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Diferencias y semejanzas entre ciudadanía y nacionalidad

Semejanzas  Diferencias
 La ciudadanía es una forma La nacionalidad es el lugar donde se
única de representar la nació, y la ciudadanía donde se vive
nacionalidad. (no necesariamente debe ser en el
mismo país).
Tanto la nacionalidad como la La ciudadanía depende de los
ciudadanía dependen de los DEBERES de cada Estado, en cambio
derecho de cada Estado donde se la nacionalidad simplemente depende
fusione un individuo. del origen o el vinculo del individuo
con un Estado.
 Para la obtención de ambos  La nacionalidad se enfoca en un
dependen de los vínculos que se ámbito sociológico, mientras que la
otorgan dependiendo de los ciudadanía se enfoca, principalmente,
derechos, de sangre o de suelo. en un ámbito de deberes.
 La ciudadanía depende de la  La nacionalidad se adquiere (la
nacionalidad, en cuanto a las mayoría de las veces) automáticamente
atribuciones que se le otorga a al momento de nacer en un Estado
cada individuo, específico, mientras que la ciudadanía
se adquiere luego de un tiempo y de
requisitos específicos, viviendo en un
Estado.

DEL RÉGIMEN DE EXTRANJERÍA


Artículo 25.
Régimen de extranjería. Extranjeros y extranjeras tienen en la República Dominicana
los mismos derechos y deberes que los nacionales, con las excepciones y limitaciones
que establecen esta Constitución y las leyes; en consecuencia: 1) No pueden participar
en actividades políticas en el territorio nacional, salvo para el ejercicio del derecho al
sufragio de su país de origen; 2) Tienen la obligación de registrarse en el Libro de
Extranjería, de acuerdo con la ley; 3) Podrán recurrir a la protección diplomática
después de haber agotado los recursos y procedimientos ante.

La relación de jerarquía entre el jus solis (derecho de suelo) y el jus sanguinis (derecho
de sangre) podría encontrarse en la orden del rey de España, Felipe III, al gobernador
de la Española, Francisco Osorio, en 1605, de despoblar la parte occidental de la isla
para trasladarla cerca de Santo Domingo, como forma de aniquilar el contrabando que
persistía en la zona.
En esos territorios despoblados se proclamó, 200 años después, la Republica de Haití
(1804), cuya independencia fue también una forma de emancipación del pueblo
haitiano ante una esclavitud racial que se prolongó por más de dos siglos.
No se exagera si se afirma que el hoy territorio dominicano es tan vulnerable como en
los tiempos cuando el monarca español instruyó el traslado de asentamientos del
Santo Domingo español hacia el lado oriental para evitar trasiego de mercancía y de
esclavos.
A partir de la Constitución de 1844, el constituyente dominicano ha sido constante en
otorgar mayor jerarquía a la figura del jus sanguinis sobre el jus solis, en cuanto a la
nacionalidad se trata, lo que se atribuye a una implícita defensa de la territorialidad.
Aunque la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) excluyó a República
Dominicana de una mentada lista negra, sobre países que violan derechos
fundamentales, ha reclamado al Gobierno dominicano eliminar la ley 169-14, cuyo
contenido refleja un mandato constitucional en torno a la figura de la nacionalidad.
En la Constitución de la Republica se establece que son dominicanos todos los nacidos
en territorio nacional (jus solis), con excepción de los hijos de extranjeros en tránsito y
de indocumentados, en tanto que también tienen la nacionalidad dominicana los hijos
de dominicanos, aunque hayan nacido en el extranjero (jus sanguinis).
El jus sanguinis o derecho de sangre se erige como una figura sustantiva de mayor
relieve que el jus solis, lo que se explica por la evolución que han tenido los flujos
migratorios, especialmente en Europa, en alguna de cuyas naciones se instaura
minorías étnicas que han sido fuentes de conflictos o de deterioro de gobernanza.
Haití y República Dominicana son dos realidades diferentes obligadas a interactuar de
manera solidaria, pero con estricto respeto a sus leyes nacionales, a su soberanía
política, integridad territorial y al irrenunciable derecho al control migratorio.

Ius soli es una expresión jurídica en latín, utilizada actualmente en lenguas


contemporáneas, cuya traducción literal es 'derecho del suelo' (significando 'derecho
del lugar'), y que es un criterio jurídico para determinar la nacionalidad de una persona
física. Este criterio puede ser contrario y contradictorio con el ius sanguinis (en latín,
cuya traducción es 'derecho de la sangre', y que en la práctica es la nacionalidad de
los familiares: el padre o la madre).
Una persona puede, de este modo, tener derecho a varias nacionalidades y hay
países, como por ejemplo Francia, donde se reconoce el ius soli y el ius sanguinis.
También es posible no tener ninguna nacionalidad (apátrida).

Diferencia con el ius sanguinis


Literalmente, el ius sanguinis es el derecho de la sangre, expresión latina que implica
que la identidad nacional es algo heredado de los padres, una identidad colectiva que
se transmite de generación en generación. El Ius soli, por el contrario, correspondería
al derecho del suelo, lo que implica que la identidad viene determinada por el preciso
lugar en el que se encuentran los progenitores de la persona en el momento de su
nacimiento independientemente del origen de los mismos. En términos generales, el
ius soli predomina en países que optan por favorecer la inmigración, mientras que el
ius sanguinis es preferido por aquellos países que buscan conservar cierta cohesión
étnica y social.
NATURALIZACIÓN:
La naturalización es el proceso mediante el cual el ciudadano de un Estado adquiere
la nacionalidad de un segundo estado, con el cual ha adquirido algunos vínculos
producto de la estancia y la residencia mantenida a lo largo del tiempo de manera legal
en dicho país, o por otros motivos —como son el matrimonio y la ascendencia directa
de padres, abuelos, etcétera—. Aquellas personas que cumplen con los requisitos
necesarios, y son mayores de edad, al adoptar una nacionalidad por naturalización,
adquieren también la calidad de ciudadanos de ese mismo país.
La mayoría de los Estados establece que para que un ciudadano de otro país adquiera
su nacionalidad, debe primero renunciar a su nacionalidad anterior ante un
funcionario público de su país. Sin embargo existen convenios bilaterales o
multilaterales por los cuales los ciudadanos de un país pueden adquirir la nacionalidad
y la ciudadanía del otro país sin necesidad de renunciar a la anterior, resultando
una doble nacionalidad. Estas personas, son conocidas con el nombre de
ciudadanos binacionales.
La naturalización o nacionalización es un proceso mediante el cual un ciudadano
perteneciente a un pais adquiere la nacionalidad de un segundo con el cual ha creado
vínculos que son producto de una estadía prolongada de manera legal en dicho país u
otros motivos, como el matrimonio.  Aquellas personas que cumplen con los requisitos
para la mayoría de edad, al adoptar una nacionalidad por naturalización, adquieren
también la calidad de ciudadanos de ese país.

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