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PERSON – CENTERED REVIEW Vol. 1 N°4.

Noviembre de 1986
Traducción: Lic. Graciela Tierno

A pesar de que soy parcialmente responsable por el uso de este término para describir cierto
tipo de respuesta terapéutica, con el tiempo me he vuelto muy desconforme con él. La razón
mayor es que “reflejo de sentimientos” ha sido frecuentemente enseñado como una técnica y
muchas veces una muy inflexible técnica. Sobre la base de expresiones escritas de los pacientes,
se espera que el alumno confeccione un “correcto” reflejo de sentimiento, o aún peor, que
seleccione la respuesta “correcta” de una lista de varias opciones. Tal entrenamiento tiene poco
que ver con una efectiva relación terapéutica. Por lo tanto, me he vuelto más y más alérgico al
uso del término.
Al mismo tiempo yo sé que muchas de mis respuestas en una entrevista -como es evidente en
los ejemplos publicados- parecen ser “reflejos de sentimientos”. Interiormente me opongo.
Definitivamente yo no trato de “reflejar sentimiento”. Además, recibo una carta de mi amigo y
anterior colega, Dr. John Shlien de Harvard, la cual complica aún más mi dilema. Él escribe:
“Reflejo” es injustamente condenado. Fue correctamente criticado cuando usted describe la
torpe burla en que se puede convertir en manos de personas insensibles y usted escribe
magníficamente en ese punto. Pero descuida otro aspecto: es un instrumento de virtuosismo
artístico en las manos de un sincero, inteligente y empático oyente. Él ha hecho posible el
desenvolvimiento de la terapia centrada en el cliente cuando la filosofía sola no lo podría haber
hecho.
Una indeseada denigración de la técnica conduce a falsas alternativas en el nombre de la
congruencia.
Pensando sobre el tema, he llegado a un doble insight. Desde mi punto de vista como terapeuta
yo no estoy tratando de “reflejar sentimientos”, yo estoy tratando de determinar si mi
comprensión del mundo interno del cliente es correcta, si estoy viendo esto como él o ella está
experienciando esto en este momento. Cada respuesta mía contiene la pregunta no verbalizada
“¿es este el modo que esto es en usted? ¿estoy captando yo el color, la textura y el sabor del
significado personal que usted está experienciando ahora? Si no, yo desearía poner mi
percepción de acuerdo con la suya”.
Por otra parte, yo sé que desde el punto de vista del cliente nosotros mantenemos un espejo de
sus actuales experiencias. Los sentimientos y significados personales parecen más claros o
nítidos cuando son vistos a través de los ojos del otro, cuando son reflejados.

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Así yo sugiero que estas respuestas no sean llamadas “reflejos de sentimiento” sino “probando
entendimientos” o “verificando percepciones”. Estos términos yo creo serán más acertados.
Ellos serían útiles en el entrenamiento de terapeutas. Ellos facilitarían una sana motivación en
responder, con un deseo interrogador más que un intento de “reflejar”.
Pero en la comprensión de la experiencia del cliente nosotros nos podemos dar cuenta que
tales respuestas sí sirven como un espejo. Esto está hermosamente expresado por Silvia Slack
(1985 pp. 41-42) mientras ella cuenta en su reacción en una entrevista terapéutica mantenida
frente a una gran audiencia y filmada en videotape:
“mirar los videos me ayudó a visualizar el proceso de counseling más claramente. Esto fue
como si el Dr. Rogers fuera un espejo mágico. El proceso me involucró enviando rayos hacia
aquel espejo. Yo miré dentro del espejo para obtener un vistazo de la realidad que yo soy. Si yo
hubiese sentido que el espejo era afectado por los rayos que había recibido, el reflejo hubiera
parecido distorsionado y no hubiera sido verdadero. A pesar de que yo sabía que enviaba rayos,
su naturaleza no fue completamente discernible hasta que ellos fueron reflejados y clarificados
por el espejo.
Hubo una particularidad acerca de los rayos y de lo que ellos me revelaron acerca de mí. Esta
experiencia me concedió una oportunidad de tener visión de mí misma que no era corrompida
por las percepciones de alguien de afuera. Este conocimiento interior de mí misma me facilitó
hacer elecciones más ajustadas con la persona que vive dentro mío.”

Como ella apunta aquí y continúa elaborando, es importante que la comprensión del terapeuta
sea tan sensitivamente correcta para que la imagen del espejo sea clara y no distorsionada.
Esto significa dejar de lado nuestros propios juicios y valores a fin de comprender, con delicada
precisión el exacto significado que el cliente está experienciando.
Pensar esto y escribirlo ha sido clarificador para mí. Yo puedo continuar desde el punto de
vista del terapeuta, probando mi comprensión de mi cliente, haciendo tentativas para describir
o retratar el mundo interno de él o de ella. Yo puedo reconocer que para mi cliente estas
respuestas son, en el mejor de los casos, una clara imagen especular de los significados y
percepciones que forman su mundo en ese momento -una imagen que clarifica y produce
insight.

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