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Mitología de la cosmogonía yoruba sobre Egungun.

Extractos de anotaciones privadas por Leonel Gámez Céspedez Awo Osé Owonrin Ifaiye Ifasola.
Ciudad de México, México 1998.

Análisis Nº 1
Escrito por Isola Omolola, 1979.
Dentro de los preceptos yorubas, Egungun tiene diferentes argumentos referentes a su creación divina.
Agemo como también se le conoce en Ijebu, mantiene históricamente el pensamiento de que Egungun
es descendiente directo de Oyá, cuyo padre son los ancianos de la noche. Siendo una mujer de edad
avanzada, se aventuró a embarazarse por capricho, obteniendo así nueve hijos fenomenales:
Àwàdálajá: (la creación suplanta al perro) es el primer hijo de Oyá, Iyami Osooronga luego de una
disputa con ella, decidieron extraérselo de manera prematura, es un espíritu celosamente obsesor. Se
le inmola Eiyele junto con Esú. Odun Osa Mejí.
Okànràn Ìná Lóòrí: (el primerizo con la cabeza caliente), fue el primer hizo nacido por parto natural
por parte de Oyá, se representa con hojas de paja secas y se le ofrenda en hoyos de gran tamaño los
cuales se hacen al pie de las plantas de plátano, es cuidador de los niños que nacen con marcas en la
cabeza. Odun Ose Obara.
Gbòmí Etàn: (cubierto tres veces), ligado a las lluvias que representan la fertilidad femenina, se le
ofrendan Eiyele. Representa las ruinas de las casas, su nombre ase alusión a los hijos terceros, los
cuales siempre nacen con aluna condición o facultad especial. Tiene Opàgúgú. Odi Mejí.
Òrírí: (la cabeza rápida), es el cuarto hijo de Oyá, poco después de su nacimiento fue a esconderse en
el rio, donde es agasajado. Este espíritu esta muy ligado a Sango tradicionalmente, es por ello que se
le ofrenda plátano y aceite de palma. Se le inmola Eiyele. Odun Osa Ogbe.
Ijànsá: (madre de los nueve), este espíritu es el cuidador de los 9 hijos de Oyá, se invoca por medio
del viento. Es custodio del árbol de Iròsún. Vive en los troncos que protegen el Igbale. Se le inmola
Eiyele. Ciertamente este espíritu es intranquilo. Odun Ogunda Ose.
Àfín Máhín: (la llegada del jefe), luego de su nacimiento Oyá lo escondió en el suelo del bosque, en
el cual se transfiguró en lodo. Representa el suelo del Igbale. Este poderoso espíritu esta
completamente ligado al culto de Ogùn. Se le inmola Eiyele. Se le ofrenda hojas secas de Ewe Sìnsìn.
Odun Ogunda Obara.
Àdèlájè: (cabeza de la riqueza), es el séptimo hijo de Oyá, su nombre es referente su relación con
Olokun, es el trasportador de las almas de las personas que fallecen por ahogamiento. Este espíritu
especialmente ataca la prosperidad de las personas, debe ser aplacado con Eiyele. Vive en las copas
de los árboles que tradicionalmente son considerados como parlantes. Odun Iroso Mejí.
Àlà Lémù: (el cobertor del olfato), es el espíritu del sigilo. Propicia las calamidades pues es un espíritu
obsesor. Esta en todas partes. Se ofrenda por medio de Esú con Eiyele. Usualmente representa la
corteza vieja de los árboles. Esta muy ligado a Egbe. Es el octavo hijo de Oyá. Odun Iroso Obara.
Jèdòmé: (peticionario), este espíritu es símbolo de la hambruna y esta completamente ligado al culto
de Oyá y Sopona. Se ofrenda con hojas viejas de palma y aceite de palma. Se le inmola Eiyele.
Cuenta una historia mítica de Oyá, que cuando ella dio a luz a sus nueve hijos, todos eran
abominaciones, por lo cual con ayuda de Sango tuvo que esconderlos en un hoyo en el bosque, solo
Sango y Oyá sabían de esta situación. Con el tiempo Oyá comenzó alimentar a sus hijos en dicho
hueco y ellos fueron creciendo, apoderándose de la cabeza de los vivientes, para que las personas la
pudieran ayudar a contener el poder de sus hijos, Oyá los presentó ante ellos (iniciación), y así se fue
creando el culto a los nueve hijos de Oyá, que mágicamente fueron renombrados por Sango como
Egungun, y el hueco es el Ibale, Odun Oyekun Mejí.
Para los accidentales (Cuba, Venezuela), los hijos de Oya son reverenciados en la Sarasa que es la
ofrenda de alimentos a Oyá en donde todas las ofrendas se colocan en número de nueve en honor a
sus hijos, Odun Osa Okanran.

Análisis Nº 2
Escrito por Wande Abimbola, 1982.
Americanización de un verso tomado del Odun Ogbe Wehin, Ogbe Iwori.
En el cielo vivían dos hermanos Egungun y Oro. El mayor era Oro. Orunmila pretendía establecer el
orden en la tierra, para ello necesitaba que alguno de los dos descendiera a la tierra, en donde
abundaba la hambruna y las pandemias. Orunmila hizo adivinación y seleccionó a Egungun, pidió
que fuese acompañado por Eshu. A Oro no le agrado la idea, pues como hermano mayor pensaba que
el privilegio de bajar a la tierra debía ser de él. Egungun al llegar a la tierra encontró la destrucción
que reinaba en el mundo, los seres humanos no podían alimentarse debidamente, por lo que las
mujeres no quedaban embarazadas, las enfermedades atacaban duramente a todos los terrícolas, la
tierra estaba devastada por lo que no se podía cosechar sobre ella. Egungun proclamo su llegada con
la ayuda de Eshu, Egungun prometió curar las enfermedades, hacer fértil la tierra y generar empleos
para todos los pobladores de la tierra, Egungun hizo adivinación y le fue recomendado ofrendar a
Eshu con un macho cabrío, dos gallinas para Ifa, cuatro gallinas para Obatalá y dos ratas para Olokun,
el sacrificio fue realizado. Eshu selecciono algunas hierbas para poder hacer Akose, Egungun bendigo
tales hierbas y la medicina comenzó a curar a las personas, la tierra fue arada y la misma volvió a ser
fértil, los hombres comenzaron a trabajar la siembra, cada quien era dueño de un espacio de tierra y
en el mismo sembraba hortalizas, frutas lo cual servía de sustento, así la se inició el comercio en la
tierra. Con el pasar del tiempo la normalidad volvió a la vida de los terrícolas. Cada cierto tiempo
Egungun en compañía de Eshu visitaba casa por casa para conocer los avances y las sanaciones que
cada día era más, las personas recibían con mucha alegría a Egungun en sus casas pues era
considerado Olugbala ósea el salvador. Eshu iba al cielo y daba parte de lo que en la tierra sucedía,
las noticias emocionaban de tal manera a Orunmila que el júbilo colmaba al cielo. Oro al ver que era
su hermano menor quien gozaba de fama y respeto acrecentaba en él el odio y cólera en contra de su
hermano. Oro comenzó a solicitarle a Orunmila su permiso para bajar a la tierra, Orunmila respondió
que ya en la tierra Egungun había ordenado todo de tal manera que, no era necesario otro de sus
emisarios, Oro insistió haciendo creer a Orunmila que su ayuda le sería muy preciada a su hermano
para poder continuar su excelente obra, Orunmila pensativo pensó que no le haría daño a Egungun
una ayuda extra pues Oro era su hermano. Orunmila autorizó el viaje a la tierra, Oro hizo los
preparativos y descendió a la tierra. En su llegada Oro llego proclamando su arribo sin la presencia
de Eshu, por lo que su acogida no fue la esperada, las personas pensaban que era un charlatán. Oro
comenzó a ofrecer las mismas promesas que ya Egungun había prometido, a lo que los pobladores
vieron con una mirada de desinterés pues, Egungun ya había resuelto todos los problemas, Oro se
enardeció y pidió que lo llevaran ante su hermano menor. Una persona que pasaba por el camino
escucho las proposiciones de Oro y ofreció llevarlo a la casa de su hermano, ambos emprendieron el
viaje a pies, Oro comenzó a quejarse pues no era tratado como un personaje importante, el facilitador
sin escuchar los improperios de Oro siguió el camino a casa de Egungun. Oro durante la travesía hizo
cualquier clase de comentarios desaprobatorios hacia su hermano, al llegar a su morada aquel humilde
servidor se presentó y le dijo que era Eshu, esta es la casa de tu hermano Egungun. Oro irrumpió a la
casa y su hermano Egungun rápidamente fue para abrazarlo pues hacía mucho tiempo que no se veían,
Oro lo repudió pidiendo alimento y agua, Eshu le sirvió. Egungun le preguntó cuál era el motivo de
su visita, Oro respondió que él había venido a demostrar que también podía hacer las mismas cosas
que él había hecho y así demostrar ante Orunmila que él era el más importante. Oro viajó al pueblo y
a cada habitante le hizo promesas, las personas le respondían que ya Egungun había resuelto sus
problemas y que, por ende, no necesitaban de la ayuda de alguien más. Los pobladores de la tierra
acudieron a Eshu y le mostraron su motivación para elegir a Egungun como rey, Eshu ideó un festín
para que ellos allí eligieran a su nuevo rey. Eshu convidó a Egungun al pueblo manteniendo en secreto
la celebración, Oro le pregunto a Eshu para donde había invitado a su hermano pues, él también debía
ir, Eshu le comentó que iban a una celebración. Egungun, Oro y Eshu se dirigieron al festival,
Egungun fue recibido de una manera halagadora por su gran obra, Oro en vista de las muestras de
veneración y respeto que tenía el pueblo hacia su hermano comenzó a reclamar su lugar pues, había
sido él quien había facultado a Egungun para hacer todo lo que había logrado. Los terrícolas no le
prestaron atención al señalamiento de Oro. Eshu le indicó a Egungun que los pobladores le tenían una
sorpresa, Eshu les pidió a todos que mostraran con la mano en alto si estaban de acuerdo en elegir a
Egungun como su jefe y rey, todos los presentes eufóricos levantaron su mano en aprobación, Oro
molesto por lo que sucedía, se arrojó encima de Egungun para atacarlo, todos los pobladores
sostuvieron a Oro y se llevaron a Egungun para una casa cercana, Eshu apreso a Oro en el bosque y
desde entonces más nunca pudo atacar a su hermano. Eshu fue al cielo, acudió a Orunmila para
enterarlo de lo sucedido, por lo que enseguida descendió a la tierra. Cuando Orunmila llego hizo un
juicio y escuchó a los pobladores para poder tomar una decisión, finalmente atendió las declaraciones
de Eshu, Orunmila llamó a Egungun y lo proclamo jefe, además por la cercanía y respeto que logró
con los terrícolas a través de sus buenas acciones, Orunmila estableció que Egungun seria adorado
por los humanos dentro de sus casas, por su parte Oro fue destinado a vivir y a ser reverenciado en el
bosque, es por ello que Egungun es propiciado dentro de las casas y Oro al aire libre. Esta historia
resalta la importancia de la adoración de Egungun en nuestras casas, lo cual va de la mano con las
practicas mortuorias que antiguamente eran realizadas por las etnias yorubas, en las cuales los
difuntos eran enterrados dentro de las casas.

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