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Universidad Tecnológica de Santiago

Nombre:
Yorkis Bautista Florentino

Matricula:
1-18-3657

Asignatura:
Derecho Civil VII

Tema:
El Régimen Dotal

Profesor:
Alfredo Jiménez G.

Sección:
007

Fecha de entrega:
13/02/2021
EL REGIMEN DOTAL

El régimen dotal está estipulado en el artículo 1540, capítulo II del título V


del código civil que trata del Contrato de Matrimonio y los Derechos de
los Esposo, este consiste en el haber que aporta la mujer al marido para
soportar las cargas del matrimonio. Todo lo que constituye la mujer por si
o que se le da en el contrato de matrimonio, es dotal, si no se estipula
sobre ella nada en contrario.

La constitución de la dote puede comprender todos o una parte de los


bienes presentes y futuros de la mujer, o solamente los bienes del
presente. En términos generales, la constitución de todos los bienes de la
mujer no comprende sus bienes futuros.

No puede, constituirse ni aun aumentarse la dote durante el matrimonio.

Los que constituyen una dote están obligados a garantizar los objetos
constituidos en ella. Los intereses de la dote se producen de pleno
derecho, desde el día del matrimonio, contra aquellos que la han
prometido, aunque haya un término para el pago, si no se ha estipulado
lo contrario.

Sólo el marido es el que tiene administración de los bienes dotales


durante el matrimonio. Tiene también solo el derecho de apremiar a los
deudores y detentadores de ellos, de percibir frutos e intereses, y de
recibir el reembolso de los capitales. Sin embargo, puede convenirse por
el contrato de matrimonio, que la mujer percibirá anualmente por su solo
recibo una parte de sus rentas para sus gastos y necesidades
personales.

Puede cambiarse el inmueble dotal, pero con el consentimiento de la


mujer, por otro inmueble del mismo valor, por las cuatro quintas partes a
lo menos, justificándose que es de utilidad dicho cambio, con
autorización judicial, y conforme a una tasación hecha por peritos
nombrados de oficio por el tribunal. En este caso, el inmueble recibido en
cambio, será dotal; el exceso de precio, si lo hubiere, lo será también, y
se invertirá como tal en provecho de la mujer.

Todos los bienes que, perteneciendo a la mujer, no se han constituido en


dote, son parafernales. Si todos los bienes de la mujer son parafernales,
y si no hay convenio en el contrato para hacerla soportar una parte de las
cargas del matrimonio, contribuye a ellas la mujer hasta llegar al tercio de
sus rentas.

La mujer tiene el goce y administración de sus bienes parafernales. Pero


no puede enajenarlos ni comparecer en juicio por razón de dichos
bienes, sin la autorización del marido; y si este la rehusase, sin el
permiso judicial.

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