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Índice
1. Biografía
6. Bibliografía
1. Biografía
Slavoj Žižek nació el 21 de marzo de 1949 en Liubliana, actual capital de
la República de Eslovenia, entonces perteneciente a la recién formada
República Federativa Socialista de Yugoslavia. Hijo del economista y
funcionario Jože Žižek proveniente de la región oriental de Eslovenia y de la
contable Vesna proveniente de la región litoral, ambos ateos, pasó la mayor
parte de su infancia en la ciudad costera de Portorož, a 25 km de distancia
de la frontera italiana, donde tuvo acceso tanto al cine como a la teoría y la
cultura popular occidentales. En su adolescencia volvió con su familia a
Liubliana, donde acudió al instituto del distrito de Bežigrad, ingresando en la
Universidad de Liubliana en 1967, donde estudió Filosofía y Sociología
coincidiendo con el apoyo de Yugoslavia al líder de Checoslovaquia
Alexander Dubček durante la Primavera de Praga de 1968 y el nuevo
distanciamiento de ambos países respecto a la línea comunista de la Unión
Soviética. Asiduo lector del estructuralismo francés antes incluso de su
entrada en la universidad, realizó la primera traducción al esloveno de un
texto de Jacques Derrida en 1967.
En el caso de Lacan en cambio (ver Grafo I), las dos líneas se intersectan
debido a que se presupone algún tipo de intención mítica pre-simbólica (Δ)
que se cruza con la cadena significante (S-S’). El producto de dicha
intersección es precisamente $, el significante borrado, posteriormente
denominado sujeto barrado. Esto quiere decir que la formación inicial del
sujeto, de su intimidad significativa, se produce como efecto de una
intención presimbólica que precisamente en su proceso de simbolización (la
intersección con la cadena del significante) se configura como un vacío sin
significado. De este modo, mediante un proceso de interpelación simbólica,
es como se produce el paso del individuo al sujeto. Por su parte, el point de
caption o de acolchado sería el punto a través del cual el sujeto es cosido al
significante. Esto es, el punto de subjetivización de la cadena del
significante.
Ahora bien, lo que puede parecer paradójico es que el efecto de sentido
que produce esta subjetivización se produzca de derecha a izquierda. Esto
es, “hacia atrás”. Ello quiere decir que el significado es siempre retroactivo.
Explicado en terminología lacaniana, el proceso de significación se produce
siempre en virtud de la existencia de unos “significantes flotantes” cuya
significación todavía no ha sido fijada. Según Žižek, esta retroactividad del
significado es fundamental para poder comprender la formación de la
identidad y tendrá grandes consecuencias para su interpretación del sujeto
hegeliano y la noción de Acontecimiento (revolucionario). Žižek explica el
funcionamiento retroactivo de la identidad a través de la discusión
mantenida durante la década de los ochenta entre los descriptivistas y los
antidescriptivistas (filosofía del lenguaje) en torno al modo en que los
nombres se refieren a los objetos que denotan.
Dadas estas reglas del juego, un histérico no sería más que un sujeto que
no logra articular satisfactoriamente su identidad imaginaria con su identidad
simbólica de modo que termina actuando un papel para el Otro, hasta el
punto de que no sabiendo nunca qué es lo que el Otro desea realmente de
él termina por hacer de su identidad imaginaria una búsqueda obsesiva por
lograr acceder al deseo del otro. Ello se debe a que en última instancia i(o)
siempre está subordinado al I(O). Es decir, que la identificación simbólica
domina y determina la imagen (identificación imaginaria) en la que nos
proyectamos o percibimos amablemente a nosotros mismos. O lo que es lo
mismo, todos somos unos histéricos. Es en este punto donde se produce la
aparición del famoso Che vuoi? (¿Qué quieres?) del Grafo III como
mecanismo histérico de asumir mandatos. Una estructura de imposición
simbólica sobre nuestro propio deseo que Žižek ejemplifica mediante las
expresiones por todos escuchadas —o al menos mentalmente pronunciadas
— «me estás pidiendo esto, pero ¿qué quieres con ello, qué es lo que
pretendes?» [Žižek 1992: 154] o «estoy pidiendo esto de ti, pero lo que
realmente te estoy pidiendo es que refutes mi demanda porque no es esto»
[Žižek 1992: 155].
Volviendo a la lectura del gráfico completo podemos ver por qué entonces
Žižek sitúa la fórmula de la pulsión ($◊D) en el primer cruce con la línea de
la jouissance en tanto que primer movimiento que nos lleva a “atravesar la
fantasía” que llena y equilibra falsamente el deseo del Otro. Este llenado a
través de la fantasía se correspondería con el mito de una plena integración
armónica en la sociedad. Esto es, con la negación del antagonismo
intrínseco a la misma (lucha de clases) producido por la insistencia de la
negatividad de lo Real (Capital). Por su parte, la “D” de la fórmula “$◊D”
hace referencia a las zonas erógenas del cuerpo. Es decir, a esos «órganos
sin cuerpo» [Žižek 2006c] puramente materiales (“restos” que quedan tras el
proceso de subjetivación) en torno a los cuales gira la pulsión, que siempre
los percibe como partes independientes que parecen funcionar fuera y al
margen tanto del cuerpo (concebido como un todo orgánico) como del yo
subjetivado.
Ahora bien, al contrario que Kant, Hegel sí que optará claramente por
establecer una distinción neta entre el yo trascendental y la Cosa en sí
nouménica, o más claramente, por negar la misma existencia de esa Cosa
en sí como algo natural positivo por completo independiente de mi propio
acto cognoscitivo. Mientras que Kant todavía mantuvo la dualidad
cartesiana aun al precio de la completa incognoscibilidad de la res
extensa en tanto que cosa en sí, la lectura que Žižek hace de Hegel
mantendrá que únicamente existe una única realidad y que el noúmeno
pasa a funcionar en la obra de Hegel como un simple efecto de la limitación
del conocimiento: «El punto crucial aquí es la primacía del límite sobre el
espacio: no tenemos dos esferas (el de la realidad y la de la fantasía pura)
divididas por un límite; solo tenemos la realidad y su límite, el abismo, el
vacío en torno al cual está estructurada» [Žižek 2016a: 192]. El objeto
trascendental es por tanto lo opuesto a la Cosa en sí. Del mismo modo que
funcionaba el objet a de Lacan, es «la X vacía que permanece, el puro
correlato/efecto objetivo de la actividad sintética autónoma y espontánea del
sujeto […] la ‘postulación’ pura de una X indeterminada. Este “gesto
sintético vacío” —que no agrega a la cosa nada positivo, ninguna
característica sensible nueva y, aun así, en su capacidad misma de gesto
vacío, la constituye, hace de ella un objeto— es el acto de la simbolización
en su forma más elemental» [Žižek 2016a: 246]. «Esta distinción entre la
Cosa en sí [Ding-an-sich] y el objeto trascendental se corresponde a la
perfección con la distinción lacaniana entre lo Real en cuanto Ding y
el objet petit a» [Žižek 2016a: 43].
Así pues, en lugar de llevar a Marx más allá de Marx como intentó hacer
Negri, la apuesta de Zizek mantiene la necesidad de llevarlo nuevamente
hacia atrás a través de una nueva relectura hegeliana, repitiendo de este
modo el gesto realizado (entre otros) por Lukács, Sartre o Marcuse, pero
esta vez bajo el paradigma lacaniano de la negatividad. Según Zizek,
Razón por la cual afirma Žižek en repetidas ocasiones —entre otras cada
vez que defiende el empleo del Terror revolucionario [Žižek
2004b, 2009b, 2010c, 2010d, 2011a, 2012a]— que la verdadera fidelidad al
Acontecimiento se produce únicamente la segunda vez, esto es, una vez
que se “ha errado el tiro” necesariamente la primera vez que el
Acontecimiento intenta ponerse en funcionamiento y deviene Terror como
negatividad abstracta. O lo que es lo mismo, la fidelidad al Acontecimiento
propuesta por Žižek mantiene la necesidad de reafirmar el Terror como un
paso ineludible de la política emancipatoria que redime o transustancia al
Terror mismo. A diferencia de Badiou, la ontología retroactiva negativa de
Žižek conlleva la necesidad de tener que sostener que «un Acontecimiento
no es algo que ocurre en el mundo, sino un cambio del planteamiento a
través del cual percibimos el mundo y nos relacionamos con él» [Žižek
2016e: 23-24]. Algo que en sus análisis lacanianos era referido como el acto
de “atravesar la fantasía” que reestructura nuevamente todo el campo
simbólico mediante el surgimiento de un nuevo Significante Maestro. De
este modo, una vez que se reestructura todo el campo socio-simbólico
mediante el Acontecimiento-marxismo, únicamente existen seis posibles
respuestas al mismo:
Es decir, que realmente dice lo que piensa. Esto es, que las ideas ya
están en el lenguaje como esa diferencia mínima que las separa del
significante. Que no están en otro mundo positivizado o virtual entendido al
modo de una realidad virtual en otro lugar, sino que están directamente en
lo que se dice, pero de forma negativa. O lo que es lo mismo, que tanto para
Hegel como para Platón, la Lógica es ya Metafísica: «Lo que se muestra
como un análisis introductorio de las herramientas necesarias para
aprehender la Cosa, ya es la Cosa» [Žižek 2015a: 62]. Además, la conocida
“henología” platónica (to hen = el Uno) como opuesto a la ontología —el
Uno como opuesto al Ser o más allá del Ser— es reinscrito por Žižek dentro
de su estructura interpretativa lacaniana como la oposición entre la realidad
simbólica (el Ser) y lo Real (el Uno) en tanto que modo paradigmático de
llegar a la primacía ontológica de la negatividad sobre la positividad del Uno
como un menos que nada asimilable a un campo de Higgs. La
argumentación de Žižek es la siguiente:
Uno de los fenómenos sociales analizado por Žižek en los últimos años
es lo que podríamos denominar como el Movimiento Open Access centrado
en torno a la transparencia de las políticas públicas y la lucha contra los
Derechos de propiedad intelectual. Dentro de este ámbito, en el que llega a
calificar a Julian Assange como el «D’Alambert de hoy» [Žižek 2016c: 67],
Žižek vuelve a incidir una vez más en la necesidad inminente de una
agencia política fuerte más allá del Estado que sea capaz de regular los
procesos que eviten la apropiación capitalista de Internet. De este modo, si
bien reconoce que «la mismísima naturaleza de la World Wide Web parece
ser comunista, pues tiende hacia el libre flujo de datos» [Žižek 2016c: 67] de
modo que puede parecer que los productores de contenido son
directamente “propietarios” de un bien común ontológicamente más allá de
las leyes de la propiedad intelectual, inmediatamente después nos advierte
de que en un nuevo mundo de acceso ilimitado a los contenidos como es el
nuestro, aquellos que tienen realmente el poder no son tanto los
propietarios (comunes o no) de los medios de producción como los
«proveedores no creadores (Google, Facebook) que ejercen prácticamente
un monopolio para regular el flujo de datos, mientras que los individuos que
crean el contenido se pierden en el anonimato de la red […] la libre
circulación anárquica y anónima engendra sus propias redes de poder»
[Žižek 2016c: 67]. Dado este nuevo mecanismo de cooptación del valor
producido a través de la regulación del flujo de datos, Žižek considera que
movimientos como los de Wikileaks
Según Žižek, nuestra lucha debería centrarse por tanto en las amenazas
a la esfera pública transnacional como la reciente tendencia a organizar el
ciberespacio en la nube, pues suponen un nuevo medio de ocultación de la
información a los consumidores, «que ya no tienen por qué ser expertos en
la infraestructura tecnológica “de la nube” que sustenta su actividad, y
tampoco tienen control sobre ella […] Cuanto más no alienada, espontánea
y transparente es nuestra experiencia, más se ve regulada y controlada por
la invisible red de agencias estatales y grandes compañías privadas que
siguen sus prioridades secretas» [Žižek 2016c: 72]. El problema radica en
que mientras que en un país como China las limitaciones de la libertad son
evidentes para todo el mundo, en los países occidentales en cambio las
libertades formales se garantizan de manera oficial, de modo que
prácticamente todos sus habitantes consideran que viven libremente, sin ser
siquiera son conscientes de hasta qué punto les controlan los mecanismos
público-privados que regulan el flujo de datos mediante la oferta gratuita de
servicios informáticos. Una vez llegados a este punto, «necesitamos una
nueva internacional, una red internacional que organice la protección de
quienes denuncian las malas prácticas de los Estados y la difusión de su
mensaje» [Žižek 2016c: 75]. Una vez más, lo fundamental según Žižek es
volver a introducir el antagonismo de clase a nivel internacional, pues
El punto central ante el que gira toda la relectura que Žižek realiza de la
teología cristiana se centra en torno a la figura y resurrección de Cristo, al
cual no concibe según el dogma católico como una de las tres personas
divinas con dos naturalezas (completamente divino y completamente
humano), sino como un ser únicamente humano en el que la dimensión de
la divinidad «sólo interviene como ese “algo” que impide la identidad total
del hombre consigo mismo» [Žižek 2004c: 153]. O lo que es lo mismo, su
postura consiste en afirmar que Dios no es nada más que el exceso del
hombre, esa demasía de la vida que no puede contenerse en ninguna forma
de vida. De este modo, «la brecha que separa al hombre sufriente y
desesperado (Job) de Dios se traspone a Dios mismo, como su propia
escisión radical o, más precisamente, como el abandono de sí mismo»
[Žižek 2005b: 172].
En resumen, la lectura lacaniana que Žižek hace del núcleo principal del
cristianismo mantiene abiertamente que «el sacrificio de Cristo es, en un
sentido radical, gratuito» [Žižek 2002b: 67]. No un acto de intercambio, sino
un acto superfluo, excesivo e injustificado destinado a demostrar que la
cadena de intercambio puede ser interrumpida. Un auténtico acto ético que
cambia las propias coordenadas de la realidad sociosimbólica. En este
sentido, religión y política no están meramente «por encima del Bien:
cambian la definición de lo que se tiene por “Bien” […] afirman la Verdad
frente a la doxa» [Žižek 2002b: 193]. Ahora bien, si en términos
psicoanalíticos lacanianos esto se expresa como la superación de lo
simbólico por lo Real (atravesar la fantasía), y en términos políticos como el
antagonismo de clase, Žižek considera que el cristianismo también fue
capaz de articular esta posición en sus propios términos mediante la
“monstruosidad de Cristo”:
5. Críticas y polémicas
Tras unos primeros años de elogios por la sutileza y originalidad
empleada en los análisis lingüísticos de Lacan y Hegel desarrollados en sus
primeros libros traducidos al inglés [Žižek 1992, 2001a, 2016a] —elogios
realizados entre otros por Negri, Laclau o Spivak—, y después de pasar por
una fase de presencia desmesurada en los medios (sólo en España se han
publicado al menos 28 traducciones de libros de Žižek entre 2011 y 2017),
los últimos años han empezado a dar muestras de una nueva oleada de
ataques al pensamiento del filósofo esloveno, buena muestra de lo cual es
el título del reciente libro de Julen Robledo, Contra Žižek [Robledo 2017],
donde se critica al filósofo esloveno básicamente por no tener un proyecto
político concreto. Con independencia de que esta nueva oleada de contra-
žižekianos haya surgido como estrategia de sumarse al carro de la fama
iniciada por el mediático filósofo o no, desde luego resulta imposible en
estas breves líneas realizar una síntesis de todas las críticas realizadas al
mismo. En lugar de ello nos centraremos en las realizadas por tres de los
principales teóricos de filosofía política de los últimos años (Negri, Butler y
Laclau), debido tanto a su precedencia temporal respecto a la nueva ola de
críticas como al hecho de haber constituido el núcleo del corpus teórico
básico en el que se fundamentan la mayor parte de las críticas actuales.
6. Bibliografía
6.1. Obras de Slavoj Žižek traducidas al español o
originales en esta lengua
El sublime objeto de la ideología, Siglo XXI, México 1992.
Todo lo que usted siempre quiso saber sobre Lacan y nunca se atrevió a
preguntarle a Hitchcock, Manantial, Buenos Aires 1994 [1994a].
Druga smrt Josipa Broza Tita, Državna založba Slovenije, Ljubljana 1989.
The Fright of Real Tears: Krzystof Kieslowski between Theory and Post-
Theory, British Film Institute, London 2001 [2001c].
Kuga Fantazem, Društvo za teoretsko psihoanalizo, Ljubljana
2003 [2003c].
Índice
1. Datos biográficos y bibliográficos
2.2. Tiempo
6. Reflexión conclusiva
7. Su huella actual
8. Bibliografía
2.2. Tiempo
Al igual que a propósito del espacio, Zubiri inserta el tiempo en las cosas
como temporeidad diversificada con ellas, a diferencia de
la temporalidad vaciada del dinamismo real y en la que se integran
abstractamente las divisiones que hacemos de aquel, como los días, los
movimientos de los relojes o cualquier otra medida. Por ello procede
diferenciar, como en el apartado anterior, el tiempo de las cosas, el tiempo
que acusa el viviente en su dinamismo interior y el tiempo característico del
hombre. Solo si disponemos estos tiempos distintos según una sucesión ya
lineal, ya curva, resultan equiparables como una serie continua e
irreversible, pero es a costa de omitir las diferencias en la adscripción del
tiempo a su respectivo dinamismo.
Algo unitario se halla, sin embargo, en el tratamiento del tiempo por Zubiri
a los tres niveles de las cosas del mundo, del ser vivo y del hombre. Pues
en ningún caso se trata de una caracterización intrínseca a lo real, sino que
en los tres concierne a la re-actualización gerundial de la realidad cambiante
en el estar siendo. Lo real es el dar de sí y el peculiar dinamismo como ello
acontece en cada zona de la realidad, mientras que la unificación respectiva
de los tres momentos temporales como siendo es una detención ulterior.
Por ello, el ahora puede dilatarse ad libitum, como un día, un mes, un
periodo más extenso de tiempo…, quedando en función de él el antes y el
después. En el hombre la aprehensión unitaria del tiempo se da en la
articulación de la fluencia con el contar con o estructura sinóptica, que lo
unifica. «El hombre proyecta porque siendo una realidad fluente está
contando con la totalidad del tiempo» [EDR 306].
6. Reflexión conclusiva
Se encuentra en Zubiri el elenco de los problemas disciplinares clásicos
de la Filosofía siguiendo, eso sí, un nuevo acercamiento desde lo peculiar
de la realidad personal como un quien y desde los hallazgos de las ciencias
experimentales. En este sentido no es ajeno al intento renovador de otros
autores de su tiempo, que ponen en primer plano la persona individual y no
tanto su consideración analógica desde lo generalísimo del ente; baste citar
aquí a K. Wojtyla, E. Stein, L. Polo, J. Marías, M. Scheler.. Así se advierte,
como ha podido verse, en el anclaje antropológico de los conceptos éticos
básicos, en el acceso a Dios desde la vía de la religación personal, en el
privilegiar el hacerse de la persona desde sus acciones sobre la
consideración aislada de estas.. Por otra parte, en lo que se refiere al
paradigma de las ciencias, es visible en la adopción del sistema para
afrontar las distintas realidades: la esencia como suficiencia constitucional,
el ser vivo, el universo como todo unitario, el hombre…
Sin duda una de las claves metafísicas básicas del pensamiento de Zubiri
es la adopción de la res como primer trascendental en sustitución del ens de
Tomás de Aquino. Parece tener su origen en la formalidad de realidad
propia del hombre, en contraposición a la formalidad estimúlica desde la
que se explica el comportamiento animal. Lo cual a su vez está en relación
con otro de sus pilares decisivos: el inteligir sentiente como acto tenido por
real y por primordialmente aprehensivo de lo real. Para designar esta
comunidad real entre el hombre que aprehende impresivamente y las cosas
que son aprehendidas como de suyo reales, Zubiri emplea el
término noológico y más expresivamente noérgico (nous+ergon, la fuerza
de lo real que determina el entender). Según ello, la realidad mía me
envuelve en todos mis actos y las notas talitativas son aprehendidas por mí
en el ámbito de lo real. De este modo, contrapone la fuerza de imposición
de lo real al concepto de ens, entendido por la metafísica clásica como
el primum cognitum en el que se resuelven todos los otros conceptos.
7. Su huella actual
Entre los estudiosos y continuadores de Zubiri se pueden distinguir
aquellos procedentes de España de los afincados en suelo iberoamericano.
Su origen está en los Seminarios de los años posteriores al ejercicio de la
labor docente y en la preparación a cargo de algunos de ellos de la edición
de la mayor parte de sus obras. Desde 1989 la Fundación Xavier
Zubiri tiene a su cargo la custodia de su legado.
8. Bibliografía
8.1. Obras de Zubiri
Inteligencia sentiente I. Inteligencia y realidad, Alianza, Madrid
1980 [IRE].
Inteligencia sentiente II. Inteligencia y Logos, Alianza, Madrid 1982 [IL].