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El autor cita a Hans Habe, para darnos una idea por medio de ejemplos y de
un contexto donde empezaba el siglo xx y como la población se encontraba
ilusionada por dejar esos males del pasado, pero lo que se encontró esta
civilización fueron más víctimas del odio, junto con ellos moría la agradable
imagen hogareña del mundo. Que gracias a la gran guerra que fue un
acontecimiento que nadie tenía preparado o planeado que ahora lo que
importa es aprender de esos erros y de este modo su futuro se vuelve menos
propenso a accidentes. Y que la idea de que, con el conocimiento y la
tecnología suficientes, el futuro puede calcularse, Y que todas esa muertes
era la esperanza de que la civilización tuviera una victoria en la razón con la
confianza, la sabiduría y la benevolencia de la historia se lograra un presente
seguro y un futuro garantizado.
Arte de la vida:
Practicar el arte de la vida, hacer de la propia vida una «obra de arte»,
equivale en nuestro mundo moderno líquido a permanecer en un estado de
transformación permanente, a redefinirse perpetuamente transformándose
(o al menos intentándolo) en alguien distinto del que se ha sido hasta ahora.
«Transformarse en alguien distinto» equivale, sin embargo, a dejar de ser el
que se ha sido hasta entonces;a destruir y sacarse de encima la vieja forma,
Para exponer al público un nuevo yo y admirarlo en un espejo y en los ojos de
los otros, uno necesita sacar de su vista y de la vista pública al viejo yo y,
posiblemente, también de su propia memoria y de la delos demás. Cuando
emprendemos una «autodefinición» y una «autoconfirmación», practicamos
una destrucción creativa. Día tras día.
Para mucha gente, en especial para los más jóvenes, que sólo han dejado
atrás unos cuantos rasgos, superficiales y fáciles de destruir, esta nueva
edición del arte de la vida puede parecer atractiva y agradable. Hay que
reconocer que tienen una buena razón. Este nuevo tipo de arte promete una
serie larga, aparentemente infinita, de futuras alegrías. Promete, además,
que quien busca una vida alegre y satisfactoria nunca sufrirá una derrota
final, definitiva e irrevocable, que después de cada contratiempo habrá una
segunda oportunidad y una posibilidad de recuperarse, con posibilidades de
interrumpir las pérdidas y «volver a empezar o incluso recuperar o
compensar plenamente lo que se perdió en el acto de «volver a nacer»