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Julián Marías - Harold Maslov
Julián Marías - Harold Maslov
Índice
1. Vida y obras
2.2. Instalación
4. La persona
4.2. Corporeidad
4.3. Opacidad y transparencia
5. El tema de la Trascendencia
6. A modo de conclusión
7. Bibliografia
1. Vida y obras
Nacido en Valladolid el 17 de Junio de 1914 y padre de cinco hijos, ha
sido además de pensador riguroso (discípulo de Zubiri, Ortega, Garcia
Morente y Gaos) un prolífico escritor, que ha tomado el pulso a la vida
española contemporánea, a la Literatura e Historia, las costumbres en los
distintos países, el cine… Su vocación universitaria no la pudo ejercer en
España, como hubiera deseado, y la desempeñó en Universidades
hispanoamericanas y estadounidenses. Entre sus títulos honoríficos están la
fundación con Ortega del Instituto de Humanidades en 1948, su
nombramiento como miembro de la Real Academia de la Lengua española
en 1964, haber sido el único español miembro del Consejo Internacional
Pontificio para la Cultura entre 1982 y 1992 o el ser Premio Príncipe de
Asturias en 1996. Una fundación suya actual es la revista de
pensamiento Cuenta y razón. Siguió escribiendo hasta algunos años antes
de su muerte en Madrid el 16 de diciembre de 2005.
En su obra cabe distinguir: a) aquellos libros marcados próximamente por
el raciovitalismo orteguiano, como Introducción a la Filosofía (1947), Idea de
la Metafísica (1953), Ortega. Circunstancia y vocación (1960), completado
este último con Ortega. Las trayectorias (1983); b) su primer libro Historia
de la Filosofía (1941), al que se añadieron algunas monografías, como la
que fue su Tesis doctoral La filosofía del P. Gratry (1942) o su Miguel de
Unamuno (1943); c) un aspecto particular en el que Marías puso a prueba el
programa de Ortega fue el método histórico de las generaciones, aplicado
tanto al conocimiento de la realidad social en La estructura social (Teoría y
método) (1955) como a la sucesión de las corrientes literarias en España
en Literatura y generaciones (1975); d) pero lo más original y creativo se
encuentra en su Antropología metafísica (1970), cuya huella se hace
patente en Breve tratado de la ilusión (1984), La felicidad
humana (1987), Mapa del mundo personal (1993), Tratado de lo mejor. La
moral y las formas de vida (1995) o Persona (1996): son libros que aportan
una notable contribución a lo que para Marías es lo más relevante
filosóficamente en el siglo XX, a saber, el redescubrimiento de la persona;
e) hay otra serie de ensayos histórico-literarios que llevan a la práctica de
modo fructífero el método de la razón histórico–biográfica: entre ellos
destaca España inteligible (1985), donde se ofrece una visión diacrónica
coherente y positiva de España, y los que constituyen su complemento,
como Ser español (1987) y Cervantes clave española (1990). Habría que
añadir sus asiduas colaboraciones en diarios nacionales, sus páginas de
cine, su trilogía histórico-política sobre la realidad española, constituida
por La España real (1974), La devolución de España (1977) y España en
nuestras manos (1978), o sus traducciones de clásicos de la filosofía, como
la Ética a Nicómaco y la Política de Aristóteles (en colaboración con María
Araujo), Sobre la felicidad de Séneca, Discurso de Metafísica de Leibniz o
las obras de Dilthey Introducción a las Ciencias del Espíritu y Teoría de las
concepciones del mundo. Se pueden considerar los anteriores estudios
como filosóficos, según la idea amplia que tiene de la filosofía como visión
responsable.
Todos sus libros están escritos en una prosa tersa y sobria, sin excesivos
tecnicismos y con un estilo narrativo que impulsa a seguir adelante
conforme se los va leyendo. A continuación nos centraremos en los
conceptos claves para la articulación sistemática de su filosofía, exponiendo
más adelante y a modo de ejemplos algunas de las ilustraciones históricas y
literarias de los mismos.
2. La estructura de la vida biográfica
El eje de la filosofía de J. Marías es la vida humana, entendida
orteguianamente como mi vida biográfica, tal que se puede narrar y en la
cual están emplazadas y radicadas todas las otras realidades. Antes que las
cosas con las que cuenta para realizarse y antes que la conciencia expresa
del yo en sus actos, se halla la realidad de que estoy haciendo mi vida.
Sobre la base de su descripción en J. Ortega y Gasset como articulación de
decisión y circunstancia, Marías amplía el repertorio de sus componentes,
modulándolos a tenor de la instalación y vectorialidad con que se presentan
e insertándolos en una estructura o trabazón de elementos permanentes,
que la configuran y a los que denomina su estructura analítica: tales son la
futurición, la mundanidad, el quién que la vive proyectivamente, la
interpretación de sí misma o teoría intrínseca, el “con” de la convivencia
mediante el que incluye en su proyecto a otras vidas…
2.2. Instalación
Pero la estructura analítica de la vida recibe una concreción adicional de
la estructura empírica, que no le corresponde sin más por ser vida humana,
sino por la determinación variable que sus ingredientes constitutivos le
otorgan. El punto de intersección entre ambas estructuras es la instalación,
gracias a la cual mi vida está como tal en una u otra circunstancia, no
limitándose a rozarla sobrevolándola, ni, en el otro extremo, a ser engullida
por ella. La instalación comporta estabilidad y permanencia: se está
instalado previamente a toda proyección y desde ella se anticipa la vida a sí
misma. Pertenecen a la estructura empírica la condición sexuada,
polarizada en dos versiones interreferidas, las edades sucesivas en que se
manifiesta, la lengua que se habla como expresión de la socialidad
constitutiva, los recursos biológicos y los órganos sensoriales cognoscitivos
con los que torna operativa su transparencia hacia el mundo, las variaciones
históricas en que se acusa su historicidad nuclear, el pasado condicionado
desde el que se efectúa su proyección… Un ingrediente peculiar, en la
medida en que participa simultáneamente de las estructuras analítica y
empírica, es la corporalidad: con el cuerpo, en efecto, no se trata tan solo de
aquello con lo que objetiva y contingentemente –aunque de modo
inevitable– me encuentro (como algo empírico), sino también de la
irradiación del alguien o persona, la cual, mediante su rostro concentrado en
los ojos, da al futuro (es decir, el cuerpo alberga a alguien analíticamente
viviente).
Igual que la vida individual, cada argumento histórico tiene sus momentos
de gestación, sus puntos álgidos y su declive, que se determinan en función
de la estructura empírica del periodo. Pero esto no es posible sin contar con
las componentes analíticas internas a la sociedad y sus concreciones
empíricas en curso: es lo que ocurre, por ejemplo, con las diferencias entre
minoría representativa de un periodo y mayoría amorfa o entre las distintas
generaciones que coexisten contemporáneamente o entre aquellas
sociedades limítrofes que están en intercambio recíproco, estando unas y
otras diferencias necesitadas de una ulterior concreción empírica.
Otro ejemplo que requiere ser trasladado con las debidas cautelas al
pasar de la vida argumental a la persona es la felicidad. Pues si la
abordamos desde la óptica de la vida en transcurso, se revela como un
imposible, según vio Aristóteles, ya que siempre es más de lo que gozamos
escurridizamente en cada situación; pero si la referimos a la persona que la
anhela mientras vive, entonces resulta estarle irremediablemente conexa,
es algo necesario para ella. De aquí la fórmula paradójica de “imposible
necesario” con que Marías la designa. Y como la persona acontece, está
vuelta al futuro, «la felicidad es siempre prospectiva, algo que afecta
primariamente a la futurición» [La felicidad humana: 31]; la distensión
temporal de la felicidad se expresa como un “estar siendo feliz”, incluyendo
el futuro.
4.2. Corporeidad
Por lo que hace a la corporeidad humana, vista desde la vida es su
componente circunstancial más inmediato, aquel que la delata
presencialmente y del que dependen todos los componentes mundanos.
Estar sentado o estar en pie está en consonancia con los quehaceres
vitales del momento; mirar de frente o estar agazapado se entiende en
coherencia con el proyecto en que estoy viviendo… Pero en relación con la
persona el cuerpo la manifiesta a través del rostro, a la vez que
simultáneamente la encubre. ¿Cómo se explica? Es porque el quién
personal posee no solo un intus o interioridad psíquica, que se prolonga en
operaciones corpóreas, sino estrictamente una intimidad o un sí mismo, no
transponible inmediatamente a operaciones externas. El cuerpo no es solo
la figura del alma, es también antesala de la persona, a la que pertenecen
cuerpo y alma. También podría exponerse en los términos de que el cuerpo
es el lenguaje de la persona: a uno y otro les son constitutivas la expresión
y la significación, y lo mismo que el lenguaje significativo está entreverado
de silencios, tambien el cuerpo es significativo del alguien personal, de tal
modo que lo revela ocultándolo. La naturalización del cuerpo como cosa es
su degradación, al pasar por alto su pertenencia personal.
5. El tema de la Trascendencia
El hecho de que todo conocimiento de objetos mundanos se dé en
perspectiva remite a lo que trasciende de él, a lo que no se me puede hacer
presente como tal; por ello, cualquier conocimiento de objetos es siempre
penúltimo, que no podría ser sin lo último, latente en él como lo que
internamente perfila las perspectivas parciales e incluso, podríamos decir, la
perspectiva de todas las perspectivas, que no por integrar a las demás deja
de ser también perspectiva. Otro tanto cabe decir de los acontecimientos
temporales que aparecen en mi vida. Todos están marcados por un
comienzo y un final, que, si bien se pueden dilatar, topan con mi nacimiento
y muerte, a los cuales, por no haber podido asistir a ellos, tengo que
remitirme como límites absolutos o no transponibles. Pero, igual que en las
realidades espaciales, no se trata simplemente de límites externos, sino que
son lo que fija de un modo latente el curso de lo temporal, pudiendo datarlo
desde el nacimiento y a la vez contrayéndolo en su duración de cara al
desenlace –incierto, pero cada vez más cercano– de la muerte. Si se los
contempla desde la persona, ni el nacimiento ni la muerte son meramente
hechos orgánicos, sino que ambos conciernen al alguien irreductible, en un
caso como radical novedad que empieza, en el otro como pervivencia en
unas condiciones que no nos son presentes; pero las dos alternativas son
imposibles de explicar sin Alguien trascendente a la propia vida que nace y
muere (ya que el yo personal no puede darse la vida ni tampoco suprimirla
por sí en el sentido literal del término; solo Cristo la entregó por propia
voluntad).
6. A modo de conclusión
Marías posee un modo de argumentar que desarrolla la filosofía de la
vida en una dirección centrada en la persona, que fue ajena a su maestro
Ortega. Tiene, además, la pretensión de estar a la altura histórica del
presente, redescubriendo los temas de la filosofía cristiana desde una
perspectiva más propia de ella que la originalmente griega, a la que escapó
la noción de persona y consiguientemente el Dios personal, relegó la
categoría de relación a un accidente extrínseco, conceptuó al hombre desde
la teoría hilemórfica sin readaptarla suficientemente…; y pretende también
superar las desviaciones modernas de signo opuesto que son el idealismo
trascendental y el naturalismo cosista, incapaces de apresar la singularidad
de la persona y los modos de conceptuación que le son adecuados.
Abraham Harold Maslow sigue siendo una de las voces más influyentes
en el panorama de la psicología contemporánea. Su propuesta maduró en
un ambiente de intercambio no solamente con psicólogos clínicos y teóricos,
sino con académicos de diversas ciencias, hombres de empresa, entidades
públicas que promovían importantes programas de investigación con
finalidades prácticas, etc.
Índice
1. Biografía
2. El pensamiento de Maslow
2.1.9. Transhumanismo
2.2. La jerarquía de las motivaciones
2.2.5. Inconformismo
2.3.3. Espontaneidad
2.3.5. Distanciamiento
2.3.14. Creatividad
2.3.16. Imperfecciones
3. Bibliografía
1. Biografía
Este esbozo biográfico se basa sobre todo en la obra Abraham Maslow.
Vida y enseñanzas del creador de la psicología humanista, escrita por
Edward Hoffman (título original: The Right to Be Human. A Biography of
Abraham Maslow). En las referencias textuales se indican en primer lugar
las páginas de la edición española, y entre paréntesis las del original inglés.
Las referencias textuales han sido comparadas con el original inglés y
retocadas en varios casos.
Entre 1943-1944 publicó publicó dos estudios que más tarde serían
refundidos en Motivation and Personality: “A Preface to Motivation Theory”
(Psychosomatic Medicine, 5, 85-92) y “A Theory of Human Motivation”
(Psychological Review, 50, 370-296). Aunque sus ideas sobre
la autorrealización (self-realization) —inspiradas en el planteamiento
general de Goldstein [Hoffman 2009: 133-137 (106-110)]— están
expresadas muy brevemente en el segundo de estos artículos, las nociones
clave sobre la jerarquía de las necesidades están ya bien perfiladas
[Hoffman 2009: 183-185 (154-155)].
1.5. Organizaciones eupsíquicas
En agosto de 1960, Maslow habló por primera vez de la eupsychia, o
utopía realista, es decir, una sociedad en la cual la proporción de personas
altruistas y creativas fuera superior a la media. Tales sujetos existen en
todas las sociedades, pero si su porcentaje fuera muy alto en una de ellas,
¿cómo se organizarían?, ¿estructurarían una religión? Su creencia en la
universalidad de ciertas conductas positivas le hacía afirmar que si esos
parámetros no formaran parte de nuestra naturaleza, no podríamos calificar
de criminal al régimen Nazi. En 1961 en el primer volumen del Journal of
Humanistic Psychology publicó “Eupsychia–The Good Society”.
Siguiendo su preocupación por dar un estatuto científico a las
características de este nuevo filón de la psicología, Maslow se concentró en
este periodo en cómo encuadrar el núcleo de lo que él mismo llamaba la “B-
psychology”. Esta psicología está compuesta por los Being-values (B-
values: valores del ser o valores-B): verdad, belleza, justicia, bondad,
totalidad (wholeness), perfección, singularidad (uniqueness), simplicidad,
orden, vitalidad (aliveness), autosuficiencia, necesidad, completud
(completion), riqueza, ausencia de esfuerzo, gozo y distinción entre
dicotomía y trascendencia. Estos términos aparecían germinalmente
en Motivation and Personality [Maslow 1991: 242-243 (202); Hoffman 2009:
308-309 (264).
2. El pensamiento de Maslow
En esta voz se reportan las ideas fundamentales del pensamiento de
Maslow tal y como las presenta en Motivation and Personality, en su edición
de 1970, porque permite aprovechar el Prefacio a esta edición para dar un
cuadro general de la filosofía de la psicología maslowiana (2.1); exponer
fielmente su jerarquía de las motivaciones (2.2) y enumerar las
características de las personas que se autorrealizan (2.3). Ese breve texto
de 1970 reviste un interés especial porque el Autor evalúa algunas de sus
ideas a la luz de quince años de evolución personal y a críticas de distinto
tipo. También explica por qué ha efectuado algunos cambios y ha
renunciado a algunas posiciones, o por lo menos ha pasado a considerarlas
menos importantes. Las citas textuales que se reportan aquí han sido
comparadas con el original inglés y retocadas en varios casos.
ser capaz de contar sus beneficios, dar las gracias por ellos, y
evitar la trampa de tener que escoger entre esto o aquello. Es
posible que una mujer tenga todas las satisfacciones
específicamente femeninas (ser amada, tener un hogar, tener
un hijo) y después, sin renunciar a ninguna de las
satisfacciones conseguidas, seguir más allá de la feminidad
hasta la completa humanidad que ya comparte con los
hombres, por ejemplo: desarrollo completo de su inteligencia,
de cualquier talento que pueda tener, de su propia idiosincrasia
o de su propia satisfacción individual [Maslow 1991: xxiv].
La admiración por el ser del otro que proviene de amarlo, puede llevar a
apreciarlo sin intentar encorsetarlo:
Hay que amar mucho para poder dejar las cosas a su aire, que
existan y que lleguen a realizarse por sí mismas. Se puede
amar a un hijo tan puramente que se le permita llegar hacer lo
que tiene que ser. Pero —y éste es el punto de mi argumento—
se puede amar la verdad de la misma manera. Se puede
quererla lo suficiente para confiar también en su llegar a
ser [Maslow 1991: xxxiii].
2.1.9. Transhumanismo
Las últimas líneas del Prefacio son un apretado resumen del desarrollo
de la “tercera fuerza” en psicología, es decir, la humanista, y de las
perspectivas que se estaban abriendo en esos años: en poco tiempo
algunas teorías y la experimentación sobre fenómenos peculiares estaban
abriendo una brecha importante tanto en la ciencia con la mentalidad de la
época:
Sobre todo en este segundo nivel, el sujeto puede “vivir para” satisfacer
esas necesidades y absolutizarlas, cayendo en situaciones neuróticas.
Maslow subraya que las manifestaciones del amor son complejas y que
no se pueden reducir al intercambio físico o a una necesidad fisiológica,
además de que no pueden ser unidireccionales: es tan necesario recibir
amor como donarlo.
Están muy ligadas al sentido clásico del honor. Que los otros y uno
mismo tengan una alta consideración de la persona, con una base firme y
estable; esto lleva al respeto de sí mismo, a la autoestima, a la confianza en
sí mismo, a la valía, la fuerza y la capacidad, a una cierta y bien ganada
suficiencia. Esto está asociado al deseo de ser útil y necesario.
2.2.5. Inconformismo
Es una especie de descontento e inquietud frecuentes tras haber cubierto
los niveles anteriores, salvo al ejercer la tarea más propia de cada una o de
cada uno: el músico mientras crea o interpreta su música, el poeta mientras
compone o recita. Conjugan lo que pueden ser con lo que deben ser, y son
más auténticos con su propia naturaleza, como se explica en los capítulos
11 y 13 de Motivation and Personality.
Son precisamente los que han amado y han sido amados y han
tenido muchas amistades profundas, los que pueden resistir el
odio, el rechazo o la persecución [...] La persona que se ha
hecho segura y fuerte en los primeros años tiende a
permanecer segura y fuerte después ante cualquier tipo de
amenaza [Maslow 1991: 40-41].
Las personas que se autorrealizan tienen una rara habilidad para detectar
lo falso y lo deshonesto de la personalidad y, en general, para juzgar a las
personas correcta y eficazmente. Entre otras cosas, también distinguen
mejor los fines de los medios, aunque son capaces de transformar en
fuentes de gozo las situaciones que median entre otras más importantes,
como un viaje o la preparación de una actividad relevante.
2.3.3. Espontaneidad
2.3.5. Distanciamiento
Estas personas son capaces de apreciar una y otra vez, con frescura e
ingenuidad, los bienes básicos de la vida, con emoción, placer, asombro e
incluso éxtasis. La apreciación de la belleza es muy variada: puede consistir
tanto en la contemplación de la belleza del propio cónyuge a pesar del paso
de los años, como en la de un bebé, o maravillarse ante los espectáculos de
la naturaleza.
Es tal la sencillez con la que se relacionan con cualquier otro ser humano,
que parecen estar por encima de las diferencias culturales, raciales,
políticas, etcétera. También consideran que pueden aprender de cualquier
otra persona, y son conscientes de lo poco que saben en comparación con
lo que otros saben o podrían saber. En sus relaciones estables, sin
embargo, siendo ellas mismas una élite, eligen por amigos a una élite, pero
se trata de una selección basada en el carácter, la capacidad y el talento, y
no en la extracción social, la raza, la fama o el poder. Su facilidad para tratar
con los demás no está reñida con la fortaleza para resistir a situaciones
injustas y oponerse a quien actúa con malicia. Distinguen con mayor
facilidad lo bueno de lo malo y son mucho menos ambiguas, confusas o
débiles con su propia ira que la media de las personas.
2.3.14. Creatividad
2.3.16. Imperfecciones
3. Bibliografía
3.1. Obras de Maslow
Se recogen aquí solamente los títulos de sus libros. Una lista completa de
sus artículos se puede consultar en la biografía de Hoffman, en el artículo
“Abraham H. Maslow: a Bibliography”, del Journal of Humanistic
Psychology, oct. 1970, vol. 10 no. 2, pp. 98-110; y los sitios web
Motivation and Personality, Harper & Row, Nueva York 1954, 1970 , 2
New Knowledge in Human Values (ed.), Harper & Row, Nueva York 1959.
Religions, Values, and Peak Experiences, Ohio State University Press,
Columbus (Ohio) 1964.
The Maslow Business Reader, Deborah Stephens (ed.), Wiley, New York
2000.