Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Magdalena
Valdivieso Ide
Visibilizar los cambios producidos entre las mujeres y de los hombres en distintos
momentos del tiempo y ámbitos sociales.
· Comprobar el cumplimiento de los acuerdos llevados a cabo en el ámbito local,
nacional, regional o internacional y hacer un seguimiento de la situación concreta de
mujeres y hombres. (Dávila,2004)
Cuando se habla de desigualdad de género se refiere al resultado de la producción de
normas culturales diferenciales sobre el comportamiento de los hombres y las mujeres,
mediado por la compleja interacción de un amplio espectro de instituciones
económicas, sociales, políticas y religiosas.
Utilizar la categoría género para referirse a los procesos de diferenciación, dominación
y subordinación entre mujeres y hombres alude obligadamente a la fuerza de lo social,
y abre la posibilidad de la transformación de prácticas y representaciones. Así, la
perspectiva de género se aleja de las argumentaciones funcionalistas y deterministas,
buscando explicar la acción humana como un producto histórico construido con base en
un sentido subjetivo (Lamas, 2003) con el fin de develar el sistema de relaciones sociales
que organiza, legitima y reproduce las jerarquías a partir de la diferencia sexual.
Según datos de la CEPAL (2015), aunque los países de la Alianza del Pacífico están
luchando por apegarse a un nuevo discurso de equidad de género, aún existen claras
desigualdades que enfrentar. Colombia, por ejemplo, aunque ha conseguido bajar su
tasa de mortalidad materna, aún presenta un claro aumento de casos de mujeres que
son asesinadas por sus parejas íntimas (CEPAL, 2015). Además, según datos de la ONU
Mujeres-Colombia (2016), aunque las mujeres son el 53% de la población colombiana,
estas solo representan el 12% de los cargos de elección popular, a pesar de que son más
mujeres que hombres los que se gradúan de educación superior. Un caso parecido se da
en Perú, donde a pesar de que la mortalidad y el homicidio de mujeres es un factor que
va a la baja, la autonomía económica de sus mujeres es una situación que sigue siendo
desigual. En comparación con los hombres, las mujeres peruanas representan el doble
de individuos sin ingresos económicos, tanto en zonas urbanas como en rurales. Chile y
México no se alejan mucho de esta realidad, pues, aunque en los aspectos de autonomía
física parece que se están dando pasos firmes en el mejoramiento de la situación de la
mujer, se sigue teniendo una amplia brecha de desigualdad en la participación política
y la autonomía económica del sexo femenino. En México, de manera específica, la
población femenina sin ingresos propios triplica a la de los hombres (CEPAL, 2015). Lo
Principales desigualdades y brechas de género. Análisis regional.
Magdalena Valdivieso 2017
anterior refleja la dependencia económica, y con ello, una situación de poder del
hombre sobre la mujer.
Esta realidad también es analizada por la Organización Internacional del Trabajo (OIT,
2015a), la cual señala que a pesar del masivo ingreso de las mujeres al mercado laboral
en Latinoamérica, su mayor nivel educacional y su papel en la manutención de sus
familias, aún persiste un fuerte patrón de desigualdad de género en el trabajo. Según el
informe Trabajo decente e igualdad de género de la CEPAL, la Organización
Internacional del Trabajo, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación
y la Agricultura, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y ONU Mujeres
( CEPAL, OIT, FAO, PNUD y ONU Mujeres, 2013), la tasa de desempleo en mujeres es 1,4
veces mayor a la de los hombres, y si bien la participación en la fuerza laboral aumentó
del 45 al 49,5% en el 2015, esta sigue siendo inferior a la tasa de 71,3% de los hombres.
La OIT reconoce además que «la discriminación de género atenta contra los principios y
derechos fundamentales del trabajo, los derechos humanos y la justicia social, lo que
debilita el crecimiento económico y el óptimo funcionamiento de las empresas y los
mercados de trabajo» (OIT, 2015b, s.n.).
Las mujeres latinoamericanas están sobrerrepresentadas en el sector informal (se
estima que 60 % de las mujeres trabajan en la informalidad, UN Women, 2016) y en
sectores menos productivos; la brecha salarial persiste y aún existen barreras que
dificultan que las mujeres ejerzan cargos directivos: 4.2 % de los directores ejecutivos
en la región son mujeres (IDB, 2016). En toda la región, las mujeres gastan entre dos a
cinco veces más tiempo en trabajos de cuidado no remunerado que los hombres,
señalando la persistente percepción de las mujeres como cuidadoras primarias (OCDE,
2014).
El problema de brecha de género que se debate en diversos foros ha sido, entre otras
causas, el resultado de tradiciones culturales e ideologías, en las que históricamente a
la mujer no se le ha permitido desarrollar las capacidades necesarias para abrirse paso
en la vida, ni tampoco para preservar sus libertades y sus oportunidades como persona
(Nussbaum, 2012)
Para lograr equidad de género hay que eliminar los obstáculos a la igualdad entre los
géneros independientemente de su origen sociocultural. La propuesta teórico
metodológica que aquí se desarrolla busca incentivar la reflexión de la mano de acciones
concretas hacia el empoderamiento de las mujeres a partir de interrogarnos ¿por qué la
diferencia sexual se traduce en desigualdad social?, ¿la pobreza afecta por igual a
hombres y mujeres? ¿la educación tiene similar valor para todas las personas? ¿es lo
mismo ser jefe que jefa de hogar? ¿por qué las mujeres ganan en promedio menos que
los hombres?
Podríamos proponer diversas respuestas a estos interrogantes, las situaciones de
desigualdad de género están enraizadas en la división sexual del trabajo, la adscripción
de las mujeres al espacio privado, los estereotipos de género y las creencias patriarcales.
1
AMéRICA LATINA Y EL CARIBE. REPORTE REGIONAL íNDICE DE INSTITUCIONES SOCIALES Y GéNERO
(SIGI) https://www.oecd.org/dev/development-gender/Mini-Brochure_SIGI_AmericaLatinayelCaribe-
web.pdf
Principales desigualdades y brechas de género. Análisis regional.
Magdalena Valdivieso 2017
Bibliografía Consultada:
Abramo, L., M. E. Valenzuela, M. Pollack (2000). Equidad de género en el mundo del
trabajo en América Latina. Avances y desafíos cinco años después de Beijing.
Documento 130, Oficina Internacional del Trabajo, Oficina regional para América
Latina y el Caribe, 83 pp.
Aguirre, R., C. García, C. Carrasco (2005). El tiempo, los tiempos, una vara de
desigualdad. Serie 65 Mujer y Desarrollo CEPAL. Disponible en:
http://www.eclac.cl/cgibin/getProd.asp?xml=/publicaciones/xml/7/22367/P22367.xml
&xsl=/mujer/tpl/p9f.xsl&base=/muj er/tpl/top-bottom.xsl
Bourdieu, Pierre, (1988). La distinción: criterio y bases sociales del gusto. Madrid:
Taurus.
CEPAL. Documentos de trabajo
IDB (2016), “Female Corporate Leadership in Latin America and the Caribbean Region:
Representation and Firm-Level Outcomes”, IDB Working Paper Series, No. 655, Banco
Interamericano de Desarrollo, New York, NY.
Kabeer, Naila, (2006). Lugar preponderante del género en la erradicación de la pobreza
y las metas del desarrollo del milenio, México: Centro Internacional de Investigaciones
para el Desarrollo/Plaza y Valdés.
Ocampo, J.A. (2000). Equidad, desarrollo y ciudadanía: Parte I. La visión global.
Publicaciones CEPAL, Santiago, Chile. Disponible en:
http://www.eclac.cl/publicaciones/xml/5/4425/lcg2071.pdf
Lamas, Marta (comp.)(2003). El género: la construcción cultural de la diferencia
sexual, México: Porrúa.