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Biblioteca: Ensayos críticos

Ilustración de tapa: Daniel García

Publicado mediante un Subsidio a la Creación de la Fundación A Leandro Gutiérrez,


Antorchas. Concurso 2000 de Becas y Subsidios para las Artes. in memorian

A Beatriz Sarlo

Primera edición: diciembre de 2001


© Ana Porrúa
© Beatriz Viterbo Editora
España 1150 (S2000DBX) Rosario, Argentina
E-mail: beatrizviterbo@arnet.com.ar
I.S.B.N.: 950-845-110-6

Queda hecho el depósito que previene la ley 11.723


Impreso en Argentina

6 7
Agradecimientos

Este libro es una parte de mi tesis doctoral sobre


Leónidas Lamborghini y Juan Gelman, defendida en la
Universidad Nacional de Buenos Aires en diciembre de
1999. La dirección estuvo a cargo de Beatriz Sarlo a quien
agradezco su honestidad intelectual, su don de trabajo
y la lectura, comprometida y minuciosa (pero sobre todo
lúcida) del texto a lo largo de ocho años. También agra-
dezco las indicaciones de los jurados de la tesis: Ana
María Barrenechea, María Teresa Gramuglio y Noé
Jitrik.
El proyecto inicial que terminó —muchos años des-
pués— en una tesis fue pensado bajo la dirección de Ig-
nacio Zuleta, a quien le debo mis inicios en el ejercicio
de la crítica. La primera parte de la tesis se llevó a cabo
con una beca de la Universidad Nacional de Mar del
Plata y tuvo la co-dirección de la Dra. Lisa Bradford,
que también hizo correcciones útiles.
Manuel Porrúa me ha permitido entender la idea de
variación desde su erudición musical y trabajó codo a
codo conmigo en ese sentido; Rafael Filipelli buscó reso-

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nancias de tangos varios en su oído; Marcela Romano y Agradezco además, a María Teresa Lamborghini y a
Cristina Fernández también rastrearon fraseos o ver- Leónidas Lamborghini por su disposición permanente
sos en literaturas que conocen mucho más que yo; José ante mis requerimientos de libros o información.
Luis Mangieri puso a mi disposición los textos inhalla- Finalmente, querría dejar constancia del esfuerzo
bles de los sesenta y sus relatos sobre la época; Carlos amoroso que hicieron mis padres, María Luisa López y
Altamirano me permitió encuadrar ciertos debates polí- Jesús Porrúa, junto a mis hijos, Juan y Nacho, para que
ticos de época; José Antonio Román acercó, más de una el tiempo de escritura del libro fuese una realidad.
vez, su perspectiva histórica y política; Leandro Gutié-
rrez aceptó el desafío de guiarme en las lecturas sobre
el peronismo y por eso estas Variaciones vanguardistas
–que no pudo leer– están dedicadas a su memoria.
Otras personas leyeron –de distintas maneras– el li-
bro, e hicieron sugerencias o me permitieron leer lo que
ellos habían escrito sobre Lamborghini, estableciendo
un diálogo que considero indispensable a la hora de es-
cribir: agradezco a Daniel García Helder, Marcelo Díaz,
Omar Chauvie y Pablo Ingberg. A Jorge Monteleone, cu-
yos trabajos y sugerencias fueron de gran utilidad para
pensar mejor la cuestión de la escucha en la poesía de
Lamborghini. Hago una mención especial a las lecturas
de Miguel Dalmaroni, y a la posibilidad de discutir con
él algunas ideas sobre Leónidas Lamborghini y la poe-
sía del período que conoce muy bien como crítico –sus
sugerencias, sus intervenciones siempre fueron inteli-
gentes y productivas–; también de Fabiola Aldana y Al-
fonso Mallo por el diálogo asiduo sobre los trayectos que
uno hace para escribir crítica y por los trabajos de edi-
ción sucesivos que hicieron del texto. En este sentido,
también quiero agradecer a María Celia Vázquez, por el
solo hecho de compartir paso a paso los temores que des-
pierta el primer libro: es decir, por la amistad.

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Libros de Leónidas Lamborghini

El Saboteador Arrepentido, Buenos Aires, El Peligro Ama-


rillo, 1955.
Al Público, Buenos Aires, Ediciones Poesía Buenos Aires,
1957.
Al Público. Diálogos I y II, Buenos Aires, New Books
Editions, 1960.
Las patas en las fuentes, Buenos Aires, Perspectivas, 1965
y Buenos Aires, Sudestada, 1968.
La estatua de la libertad, Buenos Aires, Alba ediciones, 1967.
Coplas del Che, Buenos Aires, Ediciones A.R.P, s/f. “Prologo”
de Hernán Benítez.
La canción de Buenos Aires, Buenos Aires, Ediciones Ciu-
dad, 1968.
El Solicitante Descolocado, Buenos Aires, Ediciones de la
Flor, 1971. Reeditado por Libros de Tierra Firme en 1989.
Partitas, Buenos Aires, Corregidor, 1972.
El Riseñor, Buenos Aires, Marano-Barramedi editores, 1975.
Episodios, Buenos Aires, Tierra Baldía, 1980.
Circus, Buenos Aires, Libros de Tierra Firme, 1986.

12 13
Verme y 11 reescrituras de Discépolo, Buenos Aires, Sud-
americana, 1988.
Odiseo confinado, Buenos Aires, Ediciones Van Riel, 1992.
Con grabados de Blas Castagna.
Un amor como pocos (novela), Buenos Aires, Alfaguara,
1993.
I. Preliminares
Tragedias y parodias I. 1. Estanislao del mate, 2. La
ovejíada, 3. En la laguna, Buenos Aires, Libros de Tie-
rra Firme, 1994.
Comedieta (De la globalización y el arte del bufón), Buenos
Aires, Ediciones Estanislao, 1995.
La experiencia de la vida (novela), Buenos Aires, Leos (edi-
ción del autor), 1996.
Las Reescrituras, Buenos Aires, Ediciones del Dock, 1996.
El jardín de los poetas, Buenos Aires, Adriana Hidalgo edi-
tora, 1999.
Personaje en penehouse y otros grotescos, Buenos Aires,
Ediciones del Dock, 1999.
Perón en Caracas (teatro), Buenos Aires, Folios, 1999.
Carroña última forma, Buenos Aires, Adriana Hidalgo edi-
tora, 2001.

Discos

Tango-blues, Buenos Aires, Shows Record, 1968. Es un sim-


ple en el que Héctor Alterio interpreta algunos de los
poemas de La canción de Buenos Aires.
Eva Perón en la hoguera, Buenos Aires, Picón, 1973. El poe-
ma está recitado por Norma Bacaicoa y la música com-
puesta por Dino Saluzzi.

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1. El escritor y sus escuchas

En 1954, Leónidas Lamborghini (Buenos Aires, 1927)


publica su primer libro, El Saboteador Arrepentido, al
que siempre se volverá retrospectivamente como el ini-
cio de una larga serie que finaliza dieciocho años des-
pués con El Solicitante Descolocado. Las lecturas de
época comienzan con Al Público, editado por el sello Poe-
sía Buenos Aires en 1957. Lamborghini recordará, mu-
chos años después, el interés puntual de Luis Alberto
Murray y Raúl Gustavo Aguirre por lo que él escribía:
“Aguirre me insistía en que siguiera adelante y, si bien
no opinaba directamente sobre mi poema, interpreté su
apoyo como una señal alentadora. Me decía: ‘Esto no lo
pudiste hacer sin Poesía Buenos Aires’”. 1
Efectivamente, Lamborghini participaba de manera
asistemática en algunas reuniones del grupo vanguar-
dista, con cuyos integrantes tenía un dato común: la
oposición a la poesía del ’40, al neorromanticismo de Vi-
cente Barbieri o León Benarós, a la poesía elegíaca.2 Pero,

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mientras Poesía Buenos Aires se aleja apoyándose en las palabras de Nalé Roxlo: “Está bien, Lamborghini,
ciertas constituciones del género, básicamente europeas pero esto, en todo caso, es para una novela.”6
–y para ser más precisos francesas–, recuperando sus El abandono del yo lírico y del tono elegíaco asociado
manifiestos y sus resoluciones estéticas, Lamborghini al mismo marca una línea divisoria que funciona como
reconstruye su relato de origen en la mezcla de tradicio- lugar de diferenciación, también, con los surrealistas y
nes: “El Saboteador Arrepentido empezó en la casa de los invencionistas: “En aquél momento predominaba el
mi abuela. Estaba casi en penumbras –la penumbra que, modelo de los poetas del cuarenta y aún del cincuenta.
creo, recorre mi poema– y leía ‘Le Balcon’ de Baudelaire. Lo que yo hacía era una bestia disonante. Han tenido
(...) Esa vez percibí una entonación que luego sumé a la que pasar dos o tres décadas para que esta disonancia
figura del Arnault, que el Dante pone en las últimas empiece a ser aceptada.”7
páginas del ‘Purgatorio’.”3 Pero los textos o figuras invo- Ni del ’40, ni del ’50: la figura del escritor no se cons-
cados por la serie no terminan ahí; al menos hay dos truye paralelamente a la de sus contemporáneos, sino
clivajes más, ineludibles para leer la poesía de más bien en oposición a ellos; por eso, cuando enumera
Lamborghini: uno es el Martín Fierro de José Hernández un posible linaje nacional en el que su escritura “contra
y otro es T. S. Eliot, con su ensayo “Poesía y drama”. la lagrimita” se inscribiría, menciona a la gauchesca de
Ambos relacionados a la idea de personaje, diálogo y ver- Hernández, a Estanislao del Campo, a Leopoldo Mare-
so dramático. chal, Nicolás Olivari, Macedonio Fernández, Oliverio
La forma de oponerse a la poesía del ’40, a su senti- Girondo, Discépolo “y el mismo Borges”;8 la figura del
mentalismo, a su carácter folletinesco, es diferente. Hay, lector, por su parte, es simétrica, ya que Lamborghini
entonces, una respuesta a la frase de Aguirre, que la escribe el libro que no estaba escrito y además “el libro
sitúa como frase pretenciosa y de algún modo, ciega: “Lo que (...) quería leer”, el que “juzgaba necesario” porque
cierto es que yo había escrito ese librito, de unos 500 no era ofrecido por el mercado.9 El lector es él mismo, ya
versos, ‘porque no estaba escrito’, según me lo confesaba que se presenta como aquél que puede leer lo disonante
a mí mismo”.4 La recepción, más allá de la “palmada en en la literatura clásica o en la gauchesca: no lee el cato-
la espalda” del líder de Poesía Buenos Aires y del “dato licismo en La Divina Comedia de Dante Alighieri sino
alentador” de que a Oliverio Girondo le había interesa- el momento de hibridación, cuando se introduce un dios
do el poema, mediado por una mínima conversación con pagano como Apolo en el Paraíso; no lee la trayectoria
Brascó, es casi nula: “Pero, en general, me topé con la del héroe nacional en el Martín Fierro de José Hernández
indiferencia o la reprobación. Digamos que estaba solo sino el costado payasesco, alejado de toda épica posible.
frente a los de la generación del cuarenta, con este El modo de leer de Lamborghini justifica su modo de
monstruito en el que el yo lírico no aparecía”.5 La gene- escribir, cuando habla de la parodia o la reescritura.10
ralidad de las lecturas parecieran poder resumirse en Leer y escribir son actividades de igual jerarquía, son

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operaciones inseparables y éste es un costado novedoso sica con Dante Alighieri, Góngora o Shakespeare. Todos
para una figura de escritor que, en la década del ’50, ellos están y se transforman en los poemas. En el círcu-
aún estaba constituida en relación a una ideología de la lo perfecto que propone “El cantor” como poética, el que
originalidad. Aquí, el escritor es el que construye su voz escribe es el que escucha otras voces y “estudia” en ellas
en combinación, en contrapunto con otras voces de la el canto; el poeta es el que no tiene voz (en una ficción
literatura.11 que desmitifica las concepciones románticas del origen)
y le da forma mediante las voces de otros.
“El cantor” condensa, como una pequeña pieza de una
2. Cantar sin voz gran máquina, una figura lamborghiniana que recorre
de distintas formas toda su producción y que articula
Como el que no sólo la imagen del escritor, sino también los modos
sin voz de la escritura. La imaginación literaria se modela a
estudia partir de la figura de la escucha. La reconstrucción de
canto.
un ejercicio, el de escribir, debe entenderse entonces como
Como el que una forma de la audición, presente por ejemplo cuando
en el Canto Lamborghini dice que percibe un tono en la lectura de
estudia “Le Balcon” de Baudelaire, o cuando recuerda que antes
esa otra voz. de la escritura de “Eva Perón en la hoguera”, “había leí-
do Los condenados de la tierra, de Fanon, y había escu-
Como el que
sin voz
chado todo un año una jam session”.12
canta Como imagen del poeta en los textos, también entra
en la voz en este orden imaginario la apelación a las Musas, el
artificio clásico presente en la serie de El Solicitante
de esa otra voz. Descolocado: “Vena mía poética susúrrame contracto/
Planteo, combinación/ Y remate”13, y exasperado hasta
“El cantor”, L.L
la exageración en la apertura del Odiseo confinado: “¡Oh
insondables Espacios!/ ¡Oh Eter enigmático!/ ¡Oh
La biblioteca de Leónidas Lamborghini aparece en sus
Ultramundo!// ¡Que Cordero, el paródico,/ –nuestro Hé-
textos bajo la forma de la intromisión e incluso del pla-
roe–/ hable en espíritu,/ (con su voz, por mi voz),/ de su
gio; hay allí autores y tradiciones ineludibles: la poesía
jamás antes/ concebida Odisea!” 14
gauchesca con Hernández, Hidalgo o Estanislao del Cam-
El uso de la invocación clásica como inicio del poema
po, el tango con Discépolo, Gardel o Manzi, la poesía clá-
–cuyo tratamiento suele ser paródico– puede pensarse

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en relación a la imagen del escritor como lector de cier- recurre a los dioses o a la musa dando por sentado el
tos tonos en la literatura (que es siempre la lectura de apoyo que brindan al poeta. Yo escribí: ‘Tú no tienes voz
lo diferente) y en ciertos discursos sociales. Como si propia ni virtud’. Fue una variante. Eso es lo que los
Lamborghini –aunque esto no es siempre así– no pudie- dioses responden en mi poema.”16 Aquí, lo que se subra-
se escribir sin leer otros textos. ya es la falta de “voz propia” que rompe con el límite de
Pero la figura de la escucha no termina allí, sino que una fórmula clásica, para plantear la constitución
además involucra, como ya se dijo, las modalidades de discursiva peculiar del poema, minado de voces impro-
la escritura, asociadas a la construcción del personaje y pias o ajenas.
al trabajo sobre la voz que lo identifica, que pueden Impropias porque los otros discursos –los de la lite-
indagarse en la serie inicial de Lamborghini, que comien- ratura, pero básicamente las consignas, la publicidad,
za con El Saboteador Arrepentido (1954) y cierra con El los relatos periodísticos– atentan contra la especifici-
Solicitante Descolocado (1971).15 dad de lo poético. En 1955, cuando se publica El Sabo-
En principio, habría que volver sobre una de las figu- teador Arrepentido, la poesía era una “palabra autosufi-
raciones del canto, que recorre toda la serie y que tiene ciente”, en los términos en que define al género Bajtín; 17
que ver con la presentación de una voz. Los “me detengo tenía un lenguaje propio, prestigioso, heredado de las
un momento”, que articulan el inicio de monólogo tanto vanguardias europeas y su sintaxis era, en la mayor
de El Solicitante Descolocado como de El Letrista parte de los casos, la de la compleja textura de la ima-
Proscripto (Las patas en las fuentes), funcionarían como gen surrealista. 18 No es raro, entonces, que los textos de
el “aquí me pongo a cantar” de la gauchesca. Se introduce Lamborghini hayan desentonado en un contexto gene-
un personaje y se le da entrada a una de las voces del ral que tenía ciertas notas comunes.
poema. Incluso, ya en el cierre de El Saboteador Arrepen- No tener “voz propia” debe ser entendido en estos tér-
tido, se retoma el tópico del canto de esta tradición: “Esta minos como impertinencia, pero también se debe hacer
guitarra cae ya/ volcada de mi alma/ Su última nota/ es- hincapié en el tipo de material que ingresa al texto y en
pera”, que luego reaparecerá transformado o deformado los efectos de este ingreso sobre la constitución del dis-
en Al Público, cuando se da el final conjunto de este per- curso poético. En la serie de El Solicitante Descolocado
sonaje con el Solicitante: “1, 2, 3/ No canto más/ –Explo- el poema adquiere una nueva identidad a partir de lo
tando–/ Do re mi fa sol la/ ¡Sí!/ Poniendo en marcha la/ que Bajtín denomina “la palabra ajena”, porque obedece
Fábrica” (17). al principio de la narrativización del género, y porque
Las aperturas y los cierres, en esta serie, no dejan de en él están presentes –no en forma azarosa o esporádi-
ser una fórmula que –como la invocación clásica a la ca– la estilización, el diálogo y la parodia que son modos
Musa– permiten poner en escena un personaje: “En to- de relación con la otra voz, modos de dialogización de
dos los poemas clásicos –incluso en el Martín Fierro– se los enunciados.19 Es evidente, en este sentido, el uso en

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la serie de formas como la payada y el diálogo; este últi- Las voces, presentadas como citas en el texto, proce-
mo, tomado básicamente de Hidalgo, se hará extensivo a den de distintos lugares y tiempos diversos y se yuxta-
casi todos los poemas de Tragedias y parodias I, y su fun- ponen en el poema generando un efecto de quiebre cons-
ción seguirá siendo la dramatización de las voces. Tam- tante, de pérdida de la linealidad. No hay una voz ho-
bién en esta línea pueden leerse ciertas estilizaciones, mogénea; pero además, tampoco hay una voz íntegra
sobre todo, del tango: “Desempleado/ buscando ese man- porque a la operación de mezcla se suma la de corte de
go hasta más no poder/ me faltó la energía la pata ancha” las frases: “‘(...) la vida por/ la vida por/ cruzando la Gran
(ESD; 20). Plaza.’” (ESD; 37).
Ahora bien, ¿se trata sólo de otras voces? No sola- Cuando se corta una frase el efecto es doble: su costa-
mente, porque la escucha tendrá que ver también con la do más evidente es el de las transformaciones semánticas
modulación de estas voces, más allá de la estilización (pérdidas, encubrimientos, agregados); pero también se
que permite conservar ciertos tonos y leer el poema como interrumpe un tono, el que está asociado al origen del
algo recitado o cantado. Más allá incluso de la parodia enunciado o el texto que se recupera; se disloca una sin-
(que trabajaría en otro orden), lo que interesa es el tra- taxis. Se dirá que ambos efectos son costados de una
tamiento de lo que se oye; el de la mezcla es uno de los misma operación y es cierto; sin embargo, trabajar so-
efectos más salientes, ya que la voz del Solicitante y del bre el fraseo en el poema supone entender el ejercicio
Saboteador se verá interceptada permanentemente por del poeta y el producto de su praxis como distintos mo-
enunciados evocados, o escuchados. En medio de los dos de escuchar. En este caso, la interrupción legisla y
monólogos pueden aparecer fragmentos de cartas o char- provee el sentido. La voz –el tratamiento de la voz– es el
las telefónicas, transcripciones de telegramas o relatos personaje.
de un técnico de fútbol sobre cómo está jugando su equi- La escritura como escucha imaginaria de ciertas vo-
po; puede aparecer la indagación de la maestra: “–¿Qué ces está fuertemente asociada, en la serie de El Solici-
clase de niño fuiste tú?/ –a, e, i, o, u”, o la irrupción de tante Descolocado, a algunos espacios que funcionan
las consignas políticas: “–La tierra para quien la traba- como lugares de la voz. Así, el monólogo del Saboteador
ja”, “‘aquí/ los únicos privilegiados/ son los privilegiados’, Arrepentido, que rememora en el primer texto de
‘la insurrección es un arte/ es un arte’”, o “‘la redención Lamborghini su pasado laboral en una fábrica textil, se
por la lucha’”. Pero estas voces aparecen aisladas, frag- inicia con la audición de un sonido: “Oh Máquina de los
mentadas, como cuando se introducen citas transforma- Recuerdos/ y esta música traqueteante/ renace, que aún
das de Operación masacre de Rodolfo Walsh para recons- vive, que aún persiste/ de los batanes” (ESD; 15); la re-
truir la voz de los fusilados de José León Suárez: “‘y caí- lación entre sonido, espacio y voz se despliega comple-
mos adentro/ en el basural/ y también ahora sí/ sabemos/ tamente en los versos que introducen la idea de exhibi-
que alguno se salvó/ para contarlo’” (ESD; 38). ción circense: “La pista se rodea/ de todas las especies,

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de todos los órdenes/ y clases/ sobre todo de público”, y completa de la saga del Solicitante y el Saboteador: El
más adelante: “Tome asiento/ nadie debe perderse/ un infierno musical y El Solicitante Descolocado son de
espectáculo/ abro mi risa negra/ a función continuada” 1971. Lo más notable es la espacialización diversa de la
(ESD; 9); luego, en Las patas en las fuentes, el espacio voz, la “casa de silencio” y la “casa llena de ruidos”. El
no será el de la pista, sino el de la plaza. Allí convergen silencio se asocia, por supuesto, a una larga tradición
todas las consignas como fragmentos que representan de la poesía moderna que se juega a rodear la idea de
distintas voces del campo político. Se escucha una voz imposibilidad de la escritura y está siempre permeado
apelativa, se escuchan gritos, y El Solicitante Descolo- por cierta connotación sacra (aunque laica); 21 el ruido,
cado presta su oído (“apoyando mi oído/ en el obrero con- en cambio, es lo que siempre estuvo fuera del círculo del
centrado:/ vibra”, “y yo acerco mi oído tenso a su boca”, género, al menos de sus constituciones más literarias.
ESD; 10 y 76) e incorpora versos de un tango, decires o El silencio se ubica en “el templo” y el ruido, tal como ya
restos de charlas callejeras: “‘y ahora la plata/ no vale se ha visto, en el “circo” anunciado por Pizarnik como
nada/ no vale nada/ no vale nada’” (ESD; 30-1). Sobre el negación de lo poético y elegido por Lamborghini en sen-
final de la serie, en “Diez escenas del paciente”, el Soli- tido positivo, como lugar de dramatización y de conta-
citante está en “la casa llena de ruidos” (la Casa de Go- minación de la voz. Este último es, justamente, el rasgo
bierno), como el Líder, escuchando y tratando de “reco- que caracterizará a la poética sesentista.22 La permeabi-
brar el entendimiento” (ESD; 116). lidad del discurso poético es la clave común en los tex-
La “casa llena de ruidos” es la contracara de una ideo- tos y genera una dicción y una sintaxis particular. En
logía poética que se construye a partir de otros imagi- cuanto a la primera, el remedo de la oralidad es el dato
narios modernos (la soledad del poeta, la audición del más destacable, el uso del voseo y de las frases hechas
misterio, el desciframiento del “bosque de símbolos” del habla cotidiana va acompañado de la introducción
baudelairiano, la diferencialidad del lenguaje artístico), del discurso político, periodístico, científico, etc. El poe-
de una ideología que tiene algunas de sus aristas más ma muestra su falta de límites y se rompe con la idea de
cristalizadas en la década del ‘50 en Argentina20 y que lector privilegiado. La sintaxis es la que se impone como
se extiende bastante más allá en el tiempo, tal como se naturalización del lenguaje poético, aquello que la críti-
lee en el poema “Signos” de Alejandra Pizarnik: “Me ca o las versiones de época denominaron “coloquialismo”.
habían prometido un silencio como un fuego, una casa La linealidad es, en parte, la de los modos de enuncia-
de silencio./ De pronto el templo es un circo y la luz un ción retomados: la información y la argumentación, so-
tambor.” bre todo.
Las coincidencias suelen ser sólo eso, coincidencias; Los textos de Leónidas Lamborghini pueden inscri-
sin embargo es llamativo que “Signos” pertenezca a un birse dentro de estas pautas, sobre todo por el abandono
libro que fue publicado en el mismo año que la versión de las ideologías poéticas dominantes y por la puesta en

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foco de ciertos géneros asociados a la oralidad, como el un contrapunto peculiar, la del texto previo y la del au-
tango y la gauchesca, gesto al que se suma el lugar pri- tor. Quizás, en este caso, la figura del poeta más que la
vilegiado del discurso político como material. Sin em- del que escucha es la del que lee. Pero en realidad, escu-
bargo, es en el tratamiento de la voz en donde se instala cha y lectura tienen un punto de unión porque el fraseo
la diferencia. En la serie de El Solicitante Descolocado del texto original, su sintaxis, se somete nuevamente al
el fraseo, tal como se ha dicho, comienza a perder corte que ya no operará sólo sobre los límites de un enun-
linealidad y en los textos posteriores, el objetivo parece ciado (el comienzo o el final) como en El Solicitante Des-
ser la destrucción del lenguaje coloquial. colocado, sino también sobre el interior. Es interesante
en este caso ver la continuidad (y no la diferencia que
La escucha deja de ser la construcción de una voz expone el mismo Lamborghini) en el tratamiento de una
pública en los poemas de Lamborghini que retoman tex- voz. La relectura, que supone transformaciones impor-
tos concretos (la Marcha Peronista, el Himno Nacional tantes del texto original –en muchos sentidos, destruc-
Argentino, La Razón de mi Vida de Eva Duarte, o unos ciones– es, justamente, la construcción de una voz.25 Es
versos de Góngora, entre muchos otros), o en los que evidente que ni Eva Perón, ni el apóstol Pablo, ni Vincent
parten de una frase propia, los que no tienen un texto Van Gogh “hablan” con su propia voz, sino con fragmen-
como antecedente. En este último caso, el de los poemas tos, segmentos de aquélla, porque se toman “sus propias
de La canción de Buenos Aires (1968) y Circus (1986), palabras, sólo que en otra combinatoria y con otra sin-
no se puede hablar del tratamiento de una voz o un tono, taxis”.26 De este modo, si en “La primera epístola del
sino más bien de un ritmo que estará dado por la es- Apóstol San Pablo a los corintios” se lee: “Pues está es-
tructura que abre todos los poemas, “como el que” y se crito: Destruiré la sabiduría de los sabios,/ y desecharé
repite estrofa a estrofa; en La canción de Buenos Aires, el entendimiento de los entendidos” (1,19)27, en la ver-
además, los poemas tienen estribillo y se refuerza el efec- sión de Lamborghini esta sentencia poética quedará re-
to rítmico: “Como el que de calle/ en calle/ busca esa ca- ducida a mínimas partículas, incluso a preposiciones:
lle/ y no la encuentra// porque no tiene el más mínimo/ “destruiré por: pues. Plugo plugo a. por la locura/ des-
sentido de la orientación.// Como el que estaba/ perdido truiré la: a la. a. destruiré. ¿dónde están?. de los: la/ sa-
de antemano/ de calle/ en calle// porque no tiene el más biduría. Plugo que: discierne: y a él no.”(100).
mínimo sentido/ de la orientación.”23 De todos modos, en ¿Qué queda aquí de lo que dice la epístola de San
los poemas de Circus, mucho más breves, el ritmo esta- Pablo? El tono imperativo o el propio de la imprecación
rá pautado por la economía de términos, y por la rota- se mantiene en la repetición de algunos verbos; sin em-
ción de éstos en el interior de la frase. bargo, el corte que aísla los términos borra casi por com-
Ahora bien, ¿qué sucede en los poemas que el autor pleto los temas del original. 28 En realidad, como acto de
denomina reescrituras?24 Allí hay dos voces que arman enunciación, Lamborghini parece retomar una frase que

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repite varias veces Pablo en sus epístolas: “Hablo con por los discursos sociales; la voz será lo solicitado, lo
locura” (II, 11, 21), o “Como si estuviera loco hablo” (II, dado, lo escuchado, lo repetido, pero también lo trans-
11, 23) y dramatiza, desde ese enunciado, una voz; en- formado; la voz poética se construye dialógicamente (e
tonces, construye un personaje. Se podría decir, incluso, incluso polifónicamente) y exhibe su carácter ficcional:
que Eva, Van Gogh y San Pablo hablan con la misma no es una voz real sino una voz construida en términos
voz, porque los textos originales se leen desde el lugar poéticos. No se propone como una voz directa (tal como
de la alienación en un doble sentido: la lectura de lo hace la mayor parte de los poemas sesentistas), sino
Lamborghini aliena al texto original, lo convierte en otro, indirecta, bajo la pauta del artificio.
y los personajes se presentan, a través de su nueva voz,
como alienados.
Nada parece permitir una puesta en relación de las
reescrituras con la oralidad, incluso cuando se retoman
textos que en su origen estaban asociados a ella, como
el tango o la poesía gauchesca; sin embargo, si hay algo
que caracteriza a la poesía de Leónidas Lamborghini es
su tratamiento como forma, es el resultado –y esto lo ha
destacado siempre Ricardo Piglia–29 de cierta sintaxis
que le otorga a los textos una voz propia, hecha de otras
voces, hecha a partir del ejercicio de incorporación y ani-
quilación de ciertos términos, frases y tonos. Si no pue-
de pensarse a las reescrituras en relación con lo oral, sí
puede postularse la construcción de una voz, de un fraseo
y una dicción, en la apuesta de este quiebre que es, tam-
bién, una forma de la audición, una de las aristas de la
figura de la escucha en la producción del autor.
Porque la idea de audición en los poemas de
Lamborghini no puede separarse nunca del gesto que se
expone como construcción de una voz. La mediación
–por lo general equiparable a un modo de lectura que
impone la diferencia como principio– está siempre pre-
sente. No se trata de una escucha directa, aún cuando la
ficción apele a una voz pública, fuertemente tramada

30 31
Notas texto.” (73). También son interesantes y más abarcadores los planteos
de Jorge Monteleone sobre la inscripción de lo oral en la poesía como
invención de una voz imaginaria, como “aquello que el lector
interioriza como la voz de un fantasma, la voz del sujeto imaginario
del poema. Es aquella entonación que de algún modo organiza los
ritmos en una sucesión particular (...)”, pero además, es la sucesión
de ciertas voces porque “el poema habla con un tono que se reconoce
en los antepasados, establece sus parentescos”. Ver “Voz en som-
bras: poesía y oralidad”, en Boletín del Centro de Estudios de Teoría
y Crítica literaria, Rosario, Nº 7, octubre 1999; 149 y 150.
13
1
Jorge Fondebrider (reportaje), “Las pretensiones son enormes; Leónidas Lamborghini. El Solicitante Descolocado, Bs. As., De
los resultados, deformes”, en Diario de Poesía, Nº 13, Bs. As., prima- la Flor, 1971; 9. De ahora en más se utilizará la sigla ESD, para las
vera 1989; 3-5. citas de este libro que provendrán siempre de esta edición y no de
2
Sobre la denominada “generación del 40” ver los dos tomos Luis la posterior, que hizo Tierra Firme en 1989, que involucra nuevas
Soler Cañas, La generación poética del 40, Bs. As., ECA, 1981 y el variaciones.
14
“Prólogo” de Claudia Baumgart, Bárbara Crespo de Arnaud y Telma Leónidas Lamborghini, “La Invocación”, Odiseo confinado, Bs.
Luzzani Bystrowicz a La poesía del cuarenta, Bs. As., CEAL, Colec- As., Ediciones Van Riel, 1992; 16.
15
ción Capítulo, Nº 105, 1981. La serie se inicia con El Saboteador Arrepentido, Bs. As., El
3
Jorge Fondebrider (reportaje), op. cit.; 3. Peligro Amarillo, 1955. Esta voz se suma a la del Solicitante Desco-
4
Daniel García Helder (reportaje), “Nada que ver con la belle- locado en Al Público, Bs. As., Poesía Buenos Aires, 1957. En Al Pú-
za”, en Diario de Poesía, Nº 38, Bs. As., invierno de 1996; 16-17. blico. Diálogos I y II, Bs. As., Ediciones New Book, 1960, se agrega
5
Jorge Fondebrider (reportaje), op. cit.; 3. como “Diálogo segundo” el que mantienen El Letrista Proscripto y
6
Daniel García Helder (reportaje), op. cit.; 16. El Letrista del Sesquicentenario; ambos personajes desaparecerán
7
Juan Escobar (entrevista), “Leónidas Lamborghini: asimilar la en el libro posterior de la serie, Las patas en las fuentes, Bs. As., Pers-
distorsión y devolverla multiplicada”, en Spinoza, Nº 3, Bs. As., agos- pectivas, 1965 (reeditado en 1968 bajo el sello Sudestada). El quinto
to de 1993; 23-26. libro es La Estatua de la Libertad, Bs. As., Alba ediciones, 1967, y el
8
Ibid; 26. último El Solicitante Descolocado, Bs. As., Ediciones De la Flor, 1971.
9
Ibid; 23. Este reúne “Las patas en las fuentes”, “La estatua de la Libertad” e
10
Ver Juan Escobar (entrevista), op. cit.; 25-26. incorpora una parte inédita, “Diez escenas del paciente”. La serie fue
11
Esta figuración no es válida para libros como La Canción de sometida a un proceso de reescritura constante.
16
Buenos Aires, o Circus que no reescriben o apelan a otros textos. Jorge Fondebrider (reportaje), op. cit.; 3.
17
12
Jorge Fondebrider (reportaje), op. cit.; 5. Sobre las relaciones Dice Mijail Bajtín, en “La palabra en la novela”, Teoría y esté-
de poesía y oralidad es interesante revisar algunos capítulos del tica de la novela, Madrid, Taurus, 1989 [1975]; 102: “En los géneros
libro de Josefina Ludmer. El género gauchesco. Un tratado sobre la poéticos, en sentido restringido, no se utiliza, desde el punto de vis-
patria, Bs. As., Sudamericana, 1988, ya que Lamborghini retoma la ta artístico, la dialogización natural de la palabra: la palabra es
poesía gauchesca. En sus textos, entonces, también reaparecerán autosuficiente y no presupone enunciados ajenos fuera de su mar-
las estrategias de presentación de la voz del otro como “voz oída” co. El estilo poético es aislado, de manera convencional, de toda
que postula dos reglas; la primera –dice Ludmer– es “la ficción de interacción con la palabra ajena, y sin ningún miramiento hacia la
la reproducción escrita de la palabra oral del otro como palabra de palabra ajena.”
18
otro y no como la del que escribe” y la segunda es “la construcción La lectura de los poemas publicados para la fecha de Raúl
del espacio oral, el marco de la ‘voz oída’ en el espacio interior del Gustavo Aguirre, Rodolfo Alonso, Edgar Bayley, Francisco Mada-

32 33
riaga, Julio Llinás, Enrique Molina o Aldo Pellegrini, da cuenta de Bayley, Jorge Enrique Móbili, Nicolás Espiro, Rodolfo Alonso, Wolf
ciertos sistemas de atribución que repiten a las vanguardias fran- Roitman, Juan Carlos Aráoz de Lamadrid, Alberto Vanasco, Mario
cesas. Son comunes los términos como “alcoholes”, “orquídea”, “lila”, Trejo y Juan Jacobo Bajarlía. El grupo surrealista de este período,
“maravilla”, “fosforescencia, “incandescencias” o “líquidos”. Este len- liderado históricamente por Aldo Pellegrini, reúne en las revistas A
guaje prestigioso se asienta también en las imágenes hilvanadas, partir de cero (1952) y Letra y línea (1953) a Francisco Madariaga,
tal como las describe Michael Riffaterre en “La métaphore filée dans Enrique Molina, Carlos Latorre, Julio Llinás y Juan Antonio Vasco.
21
la poésie surréaliste”, La production du texte, París, Editions du Sobre la sacralización de la poesía en el sistema poético ar-
Seuil, 1979; 217-234. Una muestra interesante de esta configura- gentino de la época, ver Miguel Dalmaroni, “Sacrificio e intertextos
ción del lenguaje poético presente en los poemas surrealistas e en la poesía de Alejandra Pizarnik”, en Orbis tertius, Año I, Nº 1, La
invencionistas es la antología Poesía argentina, preparada por el Plata, 1996; 93-116.
22
Instituto Torcuato Di Tella (Buenos Aires, Editorial del Instituto, Dice al respecto Adolfo Prieto, en uno de los pocos y de los más
1963). lúcidos trabajos sobre la literatura de aquella época: “Y se sentían
19
En “La palabra en Dostoievski” (Problemas de la poética de herederos de una lengua poética vaciada de su savia por los cultores
Dostoievski, México, F.C.E, 1986) Bajtín dice que la estilización, la del poema incontaminado, por los alquimistas del lenguaje trans-
parodia, el relato oral (skaz) y el diálogo “(...) se caracterizan por parente. La lengua poética de Poesía Buenos Aires, desde luego.”,
un rasgo común: la palabra en ellos posee una doble orientación: en “Los años sesenta”, Revista Iberoamericana, Nº 125, oct-dic. 1983;
como palabra normal, hacia el objeto del discurso; como otra pala- 899-900. Sobre la poética sesentista, y como postulación de líneas
bra hacia el discurso ajeno” (258). Más adelante agrega que “(...) en diversas en la década, ver el artículo de Delfina Muschietti, “Las
la estilización, en la narración y en la parodia la palabra ajena es poéticas de los ‘60”, en Cuadernos de literatura, Resistencia, Nº 4,
absolutamente pasiva en manos del autor que la opera. (...) En la 1989; 129-141.
23
polémica oculta y en el diálogo, por el contrario, la palabra ajena Leónidas Lamborghini, “Buscando la calle”, La canción de
influye activamente en el discurso del autor haciéndola cambiar Buenos Aires. Responso para porteños, Bs. As., Ediciones Ciudad,
bajo su sugestión. (276) 1968; 8. Algunos de los poemas de este libro reaparecerán en Episo-
20
La figura del poeta como un ser diferencial está presente tan- dios (1980).
24
to en los surrealistas, cuando Aldo Pellegrini dice que el artista es En el año 1996, Lamborghini publicó una serie de textos bajo
“un exiliado más allá de las fronteras de una vida social” (“La sole- el título de Las reescrituras (Bs. As., Ediciones del Dock). Allí incor-
dad del artista”, Para contribuir a la confusión general, Bs. As., Nueva pora poemas que habían formado parte de otros libros: “Eva Perón
Visión, 1965), como en los invencionistas, por ejemplo cuando Jorge en la hoguera” que pasará a llamarse simplemente “Eva” es, sin
Enrique Móbili en “Carta a todos nosotros”, lo caracteriza como “una embargo, el mismo texto que apareció en Partitas en 1972; las ver-
especie ejemplar rescatada del caos y del mito para comprender el siones de la Marcha Peronista, del Himno Nacional Argentino, de la
universo en sus propias condiciones” (en Raúl Gustavo Aguirre payada entre Fierro y el Moreno y el poema “El Riseñor”, que ya
(comp.), Literatura argentina de vanguardia. El movimiento Poesía habían sido publicados en El Riseñor en 1975 y también varían sus
Buenos Aires 1950-1960, Bs. As., Fraterna, 1979; 27). En este últi- títulos; “El Cíclope”, “Las dos riberas” y “La espada” que habían
mo libro, muy importante para recomponer la trayectoria de los aparecido por primera vez en Episodios, en 1980, con otros nom-
invencionistas, aparece “Noción de poesía” de Nicolás Espiro, que bres, y los tangos de Verme y 11 reescrituras de Discépolo, 1985. Se
enuncia esta ideología en términos proféticos: “[sin el accionar del agregan, además, dos poemas inéditos, “Vincent” que tiene como texto
poeta] la humanidad tendrá carta blanca para descender a los maxi- previo las Cartas a Theo de Van Gogh y “Pablo” que reescribe algu-
lares de la zoología, adonde la impulse naturalmente el peso de su nas zonas de “La epístola a los corintios” del Nuevo Testamento.
25
masa” (36). El grupo Poesía Buenos Aires (que adquiere en realidad Esta posible continuidad es percibida también por Osvaldo
el nombre de la revista dirigida por Raúl Gustavo Aguirre, cuyo Aguirre al analizar El Solicitante Descolocado: “Ese proceso de des-
primer número es de 1950) está formado, entre otros, por Edgar trucción, por la continua desmembración del verso y aun de la pala-

34 35
bra, acaso sugiera el estado anímico del que habla, reproduzca “el
disco rayado/ de la cabeza”. Pero más bien parece apuntar a la ex-
ploración de los diferentes ruidos de los residuos verbales resultan-
tes. En este sentido, se aproximan, o preanuncian, a “Villas”, “Ple-
garias” y otros poemas incluidos en Partitas (1972)”, en “La
‘Commedia’ popular” (reseña sobre El Solicitante Descolocado, Li-
bros de Tierra Firme, 1989), en Diario de Poesía, Nº 13, primavera
1989; 5-6.
26
Esto es lo que dice Leónidas Lamborghini con respecto a sus
reescrituras. Ver Daniel García Helder (reportaje), op. cit.; 16.
27
“Primera epístola del Apóstol San Pablo a los corintios”, La
Santa Biblia. Antiguo y Nuevo Testamento, Bs. As., Sociedades Bí-
blicas en América Latina, 1960; 1053. Los parágrafos que
Lamborghini utiliza para escribir su poema 2 de “Pablo” son: “¿Dón-
de está el sabio? ¿Dónde está el escriba? (...)” (1,20); “Pues ya que en
la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabi-
duría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predi-
cación” (1, 20); “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son
del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede en-
tender, porque se han de discernir espiritualmente.” (2, 14)
28
El poema no habla de Dios y de la relación de los apóstoles y
los creyentes con él; tampoco de la necesidad de diferenciarse de los
judíos; no están presentes las posiciones de San Pablo sobre la for-
nicación, la gula o la identidad sexual que son los tópicos relevan-
tes de la Epístola.
29
En “Leónidas Lamborghini. Poeta confinado en las palabras”,
una nota aparecida en Unicornio, Mar del Plata, Año 2; Nº 4, abril-
mayo 1993; 15-16, Piglia dice: “Este poeta escribe en todos los esti-
los, en los estilos del pasado y en los que todavía no existen. Ha
inventado una sintaxis, una escritura entre las palabras, un tono
nuevo para volver a decir lo que la lengua dice.” Esta nota había
sido publicada en Clarín en el año 1992.

36
II. Variatio/ variationis

37
“(...) la lógica de la re-escritura, si es que
existe, no es reductible a un sistema de dos
valores.”
Pierre Laurette

Voces indirectas, que se construyen –en mayor o me-


nor grado– como artificio. Aquí, quizás esté una de las
posibilidades de leer la producción lamborghiniana.
Cuando lo que ingresa al poema es la palabra ajena, el
artificio estará en el montaje o en el corte que produce
una sintaxis peculiar. Será, entonces, el tratamiento de
los nuevos materiales 1 lo que importa en la poética de
Lamborghini. Es imposible pasar por alto esta instan-
cia y pensar solamente en qué es lo que ingresa al poe-
ma. Todo debe ser “retocado” (releído), incluso cuando
desaparece la palabra ajena, aquella que se reconoce con
más o menos dificultad en la mayor parte de sus textos.
Porque aún en este caso, en los poemas de La canción de
Buenos Aires o de Circus, existe una frase inicial que
será transformada una y otra vez.
La lógica que organiza el texto no es siempre la de la
parodia, propuesta con asiduidad por el mismo Lambor-
ghini. Ni siquiera si se piensa la parodia como la rela-
ción “de semejanza y diferencia” (“parecido pero distin-

38 39
to”) que establece cualquier texto con su modelo, cuya dice que la variación “consiste en un número indetermi-
función sería devolverle productividad al original o a nado de piezas breves, todas ellas basadas en un mismo
una tradición.2 ¿Qué sucedería, entonces, con los poe- tema –que casi siempre se expone al principio de la obra–,
mas que se articulan a partir de la palabra propia? ¿Cuál el cual es modificado cada vez intrínseca y extrínseca-
sería allí el modelo a parodiar? Pero, además, si bien la mente”. 4
parodia genera una disonancia con respecto al otro tex- “Cíclope” parte –y se aparta bastante– de algunos ver-
to, ésta supone un grado importante de deconstrucción sos de la “Fábula de Polifemo y Galatea” de Luis de
del material retomado, e incluso, como dice Bajtín, una Góngora,5 y se presenta como indagación sobre la iden-
inversión de la otra voz. En la producción de Lambor- tidad del personaje mitológico, a partir de dos temas que
ghini, en cambio, algunas veces, los materiales que in- se despliegan alternativa y conjuntamente. El texto po-
gresan al poema conservan sus constituciones iniciales, dría diagramarse de la siguiente manera: T1– T2– T1 y
se respetan figuraciones y texturas e, incluso, se repi- T2– T2. El tema uno (T1) trabaja a partir de metáforas
ten los sentidos de origen; otras, serán sometidos a pro- que intentan definir el carácter divino o humano del cí-
cesos de transformación que suponen prácticamente la clope: “cielo o cíclope/ o humano o celeste:/ a cuál:”(64).
pérdida de su identidad: se alteran hasta la exaspera- La variación se produce por despliegue de opciones
ción las sintaxis del original, se desfiguran sus imagi- antitéticas. El T2, leído en correlación con el primero,
narios y se construyen sentidos inexistentes en el texto completa la serie de oposiciones en torno a lo divino o lo
previo, o se radicaliza (y se ridiculiza) una línea argu- humano a partir de términos como agua (opuesto a cie-
mental, partiendo de la inversión de una pequeña frase, lo) y duda (opuesto a fe): “el agua neutra en duda o/ la
o de un enunciado aleatorio. Son, más bien, dos movi- duda del agua/ neutra en/ duda o/ el agua en la duda/
mientos los que se efectúan sobre los materiales del poe- neutra o”(67). En la estampa IV se unen ambos temas,
ma, no dos tipos de parodia, pero sí dos modos de una comenzando por la reproducción idéntica del T1: “ojo/
misma operación –explicitada en algún momento por el un ojo o sol/ en la frente/ del agua/ cuando/ el ojo/ en el
mismo Lamborghini3– que permite pensar toda su pro- cielo/ cuando/ el sol en la frente o cíclope o/ en lo huma-
ducción bajo una misma lógica, la de la variación. Se no del agua/ cuando/ el ojo/ en el cielo o en lo celeste/ del
podría hablar, entonces, de variaciones ornamentales, agua/ vi/ se veía” (70-1). Sobre el final del poema, la va-
contrapuntísticas, amplificativas o libres de un discur- riación se producirá nuevamente a partir de uno solo de
so previo, ajeno o propio. los temas, el T2.
Hay un poema de Episodios, “Cíclope”, que expone La estructuración de este poema se teje deliberada-
pedagógicamente esta idea, como exhibición de un pro- mente sobre la noción de variación musical; hay en “Cí-
cedimiento que puede recubrir distintos temas y que se clope” un uso literal de esta forma que no será, sin em-
ajusta bastante a la definición más clásica, aquella que bargo, el de la mayoría de los poemas en los que habrá

40 41
que revisar la linealidad propia de la variación, aquella en el fragmento (frangere=romper) está in absentia. En
que asumió una identidad indiscutible en el movimien- tanto en el detalle aparecen las marcas del sujeto que
to barroco. Lo que interesa, entonces, no es la reproduc- corta el objeto y éste tendrá límites definidos, éstas se
ción exacta de una forma –de un movimiento completo– borran en el fragmento que tendrá por esta razón lími-
sino entender la variación como modo de producción de tes indefinidos, los que produce la ruptura. El detalle
los textos. Así, considerando al tema como un texto pre- transforma en excepcional el objeto cortado y postula
vio, un género discursivo, o un enunciado propio o ajeno, un juego de variación de las jerarquías que estaban pro-
la variación, como operación central de la poética de puestas en el pasado del material que se recupera. El
Lamborghini, presentará distintos grados: comentario uso del detalle, en Lamborghini, está asociado a un pro-
y distorsión.6 ceso muy marcado de desnaturalización de los sentidos
La variación es, para mí, lo que define a la máquina previos del texto original. En el caso del fragmento, por
lamborghiniana; los textos se producen como transfor- el contrario, la función del corte varía desplazándose más
mación de la palabra ajena y de la palabra propia. El hacia la creación de un código peculiar que insiste en
primer paso implica necesaria y obviamente detectar los los enunciados inacabados. Mientras que ante la apari-
materiales que ingresan al texto y su origen, e instalar- ción del detalle hay que fijar más la atención en los
se, entonces, en uno de los dos sistemas semióticos de reprocesamientos que el autor hace de determinado sec-
los que habla Laurette analizando el pastiche como tra- tor de un material previo, en el caso del fragmento la
ducción, el del texto original y el autor a partir del cual atención debe deslizarse hacia la tarea del lector por
se escribe el pastiche. 7 Entre este primer sistema reconstruir el entero in absentia.
semiótico y el segundo, el del texto final y el autor que Detalle y fragmento pueden ser entendidos, enton-
lo crea, existe una compleja red de relaciones que per- ces, en términos discursivos; algunas veces ingresan al
mite unir alternativamente los elementos de uno y otro. texto versos, del Martín Fierro por ejemplo, y mantie-
El segundo paso supondrá revisar el modo de entrada nen cierta integridad a pesar de su carácter fragmenta-
de los materiales al nuevo texto. rio; otras estos mismos versos son sometidos tan fuerte-
La operación de transformación de los materiales está mente a la operación de corte que pierden su identidad:
asociada, la mayor parte de las veces, a la técnica de el camino de retorno al original –por momentos iluso-
corte, que produce una escritura compuesta de detalles rio– supone estar atento no sólo a los discursos sociales
o fragmentos del enunciado o texto inicial. o literarios que actúan en la gestión del poema de
Omar Calabrese, en su libro La era neobarroca8, ana- Lamborghini (y aquí opera la idea bajtiniana de dialo-
liza detalle y fragmento como dos formas que producen gismo o polifonía), sino a huellas menores. La noción de
texturas similares. El detalle (detail=cortar de) supone hipograma de Riffaterre permite pensar también en
un término precedente reconocible, mientras que éste “microestructuras semántico-estilísticas”,9 que pueden

42 43
presentarse bajo la forma de semas, presupuestos, sis- damentales de la variación, permitirá, en un tercer mo-
temas descriptivos (entendidos como grillas metoní- mento, indagar ciertas relaciones que superan el siste-
micas) o clisés. Éstos nunca se actualizan completamente ma de dos valores del que habla Laurette, tales como los
porque indican una concepción del texto como “un neu- modos de lectura que el texto final diseña, o la instala-
rótico que reprime la matriz, la desplaza produciendo ción de los textos de Lamborghini en una tradición.
variantes.”10
Sin embargo, debería hacerse aún una aclaración,
porque Riffaterre trabaja los hipogramas solamente den-
tro de la literatura y más específicamente dentro del La variación como comentario
marco de la poesía. Busca el origen de un verso o de una
imagen en la tradición literaria y no se permite romper El comentario es una de las modalidades que adquie-
ese cerco. Aquí, sería necesario desplazar la noción de re la variación en los textos de Lamborghini y como ges-
hipograma hacia otras zonas. Se podrían leer entonces, to de interpretación supone cierto grado de integridad
extendiendo de alguna manera la propuesta, los del material retomado. Esto significa, entonces, que el
hipogramas no literarios que aparecen en un texto de- nuevo texto conservará, a pesar de la operación de trans-
terminado. La competencia del lector para rearmar un formación, puntos salientes del texto, enunciado o géne-
texto, para hacer según Riffaterre una verdadera lectu- ro original; cuando la palabra ajena esté ausente, el efec-
ra, deberá tener en cuenta en estos casos, entonces, dis- to de la variación será el mismo porque el poema parti-
cursos que no fueron específicamente literarios y que rá de un enunciado inicial y como ejercicio sobre la pa-
estaban textualizados, o no, a partir de otras prácticas labra propia propondrá una serie de transformaciones
sociales. En algunos casos, estos hipogramas aparece- de la frase, más que por corte, por rotación.
rán como meras frases sueltas que se filtran en el texto
y, en otros, se expandirán de diferentes maneras median-
te imágenes, otras citas, o campos semánticos. 1- Primera variación del tango
El corte que produce como resultado la escritura del
detalle y el fragmento, o una escritura caracterizada por La variación permite que un mismo material aparez-
el cruce de ambos, no es, como se verá más adelante, la ca de forma distinta cada vez; en textos como Las patas
única técnica utilizada por Lamborghini para transfor- en las fuentes y “Payada”11 puede leerse el diseño de una
mar los materiales retomados, pero sí es la que se su- de las configuraciones del tango en la producción de
perpone casi siempre al resto de las técnicas producien- Lamborghini y en ambos se postula un cruce entre este
do una textura peculiar en los poemas. género y la tradición de la poesía gauchesca.12
Pensar en el detalle y el fragmento como técnicas fun-

44 45
Sin embargo en este encuentro, la gauchesca desapa- vale,/ decí,/ quejarse/ y recordar/ el pasado mejor:/ si no
rece bajo las marcas del tango. Es cierto que la articula- lo superás,/ lo traicionás.”(P,87)
ción de las voces es la propia del primero de estos géne- El Letrista del Sesquicentenario es la voz de la Re-
ros: la alternancia entre la voz de dos personajes, El sistencia peronista: “señal y don/ de rebelión/ y aún en
Letrista Proscripto y El Letrista del Sesquicentenario desigual/ luchar,/ luchar/ tu suerte/ hasta la muerte”
en “Payada” y la primera de éstas sumada a las de El (P,81), o bien: “acertar la coyuntura/ de marcar esta lla-
Solicitante Descolocado y El Saboteador Arrepentido en mada:/ ‘urgente/ liquidar orden caduco’”(P,86). El
Las patas en las fuentes. Inclusive, además de la dispo- Letrista Proscripto es, en cambio, la voz de la derrota y
sición dialógica de las voces, los modos en que éstas enun- la impotencia, hasta que cierra su discurso en coro con
cian son los propios de la poesía gauchesca, desafío y el de El Letrista del Sesquicentenario: “–Poder/ Poder;/
lamento, a los que habría que agregar el propio del con- a la oscura noche/ del yo proscripto/ circunscripto/ diga-
sejo,13 como tono intermedio. El desafío, como apelación mos ¡Chau!/ buscando/ forzando/ alcanzando/ una/ la/ sa-
a una segunda persona, es el tono que permite sobre el lida” (P,89). En Las patas en las fuentes, en cambio, El
final de “Payada”, la unión de las dos voces en coro. Has- Letrista Proscripto representa únicamente la voz de la
ta ese momento, la payada en realidad puede leerse como impotencia y la derrota, mientras que el contrapunto
un contrapunto de pasado y presente con roles inverti- propio de la situación política se hará más complejo en
dos: El Letrista del Sesquicentenario representa el pa- las voces del Solicitante y El Saboteador.
sado pero enuncia en el tono del futuro, el del desafío: Sin embargo, la articulación de las voces que drama-
“Hacé caso,/ te lo ruego,/ salí de tu ceguera/ y para no tizan la situación política posterior al golpe de la Revo-
seguir siendo/ la víctima del cuento/ tomá conciencia/ lución Libertadora es el único índice que nos remite al
de lo esencial” (P,87); El Letrista Proscripto en cambio, género gauchesco, porque el resto de las marcas men-
que como figura representa al presente después del gol- cionadas –modos de enunciación, tópico de la edad de
pe del ’55, enuncia en el tono del pasado: “y el corazón/ oro– son también propias del tango.14
trabajador/ que ayer vibró/ feliz/ hoy es la sombra/ –al A pesar de la propuesta efectuada desde el título del
despertar–/ de lo que fue/ un latir” (P,80). La payada se poema (“Payada”), o desde los prólogos de Jorge Marano,
despliega, en este sentido, en el intersticio entre el gol- Juan José Sebreli, Alfredo Andrés y Joaquín Giannuzzi,
pe de la Revolución Libertadora y la asunción de la re- que acompañan la edición de la serie hasta Las patas en
sistencia como modo de acción política, y se plantea como las fuentes e insisten en establecer la relación entre el
un contrapunto entre las posiciones a tomar después del poema y la gauchesca, el tango como género ocupa un
golpe de estado de 1955, haciendo hincapié en la impo- lugar mayor, se expande más allá de los rasgos compar-
sibilidad o la posibilidad de mantener el tópico de la tidos, a partir de la inclusión de ciertas figuras que lo
edad de oro, propio de la poesía gauchesca: “Y de qué identifican desde sus orígenes.

46 47
El tema sobre el que se propone la variación es el del Desde una temática tradicional en el tango, enton-
hombre abandonado, el amurado y se presenta ya en el ces, la voz del Letrista se desliza hacia otras zonas que
inicio del poema: “mujer, mujer querida,/ me dijo chau, tienen que ver con la denuncia de una situación políti-
me dijo/ que se iba” (P,77), e inclusive arma un relato en ca. El uso de verbos tales como “vender”, “liquidar”, “re-
el texto que produce una tensión hacia el pasado: el día matar”16 –que fueron usados desde la década del ’50 para
que se conocieron, la vida juntos y el abandono. Recupe- designar acciones de entrega del denominado patrimo-
rar una figura y un relato tan cristalizados en la tradi- nio nacional– para armar el relato del abandono y la
ción del tango significa un gesto que mantiene la varia- traición, permite leer la voz de los personajes del texto
ción dentro del sentido del género. Pero además de reto- definiéndose como patria o colonia. Esta disyunción, a
mar las zonas más reconocidas de este material, aque- modo de consigna, también articuló el discurso de la Re-
llas que de alguna manera se han transformado en cli- sistencia peronista.
sé, el proceso de expansión del género se refuerza no Específicamente, el tono del lamento –un individuo
violentando el material retomado: el discurso de El abandonado, que se queja, que increpa– y ciertos tópi-
Letrista Proscripto no sólo se despliega en el modo de cos que se desprenden de la figura del amurado (la po-
enunciación más saliente del género, el del lamento, sino breza, el rencor y principalmente el que se resume en el
que además está muy tramado por significantes y fraseos aforismo “todo tiempo pasado fue mejor”), serán los que
reconocidos en el tango: “hoy es la sombra/ –al desper- permitan leer la situación política como un espejo de la
tar–/ de lo que fue/ un latir”(P,80). situación afectiva: “Amigo, por qué somos/ así:/ somos
La variación ejercida sobre el tango podría ser carac- de una mujer/ y su abandono/ nos requebranta/ nos de-
terizada como ornamental, 15 ya que se conservan los rrota// qué grande eras/ cuánto valías/ mi general” (P,79).
“puntos básicos” del género, de tal modo que el origen El índice que comparten ambas figuras, la del amurado
del texto puede ser reconocido fácilmente. Una de estas y la del proscripto, es su identidad de derrotados. El pa-
instancias contextuales es la imagen del amurado, a ralelo es muy claro desde el momento que postula tam-
partir de la cual El Letrista Proscripto arma la parábo- bién un paralelo de contextos, aunque como se ha dicho
la política de la traición, de la derrota. Esta figura, la se salte de un ámbito del orden privado a otro del orden
del engañado en el amor, se equipara en el texto a la del público. Lo privado se hace público y lo público aparece
reprimido, el perseguido y en última instancia a la ima- como privatizado, encerrado en la figura del yo
gen del país: “Nos venden compañero/ nos liquidan,/ nos proscripto.
reprimen.// Templando el bandoneón/ que hay en mi co- En Las patas en las fuentes, esta equiparación del sig-
razón/ cantar/ la pena honda”, y un poco más adelante no de la política y el del tango presenta al menos dos
“vacío sin su amor/ sumido en el dolor/ Patria en mier- formas más de entrada. En primer lugar, no sólo la voz
da, colonia,/ mujer,/ mujer querida” (P, 80). del Letrista Proscripto trama lo político con versos

48 49
reconocibles del tango, sino también la del Solicitante de aserrín.../ ¿No ves que están bailando? ¿No ves que
Descolocado a partir de variaciones simples: “Desemplea- están de fiesta?/ Vamos, que todo duele, viejo Disce-
do/ buscando ese mango hasta más no poder/ me faltó la polín...”; pero en los versos de Lamborghini ésta apare-
energía la pata ancha/ aburrido hace meses, la miseria/ ce más que nada como escenario circense, asociada a la
busco ahora trabajo en la era atómica” (PF,37), que en- idea de espectáculo.
vían a “Yira... Yira” de Enrique Santos Discépolo,17 o a La variación supone, en este caso, la lectura en clave
partir de variaciones más complejas: “Cómo se pianta la actual de un texto pasado, a partir –como ya se ha di-
vida./ Cómo rezongan los años/ cómo se viene la muerte/ cho– de la equiparación del signo de la política y el del
tan callando”(31), que se postulan como lunfardización tango, que permite la homologación de figuras diversas.
de un texto culto, “Las coplas a la muerte del padre” de No se trata de un traslado directo del tango al texto pro-
Manrique.18 pio, porque Lamborghini retoma la zona de las letras
En segundo lugar, la inserción del monólogo de El amorosas y no la de las políticas, que también existían
Letrista Proscripto, permite la homologación con las dos en el género. Hay, en esta elección, un grado importante
figuras principales del nuevo texto, El Solicitante y El de traducción del material, debido al nuevo rol adjudi-
Saboteador en su condición de arrepentido, que repre- cado a la figura del amurado, que además en ciertos
sentan en el mundo del trabajo lo mismo que aquél en el momentos articula el tono del desafío que no le es pro-
mundo afectivo: la alienación. pio en la tradición del tango.20
Por otra parte, en ambos textos existe una visión Lo que sucede es que en esa tarea que significa releer
carnavalizada de la realidad que es propia de ciertas o reescribir una tradición, Lamborghini en “Payada” y
letras de tango durante la crisis de 1930.19 En el caso de en Las patas en las fuentes elige politizar el material a
“Payada”, mediante la imagen de la comparsa: “Y para partir de su zona más codificada. Detrás de la actuali-
más/ todavía estás/ obligado por los mismos/ que te zación está presente la idea de que el género re-escrito
oprobian/ a entrar en esta farsa/ que les hace el juego// es una instancia de definición de lo nacional, una escri-
¡Qué comparsa!...” (P,87) y en el de Las patas en las fuen- tura de la identidad a partir de la cual puede leerse la
tes por medio de otra figura espacial, ya vista, que es realidad presente, o el pasado.21
una variación a partir de una pequeña huella del tango En los dos textos analizados, el tango es una de las
“Discepolín” de Homero Manzi: “La pista se rodea/ de manifestaciones de la palabra ajena, retomado como
todas las especies, de todos los órdenes/ y clases/ sobre género en tanto proporciona los rasgos más caracterís-
todo de público/ en la primera fila van/ los relegados.” ticos o más directamente como cita, a partir de la apari-
(PF, 25-6). El espacio de la carnavalización es, en el tex- ción de versos que, a pesar de la variación, son fácil-
to de origen, la pista de baile: “La pista se ha poblado al mente reconocibles. Las marcas del material retomado,
ruido de la orquesta.../ se abrazan bajo el foco muñecos entonces, no se destruyen, sino que se mantienen desli-

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zándose en otros sentidos existentes en el texto origi- ya que el relato aparece a partir de pantallazos cuya
nal, aunque en otra clave: la del amor traidor. Quizás forma es el fragmento (se corta el tiempo, se eliminan
podría relacionarse esta operación con la forma de la tramos de lo sucedido y se aborda una y otra vez la esce-
apostilla –como acotación que aclara o completa un es- na del sobreviviente con la bala clavada en la garganta)
crito–, propia del comentario. y además, se repiten ciertas frases o verbos (“no nos li-
beren”, “arrastrándome”) que funcionan como clivajes
de intensificación. La voz del otro, que es aunque no esté
2- Primera variación del discurso político mencionado, Carlos Livraga, aparece a partir de citas
que recrean los testimonios originales, usando el relato
En la serie de El Solicitante Descolocado es muy cla- indirecto: “‘pero los demás/ casi todos los demás/ allí/
ro el proceso de construcción de una voz política. Lo que sobre el basural/ sangre de lo mejor/ goteando/ derra-
hace Lamborghini es, por una parte, yuxtaponer consig- mada en lo podrido/ en lo fétido’” (86), y el discurso di-
nas tal como se dieron en la realidad política de aque- recto: “–Esto fue/ antes de la descarga/ cuando la orden/
llos años (“No son todos los que están/ no están todos los de bajar/ fue obedecida”(85), o bien más adelante: “–¡Co-
que son” o “La tierra para el que la trabaja”). La media- rran! ¡Corran!”.
ción se da, en este caso, a través del montaje. Pero esta Los hechos relatados, de todas maneras, no se alte-
voz no será sólo política sino también histórica, y en este ran y se respetan los sentidos que tiene el material en
sentido entran al poema, fragmentos de la Marcha las recopilaciones de Walsh. La variación permite el pa-
Peronista levemente retocados (“que grande eras/ cuán- saje del testimonio a la dramatización, de tal manera
to valías/ mi general”) o –bajo un gesto constructivo más que las voces reales se equiparen en el poema a las vo-
claro– los relatos de los fusilamientos de José León ces alegóricas como la de La Mujer de la Antorcha o la
Suárez. del Buen Idiota. Es una variación que contribuye a la
El texto previo a variar es aquí el resultado de las construcción de una voz.
investigaciones que Rodolfo Walsh hizo sobre el caso,
hasta completar la edición de Operación masacre.22 Ade-
más de la operación de montaje –que arma una larga 3- El juego de la palabra propia
duración en el discurso político, porque le otorga un li-
naje, un pasado– la mediación tiene que ver con una ins- Algunas veces, las definiciones etimológicas de un
tancia anterior de textualización sobre la que se ejercen término sirven para pensar operaciones textuales; me
dos variaciones fundamentales. Una de ellas es la re- refiero en este caso al verbo latino commentor (comen-
creación del episodio, ya que no se toman los términos tar) que recubría acciones tales como reflexionar, expli-
del texto de Walsh, y la otra, es el tratamiento literario, car, componer, pero también ejercitarse y estudiar. Es

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interesante revisar algunos poemas de Lamborghini elemento rítmico. Sin embargo, hay otras formas de en-
como variaciones, teniendo en cuenta las dos últimas tender su uso. La comparación, como se dijo, parte de un
acepciones mencionadas. Sobre todo, aquellos textos que vacío, de una zona en blanco, como se verifica en algu-
no parten de la palabra ajena, sino de una frase inicial nos poemas de Circus: “Como el que/ come.// Como el
(un incipit) que se torsiona de todas –pareciera– las que/ traga.// Como el que/ come/ como tiene/ que tragar-
maneras posibles; aquellos poemas cuyo tema es la pa- se”,24 o bien en “Maravilloso” de La Canción de Buenos
labra propia, los de La canción de Buenos Aires, Circus Aires: “Como el que nunca/ se olvidó el paraguas/ pero
y algunos de los de Episodios. eso sí/ alguna vez los anteojos”. La relación in absentia,
Si bien la variación a partir de la palabra propia per- el blanco, es el del primer elemento denotativo o literal
mite que estos textos se puedan pensar mejor dentro de de la comparación. Este gesto haría pensar más en la
la tradición poética, ya que están más cercanos a la idea metáfora que en la comparación, sin embargo también
de originalidad acuñada por el Romanticismo y retomada hay un proceso de distorsión de ésta, ya que la compara-
por los movimientos de vanguardia argentinos del ’50, ción en estos casos no intenta agregar significados nue-
el modo en que se articula la variación permite cuestio- vos mediante la construcción de una analogía cuyo se-
nar este enclave. gundo término connota al primero. El segundo término,
Todos estos poemas se abren de manera idéntica: con que es en realidad la totalidad del poema, es el que trans-
una construcción comparativa, como el que, que a su vez forma los propios significados. La transformación de los
se repite en el inicio de cada estrofa. Es preciso destacar el significados, sin embargo, tampoco responde, como en la
uso de esta construcción, ya que la vanguardia estipuló metáfora, al establecimiento de una relación de identi-
una praxis de la comparación asociada a la imagen que ficación, de sustitución.
tiene su origen en la ya conocida secuencia que inaugura El poema se abre, entonces, con una construcción com-
Les Chants de Maldoror de Lautréamont: “bello como el parativa que no responde a los usos de la comparación,
encuentro fortuito en una mesa de disección de una má- pero tampoco a los de la metáfora; se abre con una com-
quina de coser y un paraguas”. Sin embargo, el uso que paración abierta, que es el resultado de la unión de este
Lamborghini hace de este recurso no es tampoco el de la procedimiento con la elipsis, y funciona no sólo como un
tradición de la vanguardia, ni el que se lee con recurrencia elemento rítmico, sino también como el artificio que per-
en la práctica de los surrealistas e invencionistas argenti- mite las operaciones de variación ornamental.
nos. En primera instancia, porque no se relaciona con la En la primera estrofa de cada poema se presenta el
metáfora y en segundo lugar, porque nunca está presente tema, o frase principal y en el resto, se varía este tema
el primer término de la comparación.23 de distintas formas. En algunos casos, la variación se
Estos rasgos hacen que la construcción comparativa produce por la rotación de los mismos significantes a lo
funcione en una primera lectura de los textos como un largo de todo el texto: “Como el que/ se siente ya/ un

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extraño/ en la vida.// Como el que/ siente ya/ extraña/ a hace como despliegue de un mismo significado dicho de
la vida.// Como el que/ en la vida/ se siente ya/ un extra- formas diferentes.
ño/ entre extraños”,25 o bien: “Como el que pensaba/ muy Este grado mayor de libertad en la variación se ob-
seguro/ que la vida/ era un seguro// hasta que un cán- serva en la totalidad de los poemas de La canción de
cer/ estalló en su cabeza// Como el que estaba/ seguro/ Buenos Aires que involucran un transcurso temporal y
de estar seguro/ y hacía planes tan seguro”.26 En el pri- por lo tanto la posibilidad del relato, acompañados siem-
mer ejemplo, el simple movimiento de los términos en pre por un estribillo, como en el caso de “Sin boleto”:
la frase produce los nuevos significados, mientras que
en el segundo, la rotación casi no altera el significado Como el que ese día
del término y en ambos casos se puede hablar de una creyó confiado
que tenía su pasaje
variación sintáctica. Ésta, en otros poemas, es mínima,
pero no lo tiene
ya que la sustitución de una simple preposición va pro- y viene el guarda
porcionando nuevos significados.27 y así de golpe se ve enfrentado
En el poema “Rondó caprichoso” de Verme y 11 a lo terrible
reescrituras de Discépolo, hay en este mismo sentido una
variación doble. Lo que varía en principio es el final de porque es como si lo hubieran
sorprendido en su más secreta culpa.
cada estrofa, manteniéndose intactos los dos primeros
versos y luego se dará la variación de cada una de estas Como el que todos los días
estrofas, como cuestionamiento: “como el que/ no sabe guarda su pasaje
ya/ qué gozar.// Como el que/ no sabe ya/ qué desear.// sin perderlo
Como el que/ ¿qué/ desea?// cuando escribe/ que no sabe pero hoy lo ha perdido
ya/ qué desear// Como el que/ ¿qué/ goza?” (81). De este y viene el guarda
y empieza a sentirse
modo, sujeto y objeto de la escritura están puestos en
condenado
un mismo nivel de indefinición.
En algunos textos, la variación adquiere una modali- porque es como si lo hubieran
dad más libre, en tanto se desarrolla mediante térmi- sorprendido en su más secreta culpa.
nos que no están presentes en la primera frase: “Como
el que/ dibujaba/ un túnel/ en el muro.// Como el que/ Se repite el estribillo, se repiten los términos
dibujaba en el muro/ un pequeño tren/ que entraba/ al involucrados en la frase matriz, se repite el modo de
túnel.// Como el que/ subía al pequeño tren/ y atravesa- apertura y estructuración de los poemas a partir de la
ba/ el muro”.28 Aquí el desarrollo se da por acumulación comparación abierta. La repetición es, no sólo en estos
paulatina de elementos, mientras que en otros casos lo textos, otra de las técnicas básicas de la poética

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lamborghiniana. Omar Calabrese, hablando de la esté- La variación como distorsión
tica de la repetición, indica como una de sus caracterís-
ticas fundamentales el policentrismo.29 Y estos poemas 1- Primera variación de la gauchesca (adentro y
de Circus o La canción de Buenos Aires, parten siempre afuera del género)
de un centro, enunciado en el primer verso, que se des-
pliega de diferentes formas y construye centros satéli- Recuerdo a la gente desconcertada. Me
tes, dependientes, o genera otros centros con cierto gra- preguntaban qué era lo que estaba haciendo.
do de autonomía a partir de la ampliación y la mutación Respondí que intentaba un gauchesco
del inicial. De este modo se instaura el juego, al que se urbano; una gauchesca sin gaucho, sin
refiere Calabrese, entre la variación de lo idéntico y la caballo, sin boleadoras. Lo que contaba era
identidad de muchos diferentes. el espíritu de la poesía gauchesca. Mi
Si el comentario puede caracterizarse como una for- propósito era muy lineal: quería plantar dos
ma de decir lo mismo con otras palabras, como explica- voces –la del Solicitante y la del Sabotea-
ción, los textos analizados juegan a invertir esta propo- dor– que cantaban una experiencia afín,
sición, ya que dicen la diferencia a partir de la semejan- como el caso de Cruz y Fierro.
za en el enunciado. En este caso, entonces, se podría re- Leónidas Lamborghini
tornar sobre otros sentidos del término comentario, bá-
sicamente sobre el de “ejercitarse” y el de “estudiar”. La variación como distorsión implica, siempre, des-
Lamborghini hace ejercicios con el lenguaje, ejercicios naturalizar (y hasta liquidar) el enunciado o género a
lúdicos. No para postular el sinsentido (o para destruir partir del cual se produce la escritura. Los grados pue-
sentidos iniciales) sino, por el contrario, para abrir los den leerse –como ya se dijo– en los tratamientos diver-
términos al espacio de la ambigüedad, de la indetermi- sos de un mismo material; la poesía gauchesca fue y es,
nación o –lo que es lo mismo– de la pluralidad de signi- en la producción de Lamborghini, una de las zonas más
ficados, a partir de la máxima economía de materiales. asediadas, más reescritas. Tal es así que, aún bajo el
Y así como en el poema “El cantor” se hablaba del “que/ signo de la distorsión, las constituciones del género son
en el Canto/ estudia esa otra voz”, aquí se puede pensar diferentes cada vez y obedecen a focalizaciones preci-
en el que estudia en su propia voz, en quien ensaya una sas: de sus sujetos (autor y enunciadores), de su lengua-
voz como mero juego, como torsión del lenguaje sobre sí je, de su imaginario, de sus relatos, etc.
mismo. Lamborghini mismo define parte de la serie que lue-
go se completará en El Solicitante Descolocado, como
“gauchesco urbano”. La sola yuxtaposición de estos dos
términos presenta un problema, sobre todo si se piensa

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en la inscripción del poema en el interior de un género Así, la construcción del Saboteador Arrepentido como
de larga tradición y altamente codificado. La articula- personaje implica la duplicidad, tanto en lo que respec-
ción de los opuestos (campo/ ciudad) se explica, sin em- ta a la definición del rol social (“Entonces me erguí/ mi-
bargo, más allá de las pautas retóricas, o mejor dicho, tad empleado-mitad obrero/ sólo como un monstruo sa-
por fuera de los límites del género, a partir de ciertas bría hacerlo”; 15), como en el orden estrictamente
definiciones de Las patas en las fuentes que responden discursivo, introduciendo una palabra “irresoluble in-
a un sistema de lectura epocal. ternamente y ambivalente”.33 La presentación paródica
Internamente, la marca más evidente de la gauchesca de este personaje es la que permite que asuma, casi a la
en el texto –a la que ya se hizo referencia– sería la dis- misma vez, los dos discursos opuestos con respecto al
posición dialógica de las voces, que apela ciertamente a capital, en el año 1955, cuando –tal como lo explica Da-
formas del género como la payada y el diálogo, pero tam- niel James– la defensa del capital nacional es uno de
bién a las ideas de Eliot sobre la construcción de un per- los rasgos que la denominada Resistencia mantiene del
sonaje en el teatro en verso.30 El poema en su totalidad discurso tradicional del peronismo.34 El nacionalismo
está armado a partir del itinerario del Solicitante Des- económico instalaba a la Resistencia dentro de la línea
colocado por la ciudad y, en este sentido, Las patas en del pensamiento peronista y a su vez, la diferenciaba de
las fuentes despliega dos cronotopos31 existentes en la las propuestas de la triunfante Revolución Libertadora.
gauchesca, el del camino de la vida –que da cuerpo a El Saboteador se hace cargo en principio, de uno de
una historia tensada hacia el pasado– y el de la auto- estos discursos: “entonces/ sobreponiéndome, alcanzo a
biografía, cuya función dentro del género fue siempre, defender con victoria/ toda esa época/ la bandera del
según Josefina Ludmer,32 defender al gaucho y atacar a capital ajeno” (17) y luego del otro:
sus enemigos políticos.
El cronotopo autobiográfico se despliega en el texto el que había desatado la corrupción desorganizadora
creyó llegaba ahora el colmo
de Lamborghini (y en la totalidad de la serie de El Soli-
quiso salvar mas ya era tarde e impotente
citante Descolocado) en este mismo sentido, ya que apa- vio sin la antigua alegría
recen la figura del obrero –en términos laborales y polí- –saboteador arrepentido–
ticos– y la de sus enemigos. Sin embargo, si uno retomase bajar el nivel nacional
las versiones del texto desde sus comienzos, hasta Al de la producción
Público. Diálogos I y II, podría verificar que la autobio- y el Costo
ir hacia lo Altísimo.35
grafía, hasta ese momento, sirve como instancia de cons-
trucción paródica del personaje y, entonces, las identi-
En medio de dos discursos contradictorios, como otra
dades políticas presentan un carácter lábil, pierden co-
instancia más del relato político, se genera la figura del
hesión, nitidez.

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saboteador, que será retomada sobre el final de Las pa- vientes de los fusilamientos de José León Suárez, la
tas en las fuentes en relación con la Resistencia peronista mujer que lleva la antorcha y el pueblo en la plaza.
y sus políticas, no sólo gremiales, posteriores al ’55.36 La disposición de las voces, sus tonos y el uso de la
Internamente, entonces, se puede pensar una rela- autobiografía –que no son por otra parte marcas exclu-
ción entre el poema de Lamborghini y la gauchesca a sivas del género– no son signos suficientes, sin embar-
partir del uso de la autobiografía (aunque con desplaza- go, para reponer la poesía gauchesca como texto previo
mientos), así como también a partir de los tonos –de los de Las patas en las fuentes. Pareciera que el segundo
que ya se había hablado– adoptados para el diálogo o el término de la designación de Lamborghini, urbano, bo-
contrapunto: desafío y lamento. El primero de éstos, en rra las características más salientes del primero, gau-
la poesía gauchesca, presenta la lengua como arma, como chesco. Porque no sólo desaparecen el gaucho y el campo
elemento militar y político; mientras que el segundo –tal como lo anuncia el autor– sino que tampoco se lee
postula la lengua como ley.37 el sistema retórico de la poesía gauchesca.38 En cuanto
En Las patas en las fuentes, el tono del lamento arti- al conjunto de proposiciones descriptivas y progra-
cula los primeros monólogos de El Solicitante y El Sa- máticas, sí aparecen en referencia al obrero, pero muy
boteador; en ambos casos este tono se presenta, efecti- dispersas y planteadas polémicamente a lo largo de todo
vamente, como la lengua de la ley que postula en el año el poema.
1957 –cuando se edita Al público– la racionalización en En realidad la voz más clara del programa político,
las fábricas que tiene como consecuencia el desempleo dentro de la primera parte de Las patas en las fuentes,
del Solicitante, la no colocación en la sociedad (en pri- estaría dada en la figura de El Letrista del Sesquicen-
mera instancia en el ámbito del trabajo y por extensión tenario, que se incluye en Al Público. Diálogos I y II cons-
en el resto de los ámbitos públicos y privados). El Sabo- truyendo el contrapunto con El Letrista Proscripto y que
teador, por su parte, habla de su pasado en el mundo del luego desaparece de la versión final.
trabajo, desde un presente también de despojo: renun- La resolución del programa en la serie del Solicitan-
cia aceptada. El tono del lamento toma cuerpo en el re- te, con posterioridad a 1967, aparecería recién sobre el
lato de estas dos formas de la alienación. final del libro, en el collage de voces que se articulan en
El tono del desafío será el que articule toda la segun- el espacio de la plaza, mediante consignas fragmenta-
da parte del poema y se presenta a partir de una serie das que representan además un programa más amplio
de voces, las de la Resistencia peronista, a las que El que el de las políticas obreras.
Solicitante les va dando entrada a partir de su propio Y si en el diálogo entre personajes y en el modo de
relato de lo que vio en la calle: en esta línea está lo que enunciación algunos encuentran una estrecha relación
dicen el poeta de barricada, la maestrita, los sobrevi- del texto con la gauchesca, es preciso decir que, justa-

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mente, la voz de los personajes es la clave más fuerte de Posteriormente, en la primera edición de Las patas
la desnaturalización del género. En El Solicitante Des- en las fuentes se lee un estudio preliminar de Alfredo
colocado no sólo no aparece la lengua rural. Si se adhie- Andrés –que reconoce la marca de la gauchesca en la
re a la tesis lamborghiniana de un gauchesco urbano, articulación del texto a partir de diálogos– y un prólogo
debería suponerse que la lengua que aparece en el texto de Juan José Sebreli. En este último, que volverá a re-
es la lengua del obrero, así como la lengua que aparece producirse en la segunda edición del libro, se establece
en la gauchesca es la construcción de un código que imi- la homologación de dos procesos históricos que habla-
ta la voz del gaucho, en una concepción naturalista del rían de un cambio de estado: la conversión del gaucho
lenguaje. Y no es así: ni El Saboteador, ni El Solicitante en peón de estancia y del lumpen en obrero. Así como la
hablan como un obrero industrial de la década del ’50 gauchesca, para Sebreli, se hacía cargo de la primera de
en la Argentina. El código que aparece en el texto es, en estas transformaciones, Las patas en las fuentes daría
realidad, el resultado de un procedimiento de esteti- cuenta del segundo proceso mencionado. Sebreli inclu-
zación de la voz del otro, que tendrá que ver con el corte: sive diseña un linaje para este proceso en el que entran
“En vez/ tú no tienes voz propia/ ni virtud/ dijo/ y escri- no sólo la gauchesca, sino también el tango de Discépolo
bes sólo para/ yo quise decirle mentira mentira/ para y “algunos poetas suburbanos”, junto con ciertos textos
purificarme” (9), y con un relato armado a partir de yux- de Arturo Jauretche y el poema de Leónidas Lambor-
taposiciones: “hasta mi cansancio frente a vos y/ la in- ghini.
dustria// en mitad/ del capital problemas de las mer- Más adelante, en la tercera edición del mismo libro,
mas/ disparado a/ tocar los senos de la pequeña el prólogo estará a cargo del poeta Joaquín O. Giannuzzi,
Maruska.” (19). Estas voces, expulsadas del campo polí- que dice: “Así transcurre el poema, tambaleándose, ca-
tico y económico, sólo balbucean, dicen a medias. yéndose y levantándose. Así como nuestra tragedia, que
es la del Martín Fierro. Porque, integralmente, Lambor-
Si bien en El Solicitante Descolocado el género ghini como poeta y como argentino irrumpe desde la
gauchesco se ve sometido a un proceso de contracción entraña de José Hernández. El personaje estaba dado.
de sus marcas principales, habrá una conformación ex- Más aún: era el mismo Lamborghini.”39 En este caso no
terna de esta relación, diseñada por la crítica que rodea se habla sólo de un linaje, tal como lo hacía Sebreli,
el inicio de la serie. sino que además se repite una equiparación de sujetos
Ya en el prólogo a la edición de Al Público. Diálogos I que se arma con frecuencia en la lectura del Martín Fie-
y II, Jorge T. Marano enuncia la relación con la poesía rro de Hernández: la de la figura del autor y el persona-
gauchesca a partir de un cotejo bastante forzado entre je. La crítica de Giannuzzi añade otro elemento para
ciertos párrafos del Martín Fierro de Hernández y del revisar los índices de la relación entre la poesía
poema de Lamborghini. gauchesca y el texto de Lamborghini, que es la postu-

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lación del poema como un discurso de la identidad, de la de la gauchesca, pero está descontextualizado, aislado
nacionalidad. Éste va a ser un dato muy importante para de su trama de origen.
las lecturas posteriores de Las patas en las fuentes, e in- Este hipograma pierde centralidad hasta tal punto
clusive para la ubicación que el mismo Lamborghini bus- que de él derivan por expansión, en las otras dos partes
que hacer de su texto en el sistema poético argentino. que conforman la serie de El Solicitante Descolocado,
Por último, otra de las críticas periodísticas, que apa- algunas imágenes que remiten a la problemática del
recen reproducidas en la contratapa del libro, también decir/no decir, pero que a la vez se van separando pro-
hace alusión a esta relación del texto de Lamborghini gresivamente de la figura del payador: entrar–salir, es-
con la gauchesca: “ ‘Las patas en las fuentes’, como ‘Mar- cupir–no escupir en “La estatua de la libertad” y ovi-
tín Fierro’ es mucho más que un poema, –dice Osiris llar–desovillar, específicamente en “Diez escenas del
Chierico en Confirmado–, una construcción literaria, un paciente”.40 Si bien estos nuevos pares se pueden leer
elemento referencial histórico.” Acá Chierico se refiere en forma análoga a la de tomar la guitarra/ dejar (rom-
claramente a la ideología sobre lo literario presente en per) la guitarra, no son absolutamente equivalentes. En
ambos textos (constituirse como “un elemento referencial realidad, dada su originalidad, parecen desestructurar
histórico”) en una versión que tiene sus puntos de con- un tópico, evidenciar su cristalización, y –además– des-
tacto con la idea de literatura como testimonio. plazarlo, ya que tienen un mayor desarrollo cuantitati-
Todos estos prólogos y comentarios son, en realidad, vo y cualitativo, porque se relacionan con otras prácti-
una lectura del texto de Lamborghini que no escapa a cas que de algún modo articulan el texto: el trabajo tex-
un gesto de época. La homologación que hace Sebreli til en la fábrica y la entrada y salida permanente de los
entre gauchesca y tango está presente en los análisis dos personajes en el mundo del trabajo.
que de estos dos géneros hizo el revisionismo histórico, En el orden de lo poético se podría decir que Lambor-
incluido por otra parte en el linaje que él mismo arma, a ghini refuta41 el género gauchesco; lo que él hace, más
partir de la figura de Arturo Jauretche. que una reescritura que elige ciertas instancias forma-
La relación del texto con la poesía gauchesca no sería les de “un sistema literario arcaico” como define Sarlo a
posible, en realidad, fuera de este proceso crítico que la gauchesca, es una relectura del género, asociada a
rodea la aparición de la serie. Lo único que queda como una línea de interpretaciones políticas que lo postulan
índice probado (exclusivo) del género es el tópico de la como forma de indagación de la historia del país y del
guitarra: “esta guitarra cae ya/ volcada de mi alma/ su discurso nacional.42 Ésta es, además, la misma lectura
última nota/ espera” (21). Éste se presenta como una que Lamborghini efectúa sobre el tango (la del revisio-
huella y funciona, en tanto hipograma, como un clisé, ya nismo histórico) y que le permite, en “Payada”, la varia-
que es una de las zonas más codificadas en la tradición ción ornamental de una figura, la del amurado, y su tras-

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lado del campo amoroso al campo político, sin que el cli- tema completo faltan aquellos sentidos que implica otro
sé, en este caso, pierda su contexto original. de los significantes del tango: anclao. Además zarpa,
como significante retomado en el primer poema de la
serie, varía la lógica del término en el tango, ya que no
2- Segunda variación del tango se asocia al recuerdo, sino a su imposibilidad: “el lejano:
una zarpa/ del recuerdo/ en una calle que no/ recuerda/
En Verme y 11 reescrituras de Discépolo, Lamborghini que no ve” (61). Esta variación de la lógica del tango se
retoma el tango para realizar una operación de varia- logra alterando los sujetos; el que zarpa ya no es el per-
ción muy diferente a la efectuada en “Payada”. En este sonaje del tango, sino el recuerdo. El significante anclao
último poema, el tango es recuperado para actualizar será el que cierre la serie y la lógica que lo articula en el
su imaginario y cuando aparecen variaciones de algu- tango está presente en una de las variaciones internas:
nos de sus versos se encuadran en este gesto de lectura. “el ancla anclada/ en la nieve que no cae: que/ está en el
Ahora el tango aparecerá a partir de las letras concre- que está/ varado/ sin saber si/ quién sabe” (71).
tas, pero éstas parecen estar separadas de la tradición Los poemas restantes, también están construidos a
del género. partir de la recuperación de significantes del tango a
Uno de los textos del libro, “Zarpa”, compuesto de modo de detalles: ventana, nieve, puñal, volver, noche,
nueve poemas, varía una y otra vez el tango “Anclao en curtir, ancla, cambiado, etc. La agrupación de estos
París” de Cadícamo. Este tango puede ser resuelto en hipogramas (grillas metonímicas) convertidos en “célu-
una frase o tema: la evocación de la ciudad de Buenos las generadoras”, produce nuevos textos que se mueven
Aires, desde París; la evocación nostálgica del exiliado.43 dentro de la lógica del tema de “Anclao en París”, o la
“Zarpa” de Lamborghini, en cambio, no puede leerse a desplazan, como ya se vio con respecto al poema inicial.
partir de un solo tema, que se despliega de distintas Si en el tango estos significantes dependían necesa-
formas, al modo de la variación ornamental, sino que riamente del tema central –la evocación desde un lugar
está construido como una variación amplificativa o li- lejano– porque su función era la construcción del relato,
bre.44 La fragmentación, el corte de la sintaxis y las re- ahora, en el texto de Lamborghini adquieren autonomía,
laciones innovadoras de los términos –que provienen en tienen su propio desarrollo.
su totalidad de la letra del tango– son lo que hace que el Estas microestructuras cuasi independientes son las
texto previo sea casi irreconocible. que hacen pensar en una escritura minimalista del tema
El tema del tango retomado aparece a través de un propuesto por Cadícamo en “Anclao en París”. Cada
significante que es el que le da título a todo el poema y significante es separado de la totalidad y ésta desapa-
lo relaciona con su original: zarpa. “Zarpar” es un frag- rece, se desgrana, no sólo porque se abandona el relato,
mento del tema del tango, ya que para que estuviese el como ya se dijo, sino por la forma de segmentación de la

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frase inicial: “la ventana. los tonos./ las pupilas./ la que porciona sentidos diferentes y hasta contradictorios, en
contempla: la/ ventana” (62). Cada significante aislado, el caso de la secuencia de poemas que aparece en Verme y
entonces, y puesto en el mismo nivel que los otros; cada 11 reescrituras de Discépolo bajo el título “La distorsión
significante puesto en escena como un detalle de un dis- cambia la hache”, habría que pensar el ejercicio de la
curso mayor que a su vez será rodeado de otros signifi- variación sólo a partir de la primera de estas relaciones.
cados, a partir de mutaciones mínimas: “lo que la venta- De los once textos que componen esta sección del li-
na/ contempla: lo/ muriente” (62). Así, los antiguos bro, ocho están construidos a la manera de “Zarpa”. 46
circunstanciales –“sobre mi ventana”–, se transforman en Los pre-textos son siempre letras de Enrique Santos
sujetos; los antiguos calificativos –“tonos murientes”–, en Discépolo. El procedimiento básico es el corte de la fra-
objetos del texto, simplemente cortando la frase origi- se matriz que otra vez permite postular una escritura
nal y alterando la sintaxis. de tipo minimalista, hecha de segmentos que escamo-
Este tipo de escritura, como la música minimalista, tean el sentido del original y del nuevo texto. Esto se ve
ensaya combinaciones a partir de una extrema econo- con claridad en “Reina”, cuyo texto previo es “Confe-
mía de medios y del uso de pequeñas células de sentido, sión”, 47 tango con letra de Discépolo y Luis César
que al repetirse dan una textura monótona al poema, a Amadori: “Reina: hecha/ de sol. de verás./ de hacerme./
pesar del movimiento continuo.45 De este modo, se gene- (...) / Reina: hecha/ de pa’. de/ ibas. de lejos./ de hoy. de
ra un fraseo que ya había aparecido en ciertos poemas mi. de/ mirarte” (35).
de El Riseñor (1975), tales como “en el camino su (una El corte y la fuerte alteración sintáctica que permi-
epopeya de la identidad)”, que varía la Marcha Peronista ten la variación como distorsión del otro texto, se leen
y el Himno Nacional Argentino. aquí con claridad en la construcción de los atributos de
Pero más allá del uso de determinadas técnicas que la mujer. El primer modificador del participio guarda
producen texturas similares, lo que une a estos poemas cierta pertinencia en cuanto “sol” está asociado en “Con-
es la identidad de la variación como distorsión. En 1975 fesión” a la figura amada –“Sol de mi vida”// Ibas linda
Lamborghini encabeza su libro con un epígrafe que dice como un sol”–; a partir de ahí se produce un efecto de
“asumir la distorsión,/ asimilarla/ y devolverla multipli- indefinición de los atributos, porque las construcciones
cadamente”; en Verme y 11 reescrituras de Discépolo serán mucho más complejas, más extrañas e inclusive
aparecen once poemas bajo el título “La distorsión cam- algunas violarán la gramática: “hecha/ de pa’. de/ ibas.”
bia la hache”. Las formas de la variación producidas por el uso de
Sin embargo, mientras que en el poema mencionado este procedimiento son, como efectos de lectura, múlti-
de El Riseñor habría que pensar el ejercicio de la distor- ples. En algunos casos como en el citado, el relato des-
sión a partir de dos relaciones, la del autor con el texto aparece por completo. La desaparición del relato va
retomado y la de éste con la realidad política que le pro- acompañada de la pérdida del ritmo y de los tonos del

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tango: confesión y lamento. Junto con la eliminación del Otros dos casos en los que la variación adquiere mo-
sujeto del tango, se borra uno de los rasgos esenciales dalidades diferentes son “La muerte del fakir” y “La
de su poética, la sentencia. muerte del amor”.50 En ambos textos se pueden leer las
En otros casos, sin embargo, el texto está construido líneas fundamentales del relato, tal como aparece en el
de tal manera que el efecto de lectura es más apegado al tango. La variación podría interpretarse casi como un
tango que varía, ya que el texto original no queda redu- traslado de un sistema semiótico a otro, dado el nuevo
cido a restos lingüísticos como en el caso de “Reina” que armado a partir de escenas. Desde un texto fundamen-
extrema un procedimiento. En “El fallo de la suerte”, talmente oral como el tango, se construye otro en el que
cuyo texto original es “Yira, yira...”, 48 se mantiene el nú- el componente visual se privilegia. En el primer caso, el
cleo semántico principal del tango, la espera, a pesar de relato se sintetiza en tres acciones:
que el relato casi desaparece. En el poema de Lambor-
ghini el sujeto y el objeto de la espera absorben atribu- La risa de las cosas
que soñara el fakir en el pasado
tos que aparecen en el tango como no propios: giran, la-
mira al fakir.
dran, son sordos y ciegos. La acción se traslada al que El fakir se planta
sería el sujeto del tango y a su objeto simultáneamente. para mirarla: a un paso.
De esta manera la sentencia varía ornamentalmente, –Plantarse aquí–
conserva su significado pero dicho de otra manera: “El Pero el fakir cachado por la risa
que espera/ y lo que espera el que espera/ giran. Y la- de las cosas
que soñara
dran/ hasta quedar secos”(34). Este cierre del poema es
da un paso más:
una traducción, una interpretación en otro código del y muere de la risa. (33)
estribillo del tango.
Pero la variación más compleja se da a otro nivel. “El Se toma, entonces, un atributo que en el tango apare-
fallo de la suerte” retoma el significante que da título al ce a modo de imagen del personaje –“Pa’ que seguir así/
tango y que se repite a través del estribillo: yira / gira. padeciendo a lo fakir”– para transformarlo en sujeto del
El significante se despliega temáticamente como en el nuevo texto –tal como sucedía en “Reina”– y se invierte
original, e inclusive con el mismo significado: el trans- la lógica del tango a partir de la introducción de un tér-
currir ineludible de las cosas o el destino.49 Pero ade- mino inexistente en el texto original, “risa”, que sólo
más este significante se traslada al centro del texto, puede pensarse como derivación de “mueca” –“Somos la
transformándose en un procedimiento que le da cuerpo, mueca de lo que soñamos ser”–. En “La muerte del amor”,
ya que los términos giran en el poema y los atributos no el gesto de borramiento del personaje del tango es aún
son fijos así como tampoco lo son sujeto y objeto de la más fuerte. Desaparece el sujeto femenino que increpa
enunciación.

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en “Qué vachaché” y se jerarquizan dos sujetos alterna- la hache”. La variación libre asume cabalmente en es-
tivos: el amor y un disfrazado, convirtiéndolos en los per- tos textos la forma de la distorsión. El primer gesto en
sonajes que articularán las tres escenas del poema: “El este sentido está en los títulos que son en realidad una
Amor/ nadando en la sopa/ cuenta monedas/ –plata/ – variación desde el plano estrictamente fónico del título
plata/ –plata./ Un disfrazado/ sin carnaval/ pasa comien- del tango. El final de los tres títulos (a/ la/ hache) man-
do/ tajadas de aire y dice/ que va a arreglar/ el mundo./ tiene las resonancias del original. Pero además de este
–Pero no tiene colchón–/ El Amor/ lo llama. Y el disfra- trabajo de segmentación, la distorsión, que es el núcleo
zado/ le dice tanta/ pavada/ que el Amor/ se ahoga en la ideológico fundamental del tango, aparece trasladada es-
sopa” (45). trictamente al plano ortográfico: “La distorsión llama a
Tanto en “El fallo de la suerte” como en estos dos úl- la h. febril. vamo’. el/ llamado o llama-hado. el llama-
timos poemas, se pierde el sujeto del tango: el otario que hola. es/ igual. vamo’. febril. el llama –¿hola?. igual es”
sentencia en “Yira, yira...”, el suicida en “Tres esperan- (37), o bien en el poema número 6: “La distorsión borra
zas” y la mujer que abandona e increpa en “Qué la h:/ a abido borra a ha habido. Erida borra a/ herida.
vachaché”. Junto con el sujeto del tango se diluyen sus Onrao borra a honrao” (39).
tonos. El núcleo ideológico del tango, la distorsión del mun-
La eliminación del sujeto del tango es en estos poe- do y de la moral y dos de sus núcleos semánticos –“es lo
mas una constante y posibilita la variación como distor- mismo” y “mezclaos”– son retomados en los poemas de
sión, ya sea transformando antiguos objetos en sujetos Lamborghini y sometidos a un fuerte proceso de traduc-
(la espera, el objeto de la espera), o creando un sujeto ción. Ambos están dichos por el juego ortográfico, pero
que se distancia, que no está comprometido en la acción también están cuestionados por este mismo juego. La
o en la sentencia, lo que produce en el lector un efecto distorsión, planteada antes en términos de moral, te-
de extrañamiento: se accede al relato del tango como máticamente, se traslada ahora a la escritura y más
espectador. precisamente a la falta de definición ortográfica; hay un
Si se leyesen conjuntamente “Payada” y estos poemas alejamiento, entonces, del contexto original porque des-
de Verme y 11 reescrituras de Discépolo, se podría tra- aparecen –como en la mayor parte de los poemas de Ver-
zar una línea que va desde el tango como cantera temá- me y 11 reescrituras...– los elementos descriptivos y el
tica, o como imaginario al que se recurre directamente sujeto que sentencia. La distorsión pierde su tensión ha-
para decir otra cosa, hasta el tango como escritura. cia el exterior y se vuelve sobre sí misma, pasa de ser
Este gesto, esta nueva postura ante la variación del un núcleo ideológico a ser un núcleo formal-semántico.
tango, se lee con mayor claridad en los tres poemas que Sólo queda en escena la escritura como una forma de la
varían “Cambalache”:51 “La distorsión llama a la hache”, distorsión.
“La distorsión cambia la hache” y “La distorsión borra

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Si “Payada” no proponía un cuestionamiento del tan- vuelve sobre aquella disposición de las voces, las gran-
go como género, sino un simple traslado ornamental de des voces de la gauchesca –sus largas tiradas de ver-
su imaginario de un ámbito privado a uno público, estos sos– y las minimaliza.
textos de Verme y 11 reescrituras de Discépolo parecen “el Sabio Blanco y el Sabio Negro. el Sabio Negro y el
construirse en sentido contrario. Desde “Zarpa”, “La Sabio Blanco”, poema de El Riseñor, focaliza el ejercicio
muerte del fakir”, “La muerte del Amor” y “El fallo de la de la variación sobre la famosa payada entre Fierro y el
suerte” por ejemplo, hasta “La distorsión llama a la Moreno, la del canto XXX del Martín Fierro de José
hache”, “La distorsión cambia la hache” y “La distorsión Hernández. Elige, entonces, la zona privilegiada del can-
borra la hache”, puede leerse la variación del tango como to, la del contrapunto, que sólo se recupera desde el tí-
una modalidad de la distorsión. Acá Lamborghini está tulo, por la alternancia de los nombres, ya que los
refutando una forma de escritura: elimina de distintas payadores desaparecen bajo una nueva figura, la del na-
maneras sus relatos más cristalizados, borra al sujeto rrador. Éste transforma sus voces en fragmentos incom-
del tango y se distancia de sus tonos; elimina la trama pletos de lo que eran, las cita a partir de una nueva
que permite reconocer al género. combinatoria: “al momento./ el Sabio Negro con un an-
El tango, en estos casos, no es utilizado como texto zuelo tragado. con una sonda./ el Sabio Negro que sabe
paralelo para decir otras cosas, sino que está escamo- del oro del hierro de los volcanes./ el Sabio Negro que
teado. El proceso de reconstrucción del modelo que el sabe de los peces de los vientos del/ Cojo”(40). Lo oral
lector debe hacer es mucho más complejo. Se trata de aparece como un resto incrustado en el discurso del na-
leer restos, resonancias. Se trata de trabajar en contra rrador: “el Sabio Negro con un anzuelo tragado. con una
de la desaparición de ese primer texto para poder cote- sonda/ introducida experimentado por el Sabio Blanco:/
jarlos y ver las operaciones de refutación ejercidas so- –lloran cuando caen. cantan/ cuando cantan”(41). Si la
bre el mismo. payada del Martín Fierro es la parte más artificial del
poema (en donde los gauchos ignorantes se convierten en
gauchos sabios) la reescritura de Lamborghini trabaja
3- Segunda variación de la poesía gauchesca sobre este giro y lo refuerza convirtiendo la dificultad de
las preguntas y los argumentos en ilegibilidad: “–es el
La distorsión de las marcas del género en la serie de dolor de la Madre. Tanta. de la Gallina/ que hace nacer
El Solicitante Descolocado no impidió, de todas mane- los huevos: diez. Tanta. de la madre del Cojo./ de la ma-
ras, que en su época sea leído como un texto cercano a la dre que brama en los volcanes cuando hace nacer./ Tanta.
gauchesca. Allí, al menos, había dos voces en diálogo y Tanta. es el dolor de los que gimen: de las cuerdas”(41).
quedaba como testigo del ejercicio de reescritura el tó- Obviamente lo anulado es la sabiduría de los gau-
pico de la guitarra. Cinco años después Lamborghini chos. Todos los argumentos están deconstruidos o incom-

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pletos, en un gesto que parece situar al escritor como el Peregrinación”, multiplicando su efecto de su sentido.
que desafía, el que “esperimenta” a los dos gauchos, o a Esto a nivel de interpretación del texto original. Sin em-
los lectores de la payada como Fierro al Moreno: “pero bargo, la operación elegida hace pensar en un movimien-
doy gracias al Cielo/ porque puedo en la ocasión/ toparme to contrario, de apertura, ya que un mismo significante
con un cantor/ que esperimente a este negro” (v. 3979- se escribe de diversas formas y proporciona nuevos sig-
3982; “La Vuelta...”). nificados a partir de la repetición y la acumulación: “...los
Años después, en Verme y 11 reescrituras de Discépolo, lagrimones...//...las últimas/ poblaciones...// ...los pobla-
el Martín Fierro reaparecerá como texto previo en “La dores/ de las últimas/ poblaciones...// ...los lagrimones/
Peregrinación”, a partir de segmentos de otra de sus de los pobladores/ de las últimas/ poblaciones/ rodan-
zonas más difundidas: el cierre de la primera parte.52 do... //”(48).
También en este caso, como en las reescrituras del tan- El procedimiento consiste en retomar un significante
go que forman parte del mismo libro, se detecta la des- repitiéndolo, cambiando su posición en la frase, su je-
aparición del sujeto narrador que articula el texto origi- rarquía sintáctica. El tema continúa desplegándose, con
nal, de sus personajes y de los elementos descriptivos el agregado de nuevos términos, cuyo desarrollo adquie-
del relato. Sólo quedan ciertos significantes, a partir de re mayor libertad con respecto al texto original:
los cuales operará la variación. Éstos están separados “...tropillas/ de pisadas/ de/ pieses...// ...olfatiando...//
del poema, de tal modo que adquieren otra jerarquía y ...perdiendo/ el rumbo...// ...perdiéndose...// ...tratando/
generalizan su sentido postulando una lectura paradig- de rumbiar...// ...tantiando/ en ese desierto/ o casi nada
mática. o/ nada...// ...y/ sin porrón...” (55). Última frontera y de-
La separación de los significantes es lo que permite sierto, serán de este modo, los dos términos que, ade-
la variación amplificativa como rotación permanente de más de desplegarse en el texto, se convierten en núcleos
los términos en el nuevo texto, en un movimiento cons- semánticos que permiten la apertura hacia instancias
tante de apertura por derivación múltiple: poblaciones – que no están en el original: extrañeza – soledad/ Los
pobladores – poblados (como sustantivo y adjetivo) – des- perdidos – los que no ven – los que no desean – los que
poblados./ Tropilla – atropillado. A este primer fenómeno no entienden – los que no recuerdan.
de derivación casi fónica, se agrega otro que se podría Pero además de la aparición de sentidos ausentes en
caracterizar como gramatical, ya que un mismo atribu- el original, “La Peregrinación” postula otro final que el
to se despliega y cubre distintos objetos: últimas pobla- del texto de Hernández. Si en este último el narrador no
ciones/ últimas miradas/ últimos pobladores/ últimas sabe el final de los dos gauchos, abriendo un espacio de
caras/ última frontera/. El sentido de cierre del adjetivo indefinición que dará lugar a la segunda parte del libro,
“últimas” en el Martín Fierro se expande de esta forma, en el poema de Lamborghini este espacio se cierra, al
hacia todos los objetos del mismo retomados en “La optar por uno de los significantes – perdiéndose, perdi-

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dos –, que aparecerá como negación en la “Vuelta de Mar- 4- Segunda variación del discurso político: el pe-
tín Fierro”: “Pobre de aquél que se pierde/ O que su rumbo ronismo
estravea!”. En otro sentido, el relato de la vuelta del
personaje de Hernández se articula a partir de tres su- (himnos)
puestos: el haber visto, el recordar y el entender, que En “en el camino su (una epopeya de la identidad)”
están invertidos en el poema de Lamborghini: “...acos- Lamborghini varía dos discursos que tienen que ver con
tumbrándose/ a no ya/ verse/ a no verse ya’...// ...a ya no la creación de colectivos de identificación en la Argenti-
ver...” (56); “acostumbrándose/ a no/ ya recordar...” (58) na, uno de índole particular, la Marcha Peronista y otro
y por último: “...a ya no/ entender/ ni ya entenderse...” de índole general, el Himno Nacional Argentino.
(59). La opción por el significante perdidos es la que Los poemas 1 y 3 de esta secuencia, son la puesta en
permite esta resolución, ya que se retoma uno de los escena de lo que en otras estampas será trabajo sobre
modos de relatar el exilio, el de la poesía gauchesca, y se los discursos concretos. El primero presenta a un perso-
cierra la posibilidad de retorno. naje, el extraviado, el que no sabe ni quién es, ni dónde
Así, en este caso, puede pensarse también la varia- está; el segundo, al loco que trata de entender sus pro-
ción como un modo de actualización, tal como sucedía pias palabras.53 Ambos poemas arman además un juego
con el uso del tango en “Payada”, aunque con resolucio- de espejos, de dobles: el extraviado que lee su propio
nes muy distintas. nombre y ve su propia foto en la sección de extraviados
Con respecto a la gauchesca, entonces, y retomando y no se reconoce, el loco que habla con otro y es él mis-
la cuestión del itinerario poético de Lamborghini, es mo. Estos textos tematizan el movimiento doble que se
posible leer, en el trayecto que va desde “Payada” a “La da entre reconocimiento e identidad, que se trasladará
Peregrinación”, una operación paralela a la ejercida so- también a los poemas que retoman el Himno Nacional
bre el tango. Si en el primero de los poemas menciona- Argentino y la Marcha Peronista: “y me reconozco pero
dos aparecen algunos de los rasgos del género, los tonos no/ me identifico/ en lo que está.” (22)
y el contrapunto (aunque la modalidad sea la distorsión), En los primeros versos del poema 2, se da el cuestio-
en esta segunda instancia de la variación se postula una namiento del camino (que es el camino de Perón, a imi-
nueva escritura del género, que no se aleja, paradójica- tar en la Marcha):54 “cuál/ cual es el camino en ese pun-
mente, de sus términos. La gauchesca está en este sen- to/ donde uno está sólo/ pregunté” (11), a partir de un
tido desnaturalizada, privada de sus identidades y pro- anuncio de entrada y salida del personaje que se repeti-
porcionando solamente significantes (como lo podría ha- rá a lo largo de todo el texto, “y salgo y entro”, funcio-
cer cualquier otro texto). nando como acercamiento y toma de distancia de la ver-
dad desplegada en la Marcha Peronista, como doble gesto
de identificación y no identificación. La identidad (que

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aparece claramente en la letra de la Marcha) se postula el cuestionamiento de la conducción –no negada pero sí
como una búsqueda y, entonces, el extraviado, rastrea suplantada en el ejercicio de corte y rotación de los
indicios para ubicarse, intenta rearmar el mapa –en este significantes– y con la creación de un colectivo de iden-
caso discursivo– a partir de la indagación sobre cada tificación que genera oposiciones, a partir de un signifi-
uno de los significantes que formaban una trama cerra- cante, combate, que era una de las instancias de unidad
da en la Marcha Peronista. de la Marcha. Los signos, que antes eran propios de la
El recorrido supone una serie de desplazamientos: si unidad, ahora se multiplicarán cuestionándola.
en el original lo que se combate es el capital y el gran Otra de las constelaciones que arma el texto de Lam-
conductor es Perón, ahora estas instancias serán some- borghini produce una nueva combinatoria entre anti-
tidas a la interrogación: “en el camino su lo que está. lo guos términos de la Marcha, realidad/ sueño/ combate /
que conduce: la realidad/ de lo que identifica en el com- identidad: “el combate sin cesar/ de lo que es en el sueño
bate: lo que se combate. y /gritemos de: lo que vive. el y/ siguiendo en/ la realidad/ que fue soñada y es en/ los
corazón de lo que vive en/ el combate y que/ conduce: la principios” (17). La verdadera articulación entre reali-
identidad (...)”.55 dad y sueño, es decir la formulación de la utopía, se dio
El combate de la Marcha Peronista es, en el poema de en el pasado –dice el poema–, en los principios del pero-
Lamborghini, “lo que se combate”, pero también “lo que nismo que serán los que conservan la identidad busca-
vive en el combate” es lo que conduce a la identidad; da, y se está dando en el presente: “el que es en el sueño
mientras que Perón será suplantado como conductor por efectivo que trabaja en/ la realidad./ la realidad efecti-
la realidad. Esta relación Perón/ realidad vuelve a pre- va que trabaja en/ el sueño” (15/16). El resguardo de la
sentarse en otras secuencias del poema: “en el camino utopía se plantea en este movimiento dialéctico al que
su el sos que /conduce lo que la realidad da/ dad./ lo que los versos hacen referencia y se relaciona directamente
la igualdad da” (13). La variación en este caso pone a con la existencia del combate: “lo que conduce el/ sueño
Perón (no mencionado en todo el poema) como conduc- en/ la realidad y/ la realidad en/ el sueño: el combate. los
tor de lo que la realidad hace, no como transformador, principios del/ combate: sin cesar y/ siguiendo” (18). El
carácter que sí posee en la Marcha. combate se da por la utopía y tiene dos caras: “el comba-
En otros casos la conducción se particularizará aún te combatiendo: el sueño/ que es soñado y fue y entra en/
más: “lo que conduce en el/ sueño del combate:/ los prin- la realidad y/ sale” (20). El combate como identidad en-
cipios del san. viva” (18). Al sujeto de la conducción que tonces, como se dijo antes, pero también los que luchan
ya aparecía en una cita anterior, el combate, se le agre- contra ese combate.
ga ahora un objeto: la utopía de “la Patria Grande con El texto de Lamborghini se va armando de este modo
que San Martín soñó”. como un tejido, como una trama en la que cada signifi-
La distorsión hasta aquí tiene que ver entonces con cante reformula su carácter de ideología, mostrando las

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distintas significaciones que la tensión hacia el exterior este caso como alterador de todo el sentido del texto ori-
le proporciona, porque el material retomado tiene una ginal. Así del “Oíd mortales el grito sagrado”, se pasa en
fuerte impronta histórica. El poema expone, justamen- el texto de Lamborghini a “Oíd lo mortal” (25), en una
te, el trabajo sobre la historicidad, sobre las modifica- variación en la que el sujeto se transforma en objeto. Lo
ciones que produce en el discurso peronista la realidad mortal, además, está relacionado al poder: “(..) oímos el
política argentina. ruido de lo mortal/ en el trono.(...)” (26), operación lógi-
Que el combate aparezca como eje de algunas de las ca si se piensa, por ejemplo, en las relaciones entre el
secuencias que se producen a partir de la variación, y poder oficial y la Triple A (Alianza Anticomunista Ar-
que arme una nueva combinatoria de los sentidos de la gentina), que se propone impedir el desarrollo político
Marcha Peronista, tiene una carga de sentido muy im- de la izquierda peronista.57
portante en el año 1975, cuando la lucha armada ya te- Este simple trastocamiento de los antiguos sujetos
nía una larga historia y había comenzado el exterminio en objetos es lo que permite leer en el poema de
por parte de los militares. En el año 1975 ya había Lamborghini el presente, como subversión del texto pa-
desaparecidos y la identidad de vencedores y vencidos sado. En el año 1975 los tiranos vuelven a ser los opre-
era una certeza a unos meses del golpe de estado de los sores y los mortales en vez de ser los triunfadores serán
militares. los derrotados, en un proceso en el que se diseña el gol-
En el año 1975, las identidades dentro del peronismo pe de estado del año 1976.
estaban muy escindidas y podrían describirse como po- “en el camino su....” es un largo texto que se escribe
siciones inconciliables; desde uno de los sectores, el que sobre el o los límites de la identidad peronista, y de la
rescata la utopía como necesidad de articulación entre identidad nacional. Por estas razones, en el poema 5 “epi-
el sueño de la patria grande y la realidad, Lamborghini sodio de la Mole”, último de esta serie se lee: “el nombre
cuestiona la identidad del peronismo y, haciéndolo, cues- de la identidad: vértigo/ el nombre de la identidad: abis-
tiona su propia identidad. mo. y eco del eco” (29).58 La identidad es una instancia a
La variación, en este caso, da cuenta de las escisio- construir; no estará dada en una sola voz o texto a modo
nes de la identidad, da cuenta de las distorsiones a las de origen, sino en la traducción de los mismos, que im-
que se ve sometida la Marcha Peronista como texto de plica no sólo recortes, sino también distorsiones con res-
la unidad, en el año 1975.56 pecto al sentido original.59
Muchos años después, en Perón en Caracas (1999) será
En la parte 4 de este extenso poema, el texto variado el líder el que pone en cuestión lo enunciado en la Mar-
es de mayor alcance en lo que respecta al colectivo de cha Peronista, como un costado más de la ambigüedad
identificación: el Himno Nacional Argentino. El cambio de sus enunciados: “–...¿Todos unidos triunfaremos?...
de los términos en la sintaxis de la frase funciona en (corto silencio y agrega después) ...bueno, todo es una

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manera de decir... Todo puede ser uno... Uno destinado lugar, y en relación con el género del que se toman prés-
a modificar el curso de la Historia... Uno al que acompa- tamos, se podría mencionar un repertorio de imágenes
ñan todos ...hasta donde quieran acompañarlo ...el Todo heredadas del romanticismo tardío, de imágenes abso-
que es el Líder” (25). lutamente cristalizadas en el discurso literario argenti-
no del momento: “El encuentro me ha dejado en el cora-
(modos del relato) zón una estampa indeleble; y no puedo dejar de pintarla
Además del montaje de consignas que permite en El porque ella señala el comienzo de mi verdadera vida”; o
Solicitante Descolocado la aparición del discurso bien “Yo lo vi aparecer, desde el mirador de mi vieja in-
peronista y su cruce con otros discursos provenientes quietud interior” (30); éstas forman una retórica peculiar
de la izquierda tradicional; además de poner a prueba y alrededor de la figura amada, lo que explica más acabada-
cuestionar la certeza de todos y cada uno de los signifi- mente su procedencia del romanticismo epigonal.
cantes de la Marcha Peronista, la variación de este dis- Lamborghini en su texto barre con estos dos princi-
curso político –central en los textos de Lamborghini– pios de la escritura de Eva; las imágenes de La Razón
también se ejercerá sobre los modos en que se relataron de mi Vida serán sustituidas por otras armadas a partir
los orígenes del movimiento. del corte y de las nuevas relaciones entre los términos o
La Razón de mi Vida60 de Eva Duarte de Perón es uno frases que arroja esta operación, 61 y la estructura del
de los textos canónicos del peronismo y uno de los elegi- texto de Eva Duarte, que tiene que ver con una historia
dos por Lamborghini para ejercer su variación sobre los tradicional, con un principio y un fin, con un modo de
modos del relato. Si bien es una falacia medir “literaria- contar homogéneo, también será transformada. “Eva
mente” el texto de Eva, porque no intenta ser una “obra Perón en la hoguera” cuestiona este modo lineal de na-
literaria”, sí es válido revisar a qué formas e imágenes rrar, a partir de una sintaxis que insiste en la incom-
de la tradición apela, que son por otra parte, las que le pletud, en lo que no termina de decirse, en los vacíos (a
dan un alto grado de legibilidad en el momento de su pesar de la repetición permanente de enunciados). Es
publicación. justamente esta repetición de enunciados, que van alte-
En principio habría que hablar de una forma de es- rando mínimamente su estructura y entonces retocan-
tructurar el texto que tiene sus antecedentes en la no- do o agregando significados, la que produce el efecto en
vela romántica, como la historia de “una humilde pro- el lector de un texto que se desescribe y vuelve a escri-
vinciana” que lucha en la ciudad hasta llegar a cumplir birse sucesivamente y por lo tanto de un texto abierto
un destino importante y en esto tiene mucho que ver el (efecto que, como ya se ha visto, se repite en las rees-
pretexto permanente de inferioridad y la centralidad de crituras de Lamborghini).
la figura de Perón, que se transforma junto con la Provi- A la propuesta de un relato homogéneo, entonces, se
dencia en la explicación última del itinerario. En segundo superpone la de un relato inacabado, que vuelve a escri-

86 87
birse repetidas veces. Esto tiene que ver, como ya se dijo La variación opera de un modo absolutamente dife-
antes, con la consideración de las marcas históricas del rente al que se leía sobre el género en El Solicitante
discurso político como material. Descolocado y en “La Peregrinación”; si en estos dos ca-
La distorsión de los modos del relato peronista, que sos se podía pensar en una lectura política del género
también se lee en Las patas en las fuentes, será de suma (que suponía el barrimiento de sus marcas principales)
importancia para la construcción de un linaje político y en una reescritura de una zona del Martín Fierro des-
en la producción de Lamborghini, ya que permite supe- de una tradición absolutamente ajena, vanguardista,
rar el relato de los acontecimientos como pasado inmó- ahora Lamborghini se sitúa en el interior del género, en
vil que se dio bajo la forma de la estampa o la oda,62 y una de sus constituciones históricas y desde allí, parece
proponer –a partir de cortes y cruces discursivos, que leer toda la gauchesca.
entran en polémica con el discurso político, contempo- La reescritura más notable de este nuevo gesto es la
ráneo a la escritura de los textos– la construcción de de “El jolgorio’ e la criación”64 que retoma fragmentos
una voz distinta, sin solemnidades ni heroismos, con del primer canto del Martín Fierro y tematiza el acto de
menos certezas y, a la vez, más radicalizada. la escritura a partir de la figura –nuevamente– del do-
ble: “y cuando arranca del Aquí: del Aquí me Pongo. Y/
se le parte en dos el cuerpo ’e toraso/ y una mitá era él
5. Tercera variación de la poesía gauchesca mesmo vestidito de’ombre de la ciudá/ y la otra parte
era/ el Gaúcho e’ los Gaúchos con la pilcha de ombre ‘e
Durante su exilio en México (1977-1990), Lamborghini las pampas...” (25). Desde esta figura puede entenderse
escribe una serie de textos relacionados exclusivamen- el ejercicio de variación que Lamborghini hace sobre los
te con la poesía gauchesca, que luego se publicarán bajo versos del texto original, porque hay –de hecho– una se-
el título general de Tragedias y parodias I.63 En este caso, gunda voz (con registro gauchesco y un modo de inter-
todos los poemas parten del registro de lengua del géne- pretar ajeno al texto retomado) que funciona como con-
ro y mantienen la figura del gaucho, aunque sometida a trapunto: “y le’ iban saliendo como agüita e’ manatial...¿Y
un grado importante de caricaturización, que se lee con ande avería/ un manantial en ese cuarto!”, o bien: “y que
toda claridad en “Eyaculatoria pa’un gaucho”, de cantando me’ an de’ enterrar cantaba/ ¡y qué avería’ e
Estanislao del mate: “(...) ¡Gaucho a-/ rrinconao!/ ¡Gau- cantar un cadáver! ¡oigaló!”. La segunda voz, en parte,
cho bur-/ lao ¡Gaucho flagelao!/ ¿Te’ han puesto al a-/ no puede interpretar lo que dice la primera; hace una
sador, gaucho? ¡Gaucho/ comido y carcomido!/ ¡Gaucho lectura literal de lo que dicen los versos del texto de
ovillao! ¡Gau-/ cho acabao! Te’ han des-/ quisiado’ el mate, Hernández, que por literal, es risible. Pero también hay
gau-/cho, te lo han enyenao/ ‘e morisquetas, gaucho./ un proceso de degradación del original, o en todo caso,
gaucho ‘e la ‘epoca . gau-/ cho epotecao” (37). de la figura del gaucho Fierro, porque el “¡oigaló!” que

88 89
cierra la última cita es en la gauchesca una “expresión que en el Fausto se construyó como voz paródica de la
reducida de ¡óiganle al maula!, o también de ¡óiganle al “alta cultura”; la diferencia es que aquí la parodia se
duro y se duebla!” algunas de las “frases familiares y produce sobre un texto interno al género, sobre la figura
despectivas usadas por los paisanos para aludir a quien del héroe, sobre sus relatos y hasta sobre sus modos de
reacciona cobarde o tímidamente después de haberse enunciación.67
mostrado decidido o corajudo”.65 Pero también, de alguna manera, Lamborghini repi-
El tratamiento del Martín Fierro es –por primera vez te la operación del Fausto en el poema del mismo libro
en la producción de Lamborghini– paródico, porque tal “Vuelo del alma y faconaso’ e Dios”, que reescribe la poe-
como lo explica Bajtín, el autor introduce en la palabra sía de San Juan de la Cruz.68 El tópico del ascenso del
del otro “una orientación ajena” que “entra en hostilida- alma (la Esposa) en su búsqueda de unión con el Esposo
des con su dueño primitivo y lo obliga a servir a propó- (Dios), se traduce en términos propios de la gauchesca;
sitos totalmente opuestos.”66 la “herida”, la “llaga” serán el “faconaso”, y la “guarida”
Esta segunda voz literal y a la vez polémica, que pone o la “casa sosegada” de San Juan serán “tapera”69:
en clave cómica los versos del Martín Fierro, recuerda a “–Amigaso, ¿no siente/ en ocasiones/ que’ el alma/ se
los diálogos del Pollo y Laguna del Fausto de Estanislao le quiere volar/ de la tapera’ el cuerpo?...” (17).
del Campo, cuando el primero le relata la ópera de Char- Hay dos procedimientos que equiparan el tratamien-
les Gounod y Laguna responde desde el asombro y la to del tema culto que hace Lamborghini –su distorsión
incredulidad. En “El jolgorio’ e la criación”, la segunda como parodia– con el Fausto. Uno de ellos es la hipérbo-
voz pone en suspenso la seriedad (y entonces la veraci- le, que se presenta nítidamente en las versiones del alma
dad) de lo dicho por Fierro –y éstos son los propósitos en vuelo en boca de uno de los dos gauchos que dialo-
opuestos–, pero también parodia el modo de enuncia- gan: “–¡Ansina!,/ como un cuete/ dentrando/ en la
ción del género: las metáforas se desnudan en su identi- imensidá/ e’ la cortina asul....”, o bien: “ –¡Ahijuna!/ con
dad de clisés y se deconstruye, a partir de esta superpo- el alma priparándose/ pa’ su último/ vuelo supersóni-
sición de voces y del título mismo del poema, la relación co...” (17). Además de la exageración (y la inadecuación
del cantor con el canto, explicitada repetidas veces en el genérica) de la imagen, lo hiperbólico está presente en
Martín Fierro: “Vamos dentrando recién/ a la parte más el uso exclamativo extendido, que se convierte casi en el
sentida,/ aunque es todita mi vida/ de males una cade- único modo de respuesta o de apreciación del objeto,
na–/ a cada alma dolorida/ le gusta cantar sus penas.” muchas veces bajo el modo de la interjección (¡Velay!,
(6; v. 931-36). La función del “canto” deja de ser el relato ¡Ahijuna!). El otro procedimiento común –y ya mencio-
de las desventuras del gaucho, para convertirse en su nado– es el del extrañamiento de lo relatado (el amor
contrario, en jolgorio, en fiesta. La voz que lee el Martín místico) bajo un registro cotidiano que da lugar, incluso,
Fierro es la de Estanislao del Campo, o mejor dicho la al doble sentido: “–Que la china es atráida/ por tal juerza

90 91
tremenda,/ que no puede/ dejar de juirse’ al rancho;/ y Lamborghini dentro de la gauchesca: “–En el centro/ de
que Dios la pinetra...”/ –¡Ah, Gauchaso!” (18).70 esas aguas,/ entre muchos/ patos riales,/ un pato/
Si en El Solicitante descolocado Lamborghini inten- lamborginiesco/ nada/ y cuacuea/ su matiz...” (57), y si
ta “un gauchesco urbano”, aquí reconstruye los rasgos “riales” puede permitir, en este caso, cierta alusión al
sobresalientes del gauchesco histórico, el rural. Los gau- contexto de producción del poema de Hidalgo, la distin-
chos hablan de cosas de gauchos en su registro de len- ción, como lucha en el interior del género será la que
gua, pero lo que se pierde es el sentido político del géne- cierre el poema: “–En la orilla/ e’ la laguna/ los paisa-
ro, el que –como explica Angel Rama– desaparece, jus- nos/ se disenriedan,/ y juyendo perseguidos/ por el
tamente, con el Fausto.71 cuacueo/ del pato” (60).
Por eso se recupera una zona de la gauchesca en la La distorsión opera sobre el texto canónico de la
que la parodia está asociada a la polémica, pero tam- gauchesca, el Martín Fierro, pero también de algún modo,
bién a lo risible. Desde este punto también se entiende sobre sus orígenes, la poesía de Hidalgo: como si fuese
la incorporación de Hidalgo, de los inicios del género, en necesario reescribir toda la tradición de nuevo (despo-
Tragedias y parodias I; en el poema 9 de “En la laguna” jándose de sus zonas más obturadas y recobrando aque-
se lee: “Cielito digo/ que sí,/ que el valor/ es reidor” y se llas que se consideran productivas) para que el género
desarrolla una teoría de la parodia (“–La torva nube/ siga funcionando dentro de los modos de la literatura
paisana/ cae/ sobre el pato/ cuacuarón;/ pero el pato/ que argentina.
es matiz/ áhi nomás/ se hace perdiz,/ y en el centro/ e’ la
laguna/ áura le cuacuea/ a la luna...”).72 De los cielitos
de Hidalgo queda el rasgo caricaturesco, pero se pierde
el carácter fuertemente advocativo y partidario que los
definió. Sobre el final del texto de Lamborghini apare-
cen, en este sentido, unos versos que remiten concreta-
mente al “Diálogo patriótico interesante”: “–Desde el
prencipio,/ paisano,/ esto ya se equivocó...” (60);73 pero la
descontextualización, produce la pérdida del sentido crí-
tico del texto previo que es incluso analizado como el
que pone sobre el tapete la cuestión de la desigualdad
ante la ley, que luego sería retomada por Hernández en
las figuras de Fierro, de Cruz y de sus hijos.74 El tema
social del poema de Hidalgo, será sustituido por el tema
literario; las luchas, las definiciones son las de

92 93
4
Notas Esta definición pertenece a Joaquín Zamacois, “III. La Varia-
ción”, en Curso de formas musicales, Barcelona, Labor, 1982; 136.
Ver también sobre el tema:
-Ulrich Michels, “Géneros y formas. Variación”, en Atlas de Mú-
sica I, Madrid, Alianza, 1982; 157.
-Gunther Schuller, “La improvisación”, en El jazz: sus orígenes y
desarrollo, Bs As, Víctor Lerú, 1973.
-Graham Wade, “Tema y variaciones”, en La música y sus for-
mas, Madrid: Atalena, 1982; 50-53.
Si bien esta será la definición asumida por mí de aquí en más, es
1
La definición de material está tomada de Theodor Adorno, Teo- importante destacar que el autor también habla –en relación a cier-
ría estética, Barcelona, Ediciones Orbis, Hyspamérica, 1983 [1970]; tos textos propios– de la operación en términos matemáticos: “Hay
197: “Material por el contrario es todo aquello de lo que parten los reescrituras que he hecho aplicando ciertas fórmulas de las mate-
artistas: todo lo que en palabras, colores, sonidos se les ofrece hasta máticas de integrales aprendidas en la Facultad. Fórmulas de com-
llegar a las conexiones del tipo que sea, hasta llegar a las formas de binaciones sin repetición, con repetición, permutaciones, variacio-
proceder más desarrolladas respecto del todo: por eso las formas nes”. Daniel García Helder (reportaje), Diario de Poesía, op.cit.; 17.
5
pueden tornarse en material, como pueden convertirse en todo lo Los versos retomados son: “(que, de Neptuno hijo fiero,/ de un
que se les opone y sobre lo que tienen que decidir.” ojo ilustra el orbe de su frente,/ émulo casi del mayor lucero)” (v. 52
2
Dice L. Lamborghini: “Ahora la parodia está de moda. Si em- y 53) y “pisando la dudosa luz del día.” (v. 73). A partir de estos
bargo yo empecé a ejercitarme en la parodia en 1957. En ese mo- términos Lamborghini reconstruye, por oposición, pares ausentes
mento pensaba la parodia como payasada. Ahora la pienso como en el original: de tierra (orbe), celeste y agua (aunque éste aparece
una relación de contraste y semejanza con un modelo. Como dije en en distintos momentos en el original, “Donde espumoso el mar
Circus: “Lo mismo pero parecido”, en Fondebrider, Jorge (reportaje). siciliano”); de duda, fe; de divino, humano. “Ojo” y “frente” se man-
op. cit.; 3. Ver también los reportajes que ya se han citado, el de tienen iguales. Ver Episodios, Bs. As., Tierra Baldía, 1980; 63-75.
6
García Helder y Juan Escobar, y agregar Julio Schvartzman. En este sentido difiero de los análisis de Daniel Freidemberg
“Leónidas Lamborghini ...o la gauchesca urbana”, en Diario La Ca- que propone la distorsión como única clave de lectura. Ver “Leónidas
pital, Mar del Plata, domingo 25 de septiembre, 1994; 4, y Gustavo Lamborghini: multiplicar la distorsión”, en “Herencias y cortes. Poé-
López y Mirta Colágeno. “Leónidas Lamborghini. Para que el cami- ticas de Lamborghini y Gelman”, texto incluido en el tomo 10 coor-
no no sea borrado”, en VOX, Nº 6/7; Bahía Blanca, primavera 1998. dinado por Susana Cella de Historia y crítica de la literatura argen-
En el Odiseo confinado (Van Riel, 1992) y en Comedieta (Estanislao, tina. La irrupción de la crítica, Bs. As., Emecé, 1999. Dirección de
1995) Lamborghini desarrolla una teoría de la parodia como texto Noé Jitrik; 201-209. Carlos Valverde, por su parte, considera que “la
teórico metido dentro de la poesía. En este sentido, retoma y amplía variación no es el único experimento formal en la obra de Leónidas
el gesto que ya había iniciado en 1975 con “El estro paródico”, texto Lamborghini. Podría decirse que prácticamente cada libro suyo pone
en prosa incluido en El Riseñor. en funcionamiento un dispositivo de escritura diferente (además de
3
La definición está incluida en el libro Partitas: “PARTITA. Dic- recoger procedimientos previamente utilizados). Ver “Fragmentación
cionario: ‘Partita equivale a variaciones. Una partita o partida mu- y continuo (Leónidas Lamborghini)”, en Los Lamborghini. Ni “atípicos”
sical es el juego completo que se hace sobre un tema, variándolo y ni “excéntricos”. Bs. As., Colihue, Colección Puñaladas, 2000; 43. La
transformándolo, melódica, contrapuntística y rítmicamente, lo que diferencia, en todo caso, es que yo planteo la variación como una lógi-
se verifica disponiendo una serie de diversas jugadas o variaciones ca y como modo de producción de todos los textos de Lamborghini (y
que el compositor hace sobre el tema propuesto.’” (9) no sólo de aquellos que él ha considerado como tales).

94 95
7
La intención no es definir los textos de Lamborghini como Partitas, Bs. As., Corregidor, 1971. De acá en más esta será la edi-
pastiches, aunque algunos podrían considerarse como tales. El artí- ción que se citará del texto en cuestión, para el cual se adoptará la
culo de Laurette es muy interesante porque plantea las relaciones designación P. En cuanto a las citas de Las patas en las fuentes, se
en términos semióticos y en este mismo sentido, habla de los proce- harán sobre la edición de Bs. As., Sudestada, 1968. El libro se desig-
sos de transformación del texto original como traducción. nará de aquí en más como PF.
8 12
Omar Calabrese, “4. Detalle y fragmento”, La era neobarroca, La variación ejercida sobre el género de la poesía gauchesca
Madrid, Cátedra, 1987. en Las patas en las fuentes y más precisamente en El Solicitante
Me parece válido aclarar, que no comparto con Calabrese la cir- Descolocado, se analizará más adelante, ya que los monólogos del
cunscripción del fragmento y el detalle, como técnicas, a la pos-mo- Solicitante Descolocado y del Saboteador Arrepentido agregarán
dernidad que él caracteriza como neo-barroca. elementos que no están presentes en el contrapunto que luego se
9
Dice Riffaterre: “Es entonces una paradoja que el texto poético autonomiza con el título “Payada”. En el caso de la variación del
sea interpretado como un desvío en relación a la norma, (...) no existe tango en cambio, ambos textos pueden ser equiparados, marcando
la norma que corresponde a la lengua fijada por las gramáticas y algunas diferencias mínimas.
13
los diccionarios; el poema está hecho de textos, de fragmentos de Josefina Ludmer caracteriza desafío y lamento como los dos
textos integrados con o sin conversión, en un nuevo material. Este tonos propios de la poesía gauchesca tradicional, que provienen en
material (palabra más exacta que norma) no es sólo la materia bru- realidad del fenómeno de recepción de la voz oída de los payadores.
ta de la lengua, él actualiza las estructuras estilísticas, es un dis- Ver su libro El género gauchesco. Un tratado sobre la patria, op. cit.;
curso cargado de connotaciones.” La production du texte, París, du 137. Sobre el tono del consejo en “Payada” de Leónidas Lamborghini
Seuil, 1979; 205-206. Ver también del autor, Sémiotique de la poésie, se podrían citar los siguientes versos:
París, du Seuil, 1983 [1978]. –Yo, por eso,
10
Michel Riffaterre. Sémiotique de la poésie. op. cit.; 33. (El des- lo aconsejo bien:
tacado no está en el original). No comparto la teoría de Riffaterre volverse sabio
como modo de leer todos los textos de la literatura; en el caso con- en esta cosa de entender el aparato
creto de la producción de Leónidas Lamborghini, la puesta del texto y del sentido de la precisión
como un juego intertextual se hace evidente porque es uno de los hacer exacta ciencia
clivajes más fuertes de su poética. situándose en la acción. (88)
11
Es necesario aclarar en este punto la relación entre ambos La figura del Letrista del Sesquicentenario, remite por supues-
textos. La primera aparición del diálogo entre El Letrista Proscripto to a los cientocincuenta años de la Independencia. La instalación
y El Letrista Sesquicentenario data del año 1960 y se encuentra en de esta voz junto a la del Letrista Proscripto, significa un gesto de
Al Público. Diálogos I y II y se mantendrá en el paso siguiente de la nueva lectura de este acontecimiento histórico como reinterpretación
serie, la edición de Las patas en las fuentes de 1965. En el año 1966, (modernización de una voz se podría decir) y como creación de un
el texto se publicará en forma mimeografiada, como poema autóno- linaje que postula una continuidad en el período de la Resistencia
mo con el nombre de “Payada”, con un prólogo de John William Cooke. peronista, posterior al golpe de Estado de 1955.
14
Más adelante el primer monólogo del Letrista Proscripto ingresa Josefina Ludmer explica que los dos tonos propios de la
en el texto de Las patas en las fuentes (1968) y desaparece la voz del gauchesca, desafío y lamento se trasladan, a través de la milonga,
Letrista Sesquicentenario. al tango. Ver op. cit.; 137 y 219. Es interesante, en este sentido, leer
En la primera edición conjunta de El Solicitante Descolocado el libro de Noemí Ulla. Tango, rebelión y nostalgia, Bs. As., CEAL,
(1971), compuesta por “Las patas en las fuentes”, “La estatua de la Colección Capítulo, Serie Sociedad y cultura/12; 1982 [1967], que
libertad” y “Diez escenas del paciente”, desaparece también la voz ya desde el título está presentando esta doble articulación de la
del Letrista Proscripto. que se hablaba en el tango.
15
“Payada” volverá a publicarse como un texto autónomo en Joaquín Zamacois, op. cit.; 137: “La melodía de un tema admi-

96 97
te ser modificada –ya en su ritmo, ya en su línea de sonidos– sin la época de la Resistencia peronista, que es el contexto político de
que por ello el tema quede desfigurado hasta el punto de no permi- Las patas en las fuentes: “Volveremos”. Es interesante destacar que
tir la identificación. Todo estriba en que se acierte a conservar los el sintagma “salgo y entro” también se repetirá como estribillo en
puntos básicos de su contexto y de la armonía acompañante. Por la reescritura de la Marcha Peronista, aunque aquí la vuelta ten-
eso, el compositor, en la Variación ornamental, enriquece a volun- drá que ver con la posibilidad de acercarse a los sentidos desplega-
tad el tema –añadiéndole arabescos, figuraciones, escalas, arpegios, dos en el texto previo.
19
etc– o, por el contrario, elimina del mismo notas accesorias y giros Bastaría pensar al respecto en un tango como “Cambalache”
superfluos, establece nuevos ritmos, cambia el compás, la modali- de Enrique Santos Discépolo.
dad, el movimiento...; pero mantiene lo fundamental de la melodía, Noemí Ulla dice que “Discépolo muestra con lucidez una socie-
de la armonización y de la estructura de los períodos y subdi- dad en crisis, en disolución”, “una sociedad carente de afectos y res-
visiones.” peto por el hombre”, tiñendo a sus personajes de “una convicción de
16
Leónidas Lamborghini, “Payada”, op. cit.; 77: “Ella se fue/ solo indiferencia ‘universal’ ante el dolor ‘universal’ ” (op. cit.; 111). Esta
quedé/ Patria en remate/ llorando.” ideología está presente en los textos que estoy analizando de
17
El tango de Santos Discépolo dice: “Cuando rajés los tamangos/ Lamborghini, que por otra parte también dramatizan una época de
buscando ese mango/que te haga morfar/”. Hay otras inclusiones crisis, la que sigue al golpe de Estado de 1955. Sin embargo, y justa-
de versos del tango en El Solicitante Descolocado, como por ejem- mente por esta razón, los elementos propios de esta ideología que
plo: “Yo, el ubicuo Gerente/ devine popular. Coordino y distribuyo se filtra desde ciertos sectores del tango, no son presentados como
los trabajos/ tomo y obligo”, que procede obviamente del tango “Tomo universales.
20
y obligo” con letra de Manuel Romero y música de Carlos Gardel: En “Payada”, como en El Solicitante Descolocado, no aparece,
“Tomo y obligo. Mándese un trago/ de las mujeres mejor no hay que para articular el tono del desafío, la figura del compadrito, sino la
hablar.” En este caso también se puede leer la re-escritura del tan- del amurado, la del abandonado. Esto tiene que ver, en realidad,
go como un deslizamiento del plano amoroso al político. con el tipo de operación que el texto efectúa sobre el tango como
Otro de los ejemplos remite a “Mi noche triste” de Pascual material. No sólo toma sus imágenes, sino que además las transfor-
Contursi que dice: “Y si vieras la catrera/ cómo se pone cabrera/ ma, les posibilita el manejo de los dos tonos: desafío y lamento. Ade-
cuando no nos ve a los dos.”. El texto de Lamborghini dice: “en mi más, la aparición del tono del desafío está asociada a la denuncia
soledad/ no se puede confort y/ si vieran mi catrera.” (31). política.
18
Este procedimiento ya se había dado en realidad en el sistema Sobre la figura del compadrito en el tango ver:
interno del tango. Carlos Viván, justamente, trabaja sobre el mismo -Horacio Salas, “La secta del cuchillo y el coraje (Guapos y
texto: “Cómo se pianta la vida!/ Cómo rezongan los años!/ Cuántos compadritos)”, El Tango, Bs. As., Planeta, 1986; 61-73.
fieros desengaños/ nos van abriendo una herida;/ es triste la prima- -Noemí Ulla, “La exaltación del coraje”, en op. cit.; 59-67.
vera/ si se vive desteñida.” (“Cómo se pianta la vida”). Pero la varia- -Idea Vilariño, Las letras de tango, Bs. As., Schapire, 1965.
21
ción más compleja, sin lugar a dudas, es la que se da sobre la letra Es muy interesante, en este sentido, leer el artículo de Alejan-
del tango “Volver” de Alfredo Lepera. El Solicitante dice: “vuelvo al dro Rubio, “El saboteador recalcitrante” que resalta aquellos ele-
mismo lugar. Nunca/ pero se vuelve/ siempre/ siempre// y salgo y mentos discursivos que ponen en duda la lectura política del texto.
entro y salgo y entro”. El significante volver en el tango está asocia- A mi modo de ver, esta inquietud tiene una fuerte relación con el
do al regreso a los orígenes: el país, el barrio, la mujer amada, etc. modo en que se lee a Lamborghini en los ’90 y, sobre todo, con la
Aquí, en cambio, se relaciona con la posibilidad de comprender el incorporación que hacen los poetas jóvenes de la producción del autor.
país (–En este país/ equívoco del equívoco/ de los equívocos/ pre- Ver “Dossier Leónidas Lamborghini”, en Diario de Poesía, Nº 38,
gunté./ (...) y salgo/ y entro) y con la entrada y salida del Solicitante invierno 1996; 22.
22
en el mundo del trabajo. Pero además, el significante volver (entrar) Sobre los primeros textos que aparecen en la prensa, antes de
también envía a una consigna política que comienza a utilizarse en la edición de Operación masacre, como por ejemplo el diálogo con

98 99
Juan Carlos Livraga “Yo también fui fusilado”, que se publica en porque obturaba esa ‘transparencia’ con imágenes, metáforas, etc.
una hoja gremial llamada Revolución Nacional, el 15 de enero de que convertían a la pieza de teatro en verso en un hermoso recital
1957, ver Roberto Ferro (recopilación y prólogo), Rodolfo Walsh. Yo de poesía, faltando al objetivo de mostrar al personaje ‘desde aden-
también fui fusilado. Vuelve la secta del gatillo y la picana y otros tro’, que es lo que hace Hernández en su Martín Fierro”, en Daniel
textos, Bs. As., Libros de GenteSur, 1990. Los fragmentos de los so- García Helder (reportaje), Diario de Poesía, op. cit.; 17. Ver de T. S.
brevivientes del fusilamiento de José León Suárez en el poema de Eliot, Poesía y drama, Bs. As., Emecé, 1952. El ensayo es una confe-
Lamborghini, se encuentran en El Solicitante Descolocado, Bs. As., rencia dictada en la Universidad da Harvard en 1950.
31
Ediciones de la Flor, 1971; 37-38 y 85-88. Mijail Bajtín, “Las formas del tiempo y del cronotopo en la
23
Sobre la comparación, la metáfora y sus relaciones ver, Luiz novela”, op. cit. (1991), [1975]. Los cronotopos, según Bajtín, son las
Costa Lima, “Metáfora: do ornato ao transtorno”, en A aguarrás do formas de asimilación y representación de las relaciones entre tiem-
tempo, Río de Janeiro, Rocco, 1989; 123-186 y Catherine Kerbrat- po y espacio, no sólo en la literatura sino en el arte en general.
32
Orecchioni. “Las connotaciones como valores asociados”, en La con- Josefina Ludmer, op. cit.; 230.
33
notación, Bs. As., Hachette, 1983; 122-178. Mijail Bajtín, “La palabra en Dostoievski”, Problemas de la
24
Leónidas Lamborghini, “Comer y tragar”, en Circus, Bs. As., poética de Dostoievski, op. cit.; 258 y ss.
34
Libros de Tierra Firme, 1986; 48. Ver Daniel James, “Ideología y conciencia en la Resistencia
25
Leónidas Lamborghini, “El extraño (1)”, en Circus, op. cit.; 42. peronista”, Resistencia e integración. El peronismo y la clase traba-
Este sería el caso también de otros poemas como “Insistente” (15) y jadora argentina 1946-1976, Bs. As., Sudamericana. Colección His-
“El recluso” (21). toria y Cultura, 1990 [1988]; 129.
26 35
“Seguro de vida”, La canción de Buenos Aires, sin número de Leónidas Lamborghini, “El Ausentismo”, El Saboteador Arre-
página. pentido, op. cit.; sin número de página. La cita está tomada de este
27
Este aspecto de la variación sintáctica puede identificarse en libro, porque ya en Al Público (1957), segundo libro de la serie, se
“Ocultaciones”, Circus; 33: “Como el que/ se esconde/ en sí mismo.// produce una variación que elimina, además de los títulos que enca-
Como el que/ se esconde/ de sí mismo./ Como el que/ se esconde/ a sí bezaban cada parte, el término “nacional”.
mismo.// Como el que/ no sé/ y se esconde/ así.” Otras veces es un El rol de saboteador de uno de los personajes, puede plantear
juego de palabras lo que permite la variación, como en “Clown”, poe- ciertas dudas cuando a esta voz se agrega la del Solicitante Desco-
ma de Circus (11), en donde a partir del sonido se establece una locado en el año ’57. Si uno no tuviese en cuenta que la primera
relación entre los verbos “estila” y “destila”, o en “El mendigo” de edición de la secuencia es de 1955, podría relacionar la figura del
Episodios (29), en donde lo relacionado son los sustantivos “temor” saboteador con las prácticas gremiales y políticas de la Resistencia
y “temblor”. peronista. En realidad El Saboteador y el Solicitante en los dos pri-
28
Leónidas Lamborghini, “Tres gags en la pared”, Circus; 31. meros diálogos, hacen alusión a su pasado en el mundo del trabajo,
29
Omar Calabrese, op. cit.; 60. Las otras dos características de antes del golpe de la Revolución Libertadora. Por esta razón El Sabo-
la estética de la repetición en sus usos más contemporáneos son, teador, ya arrepentido de su condición, dirá en la sección titulada
según el autor, la variación organizada y la irregularidad regulada “La Descolocación”: “En el tejo fue escrita la aceptada Renuncia,/
que define el ritmo frenético. tanto vil ostracismo/ después supe/ El Trabajo es salud, es factor/
30
Es interesante destacar que el mismo Lamborghini menciona dignifica”.
36
como origen del modo de dramatización de las voces a T. S. Eliot y Sobre este tema ver Daniel James, “Comandos y sindicatos:
no a la poesía gauchesca: “¿Pero cómo sería esa poesía, esa poesía surgimiento del nuevo liderazgo sindical peronista”, op. cit.; 107-
encarnada por un personaje? Me encontré entonces con Eliot y su 127.
37
ensayo “Poesía y drama”, en el que habla de la ‘transparencia’ que Josefina Ludmer, op. cit.; 137.
38
debe tener la poesía con respecto al personaje. El estaba hablando Beatriz Sarlo, analizando el Martín Fierro de José Hernández,
de teatro en verso, opinaba que la poesía lírica no servía para eso reconoce en la escritura de este poema tres elecciones: la lengua

100 101
rural, las convenciones retóricas de la literatura gauchesca y un aquí estoy varado sin plata y sin fe;/ quién sabe una noche me encana
conjunto de proposiciones descriptivas y programáticas sobre la si- la muerte/ y, chau, Buenos Aires, no te vuelvo a ver.”
44
tuación del gaucho. Ver “Razones de la aflicción y el desorden en Joaquín Zamacois, op. cit.; 139: “El tema no necesita aparecer
‘Martín Fierro’”, Punto de Vista, Año 2, Nº 7, nov. 1979; 7-9. completo para acreditar su presencia. Puede bastar un fragmento
39
Joaquín Giannuzzi, en Las patas en las fuentes; 14-15. suyo, un simple detalle de los que le han dado personalidad al ser
En una de las críticas periodísticas que aparecen en la contratapa expuesto. En tal caso, el tema se convierte en cantera de la cual se
de esta edición del libro, también se lee la alusión a lo nacional extraen elementos que necesitan de otros complementarios para lle-
como definición del poema. Dice Raúl García Brarda en La Ventana gar a constituir estados musicales nuevos, pero que no por eso de-
de Rosario: “’Las patas en las fuentes’ constituye un grito jan de ser hijuelos de aquél. El compositor, pues, al componer una
desgarrante que trae consigo la esencia ineludible del ser argenti- Variación amplificativa, toma “algo” (poco o mucho) del tema –ya de
no, fatalista y visceral”. su línea de sonidos, ya de su ritmo o de su armonía– y, considerando
40
La analogía entre “decir” y “escupir” no aparece hasta la pri- ese “algo” como célula generadora, crea sobre su base una nueva
mera edición de El Solicitante Descolocado. Este despliegue de imá- idea musical, que pasa a ser protagonista de una de las variaciones,
genes que reelaboran el tópico del canto de manera diversa es, en pero que en la siguiente cede el puesto a otra.”
45
otro orden, uno de los datos que permite articular las tres partes de Estas son algunas de las marcas de la música minimalista,
la serie. destacadas por Dominique Bosseur y Jean-Ives. “La Musique
41
La idea de refutación de la gauchesca está tratada por Jorge contemporaine depuis 1945”, Révolutions Musicales. París: Ed.
Luis Borges en su ensayo “Eduardo Gutiérrez, escritor realista”, Minerve, 1986; 172-176.
Textos cautivos. Ensayos y reseñas en “El Hogar” (1936-1939), Bs. En relación a la textura de la música minimalista y estable-
As., Tusquets editores, 1986. Edición de Enrique Sacerio-Carí y Emir ciendo una analogía con el Op Art, dice Herman Sabbe: “...while the
Rodríguez Monegal. technique of repetition and multiplication of similar short cells,
42
Es importante mencionar acá la revisión y reescritura perma- linked in a continuous, gradually variegated progression and
nente que Lamborghini hace de aquellos discursos que pueden ser transition of one motive to another related motive, produces a static,
considerados como propios de la identidad nacional: el Himno Na- though incessantly moving, acoustic texture, that seems to be an
cional Argentino o la Marcha Peronista en “en el camino su (una aural analogy to the visual experience of observing an Op Art
epopeya de la identidad)” (El Riseñor), la payada en el texto del painting...”. Citado por Wim Mertens, “Minimal Music”, American
mismo nombre (Partitas), La Razón de Mi Vida de Eva Duarte de Minimal Music, London, Kahn and Averill, 1988; 15.
46
Perón en “Eva Perón en la hoguera” (Partitas), o el tango, principal- Me refiero a “La muerte del fakir”, “El fallo de la suerte”, “Rei-
mente en Verme y 11 reescrituras de Discépolo. na”, “El gayo fané”, “Una flor en la tormenta”, “Los títeres”, “La
43
Transcribo aquí la letra del tango, para los cotejos posteriores muerte del amor” y “El sueño de Jesús”.
47
que sean necesarios: “Tirao por la vida de errante bohemio/ estoy, Enrique Santos Discépolo y Luis César Amadori, “Confesión”:
Buenos Aires, anclao en París;/ curtido de males, bandeado de apre- “Fue a conciencia pura/ que perdí tu amor.../ Nada más que por sal-
mios,/ te evoco desde este lejano país./ Contemplo la nieve que cae varte!/ Hoy me odiás/ y yo feliz/ me arrincono pa‘ yorarte.../ El re-
blandamente/ sobre mi ventana que da al bulevar;/ las luces rojizas cuerdo que tendrás de mi/ será horroroso/ me verás siempre gol-
con tonos murientes/ parecen pupilas de extraño mirar.// Lejano peándote/ como un malvao.../ Y si supieras bien/ qué generoso/ fue
Buenos Aires/ qué lindo que has de estar,/ ya va para diez años/ que que pagase así/ tu buen amor...// Sol de mi vida.../ fui un fracasao./
me viste zarpar./ Aquí, en este Montmartre,/ faubourg sentimen- Y en mi caída/ busqué dejarte a un lao,/ porque te quise/
tal,/ yo siento que el recuerdo/ me clava su puñal.// Cómo habrá tanto...tanto.../ que al rodar,/ para salvarte/ sólo supe/ hacerme
cambiado tu calle Corrientes,/ Suipacha, Esmeralda, tu mismo arra- odiar...// Hoy después de un año atroz/ te vi pasar.../ Me mordí pa’
bal.../ Alguien me ha contado que estás floreciente/ y un juego de no yamarte// Ibas linda como un sol/ se paraban pa’ mirarte.../ Yo no
calles se da en diagonal./ No sabés las ganas que tengo de verte/ y sé si el que te tiene así/ se lo merece,/ sólo se que la miseria cruel/

102 103
que te ofrecí/ me justifica al verte hecha una reina,/ que vivirás y el que no afana es un gil./ Dale nomás, dale que va,/ que allá en el
mejor/ lejos de mí...” horno se vamo a encontrar./ No pienses más, echate a un lao,/ que a
48
Enrique Santos Discépolo, “Yira, yira”: “Cuando la suerte que nadie importa si naciste honrao./ Que es lo mismo el que labura/
es grela,/ fayando y fayando,/ te largue parao;/ cuando estés bien en noche y día como un buey/ que el que vive de los otros,/ el que mata
la vía,/ sin rumbo, desesperao;/ cuando no tengas ni fe/ ni yerba de o el que cura/ o está fuera de la ley.”
52
ayer/ secándose al sol;/ cuando rajés los tamangos/ buscando ese Se trata, específicamente, de tres estrofas finales del canto
mango/ que te haga morfar;/ la indiferencia del mundo,/ que es sor- XIII:
do y es mudo/ recién sentirás.// Verás que todo es mentira/ verás
que nada es amor,/ que al mundo nada le importa.../ Yira...yira/ Cruz y Fierro, de una Estancia
Aunque te quiebre la vida,/ aunque te muerda un dolor,/ no esperes una tropilla se arriaron–
nunca una ayuda/ ni una mano ni un favor// Cuando estén secas las por delante se la echaron
pilas/ de todos los timbres/ que vos apretás,/ buscando un pecho como criollos entendidos,
fraterno/ para morir abrazao;/ cuando te dejen tirao/ después de y pronto sin ser sentidos
cinchar/ lo mismo que a mí./ Cuando manyés que a tu lao/ se prue- por la frontera cruzaron.
ban la ropa/ que vas a dejar,/ te acordarás de este otario/ que un día,
cansado,/ se puso a ladrar.” Y cuando la habían pasao,
49
Así como en El Solicitante Descolocado, según se ha visto, una madrugada clara,
Lamborghini contextualizaba un núcleo semántico propio de los le dijo Cruz que mirara
tangos de Discépolo, es interesante destacar que en este caso, se las últimas poblaciones;
mantiene el nivel de universalidad que la sentencia tiene en el ori- y a Fierro dos lagrimones
ginal. le rodaron por la cara.
50
Los textos previos de estos poemas son “Tres esperanzas” y
“Qué vachaché” respectivamente. Y siguiendo el fiel del rumbo
51
Enrique Santos Discépolo, “Cambalache”: “Que el mundo fue y se entraron en el desierto–
será una porquería/ ya lo sé;/ en el quinientos seis/ y en el dos mil no sé si los habrán muerto
también;/ que siempre ha habido chorros,/ maquiavelos y estafaos,/ en alguna correría–
contentos y amargaos,/ valores y dublés,/ pero que el siglo veinte es pero espero que algún día
un despliegue/ de maldá insolente/ ya no hay quien lo niegue;/ vivi- sabré de ellos algo cierto.
mos revolcaos en un merengue/ y en un mismo lodo todos manoseaos./
/ Hoy resulta que es lo mismo/ ser derecho que traidor,/ ignorante, Sobre el final de “La Peregrinación”, Lamborghini también reto-
sabio, chorro,/ generoso, estafador./ Todo es igual; nada es mejor;/ lo ma palabras sueltas del resto del canto, de tal modo que las estrofas
mismo un burro que un gran profesor./ No hay aplazaos ni escala- principales de la variación, van perdiendo su integridad.
53
fón/ los inmorales nos han igualao./ Si uno vive en la impostura/ y Los poemas son ‘una canción’ y ‘otra canción’ de “en el camino
otro roba en su ambición,/ da lo mismo que si es cura,/ colchonero, su (una epopeya de la identidad)”, en El Riseñor, op. cit.; 9 y 23
rey de bastos,/ caradura o polizón.// Qué falta de respeto,/ que atro- respectivamente.
pello a la razón,/ cualquiera es un señor,/ cualquiera es un ladrón./ Todos los poemas que integran este texto, reaparecerán en Epi-
Mezclaos con Stavisky/ van Don Bosco y la Mignon,/ Don Chicho y sodios –sin alteraciones– con carácter autónomo y bajo títulos dife-
Napoleón,/ Carrera y San Martín./ Igual que en la vidriera irrespe- rentes: “El Extraviado”, “En el hospicio” (correspondientes a ‘una
tuosa/ de los cambalaches, se ha mezclao la vida,/ y herida por un canción’ y ‘otra canción’), “El combate” (que reescribe la Marcha
sable sin remaches/ ves llorar la Biblia contra un calefón.// Siglo Peronista) y “SEOL” (que reescribe el Himno Nacional Argentino).
veinte, cambalache/ problemático y febril;/ el que no llora, no mama/ Mientras estos cuatro poemas aparecen en forma consecutiva, “Epi-

104 105
sodio de la Mole” que era la quinta parte del poema de El Riseñor, todo el muestrario de corazones que laten bajo el cielo de mi Pa-
varía su nombre por “En la montaña” y se intercala, mucho más tria”, y: “A medida que iba descendiendo desde los barrios orgullo-
adelante, entre otros poemas. sos / y ricos a los pobres y humildes / las puertas se iban abriendo
54
Se transcribe la letra completa de la “Marcha Peronista” para generosamente.”
facilitar los cotejos: “Los muchachos peronistas/ todos unidos triun- Habría que agregar que algunas de las imágenes que aparecen
faremos/ y para siempre daremos/ un grito de corazón/ ¡Viva Perón, en “Eva Perón en la hoguera” de Lamborghini, tienen su origen di-
viva Perón!// Por ese gran argentino/ que se supo conquistar/ a la rectamente en La Razón de mi Vida, y se mantienen tal como apa-
gran masa del pueblo/ combatiendo el capital// Por los principios recen en este libro: el cóndor, el gorrión, el sol, los ricos como árbo-
sociales/ que Perón ha establecido/ el pueblo entero está unido/ y les y los pobres como pasto, son algunas de ellas. De todos modos, lo
grita de corazón/ ¡Viva Perón, viva Perón!// Perón, Perón, qué gran- que cambia es el contexto y, entonces, estas figuraciones se leen de
de sos/ mi general cuánto valés/ Perón, Perón que grande sos/ sos el manera distinta.
62
primer trabajador// Imitemos el ejemplo/ de ese varón argentino/ y Es interesante, en este sentido, pensar la diferencia del relato
siguiendo su camino/ gritemos de corazón/ ¡Viva Perón, viva Perón!/ del 17 de octubre que dramatiza Las patas en las fuentes, con otros,
/ Por esa Argentina grande/ con que San Martín soñó/ es la realidad como el de Raúl Scalabrini Ortiz, que se ajusta a una retórica de
efectiva/ que debemos a Perón.” época: “Un pujante palpitar sacudía la entraña de la ciudad. Un
55
Leónidas Lamborghini, “2 en el camino su”; 11. Los subraya- hálito áspero crecía en densas vaharadas, mientras las multitudes
dos no están en el original; se utilizan para poder visualizar mejor continuaban llegando. Venían de las usinas de Puerto Nuevo, de los
el complejo proceso de variación al que son sometidos los términos talleres de Chacarita y Villa Crespo, (...). Brotaban de los pantanos
de la Marcha Peronista. de Gerli y Avellaneda o descendían de las Lomas de Zamora. Her-
56
Es muy interesante recordar las distintas apropiaciones de la manados en el mismo grito y en la misma fe iban el peón de campo
Marcha Peronista, hasta llegar a la versión de los Montoneros que de Cañuelas y el tornero de precisión, el fundidor, mecánico de au-
significa el grado más fuerte de distorsión, por ejemplo en la estro- tomóviles, la hilandera y el peón. Era el subsuelo de la patria suble-
fa que dice “Con un fusil en la mano/ y Evita en el corazón/ vado. Era el cimiento básico de la nación que asomaba, como aso-
Montoneros Patria o Muerte/ los soldados de Perón.” man las épocas pretéritas de la tierra en la conmoción del terremo-
57
Sobre esta relación ver Richard Gillespie, op. cit, 1987; 194 y ss. to”. Ver “Aparece en el escenario político el coronel Perón el 17 de
58
La crítica de Lamborghini a la construcción de una identidad octubre de 1945”, en Yrigoyen y Perón, Bs. As., Plus Ultra, 1972; 72.
63
a partir del Líder tiene una flexión ideológico-política y una flexión Leónidas Lamborghini, Tragedias y parodias I. 1. Estanislao
filosófico-lacaniana. Ver: Jacques Lacan, “La cosa freudiana o senti- del mate; 2. La oevejíada; 3. En la laguna. Bs. As., Libros de Tierra
do del retorno a Freud en psicoanálisis”, Escritos I y II, México, Si- Firme, 1994.
64
glo XXI, 1976 [1966]. “El jolgorio’ e la criación” corresponde al libro Estanislao
59
En este mismo sentido se pueden leer “Eva Perón en la hogue- del mate.
65
ra” y “Plegarias” (ambos de Partitas). Nota de Noemí Susana García y Jorge Panesi, en la edición del
60
María Eva Duarte de Perón, La Razón de mi Vida, Bs As, Edi- Fausto de Estanislao del Campo, Bs. As., Colihue, S/F; 61.
66
ciones Volver, 1986. No se discute aquí la autoría del texto porque Mijail Bajtín. Problemas de la poética de Dostoievski, op.
importa más la fuerte relación que se estableció luego, en la circu- cit.; 270.
67
lación que incluía hasta el sistema educativo obligatorio, entre el Es interesante, también, pensar la apropiación del diálogo corto,
ensayo y Eva. rápido e incisivo propio de Estanislao del Campo, en varios de los
61
Un ejemplo de este tipo de imagen, podría ser: “Los humildes poemas de Parodias y tragedias I, en relación a los monólogos o los
que laten generosamente” (VI, 60), que se origina por la yuxtaposi- contrapuntos más extensos de la serie de El Solicitante Descoloca-
ción de algunos términos del texto de Eva Duarte. Los párrafos que do, que parecieran seguir al Martín Fierro. En “El jolgorio e’ la
le dan origen en este caso especial son: “Desde entonces conozco criación” Lamborghini ejerce una operación de yuxtaposición de los

106 107
72
versos del poema de Hernández, más específicamente de la payada Leónidas Lamborghini, “En la laguna”, del libro del mismo
entre Fierro y el Moreno, fuera de la tirada extensa de los monólo- nombre de Tragedias y parodias I; 59. Es importante destacar que
gos, generando un diálogo de otra índole: “¡Y salgan otros a cantar / “la perdiz” aparece en el “Nuevo diálogo patriótico” de Hidalgo, pero
y verán quién es el bueno!// disafiaba Don José// y el Gaúcho’ e los asociada a la figura del poder español, que se enmascara ante el
gaúchos: –¡No me hago al lao’ e la güeya// aunque vengan degoyando!/ triunfo de las luchas independentistas: “¡Ah Chano, si de sabido/
/ y Don José: –¡Ande quiera’ ago pata ancha!// Y el Gaúcho e’ los perdiz se hace entre las manos!”. Ver Bartolomé Hidalgo, Cielitos y
Gaúchos: –¡Nací como nace el peje// en el fondo de la mar!” (27) diálogos patrióticos, Bs. As., CEAL, Colección Capítulo, 1979; 57.
68 73
Las citas textuales de San Juan de la Cruz son: “¡Amada en el Los versos del diálogo de Hidalgo son: “Desde el principio,
Amado transformada!”, que pertenece al poema “En una noche obs- Contreras/ esto ya se equivocó;/ de todas nuestras Provincias/ se
cura”, y “que muero porque no muero”, verso que funciona como es- empezó a hacer distinción.” Ver Bartolomé Hidalgo, op. cit.; 43.
74
tribillo de “Vivo sin vivir en mí”. Ver al respecto el “Prólogo” de Noemí Ulla a la edición citada
69
La idea de herida o llaga divina está presente en casi todos los de Hidalgo y también el apartado “La transparencia de Hidalgo es
poemas de San Juan de la Cruz y forma parte de la codificación de la distribución de las voces. Una verificación de la teoría de los ani-
la poesía mística española. Así, en la primera canción del “Cántico llos de Einstein” de Josefina Ludmer, op. cit.; 63-97.
espiritual” se lee “Como el ciervo huiste/ habiéndome herido;” y en
la novena, “¿Porqué, pues has llagado/ aqueste corazón, no lo sanas-
te?”. Este tópico también se repite en “¡Oh llama de amor viva”:
“¡Oh llama de amor viva, que tiernamente hieres/ de mi alma en el
más profundo centro!, (....) ¡Oh cauterio suave!/ ¡Oh regalada lla-
ga!”. La asociación entre “herida” y mirada de Dios, es clara tam-
bién en el “Cántico espiritual”: “Descubre tu presencia,/ y máteme
tu vista y hermosura;/ mira que la dolencia/ de amor, que no se cura/
sino con la presencia y la figura”, y será reescrita específicamente
en el poema de Lamborghini: “–¿La que dicen/ que jué achurada/
allá Arriba e’ los Arriba/ por el faconaso/ e’ la Mirada e’ Dios?” (18).
70
La lectura en clave sexual de los mitos de la gauchesca, o de
sus motivos más prestigiosos, puede leerse sobre todo en “La doma”,
poema que pertenece a Estanislao del mate: “¡Velay!, el más/ jinetaso/
rapador e’ conchas/ que haiga:/ ¡el gaucho!// El sabe cómo/ montar/
a su forsuda/ sansona...// Y cuidando/ e’ no enriedarse/ en la
enmañada/ pelambre,/ se acomoda/ lijerito/ entre esas púas/ como
ansuelos...” (21). Hay un procedimiento similar sobre el tango en
“Personaje en Penehouse”, que retoma el tango de Gardel y Le Pera
“Rubias de New York”: “July/ menëando/ Mary/ menëando...// ...cria-
turas...// –Días/ de penehouse...// ...y no había/ más/ que ponerse/
con el pene/ a trabajar...”. Ver Leónidas Lamborghini, Personaje en
Penehouse y otros grotescos, Bs. As., Ediciones del Dock, 1999; 9-29.
Este largo poema fue escrito en México en 1978.
71
Ver Angel Rama, Los gauchipolíticos rioplatenses. Bs. As., CEAL,
Colección Capítulo, 1982; 95.

108 109
III. Dos lecturas de los clásicos

111
1. Palimpsestos

El Odiseo Confinado (1992) impone un protocolo de


lectura. Abre, a partir de la voz de Cordero, con una ex-
tensa teoría de la parodia que describe en términos de
escritura el periplo del héroe de la Odisea homérica: “es-
cuchar parecíame esas Voces/ en polifónico, ordenado,/
excelso Coro.// Y, entre ellas,/ mi voz –en paralelo can-
to–/ con ellas concertada”.1 Un texto que se autodefine,
que propone el modo en que debe ser leído y supone la
aceptación de la idea lamborghiniana de parodia como
una relación de semejanza y diferencia con el Modelo.
Así, el tratamiento de los otros textos puede ser más o
menos cómico2 e, incluso, deformante,3 incorporando en
la atribución que caracteriza la reescritura una autocrí-
tica de la propia práctica. Porque el protocolo incluye
tanto la modalidad de la escritura como sus límites. De
todos modos –aún pensando en los límites enunciados
por Cordero que define su viaje como fracaso– siempre
se visualiza una distancia crítica, aunque esto no impli-
que la inversión del otro discurso que Bajtín atribuye a

112 113
la parodia. Según Lamborghini, y según el Odiseo confi- como lo enuncia Lamborghini comparando el Odiseo con-
nado, el nuevo texto se separa del Modelo y en este mo- finado con las reescrituras anteriores.6 Si el dramatis-
vimiento genera uno nuevo, que ya estaba inscripto en mo de la voz de Eva o de San Pablo se construía a partir
el primero, tal como lo explicita Cordero: “Que no eran de los términos del original, aislando significantes y as-
del Modelo/ risibles, desemejantes/ de toda semejanza,/ tillando la sintaxis del verso, ahora la interrupción que
contrahechos derivados.// Sino Modelos, también,/ en producía el corte desaparece. Incluso los monólogos se
los que el Modelo,/ complacido,/ se miraba.// Y más:/ alejan del collage y el montaje, porque a pesar de la can-
que al Modelo/ superaban” (35). La deconstrucción de tidad de nombres anunciados en el principio del poema
los textos es también delación de sus costados más ca- (Garcilaso, Dante, Bernárdez, etc.) éstos no suponen una
nónicos, de sus lecturas cristalizadas. En este sentido, interrupción del propio discurso. Hay unicidad en el tra-
la crítica sería también un modo de preservación.4 tamiento de cada una de las voces y la nueva textura
La parodia, de todos modos, es un procedimiento que será la de su organización como polémica entre estilos y
Lamborghini transforma en el planteo poético central lenguas peculiares.
del Odiseo confinado. Pero en todo caso, sería importan- De la Odisea quedan, en los monólogos de Cordero, el
te desligarla del carácter filosófico que, tal como lo ex- paródico, y en las secciones del poema tituladas
plica Freidemberg, se le adjudica. 5 Como filosofía, pre- Palimpsestos,7 nombres o construcciones que envían rá-
sente también en Comedieta (1995), la parodia refiere pidamente al original: Ulises, Telémaco, los aqueos, el
un mundo que mezcla lo trágico y lo cómico, pero no per- Hades, “Aurora, la de rosáceos dedos”, “la de ojos de le-
mite leer los modos de procesar los otros discursos o las chuza”, Zeus, Ares, “el vinoso Ponto”, etc. Estas nomina-
constituciones textuales. ciones contaminan fuertemente la superficie textual,
La propuesta es no quedar enredados en la teoría in- pero además Cordero mantiene un estilo8 “clásico” y este
corporada (sin olvidarla) y leer –en principio– el ejerci- es el carácter homogéneo de su voz. El registro es culto,
cio de la variación de la Odisea de Homero y de la ópera plagado de términos arcaizantes, lejanos al habla colo-
Turandot de Giacomo Puccini, haciendo hincapié en el quial (“nimia” “hartura” “divinal” “fortísima” “acerbo”
registro de la escucha lamborghiniana, de la reescritura “gracil” “veleidoso” ) y el uso de los verbos en segunda
que se propone como audición en el poema: “¡Y que aque- persona del plural (“halláis”, “llamáis”) tiene un lugar
lla otra voz,/ no de cordero,/ más la del fiero Calaf, el importante, así como también la posposición de la for-
salvador,/ –cuando salvar quiso a su pueblo–/ así, y del ma pronominal (“sumáronse” “precipítase” “elevábase”,
mismo modo,/ oír podamos!” (16). Leer es escuchar los etc.). En el orden de la retórica, el hipérbaton y las for-
otros textos, pero también es poner en escena voces dra- mas de la anáfora son figuras corrientes y envían tanto
máticas, que en este caso están asociadas con un inten- a la poesía barroca como a la española del siglo de oro:
to de recuperación de cierta integridad en el fraseo, tal “¡Oh libro, y pides/ y me pides más trabajo;/ y más y

114 115
más perfección/ pides, me pides!” (27). Pero además, el no deja de lado (o hace pie) en el insulto, “‘¡Mentiroso!’/
verso utilizado en los monólogos de Cordero, suele ser ‘¡Traidor!’”, como el personaje femenino de “Qué
medido, aunque conviva con fraseos o formas poéticas vachaché”. En este sentido se arma un contrapunto en-
absolutamente modernas.9 Algunas de estas marcas son tre dos modos de decir diferentes, uno que se mantiene
las que le permiten hablar a Pablo Ingberg de “un vero- dentro del ejercicio del discurso como “decoro” y otro que
símil homérico” en el texto: “(...) Sorprende (especial- transgrede estos lineamientos, sobre todo en términos
mente en los palimpsestos) la cantidad de endecasílabos temáticos.12
acentuados al uso clásico, a menudo entrelazados con En la variación de Turandot el ejercicio de transfor-
heptasílabos, otras veces disimulados tras un encabal- mación de la voz (más allá de que se conserven los nom-
gamiento, y siempre diseminados entre versos de otras bres: Calaf, la princesa Turandot, los pekineses, Liu, y
cantidades que evitan tanto una posible monotonía del algunos elementos de la ópera como el gong asociado a
ritmo como una completa extranjeridad respecto de la los enigmas) es de otro orden, porque no propone sólo
poética de su autor.”10 Más allá entonces, de la construc- un desplazamiento de la figura, sino directamente del
ción anti-heroica de la figura del “nuevo Ulises”, el esti- modo de enunciación de la épica. En principio, este pro-
lo es una variación como comentario de la poesía clási- ceso puede leerse como un cuestionamiento de la propia
ca, una construcción que remeda la antigüedad del dis- identidad, invirtiendo así el sentido de la ópera:13 “¿Y
curso poético, presente no sólo en la Odisea, sino tam- soy/ un Caballero Aguila,/ un noble mexica/ misturao/
bién en algunos de los textos de los autores menciona- con chilango naco/ bien pasao?// ¿O...el/ mismísimo/
dos, como Dante Alighieri, Quevedo, e incluso (aunque Príncipe Calaf?...”. 14 La voz de Calaf se asienta en la
se trate de poéticas y calidades muy diversas) de Jorge destrucción del registro clásico (y del registro culto y el
Luis Borges y Francisco Luis Bernárdez. tono patético del texto original), sustituido por el uso de
La Tipaza, que adquiere voz propia en uno de los poe- una especie de lunfardo bilingüe, argentino-mexicano:
mas denominados Palimpsestos, permite leer la oscila- “¡Mamones!// ¡Engrupidos,/ con la sabiola/ llena de
ción entre un estilo y un género discursivo. En su pre- grupos!....// ¡Puta madre!/ ¡Chale!” (123). En algunos
sentación se distancia de las nominaciones clásicas: “‘¡Ni casos, incluso, la lengua adquiere inflexiones internas,
con Dido/ me compares!/ ¡Ni con Medea o Circe,/ ni como la del tango y la de la gauchesca sobre el argenti-
Calipso!/ ¿¡Y quiénes son ésas!?/ ¡Yo, la Tipaza soy!’” (91), no: “y dispertarla/ de una güena/ vez/ de su largo/
pero también hace uso de algunas de las marcas del es- apoliyo,/ al son/ de mi bandoneón....// Y parlarle,/
tilo clásico ya mencionado.11 Sin embargo, su voz –en platicarle,/ chamuyarle/ muy cerquita/ al oído” (133).
íntima relación con ciertas instancias del relato– se cons- La voz de Calaf es, entonces, una zona de articula-
truye en uno de los tonos del tango, el del desafío (e in- ción de distintos registros y distintas lenguas. Los pri-
vierte así el discurso de Penélope), como increpación que meros son los propios del habla popular mexicana y, en

116 117
relación con la lengua de los argentinos, los del tango y guas o lenguajes porque en el movimiento entre la copia
la poesía gauchesca (que también están asociados a la y la distorsión, asume la posibilidad de todos los regis-
cultura popular). Calaf se mueve entre estas dos len- tros y todos los estilos. Esta multiplicidad es la que pro-
guas haciendo un ejercicio de traducción permanente duce el pasaje de la ópera a la opereta, del patetismo a
(“¿Me explico?/ ¿Tá?...”) y amplía el espectro al incluir la comicidad y de la lengua única (o del estilo único) al
vocablos en italiano, francés y latín. El es el verdadero cocoliche.
políglota del poema. Así como Cordero habla permanen-
temente de la parodia y de los modelos a los que apeló (la antología)
su escritura, Calaf pone en acción y expande este prin-
cipio, hacia la multiplicidad de las lenguas, los registros Machina-ae: (del gr. mechané), Máquina
y los estilos. Esto es claro en el fragmento que acude al (obra compuesta con arte), instrumento,
pastiche de Shakespeare: “¿Diría, diría,/ ‘mi cabeza/ aparato, ingenio// (fig.) astucia, medio,
es/ un colmenar/ atestado/ de canijas/ abejas/ que ardid// armas, medios de acción, expedien-
chocan/ ciegas/ entre sí/ llenas de sonido/ y de furia” tes, recursos.15
(136). El pasaje del lunfardo (“–Me zumba/ la
sabiola...//¿Y cómo/ lo diría/ el divino/ Willie?”) a la En “Diez escenas del paciente” (1971) aparece una
estilización que supone en este caso un registro culto, imagen que es central en el texto que reescribe el Odiseo
metafórico, es posible en la voz de Calaf, así como tam- confinado: “agachado/ inclinado/ desovillo/ desovillo”
bién la alusión –en otra parte del monólogo– a Los siete (116). Un hombre hace la tarea de Penélope, una
locos de Arlt, y la reescritura en clave cómica de Hamlet Penélope que estará definitivamente ausente (ya que no
(“–¿Agarrar el mazo/ o...no/ agarrar/ el mazo?...// ¿Le- puede reconocerse en la figura de la Tipaza) cuando
vantarlo/ a huevo?...”); también es plausible la mención Lamborghini varía el texto homérico.
de episodios del Fausto de Estanislao del Campo, o (casi Y en el Odiseo confinado –como si el escritor retomase
en un mismo nivel jerárquico) la alusión al canto de la aquel hilo suelto– la recuperación de El Solicitante Des-
Odisea, en el que Circe convierte a los hombres en cer- colocado será un gesto relevante. La máquina transfor-
dos: “Y en otro/ desdobla-/ miento/ ¡y no les miento!/ vi ma muchos textos, pero también se ocupa de la produc-
venir/ chanchos/ que parecían/ hombres salvajes,/ en- ción anterior de Lamborghini. Opera, de este modo, so-
demoniados...” (130). bre el pasado de ciertas tradiciones y sobre el pasado de
Si la voz de Cordero imita un estilo, se construye so- la escritura propia. Abre una zona para la continuidad,
bre la base de un “verosímil homérico” y suena, por esta un espacio que podría ser pensado como antología. No
razón, como “literatura”, la voz de Calaf no unifica sino porque el texto pasado permanezca intacto, sino como
que dice todos los textos y se escucha como cruce de len- modo de poner a producir, nuevamente, lo antiguo.

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En este sentido, es interesante ver que el Odiseo con- dad/ de.../ sustraerme;/ es decir,/ es decir,/ de suici-
finado se estructura, al igual que la serie de El Solici- darme” (139), en tanto en los palimpsestos será el padre
tante Descolocado (1971), a partir de dos voces, la de del Nausica el que intenta darse muerte (ya con los
Cordero, el paródico y la de Calaf, el salvador. También lineamientos de la caricatura), una y otra vez.
abre y cierra con la invocación a los dioses, al estilo clá- En este juego de espejos entre los personajes, Calaf,
sico: “¡De ese prodigio/ de absoluta inutilidad;/ del abso- el salvador, retoma los versos de cierre del monólogo del
luto y prodigioso/ fracaso de ése, su intento!// ¡Permi- Letrista Proscripto (que había desaparecido de la serie
tidlo!” (16), e incorpora el pasaje de este tópico a la del Solicitante en el año 1971): “¡Y a poder/ mi no po-
gauchesca: “¡Y vengan/ santos en/ mi ayuda! ” (153). Cor- der!” (151). Quizás desde aquí, pueda pensarse en una
dero evoca una fábrica cerrada como el Saboteador Arre- continuidad con ciertas voces anteriores que articulan
pentido en el principio del poema y también se habla de desafío y lamento en un discurso político. Lo que se trans-
la resistencia (aunque no se trate ya en este caso de la forma, más que las voces, es su tratamiento, ya que la
Resistencia peronista).16 reconstrucción dramática adquiere, tal como se ha di-
Por otra parte, en Al Público. Diálogos I y II, El cho, una textura diferente, más homogénea.
Letrista Proscripto arma el relato del abandono en cla- Un libro, entonces, que lee los libros anteriores y ejer-
ve tanguera y cuenta “–La conocí en un cine/ del cen- ce, sobre el monólogo a dos voces, o sobre determinados
tro”, y luego habla de la vida juntos en “la triste pieza/ fragmentos concretos, ejercicios de variación mínimos.
cuarto de agonía/ y desolación” y del momento en que Hay un lugar en esta máquina, en esta “obra compuesta
ella lo deja: “me dijo chau, me dijo su desprecio;/ y en con arte”, para el pasado de la propia producción, que se
cada insulto suyo/ ahora me veo”. Veinte años después, entiende a partir de la idea de palimpsesto (un texto
en Odiseo confinado, la abandonada será la mujer, la escrito sobre otro), planteada en el libro como ficción
Tipaza, que no se lamenta como el Letrista, pero repite –incorporada en el título de algunas secciones– y como
un relato que los lectores de Lamborghini ya conocían: materialidad concreta. 17
el primer encuentro en el cine, una vida de privaciones:
“‘¡Y comencé a seguirte/ como una perra fiel,/ de pensión (texto sobre texto)
en pensión,/ de pieza en pieza,/ a cual más miserables!’” Además del cuerpo del poema, el Odiseo confinado
(96). Aunque cambien los personajes, la historia sigue contiene un texto en manuscrita, escrito sobre las pági-
siendo la misma y su tradición también, la del tango. nas de una revista cultural (en realidad, una escritura
Y hay otra inversión de géneros, ya que en “La esta- no sobre sino entre las líneas de ciertos artículos).18 Aun-
tua de la libertad” aparece “aquella mujer/ que tenía la que sea imaginariamente, el manuscrito es previo al poe-
manía/ de suicidarse// (...) escapaba/ a suicidarse/ a dia- ma; sin embargo, cuando se cotejan queda claro que no
rio” (103) y en el Odiseo confinado Calaf dirá: “la necesi- son lo mismo porque, más allá de las historias o los per-

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sonajes comunes, estos textos funcionan de manera dis- lógica que las justifique en medio del poema y el hecho
tinta; ambos presentan la idea de escritura como pa- concreto de que el texto se lee de atrás para adelante.21
limpsesto, pero de modos diversos. Esta falta de límites y de linealidad, la forma azaro-
La de los manuscritos es una máquina pequeña que sa como se mezclan las escenas y el pasaje del texto de
despliega todas las operaciones que se pueden hacer abajo (copiado en manuscrita) al nuevo texto, son pau-
sobre el otro texto, que en este caso es el de los ensayos tas del movimiento que puede adquirir la escritura. Por-
que le sirven de soporte. Es una máquina pequeña pero, que en realidad, lo que importa del manuscrito, más que
paradójicamente, no tiene límites precisos, porque pro- lo que dice, es la puesta en escena de una práctica omni-
pone el fragmento como forma privilegiada. presente en el Odiseo confinado, la del palimpsesto. No
Si el cuerpo del poema es el que permite la integri- interesa la continuidad de una historia, sino exponer
dad de las voces (que incluso recuperan el pasado de la los distintos modos de reescribir un texto que impacta
propia producción), el manuscrito hace del fragmento y masivamente sobre la nueva escritura. El fragmento
del detalle su modo de constitución; las historias están también se entiende a partir de esta función. Se trata
fragmentadas materialmente en dos sentidos. Uno, ya de un discurso cortado, delirante, que fuerza al lector a
mencionado, es que no aparecen todas las páginas del fijar la atención sobre las operaciones porque además
manuscrito y el otro, es la irrupción del texto de base en mantiene a la vista el texto que será variado. Pero, en-
la propia escritura.19 Citas textuales completas, las no- tonces ¿cuál es la diferencia entre ésta y el resto de las
tas al pie o la bibliografía reaparecerán, con distinta fre- variaciones? Se podría decir que lo que distingue a esta
cuencia y con mayor o menor peso, en medio del manus- máquina es que no opera variaciones completas sobre
crito. La figura del escritor se confunde, en estos casos, un material, sino fragmentos de variaciones en donde
con la del copista y la praxis de la escritura con una la materialidad de la escritura y los procedimientos son
tarea artesanal pautada por los signos más que por el lo que queda a la vista y la resolución del texto previo
sentido.20 Pero también el modo de enunciación sigue nunca es muy clara, cosa que sí sucedía en las rees-
los parámetros del fragmento, ya que el texto en letra crituras del Himno Nacional, de La Razón de mi Vida, o
manuscrita pasa (sin hilación narrativa concreta) de un incluso en algunas posteriores como las de la gauchesca
tema a otro y las escenas o los relatos están, en este en Parodias y tragedias I.
sentido, absolutamente descontextualizados. El fragmen- Como copia por desplazamiento, podría leerse, por
to se suma así a otras instancias de ilegibilidad que in- ejemplo, la relación entre los planteos de Villoro sobre
terrumpen hasta límites inciertos la posibilidad de una la revolución y el poder, o los de Nesti sobre la festivida-
lectura lineal, tales como la presentación de las dieci- des mexicanas como unión de principios opuestos y la
séis páginas de la revista cultural, intercaladas sin una teoría de la parodia, que se escribirá casi en los mismos

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términos. Si uno de los subtítulos del artículo de Nesti con los relatos sobre el hijo que no quiere nacer, “el en-
es “La fiesta como tiempo de júbilo y lamento” (Ps; 32), gendro” y las dudas de sus padres sobre tenerlo o no te-
el manuscrito dirá: “Pero la parodia es la marca del nerlo (Ps; 22). La lectura se desplaza, en ambos casos, del
pobrecito hombre, su marca de fábrica. La parodia es su plano político al filial, o si se quiere, al psicoanalítico.
destino y eso no es trágico. Eso es cómico. Aunque puede La contaminación es hasta aquí, prácticamente, co-
ser también trágico.”(Ps; 42). Si la revolución se inter- pia de la letra. La máquina copia el texto de los artícu-
preta como subversión de valores (rejerarquizaciones los mediante la cita, o abriendo zonas de pasaje –hacia
entre lo alto y lo bajo) y como enfrentamiento con la au- el orden estético, político o psicoanalítico– que de todos
toridad, el manuscrito hará una traducción estética de modos, se escriben en los mismos términos: destrona-
estas ideas utilizando los mismos términos: “parodia de miento, risa y/o lamento. Pero hay otras relaciones me-
la autoridad que al final pétrea como parecía se desmo- nos evidentes que funcionan como lecturas de los gra-
rona por completo” (Ps; 37). Por su parte, los grabados, bados de Posadas, sobre los que también hay largas
los de las calaveras de Posadas y uno de los del artículo parrafadas descriptivas e interpretativas.22
de Villoro que “es una alegoría del triunfo de los plebe- El impacto de esta figuración de la muerte permite
yos que danzan (hombres y mujeres) alrededor de un otro modo de la variación alejado de la letra, cuando se
árbol en cuya punta se ha colocado un gorro frigio, sím- convierte en un detalle que se desprende de los graba-
bolo de la revolución” (Ps; s/n), también funcionan como dos y pasa a formar parte del modo de presentación de
textos paralelos (como ilustraciones) de las reflexiones algunos personajes –el cuerpo “esquelético” del padre
estéticas. Y esta es una operación que hace el escritor de Nausica–, o de alguna escena aislada: “¿qué fue sino
cuando describe, en forma extensiva y minuciosa, la ima- un esqueleto de mujer que me masturbó con su huesuda
gen que es visible para el lector. mano en aquel cine durante la odisea de los cines?” (Ps;
En la misma dirección, como pasaje a otro orden de 33). Incluso, se podría pensar en una expansión de la
un mismo tópico, podría pensarse también la idea de figura de las calacas cuando, en ciertas zonas del ma-
destitución de la autoridad que plantea Villoro, en con- nuscrito, irrumpen en el discurso una sucesión de muer-
trapunto con la reflexión sobre la paternidad de Ulises tes que no se despliegan luego en relatos; algunas son
y su hijo Telémaco: “El divinal Homero cuenta que familiares (el padre de Nausica, la tía Vice, el “divinal
Telémaco buscaba a su padre, el circular Odiseo, y que Chiche”, “murió mi divinal padre mientras yo estaba en
lo buscaba con todo amor, pero se olvida, o no quiere el país de Rulfo”), otras sociales: “Murió la divinal que
decirlo, que como todo hijo también odiaba a su padre, ahorcó a su joven hija y luego se suicidó con barbitúri-
quería echarlo, matarlo; Hijo de la contradicción. Padre! cos porque según lo dejó escrito no podía ya hacer frente
Padre! Por qué me has abandonado. Y en ese momento a las dificultades económicas, se entiende y no sólo esta
empezó el tiempo del hijo” (P; s/n), y también en relación sino otros más, arrojándose al vacío, encerrándose en

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una pieza a morir asfixiados por el gas, dándose al alco- todo– alrededor de la figura del escritor y de su amigo
hol y a la droga, hartos de estar.” (Ps; 28), y también Juan, que no es otro que Gelman.
políticas: “Murió el Gran Viejo y antes, casi dos décadas El texto funciona, de este modo, como una pequeña
antes, La Jefa Espiritual. Y después murieron muchos y autobiografía del propio exilio y de la experiencia de
tantos”. escritura en México (país que se menciona en varias
La alusión a Perón y Evita y la introducción del nom- oportunidades, sobre todo a partir de las alusiones a
bre propio –“Al parecer nadie quiere nacer; y el Nene Juan Rulfo). Por esta razón, tanto las escenas de la muer-
que iba a ser, llamado Leónidas no fue la excepción”, o te que derivan de los grabados de Posadas, como la pre-
bien, “No lo que digo sobre Ulises y su padre Leónidas”, sentación de Nausica –la esposa en el exilio–, o las ideas
Ps, 38 y 42– son algunos de los rastros del tratamiento del artículo de Villoro sobre la revolución francesa, per-
del otro texto que esta máquina siempre trabajará como manecen fuertemente asociadas a índices del presente
actualización, como puesta en clave contemporánea de o el pasado propio. Por eso, cuando comienzan in media
lo que lee. res los palimpsestos se alude al cierre de la fábrica y a
Algunos de los relatos arman esta relación, claramen- la situación de indigencia, que es un dato tanto de la
te, como contrapunto situado entre dos temporalidades. vida de Lamborghini como de las dos voces que articu-
Así en el palimpsesto de la página 28, Villoro habla so- lan su primera serie poética, la del Solicitante y El Sa-
bre la cuestión de la construcción y la legitimidad del boteador.24
poder y el texto en manuscrita presenta la figura del Fragmentos, escenas cortadas, retazos de un discur-
Gran Ideólogo liberal y habla de las privatizaciones y so mayor son las modalidades elegidas para dar cuenta
los despidos, de los empresarios y los “lobbies” que ejer- de la escritura como una práctica –más o menos alea-
cen el poder real, en una alusión clara a la Argentina de toria– sobre otros textos. Por eso la incorporación de
aquellos años, la del menemismo. El contrapunto es, en datos autobiográficos es importante; esta máquina ha-
este caso, inversión del sentido del texto previo. bla de la praxis del escritor y la figura de Cordero, el
Del mismo modo se lee la Odisea, ya que los preten- paródico no está suficientemente construida en el ma-
dientes de Penélope, serán los Pretendientes que vacían/ nuscrito: así se pone en un primer plano la idea de ejer-
venden la casa y ésta será el País Desperdiciado; este cicio (y en este sentido el palimpsesto sí es un texto pre-
último nombre alude a la Argentina (el “país de los co- vio al poema).
medores de carne”, el “País de los sí-mientos”) y se cons-
truye por contaminación con el texto previo, así como el (migraciones)
de los Antiguos, que serán los que mantienen una rei- Hay un punto en el que estas dos máquinas, la que
vindicación nacional.23 También en este orden se da la genera el cuerpo del poema y la del manuscrito, se unen
revisión del tópico del regreso, que se articulará –sobre y producen el efecto de la sobredeterminación. Este punto

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es, a la vez, el que se desarrolla como variación del viaje de las alusiones de este tipo, como las de “La Invoca-
homérico y propone la idea de escritura como viaje (so- ción”,26 y se convierte en un poema; hay aún otro ejem-
bre o entre otras escrituras). De hecho, las interrupcio- plo de esta modalidad especular cuando en la sección
nes materiales (la aparición de una fotografía, o de un VII, Cordero, el paródico reproduce tipográficamente las
título), las reflexiones sobre esta dificultad y la teoría dificultades que la materialidad del texto previo impo-
sobre la parodia, ocupan prácticamente la totalidad de ne a la escritura, y convierte lo que es generalmente
ambos textos, si se dejan de lado las secciones del poe- reflexión sobre este proceso en un poema “concreto”. En
ma denominadas Palimpsestos y el monólogo de Calaf, ambos casos, el relato de la materialidad se convierte
el salvador.25 A veces también se repiten episodios con en detalle artístico, como si se tratase de una versión
pequeñas variaciones, como en la escena de los (s)aqueos ampliada de un segmento definido.
a los supermercados que en el poema, en la sección “VI La relación entre ambos textos también puede apa-
Una oda al consumismo”, presenta un antecedente, un recer diluida (o solapada) cuando se arma a partir de
robo personal, que no está mencionado en el manuscri- restos o fragmentos, y aquí es donde mejor se percibe la
to; y en este último, a su vez, aparece el asesinato casi distancia que los separa. Así, la pequeña aparición de la
ritual del potrillo pura sangre del hipódromo que no mujer de los electroshocks en los manuscritos (que no
existe en el cuerpo del poema. Estas son transformacio- se sabe ni quién es), ocupa la quinta sección del libro,
nes mínimas –que agregan o quitan acciones a una mis- “Palimpsestos. La Tipaza”. La operación es la de expan-
ma escena– y proponen un lazo fuerte y evidente de sión de un pequeño núcleo; el relato termina de armar-
unión entre ambos textos. se e incluso adquiere linealidad al aludir al día en que
Pero las referencias de un texto a otro no se asientan se conocieron (en un cine),27 y al final de la relación: “¡ Y
siempre en la repetición, sino que a veces adquieren un cuando al extranjero/ país huiste, yo, que no lo sabía,/
tratamiento raramente especular: si el manuscrito dice vagando de café en café,/ buscábate, buscábate!” (99). El
“Esta última línea (tachadura) acaba de pasar por el proceso es el mismo, aunque se invierta la dirección, en
borde inferior de la ilustración, aprovechando un estre- el tratamiento de la figura de Nausica, que aparece re-
cho blanco que se abría entre ella y la continuación de petidas veces en el texto escrito en manuscrita: se habla
la columna del medio” (Ps; 33), en la sección IX del poe- de su incomprensión del exilio, del suicidio de su padre,
ma esta materialidad por la que atraviesa la escritura de su reacción ante los saqueos, etc. De todos estos indi-
se transforma en el único objeto del poema: “la página: cios, en el poema sólo queda un detalle de una escena
ne-/ gro/ plastrón/ o charco/ de negra/ tinta de/ don- erótica, pero absolutamente despersonalizada: “Dedo
de/ surge el/ angustiado/ per-/ fil de un/ poeta/ igno- entrando/ y saliendo/ secreto, frenético,/ furtivo,/ de
to” (165). La rareza del reflejo es que, en este caso, se ardiente/ vaginal conducto.” 28
transforma en extraordinario, ya que se aísla del resto También se podría pensar en una expansión (aunque

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de otro orden) si se relaciona la frase de uno de los ma- artículos de Nesti y Villoro que generan variaciones, sino
nuscritos, “y después murieron muchos y tantos” (Ps; 28), también por los grabados de Blas Castagna que son una
con la evocación de los asesinatos políticos en el estadio versión del poema. “Cartoon” también permite leer el
vacío de la sección XI del poema: “muchedumbre de vo- proceso de asimilación del fragmento desde otra pers-
ces fantasmales que poblaron/ el Estadio vacío;/ (...)/ pectiva, como construcción autónoma de las descripcio-
estallaban/ en ovaciones de descompuesto júbilo/ que nes que el escritor hace de las imágenes de las calacas o
entremezclábanse en mi mente,/ como una pesadilla,/ de la revolución francesa en el manuscrito. La media-
con los ayes, con los alaridos,/ de una gran matanza.” ción es, en este caso, muy clara ya que se retoman no
(183) Aquí se parte de un elemento mínimo, de una fra- sólo imágenes sino el texto de una historieta.
se y no de un relato o de una escena; la relación por lo Otras veces, los fragmentos del manuscrito que
tanto es más forzada, o si se quiere, menos certera.29 migran al poema, serán integrados al monólogo. Porque
Pero así como las migraciones de un texto a otro es- más allá del carácter centrípeto de la voz de Cordero
tán signadas a veces por el fragmento, el detalle –tal (que convierte todos los textos en un estilo, que constru-
como se ha visto– también es una de las formas de este ye un “verosímil homérico”) y del carácter centrífugo de
proceso de reescritura, a tal punto que desde un signifi- la voz de Calaf, el salvador (que asume las lenguas y los
cante común, pueden armarse historias muy distintas. estilos dispares), la máquina del poema incorpora el frag-
Este es el caso del término “engendro” que envía en el mento como constitución de una voz dramática y, enton-
manuscrito a la escena ya mencionada del alumbramien- ces, arma un contexto que está ausente en el manuscri-
to del niño que no quería nacer,30 y en el poema a la to. La unicidad de esta voz es la instancia de integra-
historieta de la mujer que da a luz un niño con alas, ción del resto, aquello, justamente, de lo que carecen los
porque tiene un esposo humano y un amante pájaro: “En fragmentos del palimpsesto.
medio/ de los dos,/ el cúbico/ huevo roto;/ y asomando/ En este sentido, y en el contexto de los múltiples re-
(...)/ el grotesco/ producto;/ mezcla burda/ de partes, gistros y lenguas, Calaf también se hará cargo de los
semihecho,/ engendro/ engendrado/ por engendros.”31 Un textos que sirven como soporte del manuscrito. Del de
mismo significante une un fragmento descontextualizado Nesti, a partir de la incorporación de la figura de
y una sección completa del poema; el proceso es similar Coatlícue, la diosa serpiente de la tierra que es la ma-
al de aquellas secciones del texto que imponen a las re- dre de Huitzilopochtli, el dios de la guerra en la mitolo-
flexiones sobre la materialidad de la escritura, un efec- gía azteca, y del término “chingada”.32 De este modo, hay
to constructivo que las autonomiza. En “Cartoon” se in- una versión mitológica del desafío; por otra parte, y sin
troduce la idea de lectura de la imagen que es funda- perder de vista el diseño caricaturesco del personaje,
mental en el libro, no sólo por las ilustraciones de los Calaf habla de los proletarios y dice “liberé al popolo”

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(como en la ópera), abriendo de este modo una versión ésta aparecerá a partir de ciertos restos del discurso y
política del desafío que está presente en los planteos de no como una teoría coherente.
Villoro sobre la revolución francesa.

No se puede hablar en el Odiseo confinado de una 2. El juego de la poesía


sola máquina, sino de dos que –como se dijo– abordan
de manera diferente la cuestión central del palimpsesto Hacia fines del siglo XIII Ramón Lull construye la
como modo de escritura (y por supuesto unen esta idea primer máquina lógica: 33 una serie de discos que gira-
a la de parodia). La diferencia más clara es que la má- ban alrededor de un mismo eje; en uno de ellos figura-
quina mayor, la del poema, es una máquina artística, ban –simbolizados por letras– ciertos conceptos y en el
que plantea la variación como construcción de voces dra- otro, ciertos atributos. La puesta en movimiento de al-
máticas, aunque esto no signifique abandonar la idea guno de ellos –o de ambos a la vez– permitía la combi-
de arte como artefacto, como trabajo sobre la materiali- nación de los signos. La máquina funcionaba como un
dad de los otros textos; la más pequeña, en cambio, es “ars combinatoria”, pero el resultado era siempre una
una máquina que expone sólo el artificio que hace posi- serie limitada, porque ponía en relación un término con
ble este modo de escritura. En este sentido, se decía, otro, unidireccionalmente. La combinación era aleatoria,
puede pensarse como ejercicio previo, e incluso como una pero a la vez partía de un ejercicio de elección de los
zona de adiestramiento para llegar al poema, porque allí términos muy estricto. Era una máquina mecánica, más
se visualiza la tarea del escritor como lector de los otros allá de que este adjetivo conservase su significado
textos que está presente en el poema como una teoría de etimológico, aquél que le otorgaban los griegos a meca-
la parodia en la voz, sobre todo, de Cordero. En el ma- nismo, el de invención ingeniosa.
nuscrito, en cambio, el escritor describe lo que ve y lo Los textos de Lamborghini no son una máquina lógi-
que lee, introduce párrafos completos del otro texto para ca, sino más bien todo lo contrario; en principio porque
pasar luego a una interpretación, pero éstos no pasan a los materiales retomados, puestos en relación, tienen una
formar parte de una voz imaginaria (y aquí es impor- densidad histórica y una serie de lecturas políticas e
tante tener en cuenta la lectura autobiográfica de los ideológicas que harían imposible la circunscripción en
manuscritos). Si la máquina mayor tiene un carácter un concepto, y además, porque la variación, justamente,
fuertemente compositivo, que permite leer el resultado desarma las lógicas de los géneros, de los discursos y
del ejercicio del palimpsesto, la menor trabaja desde la aunque se ajuste a la variación sintáctica –como en
descomposición y pone en evidencia sólo el proceso. Su muchos poemas de Circus–, la economía de términos
carácter fragmentario la separa del orden prescriptivo envía, por medio de pequeños movimientos en la frase,
y, a pesar de que se hable aquí también de la parodia, a la ambigüedad o a la multiplicidad de sentidos.

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Pero hay un texto de Lamborghini que podría pen- es el cierre de “Parterre 6” y “Poetas nada angustiados
sarse bajo la invención de Llull, El jardín de los poetas, esperando/ la inspiración de su Musa”, la apertura de
que se publica en 1999 y reúne poemas escritos en Méxi- “Parterre 7”. En las otras dos secciones, “Poetario de los
co, entre los años 1977 y 1990. El punto de partida (o de sueños” y “Poetario de las metamorfosis”, el funcionamien-
llegada) es el de las vanguardias históricas que propo- to de la variación es similar. En el primer caso, hay un
nen como única referencia del poema el lenguaje y –en enunciado que se mantiene siempre igual: “Poetas soñan-
estricta relación con esta instancia– al poeta como una do su poema”, y lo que varía temáticamente son las cir-
figura que se construye a partir de su capacidad de ju- cunstancias de este sueño: “Poetas soñando su poema/ poco
gar en este espacio. antes de limpiar una botella vacía./ Poetas soñando su
Los cientoveintiocho textos que componen El jardín poema/ después de llenar una solicitud de crédito./ Poe-
de los poetas34 giran alrededor de un mismo tema, los poe- tas soñando su poema/ antes de consultar un sismógrafo
tas. La variación no opera produciendo varios centros más casero.” (“Parterre 23”; 57). La posibilidad de la variación
o menos autónomos, o centros satélites, sino expandien- se concentra, entonces, en una zona de la frase. La últi-
do el único centro sobre todo desde el orden de la atribu- ma sección, por su parte, es la que mejor responde a cier-
ción o la predicación: “Poetas esperando sin mayor espe- tas prácticas de la vanguardia histórica, las mismas que
ranza/ la inspiración de la Musa./ Poetas esperando sin ensayó Oliverio Girondo en En la Masmédula (1956). La
ninguna esperanza/ la inspiración de su Musa./ Poetas variación se da por multiplicación de atribuciones y és-
poniendo todas sus esperanzas en la espera/ de la inspi- tas a su vez, suelen trabarse por contaminación fónica:
ración de su Musa.” (“Parterre 4”; 14). Cada verso repite, “Poetas pararrayos– reyes– ruyas– riyas– royos– ruyos./
prácticamente, al anterior, y “la espera”, que está presen- Poetas perasrayos– porosrayos– purosrayos– portarrayos./
te en el título de esta primera sección (“Poetario de la Poetas palosrayos– pelarrayos– patarrayos– poetas
espera”) funciona como término de la variación, en un pitarrayos.” (“Parterre 1”; 87).
pasaje que también repite pasos similares, ya que puede El jardín de los poetas es, de hecho, la exposición de
ser sustantivo, adjetivo, verbo o adverbio. A estas sim- una máquina propia de las vanguardias; en “Poetario de
ples transformaciones gramaticales se agrega, además, la espera” ésta se produce por combinación sintáctica
un proceso de atribución que funciona por graduación (“sin de muy pocos términos, en “Poetario de los sueños” se
mayor esperanza/ sin ninguna esperanza”) o por oposi- contrasta la rígida estructura que abre todos los textos
ción, cosa que se da sobre todo en el pasaje de uno a otro con las secuencias absurdas de circunstancias y en
poema o parterre (jardines), como engarce que permite “Poetario de las metamorfosis” entra en escena la fuer-
la variación exhaustiva de lo mismo y la entrada de otro te valoración del sonido, que permite el ingreso de neo-
elemento que funcionará en varios poemas: “Poetas an- logismos y palabras-valija (la invención es aquí un
gustiados en espera/ de la inspiración de su Musa” (15) efecto de la combinación). Los “bosquecillos” también

134 135
arman un sistema cerrado, que entra en relación con estabiliza una práctica, impone y respeta un canon.
el principal a partir de la operación constructiva: “Poe- Odiseo confinado, en cambio, hace el movimiento con-
tas sin Musa, mudos./ Poetas sin Musa, ciegos./ Poetas trario, actualiza a los clásicos (dos épicas, dos grandes
sin Musa, sordos.” (33); o bien: “Poetas converseando con géneros), los saca de la historia de la literatura para
su Musa./ Poetas estrofándose con su Musa./ Poetas hacerlos hablar con una voz contemporánea.
consonándose con su Musa” (51).
El carácter constructivo de esta máquina es muy fuer-
te y su modo de producción es “mecanizado”, porque ex-
hibe una única matriz que ordena un movimiento, o va-
rios, que podrían ser infinitos, pero respetan siempre
una pauta común. La variación se convierte en un mero
ejercicio.
La idea de artificio, ya se ha dicho, es fundamental para
leer la producción del autor, pero en este caso se arma a
partir de prácticas probadas y consagradas. El gesto de
“retocar” los materiales desaparece y la transformación
de las distintas tradiciones que opera en términos genera-
les la variación en sus textos anteriores, también. O dicho
de otro modo, la concepción de la escritura como juego al-
canza aquí uno de sus límites. Se juega con reglas estric-
tas y predeterminadas. De hecho, Lamborghini mismo
advierte la dureza de esta máquina cuando dice, en el “Can-
cel de entrada” al libro: “Forma (...) cuyo funcionamiento
mecánico, automático, me permitía desahogarme de tanto
trabajo a full, de tanto recalentamiento cerebral al vacío
en la olla a presión de la publicidad.”
El jardín de los poetas es un libro que cualquier lec-
tor común puede asociar con la escritura de vanguar-
dia, porque tiene todos los ingredientes que dieron cier-
ta legibilidad a esta tradición. El movimiento mecánico
y probado convierte el texto vanguardista en un clásico,

136 137
5
Notas Daniel Freidemberg, “Leónidas Lamborghini: multiplicar la
distorsión”, en op. cit.; 205: “Más que un procedimiento, la parodia
es en Lamborghini un punto de vista y hasta, en cierto modo, una
filosofía.”
6
En Julio Schvartzman , op. cit.;4 : “Todo lo que fluía se negaba
para mí. Esto concluyó cuando llegué a la primera voz del “Odiseo
confinado”, donde me encontré con Garcilaso. Lo que trato, con la
1
Leónidas Lamborghini. Odiseo confinado. Bs. As., Ediciones Van voz de Cordero el Paródico que allí aparece, es de recuperar la
Riel, 1992; 19-20. Con grabados de Blas Castagna. fluencia. Eso es quizás lo que usted ve en el ‘Estanislao’”.
7
2
Entre las teorías más modernas de la parodia, la de Margaret El cuerpo del poema incluye cinco series denominadas también
Rose será la que defienda la necesidad del componente cómico en palimpsestos: “V Palimpsestos– La Tipaza”, “VI. Palimpsestos– Una
este procedimiento o género; por su parte Linda Hutcheon dice que oda al consumismo”, “X. Palimpsestos– Padre en el Hades”, “XI
el estatuto de la parodia es el de la repetición con diferencia, con Palimpsestos– En el estadio abandonado” y “XIII Palimpsestos– Hi-
distancia crítica, que no implica el componente cómico (más propio jos mateando en la cocina”.
8
según ella de la sátira) sino la ironía. Ver al respecto Margaret A. El término estilo está utilizado aquí en su sentido más difundi-
Rose, Parody: ancient, modern, and post-modern, New York, do, como el modo de escribir de un autor o “el estilo de una época, de
Cambridge University Press, 1993 y Linda Hutcheon, A theory of un movimiento artístico: el estilo romántico, barroco, etc.”, en Oswald
parody. The teachings of twentieth-century art forms, New York, Ducrot y Tzvetan Todorov, Diccionario enciclopédico de las ciencias
Methuen, 1985. del lenguaje, México, Siglo XXI, 1986. En este caso se hablará de un
3
Leónidas Lamborghini, Odiseo confinado, op. cit.: “homeros y “estilo clásico”, pensando en una larga duración que incluye no sólo
dantes abominables, contrahechos;/ y quevedos deshechos; y josé los poemas épicos griegos, sino también el resto de los autores men-
hernández/ y del campo gauchicojos; y marechales de oído;/ y cionados por Cordero.
9
discépolos sin genio;/ y apollinaires, y eliots, y pounds enanos,/ de Se podría considerar como tratamiento moderno del verso el
pacotilla; y virgilios al ras, de risa;/ y macedonios simiescos;/ y que aparece en “XII Cordero, el paródico”, ya que apela a la conta-
bernárdez groseros, y garcilasos caricaturescos;/ y lugones de pri- minación fónica de los términos y a la segmentación del significante:
mera escuela;/ y borges sin maestría,/ eran la prueba aquella, la “–El resquicio/ es el quicio/ el res-/ quicio/ por entre/ medio:/
evidencia.” (30) el subterrá-/ -neo-/ hombre del/ resquicio/ en su/ quicio/ por entre
4
La función de preservación es considerada tanto por Hutcheon, medio/ de.” (185). También, “VII Cordero, el paródico” que podría
como por Rose. Lamborghini siempre pone el acento en la actuali- pensarse en la línea de la poesía concreta.
10
zación del género, como forma del homenaje y también como conti- “Cordero el polítropo. Recorrido por la obra de Leónidas
nuidad: “Yo no estoy de acuerdo con que el género se haya cerrado. Lamborghini” es un ensayo inédito de Pablo Ingberg que reconstru-
Por eso todavía le estamos dando vueltas. Lo mío, que defino como ye con erudición este proceso. Habría que agregar, sin embargo, que
una gauchesca urbana, es una manera de decir frente al encasilla- Lamborghini atribuye el uso del endecasílabo a la lectura de
miento de ‘la Biblia gaucha’, vayan y lean”, en Julio Schvartzman Garcilaso de la Vega y no a la del poema épico. Ver Daniel García
(reportaje), op. cit.; 4. En realidad, en este sentido, la idea de paro- Helder (reportaje), op. cit.; 17.
11
dia del autor se asocia fuertemente a la del formalismo ruso, ya que Leónidas Lamborghini. “V Palimpsestos. La Tipaza”: ‘¡La que
se relaciona el procedimiento con un momento de corte en la tradi- agresiva, a los psiquiatras,/ prolija cuenta hacía/ de esas penetra-
ción y un salto evolutivo de la serie literaria. Ver, sobre todo, Jurij ciones,/ desafiándolos!’// ‘¡La que entre/ electrochoques/ te nombra-
Tynjanov, “V. Dostoevskij e Gogol (Per una teoria della parodia)”, en ba’ (94).
12
Avanguardia e tradiziones, Bari, Dedalo libri, 1968 [1929]; 135-171. El contraste interno puede leerse sobre todo en algunos frag-
mentos de “V Palimpsestos La Tipaza”, que integran la voz de Cor-

138 139
dero como evocación de una relación pasada: ‘¡Y cómo has/ de saber- país. Por otra parte, la posibilidad de introducir partes de los monó-
lo tú!’!// ‘¡Asustado!’ ‘¡Vendido!’// ‘¡Húndete!’/ ‘¡Húndete!’// logos o las consignas en una obra de teatro, refuerza la idea de
........................../ ..........................// –Relámpagos/ de su cabellera dramaticidad de la serie inicial de Lamborghini.
18
fatal, ensortijada,/ y el rojo resplandor de sus ojos/ inyectados en Supuestamente, son cuarenta y siete las páginas de la revista
sangre,/ vislumbré, allá,/ en el horizonte fantasmal/ del recuerdo. / cultural sobre las que se escribe el texto en manuscrita. Esta es
/ Y bajo la nube negra, espesa,/ de esa memoria siempre amenazan- una alusión presente en los palimpsestos mismos, pero también en
te,/ el fiero Aquilón de su ira, a duras penas,/ embargado por ideas la apertura del poema, en “La Invocación”. Los artículos que se con-
de culpa/ y de naufragio/ extenuado, y roto, y disminuido,/ una vez servan, cuya fecha consta al pie de cada página –domingo 9 de julio
más atravesé.” (100-101) de 1989– son tres: “La revolución francesa: ¿ilusión o realidad?” de
13
En la ópera de Puccini –cuyo antecedente es la pieza teatral Luis Villoro, “La salvación del laberinto” de Arnaldo Nesti y dos
del mismo nombre de Carlo Gozzi, estrenada en Venecia en 1762– páginas de la sección de la revista denominada Columna semanal:
será la princesa china Turandot la que debe develar quién es Calaf una incluye cuentos cortos de Mario Benedetti y la otra una nota de
una vez que éste ha descubierto los enigmas propuestos por ella Myriam Moscoso sobre Javier Molina titulada “De frente y de per-
que lo salvarán del sacrificio (al que muchos nobles y príncipes ha- fil”. Del primero de los artículos se incluyen las dos primeras pági-
bían sido ya sometidos) y le otorgarán la posibilidad de desposar a nas (sin número) y las 25, 26 y 28. Del segundo, que trata sobre las
la princesa. fiestas religiosas de México, se incluyen la página de inicio, la 32
Cuando murió Puccini, la ópera quedó incompleta; la termina- (intercalada entre las del artículo de Villoro) y las subsiguientes,
ron Franco Alfano y Vicenzo Tommasini. Se representó en Milán, hasta la 38. Este artículo está completo. Los dos textos de la Co-
por primera vez, en 1924, bajo la dirección de Arturo Toscanini. lumna semanal están en la página 39 y en la 42 (este último incom-
14
La cita continúa de esta manera: “¿El cusifai ése/ de la Lui/ pleto). Este texto incorporado en el libro será denominado de aquí
en la Turandot/ del tano/ Puccini,/ que una tarde/ vi/ en la tele...?”, en más como manuscrito, o palimpsesto y para las citas se utilizará
y más adelante: “¿O un/ porteñito típico/ mamón/ y boludito?...”; la sigla Ps, seguida por el número de página de la revista en la que
páginas 127 y 128. se encuentra.
15 19
En Agustín Blánquez Fraile, Diccionario Latino- Español, op. Es interesante pensar esta irrupción como una puesta de lo
cit.; 1004. que es realmente un palimpsesto, un texto escrito sobre otro, pero a
16
El que habla de la resistencia, como atributo de los desafíos la vez un texto que borra otro. Las citas, de este modo, simularían
que hay que vencer es Calaf: “-Esa es/ la cosa.../ y la resistencia/ la recuperación de este texto primero. Sin embargo, no han desapa-
de la cosa/ está dentro/ de.../ uno mismo/ resistiendo.../ ¿Lo ves?/ recido, porque el artículo de la revista está presente, ya que se es-
¿Lo ves?/ ¿Viste?/ ¿Tá?/ Y hay que/ darle/ en la madre/ a la resis- cribe entre y no sobre líneas.
20
tencia/ de la/ cosa...¿Tá?/ Darle y darle,/ partirla/ por el eje,/ ¿y Esto es así hasta tal punto que algunas veces lo que se copia,
no es/ mejor esto/ que pu-/ drirse?” (154) lo que emerge del texto de abajo, rompe no sólo la linealidad del
17
En Perón en Caracas de Leónidas Lamborghini, la idea de an- relato que se está desarrollando, sino también la del artículo sobre
tología puede ampliarse aún más. Se cita el poema “El cantor”. Perón, el cual se escribe, ya que se sigue una secuencia horizontal que
habla de la parodia e incorpora una definición de “El estro paródico”, retoma segmentos de las distintas columnas, razón por la cual se
texto de El Riseñor: “¡Parodia, genio de nuestra raza!”. Pero ade- multiplica la incoherencia de lo que se lee.
21
más, se recuperan gran cantidad de fragmentos de Las patas en las El texto en manuscrita comienza en la última página de la
fuentes (como voz en off, como voz de lo que pasó, o como contrapun- sección Columna semanal de la revista, es decir, en la página 42 de
to de lo que está pasando en la Argentina). Lo que es interesante, las supuestas 47 que su utilizaron para escribirlo y está intercala-
en este caso, es el hecho de que la saga del Solicitante y El Sabotea- do entre las páginas 176 y 177 del libro. No hay en este caso, el de la
dor construyó por medio del montaje y el corte un discurso político nota de Moscona titulada “De frente y de perfil”, una relación decla-
que se convierte ahora en el único modo de decir la historia del rada entre el soporte y lo que se escribe en manuscrita; lo mismo

140 141
sucede en el siguiente, que recopila cuentos cortos de Benedetti. fue una fábrica textil que era de su padre. Es interesante, en este
Sin embargo, ambos textos presentan escritores o hablan de ellos y, sentido, retomar una frase del mismo palimpsesto citado “Padre fra-
a decir verdad, la escritura, las dificultades que debe superar el caso en hijo fracaso” que permitiría tanto una lectura estética en la
escritor, son el tema casi excluyente del texto en manuscrita. Hay que Lamborghini es el padre del “nuevo Ulises”, como una lectura
otra conexión posible, que obedece a una lectura total de los autobiográfica si retomamos lo que él mismo dice en algún reporta-
palimpsestos y es la del título del artículo sobre Javier Molina, con je: “Se habían ido cerrando diarios como Crítica, Noticias Gráficas,
las técnicas de descripción utilizadas para presentar a las calacas Democracia, fuentes de trabajo. Periodista sin periódico, terminé
de Posadas. viviendo con mi primera esposa Ilda y mis tres hijos en un rancho
22
Leónidas Lamborghini, Ps; 33: “Son 4 las calacas del genial de lata y de cartón en Lavallol, donde escribí Las patas en las fuen-
Posadas que con Rulfo son México, México profundo, 4 calacas de tes”. Ver Daniel García Helder (reportaje), op. cit.; 16.
25
cuerpo entero. Una tres cuartos de perfil, otra de frente, otra tres Ver como ejemplo de esta repetición en el poema, la sección
cuartos de perfil, la cuarta de frente. Sus respectivos cráneos están “IV Cordero, el paródico”, que comienza diciendo: “–De un margen/
cubiertos con el típico sombrero mexicano pero como si fueran bo- al otro, navegando;/ del izquierdo mar–/ al derecho mar–/ y de
netes de payasos, cuatro clowns. Tres están vestidos burdamente, éste/ –el que dejo ahora–/ al que dejé/ hace un momento” (79).
26
los tres que aparecen de izquierda a derecha. El del extremo está Leónidas Lamborghini, “I La Invocación”; 15: “¡Y, a su bordo,/
totalmente desnudo en sus huesos. Parecen estar llamándonos, ¡ven- ese nuevo Ulises navegando,/ por entre los tipografiados/ renglo-
gan cabrones! Parecen gritar desde allí ¡ya tendrán que venir de nes, de una revista/ cultural!// ¡Y navegó –¡oh peripecias de la
todos modos! ¡vengan! No saben lo que se pierden. La proximidad Diagramación!–/ derivando por artículos, reseñas, notas/ y fotogra-
de la muerte sin duda acentúa la conciencia del absoluto fracaso, fías; ilustraciones/ y dibujos;/ y avisos publicitarios,/ y pequeños, y
haber vivido al pedo, haber hecho tantas cosas al pedo, esto, lo otro medianos, y grandes titulares,/ yendo de un margen al otro margen/
y lo de más allá (tachadura) luchando al pedo, teniendo esperanzas de cada página, (47 págs.)”.
27
e ilusiones al pedo.” El relato de la seducción amorosa en el cine puede ponerse en
23
Leónidas Lamborghini, Ps, 37: “y qué decir con el PAÍS Des- relación con la escena del esqueleto y la masturbación que estaba
perdiciado donde los Arcaicos, los pocos que aún quedan siguen gri- presente en uno de los palimpsestos. Aquí, lo que habría que tener
tando ¡Queremos Patria! ¡Queremos Patria! Y ¡Basta! De la impuni- en cuenta es una inversión de signos que permite el pasaje de las
dad!”, y más adelante: “Patrias Tierras que son ya el sentimiento de “‘¡Caricias que inocentes/ en aquel momento/ pareciéronme!’” (95)
la Patria devoradas por los pretendientes que son ahora los verda- al erotismo más exacerbado.
28
deros comedores de carne, sumidas en la impunidad para la que Leónidas Lamborghini, “IV Cordero, el paródico”, en Odiseo
están terminando con la casa, vendiéndola al mejor postor mien- confinado; 87. La escena está desarrollada en uno de los Ps; s/n:
tras los arcaicos siguen graznando sin querer, su ¡Basta!” “Después de los prolegómenos ya descriptos ella puede sentarse
24
Leónidas Lamborghini, Ps, 42: “Pero, la consecuencia del fra- sobre mi parado, tieso dedo sin uña, mientras yo estoy acostado
caso de golpe la suma de muchos golpes. Y otro hubiera sido el curso introduciéndoselo, se entiende, hasta el fondo, se entiende. Ella, de
si la fábrica no hubiera quebrado y yo no estaría en esta página espaldas a mí, así sentada dando saltos sobre mis muslos mientras
tratando de salir de este agobio. La bolsa fue destrozada: la con- la tiene enterrada y yo le acaricio suavemente o bien le tironeo los
ciencia del fracaso total, la lima de los tantos fracasos como el de la nulos senos y a ratos retiro de allí mis manos y con los dedos de
fábrica de pronto vacía donde hubo máquinas y hombres maneján- ambas le pellizco el trasero hasta que siento que le salen alas (al
dolas. Si otro hubiera sido el curso y los recursos. Porque hubo que trasero, se entiende). Y es cuando ella empieza a gemir de gozo y
andar después a la intemperie. Porque habiendo quebrado hubo que dice ¡ay! Y es que está por acabar (se entiende). (...) y de pronto otra
vivir bancándose hasta naufragar esa sarna de la pobreza, echados vez haciendo estas cosas con Nausica, por esto de la loca de la casa
de todas partes”. Este es, en realidad, un dato de la infancia de puesta a inventar el juego de estas posiciones”.
Leónidas Lamborghini, porque la fábrica que efectivamente cerró

142 143
29
En este mismo sentido se podría pensar la relación entre la
frase del Ps; 42, “Al parecer nadie quiere nacer; y el nene que iba a
ser, llamado Leónidas no fue la excepción. No quería ahí del otro
lado de la pared ventral, no quería, no quería.”, y unos versos de
“XIII Hijos mateando en la cocina”: “El suplicio de unos hijos/ que,
como ellos,/ elegido hubieran/ no haber nacido.” (191). Todo el relato
de esta sección del poema –la infancia de esos chicos y el presente
adulto de repudio al padre, convertido “en inservible viejo”– está
ausente en los palimpsestos.
30
Leónidas Lamborghini, Ps; 22: “para que mamá diera a luz y el
engendro viera la luz y papá, de este otro lado del túnel en el lugar
de la luz cuando yo salía ahí, papá como diciendo, sí es mi engendro.
¿Y acaso todo hijo no es un engendro de padre y madre? Partes ni
siquiera bien mezcladas que para siempre, mientras dure la vida
del engendro, están en contraposición, contrapuestas, enmudecen.”
31
Leónidas Lamborghini, “III Cartoon”, Odiseo confinado; 75. En
este capítulo hay otro modo de relación interesante con los
palimpsestos, que tiene que ver con la descripción que se hace de
las figuras. Los esqueletos de Posadas en el Ps; 33, “miran desde
esa pequeña isla” y son “cuatro calacas de cuerpo entero: una tres
cuartos de perfil, otra de frente, otra tres cuartos de perfil, la cuar-
ta de frente” y en la historieta el espacio es un “Islote/ de no más de/
cinco centímetros”, el hombre y la mujer “están/ de perfil,/ en un
primer/ plano” y el pajarraco también.
32
En realidad, el texto de Arnaldo Nesti habla sólo de
Huistzilopochtli, pero en el monólogo de Calaf, Coatlícue es tam-
bién la representación de la guerra o del mal.
33
Sobre las máquinas lógicas ver José Ferrater Mora, Dicciona-
rio de filosofía, Tomo III, Madrid: Alianza, 1980; 2096-2098 y tam-
bién el apartado que se titula Ars Magna (nombre de la obra princi-
pal de Ramón Lull) en Tomo 1; 225-226.
34
Leónidas Lamborghini. El jardín de los poetas. Bs. As., Adriana
Hidalgo, 1999. Casi todos los poemas del libro se titulan “parterre”
(jardín) y las secuencias serán interrumpidas por otros que se de-
nominan generalmente “bosquecillo” y sólo en una oportunidad
“malezal” y “matorral”.

144
IV. Linajes políticos
y literarios

145
(...)la imaginación es mucho más que una
facultad para evocar imágenes que multipli-
carían el mundo de nuestras percepciones
directas; es un poder de separación gracias
al cual nos representamos las cosas
alejadas y nos distanciamos de las realida-
des presentes.
Jean Starobinsky 1

y frenéticamente/ hago/ el Acto Imagina-


rio// imaginando/ que no cuento ya más/
mis moneditas/ imaginando/ y dejaba mi
posición fetal/ y ya no veía médicos/
imaginando
Leónidas Lamborghini2

1. Gauchos y amurados

El linaje político que se construye en El Solicitante


Descolocado se sitúa en el espacio de la identidad del
peronismo y el presupuesto que permite postular las
relaciones con el tango y la poesía gauchesca –en el tex-
to– es la tensión entre lo nacional y lo revolucionario,
en el interior de estos discursos. Lugones, en El Payador
(1916),3 identifica al gaucho como esencia de lo nacional
y como héroe, en una versión mítica absolutamente aje-
na al complejo proceso de traslación que Lamborghini
hará entre la figura del gaucho y la del obrero (que es,
por otra parte, antiheroica).

146 147
Sin embargo, hay otras interpretaciones posteriores, temporánea y la noción de linaje extensible hasta el pre-
que debaten con el esencialismo lugoniano y permiten sente.10
pensar mejor los términos de abordaje del género en Estos datos serán, en todo caso, los que permiten el
Lamborghini. Una de ellas es la que define a la poesía armado en El Solicitante Descolocado de la figura del
gauchesca como “literatura nacional”, como la represen- obrero. El lugar de enunciación es el mismo que el de la
tación de un momento de la Argentina y como “clave his- poesía gauchesca, el del sujeto en el mundo del trabajo,
tórica sudamericana”,4 posible –siempre según Martínez cuya discusión se dio en el momento de emergencia del
Estrada– a partir de la relación necesaria entre el géne- género: el gaucho como “vago” o “ilegal” y el gaucho como
ro, la historia y la verdad; la articulación de estos con- “soldado” o “desertor” de las guerras de Independencia.
ceptos es inseparable del carácter no oficial del género, En la traslación de Lamborghini, el gaucho es sustitui-
porque la gauchesca es lo que queda afuera, en tanto do por el obrero, por el sujeto en el circuito de la produc-
voz del gaucho, de la literatura patriótica (himnos, mar- ción industrial (encargado, empleado, obrero), o expul-
chas, etc).5 La marginalidad como marca y como punto sado del mismo (solicitante, descolocado), bajo una idén-
de partida para decir “lo nacional” o procesos históricos tica atribución, “vagos”, “borrachos”, o “desorga-
determinados, es una pauta muy interesante para pen- nizadores”: “Me deschava/ –En en el departamento/ atra-
sar la superposición de figuras que ejerce El Solicitante sando día a día/ el reloj/ cinco tipos tirados/ viviendo
Descolocado. como chanchos/ perdiendo/ poco a poco la vergüenza/ la
Además de esta lectura de Martínez Estrada, Lambor- decencia y la moral/ una habitación/ un aire viciado/
ghini recupera la que años después sobre el mismo gé- cocina y baño” (ESD; 22).11 La caracterización negativa
nero hará el revisionismo histórico6 y fundamentalmen- se da en términos morales, pero también económicos,
te, Juan José Hernández Arregui. El gaucho ahora ten- porque se hace referencia, como en el Martín Fierro,12 a
drá un árbol genealógico, porque el revisionismo arma la necesidad de disciplinar la mano de obra de los obre-
uno de los recorridos de lectura de la literatura argenti- ros peronistas, que han sufrido con la Revolución
na. De tal manera que, en la gauchesca aparecerá el “es- Libertadora una fuerte ruptura de su identidad. 13 La
píritu del criollaje explotado”7, o dicho en otras palabras, clase trabajadora, hasta el momento fuertemente sindi-
“una clase convertida en proletariado rural y en los úl- calizada, comienza a desorganizarse y pierde sus ins-
timos años en industrial”.8 tancias de representación. Esto produce un desquicio del
El Martín Fierro, según Hernández Arregui, es “el con- mundo del trabajo –cierre de fábricas, desocupación y
flicto inconcluso del pueblo argentino contra la oligar- persecución política, todas instancias dramatizadas en
quía”. A la figura del gaucho como marginal y de la lite- El Solicitante Descolocado– que se traduce en el poema
ratura gauchesca como no central, entonces, la crítica en una imagen –ya mencionada– que funciona como es-
revisionista anexa la lectura del género en clave con- tribillo, “entro y salgo”.

148 149
El otro es el gaucho y también el peronista, o “el pro- el título de la primera parte de la serie, “Las patas en
letariado industrial” (en la caracterización de clase de las fuentes”, que alude también a una versión anima-
Hernández Arregui): la gauchesca y el texto de Lambor- lizada (“aluvión zoológico”) o inculta de los manifestan-
ghini incorporan las visiones negativas que surgen como tes que fueron a pedir la libertad de Perón a la Plaza de
discriminación social,14 pero la identidad de sus perso- Mayo.17 En el poema, el episodio no se presenta en tér-
najes también se construye –en parte– desde ese lugar, minos que encubren una visión “estética” del otro, sino
desde esa mirada externa. En El Solicitante Descoloca- en términos políticos positivos, los de la insurrección: “y
do esta incorporación produce un diseño con ciertos cos- lo que esas antorchas/ alumbran alzándose en la luz/ es
tados paródicos (que se desdibujan sobre el final de la la toma/ del poder/ balbuceó el Buen Idiota// y también/
serie) y, paralelamente, permite ejercer un proceso de cuando metimos las patas el poder/ en las fuentes de la
inversión de las descripciones despectivas de los obre- Gran Plaza/ dijo mirando a los adictos”.18
ros peronistas. El caso más claro es el del “adicto–cabe- Se dijo antes que la relación del poema de Lambor-
za” que unifica dos términos usuales en las denomina- ghini con la gauchesca era posible sobre todo a partir de
ciones de época. Si se revisan las crónicas periodísticas la legitimación de una lectura de época, la del
del 17 de octubre de 1945 se verá que la idea de adicto revisionismo histórico. La idea de literatura nacional era
aparece asociada a un registro, por momentos, policial: anterior, pero lo que postula Hernández Arregui (y an-
“elementos adictos al ex vicepresidente de la República tes Jauretche o Scalabrini Ortiz) es una de las cadenas
intentaron poner en práctica un plan de perturbación de linajes, literarios y políticos, más fuerte del país, di-
del orden”, dice el diario El Mundo;15 por su parte la señada desde los márgenes genéricos y culturales, con-
designación de “cabecita negra”, tal como lo explica Da- siderados como dramatización de “lo nacional” (y nece-
niel James,16 proviene del interior del peronismo y será sariamente “popular”), pero también como elementos re-
utilizada luego, por sus adversarios políticos, en térmi- vulsivos, revolucionarios, que desplazan modos de re-
nos negativos. En el texto de Lamborghini, la doble de- presentación, que permiten el ingreso de ciertas voces a
nominación arma un sistema polémico que sitúa la vio- la literatura, que se enfrentan con las definiciones ar-
lencia en otro lado –justamente en el gobierno– y el per- tísticas tradicionales y que, incluso, como dice Hernández
sonaje se encarga de repetir ciertas consignas que res- Arregui, sostienen o dan cuenta de una lucha de clases
catan su identidad: “Aquí corren y corren/ los adictos a lo largo de la historia.
perseguidos/ por los perseguidores/ que son los des-/
libertadores// y qué tiene/ el adicto cabeza/ en la cabeza/ La incorporación del tango en el linaje literario que
tiene/ económicamente libres/ y socialmente justos/ tie- construye Lamborghini es, en cambio, mucho más clara,
ne y tiene/ políticamente soberanos.” (ESD; 36). En este porque se expande como escritura. En El Solicitante
mismo orden, el de la inversión, es importante destacar Descolocado el tango proporciona imágenes: las del ba-

150 151
rrio, la de la prostituta, la del cornudo, o la de la pordio- nos burlan compañero,
sera; aparece mediante uno o más versos, mediante nos engañan
torciendo por Derecho
significantes que remiten a letras de tango muy conoci-
–nos maniobran–
das, mediante el uso del lunfardo o del ritmo propio del buscándote, buscándote, buscándote
género. nos desocupan
El lector reconoce rápidamente la presencia del tan- y otra vuelta
go en este texto. Sin embargo, los fragmentos que pro- a la explotación, indignificación
vienen del género, no están marcados como un discurso llegando a Estado de
la Gran Mayoría Proscripta:
diferencial (no aparecen con otra tipografía, o entre co-
vota en blanco 19
millas), tal como lo están las consignas por ejemplo. El
modo de decir del tango, es la voz de los personajes del
La variación que Lamborghini ejerce sobre el tango
poema. Así como no aparecía la lengua rural y ni siquie-
de tema amoroso, la traslación hacia el plano público de
ra la forma naturalista de construir el código, propia de
un lamento privado, es más compleja aún en un poema
la gauchesca, sí aparece conservado el lenguaje y hasta
como “En la subasta”,20 cuyo texto previo es “Tomo y obli-
la sintaxis del tango, aunque ésta también se ve someti-
go” de Manuel Romero y Carlos Gardel; éste proporcio-
da –levemente en la serie de El Solicitante Descoloca-
na también la imagen del abandonado o el amurado:
do– a los dos procedimientos que caracterizan el fraseo
“tembloroso yo:/ –me deshojado. no consigo. me hincado.
de los personajes, el corte y el cruce con otros discursos.
me cuántas veces./ me de qué modo. me./ me: la quería.
Las imágenes que El Solicitante Descolocado compar-
me de qué. la : envilecida. la: a otros/ brazos. la: vien-
tía con la gauchesca sobre la relación entre sujeto y
tre.”(41). Sin embargo en “En la subasta”, el fenómeno
mundo del trabajo –vago, desempleado, descolocado– se-
de traducción –aunque se despliega en el mismo sentido
rán recubiertas en el caso del tango por la imagen del
que en “Payada”, escamoteando las hipótesis de sentido
abandonado, del traicionado; de este modo, se arma una
del tango sentimental– presenta otra modalidad que es
constelación de figuras que traba los géneros entre sí.
la de la parodia de la retórica de la subasta pública de
Pero así como se invierte la imagen negativa del obrero
campos y ganado: “bull-rich:/ –puros por cruza por un
peronista, el amurado en la voz –básicamente– del
total de. promedian. en punto/ hoy. mi experiencia lo
Letrista Proscripto, será el que denuncia la traición po-
puede./ beba conmigo. de las mujeres mejor.// todas” (40).
lítica y, en este sentido, el que enfrenta, el que abando-
Este contrapunto es entonces el que permite leer el tan-
na el tono del lamento y se apropia del tono del desafío
go sentimental como una variación que significa, nue-
que transforma el monólogo en una forma de la arenga
vamente, la politización del género:
política, en una incitación a la acción:

152 153
tembloroso yo: que reaparece nuevamente en el sistema de lecturas
–todas amigo. político-literarias de Lamborghini.
amigo:
–la subasta comenzó. el remate. la venta.
tembloroso yo: Los géneros que ingresan al linaje literario construi-
–envilecida. do por Lamborghini, son releídos y transformados de
amigo: acuerdo con el diseño del linaje político. Lo literario está
–24.000.000. en uno y otro caso, proporcionando los elementos que
tembloroso yo: permiten armar el linaje político: imaginarios en ambos
–a otros brazos.
casos y lógicas histórico-políticas en el caso de la gau-
amigo:
–tomados y obligados. chesca. Los imaginarios del tango y la gauchesca serán
tembloroso yo: a su vez traducidos, en un caso deslizándolos hacia el
–entregada hoy. al verla. plano público y en el otro recontextualizando la posi-
amigo: ción del sujeto dentro o fuera del mundo del trabajo y
–deshojados. del mundo político.
tembloroso yo:
–porque me engaña: horn.
amigo:
–bull-rich y Cía. S. A. cría. (46/47) 2. Los muchachos

La homologación de las figuras de la mujer y el gana- El fragmento presupone, más que el sujeto
do, es la trama sobre la que se despliega la variación del del romperse, su objeto.21
núcleo ideológico del remate o la venta, que durante la
década del ’60 y del ’70, articula por un lado, a gran par- Los linajes políticos en los textos de Lamborghini,
te del discurso político de la izquierda que se autodefine forman parte de un esfuerzo constructivo, posible a par-
como antimperialista, y por el otro al discurso peronista tir de la variación. En principio este proceso estará re-
en una línea que, según los recortes, tiene dos puntos de lacionado con un gesto que significa crear una genealo-
inicio: la década del ’40 con los postulados de Perón so- gía para el peronismo como discurso presente que posee
bre lo nacional, o bien el discurso de Eva Duarte y la tensiones hacia el pasado y hacia el futuro en una cons-
Resistencia peronista que se desarrolla a partir del gol- trucción marcadamente polifónica. La polifonía textual
pe de estado de 1955. La definición de la oligarquía agrí- es la propuesta realizada sobre el momento de proscrip-
cola-ganadera como vendepatria, está presente en esta ción del discurso retomado y por lo tanto sobre un perío-
línea discursiva y también en el revisionismo histórico, do histórico, fines de la década del ’50 y primera mitad

154 155
de la del ’60, en el que la identidad del peronismo sufre barricada que propone sabotear el discurso poético tra-
replanteos importantes.22 dicional, y las que provienen de la izquierda. 25
La segunda instancia de construcción del linaje polí- El discurso de la Resistencia peronista aparece a tra-
tico también coincidirá con un período de transforma- vés de la estructura de sentimientos que Daniel James26
ciones políticas, la década del ’70, en el que la unidad describe para este período: exaltación de la figura del
del discurso retomado se hará polémica. En este caso la obrero y fuerte proceso de autoidentificación, celebra-
operación de traducción del discurso peronista será más ción de la vida del trabajador en su dureza y aflicción y
fuerte y estará asociada básicamente a la distorsión. en su relación con el hogar y la familia y nostalgia por
la era peronista.
(polifonía: el coro) El primero de estos tópicos se rastrea a través de todo
En la producción de Lamborghini el discurso peronista el texto, ya desde la elección de los dos hablantes y des-
no es monológico (no es, entonces, el discurso de Perón) de el espacio central, la fábrica, que funciona como esce-
sino polifónico. La polifonía podría rastrearse en la pre- nario recordado y como actual carencia. El segundo se
sentación misma de las voces que representan parte del encuentra específicamente en la estampa de la casita
campo político argentino desde los comienzos del peronis- del buen tiempo y la casita del mal tiempo: “–ésta es la
mo hasta la década del ’60. En Las patas en las fuentes, casita del buen tiempo// un pequeño/ paraíso terrenal
como ya se ha dicho, se identifican voces del pasado: las una casita/ en la que el hombrecillo/ tiene/ un jarro de
de los protagonistas del 17 de octubre de 1945, las de aluminio/ donde el agua jamás/ se ha dejado beber/ más
los manifestantes el día del bombardeo de la Revolu- límpida y más/ fresca” (LPF; 65). El relato de vida del
ción Libertadora a Plaza de Mayo, o las de los sobrevi- “hombrecillo” al Solicitante, construye una imagen que
vientes de José León Suárez. Las voces del presente, contiene los rigores de la vida del obrero y sus benefi-
serán las que articulen pasado y futuro en un collage de cios. A este relato habría que sumar las diversas evoca-
enunciados de procedencias diversas.23 ciones del “verdadero fútbol” y del antiguo barrio que
A partir de la construcción de un linaje discursivo, se aparecen en el poema. Y el último tópico de esta estruc-
podría leer entonces el armado de voces en El Solicitan- tura de sentimientos aparece fundamentalmente en la
te Descolocado como una verdadera polémica: las voces estampa posterior a la del ascensor y la mujer: “enton-
del sentido común24 (la gente en el tren y por momentos ces recordé/ cuando/ en este país/ se trabajó en un tiem-
El Saboteador y El Solicitante), las de la Resistencia po/ cobrando puntualmente// y fue el tiempo/ que yo no
peronista que aparecen fundamentalmente en la segun- trabajaba/ y ahora que trabajo/ cobro el sueldo/ que no
da parte de “Las patas en las fuentes” y que pueden es- alcanza” (LPF; 77).
tar representadas a nivel de poética, por el poeta de la Sin embargo, estos tópicos no aparecen en el texto de
Lamborghini como los únicos componentes de la trama

156 157
que explica el pasado del peronismo, sino que represen- to de/ en la revolución por/ las urnas/ dijo// en el imperio
tan más bien, como dice James, los sectores tradiciona- de/ la justicia/ y por supuesto/ en las instituciones y/ en
les de su discurso.27 La tensión del texto hacia el futuro, todas las libertades” (LPF, 80). Los elementos arcaicos
es posible a partir del ingreso de otros componentes del del discurso se encuentran explicitados en los persona-
discurso político, asociados a la experiencia de la izquier- jes del colectivo – “‘Oh oh en aquella época/ yo compré/
da. Este discurso tiene que ver con nuevos datos que una vaquita/ por un peso’”–, 31 mientras que los elemen-
pautan, ya en pleno desarrollo, la experiencia de la Re- tos residuales son los tópicos de la estructura de senti-
sistencia peronista y en el texto de Lamborghini puede miento de la cual habla James. Estos son elementos
leerse cristalizado en las consignas: “‘la redención por residuales y no sencillamente arcaicos, porque si bien
la lucha’”,28 en boca del Saboteador antes de morir (que forman parte del discurso peronista tradicional, funcio-
pierde entonces su condición de “arrepentido”), o “‘La nan en el presente del texto. Los elementos emergentes,
Decisión es un don/ de la Inteligencia’/ balbuceó el Buen por último, son aquellos que remiten al discurso de la
Idiota/ ‘y el Coraje/ –tartamudeó–/ es su acción’” (LPF, Resistencia peronista.
115), o la famosa consigna “liberación o muerte” en boca Lo que es interesante en este caso, es ver cómo se unen
del Solicitante. Inclusive puede pensarse relacionado a estos elementos discursivos y cómo se subvierten, a lo
la consigna proveniente de cierto sector del peronismo, largo del texto, sus jerarquías iniciales. Los elementos
que dictará la maestrita: “–la tierra para quien la tra- del discurso residual y los del emergente no polemizan
baja/ se inclina/ –la revolución no se detiene nunca.” nunca entre sí y se unen sobre el final del texto en la
(LPF, 27). Este discurso fuertemente valorativo, es el que escena de la insurrección. Esto significa la creación de
describe a la Resistencia peronista como una forma de una continuidad en el linaje discursivo, que permite pen-
acción, como sabotaje, como insurrección civil, tal como sar en forma conjunta –y unir en un collage– consignas
lo pedía Perón.29 tan disímiles como “económicamente libres/ y socialmen-
Todas las consignas, todos los programas políticos (o te justos” y “la insurrección es un arte”. Los elementos
los fragmentos de programas) se juegan (se jerarquizan) arcaicos del discurso, los del sentido común se filtran,
en la serie de El Solicitante Descolocado, como elemen- algunas veces, en el discurso del Solicitante y El Sabo-
tos “arcaicos”, “residuales”, “emergentes” y “dominantes”, teador. Esta mixtura discursiva y su posterior desarticu-
tal como los define Raymond Williams.30 En este senti- lación, permite leer el desarrollo dramático de los dos
do, en el texto se encuentran dramatizadas las princi- hablantes como un desarrollo de conciencia de clase, que
pales voces políticas de la década del ’50. La voz domi- negaría –a mi modo de ver– la versión lamborghiniana
nante sería la de la Revolución Libertadora, parodiada que insiste en el costado payasesco de los personajes.
en el poema fundamentalmente en la figura del Cívico El debate más claro, se da entre los elementos del
Instructor: “–Confiemos/ en el cambio por/ en el veredic- discurso residual y del emergente unidos y los del dis-

158 159
curso dominante. La polémica se produce en el ámbito social, por región, por género, profesión o edad.34 Todas
de la plaza, porque la lucha discursiva es también una las voces hablan una misma lengua y, en este sentido, se
lucha por el espacio público, por el espacio político más pierde la fuerza centrífuga propia, según Bajtín, de la
destacado de aquellos años. En principio, el discurso novela. El movimiento es, justamente, el contrario, el de
dominante, el de la Revolución Libertadora, es el que una fuerza centrípeta, que unifica la lengua y que supo-
ocupa el espacio entero de la plaza y de la calle; sin ne la construcción de un código poético que representa,
embargo, esta jerarquización de los discursos se subvier- con su fraseo balbuceante y cortado, la alienación de los
te, ya que en dos momentos el lugar del discurso domi- sujetos que hablan. Pero la polifonía igual existe, en la
nante lo ocupa una mezcla del residual y el emergente. puesta en escena de los diferentes “horizontes axiológicos”
Primero, sobre el final de “Las patas en las fuentes”, y “universos ideológicos” de los que habla Bajtín como
cuando El Saboteador, la Mujer de la Antorcha, el Buen necesarios para la existencia del plurilingüismo.35
Idiota, y los jóvenes, articulan en la plaza consignas en El peronismo aparece en esta primera construcción
las que desaparece el colectivo de identificación negati- del linaje político, como el espacio capaz de articular dis-
vo.32 En segundo lugar, en la tercera y última parte del tintos discursos a partir de la acción como insurrección
texto, “Diez escenas del paciente”, ya que los personajes civil. La insurrección propone el índice común para que
del subte penetran en la casa de gobierno. distintos sectores del discurso peronista y algunos frag-
La construcción del discurso político, en este sentido, mentos del discurso de izquierda se unan. Esto produce
no es monológica sino polifónica, dada la ubicuidad de una tensión hacia el futuro que será la que ya en la edi-
los elementos arcaicos, residuales, emergentes y domi- ción de 1971, postule la utopía de la toma del poder en
nantes y dado el contrapunto interno dentro de un mis- “Diez escenas del paciente”. El Solicitante Descolocado
mo modo de enunciación, porque los que se quejan de la es, entonces, un texto que diseña una unidad posible. La
realidad económica en el colectivo y se sitúan del lado lectura desde las pautas ideológicas de la Resistencia
de “todo tiempo pasado fue mejor”, representan un la- peronista, permite también armar el pasado del pero-
mento opuesto al del Solicitante Descolocado que los nismo marcado por la acción. La elección, el recorte den-
desprecia, al del Buen Idiota que dice: “Aquí/ los únicos tro del imaginario tiene que ver con “los que metieron
privilegiados/ son los privilegiados”, o al de los sobrevi- las patas en las fuentes” alterando las jerarquías esta-
vientes de José León Suárez, y porque, los que enfren- blecidas, con los que se movilizaron a Plaza de Mayo el
tan, desafían a los “libertadores”, representan obviamen- 17 de octubre de 1945.
te la contraparte del desafío de éstos.
Lo que no aparece ciertamente en el texto de Lambor- (polifonía: interior de la voz)
ghini es la heterología,33 la representación diferenciada El armado del linaje político, no tendrá que ver en
de las distintas voces. No hay distinción posible por clase esta segunda instancia con la constitución de un discur-

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so a partir de fragmentos, sino más bien con la decons- otra vía tiene que ver con la exaltación del nacionalis-
trucción interna del discurso peronista. Esta estará aso- mo como “un sustrato cultural y un alma” de la nueva
ciada a la distorsión, ya que el discurso de Eva se radica- identidad política.
liza y el de Perón será ridiculizado. El núcleo ideológico La imagen positiva de la clase trabajadora, de “los
que posibilitará la variación será otra vez el de la políti- descamisados”, se construye en La Razón de mi Vida a
ca como forma de acción, que volverá a articular, en la partir de la descripción de sus distintas facetas, pero
década del ’70, las polémicas sobre la identidad del mo- sobre todo, a partir de su presencia en la Plaza de Mayo
vimiento. el 17 de octubre de 1945. A su vez, Perón aparece como
La Razón de Mi Vida (1951) de Eva Duarte de Perón la figura que sabe articular el impulso revolucionario
es una autobiografía política que a su vez intenta ser la de la clase trabajadora en un diseño casi heroico, como
biografía del peronismo. En este sentido, se relata el “un hombre que insistía en avanzar por el camino difí-
origen del justicialismo (a partir del 17 de octubre de cil”, “sin titubear ante ningún obstáculo” (LRMV, 31).
1945), las tareas desempeñadas por Perón y Evita y se La imagen de Perón en el texto de Eva, además, tiene
refuerza también una mitología propia del peronismo, fuertes marcas de mistificación, a tal punto que su exis-
consolidada ya para la década del ’50 en la clase traba- tencia siempre se explica a partir de la existencia de
jadora argentina: “los descamisados”, la plaza de Mayo, Dios y se compara su camino con el de Jesucristo.37
etc. Perón será en este texto el gran articulador de la Se podría ver en La Razón de mi Vida dos tipos de
teoría y la praxis, lo que deviene en un estilo de argu- núcleos ideológicos: los conservadores y los revoluciona-
mentación en el que la autoridad tiene un papel rele- rios. E. P. Thompson38 explica, justamente, que ésta es
vante. En el armado del linaje peronista de La Razón de la dialéctica de “la cultura trabajadora” o “cultura popu-
mi Vida, Perón será el padre. lar”, lo que permitiría leer el texto de Eva Duarte como
En este texto de Eva Duarte, quizás con mayor clari- una expresión, o una asunción de esta cultura, tal como
dad que en otros textos del peronismo, se pueden ver los se conforma dentro del peronismo.
préstamos románticos que este movimiento tiene en su Los núcleos ideológicos conservadores en La Razón
concepción del pueblo. Al menos en el ensayo se desplie- de mi Vida tienen que ver por un lado con el sistema de
gan dos de las tres vías por las cuales Jesús Martín- valores de los sectores populares y se refieren al ámbito
Barbero analiza que los románticos “descubren” al pue- del catolicismo y al de la familia entendida como célula
blo.36 Una de ellas es la exaltación revolucionaria que básica de la sociedad, y por el otro con el sentido común
trae aparejada una imagen positiva de las masas y se de las mayorías, que se filtra por ejemplo en la asocia-
explica a partir de la fuerza que alcanzan sus integran- ción mujer-intuición / hombre-lógica, que se despliega
tes al unirse y a partir también de la figura del líder, también en la ensayística nacional algunos años des-
como “héroe que se levanta y hace frente al mal”. La pués, como una verdad casi filosófica. 39 Esta asociación

162 163
es la que construye ámbitos diferenciados para Perón y ria”. La búsqueda del justicialismo es en cambio la de
Eva que proponen siempre el vínculo inferioridad/supe- “una sola clase de hombres desproletarizados que vivan
rioridad. y trabajen dignamente” (LRMV, 97).
Los núcleos ideológicos revolucionarios tienen una Hasta aquí el discurso homogéneo de Eva, que res-
fuerte impronta anti-imperialista y anti-oligárquica y ponde al dogma justicialista. Sin embargo, en el mismo
se relacionan con otros discursos políticos anteriores capítulo, se produce una fisura, presentada como una
como el del irigoyenismo. postura personal de Eva, que se explica no a partir de la
“Eva Perón en la hoguera” de Lamborghini40 se escri- razón, sino a partir de la personalidad como una mane-
be en el espacio de la identidad abierto por el libro de ra de sentir lo real: “Yo, sin embargo, por mi manera de
Eva Duarte, intentando resemantizarlo en el contexto ser, no siempre estoy en ese justo punto de equilibrio.
del discurso de izquierda que se configura en el país en Lo reconozco. Casi siempre para mi la justicia está un
las décadas del ’60 y el ’70.41 poco más allá de la mitad del camino... Más cerca de los
Traducir La Razón de mi Vida desde este contexto trabajadores que de los patrones!” (LRMV, 98).
significa un gesto de afirmación y otro de transforma- Desde este quiebre del “justo punto de equilibrio” se
ción. El primero se da sobre los núcleos ideológicos re- escribe el texto de Lamborghini, que construye, así una
volucionarios, ya que Lamborghini conserva del texto figura de Evita: “sí: más cerca./ sí: que nadie explote a
original el discurso anti-oligárquico de Evita; lo que se nadie./ sí: que nadie a nadie./ sí: la clase obrera/ sí: sec-
transforma, obviamente, son los núcleos ideológicos con- taria sí” (64).
servadores. En esta estampa de “Eva Perón en la hoguera” no
Lamborghini ejerce sobre el texto de Eva, operacio- aparece expresada la tercera posición y se elimina la
nes ideológicas de radicalización, cuya estrategia bási- concepción de una sola clase de individuos que traba-
ca es crear una nueva voz para Eva, que se despliega a jen. Sólo aparece la mención de la clase obrera, unida a
partir de las contradicciones, o de las fisuras, que su la aceptación por parte de Evita de su sectarismo, de su
propio discurso adquiere en La Razón de mi Vida. posición no mediadora. En La Razón de mi Vida la cate-
En el capítulo XXII del libro, se explica quizás con goría “clase obrera”, será absorbida siempre por el enun-
excesivo didactismo uno de los pilares básicos de la doc- ciado de mayor alcance ya mencionado, que diluye las
trina justicialista: la relación entre capital y trabajo que contradicciones sociales y económicas.
a su vez significará hablar de la tercera posición.42 Esta Otra de las operaciones de radicalización del discur-
última supone fijar un punto intermedio entre el capi- so peronista se da en la estampa VII de “Eva Perón en la
talismo y el comunismo como expresiones históricas que hoguera”, que se escribe sobre el décimo capítulo de La
además se analizan como extremos. Eva Duarte discute razón de mi Vida, “Vocación y destino”. Aquí Eva Duarte
con el comunismo al oponerse a “una sola clase proleta- intenta explicar las causas de su conformación como fi-

164 165
gura pública, articulando otro tipo de argumentación de fue:
autoridad que tiene que ver con la religión. Si bien para la injusticia siempre. por qué:
pobres por qué.
Eva, la causa última de su lugar “en el país y para su
ricos por qué.
pueblo” no es Dios, el razonamiento gira igualmente en algo más. creo.
torno a las explicaciones del orden divino.43 no: no digo Dios. perdóneseme.
La argumentación se arma a partir de una noción de fue: mi caso.
Dios ordenador de las cosas y los destinos, ya que inclu- fue: mi vida. es. un destino. mi pueblo. una providencia
sive el planteo de “libre albedrío” aparece condicionado. un origen. mi país. creo. la presencia. mi alma.
(61/62)
Los caminos y los destinos están previamente diseña-
dos y el rol del individuo es dejarse fluir dentro de las
Si en La Razón de mi Vida aparecía la explicación
leyes de este ordenamiento previo. En el texto de
religiosa, en el texto de Lamborghini se leerá un proce-
Lamborghini, en cambio, la providencia no aparece aso-
so de desacralización de las causas, que pone el acento
ciada a Dios y las referencias a Dios, o a algo superior,
en aspectos individuales: “mi alma”, “mi vida”, “un des-
aparecen expresamente cortadas en el poema: “un sol:
tino” y en otros puramente materiales: “un origen” (enun-
pero además: hay que mirarlo.” Este “pero además” se
ciado que en el texto de Eva está relacionado también
relaciona en los enunciados de Eva con algo superior:
con lo sagrado), “el pueblo”, “la Causa”, “la injusticia”,
“pero además hay (...) otra cosa cuya explicación no está
“los ricos”, “los pobres”.
en nosotros” (LRMV, 45). Un corte de efecto similar se
La radicalización del discurso de Eva Duarte tiene
da en el verso 9 de “Eva Perón en la hoguera”: “gracias
grandes alcances ideológicos. El borramiento de las cau-
a. no el azar.”(61), lo que en el texto de Eva era un “gra-
sas que bordean lo sagrado será a la vez una conversión
cias a Dios”.
laica y una materialización del discurso político que no
A este tipo de corte que tiene como finalidad elimi-
está presente en La Razón de Mi Vida. Estos dos gestos
nar explícitamente del texto la figura divina como ex-
y fundamentalmente el segundo, tienen que ver con la
plicación última, se agrega en “Eva Perón en la hogue-
operación que la izquierda peronista realiza sobre el
ra”, un proceso de sustitución de las causas:
propio discurso que la contiene, en los finales de la dé-
mi alma. un origen cada del ’60 y con mayor claridad en década del ’70, y
gracias a. no el azar. que puede definirse como la lucha por la hegemonía den-
fue: mi país. la Causa. mi pueblo. tro del movimiento, tal como la describe Verón en el acto
(...) del 1 de mayo del año 1974.44
fue: la presencia. una prueba. En relación con la definición discursiva del peronis-
(..)
mo, también puede leerse “Plegarias” –poema incluido

166 167
en el mismo libro que “Eva Perón en la hoguera”– que flores y mansas garras/ paz y co có/ en la pradera
funciona como contrapunto de este último. La operación mansamente en las sílabas estiradas en el aire/ co có/ co
en este caso, tiene que ver con el enfrentamiento y la có/ co có/ paz y cantar en la estirada estirando las man-
ridiculización de un discurso. sas/ los corazones en el aire/ co có cantando co có pas-
El motivo a variar en este poema es una frase célebre tando co có paz en la co có pradera” (27).
de Juan Domingo Perón: “Yo soy un león hervíboro”. El Si el decir de los leones, reyes de la selva, es el rugi-
contexto histórico-político en que se produjo este enun- do, el de los leones hervíboros es el canto, pero el canto
ciado es el golpe de estado de 1955, el derrocamiento del de una gallina. A la primera desnaturalización del león,
gobierno peronista. La frase de Perón es la justificación hervíboro, se agrega ahora una segunda ya que estos
de la no violencia, la negación de la respuesta armada y leones cacarean. Obviamente aquí hay una contestación
la resolución de este enunciado tiene su contraparte en contrapuntística que revierte el sentido de la metáfora.
otro, esta vez de Lonardi, que es justamente uno de los La risa carnavalesca, tal como lo explica Bajtín, tenía
miembros de la Revolución Libertadora: “Ni vencedores, como una de sus funciones básicas ridiculizar a las máxi-
ni vencidos”. mas autoridades para renovarse. Juan Domingo Perón
En el año 1972, cuando Lamborghini escribe “Plega- es, obviamente, la máxima autoridad de un movimiento
rias”, la disputa interna del peronismo puede leerse a que en la década del ’60 comienza a escindirse. La ope-
partir de estas figuras, los hervíboros y los no-hervíboros, ración de Lamborghini sobre el discurso de Perón, se
que traducen el accionar de la izquierda y la ortodoxia relaciona también con el efecto de familiarización del
peronistas. carnaval, que busca la destrucción de la distancia trági-
La lucha armada tiene sus orígenes ya en la década ca y épica. En este sentido puede leerse el enunciado
del ’60, a partir del grupo Los Uturuncos conformado retomado por Lamborghini, ya que proporciona la ima-
por la Resistencia peronista. En 1970, ya existían las gen del león (carnívoro/hervíboro) que se caracteriza,
agrupaciones guerrilleras Montoneros, FAP (Fuerzas como las imágenes carnavalescas, por la ambigüedad.
Armadas Peronistas) y FAR (Fuerzas Armadas Revolu- Los ámbitos del poema de Lamborghini también se re-
cionarias) que hacia 1971 estaban intentando su unifi- lacionan con acciones carnavalescas como las ceremo-
cación.45 La respuesta de Perón ante el golpe de 1955, nias de coronación y destronamiento. Aquí se explicita
adquiere entonces, en la década del ’70 nuevos signifi- aún más la duplicidad del símbolo del león como rey de
cados, sobre todo si se tienen en cuenta sus sucesivas la selva, contrapuesto al león hervíboro de las praderas.
posturas sobre la lucha armada. 46 Las “voces de la pradera” funcionan en el texto como
En “Plegarias” se carnavaliza47 el decir de los leones coro del león hervíboro y tienen también una construc-
hervíboros: “Co có/ la plegaria de los leones hervíboros ción paródica:

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–El amor nos anima como hace el sol con los colores ción de las voces de Perón y Eva, sólo que una de ellas es
–Si queremos paz y alegría demos respeto con amor de tipo positivo y la otra es de tipo negativo; este solo
–Los animales demuestran cariño y quieren a los seres
gesto valorativo arma un contrapunto en el interior del
–La vida es más completa cuando hacemos el bien a los
demás discurso peronista, que se torna aún más polémico cuan-
CON AMOR Y SONRISAS do la voz disidente surge como carnavalización, como
–Lleva en tu mente la idea del bien parodia, del discurso de Perón.
–Aprende a conversar con los pájaros y tu espíritu eleva
con ellos día a día (29). (polifonía: los bordes exteriores)
A las traducciones del discurso peronista, en este pe-
Estos enunciados aforísticos remiten a un ámbito re- ríodo se agregan variaciones sobre discursos que tienen
ligioso, que tiene claras conexiones con la prédica otra procedencia; el montaje, entonces, no es sólo un ejer-
franciscana y su propuesta de una armonía cósmica, que cicio interno, sino que involucra la lectura de la produc-
comprende al ser humano. Los versos pueden leerse como ción completa del autor. Así, además de las consignas pro-
un despliegue cristiano de la armonía que postula venientes del campo político de la izquierda en la serie
Lonardi al decir “Ni vencedores, ni vencidos”. Las voces de El Solicitante Descolocado y de la radicalización del
de la pradera, el coro del león hervíboro, son los porta- discurso peronista, tanto en la reescritura de La Razón
voces de la falsa armonía, sobre todo si se piensa en el de mi Vida, como en la crítica de “Plegarias”, el compo-
contexto de lucha del poema de Lamborghini. Esto se nente discursivo revolucionario aparece en otros textos.
relaciona con la otra transformación paródica de las “vo- Este es el caso del poema “Villas” (Partitas) que fun-
ces de la pradera”, que permite el deslizamiento del afo- ciona, en cierto sentido, como expansión de la estampa
rismo hacia el imperativo.48 En esta segunda instancia, XI de “Eva Perón en la hoguera”, cuyo núcleo es la po-
entonces, del plano del consejo se pasa al de las órde- breza. Los humildes, o los pobres, no aparecen aquí como
nes; o bien podríamos decir en este caso, del plano reli- clase fundamental del movimiento peronista, como obre-
gioso se salta al plano político. Es en este salto donde ros –y en esta instancia se destacan en el libro de Evita
terminan de unificarse y de adquirir su significado “las características como la “generosidad”, el “desinterés”, la
voces de la pradera”, que hablan con la seguridad de “alegría”, o el “agradecimiento”–, sino como clase condi-
poseer la verdad, tal como lo hace el discurso religioso. cionada económicamente: “los humildes: los he visto. los
Si en “Eva Perón en la hoguera” se leía un recorte humildes. la pobreza que: se esconde/ los ranchos de./
discursivo del propio discurso de Eva Duarte y una las casillas de: sepulcros de barro. peores./ sepulcros de
radicalización de ciertas zonas del mismo, en el caso de lata: peores/ (...)/ por dentro: el hijo muerto sin. entre
“Plegarias”, se puede establecer la diferencia de tono que los brazos: no ataúd. sin./ he visto: no hay allí. he visto:
posibilita la parodia. Ambos textos son una interpreta- los brazos ataúd” (64).

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Esta percepción económica de la pobreza tiene una que al menos se escucha “el bullicio de los chicos jugan-
continuidad (y muestra otro costado) en “Villas”, que es do en los baldíos”, se transforman en el contexto de la
una variación amplificativa de ciertos fragmentos de ¡Es- villa miseria, donde “los niños juegan en el borde de
cucha blanco! de Franz Fanon,50 uno de los textos que basura de las aguas podridas/ de la laguna” (17). El niño
junto a Los condenados de la tierra tuvo más difusión muerto del texto de Eva, se multiplicará hasta extre-
en la Argentina en la década del ’70. Dice el poema de mos inimaginables: “y mueren como moscas 65 mueren
Lamborghini: “Distrofia: malamente/ desnutridos: pri- por mil” (17). Ahora, la pobreza, está asociada a la muerte
mer grado, segundo grado, tercer grado/ Nacido en 1925 y no a la clase trabajadora; la versión es materialista,
en Fort-de France doctor en medicina se especializó/ más tanto en relación a las causas como a los efectos.
tarde en psiquiatría/ –Es cosa de agarrarse la cabeza
pero/ estas cosas hay que decirlas estoy/ dispuesto a
decirlas no/ a gritarlas/ Las proteínas que están meti- 2.1 Imaginarios
das en la carne no están metidas en/ la sopa” (15). La
perspectiva es médica, el discurso sobre la pobreza es La figura del obrero –ya se dijo– aparece desmitificada
ahora científico. La opresión –tópico central de toda la en los textos de Lamborghini por la constitución de la
producción de Fanon–51 se ve a partir de los efectos ma- palabra doble, de la palabra paródica. Esto es claro en
sivos de la mala alimentación, los primarios –desnutri- el cierre conjunto del Solicitante y el Saboteador a la
ción– y los secundarios: “dis/ dis/ trofia/ dis/ dis/ lexia/ primera parte de El Solicitante Descolocado: “–Al Divi-
dificultades afacia” (17). no Botón/ Oh Exito Integral sobreponiéndote/ a los boci-
Sin embargo, la mención de la carne y la leche no pro- nazos del maligno/ oye este jeremido./ Concédenos/ la
viene del texto de Fanon, sino que pareciera enviar al tierra protegida/ dormir perfectamente en pedo/ donde
capítulo 28 de La Razón de mi Vida: “El trigo de nuestra florezcan/ los sindicatos.// Extasis”.52
tierra, por ejemplo, servía para saciar el hambre de mu- Además de esta dialogización interna del discurso del
chos ‘privilegiados también’ en tierras extrañas; y los obrero, la parodia también ejerce su acción sobre el dis-
‘peones’ que sembraban y cosechaban aquí ese trigo no curso peronista, invirtiendo el sentido de algunas de sus
tenían pan para sus hijos. Lo mismo sucedía con todos frases más célebres: “después supe/ el trabajo es salud,
los demás bienes: la carne, las frutas, la leche. Nuestra es factor/ dignifica/ y lo otro es el crimen/ la poesía mal-
riqueza era una vieja mentira para los hijos de esta tie- dita” (38). En este canto de cierre de escena del Sabo-
rra” (127). Desde aquí quizás, pueda entenderse un paso teador Arrepentido, el discurso peronista está leído como
más en la radicalización del discurso peronista. El ver- el que marca la ley y discrimina lo otro que está fuera
bo en tiempo pasado será un verbo en tiempo presente de su círculo: la cultura del trabajo, que dignifica, es lo
en el poema de Lamborghini, los barrios pobres en los opuesto a la poesía maldita y el apotegma de Perón, se

172 173
une directamente al discurso del sentido común: “el tra- encargado de recobrar el entendimiento del Poder, mien-
bajo es salud”. tras que el poeta será el que debe recobrar el entendi-
La verdadera innovación que Lamborghini plantea en miento de los fragmentos de realidad: “el lenguaje que
el imaginario peronista, tiene que ver justamente con el acaso/ se entiende/ cuando no se entiende/ que es cohe-
diseño de la figura del obrero, que se cuestiona perma- rente acaso/ cuando es incoherente acaso/ un fragmen-
nentemente su identidad: “entonces/ la cabeza me dictó/ to/ que puede ser el todo –acaso–/ que se fragmenta/ y
bien adentro/ donde duele madurá/ madurá/ maldito im- hay que reunir los fragmentos” (ESD, 121).
bécil/ lo único que te preocupa/ saber es/ quién es/ más En la construcción de las figuras del peronismo, el
popular// o si el domingo/ lloverá/ y podrás comer/ la car- proceso de traducción continúa con Eva Duarte y Juan
ne asada/ de todos los domingos” (LPF, 94/5). La contra- Domingo Perón. Aquí se da una clara inversión de las
dicción interna de esta figura, se da porque el Solicitante jerarquías tal como las planteaba el peronismo oficial.
y El Saboteador son en realidad la alegoría53 de la situa- La figura de Perón en principio mantiene el status
ción político-económica posterior al golpe de estado de la que adquiere en el imaginario del peronismo proscripto
Libertadora. En este sentido, representan las fisuras que en la década del ’50. Así, en “Las patas en las fuentes”
se producen en la identidad del peronismo. será el ausente: “y todos los/ –“hoy es el día de ‘ellos’”–/
De este modo, las dos figuras del texto, definidas a me explicó el Instructor/ miraron hacia el lugar/ del
partir de su relación con el mundo del trabajo, dan cuen- hueco símbolo./ tic tic.// nunca creí/ ver tantos.” (ESD;
ta de un trayecto, de un proceso. En El Solicitante Desco- 55). Sin embargo, ya en esta instancia, Perón aparece
locado el cronotopo autobiográfico unido al cronotopo del como el pasado, cambiando el tiempo verbal de la Mar-
camino, que tiene una fuerte carga simbólica, sirve para cha: “‘que grande eras/ cuánto valías/ mi general’//
desplegar la vida de un ciudadano en su relación con el Gran Conductor/ eras primer/ y el corazón/ trabaja-
resto y en su relación con la política, como itinerario co- dor/ que ayer vibró”;57 mientras que Eva, el cadáver, ad-
lectivo y personal que va de la no conciencia, a la toma de quiere una relevancia mayor a nivel de símbolo como la
conciencia sobre el final de “Las patas en las fuentes”.54 muerta-presente, vinculada a la acción y temida por los
Lo mismo sucede en el diseño de la figura del poeta, “libertadores”: “Que se pudra/ que se seque/ el cadáver/
tanto que en principio se articulará en dos modalidades que no muere/ ronda la ronda/ de los secuestradores/
absolutamente diferentes, la del juglar y la del poeta de que son los libertadores/ y destruyamos/ su hermoso
barricada.55 Entre ambas se sitúa conflictivamente El barniz/ su armadura barniz/ y bailemos/ y bailemos/
Solicitante, que hará un recorrido hasta definirse en meada y puteadas// ¿y ha muerto ya?/ pero no muere el
“Diez escenas del paciente”. Aquí, el “paciente” le escri- cadáver”. 58
be una carta al Líder, le pide una respuesta 56 y se esta- La heroicidad de Evita, también está presente en el
blece una nueva relación en la que el político será el título del poema “Eva Perón en la hoguera” que insinúa

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una comparación con Santa Juana de Arco. El carácter fuese por él que descendió hasta mí y me enseñó a volar
heroico de la figura es, en ambos casos, un atributo de de otra manera, yo no hubiese sabido nunca lo que es un
su accionar (más que de su pensamiento) y Eva se pre- cóndor”, y: “yo no era ni soy nada más que una humilde
senta como una mujer combatida (por la oligarquía, por mujer...un gorrión en una inmensa bandada de gorrio-
“los hombres comunes”, por los “Pilatos”, que serán la nes.” (LRMV; 7). En el poema de Lamborghini, se elimi-
contraparte del “nosotros” en el poema) y combativa como na el verbo descender y “nada más” se transforma en “la
resultado del rescate de los núcleos ideológicos revolu- más”. Las pautas de la inferioridad de Eva, de su sumi-
cionarios que se despliegan en La Razón de mi Vida. La sión permanente a la figura de Perón,59 desaparecen y
Eva de Lamborghini pierde el rol de puente entre Perón quizás esta sea la causa de la no mención de Perón en
y el pueblo y adquiere una acción propia, no mediadora: todo el poema, de la negación de la argumentación de
“para mí los obreros”, “para mí el pueblo: ellos son!” (63). autoridad tal como aparece en La Razón de mi Vida.60
Y la acción además, será lo opuesto a la palabra, tal Sin embargo la figura de Perón existe en el texto (“el
como se ve en la inversión o el corte de algunos enuncia- ausente”, “el prisionero”, “el líder”), aunque pierde
dos de La Razón de Mi Vida. La primera de estas opera- centralidad, se desplaza hacia el margen: su lugar lo
ciones se lee en la estampa XIII: “aquí estoy. quiero ser- ocuparán Eva, o el pueblo. Es por esta razón que las
vir. empecé./ lo imposible: palabra” (66), mientras que acciones o los atributos propios de Perón en La Razón
en el texto de Eva Duarte dice: “Sin embargo, Perón ya de mi Vida (“mis descamisados”, “su grito”, “su llama”)
me había enseñado muchas cosas y entre ellas a supri- sufren un proceso de indeterminación a partir de la eli-
mir de mi diccionario la palabra imposible.” (LRMV,134). minación de los posesivos: “los descamisados”, “el grito”,
En la estampa XIV se produce un corte del enunciado “la llama”, lo que permite justamente leer una acción
de Eva cuyo efecto es el mismo: “por eso: veneno y amar- como colectiva y no como personal.
gura en mis./ por eso: grito hasta. por eso afónica cuan-
do en mis. por eso la/ indignación en mis: se me escapa.” Esta figura de Eva Duarte que adquiere un peso pro-
(67). Lo suprimido es, en este caso, la palabra “discurso” pio, que está ligada fundamentalmente a la acción y a la
(“por eso en mis discursos...”). justicia: “ese trabajo/ ese deber:/la justicia”, que desa-
Además de tener una acción propia, la figura de Eva rrolla un discurso revolucionario y que se presenta como
en el poema de Lamborghini hace un movimiento as- la “abanderada de los pobres” es la que se diseña, a par-
cendente (si se piensa en las jerarquías establecidas en tir de un recorte –como dije antes– que lleva adelante la
La Razón de mi Vida). Ahora dice: “hasta mí: la más. izquierda peronista en la década del ’70. La radicaliza-
una humilde en la bandada” y es interesante desandar ción, el “sectarismo” de esta figura así presentada, legi-
el camino de construcción de este verso. Los dos frag- tima una concepción del peronismo que será refutada
mentos del libro de Eva que le dan origen son: “Si no por Perón mismo al decir, un año después de la publica-

176 177
ción de Partitas: “el justicialismo, que no ha sido nunca licitante Descolocado, cuando el “nosotros”, que incluye
ni sectario ni excluyente, llama hoy a todos los argenti- al Solicitante mismo y a las figuras de la mujer y el niño,
nos, sin distinción de banderías”.61 se construye como el que tomará el poder, como el que
ingresará a la Casa de gobierno: “y yo era/ ése/ que era/
y yo grito que los reconozco/ y la mujer y el niño gritan
2.2. Identidades que me/ reconocen/ y yo no era/ ése que no/ era/ y antes
de seguir hacemos el Acuerdo General/ Para Gritar el
Además de las figuras del Solicitante y el Saboteador Desacuerdo General –des, des/ y los demás también ha-
como voces que van adquiriendo una identidad, en Las cen / más/ no menos/ y nos siguen.” (142). Este “noso-
patas en las fuentes las voces concretas del peronismo, tros” se postula como colectivo de identificación en los
aparecen a partir de un fragmento: “somos los destroza- comienzos de la década del ’70, cuando se aparece por
dos/ los mutilados/ la vida por/ la vida por/ cruzando la primera vez “Diez escenas del paciente” y se verá cues-
Gran Plaza” (61). tionado por indeterminación en 1975, en El Riseñor,
El colectivo de identificación, al que remite el título, cuando Lamborghini varía la Marcha Peronista “veo/ la
los que metieron las patas en la fuente de Plaza de Mayo, foto de mi rostro/ allí –y ese otro que soy y soy que es
no es acá “los descamisados”, “los peronistas” o cualquier otro–/ y me reconozco pero no/ me identifico/ en lo que
otro que se defina en forma positiva (por inversión de está. y leo/ mis datos de identidad/ allí/ debajo de la foto/
sentido de la voz del otro, o por ser de uso generalizado de mi rostro y/ me identifico/ pero no me/ reconozco” (22).
sin tener marcas peyorativas); el colectivo ahora, des- La construcción de un linaje político para el peronis-
pués de la Revolución Libertadora, tiene que ver con la mo significa entonces, releer y transformar sus textos
derrota: los destrozados, los mutilados, los deshereda- de tal modo que se sometan a la tensión entre lo nacio-
dos,62 y se despliega en una serie de imágenes, la de Evi- nal y lo revolucionario. Del primero de estos componen-
ta, no mencionada en todo el texto sino como “el cadá- tes ideológicos, Lamborghini conservará en el plano del
ver” y la de los fusilados, que ya tenía una versión fuera imaginario social, un tiempo y un espacio. Así, el 17 de
del poema de Lamborghini y hace referencia a la ma- octubre de 1945 aparecerá como acontecimiento
tanza de José León Suárez. fundacional, mítico y la Plaza de Mayo, como el lugar
Todas estas figuras articulan en realidad el linaje simbólico. El segundo de los componentes ideológicos
peronista que propone el texto de Lamborghini: todas ellas mencionados, supone unir los orígenes del peronismo con
rodean la muerte, pero no suponen la desaparición defini- el período de la Resistencia peronista y con ciertos sec-
tiva, sino, por el contrario, la identificación en la derrota. tores del discurso de izquierda que comienza a desarro-
Este colectivo, que marca una posición de inferiori- llarse en la Argentina sobre fines de la década del ’60.
dad, se invierte, como ya se dijo, sobre el final de El So- El índice común que permite la homologación de estos

178 179
acontecimientos, es la noción de la política como acción, cuello.64 El degollamiento se sustituye por apaleamien-
como insurrección. to, pero el poder es, siempre, un ejercicio sobre el cuerpo
Ya en los textos de la década del ’70, el esfuerzo cons- del enemigo: “El consierto/ comenzó/ con un palo/ sobe-
tructivo se desplegará más que nada sobre los compo- rano/ en medio/ de la testús”65, y se postula, además, como
nentes ideológicos revolucionarios del peronismo. divertimento: “Y el cuerpo/ de’ ese sotreta/ jué el timbal/
Si en Las patas en las fuentes la operación ideológica ande sonaba,/ la música’ e percusión/ que’ el maistro/
consiste en diseñar un imaginario político como recorte del garrote/ pa’ diversión/ le arrancaba” (29). La diver-
y montaje de sistemas de creencias y formas de acción sión está asociada, en uno y otro caso, a la presentación
propias de la historia del peronismo y de la izquierda, del asesinato como espectáculo: “¡Y áhi va uno,/ y áhi va
retomando algunos mitos y símbolos y transformando otro!/ Y el dimonio/ se’ enretuerse/ y patea/ pa’ librarse/
en el plano del imaginario social, la figura del obrero; de los palos/ que, una a una,/ le trituran las costiyas..../
en los textos de la década del ’70 el trabajo se dará so- / Y asimijaba/ una dansa/ de loco,/ que ya supiera,/ que
bre las condiciones simbólicas de posibilidad 63 de un la muerte/ le yegaba...” (31). No se asiste al momento
cambio revolucionario. En este último caso, se mantie- del asesinato solamente, sino al proceso lentificado que
nen las tareas de recorte y montaje, pero en el plano de lleva a la muerte, al proceso de tortura que se describe
las figuras y de los discursos involucrados, el gesto ten- paso a paso, como en el poema de Ascasubi: “hasta que
drá que ver con la distorsión. le da un calambre/ y se cai a patalear, y a temblar/ muy
fiero, hasta que se estira/ el salvaje; y, lo que espira”
(33).
3. La fiesta del monstruo Sin embargo, Lamborghini ejerce transformaciones
sobre “La Refalosa” y la primera de ellas tiene que ver
La gauchesca le permitió a Leónidas Lamborghini con la presentación de la voz porque “El consierto del
escribir la saga del peronismo, en una constelación de bagual” no es el relato de la acción propia, sino el de la
nombres que se tejían alrededor del mundo laboral (so- acción vista o escuchada. Es un gaucho el que le hace la
licitante, saboteador) y del mundo político posterior al “rilasión” a otro, como el Pollo a Laguna en el Fausto de
golpe de estado de 1955 (destrozados, mutilados, fusila- Estanislao del Campo, y el relato, también se asienta
dos, cadáver). Aquí, el victimario era el monstruo, esta- sobre un gesto exterior al hecho en sí, que es el de pa-
ba animalizado, era ganso, perro feroz o tigre. En “El sarse la ginebra: “–¡Déme el porrón que no entiendo!”.
consierto del bagual”, en cambio, el monstruo es la vícti- Hay una lectura de estas transformaciones que es poé-
ma, es caballo sin domar, tiene testuz y espinazo, como tica. Lo que aparece en el poema de Lamborghini no es,
el unitario de “La Refalosa” de Hilario Ascasubi, al que como dice Ludmer con respecto a “La Refalosa”, “la cons-
se “lo sujeta como a potro de las patas” para cortarle el trucción de una lengua asesina y brutal”,66 porque la

180 181
voz está mediatizada. Pero además, y como huellas del “arrumbao,/ para que engorde algún chancho, o
Fausto también, habría que destacar otra serie de va- carancho.” (34); en cambio, el bagual “se convirtió en un
riaciones. Si en el texto de Ascasubi la violencia de la niñito” “Y tenía/ los ojos celestes/ como potriyito/ zarco”
lengua es también violencia sexual sobre la víctima (34). Esta reencarnación es una reencarnación litera-
(como en “El Matadero” de Estaban Echeverría), en el ria, porque el personaje se transforma en el gringuito
poema de Lamborghini ésta desaparece y se traduce, en del Martín Fierro de José Hernández. 67 De este modo se
todo caso, en términos amorosos: “y tirando mordiscones/ arma una cadena de asesinatos que es, a la vez, un modo
muerde el aire,/ abre tamaños/ los ojos,/ como mesmo/ si de armar un linaje literario y político: el de la poesía
estuviera/ estasiándolo/ el amor” (32). Este verso, inclu- gauchesca y el de los que mueren en el charco –de agua,
so, puede pensarse como ironía sobre la voz desafiante y de sangre, de sangre y pus– por ser considerados el otro,
autoritaria del federal de Ascasubi: “y entre nosotros no el enemigo. La introducción de los versos de Hernández
es mengua el besarlo/ para medio contentarlo” (33). Pero desplaza el poema de Lamborghini del lugar de enun-
hay una operación de signo contrario y efecto similar, ciación concreto de Ascasubi, que es uno de los repre-
que es la hiperbolización del proceso de tortura descripto sentantes de la poesía partidista, 68 y el desplazamiento
por “La Refalosa”; la actitud del unitario tiene una gra- tiene que ver con el doble cerco que se instala alrededor
dación que va de la máxima resistencia física a la pérdi- de “La Refalosa”, el del Fausto que supone la despoliti-
da de las fuerzas y la muerte, pero el bagual del poema zación del género y permite la lectura irónica del poema
de Lamborghini “hecho astiyas” “entuavía resistía”, y la retomado y el del Martín Fierro que instala el tema del
escena que da título al texto de Ascasubi, cuando el “sal- asesinato como tema social y, entonces, político.
vaje” es parado sobre su propia sangre para verlo resba- El primero de estos cercos supone un modo de insta-
lar, también adquiere dimensiones mayores en “El lación de Lamborghini dentro del género (que es –en
consierto del bagual”: “Sangre y pus/ que lo esmaltaban/ Tragedias y parodias I– el de las lectura de ciertos tex-
habían formao/ una ciénaga./ Y el pérfido/ del bagual/ tos desde otros, en un nuevo diálogo, e incluso el del di-
parecía/ una pintura...” (33). La hipérbole, además, se seño de una voz propia en el interior del mismo) y el
apoya en otro tópico que proviene del Fausto, el de la segundo hace más al tratamiento del tema que copia la
oscilación de lo visto entre ficción y realidad: “–¿No idea de divertimento asociada al horror, tal como apare-
alusina, compañero?// –¡No, qué cine,/ es rialidá!/ Se lo ce en Ascasubi, pero a la vez borra la percepción risible,
cuento,/ usté me dice...” (28). ausente en el texto de Hernández. El gringuito que “siem-
Pero además de la sobreimpresión del Fausto sobre pre hablaba del barco” es un exiliado, como Lamborghini
“La Refalosa”, el cierre del poema de Lamborghini hace y es un “cautivo”, como muchos de los argentinos en la
ingresar otra zona de la gauchesca. El unitario de época del Proceso de Reorganización Nacional que se
Ascasubi es finalmente mutilado y se deja el cadáver inicia con el golpe de estado de 1976. La historia de la

182 183
gauchesca y la historia de los cadáveres argentinos se poema del glosario,72 que supone el extrañamiento de
unifica de esta manera, como historia de la barbarie, un registro e instala la idea de paso del tiempo.
como la repetición nacional de la fiesta del monstruo,69 En “El malón”, lo evocado es otra vez la Pampa (‘Pam-
tal como lo explica el mismo Lamborghini cuando prologa pa/ e’la nada,/ Vacío/ e’la infinitud’...), omnipresente en
la edición que Arturo Carrera hace de La Refalosa.70 la gauchesca y en textos posteriores como La cautiva de
Esteban Echeverría. Pero en este caso, lo que se recupe-
ra es una escena del Martín Fierro, la de la llegada del
4. Otros gauchos y amurados malón y éste se convierte, en un traslado previsible, en
el ‘malón/ de recuerdos’. Sin embargo, la facilidad de este
Hay una serie de poemas de En la laguna que retoman pasaje que desemboca casi en una frase hecha, no deri-
versos o fragmentos del Martín Fierro y trabajan sobre va en una serie de rescates de la vida personal, sino en
las figuraciones del exilio. Lo novedoso, en este caso, es una memoria literaria, ya que todo el poema está cons-
que no se trata de una superposición de figuras –como truido por fragmentos –por momentos un poco retoca-
en la serie de El Solicitante Descolocado– sino de una dos– del Martín Fierro: ‘Ahí vienen/ dando/ alaridos.../
lectura metafórica, desplazada, de ciertas imágenes más Ahi vienen/ tuitos desnudos/ y en un cerco/ bien for-
o menos relevantes: la del cardo, la del malón y la del maos’... (71).73 El recuerdo es así, un modo de la antolo-
cantón. El registro de lengua es el de la gauchesca y la gía, y la zona elegida del poema gauchesco, postula este
posibilidad de actualización, que es a la vez la única ejercicio como recuperación del país a partir de la ima-
entrada al orden metafórico, se produce mediante es- ginación literaria. El malón, en este sentido, es una for-
trategias diversas de mediación del otro texto. ma de leer el espacio propio, la pampa, el desierto, bajo
“Cardos” remite a un verso aleatorio del Martín Fie- las mismas articulaciones polémicas, de lucha territo-
rro: “Porque el cardo ha de pinchar/ es que nace con es- rial, que tuvo en el texto de origen. Si en “Cardos” la
pina”;71 desde la sentencia asociada al saber popular se pampa es el lugar de la naturaleza, pero de la naturale-
diseña una metáfora del alma del poeta y del país que za hostil (tanto que del significante cardo puede pasar-
se convierten, de este modo, en términos reversibles: ‘Mi se a cardar y de allí a alambres sangrantes), en “El
alma /es una pampa/ extraña/ y lejana/ donde crecen/ malón” la pampa es el lugar ocupado por los indios, que
los cardos’ (73), y más adelante: ‘Mi fatiga:/ una ñiebla/ son los que desplazan o eliminan al gaucho en el Martín
que de pronto/ se abre/ y deja ver/ los alambres/ san- Fierro. Hay un mapa que ha quedado inmovilizado bajo
grantes,/ encerrando/ a una pampa/ erizada de car- el cristal de la literatura: el país es evocado por medio
dos’...(74). La mediación, la estrategia que permite en de fragmentos o imágenes literarias; hay una topogra-
este caso la lectura de la imagen en términos contempo- fía –diría Jens Andermann– que se convierte en
ráneos, está dada sobre todo por la introducción en el tropografía porque lo que se presenta “ya no [son] espa-

184 185
cios sino (...) imaginaciones y memorias de espacios, poema: ‘El gaucho cantor,/ acoyarao,/ encerrao en el can-
convencionalizadas en tropos, en figuras e imágenes re- tón,/ deja e’probar/ cantarle a su polis/ y pucherea” (66).
tóricas.”74 Más allá de la burla, sin embargo, la poesía gauchesca
La figura del poeta es la del lector y esto se ve con sigue funcionando en Tragedias y parodias I, como un
claridad en la transformación de uno de los fragmentos modo de leer/pensar el país. El linaje literario sigue
citados: “‘Y sin siquiera/ un hilito/ para atármelo/ a la unido a un linaje político. La diferencia es que, ahora, el
pata’...”, es una variación de los versos que cierran el poeta no puede abandonar el registro del género y, mu-
relato de lucha de Fierro con el hijo del cacique, “y al fin cho menos, su imaginario. La idea que quizás esté pre-
me les escapé/ con el hilo de una pata” (v. 617-618) y sente debajo de la preservación de las marcas es la de
supone la imposibilidad de huir –aunque sea con difi- ausencia de historia, o la de la historia como repetición
cultades– del malón, de alejarse del enemigo. De este (no transformación como proponía El Solicitante Desco-
modo, la actualización, devuelve la lectura metafórica locado) de lo mismo.
del exiliado que no puede deshacerse de sus recuerdos y
del país, que no puede ser pensado fuera de sus figura-
ciones literarias, como zona ocupada por el “salvaje”.
Si en “Cardos” y en “El malón” el país es la pampa, en
“Cantón” será la ciudad de Buenos Aires, también evo-
cada: “‘Cafesito/ e’ mi polis,/ charlas’ .... ‘charlas’,/ evoca
el gaucho/ acoyarao..../ ‘Ubelisco/ e’mi polis’...” (65). El
poeta, como duplicación de la figura del gaucho cantor,
rememora desde el cantón, desde la frontera, que es tam-
bién uno de los límites que diseña el mapa territorial de
la poesía gauchesca; se repite la idea de alienación del
país de origen, pero ahora en un tono claramente más
burlesco, porque lo que el gaucho trae a la memoria es
la ciudad (que es el objeto de muchos de los tangos es-
critos fuera del país), pero esta ciudad tiene una deno-
minación clásica (la polis, el lugar de la ciudadanía). Hay,
en la contraposición de registros, gauchesco y culto (que
ya está dada en la imagen del gaucho que lee a Platón),
un tono risible, que se acentúa aún más en el cierre del

186 187
8
Notas Juan José Hernández Arregui, Imperialismo y cultura , Bs. As.,
Plus Ultra, 1973 [1964]; 163. Las mismas definiciones son utiliza-
das por Sebreli en el prólogo ya citado a Las patas en las fuentes.
9
Hernández Arregui, op. cit. [1964]; 164.
10
Arturo Jauretche, también establece proyecciones contempo-
ráneas de la situación del gaucho, como por ejemplo cuando lo equi-
para a la figura del croto, en su “Poema gauchesco”. Ver Hernández
Arregui, op. cit. [1963]; 383-384:
1
Relación crítica, Madrid, Taurus, 1974 [1970].
2
La Estatua de la libertad, Bs. As., Alba ediciones, 1967;60. (...)
3
Sobre el desarrollo del componente pedagógico en El Payador Sin sueldo que lo respalde,
de Lugones ver Miguel Dalmaroni, “Lugones y el Martín Fierro: la golpeando a todas las puertas
doble consagración”, en José Hernández , Martín Fierro, edición crí- cuando alguna carga acierta
tica a cargo de Angel Núñez y Elida Lois, Col. Archivos, París, 2001. lleva dos, hechas de balde
Sobre las proyecciones en la literatura argentina del texto de porque en el pueblo es rezago
Lugones leer Carlos Altamirano y Beatriz Sarlo, “La fundación de y en el primer alboroto
la literatura argentina”, en Ensayos argentinos. De Sarmiento a la le dan prontuario de vago;
vanguardia. Bs. As., CEAL, 1983; 108-115, así como también Jens Y empieza a rodar el croto!
Andermann, “Panteón y necrópolis: las patrias del Centenario”, en
Mapas del poder. Una arqueología literaria del espacio argentino, Croto es el gaucho de a pie
Rosario, Beatriz Viterbo Editora, 2000; 219-232. Para ampliar la y con el mono pendiente
relación entre mito y gaucho hacia otras instancias no abordadas que de durmiente en durmiente
en este trabajo se recomienda la lectura de “Capítulo 2. Teorías del va por la vía del tren
carácter pampeano: mitos de revelación” de Horacio González, en
Restos pampeanos. Ciencia, ensayo y política en la cultura argenti- La modalidad del poema gauchesco es utilizada varias veces por
na del siglo XX, Bs. As., Colihue, Colección Puñaladas, 1999; 129- Jauretche para explicar episodios contemporáneos concretos, o con-
234. ceptos de orden político más general como el imperialismo; tal es el
4
Ezequiel Martínez Estrada, Muerte y transfiguración de Mar- caso de El Paso de los Libres (relato gauchesco de la última revolu-
tín Fierro, Tomo 2, Bs. As., CEAL, Colección Capítulo, 1983 [1948]; ción radical. Diciembre 1933, dicho en verso por el paisano Julián
337 y 351 respectivamente. Barrientos que anduvo en ella). Este texto, inclusive, tiene prólogo
5
Estos conceptos aparecen sobre todo en Ezequiel Martínez de Jorge Luis Borges. Ver Hernández Arregui, op. cit. [1963]; 289.
11
Estrada, Para una revisión de las letras argentinas, Bs. As., Losada, Hay un resto, un hipograma contextual que permite en este
1967. mismo monólogo del Solicitante la conexión con el gaucho, o en todo
6
Esto puede ser pensado así, a pesar de que las lecturas del caso con lo rural (más que con lo ciudadano, ya que viven en un
revisionismo histórico se postulan como contrapuestas a las de departamento): “Telegrama-respuesta/ ‘Preséntese/ mañana en al-
Martínez Estrada, en cuanto a la idea de “nacionalidad”. pargatas/ sin ningún compromiso, limpio/ de polvo y paja’.” Los
7
Juan José Hernández Arregui, La formación de la conciencia na- subrayados no están en el original.
12
cional (1930-1960), Bs. As., Ed. Hachea, 1970 [1963]; 289. En reali- Ver Hilda Sábato, Capitalismo y ganadería en Buenos Aires: la
dad, las ideas del revisionismo se remontan varias décadas atrás de fiebre del lanar. 1850-1890, Bs. As., Sudamericana, Colección Histo-
este libro. No hay que olvidar que el grupo FORJA (Fuerza de Orien- ria y Cultura, 1989. La autora habla de las medidas de coerción que
tación Radical de la Joven Argentina) nace en la década del ’30. aparecen ya desde principios del siglo XIX, como forma de

188 189
disciplinamiento de la mano de obra rural, que se traduce por ejem- veloz menguante, [que] tratan de hallar desquite cometiendo des-
plo en la redacción del Código Rural sobre la primera mitad del manes y recurriendo al sabotaje” y dice que “pretenden asumir una
siglo, de gran utilidad tanto para los estancieros, como para el Es- representación que no les corresponde”. El diario La Nación inter-
tado mismo mediante la imposición de la ley de levas. El Código preta el fenómeno en términos similares: “Los destinos de un país
Rural intenta controlar una situación que tenía que ver con la ocu- de catorce millones de habitantes (...) no se rigen ni orientan ni
pación de tierras privadas o el robo de ganado. dominan con algaradas callejeras, amenazas y violencias. Nada cons-
Este disciplinamiento tendrá una repercusión importante en la truye el desmán por sí mismo; y no estamos en presencia de una
vida del gaucho criollo, que puede leerse como una ruptura de la acción política, fruto de inspiración y concepciones ordenadas. No
identidad en el Martín Fierro de Hernández. En este sentido dice se mueven detrás de ideas y principios; no poseen una disciplina
Beatriz Sarlo, “Razones de la aflicción y el desorden en ‘Martín Fie- partidaria capaz de crear responsabilidades.” En tanto, en un co-
rro’”, op. cit.; 8: “La desgracia original es el desorden y, como tal, es municado que en este último diario publica el Partido Socialista, se
motivo de unidad del relato, y, a la vez, tópico literario, ideológico y califica a los manifestantes como “presuntas organizaciones obre-
afectivo.” ras” y se hace hincapié en la definición del otro desde la legalidad:
13
Sobre la conformación de la identidad peronista, es muy inte- “mantenerse leal a los principios democráticos y legales sostenidos
resante leer algunos documentos de trabajadores de la década del con ejemplar valentía civil y probar ante propios y extraños que no
’40 que se definen en contraposición a la percepción que de sí mis- admitirá maniobras menguadas y perturbadoras de los agentes de
mos tienen en el período anterior al primer gobierno de Perón. Ver ese régimen –por mucho que se las disfrace como inspiradas en la
Daniel James. op. cit.; 41-45. defensa de intereses obreros–”.
14 16
Sobre la visión que “los otros” tienen del gaucho a fines del Este proceso de inversión de las denominaciones despectivas
siglo XIX o con posterioridad, no hace falta más que leer dos textos de los obreros peronistas es analizado por Daniel James, op. cit.; 48:
como el Martín Fierro de José Hernández y el Facundo de Domingo “El uso de “negrada” como sinónimo del proletariado en los años
Faustino Sarmiento. Ver también Hilda Sabato, “III Los trabajado- 1930-40 poseía, pues, un fuerte simbolismo social en el cual hace
res”, en op. cit.; 79-129. pie su posterior empleo por las fuerzas antiperonistas. Al prome-
Sobre la visión que “los otros” tienen sobre los manifestantes del diar la década 1940-50, los adversarios de Perón empleaban con
17 de octubre de 1945, ver las declaraciones o los textos periodísti- frecuencia expresiones burlonas y despectivas como “la negrada de
cos provenientes del Partido Comunista o del Partido Radical, reco- Perón” y “cabecitas negras”. Su incorporación al lenguaje del pero-
pilados por Hernández Arregui, op. cit. [1963]; 385 y ss., en donde nismo, en cambio, les otorgó un nuevo status.”
17
aparecen términos de identificación como “hordas bárbaras”, “mur- Es interesante leer, en este sentido, un artículo de Martín
ga” u “hordas desclasadas”. Kohan que trabaja sobre la representación del “otro” político como
15
La cita está tomada de una recopilación de crónicas de diarios animal en la literatura argentina del siglo XIX , básicamente en “El
nacionales e internacionales. Ver Nora Mazzioti (selección), “El 17 Matadero” de Esteban Echeverría y en el Facundo de Sarmiento, en
de octubre en los diarios”, en Crisis, Nº 31, Bs. As., noviembre 1975; una doble articulación de animal “doméstico” y “salvaje”. Dentro de
31-38. También hay un fragmento de una nota del diario Crítica esta caracterización, relaciona la percepción del peronismo con la
que utiliza el mismo término para calificar a los peronistas: “Las idea de “manada”, de aquello que no puede atraparse y por eso es
multitudinarias e imponentes columnas que los adictos al ex vice- una amenaza. Ver “Los animales domésticos”, en Ana María Zubieta
presidente prometían reunir para dar la sensación cabal de su po- (comp.), Letrados iletrados, Bs. As., Eudeba, 1999; 77-87.
18
derío, se han trocado en grupos dispersos que recorren las calles Leónidas Lamborghini, Las patas en las fuentes, op. cit.; 115-
con paso cansino, en medio de la indiferencia y el desprecio de la 116. La figura del Buen Idiota parece recubrir los atributos que ya
población”. La calificación negativa adopta otras atribuciones en la poesía clásica tenía la figura del bufón o del loco: el que dice la
destacables, en el mismo diario cuando se habla de los manifestan- verdad. En este mismo sentido, puede establecerse una relación con
tes como “los elementos más recalcitrantes de este peronismo en el personaje de El Idiota de Fedor Dostoievski.

190 191
19 29
Leónidas Lamborghini, Al Público. Diálogos I y II, Bs. As., New Ver Juan Domingo Perón, “Directivas generales para todos los
Books, 1960; 32-33. peronistas. Enero de 1956”, en Roberto Baschetti (recopilación y
20
Leónidas Lamborghini, Partitas, op. cit; 39-49. prólogo), Documentos de la Resistencia peronista 1955-1970, Bs. As.,
21
Oscar Calabrese, La era neobarroca, op. cit.; 88. Punto Sur, 1988; 45-49.
22 30
Ver al respecto Daniel James, “La resistencia peronista, 1955- Raymond Williams, “Dominante, residual y emergente”, op. cit.,
1958”, en op. cit.; 69-144. 1980; 143-149.
23 31
Ver Leónidas Lamborghini, Las patas en las fuentes; 114-121. Leónidas Lamborghini, Las patas en las fuentes; 52-53. La cita
En el collage por otra parte, entrarían voces que aparecen disper- que continúa con el desarrollo de estos elementos arcaicos del dis-
sas a lo largo del texto como la de la maestrita, o las de los protago- curso es: “y sentencia la anciana/ de pelo platinado:/ –Es la ley de la
nistas de la Revolución Libertadora. vida/ y uno que parecía joven sentenció:/ –Hoy en día/ y otro de
Se toman en estos casos las ediciones separadas, dado que en maduro aspecto/ también sentencia: –Antes/ la gente era muy bue-
las versiones conjuntas de El Solicitante Descolocado se desdibuja na/ ahora es muy mala// y cuando todos los podridos/ viejos/ los po-
el contrapunto entre algunas voces de la política argentina, e inclu- dridos maduros/ y los podridos jóvenes/ estaban sentenciados/ los
sive, otras desaparecen. Se usará, entonces, de Las patas en las fuen- vi bajar/ no sé en qué estación/ y vi que seguían/ me pareció/ al/ –no
tes, la edición de Sudestada de 1968 y de La estatua de la libertad, sé hacia dónde–/ viejo papagayo rayado/ que repetía/ ‘la canción de
la segunda edición, de Alba, del año 1967. De aquí en más se estipu- aquella época’”.
lan para las citas las siglas LPF y LEL respectivamente. Es interesante tener en cuenta qué tipo de procedimiento apare-
24
Hablamos de sentido común en la conceptualización que del ce aquí para presentar las voces que funcionan en el interior del
término hace Antonio Gramsci. Para mayor claridad ver el artículo texto como elementos arcaicos. Justamente, la primera estrofa cita-
de José Nun “Elementos para una teoría de la democracia. Gramsci da, la forma de presentación de la voz de cada personaje, remite a la
y el sentido común”, Punto de Vista, Nº 27, agosto 1986; 26-40. poesía de Rubén Darío, remite si se quiere, a un lenguaje literario
25
Sobre las relaciones entre el discurso peronista y otros discur- “arcaico”. Hay entonces, una parodia de la retórica modernista.
32
sos provenientes de la izquierda, ver Richard Gillespie, Soldados Leónidas Lamborghini. Las patas en las fuentes, op. cit.; 114:
de Perón. Los montoneros. El discurso de la izquierda y el de la Re- “–Nada puede ni podrá/ más/ contra los gansos paz siniestros gan-
sistencia peronista, se cierran uno sobre otro, se unifican, sobre el sos mitres/ contra los perros de imbéciles feroces/ que la Decisión/ y
final del poema de Lamborghini. el Coraje”.
26 33
Ver Daniel James, “Ideología y conciencia en la Resistencia Sobre éstas y otras cuestiones de la interpretación del enun-
peronista”; op. cit.; 139 y ss. La noción de estructura de sentimiento ciado en Bajtín, ver Tzvetan Todorov, Mikhail Bakhtine, le principe
que utiliza Daniel James está tomada de Raymond Williams, “Es- dialogique, París, Editions du Seuil, 1981.
34
tructuras del sentir”, Marxismo y literatura, Barcelona, Península, Pensado desde este punto de vista y en las antípodas de El
1980 [1977]; 150-158. Solicitante Descolocado de Lamborghini, está por ejemplo “La fies-
27
Daniel James también menciona el radicalismo y la concien- ta del monstruo” de Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares. La
cia de clase, como un dato más de la vivencia que el obrero tiene de heterología, en este caso, se da desde una visión negativa del
su condición después del golpe de 1955. Pero sucede que este tópico, peronista y de Perón.
35
que también puede leerse en el poema de Lamborghini y que se Ver al respecto, Mijail Bajtín, “La palabra en la novela”. op.
diseña más claramente a medida que avanza el texto, no proporcio- cit., 1991 [1975]; 77-182. La existencia de diferentes universos ideo-
na una tensión discursiva hacia el futuro. lógicos y axiológicos es más clara aún en la última edición de El
28
A partir de la primera edición completa de El Solicitante Des- Solicitante Descolocado (Bs. As., Tierra Firme, 1989), ya que el Soli-
colocado, esta consigna se completará con la frase: “la insurrección citante pierde en esta instancia su posición de narrador, la que le
es un arte, es un arte”, también en boca del Saboteador. La alusión permitía caracterizar a los otros personajes, y se mantiene sola-
a Lenin es de este modo, más clara. mente el cruce de las distintas voces.

192 193
36
Jesús Martín-Barbero, “Pueblo y masa en la cultura. Los hitos sea directamente Dios quien determine todas estas cosas, pero sí
de un debate”, De los medios a las mediaciones. Comunicación, cul- que en su magnífico ordenamiento de todas las leyes y de todas las
tura y hegemonía, Barcelona, Gustavo Gili, 1987; 17 y ss. fuerzas habrá creado alguna ley o alguna fuerza que conduce a quie-
37
Eva Duarte de Perón, “Capítulo XLVI. Un idealista”, LRMV; nes libremente y generosamente quieren dejarse conducir.”
44
202: “No he de cometer la herejía de compararlo con Cristo...pero Ver Silvia Sigal y Eliseo Verón, op. cit.; 210-214.
45
estoy segura de que, imitándolo a Cristo, Perón siente un profundo Sobre la formación de grupos armados en el país ver Richard
amor por la humanidad y que eso más que ninguna otra cosa lo Gillespie. op. cit, 1987.
46
hace grande, magníficamente grande.” Sobre el apoyo y la incitación de Juan D. Perón a la lucha ar-
38
E. P. Thompson. La formación histórica de la clase obrera, Vo- mada, leer “Carta de Juan D. Perón a la Juventud Peronista. Octu-
lumen I. Barcelona, 1977. bre de 1965” y “Carta de Perón a las FAP (Fuerzas Armadas
39
Este es el caso de Heterodoxia (Fragmentos sobre filosofía del Peronistas). Madrid. 12 de febrero de 1970”, ambas en Roberto
sexo) de Ernesto Sábato, que se publica en el año 1953. Baschetti. op. cit.; 222 y 439 respectivamente.
40 47
Leónidas Lamborghini, “Eva Perón en la hoguera”, en Partitas, Mijail Bajtín da las características de la carnavalización
Bs. As., Corregidor, 1972; 55-71. (desjerarquización, pérdida de distancia, burla) en relación con las
41
Este discurso de izquierda en el campo político argentino se festividades populares. Ver La cultura popular en la Edad Media y
relaciona con lo que Oscar Terán denomina como núcleos ideológicos en el Renacimiento. El contexto de François Rabelais, op. cit.
48
“contestarios”, “críticos”, o “denuncialistas”. Ver Nuestros años 60. La Leónidas Lamborghini, “Plegarias”: “–La felicidad verdadera
formación de la nueva izquierda intelectual en la Argentina 1956- es más grande cuando/ –Si puede hágase un/ –La risa y la música
1966, Bs. As., Puntosur, 1991. La relación entre esta nueva izquierda son una gran/ –Viva sin temor solo a/ –Alegría nos da la vida cuando
intelectual y el poder también está analizada en Silvia Sigal, Intelec- tenemos la/ –Aprende a/ –La vía del cielo es:/ –Cuando se ha lo-
tuales y poder en la década del ’60, Bs. As., Puntosur, 1991. grado un equilibrio el Amor hace/ –No se enoje jamás con un” (29)
49
Como descripción de este discurso dentro del movimiento Los fragmentos de La Razón de mi Vida de Eva Duarte sobre
peronista, ver Silvia Sigal y Eliseo Verón. Perón o Muerte, Buenos los que trabaja esta estampa se encuentran en el capítulo 28 “El
Aires, Hyspamérica, 1988 y también Roberto Baschetti. dolor de los humildes”: “Yo también los he visto volver a casa con
42
Eva Duarte de Perón, LRMV, “Capítulo XXII. Una sola clase de el hijo muerto entre los brazos para dejarlo allí sobre una mesa y
hombres”; 97: “El objeto fundamental del Justicialismo en relación salir luego a buscar un ataúd como antes buscaron médico y reme-
con el movimiento obrero es hacer desaparecer la lucha de clases y dios: desesperadamente.” (130) y “Los desprevenidos visitantes que
sustituirla por la cooperación entre capital y trabajo.” Sobre este pasean por allí verán ranchos de paja y barro, casillas de latón,
aspecto de la doctrina justicialista ver, Richard Gillespie. “Antece- algunas macetas de flores y algunas plantas, oirán algún canto
dentes”, Soldados de Perón. Los Montoneros; 21-72. más o menos alegre, el bullicio de los chicos jugando en los
Muchos años después, en la obra de teatro Perón en Caracas (Bs. baldíos....y acaso se les ocurrirá pensar que todo eso es poético y
As., Folios ediciones, 1999), reaparecerá la cuestión de la tercera tal vez romántico”. (129) Los últimos detalles barriales “alegres”
posición en términos más políticos. Allí se recuperan todas las ver- desaparecen directamente en la variación de Lamborghini.
50
siones históricas sobre Perón, bajo la forma de la autoindagación Franz Fanon, Escucha blanco!, Bs. As., Nova Terra, 1966. Lo
por momentos paródica: “–...Para unos, un genio político... un gran notable en este caso de la elección de los fragmentos, es que uno
estadista... para otros un chapucero, un payaso...un charlatán; para de ellos no procede directamente del texto de Fanon, sino del “Pre-
unos... el que le dio felicidad al pueblo... para otros un mentiroso, facio” de Francis Jeanson: “Nacido en 1925, en Fort-de-France,
un dema-gogo; para unos... un revolucionario...un visionario... un doctor en medicina. Franz Fanon se especializó más tarde en psi-
adalid del Tercer Mundo... para otros el de la ‘tercera posi-ción’ quiatría” (7).
–...entiéndase ‘rodilla en tierra’” (14). Los otros dos fragmentos provienen de la “introducción” que el
43
Eva Duarte de Perón, LRMV; 43: “Y conste que yo no digo que mismo Fanon hace a su libro: “Estas cosas voy a decirlas, no a

194 195
gritarlas. Porque hace ya algún tiempo, bastante tiempo, que el gri- no estará arrepentido, los sobrevivientes de la masacre de José León
to salió de mi vida.”(31) y “Hay una zona de no-ser, una región ex- Suárez y los autores de la Revolución.
traordinariamente estéril y árida, una cuesta esencialmente calva, Libertadora, puede leerse como una forma de lo que Benjamin
a cuyo término puede nacer un auténtico surgimiento” (32). denomina apoteosis alegórica.
51
La formación teórica de Franz Fanon es marxista, aunque es- Ver Walter Benjamin, El origen del drama barroco alemán. Ver-
tablece un cruce entre las lecturas de Marx y las de Freud o Jung. sión castellana de José Muñoz Millanes. Madrid, Taurus Humani-
De todos modos propone reformulaciones que se basan en el estudio dades, 1990 [1928]; 213 y ss.
54
de casos. Todos sus libros hablan de la opresión de la raza negra En el caso del Solicitante, por otra parte, se mantiene el rasgo
(nació en La Martinica y participó en la revolución en Argelia) y que Bajtín analiza como función de la voz autobiográfica en los tex-
pueden interpretarse como tratados con ingredientes antropológicos, tos de la antigüedad: verificación pública y cívica de la vida entera
políticos y, sobre todo, psicoanalíticos. Sobre su biografía y su tra- de un ciudadano en el ámbito de la plaza.Ver del autor, Teoría y
yectoria intelectual se puede leer Fanon de Peter Geismar (Bs. As., estética de la novela, op. cit.; 284.
55
Granica, 1972 [1969]). Estas son figuras contrapuestas, tal como se lee en las citas: “y
52
La cita está tomada de la segunda edición de Las patas en las debes desasirte/ del contorno social/ me dicta/ la cabeza del juglar/
fuentes, Bs. As., Sudestada, 1968; 41, que es la que se ha manejado que le dictó el amigo del café/ ‘si no te aniquilarás’// pero yo me
hasta el momento de este libro. Sin embargo, es necesario aclarar seguí contorneando” (ESD; 35). Aquí, además, se percibe uno de los
que estos versos sufren variaciones diversas. En la edición de Al momentos de definición del Solicitante, en la alusión, encubierta en
Público (1957) leemos: “sobre una pampa allí/ donde florezcan/ li- el último gerundio, a las propuestas del grupo Contorno sobre la
bres los sindicatos.// Extasis”. La alusión a los sindicatos libres que relación entre literatura y política. El manifiesto del poeta de la
era una consigna propia de los opositores al peronismo, se mantie- barricada se sitúa en esta misma línea, exacerbándola: “libre de la
ne hasta al edición de Las patas en las fuentes de 1965. Luego apa- complicidad/ con ‘lo poético’/ asome/ tu duro estallido/ de palabras/
recerá tal como está citada y variará nuevamente en la edición de golpeando/ rompe el mito/ de que has nacido antes que nada/ para
El Solicitante Descolocado de 1971. En ésta, directamente desapa- expresar ‘lo bello’/ para decirlo ante todo/ ‘bellamente’// ¡Comienza
rece la alusión a los sindicatos, que es un dato concreto de la reali- a abandonar esos prejuicios!// ¡COMPRENDE QUE ES IMPORTAN-
dad política después del golpe del ‘55 y queda “donde florezcan/los TE/ QUE TE TEMAN!” (ESD; 27-28).
56
Extasis”, que se repetirá sin modificaciones en la edición de la serie La introducción de los fragmentos epistolares, nos remite a la
de 1989. relevancia que tuvo la carta en el desciframiento de la realidad ar-
53
Lo alegórico de estos personajes no es sólo el nombre con el gentina durante la época de la Resistencia. En Perón en Caracas esta
que son designados, que describe de hecho una situación que puede imagen, la del líder exiliado escribiéndole a John William Cooke, re-
pensarse separada del destino meramente individual. En este sen- aparece. En este sentido es interesante ver la cantidad de cartas que
tido es que el “relato autobiográfico” se convierte en alegórico. recopila Roberto Baschetti en Documentos de la Resistencia peronista,
La alegoría, tal como lo dice Benjamin en su trabajo sobre el sobre todo aquellas que establecen las relaciones entre Perón y los
drama barroco alemán, no se percibe tanto en el plano lingüístico, distintos actores del movimiento o las centrales obreras.
57
como en el figural y en el escénico. Lamborghini, Leónidas. Al Público. Diálogos I y II. op. cit.; 34.
58
Los personajes de Lamborghini, no aparecen como encarnacio- Leónidas Lamborghini, Las patas en las fuentes; 92-93. Sobre
nes de una virtud o de un vicio, sino más bien, como encarnaciones el valor simbólico del cadáver de Evita y la relación entre cuerpo y
de distintos procesos de conciencia. política dicen Paola Cortés Rocca y Martín Kohan en Imágenes de
La construcción escénica que se da casi al final de Las patas en vida, relatos de muerte, Rosario, Beatriz Viterbo Editora, 1998; 15:
las fuentes, en donde se cruzan los cuerpos y las voces de La Mujer “Abordar la figura de Eva Perón es entonces preguntarse por la arti-
de la Antorcha, El Buen Idiota, El Solicitante, El Saboteador que ya culación entre cuerpo y política. Cuerpo ficcionalizado, cuerpo alza-

196 197
65
do como estandarte, pero también cuerpo robado y cuerpo en dispu- “El consierto del bagual”; 29. Este ejercicio violento sobre el
ta. El cuerpo de Eva Perón encarna valores y creencias, en especial cuerpo del otro es el que abre “La Refalosa”: “Unitario que agarra-
las vinculadas a la zona de lo femenino y a los modos de la praxis mos lo estiramos;/ o paradito nomás, por atrás,/ lo amarran los com-
política, y debe ser conservado como tal, aun a pesar de la muerte. pañeros/ por supuesto, mazorqueros, y ligao/ con un maniador
Es un cuerpo que se retacea a la acción natural del tiempo, de un doblao,/ ya queda codo con codo/ y desnudito ante todo. ¡Salvajón!/
tiempo que debe conjurarse.” Sobre los distintos significados del Aquí empieza su aflición.” Ver Hilario Ascasubi, Santos Vega y otros
cadáver y sus asociaciones –tanto reales, como literarias– con la poemas, Bs. As., CEAL, Colección Capítulo, Nº 15, 1967; 31-34. Se-
inmortalidad leer, sobre todo, los capítulos II y III del libro, “Narrar lección de Horacio Jorge Becco.
66
la agonía” y “Narrar la muerte”. Josefina Ludmer, “2. Los desafíos (del lado del uso)”, en op.
59
La apelación constante a la figura de Perón le sirve a Eva cit.; 169 y ss.
67
Duarte para justificar su escritura y su acción. Por ejemplo se lee José Hernández, Martín Fierro: “Había un gringuito cautivo/
en el “Prólogo” a LRMV; 7: “Muchos me reprocharán que haya escri- que siempre hablaba del barco–/ y lo augaron en un charco/ por
to todo esto pensando solamente en él; yo me adelanto a confesar causante de la peste–/ tenía los ojos celestes/ como potrillito zarco.”
que es cierto, totalmente cierto.” (V. 853 y ss. de “La vuelta de Martín Fierro”).
60 68
Uno de los ejemplos de argumentación de autoridad, puede Sobre los distintos momentos de la poesía gauchesca y el rol
leerse en la página 84: “Suelo oírle decir al Presidente que los go- del autor en cada uno de ellos ver Angel Rama, “3. De la poesía
biernos y los estados van pasando de la época en que todo se decidía política popular a la poesía de partido: Hilario Ascasubi y Estanislao
en función de organizaciones políticas a la época en que todo se del Campo” y “4. Fundación de la poesía social: de Hernández a
decide en función de las Lussich”, en Los gauchipolíticos rioplatenses, Bs. As., CEAL, Colec-
organizaciones sociales.” ción Capítulo, Biblioteca argentina fundamental, 1982; 59-128.
61 69
Discurso pronunciado por Juan Domingo Perón, el 21 de junio Este es el título de un cuento de Adolfo Bioy Casares y Jorge
de 1973, después de la matanza de Ezeiza. Tomado de Silvia Sigal y Luis Borges, en donde el monstruo es el peronismo. Josefina Ludmer
Eliseo Verón. op. cit.; 59. arma un corpus en el que “La Refalosa” se reescribe una y otra vez,
62
Este colectivo de enunciación, aparece en boca del Solicitante que incluye también “El fiord” de Osvaldo Lamborghini.
70
en la edición de 1968, que es la que estoy manejando y es otra de las Leónidas Lamborghini, “Sobre “La Refalosa””, en Hilario
cosas que desaparece a partir de la edición de 1971: “y estoy con la Ascasubi, “La Refalosa”, Bs. As., El Mate; 1997: “La Refalosa es tam-
cabeza/ metida en la cabeza/ del adicto cabeza/ ‘soy un deshereda- bién paradigmática en cuanto a marcar un momento de la lucha
do’/ ‘soy un desheredado’” (59). La imagen obviamente, hace refe- entre argentinos, signado por la salvajada. (Dicho esto con perdón
rencia a la frase de Eva Duarte de Perón: “Mi único heredero es el de los salvajes). Salvajada por ambos bandos (José Hernández ha-
pueblo”. bla del ‘bárbaro Sarmiento’). Salvajada que tuvo su más amplio tea-
63
Bronislaw Baczko, op. cit.; 17, habla de la importancia de este tro de crueldades (sin límite), en el período de nuestras guerras
fenómeno en el plano de lo simbólico, durante los procesos revolu- civiles, durante veinte años: marca que reaparecerá a lo largo de la
cionarios. historia de los argentinos –bajo distintas formas– hasta llegar al
64
En “La Refalosa” el unitario siempre será designado como “el presente.” (8)
71
salvaje” y se instala, a la vez, un juego de oposiciones entre el valor José Hernández, “La vuelta del Martín Fierro”, versos 359-
de esta atribución y el de “hombres flojos”. En “El consierto del ba- 360. En el poema de Lamborghini dice: ‘Pinchudos/ cardos,/
gual” este término desaparece, pero su sentido será recubierto por pinchudos/ años’..., en Tragedias y parodias, op. cit.; 73.
72
otros que lo sustituyen: “sotreta”, “indino”, “dimonio”, “loco”, “ribelde”, Leónidas Lamborghini, “Cardos”: “Carda:/ instrumento/ con
“maldito”. Ver el poema en Leónidas Lamborghini, El Mate de púas de hierro/ que sirve/ para cardar lana./ Cardo: nombre vulgar/
Estanislao, Tragedias y parodias I, op. cit.; 28-34. de algunas plantas espinosas.” (75). Este glosario de términos rura-

198 199
les es el que le permite al autor, además, establecer los dos senti-
dos: el del alma herida y el de la patria cercada por alambres de
púa. Es válido aclarar, sin embargo, que otro de los modos de me-
diación de este poema es la risa, la burla sobre la evocación propia:
‘Tatadios: yo/ no soy Simeón/ pero me estoy sí,/ meando/ e’las ga-
nas’.... (75)
73
La estrofa se arma a partir de versos de la primera y la segun-
da parte del Martín Fierro: “Qué vocerío! Qué barullo!/ qué apurar
esa carrera!/ La Indiada todita entera/ dando alaridos cargó–“ (v.
553-556); “en los caballos en pelos/ se vienen medio desnudos” (v.
485-486 de “La vuelta...”) y “Caminan entre tinieblas/ con un cerco
bien formao” (v. 523-524 de “La vuelta...”).
74
Jens Andermann, “Introducción”, Mapas de poder, op. cit.; 18.
Esta cristalización ya se había producido años antes en el Odiseo
confinado. Allí, La Tipaza, repite uno de los relatos más codificados
del tango y la voz de Calaf no puede pensarse fuera o separada del
lunfardo tanguero. Pero además, y pensando en el orden de las figu-
raciones, la evocación del propio país abandonado, cita textualmen-
te la idea de desierto del Martín Fierro: “Uno viene/ como dormido/
cuando vuelve/ del desierto” (143). El texto propone una lectura
política de este tópico: “He aquí/ a un hijo/ del desierto...// Es de-
cir.../ del exilio” (124), y una lectura estética, la de la creación de
personajes, la de la incorporación de otras voces en el texto propio:
“–En el desierto/ de mi/ identidad/ florecen todos/ los espejis-
mos/ de la identidad...// (...) –¡Desdoblamientos!” (144).

200
V. La máquina lamborghiniana

201
Insisto: arte es artificio, simulacro. En mi
caso concreto, escribir es construir:
el poema como máquina.
Leónidas Lamborghini

La máquina lamborghiniana funciona por variación,


comenta o distorsiona, acciona siempre sobre la otra voz,
sobre la cita, sobre la frase propia que se presenta como
incipit del poema. Porque ya desde su definición etimo-
lógica, la máquina es un medio de acción y hasta un
arma. Digo, no es un instrumento (y ésta es otra de las
acepciones del término) inocente, sino que tiene un ca-
rácter profundamente transformador. Así, habrá discur-
sos que entran en polémica, que se superponen unos a
otros (que se comen unos a otros); habrá también mon-
tajes de citas que, en algunos casos, dan cuenta de sus
configuraciones históricas y que no debaten entre sí
(como la puesta en común de consignas del peronismo y
consignas que vienen de la izquierda más tradicional).
Habrá –por estas mismas razones– tratamientos distin-
tos de la tradición, que puede conservarse intacta, o re-
cuperar algunos de sus significados, de sus funciones,
pero también puede partir de un punto cero, hacer tabla
rasa, olvidar (o tirar por la borda) todos sus presupues-
tos. Este parece ser el caso de algunos poemas de Verme

202 203
y 11 reescrituras de Discépolo que reescriben el tango, o elegíaca del obrero, Cordero vive su itinerario como
pero no el de “en el camino su (una epopeya de la identi- una forma de la traición y del fracaso); pero lo que es
dad)”, que gira una y otra vez sobre los significantes de aún más importante, es la centralidad de la materia con
la Marcha Peronista, dado que el ejercicio se plantea la que trabaja el poema y, en este sentido, la explicitación
como necesidad de cuestionar ciertos modos de la iden- de la artificialidad. Desde las teorías de este siglo, la
tidad que ésta propone. idea de poesía como arte-facto, como artificio,1 es posi-
Pero en todos los casos, el corte, el fragmento y la re- ble a partir del formalismo ruso y, desde la praxis poéti-
petición, convierten al texto en una máquina que no co- ca, sólo a partir de las vanguardias históricas que de
pia, sino que produce. Porque las alteraciones pueden esta manera se separan de la tradición romántica e in-
ser totales o parciales, pero siempre existen y, además, clusive de la simbolista. Los caligramas de Apollinaire,
casi nunca pueden establecerse a partir del cotejo de las frases sin nexos de Marinetti, las imágenes hilvana-
dos textos, sino que ingresan como filtros los sujetos, las das que surgen como resultado de la escritura automá-
otras reescrituras de ese material y, entonces, la red no tica en Breton, son la exposición del procedimiento.
tiene una sola entrada, sino muchas; las relaciones no En la producción de Lamborghini, el artificio está en
son sólo unidireccionales, sino que se plantean también relación directa con el movimiento de los otros textos o
como líneas de fuga diversas entre las que el escritor discursos en el poema: se pueden repetir una y otra vez,
elige una, y luego se desplaza hacia otra. Así la máqui- se pueden expandir con pretensiones de infinitud, pue-
na puesta a funcionar en un texto concreto, trabaja va- den girar sobre sí mismos o ser expulsados fuera de su
riando la gauchesca, pero también el tango y el discurso centro. Desde aquí parte el poema y así se configura la
peronista; trabaja sobre las variaciones que cada uno de frase poética, privilegiando el sonido y no la imagen.
estos discursos ejerce sobre el otro (acordes, en muchos Éstas, en todo caso, son el resultado de operaciones
casos, a las lecturas históricas o de época) y, a la vez, discursivas (y por eso está antes el discurso y queda
variando los sujetos de estos géneros (a veces los con- explicitado o es necesario recuperar el antes de ese dis-
serva, a veces los hace desaparecer o mantiene solamente curso), como cuando se eliminan ciertos términos de La
los tonos). El funcionamiento es muy complejo y los efec- Razón de mi Vida de Eva Duarte: “mi día: fuego. lo vi
tos son masivos. desde./ ese fue: de mí. en todas las vidas/ hay:/ lo monó-
Porque la máquina lamborghiniana es una máquina tono sin. el paisaje sin” (58), o se da una nueva combina-
vanguardista, antimimética. No busca la identificación: toria de los términos del tango “Anclao en París”: “el le-
cuando hay personajes que dialogan o arman su monó- jano: una zarpa/ del recuerdo/ en una calle que no/ re-
logo las previsiones se desplazan o se niegan (El Solici- cuerda/ que no ve.” (“Zarpa”; 61) Ni el ensayo de Eva, ni
tante y El Saboteador no representan la figura heroica el tango de Cadícamo responden a este sistema de cons-

204 205
trucción de imágenes extrañas, extravagantes si se pien- Lamborghini ejerce el gesto contrario a la estilización
san en relación con el original. Por otra parte, cuando en los poemas de Verme y 11 reescrituras de Discépolo.
Lamborghini reescribe un texto como el “Salmo XVII” Lo mismo hace con la gauchesca, va del grado menor de
de Francisco de Quevedo, éste variará notablemente su distorsión al grado mayor (a la pérdida total de las mar-
fraseo: “recuerdo de la muerte: los arroyos/ del yelo. lo cas del género; desmarca el género) en “La Peregrina-
que la sombra. los despojos. el/ yelo en que los ojos. el ción”. El movimiento, sin embargo, no es lineal, ya que
monte. la espada. ya:/ de yelo.”2 El hipérbaton quevediano en el Odiseo confinado reaparecen tango y gauchesca
se destruye bajo la presión del corte que aísla los ele- con mayor integridad, proporcionando tópicos y constru-
mentos e inventa nuevas relaciones, como por ejemplo, yendo la voz de Calaf (aunque también en este caso haya
las que postula la expansión de “yelo” (“hielo” en el ori- operaciones de transformación), y la gauchesca vuelve a
ginal) sobre todos los términos. En realidad, la máquina instalarse como material con marcas propias (aquellas
opera el pasaje de una estética a otra (sin jerarquizar que se habían borrado en la serie de El Solicitante Des-
ninguna de ellas), del romanticismo epigonal, el tango, colocado) en Tragedias y parodias I, que elige otra línea
o el barroco a la vanguardia; el proceso convierte en ho- dentro de la tradición y postula, a pesar de los rasgos
mogéneo lo disímil. La imagen existe y comparte con las risibles (o justamente por la presencia de los mismos) la
vanguardias históricas su referencia, el lenguaje. La di- posibilidad de escribir dentro del género cuando éste no
ferencia es que aquí se produce como corte de un discur- forma parte de los linajes más comunes de la literatura
so previo y no está asociada a la idea de creación o de argentina. El itinerario es similar en el caso del discur-
invención. El poeta no es un medium como presupone so peronista, es el que va de la serie de El Solicitante
Breton, ni es quien detecta las relaciones ocultas e in- Descolocado (que recompone y arma a partir de ciertas
venta una realidad inexistente (idea que ya estaba en variables históricas), a “Eva Perón en la hoguera”. Pero
Baudelaire), sino más bien el que lee de manera distin- el discurso político reaparece sin una identidad tan pre-
ta algo que ya existe y lo hace de manera consciente.3 cisa años después, en la voz de Calaf que repone el tono
La lectura, en este sentido, no es un ejercicio de repe- del desafío del Letrista Proscripto (y allí continúan sien-
tición; los poemas no copian a sus textos previos; cuan- do importantes ciertos sentidos que estaban asociados
do Lamborghini usa la estilización, como lo hace en a la construcción del discurso peronista en sus distintas
“Payada” con el tango, no es para escribir “a la manera instancias, la identidad, que será un modo de la indaga-
de”, sino para construir una voz dramática y para pasar ción, la resistencia y la revolución). Por otra parte, en
desde allí al orden político. Pero si hubiera quedado al- los palimpsestos aparecen enunciados (casi consignas)
guna duda, si a partir de allí el tango hubiese sido per- que se centran en la defensa de lo nacional (los de los
cibido como un material inalterable, años después Arcaicos) y se relacionan con “Oda al comsumismo”, en

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donde el discurso político es, sobre todo, discurso contra rosa del artesano, sino con el recuerdo de otros tejedo-
el capitalismo y el mercado. res, de otras lecturas. En otros momentos, el hilo se adel-
gaza y se dejan de lado hasta los modos de producción
de los materiales que ingresan a la red. Se pierde su
La máquina es, de hecho, el texto (allí se mueven los historia. El funcionamiento, dije, es muy complejo y los
diferentes discursos y adquieren distintas configuracio- efectos son masivos. Nunca se trata de una sola opera-
nes) y se diferencia fuertemente de una matriz indus- ción sobre un texto o discurso, sino de varias a la vez.
trial porque invierte el proceso de producción. Si bien la Esta retícula es la que permite la lectura de lo
repetición, tal como lo analiza Calabrese, permite la invariante a lo variante, de “Payada” a los textos de Ver-
aparición de la serie, en los textos de Lamborghini des- me y 11 reescrituras de Discépolo o de El Riseñor por
lizará su función hacia el polo opuesto ya que al unirse ejemplo. Si se focaliza algún caso concreto –para que
a la técnica de corte, produce justamente textos que rom- esto no sea sólo una imagen– podría retomarse la entra-
pen con esta noción. La máquina no homologa, sino que da de dos tópicos a la serie de El Solicitante Descoloca-
genera la discrepancia y es generada por ella en una do, el de la guitarra y el del amurado; ambos ingresan,
doble articulación: discrepancia con el texto original y en principio, intactos, como núcleos inalterables: sin
discrepancia interna. embargo, el primero se expande en una serie de figuras
No se trata, entonces, de un molde fijo, de un espacio equivalentes pero no idénticas, lejanas a la gauchesca,
con circuitos y funciones ya establecidos. Si uno pudiese y el segundo mantiene casi todas sus marcas y funciona
pensar una forma para esta máquina, sería reticular, como texto paralelo; se expande, entonces, sobre una tra-
aunque tampoco se trataría de una red de tejido geomé- ma original, conservando los sentidos (y hasta los rela-
trico y armónico, sino más bien de una que deja las mar- tos) que le dieron forma en la tradición del tango. El
cas del hilo utilizado y de la mano del tejedor. Y tampo- tópico de la guitarra (del canto) y el del amurado (el
co se trataría de una sola red sino de una superposición abandonado en el amor) son sometidos, a pesar de los
de redes –muchas, distintas y desfasadas en su relación procesos de transformación disímiles, a una lectura his-
interna–. Los materiales, así, ingresan por distintas tórica de los géneros. Por su parte, las figuraciones del
retículas (un mismo material ingresa por distintas desierto en el Odiseo confinado y en algunos poemas de
retículas) y pierden su integridad inicial. No vienen al Tragedias y parodias I también responden, aunque per-
poema a repetir sus formas de presentación en los otros manezcan intactos, como tropos literarios congelados, a
textos o en el discurso político. Una vez en el poema, la misma lógica.
ensayan otras formas que tienen que ver tanto con las Los poemas escritos a partir de la palabra propia
retículas diversas que debe atravesar como con el hilo exponen pedagógicamente, tal como ya se dijo, el funcio-
de la red; porque éste se teje no sólo como voluntad aza- namiento de esta máquina que proporciona diferentes

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versiones de lo mismo. Los términos pueden ser sujetos, tos de Las patas en las fuentes como voz en off, y sobre
objetos o circunstanciales; pueden ser sustantivos, ad- todo en su último libro Carroña última forma (2001),
jetivos, verbos y adverbios, y la lógica histórica es su- que recupera casi exclusivamente los textos anteriores
plantada por otra, básicamente lúdica. Sin embargo, hay del autor, desgranando la frase hasta un grado extremo
un primer enunciado que funciona como antecedente y y uniendo partes de distintos poemas en una nueva
se convierte en inicio, en un antes de las variaciones combinatoria. En estos casos, la máquina lambor-
posteriores. Aquí es donde se entiende con más justeza ghiniana se lee a sí misma, pierde la tensión hacia la
lo que dice Lamborghini acerca de la idea de “creación” otra voz, hacia el exterior.
y de la necesidad de otras designaciones para la propia
praxis de escritura, tales como “jugar o (...) combinar, (máquinas de época)
palabras que es menos folletinesca y más exacta.”4 En la segunda mitad de la década del ’50 y durante la
Las dos máquinas vistas en el Odiseo confinado tam- del ’60 conviven surrealistas e invencionistas con la poé-
bién plantean una pedagogía de la variación: la de los tica emergente, la sesentista.5 Si se leen producciones
palimpsestos muestra básicamente el ejercicio de la completas y no textos aislados, cada uno de estos gru-
escritura (de manera deshilvanada y fragmentaria) y la pos propondrá una máquina peculiar que obedece a ideo-
del cuerpo del poema, en cambio, imprime a este ejerci- logías muy diferentes sobre lo poético.
cio crudo un carácter compositivo, construye voces ficti- La máquina de invencionistas y surrealistas puede
cias que incorporan –de maneras distintas– los textos pensarse unificada a partir de la noción de imagen. Los
retomados, e incluso ciertos tramos o significantes pre- últimos, retoman la configuración ya conocida del su-
sentes en los artículos que sirven de soporte a los rrealismo bretoniano, la de la unión de elementos ale-
palimpsestos. jados en la realidad, bajo un proceso doble de extraña-
Porque la máquina de la variación es una máquina miento, el de la incompatibilidad de los objetos y el de
de escritura que funciona, ineludiblemente, como má- la descontextualización, o el planteo de un contexto aza-
quina de leer. Lamborghini relee las tradiciones (e in- roso. Los invencionistas, por su parte, recuperan las
cluso la tradición de un discurso que está fuera de la teorizaciones sobre el poema inventado del creacionista
literatura, como el político) y el gesto de vanguardia está Vicente Huidobro, cuya concepción de la imagen coin-
dado en la ruptura de éstas, o en las brechas abiertas cide en muchos aspectos con la de los surrealistas, aun-
sobre configuraciones históricas precisas, que son tam- que rechaza la escritura automática, ya que “el poeta
bién un modo del cuestionamiento. También, en el Odiseo es aquel que sorprende la relación oculta que existe
confinado, Lamborghini cita y relee su propia produc- entre las cosas más lejanas, los ocultos hilos que las
ción, gesto que se hará extensivo en la obra de teatro unen.” 6
Perón en Caracas, donde reaparecen muchos fragmen-

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Sobre esta matriz se escriben casi todos los textos de que inauguran los románticos y que alcanzaría su rea-
surrealistas e invencionistas que se circunscriben, de lización paradigmática con los simbolistas franceses y
este modo, a las operaciones de las vanguardias histó- –en algunos aspectos– con el trabajo de experimenta-
ricas. El poema puede ser leído, casi siempre, como una ción verbal de algunas de las vanguardias europeas”. 10
forma del homenaje, ya que repite términos prestigio- Contra la opacidad de la imagen, los poetas del ’60 pro-
sos y fraseos como los de las metáforas hilvanadas. La ponen la irrupción, a veces llana y lisa, de aquello que
arbitrariedad es una lógica muy fuerte del funciona- está afuera del cerco del arte. El gesto es político, por-
miento de esta máquina, pero es una lógica ya asimila- que se recuperan los materiales asociados a la oralidad
da por los lectores de poesía contemporáneos.7 Ni si- y no a la escritura (ciertos géneros como la gauchesca
quiera los términos serán distintos (salvo excepciones) o el tango, el discurso político y el denominado “len-
y algunas imágenes son, en realidad, familiares, como guaje coloquial”). En la mayor parte de los casos, la
las asociadas a la licuación de los elementos. No hay, máquina sesentista es mimética, si entendemos la
tampoco, relación alguna entre el discurso poético y los mímesis como construcción de procedimientos que in-
otros discursos (y si la hay, está muy diluida); 8 hay res- tentan “naturalizar” el lenguaje poético.11
peto por una tradición y la inscripción en la misma es Los textos de Alfredo Carlino y Héctor Negro 12 son
obediente. ¿Se trata entonces de una máquina vanguar- la exposición más clara de esta máquina mimética. Allí
dista? Lo es en tanto repite aquello que se consolidó no existe diferencia entre el tango y los poemas; los
históricamente en las vanguardias centrales, pero no poemas son tangos (e incluso esta es una opción deli-
por su funcionamiento. Si bien la repetición sirve para berada), repiten sus sintaxis, sus temas, sus figuras.
oponerse a una escritura puntual, la del neorroman- En otros casos, lo que importa –más que un género–
ticismo del ’40, hay ciertos presupuestos centrales de son los giros del lenguaje hablado: el poema se cons-
las vanguardias que se distorsionan, como por ejem- truye bajo la ilusión de un discurso transparente; el
plo, la idea de lo nuevo. 9 poeta escribe tal como habla la gente e ingresan al poe-
La poética sesentista, en cambio, no se plantea como ma las frases hechas, el voseo, las apelaciones al lector
una vanguardia, sino a partir de una oposición históri- y todos los discursos bastardeados por la tradición de
ca (casi un deber ser) con la ideología poética que éstas la vanguardia, sobre todo de la vanguardia local. En
constituyen. Porque como dice Dalmaroni, los poetas esta línea se lee la producción de Juana Bignozzi (aun-
del ’60 “imaginarán su identidad contraponiéndose que allí todo esté pasado por el tamiz de la ironía), la
polémicamente” a la estética que se rige por “las nor- de Eduardo Romano y gran parte de los textos de Juan
mas más estrictas de la lírica en tanto género más o Gelman hasta Gotán 13, por mencionar sólo a algunos
menos codificado, ligado especialmente a la tradición de los poetas sesentistas.

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(operaciones de transformación) voces dramáticas; pero estas voces además no deben ser
elegíacas y en este sentido, luego, también se separará
Me doy cuenta que casi todo el tiempo he de algunos sectores de la poesía sesentista: “Anti-liris-
estado escribiendo ‘en contra’. mo, anti-lagrimita (tener presente aquello que decía
Baudelaire, la ‘canalla elegíaca’), anti-humanitarismo.
No se entiende nada. Mejor. Ya habrá tiempo Contra esas humedades, dureza, sequedad. Me doy cuen-
para que se entienda. Ya habrá tiempo para ta que casi todo el tiempo he estado escribiendo ‘en con-
que nos pongan un collar de perro. tra’. En contra de esa estética y esa ética tan fayutas la
Leónidas Lamborghini una como la otra.”15 Los poemas a los inmigrantes, los
poemas a los albañiles bajo la forma de la oda –ya se ha
La escritura de Lamborghini es una escritura a con- visto– no tienen lugar en la producción de Lamborghini
trapelo de la de sus contemporáneos;14 los términos de y el tono conmiserativo aún menos. Pero además, la na-
los epígrafes, el gesto antagonista y la imagen de un turalización del lenguaje poético, aquella ficción de per-
lector ausente o un lector futuro son presupuestos de sonajes que “hablan” de lo que les pasa y de la realidad
las vanguardias históricas que se asumen como propios. con enunciados lineales, tensionados hacia el exterior,
Escribir “en contra” da la pauta, en principio, de dos fren- excéntricos diría Nicolás Rosa (“donde cada texto es un
tes, pero también como posición merece algunas especi- pretexto del contexto”), 16 también se pondrá en suspen-
ficaciones. Los surrealistas y los invencionistas repiten so en la serie de El Solicitante Descolocado y se elimi-
el gesto de sus antecesores y privilegian la imagen, los nará, claramente, en los poemas de la década del ’70, de
poetas del ’60 hacen de la oralidad una premisa alrede- El Riseñor o Partitas, que se construyen a partir del
dor de la cual construir el lenguaje poético y desde allí enunciado incisivo “que corta, que calcula y cuadricula
arman su linaje: el tango, la poesía gauchesca, Carriego, geométricamente el ángulo, el cuadrángulo y el rectángu-
Raúl González Tuñón, Nicolás Olivari, Portogalo, los lo, una iconicidad del enunciado que se atiene al espacio
poetas de Boedo. que recorta: el movimiento del poema –una cronía–, el
En 1957 Lamborghini publica Al Público, bajo el se- espacio del poema –una topía–”.17
llo de Poesía Buenos Aires y muchos años después dirá La máquina lamborghiniana, en relación con la poé-
que “había escrito ese librito, de unos 500 versos, por- tica sesentista, funciona como un laboratorio en el que
que no estaba escrito”. El origen es, en el relato del au- se pone a prueba permanentemente la resistencia de los
tor, una vuelta a cero y, en realidad, ya aquí se nota la nuevos materiales: hasta dónde, parece plantear, el dis-
diferencia con las vanguardias del ’50: la imagen, que curso peronista sigue siendo tal, o hasta dónde la
estaba legitimada por una larga tradición, desaparece oralidad, lo que dicen sus personajes, mantiene una hue-
del poema y lo que interesa es la puesta en escena de lla de aquella sintaxis, de aquella dicción.

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Y aquí, justamente, es donde podría pensarse una de ya de la identidad)” los movimientos de entrada y sali-
las premisas más fuertes de todas las vanguardias, la da también se relacionan con el acercamiento o la leja-
de la instauración de lo nuevo, que no es el tango, ni la nía de los sentidos de la Marcha Peronista o el Himno
gauchesca, ni el discurso peronista, sino su tratamiento Nacional. En los textos que reescriben “Anclao en París”
discursivo, la operación de variación. Porque Lambor- de Discépolo está negada, en cambio, la posibilidad del
ghini toma de las vanguardias del ’20, de las históricas, regreso, tal como sucede en “La Peregrinación” que pri-
el componente más experimental, que exalta la mate- vilegia del Martín Fierro el significante perdidos; más
rialidad y, a la vez, funciona como una mediación entre adelante, la vuelta será una doble forma del exilio en el
un discurso o un género y su textura final. No se trata Odiseo confinado (“–Uno viene/ como dormido/ cuando
de un mero juego sobre los materiales hegemónicos en vuelve/ del desierto/ a este/ desierto”). Pero también
la época, sino de un nuevo tratamiento de las tradicio- los textos pueden quedar anclados en algunas de las fi-
nes nacionales.18 guraciones y los relatos del tango, o vuelven sobre algu-
La tradición no es para Lamborghini un cauce en el nos de los tópicos más cristalizados de la gauchesca en
cual deba inscribirse o el sistema selectivo que le per- los poemas de Tragedias y parodias I (aunque el gesto
mite legitimar una ideología sobre lo poético, pero tam- risible indique un alejamiento); y los enunciados de Eva
poco aquello que hay que eliminar, incluso como idea, Perón, sometidos al corte, se pierden en sus propios tér-
tal como lo plantearon las vanguardias. La tradición es minos y recuperan su costado más radical, más sectario
lo que debe ser reescrito porque tiene algo para decir. (en sentido positivo). En cuanto a experimentar, que es
Por eso la serie de El Solicitante Descolocado arma un el significante de la payada de Martín Fierro y el More-
pasado del discurso peronista, que adquiere de este modo no (“toparme con un cantor/ que esperimente a este ne-
una densidad como material equiparable a la del tango gro”) que reaparece en “el Sabio Blanco y el Sabio Ne-
o la poesía gauchesca. Algunos significantes, que se re- gro. el Sabio Negro y el Sabio Blanco”, también puede
piten en la producción de Lamborghini, pueden dar cuen- trasladarse al resto de la producción del autor. Si en el
ta de este proceso: anclao, volver, perdidos, experimen- original, experimentar es poner a prueba, indagar al otro,
tar; los tres primeros están fuertemente asociados al los poemas de Lamborghini “experimentan” a los nue-
tango y a la gauchesca. El viaje, el exilio, la imposibili- vos materiales: abren fisuras, multiplican sentidos, nie-
dad del regreso son algunos de los tratamientos de la gan otros; en cada caso, la experimentación se transfor-
identidad en estos géneros, de la definición de lo propio. ma en técnica y en algunos ejemplos concretos el
Así, en El Solicitante... los personajes entran y salen del significante puede leerse sólo en este último sentido. El
mundo laboral, pero también del país o de la interpreta- poema que reescribe la payada es un ejemplo, ya que el
ción del país y volver es también (elípticamente) la con- contrapunto se convierte, por momentos, en el lugar del
signa de la Resistencia; en “en el camino su (una epope- sin sentido y los poemas que reescriben “Cambalache”,

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en Verme y 11 reescrituras de Discépolo también, por- impostada como la de la ópera que funciona como texto
que trasladan el núcleo semántico de la distorsión del previo, sólo que la impostación no pasará ahora por el
mundo contemporáneo (o del país) al plano estrictamente lenguaje culto y las metáforas presentes en Turandot
formal, al plano ortográfico. de Puccini, 20 sino por el uso casi exclusivo de dos
lunfardos, el mexicano y el argentino. En este caso, no
Dije antes que la tradición es lo que debe ser reescrito se trata entonces de la ruptura de la sintaxis oral sino
y se podría ajustar este gesto (el de la variación como de la falta de “naturalidad” de estos dos modos de decir
lógica) ya que –para Leónidas Lamborghini– la tradi- en el sentido etimológico del término parodia, que pue-
ción es lo que debe convertirse en voz dramática para de traducirse como “cantar” “al lado o de lado”, “cantar
no enmudecer. en falsete, con otra voz, en contracanto –en contrapun-
Las patas en las fuentes podría leerse como la forma- to–, o incluso cantar en otro tono: deformar, pues, o trans-
ción más aproximada al coloquialismo: los personajes portar una melodía”. 21 Así, en el acto final de la ópera de
arman sus monólogos, dialogan; se recuperan conven- Puccini, Calaf le dice a la Turandot “¡Princesa de hielo!”
ciones propias de los cancioneros juglarescos, tales como o “¡Tu hielo es mentira!”, en tanto en el poema de
la repetición y el estribillo;19 los modos de decir del tan- Lamborghini dirá: “¡Y mueran/ los pechos fríos!”; por
go se conservan casi intactos y las frases hechas o los otra parte, todas las alusiones a la muerte que están en
giros sintácticos propios del habla forman parte de la boca de los coros de la multitud, los sacerdotes o las
textura de la frase. Sin embargo, ya en este texto –y mujeres, se transforman en el monólogo de Calaf en una
desde el inicio de la serie– se introduce el corte, la frase lucha (no épica) contra una diosa extranjera, indígena:
inacabada, la segmentación y la voz será el resultado de “¡Y he de vencer/ a la/ Coatlícue,/ he de liquidarla,/
un proceso bastante marcado de estetización, que plan- pa’después/ llegar/ hasta la mina/ esa,/ la Turandot”
tea el balbuceo como re-presentación del desquicio en el (132). La parodia implica en este caso el uso de un re-
mundo obrero después de la Revolución Libertadora. gistro popular que funciona como un falsete alrededor
Muchos años después y ya fuera del contexto de la del texto original. Por eso esta es una voz impostada,
poesía sesentista, en Odiseo confinado, Lamborghini pero además disonante; es una voz que repite en tono
reconoce el intento de retorno a cierta integridad de la risible algunas de las instancias de la trama de la ópera
frase; lo que sobresale, es cierto, no es el corte, la inte- y que borra la solemnidad del drama planteado, e inclu-
rrupción: la artificialidad de la voz tiene que ver ahora so, en un segundo círculo, deforma o es la contraparte
con otras decisiones. La de Cordero es una voz literaria de la de Cordero. Del mismo modo, podría pensarse, fun-
que se puede pensar dentro de los cánones clásicos (ya ciona la voz hiperbólica de los gauchos en Tragedias y
que recrea un verosímil homérico) y por eso produce un parodias I, excesivamente ingenua y –por momentos–
efecto de extrañamiento. Calaf también tiene una voz disparatada.

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El otro extremo de resolución de la voz –en “Eva Perón trabajaron sobre el fraseo del poema a partir de la idea
en la hoguera” o en “Villas”, por ejemplo– se da cuando de yuxtaposición o ilación de imágenes, los dadaístas,
el corte se expande y la reticulación como gesto es un los cubistas y los futuristas incluyeron en sus manifies-
hecho; sin embargo, aquí puede leerse una continuidad tos –y en su praxis poética– la eliminación de los nexos
con la serie de El Solicitante Descolocado. A veces los que consideraban innecesarios. En todos los casos, este
sujetos que enuncian en el texto original se mantienen tratamiento tenía que ver realmente con los cambios de
y otras, se eliminan (aunque en ningún caso podrían percepción en el mundo moderno: para los surrealistas,
pensarse como personajes). A pesar de esto, el corte con- la sucesión de imágenes es el modo de contraponerse al
tinúa trabajando sobre la sonoridad del verso y, más que lenguaje lógico (al lenguaje burgués, diría Breton) y es
nada, sobre el dramatismo de la voz que se construye la puesta en escritura del fluir del subconsciente; para
como punto límite de la alienación: sólo quedan peque- los dadaístas la forma de dar cuenta del sin sentido, para
ños golpes, sucesivos. No se trata ya del balbuceo, sino los cubistas como Apollinaire el traslado de la visión frag-
de la imposibilidad de decir algo (que es dicho a partir mentada, no lineal y para los futuristas como Marinetti
de una forma, la de la sintaxis minimalista). Esta sono- el modo de reproducción (desde la sonoridad del poema)
ridad, de hecho, es la que hace posible la grabación de de la velocidad del mundo moderno, que tanto admira-
“Eva Perón en la hoguera” en 1973, recitado por Norma ban. No hay ningún ejemplo, sin embargo, de corte exa-
Bacaicoa, con música de Dino Saluzzi, y la puesta tea- cerbado como el que proponen “en el camino su...”, “Rei-
tral del mismo texto que en la década del ’90 hará Cris- na” o “La muerte del fakir”. En estos poemas, la van-
tina Banegas. guardia vuelve a articularse porque no copia la tradi-
ción de la poesía gauchesca o del tango, pero tampoco
Lo nuevo es, repito, el tratamiento de la tradición, su los fraseos o los usos de la imagen que históricamente
reescritura y su transformación en voz dramática como funcionaron como “lo nuevo”.
trabajo sobre la artificialidad, que deforma de distintas Cuando Lamborghini decide mencionar la vanguar-
maneras la oralidad y, entonces, distorsiona sus mate- dia aparece Apollinaire, pero también se recupera al-
riales pero también destapa sentidos ocultos o abre otros gún nombre –o alguna idea– de la poesía moderna: “Dice
que estaban ausentes. Valéry que la poesía es una vacilación entre el sonido y
Uno podría decir, sin temor a equivocarse, que nadie el sentido. Los poemas no se escriben únicamente con
había cuestionado las tradiciones hasta tal punto, en el ideas, se escriben con palabras. No es uno el que guía a
período que va de 1955 a 1975, pero también que nadie las palabras con exclusividad. Muchas veces son las pa-
había planteado una destrucción de la frase poética de labras las que lo guían a uno. En ese juego, las ideas que
tal envergadura. No hablo ya de las vanguardias del ’50 uno tiene se alternan y hasta pueden terminar oponién-
sino, incluso de las europeas del ’20. Los surrealistas dose a lo primero que pensaste.”22 Aquí, en la elección de

220 221
esta cita, podría leerse una divisoria que ya estaba plan- La producción de Lamborghini, en cambio, asume esta
teada en la década del ’20 en la Argentina, la de Boedo y tensión y la resuelve de manera peculiar: el nacionalis-
Florida, entendida a partir de las apreciaciones más ge- mo es claro en la saga del Solicitante y El Saboteador,
neralizadas, como debate entre una “literatura de tesis” como relato político de la Resistencia peronista y, sobre
o “literatura social” y una literatura de la forma. En este todo, en la elección de ciertos géneros que persisten más
sentido también puede entenderse la mención en el allá de esta época. En cuanto al cosmopolitismo no se
Odiseo confinado de algunos de los nombres del grupo plantea, tal como lo explica Masiello en las vanguardias
de Florida: Girondo, Macedonio Fernández, Marechal, del ’20 argentinas, como recuperación de “las formas
Borges e incluso Francisco Luis Bernárdez; en este seg- culturales de la Europa moderna” (absolutamente au-
mento de la vanguardia argentina, el más experimen- sentes como tema en sus poemas), ni como percepción
tal, propone Lamborghini un linaje, más asociado por de la ciudad cuyos signos son –en Girondo, al menos– lo
cierto a los planteos poéticos que a las resoluciones tex- simultáneo, la mezcla y el exotismo.27 La ciudad es siem-
tuales concretas. pre en Lamborghini el lugar de la alienación, es lo que
También es interesante anotar (casi como una acota- expulsa (y esto es así incluso en los poemas de La can-
ción al margen) que el grupo Martín Fierro no rompe ción de Buenos Aires); es el lugar del descolocado, del
definitivamente la tradición carrieguista, o la de la extraviado o del vagabundo que es la figura elegida en
gauchesca sino que las procesa de otra manera. En el el último de sus libros, Carroña última forma, para unir
caso concreto de Borges este procesamiento tendrá que los poemas.
ver con lo que Sarlo denomina “criollismo urbano de No hay un solo texto de Lamborghini en el que se
vanguardia”, que es uno de los modos (el más saliente) tematice el cosmopolitismo; sin embargo esta articula-
de resolver “la tensión populismo/ modernidad o nacio- ción ideológica es indispensable para entender el modo
nalismo/cosmopolitismo [que] informa acerca de un he- de leer la tradición como borramiento o disolución par-
cho significativo, casi una constante de la cultura ar- cial de los modos de producción de los materiales (las
gentina del siglo XX.”23 muy distintas maneras de articular la poesía alrededor
Esta tensión no aparece ni en las vanguardias del ’50, de la oralidad) y también sus lugares de procedencia,
alejadas de los géneros marginales,24 ni en los poetas los márgenes. Es claro que el tango se origina en los
sesentistas, que resuelven el debate de época cifrado en suburbios y desde allí hace un recorrido hasta el centro
el antagonismo entre estética de vanguardia y “cultura que lo legitima; también que la gauchesca se inicia en el
popular” o “literatura comprometida” inclinándose, cier- campo, a pesar de que sean escritores pertenecientes a
tamente, por la segunda opción.25 De allí la definición la “alta cultura” los que ponen en escena y dan un lugar
de “realismo” que vuelve a tener un peso importante en a la voz del gaucho dentro de la literatura. En cuanto al
la caracterización de la nueva poesía.26 discurso político peronista habría que tener en cuenta

222 223
que Lamborghini rescata más que su conformación ciu- ble, pero en la mayor parte de los casos, aun cuando el
dadana su momento de constitución desde los márgenes corte se extrema y quedan algunos significantes que se
(aunque sea en el plano estrictamente imaginario). Des- repiten, se aislan y rotan enloquecidos en el poema, se
de allí se entiende la elección del título de la primera recuperan sentidos de los textos retomados (algunos de
parte de El Solicitante Descolocado, “Las patas en las ellos como ya se ha visto atraviesan transversalmente
fuentes” como periplo desde los barrios obreros o indus- el discurso político, el tango y la gauchesca) o se pone en
triales del gran Buenos Aires hacia el lugar de consa- escena la ambigüedad de ciertos términos como lectura
gración de lo político, la Plaza de Mayo. histórica.
Es cierto también –y aquí se instala el componente La resolución lamborghiniana de la tensión entre van-
experimental como ideología cosmopolita de la literatu- guardia y “cultura popular” (o entre “nacionalismo” y
ra– que estas tradiciones y discursos serán indagados “cosmopolitismo”) produjo posiciones críticas encontra-
en sus configuraciones clásicas, en sus modos de decir: das que podrían ilustrarse con algunos ejemplos. En el
la Marcha Peronista no podrá ser cantada en la varia- año 1974 la revista Crisis publica la variación de la
ción de Lamborghini, así como tampoco los tangos de Marcha Peronista bajo el título “himnos” y arma un so-
Verme y 11 reescrituras de Discépolo; el contrapunto porte visual del texto que le otorga cierta legibilidad.
entre dos gauchos –por su parte– se convertirá en pura La entrada al poema es una inmensa fotografía de una
escritura. Los lugares y los modos de producción de los manifestación del peronismo histórico presidida por su
materiales serán irreconocibles, porque se opta por ur- líder en la Plaza de Mayo; ésta luego se fragmenta y
banizar los lenguajes y no por mantener las marcas que acompaña (lateralmente o por debajo) el desarrollo del
le dan identidad en la tradición. Se reescribe la tradi- poema que deconstruye el canto por excelencia del mo-
ción desde la vanguardia. Se lee lo antiguo desde una vimiento. Sin embargo, la antigüedad de la foto –per-
perspectiva que sólo es posible a partir de la moderni- ceptible por la ausencia casi completa de barbas entre
dad y de la asunción de lo moderno en el arte. Lo nuevo los manifestantes y por la cantidad de corbatas– y la
y lo cosmopolita adquieren una articulación peculiar en multitud compacta, parecen funcionar como legitima-
la poesía de Lamborghini porque son instancias inte- ción de la variación de Lamborghini, otorgándole una
gradas como procedimientos, como movimientos de la legibilidad retrospectiva. Crisis resuelve el conflicto
máquina textual. como superposición de lo antiguo y lo vanguardista.
En 1973, como respuesta a la publicación de Partitas,
(lecturas de la experimentación) aparecen algunas versiones críticas que leen las opera-
Ya se ha dicho que Lamborghini indaga los materia- ciones de experimentación en términos positivos. Una
les de la tradición nacional. A veces la experimentación es la de Juan Sasturain en La Opinión que dice “El de
convierte el ejercicio de reescritura en una puesta ilegi- Lamborghini es uno de los itinerarios más coherentes

224 225
entre los que intentan darle una voz y un nombre a lo cadáver de Evita. Este es un orden literario, el de las
que somos y no a lo que deberíamos ser.” En una direc- voces dramáticas del peronismo que se había delineado
ción similar, Carlos Tarsitano, en el suplemento cultu- en Las patas en las fuentes; es decir, es un punto en el
ral del mismo diario, escribe: “Desde Al Público hasta que el peronismo se ha vuelto legible (audible), a pesar
Partitas, Lamborghini fue realizando una operación sa- de que se reproduzcan las versiones que lo refutan: “¡El
nitaria con el lenguaje, trató (y logró, en más de una aluvión zoológico! grita una voz ante las consignas de
oportunidad) de resolver la contradicción entre la sus- los manifestantes, y más adelante (como voces desde la
tancia poética de sentido transformador y la forma lin- platea) se escucha: “¡Homosexual! ¡Asqueroso! ¡Corrup-
güística aprisionada por los barrotes de la consagración tor de menores!”, o “¡Arcaico! ¡Arcaico!”. Esta instancia
burguesa”. Pero en el mismo año, Jorge Asís publica una de legibilidad supone también que Perón hable de la Mar-
nota en El Escarabajo de Oro que pone a la experimen- cha Peronista como “una pieza de vanguardia” y se inte-
tación (refiriéndose sobre todo al poema “Plegarias”) en rrogue sobre la posibilidad de hacer política desde la
el lugar de la ilegibilidad: “sino que sanamente debiera clandestinidad en estos términos: “¿y por qué no al poe-
dejar de embromar que ya está bastante grandecito, có ma repartido en una fábrica como me han contado... un
có, que debiera comprender que si en Argentina aún no poema rantifuso (se exalta un poco más) incitando a la
se subió al pueblo al nivel del arte, la poca gente que lucha... sí, como ese poema que según me dicen hizo que
lee, no es, ni siquiera en el fondo, tonta.”28 los obreros, ahí nomás, pararan la fábrica...” (32). La alu-
En Perón en Caracas (1999), Lamborghini retoma sión a los textos anteriores propios es un hecho que, más
–desde el lugar más conflictivo de su producción, el allá de los rasgos irónicos, se plantea como un modo de
del discurso político– la idea de experimentación como leer el peronismo e incluso como ingreso al orden de la
ensayo, que se tematiza en el trayecto que va del ruido a acción política.
la melodía. En este sentido, el peronismo aparece bajo Pero además de este trayecto del grito que no puede
distintas instancias de legibilidad, como un ruido: “En escucharse al grito de los manifestantes, es interesante
off se escuchan silbatos estridentes, bombos que atruenan el hecho de que a Perón (el político) se le otorgue el rol
y fragmentos de la Marcha peronista: es un pandemó- del que da el sentido, del que escribe, ya que él estudia
nium sonoro en el que nada armoniza, un caos de ruidos piano (es un pianista frustrado) y escucha una canción
y chirridos, de disonancias que superan el límite de lo en flauta (los ensayos de un vecino) que cada vez se acer-
soportable...es el monstruo maldito en el país burgués” ca más a la precisión de la melodía. Incluso, Perón se
(19), pero también en el ordenamiento de ciertas voces autodefine a partir de los versos de “El cantor”: “...po-
que son –nuevamente– las del Letrista Proscripto, la de dría haberme dedicado al piano ...¿por qué no? ...aun-
los fusilados de José León Suárez, las voces de la plaza, que, seguro, no hubiera sido un Chopin ...hay vocacio-
la de los libertadores que cantan la ronda alrededor del nes que entrañan un misterio (toca una tecla interme-

226 227
dia) ...que no se corresponde con la aptitud ...como aquel desplaza lecturas y hace ilegible el texto previo. Este –
que sin voz estudia canto...” (21). Y luego dice: “–A mí ya se dijo– es el funcionamiento de la máquina
tampoco la melodía me salió del todo... Una democracia lamborghiniana y por eso Leónidas Lamborghini podría
popular... Una democracia... pero con pueblo... ésa era decir –como Perón– “¡Los destruiré con mi estilo!”: nada
nuestra partitura...”. queda en pie, nada queda sin retocar. El escritor será,
Como en “Diez escenas del paciente” hay alguien que como dice Piglia, el que “escribe en todos los estilos, en
está en “la casa llena de ruidos”, tratando de descifrar los estilos del pasado y en los que todavía no existe”, el
la realidad; antes era El Solicitante y ahora es Perón que se apropia de las otras voces y las transforma.
que recupera su voz. El peronismo tiene configuracio-
nes literarias propias (tiene sus escrituras) y la escritu-
ra o la palabra (no el ruido) fueron y serán las únicas
posibilidades de acción: “...¡Quién me diera a mí la fuer-
za de la palabra... esa fuerza de la palabra de San Pa-
blo! ...¡El estilo, el estilo crea las cosas! ...¡La fuerza del
estilo! ...¡Las frases! ¡Una frase! ...¡Se apoderan de la
realidad! ...¿Y mis frases?... (vuelve a mirar hacia la
platea y les echa esta bravata) –¡Los destruiré con mi
estilo... frase por frase!” (22).
Lo popular, el peronismo, se plantea entonces como
forma de acción pero sobre todo como acción de la pala-
bra (e incluso como asunción de ciertas voces del pero-
nismo ya escritas o de la escritura de vanguardia de la
Marcha Peronista). En el recorrido que va del ruido al
reconocimiento de ciertas voces y a la idea de melodía o
estilo se juega la legibilidad de un material y, también,
el alejamiento de Lamborghini de la idea de “la litera-
tura social”. No cuentan las figuraciones del obrero, de
Perón o Evita sino sus voces, sus modos de decir, el arti-
ficio. No importa sólo el ruido, sino las transformacio-
nes de ese ruido en diferentes escuchas.
El ruido, puede transformarse en una melodía legi-
ble (a través del estilo) pero también en el discurso que

228 229
Notas formas, estos autores seguirán produciendo y publicando incluso en
plena década del ’60.
6
Vicente Huidobro, “Manifiesto de manifiestos”, en Hugo Verani
(compilación y prólogo), Las vanguardias literarias en Hispanoamé-
rica (manifiestos, proclamas y otros escritos), Roma: Bulzoni editore,
1986 ; 245. Sobre el surrealismo y el invencionismo ver, Mariano
1
Ver Victor Shklovsky. “El arte como artificio” [1917], en Tzvetan Calbi, “Prolongaciones de la vanguardia”, en Susana Cella (directo-
Todorov (compilador). Teoría de la literatura de los formalistas ru- ra del volumen), Historia crítica de la literatura argentina. Tomo
sos. México: Siglo XXI, 1978. Primera edición en francés, 1965. La 10, La irrupción de la crítica. Colección dirigida por Noé Jitrik,
idea de “artificio” se explica en contraposición a Potebnia que defi- Buenos Aires, Emecé, 1999; 235-255. Una concepción similar de la
nía el arte como “pensamiento por medio de imágenes”. A la noción imagen dentro de las vanguardias clásicas es la del futurismo: “La
de arte como forma de pensamiento, los formalistas oponen la de analogía no es otra cosa que el profundo amor que une las cosas
arte como construcción y como modo de percepción que intenta, so- distantes, aparentemente diversas y hostiles. Sólo por medio de
bre todo, desmitificar el objeto. Lo que importa entonces es la per- extensísimas analogías un estilo orquestal, y a la vez polícromo,
cepción del texto y ésta tendrá que ver, según Shklovsky, con el uso polifónico y polimorfo, puede abarcar la vida de la materia”, dice
y la disposición de los procedimientos. Filippo Marinetti justificando su comparación de un perro fox-terrier
2
Leónidas Lamborghini, poema III de “Extramuros”, en Episo- con el agua hirviendo. Ver “Manifiesto técnico de la literatura
dios, op. cit.; 30-31. Este fragmento en realidad retoma términos futurista” [1911], en Manifiestos y textos futuristas, F. T. Marinetti,
de las tres últimas estrofas del poema de Quevedo: “Salíme al cam- Barcelona, Ediciones del Cotal, 1978; 158.
po, vi que el sol bebía/ los arroyos del hielo desatados;/ y del monte
7
Sería interesante en este punto, rescatar el texto de César Aira,
quejosos los ganados,/ que con sombras hurtó su luz al día.// Entré Alejandra Pizarnik, Rosario, Beatriz Viterbo Editora, 1998, en el
en mi casa, vi que amancillada/ de anciana habitación era despo- que se propone la revisión de ciertos desplazamientos que su poe-
jos;/ mi báculo, más corvo y menos fuerte.// Vencida de la edad sen- sía, como combinatoria, ejerce sobre el modelo central, el surrealis-
tí mi espada,/ y no hallé otra cosa en qué poner los ojos/ que no mo francés, sin salirse de “su estela”. También es pertinente traer a
fuese recuerdo de la muerte.” El poema de Lamborghini será pu- colación la definición misma del surrealismo como “un sistema de
blicado nuevamente, bajo el título “la espada” en Las Reescrituras, lecturas, el más rico y productivo de los tiempos modernos” (15). La
op. cit.; 13. máquina surrealista sería, en este sentido, una máquina de leer y
3
El que procesa el surrealismo productivamente en la década lo que habría que pensar es si los surrealistas argentinos no repi-
del ’60, justamente a partir de la concepción de imagen que tiene el ten las operaciones de lectura ya efectuadas en Europa y si no con-
movimiento, es Juan Gelman. En su caso, la imagen recubre los re- vierten al surrealismo en un estilo.
ferentes de época, pero además Gelman incorpora nuevos referen-
8
Esto no es así en las vanguardias europeas. Los surrealistas y
tes que le permiten reinstalar la idea de azar y arbitrariedad (sobre los dadaístas hicieron ingresar al poema, mediante el collage, los
todo en la serie de Traducciones) y trasladar los presupuestos del otros discursos. Si bien estos collages (como los del cubismo en pin-
surrealismo al plano estrictamente político. tura) ingresan luego al campo artístico con toda la legitimidad ne-
4
En Juan Escobar (entrevista), op. cit.; 25. cesaria, y si bien el otro discurso siempre quedó “marcado” como lo
5
De todo el grupo de invencionistas y surrealistas, sólo puede diferente por la técnica utilizada, el procedimiento, en sus inicios,
pensarse en una producción anterior a la década del ’50 en conta- era una crítica al lenguaje poético como mistificación. De todos
dos casos. Aldo Pellegrini en la década del ’30 ya da a conocer sus modos, uno no podría dejar de mencionar autores como Jacques
poemas en la revista Qué y en 1949 publica El muro secreto; Enri- Prévert que siempre hicieron uso del lenguaje coloquial. Lo que
que Molina, publica Las cosas y el delirio en 1941 y Pasiones terres- sucede es que tanto invencionistas como surrealistas leen un costa-
tres en 1946 y Edgar Bayley publica en común en 1949. De todas do de la tradición europea. Incluso, dentro de estos grupos, hay au-

230 231
tores que no podrían ser pensados solamente dentro de una máqui- afectivas. No es parte, entonces, de una formación más o menos
na reproductora, cuyo efecto es el de la copia, como Rodolfo Alonso, estabilizada, con revistas y producción grupal; no escribe manifies-
Edgar Bayley o Mario Trejo, entre otros. tos sino en sus libros de poemas. Lamborghini parece ser un escri-
9
En el caso del surrealismo argentino habría que hacer una acla- tor solitario y lo dice en todos los reportajes. En las décadas del ’50
ración, ya que la primera revista fundada por Aldo Pellegrini es de y el ’60 su escritura se diferenciaba básicamente de la de
1928. Sólo median cuatro años entre la publicación de Qué, que agru- invencionistas y surrealistas; pero también cuestionaba la poética
paba a autores como Ismael Piterbarg, David Sussman, Elías del ’60, aquella que toma cuerpo de una manera peculiar en Argen-
Piterbarg, Mario Cassano y Adolfo Solari, y el primer manifiesto tino hasta la muerte de César Fernández Moreno. Luego, el exilio en
del surrealismo de André Breton. Lo que sucede es que Pellegrini México, lo aisló aún más de la producción local y de la latinoameri-
proyectará en el tiempo sus ideas y así, en el año 1948 saldrá la cana. Su insistencia en la parodia o el grotesco continúan delinean-
revista Ciclo, en 1952 A partir de cero y un año después, Letras y do, en ese momento y hoy en día, una poética de autor.
línea, en donde aparecerán por primera vez algunos poemas de En 15
Ver Leónidas Lamborghini, “Reportaje: El Solicitante Descolo-
la masmédula (1956) de Oliverio Girondo. En este segundo grupo cado”, en La Danza del ratón, Nº 8, Buenos Aires, agosto 1987; 4-8.
surrealista se encuentran Enrique Molina, Francisco Madariaga, Su hermano, Osvaldo, establecía años antes el mismo corte para
Julio Llinás, Carlos Latorre y Juan Antonio Vasco, entre otros. To- leer la literatura argentina: “¿Querés que te diga la verdad? ¿Cuál
dos ellos publicarán a su vez en Poesía Buenos Aires, cuyo primer es el gran enemigo? Es González Tuñón; los albañiles que se caen
número es de 1950. Ver Mariano Calbi, op. cit.; 238-241. de los andamios, toda esa sanata, la cosa llorona, bolche, quejosa,
10
Ver Miguel Dalmaroni, “Una poética de la praxis”, en Juan de lamentarse (...) esto es poesía quejosa, hacer esa especie de or-
Gelman contra las fabulaciones del mundo, Buenos Aires, Almagesto, gullo de padre proletario, que se levantaba a las cinco de la mañana
1993; 9-19. con sus manos callosas; que traía pan crocante a la mesa.” Ver “El
11
Esta es la definición de mímesis que da Gerard Genette. Ver lugar del artista. Entrevista a O. Lamborghini”, en Lecturas críti-
Palimpsestos. La literatura en segundo grado, Madrid, Taurus, 1989 cas, Nº 1, Buenos Aires, diciembre 1980.
[1962]; 90-99. 16
Nicolás Rosa. “Canon del significante”, Artefacto, Rosario, Bea-
12
Ver por ejemplo Héctor Negro, Bandoneón de papel, Buenos triz Viterbo Editora, 1992; 92.
Aires, Colección el Pan Duro, 1957 y Para cantarle a mi gente (Can- 17
Nicolás Rosa, op. cit.; 92.
ciones y poemas), Buenos Aires, Ediciones 2 x 4, 1971; también 18
Esta es una apreciación de ‘lo nuevo’ que Beatriz Sarlo anali-
Alfredo Carlino, Ciudad del Tango, Buenos Aires, Centro Editor za dentro de las vanguardias argentinas del ’20 en relación a la
Argentino, 1966. escritura de Borges: “Toda una zona de ‘lo nuevo’ se articula con
13
Como ya se ha dicho, el procesamiento que Gelman hace de las esta invención de Borges: ‘lo nuevo’ es también una relectura de la
vanguardias históricas, funciona como cuestionamiento del tradición, que ha sido posible porque se la cruzó con la textualidad
“coloquialismo”. Por esta razón, la producción gelmaneana también de la vanguardia y con un sistema reformulado de las literaturas
puede ser leída como una máquina vanguardista en el interior de la extranjeras”, en Una modernidad periférica. Buenos Aires 1920-1930,
poética del ’60, con la que mantiene lazos más fuertes que Buenos Aires, Nueva Visión, 1988; 105. El sistema de lecturas euro-
Lamborghini, ya que participa de uno de los grupos de época, El Pan peas de Lamborghini no es, por supuesto, el mismo que el de Borges,
Duro, y se adecúa a los sistemas de legitimación más generalizados, pero incluye a varios clásicos, de períodos diversos, como Homero,
que tendrán que ver con la relación entre literatura y política y –más Dante Alighieri, Shakespeare o Garcilaso. De todos modos, en rela-
claramente- entre literatura y militancia partidaria y sindical. ción a la posibilidad de incorporar la tradición como ‘lo nuevo’ ha-
14
Es necesario aclarar, en este punto, que Leónidas Lamborghini bría que destacar a T. S. Eliot y su ensayo “Poesía y drama”.
no pertenece sistemáticamente a ninguno de los dos grupos. Con el 19
Sobre las características de la tradición oral ver Ong, Walter.
primero tuvo cierta relación en el comienzo de su carrera de escri- Oralidad y escritura. Tecnologías de la palabra. México: F.C.E, 1987
tor; con algunos de los segundos tenía, más que nada, relaciones [1982].

232 233
Considerando los distintos grados en este trabajo de borramiento 25
En este sentido es interesante leer el texto de García Canclini,
de las marcas propias de la oralidad, se debería mencionar además “Vanguardias artísticas y cultura popular” (ver bibliografía) como
de Las patas en las fuentes, un caso en el que la resolución tiene que una puesta de época del debate y el capítulo “La noche de las cáma-
ver con el respeto de la oralidad, o más bien de las convenciones de ras despiertas” de La máquina cultural de Beatriz Sarlo que anali-
un género fuertemente asociado a lo oral, como Coplas del Che. Bue- za con una perspectiva temporal este antagonismo en el “Primer
nos Aires; Ediciones A.R.P, Acción Revolucionaria Peronista, 1967. Encuentro Nacional de Cine” en Santa Fe, en el año 1970.
Este largo poema mantiene la lógica de los cancioneros tradiciona- 26
Esta idea está desarrollada en muchos de los artículos que
les, en lo que hace al metro, la rima y el uso del estribillo. Citamos reúne el 60 de Alfredo Andrés. Ver de este autor, “Los poetas de 1960”,
aquí solamente un fragmento: Forzando las condiciones/ un foco aquí/ “La poesía y los poetas del 60” y “Tres aproximaciones al 60”; tam-
y otro allí/ los dueños del privilegio/ ya no podrán subsistir.// Yo soy bién puede rastrearse esta concepción en “La generación del sesen-
el Ché/ y estoy vivo/ donde la guerrilla esté.// Forzándoles condicio- ta” de Roberto Hurtado de Mendoza y la denominación de “realismo
nes/ hasta que al fin/ no den más/ y forzando y reforzando/ los hare- crítico” en “Claves sobre el 60” de Daniel Barros. La defensa de una
mos recular. (10) poesía política (y los debates que ésta produce entre los autores de
20
Dice Calaf en Turandot: “¡Princesa de muerte!/ ¡Princesa de época) pueden rastrearse en la “Mesa redonda del 27-4-68” que se
hielo!/ ¡Desde tu trágico cielo/ baja a la tierra!/ ¡Ah! ¡Levanta el publica en el mismo libro.
velo!/ ¡Mira, mira, cruel,/ esa sangre purísima/ que se ha derrama- 27
Sobre la percepción vanguardista de la ciudad ver, Beatriz
do por ti!”, y más adelante: “¡Flor mía!/ ¡Oh! ¡Mi flor de la mañana!/ Sarlo, “Capítulo I. Buenos Aires, ciudad moderna” y sobre la pro-
¡Flor mía, te respiro!/ ¡Tus senos de azucena.../ ...ah, tiemblan sobre ducción de Girondo, específicamente, el apartado “Oliverio, una mi-
mi pecho!”, Barcelona, Orbis, 1994. Opera collection. rada de la modernidad” del capítulo siguiente, op. cit., 1988 y de
21
Gerard Genette, Palimpsestos, op. cit.; 20. Linda Hutcheon agre- Francine Masiello el capítulo IV de la segunda parte “Contra la
ga que el prefijo griego de parodia significa tanto “cerca, junto a” naturaleza: el paisaje de la vanguardia” y especialmente las seccio-
como “contraste, oposición”. De esta manera hace hincapié en la di- nes tituladas “Aventuras en el espacio: Oliverio Girondo” y “La Kodak
ferencia que instala la parodia, que es siempre una distinción con desafiante”, en Lenguaje e ideología. Las escuelas argentina de van-
rasgos críticos. guardia. Buenos Aires, Hachette, 1986; 107-133.
22
Leónidas Lamborghini, en Jorge Fondebrider (reportaje), op. En El Solicitante Descolocado, sin embargo, hay una percepción
cit.; 5. de la ciudad (que es el lugar de lo laboral y de lo público) a partir de
23
Beatriz Sarlo, “Vanguardia y criollismo: la aventura de ‘Mar- la simultaneidad de voces que aparecen fragmentadas, así como en
tín Fierro’”, en Carlos Altamirano y Beatriz Sarlo, Ensayos argenti- la poesía de Girondo el ojo retiene detalles, metonimias de lo que
nos. De Sarmiento a la vanguardia, op. cit.; 171. ve. Podría leerse en este caso un pasaje de la visión a la audición
24
La revista de vanguardia, Conjunción de Buenos Aires, dirigida que repite procesos similares.
por Edgar Bayley y Juan Carlos Aráoz de La Madrid, propone una 28
Todas estas notas están tomadas del “Dossier Leónidas
lectura del tango que consiste en recuperar en términos positivos Lamborghini” del Diario de Poesía, Nº 38.
esta tradición y cruzarla con la imagen de cuño vanguardista. Se cita
a modo de ejemplo un fragmento del poema “El tango” de Aráoz de La
Madrid: “Tango, tango/ aprendido a bailar en las veredas/ cuando el
barrio era de árboles/ –nací en un barrio de magnolias y astros–,/ y
los tríos, violín, guitarra y fueye,/ gambetean el ritmo de los chotis/
entre el vino carlón y los marianos.” Dentro de la poética del ’60 tam-
bién hay ejemplos de esta unión entre tango e imagen surrealista;
bastaría leer poemas como “Araca” de Alberto Szpunberg (el che amor,
1965) o “increíble de gardel” de Julio Huasi (los increíbles, 1965).

234 235
Bibliografía

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Danza del ratón, Nº 8, agosto 1987; 7-14. González, Horacio. “Poeta en obras”, en Diario de Poesía, Nº 50,
Chauvié, Omar. “Evita en Lamborghini (Perón en sidecar)”, en invierno 1999; 5.
Proun, Bahía Blanca, Nº 1, primavera 1997; 34-40.

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La Danza del ratón. “Reportaje al Solicitante Descolocado”, en Índice
La Danza del ratón, Nº 8, ed. cit.
López, Gustavo y Colágeno, Mirta. “Para que el camino no sea
borrado” (reportaje), en Vox, Nº 6-7; primavera 1998.
Molle, Fernando. “La reescritura permanente”, en Leónidas
Lamborghini, Carroña última forma, Buenos Aires, Adriana
Hidalgo, 2001; 5-9.
Monteleone, Jorge. “Voz en sombras. Poesía y oralidad”, en Bole-
tín del Centro de Estudios de Teoría y Crítica Literaria, Nº 7,
(UNR) octubre 1999; 147-153. Agradecimientos .. 9
Schvartzman, Julio (entrevista). “Leónidas Lamborghini o la Libros de Leónidas Lamborghini .. 13
gauchesca urbana”, en diario La Capital, Mar del Plata, do-
mingo 25 de septiembre 1994; 4. I. Preliminares .. 15
Unicornio. “Dossier Odiseo confinado”, en revista Unicornio, Nº 1. El escritor y sus escuchas.. 17
4, abril-mayo 1993. Contiene una selección de los poemas del 2. Cantar sin voz .. 20
libro y notas de Gabriel Di Lorenzo, “Odiseo confinado”; de
Luis Gusmán, “La respiración del silencio”; de Ricardo Piglia, II. Variatio/ variationis .. 37
“Leónidas Lamborghini. Poeta confinado en las palabras”. La variación como comentario .. 45
1- Primera variación del tango .. 45
2- Primera variación del discurso político .. 52
3- El juego de la palabra propia .. 53
La variación como distorsión .. 59
1- Primera variación de la gauchesca (adentro y afuera
del género) .. 59
2- Segunda variación del tango .. 68
3- Segunda variación de la poesía gauchesca .. 76
4- Segunda variación del discurso político: el pero
nismo .. 81
(himnos) .. 81
(modos del relato) .. 86
5. Tercera variación de la poesía gauchesca .. 88

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III. Dos lecturas de los clásicos .. 111 Otros títulos en Beatriz Viterbo Editora
1. Palimpsestos .. 113
(la antología) .. 119
(texto sobre texto) .. 121
(migraciones) .. 127 El mundo maravillosos de Guillermo Enrique Hudson, por
2. El juego de la poesía .. 133 Ezequiel Martínez Estrada
Sarmiento - Meditaciones Sarmientinas - Las invariantes
IV. Linajes políticos y literarios .. 145 históricas en el Facundo, por Ezequiel Martínez Estrada
Paganini, por Ezequiel Martínez Estrada
1. Gauchos y amurados .. 147
Las tres fechas, por César Aira
2. Los muchachos .. 155 Tres estudios. Dante - Baudelaire - Eliot
(polifonía: el coro) .. 156 por Sergio Cueto
(polifonía: interior de la voz) .. 161 Koré, por Silvio Mattoni
(polifonía: los bordes exteriores) .. 171 Nacen los otros, por Arturo Carrera
2.1 Imaginarios .. 173 Copi, por César Aira
La letra de lo mínimo, por Tununa Mercado
2.2. Identidades .. 178
Alejandra Pizarnik, por César Aira
3. La fiesta del monstruo .. 180 Las letras de Borges y otros ensayos,
4. Otros gauchos y amurados .. 184 por Sylvia Molloy
Literaturas indigentes y placeres bajos
V. La máquina lamborghiniana .. 201 F. Hernández, J. R. Wilcock, V. Piñera,
(máquinas de época) .. 211 por Reinaldo Laddaga
El abrigo de aire. Ensayos sobre literatura cubana
(operaciones de transformación) .. 214
por Mónica Bernabé, Antonio José Ponte y Marcela Zanin
(lecturas de la experimentación) .. 224 Manuel Puig: La conversación infinita,
por Alberto Giordano
Bibliografía .. 237 Andares clancos.
Fábulas del menor en O. Lamborghini, J.C.Onetti, Rubén Darío,
J. L. Borges y S. Ocampo, por Adriana Astutti
Mapas de poder, una arqueología del espacio argentino
por Jens Andermann
Juegos de seducción. Literatura y cultura de masas
por Ana María Amar Sánchez
Ficciones somáticas.
Naturalismo, nacionalismo y políticas médicas del cuerpo
por Gabriela Nouzeilles

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