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Santa Misa Crismal

© Alejandra Martinez, 2021

Diseño de portada: Exequiel Andrada


Diagramación: Alejandra Martinez
circulodefamilia@yahoo.com.ar

Edición especial
Catamarca 2021
GRACIAS POR TUS SACERDOTES José Bevilacqua

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¡GRA CIAS,SE ÑOR, POR TUS SA CER DO TES!
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1. Señor Jesús, / para continuar tu misión en el mun do
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fundaste tu Iglesia / una, santa y ca tó li ca

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sobre Pedro y los A pós to les.

2.Los enviaste por todo el mundo


para enseñar,/ santificar y guiar a los tuyos,
con la ayuda del Espíritu Santo.

3.Los Apóstoles transmitieron el Ministerio


imponiendo las manos y orando
sobre sus sucesores y colaboradores.

4.Tus sacerdotes predican el Evangelio,


en tu nombre bautizan y perdonan,
bendicen a las familias/ y ungen a los enfermos.

5.Antes de morir los ordenaste diciendo:


"Hagan esto en Memoria mía",
para ofrecer el Sacrificio de la Nueva Alianza.

6.Por ellos recibimos tu Cuerpo y tu Sangre,


Pan y Vino de tu Vida Divina,
para formar comunidad,/ y entregarnos con Vos al Padre.

7.Te damos gracias por nuestros Párrocos,


concédeles salud de cuerpo y espíritu,
con un fecundo y gozoso ministerio.

8.Necesitamos más sacerdotes y religiosos en tu Iglesia;


como lo mandaste se los pedimos al Padre:
"Danos muchos trabajadores para tu campo".
Oración colecta

Dios nuestro,
que al ungir con el Espíritu Santo a tu Hijo unigénito
lo hiciste Señor y Mesías,
concede bondadosamente
a quienes participamos de su misma consagración
ser ante el mundo testigos de la Redención.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.

LECTURAS

Lectura del libro del profeta Isaías     61, 1-3a.6a.8b-9

    El espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. Él me envió a llevar
la buena noticia a los pobres, a vendar los corazones heridos, a proclamar la liberación a los
cautivos y la libertad a los prisioneros, a proclamar un año de gracia del Señor, un día de
venganza para nuestro Dios; a consolar a todos los que están de duelo, a cambiar su ceniza
por una corona, su ropa de luto por el óleo de la alegría, y su abatimiento por un canto de
alabanza.
    Y ustedes serán llamados «Sacerdotes del Señor», se les dirá «Ministros de nuestro Dios.»
    Les retribuiré con fidelidad y estableceré en favor de ellos una alianza eterna. Su
descendencia será conocida entre las naciones, y sus vástagos, en medio de los pueblos: todos
los que los vean, reconocerán que son la estirpe bendecida por el Señor.
Palabra de Dios.

SALMO     Sal 88, 21-22.25.27

R. La misericordia del Señor cada día cantaré.

Encontré a David, mi servidor,


y lo ungí con el óleo sagrado,
para que mi mano esté siempre con él
y mi brazo lo haga poderoso. R.

Mi fidelidad y mi amor lo acompañarán,


su poder crecerá a causa de mi Nombre:
El me dirá: «Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca salvadora.» R.
Lectura del Apocalipsis     1, 4b-8

    Llegue a ustedes la gracia y la paz de parte de aquel que es, que era y que vendrá, y de los
siete Espíritus que están delante de su trono, y de Jesucristo, el Testigo fiel, el Primero que
resucitó de entre los muertos, el Rey de los reyes de la tierra. Él nos amó y nos purificó de
nuestros pecados, por medio de su sangre, e hizo de nosotros un Reino sacerdotal para Dios,
su Padre. ¡A él sea la gloria y el poder por los siglos de los siglos! Amén.
    El vendrá entre las nubes y todos lo verán, aún aquellos que lo habían traspasado. Por él se
golpearán el pecho todas las razas de la tierra. Sí, así será. Amén.
    Yo soy el Alfa y la Omega, dice el Señor Dios, el que es, el que era y el que vendrá, el
Todopoderoso.

Palabra de Dios.

VERSÍCULO ANTES DEL EVANGELIO     Is 61, 1

El espíritu del Señor está sobre mí;


él me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres.

EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas     4, 16-21

    Jesús fue a Nazaret, donde se había criado; el sábado entró como de costumbre en la
sinagoga y se levantó para hacer la lectura. Le presentaron el libro del profeta Isaías y,
abriéndolo, encontró el pasaje donde estaba escrito:
    El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por la unción. Él me envió a
llevar la Buena Noticia los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos,
a dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor.
    Jesús cerró el Libro, lo devolvió al ayudante y se sentó. Todos en la sinagoga tenían los ojos
fijos en él. Entonces comenzó a decirles: «Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que
acaban de oír.»

Palabra del Señor.


HOMILÍA

RENOVACIÓN DE LAS PROMESAS SACERDOTALES


Obispo:
Queridos hijos:
La santa Iglesia conmemora (hoy) la primera Eucaristía,
en la cual Cristo, nuestro Señor,
comunicó su sacerdocio a los apóstoles y a nosotros.
¿Quieren renovar, ante su Obispo y el santo Pueblo de Dios,
las promesas sacerdotales que un día formularon?
(Los presbíteros, conjuntamente, responden a la vez: Sí, quiero)

Obispo:
¿Quieren unirse y conformarse más estrechamente al Señor Jesús,
renunciando a ustedes mismos
y cumpliendo los sagrados deberes que,
movidos por el amor de Cristo, para servicio de su Iglesia,
asumieron con alegría el día de su ordenación sacerdotal?

Presbíteros: Sí, quiero.

Obispo:
¿Quieren ser fieles administradores de los misterios de Dios
en la celebración eucarística y en las demás acciones litúrgicas,
y cumplir fielmente el sagrado deber de enseñar,
siguiendo a Cristo, Cabeza y Pastor,
movidos, no por la codicia de los bienes terrenos,
sino sólo por el amor a las almas?

Presbíteros: Sí, quiero.

(Seguidamente, dirigiéndose al pueblo, el Obispo prosigue:)


Y ustedes, amadísimos hijos, recen por sus presbíteros:
que el Señor derrame abundantemente sobre ellos sus dones
de manera que, siendo fieles ministros de Cristo, Sumo Sacerdote,
los conduzcan hasta él que es la fuente de la salvación.

Pueblo: Cristo, óyenos. Cristo, escúchanos.

Obispo:
Recen también por mí, para que sea fiel a la misión apostólica,
que sin merecerlo me fue encomendada,
y pueda reflejar entre ustedes
una imagen más viva y perfecta de Cristo sacerdote,
buen Pastor, Maestro y Servidor de todos.

Pueblo: Cristo, óyenos. Cristo, escúchanos.

Obispo:
El Señor nos proteja con su amor
y nos conduzca a todos, pastores y ovejas, a la vida eterna.

Todos: Amén.
PROCESIÓN CON LOS ÓLEOS
(El coro canta:)
Himno “O REDÉMPTOR, SUME CARMEN”
O REDÉMPTOR, SUME CARMEN
TEMET CONCINÉNTIUM.
  
Arbor fœta alma luce Lota mente sacro fonte
Hoc sacrándum prótulit, Aufugántur crímina,
Fert hoc prona præsens turba
Salvatóri sǽculi. Uncta fronte sacrosáncta
Ínfluunt charísmata.
    
Consecráre tu dignáre, Corde natus ex Paréntis
Rex perénnis pátriæ, Alvum implens Vírginis,
Hoc olívum, signum vivum, Præsta lucem, cláude mortem
Jura contra dǽmonum. Chrísmatis consórtibus.
         
Ut novétur sexus omnis Sit haec dies festa nobis,
Unctióne Chrísmatis: Sæculórum sǽculis
Ut sanétur sauciáta Sit sacráta digna láude,
Nec senéscat témpore.
Dignitátis glória.

BENDICIÓN DEL ÓLEO DE LOS ENFERMOS

Dios y Padre de todo consuelo,


que, por medio de tu Hijo,
quisiste remediar los males
de quienes estaban enfermos,
escucha con bondad la oración que brota de la fe;
Envía desde el cielo tu Espíritu Santo Paráclito
sobre este aceite.
Tú que has hecho que él fuera producido por los vegetales
para que restaurara los cuerpos,
enriquece con tu bendición ✠ este óleo,
para que cuantos sean ungidos por él
sientan en su cuerpo y en su alma tu divina protección,
y así se vean liberados de la aflicción
y de todas las enfermedades y sufrimientos.
Señor; que este aceite sea santificado en beneficio nuestro
por medio de tu bendición
en el nombre de tu Hijo Jesucristo.
(Que vive y reina por los siglos de los siglos.)

R. Amén
(La conclusión “que vive y reina…” señalada entre paréntesis, se dice solamente cuando la bendición se
realiza fuera de la Plegaria eucarística)

BENDICIÓN DEL ÓLEO DE LOS CATECÚMENOS

Señor, tú eres la fuerza y el refugio de tu pueblo,


y has hecho del aceite un signo de tu poder;
bendice ✠este aceite
y concede fortaleza a los catecúmenos
que serán ungidos con él;
que al recibir la sabiduría y la gracia divina
comprendan plenamente el Evangelio de Jesucristo
y se esfuercen en el cumplimiento
de sus deberes cristianos,
de manera que merezcan ser tus hijos adoptivos
y se alegren de haber renacido y vivir en tu Iglesia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

R. Amén.
CONSAGRACIÓN DEL CRISMA

Queridos hermanos:
Pidamos a Dios Padre todopoderoso
que bendiga y santifique este aceite perfumado
para que quienes sean ungidos exteriormente con él, lo sean también en su interior
y sean dignos de la redención divina.
(Entonces el obispo, según las circunstancias, sopla sobre la boca de la vasija del crisma, y con las manos
extendidas dice una de las siguientes oraciones de consagración:)

1
Señor Dios, autor de todo crecimiento
y de todo progreso espiritual;
recibe con bondad este homenaje
que, gozosamente, por mi voz, te tributa la Iglesia.
Al crear la tierra estableciste que produjera árboles frutales e hiciste nacer entre ellos el olivo
que nos brinda su generoso aceite
con el que hemos preparado este santo crisma.
Ya en tiempos antiguos, David,
previendo con espíritu profético los sacramentos
que tu amor instituirá en favor de los hombres,
nos invitaba a ungir nuestros rostros con óleo
en señal de alegría.
También, cuando en los días del diluvio
las aguas purificaron el pecado de la tierra,
una paloma, signo de la gracia futura,
anunció con un ramo de olivo
la restauración de la paz entre los hombres.
Y en los últimos tiempos,
el símbolo de la unción alcanzó su plenitud:
después que el agua bautismal lava los pecados,
el óleo santo consagra nuestros cuerpos
y da paz y alegría a nuestros rostros.
Además, Señor; tú ordenaste a Moisés, tu servidor,
que después de purificar con agua a su hermano Aarón,
lo consagrase sacerdote con la unción de este aceite.
Pero su mayor grandeza fue alcanzada
cuando tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo,
después de ser bautizado por Juan en el Jordán,
recibió el Espíritu Santo en forma de paloma
y se oyó tu voz declarando que él era tu Hijo, el Amado, en quien tenías puesta tu
predilección.
De esa manera corroboraste
lo vaticinado por el profeta David
que ya hablaba de Cristo cuando proclamó
“El señor, tu Dios, te ha ungido con aceite de alegría más que todos los hombres”.
(Todos los concelebrantes, en silencio, extienden la mano derecha hacia el crisma, y la mantienen así hasta el
final de la oración.)

Por eso, Señor y Padre nuestro,


te rogamos que santifiques este aceite,
fruto de tu creación,
y que, con la cooperación de Cristo, tu Hijo,
de cuyo nombre le viene a este óleo el nombre de crisma,
le infundas por medio de tu ✠ bendición
la fuerza del Espíritu Santo
con la que ungiste a los sacerdotes,
a los reyes, a los profetas y a los mártires.
Que este crisma sea un signo de salvación y de vida
para todos aquellos que serán espiritualmente renovados en las aguas del bautismo.
Que al ungirlos con la santidad
y al desaparecer la impureza con que nacieron,
se conviertan en templos de tu divina presencia
y te agraden con la fragancia de sus vidas inocentes.
Que de acuerdo con el orden sacramental
que tú estableciste
sean revestidos de un don incorruptible
al infundirles la dignidad real, sacerdotal y profética.
Que este aceite sea crisma de salvación
para cuantos han de renacer
por medio del agua y del Espíritu Santo,
haciéndolos partícipes de la Vida eterna
y herederos de la gloria celestial.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

R. Amén.

(Se omite el Credo y la Oración universal.)

PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS

MIRA NUESTRA OFRENDA

Mira nuestra ofrenda, mírala Señor,


todo te ofrecemos para unirnos más.

/ PORQUE TU MISA ES NUESTRA MISA,


PORQUE TU VIDA ES NUESTRA VIDA./ (Bis)

¿Qué podemos darte, nuestro Creador?


Sólo nuestra nada, tómala Señor.

Ante ti traemos todo nuestro ser,


vidas que en tu vida quieren renacer.
Con el pan y el vino Tú, transfórmanos.
Sean nuestras vidas frutos de tu amor.

Oración sobre las ofrendas

Te pedimos, Padre, que la fuerza de este sacrificio


nos purifique de los pecados de la vida pasada,
renueve nuestras vidas y nos alcance la salvación.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

PREFACIO
El sacerdocio de Cristo y el ministerio de los sacerdotes
V. El Señor esté con ustedes
R. Y con tu espíritu.

V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.


R. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario,


es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno.

Tú constituiste a tu único Hijo


Pontífice de la Alianza nueva y eterna
por la unción del Espíritu Santo
y determinaste, en tu designio salvífico,
que su único sacerdocio se perpetuara en la Iglesia.
Él no sólo enriquece con el sacerdocio real
al pueblo de los bautizados,
sino también, con amor fraterno, elige a algunos hombres
para hacerlos participar de su ministerio
mediante la imposición de las manos.

Tus sacerdotes, Padre, renuevan en nombre de Cristo


el sacrificio de la redención humana, preparan a tus hijos el banquete pascual,
guían en la caridad a tu pueblo santo,
lo alimentan con tu palabra y lo fortalecen con tus sacramentos.
Ellos, al entregar su vida por ti, Padre,
y por la salvación de los hermanos,
deben configurarse a Cristo
y dar testimonio constante de fidelidad y de amor.

Por eso, Padre, con todos los ángeles y santos


te alabamos, cantamos con alegría:
PLEGARIA EUCARÍSTICA I O CANON ROMANO

CP
Padre misericordioso,
te pedimos humildemente
por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor,
que aceptes
y bendigas ✠estos dones,
este sacrificio santo y puro que te ofrecemos,
ante todo, por tu Iglesia santa y católica,
para que le concedas la paz, la protejas,
la congregues en la unidad
y la gobiernes en el mundo entero,
con tu servidor el Papa N.,
conmigo, indigno siervo tuyo,
y todos los demás Obispos que, fieles a la verdad,
promueven la fe católica y apostólica.

Conmemoración de los vivos.

C1
Acuérdate, Señor,
de tus hijos N. y N.
y de todos los aquí reunidos,
cuya fe y entrega bien conoces;
por ellos y todos los suyos,
por el perdón de sus pecados
y la salvación que esperan,
te ofrecemos, y ellos mismos te ofrecen,
este sacrificio de alabanza,
a ti, eterno Dios, vivo y verdadero.
Conmemoración de los santos.
C2
Reunidos en comunión con toda la Iglesia,
veneramos la memoria,
ante todo, de la gloriosa siempre Virgen María,
Madre de Jesucristo, nuestro Dios y Señor;
la de su esposo, San José;
la de los santos apóstoles y mártires
Pedro y Pablo, Andrés,
[Santiago y Juan,
Tomás, Santiago, Felipe,
Bartolomé, Mateo,
Simón y Tadeo;
Lino, Cleto, Clemente, Sixto,
Cornelio, Cipriano,
Lorenzo, Crisógono,
Juan y Pablo,
Cosme y Damián,]
y la de todos los santos;
por sus méritos y oraciones
concédenos en todo tu protección.

(Por Cristo, nuestro Señor. Amén.)

CP
Acepta, Señor, en tu bondad,
esta ofrenda de tus servidores
y de toda tu familia santa;
ordena en tu paz nuestros días,
líbranos de la condenación eterna
y cuéntanos entre tus elegidos.

(Por Cristo, nuestro Señor. Amén.)


(Extendiendo las manos sobre las ofrendas, dice:)

CC
Bendice y santifica esta ofrenda, Padre,
haciéndola perfecta, espiritual y digna de ti,
de manera que se convierta para nosotros
en el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo amado,
Jesucristo, nuestro Señor.

Él mismo, la víspera de su Pasión,


tomó pan en sus santas y venerables manos,
y, elevando los ojos al cielo,
hacia ti, Dios, Padre suyo todopoderoso,
dando gracias te bendijo,
lo partió,
y lo dio a sus discípulos, diciendo:

Tomen y coman todos de él,


porque esto es mi Cuerpo,
que será entregado por ustedes.

(Después prosigue:)
Del mismo modo, acabada la cena,
tomó este cáliz glorioso
en sus santas y venerables manos,
dando gracias te bendijo,
y lo dio a sus discípulos, diciendo:

Tomen y beban todos de él,


porque éste es el cáliz de mi Sangre,
Sangre de la alianza nueva y eterna,
que será derramada
por ustedes y por muchos
para el perdón de los pecados.

Hagan esto en conmemoración mía.

CP:
Éste es el Sacramento de nuestra fe.

(Y el pueblo prosigue, aclamando:)


Anunciamos tu muerte,
proclamamos tu resurrección.
¡Ven, Señor Jesús!

CC
Por eso, Padre,
nosotros, tus servidores,
y todo tu pueblo santo,
al celebrar este memorial
de la muerte gloriosa de Jesucristo,
tu Hijo, nuestro Señor;
de su santa resurrección del lugar de los muertos
y de su admirable ascensión a los cielos,
te ofrecemos, Dios de gloria y majestad,
de los mismos bienes que nos has dado,
el sacrificio puro, inmaculado y santo:
pan de vida eterna
y cáliz de eterna salvación.

Mira con ojos de bondad esta ofrenda


y acéptala,
como aceptaste los dones del justo Abel,
el sacrificio de Abrahán, nuestro padre en la fe,
y la oblación pura
de tu sumo sacerdote Melquisedec.
Te pedimos humildemente, Dios todopoderoso,
que esta ofrenda sea llevada a tu presencia,
hasta el altar del cielo,
por manos de tu ángel,
para que cuantos recibimos el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo,
al participar aquí de este altar,
seamos colmados de gracia y bendición.

(Por Cristo, nuestro Señor. Amén.)

Conmemoración de los difuntos.

C3
Acuérdate también, Señor,
de tus hijos N. y N.,
que nos han precedido con el signo de la fe
y duermen ya el sueño de la paz.

A ellos, Señor, y a cuantos descansan en Cristo,


concédeles el lugar del consuelo,
de la luz y de la paz.

(Por Cristo, nuestro Señor. Amén.)

C4
Y a nosotros, pecadores, siervos tuyos,
que confiamos en tu infinita misericordia,
admítenos en la asamblea
de los santos apóstoles y mártires,
Juan el Bautista, Esteban,
Matías y Bernabé,
[Ignacio, Alejandro,
Marcelino y Pedro,
Felicidad y Perpetua,
Águeda, Lucía,
Inés, Cecilia, Anastasia,]
y de todos los santos;
y acéptanos en su compañía,
no por nuestros méritos,
sino conforme a tu bondad.

CP
Por Cristo, Señor nuestro.
Por quien sigues creando todos los bienes,
los santificas, los llenas de vida, los bendices
y los repartes entre nosotros.

(Toma la patena con el pan consagrado y el cáliz, y elevándolos, dice:)


CP o CC
Por Cristo, con él y en él,
a ti, Dios Padre omnipotente,
en la unidad del Espíritu Santo,
todo honor y toda gloria
por los siglos de los siglos.

(El pueblo aclama:)


Amén.

RITO DE LA COMUNIÓN

Fieles a la recomendación del Salvador


y siguiendo su divina enseñanza, nos atrevemos a decir:

Padre nuestro, que estás en el Cielo,


santificado sea tu Nombre,
venga a nosotros tu Reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
(Solo el sacerdote, con las manos extendidas, prosigue diciendo:)
Líbranos de todos los males, Señor,
y concédenos la paz en nuestros días,
para que, ayudados por tu misericordia,
vivamos siempre libres de pecado
y protegidos de toda perturbación,
mientras esperamos la gloriosa venida
de nuestro Salvador Jesucristo.
(El pueblo concluye la oración aclamando:)
Tuyo es el Reino,
tuyo el poder y la gloria
por siempre, Señor.
(Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice en voz alta:)
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles:
«La paz les dejo, mi paz les doy»,
no tengas en cuenta nuestros pecados
sino la fe de tu Iglesia,
y, conforme a tu palabra,
concédele la paz y la unidad.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
R. Amén.
(El sacerdote, vuelto hacia al pueblo, extendiendo y juntando las manos, añade:)
La paz del Señor esté siempre con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
(Después toma el pan consagrado, lo parte sobre la patena y pone una partícula dentro del cáliz, diciendo en
secreto:)
El Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor Jesucristo,
unidos en este cáliz,
sean para nosotros
alimento de vida eterna.
(Mientras tanto se canta:)
(El sacerdote hace genuflexión, toma el pan consagrado y, sosteniéndolo un poco elevada sobre la patena o
sobre el cáliz, de cara al pueblo, dice con voz clara:)

Este es el Cordero de Dios,


que quita el pecado del mundo.
Dichosos los invitados a la cena del Señor.

(Y, juntamente con el pueblo, añade:)

Señor, no soy digno


de que entres en mi casa,
pero una palabra tuya
bastará para sanarme.

(El sacerdote, vuelto hacia el altar, dice en secreto:)


El Cuerpo de Cristo me proteja para la Vida eterna.

(Y comulga reverentemente el Cuerpo de Cristo.)

(Después toma cáliz, y dice en secreto:)


La Sangre de Cristo me guarde para la Vida eterna.

(Y bebe reverentemente la Sangre de Cristo.)

(Después toma la patena o la píxide y se acerca a los que van a comulgar. Muestra el pan consagrado a cada
uno, sosteniéndolo un poco elevado y le dice:)

El Cuerpo de Cristo.

(El que va a comulgar responde:)

Amén.
(Y comulga.)

  
CANTO DE COMUNIÓN
Adoro Te Devote – Santo Tomás de Aquino

Adoro te devote, latens deitas


Quae sub his figuris vere latitas;
Tibi se cor meum totum subjicit,
Quia te contemplans, totum deficit.
Visus, tactus, gustus in te fallitur,
Sed auditu solo tuto creditur:
Credo quidquid dixit dei filius;
Nihil hoc verbo veritatis verius.
In cruce latebat sola deitas,
At hic latet simul et humanitas:
Ambo tamen credens atque confitens,
Peto quod petivit latro poenitens.
Plagas, sicut Thomas, non intueor,
Deum tamen meum te confiteor;
Fac me tibi semper magis credere,
In te spem habere, te diligere.
O memoriale mortis Domini,
Panis vivus, vitam praestans homini,
Praesta meae menti de te vivere,
Et te illi semper dulce sapere.
Pie pellicane Iesu Domine,
Me immundum munda tuo sanguine,
Cuius una stilla salvum facere
Totum mundum quit ab omni scelere.
Iesu, quem velatum nunc aspicio
Oro fiat illud, quod tam sitio:
Ut te revelata cernens facie,
Visu sim beatus tuae gloriae. Amen.

Oración después de la comunión

Concédenos, Dios todopoderoso,


que después de restaurarnos con tus sacramentos,
merezcamos ser la fragancia de Cristo.
Que vive y reina por los siglos de los siglos.

R. Amén
SALUDO A LA VIRGEN
SALVE REGINA Ed. Vaticana

     
(Tono simple)

          
Sal ve Re gi na, Ma ter mi se ri cor di ae; vi ta, dul ce
     
           
do, et spes nos tra, sal ve. Ad te cla má mus éx u les fi
    
              
li He vae. Ad te sus pi rá mus ge men tes et flen tes in hac la cri
 
                
ma rum val le. E ja er go ad vo ca ta nos tra. il los tú os mi

              
se ri cor des ó cu los ad nos con vér te. Et Je sum be ne
     
      
 

di ctum frú ctum vén tris tu i, no bis post hoc ex i
  
        
 
li um os tén de. O cle mens. O pi a. O

           
dul cis Vir go Ma rí a!

ORACIÓN POR LA BEATIFICACIÓN DE


FRAY MAMERTO ESQUIU

«Padre bueno, de cuyo amor procede toda gracia,


que diste a nuestro hermano franciscano Mamerto Esquiú,
tantos dones especiales y lo hiciste pastor de tu pueblo;
por su vida de entrega en la predicación, doctrina,
ejemplo y servicio a los más necesitados,
te suplicamos que completes tu obra, glorificándolo
con la corona de los santos.
Por Jesucristo nuestro Señor».

RITO DE CONCLUSIÓN
(El Obispo recibe la mitra y, extendiendo las manos, dice:)
El Señor esté con ustedes.

R. Y con tu espíritu.

(El celebrante dice:)


Bendito sea el nombre del Señor.
R. Desde ahora y para siempre.

(El celebrante dice:)


Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
R. Que hizo el cielo y la tierra.

(Entonces el celebrante, habiendo recibido el báculo, si lo usa, dice:)


La bendición de Dios todopoderoso,
Padre, ✠ Hijo, ✠y Espíritu ✠Santo,
descienda sobre ustedes.

R.  Amén.

SALIDA

OH VIRGEN DEL VALLE Alberto S. Miranda - Himno de Fátima -Armonización: R. P. Miguel Konz S. V. D.

Oh Virgen del Valle, tu pueblo argentino


de largos caminos hoy llega a tu altar.
Y canta tu nombre, milagros y glorias
de antiguas historias hermosas, sin par.

¡AVE! ¡AVE! ¡AVE, MARÍA!


¡AVE! ¡AVE! ¡AVE, MARÍA!

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