Viviendo El Evangelio

BOSQUEJO
Viviendo el evangelio
Walter Jolón
SERIE: SANTIAGO MENSAJE #: 7

¿Conocemos algo de las Escrituras? Lo que sea que sepamos acerca de la Palabra de Dios,
somos llamados a practicarlo en nuestras vidas de acuerdo a la fe que hemos depositado
en Dios. Somos llamados a vivir sabiamente bajo la luz del evangelio de nuestro Señor
Jesucristo, de manera honesta, transparente e íntegra.
REFERENCIA BÍBLICA: SANTIAGO 1.19-27
FECHA: Domingo, 13 de enero de 2019.
Iglesia Casa de Gracia

Palín, Escuintla, Guatemala
E-mail: iglesia@casadegracia.gt
2019. Todos los derechos reservados.
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I. INTRODUCCIÓN
a. Oración: “Dios, háblanos…”
b. Continuamos con la serie expositiva: “Santiago”.
i. Santiago desea que los cristianos demuestren lo que
saben y creen sin comprometer su fe y sus convicciones
en medio de pruebas difíciles y fuertes tentaciones para
fortalecer su integridad espiritual y su buen testimonio.
c. El mensaje anterior se llamó: “La fuente de toda
bondad”.
i. La fuente, el origen de todo lo bueno que hemos
recibido y experimentado viene de Dios, pero el mayor
beneficio de la bondad de Dios es la salvación a través
de su glorioso evangelio por la obra de su maravilloso
Hijo, Jesús.
ii. Nuestra repuesta ante maravillosa bondad debe ser un
profundo agradecimiento hacia Dios que debe
manifestarse aún en tiempos difíciles.
d. El mensaje para hoy es: “Viviendo el evangelio”.
i. La salvación se demuestra siendo hacedores de la
Palabra de Dios a través de nuestro carácter, nuestras
obras y nuestra santificación.
e. ¿Quién de nosotros no ha respondido mal cuando
está pasando por alguna fuerte preocupación,
dificultad o discusión?
f. ¿Quién no le ha respondido mal a alguien cuando
está enojado?
g. Cuando hay preocupación, presión, algún problema
o una discusión muchos de nosotros hemos
respondido mal, de forma áspera, ofensiva e hiriente.
h. Es un problema general, aunque no es justificable.
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i. Cuando dejamos de vivir la Palabra de Dios, nos
enojamos, ofendemos y pecamos.
j. Respondemos con ira y con orgullo, sin tranquilidad ni
humildad.
k. Pecamos cuando no controlamos nuestra lengua, no
medimos nuestras palabras, entonces dañamos,
lastimamos y ofendemos a los demás.
l. Actuar así debilita nuestra credibilidad y daña nuestro
testimonio.
m. ---
n. La Palabra de Dios nos hace nacer de nuevo y nos da
conocimiento para aplicarlo, empezando con
controlar nuestra lengua y así cerrar la puerta a
muchos pecados más.
o. Todos somos llamados practicar y vivir el
conocimiento de la Palabra de Dios que hemos
adquirido.
p. Somos llamados practicar lo que sabemos en fe y
obediencia y con gozo.
q. Somos llamados a vivir el evangelio.
II. CONTEXTO
a. T: Descubramos cómo la Biblia nos llama a vivir el evangelio
por medio de las palabras de Santiago.
b. Leamos el contexto anterior —Santiago 1.16–18, RVC
c. Veamos qué nos enseña Santiago en el pasaje de hoy.
d. Leamos —Santiago 1.19–27, RVC: “19Por eso, amados
hermanos míos, todos ustedes deben estar dispuestos a oír, pero
ser lentos para hablar y para enojarse, 20porque quien se enoja
no promueve la justicia de Dios. 21Así que despójense de toda
impureza y de tanta maldad, y reciban con mansedumbre la
palabra sembrada, que tiene el poder de salvarlos. 22Pero
pongan en práctica la palabra, y no se limiten sólo a oírla, pues
se estarán engañando ustedes mismos. 23El que oye la palabra,
pero no la pone en práctica es como el que se mira a sí mismo en
un espejo: 24se ve a sí mismo, pero en cuanto se va, se olvida de
cómo es. 25En cambio, el que fija la mirada en la ley perfecta,
que es la ley de la libertad, y no se aparta de ella ni se contenta
sólo con oírla y olvidarla, sino que la practica, será dichoso en
todo lo que haga. 26Si alguno de ustedes cree ser religioso, pero
no refrena su lengua, se engaña a sí mismo y su religión no vale
nada. 27Delante de Dios, la religión pura y sin mancha consiste
en ayudar a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y en
mantenerse limpio de la maldad de este mundo.”
e. Contexto literario:
i. En los versículos del 13 al 18, Santiago les aclaró a sus
lectores que Dios no es el autor de ninguna tentación, ni es
culpable de nuestros pecados, Él no tienta a nadie porque
Él no puede ser tentado por el mal.
ii. También explicó que todo regalo, todo lo que es bueno y
perfecto viene de Dios, incluyendo el mejor regalo para un
pecador que es la salvación.
iii. Santiago le explica a su audiencia que Dios, por su
propia, libre, soberana y buena voluntad les otorgó el
regalo del nuevo nacimiento a través de la palabra de
verdad, el evangelio.
iv. Esa palabra de verdad ahora debían ponerla en práctica,
demostrando con su carácter, sus actitudes y sus acciones el
nuevo nacimiento que ya habían experimentado.
f. Contexto histórico:
i. Recordemos que Santiago se dirige a sus hermanos
cristianos, ricos y pobres que huyeron de la persecución que
empezó en Jerusalén después de la muerte de Esteban.
ii. Ellos están pasando tiempos difíciles, y en medio de las
pruebas están siendo tentado, algunos sucumbiendo a la
tentación. Algunos están confundidos asumiendo que Dios
es el responsable de sus tentaciones y sus pecados.
iii. Algunos, por lo que están viviendo, están actuando con
enojo y pecando con sus palabras.
g. Contexto bíblico:
i. Santiago alude directamente al Sermón del Monte en
Mateo 7.24-27 donde Jesús finaliza su predicación con el
mensaje de “Los dos cimientos” donde Él habla sobre el
hombre insensato y el hombre prudente, comparando al
prudente con el que construye su casa sobre la roca, ese
hombre es el hacedor de la Palabra, la aplica y la practica
en su vida; en contraste, Jesús compara al hombre
insensato con el que construye su casa sobre la arena, ese es
el hombre que escuchando la Palabra no la hace, no la
aplica ni la practica en su vida.
III. EXPOSICIÓN
a. T: El pasaje de hoy está dividido en tres puntos principales:
1. Desechando la ira y recibiendo la Palabra (v. 19-21).
2. Siendo hacedores de la Palabra (v. 22-25).
3. Demostrando la salvación por la Palabra (v. 26-27).
b. Desechando la ira y recibiendo la Palabra (v. 19-21).
i. “19Por eso, amados hermanos míos, todos ustedes deben
estar dispuestos a oír, pero ser lentos para hablar y para
enojarse”.
ii. Este pasaje comienza con una advertencia que
tiene que ver con la «predicación del evangelio»
o la «palabra de verdad» que Santiago
menciona en el versículo 18.
iii. La forma en la que se empieza a evidenciar la
salvación es a través de estar dispuestos a
obedecer el evangelio poniendo en práctica la
Palabra de Dios.
iv. La Palabra de Dios tendrá efecto solo en las
personas que están dispuestas a ponerla por
obra (aplicarla, vivirla).
v. Santiago, de nuevo con un tono amoroso les
dice que como resultado del regalo de Dios que
los hizo renacer y les dio salvación, ahora deben
actuar de la siguiente manera:
1. Estar dispuestos a oír, antes que hablar.
2. Ser lentos para hablar, primero oír.
3. Ser lentos para enojarse.
vi. Hacer lo contrario fácilmente lleva a pecar.
vii. En el versículo 20 Santiago da la razón para no
encolerizarse y responder con ira ante las
personas o las circunstancias.
viii. “20porque quien se enoja no promueve la justicia de Dios”.
ix. El problema de quien se enoja es que no se
comporta de acuerdo con lo que cree ni con la
rectitud que Dios desea.
x. Santiago que conoce mucho la sabiduría de Los
Proverbios hace conexiones relacionadas con el
enojo o la ira.
1. Dice un proverbio de Salomón: “19En las muchas
palabras no falta el pecado; el que es prudente
refrena sus labios.” —Proverbios 10.19, RVC
2. Dice otro proverbio: “3El que cuida su boca se cuida
a sí mismo; el que habla mucho tendrá problemas.”
—Proverbios 13.3, RVC
3. Y otro proverbio: “22El hombre iracundo levanta
contiendas, Y el furioso muchas veces peca.” —
Proverbios 29.22, RVR60
xi. Santiago, pone su énfasis no en hablar sino en
escuchar. Esto es más importante que hablar.
xii. Escuchar es un arte y es difícil dominarlo porque
requiere prestarle mucho interés a la persona que
habla.
xiii. Escuchar es el arte de cerrar la boca y abrir los
oídos y el corazón.
xiv. Escuchar es amar al prójimo como a uno mismo.
xv. Sus preocupaciones, sus problemas, sus
debilidades, sus historias son importantes para ser
escuchadas.
xvi. Santiago le enseña a su audiencia que deben
estar conscientes de las palabras que salen de
sus bocas.
xvii. Lentos o tardos para hablar no significa callar
sino hablar sabiamente.
xviii. Descuidar las palabras pueden llevar a un
arranque de ira.
1. Hay ira justa, pero esa ira tiene su lugar, la ira
contra la maldad.
2. Pablo dice “Enójense, pero no pequen” (Ef. 4.26).
3. Hablar bajo ira o enojo contra alguien es
cometer homicidio según enseña Jesús en
Mt. 5.22.
xix. Pero, la tendencia es buscar excusas para
justificar el enojo:
1. Muy ocupados.
2. Mucha presión.
3. Mucha preocupación.
4. “No pude evitarlo”.
xx. Santiago descarta las excusas cuando dice
“Sean lentos para airarse”.
xxi. El enojo:
1. Estorba las oraciones (1 Ti. 2.8).
2. Estorba predicar a Cristo.
3. Le da lugar al diablo (Ef. 4.27).
4. Esconde la rectitud de Dios en nosotros.
xxii. 21
Así que despójense de toda impureza y de tanta maldad,
y reciban con mansedumbre la palabra sembrada, que
tiene el poder de salvarlos.
xxiii. Un carácter y una lengua sin control llevan al
hombre a lo profundo del pecado y lo alejan de
Dios.
xxiv. Esto hace necesaria una limpieza espiritual a
través de la Palabra de Dios escrita o hablada.
xxv. Santiago llama a sus lectores a que se despojen
de toda inmundicia que ensució sus almas y la
maldad que entró a sus corazones.
xxvi. Él los está llamando al arrepentimiento, al
abandono del pecado y a recibir y creer con
mansedumbre la palabra, el evangelio.
xxvii. Ellos ya han recibido el mensaje de salvación que
ha echado raíces en sus almas, como una
planta.
xxviii. Una planta necesita cuidado, necesita agua y
nutrición para que no muera.
xxix. Así la Palabra de Dios deber ser atendida y
protegida para que no se debilite en nosotros.
xxx. Ellos deben recibir con mansedumbre, con
humildad la Palabra de Dios, libres de ira, maldad
o amargura.
c. Siendo hacedores de la Palabra (v. 22-25).
i. “22Pero pongan en práctica la palabra, y no se limiten sólo
a oírla, pues se estarán engañando ustedes mismos”.
ii. Poner en práctica la Palabra de Dios evita el
pecado en nosotros, en este caso, pecar con
nuestras palabras cuando estamos enojados.
iii. Es bueno escuchar, es un arte hacerlo, y qué
mejor que escuchar la Palabra de Dios.
1. El siguiente paso es poner en práctica lo
escuchado.
iv. Una gran mayoría de creyentes se ha limitado
solo a escuchar la Palabra.
v. El problema de esto es que esa gran mayoría
está auto engañada.
vi. Engañar a otros es tontería, engañarse a sí mismo
es más tonto aún.
vii. Santiago está haciendo eco a la enseñanza de
Jesús en el Sermón del Monte:
viii. “24Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace,
le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa
sobre la roca. 25Descendió lluvia, y vinieron ríos, y
soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no
cayó, porque estaba fundada sobre la roca. 26Pero
cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le
compararé a un hombre insensato, que edificó su casa
sobre la arena; 27y descendió lluvia, y vinieron ríos, y
soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa;
y cayó, y fue grande su ruina.” —Mateo 7.24–27,
RVR60
ix. Según Jesús, el que oye y hace o practica sus
palabras es prudente, sabio, sensato, precavido,
juicioso, sagaz (Strong 5429).
x. El que las oye y no las hace o las practica es
insensato, tonto, necio, idiota, renegado (Strong
3474).
xi. Santiago continúa: “23El que oye la palabra, pero no la
pone en práctica es como el que se mira a sí mismo en un
espejo: 24se ve a sí mismo, pero en cuanto se va, se olvida
de cómo es. 25En cambio, el que fija la mirada en la ley
perfecta, que es la ley de la libertad, y no se aparta de ella
ni se contenta sólo con oírla y olvidarla, sino que la
practica, será dichoso en todo lo que haga.”
xii. Santiago está usando de nuevo una metáfora.
Ahora él utiliza el espejo para enseñar.
xiii. Los espejos del primer siglo no estaban hechos de
vidrio sino de un metal que era pulido
regularmente.
xiv. Estos espejos los colocaban horizontalmente
sobre mesas, así la persona que quisiera mirar su
reflejo tenía que inclinarse y mirar hacia abajo. Al
hacerlo no veía más que un pobre reflejo de sí
mismo1
xv. El punto es este: La persona que se mira en el
espejo y pronto se le olvida cómo es, es como la
persona que escucha la Palabra de Dios, pero no
responde a ella.
1. Oye la predicación del evangelio, hace
algunos ajustes, luego sigue su camino, igual
o peor.
2. El evangelio no ha penetrado en su corazón
y no ha cambiado la disposición interna en
su interior.
xvi. El espejo es para ver la apariencia externa; la
Palabra, confronta al hombre en su interior y
exige una respuesta.
xvii. Así de increíble como una persona se olvida de
su apariencia tan pronto como se aleja del
espejo, así mucha gente oye la predicación del
domingo, el lunes ya no la recuerda.
xviii. Al contrario del que oye la Palabra y no la
practica, está el que está atento con sus oídos y
su corazón abiertos a lo que Dios tiene que decir.
xix. Se inclina para observar la ley de Dios, así como
lo hace el que se ve en el espejo.
xx. La diferencia es que al observar la ley perfecta
de Dios no se aparta, al contrario de aquel que
echa una rápida mirada en el espejo.
xxi. Esta persona se queda allí contemplando la ley
perfecta de Dios, no se aparta, no se alegra solo
de escucharla, y no la olvida porque la practica.
1 Simon J Kistemaker, Comentario al Nuevo Testamento: Santiago y 1-3 Juan (Grand Rapids, MI: Libros Desafío, 2007), 79.
xxii. Las leyes de los hombres son imperfectas, son
promulgadas bajo intereses propios. La ley de
Dios es perfecta.
xxiii. Es perfecta porque es de Dios, pero también
porque da libertad.
xxiv. Da libertad a través de Cristo, porque solo Él ha
obedecido la ley perfecta a la perfección.
xxv. Ahora el hombre es libre para guardar la ley.
xxvi. Practicar, aplicar, vivir la Palabra de Dios nos
hace dichosos, bienaventurados, felices.
xxvii. Por qué andar buscando la felicidad si al ser
hacedores de la Palabra nos la trae sin tanto
afán.
d. Demostrando la salvación por la Palabra (v. 26-27).
i. “26Si alguno de ustedes cree ser religioso, pero no refrena su
lengua, se engaña a sí mismo y su religión no vale nada.
27
Delante de Dios, la religión pura y sin mancha consiste
en ayudar a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones,
y en mantenerse limpio de la maldad de este mundo.”
ii. Nuestras obras, nuestra preocupación por los
demás y nuestra santificación constante
demuestran nuestra salvación y nuestra fe.
iii. Algunos comprenden mal el día de hoy la
“religión” y sus derivados: “ser religioso”, “la
religiosidad”, “vivir religiosamente”.
iv. La religión, según la Biblia no es mala, la
verdadera religión.
v. Según el Diccionario general de la lengua
española Vox:
1. Religión es un conjunto de creencias religiosas, de
normas de comportamiento y de ceremonias de oración o
sacrificio que son propias de un determinado grupo
humano y con las que el hombre reconoce una relación
con la divinidad (un dios o varios dioses).
2. Un religioso es una [Persona] que profesa una religión,
practica sus preceptos y vive y actúa de acuerdo con ella.
vi. No es malo ser religioso, de hecho, debemos ser
religiosos.
1. Lo grave es tener una falsa religión, una fe
muerta, un falso cristianismo.
vii. Nuestras palabras, nuestras respuestas, nuestra
lengua pueden reflejar un falso cristianismo, una
falsa religión.
viii. Esta es la tercera vez que Santiago les escribe
que no se engañen a sí mismos.
ix. El verdadero cristianismo trata de tener bien
firmes las riendas de la lengua, ensuciarse las
manos ayudando a la gente necesitada y
mantenerse limpio de la suciedad del mundo2.
x. Santiago les dice a sus lectores cómo su
cristianismo debe lucir poniendo en práctica lo
que han escuchado acerca de la Palabra de
Dios.
xi. Santiago advierte que quien no refrena su
lengua, lo que profesa es falso.
xii. Una lengua que no se domina es el canal de la
suciedad que está en el alma.
xiii. Es posible refrenar la lengua a través de practicar
el evangelio: amor, perdón, gracia, paciencia,
misericordia, bondad, respeto, etc.
xiv. Santiago enseña que la verdadera religión, la
que es aceptable delante de Dios consiste en:
1. “ayudar a los huérfanos y a las viudas en sus
aflicciones”.
a. En esos tiempos difíciles los huérfanos y
las viudas estaban siendo descuidados.
b. Santiago está llamando a la iglesia a
que los proteja y les provea.
2. Y también consiste en “mantenerse limpio de la
maldad de este mundo”.
a. Santiago pide que la iglesia se
preocupe por el necesitado en el
mundo, pero también llama a la Iglesia
a que no se contamine con el pecado
del mundo.
b. ¿Nos debemos separar del mundo? No.
c. Estamos en el mundo para amar a
nuestro prójimo, pero no somos de este
mundo (Jn. 17.14).
xv. La falta de esto hace que nuestra religión sea
vana, que nuestro cristianismo no valga nada.
xvi. El principio de la religión pura y sin mancha es
amar a Dios y al prójimo.3
IV. EL EVANGELIO
a. Santiago dijo en el versículo 21: “21Así que despójense de toda
impureza y de tanta maldad, y reciban con mansedumbre la
palabra sembrada, que tiene el poder de salvarlos.
b. Santiago llamó al arrepentimiento a su audiencia:
i. Despojarse de la impureza y la maldad es su
llamado al arrepentimiento.
ii. Toda práctica de pecado debe ser
abandonada.
iii. El pecado produce mucha maldad, por eso
debe dejarse.
c. Santiago también los llamó a creer en el evangelio:
i. El llamado es a recibir con mansedumbre la
palabra sembrada, el evangelio que han
escuchado.
ii. Ese evangelio tiene el poder de salvar.
d. El llamado es a creer en Jesús para salvación.
e. ¿De qué salva?
i. “9Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre,
por él seremos salvos de la ira.” —Romanos 5.9, RVR60
V. PARA LA VIDA
a. T: Implicaciones y aplicaciones.
b. Si has ofendido a alguien con tu mal carácter, pide
perdón.
c. Pide perdón a Dios si has blasfemado contra Él en
momentos de enojo.
d. Si no eres cristiano.
i. Escucha las palabras de Santiago.
ii. Arrepiéntete y cree en Jesús.
iii. Quizá te has enojado con alguien de tu familia,
del trabajo, del colegio, del negocio.
iv. O te has enojado por las circunstancias de la
vida y has usado eso como justificación para
pecar.
v. Jesús recibió la ira de Dios, el castigo de Dios, la
condenación de Dios en la cruz del Calvario.
vi. Él hizo ese sacrificio para traerte salvación, para
librarte a ti de esa ira.
vii. Para salvarte del castigo de Dios y de Su enojo
eterno.
viii. Cree en Jesús, abandona tu pecado, recibe
salvación.
e. Si eres cristiano.
i. Evalúa tu cristianismo con la forma que hablas y
reaccionas ante las dificultades, la presión, las
preocupaciones, las discusiones con los demás.
ii. Evalúa tu cristianismo cuando te reúnes con tus
hermanos, amigos y compañeros a través de lo
que hablas con ellos. ¿Qué palabras salen de tu
boca?
iii. Vive la Palabra empezando por cuidar tu lengua.
iv. Si has pecado con tu boca, y has dicho cosas
que no glorifican a Dios porque son pecado y
han herido a otros.
1. Tu enojo no demuestra la rectitud que Dios
quiere en tu vida.
2. Arrepiéntete.
3. Como dice Santiago: Despójate de toda
impureza, pecado o maldad que has
permitido entrar a tu vida a causa de tu mal
carácter y tus continuos enojos.
v. Vive tu religión de forma genuina.
1. Que tu cristianismo se real.
2. Viviendo el evangelio que has creído y que
conoces.
3. Amando a tu prójimo, ayudando al
necesitado y,
4. Santificándote todos los días, luchando
contra tu pecado y tus malos deseos.
VI. CONCLUSIONES
a. T: Para finalizar.
b. Si agradecemos a Dios por su Palabra, si la
escuchamos para vivirla y practicarla, nos iremos
despojando de maldad y pecado en nosotros,
estaremos más prestos para amar al prójimo y apoyar
al necesitado.
c. Si obedecemos las palabras de Santiago, no
pecaremos contra Dios ni contra las personas cuando
estemos enojados, no abriremos la puerta a diferentes
pecados por el mal uso de nuestra lengua.
d. Somos llamados a practicar la Palabra de Dios, somos
llamados a vivir y demostrar el evangelio.
e. ¡Vivamos el evangelio!
¡Que Cristo, el cordero de Dios que fue inmolado reciba

la recompensa por su sufrimiento!

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