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Cuando las bombas son de papel
Víctor Muñoz Cortés

Miembro del grupo coordinador del periódico


anarquista El Surco y del Archivo Histórico La Revuelta
de Santiago.

Libros:
- Armando Triviño: Wobblie. Hombres, ideas y pro-
blemas del anarquismo en los años veinte, Editorial Qui-
mantú, Santiago, 2009.
- Cuando la patria mata. La historia del anarquis-
ta Julio Rebosio Barrera (1915-1920), Editorial USACH,
Santiago, 2011.

Artículos impresos:
- “1º de Mayo de 1899: Los anarquistas y el ori-
gen del día del trabajador en la región chilena”, en Varios
Autores, Los orígenes del Primero de Mayo. De Chicago a
América Latina (1886-1930), Editorial Quimantú, Santia-
go, 2010. Re-editado en 2012 desde Por la libertad Edicio-
nes, Santiago.
- “Arde la Patria: Los trabajadores, la Guerra
de don Ladislao y la construcción forzosa de la nación en
Chile (1918-1922)”, en Praxis en la historia nº7, mayo
2012, Lima.
- “Cuando las bombas son de papel. Los trabaja-
dores, el Estado y la propaganda anarquista impresa. (Re-
gión chilena, 1915-1927)”, en Seminario Simón Collier
2010, Instituto de Historia PUC, Santiago, 2011.
Cuando las bombas son de papel
El Estado y la propaganda anarquista impresa.
(Región chilena, 1915-1927)

Victor Muñoz Cortés


EDICIONES ACEFALO
2013 / TALCA

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edicionesacefalo.blogspot.com
acefalo.ediciones@gmail.com

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NINGÚN DERECHO RE-


SERVADO
..........................................................
El espíritu de esta editorial es fo-
mentar el suicidio de Occidente, el
degollamiento de la palabra, la gran
catarsis frenética de la muchedum-
bre de las urbes. No procuramos
rendir culto a ninguna ideología,
nos arrojamos desesperanzados a la
vida, sin timón y en el delirio, con el
hocico roto de tanto golpe, pero aún
así resurgimos desde los abismales
rincones de la ciudad con el alma
embravecida.
NOTA EDITORIAL

S
omos un grupúsculo de individuos confinados en la región del
Maule, pequeño terruño del planeta que cuelga como mur-
ciélago en las australes tierras del continente americano, que
por la ruleta caótica del azar se agruparon con la finalidad de entre-
gar material literario que contribuyera a la conciencia crítica de las
personas que habitan el siglo XXI. Radicamos en tierra de nadie y
buscamos expandirnos como una pandemia por todos los rincones
de América Latina.

Somos una organización horizontal, sin patrones ni subordinados.


Hemos quebrado todo esqueleto de jerarquía para quedarnos así, sin
cabeza. Somos uno y somos miles a la vez, cada sujeto con su propia
cosmovisión de la vida, no nos ata ninguna cadena, aceptamos la
absoluta libertad del pensamiento y no procuramos instaurar nues-
tra visión a ningún individuo, de ahí nuestro odio por la autoridad
y el poder, porque consideramos que los personeros que defienden
estas esferas someten a millares de personas, a través de mecanis-
mos coercitivos, de ignorancia y adoctrinamiento, a una visión del
mundo que va en beneficio directo de sus privilegios como clase
burguesa.

No creemos ni en sinagogas ni catedrales, la política partidista nos


parece un guiñol nefasto de las cúpulas empresariales, las fuerzas
armadas nos simulan escudos hediondos a patria y martillo enca-
denado, el sistema empresarial planetario se presenta ante nosotros
como un panorama desolador y catastrófico. Estamos solos, sin dios
ni amo, pequeñas partículas que pretenden convertirse en un germen
que explote en las ciudades.
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Agradecemos a Victor Muñoz Cortés
por facilitarnos su texto,
con el fin de reproducirlo y difundirlo.
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E
s urgente entender, sobre todo cuando la idealización abun-
da, que a distintos contextos históricos, hay que dar distintas
respuestas. Las soluciones efectivas de ayer no tienen porqué
serlo hoy. Y sin embargo, escarbando y escarbando algo podemos
encontrar. No para repetir, insisto, pero si para entender las diver-
sas lógicas en que se desenvuelven las experiencias individuales y
colectivas. Y si estos problemas hacen referencia al anarquismo, es
muy probable que tales informaciones nos puedan servir un poco.

Ante el paso del tiempo y la trasformación del mundo y sus
dinámicas, las anarquistas necesitamos constantemente botar lo in-
necesario y buscar lo útil para enfrentar cada particular desafío que
se nos cruza con mayores posibilidades de vencerlos, entendiendo
que ninguna respuesta es universalmente efectiva y que sin pensar-
nos críticamente, el avance será imposible.

Y bueno, así invitamos a leer esta pequeña investigación. A
los muertos no se les debe idolatrar. Pero quizás estudiando la forma
en que encararon su mundo, podemos encontrar alguna cosa útil
para golpear mejor en esta tardecita.

Agradezco a mucha gente que alimentó mi vida mientras re-
dacté esto. Ellos saben quienes son. Y también a Ediciones Acéfalo
por solicitarme el texto para su difusión. Esperamos que su crítica
lectura nos haga un poco de sentido.

Salud y anarquía

Víctor
Santiago, octubre de 2012
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Para Alex

“Nosotros florecemos, cuajamos


bombas para la revolución social, por la
liberación íntegra del proletariado, de la
humanidad en el comunismo anárquico.
Ved, hermano, he aquí una, de mecha
crepitante, es de papel, tinta y dinamita
cerebral, ¡estalla!...”
(Armando Triviño, Santiago, 1919)
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INTRODUCCIÓN.

H
ace más de un siglo el anarquismo fue uno de los
idearios revolucionarios que más se compenetraron
en el interior del mundo de las organizaciones
laborales y estudiantiles del país, alarmando como hoy a muchos
de sus contemporáneos1. Durante estos últimos años ha sido posible
contemplar cierta visualización del movimiento libertario, ideario
que parecía extinto hace décadas, quizás con los primeros años de
la CUT2. Paralelo y posiblemente relacionado a ello, el estudio de
su pasado ha despertado el interés de numerosos investigadores que,
uno a uno, han contribuido a rescatar las historias de estos hombres
y mujeres del recurrente olvido historiográfico al que por varios
motivos, políticos sobre todo, habían sido relegados3.
Este trabajo intenta abordar una de las numerosas aristas
que el estudio de los anarquistas nos puede entregar: su propaganda
impresa. Como todo ideario político, el movimiento libertario, se
valió de diversos medios para difundir sus propuestas. En el caso
de los anarquistas chilenos de principios del XX, éstos utilizaron
desde las conferencias públicas, los centros de estudios sociales
o las veladas filodramáticas, hasta la edición de volantes, libros
y periódicos, pasando por la propaganda “por el acto”4 y “por el
* Este texto fue redactado el 2009. Ha sido ligeramente revisado para esta
edición. Existe una versión resumida en www.pacarinadelsur.com. En la presente
se agregan otros capítulos y anexos.
1 Sobre la imagen y estereotipos que suelen crearse en torno a ellos ver:
Robert Kedward, Los Anarquistas. Asombro del mundo de su tiempo, NAUTA,
Barcelona, 1970
2 Sobre el anarquismo de los años cuarenta en adelante resulta útil la in-
formación de Felipe del Solar y Andrés Pérez en, Los Anarquistas. Presencia liber-
taria en Chile, RIL, Santiago, 2008
3 Sergio Grez, Los anarquistas y el movimiento obrero. La alborada de
“la Idea” en Chile, 1893-1915, LOM, Santiago, 2007. En sus páginas introduc-
torias es posible revisar dicho olvido orquestado principalmente desde la escuela
marxista clásica.
4 O “por el hecho”. Aunque es muy discutible puede relacionarse este tipo
de propaganda con los atentados realizados por Efraín Plaza Olmedo y Antonio
Ramón Ramón, el uno dando muerte a dos jóvenes en pleno Santiago y el segundo
hiriendo al general Silva Renard, responsable de la Matanza de la Escuela Santa

Cuando las bombas son de papel / 15


ejemplo”5, diseminando sus expresiones en variadas y multiformes
estrategias.
La presente investigación aborda la situación legal de la
prensa anarquista que circuló entre los trabajadores y estudiantes
de la región chilena durante la segunda y tercera década del siglo
XX y la relación entre ésta y el Estado de Chile. Centraremos
nuestra atención en los grupos de propaganda anarquista impresa,
es decir, aquellas colectividades que dedicaron sus esfuerzos
a crear periódicos y editar folletos o libros, básicamente, por ser
estos los principales promotores culturales de los libertarios.
Caracterizaremos a los grupos que funcionaron en la región chilena
desde 1915 a 1927, situándolos en el esquema de los conflictos
sociales contemporáneos6. Puntualizaremos las relaciones entre
la propaganda anarquista y su situación legal, centrándonos en
los mecanismos de control desde la autoridad. Esto será resuelto
mediante el uso de fuentes de carácter institucional (leyes y decretos,
María de Iquique. Ver Alberto Harambour, “Jesto y palabra, idea y acción. La histo-
ria de Efraín Plaza Olmedo”, en Colectivo Oficio Varios, Arriba Quemando el Sol.
Estudios de historia social chilena: experiencias populares de trabajo, revuelta y
autonomía (1830-1940), LOM, Santiago, 2004 y Igor Goicovic, Entre el dolor y la
ira: la venganza de Antonio Ramón Ramón. Chile 1914, Universidad de Los Lagos,
Osorno, 2005.
5 Dicho aspecto no ha sido abordado en Chile con dedicación. Existe un
acercamiento desde la moral respecto al antialcoholismo anarquista en Eduardo
Godoy, “El discurso moral de los anarquistas chilenos en torno al alcohol a comien-
zos del siglo XX” en Alcohol y Trabajo. El alcohol y la formación de las identida-
des laborales Chile Siglo XIX y XX, Editorial Universidad de Los Lagos, Osorno,
2008
6 Osvaldo Arias Escobedo, La Prensa Obrera en Chile. 1900-1930, Ariad-
na, Santiago, 2009; Guillermo Sunkel, Razón y pasión de la prensa popular, ILET,
Santiago, 1985; Antonio Godoy, “El caso de la prensa anarquista, en la prensa
obrera”, en Investigación y Crítica Nº 4, Santiago, 2000; Gustavo Ortiz y Paulo
Slachevsky, Un grito de libertad: la prensa anarquista a principios del siglo en
Chile (1897-1907), Memoria de título de periodismo, Universidad de Chile, 1991;
Benjamín Ahumada Álvarez, La agitación 1901-1904: un caso de prensa anar-
quista en Santiago de principios de siglo XX, Tesis Licenciatura en Comunicación
Social, ARCIS, 2003; María Gajardo Muñoz, Revisión de la teoría: presencia y
desarrollo en Chile del anarquismo a través de la revista “Claridad” (1920-1923),
Tesis Magíster en Literatura, USACH, Santiago, 2001; Mónica Jaramillo, Roberto
Manríquez y Ximena Souza, El estado contra la prensa anarquista: el caso “Verba
Roja”, Tesis Periodismo, USACH, Santiago, 1997; Francisco Navarrete, Represión
Política a los Movimientos Sociales; las técnicas Represivas del Poder en Chile.
Santiago 1890-1910, Tesis Licenciado en Historia, PUC, Santiago, 2000

16 / Victor Muñoz
comunicados de intendencia, informes de policía, etc.). Por último,
especificaremos las respuestas de los grupos de propaganda
anarquista (y sus medios de protección) frente al Estado, lo que será
abordado a partir del uso de documentos judiciales como son los
alegatos y defensas en Tribunales, por ejemplo.
Hemos ordenado nuestra exposición de tal forma que se
comenzará por las generalidades meramente descriptivas hasta
llegar a los conflictos específicos entre el Estado y los anarquistas a
raíz de sus publicaciones de propaganda impresa. Iniciaremos dando
una somera y general revisión al estado del movimiento anarquista
del período (1915-1927). Luego relacionaremos la propaganda con
el mundo de la cultura libertaria y desde allí nos sumiremos a los
grupos de propaganda impresa. Después situaremos a estos grupos
y publicaciones frente a tres coyunturas conflictivas específicas, el
Proceso contra los subversivos (1920), el Ruido de Sables (1924) y
los primeros días de la dictadura ibañista (1927). La idea es analizar
periodos en los que la propaganda anarquista impresa fue afectada
en su generalidad para caracterizar la forma en que se desenvolvía
en este tipo de circunstancias. A continuación avanzaremos
al estudio detenido de un grupo de propaganda anarquista en
particular, el Centro Anárquico de Estudios Sociales La Brecha de
Iquique. Organización que dio a luz varias publicaciones libertarias.
Mediante su individualización y la descripción de algunos procesos
judiciales en su contra, esperamos introducirnos en las querellas
legales entre Estado y propaganda anarquista de forma más o
menos detalla. Con toda la información obtenida y desarrollada
durante dicha exposición, concluiremos este escrito sintetizando los
descubrimientos y esbozando las posibles problemáticas abiertas.

Cuando las bombas son de papel / 17


LOS GRUPOS Y ESPACIOS DE PROPAGANDA
ANARQUISTA CRIOLLA.

E
l anarquismo comenzó su época de expansión en
el país en los últimos años del siglo XIX, logrando
introducirse durante las tres décadas siguientes y
de forma progresiva en el mundo de las organizaciones sindicales
y culturales de trabajadores y estudiantes. Por ser múltiple las
expresiones del movimiento libertario y escaso el espacio del que
disponemos, nos centraremos en su presencia en el interior del
mundo del trabajo. En este terreno fueron los principales precursores
de las llamadas sociedades de resistencia, entidades protosindicales
que se concentraban en la lucha económica más que en las labores
mutualistas (como el ahorro) predominantes entonces entre las
colectividades obreras. Dicha propuesta logró echar raíces entre
varios gremios de trabajadores, cuestión que por ejemplo, permitió
que en 1905 se fundara la Federación de Trabajadores de Chile
(FTCH), agrupación en la que confluyó la mayoría de los sindicatos
de este tipo7. Ese primer impulso fue detenido, como sucedió en
general con las organizaciones laborales, con la Matanza de la
Escuela Santa María en Iquique en diciembre de 1907, en donde
el Ejército de Chile asesinó a cientos de trabajadores en huelga8.
Aunque, no obstante, los anarquistas continuaron publicando sus
periódicos (Ej. La Protesta).
En diciembre de 1911 el anarquismo resurgió alarmando
a la sociedad capitalina cuando unas bombas estallaron en un
Convento. La responsabilidad fue atribuida a los libertarios y se
siguió un proceso judicial contra la Sociedad de Resistencia Oficios
Varios (SROV) y también al vocero ácrata La Protesta9. Al año
7 Sobre el sindicalismo anarquista ver Sergio Grez, Los Anarquistas, op.
Cit., y Peter DeShazo, Trabajadores urbanos y sindicatos en Chile. 1902-1927,
DIBAM, Santiago, 2007 y Jorge Rojas, La Dictadura de Ibáñez y los sindicatos.
1927-1931, DIBAM, Santiago, 1993
8 Eduardo Devés, Los que van a Morir te Saludan, Documentas, Santiago,
1989
9 Alberto Harambour, “La Sociedad de Resistencia Oficios Varios y el
“horizonte anarquista”. Santiago, 1911-1912”, en Stecher Lucía y Cisterna Natalia,
América Latina en el Mundo. Exploraciones en torno a identidades, discursos y

18 / Victor Muñoz
siguiente el fenómeno de preocupación se agudizó con las masivas
manifestaciones obreras del Primero de Mayo y los insolentes
carteles anarquistas exhibidos allí, y meses más tarde –en julio-
con el atentado del ácrata Efraín Plaza que costó la vida de dos
jóvenes “burgueses” en el centro de Santiago10. Mientras tanto, en
el terreno económico, las sociedades de resistencia comenzaron
a rearticularse y a fines de 1913 y en el contexto de una huelga
general contra la aplicación de una Ley de retrato obligatorio en
ferrocarriles, lograron fundar en Valparaíso la Federación Obrera
Regional Chilena (FORCH), similar a la trasandina FORA y la
peruana FORP11. Dicho organismo dio un nuevo impulso a las
agrupaciones anarquistas criollas, no obstante pronto su actividad
comenzó a decaer y ya en 1917 su vida era lánguida. El fracaso en la
segunda huelga general contra el retrato forzoso ocurrida ese último
año, sepultó finalmente a la Regional.
Los intentos para reunir a las entidades de corte
anarcosindicalista a gran escala no cesaron y pronto los mismos
gremios marítimos de Valparaíso originaron una nueva y entonces
novedosa propuesta: adherir al sistema industrialista (superando al
de “oficios”) que proponía la organización de origen norteamericano
Industrial Workers of the World (IWW). Dicha invitación madurada
en el interior de una convención de la Sociedad Gremial de Gente
de Mar en 1918 fue presentada a las demás federaciones y sindicatos
ácratas del país acordándose realizar una convención para echar las
bases a este nuevo organismo. El llamado tuvo éxito y en diciembre
de 1919 quedó constituida en Santiago, la sección chilena de los
Trabajadores Industriales del Mundo-IWW. Pronto la organización
se extendió a otras zonas del país formando uniones locales desde
Iquique hasta Corral. Por algún tiempo sus métodos tuvieron éxito,
venciendo sus afiliados en varios conflictos sindicales12. No obstante,
genealogías, CECL- U. de Chile, Santiago, 2004
10 Alberto Harambour, “Jesto i palabra, idea i acción…”, op. Cit.
11 Sobre las huelgas contra el retrato forzoso y la importante actuación de
los anarquistas en ellas ver Camilo Plaza, “¡Abajo la marca humana! El Estado, los
trabajadores y el retrato en disputa (1913 y 1917)”, Informe de Seminario sobre
la Cuestión Social, a cargo del profesor Julio Pinto, Universidad Católica, 2008 y
Eduardo Godoy, “1907 (Iquique) y 1913 (Valparaíso): Debacle y Rearticulación.
Dos Hitos en la Historia del Movimiento Obrero - Popular Chileno”, (inédito).
12 Para la IWW ver Mario Araya, Los wobblies criollos: Fundación
e ideología en la Región chilena de la Industrial Workers of the World (1919

Cuando las bombas son de papel / 19


su labor fue detenida de golpe durante 1920 cuando se le siguió un
proceso por ser considerada una entidad ilícita.
Pasado el tiempo de la persecución abierta, el sindicalismo
anarquista se vio envuelto en una cruda polémica interna. A la IWW
comenzaron a llover críticas de organizaciones laborales libertarias
que no comulgaban con su industrialismo y que además la acusaban
de centralista, caduca y autoritaria. Quienes lideraron la oposición
a la IWW, siempre anarquistas e influenciados por el federalismo
trasandino de la FORA, terminaron refundando en febrero de 1926
una nueva versión de la FORCH13.
Aparte de estas organizaciones y centrales sindicales la
influencia anarquista también se materializaba en otros gremios y
federaciones, principalmente entre zapateros, obreros portuarios,
profesores normalistas, obreros de imprenta, panaderos y
trabajadores de la construcción14. Las luchas al final del período
que estudiamos, aparte de las económicas contra los patrones,
se concentraban básicamente en el combate a las leyes sociales
(reformas de 1925) que según los libertarios amenazaban la
autonomía de los trabajadores. Además, se vieron mezclados en
conflictos de los arrendatarios, en las campañas internacionales por
la libertad de Sacco y Vanzetti y por los anarquistas de la FORA,
perseguidos entonces allende los Andes. La dictadura de Ibáñez
(1927-1931) persiguió a los libertarios, anulando su actividad
pública. Los anarquistas combatieron clandestinamente a Ibáñez
internando propaganda al país (Ej. el periódico Rebelión! y Siempre)
y agitando entre los trabajadores. Solo en 1931 y tras la caída del
dictador, comenzará la rearticulación.

–1927). Tesis de Historia, ARCIS, 2008; Peter DeShazo, op.cit.


13 “Federación Obrera Regional Chilena”, El Surco (Iquique), 12/4/1926
14 Peter DeShazo, op. Cit.: Jorge Rojas, op. cit.

20 / Victor Muñoz
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I
CULTURA Y ESPACIOS DE PROPAGANDA
ANARQUISTA.
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M
ientras en el escenario social las propuestas
orgánicas y tácticas de los anarquistas
se compenetraban entre los trabajadores
orientándolos en el camino de la acción directa y apartándolos de
la política electoral, en el terreno cultural su labor iba en ascenso,
y quizás –entre 1917 y 1923- a su cenit. Por toda la región chilena
había agentes difusores de “la Idea”. Algunos creaban o bien
distribuían periódicos y folletos, otros actuaban en los sindicatos
o entre los estudiantes, unos animaban centros de estudios sociales
y librerías. De diversas formas la sociedad que habita en la región
chilena, sobre todo los trabajadores, recibieron las ideas libertarias.
Cautivándose algunos, horrorizándose otros15.
La producción cultural impresa anarquista que circuló
entre los libertarios y los sectores en los cuales estos influían, fue
profusa y variada. Si bien la recepción no debió ser muy masiva,
según lo que se deduce en sus tiradas, la oferta no distaba en esencia
(pero si en cantidad) de la que se podía hallar en Buenos Aires o
en Barcelona, centros libertarios por excelencia. La distancia con
Europa, la principal fuente de material ideológico del movimiento,
no fue impedimento para que llegara información y lecturas bastante
actualizadas de lo que allí y en otros confines ocurría y se debatía
en torno al anarquismo. Los libertarios utilizaron prolijamente
complejas redes internacionales de intercambio de material
ayudándose de los inmigrantes que confluían en el movimiento para
traducir textos en lenguas extranjeras. También estudiaron y usaron
el esperanto, el idioma universal (La Batalla)16.
La principal vía de alimentación teórica entre 1915 y
1927 era la ruta Europa-Buenos Aires-Santiago, aunque también
era importante aquella proveniente desde los puertos del Pacífico,
sobre todo a partir de 1918 cuando la IWW norteamericana trabó
contacto con los libertarios de Valparaíso. La conexión permanente
con compañeros y organizaciones de la región argentina (como la
F.O.R.A. la editorial Argonauta y el diario La Protesta de Buenos
Aires) enriqueció y actualizó de manera notoria la oferta de impresos

15 Sobre el teatro libertario, aunque tiene bastantes imprecisiones, sigue


siendo útil la investigación de Sergio Pereira, Antología crítica de la dramaturgia
anarquista en Chile, USACH, Santiago, 2001
16 Christian Ferrer, Cabezas de Tormenta, Libros de Anarres, Buenos Ai-
res, 2004

Cuando las bombas son de papel / 25


libertarios a nivel local.
Además de los “clásicos” Proudhon, Bakunin y Kropotkin,
se leía bastante a Fauré, Malatesta, a los Flores Magón, Fabbri,
Gori, Hamon, González Pacheco, Mella, Ramus, Reclus, Rocker,
Tolstoy, Zola, Urales y otros tantos como el naturalista Darwin,
France, Spencer o Nietzsche17. A parte de los tradicionales temas
doctrinarios (contra el Estado, la patria, la política electoral, el
militarismo, la religión o la economía capitalista) los libertarios
leían bastante poesía, cancioneros revolucionarios, novelas realistas,
temas científicos18. Por otra parte, la producción local fue bastante
rica, desmintiéndose el permanente mito de que los anarquistas
eran exclusivamente extranjeros o bien, que estos solo reproducían
acríticamente lo que llegaba desde Europa. Cabe destacar en este
aspecto las obras de diversos libertarios criollos como Julio Rebosio
(Sindicalismo Revolucionario) y Armando Triviño (Arengas, Lo
que oyó y vio Juan Pueblo, La IWW en la teoría y en la práctica,
Cancionero Revolucionario, Los Cuervos), Manuel Márquez
(Palabras a las Mujeres, Mi palabra Anarquista), Evangelina
Arratia (El Comunismo en América), Federico Serrano (Al correr
la pluma, Odisea de un Luchador), el poeta José Domingo Gómez
Rojas (Rebeldías Líricas), Julio Navarrete (Hacia la Anarquía),
Luís Heredia (Como se construirá el socialismo), Gregorio Ortúzar,
Juan Segundo Montoya (A los Campesinos, Cocina Naturista), y
otros tantos19. En el teatro destacaron el citado Triviño y Antonio
Acevedo Hernández, y el profesor Eulogio Larraín, entre otros
tantos. En las letras, no debe olvidarse que dos premios nacionales
de aquella materia fueron activos anarquistas en estos años y su
obra debe bastante a estas experiencias. Hablamos, por supuesto, de
Manuel Rojas y José Santos González Vera.
17 Información extraída de una lista de publicaciones locales y extranjeras
confeccionada en base a los libros que se ofrecían en los periódicos anarquistas de
Chile entre 1915 y 1927, anexada en la versión original de esta investigación. Lista
demasiado extensa para el espacio del que disponemos.
18 Entre estos últimos, resulta significativo para la época (1926) la lectura
de títulos como “Huelga de Vientres”, folleto editado en Valparaíso y dirigido –
como ellos lo indicaran- “a impedir el embarazo no deseado o a limitar la pro-
creación de los hijos”. O también “Cocina Naturista” del libertario Juan Segundo
Montoya en los años treinta, destinado a entregar una dieta acorde al hombre del
futuro.
19 Ídem, nota 17.

26 / Victor Muñoz
Con esta rica y actualizada oferta de material doctrinal los
grupos de propaganda anarquista impresa dedicaron sus esfuerzos
a crear y mantener periódicos y también a editar folletos para dar
a conocer el ideario. Fueron más de 50 los periódicos anarquistas
que hubo en la primera mitad del siglo XX, sólo en el país. Por lo
general duraban un par de años aunque algunos lograron pasar la
década. El de más prolongada existencia –sin contar los sindicalistas
con influencia libertaria- fue “La Batalla” que se editó primero en
Santiago (1912-1916) y luego en Valparaíso hasta 1925. Las tiradas
en promedio eran cercanas a los 2000 ejemplares aunque a veces
eran mayores, como la del periódico Acción Directa, órgano de los
IWW, el que a mediados de 1921 tiró 10 mil copias. Comúnmente
salían de forma quincenal aunque algunos tenían un tramo entre una
edición y otra más pequeño. El Sembrador, por ejemplo, logró en
1923 salir todas las semanas sin interrupción20.
En cuanto a las editoriales hay que advertir que muchas
veces eran cercanas a periódicos o bien a organismos obreros
libertarios, pero también hubo varias que laboraron de forma
autónoma. La editorial más importante de la región chilena fue sin
dudas “Lux”, creada por los IWW en 1920. En 1923 ya había editado
70 mil copias de diversos autores libertarios y lo continuó haciendo
por algunos años más. Lux, por ejemplo, editó en 1921 cuatro mil
copias de La Conquista del Pan y en 1925, contando reediciones,
había publicado 20 libros21.
El pilar fundamental de todas las iniciativas de difusión
cultural e ideológica de los anarquistas fueron los grupos de
propaganda. Por lo general los que se dedicaban a la divulgación
impresa estaban compuestos por un reducido grupo de miembros
que, a juzgar por los datos recogidos, oscilaban entre los 2 y las
15 personas –excluyendo a los centros de estudios sociales que
solían ser más grandes-. Aunque también es preciso indicar que no
faltaron casos en que el foco de producción de cultura impresa fue
obra de dos e, incluso, un solo anarquista. Paradigmático en este
sentido fue la actuación de los “paqueteros”, hombres y mujeres que

20 La información es extraída de todos los periódicos y revistas anarquistas


de los años 1915 a 1927, disponibles en la Biblioteca Nacional de Santiago.
21 Ver nuestro trabajo Víctor Muñoz, Armando Triviño: wobblie. Hombres,
ideas y problemas del anarquismo de los años veinte, Quimantú, Santiago, 2009

Cuando las bombas son de papel / 27


en cualquier parte del territorio recibían periódicos anarquistas de
otras ciudades y países para difundirlos a nivel local. Un paquetero
podía ser perfectamente el difusor de uno o cinco voceros al mismo
tiempo.
Los grupos de propaganda anarquista usualmente estaban
ligados a los gremios en los que participaban sus miembros, como
los cargadores y lancheros en Iquique y en Valparaíso o los zapateros
en Santiago, por ejemplo. En ocasiones un grupo de propaganda
podía editar folletos y publicar a la vez algún vocero, como en el
caso de El Sembrador-Suplemento de Valparaíso (1925-1927).
Para hacernos una idea de cómo auto-concebían los grupos
de propaganda su labor y de cómo pretendían llevarla a cabo,
citamos a continuación un documento que no obstante ser de un
año y una ciudad en particular, 1912 y Santiago, sintetizan más o
menos el carácter cultural, ideológico y orgánico de los grupos de
propaganda que existieron en la región chilena.

“CONVENIO DE ORGANIZACIÓN DEL


GRUPO “EL PRODUCTOR”

Este grupo, contrario a todo partido


político burgués u obrero, tiene por objeto:
Vulgarizar el estudio de la Sociología en
particular y de la literatura en general, ilustrar
a los trabajadores, despertándoles el gusto por
la lectura, para sustraerlos de la perniciosa
influencia de la ignorancia y del vicio que los
degenera y envilece; formar conciencia de clase
a fin de que cada obrero aprenda a conocer sus
derechos y se ejercite en buscar los medios con
que ha de conquistar su bienestar; interesar a los
hombres generosos y de sano criterio, en el estudio
de los problemas sociales.

28 / Victor Muñoz
MEDIOS DE LUCHA

Para realizar este objetivo, se propone usar


de los siguientes medios que podrán ser ampliados
o modificados cada vez que las circunstancias lo
exijan.
Sostener un órgano de publicidad
que refleje las aspiraciones de los oprimidos,
denunciado al pueblo los actos de barbarie que se
comploten en su contra, señalando a los principales
actores, hasta que llegue a convencerse de quienes
son sus verdugos y explotadores.
Publicar periódicamente folletos de
propaganda emancipadora de los dogmas
religiosos, de la farsa política y de la explotación
capitalista.
Celebrar privada o públicamente lecturas o
conferencias sobre temas relacionados con los
problemas sociales.
Crear una biblioteca, donde se encuentre
toda clase de periódicos, libros, folletos y revistas
de Sociología, Ciencia y Filosofía, que estarán a
disposición de cuantos lo deseen22.

Los grupos de propaganda anarquista impresa giraron


principalmente en torno a la creación y difusión de periódicos, libros y
folletos. A su vez y dado a las diferencias materiales que señalaremos
más adelante, quisimos distinguir dos tipos de focos productores
de cultura impresa: grupos de propaganda anarquistas específicos
y entidades de propaganda desde espacios anarcosindicalistas. Los
primeros involucran a grupos que sin desentenderse completamente
de los organismos de trabajadores o estudiantes afines, no dependen
de los lineamientos de aquellos ni de su financiamiento directo:
son grupos doctrinarios y no necesariamente sindicalistas. La
propaganda desde el anarcosindicalismo por su parte, involucra a los
voceros y las empresas editoriales de los gremios con predominio
22 “Grupo El Productor. Convenio de Organización”, El Productor (Santia-
go), Noviembre 1912

Cuando las bombas son de papel / 29


comunista libertario. En este caso, el contenido del periódico, por
ejemplo, mezcla lo doctrinal con lo sindical.
En varias ocasiones ambos tipos de focos de propaganda
anarquista se mezclaron y hasta confundieron. No obstante,
consideramos que las diferencias de orden material, doctrinal,
de contenido, de distribución y continuidad, de capacidad
propagandista, y de otras formas, existentes entre las dos vertientes
recién señaladas, ameritan la distinción23.

EL PERIÓDICO Y LAS EDITORIALES ANARQUISTAS.

“Frente a la organización capitalista, nuestros sindicatos obreros.


Frente a la prensa mercantilista y asalariada, nuestra prensa
obrera revolucionaria”
(El Productor, Santiago, Diciembre de 1912)

La propaganda impresa de los anarquistas se basó


principalmente en la elaboración y distribución de periódicos
y revistas, en la impresión de volantes y carteles y en la edición
de libros y folletos. Nosotros nos detendremos en los primeros y
en los últimos, ya que los volantes y carteles, además de ser casi
imposibles de encontrar hoy, carecen de una continuidad mínima
para hacer de ellos un análisis por separado. Por lo demás, casi
siempre estaban supeditados o estrechamente relacionados a las
formas de propaganda que sí estudiaremos.
El periódico anarquista y anarcosindicalista se inserta en el
escenario de la prensa obrera, es decir, aquella producción cultural
elaborada desde y para el mundo de los trabajadores en la que
convergieron las variadas ideologías que se disputaban la simpatía
de las clases laboriosas. En ese escenario su existencia estaba
inevitablemente vinculada con una compleja red de relaciones
de poder que involucraba a diversos actores y espacios, algunos

23 Un ejemplo sintético de la intencionalidad de un grupo de propagan-


da anarquista en “Grupo El Productor. Convenio de Organización”, El Productor
(Santiago), Noviembre 1912; ver también “Fuerza Conciente”, Luz y Vida (Antofa-
gasta), enero de 1914

30 / Victor Muñoz
eminentemente adversos. La principal labor de estos periódicos era
difundir el ideario libertario24. Y esta dimensión doctrinal se sintetiza
en el anhelo de superar y destruir al Estado y a toda autoridad
por impedir el libre desarrollo de los individuos, sus intereses y
capacidades; al sistema salarial y sus beneficiados (capitalistas) por
ser causantes de la miseria económica humana a causa de la excesiva
acumulación de unos y el despojo consiguiente de las mayorías; a
la Iglesia por ser generadora de prejuicios. También se ambiciona la
supresión de las fronteras patrióticas por ser límites artificiales que
se anteponen a la fraternidad humana, y se combate al militarismo
por ser máxima expresión de la brutalidad humana25. Ante todas
estas ideas y otras más, los anarquistas, al igual que otras tendencias
socialistas, proponen utilizar la educación racionalista con los ojos
puestos en la “liberación igualitaria y solidaria de la humanidad”26.
Para ello se recurría a la reproducción de material teórico
tanto extranjero como local con el fin de dar a conocer la doctrina en
todas sus facetas. Al mismo tiempo se informaba sobre el acontecer
del mundo y las luchas sindicales poniendo especial hincapié en
la labor de sus compañeros de ideas. En el terreno de las luchas
sociales, entendiendo a éstas como los enfrentamientos económicos
o políticos entre trabajadores y patronos, o entre trabajadores y
autoridades, el periódico anarquista se auto-concebía como una
herramienta trascendental para los primeros en tanto denunciaba
situaciones que afectaban a los trabajadores al tiempo en que
difundía sus propuestas respecto al tema, en éste caso, desde la
huelga y el boicot, hasta el sabotaje, la acción directa, la huelga
general y finalmente la revolución social27.
En el escenario periodístico la hoja anarquista buscaba
posicionarse en detrimento de aquella que, según éstos, no
colaboraba o bien combatía a la emancipación integral de los

24 Osvaldo Arias, op. Cit.


25 Entre los varios textos que resumen el pensamiento libertario, hemos
recurrido a Vernon Richards (Compilador), Malatesta. Pensamiento y acción revo-
lucionarios, Tupac Ediciones, Buenos Aires, 2007 y G.P Maximoff (comp.), Mijaíl
Bakunin, Escritos de filosofía política, 2 V., Alianza, Madrid,1990
26 Ver Juan Suriano, Los Anarquistas, op. Cit., p. 217-254; “La pedagogía
libertaria. Su urgencia, sus ideas elementales y algunos apuntes para la historia de
sus experiencias en la región chilena”, El Surco (Santiago), Octubre 2009
27 Armando Triviño, Arengas, Lux, Santiago, 1923

Cuando las bombas son de papel / 31


hombres y mujeres: la prensa de masas28, por adormecer y difamar
a los trabajadores; la prensa reformista (Partido Demócrata), por
ilusionar con las transformaciones pacíficas; la prensa socialista y
comunista por ser un nuevo engaño autoritario y despistar la acción
directa; y la prensa obrera católica, por supersticiosa29. Pero de
todos sus enemigos informativos, sin duda los más recurrentes eran
los diarios de la prensa de masas. Entre las corrientes ideológicas de
carácter revolucionario fue general la condena a la gran prensa, eso
es posible de ver en cientos de artículos de todo el período tratado.
Se consideraba que desde ella solo se difamaba a los “luchadores
sociales” y a sus organizaciones, desvirtuando las luchas sindicales,
al tiempo en que no mostraban los problemas de los trabajadores
y ocultaban información por intereses creados e interconectados
con los poderosos30. Y la más recurrente forma concebida por los
anarquistas para combatirla fue el boicot, es decir, llamar a no
comprarla31.
En el terreno de las luchas sociales, entendiendo a estas
como los enfrentamientos económicos o políticos entre trabajadores
y patronos, o entre trabajadores y autoridades, el periódico
anarquista se auto-concebía como una herramienta trascendental
para los primeros en tanto denunciaba situaciones que afectaban a
los trabajadores al tiempo en que difundía sus propuestas respecto

28 Definimos “prensa de masas” como aquella de grandes tirajes que salía


diariamente y que estaba orientada básicamente a informar, aunque no se restaba de
emitir juicios sobre los acontecimientos contemporáneos. Esta prensa fue llamada
“burguesa” por los anarquistas, pues a esa clase fue identificada.
29 Las polémicas entre anarquistas y marxistas son comunes en la prensa
de uno y otro bando y en Chile se han dado desde inicios del siglo XX. He aquí una
muestra de artículos anarquistas al respecto: “Deslindando campos”, El Productor
(Santiago), junio 1913; “Los políticos comunistas y la clase trabajadora”, “La Fe-
deración Obrera”, “Los traidores del proletariado”, Tribuna Libertaria (Santiago),
2q/11/1923, 2q/8/1924 y 23/1/1926; “¿Y es prensa obrera?, El Surco (Iquique),
5/3/1920; “Nuestra situación ante el Partido Obrero Socialista y la Federación
Obrera de Chile”, “Carta a la FOCH”, Acción Directa, 1q/6/1922 y 1q/7/1923.
30 “Para la prensa burguesa”, “Explicación”, El Ácrata (Santiago),
24/7/1900 y 31/8/1900; “La Prensa Hidrófoba”, El Productor (Santiago), diciem-
bre de 1912; “La huelga de Panaderos”, “La huelga general marítima”, La Aurora
(Taltal), 3/8/1917 y 17/8/1917
31 Ejemplos en “Boicot a la Mañana”, El Productor (Santiago), 9 de mar-
zo/1912; “Boicot a los diarios de la prensa clerical, El Productor (Santiago), febre-
ro 1913

32 / Victor Muñoz
al tema, en éste caso, desde la huelga y el boicot, hasta el sabotaje,
la acción directa y finalmente la revolución social. Ejemplificador
de esto último puede ser una cita extraída del folleto Arengas del
anarcosindicalista Armando Triviño, editado en Santiago en 1923, y
en el cual además se relaciona al periódico libertario con la metáfora
de la bomba:

“Hemos sonreído y hemos volado a coger el


martillo para que nos asalarien, la pluma para
hacer bombas, con pensamientos subversivos,
bombas de tinta y papel que hacemos con la
complicidad de los secuaces de Gutenberg.
Bombas terribles lanzadas contra el principio
de propiedad privada, contra el capitalismo
absorbente de energías proletarias, contra los
muñecos de la escuela del crimen, contra el
viejo patilludo de Dios y sus explotadores, en
fin, bombas contra el Estado burgués, bombas
contra todos los que comen, visten, duermen,
procrean, sin producir. Nuestras bombas, sin
pólvora, sin nitroglicerina, pero bombas siempre,
estallan donde algunos hombres tienen el cerebro
y avientan la mugre pringosa que los ciega y los
hace obscuros y esclavos”32.

El periódico anarquista fue por lo general un medio


financiado en base a su venta y a la donación (erogación) voluntaria
de los simpatizantes del ideal. La tendencia de todo el periodo fue
el asedio permanente de la escasez monetaria. De hecho, la falta
de recursos, más que la represión estatal o cualquier otro motivo,
era el principal victimario de la propaganda libertaria impresa33.
Ya en 1899 uno de los primeros medios con influencia anarquista,
La Campaña, se quejaba por escasez de dinero lo que les impedía
tener periodicidad estable, debido a lo cual, decían, “su material de

32 Armando Triviño, Arengas, Lux, Santiago, 1923


33 “Aviso”, La Campaña (Santiago), Septiembre de 1900

Cuando las bombas son de papel / 33


lectura era menos de actualidad pero más de propaganda”34. Meses
después, en septiembre de 1900, pondrán un sugerente aviso:

“El proletario que en vez de ayudar


pecuniariamente a un periódico obrero lo hace con
una publicación enemiga de la clase trabajadora,
comete consigo mismo un suicidio moral, con sus
hermanos un crimen, i a sus intereses i a los de su
clase, una traición”35.

Casi todos los periódicos anarquistas se quejarán por lo


mismo y serán muy pocos los que se salvarán del problema. No
por nada la redacción de Acción Directa en 1921 advertía que: “El
dinero de la propaganda es mas sagrado que la madre”36. Para
solventar los gastos se recurrió a rifas, veladas y picnic solidarios, a
la venta de bonos y a las campañas de recaudación.
Una de las características elementales para comprender la
naturaleza de la propaganda anarquista impresa es su vocación a
la expansión geográfica. Si exceptuamos a los medios de la IWW,
ninguno de sus periódicos intentó ser la expresión de los libertarios
de cual o tal lugar. Es decir, ninguno buscó escribir solo para los
anarquistas de Valparaíso o Concepción, por ejemplo. Su pretensión
fue más allá, ya que si bien informaban sobre sucesos de los sitios en
donde se editaban, contenían un material que la hacía universal. En
este sentido la función casi exclusivamente doctrinal y en desmedro
de lo puramente noticioso dio al periódico libertario un formato –
quiéranlo o no sus gestores- de revista. En tanto lo que se publica
es más bien atemporal y puede servir a un anarquista tanto en Tacna
como en Osorno. Por eso es que los periódicos que se editaron más
allá de Iquique, Valparaíso y Santiago (principales focos productores
de cultura libertaria) fueron tan importantes para la generalidad de
lectores anarquistas en la región chilena, porque cada hoja era un
revista y un saber ideológico en potencia.

34 “Nuestro periódico”, La Campaña (Santiago), Noviembre de 1899


35 “Aviso”, La Campaña (Santiago), Septiembre de 1900
36 “A los paqueteros”, Acción Directa (Santiago), 1q/1/1921

34 / Victor Muñoz
LOS GRUPOS DE PROPAGANDA IMPRESA ANARQUISTA
EN LA REGIÓN CHILENA.

Hemos indicado ya que desde la segunda década del siglo


XX hubo una reactivación del movimiento sindical chileno con
influencia anarquista, al tiempo en que brotaban y se fortalecían
iniciativas culturales de esta tendencia. Según veremos ahora, las
redes de propaganda anarquista cubrían gran parte del territorio
llegando incluso, aunque a veces solo de forma individual, a los
más recónditos confines y poblados. No obstante, según los datos
obtenidos se advierte que si bien en casi todas las regiones hubo
periódicos anarquistas, es notorio el contraste entre unas y otras,
existiendo claras diferencias entre zonas productoras de cultura
libertaria impresa y sitios en donde la asimilación era mayor a lo
que se podía crear.
Los principales focos de producción cultural anarquista e
impresa en este período fueron las ciudades de Santiago, Valparaíso e
Iquique. Les siguen en actividad Antofagasta, Concepción, Rancagua,
Talca y Punta Arenas. Como el caso tarapaqueño será tratado con
detención en un apartado diferente, haremos una revisión de los
grupos existentes en el resto de la región chilena. Con aquel examen
culminaremos el aspecto descriptivo de los grupos de propaganda
y esperamos a esas alturas tener ya una imagen de su naturaleza
más elemental. Requerimos saber dónde desarrollaron su actividad,
cuántos aproximadamente hubo, en qué consistían y qué hacían,
cuáles eran sus redes locales e internacionales, sus colaboradores
más recurrentes, etcétera. Nos centraremos en los periódicos y
editoriales. Cabe advertir que hemos separado la producción cultural
anarquista impresa entre los grupos específicos y lo realizado por
los sindicatos y federaciones de cariz anarcosindicalista. La idea
con este proceder es explicitar las diferencias que hemos hallado. El
relato será cronológico desde mediados de la segunda década del XX
hasta 1927. No nos detendremos en demasía en los detalles legales
o en las convulsiones sociales, pues dichos datos serán tratados en
su complejidad más adelante. De igual forma, evitaremos recurrir
a las referencias a pie de página para cada detalle, señalando desde
ya que los datos específicos de cada publicación periódica fueron
extraídos de diversos números de las mismas y cuando no sea así, lo

Cuando las bombas son de papel / 35


advertiremos con la necesaria cita.

LOS NÚCLEOS ESPECÍFICOS DE SANTIAGO.

A partir del cambio de siglo en la capital se configuraron


los principales grupos de propaganda anarquista. Solo Valparaíso
le iba en zaga. Durante los primeros años la confusión ideológica
entre los grupos socialistas revolucionarios que nacían en Santiago
(libertarios, marxistas, etcétera) hizo que en las organizaciones
políticas y sindicales de los mismos convergieran y se confundieran
diversas posturas ideológicas. Sin embargo, como lo señala Sergio
Grez, la progresiva maduración doctrinal hace que en un par de años
ese desconcierto desaparezca37.
En marzo de 1898 apareció La Tromba, periódico que
coqueteaba con el anarquismo. Sus redactores serán los mismos
que durante los próximos años impulsarán varias iniciativas de
propaganda, cada vez más definidamente anarquista, claro. Allí
destacaron Alejandro Escobar y Carballo, Magno Espinoza y Luis
Olea. En noviembre de ese año y ya más explícito en términos
ideológicos nació El Rebelde que tras dos números desaparecerá
en mayo de 1899. A éste se le sumará pronto La Campaña (1899-
1902), La Ajitación (1899-1903), El Ácrata (1900-1901), El Siglo
XX (órgano de las sociedades de resistencia, 1901), La Luz (1901-
1904), El Faro (1902-1903). A pesar de la cantidad de periódicos que
nacieron el problema del financiamiento impedía una continuidad
mínima. Muy pocos medios pasaban los tres años. De hecho, en
marzo de 1904 apareció Jerminal!, publicación originada de la
fusión de varios grupos de propaganda anarquista que languidecían
entonces, a saber, los editores de La Defensa (obreros de Tracción),
La Luz, El Faro y La Agitación. Entre 1905 y 1906 los carpinteros
de tendencia anarquista, con Luis Quadri a la cabeza, publicaron
El Alba y en 1906 también apareció El Oprimido. Eso fue, más o
menos, el primer impulso de la propaganda anarquista.
Un segundo impulso puede notarse luego de la Matanza
de la Escuela Santa María. En 1908 apareció La Protesta, vocero
que perduró hasta 1912. En marzo de ese último año un grupo de
37 Sergio Grez, Los Anarquistas, op. Cit.

36 / Victor Muñoz
anarquistas editó El Productor (1912-1913), a cuya administración
quedó encargado Abel Martínez. El periódico tenía un tiraje de 2000
ejemplares. También en 1912 apareció La Batalla que se publicó
en la capital hasta 1916 siendo trasladado más tarde a Valparaíso.
Ante el vacío dejado por este periódico, apareció en 1916 Jerminar,
que solo duró unos meses38. De la experiencia de Jerminar nació la
Agrupación Pro-La Batalla, para ayudar al portavoz ácrata, ahora
porteño. La agrupación editó, además, un folleto antielectoral
llamado Lo que oyó y dijo Juan Pueblo del sindicalista Armando
Triviño.
En la primera quincena de noviembre de 1918 apareció en
Valparaíso Verba Roja, periódico anarquista. Su administrador era
Julio Rebosio y lo acompañaba Modesto Oyarzún. Solo dos números
alcanzaron a editar cuando Julio Rebosio fue tomado preso. Debido
a la prisión de su administrador desde el Nº 10, en mayo de 1919,
Verba Roja se traslada a la capital donde comienza a ser editado bajo
la coordinación de Manuel Antonio Silva y Armando Triviño39. Con
el tiempo el periódico será administrado por diversas personas y a
su vez será la expresión de varios grupos. Destacarán escribiendo
o administrando –aparte de Silva y Triviño- el viejo sindicalista
Luis A. Soza40 y Víctor Yáñez, entre otros. Si bien tuvo simpatías
iniciales por la IWW, con el tiempo y conforme se desarrollaban
las disputas internas entre los anarcosindicalistas locales fue menos
explícitamente afín a ella. Verba Roja, sin duda, fue uno de los
periódicos más famosos de la época. Su tiraje promediaba los 2000
ejemplares, llegando en ocasiones a 300041. Pero, y a pesar de que
vivió casi una década, su continuidad fue dispar, logrando editar
desde 1918 a 1927, 62 números, es decir, 7 números por año, en
promedio. Una cifra bastante baja para el común de los voceros
38 Osvaldo Arias, op. Cit., p. 57.
39 Para la historia de Rebosio revisar nuestro trabajo, Cuando la patria
mata. La historia del anarquista Julio Rebosio (1915-1920), USACH, Santiago,
2011
40 Luis A Soza era uno de los anarquistas que militaban en La Idea desde
inicios del XX, siendo a su vez uno de los más experimentados. Tras una vida en-
tregada al ideal, murió en los primeros meses de 1941. “Fallecimientos”, La Voz del
Grafico (Santiago), 1/5/1941
41 Mónica Jaramillo, Roberto Manríquez, Ximena Souza, El Estado contra
la prensa anarquista: el caso Verba Roja, Tesis de grado de la Escuela de Periodis-
mo, Universidad de Santiago de Chile, Santiago, 1997, p. 194

Cuando las bombas son de papel / 37


anarquistas.
A igual que los demás medios libertarios Verba Roja debió
enfrentar a las instituciones represivas. La principal causa de las
persecuciones fueron sus artículos que atentaban contra la Ley de
imprenta y atacaban al Estado, principalmente a sus instituciones
políticas (presidencia y parlamento) y al Ejército. En el nº 16, por
ejemplo, se publicaron los artículos “El Soldado” y “El Anarquismo”
en donde los anarquistas señalaban que los militares son autómatas y
esclavos de la disciplina, adiestrados únicamente para matar por una
patria que, según los mismos, no existía. Tales palabras hicieron que
la policía secreta les cayera encima en agosto de 1919. Manuel Silva
fue encarcelado y Armando Triviño pasó a la clandestinidad hasta
que fue tomado prisionero. Tras un breve juicio fueron absueltos
y liberados el 12 de diciembre42. Meses después, el 17 de marzo
de 1920 Manuel Antonio Silva y Luís Armando Triviño fueron
apresados –nuevamente- por publicar ahora el escrito antimilitarista
“Jóvenes de 15 a 20” en Verba Roja. En él se hacía un llamado a
la juventud para que no acudiera a unos cursos de entrenamiento
militar que se ofrecían mediante carteles en la ciudad. “¡Jóvenes
de 15 a 20 años -decía el artículo- no vayáis; no seáis esclavos
ni asesinos; amad la vida luchad, sí, por engrandecerla; amad
la libertad y ofreced el sacrificio de vuestra juventud, pero por el
bienestar de todos!” 43. El 13 de abril fueron liberados.
La vida de Verba Roja en los siguientes años se hará cada
vez más lánguida, situación que, según creemos, se relaciona con la
proliferación de varias otras publicaciones libertarias, lo que hace
de su existencia, menos imperiosa que cuando solo era la única hoja.
Recordemos que la IWW editó varios periódicos y que también
estaba Tribuna Libertaria (1923-1926), sin contar las publicaciones
que desde Valparaíso e Iquique fluían sin cesar a la capital.
La década del veinte, y sobre todo entre 1922 y 1923, fue
testigo de una explosión del movimiento anarquista específico.
Entendiendo al mismo como a “todas las instancias específicamente
de anarquistas, y que van más allá de la lucha económica y social,

42 Ibíd, p. 208; “Persecuciones”, El Surco (Iquique), 18 de Septiembre de


1919
43 “Jóvenes de 15 a 20”, Verba Roja (Santiago), segunda quincena, febre-
ro, 1920.

38 / Victor Muñoz
persiguiendo un fin ideológico”44. La imagen más característica de
este movimiento eran los centros de estudios sociales (CES). Varios
de ellos brotaron por la capital. Estos grupos coordinaban actividades
culturales y de propaganda y además tenían participación en las
luchas sindicales y sociales de la época. En 1923 varios centros como
el Hijos del Pueblo convergieron, coordinados al parecer por el CES
Luz y Acción, para dar vida al periódico Tribuna Libertaria, cuya
vida se extendió hasta febrero de 1926. En un principio se declaró
órgano de los centros de estudios sociales, pero ya en la segunda
quincena de mayo de 1924, apareció como vocero anarquista. Su
principal administrador fue Luis Heredia (quien también se hacía
llamar Floreal Ramírez), aunque también fue patente el trabajo de
Gregorio Ortúzar, José Riveros, Francisco Briones y M. Guajardo.
Tribuna Libertaria se repartía en la región chilena
principalmente en Iquique, Caleta Buena Antofagasta, Viña del
Mar, Valparaíso, Rancagua, Yumbel, Coronel y Concepción45. En
el extranjero, tenía comunicación, contacto y canje con Europa
y América del Sur. Con Federico Urales y La Revista Blanca en
España. Con Sebastián Fauré en París. Con Liberación (órgano
escrito por hispano parlantes de París) en Francia. Con Rómulo
Meneses de Arequipa, con José Gracia de Zaragoza. Con la
Agrupación Anarquista El Sembrador de Avellaneda. Con el
Grupo de Propaganda Anarquista La Antorcha, y los grupos de
propaganda libertaria Brazo y Cerebro y Redención de La Paz. A
través de Froilán Gallardo, mantenían comunicación con la editorial
y agencia de publicaciones Natura en Buenos Aires. Y a través de
Gregorio Ortúzar tenían contacto con la Editorial Argonauta (de La
Protesta en Buenos Aires). Tenía canje con la revista Más Allá, La
Antorcha, Vía Libre, La Palestra, el quincenario Sembrado Ideas
también en Buenos Aires. Con Mar y Tierra de Bahía Blanca. Con
la revista El Hombre y el periódico La Batalla, Ahora, y El Obrero
44 Ignacio Bastias, Política Libertaria y movimiento anarquista en Santia-
go, 1917-1927, Tesis de Historia, Santiago, Universidad de Chile, 2007, p. 47.
45 Con el Grupo Difusor de propaganda libertaria de Antofagasta (1924).
Con Miguel Estrella de la misma ciudad. Con Ideas. Con Luis Ramírez de Viña del
Mar. Con Francisco García de Caleta Buena. Benjamín Frías de Iquique. Con José
Santos González Vera en Concepción. Con María Arriaza y Julio Barrientos y Ade-
lante en Rancagua. Con Víctor Montenegro, con La Batalla y Campana Nueva en
Valparaíso. A través de un tal Sachk Yegulew en Yumbel. Con Tolentina Orellana y
Ricardo Merino de Coronel.

Cuando las bombas son de papel / 39


Gastronómico de Montevideo. Con La Protesta, El Obrero Textil
y La Voz del Obrero de Huanuco, todos en Perú. Con el Comité de
Relaciones Anarquistas de Cuba. Con Generación Consciente, la
revista ecléctica de Alcoy. Con Solidaridad de Chicago y Sagitario
de México.
La vida de Tribuna Libertaria, a diferencia de otros voceros
ácratas, no fue asediada en demasía por la justicia o la represión.
Excepción hecha, como lo veremos más adelante, en los tiempos
del Ruido de Sables y la Junta Militar (1924-1925). Su principal
enemigo fue, como majaderamente se ha indicado respecto de sus
congéneres, la falta de recursos monetarios46.
En junio de 1925 la gente de Tribuna Libertaria, bajo la
coordinación de Gregorio Ortúzar, publicó Agitación, un pequeño
boletín que salió dos veces por semana, aunque en su momento
pretendió salir todas las tardes. Solo alcanzó a tirar 5 números47.
En términos ideológicos la función de Tribuna Libertaria
fue hacer converger en sus páginas las distintas perspectivas que
debatían en el interior del movimiento anarcosindicalista de la
región chilena. Recordemos que desde 1922 se gestó en Chile una
discusión entre la industrialista IWW y los sindicatos libertarios de
orientación federalista. En este sentido –creemos- la influencia de
Luis Heredia, amigo de Armando Triviño y de Gregorio Ortúzar
a la vez, representantes cada uno de las partes en conflicto, fue
fundamental para no profundizar aún más la violencia de la disputa.
“La grosería no conviene, desprestigia y divide” decía a propósito
del tono en el que se enfrentaban unas y otras tendencias. Sin
embargo, dicha posición no resistió mucho tiempo48. Desde inicios
de 1925 las propuestas autonomistas contrarias a los IWW se
impusieron en la hoja.
Durante las convulsiones militares de (1924-1925) el grupo
de Tribuna Libertaria fue un abierto opositor a las juntas castrenses,
hecho que les valió la censura y la enemistad del Gobierno. En
1926 dejó de publicarse por los costos elevados y por el no pago
de los compañeros, y porque además se ofrecieron para ser vocero
46 Véase por ejemplo “Ante la crisis de Tribuna Libertaria”, “Suspensión
de Tribuna Libertaria”, Tribuna Libertaria (Santiago), 25/12/1925 y 2?/2/1926
47 “Compañeros!”, Agitación (Santiago), 17/6/1925
48 “Autonomía y Solidaridad”, “Contestamos”, Tribuna Libertaria, Santia-
go, 2q/5/1924 y 2q/7/1924

40 / Victor Muñoz
de la nueva FORCH. A esas alturas Tribuna Libertaria era casi
solo el vocero del CES Luz y Acción. El mismo grupo editorial, sin
embargo, se dedicará a sacar folletos49.
Aparte de Tribuna Libertaria y Verba Roja, los principales
periódicos de los anarquistas específicos en la capital, se publicaron
otros medios de más escasa periodicidad. Al ya mencionado
Agitación (1925) hay que agregar, por ejemplo, a Insurrexit (1926)
y Palabra Anarquista. Palabra Anarquista (agosto 1926) fue una
publicación únicamente dedicada a la defensa y agitación por Sacco
y Vanzzeti, los anarquistas italianos que en Estados Unidos estaban
siendo condenados a muerte. Textos e informaciones anarquistas
también aparecían en las revistas vinculadas a la Federación de
Estudiantes de Chile (FECH).
En Santiago existieron varias iniciativas editoriales, algunas
más fugaces que otras. Sin considerar a Lux de la IWW, actuó por un
tiempo Mas Allá (que se trasladó a Valparaíso). En 1923 un solitario
Julio Navarrete dio vida a la editorial Rebelión.
Además, los anarquistas desarrollaron su actividad cultural
mediante otros espacios. Como no son de propaganda impresa,
solo los mencionaremos someramente. En 1921, por ejemplo,
El Comunista, periódico de los panaderos IWW informaba de
la existencia y funcionamiento en Santiago de varios centros
de estudios sociales. En diciembre de ese año hablaba de las
conferencias semanales de los CES Verdad, Alborada, Gómez Rojas,
Julio Rebosio, Pedro Kropotkin50. En 1921 funcionaba además
el Cuadro Dramático Luz y Armonía- En 1923, en la convención
local de la IWW, acudió el Grupo Tierra y el CES Redención. En
1925 funcionaba el CES Efraín Plaza Olmedo. Sin duda, existieron
muchos grupos más que se nos escapan en esta mención.
Por otra parte, en Santiago hubo espacios físicos para
la propaganda que fueron toda una revolución cultural. A sus
conferencias iban desde altos prelados hasta militares de rango.
Las polémicas que se dieron en aquellos locales marcaron a varias
personas que no necesariamente fueron anarquistas. El mismo
sindicalista Clotario Blest acudía a dichos lugares en su juventud y

49 “Suspensión de Tribuna Libertaria”, Tribuna Libertaria (Santiago), fe-


brero de 1926
50 “Centros de estudios sociales”, El Comunista (Santiago), 3/12/1921

Cuando las bombas son de papel / 41


las controversias desarrolladas allí las recordará hasta los setenta51.
Allí conoció a Triviño, Alberto Balofett, Augusto Pinto, quienes por
su “estrictez moral rígida” lo impresionaron. Los espacios libertarios
más característicos de la época fueron básicamente tres, aunque es
un hecho que hubo otros, como el de zapateros y el de panaderos.
Estos espacios fueron el CES Francisco Ferrer que estaba en calle
Tocornal y que se fundó en 1913 y en el que participaron Manuel
Rojas, José Santos González Vera, José Domingo Gómez Rojas
y otros varios. Luego, la Casa del Pueblo “Libertad, Igualdad y
Fraternidad” fundada el 25 de marzo de 191852. Y por último el
célebre Hogar Común de la IWW en Nataniel 1057, en donde operó
el Ateneo de la organización, se editaban los periódicos libertarios
y se organizaron importantes entidades tales como el Comité Pro
libertades públicas que combatió a los militares entre 1924 y 1925.
Todos estos medios de propaganda y cultura anarquista,
tanto los impresos como sus espacios, convierten a Santiago en uno
de los focos más importantes de producción local en este sentido. No
obstante, no será el único. A continuación veremos lo que ocurría en
el puerto.

LOS NÚCLEOS ESPECÍFICOS DE VALPARAÍSO.

Valparaíso cubrió un lugar especial en la historia de las


luchas sociales que se desarrollaron en la región chilena. En aquel
puerto se abrió el ciclo de las masacres contra los trabajadores que
hubo en la primera década del siglo XX. Abril y Mayo de 1903.
Luego vendría Santiago en 1905, Antofagasta al año siguiente y
por fin la tristemente célebre Matanza de la Escuela Santa María de
Iquique en 190753.
Para el anarquismo el puerto también fue significativo. De
hecho allí funcionó en 1892 el primer centro de estudios sociales
de este país, que al año siguiente dio vida a un periódico llamado
El Oprimido. Luego, con el cambio de siglo y al igual que en la
51 Claudio Orrego (et), Testigos del siglo XX. Clotario Blest. Ed. Aconca-
gua , Santiago, 197(?)
52 “Solicitada”, El Surco (Iquique), 15/4/1918
53 Ver las reseñas a estos hechos lograda por Mario Garcés en Crisis
social y motines populares en el 1900, LOM Ediciones, Santiago, 2003

42 / Victor Muñoz
capital las callejuelas de Valparaíso presenciaron un veloz brote de
actividad anarquista, tanto sindical como cultural. Innumerables y
muchas veces fugaces organizaciones y publicaciones aparecieron y
difundieron la idea. Con el pasar de los años Valparaíso se transformó
en uno de los bastiones del anarquismo criollo. Y en cuanto a la labor
propagandista el puerto no podía dejar de ser un importante foco de
producción cultural e ideológica, tanto por la creación local, que
fue muy rica, como porque era el principal punto de entrada de la
propaganda libertaria proveniente de Estados Unidos, México y las
ciudades del Pacífico. Sin ir más lejos, allí arribaron innumerables
barcos desde el norte, con sus tripulantes, sus sindicalistas, con sus
organizaciones, sus métodos de lucha, y con sus libros y periódicos.
Así llegó la IWW54.
En 1915 los anarquistas del puerto y sus sociedades de
resistencia estaban agrupados principalmente en la Federación
Obrera Regional Chilena (FORCH), fundada dos años antes en la
misma ciudad en el contexto de la primera huelga general luego de
la matanza de Iquique en 1907. Huelga iniciada en los ferrocarriles
de Valparaíso a causa de que el Estado decretó el retrato forzoso a los
obreros de aquel gremio, cuestión rechazada por considerarse una
intromisión autoritaria y un atentado a la dignidad individual, puesto
que aquel registro solo se hacía a delincuentes y prostitutas. Y por
otra parte se creía que dicha medida no era más que una estrategia de
control sobre los cuadros más activos del movimiento sindical, los
“agitadores profesionales”, como decían las autoridades. No existía
el carnet de identidad entonces. El conflicto se extendió hasta el
Callao en Lima, donde la FORP boicoteaba barcos en solidaridad a
sus congéneres libertarios de la región chilena55.
La FORCH fue un intento por agrupar al disperso mundo
ácrata. En ese sentido fue algo así como la continuadora de la
santiaguina Federación de Trabajadores de Chile que años atrás
-1905-1907- intentó concretar similar anhelo. En parte cumplió
su tarea, logró reunir a la mayoría de las sociedades de resistencia
locales además de algunas en Santiago, pero su vida fue exigua.
Lideró la huelga general contra el retrato forzoso en octubre de 1913
ya mencionada y estuvo detrás de algunas luchas económicas en
Viña del Mar, alcanzando también a relacionarse con agrupaciones
54 Mario Araya, Los Wobblies Criollos, op. Cit., y Peter DeShazo, op. Cit.
55 Camilo Plaza, op. Cit.

Cuando las bombas son de papel / 43


afines internacionales; pero ya en 1917, para la segunda huelga
contra el retrato forzoso, de la cual salieron derrotados y agotados,
la vida de la organización se extinguía y solo un par de sindicatos
seguían fieles. La mayoría de las organizaciones libertarias se
integrarán a partir de 1918 en los esfuerzos organizativos, congresos
y reuniones, que terminarán en diciembre de 1919 con la fundación
en Santiago de la sección chilena de los Trabajadores Industriales
del Mundo (IWW, por sus siglas en inglés). En el mundo sindical los
anarquistas tuvieron presencia importante principalmente entre los
gremios del mar: estibadores (cargueros), lancheros y tripulaciones
de navíos; aunque también entre panaderos, estucadores, tipógrafos
y zapateros.
En 1915 en Valparaíso funcionaba la Agrupación Pro-La
Batalla, entidad de apoyo al vocero ácrata que con aquel nombre se
editaba en Santiago (1912-1916). En 1917 el periódico en cuestión
se trasladó a Valparaíso y allí se editó hasta 1926, adquiriendo su
calidad de decenario. El grupo que se hizo cargo fue el mismo que
durante varios años llevó el nombre de Agrupación Pro La Batalla,
entidad de apoyo y difusión del medio capitalino en la ciudad puerto.
En Santiago se conformó, mientras se creaba otro periódico, un
grupo de apoyo (Agrupación Pro-La Batalla) para ayudar al vocero,
ahora porteño. La Batalla cumplió un rol fundamental en Valparaíso
al hacer converger las diversas agrupaciones e individualidades
libertarias. Lamentablemente, solo hemos podido acceder a una
pequeña cantidad de sus ejemplares, guardadas en Ámsterdam,
Holanda, pues la colección “chilena” (más de 260 ejemplares) se
encuentra extraviada y no existe en la Biblioteca Nacional. Sabemos
no obstante, por referencias en otros medios, que tenía una imprenta
propia –administrada por Santos Arancibia- (lo que no era común
por cierto) y que duró por lo menos hasta 1926 y que además en
1920 –cuando fue destruida su imprenta por la represión a los IWW-
era coordinada por Juan Vergara, y Luis A. Pardo56. Obviando el
cambio de residencia, La Batalla tuvo una vida de 14 años. Una
cifra muy pocas veces alcanzada por algún medio libertario.
Por otra parte, a finales de 1918, un pequeño grupo que
actuaba en La Batalla, se escinde de aquel medio y decide fundar
56 “La IWW chilena bajo el Terror Blanco de la burguesía chilena”, The
One Big Union Monthly (USA), Enero 1921: traducida y reproducida íntegramente
en Víctor Muñoz, Armando Triviño, op. Cit.

44 / Victor Muñoz
una nueva publicación. Fue así como bajo la coordinación de
Modesto Oyarzún y Julio Rebosio –quien venía huyendo de Iquique,
al parecer porque tenía “cuentas pendientes” con la ley- vio la luz
en noviembre de aquel año el famoso vocero ácrata Verba Roja.
Solo un mes de paz tuvo el nuevo periódico. El 10 de diciembre fue
encarcelado Rebosio, su redactor, acusado de espionaje en favor de
Perú, imputación nutrida con su ilícita situación militar (desertor) y
por redactar artículos subversivos. El reo era anarquista, no podía
ser espía. Rebosio estuvo más de un año preso y padeció torturas
y tratos inhumanos que incluso fueron denunciados en el Senado.
Hasta se le quiso condenar a muerte. En enero de 1920 fue liberado
pero ya el delicado estado de su cuerpo, así como el deterioro de su
salud mental (le costaba mucho hilar frases y hacerlas coherentes)
y una progresiva tuberculosis, ambas situaciones contraídas en los
meses de incomunicación, no lo posibilitaban ya para vivir con
normalidad. Además, a causa de sus ideas anarquistas nadie quería
darle trabajo. Y por si fuera poco, la joven a la que amaba ya no lo
correspondía. Julio Rebosio se suicidó el 26 de abril de ese año57.
A pesar de la encarcelación de su redactor, el periódico
continuó saliendo, pero en abril de 1919 fue trasladado a Santiago
ante la ausencia de una publicación libertaria en la capital. En esa
ciudad continuó apareciendo hasta 1927. Trasladado Verba Roja,
La Batalla será –al parecer- la única publicación específicamente
anarquista del puerto hasta 1924. Ese año Emilio Meza y Pedro
Ortúzar fundan Campana Nueva de la cual se alcanzaron a publicar
varios números.
Por último, hay que advertir que a finales de 1924 se
avecinó en el puerto proveniente de Iquique el reconocido tipógrafo
Enrique Arenas, quien comenzó una activa labor de difusión de
propaganda y cultura anarquista, contando con el apoyo de varios
libertarios locales, como el famoso Juan Onofre Chamorro (ex
secretario general de la FORCH, y de la IWW en el puerto), con el
cual levantaron la Agrupación El Sembrador a cuya responsabilidad
quedó la edición de El Sembrador-Suplemento58.
Este grupo fue una organización exclusivamente orientada
a la propaganda anarquista. Además de editar el periódico y de
dar conferencias en el puerto y otras ciudades, se conformó en
57 Víctor Muñoz, “Cuando la patria mata…”, op. Cit.
58 “Agrupación El Sembrador”, El Surco (Iquique), 7/3/1925

Cuando las bombas son de papel / 45


editorial para producir y publicar folletos. En el terreno ideológico
desarrollaron una amplia campaña en pro de las federaciones
autonomistas que le disputaban el terreno del anarco sindicalismo
a la IWW59.

Arenas y sus compañeros comenzaron desde el 12 de


diciembre de 1925 a editar El Sembrador-Suplemento60. El grupo
tenía en venta En Tiempos de Elecciones de Malatesta y editó
Palabras a las Mujeres del ex profesor normalista Manuel Márquez;
Generación Conciente de Frank Sutor y Huelga de Vientres de Luis
Bulffi. Estas dos últimas publicaciones “destinadas a impedir el
embarazo no deseado o a limitar la procreación de los hijos”, como
decían sus editores, le costaron una advertencia y amonestación por
parte de la Junta de Sanidad del puerto, siendo amenazados con 2 mil
pesos de multa si insistían con mantenerlo en venta61. Lo hicieron,
pero no sabemos si acaso fueron reprendidos. Esta iniciativa se
agotó muy rápido, culminando en el número 14, editado el 15 de
enero de 1927, ya que meses después fue sepultado por la dictadura
ibañista.
Como elementos generadores de propaganda y cultura
libertaria en el puerto, fuera de los periódicos, cabría mencionar al
Centro El Despertar de la Mujer en 1914 y el CES Amor y Arte
en 1915. A la Agrupación Los Sembradores de 1918, sucesores de
uno llamado Simpatizantes del Ideal, al Centro de Estudios Sociales
Eliseo Reclus (1918-1919), el grupo Gulai Pole (1919), el CES
Juventud Libertaria y el CES Daniel Antuñano (cercano al gremio
de carpinteros) creados en 192462. También funcionó el grupo La
Batalla que editaba el periódico homónimo. Y, seguramente, varios
más.
Por último, al igual que en casi toda la región chilena,

59 “Interesa a todos los gremios”, “Gira anarquista”, El Sembrador-Suple-


mento (Valparaíso), 6 y 27/2/1926
60 La idea de un suplemento es sugestiva de la influencia de la FORA en
el grupo anarquista iquiqueño. Pues de la Argentina llegaba el Suplemento de La
Protesta, y la similitud con El Sembrador-Suplemento, es evidente.
61 “El folleto Generación Consciente y el presidente de la Junta de Sani-
dad”, El Sembrador-Suplemento (Valparaíso), 20/11/1926
62 “Centro de Estudios Sociales Eliseo Reclus”, El Surco (Iquique),
15/11/1918; “Nuevo centro”, Tribuna Libertaria (Santiago), 1q/5/1924

46 / Victor Muñoz
la propaganda anarquista también se nutrió de la actividad de los
sindicatos y centrales afines, como la IWW y en su momento la
FORCH. En Valparaíso los wobblies editaron Mar y Tierra y La Voz
del Mar, que trataremos más adelante.
La actividad cultural de estas organizaciones involucró
escuelas nocturnas, veladas con teatro, trovadores y poesía, y
conferencias públicas. Actividades que no fueron del todo aceptadas
por la comunidad local ni por la autoridad. El 20 de noviembre por
ejemplo, una “turba nacionalista” –al decir de sus víctimas- se dejó
caer violentamente en medio de una velada del CES Eliseo Reclus.
Esto ocurrió –al parecer- porque allí se desarrollaban conferencias
internacionalistas animadas por Julio Rebosio a quien, como
hemos dicho, se identificaba como espía peruano. Hay que advertir
que en aquellos meses Chile y Perú pasaban por una cruda crisis
diplomática en donde el ánimo belicista se encendió en uno y otro
lado de la frontera63.

LOS NÚCLEOS ESPECÍFICOS DE PROPAGANDA


ANARQUISTA IMPRESA EN OTRAS REGIONES.

Iquique, Santiago y Valparaíso fueron durante estos años


los epicentros de la propaganda anarquista en la región chilena. Sin
embargo la tendencia a la expansión geográfica que hemos apuntado
más arriba hizo que surgieran voceros libertarios por todo el país y
lo que es más trascendental aún, todos con un claro afán de circular
más allá de sus pueblos. Eso nos hace ver que para entender, por
ejemplo, el consumo de cultura anarquista en un sitio en específico
se debe buscar no solo lo que allí se creó sino también lo que llegó
desde afuera. Aquí debemos apuntar que si bien Iquique, Valparaíso
y Santiago produjeron más que los demás poblados y puertos, en
otras partes del país no solo hubo un rol receptor de aquel material.
De hecho, como la circulación de periódicos es una característica
necesaria de la propaganda anarquista, una publicación de Talca,
por ejemplo, no es menos importante que una de la capital, en tanto
63 Ver nuestro trabajo “Arde la patria: Los trabajadores, la Guerra de don
Ladislao y la construcción forzosa de la nación en Chile (1918-1921)”, Revista
Simon Collier 2009, PUC, Santiago.

Cuando las bombas son de papel / 47


ambas pueden y se leen en Concepción, por ejemplo. A lo que
deseamos llegar en última instancia con esta aclaración es que no
hay una marcada jerarquía entre lo que se produce en Iquique en
comparación con algo que se hace en Caleta Buena, por ejemplo.
Las diferencias son más técnicas que de contenido, aunque sin
embargo, dichos contrastes existan.
Al tridente compuesto por Iquique, Valparaíso y Santiago
se deben agregar otras ciudades que si bien tuvieron producciones
culturales libertarias impresas en menor cantidad, también fueron
capaces de levantar iniciativas en este sentido, logrando situarse
como otros focos de propaganda.
Antes del periodo aquí referido Antofagasta fue uno de
los principales núcleos productores de propaganda anarquista.
Allí y desde 1908 hasta 1916 y luego en 1919, se editó Luz y Vida,
periódico anarquista dirigido por el obrero gráfico boliviano Miguel
Esprella64. Luz y Vida fue en su tiempo un referente obligado en
la red de publicaciones libertarias. Tuvo una importante conexión
con el grupo iquiqueño que conformó en Centro Anárquico La
Brecha, el cual en cierta medida es su heredero en la propaganda
por tierras nortinas. En 1918 se editó en la misma ciudad Tierra y
Libertad y en 1920 salió Acción Sindical65. Acción Sindical tiraba
mil ejemplares y su vida fue fugaz (1920), aunque en 1940 el
entonces viejo sindicalista Juan Ramos volvería a editarla. Desde
1919 hasta 1924 no hubo ningún periódico anarquista propiamente
tal en Antofagasta, lo que contrasta y tal vez tenga relación, con el
auge que por entonces se veía en la relativamente cercana ciudad
de Iquique. Esta situación fue revertida este último año cuando los
libertarios del pueblo sacaron Ideas.
Además de la propaganda impresa recién mencionada,
sabemos que en 1919 funcionaba allí el CES Fuerza Conciente.
También tenemos referencias de que en noviembre de 1924 se
fundó el Centro de Estudios Sociales Kurt Wilckens, en memoria del
vindicador anarquista germano-argentino, asesinado no hace mucho
en la cárcel de Ushuaia66. El secretario general de esta iniciativa fue
64 Sobre Miguel Estrella en “Los obreros de imprenta no han sido jamás
políticos”, La Voz del Gráfico (Santiago), 1q/9/1938
65 “Un año de vida”, Acción Sindical (Antofagasta), primera quincena de
diciembre 1920
66 “Centro de Estudios Sociales Kart Wilkens”, El Surco (Iquique),

48 / Victor Muñoz
Juan Godoy, activo colaborador del grupo libertario de Iquique. Ese
año además se formó un “Grupo de difusión de prensa libertaria”
para hacer correr las publicaciones que llegaban a la ciudad.
Otros de los importantes puntos de propaganda anarquista
impresa fue Rancagua en donde durante los años veinte funcionó
un importante grupo cuyo rostro más emblemático, entonces y en
la década siguiente, fue Julio Barrientos Ruz. Barrientos era un
activo colaborador de la prensa anarquista de la región chilena,
publicaba artículos desde Iquique al sur, era paquetero de cuanto
vocero libertario hubiera en la región chilena. Mantenía amistad
con anarquistas de diversas posturas, tales como Enrique Arenas y
Armando Triviño. Al parecer en los veinte fue wobblie. Barrientos y
un puñado de compañeros y compañeras editó en 1924 y diciembre
de 1926 fugaces números de un periódico y luego revista llamado
Adelante.
En Concepción, sin considerar a los voceros de la IWW
(Emancipación Proletaria, La Chispa, Bandera Roja) sabemos que
el escritor José Santos González Vera dio a luz en 1924 al periódico
libertario Plumadas de Agitación. De la zona del carbón, continua
al mencionado puerto, también hay algo que decir. Lota y Coronel
fueron importantes núcleos de extracción minera, lo que implicaba
concentración de gran cantidad de mano de obra. Como en todos
los centros productivos de la región chilena, allí tampoco estuvieron
ausentes los libertarios. En 1921, por ejemplo, se fundó el CES José
Domingo Gómez Rojas (poeta anarquista, muerto por la represión del
año 20) con la participación de individuos provenientes de diversas
ideologías. Esa composición heterogénea, según el recuerdo de los
ácratas años más tarde, llevó al letargo y a la inevitable muerte de
la organización. No obstante y gracias a la visita y gira realizada
en 1923 por el famoso anarquista trasandino (coordinador de La
Antorcha) Rodolfo González Pacheco, se creó el ambiente anímico
para la refundación. Ese año además llegaron a Coronel P. Aguado
y G. Auey, quienes, ayudados por Ricardo Merino refundaron la
instancia, llamándola ahora Centro Arte y Revolución José Domingo
Gómez Rojas, entidad eminentemente libertaria. Según su secretaria
en 1923 y 1924, Tolentina Orellana, con la refundación del Centro
“la prensa anarquista, que apenas se conocía en las minas, empieza

22/11/1924

Cuando las bombas son de papel / 49


a difundirse ampliamente”67.
Otro punto de difusión de cultura libertaria impresa fue
Punta Arenas, aunque es preciso señalar que en este caso, las
interacciones que se daban entre los anarquistas de la región chilena
no se desarrollaron con la misma fluidez respecto a los compañeros
de Magallanes. Sí hubo contacto, pero mucho menos constante. Juan
Barrera fue un activo impulsor del anarquismo en Punta Arenas. Él
coordinó algunas de las publicaciones que allí aparecieron, tales
como Adelante68.
Además de las ciudades recién mencionadas hubo actividad
de propaganda anarquista impresa en otras urbes pero que, como
veremos, estuvo principalmente ligada a las organizaciones
anarcosindicalistas, como lo fue la IWW y sus secciones locales.
Es menester mencionar también la existencia de otros periódicos y
revistas que si bien no provienen explícitamente de los libertarios,
si les dan amplia tribuna. Esto ocurrió en Santiago por ejemplo con
la revista Numen (1919-1920) editada en el taller del mismo nombre
del otrora precursor anarquista Julio Valiente y del joven radical
Santiago Labarca. Mismo fenómeno se dio con las revistas de la
Federación de Estudiantes de Chile (FECH) de aquel tiempo, como
ser Juventud y Claridad. Por otra parte aquel organismo también
tuvo una sección editorial en la cual se publicaron libros y folletos
anarquistas. Recordemos que la FECH del veinte fue característica
por su ímpetu revolucionario, bastante influenciada por lo demás,
por el pensamiento libertario69.
También es necesario advertir que hubo más periódicos
y grupos de propaganda específica en otras ciudades como Talca,
Valdivia, Osorno o Temuco, y que si no las hemos mencionado es
por no redundar y porque los datos son más escasos, al tiempo en
que los espacios parecen ser más fugaces.

67 “Centro Arte y Revolución José Domingo Gómez Rojas”, “Laborando”,


Tribuna Libertaria (Santiago), 2q/10/1923 y 1q/4/1924
68 Alberto Harambour, El movimiento obrero y la violencia política en el
Territorio de Magallanes, 1918-1925, tesis inédita de licenciatura, PUC, 1999
69 René Millar, La elección presidencial de 1920, Universitaria, Santiago,
1982

50 / Victor Muñoz
EL ANARCOSINDICALISMO Y LA PROPAGANDA.

Como ya hemos señalado, la propaganda anarquista no solo


es exclusiva de sus entidades específicas, sino que también se nutre
con el trabajo de los sindicatos y federaciones con presencia libertaria
considerable. Generalmente estas organizaciones editaron periódicos
gremiales en los cuales, además de informar a sus afiliados sobre
la economía y los problemas específicos de sus oficios, insertaban
propaganda anarquista. De esta forma el movimiento revolucionario
de corte libertario y el sindical se mezclaron y confundieron en
periódicos e iniciativas. El caso paradigmático, como veremos, fue
la IWW pero también hubo otros. Veamos en qué consistió y en qué
aportó el sindicalismo anarquista en la cultura impresa.
Sin duda una de los núcleos más consistentes de propaganda
anarquista fue aquel constituido y desarrollado por las diversas
uniones locales de la IWW. Esta situación se vio favorecida por
una serie de cualidades y particularidades que solo se podían dar
en una entidad sindical de las características de la IWW. Ventajas
considerables sobre las otras iniciativas de propaganda anarquista.
Tenían, por ejemplo, militantes fijos con cuotas, así que la vida
de sus periódicos podía sobreponerse al principal verdugo de la
propaganda, el dinero. Así pareció en un principio, por lo menos.
Además, contaban con apoyos escasamente presentes para otros
libertarios, como ser una imprenta regalada por sus compañeros
wobblies estadounidenses70.
Esa ideal solvencia económica puede ejemplificarse con
la siguiente resolución aprobada en la segunda Convención de los
IWW, en mayo de 1921:

“Se acuerda que cada asociado a los


gremios adheridos a los Trabajadores Industriales
del Mundo pagará una cuota mínima de un peso
para adquirir una imprenta. Esta cuota, antes de
20 días, a contar del 20 de Mayo hasta el 20 de
Julio del presente año”71.
70 “El tradicionalismo en nuestros medios. La IWW”, La Protesta (San-
tiago), 12/10/1935
71 “Bases, Principios y Métodos de la IWW, aprobados en la segunda

Cuando las bombas son de papel / 51


La IWW en su totalidad publicó varios periódicos en todos
los sitios en que tuvo presencia. En una rápida revisión podemos
nombrar al Boletín de los Trabajadores Industriales del Mundo,
Acción Directa, Hoja Sanitaria IWW, Mar y Tierra, Bandera Roja,
La Voz del Mar, El Azote, El Proletario, El Productor, El Comunista,
Boletín Oficial de la Unión Industrial de Obreros Gath y Chávez, La
Voz del Pueblo.
El primer medio editado por los IWW, luego de sus
estatutos, fue el Boletín de los Trabajadores Industriales del Mundo,
número único, abril de 1920. Allí casi todos los artículos son de
Armando Triviño y sus pseudónimos Juan Pueblo, Juan Soldado,
Juan Harapo. Semanas después apareció Acción Directa, sin duda,
su vocero más simbólico.
Acción Directa fue el principal periódico de los IWW en
la región chilena. Entre sus administradores más destacados cabe
nombrar a Moisés Montoya y Armando Triviño. Este último a su
vez fue uno de los principales rostros de la organización y mediante
innumerables artículos en la prensa y en folletos, así como su
gestión a cargo de la editorial Lux, fue una especie de intelectual
orgánico de la central. Acción Directa a su vez, será el referente de
los wobblies y no tanto por ser su principal portavoz sino porque
dicha hoja fue el bastión ideológico de la IWW, allí se difundía en
primera instancia el industrialismo y desde allí también se atacaba
a sus principales rivales. Allí aparecían los escritos orientadores y
de forma centralizada se entregaban las noticias de las secciones
locales de todo el país, a las cuales, por lo demás, se les exigía enviar
periódicamente reportes de su actividad.
Acción Directa, en sus momentos de gloria sobrepasó con
creces a todas las publicaciones libertarias conocidas y por conocer
en cuanto a ejemplares editados y áreas de difusión. A mediados
de 1921 alcanzó su tope llegando a editar 10.000 ejemplares en
el número 7. Todo esto ocurría bajo su primera época a cargo de
Moisés Montoya. Acción Directa se distribuía en gran parte del país,
desde Iquique a Punta Arenas, pasando por Tocopilla, Caleta Buena,
Calera, Antofagasta, Valparaíso, San Felipe, Puente Alto, Quillota,
Rancagua, Talca, Concepción, Valdivia, y Osorno. Para hacerse una
idea de la naturaleza de su distribución habría que apuntar que para
Convención efectuada del 15 al 18 de Mayo de 1921”, Acción Directa (Santiago),
1q/8/1920

52 / Victor Muñoz
el número 6, se habían vendido 1500 copias en Valparaíso, 2020
en Santiago, 50 en Talca, 60 en Concepción, 50 en Caleta Buena,
50 en Valdivia. Y eso solo en cuanto a ventas, porque los envíos
eran mucho mayores. Al Centro Anárquico Fuerza Conciente de
Antofagasta, por ejemplo, los wobblies habían mandado en esa
misma ocasión 600 copias, al igual que a los gremios marítimos
de Iquique, mientras que 400 se habían ido a Magallanes72. Pero
no mucho duró el gran tiraje de Acción Directa. Desde el 9 hasta
el 12, salieron 2000 copias por número. En el trece, en junio de
1922, fueron solo 1500. En adelante las cifras bordearán estos
últimos números. A nuestro juicio, esta reducción brusca se debe a
que desde entonces en cada pueblo las uniones locales comenzaron
a editar sus propios voceros, disminuyendo con dicho acto, la venta
del periódico santiaguino. Por otra parte la solvencia económica fue
solo una breve ilusión, y ya en 1923 habían perdido la continuidad
bimensual debido al no pago por parte de los paqueteros. Por eso
es que, según ellos mismos lo indican, Acción Directa termina
saliendo “tarde, mal y nunca”73. El periódico sin embargo, continuó
publicándose hasta 1927 y cuando la dictadura ibañista les censuró
y persiguió a sus líderes, Acción Directa se publicó en Buenos Aires
por un comité de exiliados (1928)74.
En Santiago los wobblies también publicaron El Comunista
(1921-1923), vocero de su sección en el gremio de panaderos; la Hoja
Sanitaria IWW, órgano del policlínico gremial; y el Boletín Oficial
de la Unión Industrial de Obreros Gath y Chávez (1926-1927).
Otros periódicos de la IWW se publicaron en regiones y tuvieron
vida dispar. En Iquique entre marzo de 1921 y septiembre de 1923
editaron El Productor. En Valparaíso Juan Onofre Chamorro entregó
el título de un periódico gremial ya existente y por él administrado, a
la IWW. Era Mar y Tierra (ahora en su quinta época) que con 2000
ejemplares se editó entre 1920 y 1921 y debió sufrir el proceso de
los subversivos que lo sacó de circulación desde mayo a diciembre

72 “Bases, principios y métodos de la IWW aprobados en la Segunda Con-


vención efectuada desde el 15 al 18 de mayo de 1921”, “Balances”, Acción Directa
(Santiago), 1q/8/1921
73 “Los Dieces de Acción Directa”, Acción Directa (Santiago), 1q/9/1923
74 Carlos Rama, Movements ouvries et socialistes : chronologie et biblio-
graphie : l’Amérique Latine (1492-1936), Les Editions Ouvrieres, Paris, 1959, p.
216

Cuando las bombas son de papel / 53


de 1920 cuando solo pudo reaparecer bajo la dirección clandestina
de Armando Triviño que huía desde Santiago. Mar y Tierra en 1920
era coordinada por Santos Arancibia y el mencionado Chamorro.
Para suplir el vacío dejado tiempo después, desde 1924 a 1927 salió
La Voz del Mar. En Talca los IWW editaron dos periódicos: El Azote
(1921) y El Proletario (1921-1923). Destacaba en la redacción de
éstos Luis A. Marchant, María Álvarez, Herminia Brumana, Lemur
y María López. En Concepción en 1925 se publicó La Voz del Pueblo
el que un año más tarde y bajo la coordinación de Juan Godoy pasó
a llamarse Bandera Roja (1926). Escribía también Juan Segundo
Montoya, toda una figura del anarquismo criollo durante los treinta
en la CGT. En septiembre de ese año nuevamente los wobblies
locales le cambiaron el nombre a su vocero, el cual aparecerá ahora
como Emancipación Proletaria (1926). Siempre en la misma zona,
pero en Talcahuano, el industrialismo anarcosindicalista también se
manifestó años antes (1921) por medio de una sección de La Chispa,
periódico dependiente de un centro socialista del mismo nombre.
Allí los comunistas compartían páginas con los anarquistas. Un caso
que ocurría no muy a menudo por lo demás. Destaca en La Chispa
la pluma del escritor Manuel Rojas (Tremalk Naik). Recordemos
además que el otro famoso literato ácrata, José Santos González
Vera, estaba publicando su Plumadas de Agitación en Concepción.
Pero los IWW además de poseer varias publicaciones
periódicas impresas mantuvieron una editorial que por la variedad
de libros publicados, por la cantidad de ejemplares de cada uno y por
las redes de distribución de los mismos, fue la empresa de este tipo
más importante que tuvieron los anarquistas en la región chilena.
Era la Editorial Lux, un caso paradigmático dentro de la historia
de la cultura obrera de las primeras décadas del siglo XX. No fue
la única de su especie, por cierto, pero su protagónica y prolongada
actuación, la hacen particularmente trascendental. Editó –contando
reediciones- cerca de 20 libros diferentes entre 1920 y 1925. Y a
finales de 1923, por ejemplo, había publicado ya –según Armando
Triviño, su principal animador- 70 mil ejemplares de varias obras
anarquistas75. Si bien contaba con el apoyo de la IWW, Lux también
debió recurrir a la solidaridad de los compañeros para editar las
obras puesto que además en la mayoría de los casos éstas no eran
75 “Contestando al artículo “afirmándome” de D. A.”, Claridad (Santiago),
15/12/1923.

54 / Victor Muñoz
sindicalistas, sino libertarias. Sobre una edición de La Conquista
del Pan, por ejemplo, meses antes de entrar a imprenta apareció en
Acción Directa el siguiente aviso:

“Este esfuerzo lo creemos digno del apoyo de los


anarquistas y de las colectividades libertarias
que estiman que “La Conquista del Pan” y su
argumentación persuasiva y sencilla conquista los
corazones generosos y los cerebros bien puestos para
el Comunismo Anarquista, a ellos les decimos ayuden
a editarla haciéndonos los pedidos con anticipación
(y enviándonos) el valor o una parte de él, para
regularizar el tiraje, lo más numeroso posible”76.

Cuatro mil copias lograron imprimir con dicha campaña.


Para tener alguna idea del material publicado he aquí una lista
sintética que no considera reediciones. En algunos casos puede
existir error en los años de edición puesto que muy pocos libros
están disponibles hoy físicamente y no se han podido consultar y
sobre otros solo tenemos referencias por los años en que se vendían:
de Ángel Pestaña Sindicalismo Libertario, en 1921; de varias
mujeres anarquistas, Voces de Liberación, en 1921; de Evangelina
Arratia, El Comunismo en América, en 1923; de René Changi, La
Mujer Esclava; de forma póstuma, José Domingo Gómez Rojas y
su poemario Rebeldías Líricas, en 1921; de Pedro Kropotkin, La
Conquista del Pan, en 1922; de Errico Malatesta, Entre Campesinos,
1921; de Manuel Márquez, Mi Palabra Anarquista; de Juana Rauco,
Mis Proclamas; de Federico Serrano, Odisea de Un Luchador, en
1925; y varios libros de Armando Triviño como ser La IWW en
la teoría y en la práctica en 1922, Arengas en 1923, Cancionero
Revolucionario en 1922. Los IWW también editaron libros bajo el
nombre editorial de “Acción Directa”, como por ejemplo el folleto
El Congreso Sindicalista de Berlín, en 1923.
Ahora bien, además de sus periódicos y editoriales los
wobblies desplegaron una amplia actividad cultural en espacios de
naturaleza distinta. Tuvieron un cuadro teatral llamado “Alborada”,
76 “La Conquista del Pan”, Acción Directa (Santiago), 2q/8/1921

Cuando las bombas son de papel / 55


una especie de estudiantina y una escuela Musical en conjunto
con la FOOC77. En su Hogar Común de Nataniel 1057 (más tarde
Ateneo), como ya se ha indicado, se desarrollaron ricas experiencias
de cultura libertaria, mediante conferencias y airosas polémicas que
de seguido podían enfrentar en las tribunas de aquel local obrero al
arzobispo de Santiago con el ácrata Alberto Baloffet, por ejemplo.
La propaganda oral no podía estar ausente y de ella hacían gala los
IWW, como también socialistas y demócratas en manifestaciones
y en otros lugares y tiempos: “A los miembros más entusiastas de
nuestra Unión –decían los wobblies en 1922- se les ha confiado la
unión de reclutamiento. Ellos efectúan conferencias públicas a la
salida del trabajo y los domingos en varios puntos de la ciudad”78.
Como ya hemos dicho, a partir de 1922 en adelante diversos
sindicatos de tendencia libertaria, al igual que varias organizaciones
especificas, empiezan a criticar a la IWW, acusándola de
centralista, autoritaria y marxista. Toda aquella tendencia adversa
al industrialismo terminará reviviendo a la FORCH (1913-1917) en
febrero de 1926. Antes, sin embargo, hicieron notar su presencia en
Tribuna Libertaria, en El Sembrador, El Surco y en Autonomía y
Solidaridad (Santiago; 1924). Solo sacó tres números. Se dedicaba
a los gráficos y a los gremios de la construcción.
Pero aparte de la IWW y de la FORCH, varios de los
distintos gremios y sindicatos de tendencia libertaria publicaron
periódicos en donde se mezclaban los problemas particulares de
cada oficio –o sección-, con la propaganda de las ideas anarquistas
mediante la inserción de extractos de teóricos del ideal en mención.
Se trata de organizaciones que como la Federación de Obreras
y Obreros en Calzado, por ejemplo, declaraban –en este caso en
1921- que estaban organizados “con finalidad del Comunismo
libertario”79. En todo caso, otros gremios eran menos explícitos en
dicho proceder. Y es que entre los zapateros la impronta libertaria
se hacía notar. En cuanto a sus publicaciones en 1919 sacaban El
Obrero en Calzado, que se publicó nuevamente en 1923, o la Aguja
en Valparaíso entre 1924 y 1925. En estos casos y en otros varios
la propaganda anarquista es notoria. Sin ir más lejos apuntaremos
77 “Cuadro Alborada”, Acción directa, 1q/11/1922
78 “Lucha cotidiana”, Acción directa, 1q/11/1922
79 “Acuerdos tomados en la Convención de la Federación de Obreros y
Obreras en Calzado el 12 al 20 de Noviembre de 1921”, Acción directa, 1q/2/1922

56 / Victor Muñoz
la existencia de uno de sus periódicos en donde la fusión sindical
ideológica de la cual estamos tratando es más nítida.
A mediados de junio de 1925 la Unión Industrial del Cuero
comenzó a publicar Solidaridad, que se repartía gratis. Su principal
redactor era el ya célebre anarquista Luís Heredia (Floreal Ramírez).
Debido a diversos factores solo alcanzó a sacar 6 ejemplares y
uno año después de salir a luz, se extingue. No era un periódico
doctrinariamente anarquista como Verba Roja o Tribuna Libertaria,
pero si tenía una clara orientación libertaria frente a temáticas como
las elecciones y las leyes sociales.
Por su parte el fenómeno también se daba en otras ramas de
la producción económica. Haremos una somera mención a algunos
de estos casos. En los gremios porteños la tendencia se reflejó
en publicaciones como Mar y Tierra -4ta época- de Valparaíso
en 1917 o en El Obrero Marítimo de Iquique en 1925. Entre los
panaderos con El Comunista (1921-1923) o en El Obrero Panadero
-de Francisco Pezoa- desde 1924. Entre los obreros de imprentas
con El Gráfico Iquiqueño de 1921, La Protesta del Gráfico en
Valparaíso el año 1922, El Obrero Gráfico de Antofagasta en
1926, o El Obrero Gráfico de Valparaíso entre 1926 y 1927. En la
construcción con El Obrero Constructor de 1924, El Ideal Obrero
de 1925 o El Andamio de 1927. Otros casos posibles de apuntar
son El Obrero Metalúrgico aparecido en Valparaíso en 1919 y luego
entre 1924 y 1926, o El Obrero en Dulce de 1926.
Como se ha notado la propaganda impresa de los
anarquistas durante el periodo implicó una compleja red en donde
en algunos casos se manifestó abiertamente (grupos específicos),
en otros de forma sistemática pero mezclada al mundo sindical
(federaciones anarcosindicalistas como la IWW o la FORCH),
y por último fusionada con el sindicalismo y en ocasiones de
forma bastante menos manifiesta (gremios no totalmente afines al
anarquismo). Como veremos a continuación, no obstante la notable
variedad de iniciativas y su dispersión geográfica, hubo contextos
en que la mayoría de los puntos de propaganda anarquista impresa,
vio peligrar su existencia. Para dar cuenta de estos instantes nos
detendremos en tres años cruciales al respecto, 1920, 1924 y 1927.

Cuando las bombas son de papel / 57


II
LA PROPAGANDA ANARQUISTA IMPRESA
ANTE LAS CONVULSIONES POLÍTICAS.
.................
T
odo el periodo que abarca esta investigación fue
atravesado por una serie de conflictos sociales que
directa o indirectamente amenazaron la difusión de
la propaganda anarquista impresa. Por lo general cada iniciativa
tuvo algún proceso judicial en su contra y en diferentes tiempos
y con disímiles resultados, pero hubo tres instantes en que los
contextos judiciales, en el primer caso, las convulsiones políticas
en el segundo, o la represión abierta desde el Estado en el tercero,
afectaron la publicación de varios periódicos –y por extensión
libros- al mismo tiempo. Se trata del proceso contra los subversivos
y la Guerra de don Ladislao en 1920, de los golpes militares que
entre septiembre de 1924 y los primeros meses de 1925 agitaron al
país, y de los primeros días de la dictadura ibañista en 1927.

1920. LOS SUBVERSIVOS, NUMEN Y LA GUERRA DE


DON LADISLAO.

1920 fue un año trascendental en la historia política de la


región chilena. El triunfo de Alessandri anunció el fin del oligárquico
parlamentarismo, de aquel modo de imaginar la política que desde
la revolución de 1891 parecía inamovible y que, a juzgar por sus
críticos, detuvo el curso a nuevas y necesarias leyes y reformas
sociales. Si bien tardarían unos cuantos años en materializarse
las propuestas de cambio de régimen que tanto se prometieron
en las campañas de “cielito lindo”, las que se verían apresuradas
a partir del Ruido de Sables en Septiembre del 24, con la victoria
alessandrista se vio un refresco en el ambiente político. No obstante,
a pesar de lo anterior y de la simpatía que Alessandri arrastró entre
el mundo sindical, la represión y la persecución a los trabajadores
revolucionarios no desapareció.
Para los anarquistas –y su propaganda- el 20 fue un año
particularmente tormentoso. Dos coyunturas autónomas pero
interconectadas amenazaron la permanencia de su influencia entre
el mundo sindical y cultural del país: la Guerra de don Ladislao y el
Proceso contra los subversivos. Por ser la segunda más atingente al
tema que tratamos y porque la primera también será referida en el

Cuando las bombas son de papel / 61


proceso contra los subversivos, solo nos detendremos en este último
para historiar la forma en que la propaganda libertaria impresa tuvo
que afrontar una coyuntura general de represión contra su ideario.
A grandes rasgos el Proceso contra los subversivos fue
un juicio que el Estado aplicó a la sección criolla de la central
anarcosindicalista IWW (Industrial Workers of the World) o
Trabajadores Industriales del Mundo. La razón primera es que la
IWW fue considerada una asociación ilícita que atentaba contra el
Estado e incitaba a la violencia. Con dicho pretexto se procedió a
allanar sus locales en toda la región chilena, clausurándose además
todas sus publicaciones. La nota más alta de este suceso judicial
fue cuando en Valparaíso se encontró cartuchos de dinamita en la
sede local de los IWW. Contando todas las órdenes de aprehensión
fueron tomados presos y conducidos a Tribunales más de doscientos
trabajadores, algunos por solo sospecharse su vinculación a esta
organización. Varios fueron liberados inmediatamente, otros
estuvieron presos unos cuantos días, mientras que los restantes
permanecieron tras las rejas varios meses. El día 20 del mes de
julio comenzó el proceder policial y judicial cuando cerca de las 20
horas la policía de Valparaíso, previo haber desplegado un amplio
operativo militar por todo el cerro Bella-Vista, apresó a Juan Onofre
Chamorro, secretario general de la IWW porteña. Al día siguiente,
como a las 4 de la tarde, en una reunión en el local de la IWW la
policía se dejó caer nuevamente, apresando a 25 nuevos trabajadores,
hallándose en el allanamiento la famosa dinamita80. Pero ese solo
fue el comienzo.
El 22 de julio la Corte de Apelaciones de Santiago designó
al Ministro José Astorquiza para instruir sumario a todas las
organizaciones anarquistas de la capital81. Como se ha indicado ya,
cientos de obreros de Santiago y Valparaíso, además de estudiantes,
serían tomados prisioneros en lo que fue el segundo “Proceso contra
los subversivos” (el primero había sido en 1911 contra la SROV).
Paralelo a ello se siguió una causa en contra de la imprenta Numen
del viejo anarquista Julio Valiente y del joven radical y ex presidente
de la FECH Santiago Labarca. Imprenta que el día 19 de julio había
sido asaltada y destruida por un grupo de nacionalistas. Valiente fue
80 “El proceso de los subversivos en Valparaíso”, Mar y Tierra (Valparaí-
so), 15-31/12/1920
81 Harambour, Alberto, El movimiento obrero, op. cit., p. 141

62 / Victor Muñoz
tomado preso y Labarca –quien fue golpeado el 19- permaneció
prófugo durante meses82. Se les acusaba de imprimir los folletos de
la IWW y además otras publicaciones consideradas subversivas. En
Valparaíso la imprenta de La Batalla también fue procesada por el
mismo motivo. Dice el dictamen del promotor fiscal de estas dos
causas, señor Julio Plaza Ferrand el día 9 de agosto de 1920:

“Del estudio de los antecedentes aparece


que las proclamas, folletos y periódicos subversivos
han sido impresos casi en su totalidad en Santiago
en la Imprenta “Numen”, calle de Santa Rosa 393,
de propiedad del reo preso Julio Valiente y del
ausente Santiago Labarca, y en Valparaíso en la
Imprenta “La Batalla”, calle Garibaldi 170.
En todas esas publicaciones sus autores
hacen propaganda del anarquismo y se incita
a la revolución social, para derribar a los tres
enemigos que, según ellos, tiene el proletariado:
“Dios”, “Capital”, “Autoridad”.
Los Trabajadores Industriales del Mundo
(IWW), cuyos estatutos fueron editados también en
la Imprenta Numen, tenía como órganos principales
de propaganda en Santiago, los periódicos
anarquistas Acción Directa y Verba Roja, impresos
en la citada imprenta Numen, periódicos a cargo
de de Luis A. Soza y Luis A. Triviño, secretario este
último, del Consejo de la IWW en Santiago.
En Valparaíso el órgano oficial de la
IWW era el periódico Mar y Tierra, a cargo del
secretario general de es asociación, el conocido
anarquista J. Onofre Chamorro.
(…) ¿Cuáles son los medios o instrumentos
de que se valen los afiliados a la IWW y sus
cómplices, para la realización de sus propósitos de
destrucción del actual orden social?
82 “Comienza la farsa”, revista Juventud (Santiago), edición especial de los
números 11 y 12, Enero-febrero y marzo de 1921, p. 39-46

Cuando las bombas son de papel / 63


Ellos mismos lo han dicho: la propaganda
en toda forma; hojas volantes, proclamas,
folletos, periódicos, afiches, etc. Son estos pues,
los instrumentos para la realización de su obra
demoledora del orden social existente”83

Luego de adjuntar una serie de artículos para probar lo dicho,


entre ellos unos dirigidos en contra del sistema electoral y contra la
opresión de los trabajadores en la pampa salitrera, así mismo algunos
proselitistas de la IWW, Plaza Ferrand sugiere una serie de medidas
punitivas. El Promotor señaló que ante los antecedentes recogidos
era preciso considerar las penas correspondientes a tres tipos de
delitos: los originados por asociación ilícita de la IWW (Art. 292 del
Código Penal), los que atentan contra la libertad de imprentas (Art.
10 de la Constitución Política y 137 del Código Penal), y los que se
oponen al libre ejercicio del sufragio (Art. 197 del Código Penal). Se
estima entonces que debe juzgarse a los redactores y editores de las
publicaciones subversivas. Así mismo debe requisarse el material
con el cual se elaboran dichos escritos y procesarse al dueño de las
imprentas84. Julio Valiente, el imprentero, se defenderá señalando
que realizó los trabajos sin fiarse de lo que se publicaba, cuestión
que no estaba penada bajo ningún punto de vista. Claramente era
una estratagema, no olvidemos que Valiente aun era activo dentro
del mundo sindical de los tipógrafos. Señalaba este inculpado para
defender la libertad de publicar ideas, aun las subversivas:

“La imprenta imprime todo, imparcialmente: las


razones de los que quieren suprimir la propiedad
privada y las de los que quieren conservarla,
repartirla, sindicarla, modificarla; las razones de
los que quieren romper con el pasado y las que
quieren que él sea en todo momento padre del
porvenir.
(…) (Por otra parte) La sociedad obrera IWW se
83 “Un dictamen del Promotor Fiscal”, revista Juventud (Santiago), edición
especial de los números 11 y 12, Enero-febrero y marzo de 1921, p. 110-118
84 “Un dictamen…”, op. Cit.

64 / Victor Muñoz
reunió en Santiago públicamente, con asistencia
de numerosa policía del orden y abundante
concurrencia de agentes de la policía secreta.
Estrecha y constantemente observados por esta
fuerza de policía, los IWW se constituyeron,
discutieron sus estatutos y declaraciones. La
autoridad los dejó constituirse, reunirse, discutir
sus principios, funcionar libremente y aprobar sus
conclusiones. Aprobadas estas bajo tutela de la
autoridad, se mandaron imprimir y se imprimieron.
¿Qué culpa puede tener o qué delito haber cometido
la imprenta, que se limitó a trasladar a la linotipia
conceptos y resoluciones públicamente adoptadas
por personas libres, consientes y responsables?”85.

Esta ofensiva coincidió con un despliegue de actividad


nacionalista que por aquellos días excitaba los ánimos locales contra
los peruanos. Se debe recordar que entonces los territorios de Tacna
y Arica aún estaban pendientes luego de la Guerra del Pacífico y cada
cierto tiempo, como hasta hoy, por cierto, los ánimos se calentaban
hasta el punto de la violencia, como ocurrió en el Tarapacá con las
ligas patrióticas chilenas que golpeaban y hostigaban a los residentes
peruanos de allí. Por aquellos días fue la Guerra de don Ladislao que
en concreto fue la movilización de 10 mil reservistas a la frontera
con Perú al tenerse noticias –aún no confirmadas- de que aquel país
y en conjunción con Bolivia atacarían prontamente a Chile. Todo
fue un rumor y nada más.
Este contexto bélico revivió una de las más recurrentes
acusaciones levantadas para desprestigiar a los trabajadores
anarquistas y socialistas, a saber, que no eran estos chilenos, sino
más bien vendidos al oro extranjero, en este caso, al peruano. La
IWW pasó a ser para sus detractores (exceptuando a los socialistas
y demócratas) una organización terrorista al servicio del Perú. La
prensa de masas (El Mercurio, El Diario Ilustrado, La Unión) no
fue neutral ante el proceso judicial y durante el tiempo que duró
aquel no cesó en denunciar a la IWW como organización extremista
85 “Sobre el informe del Fiscal”, revista Juventud (Santiago), edición espe-
cial de los números 11 y 12, Enero-febrero y marzo de 1921, p. 119-123

Cuando las bombas son de papel / 65


y al servicio de Lima86.
La sección chilena de la IWW había iniciado sus actividades
en 1918 a partir de la iniciativa de Juan Onofre Chamorro y de los
sindicatos de Valparaíso87 y en diciembre del año siguiente fue
establecida oficialmente la sección criolla durante una Convención
en la capital88. Los miembros de la IWW eran en su mayoría
trabajadores portuarios, aunque contaban también con un numeroso
contingente de zapateros, albañiles, estucadores, y oficios similares
y también de algunos estudiantes de la FECH. Entre estos últimos
era activa la labor de los anarquistas Juan Gandulfo y José Domingo
Gómez Rojas89.
Particularmente interesante para ejemplificar el juicio
de un miembro de la IWW, además del tipo de defensa que estos
utilizaron, es el caso del obrero tipógrafo Luis A. Soza, quien, por
lo demás, fue varias veces encargado de periódicos anarquistas tales
como Verba Roja y Acción Directa. Soza se encontraba postrado en
cama y enfermo el 25 de julio a las 5 de la mañana, momento en que
cuatro agentes “bien armados” lo tomaron prisionero. Acusado de
“subversión” y “sedición”, así como de pertenecer a asociaciones
ilícitas (IWW), causas que quisieron ser agravadas con el juicio a
la SROV y al periódico La Protesta en 1912, en el cual el tipógrafo
se vio involucrado. Finalmente, no se consideró esto último por
encontrarse sobreseída aquella causa, no obstante el viejo Soza
debió pasar cinco meses tras las rejas a causa de su vinculación con
la IWW. En su defensa el inculpado señalaba que sus perseguidores
lo habían tenido preso nada más porque se atrevía a rebelarse contra
las costumbres del pasado. Decía el tipógrafo en una defensa que
debió ser leída en el Congreso por el senador demócrata Zenón
Torrealba, y los diputados de la misma colectividad Vicente Adrián
y Juan B. Martínez pero que finalmente no fue utilizada por razones

86 “Advertencia a los chilenos”, “Dejemos obrar a la justicia”, El Diario


Ilustrado (Santiago), 29/7/1920 y 17/8/1920; Vicuña, Carlos, La Tiranía en Chile,
LOM, Santiago, 2002, p.112 y ss; Agustín Torrealba, Los Subversivos: alegato ante
la Iltma Corte de Apelaciones de Santiago en proceso contra la Sociedad Industrial
Workers of the World I.W.W., Imp. Yara, Santiago, 1921
87 El 10 de abril de 1918 se fundó la “Gran Unión del Transporte Maríti-
mo”, rápidamente reconocida por la IWW en Chicago. Mario Mario, op. cit., p. 32
88 “Los IWW y la región chilena”, Mar y Tierra (Valparaíso), 1/4/1920
89 Mario Araya, op. cit., y Peter DeShazo, op. cit.

66 / Victor Muñoz
que ignoramos:

“A uno de vosotros se les ha dicho de que


yo soy un anarquista terrible, con pretensiones de
criminal, y a quien lleva tan triste concepto, cabe
preguntar: ¿Serán actos terribles y criminosos
los que he cometido durante 25 años de acción
societaria, en que he luchado, en donde quiera que
yo haya llegado, por la fundación de instituciones
instructivas, centros de estudios y bibliotecas
populares a fin de instruirme e instruir yo después?
¿Habrá sido un crimen el que haya ayudado a
fundar escuelas nocturnas para obreros, haciendo
el papel de sostenedor o profesor –aunque de baja
ley- de ellas? (…) En fin, señores, ¿es crimen el
que haya gritado de entre los miembros de la IWW
que los idólatras del oro no se lleven al extranjero
el azúcar y los buenos cereales en grandes
cantidades para venderlos allá a precios fabulosos
y vendernos aquí la escoria al precio que imponga
el hambre que acosa al pueblo del que yo soy carne
y hueso?”90.

Nos parece fundamental para esta investigación


destacar que los anarcosindicalistas recurrieron a la legalidad
para defenderse. Es decir, su forma de zafarse de la justicia fue
indicando que sus actos no atentaban contra las leyes del Estado. Y
no, como podría esperarse de su doctrina, declararse abiertamente
subversivos. Si bien no hemos tenido acceso a las declaraciones
de cada individuo libertario juzgado, si sabemos que a nivel de
organización, la defensa adquirió estos tintes legalistas que incluso
llevaron a indicar que la IWW no era una organización contraria
al Estado. De hecho, en base a una larga exposición histórica en
donde se recurría a comparar la represión chilena con la inquisición
90 “El caso de Luis Soza”, revista Juventud (Santiago), edición especial de
los números 11 y 12, Enero-febrero y marzo de 1921, p. 162

Cuando las bombas son de papel / 67


medieval, y en donde se mostraban las “buenas” obras de la IWW,
Agustín Torrealba, el abogado defensor de la central, alegaba que
ésta jamás se planteó como contraria al régimen existente91. Esta
tendencia, como se verá más adelante, fue una constante dentro de
los argumentos usados por la defensa en los juicios seguidos a los
anarquistas chilenos. Continuando con la exposición de Luis A Soza
nos parece necesario arrebatar un párrafo más para ejemplificar esto
último.

“Se me ha acusado de sedicioso y


subversivo, y yo digo que no soy sedicioso porque
en mi propaganda escrita y verbal jamás he
azuzado al pueblo a la revuelta sangrienta sino
que a la revuelta intelectual y evolutiva; digo que
no soy subversivo porque jamás he aconsejado al
pueblo – ni aun después de una masacre- que vaya
a las calles y plazas públicas con el puñal oculto,
con el rifle al hombro ni el sable al cinto, porque si
así lo hubiera hecho sería un falso predicador de
un ideal que es todo sentimiento y todo amor la por
la humanidad toda. Y bien señores, si estos hechos
que yo he enumerado pueden llamarse crímenes
punibles, declaro que en lo sucesivo no dejaré de
cometerlos aunque hundan en mi pecho el corazón
del arma del soldado o caiga sobre mi cabeza la
ruda espada de los zares de ese reino”92.

Tras cinco meses de encierro Soza fue liberado en enero


de 1921. En cuanto a la persecución de la propaganda anarquista
impresa cabe señalar que desde el día en que fue allanado el local
en Valparaíso sucesivamente fueron clausurados sus periódicos u
obligados a silenciar puesto que por lo general los dirigentes de la
IWW eran a su vez los editores de los voceros de la organización.
Además, como el proceso fue extensivo al anarquismo, pronto
también salieron de circulación las hojas libertarias de doctrina.
91 Agustín Torrealba, op. Cit.
92 “El caso de Luis Soza…”, op. Cit.

68 / Victor Muñoz
Como afirma Peter DeShazo: “en una rápida sucesión, Verba Roja,
Numen, Acción Directa, Mar y Tierra, El Surco y otros periódicos
obreros, fueron forzados a suspender sus publicaciones después de
los allanamientos policiales”93. A estos habría que sumar algunos
medios socialistas que de igual forma fueron clausurados, entre los
mismos y otros anarquistas, cabe citar a La Comuna (Viña del Mar),
La Batalla (Valparaíso), La Jornada (Concepción) y El Socialista y
El Trabajo de Punta Arenas.
La noticia cruzó las fronteras y en una extensa carta los
wobblies nacionales dieron a conocer a sus pares estadounidenses
el represivo estado que padecían. La misiva hacía una minuciosa
relación de los sucesos que afectaban a los anarquistas. Fue enviada
de forma clandestina por Armando Triviño (que también estaba
prófugo de la justicia) y publicada por The One Big Union Monthly
en el país del norte. La extensa carta terminaba así:

“Por estar en una gran desventaja en


nuestra lucha contra los perpetradores de estos
terribles crímenes, pedimos la solidaridad de
todos los trabajadores del mundo. Sugerimos que
en cualquier lugar y en cualquier momento en que
sea posible, se haga publicidad a los crímenes de
la burguesía chilena, y que se realicen mítines de
protesta.
Les rogamos, además, que se esfuercen por
realizar un boicot a todo lo que venga de o vaya a
Chile, mientras nuestros camaradas estén tras las
rejas, y mientras continúe la pérfida persecución en
contra de quienes buscan un mejor sistema social y
un futuro más radiante para la humanidad.
Compañeros: ¡que la solidaridad sea la consigna!
¡Contra la tiranía criminal de la burguesía
chilena opongamos la solidaridad internacional
del proletariado!”94.

93 Peter DeShazo, op. cit., p. 263


94 En Victor Muñoz, Armando Triviño, op. Cit., p.125-129

Cuando las bombas son de papel / 69


Y al parecer el llamado fue escuchado. Mar y Tierra
informó que el consejo regional de Chicago, al tener noticias de
la persecución a los wobblies de Chile, acordó “boycotiar a todo
buque chileno que visite ese país”. Así mismo, haciendo oído a esta
decisión, los gremios de chóferes y empleados de hotel “se han
negado a prestar sus servicios a todo burgués chileno”95.
El ambiente durante todo el proceso estaba tenso. Sin ir
más lejos el 29 de septiembre nueve mil trabajadores y estudiantes
acompañaron al joven poeta anarquista José Domingo Gómez
Rojas, muerto en estado de locura en la Casa de Orates. Para sus
compañeros, aquel había sido un crimen de Estado puerto que allí
fue conducido Gómez Rojas luego de las torturas en su contra
ocurridas durante el proceso contra los subversivos. El ánimo
estaba caldeado y la represión no parecía detenerse96. En Santiago
comenzaron a sucederse uno tras otro atentados contra la gente
“de bien”. El domingo 15 de agosto la Capilla de las Monjas
Hospitalarias fue asaltada en medio de desmanes y sacrilegios97.
En la madrugada del 14 de septiembre fue desbaratado un atentado
dinamitero al Tribunal de Justicia. También se hallaron petardos en
las residencias de Gonzalo Bulnes y Joaquín Walker Martínez, dos
furibundos nacional-belicistas98. En ninguno de estos hechos pudo
identificarse los autores. Montaje policial o vindicaciones violentas,
las cosas no estaban bien. Dado la desfavorable opinión pública el
ministro Astorquiza fue reemplazado por otro “menos severo”, el
juez Ugarte. La muerte de Gómez Rojas, manifestaciones en pro de
la libertad de los “subversivos” como las de 14 y 15 de noviembre,
y el ascenso de Alessandri al poder calmaron considerablemente la
represión99. En enero de 1921 solo quedaban unos pocos cabecillas
en las mazmorras. A Chamorro, defendido por Carlos Vicuña, el

95 “Movimiento obrero en USA”, Mar y Tierra (Valparaíso), 15-30/3/1921;


En 1918 los chilenos habían solidarizando con los IWW perseguidos en USA. “Un
mitin espontáneo”, El Surco (Iquique), 18/8/1918
96 DeShazo, Peter, op. cit., p. 264
97 “Un suceso que conmueve a la sociedad”, El Diario Ilustrado (Santia-
go), 20/8/1920
98 “El atentado dinamitero de ayer”, El Diario Ilustrado (Santiago),
15/9/1920
99 “Ecos de un mitin”, Acción Sindical (Antofagasta), 1-15/11/1920 y
“¿Quién juega con fuego?”, Espartacus (Santiago), 15-30/11/1920

70 / Victor Muñoz
Tribunal le estaba dando 3 años de extrañamiento junto a otros seis
compañeros100.
El proceso contra los subversivos afectó considerablemente
a los anarquistas. Su propaganda no pudo salir durante meses con
normalidad. De hecho, Armando Triviño sintetiza aquella dramática
situación a la cual había sido relegada la propaganda impresa en
una de sus “arengas”. El texto que a continuación reproducimos
es el extracto de un escrito redactado en Valparaíso y que data
de Septiembre de 1920, es decir, en medio de la persecución de
Sanfuentes:

“¡Oh! Cuánto dolor disipan (los periódicos


anarquistas), cuanto optimismo encienden, estas
hojas pequeñitas, repletas, nutridas de letras
–sin un espacio vacío- letras que vocean los
pensamientos, las ideas y la acción de los hombres
libres. Cantan la insurrección de los ciudadanos
esclavos, de la patria, del amo y de dios y para
ellos va el oxígeno dignificador: ideas de revuelta,
ideas de liberación.
Tú sabes todo esto con sus glorias y
achaques: a esfuerzos y más esfuerzos salieron
a dar su luz, brillaban en el conventillo, en el
taller sórdido, en el barco, en las tórridas y áridas
calicheras, en las frías labores magallánicas, en
los tristes laboreos de las minas de carbón, en
las múltiples industrias fabriles, en las agitadas
tareas de movilización, en mar y en tierra, de
mano a mano pasaban: “El Surco”, “Luz y Vida”,
“La Batalla”, “Mar y Tierra”, “Númen”, “Verba
Roja”, “Acción Directa”.
Y hoy, de ellos no queda sino la gruesa
estría que dejaron en su trayectoria por la
emancipación proletaria. Hicieron su obra:
sublevaron esclavos, limpiaron cerebros, barrieron
prejuicios, orientaron la acción del proletariado,
rudo, dolorido y sincero. Sus despojos allí están.
100 “La IWW ante los tribunales de Chile” y “Fiscal Ugarte evalúa su dicta-
men”, en Mar y Tierra (Valparaíso), 15-30/1/1921

Cuando las bombas son de papel / 71


En los talleres patean hoy las botas de la cosacada
sanguinaria. Es lindo el cuadro: las cajas,
chivaletes, prensas, linotipias, torcidas, quebradas,
volcadas a martillazos y a fuego. (¡Desgraciado de
Gutenberg si lo encuentran a mano!)
(…)¡Hoy no tenemos prensa, compañeros,
sobre la que habíamos montado nuestra lámpara,
es sólo escombros!...
Anarquistas, hombres productores de todo el
mundo, por la prensa libre, por la prensa anarquista
quemada, destruida y secuestrada, por los I.W.W. y
anarquistas muertos, presos y flagelados, víctimas
de la criminal burguesía chilena: Resuene una
protesta”101.

No obstante, la propaganda anarquista impresa logró filtrarse


en algunos momentos a pesar de estar totalmente fuera de la Ley.
En este sentido la labor clandestina de algunos de sus miembros
burló la persecución permitiendo que algunas hojas circularan entre
los gremios afectados. Mar y Tierra por ejemplo, pudo reaparecer
gracias al trabajo de Armando Triviño, quien para los efectos de
la nueva situación, firmaba como Juan Subversivo y para recibir y
enviar cartas al extranjero era Luisa Soto o Luis Pirson102. Aun así, y
a pesar de estos hechos aislados, casi toda la propaganda anarquista
se vio suspendida en este tiempo, tendencia que solo pudo ser
revertida a partir de 1921.
El curso de los acontecimientos dio un giro rotundo cuando
se descubrió que la dinamita hallada en el local de la IWW en
Valparaíso había sido puesta por dos delincuentes que trabajaban
para el capitán de la policía secreta Enrique Caballero103. Todo
el largo juicio quedó en nada y tampoco hubo condena para sus
gestores. Ya en libertad los anarquistas de la IWW fustigaban, no
sin una considerable dosis de razón, contra el Estado y el sistema
judicial, así como contra la policía, por haber sido detenidos en

101 Armando Triviño, Arengas, Lux, Santiago, 1923


102 Víctor Muñoz, Armando Triviño, op. Cit.
103 Peter DeShazo, op. cit., p. 262

72 / Victor Muñoz
base a una falsa acusación. Y respecto a la prensa de masas que
ahora informaba “normalmente” del desenlace del proceso, Acción
Directa apuntaba: “Si hoy esclarecen los hechos, no es por amor a la
verdad o por interés hacia la causa obrera, sino espíritu netamente
comercial aumentando la venta de sus diarios, por la explotación del
escándalo”104.
Como se ha indicado más arriba los anarquistas y también
los socialistas desde sus primeros pasos por la región chilena
guardaron recelo por la prensa de masas. Esta vez no sería distinto
toda vez que mientras duró el proceso contra los subversivos aquella
se dedicó a difundir noticias escalofriantes y distorsionadas de la
IWW y de los estudiantes antimilitaristas. Una vez superada la
coyuntura de la represión los redactores de la revista Juventud de
la FECH –que también había sido perseguida durante la Guerra
de don Ladislao- publicaron un recuento con los titulares de la
prensa de masas en donde se consigna esta situación. Estos fueron
algunos de los titulares –comprobados por nuestra investigación-
que cubrieron las páginas de La Nación, El Diario Ilustrado, El
Mercurio y Las Últimas Noticias: “El entusiasmo patriótico ante la
defensa nacional”, “El proceso contra los elementos malsanos”, “La
tenebrosa conspiración”, “La IWW recibía oro peruano”, “La actitud
antipatriótica de la Federación de Estudiantes”, “Distinguidos
caballeros organizan la guardia blanca”, “Hechos de Policía: los
subversivos”, “Los jóvenes patriotas piden instrucción militar”105

1924-1925. EL RUIDO DE SABLES, LA PATRIA JOVEN Y


LA PROPAGANDA ANARQUISTA.

Además del proceso de los subversivos hemos querido


reseñar los sucesos ocurridos en la región chilena entre septiembre
de 1924 y los primeros meses de 1925, convulsiones políticas que
nuevamente afectaron a los voceros libertarios. Aunque, como
veremos, la situación fue distinta y la persecución se extendió a otras
vertientes ideológicas e incluso a sectores que no necesariamente
104 “La dinamita de la IWW”, Acción Directa (Santiago), 2q/2/1921
105 “Homenaje a la prensa de Chile”, revista Juventud (Santiago), edición
especial de los números 11 y 12, Enero-febrero y marzo de 1921, p. 190

Cuando las bombas son de papel / 73


eran revolucionarios. Todo comenzó el 5 de Septiembre con una
manifestación militar reconocida clásicamente como el “Ruido de
Sables”. Allí, la oficialidad joven demostró su descontento contra el
parlamentarismo por no avanzar en las leyes que gremialmente les
eran favorables (aumento de sueldos, por ejemplo) y que hace tiempo
estaban dormidas en el Congreso. De paso también excusaron su
proceder en el hecho de que existían varias leyes sociales a favor de
los trabajadores que tampoco habían sido consideradas u aprobadas
a pesar del tiempo en que se habían presentado. Con los días una
Junta Militar se hizo cargo del Gobierno, mientras que el presidente
Alessandri salía fuera del país.
El 8 de septiembre de 1924, es decir, cuatro días pasado el
golpe una comisión militar al mando del coronel Millán se presentó
en el local de la IWW (Nataniel 1057). La idea del nuevo Gobierno
era estrechar lazos con las organizaciones sindicales y explicarles
su plan de trabajo cuyo lema de la “Patria Joven” invitaba a la
refundación del país. Los wobblies, sin embargo, consecuentes con
su anti-estatismo le señalaron a los uniformados que la IWW “no
tiene ninguna relación ni la contraerá con ningún gobierno obrero,
burgués, clerical o militar”. En cambio se unirían a cualquier
iniciativa que luchara por las libertades públicas106. Ante tamaña
contrariedad la Junta Militar no procedió a reprimir, no por lo menos
en los primeros días. Mientras que los comunistas titubeaban e incluso
algunas de sus fracciones apoyaban a los militares en un principio
(luego ya no), todas las organizaciones anarquistas y sus voceros
iniciaron una activa campaña contra el nuevo gobierno. Campaña
que se agudizó con la arremetida antisindical que progresivamente
los militares concretaron contra las organizaciones revolucionarias.
Al poco tiempo de ocurrido el Ruido de Sables y por causa
del aumento de la represión por parte de los militares se organizó el
Comité Pro-Libertades Públicas que desarrolló una activa labor de
denuncia ante los “excesos” del gobierno. Si bien esta entidad reunió
a la mayoría de las federaciones obreras y gremios de la capital y
de diversas tendencias políticas, a juzgar por la composición de sus
boletines, así como por el lugar de impresión (en el local de los
IWW), y por quienes escriben (Federico Serrano, Teofilo Dúctil,
106 “La visita de una comisión de la junta militar a la Unión Local de la
IWW”, Tribuna Libertaria (Santiago), 2da quincena de septiembre de 1924; Da-
niel Schweitzer, “Juan Gandulfo”, Babel (Santiago), julio-agosto de 1945, p. 20.

74 / Victor Muñoz
Benjamín Piña), el Comité parece ser iniciativa de los libertarios,
o bien estos tuvieron protagonismo en el mismo. Más tarde se creó
otra entidad en defensa de las libertades públicas y a favor de una
nueva Constitución, la Asamblea Constituyente de Asalariados
e Intelectuales. Algunos anarquistas acudieron al llamado y
presentaron una moción para que el nuevo documento suprimiese
el Estado y lo remplazara por una red de federaciones libres. Por
supuesto, dicha propuesta fue descartada al instante107.
Uno de los periódicos anarquistas de Santiago, Tribuna
Libertaria, fue censurado y mediante el estudio de la información
contenida en los números posteriores se deja en claro que los
militares leían los artículos antes de que estos salieran a la calle y
que los castrenses hostigaban a los dueños de imprenta para que no
publicasen estos periódicos108. Quien no se salvó de la razzia fue el
semanario anarquista El Sembrador-Suplemento que se publicaba
en Valparaíso, pues fue clausurado por “la bota militar”109.
El retorno del presidente Alessandri y la restitución
del gobierno del mismo hicieron que la Asamblea de obreros e
intelectuales se diluyese en las semanas siguientes al igual que
el breve gobierno militar. Para los anarquistas el breve lapsus
militar trajo consecuencias gravísimas para su posterior capacidad
estratégica dentro del campo sindical y dentro del mundo de
los trabajadores y sus familias. Mediante las leyes sociales el
Estado, el eterno rival de los libertarios, comenzaba a intervenir
y comprometerse con las clases trabajadoras. Pero donde otros
sindicalistas vieron herramientas y beneficios para los obreros, los
anarquistas vieron el fin de la autonomía de sus organizaciones. Las
leyes sociales amenazaban cooptar al movimiento obrero y ellos
no podían sino aprestarse a la resistencia. Y es que la Ley fue la
107 “Constituyente de Asalariados e Intelectuales. Moción de la minoría”,
Tribuna Libertaria (Santiago), primera quincena de abril de 1925.
108 “Los acontecimientos militares”, Tribuna Libertaria, 2q/9/1924. Des-
tacado en el original. “Sobre el momento actual”, Tribuna Libertaria (Santiago),
1q/10/1924: “Las Garras y los Tiranos”, Tribuna Libertaria (Santiago), 2q/3/1925;
“De nuevo en el camino”, Tribuna Libertaria (Santiago), 15/10/1925; En otros
momentos las imprentas también habían tenido problemas con las publicaciones
anarquistas, por ejemplo en Talca con El Proletario, ver “Fin del boicot”, El Prole-
tario (Talca), diciembre de 1921
109 “De las escaramuzas políticas-militares”, Tribuna Libertaria (Santiago),
15/10/1925

Cuando las bombas son de papel / 75


mejor forma para alejar a los anarquistas del movimiento sindical.
Como lo ha señalado Jorge Rojas respecto de la represión ibañista
posterior (1927-1931) y la sindicalización legal, fue esta última y
no la primera la que más repercutió entre los libertarios. Pues de
la represión habrían logrado recuperarse, más no de la creación de
los sindicatos amparados por el Estado que poseían varias ventajas
respecto el sindicalismo libre110.

1927. LOS PRIMEROS DÍAS DE LA DICTADURA


IBAÑISTA.

Por último, quisiéramos referir someramente lo ocurrido


a los anarquistas durante los primeros tiempos de la dictadura del
Coronel Carlos Ibáñez del Campo, a partir de 1927. Más bien,
deseamos apuntar lo ocurrido con aquellos libertarios que tuvieron
durante los años veinte una destacada labor en su prensa sindical o
doctrinaria. Según la lista de hostigados políticos confeccionada por
Jorge Rojas en su tesis sobre el sindicalismo en el periodo ibañista,
hubo cerca de 63 anarquistas –identificados- que se vieron afectados
directamente, ya sea por relegación, aprehensión u obligados a salir
del país111. En base a dichos datos y más el material de nuestra
investigación podemos especificar alguna información respecto
a lo que ocurrió con los anarquistas que estaban directamente
relacionados a la propaganda impresa (se excluyen colaboradores
y erogantes, solo administración y confección del vocero). Desde
luego la información es relativa, pero sirva como aproximación a una
temática no tratada y que requiere mayor atención. Reconocemos
entre la lista a una serie de individuos que durante los últimos
años previos a la dictadura habían administrado periódicos de
tinte anarquista y anarcosindicalista, entre ellos a Luís Armando
Triviño (Acción Directa, Verba Roja, etcétera)112, Julio Barrientos
110 Jorge Rojas, op.cit.
111 Jorge Rojas, Las organizaciones de trabajadores y el gobierno de Ibá-
ñez: (1927-1931), Tesis de Historia UC, Anexo Nº 2, p. 345 y ss.
112 Triviño huyó a la Argentina, pasando por Bolivia, en donde junto un

76 / Victor Muñoz
(Adelante), Oscar Belda (El Sembrador-Suplemento), José Cortés
(El Surco), Néstor Donoso (El Arrendatario), Luis Heredia
(Tribuna Libertaria), Juan Segundo Montoya (Bandera Roja), Pedro
Ortúzar (Campana Nueva), Gregorio Ortúzar (Tribuna Libertaria,
Agitación), Porfirio Soto (La Voz del Mar), Luis Soza Carmona
(Verba Roja), Daniel Reyes (El Andamio). Además, sabemos que
Enrique Arenas (El Surco, El Sembrador) murió en Valparaíso a
principios de la dictadura113. Con estos datos se puede advertir que
la mayoría de quienes administraban las iniciativas de propaganda
anarquista impresa durante los veinte, fueron perseguidos por el
gobierno ibañista, lo cual mermó considerablemente la capacidad
de difusión de éstos.

grupo de refugiados chilenos publicó Acción Directa en 1928. Víctor Muñoz, Ar-
mando Triviño, op. Cit.
113 Rebelión!, Santiago, Julio de 1928

Cuando las bombas son de papel / 77


.................
III
EL ESTADO Y LA PROPAGANDA
ANARQUISTA. ENTRE LA TOLERANCIA Y
LA PERSECUCIÓN.
.................
H
emos apuntado ya que a partir de mediados de
1917 la región chilena comienza a ser testigo de
la rearticulación del movimiento de trabajadores
y del ascenso del mismo reflejado en una manifiesta proliferación
de conflictos huelguísticos y de manifestaciones políticas callejeras.
Las avenidas de Santiago, así como las plazas públicas en regiones,
eran llenadas periódicamente por multitudes convocadas por la
Asamblea Obrera de Alimentación Nacional (AOAN) durante
1918 y 1919, una organización coyuntural que agrupó a diferentes
organizaciones con el afán de exigir al gobierno el cese de ciertos
impuestos sobre artículos de primera necesidad puesto que sus
precios ya eran inalcanzables para las familias de trabajadores y
gente del pueblo. Por otra parte, desde la lejana Rusia empezaron
a llegar los ecos de la revolución, noticias que fueron tratadas con
cautela y hasta con distorsión por parte de la prensa de masas, y con
entusiasmo por los socialistas. Por otro lado, y como se ha indicado
ya, por aquellos años (1918-1922) rondaba un ambiente pro belicista
y nacionalista contra lo que se consideraba la amenaza peruana.
Las grandes manifestaciones fueron un terreno propicio
para que las diversas ideologías se dieran cita y desde las tribunas
improvisadas hicieran oír su verba. Por su puesto, dicha situación
alarmó a la autoridad y la opinión pública que se alimentaba con la
prensa de masas. El fantasma de la subversión del orden económico
y de los valores morales, se creía, pasaban desfilando con cada
marcha de la AOAN u otra convocada por obreros y huelguistas.
Para colmo, se supo en el senado de que anarquistas andaban en la
zona salitrera “sembrando el antipatriotismo” entre los trabajadores,
llamándolos a no acudir a las armas contra los peruanos. Todo esto
confluyó para que el Estado agudizara sus mecanismos de defensa
contra el fantasma de la revolución114.
A finales de 1918 y en medio de todo el contexto recién
presentado una nueva herramienta comenzó a circular para prevenir
y controlar la propaganda de socialistas y anarquistas: la Ley de
Residencia. Al igual que en la Argentina, en donde se aprobó en
1902, se creyó en Chile de que así como las ideologías socialistas
y anarquistas provenían de Europa, de igual forma las huelgas y
agitaciones locales no se debían a la obra del trabajador nativo, sino
más a bien a la clara actuación de subversivos extranjeros, también
114 Francisco Navarrete, op. Cit.

Cuando las bombas son de papel / 81


llamados agitadores profesionales. Sin embargo, es sumamente
improbable que estos “extranjeros indeseables” obligasen -como
más de alguna vez se dijo- a los trabajadores locales a tomar parte
de alguna huelga115. Indudablemente muchos forasteros (italianos,
argentinos, franceses y españoles, principalmente) actuaron en el
seno de las organizaciones laborales chilenas, pero solo en contadas
ocasiones tuvieron cargos directivos en éstas, muy al contrario de lo
que sucedía en el Río de la Plata con los italianos, por ejemplo116.
Además, ni siquiera el anarquismo (ideología por excelencia
“foránea”) habría sido originado en Chile por extranjeros: las
figuras ácratas mas destacadas del 1900 eran criollas117. Con todo,
los agitadores extranjeros existían (más en la paranoia que en la
realidad) y había que deshacerse de ellos118. La Ley de Residencia
prohibía el ingreso y la permanencia en el país de todo extranjero
que propagase ideas contrarias a la moral y las buenas costumbres
y se dedicase a predicar conceptos que sean adversos a la unidad
e integridad nacional119. Con ello quedaban en condición de
ilegales los extranjeros revolucionarios con su internacionalismo
y su antimilitarismo. A pesar de la propaganda callejera y de los

115 Cámara de Senadores. Op. cit., sesión del 21/7/1920 y del 7/8/1920
116 Bayer Osvaldo, Los Anarquistas expropiadores y otros ensayos, Booket,
Buenos Aires, 2007
117 Grez, Sergio, Los anarquistas… op. cit.
118 El control contra los extranjeros perniciosos fue intenso. Algunos ejem-
plos de esto puede verse en los documentos enviados por la policía secreta al Inten-
dente de Santiago, especialmente el año 1920. Archivo Histórico Nacional, Fondo
Intendencia Santiago, v. 476, oficios 585, 662 y 568 del 17, 24 y 13 de marzo de
1920; AHN, AIS, v. 496, oficios 1025, 2161 y 881 del 28/6/1920, 25/9/1920 y
1/6/1920
119 La Ley prohibe la “entrada al país de los extranjeros que hayan sido
condenados o estén actualmente procesados por delitos comunes (...) de los que no
tengan o no puedan ejercer profesión u oficio que los habilite para ganarse la vida,
i de los que aparezcan comprendidos en alguno de los casos de enfermedad que
señala el inciso 2º del artículo 110 del código sanitario”. Igualmente, no permitía
“entrar al país a los extranjeros que practican o enseñan la alteración del orden so-
cial o político por medio de la violencia” así como el “avecindamiento de los que de
cualquier modo propagan doctrinas incompatibles con la unidad o individualidad
de la nación; de los que provocan manifestaciones contrarias al orden establecido;
de los que se dedican a tráficos ilícitos que pugnan con las buenas costumbres o el
orden público”. Ministerio de Justicia, Boletín de leyes, 1918, Santiago, Imprenta
Nacional, Tomo 2.

82 / Victor Muñoz
artículos de prensa, la protesta de anarquistas y socialistas a dicha
medida no fue escuchada y uno tras otro fueron siendo arrojados
del país los extranjeros perniciosos120. Entre 1918 y 1920 los
primeros expulsados fueron Casimiro Barrios (asesinado más
tarde por la dictadura de Ibáñez), Manuel Peña (español), Lorenzo
Loggia Fratti (italiano)121, Luis Quadri (italiano), Ramón Rusignol
(catalán), Mariano Rivas (argentino) Nicolás Gutarra (peruano),
Julius Muhlberg (estonio) y Tom Barker (inglés)122, y dos rusos
maximalistas123.
En el terreno del control de la propaganda impresa,
permanecía vigente la Ley de imprentas que controlaba las
publicaciones, censurando y persiguiendo a las que se consideraba
que llamaban a subvertir el orden, a la sedición, a la violencia, o
bien a la que manifestaba valores contrarios a la “moral y las buenas
costumbres”. La Ley de Imprenta databa de la Constitución de 1833
en donde se garantizaba la completa libertad para expresar opiniones
escritas. En 1872 dicha ley fue restringida y complementada con
una reforma llamada “Ley sobre abusos de la libertad de imprentas”,
la cual señala fuera de la ley a todos los escritos y publicaciones,
así como a sus gestores e impresores que representen o califiquen
dentro de los siguientes parámetros:

“1º. Los ultrajes hechos a la moral pública o a la


religión del Estado. 2º. Los escritos que en que de
cualquier modo se tienda a menoscabar el crédito
o buen concepto de un empleado público, o la
confianza que en él tenga la sociedad. 3º. Aquellos
en que se tienda al mismo fin respecto de las

120 “Ley de Residencia”, El Surco (Iquique), 2/1/1917; “La ley de residen-


cia”, La Antorcha (Santiago), 15-30/1/1921; “Alemanes en Chile”, La Aurora (Tal-
tal), 18/8/1919
121 “Lorenzo Loggia Fratti”, La Jornada (Coronel), 12/12/1920; “Loggia
Fratti prisionero de Guerra”, El Despertar de los Trabajadores (Iquique), 10/5/1918
y 4/6/1918
122 Mario Araya, op. cit., p. 34-40
123 Estos rusos apresados en Valparaíso dirían ser agentes bolcheviques.
“Desde Santiago”, El Socialista (Antofagasta), 26/4/1920; “Maximalistas rusos”,
El Diario Ilustrado (Santiago), 23/4/1920

Cuando las bombas son de papel / 83


personas particulares”124.

Sin embargo, como veremos, a pesar de que judicialmente


y en vista a la Ley de imprenta, la propaganda anarquista era ilegal
(atacaba al patriotismo y toda autoridad), ésta no fue sacada en su
generalidad de circulación. En total debió acumular por lo menos
unas decenas de juicios en su contra, no obstante, los mismos
siempre fueron de forma particular y no a la propaganda libertaria
en general. Lo cual nos habla de una especie de tolerancia entre
el Estado y la propaganda libertaria: el primero no suprimiendo a
la otra en su totalidad, y los anarquistas al respetar las leyes que
regían, por ejemplo, algunos aspectos jurídicos de las publicaciones.
Los libertarios cumplieron casi a cabalidad con lo dispuesto por el
Estado en el sentido de remitir los ejemplares de sus publicaciones
a este organismo. De hecho, podemos ver un ejemplo de esta
situación con el vocero ácrata La Batalla de Valparaíso (cuyos
números por lo demás no están hoy en la Biblioteca Nacional)
cuando por medio de El Sembrador-suplemento hace saber a sus
lectores que: “La Biblioteca Nacional nos exige bajo pena de ser
multados que remitamos 3 ejemplares de los números 202, 203 y
209, y cuatro de 221 y 222”125. Además, y para profundizar con
este aspecto, sabemos que ante una nueva disposición legal del
Estado –en tiempos de los gobiernos militares de 1924 y 1295- que
obligaba a los editores de periódicos a elevar una solicitud formal
para publicar a sus voceros, los libertarios nuevamente cumplieron.
El 31 de marzo de 1925 se publicó este nuevo decreto “sobre abusos
de publicidad” y progresivamente casi todos los medios anarquistas
de Santiago cumplieron la orden. La excepción fue hecha al parecer
por Tribuna Libertaria que, recordemos, era entonces censurada126.
A continuación revisaremos una serie de juicios llevados
adelante contra las publicaciones relacionadas con el Centro
124 Anexo nº2, de la tesis de Mónica Jaramillo, Roberto Manríquez y Jimena
Suoza, op. Cit., p. 290
125 “La Batalla a sus lectores”, El Sembrador-Suplemento (Valparaíso),
27/2/1926
126 Firmaron Armando Triviño (Acción Directa), Luis Soza (Hoja Sanitaria
IWW y Verba Roja), Federico Serrano (Acción Directa y Palabra Anarquista), Six-
to Lobos (El Ideal Obrero), Néstor Donoso (El Arrendatario), José Moreno (Boletín
Oficial de la Unión Industrial de Obreros Gath y Chaves), Daniel Reyes (El Anda-
mio). Archivo Histórico Nacional, Fondo Intendencia Santiago, v. 584

84 / Victor Muñoz
Anárquico de Estudios Sociales La Brecha. Con este ejercicio
pretendemos abordar las aristas judiciales y las formas en que dichos
procesos fueron abordados por los libertarios.

Cuando las bombas son de papel / 85


.............
IV
LA PROPAGANDA ANARQUISTA IMPRESA
Y EL ESTADO DE CHILE: EL CASO DEL
CENTRO ANÁRQUICO DE ESTUDIOS
SOCIALES LA BRECHA DE IQUIQUE.
.....................
IQUIQUE Y LA EFERVESCENCIA LIBERTARIA.

I
quique es una de las ciudades más simbólicas para la
historia del movimiento obrero y popular de la región
chilena. Hasta allí llegaron las repercusiones de la gran
huelga de 1890, la primera de carácter general registrada en la región
chilena. Allí se formó la primera mancomunal que actuando entre
los gremios porteños y pampinos dio ejemplos de organización al
resto del país. Allí los obreros pampinos fueron masacrados en la
tristemente célebre Matanza de la Escuela Santa María en 1907.
Allí se conformó el principal grupo precursor del Partido Obrero
Socialista (POS), posterior Partido Comunista de Chile. Allí el
radical Arturo Alessandri ganó fama y se hizo León.
Iquique era una ciudad convulsionada, fue epicentro del
auge del salitre y mientras éste fue el eje de la economía chilena, la
ciudad fue una de las urbes más importantes y activas de Chile. Allí,
una sociedad particular se conformó en base a la población peruana
que residía desde antes de la Guerra del Pacífico, a los chilenos, los
bolivianos y junto a ellos inmigrantes provenientes desde diversos
puntos del planeta. Desde coolíes de la China hasta yugoeslavos
expulsados de sus territorios de origen127. Y en esta ciudad multicolor
los libertarios no estuvieron ausentes y de hecho fue Tarapacá, uno
de los principales puntos de su propaganda impresa.
Los registros de actividad ácrata en Tarapacá, aunque
incipientes, datan de 1898, es decir, desde un tiempo muy temprano
en cuanto a la expansión general de La Idea en tierras chilenas. En
ese tiempo el escritor de origen peruano Mario Centore publicaba La
Voz de Abajo, periódico al cual no hemos tenido acceso, pero que,
sabemos, mantenía relación con los voceros ácratas de Santiago128.
Años más tarde puede registrarse una progresiva actividad de grupos
anarquistas en Iquique y en las oficinas salitreras de cercanas, al
tiempo en que la Idea se abría espacio entre los sindicatos obreros.
En Estación Dolores el Centro Libertario Luz y Libertad editó El
Obrero Libre (1903-1904). Un año más tarde integrantes del mismo
127 Sergio González, Hombres y Mujeres de la Pampa, LOM, Santiago,
2002
128 Pero no hay ejemplares de esta experiencia. Sergio Grez, Los anarquis-
tas… op. cit., p. 93

Cuando las bombas son de papel / 89


grupo dieron vida a La Agitación (1905). En 1906 actuaba en Iquique
Grupo de Estudios Sociales Redención, con la participación de Luís
Olea, uno de los anarquistas más afamados de la primera generación.
Estos editaron el periódico El Primero de Mayo (1907-1908) y
participaron activamente de la huelga grande de diciembre de 1907.
La revisión del supuesto signo anarquista de la huelga y matanza
de la Escuela Santa María ha sido ya debatida por Julio Pinto y
Sergio Grez y se ha establecido que si bien es cierto que hubo varios
cabecillas huelguistas que han sido identificados como ácratas,
aunque a veces aquello sea la expresión de un imaginario más que de
un hecho fáctico, el desarrollo del conflicto y los movimientos dados
por los trabajadores (confianza en las autoridades, negociación,
etc.) difícilmente podrían interpretarse como anarquistas. Las
consecuencias de aquella matanza repercutieron entre los libertarios,
tanto como en las demás tendencias de corte revolucionario, debido
a la represión desatada, en un receso, por lo menos de su actividad
visual, que se prolongó por un par de años haciéndose notorio su
resurgir entre 1912 y 1913.
A mediados de la década del diez surge una nueva explosión
de actividad libertaria en Tarapacá. En 1915 nace el Centro
Anárquico La Brecha, del cual nos ocuparemos más tarde y que
sin lugar a dudas fue uno de los principales focos de propaganda
anarquista que alguna vez se haya conocido en la región chilena. Por
otra parte, esfuerzos aislados como los de Eduardo Ranfasto, quien
editó Pluma Rebelde en 1917, dan testimonio de este auge que se
vino a nutrir además con la consolidación de la presencia libertaria
entre el mundo sindical, sobre todo entre lancheros y demás gremios
marítimos, gráficos, panaderos y otros oficios.
En Iquique también convergió en su momento una sección
local de los IWW. Los wobblies, como así se identificó a sus
miembros, editaron allí El Productor (1921-1923). Durante aquellos
años tuvieron un importante ascenso en la región del norte mas, una
larga y conflictiva huelga de 88 días en 1923 en el sector portuario
y la derrota de los anarcosindicalistas en la misma, acabaron con el
impulso industrialista. A raíz de este fracaso, y por otros motivos, la
sección local de los IWW abandonó a la central anarcosindicalista
por considerarse traicionados por sus compañeros de Santiago. Esta
división caló hondo entre las disputas del anarcosindicalismo a nivel
nacional puesto que profundizó la división entre grupos federalistas

90 / Victor Muñoz
y grupos específicos frente a la IWW. En 1925, algunos anarquistas
que trabajaron en El Productor intentaron reagruparse y fundaron
El Obrero Marítimo, pero esta experiencia se esfumó tras solo dos
ediciones.
Además del Centro Anárquico La Brecha y de la IWW,
los anarquistas locales actuaron –muchas veces compartiendo
filiación- en otros tantos grupos de existencia variada y de disímil
características. En 1921 se formó el Cuadro Artístico José Domingo
Gómez Rojas, el que duró por lo menos hasta 1926. Destacaron en
el interior de este organismo Emilia Araya, Víctor López, Alejandro
Zavala, Guillermo y Justo Goicochea. Este último además desarrolló
una activa labor cultural de forma individual, dando conferencias
científicas, clases de música y publicando La Escuela Moderna
(1922-1923), un periódico de educación libertaria y racionalista129.
El Cuadro Artístico Gómez Rojas desplegó una amplia
actividad cultural. En 1922, por ejemplo, dio numerosas giras y
funciones gratuitas para los trabajadores de Tarapacá. Este grupo
también fue afectado por el fracaso en la huelga de 1923 y debido a
ello cayó en recesión hasta 1925. En este tiempo, según recuerdan
tiempo después, sus miembros se abocaron a reagrupar a la gente
del mar dispersas entonces por la pasada derrota. El Cuadro se
reorganizó a mediados del año 26 y en esta nueva época apostaron
por representar en el Teatro Municipal y Variedades de Iquique,
diversas obras dramáticas de contenido social, entre ellas: “La Voz
del Abismo”, “Los sin patria”, “Fin de Fiesta”, “Justicia”, “Los
Mártires”, “Las coyundas”, etc. Por aquellos días, además, las
actuaciones del Gómez Rojas eran amenizadas por los sones de “la
muchachada” del Centro Musical Los Bohemios130.
También existió el periódico Claridad que si bien no
hemos logrado consultar, sabemos, por referencias en otros medios
libertarios, que su director fue un simpatizante anarquista y que en
1922 llevaba 84 números publicados.

129 “La pedagogía libertaria. Su urgencia, sus ideas elementales y algunos


apuntes para la historia de sus experiencias en la región chilena”, El Surco (Santia-
go), Nº8, Octubre 2009
130 “El Cuadro Artístico José Domingo Gómez Rojas”, El Surco (Iquique),
2/10/1926

Cuando las bombas son de papel / 91


EL CENTRO ANÁRQUICO DE ESTUDIOS SOCIALES LA
BRECHA.

El 17 de noviembre de 1915 se fundó en Iquique el Centro


Anárquico de Estudios Sociales La Brecha (CES La Brecha)131.
Según Modesto Oyarzún, amigo y compañero en la redacción de
Verba Roja con Julio Rebosio, fue este último el que junto a Enrique
Arenas fundó el Centro. De ser cierto el dato, cabe destacar que al
medio año de andar contaba la agrupación ya con 15 miembros.
Como la mayoría de los CES la función de este fue la constante
creación de espacios de difusión de cultura libertaria. Desde
la publicación de periódicos y folletos hasta las conferencias y
polémicas públicas, pasando por giras a los pueblos del interior y el
apoyo a grupos teatrales y musicales.
Desde sus primeros días el Centro desarrolló actividades
culturales y polémicas públicas al tiempo en que participaba en
manifestaciones políticas. De hecho, su primer gran desafío fue
la lucha por la libertad de opinar del socialista italiano, amigo de
Recabarren, Lorenzo Loggia Fratti, quien fue privado por la policía
ariqueña de dar conferencias públicas en aquel puerto. Para lograr
tal objetivo se reúnen el domingo 14 de Mayo de 1916, a las tres
de la tarde, y junto a miembros del POS los anarquistas concretan
un mitin para protestar en contra de la medida asumida por la
autoridad132. En aquella oportunidad hablan ante los trabajadores
Julio Rebosio, Enrique Arenas y el demócrata Manuel Aguirre. Los
tres oradores son impedidos de desarrollar todas sus intervenciones
pues la policía los asedia y detiene. A los dos anarquistas los toman
presos y serán obligados a pasar 40 días tras las rejas. El parte del
juzgado dice: “Los individuos Rebosio y Arenas por sorprendérseles
hablando en términos subversivos contra el Ejército, la Armada y
la Autoridad e incitando al pueblo a la huelga y a la revuelta”.
Desde Taltal los socialistas protestarán por el proceder de la
autoridad, aunque este sea en parte justificado, dicen los del POS,
porque los anarquistas usan “como siempre su lenguaje grosero e
inculto”. Luego de cumplir la condena son libertados tras pago de
131 Carlos Rama, op. Cit., p. 136
132 Sobre esa prohibición ver “Contra la libertad de pensamiento”, La Auro-
ra (Taltal), 12/5/1916

92 / Victor Muñoz
1000 pesos cada uno, una verdadera fortuna para la época. Debido
a esta circunstancia los demás miembros del La Brecha, realizaron
una campaña de solidaridad para recaudar fondos y denunciar la
situación133.
Como ya hemos adelantado, el grupo de propaganda
anarquista más activo en Tarapacá fue el que giró en torno al
Centro Anárquico La Brecha (1915-1926) y de los periódicos
que de allí nacieron. La gente ligada a este grupo fue la que dio
vida a Rebelión (1916), Pluma Rebelde (1917), El Surco (1917-
1921), El Sembrador (1922-1924) y El Surco (1925-1926). Después
de la dictadura ibañista y del período que aquí analizamos, estos
anarquistas también editaron La Brecha (1932-1933, 1935-1936,
1939-1940) y El Sembrador (1940). El motor de la mayoría de estas
iniciativas fue el obrero gráfico Enrique Arenas134, administrador de
casi todos los periódicos recién mencionados135.
A diferencia de la mayoría de los otros grupos de propaganda
anarquista que se dedicaron a la expresión impresa, la gente de
La Brecha poseía una imprentita propia, llamada El Progreso, en
la cual editaron sus publicaciones y los volantes de los gremios
afines. Esta imprenta, creemos, fue heredada del extinto periódico
anarquista antofagastino Luz y Vida (1908-1916)136. Debido a esta
posibilidad, muy pocas veces dependieron de talleres ajenos para
hacer sus trabajos. Y de hecho, solo lo hicieron cuando su imprenta
fue requisada por las autoridades, o cuando el material de su
máquina se descomponía por gasto del material137. A causa de esto
último en numerosas ocasiones se recurrió a erogaciones voluntarias
para reparar la imprenta o bien para adquirir una nueva. Aparte de
133 “Arbitrariedades”, Luz y Vida (Antofagasta), julio de 1916; “Comicios
contra el Gobernador”, La Aurora (Taltal), 19/5/1916
134 Su nombre de pila era Celedonio Enrique Arenas Robles, pero prefería
firmar como Enrique Arenas. “Los obreros de imprenta no han sido jamás políti-
cos”, La Voz del Grafico (Santiago), 1q/9/1938
135 José Federico Cortés fue uno de los anarquistas de más amplia trayecto-
ria en la región chilena. En 1935 editaba “Trabajo” en Iquique. “Trabajo”, La Voz
del Grafico (Santiago), 1q/7/1935
136 Ellos tenían una imprenta con ese nombre que fue comprada luego de
tres años de recaudación de fondos para tal fin. Los nexos entre Antofagasta e Iqui-
que eran fuertes y además Luz y Vida dejó de aparecer en 1916. “La imprenta obre-
ra”, Luz y Vida (Antofagasta), Mayo 1916
137 “Nuestra prensita”, El Sembrador (Iquique), 1/51924

Cuando las bombas son de papel / 93


la ayuda local, vinieron espaldarazos del extranjero, sobre todo de
los compañeros de La Protesta en Buenos Aires, quienes realizaron
numerosas actividades para juntar fondos (veladas, rifas, venta de
libros) para dotar de una imprenta nueva a los iquiqueños138. Como
La Brecha tenía una estrecha relación con el gremio de cargadores,
la prensita –como gustaban llamar a su imprenta- y su taller, se
ubicaban en el local sindical de aquellos139. Esto fue así hasta mayo
de 1924 cuando deciden retirarse de aquel lugar para arrendar otro
más independiente140.
Este grupo iquiqueño, como ya hemos dicho, fue uno de
los más importantes que hubo en Chile. Mediante la revisión de sus
periódicos es posible reconstruir una compleja red de distribución
y contacto tanto a nivel nacional como con el extranjero. En Chile
tenía distribuidores, así como canjes con otras publicaciones en
las Oficina Peregrina y Papudo, en Junín, Caleta Buena, Pisagua,
Tocopilla, Alto San Antonio, Antofagasta, Santiago, Valparaíso,
Rancagua, Concepción, Coronel, Doñigue y Valdivia141
En Europa mantenían contacto y correspondencia con
la Biblioteca Acracia de Tarragona, con el Sindicato Único
de Alimentación de Zaragoza, con La Vanguardia Mercantil,
Generación Consciente y La Revista Blanca en España. Se escribían
con el famoso teórico y anarquista de origen español Diego Abad
de Santillán, residente entonces en Berlín. Abad de Santillán fue
uno de los principales rostros de la trasandina FORA, influyendo
considerablemente en los anarcosindicalistas chilenos que se
enfrentaron contra los IWW.
A lo largo del continente americano la red del Centro
138 “Pro imprenta propia”, El Sembrador (Iquique), 8/9/1923
139 “Para el local del centro”, “Del CALB a los cargadores”, 28/6/1924;
“Del gremio de cargadores”, 9/8/1924, El Sembrador (Iquique)
140 “El C. Anárquico La Brecha”, El Sembrador (Iquique), 24/5/1924
141 En Antofagasta con la librería El Pololo de Juan Falcón, con J B Cuevas
y Luís Castillo y con el periódico Ideas. En Santiago con Verba Roja, Tribuna
Libertaria y Acción Directa. En Valparaíso con Remember, con el grupo La Bata-
lla, con Porfirio Soto, con Campana Nueva de Emilio Meza y Pedro Ortúzar. En
Rancagua con Julio Barrientos, Rosa Pacheco, María Arriaza, todos ellos del grupo
Barricada. En Concepción con un tal Ortiz y con el escritor José Santos González
Vera. En Coronel con Guillermo Arrey y Ricardo Merino. También tendrán redes
con Doñigue. En Valdivia con Carlos Morales, quien entregará numerosas colabo-
raciones.

94 / Victor Muñoz
Anárquico La Brecha también se extendió. Sin duda, los nexos
más cercanos estaban con los compañeros y compañeras de la
región argentina, sobre todo con los anarquistas que editaban La
Protesta, con la editorial Argonauta y por último, con la gente de la
Federación Obrera Regional Argentina –FORA-. Además llegaban
los saludos de los periódicos La Antorcha, El Peludo, Ideas de La
Plata, el vocero anarco feminista Nuestra Tribuna, coordinado en
Necochea por Juana Rauco. Existían vínculos también con el Grupo
de Propaganda Internacional y el Grupo Más Allá, el Comité de
Agitación Pro Libertad de los Anarquistas en Rusia y con el Centro
Anárquico Antonio Loredo de Rosario.
En Estados Unidos el principal nexo era José Chamorro y
José Marinero (aunque es probable que ambos sean uno solo). Con
Bolivia hubo una estrecha relación de difusión y hasta de amistad
con varias entidades altiplánicas. Desde allá llegaban cartas y
colaboraciones de Luis Cusicanqui por la Agrupación La Antorcha,
de Guillermo Palacios por el Grupo Redención, y del español
Nicolás Mantilla, residente entonces en La Paz. Con la región
peruana el nexo era mediante la Federación de Trabajadores de la
Construcción de Arequipa y la Agrupación Libertaria Inquietud de
Lima; en Uruguay con los periódicos Acción Cultural y El Hombre
de Montevideo; en Paraguay con la Agrupación El Combate de
Asunción142.
Según un parte judicial cursado a sus gestores, ya a principios
de 1916 funcionada en Iquique el Centro Anárquico La Brecha,
cuyos fundadores fueron el obrero de origen peruano Julio Rebosio
y el mencionado Enrique Arenas143. El Centro fue un espacio de
difusión cultural y de propaganda del ideario libertario. Cada cierto
tiempo organizaba conferencias en Iquique y giras de divulgación
hacia los pueblos, puertos y oficinas salitreras de Tarapacá. En
septiembre de 1922, por ejemplo, inició una serie de “matinees”
públicos en los cuales participaron Arenas y Justo Goicochea,
poeta y educador racionalista, cercano tanto a socialistas como a

142 Sobre estos personajes y su actuación ver Guillermo Lora, Historia del
Movimiento Obrero Boliviano 1923-1933, Los Amigos del Libro, La Paz, 1970
143 Parte judicial en contra de Julio Rebosio; Iquique, 23 de mayo de 1916.
volumen 29-1916, Archivo Regional de Tarapacá. Citado por Jorge Said Barahona
en, “Entre banderas blancas y anarquismo”, Universidad Bolivariana, Iquique.

Cuando las bombas son de papel / 95


libertarios144. En estas matinees se daban conferencias, se escuchaba
música y poesía, se presentaban cuadros teatrales. Todo en un
ambiente familiar, tanto así que hasta en ocasiones se debía reclamar
por los gritos de los niños que asistían. En junio de 1924 Enrique
Arenas, José Cortés y Víctor López, recorrieron la pampa dictando
varias conferencias. En una de ellas, en Alto de San Antonio, y a raíz
de la misma, trabajadores del lugar formaron el Centro de Estudios
Sociales Nueva Aurora145. Por último y al igual que los anarquistas
de otras ciudades, La Brecha también fue partícipe de las polémicas
con los socialistas-comunistas, enfrentándose a ellos en la prensa y
en las plazas públicas146.

LOS PERIÓDICOS Y REVISTAS DEL GRUPO LA


BRECHA: EL SURCO (1917-1921), EL SEMBRADOR (1922-
1924) Y EL SURCO (1925-1926)

Los individuos que participaron del Centro Anárquico


La Brecha editaron varios periódicos y revistas, cada uno de
ellos en tiempos distintos y por lo general de forma sucesiva. A
continuación daremos una revisión a cada uno de ellos con la idea
de caracterizarlos y ubicar los fenómenos que les afectaron en un
orden cronológico. No consideramos Rebelión ni Pluma Rebelde, el
primero por su ausencia en los archivos y en la Biblioteca Nacional
y el segundo porque solo sacó un ejemplar, el que además posee
muy pocos datos para insertarlo en su contexto. Con dicha idea
ya podremos profundizar en los procesos judiciales (y las lógicas
de aquellos) que afectaron a los anarquistas que se dedicaron a la
propaganda impresa.

144 “Matinee”, El Sembrador (Iquique), 23/9/1922, 30/9/1922; Justo Goi-


cochea años atrás (1918) colaboraba en el periódico socialista El Despertar de
los Trabajadores. En 1922 dirigió una iniciativa de escuela moderna editando una
revista de difusión científica para tal objetivo y ofreciendo sus conocimientos a los
gremios de la ciudad.
145 “El centro anárquico La Brecha”, “Conferencia”, “Nuestras activida-
des”, “Alto de San Antonio”, 24 de mayo, 7, 14 y 21 de junio de 1924
146 “Invitación comunista”, El Sembrador (Iquique), 30/9/1922, 14/10/1922

96 / Victor Muñoz
EL SURCO (1917-1921)

El 28 de julio de 1917 y en medio de la segunda huelga


general contra el retrato forzoso Julio Rebosio y Enrique Arenas
fundaron El Surco, vocero mensual anarquista que tras cuatro años
de agitada actividad dejó de circular en marzo de 1921. La fundación
de este vocero se debe en parte a diferencias con el grupo editor de
El Proletario, periódico en el que los de La Brecha participaban
y que además era el órgano de publicidad de los cargadores. Las
discrepancias al parecer se forjaron en el transcurso de la huelga
mencionada. Al grupo de Arenas se les acusó de robar un dinero del
gremio, cuestión que fue públicamente desmentida por aquellos. De
igual forma también había diferencias en el interior del sindicato,
especialmente con Benito Rojas Ortiz. Este último acusaba a los
redactores de El Surco de ideologizar a la organización147.
El Surco nació como un periódico mensual y durante varias
ediciones solo podía salir con 500 copias. En el numero 9 pudo subir
a mil y ya en octubre de 1918 logró los 1500 ejemplares, cifra con
la cual se regularizó su salida. A esas alturas ya era una publicación
de carácter bimensual.
Entre los principales desafíos que debió enfrentar esta
publicación cabe destacar su activo rol en cuanto a denunciar el
accionar xenofóbico de las ligas patrióticas de Iquique, en donde
debió hacer frente al hostigamiento nacionalista que estas entidades
con rasgos paramilitares cometieron contra los residentes peruanos.
Eran los años 1918 y 1919, principalmente. Al igual que los
socialistas, los libertarios denunciaron y atacaron constantemente a
los nacionalistas y sus actos “vandálicos”. Todo eso les trajo, como
es de prever, la enemistad de las ligas y de la autoridad tarapaqueña
con el intendente a la cabeza, puesto que a él fue identificado desde El
Surco como amparador de la violencia xenofóbica. De igual forma la
prensa de masas guardó silencio y solo los socialistas acompañaron
a los ácratas en la campaña internacionalista para detener a los
furibundos patrioteros que no hicieron ascos en asesinar y publicar
listas negras de peruanos, además de hostigarlos en el trabajo y
expulsarlos de los pueblos y salitreras. Mientras los miembros de la
147 “Sembrado Discordias”, “¿Inconsciencia o Maldad?”, El Surco (Iqui-
que), 21 de diciembre de 1917 y 10/1/1918

Cuando las bombas son de papel / 97


liga salían por las noches a marcar las casas de peruanos con cruces
negras y calaveras de alquitrán para luego ir a devastarlas, socialistas
y anarquistas procuraban no dejar detalles afuera de las crónicas que
publicaban en sus periódicos. El 15 de noviembre de 1918 sacaron
una edición extraordinaria que a juzgar de su redacción se agotó
completamente luego de salir a la calle en donde iban “pasando de
mano en mano” entre obreros y sindicatos148.
Denunciar la violencia antiperuana le costó caro a los
anarquistas, su periódico fue saboteado e impedido de vender en
ciertas calles, y sus vendedores fueron acosados y hasta maltratados
por los patrioteros. Sin ir más lejos el sábado 30 del mismo mes,
agentes de la policía golpearon e intentaron deportar al joven
mecánico Bonifacio Oyarce, quien vendía la edición especial
de El Surco. Sin autorización de ninguna especie el subversivo
suplementero habría sido conducido hasta el vapor Quito, pero el
jefe de la tripulación, luego de maltratar a Oyarce, ordenó arrojar
al anarquista del barco. Los lancheros que contemplaban la escena
ayudaron al agredido y lo devolvieron a tierra”149.
Por otra parte, desde el Perú los anarquistas de Lima que
editaban La Protesta (1911-1926) también combatieron la fiebre
patriotera que allá también se desató. En Chile se reprodujo en
medios anarquistas y socialistas un artículo aparecido en el este
periódico anarquista peruano en donde se condenaban las “bajas
pasiones” de los patrioteros, y se indicaba también que Tacna
y Arica no significaban nada concreto para obreros chilenos o
peruanos, apelando por último al internacionalismo y la fraternidad
sin fronteras para detener la xenofobia150.
La Protesta de Lima, que al parecer tenía una fluida
comunicación con El Surco, envió a mediados de 1919 un folleto
contra la guerra para repartirlo entre los gremios de Iquique y sus
alrededores. En Caleta Buena, Guillermo 2º Toledo Márquez, fue

148 “Patriotismo o imbecilidad”, “Los sucesos del sábado 23”, (edición ex-
traordinaria), “Los sucesos del 23” y “La edición extraordinaria”, El Surco (Iqui-
que), del 15 y 30 de noviembre, y del 15 de diciembre de 1918
149 “Señores ministros de la corte”, El Despertar de los Trabajadores (Iqui-
que), 3/12/1918
150 “Por la Internacional Obrera” (original de La Protesta, Lima), El Des-
pertar de los Trabajadores (Iquique), 31/12/1918; El Socialista (Antofagasta),
23/1/1919; ¡Adelante! (Talcahuano), 11/1/1919

98 / Victor Muñoz
denunciado por repartirlo en una farmacia. La culpa sin embargo,
no recayó en Toledo, la responsabilidad fue atribuida al anarquista
catalán Ramón Rusignol (nexo entre Toledo y El Surco-La Protesta).
Rusignol fue condenado en primera instancia a cumplir 541 días de
extrañamiento por sedición en un juicio que, según los anarquistas,
era todas luces falto de pruebas. Por su parte Carlos Vicuña, abogado
de anarquistas, diría en la defensa que aquellos volantes no eran ni
subversivos ni atentatorios contra el país, se trataba más bien de
la difusión de “resistencia pasiva” contra la guerra. El documento
inculpador señalaba:

“No más odios entre proletarios por el solo hecho


de haber nacido en el territorio que los políticos,
que los estadistas, que los poderosos nos han dado
por patria (…) Nos más guerras por defender
patrias burguesas”151.

Rusignol salió en libertad, aunque tiempo después fue


nuevamente apresado, terminando arrojado del país por la Ley de
Residencia.
Por escribir en contra del intendente y de las autoridades
y quizás también por su campaña contra los nacionalistas, el 8 de
enero de 1919, es decir, en menos de dos meses de los sucesos del 23
de noviembre (día de mayor violencia antiperuana) tomaron preso a
Enrique Arenas, Manuel Véliz, Enrique Órdenes y Ramón Rusignol
y la imprenta fue requisada por la Justicia. Luego de ocho meses
de prisión los anarquistas salieron en libertad y su máquina fue
devuelta. Gracias a ello, el 18 de septiembre reapareció El Surco.
Pero no duraría mucho.
Por otro lado, activa fue la gestión de El Surco en los
conflictos laborales, sobre todo en el sector portuario, en donde apoyó
irrestrictamente a los trabajadores en sus demandas y denuncias
contra el Gobierno y el empresariado. Sobre este punto volveremos
mas adelante. Aunque es preciso indicar que en diciembre de 1919
nuevamente encarcelan a Enrique Arenas, esta vez por publicar
artículos que, a juicio de la Autoridad, incitaban a la violencia
151 “Pieza Jurídica”, El Surco (Iquique), 13/9/1919

Cuando las bombas son de papel / 99


contra el Estado en el contexto de un conflicto en ferrocarriles.
El anarquista estuvo encerrado hasta noviembre de 1920. Durante
todo este proceso y hasta avanzado el año 21, con el proceso de los
subversivos de por medio, la imprenta nuevamente fue quitada a
los libertarios y por ello no pudo salir la publicación durante meses
desde marzo de 1920. Con la excarcelación de Arenas y gracias a
los aportes en dinero de varios anarquistas y simpatizantes, El Surco
volvió a aparecer – a cargo de Francisco Miranda- el 28 de marzo de
1921. Ese fue, sin embargo, su último número.

EL SEMBRADOR (1922-1924)

El 5 de agosto de 1922 el grupo comenzó a editar la


revista semanal El Sembrador. Esta publicación cumplió un record
inédito. En la región chilena jamás publicación libertaria alguna
había alcanzado hasta entonces una temporalidad tan estrecha y
una salida tan constante. No sin un dejo de orgullo afirmaban en la
conmemoración de un año de vida:

“Jamás periódico alguno había logrado


regularizar su aparición: menos todavía,
publicarse semanalmente. Hemos sido pues los
primeros en romper con esa anormalidad, que
era, hasta cierto punto, una vergüenza para los
anarquistas y revelaba ausencia de entereza y
energías.”

Advierten sin embargo, que ello no se debe al apoyo de los


libertarios locales sino más bien a la constante actividad solidaria
de los anarquistas en el extranjero, especialmente de Buenos
Aires152. El 4 de agosto de 1923 El Sembrador se ufanaba de haber
publicado 52 números en un año. Pero, y al igual que la mayoría de
las publicaciones anarquistas, el fantasma de la escasez de recursos
siempre acosó la continuidad de la revista. Si durante el primer año
152 “El 52”, El Sembrador (Iquique), 4 de agosto 1923

100 / Victor Muñoz


la salida fue perfecta, la situación no duraría mucho. Por otro lado
y al igual que El Surco, El Sembrador no se salvó de la persecución
policial. En enero de 1923 acusan a su imprenta de editar volantes
contra el gobernador marítimo. Denuncia que no pasó a mayores153.
El hecho mas drástico vino en octubre de ese año, el 4, cuando en
medio de la huelga de 88 días que mantenían los gremios del mar
por la redondilla, la policía irrumpió en el local de los lancheros,
donde estaba el taller y la prensita de los anarquistas a la cual
empastelaron154.
En diciembre de 1924 Enrique Arenas se trasladó a vivir
a Valparaíso. Esta situación modificó el escenario local. En aquel
último puerto Arenas editó los dos últimos números de El Sembrador.
El 24 de diciembre de 1924 cesó de salir una de las publicaciones
anarquistas más constantes. En dos años y medio de vida había
logrado conseguir 116 ediciones. Tendría que pasar un año para que
Arenas volviera a sacar una publicación, esta fue El Sembrador-
Suplemento que desde diciembre de 1925 y hasta febrero de 1927
se publicó en Valparaíso.
La marcha de Arenas dividió al grupo en términos
geográficos, mas no así en afinidades, pues siguieron tal como antes,
en términos doctrinarios, aunque de forma claramente autónoma un
medio del otro.

EL SURCO (1924-1926)

En Iquique, mientras tanto, el 11 de noviembre de ese


mismo 1924 el grupo comenzó a editar nuevamente El Surco. Este
periódico ya no era tan conciliador con los demás anarquistas y al
igual que el Sembrador-Suplemento que ahora editaba Arenas, era
abierta y decididamente anti-wobblie. Aun así, por algún tiempo
promocionaron a La Voz del Mar, órgano de la IWW en Valparaíso.
De igual forma, El Surco era ahora mucho más anticomunista que
en las versiones anteriores, llegando incluso a celebrar el suicidio
de Recabarren redactando un artículo titulado “la muerte de un
futuro dictador”. El periódico fue dirigido –en orden cronológico-
153 “La acusación a nuestra imprenta”, El Sembrador (Iquique), 13/1/1923
154 20/10/1923

Cuando las bombas son de papel / 101


por Oralis de Wile, José Cortés y más tarde por Venancio Bravo.
El Surco salió con una periodicidad medianamente estable hasta el
30 de mayo de 1925, cuando luego de 29 números, se suspendió
hasta principios de 1926. Los motivos de este receso fueron la falta
de material tipográfico, el escaso tiempo con el que contaban sus
editores, y el difícil momento político de entonces. Solo el 12 de abril
de 1926, es decir, casi un año después, salió a la luz nuevamente.
El Surco, coordinado entonces por José Cortés, era ahora un abierto
propagandista de la Federación Obrera Regional Chilena –FORCH-
y antagonista irreconciliable de la IWW.
En su última fase antes de sucumbir por la represión de la
dictadura ibañista las luchas mantenidas por el grupo iquiqueño,
al igual que el resto de libertarios en la región chilena, se agitaban
entonces en el movimiento de arrendatarios, en la lucha contra la
implantación de las leyes sociales, y en intentos por reagrupar los
gremios marítimos. Por último, El Centro Anárquico La Brecha,
hizo eco también de las campañas internacionales por la liberación
de Sacco y Vanzetti, los famosos anarquistas procesados en Estados
Unidos.
En términos generales los anarquistas de Iquique fueron de
los más críticos con la IWW. Y sus medios de información El Surco
/1917-1921), El Sembrador (1922-1924) y El Surco (1924-1926)
fueron, sobre todo a partir de 1923, crudos enemigos de la central.
De hecho, ellos serán unos de los principales gestores de la FORCH.
Sin embargo, igual no se excluían de sus páginas artículos en pro de
del industrialismo o propaganda a La Voz del Mar, Acción Directa,
El Productor, y a la Hoja Sanitaria-IWW, aun en los peores días de
enfrentamiento155.
El grupo resistirá al tiempo y ala dictadura aunque de forma
muy distinta a como actuaron en los veinte. No hemos logrado
encontrar referencias sobre su actuación grupal en la dictadura.
Mas, sabemos que a la caída de ésta, los mismos nombres seguirán
apareciendo y trabajando por la difusión de la idea. Entre 1932 y
1933 y luego entre 1935 y 1936 y por último entre 1939 y 1940
editan el periódico La Brecha, una clara alusión al extinto Centro
Anárquico. En este último año además el grupo revivirá nuevamente
a El Sembrador. Si consideramos como punto de partida el año
155 “Hay que reorganizarse”, “Alrededor del industrialismo”, 2 y 9 de febre-
ro d e1924, Víctor Muñoz, Armando Triviño Armando Triviño, op. Cit.

102 / Victor Muñoz


de 1915 y 1940 como punto de término –aunque se excluya con
este acto otras iniciativas cercanas-, el grupo específico iquiqueño
aquí reseñado enarbola un no despreciable trabajo de propaganda
anarquista de 25 años: un cuarto de siglo al servicio de la idea.
Concluida la caracterización cronológica, podemos ahora
avanzar en la descripción de las relaciones entre la propaganda
anarquista impresa y el Estado de Chile, situación a la que
intentaremos llegar con un análisis sobre coyunturas en que los
libertarios fueron sometidos al sistema judicial.

LA PROPAGANDA ANARQUISTA IMPRESA ANTE EL


CADALSO: JUICIOS, ASALTOS Y PRISIONES AL GRUPO
LA BRECHA.

El grupo de propaganda anarquista aquí reseñado tuvo una


larga vida en la cual concretó sus intenciones de difundir su ideario
a través de variados voceros. Como se ha señalado, el contenido
de estos por lo general fue básicamente doctrinario, es decir, en
sus páginas eran constantes las explicaciones de lo que significaba
el comunismo anárquico y de quienes eran sus enemigos. El
enfrentamiento con los valores del Estado fue, entonces, ineludible.
Debido a ello en diversos momentos de su historia el grupo se vio
afectado por algún proceso judicial. Sin ir más lejos, ya en mayo
de 1916, es decir, medio año de haber sido creado, sus precursores
Arenas y Rebosio estuvieron 40 días en prisión por discursos
considerados subversivos156. El segundo desafío fue en medio de la
huelga contra el retrato forzoso de la cual los gremios cercanos a La
Brecha, así como ellos mismos, tuvieron una protagónica actuación.
Al parecer en aquellos días el periódico El Surco, nacido entonces,
fue inmediatamente perseguido. Un año después y recordando lo
que ellos llamaron su “bautismo de gladiador” decían:
156 Además, y según un documento citado por Jorge Said por aquellos días
hubo un “…Proceso judicial que se sustenta por el juzgado de U.S contra Julio Re-
bosio y Celedonio Arenas, por delito de sedición y por atentar a la ley fijada el 17
de julio de 1872 de libertad de prensa…”. Ignoramos a que publicación se puede
hacer referencia puesto que los libertarios estaban presos por dar discursos contra
la autoridad. Ver Jorge Said, Entre banderas blancas y anarquismos, sin fecha, sin
lugar de edición, disponible en www.hablemosdehistoria.com

Cuando las bombas son de papel / 103


“El Surco fue secuestrado. Sus oficinas
saqueadas. Sus talleres clausurados con “la
herradura de la justicia histórica”. La semana del
terror nos dispersó a unos, y encarceló a otros. La
paz de los sepulcros, fue un hecho…”157.

Por otra parte, Julio Rebosio, encarcelado y enjuiciado en


el contexto de la misma huelga, debió tiempo después marcharse
a vivir a Valparaíso, puesto que quedó al descubierto que no tenía
su situación militar al día. Tiempo después sería acusado de espía
peruano en un juicio que ya hemos indicado más arriba. Pero antes
de irse continuó colaborando en El Surco aunque con un nombre
falso: Livio Robles. Aquí quisiéramos detenernos un instante a
reflexionar sobre el asunto del cambio de identidad como método
para evadir a la autoridad. Una de las estrategias más recurrentes
que usaron los libertarios en su prensa para no ser identificados, ya
sea por un asunto policial o de otro orden, fue el uso nombres falsos.
Desde los inicios del anarquismo organizado en la región chilena es
posible encontrarnos con esta circunstancia. Así el obrero ferroviario
Esteban Cavieres firmaba como Lautarin Mapuchi, más tarde, un
Teodoro Brown aparecía como Gualterio Stones, el escritor Manuel
Rojas como Tremalk Naik y Alberto Baloffet firmaba en Acción
Directa como Alberto Betaloff (1920). El famoso anarquista Luis
Heredia era Floreal Ramírez, usando ese nombre tanto en los veinte
como en los treinta. Julio Rebosio firmaba como Livio Robles y al
parecer también como Juan del Mar158. Y así muchos más que no
hemos podido identificar (Edragal, Juan Levadura, En Profesor de la
Normal, Helios, etc.). Pero sin duda, el maestro de los nombres falsos
fue Armando Triviño, aquel rostro de la IWW que firmó como Juan
Pueblo, Juan Harapo, Luisa Soto, Luis Parson, Juan Fierro, y quizás
cuántos más. Por otra parte, la lista de erogaciones y donaciones para
la prensa anarquista también fue rica como fuente de seudónimos,
muchos de ellos además eran expresión de la identidad anarquista
en tanto abarcaban las temáticas recurrentes del ideario. Contra la
autoridad, el militarismo y el patriotismo aparecen algunos como la
157 “¡Un año ya!”, El Surco (Iquique), 15/8/1918
158 “Por los huérfanos”, “¡0h lenguas de Serpies!”, “Solicitada”, El Surco
(Iquique), 10/1/1918 y 13/4/1918; por Juan del Mar “Balance”, El Surco (Iquique),
10/1/1918

104 / Victor Muñoz


Por la Muerte del Intendente, Mueran los Militares, Come Patriotas,
Uno que quiere comer patriotas fritos, Por la cabeza de Errázuriz,
Ají para las Almorranas de Errázuriz, etcétera. Otros seudónimos
apelaban al anticlericalismo o la violencia, a veces por contextos
extranjeros como el atentado y la muerte de un rey. Así surgían los:
Por la Cabeza del Papa, ¡Viva Bresci!, Mata Reyes, Mal Rayo parta
el Mundo, Por la Cabeza de Guillermo, Violetas para la Tumba de
Humberto, Por la Cabeza de Nicolás de Rusia, Para bombas para
los perseguidores de la anarquía, Uno que desea que revienten los
burgueses, Arzobispo de Santiago, Un Jesuita, Un cordial para la
primera emperatriz que quedó viuda, Uno que desea que se vendan
las bombas de dinamita como sacos de garbanzos, Un huaso que
desea que revienten los frailes, Para compra de bombas, Un amigo
de la Venganza. En otros casos los seudónimos adquirían caracteres
más locales, como el caso de los aparecidos en la pampa salitrera a
principios del siglo XX: Un tiznado que no tiene tiempo para dormir,
¡Abajo las pulperías!, No queremos fichas159. Muy pocas veces estos
seudónimos se repetían en los periódicos de una edición a otra, lo
cual nos habla más bien de la creatividad de los libertarios que de
otra cosa. Con todo, aquella práctica que efectivamente servía para
evitar la identificación, fue usada durante los primeros años de la
prensa anarquista, más tarde las erogaciones aparecían por lo general
con los nombres de pila de sus donantes. A su vez, el hecho de que
ocurra de esta forma nos hace pensar en si acaso aquello obedece
a que el anarquismo era más conocido-legitimado en los veinte y
entonces no hacía falta esconder el nombre, o bien estamos aquí ante
la despreocupación de los libertarios frente a medidas de seguridad
básicas a su condición de “subversivos”. En todo caso, en ambas
circunstancias puede registrarse cierta tolerancia del Estado frente
a la propaganda anarquista impresa pues, y además, no conocemos
caso alguno en que donar dinero a una publicación subversiva haya
sido delito y juzgado de forma específica.
El uso de nombres falsos, como se ha hecho notar,
fue una práctica de defensa constante para los libertarios. No
obstante aquello no fue suficiente para evadir completamente los
mecanismos dispuestos por el Estado para controlar el contenido de
las publicaciones.
159 Esta pequeña muestra procede de El Acrata (1900-1901), La Agitación
(1905), La Campaña (1899-1801)

Cuando las bombas son de papel / 105


A PROPÓSITO DE UNOS ESCRITOS CONTRA EL
INTENDENTE. PRISIÓN DE ARENAS, VÉLIZ, ÓRDENES
Y RUSIGNOL DEL 8 DE ENERO A AGOSTO DE 1919.

Debido a la ola nacionalista que sacudió a Chile y Perú


durante estos años, en uno y otro lado de la frontera se cometieron
actos de violencia contra los extranjeros. En Chile, se llegó incluso
al asesinato. Además de culpar a la prensa local de guardar silencio
ante lo ocurrido, los anarquistas culpaban a la autoridad local por no
hacer nada al respecto. El intendente Recaredo Amengual era ante
ellos “el único responsable”, mientras que el Ejército y la policía
actuaban como “garantes del pillaje”. Y al parecer los anarquistas
no estaban muy equivocados. Amengual –ex combatiente del 79-,
aparte de ser informado por la liga patriótica de sus actos, hasta muy
avanzado el conflicto no ordenó disolverlas160. Debido al tono de las
publicaciones anarquistas el 8 de enero de 1919 fueron apresados
Enrique Arenas, Manuel Véliz, Enrique Órdenes y el catalán Ramón
Rusignol.

“La valiente acusación que hicimos en ese


entonces –recordaban más tarde- y la insinuación
desinteresada y sincera que formulamos, nos costó
una monstruosa caricia de la justicia, pues fuimos
encarcelados, y la detención duró más de seis
meses”161.

La imprenta les fue requisada por el Tribunal y solo les fue


devuelta una vez concluido el proceso, esto es, en agosto de 1919.
Gracias a esto último El Surco pudo nuevamente publicarse a partir
del 18 de septiembre.
El Intendente de Iquique resultó muy preocupado del tono
de la propaganda disolvente. El 20 de octubre de ese año envía
una extensa carta al ministerio del interior para tomar medidas en el
160 Sergio González, El dios cautivo: Las Ligas patrióticas en la chileniza-
ción compulsiva de Tarapacá (1910-1922), LOM, Santiago, 200. 80
161 “Teníamos razón”, El Sembrador (Iquique), 9/6/1923

106 / Victor Muñoz


asunto. Al parecer no sería ni la primera ni la última vez que lo hizo
puesto que en dicho documento se deja ver que la intranquilidad era
de larga data. Escribe el intendente:

“En prueba de lo dicho señor Ministro


basta informarse de algún párrafo del diario “El
Surco” para formarse una idea del trastorno que
sufren estos individuos y como también atraen sus
adeptos dentro de la clase obrera de la pampa.
Si estos individuos siguen en sus
propagandas anarquistas y las autoridades no
tomamos medidas enérgicas como las que propongo
a Ud. llegará el día en que por mucha vigilancia
que se ejerza sobre ellos, puedan atentar contra
las autoridades y los Poderes Constitucionales”.

Y las medidas de las que habla el Intendente para reprimir


la propaganda libertaria son principalmente dos: aplicar la Ley de
Residencia, incluso a nacionales, y aumentar la dotación policial, ya
que según él, esa misma escasez de efectivos es de la que se valen
estos individuos para hacer su prédica perniciosa. Consciente de que
lo primero es una medida que excede las facultades de la ley de
residencia, el intendente deja en claro que:

“Para esto se necesita también que las


demás autoridades cooperen a esta obra, en
especial, la autoridad judicial, a fin de que las
medidas que tome al autoridad administrativa
sean prestigiadas y cumplidas con la rapidez que
el caso requiera”162.

Ocho meses permanecieron presos Arenas y compañía.


Ocho meses que obligaron a sus compañeros nuevamente a
desarrollar campañas de solidaridad para con los presos. Por otro
162 Archivo Siglo XX, Fondo Ministerio del Interior, Del Intendente de Ta-
rapacá al Ministro del Interior, F. 490, 20/10/1919

Cuando las bombas son de papel / 107


lado, en ese mismo instante se estaba procesando en Santiago a los
encargados del periódico Verba Roja. Presos estaban Manuel Silva
y Armando Triviño. Además, Julio Rebosio, fundador de estos dos
voceros anarquistas, seguía preso.

A PROPÓSITO DE UN ARTÍCULO QUE “INCITABA AL


SAQUEO Y LA VIOLENCIA”. PRISIÓN DE ENRIQUE
ARENAS DESDE EL 15 DE DICIEMBRE DE 1919 HASTA
FEBRERO DE 1920.

El 11 de diciembre de 1919 apareció un artículo en El Surco


titulado “Conflicto ferroviario” que fue motivo de un nuevo juicio a
sus redactores. Se tratada de un comentario referente a un conflicto
laboral que tenían los empleados de ferrocarril en donde se invitaba
a los huelguistas a no aceptar la mediación estatal y a destruir las
instalaciones si sus demandas no eran escuchadas. Cuatro meses
después de su última prisión, el obrero de imprentas Enrique Arenas
nuevamente debió enfrentarse ante la Justicia. Para hacernos una
idea del material que motivó este nuevo proceder judicial, traemos
a lectura uno de los párrafos que motivaron la denuncia. Escribía
Arenas en la edición del 11 de diciembre de 1919:

“La actitud de la empresa debe estimarse


como una afrenta. Los huelguistas han pedido
el arbitraje de sus peticiones, lo que la empresa
se negó aceptar. Los huelguistas no deben
entregarse jamás a arbitrajes porque son de
funestas consecuencias para el proletariado
pues los asuntos deben arreglarse entre los
propios interesados es decir entre capitalistas y
obreros, menos aun acatar absurdos decretos que
reglamentan las huelgas. Si la huelga solo consigue
una ínfima parte de lo solicitado el personal de
la maestranza del ferrocarril debe sabotear la
empresa, debe destruir el mayor material posible
a fin de que cada destrozo cueste a la explotadora

108 / Victor Muñoz


empresa centenares y hasta miles de pesos para
que comprenda que el mal trabajo se debe al
mal pago, ¡Destruid compañeros, destruid hasta
vencer la soberbia de la canalla!”163.

Tres días después, el 15 de diciembre, se presentaron en


casa de Enrique Arenas dos agentes de la policía de investigaciones
provistos de una orden de aprehensión en su contra por editar
“publicaciones contrarias a las buenas costumbres”. La orden, venida
del Juez Luis Bücher del Segundo Juzgado del Crimen, contemplaba
también el allanamiento del inmueble. A las dos de la tarde de
ese mismo día Arenas compareció ante tribunales y reconoció la
autoría de lo publicado, siendo inmediatamente conducido a prisión.
Según el parte Judicial, lo redactado por el anarquista se trataba de:
“instigación al saqueo y al incendio” y “publicaciones contrarias a
las buenas costumbres y atentado contra la autoridad”164.
A pesar de la prisión de su administrador El Surco continuó
apareciendo, por lo menos hasta marzo de 1920 (tres meses
después) cuando fue finalmente clausurado y su imprenta requisada
nuevamente por la Justicia. En su defensa, los compañeros de Arenas
sindicaban que este era inocente puesto que, según aquellos, el juez
Bücher nuevamente –dicen- “ha pisoteado la Carta Fundamental”.
Y esto nos lleva a otro punto que nos parece necesario indicar. El uso
de la misma justicia “burguesa” para defenderse de las prisiones.
Por lo general los anarquistas recurrieron a abogados para
defender a sus presos y de hecho la mayoría de las actividades
solidarias en los comités pro-presos estaban orientadas a pagar los
honorarios de aquellos. En ciertas ocasiones les fue muy difícil
conseguirlos, pero en otras contaron con la ayuda de algunos que a
veces voluntaria y gratuitamente se ofrecían. Los abogados que más
ayudaron a los anarquistas de la región chilena fueron el profesor
Carlos Vicuña, quien defendió en varias ocasiones a Efraín Plaza
Olmedo, Armando Triviño, Julio Rebosio, Ramón Rusignol, y a
otros varios. En Iquique la ayuda vino generalmente del abogado
Jaime Valenzuela Muñoz, quien hasta fue amenazado por militares
163 “Conflicto ferroviario”, El Surco (Iquique), 11/12/1919
164 Ministerio de Justicia, Gaceta de los Tribunales de 1921, Imprenta Bal-
cells & Co, Santiago, 1925, p. 680

Cuando las bombas son de papel / 109


por defender a Rebosio, aunque también ayudó a Enrique Arenas y
a Víctor López. Y en Santiago también fue activa la labor de Agustín
Torrealba a quien los IWW le deben su defensa en el proceso contra
los subversivos. Por lo general cuando los abogados defendían a
los libertarios lo hacían apelando a la libertad de expresión y en
contraposición a la censura y la persecución. De igual forma se
alegaba que los jueces no estaban capacitados o las leyes perseguían
otras cosas y no lo que ellos hacían. Casi siempre recurrían a
largas explicaciones históricas en donde se demostraba por qué era
necesaria la libertad de opinar, lo cual también acompañaban con
la imagen de la inquisición religiosa, señalando que algo similar
ocurría cuando se reprimía a las hojas anarquistas.

“La prisión de Celedonio Arenas –dice


El Surco- es arbitraria bajo todo punto de vista,
criminal si se quiere porque ha sido procesado
fuera de la ley de “imprenta” única llamada a
atender los abusos de la misma.
Torpe y canallesca la actitud del juez Bücher al
declarar reo a nuestro compañero y para declararse
como competente para resolver un asunto que no
es de su jurisdicción y que no corresponde al fuero
porque su juzgamiento pertenece o debe hacerse
en conformidad a la ley de imprenta hecho que
implica una burla sangrienta a la ley y una abierta
violación a la constitución”165.

Por otra parte, al mismo tiempo en que intentaban zafarse de


la Justicia del Estado por medio de canales legales, los anarquistas
no cesaban de amenazar desde su prensa. Por cierto muy pocas
veces se pasó a los hechos. Mas no deja de llamar la atención de que
dichas advertencias, aparentemente solo líricas, se hubiesen hecho
mientras los compañeros seguían presos y por tanto los periódicos
y sus nuevos redactores peligraban terminar de igual forma. Eso
pasó a Rebosio por ejemplo, pues una de las pruebas con las que se
le inculpaba en diciembre de 1918 fueron sus amenazas en caso de
que la policía chilena, que había atrapado al famoso Radowitzky en
165 “Prisión arbitraria”, El Surco (Iquique), 28/12/1919

110 / Victor Muñoz


Punta Arenas, atentara contra su vida.
Por otra parte, cabe mencionar la actitud de los anarquistas
enjuiciados frente a los dictámenes condenatorios. Ya que aquello
es crucial para entender cómo se concebían ante la justicia. En este
sentido hemos identificado dos tipos de respuestas. En algunos
casos se presentaron como víctimas, pero en otras asumieron
sus responsabilidades. Es decir, mientras unos mantuvieron una
posición victimista que se planteaba a la defensiva, otros vieron a la
cárcel como un accidente lógico en sus querellas con el Estado. Un
ejemplo de la actitud tomada por estos últimos es la que podemos
encontrar, aunque adornada del lirismo de la época, en las palabras
de Armando Triviño, aparecidas en su folleto Arengas:

Y por eso somos “perniciosos” y como no


hemos de serlo, si de cada esclavo queremos hacer
un hombre, si de cada miserable un sublevado, si
de cada hambriento un rebelde, con antorcha para
las tinieblas, con piqueta para el muro siniestro del
estado burgués y su tríptico fatídico.
Somos perniciosos, no nosotros, sino nuestras
ideas, ideas que queman y disuelven todo lo malo
y superfluo, y sólo deja y da brillo y esplendor al
derecho a la vida.
Por eso somos “perniciosos”, porque
somos duros, no nos pulverizan, somos disolventes
si, de la broza, de la putrefacción morbosa,
fecal, con que los conservadores y adaptados
del capitalismo llevan envueltos el cerebro y el
corazón.
(…) Vuestras cárceles y cadenas son
meros accidentes, vuestras condenas y sentencias
nos producen repugnancia y risa166.

Además, hay que recordar el concepto de “mártir” que


era muy recurrente en el imaginario de los anarquistas. En dicha
idea, una prisión podía ser al mismo tiempo una forma de hacer
166 Armando Triviño, Arengas, Lux, Santiago, 1923

Cuando las bombas son de papel / 111


propaganda a su ideario. De hecho, según Luiggi Fabbri, amigo del
célebre anarquista Errico Malatesta, recuerda que hubo un tiempo
en que los anarquistas se dejaban atrapar –entre ellos Malatesta- ya
que aquello centraba a la opinión pública en ellos y les daba más
visibilidad. Dicha estratagema sin embargo, fue modificada en un
par de años porque la Justicia ya no fue tan obsecuente con ellos167.
Pero para el caso local la cita puede ser útil para entender por
ejemplo a los compañeros de Arenas cuando terminaban su artículo
condenatorio al juicio del tipógrafo escribiendo:

“¿No se habrán convencido las autoridades que


con encarcelar compañeros, no han conseguido
otra cosa que centuplicar el número de adeptos
y que “El Surco” sea más apreciado por los
trabajadores?”168.

Al igual que en otros casos, los libertarios recurrieron a


la solidaridad reactivando sus comités pro presos por cuestiones
sociales. Gracias a ello podían comprar alimentos a sus presos,
viandas que por lo general consistían en huevos, verduras y frutas. En
el caso de Arenas, los gremios de cargadores unidos a los anarquistas
trabajaron para costear la sobrevivencia de la compañera de éste, así
como su defensa169. Durante los primeros días de febrero de 1920 y
tras 55 días de prisión la Corte revocó la acusación y Enrique Arenas
fue liberado previo pago de fianza170. Desde agosto a septiembre de
ese año Arenas y varios anarquistas iquiqueños estuvieron presos,
al parecer, por motivo del proceso de los subversivos que se estaba
desarrollando en Valparaíso y Santiago171.
167 Luiggi Fabbri, Malatesta, Americalee, Buenos Aires, 1945
168 “El Surco ante la Justicia”, El Surco (Iquique), 28/12/1919
169 “Balance Comité Pro presos”, El Surco (7/2/1920)
170
“En libertad”, “Federación de Estudiantes de Chile”. Nota al margen, El Surco
(Iquique), 20/2/1920 y 7 de febrero de 1920

171 “Balance del comité progresos por cuestiones sociales”, El Surco (Iqui-
que), 28 de marzo 1921

112 / Victor Muñoz


SOBRE LA EXPULSIÓN DE UN LIBRERO EXTRANJERO
POR VENDER Y DONAR PROPAGANDA SUBVERSIVA.

Manuel Peña era un librero español que residía en Iquique.


En su local vendía libros de sociología, historia y política, libros que
anunciaba en las páginas del vocero de los socialistas, El Despertar
de los Trabajadores, y en El Surco. Como ya se ha indicado antes,
en diciembre de 1918 se aprobó la Ley de Residencia por la cual
se podía expulsar del país a todo individuo que atentase contra la
integridad nacional o bien contra la moral y las buenas costumbres.
Esa Ley sería esgrimida en contra de Manuel Peña, quien a finales de
noviembre de 1919 fue llamado a declarar por el Juzgado local. Bajo
el título de “¿Qué se pretende?” la redacción de El Surco publicó un
artículo en donde daban a conocer sus sospechas en torno a este
llamado hecho por la autoridad. Según el escrito Luis Bücher, el juez
local, pidió a Peña que envíe un ejemplar de cada libro al Ministerio
Público de los que se estimen subversivos, considerándose que
“todos los libros que anuncia en este periódico y en otros, son
penados por la ley”172. Pero la Ley, dicen los anarquistas para este
caso, “no faculta ni a los jueces, ni a los intendentes, ni a cristo,
para cometer semejantes atropellos al comercio”. Este argumento,
el hecho de que la justicia vaya en contra del comercio, también fue
utilizado más tarde –en julio de 1920- por Julio Valiente, el dueño
de la imprenta Numen173. El Surco informa además de que Peña
fue interrogado acerca de las revistas Numen y Verba Roja, con la
intención de que desista de venderlos. Peña si no era anarquista, por
lo menos era un activo colaborador de estos. Su nombre aparece
de continuo en la lista de erogaciones y las obras que vende son
principalmente de dicha corriente (Kropotkin, Bakunin, Proudhon,
etc.). Finalmente y luego de un proceso judicial que duró un par de
meses Manuel Peña fue expulsado del país.
Ahora bien, a pesar de la casi excesiva extensión de la cita
que daremos a continuación nos parece preciso hacerlo puesto que
es bastante lúdica respecto del proceder de la autoridad frente a
la propaganda anarquista impresa, valiéndose ahora de la Ley de
172 “¿Qué se pretende?”, El Surco (Iquique), 1/12/1919
173 “El caso de Julio Valiente”, revista Juventud (Santiago), edición especial
de los números 11 y 12, Enero-febrero y marzo de 1921, p. 212

Cuando las bombas son de papel / 113


Residencia. Así rezaba el parte judicial:

“Considerando:

1º Que el individuo Manuel Peña, de


nacionalidad española, propietario de la librería
Ibérica de esta ciudad, ubicada en calle Tarapacá
número 451, vende y dona en su establecimiento
libros, folletos y periódicos de doctrinas
anarquistas, que persiguen la destrucción del
régimen de Gobierno, de la constitución de la
familia y del derecho de propiedad por medio de la
violencia;
2º Que algunos de esos libros y folletos
vienen del extranjero y otros son impresos en
Chile y en este mismo puerto, y se refieren éstos
expresamente a las instituciones políticas y
sociales de la nación;
3º Que el expresado Manuel Peña propaga
estas ideas vendiendo en su establecimiento a
precios voluntarios algunos de esos impresos y
repartiendo gratis otros a los obreros y soldados;
4º Que la propaga también por medio de
avisos en los periódicos de esta localidad, que el
mismo hace colocar, y por medio de agentes en los
pueblos de la pampa;
5º Que esta propaganda, que está de
manifiesto con los hechos expuestos, queda más
comprobada ante la consideración de que sus
avisos, sus rebajas de precios y sus donaciones
recaen únicamente sobre obras de las que trata;
6º Que define claramente su actitud de
propagandista la circunstancia de que en diversas
ocasiones se haya negado a retirar las susodichas
obras de sus vidrieras, requerido por la policía,
y a acatar las resoluciones de justicia ordinaria
que le ordenara hacer entrega de las mismas para
acompañarlas al correspondiente sumario;
7º Que, a mayor abundamiento, ha

114 / Victor Muñoz


expresado terminantemente que persistirá en
su obra de propaganda de las mencionadas
publicaciones aunque las autoridades locales
traten de impedírselo;
8º Que sus ideas personales sobre el
orden político y social chileno, y sus relaciones
de amistad con otros propagandistas perniciosos
han inducido desde hace tiempo a la policía a
registrarlo entre los elementos no deseables de la
población;
9º Que este individuo, además de asiduo
concurrente a las reuniones sospechosas, vigiladas
por la autoridad, ha perorado en público sus ideas
subversivas, en su establecimiento;
10º Que el artículo 2º de la ley numero
3446 de 12 de Diciembre de 1918, prohíbe el
avecinamiento en Chile de extranjeros que de
cualquier modo propagan doctrinas incompatibles
con la unidad e individualidad de la nación, o
provocar manifestaciones contrarias al orden
establecido o se dedican atróficos ilícitos que
pugnan con las buenas costumbres o el orden
público;
11º Que, por consiguiente, el susodicho
Manuel Peña, de nacionalidad española, es uno de
esos extranjeros a que se refiere el artículo 2º ya
citado.
Por estas condiciones y en conformidad a lo
dispuesto en el artículo 3º de la misma ley ya la
autorización gubernativa de fecha 27 del actual,
decreto:
1º Expúlsese del territorio de la República
al súbdito español Manuel Peña;
2º Resérvese las acciones judiciales que
aquella ley le concede
3º Arráiguesele en este puerto bajo
vigilancia estricta de la policía;
4º Transcríbase por telégrafo el presente
decreto para los efectos de su publicación en

Cuando las bombas son de papel / 115


el Diario Oficial. Anótese y comuníquese a la
Prefectura de Policía para su conocimiento –
(firmado) R. Morales F.- Marco de la Cuadra”174.

El caso de Manuel Peña es sumamente claro en algunos


aspectos que no siempre aparecen consignados de forma explícita
en las leyes. Por ejemplo, en él se hace notar que fue amonestado
por “exhibir” obras consideradas subversivas en sus vitrinas y
que además era vigilado por mantener amistad con “elementos no
deseables de la población”, elementos que no eran otros que los
libertarios. Lo primero no está penado por la ley y lo segundo nos
da noticias del actuar de la policía secreta y sus mecanismos de
vigilancia.

4 DE OCTUBRE DE 1923. ASALTO Y DESTRUCCIÓN DE


UNA IMPRENTA ANARQUISTA.

A finales de 1922 las imprentas y talleres en donde se


publicaba Umanitá Nova, el periódico del anarquista italiano Errico
Malatesta fueron destruidos en Roma por grupos fascistas. Los
libertarios de Iquique daban la noticia un mes después despotricando
contra el totalitarismo175. Nada hacía prever entonces los que les
ocurriría a ellos en un tiempo más.
En enero de 1923 llegó una acusación a los talleres de
La Brecha por haber impreso un manifiesto contra el Gobernador
Marítimo. Recordemos que los miembros de Centro Anárquico
estaban conectados con el gremio de cargadores y que a ellos les
hacían los manifiestos y volantes. En este caso, la autoridad dispuso
de un jurado colegiado para juzgar a la imprenta, en donde se
incluían diversas personalidades locales. Según El Sembrador, de
los 9, 8 eran burgueses o semiburgueses, el otro era un obrero. En el
veredicto siete de los nueve jurados condenaron mediante su voto a
174 Gaceta de los Tribunales. Año 1920, Imprenta Balcell & Co, Santiago,
1926, p. 297- 299.
175 “La obra de los fascistas”, El Sembrador (Iquique), 6/1/1923; Sobre el
asalto mencionado ver Luigi Fabbri, op. Cit., p. 155

116 / Victor Muñoz


los imprenteros, mientras que Frías (presumimos que es Tolentino
Frías quien a veces aparecía como dueño de la imprenta) y Domingo
Olmos lo hicieron en contra. Los anarquistas fueron condenados
a pagar 50 pesos de multa, lo cual fue cubierto por el gremio de
jornaleros176. Sin embargo, ese solo fue un preámbulo de lo que
vendría después.
El 22 de septiembre de 1923 los gremios de la rivera
declararon la huelga en Iquique porque el Gobernador Marítimo
despidió a Francisco Miranda, uno de los líderes de la IWW y
administrador de El Surco cuando Arenas estuvo preso en enero de
1920. Al ocurrir esto la autoridad dispuso la supresión del sistema
de redondilla entre los cargadores. La redondilla era un sistema
de organización laboral mediante el cual los obreros coordinaban
sus turnos de trabajo al igual que las plazas disponibles sin la
intervención del Gobierno ni del empresariado177. Durante mucho
tiempo este era uno de los espacios controlados por los anarquistas
y unas de sus principales conquistas en el mundo sindical. La forma
en que controlaban los IWW el sistema de redondilla es bastante
similar a como lo hacían los anarcosindicalistas trasandinos de la
Federación Obrera Regional Argentina (FORA) en la pampa en
tiempos de cosechas178. Durante 88 días de huelga enfrentaron a los
cargadores y la autoridad estatal. Meses en los que se registraron
violentos enfrentamientos entre huelguistas y krumiros, algunos
armados. El Gobernador marítimo por lo demás acusó a los IWW
de asesinar a dos rompehuelgas mientras regresaban a su hogar179.
Todo se vino encima para los libertarios cuando en 4 de
octubre de ese año y en medio de la huelga la policía allanó el local
de los cargadores en donde se procedió a tomar prisioneros a varios
de sus moradores y a destruir la imprenta de La Brecha. En el acto se
dijo encontrar dinamita en medio de las prensas. Según denuncian
rabiosamente desde El Sembrador, los hechos se desarrollaron más
o menos así:
176 “La acusación a nuestra imprenta”, El Sembrador (Iquique), 13/1/1923
177 Julio Pinto y Valdivia Verónica, ¿Revolución proletaria o mi querida
chusma? Socialismo y Alessandrismo en la pugna por la politización pampina
(1911-1932), LOM, Santiago, 2001, p. 93
178 Osvaldo Bayer, Los Anarquistas expropiadores y otros ensayos, Booket,
Buenos Aires, 2007
179 Julio Pinto y Verónica Valdivia, op. Cit.

Cuando las bombas son de papel / 117


“Eran más o menos las 9.30 de la noche
del día jueves 4, y en ambos locales, el de la IWW
y el del gremio de Jornaleros que están casi al
frente el uno del otro, se encontraban charlando
varios compañeros, cuando intempestivamente, sin
presentar la orden y sin leerla como es de rigor
en estos casos, penetró una horda de forajidos
capitaneada por el prefecto Souper, mientras
por otro lado un pelotón de policías armados de
carabinas y desplegados en línea de tiradores,
apuntaban a la cabeza de los indefensos obreros
(…) Se hizo un prolijo registro en todos los
departamentos en busca de la misteriosa dinamita,
y con el pretexto éste se llevaron toda la literatura
que había, los papeles y los libros de la biblioteca.
Lo que no quisieron llevar lo destrozaron.
Cuando las hordas llegaron a la pieza
donde se encuentra el pequeño tallercito de
imprenta, un grito de júbilo salió del hocico de las
fieras: el cuarto poder del Estado estaba bajo sus
garras.
Fue este, quizás, el hecho más
culminante. El prefecto reclamó su puesto de
honor, y él, personalmente, se encargó de la
obra CIVILIZADORA de empastar la imprenta,
ensañándose con satisfacción felina, con los tipos,
las cajas y los tarros de tinta, formando todo, un
montón de despojos, restos de lo que momentos
antes era un pequeño tallercito de imprenta,
montado penosamente por un puñado de hombres.
En la imprenta había una caja con libros
y folletos de sociología y una enorme cantidad de
periódicos, la cual se la llevaron y hasta la fecha
no la han entregado. Y es en el fondo de esa caja,
según se dice, donde han encontrado una caja de
dinamita (¿?). ¡Canallas!!
Pero no fue solamente en la imprenta
donde el prefecto puso a prueba su brutalidad y
VALENTIA, sino que, descargó también sus golpes

118 / Victor Muñoz


sobre un joven compañero que protestó ante
la bárbara destrucción, dejándole estampadas
las herraduras de sus patas en el rostro del
camarada.”180

El joven al cual se refieren es David Arancibia, veinteañero


que por entonces era uno de los más asiduos críticos de la IWW.
El mismo Arancibia además será tomado preso por una noche.
A raíz de ello y de las agresiones por parte de la policía, también
dará un relato de lo ocurrido aquel cuatro de octubre indicando
que fueron apresados 33 compañeros los que fueron puestos a
disposición del juzgado, acompañando la caja de dinamita y el
correspondiente papeleo. Según este libertario, el juez estimó que
el recurso de la “dinamita” era “trillado” y por ello dejó a casi todos
en libertad. Es decir, la dinamita fue un invento, como el que motivó
en 1920 el proceso contra los subversivos. Cinco debieron prestar
declaración181. El allanamiento fue denunciado en el Congreso
por el diputado comunista Luis Víctor Cruz el 17 de octubre182.
Con los días todos fueron liberados, aunque pronto cayó preso el
anarquista Víctor López acusado por impugnar públicamente a
la autoridad183. La huelga culminó a comienzos de diciembre con
la completa derrota de los IWW. Fracaso que además repercutió
al interior del movimiento anarcosindicalista porque la sección
iquiqueña progresivamente se separó de la central, volviéndose uno
de los núcleos adversos al industrialismo y varios líderes de la IWW,
la abandonarán y junto a los miembros de La Brecha la criticarán.
Allí se fueron Francisco Miranda, Víctor López, y José Cortés, por
ejemplo.
Como hemos visto, la propaganda anarquista impresa
desarrollada en Iquique debió enfrentar una serie de procesos
judiciales y momentos dramáticos tales como el allanamiento recién
reseñado. De igual forma hemos visualizado la forma en que los
180 “Manifiesto del comité de huelga”, El Sembrador (Iquique), 20/10/1923.
Mayúsculas en el original.
181 “Manifiesto del comité de huelga”, El Sembrador (Iquique), 20/10/1923.
ver tb jp, p. 93
182 Julio Pinto y Valdivia, ¿Revolución…, op. Cit., p. 96
183 “Por Nuestros presos”, El Sembrador (Iquique), 20/10/1923

Cuando las bombas son de papel / 119


libertarios se plantearon frente al Estado y sus leyes. Relación
compleja y no exenta de contradicciones. Concretaremos ahora, en
una revisión global, una reflexión que intente sintetizar los aportes
de esta investigación y presentar las preguntas que han quedado
abiertas.

.....

120 / Victor Muñoz


CONCLUSIONES

E
l estudio de los grupos de propaganda anarquista impresa
durante las primeras décadas del siglo XX ha podido dar
luces sobre una serie de aspectos que ella involucró. Se
ha señalado el rol que le correspondió entre los trabajadores y su
mundo cultural en tanto expresión de una de las tendencias que
mayor influjo tuvo entre estos y los estudiantes durante los años
reseñados. Y de la información obtenida podemos esbozar ciertas
conclusiones que servirán, o pueden hacerlo, de base a futuras
investigaciones.
Se ha establecido que la relación de la propaganda
anarquista impresa y el Estado varió entre la tolerancia y el
conflicto, siendo predominante el primero, puesto que la represión
se circunscribió a casos particulares, que en todo caso no fueron
pocos, y solo se desenvolvió a nivel general en determinadas
coyunturas conflictivas. Aunque en ellas se haya llegado a extremos
dramáticos, como la destrucción extrajudicial de material de
imprentas en los allanamientos, tanto los anarquistas aceptaron
las leyes de imprenta y cumplieron con ella, como los aparatos del
Estado permitieron que ésta se desarrollase, a pesar de que desde
la propaganda anarquista se predicaba la subversión del orden
establecido. Por lo menos así fue mientras no existió estado de sitio
o persecución sistémica como en tiempos de Ibáñez (1927-1931).
Por otra parte, queremos remarcar el hecho de que los
anarquistas se valieron de la legalidad para defenderse del mismo
Estado chileno. Es decir, a pesar de que en varios momentos
actuaron clandestinamente o en abierta enemistad con el Gobierno,
en cada proceso judicial (casi todos) recurrieron a presentarse como
víctimas de injusticias, víctimas de una errónea interpretación de la
Ley. Esa fue la defensa que hicieron sus abogados que, por cierto,
en su mayoría no eran libertarios. En muchas ocasiones se fugaron
antes de caer en manos del Estado, pero una vez en poder de la
justicia estatal, casi siempre intentaron zafarse recurriendo a los
resquicios legales.
Quedan abiertas ciertas interrogantes que, de ser cubiertas,
arrojarán importantes datos para mejor entender a la misma

Cuando las bombas son de papel / 121


propaganda anarquista y también a la cultura de los trabajadores
organizados de principios del siglo XX. Interesante sería hacer una
relación entre la producción libertaria con la socialista, por ejemplo.
O bien explorar sobre los mecanismos del Estado específicos para
la represión. Una historia de la policía secreta no institucional
que implique información sobre sus mecanismos de infiltración,
allanamiento y vigilancia. Este tema, rico en aristas, deja varias
interrogantes abiertas. Y no puede ser de otra forma. Esperamos
haber cumplido con aportar nuevos datos sobre las relaciones entre
los trabajadores, la propaganda anarquista impresa y el Estado de
Chile.

Víctor Muñoz Cortés


Santiago, 2009

122 / Victor Muñoz


ANEXO
PUBLICACIONES Y EDITORIALES,
LOCALES Y EXTRANJERAS.

La siguiente lista es una muestra de las lecturas que estaban


disponibles para los anarquistas de la región chilena. Es incompleta,
pero nos sirve para hacernos una imagen del material cultural y
político impreso con el cual contaban.
Lista elaborada según la información contenida en los
periódicos El Surco (1917-1921; 1924-1926), El Sembrador (1922-
1924; 1925-1926,) Tribuna Libertaria (1923-1926), Verba Roja
(1918-1927), Acción Directa (1920-1926). Además se agrega una
lista de la publicaciones ofrecidas en Iquique por el librero español
Manuel Peña en 1919, las que se abrevian con las iniciales LMP

I.- IMPORTADOS

- AAA, ¿Soviet o Dictadura? 60 ctvos en 1924


- AAA, Almanaque Tierra y Libertad 3 en 1924
- AAA, Amor y Libertad, (LMP)
- AAA, Apóstoles Rebeldes, (LMP)
- AAA, Bohemia Revolucionaria, (LMP)
- AAA, Conservación y Revolución, (LMP)
- AAA, Declaraciones de Etievant, (20 ctvos en Iquique, 1924-
1926)
- AAA, El Catolicismo y sus luchas en el Estado, (LMP)
- AAA, El Congreso de Bolonia, 60 en 1924
- AAA, El Derecho a la Vida, (LMP)
- AAA, El Despotismo del Oro, (LMP)
- AAA, El Militarismo, (20 ctvos, en Iquique, 1922)
- AAA, El Pensamiento Filosófico y el anarquismo
- AAA, Enfermedades del Sentimiento Religioso, (LMP)
- AAA, Floreal y Margarita (cuento infantil), 0, 20 en 1924
- AAA, Hacia la sociedad de productores, 1, 50 pesos en1924

Cuando las bombas son de papel / 123


- AAA, La Anarquía ante la Civilización, (LMP)
- AAA, La Emancipación de la Mujer, (LMP)
- AAA, La Guerra de los Dioses, (LMP)
- AAA, La Muerte de los Dioses, (LMP)
- AAA, La Muerte y El Diablo, (LMP)
- AAA, La Resurrección de los Dioses, (LMP)
- AAA, La Revolución y Los Revolucionarios, (LMP)
- AAA, Las Grandes Ideas Modernas, (LMP)
- AAA, Madre Tierra R., 0, 40 en 1924
- AAA, Manual del Soldado, Biblioteca Aurora (40 ctvos en Iquique,
1924-1926)
- AAA, Nuevas canciones rebeldes 0, 20 en 1924
- AAA, Para los que no son anarquistas, (20 ctvos, en Iquique,
1922)
- Alma Fuerte, Sonetos, (20 ctvos en Iquique, 1924-1926)
- Ameghino F, Mi credo, 20ctvs en Iquique, 1924-1926)
- Andreiff Leonidas, Los Siete Ahorcados, (1 peso en Iquique, 1924-
1926)
- Aparicio, Las Aventuras del Profesor Maroto
- Archinoff, Historia del Movimiento Machnovista, Editorial
Argonauta, Buenos Aires
- Bakunin Mijail, Dios y el Estado, (1, 2 pesos en Iquique, 1924-
1926)
- Bakunin Mijail, La Revolución Social en Francia, 2 Tomos, (10
pesos en Santiago, 1925)
- Ballester R., Frente a la Dictadura, 0, 50 en 1924
- Baltasar Doroteo, Teatro Libertario, (60 ctvos en Iquique, 1924-
1926)
- Beseede G M, Lo que todos deberían saber (iniciación sexual) 2
en 1924
- Carlió E. C., Gestas Magnificas, 0, 40 en 1924
- Catalá E. F., El Hombre y la Creación, 0, 40 en 1924
- Chueca José, Chispazos, 0, 40 en 1924
- Darwin Charles, El Origen del Hombre, (LMP)
- De la Fuente G, Diálogos festivos, (20 ctvos, en Santiago, 1924)
- De Lidia Palmiro, El Ideal del Siglo, 0,30 en 1924
- De Pedro Valentin, El Teatro del Pueblo, (60 ctvos en Iquique,
1924-1926)
- De Podempas Felipe, El Águila Humana (drama social en tres

124 / Victor Muñoz


actos), (80 ctvos en Iquique, 1924-1926)
- De Quimey, El Asesinato considerado como una de las bellas
artes, (2,40 pesos en Santiago, 1925)
- De Ribolta F., Datos sobre los crímenes de Santa Cruz, (20 ctvos,
en Santiago, 1924)
- Diez Galo, La Mujer en la Lucha Social, 0, 40 en 1924
- Domingo M, En la calle y en la cárcel, (4,40 pesos en Iquique,
1924-1926)
- Donesi A, Nelida: La República del Perú en el feudo de los
gamonales, (40 ctvos en Iquique, 1924-1926)
- Esteve Pedro, Afán de Vivir
- Fabbri Luiggi, Cartas a una mujer sobre anarquía, (1,40 pesos en
Iquique, 1924-1926)
- Fabbri Luiggi, Dictadura y Revolución, 6 pesos en 1924
- Fabbri Luiggi, La Crisis del Anarquismo, 0, 60 en 1924
- Fauré Sebastián, La Dictadura de la Burguesía, Folleto nº 1,
Agrupación El Sembrador, Avellaneda
- Fauré Sebastián, La Falsa Redención, Folleto nº 1, Agrupación El
Sembrador, Avellaneda
- Fauré Sebastian, La Sociedad Comunista Libertaria, 0, 20 en 1924
- Fauré Sebastián, Los que nosotros queremos, (20 ctvos en Iquique,
1924-1926)
- Fauré Sebastián, Mi Comunismo, Buenos Aires, (60 ctvos en 1924)
- Fauré Sebastian, Temas Subversivos (colección de 12 conferencias),
4, 80 en 1924
- Flores Magón Ricardo, Rayo de Luz, (60 ctvos en Iquique, 1924-
1926)
- Flores Magón Ricardo, Sembrando Ideas, (60 ctvos en Iquique,
1924-1926)
- Flores Magón Ricardo, Tierra y Libertad, (50 ctvos en Iquique,
1924-1926)
- Flores Magón Ricardo, Verdugos y Víctimas, (60 ctvos en Iquique,
1924-1926)
- Ghiraldo Alberto, La Argentina, (4 pesos en Iquique, 1924-1926)
- Ghiraldo Alberto, La Canción del deportado, (2, 80 pesos en
Iquique, 1924-1926)
- Ghiraldo Alberto, La Voz de Hierro
- Ghiraldo Alberto, Los Salvajes, (2,80 pesos en Iquique, 1924-
1926)

Cuando las bombas son de papel / 125


- Gisano P, Hombres e Ideas, (20 ctvos, en Santiago, 1924)
- González Pacheco Rodolfo, Teatro, 2 en 1924
- Gorelik Anatol, El Movimiento Revolucionario de Masas en
Ukrania, (40 ctvos en Iquique, 1924-1926)
- Gori Pietro, Primero de Mayo, 0, 40 en 1924
- Gualteri Fernando, ¡Yanquilandia! (sobre Sacco y Vanzetti),
Editorial La Palestra, Buenos Aires
- Ingenieros José, La Reforma Educacional en Rusia, (2 pesos en
Santiago, 1925)
- Itca, Miedo
- Kropotkin Pedro, El Apoyo Mutuo, (4,80 pesos en Santiago, 1925)
- Kropotkin Pedro, El Estado. Su rol histórico, el Estado Moderno,
(1, 50 pesos en Iquique, 1924-1926)
- Kropotkin Pedro, Ética, Editorial Argonauta, Buenos Aires
- Kropotkin Pedro, La Anarquía no es una secta, (20 ctvos en
Iquique, 1924-1926)
- Kropotkin Pedro, La Ciencia Moderna y el Anarquismo, 2 pesos
en 1924
- Kropotkin Pedro, La Gran Revolución, (30 pesos en Santiago,
1925)
- Kropotkin Pedro, La Moral Anarquista, (LMP)
- Kropotkin Pedro, Memorias de un Revolucionario, (LMP)
- Lantoni E, Teatro del Pueblo, (60 ctvos en Iquique, 1924-1926)
- Leval Gastón, Violencia y Anarquía, Editorial Ideas, Buenos Aires
- López Montenegro J, El Botón de Fuego (en 5 cuadernos), Editorial
Fueyo, Buenos Aires
- Lorenzo Anselmo, Criterio Libertario 0, 60 en 1924
- Lorulot Andrés, Entre Lobos (novela de costumbres anarquistas),
(5 pesos en Iquique, 1924-1926)
- Lujambio Juan, La Sanjuanada de los obreros (drama), 0, 80 en
1924
- Malatesta Errico, En el Café, (90 ctvos en Iquique, 1924-1926)
- Malatesta Errico, Entre Campesinos, (60 ctvos en Iquique, 1924-
1926)
- Malatesta Errico, Justicia y Moralidad, (20 ctvos en Iquique,
1924-1926)
- Malatesta Errico, La Anarquía, su filosofía y su ideal, (20 ctvos en
Iquique, 1924-1926)
- Malatesta Errico, Página de lucha cotidiana, (3 pesos en Iquique,

126 / Victor Muñoz


1924)
- Malatesta Errico, La Revolución en Italia, 0, 60 en 1924
- Mella Ricardo y Lombroso, Los Anarquistas (Estudio y réplica),
(3 pesos en Iquique, 1924-1926)
- Michel Luisa, La Comuna, (1,40 pesos en Santiago, 1925)
- Mondaca J, Elementos de Sociología, (80 ctvos en Santiago, 1925)
- Monsery Federica, La Victoria (novela), Ediciones de la Revista
Blanca, Colección La -Novela Ideal, Madrid
- Morestan J, La Educación Sexual, (5 pesos en Santiago, 1925)
- Morón Gabriel, Un Capricho ..tal
- Navas Eugenio, El Imperio de la Fuerza (teatro), 1 peso en 1924
- Nettlau Max, Errico Malatesta, (3 pesos en Iquique, 1924-1926)
- Noja Ruiz Higinio, El ..cian que asesinó
- Noja Ruiz Higinio, Los galeones del amor, (3,40 pesos en Iquique,
1924-1926)
- AAA, Orden y Libertad, (LMP)
- Perez de Ayala Ramón, El ejemplo de Rosendo Tural
- Pestaña Ángel, Setenta días en Rusia, (5 pesos en Santiago, 1925)
- Pi F. y Arsuaga, El proceso de Cristo, 1.20 en 1924
- Piramo E, Tierra Adentro, (1 peso en Iquique, 1924-1926)
- Polloutier F., El Arte y la Rebeldía, 0, 40 en 1924
- Pollutier F., Autonomía y Federalismo 0, 60 en 1924
- Proudhon Joseph, Palabras del Un Rebelde, (LMP)
- Ramus Pierre, Bauer, Piarrer und Christus, Paris
- Ramus Pierre, La Nueva Creación de la Sociedad y el Comunismo
Anárquico, Editorial Argonauta, Buenos Aires
- Ramus Pierre, Manifiesto Anarquista, Paris
- Reclus Eliseo, El Hombre y La Tierra (por cuadernillos, 80 ctvos
cada uno), (LMP)
- Rocker Rudolf, Artistas y Rebeldes, (5,40 pesos en Iquique, 1924-
1926)
- Rocker Rudolf, Bolchevismo y Anarquismo, 0, 60 en 1924
- Rolland Romain, Clarambault, 5 en 1924
- Rolland Romain, Nicolai y el Pensamiento Social Contemporáneo,
2, 40 pesos en 1924
- Samblancat A, Testas y Tiestos Coronados, (50 ctvos en Iquique,
1924-1926)
- Sanfurjo, Hacia el triunfo del amor, (40 ctvos en Iquique, 1924-
1926)

Cuando las bombas son de papel / 127


- Sañer Capdevilla P, Dios, 40 ctvos, en Santiago, 1924
- Suarez A, Arte y Filosofía
- Tolstoy León, La Guerra y La Paz? , (LMP)
- Tolstoy León, Nuevas Orientaciones, (1,40 pesos en Santiago,
1925)
- Torres A. J., ¡A la lucha! 0,50 en 1924
- Tribó J. T., Técnica Social 0,40 en 1924
- Urales Federico, El Sindicalismo español (su desorientación) o,
60 en 1924
- Urales Federico, Los Hijos del Amor, 2 pesos en 1924
- Urales Federico, Renacer, (3 pesos en Santiago, 1925)
- Varios Autores, Libertad y Comunismo, 3 en 1924

II.- PUBLICADOS EN LA REGIÓN CHILENA

- AAA, El Congreso Sindicalista de Berlín, Ediciones Acción


Directa, Santiago, 1923, (40 ctvos en Santiago, 1923)
- AAA, Guerra a la Guerra, FORCH-Tribuna Libertaria, Santiago,
1926
- Pestaña Angel, El Sindicalismo Libertario, Editorial Lux, Santiago,
antes de 1921
- AAA, Voces de Liberación (fragmentos de escritoras
revolucionarias), Editorial Lux, Santiago, antes de 1921 (40 ctvos
en 1922)
- Arratia Evangelina, El Comunismo en América, Editorial Lux,
Santiago, 1923 (¿), (40 ctvos en Santiago, 1923-1926)
- Bulffi Luís, Huelga de Vientres, Editorial El Sembrador, Valparaíso,
1926
- Changi René, La Mujer Esclava, Editorial Lux, Santiago, (20 ctvos
en Santiago, 1925)
- Clenens G C, Elementos de la Anarquía, Editorial Mas Allá,
Santiago, 1925 (¿), (60 ctvos en Santiago, 1926)
- Eltbacher Pablo, La Doctrina Anarquista, Editorial Claridad,
Santiago, (50 ctvos en 1922)
- Fauré Sebastián, El Dolor Universal, Editorial Lux?, (20 ctvos en
Santiago, 1923-1926)
- Fauré Sebastián, El Sindicalismo, Editorial Tierra y Libertad,

128 / Victor Muñoz


Santiago?, 1923, (20 ctvos en Santiago, 1923)
- Fauré Sebastián, La Falsa Redención, Editorial Claridad, Santiago
(40 ctvos en 1922)
- Fauré Sebastián, Las Doce Pruebas de la Inexistencia de Dios,
Editorial Mas Allá, Santiago, 1925 (¿)
- Gandulfo Juan y Manuel J Montenegro, Sindicalismo y
Organización Industrial, Santiago, 1923
- Gómez Rojas José Domingo, Rebeldías Líricas, Editorial Lux,
Santiago, 1921 (40 ctvos en Iquique, 1922)
- González Pacheco Rodolfo, Carteles de Chile, 0, 50 en 1924
- González Vera José Santos, Vidas Mínimas, 2, 50 en 1924
- Hamon A, Patria, Editorial Mas Allá, Santiago, 1924
- Kropotkin Pedro, Justicia y Moralidad, Editorial El Sembrador,
Iquique, 1924 (20 ctvos en Santiago, 1924)
- Kropotkin Pedro, La Anarquía, Editorial El Sembrador, Iquique,
1924 (20 ctvos en Santiago, 1924)
- Kropotkin Pedro, La Conquista del Pan, Editorial Lux, Santiago,
(4 mil ejemplares) (1, 25 pesos en Santiago, 1922)
- Lazo Cantalacio, El Lamento de la Mina, Mejillones, 1924 (¿), (80
ctvos en Iquique, 1924-1926)
- Malatesta Errico, En Tiempo de Elecciones, Editorial El Sembrador,
Iquique, 1924
- Malatesta Errico, Entre Campesinos, Editorial Lux, Santiago,
antes de 1921
- Márquez Manuel, Mi Palabra Anarquista, Editorial Lux, Santiago
- Márquez Manuel, Mi Palabra Anarquista, Segunda Edición,
Editorial Lux, Santiago, (40 ctvos en Santiago, 1925)
- Márquez Manuel, Palabras a las Mujeres, Editorial El Sembrador,
Valparaíso, 1925 (¿)
- Mella Ricardo, Ideario, Librería Plaza Olmedo, Santiago, 1926
- Mella Ricardo, Los Anarquistas, Librería Plaza Olmedo, Santiago,
1926
- Mella Ricardo, Organización y Revolución, Editorial Lux,
Santiago, (40 ctvos en Santiago, 1925)
- Merlino, Por Qué Somos Anarquistas, Editorial Mas Allá, Santiago,
1925 (¿), (40 ctvos en Santiago, 1926)
- Navarrete Julio, Hacia la Anarquía, Editorial Rebelión, Santiago,
1923, (50 ctvos en Santiago, 1923)
- Rouco Juana, Mis Proclamas, Editorial Lux, Santiago, (40 ctvos

Cuando las bombas son de papel / 129


en Santiago, 1925)
- Serrano Federico, Al correr la pluma (cuentos), Santiago, 1924
- Serrano Federico, Odisea de Un Luchador, Talleres de Lux,
Santiago, 1925
- Sutor Frank, Generación Conciente, Editorial El Sembrador,
Valparaíso, 1926
- Triviño Armando (compilador), Cancionero Revolucionario,
Editorial Lux, Santiago, antes de 1921
- Triviño Armando (compilador), Cancionero Revolucionario,
Segunda Edición, Editorial Lux, Santiago, 1922 (40 ctvos en
Santiago, 1923)
- Triviño Armando (compilador), Cancionero Revolucionario,
Tercera Edición, Editorial Lux, Santiago, 1925, (40 ctvos en
Santiago, 1925)
- Triviño Armando, Arengas, Editorial Lux, Santiago, 1923
- Triviño Armando, La IWW en la teoría y en la práctica, Editorial
Lux, Santiago, 1922
- Triviño Armando, La IWW en la teoría y en la práctica, Segunda
Edición, Editorial Lux, Santiago, 1925 (40 ctvos en Santiago, 1925)
- Triviño Armando, Lo que oyó y dijo Juan Pueblo, Agrupación La
Batalla, Santiago, 1918

130 / Victor Muñoz


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ANEXO IMAGENES PROPAGANDA


ANARQUISTA
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1924. El Estado atacó varias veces a la prensa libertaria. Allana-
miento y saqueo de la imprenta de El Sembrador, Iquique

1924. Otra imagen del allanamiento.

Cuando las bombas son de papel / 133


Folleto redactado por un profesor normalista, Lux, 1922

134 / Victor Muñoz


El Surco, publicación anarquista de Iquique

Cuando las bombas son de papel / 135


Folleto sobre naturismo, Osorno, años treinta

136 / Victor Muñoz


Folleto sobre antimilitarismo, Santiago 1924

Cuando las bombas son de papel / 137


La canción también era buena para la propaganda.
Cancionero editado por LUX en los veinte.

Hubo publicaciones libertarias en muchas ciudades, acá el ejemplo


de La Voz del Mar, de Valparaíso

138 / Victor Muñoz


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