, c. 1200).
Con sentido sin duda oracional, aparece un poco más tarde, en el XIV, en don
Juan Manuel:
porque don Jayme, señor de Xérica, que es uno de los omnes del mundo que yo más
amo, et por ventura non amo a otro tanto commo a él, me dixo que querría que los
mis libros fablassen más oscuro et me rogó que si algund libro feziesse, que non fues-
se tan declarado (El Conde Lucanor, 1325-1335).
En la época del español clásico (los Siglos de Oro), aparecen por suerte, feliz-
mente y por desgracia, que van a ser elementos nucleares del paradigma; el resto
son adverbios y locuciones adverbiales marginales.
72 JOSÉ LUIS HERRERO INGELMO
En el DRAE, con la variante a dicha, como locuciones adverbiales con los equi-
valentes por suerte, por ventura, por casualidad. Moliner, también con la varian-
te, remite a afortunadamente15. Santos (2003: 332) la recoge con los equivalen-
tes por suerte, por fortuna y como locución rara.
Con el valor de ‘por casualidad’ está ya en la anónima Crónica incompleta de
los Reyes Católicos (1469-1476): “y el alcayde de Herreros con todos los que
con él estauan, saluo algunos pocos que por dicha escaparon, aquella vergonçosa
muerte reçibieron”.
La primera documentación con sentido oracional aparece en una novela de
caballerías de principios del XVI: “E venía haziendo el mayor llanto del mundo
llamando a Nuestro Señor que la ayudase e guardase su virginidad. E como ella
viesse a Floriseo e mirasse su escudo, vio en él la cruz que vos deximos, por lo
cual pensó que por dicha sería cristiano” (1516, Fernando Bernal, Floriseo).
Es un elemento marginal del paradigma, aunque con valor modal tuvo bas-
tante uso: hay 781 ocurrencias en el CORDE, pero solo 18 en el CREA.
14 Dicha significa ‘felicidad’ y ‘suerte feliz’. Procede del plural de DICTUM “con el sentido
de FATUM, suerte, destino, en lenguaje vulgar, según la creencia pagana de que la suerte indivi-
dual se debía a las palabras pronunciadas por los dioses al nacer el niño” (DRAE).
15 No está en Seco (no olvidemos que su diccionario se basa en un corpus del siglo XX).
16 Añade un segundo valor: “por haberle tocado a uno en suerte, por sorteo” (frente a por
la fija del rey de la ciudad donde habitaua / la qual estando preñada le hauia
recrecido fluxo de sangre” (1493, Exemplario contra los engaños y peligros del
mundo).
La primera documentación con sentido oracional parece que corresponde a
este texto del humanista Juan de Molina:
Y el duque començó de seguir el uno, tirándole con un arco turquí muy bueno que
traía. Y siguiólo un gran rato. Y por suerte el ciervo de muy cansado se echó en una
fuente, y el duque que siempre le seguía le tiró una flecha enerbolada, y diole tal heri-
da por medio del coraçón que nunca pudo salir del agua, antes allí murió (Libro del
esforzado caballero Arderique, 1517)17.
2.2.3. Felizmente
17 La construcción es una suerte que… se documenta por primera vez en la obra de Gal-
dós: “Ha sido una suerte que Gasparito esté malo y no pueda salir” (Memorias de un cortesa-
no de 1815, 1875).
18 Hay un ejemplo temprano en Berceo: “falló al castellero, al varón benedicto, al feliz
cavallero, al ermitán orando en somo del otero” (Vida de San Millán de la Cogolla, c. 1230).
19 Hay un texto significativo: una traducción anónima de una obra de Boccaccio: “… a
aver esposa, otra hallará que más que yo le sea felice e bien aventurada” (Traducción de la
Teseida de Boccaccio, c. 1450).
20 Terreros (1757) da dos sinónimos (dichosamente, bienaventuradamente) y la equiva-
acepciones, ‘con felicidad’ y por dicha (por suerte, por ventura, por casuali-
dad), por fortuna (afortunadamente, por casualidad), con una evidente circulari-
dad. Moliner, siempre más atenta que la Academia a los matices gramaticales,
desdobla en dos acepciones el valor oracional del adverbio: “2 Para bien o felici-
dad de alguien: «Vino felizmente al mundo en el año 1957». 3 Por suerte: «Feliz-
mente, el médico estaba todavía en casa»”. Añade, como equivalentes, afortuna-
damente, dichosamente. En Seco, ‘de manera feliz’ (patrón de información que
siempre utiliza para este tipo de adverbios), con el comentario que apunta al
valor oracional: “frecuentemente precede y sigue a la mención de un hecho, para
manifestar que se considera feliz o afortunado”. Santos (2003: 74) reenvía a
afortunadamente21.
Parece que ya está como adverbio oracional en este texto de Guevara, en la
carta dirigida a don Pedro Girón (puede ser parafraseado con “por suerte para
él”; el autor rompe las expectativas textuales, porque el “destierro” ha sido algo
positivo para cambiar el “extravío” –aviesso–):
Estando acá, en España, no podíades contar sino de hechos agenos; mas agora que
estáis en África… Destierro que tan felicemente os ha sucedido, a lágrimas y dineros
le habiedes de haber comprado, pues os ha sido ocasión a que no sólo emendásedes
vuestro aviesso, mas diésedes en el hito de punta en blanco (Epístolas familiares,
1521-1543)22.
21 Con tres valores como adverbio de modo: ‘con felicidad’, ‘para bien, para felicidad de
seguir con la mesma voluntad lo que vuestra Mayestad tan gloriosa é felizmente
ha principiado” (1519-1547, Juan Caro, Dos cartas escritas por Fr. Juan Caro,
dominico, desde Cochín en la India, ofreciendo servir al Emperador). Los ver-
bos a los que habitualmente complementa son acabar, caminar, concluir, morir,
principiar, salir, vivir…
En el XIX aparece por primera vez en un uso autónomo en un texto de Larra
(que utiliza en varias ocasiones el adverbio con valor oracional).
2.2.4. Desdichadamente
2.2.5. Infelizmente
Menos frecuente que feliz, el adjetivo aparece en los textos del XV y se generali-
za (aunque menos frecuente que feliz) en el XVI. Nebrija traduce INFOELIX como
desdichado e INFOELICITER como desdichadamente. Aunque, como veremos, el
adverbio está documentado ya en el XVI, en los diccionarios no aparece hasta
Autoridades: “Desdichadamente, con desgracia e infelicidad”, equivalencias que
mantiene solo hasta la edición de 1803 donde introduce la aún vigente (‘con
infelicidad’). Terreros (1757) da como equivalentes desastradamente, funesta-
mente. Moliner remite a desgraciadamente. En Seco, ‘de manera desgraciada’,
remite a desgraciadamente. Santos (2003: 93) da como equivalentes desafortu-
nadamente, desgraciadamente (añade que es una acepción rara).
La primera documentación como adverbio de modo está en el Padre Las
Casas23:
Decíase también que un gobernador, que los romanos tenían puesto en el reino de
Egipto, dio dineros a un hombre porque entrase en el sagrario o templo sacratísimo
dedicado a Íside, que estaba en la ciudad de Copto, en Egipto, una de las de aquel
reino, y viese lo que allí había; el cual entró y, salido, como quisiese recitar lo que
había visto, luego también fue muerto. Y concluye Pausanias diciendo que por aque-
llos desastres parecía cumplirse lo que Homero en sus versos solía decir: ser los dio-
ses vistos de los mortales a la clara no podía ser, sino infelicemente (Apologética his-
toria sumaria, 1527-1550).
Los verbos a los que complementa son acabar, aprender, engendrar, estro-
pear, fenecer, morir, pasar los días... Complementa también a los siguientes adje-
23 La forma infelicemente se utiliza hasta mediados del XVII (en 17 ocasiones, en Casas y
Más claro parece su uso oracional en el siguiente texto: “Quemose esta hos-
pederia despues infelizmente, por el descuydo de los criados de D. Iuan Batista
Castaneo Nuncio de su Santidad…” (1600, fray José Sigüenza, Segunda parte de
la Historia de la Orden de San Jerónimo). También tiene sentido oracional en
los siguientes textos de Gonzalo de Céspedes y Meneses:
Doce años podrá haber que, infelizmente, con semejante edad, salí, por muerte de
mis padres, de las montañas de León, patria de muchos buenos…
…entonces corrió buena fortuna el honrrado Quevedo, con su gran vejez no pudo
tolerar el continuo trabajo; queriendo descansar, fue perseguido de la justicia y sus
contrarios, de tal suerte que, antes de llegar a Aragón, quedó infelizmente en su poder,
siendo traýdo desde allí a esta ciudad, como cabeça de su juridición (Historias pere-
grinas y ejemplares, 1623).
2.2.6. Lastimosamente
24 Está en Céspedes, Gracián, Feijoo, Sor Juana y Azorín (entre los autores conocidos).
78 JOSÉ LUIS HERRERO INGELMO
25 Desgracia aparece en los textos a finales del XIV y es escaso hasta bien entrado el XV.
LOS ADVERBIOS EVALUATIVOS EMOTIVO-AFECTIVOS 79
“Pues como por el mesmo filósofo tengamos que las hembras, por desgracia de
sus engendradores, no llegaron a la perfeción de los machos, naturalmente son
llevadas del deseo de la perfeción que las falta, que es llegar a ser machos…”
(1589, Diálogos familiares de la agricultura cristiana). Los perjudicados, en
este caso, son los padres de las mujeres. También aparece con complementos del
nombre y con el sinónimo oprobio26. Se generaliza a lo largo del XVIII.
Con la expresión disyuntiva por suerte o por desgracia, el hablante duda
sobre la conveniencia o no de lo afirmado para sus intereses personales. En el
fondo, expresa una especie de aceptación resignada de lo expresado por la ora-
ción. La primera documentación es ya del siglo XIX y está en una novela de Gal-
dós: “… cojo mi estilete y sigo trazando en caracteres duros la historia de estos
años borrascosos en que, por suerte o por desgracia, me ha tocado vivir” (1911,
De Cartago a Sagunto).
Es un elemento nuclear del paradigma: hay 2011 ocurrencias en el CORDE y
1392 en el CREA, casi siempre con valor oracional.
Es una locución adverbial muy poco frecuente: solo, entre los diccionarios, está
en Santos (2003: 328), como sinónimo arcaico de por desgracia.
Con el significado de ‘mala suerte’ está en la novela de caballerías Las sergas
del virtuoso caballero Esplandián (1504) de Garci Rodríguez de Montalvo (en
varias ocasiones con el verbo perder):
Sabed que, vistas por estos reyes las cartas del rey Amadís, y sabido de Gandalín
en la congoxa que Esplandián quedava, y cómo aquellas tan grandes compañas de
gentes estavan sobre Costantinopla que, si por desventura se perdiesse, toda la cris-
tiandad en gran peligro quedava, acordaron de poner en ello aquel remedio que los
ministros del Señor muy alto en su servicio poner deven, cumpliendo aquello que
tenían prometido a la ley de la verdad.
26 “Los únicos que se exceptúan de estos servicios son los de aquellos parajes donde sólo
hay haciendas de labor o de otras especies; pero si, por desgracia de ellos, llega a tenerla el
corregidor propia o arrendada, viene a ser ésta el paradero de todos los indios que dejan de
pagar los tributos con puntualidad” (Jorge Juan, Noticias secretas de América, 1747). “Supues-
to que hay tantos predicadores gerundios –por desgracia de nuestros tiempos– con fray y sin
él…” (José Francisco de Isla, Historia del famoso predicador Fray Gerundio de Campazas,
1758). “Pero, por desgracia y oprobrio de los hombres, se ven muy pocos animados de esta
calidad cristiana” (Ignacio García Malo, Voz de la naturaleza. Memorias o anécdotas curiosas
e instructivas, 1787-1803).
80 JOSÉ LUIS HERRERO INGELMO
Pronto entra en sintagma disyuntivo con por suerte: “–¡O quánta gloria es
–dixo el cavallero que estava en tierra– quando los hombres son vencedores por
suerte o por desventura abundar en muchas palabras! Yo soy el cavallero de
Montalto…” (1511, Traducción de Tirante el Blanco de Joanot Martorell).
La primera documentación con valor oracional está en el poema épico La Cris-
tiada (1611) de Hojeda, en referencia a Judas: “Y cada cual pregunta espavorido:
‘¿Soy yo, por desventura, oh buen Maestro?’ / Y responde el Señor entristecido, /
Y en desdoblar fingidas almas diestro: / «Entregaráme aleve y atrevido»”.
Es un elemento marginal del paradigma: solo hay 31 ocurrencias en el
CORDE y 10 en el CREA (todas oracionales; en textos de Martín Gaite o de
Sánchez Dragó, entre otros).
2.2.9. Vergonzosamente
27“Y él, como se viese delante de la Reyna, muy vergonzosamente dijo: «Senora, aún no
hay tiempo perdido, y yo espero en Dios que hallaré gracia en una Señora que amo y deseo
servir.» Y como lo acabó de decir, la Reyna le miró y vió que lo dijo vergonzosamente, y no
habló más” (Crónica del Rey Henrico Octavo de Ingalaterra, 1549-1554).
LOS ADVERBIOS EVALUATIVOS EMOTIVO-AFECTIVOS 81
–Ya que hasta ahora vergonzosamente en un reino cuyas temidas armas tienen
sujeta la mayor parte del Oriente, se ha permitido que en acto tan honroso falte ayuda
a un noble forastero y por sus grandes méritos digno de su favor, no es justo que, pro-
siguiéndose esta mengua, me excuséis la licencia de enmendarla.
También en el XVII aparece delante de un adjetivo: “los que vestidos una mer-
ced de nobleza, viven vergonzosamente desnudos de virtud” (Cosme Gómez de
Tejada, León prodigioso, 1636).
En Larra, aparece varias veces:
2.2.10. Dichosamente
Se puede parafrasear como “En ese problemático momento para mí, tuve la
dicha de que llamara a la puerta mi criado”.
Es un elemento periférico del paradigma: en el CORDE hay 267 ocurrencias
y en el CREA 22, casi siempre con valor modal.
28Fray Luis de Granada lo aplica a un adjetivo, en una hermosa paradoja: “¡Oh pies
dichosamente presos, los cuales no serán desatados por el carcelero, sino por Cristo!” (Segun-
da parte de la Introducción del símbolo de la fe, 1583).
LOS ADVERBIOS EVALUATIVOS EMOTIVO-AFECTIVOS 83
2.3.1. Lamentablemente
Sermones, 1411-1412).
31 “Fin darán las Alciones / a su continuo lamento, / et perderán sentimiento / los míseros
Traducción y glosas de la Eneida. Libros I-III, 1427-1428). Es muy frecuente: aparece 2243
veces en el CORDE y 2644 en el CREA.
33 “Luego lamentoso se muestra con él, diziendo…” (Enrique de Villena, Tratado de con-
solación, 1424).
34 Es (cosa) lamentable que ya aparece en un texto del XVI (“Pero es cosa muy lamentable
que en todos estos reinos desde el Quito hasta esta parte no tenga el rey más de ciento y veinte
hombres que se han declarado en servicio de su corona real” (Pedro Cieza de León, Las gue-
rras civiles peruanas, c. 1553-a 1584), aunque no aumentará su uso hasta el XVIII.
84 JOSÉ LUIS HERRERO INGELMO
El rresto de la conçion era contar muy por estenso la muerte de Hussen, que aun-
que fue en la guerra peleando con la facçion contraria, representabanla mas lastimo-
samente, diziendo que sus enemigos, que traian mucho mayor número de gente que
él, le ocuparon la rribera del rrio Euphrates sin consentirle hazer agua, no pudiendo
auella en otra parte alguna. Y que ansi le fue forçoso, con muy pocos, auiendosele los
demas huido por la sed que padeçian, á pelear desesperadamente por no morir de sed,
hasta morir con los suyos valerosamente peleando; exagerando mucho los dichos pre-
dicadores las grandes proezas que aquel dia hizo Hussen, y despues lamentablemente
la cruel muerte que le dieron sus enemigos, siendo esta la causa prinçipal de los
muchos legados y mandas que se dexan en toda la Persia para hazer çisternas en los
caminos y partes otras faltas de agua, porque no mueran de sed los pasageros (García
de Silva y Figueroa, Comentarios, c. 1618).
Esta es la censura, que doi a V.A. de su séptimo tomo, siendo este camino el único,
que me dexaron por fortuna mía los que aprobaron los otros (Theatro crítico univer-
sal, VII, 1736).
Fuera de eso, por fortuna suya había leído pocos días antes, en el tomo II del
Espectáculo de la Naturaleza, el bello elogio que se hace del asno, en boca del prior,
y desde luego se determinó encajarle, reduciéndole a su estilo, así por dar a su audi-
torio una razón plausible del motivo por qué había preferido el Salvador este humil-
35
Fortuna y fortunado son cultismos que están ya en los primeros textos: “Non seas pere-
zoso mientra tovieres çercana la fortuna. Si non, la remenbrança de lo que podieres fazer, sy la
dexaste, te será cruel pena…” (Libro de los doce sabios o Tratado de la nobleza y lealtad,
c. 1237). “E si fuere la VII casa uno de los signos de quatropedia, e fuere el sennor de la ora en
alguno de los ángulos e que sea fortunado, demuestra que fallará mucha caça e grand presa”
(Abraham de Toledo, Moamín. Libro de los animales, 1250).
36
Aparece por primera vez en la edición de 1884.
37
No puede ser parafraseado por *ser una fortuna que…
38
Fortuna, en la Edad Media y en los Siglos de Oro, significaba también ‘tempestad en el
mar’: “Mena liberto, con VI naues s´en torno a Pompeyo, del qual benignament recebido,
cremo la flota de Cesar maguer que Cesar nueuament auia perdio la otra flota por fortuna
poco auia, segunt que ya de suso es dicho” (Juan Fernández de Heredia, Traducción de la His-
toria contra paganos, de Orosio, 1376-1396).
86 JOSÉ LUIS HERRERO INGELMO
de animal para hacer su triunfante entrada en Jerusalén, como para promover en sus
oyentes la devoción con la santa asna, en cuanto estaba de su parte (José Francisco
de Isla, Historia del famoso predicador fray Gerundio de Campazas alias Zotes,
1758).
No seria absurdo, ó mas bien ridículo, que Luis XIV arguyese de nulas aquellas
grandes y majestuosas transacciones de la nacion inglesa, porque para llegar á cele-
brarlas los jefes y cabezas de la revolucion se habian concertado y entendido por
medios ocultos y callados? Sus armas, por fortuna vuestra, no valieron mas que este
argumento pueril (Manuel José Quintana, Carta segunda [Cartas a Lord Holland
sobre los sucesos políticos…], 1823).
Entre tanto que, por fortuna de los Españoles, batallaban unos bárbaros contra
otros, tuvieron los de la ciudad tiempo para salir bien ordenados a oponerse al enemi-
go. Murieron no pocos en el combate y consiguieron finalmente el retirarlos con las
superiores armas de fuego (Juan de Velasco, Historia del reino de Quito en la Améri-
ca Meridional, 1789).
2.3.3. Desgraciadamente
primera documentación es el siglo XIX: “Verdaderamente es una desgracia que estos hombres
dedicados a las artes no estén ejercitados en el trabajo, porque aquellas requieren una vida
sedentaria; pero he aquí los medios de remediarlo” (Mariano Antonio Collado, Traducción de
las aventuras de Telémaco seguidas de las de Aristonoo de Fénelon, 1843).
88 JOSÉ LUIS HERRERO INGELMO
2.3.4. Afortunadamente42
…este río que debe ser el tesoro, el raudal de riquezas incalculables del privilegiado
país por donde dilata su curso majestuoso y apacible! Ya, afortunadamente, ha llama-
42Fortunadamente solo aparece una vez, como adverbio de modo (‘con suerte’): “E dixie-
ron entr’ellos que a los fabianos crescía ardideza de día en día por razón de sus batallas que les
contescían bien e fortunadamente” (Pero López de Ayala, Traducción de las Décadas de Tito
Livio, c. 1400). Se recoge por primera vez en la edición de 1884 (Por fortuna).
LOS ADVERBIOS EVALUATIVOS EMOTIVO-AFECTIVOS 89
do la atención de nuestro celoso Gobierno, que promueve con todo ahínco las impor-
tantes operaciones por medio de las que se ha de sacar todo el fruto que encierra su
risueña corriente (Duque de Rivas –Ángel de Saavedra–, Discurso leído en la Junta
Pública que celebró la Real Sociedad Patriótica de Córdoba el día 30 de m..., 1819).
2.3.5. Dolorosamente
en el çircuitu de los portales d’este templo están los captivos, e nombró espeçialmen-
te, las madres temerosas, entendiéndolo por las virtudes so el nombre feminino que
están captivadas e ajenadas en los portales d’esta prática en su çircuitu, las cuales
baten sus pechos con puños dolorosamente, es a saber se duelen de la confusión e
menospreçio d’ellas, cómo lo son desechadas por el ombre e tenidas captivas ellas,
que procuravan su libertad e la conservavan (Traducción y glosas de la Eneida. Libros
I-III, 1427-1428).
que dolorosamente había tenido lugar en aquellos días poniendo en conflicto á sus
autoridades y parte sana del vecindario… (Manifestación de lealtad con motivo del
movimiento de independencia de Guatemala, 1821).
2.3.6. Tristemente
bar allí; añadió que daria á la Compañía su caudalejo. Yo nunca me persuadí que
pasaria de trescientos ducados, á lo sumo, porque hacia medias para vender y comer
de la labor de sus manos, y paréceme que le hallaron debajo de la cama, en dinero,
ocho mil ducados. Juicios de Dios: Bonum est nos hic esse et hic mori (Juan Chacón,
Carta [Cartas de algunos padres de la Compañía de Jesús, I], 1635).
Creo tristemente, Señores, que el egoísmo de algunas clases, el olvido ateo de las
prescripciones de la moral, la exagerada preocupación de los intereses materiales, la
creencia epicúrea de que la humanidad y caridad cristianas son meras fórmulas teóri-
cas de catecismo… Creo tristemente que la razón humana ha sido demasiado presun-
tuosa de su ciencia; y no será extraño que el cielo la enseñe cómo no basta la filosofía
para organizar y dirigir las sociedades. Creo tristemente que la divinización de la
fuerza, y la idolatría de la fortuna harán todavía necesaria la destrucción de esos ído-
los, que han usurpado con escarnio el altar de la justicia. Creo tristemente que las
consecuencias anárquicas del individualismo habrán de manifestarse con sucesos tan
deplorables y sangrientos, como en otros días los produjo la asociación opresora de
las repúblicas o de las Monarquías antiguas, para que los hombres encuentren en la
combinación de estos dos principios la fórmula de su existencia social, y de su aso-
ciación política. Creo tristemente, por último, que en esta lucha de encontrados prin-
cipios, representado cada uno por distintas clases, y correspondiendo cada uno a la
satisfacción de diversas necesidades, habrá terremotos, y tormentas, y sangre, y lágri-
mas; sin que acaso la paz, la calma, la armonía y la concordia logren establecerse,
hasta que nosotros, rápida generación de un día, hayamos pasado.
2.3.7. Fatalmente
Hemos recorrido los varios períodos por donde pasa esta asimilación, hasta llegar
al punto en que una existencia se hace idéntica de la otra. Y a esta identidad, Señores,
que es –a no dudarlo–, la consumación del socialismo, vosotros habéis podido ver
cómo han contribuido fatalmente, sin distinción de épocas ni de principios, lo mismo
los Gobiernos populares, que los absolutos; lo mismo aquellos poderes, que deriva-
ban su origen del derecho divino, que los que se bautizaron en las fuentes de la sobe-
ranía nacional (Los problemas del socialismo, 1848).
2.3.8. Milagrosamente
Milagro es una palabra que, con variantes, aparece en español desde los prime-
ros textos. El adverbio ya está en Nebrija, que da como equivalentes en latín
MIRABILITER y MIRIFICE44. Autoridades lo anota así: “Por milagro, contra el orden
natural y ordinario de las cosas” (información que aún perdura en la primera
acepción de la edición actual). En la edición de 1832, añade la segunda acepción:
“De una manera que admira y suspende”. Seco, ‘de manera milagrosa’. Santos
(2003: 110) afirma lo siguiente:
Con sentido derivado de 1.2. –‘de milagro’, ‘por verdadero milagro’, ‘por muy
poco’, ‘estando a punto de no suceder’– se aproxima a la estructura (es un) milagro
que, pero, frente a ésta, impone indicativo y presenta el hecho aludido como novedo-
so y no como presupuesto. Suele anteponerse, seguido de pausa y con la entonación,
debida, a la predicación o bien intercalarse en ella con carácter de inciso: Milagrosa-
mente, no le pasó nada. Salió, milagrosamente, ileso.
Como adverbio de modo, está ya en el XV: “la yerba sanguinaria con saluia en
lo qual milagrosamente acahesce la curacion” (Traducción del Compendio de la
humana salud de Johannes de K, c. 1400-1500). Aparece habitualmente con ver-
bos como ayudar, curar, nacer, obrar, hacer, escapar, salvar, sanar, socorrer… y
verbos cuyo sujeto es, frecuentemente, Dios.
El sentido oracional45, que a veces no es fácil percibir en los textos46, aparece
mucho más tarde (parece que hay una implicación del autor del texto en lo que
cuenta: una sorpresa agradable, algo bueno e inesperado):
En este ejemplo, no significa que el rey vive ‘de milagro’, sino que el hablante se alegra
mucho de que, tras muchas dificultades, el rey viva.
94 JOSÉ LUIS HERRERO INGELMO
¡El rey está libre! ¡Nuestro querido monarca y su real familia respiran ya despues
de la más dura opresion y esclavitud! ¡El deseado, el idolatrado Fernando vive, mila-
grosamente vive, reina, y con nueva gloria y magestad torna á ocupar el trono de Cár-
los III, de Felipe V y de su Santo abuelo! Gloria inmortal al príncipe excelso y á su
ejército libertador…” (Antonio Antonio, Historia de la guerra civil y de los partidos
liberal y carlista, I, 1868).
2.3.9. Venturosamente
2.4.1. Desafortunadamente
2.4.2. Infortunadamente
Es un gran honor, mi querido amigo, el que me ofrecen y quedo por ello muy
agradecido. Mas en cuanto a ir a esa ciudad para el 24 del próximo mes de junio es
algo a que no puedo desde luego comprometerme. Por una parte las cosas políticas en
que como usted sabe, ando, afortunada o infortunadamente, complicado se están
complicando cada vez más y es fácil que tengamos un verano revuelto (A Jacques
Chevalier [Epistolario inédito], 1933, 445).
2.4.3. Trágicamente
Bergamín lo utiliza por primera vez con valor oracional, con otros dos adver-
bio oracionales:
2.4.4. Esperanzadamente
Solo está en Santos (2003: 66), como adverbio de modo y como adverbio oracio-
nal de modalización epistémica afectiva. “Es de esperar que, se confía y se desea
que, así lo espero; este uso se siente extraño en el dialecto peninsular y, según
veo, en otros muchos dialectos del español”.
Como adverbio de modo está en El mundo es ancho y ajeno (1941) de Ciro
Alegría: “A Casiana le saltó el corazón esperanzadamente. Se alegró cuando la
llamaron”. También en La Espera y Esperanza de Laín Entralgo (a veces con
juego de palabras): “El hombre espera esperanzadamente el cumplimiento de
sus previsiones”; “mejor puede servir para el logro de lo que esperanzadamente
anhela”; “…mueven al hombre a vivir esperanzadamente”; “pero esperar espe-
ranzadamente no es un mero aguardar”; “…trasciende con su valentía quien
sabe reaccionar esperanzadamente a la prueba”.
Menos frecuente es su uso como adverbio oracional, como en la obra citada
anteriormente de Laín Entralgo: “‘ser siempre’ y ese ‘ser en Dios’ son creyente y
esperanzadamente entendidos según las promesas de Cristo”; “la naturaleza
humana, cuerpo y alma, esperanzadamente pide en el curso temporal de su exis-
tencia” (La espera y la esperanza. Historia y teoría del esperar humano, 1957).
98 JOSÉ LUIS HERRERO INGELMO
2.4.5. Esperanzadoramente
También como adverbio de modo, aunque más raro. Ignacio Puig, físico y
jesuita español, en su obra La bomba atómica y las colosales reservas de energía
de la materia (1945) escribe: “…la decisión de efectuar inmensos gastos en la
realización de un proyecto establecido esperanzadoramente por la ciencia ameri-
cana y británica, contribuye a la gloria eterna del presidente Roosevelt y de sus
colaboradores”. Un poco más tarde, Luis Martín Santos (Tiempo de silencio,
1961) alude al matrimonio de Eugenia de Montijo con Napoleón III como una
negociación “de tan elevado tono poético, tan esperanzadoramente fornicatoria,
tan felizmente alumbradora de canales de suez y de dividendos al trescientos die-
ciocho por ciento?”.
Son las dos únicas apariciones en el CORDE. En el CREA están los siguien-
tes como adverbios de modo: “…una madrugada que despuntaba neblinosa, pero
esperanzadoramente soleada para cuando clarease del todo” (Carmen Gómez
Ojea, Cantiga de agüero, 1982); “…el futuro se abre esperanzadoramente”
(Enrique González Duro, Las neurosis del ama de casa, 1989); “por eso cuando
halló aquella pradera esperanzadoramente verde, por donde trotaba una pareja”
(Eliseo Alberto, La eternidad por fin comienza un lunes, 1992). Con sentido ora-
cional: “se inicia en 1988 un período probable y esperanzadoramente menos
LOS ADVERBIOS EVALUATIVOS EMOTIVO-AFECTIVOS 99
2.4.6. Vergonzantemente
Entre los diccionarios, solo está en Seco, ‘de manera vergonzante’. Vergonzante
está en el diccionario académico como adjetivo, ‘el que tiene vergüenza’, pero
añade: “Se dice regularmente de quien pide limosna con cierto disimulo o encu-
briéndose”48.
Es también un elemento muy marginal en el paradigma. En el CORDE apare-
ce en tres ocasiones, en todas como adverbio de modo: “le brindaran la ocasión
que vergonzantemente anhelaba” (Ramón Rubín, El callado dolor de los tzotzi-
les, 1948); “y vergonzantemente callado, admití que Fernando…” (Ernesto Sába-
to, Sobre héroes y tumbas, 1961)”; “…aunque no cedí a la tentación de reingre-
sar a un observatorio como un guerrero a un convento, a veces lo hice
vergonzantemente, refugiándome en las ideas sobre la ficción” (Ernesto Sábato,
Abaddón el exterminador, 1974).
En el CREA aparece en 11 ocasiones: en cinco como adverbio de modo y en
seis como adverbio oracional. Son los siguientes textos: “Tengo la impresión que
simpatizaba vergonzantemente con Lefebvre” (Emilio F. Mignone, Iglesia y dic-
tadura, 1986); “la izquierda ‘pata negra’, está en su casa, votando vergonzante-
mente al PSOE” (El Mundo, 07/06/1994: Martín Prieto: “No existe un solo
voto”, 1994); “se atreve a poner ‘España en positivo’ y escribe vergonzantemen-
te ‘Un país en positivo’” (El Mundo, 15/02/1996: Antonio Burgos: “Hasta el
nombre de España”. 1996); “… de Santa Engracia con su claustro, conservándo-
se vergonzantemente un paramento de la torre mudéjar” (Antonio Beltrán Martí-
nez, Pueblos de Aragón II, 2000); “que tuvo a Chile con una cobertura telefónica
vergonzantemente baja hasta mil novecientos setenta…” (oral, Senado de Chile,
sesión 29, en martes 16 de enero de 1996).
48 Así aparece en la Instrucción de la mujer cristiana de J.L. Vives (1528), de Juan Justia-
no: “Y la ropa que tienes cerrada es del mendigo que anda desnudo, y, el dinero que tú tienes
muerto, es del necesitado y vergonzante que no tiene vida”. Es frecuente el sintagma “pobres
vergonzantes”.
100 JOSÉ LUIS HERRERO INGELMO
2.4.7. Alentadoramente
Entre los diccionarios, solo está en Santos (2003: 23): “siento el hecho alentado,
resulta alentador que”. Parece que estamos ante un adverbio solo oracional.
Alentador es muy tardío (“el espectáculo era poco alentador” en Manuel T.
Podestá, Irresponsable. Recuerdos de Universidad, 1889).
Es el elemento más marginal del paradigma. Aparece solo en nueve ocasio-
nes en el CREA, entre otras: “el chico del Simca le hizo un gesto amistoso, como
si comprendiera, y señaló alentadoramente en dirección de París” (Julio Cortá-
zar, Reunión y otros relatos, 1983); “en un momento en que la cantera en este
país despunta alentadoramente y hay material humano donde seleccionar…” (El
País, 02/06/1987: “Ballet”, 1987); “… los pacientes con el síndrome respondie-
ron alentadoramente ante el alfa interferón” (Carlos Cotte, Sida y sexo, 1988);
“una apasionante colección de ensayos, alentadoramente abierta a la esperanza”
(El Mundo, 03/03/1996: Pedro J. Ramírez: “Examen de reválida”, 1996).
3. CONCLUSIONES
49 Como curiosidad, los positivos y los negativos están casi equilibrados (13/15).
LOS ADVERBIOS EVALUATIVOS EMOTIVO-AFECTIVOS 101
que seguirán siendo marginales. Como en el caso de los positivos, el resto son
elementos marginales del XIX (desafortunadamente, dolorosamente, tristemente,
fatalmente) y del XX (infortunadamente y vergonzantemente).
Casi siempre el uso oracional es posterior al uso modal. Y solo tenemos dos
adverbios con exclusivo uso oracional: infortunadamente y alentadoramente.
por ventura XIII. c. 1200, Almerich, XIV. 1325-1335, Juan Manuel, 10366 105
La fazienda de Ultra Mar. El Conde Lucanor.
por desdicha XV. 1443-1454, Alfonso XV. 1481-1496, Juan del 216 23
Martínez de Toledo, Encina, Poesías.
Atalaya corónicas.
por suerte XIII. c. 1234-1275, XVI. 1517, Juan de Molina, 927 1067
Fuero de Cáceres. Libro del esforzado caballero
Arderique.
felizmente XVI. 1519-1547, Juan Caro, XVI. 1521-1543, Fray Antonio 1742 948
Dos cartas escritas por de Guevara, Epístolas
fr. Juan Caro, dominico… familiares.
lastimosamente XVI. 1521-1543, Fray Antonio XVI. 1555, Fray Luis de 350 132
de Guevara, Epístolas Granada, Oraciones y
familiares. ejercicios de devoción.
por desgracia XVI. 1572, Pedro de Aguilar, XVI. 1585, Juan de la Cueva, 2011 1392
Tratado de la caballería a la Viaje de Sannio.
gineta.
102 JOSÉ LUIS HERRERO INGELMO
por desventura XVI. a 1504, Garci Rodríguez XVII. 1611, Fray Diego de 31 10
de Montalvo, Las sergas del Hojeda, La Cristiada.
virtuoso caballero
Esplandián.
vergonzosamente XV. c. 1430, Pedro del Corral, XVII. 1623 Gonzalo de 169 56
Crónica del rey don Céspedes y Meneses,
Rodrigo… Historias peregrinas y
ejemplares.
lamentablemente XVII. c. 1618, García de Silva XVIII. 1730, Francisco 108 1704
y Figueroa, Comentarios. Máximo de Moya Torres
y Velasco, Manifiesto
universal de los males
envejecidos que España
padece.
por fortuna XIII. c. 1250, Libro de los XVIII. 1736, Benito Feijoo, 1543 1084
buenos proverbios que Theatro crítico universal,
dijeron los filósofos y sabios VII.
antiguos.
desgraciadamente XVI. 1534, Juan Boscán, XVIII. 1780, Francisco Javier 1513 2131
traducción de El cortesano Clavijero, Historia antigua
de Baltasar de Castiglione. de México.
afortunadamente XV. 1439, Conde de Haro, XIX. 1819, Duque de Rivas, 1025 2758
Pedro Fernández de Velasco, Discurso leído en la Junta
El Seguro de Tordesillas. Pública que celebró la Real
Sociedad Patriótica de
Córdoba...
tristemente XV. c. 1400, Barlaam e XIX. 1831, Juan Romero 977 524
Josafat (manuscrito S). Alpuente, Historia de la
Revolución de España.
fatalmente XV. 1434, Marqués de XIX. 1844, Gertrudis Gómez 473 392
Santillana (Íñigo López de de Avellaneda, Espatolino
Mendoza), Defunsión de don [Novelas y leyendas].
Enrique de Villena.
milagrosamente XV. c. 1400-1500, traducción XIX. 1868, Antonio Pilara, 818 396
del Compendio de la Historia de la guerra civil y
humana salud de Johannes de los partidos liberal y
de K. carlista, I.
desafortunadamente XX. 1945, Camilo José Cela, XX. 1929, Enrique Mata, 14 510
Esas nubes que pasan. La televisión.
Fototelegrafía.
trágicamente XV. 1427-1428, Enrique de XX. 1943, Emilio Rodríguez 151 211
Villena, traducción y glosas Demorizi, Vicisitudes de la
de la Eneida. lengua española en Santo
Domingo.
alegrarse (de) que (XIV. 1320, Alfonso de Valladolid, Libro de las tres creencias); gracias a
Dios que (XIV. 1376-a 1391, Juan Fernández de Heredia, Gran crónica de España); es (cosa)
lamentable que (XVI. c. 1553-a 1584, Pedro Cieza de León, Las guerras civiles peruanas); es
un milagro que (XVIII. 1769, José Nicolás de Azara, Cartas de Azara al ministro Roda en 1769
[Cartas a Don Manuel de Roda]); es una suerte que (XIX. 1875, Benito Pérez Galdós, Memo-
rias de un cortesano de 1815); es una desgracia que (XIX. 1843, Mariano Antonio Collado,
traducción de Las aventuras de Telémaco seguidas de las de Aristonoo de Fénelon); menos
mal que (XIX. 1883, Francisco Javier Moya y Jiménez, Las islas Filipinas en 1882); es mila-
groso que (XX. 1902, Vicente Blasco Ibáñez, Cañas y barro).
LOS ADVERBIOS EVALUATIVOS EMOTIVO-AFECTIVOS 105
esperanzadamente
XX
por fortuna
por suerte XVIII
alentadoramente
XVI XX
venturosamente afortunadamente
XVI XIX
dichosamente
XVII
felizmente
XVI
infelizmente
XVI
desafortunadamente
XIX
lastimosamente
XVI vergonzosamente
XVII infortunadamente
XX
desdichadamente
XVI
lamentablemente
XVIII
por desgracia
XVI
desgraciadamente
XVIII
por desdicha
XV por desventura dolorosamente vergonzantemente
XVII XIX XX
tristemente
XIX
fatalmente
XIX
106 JOSÉ LUIS HERRERO INGELMO
Referencias bibliográficas
Fuentes de referencia
CORDE. Real Academia Española. Corpus diacrónico del español [en línea]. <http://
www.rae.es/>.
CREA. Real Academia Española. Corpus de referencia del español actual [en línea].
<http:// www.rae.es/>.
NTLLE. Real Academia Española. Nuevo tesoro lexicográfico de la lengua española [en
línea]. <http://www.rae.es/>.
T R AY E C T O R I A D I A C R Ó N I C A D E L O S A D V E R B I O S
DE MANERA NO INTENCIONALES*
1. Presentación
Entre las muchas cuestiones que suscita la puesta en marcha del Nuevo dicciona-
rio histórico del español (NDHE) descuella el tratamiento de las llamadas pala-
bras gramaticales1. La gramática histórica del español ha privilegiado el estudio
de las llamadas categorías mayores (verbos, nombres, pronombres), pero, en
líneas generales, ha desatendido otras que, como los adverbios o las preposicio-
nes, apenas encuentran acomodo en los principales manuales de referencia y
carecen, por lo general, de monografías diacrónicas propias. Así sucede con los
adverbios léxicos de manera, de los que, a pesar de contar en su número algunas
de las palabras más frecuentes del español, como así, bien o mal, se desconocen
tanto su inventario como su evolución histórica (Rodríguez Molina en prensa).
Este capítulo pretende ofrecer un estudio preliminar de una subclase concreta
de los adverbios y locuciones de manera, aquellos que denotan la ocurrencia de
un evento de manera no intencional, atendiendo a su trayectoria diacrónica y con
miras al tratamiento lexicográfico de estas palabras en el NDHE. La perspectiva
adoptada en este capítulo se ajusta a la principal característica del NDHE, su
carácter relacional. Así, aparte de ofrecer un inventario de qué adverbios y locu-
ciones ha dispuesto el español a lo largo de su historia para expresar la ocurren-
cia de un evento que sucede de manera no intencional, el peso de la descripción
* El presente trabajo ha sido financiado a través de una ayuda del MINECO concedida al
proyecto “Procesos de cambio en la sintaxis del español peninsular” (FFI2012-31972) y se ha
beneficiado de las sugerencias de María Pilar Garcés y Lola Pons.
1
Sobre la puesta en marcha de este proyecto véase Pascual/García Pérez (2007), Campos
Souto (2007), Pascual (2008, 2009), los trabajos reunidos en Garcés (2008) y Campos
Souto/Pascual (2012). El NDHE se ha concebido como un diccionario histórico de nueva
planta que se caracterizará por ser un repertorio electrónico y relacional (http://www.frl.es/),
en el que la vinculación de los lemas y sus acepciones permitirá mostrar las relaciones de los
significados de las palabras en el imprescindible marco de la Semántica, superando así las
limitaciones del orden alfabético y el estrecho corsé de los diccionarios en papel.
110 JAVIER RODRÍGUEZ MOLINA
2. El corpus
El corpus base de análisis consta de 117 textos que abarcan toda la historia del
español, desde el siglo XIII al XXI, parcelada en ocho cortes cronológicos, a razón
de uno por siglo, exceptuando los siglos XX-XXI, que se han agrupado y computa-
do como una única unidad. En este corpus se han fichado todos los adverbios
léxicos y locuciones adverbiales de manera no intencionales. Además del corpus
base, se ha empleado un corpus adicional para refinar el análisis cualitativo y
rastrear primeras y últimas documentaciones de ciertos adverbios. He recurrido
también a los corpus CREA y CORDE para compilar los datos relativos a los
adverbios de manera en -mente, si bien todos los ejemplos extraídos de estas dos
bases de datos y citados en el cuerpo del texto han sido comprobados luego en
sus ediciones correspondientes3.
2
Lapesa (1972: VIII) ya señaló la necesidad de adoptar una perspectiva relacional en el
Prólogo al diccionario histórico: “No se nos oculta que el conocimiento exacto del vocabulario
sólo puede lograrse teniendo en cuenta la situación de cada palabra dentro de su respectivo
campo semántico y estudiando a la vez los valores de los sinónimos, satélites y antónimos”. El
orden alfabético hacía imposible establecer asociaciones de palabras a gran escala, dificultad que
los medios informáticos han superado definitivamente (Campos Souto/Pascual 2012: 165-168).
3
Para las abreviaturas y las ediciones manejadas, véanse las referencias bibliográficas al
final del capítulo. Salvo que se indique lo contrario, mediante la apostilla “despojo parcial”
seguida del fragmento textual analizado, todos los textos han sido leídos y fichados de manera
completa.
4
Los adverbios (a no ser que especifique lo contrario, englobo adverbios y locuciones
bajo la denominación ‘adverbios’ para ahorrar espacio) de manera no intencionales constitu-
yen una subclase dentro de los adverbios de intención, que se dividen en intencionales, como
TRAYECTORIA DIACRÓNICA DE LOS ADVERBIOS DE MANERA 111
adrede o aposta, y en no intencionales, como por ventura y acaso. Los adverbios de voluntad
no intencionales no admiten cuantificadores de grado ni tampoco pueden figurar en construc-
ciones comparativas, porque no denotan una propiedad escalar. Se comportan como adverbios
de manera orientados hacia la actividad o la realización y, sintácticamente, funcionan siempre
como adjuntos. Su posición canónica se encuentra en el interior del sintagma verbal a la dere-
cha del verbo, aunque en la lengua medieval y clásica pueden ocupar también la posición de
foco débil y anteponerse al verbo. Además, pueden funcionar también como adverbios de
tópico, y entonces se sitúan en la periferia izquierda de la oración, generalmente separados de
esta por una pausa entonativa (para todo ello véase Rodríguez Molina en prensa).
5 Ninguno de ellos perviviría en romance. El arrumbamiento de FORTE y sus compuestos
debe ligarse a la suerte de FORS, palabra no heredada por el romance primitivo (FORTUNA y
FORTUITO son cultismos) y pudo deberse, quizá, a la homofonía con FORTIS. Los continuadores
romances de FORTE, por (a)ventura y por ocasión, presentaban una relación morfológica evi-
dente con sus sustantivos correspondientes, así como con los verbos aventurar y ocasionar.
Más complicado resulta explicar la no continuidad de CASŪ, ya que acaso, por caso, etc. tam-
poco formaban parte del paradigma adverbial del romance primitivo (§ 5), aunque sí el sustan-
tivo caso.
112 JAVIER RODRÍGUEZ MOLINA
por ventura
por ocasión
SISTEMA MEDIEVAL
acaso
(+ variantes)
por caso
SISTEMA CLÁSICO de recudida
al descuido
por acaso
por accidente
casualmente
accidentalmente
por casualidad
fortuitamente
por azar
SISTEMA MODERNO por chiripa
por un casual
6 Las flechas continuas indican la trayectoria cronológica del adverbio en la lengua gene-
ral, cuando la flecha se vuelve discontinua debe interpretarse que este se documenta solo espo-
rádicamente o se encuentra marcado diastrática, diafásica o diatópicamente. Marco en negrita
aquellos adverbios de voluntad no intencional más frecuentes y generales en la lengua.
TRAYECTORIA DIACRÓNICA DE LOS ADVERBIOS DE MANERA 113
TABLA 1
Principales adverbios y locuciones no intencionales
SIGLOS
ADVERBIO
XII-XV XVI-XVIII XIX-XX TOTAL
(en la Tabla 1 computo únicamente los datos cuantitativos relativos a los adver-
bios citados en cuanto adverbios de manera, pero no sus empleos como adver-
bios de modalidad o partículas interrogativas).
(2) a. e dixol el nuestro sennor. Sal e aty esta el pueblo que por uentura se enfiniran
por ueer el sennor & morran dellos muchos [FAZ, 18rb]
b. Finó por aventura el bispo del logar [Berceo, MNS, 307a]
c. por auentura un dia que seyen en un burgo que dizien la punbe & la Reyna
doña uraca su muger con el legaron moros ad esora escondidos conbatieron al
burgo & mataron al Rey & dieron ala reyna una lançada enel costado [EstGod,
43v]
d. E tomaronse deso uno ella & su marido & leuaron sus offrendas por los tem-
plos. & entraron en el templo de Jupiter. & fallaron por auentura al sacerdot
que estaua antell altar con su casulla uestida. & su cabeça cubierta [Alfonso
X, EE1, 100r]
7 Lo más probable es que se trate de una locución de creación romance, pues no se han
podido documentar ejemplos latinos de PER ADUENTURAM. No obstante, tal vez se hubiera
usado en latín, ya que en inglés existe la expresión per adventure (Shakespeare, Coriolanus,
acto II, escena I) (Espinosa/Sánchez Lancis 2006: 477), si bien el inglés pudo tomar esta
expresión del latín medieval o renacentista. En algunos textos (a)ventura aparece también
como sinónimo de azar (“que el qui las sopiere bien iogar. que aunque la suerte de los dados le
sea contraria; que por su cordura podra iogar con las tablas de manera que esquiuara el danno
quel puede uenir por la auentura de los dados” [Alfonso X, Axd, 2r]); acepción que pudo
influir sobre la locución adverbial a la aventura, que también puede significar ‘al azar’: “el
camino que llevo es a la ventura” [Cervantes, Nov, Rinc, 164]; “Por lo demás, no quiero refe-
rir incidentes de la navegación de aquella noche, si puede llamarse navegación el vagar a la
aventura, a merced de las olas, sin velamen ni timón” [Galdós, Trafalgar, 110]; “El uno encar-
ta papeles y los va colocando, un poco a la ventura, en una estantería desvencijada” [GiCab,
Notas, 148]. En los textos medievales, por (a)ventura puede presentar un artículo o cuantifica-
dor precediendo al sustantivo ventura, pero en estos casos hay que interpretar la secuencia
como sintagma libre y no como locución adverbial de manera.
TRAYECTORIA DIACRÓNICA DE LOS ADVERBIOS DE MANERA 115
Esta locución equivale a los adverbios latinos FORTUITO, FORTE ‘por suerte’,
‘por casualidad’ y a su familia léxica, adverbios emparentados con FORS, -TIS
Job 26,3 cui dedisti consilium aquien dist |conseio a quien diste consejo
forsitan illi qui non por ventura al qui por ventura, al que
habet sapientiam et non entiende & non a saber, e
prudentiam tuam de|mostrest el tu mostreste el tu saber
ostendisti plurimam grant sen/. por mucho.
8
Como muestran los datos de la Tabla 1, esta última locución fue en la Edad Media
mucho menos frecuente que por aventura y, de hecho, en todo el corpus Bibliamedieval solo
aparece seis veces (Éx 1. 10, 21.13, Nú 35.11, 35.32, De 18.2 y Jos 20.1; todas en GE), por
201 ejemplos de por (a)ventura (computo las variantes gráficas de las dos locuciones).
116 JAVIER RODRÍGUEZ MOLINA
con deseo de saber si por ventura conocían a sus padres [Cervantes, Nov,
EspIng, 240]
c. La cual, como diestra, me entretuvo hasta que hubiera comido y díjome que
volvía si por ventura jugando su ama con el rosario, se le hubiese allí caído la
pieza [MtAlem, Guz, 1.348]
d. […] y abrieron la puerta del ante cámara con vna llaue y luego la del cubierto,
donde allaron por ventura al ayuda de cámara, que era de guarda y andaba
recurriendo puertas y ventanas […] [Quevedo, Cartas, 1645, 41, 318]
(4) a. E falso lleno de nemiga por uentura dexas a dido prennada. e bien deues
entender que si yo agora muero que morra la criatura comigo [Alfonso X,
EE1, 28v]
b. Pues que uio petreo que Julio cesar tan a coraçon auje el fecho & tan acucioso
andaua en ello & que tan bien se le guisaua todo. dubdo & ouo miedo que por
uentura no podrie con el por las grandes compannas quel ueye y tener [Alfon-
so X, EE1, 46r]
c. Patronio loado a dios yo tengo mi fazienda assaz en buen estado & en paz &
he todo lo que me cunple segund mis vezinos & mis eguales & por aventura
mas [Lucanor, 74-75]
d. Mira, hija, quién es: por ventura será quien lo acreciente y allegue [Celestina,
9.236]
9 Falta por estudiar con detalle qué posición concreta ocupan los adverbios acaso, por
ventura, quizá, tal vez y a lo mejor en una escala de modalidad epistémica y si pueden estable-
cerse diferencias entre ellos relativas al grado de certeza que el hablante adjudica al enunciado
donde aparecen, así como si existen diferencias de comportamiento sintáctico entre todos
estos adverbios y, por último, hasta qué punto y en qué grado pueden considerarse sinónimos.
TRAYECTORIA DIACRÓNICA DE LOS ADVERBIOS DE MANERA 117
frase.
(5) a. Quiçab por auentura: Dios meior lo fara / a nos dara uictoria: a el quebranta-
ra [Alex, 677a, O]
b. e, si lo fiziesse, que yo avería / quizá por ventura algunt galardón [Canc.
Baena, 34v] (CORDE)
(6) a. Júpiter, como era muy pagado e muy enamorado d’ella, e la vío cansada e sola
sin toda guarda dixo assí: quiero agora ir a aquella dueña e fazer este furto, ca
lo non sabrá mi mugier, e aun si por aventura sopiere ella la cosa e barajáre-
mos sobr’ello non daré nada por las sus barajas [Alfonso X, GE1 268r]
b. Y si por ventura el dicho Conde Don Simón, siéndole mandado por el Papa, no
lo quisiesse complir, uno de los embaxadores de Aragón lo desafiasse como a
traydor y culpado de crimen de la pontifical magestad lesa [Molina, CArag, 43]
c. ¿por ventura piensa alguno esto ser contra natura? [ÁlvLun, Mujeres, 311]
d. Pues ¿qué hizo el spada por que ganó tu abuelo esse nombre? Dime, ¿por
ventura fue por ellas capitán de cient hombres? [Celestina, 18.320]
e. –¿Conósceme vuessa merced, por ventura? [LRueda, Com, Ar, 142]
Hay que tener en cuenta también, sin embargo, que no siempre resulta posi-
ble distinguir entre estos dos empleos de la locución por aventura, especialmen-
te en entornos condicionales introducidos por si, ya que la secuencia si por aven-
tura puede glosarse tanto como ‘si por casualidad’ o ‘si acaso’ (7a-d).
(7) a. Et ssi por auentura non lançare la suerte del otro & tomare otra pora ssi;
conuerna que lancen tantas uezes fasta que qual quiere dellos acierte en algu-
na destas suertes [Alfonso X, Axd, 66v]
b. E si por auentura te uas con cobdicia de guerra. por fazer plazer a to fijo
Ascanio que ama lidiar. no me desampares por esso. ca yo te dare carrera por
o falles asaz o lidies [Alfonso X, EE1, 29r]
c. ¿Por ventura non conosces tu tierra, que tienes delante tus ojos? Ciertamente
tú la conosces, e si la non conosces sepas que esta es la tierra en la qual fueste
TABLA 2
Evolución diacrónica de por ventura y variantes. Datos cuantitativos
voluntad no intencional y cuándo como locución adverbial de modalidad epistémica, puesto que
no existen pruebas sintácticas precisas que permitan deslindar con claridad ambas funciones de
por ventura. No obstante, tomados en bruto, los datos apuntan a que el empleo de por ventura
como locución adverbial de voluntad no intencional se agota prácticamente en el siglo XVII.
12 En latín el ablativo de CASUS ya funcionaba como adverbio (CASŪ ) equivalente a ‘por
casualidad, accidentalmente, por mala suerte’. En latín imperial el ablativo fue reemplazado
progresivamente por construcciones preposicionales y, así, junto a CASŪ se encuentran EX CASU
(desde s. I a.C.), PER CASUM (s. VI d. C.), AD CASUM (s. VI d. C.) y A CASU (s. VI d. C.) (DEM s.v.
acaso). Para las etimologías de todas estas expresiones véase DCECH s.v. caer, DHLE s.v
acaso, DCR s.v. acaso, DEM s.v. acaso y Espinosa/Sánchez Lancis (2006: 475-480). Nebrija no
recoge acaso como adverbio, pero sí lo hacen el TLEC s.v. acaso (“Lo que sucede sin pensar ni
estar prevenido decimos haber sido acaso y de improviso”) y DAut s.v. acaso (“Vale lo mismo
que sin pensar, casualmente y sin esperarlo, ni imaginarse. Lat Casu, fortasse”).
120 JAVIER RODRÍGUEZ MOLINA
Desde el siglo XII se encuentra la locución por ocasión (9a-c), derivada del latín
OCCĀSĬŌ, -ONIS, a su vez emparentado con OCCIDŌ, compuesto de CADŌ ‘caer’ (OB +
CADŌ ‘caer al suelo, declinar’) (Espinosa/Sánchez Lancis 2006: 475-476). En espa-
ñol antiguo y clásico ocasión presentaba dos significados: (a) ‘accidente imprevis-
to’ > ‘daño grave’; (b) ‘tiempo determinado’, heredados ambos por la locución por
ocasión. La relación entre la etimología de ocasión y el significado de por ocasión
‘por casualidad’ es clara: los eventos que ocurren de manera imprevista son even-
tos que normalmente no están planificados y escapan al control de un agente14.
(9) a. Philip el maior, qui era la rei coronado, morie por occasion en uida de so
padre [LibReg, 18, 30]
b. Omne que a otro omne firiere queriendol matar muera él por ello; e sil feriere
por ocasión, e esto es que lo non quiera fer yl él matare sin su grado, ir se á a
13 El cambio metafórico que lleva desde el espacio y el movimiento hacia otros sectores
de la gramática se cuenta entre los mejor estudiados: así sucedió con la perífrasis ir a + infini-
tivo, que siguió la trayectoria espacio > intención > futuro, y así lo atestiguan los cambios
semánticos experimentados por algunos verbos de ocurrencia y aparición que se vinculan eti-
mológicamente con nociones espaciales, como avenir (< ADUENIRE), caecer (< CADERE), sobre-
venir (< SUPERUENIRE) o suceder (< SUCCEDERE, SUB + CADERE). De hecho, la propia noción de
causación (y su ausencia, como es el caso de los adverbios no intencionales) se presta históri-
camente a un análisis localista, dados los estrechos lazos entre causación, espacio y movi-
miento (Santos/Espinosa 1996: 107-122).
14 El primer significado es el más antiguo, y el único que se documenta en el Cid (vv.
1365, 3460) o en el Alexandre (1618a, ms. O), por ejemplo (Menéndez Pidal 1976: 771).
Alonso de Palencia en 1422 (Ret., 71) glosa ocasión sin ningún matiz negativo: “Ocasión se
dize de aquella parte del tiempo que tiene en sí oportunidad sufiçiente para fazer alguna cosa o
non la fazer […] quando dezimos ocasión significamos alguna oportunidad ayuntada al espa-
çio del tiempo”. En los textos del siglo XIII resulta ya sumamente difícil deslindar con nitidez
estos dos significados de la locución. La elevada frecuencia con la que ocasión concurre con
los verbos matar, ferir o morir, que denotan siempre un suceso infausto, constituye, a mi jui-
cio, un indicio de cuál pudo ser el contexto puente que facilitó el cambio semántico.
TRAYECTORIA DIACRÓNICA DE LOS ADVERBIOS DE MANERA 121
una de las seis cibdades, que serán las tres allend el Jordán e las tres aquend
como estades agora [Alfonso X, GE1, 190v]
c. E díxoles Nuestro Señor allí luego sus leis de las muertes que por ocasión
acaeciessen [Alfonso X, GE1, 318r]
(10) a. partiéndolos él, fue ferido de una saeta que se desarmó por ocasión [Bienan-
danzas, 361v]
b. e morió un fijo d’este Ferrando de la Sierra, que era de la teta, por ocasión,
toviéndolo su madre en los braços [Bienandanzas, 440r]
5.3. ACASO
15 DAut no lematiza esta locución, ni tampoco aparece s.v. ocasión, pero s.v. ocasional-
observa Müller, A CASU se documenta desde Boecio y AD CASUM desde Casiodoro, dato que
aconseja reconstruir una forma *A CASO para el latín tardío hablado, confluencia fonética de
AD CASUM y A CASŪ (DEM s.v. acaso). Así las cosas, el adverbio acaso constituiría un cultis-
mo, hipótesis razonable a la luz de la documentación, ya que los ejemplos filológicamente fia-
bles de este adverbio no aparecen en Castilla hasta el siglo XV.
17 Los ejemplos más antiguos del adverbio que citan Espinosa/Sánchez Lancis (2006:
477), a partir del CORDE, proceden del Libro de los doze sabios (1237) y del Cifar (1305).
122 JAVIER RODRÍGUEZ MOLINA
(11) a. […] eso mesmo ypano τ climas se junctaron al nuestro costado, *τ* aquel
mançebo corembo mjgdonide que en esos días ha caso ujnjera el des auen-
turado, ençendido en amor de Casandra [Villena, Eneida, II, 82v, 10]
b. razón es de fazer dél grand mençión en las istorias de los nobles caballeros
cuando a caso binieren [Games, Victorial, 400]
c. Ellos, como ovieron hecho delicto, por huyr de la justicia, que acaso passava
por allí, saltaron de las ventanas y quasi muertos los prendieron, y sin más
dilación los degollaron [Celestina, 15.301]
d. –Señor, hasme desterrado de sobre fazes de la tierra e aunque de tu faz que
esté ascondido porque mobido e más que movido en la tierra yo sea, [por]
que esté acaso que qualquier que me falle me mate [Bienandanzas, 6v]
Es justamente solo a partir del final de esta centuria cuando el adverbio empieza
a desplegar todo su potencial. Acaso se convirtió en el adverbio de voluntad no
intencional por excelencia del español clásico (12 a-h), ocupando así el espacio
funcional de las formas medievales por aventura y por ocasión, a las que acabó
suplantando (por ocasión no sobrevivió al Otoño de la Edad Media, y por (a)ventu-
ra fue paulatinamente cediendo espacio a acaso a lo largo de los siglos XVI y XVII).
Por ello, deben ponerse en cuarentena, ya que proceden de textos que plantean enormes pro-
blemas filológicos, por estar conservados en copias muy tardías, del siglo XV. En todo el siglo
XIV en el CORDE solo figuran 5 ejemplos de acaso, y cuatro de ellos son aragoneses (el pri-
mer ejemplo de este adverbio citado por el DEM s.v. acaso se ubica en las obras de Fernández
de Heredia), dato que lleva a preguntarse si la posterior aclimatación del adverbio en Castilla
no tuvo una vía de entrada oriental, hipótesis ya sugerida por Espinosa/Sánchez Lancis (2006:
477-478). El DEM s.v. acaso señala que los ejemplos más tempranos de a caso en Italia des-
puntan ya en el siglo XIII, mientras que en catalán los primeros testimonios de a cas, acàs se
registran en el siglo XIV (DCVB s.v. acàs, DECLC s.v. caure). No sería inconcebible que el
empleo del adverbio en estas dos últimas lenguas favoreciera la aclimatación del adverbio en
Castilla, máxime a la luz del temprano ejemplo de Villena (11a).
TRAYECTORIA DIACRÓNICA DE LOS ADVERBIOS DE MANERA 123
18 Como adverbio modal epistémico, acaso se sitúa en la misma escala que tal vez y quizá,
ya que todos ellos expresan duda y pueden combinarse con indicativo y subjuntivo, aunque
presentan algunos comportamientos gramaticales divergentes. A diferencia de quizá y tal vez,
acaso no es focal, normalmente no se emplea para responder a interrogativas totales (aunque
sí se pueden documentar algunos ejemplos, Espinosa en prensa), prefiere el subjuntivo al indi-
cativo (Santos Río 2003: 172) y resulta un adverbio más formal y literario que los anteriores.
Es posible que el reanálisis de acaso como adverbio de modalidad epistémica hunda sus raíces
en el siglo XV, ya que Nebrija testimonia indirectamente este cambio en su vocabulario espa-
124 JAVIER RODRÍGUEZ MOLINA
(13) a. –Mirad, niñas, si tenéis acaso algún cuarto para comprar las candelicas de
mi devoción, porque con la prisa y gana que tenía de venir a traer las nuevas
de la canasta se me olvidó en casa la escarcela [Cervantes, Nov, Rinc, 194]
b. […] y de nuevo pidió a la reina le cumpliese la palabra que le había dado de
dársela, si es que acaso la merecía [Cervantes, Nov, EspIng, 241]
c. Yo, que por andar bien aforrado de paño o vino de Pedro Jiménez no necesi-
té deste santo milagro (y cuando acaso necesitara, por no echar sobre mi
cuerpo la cosa que más aborrezco, que es el arrastrado y sucio elemento del
agua, me quedara hecho otro Lázaro leproso) [Estebanillo, I, 87]
d. Trata en disponer el último y primero viaje a la eternidad, y no la contemples
tan distante como te la aconseja la engañosa ansia del vivir; que acaso podrá
ser que me acompañes hoy desde aquí al mundo indefectible, y que ésta sea
la última pisada que imprimas en este suelo [Torres, Visiones, 225]
e. […] dixo que no sabe ni ha oido decir, que no save por qué es llamado, que
acaso el señor comisario sabra que el declarante ha oido decir algo y él no se
acuerda; y asi dicho señor comisario puede aclararselo qué es lo que ha echo
[DLNE, 1799, 276.663]
f. Acaso el amor no vendría nunca; pero prefería perderlo a profanarlo [Regen-
ta, 1.231]
g. Acaso en el infierno los réprobos no son siempre felices [Borges, Brodie,
99]
ñol-latino, en el que define acaso como “Acaso. forte. fortasse. forsitan aduerbia”, esto es,
mediante un adverbio latino de modalidad epistémica, pero todos los ejemplos de acaso de los
siglos XV-XVI que documento pueden interpretarse también como adverbios de manera inten-
cionales que equivalen a ‘por casualidad’.
TRAYECTORIA DIACRÓNICA DE LOS ADVERBIOS DE MANERA 125
(14) a. E si acaso biene que se aparta della, non beyéndole, quiere morir por él
[Games, Victorial, 290]
b. Que aunque yo sé poco de música, parece que haze aquella vihuela hablar,
pues si acaso, canta, de mejor gana se paran las aves a le oýr, que no aquel
antico de quien se dize que movía los árboles y piedras con su canto [Celes-
tina, 4.171]
c. Ninguna mujer le ve que no alabe a Dios que assí le pintó; pues, si le habla
acaso, no es más señora de sí de lo que él ordena [Celestina, 4.172]
(a) locución condicional: si acaso forma una unidad indivisible que se inter-
preta globalmente y no de manera composicional (dentro del marco interpretati-
vo abierto por la condicional, si acaso expresa la posibilidad más baja que puede
darse para que acontezca el evento denotado por el verbo), documentada desde
el siglo XVI (15a-f), pero cuyo uso se adelgaza en el siglo XVIII (15g-h)20.
junción’/si + acaso ‘por casualidad’, como (15a) y (15b); dualidad que presentan también las
estructuras actuales con si acaso (Montolío 1999: 3676). La NGRAE § 47.2g reporta que en la
lengua popular de Chile se puede emplear coloquialmente el adverbio acaso en lugar de la
conjunción condicional (Acaso quiere, hablo). Aunque no registro ejemplos de la locución
condicional si acaso en mi corpus para el siglo XX, en CORDE pueden encontrarse algunos
casos aislados, empleo que recogen para la lengua actual Montolío 1999: 3676 y Santos Río
2003: 172).
126 JAVIER RODRÍGUEZ MOLINA
d. Y si acaso les queda por sacar alguna rueda de algún atolladero, más se ayu-
dan de dos pésetes que de tres mulas [Cervantes, Nov, LicVid, 287]
e. Pregunté, espantado de esto, a un mendigo que estaba descansando y toman-
do aliento, si acaso había ventas en aquel camino o mesones en los parade-
ros [Quevedo, Sueños, 173]
f. Para lo cual despachó el señor don Francisco de Contreras, presidente de
Castilla, correos a saber la verdad, para el castigo si acaso hubiera sucedido
como lo dijeron [Contreras, Vida, 388]
g. Si acaso le dijeron que / estaba yo dispuesto a pasar a alguna <alguna>
empresa a esa Babilonia de maldades, es falso [DLNE, 1778, 248.]
h. “Por lo que respecta a Jacobo Querini, si acaso sobreviviese a sus graves
heridas, será degollado públicamente en la plaza para terror y ejemplo.”
[MtzRosa, Venecia, 266]
(16) a. –Está bien cuanto vuestra merced dice –dijo Sancho–, pero querría yo saber,
por si acaso no llegase el tiempo de las mercedes y fuese necesario acudir al
de los salarios, cuánto ganaba un escudero de un caballero andante en aque-
llos tiempos [Quijote I, 20.221]
b. Y porque ya es hora de que partamos, por si acaso no nos viéremos más, le
doy este último abrazo, y adiós [Salas Barbadillo, Hija, V, 128]
c. Yo estoy desocupado, podré guiarte a todas las comunidades, por si acaso
has perdido la memoria de las situaciones [Torres, Visiones, 335]
d. Sólo añadiré, por si acaso no te lo han dicho, que ya está únicamente reduci-
da al ínfimo vulgo de los predicadores y que sólo se oye celebrada por las
heces más despreciables de los auditorios [Isla, FGerund, 669]
22 Si acaso expresa el punto más alto en una escala y se emplea generalmente en contex-
tos negativos o dubitativos (Montolío 1999: 3676; Santos Río 2003: 172). Santos Río (2003:
172) cataloga como locución adverbial esta estructura, mientras que Fuentes (2009: 315)
interpreta estos empleos de si acaso como operador argumentativo (Martín Zorraquino/Porto-
lés 1999: 4130).
23 Véase DAut s.v. acaso, DHLE s.v. acaso, Escandell (1999: 3971), Wasa (2001), NGRAE
§ 42.12b, Fuentes (2009: 34-35, 315-316). Señala Espinosa (en prensa) que acaso como partí-
cula introductoria de estructuras interrogativas decrece a partir del siglo XX, probablemente
128 JAVIER RODRÍGUEZ MOLINA
Hemos visto que ejemplos como (18d-f) pueden interpretarse como usos enfáticos
del adverbio acaso que llevan hasta el grado extremo de la escala el significado de
duda propio de este adverbio, hasta el punto de que la duda se acerca a la negación.
Tanto es así que en algunas variedades del español americano, acaso ha dado un
paso más en su cadena de gramaticalización, pues se ha reanalizado como adverbio
de polaridad negativa (DHLE s.v. acaso, de donde tomo los ejemplos (20a-b))24.
debido a la competencia de quizá, tal vez y a lo mejor. Algunos de los ejemplos de (18) resul-
tan ambiguos, ya que en ellos se podría interpretar que acaso equivale todavía a ‘por casuali-
dad’, como en (18a-b).
24 El empleo de acaso como adverbio de negación se ha documentado en Ecuador y
Colombia; de acuerdo con el DHLE s.v. acaso los primeros ejemplos de este uso aparecen en
TRAYECTORIA DIACRÓNICA DE LOS ADVERBIOS DE MANERA 129
el siglo XIX. Véase también Morínigo (1966: 23) y Kany (1969: 323-324), con documentación.
Este empleo de acaso no aparece recogido en el DAM s.v. acaso, aunque sí figura en el DRAE
2001 s.v. acaso, que lo circunscribe a Ecuador, y en el DPD s.v. acaso. No me consta que este
empleo se haya desarrollado en España (DEA s.v. acaso).
25 En los datos correspondientes a la conjunción si acaso he incluido todos los ejemplos
que presentan la estructura si + acaso, aunque como ya he mencionado muchos de ellos podrí-
an interpretarse no como conjunción, sino como la suma de si + adverbio acaso.
130 JAVIER RODRÍGUEZ MOLINA
TABLA 3
Evolución diacrónica de acaso y variantes. Datos cuantitativos
N % N % N % N % N % N %
a caso 1 8% 1 4% 2 3% 1 3% 0 0% 0 0%
acaso 4 31% 11 46% 38 54% 0 0% 0 0% 0 0%
Adverbio de
por caso 6 46% 4 17% 1 2% 0 0% 0 0% 0 0%
voluntad
por acaso 0 0% 0 0% 0 0% 0 0% 2 6% 1 2%
al acaso 0 0% 0 0% 0 0% 0 0% 0 0% 0 0%
(21) a. El primero portero que hallaste es el deseo el qual a todas tristezas abre la
puerta y por esso te dixo que dexases las armas de plazer si por caso las tra-
yas [DSPedro, Cárcel, 5v]
b. E como veemos alcançar riquezas por caso e conservarlas por seso, puédese
creer deste cavallero que complidamente ovo lo uno e lo otro, porque, si
TRAYECTORIA DIACRÓNICA DE LOS ADVERBIOS DE MANERA 131
tovo fortuna para alcançar bienes, tovo asimismo prudencia para los conser-
var [Pulgar, Varones, 141]
c. Los reynos, la nobleza, la honrra y la riqueza, assí como vienen por caso,
assí se goviernan por el tiempo [FdzOv, Claribalte, 4v]
d. Alfin fue hecha de rretazos, i no fue de las 72. de la division, komo es i fue la
Española. I si ói dura, lo debe a la Iglesia Katolika Rromana, en kien kedó,
no por mexor, sino por kaso: i si uvo misterio, ordinariamente Dios eskoxe
lo mas flako para sus maravillas [Correas, Ortografía, 48]
5.7. AL ACASO
Más tardía es la locución al acaso ‘por casualidad’, del siglo XVII (23a), formada
a partir del sustantivo acaso acompañado de un artículo; hoy solo se encuentra
en los textos literarios (23b-d), y no tiene mucho uso (DEA s.v. caso)27. En el
siglo XIX esta locución se emplea también con el sentido de ‘al azar, sin propósi-
to determinado’, sin que resulte fácil deslindar ambos significados (23b-c)
(DHLE s.v. acaso).
26 En CORDE solo encuentro 1 ejemplo del siglo XV, 13 del siglo XVI, 7 del XVII, 39 del
siglo XVIII, 188 del XIX y 60 del siglo XX. El DEA s.v. acaso no registra esta locución.
27 La locución al acaso tuvo mucho éxito entre los escritores decimonónicos, como testimo-
nian las cifras que arroja el CORDE: en este corpus registro 7 ejemplos del siglo XVII, 6 del XVIII,
104 del XIX y 42 del XX, sobre un total de 159 ejemplos. El siglo XIX copa, así, el 87% de las ocu-
rrencias totales de la locución al acaso. En CREA, sin embargo, al acaso solo aparece 15 veces.
132 JAVIER RODRÍGUEZ MOLINA
Todas estas locuciones (por caso, por acaso y al acaso) acabarían rempla-
zando a acaso como adverbio de voluntad no intencional, cuyo empleo producti-
vo se agota en el siglo XIX (DHLE s.v. acaso); si bien estas tres locuciones fueron
a su vez posteriormente sustituidas por las locuciones por casualidad y por azar
en la lengua estándar a partir del siglo XIX y acabaron quedando obsoletas (así
sucedió con por caso), o fueron relegadas al uso escrito (al acaso, por caso).
5.8. ACCIDENTALMENTE
Este adverbio en -mente se formó a partir del adjetivo culto accidental (< ACCI-
DENTĀLIS, -ĀLEM), emparentado con accidente (< ACCĬDĒNS, -ĒNTEM, de ACCIDŌ).
El adverbio accidentalmente posee tres acepciones principales en español: (a)
‘de manera circunstancial, no esencial’; (b) ‘de manera desgraciada, por acciden-
te’; (c) ‘de manera casual, por casualidad’28. Los primeros ejemplos que ofrece
el CORDE de la última acepción, que es la que aquí interesa, proceden del siglo
XV (24a) y no se prolongan de manera productiva más allá del siglo XVIII, aunque
en los siglos XIX y XX se encuentren ejemplos sueltos (24b-d). Además de como
adverbio de manera, accidentalmente puede funcionar como adverbio oracional.
(24) a. que sy enla conjuntiua fuere apostema de sangre que accidentalmente daña-
ra la vista & luego se sigue la letra en que dize: que sy padeciere obtalmia o
vña por si faze scuridad ala vista [Gordonio] (CORDE)
b. Están incapacitados para testar: 1.º Los menores de catorce años de uno y
otro sexo. 2.º El que habitual ó accidentalmente no se hallare en su cabal
juicio [Cód.Civil 1889, § 663]
28 El adjetivo accidental ‘casual, fortuito’ aparece ya en el siglo XIII (DEM s.v. acciden-
tal), aunque los ejemplos escasean hasta el siglo XV. El sustantivo accidente ‘suceso, hecho
casual’ figura también en textos del siglo XIII, y en esta misma centuria se encuentran ya ejem-
plos con la acepción más frecuente hoy ‘suceso desgraciado’ (DEM s.v. accidente, con ejem-
plos alfonsíes). Tampoco este cultismo comenzaría a utilizarse de manera regular hasta el siglo
XV. En la Edad Media accidental, accidente y accidentalmente se empleaban generalmente en
el sentido opuesto a ‘natural’ y su familia de derivados.
TRAYECTORIA DIACRÓNICA DE LOS ADVERBIOS DE MANERA 133
(25) a. […] assí que podemos dezir que, ahunque aquello por accidente fue fecho,
según en lo que pareçe no fue sino misterio de Nuestro Señor, que le plugo
que assí passasse [Amadís, 2.1499]
b. por saber, uno a otro se miraba / y el más sabio los hombros encogía, /
temiendo el golpe del furor presente, / movido al parecer por accidente
[Ercilla, Arauc, 388]
c. Haz cuenta que me ofendiste por accidente, sin dar lugar a ningún buen dis-
curso [Cerv, Nov., Sangre, 307]
29 DAut lematiza el sustantivo accidente pero no registra esta locución, que tampoco figu-
ra en el DEA ni el DRAE. En el Calila se encuentra un ejemplo de la locución por accidente
(DEM s.v. accidente), pero debe ser del copista, dado su aislamiento. En los siglos XV y XVI se
registra también, de manera esporádica, la variante de accidente (DHLE, DEM s.v. accidente).
Ocasionalmente, la locución por accidente puede admitir un artículo indeterminado, por un
accidente, aunque en la mayoría de los casos de este tipo accidente funciona como sustantivo
independiente, de modo que no resulta extraño que la presencia de artículo favorezca la apari-
ción de un modificador a la derecha como fortuito o casual.
30 Esta especialización semántica se produjo ya en latín, como consignan gramáticos
como Caper [CLK VII, 98.8]: “Accidere aliquid aduersi dicito, contingere aliquid pulchri” o
Agroec., [CLK VII, 118.22]: “Contingunt bona, accidunt mala, eueniunt utraque”. La mayoría
de los ejemplos del siglo XV se concentran en tratados médicos, como la Sevillana medicina
de Juan de Aviñón, el Tratado de Cirugía de Guido de Cauliaco, el Gordonio y las Pronósticas
de Gordonio. A la luz de estos datos, es posible que la locución romance calcara un PER ACCI-
DENS latino y que su vía de entrada en castellano se debiera a los galenos que tradujeron estos
textos en el cuatrocientos.
134 JAVIER RODRÍGUEZ MOLINA
d. me vali del arvitrio de ponerle a ésta delante a otro muchacho que por acci-
dente estaba alli y tenia poco más o menos el mismo tamaño del que se supo-
ne agresor y alguna semejanza con su figura [DLNE, 1799, 273]
e. Su madre había muerto no sé si por accidente [GiCab, Notas, 41]
f. Hace unos ochocientos millones de años, algunas de estas células intercam-
biaron genes por accidente [EslGal, Homo, 25]
Los orígenes de las locuciones {por ~ de} casualidad (26a-d), que son las locu-
ciones no intencionales por excelencia del español actual, se retrotraen hasta el
siglo XVIII, si bien ninguna de las dos cobró empuje hasta el siglo XIX31.
(26) a. No discurro entierro, que este me lo ha de pagar otro. ¿Misas? Si por casua-
lidad (que lo dudo) dejare monedas, las mandaré rezar [Torres, Mentecatos,
213]
b. –Tampoco yo lo entendería mucho –respondió el canónigo– si por casuali-
dad no lo hubiera leído pocos días ha en cierto libro que me envió un amigo
de Madrid [Isla, FGerund, 660]
c. ¿Y si por casualidad lo hubiese hecho esta vez? [MtzRosa, Venecia, 274]
d. Esta superstición se afianzó cuando, al empezar a documentarme un poco, di
por casualidad con la historia del viaje de Manuel Machado hasta Colliou-
re, poco después de la muerte de su hermano Antonio [Cercas, SoSal, 21]
Desde el siglo XVIII, la locución por casualidad presenta tres variantes forma-
les: (a) alternancia de preposición {de ~ por} casualidad (27a-b); (b) alternancia
31 DAut no registra la locución por casualidad (sí el adverbio casualmente, que define
como “impensadamente, sin premeditacion ni deliberacion algúna”), ni tampoco lo hace nin-
guno de los diccionarios académicos posteriores. No obstante, en 1791 casualmente se define
como ‘por casualidad’ y, salvo el paréntesis de las ediciones de 1803 y 1817, en las que
casualmente se glosa por ‘con casualidad’, desde 1822 hasta la actualidad se mantiene esta
definición en el DRAE. Hasta donde se me alcanza, el primer ejemplo tanto de la locución de
casualidad como de por casualidad se localiza, según el CORDE, en el suplemento al Tesoro
de Covarrubias s.v. Corebo (“el joven Corebo, el hijo de Migdón, que había venido a Troya de
casualidad en aquellos días, animado por su desmesurado amor por Casandra”) y s.v. cangilón
(“[…] con un lugar de Cassiano que dice: si quis igitur gillonem fictilem quem baucalem nun-
cupavit casu aliquo fregerit [Si alguien (por casualidad rompiese) una vasija de barro, de esas
que llaman bocal”. No hay tales ejemplos, como se podrá observar al contrastar el testimonio
del CORDE con la fidelísima edición del TLCE de Arellano (2006): al volcar la edición que
emplea el CORDE en formato electrónico, conjeturo que se han escaneado también las traduc-
ciones de la Eneida que acompañan las notas de los editores.
TRAYECTORIA DIACRÓNICA DE LOS ADVERBIOS DE MANERA 135
(27) a. El caso era que, por casualidad, estuviese en el balcón [Regenta, 1.379]
b. perdón, Jaguar, fue de casualidad que te empujé, juro que fue casual
[VgLlosa, Ciudad] (CORDE)
c. El otro no era probable que le hiriese a él tirando a veinte pasos; tendría que
ser por una casualidad [Regenta, 2.516]
d. Yo la he localizado, por pura casualidad, y creo que se halla gravemente
enferma [Mendoza, Savolta, 337]
e. Mattei musita algo ininteligible y encoge los hombros, sin atreverse a decir,
una vez más, que él está sentado en el banquillo por mera casualidad [El
País, 01/12/1987: “La mayor matanza”] (CREA)
f. y también influye mucho el entorno, o sea, si tú estás saliendo todas las
semanas con tus mejores amigos, con unos que se fuman porros, que se
meten pastillas tal y cual, el primer año, a lo mejor no te metes nada, el
segundo tal bien, pero llegará un día que por una puta casualidad lo prue-
bes […] [CREA, oral]
Respecto del primer caso de variación, los datos del CORDE (Tabla 4) certi-
fican que la variante de casualidad fue siempre minoritaria respecto a la más
general por casualidad 32.
TABLA 4
Variación formal por {de ~ por} casualidad
XVIII 2 2 88 98 90
XIX 1 0 314 100 315
XX 24 6 366 94 390
32 A juzgar por los datos del CORDE y del CREA, de casualidad parecer ser más frecuen-
te en América que en España (el DEA s.v. casualidad la marca como ‘popular’).
136 JAVIER RODRÍGUEZ MOLINA
CREA, pues el corpus no ofrece datos suficientes como para extraer una genera-
lización fiable33:
TABLA 5
Variación formal por {Ø/una} casualidad
XVIII 91 94 6 6 97
XIX 333 90 39 10 372
XX 1300 98 22 2 1322
(28) a. ¿Crees tú, por casualidad, que Cristo iba a tirarle un lechazo a Hernando de
Miguel por el hueco de la escalera, o a preocuparse de si un guardia le pega
un porrazo a un gamberro […] [Delibes, Mario, 176] (CORDE)
b. He subido a casa de mis primos y no contesta nadie a mis llamadas. ¿Sabe
usted por casualidad si es que no están en Madrid? [Laforet, Mujer, 208]
(DEA s.v. casualidad)
33 A veces no resulta fácil distinguir cuándo por una casualidad es una locución y cuándo
muy vinculada a la lengua coloquial (DRAE 2001, DEA s.v. casual) y, según
algunos autores, reviste un carácter vulgar (Gómez Torrego 2005: II, 615). Se
trata de una locución privativa del español peninsular (NGRAE § 30.11f)34.
(29) a. ¿Viaja usted de incógnito? ¿Por un casual, será usted Don Jaime? [Valle,
Luces, III, 69]
b. Señá Isidora ¿Es usté el maestro, por un casual? [Arniches, Sainetes, 146]
c. No es por nada, ¿sabe? Yo sé que es usted un hombre discreto que no se va
de la lengua, pero a lo mejor, por un casual, se le escapaba a usted algo y ya
teníamos monserga para quince días. Aquí mando yo, como usted sabe, pero
las mujeres ya las conoce usted... [Cela, Colmena, 101]
5.12. CASUALMENTE
(30) a. Fui dudoso si por carta o tractado esto faría, onde, para resolver la torpente
meditaçión bisulcada, recorrí al bíblico libro de vida abrir casualmente sin
eleçión, difigiendo la visual colupna en la parte que se más en el prompto
presentase [Villena, Consolación, 224]
b. Y Antón Zotes, a quien llegaron estas noticias por haberlas oído casualmen-
te en la puente Vizana a un criado del maragato Andrés Crespo, al tiempo
que cargaba la recua, al instante envió a llamar a los dos famosos gaiteros,
ofreciéndoles veinte reales a cada uno, traídos y llevados, comidos y bebidos
[Isla, FrGerund, 615]
c. Ni el uno ni el otro habían querido acaso aludir al Corregidor; pero ambas
frases fueron casualmente tan adecuadas a lo que acababa de suceder allí,
que don Eugenio de Zúñiga se puso, lívido de cólera [Alarcón, Sombrero,
101]
34 Los datos del CREA y el CORDE corroboran esta distribución dialectal: 26/27 casos de
por un casual en CORDE proceden de autores españoles, 26/26 en CREA.
35 Casualmente adverbio oracional se encuentra fuera del alcance tanto de la negación
TABLA 6
Datos casualmente CORDE
SIGLO N %
XV 4 0,75%
XVI 5 0,9%
XVII 39 7,3%
XVIII 92 17,2%
XIX 226 42,4%
XX 166 31,2%
TOTAL 532 100%
al acaso
por un casual
por ocasión
por caso
por acaso
VOLUNTAD
por casualidad
por casualidad
CONJUNCIÓN si acaso
6. La locución al descuido
(31) a. Ella por no perder los dados y que no debía apetecer amores tan de repelón,
quiso dármelo. Comenzó a tender las redes en que cazarme. Así al descuido,
con mucho cuidado, iba descubriendo sus galas, que eran buenas guarnicio-
nes de oro y otras cosas, que traía debajo de una saya entera de gorbarán de
Italia [MtAlem, GUZ, 1.348]
b. Mezclábanse al descuido entre la gente y, como padres comunes de bolsas
desamparadas, si hallaban alguna huérfana la recogían con tanta caridad que
la hospedaban en su mismo pecho [Salas Barbadillo, Hija, I, 89]
c. […] limpiélo muy bien y, por ver que proseguían las corrientes, entré en mi
aposento y saqué un gran puñado de telarañas, y muy al descuido fui tapando
las pequeñas cretas hechas en aquel rostro de peñasco [Estebanillo, I, 127-128]
d. Y ya que una cosa llama a otra, díganos usté por vida suya, y así tenga Dios
en descanso el ánima de su señora madre (conocíla mucho, y era una
mujer..., ¡válame Dios, qué mujer era!), díganos usté qué cosa es modestia
de la voz. Porque ansí, al descuido, con cuidado se dejó usté caer este voca-
bro, y yo no entiendo bien lo que sanefica [Isla, FGerun, 659-60]
Más reciente es la locución por descuido ‘por casualidad’ (32a), que el DRAE
s.v. 2001 no registra, pero sí aparece en el DEA, que la marca como coloquial.
(32) a. No quería ver a ningún conocido, lógico. Pero, por desgracia (no por azar,
sino por desgracia, por descuido, ya que debía haber pasado aquellos dos
días en alguna parte de Montevideo en que no hubiera la menor posibilidad
de ver gente conocida), en el café Tupi-Nambá advirtieron mi presencia
Bayce y una muchacha rubia, pintora, que también había conocido en Mon-
tevideo en otro tiempo [Sábato, Héroes, 257] (CORDE)
Nebrija recoge el sustantivo descuido, pero no la locución, que sí figura ya en DAut s.v. des-
cuido: “Modo adverbial, con que se dà á entender que alguna cosa se hace ó se dice como des-
cuidandose voluntariamente y de intento”. Esta locución figura sin marca alguna en el DRAE
2001 s.v. descuido, pero debería ser portadora de ella (no figura en el DEA).
TRAYECTORIA DIACRÓNICA DE LOS ADVERBIOS DE MANERA 141
7. El adverbio fortuitamente
(33) a. τ eso mismo que se temia que seles podría perder por robo o agua o por otro
qual quier caso fortuito [DLE 1449, n.º 246, Segovia]
b. Los paganos llamauan fortuna a todo lo que por caso fortuito acaesçia sin
alguna euidente causa: & qual quier cosa que enla vida delos ombres seguia
variedad contraria [APalencia s.v. fortuna]
c. pero la fortuna buena viene fortuitamente a buenos y a malos, sin preceder
algún examen de merecimiento, y por esto se llama fortuna [Huerta, Traduc-
ción de los libros de Historia natural de los animales de Plinio, 92r]
(CORDE)
8. La locución de recudida
En el siglo XVI surge la locución de recudida ‘de rebote’ > ‘por casualidad’, for-
mada sobre el sustantivo recudida, derivado a su vez de RECUTIO ‘sacudir’. Esta
locución solo se emplea en los siglos XVI y XVII (34a-c)37.
(34) a. Tomó Marialonso por la mano a su señora, y, casi por fuerza, preñados de
lágrimas los ojos, la llevó donde Loaysa estaba; y, echándoles la bendición
con una risa falsa de demonio, cerrando tras sí la puerta, los dejó encerrados,
y ella se puso a dormir en el estrado, o, por mejor decir, a esperar su conten-
to de recudida [Cervantes, Nov, Cel, 361]
b. Y desta manera se entiende causar los cielos por sus influencias, en nosotros,
buenos y sotiles o no tales entendimientos, y, por consiguiente, indirecta-
37 La registra ya DAut como locución s.v. recudida, donde hace a este sustantivo sinónimo
de resulta ‘el efecto que, como secundariamente, se sigue de alguna cosa’; la relación entre
recudida y el azar o la casualidad se observa mejor en la definición de resultar: “Vale tambien
nacer, originarse, ò venir una cosa de otra, por incidencia ò casualidad”. El DRAE 2001 s.v.
recudida aparece sin marca alguna, pese a que no se encuentra ningún ejemplo de la locución
en CREA.
142 JAVIER RODRÍGUEZ MOLINA
La locución por azar ‘por casualidad’ (35a-c) es muy moderna, ya que hasta el
siglo XIX no figura en los textos. A pesar de que el sustantivo azar ‘lance desfa-
vorable en el juego de los dados’ > ‘mala suerte, desgracia’ (del árabe hispano
*azzáhr ‘dado’), se documenta en castellano desde el siglo XIII, la locución por
azar es con toda probabilidad un galicismo, acuñado sobre per hasard38. Esporá-
dicamente, la locución admite la presencia en posición prenominal de los adjeti-
vos puro y mero modificando a azar. Aunque en origen azar tenía un significado
negativo, conservado aún en portugués azar ‘(mala) suerte’, en español y gallego
azar perdió este rasgo y se hizo equivalente de ‘fortuna’, ‘casualidad’.
38 “No obstante su orígen comun, este vocablo y el hasard frances difieren grandemente
en su significación. Y así, lo que entre franceses y galiparlistas es ‘golpe de azar’, entre nos-
otros se dice golpe de fortuna, acaso, logro casual: en estilo familiar chiripa: en el juego bam-
barria […] ‘Por azar’ es Por acaso, Por ventura, Por fortuna, Por casualidad, sin pensar
[…] Hasard se puede traducir, según los casos, por SUERTE, ACASO, LANCE, RIESGO y otras
voces, menos por AZAR, que solo significa en castellano desgracia impensada” (DG s.v. azar).
En francés hasard se emplea como adverbio equivalente a ‘por casualidad’ desde el siglo XVI
(TLF s.v. hasard). No obstante, el DCECH s.v. azar cita la existencia de un ejemplo del sus-
tantivo azar ‘casualidad, caso fortuito’ en Lope de Vega, pero, como digo, por azar no se
documenta hasta el siglo XIX y, como afirma el DCECH, esta la acepción del sustantivo azar
‘casualidad’ no es frecuente hasta el siglo XVIII. En el DRAE 2001 s.v. azar no figura por azar
como locución, pero sí lo hace en el DEA s.v. azar. Sobre la etimología de azar véase DAAL
s.v. atzar.
TRAYECTORIA DIACRÓNICA DE LOS ADVERBIOS DE MANERA 143
moteca de Cataluña […] Sánchez Mazas también contó ante una cámara la
historia de su fusilamiento [Cercas, SoSal, 42]
(36) a. […] consideré cuán inconveniente y deshonroso era que se ocupase en tan
bajos menesteres un joven destinado a ser, dentro de algún tiempo, generalí-
simo de los ejércitos de mar y tierra, gran almirante, ministro, y quién sabe si
rey de algún reinito chico que le caería por chiripa en los repartos europeos
[Galdós, Carlos IV, 225]
b. Luisa habla de los exámenes: Rogelio Cano ha aprobado por chiripa [Aub,
Valverde, 347]
c. Me hice terapeuta aficionado por pura chiripa [EslGal, Homo, 11]
resulta fácil proponer una hipótesis segura. El DCECH s.v. chiripa sugiere el francés charippe
‘carroña’ (quizá a través del cruce de charogne con el alemán gerippe ‘costillar, esqueleto’),
forma dialectal francoprovenzal que en el lenguaje de los jugadores adquiriría, por sentido
figurado, el significado de ‘crápula, mala persona’, acepción que también ha desarrollado el
francés charogne (TLF s.v. charogne y s.v. carogne). La trayectoria posible del cambio sería,
entonces, ‘crápula’ > ‘persona que gana haciendo trampas’ > ‘persona con suerte’. Un cambio
semántico meliorativo similar se ha producido en el español cabrón ‘cornudo’ > ‘mala perso-
na’ > ‘persona con suerte’ (¡qué cabrón! Ha ganado la lotería). El DRAE s.v. cabrón no regis-
tra esta acepción meliorativa, pero sí acoge la acepción ‘experimentado y astuto’, propia de
Cuba. Otros etimólogos han apuntado al quechua čirípak ‘para el frío’ > chiripá ‘especie de
falda que llevan el gaucho y el indio’, vocablo rioplatense, pero como se apunta en el DCECH,
esta etimología resulta problemática por diversas razones.
40 El DRAE no registra ninguna de estas dos locuciones, y tampoco lo hace el DEA.
144 JAVIER RODRÍGUEZ MOLINA
por} chamba, de coña; dado que no las he documentado en el corpus, no les con-
cederé mayor espacio41.
10. Conclusiones
CORDE: de chamba solo aparece dos veces, por chamba una vez y no hay ningún caso de de
potra. Ni el DRAE 2001 ni el DEA recogen acepciones adverbiales para potra, chamba y
coña. Sobre la etimología y cronología de chamba (probablemente de chambón ‘torpe en el
juego’, del portugués antiguo chamba ‘pierna’) y potra (‘hernia’ > ‘suerte’), véase DCECH
s.v. chamba y potra.
TRAYECTORIA DIACRÓNICA DE LOS ADVERBIOS DE MANERA 145
42 La historia de los adverbios no intencionales entronca así con la historia del cambio y la
pérdida léxica, estudiada a través de las categorías gramaticales; línea de investigación que
solo se ha aplicado a la historia del español de manera incipiente (Dworkin 2005, 2012, con
múltiples referencias). Dejo pendiente para futuras publicaciones el estudio de las causas de
todos estos cambios, que son múltiples, ya que en ellos entran en juego tanto factores internos
–desgaste fonético (erosión), homonimia, complejidad morfológica, polisemia (carga semánti-
ca excesiva), aislamiento morfológico y concurrencia entre variantes– como externos (presti-
gio sociolingüístico, contacto de lenguas, diferencia oral/escrito, factores dialectales).
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GÓMEZ TORREGO, Leonardo (2005): Cómo hablar y escribir correctamente. Madrid: Arco
Libros.
TRAYECTORIA DIACRÓNICA DE LOS ADVERBIOS DE MANERA 155
1. Introducción
rencia.
158 MARÍA BELÉN VILLAR DÍAZ
3 En el momento en que redactábamos estas líneas se defendía, por ejemplo, la tesis doc-
toral de Mónica González Manzano, quien, bajo la dirección de la profesora Coloma Lleal,
había dedicado su investigación, precisamente, a la gramaticalización de los marcadores epis-
témicos en español. En el presente acercamiento general haremos alusión, lógicamente, a
dicho trabajo, así como a otras tesis doctorales o monografías (Torner Castells 2007; Estellés
2009) defendidas en los últimos años en el marco del análisis general de la categoría adverbial
y/o de su gramaticalización.
4 No entraremos en consideraciones terminológicas acerca de las muy diversas denomina-
ciones que las unidades objeto de los estudios pragmáticos o discursivos han recibido hasta la
fecha (conectores, operadores, partículas discursivas, marcadores…). Aquí, y en adelante,
hablaremos de forma genérica de marcadores o marcadores del discurso.
LA EVOLUCIÓN DE LOS ADVERBIOS Y LOCUCIONES ADVERBIALES 159
pues, en este breve acercamiento, con la siguiente cita, que nos permite acceder
al elemento definitorio esencial del proceso general de gramaticalización:
Grammaticalization refers to that part of the study of language change that is con-
cerned with such questions as how lexical items and constructions come in certain
linguistic contexts to serve grammatical functions or how grammatical items develop
new grammatical functions (Hopper y Traugott 2003: 1-2).
(Unidades léxicas libres) > Adverbios verbales > Adverbios oracionales > Marcadores
(s)he indicates that (s)he shares it with a wider group of people, possibly inclu-
ding the hearer” (Nuyts 2005: 14)
Se establecerá, pues, una gradación entre la relación del locutor con sus pro-
pias creencias o actitudes y su relación con el interlocutor y la opinión de este
último. Enseguida volveremos sobre estas nociones.
3. La modalidad epistémica
8 Pueden relacionarse con este punto, por ejemplo, la distinción entre epistemicidad inter-
na y externa (cf. Fuentes Rodríguez 1991) o la gradación de los verbos epistémicos en verbos
evidenciales o de juicio (cf. Palmer 1986).
9 Más adelante se tratará en detalle la diferencia entre el significado conceptual y el signi-
ficado procedimental en relación con las condiciones de verdad. Por otra parte, aunque “en la
actualidad se sostiene que la distinción entre significado vericondicional y no vericondicional
no es fundamental” (Murillo Ornat 2010: 252), sí parece pertinente conservar la dicotomía en
el marco de análisis como el que aquí presentamos, en el que, en el seno de la modalidad epis-
témica, las condiciones de verdad de lo expresado pueden determinar un criterio importante de
evolución.
LA EVOLUCIÓN DE LOS ADVERBIOS Y LOCUCIONES ADVERBIALES 163
Según ha podido señalarse anteriormente, los últimos años han sido escenario de
un aumento exponencial del número de estudios lingüísticos dedicados al análi-
seguro y correlato, por tanto, del adverbio seguramente. Las locuciones que pudieron sufrir un
proceso histórico de gramaticalización (de seguro, por seguro) ofrecen una representatividad
limitada en español contemporáneo y aquellas otras que aparecen con mayor frecuencia (a
buen seguro) presentan una evolución menos rica en matices.
164 MARÍA BELÉN VILLAR DÍAZ
12 Excepción a esta regla son las opiniones personales aportadas por autores como Juan de
Las líneas que se presentan a continuación buscan introducir algunos de los ele-
mentos de análisis que se utilizarán posteriormente para describir la evolución de
las unidades estudiadas, así como dar cuenta de algunas de las dificultades –a
menudo insalvables– a las que el investigador contemporáneo se enfrenta en la
ardua labor de discriminación de los valores y usos que una determinada unidad
léxica presenta a lo largo de la historia.
15
Siguen existiendo, todavía, ciertos desequilibrios de orden textual y diatópico, así como
determinados problemas de orden gráfico, por lo que se prevé una etapa de “refinamiento y
normalización en el plano gráfico y textual” (Pascual Rodríguez y Domínguez 2009: 81).
166 MARÍA BELÉN VILLAR DÍAZ
porque el cambio se precipita de forma catastrófica en unas pocas décadas hacia sen-
tidos propios de un marcador discursivo, o por una cuestión puramente técnica:
muchos de esos cambios se fraguan en la conversación, en la interacción dialógica se
van cargando de contenidos subjetivos y tardan por ello en llegar a registrarse en la
lengua literaria y documental.
16 Tendremos más adelante la ocasión de ver en qué medida es posible, en el uso intraora-
cional del adverbio, hablar de la aparición de una incipiente subjetividad. Discutiremos enton-
ces la noción de contexto puente, que, tomada de Heine (2002), es defendida a ultranza por
estudios como el de González Manzano (2013), opción que nos parece imprescindible ma-
tizar.
LA EVOLUCIÓN DE LOS ADVERBIOS Y LOCUCIONES ADVERBIALES 167
Ahora bien, si sobre el papel la diferenciación de los tres valores parece senci-
lla, el análisis de cualquier corpus muestra que la delimitación en contextos reales
de uso presenta múltiples dificultades de compleja resolución, pues “carecemos
de indicios formales inequívocos de cómo transcurre el cambio” (Pons Rodríguez
2010: 553). En lo que atañe a los adverbios en -mente, muchas son las páginas
que se han dedicado a listar los criterios formales semántico-sintácticos que per-
miten establecer fronteras nítidas entre los usos verbal y oracional: el alcance de
la negación y de la interrogación, las restricciones relacionadas con la Aktionsart
verbal, la frecuencia de uso o la posición sintáctica del adverbio en o con respecto
a la oración17. Si algunos de estos criterios parecen efectivos en los ejemplos ad
hoc propuestos en los estudios especializados, su efectividad parece diluirse cuan-
do nos enfrentamos a los textos reales –y, con mayor razón, a los textos diacróni-
cos– tomados de los corpus de referencia. Especialmente problemáticos resultan
los criterios de frecuencia y posición sintáctica. Así, por ejemplo, a pesar de la
defensa que determinados autores han hecho del valor de ésta última como ele-
mento discriminador del alcance de una unidad adverbial (Traugott y Dasher
2002: 9), a menudo, más que como un criterio definitivo, debe ser considerada
como una tendencia, dado el importante número de contraejemplos existentes
(Torner Castells 2007: 43). Y si las dificultades son grandes en la delimitación
entre los usos intra y supraoracional, mayores son todavía los problemas a los que
nos enfrentamos a la hora de establecer diferencias efectivas entre los valores
supra y extraoracional. De este modo, como podremos comprobar, existe todo un
panel de ocurrencias ambiguas, cuya interpretación semántica reposa, en último
término, en la conciencia lingüística del investigador, a menudo falseada, según
hemos tenido ocasión de señalar, entre otras cosas por su visión moderna del
texto, así como por las decisiones editoriales de la obra tomada como referencia.
18 Para una información más detallada acerca de las características sintácticas de los mar-
cadores discursivos pueden verse, entre otros, Portolés y Martín Zorraquino (1999) o Llamas
Saíz (2010).
LA EVOLUCIÓN DE LOS ADVERBIOS Y LOCUCIONES ADVERBIALES 169
Los valores de por cierto como adverbio oracional y como marcador del discurso
no pueden establecerse a partir de criterios formales. En lugar de ello, la diferencia
entre ambos [puede justificarse] con argumentos semánticos: la parte introducida
mediante PC parece reforzar19 el discurso previo, esto es, se relaciona con él.
4.3.1. Realmente
Se documenta por primera vez esta forma adverbial, según los corpus disponi-
bles, en la segunda mitad del siglo XIV, aunque su aparición en esta centuria
resulta más que esporádica (CDH documenta una sola ocurrencia, mientras que
CORDE se limita a tres). De modo continuado, realmente se emplea, pues, en
19 En cursiva en el original.
20 Sirvan como botón de muestra un par de ejemplos: para González Manzano (2013: 83)
en “sé ciertamente que vos no soys amado” (su ejemplo 17), el adverbio, ya oracional, habría
sufrido un blanqueo semántico que impediría la posibilidad de parafrasearlo por el circunstan-
cial de manera cierta/certera, afirmación que no compartimos, en la medida en que, como
veremos, esta forma adverbial tiende a combinarse desde sus orígenes con verbos epistémicos,
con respecto a los cuales conserva, creemos, su estadio inicial de adverbio verbal. Del mismo
modo, en su ejemplo 87 (“y ansí protestó por la deidad angélica que en esta xornada me acom-
pañó de no te contar cosa que salga de lo que realmente vi y mi guía me mostró”), la autora
considera que “realmente no aporta una complementación modal al verbo a la oración, sino
que realza la fuerza ilocutiva de la afirmación” (p. 111), opinión con la que no nos mostramos
de acuerdo, pareciéndonos que la combinación del adverbio con el verbo ver no puede sino
transmitir una información evidencial, incompatible, a nuestro juicio, con todo valor discursi-
vo de la unidad analizada.
LA EVOLUCIÓN DE LOS ADVERBIOS Y LOCUCIONES ADVERBIALES 171
castellano a partir del siglo XV, aparición tardía que se ha explicado (González
Manzano 2013: 84) por la naturaleza culta de esta unidad, que la contrapone a
las que analizaremos en los apartados siguientes.
Realmente se emplea en sus orígenes como adverbio intraoracional con fun-
ción circunstancial. En este ámbito, ofrece desde las primeras ocurrencias un sig-
nificado de localización real o metafórica en el espacio, que favorece la multipli-
cación de estructuras bipartitas de contraposición, en las que algo acontecido de
verdad (y, por tanto, demostrable) se opone a elementos derivados de mundos
ajenos al real (el sueño, la fábula, la imaginación…):
(1) Los que les passa por la voluntad que esto fuese en reuelaçion e non realmente,
fazeles esto dezir las siguientes ogepçiones… (Mosé Arragel de Guadalfajara,
Traducción y glosas de la Biblia de Alba,1422, CDH)21.
(2) Ansí como Venus fue fija de Júpiter realmente, es fija la voluntad del entendi-
miento moralmente (Enrique de Villena, Traducción y glosas de la Eneida.
Libros I-III, 1427, CDH).
(3) Si por ventura digas que esta vision fue imaginaria & non fue cosa alguna real-
mente por los ojos de san Johan vista, podria alguno dezir que aquella vision
non fue del todo imaginaria (El Tostado, Libro de las paradojas, 1437, CDH).
(4) […] de la cual ovo cincuenta fijas, como dize el texto. E afirman los istoriales
que fue ansí realmente (Enrique de Villena, Traducción y glosas de la Eneida.
Libros I-III, 1427, CDH).
pus de referencia.
172 MARÍA BELÉN VILLAR DÍAZ
(5) Yo busqué realmente durante mucho tiempo un cuadro que bastase a dar consis-
tencia a mi decorado, que todo lo volviese a la realidad, y encontré, por verdade-
ra casualidad, éste (Ramón Gómez de la Serna, Automoribundia, 1948, CDH).
(6) El lindo elogio de Gide no es del todo certero, porque el español suele distinguir
muy bien entre espera y esperanza; pero es lo cierto que, poética y realmente,
toda Sala de espera, Salle d’Attente, es siempre de algún modo Sala de Esperan-
za, Salle d’Espoir” (Pedro Laín Entralgo, La espera y la esperanza. Historia y
teoría del esperar humano, 1957, CDH).
(7) Así que aquella virtud contraria a la afetación, la cual por agora nosotros la lla-
maremos desprecio, […] no sólo descubre luego el saber de quien la hace, mas
te en el marco de dicotomías explícitas a lo largo del siglo XIX; sin embargo, como veremos,
será la forma en realidad la que destaque de manera particular en este sentido.
LA EVOLUCIÓN DE LOS ADVERBIOS Y LOCUCIONES ADVERBIALES 173
aun hartas veces parece mucho más de lo que es realmente (Juan Boscán, tra-
ducción de El Cortesano de Baltasar de Castiglione, 1534, CDH).
(8) Hacen asimismo en la guerra ser los hombres sin miedo, y realmente yo tengo
por imposible que en corazón de un hombre donde una vez haya entrado amor
pueda jamás entrar vileza (Juan Boscán, traducción de El Cortesano de Baltasar
de Castiglione, 1534, CDH24).
(9) En fin reprehenden infinitas cosas, muchas de las cuales merecen por cierto
reprehensión, porque realmente no se puede negar que entre nosotros no haya
muchos bellacos y malos hombres y que estos nuestros tiempos no sean harto
más llenos de vicios y maldades que aquellos suyos (Juan Boscán, traducción de
El Cortesano de Baltasar de Castiglione, 1534, CDH).
Las nociones básicas que constituyen el significado de los modales, que nos
hablan de fuerzas, obligaciones y barreras en el mundo físico y real se transfieren
metafóricamente a otros niveles más abstractos, como el de los razonamientos o cre-
encias de los hablantes (Elvira 2006: 643).
(10) No había visto en mi vida un farol, pero esta noche he comprendido realmente
lo que es un farol: lo he visto (Ramón Gómez de la Serna, Automoribundia,
1948, CDH).
24
Estudio aparte merecería, pues sobrepasa los límites de la presente contribución, estu-
diar el papel esencial que Juan Boscán parece haber tenido para la introducción y difusión de
los nuevos valores, quizá en relación con el ámbito de la traducción.
174 MARÍA BELÉN VILLAR DÍAZ
(11) Quedé perplexo viendo seguirse assí, una tras de otra, tantas desgracias; real-
mente que27, si dezirse puede en alguna manera, creý que todo el pueblo estava
conjurado y lleno de demonios (Gonzalo de Céspedes y Meneses, Varia fortuna
del soldado Píndaro,1626, CDH).
(12) …permitieron los cielos que nos viéssemos libres de un tan grande peligro, y
realmente que él fue uno de los mayores que yo tuve en mi vida (Gonzalo de
Céspedes y Meneses, Varia fortuna del soldado Píndaro,1626, CDH).
25 Solo en este sentido –y solo dentro del análisis del valor intraoracional del adverbio–
podríamos aceptar la explicación de la importancia de la combinatoria verbal de adverbio y
verbo epistémico como contexto puente (cf. Heine 2002), tal como argumenta González Man-
zano (2013). Ahora bien, mucho más delicado nos parece considerar que la presencia de ver-
bos epistémicos “contribuyó a la consolidación del valor [del adverbio] como marcador del
discurso» (p. 115) o que “verdaderamente y ciertamente se gramaticalizan junto a verbos epis-
témicos o verbos de habla” (p. 119). Si cierto es que la aparición de estos verbos junto a las
unidades léxicas que nos interesan presenta un claro interés para comprender su evolución, no
menos cierto es, por una parte, que su importancia no puede sino ceñirse a la etapa intraora-
cional (única en la, dependiendo el adverbio del verbo, existe combinatoria posible), y, por
otra, que no es posible generalizar, como veremos, las conclusiones obtenidas a partir del
adverbio realmente al resto de adverbios de modalidad epistémica, en los que la combinación
con verbos cognitivos no solo se da desde las primeras ocurrencias, sino que es absolutamente
mayoritaria.
26 Recordemos, no obstante, como ha sido señalado arriba, que la posición sintáctica sólo
puede ser tomada como una tendencia, no como garantía absoluta de un determinado valor
adverbial.
27 La forma realmente que alterna en el corpus con realmente, aunque su frecuencia de
(13) Dicen que aquélla es la perfeta hermosura, pero realmente no es sino una des-
honestidad cubierta con un no sé qué que engaña a los necios (Juan Boscán, tra-
ducción de El Cortesano de Baltasar de Castiglione, 1534, CDH).
28 Más adelante podremos poner en relación estos valores pragmáticos con aquellos otros
desarrollados por la locución en realidad, en el marco de un mismo subparadigma. Volvere-
mos, pues, sobre estas cuestiones.
176 MARÍA BELÉN VILLAR DÍAZ
(14) … ofrecían a los ojos del auditorio el horrible espectáculo de muertes y quejas
verdaderas, y de sangre humana realmente vertida (Ignacio de Luzán, La Poé-
tica o reglas de la poesía en general y de sus principales especies, 1737, CDH).
valor que, sin desaparecer, compartirá espacio a partir de entonces con el aumen-
to progresivo de complementaciones surgidas de juicios personales del hablante:
(15) Pero la primera obra que tenemos, realmente digna de llamarse aritmética, se
escribió después de Eudemo y Teofrasto (Carlos Andrés, traducción de “Origen,
progresos y estado actual de toda la literatura”, de Juan Andrés, 1793, CDH).
Un último y somero apunte nos permitirá cerrar este brevísimo vuelo sobre la
historia de realmente, apunte relativo esta vez a la aparición del adverbio en con-
textos dialógicos. Lejos de la relativa frecuencia de aparición en este tipo de con-
textos de alguno de los adverbios que analizaremos luego (ciertamente), real-
mente no se documenta en nuestro corpus, en un marco reactivo, más que de
manera anecdótica y no antes de finales del siglo XIX. En su valor primero de
mera afirmación, apenas lo encontramos (se preferirá el uso de ciertamente), de
manera que vehicula generalmente negación, bien unido al adverbio no (ejemplo
18), bien en contextos inferenciales de oposición (ejemplo 19), aunque también
para este uso se preferirá, como comprobaremos, el empleo de otra unidad, en
realidad:
4.3.2. En realidad
30 “¡O quánt pocos se fallarán oy en este miserable siglo que d’este maldito lazo sean
librados! E avnque no en realidad, a lo menos en trabajar por ello quanto pueden e en la des-
ordenada cobdiçia, que es lo peor” (Fray Álvaro de Zamora, fragmento –Fernando de la Torre,
Libro de las veynte cartas e quistiones–, 1449, CDH).
178 MARÍA BELÉN VILLAR DÍAZ
TABLA I
Porcentajes de empleo de en realidad de (la) verdad y en realidad (España)
en CORDE31
(20) Yten, por quanto muestran gastos que dizen que fisieron particulares, e porque
aquellos non se pueden saber sy no por su juramento, que juren solenemente
delante de todo el consejo sy los dichos gastos se fisieron en realidad de la ver-
(24) El cubrir promptamente la ropa de el lecho, luego que se sale de el por la maña-
na, se tiene por asseo; siendo en realidad porquería y porquería dañosa (Benito
Jerónimo Feijoo, Theatro crítico universal, I, 1726, CORDE).
(25) Cándida no bajó, aparentemente, “porque estaba cansada de ceremoniales”; en
realidad, porque no tenía vestido (Benito Pérez Galdós, La de Bringas, 1884,
CDH).
(26) Esta frase, en apariencia tan pobre, tiene en realidad un sentido literalmente
infinito (José Ortega y Gasset, Meditaciones del Quijote, 1914, CDH).
XVIII, y sobre todo a partir del XIX, realmente tienda a especializarse en la fun-
ción de refuerzo, proceso que, en nuestra opinión, se encuentra todavía en desa-
rrollo, mientras que en realidad, probablemente, haga lo propio –y de manera
mucho más marcada– en el ámbito de la oposición, sirviendo, fundamentalmen-
te, como ya señalaban Corominas y Pascual (1991: 830 [1983]) para “contrapo-
ner lo real a lo supuesto anteriormente, con leve matiz adversativo”32.
Ello explicaría el hecho de que en realidad parezca permitir inferencias prag-
máticas diferentes a las que implicaría el uso de realmente en ejemplos como el
que sigue:
El uso de en realidad en (27), implica una suerte de disculpa por parte del
locutor, disculpa que sólo puede ser comprendida por el oyente en la medida en
que supone la aceptación mutua de una inferencia compartida en el universo
común (“para argumentar debería partir de esta fuente”), inferencia a la que el
locutor, sin embargo, se opone, disculpando así su desconocimiento de la fuente
en cuestión y su consiguiente reticencia a basarse en la misma. Nótese que el uso
de realmente conduciría la interpretación más bien hacia el ámbito del refuerzo
del argumento según el cual la alusión a la fuente en cuestión excede de verdad
los límites del hablante.
La hipótesis planteada permitiría igualmente comprender, al menos en parte,
el hecho de que sólo realmente haya desarrollado valor ponderativo (de refuer-
zo), mientras que en realidad, que complementa igualmente desde los orígenes
elementos adjetivos –aunque en muy menor grado–, se limita a ofrecer en este
ámbito un simple valor de constatación o, dadas determinadas circunstancias
contextuales, una cierta contraposición a inferencias existentes, lo que justifica
que se acompañe a menudo de conjunciones de tipo adversativo o concesivo:
32 Hasta tal punto se percibe actualmente como esencial el valor opositivo de en realidad,
que la entrada correspondiente a dicha locución en el Diccionario de partículas (Santos 2003)
no recoge sino tal valor: “Señala lo que el hablante presenta, a la vez, como real y como hecho
principal, por lo que, por un lado, suele contraponerse a aparentemente […] y a teóricamente
[…] y, por otro, aparece muy frecuentemente en la proposición relevante de una estructura
contrastiva, sea adversativa, concesiva o cuasi-concesiva”. Nótese que, por el contrario, en la
entrada realmente se ofrecen todavía ambos valores, el de refuerzo (“de verdad, efectivamen-
te”) y el de oposición (“en realidad, en la realidad, de hecho”).
LA EVOLUCIÓN DE LOS ADVERBIOS Y LOCUCIONES ADVERBIALES 181
TABLA II
Usos de realmente y en realidad en estructuras sintácticas típicamente opositivas
Estructura Ocurrencias
4.4.1. Ciertamente
(29) Quiérente tus vassallos a traïçión matar / oy a seer el día que lo as a provar; /
fueras Dios, non es omne que te pueda prestar,/ sepas çïertamente34 non puedes
escapar (Anónimo, Libro de Alexandre, 1240-1250, CDH).
(30) Deue el obispo amonestar a las yentes que no vayan a aquellos logares en rome-
ría fueras si fallassen y ciertamientre cuerpo o reliquias dalgún sancto o que
ouiesse y morado o fuesse y martiriado (Alfonso X, Primera Partida, 1256-
1263, CDH).
(31) Nos estauamos en cabo de la huerta en un requexo. & ueyendo la maldad & el
tuerto que esta fazie. corriemos alla. & uimos ciertamiente de tod en todo lo que
fazien (Alfonso X, General Estoria. Cuarta parte, 1280, CDH).
gráfica ni morfológica, ciertamente presenta un enorme grado de variación, tanto gráfica (gra-
fía correspondiente al fonema africado alveolar sordo) como morfológica (diferentes formas
sufijales). La ventaja de nuestro corpus de referencia sobre otros corpus existentes, como
CORDE, es que la lematización operada permite acceder automáticamente a todas las ocu-
rrencias del adverbio, independientemente de su representación escrita. Hemos tenido en
cuenta, pues, para nuestro análisis, todas las variantes posibles del adverbio estudiado. Sirva
este comentario para el análisis que realizaremos posteriormente del adverbio seguramente.
35 Como hemos podido mostrar en incursiones anteriores en el estudio de ciertamente
(Villar Díaz 2012, en prensa), un análisis estadístico de las ocurrencias de este adverbio en el
periodo comprendido entre 1240 y 1300 muestra que la combinación del mismo con el verbo
epistémico saber se eleva al 37,3% de los casos documentados, porcentaje que aumenta al
48,3% si consideramos únicamente la etapa comprendida entre 1240 y 1280.
LA EVOLUCIÓN DE LOS ADVERBIOS Y LOCUCIONES ADVERBIALES 183
(32) …uiene por ellas a ssaber más ciertamente lo que non ssabría dotra guisa
(Alfonso X, Setenario, 1252-1270, CDH).
(33) ¿Quándo aprendistes vos todas estas cosas, que tan sotil & tan ciertamente me
respondéis a ellas? (Anónimo, Libro del cavallero Cifar, 1300-1305, CDH).
(34) Assí se cumplirá aquel dicho que dize: “Dum tempus habemus operemur bene”.
Porque, ciertamente, perder el tiempo, pérdida es irrecuperable (Anónimo,
Libro del cavallero Cifar, 1300-1305, CDH).
El hablante puede, por medio del adverbio ciertamente, expresar una valora-
ción personal acerca de un hecho que considera fehaciente, así como reforzar el
valor de verdad de la misma en el marco de la comunicación, con fines discursi-
vos. Coincidimos con González Manzano (2013: 102) en considerar que una
parte importante de las ocurrencias oracionales de la unidad estudiada parecen
mostrar, desde la Edad Media, función pragmática, función favorecida, muy
posiblemente, por la marcada movilidad sintáctica del adverbio, que lo dotará de
una flexibilidad ausente en otros elementos léxicos (certas, por cierto) en plena
competencia con él en los primeros tiempos de su historia:
Ciertamente irrumpe en el paradigma algo más tarde [que por cierto], pero
adquiere ya desde el XIII todos los valores de por cierto. […] Desde el principio, cier-
36 No en vano, por certeza se entiende, según el DRAE (22.ª edición), “el conocimiento
seguro y claro de algo”, “la firme adhesión de la mente a algo conocible, sin temor de errar”.
184 MARÍA BELÉN VILLAR DÍAZ
tamente goza, además, de una libertad posicional mucho más restringida para por
cierto y –especialmente– certas, que le viene dada por el paradigma, en este caso
morfológico, al que pertenece, el de los adverbios en -mente (Estellés 2009: 220).
37 Con un pequeño repunte, sin embargo –según los datos extraídos de CDH– del valor
intraoracional a lo largo del siglo XV, tendencia que terminará abruptamente en los últimos
años de la centuria.
38 Ello no significa, no obstante, que el valor intraoracional de ciertamente haya desapare-
cido por completo, pues todavía hoy es posible documentarlo en los corpus: “… no permite
saber ciertamente si es hoja o mariposa hasta que asienta su levedad en el río” (Wenceslao
Fernández Flórez, El bosque animado, 1943, CDH). Ahora bien, en términos absolutos su
empleo resulta hoy prácticamente anecdótico y, en gran medida, debe ser vinculado a la idio-
sincrasia de determinados escritores, asunto que merecería un estudio profundo.
39 En este tipo de contextos, ciertamente, al igual que cierto, puede manifestar únicamen-
te asentimiento, pero, sobre todo en los usos actuales, puede también “tener, provisto de la
adecuada entonación, carácter anticipador y predictivo: anticipa una restricción en que se
expone la idea principal para el hablante, que es la que él defiende, en un contexto de reacción
polifónica” (Santos 2003: 245), “expresa el reconocimiento previo o concesión de un hecho
LA EVOLUCIÓN DE LOS ADVERBIOS Y LOCUCIONES ADVERBIALES 185
(35) JUAN. ¡Ay dolor! / Escuchai, padre, señor, / ¿quién vos dize aquí el contrario? /
Mas estaros ié mejor / la pica qu’el famolario.
FRAILE. Ciertamente. / Ya Dios, el mundo y la gente / desprecian nuestros afa-
nes, / y era poco inconviniente / renunciar los balandranes.
(Bartolomé de Torres Naharro, Comedia soldadesca, 1517, CDH).
La locución por cierto goza de un estatus peculiar, puesto que es la única de las
unidades aquí analizadas que, habiendo sufrido una completa desemantización,
vehicula esencialmente en la actualidad significado puramente procedimental
(continuación y digresión). Es, por ello, la que mejor responde, desde una pers-
pectiva restrictiva, a las condiciones exigidas por la gramaticalización, de ahí el
enorme interés que su estudio ha despertado, sobre todo desde el punto de vista
del análisis sincrónico de su funcionamiento actual en el discurso.
Pero contamos también con diversos análisis de su proceso evolutivo de gra-
maticalización, entre los que destaca la tesis doctoral de Estellés (2009)40. A
pesar de las ligeras críticas que dicho trabajo ha podido recibir, relativas bien a la
importancia que la autora concede, ya desde publicaciones anteriores, a la tra-
ducción como método de comprobación del cambio (Espinosa Elorza 2008: 135-
136), bien a la interpretación particular de determinadas ocurrencias (Pons
Rodríguez 2010: 560), consideramos que se trata de una exposición completa,
seria y de calidad. Así, aunque podamos compartir en ocasiones las reservas de
Elorza y, sobre todo, de Pons Rodríguez (pues, como hemos dicho ya, interpretar
documentos antiguos con ojos modernos está lejos de ser tarea objetiva), retoma-
defendido o defendible por otro, anticipando una adversación radical, donde, con el debido
relieve se expresa el hecho o dato defendido por el que habla, presentado como hecho princi-
pal” (Santos 2003: 38). Se trata de una suerte de valor pragmático de oposición, que, a dife-
rencia del analizado para en realidad, no enfrenta la realidad a la irrealidad (sean estas físicas
o metafóricas), sino el argumento del hablante al del oyente, en el marco de la polifonía del
discurso.
40 Realizada bajo la dirección de Salvador Pons.
186 MARÍA BELÉN VILLAR DÍAZ
remos aquí las principales líneas de evolución de por cierto planteadas por Este-
llés, aunque a partir de los datos, en ocasiones ligeramente divergentes, de nues-
tro corpus de referencia.
La historia de por cierto comienza a escribirse en castellano muy temprana-
mente, en 1200:
(36) Dixo Ysaac: «Vino a my to ermano con arte et priso tu bendicion». E dixo Esau:
«Por cierto es clamado so nombre, ca me enarto otra vez: e mi mayoria priso e
agora tollio mi bendicion» (Almerich, La Fazienda de Ultra Mar, 1200, CDH).
A lo largo del siglo XIII, su uso será intenso41, alternando con otras construc-
ciones como de cierto y en cierto –cuyo análisis excede los límites de nuestra
exposición–. En su empleo intraoracional, mayoritario en esta etapa, por cierto
funciona como complemento predicativo de determinados verbos (tener por
cierto42) o se presenta en idéntica combinación sintagmática que ciertamente,
privilegiándose su uso junto a verbos epistémicos o de lengua (ejemplo 37), sin
perder por ello la posibilidad de dar cuenta de significados relacionados con el
mundo estrictamente evidencial (ejemplo 38):
(37) Por alimpiarse de sus pecados / non calçaban çapatos. / Noche e día a Dios ser-
vién / sabet por cierto que non dormién (Anónimo, Vida de Santa María Egip-
ciaca, 1215, CDH).
(38) Las gentes castellanas quando esto oyeron / que venié su señor e por cierto l’
tovyeron / nunca tamaño gozo castellanos ovyeron / todos con alegría a Dios
gracias rendieron (Anónimo, Poema de Fernán González, 1250, CDH).
41 Estellés recurre a elementos culturales para explicar la expansión de la forma que nos
ocupa frente a lexías anteriores del mismo paradigma, como certas: “su expansión [de por
cierto] coincide con la reforma del castellano emprendida por Alfonso X, en la que se priori-
zan las formas patrimoniales castellanas frente a las foráneas o latinizantes” (2009: 211).
42 Nótese que, en este caso, la fijación de la locución es todavía mínima, pues se pueden
introducir entre sus elementos constitutivos cuantificadores de todo tipo (por más cierto, por
bien cierto), establecer esquemas de coordinación e incluso someter el adjetivo a variación
genérica y numérica: “La rectórica otrossí es art pora afermosar la razón e mostrarla en tal
manera que la faga tener por verdadera e por cierta a los que la oyeren de guisa que sea cre-
ída” (Alfonso X, General Estoria, Primera parte, 1275, CDH).
LA EVOLUCIÓN DE LOS ADVERBIOS Y LOCUCIONES ADVERBIALES 187
(39) Comién pan de ordio, / que non d’al / por çierto non echaban sal (Anónimo,
Vida de Santa María Egipciaca, 1215, CDH)43.
(40) Véngassete emiente –dixo el ribaldo– desta palabra que agora dexiste, ca, por
cierto, mucho mejor me respondió un hombre bueno a las preguntas que le fazía
que tú no sabes responder (Anónimo, Libro del cavallero Cifar, 1300-1305,
CDH).
Sea cual sea, en cualquier caso, la datación exacta del primer uso argumenta-
tivo de por cierto, y quizá matizando en consonancia la cita ofrecida a continua-
ción, nuestro análisis de las ocurrencias de por cierto en CDH reafirma la ten-
dencia señalada en los apartados anteriores, a saber: desde épocas tempranas, los
43 Este es el primer ejemplo aportado igualmente por Estellés y justificado por ella como
pretación subjetiva de las ocurrencias del corpus, Estellés se sirve del estudio de diferentes tra-
ducciones a partir del latín. La propuesta es seductora y no carece de interés, aunque, en el
marco de la construcción analizada, no nos parece que los resultados obtenidos sean lo sufi-
cientemente relevantes como para “liberar” –al menos completamente– “al lingüista de la res-
ponsabilidad de la interpretación” (Estellés 2009: 53).
188 MARÍA BELÉN VILLAR DÍAZ
distintos valores posibles de la construcción conviven, aunque, eso sí, con una
frecuencia de aparición marcadamente diferente, ganando terreno solo progresi-
vamente los usos oracionales –especialmente extraoracionales– sobre los inicia-
les empleos verbales, circunscritos al marco de la proposición.
(41) Digo esto, Leriano, porque la pena que recebirás de la culpa que cometiste será
castigo para que tu pagues y otros teman; que si a tales cosas se diese lugar, no
sería menos favorecida la desvirtud en los malos que la nobleza en los buenos.
Por cierto, mal te has aprovechado de la linpieza que heredaste; tus mayores te
mostraron hazer bondad y tú aprendiste obrar traición; sus huesos se levantarían
contra ti si supiesen cómo ensuziaste por tal error sus nobles obras (Diego de
San Pedro, Cárcel de Amor, 1482-1492, CDH).
(42) Con efecto, en los seis dias que tuve la honra de lograrle por mi huesped, se
entrego tan ansiosamente a la letura de la Historia que apenas acertaba a dejar-
la de las manos ni aun para comer. Y, aunque protesto que no me habia de
hablar palabra de ella hasta que, cotejada con los manuscritos, pudiese hacer
juicio cabal del todo, se le conocia bien en todas sus acciones, gestos y movi-
mientos que la obra le habia cuadrado extranamente. En fin, la mañana del dia
ultimo que estuvo en mi casa (era, por cierto, martes; que martes habia de ser
un dia tan aciago para mi), despues de habernos desayunado juntos, me dijo
que era preciso encerrarnos (José Francisco de Isla, Historia del famoso predi-
cador Fray Gerundio de Campazas alias Zotes, 1758, CORDE, apud Estellés
2009: 75).
Sin poder recoger aquí en detalle la explicación que Estellés (2009: 80-93) da
acerca de la adquisición del nuevo valor discursivo por la locución estudiada,
diremos, a modo de resumen, que, en su opinión, habrían sido determinantes, por
una parte, la aparición de por cierto en estructuras parentéticas, que habrían
favorecido el desarrollo de la nueva información pragmática, y, por otra parte, el
hecho de que, en este tipo de estructuras, la locución presenta un valor epistémi-
co no focal (Nuyts 2001) que a su vez habría facilitado la especialización semán-
tica en el ámbito de la intensificación. Ahora bien, como señala la propia Este-
llés, otras unidades como ciertamente cumplen ambas características y, sin
embargo, no han desarrollado valor digresor. Entra aquí en juego la noción de
paradigma, de la que ya hemos ido apuntando pinceladas y sobre la que volvere-
mos más tarde, en razón de la cual ciertamente y por cierto se habrían “reparti-
do” los distintos usos posibles, manteniéndose el primero como elemento episté-
mico y especializándose el segundo en el valor digresivo.
Con respecto a la complementación adjetiva, apuntemos únicamente que, en
consonancia perfecta con lo hasta aquí señalado, por cierto se irá especializando
progresivamente como modificador en el seno de estructuras parentéticas, que
favorecerán también la adopción de significado digresor. Nótese, así, que un
hablante no transmite ideas similares si dice Es una chica nueva, ciertamente
encantadora (intensificación) o si afirma Es una chica nueva, por cierto encan-
tadora (digresión parentética).
Un último apunte nos permitirá aludir rápidamente a los usos dialógicos de
por cierto. La presencia de la locución en este tipo de contextos es netamente
anterior a la presentada por las unidades del mismo subparadigma, excepción
hecha de certas, a la que, como ya se ha señalado, sustituye con frecuencia desde
el siglo XIII y hasta la desaparición de la misma en el siglo XV. Desde los prime-
ros ejemplos, documentados de manera abundante en el Libro del cavallero
Cifar, se aprecia que la locución se apoya generalmente, como adverbio reacti-
vo, en otros adverbios reforzadores del sentido de la respuesta dada (esencial-
190 MARÍA BELÉN VILLAR DÍAZ
(44) –Señora –dixo él– decirlo heis al rey, mi señor, si acá viniere?
–Por cierto –dixo ella–, razón es, que por él vine yo de mi tierra acá.
(Anónimo, Libro del cavallero Cifar, 1300-1305, CDH).
4.5. SEGURAMENTE
Sin llegar a ofrecer una evolución tan espectacular como la de por cierto, segu-
ramente presenta una historia particular, que lo aleja, en un momento dado, desde
el punto de vista semántico, de sus compañeros de paradigma realmente y cierta-
mente. Veamos, pues, para terminar este breve viaje, algunos de los aspectos que
permiten comprender el destino personal del adverbio.
Aparece seguramente por vez primera en castellano, de acuerdo con los resul-
tados de nuestra búsqueda en CDH, en el siglo XIII:
(45) Mas porque no penséys que no sé responder, digo que deleyte de vna hora es
dormir e complir hombre su voluntad con vna gentil donzella o muger que es
graciosa, a la qual ombre ama e quiere mas que a todas las cosas del mundo e
45 En cualquier caso, los ejemplos de por cierto, sí dialógicos afirmativos están, igual-
(46) Fijo, come seguramente, ca tal es la carne del enemigo como la del puerco & tal
sabor ha (Anónimo, Libro del cavallero Cifar, 1300-1305, CDH).
(47) O caballeros, yd seguramente, sin temor de coraçón, e fazed tomar a çaga los
enemigos de la cruz de Jhesuchristo (Anónimo, Tratado de la comunidad, 1370,
CDH).
A partir del siglo XV, sin perder esta primera significación, que se mantendrá
viva hasta hoy, si bien de forma muy poco representativa (Santos 2003:144),
seguramente comenzará a activar un segundo sema del adjetivo original, que
corresponde a la segunda acepción recogida por DRAE “cierto, indubitable y, en
cierta manera, infalible”. Esta segunda opción semántica, parafraseable por con
certeza, viene a hacer de seguramente un sinónimo más o menos perfecto de
ciertamente, tanto en su dimensión puramente evidencial (ejemplo 48) como,
sobre todo, epistémica –en combinación, por tanto, con verbos cognitivos y,
sobre todo, de lengua– (ejemplo 49):
(48) E ellos, tanto que esto oyeron, entendiéronlo e dixieron asý como aquellos que
se non catavan nada de tal cosa: “Aquí lo fallaredes seguramente lo prended et
judgadlo a vuestra voluntad (Anónimo, Los Miraglos de Santiago, 1400, CDH).
(49) Estas cosas todas y otras muchas infinitas que a todo el mundo son muy noto-
rias, seguramente las puedo contar, aunque cierto de mi mano muy más pobla-
das irán de fe que de eloqüencia (Juan del Encina, Cancionero, 1481-1496,
CDH).
cias ambiguas (cierto, todavía escasas frente a los usos intraoracionales) en las
que la interpretación del adverbio como supraoracional o incluso como extraora-
cional de refuerzo argumentativo parece posible:
(50) Pensaron los gentiles e los poetas que era en esta tierra el paraiso & seguramen-
te heraron (Anónimo, Traducción del Mapamundi de San Isidoro, 1467, CDH).
(52) Vosotros, los extranjeros, podréis tener muchos duques de Alba, pero segura-
mente no tendréis un José María (Fernán Caballero, La gaviota, 1849, CDH).
(53) Dicen que eso es falso, que los hombres no andamos así. ¡Pero debiéramos
andar! Y así seguramente andaríamos y gesticularíamos los españoles en el
siglo de Oro, cuando éramos dueños del mundo (Leopoldo Alas, La Regenta,
1884-1885, CDH).
(54) ¿Dónde están los que hoy se les pueden comparar? No en talento –debe haber-
los–, no en saber –seguramente los hay– sino en dignidad (Max Aub, La galli-
na ciega, 1971, CDH).
(55) PIPÍ. Pues con ése se ha estado jugando, y cuando la decían: Mariquita, una
copla, vaya una copla, se hacía la vergonzosa; y por más que la estuvieron azu-
zando a ver si rompía, nada. Empezó una décima y no la pudo acabar porque
decía que no encontraba el consonante; pero D.ª Agustina, su cuñada… ¡Oh!
Aquella, sí. Mire usted lo que es… Ya se ve, en teniendo vena.
DON ANTONIO. Seguramente [~ ciertamente]. ¿Y quién es ése que cantaba
poco ha, y daba aquellos gritos tan descompasados?
(Leandro Fernández de Moratín, La comedia nueva, 1792, CDH).
(56) –Me acompañará usted.
–Seguramente [~ ciertamente].
(Benito Pérez Galdós, Misericordia, 1897, CDH).
(57) ¿No hay dichosos que se extravían, que se precipitan y tienen necesidad de
nuestra dirección y consejo? Seguramente [~ probablemente], mas por regla
general la felicidad escucha mal las amonestaciones de la prudencia (Concep-
ción Arenal, El visitador del pobre, 1860, CDH).
(58) –La muy asquerosa. Por algo te tirará los tejos, hombre.
–Seguramente… [~ probablemente]
(Darío Fernández Flórez, Lola, espejo oscuro, 1950, CDH).
(59) La biografía estaba ilustrada con un dibujo de líneas seguramente muy finas en
el original (José María Merino, La orilla oscura, 1985, CDH).
LA EVOLUCIÓN DE LOS ADVERBIOS Y LOCUCIONES ADVERBIALES 195
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LA EVOLUCIÓN DE LOS ADVERBIOS Y LOCUCIONES ADVERBIALES 199
Fuentes de referencia
CARMELA PÉREZ-SALAZAR
GRISO. Universidad de Navarra
1. Introducción
Es sabido que las actitudes del hablante –los tipos de interacción que impone res-
pecto del oyente o sus juicios sobre el mensaje– se manifiestan lingüísticamente
de muy variadas formas: se transmiten con la entonación, con el modo verbal,
con el uso de ciertos verbos o construcciones modales o de determinados adver-
bios y locuciones o, incluso, por medio de la organización sintáctica. Aunque no
siempre es posible trazar fronteras nítidas, estos recursos expresivos hacen posi-
ble interpretar si el hablante declara, pregunta, ordena o desea, o si se compro-
mete más o menos con la verdad de aquello que transmite; en definitiva, permi-
ten establecer distintos tipos de enunciado según la modalidad1. El espacio
geográfico, el tiempo y el contexto comunicativo condicionan las manifestacio-
nes verbales de la actitud del hablante; así pues, la modalidad es susceptible de
análisis variacionistas.
En estas páginas, mi propósito es ocuparme, con perspectiva diacrónica, de la
modalidad del enunciado denominada epistémica, y en concreto revisar el com-
portamiento histórico de dos secuencias adverbiales que se han capacitado para
1 Véase Jiménez Juliá (1989) para una revisión crítica de los conceptos de modalidad,
modus clausal y modo verbal. El autor sitúa en Bally el origen del tratamiento que las gramá-
ticas españolas de corte tradicional hacen de las actitudes del hablante, y destaca el grupo de
autores que rechazan la simplificación tradicional (Jespersen; Seco; Rubio; González Calvo,
entre otros). Gutiérrez Ordóñez (1996: 91-94) reflexiona sobre los conceptos de modalidad y
enunciación y señala cuál es su lugar en la sintaxis. Martín Zorraquino (1998) recuerda el
valor polisémico del concepto de modalidad y revisa las partículas de modalidad epistémica y
deóntica. También Ridruejo (1999: 3212-3214) revisa el concepto de modalidad en la tradi-
ción gramatical y recuerda las distinciones entre dictum y modus, modalidad implícita y explí-
cita, modalidad deóntica y epistémica, modalidad de la enunciación y del enunciado, y entre
actos locutivos e ilocutivos. Véase, además, la NGLE (vol II, § 42.), sobre modalidad y actos
de habla.
202 CARMELA PÉREZ-SALAZAR
2 Fuentes (2011: 81) señala que la duda, la posibilidad, la probabilidad y la hipótesis son
conceptos aparentemente equivalentes, pero no siempre sustituibles, y apunta que las situacio-
nes discursivas que precisan son diferentes. En Fuentes (1991: 297) distingue entre probabili-
dad y posibilidad (dimensión lógica de los hechos, por tanto del dictum) y grado de certeza del
hablante (perteneciente al modus).
3 La gramaticalización, en palabras de Garachana (2011: 37), se entiende como “creación
de palabras gramaticales desde palabras léxicas o construcciones más complejas que se reana-
lizan a partir de un mecanismo de cambio conceptual, que descansa en procedimientos cogni-
tivos como la metáfora y la metonimia.”. La pragmatización, según Ridruejo (2002: 98-99),
que también lleva consigo un cambio semántico, supone la habilitación de un elemento o una
construcción para desempeñar funciones pragmáticas. Fuentes (2011: 78, n. 6) prefiere hablar
exclusivamente de gramaticalización, aunque las unidades en cuestión actúen sobre el enun-
ciado o el texto, ya que, señala, la pragmática es una perspectiva, no una parcela del estudio
lingüístico.
4 Utilizo, para este trabajo, las bases de datos académicas, esto es, el CORDE y el CREA.
Incluyo los testimonios sin modificaciones e indico, por este orden, fecha, autor y obra (o, en
su caso, artículo y publicación periódica).
5 Así el DRAE (s.v. mejor); Moliner (DUE, s.v.); Santos Río (2003: s.v. mejor, mismo);
Fuentes (2009: s.v. a lo mejor, lo mismo). También se refieren a la coloquialidad de estos ele-
mentos Fuentes (1991: 12-13) y González Calvo (1998: 347-351).
A LO MEJOR, LO MISMO. DE LA COMPARACIÓN Y LA IDENTIDAD 203
6 Barrenechea (1979: 45-49) analiza los adverbios que expresan la inseguridad del hablan-
te. Martín Zorraquino (1998) describe las partículas de modalidad espistémica en español
actual, señala su versatilidad distribucional y apunta rasgos que las diferencian de otras unida-
des. Congosto (2008: 481-484) descubre, en la revisión que realiza de gramáticas y estudios
que se han ocupado de los adverbios de duda, un inventario “rico y variado” (Congosto 2008:
481). Remito a este trabajo para una visión de la clasificación y descripción de estos signos en
las gramáticas de Bello, Gili Gaya y Kany y en el Esbozo, y para las apreciaciones de Carbo-
nero, Kovacci y Fuentes sobre su comportamiento discursivo.
7 Santos Río (2003) y Fuentes (2009) ofrecen sendos repertorios imprescindibles de partí-
culas y conectores y operadores en los que describen y ejemplifican los valores y el comporta-
mento gramatico-textual de estas entidades en español actual.
8 Este autor organiza la nómina en tres grupos: fórmulas lexicalizadas indicadoras de
incertidumbre; adverbios, giros y locuciones que denotan duda + posibilidad (entre ellos, a lo
mejor) adverbios y locuciones que denotan duda + posibilidad elevada. No incluye este autor
la fórmula lo mismo.
9 En Fernández Alcaide (2011a) aborda el estudio de igual en su valor adjetivo y como
formante de construcciones.
204 CARMELA PÉREZ-SALAZAR
10 Obsérvese que no incluye la NGLE en este grupo probablemente, que, sin embargo, se
encuentra, como indicador de conjetura, desde la primera edición del Diccionario académico
(AUTORIDADES: s.v.). Kovacci (1999: 755) lo sitúa entre los indicadores de modalidad dubi-
tativa. Moliner (DUE: s.v.) y Santos Río (2003: s.v.) lo describen como indicador de posibili-
dad marcada (‘muy posiblemente’).
11 La NGLE no diferencia los valores de duda y probabilidad, frente a trabajos especiali-
13 Aunque, según Congosto (2008: 489-490), hasta el siglo XVIII no se produce una
“afluencia significativa” de su empleo como adverbio de duda. Obsérvese que por (a)ventura
y acaso coinciden en su significado original: ‘por casualidad’. Espejo y Espinosa (2012: 756)
documentan el paso de este último al valor de duda “en contextos propicios”.
14 Me permito aportar aquí algunos datos relativos al momento de aparición, al valor y a
de 1803 (NTLLE: s.v.). Datos sobre la presencia cuantitativa de este adverbio en Espejo y
Espinosa (2012: 756, nota 20). Según Barrenechea (1979: 47) en la actualidad es el más usado
de los adverbios en -mente que expresan duda.
17 Hasta entonces, se emplea como circunstancial de modo o como modificador de adjeti-
vo. Los diccionarios monolingües y bilingües lo recogen sin excepción desde el siglo XV
(NTLLE: s.v.).
18 Hay que esperar al Diccionario manual de la Academia de 1950 para ver incorporada
esta acepción: ‘probablemente, acaso’. De hecho, las Gramáticas académicas de 1870 (GLC
1870: 139) y 1917 (GLC 1917: 140) incluyen seguramente entre los adverbios de afirmación.
Al margen de sus valores, valga señalar que la presencia de este elemento es creciente en
nuestro idioma, según se aprecia en el CORDE. Si en el siglo XIII hay solo 13 testimonios, en el
XVI pasa del medio millar, y en el siglo XIX del millar. En el CREA supera la cifra de 6.000
ocurrencias.
206 CARMELA PÉREZ-SALAZAR
Las noticias que ofrecen gramáticos y lexicógrafos coinciden con los datos
expuestos, con alguna excepción. Nebrija (Gramática: 127) solo menciona quiçá
en el paradigma adverbial de la duda. Un siglo después, Correas (Arte: 350) pre-
senta una relación de elementos llamativamente extensa en comparación con otros
autores, y que se explica porque este autor incorpora en el inventario algunos
adverbios que significan aproximación cuantitativa; así, son «adverbios de dudar»,
además de acaso, por ventura, y quizá(s), cuya presencia en los textos ya ha sido
contrastada (cf. supra), aina, ainas19, mui aina, apenas y casi. Para su contemporá-
neo Covarrubias (Tesoro: s.v.) quizá es vocablo antiguo, y «vale por ventura».
Según se desprende de sus indicaciones, acaso no pertenece al grupo; significa ‘lo
19 Sin embargo, en las obras lexicográficas es general la distinción entre aina (‘presto’) y
ainas (‘casi’). Los diferencian Nebrija (1495), Covarrubias (Tesoro: s.v.) y también los diccio-
narios académicos, desde la primera edición. Solo Rosal (1611) coincide con Correas en seña-
larlos como variantes. Datos tomados del NTLLE: s.v.
A LO MEJOR, LO MISMO. DE LA COMPARACIÓN Y LA IDENTIDAD 207
que sucede sin pensar ni estar prevenido’20. A partir del siglo XVIII, las gramáticas
coinciden en presentar los mismos elementos; la edición de la Gramática académi-
ca de 1771 (GLC 1771: 191) menciona acaso y quizá, y también las de 1870 y
191721. Bello (Gramática: 329) incluye, además, tal vez, y deja abierto el grupo
con un etcétera. En el Diccionario de Cuervo (DCR: s.v.), acaso, por ventura,
quizá y tal vez reciben la consideración de adverbios, voces o expresiones dubitati-
vas. Acaso, quizá y tal vez se encuentran en el Esbozo (1973: 359), que no mencio-
na más entidades de carácter adverbial expresivas de duda o de posibilidad.
20 El contraste, respecto de acaso, entre Correas y Covarrubias hace pensar en una difu-
sión desigual, tal vez socialmente condicionada, de este adverbio como modalizador epistémico.
21 GLC 1870: 134 y GLC 1917: 139.
22 En cambio, el DRAE no incluye lo mismo, ni siquiera en su última edición.
23 La combinación lo + adjetivo o adverbio es productiva en español. Lapesa (2000: 204-
205) menciona varias secuencias, algunas documentadas desde muy antiguo, en las que inter-
vienen cuantitativos, ordinales y otros determinativos: a lo menos, lo más, lo primero, lo uno, lo
otro; por lo menos, por lo demás, a lo mejor, a lo largo, a lo ancho, en lo sucesivo, etc.; el
mismo esquema presentan las fórmulas modales del tipo a lo rústico, a lo valiente, a lo principe.
24 Véanse Santos Río (2003: s.v.) y Fuentes (2009: s.v.) sobre los valores de mejor como
adverbio.
208 CARMELA PÉREZ-SALAZAR
TABLA 1
A lo mejor
XX-XXI
SIGLO XIII XIV XV XVI XVII XVIII XIX XX
(1975-)
casos 3 5 9 37 59 20 228 1.498 6.434
(1) [...] otrossí estos vii dones sse mueuen por la uertud de Dios Padre que puso en
Ihesu Cristo ssu ffijo, que mueue todas las cosas a lo meior (Alfonso X, Setena-
rio, 1252-1270).
(2) [...] aunque se quieran arrepentir & tornarse a lo mejor, no pueden por vergüença
que les non retraigan que ellos mesmos por mengua de buen seso se engañaron
(Anónimo, Libro del cavallero Cifar, 1300-1305).
25 Santos Río (2003: s.v. mejor) y Fuentes (2009: s.v. a lo mejor) coinciden en vincular
esta locución al uso conversacional. Este último señala también la combinación de la secuen-
cia con el modo indicativo, y anota el valor que transmite como enunciado independiente.
Véase Bañon Hernández (1998: 138) sobre las valoraciones que ofrecen Gregorio Salvador,
María Moliner, Brian Steel y José Manuel González Calvo respecto del comportamiento de a
lo mejor en relación con otras expresiones indicadoras de duda o posibilidad.
26 Según he podido observar en el NTLLE (s.v. mejor), Salvá incluye por vez primera en
su Diccionario de 1846 este “modo adverbial”, que significa ‘cuando menos se espera’. Gas-
par y Roig lo hacen en 1855, y la Academia en el Diccionario usual de 1869. La edición de
1984 sustituye este valor por el de posibilidad o incertidumbre. La edición actual en línea
(<http://www.rae.es>) la anota como equivalente de quizá y tal vez.
27 La presencia de otros sintagmas análogos (preposición + lo + comparativo) es igual-
(3) [...] et rogar a Dios, que es fazedor et endereçador de todas las cosas, que lo ende-
reçe a lo mejor (Juan Manuel, Libro del caballero y del escudero, 1326);
(4) E otro ssi departien mucho de la natura de los omnes cuemo era grieue dacordar
a lo meior. e que por esso se destruyen e se camiauan los sos fechos (Alfonso X,
Estoria de Espanna que fizo el muy noble rey don Alfonsso, fijo del rey don Fer-
nando et de la reyna, 1270).
(5) [...] que el spíritu del amor de Dios acordaua sienpre en lo mejor todos los senti-
dos que se mueuen por el spíritu de Dios (Alfonso X, Setenario, 1252-1270).
(6) [...] ca de la buena ventura deste mundo va onbre sienpre a lo peor, mas del dolor
de la tribulaçion sienpre onbre aprouecha a lo mejor (Anónimo, Traducción del
Soberano bien de San Isidoro, 1400).
Es, sin embargo, el único contexto que comparten las dos preposiciones en
este sintagma. En lo mejor, más frecuente, es igualmente compatible con nocio-
nes estáticas y dinámicas:
(7) Et lo uno, por esto, que era el mayor bien que podría seer, et lo ál, porque ella
era de tan buen entendimiento et de tan buenas obras, que siempre acertava en
lo mejor (Juan Manuel, El Conde Lucanor, 1325-1335).
(8) Et quiera Dios que en este pleito que abengades en lo mejor que confondame
Dios silo assy non querria (Anónimo, De Garcilaso de la Vega a Gonzalo Gar-
cia, acerca del matrimonio de la hija del infante Don Pedro..., 1326).
(9) [...] ca deurian tomar cuydado commo deurian beujr amonestandolos en lo
mejor (Anónimo, Traducción del Soberano bien de San Isidoro, 1400).
(10) [...] y que nuestros mensajeros fablen en lo que fazerse deve, y él y yo vernemos
en lo mejor (Garci Rodríguez de Montalvo, Amadís de Gaula, libros I y II,
1482-1492).
28
Según parece, depende del manuscrito que los editores tomen como base. Así, se
encuentra en la edición de Serés (Barcelona, Crítica), que es la que se maneja en el CORDE y
que transcribe el manuscrito S (el más extenso, escrito en letra gótica de finales del siglo XIV,
indica el editor). La edición de Ayerbe-Chaux (Libro del Conde Lucanor, Madrid, Alhambra,
210 CARMELA PÉREZ-SALAZAR
(11) El mercadero, que oyó a su mujer llamar marido a aquel mancebo, pesól mucho,
ca bien tenía que era omne con quien fazía mal o a lo mejor que era casada con
él (Juan Manuel, El Conde Lucanor, 1325-1335).
(12) [...] e dixo con gran saña: “Cauallero, agora vos yd a lo mejor que pudierdes, ca
assi Dios me ayude, nunca a tan mal cauallero serui (Anónimo, La demanda del
Sancto Grial, 1470).
1983, p. 344), que opta siempre, según señala el propio editor, por la versión más simple de
todos los manuscritos (p. 37), no incluye la fórmula en el texto, pero anota las variantes: a lo
mejor aparece, efectivamente, en el manuscrito S (que el editor considera de principios del
siglo XV), y a lo menos en el manuscrito G, del siglo XVI. Así pues, podría ser un añadido de
finales del siglo XIV o principios del XV; aun en ese caso, constituiría la primera documenta-
ción de la fórmula fuera de la predicación.
29 La conversión de circunstanciales modales en locuciones sucede en otros casos. Las
fórmulas fraseológicas así mismo, en cierto modo, de todos modos, de ninguna manera, etc.,
proceden de complementos de modo.
30 No me atrevo a descartar otras interpretaciones. Por un lado, si se considera cómo con-
tinúa el texto: Et tovo más que fazía maldat que non que fuese casada, et por que el omne era
tan moço, parece que la relación extramatrimonial se interpreta como maldad, y que la posibi-
lidad de la relación matrimonial, que se descarta, se entiende como menos mala que la prime-
ra. Así pues, mejor parece conservar el sentido comparativo de superioridad, y la secuencia
completa podría aportar un valor de reformulación (‘o mejor’). Si se atiende a la enmienda del
manuscrito G, del siglo XVI, que cambia a lo mejor por a lo menos, puede interpretarse que
aporta un valor exceptivo (‘en el mejor de los casos’).
31 Serían posibles, como ya sucede en testimonios más antiguos (ver 6 y 7), una lectura
(13) E aún quanto quier que forçada sea la tal obra, en aquel estado dispone a lo
mejor, por ende dixo el Salmo: Comienço de sabiduría el temor de Dios (Fer-
nando de la Torre, Libro de las veynte cartas e quistiones, 1449).
(14) Quando Palomades esto vio, no supo que hazer, ca sabia que librado le ha el
pleyto entre el e Galaz si a la batalla viniesse, y por ende respondio a lo mejor
que el supo, e dixo (Anónimo, La demanda del Sancto Grial, 1470).
(15) E queremos que sea d’esto savidor e que lieve adelante lo que començó […] e
Dios lo adereçe a lo mejor e le quiera dar la su vendiçión (Lope García de Sala-
zar, Istoria de las bienandanzas e fortunas, 1471-1476).
(16) –¡Ay, amigo! –dixo ella–, acorred vos en ello a lo mejor que pudiéredes (Garci
Rodríguez de Montalvo, Amadís de Gaula, libros I y II, 1482-1492).
(17) Mas yo nunca los dejaba boquisecos, queriéndolos llevar conmigo a lo mejor
que yo había echado en la ciudad, a do hacíamos la buena y espléndida vida y
gira (Anónimo, Segunda parte del Lazarillo de Tormes, 1555).
(18) Y, porque no pueda negar su delito, a lo mejor de la fiesta, le corte vn pedaço de
la loba, como hizo David a Saúl (Lorenzo Sepúlveda, Comedia de Sepúlveda,
1565).
(19) El amor nos lleva a lo mejor, el temor nos contiene en lo bueno (Juan de Pala-
fox y Mendoza, Cartas pastorales, 1640-1653).
y también modal:
(20) Hice yo fortalecer mi real a lo mejor que pude y poner la gente en las estancias
que me pareció que convenían (Hernán Cortés, Cartas de relación, 1519-1526).
(21) Respóndese que Dios y natura ninguna cosa hazen en vano, mas siempre obran
a lo mejor (Pedro de Medina, Arte de navegar, 1545).
(22) ¿Cómo va de dolores? ¿Ha dormido vuesa merced a lo mejor? (Jerónimo Alcalá
Yáñez y Ribera, El donado hablador Alonso, mozo de muchos amos. Primera
parte, 1624).
(24) Por otra parte, es de nobles aplicar el juicio a lo mejor en las cosas inciertas
(Cristóbal Suárez de Figueroa, El pasajero, 1617).
(25) Fue astucia del contrario anticiparse a lo mejor, y necedad suya oponérsele
tarde con lo peor (Baltasar Gracián, Oráculo manual y arte de prudencia, 1647).
(26) Amor con vanas muestras aparece,/ todo lo haze llano y lo asegura,/ y luego a lo
mejor desaparece (Bartolomé Leonardo de Argensola, Rimas, 1592-1631).
(27) Es un hombre tan presto, que si le consultan en algo, aunque tarde dos horas en
responder, da muy apriesa su razón y cae muy bien todo lo que dice, pero a lo
mejor tropieza (Juan Orozco, Vejamen en casa del contador Agustín de Galar-
za, 1650).
(28) [...] íbanse de prado en prado muy entretenidos y placenteros, saltando y bailan-
do, quando a lo mejor caían rendidos, sudando y gritando, sin poder dar un
passo (Baltasar Gracián, El Criticón. Primera parte, 1651).
(29) Deja los falsos contentos de la tierra, antes que ellos te hayan dejado; mira que a
lo mejor desaparecen y sólo Dios permanece; ellos no hartan; este divino man-
jar es el que satisface (Baltasar Gracián, El comulgatorio, 1655).
(30) [...] su padre Amurates hizo hacer a otro embajador de Persia en unas fiestas
solemnes en Constantinopla, con unos tablados engañosos, que a lo mejor de las
fiestas se hundieron (Juan de Persia, Relaciones, 1604).
(31) Conosco agora que no hay más ingrata señora que un alma, pues, en lo mejor,
con achaque de cielo va, cielo viene, se aparta del mundo en dos palabras y deja
su amante, el cuerpo, a la luna del sepulcro (Antonio Enríquez Gómez, El siglo
pitagórico y Vida de don Gregorio Guadaña, 1644).
(32) POLICRONIO. –La noche condénase para lo del trabajo y ordénase para el descan-
so, y esa mujer debía ser colérica, pues dormía tan poco, y debía tener olivar en
el Ajarafe, pues no se le mataba el candil.
ciona hasta hoy solo como circunstancial de tiempo, y puede admitir esta lectura temporal-
modal en determinados contextos: «en lo mejor, se nos vino abajo el escenario».
35
Originalmente, ambas secuencias significan ‘por casualidad’. Recuérdese además que,
para Covarrubias, acaso sirve para expresar ‘lo que sucede sin estar prevenido’. Congosto (2008:
489-90) presenta, en orden cronológico, la sucesión de valores que acaso experimenta en el
Siglo de Oro.
36
El español actual permite apreciar la conexión entre estos valores en otras locuciones;
de pronto y de repente significan ‘súbitamente, sin preparación’, pero también son indicadores
de posibilidad: el DRAE, s.v., marca como coloquial este valor para de pronto, y como colo-
quial y característico de Uruguay y Venezuela para de repente. Santos Río (2003: s.v.) anota
los dos significados para de repente, y limita el valor modalizador de posibilidad a algunas
zonas de América.
214 CARMELA PÉREZ-SALAZAR
FILALETES. –A lo mejor pudiera decir de sí aquel verso de David que era como
oliva fructífera en la casa de Dios, y las plantas también medran de noche como
de día y aun Levino Lemnio dice que crescen más con la luna que con, el sol
(Juan de Pineda, Diálogos familiares de la agricultura cristiana, 1589).
(33) Calzas y zapatos a los mozos de coro. Este dicho día el Cabildo ordenó que a los
mozos de coro se les den calzas y zapatos y los dé quien le tocare (a lo mejor, a
la Tesorería) [AC-62 f. 47r / 2-XII-1658] (Anónimo, Documentos sobre música
en la catedral de Sigüenza, 1600-1713).
(35) [...] así, su arrebatada muerte no hubiera cortado a lo mejor las justas esperanzas
que, de tan elevado y feliz ingenio, se habían concebido (Ignacio de Luzán, La
Poética o reglas de la poesía en general y de sus principales especies, 1737-1789).
(36) ¡No se puede negar Eusebio, dijo entonces Hardyl, que tenéis un excelente y
esforzado criado! ¡Ir a ciscarse de miedo a lo mejor! (Pedro Montengón, Euse-
bio, 1786).
(37) [...] pero como después se hizo paje, y el amo se le murió a lo mejor, y él se
había casado de secreto con la doncella ... (Leandro Fernández de Moratín, La
comedia nueva, 1792).
(38) [...] ojalá nos encargara el Consejo lo que V. S. previene, que sería un nuevo estí-
mulo y modo de fomentar esta Academia, la cual expirará luego si no le dan
alguna dotación, no sobre la sal, ya sobrecargada sin consideración, ni sobre
otra cosa semejante cuyo mal sea cierto pronto y perpetuo, por un bien que, a lo
mejor, no tiene iguales seguridades ni tampoco para sueldos ni intereses de sus
individuos, sino sobre algún arbitrio nada gravoso (si lo hay en el mundo) o
sobre el erario (Pedro Andrés Burriel, Carta a Rodríguez Campomanes, 1766).
A LO MEJOR, LO MISMO. DE LA COMPARACIÓN Y LA IDENTIDAD 215
(39) Y ahora bien: el dinero empleado mal a ciencia cierta por la experiencia que nos
han dado diez años de su malograda educación, ¿de dónde sale? Si de su legíti-
ma, ésta no alcanza para completar sus estudios, y a lo mejor faltarían los
medios para darle otra carrera, y que él se ayudara a buscar la vida (José Celes-
tino Mutis, “A doña Ignacia Consuegra” [Cartas de José Celestino Mutis], 1793).
(40) Quando nos veamos, sabrá vmd. la razón de todo esto; que por ahora no pienso
decírsela. Bien me parece que se entretenga vmd. con el inmenso Lope; pero
guárdese vmd. de él, que a lo mejor la pega (Leandro Fernández de Moratín,
Cartas de 1787 [Epistolario], 1787).
los conceptos coloquial, familiar, oral, conversacional, etc., que incluye las ya conocidas pro-
puestas de Koch y Oesterreicher.
40 Datos consultados en el NTLLE, s.v.
216 CARMELA PÉREZ-SALAZAR
(41) Tal vez será debilidad humana/ irse a dormir a lo mejor del cuento (José de
Espronceda, El diablo mundo, 1840-1841).
(42) Además las ilustres damas pasaban mucho tiempo fuera del triste caserón de sus
mayores. Visitaban a lo mejor de Vetusta, sin contar la visita al Santísimo y la
Vela (Clarín, La Regenta, 1884-1885).
(43) Don Venancio Liencres era un hombre completamente insignificante; intus et
foris; pero en los casos dudosos, tenía el buen instinto de inclinarse a lo mejor,
porque su madera, aunque tosca, era sana (José María de Pereda, Sotileza, 1885-
1888).
(44) Sus longanizas, morcillas, morcones y embuchados dejaban muy atrás a lo
mejor que en este género se condimenta en Extremadura (Juan Valera, Juanita
la Larga, 1895).
(45) Lo que sí vi fue varios carabineros, con quienes contraje relaciones de dinero;
pero de peseta en peseta me vi a lo mejor en Madrid, en donde ya no sirve para
no ser registrado dar una peseta, sino que es preciso dar dos por ser la capital
(Mariano José de Larra, Fígaro de vuelta. Carta a un su amigo residente en
París, 1836).
(46) –Es verdad, dices bien, mucho tengo que agradecerte.
–Quiera Dios que dure y que a lo mejor no me muestre las uñas (Ramón Meso-
nero Romanos, Escenas y tipos matritenses, 1842-1851).
(47) Mirar a la boca es ir derecho al asunto. Y esto sin contar con que la mujer no
tiene sobre sus labios el mismo dominio que sobre sus ojos; así vemos que a lo
41 Así pues, también en el primer tramo del siglo XX. López Serena (2007: 191-198) refle-
xiona sobre la mímesis de la oralidad en la literatura y sus límites, y se refiere en concreto al
lenguaje literario de Galdós, considerado como una “mina de oro para el estudio de lo colo-
quial”.
A LO MEJOR, LO MISMO. DE LA COMPARACIÓN Y LA IDENTIDAD 217
(51) El juez les marea un poco y después les suelta. Si al cabo de seis años de causa
alguno va a presidio, a lo mejor se escapa, o le indultan, y vuelve a la Estancia
de los Caballeros (Benito Pérez-Galdós, Doña Perfecta, 1876).
(52) ¿Cómo todavía? Me ha dicho doña Lupe que será en marzo. Estamos a 20 de
febrero. No, no se descuide usted... que a lo mejor podría verse sorprendida...
Estas cosas deben prepararse con tiempo (Benito Pérez Galdós, Fortunata y
Jacinta, 1885-1887).
(53) Creía notar que su hermana Cruz, al ocuparse de él, lo hacía más por obligación
que por cariño; que algunos días le servían la comida de prisa y corriendo, mien-
tras que se entretenían horas y más horas dándole papillas al mocoso. Figurába-
sele también que su ropa no se cuidaba con tanto esmero. A lo mejor, le faltaban
botones, o aparecían descosidos que le molestaban (Benito Pérez-Galdós, Tor-
quemada en el purgatorio, 1894).
(54) En suma, sacar algo pronto; que a lo mejor será la renta de un año, esto es, seis
mil y seiscientos rs. (Leandro Fernández de Moratín, Cartas de 1822 [Epistola-
rio], 1822).
(55) –Conque... Sotileza sola –dijo Andrés, disimulando de mala manera el escozor
que le atormentaba–. Vamos, ¿y qué la dijiste? ¿Qué te dijo ella?
–Pos aticuenta que na –respondió Muergo, estremeciéndose–; porque a lo mejor
se jue a encender el candil, y dempués allegó mi tío (José María de Pereda, Soti-
leza, 1880-1885)42.
(56) –Sabía yo por Neluco que andaba usté por ayá; y por eso, y por el aire, y por
algo que ha dicho... y por estas corazonás que a lo mejor tiene uno... ¡Hija, lo
que me alegro! (José María de Pereda, Peñas arriba, 1895).
(57) La criada nos sirve como una sonámbula, temerosa de que a lo mejor estalle
aquel silencio en un Niágara de improperios (Emilio Bobadilla, A fuego lento,
1903).
del comparativo mejor. El pasaje continúa así: –Conque “a lo mejor” –recalcó Andrés, con un
acento que sacaba lumbres–. Eso es decir que algo bueno te había pasado ya. ¿No es cierto,
Muergo? Vamos, hombre, dilo con franqueza. Esto mismo sucede cuando se emplea la secuen-
cia a lo peor, que introduce como dudosos hechos negativos (cf. infra).
43 Dejo a un lado el sintagma libre, vigente hasta nuestros días (salvo en función de com-
plemento circunstancial de tiempo): “Perico, como tonto, se agarró a lo mejor que había y se
puso el cuerpo como para él solo” (Anónimo, El recreo de mis hijos, 1911); “Por otro lado,
eres bonita, distinguida, estás bien educada, perteneces a lo mejor de Caracas” (Teresa de la
Parra, Ifigenia. Diario de una señorita que escribió porque se fastidiaba, 1924-1928)
44 Es significativo, respecto de la pérdida de este significado, cono señalo en la nota 26,
que el Diccionario académico de 1984 sustituya el valor que hasta entonces incluye (‘inespe-
radamente’) por el dubitativo.
A LO MEJOR, LO MISMO. DE LA COMPARACIÓN Y LA IDENTIDAD 219
(58) En el concierto fracasa la música que, a lo mejor, yendo por la calle, sumidos en
interesadas reflexiones, oímos tocar a un ciego y nos compunge el corazón (José
Ortega y Gasset, Artículos, 1917-1933).
(59) [...] al inventar los cocodrilos, inventó la gracia de que viniera uno de ellos y se
te tragara a lo mejor, cuando más descuidado estabas... (Manuel Abril, Cuentos
para niños I y II, 1930).
(60) Contadles otro cómo el pequeñuelo San Gerardo interrumpía a lo mejor sus jue-
gos y corría a una ermita, y allí poníase a murmurar fervientes plegarias (Ramón
Sarabia, Ramón, ¿Cómo se educan los hijos? Lecciones de pedagogía familiar,
1945).
(61) Hoy no se va usted: el tiempo está inseguro; a lo mejor cae otro chaparrón (Emi-
lia Pardo Bazán, La Quimera, 1905).
Pero son los testimonios del valor modalizador epistémico los que irrumpen
llamativamente. La locución indicadora de posibilidad se encuentra, sobre todo,
en diálogos informales (o intervenciones monológicas) incluidos en obras litera-
rias, pero también está presente en pasajes narrativos, en ensayos y otros escritos
formales45. Se ha señalado la vinculación de esta secuencia con el indicativo en
español actual, y, por ello, la proximidad a la seguridad que transmite (García de
Dini 1980; Santos Río: s.v.), y así sucede (en contraste con algunos testimonios
más antiguos) ya en la primera mitad del siglo:
(62) –De aquí que no haiga padre que no sueñe con tener un hijo Gallito y una hija
Tórtola.
SEÑOR ISIDORO: –Lo malo es que a lo mejor el hijo le sale a uno calandria y la
hija pava (Carlos Arniches, Los culpables [Del Madrid castizo. Sainetes], 1917).
(63) No se fía lo más mínimo de una lectura, hecha a solas por su fiscal, que a lo
mejor la lleva a cabo en ratos perdidos o entre sueños, cuando no se la enco-
mienda a algún satélite (Joaquín Álvarez Quintero, Discurso de recepción en la
Real Academia Española, 1925).
(64) […] estaba ya acostumbrado a que suscitasen mi amor propio diciéndome que
había nacido para oficinista. Y, a lo mejor, he nacido para eso. Tendré que reco-
nocerlo; lo que me pasaba era que no podía estudiar, porque había nacido para
oficinista (Rosa Chacel, Estación. Ida y vuelta, 1930).
(69) Cuando el lector vaya a Rotterdam, debe visitar también esos sitios, que a lo
mejor se creerá que son otros tantos camelos... (Enrique Jardiel Poncela, Amor
se escribe sin hache. Novela casi cosmopolita, 1929-1933).
(70) Pues pienso: en esta casa a lo mejor habrá vivido uno de mis abuelos (Emilio
García Gómez, La silla del Moro, 1948).
(71) Una carabela que el Almirante había enviado a rodear toda la isla –porque a lo
mejor, ¿quién sabe?, resultaría ser la tierra firme en lugar de Cipango– llevaba
cuarenta días sin volver (Salvador de Madariaga, Vida del muy magnífico señor
don Cristóbal Colón, 1940-1947).
(72) ¡Quién sabe si a aquellas horas no estaría soñando, entristecida, en mi desgra-
cia, imaginándome tumbado sobre las tablas de la celda, con la memoria puesta
en ella, que fue el único afecto sincero que en mi vida tuve! Estaría a lo mejor
sobresaltada, presa de una pesadilla (Camilo José Cela, La familia de Pascual
Duarte, 1942).
(73) Entraba Libia, y dedicábase con Mari a las faenas del arreglo. Barriendo, a lo
mejor, o fregando las jofainas por sí misma, sin peinarse y sin más adornos que
un simple vestidillo (Felipe Trigo, Los abismos, 1913).
(74) Las pulgas no suelen vivir exclusivamente sobre una especie animal sino que se
encuentran a lo mejor varias sobre el mismo mamífero y cada una de ellas puede
atacar a mamíferos diferentes (Gonzalo Ceballos, Los afanípteros o pulgas [His-
toria natural. Vida de los animales, de las plantas y de la tierra], 1926).
A LO MEJOR, LO MISMO. DE LA COMPARACIÓN Y LA IDENTIDAD 221
(75) –¡Qué va a olvidársele, hombre! Pero no se figure que to es soplar y hacer bote-
lla. Vendrán por la tarde, a lo mejor (Enrique Serpa, Contrabando, 1938).
(76) Pero no se trata de esto. Digo, papá, que a lo mejor ha fallado lo que ideaste por
mi bien, y se busca otro recurso más expeditivo, en que actúes de cebo contra
Pepín (Augusto Vivero, Sindicalista en acción, 1932).
(77) “¿Cómo?”, saltó él, pálida la voz y la cara, mientras su compañero, después de
una pausa, aclaraba, tranquilo, calmoso, con ojos chispeantes: “Sí, hombre;
estaba muerto –y admitía, luego–: Pero ¡a lo mejor no era tu perro! A mí,
¿sabes?, me pareció; pero a lo mejor no era” (Francisco Ayala, La cabeza del
cordero, 1949).
(78) Y resulta, ¿sabe usted?..., que le alcanzó una máquina y le hirió en el cuello, y le
trajeron..., pero que se moría. Como que aún está en la cama, y la pobre señora
María, la madre, ¿sabe usted? Pues... venga lavar el traje..., y venga tenderlo,
¡na!..., que la sangre no sale. Y a lo mejor que como está tan trastorná la pobre,
pues que se le habrá olvidao... (Adela Carbone, El amigo ahorcado, 1920).
(79) Yo contesté al momento una cosa que me pareció muy elegante y muy de rigor:
¡Pss!... ¿Y era eso? Pues mira, a lo mejor tu trabajo, tu busca, tu linterna y todo,
resulta: ¡tiempo perdido! Porque yo soy muy delicada con los hombres, tío Pan-
cho; me desagrada uno por cualquier detalle, así sea la más mínima tontería, y
se acabó, ¡que no me lo nombren más!... (Teresa de la Parra, Ifigenia. Diario de
una señorita que escribió porque se fastidiaba, 1924-1928).
(80) Y entonces hay que verlo a usted rendido a los pies de una falda pabureña.
–Y a usted también, que, por no querer ser menos, a lo mejor resulta usted una
legítima sota de copas (Enrique López Albújar, Matalaché, 1928).
46 García de Dini (1980: 88-90); Bañón Hernández (1999: 139-144). Briz (1995: 111)
incluye a lo mejor e igual entre las fórmulas atenuadoras de afirmaciones, peticiones, etc.
Martín Zorraquino (1998), de acuerdo con Barrenechea, señala que “las partículas modales
que expresan incertidumbre o duda pueden cumplir un importante papel atenuador en la inter-
comunicación”.
222 CARMELA PÉREZ-SALAZAR
o se utiliza irónicamente:
(81) –¿Qué tiene? Una copia de Martel, a lo mejor, ¿no? –le pregunté. Y sonreí un
tanto burlonamente, porque ni remotamente había pensado obtener una respues-
ta afirmativa (Enrique Serpa, Contrabando. Novela, 1938).
(82) –No fiarse, que a lo mejor es de otro batallón. Esos jodidos cornetas son así
(Ramón J. Sender, Imán, 1930).
(83) Yo no te aconsejo nada. El asunto es bastante escabroso y a lo mejor se pilla uno
los dedos (César Falcón, ¿Dónde está Dios?, 1933).
(84) –Oye Juanito –le dijo Suárez–, no te encandiles mucho con la confitería, que a
lo mejor... hay confitero (Concepción Castella de Zavala, Cruz de flores, 1939).
(85) Jimmy: Pero, a lo mejor no terminas tan pronto como tú esperas... (Carlos Feli-
pe [Carlos Fernández Santana] El travieso Jimmy, 1949).
(86) –El no tiene la culpa. Cuando sopla el cierzo, y sopla porque Dios lo dispone,
los árboles inclinan la cabeza para no romperse. Hagamos otro tanto. Vamos a
ver. Colás ha tenido un palique enfadoso con usté. Y a lo mejor, o a lo peor, le
dijo... [...]
–Al fin percibo. Claro está. Colás quiere casarse. ¿Por qué no me lo dijo llana-
mente el muy zampatortas? (Ramón Pérez de Ayala, Tigre Juan, 1926).
(87) Todos los demás vinieron a Pamplona dispuestos a cumplir con su obligación. Y
esto es muy de estimar, porque la mayoría de los toros son unos tumbones que
salen a cubrir el expediente, sin importarles un ardite su amo, que, a lo peor,
está en el tendido pasando las de Caín, y los toreros, que en el ruedo las pasan
moradas (Antonio Díaz-Cabañete, “Segunda corrida de San Fermín. Las gran-
des y las pequeñas cosas”, ABC, 1958).
(88) Cantueso, cándido y novato, piensa –un momento– que Gustavo Manrique lo
está provocando, que, a lo peor, está a sueldo de la policía (Max Aub, La calle
de Valverde, 1961).
(89) Sí, porque antes ibas y a lo peor te pasabas y no sabías si iba a llegar la regañi-
na (“Sucesos civiles”, El País, 1988).
(90) –A mí no me gusta cómo llevan a Joselito; porque estoy convencido de que,
pudiendo ser el torero de este fin de siglo, a lo peor se queda, simplemente, en
un estupendo torero (“Toros. Feria del Pilar de Zaragoza. Mano a mano entre
Joselito y Rivera Ordóñez”, El Mundo, 1995).
(91) Una quiniela, por cierto, muy costosa, porque a lo peor, un depósito que podría
dar un rendimiento del 8% o 9% en cualquier entidad, aquí puede quedar en un
4%, si no se acierta (Jordi Goula. La Vanguardia, 1995).
4.2. LO MISMO
ca del latín vulgar ipsimus con la partícula de refuerzo, met, característica del uso coloquial.
También Alvar y Pottier (1987: 109).
50 No se encuentra en el CORDE el artículo lo con la variante meismo, que, en el siglo
(1) [...] et en los otros artículos o capítulas o deffensiones o demandas que nascen o
parescen en aqueill mismo [iuditio, se faze lo mismo] que es dito de suso (Anóni-
mo. Vidal Mayor, 1250).
51 Según Moliner (DUE: s.v. mismo), lo mismo introduce una posibilidad opuesta a otra
que se ha mencionado antes, o que se cree que tiene todas las posibilidades de ocurrir, y perte-
nece al uso informal. En el DEA: s.v. mismo, que también la etiqueta como coloquial, se identi-
fica con a lo mejor. Lo mismo no se ha incorporado todavía al DRAE en ninguno de sus valores.
52 Fuentes (2009: s.v. lo mismo) señala los dos valores, y anota que la secuencia no está
cuado es la del diccionario académico de 1780. Los diccionarios incluidos en el NTLLE reco-
gen, entre 1495 y 1992, la variante mesmo junto a mismo.
55 La variante mesmo queda restringida, según se aprecia en las obras literarias, a persona-
TABLA 2
XX-XXI
Siglo XIII XIV XV XVI XVII XVIII XIX XX
(1975-)
lo mismo
(casos) 2 22 178 7.016 7.089 4.719 10.847 12.186 21.534
lo mesmo
(casos) 2 15 318 3.142 1.147 77 179 246 17
(2) No era él engañado, que lo mismo fiziera yo a él si pudiera (Anónimo, Libro del
cavallero Cifar, 1300-1305).
(3) A Dios digo verdad –dixo la Reina– que lo mesmo que me conteció en vuestro
propósito quando me lo dexistes, esso me conteció agora ante este propósito de
Roboán (Anónimo, Libro del cavallero Cifar, 1300-1305).
(4) [...] comio tanta carne y manjares crudos que subitamente murio. De lo mismo
dizen auer muerto Joueniano y Ualentiniano emperadores (Anónimo. Sevillana
medicina de Juan de Aviñón, 1381-1418).
(5) E asimesmo el arçobispo Antonio de Florencia, en la segunda parte, en el título
XI, a capítulo II, dize lo mesmo: ser Merlín engendrado por el diablo (Anónimo.
El baladro del sabio Merlín con sus profecías, 1400-1498).
(6) E después de comer fizieron las mayores alegrías que en el mundo podrían ser
fechas. Y lo mesmo fizieron en todo el reino después que se tornaron a sus luga-
res donde eran los que allí vinieron por procuradores (Anónimo, Libro del cava-
llero Cifar, 1300-1305).
(7) Sennor infante –dixo Julio–, muchas vezes vos he dicho que non a fecho en el
mundo nin cosa en que muchos peligros non aya, nin estado en que el omne non
pueda perder el alma si quisiere. Et lo mismo vos digo agora en el estado de los
enperadores, que si quisieren bien pueden perder las almas et avn los cuerpos
(Don Juan Manuel, Libro de los estados, 1327-1332).
226 CARMELA PÉREZ-SALAZAR
(8) Aureliano cada vez que enfermaua con pura dieta sanaua. Mitridates rey de Ponto
se gouerno siempre por reglas de medicina, que fue causa que nunca tuuo
enfer[me]dad & ya viejo no se sentaua a comer por comer menos. Tanta fue la
horden y tenplança de Socrates que cient años que biuio nunca tuuo enfermedad.
Lo mismo leemos de Pythagoras, Lhrysyppo, Platon, Galeon, Antonio, Caton, y
de otros muchos que biuieron con reglas y horden (Anónimo, Sevillana medicina
de Juan de Aviñón, 1381-1418).
(9) [...] e que nunca bio ni oyo deçir que ningun perlado lo contradijese en todo el
tienpo que a dicho este testigo lo a bisto ansi fasçer edificar e rreedificar. Lo
mesmo oyo desçir a los dichos sus mayores e ançianos que nunca abian bisto ni
oydo lo contrario (Fray Hernando de Talavera, Católica impugnación del heréti-
co libelo maldito y descomulgado, 1487).
56 Fuentes (2011: 78) repara, para el paso de igual comparativo a conector aditivo, en la
presencia de verbos que unen hechos semejantes (occurir, suceder, etc.), y verbos de enuncia-
ción (decir, afirmar).
57 Los datos son similares para el adverbio igual, según muestra Fernández Alcaide
(2011b: 25).
58 Los testimonios de lo mismo sobrepasan el número de quinientos, pero se encuentran
en 137 documentos. Así pues, más que de difusión cabe hablar de presencia recurrente en cada
uno de ellos.
A LO MEJOR, LO MISMO. DE LA COMPARACIÓN Y LA IDENTIDAD 227
(10) Y por otra parte enbiaron al Rey de Romanos, procurando de hacer con él amis-
tad; y lo mismo hicieron con el Rey de Inglaterra (Alonso de Santa Cruz, Cróni-
ca de los Reyes Católicos, 1491-1516).
(11) […] juraron y alçaron sus manos derechas de lo guardar y cunplyr so pena de abe-
nos infames y fementydos. Los condes y todos los otros señores y cavalleros que
con ellos estavan juraron lo mysmo (Anónimo, La corónica de Adramón, 1492).
(12) [...] & de aqui viene que la tal persona o animal es en breve afogada, como pare-
çe en apoplesia & otras semejantes enfermedades [...] Eso mesmo es alguna vez
el tal resollo inpedido por lesion o estrago hecho en el coraçon, porque los umo-
res que estan dentro del coraçon son evacuados [...] Y no menos acaeçe el tal
empachamiento por una supita percusion de calor natural dentro el coraçon,
como pareçe en los ombres temerosos & flematicos que desmayan muchas
vezes & se pasman como muertos. Lo mesmo viene por infeçion o corrupçion
del higado, el qual, despues de corrompido, quita la generaçion de la pura san-
gre (Fray Vicente de Burgos, Traducción de El Libro de Propietatibus Rerum de
Bartolomé Anglicus, 1494).
(13) Y para tenerlos todos mas sossegados, fablad a estos capitanes, encargandoles
que miren mucho en tener su gente bien castigada; que lo mesmo screuimos que
hagan con los de la tierra el dicho gouernador e los consoles (Anónimo, Don
Fernando al capitán general en los condados de Rosellón y Cerdeña..., 1497).
(14) [...] y por seguir sus pasyones no myran lo que gastan en seguir los tales pleytos
syendo tan lygeros, y por esta causa resçiben grandes daños y lo mismo quando
contra ellos en casos crimynales se hazen condenaciones pecuniarias y no de
penas corporales (Anónimo Documento sobre la Junta de las cuatro villas de la
Costa de la Mar, 1488).
(15) Ca dizimos del çielo que es alto & profundo & lo mesmo del mar & del pozo
(Alfonso de Palencia, Universal vocabulario en latín y en romance, 1490).
No faltan, claro está, otros testimonios del sintagma libre con valor deíctico,
textual o extratextual, seguido o no de un incremento (casi siempre cláusula de
relativo):
59
Fernández Alcaide (2011b: 18-19 y 26-27) presenta testimonios del adverbio igual
como conector aditivo en el siglo XVI, y de igualmente en el XVII. Así pues, lo mismo le prece-
de con este valor.
228 CARMELA PÉREZ-SALAZAR
(16) [...] que se an de coger las dichas seys monedas primeras e se cogen e auían de
coger las otras seys monedas postrimeras, para conplimiento de las dichas dose
monedas deste dicho año, guardando e fasiendo guardar e conplir en estas
dichas dose monedas deste dicho presente año, lo mismo que fue guardado
(Anónimo, Carta de las doce monedas segundas [Tumbo de los Reyes Católi-
cos del concejo de Sevilla], 1477).
(17) […] e screuimos agora al gouernador que, si de ahi puede screuir a los dichos
embaxadores, los quales son los venerables arcidiano de Almaçan y el noble
don Joan de Gamboa, lo mesmo del cridar de la paz, que lo faga (Anónimo,
Carta de don Fernando a Guillermo Sánchez aludiendo a la paz con Francia...,
1479).
(18) […] sera enxemplo, a todas las de los reynos de Aragon, y causa de conduzirse
con mayor facilidat a fazer lo mismo; de lo qual no es dubda sera Dios seruido,
y su bendita Madre (Anónimo, Fernando al conde de Tendilla para que gestio-
ne del Papa la reforma de Montserrat [Documentos sobre ...], 1486).
(19) mandamos asegurar é aseguramos á todos los judios que viven en la dicha cib-
dad de Almeria, é en todas las otras ciudades é villas é lugares del dicho reino
de Granada, y que gocen de lo mismo que los dichos moros mudejares (Anóni-
mo, Capítulos que se asentaron con la ciudad de Almería y con las otras ciuda-
des y villas y lugares..., 1490).
(20) Naçora de leche. lo mesmo es que nata (Antonio de Nebrija, Vocabulario latino-
español, 1495).
(21) Y a buena fe, que jure yo que está el otro con la misma confusión, y tan tocado,
que pienso que está haziendo con la yerva lo mismo que la salvage bestia herida
del vallestero (Anómino, Comedia Thebayda, 1500).
(22) Quedó tan turbado que casy amortecydo ovyera de caer en tierra sy no lo tuvye-
ran; lo mysmo estava el cardenal, que a nadye habló palabra (Anónimo, La coró-
nica de Adramón, 1492).
(23) Vyeron una boca de una cueva al pie de un monte, alta una pica y larga lo mysmo
(Anónimo, La corónica de Adramón, 1492).
sustantiva hasta la actualidad60; tan solo anoto algunos casos como los expuestos
antes, en los que encabeza enunciado porque, además de vincular la secuencia a
la conexión, continúan plenamente vigentes hasta hoy61:
(24) [...] has de notar que quando quiera que en las letras de arriba ay muchos zeros,
y porque los zeros no valen nada, tantos quantos oviere arriba, tantos pondrás
debaxo de la raya, cada uno según tubiere el lugar. Lo mesmo digo quando quie-
ra que el multiplicador fuere zero (Juan de Ortega, Composición del arte de la
aritmética y geometría, 1512).
(25) [...] á Rodrigo Vazquez, presidente de Castilla, hombre eminentísimo, le despo-
jaron del cargo y echaron de la Corte, costándole la vida. Lo mismo le sucedió a
don Pedro Puertocarrero (Anónimo, Relación que hizo a la República de Vene-
cia Simon Contareni..., 1605).
(26) [...] y para su más firme y exacto cumplimiento juren los profesores, al tiempo
de recibir cualquier grado de Teologia, cumplir lo mandado, y lo mismo ejecu-
ten los Maestros, lectores ó catedráticos al entrar á enseñar en las Universidades
ó Estudios privados (Anónimo, Real cédula de Carlos III [Documentos para la
historia de la Universidad de Salamanca], 1771).
(27) En la misma grasa daremos unas vueltas al tomate, pelado y partido en trozos
no muy grandes. Lo mismo haremos con la cebolla, muy picada, y dos dientes
de ajo, también picados menudos (P. de P., Carne juliana [La perfecta cocine-
ra], 1920).
Junto a estos, proliferan los casos en los que la elipsis del verbo posibilita que
lo mismo asuma la función de conector aditivo. Obsérvese que aparece antepues-
to o pospuesto (entre pausas) a la secuencia que introduce, con o sin conjunción
copulativa. También este valor se mantiene hasta la actualidad:
(30) Este señor introdujo en España el juego de mallo, en que dicen fue diestrísimo.
Lo mismo dicen de su nieto: éste sólo juega con los más diestros, y lo mismo a
la raqueta (Concolorcorvo (Alonso Carrió de la Vandera), El Lazarillo de ciegos
caminantes, 1775).
(31) Pero desde el tobillo sus piernas eran maravillosamente blancas, y podía verse
cuando se recogía la falda al pasar un arroyo. Y lo mismo la nuca, donde morían
los halagos del sol, bajo los generosos bucles que allí acudían a trenzarse
(Rafael Dieste, Historias e invenciones de Félix Muriel, 1943).
(32) Digo que la manteca mejor es de vacas y ha de ser sin sal; & conséruase por
medio año o hasta vn año a lo más. Lo mesmo la enxundia de gallina ha de ser
reziente, no antigua, porque pierde la complexión y virtud (Alfonso Rodríguez
de Tudela, Traducción del Compendio de boticarios, 1515).
(33) […] ni ai cosa que más se estime en Francia que la oxa de sagún o del perrillo
[...] i quando juegan es punto de gravedad que sean doblas de España; i si se
presentan guantes o beven regalado vino, a de ser de España. Lo mismo las
damas i cavalleros en España no les parece en una gran fiesta que van biçarros
si no llevan galanterías i curiosidades de Francia (Marcos Fernández, Olla
podrida a la española, 1655).
(34) Golías al confesar sus pecados los afirma y disculpa [...] Lo mismo el Arcipreste
a través de su libro mira los seres todos fatalmente llevados a obrar “segund
natura” (Ramón Menéndez Pidal, Poesía juglaresca y juglares. Orígenes de las
literaturas románicas, 1924-1957).
(39) [...] y cuando tornaba contra aquél, el otro volvía y hacía lo mesmo que el otro
(Hernández de Villaumbrales, Peregrinación de la vida del hombre, 1552).
(40) [...] con un decreto decretó su ida,/ que fue lo mismo que acabar su vida (Anto-
nio Enríquez Gómez, El siglo pitagórico y Vida de don Gregorio Guadaña,
1644).
(41) Lo mismo que en los manjares sucede en todo lo demás (Benito Jerónimo Fei-
joo, Theatro crítico universal, 1729).
(42) Y silbando sin cesar/ lo mismo que un clarinete (El Cucalambé (Juan Cristóbal
Nápoles Fajardo, Poesías completas, 1840-1862).
(43) –Pinta feo –admitió Suárez–. ¿Qué sabe del muerto?
–Lo mismo que nada (Rodolfo Walsh, Cuento para tahúres y otros relatos poli-
ciales, 1951-1961).
(44) Lo mismo que sucede en el uso de las tierras, pasa asimismo en el aprovecha-
miento de las producciones vegetales (Anónimo, Extractos de las Juntas Gene-
rales celebradas por la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País,
1793).
(45) Cualquiera que sea el punto de vista bajo que se consideren, pueden reducirse á
dos: por adicion y por sustraccion. Lo mismo en el primer caso que en el segun-
do, la adicion ó sustraccion se refiere al carbono que es indispensable añadir al
hierro en el primer método (Constantivo Sáez de Montoya, Tratado teórico
práctico de metalurgia, 1856).
(46) Lo mismo Capistun que Martín tenían como punto de descanso el pueblo de
Zaro, próximo a San Juan de Pie de Puerto (Pío Baroja, Zalacaín el aventurero,
1909).
(47) Me lo figuro. Pero me conoces poco: sé hacer de todo y no me asusto de nada.
Lo mismo cocino que lavo y plancho (Max Aub, La calle de Valverde, 1961).
232 CARMELA PÉREZ-SALAZAR
(48) Esto sin duda esperaba Juana, cuando determinó el salirse; pero breve experi-
mentó lo contrario, pues lo mismo fue verse fuera, que tupírsele el corazón con
una hipocondría y pesadumbre tan grande que no la podía desechar (Francisco
Xavier Antonio de Santa María, Vida prodigiosa de la Venerable Virgen Juana
de Jesús [Letras de la Audiencia de Quito], 1756).
(49) Y lo mismo fue sentarse sobre la fría piedra, que sentirse acometido de un pro-
fundo sueño... (Benito Pérez Galdós, Miau, 1888).
(50) Lo mismo fue fijarse en el retrato, que exclamar: “Envíeme usted sin tardanza
ese prodigio” (Emilia Pardo Bazán, La Quimera, 1905).
62 El segundo verbo aparece, en ocasiones, en forma personal: y lo mismo fue verlo ante
sí, que le acometió una repugnancia intensísima (Benito Pérez Galdós, Torquemada y San
Pedro, 1895).
63 Igual y lo mismo son elementos comparativos; los dos poseen rango adverbial; además,
han adquirido la función de conectores aditivos casi al mismo tiempo, y participan en las mis-
mas locuciones verbales (dar igual-dar lo mismo; ser igual,-ser lo mismo) y en la misma locu-
ción conjuntiva (igual que-lo mismo que).
A LO MEJOR, LO MISMO. DE LA COMPARACIÓN Y LA IDENTIDAD 233
(52) Pues á morir lejos –gritó con crueldad el borracho. –¡Ah!, el campo es grande.
Lo mismo se muere en cualquier parte. En ésta todo es igual (Pastor Servando
Obligado, Tradiciones argentinas, 1903).
(53) Belarmino no se acordaba con precisión. Lo mismo podían ser quince, que vein-
te, que veinticinco pares (Ramón Pérez de Ayala, Belarmino y Apolonio, 1921).
(54) Ya Gildo púsome en autos de haber regresado don Terencio de su excursión a
Sejos. ¿Lo mismo llegaría cansao y juese a acostar? (Hermilio Alcalde del Río,
Escenas cántabras (apuntes del natural), Segunda serie, 1928).
(55) “¿Y ahora?”, preguntóse. “Ahora, remediar lo que tenga remedio. Las muertas
no tienen más cura que sacarles el cuero. Algo es algo. ¡Las que van a morir si
no las favorece el tiempo! Pero vamos a tener lindos días de sol; las ovejas entu-
midas podrán salvarse, si Dios quiere.”
Volvió a mirar en otras direcciones. “Lo mesmo he perdido el sesenta por siento,
sin contar la borregada, ¡qué sogaso!... (Carlos Reyles, El gaucho Florido. La
novela de la estancia cimarrona y del gaucho crudo, 1932).
(56) –Cuando vas a tener jaleo, desde luego se huele; se masca nada más te levantas.
Son días.
–Lo mismo te llevas luego dos meses sin un apunte.
–Lo mismo (Alfonso Grosso, La zanja, 1961).
(57) –Esperaremos juntos –descansó sus manos en mis hombros, me apoyé en la
pared y nos abrazamos.
–Lo mismo tarda un siglo (Juan García Hortelano, El gran momento de Mary
Tribune, 1972).
64 Remito a Fuentes (2011: 81-89 y 99) para una descripción exhaustiva de igual como
operador modal indicador de duda, posibilidad o debilitamiento asertivo, y de lo mismo con
estos valores.
234 CARMELA PÉREZ-SALAZAR
(58) ¡Alárgate, Brosio, que te doy con el rozón!... ¡Ya la sangre se me está subiendo
a la cabeza!...
–¡Lo mismo ocurriera con esta otra, gorita del todo! (Hermilio Alcalde del Río,
Escenas cántabras (apuntes del natural), Segunda serie, 1928).
5. Final
65 González Calvo (1989: 161) repara en la riqueza del español actual en el inventario de
adverbios y expresiones de duda.
66 Véase Garcés Gómez (2008: 27-32) para una reflexión sobre el significado y los senti-
mente de un modo similar a los atributos oracionales de Alarcos. Como señala el propio Alar-
cos (1997: 333), los adverbios de duda pueden constituir una manifestación lingüística com-
pleta; esto último no es muy frecuente en el caso de lo mismo, pero sucede (obsérvese el
testimonio 56).
68 La variante a lo peor surge cuando a lo mejor ya ha completado su proceso de gramati-
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LA EVOLUCIÓN DE ALGUNOS
ADVERBIOS EVIDENCIALES: EVIDENTEMENTE,
INCUESTIONABLEMENTE, INDISCUTIBLEMENTE,
INDUDABLEMENTE, NATURALMENTE,
OBVIAMENTE
1. Planteamiento
(1) De ahí que el fanfarrón que hallamos en la literatura, que indiscutiblemente tiene
parentesco con el que vive pie a tierra, no tenga que ver con éste, imposible de
transportar a la ficción, porque carece de sentido intelectual, teatral y es sólo un
caso específico (Radiografía de la Pampa, Ezequiel Martínez Estrada, Argenti-
na, 1933, CDH6).
semánticas que tiene un adverbio en -mente […] son herencia de las propiedades semánticas del
adjetivo con el que se ha formado; luego, ello implica que serán las propiedades semánticas del
adjetivo de base las que restrinjan los usos que puede tener el adverbio que con él se forme”.
6 Los datos para este estudio se toman de las bases de datos que ofrece la Real Academia
Española: el CORDE, el CREA y el CDH (Corpus del Nuevo diccionario histórico, versión en
pruebas).
LA EVOLUCIÓN DE ALGUNOS ADVERBIOS EVIDENCIALES 241
(2) a. Es indiscutible que tiene parentesco con el que vive pie a tierra
b. Es evidente que tiene parentesco…
c. Es incuestionable que tiene parentesco…
d. Es indudable que tiene parentesco…
e. Es obvio que tiene parentesco…
f. * Es natural que tiene parentesco…
7
Sigo, en este asunto, la apreciación que Torner (2005: 107) hace con respecto al adver-
bio naturalmente, que incluye dentro de los adverbios evaluativos, ya que “evalúan una situa-
ción en función de una norma implícita que indica lo que convencionalmente se considera
esperable en una situación dada”.
8
Al distinguir los valores de naturalmente y obviamente en enunciados como Natural-
mente/Obviamente, Enrique ha salido (Es natural que haya salido / Es obvio que ha salido) en
Sánchez Jiménez (2008: 441-442) se señala que “obviamente subraya la evidencia sensorial e
inductiva que el hablante extrae de su propia percepción del mundo. En cambio, [con natural-
mente] el hablante parte de un conocimiento previo del mundo que le permite evaluar la aser-
ción e, incluso, justificarla: sabe, por ejemplo, que Enrique lleva varios días en cama, que le
encanta pasear por el barrio y que, por fin, hoy le daban el alta”.
242 SANTIAGO U. SÁNCHEZ JIMÉNEZ
TABLA 1
Porcentaje Primeras
Número de casos
de frecuencia documentaciones
en CDH
en CDH en bases de datos
Naturalmente 2215 67,3% siglo XIII
9Para un detallado y completo estado de la cuestión del estudio de los marcadores del
discurso en la historia del español, véase Pons Rodríguez (2010: 523-615).
10 En Corominas/Pascual (1980-1991 [2012] s.v. ver y s.v. vía) se documenta el adjetivo
Siguiendo a Dyer (1972: 305), las formaciones en -mente sufren durante el perio-
do medieval, quizá en la prosa alfonsí, un primer proceso de gramaticalización
(o de extensión significativa, si se prefiere) conforme al cual se pasa de expresar
intención o voluntad del sujeto a mostrar circunstancias externas, como el modo
de actuar, o indicaciones referidas al orden, al tiempo o al espacio. Es precisa-
mente en esta etapa (segunda mitad del siglo XIII) cuando comienza la documen-
tación del adverbio naturalmente, que hereda el significado del adjetivo natural,
en tanto que ‘perteneciente o relativo a la naturaleza o conforme a la cualidad o
propiedad de las cosas’13.
A propósito del significado que el adjetivo clasificador natural adquiere en
los textos medievales, es revelador destacar cómo su empleo permite reconocer
el entramado de una ideología diseñada a partir de lo que se considera natural y,
por tanto, ha de ser de manera ineluctable cumplido. Así, en (3) el enfrentamien-
to con los judíos para los cristianos se considera como naturalmente inevitable14.
11 Salvo contadas excepciones, los diccionarios y obras de conjunto que abordan el estudio de
marcadores del discurso no han prestado demasiada atención a estos adverbios. En Briz/Pons/Por-
tolés (2008) se analiza naturalmente (que) como marcador del discurso y en Fuentes (2009) se
abordan evidentemente, indiscutiblemente, indudablemente, naturalmente y obviamente.
12 Para la redacción de este apartado se toma como referencia Sánchez Jiménez (2008).
13 Esta es la primera acepción que se recoge en el diccionario de la Real Academia (2001:
s.v. natural).
14 Los dos registros del adverbio naturalmente anteriores a 1250 recabados en el CORDE
heredan este significado de lo natural como ley de obligado cumplimiento: “E a todo regidor
cunple de [103a] ser más justiçiero e fuerte e cruel, ca al rey témenlo naturalmente e al regidor
por la justicia e ser justiçiero e cruel, usando de la justiçia sabiamente” (Anómino, Libro de los
doce sabios o Tratado de la nobleza y lealtad, c. 1237).
244 SANTIAGO U. SÁNCHEZ JIMÉNEZ
(3) Otrosí, fijos, guardadvos de meter en poder de los fariseos judíos, que son muy
sotiles en todo mal y son enemigos de nuestra fe, ni pongáis en ellos vuestros
fechos por ninguna manera, que ésta es natural enemistad de querer siempre mal
los judíos a los siervos de Jesuchristo por el yerro & por el pecado en que caye-
ron en su muerte (Anónimo, Libro del cavallero Cifar, 1300-1305, CORDE).
(6) E naturalmente, mas piadosas son las madres que los padres (Anónimo, Castigos
e documentos para bien vivir ordenados por el rey Sancho IV, 1293, CORDE)
(‘Y atendiendo a la naturaleza…’ / ‘Por naturaleza…’).
(7) En lo qual considerando nos mas atentamente la causa de este amor sobrepujan-
te, es de dezir, que la causa es un natural debdo segun el qual los que bien fazen
naturalmente dessean la salud de los resçibientes (El Tostado, Libro de amor e
amicicia, 1440-1455, CORDE).
LA EVOLUCIÓN DE ALGUNOS ADVERBIOS EVIDENCIALES 245
(8) ‘Si demandas cómo se levantó Jhesuchristo del sepulcro, digo que ansí como
se levanta la planta, e esto porque ha en raíz vida e fortaleza’. Onde vemos
naturalmente, e lo dize Aviçena in libro De Vegetabilibus et Plantis et in libro
De Agricultura, que dado que al árbol le corten las ramas e aun el tronco a raíz
de la tierra, si la raíz fincó sana, dize que este árbol bien puede revenir e tornar
al primer estado (Anónimo, Sermonario castellano medieval, 1400-1500,
CORDE).
Por otro lado, es durante el siglo XV cuando se van a producir usos contextua-
les que desembocarán en el uso convencional de naturalmente como adverbio
oracional. Uno de esos efectos de sentido es el empleo del adverbio como engra-
naje de asociaciones causales. En la primera mitad del siglo XV esa conexión
lógica se ajusta a la estructura bimembre oracional, como se comprueba en (9):
la condición de tal tiempo (sujeto = causa) engendra esa tristeza (predicado =
efecto) y esta relación se engrana a través del nexo naturalmente, que destaca
esa vinculación lógica (esperada). A partir de 1450 se registran casos en que esa
conexión causal excede el ámbito proposicional y se manifiesta en secuencias
discursivas, como se advierte en (10).
(9) E tancta era la difuscaçión, qu’el rayo lunar, que suele paresçer aunque las estre-
llas sean viladas de nuves, que su luz demostrar non podía. E tal tiempo, natu-
ralmente, engendra tristeza e la tristeza más aína conçibe temor, mayormente en
la mar, que están en continuo reçelo de la comoçión de la fortuna marina (Enri-
que de Villena, Traducción y glosas de la Eneida, Libros I-III, 1427-1428,
CORDE).
(10) Ella ama mucho los lugares montuosos & come los granos muy mediçinales &
aromaticos & roye las estremidades de los ramos & quando es llagada come
una yerva dicha draguntea & asi saca de su cuerpo la saeta; su sangre es medi-
çinal segund dize Plinio ca ella alarga los nervios encogidos & quita el dolor de
los artejos & mata & vençe el venino. Naturalmente los serpientes la fuyen &
no pueden sofrir su resollo; ella es de muy aguda vista & de muy presuroso
correr como es dicho en el capitulo de la cabra salvaje (El libro de Propietati-
246 SANTIAGO U. SÁNCHEZ JIMÉNEZ
(11) Primeramente en lo natural, ca deve todo rey o buen capitán aver respecto a las
tierras y provincias donde los cavalleros nacen y donde moran, porque natural-
mente, según la calidad de las tierras, assí los omes han flaquezas o fortaleza,
animosidad o temor (Rodrigo Sánchez de Arévalo, Suma de la política, 1454-
1457, CORDE).
(12) E allende désto, es de pensar que ellos están en tierra agena, que naturalmente
les pone temor (Hernando del Pulgar, Crónica de los Reyes Católicos, 1480-
1484, CORDE).
(13) PINCIANO. Adonde va la vida y honra y el alma bien se puede sufrir, que en aquel
tiempo, cualquier favor de palabra o de obra, por pequeño que sea, puede ser
muy perjudicial, porque naturalmente el favor acrecienta el esfuerzo y el disfa-
vor le mengua (Juan de Arce de Otárola, Coloquios de Palatino y Pinciano,
1550, CORDE).
(15) Estando Marino Monge en su celda en el desierto, vino un día a él un feroz java-
lí, huyendo de los perros de ciertos caçadores. Recogióle y túvole en guarda,
hasta que entendió que estava libre de aquel peligro, que le dexó ir libre. Bien se
mostrara liberal con huéspedes el que lo fue con una salvagina. Y naturalmente,
la bestia sintió la inclinación del santo monge, pues en tan manifiesto peligro
quiso más valerse dél que librarse huyendo por la montaña (Alonso de Villegas,
Fructus sanctorum y quinta parte del Flos sanctorum, 1594, CORDE).
Datan del siglo XVI los primeros registros de naturalmente como refuerzo de
aserción (o evidencial de refuerzo) y como conector de carácter consecutivo,
usos ambos derivados del valor de naturalmente como marcador evaluativo. En
el caso del conector, naturalmente abre el enunciado que se considera la conse-
cuencia esperada (natural) de la causa anterior, tal y como se comprueba en (16):
‘llegar muy cansados y hambrientos y comer mucha comida hace (naturalmente)
que les siente mal’.
(16) Lo cual dice esta relación que fué falso, porque como Luis Ponce e su gente iban
del camino trabajados e con hambre e allí hallaron mucha comida, naturalmente
248 SANTIAGO U. SÁNCHEZ JIMÉNEZ
(19) –¡Ah! Eso quiere decir que tiene usted por aquí la novia.
–Tenerla, precisamente, no; pero por aquí vive quien me gusta.
–¿Vecina nuestra?
–Naturalmente (Jacinto Octavio Picón, La honrada, 1890, CORDE).
(20) GRANADINA. ¿Ustedes irán ahora / al Prado, a ver qué hay de nuevo? / CALDE-
RÓN . Naturalmente. Si ustedes / quieren el favor hacernos / de venir, pronto
estamos / los dos para irlas sirviendo (Ramón de la Cruz, El Prado por la noche,
1765, CORDE).
(21) Cuando se fríe pescado, la primera vez se saca el aceite después de colarlo; pero
en este caso a través de un lienzo, bien mojado con zumo de limón o con vina-
gre de yema. Naturalmente que el gasto continuo del líquido exige la reposi-
ción; pero es más cómodo hacer la provisión como queda indicado, que tener
que preparar cada vez el aceite que se necesite (Ángel Muro, El practicón. Tra-
tado completo de cocina, 1891-1894, CORDE).
(22) No, no siempre fué juicioso el joven noruego. Cometió locuras que le hicieron
mucho daño: al ir á París, quiso ver Italia y Suiza, separándose del camino direc-
to y gastando más de lo necesario; además, compraba muchos libros de mate-
máticas y muy costosos. Naturalmente, se arruinó: las locuras se pagan (José
Echegaray, Ciencia popular, 1870-1905, CORDE).
actual una diferencia en cuanto al registro lingüístico entre evidentemente (coloquial y culto) y
obviamente (culto).
LA EVOLUCIÓN DE ALGUNOS ADVERBIOS EVIDENCIALES 251
(23) […] segúnd este virtuoso rey fizo, que, vista evidentemente e inremediable la
vastaçión de su çibdat, alcáçar e estado, ansí tomó las armas como si de la adver-
sidat cuenta non fiziera (Enrique de Villena, traducción y glosas de la Eneida.
Libros I-III, 1427-1428, CDH).
(24) el qual puso conclusiones en Roma, por las quales se ofreció a defender que no
se debía conceder aquella dispensación, por los escándalos e muertes que della
evidentemente se siguían […] (Hernando del Pulgar, Crónica de los Reyes Cató-
licos, 1480-1484, CDH).
(25) Es también cosa digna de notar lo que el mismo Aristótiles determina en los
mismos libros: que el movimiento de los hombres y animales se comiença y
tiene su origen de la diestra parte y aquélla es la que primero se mueve en todos
ellos. Y esto ser assí la experiencia nos lo muestra muy evidentemente en todas
las cosas que hazemos (Pedro Mexía, Silva de varia lección, 1540-c. 1550, CDH).
(26) Tienen también otra propriedad natural las bozes y sonido de las campanas,
muy provechosa: que cortan y enrarecen el ayre y deshazen y resisten a los true-
nos y tempestades evidentemente; porque, con ser sonido tan rezio y tan apries-
252 SANTIAGO U. SÁNCHEZ JIMÉNEZ
A finales del siglo XVI se registra el uso de evidentemente como un término que,
tras superar el nivel oracional, extiende su ámbito de influencia al discurso, como se
comprueba en (27), donde el adverbio refuerza una aserción (encabezada por luego)
de valor conclusivo: consecuencia derivada de las premisas anteriores. Sintáctica-
mente, el desplazamiento desde la oración al discurso completa una paulatina ten-
dencia a la independencia semántica del núcleo verbal; semánticamente, se aprecia
una mayor complejidad cognitiva: lo evidente también es aquello que se descubre a
partir del entramado causal, donde lo reforzado es la consecuencia evidente.
(27) Por manera que Christo, o es braço de Dios, o es poder del demonio; y no es
poder del demonio, como es evidente, porque deshaze y arruyna el poder del
demonio; luego, evidentemente, es braço de Dios (Fray Luis de León, De los
nombres de Cristo, 1583-1591, CDH).
Es, además, a finales de este siglo cuando empieza a registrarse otro valor del
adverbio, que demuestra su movilidad dentro de la estructura oracional y cierta
autonomía sintáctica: el refuerzo de un término proposicional, como se constata
en (28). Más que ante una intensificación de grado estamos ante un refuerzo de
la aserción implícita desarrollada a partir del predicado buena: el ámbito de apli-
cación del adverbio se limita a la extensión del adjetivo (buena) en tanto que ele-
mento predicativo.
(29) y así, de noche se ven los cielos evidentemente cómo van dando vuelta, que para
quien lo entiende es el mayor gusto y entretenimiento del mundo, para pasar un
rato de la noche con la consideración de ver ir dando vueltas los cielos con tanto
concierto (Fray Diego de Ocaña, Relación de un viaje por América, c. 1605,
Perú, CDH).
(30) Pero, pues así es, yo le quiero probar evidentemente como no va encantado
(Miguel de Cervantes, El ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha. Prime-
ra parte, 1605, CDH).
(31) No es obligación en el príncipe justo oponerse luego indiscretamente a los
vicios cuando es vana y evidentemente peligrosa la diligencia (Diego de Saave-
dra Fajardo, Empresas políticas, 1640-1642, CDH).
(32) Las dadiuas, y el interesse pudieron siempre mucho para torcer los ojos de la
justicia derecha. Si se hazen los negocios por personas seglares pierdese euiden-
temente el derecho, porque son a vna (Fray José Sigüenza, Segunda parte de la
Historia de la Orden de San Jerónimo, 1600, CDH).
(33) Dezíame ella que si yo le supiera ni arrostrara el peligro en que evidentemente
me ponía, ni quiriéndola bien, permitiría que de su parte se atropellassen otros
sin comparación mucho mayores (Gonzalo de Céspedes y Meneses, Varia fortu-
na del soldado Píndaro, 1626, CDH).
El análisis de los textos del siglo XVIII incluidos en las bases de datos muestra
que, a pesar de que se incrementa su uso como marcador de refuerzo de la aser-
ción, con respecto a otros empleos, el comportamiento sintáctico de evidente-
mente se conserva (como adverbio de modo, se integra en el SV; funciona como
un marcador de refuerzo de la aserción; reafirma el alcance significativo de los
adjetivos). Sin embargo, es de destacar la presencia de este adverbio en textos de
carácter ensayístico o científico, con un contenido léxico-semántico más restric-
tivo o especializado20.
Esta precisión semántica repercute en el modo como se manifiesta sintáctica-
mente el adverbio. De esta forma, cuando evidentemente está integrado en el SV,
se estrecha la vinculación semántica con los verbos que expresan procesos argu-
mentativos (probar, deducir, colegir, inferir…), como sucede en (34).
(34) y ni aun en esta parte afirmo sino lo que evidentemente se infiere, ya de los
experimentos, ya de la doctrina de los mismos autores médicos (Benito Jeróni-
mo Feijoo, Theatro crítico universal o discursos varios en todo género de mate-
rias, para desengaño de errores comunes, V, 1733, CDH).
(37) Con todo, este argumento evidentemente es falaz: pues si no lo fuera, probaría,
no que las mugeres tienen espíritu menos penetrante, y profundo; sino que son
de discurso más tardo, y detenido; lo qual es falso, pues en promptitud muchos
hombres les conceden ventaja (Benito Jerónimo Feijoo, Theatro crítico univer-
sal, I, 1726, CDH).
(38) De la misma suerte las aguas saladas, y sulfuerzas (de azufre y alumbre,) dado
que al parecer al presente parezcan humedas por su facultad y virtud, evidente-
LA EVOLUCIÓN DE ALGUNOS ADVERBIOS EVIDENCIALES 255
(39) Veza. Llaman también así en Lugo a la ervillaca y es evidentemente del latín
vicia, y creo que muchos lugares tomaron nombre de esta planta (Fray Martín
de Sarmiento, Viaje a Galicia de 1745, 1745-1746, CDH).
En el siglo XIX, a pesar de mantenerse los otros dos valores (el de refuerzo de
un elemento proposicional y el de complemento modal integrado en el SV), se
acentúa el uso de evidentemente como refuerzo de la aserción, hasta hacerse pre-
valente; aunque no siempre sea fácil dilucidar si estamos ante un adverbio integra-
do en el SV o ante un marcador (o adverbio disjunto) como se comprueba en (40):
¿Recordaba con claridad a Terencio o era evidente que recordaba a Terencio?
(40) Las situaciones son análogas; y Virgilio recordaba evidentemente a Terencio (An-
drés Bello, “Literatura latina”, en Crítica Literaria, 1850-1865, Venezuela, CDH).
(41) Confesemos sin embargo que lo que hay que leer es un artículo que no está
escrito. Leer palabras y más palabras lo hace cualquiera, y toda la dificultad, si
puede cifrarse en alguna cosa, se cifra evidentemente en leer un papel blanco
(“El siglo en blanco” (Mariano José de Larra, Fígaro. Colección de artículos
dramáticos, literarios y de costumbres), 1834, CDH).
(42) Evidentemente aquel hombre no habia hecho sino buscar un pretesto para des-
cargar su mal humor, y no queria perder la oportunidad (Bartolomé Mitre, Sole-
dad: novela original, 1847, Argentina, CDH).
256 SANTIAGO U. SÁNCHEZ JIMÉNEZ
(44) –Buscó alguna frase oportuna y por de pronto halló esto: –¡Oh! ¡mucho! ¡evi-
dentemente! ¡conforme! (Leopoldo Alas “Clarín”, La Regenta, 1884-1885, CDH).
(45) Sí, evidentemente, sí... pero, ¿por qué, sin embargo, esa extraña coincidencia de
tres trece reunidos? (Eugenio Cambareces, En la sangre, Argentina, 1887,
CDH).
(46) En pos de él seguían un caballero y seis u ocho criados, uno conduciendo tiros
de refrescos y otros algunas mulas cargadas de petacas y colchones. Evidente-
mente en el coche debía ir una familia principal (Eugenio Cambareces, En la
sangre, Argentina, 1887).
Se aprecia a lo largo del siglo XIX una marcada disminución de los usos de
adverbio modal no especializado (‘claramente’, ‘con claridad’) integrado en la
oración, usos que parecen reducirse a producciones discursivas marcadas diató-
picamente, como se comprueba en (47) y en (48). Por otro lado, aún en la prime-
ra mitad de siglo se documentan casos en que se conserva la motivación léxica
entre un verbo argumentativo (como probar) y el adverbio integrado en el SV,
aunque su frecuencia decrece sensiblemente.
(49) España no progresa, no hacemos más que enunciar una idea relativa; generali-
zada la proposición de esa suerte, es evidentemente falsa; reducida a sus límites
verdaderos, hay un gran fondo de verdad en ella (Mariano José de Larra, “La
diligencia”, en Fígaro. Colección de artículos dramáticos, literarios y de cos-
tumbres, 1835, CDH).
(50) Entró, pues, con mi correo de Madrid, y entre algunas apuntaciones que me
envían mis corresponsales, las cuales así me guardaré yo de publicarlas como se
guardará el censor de permitirlas, encuéntrome con dos cartas evidentemente de
liberales, puesto que cada uno trae su hoja de servicios al margen: ambos de
buena fe, amantes ambos del bien de su país (Mariano José de Larra, “Dos libe-
rales o lo que es entenderse. Primer artículo”, en Fígaro. Colección de artículos
dramáticos, literarios y de costumbres, 1834, CDH).
alcance del posesivo míos. Puede afectar también ese refuerzo al enunciado en
su conjunto, como en (52), donde el refuerzo se basa más que una deducción
lógica en opiniones personales, ya que no parece haber una relación lógica entre
beberse tres copas y no dos y que algo suceda. Finalmente, aparece como señal
de intervenciones reactivas, para subrayar la afirmación o negación –(53)–, o
constituyendo un elemento autónomo (holofrase) para expresar la conformidad
con respecto a la intervención previa, tal y como se comprueba en (54).
(51) Por fortuna —y así lo hago constar— todo lo sustraído del Diario va de mi puño
y letra. Originales que no sean de mi escritura, no son míos. Los desconozco,
aunque vayan interpolados con otros manuscritos evidentemente míos (Rufino
Blanco Fombona, Camino de imperfección, 1933, Venezuela, CDH).
(52) Julius no entendía ni papa por el momento. Algo pasaba, evidentemente, porque
Juan Lucas había servido tres copas en vez de dos, pero él aún no entendía nada
(Alfredo Bryce Echenique, Un mundo para Julius, 1970, Perú, CDH).
(53) ¿Nos hemos preguntado alguna vez dónde están los límites del objeto? ¿Están
en él mismo? Evidentemente, no. Si no existiera más que un objeto aislado y
señero, sería ilimitado (José Ortega y Gasset, Meditaciones del Quijote, 1914,
CDH).
(54) –Se contentan con eso. Es que ser catalán no es cualquier cosa. No todos lo son.
–Evidentemente (Max Aub, La gallina ciega. Diario español, 1971, CDH).
(57) Falta el nombre pero es evidente que habla ella. Cosa escrupulosa es que tenga
una mujer por estado tener un perrito en su halda, y en su cama, y lo que peor
es, en sus pechos, y que tenga por cosa baja criar a sus hijos (Pedro de Luján,
Coloquios matrimoniales, 1550, CDH).
(60) Malbajé por unas zigzagueantes rampas en las que, evidentemente, en algún
momento de un remoto futuro, habría escaleras (Sealtiel Alatriste, Por vivir en
quinto patio, 1985, México, CDH).
260 SANTIAGO U. SÁNCHEZ JIMÉNEZ
(61) Decláranse algunos contra las reformas tan obviamente sugeridas por la natura-
leza y fin de esta arte, alegando que parecen feas, que ofenden a la vista, que
chocan (Andrés Bello, “Indicaciones sobre la conveniencia de simplificar la
ortografía en América”, en Estudios gramaticales y lingüísticos, 1823, Venezue-
la, CORDE).
(62) En el uso medical de atenuante, se entiende obviamente medio, medicamento, y
lo mismo puede aplicarse a excitante, estimulante, emoliente, calmante, etc.
(Andrés Bello, “Diccionario de galicismos por don Rafael María Baralt”, en
Estudios gramaticales y lingüísticos, 1855, Venezuela, CORDE).
(63) Y para que se acabase de verificar que la fuerza todo lo arrolla, la Guardia que
obviamente debia dirigirse, no contra el paciente ni su honrado alátere, sino
contra el agresor y su compañero segun aquello de agentes y consintientes...
parecíendola ser Menéses persona agente por verle forcejeando para desarmar
al Artillero (lo que hay autores que dicen consiguió), al inocente Menéses fué á
quien asestó las puntas de sus vírgenes espadas (Bartolomé José Gallardo, Apo-
logía de los palos dados, 1811, CORDE).
(64) Empero emancipando todas las tierras estancadas de cualquier denominacion
que fueren, y distribuyendolas en el pueblo, como se ha dicho, no solo el
gobierno tendrá buena fé, porque habrá abundancia, sino que la produccion
atenderá obviamente á las necesidades corrientes y á las obligaciones pretéritas
y futuras, sin temor de vernos un día invadidos por esas plagas de unionistas y
mutualistas que son mas perjudiciales á la humanidad que el cólera morbo y el
vómito prieto (Juan de Olavarria, Memoria dirigida a S. M. sobre el medio de
mejorar la condición física y moral del pueblo español, 1833-1834, CORDE).
(65) ¡Pobre amigo! Si solamente hubiese aceptado mi ayuda para evadir la trampa
que tan obviamente le tendieron Doña Concha y la madrina de esa pobre mujer...
(Rosa M.ª Britton, No pertenezco a este siglo, 1995, Panamá, CDH).
(66) Su sentido es unidimensional y se corresponde directamente con la gran indus-
tria (como ocurre ya más obviamente con las ciencias naturales) y con el estado
en su sentido mecánico (Héctor Meléndez, La identidad ausente, 1996, Puerto
Rico, CDH).
21 En Rodríguez Ramalle (2005: 281-283) se aportan tres criterios sintácticos para distin-
guir los adverbios adjuntos y los disjuntos: movilidad, alcance de la negación y restricciones
de naturaleza eventiva.
262 SANTIAGO U. SÁNCHEZ JIMÉNEZ
Son dos los rasgos semánticos a partir de los que parece conformarse el refuer-
zo de la aserción ejercida por medio del disjunto obviamente: el modo y la rela-
ción causal o lógica. En ocasiones, el fundamento semántico del refuerzo se reco-
noce, como sucede con (68) –base epistémica o modal– y (69) –base de relación
causal–; hay ocasiones en que se desvirtúa la semántica de base y solo se percibe
el refuerzo, como en (70); por último, a veces puede recuperarse la doble lectura:
causal o lógica y modal, como en (71). En este caso, resulta difícil dilucidar si el
yo de la enunciación considera lógico (natural) que tome por modelos los países
o deja constancia de la claridad con que se aplican los modelos de esos países.
(72) Pensamos que en Colombia una gran gama de opinión, una gran gama de secto-
res sociales que van de los más empobrecidos, pasando por sectores campesinos
LA EVOLUCIÓN DE ALGUNOS ADVERBIOS EVIDENCIALES 263
(73) –Ahora, a lo que no puede renunciar el poeta es a la vital tarea de llamar al pan
y al vino de otras maneras. –Me preguntás que hago aquí –dijo Sebastián, obvia-
mente molesto por el tono de Felipe– ¿cuando no aparecés a la hora de la cita; te
espero una hora; te llamo creyendo que estás con Lavinia y no apareces por nin-
guna parte...? ¡Creíamos que te había pasado algo! (Gioconda Belli, La mujer
habitada, 1992, Argentina, CDH).
(74) A esto tal vez se deba la relativa escasez pública –en comparación con la gran
cantidad de instituciones educativas en la Isla– de estudios sociopolíticos sobre
temas tan obviamente puertorriqueños como las drogas y la violencia (Héctor
Meléndez, La identidad ausente, 1996, Puerto Rico, CDH).
(75) Las entradas netas de capital a largo plazo alcanzan un promedio anual de 374.8
millones de dólares, aunque, obviamente, su magnitud bruta es sustancialmente
mayor, habida cuenta de los altos niveles de los pagos por amortización que se
264 SANTIAGO U. SÁNCHEZ JIMÉNEZ
(77) Y se intentó dar inicio a una reforma agraria, pero ésta encontró un obstáculo
insuperable: la ganadería extensiva estaba en plena expansión y obviamente no
podía racionalizarse la distribución de la tierra sin afectar los latifundios gana-
deros (Ricaurte Soler, Panamá: historia de una crisis, Panamá, 1989, CDH).
(78) Se suprimió, en fin, el derecho de huelga y se restringió la libertad de asociación
sindical. Obviamente, todo esto motivó más reclamos, agitación, paros y huel-
gas en señal de protesta (Jorge Salvador Lara, Breve historia contemporánea
del Ecuador, Ecuador, 1994, CDH).
TABLA 2
(79) […] está diz que claro que las nombraría de su nombre Hespérides; de donde infie-
ren que indubitablemente fueron del señorío de España desde el tiempo de Héspe-
ro (Fray Bartolomé de las Casas, Historia de las Indias, c. 1527-1561, CORDE).
(80) E indudablemente, los más de los compañeros pensaban que no habían acertado
en creer a aquel indio; e de parescer de los más, se tornaran (Gonzalo Fernández
de Oviedo, Historia general y natural de las Indias, 1535-1557, CORDE).
indudablemente: “Y como las penas deben agravarse o disminuirse a proporción del intento
con que se cometen, se seguirá indudablemente que el consejo de guerra le impondrá a ese sol-
dado una pena menos grave que la que previene la ordenanza” (José Joaquín Fernández de
Lizardi, El Periquillo Sarniento, 1816-1827, México, CDH).
266 SANTIAGO U. SÁNCHEZ JIMÉNEZ
(81) ¿Qué entendimiento habrá tan romo que no conozca que el aire no viene a ser
más que un inmenso espacio ocupado de bolillas revoleteantes, mucho más
menudas, tersas y lisas que las que componen el agua y en esto consiste clara e
indubitablemente que aquél sea mucho más fluido y mucho más diáfano que
ésta? (José Francisco de Isla, Historia del famoso predicador Fray Gerundio de
Campazas alias Zotes, 1758, CDH).
(82) Por lo que mira a santuarios, en tres he estado, de cada uno de los quales se refe-
ría un milagro continuado; siendo el hecho, en que se fundaba esta fama, indu-
bitablemente natural (Benito Jerónimo Feijoo, Cartas eruditas y curiosas I,
1742, CDH).
(83) Así tratan de cuando han de perder o ganar, como si indubitablemente lo supie-
sen, haciendo pronóstico en sí mismos y en los otros cuál suerte se acierta y cuál
se yerra, que llaman ellos creer en la errada (Francisco de Luque Fajardo, Fiel
desengaño contra la ociosidad y los juegos, 1603, CDH).
(84) Preguntáronle si era caballero. Respondió ser noble, de sangre real; pero no lla-
marse Ambrosio ni Jaime Vives. Pídenle que diga su nombre y califique su perso-
na. Respondió que no por descubrirse escusara la pena y que, habiendo de morir
indubitablemente, no era necesario decirlo ni de importancia padecer una ni otra
muerte (Mateo Alemán, Guzmán de Alfarache, primera parte, 1599, CDH).
A partir del siglo XIX la forma indudablemente desplaza casi por completo a
la variante culta. El uso fundamental del adverbio es el refuerzo categórico (de
un enunciado o de un término oracional). El empleo como refuerzo de un verbo
(de conocimiento –saber–, de creencia –creer– o de acción argumentativa –pro-
bar–) no es frecuente; menos aún el uso de indudablemente como adverbio inte-
grado en el SV.
Con respecto al valor como refuerzo del enunciado, este se aplica de manera
absoluta (categórica), heredando el significado exclusivo del adjetivo del que
proviene (indudable), lo que hace simplemente innecesaria su justificación,
como en (85). Sin embargo, hay ejemplos en que esa justificación se hace explí-
cita o casos en que el refuerzo aparece en conexiones causales (86), más propias
de los marcadores del tipo naturalmente. Por otro lado, la intensidad (absoluta)
del reforzador se pone de relieve cuando la base reforzada expresa certeza, como
en (87).
(85) Indudablemente, la vida actual está llena de goces y fastuosidades (José Selgas
y Carrasco, Hechos y dichos, 1879, CDH).
(86) Indudablemente, el que teniendo igual posición militar que su rival ve todos los
días que éste se atrae todas las miradas y simpatías y la predilección de sus
jefes, así como comprende la superioridad real de sus cualidades, no puede
menos de enfermarse de envidia (Ignacio Manuel Altamirano, Clemencia, 1869,
México, CDH).
LA EVOLUCIÓN DE ALGUNOS ADVERBIOS EVIDENCIALES 267
A partir del siglo XIX, como efecto del encuentro de las dos voces de enuncia-
ción activas en las secuencias dialogadas, se va consolidando el uso de induda-
blemente como elemento autónomo (holofrase). En los intercambios esta holo-
frase adquiere un carácter reactivo, ya que esencialmente supone la confirmación
del enunciado previo, como se advierte nítidamente en (88). No es difícil expli-
car que este elemento autónomo llegue a hacer, pragmáticamente, las veces de
un enunciado reactivo afirmativo, como se constata en (89). Por otro lado, el
adverbio puede comportarse, como es habitual, como un mero reforzador de los
enunciados reactivos afirmativos o negativos, como en (90).
(88) La gratitud de Obdulia no tenía límites, pero el Magistral creyó necesario bus-
cárselos mostrándose frío, seco y dándola a entender que “no lo había hecho por
ella”. La viuda, sin embargo, insistió en sostener que le debía la vida.
–¡Indudablemente! –corroboraba doña Petronila, que no sospechaba cómo que-
ría pagar Obdulia aquella vida que decía deber al Magistral (Leopoldo Alas
“Clarín”, La Regenta, 1884-1885, CDH).
(89) Desde aqui comienzan las dificultades. ¿Debo amarlo? Indudablemente. Pero,
¿para qué? Ut in Deo sit. Para que vuelva á Dios. ¿Y cómo? Con su sal y pimien-
ta (Fray Francisco Alvarado, Cartas críticas del Filósofo Rancio, II, 1811-1813,
CORDE).
(90) –Es de suponer que no se haya fugado por amor con vuestro primer ayuda de
cámara, que es un vejestorio repugnante.
–Indudablemente no (Manuel Fernández y González, El guapo Francisco Este-
van, 1871, CDH).
(92) […] se llevó el Cristo a su casa con acompañamiento de toda la peonada; y des-
pués, en alegre pandilla los jóvenes, con reposado continente los viejos, inva-
dieron la casa del patrón, donde fueron agasajados con rebosantes copas de
licor, que ellos se apresuraron a beber para irse a la casa del alférez, donde indu-
dablemente estarían más a su sabor y tendrían cosas más suculentas para su
paladar (Alcides Arguedas, Raza de Bronce, 1919, Bolivia, CDH).
Son mucho más ocasionales dos efectos de sentidos vinculados al propio ori-
gen léxico del adverbio: la expresión categórica de la certeza. En (93) el adver-
bio disjunto reafirma el compromiso deóntico del emisor (destacado también con
el empleo de la negación y el futuro: no volverán) con el contenido del enuncia-
do. Por otro lado, en (94) se registra un significado próximo al de los adverbios
disjuntos de enunciación –como francamente, sinceramente…– que no se apli-
can al valor de verdad del enunciado sino a la enunciación: “El hablante califica
su actitud como sincera con el receptor. La comunicación es directa, sin reser-
vas”24.
(93) Se cuentan del presidio cosas que no son para repetidas, y que indudablemente
no volverán a suceder, sino como excepción, desde que se implante un régimen
severo de labor y no se descuide la vigilancia, nunca excesiva en tales casos
(Roberto J. Payró, La Australia argentina, 1898, CDH).
(94) El americano está acostumbrado a satisfacerse con el simple producto de los
campos. Indudablemente, para expresarte mi opinión libremente, no creo que la
flora más liberal y deliciosa deba dedicarse a los repugnantes usos de la farma-
cia (José Celestino Mutis, “A Carlos Linné, profesor de Historia Natural en
Upsal”, en Cartas de José Celestino Mutis, Colombia, 1778).
Atendiendo a los datos absolutos que arroja el CDH para cada uno de los adver-
bios que analizados (véase tabla 1), indiscutiblemente e incuestionablemente son
los términos de menor frecuencia. Además, si atendemos a sus primeras docu-
mentaciones, tanto en el CDH como en CORDE, se constata que son los adver-
bios que más tardíamente se incorporan al idioma: segunda mitad del siglo XX.
Ambos adverbios (indiscutiblemente e incuestionablemente) expresan de
manera categórica la certeza absoluta tomando como referencia su significado
léxico (indiscutible-, incuestionable- ‘de manera incontrovertible’). No hay dis-
tancia, por tanto, entre su contenido léxico y la función discursiva que desempe-
ñan: su significado conceptual se acomoda a la función discursiva. Son dos los
cometidos sintácticos que desempeñan: refuerzo de un enunciado y refuerzo de
un elemento incluido en la estructura oracional, tal y como demuestran las pri-
meras documentaciones recabadas. En (95) el adverbio es un reforzador absoluto
de la certeza del enunciado; en (96) incuestionablemente es un adverbio que
refuerza la aplicación que se hace del adjetivo histórica sobre el sustantivo
época.
Una de las características del refuerzo a partir de estos adverbios (como suce-
de en el caso de indudablemente) es la intensidad máxima de ese refuerzo, ya
que se plantea desde lo categórico, desde aquello cuya justificación es innecesa-
ria. La intensificación de la verdad de una aserción se aprecia en los casos en que
el refuerzo se aplica a un término que semánticamente expresa ese contenido,
como es el caso de cierto en (97). Por tanto, lo normal es que la aplicación del
adverbio no vaya acompañada de una estructura explicativa que sustente el
empleo del refuerzo –como en (98)–, si bien no es raro el empleo de construccio-
270 SANTIAGO U. SÁNCHEZ JIMÉNEZ
nes justificativas (99), más habituales con los refuerzos de adverbios como natu-
ralmente, evidentemente u obviamente.
(97) Lo que muestran nunca fue, por más que se nos presente como indiscutiblemen-
te cierto (Rodrigo Fresán, La velocidad de las cosas, 1998-2000, Argentina,
CHD).
(98) De ahí que el fanfarrón que hallamos en la literatura, que indiscutiblemente
tiene parentesco con el que vive pie a tierra, no tenga que ver con éste, imposi-
ble de transportar a la ficción, porque carece de sentido intelectual, teatral y es
sólo un caso específico (Ezequiel Estrada, Radiografía, 1933, Argentina, CDH).
(99) Además, seguro que tiene razón. El otro indiscutiblemente miente, puesto que
es alemán y, además, la negación del alma le convence al viejo porque así no
tienen nada que hacer los curas... (José Luis Sampedro, La sonrisa etrusca,
1985, CDH).
Estos son, en suma, los dos valores que asumen estos adverbios, aunque se
documentan usos contextuales como el de la atenuación del refuerzo, que va
desde el refuerzo categórico (‘sin ninguna duda’) hasta la posibilidad de que un
acontecimiento se produzca (‘seguramente’, ‘probablemente’), como en (100).
Es precisamente el carácter categórico del adverbio lo que incrementa la seguri-
dad de que algo acontezca: no con seguridad, con mucha seguridad.
(100) Hasta que ese desenlace se produjo, los dos adeptos esperaron el milagro que
poblaba sus conversaciones: seguramente, incuestionablemente, el gran mago
concluiría por salvarse (Manuel Mújica Laínez, El escarabajo, 1982, Argenti-
na, CDH).
6. Conclusiones
Referencias bibliográficas
Fuentes de referencia
1. Introducción
2 Las propuestas son diversas: algunos investigadores consideran que los procesos de sub-
jetivización se incluyen dentro del fenómeno de la gramaticalización (Brinton/Traugott 2005,
Traugott 2010a, 2010b), otros piensan que se trata de un subtipo de gramaticalización (Tabor y
Traugott 1998, Traugott 1995a, Company 2006b) y otros los integran en el mecanismo de la
desgramaticalización (Heine 2003, Company 2004).
3 El corpus del Nuevo diccionario histórico se extiende cronológicamente desde los pri-
meros textos en los dialectos hispánicos (castellano, leonés, aragonés) hasta el año 2000. La
descripción de las características de este corpus se recoge en J. A. Pascual y C. Domínguez
(2009: 92-93) y en P. Salas y A. Torres (2011).
4 Para asegurar la fiabilidad de los datos se contrastarán los resultados con ejemplos de
los textos recogidos en la base de datos ADMYTE y en el corpus del español de Mark Davies:
<http://www.corpusdelespanol.org>.
LA FORMACIÓN Y EVOLUCIÓN DEL PARADIGMA DE LOS OPERADORES 277
5 Las unidades léxicas que en la gramática académica se registran en este grupo son las
siguientes: ciertamente, efectivamente, evidentemente, incuestionablemente, indiscutiblemen-
te, indudablemente, naturalmente, realmente, seguramente, obviamente, verdaderamente, así
como las locuciones con (toda) seguridad, de veras, de verdad, desde luego, en efecto, en ver-
dad, por supuesto, sin duda (NGLE 2009: 2353). El estudio evolutivo de algunas de estas for-
mas se ha realizado en otros capítulos de este libro: M.ª B. Villar Díaz ha analizado un grupo
de adverbios de modalidad epistémica (realmente, en realidad, ciertamente, por cierto, segu-
ramente) y S. U. Sánchez Jiménez ha estudiado un grupo de adverbios evidenciales: evidente-
mente, incuestionablemente, indiscutiblemente, indudablemente, naturalmente, obviamente.
Para el proceso evolutivo de las formas en efecto y efectivamente, véase M.ª P. Garcés (en
prensa).
6 Las unidades que se incluyen en la gramática académica dentro de este grupo son las
12 Otros autores consideran que existe una relación de inclusión entre evidencialidad y
modalidad epistémica; así Palmer (1986) y Martín Zorraquino/Portolés (1999) que clasifican
alguna de las formas aquí analizadas como operadores evidenciales, caracterizados como un
subgrupo de la modalidad epistémica.
13 Como indica M.ª A. Martín Zorraquino (2010: 101, nota 9), en el análisis de algunos
elementos concretos, no es fácil asignar las etiquetas de operador y conector. Por otra parte,
hay que tener en cuenta que un mismo marcador del discurso puede funcionar como operador
o como conector según los contextos.
280 MARÍA PILAR GARCÉS GÓMEZ
Primeras apariciones
Adverbio/Locución de los adverbios Significado actual
adverbial y locuciones adverbiales
en los corpus
Primeras apariciones
Adverbio/Locución de los adverbios
y locuciones Significado actual
adverbial
adverbiales en los
corpus
Por lo visto S. XVI (1579 CORDE) Indica la fuente de la
S. XIX (1833 CDH) información. Señala un
distanciamiento de la aserción;
lo dicho se conoce por indicios
o se trata de la opinión de otros
enunciadores.
Primeras apariciones
Adverbio/Locución de los adverbios Significado actual
adverbial y locuciones adverbiales
en los corpus
El surgimiento del adverbio aparentemente data del siglo XV, con la variante
formal apparentemente que solo se mantiene en este siglo; su aparición en los
textos es poco frecuente en las primeras etapas de su desarrollo ya que su con-
LA FORMACIÓN Y EVOLUCIÓN DEL PARADIGMA DE LOS OPERADORES 283
15La distribución de los ejemplos del adverbio aparentemente según el corpus CORDE,
que presenta un mayor número de casos, es la siguiente:
16 Según consideran algunos autores (Girón Alconchel 2008, Company 2012), la raíz léxi-
ca adjetiva sobre la que se forma el adverbio es invariable tanto si el adjetivo tiene flexión de
género como si no la tiene; para otros (Kovacci 1999; NGLE 2009), la base es la forma feme-
nina del adjetivo cuando admite flexión de género y la forma invariable cuando no la admite.
17 La primera documentación es la del corpus CDH: “E por IIII partidas del mundo, prin-
cipados aparentes de IIII regiones son estados conecidos” (Anónimo, Obra sacada de las cró-
nicas de San Isidoro, de Don Lucas, Obispo de Tuy, 1385-1396).
18 Se registra también otra acepción ‘de buen aspecto’ que aparece en ejemplos como el
siguiente: “E entrando en una grant sala muy fermosa, vido el Entendimiento una doncella, la
qual maguer no fuese de tanta profundidad ni sotileza como la segunda, era ynfinita mente
muy más aparente, asý en el gesto de la cara e fayçiones e proporçiones de la propia persona
como en el sunto e preçio de las vestiduras” (Alfonso de la Torre, Visión deleitable, c. 1430-
1440, CORDE).
284 MARÍA PILAR GARCÉS GÓMEZ
vezes en aquel mesmo día e salir por la abertura la deesa Pallas cavalgando en un
cavallo e armada de loriga con asta ho lança en la mano, esblandiéndola, corrien-
do por el real como quien menaza (Enrique de Villena, Traducción y glosas de la
Eneida. Libros I-III, 1427-1428, CDH).
(7) Pudieron como desbocados y blasfemos decirles esas y otras injurias, acusarle y
hacerle cargos calumniosos; pero ninguno probaron, ni aparentemente (Fray
Alonso de Cabrera, De las consideraciones sobre todos los evangelios de la Cua-
resma, a 1598, CORDE).
19 Estos contextos, denominados por B. Heine (2002) “bridgings contexts”, son aquellos
que permiten una lectura de aparentemente como adverbio modal con el signifi-
cado de ‘de manera manifiesta’ y como adverbio evidencial ‘según los indicios’,
‘según las evidencias’:
(8) Los años pasados que fueron los de 609 y 610 llegó á Madrid un portugues que
se dezia Luis de Fonseca, con çiertos instrumentos de metal muy bien labrados,
para la nauegaçion, hechos á su modo, con que aparentemente queria mostrar y
dar á entender que la aguja ó calamita, tan vtil y prouechosa para todos los viages
marítimos, la tocaua y preparaua de manera que sin hazer diferençia alguna á la
parte derecha ó izquierda del polo Artico, señalaua y miraua derechamente á el
sin noroestear ni nordestear, como vulgarmente entre la gente de mar se dize
(García de Silva y Figueroa, Comentarios, c. 1618, CORDE).
(9) Hay otras que saben hacer parir a una estéril aparentemente, llevando consigo
lo que esperan que nazca en la casa de la que tiene la barriga de trapos, y siem-
pre andan cargadas de reliquias y piedras preciosas, como la del águila y el
imán, y eso era lo que más sentía, que la hubiesen quitado los ladrones (Francis-
co de Santos, Día y noche de Madrid, 1663, CORDE).
(10) Lo tercero, se ha observado que en las vecindades de las minas de azogue hace
la peste menor estrago que en otras partes. Lo que aparentemente viene de que
los vapores o exhalaciones de el azogue, que es veneno para varias especies de
insectos, matan los que son autores de el mal (Benito Jerónimo Feijoo, Theatro
crítico universal, VII, 1736, CORDE).
20 En este caso, se trata de los denominados por B. Heine (2002) “switch contexts”, en los
(11) Pues, según Platón, es la disciplina más excelente de todas, por ser la que más
ama y sigue lo cierto y verdadero y repudia lo falso y aparente (Diego Álava, El
perfecto capitán, 1590, CORDE).
(12) Esta prudencia debe ser verdadera prudencia, y no aparente (Pedro de Ribade-
neira, Tratado de la religión, 1595, CORDE).
(13) Ellos quieren que los príncipes se sirvan de la religión en apariencia, para enga-
ñar y entretener al pueblo, como lo hacen los príncipes injustos y lo dice San
Agustín; nosotros queremos que los príncipes sirvan de véras á la verdadera
religion (Pedro de Ribadeneira, Tratado de la religión, 1595, CORDE).
(14) La costunbre de quemarse las mugeres de los bramenes y banianes, aunque las
destos menos vezes, a sido muy reçibida en el Indostan, particularmente por las
de la clase superior; estas se quemauan lançandose voluntariamente en el fuego
en que se quemauan los cuerpos de sus maridos, muy adornadas de joyas y con
toda demostraçion de alegria. Pero esta costunbre tan inhumana y fiera por la
mayor parte está ya en poco vso porque las mugeres que hazian de sí este horri-
ble acto, aunque aparentemente pareçian cometello de su voluntad, la verdad
era ir persuadidas de sus padres, hermanos y otros parientes suyos, pareçiendo-
les quedar mas honrrados de auer cometido estas miserables tan cruel genero de
288 MARÍA PILAR GARCÉS GÓMEZ
sacrifiçio, con el qual se persuadian con una vana y sinple anbiçion que dexauan
de si una perpetua fama de castas y honrradas, demas de gozarse eterna é inmor-
talmente con sus maridos (García de Silva y Figueroa, Comentarios, c. 1618,
CORDE).
(15) Siendo natural, que su secreto sea una droga violentíssima de la naturaleza de
aquellas que, irritando la naturaleza, aparentemente la animan, y efectivamente
la estragan (Benito Jerónimo Feijoo, Cartas eruditas y curiosas, 1760, CDH).
21 El adverbio efectivamente se forma a finales del siglo XVI para indicar que las accio-
nes o procesos referidos se desarrollan de una manera real o verdadera. El paso a marcador
del discurso de confirmación data del siglo XVII; para su evolución, véase M.ª P. Garcés (en
prensa).
22 La formación de en realidad como marcador del discurso de refuerzo argumentativo se
realiza en el siglo XVI. Para su proceso de evolución, M. González Manzano (2013) y M.ª B.
Villar (2013, en este volumen).
LA FORMACIÓN Y EVOLUCIÓN DEL PARADIGMA DE LOS OPERADORES 289
(17) Yo creo que los Golfines, aunque, aparentemente, venimos de maragatos, tene-
mos sangre inglesa en nuestras venas… Hasta nuestro apellido parece que es de
pura casta sajona (Benito Pérez Galdós, Marianela, 1878, CORDE).
(18) Si hasta ahora, aparentemente, no se ha dado importancia a la política económi-
ca, es porque, como ya se ha dicho, las luchas civiles primero, el cansancio des-
pués, y, últimamente, la necesidad de reponer las fuerzas, no han permitido a la
masa general del país preocuparse como debiera de aquélla (Jesús Pando y
Valle, Regeneración económica, 1896-1897, CORDE).
(19) Don Álvaro no fingía su buen humor. Estaba un poco excitado, pero no se sentía
vencido; él se atenía a sus experiencias. “Aquel clérigo no había tocado en la
Regenta, estaba seguro.” Sonreía de todo corazón, sonreía a sus pensamientos, a
sus planes. “Claro que les molestaba a los nervios aquel espectáculo en que apa-
rentemente el rival se mostraba triunfando a la romana, según don Víctor, pero…
no había tocado en ella” (Leopoldo Alas “Clarín”, La Regenta, 1884-1885, CDH).
(20) Pasaba ya bastante de los treinta, era de hermosa y distinguida estampa, inde-
pendiente, libre como el aire, y rico. No abusaba, aparentemente, de ninguna de
290 MARÍA PILAR GARCÉS GÓMEZ
Por otra parte, al valor evidencial de aludir a ‘según las evidencias’, ‘según
los indicios’, se puede añadir un valor modal epistémico referido al grado de cer-
teza del emisor respecto de lo referido. De este modo, el adverbio marca que lo
expresado es una conclusión extraída de los indicios y que no está seguro plena-
mente de lo que afirma por lo que se distancia respecto de lo que dice.
(22) La revolución libia ha purificado el país y recuerda las antiguas purgas que se
sucedían a lo largo y a lo ancho del imperio conquistado por los árabes. Aparen-
temente, la corrupción no existe en Libia, lo que la distingue de los otros países
árabes (Prensa, Triunfo, 1977, CREA).
Este nuevo valor amplía su uso a contextos dialógicos en los que se utiliza en
los enunciados reactivos para mostrar matización, alejamiento respecto de la
veracidad de los hechos o sucesos referidos por el interlocutor:
(25) Toda maldad del mundo e toda pestilençia, / sobre la falsa lengua, mintrosa apa-
resçencia; / dezir palabras dulzes que traen abenençia; / e fazer malas obras e
tener malquerençia (Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, Libro de Buen Amor, 1330-
1343, CDH).
(26) Assí que tomar la aparesçençia por la existençia es grand decepçión (San Vicen-
te Ferrer, Sermones, 1411-1412, CDH).
(27) Sea, pues, la virgen de hecho lo que muestra en apariencia, es a saber, humilde,
bien criada, honesta, vergonzosa, buena (Juan Justiniano, Instrucción de la
mujer cristiana, de J. L. Vives, 1528, CORDE).
(28) Poco allí le fatiga el rostro grave / del privado, que muestra en apariencia /
mandar allí do no es obedecido (Miguel de Cervantes, La Galatea, 1585,
CORDE).
(29) Lo mesmo a la letra pasa con estos perversos tablajeros, a quien el naipe, que
reverencian, en apariencia les da comida, regalos, con el demás sustento de
familia, hipotecado sobre el mismo infierno que les ofrece en remate de tales
gustos y granjerías llenas de injusticia (Francisco de Luque Fajardo, Fiel desen-
gaño contra la ociosidad y los juegos, 1603, CORDE).
(30) ¿Quién pudiera creer que con la capa de tan ingenuo y manifiesto favor, en apa-
riencia, encubriese el infame mozo una diabólica traición? (Pedro Montengón,
Eusebio, 1786, CDH).
(31) Habíase resentido Altano del reproche moderado que le hizo Hardyl cuando se
le ofreció para llevarle la espuerta, y reservó a esta ocasión el contárselo a
Susana, sabiendo que lo había de llevar a mal, para que diese que sentir a
292 MARÍA PILAR GARCÉS GÓMEZ
Este valor de señalar que las apariencias pueden convertirse en indicios que
lleven a una determinada conclusión coincide con el valor específico del opera-
dor aparentemente, por lo que pueden sustituirse en este tipo de contextos. No
obstante, el valor específico de la locución en apariencia es el de señalar lo que
se manifiesta a primera vista, o lo que las evidencias o los indicios señalan;
empleo en el que puede ir modificado por adverbios focalizadores como solo o
al menos (33):
Así como, según los contextos en los que se localiza, el de establecer un con-
traste entre lo que se manifiesta como apariencia frente a la realidad (34) o el de
oponer dos argumentos, uno que se considera provisional, donde se sitúa la locu-
ción adverbial en apariencia, contrapuesto al que se considera el definitivo (35);
en estos casos, asume el valor de ‘solo en apariencia’, pero no en realidad, adqui-
riendo un carácter constrictivo (Santos 2003: 195).
(36) Cventa maestre godofre que ell engendramiento de Nabuchodonosor fue cosa
qual los onmes non auien uista. & que fue como marauilla. Ca diz que uno de
los espiritos que uos dixiemos en la estoria de la tercera edad a que llamauan
23 En los datos proporcionados por el corpus CREA desde 1975 hasta 2008, las cifras de
aparición son las siguientes: México (141), República Dominicana (51), Colombia (37), Boli-
via (9), Perú (6), Venezuela (6), Panamá (4), Nicaragua (3), España (3), Ecuador (2), El Salva-
dor (1), Puerto Rico (1), Honduras (1); Argentina, Chile, Costa Rica, Cuba, Guatemala, Esta-
dos Unidos y Uruguay no presentan ningún caso; en Filipinas, tampoco se documenta ningún
ejemplo.
24 El empleo de la forma diz es más frecuente en el siglo XIII, cuando hay un auge general
de la apócope en castellano; el uso de dize es mayoritario en el siglo XIV, cuando la lengua ela-
borada tiende a eliminar las formas apocopadas. Así se atestigua además en las construcciones
de esta forma verbal seguida de un que completivo; según los datos del CORDE, diz que se
registra en 1026 casos frente a 615 de dize que en el siglo XIII, mientras que, en el siglo siguien-
te, el aumento de los ejemplos de dize que es significativo, 2620 casos frente a 256 de diz que.
294 MARÍA PILAR GARCÉS GÓMEZ
yncubos. & son los yncubos spiritus de Natura atal; que quando quieren ques
muestran a los omnes. & quando quieren se asconden. & fazen se non uesibles de
guisa que los non pueden ueer ninguno. Vno destos spiritus atales diz que yogo
con una mugier, ca lo fazien muchas uezes estos spiritus de uenir & yazerse con
las mugieres (Alfonso X, General Estoria. Cuarta parte, c. 1280, CORDE).
(37) Ttholomeo philopator Rey de Alexandria este de que aqui fabla la estoria & diz
que regno dizisiete annos (Alfonso X, General Estoria. Cuarta parte, c. 1280,
CORDE).
(38) En el CCLXXXVIIIº capitulo, que fue a los XXXV annos, dizque aviendo el
rey don Ramiro contienda con el rey don Bernudo, assi commo ya avedes oydo,
adolecio en Leon e morio e fue enterrado en Destrana. Otrosi dize que corrieron
los moros tierra de Portugal fasta en Santiago; e cayo tal dolençia en ellos que
morieron y todos que non escapo y ninguno (Juan Manuel, Crónica abreviada,
c. 1320-1322, CORDE).
En una etapa evolutiva posterior siguen aumentando los contextos en los que
diz que no remite a un enunciador explícito, sino que se refiere vagamente a las
distintas autoridades y testimonios en los que se basa el contenido del enunciado
introducido por la subordinada completiva; de este modo, se indica que el emisor
no se compromete con la veracidad de los hechos, dado que la información pro-
cede de o se atribuye a indicios o a otros enunciadores (39, 40 y 41):
(39) E aun agora ay en Angliaterra unas aves que llaman vacares, que naçen de los
árboles. E dizen que son naçidos en esta manera: Dizen que están los árboles
naçidos en las peñas, sobre la mar, e que fazen unas grandes flores coloradas. E
que, pasada la flor, queda un gran capullo, e que allí se cría poco a poco; e que,
como va creçiendo, cuélgase ayuso. E diz que los veen estar ansí colgados, e
figurados ya los pies e los cuerpos (Gutierre Díaz de Games, El Victorial, 1431-
1449, CORDE).
(40) E enbió con ellos al rrey de Túnez çiertas pieças de escarlata, & seys mulas muy
bien guarnidas, & dos dozenas de podencos de muestra, que diz que non los auía
allá en Túnez (Lope de Barrientos, Refundición de la Crónica del Halconero,
1454-1469, CORDE).
(41) A Nós es fecha relaçión que, no enbargante lo de suso contenido, los dichos
alcaldes de la tierra no visitan commo deuen, ni exsecutan en ella, la nuestra
justicia, ni oyen los querellosos commo deuían; antes, dizque ponen sus tenien-
tes en las dichas alcaldías ombres legos, escuderos & otras personas no vsadas
de tener judgado, los quales dizque fazen injusticias & estorsiones a los vezinos
de la tierra (Anónimo, Ordenanzas de Sevilla, c. 1492, CORDE).
LA FORMACIÓN Y EVOLUCIÓN DEL PARADIGMA DE LOS OPERADORES 295
En estos textos se muestra ya claramente que diz que se emplea sin referirse a un
enunciado explícito ni implícito y parece equivalente a dizen que, como se muestra
en el ejemplo 39, en la caracterización de contenidos atribuidos a enunciadores
indeterminados (Eberenz 2004: 151). Paralelamente a este proceso, se manifiestan
otros cambios que muestran la evolución semántica de este elemento desde una
función metadiscursiva a la función de operador discursivo matizador de la veraci-
dad del enunciado y las modificaciones sintácticas y semánticas que este cambio
conlleva: la forma diz, que es un presente en tercera persona del singular, no man-
tiene la correspondencia de los tiempos, ya que puede figurar en contextos del pasa-
do junto a verbos enunciativos en pretérito; asimismo, puede hacer referencia a
sujetos plurales o de dos o más componentes que requieren una concordancia en
plural; se produce una progresiva cancelación de sus propiedades sintácticas, dado
que se localiza en la oración en lugares en los que funciona como adverbio modali-
zador más que como un verbo del que depende una subordinada completiva y puede
utilizarse ante complementos no oracionales (López Izquierdo 2006: 491-493);
además, puede concurrir con otro verbo de lengua, lo que indica que se ha debilita-
do enormemente el significado referencial etimológico originario de decir (42):
(42) Y más, dezían que los perros de pelo blanco y negro no podían nadar y pasar al
río, porque dizque dezía el perro de pelo blanco. “Yo me lavé.” Y el perro de
pelo negro dezía: “Yo me he manchado de color prieto y por esso no puedo
pasaros” (Fray Bernardino de Sahagún, Historia general de las cosas de Nueva
España, 1576-1577, México, CORDE).
(43) Una cosa te puedo decir, que, aunque yo juera Padre Santo, por lo menos no
m’habían de llevar la ausolución las que anduviesen comuna que yo vi y diz que
era señora de emportancia (José Francisco de Isla, Historia del famoso predica-
dor Fray Gerundio de Campazas alias Zotes, 1758, CORDE).
(44) –¡Qué! Tío Mondongo, si aquí no nos oyen más que las golondrinas.
–Pues una vez que es así, sepa V. (y dejemos un rato el mandil, que de menos nos
hizo Dios; y la noche diz que se ha hecho para dormir y el día para descansar);
296 MARÍA PILAR GARCÉS GÓMEZ
sepa usted, pues, como iba diciendo, que luego que se marcharon todas las cale-
sas y en ellas los ya dichos, y el Bereque y la Curra, con Malgesto y el banderi-
llero, Lamparilla con la mujer del herrador, y éste con la hija del alguacil, y des-
pués que nos quedamos solos yo y mi chica… (Ramón de Mesonero Romanos,
Escenas de 1836 [Escenas matritenses (segunda serie 1836-1842)], CORDE).
(45) Apenas pasaron tres meses en que fue disminuyendo el llanto y la tristeza, cuan-
do las dos, diz que para disipar la melancolía, comenzaron a recorrer las casas
de las amigas y trataron de establecer una tertulia para entretenerse por las
noches (José Joaquín Fernández de Lizardi, La Quijotita y su prima, c. 1818,
México, CORDE).
(46) Bohorques se puso en relación con los jesuítas, que por esas regiones catequiza-
ban y hacían su agosto, y aunque diz que al principio anduvieron en buena inte-
ligencia con el aventurero, a poco vino el rompimiento, y Bohorques expresó su
resolución de ahorcar jesuítas si en término de tres días no se evaporaban, como
en efecto se evaporaron, de los territorios sujetos a su imperial dominio (Ricar-
do Palma, Tradiciones peruanas, octava serie, 1891, Perú, CORDE).
(47) –¡Pues qué más quiere! ¿Que la enana empingorotada se le quede a vestir santos
y le arruine para siempre el paisaje de ese jardín tan chulo que tiene? Que le dé
gracias a Dios de que haya un zonzo que jale con el engendro. Figúrate, dicen
que las monjas del Canadá no la quisieron aceptar de pura fea, que dizque des-
moralizaba a las demás niñas. Y es que de plano dan ganas de tirarle cacahuates
a la chamaquita esta (Carlos Fuentes, La región más trasparente, 1958, México,
CORDE).
(48) El correo salió de la aldea “Tres Aguas” porque diz que había pozos de agua
azul en tierra blanca, de agua verde en tierra colorada, y de agua morada en tie-
rra negra, seguido de Jazmín y acompañado del viejo de las manos negras
(Miguel Ángel Asturias, Hombres de maíz, 1949-1953, Guatemala, CORDE).
¿Por qué desaparece este operador en el español europeo? Quizá una de las
razones es que para señalar la impersonalidad en el español europeo es más fre-
cuente la construcción dicen que en la caracterización de contenidos atribuidos a
un colectivo indeterminado, preferida por los autores según se atestigua ya desde
el siglo XV (Eberenz 2004: 151), por lo que el uso de dizque queda limitado en
este valor; por otra parte, su acercamiento significativo a otras construcciones
que aluden al origen inespecífico de la información y su distanciamiento respec-
LA FORMACIÓN Y EVOLUCIÓN DEL PARADIGMA DE LOS OPERADORES 297
(49) ¿Qué seríe bueno al parecer de vosotros que se hiziese? (Anónimo, Comedia
Thebayda, c. 1500, CORDE).
(50) Aquí hallara el lector algunos vocablos que al parecer no se entienden (Anóni-
mo, Sevillana Medicina de Juan de Aviñón, c. 1381-1418, CORDE).
25 Esta doble función se va a mantener en los siglos siguientes hasta la época actual donde
la locución al parecer puede funcionar como sintagma preposicional adjunto, que responde a
todas las pruebas pertinentes para detectar esta función –puede ser focalizado por oraciones
interrogativas, por una estructura negativa, mediante construcciones escindidas (González
Ramos 2005)– y como operador modal evidencial que indica la fuente de la información
(Fuentes 2009: 44) y que incide sobre todo el enunciado, por lo que no admite las pruebas
señaladas.
298 MARÍA PILAR GARCÉS GÓMEZ
(51) E quando llegaron al corral mayor, los del castillo los recibieron muy bien al
parecer, mas al tenian en su coraçon (Anónimo, La demanda del Sancto Grial,
c. 1470, CORDE).
(52) Y aunque al parecer todos, como ves, lo tienen por muy comunicable, tiene la
conversación harto esquiva en cosas de importancia (Anónimo, Comedia The-
bayda, c. 1500, CORDE).
(53) Tercera dotrina será para todos, mayores y menores, que ninguno ose hazer cosa
alguna de aquellas que el diablo allí dize que hagan, aunque al parecer todas
sean santas y buenas (Pedro Ciruelo, Reprobación de las supersticiones y hechi-
cerías, 1538, CORDE).
(54) Y es oscuro salmo, al parecer, pero oscuro a los que no dan en la vena del ver-
dadero sentido, y siguen sus imaginaciones propias (Fray Luis de León, De los
nombres de Cristo, libros I-III, 1583, CORDE).
(55) […] vino uno de nuestros corredores a avisar que venía por el camino muy gran
copia de mexicanos de paz, y que al parecer venían de ricas mantas vestidos
(Bernal Díaz del Castillo, Historia verdadera de la conquista de la Nueva Espa-
ña, c. 1568-1575, CORDE).
(56) Llaman antípodes a los hombres que pisan en la bola y redondez de la tierra al
contrario de nosotros, o al contrario unos de otros; los quales, al parecer, aun-
LA FORMACIÓN Y EVOLUCIÓN DEL PARADIGMA DE LOS OPERADORES 299
que no de cierto, tienen las cabeças baxas e los pies altos, sobre lo qual ay, como
dize Plinio, gran batalla de letrados (Francisco López de Gomara, La primera
parte de la historia natural de las Indias, 1554, CORDE).
(57) La lengua que usan es fácil de aprender al parecer, porque se pronuncia muy
claramente; al jengibre llaman asno, y para decir quita allá el arcabuz, dicen
arrepeque (Fray Juan González de Mendoza, Historia de las cosas más nota-
bles, ritos y costumbres del gran Reino de la China, 1585-1586, CORDE).
(58) Muchas cosas, asimismo, procuramos con mucha solicitud, aunque ningún
deleite den, como el ver, el acordarnos, el saber, el ser dotados de virtudes. Y si
tras destas cosas de necesidad se siguen deleites, no importa, porque también las
escogeríamos aunque ningún deleite nos procediese dellas. Consta, pues, al
parecer, que ni el deleite es cosa buena, ni todo el deleite es de escoger, y que
hay algunos deleites dignos de escoger de suyo mismos, los cuales difieren en
especie, o, a lo menos, las cosas de do proceden ellos (Pedro Simón Abril, Tra-
ducción de la ética de Aristóteles, a 1577, CORDE).
(59) Era tal el cariño y agasajo que esta al parecer ama piadosa les hazía, que los mis-
mos padres la traían sus hijuelos y se los entregavan, fiándolos más della que de
sí mismos (Baltasar Gracián, El Criticón. Primera parte, 1651, CORDE).
Por otro lado, se mantiene el sentido de que algo se muestra solo en apariencia,
pero no en realidad, lo que permite usar este marcador argumentativamente para
hacer inoperante un argumento que se refiere solo a la apariencia de los hechos y
sustituirlo por otro que manifiesta la realidad de los mismos; este empleo se da
especialmente en construcciones concesivas (60) o contraargumentativas (61):
(61) Entre los pliegues de las blancas cortinas, y en el cristal de unas laminotas de la
Virgen de Calatrava, muy hueca de vestido y con tiara en la cabeza, lucían unos
puntos negros, obra de las moscas al parecer; pero en realidad eran las miradas de
los tatarabuelos, que allí permanecían contemplando la rotación majestuosa de la
casa a través de los siglos (Benito Pérez Galdós, Bodas Reales, 1900, CORDE).
Este valor de ‘en apariencia’ queda limitado en los siglos posteriores, ya que
es asumido plenamente por la locución adverbial en apariencia, mientras que el
valor específico de al parecer es el de hacer referencia a la fuente de la informa-
ción en la que se sustenta la emisión del mensaje, que puede realizarse directa-
mente o a través de un proceso inferencial, y, según los contextos, el de contras-
tar lo que se manifiesta como aparente frente a lo real.
La locución a lo que parece, variante de la anterior, se documenta en el siglo
XV referida a la apariencia de los hechos que se muestran como indicios de algo.
De ahí surge, ya a finales del siglo XV, su valor evidencial en referencia a la
fuente externa de la información que se utiliza como un indicio que lleva a una
determinada conclusión; este valor se mantiene hasta la época actual (62 y 63);
la variante por lo que parece, con una preposición distinta, motivada por la ana-
logía con una locución con significado semejante, por lo visto, surge a finales del
siglo XVIII y su frecuencia de uso es mucho menor (64).
(62) Ya haures sabido el caso de Plazencia, de la manera que sta; y a lo que parece,
si otra mudança no hay, esta en buenos terminos para lo que vos desseays (Anó-
nimo, Fernando e Isabel a Bernardino Carvajal, procurador en Roma, sobre
provisión de cargos eclesiásticos, 1488, CORDE).
(63) El dotor no está graduado en tigres, a lo que parece, pues ignora que en Monse-
rrate no se crían tigres ni se han criado jamás (Francisco de Quevedo, Perinola,
c. 1632, CORDE).
(64) Las razones en que apoyó esta opinión se hallan nada más apuntadas en la
Biblioteca mexicana […]. Tales razones se reducen, por lo que parece, a la con-
formidad de las naciones americanas con los egipcios en el uso de los edificios
piramidales y de los jeroglíficos, en el modo de computar el tiempo, en el vestir
y en algunas costumbres (Francisco Javier Clavijero, Historia antigua de Méxi-
co, México, 1780, CORDE).
La construcción por lo visto se forma sobre la raíz léxica ver, verbo de percep-
ción física o sensible, en la forma de participio irregular visto precedido del artí-
culo neutro lo de carácter referencial. El sintagma lo visto constituye un adjetivo
LA FORMACIÓN Y EVOLUCIÓN DEL PARADIGMA DE LOS OPERADORES 301
sustantivado en referencia a las cosas vistas, las cosas que se manifiestan y sus
primeras apariciones datan del siglo XV:
(65) No dudo, dixo el labrador, que assí no sea, mas como ninguno pueda juzgar de
lo que no vee, & como lo visto sea por mí, no sé quién otra cosa diga (Anónimo,
Libro de los pensamientos variables, c. 1485, CORDE).
(66) En tres maneras mentimos: / la vna quando contamos / aquello que nunca vimos,
/ o lo visto acresçentamos (Anónimo, Cancionero de Juan Fernández de Íxar, a
1424-1520, CORDE).
(67) Cid. Claros varones, viendo la sangrienta / Batalla entre don Diego, que a retado
/ A Çamora, y teniendo en cuenta / Todo lo que sobre ello a resultado, / Falla-
mos por lo visto que sea esenta / Çamora, y a don Diego le sea dado / Nombre
de vencedor, y assi, acordamos / Lo dicho, y por acuerdo lo firmamos (Juan de
la Cueva, Comedia de la muerte del rey don Sancho, 1579, CORDE).
En este texto (67), se establece una correlación entre el verbo ver de percep-
ción sensible empleado en un miembro anterior y la sentencia pronunciada en
relación con las cosas vistas y manifestadas.
Los ejemplos son muy escasos y hasta el siglo siguiente no se encuentra una
nueva aparición de por lo visto en la que se hace referencia a las cosas señaladas
en las intervenciones anteriores que se convierten en indicios para hacer ciertas
manifestaciones y llegar a determinadas conclusiones:
En este aspecto, se presenta como una evidencia según los hechos observados
o narrados con cuya veracidad el emisor no se compromete y no se considera
responsable:
(70) Basta ya de bromas, señores, si ustedes gustan, que la mañana se pasa, y toda-
vía tengo que llegar a Valdemoro. Veo por lo visto que aquí todo son dimes y
diretes, y el amo, a lo que entiendo, no nos ha llamado para oírnos ladrar
(Ramón de Mesonero Romanos, Escenas y tipos matritenses, 1842-1851,
CORDE).
(73 –¿Qué le parece a su mercé si siguiéramos esa verea y cayéramos más abajo de
Quéntar?
–¿Qué tiene usted que hacer allí? –preguntó Pío Cid.
–Lo digo –contestó el tío Rentero– porque pasaríamos por Dúar, y allí tengo una
hija que está casá con un papelero.
–Vamos allá –dijo Pío Cid–; usted, por lo visto, se ha propuesto abastecer de
habitantes a casi todos los pueblos de España (Ángel Ganivet, Los trabajos del
infatigable creador Pío Cid, 1898, CORDE).
(75) En apoyo de este presumible entronque de la epopeya castellana con las leyen-
das de la edad visigoda, notaremos que la sociedad misma retratada en esa epo-
peya tiene un carácter fuertemente germánico que enlaza a su vez con las insti-
tuciones y costumbres de los visigodos, retoñadas en los reinos medievales
(Ramón Menéndez Pidal, La epopeya castellana a través de la literatura espa-
ñola, 1910-1945, CORDE).
(76) Tres días después volvió Rubens, enteramente solo, a aquella humilde capilla,
deseoso de contemplar de nuevo la maravillosa pintura, y aun de hablar otra vez
con su presunto autor (Pedro Antonio de Alarcón, Relatos, 1852-1882,
CORDE).
(77) Ya en otra parte dixe que a los principios de este siglo corrió en toda España el
sudor milagroso de un crucifixo, y de España passó a otras naciones. Acá luego
nos desengañamos de la falsedad, pero a las demás naciones passó la ficción y
no el desengaño. En efecto, este supuesto milagro se halla estampado en las
Memorias de Trevoux como mui verdadero (Benito Jerónimo Feijoo, Theatro
crítico universal, 1733, CORDE).
27 Al igual que los adjetivos, estos adverbios tiene un sentido intensional: “Indican el
compromiso que el hablante establece con el valor de verdad de la proposición a la que modi-
fican” (Torner 2007: 148).
28 En este caso, incide en la relación que el adjetivo mantiene con el sustantivo al que
complementa e indica la cautela por parte del emisor de que la cualidad que denota el adjetivo
pueda atribuirse al referente del sustantivo (Torner 2007: 150).
LA FORMACIÓN Y EVOLUCIÓN DEL PARADIGMA DE LOS OPERADORES 305
(78) Hace un par de años se casó con Ivonne, una caboverdiana sobrina de un mayor
de las Fuerzas Armadas locales. En diciembre tuvieron un hijo. Antxon Xabier
Linaza es, presumiblemente, el primer caboverdiano con nombre euskera (El
País, 01/06/1989, CREA).
(79) No se afirma que la metafísica no evite el pluralismo, como arriba vimos, sino
que es éste el que presuntamente la descarta (Andrés Ollero, Derecho y socie-
dad, 1973, CORDE).
(80) Cayetana había conseguido “extraer de su cabeza”, mediante laboriosas succio-
nes, unas piedrecillas minúsculas que escupió en la lumbre del brasero, y que
supuestamente representaban el poder dañino de los dioses obstinados en ator-
mentarla (Ramón Rubín, El canto de la grilla, México, 1952, CORDE).
(81) Sin embargo, después de las pseudorreformas parciales han resurgido e incluso
se han avivado los viejos problemas que con ellas pretendidamente se quisieron
solventar (Ramón Tamames, ¿Adónde vas España? 1976, CREA).
A. Rodríguez Somolinos (2010: 359) el proceso se desarrolla del siguiente modo: 1. El adver-
bio apparemment1 significa “visiblement, manifiestement”; subsiste con este sentido en el
siglo XVI y se considera ya raro en la segunda mitad del siglo XVII. 2. A partir de finales del
siglo XVI adquiere un segundo sentido “selon toutes les apparences, de toute évidence”, con un
distanciamiento débil en cuanto al grado de certeza del emisor; este valor constituye la etapa
preliminar de apparemment3 moderno. 3. A partir del XVII se desarrolla un tercer sentido “uni-
quement en apparence,[mais non en realité]”, es el origen de apparemment2 + adjetivo en fran-
cés moderno. 4. A lo largo del siglo XVIII se desarrolla el apparemment3 moderno, adverbio de
enunciación con un refuerzo del valor de distanciamiento mencionado en el punto 2. Para la
evolución de la correspondiente forma inglesa apparently, véase K. Hanson (1987).
308 MARÍA PILAR GARCÉS GÓMEZ
apariencia. Las variantes a lo que parece, que se documenta desde finales del
siglo XV, y por lo que parece, que no se registra hasta el siglo XVIII, muestran
únicamente un valor evidencial de hacer referencia a la fuente de la información
y no manifiestan ninguno de los otros sentidos señalados para la locución adver-
bial al parecer.
La locución adverbial por lo visto, formada a partir de la base léxica ver, que
indica percepción sensible en textos del siglo XVI, coincide en su proceso de evo-
lución con al parecer en que lo que se percibe o se manifiesta de una manera
sensible puede convertirse en indicios o evidencias para llegar a determinadas
conclusiones. Los ejemplos de esta locución son escasos en los siglos XVII y
XVIII, pero los pocos casos documentados muestran una referencia al origen de la
información (Pons 2010: 550). Este valor evidencial se va a consolidar en el
siglo XIX y se va a reforzar el grado de distanciamiento respecto de la veracidad
de los hechos referidos y la falta de compromiso del emisor respecto de los mis-
mos, dado que no se muestra responsable de lo dicho.
De este modo, la distinción entre el empleo de al parecer y por lo visto viene
determinada por el grado de distanciamiento que el emisor asume respecto del
enunciado: menor en el caso de al parecer y mayor en el de por lo visto, y por el
grado de responsabilidad respecto de lo informado: con al parecer no se mues-
tran indicios de que las valoraciones de otros enunciadores sean o no aceptadas
por el locutor; con por lo visto se muestra la falta de compromiso o de responsa-
bilidad sobre las valoraciones o conclusiones presentadas por lo que no se les
confiere a estas una validez plena.
Asimismo, en este primer periodo, hay que incluir el adverbio dizque, formado
a partir de un verbo de lengua, decir, y una conjunción que, introductora, en su
origen, de una subordinada que contenía enunciados referidos; en la actualidad,
este operador discursivo mantiene el valor de matizar la veracidad de la informa-
ción contenida en el enunciado en el español de América, pero no en el español
europeo donde su uso se convirtió en raro a partir del siglo XVIII. Esta función se
origina en el lenguaje formalizado de los textos escritos oficiales, de donde pasó a
la prosa culta y posteriormente a la lengua hablada (Eberenz 2004: 151). El proce-
so de cambio semántico, desarrollado a partir del siglo XV, supuso que, de su papel
de señalar que los hechos referidos procedían de distintos testimonios o autorida-
des, evolucionara hasta convertirse en introductor de un enunciado cuyo origen
procede de otros enunciadores y con cuya veracidad el emisor no se compromete.
En una segunda etapa, datada a mediados del siglo XX, se produce la incorpo-
ración de nuevos elementos adverbiales derivados de bases léxicas adjetivas que
tienen un significado relacionado con lo aparente o lo supuesto. Estos adverbios
comparten con los anteriores el significado básico de marcar un distanciamiento
del emisor respecto de la veracidad de lo enunciado y aportan valores específicos
LA FORMACIÓN Y EVOLUCIÓN DEL PARADIGMA DE LOS OPERADORES 309
llos procesos de cambio en los que se va del léxico a la gramática o de lo menos gramatical a lo
más gramatical (Meillet 1912/1965; Kury»owicz 1966; Heine/Claudi/Hünnemeyer 1991; Leh-
mann 1995; Hopper/Traugott 2003); una visión más actual incluye también otros cambios en los
que el origen de la evolución se encuentra en el discurso: la gramaticalización supone la codifi-
cación en la gramática de unos significados discursivos (Traugott 1989, 1995a, b, 1999, 2003).
Nuestra propuesta se enmarca en la consideración de que la evolución de los marcadores del
discurso ha de considerarse como un proceso de gramaticalización entendido desde una pers-
pectiva más amplia que permite incluir los fenómenos que se desarrollan en el discurso (Com-
pany 2003, 2004; Brinton/Traugott 2005; Garcés 2006, 2008a, b, 2009, 2010, 2011, 2012).
310 MARÍA PILAR GARCÉS GÓMEZ
7. Consideraciones finales
significado léxico con la apariencia de los hechos o de las cosas, pueden adquirir
nuevos sentidos en relación con el tópico de que las apariencias engañan en los
contextos en los que se muestra un contraste o una oposición entre lo aparente y
la realidad. La evolución posterior implica que aparentemente y en apariencia
incorporen este sentido a su significado convencional, mientras que al parecer y
los adverbios que se incorporan en la última etapa, supuestamente, presuntamen-
te, presumiblemente, únicamente lo manifiesten en los contextos donde se expli-
cita un contraste entre el valor de verdad de los enunciados que se contraponen.
Otro aspecto importante es el grado de implicación del emisor o el grado de
compromiso que muestra respecto de la veracidad de los indicios que emplea
como fuente para formular su propio enunciado lo que permite diferenciar las
locuciones al parecer y por lo visto, en cuanto al menor o mayor grado de dis-
tanciamiento respectivamente, y presuntamente, supuestamente y presumible-
mente en relación a cómo presenta el emisor la posibilidad de acierto –positiva,
negativa o neutra– en cuanto a la veracidad de los hechos presentados.
Cabe señalar, asimismo, la diferenciación respecto de los géneros textuales a
los que cada una de las partículas se asocia. En el caso de al parecer y por lo
visto, el distinto grado de implicación que muestra el hablante ante la veracidad
de los hechos supone que al parecer sea más empleado en los textos escritos y, en
especial, en los textos narrativos y en los textos periodísticos, mientras que el uso
más frecuente de por lo visto se da en los diálogos y en el lenguaje oral. Asimis-
mo, dentro de una misma unidad léxica se pueden diferenciar sus sentidos en
relación con los tipos de textos en que aparecen; en este aspecto, al parecer mues-
tra un valor de evidencialidad especialmente en los textos históricos, científicos o
periodísticos, donde se da cuenta de la opinión de otros para corroborarla o recha-
zarla; en los textos literarios es más frecuente el sentido de ‘en apariencia’, ‘lo
que se muestra a primera vista’. Igualmente, en los textos o secuencias de tipo
argumentativo es más frecuente el sentido contrastivo de ‘solo en apariencia, no
en realidad’ del adverbio aparentemente y de la locución en apariencia. Por otra
parte, los operadores discursivos presuntamente y supuestamente se utilizan en
textos periodísticos y jurídicos; en el caso de supuestamente, su empleo es nece-
sario cuando se refiere a la realización de una supuesta acción delictiva.
Para finalizar, es preciso poner de relieve que el análisis de la evolución de
estos elementos no puede realizarse de manera aislada, sino que es necesario
tener en cuenta cómo se configura el paradigma y las modificaciones que se pro-
ducen en las relaciones entre las unidades que lo integran, pues solo de este modo
es posible establecer cómo se van distribuyendo los significados según las nue-
vas unidades que se van incorporando, cómo determinados elementos pasan de
un lenguaje especializado a la lengua oral, de qué manera se produce la distribu-
ción diatópica de las formas documentadas y cómo la necesidad de expresar nue-
312 MARÍA PILAR GARCÉS GÓMEZ
vas actitudes del emisor ante el enunciado hace que se formen y se incorporen
nuevas unidades que actualizan nuevos significados.
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314 MARÍA PILAR GARCÉS GÓMEZ
Fuentes de referencia
0. Introducción
Si, como ya he ido poniendo de manifiesto en otros lugares, la historia del léxico
debe contar necesariamente con las relaciones entre las palabras, la evolución de
los adverbios, como la de otras categorías gramaticales mayores (verbos, sustan-
tivos y adjetivos), solo puede explicarse de modo conveniente si tenemos en
cuenta las distintas clases en que se integran. Los cambios que pueden producir-
se son muy complejos, pues, junto a evoluciones dentro de una misma categoría
gramatical, asistimos también a la creación de nuevos adverbios a partir de cate-
gorías gramaticales distintas o incluso de estructuras sintagmáticas libres con
funciones variadas en el discurso2.
A lo largo de este capítulo, me propongo analizar el proceso de creación de
tres clases concretas de adverbios dentro de los llamados “adverbios focalizado-
res” o “de foco” (Real Academia Española 2009: 2292): los adverbios de foco de
exclusión, inclusión y aproximación3.
1
Este trabajo se enmarca en el proyecto de investigación FFI2010-15154, financiado por
el Ministerio de Economía y Competitividad de España.
2
En ese sentido, no se puede olvidar que entra el juego el fenómeno de la gramaticaliza-
ción, entendida esta en sentido amplio (Garcés 2008).
3
Como se verá, en muchos casos he actualizado y ampliado la información que ya había
recogido en algunos estudios anteriores. Así, algunos de los adverbios de foco de exclusión los
traté por primera vez en una comunicación presentada en el 45.º Encuentro de la Societas Lin-
guistica Europaea celebrado en Estocolmo; algunos de aproximación, en el Congreso Interna-
cional de Historia de la Lengua celebrado en la Universidad de Cádiz (2012); los adverbios de
inclusión, sin embargo, los estudio por primera vez en este trabajo. En cuanto al resto de los
adverbios de foco, los escalares y particularizadores –según la clasificación de la RAE, que es
la que he seguido por motivos prácticos (2009: 2292), como he dado a entender más arriba–
no se tratan aquí por simples razones de copyright, ya que las revistas en que han sido publica-
dos no permiten retomar los resultados presentados en ellas. El lector interesado podrá acceder
a estos contenidos en García Pérez (2011) y García Pérez (2013).
318 RAFAEL GARCÍA PÉREZ
Estos adverbios se caracterizan, según la RAE (2009: 3012), por “el hecho de
que dejan fuera de algún conjunto (expreso o tácito) al referente de la expresión
denotada por su foco, de manera que informan de la inexistencia de alternativas
distintas de las que manifiestan”. La misma RAE tiene cuidado en separarlos de
las partículas exceptivas, como excepto o salvo, lo que asumo también como
punto de partida en estas páginas. Dejo fuera de mi estudio, por tanto, ciertas
unidades léxicas (por ejemplo, menos4) que algunos autores (Espinosa 2010:
127) han podido incluir, en sentido lato, entre los adverbios de foco de exclusión.
Quedan también al margen de mi trabajo, claro está, aquellos adverbios que
han sido objeto de tratamiento, desde el punto de vista de su evolución histórica,
en otros lugares5. En concreto, pues, me centraré en las unidades meramente,
nada más, no más, puramente, sencillamente, simplemente, solo, solamente y
únicamente6, que por su conexiones etimológicas y, como veremos, por las espe-
ciales relaciones que han mantenido a lo largo de la historia del español, conven-
dría distribuir en tres subgrupos más homogéneos: el primero incluiría los adver-
bios solo, solamente y únicamente; el segundo, puramente, meramente,
simplemente y sencillamente; el tercero, los adverbios no más y nada más.
4 Santos Río (2003) también considera menos preposición exceptiva; a menos que, la
como particularizadores. Frente a esta interpretación, comparto con Kovacci (1999) la idea de
que presentan, más bien, un valor de exclusión.
LA EVOLUCIÓN DE LOS ADVERBIOS DE FOCO EN ESPAÑOL 319
...quia in illa perpetue vite nichil prosunt neque hereditates neque terrenarum faculta-
tes sed sola pietas domini misericordie et operibus digna (Donación de la villa de
Eucar con su salina y todos sus términos, 1077, ed. José Salarrullana de Dios).
Fueron todo el pueblo e fizieron y rey a Saul. De edat de .xx. annos era Saul quant
regno [e] .ii. annos [regno] sobre Israel solos (Almerich, Fazienda de Ultramar,
c. 1200, ed. Moshé Lazar).
En el mismo uso adjetivo con valor adverbial, solo presentaba gran movili-
dad, pues podía intercalarase entre una preposición y el núcleo nominal9. Los
primeros ejemplos pertenecen también a textos latinos o latinizantes de los orí-
genes de nuestra lengua:
Qui alium impelaverit, aut cum pugno percuserit quinque solidos dabit Abbati; in
capite si percuserit vel cum solo pugno, quindecim solidos det (Fuero dado por Alfon-
so VI a la villa de Sahagún, 1085, ed. Tomás Muñoz y Romero).
7
Por ejemplo, en Cicerón: “Testatur saepe Chrysippus tres solas esse sententias...” (M.
Tulii Ciceronis opera rhetorica et philosophica ex editionibus Oliveti et Ernesti, Londres,
1820, p. 344). Podemos decir, por tanto, que el proceso no es puramente romance.
8
Para este uso, vid., por ejemplo, RAE (2009: 3000).
9
A esta posibilidad se ha referido la RAE (2009: 3014-3015) al estudiar el adverbio solo
desde el punto de vista sincrónico.
320 RAFAEL GARCÍA PÉREZ
Et si fuere donadio de rey &lo diere a amos, ayan lo amos por medio; et si lo diere
al uno, aya lo solo aquel aquien lo diere (Fuero de Soria, 1196, ed. Galo Sánchez).
Habrá que esperar hasta bien entrado el siglo siguiente para atestiguar una
cierta generalización en los textos.
Se puede decir, por tanto que, desde el siglo XIII, asistimos a una competencia
entre la forma adjetiva y la forma adverbial que terminará con el triunfo de esta
última. De hecho, el número de ejemplos de la forma adjetiva va disminuyendo a
medida que avanzamos en la historia, especialmente a partir de los siglos finales
de la Edad Media.
En un primer momento, el adverbio solo tuvo una clara tendencia a incidir en
situación contigua sobre el elemento focalizado. Era más frecuente, además, que
se pospusiera al foco, ya fuera este preposicional, verbal o simplemente nominal,
al menos durante el siglo XII y primera mitad del siglo XIII.
Jonathan, fijo de Saul, con so escudero solo desbarato grant conpanna de los
Phylisteos en poco de logar, en quanto .i. sulco de campo (Almerich, La fazienda de
Ultra Mar, c. 1200, ed. Moshé Lazar).
Eso no quiere decir que no fuera posible que el adverbio precediera al ele-
mento focalizado, al menos en textos poéticos, que dotan de mayor movilidad a
los elementos oracionales por imperativo de la métrica:
E son éstas aquellas mismas que aquel Dios solo criador dio pora’l servicio de los
omnes, segund la fortaleza e el poder del su mandado, e cuyo bien e plazer solo es de
darle nós solamientre onra e gracias (Alfonso X, General Estoria. Primera parte,
c. 1275, ed. Pedro Sánchez Prieto-Borja).
LA EVOLUCIÓN DE LOS ADVERBIOS DE FOCO EN ESPAÑOL 321
En todo caso, no está de más señalar que solo, tanto en los textos poéticos
como prosísticos, gozó desde muy temprano de una gran libertad sintáctica den-
tro de la estructura oracional de base. Ya hemos visto cómo, en su forma aún
adjetiva, podía intercalarse entre la preposición y el núcleo nominal; tampoco
era raro en la lengua medieval que se introdujera entre un pronombre y la ora-
ción de relativo dependiente de él:
Et sabedera cosa es, que aquel solo quebranta casa, que con uoluntad de ferir
entra en ella et fiere, o con armas uedadas de sanna entrare, maguer non fiera, o qui
contra defendimiento de su sennor entra contrasta (Fuero de Zorita de los Canes,
1218-c. 1250, ed. Rafael de Ureña y Smenjaud).
Ca ninguno por solo oyr, et por solo ueer, non deue seer recebido en testimonio, o
tomado (Fuero de Zorita de los Canes, 1218-c. 1250, ed. Rafael de Ureña y Smenjaud).
Algunos de estos usos se mantienen con cierto vigor en la lengua escrita hasta
bien entrado el siglo XX y aún es posible encontrarlos en la lengua literaria (RAE,
2009: 3015). En todo caso, su éxito durante todo el período medieval y clásico
fue tan grande que pudo provocar que el adverbio solamente adquiriese, a su vez,
mayor movilidad durante los siglos XVI y XVII, como tendremos ocasión de estu-
diar un poco más abajo.
Solo tardíamente –y ello a pesar de la influencia que hubieran podido ejercer
las variantes reforzadas tan solamente y tan solamientre, creadas bastante tiem-
po antes, como veremos– se forma una estructura reforzada con el adverbio tan
(tan solo). Los primeros ejemplos se remontan al siglo XV:
Esta variante reforzada se mantendrá en la lengua con mayor fuerza que sus
sinónimos, a los que terminó desplazando; de hecho, se puede afirmar que es la
única que sigue teniendo una difusión relevante en nuestros días10.
10 La trata como entrada independiente Santos Río (2003), quien menciona de modo
Et de catiuo que por dineros saliere, aya la deçima parte dela redenpçion. De moro
que por xristiano saliere, aya I marauedi tan solamente (Fuero de Zorita de los Canes,
1218-1250, ed. Rafael Ureña y Smenjaud).
11 Su empleo como puro adverbio escalar es también bastante antiguo, pero no ha dejado
rastro en los textos anteriores al siglo XIII. El primer testimonio se remonta a la obra de Gonza-
lo de Berceo: “Era un ome pobre que avié fiero mal, / Cid lo clamavan todos, su nomne era tal; /
que non podié moverse passó grand temporal, /non ixié solamientre del lecho al corral” (1236,
Gonzalo de Berceo, Vida de santo Domingo de Silos, ed. Aldo Ruffinato). Como señala la
RAE (2009: 3013) para el caso del adverbio solo, hay que tener en cuenta también que pueden
darse casos de ambigüedad entre una interpretación focal y una escalar. El estudio de solamen-
te como adverbio escalar no es objeto de este trabajo, de modo que aquí solo me limito a dejar
constancia de estos hechos.
12 Esta conexión explica que en francés, por ejemplo, existiera también un seulement deri-
vado del significado más general y extendido del adjetivo seul (“sin compañía”) atestiguado
en el siglo XII, aunque hoy desaparecido (Rey 1995).
13 Conviene destacar, por otro lado, que a partir del siglo XIII se mantiene con más fre-
mente anecdótica, pues ha dejado tan solo dos ejemplos en el corpus. El primero en un texto
de marcado carácter aragonés del siglo XIII, El libro de la cadena del concejo de Jaca, y el
segundo en el Privilegio rodado de la catedral de León.
LA EVOLUCIÓN DE LOS ADVERBIOS DE FOCO EN ESPAÑOL 323
Enpero, si el fijo omiçidio fiziere, non responda por el, si non tan solamente los
padres, ca ellos deuen pagar las calonnas (Fuero de Zorita de los Canes, 1218-1250,
ed. Rafael de Ureña y Smenjaud).
[…] que si la tu pared se derribare, non farás pérdida, si non en la pared solamente, e si
perdieres el amor del tu amigo, seerte-ha el daño muy grande, que se tornará enemigo e
nunca serás seguro de la su enemistad (Bocados de oro, 1250, ed. Mechthild Crombach).
[...] así commo el elefante que solamente su beldad et su fermosura es en dos lugares:
o en el canpo seyendo salvage o seyendo cavalgadura de los reyes (Calila e Dimna,
1251, ed. J. M. Cacho Blecua y M. J. Lacarra).
SOLUM / TANTUM / MODO... SED / UERUM ET / ETIAM y hace un recorrido por su evolución en
español. A esta autora me remito, pues, para más información sobre este asunto.
324 RAFAEL GARCÍA PÉREZ
Dixieron que fuese casto por quanto castidad en el prínçipe es una maravillosa
virtud. E non tan solamente aprovecha a los que la tienen mas a todos sus súbditos,
por quanto neçesaria cosa es que los que han de conplazer a alguna persona que
syguan su voluntad e ordenança, e fagan manera de obrar aquellas cosas que saben
que son çercanas a su voluntad, por tal de aver la su gracia e merçed, espeçialmente
de los maníficos príncipes e reys.
Al menos desde el siglo XV, este adverbio adquirió una gran movilidad, pues
podía aparecer directamente detrás de una preposición, abarcando tanto el núcleo
nominal como el grupo preposicional en su conjunto.
E el conde Fernán Gonçález, con solamente su gente, fue para allá e peleó con los
moros, e vençiólos, e mató, e prendió muchos dellos, e tomólos la cavalgada e bolvió-
se a León (P. de Escavias, Repertorio de príncipes de España, 1467-1475, ed. Michel
García).
Por ende non tienen semejança de último fin, ca ninguno quiere o desea riqueças
por solamente las tener e por causa de sy mesmas (Rodrigo Sánchez de Arévalo, Ver-
gel de los príncipes, 1454-1457, ed. F. R. de Uhagón).
Esta estructura tan libre se conservó con cierta fuerza hasta finales del siglo
XVIIy es muy probable que en ella hubiera influido la peculiar movilidad del
adverbio solo que, como hemos visto en el apartado anterior, había actuado con
una gran libertad sintáctica desde mucho antes. Puede considerarse entrada en
decadencia a partir del siglo XVIII y, en ese sentido, si aún es posible rastrear
algunas huellas en los siglos XIX y XX, se trata de usos meramente arcaizantes.
1.1.2. Únicamente
Este adverbio de foco comparte con los anteriores el hecho de estar estrechamen-
te vinculado al adjetivo que le sirve de base. Pensemos que, en paralelo con el
adjetivo solo, único, cultismo del siglo XIV, se interpretaba en su origen con un
sentido cuantitativo que implicaba una enfatización informativa17, como han
destacado algunos autores para la lengua actual (Fuentes 2009); de ahí que
pueda llegar a emplearse para resaltar un elemento determinado frente a otro u
otros:
...e nuestro señor el rey don Enrrique (Dios mantenga) es padron verdadero e unico
de la dicha abbadia para presentar a ella quando vaca persona ydonea [...] (Documen-
tos notariales, 1395, ed. Luciano Serrano).
Y teniendo, sobre todo, en cuenta que mi intención es ser útil a la salud de los
hombres más que demostrar con teorías mi ciencia o mi ignorancia, tampoco me
entremeteré en los síntomas, tanto ostensivos como pronosticativos, sino que pondré
únicamente aquéllos que diferencian la pleuresía epidémica de la no epidémica, por-
que de lo demás muy bien han hablado los antepasados (Diego Álvarez Chanca, 1506,
ed. María Nieves Sánchez).
dras, el rebolvimiento de la tierra e comoçión del aire, componiendo todos aquel único e dis-
corde son tumultuoso que turba e espanta el pastoril coraçón” (Enrique de Villena, Traducción
y glosas de la Eneida, 1427-1428, ed. Pedro Cátedra). Se trataba de una acepción que había
desarrollado ya su étimo UNICUS y que se había transmitido a su vez a la forma adverbial
latina UNICE, ‘de una manera única, exclusiva o excepcional’. Se entiende, pues, que la
forma romance únicamente, casi desde el mismo momento de su aparición, adoptara también
el valor modal del adverbio latino; así se desprende de muchos ejemplos rastreados en los
siglos de Oro: “Este rey Demetrio tuvo por amiga a esta enatmorada Lamia, a la cual única-
mente amó, y largamente dió” (Fray Antonio de Guevara, Epístolas familiares, 1521-1543, ed.
José María de Cossío).
18 O, al menos, no contamos con ejemplos tempranos. Las ocurrencias de un empleo del
adjetivo con marcado carácter adverbial son tardías y no demasiado numerosas. Como en la
lengua actual, este uso parece bastante restringido formalmente: afecta, sobre todo, al adjetivo
en plural precedido por un posesivo. “[...] dejó a Borrell II forzado a contrarrestar con sus úni-
cos esfuerzos toda la avenida de infortunios [...]” (Pau Piferrer, España: sus monumentos y
artes, su naturaleza e historia. Catalunya, 1884, ed. Universidad de Alicante).
326 RAFAEL GARCÍA PÉREZ
Cuando el Gran Capitan fue á Nápoles era únicamente un secundon de una casa
ilustrísima de Castilla, y por su persona muy bien reputado y estimado [...] (Gonzalo
Fernández de Oviedo, La vida del Gran Capitán, 1497-1515, ed. Antonio Rodríguez
Villa).
...y las nefarias y malditas costumbres suyas; porque a cada uno mandó Dios de su
próximo, y esto principalmente pertenesce a los príncipes, y entre todos a Vuestra
Majestad. Únicamente por lo cual se les pudo hacer y dar guerra y proseguir por el
derecho della contra los tiranos... (Pedro Sarmiento de Gamboa, Historia de los incas,
1572, ed. Ángel Rosenblat).
Rodea, después, á la ciudad, por la parte más superior del Oriente, el más sano y ale-
gre barrio de Chipilapa, de alguna gente española asistido y habitado, y lo más de su po-
blazón á mestizos únicamente reducida [...] (Francisco Antonio de Fuentes y Guzmán,
Historia de Guatemala o recordación florida, 1690, ed. Justo Zaragoza/Luis Navarro).
9.ª Que se publicase igualmente que los empleos de cualquiera carrera, cuyo nom-
bramiento corresponda á este Gobierno, serán provistos única y exclusivamente en
aquellos que hubiesen dado pruebas inconcusas de fidelidad [...] (José de Bustaman-
te, Informe sobre los movimientos revolucionarios de San Salvador, 1814, ed. Ricar-
do Fernández Guardia).
Este peligro era el que única y exclusivamente fijaba la atención de los ministros:
el de salvar sus personas antes que la patria, y como Morillo les daba esta seguridad
ya por pertenecer a su confederación [...] (Juan Romero Alpuente, Historia de la
revolución de España, 1831, ed. Alberto Gil Novales).
1.2.1. Puramente
1.2.1.1. El adverbio puramente aparece en el siglo XIII. Entre los primeros testi-
monios ofrecidos por el corpus20 presenta un comportamiento de adverbio modal
y tiene, por tanto, el significado de ‘con pureza’ y, especialmente en el ámbito
religioso ‘libre de pecado’.
E la uirgen que pura mente biue deue pensar que ella tiene consiguo vn thesoro yn-
conparable & vna joya exçelente (Castigos, 1293, ed. William Plamer y Carig Frazier).
Quod si aliquis homo inde abstulerit pariet libra auri et ipsa ereditate dupplata, et
ad principis terre III libras de auro puro (Escritura de donación, 1084, ed. Manuel
Serrano y Sanz).
...es blanca e fermosa que semeja puro marfil e non ha en [e]lla manziella njnguna...
(Semejanza del mundo, c. 1223, ed. Enrique Jiménez Ríos).
Pero ya en el mismo siglo XIII, en textos incluso anteriores a los que presentan
el adverbio con su valor modal, descubrimos el sentido focalizador que le atri-
buimos en nuestros días.
Ca si puramientre fuesse spirital no lo podrien los legos auer. Ca segund la fuerça del
derecho los legos no han poder por si de entremeter se en las cosas que pertenescen ala
eglesia... (Alfonso X, Primera Partida, 1256-1263, ed. Lloyd A. Casten y John J. Nitti).
21
Theil (1929).
22
“[...] defendant sometimes giving a promise only (vadimonium purum), sometimes a
promise supported by sureties, in other cases a promise on oath” (Roby, H. J., 1830-1915:
337).
23
Theil (1929), Gaffiot (1934).
24
Theil (1929): “absolument, sans exception; sans restriction ni réserve; purement et sim-
plement”. Santos Río (2003) señala para los textos jurídicos actuales un sentido parafraseable
LA EVOLUCIÓN DE LOS ADVERBIOS DE FOCO EN ESPAÑOL 329
Incipiens igitur a capite, abbati predicti loci dedi precipiendo specialiter in manda-
tis ut super predictis articulis de se et de cellerario predicto puram et meram in verbo
Dei diceret veritatem (Ordenanza del obispo de Burgos, 1218, ed. Marius Férotin)28.
como “sin condición, excepción, restricción, carga ni plazo” en contextos que suponen compro-
misos. Es un sentido intermedio que encontramos también desde el mismo siglo XIII: “[...] et el
ayuda et el emparamiento que nos le fazemos agora, a nos feyta donacion puramente entre
vivos del Regno de Murcia con su carta” (1296, Requerimiento al infante D. Alfonso de Portu-
gal para que reconozca al rey de Aragón como rey de Murcia, ed. A. Giménez Soler); “[...] dolo
e fago donación puramente sin alguna condición a la dicha eglesia de Santa María de Guadalu-
pe por devoción que é en la dicha eglesia” (1362, Carta de venta, ed. Pedro Sánchez-Prieto).
25 “Diogenem postea pallium solum habuisse, et habere Ulixem meram tunicam, pileum
ideo non habere une simple tunique [...]”, vid. Theil (1929).
26 Theil (1929).
27 Para el concepto de adjetivo intensional y su conexión con el adverbio, vid. Demonte
(1999).
28 Vid. también, por ejemplo, los textos del proceso a los templarios (1312) recopilados
por Michelet (1851): “[...] quod super omnibus predictis articulis et singulis eorumdem dicant
puram et simplicem veritatem tam de se ipsis quilibet ut principalis, quam de aliis sicut testis”.
“[...] dixit per juramentum suum quod non, sed puram et meram veritatem dixerat sine falsita-
te”. La combinación con estos adjetivos es fundamental, como especifico en los apartados
siguientes.
330 RAFAEL GARCÍA PÉREZ
[...]
ca ellos todavía mayor preçio sacavan
quando por pura fuerça lo ageno ganavan
(1240-1250, Libro de Alexandre, ed. Jesús Cañas).
Alcalde non iudgue otra cosa sino lo que la carta puramientre ditare E saber es
que si algun alcalde otra cosa iudgare. si non lo que la carta puramientre ditare. o
iudicio desti libro querra peciarpeche. c. aureos. alfonsinos... (Carta de población de
la ciudad de Santa María de Albarracín según el códice romanceado de Castiel,
c. 1300, ed. Carlos Riba y García).
Otrossi peche C morauedis judez o alcalde qui otra cosa iudgar sino lo que man-
dar la carta puramientre sin otro aiuntamiento (Fuero de Béjar, c. 1290-1293, ed.
Juan Gutiérrez Cuadrado).
...que vayan sueltas, puras, limpias, sin carga ni peso de las cosas de acá abajo, sino
pura y meramente spirituales, llevando consigo estas dos alas de fee y confianza [...]
(San Juan Bautista de la Concepción, El recogimiento interior, a1613, ed. Juan Pujana).
Pues, si nuestro Señor Dios, seyendo en su esencia simple y puro espíritu libre de
toda composición y corporeidad, se quiso así figurar y dar a conocer... (Fray Hernan-
do de Talavera, Católica impugnación del herético libelo maldito y descomulgado,
1487, ed. Francisco Martín Hernández).
29 Santos Río (2003) señala que se trata de una expresión repetida, con rigidez en el orden,
te: “Usque in interiora , pura et simplex terra est, sine ulla inetalli admixtione” (Lemaire (ed.):
M. Annaei Lucani, Pharsalia, París, 1832, p. 348). En su sentido primigenio, la cercanía entre
estos adjetivos puede apreciarse en el propio castellano medieval: “Non es virtut que mas que-
rria / ser perfecta mera e pura / simple sin otra mesura / que la liberalidat vera” (1430-1460,
Cancionero castellano de París, ed. Fiona Maguire).
31 Es interesante el empleo de la combinación de purus y simplex en Bernardo de Claraval
(purus et simplex intellectus, vid. Mabillon (ed.): Sancti Bernardi abbatis Clarae Vallensis,
Opera omnia, París, 1839, tomos III y IV, p. 2920) o Juan Duns Escoto –purus et simplex
homo, con el sentido de ‘hombre ordinario’, como muy bien recuerda Roques (1978: 270)–.
También SIMPLEX se combinaba con PURUS en los mismos contextos que hemos visto en el
caso de MERUS. En los documentos que recopila Michelet (1851) acerca del proceso a los tem-
plarios (1312) podemos leer lo siguiente: “quod super omnibus predictis articulis et singulis
eorumdem dicant puram et simplicem veritatem tam de se ipsis quilibet ut principalis, quam
de aliis sicut testis”.
332 RAFAEL GARCÍA PÉREZ
...acordaron que el dicho papa Benedicto debía ser requerido, así por los dichos mis
embajadores en mi nombre como por parte de los reyes de Aragón e Navarra e por los
condes de Armeñaque e de Fox, que pura e simplemente ficiese la dicha renunciación
[...] (Jerónimo Zurita, Anales de la Corona de Aragón, 1579, ed. Ángel Canellas
López).
El qual es / o de pena eterna / o de mal o culpa non incurre omne alguno sin razon.
Los males tenporales non son pura/ y simple mente males / pues por ellos puede omne
ganar otro mayor bien si virtuosa mente los rescibe (A. de Cartagena, Traducción del
“Tratado que demuestra que no es dañado alguno sino por sí mismo” de San Juan
Crisóstomo, a1456, ed. Hispanic Seminary of Medieval Studies).
Hemos de esperar, en efecto, hasta el siglo XVIII para que se produzca esta
fijación en la lengua, aunque su verdadera extensión por ella es aún más tardía
(siglo XIX):
1.2.1.1.3. La variante pura y llanamente, que cita, entre otros, Santos Río (2003)
para la lengua actual, tiene su origen, a mi modo de ver, en la variante latina post-
32 Rey (1996). De hecho, en español el orden más frecuente era simple y puro, no necesa-
clásica PURE ET PLANE , extendida por los textos jurídicos medievales con el
mismo sentido que PURE ET SIMPLICITER33. Como traducción de ese significado
jurídico aparece en el siglo XV:
Pero habrá que esperar hasta el siglo XX para que, influida, probablemente,
por pura y simplemente, adquiera su valor de focalización:
...y la verdadera razón, si no la única de que nuestra oración deje de ser eficaz, es pura
y llanamente PORQUE ANDAMOS VACILANDO... (C. M. de Heredia, Una fuente
de energía, 1932, ed. Herder).
...que el capital era una creación de origen pura y exclusivamente societario, y que era
precisa la acción colectiva de la sociedad... (Nicomedes Pastor Díaz, Los problemas
del socialismo, 1848, ed. José Luis Prieto Benavent).
1.2.2. Meramente
33 Sirva como ejemplo el siguiente texto de 1270: “...quod dilectus et proximus consan-
guineus noster Theodericus dictus Bertolt vir nobilis de Oye pure et plane reconciliatus est
cum civitate Coloniensi [...] (tomado de Leonard Ennen, Quellen zur Geschichte der Stadt
Köln, 1867, Köln, M. Du Mont-Schauberg, p.5). En otro texto del mismo documento (p.1),
correspondiente también al año 1270, se encuentra la variante pure et simpliciter para referirse
a una realidad idéntica (“[...] nos cum Johanne dicto Cranz opidano Susatiensi fratre Gerardi
dicti Cranz nostri concivis pure et simpliciter reconciliati sumus super omni discordia [...]”).
334 RAFAEL GARCÍA PÉREZ
La causa aquesta es entre personas meramente laycas, y sobre censales, que son
cosa profana (Fernando al doctor de Medina tratando de diversos asuntos, 1487, ed.
Antonio de la Torre).
34 “Et abeatis inter eos omni tempore negotium rectum, et mercatum perfectum, et mone-
ta una et mera sine mutacione, et sine aliqua falsitate; [...]” (Carta de población de Cardona,
986, 1848, ed. Tomás Muñoz y Romero). No encuentro ningún ejemplo en español de mero
con el significado de ‘sin mezcla’ antes del siglo XVI.
35 “Como síntesis, la opinión de la iuspublicística medieval –en el horizonte la definición
pués se extendería para designar también una figura judicial concreta: la del
“juez mero ejecutor”.
E quiero y es mi merçed que de aquí adelante los vezinos e moradores del dicho
lugar ayades por vos e sobre vos alcaldes, alguaziles, rregidores e forca e çepo e justi-
çia e jurisdiçión çevil e criminal, alta e baja, e mero e misto ynperio; [...] (Juan II
exime al lugar de El Tiemblo de la justicia, jurisdicción y señorío de la ciudad de
Ávila, 1445, ed. Gregorio del Ser Quijano).
& voluntad que ame sus justificaçiones & ley ponjendo en medio la mera fisical doc-
trina (Enrique de Villena, Los doze trabajos de Hércules, 1417, ed. Francisco Gago
Jover).
Otros meramente le defienden de los errores contra la fe, que con verdad, o sin
ella, se le imputan (Benito Jerónimo Feijoo, Cartas eruditas y curiosas, 1745, ed.
CORDE).
Se van nuestros inmortales a dar una vuelta por el distrito, v. gr., o a darse tono en
el pueblo meramente, o a bañarse o a lo que sea, y vuelven a Madrid muy morenos,
oliendo a tomillo, sanos y frescos... y con un cargamento de provincialismos gratuitos
(Leopoldo Alas “Clarín”, Apolo en Pafos, 1887, ed. Adolfo Sotelo Vázquez).
336 RAFAEL GARCÍA PÉREZ
1.2.3. Simplemente
...que nengun omne sobre este debdo les mouiesse & de aquesto fuesen creydos por
su palaura simple el obispo & el cabillo, sacado este caso: que si Garci Gilez... (Reso-
lución de pleito, 1239, ed. R. Menéndez Pidal).
Mas los que se acompannassen con el que no fuessen descomulgados desta mane-
ra. mas simplemientre. cuemo si dixiesse el prelado. yo descomulgo a fulan por tal
36 De ahí que en su forma sustantiva pudiera interpretarse con idea de exclusión: simplum
solvere (‘pagar únicamente la cantidad adeudada’).
37 A. de Hipona, La grandezza dell’anima = De quantitate animae, Introduzione, tradu-
zione et note a cura di Riccardo Ferri, Palermo, Officina di Studi Medievali, 2004, p. 56.
LA EVOLUCIÓN DE LOS ADVERBIOS DE FOCO EN ESPAÑOL 337
yerro que fizo (Alfonso X, Primera partida, 1256-1263, ed. Lloyd A. Kasten y John
J. Nitti).
A las otras carnes que non quemavan, mas que las adobavan cochas e assadas
dond comiessen los clérigos e los otros del linage de Leví, e los que ofrecién ell ani-
malia e los sirvientes, llamávanlos sacrificio simplemientre (Alfonso X, General
Estoria, c. 1275, ed. Pedro Sánchez Prieto-Borja).
Catad esta nuestra traslacion por cada palabra. porque podades connoscer que yo pero
que ennadi y; que non acrescente y nada. Mas que por el fiel testimonio simplemien-
tre assi como sie en ell ebraygo; que traslade esta estoria de ebraygo en latin (Alfonso
X, General Estoria, c. 1275, ed. Pedro Sánchez-Prieto Borja).
A partir del siglo XIV, se extiende a contextos más amplios y puede antepo-
nerse ya a su foco, que no solo está constituido por sintagmas, sino también por
oraciones:
...pero si entiende tan solamente baptizar varón e non muger, non es baptizado si es
muger; (si) simplemente la baptizó non cuydando de lo uno nin de lo ál, baptizado es
(Pedro de Cuéllar, Catecismo, 1325, ed. José-Luis Martín y Antonio Linage Conde).
38 Frente a otros términos usados antes en el texto para designar “sacrificios”: víctima,
hostia, holocausto. No descarto un valor enunciativo de base, entendido, según Fuentes Rodrí-
guez (2009: 19) como el que afecta “a la enunciación, a la construcción del decir del hablan-
te”. De hecho, el adverbio simplemente había adoptado también, ya en esa época, este valor
enunciativo, que resulta claro en otros ejemplos (entraría en lo que Kovacci (1999) ha denomi-
nado también adverbios enunciativos con función metalingüística), como el siguiente: “En el
latino le dezimos Número, o el Libro de los números o los Números simplemientre (c. 1275,
Alfonso X, General Estoria, ed. Pedro Sánchez Prieto-Borja).
338 RAFAEL GARCÍA PÉREZ
1.2.4. Sencillamente
Non sabes tu que el sennorio de Dios es doblado e el del sennor terrenal es senzi-
llo, ca el de Dios es sobre el alma e sobre el cuerpo; e el del sennor terrenal es sobre el
cuerpo e non sobre el alma... (Castigos e documentos para bien vivir ordenados por
el rey Sancho IV, 1293, ed. Agapito Rey).
E llamo simplicidad a lo que el gramático atribuye tal verbo, que es decir sencilla-
mente, sin lagotería ni lisonjas, lo que hace al caso (G. Fernández de Oviedo, Historia
general y natural de las Indias, 1535-1557, ed. Juan Pérez de Tudela).
Alguna dificultad se ofrece en la patria y suelo natural de este insigne varón, por-
que los autores extranjeros le llaman sencillamente hispano (Rodrigo Caro, Varones
insignes en letras de Sevilla, a1647, ed. Luis Gómez Canseco).
El uso como adverbio focalizador no fue nada abundante, sin embargo, hasta
el siglo XIX42. Solo a partir de esta fecha podemos considerar que se ha integrado
y se ha extendido por el uso lingüístico, aunque nunca haya llegado a alcanzar al
resto de los miembros de esta clase adverbial en lo que respecta a su índice de
frecuencia43. De hecho, podemos considerar que su valor focalización de exclu-
sión es, más bien, accesorio.
...pero que debe considerarse como el edificio de más importancia, no por la dificul-
tad de su construccion, ni por su elegante aspecto arquitectónico, sino sencillamente
por el objeto que guarda, la locomotora, en cuyo bien dispuesto aparato se han de reu-
nir los gérmenes del movimiento... (Eusebio Page, El ferro-carril, 1881-1883, ed. G.
Estrada).
1.3.1. El origen hemos de situarlo en el uso libre del adverbio comparativo más
en oraciones negativas introducidas por no (no... más), que ya permitía focalizar
el segundo término de la comparación (precedido de que o de) y excluir, en con-
secuencia, el resto de los miembros posibles de una clase. Los primeros testimo-
nios se remontan a los inicios del castellano, como demuestra el siguiente ejem-
plo del Poema de Mio Cid:
Muy pronto se creó una estructura que, precedida por la conjunción y, empezaba
a mostrar un cierto grado de fijación; se colocaba al final de la oración con la mis-
ma idea limitadora, en ocasiones actuando a distancia sobre el segmento limitado:
...mas pueda dar de otras cosas tanto quanto ualíe la ueyntena part de lo quel tomó, et
non más (Alfonso X, Fuero Real, 1251-1255, ed. Azucena Palacios Alcaine).
Ya a finales del siglo XIII encontramos ejemplos en que este no más de valor
comparativo abandona su función oracional y, prescindiendo de la conjunción y,
empieza a focalizar sintagmas nominales de forma contigua, generalmente pos-
puesto:
E cuenta maestre Pedro, e assí es, que esta lumbrera era en la tienda ó el candele-
ro que vos dixiemos que fuera puesto en la cámara de los sacrificios después de la
entrada de la tienda, e de noche ardién ý VII lámpadas, e de día cuatro non más, e que
eran las mechas de yuncos (Alfonso X, General Estoria, c. 1275, ed. Pedro Sánchez
Prieto-Borja).
...y otros no comían hasta el mediodía, una vez nomás, y en la noche no gustavan
cosa alguna, aunque fuese agua... (Fray Bernardino de Sahagún, Historia general de
las cosas de Nueva España, 1576-1577, ed. Juan Carlos Temprano).
Su empleo empieza a decaer en España a partir del siglo XVIII, aunque queda
anclado, con gran fuerza, en las variedades americanas:
No teniendo caballo
en burrita nomás sé andar,
no sabiendo castellano
en quichua nomás sé cantar
(Cancionero tradicional picaresco, 1974, ed. Diana Bellessi y Noemí Díez).
E Ellos fueronse derecha mente ala puerta del castillo mas de dentro del hera muj
escuro E grande E no podia ver ome nada mas de quanto veya (Traducción de Lanza-
rote del Lago, c. 1414, ed. Harvey Sharrer).
44 Contamos con un único ejemplo del siglo XIII: “...mas, si me lo defiende poblado nin
yermo, / tenerme ýa por nada, más que vn seco ensierto” (Libro de Apolonio, c. 1240, ed.
Dolores Corbella). De ahí saltamos directamente al siglo XV, con testimonios muy escasos.
342 RAFAEL GARCÍA PÉREZ
...diciéndole por escrito o con la mano que a los que acaban en a, e, o se añade la s
nada más, señalándosela con el dedo (Juan Pablo Bonet, Reducción de las letras y arte
para enseñar a hablar los mudos, 1620, ed. Jacobo Orellana y Lorenzo Gascón).
Ningún labrador que por su persona trabajare o hubiere trabajado, aunque ya labre
con sus quinteros, no siendo hijosdalgo, puede traer en su vestido más de una sola
vestidura de seda, como un jubón, o un sombrero y nada más (Lope de Deza, Gobier-
no político de agricultura, 1618, ed. Ángel García Sanz).
1.4. CONCLUSIÓN
segmentos focalizados como una última adición a otros segmentos previos orde-
nados en una escala, sino que, además, establecen curiosas relaciones de oposi-
ción con otros adverbios que podríamos considerar, desde el punto de vista
semántico, reversos46. En ese sentido, convendría distinguir, dentro de cada
grupo, dos subgrupos que, a efectos prácticos, podrían denominarse afirmativos
y negativos.
2.1.1. El focalizador más antiguo dentro de este grupo es, probablemente, aun.
Como se ha puesto de manifiesto en otros trabajos (vid., por ejemplo, Espinosa
Elorza 2010: 109 y antes, por ejemplo, Martín González 1999: 109, e incluso
Cano 1982), el aun castellano es el resultado de la evolución del ADHUC latino;
hereda, en ese sentido, a partir de su significado básico locativo (‘hasta aquí’),
los valores temporales (‘hasta ahora’) y los de inclusión ya desarrollados en el
propio latín47. Es esperable, pues, que el uso de aun como focalizador de inclu-
sión sea muy temprano y, en efecto, podemos rastrear los primeros testimonios
en, al menos, textos del siglo XII.
Al igual que en la actualidad, aparecía antepuesto al segmento focalizado,
generalmente sintagmas nominales y sintagmas preposicionales, y no era raro
que estuviera precedido por la conjunción y, que se presenta como un elemento
inductor más que como componente de una unidad lexicalizada. Aunque es posi-
ble predicar un cierto grado de codependencia entre la conjunción y el adverbio,
su grado de fijación no es muy elevado:
Quel ofiçio la persona lo faze ser grande o menguado segund la cantidad o calidad
del que lo ofiçia, como ya ayamos visto muchos de sangre real e aun reys e prínçipes
(Libro de los doce sabios o Tratado de la nobleza y lealtad, c. 1237, ed. John K.
Walsh).
Ahora bien, este valor inclusivo escalar está íntimamente ligado a un valor
inclusivo de simple adición, es decir, no escalar48, también muy presente en los
textos latinos medievales y en los textos castellanos desde muy temprano. De
hecho, ha dejado huella antes que el valor inclusivo escalar, quizá ya en docu-
mentos notariales como los siguientes:
...et insuper ad comite parte exolbat decem libras aun et duplum ad regula (Funda-
ción de la comunidad y la iglesia de San Martín de Losa, 853, ed. Luciano Serrano).
et cum Juda traditore sortitus, amen; et a parte regali pariet decem libras aun et
retemptu ad regula duplatum (Cesión de la iglesia de San Pelayo de Desojo a San
Millán, 923, ed. Luciano Serrano).
48 Elvira (2005) también ha destacado este aspecto al mencionar lo que él denomina valor
aditivo de aun. Vid. también Eberenz (1994), que habla de un aun adjunto con el significado
de ‘además’ o ‘también’. Prefiero no denominar aditivo a este valor para mantener la relación
con el resto de las unidades de este capítulo y evitar, además, confusiones con lo que serían los
conectores aditivos, entendidos estos como aquellas unidades “que actúan como enlaces entre
enunciados” (Fuentes 2009: 12). Los conectores aditivos no se tratan en este trabajo.
346 RAFAEL GARCÍA PÉREZ
Et faz aun otra cosa muy fuerte, que si la troxiere consigo omne muy gruesso,
enmagrecerla ayna sin danno quel faga (Alfonso X el Sabio, Lapidario, c. 1250, ed.
Pedro Sánchez-Prieto Borja).
Et aun Dios mismo seguió carrera de rrazón, ssegunt dixo el propheta Dauid allí
do muestra el ssu poder rrazonnado (Alfonso X, Setenario, c. 1252-1270, ed. Ken-
neth H. Vanderford).
2.1.2. Un poco más tarde aparece en los textos el adverbio siquiera. Ya vimos en
otro trabajo dedicado a los adverbios de foco (García Pérez, 2011) que, en ora-
ciones afirmativas, esta unidad había actuado desde muy temprano como adver-
bio escalar en sentido estricto, lo que le permitía establecer un mínimo50.
Con valor de inclusión siquiera aparece, más o menos, en la misma época
(siglo XIII); aunque no han quedado rastros en el corpus que puedan confirmar su
que permite distinguir los dos valores. No hacen esta distinción ni Elvira (2007) ni Ridruejo
(2010).
LA EVOLUCIÓN DE LOS ADVERBIOS DE FOCO EN ESPAÑOL 347
51 Siquiera se presenta bajo las formas siquier, siquiere y siquiera. Los primeros ejemplos
muestran, en efecto “correlaciones disyuntivas que adaptan SIVE... SIVE” (Espinosa Elorza 2010:
122) que, para Javier Elvira (2007), están relacionados con el valor optativo que adquirió el
verbo querer en textos medievales castellanos (siguiendo la misma evolución que el VELLE latino
> VEL). En ese sentido, no siempre es necesario que aparezcan los dos elementos de la correla-
ción, como ha demostrado el propio Elvira en su trabajo, y así, no está excluido, desde mi punto
de vista, que el pasaje del Poema de Mio Cid que este autor cita como ejemplo de un siquiera
focalizador de inclusión, pudiera interpretarse también como optativo, aunque, pragmáticamen-
te, empiece a anunciar la focalización: “qui buena dueña escarnece e la dexa después / atal le
contesca o siquier peor (Poema de Mio Cid, c. 1140, ed. Alberto Montaner). Se puede aventurar,
por tanto, que el valor disyuntivo es el más antiguo y el más difundido, pues, exceptuando este
fragmento del Poema de Mio Cid (obra sobre la que, además, existe una controversia importante
acerca de la fecha de escritura), este valor abarca la totalidad de las obras del siglo XII y primeras
décadas del siglo XIII contenidas en el CORDE. Desde mi punto de vista, pues, el valor focaliza-
dor de inclusión solo se abriría camino en los textos a partir de mediados del siglo XIII, lo que
sería significativo para la organización de un diccionario histórico, por ejemplo.
52 Lo ha explicado Ridruejo (2010).
53 Dado que el valor disyuntivo podía mantenerse aun cuando hubiera desaparecido el pri-
Si non fallare otra pendra si no aquellos que fueren en el lecho del enfermo,
demuestrelo a .I. uezino aquel con qui pendra e lieue las puertas aquellas que a él mas
ploguiere de toda la casa, siquiere las de corral (Fuero de Alarcón, 1300, CORDE).
Si prisiere ladrón, siquiere con vna ceboylla, por quanto jurare el dueynno tanto
debe pechar a nobenas: dos al dueynno e siete al palacio del seynnor de todos fruytos
(Fuero de Viguera y Val de Funes, c. 1250, ed. José María Ramos y Loscertales).
Este valor inclusivo escalar fue siempre menos frecuente que el valor pura-
mente escalar; de hecho, los ejemplos no ambiguos no son demasiado numero-
sos en el corpus y empiezan a decaer a partir del siglo XIV. Todavía en los Siglos
de Oro encontramos algunos testimonios.
...y especialmente de aquella que perseveraba llorando par del sepulcro cuando viese
al amado de su ánima, y se derribase a sus pies y hallase resucitado y vivo al que bus-
caba y deseaba ver siquiera muerto (S. Pedro de Alcántara, Tratado de la oración y
meditación, c. 1560, ed. Eduardo Bustamante).
2.1.3. Más tardío aún es el adverbio hasta, que surge por evolución de la prepo-
sición homónima. Aunque Morera (1999) considera que el valor inclusivo se
hereda directamente del étimo árabe, que se había usado con este sentido desde
muy antiguo, la cronología textual parece dar la razón, en parte, a Martínez
cláusulas concesivas, fenómeno rastreable desde el mismo siglo XIII. Para Ridruejo, 2010, este
siquiera concesivo está estrechamente relacionado con el valor inclusor del adverbio, si bien
interpreta como inclusor el valor focal escalar que he descrito en García Pérez (2011); desde
mi punto de vista –y como ya he mostrado más arriba– conviene diferenciar entre un valor
focal escalar y un valor de inclusión escalar.
LA EVOLUCIÓN DE LOS ADVERBIOS DE FOCO EN ESPAÑOL 349
(1992), para quien “el hatta árabe se adopta en castellano como preposición, y
solo después se origina la unidad enfática no transpositora”. De hecho, como
veremos, la formación del adverbio focalizador de inclusión se produce tras un
largo periodo de uso de hasta como simple preposición e incluso como adverbio
de foco, pero no como inclusor55.
Morera (1999) ha explicado muy bien cómo el hasta español asume, como
tercer significado, el de “extensión cuantitativa que termina en un punto final
absoluto”, es decir, el de focalización escalar en sentido estricto56 y, en efecto,
los ejemplos correspondientes a este sentido son muy tempranos. Los primeros,
en los que hemos de interpretar la duración de un periodo de tiempo para el que
se establece un límite máximo, se remontan, al menos, al siglo XI:
Et homo qui se voluerit ire ad alia villa quomodo vaziet sua casa ata VIII dias
(Fuero de Santa Cristina por Fernando I, 1062, ed. Tomás Muñoz y Romero).
Qui oviere rencura de so portellado, tomel sobre levador, tal que sea la sobre leva-
dora tan mientre que con el soviere, et de pues que de su señor respondiere fata IX
dias (Fueros de Medinaceli, c. 1129, ed. Tomás Muñoz y Romero).
El valor inclusivo, para este autor, no es más que una supuesta subvariante de
este significado que aparecería también muy temprano; pero los ejemplos que
cita, desgraciadamente, no justifican este planteamiento, pues no se correspon-
den con el valor inclusivo escalar en sentido estricto, sino con el valor de focali-
zación escalar que he mencionado previamente o, incluso, con alguno de los sen-
tidos preposicionales primarios57.
El valor inclusor es el resultado, más bien, de una evolución del hasta abarca-
dor espacio-temporal que, como hemos visto, probablemente por una influencia
del propio árabe, había empezado a perder, desde muy pronto, el primer elemen-
to con el que podía aparecer en correlación (desde o de) y se había usado de un
modo más o menos independiente para indicar un límite por arriba.
55 Martínez (1992), por tanto, restringe en exceso los sentidos de hasta en los primeros
documentos cuando afirma que “a lo largo de cuatro siglos (del siglo X al XIV) se documenta
ampliamente hasta (con diversas formas), pero siempre como preposición”.
56 Se correspondería con los valores estudiados en García Pérez (2011).
57 Los ejemplos son los siguientes: 1. “Se juntaron hasta seiscientos moros de pie (Cróni-
ca de Juan II); 2. “ Serían por todos fasta mil omes de caballo, omes de armas e ginetes (Cró-
nica de Álvaro de Luna); y 3. “Fazíelas todas (las iglesias) destruyr e desfazer fasta en los
cimientos (Crónica general ). El último de los ejemplos muestra un sentido meramente espa-
cial. Ya he justificado, al describir la formación de aun, la pertinencia de distinguir entre un
valor escalar y un valor inclusivo escalar.
350 RAFAEL GARCÍA PÉREZ
En el caso de la inclusión, se parte del mismo deseo del hablante por marcar
especialmente el punto final. Dado que hasta oscilaba entre la expresión de un
límite incluyente y un límite excluyente58, el paso siguiente implica la considera-
ción contextual del segmento regido por hasta como incluido en ese límite, lo
que, en último término, llevará a la idea de inclusión escalar si ese segmento se
considera situado en una posición extrema frente a otros posibles segmentos
implícitos o explícitos y resulta, además, en ese mismo contexto, poco esperable.
Aunque en el siglo XIII aún no se ha creado propiamente el focalizador de inclu-
sión, encontramos ya interesantes testimonios de un uso de hasta interpretado
como portador de una idea de límite incluyente donde el segmento afectado pare-
ce estar en relación escalar con otros elementos. Son ejemplos que preparan el
terreno para el valor de focalización posterior59:
...que iou don Pelai Galuan e mia muiar dona Sancha e nostros fios fazemos carta de
uendition a uos Rui Pelaiz e a uostra muiar Maria Saluadorez de quanta heredat aue-
mos en Ualdaria, ena uila que dizen Nogarelas, so las campanas de San Iulian, e
conuian saber quei casas, corrales, isidos, diuisos, pascos, entrada, salida, aguas,
montes, egrisario e aruoles, e quanto nos hi pertenece ata ena menor cousa que hi a, e
con quanto nos pertenece de la renda de Outerolo (Carta de venta, 1239, ed. María
Concepción Casado Lobato).
...e el rico en tierra agena tan solazado es como si fuese en su casa. E el que enriques-
ce todos le onran fasta los de su casa (Libro de los cien capítulos, c. 1285, ed. Marta
Haro Cortés).
El siglo XIV nos ha dejado testimonios en los que se va abriendo paso la idea
de focalización inclusiva, aun cuando aún sea posible percibir una clara ambigüe-
dad con la estructura abarcadora en la que hasta establece un límite. En el siguien-
te ejemplo, el carácter escalar y poco previsible del segmento los cocineros per-
mite ya una lectura focalizadora inclusiva de hasta que, además, se refuerza con
la presencia de aun, adverbio de foco inclusor más antiguo, como ya sabemos:
Et enbio el Rey mandar al infante don Pedro quel ayudase et al infante don Felipe
su hermano que era con el en Valladolid et a los concejos quel fuesen ayudar et a
quantos auia en su casa assi a caualleros como a escuderos et aun fasta los coçineros
límite incluyente por medio de adverbios. Comparto su idea de que el hasta seguido de preposi-
ción debe interpretarse como “aporte al aditamento de la significación de ‘duración’ o ‘extensión’.
59 De ese modo se explica mejor el supuesto vacío temporal que hace a Martínez (1992)
todos gelos enbio porque fuesen astragar a don Ferrand Rroys de Saldanna (Del infan-
te D. Juan al rey de Aragón, 1311, ed. Andrés Giménez Soler).
No obstante, solo a partir del siglo XV podemos considerar que hasta adquie-
re plenamente su valor focalizador (este valor se despega, por tanto, de la inter-
pretación abarcadora de base), más visible cuando el segmento focalizado apare-
ce en función de sujeto, como en los dos primeros ejemplos recogidos a
continuación:
...ni mucho menos deuia mouer guerra por esso. mas fasta la hystoria misma del rey
castellano deze que fue mouido por mal consejo que sus priuados le dieron (Gonzalo
García de Santamaría, Traducción de la Corónica de Aragón de fray Gauberto Fabri-
cio de Vagad, 1499, ed. José Carlos Pino Jiménez).
mas consuelo auentajado para las damas honestas: que fasta el valerio atestigua / que
por mas que su monumento se esforço a quitar dela vista humana la desseable pre-
sencia de vn cuerpo tan casto: mas nunca la memoria de tanta virtud / pudo ser
absente dela gloria dela fama (De las mujeres ilustres en romance, 1494, ed. Harriet
Goldberg).
Otro delos martires. donde les pone enxemplo, que aun dios tiene cuydado de
cinco passaros que se venden por dos dineros. e que fasta los cabellos de cada vno
tiene dios contados (Gonzalo García de Santamaría, Evangelios e epístolas con sus
exposiciones en romance, a1485, ed. Isak Collijn).
60 Desaparición que también podemos encontrar en algunos ejemplos del siglo XIII aunque
el carácter abarcador de hasta es más evidente: “Las poridades de nuestros coraçones no las
sabe Dios, escodrinnaron maldades, alcançaron al postremero, escodrinnó ata las entraynas
d’eillos & de los fondos coraçones (1240-1272, Herman el Alemán, Traslación del Psalterio,
ed. Marc Littlefield).
61 El hasta de este ejemplo ya lo interpreta Corominas como focalizador inclusivo, a pesar
de los reparos que muestra respecto al hemistiquio (apud Martínez 1992). No obstante, aún
parece estar presente la idea abarcadora (desde los viejos hasta los niños).
352 RAFAEL GARCÍA PÉREZ
Martínez (1992) señala que abundan las secuencias en que hasta se combina
con aun y sugiere que la formación del hasta focalizador se produce por contac-
to sintagmático. No obstante, la combinación de estos dos adverbios en el siglo
XV, momento en que, como hemos visto, se ha desarrollado el valor de focaliza-
ción inclusiva, no es especialmente frecuente (sí lo será, sin embargo, a partir del
Siglo de Oro) y, por tanto, desde mi punto de vista, hemos de pensar más en un
aun que actúa como refuerzo:
...porque, como la lengua castellana se habla no solamente por toda Castilla, pero en
el reino de Aragón, en el de Murcia con toda el Andaluzía, y en Galizia, Asturias y
Navarra, y esto aun hasta entre la gente vulgar (Juan de Valdés, Diálogo de la lengua,
1535-1536, ed. Cristina Barbolani).
El caso es que pasaron los días, los meses, un año y doña Aquilina no iba a cer-
ciorarse, con sus propios ojos, de que la tierra a que Carmelo aspiraba carecía de cual-
quier valor, y aun hasta podía regalársela sin el menor perjuicio para la hacienda (José
Revueltas, El lenguaje de nadie, 1969, ed. Alianza).
2.1.4. Incluso es un cultismo latino (el participio irregular del verbo INCLUDO)
introducido en castellano desde el siglo XIV. No es de extrañar que el primer
texto en que aparece sea una traducción de Juan Fernández de Heredia al ara-
gonés, dialecto romance al que se vertieron, en esa época, importantes obras
clásicas62.
La qual cosa obtenida et impetrada del senado, como la batalla fuesse començada
et el padre subitament huuiesse visto a su fillo el consul combatiendo estar circunda-
do et incluso en medio de los enemigos por Poncio… (Juan Fernández de Heredia,
traducción de la Historia contra paganos, de Orosio, 1376-1396, ed. Juan Manuel
Cacho Blecua).
Se comportó, por tanto, en un primer momento, como una variante del parti-
cipio más regular incluido. De ahí que el Diccionario de Autoridades, más tarde,
lo defina todavía como “segundo participio pasivo del verbo Incluir” y, por con-
siguiente, “lo mismo que Incluido”. Era normal que concordara en género y
número con el sustantivo:
En aquella tempestat las gens de los vnos, luengo de tiempo inclusas en montan-
yas a las quales nenguno no se podia acerquar, sobtosament yxieron et esueyeron los
gots et los echaron fuera conturbados de lurs seyles (Juan Fernández de Heredia, tra-
ducción de Breviarium ab urbe condita, de Eutropio, 1377-1399, ed. Juan Manuel
Cacho Blecua).
Se hizo muy común, un poco después, en las fórmulas habituales de las cartas
para hacer referencia a los documentos adjuntos:
…que era de dozientos vezinos e todos los lugares que fueron quemados vera vuestra
merced por vn escrito que va incluso en la presente (Abreviación del halconero, 1489-
1517, ed. James B. Larkin).
Eso explica que Terreros, en el siglo XVIII, dé un paso más que la Academia y
observe la tendencia a la fijación pragmática que había empezado a afectar a este
participio. Su definición es, por tanto, significativa: “Lo mismo que incluido,
pero más usado en cartas misivas”.
No obstante, el uso participial había dado pie muy pronto (al menos desde el
siglo XV) a que se utilizara como adjetivo puro, como se aprecia, por ejemplo, en
el siguiente pasaje del Bursario de Juan Rodríguez del Padrón:
E quando esto oygo, no puedo sostener de lo mirar; antes son rrompidas las mis
entrañas, y mi cara en uno con la mi voluntat se entristeçe, e los mis pechos, adustos
por el incluso fuego, son quemados quando alguno delante mí dize mal de Orestes
(Juan Rodríguez del Padrón, Bursario, 1425-1450, ed. Pilar Saquero Suárez-Somonte).
los indios que han sido hechos esclavos, de Fray Bartolomé de las Casas, puede
comprobarse el grado de independencia que incluso había adquirido:
Ahora bien, entre esos actos, no sólo figuran los de regir y enseñar a la plebe
encomendada, y proveerla en lo espiritual, sino también el defenderla y preservarla
de todos los peligros, aflicciones y opresiones, incluso corporales, y, sobre todo,
aquellos males que impiden o pueden impedir la salud espiritual de sus ovejas (Fray
Bartolomé de las Casas, Tratado sobre los indios que han sido hechos esclavos, 1552,
ed. Ramón Hernández).
No obstante, durante los siglos XVI y XVII, aún son poco numerosos los ejem-
plos del uso adverbial en comparación con el uso puramente adjetivo y, en algu-
nos casos, la interpretación puede resultar ambigua (cuando el elemento al que
se refiere es un sustantivo de género masculino63).
...ni la conducta moderada del mismo Benavides, sino a que la mayor parte de los
sanjuaninos, él incluso, han sido educados en esa famosa escuela, en que los precep-
tos de la moral se inculcaban a los alumnos con una especial solicitud (Domingo
Faustino Sarmiento, Facundo. Civilización y barbarie, 1845-1874, ed. Roberto Yanhi).
63 Como muy bien ha señalado Santos Río (2003) el incluso adverbial premodificador
puede actuar como palabra átona y proclítica, lo que en la lengua oral permitiría diferenciarlo
fácilmente del incluso adjetivo; pero no sucede así en la lengua escrita, único testimonio que
nos queda de los usos antiguos.
LA EVOLUCIÓN DE LOS ADVERBIOS DE FOCO EN ESPAÑOL 355
Pero no voy a negar –empezaré por ocuparme del pasado– que desde hace muchos
años, de hecho desde la muerte del rey Felipe II, los estudios de las buenas Artes
–pues ante todo sobre ellos versa nuestra discusión– poco a poco se desvanecieron
por sí mismos en España […]. He de confesar, incluso, que nosotros nos recuperamos
bastante más tarde, y más tarde empezamos a rechazar la barbarie que cundía por
doquiera… (Ignacio de Luzán, Defensa de España y participación en la campaña
contra Gregorio Mayans, 1742, ed. Guillermo Carnero).
Salazar (2010), una vez que ya había yo presentado mi trabajo sobre los conectores aditivos en
el Congreso Internacional de Historia de la Lengua celebrado en Santiago de Compostela
(2009). He de decir, sin embargo, que el trabajo de Pérez-Salazar se presentó en el Coloquio
Internacional sobre Corpus Diacrónicos en Lenguas Iberorromances celebrado en Palma de
Mallorca en 2007 (información que he obtenido en el momento de la redacción de este capítu-
lo), pero, desgraciadamente, no tuve conocimiento de él hasta su publicación posterior. Es un
ejemplo bastante significativo de cómo la lentitud en los procesos de publicación y difusión,
en general, de los resultados de las investigaciones puede llevar a redundancias indeseadas. En
todo caso, como se verá a continuación –pues reproduzco aquí, en gran parte, el contenido
publicado en las actas del congreso de Santiago en el que participé (García Pérez 2012), con
algunos retoques que he estimado necesarios para adaptarlo a la estructura y a los objetivos de
356 RAFAEL GARCÍA PÉREZ
Del lenguaje jurídico pasó a la lengua general, pero no a los registros más
coloquiales. Durante todo el siglo XV puede considerarse todavía un término
especializado, aunque ya empezó a atraer la atención de escritores latinizantes,
como Enrique de Villena, que lo utilizó con profusión en la Traducción y glosas
de la Eneida:
…dende adelante síguese la responsión, en la cual estos dioses fazen ocho cosas: la
primera, recordarle qué fizieron por él fasta esa hora de Troya partido; e comiença do
dize nosotros fasta donde dize mar inclusive (Enrique de Villena, traducción y glosas
de la Eneida, 1427-1428, ed. Pedro M. Cátedra).
Solo a partir del siglo XVI puede considerarse extendido este adverbio por la
lengua culta, especialmente por las obras científicas e historiográficas. Entre
otros autores importantes, lo empleó Fray Bartolomé de las Casas en su famosa
Brevísima relación de la destrucción de las Indias:
Éste despobló desde muchas leguas arriba del Darién hasta el reino y provincias
de Nicaragua inclusive, que son más de quinientas leguas, y la mejor y más felice y
este capítulo– el recorrido histórico que hemos realizado cada uno de nosotros independiente-
mente es muy similar. No podía ser menos tratándose de datos extraídos de los corpus históricos.
67 Martínez (1992) ya apuntó que hasta, como usque ad, oscilaba entre un sentido de
poblada tierra que se cree haber en el mundo… (Fray Bartolomé de las Casas, Breví-
sima relación de la destrucción de las Indias, 1552, ed. José María Reyes Cano).
Para su mayor difusión por el resto de los registros formales hay que esperar
al siglo XIX68. Es entonces cuando podemos considerar que, junto a su valor pri-
mitivo, ha adquirido también un valor de focalización, que supone algo más que
la simple inclusión de un elemento en el límite de lo abarcado por una preposi-
ción. Se trata ahora de la inclusión de un elemento situado en la parte baja de una
escala y, por tanto, poco esperable69:
Por precaución, sin duda, todas las espadas, la de Salazar inclusive, habían salido
a disfrutar de la luz del día, y los sucesos comprobaron la conveniencia de la determi-
nación (Antonio Barreras, El espadachín: narración histórica del motín de Madrid
en 1766, 1880, ed. Biblioteca virtual Miguel de Cervantes).
La única persona con quien ella se atrevía a hablar algo de lo que le pasaba por
dentro era don Tomás Crespo, libre, decía él, de todas las preocupaciones, inclusive la
68 Domínguez (1853) señala algunos errores cometidos por los hablantes al hacer uso de
este adverbio: “Inclusive. Adv. de modo. Inclusivamente. Con inclusión; incluyéndose. Algu-
nos cometen el disparate de formar plural de este adverbio puramente latino, cuando son dos o
más objetos incluidos; pero no cometerá tal error quien reflexione que un adverbio no puede
tener plural. Así es que se debe decir ambos inclusive y no ambos inclusives, locución tan anti-
gramatical como si se dijera ambos inclusivamentes, en vez de ambos inclusivamente”.
69 Pons Rodríguez (2010), aunque parece estar de acuerdo en la importancia del siglo XIX
en la función de focalización de inclusive, plantea que ya algunos ejemplos del siglo XVI, que
mantienen su combinación con la preposición hasta, presentan un significado argumentativo,
pues salen “de la cuantificación precisa” y emplean “dentro de los mismos marcos temporales,
otros términos de apertura y cierre de periodo”. Aunque los ejemplos citados por la autora me
parecen valiosísimos como paso intermedio –y de ello quería dejar constancia aquí– me parece,
sin embargo, difícil hablar de valor de focalización antes del siglo XIX. Desde mi punto de vista,
el uso de inclusive en los ejemplos citados puede responder a la misma especificación de hasta
como “límite incluyente”, aun cuando se salga de la cuantificación precisa. En el ejemplo 21
(“El capitán tiene poder de castigar los de su capitanía, según sus culpas, hasta la pena de muer-
te inclusive, si el caso lo meresce”) se establece contextualmente (y metafóricamente, claro está,
un recorrido desde las penas leves a las penas graves en el que la pena de muerte figura como
límite que debe considerarse incluido. En el ejemplo 22 (“y en esta fe y creencia protesto e afir-
mo que quiero vivir lo que me resta de la vida y hasta el fin della, que es la muerte inclusive,
quiero en esta santa fe morir”) inclusive permite interpretar que la muerte se incluye también en
el periodo de tiempo que el autor quiere vivir en “esta fe y creencia” (creo que la puntuación del
texto es confusa). También parece estar de acuerdo en la importancia del siglo XIX en el uso de
inclusive como focalizador Pérez-Salazar (2010). Esta autora ve en el siglo XVIII algún ejemplo
en que inclusive “se aproxima a la función de focalizador que ya manifiesta incluso”.
358 RAFAEL GARCÍA PÉREZ
de no tenerlas, que era de las más tontas (1884-1885, Clarín, La Regenta, ed. Gonza-
lo Sobejano).
Su empleo en la literatura con este valor focalizador provoca que, más ade-
lante, ya en el siglo XX, pase a la prensa. Hoy en día, los periodistas siguen recu-
rriendo a él con bastante frecuencia.
Sí; amaba y veneraba las cosas por su orden y jerarquía, sólo que al llegar a la
niña de la rinconada de las Recoletas, el amor que se debía a todo se impregnaba de
una dulzura infinita que transcendía a los demás amores, al de Dios inclusive (Leo-
poldo Alas “Clarín”, El señor y lo demás son cuentos, 1893, ed. Gonzalo Sobejano).
Es interesante destacar, pues, que solo la forma inclusive, al menos en los con-
textos más formales, entró en competencia con incluso una vez que este se hubo
recategorizado como adverbio. Dada la cercanía etimológica entre ambos, es muy
probable que la existencia de inclusive hubiera favorecido y acelerado la evolu-
ción del incluso. Ahora bien, el hecho de que este último estuviera más extendido
en la lengua general hizo que, en su uso adverbial, se ganara la preferencia de los
hablantes y que terminara transformándose antes que su competidor en conector
aditivo de refuerzo argumentativo. En ese sentido, puede afirmarse que será inclu-
so el que se haga con el liderazgo y arrastre, bastante más tarde (principios del
siglo XX), a su competidor inclusive a adoptar sus nuevas funciones de marcador.
blancura fuese más famosa, una hoja de papel blanco. Y todavía cabe advertir cómo
nuevo equívoco viene a conturbarnos ya al sencillo hablar de una “blancura resplan-
deciente”. Porque también aquí una cosa es en rigor el resplandor y otra la blancura.
Los tratadistas de óptica fisiológica han llegado inclusive a decirnos a última hora que
aquí entran en juego dos órganos sensoriales, aunque se apliquen juntamente los dos a
la función de la vista: un órgano que percibe el color, a cuyo registro pertenece la
blancura; otro órgano que percibe la luz, a cuyo registro el resplandor corresponde
(Eugenio D’Ors, Tres horas en el museo del Prado, 1923, ed. Tecnos).
Dice que mientras una persona no halla (sic) presentado al registro público el tras-
paso del vehículo, sigue siendo responsable solidariamente por la tenencia de ese
vehículo, e inclusive se llega a controlar hasta los talleres y las “hueseras” (Prensa, El
Salvador hoy, 26/06/1996, CREA).
71 Así, Gordaliza Aparicio (1988), por ejemplo, considera inclusive, en su primera acep-
ción, una conjunción que se emplea “vulgarmente por incluso”, lo que ilustra inmediatamente
después con la siguiente oración: “Inclusive te diré que lo vi yo mismo”.
72 Hemos de interpretarlos, desde mi punto de vista, como un tipo especial de opuestos direc-
...et ssi non le puede auer, bien sse puede conffesar a otro clérigo, aunque non ssea de
missa, ssin demandar liçençia. Pero ssi aun aquél non pudiesse auer, tan ssanta cosa
es la penitençia e tan grant uertud ha que con lego la puede ffazer (Alfonso X, Sete-
nario, c. 1252-1270, ed. Kenneth H. Vanderford).
Et recebimos de uos en precio & en robracion .xxx. & octo morabetinos & de
todo somos pagados, que ni migala non fico por dar (Carta de venta, 1229, ed. María
Concepción Casado Lobato).
et tornos a Traçia quanto mas pudo. & dubdo que ni en Misia non podrie fincar segu-
ro. & en queriendosse alongar mas murio (Alfonso X, Estoria de España, c. 1270, ed.
Pedro Sánchez-Prieto Borja).
E que por este pecado tan grand e tan malo en que todos contendién que los mató
Dios a todos, de guisa que nin semient non quiso que fincasse d’ellos nin de su gene-
ración (Alfonso X, General Estoria, c. 1275, ed. Pedro Sánchez-Prieto Borja).
Este uso de ni como adverbio de foco de inclusión no fue, sin embargo, exce-
sivamente abundante durante el periodo medieval. En realidad, asistimos a un
lento proceso de extensión por el conjunto de la lengua en el que tendrá gran
influencia la propia difusión de los adverbios ni aun y, más tarde, ni siquiera,
como veremos enseguida, pues, a medida que estos cobren protagonismo, ni ten-
derá a reinterpretarse como una variante derivada, por elipsis74. Será a partir de
los Siglos de Oro y, sobre todo, a partir del siglo XVIII cuando su presencia se
haga más evidente:
Dice Descartes que el vacío es tan repugnante en el universo, que ni Dios con su
absoluto poder le puede inducir (Benito Jerónimo Feijóo, Theatro crítico universal,
1728, CORDE).
73 A esta hipótesis se ha referido Chamorro (2008), tomando como base a Sánchez López
(1999b) al tratar de las expresiones convencionalizadas actuales con ni.
74 Así lo interpreta, por ejemplo, para la lengua actual, Fuentes (2009).
LA EVOLUCIÓN DE LOS ADVERBIOS DE FOCO EN ESPAÑOL 361
Et si fuere la polidura della negra. & la touiere alguna muger consigo non podra
ningun omne meter desauenencia entrella & su marido, nin de otro omne qualquier
que ella ame, nin podra su marido tomar otra muger, nin quererla bien nin aun non
podra auer amiztat con otro si non con el que ella amare. & sera mucho amada de
quantos la uieren (Alfonso X, Lapidario, c. 1250, ed. Pedro Sánchez-Prieto Borja).
Muy pronto –y es esto lo que más nos interesa aquí– se combinará con el
focalizador negativo ni para crear una amalgama reforzada, una estructura que,
con el tiempo, adquirirá un cierto grado de lexicalización. Asistimos así a la for-
mación de una nueva unidad léxica que terminará comportándose como un
opuesto reverso polar75 de aun, pero no de siquiera o de hasta, con los que man-
tuvo una relación más bien indirecta:
aun ni aun
siquiera
hasta
75 Para la idea de polaridad dentro de las relaciones de oposición, vid., por ejemplo, Cruse
(2004: 169).
76 Ello se debe a la influencia de la propia conjunción ni, que ya tenía esta característica.
Según Wagenaar (apud. Sánchez López, 1999b), el adverbio negativo non era necesario con
cualquier palabra negativa en posición preverbal, salvo el caso del adverbio nunca. Sin embar-
go, la necesidad no parece absoluta, pues, como tendremos ocasión de ver a lo largo de todo
este capítulo, estos ejemplos alternan con otros en que no aparece el adverbio de negación:
“...no solo non lo quisimos fazer, en publico ni en secreto, ni fazer a ello demostracion alguna,
mas ni aun les quisimos responder... (Instrucciones de doña Isabel a Bernardo Boil, 1487, ed.
Antonio de La Torre)”.
362 RAFAEL GARCÍA PÉREZ
Et metiosse en Badaioç. ca ya auie tomado fascas. las dos partes dessa çipdad de
Badaioç. & tenie los moros encerrados. en una torre. Mas nin aun alli non se teniendo
por seguro. pues que fuye. ueno ala puerta de la çipdad que se cerraua con pestiello de
fierro (Alfonso X, Estoria de España II, 1270-1284, ed. Lloyd A. Kasten, John J.
Nitti).
E nin aun por todo esto la cibdat de Roma non fue descercada de los enemigos, ca
avya en la villa muy careza de viandas: donde avía esperança el rey Porsena que
estando él ally podía cobrar la dicha cibdat (Pero López de Ayala, Traducción de las
Décadas de Tito Livio, 1400, ed. Curt J. Wittlin).
Es tan poco lo que tienen que guardar en sus casas, que cual otro Diógenes, ni aun
vaso usan para beber, y todo su ajuar, se encierra en un cántaro de hojas de palma
(Pedro Lozano, Historia de la conquista del Paraguay, Río de la Plata y Tucumán,
1745, ed. Andrés Lamas).
Mas Manasses e Efraím, que fizo Josep en Egipto e eran estonces allá, non entran
en esta cuenta, nin Josep su padre nin aun Jacob (Alfonso X, General Estoria,
c. 1275, ed. Pedro Sánchez-Prieto Borja).
...ca á días que non llovió en Cananea, e nin avemos yerva pora nuestros ganados nin
aun pan pora nós e a nuestras compañas (Alfonso X, General Estoria, c. 1275, ed.
Pedro Sánchez-Prieto Borja).
2.2.2. Pero la importancia que había cobrado en la lengua ni aun se va a ver empa-
ñada con la creación de una nueva unidad léxica de gran éxito a lo largo de la his-
toria del español: ni siquiera. Para entender su proceso de formación, hemos de
77 Este proceso confirma, en gran medida, el expuesto por Camus Bergareche (1986) para
la negación en general.
LA EVOLUCIÓN DE LOS ADVERBIOS DE FOCO EN ESPAÑOL 363
esperar hasta el siglo XV, cuando el focalizador siquiera aparece ya ligado a ele-
mentos de polaridad negativa; en un primer momento, el adverbio no, con el que
establece una relación cada vez más estrecha. Desde el punto de vista semántico,
influido por la negación y, probablemente también, por la transformación más anti-
gua de su sinónimo aun, que he explicado en el apartado anterior, siquiera experi-
menta un cambio idéntico y pasa a indicar un mínimo esperable que no se alcanza
(el mínimo esperable queda integrado también en la totalidad de lo negado):
...non avia en esto inconveniente, si se feziera de alguno levar era quasi amengua-
miento; ansi como si un sennor non quisiesse andar siquiera dos passos por su pie et
mandasse que siempre lo levassen en andas o en otra alguna manera (El Tostado,
Libro de las paradojas, 1437, ed. María Teresa Herrera).
No es de extrañar, pues, que pueda aparecer combinado también con aun para
reforzar este valor en contextos negativos:
...e non lo dexaba nin le consentía resçibir nin aver siquiera solamente aquellos des-
cansos que la natura humana ha nesçessarios, mandó como notable guerrero e muy
diestro e avisado en los actos de la guerra (Crónica de D. Álvaro de Luna, c. 1453, ed.
Juan de Mata Carriazo).
...y la aduersa Fortuna, que las cosas guía como a ella le plaze, me a traýdo de la suer-
te que veys, sin me dexar siquiera vnas armas para por ella poder hazer la batalla...
(Jerónimo Fernández, Belianís de Grecia, 1547, ed. Lilia E. F. de Orduna).
En esta misma época, en el siglo XVI, se produce una atracción del ni focali-
zador por parte del adverbio siquiera, de modo que ambos pasan a actuar con-
364 RAFAEL GARCÍA PÉREZ
juntamente. Se crea así, como en el caso de aun, una estructura lexicalizada, una
nueva unidad pluriverbal reforzada dotada del significado global de inclusión
que había adquirido mucho antes el adverbio focalizador ni. La nueva unidad, en
principio, actúa de forma contigua al segmento focalizado (sintagmas u oracio-
nes), al que precede:
Y dice más Gómara: que, desque llegó Grijalva hobo [sic] mudanza en Diego
Velázquez, y que no quiso gastar más en la flota que armaba Cortés, ni siquiera que la
acabara de armar, por se querer Diego Velázquez (Fray Bartolomé de las Casas, His-
toria de las Indias, c. 1527-1561, ed. Paulino Castañeda Delgado).
Al igual que sucedió con aun, ni siquiera no se comportó en todos los casos
como una palabra negativa y, así, podemos encontrar contextos en los que intro-
duzca una oración negativa y contextos en los que no lo hace.
...y de tal manera firme en su parecer, que ni siquiera un regalo de poco valor que le
envió cierto convento de monjas en señal de agradecimiento por el bien que las hacía,
no se pudo acabar con él que lo recibiese (Fray Gregorio de Alfaro, Vida del ilustrísi-
mo señor don Francisco de Reinoso, obispo de Córdoba, 1617, ed. Joaquín de
Entrambasaguas).
E quando quiso entrar en Hierusalem, embió a los apóstoles por el asna sin dezir:
compradla o alquiladla, ni siquiera pedidla prestada (Gabriel de Toro, Tesoro de mise-
ricordia divina y humana, 1548, ed. Lina Rodríguez Cacho).
Pero ni siquiera son señales, como el humo del fuego... (Carlos de Góngora y
Sigüenza, Libra astronómica y filosófica, 1690, ed. William G. Bryant).
LA EVOLUCIÓN DE LOS ADVERBIOS DE FOCO EN ESPAÑOL 365
Será a partir del siglo XVIII cuando se extienda por la lengua a gran escala; su
fijación es tan acusada que pasa a combinarse también con la preposición sin en
sustitución del adverbio siquiera que, como hemos visto más arriba, había sido
su correlato desde el siglo XVI78:
Entonces el Marqués casó a dicho hijo segundo con una heredera de la familia Tavo-
ra, cuyo padre, Nuño de Tavora, tenía y mantuvo preso, sin que ni siquiera supiera la
boda (Conde de Fernán Núñez, Vida de Carlos III, c. 1790, ed. Universidad de Alicante).
78 De modo que, contrariamente a nuestra intuición sincrónica (y, en ese sentido, a las
hipótesis de algunos lingüistas) no nos hallamos ante una supresión de ni en contextos como
no... siquiera o sin... siquiera, sino con una simple variante histórica.
79 Una simple consulta del CREA nos muestra una diferencia más que significativa; no
más de 400 ejemplos para ni aun frente a más de 13.000 para ni siquiera. Aunque en el caso de
ni aun encontramos muestras orales, se trata de usos incluidos en contextos de cierta formali-
dad (discursos, medios de comunicación, etc.).
366 RAFAEL GARCÍA PÉREZ
...que Alfonss Iuanes uos dio o nos uso damos sacada la tierra que tién Ffernán Yua-
nes e tanbién nos, María Alfonsso, Sancha Alfonsso e García Alfonsso, que somos
principales debdores e tenedores, commo nos Gonzalo Doménguiz e Johán Domén-
guiz que nos otorgamos por rrecabdos assí commo en esta carta diz todos a rrenuncia-
mos a todo fforo (Carta de donación, 1263, ed. José Manuel Ruiz Asencio).
A esto respondio don Garcia Almoravid que la vinna e las [tierras] sobredichas
tanbien devien seer suyas por las donaciones sobredichas, como las heredades que
avie e que pertescien por parte de donna Toda Perez en el tiempo que esta donacion
fue fecha, por la carta deste donadio que el maestre e el convento me fizieron (Inter-
vención en pleito, 1256, ed. María Teresa Herrera, María Nieves Sánchez).
No sorprende, por tanto, que sea en el mismo siglo XIII cuando también se
presente por primera vez, aunque aún de forma aislada, como unidad indepen-
diente, dotado ya de sus funciones adverbiales focalizadoras:
No es extraño esto último, pues la misma autora reconoce que su “estudio no ha pretendido ser
exhaustivo”. Hay que destacar aquí que, como una de las causas de la independencia de tam-
bién, Espinosa cita el cambio en el orden de los elementos que encuentra reflejado en un docu-
mento de Sto. Toribio de Liébana del siglo XIV: “Porque sepan todos el estado del monesterio
e las cosas e cartas nuevas, también como las antiguas de quanto él tenie et sabie...”. Efectiva-
mente, también me parece una causa muy digna de tenerse en cuenta. Se trata de un cambio de
orden que encontramos ya en el siglo XIII: “Et esto sea a aquelos que ena aldea moraren tan-
bien como en la uilla” (1242-1275, Fuero de Usagre, ed. R. Ureña y A. Bonilla).
LA EVOLUCIÓN DE LOS ADVERBIOS DE FOCO EN ESPAÑOL 367
& todo este mal que nos viniera, tanbién podría venir a él sy Dios se quisiesse, ca los
Reyes & los regnos todos son en poder de Dios, por dar o toller a qui Él quiere (Libro
de los fueros de Castiella, a1284, ed. Bares).
Su extensión por la lengua se produjo a partir del siglo XIV, momento en que
los ejemplos empiezan a hacerse más numerosos. Casi desde el principio mostró
una gran movilidad dentro de la oración, pues podía actuar, como en nuestros
días, tanto en contigüidad con el segmento focalizado como a distancia. Cabría
preguntarse en qué medida la rapidez con que el adverbio adquiere su libertad
sintáctica estuvo influida por la propia libertad que mostró el primer elemento de
la correlación de base, según he mostrado más arriba:
–No quiero que otro vaya, sino tú, que pues el rey, mi amigo, fió de ti, yo quiero
fiar también de ti (Libro del cavallero Cifar, 1300-1305, ed. Juan Manuel Cacho Ble-
cua).
E commo quier que tanbien llamaron Julio al fijo de escanjo onde dize agora asy
que andando ya bruto mançebo de veynte annos que andando a ca a vn dia Julio su
padre (Sumas de la historia troyana de Leomarte, c. 1350, ed. Robert, G. Black).
E por ende dizen que todo desamor que sea por Dios no es desamor & también
todo amor que sea contra Dios no es amor (Libro del cavallero Cifar, 1300-1305, ed.
Juan Manuel Cacho Blecua).
Et tanbien dizen que fizo conspiraçion gipiso iouen onrrado de roma al qual por
sospecha fue dado al regiment de la prouinçia de espanya (Juan Fernández de Here-
dia, Gran Crónica de España, 1385, ed. Regina af Geijerstam).
El sabio aristotiles fabla en esta rrazon & dize que bien quand poco puede el çiego
gujar & el pobre enrrequesçer a otro & el desonrrado honrrar & el flaco esforçar tan
poco puede el malo enderesçar njn aconsejar a otri sinon enderesçare & consejare pri-
mera mente a si (Pedro Gómez Barroso, Libro de consejo y del consejero, c. 1293,
Pedro Sánchez-Prieto Borja).
Amj paresçe dixo tristan que amos soys de buen acuerdo / quela donzella non
plaze a vos / njn yo creo que uos aella tanpoco & seria grand pecado quien vos junta-
se en(n) vno (Cuento de don Tristán de Leonís, c. 1313-1410, ed. Ivy A. Corfis).
Et commo quier que les dizían quel fiziessen cozer et que levassen los sus huesos,
dixieron ellos que tampoco consintrían que ninguno pusiesse la mano en su señor...
(Juan Manuel, El Conde Lucanor, 1325-1335, ed. Guillermo Serés).
...que no sea represo el consellador, car no serie razon tampoco, como alguno no se
deue loar por buen consellador si su consello uiene segunt su entençion... (Juan Fer-
nández de Heredia, traducción de Tucídides, c. 1384-1396, ed. Juan Manuel Cacho
Blecua).
LA EVOLUCIÓN DE LOS ADVERBIOS DE FOCO EN ESPAÑOL 369
Pues, no ayades miedo de los yllirios porque no uos sodes combatidos con ellos
iamas, car tanpoco en el tiempo passado no uos auiedes prouado con los maçedo-
nios... (Juan Fernández de Heredia, traducción de Tucídides, c. 1384-1396, ed. Juan
Manuel Cacho Blecua).
...despues que veen que les es a ellos negado, despues de la su maldad, ser tornados el
bien que perdieron, querrian çerrar el casjno de la penjtençia a los onbres por que tan-
poco pudiesen tornar a Dios y los oviesen ellos en conpanneros de perdiçion (Traduc-
ción del Soberano bien de San Isidoro, a1400, ed. Pablo A. Cavallero).
2.4. CONCLUSIÓN
Como hemos visto, los adverbios de foco de inclusión pueden ser escalares y no
escalares. Los primeros están formados por una serie de unidades que se han ido
desarrollando progresivamente, desde las más tempranas, generalmente términos
patrimoniales (aun, siquiera o hasta), hasta los cultismos más tardíos: incluso e
inclusive. Estas unidades, que podríamos calificar como afirmativas, tienen un
reverso negativo: las locuciones adverbiales ni aun y, sobre todo, ni siquiera,
construidas por medio de un lento proceso de lexicalización-gramaticalización.
Aunque ni aun es la más antigua y la más frecuente en los textos hasta el siglo
XVIII, a partir del siglo XIX ni siquiera entrará en competencia con ella para ter-
minar imponiéndose definitivamente en el uso de los hablantes en el siglo XX.
Los adverbios no escalares son también y tampoco. Ambos son el resultado
de procesos de gramaticalización de estructuras correlativas previas que se lleva-
ron a cabo bastante temprano, pues ya durante el periodo medieval encontramos
prácticamente todos los contextos de focalización propios de nuestros días.
Se trata, como señala la RAE (2009: 3017), de adverbios que indican que se
obtiene un valor próximo al denotado por el segmento afectado. En ese sentido,
se diferenciarían claramente de los cuantificadores de grado. Dado el gran núme-
ro de unidades que podrían incluirse en este apartado, haré una selección de
aquellas que resultan más frecuentes y relevantes en la lengua actual.
Desde el punto de vista histórico-etimológico las he dividido en tres grandes
grupos: las que el español ha tomado como préstamo del latín; las que se han for-
mado como consecuencia de un proceso de gramaticalización a partir de estruc-
turas libres adverbiales o de otro tipo existentes previamente en español; y las
que resultan de un proceso de gramaticalización de adverbios simples castella-
370 RAFAEL GARCÍA PÉREZ
nos, entre los que tienen especial importancia los adverbios en -mente, pues han
constituido siempre una de las fuentes más importantes para la construcción de
focalizadores, como hemos tenido ocasión de comprobar a lo largo de estos tres
capítulos dedicados a los adverbios de foco. Dentro del primer grupo, estudiaré
el adverbio casi; dentro del segundo, los adverbios apenas y poco más o menos;
y finalmente, dentro del tercero, los adverbios cerca de y alrededor de, por un
lado, y, por otro, los adverbios aproximadamente y prácticamente.
Este adverbio procede del latín QUASI, como muy bien señalan Corominas y Pascual
(1980-1991), que tenía el significado primario de ‘como si’. Los mismos autores,
constatando su más o menos tardía aparición, nos informan de que en el castellano
antiguo existía otra palabra (hascas) que cumplía las funciones del latinismo casi.
No entraré en este trabajo en el problemático origen etimológico de la forma
hascas –o fascas, fasquas, como lo encontramos también en los textos81–. Aquí
me gustaría tan solo dejar apuntado que, efectivamente, hascas irrumpe con fuer-
za ya desde el primer momento, en el siglo XIII, como adverbio focalizador no
solo de sintagmas nominales, adjetivales y preposicionales, sino también de ora-
ciones, lo que demuestra el amplio uso que se estaba haciendo de él en la lengua
en este momento de la historia:
La aparición de casi está muy cercana a la de hascas, pues los primeros testi-
monios se remontan al primer cuarto del siglo XIII. Se usó ya, desde el principio,
con el significado focalizador etimológico que tenía el QUASI latino, aunque los
ejemplos no son todavía muy numerosos82. Focalizaba, sobre todo, sintagmas
nominales-pronominales y preposicionales, normalmente de forma contigua:
...e esto se causo parte por pereça e parte por ynorançia, por tanto, quasi todas son
dadas a oluido (Crónica de Sahagún, c. 1255, ed. Julio Puyol).
...este abbad estudo e moro en Roma quasi por çinco años... (Crónica de Sahagún,
c. 1255, ed. Julio Puyol).
Et ¿qué cosa es título et qué cosa es quasi título? (Vidal Mayor, c. 1255, ed. Gun-
nar Tilander).
Ahora bien, hemos de ser bastante cuidadosos porque, en este primer siglo de
andadura, este significado alternó con otro sentido heredado también de su étimo
latino: el de ‘como’, con un valor comparativo, que permitió su utilización, por
ejemplo, en combinación con ciertos verbos de cognición:
Qui danno fecerit in lino, por la entrada pectet I sueldo, et quando danno ficier
aprecienlo quasi sano, et pectet alio tanto (Fuero de Cáceres, 1234-1275, ed. P. Lum-
breras Valiente).
82 Las obras son escasas y la mayoría de los ejemplos pertenecen a una sola de ellas: la
Crónica de Sahagún.
83 Más tarde encontraremos, entre otros, el cuasi-delito o el cuasi-contrato (siglo XVI), el
...alegando vnas frias ocasiones contra el merino que entonçes era, defendiendole por
vnas letras surretiçias quasi abidas e ganadas del rrei, por las quales se pretendia que
no vsase del ofiçio de la merindad (Crónica de Sahagún, c. 1255, ed. Julio Puyol).
...& si alguno se untare con su sangre, durmiendo, vera en suennos quasi que le afo-
gan los diablos (Jacobo de Vitriaco, traducción de la Historia de Jerusalem abrevia-
da, p1350, ed. María Teresa Herrera y María Nieves Sánchez).
...et quasi no auien casa cubierta, tanto porque los engenyos ende auien derroquado
muchas, como que por falta de lenna las auien descobierto (Juan Fernández de Here-
dia, Gran crónica de España III, 1376-1391, ed. Juan Manuel Cacho Blecua).
Se puede decir, por tanto, que en estos siglos finales de la Edad Media, el
adverbio casi se utiliza ya en la mayor parte de los contextos en que lo encontra-
mos en la época actual. Su mayor extensión, a medida que nos aproximamos al
Renacimiento, lleva aparejada la decadencia de hascas, que termina despare-
ciendo de los textos, sin dejar rastro, en el siglo XVI.
3.2.1. Apenas
...que muy a dur & a malas penas se pudo tornar a la puerta (Alfonso X el Sabio,
General Estoria, Pc. 1275, edro Sánchez-Prieto Borja).
Et si la queman alçase della fumo que es de olor muy fuert & mucho agudo; assi
que apenas se puede sofrir, mas despues que es quemada; fazes liuiana & muy porosa
(c1250, Alfonso X el Sabio, Lapidario, Pedro Sánchez-Prieto Borja).
84 Con sentido temporal, apenas sí puede reclamar la presencia del adverbio de negación
desde finales del siglo XIII: “Et apenas non auja bien començado quando le demando pazes
antioco & el otorgo ge las & pusolas con el (Alfonso X, General Estoria, a1284, ed. Pedro
Sánchez-Prieto Borja).
85 Sigo la terminología de Sánchez López (1999b), que distingue entre palabras negativas
y términos de polaridad negativa en sentido estricto, aun cuando las palabras negativas sean
también, en realidad, términos de polaridad.
374 RAFAEL GARCÍA PÉREZ
...los fizieron yr por fuerça en una plaça estrecha la qual no hauia apenas espaçio de
poder menear lures armas (Juan Fernández de Heredia, Gran crónica de España,
1385, ed. Regina af Geijerstam).
Este uso, sin embargo, no se generalizó. Las vacilaciones son muy frecuentes
a lo largo de toda la historia del español:
...mato con el senyal de la cruç I grant dragon escupientle en la boca, el qual VIII
pares de bueyes podieron apenas tirar o rastrar al lugar do lo cremaron (Obra sacada
de las crónicas de San Isidoro, de Don Lucas, Obispo de Tuy, 1385-1396, ed. Juan
Manuel Cacho Blecua).
Aún en el siglo XIX es posible encontrar numerosos casos en que apenas apa-
rece pospuesto al verbo focalizado sin adverbio de negación anterior:
Vacilaba yo, pues me estrechaba tanto que podía apenas respirar (Mariano Anto-
nio Collado, traducción de las Aventuras de Telémaco seguidas de las de Aristonoo de
Fénelon, 1843, ed. Universidad de Alicante).
Por otro lado, y dado que, como hemos visto al estudiar los reversos negati-
vos de los adverbios de inclusión, la lengua medieval solía exigir que las pala-
bras negativas en posición preverbal se presentaran acompañadas del adverbio
86 No entiendo muy bien, pues, por qué Santos Río (2003) afirma que “antecede obligato-
riamente al sintagma verbal modificado y equivale a ‘casi no’” (la cursiva es mía). También la
RAE (2009: 3019) incluye este adverbio entre los términos que participan de la alternancia
negativa, cosa que, como acabamos de ver, no es sistemática. Por otro lado, la RAE señala la
supuesta incompatibilidad de apenas con el adverbio nunca, incompatibilidad que no es gene-
ralizada: encontramos ejemplos de compatibilidad desde la Edad Media hasta nuestros días.
Baste el siguiente ejemplo reciente: “Eso, unido al trabajo parcelario o en cadena, perturba la
moral del trabajador, que se siente aplastado por todo un sistema de mandos jerárquicos, con
los cuales apenas nunca tiene un lazo personal” (1967, Martín Brugarola, Sociología y teolo-
gía de la técnica, ed. Editorial Católica).
LA EVOLUCIÓN DE LOS ADVERBIOS DE FOCO EN ESPAÑOL 375
...si no que la cara por la grant calor que y faze que apenas non lo puede ninguno
endurar (Viaje de Juan de Mandevilla, c. 1400, ed. Juan Luis Rodríguez Bravo y
María del Mar Martínez Rodríguez).
No obstante, lo más habitual era que, al igual que sucedía con nunca, no exi-
giera la presencia del adverbio de negación no en posición preverbal, tendencia
que se ha mantenido, como hemos visto, desde el principio hasta nuestros días.
Si apenas también pareció mostrar preferencia por actuar de forma contigua
al segmento focalizado, no están excluidos, desde el propio siglo XIII, los ejem-
plos en que actúa a distancia:
La dezena fue con neyo fuluio adelantado de los Romanos e uencio Annibal e per-
dio y neyo toda su companna y el escapo end apenas (Alfonso X, Estoria de España,
c. 1270, ed. Pedro Sánchez-Prieto Borja).
Por último, conviene señalar que el si expletivo con que podemos encontrar-
lo, como focalizador oracional, en la actualidad (Santos Río 2003) se utiliza, al
menos, desde el siglo XVII:
...conque volvió don Francisco a su posada muy rico de esperanzas, pero tan falto de
dineros que apenas si tenía para el gasto ordinario (Fray Gregorio de Alfaro, Vida del
ilustrísimo señor don Francisco de Reinoso, obispo de Córdoba, 1617, ed. Joaquín de
Entrambasaguas).
E dezimos que a las águilas deuen dar quanto una libra, o poco menos o poco
más, segund conuiene (Abraham de Toledo, Moamín. Libro de los animales que
cazan, 1250, ed. Anthony J. Cárdenas).
376 RAFAEL GARCÍA PÉREZ
E dezimos assí: que conuiene que ayan las mudas en que las metieren X cobdos
en luengo e X en ancho, o poco más o poco menos, segund ouieren mester (Abraham
de Toledo, Moamín. Libro de los animales que cazan, 1250, ed. Anthony J. Cár-
denas).
...sy todas las estorias Rebolujeres & bjen las mirares & considerares poco mas o
menos todas las hallaras yguales (Pero López de Ayala, Caída de príncipes, 1402, ed,
Eric Naylor).
...el qual nos quando eramos poco mas o menos en esta hedad en que tu agora estas
trasladamos de griego en latyn (Alfonso de Cartagena, Traducción De Oficiis de
Cicerón, 1422, ed. María Morrás).
Estas cosas poco mas o menos se dizen contra Regulo. mas veamos los primeros
dichos (Alfonso de Cartagena, Traducción De Oficiis de Cicerón, 1422, ed. María
Morrás).
E porque somos informado que en poder vuestro hauria quatrocientas onzas, poco
mas o menos, las quales pertenecieran al dicho Joan Frances (Fernando al tesorero
general, 1493, ed. Antonio de la Torre).
LA EVOLUCIÓN DE LOS ADVERBIOS DE FOCO EN ESPAÑOL 377
...el dito Sancho Pérez et los hotros se tomaron poquo más ho menos CC cabeças, las
cuales tornoron a d’Arnaut de Perexaq (Documentación medieval de la Corte del Jus-
ticia de Ganaderos de Zaragoza, 1472-1492, ed. José Antonio Fernández Otal).
Todas ellas puestas en ciento e sesenta leguas, pocas más o menos, corriendo
desde la parte del Mediodía al Norte (Gonzalo Fernández de Oviedo, Historia gene-
ral y natural de las Indias, 1535-1557, ed. Juan Pérez de Tudela).
...salbo del dicho obispo don Martín acá, que podrá aber çinquenta años, poco más a
menos, e que de antes sienpre sse rroçaba e labraba e paçía por los vezinos e morado-
res de la dicha villa de Bonilla e su tierra (Los Reyes católicos mandan cumplir una
sentencia, 1496, ed. Gregorio del Ser Quijano).
Más éxito tuvo una variante más tardía y un tanto redundante –pues añadía al
valor aproximativo de la primitiva poco más o menos el valor también aproxima-
tivo de la preposición sobre– sobre poco más o menos. Se remonta al siglo XVIII
y se ha conservado hasta nuestros días:
87 Hemos de tener en cuenta que la estructura siguió usándose con valor puramente com-
parativo explícito durante bastante tiempo: “Tiran poco más o menos de 800 passos comunes
por el raso de el alma y por el punto de su mayor elevación, poco más o menos de 5600 passos
de los dichos” (Luis Collado, Plática manual de artillería, 1592, ed. Cristina Blas Nistal).
88 En el diccionario de Correas se recoge del siguiente modo: “Por: ‘Poco más o menos’.
Kuando se tantea algo; i en menosprezio de onbre o kosa se dize: ‘Onbre –o Kosa– de poko
más a menos’.
378 RAFAEL GARCÍA PÉREZ
El Crótalo antiguo, ó la Castañuela era, sobre poco mas ó menos, del mismo peso,
y de la misma figura que las que se usan hoy dia (Francisco Agustín Florencio, Crota-
logía o ciencia de las castañuelas, 1792, ed. Imprenta real).
Al mismo siglo XIII se remonta la estructura más sencilla más o menos, que
desde el principio mostró una fijación del orden de sus componentes, aun cuando
los primeros ejemplos, como en el caso de poco más o menos correspondan a
estructuras libres de tipo comparativo, formando parte o no de la corralación
disuyuntiva o... o:
El padre muerto, si el fijo o la fija uiuier diez días, o más o menos, & fueren bab-
tizados (Fuero Juzgo, c. 1250-1260, ed. Wilhelmina Jonxis-Henkemanns).
...y un esclavo vale ciento, e más e menos, almendras déstas, segund es la pieza o la
voluntad de los contrayentes se conciertan (Gonzalo Fernández de Oviedo, Historia
general y natural de las Indias, 1535-1557, ed. Juan Pérez de Tudela).
Aunque desde finales del siglo XVI y durante todo el siglo XVII podemos
encontrar algunas combinaciones de más o menos como estructura independien-
te con cantidades, su uso es todavía comparativo89, y hemos de esperar hasta el
siglo XVIII para asistir a una completa lexicalización-gramaticalización. Aparece
casi siempre pospuesto al segmento focalizado:
comparación, una cantidad previamente mencionada: “...lo que a dicho señor pareciere necesi-
tar no reparando en 100 reales más o menos encargando venga luego al cumplimiento de su
ejercicio” (Documentos sobre música en la catedral de Sigüenza, 1600-1713, ed. Javier Suá-
rez Pajares).
LA EVOLUCIÓN DE LOS ADVERBIOS DE FOCO EN ESPAÑOL 379
A eso de la una del día se hallaban por consiguiente, frente a frente del enemigo,
separados por un espacio de cuatro a cinco cuadras (unos 600 metros) más o menos
unos tres mil chilenos (Benjamín Vicuña Mackenna, La campaña de Lima, 1881, ed.
Universidad de Alicante).
3.3.1.1. Cerca
...et sancti Andree in presentia dompno Banço abbate et omni congregatione posui
una uinea circa de illa valle de fanlo et alia uinea circa illa uia de anaui et alia uinea
in illa pinosa (Donación hecha por Iñigo de Orniés de varias fincas en Fanlo y otros
lugares, a1065, ed. Eduardo Ibarra y Rodríguez).
...& sera el quarto que es a cerca de una parte fata a cerca de .xc. partes; partido de la
armella (Rabí Zag, Libro de las armellas, c. 1277, ed. Pedro Sánchez-Prieto Borja).
3.3.1.2. Alrededor
Al igual que cerca, alrededor es, en primer término, un adverbio de lugar, aun-
que su construcción formal es bastante compleja. Espinosa (2010: 91) ha expli-
cado muy bien cómo se ha llevado a cabo:
91 Conviene recordar los problemas de datación del Poema de Mio Cid; resulta curioso
constatar que los ejemplos de cerca como adverbio de aproximación que aparecen en esta obra
son los únicos existentes en el siglo XII y que no se encuentra ningún otro en el siglo XIII hasta
la obra de Gonzalo de Berceo.
LA EVOLUCIÓN DE LOS ADVERBIOS DE FOCO EN ESPAÑOL 381
& los sus palaçios aderredor de cinquenta cobdos en luengo & de ancho .xxv. [cob-
dos] & palaçios estauan a derredor de .xxv. cobdos en luengo & de ancho çinco cob-
dos (Biblia romanceada, c. 1400, ed. Moshé Lazar).
...& la passion duro al derredor de .x. años (Gordonio, 1495, ed. John Culi y Cyntia
Wasick).
De hecho, (en) derredor quedó reservado, cada vez más, a los valores locati-
vos y fue perdiendo terreno frente a alrededor en todos los contextos. Si actual-
mente no ha dejado de utilizarse, presenta claras connotaciones arcaizantes.
382 RAFAEL GARCÍA PÉREZ
3.3.2.1. Aproximadamente
Para Fuentes (2009) es “el operador por excelencia para expresar la aproxima-
ción en la cuantificación”. Lo encontramos en los textos como adverbio focaliza-
dor de aproximación desde el mismo momento de su aparición. El primer testi-
monio es del siglo XVIII; se presenta pospuesto, actuando sobre un sintagma
preposicional de carácter adjetivo:
92 A algunos de los problemas que nos plantea el CORDE para el estudio del léxico me he
referido en García Pérez (2007), en la parte introductoria de cada capítulo.
93 También en la actualidad este adverbio parece preferir este tipo de segmentos (Santos
Río 2003).
LA EVOLUCIÓN DE LOS ADVERBIOS DE FOCO EN ESPAÑOL 383
Al cabo de una hora que aproximadamente tardaron, doña Toda sintióse cansada
y, deseosa de tomar un vaso de agua, entró en un caserío, que por fortuna era conoci-
do y pertenecía a la misma doña Toda (Francisco Navarro Villoslada, Doña Toda de
Larrea o la madre de la Excelenta, c. 1855-a. 1895, ed. Carlos Mata Induráin).
3.3.2.2. Prácticamente
camente para nuestro uso (Juan de Arfe y Villafañe, Varia Conmensuración para la
Escultura y la Arquitectura, 1585, ed. Hermógenes Perdiguero).
...y guardando esta orden se puede proceder en infinito sobre los triángulos, digo
teóricamente, que prácticamente se guardará otra forma, que adelante se verá (Cristó-
bal de Rojas, Teoría y práctica de fortificación, 1598, ed. Beatriz Borreguero).
3.4. CONCLUSIÓN
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