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Cuando las bombas son de papel
Víctor Muñoz Cortés
Libros:
- Armando Triviño: Wobblie. Hombres, ideas y pro-
blemas del anarquismo en los años veinte, Editorial Qui-
mantú, Santiago, 2009.
- Cuando la patria mata. La historia del anarquis-
ta Julio Rebosio Barrera (1915-1920), Editorial USACH,
Santiago, 2011.
Artículos impresos:
- “1º de Mayo de 1899: Los anarquistas y el ori-
gen del día del trabajador en la región chilena”, en Varios
Autores, Los orígenes del Primero de Mayo. De Chicago a
América Latina (1886-1930), Editorial Quimantú, Santia-
go, 2010. Re-editado en 2012 desde Por la libertad Edicio-
nes, Santiago.
- “Arde la Patria: Los trabajadores, la Guerra
de don Ladislao y la construcción forzosa de la nación en
Chile (1918-1922)”, en Praxis en la historia nº7, mayo
2012, Lima.
- “Cuando las bombas son de papel. Los trabaja-
dores, el Estado y la propaganda anarquista impresa. (Re-
gión chilena, 1915-1927)”, en Seminario Simón Collier
2010, Instituto de Historia PUC, Santiago, 2011.
Cuando las bombas son de papel
El Estado y la propaganda anarquista impresa.
(Región chilena, 1915-1927)
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edicionesacefalo.blogspot.com
acefalo.ediciones@gmail.com
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S
omos un grupúsculo de individuos confinados en la región del
Maule, pequeño terruño del planeta que cuelga como mur-
ciélago en las australes tierras del continente americano, que
por la ruleta caótica del azar se agruparon con la finalidad de entre-
gar material literario que contribuyera a la conciencia crítica de las
personas que habitan el siglo XXI. Radicamos en tierra de nadie y
buscamos expandirnos como una pandemia por todos los rincones
de América Latina.
Salud y anarquía
Víctor
Santiago, octubre de 2012
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Para Alex
H
ace más de un siglo el anarquismo fue uno de los
idearios revolucionarios que más se compenetraron
en el interior del mundo de las organizaciones
laborales y estudiantiles del país, alarmando como hoy a muchos
de sus contemporáneos1. Durante estos últimos años ha sido posible
contemplar cierta visualización del movimiento libertario, ideario
que parecía extinto hace décadas, quizás con los primeros años de
la CUT2. Paralelo y posiblemente relacionado a ello, el estudio de
su pasado ha despertado el interés de numerosos investigadores que,
uno a uno, han contribuido a rescatar las historias de estos hombres
y mujeres del recurrente olvido historiográfico al que por varios
motivos, políticos sobre todo, habían sido relegados3.
Este trabajo intenta abordar una de las numerosas aristas
que el estudio de los anarquistas nos puede entregar: su propaganda
impresa. Como todo ideario político, el movimiento libertario, se
valió de diversos medios para difundir sus propuestas. En el caso
de los anarquistas chilenos de principios del XX, éstos utilizaron
desde las conferencias públicas, los centros de estudios sociales
o las veladas filodramáticas, hasta la edición de volantes, libros
y periódicos, pasando por la propaganda “por el acto”4 y “por el
* Este texto fue redactado el 2009. Ha sido ligeramente revisado para esta
edición. Existe una versión resumida en www.pacarinadelsur.com. En la presente
se agregan otros capítulos y anexos.
1 Sobre la imagen y estereotipos que suelen crearse en torno a ellos ver:
Robert Kedward, Los Anarquistas. Asombro del mundo de su tiempo, NAUTA,
Barcelona, 1970
2 Sobre el anarquismo de los años cuarenta en adelante resulta útil la in-
formación de Felipe del Solar y Andrés Pérez en, Los Anarquistas. Presencia liber-
taria en Chile, RIL, Santiago, 2008
3 Sergio Grez, Los anarquistas y el movimiento obrero. La alborada de
“la Idea” en Chile, 1893-1915, LOM, Santiago, 2007. En sus páginas introduc-
torias es posible revisar dicho olvido orquestado principalmente desde la escuela
marxista clásica.
4 O “por el hecho”. Aunque es muy discutible puede relacionarse este tipo
de propaganda con los atentados realizados por Efraín Plaza Olmedo y Antonio
Ramón Ramón, el uno dando muerte a dos jóvenes en pleno Santiago y el segundo
hiriendo al general Silva Renard, responsable de la Matanza de la Escuela Santa
16 / Victor Muñoz
comunicados de intendencia, informes de policía, etc.). Por último,
especificaremos las respuestas de los grupos de propaganda
anarquista (y sus medios de protección) frente al Estado, lo que será
abordado a partir del uso de documentos judiciales como son los
alegatos y defensas en Tribunales, por ejemplo.
Hemos ordenado nuestra exposición de tal forma que se
comenzará por las generalidades meramente descriptivas hasta
llegar a los conflictos específicos entre el Estado y los anarquistas a
raíz de sus publicaciones de propaganda impresa. Iniciaremos dando
una somera y general revisión al estado del movimiento anarquista
del período (1915-1927). Luego relacionaremos la propaganda con
el mundo de la cultura libertaria y desde allí nos sumiremos a los
grupos de propaganda impresa. Después situaremos a estos grupos
y publicaciones frente a tres coyunturas conflictivas específicas, el
Proceso contra los subversivos (1920), el Ruido de Sables (1924) y
los primeros días de la dictadura ibañista (1927). La idea es analizar
periodos en los que la propaganda anarquista impresa fue afectada
en su generalidad para caracterizar la forma en que se desenvolvía
en este tipo de circunstancias. A continuación avanzaremos
al estudio detenido de un grupo de propaganda anarquista en
particular, el Centro Anárquico de Estudios Sociales La Brecha de
Iquique. Organización que dio a luz varias publicaciones libertarias.
Mediante su individualización y la descripción de algunos procesos
judiciales en su contra, esperamos introducirnos en las querellas
legales entre Estado y propaganda anarquista de forma más o
menos detalla. Con toda la información obtenida y desarrollada
durante dicha exposición, concluiremos este escrito sintetizando los
descubrimientos y esbozando las posibles problemáticas abiertas.
E
l anarquismo comenzó su época de expansión en
el país en los últimos años del siglo XIX, logrando
introducirse durante las tres décadas siguientes y
de forma progresiva en el mundo de las organizaciones sindicales
y culturales de trabajadores y estudiantes. Por ser múltiple las
expresiones del movimiento libertario y escaso el espacio del que
disponemos, nos centraremos en su presencia en el interior del
mundo del trabajo. En este terreno fueron los principales precursores
de las llamadas sociedades de resistencia, entidades protosindicales
que se concentraban en la lucha económica más que en las labores
mutualistas (como el ahorro) predominantes entonces entre las
colectividades obreras. Dicha propuesta logró echar raíces entre
varios gremios de trabajadores, cuestión que por ejemplo, permitió
que en 1905 se fundara la Federación de Trabajadores de Chile
(FTCH), agrupación en la que confluyó la mayoría de los sindicatos
de este tipo7. Ese primer impulso fue detenido, como sucedió en
general con las organizaciones laborales, con la Matanza de la
Escuela Santa María en Iquique en diciembre de 1907, en donde
el Ejército de Chile asesinó a cientos de trabajadores en huelga8.
Aunque, no obstante, los anarquistas continuaron publicando sus
periódicos (Ej. La Protesta).
En diciembre de 1911 el anarquismo resurgió alarmando
a la sociedad capitalina cuando unas bombas estallaron en un
Convento. La responsabilidad fue atribuida a los libertarios y se
siguió un proceso judicial contra la Sociedad de Resistencia Oficios
Varios (SROV) y también al vocero ácrata La Protesta9. Al año
7 Sobre el sindicalismo anarquista ver Sergio Grez, Los Anarquistas, op.
Cit., y Peter DeShazo, Trabajadores urbanos y sindicatos en Chile. 1902-1927,
DIBAM, Santiago, 2007 y Jorge Rojas, La Dictadura de Ibáñez y los sindicatos.
1927-1931, DIBAM, Santiago, 1993
8 Eduardo Devés, Los que van a Morir te Saludan, Documentas, Santiago,
1989
9 Alberto Harambour, “La Sociedad de Resistencia Oficios Varios y el
“horizonte anarquista”. Santiago, 1911-1912”, en Stecher Lucía y Cisterna Natalia,
América Latina en el Mundo. Exploraciones en torno a identidades, discursos y
18 / Victor Muñoz
siguiente el fenómeno de preocupación se agudizó con las masivas
manifestaciones obreras del Primero de Mayo y los insolentes
carteles anarquistas exhibidos allí, y meses más tarde –en julio-
con el atentado del ácrata Efraín Plaza que costó la vida de dos
jóvenes “burgueses” en el centro de Santiago10. Mientras tanto, en
el terreno económico, las sociedades de resistencia comenzaron
a rearticularse y a fines de 1913 y en el contexto de una huelga
general contra la aplicación de una Ley de retrato obligatorio en
ferrocarriles, lograron fundar en Valparaíso la Federación Obrera
Regional Chilena (FORCH), similar a la trasandina FORA y la
peruana FORP11. Dicho organismo dio un nuevo impulso a las
agrupaciones anarquistas criollas, no obstante pronto su actividad
comenzó a decaer y ya en 1917 su vida era lánguida. El fracaso en la
segunda huelga general contra el retrato forzoso ocurrida ese último
año, sepultó finalmente a la Regional.
Los intentos para reunir a las entidades de corte
anarcosindicalista a gran escala no cesaron y pronto los mismos
gremios marítimos de Valparaíso originaron una nueva y entonces
novedosa propuesta: adherir al sistema industrialista (superando al
de “oficios”) que proponía la organización de origen norteamericano
Industrial Workers of the World (IWW). Dicha invitación madurada
en el interior de una convención de la Sociedad Gremial de Gente
de Mar en 1918 fue presentada a las demás federaciones y sindicatos
ácratas del país acordándose realizar una convención para echar las
bases a este nuevo organismo. El llamado tuvo éxito y en diciembre
de 1919 quedó constituida en Santiago, la sección chilena de los
Trabajadores Industriales del Mundo-IWW. Pronto la organización
se extendió a otras zonas del país formando uniones locales desde
Iquique hasta Corral. Por algún tiempo sus métodos tuvieron éxito,
venciendo sus afiliados en varios conflictos sindicales12. No obstante,
genealogías, CECL- U. de Chile, Santiago, 2004
10 Alberto Harambour, “Jesto i palabra, idea i acción…”, op. Cit.
11 Sobre las huelgas contra el retrato forzoso y la importante actuación de
los anarquistas en ellas ver Camilo Plaza, “¡Abajo la marca humana! El Estado, los
trabajadores y el retrato en disputa (1913 y 1917)”, Informe de Seminario sobre
la Cuestión Social, a cargo del profesor Julio Pinto, Universidad Católica, 2008 y
Eduardo Godoy, “1907 (Iquique) y 1913 (Valparaíso): Debacle y Rearticulación.
Dos Hitos en la Historia del Movimiento Obrero - Popular Chileno”, (inédito).
12 Para la IWW ver Mario Araya, Los wobblies criollos: Fundación
e ideología en la Región chilena de la Industrial Workers of the World (1919
20 / Victor Muñoz
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I
CULTURA Y ESPACIOS DE PROPAGANDA
ANARQUISTA.
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M
ientras en el escenario social las propuestas
orgánicas y tácticas de los anarquistas
se compenetraban entre los trabajadores
orientándolos en el camino de la acción directa y apartándolos de
la política electoral, en el terreno cultural su labor iba en ascenso,
y quizás –entre 1917 y 1923- a su cenit. Por toda la región chilena
había agentes difusores de “la Idea”. Algunos creaban o bien
distribuían periódicos y folletos, otros actuaban en los sindicatos
o entre los estudiantes, unos animaban centros de estudios sociales
y librerías. De diversas formas la sociedad que habita en la región
chilena, sobre todo los trabajadores, recibieron las ideas libertarias.
Cautivándose algunos, horrorizándose otros15.
La producción cultural impresa anarquista que circuló
entre los libertarios y los sectores en los cuales estos influían, fue
profusa y variada. Si bien la recepción no debió ser muy masiva,
según lo que se deduce en sus tiradas, la oferta no distaba en esencia
(pero si en cantidad) de la que se podía hallar en Buenos Aires o
en Barcelona, centros libertarios por excelencia. La distancia con
Europa, la principal fuente de material ideológico del movimiento,
no fue impedimento para que llegara información y lecturas bastante
actualizadas de lo que allí y en otros confines ocurría y se debatía
en torno al anarquismo. Los libertarios utilizaron prolijamente
complejas redes internacionales de intercambio de material
ayudándose de los inmigrantes que confluían en el movimiento para
traducir textos en lenguas extranjeras. También estudiaron y usaron
el esperanto, el idioma universal (La Batalla)16.
La principal vía de alimentación teórica entre 1915 y
1927 era la ruta Europa-Buenos Aires-Santiago, aunque también
era importante aquella proveniente desde los puertos del Pacífico,
sobre todo a partir de 1918 cuando la IWW norteamericana trabó
contacto con los libertarios de Valparaíso. La conexión permanente
con compañeros y organizaciones de la región argentina (como la
F.O.R.A. la editorial Argonauta y el diario La Protesta de Buenos
Aires) enriqueció y actualizó de manera notoria la oferta de impresos
26 / Victor Muñoz
Con esta rica y actualizada oferta de material doctrinal los
grupos de propaganda anarquista impresa dedicaron sus esfuerzos
a crear y mantener periódicos y también a editar folletos para dar
a conocer el ideario. Fueron más de 50 los periódicos anarquistas
que hubo en la primera mitad del siglo XX, sólo en el país. Por lo
general duraban un par de años aunque algunos lograron pasar la
década. El de más prolongada existencia –sin contar los sindicalistas
con influencia libertaria- fue “La Batalla” que se editó primero en
Santiago (1912-1916) y luego en Valparaíso hasta 1925. Las tiradas
en promedio eran cercanas a los 2000 ejemplares aunque a veces
eran mayores, como la del periódico Acción Directa, órgano de los
IWW, el que a mediados de 1921 tiró 10 mil copias. Comúnmente
salían de forma quincenal aunque algunos tenían un tramo entre una
edición y otra más pequeño. El Sembrador, por ejemplo, logró en
1923 salir todas las semanas sin interrupción20.
En cuanto a las editoriales hay que advertir que muchas
veces eran cercanas a periódicos o bien a organismos obreros
libertarios, pero también hubo varias que laboraron de forma
autónoma. La editorial más importante de la región chilena fue sin
dudas “Lux”, creada por los IWW en 1920. En 1923 ya había editado
70 mil copias de diversos autores libertarios y lo continuó haciendo
por algunos años más. Lux, por ejemplo, editó en 1921 cuatro mil
copias de La Conquista del Pan y en 1925, contando reediciones,
había publicado 20 libros21.
El pilar fundamental de todas las iniciativas de difusión
cultural e ideológica de los anarquistas fueron los grupos de
propaganda. Por lo general los que se dedicaban a la divulgación
impresa estaban compuestos por un reducido grupo de miembros
que, a juzgar por los datos recogidos, oscilaban entre los 2 y las
15 personas –excluyendo a los centros de estudios sociales que
solían ser más grandes-. Aunque también es preciso indicar que no
faltaron casos en que el foco de producción de cultura impresa fue
obra de dos e, incluso, un solo anarquista. Paradigmático en este
sentido fue la actuación de los “paqueteros”, hombres y mujeres que
28 / Victor Muñoz
MEDIOS DE LUCHA
30 / Victor Muñoz
eminentemente adversos. La principal labor de estos periódicos era
difundir el ideario libertario24. Y esta dimensión doctrinal se sintetiza
en el anhelo de superar y destruir al Estado y a toda autoridad
por impedir el libre desarrollo de los individuos, sus intereses y
capacidades; al sistema salarial y sus beneficiados (capitalistas) por
ser causantes de la miseria económica humana a causa de la excesiva
acumulación de unos y el despojo consiguiente de las mayorías; a
la Iglesia por ser generadora de prejuicios. También se ambiciona la
supresión de las fronteras patrióticas por ser límites artificiales que
se anteponen a la fraternidad humana, y se combate al militarismo
por ser máxima expresión de la brutalidad humana25. Ante todas
estas ideas y otras más, los anarquistas, al igual que otras tendencias
socialistas, proponen utilizar la educación racionalista con los ojos
puestos en la “liberación igualitaria y solidaria de la humanidad”26.
Para ello se recurría a la reproducción de material teórico
tanto extranjero como local con el fin de dar a conocer la doctrina en
todas sus facetas. Al mismo tiempo se informaba sobre el acontecer
del mundo y las luchas sindicales poniendo especial hincapié en
la labor de sus compañeros de ideas. En el terreno de las luchas
sociales, entendiendo a éstas como los enfrentamientos económicos
o políticos entre trabajadores y patronos, o entre trabajadores y
autoridades, el periódico anarquista se auto-concebía como una
herramienta trascendental para los primeros en tanto denunciaba
situaciones que afectaban a los trabajadores al tiempo en que
difundía sus propuestas respecto al tema, en éste caso, desde la
huelga y el boicot, hasta el sabotaje, la acción directa, la huelga
general y finalmente la revolución social27.
En el escenario periodístico la hoja anarquista buscaba
posicionarse en detrimento de aquella que, según éstos, no
colaboraba o bien combatía a la emancipación integral de los
32 / Victor Muñoz
al tema, en éste caso, desde la huelga y el boicot, hasta el sabotaje,
la acción directa y finalmente la revolución social. Ejemplificador
de esto último puede ser una cita extraída del folleto Arengas del
anarcosindicalista Armando Triviño, editado en Santiago en 1923, y
en el cual además se relaciona al periódico libertario con la metáfora
de la bomba:
34 / Victor Muñoz
LOS GRUPOS DE PROPAGANDA IMPRESA ANARQUISTA
EN LA REGIÓN CHILENA.
36 / Victor Muñoz
anarquistas editó El Productor (1912-1913), a cuya administración
quedó encargado Abel Martínez. El periódico tenía un tiraje de 2000
ejemplares. También en 1912 apareció La Batalla que se publicó
en la capital hasta 1916 siendo trasladado más tarde a Valparaíso.
Ante el vacío dejado por este periódico, apareció en 1916 Jerminar,
que solo duró unos meses38. De la experiencia de Jerminar nació la
Agrupación Pro-La Batalla, para ayudar al portavoz ácrata, ahora
porteño. La agrupación editó, además, un folleto antielectoral
llamado Lo que oyó y dijo Juan Pueblo del sindicalista Armando
Triviño.
En la primera quincena de noviembre de 1918 apareció en
Valparaíso Verba Roja, periódico anarquista. Su administrador era
Julio Rebosio y lo acompañaba Modesto Oyarzún. Solo dos números
alcanzaron a editar cuando Julio Rebosio fue tomado preso. Debido
a la prisión de su administrador desde el Nº 10, en mayo de 1919,
Verba Roja se traslada a la capital donde comienza a ser editado bajo
la coordinación de Manuel Antonio Silva y Armando Triviño39. Con
el tiempo el periódico será administrado por diversas personas y a
su vez será la expresión de varios grupos. Destacarán escribiendo
o administrando –aparte de Silva y Triviño- el viejo sindicalista
Luis A. Soza40 y Víctor Yáñez, entre otros. Si bien tuvo simpatías
iniciales por la IWW, con el tiempo y conforme se desarrollaban
las disputas internas entre los anarcosindicalistas locales fue menos
explícitamente afín a ella. Verba Roja, sin duda, fue uno de los
periódicos más famosos de la época. Su tiraje promediaba los 2000
ejemplares, llegando en ocasiones a 300041. Pero, y a pesar de que
vivió casi una década, su continuidad fue dispar, logrando editar
desde 1918 a 1927, 62 números, es decir, 7 números por año, en
promedio. Una cifra bastante baja para el común de los voceros
38 Osvaldo Arias, op. Cit., p. 57.
39 Para la historia de Rebosio revisar nuestro trabajo, Cuando la patria
mata. La historia del anarquista Julio Rebosio (1915-1920), USACH, Santiago,
2011
40 Luis A Soza era uno de los anarquistas que militaban en La Idea desde
inicios del XX, siendo a su vez uno de los más experimentados. Tras una vida en-
tregada al ideal, murió en los primeros meses de 1941. “Fallecimientos”, La Voz del
Grafico (Santiago), 1/5/1941
41 Mónica Jaramillo, Roberto Manríquez, Ximena Souza, El Estado contra
la prensa anarquista: el caso Verba Roja, Tesis de grado de la Escuela de Periodis-
mo, Universidad de Santiago de Chile, Santiago, 1997, p. 194
38 / Victor Muñoz
persiguiendo un fin ideológico”44. La imagen más característica de
este movimiento eran los centros de estudios sociales (CES). Varios
de ellos brotaron por la capital. Estos grupos coordinaban actividades
culturales y de propaganda y además tenían participación en las
luchas sindicales y sociales de la época. En 1923 varios centros como
el Hijos del Pueblo convergieron, coordinados al parecer por el CES
Luz y Acción, para dar vida al periódico Tribuna Libertaria, cuya
vida se extendió hasta febrero de 1926. En un principio se declaró
órgano de los centros de estudios sociales, pero ya en la segunda
quincena de mayo de 1924, apareció como vocero anarquista. Su
principal administrador fue Luis Heredia (quien también se hacía
llamar Floreal Ramírez), aunque también fue patente el trabajo de
Gregorio Ortúzar, José Riveros, Francisco Briones y M. Guajardo.
Tribuna Libertaria se repartía en la región chilena
principalmente en Iquique, Caleta Buena Antofagasta, Viña del
Mar, Valparaíso, Rancagua, Yumbel, Coronel y Concepción45. En
el extranjero, tenía comunicación, contacto y canje con Europa
y América del Sur. Con Federico Urales y La Revista Blanca en
España. Con Sebastián Fauré en París. Con Liberación (órgano
escrito por hispano parlantes de París) en Francia. Con Rómulo
Meneses de Arequipa, con José Gracia de Zaragoza. Con la
Agrupación Anarquista El Sembrador de Avellaneda. Con el
Grupo de Propaganda Anarquista La Antorcha, y los grupos de
propaganda libertaria Brazo y Cerebro y Redención de La Paz. A
través de Froilán Gallardo, mantenían comunicación con la editorial
y agencia de publicaciones Natura en Buenos Aires. Y a través de
Gregorio Ortúzar tenían contacto con la Editorial Argonauta (de La
Protesta en Buenos Aires). Tenía canje con la revista Más Allá, La
Antorcha, Vía Libre, La Palestra, el quincenario Sembrado Ideas
también en Buenos Aires. Con Mar y Tierra de Bahía Blanca. Con
la revista El Hombre y el periódico La Batalla, Ahora, y El Obrero
44 Ignacio Bastias, Política Libertaria y movimiento anarquista en Santia-
go, 1917-1927, Tesis de Historia, Santiago, Universidad de Chile, 2007, p. 47.
45 Con el Grupo Difusor de propaganda libertaria de Antofagasta (1924).
Con Miguel Estrella de la misma ciudad. Con Ideas. Con Luis Ramírez de Viña del
Mar. Con Francisco García de Caleta Buena. Benjamín Frías de Iquique. Con José
Santos González Vera en Concepción. Con María Arriaza y Julio Barrientos y Ade-
lante en Rancagua. Con Víctor Montenegro, con La Batalla y Campana Nueva en
Valparaíso. A través de un tal Sachk Yegulew en Yumbel. Con Tolentina Orellana y
Ricardo Merino de Coronel.
40 / Victor Muñoz
de la nueva FORCH. A esas alturas Tribuna Libertaria era casi
solo el vocero del CES Luz y Acción. El mismo grupo editorial, sin
embargo, se dedicará a sacar folletos49.
Aparte de Tribuna Libertaria y Verba Roja, los principales
periódicos de los anarquistas específicos en la capital, se publicaron
otros medios de más escasa periodicidad. Al ya mencionado
Agitación (1925) hay que agregar, por ejemplo, a Insurrexit (1926)
y Palabra Anarquista. Palabra Anarquista (agosto 1926) fue una
publicación únicamente dedicada a la defensa y agitación por Sacco
y Vanzzeti, los anarquistas italianos que en Estados Unidos estaban
siendo condenados a muerte. Textos e informaciones anarquistas
también aparecían en las revistas vinculadas a la Federación de
Estudiantes de Chile (FECH).
En Santiago existieron varias iniciativas editoriales, algunas
más fugaces que otras. Sin considerar a Lux de la IWW, actuó por un
tiempo Mas Allá (que se trasladó a Valparaíso). En 1923 un solitario
Julio Navarrete dio vida a la editorial Rebelión.
Además, los anarquistas desarrollaron su actividad cultural
mediante otros espacios. Como no son de propaganda impresa,
solo los mencionaremos someramente. En 1921, por ejemplo,
El Comunista, periódico de los panaderos IWW informaba de
la existencia y funcionamiento en Santiago de varios centros
de estudios sociales. En diciembre de ese año hablaba de las
conferencias semanales de los CES Verdad, Alborada, Gómez Rojas,
Julio Rebosio, Pedro Kropotkin50. En 1921 funcionaba además
el Cuadro Dramático Luz y Armonía- En 1923, en la convención
local de la IWW, acudió el Grupo Tierra y el CES Redención. En
1925 funcionaba el CES Efraín Plaza Olmedo. Sin duda, existieron
muchos grupos más que se nos escapan en esta mención.
Por otra parte, en Santiago hubo espacios físicos para
la propaganda que fueron toda una revolución cultural. A sus
conferencias iban desde altos prelados hasta militares de rango.
Las polémicas que se dieron en aquellos locales marcaron a varias
personas que no necesariamente fueron anarquistas. El mismo
sindicalista Clotario Blest acudía a dichos lugares en su juventud y
42 / Victor Muñoz
capital las callejuelas de Valparaíso presenciaron un veloz brote de
actividad anarquista, tanto sindical como cultural. Innumerables y
muchas veces fugaces organizaciones y publicaciones aparecieron y
difundieron la idea. Con el pasar de los años Valparaíso se transformó
en uno de los bastiones del anarquismo criollo. Y en cuanto a la labor
propagandista el puerto no podía dejar de ser un importante foco de
producción cultural e ideológica, tanto por la creación local, que
fue muy rica, como porque era el principal punto de entrada de la
propaganda libertaria proveniente de Estados Unidos, México y las
ciudades del Pacífico. Sin ir más lejos, allí arribaron innumerables
barcos desde el norte, con sus tripulantes, sus sindicalistas, con sus
organizaciones, sus métodos de lucha, y con sus libros y periódicos.
Así llegó la IWW54.
En 1915 los anarquistas del puerto y sus sociedades de
resistencia estaban agrupados principalmente en la Federación
Obrera Regional Chilena (FORCH), fundada dos años antes en la
misma ciudad en el contexto de la primera huelga general luego de
la matanza de Iquique en 1907. Huelga iniciada en los ferrocarriles
de Valparaíso a causa de que el Estado decretó el retrato forzoso a los
obreros de aquel gremio, cuestión rechazada por considerarse una
intromisión autoritaria y un atentado a la dignidad individual, puesto
que aquel registro solo se hacía a delincuentes y prostitutas. Y por
otra parte se creía que dicha medida no era más que una estrategia de
control sobre los cuadros más activos del movimiento sindical, los
“agitadores profesionales”, como decían las autoridades. No existía
el carnet de identidad entonces. El conflicto se extendió hasta el
Callao en Lima, donde la FORP boicoteaba barcos en solidaridad a
sus congéneres libertarios de la región chilena55.
La FORCH fue un intento por agrupar al disperso mundo
ácrata. En ese sentido fue algo así como la continuadora de la
santiaguina Federación de Trabajadores de Chile que años atrás
-1905-1907- intentó concretar similar anhelo. En parte cumplió
su tarea, logró reunir a la mayoría de las sociedades de resistencia
locales además de algunas en Santiago, pero su vida fue exigua.
Lideró la huelga general contra el retrato forzoso en octubre de 1913
ya mencionada y estuvo detrás de algunas luchas económicas en
Viña del Mar, alcanzando también a relacionarse con agrupaciones
54 Mario Araya, Los Wobblies Criollos, op. Cit., y Peter DeShazo, op. Cit.
55 Camilo Plaza, op. Cit.
44 / Victor Muñoz
una nueva publicación. Fue así como bajo la coordinación de
Modesto Oyarzún y Julio Rebosio –quien venía huyendo de Iquique,
al parecer porque tenía “cuentas pendientes” con la ley- vio la luz
en noviembre de aquel año el famoso vocero ácrata Verba Roja.
Solo un mes de paz tuvo el nuevo periódico. El 10 de diciembre fue
encarcelado Rebosio, su redactor, acusado de espionaje en favor de
Perú, imputación nutrida con su ilícita situación militar (desertor) y
por redactar artículos subversivos. El reo era anarquista, no podía
ser espía. Rebosio estuvo más de un año preso y padeció torturas
y tratos inhumanos que incluso fueron denunciados en el Senado.
Hasta se le quiso condenar a muerte. En enero de 1920 fue liberado
pero ya el delicado estado de su cuerpo, así como el deterioro de su
salud mental (le costaba mucho hilar frases y hacerlas coherentes)
y una progresiva tuberculosis, ambas situaciones contraídas en los
meses de incomunicación, no lo posibilitaban ya para vivir con
normalidad. Además, a causa de sus ideas anarquistas nadie quería
darle trabajo. Y por si fuera poco, la joven a la que amaba ya no lo
correspondía. Julio Rebosio se suicidó el 26 de abril de ese año57.
A pesar de la encarcelación de su redactor, el periódico
continuó saliendo, pero en abril de 1919 fue trasladado a Santiago
ante la ausencia de una publicación libertaria en la capital. En esa
ciudad continuó apareciendo hasta 1927. Trasladado Verba Roja,
La Batalla será –al parecer- la única publicación específicamente
anarquista del puerto hasta 1924. Ese año Emilio Meza y Pedro
Ortúzar fundan Campana Nueva de la cual se alcanzaron a publicar
varios números.
Por último, hay que advertir que a finales de 1924 se
avecinó en el puerto proveniente de Iquique el reconocido tipógrafo
Enrique Arenas, quien comenzó una activa labor de difusión de
propaganda y cultura anarquista, contando con el apoyo de varios
libertarios locales, como el famoso Juan Onofre Chamorro (ex
secretario general de la FORCH, y de la IWW en el puerto), con el
cual levantaron la Agrupación El Sembrador a cuya responsabilidad
quedó la edición de El Sembrador-Suplemento58.
Este grupo fue una organización exclusivamente orientada
a la propaganda anarquista. Además de editar el periódico y de
dar conferencias en el puerto y otras ciudades, se conformó en
57 Víctor Muñoz, “Cuando la patria mata…”, op. Cit.
58 “Agrupación El Sembrador”, El Surco (Iquique), 7/3/1925
46 / Victor Muñoz
la propaganda anarquista también se nutrió de la actividad de los
sindicatos y centrales afines, como la IWW y en su momento la
FORCH. En Valparaíso los wobblies editaron Mar y Tierra y La Voz
del Mar, que trataremos más adelante.
La actividad cultural de estas organizaciones involucró
escuelas nocturnas, veladas con teatro, trovadores y poesía, y
conferencias públicas. Actividades que no fueron del todo aceptadas
por la comunidad local ni por la autoridad. El 20 de noviembre por
ejemplo, una “turba nacionalista” –al decir de sus víctimas- se dejó
caer violentamente en medio de una velada del CES Eliseo Reclus.
Esto ocurrió –al parecer- porque allí se desarrollaban conferencias
internacionalistas animadas por Julio Rebosio a quien, como
hemos dicho, se identificaba como espía peruano. Hay que advertir
que en aquellos meses Chile y Perú pasaban por una cruda crisis
diplomática en donde el ánimo belicista se encendió en uno y otro
lado de la frontera63.
48 / Victor Muñoz
Juan Godoy, activo colaborador del grupo libertario de Iquique. Ese
año además se formó un “Grupo de difusión de prensa libertaria”
para hacer correr las publicaciones que llegaban a la ciudad.
Otros de los importantes puntos de propaganda anarquista
impresa fue Rancagua en donde durante los años veinte funcionó
un importante grupo cuyo rostro más emblemático, entonces y en
la década siguiente, fue Julio Barrientos Ruz. Barrientos era un
activo colaborador de la prensa anarquista de la región chilena,
publicaba artículos desde Iquique al sur, era paquetero de cuanto
vocero libertario hubiera en la región chilena. Mantenía amistad
con anarquistas de diversas posturas, tales como Enrique Arenas y
Armando Triviño. Al parecer en los veinte fue wobblie. Barrientos y
un puñado de compañeros y compañeras editó en 1924 y diciembre
de 1926 fugaces números de un periódico y luego revista llamado
Adelante.
En Concepción, sin considerar a los voceros de la IWW
(Emancipación Proletaria, La Chispa, Bandera Roja) sabemos que
el escritor José Santos González Vera dio a luz en 1924 al periódico
libertario Plumadas de Agitación. De la zona del carbón, continua
al mencionado puerto, también hay algo que decir. Lota y Coronel
fueron importantes núcleos de extracción minera, lo que implicaba
concentración de gran cantidad de mano de obra. Como en todos
los centros productivos de la región chilena, allí tampoco estuvieron
ausentes los libertarios. En 1921, por ejemplo, se fundó el CES José
Domingo Gómez Rojas (poeta anarquista, muerto por la represión del
año 20) con la participación de individuos provenientes de diversas
ideologías. Esa composición heterogénea, según el recuerdo de los
ácratas años más tarde, llevó al letargo y a la inevitable muerte de
la organización. No obstante y gracias a la visita y gira realizada
en 1923 por el famoso anarquista trasandino (coordinador de La
Antorcha) Rodolfo González Pacheco, se creó el ambiente anímico
para la refundación. Ese año además llegaron a Coronel P. Aguado
y G. Auey, quienes, ayudados por Ricardo Merino refundaron la
instancia, llamándola ahora Centro Arte y Revolución José Domingo
Gómez Rojas, entidad eminentemente libertaria. Según su secretaria
en 1923 y 1924, Tolentina Orellana, con la refundación del Centro
“la prensa anarquista, que apenas se conocía en las minas, empieza
22/11/1924
50 / Victor Muñoz
EL ANARCOSINDICALISMO Y LA PROPAGANDA.
52 / Victor Muñoz
el número 6, se habían vendido 1500 copias en Valparaíso, 2020
en Santiago, 50 en Talca, 60 en Concepción, 50 en Caleta Buena,
50 en Valdivia. Y eso solo en cuanto a ventas, porque los envíos
eran mucho mayores. Al Centro Anárquico Fuerza Conciente de
Antofagasta, por ejemplo, los wobblies habían mandado en esa
misma ocasión 600 copias, al igual que a los gremios marítimos
de Iquique, mientras que 400 se habían ido a Magallanes72. Pero
no mucho duró el gran tiraje de Acción Directa. Desde el 9 hasta
el 12, salieron 2000 copias por número. En el trece, en junio de
1922, fueron solo 1500. En adelante las cifras bordearán estos
últimos números. A nuestro juicio, esta reducción brusca se debe a
que desde entonces en cada pueblo las uniones locales comenzaron
a editar sus propios voceros, disminuyendo con dicho acto, la venta
del periódico santiaguino. Por otra parte la solvencia económica fue
solo una breve ilusión, y ya en 1923 habían perdido la continuidad
bimensual debido al no pago por parte de los paqueteros. Por eso
es que, según ellos mismos lo indican, Acción Directa termina
saliendo “tarde, mal y nunca”73. El periódico sin embargo, continuó
publicándose hasta 1927 y cuando la dictadura ibañista les censuró
y persiguió a sus líderes, Acción Directa se publicó en Buenos Aires
por un comité de exiliados (1928)74.
En Santiago los wobblies también publicaron El Comunista
(1921-1923), vocero de su sección en el gremio de panaderos; la Hoja
Sanitaria IWW, órgano del policlínico gremial; y el Boletín Oficial
de la Unión Industrial de Obreros Gath y Chávez (1926-1927).
Otros periódicos de la IWW se publicaron en regiones y tuvieron
vida dispar. En Iquique entre marzo de 1921 y septiembre de 1923
editaron El Productor. En Valparaíso Juan Onofre Chamorro entregó
el título de un periódico gremial ya existente y por él administrado, a
la IWW. Era Mar y Tierra (ahora en su quinta época) que con 2000
ejemplares se editó entre 1920 y 1921 y debió sufrir el proceso de
los subversivos que lo sacó de circulación desde mayo a diciembre
54 / Victor Muñoz
sindicalistas, sino libertarias. Sobre una edición de La Conquista
del Pan, por ejemplo, meses antes de entrar a imprenta apareció en
Acción Directa el siguiente aviso:
56 / Victor Muñoz
la existencia de uno de sus periódicos en donde la fusión sindical
ideológica de la cual estamos tratando es más nítida.
A mediados de junio de 1925 la Unión Industrial del Cuero
comenzó a publicar Solidaridad, que se repartía gratis. Su principal
redactor era el ya célebre anarquista Luís Heredia (Floreal Ramírez).
Debido a diversos factores solo alcanzó a sacar 6 ejemplares y
uno año después de salir a luz, se extingue. No era un periódico
doctrinariamente anarquista como Verba Roja o Tribuna Libertaria,
pero si tenía una clara orientación libertaria frente a temáticas como
las elecciones y las leyes sociales.
Por su parte el fenómeno también se daba en otras ramas de
la producción económica. Haremos una somera mención a algunos
de estos casos. En los gremios porteños la tendencia se reflejó
en publicaciones como Mar y Tierra -4ta época- de Valparaíso
en 1917 o en El Obrero Marítimo de Iquique en 1925. Entre los
panaderos con El Comunista (1921-1923) o en El Obrero Panadero
-de Francisco Pezoa- desde 1924. Entre los obreros de imprentas
con El Gráfico Iquiqueño de 1921, La Protesta del Gráfico en
Valparaíso el año 1922, El Obrero Gráfico de Antofagasta en
1926, o El Obrero Gráfico de Valparaíso entre 1926 y 1927. En la
construcción con El Obrero Constructor de 1924, El Ideal Obrero
de 1925 o El Andamio de 1927. Otros casos posibles de apuntar
son El Obrero Metalúrgico aparecido en Valparaíso en 1919 y luego
entre 1924 y 1926, o El Obrero en Dulce de 1926.
Como se ha notado la propaganda impresa de los
anarquistas durante el periodo implicó una compleja red en donde
en algunos casos se manifestó abiertamente (grupos específicos),
en otros de forma sistemática pero mezclada al mundo sindical
(federaciones anarcosindicalistas como la IWW o la FORCH),
y por último fusionada con el sindicalismo y en ocasiones de
forma bastante menos manifiesta (gremios no totalmente afines al
anarquismo). Como veremos a continuación, no obstante la notable
variedad de iniciativas y su dispersión geográfica, hubo contextos
en que la mayoría de los puntos de propaganda anarquista impresa,
vio peligrar su existencia. Para dar cuenta de estos instantes nos
detendremos en tres años cruciales al respecto, 1920, 1924 y 1927.
62 / Victor Muñoz
tomado preso y Labarca –quien fue golpeado el 19- permaneció
prófugo durante meses82. Se les acusaba de imprimir los folletos de
la IWW y además otras publicaciones consideradas subversivas. En
Valparaíso la imprenta de La Batalla también fue procesada por el
mismo motivo. Dice el dictamen del promotor fiscal de estas dos
causas, señor Julio Plaza Ferrand el día 9 de agosto de 1920:
64 / Victor Muñoz
reunió en Santiago públicamente, con asistencia
de numerosa policía del orden y abundante
concurrencia de agentes de la policía secreta.
Estrecha y constantemente observados por esta
fuerza de policía, los IWW se constituyeron,
discutieron sus estatutos y declaraciones. La
autoridad los dejó constituirse, reunirse, discutir
sus principios, funcionar libremente y aprobar sus
conclusiones. Aprobadas estas bajo tutela de la
autoridad, se mandaron imprimir y se imprimieron.
¿Qué culpa puede tener o qué delito haber cometido
la imprenta, que se limitó a trasladar a la linotipia
conceptos y resoluciones públicamente adoptadas
por personas libres, consientes y responsables?”85.
66 / Victor Muñoz
que ignoramos:
68 / Victor Muñoz
Como afirma Peter DeShazo: “en una rápida sucesión, Verba Roja,
Numen, Acción Directa, Mar y Tierra, El Surco y otros periódicos
obreros, fueron forzados a suspender sus publicaciones después de
los allanamientos policiales”93. A estos habría que sumar algunos
medios socialistas que de igual forma fueron clausurados, entre los
mismos y otros anarquistas, cabe citar a La Comuna (Viña del Mar),
La Batalla (Valparaíso), La Jornada (Concepción) y El Socialista y
El Trabajo de Punta Arenas.
La noticia cruzó las fronteras y en una extensa carta los
wobblies nacionales dieron a conocer a sus pares estadounidenses
el represivo estado que padecían. La misiva hacía una minuciosa
relación de los sucesos que afectaban a los anarquistas. Fue enviada
de forma clandestina por Armando Triviño (que también estaba
prófugo de la justicia) y publicada por The One Big Union Monthly
en el país del norte. La extensa carta terminaba así:
70 / Victor Muñoz
Tribunal le estaba dando 3 años de extrañamiento junto a otros seis
compañeros100.
El proceso contra los subversivos afectó considerablemente
a los anarquistas. Su propaganda no pudo salir durante meses con
normalidad. De hecho, Armando Triviño sintetiza aquella dramática
situación a la cual había sido relegada la propaganda impresa en
una de sus “arengas”. El texto que a continuación reproducimos
es el extracto de un escrito redactado en Valparaíso y que data
de Septiembre de 1920, es decir, en medio de la persecución de
Sanfuentes:
72 / Victor Muñoz
base a una falsa acusación. Y respecto a la prensa de masas que
ahora informaba “normalmente” del desenlace del proceso, Acción
Directa apuntaba: “Si hoy esclarecen los hechos, no es por amor a la
verdad o por interés hacia la causa obrera, sino espíritu netamente
comercial aumentando la venta de sus diarios, por la explotación del
escándalo”104.
Como se ha indicado más arriba los anarquistas y también
los socialistas desde sus primeros pasos por la región chilena
guardaron recelo por la prensa de masas. Esta vez no sería distinto
toda vez que mientras duró el proceso contra los subversivos aquella
se dedicó a difundir noticias escalofriantes y distorsionadas de la
IWW y de los estudiantes antimilitaristas. Una vez superada la
coyuntura de la represión los redactores de la revista Juventud de
la FECH –que también había sido perseguida durante la Guerra
de don Ladislao- publicaron un recuento con los titulares de la
prensa de masas en donde se consigna esta situación. Estos fueron
algunos de los titulares –comprobados por nuestra investigación-
que cubrieron las páginas de La Nación, El Diario Ilustrado, El
Mercurio y Las Últimas Noticias: “El entusiasmo patriótico ante la
defensa nacional”, “El proceso contra los elementos malsanos”, “La
tenebrosa conspiración”, “La IWW recibía oro peruano”, “La actitud
antipatriótica de la Federación de Estudiantes”, “Distinguidos
caballeros organizan la guardia blanca”, “Hechos de Policía: los
subversivos”, “Los jóvenes patriotas piden instrucción militar”105
74 / Victor Muñoz
Benjamín Piña), el Comité parece ser iniciativa de los libertarios,
o bien estos tuvieron protagonismo en el mismo. Más tarde se creó
otra entidad en defensa de las libertades públicas y a favor de una
nueva Constitución, la Asamblea Constituyente de Asalariados
e Intelectuales. Algunos anarquistas acudieron al llamado y
presentaron una moción para que el nuevo documento suprimiese
el Estado y lo remplazara por una red de federaciones libres. Por
supuesto, dicha propuesta fue descartada al instante107.
Uno de los periódicos anarquistas de Santiago, Tribuna
Libertaria, fue censurado y mediante el estudio de la información
contenida en los números posteriores se deja en claro que los
militares leían los artículos antes de que estos salieran a la calle y
que los castrenses hostigaban a los dueños de imprenta para que no
publicasen estos periódicos108. Quien no se salvó de la razzia fue el
semanario anarquista El Sembrador-Suplemento que se publicaba
en Valparaíso, pues fue clausurado por “la bota militar”109.
El retorno del presidente Alessandri y la restitución
del gobierno del mismo hicieron que la Asamblea de obreros e
intelectuales se diluyese en las semanas siguientes al igual que
el breve gobierno militar. Para los anarquistas el breve lapsus
militar trajo consecuencias gravísimas para su posterior capacidad
estratégica dentro del campo sindical y dentro del mundo de
los trabajadores y sus familias. Mediante las leyes sociales el
Estado, el eterno rival de los libertarios, comenzaba a intervenir
y comprometerse con las clases trabajadoras. Pero donde otros
sindicalistas vieron herramientas y beneficios para los obreros, los
anarquistas vieron el fin de la autonomía de sus organizaciones. Las
leyes sociales amenazaban cooptar al movimiento obrero y ellos
no podían sino aprestarse a la resistencia. Y es que la Ley fue la
107 “Constituyente de Asalariados e Intelectuales. Moción de la minoría”,
Tribuna Libertaria (Santiago), primera quincena de abril de 1925.
108 “Los acontecimientos militares”, Tribuna Libertaria, 2q/9/1924. Des-
tacado en el original. “Sobre el momento actual”, Tribuna Libertaria (Santiago),
1q/10/1924: “Las Garras y los Tiranos”, Tribuna Libertaria (Santiago), 2q/3/1925;
“De nuevo en el camino”, Tribuna Libertaria (Santiago), 15/10/1925; En otros
momentos las imprentas también habían tenido problemas con las publicaciones
anarquistas, por ejemplo en Talca con El Proletario, ver “Fin del boicot”, El Prole-
tario (Talca), diciembre de 1921
109 “De las escaramuzas políticas-militares”, Tribuna Libertaria (Santiago),
15/10/1925
76 / Victor Muñoz
(Adelante), Oscar Belda (El Sembrador-Suplemento), José Cortés
(El Surco), Néstor Donoso (El Arrendatario), Luis Heredia
(Tribuna Libertaria), Juan Segundo Montoya (Bandera Roja), Pedro
Ortúzar (Campana Nueva), Gregorio Ortúzar (Tribuna Libertaria,
Agitación), Porfirio Soto (La Voz del Mar), Luis Soza Carmona
(Verba Roja), Daniel Reyes (El Andamio). Además, sabemos que
Enrique Arenas (El Surco, El Sembrador) murió en Valparaíso a
principios de la dictadura113. Con estos datos se puede advertir que
la mayoría de quienes administraban las iniciativas de propaganda
anarquista impresa durante los veinte, fueron perseguidos por el
gobierno ibañista, lo cual mermó considerablemente la capacidad
de difusión de éstos.
grupo de refugiados chilenos publicó Acción Directa en 1928. Víctor Muñoz, Ar-
mando Triviño, op. Cit.
113 Rebelión!, Santiago, Julio de 1928
115 Cámara de Senadores. Op. cit., sesión del 21/7/1920 y del 7/8/1920
116 Bayer Osvaldo, Los Anarquistas expropiadores y otros ensayos, Booket,
Buenos Aires, 2007
117 Grez, Sergio, Los anarquistas… op. cit.
118 El control contra los extranjeros perniciosos fue intenso. Algunos ejem-
plos de esto puede verse en los documentos enviados por la policía secreta al Inten-
dente de Santiago, especialmente el año 1920. Archivo Histórico Nacional, Fondo
Intendencia Santiago, v. 476, oficios 585, 662 y 568 del 17, 24 y 13 de marzo de
1920; AHN, AIS, v. 496, oficios 1025, 2161 y 881 del 28/6/1920, 25/9/1920 y
1/6/1920
119 La Ley prohibe la “entrada al país de los extranjeros que hayan sido
condenados o estén actualmente procesados por delitos comunes (...) de los que no
tengan o no puedan ejercer profesión u oficio que los habilite para ganarse la vida,
i de los que aparezcan comprendidos en alguno de los casos de enfermedad que
señala el inciso 2º del artículo 110 del código sanitario”. Igualmente, no permitía
“entrar al país a los extranjeros que practican o enseñan la alteración del orden so-
cial o político por medio de la violencia” así como el “avecindamiento de los que de
cualquier modo propagan doctrinas incompatibles con la unidad o individualidad
de la nación; de los que provocan manifestaciones contrarias al orden establecido;
de los que se dedican a tráficos ilícitos que pugnan con las buenas costumbres o el
orden público”. Ministerio de Justicia, Boletín de leyes, 1918, Santiago, Imprenta
Nacional, Tomo 2.
82 / Victor Muñoz
artículos de prensa, la protesta de anarquistas y socialistas a dicha
medida no fue escuchada y uno tras otro fueron siendo arrojados
del país los extranjeros perniciosos120. Entre 1918 y 1920 los
primeros expulsados fueron Casimiro Barrios (asesinado más
tarde por la dictadura de Ibáñez), Manuel Peña (español), Lorenzo
Loggia Fratti (italiano)121, Luis Quadri (italiano), Ramón Rusignol
(catalán), Mariano Rivas (argentino) Nicolás Gutarra (peruano),
Julius Muhlberg (estonio) y Tom Barker (inglés)122, y dos rusos
maximalistas123.
En el terreno del control de la propaganda impresa,
permanecía vigente la Ley de imprentas que controlaba las
publicaciones, censurando y persiguiendo a las que se consideraba
que llamaban a subvertir el orden, a la sedición, a la violencia, o
bien a la que manifestaba valores contrarios a la “moral y las buenas
costumbres”. La Ley de Imprenta databa de la Constitución de 1833
en donde se garantizaba la completa libertad para expresar opiniones
escritas. En 1872 dicha ley fue restringida y complementada con
una reforma llamada “Ley sobre abusos de la libertad de imprentas”,
la cual señala fuera de la ley a todos los escritos y publicaciones,
así como a sus gestores e impresores que representen o califiquen
dentro de los siguientes parámetros:
84 / Victor Muñoz
Anárquico de Estudios Sociales La Brecha. Con este ejercicio
pretendemos abordar las aristas judiciales y las formas en que dichos
procesos fueron abordados por los libertarios.
I
quique es una de las ciudades más simbólicas para la
historia del movimiento obrero y popular de la región
chilena. Hasta allí llegaron las repercusiones de la gran
huelga de 1890, la primera de carácter general registrada en la región
chilena. Allí se formó la primera mancomunal que actuando entre
los gremios porteños y pampinos dio ejemplos de organización al
resto del país. Allí los obreros pampinos fueron masacrados en la
tristemente célebre Matanza de la Escuela Santa María en 1907.
Allí se conformó el principal grupo precursor del Partido Obrero
Socialista (POS), posterior Partido Comunista de Chile. Allí el
radical Arturo Alessandri ganó fama y se hizo León.
Iquique era una ciudad convulsionada, fue epicentro del
auge del salitre y mientras éste fue el eje de la economía chilena, la
ciudad fue una de las urbes más importantes y activas de Chile. Allí,
una sociedad particular se conformó en base a la población peruana
que residía desde antes de la Guerra del Pacífico, a los chilenos, los
bolivianos y junto a ellos inmigrantes provenientes desde diversos
puntos del planeta. Desde coolíes de la China hasta yugoeslavos
expulsados de sus territorios de origen127. Y en esta ciudad multicolor
los libertarios no estuvieron ausentes y de hecho fue Tarapacá, uno
de los principales puntos de su propaganda impresa.
Los registros de actividad ácrata en Tarapacá, aunque
incipientes, datan de 1898, es decir, desde un tiempo muy temprano
en cuanto a la expansión general de La Idea en tierras chilenas. En
ese tiempo el escritor de origen peruano Mario Centore publicaba La
Voz de Abajo, periódico al cual no hemos tenido acceso, pero que,
sabemos, mantenía relación con los voceros ácratas de Santiago128.
Años más tarde puede registrarse una progresiva actividad de grupos
anarquistas en Iquique y en las oficinas salitreras de cercanas, al
tiempo en que la Idea se abría espacio entre los sindicatos obreros.
En Estación Dolores el Centro Libertario Luz y Libertad editó El
Obrero Libre (1903-1904). Un año más tarde integrantes del mismo
127 Sergio González, Hombres y Mujeres de la Pampa, LOM, Santiago,
2002
128 Pero no hay ejemplares de esta experiencia. Sergio Grez, Los anarquis-
tas… op. cit., p. 93
90 / Victor Muñoz
y grupos específicos frente a la IWW. En 1925, algunos anarquistas
que trabajaron en El Productor intentaron reagruparse y fundaron
El Obrero Marítimo, pero esta experiencia se esfumó tras solo dos
ediciones.
Además del Centro Anárquico La Brecha y de la IWW,
los anarquistas locales actuaron –muchas veces compartiendo
filiación- en otros tantos grupos de existencia variada y de disímil
características. En 1921 se formó el Cuadro Artístico José Domingo
Gómez Rojas, el que duró por lo menos hasta 1926. Destacaron en
el interior de este organismo Emilia Araya, Víctor López, Alejandro
Zavala, Guillermo y Justo Goicochea. Este último además desarrolló
una activa labor cultural de forma individual, dando conferencias
científicas, clases de música y publicando La Escuela Moderna
(1922-1923), un periódico de educación libertaria y racionalista129.
El Cuadro Artístico Gómez Rojas desplegó una amplia
actividad cultural. En 1922, por ejemplo, dio numerosas giras y
funciones gratuitas para los trabajadores de Tarapacá. Este grupo
también fue afectado por el fracaso en la huelga de 1923 y debido a
ello cayó en recesión hasta 1925. En este tiempo, según recuerdan
tiempo después, sus miembros se abocaron a reagrupar a la gente
del mar dispersas entonces por la pasada derrota. El Cuadro se
reorganizó a mediados del año 26 y en esta nueva época apostaron
por representar en el Teatro Municipal y Variedades de Iquique,
diversas obras dramáticas de contenido social, entre ellas: “La Voz
del Abismo”, “Los sin patria”, “Fin de Fiesta”, “Justicia”, “Los
Mártires”, “Las coyundas”, etc. Por aquellos días, además, las
actuaciones del Gómez Rojas eran amenizadas por los sones de “la
muchachada” del Centro Musical Los Bohemios130.
También existió el periódico Claridad que si bien no
hemos logrado consultar, sabemos, por referencias en otros medios
libertarios, que su director fue un simpatizante anarquista y que en
1922 llevaba 84 números publicados.
92 / Victor Muñoz
1000 pesos cada uno, una verdadera fortuna para la época. Debido
a esta circunstancia los demás miembros del La Brecha, realizaron
una campaña de solidaridad para recaudar fondos y denunciar la
situación133.
Como ya hemos adelantado, el grupo de propaganda
anarquista más activo en Tarapacá fue el que giró en torno al
Centro Anárquico La Brecha (1915-1926) y de los periódicos
que de allí nacieron. La gente ligada a este grupo fue la que dio
vida a Rebelión (1916), Pluma Rebelde (1917), El Surco (1917-
1921), El Sembrador (1922-1924) y El Surco (1925-1926). Después
de la dictadura ibañista y del período que aquí analizamos, estos
anarquistas también editaron La Brecha (1932-1933, 1935-1936,
1939-1940) y El Sembrador (1940). El motor de la mayoría de estas
iniciativas fue el obrero gráfico Enrique Arenas134, administrador de
casi todos los periódicos recién mencionados135.
A diferencia de la mayoría de los otros grupos de propaganda
anarquista que se dedicaron a la expresión impresa, la gente de
La Brecha poseía una imprentita propia, llamada El Progreso, en
la cual editaron sus publicaciones y los volantes de los gremios
afines. Esta imprenta, creemos, fue heredada del extinto periódico
anarquista antofagastino Luz y Vida (1908-1916)136. Debido a esta
posibilidad, muy pocas veces dependieron de talleres ajenos para
hacer sus trabajos. Y de hecho, solo lo hicieron cuando su imprenta
fue requisada por las autoridades, o cuando el material de su
máquina se descomponía por gasto del material137. A causa de esto
último en numerosas ocasiones se recurrió a erogaciones voluntarias
para reparar la imprenta o bien para adquirir una nueva. Aparte de
133 “Arbitrariedades”, Luz y Vida (Antofagasta), julio de 1916; “Comicios
contra el Gobernador”, La Aurora (Taltal), 19/5/1916
134 Su nombre de pila era Celedonio Enrique Arenas Robles, pero prefería
firmar como Enrique Arenas. “Los obreros de imprenta no han sido jamás políti-
cos”, La Voz del Grafico (Santiago), 1q/9/1938
135 José Federico Cortés fue uno de los anarquistas de más amplia trayecto-
ria en la región chilena. En 1935 editaba “Trabajo” en Iquique. “Trabajo”, La Voz
del Grafico (Santiago), 1q/7/1935
136 Ellos tenían una imprenta con ese nombre que fue comprada luego de
tres años de recaudación de fondos para tal fin. Los nexos entre Antofagasta e Iqui-
que eran fuertes y además Luz y Vida dejó de aparecer en 1916. “La imprenta obre-
ra”, Luz y Vida (Antofagasta), Mayo 1916
137 “Nuestra prensita”, El Sembrador (Iquique), 1/51924
94 / Victor Muñoz
Anárquico La Brecha también se extendió. Sin duda, los nexos
más cercanos estaban con los compañeros y compañeras de la
región argentina, sobre todo con los anarquistas que editaban La
Protesta, con la editorial Argonauta y por último, con la gente de la
Federación Obrera Regional Argentina –FORA-. Además llegaban
los saludos de los periódicos La Antorcha, El Peludo, Ideas de La
Plata, el vocero anarco feminista Nuestra Tribuna, coordinado en
Necochea por Juana Rauco. Existían vínculos también con el Grupo
de Propaganda Internacional y el Grupo Más Allá, el Comité de
Agitación Pro Libertad de los Anarquistas en Rusia y con el Centro
Anárquico Antonio Loredo de Rosario.
En Estados Unidos el principal nexo era José Chamorro y
José Marinero (aunque es probable que ambos sean uno solo). Con
Bolivia hubo una estrecha relación de difusión y hasta de amistad
con varias entidades altiplánicas. Desde allá llegaban cartas y
colaboraciones de Luis Cusicanqui por la Agrupación La Antorcha,
de Guillermo Palacios por el Grupo Redención, y del español
Nicolás Mantilla, residente entonces en La Paz. Con la región
peruana el nexo era mediante la Federación de Trabajadores de la
Construcción de Arequipa y la Agrupación Libertaria Inquietud de
Lima; en Uruguay con los periódicos Acción Cultural y El Hombre
de Montevideo; en Paraguay con la Agrupación El Combate de
Asunción142.
Según un parte judicial cursado a sus gestores, ya a principios
de 1916 funcionada en Iquique el Centro Anárquico La Brecha,
cuyos fundadores fueron el obrero de origen peruano Julio Rebosio
y el mencionado Enrique Arenas143. El Centro fue un espacio de
difusión cultural y de propaganda del ideario libertario. Cada cierto
tiempo organizaba conferencias en Iquique y giras de divulgación
hacia los pueblos, puertos y oficinas salitreras de Tarapacá. En
septiembre de 1922, por ejemplo, inició una serie de “matinees”
públicos en los cuales participaron Arenas y Justo Goicochea,
poeta y educador racionalista, cercano tanto a socialistas como a
142 Sobre estos personajes y su actuación ver Guillermo Lora, Historia del
Movimiento Obrero Boliviano 1923-1933, Los Amigos del Libro, La Paz, 1970
143 Parte judicial en contra de Julio Rebosio; Iquique, 23 de mayo de 1916.
volumen 29-1916, Archivo Regional de Tarapacá. Citado por Jorge Said Barahona
en, “Entre banderas blancas y anarquismo”, Universidad Bolivariana, Iquique.
96 / Victor Muñoz
EL SURCO (1917-1921)
148 “Patriotismo o imbecilidad”, “Los sucesos del sábado 23”, (edición ex-
traordinaria), “Los sucesos del 23” y “La edición extraordinaria”, El Surco (Iqui-
que), del 15 y 30 de noviembre, y del 15 de diciembre de 1918
149 “Señores ministros de la corte”, El Despertar de los Trabajadores (Iqui-
que), 3/12/1918
150 “Por la Internacional Obrera” (original de La Protesta, Lima), El Des-
pertar de los Trabajadores (Iquique), 31/12/1918; El Socialista (Antofagasta),
23/1/1919; ¡Adelante! (Talcahuano), 11/1/1919
98 / Victor Muñoz
denunciado por repartirlo en una farmacia. La culpa sin embargo,
no recayó en Toledo, la responsabilidad fue atribuida al anarquista
catalán Ramón Rusignol (nexo entre Toledo y El Surco-La Protesta).
Rusignol fue condenado en primera instancia a cumplir 541 días de
extrañamiento por sedición en un juicio que, según los anarquistas,
era todas luces falto de pruebas. Por su parte Carlos Vicuña, abogado
de anarquistas, diría en la defensa que aquellos volantes no eran ni
subversivos ni atentatorios contra el país, se trataba más bien de
la difusión de “resistencia pasiva” contra la guerra. El documento
inculpador señalaba:
EL SEMBRADOR (1922-1924)
EL SURCO (1924-1926)
171 “Balance del comité progresos por cuestiones sociales”, El Surco (Iqui-
que), 28 de marzo 1921
“Considerando:
.....
E
l estudio de los grupos de propaganda anarquista impresa
durante las primeras décadas del siglo XX ha podido dar
luces sobre una serie de aspectos que ella involucró. Se
ha señalado el rol que le correspondió entre los trabajadores y su
mundo cultural en tanto expresión de una de las tendencias que
mayor influjo tuvo entre estos y los estudiantes durante los años
reseñados. Y de la información obtenida podemos esbozar ciertas
conclusiones que servirán, o pueden hacerlo, de base a futuras
investigaciones.
Se ha establecido que la relación de la propaganda
anarquista impresa y el Estado varió entre la tolerancia y el
conflicto, siendo predominante el primero, puesto que la represión
se circunscribió a casos particulares, que en todo caso no fueron
pocos, y solo se desenvolvió a nivel general en determinadas
coyunturas conflictivas. Aunque en ellas se haya llegado a extremos
dramáticos, como la destrucción extrajudicial de material de
imprentas en los allanamientos, tanto los anarquistas aceptaron
las leyes de imprenta y cumplieron con ella, como los aparatos del
Estado permitieron que ésta se desarrollase, a pesar de que desde
la propaganda anarquista se predicaba la subversión del orden
establecido. Por lo menos así fue mientras no existió estado de sitio
o persecución sistémica como en tiempos de Ibáñez (1927-1931).
Por otra parte, queremos remarcar el hecho de que los
anarquistas se valieron de la legalidad para defenderse del mismo
Estado chileno. Es decir, a pesar de que en varios momentos
actuaron clandestinamente o en abierta enemistad con el Gobierno,
en cada proceso judicial (casi todos) recurrieron a presentarse como
víctimas de injusticias, víctimas de una errónea interpretación de la
Ley. Esa fue la defensa que hicieron sus abogados que, por cierto,
en su mayoría no eran libertarios. En muchas ocasiones se fugaron
antes de caer en manos del Estado, pero una vez en poder de la
justicia estatal, casi siempre intentaron zafarse recurriendo a los
resquicios legales.
Quedan abiertas ciertas interrogantes que, de ser cubiertas,
arrojarán importantes datos para mejor entender a la misma
I.- IMPORTADOS