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Aprender y enseñar en formación docente

7 de agosto de 2020
MSc. Duilio Manuel Baltodano González. Diriamba, Nicaragua.

El docente es el animador del proceso educativo, y es el responsable de imaginar, crear y preparar

las situaciones de aprendizaje en que va a poner a sus estudiantes para que ellos construyan el

conocimiento.

Trabajar como docente formador de maestros en la Facultad Regional Multidisciplinaria de

Humanidades de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (FAREM CARAZO), me ha

permitido observar algunos aspectos educativos como la deficiente formación inicial recibida por

los docentes, así como la confusión curricular que se ha creado en torno al enfoque por

competencias con capacitaciones tan diversas, que no han favorecido la interiorización del

verdadero sentido de este enfoque y su correcta implementación.

En ese sentido, el enfoque por competencias no avanza como se quisiera, porque los docentes

tienen debilidades en las propias competencias que pretenden fortalecer en sus estudiantes.

En lo personal, trabajo con estudiantes de secundaria y cuatro grupos de maestros

profesionalizándose en la carrera de Ciencias Naturales. Estos últimos me permiten desarrollar

ideas pertinentes de los procesos educativos que no son fáciles de aplicar, dadas las condiciones

actuales de formación docente. Sin embargo, cuando compartimos ideas, experiencias y

estrategias educativas podemos contribuir a forzar un cambio tan necesario en el siglo XXI.

Considero necesario reflexionar sobre algunos aspectos que favorecerían una mejor enseñanza y,

en su efecto, mejores aprendizajes en los estudiantes. En primer lugar, debe dominar la materia, su

competencia debe abarcar no sólo los aspectos conceptuales, sino también los procedimentales,

debe conocer y aplicar diferentes estrategias de enseñanza, manejar y crear situaciones de

aprendizaje en contextos diferentes.

Los docente no podemos construir el conocimiento de los alumnos, la idea es crearles condiciones,

conflictos y situaciones de aprendizaje, además de facilitarles recursos y lecturas, que les permitan

construir su propio conocimiento.


Con base en lo anterior, es importante que recapacitemos acerca de ¿cómo se aprende?

Actualmente, reconocemos que el aprendizaje es un mecanismo de sobrevivencia, aprendemos

toda la vida, aprendemos desde que estamos en el vientre de nuestras madres, aprender significa

dar sentido al conocimiento, comprenderlo y se debe relacionar con algo que ya sabemos.

La dificultad radica en cómo transformar la información en conocimiento, puesto que son realidades

diferentes, conocer es un proceso interno que cada persona construye, valiéndose de sus propias

herramientas y métodos.

El docente es el animador del proceso educativo. Es el responsable de imaginar, crear y preparar

las situaciones de aprendizaje en que va a poner a sus estudiantes para que ellos construyan el

conocimiento. Por tal razón, coincido con la OEI y pedagogos como Perrenoud en que una

competencia docente fundamental en el siglo XXI es “Despertar el deseo de aprender en los

alumnos”. Un maestro debe incentivar la curiosidad, el gusto por la investigación e innovación, la

lectura comprensiva, los cálculos matemático para resolver problemas de la vida diaria.

No obstante, en los preescolares, escuelas primarias, institutos de secundaria y universidades de

Nicaragua los alumnos no están logrando construir los aprendizajes requeridos, se puede observar

a diario que los jóvenes presentan serias dificultades para leer comprensivamente, para expresar

sus ideas por escrito, para elaborar un razonamiento crítico, para desarrollar un pensamiento

abstracto, para dominar las operaciones matemáticas o para emplear una herramienta tan básica

para vivir en el mundo actual como es el saber usar un método de investigación.

En un estudio realizado con el especialista en educación Miguel de Castilla, se refirió que en el

departamento de Estelí en 1998 nació el paradigma “Siéntese, cállese y copie”, producto de

investigaciones realizadas en las aulas de clase, situación que se repitió por todo el país, que

garantizaba disciplina y reforzaba la educación bancaria que ya había mencionado Paulo Freire.

El Ministerio de Educación concibe la educación en forma de “programación” para el desarrollo de

contenidos específicos que el maestro debe desarrollar en lapsos muy breves, normalmente de 45

a 90 minutos, en los que el alumno a lo sumo tiene tiempo de copiar, de transcribir, o de responder

algunas preguntas, usualmente para memorizar. Después, se pasa a otro tema de la asignatura y
la rigidez educativa continua con resultados que no son los esperados para un sistema que quiere

formar al hombre nuevo.

Actualmente, esta realidad no ha sido superada en Nicaragua, a pesar de los múltiples esfuerzos

de formación docente que se han hecho y de los proyectos de mejoramiento educativo que se han

impulsado.

Es por todos estos vacíos que debemos preocuparnos como docentes para estar en permanente

actualización científica, metodológica, así como en tecnología, información y comunicación. El

mundo de hoy es el universo de la comunicación y de la información. Acceder a información ya no

es un problema, lo esencial está en saber seleccionar y aplicar lo que obtenemos a través de los

diferentes medios.

¿Cómo romper estos vacíos? Se debe iniciar con la formación inicial del magisterio, ofrecer

mejores alternativas a maestros que están en el ejercicio de la docencia. Recordemos que la

calidad educativa depende de varios factores: el currículo, los materiales didácticos, las

condiciones del aula, los problemas familiares y afectivos del alumnado, así como el

desconocimiento de los avances prodigiosos de la neurociencia.

En resumen, la formación del docente en Nicaragua debe programarse para que sea de calidad,

las condiciones deben ser las más favorables, pero sobre todo necesitamos volver a despertar el

entusiasmo por enseñar, ya lo señalaba el príncipe de las letras castellanas Rubén Darío: “No

dejes apagar el entusiasmo, virtud tan valiosa como necesaria; trabaja, aspira, tiende siempre

hacia la altura”.

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